Es indiscutible que, entre los escritores de cuentos hispanoamericanos, Horacio Quiroga y Julio Cortázar marcaron un punto en la historia. Estos autores le dieron camino al cuentista profesional, dejando a un lado el descuido y la improvisación, también enriquecieron el relato traspasando todas las fronteras establecidas en la literatura latinoamericana. Tanto Quiroga como Cortázar se preocuparon por la mayoría de los aspectos teóricos y prácticos con los que se escribía un cuento, lo que llevo a este subgénero narrativo infravalorado a otro nivel en el mundo literario. Sin duda alguna, Quiroga con el “Decálogo del perfecto cuentista” marco las leyes internas de la narración y buscó con tenacidad que el cuentista transmitiera aquello que realmente deseaba narrar sin perder la esencia original del autor. Por otro lado, en “Algunos aspectos del cuento” Cortázar a través de su discurso describe lo que debe tener un buen cuento y su proceso de creación enlazando este con el lenguaje poético, ya que, un buen cuento debe contener metáforas que perduren en la memoria del lector, complementando las leyes descritas por Quiroga. En la literatura se expresa la palabra a través de la letra donde expresa sus ideas, mensajes, enseñanzas desarrollando en él, la imaginación de un mundo ficticio, mágico, romántico, seductor, entre otros. Entonces, los cuentos clásicos se han caracterizado por su intensidad, la unidad de acción, la secuencia de acciones y la sorpresa final, sin embargo, en los cuentos de estos autores mencionados predomina, en mi opinión personal, el tema de la muerte incluso cuando no se presenta directamente en el personaje o como parte de la historia. Entre los distintos cuentos de Horacio Quiroga esta por resaltar, “Las moscas”, en que la agonía y la muerte son el tema principal, en el que guía al lector a una realidad universal para todos en el que somos incapaces de escapar. Para muchos e inclusive para mi la muerte es algo del destino, en el que no se puede escapar, en este cuento se evidencia la agonía y el sufrimiento que transcurre en un hombre que sabe que su muerte es inevitable. En otros cuentos como “La gallina degollada” la muerte es más directa, desde el nombre del cuento y durante todo el transcurso de la historia, narrando a niños que a cierta edad quedan “idiotas” o como dio entender Quiroga, con una muerte cerebral, hasta el asesinato de su hija a manos de sus hermanos. Este cuento me demuestra lo que el descuido y el desamor pueden llegar a hacer, incluso los celos y la envidia, se puede decir que motivaron a la muerte de la hermana menor. Por otro lado, se encuentra “El almohadón de plumas”, donde la muerte inevitable se presenta progresivamente a través del cuento, se podría decir que es muy parecido a “Las moscas”, sin embargo, el sufrimiento expresado en la narración no se encuentra en el personaje principal, se expresa en su esposo, la agonía y e dolor de saber que pronto le llegará el final a su prometida, sin embargo, al mismo tiempo se expresa esa leve esperanza por evadir ese inevitable fallecimiento, de cambiar el destino y ser diferente. Asi mismo, en “A la deriva” se expresa esa lucha constante por sobrevivir, pero en este cuento se expresa directamente en el personaje principal, donde la agonía que se siente al leer el cuento se vive en ‘carne propia’, ya que son los sentimientos y pensamientos del protagonista hacia el lector. Por último, en “El hijo” es un cuento mas brutal y directo, en el que muchos lectores se sienten identificados. En primera instancia se denota la muerte cerebral tardía que vive el padre del niño por los acontecimientos traumantes que sufrió por el fallecimiento de su mujer, posterior a eso, la angustia de perder a su único hijo varón inunda su mente y la esperanza del lector porque ese no sea su final, nuevamente aparece, sin embargo, la muerte se refleja nuevamente en el cuento. Por lo que, este autor nos intenta narrar el destino que todos vamos a vivir, aunque se presenten momentos de esperanza por parte nuestra, es un destino inevitable una vez llega a nosotros. En cambio, en Julio Cortázar, aunque trata el tema de la muerte en sus narraciones no lo hace de manera directa y cruda como Quiroga, este se aprecia una timidez y reserva ante este tema, y es probable que se deba a la vida de Julio en su niñez, esa cercanía a la muerte, violencia y reservación pueda llevar a Cortázar a mantener cierto sigilo e intriga hasta llegar al punto de la muerte. En “La continuidad de los parques” se expresa constantemente los deseos de asesinato que presenta el protagonista por amor, aunque no es el tema principal o el centro de la historia, hace parte fundamental en esta. En mi opinión, en este punto el autor expresa esta muerte o asesinato como algo trascendental e inusual en el encuentro de amantes, por lo que, sin duda alguna, genera sentimientos tanto en el amante como en la esposa. En “La noche boca arriba”, este tema de la muerte Cortázar se centra mayormente en todos esos pensamientos que vienen antes del destino final, donde nace la esperanza y el deseo de encontrarnos en otro lugar, ajenos a la situación que se vive en el momento. En este cuento, el protagonista vive sus últimos momentos huyendo de la muerte y fantaseando con encontrarse en otro lugar completamente diferente. Se resalta también la descripción de todas las sensaciones físicas del protagonista como el miedo, la angustia y la desorientación hacia una muerte inevitable, sensaciones que juegan un rol importante en nuestras vidas, ya que, incluso religiones y gobiernos juegan con ellas para incurrir en la manipulación. Aunque los dos autores aborden los temas de manera diferente y desde perspectivas diferentes debido a sus crecimientos y experiencias, siempre se presencia y denota este tema en sus cuentos. Ya que, indudablemente es un tema presente en la vida de todos, un punto de realidad dentro del mundo fantástico creado por ellos, un material para identificar al lector con su narración, en el que se realizan asociaciones en la mente de este y perduran para llevar el cuento a otro nivel. Se concluye que los dos autores abogaron por la creación de mundos ficticios a los cuales perteneciera el narrador, o en caso contrario, que la presencia de este fuera mínima, resaltando el papel del protagonista y sus sentimientos y sensaciones. Ambos otorgaron mayor importancia al discurso que a la fabula del relato y exaltaron en él la economía de medios expresivos. Ambos creyeron en la necesidad de construir un diseño estructural que tuviera en cuenta los efectos posibles sobre el lector, de allí el valor importante a la intensidad y a los temas de la vida cotidiana como la muerte.