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CONSTITUCIÓN

CONSTITUCIÓN E INSTRUCCIÓN CÍVICA


TRABAJO GRUPAL - ¿Qué es la Democracia?

Introducción

Desarrollaremos nuestro trabajo grupal en tres etapas, o tres entregas, cada una de ellas con
objetivos y puntajes independientes.

Primera entrega – Escenario 3 (50 puntos)

Segunda entrega – Escenario 5 (100 puntos)

Tercera entrega – Escenario 7 (125 puntos)

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Entrega 1
tr abajo grupal es: “¿Qué es la democracia?”. Para introducirnos en esta
El tema que aborda nuestro trabajo
temática les proponemos que iniciemos con la lectura de las dos siguientes columnas de opinión.
En ellas, Carlos Gaviria y Viviane Morales debaten entre sí acerca de la pertinencia o impertinencia
de que se convoque a un referendo en el que los colombianos decidan si debe permitirse o no la
adopción de niños por parte de parejas homoparentales.

Antes de leer en profundidad las dos columnas de opinión, conviene que tengan en cuenta lo
siguiente:

¿Qué es el referendo? “El referendo es un mecanismo de participación ciudadana que, en Colombia,


está regulado por la Ley 134 de 1994. El artículo 3 de esta ley define referendo como la
"convocatoria que se hace al pueblo para que apruebe o rechace un proyecto de norma jurídica, o
derogue o no una norma ya vigente". Este mecanismo de part icipación ciudadana se puede llevar a
cabo en diferentes escalas, puede ser a nivel nacional, regional, departamental, distrital, municipal
o local” (Ver: enciclopedia.banrepcultural.org/index.php/Referendo)

El debate en torno a la adopción de niños por parte de parejas homoparentales ha vinculado, por
supuesto, argumentos tomados desde la psicología, la psiquiatría, la sociología, etc., en los que se
aborda el problema de si una familia homoparental es apta para constituirse en hogar para un niño
o una niña. A propósito, en Colombia la Corte Constitucional en 2014 le pidió a las principales
universidades, departamentos de psicología del país, que se se manifestaran al respecto. En En
consonancia con estudios internacionales la comunidad científica nacional afirmó que “el cuidado y
la proveeduría de los niños y niñas depende cada vez menos del género y la orientación sexual”, en
síntesis, que no hay argumentos científicos que excluyan a las parejas del mismo sexo para
constituirse en familias óptimas. Es decir, una pareja heterosexual por el simple hecho de ser
heterosexual no es mejor hogar que el que puede constituir una pareja homosexual. Lo importante
a señalar acá es que a nosotros no nos interesa introducirnos en este debate que debe desarrollarse
con seriedad, con argumentos científicos, y lejos de posiciones dogmáticas y de la simple opinión.
opinión.
Si nos interesa a nosotros el debate en torno a la democracia que subyace en esta problemática. en torno
al referendo de la adopción homoparental. Es decir: el referendo apela a que sean las mayorías las que
decidan si debe permitirse la adopción de niños y niñas por parte de parejas homoparentales. ¿Por qué
es democrático que sean las mayorías las que tomen este tipo de decisiones? ¿Las mayorías pueden
decidir acerca de todo tipo de temáticas? ¿Qué es democracia? Por eso en esta primera entrega debemos
centrarnos en los argumentos que ofrecen Carlos Gaviria y Viviane Morales acerca de por qué es o no es
democrático el referendo que aborda la adopción homoparental.

Instrucciones:

a. Lea atentamente las siguientes dos columnas. Identifique cuales son los argumentos que
propone Carlos Gaviria para señalar que el referendo de la adopción homoparental no es
democrático. De la misma forma, revise en la columna de Viviane Morales cuales son los
argumentos que se ofrecen para señalar que el referendo en mención si es democrático.

Un referendo impertinente
Carlos Gaviria

El Estado de Derecho es la materialización de un propósito excelso, político y moral a la vez:


la erradicación del despotismo del monarca, es decir, del mandato del gobernante, obediente
tan sólo a su capricho y amparado en una supu esta potestad conferida por la voluntad divina.
Conseguir que el ejercicio del poder, antes arbitrario, quede sometido a las reglas del derecho ,
tiene que contarse entre las grandes conquistas de la humanidad.

Pero el Estado constitucional de derecho implica un av ance cualitativo inapreciable: precaver


algo que había pasado inadvertido, a saber, que también las mayorías puedan decidir
caprichosamente en desmedro de sectores minoritarios de la población que reclaman
derechos que no pueden ser negados o recortados con argumentos fuertes de razón publica.
Asunto que puede plantearse de la siguiente forma: ¿hay temas problemáticos que deban
sustraerse a la decisión mayoritaria? Y la respuesta indudablemente es sí. ¿Como cuáles?
Voy a señalar apenas dos:

1. Los asuntos técnicos y científicos que reclaman una respuesta concluyente (en la medida
en que la ciencia puede darla), expuesta a la prueba de la razón y la experiencia. Ejemplos
 pueden darse a granel, pero uno paradigmático me parece que basta. ¿No sería descabellado
convocar al pueblo a que mediante sufragio universal dirimiera el asunto de si el universo
fue creado según la rica ficción fantasiosa del Génesis o si está bien orientada la hipótesis
abstrusa del Big Bang? ¿Alguien con mediana sensatez podrá pensar que la respuesta
definitiva proceda de las urnas? A veces uno piensa, oyendo o leyendo a la senadora Viviane
Morales, que es eso lo que se propone con su dislocada propuesta de referendo contra la
adopción por parte de las parejas homosexuales. Como hay un debate académico y científico
en torno a los trastornos y sesgos de orientación que puedan padecer los menores adoptados
y, a su juicio, la balanza se inclina por una respuesta afirmativa (cosa que parece refutada
abrumadoramente por estudios serios y abundantes hechos), que la mayoría profana diga a
quién asiste la razón (¿a Ptolomeo o a Copérnico?).
Pero, desde luego, la ambigüedad diluye, en apariencia, las verdaderas razones subyacentes
a la iniciativa: para la senadora Morales (hay que asumirlo así por las creencias que de fiende)
es pecaminosa y “contra natura” la unión conyugal de dos personas del mismo sexo, y ni qué
decir de que tengan la temeridad de tratar como hijos a quienes no engendraron ni
concibieron.

2. Los asuntos relativos a las creencias. ¿Tiene una persona, en una sociedad pluralista, regida
 por un Estado laico, el derecho a organizar su vida y su comportamiento en armonía con sus
creencias religiosas? La respuesta es sí, más allá de toda duda. Pero ¿puede con igual
legitimidad convocar a los ciudadanos que muy probablemente comparten las mismas
creencias derivadas de una fe común, respetables pero, p or definición, injustificables racional
y empíricamente, a que impongan obligaciones y restricciones en sus formas de vida a
quienes profesan otras creencias o sólo tienen convicciones a que renuncien a la integridad y
desarticulen su pensamiento de su conducta y vivan una vida inauténtica, porque así lo
dispuso la regla mayoritaria?

He tenido un alto concepto de Viviane Morales como jurista y académica, pero advierto que
esas calidades nada tienen que ver con sus iniciativas de creyente militante.

La democracia es la promesa de convivencia grata entre sujetos autónomos que a nadie


dañan, aunque sí pueden molestar conciencias fanáticas que defienden sus prejuicios con
argumentos de razón privada como si fueran del interés común

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‘El derecho a la adopción no existe’


Viviane Morales

El exmagistrado escribió en que la propuesta de referendo sobre la adopción gay es


impertinente. La exfiscal y hoy senadora le contesta que lo impertinente es hacerle creer a la
gente que perderá un derecho que no tiene. Se aviva el debate.

Apreciado Carlos:

Leí tu artículo sobre la propuesta de referendo que presenté ante la Registraduría,


acompañada por 238.000 ciudadanos, para decidir si en Colombia aceptamos o negamos la
adopción de niños desamparados por parte de parejas del mismo sexo.

Lo leí con mucha atención, como siempre leí tus sentencias y, en general, como leo tus
escritos cuando llegan a mis manos. Pero esta vez lo leí, además, con particular alegría.
Enhorabuena llegaste a darle a mi contraparte la estatura intelectual y moral que anhelé que
tuviera, a fin de que el debate público contribuya a la edificación de nuestra cultura
democrática.
Créeme que he tenido la preocupación de que esta controversia pierda su talante necesario
cayendo víctima de prácticas degradadas humanamente, cuando no de fundamentalismos
antirreligiosos o de la banalización fatal con que muchos medios de comunicación
distorsionan el acontecer nacional.

Bienvenido, pues, al debate.

Desde el titular calificas de “impertinente” el referendo que hemos propuesto, esto quiere
decir: inoportuno, inapropiado y, aún más, molesto. Esto con base en la afirmación categórica
de que hay “temas problemáticos” que no pueden ser decididos por el pueblo a fin de que las
mayorías no “puedan decidir caprichosamente en desmedro de sectores minoritarios de la
 población que reclaman derechos que no pueden ser negados o recortados con argumentos
fuertes d e razón pública”.

Efectivamente, estamos en total desacuerdo. Mi concepto de democracia radica en que lo


 pertinente es que sea el pueblo quien resuelva las controversias y las contradicciones
fundamentales de toda sociedad, con más razón de la colombiana cuya experiencia nos
demuestra que la falta de democracia y la histórica usurpación de los derechos del pueblo
desde las esferas del poder, nos han sumido en la tragedia de intentar la violencia como
camino para conjurar nuestros conflictos principales.

En mi condición de mujer, de cristiana y de profesora de Derecho Constitucional, soy la


 primera en defender los derechos de las minorías de cualquier abuso en que puedan incurrir
las mayorías. De hecho pertenezco a grupos minoritarios y he sido víctima de
discriminaciones en virtud de tal pertenencia; lo que ocurre es que este riesgo no se corre con
el referendo que hemos propuesto porque no estamos sometiendo a votación ningún derecho
de ninguna minoría. Nuestras leyes y la jurisprudencia de la Corte Constitucional a la que
 perteneciste son expresamente claras en que la adopción no constituye derecho alguno, de
 parejas heterosexuales ni de parejas homosexuales, ni de hombres o mujeres solos,
independientemente de su orientación sexual.

Es impertinente, entonces, acudir a la falacia de que estamos poniendo en riesgo el derecho


que tienen los homosexuales a adoptar niños, cuando está claro que el derecho a adoptar no
existe. Nadie puede perder lo que no tiene.

Lo que sí existe es el derecho de los niños a ser protegidos y criados por una familia y, en el
caso de los niños desamparados, sin familia, el Estado está en la obligación de garantizarles
este derecho de la mejor manera posible. De esto se trata nuestro referendo: de que sea el
 pueblo quien le ordene al Estado cuáles son los parámetros que de acuerdo con su
experiencia, su razón y su cultura, debe tener en cuenta a la hora de tomar la delicadísima
responsabilidad de entregar a un niño en adopción.

 No sobra insistir, en este punto, que mis convicciones cristianas coinciden íntegramente con
las conquistas universales del Derecho que consagran los derechos de los niños como
 prevalentes sobre cualquiera eventualidad jurídica.
lo que es la democracia. De acá es de donde deben extraer argumentos que les ayuden a
sostener la tesis que piensan defender. Claramente si estamos debatiendo si el referendo
es o no una herramienta democrática para decidir acerca de la adopción homoparental, el
concepto de democracia nos puede ayudar a iluminar este debate.

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