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CANDISOL-Teatro
Cuadernos

EL TRÉBOL
ROBERTO RÍOS DEL AGUILA

Obra en un acto

Personajes:
EL
y ELLA

© RobertoRiosdelAguila
© Candisol
Lima-2020
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Escenario vacío. Tal vez dos sillas.

Música de un xilófono. Si uno de los actores puede tocarlo en escena, sería


mejor.

EL.- (Canta)

A coger el trébole, el trébole,


el trébole, el trébole
la noche de San Juan
a coger el trébole,
los mis amores van. (bis)

(PAUSA)

Los mis amores se van. Así es la cuestión. Los amores son como
sol o como una pompa de jabón, aparecen y desaparecen. Preferiría los de sol
ya que éste aparece después de la noche, aunque sea oscura. En cambio, los de
pompas de jabón cuando desaparecen es para siempre. Por eso es más penoso
cuando el sol se oculta.
El trébole, canción de mi infancia, la evoco cuando me saturo de
vivencias, la infancia debería durar 15 años y la adolescencia igual.

(En este punto Ella cruza detrás de Él.)

ELLA.- Ya empezó con sus sonseras de Infante-adolescente. ¡Por Dios!

(Sale)
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EL.- Y cuando un amor desaparece, heredamos algunas risas y mucho


llanto. Cantaba el trébole con mis hermanos, uno con la pandereta, otro con un
pequeño xilófono. Añoro las canciones infantiles y los cuentos como ése del
Oso Rocoto, si alguien no lo conoce, lo puedo contar.

(Asoma Ella)

ELLA.- El cuento del Rocoto métetelo al poto. (Desaparece)


EL.- Hoy día mi alegría se fue por los patios, las veredas y jardines, las
casas donde viví y en las que no, se fue, en gran parte por ella, debe estar, estar
escondida en algún rincón. . .y espero que retorne.

( Ella entra. Se pone a un lado de Él, pero dos pasos más atrás. En los diálogos
que se establezcan evitará mirarlo, salvo indicación)

ELLA.- A mí no me culpes, si estás triste es porque eres así, o debería decir


que eres un triste hombre. Yo no. Sabes que espulgo tus cosas, tus fotos, cartas,
cuentos, buscando, buscando...algo…
EL.- Recuerdo que parecías divertirte rebuscando mis cosas. Ahora me
doy cuenta que era casi una obsesión, tal vez por celos e inseguridad.
ELLA.- Obsesión, celos, te equivocas yo buscaba... algo…
EL.- No has respetado nunca mi privacidad, es más tirabas a la basura
cosas mías sin ninguna consideración. Y sé, comprendo tarde que tus acciones
te frustraban y bebías por eso.
ELLA.- No bebo, alcohólica no soy.
EL.- Una tarde, llegué atrasado a la casa y vi un cuadro que me sacudió.
(Ella se retira) Estabas en el suelo sentada en el piso, sobre tus orines… y.…
ebria.
ELLA.- (Fuera) ¡Mentira! ¡Mentira! ¡Inventas!
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EL.- Siempre lo negaste. Pero ése suceso me hizo pensar en el divorcio,


ha sido mi error, no lo hice, y hubiera evitado muchas cosas. No lo hice pues
sólo teníamos un mes y algo más de casados.
ELLA.- (Regresa. Un poco melancólica) No pasó nada de eso. Nada...nada
pasó, o de repente sí, no, no, no pasó.
EL.- Ojalá fueran inventos míos. Cuando la verdad se presenta ante ti,
lo niegas.
ELLA.- Son tus verdades, o sea tus mentiras. Con permiso. ¿Notas que
educada soy? Voy a lavarme las manos.
EL.- (Entra en el espacio de ella) ¡Ya te lavaste tres veces!.
ELLA.- Es que todo está sucio, ¿no te das cuenta?
EL.- ¡Lavarse, lavarse! Deberías lavarte el cerebro.
ELLA.- Eres un inconsciente. Anda a comprar jabón, lejía y alcohol, tengo
que limpiar, todo está asqueroso, y cuando regreses prepara la comida que no
tengo tiempo pues debo ir a trabajar. Cuida al niño. En el trabajo estoy más
tranquila que aquí. ¿Qué haces ahí parado? Muévete.

(El sale)

ELLA.- Dios dame paciencia con este inútil. No sé si todos los maridos son
como él. Yo veo a mis compañeras, pues amigas no son, que se arreglan bonito,
visten bien, no como yo, que por limpiar lo que ése ensucia, y el trabajo, no me
queda tiempo para nada El tarado me dice, vamos al cine, o si no vamos afuera
a comer, sólo piensa en divertirse... ¡ay! tengo que lavarme las manos.

(Sale. El retorna)
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EL.- A ver hijo, repite la canción, de aquí te oigo bien, un dos tres:
Aserrín aserran los maderos de San Juan, quieren pan no les…

(Queda en silencio. Está inmóvil por unos segundos. Va en busca de una silla
y se sienta. Está cansado. Canturrea los “Maderos de…”)

Aserrín aserran los palos de san juan, hacen bulla hacen porras y
te dan…

(Repite muy bajito, es un lamento, calla. Pausa larga. Luego deja la silla y
avanza a primer término, animado)

Como les prometí, les contaré el cuento del Oso Rocoto. “Este era
que testera, un osito, por lo menos así parecía, forma de oso, ojos curiosos
como algunos, más lo que llamaba la atención, era su piel suave y colorada”.

(Entra rauda Ella. Atraviesa el escenario y sale)

ELLA.- Permiso, permiso, tengo que lavarme las manos.


EL.- ¡No te laves tanto, vas a quedar en carne viva!.
ELLA.- (De adentro) ¡Vete a la mierda!
EL.- ¿Oyeron? ¿Entonces qué hacemos? La llevo al siquiatra y que la
duerman, de ese modo…
ELLA.- ( Vuelve a entrar) ¡No estoy loca!

(Pausa. Por primera vez se miran)

EL.- No. No estás loca. Pero algo tienes.


ELLA.- Mira…
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EL.- Como no estás loca, escucha, tú me has usado desde un principio.


Me usaste hasta con el sexo. Antes de casarnos era distinto. Te arrebatabas
ELLA.- No me acuerdo.
EL.- ¡Claro que sí! Lo hicimos en mi departamento, en el sofá de tu
casa, en la playa…
ELLA.- ¡Cállate!
EL.- Llegabas a mi casa, a mi cama, escogías el condón y
disfrutábamos.
ELLA.- Tu eres el loco, sabe Dios con que zafada hacías eso.
EL.- Con la zafada que está frente a mí. Eso duró hasta la luna de miel,
luego te alejaste, y hacer el amor contigo era como hacerlo con una muñeca de
jebe.
ELLA.- El sexo es sucio. (Ademán de irse. Él lo impide)
EL.- No decías eso cuando salíamos a Cerro Azul o a Trujillo, claro
antes de casarte conmigo, eran noches lujuriosas, gritabas: ¡Soy tuya, has de mi
lo que quieras!
ELLA.- Cállate! ¡Son sandeces, alucinas, idiota, estúpido, crápula!

(Sale) (Pausa)

EL.- (canta) “Arroz con leche me quiero matar”... Cerca de la casa


donde vivía, hay un parque con viejos ficus, ahí jugábamos a las escondidas y…
pero, no seguí con el Oso Rocoto, ¿dónde me quedé? Ah, en que todas las señas
indicaban que era un oso.

(Entra ella con una bolsa de costura, se sienta a foro y cose)


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EL.- Un oso en toda la palabra, sin embargo, un niño me dijo, “cuidado


con el oso, si te muerde, ardes”. Pero Rocoto era juguetón y la verdad no sé
cómo llegó a casa, que, dicho sea de paso, era mágica, a veces era casa otras era
barco, y el oso husmeaba por doquier. Se sentó a mi lado me miró con su carita
feliz , happy, y puff se transformó en una hermosa mujer , y luego me llevó a
una misteriosa habitación donde todos los muebles eran azules, y azul el techo
y el piso, también la cama y las sábanas.
ELLA.- Eso no es un cuento. Es un sueño. Mañoso.
EL.- Mañoso, ¿por qué?
ELLA.- Es un sueño porno.
EL.- ¿Porno? Tú lo ves así, dices porno, porque eres reprimida. Ojalá lo
fueras.
ELLA.- ¿Fuera qué?
EL.- Porno.
ELLA.- ¡Baboso! yo soy pura.
EL.- Quisiera que te hubieras equivocado con una letra. Sería distinto.
ELLA.- El sexo es cochino.
EL.- No lo fue cuando me pediste que querías un hijo, ya ves, como dije
antes, me usaste.
ELLA.- Fue algo natural.
EL.- Te equivocas. Hubo premeditación, te aprovechaste de mi dilema,
de buscarme una amante o ir a un burdel.
ELLA.- Ya ves. ¡Porno, eres un porno, eres un porno, eres un porno! me
voy no te soporto.
EL.- Acéptalo, te acostaste para tener un hijo, pero gozaste. Y claro te
embarazaste, lamentablemente.
ELLA.- Dices eso porque no quieres a tu hijo.
EL.- Lo quiero mucho. Y dije lamentablemente porque eres tú quien no
lo quiere. Lo has hecho padecer.
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ELLA.- He sido buena madre.


EL.- Lo fuiste hasta que empezó la primaria. Lo torturabas
presionándolo para que fuera el primero en su clase, qué lograste, que odiara la
escuela. Y todo fue puro egoísmo tuyo. Lo tratabas de idiota, le decías lo que
acostumbras decir: ¡baboso, tarado!
ELLA.- ¡Ya cállate!
EL.- ¿Por qué crees que se fue de la casa cuando pudo? Pudimos ser una
familia unida, como un trébol, compartiendo un mismo tallo. Se fue para no
soportar tus gritos y agresiones, y no digas que yo también gritaba, si lo hacía,
para defenderlo, aunque eso también sumó para que se apartara de nosotros.

(Ella. Todo el tiempo del último párrafo de él, ha permanecido callada,


le llegan las palabras, pero le pasará pronto)

EL.- Ya tengo todo arreglado para irme. No merezco estar padeciendo


ELLA.- ¡Pues vete hijo de puta!
EL.- Ves, no te gusta la verdad.
ELLA.- Voy a lavarme (Sale y de adentro grita) ¡Baboso, eres un baboso!
¡Cretino!

(Pausa. La junta las sillas en el fondo, con los espaldares hacia el público. Se
sienta y habla desde ahí)

EL.- Me sorprende recordar estas cosas. Alberto, mi hijo tiene razón.


Dice: “Mi madre es una víctima de sus padres y entorno. Por un tiempo el
estudio, la Universidad, su trabajo le hicieron olvidar sus traumas. Pero no
pudo y sus fantasmas reaparecieron”
Si. Alberto tiene razón. Ella es una víctima, y Alberto y yo también. Ahora hay
tres personas, muy solas.
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(Se para, voltea una silla y avanza con ella a primer término. Se sienta.)

¿Cómo es? Si es la canción que me enseñaron y enseñe a Alberto.

(Entra Ella va a la silla del fondo y sube)

EL.- ( Canta, en la repetición canta Ella también)

A coger el trébole el trébole trebole ,


a coger el trébole, los mis amores se van. (Bis)

APAGÓN

Roberto Ríos del Aguila


Lima - mayo 2020

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