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Dedicarse es hacer (1º Samuel cap.

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Dedicarse según la definición del diccionario es entregarse u ocuparse en algún trabajo u obra. Es
sinónimo de consagrarse aunque esta última tiene un sentido religioso.
De acuerdo a esto podemos deducir que dedicación generalmente apunta a una acción de trabajar
con una motivación particular.
En la Biblia encontramos a una madre, Ana que dedicó a su hijo Samuel a Dios en gratitud por
haberle dado un hijo siendo ella estéril o sin poder concebir (1º Samuel 1:11).
“El joven Samuel ministraba a Jehová” (v.1) Samuel desde niño supo qué es servir a Dios:
ocuparse en los quehaceres del tabernáculo ayudando a Eli en su oficio como sacerdote (1º
Samuel 2:11). Dos ejemplos a imitar aquí: la edad no es excusa para no servir a Dios. Servir a Dios
no es solo predicar u enseñar, es también ocuparse de las tareas que requieren el cuidado y
mantenimiento de la iglesia.
“La palabra de Jehová escaseaba…” (v.1). Esto significa dos cosas: por una lado que en aquella
época era raro que Dios se comunicara a través de un profeta para dar un mensaje, y por otro que
como nadie se ocupaba en buscar a Dios y a su Palabra, por consiguiente no había guía ni dirección
para la vida. Esto último resulta en tragedia (Proverbios 29:18)
“Antes que la lámpara de Dios se apagara…” (v.3). Era responsabilidad de los sacerdotes
mantener prendidas las lámparas toda la noche (Éxodo 27:21), por lo cual como Samuel era el
asistente de Eli, debía mantenerse atento toda la noche. Esto nos habla de responsabilidad que
muchas veces incluirá un sacrificio: en el caso de Samuel, mantenerse despierto y atento. Y por
esta causa pudo escuchar la voz de Dios.
“Jehová llamó a Samuel…” (v.4). Dios le hablo a Samuel porque era la única persona que
realmente se dedicaba, servía y buscaba a Dios. Dios no habla ni escucha a cualquiera como los
hijos de Eli que “menospreciaban las ofrendas de Jehová (1º Samuel 2:12,17) y Eli mismo que “no
los estorbaba” (1º Samuel 3:13) por eso pronuncio un juicio contra ellos.
¿Cómo habla Dios? A través de su Palabra ¿Cómo podemos escucharle? Leyéndola cada día en
oración (devocional, estudio). Entonces, cuando Dios nos habla a través de la Biblia tiene que
haber una reacción de nuestra parte tal cual como Josías cuando fue hallado el libro de la Ley y se
lo leyeron (2º Crónicas 22:11,19, Hebreos 3:15).
“Y él respondió, heme aquí… habla, tu siervo oye” (v.6, 8,11). Samuel tenía disposición y voluntad.
Estaba listo para cualquier tarea que se le encomendara y además sus oídos estaban preparados
para recibir consejo, exhortación y ánimo. La Palabra de Dios nos da fuerzas, consolación y ánimo,
pero también nos exhorta, corrige y reprende (2º Timoteo 3:16) ¿estamos dispuestos a escuchar
toda la Palabra de Dios?
“Creció y Jehová estaba con él”. Dios estaba junto a Samuel, porque él se lo permitió. Dios no
obliga a nadie sino que espera que cada día le abramos la puerta de nuestro corazón (Romanos
8:31; Apocalipsis 3:20).
La historia de Samuel es un fiel ejemplo de lo que significa dedicarse a Dios: trabajar y servir en su
obra con fidelidad, estando atento a toda su Palabra y declarando su verdad siendo ejemplo para
con los demás (1º Samuel 3:20).

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