Está en la página 1de 4

Introducción

Se define como gran quemado a pacientes que sufren lesiones por daño
térmico que afecta más del 30% de su superficie corporal. (Tramonti, et al.,
2018). También se produce un desarrollo precoz de un estado de
hipermetabolismo e hipercatabolismo severo, con un gasto energético (GE) que
puede duplicar el GE de reposo, pudiendo persistir estas alteraciones durante
meses tras la agresión térmica inicial. El daño térmico es una importante causa
de pérdida de macronutrientes (proteínas) y micronutrientes vitaminas) a
través de las áreas quemadas. (Moreira, Burghi & Manzanares, 2017)

Requieren soluciones nutricionales únicas, ya que las consecuencias


metabólicas son profundas y constituyen un desafío constante. La extensión de
la quemadura afecta directamente la rehidratación, el soporte nutricional y las
intervenciones. En este tipo de pacientes presentan un mayor riesgo de pérdida
de masa corporal magra y una producción radial libre potencialmente dañina.
(Rollins, Huetther, Neumeister & Michael 2017).

Comprender la respuesta fisiológica al estrés por quemaduras, reconocer el


mayor riesgo de déficit nutricional y aplicar pautas de tratamiento médico y
nutricional basadas en evidencia son factores clave para apoyar la
recuperación de los pacientes después de una lesión por quemaduras. (Rollins
et al., 2017)

La nutrición de los pacientes con quemaduras sigue siendo un desafío y


muchas características los hacen únicos en comparación con otros pacientes.
Los pacientes con quemaduras importantes tienen necesidades elevadas de
energía y proteínas. Es cada vez más probable que las proporciones de los
diferentes sustratos en los alimentos (proteínas, glutamina, glucosa y lípidos)
difieran de las de la población sana. La efectividad de la complementación
temprana con oligoelementos ahora está bien establecida, mientras que el
papel de los suplementos de vitamina C y D debe confirmarse. (Berger &
Pantet, 2016).
Discusión

En pacientes gran quemados se debe iniciar con nutrición enteral de manera


inmediata ya que estudios indican que la NE se inicia en la primeras 4 a 6
horas después de la quemadura, ayuda a lograr un balance positivo de
nitrógeno, aumenta los niveles de insulina para apoyar la curación, reduce los
niveles de catecolaminas, cortisol, y glucagón con un aumento de
inmunoglobulinas. Además tiene otros beneficios como mantener la integridad
intestinal, un sistema inmunológico saludable y generalmente se tolera en la
mayoría de los pacientes. (Rollins et al., 2017)

Se debe de suspender la nutrición enteral cuando el paciente pueda satisfacer


consistentemente al menos el 60% de las necesidades de energía estimadas
por vía oral. (Rollins et al., 2017)

Por lo general, los pacientes pueden desarrollar intolerancia a la alimentación


enteral durante los episodios sépticos. Debido al uso de dosis altas de
opioides, la movilidad gastrointestinal puede verse reducida (Berger & Pantet,
2016). También se sugiere la colocación de una sonda para nutrir al paciente
por vía parenteral esto, puede mejorar la tolerancia a pesar de la estasis
gástrica, que es una complicación común de las quemaduras mayores. (Rollins
et al., 2017)

No obstante, la NP debería ser considerada como la primera intervención


nutricional cuando la funcionalidad del intestino delgado se encuentra tan
afectada por la respuesta sistémica a la quemadura que es imposible la
digestión y absorción. (Torres & Jimenez, 2016)

Las controversias y polémicas en torno a los beneficios y perjuicios de la


Nutrición parenteral vs. Nutrición enteral han sido finalmente superados. Ambas
modalidades de apoyo nutricional encuentran acomodo en los cuidados
generales del paciente quemado siempre que se cumplan las indicaciones para
ello. Ninguna de las dos está exenta de complicaciones. Lo importante siempre
será satisfacer las necesidades nutricionales del paciente para asegurar los
objetivos del tratamiento. (Torres & Jiménez, 2016)
En la lesión posterior a la quemadura, aumenta el riesgo de síndrome de
realimentación, una condición caracterizada por niveles muy bajos de potasio,
magnesio y fósforo, que pueden volverse letales si no se tratan. Además, las
formulaciones de NP con contenido de lípidos insuficiente pueden conducir a la
deficiencia de ácidos grasos esenciales. (Rollins et al., 2017)

La infusión de nutrición parenteral también puede conducir a la atrofia del tracto


gastrointestinal y conlleva un mayor riesgo de translocación bacteriana. (Rollins
et al., 2017). Por lo tanto la nutrición enteral y parenteral es un componente
esencial del tratamiento de gran quemados, esto ayudara a disminuir las
complicaciones del hipermetabolismo y el catabolismo proteico y mantener la
cicatrización y reparación tisular.
Bibliografía:

 Berger, M. M., & Pantet, O. (2016). Nutrition in burn injury: any recent
changes?. Current opinion in critical care, 22(4), 285-291.
 Moreira, E., Burghi, G., & Manzanares, W. (2018). Metabolismo y terapia
nutricional en el paciente quemado crítico: una revisión actualizada.
Medicina Intensiva, 42(5), 306-316.
 Rollins, R. D., & CNSCa, F. H. (2017). Clinician’s Guide to Nutritional
Therapy Following Major Burn Injury. Burn Care: Rescue, Resuscitation,
and Resurfacing, An Issue of Clinics in Plastic Surgery, E-Book, 44(3),
555.
 Torres, & García. (2016). Sobre el apoyo nutricional del paciente
quemado. Revista Cubana de Alimentación y Nutrición, 26(2), 337-364.
 Tramonti, N., Lema, J., Araujo, M. B., Basilico, H., Villasboas, R. M.,
Laborde, S., & Caminiti, C. (2018). Resultados de la implementación de
un protocolo de soporte nutricional en grandes quemados pediátricos
internados en la Unidad de Cuidados Intensivos. Archivos argentinos de
pediatría, 116(4), e515-e521.

También podría gustarte