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El documento habla sobre los priones, partículas proteicas patógenas que causan encefalopatías espongiformes. Los priones pierden su estructura proteica natural y adquieren una nueva conformación que los hace resistentes a la degradación. Esto les permite propagarse e infectar el cerebro de otros organismos, causando espasmos y demencia fatal. Algunas enfermedades causadas por priones son la scrapie en ovejas, el mal de Kuru en humanos y la enfermedad de las vacas locas. No existen tratamientos
Descripción original:
En este escrito se presenta un resumen de los priones y su funcionamiento básico, así como las enfermedades que causan, con un punto de perspectiva personal apegado a la bibliografía reportada.
El documento habla sobre los priones, partículas proteicas patógenas que causan encefalopatías espongiformes. Los priones pierden su estructura proteica natural y adquieren una nueva conformación que los hace resistentes a la degradación. Esto les permite propagarse e infectar el cerebro de otros organismos, causando espasmos y demencia fatal. Algunas enfermedades causadas por priones son la scrapie en ovejas, el mal de Kuru en humanos y la enfermedad de las vacas locas. No existen tratamientos
El documento habla sobre los priones, partículas proteicas patógenas que causan encefalopatías espongiformes. Los priones pierden su estructura proteica natural y adquieren una nueva conformación que los hace resistentes a la degradación. Esto les permite propagarse e infectar el cerebro de otros organismos, causando espasmos y demencia fatal. Algunas enfermedades causadas por priones son la scrapie en ovejas, el mal de Kuru en humanos y la enfermedad de las vacas locas. No existen tratamientos
Los priones: el apocalipsis zombie de la vida real. Los patógenos, causantes de la mayoría de enfermedades existentes, tienen una amplia variedad y orígenes. Desde las bacterias de nuestro tracto digestivo, hasta el virus responsable de la pandemia actual (SARS-CoV-2), pasando por infinidad de sustancias químicas orgánicas o inorgánicas; todos son patógenos de distinta naturaleza que tiene una capacidad potencial de causar enfermedades desde leves hasta mortales; pero tal vez uno de los patógenos más interesantes, pero a la vez más desconocidos, son los priones.
¿Qué son los priones? Para responder esta interesante pregunta
primeramente debemos hacer un repaso sobre qué son y cómo funcionan las proteínas. Como sabemos, las proteínas son probablemente los biopolímeros más importantes que existen, ya que desempeñan funciones estructurales, reguladoras, hormonales, de transporte, y un sinfín más de papeles que podríamos destacar. Estos biopolímeros se constituyen por cadenas de aminoácidos (estructura primaria), que vendrían a ser los bloques de la construcción de la proteína, que se unen entre sí mediante enlaces peptídicos. Pero lo que más nos interesa para este ensayo es la conformación espacial de las proteínas (estructura secundaria), es decir, como esta cadena de aminoácidos se pliega en el espacio concediendo formas específicas a la proteína, y como cambia esta estructura tridimensional (renaturalización). Este plegamiento es de gran importancia ya que este es el que dictamina la función biológica dentro de la célula de todas las proteínas, y si esta estructura secundaria falla, el polipéptido puede perder todas sus funciones. Es aquí donde nosotros vamos a centrar nuestra atención, ya que, en una visión simple, los priones son partículas proteicas que han perdido su conformación espacial natural y han adquirido una nueva función altamente patógena, conduciendo a una falla fatal de la célula.
Los priones pueden tener dos principales orígenes conocidos hasta la
actualidad: son de carácter hereditario y se manifiestan cuando ocurre una traducción incorrecta del ADN a proteína, o bien, pueden originarse por distintas formas de contagio. Nosotros nos apegaremos a la segunda causa y es lo que atañe al título del ensayo.
Ya vimos un poco acerca de la descripción de los priones, ahora veremos
el cuadro clínico, es decir, que enfermedades puede causar. Los priones causan un amplio grupo de enfermedades que se denominan encefalopatías espongiformes o encefalopatías por priones. Estas enfermedades, como su nombre lo indican, afectan al encéfalo, es decir, al cerebro. Se denominan espongiformes porque causan una degradación de los tejidos esponjosos del cerebro, como la materia gris, y en general provocan un daño importante a todo el sistema nervioso central.
La primera enfermedad que se reporta y que se sabe es de origen priónico,
es la comúnmente denominada Scrapie (rascarse, por su traducción del inglés). Esta enfermedad se identificó hace más de dos siglos en ovejas, y se caracterizaba porque estos animales tenían episodios donde se rascaban intensamente causando daños en la piel; los síntomas posteriores eran espasmos musculares involuntarios y temblores incontrolables, siendo fatal en todos los casos. Con esto nos hacemos una idea del cuadro sintomatológico de las encefalopatías espongiformes, ya que es muy parecido en las distintas enfermedades de origen priónico. Otro ejemplo, pero en humanos, es el mal Kurú, reportado entre las tribus de Papua Nueva Guinea. Está enfermedad se caracteriza igualmente por estos espasmos musculares involuntarios, además de demencia grave y muerte. El que se considera el origen de esta enfermedad es ciertamente grotesco: se atribuye a que estas tribus canibalizaban el cerebro de sus familiares muertos como forma de honrarlos. Una vez que se eliminó esta práctica, lo hizo igualmente el mal Kurú. Pareciera de ficción, como si de zombies se tratase, que se comen el cerebro de sus víctimas y esparcen una enfermedad. Ejemplos hay muchos, como la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, la enfermedad de Gerstmann-Sträussler, el insomnio fatal familiar, padecimientos de que afecta a humanos (los últimos dos de origen hereditario); el mal de las vacas locas (trasmisible a humanos a través de la ingesta de carne contaminada), o tal vez el ejemplo más actual, la enfermedad de los ciervos zombies. Todas estas enfermedades se caracterizan por espasmos musculares (ataxia), pérdida de la autonomía y motilidad, demencia progresiva severa y finalmente la muerte, causado por lesiones importantes en el cerebro debido a los priones.
Aun no se ha establecido un mecanismo claro en la literatura de cómo se
propagan e infectan los priones ya que puede resultar complejo el analizarlos. Siendo muy superficiales, veamos una abstracción sencilla de cómo puede ocurrir. Ya establecimos que los priones son proteínas que tenían una función natural y que se volvieron patógenas, a la partícula natural se le denomina PrP y la patógena PrPc; según se reporta, para que surja una nueva PrPc debe existir una previa interacción PrP-PrPc, es decir, la variante patógena que surge por herencia o por contagio, al entrar en contacto con una variante sana, la variante sana se vuelve patógena, en un proceso infeccioso claro donde PrPc podría actuar como enzima y PrP como sustrato. Este proceso ocurre en muchos tejidos del organismo, pero principalmente en el cerebro, esto hace sentido por qué el mal Kurú surgía al comer cerebros humanos. Una vez el PrPc entra en el cuerpo, este puede llegar hasta el cerebro y comenzar a renaturalizar a las PrP para volverlas patógenas, en un periodo de “incubación” que se sabe pueden ser muy largos, generalmente de años (antes del acuñamiento del termino prion en 1982 por Prusiner, se les conocía como “virus lento”). Una vez que la concentración de PrPc es considerablemente alta, se detona la encefalopatía espongiforme, con una rápida progresión.
Una pregunta trascendente en esta descripción es como la partícula puede
llegar integra hasta el cerebro sin descomponerse (obviando el hecho de una contaminación directa, por ejemplo, en una cirugía cerebral). Para responderla debemos analizar un poco de las propiedades físico-químicas e los PrPc. Como sabemos, las proteínas pueden desnaturalizarse (perder su estructura espacial) debido a altas temperaturas, cambios de pH, aplicación de detergentes o por la acción de enzimas proteasas encargadas de romper y degradar proteínas. Bueno, la PrPc por su nueva conformación espacial es resistente a la desnaturalización incluso por la acción de proteasas y detergentes, a diferencia de PrP que es una proteína normal y puede desnaturalizarse con mecanismos comunes. Así, la PrPc puede sobrevivir a la digestión y llegar hasta los tejidos, infectándolos.
Los tratamientos de enfermedades por priones son casi inexistentes y se
consideran fatales en la mayoría de casos (o probablemente, en todos).
Actualmente la tasa de manifestación anual de encefalopatías
espongiformes se mantiene en 1 caso por cada millón de habitantes, siendo considerablemente baja. Eso no significa que no pueda representar un riesgo epidemiológico; ya se están realizando estudios sobre el tema y cada vez queda más claro que en un futuro las encefalopatías espongiformes puedan causar una epidemia como la que vivimos actualmente, y por los síntomas neuronales que se presentan, es verdaderamente aterrador.
Así que anotemos, no consumir cerebros y menos si son humanos, si es
que queremos evitar el apocalipsis zombie de la vida real.
Espero esta lectura haya sido de su agrado.
Referencias Bibliográficas Arranz Martínez, E., Trillo-Sánchez-Redondo, G., Ruiz-García, A., & Ares-Blanco, S. (2010). Prion diseases: Prion encephalopathies. SEMERGEN - Medicina de Familia, 443-448. Carcamo-Lobos, Á. B.-C. (s.f.). Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob y Demencias Rápidamente Progresivas: Una Revisón a la literatura. Colegial, C., Silva, F., Pérez, C., Saavedra, M., Fernández, W., Pardo, R., . . . Vergara, I. (1999). Encefalopatía por Priones. Revista de la Facultad de Medicina Universidad Nacional de Colombia, 13-20. Farías, G., Núñez, P., Padilla, D., & Goicochea, J. (2004). Patologías producidas por priones. Electronic Monographs of Veterinary Pathology, 1-16. Gasset, M., & Westaway, D. (s.f.). Primer Congreso Virtual Iberoamericano de Neurología. Obtenido de Primer Congreso Virtual Iberoamericano de Neurología: https://www.svneurologia.org/congreso/priones-1.html Rey-Gayo, A., & Calbo, F. (2002). Protein structure: Folding and prions. Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica, 161-167. Villegas-Lanau, C. (2010). Enfermedades por priones: de la clínica a la biología molecular. Acta neurol Colomb, 26:87-111.