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En esta fase de la niñez el trabajo psicosocial consistirá en hacer internos aquellos mandatos
enseñados a partir del moralismo propiciado en la infancia. El niño intentará transferir aquellas
pautas culturales apropiadas y permitidas por las figuras parentales, para lo cual aprenderá a
“autovigilarse”, poniendo en juego su propia voluntad y su capacidad para autodeterminarse
en relación al modelo y a las herramientas/recursos provistos por los padres y otras personas
mayores significativas. “Con esta finalidad, los padres y otros mayores lo comparan (lo
enfrentan) con lo que él podría llegar a ser si él (o ellos) no estuvieran vigilantes, con lo cual se
crean dos autoimágenes opuestas: una, que caracteriza a una persona encaminada hacia el
tipo de expansión y autoafirmación deseadas en su hogar y en su cultura; y otra imagen
negativa (muy omino- 74 Claudio A. Urbano, José A. Yuni sa) de lo que se supone que uno no
es y que sin embargo es potencialmente” (Erikson, E., 2000)
En esta fase del ciclo vital que abarca la niñez temprana el trabajo psicosocial consistirá en
aprender a independizarse de las figuras parentales significativas en lo que respecta a las
pautas de autodeterminación. El niño esbozará las bases de su autonomía poniendo en juego
la confianza básica obtenida en la infancia; se autorizará a ensayar sus propias normas; se
fijará sus propios permisos y prohibiciones como un intento de re-afirmar su propia
individuación. En esta fase del ciclo del desarrollo "el niño tratará a veces de actuar en forma
totalmente independiente identificándose del todo con sus impulsos rebeldes, o de volverse
dependiente una vez más, haciendo de la voluntad de otros su propia compulsión. Al equilibrar
estas dos tendencias, el poder volitivo rudimentario da apoyo a una maduración de la libre
elección y a la vez de la autorrestricción.
El aprendizaje psicosocial de esta fase del desarrollo consistirá en superar la tensión entre la
necesidad de independizarse de la voluntad ajena y la puesta en duda por parte de un otro
representante de la autoridad, mediante la sanción crítica de un juicio que lo avergüence por
su accionar. El adolescente hace uso de su pensamiento intelectualizado y fantasioso
proyectándose a sí mismo en algún movimiento grupal cuya motivación es “el mejoramiento
de la humanidad”. Surge aquí la adhesión a movimientos sociales, políticos, religiosos, como
una manera de autoafirmarse dentro de la estructura social. Sin embargo, cuando el
adolescente pone en juego sus aspectos no tan saludables puede tener actitudes combativas
respecto de la sociedad, manifiestas en conductas de rebeldía que atentan contra las normas
de convivencia. Este adolescente se incluye en “patotas” y efectúa conductas violentas, actos
de indisciplina y de desafío sistemático a las normas de las instituciones en las que participa;
todas manifestaciones de agresividad hacia un orden establecido. En esta búsqueda de “saber
quién es” el adolescente puede mirarse a sí mismo a través de figuras que le confieren
cualidades positivas o, por el contrario, identificarse con figuras negativas que representan la
transgresión de las normas. El adolescente comienza a sentirse un "igual", y en ocasiones se
siente excluido, tratado como a un niño, subestimado en sus capacidades. Esto le produce,
además de angustia, un sentimiento de injusticia. En un primer momento el adolescente no
diferencia entre lo que significa representar un rol (ejercer una actividad que otorga una
posición dentro de la estructura social) y lo que significa definirse a sí mismo en su modo de
ser (en aquello que le da sentido). En la búsqueda de encontrar su lugar social el adolescente
se encuentra determinado por la acción más que por la reflexión. Es por esto que explora
diferentes modos de manifestarse en el exterior atravesando lo que Erikson (1960) denomina
“moratoria psicosocial”. Esta consiste en un período admitido socialmente en donde el sujeto
puede experimentar diferentes roles y funciones, sin la responsabilidad de asumir ninguno de
ellos. La adolescencia se convertiría en la antesala de ensayo de diferentes modos de ser, en
un laboratorio en el que el adolescente aprende roles, los pone en juego y evalúa su utilidad y
el sentido que le aportan a su proyecto vital. Por eso, Aberastury (1959) sostiene que en el
adolescente conviven “identidades transitorias”, que son circunstanciales y que tienen por
objetivo el lograr la propia individuación y experimentar diferentes funciones, que le provean
diferentes conceptos de sí mismo. El adolescente a través de la experimentación de diferentes
roles y funciones percibe que la sociedad, es decir: el mundo de los adultos, impone
“estereotipos” o “modalidades de ser adolescente” con los que trata de definir, caracterizar y
modelar sus cambios. Es entonces, que siente que la sociedad es injusta y que debe aportar
sus potencialidades en la Psicología del desarrollo. Enfoques y perspectivas del Curso Vital 75
desplegar su propia autoridad; de lo contrario, el Yo quedaría sujetado a la dependencia
sumisa de la voluntad de otro, o bien, a la rebeldía impulsiva por realizar la propia voluntad
oponiéndose a toda norma colectiva.
Desarrollo psicosexual
Educación primaria 6- 12 años
A partir de los siete años hasta aproximadamente los diez o doce en función de los
autores consultados se entra en la denominada FASE DE LATENCIA. En esta fase no
existe ninguna zona erógena preponderante, considerándose como una etapa de
tranquilidad.
Es una etapa de grandes amores y de relaciones sentimentales que, en algunos casos,
pueden ir dirigidos hacia personas del mismo sexo. En esta edad se determina, de
forma en que esta se manifestará a través de determinado tipo de prácticas. En esta
edad niños y niñas empiezan a tener conciencia de su masculinidad o su femineidad,
dándoles sentido a través de las diferencias que observan en el mundo adulto.
Es un periodo relativamente estable de su evolución, que durara hasta, el inicio de la
pubertad, en el la personalidad evoluciona y se equilibra en base a los progresos
intelectuales, afectivos y de relación social.
Pre.pubertad
En esta etapa se empezaran a producir los primeros cambios fisiológicos propios de la
pubertad maduración órganos sexuales, también cambios a nivel psicológicos lo que
tendrá como consecuencia el entrar en conflicto con categorías mentales más adultas
y, así infantiles a la vez. Se producirá una cierta inestabilidad de la afectividad, se darán
reacciones contradictorias y aparecerá una mayor dificultad en comprenderse a sí
mismo y en comprenderlos.
Centros de interés
Grupo de 10 a 12 años deberíamos empezar a trabajar, aunque a un nivel más
elemental, algunos de los contenidos propuestos para Educación Secundaria. De todas
maneras, la mayoría de los alumnos y alumnas habrían de tener, hacia el final de este
ciclo educativo, un buen conocimiento de los temas propuestos.
A medida que se avance en esta etapa van adquirir especial relevancia los aspectos
relacionados con la pubertad primeras eyaculaciones en los chicos, menarquia en las
chicas, el ciclo menstrual y cambio corporales.
En este nivel de desarrollo va a adquirir especial relevancia la valoración positiva de la
amistad y de todos aquellos aspectos relacionados con la cooperación y la ayuda a los
demás, siendo capaces de manifestarlo en variadas situaciones.
Lactancia Tardía
En esta subetapa aparecen las características propias del periodo de latencia. Entre
ellas, aparecen un mayor equilibrio entre las distintas instancias psíquicas del aparato
psíquico.
Es en este momento de la latencia donde se consolida el desarrollo del Yo y de
Superyó (Instancias psíquicas componentes del aparato psíquico).
Se desarrolla el autocontrol y la autovaloración adquiridos a través de las experiencias
de logros, reconocimientos y valoraciones por parte del entorno familiar y escolar.
El periodo de latencia puede describir como una estampa del desarrollo psicosexual de
los niños, que se caracteriza por la represión de la sexualidad infantil y mientras a nivel
psíquico se desarrolla las nuevas estructuras del psiquismo.
Desarrollo psicosocial
Etapa Industriosidad frente a inferioridad
Desde los seis años hasta la pubertad, los niños comienzan una sensación de orgullo en
sus logros. Inicia proyectos, los siguen hasta terminarlos. Se animan y refuerza a los
niños por su iniciativa, comienza a sentirse trabajadores y tener confianza en su
capacidad para alcanzar metas.
Si esta iniciativa no se anima y es restringida por los padres, profesores, el niño
comienza a sentirse inferior, por lo tanto no alcanza todo su potencial.