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El debido proceso surge con la Constitución Política de 1991 como una garantía
constitucional de rango fundamental para los habitantes del territorio nacional en aras de
garantizar la efectividad de sus derechos ante cualquier situación legal que se les presentase,
toda vez que antes de la Constitución de 1991 las garantías procesales para las personas
inmersas en procesos judiciales no eran efectivas. Por esta razón, en un primer momento este
derecho se consagró como un blindaje en el ámbito penal para aquellos que se encontraban
sumidos en un proceso de este tenor, ya que antes de la Constitución de 1991 las garantías
para las personas se veían supeditadas a lo que los jueces y el Estado consideraban
pertinente, generando así una clara violación a los derechos de las personas. Expuesto lo
anterior, el constituyente decidió incluir dentro del articulado de la Constitución de 1991 la
garantía del debido proceso con el fin de imponer ciertas restricciones a los jueces y a
quienes realizan las labores investigativas en esta área, pues como se podía evidenciar las
instituciones a cargo de la labor investigativa y sancionatoria antes de la Carta Magna
rebasaban los límites de aquella facultad dada por el Estado y generaban en la ciudadanía
grandes incertidumbres a la hora de acudir a la justicia para solucionar sus inconvenientes.
Es así, que el artículo 29 de la Carta Política estableció que el debido proceso se
aplicaría a toda clase de actuaciones judiciales y administrativas, además que incluyo la
presunción de buena fe y la garantía del derecho de defensa al establecer que quien sea
sindicado tendrá derecho a ser asistido por un abogado el cual puede ser escogido por él o de
oficio. Así las cosas la inclusión de esta garantía procesal trae consigo la posibilidad de hacer
efectivos otros derechos que se encuentran intrínsecos en este artículo como lo es el derecho
de igualdad, el derecho a presentar y controvertir pruebas, el derecho a impugnar la sentencia
condenatoria y el derecho a no ser juzgado dos veces por el mismo hecho; ahora bien, la
Corte en la sentencia T-442 de 1992 se refiere al debido proceso administrativo
manifestando que éste tiene el objetivo de garantizar la correcta producción de los actos
administrativos que produce la administración pública en la realización de sus objetivos y
fines, garantizando la defensa del ciudadano al señalarle los medios de impugnación
previstos respecto de dichos actos administrativos, y cuando crea el particular que a través de
ellos se han afectado sus intereses.
En base a esto, la jurisprudencia ha establecido que el debido proceso administrativo
es:
“el conjunto complejo de condiciones que le impone la ley a la
administración, materializado en el cumplimiento de una secuencia de
actos por parte de la autoridad administrativa, que guarda relación
directa o indirecta entre sí, y cuyo fin está previamente determinado de
manera constitucional y legal”.
Atendiendo a esta definición, se tiene que al igual que el debido proceso penal, lo que
se busca con la extensión administrativa, es garantizar que el ciudadano goce de las garantías
necesarias en temas administrativos en pro de resolver su situación y no se vea afectado por
un trámite negligente o por una información errónea; en este sentido al hacer el análisis de las
actuaciones administrativas, entra en juego el debido proceso en las actuaciones
administrativas tributarias, tema principal de este escrito.
La causa
El efecto
1. García Molina, Mario & Gómez, Ana Paola. (2005). ¿Han aumentado el recaudo las
reformas tributarias en Colombia? En: Revista de economía institucional. Primer
semestre. vol. 7, n° 12. p.54.
2. Redacción El País. (2016). http://www.elpais.com.co/economia/los-colombianos-
evaden-40-billones-en-impuestos-al-ano-director-de-la-dian.html
3. Misas Arango, Gabriel. (2002). La ruptura de los 90: del gradualismo al colapso.
Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. p. 40-41.
4. Clavijo, William. (2011). El Debido Proceso en las Actuaciones Administrativas
Tributarias. Revista Impuestos N°:165, mayo-jun./2011, págs. 16-21. ISSN:0120-
5358.
5. Morales, Hernando. (2008). El Debido Proceso en las Actuaciones Administrativas.
Profesor universitario en los programas de especialización constitucional y
administrativa de la Universidad Santiago de Cali. Se encuentra en:
https://www.ambitojuridico.com/BancoConocimiento/Administrativo-y-
Contratacion/noti141111-03-el-debido-proceso-en-las-actuaciones-administrativas.
6. Restrepo, Carlos. (2015). Los Principios y Garantías del Debido Proceso Penal y su
Aplicación en Materia Tributaria. Revista Ratio Juris Vol. 10 N.º 20 (enero-junio
2015) pp. 61-86 © Unaula.
Sentencias
C-012-13
C-929-05
C-1114-03
T-892/14
T-084/15