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Murphy Clemar-La Guerra Perdida
Murphy Clemar-La Guerra Perdida
LA GUERRA PERDIDA
Clemar S. Murphy
EL LIBERTABLAS
Grupo de Teatro de Camilo Aldao (Cba.)
E-mail: elibertablas@futurnet.com.ar
1
En escena un banco de plaza. Entra un señor formalmente vestido. Pasea por el lugar. Se
detiene en lateral izquierdo. Luego de unos segundos, entra una señora vestida con la
misma formalidad. Va a sentarse en el banco. El caballero en un momento gira con la
intención de ir también a sentarse y la descubre sorprendido. Hace algunos movimientos de
inseguridad, y luego se decide a sentarse. Empieza un juego de inicio de comunicación,
hasta que al final el hace su primer intento.
EL: ¿Qué lindo día, no? (Ella no contesta) ¡Bah, tan lindo, tan lindo no es, es decir… si
hubiera un poquito menos de viento… (Ella no contesta) En realidad no tendría que haber
nada viento para ser perfecto… (Idem) ¡Tampoco le echemos toda la culpa al viento, por ahí
si no hubiera ninguna nubecita, nublando cada tanto un poquito el sol… ¡Ahí, si!... ¡Ahí, si,
tendríamos un día perfecto! (Ella lo mira. El se rectifica)… ¡Casi perfecto! (Ella deja de
mirarlo) ¡Bueh! Tampoco digamos día… digamos tarde, ¿eh¿ ¡Tarde perfecta, je, je, je…
ELLA: ¿Porqué me incluye a mi?
EL: ¿Cómo?
ELLA: ¿Porqué me incluye a mi?
EL: ¿Quién?
ELLA: ¡Usted!
EL: ¡Yo! ¿Cómo? ¿Qué yo qué?
ELLA: ¡Me incluye en sus comentarios!
EL: ¿Qué yo la inclu…? ¡No, yo no…! Yo decía nada más.
ELLA: ¡Ah, hablaba solo!
EL: ¡No! ¿Cómo que hablaba solo? No, no vaya a pensar que yo… (Hace gestos en su sien)
ELLA: ¿Y con quién hablaba entonces?
EL: Con usted. Sólo quería entablar una conversac…
ELLA: (Lo corta) ¡Oiga! ¿Me permite que le haga una sugerencia?
EL: Pero por favor, haga, haga.
ELLA: ¡Yo no se si usted es un loco, o un vivo…! Si es un loco, está perdiendo el tiempo
porque yo no soy ni psiquiatra, ni analista, ni nada que se la parezca…
EL: ¡No... si yo…!
ELLA: ¡Y si es un vivo también está perdiendo el tiempo, porque yo tampoco soy una de
esas… (Gestos)
EL: ¡Pero no, si yo… No se me ponga así, yo…
ELLA: (Lo corta y resalta el “me”) ¿No se “me” ponga así! ¡No se “me” ponga así?
EL: Si, quiero decir…
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EL: ¿Cómo?
ELLA: Que puede quedarse, el banco es público. Puede hacer uso de sus derechos… ¡Pero
no se olvide que el derecho de uno termina donde comienza el derecho de “las” demás.
EL: (Dudando, no se decide) Mire…yo… (Ella pone la mano en el banco invitándolo a
sentarse) Eh… (Se acerca con temor. Se toca la oreja. Ella sonríe levemente)
ELLA: ¿Sin segundas intenciones?
EL: Si… ¡no! … o sea…
ELLA: Bueno, si es así me quedo.
EL: ¿Cómo que se queda?
ELLA: Con esa condición, me quedo.
ÉL ¿Usted, se queda?
ELLA: Si.
EL: (Hace ciertos gestos de que el que se iba era él) ¿Usted se iba?
ELLA: (Entrando a mimosa) ¡Ay, póngase de acuerdo! Primero me dice, usted se queda,
después me dice, usted se iba. (Se ríe) Venga sientesé.
El va a sentarse..
ELLA y ÉL: (Una vez sentado ella va a decir algo, y él como adivinando lo dice junto ¡Sin
segundas intenciones!
Se ríen, luego poco a poco se van calmando hasta quedar serios, y sin saber qué decir. La
situación se pone bastante incómoda.
ELLA: ¿Que linda tarde, no? (Él no contesta) ¡Bah, tan linda, tan linda, no es. (Él no
contesta) Es decir…
EL: ¿Usted me está cargando?
ELLA: ¿Cómo?
EL: Le pregunté si me está cargando.
ELLA: ¿Ay, porqué me dice eso?
EL: Porque hace un momento yo le comenté lo mismo, y usted casi me manda preso.
ELLA: Lo que pasa es que las palabras, no siempre quieren decir lo mismo.
EL: ¿Con qué me va a salir ahora?
ELLA: Usted puede haber dicho lo mismo, pero las intenciones eran otras.
ÉL: ¡Creí que lo de las intenciones ya estaba aclarado!
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ELLA: Usted decía una cosa, pero sus ojos decían otra.
ÉL: ¿Ah, si, no me diga? ¿Y qué decían mis ojos?
ELLA: Usted sabe muy bien lo que decían. (Coqueta. Se para y le da la espalda)
EL: (Se para la agarra de atrás como ella había hecho con él) ¡Contésteme lo que le
pregunto! (Se arrepiente y la suelta. Se mira las manos como preguntándose ¿qué estoy
haciendo?)
ELLA: (Ella sigue coqueta) ¿Ay, que hace?
ÉL: (Enfurecido, mordiendo las palabras) ¿Sabe quién decía? ¿Sabe “quién” decía?
ELLA: (Sin entender) ¿Quién?
ÉL: ¡Su mente!
ELLA: ¿Cómo?
ÉL: ¡Su mente! ¡Su pensamiento pervertido era el que hablaba!
ELLA: (Comienza a dar vueltas alrededor del banco, enojada y lloriqueando) ¡Mire lo que
me dice ¡ ¡Mire lo que me dice!
ÉL: ¡Su mente que sólo tiene pensamientos oscuros!
ELLA: (Cada vez llora más) ¡Mire las cosas que me dice!
ÉL: (La alcanza, la toma de un brazo y la hace girar) ¿Sabe que me he dado cuenta de una
cosa? (Ella niega con la cabeza) Me he dado cuenta de que usted lo que quiere es que yo la
acose.
ELLA: ¿Qué?
ÉL: Si, que yo la tome entre mis brazos y la bese.
ELLA: ¿Aquí?... digo… ¡Ni se le ocurra!
ÉL: ¿No?
ELLA. ¡No!
ÉL: Mire que lo h ago, eh.
ELLA: Mire que grito, eh.
ÉL: A que no.
ELLA: ¡Haga la prueba!
Él hace un gesto como que la va a besar. Ella se prepara como para gritar y transforma el
gesto como para recibir el beso. El se arrepiente, la suelta y se aleja. Ella queda tiesa,
contraída, con la boca abierta preparada para el beso y sorprendida por la actitud de él.
Queda así unos segundos. Va a sentarse. Se nota contrariada.
pasa? Usted tiene que haber tenido un desengaño amoroso muy fuerte, me parece (Ella no
contesta) ¿Es así?
ELLA: (Aflojando) Si.
ÉL: ¡Ah, ya me parecía! Pero, escúcheme, eso le pasa a todo el mundo. No puede desconfiar
toda la vida, de todos, porque tuvo un tropezón amoroso. Eso le pasa a cualquiera. Eso es lo
más normal del mundo. Somos hombre y mujeres. Estamos el uno para el otro. Es súper
natural que haya tenido un romance y que después se haya terminado. ¿Qué tiene de extraño
eso?
ELLA: No fue fácil.
ÉL: ¡Por supuesto que no es fácil! ¡para nadie es fácil! Yo… yo también tuve una mujer en
mi vida. (Se detiene, piensa, la mira) ¿No me dirá que fue con otra mujer?
ELLA: No.
ÉL: (Aliviado) ¿Y entonces? ¿Cuál es el problema? (Vuelve a dudar) ¿Fue con un hombre,
no?
ELLA: (Lo mira) ¡Pos supuesto!
ÉL: ¿Ve lo que le digo? Es normal que una persona en su vida tenga una historia de amor.
(Indaga) ¿Era demasiado mayor?
ELLA: No.
ÉL: ¿Demasiado menor?
ELLA. No.
ÉL: ¿Pero, y entonces? No era nada de otro mundo, no era…
ELLA: … era el cura.
ÉL: (Sin tomar real conciencia de lo que escuchó) Claro, como le dije, era el… ¿Era quién?
ELLA: Era el cura.
ÉL: ¿Có…cómo el cura? ¿El cura… el cura?
ELLA: ¡Si… el cura, el cura!
ÉL: ¿Pero cómo el cura, el cura? ¿De qué me está hablando? ¡Usted está delirando! (Pausa)
¿Pero el cu… el… el de la iglesia?
ELLA: ¡Si, el “cu”, el de la iglesia.
ÉL: ¡Pero no puede ser, eso no es normal!
ELLA: ¿Por qué no es normal? ¿Qué tiene de anormal?
ÉL: Y… no es normal, no es normal… EL cura…
ELLA: ¿El cura qué? ¿No es un hombre acaso?
ÉL: No… quiero decir, si… pero no.ELLA: ¡Si, pero no! ¿Por qué no me explica un
poquito, a ver? ¡Soy medio (Señala su cabeza) vio!
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ELLA: ¿Quién?
ÉL: Yo.
ELLA: ¿Usted se casaría conmigo? ¿Así, sin conocerme?
ÉL: Primera respuesta: Si, me casaría. Segunda respuesta: Ya la conozco.
ELLA: (Lo mira estupefacta) ¡No lo creo!
ÉL: ¿Por qué?
ELLA: ¡No puedo creer que exista tanta hipocresía!
ÉL: ¿Por qué lo dice?
ELLA: No puedo creer que exista tanta hipocresía, tanta mentira.
ÉL: No entiend… digo… ¿Qué quiere decir?
ELLA: Usted está queriendo aprovecharse de mí, de mi ingenuidad, de mi honestidad.
ÉL: Está equivocada, no es así. Le digo que me casaría con usted, mañana mismo. Porque
me enamoré de usted apenas la vi, y ahora se que la conozco.
ELLA: ¿Y el cura?
ÉL: ¡Qué sea otro! No pretenderá que acepte casarme con él-
ELLA: Quiero decir, si ya no le molesta.
ÉL: Me molesta, pero lo superaremos.
ELLA: Yo no tengo nada que superar.
ÉL: Pero usted dijo que estaba mal por…
ELLA: Yo no dije que estaba mal. Usted preguntó si había sufrido alguna vez un desengaño,
y yo contesté.
ÉL: Bueno, mejor entonces.
ELLA: (Pausa) Un hombre así no existe.
ÉL: (Enojado) ¡Ha claro, yo no existo ahora!
ELLA: ¡Si, usted existe. Pero no le creo!
ÉL: No, no, no… ¡No empecemos de nuevo, por favor!
ELLA: Pero entiéndame…
ÉL: ¿Qué tengo que entenderle?
ELLA: Viene una persona, totalmente desconocida para mi… y de repente... asó como así…
me dice que se quiere casar conmigo… no se… Póngase en mi lugar, caramba… ¡Soy una
mujer decente!
ÉL: (No puede creer lo que está escuchando. Se levanta se pone el abrigo, el sombrero, le
tiende la mano para saludarla, y le habla como un caballero) Ha sido un verdadero placer,
señora.
ELLA: Señorita.
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ÉL: Señorita.
ELLA: (Se levanta le da la mano) Pero…
ÉL: El amor es una guerra. Y en las guerras siempre se pierde… de los dos lados. Buenas
tardes.
ELLA: Bue… Buenas tardes.
Ël se va con pasos cansados. Ella se sienta. Lentamente se van apagando las luces, hasta
quedar un solo foco sobre ella. Se escucha sonido de viento. Algunas hojas secas vuelan
desde algún lugar. Ela mira hacia el cielo. Se acomoda el abrigo protegiéndose del frío. La
luz baja lentamente.
FIN