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Disforia

Ángel Serrano Laguna


Imagen de portada diseñada por Balintseby / Freepik
REPARTO

ÉL
ELLA
Escena 1
ÉL y ELLA están sentados en dos butacas, enfrentados. La butaca de ÉL es
cómoda. La de ELLA, no tanto.

ÉL
Ya no sé ni cuantas veces hemos hablado de esto. Pero si repasar los
pasos sirve para recordarte por qué nunca va a funcionar...

ELLA
Una palabra muy definitiva. Nunca.

ÉL
Nunca con una persona normal. Con alguien como tú la historia cambia.
Digo nunca refiriéndome a gente que no es como tú. Que es de lo que
estamos hablando, ¿verdad?

ELLA
Ajá.

ÉL
No quiero imponerte mis conclusiones. Seré objetivo. Como siempre.
Empecemos: ¿cómo le conociste?

ELLA
En un bar.

ÉL
Oscuro. Imagino.

ELLA
Era oscuro, sí.

ÉL
¿Y?

ELLA
Nada. Estaba pidiendo una copa en la barra y él se puso a pedir a mi
lado. Me miró, dijo algo que no oí y después se rió. Y empezamos a
hablar. Nada del otro mundo, tonterías sin sentido. Una conversación
como las que teníamos no hace tanto.

ÉL
Ojalá aún las tuviéramos.

ELLA
Me dio su número y quedamos en escribirnos para quedar. Y regresó con
sus amigos.

ÉL
¿Cuánto duró la conversación?

ELLA
Tres o cuatro minutos.

ÉL
¿Era guapo?
ELLA
No especialmente.

ÉL
¿Ingenioso?

ELLA
No especialmente.

ÉL
¿Y te ha escrito?

ELLA
No.

ÉL
Vale. El punto de partida no es ideal, aunque los datos que me das no
son necesariamente malos. Ahora. ¿Qué quieres hacer?

ELLA
Escribirle.

ÉL
¿Escribirle el qué?

ELLA
Había pensado algo casual. Mencionar alguna de las cosas de las que
hablamos en el bar.

ÉL
¿Y si responde? Bueno. Reformulo. Porque de los tíos se espera siempre
que respondamos. ¿Qué vas a hacer cuando conteste?

ELLA
Hablar con él.

ÉL
Ver qué pasa.

ELLA
Y si la conversación va bien, intentar quedar con él.

ÉL
Te falta un paso: asegurarte de que no esté loco. Entiendo que te lo
saltes. La desesperación no te permite pico fino y hay mucho mito sobre
las psicopatías de nuestro género, sin contar que que esté loco podría
ser la única manera.

ELLA
La única manera.

ÉL
Ojalá no hubieras acabado conmigo.

ELLA
Ojalá no tuviera que haber acabado contigo.

ÉL
¿Y si dice que sí? ¿Y si logras quedar con él?

ELLA
Pues me pondré el vestido e iré donde hayamos quedado.

ÉL
Te recomiendo quedar por la noche.

ELLA
Esa era mi idea.

ÉL
¿Dijiste que no parecía especialmente ingenioso?

ELLA
Sí.

ÉL
De acuerdo. Digamos que consigues llegar al final de la cita. ¿Cuál es
tu plan a partir de ahí?

ELLA
No lo sé. Volver a casa.

ÉL
¿Volver a casa?

ELLA
Sí.

ÉL
¿Sola?

ELLA
Sí.

ÉL
¿Y esperar a la siguiente cita?

ELLA
Sí.

ÉL se levanta de su cómoda butaca. Se acerca a ELLA.

ÉL
¿Y si en la siguiente cita te quiere llevar a un restaurante lleno de
gente?

ELLA
Pues iré.

ÉL
¿Y si quiere llevarte a su casa? ¿A su cama?

ELLA
Calla.

ÉL
¿Y si quiere llevarte a pasar la tarde con sus amigos?

ELLA
Calla.

ÉL
¿Y si te quiere llevar a casa de sus padres?

ELLA
¡Calla!

ÉL vuelve a sentarse en su butaca. Satisfecho.

ÉL
Solo verán a un maricón.

ELLA
Solo verán a un maricón.

ÉL
Es incluso peor. No me vas a comparar. Cuando éramos un maricón era
gloria bendita. Lo que tienen los maricones no lo van a tener los tuyos
en tu puta vida.

Silencio.

ÉL
Podrías volver.

ELLA
No podría.

ÉL coge la entrepierna de ELLA.

ÉL
Técnicamente, podrías.

Silencio.

ÉL
Es solo dar un paso atrás.

ELLA
No.

ÉL
Piensa en papá. Daría saltos de alegría. Aunque tuviera que quedarse con
el maricón.

Silencio.

ELLA
Voy a escribirle.

ELLA saca su móvil y teclea. ÉL se levanta bruscamente y sujeta la


muñeca de ELLA, antes de que envíe.

ÉL
No.
ELLA
(Zafándose de ÉL.)
Sí.

ELLA envía el mensaje.

Pasa un tiempo indeterminado.

Comienzan a sonar dos teléfonos idénticos. Uno, en el bolsillo de ELLA.


Otro, en el bolsillo de ÉL. Los dos contestan a la vez.

ELLA
Hola. Nada, acabo de llegar del curro. Iba a empezar preparar algo cena.
No sé el qué, porque tengo el frigorífico vacío. ¿Y tú?

ELLA recibe una explicación desde el otro lado del teléfono.

ÉL
¿Y dónde está ese sitio? Que cuando he dicho que tenía el frigo vacío es
una forma de hablar. Puedo cenar cualquier cosa.

Desde el otro lado del teléfono dan indicaciones.

ELLA
Sí, está cerca de mi piso. Podemos quedar a cenar, si dices que la
comida es buena.

ÉL
Pero sólo tú y yo, ¿no?

Niegan desde el otro lado.

ÉL
¿Ése es tu amigo del cole o el del trabajo?

Dan respuesta.

ÉL
No sé, ahora que lo pienso me tengo que duchar y prepararme... La verdad
es que después de todo el día en la tienda no me apetece mucho ver a
gente. Y si además tú ya habías quedado con tu colega no quiero meterme
en medio.

Protestan.

ÉL
Que no, que lo sé... pero no me apetece de verdad.

Lamentan.

ELLA
Pero este fin de semana quedamos, de verdad. Podemos ir al cine.

ÉL
Los dos solos.

ELLA
Y después cenamos. Te escribo. De acuerdo. Gracias. Hablamos.
Cuelgan. ÉL y ELLA se miran.

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