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De Emilio Carballido.
Personajes
Un hombre
Una mujer
Vecina
Penumbra. Un departamento decorado con gusto. Puerta a la derecha. Ventana al fondo; ante ella
un sofá pulman con el respaldo hacia el primer término. Acurrucados tras él, un hombre y una
mujer. El está tirado en el suelo, con una pierna del pantalón rasgada. Ella tiene un brazo en
cabestrillo. El teléfono, de cordón largo, está junto a ella, que lo escucha, sin moverse. Así
permanecen quietos, congelados.
ESCENA 1
ÉL: Estoy sudando. Siento una especie de debilidad. (1)
ÉL: Me duele. Me duele cada vez más… yo creo que no debiste ligarme. (6)
ÉL: Lo siento mal… Siento esto mal. No quiero… Mira como si estuviera muerta la pierna. Quítame
esto. (8)
ELLA: ¿Qué quieres? ¿Los chorros de sangre? No te diste cuenta de cómo escurría. (9)
ÉL: La pierna. No quiero perder la pierna. Puede pasarme… ¡Trata de hablar! ¿Qué esperas? (12)
ÉL: Perdóname. Sudo mucho. Me tiembla el cuerpo. De repente, veo todo amarillo… (14)
ELLA: No me duele. De repente, me muevo y siento como latidos. Nada más; siento como
abultado, pero…no es nada. ¡No te desates! (17)
ELLA: Parece… Paró la sangre (Observa) No. ¡No! Otra vez, mira. Es que… ¡Será que tienes mal una
vena, o alguna arteria! Sale y sale sangre… (19)
ÉL: Creo que la bala me astilló el hueso. Me duele cada vez más. (20)
ELLA: No. Yo creí… No agarra línea. Oigo ruidos y… Por eso creí. Ruidos. No entra la llamada. (23)
ELLA: Si supiera donde hay un médico… En este edificio, yo creo que había un médico… (29)
ELLA: No. O no sé… No me atrevería yo sola. ¿Está parando? Yo creo que está parando. Sujétate. (31)
No te sueltes. Yo creo que está mejor.
ÉL: Mejor… (Aprieta los dientes) Duele… (33)
ÉL: Dame el teléfono. (Se endereza, cae de nuevo) No. Vi negro. Me siento mal. No tengo fuerzas. (35)
Este sudor…
ELLA: No. (Descuelga. Espera) Está… ¡Está dando línea! Voy a marcar. (Marca) Está llamando. (38)
Esperan ambos
ELLA: ¡No contestan! (Esperan) Señor, estamos heridos, por favor. Es en Tlatelolco, edificio
Chihuhua, 708. Heridos de bala… Bueno, ¿me oye? Un hombre, herido en una pierna, el hueso
lastimado, parece. ¡Sangra mucho! ¡Muchísimo! ¡Está desgastándose! Y yo… ¡Bueno! ¿Me oye? (40)
¡Tengo un brazo herido! Pero creo que no es grave. No me duele. Bueno… ¡Bueno!... ¿Me oye?
¿Por qué no me contesta? (A él) ¡Está callado sin contestar! (Pausa. Se retira el audífono) Colgó.
No entiendo. (Cuelga).
ELLA: Me contestó “Cruz Roja mexicana” (Toma otra vez la bocina. Escucha) No se oye más que
ruido… Ya no da línea. ¿No había un doctor en este edificio? (42)
ELLA: Otra vez: te moviste, o no apretaste. Estás chorreando sangre, otra vez. (44)
ÉL: No me lo pongas. Recuerdo algo de toreros, que si se los liga… No me acuerdo. Pero creo que
no debe hacerse. (47)
Toques muy quedo, pero insistentes, a la puerta.
ESCENA 2
ÉL: Tocan quedito… Puede ser algún conocido… O alguien huyendo… (50)
VECINA: (Fuera) Una vecina. Por favor, ábranme.¡ Por favor! ¡Por favor! (52)
ESCENA 3
Abre: entra la VECINA, con un niño en brazos. Ella cierra aprisa, pone la cadena.
VECINA: Perdón… Tenía tanto miedo… Pensé que estaría. Soy su vecina, soy la señora de junto.
Perdón. Mi marido no está, tuve mucho miedo. Oí tanto gritos… Anduvieron corriendo por el (54)
pasillo… Pensé: si vienen a mi casa, no quiero estar yo sola. ¿Se acuerda de mí? Nos hemos visto
en el elevador. (Fuerte) ¿Se acuerda de mí?
ÉL: Estábamos a un lado. Ni siquiera veíamos para afuera. Nos balacearon a través de la pared.
Mire los agujeros. Fue el helicóptero. (60)
VECINA: Volaba disparando contra nosotros. Contra los edificios. No entiendo. Si todo era allá
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abajo, digo, la manifestación… ¿Por qué nos dispararon los helicópteros?
ELLA: Yo creo que estalló un golpe militar. Que el ejercito está apoderándose del país, como en
(69)
Sudamérica. No puede ser otra cosa.
ÉL: El gobierno echó los tanques contra los estudiantes, en el Zócalo. Y asaltó la preparatoria y
ametralló las vocacionales, y tomó la Universidad. Si hay un golpe de estado, será dentro del (70)
partido.
ELLA: ¡Pero a todos los edificios! ¡Esto es un centro de habitación popular! ¡No tenemos nada que
ver! No entiendo. Me han dado un balazo, y otro a él… Y si han reaccionado así, de balas, todos los (71)
edificios… ¿Cuántos muertos no habrá ya?
ELLA: 57 57 58 (73)
ÉL: No puedo marcar. Moví mal el disco. Marca tú. (Aprieta el botón varias veces) Otra vez no hay (74)
línea.
Ella toma el teléfono. Escucha. Espera… De pronto, marca con inmenso cuidado. Una pausa larga.
ELLA: Señor… Somos dos heridos de bala. Por favor, ¿no pueden recogernos? ¡Ayúdenos, señor!...
¡Pero llegará alguna vez?... – Dice que no tienen ambulancias- ¡Por favor, si llega alguna…! Edificio
Chihuahua, en Tjatelolco, departamento 708. Edificio… ¿Cómo? (Cuelga despacio) Dice que todas (75)
las ambulancia están aquí. No pueden hacer nada.
VECINA: Ya sabía yo. Ya sabía yo. No quiero salir. No le traje comida, y me acordé aquí, y lo pensé,
al rato va a llorar. Pero yo no quiero ir a mi casa… (La arrulla) Mi marido no llegó… Y pienso… Si no
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habrá estado allá abajo. Pero él a veces llega tarde. Le pido a Dios que no haya llegado temprano.
Que no haya estado allá abajo.
VECINA: Gracias. No quiero salir. Ya, mi vida, no llores. Ya cállate, por favor… (78)
Sale a la cocina
ESCENA 4
ELLA: No, no paró. Te voy a ligar otra vez la pierna. Mira nada más… (83)
ESCENA 5
Vuelve la VECINA. La niña llora.
VECINA: No se oye nada… (Silencio. La niña llora) No puedo dejar así a esta criatura. Y pensé: debo
dejarle un recado a mi marido. Por si llega… decirle que estoy aquí. Ábrame aprisa, salgo
corriendo. Mi llave, Dios mío, mi llave… Aquí está. ¿Me permiten que vuelva? (90)
ESCENA 6
Pegan ambas el oído a la puerta. Sale aprisa la VECINA, la mujer cierra. Luego, entreabre una
rendija: espía. Cierra de nuevo.
Va a la recamara. El hombre toma el teléfono, aprieta el llamador varias veces. Espera. Vuelve ella,
con cobijas y almohadas.
ESCENA 8
ÉL: Quiero hablarle a alguien. Que nos digan qué está pasando. (96)
ÉL: A algún…a algún amigo. A… (Cuelga) Tal vez en un periódico nos dijeran algo. (98)
Alguien pasa corriendo, fuera. Se oyen que los pasos huyen por las escaleras.
ESCENA 9
ÉL: Sí (102)
VECINA: Y el suelo está encharcado. El que pasó, iba chorreando agua… No entiendo eso… (103)
Se oye, de pronto, un tropel de muchos pasos. Balacera cerca. Ella jala a la VECINA detrás del sofá.
Silencio. La VECINA llora, se tapa la boca, se le salen gemidos.
ELLA: Chorreando agua… No puede ser… Y lo vi: el suelo mojado. Si, alguien que chorreaba agua. (105)
ÉL: estaba escondido en un tinaco, eso es. Por eso chorreaba agua el que pasó: ha de haber estar
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escondido en un tinaco…
ÉL: (Grita) ¡No soporto esta ligadura! ¡No me importa si me desangro! (Se la quita) (110)
ÉL: Chorreaba agua… Lo descubrieron… Están revisando el interior de los tinacos… (112)
Ella marca.
VECINA: Pero allá abajo… En las calles… En los edificios… Virgen pura… Mi marido… (Llora). (113)
ELLA: Señor, señor… Se va a morir mi esposo si no vienen. Se me está desangrando. Hágame caso,
por favor. He llamado tres veces, edificio Chihuahua 708, Tlatelolco… Tiene un balazo en una
pierna. Yo estoy herida en un brazo… Quién sabe cuántos muertos haya, cuántos heridos… ¡No (114)
sabemos lo que sucede! ¡Alguien se ha vuelto loco! ¡Por favor, vengan!
ELLA: Dios tenga piedad de ustedes. Eso dijo: Dios tenga piedad de ustedes. (116)
ÉL: Nadie lo creerá nunca. Tanques en el Zócalo, para atacar muchachitos. Cañonazos y metrallas
contra las escuelas… enmascarados asesinando gente por las calles… Muchachos secuestrados, (117)
muchachos asesinados… Nunca, nunca… Este país ya nunca será el mismo.
VECINA: ¡Pero aquí, pero aquí, pero esta noche! ¿Qué está pasando aquí esta noche? (118)
ÉL: Una matanza ciega. Balas, metralla sobre quien sea, balas por las ventanas de un piso sétimo… (119)
VECINA: Pero ¿Por qué? ¿Todo esto porque los estudiantes han marchado y gritado por las calles?
¿Por qué han hecho caricaturas, travesuras, discursos? (120)
ÉL: Por eso. Con marchar, con gritar, con hacer travesuras, enloquecieron de terror al presidente
de la República, al secretario de gobernación, al gobernador de la Ciudad. Porque esos tres están
locos. Porque son lóbregos, pantanosos. Porque se creen los amos, no pueden tolerar que en las
calles se marche, se grite, se pida, se contradiga. Porque los chicos se han burlado de su poder. (121)
Porque nadie les cree nada, ningún gesto, ninguna palabra. Porque los despreciamos: nos odian. A
todos. A estudiantes, a maestros, a obreros… porque somos el Pueblo: nos odian.
ELLA: (Llorando) Déjame que te ligue… Aprieto y aprieto y se me está escurriendo toda tu sangre
entre los dedos… (122)
Golpes en la puerta: imperativos, violentos. Se aprietan los tres contra el respaldo del sofá. Un
silencio. Balazos lejos. La niña empieza a llorar. Los golpes vuelven: dados con un objeto pesado
contra la madera. Se oyen crujidos.