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Horacio Quiroga

2020
Secuencia didáctica: Horacio Quiroga 1
SECUENCIA DIDÁCTICA: SEGUIMOS A UN AUTOR
Horacio Quiroga
PROPÓSITOS
1. Proponer variadas situaciones de lectura, escritura e intercambio oral y fomentar la reflexión sobre
los contextos de producción y recepción de esas prácticas.

2. Organizar el tiempo didáctico de manera que se garantice la continuidad y la diversidad en la


apropiación de las prácticas del lenguaje, con propósitos comunicativos claros, realizables en corto
plazo y compartidos con los alumnos.

3. Proponer a los alumnos situaciones de lectura y escritura que les permitan desenvolverse de
manera cada vez más autónoma y reflexiva y usar el lenguaje para aprender, organizar el pensamiento
y elaborar su discurso.

CONTENIDOS
1. Escuchar leer, leer solos y con otros diversas obras literarias usando diferente soportes: leer desde
una pantalla o desde un material impreso.
2. Usar el conocimiento sobre el género, el autor y el mundo para interpretar el texto.
3. Comentar las obras leídas grupal y colectivamente.
4. Leer textos informativos en torno a la obra.
5. Buscar y seleccionar información, registrar por escrito distintos aspectos del material seleccionado.
6. Comunicar lo aprendido y elaborar textos escritos de los conocimientos adquiridos, para ser leídos
por otros.
7. Organizar el texto y revisarlo en distintos momentos.
8. Explorar textos digitales que combinen información escrita, visual y con enlaces a contenidos online.
9. Escuchar audios y ver producciones audiovisuales de contenido literario.
10. Reflexionar sobre el lenguaje.

EVALUACIÓN
Se evaluará la producción de los textos y el grado de convencionalidad, la preparación y el
sostenimiento de la entrega de las distintas tareas, así como también, la participación en el desarrollo
de las actividades planificadas mediante la virtualidad o la presencialidad.

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ACTIVIDAD 1 CONOCEMOS AL AUTOR, HORACIO QUIROGA

El docente les compartirá a los niños el siguiente texto informativo acerca de Horacio Quiroga.

Horacio Quiroga es uno de los autores


recomendados por los diseños curriculares
para que los niños de Segundo Ciclo lean,
por ser considerado uno de los mayores
cuentistas latinoamericanos de todos los
tiempos.
Cuentos de la selva es una colección
de relatos infantiles protagonizados por
animales y ambientados en la selva misionera,
publicada en el año 1918. Horacio Quiroga se lo
dedicó a sus hijos, quienes lo acompañaban en
ese momento de su vida.
Algunos de los cuentos que forman parte
de la obra son: “La tortuga gigante”, ”, “El
loro pelado”, “La guerra de los yacarés”, “La
gama ciega”, “Historia de dos cachorros de
coatí y dos cachorros de hombre”, “La abeja
haragana”, “El paso del Yabebirí”.
Durante su vida, el escritor, tuvo que
afrontar grandes tragedias como el accidente
fatal de su padre, el suicidio de su padrastro
y de su primera esposa y el infortunado
accidente que protagonizó quitándole la vida a
su amigo Federico Ferrando.
Su amigo, el escritor Ezequiel Martínez
Estrada, definió la historia de vida de Quiroga
diciendo: “Ha sido, sin ninguna duda, la más
dramática y tremenda de sus obras. En parte
es reconocible en ella la mano del Destino (en No pudo soportar su enfermedad y su soledad
su biografía esto es impresionante y hasta (su esposa lo había abandonado). Tomó una
evidente), pero en gran parte fue forjada por fatídica decisión: beber un vaso de cianuro que lo
él, por su carácter (…) “. mató pocos minutos después entre espantosos
Fue profesor de castellano en el Colegio dolores. Uno de los deseos de Quiroga era que
Británico de Buenos Aires, publicó en la cuando muriera su cuerpo fuera cremado y sus
revista Caras y Caretas, escribió para cenizas esparcidas en la selva misionera. Sus
diversos diarios, trabajó en el consulado amigos resolvieron colocarlas en una urna hecha
uruguayo, vivió en ciudades y en la selva, fue de algarrobo que en la actualidad se encuentra en
amigo de Leopoldo Lugones, Alfonsina Storni, el Museo Casa Quiroga en Salto, Uruguay.
Baldomero Fernández Moreno.

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Luego de leer, el docente les pedirá a los niños que organicen en un panel los datos más relevantes
de la biografía de Quiroga.

El docente les mostrará este ejemplo:

Fue un escritor latinoamericano. Comenzó a escribir desde joven.


Nació el 31 de diciembre de 1878
en Salto, Uruguay.

Vivió muchas tragedias


en su vida personal. Cuentos de la
selva, libro que
dedicó a sus hijos,
es una de sus
obras literarias.

Decidió comprar
tierras en Chaco,
Argentina; es por este
motivo que muchos
de sus cuentos se
Horacio Quiroga
desarrollan en el Murió el 19 de
1878 - 1937
monte chaqueño y en la febrero de 1937
selva misionera. a los 58 años de
edad.

“Ten fe ciega, no en tu capacidad para el triunfo, sino en


el ardor con que lo deseas.”

Horacio Quiroga

El docente también les pedirá a los niños que recorran la web de manera segura para buscar textos
escritos por Horacio Quiroga.

El docente creará un padlet para que los niños publiquen allí los textos encontrados de dicho
autor. El padlet se llamará: La biblioteca de Horacio Quiroga. De esta manera, los estudiantes tienen la
posibilidad de leer y de acceder a textos del autor que estamos trabajando.

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ACTIVIDAD 2 LEEMOS: “LA GAMA CIEGA” DE HORACIO QUIROGA

El docente les pedirá a los niños que lean el siguiente cuento de Horacio Quiroga.
Había una vez un venado, una gama,
que tuvo dos hijos mellizos, cosa rara
entre los venados. Un gato montés
corrió a uno de ellos y quedó solo la
hembra.
Su madre le hacía repetir todas las
mañanas la oración de los venados que
decía:
• Hay que oler primero las hojas
antes de comerlas, porque algunas son
venenosas.
• Hay que mirar bien el río para estar seguros de que no hay yacarés.
• Cada media hora levante la cabeza bien alta para sentir el olor del tigre.
• Cuando se come pasto del suelo, hay que mirar siempre los yuyos para ver si hay
víboras.
Cuando la gamita aprendió todo esto bien, su madre la dejó andar sola.

Una tarde, sin embargo, vio un hueco


en un árbol lleno de bolitas rojas que
colgaban. Como era traviesa le dio un
cabezazo y salió de allí. Salieron muchas
mosquitas que no le picaron pero sí se
acercó a las gotitas, dulces y deliciosas.
¡Era miel!
Cuando le contó lo que sucedió a su
mamá, se enojó mucho y le aconsejó que
no se acercara a los nidos de abejas.
—¡Pero no pican, madre! Los tábanos y las uras sí pican, las abejas, no.
—Hoy has tenido suerte, hija. Hay abejas y avispas muy malas. No te acerques a ellas,
me darás un disgusto.
La gamita tranquilizó a su madre pero a la mañana siguiente fue derechito a los
nidos de abeja en busca de miel.

Se acordaba de las recomendaciones


de su madre pero pensó que exageraba,
como todas las mamás gamas.
Ese nido era distinto; las abejas
oscuras tenían una franja amarilla en
la cintura. Pensando que puesto que
las abejas eran más grandes, la miel
debería ser más rica, le dio un cabezazo
al nido. ¡Ojalá nunca lo hubiera hecho!
Salieron enseguida cientos de avispas
que le fueron a la barriga, a la cabeza, a la cola y sobre todo… a los ojos.
La gamita salió corriendo con sus ojos hinchados sin poder ver. Llorando
desesperadamente gritó…
—Mamá, mamá…
Su madre salió a buscarla porque estaba tardando mucho y la halló con sus ojos 5
rojos, completamente ciega. No sabía qué hacer ni qué remedios hacerle.
Mamá gama sabía que al otro lado del
monte vivía un cazador, que cazaba
también venados, pero era un hombre
bueno que tenía remedios.
La gama mamá tenía mucho miedo del
cazador pero como estaba desesperada,
se decidió a ir a pedirle ayuda. Obtuvo,
antes, una carta de recomendación del
oso hormiguero; que era un gran amigo
del hombre.
Para ayudarla no le dio nada escrito;
solo una cabeza de víbora seca que aún tenía los colmillos venenosos. Esa sería su
“carta” de recomendación.
—¡¡Gracias, amigo oso hormiguero!! —le dijo la mamá gama—. Usted es también una
buena persona —y salió corriendo en busca de su hijita.
Una vez en la casa del cazador, fueron muy bien recibidas gracias a la recomendación
del oso.

El cazador la examinó con un vidrio redondo bien grande y dijo:


—Esto no es gran cosa. Póngale pomada
en los dos ojos todas las noches y que use
estos lentes amarillos. Se curará.
El buen hombre no le cobró pero le
advirtió que tuvieran cuidado con los
perros de la otra cuadra, cuyo dueño
usaba para seguir el rastro de los
venados.
Tal como lo dijo el cazador, la gamita se
curó a los pocos días.
—¡Veo, mamá! ¡Ya veo todo!
Las dos lloraron de alegría después de veinte jornadas encerradas en el hueco de un
gran árbol.
Aunque curada, sana y contenta, la gamita quería pagarle al buen hombre que la curó
pero no sabía cómo.

Así fue que recolectó plumas de garza e hizo con ellas una especie de plumerito que
llegó todo mojado por la lluvia.
Estaba el hombre leyendo en su cuarto cuando oyó que llamaban. Al ver a la gamita,
se empezó a reír y la gamita, avergonzada porque creía que se burlaba de su pobre
regalo, se fue muy triste.
Buscó entonces plumas más grandes,
secas y muy limpias y una semana
después volvió con ellas.
Esta vez el hombre, cuya sonrisa había
sido por cariño, no rió porque la gamita
no comprendía la risa. Le dio, en cambio,
un tubo de tacuara lleno de miel que la
gamita aceptó loca de contenta.
Desde entonces fueron amigos. Se pasaban las horas charlando. El cazador ponía
siempre en la mesa un jarro lleno de miel y arrimaba la sillita para su amiga.
Por temor a los perros, la gamita iba solo en las noches tormentosas. Cuando caía
la tarde y empezaba a llover el cazador la esperaba mientras tomaba café y leía,
esperando el ¡tan– tan! conocido de su amiga. 6
El docente les propondrá a los niños las siguientes actividades.
● Leé atentamente el cuento “La gama ciega”, de Horacio Quiroga.

●Averiguá y escribí, en tu hoja, por qué el autor dice “… una gama, que tuvo dos hijos
mellizos, cosa rara entre los venados”.

● Marcá con una X lo que le hacía repetir todos los días la mamá venado.

Hay que oler primero Hay que mirar el Cada media hora
las hojas antes de cielo siempre para levante la cabeza
comerlas, porque ver qué es lo que bien alta para sentir
algunas son venenosas. hacen las águilas. el olor del tigre.

Hay que mirar la copa Hay que mirar bien el Cuando se come pasto
de los árboles para estar río para estar seguros del suelo, hay que mirar
seguros de que no hay de que no hay yacarés. siempre los yuyos para
pájaros carpinteros. ver si hay víboras.

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El docente entregará a los niños las siguientes actividades de reflexión.

Para seguir reflexionando


● Leé la siguiente historieta con atención.

● Respondé, en tu hoja, con oraciones


completas:

- ¿Qué le pasó a la gamita por desobedecer a su


mamá?
- ¿Qué hizo la mamá ante el problema?
- ¿Qué es una gama? ¿A qué animal se parece?
- ¿Cuáles son las reflexiones que hace Bernardo
mientras va leyendo el cuento “La gama ciega”?
- ¿Qué otras podríamos agregar después de leerlo?
- Horacio Quiroga, su escritor, quiso transmitir a
través de su cuento varias enseñanzas. ¿Cuáles?

● Confeccioná en tu hoja una ficha informativa


acerca de los venados.

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ESCUCHAMOS UN CUENTO
ACTIVIDAD 3 DE HORACIO QUIROGA DESDE LA WEB

El docente invitará a los niños a escuchar desde la web un texto llamado “La guerra de los yacarés”
de Horacio Quiroga.

Te invito a entrar a este link para poder hacerlo:


https://www.youtube.com/watch?v=quZrWXRSpjU

ESCUCHÁ
...el cuento todas las veces que
quieras. También quiero que
Y MIRÁ...
sepas que este cuento es parte
de los Cuentos de la selva de
Horacio Quiroga.

TAMBIÉN
...el cuento completo si entrás a

... este link:


PODÉS LEER https://www.literatura.us/
quiroga/yacares.html

El docente les pedirá a los niños


que averiguen qué son los Cuentos
de la selva.

El docente les mostrará a los niños


el índice del libro Cuentos de la selva
para que puedan leer los títulos de
los cuentos que contiene.

Luego el docente les pedirá a los


niños que subrayen los títulos de los
cuentos que ya leyeron.

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El docente les propondrá las siguientes actividades:

LA GUERRA DE LOS YACARÉS


● A continuación te presentamos la introducción del cuento “La guerra de los yacarés”, de Horacio
Quiroga.
● Las siguientes palabras se escaparon del relato, ubicalas donde corresponde y así podrás encontrarle
sentido:
TRANQUILOS RUIDO PROFUNDO ALARMADO

HOMBRE YACARÉ HUMO LEVANTÓ SIESTA

“En un río muy grande, en un país desierto donde nunca había estado el
, vivían muchos yacarés. Eran más de cien o más de mil. Comían
peces, bichos que iban a tomar agua al río, pero sobre todo peces. Dormían la
en la arena de la orilla, y a veces jugaban sobre el agua cuando
había noches de luna.
Todos vivían muy y contentos. Pero una tarde, mientras
dormían la siesta, un yacaré se despertó de golpe y la cabeza
porque creía haber sentido ruido. Prestó oídos, y lejos, muy lejos, oyó efectivamente un
ruido sordo y . Entonces llamó al que
dormía a su lado:
—¡Despiértate! —le dijo—. Hay peligro.
—¿Qué cosa? —respondió el otro, .
—No sé… siento un desconocido.
Al día siguiente vieron pasar un vapor, haciendo mucho ruido y lanzando tanto
que oscurecía todo el cielo…

● El texto continúa así…


Los yacarés se miraban
unos a otros: ¿qué podía
ser aquello? Pero un
yacaré viejo y sabio, el más
sabio y viejo de todos, un
viejo yacaré a quien no
quedaban sino dos dientes
sanos en los costados de
la boca, y que había hecho
una vez un viaje hasta el mar, dijo de repente:
—¡Yo sé lo que es! ¡Es una ballena! ¡Son grandes y echan agua blanca por la nariz! El
agua cae para atrás.
Al oír esto, los yacarés chiquitos comenzaron a gritar como locos de miedo,
zambullendo la cabeza. Y gritaban:
—¡Es una ballena! ¡Ahí viene la ballena!
Pero el viejo yacaré sacudió de la cola al yacarecito que tenía más cerca.
—¡No tengan miedo! —les gritó—. ¡Yo sé lo que es la ballena! ¡Ella tiene miedo de
nosotros! ¡Siempre tiene miedo!

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ACTIVIDAD 4 CUENTO: EL LORO PELADO DE HORACIO QUIROGA
El docente le entregará el siguiente texto para que los niños lean.

EL LORO PELADO
Había una vez una bandada de loros que
vivía en el monte. De mañana temprano iban
a comer choclos a la chacra, y de tarde
comían naranjas. Hacían gran barullo
con sus gritos, y tenían siempre un loro
centinela en los árboles más altos para ver
si venía alguien.
Un día un hombre bajó de un tiro a un loro
centinela, el que cayó herido y peleó un
buen rato antes de dejarse agarrar. El peón
lo llevó a la casa, para los hijos del patrón.
Los chicos lo curaron porque no tenía más que
un ala rota.
El loro se amansó completamente y se curó muy
bien. Se llamaba PEDRITO. Aprendió a dar la pata,
le gustaba estar en el hombro de las personas y les hacía
cosquillas en la oreja. A las cuatro o cinco de la tarde, que era la hora en que tomaban
el té en la casa, el loro entraba también en el comedor, se subía por el mantel y comía
pan mojado en leche. Decía: ¡Buen día, lorito! ¡Rica la papa! ¡Papa para Pedrito!
Decía otras cosas más que no se pueden decir, porque los loros aprenden con
facilidad malas palabras. Era un loro feliz, además de libre.
Un día de sol radiante, volaba lejos, hasta que vio debajo de él, muy abajo, el río Paraná,
que parecía una lejana y ancha cinta blanca. Se asentó en un árbol a descansar cuando
de pronto vio brillar en el suelo, dos luces verdes, como enormes bichos de luz. Fue
bajando de rama en rama, hasta acercarse. ¡Era un tigre! Estaba agachado, mirándolo
fijamente.
– ¡Buen día, tigre! -le dijo- ¡La pata, Pedrito!...
– ¡Buen día! -le respondió el tigre con voz ronca.
– ¡Rico té con leche! -le dijo- ¡Buen día, Pedrito! ¿Querés tomar té con leche conmigo,
amigo tigre?
El feroz animal creyó que el loro se reía de él, y además, como tenía a su vez hambre, se
quiso comer al pájaro hablador.
– ¡Acercate un poco que soy sordo! -le mintió el tigre.
El loro no pensaba sino en el gusto que tendrían en la casa cuando se presentara a
tomar té con leche con aquel magnífico amigo. Y voló hasta otra rama más cerca del
suelo.
– ¡Rica, papa, en casa! -repitió gritando cuanto podía.
– ¡Más cer-ca! ¡No oigo! -repetía el tigre.

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El pobre loro se acercó aún más y el tigre dio un terrible salto alcanzándolo con la
punta de las uñas a Pedrito.
No lo mató, pero le arrancó todas las plumas del lomo y la cola entera ¡No le quedó una
sola pluma!
– ¡Tomá! -rugió el tigre-. Andá a tomar té con leche…
El loro, gritando de dolor y de miedo, se fue volando, pero no podía volar bien porque le
faltaba la cola, que es como el timón de los pájaros.
Una vez en la casa se miró en el espejo de la cocina. Era el pájaro más raro y feo que
puede darse. ¿Cómo iba a aparecerse en el comedor con esa figura?
Voló hasta un hueco de un eucalipto y se escondió tiritando de frío y de vergüenza.
Lo buscaron por todas partes. ¡Cómo lo extrañaban! Pero Pedrito permaneció en su
cuevita hasta que le crecieron nuevas plumas. Una tarde, la familia sentada a la mesa
vio entrar a Pedrito muy tranquilo, balanceándose como si nada hubiera pasado.
– ¡Pedrito, lorito! -le decían- ¿Qué te pasó, Pedrito? ¡Qué plumas tan brillantes tiene
Pedrito!
El loro no hablaba, solo comía pan mojado en té con leche.
Al día siguiente, sentado en su hombro, le contó lo sucedido al dueño de casa: el paseo
al Paraguay, el encuentro con el tigre. Cantaba: ¡Ni una pluma! ¡Ni una pluma en la cola
de Pedrito!
El señor que iba a comprar una piel de tigre que le
hacía falta para la estufa, quedó muy contento
de tenerla gratis. Y volviendo a la casa a
buscar la escopeta, emprendió junto con
Pedrito su viaje a Paraguay. Convinieron
que cuando el loro viera al tigre, lo iba
a entretener con su charla para que
el hombre pudiera acercarse con la
escopeta.
El tigre se enfureció al ver que el
loro que él había atacado tenía nuevas
plumas. Juró que esta vez no se le
escaparía.
– ¡Buen día! ¡Rico pan con leche! ¡ESTÁ AL
PIE DEL ÁRBOL!
– ¡Acercate que soy sordo!... -repitió el tigre.
– ¡Rica papa! ¡¡ATENCIÓN!! ¡¡CUIDADO VA A
SALTAR!!
Evidentemente, el tigre saltó. Al mismo tiempo el hombre
disparó y mató al felino.
El loro, el hombre y el tigre muerto regresaron a la casa.
Vivieron en adelante muy contentos. Pedrito no se olvidaba de lo que le había hecho el
tigre y viendo su piel al lado de la estufa, lo invita a tomar el té con leche.
– ¡Rica papa! -le decía–. ¿Querés té con leche? ¡Papita para el tigre!
Y todos se morían de risa. Y Pedrito también.

Horacio Quiroga

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El docente les propondrá las siguientes actividades a los niños.
● Leé varias veces el cuento "El loro pelado", de Horacio Quiroga.

● Reescribí estas oraciones reemplazando la palabra subrayada por su sinónimo o frase sinónima.

Había una vez una bandada de loros que vivía en el monte.

Hacían gran barullo con sus gritos.

Tenían siempre un loro centinela en los árboles más altos.

El peón lo llevó a la casa, para los hijos del patrón.

● Escribí cómo te imaginás al loro y al tigre del cuento.

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● Explicá con tus palabras lo que sucedió en el cuento después de…

Un día un hombre bajó de un tiro a un loro centinela, el que


cayó herido y peleó un buen rato antes de dejarse agarrar.
El peón lo llevó a la casa, para los hijos del patrón. Entonces

Se asentó en un árbol a descansar cuando de pronto vio


brillar en el suelo, dos luces verdes, como enormes bichos
de luz. Fue bajando de rama en rama, hasta acercarse. ¡Era
un tigre!. Entonces

Al día siguiente, sentado en su hombro, le contó lo sucedido


al dueño de casa: el paseo al Paraguay, el encuentro con el
tigre. Cantaba: ¡Ni una pluma! ¡Ni una pluma en la cola de
Pedrito! Entonces

● Reflexioná y respondé en tu hoja.

- ¿Qué opinás de la caza de animales?

- ¿Qué opinás de la actitud del dueño del loro?

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LAS MEDIAS DE LOS FLAMENCOS
ACTIVIDAD 5 DE HORACIO QUIROGA

El docente le pedirá a los niños que observen el


siguiente video, en el cual se narra el cuento "Las medias
de los flamencos", de Horacio Quiroga.

Los niños deberán ingresar este link en su buscador:


https://www.youtube.com/watch?v=nmPhunFzEhw

Luego el docente los invitará a los niños a ver y a


escuchar el cuento narrado accediendo a este link:
https://www.youtube.com/watch?v=BP6ygofmIe4
Cuentos para imaginar: Las medias de los flamencos -
Canal Pakapaka.

A continuación el docente les compartirá el texto para que lo niños lo lean, luego podrán contestar
las siguientes preguntas:

- ¿Quiénes no tenían traje para ir al baile y qué solución les dio la lechuza?

- ¿Quiénes eran las anfitrionas de la fiesta y qué paso cuando descubrieron el material con
que estaban hechas las medias?



- ¿Te pareció correcta la actitud de los personajes? ¿Por qué?

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LAS MEDIAS DE LOS FLAMENCOS

GRAN BAILE EN EL RíO


ESPERAMOS A TODOS LOS ANIMALES QUE TENGAN GANAS DE DIVERTIRSE.
VENIR CON LAS MEJORES GALAS Y BIEN PERFUMADOS.
ABSTENERSE LOS MALHUMORADOS, MALOLIENTES Y MALVESTIDOS.
Las víboras del río

Todos los animales querían ir al baile


y, además, estar bellos. Las víboras,
como eran las anfitrionas, se esmeraron
mucho para tener el mejor vestido.
Los flamencos estaban muy tristes.
No encontraban ningún traje. El más
pesimista de ellos decía:
-¡Así no nos van a dejar entrar al baile!
-¡Si al menos encontráramos algo
para pintar nuestras patas blancas...!
-suspiraba otro.
Después de pensar un
largo rato, a uno se
le ocurrió:
-¿Y si nos ponemos unas medias
rayadas bien largas?
-¡Claro! -contestaron todos.
Inmediatamente levantaron vuelo y
fueron a la tienda del pueblo.
-¡Toc-toc! -golpearon con sus picos.
-¿Quién es? -respondió la dueña de la
tienda.
-Somos los flamencos. ¿Tiene medias
rayadas?
-No. Las medias rayadas se agotaron
en el pueblo.
-¡Qué mala suerte tenemos! Yo se los
anticipé: ¡no vamos a poder ir al baile!
-dijo el flamenco más pesimista.
Los pobres flamencos tenían las alas
por el suelo. Se sentaron en el cordón
de la vereda para encontrar una
solución a su problema.

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De pronto pasó una lechuza y, como los vio tan preocupados,
les ofreció su ayuda. Prometió volver con unas medias rayadas.
Se fue volando y al rato regresó con unas medias realizadas
con cuero de víboras que ella había cazado la semana anterior.
-Aquí tienen lo que les prometí -les dijo la lechuza.
Los flamencos saltaban de alegría.
-¿Cómo te vamos a agradecer este favor? -dijo uno de ellos.
-Siguiendo este consejo que les doy: bailen toda la noche,
bailen sin parar, bailen de costado, de cabeza, como ustedes
quieran; pero no paren ni un momento, porque en vez de bailar
van entonces a llorar.
Y diciendo estas palabras, la lechuza desapareció.
Los flamencos enseguida se pusieron las medias hechas
con cuero de víboras y muy contentos se fueron volando al
baile.
Cuando llegaron a la fiesta, todos se quedaron asombrados
de las medias que tenían puestas. Enseguida las víboras
quisieron bailar con ellos para verlas más de cerca. Cosa que
les resultó imposible, porque los flamencos no paraban de
saltar y bailar.
Después de un rato, las víboras comenzaron a desconfiar.
Era raro que los flamencos no se dejaran ni ver ni tocar sus
medias.
Una víbora pensó: ¡Ya se van a cansar de tanto saltar!
Y así fue. Un flamenco, muy cansado, tropezó con un sapo,
se tambaleó y se cayó. Enseguida las víboras corrieron a
mirar las patas del flamenco para descubrir de qué material
estaban hechas aquellas misteriosas medias.
-¡Ahhhhhhhhhhh, no lo puedo creer! -gritó una víbora.
-¡Esas medias están hechas de cuero de víboras! -exclamó otra.
Los flamencos temblaban de miedo y no sabían qué hacer. Quisieron volar pero estaban tan
cansados que no podían ni siquiera agitar un ala.
Sin dudarlo, las víboras se enroscaron en sus patas y empezaron a morderles las medias. Y luego
continuaron con las patas. Los flamencos no aguantaban más el dolor. Saltaban y picoteaban
a las víboras para poder sacárselas de encima. Pero era imposible. Recién cuando las víboras
comprobaron que no había ni rastros de las medias, dejaron de morderlos.
Los flamencos inmediatamente volaron hasta el río para poder meter sus patas en el agua y
aliviar su dolor. Entonces se dieron cuenta de que sus patas, que eran blancas, estaban rojas por
el veneno de las víboras.
Desde ese día, los flamencos deben pasar mucho tiempo con sus patas en el agua para calmar el
ardor que sienten en ellas.
A veces el dolor es tan grande que levantan una pata y quedan así horas enteras, porque no
pueden estirarla.
De esta manera fue cómo los flamencos, que tenían patas blancas, pasaron a tener patas rojas.

Adaptación de un cuento de Horacio Quiroga

Secuencia didáctica: Horacio Quiroga 17

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