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POLÍTICA Y PLANEACIÓN ECONÓMICA:

Desarrollo y Gobierno en Colombia

JAVIER ALEJANDRO AGUIRRE


FRANCY SAMBONI HOYOS

UNIVERSIDAD DEL CAUCA


FACULTAD DE CIENCIAS CONTABLES, ECONÓMICAS Y ADMINISTRATIVAS
ECONOMÍA
POPAYÁN
2016
POLÍTICA Y PLANEACIÓN ECONÓMICA:
Desarrollo y Gobierno en Colombia
PALABRAS CLAVE: Planeación, gobierno.
La concepción del desarrollo como el imaginario de sociedad deseada o como el referente
para guiar el transcurso de un país a partir de dinámicas sociales, económicas y políticas
propias de esta constante búsqueda, conduce a que la planeación, entendida como “la
selección cuidadosa de fines y medios apropiados para alcanzarlos (…) implique, dar forma
orgánica a un conjunto de decisiones, integradas y compatibles entre sí, las cuales se
constituyen en guía de la actividad” (CEPAL. 1952), de consolidación de un modelo de
desarrollo de sociedad.
En primera instancia resulta interesante el análisis de la planeación como “una actividad
eminentemente técnica en la que expertos proponen alternativas de desarrollo congruentes y
viables, caracterizadas por poseer un marco de acción voluble, cambiante y modificable”
(Calderón. 1998), dichas alternativas son analizadas por los dirigentes del Estado, es
precisamente esta mediación la que le concede un carácter político a la planeación, en cuanto
puede abordarse como una estrategia general trazada por un gobierno, relacionada con la
conducción de un país. Es decir, a través de la planeación es posible consolidar la acción del
Estado en cuanto concreta una intencionalidad política, de modo que los planes, programas y
proyectos, pueden llegar a expresar la unidad operativa básica de un sistema administrativo
organizado para garantizar la eficiencia institucional de un gobierno.
De esta manera, también puede entenderse la planeación como una herramienta que permite
poner en marcha una decisión política, cuya pretensión radica en el establecimiento de
relaciones costo - beneficio en el marco de una sociedad con pocos recursos y muchas
necesidades. Bajo esta lógica, es necesario aclarar que la planeación implica tanto el diseño de
unos mecanismos ojala óptimos, que permitan regular y ejecutar la acción del Estado de
acuerdo con la rentabilidad promulgada en términos de mayor incidencia y menor costo,
como también la necesidad de que deba hacerse bajo el cumplimiento de condiciones
democráticas de participación de los ciudadanos.
Así, la participación como elemento indispensable en la planeación del desarrollo cada vez
adquiere mayor relevancia, en gran medida, debido al creciente papel crítico que asumen los
ciudadanos, organizaciones y las propias instituciones frente al proyecto de país, lo que lleva
a que la participación se constituya como un elemento de validación que confiere legitimidad
a la acción. El aumento de la participación en la economía moderna, contando con las
consecuencias que las decisiones fiscales y monetarias tienen para el conjunto de las
actividades productivas y unido a las condiciones sociales reflejadas en los niveles de
bienestar de una sociedad, se han convertido en los ejes centrales de la política en general.
Si bien, la política económica se dirige a distintos objetivos, los gobiernos tienden a intentar
consolidar en las regiones procesos de desarrollo, desde el punto de vista de un aumento del
crecimiento económico, porque ello crea un ambiente de bienestar general que les
proporciona algún grado de renta en términos políticos, similar al que se presenta al disminuir
la tasa de inflación, el desempleo y la resolución o mediación en otros problemas
socioeconómicos. Pero también se busca por medio de la política económica, dejando a un
lado la ética; satisfacer intereses para grupos en particular, como por ejemplo: los
importadores, los exportadores, los empresarios, grupos regionales, entre otros.
Desde otra perspectiva, la planeación se podría ver como la necesidad de elegir un rumbo y
un modelo por el cual se destinan no solo decisiones de actores principales, sino todo el
conjunto de asociaciones que aspiran a un objetivo planteado anteriormente, de modo que, “la
planeación, como es entendible, no se puede dejar al simple juego de aspiraciones
irrealizables, al contrario estas aspiraciones se tienen que concretizar en la capacidad que
tengan los planificadores para señalar metas que sean coherentes con las situaciones a las que
se enfrentan, entendiendo los obstáculos que se deben superar y las coyunturas que marcan su
concepción.” (Hernández, Rodrigo).
El uso de la planeación económica por los Estados es generalizado en el siglo XXI, mas no se
puede perder de vista que la racionalidad que le caracteriza es inherente a la condición
humana. Necesariamente, como planeador de su porvenir, el ser humano ha ingeniado un tipo
de pensamiento planificador en gran parte del periodo histórico de las primeras sociedades de
familias, clanes y tribus; y sin embargo, no se adquirirá esta noción planificadora en el Estado
sino hasta mucho después, particularmente en la etapa tardía del Estado moderno, cuando en
el siglo XX apareció el intervencionismo gubernamental en la economía.
Es así que la planificación termina por ser una herramienta indispensable en el ejercicio
político de las naciones contemporáneas que apelan al intervencionismo estatal, pues se
transforma en un estimulante de las fuerzas productivas y un agente de cambio social
primordial cuando ésta se aplica con seriedad y disciplina por parte de los Estados, es justo
ahí donde interviene la política, pues las formulaciones de una planeación inexorablemente
sobrellevan una expresión de Estado, y de su determinación a seguir una ruta específica en la
que confluirán tanto la política económica como la ideología predominante dentro de los
órganos de gobierno, además de la situación económica preponderante de la cual se partirá
para encontrar la ruta correcta hacia un proceso de desarrollo económico, sin embargo, la
planeación se modifica dependiendo de las tendencias que se aborden dentro de las elites
económicas y políticas que actúen dentro del Estado.
Colombia tiene una larga tradición en la planificación del desarrollo; en el proceso se ha
dirimido el conflicto entre lo político y lo técnico en favor de lo político; a la vez que las
metas de crecimiento y estabilidad han estado por encima de la política social, se empiezan a
desarrollar asuntos relacionados con la sostenibilidad, prevención de riesgo ambiental,
fortalecimiento de la democracia participativa, autonomía y desarrollo de las regiones y
superación de la pobreza y se han establecido normas jurídicas para hacer de obligatorio
cumplimiento algunas pautas.
Aunque el concepto de desarrollo humano ha permeado el proceso, no ha sido primordial y la
problemática que pretende resolver, en el fondo, es la misma de hace más de doscientos años
atrás, cuando se reconocía que teníamos un país rico en recursos, pero con una población
llena de carencias, lo que hacía que el objetivo fuera generar empleo que otorgara ingresos.
No existe una unidad de criterio sobre lo que se considera desarrollo. Para algunos, el
concepto ha estado fuertemente asociado al crecimiento del producto, y el problema estaría en
determinar cuáles son los insumos que permitirían tal crecimiento. Así, el desarrollo se
lograría con una mayor canalización de recursos de inversión y en la productividad marginal
del capital, como base de la acumulación, dentro de teorías que se han denominado
''desarrollistas''. Más recientemente se ha considerado la importancia de una economía abierta
basada en las exportaciones, también para generar crecimiento, dentro de modelos a los que se
ha dado en llamar ''neoliberales'', y que de alguna manera responden a requerimientos del
Consenso de Washington (Guillén, 2004).
Un ejemplo de planeación es la Constitución Política de 1991, en tanto no solo los fines que
ella presenta gozan de una naturaleza tal, sino que los derechos civiles y políticos,
económicos, sociales y culturales, aparecen entre nosotros como una aspiración, aun hoy ella
sigue siendo considerada como la manifestación social y política más representativa del
itinerario que esta sociedad se plantea, pues es justamente en el marco constitucional donde
quedan expresados los anhelos, intereses, apuestas y mecanismos en los que un grupo societal
diverso pacta o acuerda la manera de convivir.

A continuación algunos ejemplos que dan cuenta de la relación entre la planeación y la


política, relacionados a periodos de gobierno específicos, en los que de uno a otro existen
grandes cambios tanto en la forma como se realiza la planeación como en los objetivos con
los que se hace.

Período 1994-1998 ''El Salto Social'' Ernesto Samper Pizano


Durante este gobierno se hizo latente el conflicto entre mercado - Estado y las tensiones entre
las instituciones tradicionales y las nuevas creadas por la Apertura. Aun así, en el plan de
desarrollo se buscó avanzar en la democratización, la participación ciudadana y la superación
del régimen del Frente Nacional (Kalmanovitz, 2003; López, 2003), al tiempo que combinó
reformas económicas y políticas con propuestas para la paz y aumentos en la participación
ciudadana (López). Con este plan de desarrollo por primera vez se emitió por parte del
Congreso una Ley del Plan, en cumplimiento de lo estipulado en la Ley Orgánica del Plan de
Desarrollo de 1994. Dada su orientación social y sus objetivos, este plan de desarrollo podría
considerarse dentro de los de nueva economía política.

Período 1998-2002 ''Cambio para construir la paz'' Andrés Pastrana Arango


En este período se formuló el primer plan de desarrollo elaborado en seguimiento de lo
estipulado en la Ley Orgánica del Plan de Desarrollo, el cual se expidió dentro de unas
condiciones económicas especialmente difíciles, que hicieron que la estabilización se
convirtiera en la principal meta del gobierno (Kalmanovitz, 2003), al paso que se propuso
como eje central e hilo conductor del plan, el logro de la paz (López, 2003). El plan se basó
en la eficiencia del mercado como ambiente económico para conseguir la paz (Arcos, 2002), y
una de sus estrategias pretendía articular lo económico con lo social ''a través de una
institucionalidad propicia para la paz'' (Arcos). Este plan de desarrollo no solamente enfrentó
dificultades presupuestales, sino que fue declarado inexequible por la Corte Constitucional
(Kalmanovitz, 2003), esto por cuanto la Corte encontró vicios de trámite en el debate de la
Ley en el Congreso. Este plan de desarrollo podría corresponder a los de nueva economía
política dados sus objetivos y orientación hacia el logro de la paz. Este plan de desarrollo
evidencia el carácter político de la planeación, puesto que enfrenta por un lado los interese de
un gobierno particular, con la Corte Constitucional, que en ejercicio de sus funciones no lo
considera viable.
Períodos 2002-2006 ''Hacia un Estado Comunitario'' y 2006-2010 ''Estado Comunitario:
Desarrollo para Todos'' Álvaro Uribe Vélez
Los planes de desarrollo de los dos períodos de Álvaro Uribe caben dentro de la tendencia
neoinstitucional, dado el cambio propuesto en las instituciones. El plan del primer período
(2002-2006) desarrolló lo previsto en los ''Cien Puntos'' propuestos en su campaña
presidencial que combinaba aspectos políticos (la seguridad democrática), económicos (la
confianza inversionista) y sociales (la cohesión social). No obstante, esta propuesta tuvo en el
fondo, la pretensión de ser una reforma del Estado, de manera que se disminuyera su tamaño,
se hiciera más eficiente y se acercara a la ciudadanía, lo que implicó modificaciones a la
estructura del Gobierno, disminuyendo el número de ministerios y otras entidades públicas.
Lo anterior con el objeto de subsanar problemas de duplicidad de funciones y de colisión de
competencia entre organismos y entidades; procurar una gestión por resultados con el fin de
mejorar la productividad en el ejercicio de la función pública; garantizar una mayor
participación ciudadana en el seguimiento y evaluación en la ejecución de la función pública;
profundizar el proceso de descentralización administrativa trasladando competencias del
orden nacional hacia el orden territorial; establecer y mantener una relación racional entre los
empleados misionales y de apoyo, según el tipo de Entidad y organismo y procurar desarrollar
criterios de gerencia para el desarrollo en la gestión pública. Por su parte, en el segundo
período del expresidente Uribe se encuentra la continuación de este plan de desarrollo en el
''Estado Comunitario: Desarrollo para Todos'' (2006-2010), con el que se quiso consolidar lo
logrado en el período anterior, en particular mantener las tasas de crecimiento que se venían
alcanzando, así como involucrar en el concepto de desarrollo nuevos elementos como la
sostenibilidad del desarrollo, la gestión ambiental y el control del riesgo. Igualmente, es de
resaltar el gran esfuerzo realizado en el segundo gobierno de Uribe de cristalizar los objetivos
de desarrollo para el milenio en un plan de largo plazo, denominado ''Colombia 2019 Segundo
Centenario'' (Departamento Nacional de Planeación de Colombia –DNP–, 2011), que podría
quedarse simplemente en un catálogo de buenas intenciones, ya que no se muestra que esté
previsto como una carta de navegación en la ejecución de la política, ni hay una norma
vinculante que obligue a su materialización.

Finalmente, se puede establecer que si bien los Estados pueden actuar en favor del bienestar
de los ciudadanos, tienen dos vías para hacerlo, la primera es reduciendo su participación,
dejando que sea el mercado el que actué, la otra, por medio de una mayor intervención como
dictador benevolente a través de políticas públicas que a su vez pueden orientarse hacia la
diferenciación de los individuos o hacia una estado liberal, en el que todos los individuos son
reconocidos como iguales y que por lo tanto, no es necesaria una diferenciación, sin embargo,
es la diezmada incidencia de los ciudadanos en la planeación del desarrollo lo que hace
perceptible la prevalencia de intereses políticos de sectores tradicionales y oligopólicos que
mantienen su presencia en las instituciones estatales y gubernamentales, que imprimen su
particular sentido a las políticas de desarrollo. Esta situación propicia la permanencia de
condiciones de pobreza y exclusión en amplios sectores de la población, pues aquellos
poderes privilegian lógicas del orden de la economía como centro de la vida del país. Este
reduccionismo desvirtúa el papel de la política, como escenario para la toma de decisiones
sobre el bienestar general de la sociedad.

BIBLIOGRAFÍA

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Políticas públicas en Colombia 1980-2000. Bogotá: CINEP - COLCIENCIAS.

BLANCO, Constanza. 2013


La planificación del desarrollo: ¿problema económico, político o jurídico?. Revista opinión
jurídica. Disponible en: http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1692-
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CALDERÓN, Camilo. 1998


Planeación estatal y presupuesto público. Niveles nacional, departamental y municipal. Legis
Editores S.A. Santafé de Bogotá. Pp. 23- 40; 103- 106.

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Recuperado el 16 de Febrero de 2011,
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Economía y Nación: Una Breve Historia de Colombia. Grupo Editorial Norma. Bogotá. Pp.
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