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Iglesia Evangélica Misionera,

Inc.

Escuela Bíblica
Dominical
Dios llama al joven Samuel

Y vino Jehová y se paró, y llamó como las


otras veces: !!Samuel, Samuel! Entonces
Samuel dijo: Habla, porque tu siervo oye.

1 Samuel 3:10
Dios llama al joven Samuel

Introducción
¿Qué podemos aprender de las desilusiones de la
vida?

¿Cómo debemos reaccionar cuando se producen?


Dios llama al joven Samuel
Objetivos del aprendizaje

Al terminar esta lección, podremos:

1. Apreciar el valor de perseverar en la oración

2. Reafirmar la importancia de escuchar la voz de Dios por


medio de una firme vida de oración.

3. Reconocer que la providencia de Dios en nuestras vidas,


y que Él tiene buenos planes para cada ser humano.
Dios llama al joven Samuel
I. Dios contesta la oración de Ana

a. Movida a orar (1 Samuel 1:10-16)

Ana y su esposo Elcana viajaban todos los años a Silo (1 Samuel 1:3).
Allí se había levantado el tabernáculo antes de la construcción del
templo de Salomón. Durante una de sus visitas, el sufrimiento de Ana a
causa de su esterilidad se hizo especialmente intenso, y fue al
tabernáculo a orar.

Durante el tiempo que estuvo orando, se sintió movida a hacer un voto al


Señor (v. 11). Este voto mostraba su entrega al Señor, puesto que le
prometió entregar a su hijo para que le sirviera… si Él se lo daba.
Dios llama al joven Samuel
I. Dios contesta la oración de Ana

a. Movida a orar (1 Samuel 1:10-16)

Mientras Ana oraba, el sumo sacerdote Elí observaba sus acciones


y había decidido que estaba ebria, lo cual era un serio delito. Así
que la reprendió (1:12-14).

Ana le explicó enseguida el motivo de su desesperación. Solo


estaba derramando ante Dios lo que había en su corazón (15, 16).
Ana estaba afligida y buscaba en el Señor una respuesta a su
oración.
Dios llama al joven Samuel
I. Dios contesta la oración de Ana

b. El resultado de la oración (1 Samuel 1:17-20)

Después de esa explicación, Elí notó que Ana era sincera y


piadosa, y respondió a su necesidad con palabras de aliento (1
Samuel 1:17,18). Las Escrituras hacen notar que hasta el rostro de
Ana cambió como resultado de aquella interacción con Elí.

¿Por qué es bueno que compartamos nuestras cargas con los


demás, y qué precaución debemos tener al hacerlo?
Dios llama al joven Samuel
I. Dios contesta la oración de Ana

b. El resultado de la oración (1 Samuel 1:17-20)

Nos sentimos fortalecidos al saber que otros creyentes nos apoyan


en oración, y que pueden guardar el secreto que compartimos con
ellos.

En la intercesión mutua encontramos fortaleza. Sin embargo,


también debemos ser sabios al hablar de las necesidades por las
que pedimos oración, sobre todo cuando la reacción de otros
podría desanimarnos.
Dios llama al joven Samuel
I. Dios contesta la oración de Ana

b. El resultado de la oración (1 Samuel 1:17-20)

Después de su encuentro con Elí, Ana se fue, transformada en su


aspecto externo y en sus expectativas. Poco después, Ana y su
esposo concibieron un niño. Ella reconoció que Dios se había
acordado de ella, y reconoció también su gracia al llamarlo
Samuel. En nombre significa literalmente “El nombre de Dios es
El”, y se refiere al poder de Dios.

¿Qué podemos aprender del ejemplo de Ana acerca de la


dedicación a la oración?
Dios llama al joven Samuel
I. Dios contesta la oración de Ana

b. El resultado de la oración (1 Samuel 1:17-20)

No se nos dice con precisión cuanto tiempo Ana oró pidiendo un


hijo, pero las Escrituras sugieren que fueron años (v. 2, 7). Con
todo, nunca se dio por vencida. Su situación la entristecía en
ocasiones, aunque mantenía firme su fe y su confianza en el
Señor.

La perseverancia de Ana no dependía de las circunstancias. Ella


había puesto su esperanza en el Señor, y creyó en Él hasta que
tuvo respuesta.
Dios llama al joven Samuel
II. Samuel es consagrado al Señor

a. Un voto para toda la vida (1 Samuel 1:21-23)

Como todos los años, Elcana y su familia fueron a Silo para ofrecer un sacrificio
al Señor (1 Samuel 1:3). En aquella ocasión lo hizo también en cumplimiento de
un voto que habían hecho al Señor (v. 21).
Pero Ana se quedó para cuidar de Samuel hasta el término de su lactancia. Por lo
general, este era un proceso de dos o tres años, o incluso seis.
Cuando cambió su dieta, Samuel pudo estar lejos de su hogar y su familia.
Entonces Ana lo presentó en el tabernáculo y lo dejo allí para que sirviera al
Señor (v. 22).
Dios llama al joven Samuel
II. Samuel es consagrado al Señor

a. Un voto para toda la vida (1 Samuel 1:21-23)


Ana entregaría aquel hijo, la respuesta a su oración, al servicio del
Señor por el resto de su vida.

Elcana estuvo de acuerdo con el deseo de su esposa de presentar a


Samuel (v. 23), lo cual confirmaba el compromiso que había hecho.
Samuel llevaría una vida completamente consagrada al Señor.

En 1 Samuel 2:19 vemos que Ana visitaba periódicamente a Samuel.


Dios llama al joven Samuel
II. Samuel es consagrado al Señor

a. Un voto para toda la vida (1 Samuel 1:21-23)

El joven era la encarnación de los años que Ana había intercedido


con todo el corazón.

Así también, nosotros debemos recordar las bendiciones de Dios,


alabándolo y viviendo conforme su plan para nuestra vida. También
es importante que continuemos en nuestra dedicación para mantener
las bendiciones de Dios en nuestra vida.
Dios llama al joven Samuel
II. Samuel es consagrado al Señor

b. Sacrificio y Alabanza (1 Samuel 1:24-28)

Por fin llegó el día en que Ana entregaría al joven Samuel al servicio
del Señor (1 Samuel 1:24,25). Lo llevó, junto con un excelente
sacrificio, y lo presentó a Elí en Silo.

Después de identificarse como la mujer que Elí había visto años antes
en oración ante Dios (v. 26), Ana le comunicó lo que el Señor había
hecho en respuesta a su petición (v. 27).
Dios llama al joven Samuel
II. Samuel es consagrado al Señor

b. Sacrificio y Alabanza (1 Samuel 1:24-28)

Después de que entregó a Samuel al cuidado de Elí, tanto ella como el


sacerdote irrumpieron en una sincera oración al Señor (v. 28). Es una
conclusión adecuada, coherente con la actitud y la disposición de Ana
durante los primeros años de formación de Samuel.

Lo más probable es que fuera una escena emotiva, puesto que ella
estaba entregando a su único hijo. Pero confiaba en que Dios tenía un
plan para la vida del muchacho.
Dios llama al joven Samuel
II. Samuel es consagrado al Señor

b. Sacrificio y Alabanza (1 Samuel 1:24-28)

Podemos experimentar diversas emociones cuando Dios nos llama a


andar por una senda difícil. Allí puede haber soledad, separación y
sacrificio. Pero debemos tener siempre presente que Dios tiene un
plan superior para nosotros, así como tuvo un maravilloso plan para
Samuel.

Si adoptamos un punto de vista más amplio, podremos tener una


actitud de alabanza.
Dios llama al joven Samuel
III. Llamado a ser profeta

a. Adquiriendo discernimiento (1 Samuel 3:1-10)


Samuel se inició en el ministerio en un momento de sequía
espiritual en Israel (1 Samuel 3:1). Las visiones y las
revelaciones habían cesado.
Al parecer, el pueblo había perdido el interés en Dios y en sus
caminos.

Había una necesidad de la palabra de un profeta como Samuel.


Dios llama al joven Samuel
III. Llamado a ser profeta

a. Adquiriendo discernimiento (1 Samuel 3:1-10)


En aquel tiempo, Elí estaba perdiendo la vista (4:15).

Esto se sumaba a otra tragedia presente en su vida. Sus hijos eran


hombres malvados y corruptos y Elí consintió que sirvieran en el
ministerio al Señor.

Finalmente, ambos murieron en la batalla, y el enemigo se llevó el


arca del pacto (4:11).
Dios llama al joven Samuel
III. Llamado a ser profeta

a. Adquiriendo discernimiento (1 Samuel 3:1-10)


En 1 Samuel 3:3-10 se nos describe la noche decisiva en la vida de Samuel.
Vemos la dedicación de Samuel en que estuvo dispuesto a levantarse tres
veces cuando pensó que había escuchado la voz de Elí (1 Samuel 3:5-9).

Cuando se dice que Samuel aún no conocía al Señor (v. 7), significa que
aún no había tenido una experiencia personal que lo capacitara para
conocer la voz de Dios. Sin embargo, su corazón consagrado a Dios, le
permitió muy pronto conocer al Señor como los hijos de Elí nunca lo
hicieron.
Dios llama al joven Samuel
III. Llamado a ser profeta

a. Adquiriendo discernimiento (1 Samuel 3:1-10)


Después de la tercera vez que Samuel va donde Elí, este se dio cuenta de
que era el Señor quien le hablaba a Samuel, así que le dijo que la próxima
vez que oyera la voz, respondiera al Señor (v. 8, 9).

La escena que sigue está llena de una solemne majestad. Al escuchar voz,
Samuel pidió humildemente al Señor que le hablara (v. 10). Dios le entregó
un importante mensaje en el cual anunciaba el juicio que vendría sobre la
familia de Elí a causa de sus pecados (v. 11-18).
Dios llama al joven Samuel
III. Llamado a ser profeta

a. Adquiriendo discernimiento (1 Samuel 3:1-10)


La experiencia de Samuel fue única en cuanto a los detalles
específicos. Son muy pocos los que oyen un mensaje de juicio que
deben comunicar a otros.

Nos podemos preparar de diversas maneras para escuchar su voz. El


desarrollo de las disciplinas más profundas de orar y leer la Biblia
nos sintonizará mejor con Dios y con su plan para nuestra vida.
Dios llama al joven Samuel
III. Llamado a ser profeta

a. Adquiriendo discernimiento (1 Samuel 3:1-10)


Podemos apartar un tiempo para buscar al Señor en un lugar
solitario alejados del ruido, libres de las distracciones que apartan
nuestra atención del Señor.

Y podemos reafirmar nuestra consagración a Dios a través de la


adoración y la alabanza, y comprometernos a cumplir su plan para
nuestra vida. Él tiene un mensaje para nosotros, así como lo tuvo
para Samuel. Y su voluntad es que nosotros escuchemos su voz.
Dios llama al joven Samuel
III. Llamado a ser profeta

b.Dando el mensaje de Dios (1 Samuel 3:19-21)

El Señor bendijo a Samuel, y dio autoridad a sus palabras (1


Samuel 3:19, 20). La autoridad profética de Samuel era evidente
para los israelitas.

Así como se propagaban las noticias de él, también se propagaba su


labor. Cuando el Señor llama a una persona y la unge
poderosamente, quienes la escuchan darán testimonio de ese
llamado.
Dios llama al joven Samuel
III. Llamado a ser profeta

b.Dando el mensaje de Dios (1 Samuel 3:19-21)

El Señor se reveló a Samuel por medio de su Palabra (v. 21).


Cuando seguimos leyendo en el capítulo 4, descubriremos que la
Palabra de Dios se convirtió en la palabra de Samuel (v. 4:1).
Hablaba con una autoridad que Dios mismos le había dado.

Dios sigue hablando hoy a través de sus hijos. Y aquellos que


escuchan pueden reconocer que la mano de Dios está obrando en
ellos.

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