Está en la página 1de 271

Esta traducción fue hecha sin fines de lucro.

Es una traducción de fans para fans.


Si el libro llega a tu país, apoya al autor comprándolo. También
Puedes apoyar al autor con una reseña o siguiéndolo en las redes sociales y
Ayudándolo a promocionar su libro.
¡Disfruta la lectura!
NOTA
Los autores (as) y editoriales también están en Wattpad.
Las editoriales y ciertas autoras tienen demandados a usuarios que suben
sus libros, ya que Wattpad es una página para subir tus propias historias. Al subir
libros de un autor, se toma como plagio.
Ciertas autoras han descubierto que traducimos sus libros porque están
subidos a Wattpad, pidiendo en sus páginas de Facebook y grupos de fans las
direcciones de los blogs de descarga, grupos y foros.
¡No subas nuestras traducciones a Wattpad! Es un gran problema que
enfrentan y luchan todos los foros de traducciones. Más libros saldrán si se deja
de invertir tiempo en este problema.
También, por favor, NO subas CAPTURAS de los PDFs a las redes
sociales y etiquetes a las autoras, no vayas a sus páginas a pedir la traducción
de un libro cuando ninguna editorial lo ha hecho, no vayas a sus grupos y
comentes que leíste sus libros ni subas las capturas de las portadas de la
traducción, porque estas tienen el logo del foro.
No continúes con ello, de lo contrario: ¡Te quedarás sin Wattpad, sin foros
de traducción y sin sitios de descargas!
STAFF
Julie

Ana_V.U Tolola DiaNaZ


Sahara Gesi Jeenn 05
Bells767 Jadasa Camila Cruz
Madhatter Anna Karol mimi_jm
Julie Val_17 Beatrix
Miry johanamancilla IsCris

Lizzy Avett' Anakaren Julie


Anna Karol Danita Pame .R.
Dayi Cullen Gesi Sahara

Julie Vane’
ÍNDICE
Sinopsis Capítulo 27
Prólogo Capítulo 28
Capítulo 1 Capítulo 29
Capítulo 2 Capítulo 30
Capítulo 3 Capítulo 31
Capítulo 4 Capítulo 32
Capítulo 5 Capítulo 33
Capítulo 6 Capítulo 34
Capítulo 7 Capítulo 35
Capítulo 8 Capítulo 36
Capítulo 9 Capítulo 37
Capítulo 10 Capítulo 38
Capítulo 11 Capítulo 39
Capítulo 12 Capítulo 40
Capítulo 13 Capítulo 41
Capítulo 14 Capítulo 42
Capítulo 15 Capítulo 43
Capítulo 16 Capítulo 44
Capítulo 17 Capítulo 45
Capítulo 18 Capítulo 46
Capítulo 19 Capítulo 47
Capítulo 20 Capítulo 48
Capítulo 21 Capítulo 49
Capítulo 22 Capítulo 50
Capítulo 23 Capítulo 51
Capítulo 24 Epílogo
Capítulo 25 Sobre la Autora
Capítulo 26
SINOPSIS
El chico de al lado siempre la ha dejado sin aliento.
Joey...
No diría que me escapé exactamente; con veintidós años soy demasiado
grande para eso.
Yo lo llamaría autopreservación.
Tengo un objetivo: proteger mi corazón del chico de al lado que no tiene
ni idea de que lo he amado toda mi vida, incluso con un asiento en primera fila
en la puerta giratoria de su dormitorio.
Mi plan de escape casi funcionó.
Excepto que dejé una cosa atrás.
Logan Carter secuestró mi corazón, y ahora es el momento de recuperarlo.
Esta vez para siempre.
Logan...
No diría que he estado mintiendo todo este tiempo; no sobre todo.
No sobre cuánto extraño a mi mejor amiga, y definitivamente no sobre lo
enojado que estoy porque se fue sin apenas despedirse.
Ella es la última persona que esperaba que me abandonara, y su ausencia
dejó un gran agujero en mi pecho.
Cuando Joey Grayson baje del autobús, sé que haré cualquier cosa para
que se quede en casa, y eso significa descubrir la verdad.
Pero no estoy seguro de cómo decirle mis verdades cuando estoy viviendo
tantas mentiras.
Texas Nights, #3
PRÓLOGO
Traducido por Ana_V.U
Corregido por Lizzy Avett’

Antes de esta noche, mi relación sexual más significativa ha sido con el


cabezal de mi ducha.
Déjenme decirle que se necesitan agallas para comprar un cabezal de
ducha extraíble en la Ferretería DeLuca cuando la señora DeLuca te mira como
si supiera que lo golpearás contra tus partes privadas cuando llegues a casa.
Desafortunadamente, la valentía ha sido fugaz en mi vida, pero ese fue
uno de mis momentos más valientes.
Igual que este.
Sin embargo, por alguna razón, no siento el alivio que pensé que sentiría.
Y no estoy hablando de la falta de un orgasmo.
Se supone que esto —engancharme con Trent— se trata de dejar atrás el
pasado, a alguien que no puedo tener y seguir adelante. De vivir mi vida en lugar
de sentirme siempre atrapada en el asiento trasero del viaje de otra persona.
Trent está haciendo lo mejor que puede. Va despacio y habla suavemente.
Es amable.
Y el sexo es… bueno.
Excepto que me duele el cuerpo, y no de manera agradable. Pero la
primera vez de una chica no siempre se siente bien, ¿verdad?
Parpadeo, preguntándome si se supone que debo sentirme tan insensible.
Tan desconectada.
Pero como si acabara de ser atropellada por un automóvil y mi cuerpo
tarda unos segundos en procesar el dolor, la presa de la emoción finalmente se
rompe.
Una lágrima. Entonces dos. Hasta que un río entero cae en cascada por mi
cara, mi conciencia se opone a lo que acabo de hacer.
Objetando al hombre que se cierne sobre mí con el ceño arrugado por la
preocupación. Porque todo se ve mal. Huele mal. Se siente mal.
Cabello negro en lugar de rubio oscuro. Ojos marrones en lugar de azules.
Manos suaves en lugar de ásperas.
—Joey, cariño. ¿Estás bien? —Incluso la forma en que me habla está mal.
Lo empujo lejos de mí, haciendo una mueca cuando sale de mi cuerpo, y
me acurruco en la almohada que huele al resto de este hotel. —Sí. Solo tomé
demasiado. Lo siento. —Intento amortiguar el sollozo enterrándome más en la
ropa de cama.
Su mano recorre mi columna vertebral, un gesto para calmarme, supongo.
Trent es un buen tipo. No es su culpa que esté enamorada de otra persona. De
hecho, nos unimos en nuestro dolor mutuo. Él se está recuperando de una mala
ruptura. Fue su idea que yo “rompa el sello” y lo use para olvidar a Logan.
No es que Logan haya sido mío.
Trent probablemente solo quería un revolcón. No puedo culparlo. ¿Un
enganche seguro con una virgen de veintidós años sin condiciones? ¿Qué hombre
con sangre roja rechaza eso? Nadie a quien conozca.
Pero se supone que esto me ayudará a cortar los lazos con Logan. De eso
se ha tratado este viaje a Florida. Para crecer y superarlo.
Necesitaba hacer algo. ¿Qué mujer que se respeta en este día y año, pasa
toda su vida suspirando por el chico de al lado cuando él dejó en claro que ella
no era su tipo? Que la ama como amiga. Que la ve como su amiga. Su compinche.
Tal vez incluso una hermana pequeña.
Lloro más fuerte. Porque sé, tan segura como estoy de que el sol saldrá por
la mañana, a pesar del temor que arde en mi alma en este momento, que Logan
me ama. Como amiga. Que incluso después de no hablar con él durante meses,
probablemente recibiría una bala por mí. Que probablemente le molestaría que
se lo haya dado a un tipo que solo conocí durante unas semanas después de pasar
toda una vida esperando entregarme a alguien que amo.
Bueno, me cansé de esperar.
Después de años de ver a mi mejor amigo engancharse con otras mujeres,
finalmente reuní agallas. Solo desearía que se sintiera mejor.
No importa porque Logan nunca sabrá lo que he hecho.
He estado en la zona de amigos y estoy lista para seguir adelante.
Y para cuando lo vea en la boda de su hermano este verano, espero que
mi corazón lo haya dejado ir.
1
Traducido por Sahara
Corregido por Lizzy Avett’

Los secretos son lo más condenatorio de los pueblos pequeños. Secretos y


mentiras.
Lo sé.
Revuelvo mi taza de café de mierda de la gasolinera y observo cómo otro
autobús entra en el polvoriento depósito de Texas, dejando a otro grupo de
personas. Descienden, entornando los ojos al sol abrasador de julio mientras se
estiran, probablemente deseando haber gastado el dinero extra para volar en vez
de usar el autobús hasta Austin.
Si Joey me hubiera dicho que tomaría el puto autobús desde Florida, le
habría dado el dinero para un vuelo.
Me libero de la punzada de arrepentimiento y rabia que me invade cada
vez que pienso en ella. No, si quisiera mi ayuda, me habría contestado cualquiera
de mis mensajes de texto en los últimos seis meses.
La ansiedad retuerce mis entrañas. Me preocupa cómo está. Me da miedo
que haya viajado desde tan lejos sola. Me enfurezco por sentirme tan impotente
cuando se trata de esta chica.
Cuando el chofer del autobús arroja las maletas desde el compartimento
lateral del Greyhound, un hombre levanta su bolso y comienza a alejarse, excepto
que hace una pausa, mira a su alrededor y se quita algo de la mano.
Su anillo de bodas.
¿Ven lo que quiero decir? Secretos.
Un minuto después, un todoterreno entra en el aparcamiento y él saluda
al conductor. Una joven bonita sale de su vehículo y corre a sus brazos. Supongo
que no es su mujer.
Pongo los ojos en blanco y una oleada de ira se asienta junto con el café y
los nervios que se agitan en mi pecho.
¿Es realmente tan difícil cumplir tus promesas, idiota?
Razón doscientos por la que no tengo novia: si no puedes concentrarte en
una relación, si no puedes ser comprometido y fiel, entonces no tengas una. No
es tan difícil.
Alcanzando el tablero de mi camioneta, enciendo el aire acondicionado.
Un golpe en el hombro me hace temblar, y mi amigo Patrick hace un gesto
hacia el reloj. —Por tercera vez, ¿a qué hora entra su autobús?
Mi corazón golpea contra mi esternón. —En diez minutos.
—Sin ofender, pero pareces un poco jodido. ¿Estás bien?
Me encojo de hombros, sin molestarme en mencionar que olvidé que él
estaba en el camión. —Solo quiero terminar con esto.
Se ríe y me da una mirada burlona. —Estoy seguro de que a Joey le
encantaría saber cómo te sientes.
Mis manos se aprietan contra el volante, años de frustración giran bajo la
superficie, pero aparto esa mierda. —Joey no sabe que voy a venir. Cree que Tori
va a recogerla.
Le pidió a la prometida de mi hermano, que también es su buena amiga,
que viniera a buscarla. Si soy sincero, me duele. Pero ¿cómo podía preguntarme
cuando no contesta el maldito teléfono?
Los ojos de Patrick se abren. —Maldición, hijo. Esto debería ser divertido.
Presiono las palmas de mis manos en mis ojos, el agotamiento de la última
semana hace estragos. —Cody no se sentía bien esta mañana, y Tori tuvo que
llevarlo al médico. De otra manera…
Me duele terminar la siguiente oración, así que no lo hago. Pero la verdad
es que no habría tenido idea de que Joey volvería a casa hoy si Cody no se hubiera
enfermado.
Supuse que volvería pronto ya que mi hermano Ethan y su prometida Tori
se casarán en dos semanas, y Joey es una de las damas de honor, pero nadie me
dio detalles. Tori ha estado extrañamente silenciosa sobre el tema de mi mejor
amiga. O ex mejor amiga.
Mierda.
Me froto el pecho, sobre el dolor que comenzó cuando Joey se fue con
apenas una palabra como explicación. Un minuto estábamos tomando fotos de
vacaciones con mi familia, y luego, puf, ella se fue. Me dejó un mensaje vago, algo
sobre la necesidad de seguir con su vida, lo que realmente me confundió, y luego
trasladó a su abuela para estar cerca de su familia en Florida. Sabía que su tío se
había ofrecido a ayudar a trasladar a Rosalie, pero Joey nunca pareció estar
dispuesta a irse.
Hasta el diciembre pasado.
Cuando su hermano puso a la venta la casa de su abuela la primavera
pasada, casi me enfurecí hasta que recordé que volvería para la boda.
No estoy seguro de cómo se pasó de que Joey y yo habláramos casi a diario
a que la chica que ha sido mi sombra desde que éramos niños me hiciera el vacío,
pero eso es lo que pasó.
Estoy enojado. Con ella por tratar nuestra amistad como si no significara
nada. Conmigo mismo por no saber lo que le pasa. Porque obviamente algo le
pasó para que se marchara como si su trasero estuviera en llamas.
Siempre me he enorgullecido de estar presente para Joey cuando nadie
más estaba. Creí que teníamos algo especial. Algo significativo. Somos la llamada
telefónica desde la cárcel del otro, por el amor de Dios. Es mi compañera de
atracones de Netflix cuando realmente quiero ver una película y relajarme.
Patrick asiente. —¿Vienes a la hoguera? —Cuando no digo nada porque
estoy demasiado absorto pensando en este desastre con Joey, él gime—. Vamos,
hombre. Han pasado años desde que saliste con nosotros.
Es mi primera noche libre en semanas, y todo lo que quiero hacer es pedir
una pizza, tomar una cerveza y estar frente a mi pantalla plana con Joey, si es que
podemos superar lo que pasó entre nosotros este año.
—¿No me digas que nos estás abandonando por otra chica? —Se ríe por lo
bajo—. ¿Con cuál has estado saliendo? ¿Felicia, Deb o Anna?
No tengo idea de quién habla, pero eso es porque soy un mentiroso y ya
no puedo mantener mi mierda en orden.
—Seguro. Una de ellas. —Es la única forma de hacer que se calle. No
puedo explicar a qué dedico mi tiempo sin desentrañar una mentira demasiado
grande como para disimularla una vez que ha salido a la luz.
Mi teléfono zumba en la consola que hay entre nosotros, pero antes de que
pueda cogerlo, el nombre parpadea. Lo silencio y lo meto en el bolsillo.
Una rápida mirada a Patrick me dice que vio más de lo que debería.
Levanta las cejas. —Una nueva, ¿eh? ¿Es una nena?
No respondo porque no hay forma de responder esa pregunta de manera
adecuada. No estoy seguro de cuándo me convertí en una persona “correcta”,
pero no puedo negar que los últimos años me han jodido.
Tararea. —Tenía la intención de preguntarte... No te importaría si invitara
a salir a Joey, ¿verdad? El código de hermanos se aplica un poco porque eres su
mejor amigo o cualquier cosa platónica rara que tengan, y te pones furioso
cuando los chicos se le insinúan, así que pensé que debería preguntar. Pero se
veía tan sexy en su Instagram que me hizo pensar.
“Furioso”, así es. Lo último que quiero es que uno de mis amigos idiotas
la moleste. Probablemente querría cenar y follar como al resto de mis amigos, y
no hay manera de que aguante esa mierda. Joey no es una chica de sexo casual.
No me malinterpreten. Me encantan las mujeres que tienen sexo casual.
Son casi todas las que he probado en sentido horizontal, pero sé lo suficiente
como para no meterme con nadie que quiera un anillo en ese dedo. Y digo que
no pesques en ese estanque si solo buscas atrapar y soltar.
Mis ojos se estrechan. —¿Y crees que eres lo suficientemente bueno para
Josephine? —Porque sé que Patrick no se molestará en despertar a su perezoso
trasero cuando Joey se quede afuera de su casa en medio de la noche o necesite
que la lleven a casa después de hacer un doble turno en el salón. Y mi chica se
merece a alguien que sea un hombre para ella.
Comienza a murmurar una respuesta, pero levanto la mano. —Retrocede.
¿Qué Instagram? ¿Joey tiene una cuenta? —Ella odia IG.
Sus cejas se levantan. Probablemente porque nunca en la historia de Joey
y yo, Patrick ha sabido algo de ella antes que yo.
Metiendo la mano en el bolsillo, palmea su teléfono y busca algo, luego
estoy mirando a la chica hermosa con la cara que conozco tan bien como la mía.
Maldita sea, la echo de menos. Nunca pensé que extrañaría tanto a esa
chiquilla.
Siempre iba detrás de mí y de su hermano Silas cuando era pequeña. Con
coletas desiguales y una sonrisa amplia. Siempre tropezando y raspándose las
rodillas o los codos. Siempre necesitando ayuda para subir al tobogán o
queriendo un empujón en los columpios.
Silas y yo somos cuatro años mayores. Solíamos ser los mejores amigos
hasta que nuestras familias se pelearon. Entonces éramos solo Joey y yo. Lo que
sea que haya pasado entre nuestros padres no afectó a nuestra amistad, aunque
no puedo culparla por quedarse conmigo en lugar de con Silas, ya que es un
idiota. Al fin y al cabo, fui yo quien se arrastró por un pozo abandonado para
sacarla cuando se cayó de pequeña, y no su estúpido hermano, que se encontraba
allí mismo.
Me desplazo por tres o cuatro fotos, maravillado por su bronceado dorado
y su piel suave. Mirando las pecas que salpican sus mejillas. Miro un poco más
de la cuenta su carnoso labio inferior y la forma en que su vaporoso top se ciñe a
su pequeño cuerpo.
Mis ojos vuelven a dirigirse a sus labios. A la delicada curva de su cuello
y a la forma en que su collar cuelga entre sus pechos redondos y turgentes.
Pero años de patear mi propio culo para no dejar que las cosas se pongan
raras entre nosotros obligan a mi atención a pasar por encima de su escote. A sus
ojos.
Joey tiene los ojos grises más expresivos, de esos que tranquilizan,
engatusan y acarician. Estas fotos no muestran la profundidad de sus ojos.
De alguna manera, es diferente. Distante.
Me produce un escalofrío.
¿Qué le ha pasado a mi mejor amiga?
Pero no tengo tiempo de husmear más porque su autobús llega a la
estación.
2
Traducido por Ana_V.U
Corregido por Lizzy Avett’

Cuanto más se acerca el autobús a nuestro destino, más fuerte late mi


corazón. El sudor se acumula en mi espalda y debajo de mis brazos a pesar de
que tengo las rejillas de aire acondicionado dirigidas a mi cara.
Después de veintisiete horas en un autobús que cruza el país, no me hago
ilusiones sobre cómo me veo. El cabello raído retorcido en un moño loco. Sin
maquillaje. Círculos debajo de mis ojos. Y me siento tan nerviosa que apenas he
podido comer o dormir a pesar de estar exhausta. Ni siquiera la novela en mi
viejo Kindle es suficiente para mantener mi atención.
Gracias a Dios Tori me está recogiendo y no Logan, pero sé que no puedo
evitarlo para siempre.
No quieres evitarlo para siempre, tonta.
Esa es la peor parte… la parte ansiosa y hambrienta de mí que se muere
por verlo.
Me meto las dos manos debajo de los muslos para no morderme las uñas.
Menuda esteticista sería si me presentara en la boda de Tori con las manos como
si me las hubiera roído un gremlin. La situación de mi cabello ya es bastante mala
en este momento.
Cuando salí de Texas, no pensaba que regresaría tan pronto. La boda de
Tori con Ethan se me vino encima. Reservé este boleto de autobús en febrero, y
en aquel entonces, julio me pareció tiempo de sobra para poner mi vida en orden
y mis emociones a raya, pero con cada kilómetro que pasa, mi ansiedad aumenta
como si estuviera a punto de salir por la pasarela de un barco pirata en lugar de
visitar a viejos amigos.
—Cariño, ¿te gustaría uno de estos? —pregunta la señora Reynolds a la
vez que sostiene una garra de oso, con el celofán arrugado en su mano curtida.
—No, gracias, pero lo aprecio.
Tuve la suerte de sentarme junto a una anciana muy amable durante las
últimas veinte horas, y aunque parece el tipo de persona que acurruca a sus nietos
y les canta canciones de cuna antes de acostarse, amenazó con cortar las bolas del
matón que me acosó por una mamada en la parada de descanso de Port Arthur.
—No has comido nada en todo el día. ¿Estás nerviosa por ver a ese chico?
Cuando dos mujeres del sur se sientan una al lado de la otra durante este
período de tiempo, seguramente se contarán sus historias de vida, incluso si hay
una diferencia de edad de cincuenta años.
—Sí, señora. Estoy nerviosa. —Trago, deseando tener un poco de agua—.
Pensé que irme fue lo correcto. Estaba tan herida, ¿sabe? Y no quería decirle a él
nada de lo que me arrepintiera, así que yo… yo no dije nada en absoluto, pero
ahora me pregunto si debería haberlo hecho. Logan siempre ha estado a mi lado,
y no es como si supiera… —No puedo culparlo por no saber cosas que nunca he
dicho en voz alta.
Se me llenan los ojos de lágrimas y abanico mi rostro con la mano porque,
maldita sea, no quiero ser un desastre cuando lleguemos a la estación. Aunque a
Tori no le importará. Me envolverá en sus brazos y me contará chistes divertidos
hasta que me ría.
De alguna manera, me las arreglo para mantener la calma mientras la
señora Reynolds me acaricia la mano. —¿Y qué hay de tu hermano? Apuesto a
que estará feliz de verte.
Uno pensaría eso, pero no. Silas siempre me ha visto como un dolor en el
culo.
Sollozando, me encojo de hombros porque ya no puedo soportar más
historias deprimentes por hoy. —Ha sido amable al escucharme divagar sobre
los problemas de mi familia. —Le doy una sonrisa genuina porque hablar con
alguien aparte de mi prima Dawn en Florida me ha hecho sentir mejor.
El autobús se detiene bruscamente. Con todas mis conversaciones, no me
di cuenta de que habíamos llegado.
Cuando me levanto, mis músculos y articulaciones protestan por estar
confinados. No puedo esperar para caer de cara en mi cama. Después de cambiar
las sábanas. Porque no se sabe a quién dejó Silas dormir en mi cama desde que
me fui.
Reviso mi teléfono, frunciendo el ceño cuando noto que mi hermano no ha
contestado ninguno de mis mensajes. Silas y yo vivíamos en la casa de mi abuela
hasta que la trasladé a una instalación en Florida para estar cerca de la familia de
mi tío.
Ninguno esperaba que muriera tan pronto. Una mañana, simplemente no
volvió a abrir los ojos. No he sabido cómo procesar su muerte. Aunque estoy
agradecida de que su sufrimiento haya terminado, cada vez que me detengo para
apreciar que tengo más tiempo libre, me siento culpable.
Cuando salgo al sol dolorosamente brillante, la señora Reynolds me da un
codazo. —¿Ese de allí es tu hombre?
—No, no es…
Me detengo a mitad de la oración porque, oh, Dios, ahí está.
Logan Carter. El chico de al lado y mi amor de toda la vida.
Y se ve muy molesto.
—¿Puedo darte un consejo, querida? —pregunta la señora R a la vez que
saluda a un señor mayor que se dirige hacia nosotras desde el otro lado del
estacionamiento—. Dile cómo te sientes. ¿Qué es lo peor que puede pasar? Tal
vez no te corresponda, o tal vez sí. De cualquier manera, el suelo no te va a tragar
entera. ¿Y quién sabe? Es posible que necesite escucharlo de ti para que se note
la diferencia. —Me aprieta el hombro—. La vida es demasiado corta para no decir
lo que sientes y vivir la vida que deseas.
Con esas palabras de despedida y un abrazo, ella se va.
A mi alrededor, la gente habla y recupera sus maletas, pero mis pies están
pegados en mis chanclas al hormigón caliente mientras veo a Logan acercándose.
Es hermoso, con esos fascinantes ojos azules, ese cabello rubio y desordenado, y
la gracia fácil de un atleta de toda una vida montando caballos. Lleva vaqueros y
una camiseta descolorida de Port Aransas, mi favorita, que dice “amor al primer
mordisco" con la imagen de un tiburón que ha sacado un trozo de un bote.
Aunque quiero mirar hacia otro lado, no puedo. Ha pasado mucho tiempo
desde que lo vi, y quiero empaparme de él. Cada célula de mi cuerpo grita que
corra hacia él. Que me acerque. Que arroje mis brazos alrededor de él y le diga lo
que ha estado ardiendo en mi corazón desde que era una niña.
En mi cabeza, es uno de esos montajes de comedias románticas donde la
heroína corre con gracia por la pantalla con el sol desde atrás. En ese momento,
el chico se da cuenta de cuánto la necesita y abre los brazos cuando ella se arroja
a su cuerpo. La hace girar una y otra vez hasta que se besan. Y luego pasa a una
escena un año después donde están casados con bebés y se encuentran rodeados
de animales de granja peludos.
Presiono mi mano sobre mis ojos con una risa autocrítica porque es obvio
que estoy delirando. Tal vez me asaltaron en esa parada de descanso, y estoy
acostada en el suelo, muriendo. Esa es la única manera de explicar cómo podría
estar fantaseando en este momento con el chico por el que incluso dejé el estado
para evitar.
—Josephine.
Su voz áspera interrumpe mis pensamientos acelerados y hace lo que
siempre hace… antes de que pueda quitarme la mano de la cara, se me pone la
piel de gallina y mis pezones se endurecen como pequeños traidores que ruegan
salir de una celda.
Ese es el problema. Mi cabeza sabe que soy una idiota por estar enamorada
de Logan, por querer a alguien que nunca me ha querido, pero mi cuerpo nunca
ha recibido la indirecta.
Suspira. —Joey, vamos.
Mi corazón palpita contra mis costillas como un pez que ha sido varado
en marea alta. ¿Cuán lejos está México? Podría irme corriendo.
—Maldita sea, ¿podrías mirarme?
Finalmente, abro los ojos y me quedo sin aliento porque está muy cerca, y
con la brisa, bajo el aroma familiar del cedro de Texas que me da la bienvenida a
casa, lo huelo; su jabón con sabor a océano y cuero y sudor limpio. Chicle de
canela y café.
Mis ojos se dirigen hacia nuestros pies, donde sus botas negras se elevan
siniestramente cerca de mis endebles chanclas y el esmalte de uñas rosa perlado.
Un dedo áspero inclina mi barbilla, y levanto mis ojos por sus muslos
musculosos, perfectamente envueltos en mezclilla lavada, por su cintura delgada
y hombros anchos, y me detengo en su mandíbula cuadrada y el firme conjunto
de sus labios.
Labios que siempre he deseado besar.
Labios que han besado a muchas, muchas otras chicas.
Pero nunca a mí.
Porque tal vez no soy lo bastante buena. O lo bastante mayor. O lo bastante
bonita. O lo bastante inteligente. O con senos suficientemente grandes. O lo que
sea que me mantenga firmemente estacionada en la zona de amigos.
Con esa punzada de dolor, un buen recordatorio de que necesito arreglar
mi mierda y no permitirme arremolinarme por este desagüe de autodesprecio,
porque ningún hombre vale la pena cuestionando mi valor, aprieto la mandíbula
y hago contacto visual.
Nos miramos el uno al otro, sus ojos azules crudos mientras me estudian
bajo cejas fruncidas.
A pesar de que he soñado con mil cosas sarcásticas que quiero decirle, se
alejan con la brisa cuando él esboza una sonrisa impresionante y me abraza.
—Te extrañé, mocosa. No puedo creer que me hayas estado evitando. —
Santo cielo, estoy en el aire, solo por un minuto, pero mis pies se levantan del
suelo mientras murmura—: Alguna vez vuelves a hacer algo así, y te golpearé en
el trasero. ¿Me escuchas?
Me estoy riendo contra él con la nariz presionada contra su cuello, y él
también se ríe entre dientes mientras me abraza con fuerza, y por este espacio de
tiempo, nada malo ha sucedido entre nosotros.
No hay sentimientos heridos. No hay emociones fuera de lugar ni
enamoramientos no correspondidos. Solo es el chico con el que crecí y que
siempre me ha cubierto la espalda. El que siempre he amado de una forma u otra.
El chico que siempre ha guardado mis secretos.
En este lugar seguro en sus brazos, me hago una promesa. Decirle lo que
siento. Exponerlo todo y decirle por qué me fui.
Aunque al final tenga que dejarle marchar.
3
Traducido por Sahara
Corregido por Lizzy Avett’

Es tan bueno ver a Joey, respirar su dulce aroma floral, sentirla contra mí
y saber que está de vuelta en casa, sana y salva después de todo este tiempo
separados, que me resulta difícil soltarla.
Un carraspeo a mi lado y la dejo en el suelo de mala gana. Parece agotada
pero hermosa. Lleva una camisa amarilla brillante y unos pantalones cortos de
color caqui. Los colores claros resaltan su gran bronceado, que probablemente
obtuvo al pasar tiempo en la playa con sus primos. De alguna manera, sus piernas
parecen largas, a pesar de ser una cosita diminuta.
Ya no es la adorable marimacho que nos seguía a Silas y a mí a todas
partes. Joey ya ha crecido, lo ha hecho durante un tiempo, pero verla ahora,
después de haber estado lejos durante los últimos meses, parece resaltar el hecho
de que ya no es una niña pequeña.
Tragando saliva, desvío la mirada de su exuberante cuerpo porque nada
bueno puede salir de eso. En su lugar, estudio la gigantesca masa de pelo rubio
anudada en la parte superior de su cabeza.
Busco mechones de color púrpura, azul o rosa intenso que puedan estar
escondidos, pero no veo ninguno de sus colores habituales de unicornio. Debe de
haber optado por algo seguro para la boda.
Patrick me aparta del camino. —Josephine Grayson, ha pasado demasiado
tiempo.
Cuando la coge en brazos y la hace girar, haciéndola reír, me entran ganas
de darle un puñetazo en los huevos.
—Bájala, imbécil. No es una muñeca.
Me mira. —¿Por qué no puedo levantarla? Tú lo hiciste.
—Porque es mi mejor amiga. No la tuya.
La pone de pie y me da otro empujón juguetón. —¿Qué vas a hacer?
¿Sacarlo y orinar un círculo alrededor de ella para que nadie más le hable? ¿Eh?
—Salta por el aparcamiento como si fuera a luchar conmigo en broma.
Una pequeña mano se posa en mi pecho, y miro hacia abajo para pillar a
Joey intentando no sonreír. —Chicos, dejen de hablar de mí como si no estuviera
aquí.
Le hago una llave de cabeza y sonrío cuando suelta un chillido. Este es
nuestro procedimiento operativo estándar. —¿Por fin has decidido honrarnos
con tu presencia, Itsy Bitsy? —Cuando tenía seis años, interpretó a una araña en
la obra de teatro del colegio, y a veces tengo que molestarla por eso.
Mientras la arrastro a mi camioneta, grita: —¡Copiloto!
Patrick maldice y yo me río.
—¿En serio me van a echar? —La cara de Patrick se arruga como si esto
fuera una sorpresa para él mientras se acomoda en la parte trasera y yo ayudo a
Joey a subir en el asiento del pasajero.
—Joey va de copiloto. —Cierro su puerta y doy la vuelta a la parte
delantera de la cabina, saboreando la visión de ella en mi vehículo. Maldita sea.
Es un espectáculo para los ojos.
Pero Patrick no se calla. Cuando subo, vuelve a la carga. —Hermano, ella
se ha ido. Durante seis meses. ¿No tengo ningún crédito por quedarme cerca de
tu trasero deprimido todo ese tiempo?
—Josephine siempre va de copiloto. Es así, hombre. Lo siento. —Aunque
estoy tratando de mantener las cosas ligeras, recordar que se ha ido quita el aire
de la camioneta.
Me doy cuenta de que Joey también lo siente porque mira hacia su regazo,
donde retuerce las manos.
—Oye. —Jalo la manga de su camiseta hasta que hace contacto visual—.
No me importa lo que haya pasado. Por qué te fuiste o por qué no me llamaste.
—Suspiro y miro hacia otro lado—. Quiero decir, sí me importa, pero quiero que
sepas que no estoy enfadado por no haber sabido de ti, ¿vale? Me alegro de que
estés en casa.
¿Me devané los sesos tratando de averiguar si hice algo para herirla? ¿Para
alejarla así? ¿Para hacerla huir al otro lado del maldito país?
Sí a todas esas preguntas. Y pretendo averiguar la verdad en algún
momento.
Pero por ahora, solo quiero recuperar a mi mejor amiga.
Miro fijamente esos impresionantes ojos grises que de alguna manera
hacen que el tiempo se detenga. —Puedes contarme lo que sea. No voy a ir a
ninguna parte. Porque no vas a deshacerte de mí. —Me aclaro la garganta y miro
el aparcamiento—. Mientras lo expongo todo, debería decir lo mucho que te he
echado de menos. Patrick tenía razón. Estaba un poco deprimido.
Gracias, idiota, por señalarlo.
Los ojos de Joey se empañan, y eso me da coraje porque me imagino que
lo que sea que la hizo irse a Florida es algo importante. Pero si así es como consigo
mantener a mi chica, desistiendo y relajándome, entonces es lo que tengo que
hacer.
—Yo también te extrañé, Logan. Siento haber...
Sacudo la cabeza, y ella entiende lo que quiero decir. Sin disculpas.
Joey siempre es la primera en disculparse por cosas que no son su culpa,
y no puedo soportar la idea de que lo haga ahora mismo. Puede que no sepa por
qué se fue, pero obviamente sintió que lo necesitaba, y lo respeto. Pero lo último
que quiero hacer es discutirlo con testigos. Esto es entre ella y yo. Eso es todo.
Más tarde, cuando estemos los dos solos, podemos tener una conversación
sincera.
La idea de perder a Joey de la misma manera que perdí mi amistad con
Silas —al azar, como si el universo no tuviera nada mejor que hacer que
joderme— me hace estar dispuesto a hacer casi cualquier cosa para suavizar esto
con Jo.
Sin pensarlo dos veces, le cojo la mano para tranquilizarla, entrelazando
mis dedos con los suyos. Es algo que nunca había hecho antes, y su intimidad me
hace reflexionar.
Claro que la he cogido de la mano en el pasado. La cogía siempre de la
mano cuando éramos niños porque, de lo contrario, ella no podía cruzar la calle,
pero esto es algo diferente.
Ella también parece darse cuenta, estudiando nuestras manos
entrelazadas, sus dedos pequeños y suaves engullidos por mi mano grande y
áspera que ha pasado demasiadas horas en el establo acicalando caballos y
paleando mierda.
Un matiz rosado ruboriza sus mejillas, y cuando levanta la vista y me
dirige una sonrisa, me golpea en el plexo solar.
Patrick se ríe detrás de nosotros. —Ah, hermano. Eres tan dulce. No me
extraña que todas las conejitas quieran follar contigo.
Pongo los ojos en blanco y, de mala gana, retiro mi mano de la de Joey
para poder arrancar la camioneta. Mirando a Patrick por el espejo retrovisor,
murmuro: —¿Por qué tienes que arruinarlo todo?
Odio cuando hace esto, hablar de otras chicas delante de Joey. He jugado
en el campo de vez en cuando, pero nunca delante de ella.
Además, tendría que ser un imbécil para no saber que estaba enamorada
de mí cuando éramos niños, pero probablemente le hubiera gustado cualquiera
de los amigos idiotas de Silas que la sacara de ese pozo. Me imaginé que lo había
superado cuando salió con ese imbécil de Mason en el instituto, pero siempre he
pensado que sería una estupidez hacer desfilar a las mujeres delante de ella.
Puede que tenga que actuar como si pasara mi tiempo libre follando para
que nadie preste atención a lo que realmente hago, pero eso no significa que
quiera que Jojo piense que soy ese tipo.
Debería decirle la verdad.
El pensamiento da vueltas en mi mente. Casi no puedo recordar una época
en la que esta mierda no me pesara.
Pero una mentira engendra otra, y no sé cómo desenredarlas de la
montaña de engaños que he estado ocultando a todo el mundo. Especialmente
cuando algunas de esas mentiras no son mis secretos a revelar.
Sin embargo, si hay una persona en este mundo a la que quiero contárselo
es a Joey.
Conducimos en silencio mientras intento sacudirme el malestar que
siempre me invade cuando pienso en estas cosas.
No es hasta que estamos en la autopista que se me ocurre preguntar dónde
debo dejarla. —¿Adónde vamos, Bitsy? ¿A casa de mi hermano? —Estoy seguro
de que ella y Tori tienen mucho que contarse. Ethan y Tori quieren que venga a
cenar esta noche, pero me pregunto si está demasiado cansada para socializar
después de ese viaje en autobús.
Joey rebusca en su bolso y frunce el ceño a la vez que mira su teléfono.
—¿Qué? No, me quedo en casa de mi abuela.
Patrick y yo intercambiamos miradas en el espejo retrovisor.
Hay tantas cosas malas en lo que acaba de decir que no sé por dónde
empezar, pero no tengo que hacerlo porque Patrick ya está abriendo la bocaza.
—No se puede, muñeca. Silas vendió la casa hace tiempo.
Me irrita el apodo de Patrick para ella, porque nunca antes había actuado
tan encaprichado con Joey, aunque tengo que admitir que luce increíble a pesar
de su reciente viaje por carretera.
Agarrando el volante, le echo un vistazo y su expresión lo dice todo.
No, no sabía que su hermano había vendido la casa de su familia.
Maldito Silas.
Supongo que no soy el único que guarda secretos.
4
Traducido por Bells767
Corregido por Lizzy Avett’

Se me ponen los ojos vidriosos en nuestro viaje al rancho de los Carter.


Intento mantener la compostura hasta que pueda encerrarme en un baño y llorar.
¿Cómo pudo Silas hacer esto? Dijo que iba a cuidar la casa hasta que yo
volviera. Sabe cuánto significa nuestra casa para mí. No tengo muchos buenos
recuerdos de mi familia junta, pero los pocos que tengo son ahí.
Para cuando solo éramos mi abuela, Silas y yo, podía casi bloquear de mi
cabeza todas las cosas malas que pasaron ahí.
Bajo la ventana, necesitando aire.
—Oye. —Logan toma mi mano, pero mantengo mi cabeza hacia un lado,
porque no puedo mirarlo cuando estoy tan al borde del llanto—. Lo siento, Jo.
Pensé que Silas te había dicho, sino lo habría hecho yo. —Aprieta mi mano—. Va
a estar bien. Lo vamos a resolver juntos. Ethan y mi madre sabrán qué hacer.
Es por esto que Logan siempre ha sido mi persona. Se lanza para golpear
a mis abusadores y a rescatarme de pozos.
¿Por qué no puedes quererlo solo como amigo? Haría mi vida mucho menos
complicada.
Cuando habla así casi puedo olvidar lo que pasó en navidad.
Como si alguien hubiese apretado los frenos, mi corazón se sacude al
recordarlo.
Quiero preguntarle por qué dijo esas cosas. Por qué partió mi corazón en
dos. Pero si lo hago, demostraría su punto —que soy dependiente y que no tengo
una vida— y todavía tengo un poco de orgullo que me prohíbe exponerlo todo,
especialmente con Patrick atento a cada cosa que decimos. Ya, nunca se suponía
que escuchara la conversación de Logan en River Walk, pero eso no hace que
duela menos.
Sí, quiero disculparme con Logan por no hablar más con él. Nunca quise
que se preocupara. En ese momento me preguntaba si siquiera le importaría, pero
ahora sé que esas fueron cosas de mis emociones. Estaba tan dolida que me cegó
de lo obvio, que se preocupa… como amigo. Un amigo que necesita espacio.
Abatida, aún sintiendo como si alguien hubiese pateado a mi cachorro, me
resisto todo lo que puedo antes de empezar a echarle miradas mientras maneja.
Me fijo en su aspecto rudo. En su cabello desordenado que le cuelga sobre
los ojos y lo hace maliciosamente coqueto. Esa nariz perfecta y esa mandíbula
cuadrada apenas cubierta de barba. Esos labios sensuales que tanto he deseado
sentir contra mi piel. Sus antebrazos bronceados y musculosos.
Podría seguir y seguir, pero enumerar sus atractivos físicos solamente lo
empeora.
Llegar al rancho pone una sonrisa inesperada en mi cara. Incluso el viejo
cartel de madera me hace feliz: Carter Cutting Horses, establecido en los sesenta.
Logan y su hermano crían, entrenan y compiten con campeones de corte
de ganado, caballos que se usan para “cortar” uno y sacarlo del rebaño si está
herido. Heredaron el negocio de su padre cuando murió hace unos años. Ethan
se graduaba de la universidad en ese momento y Logan estaba en último año de
la preparatoria.
Salgo de la camioneta y miro la hermosa casa que se encuentra rodeada de
hectáreas y hectáreas de tierras de cultivo y áreas cercadas para los caballos.
Aunque siempre he dicho que vivo al lado de los Carter, es más como que
vivo dos terrenos más allá y, ya que su propiedad es enorme, es una caminata de
unos veinte minutos. La casa de mi abuela parece una cabaña comparada con
este rancho, pero Bev y su familia nunca me trataron como un caso de caridad.
Aunque lo fuera.
Logan señala hacia el granero cuando nos dirigimos al camino de entrada.
—¿Quieres montar a Cinnamon Pie un rato? Te extraña.
Que mencione a mi caballo favorito hace desaparecer la tristeza que me
invadió en el camino hacia acá. —¡Cielos! ¡Por supuesto que sí!
Patrick se ríe al otro lado de mí y pone su brazo sobre mi hombro. —Me
encanta que no maldigas. Es tan lindo.
Lo que toda chica quiere oír. Lo linda que soy. Diminuta. Adorable. La
hermana pequeña que siempre quisieron.
Pongo los ojos en blanco y saco su brazo de mis hombros. —No creerías
que soy tan linda si te pateara en las bolas.
Los chicos resoplan y estoy riendo cuando Logan me lleva hacia su pecho,
por lo que mi espalda está pegada a él. Espero que me vuelva a ahorcar, porque
en alguna parte de su densa cabeza piensa que soy su compañera de AMM de
tamaño de bolsillo, pero mantiene su antebrazo presionado suavemente contra
mi clavícula. Casi como… si me estuviese abrazando.
Me obligo a respirar profundo varias veces con la esperanza de evitar que
mi corazón se salga de mi pecho.
—Mira. Mi mejor amiga. —La voz de Logan, baja y como un gruñido en
mi oído, me pone la piel de gallina.
Por un momento me confunde tanto pensar en cómo esta puede ser la
misma persona que dijo todas esas cosas de mí. Si necesita espacio, ¿por qué es
tan cariñoso? ¿De verdad me extrañó tanto? ¿Cambió de opinión?
De esta forma, es fácil apreciar su fuerza y físico increíbles. Contra mí, su
estómago se flexiona y no tengo que forzar mi imaginación para ver sus locos
abdominales. Logan es una máquina esbelta y atlética.
Y tan malditamente sexy.
Quiero cerrar mis ojos y disfrutar de estar en sus brazos, pero ya estoy
demasiado cerca de ronronear y restregarme contra su pierna como un gato
callejero.
Tosiendo, me alejo de la competencia de meadas de Logan y Patrick y me
dirijo a la casa.
Solo está molestando a Patrick. No significó nada. Nunca significa algo.
En el momento en el que entro, Mila me ve desde la cocina y grita. La hija
de siete años de Ethan corre hacia mí y salta en mis brazos, casi haciendo que
ambas terminemos en el suelo.
—¡Te extrañé taaanto, Joey! —grita en mi oído.
—Yo también te extrañé, nena.
Otro par de brazos se agarran a mi cintura y Cody, el hermano de Mila me
sonríe.
—Niño. Estás cubierto en chocolate.
Sonríe más amplio y presiona su cara en mi camiseta. Ugh. Asqueroso.
Me rio y abrazo a los niños, abrumada por lo emocionada que estoy de ver
sus caras dulces. Los conozco desde que son bebés. Los tomé en mis brazos. Les
cambié sus pañales y curé sus heridas.
Mila tiene el pelo más largo y Cody está tan grande que juraría que se
tragó un árbol.
Nunca había estado tanto tiempo sin verlos, y darme cuenta de lo mucho
que me he perdido en esos seis meses me produce una fuerte punzada en el
corazón. Esa punzada se retuerce cuando considero cuánto más perderé cuando
regrese a Florida como he planeado.
Porque, en realidad, ¿qué probabilidades hay de que le cuente a Logan lo
que siento por él y me diga que también me ama? Solo en las películas. Puede
que sea ingenua, pero no soy tonta.
Parpadeando para evitar el torbellino de emociones, abrazo a los niños con
más fuerza.
—Es bueno tenerte de vuelta, Joey —me dice una voz profunda.
Sonrío a Ethan, que siempre ha sido como un hermano mayor para mí. Es
cuatro años mayor que Logan y, mientras éste es salvaje y fiestero, Ethan es el
hombre fiel de familia.
Llevo a los niños conmigo para saludar a su padre y entonces yo soy la
que grita cuando veo a mi amiga Tori.
—Ahí está mi dama de honor. —Me arrastra hacia ella para un abrazo
rápido, arreglándoselas de alguna manera para evitar el chocolate. Hace una
mueca cuando ve mi ropa más de cerca—. Codybug, por favor discúlpate por
ensuciar a esta chica con pudín.
—Lo siento, tía Jojo. —Aparecen dos hoyuelos en sus mejillas redondas.
El pequeño diablillo no parece ni un poco arrepentido. Me rio, le peino
esos gruesos rulos rubios lejos de su cara y le doy un beso en la frente. —Está
bien, niño. No me voy a derretir.
Tendrá cuatro el año que viene, pero uno nunca lo pensaría por su altura.
Aunque no debería sorprenderme. Todos los hombres Carter miden más de un
metro ochenta.
—Me lastimé el blazo. —Levanta su brazo para que pueda verlo.
—Ahh, lo siento, amigo. —Beso su codo por precaución.
Detrás, alguien se aclara la garganta. —Oye, Joey —me dice Patrick—. Yo
tengo una herida muy hinchada. Me ha estado manteniendo despierto por las
noches. Pero unos besos podrían hacer que se sienta mejor.
Me giro a tiempo para ver a Logan darle un codazo a su amigo en el
estómago y Tori se ríe disimuladamente. Engancha su brazo con el mío y me lleva
por el pasillo. —Vamos. Vamos a cambiarte de ropa.
Una vez que estamos fuera del alcance de los chicos, tiro de Tori para que
se detenga. Vergüenza, caliente y familiar, llena mis mejillas. —Necesito lavar
ropa —susurro—. No sé si tengo algo limpio que ponerme.
Después de darle a mi prima un anticipo enorme para nuestro nuevo
negocio, no me queda mucho. Tuve que trabajar tiempo extra la semana pasada
para poder conseguir el dinero suficiente para este viaje y no me dio tiempo de
lavar nada. Pensé que lavar mi ropa sería lo primero que haría cuando llegara a
la casa de mi abuela.
Que tu hermano vendió. Tienes algunas grandes personas en tu familia, Jo.
Tori se encoge de hombros. —No hay problema. Seguro que tengo algo
que puedo prestarte.
En su habitación, busca en su cómoda y me lanza una blusa y pantalones
cortos. Porque también tengo huellas de chocolate en mi trasero.
Veo con cuidado las prendas de mi mano. Tori es más alta que yo, pero
tengo mi área trasera es más grande. —No estoy segura de que me entren tus
pantalones cortos.
—Pruébatelos. Si no, encontraré unos pantaloncitos deportivos o algo así.
Hace demasiado calor.
Me cambio de ropa en el baño de su habitación y me quedo boquiabierta
cuando me veo en el espejo. —¡Tori, no puedo salir con esto!
Mete su cabeza por la puerta, me mira y me da un pulgar arriba. —Te ves
bien, mamá.
—Se me van a escapar los pechos si me inclino mucho.
Bufa. —Estás bien. Tienes un cuerpo genial y no es como que anduvieses
en bikini camino a la iglesia. —Cuando nota mi incomodidad, su cara se llena de
preocupación—. Necesito lavar mi propia ropa, sino te ofrecería algo más. Puedo
traerte una camiseta de Ethan si de verdad te sientes incómoda.
Por alguna razón, usar la ropa de otro hombre se siente raro. Sobre todo,
cuando es del prometido de mi mejor amiga.
—Estoy bien. —No quiero causar ningún problema.
Me da una sonrisa tranquilizadora y mira detrás de ella, hacia la puerta de
su habitación. —No quería emboscarte al hacer que Logan te recogiera, pero a
Cody no le dejaba de doler el oído, así que tuve que llevarlo al pediatra.
—Está bien. Agradezco el viaje. ¿Cody se encuentra bien?
Después de asegurarme de que está bien, me estudia durante un segundo.
—¿Hablaron de camino para acá?
Sé que quiere que Logan y yo arreglemos nuestros problemas, los que son
básicamente míos. —En verdad no. Él dijo que dejemos el pasado en el pasado y
dejamos las cosas así.
Asintiendo, se me acerca y me da un gran abrazo. —No quiero forzarte a
nada, pero sí creo que te sentirías mejor si le dijeras lo que pasó y aclararas las
cosas.
Cuando me suelta, nos sentamos al borde de su cama. —Probablemente
tengas razón, pero si le cuento lo que pasó en Navidad, tendría que contarle todo
lo demás y eso me cuesta. Es vergonzoso. —Y patético. Guardo silencio por un
momento—. No quise herir sus sentimientos cuando me fui. Estaba enojada y
confundida.
—Yo también me enojé cuando me contaste. Es un milagro que no le haya
arrancado algo por ti. —Me da otro apretón tranquilizador—. Y no tienes que
estar avergonzada. Te sientes como te sientes. No es vergonzoso que te importe
tu mejor amigo. Tienes el corazón más grande que conozco y él tiene mucha
suerte de tenerte a su lado.
Me arde la cara y me rio, incómoda. A veces todavía me siento como esa
adolescente torpe que no siempre sabe cómo hablar con la gente.
—Si no te lo he contado últimamente, estoy honrada de estar en tu boda.
—Golpeo su hombro con el mío—. Gracias a Dios que Logan hizo que Ethan te
contratara ese verano.
Tori y yo nos hicimos mejores amigas con rápidez cuando vino a trabajar
al rancho hace dos años.
—Si me hubieses contado el día de esa entrevista que me casaría con Ethan
Carter, me habría reído en tu cara.
Ella jura que lo odió cuando se conocieron, pero creo que fue lujuria a
primera vista con un poco de negación.
—¡Y ahora se van a casar!
Nos miramos la una a la otra y chillamos como locas.
Si bien mi propia vida romántica es un desastre, no podría estar más feliz
por ellos. Tori es como una hermana e Ethan siempre me ha tratado mejor que
mi propio hermano.
Nuestra reunión termina cuando Mila llama a Tori desde otra habitación.
—Tengo que ir a asegurarme de que nadie esté quemando la casa, pero
¿segura de que estás bien con mi ropa?
—Sí. Segura. —O sea, creo que lo estoy.
—Créeme cuando te digo que te ves hermosa. —Se va corriendo con mi
ropa manchada, la tira en la ropa sucia y me tomo un minuto para lavar mis
manos y la cara en el baño, porque me siento sucia por el viaje en autobús.
Mirando a mi reflejo, tiro mi blusa hacia abajo para estirarla un poco. Me
ejercito lo suficiente como para estar tonificada en todos los lugares que debería,
pero mostrar tanta piel me pone nerviosa por los años en que mis padres me
dijeron cosas horribles.
Sacudo la cabeza, odiando ser dramática. Tori usa camisetas sin mangas
todo el tiempo y se ve bien. Mis pechos no son mucho más grandes. Solo… no me
voy a inclinar hacia adelante. Y probablemente estaré sentada la mayor parte del
tiempo en la cena, así que puede que nadie note mi trasero.
Puedo hacer esto. A nadie le importa lo que estoy usando.
Casi sonrío por la rebelión. Si mi padre me viera ahora mismo, sacaría su
escopeta para espantar a todos los niños que mirasen en mi dirección.
Por supuesto, tendría que estar aquí para hacer eso.
Y los padres degenerados que abandonan a sus familias no tienen opinión
en lo que usan sus hijas.
Estirando mi blusa, me decido.
Ya no voy a vivir con las reglas de alguien más.
5
Traducido por MadHatter
Corregido por Anna Karol

Estamos pasando el rato en la cocina, sentados alrededor de la encimera


cuando, con tres grandes tragos de mi té helado, me ahogo.
¿Qué lleva puesto Joey?
Al principio, todo lo que mi cerebro de mono puede procesar es piel. Piel
dorada. Planos lisos con pecas débiles. Y curvas. Tantas malditas curvas.
A pesar de mi tos seca, todavía me las arreglo para mirar a la mujer, que
ahora está vestida con lo que tiene que ser la ropa de Tori. Porque nunca he visto
a Joey poner tanto en exhibición. Incluso cuando vamos a nadar siempre usa una
camiseta gigante sobre su traje.
No la juzgo. Las mujeres deben usar lo que quieran. No soy un neandertal.
Simplemente no estoy acostumbrado a mi amiga en este contexto. El contexto de
poca ropa.
Mientras la miro, me vienen a la mente dos palabras: tetas deliciosas.
Maldición, está cargada.
¿Hace calor aquí? Tomo un trago más de mi té, sintiendo que me golpeó
en la cara una camioneta. ¿Cómo no me he dado cuenta de que mi mejor amiga
es alarmantemente atractiva? Es como si mi cabeza siempre hubiera sabido esto,
pero el resto de mí apenas viene dándose cuenta.
Torpemente, tira de su blusa para alejarlo de su estómago. Es tímida y, a
juzgar por el rubor que le sube por el cuello, ahora también lo siente.
Me pregunto dónde más se sonroja.
Eso no es genial, amigo.
Estoy a punto de darme la vuelta cuando vislumbro su culito redondo con
esos pantalones cortos ajustados. Que me jodan.
Mi pene está de acuerdo con un caluroso asentimiento.
Con los ojos cerrados, pienso en todas las cosas desagradables que puedo.
Como esa vez que Patrick vomitó hasta sus huevos por la nariz después de una
borrachera. O cuánta mierda de caballo tengo que palear cuando uno de nuestros
ayudantes del rancho se enferma. O cuando mi sobrino se cagó en mi regazo
cuando tenía dos años.
Mejor.
Mi pene ya está lo suficientemente quieto como para reclinarme en mi
asiento, pero ahora soy cauteloso. Joey y yo hemos pasado toneladas de tiempo
juntos a lo largo de los años, y su presencia nunca me ha afectado tanto.
¿Por eso actué como un idiota en el frente, agarrándola y diciéndole a
Patrick que se aparte? He sido un imbécil con él todo el día sin una buena razón,
excepto que tal vez tiene razón... Me siento territorial con Joey. Más que mis
preocupaciones típicas de mejor amigo.
Necesitaré algo más fuerte que el té para entender esto.
Claro, la he extrañado. Me molesté con ella por desaparecerse. Quería
aclarar las cosas entre nosotros, pero los pensamientos que atraviesan mi cerebro
tienen más que ver con explorar ese pequeño cuerpo firme en lugar de reunirme
con una vieja amiga.
Y esa es una línea que nunca he cruzado. Pero dado que mis amigos y
familiares fomentan constantemente la relación del “Equipo LoJo”, no es de
extrañar que mis pensamientos se vuelvan locos.
La he colocado firmemente en la categoría de hermana pequeña durante
tanto tiempo que incluso cuando le salieron curvas, siempre he tratado de
ignorarla.
Excepto…
Excepto durante esa primavera.
Un destello de un recuerdo de mi último año estalla de la caja. Mantengo
toda la mierda de esa época cerrada.
De su risa. De nosotros hablando en el granero. Tenía solo catorce años y
era jodidamente hermosa. Siempre fueron sus ojos los que me atraparon. Me
atravesó hasta el alma la forma en que me miraba. La forma en la que confiaba
en mí.
Y como alguien señaló una vez, las mujeres nunca deberían confiar en mí.
No, el año en que falleció mi padre cambió todo, y no hay vuelta atrás.
Enojado, meto mi mano en mi cabello y encierro el pasado donde ha
estado durante los últimos ocho años.
—¡Necesitamos comida! —canturrea Mila, y detengo mi mierda mental el
tiempo suficiente para darle a mi sobrina un coscorrón.
Esta cosa con Joey pasará. Solo estoy cansado. He estado trabajando
setenta horas por semana, aquí en la granja y en un trabajo temporal secundario
que ya no es un trabajo temporal.
Algo tiene que ceder.
Mi cordura, parece.

Aproximadamente una hora después, nos estamos acomodando alrededor


de una montaña de comida en la mesa del comedor, los niños, Ethan, Tori, Joey,
Patrick y yo, cuando la puerta principal se abre y mi madre grita: —¿Está aquí?
En el momento en que mamá ve a Joey, Beverly Carter está en movimiento
nuevamente. Nuestro propio derviche giratorio es una bola de energía rubia
plateada con una nube de polvo detrás de sus pies. Mis viejos miedos disminuyen
cuando estudio el nivel de energía de mi madre. Está teniendo un buen día.
—¡Cariño, eres un regalo para la vista! —Mi madre choca con Joey en un
fuerte abrazo, radiante de alegría.
A lo largo de los años, estoy bastante seguro de que mamá quiso
intercambiar a uno de nosotros por Jo.
Alcanzo el tazón de puré de papas antes de dárselo a Patrick, quien se
sienta a mi lado. Cuando termina, saco un poco del plato de mi sobrino y luego
empujo a Cody más cerca de la mesa para que no termine con comida en su
regazo.
Inclinándome hacia él, le susurro: —¿Te sientes mejor, pequeño? Escuché
que tuviste que ir al médico.
—Me dio unas dotitas. —Señala su oreja y sonríe—. Todo mejol.
Choco los cinco con él.
Hoy, es mi sombra, imitándome cada vez que tomo mi bebida o como.
Cuando le hago una mueca tonta, me copia.
—Come tu cena, bobo. O se enfriará.
Cinco minutos más tarde, mi madre todavía está entusiasmada con Joey
como si no la hubiera visto en años. —¡Hija, mi jardín te ha extrañado! Juro que
todo se marchitó después de que te fuiste.
Demonios, yo me marchité después de que se fue.
Sonrío mientras veo a mi madre y a Joey unirse por el huerto en el que
siempre trabajaron juntas.
Joey saca su teléfono. —Vi esta técnica genial para cultivar árboles frutales
que podríamos probar. Como siempre has querido duraznos...
Me desconecto, contento simplemente con tener a Jo de vuelta en nuestra
casa, pero luego mi madre comienza a adularla de nuevo. —Mira este hermoso
cabello. ¡Extraño el rosa que tenías el invierno pasado, pero también amo este
tono!
Lo siguiente que sé es que mi madre convenció a Joey para que se quitara
el moño del cabello, luego sus gruesos mechones dorados se derraman sobre sus
hombros y bajan por su pecho. Al otro lado de esa pequeña camiseta sin mangas
y amplificando el escote asesino.
Maldiciooón.
La miro fijamente, con la boca abierta, como si estuviera viendo a una de
esas modelos en Instagram sacudiendo su cabello antes de que mire a la cámara.
Pero Joey no levanta la mirada. Se sonroja ferozmente y mira hacia abajo,
de alguna manera luciendo más atractiva a través de ese velo de timidez.
Patrick me golpea, murmurando entre dientes: —Creo que acabo de
correrme en mis pantalones, hermano.
Presiono mis dos palmas en las cuencas de mis ojos hasta que veo estrellas
detrás de mis párpados mientras trato de enderezar esta nave.
Primero, no patearé el culo de Patrick por tener los mismos pensamientos
que yo estoy teniendo actualmente.
Dos, no cederé al impulso de pasar una manta alrededor de Joey.
Y tres, definitivamente no la arrastraré al estilo de un cavernícola hasta mi
casa.
Afortunadamente, después de que mi madre deja de adorarla, Joey vuelve
a acomodar su cabello en ese gran nudo retorcido, una acción que evito mirar.
Al otro lado de la mesa, mi hermano está teniendo una conversación
privada con Tori. Bueno, no es lo suficientemente privada porque se hacen ojitos
el uno al otro, y casi puedo escuchar a Marvin Gaye cantando “Let’s Get It On” de
fondo.
Su amor mutuo es tan palpable que casi me siento celoso.
Esa es otra razón por la que no puedo contar mis secretos. Mi hermano
cree en el amor. Cree en esas historias de “felices para siempre” con las que mis
padres nos alimentaron cuando éramos niños. Todo esto a pesar del desastroso
primer matrimonio de Ethan.
Tori lo hizo creer en los cuentos de hadas otra vez, y no voy a ser yo quien
reviente esa burbuja. Por su bien y el de Tori, espero que sean la excepción a la
regla. Son felices, y eso es todo lo que me importa.
Suspirando, estiro el cuello a un lado y luego al otro, dándome cuenta de
lo tenso que me encuentro y que probablemente solo necesito tener sexo. Han
pasado meses desde que he estado con alguien, y entre el negocio familiar, el
regreso de Joey, la boda de mi hermano y toda la mierda que no debería ser mi
responsabilidad —pero sí lo es— estoy súper tenso.
Por supuesto, eso requeriría tiempo que no tengo para socializar de una
manera que no me interesa.
Cualquiera sea la solución a mis pensamientos descarriados, una cosa está
clara: necesito alejarme de Joey hasta que disminuyan. Y eso no debería ser
demasiado difícil. Probablemente se quedará a dormir aquí donde mi madre
monopolizará todo su tiempo hasta la boda de Ethan.
No estoy seguro de cuánto tiempo me desconecto y como la cena sin
pensar, pero la siguiente pregunta de mi madre me hace detener con el tenedor
a la mitad de mi boca.
—Joey, cariño. —La voz de mi madre se levanta por encima de la de todos
los demás—. ¿Cuándo volverás a Florida?
La inquietud se arrastra por mi columna vertebral. He estado tan
preocupado con su regreso que no había pensado en que volviera a irse.
Jo se encoge de hombros, sus ojos captan los míos antes de mirar hacia otro
lado. —Probablemente en dos semanas, unos días después de la boda.
Dos puntas gemelas de dolor y hambre me atraviesan. Dolor de que esta
visita sea probablemente la última vez que la vea en el futuro previsible, y
hambre de algo que nunca podré tener y que no debería desear.
Agarro mi tenedor y, antes de que pueda evitarlo, exclamo: —¿Por qué no
te quedas más tiempo?
Después de un largo silencio, Joey suspira. —Aquí apenas llegaba a fin de
mes. Al menos en Florida puedo trabajar para mi prima, que está abriendo un
nuevo salón.
—Pero eso es porque pagabas las facturas de todos los demás. —Su
hermano bueno para nada acumulaba deudas y dejaba que su hermanita lidiara
con eso, como si no tuviera las manos lo suficientemente ocupadas con su abuela,
que tenía demencia de inicio temprano. En un momento, Rosalie estaba lúcida y
al siguiente llamaba a Joey por el nombre de su madre, la madre que murió
cuando Joey tenía doce años.
Mi corazón se hincha por ella. Jo ha pasado por mucho, pero uno nunca lo
sabría. Siempre es tan dulce y amorosa a pesar de la mano que le tocó en la vida.
No es de extrañar que mi familia la injertara como si fuera uno de los nuestros.
—Creo que sería más fácil si me fuera. —La resignación en su voz me
mata.
Considero todas las veces que me ha dado charlas motivadoras, y quiero
ser esa misma voz de optimismo para ella. —¿Y si consigues un trabajo en
Austin? Posiblemente pagaría más que quedarte en la ciudad. —Nuestra ciudad
es apenas una mota en el mapa.
—¿Y dónde se supone que debo quedarme? —Ahora luce enojada, no
necesariamente conmigo. O sea, no lo creo—. Silas vendió la casa. Supongo que
el Buick de la abuela no está en la entrada esperándome. ¿Que se supone que
haga? ¿Andar en bicicleta para trabajar con el calor de Texas? ¿Pedir prestado
uno de tus caballos y ponerlo a trabajar? —Se ríe, divertida y suena mucho mayor
que sus veintidós años—. Estoy cansada de que todo sea tan difícil. ¿Nunca
quieres que la vida funcione? ¿Que el universo te diga que estás en el camino
correcto porque las fichas de dominó se alinean? Y no me refiero a trabajar duro.
Quiero decir que no siempre deba sentir que estoy nadando río arriba todo el
tiempo.
Patrick baja su tenedor. —¿Sabías que después de que los salmones nadan
río arriba, ponen sus huevos y mueren?
Entrecierro mis ojos hacia él. ¿En serio?
—¿Qué? Es verdad. Vi un documental en National Geographic. La mayoría
regresa al lugar donde nacieron para morirse. —Se mete un bocado gigante de
puré de papas—. Y aparentemente puedes comerlos una vez que están muertos.
No es raro ni nada, es como hacer barbacoas de las cosas que encuentras muertas
en la carretera. Es decir, si el salmón no es engullido primero por un oso o un
castor.
Todos lo miran fijamente.
Mila se gira hacia su papá. —¿Qué es una cosa muerta? ¿Y lo hemos asado?
Ethan me mira como si fuera mi culpa.
Necesitando redirigir esta conversación, hago un movimiento entre mi
madre y mi hermano. —¿Hay alguna manera de desafiar la venta de la casa de
Rosalie?
Las expresiones en sus caras lo dicen todo. Las cejas de Ethan se reúnen.
—Lo dudo. La nueva familia ya está viviendo allí.
Mi mamá acaricia suavemente la mano de Joey. —Sentí mucho lo de tu
abuela. Era una mujer encantadora. Cuando escuché la noticia, le encendí una
vela en la iglesia.
—Gracias. Eso significa mucho para mí.
—Lo siento, Jo. Sé que eso tuvo que ser difícil. Todos amamos a la abuela.
—Me aclaro la garganta. Me mató no estar allí para ella cuando Rosalie murió.
Pero, de nuevo, no me enteré hasta semanas después de que falleció
cuando Tori lo mencionó.
Todavía podría sentirme un poco encabronado porque Jo no me lo dijo
ella misma. Bien, estoy enojado por eso, pero sé que es inmaduro, así que trato
de pensar en algo más consolador que decir.
—Silas es un imbécil por vender esa casa. —Sí, puede que necesite trabajar
en mis condolencias.
Dios, estoy jodido.
Afortunadamente, la expresión de Joey me dice que sabe a qué me refiero.
Señalo a los niños antes de que me comiencen a retar por la mala palabra.
—Para su información “imbécil” significa “burro”.
Mila inclina la cabeza y mira a su padre, el oráculo de la sabiduría y todas
las cosas santas a sus ojos. —¿Entonces puedo decir “imbécil” si me refiero a
“burro”? Como “mira ese gran imbécil que cruza la calle”.
Ethan me mira y yo me río entre dientes.
—Lo que no entiendo —reflexiona Tori en voz alta, alejando la ira de mi
hermano—, es cómo Silas tuvo la autoridad para vender esa casa.
Miramos a Joey, que menea la cabeza. —Quizá Silas estaba en la escritura.
No sé si tenía la firma de la abuela. Al menos esta vez no falsificaba sus cheques
para cobrar su seguridad social.
—Me gustaría decirle a Silas unas cuantas cosas y tal vez darle una patada
al imbécil. —Tori se tapa la boca con la mano y mira a los niños—. ¡Quiero decir…
burro! Maldita sea, lo siento, chicos. Soy una chica mala.
Tiene una boca peor que la mía, pero es una de las razones por las que me
gusta tanto. Aunque Ethan no está en desacuerdo con ella como lo hizo con mi
maldición. Estoy lo suficientemente cerca como para escucharlo susurrar: —Sí,
pero tú eres mi chica mala.
Retengo una reprimenda. Apenas.
Cuando Cody se mete un fideo en la nariz, decido que prefiero lidiar con
eso que ver los juegos preliminares en curso entre el hermano y la futura cuñada.
Mientras estoy sacándole la pasta, Joey se aclara la garganta. —Chicos,
¿puedo pedirles un favor? Odio imponerme, pero me preguntaba si podría
quedarme aquí por unos días. Me enteré de que Silas vendió la casa esta tarde, y
estoy demasiado furiosa como para rastrearlo y quedarme con él. Necesito algo
de tiempo para calmarme, ya que nuestro gran estado de Texas toma en serio las
cosas como el asesinato.
Mi madre habla antes de que las palabras apenas salgan de la boca de Joey.
—Sin dudas, querida. No es una imposición.
Joey sonríe agradecida pero luego mira a Ethan y a Tori. Ya saben, ya que
ellos son los que viven aquí. Mi madre técnicamente vive conmigo, pero a ella le
gusta saltar entre mi casa y la de Ethan.
—Por supuesto. —Mi hermano no lo duda—. Si no te importa quedarte
con la familia de Tori.
Cody tira de mi camiseta y me inclino hacia él.
—Quiero hacel caca.
Riendo, le indico que se vaya. —Gracias por la alerta de noticias, pero creo
que puedes hacerlo solo.
Sus pequeños labios se retuercen con preocupación. —No alcanzo mi
tlaserito para limpiadlo.
Ah, la alegría de ser tío. Pero el niño tiene casi cuatro años, y creo que
debemos llevar esto al siguiente nivel.
Susurro: —¿Qué tal si vas a hacer lo tuyo y yo esperaré afuera de la puerta?
Si necesitas ayuda, te echaré una mano.
O tal vez simplemente enrolle un poco de papel higiénico y lo empuje en
su dirección porque estoy realmente cansado de limpiar los traseros de los niños.
Y también sus narices y vómitos, si soy sincero.
Asintiendo, salta de su silla y nos disculpamos.
Cuando termina de hacer sus necesidades, me aseguro de que esta vez se
lave las manos con jabón. Cuando volvemos al comedor, me siento mejor con las
cosas.
Esta noche tendré un poco de espacio y aclararé mi cabeza. Me relajaré con
una cerveza y ESPN. Tendré una buena noche y dormiré. Y tal vez me masturbe
varias veces antes de ver a Joey nuevamente. Entonces no tendré estas ideas locas
jugando con mi cabeza.
Estoy ayudando a Cody a subir a su asiento nuevamente cuando mi madre
aplaude. —Entonces está resuelto. Joey se quedará con Logan para que yo pueda
ayudar a Ethan con los niños y Tori pueda pasar más tiempo con sus padres
cuando lleguen. —Entonces la señorita Beverly June Carter, extraordinaria
casamentera, me guiña un ojo—. Hijo, ¿no es esto perfecto?
Internamente gimo. O sea, perfectamente tortuoso.
Estoy luchando por pensar en una razón por la cual esto no funcionará
cuando Patrick decide entrar en acción.
—Joey siempre puede quedarse conmigo. Tengo una cama grande.
Esta vez, tres palabras se cristalizan en mi cabeza: Sobre mi cadáver.
6
Traducido por Julie
Corregido por Anna Karol

Para cuando dejamos a Patrick en su casa y volvemos a la de Logan, el sol


se ha puesto.
Logan ha estado callado todo el camino. Su silencio me pone de los nervios
porque obviamente algo le molestó durante la cena.
—Podrías haberme dejado en casa de Patrick si el hecho de que me quede
aquí te molesta.
—Está bien. No me importa que te quedes conmigo.
Está demasiado oscuro para ver su cara, así que no tengo forma de saber
si miente. Para que conste, miente mucho. Otra excelente razón por la que debería
superar este encaprichamiento con él. Una chica inteligente no perdería su
tiempo amando a un hombre que miente. Pero soy lo que se diría inteligente para
los libros. Pásenme un examen, y sé cómo estudiar para ello. Denme un libro, y
puedo devorarlo en un día. Pero déjenme en un radio de ocho kilómetros de
Logan Carter, y me pierdo más rápido que mi hermano cuando hay que pagar
una factura.
Lo que noto es que Logan no dice que quiere que me quede en su casa. Dice
que no le importa. Es una gran diferencia.
¿Por qué me torturo así? No es como si pudiera lanzármele y hacer que me
ame. Y eso es tan desesperado. Algún día, me prometo a mí misma, llegaré a un
lugar en mi vida donde no me sienta como una tonta.
Cuando llegamos a su casa todas las luces están apagadas excepto una que
brilla desde la cocina. Trae muchos recuerdos de nosotros disfrutando de
maratones de películas y pasando el rato con amigos.
Es raro que haya estado aquí un millón de veces a lo largo de los años,
pero nunca he pasado la noche.
Logan se mudó aquí poco después de graduarse del instituto. Como Ethan
se iba a casar, la casa principal de los Carter era demasiado pequeña para Bev,
Logan, Ethan, Allison, la ex de Ethan, y la bebé Mila. Así que Logan consiguió
este piso de soltero para él hasta que Allison y Bev se enfrentaron, y Allison echó
a Bev de la casa familiar. Nadie echa de menos a Allison estos días.
Volteo a mirar la montaña de leña al lado de la casa. Una vez, cuando tenía
quince años y era demasiado joven para hacer algo divertido, me senté allí un
sábado por la noche con mi amiga Misty; escuché de una fiesta que Logan
organizó y deseé ser mayor. Deseaba que él saliera o que yo tuviera el valor de
entrar.
Me preocupaba tanto. Él había estado tan distante después de que su
padre muriera. No quería hablar de lo que había pasado. No me llamó más. No
quería pasar el rato. No podía culparlo. Se había graduado del instituto. ¿Por qué
querría pasar tiempo con una estudiante de segundo año?
Pero quería hablar con él tanto que me escabullí de la casa, decidida a
hacerlo.
Excepto que llegué aquí y no pude dar esos últimos pasos.
Desde ese triste montón de leña en las sombras, vimos a chicas guapas con
faldas cortas y tipos ruidosos entrar y salir a trompicones durante horas.
Escuché la música y las risas.
Las botellas de cerveza chocando con el cubo de la basura.
Los gemidos una vez que se hizo tarde.
Mi cara se ruboriza de vergüenza al pensarlo.
Estaba locamente celosa, herida y con mil emociones diferentes, aunque
no tenía derecho a ninguna de ellas teniendo en cuenta que era básicamente una
mirona.
Me di cuenta de que era espeluznante pasar el rato junto a la casa de Logan
durante una fiesta, incluso si éramos amigos, aunque algo distantes en ese
momento.
Nunca le dije que hice eso. Me mortificaría si lo supiera, aunque solo lo
hice una vez. Créanme, aprendí la lección.
Incluso cuando me hice mayor, evitaba sus fiestas. Podía pasar toda mi
vida sin ver a otra chica envolviéndose a su alrededor.
Desde el instituto, su fama no ha hecho más que crecer. Ahora Logan no
puede ir a ninguna parte sin que le coqueteen. Cuando empezó a concursar con
su hermano en competiciones de caballos hace unos años, su popularidad entre
la persuasión femenina explotó. Seré la primera en admitir que se ve muy bien
con su ropa de vaquero, pero es vergonzoso ver a las mujeres tropezarse con ellas
mismas para salir con él.
Debí haberle entorpecido su estilo. Y quedarme aquí a su lado no ayudará,
pero no es que tenga otras opciones.
Cuando presiona su mano en mi espalda mientras subimos los escalones,
casi me tropiezo. Puede que me haga llaves de cabeza, pero rara vez me pone las
manos encima de otra manera.
Hasta hoy, que me ha abrazado tan fuerte que me levantó del suelo,
entrelazó nuestros dedos mientras nos tomábamos de la mano, y me ha guiado
con su mano en mi espalda.
¿Pero quién está contando? Yo no.
Porque tendría que estar un poco loca si un minuto estoy debatiendo si me
quiere aquí, y al siguiente, contando el número de veces que me ha tocado.
—¿Quieres pedir una pizza? —pregunta en tanto abre la puerta.
Suspiro en el salón con aire acondicionado, y él deja mi pequeña maleta
en el suelo. —¿Cómo puedes tener hambre? Has comido no hace ni dos horas.
—Para cuando llegue la pizza, habrá pasado otra hora, y para entonces
definitivamente necesitaré más comida. —Se da palmaditas en el estómago—.
Soy un niño en crecimiento.
Me da una dulce, casi tonta sonrisa, la que amo tanto porque es solo para
mí. Ninguno de sus amigos se encuentra aquí para impresionar. Ninguna de sus
seguidoras o admiradoras. Ni siquiera su familia. Solo yo. Ignorando mi corazón
acelerado, me acerco para cubrir su cara con mi mano y lo empujo suavemente
fuera del camino.
—Tus sonrisitas bonitas no funcionarán conmigo, Logan Carter. —Ahora
yo soy la mentirosa—. Si estás creciendo es porque tu cabeza es tan grande que
no puedes pasarla por la puerta. Deberías hacer que un médico te examine esa
condición.
Se ríe y enciende algunas luces. —Te extrañé a ti y a tu descaro, Jojo.
Pídenos una extragrande. Ya conoces el procedimiento.
El procedimiento: yo ordeno y él paga.
Dice que le gusta cuando pido porque soy tan amable por teléfono que los
pizzeros nunca escupirían en mi comida. Funciona para mí porque nunca tengo
dinero para pagar la comida para llevar. Ganamos todos.
Cuando termino de pedir, se quita las botas y agarra un maldito cachorro de
detrás de una puerta para niños que bloquea la cocina.
Grito. —¿Cuándo trajiste un perro? —Oh, Señor, estoy enamorada—.
¿Cómo se llama?
Una sonrisa se dibuja en los labios de Logan mientras mira su cachorro
acercarse a mi cara y tratar de lamerme la nariz.
Logan hace una pausa y mete las manos en sus bolsillos traseros. —Traje
a Rambo el mes pasado de uno de esos arreglos al lado de la carretera. Era el más
enano.
—Déjame adivinar. Te sentiste mal por él. —Pone los ojos en blanco
porque es verdad. Logan puede actuar como si fuera grande y duro, pero tiene
un gran corazón—. Y le pusiste el nombre de Rambo al pequeño. Ahh. —Le hablo
con voz de bebé al perro—. Eso te dará valor, ¿eh, guapo?
Probablemente suene como una fenómeno, pero no me importa porque al
perro le gusta mi voz de bebé. Es una gran bola de pelo marrón y blanco con una
cara adorable como si fuera un shih tzu o bichon. Como el tipo de cachorro que
siempre quise, pero éramos demasiado pobres, y las mascotas cuestan dinero.
Nunca podríamos haber pagado las facturas del veterinario, así que lo entendí,
aunque no me hizo querer uno menos.
—Es difícil de creer, pero era aún más pequeño cuando lo traje.
—Se parece a un bebé Ewok. —Puedo dejar que mi bandera interior de La
Guerra de las Galaxias ondee alrededor de Logan. Hemos visto las primeras seis
películas juntos en orden cronológico y en el orden en que fueron estrenadas.
Para que conste, ambos preferimos las tres películas originales.
Su sonrisa se amplía. —Sabía que lo amarías.
—¿Puedo besarlo y llamarlo George? —Destruyo la referencia, pero estoy
demasiado entusiasmada con el amor al cachorro para preocuparme.
Logan me mira con curiosidad y me río. —Olvidé que no te gustó “De
ratones y hombres”1. Supongo que el final fue triste. —Le leí el clásico en voz alta
en su primer año. Sí, yo tenía once años, pero me dijo que no iba a hacer la tarea
porque no podía meterse en el libro, así que senté su pequeño y mocoso trasero
detrás del granero y se lo leí. En su teléfono, buscó en Google cualquier palabra
que no reconociéramos. Entre eso y su guía de estudio de la clase, nos las
arreglamos bien.
Solo sabía que no quería que se metiera en problemas con su profesor
porque entonces el señor Carter no dejaría que Logan saliera conmigo. Pasamos
toda la semana comiendo Twizzlers y hablando de Steinbeck.

1 Novela de John Steinbeck publicada en 1937, cuenta la trágica historia de George Milton y
Lennie Small, dos trabajadores de rancho errantes, a lo largo de la California de la Gran
Depresión.
Ser joven, pobre y estar varada en el país no es tan malo si te gusta leer.
Gracias a Dios que hay una biblioteca decente cerca.
—Eres la única razón por la que saqué una buena nota ese semestre. Tú y
tu enorme cerebro. —Me da palmaditas en la frente como si fuera una pesada, y
yo le aparto la mano.
—Me gustan los libros largos y no puedo mentir.
Me parecía que esa semana era una gran manera de pasar mis tardes
aunque no entendiera todo sobre la historia. Como por qué Curly mantenía su
mano en un guante con vaselina por su esposa. No lo entendí en ese momento, y
si Logan lo hizo, no me lo explicó.
Un día en el mercado hace unas semanas, estaba exprimiendo un aguacate
para comprobar la madurez cuando me di cuenta de que Curly quería usar esa
mano suave para el sexo. Era obvio.
El teléfono de Logan zumba en su bolsillo trasero, y cuando lo comprueba,
se queda quieto y me mira con una expresión de culpabilidad en toda su cara.
—Necesito atender esto. Siéntete como en casa.
Mi corazón se desinfla cuando lo veo dirigirse hacia su dormitorio.
Probablemente esté haciendo planes con alguna aventura. Y aunque no lo
hará delante de mí —se empeña en no hacerlo nunca— me enteraré por nuestros
amigos. Porque en un pueblo pequeño como este, alguien siempre se asegura de
decírmelo. Como si tuvieran la obligación de contarme los chismes para que yo
sepa que el chico por el que he estado suspirando desde que era una niña es un
cazador de faldas.
La vida es demasiado corta.
Mis pensamientos vagan hacia el viaje en autobús hasta aquí. La señora
Reynolds tiene razón. Necesito arrancar esta tirita y decirle lo que siento. Tal vez
no haga ninguna diferencia. Pero antes de irme a Florida, le diré a Logan Carter
que he estado enamorada de él toda mi vida. Entonces mi conciencia estará
limpia, y tal vez, tal vez finalmente pueda seguir adelante.
Porque obviamente no me ve como nada más que su amiga.
No si sigue haciendo planes nocturnos.
Un triste sentido de resolución se asienta sobre mí.
Ya que no quiero escuchar a Logan haciendo arreglos con otra mujer, tomo
el control remoto y hago clic en la pantalla plana, cambiando de canal hasta que
encuentro Tienes un e-mail. Diablos, sí, definitivamente me vendría bien algo de
magia de Meg Ryan y Tom Hanks. Una chica nunca puede ver esa película
demasiadas veces.
Me tomo un minuto para llamar a mi prima Dawn y hacerle saber que
estoy viva.
Me grita en el oído: —¡Joey, el salón se ve increíble! Solo tenemos que
pintarlo el próximo fin de semana y contratar a dos estilistas más, y estaremos
listas.
—Siento mucho que tengas que hacer todo este trabajo sin mí. Te juro que
te compensaré cuando vuelva. —La idea de irme tan pronto se siente como una
piedra de plomo en mi pecho, pero no puedo esperar aquí a que Logan se dé
cuenta.
Dawn y yo nos ponemos al día por unos minutos, y luego suspira.
—¿Cómo te está tratando el imbécil?
—Ha sido genial, en realidad. No es un imbécil para nada.
—Aún.
—Aún —admito de mala gana.
En el fondo, escucho a su madre murmurando algo.
—Mi madre dice que no dejes que ese chico te engatuse el corazón otra
vez.
Me río y accedo a ser fuerte. Después de colgar el teléfono, me quito las
sandalias, me acurruco en el sofá y meto a Rambo bajo mi brazo.
Es un consuelo ver que todo en la sala de estar sigue igual. Desde el sofá
de segunda mano hasta las revistas de caballos en la mesa de café y el gastado
sillón reclinable; todo ordenado y limpio. Logan es un tipo ordenado y se ocupa
de sus cosas en su mayor parte. Y a pesar del dinero que la granja recauda en
estos días, lleva una vida modesta.
Estirando el brazo detrás de mí, tomo la manta que está colgada en la parte
de atrás. A Logan le encanta mantener la casa fría por la noche, probablemente
porque trabaja en un granero sofocante.
Sin embargo, el largo día me alcanza. Meg Ryan ni siquiera ha conocido a
Tom Hanks cuando me desmayo. Estoy segura de que estoy babeando encima
del cachorro cuando un golpe en la puerta me despierta.
—Quédate con el cambio.
Escuchar la voz de Logan me hace sonreír. Lo he extrañado tanto.
Sus pasos se acercan antes de que la caja de pizza llegue a la mesa de café.
—¿Por qué sonríes, Bitsy?
Mi garganta está irritada y seca, pero las palabras salen de todas formas.
—Me gusta estar aquí contigo. —Es un momento honesto. Tal vez demasiado
honesto.
Abro un párpado para ver cómo se ha tomado lo que dije, pero está
sonriendo. Por supuesto, la comida podría ser la razón de su alegría. El sofá se
sumerge con su peso.
—A mí también me gusta tenerte en casa. —Se mete una rebanada en la
boca como si hubiera estado hambriento durante una semana.
Rambo se acurruca cerca de mi cuello, y yo tomo una gran bocanada de su
dulce pelo de cachorro.
Logan levanta una ceja. —¿Acabas de oler al perro?
—Tal vez. —Le rasco debajo de la oreja, y me jadea en la cara—. Aunque
tengo que decir que nunca te he imaginado con este tipo de mascota. Pensé que
tendrías un rottie o un boxer.
Los ojos de Logan se dirigen hacia mí. —¿Insinúas que Rambo no es lo
suficientemente masculino?
Resoplo y niego. —No, estoy diciendo que esta bola de pelos es más mi
estilo que el tuyo. —En silencio, añado—: Siempre quise un cachorro, pero mis
padres nunca me dejaron tener uno. —No teníamos dinero para comida y ropa,
así que un perro no entraba de discusión. Para cuando solo eran Silas y la abuela,
ya tenía demasiado a mi cargo como para cuidar de una mascota.
—Me acuerdo. —Devuelve su atención a ESPN—. Deberías comer un poco
de pizza. —Antes de que tenga la oportunidad de responder, Logan arroja dos
rebanadas en un plato de papel y me las entrega—. Come, florecilla.
Con un gemido, pongo a Rambo en el suelo e intento sentarme, pero todos
los músculos de mi cuerpo protestan. Estoy enredada en la manta y demasiado
cansada para lidiar con ello. Vuelvo a caer con derrota.
—¿Estás bien? —Logan desenrolla la tela de mi cuerpo y me ayuda a bajar
las piernas al suelo.
—Solo dolorida. Veintisiete horas en un autobús te hacen eso. —Cuando
no dice nada, lo miro. Sus hombros están tensos y sus cejas fruncidas—. ¿Por qué
estás enfadado?
Se pasa una mano por su desordenado pelo rubio, un sonido exasperado
sale de su boca. —Porque tomaste un autobús, sola, para cruzar todo el país,
cuando podrías haberme dicho que venías y yo con gusto habría pagado tu boleto
de avión. Vi a los personajes sombríos que bajaron del autobús hoy. ¿Cuántos se
te insinuaron?
—No es necesario que te pongas dramático, Sherlock. ¿Por casualidad
viste a la abuelita que se sentó a mi lado durante la mayor parte del viaje? Te haré
saber que amenazó al tipo que se me insinuó, y no tuve ningún problema después
de eso.
Eso no fue lo adecuado porque parece más enojado. —¿Y si la abuela
bienhechora no hubiera estado ahí? Agradezco que estuviera, pero después de
enterarme que tomabas el autobús busqué en Google “crímenes relacionados con
autobuses”, y leí cosas que te prenderían fuego el cabello. ¿Sabías que una chica
fue golpeada en el baño durante una parada de descanso? Si insistes en volver a
Florida, compraré tu boleto de avión, así que no me niegues eso.
Abro la boca; no sé qué iba a decir, pero la cierro de nuevo y miro al chico
que he amado casi toda mi vida, y la gratitud llena mi corazón. —No tienes que
preocuparte por mí, pero gracias por hacerlo.
Asiente y gruñe. —Te prepararemos un baño esta noche. Eso ayudará a
tus músculos doloridos.
Puede que solo me quiera como una amiga, pero eso es más de lo que
obtuve de la mayoría de mi familia al crecer. Y tal vez eso es parte de su encanto.
Mis padres eran estrictos, cerrados de mente y nunca afectuosos. ¿Habría sido
tan difícil darme un abrazo de vez en cuando?
En cambio, la familia de Logan nunca se quedaba sin afecto. Su madre me
abrazaba casi cada vez que me veía. Logan también me abrazaba todo el tiempo
hasta que me salieron las tetas, luego emigró a estos divertidos abrazos laterales.
Solía pensar que temía a los pechos, pero conocía su reputación, así que pensé
que era mi cuerpo el que de alguna manera lo asustaba. La pubertad es rara, así
que no podía culparlo.
Comemos en silencio, uno al lado del otro, el cuarto está oscuro excepto
por la lámpara de la mesa, la luz de la cocina y la televisión.
—¿Qué hay en la agenda de esta semana? —Mis dientes se hunden en una
rebanada de pepperoni. Paraíso—. Tori dijo que me ayudarías a coordinar, señor
Planificador de Bodas.
—Ja, ja. Solo la ayudé a conseguir las flores porque tengo un amigo. —Me
da un empujón de buen humor y saca su teléfono—. Déjame enviarle un mensaje
de texto a Tori para consultarle la agenda.
Un minuto después, su teléfono vibra, lo abre y frunce el ceño.
—¿Qué pasa?
Me lo entrega. —Nada. Solo que son un montón de cosas.
Envió una hoja de cálculo detallada con el itinerario de la fiesta de la boda.
El miércoles las chicas tenemos una prueba de vestido. El jueves, tendremos un
almuerzo familiar con los padres de Tori. Y el viernes, el fin de semana antes de
la boda...
Miro a Logan. —¿Vamos a la costa?
—Supongo que sí. —Suspira.
Es un fin de semana conjunto de solteros y solteras. Parece que la mayoría
de los invitados a la fiesta de la boda y algunos amigos van a ir.
—Hay un vínculo con el condominio. —Oh, vaya—. Esto parece divertido.
Qué idea tan genial. —Estoy tan emocionada que casi olvido que no puedo
permitírmelo—. Pero... ¿cuánto va a costar eso? —Ahorré para mi boleto de
autobús, mi vestido y unas cuantas noches de comida, pero esto me hará gastar
mucho dinero. Además, todavía tengo que comprar algo de ropa ya que quién
sabe lo que Silas hizo con mis cosas. No empaqué mucho porque me imaginé que
tenía unos cuantos conjuntos en la casa de mi abuela. Que el hijo de perra vendió.
Logan coge una servilleta. —Ya pagué lo tuyo, socia. Puedes ir sin
problemas.
Esto. Siempre está haciendo cosas como esta, lo que hace difícil mantener
esas paredes erigidas alrededor de mi corazón.
Trago más allá del nudo en mi garganta. —Te lo devolveré. Te lo prometo.
—Aunque signifique que me salte el almuerzo todos los días durante un mes, se
lo devolveré.
Claro, solía sentir que me daba por sentado a veces, pero aun así me
cuidaba.
—Jo. —Espera a que lo mire—. No me debes nada. Esto es lo que hacen
los amigos entre sí. Siempre me has cubierto las espaldas, y yo te cubro las tuyas.
No es gran cosa.
Amigos. Cierto.
Puedo fingir que todo lo que quiero es suficiente, pero cuando dice esa
palabra, se siente como si fuera un letrero de “NO ENTRAR” encima de su
corazón.
Asiento y me obligo a sonreír. —Bueno, gracias. Te lo agradezco. —De
verdad que sí.
Pero si voy a atravesar las próximas dos semanas, esto es un buen
recordatorio de dónde estoy con él. Incluso si hago mi gran declaración sobre
cómo me siento, no me haré ilusiones porque las posibilidades de que se sienta
de la misma manera son escasas.
7
Traducido por Miry
Corregido por Anna Karol

Rambo trota detrás de mí, sus patitas cliqueando en el piso de madera por
el pasillo.
La puerta del dormitorio de Joey está entreabierta, y me asomo, sonriendo
cuando la veo acostada como una estrella de mar sobre la cama de mi madre, la
manta y sábana son un montículo a su alrededor. Cierro la puerta sin hacer ruido,
así no la despierto mientras hurgo en la cocina.
Apenas son las cinco de la mañana, y no me esperan en el rancho hasta
dentro de unas pocas horas, pero tengo que hacer algunas diligencias primero.
Las actividades de la boda hacen que mi agenda esté algo saturada. Me olvidé
por completo de los planes de Ethan y Tori para el fin de semana, lo que no es
propio de mí, pero no he estado en mi máximo.
Le doy de comer al cachorro y le rasco la cabeza. Es malditamente lindo
para ser una bola de pelos. —Sé feroz, amigo mío. Cuida de Jo.
Agarro las llaves y me dirijo a la puerta. No estoy seguro de si le dije a Joey
que tenía que trabajar hoy, pero le enviaré un mensaje de texto más tarde, así no
la despierto. Odio cuando mi teléfono suena en la mesa de noche y me despierta.
Dormir es un bien precioso, y esa chica está exhausta.
Después de nuestra pizza nocturna, la llevé a bañar y se encontraba tan
adolorida que podía oírla gemir por la puerta mientras se cambiaba de ropa.
Eso envió mi mente sucia a tiempo extra.
Y podría haber tenido un momento de debilidad.
Una vez que ambos nos fuimos a la cama, me encerré en mi habitación y
busqué mi porno favorito en mi teléfono, pero nada funcionó. Lo tiré en la cama,
cerré los ojos, y todo lo que traté de ignorar ayer volvió a mí con rapidez. Como
el increíble cuerpo de Jojo en esa blusa y cómo se sentía cuando me abrazó en la
estación de autobuses. La forma en que su grueso cabello dorado caía sobre sus
hombros y su voz cuando hablamos en el sofá, baja, dulce y suave.
Estallé como un petardo el cuatro de julio.
Ahora siento la culpa. Siempre me las arreglé para evitar masturbarme con
imágenes de mi mejor amiga, y necesito poner esta mierda bajo cerradura si
quiero sobrevivir viviendo con ella durante las próximas dos semanas. No más
pensamientos sobre Joey desnuda.
Me detengo en la gasolinera para llenar el tanque y agarrar una condenada
taza de café, y luego me incorporo de nuevo a la calle. Cuando llego a Stock Yard,
soy el primero, pero eso no es nada nuevo.
El Stock Yard es una tienda familiar que vende todo lo que un ranchero
podría necesitar. Trabajo atrás, reponiendo suministros y haciendo inventario un
par de veces a la semana durante los últimos dos años, por lo general en medio
de la noche. Pero ya que la boda y luna de miel de Ethan tienen prioridad, tengo
que reorganizar mi agenda.
Una hora más tarde, he colocado en los estantes los alimentos entrantes y
reorganizado todo en mi lista cuando Hank, mi jefe, llega.
—Bueno, estaré condenado. —Me da una amplia sonrisa—. Podría haber
jurado que eras un vampiro. No creo haberte visto alguna vez aquí durante el
día.
Suelto una carcajada. —Gracias por llamarme tan tarde anoche. Este
asunto de la boda requiere más tiempo de lo que pensé. No seré capaz de hacer
algún turno de madrugada hasta el final del mes.
—Haces lo que tienes que hacer por la familia. Entiendo. —Se limpia la
frente sudorosa—. ¿Te tomarás tiempo libre después de eso? Llevas mucho
tiempo quemando el aceite de medianoche, hijo.
Sé que quiere preguntarme por qué hago esto cuando llevo un negocio
exitoso con mi hermano, pero Hank es buena gente y sabe cuándo algo es
privado, por lo que nunca presiona por más.
—No. No podría soportar que todo se fuera al infierno mientras me
encuentro lejos. —Le doy una sonrisa relajada y alcanzo mis llaves—. Volveré
mañana para ocuparme del resto aquí, pero luego salgo de la ciudad para el fin
de semana con mi hermano y los invitados de la fiesta de boda. Espero tener la
oportunidad de trabajar el lunes por la noche. Pero lo mantendré informado.
Asiente pensativo. —Si necesitas más tiempo, solo házmelo saber.
Más tiempo libre significa no tener paga, lo que significa que no puedo
hacerlo. —Gracias de nuevo, señor.
No tengo que llamarlo “señor”, pero él mismo trabaja para alimentar a su
familia, por su preciosa esposa, hijos y nietos, y no tiene nada más que mi respeto.
Para algunos hombres es difícil entender la fidelidad y la lealtad, pero él es un
brillante ejemplo de lo que un hombre puede tener si lo mantiene en su pantalón.
Mientras voy cruzando el estacionamiento, suena mi teléfono. Solo tres
personas me llaman tan temprano, y como estoy a punto de ver a Ethan y mi
madre, adivino que no son ellos.
El nombre parpadea en mi teléfono y lo dejo ir al correo de voz.
Hablando de fidelidad...
Voy tarde, y si contesto ahora no se puede saber qué tan larga será esta
llamada.
Un mensaje de texto llega cuando enciendo la camioneta.
Deja de evitarme.
Pongo los ojos en blanco y de mala gana respondo:
No te evito, necesito llegar al trabajo. Mensajear mientras conduzco es
ilegal, ¿recuerdas?
¿Tratas de ser encantador? No estoy de humor para tus juegos.
Me río en voz alta. ¿Yo soy el de los juegos? Jesucristo, las bolas de esta
mujer.
Samantha solía ser relajada, pero en los últimos meses se ha vuelto muy
pegajosa. Tomo nota mental para alentarla a que regrese a la escuela donde
puede hacer más amigos, y luego trato de redirigir esta conversación.
Le prometí a Zach llevarlo al cine a ver la nueva película de Marvel.
¿Es Zach todo lo que te importa?
Más o menos. Sí. Pero ella ya lo sabe.
¿Podemos hablar después? Prometo que te llamaré esta noche.
Mi teléfono permanece felizmente silencioso después de ese último
mensaje. Ya sé lo que quiere, y no sucederá.
Cuando finalmente llego al rancho, tengo un dolor de cabeza que puede
partir mi cerebro en dos, pero pongo una sonrisa en mi rostro mientras camino
hacia la cocina.
—Llegas tarde. —Ethan me fulmina con la mirada mientras desayuna.
Parece que estuvo unas buenas dos o tres horas en el granero a juzgar por el sudor
empapando su camiseta.
—Papá siempre decía “Más vale tarde que nunca”. Lo siento, necesitaba
mi sueño reparador. —Odio citar a mi padre, pero este dolor de cabeza está
afectando mi capacidad de mentir.
Tori me da un plato lleno de panqueques, y presiono mi mano sobre mi
corazón. —Juro por Dios, si Ethan no estuviera casándose contigo, yo lo haría.
Ethan gruñe con molestia, y me río entre dientes. Me encanta molestarlo.
Que lo llamen síndrome del hermano menor, pero lo disfruto mucho. Tori es
hermosa, seguro, pero ella y Ethan siempre han tenido ojos el uno por el otro, y
saben que respeto eso.
Tori sonríe y se hunde en el regazo de Ethan mientras me saluda. —Eres
un poco flaco para mi gusto.
Mi hermano le da una de esas sonrisas con ojos saltones, y justo así, se
encuentran en su propio pequeño mundo, y él habla con esa voz suave que solo
utiliza con ella o con los niños. —Estoy sudoroso, cariño.
—Está bien. No me importa. —Mira a Ethan por un segundo antes de
plantar un beso en su mejilla.
Toso y vuelvo a lo que dijo. —¿Flaco? ¡Ay! Y yo que tenía la intención de
regalarles algo agradable para su boda. —Maldición. Necesito hacerles un regalo.
Me olvidé de eso.
Desliza el jarabe hacia mí. —Sabes que no tienes que comprarnos nada.
Nos encanta tenerte cerca. De hecho, eres el hermano que siempre he querido. —
Me pone una cara tonta. Mi hermano es malditamente muy afortunado.
—Demonios, Tor. Ahora realmente necesito comprarles algo lindo. —Tomo
nota mental para pedir prestado el cerebro de Joey. Sabrá lo que debería
comprar—. ¿A menos que pueda decidirme por ese libro de cupones casero para
cuidar niños gratis que vi en Pinterest?
La cabeza de Tori se endereza. —Si crees por un momento que no tomaré
eso y absorberé tus sábados por la noche, te equivocas, semental. —Coge un trozo
de tocino de pavo del plato de Ethan y da un mordisco—. ¿Y desde cuándo usas
Pinterest?
—Soy un hombre de muchos talentos.
—Claramente.
Tomo algunas cucharadas de desayuno. —¿Dónde están los niños? Hay
mucho silencio.
Ethan señala sobre su hombro. —Con mamá. Está jugando Legos con ellos.
Con el tenedor a mitad de camino hacia mi boca, me detengo. —No dejes
que se exceda. Te dirá que no está cansada cuando es así.
—Sabes que nuestra madre es adulta, ¿verdad? Me dice cuando se cansa.
Este cabeza dura. —¿No sabes nada acerca de las mujeres? Solo te lo dice
cuando está en su punto de ruptura, que es mucho más allá de lo que debería
hacer.
Ethan niega con la cabeza. —Que consejos tan buenos. Tal vez deberías
pensar en eso un poco más.
Tori le da un codazo.
—¿Qué? —Los miro a ambos—. ¿Qué no me están diciendo?
Pero dos pequeños demonios entran corriendo en la habitación e
interrumpen la conversación.
—¡Tengo hamble! —anuncia Cody mientras se pasa el brazo por la nariz.
Tori se estira para limpiarle la cara con una servilleta. —Ustedes dos
comen más que hobbits. Venga. Hora del segundo desayuno. —Saca un tazón
grande de fruta helada y coloca a los niños en la mesa.
Cuando termino de comer, enjuago mi plato y lo meto en el lavavajillas.
—¿A qué hora necesitas a Joey para la prueba de vestido mañana?
—¿Puedes traerla aquí a las tres? —Tori toma una servilleta para limpiar
un poco de algo que voló de Cody—. La prueba no es hasta la tarde, pero quiero
llevarla de compras.
—Yo puedo llevarla de compras. ¿Qué necesita?
—Oh, no sé. ¿Todo? —Miro a Tori, confundido, y ella suspira como si
fuera un tonto—. Planeaba recoger más ropa de casa de su abuela...
Hace una pausa mientras ordeno las pistas.
—Pero Silas probablemente tiró sus cosas cuando vendió la casa. —Dios,
soy un idiota—. Por supuesto que necesita más ropa.
Tori me da una sonrisa paciente. —Entonces, ¿a las tres?
—Déjame llevarla de compras mañana.
Muerde sus labios por un segundo. —Suena bien. Pero asegúrate de hacer
sugerencias porque sabes que no dirá que necesita algo.
—De acuerdo. Sí. ¿Como qué?
Saco el teléfono para tomar notas.
—No lo sé. Blusas, pantalones cortos, sostenes, bragas, traje de baño,
tampones...
—Oye, oye. Eso parece terriblemente personal. Quieres que le diga
“¿Necesitas tampones?”, se acurrucará y esconderá detrás de un gigantesco cubo
de Cheerios.
Mila me saluda desde el asiento junto a mí. —¿Qué son los tampones?
Parpadeo lentamente. —Tapones de nariz. Para cuando te sangra la nariz.
—No le digas eso. —Tori se ríe—. Cariño, son para las mujeres. Podemos
hablar de eso esta noche, ¿de acuerdo? —Mira a Ethan y él asiente.
Saco una rodaja de manzana del plato. —Son buenos para las hemorragias
nasales. Hablo por experiencia. Cuando el hermano de Kimmy Schumacher me
dio un puñetazo en la cara por besar a su hermana, ella me dio un tampón para
el sangrado. Funcionan muy bien.
Ethan se traga lo último de su café. —Es increíble que seas tan lindo como
eres considerando que muchas personas te han lanzado algún que otro puñetazo
en estos últimos años.
—Ahh, hermano. Estoy conmovido. —Finjo llorar y los niños se ríen a
carcajadas—. Está bien, así que llevo a Joey de compras, y me aseguraré de
preguntar si necesita productos femeninos. —Qué Dios me ayude.
No soy aprensivo acerca de cosas por el estilo, pero Bitsy se avergüenza
con facilidad, sobre todo alrededor de mí por alguna razón.
Y bien, admitiré que hacer frente a las cosas que van en determinadas
partes de su cuerpo en las cuales intento no pensar, podría hacerme sentir
incómodo.
—¿Seguro que puede esperar hasta mañana? Tengo muchas cosas que
hacer hoy o la llevaría a la ciudad esta noche.
Tori asiente. —La interrogué anoche, y me dijo que solo tenía que lavar
algo de ropa, y estaría bien. Creo que eso la mantendrá por un tiempo, pero
definitivamente no durante toda su visita.
Bebo el resto de mi café, marcando mentalmente las tareas que puedo
hacer hoy para liberar mi horario para el viaje de compras de Joey mañana.
—¿Le gustó su cachorro? —pregunta mi hermano mientras se levanta.
—Um. —Me rasco el vello en la barbilla—. No le he dicho.
Con los ojos muy abiertos, Tori jadea. —¿Por qué no? —comienza a
murmurar para sí misma, algo acerca de servir en una bandeja de plata, pero
luego se calla.
—¿Te has perdido la parte donde vuelve a Florida? ¿Puede tener mascotas
en su casa? Si hubiera sabido que no se quedaría, me lo hubiera pensado mejor.
—Quedarse aquí significa que podría ayudarla con el cachorro mientras se
instalaba.
Estaba tan emocionado de darle el regalo, pero ahora me siento como un
idiota por no ser más inteligente.
Una oscuridad se asienta sobre mí cuando trato de imaginar lo que sería
si se va de forma permanente. Habría un cráter del tamaño de Joey en mi vida, y
no estoy seguro de que esté listo para eso.
Tori golpea la mesa. —Piensas demasiado en todo. Solo dale el perro ya.
¿Quién sabe, tal vez eso ayudará a persuadirla para que se quede? Confía en mí…
estará muy emocionada con el regalo.
Es curioso cómo la mayoría de la gente piensa que soy impulsivo, pero
Tori ha estado aquí un par de años y me conoce mucho mejor. Bueno, tal vez mi
yo más joven fue impulsivo, pero la versión adulta de mí tiene una hipoteca,
facturas y demasiadas responsabilidades para contar, así que tengo que ser más
inteligente.
Mi madre entra, sin verse peor después de jugar con los niños esta
mañana. —¿Quién estará emocionada?
No puedo manejar más hablar de Joey, así que le doy las gracias a Tori por
el desayuno, beso a mi madre en la coronilla y dejo la galería de maní mientras
me dirijo hacia el granero detrás de la casa.
Al menos los caballos no me preguntarán qué haré conmigo mismo si Joey
se va para siempre.
8
Traducido por Ana_V.U
Corregido por Dayi Cullen

Con un gemido de dolor, me doy la vuelta y parpadeo ante el reloj en la


mesita de noche. No puedo creer que sea casi mediodía. La cama de Beverly es
diez veces más cómoda que la mía en Florida.
Ese viaje en autobús me agotó y anoche casi me quedé dormida hasta caer
en coma.
La nariz húmeda de Rambo se asoma sobre la cama.
—Hola, guapo.
Menea la cola felizmente, sin darse cuenta del nudo en la boca de mi
estómago. Si bien todavía estoy enojada con mi hermano por vender la casa de la
abuela, este es el periodo de tiempo más largo que he pasado sin hablar con él.
Podría estar de fiesta en Las Vegas o tumbado en una zanja por lo que sé.
Alcanzando mi celular, marco rápidamente a mi hermano y recibo el
mismo mensaje saliente: —Deja un mensaje o no. A nadie le importa.
Encantador, ¿no es así?
—Silas, hola. Soy yo. Estás empezando a asustarme un poco. Llámame
para saber que estás vivo. —No menciono la casa porque si lo molesto por
teléfono, nunca volverá a llamar—. Me voy de nuevo a Florida pronto, así que
espero saber de ti.
Cuando cuelgo, recojo a Rambo y lo acurruco. Su cara peluda me hace
sonreír, aunque no tengo muchas ganas de sonreír.
El hambre me vence, así que me arrastro hasta la cocina, sirvo café y me
preparo dos rebanadas de pan en la tostadora. Dejándome caer en la mesa de la
cocina, meto las piernas desnudas debajo de mi camisa, la camiseta de Logan, y
me pongo cómoda.
Tirando del cuello del material hacia mi nariz, respiro su aroma delicioso.
Me la arrojó anoche mientras nos preparábamos para ir a la cama. Ni siquiera se
lo había pedido, pero parecía saber que me vendría bien algo para dormir. Es una
camisa que le regalé para su cumpleaños el año pasado que tiene un barril en la
parte delantera y dice: “Yo sacaría eso”.
Una vez que termino de comer, decido atacar esa pila de ropa sucia en mi
maleta. Me detengo cuando paso por la habitación de Logan, preguntándome si
debería lavar su ropa también como agradecimiento por dejarme quedarme aquí.
Pero lavar la ropa sucia de alguien parece demasiado personal. Puede que no
quiera que toque sus cosas. Tengo un hermano. Sé que los chicos son asquerosos.
Mi hermano pasó por más calcetines en su último año de secundaria que yo en
toda mi infancia.
Silas solía taclearme en el suelo para frotar sus calcetines sucios en mi cara.
Le parecía muy gracioso.
Probablemente fue una bendición que nunca haya entendido por qué eran
duras y crujientes hasta que fui mayor. Me estremezco ante el recuerdo.
Sin embargo, hay cosas peores que los calcetines crujientes. Miro el cesto
de la ropa de Logan en la esquina de su habitación. ¿Qué pasa si me tropiezo con
la ropa de otra mujer? ¿O condones?
Parpadeo la repentina oleada de calor en mis ojos y me regaño por sentir
dolor cuando no tengo ningún reclamo hacia Logan. Pero este es mi patrón. Sé lo
suficiente sobre lo que hace cuando no estoy cerca para estar destrozada.
No. Definitivamente no voy a tocar su ropa.
Cuando suena la lavadora, ya superé mi crisis emocional. Solo necesito
seguir recordándome que volveré pronto a Florida y que puedo sobrevivir pase
lo que pase aquí mientras tanto.
Estoy colgando sobre el borde de la lavadora, alcanzando mis pantalones
cortos que se encuentran pegados en el fondo, cuando una tos detrás de mí me
hace perder el equilibrio y casi me golpeo la cabeza contra el agitador. Un
segundo después, dos grandes manos se asientan sobre mis caderas, y salgo de
la enorme máquina Whirlpool.
Mi cara tiene diez tonos de rojo cuando hago contacto visual con Logan,
quien se ríe tan fuerte que apenas puede respirar. —Te caíste.
Tiro mi camiseta sobre mi trasero. —Cállate. Soy pequeña ¿Cómo diablos
lava tu mamá con esto? Ella no es mucho más grande que yo.
Él va detrás de un armario y saca un taburete.
—Oh. —Cubro un pie desnudo con el otro, preguntándome cuánto de mi
trasero acaba de ver—. ¿Qué haces en casa? ¿No dijiste que trabajabas hasta tarde
hoy?
Encogiéndose de hombros, se pasa las manos por el pelo húmedo. Huele
a sudor limpio y al sol. Sin embargo, supongo que se cambió la camiseta antes de
volver a casa, porque no está empapada como si acabara de salir de un granero
sofocante. —Pensé que querrías un poco de compañía para el almuerzo. No
estaba seguro de cuánta comida tenía en el refrigerador, y no quería que te
murieras de hambre. Traje a casa algunos básicos. Huevos. Carne. Algunas pizzas
congeladas.
No importa que hayamos pedido pizza anoche. Él comería eso en cada
comida si lo dejara a su suerte. —¿Barón Rojo?
—Por supuesto. —Me sonríe y, por un segundo, me quedo atrapada en
esos ojos azules.
Sonriendo, porque no puedo evitar estar contenta de saber cosas sobre él
que otras mujeres no saben, me dirijo hacia la cocina. —Podría hacer algunos
sándwiches. Probablemente desees algo rápido para poder volver a trabajar. ¿O
te gustaría unos huevos y croquetas de papa?
Él asiente cómicamente, y mi sonrisa se ensancha porque sé cuánto ama
los huevos y las croquetas de papa. Descubrimos este combo el verano antes de
comenzar la escuela secundaria. Si doras las croquetas y las desmenuzas mientras
revuelves los huevos, obtienes un delicioso manjar. —Me encantaría eso.
Su exuberancia me hace reír. —¿Tienes croquetas?
—Oh, tengo croquetas, nena, y las he estado guardando para ti.
Ambos nos congelamos, como si hubiéramos tropezado con un cable
invisible.
La conciencia me pincha la piel.
Logan tiene diez millones de apodos para mí, pero nunca, y quiero decir
nunca, me llamó “nena”.
Y llámenme loca, pero eso se pareció muchísimo a coqueteo.
Algo cálido se agita en mi pecho y lucha con la voz cínica en el fondo de
mi cabeza que dice que está tan acostumbrado a llamar así a sus enganches, que
se le escapó.
Rambo se abre paso y salta entre nosotros, rompiendo el hechizo. Logan
desaparece, pero regresa un minuto después para arrojarme un par de sudaderas.
—Hasta que tu ropa se seque. —Agarra su camiseta en el escote y levanta su voz
una octava—. Así no intentas aprovecharte de mi virtud.
—Ya desearías. —Riendo, empujo su hermosa cara lejos de mí.
Pero sí, tal vez yo sí lo deseo.
9
Traducido por Tolola
Corregido por Dayi Cullen

Joey ha estado en mi cocina antes, probablemente docenas de veces, pero


hoy, por alguna razón, no puedo quitarle los ojos de encima.
Su cabello está amontonado en un moño en su coronilla, y mi enorme
camiseta se desliza de su delgado hombro. Mis pantalones de chándal, que ella
enrolló tres veces alrededor de su cintura, cuelgan sueltos en sus caderas.
Si le pregunto, sé que dirá que es un desastre.
¿Pero para mí? Nunca la he visto tan hermosa.
Sin maquillaje. Sin ropa de diseño. Solo Jojo. La chica a la que siempre he
conocido.
Bajo la mano para acomodar la mercancía.
Tranquilízate, hombre. Primero coqueteas con ella en la lavandería y ahora la
miras como un pervertido.
Me limpio con la palma de la mano la cara, necesitando erradicar lo que
sea que esté pasando en mi cabeza.
Cuando estaba inclinada sobre la lavadora, y vi su culo redondo y firme
en esas pequeñas bragas, el único pensamiento que registró mi cerebro del
tamaño de un guisante fue cuánto me gustaría darle un mordisco. Y luego
follarlo.
¿Ven? Cerebro del tamaño de un guisante. Porque nada bueno saldrá de
estos impulsos.
Intentar ligar con Joey es la peor idea que he tenido. Joey está hecha para
un felices para siempre, caballeros de brillante armadura y esa mierda, y yo soy
un polvo contra mi Ford un viernes por la noche y unas cuantas buenas risas.
Me obligo a apartar la vista de mi mejor amiga y agarro mi teléfono para
distraerme.
—¿Por qué hay tanto hielo en estos? —pregunta Joey, sacudiendo la bolsa
de papas en el congelador.
—Probablemente porque han estado ahí desde el invierno. —Mientras me
desplazo a través de la comida, mis ojos ojean las imágenes—. ¿Qué? —Siento a
Joey mirándome.
—¿No has comido huevos y papas desde entonces?
—¿Quién me las va a hacer, Jo? Sabes que no puedo cocinar ni una mierda.
—Siempre lo quemo—. Mi mamá no comería papas congeladas ni para salvar su
vida, mi hermano piensa que es un sacrilegio, y Tori mezcla chiles y verduras. —
Los de Tori no saben mal, pero no son lo mismo que los de Joey. Me encojo de
hombros—. De todos modos, es raro comer eso sin ti. Tal vez, la próxima vez no
te vayas tanto tiempo para que no me muera de hambre.
Ahora solo estoy siendo un imbécil, porque ella no tiene que cocinar para
mí, y lo sé, pero sigo un poco enojado porque se fue.
Tiene los hombros caídos, y esa sonrisa que ha estado mostrando esta
tarde se desvanece.
Buen trabajo, idiota. No me extraña que quiera mudarse al otro lado del país.
—Oye. Estoy bromeando. No quiero hacerte pasar un mal rato.
El sonido de la silla alejándose de la mesa me hace levantar la mirada. Joey
se sienta y mueve las manos. —Lamento no haberte llamado desde Florida. Creo
que... necesitaba tener algo de perspectiva.
Extendiendo la mano, la agarro. —Sé que no estás lista para hablar de ello,
y lo respeto. Solo necesito hacerte una pregunta.
Asiente lentamente, pero puedo ver la vacilación en sus ojos.
—¿Hice o dije algo que hiriera tus sentimientos? ¿Es por eso por lo que te
fuiste? Porque, Jo, te juro que me estoy volviendo loco tratando de averiguar si
fue así. Si me ignoraste por completo por eso. Porque soy un imbécil y finalmente
te diste cuenta.
Sus ojos se llenan de lágrimas, y es un cuchillo para mi pétreo y negro
corazón.
Pero no dice nada.
Ahí está mi respuesta.
Mierda. Mierda.
—Lo que sea que haya sido, Bitsy, lo siento mucho. Sabes que nunca te
haría daño a propósito. Eres mi mejor amiga. No sé qué hacer sin ti. —Le aprieto
la mano, y mi alma se destroza con cada lágrima que cae por su cara—. Déjame
compensarte. Sé que me lío con mis cosas y te doy por segura, pero te prometo
que seré un amigo mejor. De aquí en adelante, lo juro.
Se limpia los ojos, y no puedo soportarlo más. La levanto de su silla y la
pongo en mi regazo donde la aprieto contra mí. Llora suavemente, le beso la
cabeza y le froto la espalda.
—Eres importante para mí, Jo —le digo en voz baja—. No me dejes así otra
vez, ¿de acuerdo? Sé que no siempre te tendré aquí a mi lado, pero mantente en
contacto. Me preocupo por ti. Y, sin importar adónde vayas, siempre serás mi
mejor amiga. Tienes que saber eso.
Asiente, y yo la aprieto más.
He tenido algunos buenos amigos en mi vida. Silas fue uno de ellos, luego
Joey y mi amigo Isaiah, que ya no viene mucho a casa. Sé que es mejor no pensar
que Patrick es un buen amigo. Puede que se quede mucho tiempo, pero solo
porque es conveniente. De todos mis amigos, Jojo es mi para siempre. Enterraría
un cuerpo en mi patio trasero si se lo pidiera.
Me río, y ella se sorbe los mocos y levanta la mirada. —¿De qué te ríes?
—De ti, mocosa. —Le beso la frente y le doy una bofetada en el culo—.
Bueno, ¿vamos a comer o qué? Tengo suficiente hambre como para intentar
cocinar para nosotros, pero sé que será un asco.
—No, tienes prohibido cocinar. Yo me encargo de ti.
Le sonrío a mi chica favorita. —Sé que sí.
10
Traducido por Julie
Corregido por Anna Karol

Los vestidos de las damas de honor pueden ser notoriamente feos, pero
estoy aturdida en silencio por el material suave como la seda que cae en cascada
a mi alrededor mientras doy vueltas frente a un espejo de tres caras. —Este es el
vestido más bonito que he usado nunca. Me siento como una princesa.
Tori aplaude detrás de mí. —Pareces una princesa. Ese color rosado se ve
increíble en ti, y el corte es muy halagador. Tal vez debería hacerte usar algo más
feo para que no me eclipses —se burla.
Olga, nuestra costurera, me pincha el costado. —Voy a tomar aquí. Estás
más delgada que antes.
En Florida mi tía me llevó a una modista para tomarme las medidas y
enviárselas a Tori. No puedo imaginarme crear algo así simplemente conociendo
unos pocos números. Esta mujer tiene algunas habilidades locas.
Sacudo la cabeza. —Me deja espacio para disfrutar de unos cuantos tacos.
Este es un vestido tan hermoso, Olga. Muchas gracias.
Una vez que estoy de vuelta en un par de vaqueros y una camiseta, espero
a Olga y Tori en la parte delantera de la acogedora tienda, al lado de una caja
registradora anticuada. Con mi tarjeta de débito en la mano, me preparo para la
cantidad final.
—Todo está pagado —me dice Olga mientras se acerca.
Eso no está bien. —Solo te envié el anticipo, ¿recuerdas? Estoy bastante
segura de que hay un remanente.
—La novia tiene descuento para la gran fiesta. Ya está todo listo.
Tori se une a mí y me da una brillante sonrisa. —Pongámonos en marcha.
Logan parece ansioso. —Mis ojos se dirigen hacia Logan, que está apoyado en la
ventana, revisando su teléfono.
—Pero...
Me agarra del brazo y me da un tirón mientras le digo a Olga: —Si es un
error y te debo dinero, por favor avísame.
—¡Gracias, Olga! ¡Eres la mejor! —exclama Tori detrás de nosotras a la vez
que la puerta se cierra y prácticamente me empuja hacia Logan—. Ustedes
deberían irse antes de que sea demasiado tarde.
—¿Demasiado tarde para qué? Pensé que íbamos a salir esta noche.
—No. Vas a ir con Logan. Diviértete, y no olvides ponerte protector solar.
—Tori me abraza y luego se sube a su camioneta y se aleja.
La veo alejarse a toda velocidad. —¿Tori acaba de abandonarme? Esa chica
es mitad tornado, lo juro. —Me dirijo a Logan—. ¿Qué me estoy perdiendo?
Riendo, pone su mano grande en mi hombro y me lleva hacia el lado del
pasajero de su camioneta. —Tenemos que hacer recados, socia.
Está recién duchado después de trabajar todo el día, y las puntas de su
cabello rubio oscuro están húmedas y se enroscan contra su gorra de béisbol.
Huele tan bien que podría lamerlo. —¿Recados de boda? Genial. He querido
ayudar en más cosas.
Esperaba despertarme temprano y desayunar con Logan, excepto que ya
se había ido cuando me levanté, pero al menos ahora podemos pasar el rato.
Todavía me muero un poco por lo que me dijo ayer. Porque Logan no es
de disculparse. Es más probable que haga algo bueno por ti que disculparse.
Una vez que estoy en la camioneta, Logan cierra mi puerta, y lo observo
mientras se va al otro lado.
Un suspiro sin aliento se me escapa mientras estudio el amplio conjunto
de sus hombros y la forma en que esos vaqueros gastados abrazan sus muslos
musculosos. No se ha afeitado, y su mandíbula está cubierta de unos vellos
dorados con los que quiero frotarme. Y esa sonrisa que me muestra, ¿la que
arruga las esquinas de sus ojos y parece un poco traviesa? La siento hasta en los
dedos de los pies.
Cuando arranca la camioneta, enciendo la radio y busco una buena
canción. —Lo siento por tardar mucho tiempo. Quería ver el vestido de Tori, y
tuvimos que hacer mi prueba también.
—Está bien. No me importó.
—Va a ser la novia más hermosa. Estoy tan emocionada por ella y por
Ethan. Se merecen ser felices después de... todo. —Asiente. Si alguien sabe por lo
que pasaron Ethan y Tori, es Logan—. Espero que su gran día sea perfecto.
Golpeo el tablero dos veces con el puño, y Logan pone los ojos en blanco
porque cree que soy ridícula por usar plástico para “Knock on wood” de Amii
Stewart.
Cuando llegamos a Target suspiro con alegría. Puede que no tenga mucho
dinero ahora, pero vagar por los pasillos de esta tienda siempre me pone de buen
humor.
Cogemos un carrito, y me pongo mi sombrero de sensatez. —Bien, ¿qué
necesitamos? ¿Tori te dio una lista?
—Más o menos. —Saca su teléfono, mira lo que supongo que es la lista, y
luego vuelve a mí. Abre la boca, pero la vuelve a cerrar.
—Déjamelo a mí. Si lo dividimos, podemos hacer esto rápidamente y estar
en casa para el final del partido de los Astros. —Sé que quiere verlo, aunque no
lo haya mencionado.
Y si me causa un cosquilleo decir “casa” como si viviéramos juntos, nunca
lo admitiré.
Solo estarás aquí dos semanas, Loca Daisy. No te dejes llevar.
Cuando no dice nada, le quito el teléfono y estudio la lista. Mis cejas suben
más y más con cada artículo. —¿Tori quiere que compremos sus tampones? ¿En
serio? O sea, no me importa, pero hay flujo ligero, medio o pesado. Aplicador o
no. Perfumado o no...
Con un gemido de dolor, levanta la mano. —Para ahí, Bitsy. Eso es, um,
eso no es para Tori. —Se estremece—. Esas son las cosas que quería que te
comprara.
—¿Porque necesito tampones? ¿Debido a que está preocupada por mi
flujo? —Me estoy riendo mientras su cara se pone cada vez más roja—. Vaya, hay
una primera vez para todo. Creo que nunca te he visto sonrojarte.
—No me estoy sonrojando. Los hombres no se sonrojan.
—Lo que sea. Tu cara se está sobrecalentando y es graciosísimo. —Miro
alrededor de la tienda, mordiéndome el labio inferior para dejar de sonreír. Estoy
casi demasiado sorprendida por la lista para estar avergonzada—. ¿Puedes por
favor explicarme qué está pasando?
Se quita la gorra de béisbol y se pasa la mano por el pelo, haciendo que se
pare en la parte superior. Es adorable. —Tori pensó que como no pudiste sacar
tus cosas de la casa de tu abuela, podrías necesitar algunas cosas esenciales.
Artículos de tocador. Ropa interior. Ya sabes, ya que probablemente no has
sabido nada de Silas.
Se me borra la sonrisa. —Oh. —Bajo la cabeza y miro fijamente a mis
chanclas, sintiendo un torrente de emociones—. No, no he sabido nada de mi
hermano.
¿Qué tan patético es eso? El único miembro de mi familia inmediata en el
estado de Texas me ha abandonado completamente. Incluso si Silas es un imbécil
la mayoría de los días, la niña que hay en mí y que siempre lo admiró está
destrozada.
Esto es un mal karma. Me escapé de Logan. Ahora Silas se escapa de mí.
Me duele el corazón por ambos.
Las cosas con mi hermano son probablemente una causa perdida. Silas
hace lo que quiere, y eso es todo. Es como nuestro padre, al que solo le importaba
él mismo.
En cuanto a Logan, después de lo que dijo ayer estoy aún más confundida
en algunos aspectos. ¿Entendí mal esa conversación que escuché el invierno
pasado?
—Oye. —Logan me levanta la barbilla—. Desempaquemos el problema de
“Silas es un imbécil” más tarde. Tori dijo que a las chicas les gusta comprar cosas
y que la terapia de compras se supone que te hace tirarte pedos de arco iris o algo
así.
No espero reírme, especialmente cuando me siento tan mal, pero ese es el
efecto que tiene en mí.
—Me gusta ir de compras y me vendrían bien algunas cosas, pero no tienes
que hacer esto conmigo. Si prefieres dejarme y volver en una hora, está bien.
Podría encontrarme contigo en la puerta cuando termine. Estoy segura de que
tienes recados más importantes que hacer.
—No. Mi único objetivo esta noche es asegurarme de que tengas todo lo
que necesitas durante tres días en la playa.
Estoy muy emocionada por lo que eso podría significar.
Pasar tiempo con él durante mi visita es la peor idea, porque cuando el
dulce y atento Logan sale a jugar, me derrito en un charco de papilla.
Momentos como este a lo largo de los años me han hecho quererlo incluso
cuando sabía que no debía encariñarme demasiado. Porque en el momento en
que escuche que se escabulle con una chica cualquiera, mi corazón se pulverizará.
Porque Logan eventualmente tendrá esa comezón, y tiene varias mujeres
a su alrededor que estarían más que felices de rascársela.
Controlo mis rasgos y me obligo a sacar ese pensamiento traicionero de mi
mente. Por ahora, por esta noche, quiero disfrutar de salir con mi mejor amigo.
Antes de que todo me explote en la cara. Porque lo hará.
—Además —dice tirando de un mechón de mi pelo—, este es mi regalo,
así que vuélvete loca. Compra toda la tienda. Haz que me arrepienta de la vez
que te metí barro en la camisa cuando eras una niña.
Riendo, le doy un empujón para que se quite de en medio y empujo el
carro. —De ninguna manera vas a pagar. Puedo permitirme comprar algunos
artículos de tocador, por el amor de Dios. —Creo—. Aunque eso fue algo cruel.
El barro estaba frío. ¿Por qué lo hiciste? —Nunca me dio una respuesta directa.
Detengo el carro frente a una pared de trajes de baño. Señor, odio meter
mi cuerpo en brillantes tiras de spandex.
Sus pasos se detienen justo detrás de mí. —Me preguntaste qué era una
erección delante de Jessica Holliday.
Me doy vuelta. —No hice tal cosa.
—Lo hiciste, pequeña pervertida.
De repente, el recuerdo es claro como el cristal. Me encojo de hombros.
—Podría haberlo hecho, pero honestamente, ni siquiera sabía lo que era
una erección en ese momento.
Sus cejas se levantan. —Exactamente. No sabías que era vergonzoso para
un chico de trece años frente a la chica que le gustaba.
—Ahh. —Levanto la mano y le doy una palmadita en el pecho—. El amor
joven se frustró antes de empezar.
Soporta mis bromas con una expresión graciosa en su cara, y yo me río
más fuerte. Volviendo mi atención a los trajes de baño, tiro tres en el carro para
probármelos, sin importarme cómo se ven, ya que de todos modos usaré una
camiseta sobre ellos.
Mientras paseamos por la tienda, grito detrás de mí: —¿No te enrollaste
con Jessica unos años más tarde? No puedes quejarte si todavía tuviste sexo.
No responde de inmediato.
Levanto un par de pantalones cortos. Qué lindos.
Él tose. —¿Cómo supiste de Jessica?
Psshh. —Sé de todas tus mujeres. Olvidas que vivimos en un pueblito que
prospera con los chismes. Por alguna razón, la gente siempre siente la necesidad
de contarme sobre tus habilidades de conquistador. —Hago una pausa para
contar con una mano—. Jessica Holliday, Emily Sánchez, Renee Caruso, esa
estudiante de intercambio con las pecas. Las chicas con las que te acostaste en el
granero. Necesitaría más tiempo para recordarlas todas.
Pero nunca yo. Incluso cuando tenía la edad suficiente.
Ese pensamiento aleccionador me lleva de vuelta a la zona de amigos.
Puede que esté cautivada por la atención que Logan me ha dado desde que llegué
a casa, pero no puedo dejar que mi cabeza se desvíe con ideas grandiosas.
Cuando no responde, me doy la vuelta y me sorprende su expresión
tormentosa. ¿Por qué está enfadado? Decido retroceder ya que no quiero arruinar
la noche. Nos hemos estado divirtiendo y me gustaría volver a eso. A pesar de su
historia con las chicas, es un tema que raramente discutimos.
Abro la boca con la cosa más loca que se me ocurre.
—¿Sabías que tu madre me explicó lo que era una erección? —Hago la cara
más tonta que puedo y luego me cubro la cara, porque cuando pienso en lo que
pasó, no puedo creer que fuera tan despistada.
Tarda unos segundos en asimilarlo, y luego sacude la cabeza, divertido.
—Jesús. Sabía que tú y Bev eran unidas, pero realmente no tenía idea. Tengo
miedo de preguntar cómo sucedió eso.
Solo llama a su madre por su nombre de pila cuando está siendo muy
descarado, y yo sonrío.
Reanudamos nuestro paseo por la tienda, y busco unas chanclas nuevas.
—Bueno, mi madre nunca tuvo la conversación de los pájaros y las abejas
conmigo, y tuve mi período por primera vez cuando era muy joven, unos días
después de ese incidente con el barro, en realidad. —Todo está volviendo a mí
ahora—. Así que cuando Bev me encontró llorando fuera de la escuela porque
creía que me moría, me llevó al rancho, me limpió, me explicó sobre las toallitas
y los tampones y cómo usarlos, y respondió a mis preguntas. Por supuesto, como
esa conversación sobre la erección estaba fresca en mi mente, tuve que preguntar.
Me atrevo a mirarlo, y la suave mirada en sus ojos hace que mi corazón se
acelere.
—Nunca me contaste eso.
Me encojo de hombros. —Estaba avergonzada. Eso no es algo que se
cuenta... —Al chico que siempre has amado.
—Lo entiendo.
Sus ojos son tan azules, tan exquisitos, que tengo que mirar hacia otro lado,
así que no veo venir el abrazo.
Cuando estoy envuelta en sus brazos, me derrito en su contra. —¿Por qué
es esto? —Mis brazos se enrollan automáticamente alrededor de su cintura.
—Nunca lo has tenido fácil. Nunca. Pero uno nunca lo sabría porque la
vida nunca te derriba. Admiro eso de ti, Jo. —Su voz en mi oído me da escalofríos
en los brazos—. Y todo el tiempo fui un mocoso malcriado. Es increíble que
quisieras ser mi amiga.
Cuando me suelta me doy cuenta de lo mucho que necesitaba ese abrazo.
—No lo recuerdo de esa manera. Creo recordar que necesitaba a alguien que me
cuidara y que tú querías el trabajo por alguna razón. —Porque incluso antes de
que Silas empezara a tratarme como si fuera caca en su zapato, nunca me cubrió
la espalda. No como Logan.
Ahí voy de nuevo con conversaciones intensas. Queriendo aligerar el
ambiente, le cuento el resto de la historia.
—Sabes, tu madre manejó mis problemas femeninos como una campeona.
No estoy segura de poder haber mantenido la cara seria mientras explicaba que
un “pene se hincha cuando se excita”. —Me río en mi mano.
—Cristo. ¿Dijo eso?
Los dos nos reímos mientras asiento.
Ya que estamos cerca del vestuario, tomo los trajes de baño y otras ropas
de mi carro. —Solo será un segundo.
—¿Vas a dejarme ver lo que compras esta vez?
—¿De verdad querías ver mi vestido de dama de honor? —Tori lo echó de
la tienda antes de que me lo probara.
—Sí, señora. Y ahora quiero ver lo que estoy comprando.
—Cállate. No vas a pagar.
—Ya veremos. —Hace girar su dedo en el aire—. Entra ahí. Y si no me
muestras las opciones, lo compro todo.
Pongo los ojos en blanco y voy al vestuario más cercano a la entrada, para
que podamos seguir hablando. —¿Qué color? —Mirando los trajes de baño, me
doy cuenta de que debí haber pensado más en esto cuando estaba frente a un
enorme estante de opciones—. ¿Rosa oscuro, celeste o naranja? —Ugh, odio el
naranja. ¿Por qué agarré esta monstruosidad?—. Olvida el naranja. Es horrible.
Ni siquiera me lo voy a probar.
—¿Entonces por qué lo agarraste? —grita.
—Porque me estabas distrayendo. No podía concentrarme. —Nunca
puedo concentrarme en nada a su alrededor.
—Mi voto es para el rosa oscuro.
Me cambio, dejándome la ropa interior puesta, porque probarme los trajes
de baño es algo asqueroso. Afortunadamente, estoy usando una de esas tangas
sin costura.
—Cualquier día de estos —dice.
Como si le importara lo que uso. Me estoy riendo cuando pongo mi
camiseta sobre el traje de dos piezas. Me doy la vuelta para asegurarme de que
mi trasero no está a la vista. Mi prima Dawn dice que tengo la cabeza hecha un
lío porque mi padre era muy estricto con mi ropa cuando yo crecía. Tiendo a
cubrirme.
—El rosa está bien. Lo voy a comprar.
—Josephine. Sal de ahí.
Salgo del vestidor y sonrío a la simpática asistente que dobla una montaña
de ropa en un largo mostrador y que nos ha estado escuchando quejarnos uno al
otro. —¿Puedo mostrarle mi ropa antes de que se ponga más temperamental?
Sonríe. —Seguro.
Vacilante, me acerco a Logan. Gracias a Dios que hoy me afeité las partes
importantes.
Levanta la vista de su teléfono. —No puedo ver el traje, lo que significa
que voy a comprar todos, incluso el naranja.
—Eres un pesado. —Me quito la camisa antes de pensarlo demasiado.
Me miro a los pies. A las botas de trabajo de Logan. Al estante sobre su
hombro. Finalmente, tengo el coraje de mirarlo a los ojos.
Pero él sigue ocupado mirándome.
Mis pezones se endurecen bajo su mirada.
Tosiendo, hago un movimiento detrás de mí. —Iré a probarme el otro.
Cuando no dice nada, me imagino que no le gusta el traje rosa. Una vez
que me pongo el traje azul, no me molesto en ponerme la camiseta. No quiero
prolongar esto. Me hará quitármela de todas formas. El pensamiento hace que se
me revuelva el estómago.
Aunque nada me gustaría más que se enamorara de mi aspecto, tengo más
posibilidades de que me golpee un meteorito en la cabeza.
Esta vez, lanzo la precaución al viento y me arranco el pelo de la cola de
caballo mientras salgo del vestidor porque estoy cansada de que me persigan los
fantasmas. Mi padre y sus estrictas reglas pueden irse volando.
Usando una voz muy profunda, ronroneo: —¿Qué piensas? —¿Cómo
hacen esto esas chicas de Instagram? Me estoy riendo y arrojando mi pelo con
mis movimientos de modelo falsa mientras la asistente me da un pulgar hacia
arriba.
Cuando Logan no dice nada, dejo de bromear. —Entonces… ¿El azul no?
No puedo leer su expresión, pero se queda mirando otro largo minuto y
luego vuelve a su teléfono. —Compra los dos.
—No necesito dos trajes de baño. Eso es un desperdicio. —Poniendo las
manos detrás de mí, añado—: Me inclino hacia el rosa. La parte trasera de este es
un poco indecente.
Hace una cara como si no me creyera. —Date la vuelta.
—¿Qué? No. —Planeaba retroceder hacia el vestuario mientras él estaba
pegado a su teléfono. Ugh, ¿por qué lo mencioné?
—¿Cómo se supone que voy a tomar una decisión informada, Josephine?
¿Cuándo se volvió tan difícil este hombre? Me doy la vuelta lentamente.
Un segundo. ¿Acaba de gemir? Ahora estoy escuchando cosas.
—¿Ves? Es indecente. —Nadie necesita ver tanto trasero. Me doy vuelta
en el sentido contrario y trato de no moverme bajo su mirada.
Se lame el labio inferior. —¿Y si compras la parte superior rosada y esta
parte inferior a juego?
—¿Te gusta este?
—Creo que a toda la humanidad le gustará ese.
Me arde la cara porque tengo un trasero bastante grande. —Me gustan los
donuts.
—No es una vergüenza tener un gran culo, Jo. Tendré que golpear a los
imbéciles en la playa, pero da igual. —Frunce el ceño antes de sacudir la cabeza
y señala sobre su hombro—. ¿Por qué no nos vemos en la electrónica en media
hora?
Asiento lentamente y lo veo alejarse, preguntándome qué acaba de pasar.
¿No quería ver lo que escogí? Nunca entenderé a este chico, simple y llanamente.
Veinte minutos después, cuando le doy a la asistente la ropa que no me
llevo, se abanica con la mano. —Tu novio es tan sexy.
Con un profundo suspiro, me amontono el resto de los trajes en el brazo.
—Logan no es mi novio. Solo somos amigos. —Palabras que he dicho un millón
de veces. Desearía que mi corazón las creyera.
Sus cejas se levantan. —¿Estás segura? Porque la forma en que te miraba...
Mi corazón late con fuerza. —¿En serio? —Me he equivocado con Logan
tantas veces que tengo miedo de malinterpretar cualquier cosa que diga o haga.
—Oh, sí, chica. Lánzate.
Quiero ser lo suficientemente valiente para averiguar si eso es cierto.
11
Traducido por Gesi
Corregido por Anna Karol

Para un fin de semana de tres días en la playa, nuestra caravana está


llevando demasiada basura que se está extendiendo por el patio delantero de mi
hermano como si su casa hubiera vomitado.
Tengo una bolsa de lona en una mano y un perro del tamaño de un gato
en la otra. Años viajando por competiciones de caballo me han enseñado que solo
necesito lo esencial.
Hablando de lo esencial…
Joey me sonríe y toma a Rambo de mis brazos. Ella es el punto brillante en
este momento.
He disfrutado tenerla en casa durante los últimos días, incluso si luzco una
erección espontáneamente cada vez que la veo deambular con esos pequeños
pantalones cortos para dormir. Verla en ese jodido traje de baño fue como sacar
pasta de dientes del tubo, ahora que le he visto de esa forma, no puedo olvidarlo.
En este punto no estoy seguro de querer hacerlo.
Llegar a casa después del trabajo y pasar tiempo juntos, sin interrupciones
de mis sobrinos, mi madre, hermano o amigos, me ha estado dando ideas,
pensamientos que no debería tener.
Anoche cuando llegué a casa después de palear mierda de caballo durante
toda la tarde, Jo tenía la cena sobre la mesa, una sonrisa en el rostro y una cerveza
fría en la mano para darme. Después de ducharme, me sentó a comer, hablamos,
reímos, más tarde pusimos una película, y por un segundo me di cuenta. Estos
podríamos ser nosotros. Cenas tardías. Paseos a caballo por el prado. Películas
viejas de los ochenta en la oscuridad.
Tenerla en mi casa se siente bien. No sé una mierda sobre la felicidad
doméstica o novias serias, pero si alguna vez intento algo tan loco, tengo que
admitir que lo querría con Joey. Esta chica me entiende, sabe que soy un idiota y
a menudo hago cosas estúpidas, pero aun así se preocupa por mí.
Y ahora es obvio que me preocupo más por ella de lo que me he dejado
creer.
¿Sería tan malo si sucediera algo entre nosotros?
Necesitaría decirle tantas cosas. Demasiados malditos secretos que contar.
¿Se sentiría herida de que se los haya ocultado?
Como si fuera una señal, un mensaje de Samantha vibra en mi teléfono.
Nos quedamos sin internet. ¿Puedes venir y arreglarlo?
Lo quito. No puedo lidiar con ella en este momento. Siento como que
siempre estoy lidiando con ella. Sabe que me voy de la ciudad durante el fin de
semana y sin embargo me envía mensajes como si estuviera a su disposición.
La idea de sacar esta mierda de mi pecho, de contárselo todo a Joey, es una
gran tentación.
¿Pero cómo empiezo ese tipo de conversación? Lo siento, Joey, te he estado
mintiendo. ¿Hace cuánto tiempo? Años.
Sí, eso iría muy bien.
Incluso si comprendiera por qué hice lo que hice, sé que la lastimará.
Mi teléfono vibra en mi bolsillo trasero y pongo los ojos en blanco.
Estoy seguro de que lo último que debería estar haciendo es ponerme serio
con Jo cuando tengo que lidiar con la mierda de Sam, pero cada día que nos
acercamos más a la boda de mi hermano me recuerda que no me queda mucho
tiempo con Bitsy. Podría levantarse y regresar a Florida así como así.
Sin ella aquí… suspiro. Lo único que tendría son mis viejos hábitos, y no
estoy seguro de poder seguir haciéndolo.
Nada de mi equipaje vale perder a Joey. Simplemente necesito encontrar
una manera de decírselo. De explicárselo.
—Nunca nos iremos —me quejo en voz baja, expresándome sobre lo único
que puedo en este momento.
De alguna manera, un asunto familiar se ha convertido en familia-más-
amigos después de que Patrick escuchara el itinerario y se autoinvitara. Tori es
demasiado buena y le dijo “¡cuánto más mejor!” lo que hizo que les contara a
algunos de nuestros amigos que aman tener una excusa para ir a Port Aransas y
alquilaron el condominio al lado del nuestro.
Acaricio a nuestra ardilla gigante que está acurrucada en los brazos de
Joey. —Rambo, ¿qué dices de salir de aquí e ir a casa para dormir una siesta
mientras estos payasos descubren el juego más grande de Tetris?
Joey lo sostiene frente a su rostro y habla con voz de bebé: —Pórtate bien
con los otros niños.
Cuando baja a Rambo y me mira con esos grandes ojos grises y esa sonrisa
hermosa, la necesidad de besarla es tan fuerte que casi me derriba.
Estoy loco por ella. ¿Cuánto tiempo más puedo luchar contra esto?
Me lamo los labios, hipnotizado por la forma de su boca, pero una
carcajada interrumpe nuestro momento.
—Oh, Dios mío. ¡Ese perro es taaaaan tierno!
Me toma un segundo ponerle un nombre a esa molesta voz.
No.
Por favor, dime que no lo ha hecho.
Solo una mujer en esta ciudad se ríe así, y cuando su cabeza entra en mi
campo de visión, quiero estrangular a Patrick por invitarla.
Renee Caruso.
Sip, una chica con la que me enrollé en el instituto. De la que Joey sabe y a
la cuál mencionó el otro día cuando fuimos de compras.
Renee parecía una chica genial cuando estábamos creciendo, pero después
de ir a una elegante universidad en el este, regresó con la risa más molesta del
mundo.
Y viene directamente hacia nosotros.
Jooooder.
Observo a Joey que ahora se mira los pies a pesar de que estoy retándola
a que me mire.
Vale. Hablaré con ella en el camino a la costa y me aseguraré de que sepa
que Renee está con Patrick. Tengo sus canciones favoritas en mi teléfono para
poder escucharlas en los parlantes de mi camioneta, porque quiero que nuestro
primer viaje real por carretera sea especial, y no dejaré que nadie lo arruine.
La voz aguda de Renee me hace apretar los dientes. —¿Por qué, Logan
Carter, luces mejor cada vez que te veo?
Mientras contengo un gemido, mis ojos vuelan en busca de Patrick. Él la
invitó, por lo que debería ser su comité de bienvenida.
Cuando no puedo encontrarlo, me obligo a hablar. —Hola, Renee. Es
bueno verte. —Puede que no esté emocionado de que venga, pero mi madre me
crío para que no fuera un imbécil, aunque algunos días es difícil no serlo. Sin
juego de palabras.
Joey da un paso hacia atrás para dejarle espacio a Renee, que lanza sus
brazos alrededor de mi cuello. De acuerdo. Supongo que nos estamos abrazando.
Le palmeo incómodamente el hombro y espero a que se descuelgue.
Cuando lo hace, sigue parada tan cerca que retrocedo para crear más
espacio.
—¡Gracias por invitarme! ¡Me siento tan especial!
¿Qué demonios? —Yo no…
Un fuerte silbido nos detiene a todos. Mi hermano y Tori están parados en
el porche delantero, esta última parece un director de crucero con un sombrero
para el sol, un portapapeles y un bolígrafo. Engancha un brazo en el de Ethan y
agita el portapapeles en nuestra dirección.
—Queremos agradecerles a todos por venir a nuestra fiesta de fin de
semana previo a la boda. Las bodas son un momento demasiado loco para
ponerse al día con los amigos, y no teníamos ganas de una fiesta de despedida
de solteros, por lo que quisimos intentar otra cosa. Nos encontraremos con
algunos amigos más en la costa, pero ya que todos ustedes estarán haciendo el
viaje largo, se merecen amor extra. Quiero tener todos los números de teléfono
de los conductores. Haré algunas copias para todos, así que, si tienen que parar
para cargar gasolina, deberían avisarle a alguien en la caravana. No queremos
que nadie se pierda o quede varado.
Tori explica quién va en cada auto y me sorprendo cuando me doy cuenta
de que mi madre no irá. Me inclino hacia Joey y le digo que ya regreso antes de
trotar para discutirlo con mi mamá que está sentada en el nuevo columpio del
porche con Cody y Mila.
—Por favor, dime que no cuidarás a los niños este fin de semana. —Ya
hemos hablado sobre esto, sobre cómo no debería correr detrás de los niños.
Echando un vistazo alrededor para asegurarme de que nadie pueda oírnos, bajo
la voz—. Sabes lo que dijo el médico.
—Tranquilízate, hijo. No los cuidaré. Dos de las primas de Tori lo harán.
Simplemente me quedaré aquí para vigilar las cosas.
No sé a quién cree que está engañando.
Pasándome una mano por el rostro, suspiro. A veces siento que todo lo
que hago es tapar agujeros en la balsa solo para tener tres más.
Se inclina hacia adelante para acariciarme el brazo. —Los padres de Tori
ayudarán con los hijos de su hermana y tengo su número. Estarán cerca si
necesito algo. Ahora, por favor ve a divertirte y deja de preocuparte. Tendrás
canas antes de los treinta a este ritmo.
Reconozco la firme postura de su mandíbula. No hay forma de convencer
a Beverly Carter de no hacer algo que quiere.
Retrocediendo, decido que será mejor obtener más información.
—¿Quiénes son las primas? ¿Qué edad tienen? —Es raro que dejemos a
alguien nuevo entrar al santuario interior de nuestro círculo de niñeras. Cody y
Mila significan el mundo para el clan Carter.
—Son estudiantes de honor en la UT, preocupón. Las conocimos la
Navidad pasada. Estaremos bien.
No es de extrañar que haya querido quedarse con Ethan mientras Joey está
en la ciudad. Necesitaba tramar sus engaños.
—Será mejor que no pongas un pie en el granero. —Los peones pueden
cuidar de los caballos mientras no estamos, pero si por alguna razón mamá entra
allí seguramente comenzará a ayudar—. Y estás castigada cuando regrese —
bromeo, inclinándome para darle un abrazo—. Llámame si necesitas algo. Puedo
estar en casa en tres horas.
—¡Sin excesos de velocidad! Sabes tan bien como yo que el viaje lleva más
de tres horas.
—Entonces no te metas en problemas. —Le beso la cima de las cabezas a
los niños—. No maten a su abuela, ¿me oyen? O no habrá regalos de cumpleaños.
Los pequeños mocosos se ríen. Saben que es mentira.

No es ni las diez de la mañana y ya estoy arrastrando los pies. Las tres


horas que hice en Stock Yard antes del amanecer me están matando. Ayudo a
Tori a cargar los autos que pertenecen a dos de sus amigas, y las hieleras con
suficiente comida como para el próximo apocalipsis.
Bostezo cuando llego a mi camioneta. Cuento cuatro cuerpos a través de
las ventanas polarizadas, lo que significa que estamos listos para salir. Me subo
al asiento del conductor mientras los motores a mi alrededor se encienden y la
caravana comienza a moverse.
Ya era hora. Me volveré loco si tengo que cargar otra camioneta.
Rambo ladra a mi lado, le echo un vistazo y me congelo cuando veo a
Renee en el asiento del acompañante sosteniendo al cachorro de Joey.
Oh, joder, no.
Pero empeora cuando una rápida mirada a mi espejo retrovisor me dice
que Jo no está en mi camioneta.
Golpeo el volante. —¿Dónde está Josephine?
Girándome en mi asiento, miro a Patrick que se encoge de hombros.
—Estaba aquí, y luego, no lo sé.
A veces me pregunto por qué somos amigos.
Se encuentra sentado detrás de Renee, quién está arrullando a Rambo. Me
estremezco cuando pienso en lo que debe haber sucedido en la última media hora
para resultar en esta disposición de asientos.
En la parte trasera de la cabina, encajada entre Patrick y nuestro amigo
Cash, está una morena curvilínea que me sonríe y comienza a hablar, pero estoy
demasiado enojado como para intercambiar bromas.
¿Cómo sucedió esto? Había una sola jodida persona con la que quería
pasar tiempo, y ni siquiera está en mi camioneta.
Girando la cabeza, noto que somos el último vehículo en la entrada.
Maldición.
Se ha ido. De nuevo.
12
Traducido por Jadasa
Corregido por Anna Karol

El campo llano del sur de Texas se desliza junto a mi ventana, y el paisaje


desolado llama a la profunda sensación de tristeza que se ha estado acumulando
en mi interior desde que Renee Caruso rompió la fantasía que construí para este
fin de semana.
Charlo desde el asiento trasero con la hermana mayor de Tori, Kat, y su
esposo Brady. Estoy acurrucada entre una balsa inflable y varias bolsas de lona.
Brady y Kat son la pareja más dulce. Los conozco desde que se mudaron
aquí hace varios años. Aunque los adoro, me cuesta mucho concentrarme en la
conversación.
Porque mi cabeza es un desastre.
Durante un minuto caliente en Target hace dos días, pensé que había visto
una chispa de interés en los ojos de Logan, una sensación que ha crecido a medida
que pasamos más tiempo juntos.
Esta mañana destruyó esa idea.
Ahora, lo único que puedo escuchar es a Renee Caruso agradeciéndole a
Logan por invitarla.
Como si quisiera pasar cuatro horas atrapada en un viaje por carretera con
Logan y uno de sus antiguos, ¿actuales? rollos.
Mientras Logan hablaba con su madre, Patrick bromeó con Renee acerca
de “los viejos tiempos” y cómo apostaba a que ella “moría por volver a enrollarse
con Logan”. Pero el clavo en el ataúd fue cómo bromeó con que ella “no puede
dejar rasguños como la última vez”.
Quería meterme en un agujero y morir.
En cambio, le entregué el perro a Patrick y me apresuré a encontrar alguien
más que me llevara.
No estoy orgullosa de que la conversación me haya puesto en picada. Uno
pensaría que después de años de encontrarme con chicas que follaron con Logan,
estaría acostumbrada, pero esta semana me ha jodido el corazón. Nos hemos
estado divirtiendo mucho juntos desde que llegué a casa. Como si estuviéramos
en nuestra propia pequeña burbuja.
Y ese es el problema.
Esto, mi tiempo de visita, es una fachada. No es real. No vivo con Logan,
y no soy su novia, por mucho que me gustaría serlo, y ninguna cantidad de deseo
lo transformará en mi Príncipe Azul. Cuanto antes acepte eso, mejor estaré.
Es más fácil decirlo que hacerlo.
Brady me atrapa mirando en el espejo retrovisor. —Escuchamos que vas a
regresar a Florida después de la boda. ¿Eso es permanente?
¿Por qué torturarme más? En especial porque Logan probablemente se
enrollará con Renee este fin de semana. La idea me da ganas de darme la vuelta
y saltarme la playa por completo.
—Probablemente. Necesito un cambio de escenario. —O quizá una cirugía
de corazón abierto para sacar al chico de al lado.
Kat se da vuelta en su asiento y alcanza mi mano. —Te vamos a extrañar,
y nuestras chicas estarán muy tristes si te vas.
He cuidado a sus dos hijas en innumerables ocasiones a lo largo de los
años. Pensar en este como uno de mis últimos días aquí para ver a mis amigos
me rompe de una manera completamente nueva. Mi voz sale temblorosa. —Yo
también las voy a extrañar. Quizás podamos conversar por video a veces.
Asiente. —Nos encantaría eso. Y si alguna vez necesitas algo, háznoslo
saber. Para nosotros formas parte de la familia al igual que mi hermana e Ethan.
Le doy una sonrisa acuosa. No tiene idea de lo que eso significa para mí.
Brady carraspea. —Mi esposa tiene una manera de hacer que sus amigos
confiesen sus secretos más profundos y oscuros hasta que se acurrucan en una
bola llorando. Voy a interrumpir esto antes de que necesites terapia.
Me río ante el jadeo molesto de Kat.
Aproximadamente una hora después, mi teléfono suena con un mensaje
de texto. La ira y la energía nerviosa me atraviesan cuando veo el nombre de
Logan.
¿En qué vehículo estás?
No me ha enviado muchos mensajes de texto desde que regresé a Texas.
Me desplazo hacia atrás y veo sus mensajes de principios de año a los que no
respondí, y la culpa se apodera de mí.
Aunque sigo molesta, sé que no puedo volver a hacerlo. Es infantil. No
importa lo que hizo o lo herida que estuve el invierno pasado, eso no es excusa.
No me rebajaré a comportarme como mi hermano, a quien no parece molestarle
mi existencia.
Estoy con Brady y Kat. Y porque no quiero que muera, agrego: No envíes
mensajes de texto mientras conduces.
Nos detuvimos por gasolina. Te aseguro que soy un ciudadano respetuoso
de la ley. La mayor parte del tiempo.
Lucho contra una sonrisa porque es demasiado encantador para su propio
bien. Pero todavía me siento molesta por lo que sucedió en el rancho, y aún no
estoy lista para superar eso.
Dos minutos después, vuelve a escribir. ¿Por qué te fuiste? Pensé que
vendrías conmigo.
Pienso mucho sobre cómo responder. Parte de mí quiere mentir y decirle
que Kat me invitó o que supuse que Logan quería pasar tiempo con sus amigos,
pero eso no es justo para ambos.
Es hora de que sea valiente.
Estaba enfadada.
Allí. Es un comienzo.
¿Qué pasó?
Mi corazón late como un colibrí en mi pecho en tanto considero decirle la
verdad. Aguanto la respiración a medida que escribo.
Comenzaba a preguntarme por qué me querías allí si solo planeas estar
con Renee. Prefiero no tener un asiento en primera fila para ese espectáculo.
Enviar.
En el momento en que se va, quiero eliminar el mensaje. Apesta a celos,
pero ahora no puedo hacer nada al respecto.
La burbuja de mensaje que indica que está escribiendo aparece y
desaparece. Aparece. Desaparece.
Pasan minutos ansiosos mientras miro la pantalla.
Brady golpea el volante. —Hay muchos gemidos allá atrás. ¿Estás bien?
Suspiro. —¿Por qué los hombres son tan difíciles?
—¿Esto es sobre Logan? —Mira de reojo a Kat, quien sonríe y se da la
vuelta.
Respondo tan honestamente como alguna vez lo hice: —¿Cuándo no se
trata de Logan?
Ambos se ríen entre dientes.
Cuando suena mi teléfono, casi lo dejo caer.
No sabía que vendría, lo juro. Había planeado pasar todo el fin de semana
contigo, no con los chicos. Patrick invitó a estas personas, no yo.
Supongo que lo creo. Patrick es un poco despistado.
Vibra de nuevo, y este mensaje envía una ola de mariposas volando por
mi estómago.
Cuando lleguemos allí, no desaparezcas de nuevo. Quédate conmigo en mi
departamento este fin de semana para que podamos pasar el rato juntos. ¿De
acuerdo? Te extraño, Bitsy.
Perdí mi corazón.
Sonriendo ante el apodo que me dio cuando yo tenía seis años, estoy de
acuerdo. Dios, me vuelve loca.
Ahora que hemos aclarado las cosas, estoy atenta a que aparezca su
camioneta, pero nunca vemos su Ford, incluso cuando subimos al ferry. La
decepción sigue creciendo en mí, aumentando mi deseo de verlo hasta que no
aguanto más.
Cuando finalmente llegamos al complejo de condominios en el Puerto A,
observo el estacionamiento, buscando su camioneta.
—Tu chico está por allá —dice Brady y me guiña un ojo en el espejo
retrovisor.
Si Brady está bromeando conmigo, todos deben saber lo que siento por
Logan.
Siento un rubor que me quema el cuello y luego me da vergüenza
avergonzarme, pero jamás había hecho esto. Nunca he tenido novio ni siquiera
he estado tan cerca de tener uno. Cuidar de mi abuela absorbió la mayor parte de
mi energía y tiempo, y el poco tiempo que me quedaba, quería pasarlo con Logan.
Salir con Trent en Florida no me hizo sentir así, medio loca si no lo veía,
por eso la cosa de amigos con beneficios que hicimos como que funcionó porque
mi corazón no se hallaba involucrado.
Bueno, hubiera funcionado si no hubiera empezado a llorar.
Mirando fijamente mi teléfono, releo los mensajes de Logan. Te extraño,
Bitsy.
No es que no me haya dicho que me ha extrañado desde que regresé, pero
por alguna razón, esto se siente diferente. Como si estuviéramos cruzando un
campo de fuerza invisible que siempre hemos evitado.
A menos que lo esté malinterpretando por completo.
No sería la primera vez.
Kat se retuerce en su asiento. —Amiga, he sido “Equipo LoJo” por años.
Echa de una patada a esas chicas de su camioneta y toma lo que es tuyo.
Dios, es observadora.
Extiende su puño, me río y lo golpeo con el mío.
Hay algunos lugares de estacionamiento, pero no hay vehículos entre el
nuestro y el suyo. Toda esta charla sobre mí y Logan me ha puesto nerviosa, y no
estoy segura de qué debo hacer cuando me bajo. De repente, siento que tengo
quince años cuando me gustaba, bueno, Logan.
Respiro profundamente varias veces, el aire del océano me calma. Estamos
tan cerca de la playa, la cual está al otro lado de las dunas, que puedo escuchar
el ruido de las olas a lo largo de la orilla.
Pero cuando Logan se desliza bajándose del asiento del conductor, no
tengo que adivinar qué debo hacer porque se dirige directamente a la camioneta
de Brady, y en el momento en que me alcanza, me abraza y me besa en la cima
de la cabeza.
—Perdón por ese malentendido —murmura contra mí.
Trago más allá del nudo en mi garganta y asiento. —Perdón por haberme
enojado. Debería haberte dicho que me iba con Kat. —Vacilantemente, coloco mis
manos sobre sus caderas.
—Respuesta incorrecta. —Me alejo para mirarlo, confundida—. Deberías
haber echado de una patada a Renee de tu asiento y venir conmigo.
Un ladrido detrás de él nos hace girar, y Renee está de pie allí, luciendo
irritada y sosteniendo a Rambo contra su cadera como si fuera un accesorio de
moda. Uf. Me pregunto si escuchó lo que él dijo.
Pero Logan no parece preocupado. Se mueve, manteniendo un brazo
alrededor de mis hombros. —Hola, Renee. ¿Puedes darle su perro a Joey?
Su ceño se profundiza, nos observa y sus ojos se entrecierran en Logan.
—Pensé que este era tu cachorro.
—Nop. Se lo compré a Jo como regalo de bienvenida a casa porque la
extrañé mucho mientras estuvo en Florida.
Muerta. De verdad, esta vez, estoy muerta.
Solo espero que sus palabras tengan una pizca de verdad.
13
Traducido por Anna Karol
Corregido por Anakaren

Después de encontrarme atrapado en mi camioneta durante horas con


Renee y su amiga Wendy, agradezco el cómodo silencio entre Joey y yo mientras
descargamos sus cosas del carro y luego las mías. Rambo trota alegremente a sus
pies, su correa negra de vez en cuando tira de una dirección y luego a la otra
cuando se emociona por la conmoción.
Nuestro grupo se ha apoderado del césped frente a los condominios, que
consisten en cinco casas sobre enormes pilotes. Estaremos ocupando tres este fin
de semana. Los amigos de Tori están en una, los de Ethan en otra, y los míos en
una tercera.
Tori está entregando las tareas de la habitación y las llaves de las casas
cuando Jo y yo finalmente tenemos la oportunidad de hablar con ella y descubrir
dónde nos quedaremos.
—Está bien, muchachos, tengo dos opciones para ustedes. —Tori se golpea
la barbilla mientras estudia su portapapeles—. Jo puede tener el sofá en mi casa
y Logan puede tener una cama doble en casa de Ethan, o pueden compartir una
habitación en casa de Patrick. Acaba de decirme que había espacio. —Me hace
una mueca—. Sé que dije que te conseguiría las dos habitaciones, pero uno de los
amigos de la universidad de Ethan apareció de la nada con su novia, y me sentí
raro haciéndolos dormir en la sala de estar. Así que tuve que barajar a todos. Lo
siento mucho. No se enojen.
Joey se encoge de hombros. —No es gran cosa. Tomaré lo que sea. Sabes
que no tienes que preocuparte por mí. Este fin de semana se trata de Ethan y tú.
No te preocupes por mí.
No estoy completamente seguro de lo que pagué cuando le di un cheque
a Tori a principios de esta semana. Si bien no quiero causar ningún problema, ya
que se está rompiendo el culo para hacer que sea divertido para todos cuando es
su propia fiesta de bodas, no estoy entusiasmado con que Jo duerma en un sofá.
Antes de pensar demasiado en ello, opto por la solución más fácil. —No
estoy enojado, Tor. Lo estás haciendo lo mejor posible, y este lugar es increíble.
Compartiremos la habitación en casa de Patrick. —Me da una sonrisa agradecida.
Me vuelvo hacia Joey—. ¿Estás de acuerdo con eso, Bitsy? Prometo no robar las
mantas.
Un bonito rosa corre por las mejillas de Joey. —Sí. Está bien.
Rambo salta entre nosotros, y Tori se inclina para acariciarlo.
Cuando se para, agarra el brazo de Joey. —Por favor, dime que Logan por
fin confesó que te compró este cachorro.
El sonrojo de Jo se profundiza. —Podría haberlo mencionado hace unos
minutos. —Se muerde el labio inferior para ocultar su sonrisa.
Pero lo veo y le devuelvo la sonrisa.
El tiempo parece detenerse en tanto los mechones de su cabello revolotean
a su alrededor. Se lame los labios, y veo su lengua deslizarse sobre su piel,
dejándola resbaladiza.
Tori nos mira y se ríe. —Mi trabajo aquí está hecho.
En el momento en que Joey y yo estamos solos, la acerco a mí y le susurro
al oído: —Era verdad el motivo por el que lo compré para ti. Te extrañé, Jo.
Ella es cálida y con curvas en los lugares correctos, y después de ese viaje
en auto proveniente del infierno, me muero por descubrir lo que está pasando
entre nosotros.
Sus brazos se envuelven alrededor de mi cintura, y descanso mi barbilla
sobre su cabeza, amando su dulce aroma floral.
—Yo también te extrañé, Logan. Gracias por el perrito. Lo amo tanto. —
Sus palabras se amortiguan contra mi pecho, pero no me importa porque está
exactamente donde quiero que esté.
Ahora más que nunca, deseo saber por qué se fue el diciembre pasado.
Qué hice. Porque el otro día básicamente confesó que la lastimé de algún modo,
y eso me destroza. He intentado sacarlo de mi mente desde que regresó porque
no quería presionarla. Sabe fingir que puede manejar cualquier cosa, pero sé que
ha pasado por un momento difícil con el fallecimiento de su abuela. Y nos hemos
llevado tan bien esta semana que no quería mover el bote.
Pero tal vez ahora es el momento. Tal vez esta noche, una vez que hayamos
tenido tiempo de relajarnos y descansar, finalmente podamos esclarecer el aire.
Después de un apretón más, la dejo ir. —Vamos a dejar nuestras cosas en
la habitación y dirigirnos a la playa. Tenemos dos horas antes de la barbacoa.
Ella está de acuerdo, y tomamos nuestras bolsas de lona y nos dirigimos
al condominio de Patrick. Excepto que cuando llegamos al porche delantero, tira
de mi camisa y me detiene.
—¿Esto va a ser raro? —Levanta la barbilla, señalando las voces que
vienen de la sala de estar.
—¿Por qué sería raro? Conoces a todos tan bien como yo.
Me da una mirada que dice: ¿en serio?
La miro fijamente hasta que me golpea la comprensión. Renee.
Mierda.
Todo lo que pensé era que Joey y yo podríamos compartir una habitación
juntos. No en que nos quedaremos en un condominio con Renee. Esto es lo que
sucede cuando no pienso las cosas.
—Cariño, eso fue hace mucho tiempo. Sucedió una vez cuando estaba en
un mal lugar, y te juro por Dios que no significó nada.
Aprieta los labios y asiente, pero aún no parece convencida, y de repente
es de suma importancia que me crea.
Sintiendo que está demasiado lejos, la agarro por sus delgadas caderas, la
jalo contra mí y le paso los labios por la oreja. —Jo. —Tiembla. No hace frío. Es
un día ventoso de casi treinta grados. Yo le hago esto—. ¿Estás celosa?
El silencio se extiende entre nosotros hasta que por fin pregunta: —¿Te
molestaría si ese fuera el caso?
Sonriendo contra su cuello, sacudo la cabeza. —Por alguna razón, es muy
sexy. —Se ríe, y la aprieto más fuerte hasta que tengo una erección contra su
estómago—. Bueno, nunca hemos hecho esto.
Tose y me pregunto si debería soltarla, pero me rodea con los brazos el
cuello y empuja esas tetas perfectas contra mi pecho. Con un gruñido, le doy un
beso en el cuello y respiro el dulce calor de su piel. Jadea y ese sonido me
estremece.
Ahora que he comenzado a tocarla no puedo parar. Paso mi palma sobre
su espalda, deseando no tener tanta ropa entre nosotros.
Susurra: —Supongo que hay una primera vez para todo, ¿eh?
Joder, sí.
Solo que…
—Tenemos que parar antes de que termine caminando encorvado, nena.
—Sus hombros tiemblan de risa y de mala gana me alejo. Sus dedos vuelan hacia
su cuello, distraídamente tocando donde la acabo de besar—. Dime algo que no
sea sexy.
Piensa por un segundo. —¿Recuerdas cuando me enseñaste a sacar mocos
en el granero? Tenía ocho años y me fui a casa con mocos corriendo por mi cara.
Mis labios se inclinan en una sonrisa. Era un duendecillo rubio de tamaño
bolsillo con un cabello enmarañado, enormes ojos grises y overoles raídos. Más
o menos lo más lindo que he visto en mi vida. —Quién necesita pañuelos, ¿no?
Sacudiendo la cabeza, me da un empujón juguetón. —Mi madre me llevó
directamente al baño y me lavó con una manguera.
No sé qué me pasa, pero quiero mirarla todo el día, excepto que preferiría
que sea en ese traje de baño. —Venga. No dejaremos que nadie nos arruine este
fin de semana. —Sonríe cuando entrelazo mis dedos cono los de suyos y la jalo
hacia el condominio.
Cuando entramos todos dejan de hablar, pero esta es la celebración de la
boda de mi hermano, y que se jodan si me tiran mierda. Solo encontraré otro
lugar para quedarme si mis amigos no nos tratan bien. Probablemente pasaremos
la mayor parte del tiempo con Ethan y Tori de todos modos. Solo necesitamos un
lugar para dormir.
Asiento con la cabeza a Patrick y él asiente. —Hola, amigo. Escuché que
podríamos quedarnos aquí. ¿Está bien?
Su atención se enfoca en nuestras manos unidas. Traga. —Por supuesto.
Pero solo queda una habitación.
Le doy la sonrisa arrogante más grande, ya que estoy bastante seguro de
que quería terminar las cosas conmigo y con Joey antes de que comenzaran
porque la quiere para él. —Está bien. Solo necesitamos una habitación.
14
Traducido por Gesi
Corregido por Danita

La puerta del baño se cierra detrás de mí con un suave sonido. Me estoy


congelando con el aire acondicionado, pero hará calor una vez que lleguemos a
la playa en unos minutos.
Usando una página del libro de jugadas de Tori, agarré unos pantaloncitos
vaqueros recortados para facilitarme el uso de un traje de baño de dos piezas
frente a mis amigos. Tiro de la parte superior de mi bikini para asegurarme de
que cubre las partes vitales.
Me estoy atando el cabello en una cola de caballo desordenada cuando me
detengo frente a la enorme cama donde Rambo menea la cola. Logan me mira
desde el otro lado de la pequeña habitación.
Estrechos pantalones cortos cuelgan de sus marcadas caderas, y sonríe,
luciendo como mi sueño adolescente con que el fantaseé demasiadas noches. Su
cabello está despeinado por quitarse la camiseta, y no hay nada más que quiera
hacer que pasar mis dedos a través de él.
Dulces llamas azules, realmente voy a compartir habitación con Logan.
Todos sus músculos bronceados están en exhibición. Esos hombros que
quiero lamer. Esos brazos que he ansiado desde siempre. Y santo guacamole, esos
abdominales.
Se me seca la boca cuando me golpea la posibilidad de lo que está pasando
entre nosotros.
Creo… creo que me desea. Eso es lo que está sucediendo aquí, ¿verdad?
Porque nunca me ha tocado como lo hizo hoy.
No me imaginé esa erección que presionó contra mi estómago hace quince
minutos en el porche o la forma en que arrastró los labios sobre mi cuello. La
euforia y el terror se arremolinan en mi interior. Llevar las cosas más lejos será lo
más inteligente o lo más tonto que he hecho.
Todo en mí se calienta con deseo, pero no puedo negar que esto podría ser
una locura. Podríamos echar a perder una amistad de toda la vida.
Una de las razones por las que me fui a Florida fue porque ya no iba a
perseguirlo, esperando cualquier tramo de tiempo que tuviera para mí. Con
demasiada frecuencia sentía que no me veía. Que era ese elemento en su vida al
que estaba tan acostumbrado que era casi invisible.
Ahora no me siento invisible.
Sus ojos recorren mi cuerpo y siento escalofríos.
—Pensé que ese traje de baño era sexy, pero maldición, Jo. Ahora tienes
toda esa vibra de chica de granja y como que me está matando.
Todo mi cuerpo zumba cuando sus palabras se apoderan de mí.
—Compré el traje de baño que te gustaba. —No miró lo que tenía en la
cesta cuando concluimos con mi viaje de compras porque estaba demasiado
ocupado discutiendo sobre quién pagaría. Al final gané. Me alegra, sobre todo
ahora que sé que me compró a Rambo, el cachorro más dulce del planeta.
Mira mi parte superior como si tuviera visión de rayos X, y un dolor se
establece entre mis muslos.
—¿Listo? —Es probable que lo arroje sobre la cama si no nos alejamos. Y
sí, también estoy nerviosa por eso. No es que tenga mucha experiencia en esa
área.
Rambo corre en círculos sobre la cama y Logan agarra su correa. Cargamos
algunas provisiones y salimos. La sala de estar se encuentra vacía, lo que es un
alivio. No quiero tener problemas con nadie este fin de semana. Renee parecía
querer arrancarme los globos oculares más temprano.
Cuando salimos, saludamos a Ethan y a uno de sus amigos que han
encendido la parrilla y están bebiendo unas cervezas.
—Regresaremos pronto para ayudarte con la barbacoa —grita Logan.
—Lo tenemos controlado. Vayan a divertirse. —Su hermano sigue con su
conversación.
Mis chanclas golpetean contra el camino de madera entre los condominios
y sobre las dunas de arena hasta llegar a la playa.
—Me pone mal que Ethan y Tori estén haciendo tanto. ¿No deberían ser
los que estuvieran relajándose?
Se encoge de hombros. —Creo que están entusiasmados de tener a sus
amigos aquí. Además, partirán pronto para su luna de miel.
—¿A dónde van?
—A Cancún por cinco días. No quieren dejar a los niños o al rancho por
mucho tiempo.
—¿Quién cuidará a Cody y a Mila en su ausencia?
—¿Quién más? Yo.
Si hubiera estado en la cuidad cuando Ethan planeaba su viaje, tal vez me
habría pedido que ayudara para que Logan no tuviera que hacer todo solo.
—Pero tu mamá ayudará, ¿verdad?
—Uh… —Se quita el cabello de los ojos—. No. Saldrá de la ciudad.
Eso es raro. Bev por lo general está pegada a los niños si sus padres tienen
que irse por negocios. —¿A dónde irá?
Hace una pausa para señalar a Kat, que está relajándose en una silla de
playa con algunos de sus amigos. —Vamos. Veamos si pueden cuidar a Rambo
por unos minutos mientras comprobamos las olas.
Montamos un cuenco para perros con agua y le damos a Kat la correa.
Rambo salta en círculos, emocionado de tener a más gente a la que encantar. En
tanto Logan habla con ellos, dejo mi bolso sobre una toalla y debato quitarme los
pantalones o no.
Una docena de mujeres en la playa llevan bikinis. No es gran cosa. Puedo
hacerlo.
Después de echar un rápido vistazo para asegurarme de que nadie me esté
prestando atención, me los quito.
Regreso al grupo y estoy a punto de agradecerles por cuidar a Rambo
cuando me encuentro en el aire.
—¿Qué de…?
La tierra se voltea, estoy colgando sobre el hombro de Logan y mirando
su musculoso trasero.
—Hora de ir al agua, Bitsy.
—Oh, Dios mío, estás loco. —Riendo, envuelvo los brazos alrededor de su
cintura mientras salta por la playa. Cuando el agua le golpea los tobillos, le ruego
que me baje.
Varias zancadas después, grita: —¡Respira profundo! —mientras vuelo en
el aire.
Grito y cierro los ojos con fuerza, entonces estoy bajo el agua. Con una
salpicada, regreso nadando a la superficie y me limpio la cara. El agua es cálida
y se siente increíble, pero necesito tocar el fondo con los pies antes de poder
apreciar la maravilla de Port A.
—Eres un idiota. —Me ahogo con una risa mientras voy hacia él e intento
derribarlo, pero es demasiado rápido y me arroja al agua nuevamente. Puede que
sea más grande que yo, pero no puedo dejar que actué con impunidad.
Quedándome sumergida, nado detrás de él y salto sobre su espalda,
sacándolo de equilibrio y haciéndole caer, pero me lleva con él.
Rodamos bajo el agua y envuelve sus brazos a mi alrededor mientras sube
a la superficie. No sé cómo fuimos tan profundo, pero ya no puedo tocar el fondo.
—Tuviste suerte —regaña, elevándome más. Instintivamente envuelvo las
piernas alrededor de su cintura mientras me aferro a sus anchos hombros.
—¿Suerte? ¿Llamas a eso suerte? Diría que eso fue rudo. ¿Pesas cuánto,
como treinta y cinco kilos más que yo? ¿Y permites que una niña te derribe?
Su aliento a canela roza mi cara y le sonrío. Sigue siendo el hombre más
guapo que he visto, y ahora mismo, con el agua brillando en su cuerpo y esa
sonrisa sin restricciones en el rostro, estoy cien por ciento segura de que pase lo
que pase este fin de semana, siempre lo amaré.
Bajando la voz, susurra: —Ya no diría que eres una niña, Jo.
Trago, con el corazón martilleando en mi pecho. —¿No?
Se lame el labio inferior, sus manos se posan sobre mi trasero. —Ya has
crecido, ¿no?
Mirando fijamente sus brillantes ojos azules, asiento a medida que nos
acercamos. Su nariz toca la mía, y puedo sentirlo, la forma en que ambos
reconocemos cómo esto lo cambia todo.
Me quedo sin aliento cuando sus labios patinan suavemente sobre mi piel.
He esperado toda mi vida por este beso, toda una vida amando al chico que se
ha convertido en este impresionante hombre.
Toda una vida para que me vea, la chica de al lado, como algo más que su
compinche.
El beso es todo lo que podría haber deseado.
Dulce y suave, pero eléctrico.
Sublime.
Los besos suaves se vuelven más duros cuando mi boca se abre para él y
su lengua se desliza contra la mía. Me estremezco en sus brazos, abrumada por
las sensaciones que rebotan en mi interior. Abrumada por lo mucho que lo deseo.
Confundida por la necesidad de estar lo más cerca posible de él.
El gemido gutural que retumba en su pecho envía otra chispa de puro
placer a través de mí. —Joder, Jo. ¿Por qué no hemos hecho esto antes?
Paso mis dedos por su cabello y nuestras cabezas se mueven, girando
hacia el otro lado como un intrincado baile que hemos coreografiado antes de
que nuestros labios vuelvan a conectarse.
Murmuro las respuestas a su pregunta.
—Porque era demasiado joven.
Beso.
—Porque eras demasiado terco.
Beso.
—Porque no estábamos listos.
Beso.
Con un gruñido, separa mis labios nuevamente y profundiza. —Bueno,
ahora estoy listo.
Se pone más duro entre mis piernas y giro mis caderas, agradecida de que
estemos lo bastante profundo como para que nadie pueda ver lo que hacen
nuestras mitades inferiores.
Esos dedos ásperos pasan a lo largo de la parte inferior de mi bikini y mi
pulso se acelera. Sí. Todos los sí.
Alguien grita en la playa y nos separamos abruptamente, jadeando y sin
aliento.
Sonríe y acuna mi rostro.
Cuando habla, su voz es áspera. —Será mejor que nos detengamos antes
de que las cosas vayan demasiado lejos. —Se le escapa una carcajada mientras se
acerca para besarme una vez más—. Sin embargo, esta noche tenemos que hablar.
Nos acerca a la orilla. Me bajo de su cuerpo y doy un paso hacia atrás.
¿Pospone el decirme algo terrible? La euforia palpitante que me atraviesa
el cuerpo se detiene de forma abrupta. —Eso suena ominoso.
—No es nada malo, Bitsy. Lo prometo. Solo… —Entrecierra los ojos ante
el sol y me estudia la cara—. Quiero asegurarme de que ambos estemos en el
mismo lugar. Que queramos las mismas cosas.
Asiento, ignorando la punzada de miedo que susurra que no queremos las
mismas cosas. Que tal vez simplemente esté buscando algo casual, como es
habitual en él.
Pero dijo que ahora estaba listo.
Asiento, sabiendo que, si quiere que seamos amigos con beneficios, no lo
haré. No tendré algo casual. No con él. Porque mi corazón no puede tolerar ser
desechable para él.
Aunque… ¿cuándo fue la última vez que Logan Carter tuvo novia?
Se me revuelve el estómago al considerar la respuesta, esa que no quiero
oír.
Porque la respuesta es nunca. Logan nunca tuvo ningún tipo de relación
significativa que durara más que una aventura o un rollo con una mujer.
Queriendo ser valiente, le devuelvo la sonrisa. —Claro. Hablaremos. —
También tengo algunas cosas que necesito decir.
Necesitando un respiro de la intensidad de su mirada, miro hacia la playa
donde nuestros amigos están jugando al voleibol en la arena y cazando conchas
marinas. Dos de las damas de honor de Tori chapotean en el agua cerca de la
orilla.
Nadie nos está prestando atención, por suerte.
Todos se divierten, que es lo que también deberíamos estar haciendo.
Determinada a cambiar mi sombrío estado de ánimo, tiro de su brazo.
—¿Carrera hasta la playa?
Y salgo corriendo.
15
Traducido por Val_17
Corregido por Gesi

Después de una feroz competencia de vóleibol donde dejamos que gane el


equipo de Ethan y Tori, porque sería un hermano de mierda si aguara esa fiesta,
me derrumbo en la arena. Recostándome, arrojo un brazo sobre mi cara para
protegerla del sol. En el momento en que cierro los ojos, todo lo que veo es a Joey.
La forma en que sus labios se sentían tan suaves. Ese cabello sedoso a través de
mis dedos. Su exquisito cuerpo contra el mío.
Necesitando ocultar cómo me afecta, me acuesto sobre mi estómago,
ajusto mi paquete y giro la cabeza, lo que me da una vista perfecta de Josephine,
quien se ríe con Tori y Kat.
Ese beso tiene a mi cabeza en un lugar en el que nunca antes ha estado,
pensando en cosas que nunca consideré con ninguna otra mujer.
Pero Joey es diferente. Siempre lo he sabido. Siempre supe que es especial.
Ella tenía razón. No me encontraba listo para esto. Para ella. He sido tan
malditamente terco sobre cruzar la línea con ella.
No siempre me opuse tanto, pero ha pasado mucho tiempo desde que
consideré seriamente algo con Jo.
Patrick se deja caer a mi lado. —¿Cerveza?
Asiento y me siento. —¿Esta es tu forma de disculparte por ser un imbécil?
Se ríe y se ahoga con su cerveza. —Vas directo al grano, ¿eh?
—¿Cuál es el punto en irse por las ramas? Sé que te gusta Joey, pero está
fuera de los límites. —Señalo su cara sobrecalentada—. Y trajiste a Renee para
molestarla.
La ira irradia de él mientras su boca se tensa. —Ya ves, has estado diciendo
que está fuera de los límites por un tiempo, pero no te veo haciendo un reclamo.
Lo miro directamente a los ojos. —Las cosas han cambiado. Trataré de
resolverlo.
Sacude la cabeza, la ira se desvanece de su expresión. —Apestas. —Me
empuja y ambos esbozamos una sonrisa.
Es difícil estar enojado con él. Después de que Silas se corrompió y nuestro
amigo Isaiah se fue al infierno para ser un guía de deportes extremos, Patrick es
el único que se quedó después de la secundaria. Seguimos siendo amigos porque
era eso o pasar el rato con los viejos y escucharlos quejarse de la flacidez de sus
bolas.
Después de otro trago a su cerveza, suspira. —Me gusta Joey. Hace un
tiempo. Nada parecido a la mierda que tienen de amantes no correspondidos
destinados a estar juntos, pero sería un imbécil por tratar de interponerme entre
ustedes. —Otro suspiro—. Lo de Renee no fue malicioso. Me imaginé que uno de
los chicos estaría con ella. Es malditamente atractiva. —Me mira—. No estás
buscando reclamar a Renee también, ¿verdad?
Una oleada de disgusto se eleva en mi pecho. —¿De verdad crees que
trataría de ir en serio con Joey mientras me insinúo a Renee?
Se encoge de hombros, lo que hace que mi corazón se hunda.
No es la primera vez que me dicen que soy demasiado mujeriego para los
gustos de Joey. Me molesta muchísimo. Siempre lo ha hecho.
Aunque, si soy sincero, hasta que Joey se fue a Florida, dudo que estuviera
listo para ir en serio con una mujer.
Volteándome hacia Patrick, lo nivelo con la verdad. —Si alguna vez
lastimo a Joey, tienes mi permiso para patearme el culo hasta la calle principal.
Sonríe. —No creas que no te tomaré la palabra en eso.
Espero que no tenga que hacerlo.
16
Traducido por Julie
Corregido por Gesi

Las risas se disparan de Tori cuando Ethan la levanta en sus brazos. Están
de pie en medio de la piscina con sus amigos rodeándolos, pero bien podrían
estar solos mientras se miran a los ojos. Su amor es palpable, como en los cuentos
de hadas. Se me hincha el corazón al ver lo felices que son juntos.
Son un gran ejemplo como pareja.
Suspiro, preguntándome si este floreciente encuentro con Logan se
convertirá en algo significativo.
Por supuesto que significa algo para mí, ¿pero para él? Conozco su
reputación. No quiero una efímera aventura de vacaciones. Pero no estoy segura
de poder evitarlo con él.
Está sentado al otro lado de la piscina hablando con Patrick. Parece que
han arreglado el drama que se interpuso entre ellos. En otras palabras, Renee.
Patrick tiene el brazo sobre los hombros de ella mientras habla con Logan,
y aunque Renee se ve distante, parece haber cambiado su objetivo para el fin de
semana.
Si no estuviera tan nerviosa por lo de esta noche con Logan, tendría una
sonrisa de gato de Cheshire por el hecho de que se echó para atrás.
Tori sale de la piscina y se seca a mi lado. Sigue mi línea de visión y
resopla. —Apuesto a que no es así como esperaba pasar su fin de semana.
Le doy una sonrisa loca y amplia que sé que la hará reír. —Una suerte de
mierda, ¿eh?
Las dos nos reímos.
No maldigo, gracias a mi padre que me curtiría el pellejo si apenas miraba
mal, pero Tori tiene la boca de un marinero y se deleita sin cesar cada vez que se
me escapa una palabra sucia.
Su hermana Kat se acerca. —Ustedes dos están haciendo travesuras, ¿no
es así?
Tori levanta el puño. —Diablos, sí. —Se lo golpeo en respuesta y río—. ¿Ya
te he dado las gracias por acceder a peinarnos el próximo fin de semana? —Se
envuelve una toalla en la cintura—. Me siento mal haciéndote trabajar en la boda.
—Me honra que me lo hayan pedido. ¡En serio! No es difícil trabajar en
sus cabellos. —Si soy sincera, me alegra que la persona que contrataron tuviera
que abandonar—. Tenemos que hablar de estilos y hacer una sesión de práctica
esta semana para asegurarnos de que sé lo que quieren para el sábado.
—Eres un salvavidas. —Tori me aprieta en un abrazo fuerte—. Puedo
hacerte un cheque por todo cuando lleguemos a casa.
Jadeo. —No me pagarás.
—Oh, sí, lo haré. No te lo pedí para que lo hicieras gratis. Haces un gran
trabajo con el pelo. Tengo suerte de tenerte. No te lo pedí inicialmente porque
quería que te relajaras y disfrutaras del regocijo con nosotros, pero estoy en un
aprieto. Sin embargo, espero pagarte por completo.
—¿Qué tal un descuento? —Un descuento súper grande. Amo demasiado
a esta chica como para hacerla pagar el precio completo. Solo conozco a Tori
desde hace dos años, pero ella y Kat me adoptaron como una de los suyos. El
hecho de que ahora sean parte del clan Carter es una de las mejores cosas que me
han pasado. Amo a Logan e Ethan, pero es asombroso tener unas chicas más
alrededor—. Puede ser mi regalo de bodas.
Gruñe y me río. —Ya veremos.
Kat me da un codazo. —¿Cómo va el nuevo salón?
—Genial. Mi prima está pintando el nuevo lugar. —Me siento mal por
dejarla con tanto trabajo, pero Dawn no puede estar muy molesta de que no esté
allí para ayudar. Le di casi cada centavo que ahorré viviendo con ella para
invertir en el nuevo negocio.
—Nos preguntábamos sobre el salón y cómo funcionaría con... —Inclina
la cabeza hacia Logan y abre los ojos de manera significativa.
Esa es una muy buena pregunta. Una que me enferma si lo pienso durante
demasiado tiempo.
Trago. —Te refieres a empezar un nuevo negocio en Florida mientras...
Hace un movimiento de cadera. —Te revuelcas entre las sábanas con ese
granjero en Texas.
El calor me quema el cuello. —No nos adelantemos. Nadie se está
“revolcando entre las sábanas”.
—Aún. —Empieza a tararear una canción de Luke Bryan y escondo la cara
porque me da vergüenza mirar a mis amigas.
—Señoritas.
Mi corazón salta ante el sonido de la profunda voz de Logan.
Antes de que pueda darme la vuelta, pone un musculoso y bronceado
brazo sobre mi clavícula y me atrae hacia él.
Tori suspira y me guiña un ojo.
—¿Les importa si me robo a Jojo por un rato? —Su pecho retumba contra
mi espalda, y cada célula, cada molécula de mi cuerpo, cobra vida.
—Déjame agarrar a Rambo.
Tori me descarta con la mano. —Lo vigilaré esta noche. Ve a divertirte.
Ella y su hermana nos sonríen enormemente mientras Logan me lleva a la
playa. El sol casi se ha puesto, y entrelaza sus dedos con los míos mientras
caminamos por la arena húmeda.
Sigo robando miradas a nuestras manos.
¿Y esos besos de hoy en el océano? Santo Hogwarts, eso fue caliente.
Caminamos un rato, el sonido de las gaviotas y las olas son el telón de
fondo de nuestro paseo. Todo el tiempo trato de controlar mi respiración para no
hiperventilar.
Era diferente cuando esta tarde estábamos en la playa rodeados de
nuestros amigos, pero caminar a solas con él por la orilla al atardecer, tomados
de la mano, es una cosa completamente diferente.
Las mariposas de mi estómago se vuelven kamikazes cuando su pulgar se
frota sobre mi muñeca.
Es Logan, me recuerdo a mí misma. Lo conozco de toda la vida. Más que
nada, primero es mi amigo. Ya veremos el resto.
Finalmente, mi corazón se controla al aceptar que no hay nada por lo que
estar nerviosa.
Excepto que podríamos desnudarnos.
Ahí se acaba mi calma.
Tranquilízate, Joey.
—No puedo creer que nunca hayamos estado aquí juntos —me dice,
deteniéndose para lanzar al mar una estrella de mar varada.
—Siempre estuve tan celosa de no poder acompañarlos. —Mi padre nunca
me permitió pasar la noche con el clan Carter, a pesar de que Bev prometió que
tendría mi propia habitación.
Cuando nos abandonó, mi abuela estaba demasiado enferma para que me
tomara cualquier tipo de vacaciones. Ver a mi madre consumirse por el cáncer
fue horrible, pero la imprevisibilidad del Alzheimer de la abuela me destrozó de
una forma totalmente nueva.
Sacando esos pensamientos sombríos de mi mente, tomo una concha y
estudio las estrías. —Me enteraba de los paseos por el muelle y de que pescaban
con tu padre, y hubiera dado cualquier cosa por venir. Silas siempre se aseguró
de contarme cada detallito. Deben haber sido algunos de los mejores recuerdos
de tu padre.
Cuando no dice nada, vuelvo a tomarle la mano. Debe ser agridulce
recordar a su padre. Daniel Carter era el hombre más asombroso. Siempre atento.
Siempre involucrado. Paciente. Y tan amigable que podía encantar la corteza de
un árbol. Básicamente lo opuesto a mi padre, cuyos estados de ánimo cambiaban
tan intensamente que no podías seguirle el ritmo.
—Mi padre... sí. —Se aclara la garganta.
Apoyo la cabeza en su hombro mientras miramos el agua. Me duele el
corazón cuando pienso en cómo encontró a su padre en el granero cuando sufrió
un ataque cardíaco fatal. Todo el mundo estaba devastado, pero Logan peor que
todos.
Se gira para mirarme. La expresión de su cara es tan seria, tan solemne.
Caray. No quise mencionar a su padre. Este tema siempre lo pone sombrío.
Puedo entenderlo. Tampoco quiero recordar los acontecimientos trágicos de mi
vida.
Antes de que pueda decir algo, pregunta: —¿Podemos hablar de lo que
pasó en Navidad?
Me congelo.
Mi corazón comienza a latir con rapidez de nuevo, pero por una razón
completamente diferente.
Por supuesto que quiere hablar de lo que pasó en las vacaciones.
¿Cómo puedo explicarlo sin parecer necesitada?
Mis ojos se desvían, un rubor de vergüenza mancha mis mejillas. Intento
sacar mi mano de la suya, pero la agarra más fuerte.
Acercándome hasta que estoy presionada en su contra, me susurra al oído:
—Joey, por favor. Cuéntame lo que sucedió. Sea lo que sea, necesito saberlo. Me
estoy volviendo loco preguntándome qué te hice.
Asintiendo, bajo la cabeza y cierro los ojos.
Puedo hacerlo. Puedo decírselo. Tiene razón.
Dando un paso atrás, miro hacia la oscuridad, donde las crestas de las olas
son resaltadas por la luna.
—Esa semana fue una culminación de cosas. —Pateo una concha,
decidiendo quitármelo del pecho—. ¿Recuerdas cuando fuimos al River Walk a
tomar fotos con tu familia?
Fuera de mi visión periférica, lo veo asentir con la cabeza.
—No quería hablar de ello ya que esa noche todos estaban de buen humor
e Ethan iba a proponerle matrimonio a Tori, pero fue la peor semana de todas.
Primero mi auto, bueno, el Buick de la abuela, fue destrozado, y al día siguiente,
el día que tomaron las fotos, perdí mi trabajo.
—¿En serio? ¿Qué pasó?
Explico cómo alguien rompió mi ventana y destrozó el interior mientras
estaba en el trabajo. Afortunadamente uno de mis compañeros me ayudó a
arreglarla, pero eso fue solo un preludio para ser despedida. Recordar esa tarde
me hace ponerme furiosa de nuevo.
—Una cliente odió cómo le corté el cabello. Cuando terminé, me gritó e
hizo una gran escena. —Mis labios se retuercen al recordar lo avergonzada que
estaba de que me gritaran en un salón lleno de gente—. Fue tan extraño, ya que
me pidió específicamente. Llamó. Hizo una cita. Preguntó por mí. Juro que le hice
el corte exacto que me pidió, pero armó un gran alboroto, y ya que había llegado
tarde unas cuantas veces, Shelly me despidió.
—Bitsy, lo siento. Ojalá me lo hubieras dicho.
—Quería hacerlo. —Pensar en esa noche me molesta, por eso he tratado
de no hacerlo desde que estoy en casa—. Pero no tuve la oportunidad.
—¿Porque te fuiste a Florida? —pregunta vacilantemente.
—No, porque tú te fuiste.
Está callado, y sé que probablemente está tratando de recordar lo que pasó
esa noche.
Cruzo los brazos sobre mi pecho, odiando lo vulnerable que esto me hace
sentir, pero en el autobús de regreso a casa me prometí que sería honesta sobre
lo que sucedió. Que sería valiente. —Se suponía que nos tomaríamos fotos. Dijiste
que querías una foto de nosotros dos, así que te acompañé. —Como siempre.
Sostuve los abrigos de todos mientras se tomaban fotos. No me importó
en ese momento. Amo a los Carter y no es que sea oficialmente parte de su
familia. No esperaba que me pidieran una foto con todo el clan, pero pensé que
Logan quería una de nosotros dos.
—Toda la noche te estuviste enviando mensajes de texto con alguien, y
luego desapareciste, te fuiste de donde estábamos para hacer una llamada. —
Haciendo una pausa para respirar, me giro para mirarlo a los ojos—. El fotógrafo
se fue mientras no estabas. Nunca nos tomamos la foto. Y luego escuché lo que
dijiste.
La triste y patética Joey tenía el corazón roto porque Logan no se había
molestado en recordar la foto.
El espacio entre sus cejas se estrecha, pero no me doy cuenta si aún no
tiene idea.
—En el teléfono. Escuché tu conversación. No había estado tratado de
escuchar, pero tu madre me pidió que te buscara, y lo escuché.
Su expresión no cambia, y gimo, molesta por tener que decir el resto en
voz alta y porque no lo empujé al río en ese momento. —Te oí decir que tenía que
buscarme una vida. Que te cansaste de tratar conmigo. Que te había agotado.
—¿De qué hablas, Josephine? —Se ve completamente perplejo, como si le
estuviera hablando en otro idioma—. Nunca, ni una sola vez, he pensado y
mucho menos dicho eso. Ni siquiera cuando eras así de alta y necesitabas paseos
a caballito por la hierba que llegaba a la altura de la cintura porque tenías miedo
de las serpientes. ¿Cuántos veranos te llevé por el campo del señor Johnson?
Una sonrisa reacia me atraviesa los labios, aunque Logan no parezca
divertido. —Sí que me llevaste.
—Por supuesto, joder. Cada maldita vez, Jojo. Cada vez. —Me agarra de
los hombros—. Y nunca me he quejado ni he sentido la necesidad de hacerlo.
¿Sabes por qué?
Sacudo la cabeza.
—Porque me encanta tenerte cerca.
No digo nada al principio. No puedo. La emoción me ahoga la garganta y
tengo que parpadear para alejar la fuente que quiere brotar de mis ojos. —¿Así
que no estabas hablando de mí?
—No, tonta. —Me abraza tan fuerte que me río.
—Entonces... ¿lo entendí mal?
—Sí. —Inclina mi cabeza hacia arriba y me mira con tal intensidad que mi
corazón se catapulta a las dunas de arena—. Y odio que pienses que dije eso de
ti.
Las lágrimas corren por mi cara a pesar de mi mejor intento de contenerlas.
Sus pulgares ásperos las limpian.
—Ah, Bitsy. ¿Tuviste una semana de mierda y luego pensaste que dije eso?
¿Y me olvidé de las fotos de nuestras vacaciones? —Sus ojos se cierran, como si
recordara—. Espera. Se suponía que íbamos a pasar el rato después, pero me fui...
joder. Soy un imbécil.
Estoy en sus brazos de nuevo, agradecida de haber dicho mi parte y
sintiéndome tonta por haberlo malinterpretado tanto, aunque estaba siendo un
idiota ensimismado esa noche, pero una cosa todavía no tiene sentido.
Esnifando, inclino la cabeza. —¿De quién estabas hablando?
—Uh... ¿qué?
—Si no hablabas de mí, ¿de quién era?
—Oh, um. —Me suelta para frotarse un lado del cuello. El silencio
incómodo se extiende entre nosotros—. Solo un drama femenino.
Mis ojos se estrechan.
Pensé que nos habíamos acercado el otoño pasado. Pensé que tal vez me
veía como algo más que su compinche, pero obviamente aluciné si estaba
teniendo un “drama femenino”.
Asiento y me alejo un paso.
Ven, por eso no puedo confiar en mí misma cuando estoy con él. Siempre
lo malinterpreto cuando se trata de nuestra relación. Puedo leerlo como un libro
cuando se trata de sus intereses o emociones, pero no puedo entender lo que
significo para él o lo que siente por mí.
Pero sí sé una cosa con certeza: Logan pasa por las mujeres como mi
hermano devora un paquete de Oreos.
Rápido.
Sin mucho discernimiento.
Y sin remordimientos por la gula.
Si hacemos esto, sé el resultado. Tendré un gran corazón roto y él pasará
al próximo sabor del mes.
—Esto es una mala idea —me digo a mí misma y comienzo a regresar al
condominio.
—Espera. Jojo. Vamos. —Me agarra la mano y hace que me detenga—.
Lamento el malentendido. Odio haberte hecho daño.
Le sonrío de oreja a oreja y sigo adelante.
—Está bien. Estamos bien.
Le oigo maldecir en voz baja detrás de mí, y camino más rápido.
Qué humillante. Pensaba que le gustaba el otoño pasado, y me equivoqué.
Otra vez. ¿Cuántas veces estaré confundida?
—Joey, no te vayas.
No me detengo. ¿Qué hay que decir? Estoy cansada de perseguir a este
chico. No llevaré mi corazón en la manga por él nunca más.
—¿Qué dije? ¿Por qué estás molesta?
Cuando corre delante de mí para bloquear mi camino, resbalo hasta
detenerme.
—¿Qué sientes por mí, Logan? ¿Solo soy la hermana menor de tu ex amigo?
¿Soy tu estrafalaria mejor amiga con el pelo loco? ¿Solo soy una aventura de este
fin de semana porque pronto volveré a Florida? —Extiendo los brazos, sintiendo
que pierdo la cabeza, pero he mantenido mis sentimientos por él encerrados
durante tanto tiempo que las palabras me salen a borbotones—. Quiero decir,
¿por qué ahora? Te conozco de toda la vida y nunca me has besado. ¿Por qué
hoy? ¿Qué es diferente? ¿En qué somos diferentes ahora que, digamos, la Navidad
pasada cuando creí que íbamos hacia algo más que ser amigos? Pero obviamente
no era así si estabas lidiando con otras chicas y “drama femenino”.
Me falta el aliento por despotricar, todos mis músculos están tensos.
Porque si el pasado me ha enseñado algo, es que voy a salir lastimada. Logan
tiene ese poder.
Por mucho que odie admitirlo, siempre ha tenido mi corazón en la palma
de su mano. Aunque el invierno pasado me escapé. Corrí tan lejos como pude. Y
tengo tanto miedo de que me destruya.
Parte de mí odia lo que acabo de divulgar, pero estoy muy cansada de esto.
O me dice lo que necesito oír o ponemos el clavo en este ataúd antes de que mi
corazón se dañe irreparablemente. Si eso significa que tengo que hacer el ridículo
mientras tanto, que así sea.
Necesito la verdad. Por una vez.
Me coge en sus brazos tan rápido que casi me tropiezo. —Por supuesto
que no eres una puta aventura, Joey. Hacemos esto ahora porque te extrañé como
loco cuando te fuiste. Pensé... pensé que te había perdido, pero has vuelto. Y
siento que tengo una segunda oportunidad de hacer lo que debería haber hecho
hace mucho tiempo.
Cuando sus labios se deslizan sobre los míos, gime y aprieta sus brazos a
mi alrededor, prometiendo que nunca me dará por sentado.
Y solo así, mi corazón se aprieta en mi pecho, el recuerdo muscular de
estar enamorada de él durante tantos años dominando el buen sentido.
Y me rindo.
17
Traducido por Bells767
Corregido por Gesi

El apartamento está oscuro cuando Joey y yo entramos por la puerta,


contra la cual la fijo inmediatamente mientras la beso.
No sé qué sucedió en la playa. No puedo empezar a desenredar mis
sentimientos por Jojo, pero sé que son grandes y descontrolados.
Soy un maldito imbécil. Ahora lo veo. La he tomado por sentado y herido
sus sentimientos, y no hay forma de ignorar todo lo que necesito sincerarme y
decirle lo que ha estado pasando, pero ahora mismo necesito tocarla más de lo
que necesito seguir respirando.
Sus piernas me envuelven cuando agarro su pequeño y firme trasero en
mis manos. —Mierda. Te sientes increíble.
Huele a rayos de sol, flores y ese bálsamo labial de frutas que le encanta.
Y no puedo tener suficiente. Besarla ha desatado algo en mí, algo que
enterré muy profundo en un momento difícil de mi vida, cuando era muy
estúpido y ella demasiado joven.
Ya no lo es.
No, la Josephine que se encuentra en mis brazos es una mujer al cien por
ciento.
Mis dedos juegan con las tiras de la parte superior de su bikini y prueban
los límites de mi control.
He intentado con todas mis fuerzas no pensar en ella de esta forma a lo
largo de los años. No notar la forma en que ha crecido. La increíble forma en que
se ve su trasero con vaqueros o lo redondos y firmes que son sus pechos.
Ahora que estamos haciéndolo, es como si me hubiesen golpeado con una
enorme ola de lujuria.
Y todo en lo que puedo pensar es diablos, sí.
Sus labios llenos se mueven por los míos antes de que se vuelvan a abrir
para mí y nuestras lenguas se deslicen la una con la otra. La suya es suave,
húmeda y tan malditamente dulce. Hace que quiera saborear el resto de ella. Mi
pene palpita ante esa idea.
Podría tener sus vaqueros en el suelo en un parpadeo y estar en su interior
en diez segundos.
Retrocediendo, descanso mi frente en su hombro e intento recuperar el
aliento.
Vamos demasiado rápido.
Definitivamente lo estoy arruinando.
Porque lo último que quiero es que crea que es una aventura, y si seguimos
a esta velocidad, así es exactamente como la haré sentir.
No es una follada rápida. Es Jojo, mi mejor amiga. Se merece algo más que
ser manoseada donde cualquiera de nuestros amigos pueda entrar y vernos.
—¿Qué pasa? —Sus dedos se mueven suavemente por mi cabello para
alejarlo de mi cara.
Odio la incertidumbre en su voz.
¿Cómo no lo entendí? ¿Cómo no vi el deseo en sus ojos? ¿Cómo no admití
mi propio deseo por ella?
—Nada, cariño. Por primera vez, no pasa nada malo. —Dejo que sus pies
toquen el suelo antes de besarla en la frente—. Vamos a limpiarnos. Dejaremos
todo lleno de arena si no lo hacemos.
Acomodo mi erección antes de prender una lámpara pequeña para que el
resto de nuestros compañeros no se maten cuando regresen. Entro a la cocina y
agarro un par de botellas de agua y un paquete de galletas, luego le tomo la mano.
—Más tarde necesitaremos un bocadillo para mantener la energía.
Créeme. —Guiño un ojo y la arrastro por el pasillo hasta nuestra habitación,
amando el sonido de su risa.
—¿Qué hay de Rambo? ¿Deberíamos ir a buscarlo?
—Pasaré a buscarlo por la casa de mi hermano antes de que lleguemos.
Ethan me dio una llave extra.
Porque si Joey y yo llegamos más lejos esta noche, no quiero que Rambo
nos interrumpa.
Una vez que llegamos a nuestra habitación, le paso una toalla y la dirijo
hacia la ducha. —Tú primero. Después de mi turno, nos encontramos aquí. —La
beso—. Lo retomaremos donde lo dejamos. Solo no en un lugar donde Patrick o
Renee o quien sea pueda vernos con todo afuera.
Se ríe por la nariz, y me río con ella. —Bien pensado.
Serpentea hasta el baño y cierra la puerta. Se abre el grifo de agua. La
imagino desabrochando ese pequeño bikini y la brillante tela deslizándose hasta
el suelo. Me he estado volviendo lentamente loco viéndola en ese traje. Viendo
sus pezones endurecerse con la briza y deseando poder calentarlos. Con mi boca.
Dios sabe que daría mi bola izquierda para poder unirme a ella en la
ducha, pero tomar un pequeño descanso podría ser lo mejor. No quiero que
nuestra primera vez sea memorable porque teníamos la mitad de Port A en
nuestros traseros y algas en nuestros cabellos. Pasamos todo el día en la playa o
la piscina, y esta noche será mucho más placentera si primero me saco la arena
del pene.
Como sea, necesito frenar un poco. Hacer que esta noche sea especial. Tal
vez liberar mi carga en la ducha, así no me corro en dos minutos. Normalmente
me enorgullece mi resistencia, pero estar con Joey me hace sentir como un
adolescente que toca un pecho por primera vez.
¿Mi pequeña y dulce mejor amiga podrá manejar todas las formas en que
quiero corromperla? Que Dios me perdone, pero planeo descubrirlo.
Quince minutos después, el grifo se cierra y la puerta se abre. Una nube
de vapor sale del baño cuando Jojo aparece con una camiseta blanca y bragas,
oliendo tan bien que quiero tirarla al suelo y probarla.
Jódeme, es sexy. Veo sus pequeños pezones en sus pechos perfectamente
llenos clavándose en la tela fina.
—Esta será la ducha más rápida de la historia. —Le golpeo el trasero
cuando corro hacia la ducha y me baño en tiempo récord.
18
Traducido por Miry
Corregido por Anakaren

Cálmate.
Respirando profundamente, trato de hacer que mi corazón deje de latir
rápidamente, pero después de unos minutos comprendo que tendría más suerte
intentando volar a casa agitando los brazos que intentando relajarme.
Me recuesto en la cama, reclinándome sobre los codos antes de poner mi
cabello húmedo sobre mi hombro e intentar parecer relajada.
¿Esto se ve tonto?
¿Debo ponerme unos pantalones cortos para dormir?
¿Soy provocadora por solo usar calzoncillos deportivos debajo de esta
camiseta? Logan me vio hoy en bikini y técnicamente uso más ropa ahora.
Frunciendo el ceño, doblo las piernas hacia un lado y muevo la camiseta
de un lado a otro.
Por el amor de Dios, me siento como una imbécil acostada aquí, tratando
de parecer sexy. Con un gemido me dejo caer y me cubro la cara con el brazo.
Por supuesto, ese es el momento en que Logan sale del baño.
—Cariño, ¿estás bien?
Mis labios se elevan. No estoy segura de si alguna vez me acostumbraré a
que me llame así. ¿Soy tu cariño? Sí, por favor.
Abro los ojos y observo la cruda belleza masculina de pie frente a mí.
Santo medio-desnudo ardiente. Que alguien llame al departamento de
bomberos por las nueve alarmas.
Logan me da esa sonrisa sexy que siento en todas partes.
Esas pestañas largas y oscuras intensifican sus ojos azul cristalino, y gotas
de agua brillan sobre los músculos bronceados y tensos. El cabello castaño claro,
ahora oscuro por la ducha, cuelga rebeldemente sobre su rostro. Olvidémonos de
la pequeña toalla que apenas se aferra a sus caderas estrechas...
Jesús, María y todos los santos, no sé cómo sobreviviré a esto.
Si bien he esperado durante años a que Logan y yo lleguemos a este punto,
supongo que pensé que tendría más experiencia sexual. Más confianza en mis
habilidades sexuales.
Solo he hecho esto una vez.
Y no fue una gran experiencia.
De acuerdo, fue una experiencia terrible. Lloré. Como, mucho.
Hoy más temprano, no tuve tiempo para pensar. Me encontraba en el
momento y solo reaccioné. Nos besamos y toqueteamos, yo funcionaba por puro
instinto animal y un flechazo de por vida.
Pero ahora mi cerebro ha comprendido que mi fantasía de Logan tiene
muchas posibilidades de hacerse realidad.
Si tuviera alguna idea de qué hacer en este momento.
Con un gemido de pánico, vuelvo a poner mi brazo sobre mi cara.
Se ríe. —Lo sé. Yo también me estoy volviendo loco. Vamos a pasar el rato,
¿de acuerdo?
Mascullo un “de acuerdo” en respuesta.
Puedo manejar pasar el rato. Eso creo.
¡Pero estás en ropa interior, loquilla!
Estoy en pleno pánico hasta que escucho ropa revoloteando. Oh, mis
cielos. ¿Se está quitando la toalla? Tengo que atestiguar esto, se lo debo a la
población femenina.
Me asomo por debajo del brazo a tiempo para atraparlo poniéndose unos
boxers gris oscuro sobre su firme trasero.
Me encontraba tan atrapada en él cuando nos besamos antes que no
apreciaba completamente lo que sucedía, o habría hecho un esfuerzo por sentir
esos bollos. Me siento un poco deprimida por no pensar más rápido.
Mi atención se centra en esa zona cuando se da vuelta y veo un bulto.
Aguanto la respiración.
Porque no hay forma de que ese monstruo encaje.
No pensé que Trent, mi amigo con beneficios de verano, fuera así de
grande y el sexo dolió de todos modos. El pene tamaño Titán de Logan apenas
puede ser contenido por sus calzoncillos.
Sacudiendo la cabeza, cierro los ojos de nuevo, mi cerebro se inunda con
los pensamientos negativos que acumulé a lo largo de los años sobre mi relación,
o falta de ella, con Logan.
No tengo idea de lo que hago.
Logan es muy experimentado.
Logan ama las mujeres experimentadas.
Intentar aprender a tener sexo mientras veo PornHub tiene que ser una de
mis ideas más tontas. Nadie se excita al ser golpeado. Quiero decir, no puedo
imaginar que así sea el caso.
Me estremezco cuando la cama se hunde a mi lado y elevo la vista para
ver la hermosa cara que protagonizó la mayoría de mis fantasías desde que era
joven.
—Oye —Pasa su pulgar sobre mi labio inferior—, hagamos lo que siempre
hacemos.
Um.
—Nunca hemos estado en la misma cama medio vestidos.
Cuando se ríe, el brillo en sus ojos me hace algo. ¿Cuánto tiempo ha
pasado desde que lo vi sonreír así? Me hace preguntarme qué ha sucedido en su
vida que ha atenuado su luz.
—Lo que quiero decir es divertirnos. —Se inclina para presionar un beso
ligero como una pluma en mi boca, susurra—: Relájate y disfruta nuestro fin de
semana. Nada muy serio. Nada que no te sientas cómoda haciendo. —Sus cejas
se juntan—. Nada demasiado rápido que no podamos manejar. Esto va a nuestra
velocidad, ¿de acuerdo? Y podemos seguir resolviendo esto cuando lleguemos a
casa.
Asiento por lo sensato que suena. Me encanta cómo se siente esto, más que
una aventura de fin de semana. Cómo es que esto parece un puente hacia algo
más significativo.
¿Porque quiero tener sexo con Logan? Diablos sí.
¿Estoy aterrorizada de llegar tan lejos? Absolutamente, joder.
Soy como un jugador de Pee Wee que fue convocado a las grandes ligas y
aún está descubriendo cómo usar un suspensorio, y mucho menos sabe cómo
golpear la pelota.
El calor se extiende por mi cuerpo mientras me lanza otra sonrisa
resplandeciente y besa mi frente. Alcanzando sus pantalones, señala la mesita de
noche.
—Elige una película en mi teléfono. Ya me conecté al WiFi para poder
ver Netflix. Mientras podría pasar por la puerta de al lado de Ethan para buscar
a Rambo.
Mis mariposas sensibles toman vuelo cuando me cubre con una manta.
Con un guiño, se va.
Logan Carter.
Si el latido de mi corazón tuviera un sonido aparte del que se produce en
mi pecho, sería su nombre.
Suspiro como una adolescente enamorada.
Sonriéndome a mí misma, me dejo caer en la cama. Estoy bastante segura
de que Logan nunca le dijo a ninguna de sus fanáticas que las cosas continuarían
cuando llegaran a casa.
El sentido común lucha con mis emociones, advirtiéndome que estoy más
involucrada en esto emocionalmente de lo que tengo derecho a estar cuando lo
único que hemos hecho es besarnos. Apagué ese tren de pensamiento antes de
que saboteara mi estado de ánimo y alcanzo su teléfono, que se ilumina con
notificaciones.
Me río de los textos de sus amigos borrachos.
Patrick: No puedo encontrar mi billllletera. ¿Tienes un condón?
Cash: Esta chica vomitó en mi zapato. Vomitaré por el olor.
Sam: Eres un imbécil. ¿Por qué no puedes venir?
Jordy: Acabo de mear sobre un gato. Wuuups
Cómo sobreviven esos cabezas-huecas está más allá de mí.
Sigo desplazándome por Netflix cuando Logan regresa y nuestro cachorro
me da un pequeño y feliz ladrido.
—Hola, lindura. —Me inclino sobre la cama para recoger a Rambo.
—Cuidado. Aún está húmedo. Le lavé los pies antes de traerlo adentro
para que no trajera arena.
—Bien pensado. —Me levanto de un salto y agarro algunas toallas para
hacer un rincón para Rambo en el piso junto a mí. Debe estar cansado de un día
en la playa porque se acurruca rápidamente.
Me siento en el borde de la cama cuando un gran brazo me rodea la cintura
y me tira hacia atrás.
Riendo como idiota, me acomodo contra el pecho desnudo de Logan.
—Estás tan cálida. —Frota su rostro contra mi cuello, y me retuerzo por la
conmoción de sus extremidades frías.
—Eres un carámbano. —Con un esfuerzo concertado, me siento y tiro de
las mantas sobre nosotros antes de apoyarnos en la cabecera y sobre algunas
almohadas.
Con solo la lámpara lateral encendida y Volver al futuro brillando desde su
teléfono, nos acomodamos para ver algo que hemos visto un millón de veces
juntos.
Pero no puedo concentrarme en la película. Mi atención se encuentra
demasiado atraída por la forma en que su brazo cubre mi hombro y su pulgar se
desliza hacia arriba y hacia abajo por mi brazo desnudo. Soy muy consciente del
ascenso y descenso de su pecho contra mi costado y su barbilla desaliñada en mi
sien. Demasiado consciente de la aspereza de sus pantalones contra mis piernas
desnudas.
La mitad de la película terminó, pero lo único en lo que puedo pensar es
en cómo su otra mano ahora descansa sobre mi cadera, sus dedos jugando con
mi camiseta que se estira sobre mi estómago.
Un ritmo fuerte y embriagador tamborilea entre mis piernas.
Huele increíble. Al aroma oceánico de su gel de baño y el leve olor a cuero.
A hombre. No al niño que me enseñó a hacer granja de mocos o el adolescente
que no siempre se duchaba después de sudar.
Para cuando termina la película, me encuentro resbaladiza, caliente y tan
excitada que mis ojos se cruzan.
Se inclina para apagar la lámpara, dejando que la luz de la luna fluya a
través de la ventana, y como ya sabemos qué hacer, nos alcanzamos en la
oscuridad. Manos ásperas me tiran sobre su cuerpo. Mis piernas se extienden
sobre sus caderas. Mis manos aterrizan en su cabello.
Las suyas están en mi trasero.
Dulces besos drogadictos me hacen retorcerme encima de él, donde sus
pantalones raspan mis muslos y su bulto choca contra la parte más sensible de
mí.
—No sé... —Jadeo por respirar—. Realmente no sé cómo hacer esto.
La vergonzosa confesión brota de mí, palabras que no puedo recuperar.
Pero desearía poder hacerlo.
Tan estúpida, Joey. ¿Por qué no puedes actuar como adulta?
Él aún se encuentra debajo de mí, su pecho subiendo y bajando tan rápido
como el mío. —Entonces, ¿ha pasado un tiempo? ¿O estás diciendo...?
—No soy virgen. Quiero decir. Sí, no.
La culpa de esa noche hace unos meses me golpea de nuevo y me congelo.
De acuerdo, mi cabeza me dice que no debería sentirme culpable por eso, pero
mi corazón tiene otras ideas.
Girándose hacia un lado, me acurruca a su lado para que nos miremos uno
al otro, nuestras caras a centímetros de distancia, nuestras piernas entrelazadas.
Con un toque tierno, pasa sus dedos por los míos. —Jo, cariño. No estoy seguro
de lo que eso significa.
Trago saliva, odiando, odiando tener que explicarlo.
Después de irme a Florida este invierno, nunca imaginé tener ningún tipo
de conversación íntima con Logan, por lo que tener esta me llena de temor.
Racionalmente, sé que no debería. No es como si estuviéramos juntos. Nunca
hemos estado juntos. Y no es como si se guardara para mí.
La idea de eso, de él, esperándome, es tan absurda que me río con torpeza.
Logan es el rey de las conexiones. El pensamiento me impulsa a responder su
pregunta.
—Yo, uh, intenté tener sexo. —Aquí viene la parte incómoda—. Una vez.
Pausa.
—¿Ese tipo con el que saliste en la preparatoria? ¿Ese chico Mason?
Sacudo la cabeza. —Nunca salimos realmente. Nada serio. No perdí mi
virginidad en la escuela preparatoria.
Ahora que mis ojos se han acostumbrado a la oscuridad, veo su expresión
confusa.
Suspirando, decido dejarlo salir. —Tuve una situación de amigos con
beneficios en Florida, pero no salió bien.
Un gruñido bajo me tiene mirando hacia arriba, sorprendida de escucharlo
venir de Logan. —¿Te lastimó?
—No. No, nada de eso. Bueno, no a propósito.
Se frota la cara con la palma de la mano con un gemido de dolor. —Joey,
¿qué significa eso?
La frustración me invade, pero quiero que sepa la verdad. La relación de
mis padres se derrumbó y se quemó debido a sus mentiras, y quiero comenzar
con el pie derecho. Con honestidad
—Significa que intenté tener sexo. Significa que no se sintió bien. No lo
disfruté, así que lo hice parar. —Qué maldito horror. Escondo mi cara en la
almohada—. Significa que no soy virgen. Técnicamente. Porque entró. Por, ya
sabes, como un minuto o dos.
Mátenme ahora. Tírenme en un barril de pirañas. Sería menos doloroso
que este momento.
Un silencio largo y tenso llena la habitación oscura antes de que me jale
hacia su pecho y tire de mi muslo sobre sus caderas. —No estoy seguro de por
dónde empezar con todo eso. —Su mano sube para ahuecar mi mandíbula con
suavidad—. Odio que tu primera vez no fuera con alguien significativo para ti.
—Puedo sentir su corazón sonar en su pecho—. Odio cómo quiero encontrar a
ese imbécil y patearle el trasero por no haberte hecho sentir bien. Lo cual es
estúpido porque lo último que quiero es pensar en que estés con alguien que no
sea yo. —Se aclara la garganta.
Estoy demasiado abrumada para hablar. Para ir tan lejos como para decirle
la razón por la que me obligué a dormir con Trent. Que trataba de superarlo.
—Ven acá. —Recogiéndome, me levanta hasta que descanso sobre él. Mi
cabeza sobre su cálido pecho. Mis brazos se acurrucan entre nosotros. Nuestras
piernas se enlazaron.
Con un beso en la frente, frota sus manos arriba y abajo en mi espalda. Por
mucho tiempo, nos acostamos en nuestro pequeño mundo para dos, hasta que el
dolor del año pasado comienza a calmarse. Y comprendo lo que quiero.
En Florida, pensé que necesitaba seguir adelante y superar a Logan.
Pero lo que quiero es seguir adelante con él.
Mi voz es ronca cuando levanto la vista y susurro las palabras. —¿Me
mostrarás qué hacer? ¿Cómo disfrutarlo? —Sollozo.
—¿Cómo disfrutar qué, cariño?
—El sexo.
19
Traducido por Tolola
Corregido por Julie

Aunque mi cabeza lucha por darles sentido a sus palabras, mi cuerpo está
acelerado y listo para el deber, toda mi sangre se dirige al sur, hacia esa furiosa
erección ya presionada contra su cadera.
En resumen: Jojo me está matando con una desgarradora confesión tras
otra.
Trazo su labio inferior con mi pulgar y pienso en sus palabras en la playa.
No se equivocó con el otoño pasado, con lo de acercarnos. No lo pensé mucho
porque mantener lejos a Joey siempre parecía la mejor manera de protegerla de
mí y de mi propia estupidez, pero sí. Tal vez comencé a vislumbrar algo más con
ella hasta que el “drama femenino” alcanzó proporciones nucleares y redirigió
mi atención, recordándome que tenía mucha mierda en mi plato.
Entonces Joey se fue.
Y tuvo sexo con un amigo con beneficios. Probablemente con algún tipo
cualquiera. Joder.
Yo causé eso. En el fondo, sé que la alejé como siempre, y terminó con
alguien más. Me merezco todo el dolor por hacerla recurrir a algo casual. Ella
nunca sería algo casual para mí.
La peor parte es cómo sabe de las mujeres con las que he estado en el
pasado a pesar de mis mejores intentos de ocultárselas.
Me hace preguntarme qué más sabe.
Al darme cuenta de que no he respondido a su pregunta, me inclino para
besarla y repetir las palabras que le dije antes. —No hay prisa, Bitsy.
El surco de su frente dice lo contrario. —Excepto que... me voy después de
la boda.
Dice las palabras tan silenciosamente que casi creo que me las estoy
imaginando. —¿Así que lo dices en serio?
—Sí. Invertí en el salón de mi prima. En Florida. —Trata de escabullirse
de mí, pero la envuelvo con mis brazos.
—No vas a ir a ninguna parte, así que ponte cómoda. —La beso de nuevo,
porque puedo, y me cuesta encontrar las palabras adecuadas. No es que no
supiera lo del salón, pero no me di cuenta de que era un hecho.
Mi instinto me dice que tenemos que encontrar otra solución. Mi orgullo
lo exige. Siento que ella y yo hemos estado andando de puntillas alrededor de
esta química entre nosotros durante demasiado tiempo como para que se vaya a
Florida en poco más de una semana.
—¿Podemos ir poco a poco? ¿Descubrir lo que hacemos y lo que pasa entre
nosotros antes de que te mudes al otro lado del país? —Y como soy un cabrón,
añado algo a lo que sé que no se puede resistir—. Solo piensa en Mila y Cody. Se
volverán locos si te alejas para siempre.
Yo me volveré loco si ella se va para siempre, pero no estoy listo para rogar.
Todavía. Aunque eso es probable en mi futuro. Pero todo el mundo sabe que no
sacas tu gran pase en el primer cuarto, así que voy a esperar mientras trato de
averiguar cómo hacer sus sueños realidad aquí. Conmigo.
Su labio inferior sobresale, y me inclino para probarlo. —Hasta entonces,
sí, te mostraré cómo tener sexo. Y será tan bueno que nunca querrás salir de mi
cama.
Una risa desenfrenada la deja. —Esas son grandes palabras.
—No es lo único grande que tengo para ti, Bitsy. —Le guiño el ojo como
un idiota y la deslizo hasta la cama para quitarme los vaqueros y acomodarme
en mis calzoncillos. Desearía haberme duchado como planeé, pero algo de eso
me parecía mal con Joey esperándome en la cama.
Me abalanzo sobre ella, haciéndola chillar de risa. Es muy fácil hacer feliz
a esta chica. Siempre ha sido así. Risas fáciles. Sonrisas suaves. Conversaciones
genuinas.
No es de extrañar que nunca haya querido llegar más lejos con ninguna de
mis aventuras. ¿Por qué querría hacerlo cuando he tenido lo auténtico todo este
tiempo esperando a que me saque la cabeza del culo?
Los besos dulces se vuelven urgentes cuando le quito la camiseta. Me
ayuda, con su tímida sonrisa escondida bajo el material mientras se la quita por
la cabeza. Y luego está esa hermosa extensión de piel que me pone tan duro que
gimo.
Me encuentro sobre ella como un maldito animal marcando su territorio.
Lamiendo su pezón rosado mientras aprieto el otro pecho.
Sus caderas se mueven contra mí, y me agacho, con euforia que se extiende
a través de mí cuando mis dedos alcanzan sus bragas mojadas. Freno mis
movimientos, mi caricia es suave.
—¿Qué te gusta? ¿Cómo te tocas, nena? —Al diablo con mi erección. Lo
único que importa esta noche es hacer que mi chica se corra como nunca.
—Yo, uh... —Una pausa incómoda—. Me cuesta mucho trabajo sin usar
algo. No puedo recurrir a la vieja escuela y solo usar mis dedos.
Mi vívida imaginación se vuelve loca llenando los espacios en blanco de
lo que podría significar ese algo.
—¿Así que usas un consolador? ¿O un vibrador? —Sus ojos se alejan de
mí. Incluso en la oscuridad con solo la luz de la luna para ser testigo de lo que
hacemos, le da vergüenza hablar de estas cosas—. Está bien. —La beso y la
acaricio de nuevo a través de la tela húmeda entre sus piernas—. No es nada de
lo que avergonzarse. Todo el mundo se toca. De hecho, voy a tener recuerdos de
esta noche con mi mano alrededor de mi pene cuando no estemos juntos, así que
en serio, puedes decir cualquier cosa.
Se ríe y luego asiente. —Uso algo en mi clítoris. Es pequeño y vibra.
Buena chica. Está empezando a relajarse.
—Bueno, no tengo nada que vibre, pero tengo una idea bastante buena de
que te gustará esto.
No espero su respuesta mientras bajo por su cuerpo, besando y lamiendo
sobre la marcha hasta que llego a ese trozo de encaje de color claro sobre sus
caderas. Pasando mi nariz por su delicado montículo, inhalo su terrenal y dulce
aroma, una mezcla de loción y lujuria que huele tan bien que tengo que palmear
mi erección con fuerza para no ponerme en evidencia.
Una vez que sus bragas son lanzadas sobre mi hombro, beso una pierna.
Mierda. Está desnuda. Suave como la seda. Es como si pudiera oír a los ángeles
cantando sobre su bonito coño. Me lamo los labios y la abro con los pulgares.
Ella gime y, antes de que pueda lamerla, su mano está en mi cara. —Oh,
Dios mío, Logan.
Ahí está mi chica tímida. Me sorprende que haya aguantado tanto tiempo
antes de ponerse nerviosa porque bajara hasta aquí.
—Se supone que debes esperar hasta que te corras para gritar eso, nena.
Agárrate fuerte. Te tengo. —Le quito la mano del camino y le doy una mirada
severa—. Te voy a lamer hasta que montes mi cara, y a los dos nos va a encantar
cada minuto.
Traga, y la tensión emana de ella en oleadas, pero espero pacientemente.
Tengo toda la noche para mostrarle cómo se hace, y estoy feliz de esperar el
momento oportuno. Mi chica va a volar tan alto que olvidará en qué planeta está.
Después de un momento, asiente lentamente, y le dedico una sonrisa maliciosa
antes de volver a la codiciada posición entre sus muslos.
Separándola, paso mi pulgar a través de su humedad. Sobre sus suaves
labios externos que brillan. Alrededor de su entrada que se sentirá como el cielo.
Sobre su puerta trasera que podría tener que tocar. Una y otra vez voy. Arriba y
abajo.
Pero lo único que no toco es ese manojo de nervios. Aunque sus caderas
empiezan a retorcerse.
Cuando finalmente paso mi lengua sobre ella, nuestros gemidos casi me
rompen. Quiero decirle lo increíble que sabe, pero estoy demasiado ocupado
metiéndole la cara en su coño y lamiéndola. Sé que le gusta porque me tira del
cabello mientras sus caderas se acercan a mi boca.
—Sí, nena. Así es. Folla mi cara.
La lamo de nuevo, pero esta vez meto mi dedo en su estrecho canal y soy
recompensado por sus gemidos jadeantes.
Una vez. Dos veces. Tres veces empujo antes de añadir otro dedo. Y luego
rodeo su clítoris con mi lengua, una y otra vuelta.
Luego ella vuela y pulsa en mi mano, gritando tan fuerte que estiro la
mano para cubrirle la boca.
Me estoy riendo, y ella también, aunque todavía puedo sentirla contraerse
en mis dedos.
Rambo ladra desde el otro lado de la habitación, y nos reímos más fuerte.
Cuando sus extremidades caen en la cama por el cansancio, salgo de ella
lentamente y me lamo los dedos. —Eso fue lo más sexy que he visto en mi vida.
Me tumbo en la cama a su lado y la abrazo. Ella lanza su pierna sobre mi
muslo y me rodea con su brazo.
Estoy duro como el acero, pero ahora lo más importante es abrazarla.
Después de respirar profundo un par de veces, se inclina para besarme. Se
retira de repente, con la nariz arrugada. —Puedo saborearme en ti.
—Muy sexy, ¿verdad? Si me dejo pensar en comerte, podría correrme sin
siquiera tocarme.
—Jesús, Logan. —Esconde su cara en mi pecho, y me río.
—Es muy divertido provocarte.
Levanta la cabeza, con un destello de desafío en sus ojos. —Tal vez yo
también quiera provocarte.
Y luego está a horcajadas en mis caderas y montando mi pene a través de
mis calzoncillos.
Mis ojos se cierran. —Es. Demasiado. Bueno.
—Apuesto a que esto será mejor. —Se desliza para bajarme los calzoncillos
y luego se sienta de nuevo, con su coño desnudo ajustado a lo largo de mí.
Bajo la mirada y gimoteo al ver mi pene hinchado asomando entre sus
muslos desnudos.
Su núcleo húmedo se desliza sobre mí, y mis bolas se tensan.
—Oh, joder.
Ella susurra: —Una vez vi un clip de una película porno como esta y pensé
que era sexy. ¿Puedes... puedes acabar así?
¿Puedo acabar así? Casi me río, pero estoy demasiado ocupado pensando
en Joey viendo porno para responder con palabras.
La llevo hacia mí y la beso, y al instante estamos ambos gruñendo y
gimiendo mientras nos frotamos las partes húmedas.
—Necesito que te corras de nuevo. —Sé que puede porque, cada vez que
mi cabeza hinchada golpea su clítoris, tiembla en mis brazos—. Vamos, cariño.
Hazte sentir bien. Móntame.
Vacilante, cambia su ángulo y se sienta.
Su cabeza se inclina, y yo le agarro suavemente la barbilla. —No seas
tímida. Quiero mirarte. Eres gloriosa, joder.
Y lo es. Joey me deja sin aliento. Su cabello enredado está totalmente
desordenado, colgando sobre sus hombros y dándome vistas de sus pezones
tensos. Tan jodidamente hermosa.
Mientras me mira fijamente a los ojos, empieza a moverse de nuevo. Es
intenso mirar a alguien mientras te corres, pero estoy en trance. Me ha lanzado
un hechizo vudú y no puedo apartarme.
Sus pechos rebotan cada vez que sus caderas se mueven. Esos delgados
muslos se tensan mientras me trabaja. Sus labios desnudos abrazan mi longitud
como si estuviéramos hechos para encajar.
Pero entonces la pequeña zorra que se ha estado escondiendo en Jojo baja
la mano y masajea mi corona cada vez que se asoma, y casi caigo por el borde.
Excepto que no puedo correrme antes de que ella lo haga.
Lamiéndome el dedo, lo llevo detrás de ella y lo hago girar sobre su
pequeño agujero hasta que jadea.
Ya debe saber que soy un sucio bastardo.
Sus ojos se abren de par en par y luego se relajan. Joder, sí.
Sus caderas se aceleran cuando introduzco el dedo, y ella se viene sobre
mi pene con un gemido tenso. El Nirvana me lleva al límite con ella, y la
sensación es tan intensa que casi me desmayo.
Minutos después, todavía no puedo hablar, con esa capacidad anulada por
la intensidad de mi orgasmo.
Mientras estamos acostados envueltos en el otro y jadeando, me hago la
promesa de averiguar cómo mantener a Joey en Texas.
Porque de ninguna manera dejaré ir a esta chica en una semana.
20
Traducido por Jadasa
Corregido por Julie

Me toco los labios mientras recuerdo lo que ocurrió anoche.


Mi velada con Logan fue increíble, mejor de lo que alguna vez creí posible.
Me tranquilizó y me ayudó a disfrutar de lo que hicimos. Jamás me sentí
presionada a hacer algo más que ese empujoncito al dejar que me succionara. Y
estoy muy contenta de haber cedido porque me dejó sin palabras. En lo que
respecta a las experiencias sexuales, Logan recibe dos entusiasmados pulgares
arriba.
Aquí es donde se pone incómodo.
Lo he conocido toda mi vida. Sin embargo, ahora también sé que succiona
como un campeón y tiene una erección del tamaño de un bateador de Louisville.
Y ahora sabe cómo me veo cuando me corrí en su cara.
Inserta un rubor de cuerpo completo aquí.
Pero lo que aún no he descubierto es cómo su bate de béisbol encajará en
cualquier parte de mí.
Entonces, ¿me estoy volviendo loca por tener una relación tan íntima con
Logan? Absolutamente.
¿Estoy fingiendo ser una adulta madura que tiene esto bajo control? Claro.
¿Estoy engañando a alguien? Pregunten de nuevo más tarde.
Pero Tori se toma mis noticias con calma, de manera que tal vez parezco
más tranquila de lo que estoy en realidad.
—¿No es raro que te lo cuente? —le susurro, moviendo mis ojos para
asegurarme de que nadie pueda escucharnos.
Con Tori nos sentamos en la playa, disfrutando del sol y la brisa marina
en tanto nuestros amigos juegan al voleibol o se divierten en el agua.
Por supuesto, fui junto a Tori tan pronto como llegué a la playa esta
mañana, desesperada por saber su opinión sobre lo que está ocurriendo entre
Logan y yo. Pero hablar de mí y de Logan enrollándonos podría ser más de lo
que Tori quiere escuchar considerando que pronto será su cuñado.
Tori, adivinando mi paranoia, de alguna manera responde sin mover los
labios: —Estoy segura. No es raro. No del todo. Mientras no discutamos el
tamaño del pene.
Me sonrojo diez tonos de rojo.
—Pero a juzgar por tu expresión —Hace una pausa para arquear una
ceja—, es significativo.
La risa me sacude. Estoy demasiado distraída cuando habla como si fuera
un agente secreto entregando un dossier como para estar mortificada de que mi
rostro esté revelando detalles personales sobre las partes privadas de Logan.
Como si a él le importara. Seguro se pavonearía como un pavo real orgulloso al
saber que creo que su virilidad es enorme.
—¿Cómo haces eso? —Señalo su boca.
—Es genial, ¿verdad? Una vez vi a un ventrílocuo en PBS cuando era una
niña y me obsesioné.
—De alguna manera es genial y rarísimo. Si lo combinas con esa cosa
extraña que haces, podría causarme pesadillas.
Resopla. —¿Te refieres a esto? —Sus ojos se abren dramáticamente y se
mueven hacia la izquierda, luego hacia la derecha, hacia adelante y hacia atrás
mientras recita el himno nacional sin mover los labios.
—Guau.
Ambas nos reímos a carcajadas.
Tras aplicarme una cantidad sustancial de protector solar, se lo devuelvo
y tomo un trago de mi Corona mientras fantaseo sobre Logan, quien se zambulle
como una especie de dios del sol después de jugar vóleibol, todo musculoso y
una sonrisa diabólica.
Entonces, aunque definitivamente estoy enloqueciendo por lo que sucedió
anoche, me gustó. Un montón.
Casi tanto como disfruté despertar junto a su cuerpo duro envuelto
alrededor del mío.
Cuando me desperté junto a él esta mañana, enredó sus dedos en mi
cabello y estuvo a punto de besarme cuando Patrick golpeó nuestra puerta y
preguntó si queríamos desayunar.
Traté de no mirar cuando se levantaba y estiraba, desnudo, pero fue un
esfuerzo perdido. Nos duchamos rápidamente, por separado, porque, aunque él
se ofreció a lavarme la espalda, con la luz del día brillando en la habitación, sentí
que mi timidez me tragaba de nuevo. Pero salimos del condominio tomados de
la mano, y aunque es un poco inquietante estar cerca de nuestros amigos y su
familia como una pareja después de tantos años siendo amigos, estoy realmente
enloquecida.
Y más que un poco torturada.
Golpeo a Tori con mi codo. —¿En serio crees que es inteligente comenzar
algo ahora cuando se supone que debo ir a casa en una semana para trabajar con
mi prima? —Bajo mi voz otra vez—. Incluso si he sentido algo por Logan durante
toda mi vida, se lo prometí a Dawn. Además, le di todos mis ahorros.
Bebe un poco de agua y pone los ojos en blanco. —Esta es tu casa. Solo te
están tomando prestando por un rato. No confundas las cosas.
Sacudo la cabeza, sonriendo. —Hablo en serio. Necesito tu consejo.
—¡Qué presión! —Me empuja con una sonrisa—. Bien. Hablaré en serio.
Toma las cosas con calma, como sugirió Logan, y ya averiguaremos cómo irá el
resto. Y para que conste, estoy orgullosa de ese chico por sonar tan maduro.
—¿Cierto?
—Totalmente. ¿Quién habría sabido que, ese dulce, aunque desorientado
inmaduro era un tipo listo para establecerse y comprometerse?
Me detengo. —¿Es eso lo que estamos haciendo?
Como si fuera Susan B. Anthony dando un discurso, entrecierra los ojos y
mira al otro lado de la arena donde los chicos están conversando, y agita el brazo.
—Tú, Joey Grayson, has logrado lo que las mujeres en el sur de Texas solo han
soñado. Has metido al escurridizo Logan Carter en una relación. —Cuando ve
mi cara, se encoge de hombros—. ¿Qué? No es como si estuviera viendo a alguien
más. Solo a ti. Y no estás viendo a nadie. ¿Cómo llamamos a eso cuando dos
personas están juntas exclusivamente?
Ahí arquea su ceja otra vez.
—Mierda.
—Así es, mamita. Mierda. —Levanta su puño, me río y la golpeo en la
espalda—. Porque te diré que jamás ha traído a alguien a un fin de semana
familiar o que se haya quedado una noche, mucho menos dos semanas, en su
casa. Tú, mi pequeño bizcocho, eres especial.
Las palabras me afectaron tanto que me ardieron los ojos. Entre que mi
padre nos dejó después de que mamá murió y que mi hermano me tratara como
basura, la idea de que Logan realmente me ve como algo especial es casi más de
lo que puedo manejar.
—Eso me hace sentir extrañamente sensible. —Muevo mi mano sobre mis
ojos para no comenzar a llorar.
Como es tan buen amiga, me rodea con un brazo y me abraza fuerte.
Resoplo, ansiosa por cambiar de tema. —¿Ethan y tú se están divirtiendo
este fin de semana?
—Mucho. —Finalmente afloja su agarre de pitón sobre mí—. Es genial ver
a Ethan relajarse y descansar. Trabaja mucho, incluso cuando lo molesto para que
descanse. Estas cosas de la boda lo obligan a tomarse un respiro.
La preocupación me invade. —Pero la granja está mejor financieramente,
¿verdad?
—Definitivamente sí, pero Ethan está ansioso por terminar de pagar el
acuerdo al que llegó con Allison por el divorcio para que pueda salir de nuestras
vidas. Sin embargo, tratar de expandir nuestro negocio conlleva muchos gastos
generales, pero eso es lo que tenemos que hacer para competir a un alto nivel.
Una vez que hayamos terminado con ese acuerdo, deberíamos ser ricos.
La ex de Ethan era un verdadero demonio cuando Tori vino a trabajar al
rancho. Siendo sincera, a Allison nunca le importaron mucho los caballos que
criaban ni sus hijos, hasta que Tori apareció.
—Ethan y tú forman un gran equipo. Allison nunca fue eso para él. Y ella
siempre ha sido una zorra cobarde contigo y Bev. Pero sí, amo a sus hijos.
Tori sonríe. —También amo a sus hijos. Son la única razón por la que no
he adornado la presumida cara de Allison una o dos veces.
—Mila y Cody van a tener mucha suerte de tenerte como su madre.
Es su turno de ponerse llorosa. Parpadea rápidamente. —Me emociona
mucho ser su madre. —Carraspeando, se limpia los ojos—. No estoy buscando
reemplazar a Allison en sus vidas, pero espero que sepan, que son míos del
corazón. Que siempre los amaré como si fueran míos.
Resoplo. —Realmente no deberíamos llorar por esto.
Después de algunas lágrimas, se ríe. —Lo sé. Es que… he estado más
sensible últimamente... con toda la emoción de esta boda. —Agarra mi mano—.
Dado que estamos teniendo esta gran charla de corazón a corazón, tengo que
decirte que espero que lo tuyo con Logan funcione, se casen y tengan bebés, ¡y
ayyyy! ¡Entonces serás mi hermana!
Nos miramos con los ojos muy abiertos y boquiabiertas. —Ohhhh. En
verdad tengo muchas ganas de ser tu hermana.
Mucho, mucho.
Una voz profunda interrumpe: —¿De qué están chismorreando ustedes?
Levanto la mirada para sonreírle a Ethan. —Nada.
—Ajá. —Toma un trago de agua y se inclina para besar a Tori en la frente
antes de volverse hacia mí—. ¿Te estás divirtiendo, mequetrefe?
—Mucho. Gracias por invitarme.
—¿Estás bromeando? Lo primero que dijo Tori cuando decidimos hacer
un viaje para acá fue que vendrías incluso si tuviera que volar a Florida y traerte
ella misma.
Kat se deja caer a mi lado. —¿Alguna vez te conté sobre la vez que Tori
organizó mi despedida de soltera y hubo una confusión con los souvenirs de la
fiesta?
Tori se ríe y sacude la cabeza. —¿Esto de nuevo? Pensé que habías dicho
que lo superaste.
—Ya lo superé, pero es por eso que te conseguí este regalo.
Un minuto después, Tori está sosteniendo un collar de dulces con...
Mis ojos se entrecierran cuando intento distinguir los detalles. —¿Son esos
pequeños penes?
Tori ríe a carcajadas y la coloca alrededor de su cuello. —Ahh. Ahora mis
sueños se están haciendo realidad.
Sonrío cuando Logan se acerca, sus ojos brillan cuando me ve.
Hablando de sueños hechos realidad, tal vez los míos no están tan fuera
de alcance.
21
Traducido por Anna Karol
Corregido por Julie

—¡Solo regresen a tiempo para la hoguera! —nos grita Tori al otro lado de
la playa mientras Logan y yo nos dirigimos a su camioneta. Ella hace un gesto
travieso con la mano y yo me río.
Logan se da vuelta para ver qué está haciendo, y ella saluda dulcemente
con Rambo en sus brazos como si no estuviera insinuando que nos escabullimos
para hacer algo sucio.
Lo miro. ¿Nos escabullimos para hacer algo sucio?
Mis pezones se tensan ante la idea y tiemblo.
—¿Tienes frío? —Lanza su brazo sobre mi hombro, y deslizo el mío detrás
de su espalda, amando la sensación de su cuerpo sólido contra mí.
—No debería tener frío. Está cálido y soleado. —Llevo la parte superior
del bikini y mis pantalones cortos, pero esta es la ropa de playa estándar.
Hace una pausa para mirarme, frunciendo el ceño. —Sí, pero a veces
puedes tomar demasiado sol. —Una palma grande cae suavemente sobre mi
frente—. ¿Estás bebiendo suficiente agua?
Asiento, secretamente devorando cuánta atención me está dando.
¿Es esto patético? ¿Estoy totalmente idiotizada por un chico? Seguramente
la respuesta sea sí para ambas preguntas, pero he esperado demasiado para que
Logan me vea como algo más que su amiga como para que me importe.
Después de un rápido beso en mis labios, estamos nuevamente en
movimiento. Cuando llegamos a su camioneta en el fondo del estacionamiento,
él agarra mis caderas por detrás para ayudarme a subir.
Pero cuando terminamos en la estación de servicio, admito que estoy
decepcionada. Lo cual es una tontería. ¿Qué? ¿Esperabas que se detuviera detrás de
las dunas de arena para un polvo rápido?
Mientras caminamos por los estrechos pasillos, haciendo una pausa para
agarrar frituras, hielo y líquido para encendedores, me pregunto por qué no
estamos corriendo para hacer algo loco. Logan es famoso por sus locuras. Estuvo
en la mira del ministro de nuestro pequeño pueblo cuando estaba en la escuela
secundaria, por el amor de Dios. Luego se acostó con la hija del hombre.
Ugh, sé demasiado sobre su vida sexual. Mucho más de lo que quiero
saber.
—Voy a tomar una Big Red. ¿Quieres algo? —Señalo hacia el refrigerador
con mi refresco favorito.
—Nah. Estoy bien. Nos vemos en la caja. —Con un guiño, se pasea al
frente de la tienda.
A juzgar por mis latidos erráticos, estoy bastante segura de que ese guiño
será mi muerte.
Sonriendo para mí, tomo un par de refrescos y me dirijo hacia la caja
registradora cuando un chillido femenino me hace parar.
—¡Logan Carter! Pues estaré condenada. ¡Qué bueno verte, guapo! —Una
morena con un bikini diminuto va hacia él y le pasa los brazos por el cuello.
Me detengo, a medio paso, para mirar.
Dos rubias se unen a ella y adulan.
Bla, bla, bla. ¡Te he extrañado! Bla, maldita sea, bla.
Pongo. Los. Ojos. En. Blanco. Exageradamente.
Desearía poder decir que son trolls, pero las tres mujeres son hermosas.
Grandes sonrisas y tetas aún más grandes. Exhibiendo joyas brillantes y bateando
sus pestañas mejoradas en el salón.
Todas están agitadas. Las manos sobre los brazos de él. Cacareando y
revoloteando como si fuera mejor que el chocolate.
Deberías ver mi nuevo caballo. Es una belleza. Tal vez podrías echarle un vistazo
a otro que estoy pensando en comprar. Él es genial en la silla de montar, pero me
encantaría conocer tu opinión.
Ella recita el pedigrí del caballo, y mi corazón se hunde.
Es peor que les gusten los caballos y hablen el idioma de Logan.
La morena se revuelve el cabello con un dedo mientras dice: —No te he
visto desde Dallas. ¿Cuándo me vas a dejar volver a montar con tu caballo,
cariño?
Resoplo, y Logan se gira hacia mí como si acabara de recordar que estoy
parada aquí.
Aparto mis ojos. No puedo mirarlo. Porque no quiero ver qué hay allí.
¿Lujuria por estas chicas? ¿Arrepentimiento de estar conmigo este fin de semana
en lugar de ir de fiesta? ¿Decepción por no adularlo como su club de fans?
Extiende la mano y dice mi nombre, pero lo ignoro y avanzo hacia la caja
registradora. —Te veré en la camioneta. —Mi estúpida voz es tranquila, apenas
un susurro. Tan diferente a la confianza que rezuman sus fanáticas.
Mi mente corre. Un lado de mi cerebro trata de recordarme que las chicas
en realidad andan a caballo por los jinetes, los calientan en el ring, antes de una
competencia, pero el otro lado grita que esta chica quiere montar a Logan. Si es
que no lo ha montado ya.
Cuando llego a su camioneta, respiro un par de veces para relajarme.
Hablar con él anoche sobre lo que siente por mí fue de alguna manera más
fácil que esto. Más fácil que lidiar con su pasado.
Tal vez sea porque no puedo competir con este tipo de chicas, mujeres
seguras que buscan lo que quieren. Mujeres que pueden pagar caballos de veinte
mil dólares cuando yo apenas puedo pagar sandalias en Target.
¿Cómo sería obtener lo que quiero? Toda mi vida he estado luchando para
llegar a fin de mes y nunca he logrado este objetivo. Es agotador.
Casi tan agotador como la idea de que este encuentro no será el último.
¿Cuántas veces más nos encontraremos con chicas que Logan conoce en el
sentido bíblico?
Entiendo que no es justo mantener su pasado en su contra, pero no puedo
evitar cuánto duele pensar en él con otras mujeres.
No es que esta sea la primera vez que he sido testigo de tal reunión. Tuve
una ayer con Renee. Excepto que esto se siente diferente.
Porque ahora sé lo que es tener sus manos sobre mí. Derretirse bajo sus
besos. Despertar a su cuerpo cálido y toques suaves.
Sentir que es mío.
Pero no es mío. Y probablemente nunca lo será.
El séquito de Logan sale de la estación de servicio, y les doy la espalda
para que pueda parpadear la picadura en mis ojos.
¿Siempre será así? ¿Siempre me sentiré la segunda opción?
Necesito una distracción de la peor manera, así que saco mi teléfono y me
doy cuenta de que me he perdido una llamada de Dawn. La llamo antes de
rendirme a mi ira homicida y asesinar a alguien.
—Joey, ¡me alegra que hayas llamado! ¿Recuerdas a ese contratista…?
Intento escuchar a mi prima, lo hago, pero miro por encima de mi hombro
cuando la morena dice que “su amiga puede unirse a ellos para divertirse si
quiere” y mi audición se corta como si mi disyuntor estuviera sobrecargado.
Respiro profundamente para mantener a raya las lágrimas, pero este golpe
en mi corazón es una flecha al blanco, y la esperanza que se había estado
construyendo esta semana estalla. De repente, me siento como esa niña patética
que acompañaba a Logan y lo seguía a donde fuera.
Cuando mi visión se aclara, las mujeres se han ido, y Logan está parado
frente a mí con el ceño fruncido, pero no puedo hablar. Estoy demasiado ocupada
preguntándome si está imaginando un ménage con esa chica y su amiga.
Es casi cómico. Apenas perdí mi virginidad, y Logan tiene mujeres en
diferentes partes del estado que quieren tener sexo con él. Me da vergüenza las
cosas que le confesé anoche, solo haberlo hecho una vez y aprender movimientos
de PornHub.
Una voz estática atrae mi atención, y levanto mi teléfono hacia mi oído
para hallar a mi prima hablando. La dejo gritar mientras Logan abre en silencio
mi puerta y me subo a la camioneta.
Logan se pone al volante y siento que me está mirando, pero miro por la
ventana. Un torbellino de coloridas casas sobre pilotes pasan zumbando, y trato
de hacer sonidos como si estuviera escuchando lo que dice mi prima, aunque no
es verdad porque estoy teniendo una experiencia extracorporal.
Nos detenemos en el condominio, y cuelgo aún sin tener idea de lo que
Dawn explicó. Tendré que volver a llamarla. Pensará que estoy loca por no
absorber un momento de la conversación que acabamos de tener.
Cuando Logan estaciona, alcanzo la manija de la puerta, pero él pone su
mano en mi muslo.
Un nudo de emoción brota en mi pecho.
—Bitsy, lamento lo que sucedió allí. —Trago saliva y él deja escapar un
largo suspiro—. Ya… —Tose—, conoces mi historia, mejor de lo que me gustaría,
así que estoy seguro de que nada de esa mierda es una sorpresa, pero para ser
claros, nunca he estado con esas chicas, y no planeo buscarlas.
Sin palabras, hace una pausa, así que lo completo. —¿Entonces no has
tenido un trío? —No sé por qué pregunto. Tal vez para torturarme con cómo
nuestras experiencias son tan diferentes.
Cuando se encoge, mi corazón se hunde.
—Mierda. —Dejando caer la cabeza entre las manos, se quita el cabello de
la cara y se vuelve hacia mí—. Esto puede ser difícil de creer porque sé que tengo
una reputación terrible, y solo puedo imaginar lo que estás pensando en este
momento, pero no he sido así desde hace tiempo.
Quiero creerle, más de lo que quiero mi próximo aliento, pero ha habido
demasiadas veces que lo he visto escabullirse, presumiblemente para acostarse
con alguien, como para darle mucha credibilidad a esas palabras.
Logan debe ver mi renuencia porque agarra mi mano y me mira a los ojos.
—Lo juro, Joey, ya no estoy acostándome con cualquiera y saliendo de fiesta. No
soy ese tipo.
No se inmuta, se protege o duda, y eso aligera algo en mi pecho.
Supongo que es posible que haya cambiado su comportamiento desde que
me fui a Florida.
O estás tan loca por él, como una drogadicta, que quieres creerle para recibir tu
próxima dosis.
Una palma áspera se alisa sobre mi cuello, y él inclina mi cabeza hacia
arriba para mirarlo. —Jojo, déjame probártelo. Déjame demostrarte que puedes
confiar en mí.
Está diciendo las palabras correctas, y quiero creerle al muchacho que he
conocido toda mi vida, pero me preocupa que seamos demasiado diferentes. Que
necesite strippers salvajes y dispuestas que puedan retorcer sus cuerpos en
posiciones sexuales exóticas en lugar de la chica de al lado.
Inquieta, con mi orgullo todavía dolido, levanto un hombro y le ofrezco
las mismas palabras que pronunció anoche: —¿Qué tal si vamos despacio? ¿Ver
a dónde nos llevan las cosas?
Porque me queda una semana para descubrir si Logan y yo tenemos una
oportunidad o si somos demasiado diferentes después de todo.
22
Traducido por Julie
Corregido por Danita

El rico olor del chocolate negro sale de la sartén cuando lo vierto en un


termo.
—¡Mmm! —Renee se inclina sobre mi hombro, haciendo que me encoja.
—Cuidado. Está caliente. —Me alejo de ella, molesto de que esté en mi
espacio cuando estoy seguro de que pasó la noche con Patrick.
Pero que esté con mi amigo no es la razón por la que me escapo al otro
lado de la cocina.
No necesitaba que Joey explicara cómo se sentía esta tarde después de
encontrarse con esas mujeres en la gasolinera. El dolor y la vergüenza que tenía
estampados en la cara. Me destriparon.
Cuando me di cuenta de que Joey se hallaba a unos metros, escuchando a
Tanya y sus amigas parlotear, la alcancé. Quise ponerle el brazo encima para que
Tanya supiera que me encontraba con alguien, pero Jojo me ignoró o no me oyó
cuando se acercó a la caja registradora.
La familia de Tanya gasta un montón de dinero en caballos, y no quería
arriesgarme a ofenderla. Nuestro rancho es demasiado pequeño para permitirse
tener enemigos. Fui cordial, pero no la abracé ni coqueteé con ella como lo haría
normalmente. No es que quisiera hacerlo. La única persona en mi mente es Joey
desde que se bajó del autobús.
Estar sentados en mi camioneta mientras luchaba por mirarme me hizo
pensar en las otras veces que esto sucedió, las veces antes de que se fuera a
Florida. ¿Le molestaba y lo escondió? ¿Fui demasiado tonto para notarlo?
Seguramente no ha sentido cosas por mí desde su primer año de
secundaria. Eso sería una locura. Casi me río en voz alta. Baja un poco tu ego,
imbécil. No todas las mujeres están enamoradas de ti.
No negaré que me inquieta ir por este camino con Joey porque podríamos
arruinar nuestra amistad, pero la alternativa —el perderla para siempre— me
aterroriza. Así que si tengo que probar que tengo una relación para mantenerla
aquí, lo haré. Nuestra dinámica está cambiando tan rápido, que lucho por
alcanzarla, pero no puedo negar la magnitud de lo que pasa entre nosotros.
Ni siquiera tuvimos sexo anoche, y ya estoy perdiendo la cabeza por ella,
algo que nunca antes me había pasado. Nunca he tenido la clase de conexión con
una mujer que tengo con Jojo. Y puedo contar las veces que he dormido en la
misma cama con una mujer después de intimar; ese número sería cero.
Acurrucarme después de la acción no es algo que haga. Nunca. Pero no
quise dejar a Joey anoche, y ciertamente no quise dejar nuestra cama esta mañana.
Aunque debo admitir que estoy un poco nervioso por saber cuánto me puede
desentrañar esta chica cuando por fin tengamos sexo.
Renee se mueve frente a mí cuando alcanzo mi mochila, interrumpiendo
mis pensamientos.
—¿Puedo tener algo de eso? Estoy de humor para calentarme. —Bate las
pestañas hacia mí. ¿Estamos hablando de chocolate caliente?
—Lo hice para Joey, pero ahí está el recipiente. Puedes hacer más. —
Aseguro la tapa del termo y empaco el resto de los bocadillos que preparé para
la hoguera.
—No tiene por qué saberlo —canta ella en voz baja.
¿Qué carajo?
—Ni lo pienses. Hazlo tú misma. —Le lanzo el contenedor y me río cuando
casi lo deja caer.
—Dios, eres un idiota.
—Nunca dije que no lo fuera.
Con mi mochila en el hombro, una pequeña hielera en una mano, y el
termo en la otra, salgo del condominio y bajo por la escalinata de madera hacia
la hoguera en la playa.
A pesar de la distancia que me separa de Renee, sigo rebosante de
irritación. Como si mi ropa ya no me quedara. Como si lo que soy y lo que quiero
ya no encajaran.
Las cosas con Joey podrían ir mal por las tonterías que he hecho, y ya tengo
suficientes problemas para considerar de cuántas maneras mi pasado podría
joderme.
Todavía estoy molesto cuando llego a la fiesta en la playa, pero ver a todo
el mundo disfrutando me alivia el humor.
Dejo caer la nevera entre mi camión y el de Ethan.
—Usar los vehículos fue una idea genial —reflexiono—. ¿Se me ocurrió a
mí? —Entre otros tres camiones hay sillas de jardín y mantas. Hay neveras por
todas partes. La música de fondo es fuerte pero suave. Algunos de los chicos se
ocupan de la hoguera gigante del centro, iluminando el cielo nocturno.
Ethan me da una palmada en la espalda con una sonrisa. —No, idiota. Tu
novia lo sugirió. Dijo que solías hacerlo en el campo trasero antes de los partidos
en la secundaria. Y es mejor que solo colocar las sillas.
Novia.
Escuchar esa palabra me hace reflexionar. Siempre he sido el que se burla
de Ethan por las chicas con las que salía. De los dos, era él quien tenía relaciones
a largo plazo.
Le doy una gran sonrisa. —Mi novia es increíble.
Joey está charlando con Kat al otro lado de la hoguera. Aunque pasamos
la mayor parte del día juntos, sin mencionar la semana pasada, no hay nada que
quiera más que pasar el rato con ella a solas, especialmente después de lo que
pasó en la gasolinera.
Ethan me estudia por un segundo antes de acercarse. —No bromeaba
cuando te dije que la cuidaras o te patearía el culo. Será mejor que la trates con
respeto.
La irritación se enciende de nuevo, y pregunto en voz baja: —¿Todos creen
que soy un pagano? ¿O que estoy a punto de quitarme la ropa para una orgía?
¿Qué demonios, hombre?
Pone una mano en mi hombro para alejarnos de nuestros amigos.
—Logan, ella no es como las otras mujeres con las que sales. Solo... ha
estado protegida. Puede que no sepa cómo proteger su corazón.
¿Qué significa eso? ¿Proteger su corazón? —No voy a hacerle daño. Es mi
mejor amiga, por el amor de Dios. —Toda esta conversación me suena demasiado
familiar, y mi estómago se hace un nudo. Cuando mi hermano sacó el tema ayer,
él y Brady estaban fastidiando, tomándome el pelo como siempre lo hacen. Esto,
sin embargo, es diferente.
Los ojos de Ethan se estrechan. —¿Estás listo para dejar esas actividades
extracurriculares?
La ira calienta mi sangre, pero me recuerdo que no puedo estar enojado
con él. No cuando él es la razón por la que me he roto el culo todo este tiempo
para mantener la mierda bajo llave.
Pero la idea de Ethan dando el mismo consejo que nuestro padre, aunque
menos pesado, todavía se siente como un golpe en el estómago.
Tori se acerca y abraza a mi hermano, sonriéndole como si fuera un rey.
Rechinando los dientes, me obligo a controlarme un poco más de tiempo.
Espera hasta después de la boda y que regresen de su luna de miel. Son tan felices.
No lo arruines.
Toso. —Prometo que solo tengo las mejores intenciones. No voy a arruinar
esto. —Nada de eso.
Ethan asiente despacio y centra su atención en Tori.
Necesitando algo de espacio, me dirijo a mi camión, bajo el maletero y me
subo. Miro fijamente al fuego, sin ver nada en verdad.
Una sensación que conozco demasiado bien se filtra en mí. Vacío. Del tipo
que me hace querer arañar mi piel para ver si hay un corazón que aún late en mi
pecho.
Después de que mi padre murió, mi madre me arrastró a un psiquiatra.
Dijo que necesitaba hablar con alguien porque encontrarlo boca abajo en su
propio vómito era traumático.
Prefería emborracharme y follar antes de ir a esas sesiones con el doctor
Pritley.
Afortunadamente esas sesiones de terapia solo duraron un mes. Para
entonces Ethan había regresado de A&M con su prometida embarazada, y el
dinero era escaso. Me retiré con gusto, asegurándole a mi madre que estaba bien
con una sonrisa de “puedes tomarme en serio” y algunos chistes. Ella debe haber
pensado que no se puede bromear si uno está muy deprimido.
Mi visión se agudiza, y Joey me da una sonrisa vacilante desde el otro lado
de la hoguera.
Inclinando la cabeza, espero que entienda lo que quiero decir.
Abraza a Rambo contra su pecho y mira hacia abajo, y por un segundo,
me pregunto si va a ignorarme, podría hacerlo después de lo que pasó esta tarde,
pero se adelanta.
Me deslizo de la cama de mi camioneta y me muevo hacia una de las sillas
de jardín que se encuentran frente al fuego. —Hace más calor aquí abajo.
—Pero solo queda una silla.
Niña tonta. La tomo en mis brazos, disfrutando de la risa que se le escapa,
y nos arrojo en una silla.
Rambo intenta lamerme la cara.
—Amigo —escupo y me limpio la barbilla con el brazo.
En poco tiempo, estamos asando malvaviscos mientras Midland toca
baladas angustiosas del estéreo de alguien. Rambo se acurruca a nuestros pies, y
Joey está en mi regazo. Ethan y Tori charlan con sus amigos, y esa manta de niebla
se levanta de mis hombros. Por unos minutos, bajo las estrellas, junto al calor del
fuego, todo está bien en el mundo.
Después de rodearnos con una manta, arrastro mis labios contra su oreja.
—Me alegro mucho de que estés en casa —susurro—. Te he echado de
menos.
Sueno como un disco rayado, pero una parte de mí teme despertarse
mañana y descubrir que se ha ido de la ciudad sin saber lo que significa para mí.
Sigue mirando al fuego, pero sus labios forman una tímida sonrisa, así que
sigo adelante. Porque sé que esta tarde ha sido dura, y quiero tranquilizarla.
Necesito tranquilizarla. —Anoche fue increíble. No puedo esperar a hacerlo de
nuevo. —Probablemente pueda sentir mi erección contra su culo—. Pero, Jo —
Espero que me mire—, no puedo cambiar mi pasado o mis errores. Dios sabe que
he cometido muchos, y necesito que creas que quiero empezar de nuevo. Algo
tiene que cambiar porque no puedo seguir metiendo la pata. Y tal vez... tal vez
puedas ayudarme con eso.
Me doy cuenta de que no sabe nada del agujero que he cavado para mí,
pero si hay alguien que quiero de mi lado, es Joey.
Frunce el ceño y mira a su alrededor. Luego me observa con esos
conmovedores ojos grises y me susurra: —Logan, ¿estás en problemas? ¿Pasó
algo en mi ausencia?
Trago, deseando poder descargar todo ahora mismo. Sería un gran alivio.
Lo tengo en la punta de la lengua, pero mi hermano se ríe desde el otro
lado del fuego, recordándome por qué no puedo decírselo, y a regañadientes
sacudo la cabeza.
—No, no estoy en problemas. No exactamente. —Debato cómo decirlo ya
que no he confiado en nadie excepto en mi amigo Isaiah, y eso fue un accidente.
Está montando en bicicleta en Bolivia o algo así, así que no puede hablar—. Solo
mordí más de lo que puedo masticar.
Jo espera con paciencia a que le diga más, pero cuando se da cuenta de que
no lo haré, asiente. —Está bien. Bueno, cuando estés listo puedes decírmelo.
Acercándola a mí, la abrazo fuerte. Sabía que ella lo entendería de alguna
manera. Siempre ha estado ahí para mí, incluso cuando era un imbécil.
—Gracias, Bitsy. Lo haré. —Lo que me recuerda—. ¿Sabes algo de tu
hermano?
Se congela. Odio mencionarlo y ver esa mirada miserable en sus ojos, pero
necesito saber. —No, y por mucho que odie admitirlo, estoy preocupada.
—Estoy seguro de que está bien. —Y viviendo a lo grande con el dinero
de la venta de la casa de su abuela. Dudo—. Ya no hackea tu teléfono, ¿verdad?
—Trato de parecer casual a pesar de que Silas es la razón por la que no le he
confiado el lío en el que estoy. Pero si él no está en su vida, dando vueltas para
escuchar sus mensajes y leer sus textos, entonces me sentiré mejor compartiendo
la mierda que ha estado pasando después de la boda.
—No, no lo ha hecho por un tiempo. No desde la última vez que
amenazaste con patearle el culo.
Silas nunca ha sido un tipo amigable, pero desde que se involucró en las
drogas, es impredecible, por no decir más malo, y le dejé en claro que no quiero
que sus errores lastimen a su hermana.
Pronto, Silas está en nuestro espejo retrovisor mientras recordamos
cuando éramos niños. Jo y yo hablamos en voz baja sobre el crepitar del fuego
durante las siguientes horas. Para cuando volvemos a nuestra habitación, es
tarde.
El apartamento es una hielera, y me dirijo a nuestro baño donde pongo la
ducha y abro el agua caliente.
—Ven aquí, nena. Dúchate y caliéntate. Encontraré una película para ver.
Joey coge toallas limpias y me sonríe en la puerta del baño. La beso en la
frente y me muevo para dejarla entrar, pero ella me agarra la mano, así que me
detengo.
Su cabeza se inclina hacia abajo, y me mira a través de esas pestañas, una
expresión vacilante en su hermoso rostro. Se mueve con torpeza. —¿Quieres
unirte a mí? Ya sabes... ¿Quizás frotarme la espalda?
Oh, joder.
Un millón de emociones corren a través de mí, y trato de aplastar la lujuria
que se dispara a la cima para poder pensar con claridad. Sobre todo, no quiero
apresurarla.
—¿Estás segura? —Paso mis manos a lo largo de sus hombros desnudos y
me esfuerzo por no notar sus pezones rígidos a través de su bikini—. Podemos
tomarnos nuestro tiempo. No tenemos que hacer nada más este fin de semana si
no estás cómoda.
No soy el tipo de hombre que empuja a una chica a hacer algo que no
quiere hacer. Un hombre de verdad respeta los límites de una mujer.
Mira hacia otro lado, un bonito tono rosado tiñe sus mejillas, y me doy
cuenta de lo difícil que fue para ella pedirlo.
¿Piensa que no quiero hacer esto? Por supuesto que quiero ver los ríos de
agua cayendo por su exuberante cuerpo mientras el vapor se agita en el fondo.
—Oye. —Inclino su barbilla hacia arriba y la beso—. Joder, sí, quiero
ducharme contigo. Si te sientes cómoda con eso.
No tengo que preguntarme cómo se siente porque está en mis brazos, y la
estoy respirando mientras nos besamos y nos dirigimos hacia la ducha.
El agua caliente se desliza sobre ella, y me inclino hacia atrás para verla,
porque mierda, es una belleza. Pelo rubio enredado, piel bronceada por nuestro
fin de semana al sol, y curvas perfectas y redondeadas en las que quiero
perderme.
—Joder, eres preciosa, Jo. ¿Qué diablos me pasa? ¿Estoy ciego? —La beso
de nuevo porque no espero una respuesta. Estoy muy ocupado preguntándome
por qué no he apreciado lo increíble que es mi mejor amiga. Lo amable,
comprensiva y divertida que es. Y joder, lo hermosa que es.
Nunca he sido un tipo con suerte. Nunca he sido el que ha tenido ventaja,
pero ahora, con Jojo en mis brazos, espero que por una vez mi suerte se
mantenga.
23
Traducido por Anna Karol
Corregido por Dayi Cullen

Estar con Logan así es casi demasiado para manejar. Las emociones que
surgen en mi pecho, como la felicidad, el deseo y el amor van a explotar en un
ramo de colores.
Sus manos están en mi cabello y en mi trasero, y las mías están en sus
hombros anchos. No puedo decir qué calienta más, el agua corriendo sobre
nosotros o la electricidad chisporroteando entre nuestros cuerpos.
Nos fusionamos, su lengua empuja contra la mía mientras nos estrellamos
contra la pared de la ducha y reímos.
—¿Estás bien? —La preocupación y el cariño brillan en sus ojos mientras
pasa su pulgar sobre mi labio inferior.
Asiento, queriendo decirle que nunca antes había sido tan feliz. Que no sé
qué está girando en mi corazón, pero es demasiado grande para que lo nombre.
Sé que es demasiado pronto para decir esas cosas, así que no lo hago, pero
estar con él así esta noche será suficiente.
Tal vez fue verlo rechazar a Renee en la cocina a principios de esta tarde lo
que me tiene lista para dejar de lado mis miedos y seguir adelante. Regresé de la
playa para agarrar otra toalla y la vi acosándolo, sugiriendo descaradamente que
podrían hacerlo a mis espaldas.
Nada podría haber evitado la sonrisa de mi cara cuando él la rechazó
tajantemente.
Me hizo darme cuenta de que reaccioné de forma exagerada esta tarde.
Ninguno de nosotros puede controlar nuestro pasado, pero Logan parece hablar
en serio sobre darnos una oportunidad, y nunca me hizo daño deliberadamente.
No quiero ser la chica celosa que se vuelve loca cada vez que otra mujer habla
con su chico. Vi cómo ese monstruo de ojos verdes derrumbó la relación de mis
padres. Esa es la forma más rápida de estrangular algo bueno.
Y luego él me recogió en su regazo en la playa y me habló en voz baja toda
la noche, susurrándome al oído, abrazándome. Cuando llegamos a la habitación
y sugirió una ducha, no pude evitar pedirle que se uniera a mí. Otra primera vez.
Una que solo quiero con él.
Siempre me imaginé que este momento me haría sentir vulnerable.
Desnudarme bajo las duras luces del baño suena a algo que me gustaría evitar
debajo de una roca. Pero en este momento, estar frente a Logan y ver cuánto me
desea me hace sentir poderosa y deseada. Me dan ganas de arrojar mi exterior
reservado y ser valiente como anoche.
Me alejo y respiro hondo. Alcanzando las cuerdas en la parte superior de
mi bikini, tiro lentamente de la tela.
La parte superior de mi bikini cae al suelo con un chapuzón, y el tiempo
se alarga mientras desabrocho mis pantaloncitos cortos y me los quito con el resto
de mi traje de baño. Un gemido retumba en el pecho de Logan mientras me
estudia de pies a cabeza. —Maldición.
Resisto el impulso de esconderme y dejar que se sacie mientras el agua
golpea mi piel. Ya no quiero ser la chica que le teme a su sombra.
Al momento siguiente, estoy en sus brazos, piel contra piel contra su duro
pecho. La sensación es tan íntima, todo en mí estalla en vida.
Desvergonzadamente, me froto contra él mientras nos besamos. Necesito
sentirlo. Necesito demostrar que esto es real. Que no me voy a despertar por la
mañana y encontrar que esta noche fue un sueño.
Sintiéndome audaz, dejo que mis manos deambulen. Sobre sus fuertes
hombros y pecho. Abajo por sus abdominales sensuales. Por el rastro de vello
que baja. Hasta que mis dedos alcanzan su erección.
Recordando lo que hicimos anoche, lo froto sobre la tela y trato de ignorar
el creciente miedo cuando considero su tamaño. Porque en serio, ¿cómo va a
entrar ese gigante?
Como si pudiera leer mi mente, me acerca y susurra: —Vamos despacio,
Jojo. Solo lo que quieras hacer. Tú tienes el control.
Asiento; el alivio se apodera de mí lo suficiente como para relajarme de
nuevo. —Quiero esto. Muéstrame qué hacer.
Comienza a acercarme más y yo sacudo la cabeza. —Muéstrame.
Por un segundo, no puedo creer lo que estoy a punto de intentar, pero me
cansé de ocultar lo que realmente quiero cuando se trata de este hombre.
Poniendo mis manos en la cintura de sus boxers, las deslizo sobre sus
caderas delgadas y muslos musculosos mientras caigo de rodillas. Hasta que su
dura longitud se menea delante de mí.
A través de las gotas que se aferran en mis pestañas, miro hacia arriba y lo
tomo con la mano. Mi corazón late como si hubiera corrido un maratón mientras
digo las palabras: —Dime lo que te gusta. Cómo hacerte sentir bien. —Me hizo
tener una experiencia extracorporal anoche. Quiero devolverle el favor.
—Joder, me encanta este lado tuyo, nena —gruñe, engrosándose en mi
palma.
Sus ojos se abren cuando le doy una lamida a su cabeza hinchada,
saboreando la gota de líquido salado en la punta. Suavemente, me muevo hacia
arriba y hacia abajo mientras me maravillo de cómo puede ser aterciopelado,
suave y sin embargo tan duro.
Su palma envuelve la mía y me aprieta fuerte, y lo aliento con un
movimiento de cabeza. Con su otra mano, me aprieta el pelo y la intensidad me
hace recuperar el aliento. Una sonrisa diabólica se extiende en su rostro. —Abre.
Quiero darte de comer mi pene, niña hermosa.
Cielos. Eso es caliente. Pero no me sorprende que Logan sea un hablador
sucio. Dale con todo, muchachote. A mí también me gusta este lado tuyo.
Lo froto sobre mis labios antes de cumplir y lo deslizo contra mi lengua.
Me suelta la mano una vez que obtengo el ritmo que le gusta. Nos miramos
el uno al otro, sus ojos pegados a mi boca, que está completamente abierta. No
puedo profundizar demasiado, pero no parece importarle. Cada vez que hago
algo que le gusta, su agarre en mi cabello se tensa, lo que envía un zumbido a
través de mi cuerpo.
Lo loco es lo excitada que estoy de hacer esto. Estoy resbaladiza e hinchada
entre mis piernas, el pulso latente allí crece con cada succión y golpe de mi lengua
en su cuerpo.
Finalmente, no puedo soportarlo más y me toco allí para darme un poco
de alivio.
—Joder, sí. Te ves tan caliente haciendo eso. Toca tu linda vagina para mí.
Estoy en llamas por sus palabras. Por la forma en que me mira. Por la
forma en que responde en mi mano.
Quiero hacer que se desmorone, así que acelero, relajándome lo suficiente
como para llevarlo al fondo de mi garganta.
Su gemido grave es el único estímulo que necesito para hacerlo una y otra
vez hasta que separa mi boca en señal de advertencia.
Y luego, brotes calientes de semen caen en mi cuello, senos y mentón. Lo
limpio con mis manos hasta que me levanta del piso y me besa hasta dejarme sin
aliento. Su mano serpentea entre nosotros, sus dedos obrando su magia.
—Estás tan mojada. ¿A mi chica sucia le gustó lamerme?
—Sí —admito mientras me retuerzo contra él, con mis ojos cerrados con
fuerza. Y acabo en tiempo récord.
Por increíble que sea el orgasmo, no estoy segura de que supere la ternura
que me llena cuando él me abraza después.
Nos quedamos de pie bajo el agua tibia, respirando con dificultad, mi nariz
presionada contra su cuello, la suya en mi cabello, una vida de cosas sin decir
entre nosotros.
Quizás eso sea suficiente por ahora.
24
Traducido por Gesi
Corregido por Dayi Cullen

El viaje a casa es silencioso, salvo por el rock clásico que se reproduce


suavemente en el fondo. Tres de los chicos duermen en el asiento trasero. Renee
regresó con alguien más, gracias a Dios.
También estoy somnolienta, pero disfruto demasiado de tomarle la mano
a Logan como para dormir una siesta. De vez en cuando me da una sonrisa y se
la devuelvo, sintiéndome como un globo apenas atado al suelo. Lo que sea que
esté ocurriendo entre nosotros se siente casi demasiado bueno para ser verdad,
pero por una vez en mi vida tengo lo que quiero y me niego a cuestionarlo.
Cuando nos detenemos en una estación de servicio con el resto de la
caravana, todos salen a estirar las piernas y Logan me indica que me acerque al
costado de la camioneta.
—¿Qué sucede?
Está frunciendo el ceño y se balancea sobre sus talones.
—Nada. No pasa nada. Simplemente… —Mira a su alrededor. No hay
nadie cerca, pero me acerca más—. Yo, uh, quería disculparme por lo de anoche.
Por… —Señala mi pecho.
Levanto las cejas. —¿Por? —Un incómodo silencio se extiende entre
nosotros—. Espera. ¿Te arrepientes de lo que hicimos?
—No. Dios, no. —Me besa profundamente, luego apoya los brazos sobre
mis hombros y baja la voz—. Yo solo… no… no quise acabar completamente
sobre ti. No quiero que sientas que te he faltado el respeto ni nada de eso.
Un adorable rubor le oscurece las mejillas.
—Logan Carter, declaro que te estás sonrojando —anuncio como Scarlett
O’Hara—. Primero con los tampones en Target y ahora esto.
Pone los ojos en blanco y se ríe incómodamente.
Poniéndome de puntillas, lo beso y susurro: —Tal vez me gustó esa parte
de nuestra ducha y tal vez estaría bien si lo hicieras de nuevo. —Sus ojos se
calientan, y ahora es mi turno de reír cuando me lanza contra su camioneta y
sumerge su lengua en mi boca. Nos besamos como si el mundo pudiera acabarse
mañana hasta que alguien se aclara la garganta.
—De acuerdo, tortolitos. Sepárense. —Ethan nos sonríe, Logan se encoge
de hombros y me vuelve a besar, importándole poco que su hermano esté parado
a un metro y medio.
Lo señala. —Esta es mi venganza por esa vez que te encontré con Tori en
la cama de tu camioneta, en nuestro patio trasero, un domingo por la mañana. —
Chasquea la lengua—. Haciendo la chanchada en el día del Señor.
Me tapo la boca con la mano para enmascarar mi risa, pero aun así se me
escapa.
—Ríete, ríete —regaña—. Te llegará el turno.
Logan me acerca más. —Hemos sido completamente decentes. Bueno, la
mayoría del tiempo. —Se rasca la mandíbula—. En público, al menos. —Me mira
a los ojos—. ¿Verdad, cariño? Excepto por el último festival de besuqueo.
—Totalmente decentes. —Asiento obedientemente.
Una sonrisa reside en mi rostro durante el resto del viaje. Ya casi estamos
de regreso en la granja cuando descubro por qué estoy tan vertiginosa.
Se siente bien ser reclamada por alguien. Y no solo por cualquiera. Por mi
mejor amigo. Después de sentirme abandonada por mi familia, la sensación de
pertenencia se apodera de mí como la lluvia después de una larga sequía. No
quiero que termine nunca.
Cuando nos detenemos en la entrada de Ethan, estoy somnolienta pero
muy contenta.
Bev nos encuentra en la puerta, el cansancio en su rostro me hace hacer
una pausa. —¿Se divirtieron? Por favor, díganme que nadie fue arrestado. —
Parece juntar velocidad a medida que reparte abrazos e ignoro la preocupación.
Ella es una fuerza de la naturaleza. Nada la derriba.
No es como con mamá, me reprendo. Mi madre tuvo círculos oscuros debajo
de los ojos durante meses antes de que a mi padre se le ocurriera preguntarle si
algo andaba mal, y solo fue cuando su cena llegó tarde a la mesa. Preguntaba por
sus inconveniencias, no por una genuina preocupación por su esposa.
Cuando Bev me alcanza, viéndose tan ágil como siempre, me aprieta
fuerte y susurra: —Me alegro de que finalmente hayas podido ir a la costa con
nuestra familia, cariño.
Me estruja el corazón que recuerde cómo se lo rogué durante tanto tiempo
a mis padres.
Cuando Logan capta mi expresión, sin duda me veo emocional, se me
acerca. —¿Estás bien, Jojo?
Asintiendo, le sonrío, suspirando de dicha cuando me toma en sus brazos
y me da un beso en la frente.
Me congelo cuando veo a Bev estudiándonos de cerca, con sus labios
curvados.
Un rubor de vergüenza se eleva en mis mejillas al pensar en todas las cosas
que hice desnuda con su hijo este fin de semana, y bajo la mirada, temerosa de
que lo vea en mi rostro.
Me preparo para que diga algo, para que llame la atención a nuestras
muestras de afecto o resalte el obvio cambio en nuestro estado de mejores amigos
como Ethan lo ha hecho, pero no lo hace. Simplemente me guiña un ojo antes de
señalarlo a su hijo y decirle: —Necesito hablar contigo más tarde —antes de
alejarse.
Oh, Dios.
Acercándome a Logan, bajo la voz. —¿Bev te hará pasar un mal momento
porque estamos juntos? —Nunca se me ocurrió que podría estar en contra de que
tengamos una relación.
Se encoge de hombros. —Lo dudo. Eres como una hija para ella, así que es
como si esto fuera una extensión.
Eso me calienta de pies a cabeza por dos razones.
Uno. Logan espera que me quede. Puede que haya dicho que esto no era
una aventura de vacaciones, pero me está tomando un tiempo bajar la guardia y
confiar en él. Lo que me hace sonar como una amiga de mierda, pero ha sido
difícil reconciliar al rompecorazones con el que crecí y al hombre con que el que
he estado saliendo todo el fin de semana.
Y dos. El cariño de Bev por mí no está solo en mi imaginación. Que me
considere una hija es un cumplido de primer orden.
Ethan y Tori abrazan a los niños, que están saltando de emoción por ver
lo que su padre les trajo.
—Ma, ¿se comportaron mis salvajes? —le pregunta a Bev.
—Mayormente. Solo tuvimos un solo azote público —bromea, luciendo
cansada una vez más. Estoy segura de que pasar el rato con los niños durante
todo el fin de semana la ha desgastado. Incluso si tuvo la ayuda de las primas de
Tori, Mila y Cody tienen mucha energía.
Ayudo a descargar los autos antes de arrastrarme hasta la casa. Me alegra
que tengamos cinco días antes de la cena de ensayo porque estoy aniquilada.
Todo ese sol y ese paseo me agotaron. Bueno, y todas las actividades nocturnas
sin ropa.
Todos nos hemos congregado en la sala de estar, excepto Logan y Bev, que
están discutiendo silenciosamente en la cocina. Ella gesticula con las manos y él
parece enojado. La vibra vacacional que tan bien llevaba en el viaje de regreso se
ha ido. Dejan de hablar inmediatamente cuando me ven.
—Lamento interrumpir. Lo siento. Te esperaré… —Señalo hacia la sala de
estar.
Extraño. Esos dos nunca discuten. No de verdad. Puede que a veces quiera
golpearlo en la cabeza por ser terco, pero nunca supe que Bev pudiera enojarse
tanto. Excepto con la ex de Ethan, claro. Allison la enfureció soberanamente.
Logan está callado en el camino de regreso a su casa.
Espero que me diga qué sucede, pero no lo hace, por lo que finalmente me
derrumbo y le pregunto.
—¿Está todo bien con tu mamá? —Por favor no digas que está enfadada con
nosotros. Moriré mil veces si Bev está en contra de que tengamos una relación.
Suspira con cansancio. —Sí. Solo… —Hace una larga pausa—. Se olvidó
de comprar unos medicamentos, lo que felizmente habría hecho antes de irme si
lo hubiera sabido. —Otro suspiro.
El alivio de que no esté enojada conmigo y la preocupación por su salud
me atraviesan tan rápido que apenas puedo entenderlo.
—¿Está enferma? —Casi me atraganto con las palabras. Ver a mi madre
morir de cáncer fue una de las peores cosas por las que he pasado, y la idea de
perder a Bev es paralizante.
—Uh… —Sacude la cabeza lentamente. Sus ojos se encuentran con los
míos y se suavizan cuando observa mi expresión. Me toma la mano mientras
conduce—. No hay nada por lo que preocuparse, cariño.
Espero que me diga más, pero no lo hace. Y supongo que lo entiendo. No
es realmente asunto mío, pero no puedo negar sentirme decepcionada de que no
confíe en mí.
Su estado de ánimo no mejora cuando regresamos a su casa. Me acurruco
en el sofá con Rambo para ver repeticiones de Friends, pero Logan se va a su
habitación para hacer algunas llamadas. Cuando regresa, toma sus llaves.
—Iré a rellenar las prescripciones de mi mamá. Tengo que conducir hasta
Austin, ya que la farmacia de aquí ya está cerrada, por lo que podría tardar un
rato. No me esperes despierta.
Apesta que tenga que conducir hasta la ciudad un domingo por la noche
cuando mañana tiene que levantarse al amanecer.
—¿Quieres que te acompañe?
—Nah. Lo tengo controlado. —Me besa en la frente y sale por la puerta
antes de que pueda responder.
No puedo quitarme la sensación de que hay más en la historia de lo que
me está contando, pero no es como si tuviera derecho a conocer los asuntos
privados de Bev.
Dos horas más tarde, después de prepararme para la cama, me paro en el
pasillo entre nuestras habitaciones y miro de una puerta a la otra, tratando de
decidir qué hacer. Solo he dormido en la cama de Bev mientras me he quedado
con Logan. Pero dormir en su cama mientras estábamos en la costa es diferente a
dormir en su cama en su casa durante el tiempo que dure mi estadía. ¿Eso sería
demasiado para él? ¿Estropearía su estilo? ¿Siquiera me quedaré en la ciudad
después de la boda?
Jesús, estas cosas de las relaciones son agotadoras. Froto la cara contra el
pelaje de Rambo. —¿Qué debería hacer? —Con todo esto, pero estoy demasiado
cansada para articular los puntos más finos de este enigma con mi perro.
La habitación de Bev es prudente, decido. Logan puede venir a buscarme
si quiere que duerma con él.
Excepto que me quedo dormida sola.
25
Traducido por MadHatter
Corregido por Danita

Lo último que quiero hacer esta noche es pasar la siguiente hora y media
en mi camioneta después de las cinco horas de manejo de esta tarde. Lo que
debería haber sido un viaje de cuatro horas a casa se convirtió en cinco cuando
nos detuvimos tres veces para colocar gasolina y mear.
Me encuentro de muy mal humor mientras llevo el culo a la farmacia al
otro lado de la ciudad que surtirá la receta de mi madre.
Me siento como una mierda por mentirle a Joey, pero los secretos de mi
madre no son míos para contarlos.
Bueno. No mentí abiertamente, pero no le conté toda la historia, lo que se
siente como mentir de todos modos.
Mi madre casi se salió de los rieles cuando intentó resurtir su receta esta
tarde y descubrió cuánto cuestan esas pequeñas píldoras. Por lo general, recibo
sus prescripciones y la dejo pensar que nuestro seguro lo cubre todo. Estuvo muy
enojada cuando descubrió que no. ¿Pero cómo voy a dejar a mi madre sin su
medicina? A la mierda con eso. Haría cualquier cosa por esa mujer, y si tengo que
trabajar en un segundo empleo para pagar lo que necesita, que así sea.
Estoy llegando a la farmacia cuando mi teléfono se ilumina con una
llamada.
Respondo en modo automático, suponiendo que es Joey o mi mamá.
No es ninguna de las dos.
—Ya era hora de que respondieras.
Maldita sea. Estaciono mi camioneta e inclino la cabeza hacia atrás para
respirar profundo, molesto conmigo mismo por no verificar primero la identidad
de la persona que llama.
—¿Qué necesitas, Samantha? —Actúa como si la ignorara. He contestado
media docena de sus mensajes de texto en los últimos tres días.
—Zach no se siente bien.
—¿Todavía?
—Me preocupa, Logan. ¿Puedes venir a ver cómo está? No estoy segura
de si debería llevarlo a la sala de emergencias. No tengo ni un solo centavo si solo
nos van a hacer dar la vuelta y nos envían a casa. A menos que quieras pagar la
factura.
A la mierda mi vida ¿Por qué siempre todo cae sobre mis hombros?
—¿Tiene fiebre?
—No estoy segura.
Jesucristo.
—¿Puedes usar un termómetro y comprobarlo? —pregunto con la mayor
calma posible.
—No tengo uno.
Por supuesto que no.
Me pellizco el puente de la nariz, odiando lo que estoy a punto de hacer.
No porque no me importe Zach. Amo a ese niño con cada fibra de mi ser, pero
tratar con su madre me abruma sin fin. Un latido se instala en mi sien y agrego
analgésicos a mi lista interna de artículos para comprar.
Después de otro suspiro largo, asiento. —Estoy en la farmacia. ¿Qué
necesitas además de un termómetro?
Ayer Zach fue a un carnaval con unos amigos y anoche vomitó, pero pensé
que se sentía mejor esta mañana. Mi hermano y yo vomitábamos cuando éramos
niños después de comer perritos calientes y en seguida nos subíamos a una
montaña rusa, así que no me preocupé demasiado porque Zach es un niño duro.
Cuando llego a su departamento casi una hora después, Zach descansa
tranquilo en el sofá. Las manos de Sam se retuercen, y me muestra una sonrisa
dolorida. —Lamento si reaccioné de forma exagerada. Estaba preocupada —
susurra—. Al final retuvo un Gatorade y se durmió.
Siento su frente. Es fría al tacto, y su respiración no es dificultosa. Parece
estar descansando cómodamente.
Después de descargar los comestibles en su cocina, preparo una taza de
café instantáneo. Sabe a mierda, pero me siento tan cansado que no estoy seguro
de cómo llegaré a casa.
Ignoro el hecho de que Sam apenas está vestida, solo cubierta con una
pequeña bata de seda que apenas le llega a los muslos. No importa porque no
tengo intención de ver lo que hay debajo de esa tela.
—Hazle un poco de sopa cuando se levante. —Hago un gesto hacia la
montaña de jugos y otros artículos para su recuperación.
Ella levanta uno de los Gatorade que le compré. —El de naranja es su sabor
favorito.
—Lo sé. Por eso le compré cuatro. —Puede que haya sentido una gran
oleada de culpa en la farmacia, así que lo compensé en exceso comprando
suficientes suministros para que le duraran hasta la próxima edad de hielo.
Pero el plomo en mi intestino no desaparecerá. Zach se enfermó y yo me
encontraba de vacaciones. Nada de esta situación es culpa suya, y sin embargo,
él es quien tuvo que sufrirla. Debí haberlo llevado conmigo. Le habría encantado.
Si hubieras tenido agallas y le hubieras dicho a Ethan la verdad, quizás podrías
haberlo hecho.
Mientras miro a Zach durmiendo en la otra habitación, prometo que la
próxima vez que me vaya de vacaciones en familia, el niño vendrá conmigo. Es
familia después de todo. Incluso en estas circunstancias inusuales.
Después de tomar el resto del café, enjuago mi taza. —Llámame mañana
si todavía estás preocupada.
—¿Vas a contestar? —resopla.
Esto de nuevo.
—Sam —digo con suavidad—, sabes que hemos hablado de tener límites.
Sus ojos se llenan de lágrimas y me hace sentir como una mierda. Sé que
esto no es del todo culpa suya, pero tampoco es una situación ideal para mí.
—Solo... —solloza en voz baja—. Estoy sola, Logan. ¿Por qué no podemos
hacernos compañía? No es como si fueras un santo. Pensé que querrías...
Dios, por favor no termines esa idea.
Voy a tener que ser duro con ella. Por muchas razones.
Empiezo a hablar antes de que pueda decir algo más. —Sé que mudarte
aquí fue difícil y extrañas a tu familia. ¿Te inscribiste en clases como te sugerí?
Así conocerás a más personas. Solo envíame la factura y podré reembolsarte los
créditos.
—No me importa el maldito dinero, ¿de acuerdo? —Baja la voz cuando se
da cuenta de que podría despertar al niño—. Quiero decir, sí, necesito el efectivo,
pero ¿por qué solo te importan Zach y las facturas? ¿Por qué no te preocupas por
mí?
No estoy seguro de cómo responder eso con tacto. Respiro hondo.
—Sam, vamos. Sabes que me importas. Te doy un cheque enorme cada
mes para asegurarme de que puedas pagar todo lo que necesitas. Llevo a Zach a
almorzar todas las semanas y arreglo la mierda rota en tu departamento. No
digas que no me importas. Simplemente no puedo ser el hombre que necesitas.
Ese no soy yo. Nunca seré yo, ¿de acuerdo? Pero te apoyaré en cada paso del
camino hasta que puedas valerte por ti misma. Me importas. Como amiga.
Una mirada salvaje brilla en sus ojos por un momento, pero luego se ha
ido. Asiente despacio mientras se limpia las lágrimas, y me relajo.
Hay muchas maneras en las que puedo enfatizar que ella y yo nunca
estaremos juntos. Ni en esta vida ni en la próxima.
Samantha es una mujer hermosa con cabello rojo, una figura curvilínea y
grandes ojos verdes. Con los cuales hace ojitos en mi dirección cada vez que tiene
la oportunidad.
Aun así, no estoy interesado.
Espero que Sam lo entienda. Que realmente lo comprenda esta vez.
Más importante aún, espero que Joey entienda cuando le cuente sobre
Samantha.
26
Traducido por johanamancilla
Corregido por Danita

Un cuerpo duro y cálido se desliza detrás de mí bajo las sabanas, y sonrío


adormilada contra la almohada.
—¿Qué hora es? —pregunto, con mi voz rasposa.
—Es tarde. Perdón por despertarte, cariño. —La nariz fría de Logan se
presiona contra mi cuello, y me muevo hacia atrás para acurrucarme contra él en
nuestra burbuja de dos.
—Te extrañé. —Una confesión triste ya que hemos estado pegados de la
cadera todo el fin de semana, pero igual es cierto.
—¿Tanto que no estás en mi cama?
Me río y me froto los ojos. —Debiste haber escuchado el debate interno
que tuve sobre eso a la hora de acostarme.
—Me imagino. —Besa mi hombro, pone su palma gigante en mi pecho,
hace un sonido masculino de satisfacción, y se queda dormido.
Pobrecito. Quiero hacerle un millón de preguntas, como porque tardó
tanto en conseguir las medicinas y si Bev de verdad está bien. Me preocupaba
que tuviera problemas con el auto o que no pudiera conseguir la receta, pero
ahora mismo solo me siento agradecida de que esté en casa y envuelto a mi
alrededor.
En la mañana, hay una nota en mi almohada para que lo llame cuando este
despierta, y que tratará de unirse a mí para el almuerzo. Me olvidé de decirle que
Tori iba a recogerme hoy así puedo probar un peinado para la boda, así que le
envío un mensaje avisándole que me dirijo hacia allá.
La casa está llena de personas cuando llego… los padres de Tori, sus
primos, Bev, y los niños, que están sentados en el regazo de su papá en la cocina.
Este puede ser el segundo matrimonio de Ethan, pero nunca lo vi así de feliz con
Allison. Su sonrisa es amplia y relajada aún cuando Mila y Cody se cuelgan de él
como si fuera su jungla personal.
Aunque la boda es dentro de unos días, pensarías que sería esta tarde por
las sonrisas en los rostros de todos.
Cuando los niños me ven, vienen y me derriban para un abrazo. —Hola,
chicos. —Beso sus pequeñas cabezas—. Los vi anoche, ya saben.
Mila me toma la mano. —Sí, pero el tío Logan dice que tenemos que
convencerte de quedarte en Texas. —Salta hacia mí como si quisiera contarme un
secreto y susurra—: Dice que morirá si te vas. Así que no te vayas, ¿está bien?
Además, Cody y yo te amamos.
Oh, mi corazón. Maldición. Él es bueno.
Me arrodillo frente a Mila y le hablo de la forma más honesta posible.
—Aún no he descubierto como quedarme, pero estoy trabajando en eso,
¿vale?
Asiente con seriedad y la abrazo con fuerza.
He estado postergando esa conversación con mi prima. Dawn me dejó
quedarme con ella cuando estuve en bancarrota y me ayudó a recuperarme. Su
familia estuvo a mi lado cuando la abuela murió. Sería una mierda dejarla. Hice
una promesa. Mi papá y mi hermano podrían irse en un abrir y cerrar de ojos,
pero yo no. No importa que mi dinero esté invertido en su salón de belleza.
Aunque, siendo sincera, nada me duele tanto como la idea de decepcionar a
alguien que estuvo a mi lado.
La puerta trasera se cierra, y Logan entra paseándose, sonrojado por el
calor y sudoroso, luciendo tan comestible que quiero devorarlo.
Un nudo grueso crece en mi garganta al pensar en volver a Florida. ¿Cómo
puedo dejar a Logan? Después de estar enamorada de él por tanto tiempo y que
por fin tenemos una oportunidad…
Ahora que volvimos de la costa y la realidad de irme después de la boda
comienza a penetrar, mi corazón se siente como si pudiera desintegrarse.
Dos dedos levantan mi barbilla, y alzo la mirada hasta que veo los ojos
azules de Logan.
—¿En qué piensas tanto, Bitsy? —Besa mi frente, y las lágrimas llenan mis
ojos.
—Solo… cómo se supone que deba irme la próxima semana.
Sus cejas se fruncen, y entonces me jala contra su pecho. Huele a cuero,
sudor limpio y heno dulce. Ni siquiera me importa que su piel este húmeda y
ahora la mía también. Envuelvo los brazos a su alrededor.
Su voz retumba en mi oído. —No quiero que te vayas. Aún hay tiempo
para pensar en algo, Jojo.
Asiento contra él y parpadeo para alejar el calor en mis ojos.
Es entonces cuando me doy cuenta de que la cocina se ha quedado en
silencio.
Dándome vuelta despacio, suelto una risa nerviosa cuando los veo a todos
mirándonos fijamente.
La mamá de Tori hace señas entre Logan y yo. —¿Están saliendo? —Mira
a Tori—. ¿Pensé que eran, qué dijiste, mejores amigos?
Tori me guiña el ojo y le susurra algo a su madre, quien asiente y nos
señala. —Esto es nuevo, ¿verdad?
Me río. —Sí, señora.
Logan me coloca bajo su brazo. —Solo porque fui demasiado estúpido
para darme cuenta antes.
Todos se ríen, y mi corazón se hincha diez veces su tamaño. Estoy tan
atraída por este chico que es ridículo.
Mis ojos se encuentran con los de Bev. Sonríe de oreja a oreja, y me sonrojo.
Nunca le conté lo que siento por Logan, pero es una mujer inteligente. Estoy
segura de que yo debía parecer un perrito triste siguiendo a su hijo por todo el
pueblo cuando éramos pequeños.
Uno de los niños eructa, y de pronto la atención de todos se aparta de
nosotros, gracias a Dios.
Los dedos de Logan se enredan con los míos. —Cuando termines de hacer
las cosas de la boda con Tori, ¿quieres ir a dar un paseo? Pensé que te gustaría
llevar a Cinnamon Pie a dar una vuelta. Quizás esta tarde cuando no haga tanto
calor. Podríamos hacer un picnic junto al arroyo.
La emoción se eleva en mi pecho, y trago saliva. —Me encantaría.
En este momento, comienza a asentarse lo diferente que me ve de las otras
mujeres con las que ha estado. ¿Un picnic junto al arroyo? Llámenme loca, pero
eso suena como una cita, lo cual nunca he sabido que haga Logan.
Mi estómago aletea cuando pienso en tener una relación auténtica con
Logan y lo que puede significar. Es una ensoñación familiar. Él trabajando en el
rancho y yo quedando con él para comer después de atender a un par de clientes.
Largas noches viendo Netflix, haciendo el amor y riendo. Pasando el rato en la
granja de los Carter y turnándonos con Tori para cuidar a todos nuestros hijos.
Nuestros hijos.
Tendrían los ojos de Logan y su actitud decidida. Quizás el cabello rubio
claro cuando fueran pequeños que se volvería más oscuro al crecer. Amarían la
granja, los caballos y correr libres por el campo.
Suspiro profundamente, deseando que mis emociones no siempre sacaran
lo mejor de mí. Estoy bastante segura que esas no son cosas con las que una chica
se supone que deba soñar después de cinco segundos en una relación.
Logan estudia mi rostro como si tratara de memorizar pequeños detalles
sobre mí.
—Lo resolveremos, Jo —susurra, envolviéndome en sus fuertes brazos
nuevamente—. Pero divirtámonos esta semana. Creemos nuevos recuerdos.
Volveremos a la vida real después de la boda.
Esa es la mejor idea que he escuchado en todo el día, y la sonrisa que se
desliza por mi rostro es genuina. Nada suena mejor que crear más recuerdos con
Logan.
Inclino la cabeza hacia arriba para mirarlo, y me sonríe antes de poner su
rostro sudoroso en el hueco de mi cuello y lamerme. Chillo y lo empujo, pero no
llego lejos antes de que comience a hacerme cosquillas, sin importarle que su
familia completa se encuentre a unos pocos metros.
Me encanta el Logan juguetón. La expresión en su rostro me recuerda
tanto a cuando éramos niños, y él y mi hermano corrían como ciclones, siempre
metiéndose en problemas.
Y si mis emociones son una indicación, estoy en muchos problemas
cuando se trata de Logan Carter, y ni siquiera me importa.
27
Traducido por Julie
Corregido por Danita

—¡Diviértanse en su picnic! —Tori nos saluda mientras Ethan sonríe.


—Sí. Diviértanse en su “picnic”. —Mi hermano usa comillas, y yo le
muestro el dedo medio a espaldas de Joey.
Jo y yo salimos con nuestros caballos del establo y bajamos por un camino
que lleva detrás de la propiedad. Los caballos caminan uno al lado del otro a la
vez que el atardecer se asienta en el horizonte. Las mariposas serpentean de
forma perezosa en la brisa que huele a cedro y tierra, y yo respiro profundamente,
tal vez por primera vez en todo el día.
Joey hace eso por mí. Me tranquiliza de alguna manera.
Mi teléfono suena en mi bolsillo trasero, y así como así, mi calma
desaparece cuando veo el nombre de Sam en mi pantalla.
Después de escanear el mensaje para asegurarme de que Zach está bien,
lo apago y lo guardo. Estoy cansado de que Sam me quite el tiempo y la energía
mental, y me prometo que esta noche será divertida para Joey. Se merece eso.
Demonios, yo también.
Por suerte, Jo no siente mi preocupación. Tiene una sonrisa de megavatios
como si montar nuestra vieja yegua fuera lo mejor para ella. Es tan fácil
complacerla. Desde que era pequeña, siempre estuvo agradecida por cualquier
cosa que la gente hacía por ella. Siempre atenta y amable.
No recuerdo la última vez que montó a Cinnamon Pie, aunque Joey
siempre se pasaba por allí para darle golosinas y cepillarle la melena. Me molesta
que no pueda recordar que antes de ahora, nunca tuve como prioridad hacer algo
por ella que supiera que amaba.
—Bitsy, ¿por qué nunca me pediste que te llevara a montar? Ya sabes,
antes. —No digo el resto. Antes de que te fueras a Florida. No quiero recordarle la
decisión que tiene que tomar la semana que viene, pero estoy seguro de que
espero que implique quedarse aquí.
Se encoge de hombros, pero no me da una respuesta.
—Te encanta montar a caballo. Siento no haberme ofrecido a llevarte más
a menudo. Solo tengo curiosidad por saber por qué nunca me lo pediste —digo
con delicadeza.
Otro encogimiento de hombros. —Me pareció egoísta pedirlo cuando
pasabas tantos días con los caballos. —Sus ojos se encuentran con los míos, y la
devoción que hay allí casi me hace caer de mi silla de montar—. Sé lo duro que
trabajas. Supongo que no quería añadir nada más a eso.
Joder. Esta chica me mata de la mejor manera.
Cabalgamos en silencio el resto del camino. Me encuentro perdido en mis
pensamientos, perdido en sus sonrisas tímidas y su espíritu tranquilo. Una parte
de mí desearía que pudiéramos huir y no tener que lidiar con la vida real.
Cuando llegamos al arroyo, aseguro los caballos y tiro una gruesa colcha
bajo un viejo roble.
Sus ojos se abren de par en par cuando ve la cena, el postre y el vino.
—¿Cuándo tuviste tiempo de hacer esto?
—Tengo que confesar que mi mamá y Tori ayudaron. —Esta mañana
mencioné que quería llevar a Joey a un picnic, y Tori y mi madre entraron en
acción.
Jo se ríe, y ese sonido hace que todo sea mejor. —Es increíble. Gracias. —
Se pone de puntillas, me besa y me tomo un momento para respirarla. Huele
dulce y familiar. A casa. Cierro los ojos y descanso mi frente contra la suya.
No sé cuándo esto pasó de darle una oportunidad a la relación a estar
dentro, pero ahora estoy totalmente involucrado. Y da mucho miedo. Porque si
no resuelvo mi mierda, podría perder lo mejor que me ha pasado en la vida.
—¿Estás bien? —pregunta vacilante.
—Sí. Tengo muchas cosas en la cabeza, pero me alegro de que tengamos
la oportunidad de salir a montar. —La beso de nuevo y le hablo desde el
corazón—. Haremos esto más a menudo, Jo. Eres importante para mí, y sé que te
he dado por sentado durante mucho tiempo. Ya no lo haré más. Quiero que sepas
que eres mi prioridad.
Llora, y eso me hace sentir mal. Recuerdo esa horrible discusión con mi
padre y me pregunto si las cosas serían diferentes hoy si él me hubiera animado
a esperar a Joey en vez de decirme que yo era lo último que necesitaba.
Se supone que los hijos no deben odiar a sus padres, pero siempre he
odiado a mi padre por las cosas que me dijo ese día. El hecho de que esas fueran
las últimas palabras que me dijera antes de morir lo empeora. Luego está la culpa,
la culpa de que quizá lo hice enojar tanto cuando discutimos que sufrió un ataque
cardíaco fatal.
La preocupación en los hermosos ojos grises de Joey me hace ceder, y me
rindo. —Después de la boda, hay algunas cosas que necesito compartir contigo.
Se queda quieta y me mira a los ojos. —¿Qué pasa?
—Nada malo. Quiero decir, no es el fin del mundo. Solo algunas cosas que
necesito compartir contigo y con la familia. Algunas cosas que he querido contar
desde hace tiempo, pero con la boda... —Sacudo la cabeza, ya he dicho
demasiado.
Dos pequeñas líneas se forman entre sus cejas. —¿Por qué después de la
boda? ¿Por qué no podemos discutirlo ahora?
Me muevo incómodamente. —Yo, uh, necesito hablar con Ethan y mi
madre sobre esto, y... no quiero que nada arruine el gran día de mi hermano. —
Después de casarse con esa arpía de Allison y soportar un divorcio polémico,
Ethan merece ser feliz esta semana.
Y mis noticias no lograrán ese objetivo.
Los ojos de Joey se llenan de preocupación. —¿Es por el negocio? Ethan y
tú han estado trabajando mucho estos últimos años, y sé que les preocupa eso.
—Afecta al negocio, sí. Pero como dije, nadie se está muriendo ni nada. —
Todavía. Ethan podría estrangularme. ¿Y mi madre? Joder, ni siquiera puedo
pensar en cómo reaccionará.
Joey me da una sonrisa tranquilizadora. Me acaricia la mandíbula y me
inclino hacia su palma. —Estoy segura de que lo resolverás. Siempre lo haces.
¿Quién me sacó de ese pozo cuando tenía ocho años y todos tus amigos entraron
en pánico?
Sacudo la cabeza. —Como si fuera a dejarte ahí abajo.
—Silas lo hizo. Sus amigos lo hicieron. Pero tú no. Viniste por mí.
El recuerdo está grabado en mi cerebro como una picana caliente. Ese fue
uno de los momentos más aterradores de mi vida.
Habíamos estado jugando a policías y ladrones cerca de una propiedad
abandonada cuando Joey se cayó a través de las tablas en descomposición que
cubrían un pozo. Nunca olvidaré el grito de Joey o verla embarrada y mojada en
el fondo del pozo oscuro, llorando y temblando con el agua a la altura de la
cintura.
—Estábamos demasiado lejos de la granja para ir a buscar a tus padres —
recuerda Jo—, así que cortaste la cuerda del viejo columpio de neumáticos junto
al estanque y la ataste al tronco de un árbol. —Sacude la cabeza—. Pero yo no era
lo bastante fuerte para salir sola, así que bajaste y me sacaste.
—Claro que sí, maldita sea.
—Y luego me llevaste a casa.
—Tu tobillo estaba hinchado el doble de su tamaño. Era imposible que
pudieras caminar.
No le recuerdo el resto. De cómo tenía miedo de contarle a sus padres lo
que pasó porque estarían enojados con ella. Les dijo que se torció el tobillo
cuando se tropezó y cayó en el estanque. Porque sabía, como todos nosotros, que
su padre le encontraría un defecto de alguna manera. Y como Silas tenía miedo
de que Bill le diera una paliza si descubría que fue él quien sugirió que jugáramos
allí, de alguna manera nos las arreglamos para mantener el accidente de Joey en
secreto.
Ella me mira como si tuviera todas las respuestas. No las tengo, pero me
gusta que vea más de lo que soy. Quiero convertirme en ese hombre, el hombre
que necesita. Quiero merecerla, y ahora mismo no lo hago. Estoy muy lejos del
chico que se arrastró a un pozo. Desafortunadamente, estoy más cerca de ser el
desastre que mi padre creía que era.
Trago con fuerza. —Comamos.
Nos acomodamos en la manta y desempaquetamos la carne asada. Abro
el vino frío y lleno nuestras copas.
Admitiré que no me darían puntos por el estilo. Debería pensarlo mejor la
próxima vez. Al menos me duché en casa de Ethan antes de irnos.
Todo está delicioso. Hago una nota mental para llevarle a Tori y a mi
mamá algunas flores.
Miro a Joey, que está mordisqueando una fresa. Su cabello sopla con el
viento suave, y me abruma lo bien que se siente estar a su lado. El sol casi se ha
puesto, y está contorneada contra la oscuridad, pero a medida que mis ojos se
ajustan, puedo ver su sonrisa.
Una vez que terminamos de comer, me recuesto en la manta y la llevo a
mi pecho. Ella viene de buena gana, acurrucándose contra mí. Alrededor de
nosotros, los árboles crujen con el viento y los grillos gorjean.
Joey lleva una camisola y vaqueros que acentúan sus curvas perfectas. Le
acaricio la espalda y pongo su pierna sobre mi muslo.
No sé quién besa a quién primero, pero no me lleva mucho tiempo querer
más. Como nadie viene aquí, no me preocupa que alguien interrumpa.
Sabiendo que Jo tuvo una mala primera vez, he mantenido lo físico en la
tercera base. Esperaré tanto tiempo como ella necesite para estar cómoda. Pero
no puedo negar que el baile que estamos haciendo alrededor del evento principal
es caliente como el infierno.
Lentamente, desabrocho sus vaqueros y los deslizo por sus tonificadas
piernas. Me ayuda a quitárselos, y luego la llevo sobre mí para que se siente a
horcajadas en mi regazo.
La luna es más brillante en el cielo ahora, así que puedo ver sus labios
carnosos y sus mejillas sonrojadas. Le paso un dedo por el cuello, cojo la tela de
su blusa y la tiro por encima del hombro.
—Mmm. Quiero morderte aquí mismo.
Sus ojos se calientan, y pasa su pelo largo por encima del hombro y se
inclina hacia abajo, exhibiendo su mandíbula hacia un lado. —Tal vez deberías.
Joder. Me gusta mucho este lado de Jo. Lamo su hombro desnudo despacio
antes de hincarle el diente un poco. Nunca he mordido a una mujer antes de Joey,
pero por alguna razón, me gusta mucho morderla.
Gime y se mueve contra mí. Mi pene responde, empujando con furia
contra mi cremallera.
Mis manos se deslizan hacia su trasero, y la acaricio mientras nos besamos.
Puedo sentir su calor a través de sus delgadas bragas, y me vuelve loco. Quiero
decirle que me muero por follarla, me muero por sentir su coño apretado a mi
alrededor.
Cuando no aguanto un segundo más, nos doy la vuelta, asegurándome de
acunar su cabeza para poder ponerla suavemente debajo de mí. Me quito la
camiseta y me deslizo por su cuerpo. Sus piernas se abren para mí, y sonrío,
amando cómo se siente cómoda conmigo viéndola así. Deslizo mis dedos bajo el
dobladillo de su camiseta que apenas cubre su centro.
Arrastrando mi nariz sobre ella, la froto a través de la tela de sus bragas.
Sus manos me tiran del pelo mientras sus caderas se mueven debajo de mí.
—Así es, nena. Hazte sentir bien. —Su otra mano sube hasta su blusa, y
odio no poder ver lo que están haciendo sus dedos—. Bájate la blusa para que
pueda ver tus hermosas tetas.
Cuando están desnudas delante de mí, levanto la mano y le meto dos
dedos en la boca. Me chupa, me lame, me pone tan duro que quiero follarla hasta
que no pueda recordar su nombre.
Mi pene palpita en mis vaqueros, pero lo ignoro. Cuando están bien y
mojados, arrastro esos dedos sobre sus puntas rosadas y veo cómo se le
endurecen los pezones. Perfección.
La lamo a través de sus bragas hasta que gime en voz alta.
—Logan, por favor —jadea.
—¿Por favor qué, cariño? —Me encanta burlarme de ella. Se baja la ropa
interior y yo le sonrío entre sus piernas—. Oh, ¿quieres que lama tu bonito coño?
—Sí. Lámelo. Y... —Espero que termine. Nos torturo a ambos, pero no me
importa. Cuanto más tiempo aguantemos, más asombroso será cuando se corra.
Después de un momento, susurra—: Y usa tus dedos.
—¿Quieres que te folle con los dedos?
—Sí. —Está jadeando, tratando de recuperar el aliento—. Duro. Hazlo con
fuerza.
Joder, sí.
Deslizo dos dedos en su estrecho canal mientras le doy una larga lamida
a un lado y luego al otro. Hipnotizado, veo mis dedos deslizarse dentro y fuera
de ella. —Estás muy mojada, nena. —Su pecho sobresale cuando sus rodillas se
levantan y se cierran alrededor de mis hombros. Es una visión bajo la luz de la
luna. Hermosos pechos llenos y esa pequeña cintura. Sus magníficas y delgadas
piernas. Su grueso cabello rubio que cae en cascada a su espalda—. Jojo, eres tan
sexy.
Me encanta que ahora esté lo suficientemente cómoda para decirme lo que
quiere. Que confíe en mí para hacer esto.
Nunca antes me había enloquecido tanto por darle un orgasmo a una
chica, pero ver a mi dulce Jojo tan desinhibida me pone muy duro. Sé que está
cerca, y ver cómo se retuerce en mi mano me excita tanto que mi pene palpita.
Teniendo cuidado de evitar su nudo apretado, lamo una y otra vez hasta
que me jala el pelo. Cuando por fin le doy una larga lamida en el centro y me
acomodo en ese punto, llega con un grito y pulsa mis dedos.
Una vez que los temblores finales la atraviesan, me deslizo con suavidad
lejos de ella. Me limpio la cara con mi camiseta, me desplomo a su lado y la jalo
hacia mí.
Cerrando los ojos, le digo a mi cuerpo que se calme. No soy un tipo de
quid pro quo. Hacer correrse a una mujer es su propio trato especial. No espero
reciprocidad, y si Jojo está demasiado cansada, lo entendería.
—¿Disfrutaste eso, nena?
—Mmmm... Mucho.
Le beso la frente y le paso la mano por la espalda. Empiezo a preguntarme
cómo volveré a casa con esta monstruosa erección cuando ella se sienta sobre mi
regazo.
—Hagamos lo que aún no hemos hecho. —Eso llama mi atención.
Me desabrocha los vaqueros y me libera. Estoy goteando en su mano, y lo
usa para lubricarme.
Siseo a través de mis dientes cuando acaricia ese punto en mi cabeza
hinchada.
—¿Tienes... tienes un condón? —Se muerde el labio.
Me sacudo en su mano, sin poder enmascarar el entusiasmo de mi cuerpo.
Pero quiero estar seguro de que esto es lo correcto para ella.
—Nena, no tenemos que hacer esto si no estás lista. No quiero apurarte.
—Rozo con mi pulgar su labio inferior para que lo libere—. Solo lo que te sientas
cómoda haciendo.
Me mira a los ojos. —Quiero esto contigo. Te deseo.
—Yo también te deseo. —Demasiado.
28
Traducido por Gesi
Corregido por Julie

Una brisa fresca sopla sobre mi piel caliente cuando Logan me lleva al
suelo. Cuando veo la mirada en sus ojos, mi corazón se vuelve loco, deslizándose
por mi pecho como un potro fugitivo. Porque realmente vamos a hacerlo.
Con ganas de recordar cada momento, acaricio la barba sobre su hermoso
rostro. Entrelazo los dedos en su cabello grueso. Miro fijamente al hombre que
siempre ha sido dueño de mi corazón.
Casi digo las palabras, casi le confieso que lo amo, pero me obligo a
contenerme. Solo porque estoy locamente enamorada de él no significa que sienta
lo mismo por mí. Se preocupa por mí, lo sé. Me quiere como amigo. Se preocupa
por mí como amante. ¿Pero está enamorado de mí? Me asusta demasiado probar
esas aguas, por lo que lo beso antes de decir algo de lo que pueda arrepentirme,
a pesar de lo que corre por mi mente:
Siempre te he amado.
No puedo recordar un momento en el que no te amara.
¿Crees que podrías amarme?
Se inclina sobre mí, retrocediendo en el último momento para frotar su
nariz contra la mía, un pequeño momento de intimidad que me hace suspirar y
desear ser lo suficientemente valiente como para decir las palabras en mi corazón.
Nos besamos hasta volverme loca y luego bajamos sus vaqueros y nos
alcanzamos, desesperados y hambrientos por conectar.
Su cuerpo duro se mueve sobre el mío, disparando hormigueos sobre mi
piel sensible. Sintiendo la forma en que encaja, frotando su longitud de acero
entre mis muslos, acercándome nuevamente al borde. Me recuerda a nuestra
primera noche juntos en la costa cuando me senté sobre su regazo y lo hice
acabar.
—Logan, te necesito —jadeo.
Se sienta, arrodillándose entre mis piernas para alcanzar su billetera.
Aprovecho ese momento para apreciar su cuerpo. Todos esos músculos magros.
La gracia poética en sus caderas esbeltas y muslos cincelados. Es la imagen de la
virilidad con esa orgullosa erección que sobresale entre nosotros.
Hurga en su billetera y hace una pausa, solo para agachar la cabeza con
un fuerte gemido.
—¿Qué pasa?
—Joder. —Se frota los ojos con las manos—. Lo siento. No tengo condón.
—Después de un momento, se recuesta a mi lado y se cubre la cara con el brazo.
Su pecho sube y baja, como si estuviera sin aliento—. No planeé que nos
desnudáramos aquí.
Un retorcido lado de mí sonríe porque esté fastidiado ante la idea de que
se le niegue el sexo conmigo.
Paso la mano por su pecho, bajando por el rastro de vello en su abdomen
bajo, y susurro: —Tomo la píldora. —Nunca me lo preguntó.
Baja el brazo lo suficiente como para hacer contacto visual. —Estoy limpio.
Me hice la prueba en la primavera.
Mis cejas se elevan, porque estamos en julio. No quiero pensar en la puerta
giratoria de su habitación, pero no tomaré una decisión tonta por ser ingenua.
Sus ojos se suavizan. —Jo, no he estado con nadie en meses. Ciertamente
no desde que me hice la prueba, pero ha pasado mucho más tiempo que eso. Es
probable que desde el otoño pasado.
¿El otoño pasado?
Por alguna razón, eso me emociona. El calor hace que me piquen los ojos
y me alejo.
—¿Qué pasa, cariño? Dime qué ocurre. ¿Es por el sexo? No tenemos que
hacer nada más esta noche. Te dije…
—No, no es eso.
Debe sentir que necesito tiempo para ordenar mis pensamientos, porque
me acaricia la espalda.
Por fin, cuando puedo hablar, sale en un tono ronco. —Me fui a Florida
para superarte. Porque no pensé que alguna vez fueras a verme como más que
una amiga. Y… básicamente me acosté con alguien porque creí que me ayudaría
a seguir adelante, pero no lo hizo. —Trago—. Todo el tiempo que estuve allí,
pensé que estabas aquí siendo mujeriego como siempre, pero ahora que sé que
no fue así, desearía… desearía no haber estado con nadie más. Desearía que
hubieras sido el primero para mí.
No puedo evitar las lágrimas que se escapan de mis ojos o haberle revelado
todo.
Me atrae hacia su pecho, donde lloro más fuerte.
Cuando puedo hablar, murmuro: —Probablemente odies la idea de que
alguien con quien estés pueda desarrollar sentimientos por ti, así que no tenemos
que hablar de eso, pero si hablas en serio acerca de que quieres que me quede
después de la boda, quiero ser honesta contigo. Y tengo mi propio equipaje, el
que aparentemente me hace llorar cuando se supone que debemos tener sexo
caliente y sudoroso.
Otro de mis sueños que probablemente acabo de enviar al infierno gracias
a mi vómito verbal.
—Dios, Jo —dice contra la concha de mi oreja—. Ojalá hubiera hecho de
manera diferente tantas cosas. Ojalá hubiera sido tu primero. No puedo regresar
y deshacer mis errores, pero puedo aclararte una cosa ahora. Soy un hombre
afortunado de tenerte en mi vida. Y no estás sola en esta relación. También siento
cosas por ti.
Nos separamos hasta que unos centímetros nos separan y acuna mi rostro
para secarme las lágrimas con el pulgar.
—Significas mucho para mí, Joey. —Repite las palabras que me hacen
derretir—. Por supuesto que siento cosas por ti.
Sonrío cuando veo la seriedad de su expresión y me devuelve la sonrisa
antes de besarme suavemente. Me besa hasta que estamos enredados entre sí.
Hasta que esa necesidad frenética vuelve a desatarse.
Haciendo una pausa, me quita la blusa que se ha acumulado alrededor de
mi cintura antes de que volvamos a unir nuestros cuerpos desnudos. Me
estremezco ante la intensidad, ante la intimidad de sentir cada parte de él contra
cada parte de mí.
Lo siento empujar en mi entrada.
—Sí. —Es la respuesta a su pregunta no formulada.
Me mira a los ojos. —Nena, dime si algo duele o si necesitas que disminuya
la velocidad.
Su mano serpentea entre nosotros. Mi atención se dirige a donde él se
agarra y pasa la cabeza por mis pliegues, finalmente hundiendo la cabeza en mi
núcleo.
Instintivamente separo más las piernas mientras empuja.
Ambos gemimos, y aunque es ajustado, una vez que me deja adaptarme a
su tamaño, se siente tan bien que tengo que cerrar los ojos.
—Apretada —gruñe—. Tan húmeda. Tan apretada. Te sientes increíble.
Estoy sorprendida por lo bien que se siente esto después de mi horrenda
primera vez, pero este es Logan. Todo con él siempre es mejor.
Entonces comienza a moverse. Lentamente al principio, mientras me mira
con tanto calor en la mirada que podría entrar en combustión.
Aumenta el ritmo, construyéndonos. Finalmente bombea y empuja hasta
que nuestros cuerpos se golpean. Hasta que estoy jadeando desesperadamente.
—Oh, Dios. Voy a acabar. —Me estiro entre nosotros y me concentro en el
objetivo, pero una mirada a lo que está sucediendo allí abajo, apenas visible a la
luz de la luna, me inspira. Bajo la mano y extiendo los dedos a cada lado de él,
apretándolo justo antes de que vuelva a deslizarse completamente en mi interior.
—Joderrr. Hazlo de nuevo.
De alguna forma, se vuelve más grueso en mi interior y arqueo la espalda,
abrumada por las sensaciones y estar tan cerca. Toma mi pezón, mordiéndolo y
chupando, y eso es todo lo que necesito para volar. Cada parte de mí se tensiona.
Cada célula y cada terminación nerviosa de mi cuerpo se incendia y detona. Sigo
temblando con mi liberación cuando recuerdo volver a hacer ese movimiento de
dedos para él, y entonces palpita en mi interior.
Estamos sin aliento y sudorosos, y estoy tan saciada que no me importa
que solo estemos acostados en una colcha porque bien podría dormirme hasta la
próxima semana.
Presiona un beso suave sobre mi frente y rueda hacia un lado, llevándome
con él para que nos mantengamos entrelazados.
—Eres increíble, Jo. —Su mano sube y baja por mi espalda en una caricia
suave—. Eso fue… Cristo, no tengo palabras. —Murmura algo para sí mismo y
luego vuelve a besarme—. Ni siquiera sabía que eras las parte de mí que me
faltaba.
No tengo palabras, me pregunto si esto es un sueño.
Un hermoso y perfecto sueño.
Después de unos momentos, gentilmente nos separa y sonríe de manera
juguetona. —Creo que hice un desastre.
No estoy preparada para que nada salga de mí, pero es una compresión
tonta, ya que entró desnudo. Antes de que pueda considerar cómo seré capaz de
montar a Cinnamon Pie de regreso a la granja de esta forma, toma unas servilletas
y me limpia rápidamente. Quiero estar avergonzada porque esto tiene que ser lo
más íntimo que he hecho, pero él luce una sonrisa gigante mientras se arrodilla
entre mis muslos.
—¿Lo estás disfrutando? —pregunto, riendo.
—Un poco. Sí. —Se encoje de hombros—. Es caliente. —Señala hacia mi
área muy expuesta y siento que todo mi cuerpo se sonroja. Mis cejas se elevan y
su sonrisa se ensancha—. ¿Qué puedo decir? Soy un pervertido. —Pero entonces
su sonrisa desaparece, y también el tono burlón de su voz—. Nunca antes lo he
hecho sin condón. Eres mi primera vez. —Nos miramos a los ojos—. Eso me
gusta, Bitsy. Quiero más primeras veces contigo.
—¿Sí? —Odio lo ansioso que sale, pero esta noche se siente demasiado
surrealista.
Se deja caer a mi lado, desnudo y todavía duro, y me rodea con sus brazos.
—En caso de que no te lo haya dicho últimamente, sacudes mi mundo jodido.
No, Logan. Tú sacudes el mío.
29
Traducido por Val_17
Corregido por Julie

Dormir desnuda es una experiencia nueva para mí. Una que estoy
disfrutando muchísimo.
Me despierto en la cama de Logan con su mano en mi pecho, su duro
pecho contra mi espalda, y su gruesa longitud contra mi trasero.
—Buenos días. —Me estiro por detrás y paso los dedos por su cabello para
rascarle suavemente la cabeza, él gruñe con aprobación y besa mi cuello. Su barba
roza mi piel sensible y me estremezco.
Es un pequeño milagro que hayamos regresado a casa anoche después de
nuestro paseo por el arroyo. Nos derrumbamos en la cama y nos despertamos
una vez en medio de la noche para volver a hacer el amor. Afortunadamente, no
volví a llorar. ¡Qué pareja ideal!
—¿Estás adolorida? —Su voz sexy, gruesa por el sueño, envía otra ronda
de escalofríos por mi cuerpo.
—Un poco. —Aprieto mis muslos y me quedo quieta—. Está bien, sí, estoy
adolorida.
—Lo siento, cariño. No deberíamos haberlo hecho esa segunda vez.
Me contoneo contra él porque, aunque me duele, se siente demasiado bien
para parar. —No me estoy quejando.
—Mmm. —Empuja contra mí—. Es agradable despertar con una mujer
hermosa.
—Eres un dulce charlatán. Apuesto que le dices eso a todas las chicas.
Estoy sonriendo y empiezo a preguntarme si podría probar las aguas hoy
si vamos despacio cuando Logan me pone de espaldas.
Su cabello sobresale en todas direcciones, y su mandíbula está cubierta de
rastrojos. Pero son esos penetrantes ojos azules que me miran fijamente en los
que quiero perderme.
—Jo, eres la única mujer que ha pasado la noche en esta cama.
Oh.
Recordando esas dulces palabras que me dijo anoche, le acaricio la barbilla
y él se inclina hacia mí. —Me gusta ser la primera.
Lo que quiero decir es que me gusta ser la única, pero no puedo recuperar
este desliz freudiano, y la idea de que alguien vendrá después de mí me golpea
como un camión Mack.
Por fortuna, me está besando y no analiza mis palabras. Me recuerdo a mí
misma tomar lo que pueda conseguir. Disfrutar de estar juntos por el tiempo que
tengamos. Después de todo, podríamos terminar porque tengo que irme, una
idea que podría hacerme llorar nuevamente si me permito pensarlo demasiado.
Pero si vuelvo a ponerme emocional mientras estamos en la cama, podría darnos
un complejo a ambos, así que trato de enfocarme en lo positivo.
Estoy agradecida por la distracción de las palabras sucias de Logan en mi
oído y por los punzantes mordiscos que me da en el hombro y los pechos.
Después de una ducha mutuamente gratificante en la que me corro con
tanta fuerza contra su boca que estoy bastante segura de que el pueblo de al lado
escucha mis gritos, nos vestimos para el día y nos dirigimos a la casa de su
hermano.
—Eres terriblemente dulce por ayudar en el rancho. —Logan me da una
sonrisa ladeada mientras conduce con una mano, su otra mano en mi muslo.
No hay nada especial en cómo está vestido —solo vaqueros desteñidos,
una camiseta ajustada, botas y una gorra de béisbol con la visera redondeada—
pero es Logan por excelencia. Juguetón, dulce y tan guapo que duele mirarlo.
Doblamos la esquina, el sol entra por la ventana y cae sobre mi cara. Cierro
los ojos para sumergirme en el calor y disfrutar de este momento tranquilo de
felicidad. —Me encanta pasar el rato en el rancho. Nada de lo que he hecho allí
se ha sentido como trabajo. Cuidar de los caballos, pasar el rato con los niños,
regar el jardín… es un placer.
Hace un sonido como si no me creyera.
—¿Qué? —Abro los ojos y me volteo hacia él.
—¿Qué hay de esa vez que de algún modo te convencí de limpiar los
establos? Creo que estabas en la secundaria. Eso no pudo haber sido divertido.
Demonios, el rastrillo era más grande que tú.
Se ríe y sacudo la cabeza con una carcajada.
—Pude pasar toda la tarde contigo, y tu mamá nos dio helado cuando
terminamos. Nunca tuvimos helado en casa. Además, siempre he adorado a los
caballos. —Y también a ti, tonto.
Él se había metido en problemas —¿qué hay de nuevo en eso?— y tuvo
que limpiar y pulir las sillas, y rastrillar los puestos del establo. Así que yo me
ocupé de los puestos y él hizo el resto, ya que las sillas de montar eran demasiado
pesadas para mí y me costaba mucho llegar a las clavijas superiores en la sala de
equipamiento. Nos hicimos compañía, bromeando toda la tarde.
Me encojo de hombros. —El trabajo duro no es tan difícil cuando amas el
resto. —Eso es algo de lo que Tori y yo hablamos a menudo, cómo las bendiciones
inesperadas ablandan los bordes afilados de la vida.
Logan no dice nada por un momento, pero luego me alcanza y besa el
dorso de mi mano. —Eres una chica bastante genial.
Mi corazón se salta un par de latidos. Le devuelvo la sonrisa. —¿Porque te
ayudé con tus quehaceres?
—Porque siempre me has apoyado. En cada maldito momento. Y tienes la
mejor actitud que cualquiera que conozco.
No estoy segura de que algo pueda borrar la sonrisa de mi cara por el resto
del viaje.
Mientras paseamos por el camino de entrada de la casa de Ethan, Logan
me pasa el brazo por los hombros y dice: —Tenía la intención de preguntar…
¿dónde aprendiste ese movimiento con el dedo que usaste conmigo anoche? Fue
muy caliente.
Hace una pausa para ponerme delante de él así puede sacudir su erección
contra mí.
Me sonrojo furiosamente y me río. —¿Dónde más? Pornografía. Y en serio,
¿cómo puedes estar duro otra vez?
—¿Porque me he corrido contigo tres veces en las últimas doce horas? —
Presiona un beso húmedo en mi cuello, y me estiro hacia atrás para agarrar su
cabello, la risa muriendo en mi lengua porque sí, estoy lista para volver a hacerlo.
Su boca está sobre la mía un segundo caliente después.
Estamos en nuestro pequeño mundo de dos cuando Mila abre la puerta
principal, se da vuelta y grita: —Oigan todos, Logan y Joey están besándose en
el pórtico delantero. ¡Besito, besito, besito! —Hace sonidos de besos, y me cubro
la cara con una carcajada.
Logan me arrastra a la casa de la mano. —Eso no era besarse —gruñe—.
Simplemente apreciaba a mi novia.
—Ohhhh. —Mila bate sus pestañas mientras salta y canturrea—: ¡Logan
tiene novia! ¡Logan tiene novia!
Soy la novia de Logan. Oficialmente. Sonrío como si acabara de ganar un
millón de dólares.
Mila se detiene de repente y sus ojos se abren. —Si ustedes se casan, ¿eso
significa que serás mi tía, Joey?
Logan y yo nos congelamos. Me estremezco, odiando que podría tener que
estrangular a esta niña a quien amo tanto.
Porque podría ser nueva en las relaciones, pero sé que es mejor no hablar
sobre bodas tan temprano. Especialmente con un tipo como Logan. Una mujer
comienza a hablar de matrimonio, y él probablemente quiere salir corriendo por
las cercas como un convicto fugitivo.
Levanto la vista y veo a toda la familia de Logan y Tori revoloteando en la
cocina, mirándonos, esperando que digamos algo.
Ethan reprende a su hija. —Mila. Cariño, deja de molestar a tu tío.
Tori articula: —Lo siento.
Ignorando mi vergüenza, pongo la sonrisa más falsa de mi vida y bromeo:
—¿Casarme con Logan? Es demasiado pronto para saber si él es el tipo correcto
para mí. —Camino con una bravuconería forzada hacia la encimera para agarrar
una manzana—. ¿Y si se hurga la nariz o deja toallas mojadas en el suelo del
baño? Una chica tiene que saber esas cosas antes de tomar ese tipo de decisión.
Mila lo considera y se voltea hacia Logan. —¿Te hurgas la nariz?
—Me hurgo la nariz y me rasco el trasero. Todos los días. —Alcanza su
rostro pequeño y finge hurgar su nariz mientras ella chilla y se ríe.
Cuando ella se lanza debajo de la mesa, él me alcanza y mete su dedo en
mi nariz.
—Oh, Dios mío, eres asqueroso. —Me río y lo golpeo mientras me muerde
el cuello cariñosamente.
Cuando nos detenemos, todos en la habitación todavía nos están mirando.
Ethan se aclara la garganta y sonríe. —¿Cómo estuvo el paseo a caballo
anoche? ¿Montaron mucho? —Tori le golpea el brazo con un resoplido.
Bev parece positivamente encantada.
Oh, dulce Jesús. Ella sabe totalmente que me he acostado con Logan.
Siento que soy una adolescente que acaba de ser atrapada trayendo a un
chico en mi habitación.
Sonrojándome más que los tomates cherry en el jardín de Bev, sonrío
débilmente, pero no tengo tiempo para pensar en qué decir porque Logan agarra
a Ethan en una llave de cabeza, y lo siguiente que sé es que están luchando en el
suelo como idiotas, riéndose y divagando entre sí. Todos se distraen.
—¡Chicos! —Tori aplaude—. Lo juro, si alguno de ustedes termina con una
conmoción para mi boda y ojos negros, voy a meter laxantes en sus cafés cuando
menos lo esperen.
Eso funciona. Los hermanos se separan, aunque continúan hablando
tonterías. En su mayoría de clasificación G, por supuesto, ya que hay orejas
pequeñas.
Todavía estoy riéndome de las payasadas de los chicos veinte minutos
después, cuando las mujeres se instalan en la sala de estar para ayudar a Tori a
armar los regalitos de fiesta que su hermana hizo para la boda.
—Esto huele increíble. —Tomo otra gran bocanada del exfoliante de
azúcar de lavanda antes de volver a colocar la tapa.
—Traje extras por si alguien quiere probar esto antes de la boda —dice Kat
desde detrás de una pila gigante de tul.
Siempre la anfitriona, Tori reparte bebidas para todas y luego toma un
vaso.
Con un suspiro, Bev se sienta a mi lado y comienza a atar una cinta.
—Todo lo que quiero saber es cuándo tendré más nietos.
Tori se ahoga con el agua y Kat le da unas palmaditas en la espalda.
Le doy un codazo a Bev. —¿No crees que deberías tomarlo con calma con
la futura novia? —bromeo.
Su ceja derecha se alza. —¿Quién dice que no hablaba de ti?
Eso me calla, y todas se ríen. Al menos los chicos están en el granero y no
aquí para presenciar esta conversación. Bev me guiña un ojo y sacudo la cabeza
ante sus bromas, con una sonrisa en mis labios.
Se inclina más cerca. —Sabes que eres como una hija para mí, ¿verdad?
La sonrisa se extiende por mi rostro. —Gracias, Bev. Es encantador que me
digas eso.
—Hablo en serio. Y por eso, puedo molestarte de vez en cuando. Es parte
del privilegio parental.
Mis padres nunca me molestaron con cariño. Para ellos, era demasiado
tímida, demasiado torpe, demasiado molesta, y me metía en problemas. Me
enseñaron a ocuparme de mis propios asuntos y a mantenerme tranquila. A
mantener la boca cerrada. Si alguna vez salía la verdadera yo, era con los Carter
y su salvaje hijo Logan. Quién no es tan salvaje en estos días, me estoy dando
cuenta.
—Bueno, me siento honrada.
—Es realmente bueno tenerte en casa, niña. Me preguntaba si querrías
ayudarme con el jardín esta semana.
—Me encanta tu jardín. Por supuesto que puedo ayudar.
Ella toma un sorbo de su té dulce. —Tengo fotos tuyas donde estabas así
de alta —Hace el gesto con su mano—, labrando esa tierra para mí. Plantaste los
primeros tomates, zanahorias, pimientos y papas.
—Tu jardín es mi lugar feliz.
—Nunca he visto a nadie con un pulgar más verde que esta chica —dice
Bev a la sala.
Puede que nunca gane un premio por algo, pero esto aquí, recibir elogios
de una mujer que admiro, significa mucho para mí.
Kat se anima desde el otro lado de la habitación. —¿Estamos hablando de
jardinería? Honestamente, no hay nada más satisfactorio.
Asiento. Por supuesto, nunca he cultivado campos de lavanda como ella,
pero el modesto jardín que ayudé a Bev a mantener a lo largo de los años me
inspiró. —Siempre he querido tener mi propio jardín y cultivar todo lo que ponga
en la mesa. Miro a un tipo en YouTube que cultiva la mayor parte de lo que come
su familia, y sus cuatro adorables hijos colaboran con todo.
Y si me imagino que es Logan y nuestros hijos de vez en cuando, bueno,
nadie tiene que saber eso.
Kat saca su teléfono. —Bev, tienes que ver ese programa. Yo también lo
veo. Te enviaré el link por correo.
Bev se voltea hacia mí. —Estoy pensando en ampliar el jardín. No puedo
manejarlo como antes, ¿pero tal vez te gustaría ayudarme? Te pagaría, por
supuesto…
—No, no puedo aceptar tu dinero. Ya lo sabes. Puedo ayudar porque te
amo a ti y a tu jardín. —Y a tu hijo. Muchísimo.
Acaricia mi mano. —Bueno, ya veremos sobre eso. De todos modos, Kat
me tiene haciendo compost, pero no estoy segura de cómo proceder desde allí.
Hablamos sobre sus planes durante la próxima media hora, y estoy muy
feliz de ser incluida. No me había dado cuenta de lo mucho que extrañaba estos
momentos. Mi familia extendida en Florida es maravillosa, pero no crecí con
ellos, así que no es lo mismo. Pero siempre me he sentido cómoda en el rancho
Carter y en su familia, desde que era pequeña. Esto se siente como un hogar.
Como un lugar donde pertenezco. Y si Logan y yo funcionamos…
Me detengo con la fantasía porque, hola, este no es mi rancho, mi casa ni
mi jardín. Pero me da una visión de mi vida que en realidad nunca pensé que
fuera posible. ¿Podríamos Logan y yo hacer algo similar? ¿Plantar un jardín en
su patio trasero? ¿Cosechar todo para nuestra familia? ¿Disfrutar de tener a
nuestros hijos corriendo por los campos, ayudándonos?
Parece casi demasiado bueno para ser verdad.
30
Traducido por Anna Karol
Corregido por Danita

El nombre en mi identificador de llamadas me hace echarle una segunda


mirada.
—Mierda, amigo. ¿Dónde demonios estás? —Me dejo caer en los escalones
del porche de Ethan y me esfuerzo por escuchar la voz al otro lado.
—Una cantina boliviana. —La profunda risa de Isaiah Walker suena en mi
oído. Al igual que la música a todo volumen y las bromas femeninas. No es de
extrañar. El tipo siempre ha sido un fiestero.
Sacudo la cabeza. —Después de ese correo electrónico que me enviaste,
casi me cago en mis pantalones por tu próxima actuación.
Ese imbécil me envió una copia de su última voluntad y testamento “por
si acaso”.
—El camino de la muerte no es broma. Pensé que no debía correr ningún
riesgo.
Y la gente decía que yo tenía un deseo de muerte desde niño. No se
compara en nada con Zey.
—Por favor, dime que terminaste y te diriges a casa.
—¿Y renunciar a esta vida glamorosa?
Pongo los ojos en blanco. Según sus correos electrónicos, está viviendo en
una maldita choza, comiendo nueces y bayas, y cagando en agujeros que tiene
que cavar al costado del camino.
Amo a ese tipo como mi hermano, pero entiendo por qué Liberty rompió
con él. Hablando de…
—Amigo, ¿hablaste con Liberty sobre ese testamento? —Dios no lo quiera,
si algo le pasa a Isaiah, se supone que ella se quedará con todo. Ha acumulado
una pequeña fortuna en los últimos años, pero uno nunca lo sabría en función de
cómo vive.
—No. De todos modos, es el tipo de situación más desfavorable. Ella está
ocupada viviendo su vida. No quiero entrometerme.
Esa es la cosa más tonta que he escuchado, pero no quiero discutir con él
mientras está al otro lado del planeta. Aun así, no puedo evitar presionarlo.
—Estoy seguro de que todavía se preocupa por ti. Ese fue la razón por la
que rompieron, ¿verdad?
—Hay un dicho aquí. Me has llegado hasta el copete2. Básicamente significa
que “me has agotado” o “estoy cansado de tu mierda”. Y sí, Liberty podría
preocuparse por mí, pero ya me superó y siguió adelante. Por eso nos separamos.
—Suspira—. En fin, solo quería asegurarme de que tuvieras ese documento.
Necesito concentrarme en este trayecto, y no puedo si estoy preocupado por algo
tan grande.
—Entonces me alegro de que hayas llamado. Tengo tu tonto testamento, y
si mueres, seré un hijo de puta cabreado, imbécil.
Los dos nos reímos. —Entonces, ¿cómo has estado? ¿Todavía lidias con
Samantha?
Gimo y miro alrededor para asegurarme de que estoy solo en el porche
antes de responder: —Es peor que nunca. Juro que cuanto más hago por ella, más
quiere.
Zey es la única persona que sabe sobre esta situación. Traté de enterrar mis
penas en una botella de Jack hace un tiempo cuando él vino y me encontró
totalmente borracho. Y como no podía recordar la última vez que había estado
tan mal, supo que algo pasaba y charló con mi ser ebrio hasta que confesé todo.
Le cuento sobre los últimos meses de drama. Hasta que llego al tema más
apremiante en mi vida.
—Joey ha vuelto.
—No jodas.
No estoy seguro de por qué, pero mis palmas están sudorosas. Las limpio
en mis vaqueros. —Estamos, eh, estamos juntos ahora. —Silencio—. Saliendo. —
Todavía nada—. Ya sabes, los dos. —El silencio se prolonga—. ¿Zey?
—Sí. Te oí. Tuve que mirar por la ventana para ver si los cerdos volaban.

2En español en el original.


Sacudo la cabeza con una sonrisa. —¿Es raro que estemos saliendo?
—No es tan extraño como escucharte admitir que tienes novia. Nunca creí
que vería el día en que nuestro pequeño Logan crecería.
—Cállate, imbécil.
Se ríe. —Estoy feliz por ti, hombre. Joey es una gran chica, y siempre ha
sentido algo por ti.
—No sé sobre eso. Me alegra que estemos intentándolo. —Mis pulmones
se llenan con una respiración profunda—. Me gusta mucho.
Jesús. Sueno como si estuviera en la secundaria. Pero luego me inundan
las imágenes de la noche pasada y tengo que contener un gemido. Hay algo sobre
la vulnerabilidad de Bitsy y su vibra de chica de al lado que es muy excitante.
Esperemos que nuestra primera vez juntos significara tanto para ella como para
mí. No puedo mentir: los pensamientos de anoche sacan al cavernícola que hay
en mí. No hay nada que quiera más que arrastrarla de regreso a mi casa y quitarle
cada puntada de su ropa.
Se ríe. —Lo imaginé. —Gente grita en el fondo, y parece que se mueve a
un lugar más tranquilo—. Casi odio hacer esta pregunta, pero ¿ya sabe sobre Sam
y Zach?
Ahí desaparece mi erección.
—No. Estoy planeando hablar con todos después de la boda. —Isaiah hace
un sonido de incredulidad—. ¿Qué?
—No estoy seguro de que debas esperar para decírselo junto al resto de la
familia. Entiendo por qué quieres esperar, pero puede que ella no lo tome bien.
Un nudo se forma en mis entrañas. —Pero Jo siempre me apoya. Si no
fuera porque Silas siempre se entromete, se lo habría dicho antes. Ya sabes los
rumores que difundió sobre mi familia. Joey es la única razón por la que no le di
una paliza por ser tan imbécil.
—Te entiendo respecto a Silas. Puede ser vengativo, pero debes confiar en
que Joey te respalde. Ya no es una niña. Tienes que confiar en que ella sepa
manejar a Silas. —Se ríe con humor—. Tómalo del hombre cuya última relación
explotó, no pospongas una conversación importante demasiado tiempo. Odiaría
verte arruinar algo bueno.
Trago, deseando no haber cavado este agujero para mí. —Me destaco por
joderlo, así que…
—Amigo, se necesita de un metepatas para reconocer a otro.
Nos reímos, y aunque podría no ser un hombre particularmente religioso,
envío una oración para que mi amigo llegue a casa a salvo.
Cuando colgamos el teléfono, miro los campos y me pregunto cómo
empiezo a desenredar este desastre.
Supongo que comienza con la verdad.
Y Joey necesita escucharla.
31
Traducido por johanamancillla
Corregido por Danita

Cuando doblo la esquina, veo a Joey tomándose una foto con Cinnamon
Pie, que se inclina por el establo. He extrañado ver a Jo en el establo. Ella parece
sentirse como en casa aquí.
Trato de deshacerme del pesimismo que persiste desde la llamada de
Isaiah. Por más que quiera seguir su consejo, este no es el tipo de conversación
que puedo llevar a cabo si mi hermano interrumpe. Tendré que esperar hasta que
Jo y yo volvamos a mi casa.
Además, el establo tiene demasiados malos recuerdos. Si quiero echarme
mala suerte y arruinar mi vida de forma permanente, este sería el lugar perfecto
para hacerlo.
—Mis sentimientos están heridos, Bitsy —bromeo, sabiendo que va a ser
capaz de sacarme de este bajón—. Has estado en casa más de una semana, y te
has tomado una foto con un caballo, pero no conmigo.
Pone los ojos en blanco, pero me alcanza. La doy vuelta en mis brazos,
saboreando la risa que se le escapa.
Ella envuelve esas hermosas piernas alrededor de mi cintura, y la levanto
por el trasero mientras toma una foto de nosotros.
—¿Vas a subir esas a tu Instagram?
—¿Te importa? —Me inmoviliza con esos enormes ojos grises—. Acabo de
darme cuenta de que no saqué ninguna foto cuando estábamos en la costa.
—Tori puede compartirte las suyas. Saco un montón. —Mordisqueo su
cuello, sintiéndome mejor—. Pensé que odiabas Instagram.
Se encoge de hombros. —Nunca tuve nada emocionante o interesante para
publicar.
Inclinándome hacia atrás así puedo ver su rostro, meneo las cejas. —¿Soy
lo bastante emocionante como para publicar?
Su suave palma aterriza en mi rostro. —Probablemente eres más emoción
de la que puedo manejar.
—Oh, creo que me manejas muy bien. —La presiono contra el establo
detrás de nosotros y la beso hasta que a ambos nos falta el aliento—. Joder, me
pones tan duro.
He sido una erección andante y parlante todo el día, gracias a los recuerdos
de anoche, pero nada se compara con tenerla en mis brazos.
Y aunque nada me gustaría más que revivir cada momento desnudo en
tiempo real, uno de los entrometidos miembros de mi familia podría entrar aquí
en cualquier momento. El establo no está aislado como el arroyo.
De mala gana, la bajo al piso y reajusto mi pene, el cual ella palmea.
—Me encargaré de eso cuando lleguemos a casa. —Me guiña un ojo y sale
pavoneándose del establo.
Me río y sacudo la cabeza. No sé cuándo se volvió tan despreocupada y
coqueta, pero de verdad me gusta este lado de ella. Un lado que solo yo veo.
No estoy seguro de cómo explicar las emociones corriendo por mi pecho.
Cómo explicar la manera en que me es más fácil respirar cuando está conmigo.
Cuán eufórico me siento cuando me sonríe o me toca.
Maldición, amo a esta mujer.
Miro a Cinnamon Pie, atónito por la revelación.
Considero las palabras y frunzo el ceño.
Nunca pensé que sería el tipo de chico que perdería la cabeza por una
chica, pero basado en cómo es físicamente doloroso estar separado de ella, Joey
Grayson es dueña de mi estúpido trasero.
—Demonios, sí la amo —le declaro a mi caballo.
Ahí es cuando el recuerdo de mi padre estando de pie a solo unos metros
me golpea tan fuerte, que succiona el aire de mis pulmones.
—Ella no es la chica para ti, Logan. Nunca harás feliz a alguien como Josephine.
Querrá sentar cabeza, e hijo, eso envejecerá, y te moverás a la siguiente cosa bonita que
mire en tu dirección, y romperás su corazón. Confía en mí. Sé un par de cosas sobre esta
clase de asuntos.
Cuando el hombre al que has admirado toda tu vida básicamente te dice
que no eres lo bastante bueno para tu amiga de siempre, eso te hace cuestionarte
todo.
Al menos lo hizo en aquel momento.
Sacudiendo la cabeza, salgo del establo, determinado a demostrar que está
equivocado.

El pulgar de Joey acaricia mi muñeca cuando salimos a la calle principal.


El sol se pone mientras mi camioneta disminuye la velocidad en el autoservicio
del local de hamburguesas. Ambos estamos agotados. Aunque disfruto que las
fiestas familiares se extiendan hasta la boda el sábado, mis responsabilidades se
duplican ya que Ethan ha estado juntándose mucho con todos. No es que me
importe. Solo estoy muy cansado.
Al menos Sam se ha relajado. Me envió un mensaje ayer para decirme que
Zach está sintiéndose mejor. Es una carga menos en mi mente. Me siento tentado
de responderle para ver cómo está hoy, pero no quiero tener más conversación
con ella de la necesaria.
Después de que Joey y yo devoramos nuestra comida en mi camioneta y
regresamos a mi casa, veo el desvío hacia la casa de su abuela, y eso me da una
idea. Aunque no hay nada más que quiera hacer que dormirme frente a la
televisión con Jojo envuelta en mis brazos mientras nos relajamos, ella necesita
ser mi prioridad.
—¿Qué haces? —pregunta con vacilación cuando rebotamos por el camino
destrozado hacia la propiedad de su abuela.
—No has pasado por aquí desde que volviste, y pensé que podrían tener
algunas de tus cosas en cajas o algo así.
Se inclina hacia adelante en su asiento, con una expresión melancólica.
—He querido venir, pero hemos estado tan ocupados.
—Me imaginé. —Eso es típico de Jo. Siempre priorizando a otros. Nunca
pidiendo nada para sí misma. Esa mierda termina ahora mismo. Me encanta que
sea así, pero no para su propio perjuicio—. Cariño, si necesitas algo, cualquier cosa,
dímelo. No siempre soy así de intuitivo.
Me sonríe. —No tienes ni idea. —Con una risa, presiona un dulce beso en
mis labios, luego sale de la camioneta cuando nos estacionamos frente a la casa
modesta.
Entrelazo nuestras manos y después llamo a la puerta. Una pareja joven
responde, y explico que Joey solía vivir aquí y que su hermano vendió la
propiedad. Dejo de lado el drama porque hay mucho. —Nos preguntábamos si
dejo algunas de sus pertinencias.
—¡Oh! Sí, estábamos a punto de tirar todo. ¡Me alegra que vinieran! —La
mujer, Melanie, nos hace pasar junto a su marido, que nos saluda con la mano de
forma amistosa—. Me habría sentido mal si hubieran llegado demasiado tarde.
Mientras nos lleva a la habitación de atrás, observo que la casa ha sido
pintada y los pisos brillan como nuevos. Es evidente que esta pareja la está
cuidando, y a una parte de mí le duele que no pudiera comprar esta propiedad
para Jo y renovarla para ella tal como lo hizo esta familia.
—Tómense su tiempo, y dígannos si necesitan ayuda para cargar algo. —
Melanie cierra la puerta detrás de nosotros, dejándonos en lo que solía ser la vieja
habitación de Jo.
—¡Ese idiota dejó mis cosas aquí! —Jojo toma las pilas de ropa y recuerdos.
Han sido empujados a la esquina para hacer espacio para una cuna y un balancín.
Es un espectáculo extraño ya que la mitad de la habitación parece una escena del
programa Acumuladores Compulsivos. No son solo las cosas de Joey. Es una mezcla
de utensilios domésticos y cosas al azar amontonadas con lo que asumo que son
sus pertenencias. Al menos, espero que lo sean.
Froto sus hombros. Tiene que estar molesta porque rara vez maldice. No
la culpo por estarlo, pero odio verla al borde de las lágrimas.
—Mira el lado bueno, Bitsy. Al menos recuperarás tus cosas. Silas solo las
habría tirado a la basura.
Ese imbécil siempre está lastimando a su hermana. La próxima vez que lo
vea, puede que tenga que romperle la maldita cara.
Forzándome a calmarme, respiro profundo.
Ella comienza a llorar, y envuelvo mis brazos a su alrededor. —Está bien,
nena. Volveremos a organizar tus cosas.
No menciono las otras preguntas que tengo, como por ejemplo: qué le paso
a las pertenencias de su abuela o su madre. Quizás algunas están en la pila, pero
es difícil saberlo.
Silas no siempre fue un idiota. Cuando éramos niños, era tosco, pero
teniendo en cuenta quién era su padre, supuse que él estaba mejor que su viejo.
Resulta que es igual a ese imbécil; un drogadicto abusivo que solo se preocupa
por sí mismo. Y que me condenen si vuelve a lastimar a Joey.
Para cuando terminamos de cargar la camioneta, es tarde. Aunque la
mayoría de lo que empacamos era ropa de Joey y cosas al azar de la cocina que
probablemente vamos a tirar, ella encontró una vieja caja con fotos. Gracias a Dios
que fue capaz de rescatar algo de valor sentimental. A fin de cuentas, pese a que
sé que se siente agradecida de recuperar algunas pertenencias, esas fotos valen
más para ella que cualquier otra cosa que posee. Podrían ser las únicas fotos que
tiene de su mamá.
Joey se muestra silenciosa el resto de la noche. La desvisto y la meto en mi
cama antes de acurrucarme a su espalda. No hablamos. No tenemos que hacerlo.
Supongo que así se siente estar enamorado de mi mejor amiga.
El pensamiento no me asusta tanto como supuse que me asustaría.
—Te amo, Jo —murmuro contra su cuello; la necesidad de decirlo supera
cualquiera de mis reservas. Después de hablar con Isaiah esta tarde sobre su
maldito testamento, no quiero contenerme con Joey.
Se queda quieta. Después de un momento, se vuelve hacia mí. Sus ojos
están vidriosos con lágrimas no derramadas.
—No llores, cariño. Lamento lo de la casa de tu abuela. Me siento como un
idiota por no llevarte ahí antes. Lamento tantas cosas. No saber lo que tramaba
tu hermano ni tratar de evitar que vendiera la casa. No ayudarte más con tu
abuela. No dar el paso y tratar de construir algo real contigo antes.
Me mata saber que está sufriendo. Comienzo a disculparme de nuevo,
pero pone un dedo en mis labios.
Nos miramos, y aunque estuvo llorando y sus ojos están hinchados,
todavía es la mujer más hermosa que conozco. Es pura de corazón y amorosa, y
significa el mundo para mí.
Respira hondo. —Yo también te amo, Logan.
Nos sonreímos el uno al otro. Me inclino para besarla, queriendo que este
momento no termine nunca. Se siente demasiado bien el tenerla en mis brazos.
Saber que significo tanto para ella.
Mientras nos movemos juntos, me doy cuenta de que no hemos tenido
sexo. Esto no es follar. Aunque suene cursi, estamos haciendo el amor. No hay
otra forma de describirlo. He sido un maldito tonto por no verlo antes. La idea
de que podría haber perdido esto, perderla a ella, por estar demasiado ocupado
follando con cualquiera o preocupado es abrumadora.
Tiene que saber lo de Samantha.
Mi conversación con Isaiah resuena en mis oídos. Tiene razón, no puedo
esperar a que Ethan se case. Tengo que decírselo a Jo ahora. Ya no quiero ocultarle
nada.
Mis ojos la recorren. La chica lo ha pasado muy mal esta noche, así que
quizás este no sea el mejor momento. Pero mañana. En cuanto llegue a casa del
trabajo, la sentaré y le contaré todo. Joey es la persona más comprensiva que
conozco, lo entenderá. Mientras pueda explicarle cómo sucedió, estará bien.
Tiene que estarlo. Porque no puedo perder a esta chica.
32
Traducido por Julie
Corregido por Danita

Se me escapa una risa mientras me remuevo en la cama. Estoy desnuda, el


sol está afuera, y no me importa un comino que Logan tenga una vista sin
obstáculos de mi trasero.
—No he terminado contigo —gruñe Logan—. Ven aquí.
Su mano me envuelve el tobillo y yo grito mientras me arrastra por el
colchón. Me sujeta hacia abajo, y me río en la almohada cuando sus dedos se
deslizan por mis costillas.
—¡No es justo! —Jadeo.
—Es totalmente justo, nena. —Su boca caliente aterriza en mi hombro, y
me separa las piernas para hacer sitio a su gran cuerpo—. Esto es lo que llamamos
la tortura de las cosquillas. Y es lo que las chicas malas reciben como castigo.
Grito y pataleo y me río tan fuerte, que apenas puedo respirar, pero oh,
mis estrellas y barras, estoy excitada.
¿Mencioné que él tampoco lleva nada de ropa? Y sus músculos duros están
presionados contra mí, desde el pecho hasta el muslo.
Me siento tan agradecida de que Ethan nos dejara dormir hasta tarde hoy.
Anoche me envió un mensaje diciendo que recogería a Logan para que pudiera
quedarme con la camioneta y hacer algunos recados para Tori. Pero incluso con
el descanso extra y un plan más relajado para el día, no podía entender por qué
Logan se veía tan pensativo esta mañana.
Tenía miedo de que quisiera hablar de la noche pasada, y ya he superado
el drama de mi familia. Solo quería aligerar el ambiente. Así que me froté el sueño
de los ojos y le conté un chiste.
—¿Cómo llamas a una manada de ganado que se masturba?
Una risa brotó de él.
—Esa no es la parte graciosa.
—El que trates de contar un chiste sucio es gracioso.
—Puedo trabajar con eso. Bien, entonces, ¿cómo llamas a una manada de
ganado masturbándose?
—Ni idea. —Parecía entretenido.
—Carne vacuna acariciada.
Se rió. —Hablando de eso, tengo algo que puedes acariciar. —Pateó las
mantas, y su miembro gigante me saludó.
Le di una mirada hostil. —No puedes sacarlo así.
—¿No puedo?
—No. Necesito un preludio.
Levantó una ceja. —¿Necesitas un preludio para mi erección mañanera?
Eso suena muy formal considerando que has montado mi cara.
—No seas vulgar. Me posé suavemente en tu cara. —Le pinché el pene y
vi cómo se agitaba como un péndulo. Y luego me reí.
Uno pensaría que he cometido un crimen.
—¿Te acabas de reír de mi pene, mujer? —Se veía tan serio.
Entrecerrando los ojos ante su poste, giré la cabeza y decidí molestarlo un
poco más. —Es lindo. Quiero dibujar una cara sonriente en el extremo.
Jadeó con horror, y yo sonreí.
Excepto que entonces tuvo una mirada traviesa en sus ojos que me hizo
alejarme segundos antes de que se abalanzara sobre mí como un gato salvaje.
Por eso me hace cosquillas tan fuertes que podría orinarme en mis
inexistentes pantalones. No tiene ni idea de la suerte que tiene de que ya haya
corrido al baño esta mañana.
Aúllo mientras sus dedos se mueven contra mi estómago. —¡Pesas una
tonelada más que yo, tonto! ¡Esto no es justo!
—Nena, acabas de decirle “lindo” a mi pene. —Dicho miembro se desliza
entre mis muslos y a través de mi humedad—. Te mostraré lo lindo que es cuando
te folle hasta que atravieses el colchón.
Mi risa se convierte en un gemido porque es difícil mantener el silencio
cuando me aprieta el pecho y me frota el montículo.
Necesitando más, levanto mis caderas y me clava por detrás. Sus grandes
manos agarran mi cintura y con un rápido tirón, nos jala juntos.
Ambos gemimos.
—Joder —me jadea en la oreja—. Lo siento, cariño. Debería haberte
calentado más. ¿Estás bien?
—Sí. —Mis ojos se cruzan por la invasión, pero me encanta—. No te
detengas. —Después de un momento, empieza a moverse hasta que somos dos
cuerpos chocando juntos. No estoy tratando de ser una estrella porno, pero de
repente las palabras sucias empiezan a caer—. Oh, Dios mío. Tu pene se siente
increíble.
Juro que se hincha dentro de mí.
—Ahh, demonios, nena. —Gruñe. Embiste. Gruñe. Embiste.
Todo en mí se aprieta.
—No te detengas. —Jadeo para respirar—. Me voy a correr.
Extendida debajo de él, golpeo las sábanas con el puño cuando su dedo
gira en círculos sobre mi clítoris. Mi espalda se arquea, y de alguna manera se
desliza más profundamente, y yo grito mi liberación en una almohada. Bombea
dos veces más antes de seguirme por el borde, y nos desplomamos sobre la cama.
De alguna manera, me encuentro siendo acurrucada, cierro los ojos con
una sonrisa y disfruto de la sensación de saciedad y calidez de estar en sus brazos.
Nunca nada se ha sentido mejor.
Tú eres mi densidad.
Me aprieta más fuerte como si me hubiera oído citar esa línea de “Regreso
al futuro”. Él sabría lo que realmente quiero decir con eso. Eres mi destino.
No estoy segura de cuánto tiempo pasa, pero debemos dormir un rato.
Solo cuando escucho una bocina en el frente nos movemos.
—Maldición, el tiempo vuela cuando te diviertes. —Logan me besa el
hombro y se arrastra hasta el baño—. ¿Puedes enviarle un mensaje a Ethan y
decirle que saldré en un rato?
—Claro. —Bostezando, agarro su teléfono junto a la cama.
Cuando Logan sale del baño, está vestido con vaqueros y una camiseta.
Coge su teléfono y me da un beso en la frente. Está a medio camino de la puerta
cuando grito: —¡Comprueba tus mensajes! Tienes unos mensajes de un tipo
llamado Sam.
Se congela por un segundo y luego se vuelve hacia mí, todo rastro de su
buen humor borrado. Al principio creo que algo va mal, pero luego se aclara la
garganta. —Cenemos aquí esta noche. Solo nosotros dos. Hay algunas cosas...
algunas cosas con las que necesito tu ayuda.
Sonrío, amando ser su persona. —Suena genial. Nos prepararé algo
delicioso. Solo avísame cuando creas que estarás en casa.
La fantasía de vivir aquí de verdad, de amar a Logan y de construir una
vida juntos, me viene a la mente. Y empiezo a sentir que todo lo que quiero por
fin está a mi alcance.
33
Traducido por Anna Karol
Corregido por Julie

Con solo mover un dedo, publico las fotos que tomé de mí y de Logan ayer
en mi Instagram. Mi tonto corazón se dispara cuando las estudio más de cerca.
Nos vemos como una pareja. Estoy en sus brazos y él besa mi sien mientras sonrío
a la cámara. En otra toma, estamos mejilla a mejilla, viéndonos todos exaltados.
Es probable que mi prima me ponga los ojos en blanco cuando vea esto. Le envío
a Dawn un mensaje de texto rápido, preguntando si podemos ponernos al día
hoy más tarde.
Una vez que le doy de comer a Rambo, me subo a la camioneta de Logan
para hacer unos recados para Tori. Apenas salí del camino de entrada cuando mi
teléfono vibra con un mensaje de texto.
Silas: ¿Todavía estás por aquí?
Y así como así, mi hermano aterriza en mi vida como si no hubiera estado
desaparecido durante meses.
El alivio y la ira compiten por la emoción más prominente en mi pecho,
pero después de recordarme que vendió nuestra casa sin decirme, la ira gana.
Después de respirar para relajarme, redacto varios textos, pero termino
borrando todo. No puedo desquitarme por mensaje de texto o me volverá a dejar
sin mirar por el retrovisor. Finalmente, me conformo con algo sin emociones y
espero que podamos sentarnos a hablar.
Sí. ¿Estás en la ciudad?
Quizás para el fin de semana. No estoy seguro.
Dios no permita que se comprometa a nada.
¿Quieres tomar un café?
Debe querer hablar desde que envió un mensaje de texto en primer lugar,
pero todavía me sorprende que acepte reunirse conmigo en el restaurante Lone
Star.
Cuando abro la puerta del restaurante veinte minutos después, veo de
inmediato a Silas sentado en la esquina trasera.
Descuidado. Esa es la única forma de describirlo. Una camiseta sucia.
Pantalones rasgados. Cabello grasoso. Silas solía ser un chico guapo. Ahora se ve
sin hogar. Mi hermano grande y duro no se ve tan fuerte de repente.
—¿Qué te ha pasado? —Me deslizo en la cabina.
—Es bueno verte también, Josephine.
—Déjate de tonterías. Vendiste la casa de la abuela, te desapareciste de la
faz del planeta durante meses y llegas de repente como si no fuera gran cosa,
luciendo como algo que el gato trajo a rastras.
Sus cejas se levantan. —¿No eres un rayo de sol?
Silas no es el único que está sorprendido. Nunca le hablo de esta manera,
pero ya no me suavizaré con él.
Carol se detiene para tomar nuestro pedido. —Hola, cariño. ¡Qué bueno
tenerte en casa! ¿Qué deseas?
Ignoro mi lamentable excusa de familia y le sonrío a Carol, quien siempre
ha sido una dulzura. —Hola, Carol. ¡También me alegro de verte! Voy a tomar
un té dulce y una rebanada de tu increíble pastel de nueces, por favor. —No creo
que pueda soportar mucha comida y hablar con Silas al mismo tiempo.
—No hay problema. ¿Y para ti? —Su sonrisa desaparece cuando se vuelve
hacia mi hermano.
—Café. Solo. Eso es todo. —Se frota las manos, y yo observo su aspecto
flaco y las ojeras bajo sus ojos.
Pongo los ojos en blanco. No me debería importar. A Silas yo no le importo
nada. Sin embargo, me conozco. La culpa me comerá viva si no le doy comida.
—Carol, ¿puedes traerle algo de comer? Tal vez el guiso y puré de papas con
salsa extra. Ah, y algunas galletas. Ese solía ser su favorito. —Lo miro—. Todavía
comes carne, ¿verdad?
—Sí. Me gustan esas cosas. Es solo que… —Se frota las manos otra vez y
mira hacia otro lado.
Suspiro. Solo mi hermano se gasta miles de dólares en un abrir y cerrar de
ojos. Porque indudablemente está en bancarrota. Otra vez. —Invito yo. No te
preocupes por eso.
Carol me da una de sus sonrisas parentales como si pensara que estoy
haciendo lo correcto a pesar de que no le agrada Silas.
Cuando está fuera del alcance del oído, dejo caer las sutilezas. —¿Qué está
pasando contigo? ¿Y por qué no tienes dinero cuando acabas de vender la casa
de la abuela?
Después de un suspiro largo y prolongado como si yo fuera el mayor dolor
en su trasero, lanza un brazo sobre la parte posterior de la cabina. —He estado
en rehabilitación. —Agita la otra mano sobre sí mismo—. Obviamente, está
haciendo maravillas.
—¿Por eso vendiste la casa? ¿Querías ir a rehabilitación? —Siento que
hablo un idioma extranjero con lo inesperada que va esta conversación.
—No diría que quería ir a rehabilitación.
Me lleva un minuto procesar lo que dice. —¿Entonces te metiste en
problemas y qué, tuviste que ir a rehabilitación en lugar de ir a la cárcel?
—Noventa días de rehabilitación ordenada por la corte, para ser precisos.
—¿Y no pensaste en mencionarme esto? —Las lágrimas pican mis ojos. Me
odio por mostrar alguna emoción en este momento.
—No empieces a lloriquear sobre esa vieja pila de ladrillos. La casa apenas
valía nada de todos modos.
Furiosamente, me limpio los ojos con el dorso de la mano. —Estoy molesta
por ti, idiota arrogante. ¿Por qué no me dijiste que estabas en problemas? —Bajo
la voz—. ¿Y falsificaste en serio la firma de la abuela en la escritura o algo así?
Así es como te permitiste la rehabilitación, ¿verdad? ¿La casa?
Se encoge de hombros, y se necesita todo lo que hay en mí para no cruzar
la mesa y estrangularlo porque sé que esa es la respuesta que voy a obtener.
Llega la comida, y me siento allí conmocionada y viendo a Silas palear el
puré de papas. Tengo ochenta y cinco dólares a mi nombre, y por mucho que mi
hermano me lastime hasta el alma a veces con su egoísmo, tengo que preguntarle
si necesita algo.
—¿Tienes dinero para comida y alquiler? ¿Dónde te estás quedando?
—Tengo una chica. Ella me alimentará.
Jesucristo.
—¿Y has terminado con la rehabilitación? ¿Te… sientes mejor?
—Sí. Ya salí de lo difícil.
Mis ojos se dirigen a sus brazos donde las marcas se han desvanecido.
—Silas, por favor cuídate.
Hace una pausa con un tenedor de comida a la mitad de su boca. —Es en
serio. Estoy genial. —Estudia mi apariencia—. ¿Qué pasa contigo? ¿Dónde te
quedas?
—Con Logan —respondo sin pensar.
Todo su cuerpo se tensa. —¿Qué coño, Josephine? ¿No tienes otros amigos
con los que puedas quedarte?
Aprieto las manos para no alcanzar un objeto contundente. —¿Dónde se
suponía que me quedara? Vendiste nuestra casa. Sin molestarte en mencionarlo.
Estoy molesta conmigo mismo por mencionar a Logan cuando sé que el
tema pone nervioso a Silas, pero ¿por qué debería tener que ocultar cosas sobre
mí? Todo lo que hice fue ocultar a quién era al crecer para hacer felices a mis
padres. ¿Yo era demasiado torpe? Me callaba. ¿Me reía demasiado? Dejé de reír.
¿No querían que mostrara demasiada piel? Llevaba un mono locamente amplio.
Bueno, no están aquí para decirme qué hacer.
Antes de que él pueda responder, sacudo la cabeza. —¿Por qué te importa
si estoy con él?
—¿Qué quieres decir con que estás “con él”? —Sus ojos se estrechan en
pequeñas rendijas—. ¿Están saliendo?
Aquí vamos.
—Te importaría una mierda lo que me pase siempre que no involucre a
los Carter. ¿Por qué es eso?
Con un sonido metálico, deja caer el tenedor en su plato y me apunta con
un dedo. —Sabes por qué. Sabes que su jodido padre se metió con mamá.
Diablos, si no hubieras nacido antes de conocer a esas personas, me preguntaría
si ese hombre también fue tu donante de esperma.
Estoy tan disgustada que apenas puedo hablar. —No otra vez con esto. —
Sacudo la cabeza—. Daniel Carter nunca engañaría a Beverly. Además, el hombre
ya murió, déjalo descansar en paz. Y es de mal gusto hablar mal de los muertos,
Silas. Sé que albergas este resentimiento fuera de lugar, pero esos rumores no son
ciertos. Mamá podría haber sido infiel, pero dudo seriamente que haya sucedido
con el señor Carter. Siempre pensé que papá estaba delirando, tan drogado que
lo creó todo en su cabeza.
—Eres una maldita tonta. Sucedió justo en tus narices y te niegas a verlo.
—¿Ver qué? Dime lo que me estoy perdiendo. ¿Estás enojado porque el
señor Carter despidió a papá porque iba a trabajar borracho o drogado? No
puedo decir que lo culpe por eso.
Empuja su plato. —Daniel Carter se acostó con mamá y despidió a papá
mientras tenía a toda la ciudad pensando que era un santo. Por eso odio a esa
jodida familia. Logan es solo una copia al carbón de su viejo, y eres una tonta al
pensar que no te hará lo mismo. Con la forma en que lo has perseguido toda tu
vida, probablemente decidió ir por lo seguro. Así que no creas que eres especial.
Él pasará a la próxima cosa bonita que separe sus piernas en unas pocas semanas.
Respiro hondo ante sus odiosas palabras.
El calor me pica los ojos, pero me niego a dejar que las lágrimas se
desborden. —Si alguien es como su papá, eres tú, Silas. Tal vez deberías mirarte
en el espejo antes de lanzar piedras. —Arrojo algo de dinero para que cubra el
almuerzo—. Es gracioso, pero solía admirarte cuando éramos más jóvenes.
Sinceramente, no sé qué hice para que me trataras de esta manera, para que
actuaras como si me odiaras. —Con un golpe de mi codo, me limpio los ojos—.
Siempre dijiste que deseabas no tener una hermana. Felicidades. Se te cumple el
deseo. Espero que tengas una buena vida.
Me sorprende escucharlo decir mi nombre mientras salgo corriendo del
restaurante, pero no hay forma de que me vaya a sentar allí y dejar que me hable
de esa manera.
Mis días de ser un felpudo han terminado. Incluso si me rompe el corazón
perder a mi hermano.
34
Traducido por Tolola
Corregido por Julie

Hoy no va como me imaginaba.


Anoche, cuando Ethan me mandó un mensaje para decirme que me
recogería tarde, decidí sentar a Jojo a desayunar mientras le explicaba por qué
estoy a disposición de esta otra chica. Cuanto más pensaba en lo que dijo Isaiah,
más me daba cuenta de que tenía razón. Jo merece que hable con ella, cara a cara,
y le explique cómo me metí en esta situación.
En vez de eso, me la follé como un animal y me quedé dormido en una
neblina post sexual.
Muy maduro, imbécil.
La preocupación roe el fondo de mi mente. No quise ser tan salvaje con
ella esta mañana. Follamos como si el mundo se acabara y fue muy sexy, joder.
Sin embargo, seré honesto. Me está costando mucho fusionar a Joey, mi
mejor amiga de la infancia, con Joey, mi novia, la mujer con la que me quiero
acostar hasta que no pueda moverme.
Me lleva un segundo darme cuenta de que me siento avergonzado. Me da
vergüenza haberla follado tan fuerte. Era prácticamente virgen hasta hace diez
minutos, y la monté como un maldito animal. Perdí todo control. Como cuando
me vine sobre sus tetas en la costa. No es el momento del que más orgulloso me
siento.
Bueno, eso es mentira. Me gustó marcarla y ver las pruebas. Me gustó
bastante. Pero me siento mal por hacerle esto a mi dulce Jojo. Aunque ella me
diga que está bien y le gusta.
Frotándome la cara, suelto una maldición. La verdad es que me vendría
bien una charla de hermano a hermano con Ethan. Aunque no estoy seguro de
cómo sacar el tema. Solo añade eso a la gran cantidad de cosas de las que tengo
que hablar con él.
La peor parte es que él sabría exactamente de quién estoy hablando, y
prefiero que me saquen las uñas con una pinza oxidada que compartir detalles
sobre lo que Jo y yo hacemos en la cama.
Estoy llenando el depósito en la gasolinera cuando un coche familiar llega.
—Hola, amigo. —Levanto la barbilla hacia Patrick, que me mira de forma
extraña.
Se acerca y sacude la cabeza, pero no dice nada.
—¿Cuál es tu problema? ¿Estás enojado por algo? —No lo he visto desde
que volvimos de la costa el domingo por la noche.
—¿Qué haces con Joey cuando tienes a otra chica?
Frunzo el ceño. —¿De qué estás hablando? No tengo a nadie a mi lado.
Me pone los ojos en blanco. —¿Samantha? ¿Te suena?
Me congelo y mi corazón se estremece en mi pecho. —¿De qué conoces a
Samantha?
—¿Así que sí la conoces? Pelirroja. Piernas larguísimas. Unas tetas como
melones.
Cristo. Este tipo. —¿Qué pasa con ella? Somos amigos. —Más o menos—.
¿Y qué tiene esto que ver con Joey?
—Tuve una interesante conversación con Samantha el lunes, y se
sorprendió al saber que te has estado acostando con Joey cuando se supone que
estás con ella.
¿Qué demonios? Lo agarro por su camiseta. —No tienes ni idea de lo que
está pasando, y antes de que vayas a esparcir un desagradable rumor sobre la
gente involucrada aquí, necesito que pienses largo y tendido primero. Porque si
enredas a Joey en alguna mierda que le haga daño, te juro por Dios que te patearé
el culo hasta que no quede nada. ¿Me oyes?
Lo empujo, y él se aleja a trompicones y murmura: —Te escucho, pero no
estoy seguro de creerte.
—No me estoy follando a Samantha.
Sigue disparando miradas como dagas hacia mí, y arruga la nariz.
—Odiaría ver que a Joey le rompan el corazón porque no puedes mantener
tu pene en tus pantalones.
—Y odiaría romperte la boca porque no puedes mantenerla cerrada. Esta
es la última vez que voy a decirlo, no voy a dejar a Jo. Te prometí que no iba a
hacerle daño, y lo dije en serio. Esa chica es todo mi mundo.
Me meto en mi camioneta y cierro la puerta de un portazo mientras me
convenzo de no atropellar a Patrick. Entiendo que siente algo por Joey y que por
eso tiene un palo en el culo, pero no hay excusa para la mierda que dice.
Mis dedos vuelan sobre mi teléfono mientras le envío un mensaje a
Samantha. No sé si le dice a la gente que estamos juntos o si Patrick estaba
soltando mierda.
Con un recado más que hacer, trato de concentrarme en mi trabajo y me
dirijo al aserradero a recoger una entrega para mi hermano. Tan pronto como
termine con esto, puedo finalmente volver con Jo para que podamos hablar.
De repente, mi teléfono empieza a explotar. No reconozco el número, pero
la persona llama tres veces seguidas.
Cuando contesto, escucho la frenética voz del otro extremo solo unos
segundos antes de que se me enfríe la sangre.
35
Traducido DianaZ
Corregido por Julie

A pesar de lo enojada y herida que estoy con mi hermano, me las arreglo


para recomponerme lo suficiente como para recoger los suministros de boda para
Tori. Con un camión lleno de cirios y accesorios para el cabello para la boda,
regreso a la casa de Logan y me meto en la cama. Rambo debe sentir lo molesta
que estoy porque se acurruca en mi cuello y gime.
Las lágrimas silenciosas caen cuando pienso en mi desordenada familia.
De alguna manera, sé que Silas nunca tuvo una oportunidad. Nuestro padre era
un imbécil de grado A que nos maltrataba, citaba las escrituras cuando estaba
drogado y solo pensaba en sí mismo. Mi madre fue una santa por aguantar su
mierda. O una tonta.
De alguna manera, entiendo por qué Silas odia a los Carter. Eran todo lo
que nuestra familia no era. Amorosos. Financieramente estables. Respetados. Y
siempre nos amaron como si fuéramos de su familia. Pero Silas no sabe aceptar
el amor.
Demasiado cansada para mantener los ojos abiertos, pongo las mantas
sobre mí y Rambo, listos para bloquear el mundo.
No estoy segura de cuánto tiempo duermo, pero está oscureciendo cuando
abro los ojos al escuchar el sonido de la puerta principal cerrándose.
Es entonces cuando recuerdo que nos iba a preparar la cena para que
Logan y yo pudiéramos pasar el rato. Maldición. No pretendía dormir tanto
tiempo.
Una notificación en mi teléfono me llama la atención. Es una disculpa
tonta de mi hermano.
No quería que las cosas se salieran de control hoy.
Molesta, le devuelvo el mensaje. Estoy con Logan. Acéptalo. Supérate a ti
mismo y tus pequeños problemas, y apóyame por una vez en tu vida. Siempre
te he apoyado. ¿Por qué no me apoyas?
En los últimos meses, he aprendido algunas cosas sobre mí. Odio las zonas
grises. Mi hermano puede aguantarse o callarse.
Decido poner las cosas en su cancha. Puedes hacer las paces conmigo.
Ven a cenar esta noche a lo de Logan.
Probablemente no tenga noticias de él por otros tres meses.
Deseando poder borrar lo que sucedió con Silas hoy, salgo al pasillo lista
para lanzarme a los brazos de Logan para un abrazo muy necesario cuando me
congelo.
Una mujer extraña con el pelo largo y castaño está de pie en la cocina.
Logan nunca cierra la puerta si alguien está en casa. Es una de las cosas
que siempre me ha encantado de vivir en el campo. Cómo todos conocen a todos
aquí, reduce la necesidad de encerrarse.
Obviamente, eso es un error.
Ella lleva una camiseta sin mangas ajustada, un par de jeans ajustados y
tacones rojos, y está sacando comestibles como si fuera la dueña del lugar.
Antes de que pueda preguntarle qué hace en la casa de otra persona,
comienza a hablar.
—Logan, nene, sé que dijiste que estabas ocupado esta noche, pero no
podía pasar un día más sin verte. No te he visto desde el domingo por la noche.
—Hace un puchero.
Logan aún no está en casa, pero obviamente no lo sabe.
Pero la forma familiar en que habla con mi novio hace que se me erice el
pelo de la nuca.
Me aclaro la garganta. —¿Quién eres y qué haces en la casa de Logan?
Se le corta la respiración y gira con los ojos muy abiertos. Rambo por fin
decide ladrar.
—Oh, hola, Rambo —dice—. ¿Cómo está mi cachorro?
¿Quién demonios es esta mujer? Recojo a mi perro antes que la psicópata.
Sus ojos se entrecierran mientras viajan sobre mí. Solo estoy usando una
de las camisetas de Logan y ropa interior.
Levanto las cejas. —De nuevo, ¿quién eres?
Se ve tan familiar, que es espeluznante. ¿Dónde la he visto antes?
Sus labios rojos se curvan hacia arriba. —Soy la novia de Logan, Samantha.
¿Y tú eres? —Lo dice con tanta autoridad, que doy un paso atrás.
Abro la boca y la cierro de nuevo. A estas alturas, se siente extraño
argumentar que soy la novia de Logan.
—¡Oh! —Se ríe, y el sonido envía escalofríos por mis brazos—. Eres su
amiguita. Con la que siempre anda por todas partes. ¿Regresaste de Florida para
la boda?
¿Cómo sabe esta mujer tanto de mí?
Asiento vacilante, mi cabeza gira en un millón de direcciones diferentes.
—Te ves muy familiar. ¿Te conozco de algún lado? —Se encoge de hombros y se
pasa el pelo por los hombros, un gesto que recuerdo—. Espera. Te corté el pelo
una vez, ¿verdad?
Nada en su expresión cambia. Ignora por completo mi pregunta, pero sé
quién es ella. Por lo menos creo que lo sé. Es la mujer que hizo un berrinche en el
salón el invierno pasado y me hizo despedir. No pensé que se llamara Samantha,
pero tal vez no recuerdo.
Jesús, ¿qué está pasando?
Un mal presentimiento se apodera de mí y, de repente, se me ocurre. Esos
textos que Logan ha estado recibiendo durante los últimos días. Los que recibió
esta mañana de Sam.
No, Sam no. Samantha.
Nunca me molesté en leer esos mensajes. No pensé que lo necesitara.
Incluso si estaba preocupada, fisgonear no es mi estilo.
Pero ahora Sam definitivamente ha despertado mi interés.
—¿Dijiste que viste a Logan el domingo? —Me escucho preguntar en tanto
me apoyo contra la pared. Preparándome para su respuesta, me estremezco
cuando sonríe de nuevo.
—El domingo en la noche. —Una risita sacude su amplio pecho—. No
puedo rechazarlo cuando quiere conseguir algo, ¿sabes? Es insaciable. Sí que le
gustan sus visitas sexuales.
Mi estómago se sacude porque está hablando con tanta confianza, con
tanta seguridad, que me sacude.
—Yo... ¿Puedes decirme a qué hora... te visitó el domingo? —Siento que
me estoy aferrando a una balsa salvavidas en medio de una tormenta. Tal vez
esta mujer es una loca. Tal vez ella me diga el momento equivocado, pero toda la
esperanza que tengo se convierte en cenizas cuando responde.
—Fue después de que pasó por la farmacia por Zach, así que fue tarde.
Casi a la medianoche. El pobre Zachy se enfermó y necesitaba un poco de sopa,
y Logan condujo hasta mi departamento en medio de la noche, bendito sea su
corazón. Y luego me arropó, si sabes a lo que me refiero.
La bilis se arrastra por la parte posterior de mi garganta.
La noche del domingo. Cuando Logan se fue durante varias horas para
supuestamente renovar la receta de su madre y regresó mucho después de la
medianoche, agotado.
La advertencia de mi hermano suena fuerte y clara en mi mente. Que
Logan es un infiel. Que me dejará una vez que obtenga lo que está buscando. Que
nunca mantendré su interés.
Sacudo la cabeza. Conozco a Logan de toda mi vida, y él puede ser
irresponsable de vez en cuando, pero no lo veo acostándose con otra mujer en mi
cara.
—¿Va a estar en casa pronto? —Samantha riza un mechón de cabello
brillante alrededor de su dedo—. Supuse que estaría aquí ya que su camioneta
está estacionada afuera.
—Tomé prestada su camioneta. Se llevó la de su hermano. Se suponía que
debía estar en casa para cenar, pero supongo que está llegando tarde. —Me callo.
No estoy segura de por qué le digo esto.
Ella da un paso más cerca. Samantha es realmente hermosa, lo admito con
pesar. Alta y con grandes senos con un hermoso cabello largo.
—Logan está muy orgulloso de Zach. ¿Quieres ver algunas fotos?
No tengo idea de quién es Zach, pero esto no parece disuadirla.
Sin invitación, se acerca a mi lado y saca su teléfono. Es mucho más alta
que yo, y tenerla tan cerca me está asustando. Cuando toca la pantalla, aparecen
varios mensajes de texto de Logan. Ella los saca, pero no antes de que lo vea
preguntando dónde está. Que ha estado tratando de contactarla. Que realmente
necesita hablar con ella.
Mi inquietud se profundiza. Dios, ¿estoy siendo una completa idiota? ¿Me
dice la verdad sobre salir con él o engancharse o lo que sea que estén haciendo?
Me tapo la boca con la mano, temiendo vomitar.
Me sonríe como si mi mundo no estuviera en la cúspide de la destrucción.
—Aquí tenemos una foto del verano pasado en el lago.
—¿El… verano pasado?
—Tengo algunas del año anterior, pero las fotos del verano pasado son
adorables.
—¿Entonces están juntos hace varios años? —pregunto débilmente
Asintiendo, me mira como si fuera imbécil. —Bueno, Zachary tiene siete
años, entonces haz los cálculos.
Mi corazón late dolorosamente en mi pecho, y trago el ácido en la parte
posterior de mi garganta, mis ojos finalmente se enfocan en la imagen frente a
mí.
Es una foto de Samantha y Logan. Él tiene el brazo alrededor de sus
hombros, y ambos están sonriendo.
Y están parados detrás de un niño rubio.
Uno que es la viva imagen de Logan.
Lo miro largo y tendido.
Pasa su dedo sobre el niño. —Se puede saber a qué lado de la familia se
parece el niño.
La respuesta es como un cuchillo para mi corazón destrozado. A la de su
padre.
36
Traducido por Gesi
Corregido por Danita

La ira es una cosa interesante.


Es una emoción que puede hacerte perder el control o concentrarte tan
mortalmente que juras que puedes pelear como Neo en Matrix.
Ahora mismo estoy tan furioso que podría escupir fuego.
Mis piernas no pueden llevarme lo bastante rápido por las escaleras del
edificio de Samantha. Cuando llego a la cima, me dirijo al departamento al otro
lado del suyo y golpeo la puerta.
Una pequeña mujer mayor la abre. —Lo siento mucho. No sabía a quién
más llamar. Esta noche tengo que ir a trabajar y…
—Está bien, Carmen. No es su culpa. Me alegra que me haya llamado. —
Me pateo por no tener su número guardado en mi teléfono. Si hubiera sabido que
cuidaba a Zach, hubiera pensando en conseguirlo.
Zach se levanta del sofá de un salto y corre hacia mis brazos.
—Oye, amigo. ¿Estás bien? —Hago un gran esfuerzo para calmarme. Ver
que está a salvo ayuda. Lo abrazo con fuerza y suspiro aliviado.
Asiente, pero es obvio que ha estado llorando. —Hola, Logan.
Carmen nos hace un gesto para que nos sentemos, lo llevo hacia la mesa
de la cocina y me siento a su lado antes de volverme hacia ella.
—Cuénteme otra vez qué sucedió.
Retuerce las manos. —Señor Logan, el lunes por la mañana Samantha me
pidió que cuidará a Zach por unas horas, al caer la tarde comencé a preocuparme,
preguntándome dónde estaría. Por la noche, hice que Zach durmiera en el sofá y
esperé que regresara a casa después del trabajo. Era extraño porque no me
contestaba los mensajes. Y entonces, ayer por la mañana cuando saqué la basura
la vi corriendo hacia su coche. Me sorprendió verla. Actuó como si nada estuviera
mal, a pesar de que había dejado a su hijo conmigo y no se detuvo a verlo ni nada.
¿Qué demonios? Estoy a punto de explotar, pero respiro hondo.
—¿Y está segura de que no la malinterpretó? ¿Es posible que quisiera que
se quedara con usted un par de noches? —Aunque el hecho de que lo haya dejado
aquí y no se haya comunicado con Carmen en todo este tiempo me hace
enfurecer.
—Zach nunca antes ha pasado la noche conmigo. —Se gira hacia el niño.
Le acaricia la mano con una sonrisa triste—. Pero, mijo, sabes que siempre eres
bienvenido aquí, ¿verdad? Solamente estaba preocupada por tu mamá y temía
no poder ir a trabajar esta noche.
Él asiente con grandes lágrimas brotando de sus ojos.
Lo jalo hacia mis brazos y le doy otro abrazo. —Oye, amigo, todo está bien.
Lo solucionaremos. ¿Qué tal si vas a jugar unos minutos mientras Carmen y yo
terminamos de hablar? ¿Tienes hambre? Tal vez podamos ir a comer unas
hamburguesas después de esto.
Eso lo hace sonreír. Una vez que está sentado frente a la televisión, me
vuelvo hacia Carmen y bajo la voz. —¿Cuánto le paga Samantha por cuidarlo?
Quiero asegurarme de cubrirlo. —No me perdí el temblor en su voz cuando habló
sobre no poder ir a trabajar.
Pero sacude la cabeza, sonrojándose. —Nunca le pedí dinero. Es una
madre soltera.
Hay una pregunta en sus ojos. —Sí, es una madre soltera. Pero le doy más
que suficiente para pagar la guardería si la necesita.
De hecho, le ofrecí llevarme a Zach por unos días para darle un descanso,
pero nunca aceptó. Aunque a veces es emocional, parecía una buena madre. Al
principio era flexible conmigo, y tenía miedo de sacudir el bote al hablar sobre
tener más tiempo para ver al niño. Seguro que eso podría haberme empujado a
por fin decirles a todos en mi familia lo que pasaba, pero no quería que pensara
que tenía que criarlo sola.
Tal vez eso es lo que necesitaba, enfrentar la realidad de la situación.
Me froto la cara; estoy tan cansado de lidiar con esto solo. ¿A quién estoy
engañando? Necesito que las personas en mi vida sepan lo que está sucediendo,
incluso si les hace daño. Más que nadie estoy desesperado por decírselo a Joey,
desesperado por finalmente exponer esto.
Agarro mi teléfono e intento llamar a Samantha de nuevo, irritándome
cuando va al buzón de voz. Así que mando varios mensajes, deseando tener a mi
hermano a mi lado y lamentándome muchísimo por tener que reventar su
burbuja antes de la boda.
Y luego llamo a nuestro abogado.
Para el momento en que termino, el sol se está yendo. Zach y yo dejamos
a Carmen en el trabajo antes de pasar por un autoservicio y dirigirnos al rancho.
Es hora de hablar con Joey.
37
Traducido por Jenn 05
Corregido por Dayi Cullen

Por un largo y agonizante momento, me quedo parada ahí haciendo las


cuentas.
Siete años.
El hijo de Samantha tiene siete años.
Eso significa que Logan la dejó embarazada en preparatoria. En su último
año. Mientras yo estaba ocupada escribiendo su nombre en mi libreta como una
tonta enamorada, él dejaba embarazada a esta chica.
—Oh, cariño. Sé que esto debe ser una sorpresa para ti. —Samantha me da
palmaditas en el hombro.
Y ahí es cuando me doy cuenta de que estoy llorando. No sé bien por qué.
Logan y yo no estuvimos juntos hasta que regresé de Florida. Definitivamente no
estábamos saliendo en preparatoria, a pesar de lo que mucho que deseaba que lo
estuviéramos.
Muy en el fondo, me destroza que nunca me contara. Que él tuviera un
hijo con otra mujer y nunca me lo mencionara, a su presunta mejor amiga. Y aquí
he estado soñando despierta acerca de la vida que Logan y yo podríamos tener
cuando ha estado mintiéndome acerca de algo tan grande. Durante años.
¿Samantha está siendo honesta acerca de estar con él ahora? No estoy
totalmente segura. Es la misma mujer que hizo que me despidieran, después de
todo. O sea, creo que lo es. Ugh. Siento que estoy perdiendo la cabeza, como si ya
no supiera nada. ¿Quién es Logan? ¿Es mi mejor amigo? ¿O es el tipo que me ha
ocultado este enorme secreto a mí y a toda su familia? Porque puedo garantizar
que Beverly no sabe lo de Zach. No es más que una abuela orgullosa, y pondría
el grito en el cielo si Logan no llevara a su bebé.
—¿Quieres ver más fotos? Debería subir unas de estas en mi Instagram. —
Antes de que pueda decirle que no, está desplazándose y señalando los lugares
a los que ella y Logan han ido con su hijo.
¿Qué es lo que dicen? ¿Qué una imagen vale más que mil palabras? Zach
es obviamente el clon de Logan. Mismos ojos azules. Mismo cabello rubio como
el que Logan tenía cuando era joven. Misma nariz y sonrisa juguetona.
Foto tras foto. Del invierno pasado, el último día de brujas, el verano
pasado, las últimas navidades, varias cenas. Finalmente, cubro mis ojos. El dolor
de verlo con esta mujer y su hijo en una vida paralela me daña rápidamente.
Quiero gritarle a Samantha, pero no es su culpa que Logan me haya
mentido.
Todas las señales apuntan a que él es el padre. Porque, ¿qué más podría
estar pasando aquí?
Mientras me limpio la cara, recuerdo que le mencioné a Logan que un tipo
llamado Sam le mandó un mensaje esta mañana. Pudo haberme corregido, pero
no lo hizo.
No, estaba saliendo por la puerta, y se detuvo.
Y después omitió deliberadamente que Sam es una mujer.
Caen más lágrimas.
¿Por qué Logan es un mentiroso?
Casi no puedo respirar. ¿Toda nuestra relación ha sido una mentira? ¿En
serio está saliendo con esta mujer, y yo solo soy un polvo conveniente? ¿Él creyó
que podría conseguir sexo mientras estoy en el pueblo y después volver con su
novia real mientras yo regresaba a Florida?
Rambo se retuerce en mis brazos, lo pongo en el piso mientras intento
contener un sollozo. Tirando mi camiseta hacia abajo, trato de cubrir mis piernas
desnudas.
—Voy a ponerme algo de ropa. —Mis palabras son casi más bajas que un
murmuro—. Siéntete como en casa, supongo.
—Cariño, siento decirte esto. —Me mira, y una pequeña parte de mí muere
de vergüenza por ser escudriñada por la hermosa mamá del bebé de Logan—.
¿Pero de verdad crees que deberías quedarte aquí? Es un poco inapropiado. ¿No
lo crees?
Asiento, sintiéndome como si la vida me hubiera dado un puñetazo.
Aunque no estoy segura de dónde puedo ir. O al menos, planeo ponerlo en su
lugar. Pero no estoy segura de que pueda tener esta conversación ahora. Lo que
necesito es una noche para recuperarme.
—Déjame ir por mis cosas.
Asiente. —Puedo darte un aventón a donde quiera que vayas. Y seguro
regresarás a Florida pronto, ¿cierto?
—Sí. —Es imposible ver a través de las lágrimas—. Regresaré a Florida. —
Tan pronto como sea posible.
38
Traducido por Camila Cruz
Corregido por Dayi Cullen

Zach y yo estamos a medio camino entre Austin y mi casa cuando recibo


el mensaje de Joey.
Me voy. Hablaré contigo mañana.
No estoy seguro de lo que eso significa. ¿Por qué se iría? A menos que tal
vez se quede con Tori esta noche. Pero me dijo que iba a prepararnos la cena, y
sabía que necesitaba hablar con ella sobre algo.
¿Llego tan tarde que está enfadada?
Una mirada al reloj en el tablero me dice que es posible. Me estremezco.
Sí, soy un imbécil. Debería haberla llamado antes para hacerle saber que iba con
retraso.
Tendré que compensarla. Me gustaría enviarle un mensaje, pero estoy
conduciendo. A estas alturas, sería más rápido volver a casa y tratar de atraparla
que aparcar a un lado de la carretera para enviar un mensaje. Y realmente no sé
cómo explicar el niño en el asiento del pasajero en el texto.
Zach me sonríe mientras se llena la cara con una hamburguesa, y yo
sonrío, aliviado de tenerlo conmigo. Cuando recibí la llamada de Carmen hoy y
escuché que básicamente había sido abandonado, me asusté. Me está tomando
un minuto calmarme. Trato de encontrar un tema ligero para hablar.
—Me alegra ver que tu apetito ha vuelto. ¿Te dijo tu mamá que pasé el
domingo por la noche? Tienes que tener cuidado con esos juegos mecánicos de
feria.
Sus cejas se fruncen. —¿Qué juegos mecánicos de feria?
—¿No te enfermaste este fin de semana después de que fuiste al parque
de atracciones?
Sacude la cabeza, mirándome como si estuviera un poco conmovido.
—Estuve solo en casa este fin de semana. Mamá tenía que trabajar.
Dejo que eso se asiente, y cuando lo hace, mis manos se aprietan en el
volante. —¿Te dejó solo en el apartamento?
¿Qué mierda está pasando? Mi hermano me mataría si dejara a sus hijos
solos en casa.
Si estoy calculando esto correctamente, Samantha dejó a este chico solo
todo el fin de semana excepto el domingo por la noche cuando pasé por allí, solo
para dejarlo en la casa de un vecino el lunes, para nunca volver. Ahora estamos
a miércoles. Y sé que ella ha estado presente porque mis mensajes aparecen como
leídos. Además, Patrick la vio el lunes, y Carmen la vio ayer. Estoy tan frustrado
que quiero golpear mi tablero.
Espero que todo esto sea un gran malentendido, pero si no lo es y está
dejando a este chico en cualquier sitio durante días, mi abogado va a masticarla
y escupirla.
Haciendo mi mejor esfuerzo para mantener la calma, le hago un gesto a
Zach, que acaba de terminar su hamburguesa. —Tu mamá dijo que estabas
enfermo del estómago el sábado por la noche y vomitaste, así que llevé algo de
Gatorade el domingo porque todavía no te sentías bien.
Me da otra sacudida de cabeza. —No me enfermé este fin de semana.
Jesús. ¿Samantha es una mentirosa diabólica?
El mal presentimiento en mi intestino aumenta. En cuanto llego a un
semáforo, llamo a Joey, pero salta el buzón de voz.
Pero es el mensaje entrante de Samantha el que me llena de temor.
Estoy en tu casa cocinando la cena. ¡Nos vemos pronto!
Y ahora entiendo por qué Joey se va.
¡Mierda!
39
Traducido por Anna Karol
Corregido por Dayi Cullen

Diez minutos después, ya me puse unos vaqueros y arrojé lo que pude a


mi maleta con ruedas. No hay forma de que pueda cargar todas las cosas que
sacamos de la casa de mi abuela, pero eso es un problema para otro día. Estoy
demasiado molesta para lidiar con eso, dada la bomba que Samantha acaba de
lanzarme.
Me tiemblan las manos cuando le escribo a Logan para decirle que me voy.
Considero decirle que la mamá de su hijo se encuentra de pie en la maldita cocina
mirándome como si fuera una intrusa, pero no quiero darle tiempo para que
cuente su historia. Si me ha estado mintiendo, quiero que me mire a los ojos
cuando admita la verdad.
No espero una respuesta antes de meter el teléfono en mi bolso.
Samantha está acurrucada en el sofá con Rambo cuando saco mi maleta de
la habitación de Bev. Cuando me ve, agarra su bolso. —¿Dónde puedo dejarte?
—Está bien. No necesito un aventón.
Frunce el ceño y se pone de pie. —No es ningún problema.
—No voy muy lejos. —La casa de Ethan y Tori es una caminata de veinte
minutos que probablemente tomará diez minutos más porque estoy arrastrando
mi equipaje detrás de mí, pero todavía es un viaje que puedo hacer a pie. Aunque
la camioneta de Logan está afuera, no voy a conducirla de nuevo.
—¿Le hiciste saber a tus amigos que irías? —pregunta mientras da un paso
más cerca.
Qué pregunta tan extraña. Sacudo la cabeza. —Les enviaré un mensaje de
texto en el camino.
Me dirijo hacia la puerta. Se siente extraño dejar a esta desconocida sola
en la casa de Logan. Podría estar enojada con él, pero no puedo negar la energía
rara que estoy recibiendo de Samantha.
Tal vez te está dando el mal de ojo por meterte con su novio. ¿Qué esperabas,
Josephine?
Estoy tan confundida en este momento, que quiero volver a la cama y
nunca salir de debajo de esas sábanas.
En serio, ¿cómo terminé siendo la otra mujer?
Samantha me mira con impaciencia y me debato si debería pedirle que se
vaya.
Aclarándome la garganta, le hago un gesto. —¿Puedo preguntar cómo
entraste a la casa? —No menciono que probablemente esté desbloqueada, pero
no estoy segura de cómo abordar el tema de otra manera.
Parpadea lentamente. —Logan me dio una llave. —Metiendo la mano en
su bolso, saca un llavero y casi me golpea la cara con él—. ¿Ves?
Un profundo suspiro brota de mi pecho. Quiero dejar a esta mujer aquí
para que Logan pueda tratar con ella, pero es una extraña, al menos para mí. Y
no voy a probar todas y cada una de sus docenas de llaves para verificar si una
funciona en la puerta.
—Um. ¿Te importaría esperarlo en tu auto? Soy la invitada aquí, y sería
grosero de mi parte dejar a alguien en la casa de Logan sin él.
Por supuesto, es grosero de su parte tener un hijo con otra persona y nunca
molestarse en mencionármelo, pero ¿quién lleva la cuenta?
¿Qué sucede con los hombres en mi vida? ¿Todos tienen que ser tan
imbéciles?
Las fosas nasales de Sam se dilatan, y deja escapar un bufido de molestia.
—Seguro. Lo entiendo. —Señala detrás de mí hacia la cocina—. En realidad, creo
que voy a esperarlo en mi casa. ¿Crees que podrías ayudarme a llevar algunos
comestibles a mi auto?
Señor, concédeme paciencia.
—Claro. —Dejo mi equipaje en la puerta principal y me dirijo a la cocina,
pero no veo los comestibles. Debe haberlos guardado.
Cuando me doy la vuelta para preguntarle a Samantha qué necesita que
lleve, está justo detrás de mí.
—Lo siento. —Se encoge de hombros—. Esperaba no tener que llegar a
esto.
La inquietud se arrastra por mi columna vertebral. —¿Llegar a qué?
De repente, todo se oscurece.
40
Traducido por DianaZ
Corregido por Danita

Zach y yo nos paramos torpemente en el porche. Ethan mira al niño a mi


lado por varios segundos antes de volverse hacia mí.
—¿Vas a explicar?
Bajando la voz, susurro: —Mira, solo necesito que lo cuides por una hora.
Quizás dos. Te contaré todo cuando regrese. Lo juro. Es solo que... tengo una
situación.
Gracias a Dios, nuestra madre está con Tori en casa de Kat esta noche. No
podría manejarlo si ella estuviera aquí ahora.
Ethan se ríe, pero le falta diversión. —No lo dices en serio.
Ignorándolo, me arrodillo frente a Zach. —Tranquilo, amigo, sé que has
tenido un día difícil, pero volveré en un momento, y luego nos quedaremos en
mi casa esta noche. Ethan tiene mi número, así que puede contactarme si
necesitas algo. —Después de lo que ha pasado con Samantha, siento que Zach
necesita garantías.
Sus ojos se iluminan. —¿Podemos montar los caballos mañana? Mamá
siempre me dice que tienes caballos.
Maldición. Estoy destrozado por que Zach no tiene ni una idea sobre
nuestro negocio familiar. Pongo mi mano sobre su hombro. —Absolutamente.
Mañana voy a mostrarte todo el lugar. —Me vuelvo hacia mi hermano—. ¿Mila
está despierta? —Cuando asiente, señalo a Zach—. Son de la misma edad. Déjalos
jugar juntos.
Le doy un abrazo rápido al niño y corro escaleras abajo para subir al
camión.
Ahora que estoy solo, me vuelvo loco. Porque no solo Joey no contesta mis
llamadas, sino que no estaba en la casa de mi hermano. Eso significa que todavía
está en mi casa. Posiblemente con Samantha.
Rezo para que se fuera antes de que Sam pensara pasar al azar por mi casa,
lo que solo ha hecho una vez.
Las piedras vuelan por debajo de mis ruedas cuando derrapo en la entrada
de mi hermano. No me molesté en preguntarle si podía pedir prestado su Ford
nuevamente. Supongo que entiende que esto es una emergencia. El tiempo se
arrastra como la melaza a pesar del hecho de que acelero hasta casa. Juro que mi
corazón está en mi garganta cuando llego al desvío.
Lo primero que noto es que mi camión está estacionado al lado de mi casa.
Sus ventanas parecen intactas, así que al menos Joey no se ha puesto al estilo
Carrie Underwood con mi camioneta. No es que no lo merezca. De alguna manera,
sé que sí.
Pero eso trae un tipo diferente de preocupación. Si Jo no usó mi camioneta,
¿se fue a algún lugar a pie? ¿Alguien la recogió? ¿O sigue aquí?
Salgo de la camioneta y cierro la puerta. Mientras camino alrededor de mi
casa, me doy cuenta de que el auto de Samantha está estacionado enfrente. La
ansiedad corre por mis venas. Porque, quién sabe lo que le dijo a Joey. Esto tiene
escrito desastre por todas partes. Debo debatir qué hacer. Mi abogado me indicó
específicamente que no confrontara a Samantha cara a cara, pero eso fue antes de
que supiera que estaba en mi casa. ¿Y qué hace aquí cuando no ha visto a Zach
en días?
Cuando llego a mi porche delantero, hago una pausa para escuchar. Esta
tranquilo. Extrañamente silencioso. Saco mi teléfono. Joey no leyó mis mensajes,
pero Samantha ha leído los que le envié. No sé lo que eso significa.
La puerta está desbloqueada. Asomo la cabeza, muy sorprendido al ver a
Samantha tumbada en mi sofá, acariciando a Rambo. Pero está respirando con
dificultad como si hubiera corrido unos segundos antes de que yo entrara.
Mis ojos se mueven con velocidad. Todo parece normal. Excepto por mi
alfombra. La que, por alguna razón, parece que ha sido sacada de debajo de mi
sillón reclinable.
Me dirijo a Samantha con impaciencia. —¿Dónde está Joey?
—¿Quién?
Me giro hacia ella. —No juegues conmigo. ¿Dónde está Joey? —Llamo su
nombre, esperando que salga de la habitación, pero no lo hace—. ¿Dónde está mi
novia?
La risa más estridente que he escuchado sale de Samantha. —Oh, vamos.
Ella no podría haber sido tan buena novia. Se acaba de ir. —Hace un gesto hacia
el camino de entrada con el pulgar—. Le dieron un aventón.
Mis ojos se estrechan. —¿Oh sí? ¿Quién?
—¿Cómo podría saberlo? Dijo que regresaba a Florida.
—Tiene una boda en tres días. Estoy bastante seguro de que no se fue a
Florida.
Sam se encoge de hombros. —Bueno, se encontraba bastante molesta.
—¿Y por qué sería eso? —Lo juro por Dios, si le mintió a Joey para hacerle
daño…
—¿Cómo se suponía que supiera que no le habías contado sobre Zach? —
Aprieto los dientes, pero continúa—: Mira, se llevó su maleta. Te estoy diciendo
la verdad. Se fue a Florida.
Antes de que pueda decir algo más, me dirijo al pasillo. Enciendo las luces
de mi habitación. La cama está desordenada, pero no me doy cuenta si falta algo.
No es como si Jo tuviera muchas cosas en esta parte de la casa, pero cuando entro
en la habitación de mi madre donde guarda su maleta, parece que un tornado la
hubiera atravesado. A excepción de las cajas que trajimos anoche de la casa de su
abuela, la mayoría de sus cosas se han ido.
Estoy temblando cuando regreso a la cocina. Busco una nota, algo que me
diga que Joey está en camino para ver a Ethan y a Tori en este momento. Porque
no sé a dónde más iría. No ha hablado con Silas desde que regresó de Florida, y
no tiene ningún otro familiar por aquí. Nuestro rancho está a poca distancia. La
granja de Kat está más lejos, pero ¿tal vez alguien la llevó?
Le envió un mensaje de texto a Ethan, Tori y Kat en un mensaje grupal por
si alguien ha tenido noticias de Joey desde que dejé a mi hermano.
A punto de explotar, camino a la sala de estar y me enfrento a Samantha.
—No estoy seguro de lo que haces en este momento, pero en caso de que
no lo sepas, recogí a Zach esta tarde de donde Carmen. ¿Te importaría decirme
por qué lo abandonaste allí hace tres días y nunca te molestaste en recogerlo?
¿Solo para aparecer aquí como si nada estuviera pasando?
Su labio inferior tiembla inmediatamente, y las lágrimas llenan sus ojos.
—Necesitaba un descanso, ¿de acuerdo? A Carmen no le importa cuidar a
Zach. Lo hace todo el tiempo. —Recoge a Rambo, que lucha por salir de sus
brazos.
No menciono que lo discutiremos en la corte porque estoy a dos segundos
de volverme loco.
Sus lágrimas se secan lo bastante rápido como para arrojarse el cabello
sobre el hombro y mostrar sus tetas. —Pensé que podríamos ir a la costa esta
semana. Solo tú y yo. Sé que fuiste con tus amigos el fin de semana pasado, y está
bien, pero tal vez podríamos pasar el rato. Sin embargo, me muero de hambre.
¿Por qué no corres y nos traes algo de comer primero? Y yo puedo… limpiar por
aquí.
Siento que estoy en la puta dimensión desconocida.
Cuando Rambo salta en sus brazos, ella deja al perro, y este corre hacia el
pasillo y comienza a ladrar. Con un gemido, presiono mi palma contra mi sien
palpitante.
—Samantha, te doy una oportunidad más para que me digas lo que está
pasando. Zach ya me dijo que no se enfermó el fin de semana pasado. No sé por
qué mientes o qué crees que estás haciendo aquí, pero si no escucho algo que
parezca verdad en los próximos sesenta segundos, llamaré a la policía y puedes
explicarles a ellos por qué abandonaste a tu hijo y entraste a mi casa. Así que, una
vez más, ¿en dónde diablos está Joey?
Rambo comienza a rasguñar el armario del pasillo, y a gemir y ladrar,
llamando mi atención.
Hay agua en el piso de madera que no se encontraba allí hace un minuto.
Miro a Sam, y sus ojos se abren mientras implora: —Yo-yo so-solo trataba
de a-acercarme más a ti.
Mi corazón se acelera en mi pecho cuando me vuelvo hacia el armario
donde se está extendiendo el agua.
Pero no es agua.
Es sangre.
41
Traducido por Tolola
Corregido por Danita

Corriendo por el pasillo, abro la puerta de golpe y todo mi mundo colapsa


cuando cae el cuerpo inerte de Joey.
—¿Qué hiciste? —le grito a Samantha.
¿Por qué hay tanta sangre por todas partes?
—¿QUÉ HICISTE?
Por alguna razón, todo en lo que puedo pensar es en esa vez, cuando Joey
era pequeña y mi madre le compró un vestido y se obsesionó con dar vueltas y
vueltas. Cuando lo hacía, todo su cabello rubio brillaba bajo el sol y parecía seda.
Aun cuando éramos niños, incluso antes de que hubiera la insinuación de algo
más entre nosotros, siempre ha sido mi luz. Todo lo bueno, dulce y genuino en
mi vida, envuelto en esta chica. Y no puedo perderla ahora, joder.
Agachándome, le aparto el cabello de la cara con suavidad. Deja líneas de
sangre. —Joey. Mi amor. Háblame.
No noto la pistola hasta que está justo delante de mi cara.
Samantha está llorando, sus manos temblando mientras la sacude en mi
dirección. —No tiene que ser así. ¡Podemos huir! ¡Nosotros dos!
—¿Nosotros dos? —¿De qué coño habla?
—Zach es como un hijo para Carmen, apuesto a que no le importará
quedárselo.
Dice esto tan naturalmente que es como si estuviéramos hablando de
sabores de pizza.
Miro el cañón de la pistola. —Samantha, la única manera de que vaya a
cualquier parte contigo es si me disparas y arrastras mi cadáver. ¿Me oyes? —Mi
voz es un gruñido bajo, pero eso es lo que pasa cuando me destrozas. La idea de
perder a Jo ahora, después de todo lo que hemos pasado, me lleva al maldito
límite.
Me acerco a Joey y busco su pulso. Desde este ángulo, no sé si respira.
—Vamos, cariño. Vamos.
Ahí. Es débil, pero su corazón late. Coloco la mano sobre su pecho y casi
me caigo del alivio cuando sube. Gracias a Dios.
Con tanto cuidado como puedo, saco el resto de su cuerpo del armario
para ver de dónde sale la sangre y tratar de pararla.
Samantha quita el seguro y llora. —No seas así, Logan. Vamos a un sitio y
hablemos. No necesitas a esta zorra. Solo te hace mal. Intenté librarme de ella por
ti el año pasado. Lo intenté tanto, y funcionó, se fue a Florida, pero luego tuvo
que volver para esta estúpida boda. Pero hay un sitio en el que podemos ponerla,
y nadie lo sabrá nunca.
Estoy a punto de darle un puñetazo a esta psicópata cuando alguien llega
corriendo del salón y la tira al suelo.
Silas.
No tengo ni idea de qué hace aquí, y no tengo tiempo de preguntar.
Porque la pistola se dispara.
42
Traducido por Gesi
Corregido por Pame .R.

Parpadean, entrando y saliendo, como una secuencia al final de un rollo


de película.
Las luces.
Rojas y azules.
Colores intermitentes.
Tanto parpadeo.
No estoy segura si es en verdad por las luces o la explosión nuclear que
ocurre en mi cerebro.
Gimo y abro los ojos, solo para volverlos a cerrar cuando la claridad de la
habitación me apuñala el cráneo.
—Está despierta. Gracias a Dios. Logan, cariño… —Reconozco la voz. Bev.
Es un gran consuelo, me dejo llevar y me desvanezco en la oscuridad. Estoy tan
cansada.
En algún momento, los susurros de Logan en mi oído me arrastran de
regreso. Suena tan triste. Tan desesperado. Quiero decirle que estoy bien y que
no se preocupe, pero no puedo mover los labios.
Se supone que esté enojada con él. Recuerdo vagamente que me rompió el
corazón.
Siempre lo he amado. ¿Lo sabe? Tengo la clara sensación de que no
debería. Como si hubiera hecho algo tan terrible, que se supone que debo
reprochárselo. Pero no quiero estar molesta con él. Lo amo demasiado. Me
destrozaría si lo que hizo fuera realmente malo.
¿Me engañó? ¿Tal como papá creía que mamá lo engañó? Eso sería
devastador.
Logan se está disculpando. Me dice que no llore. Limpia suavemente bajo
mis ojos.
Pero debo estar soñando porque también oigo a Silas, y sé que nunca
estaría cerca de Logan. Dejo que ese pensamiento se apodere de mí y me permito
desvanecerme. Podría dormir para siempre y no despertar nunca, y eso me
parecería bien.
—Te amo tanto, cariño. —La voz de Logan sale áspera, cruda. Suena
destrozado.
Cuando mis pestañas se abren, lo veo encorvado sobre mí, sosteniéndome
la mano y viéndose como si alguien hubiera matado a su mejor amigo.
—¿Me estoy muriendo? —pregunto con voz ronca, ya que mi garganta
está muy seca. ¿Por qué me encuentro en el hospital?
Su cabeza se sacude y se ríe cuando me ve despierta. Se seca los ojos.
—Mierda, Bitsy. Me asustaste. Tenía tanto miedo de perderte.
Me está besando y las enfermeras se apresuran a pincharme. Un doctor
hace que todos salgan para poder examinarme más cuidadosamente. Dice algo
sobre mucha pérdida de sangre, una conmoción cerebral y baja presión arterial.
Lo afortunada que soy de estar viva. Cómo tuvieron que despertarme cada tanto
para que no muriera mientras dormía. Eso suena siniestro, pero estoy demasiado
cansada para preocuparme por los detalles. Todo se siente borroso, como si
hubiera una capa de grasa sobre mis pensamientos. Se me dificulta hablar y
pensar, y me resulta agotador moverme.
Duermo hasta que el amanecer se convierte en día. Al menos creo que es
de día. Las enfermeras me toquetean de vez en cuando y les gruño hasta que me
dejan tranquila.
No es hasta que estoy sola cuando la habitación se estabiliza y está tan
silenciosa que puedo oír el goteo del grifo en el baño que recuerdo lo que sucedió.
Mis ojos se abren a la vez que jadeo.
Una alarma suena junto a mi cabeza. Estremeciéndome, levanto la mano
para tocarme la sien, pero hay una gasa y la presión es intensa por el ligero toque
de mi palma.
—Cariño, cálmate. —Una enfermera entra corriendo y presiona algunos
botones que apagan el agonizante sonido. Escucha mi corazón y pulmones. Me
toma la presión sanguínea y la temperatura.
Logan entra corriendo con Bev sobre sus talones.
Es la expresión en la cara de Logan lo que me hace reaccionar.
Sus ojos están inyectados en sangre y tiene círculos oscuros debajo de los
ojos. Se ve devastado. Como si le importara. Como si significara algo para él y
como si le preocupara que esté lastimada.
Pero no puedo confiar en nada, porque es un mentiroso.
Verlo aquí, sabiendo lo equivocada que he estado con él, duele más que
cualquier herida que me haya traído a esta habitación.
Solo puedo toser cuando intento hablar.
Las máquinas comienzan a sonar nuevamente.
Por fin puedo decir las palabras: —¿Por qué mentiste? —Trago el papel de
lija que tengo en la garganta—. ¿Cómo pudiste no decírmelo? —Por primera vez
en mi vida estoy tan enojada y herida como para llorar. Tuvo un hijo con otra
mujer, hace siete años, y nunca se molestó en decírmelo—. No puedo soportar
verte.
Ni siquiera puedo alejarme porque hay cables e intravenosas colgando de
mi brazo.
—Joey, te juro que…
—¡Déjame sola!
—Señor, necesito que se vaya. —La enfermera intenta sacarlo, bendita
sea—. No queremos molestarla en este momento…
Las voces se desvanecen y me oculto debajo de las mantas.
La amable enfermera vuelve y me aseguro de que entienda que no quiero
visitas. Nadie. Ni una sola alma. No estoy segura de haberme sentido nunca tan
sola, pero tengo la sensación de que debo acostumbrarme a ello.
Cuando me despierto de nuevo, está oscuro afuera.
Quiero comprobar el horario del autobús y averiguar cuánto me costará
volver a Florida, pero en el fondo de mi mente, sé que hay una razón por la que
todavía no puedo ir.
Hay algo que se supone que debo hacer o un lugar en el que debo estar...
Mierda, la boda.
Con las manos temblorosas, pulso el botón de la enfermera. Una
enfermera diferente asoma la cabeza.
—¿Qué día es? —pregunto.
—Lo siento. ¿Qué necesitas, cariño?
—¿Qué. Día. Es?
Sonríe. —Domingo. ¿Tienes hambre? Se supone que debo darte de comer
más tarde durante mi turno. Podemos sacarte el catéter esta noche y…
No escucho nada más de lo que dice.
Me perdí la boda.
No hay nada que me mantenga aquí.
Finalmente esas lágrimas caen. No podría detenerlas aún si lo intentara.
Logan está con otra mujer. A Silas le importo una mierda. Ethan y Tori se
han casado. O sea, no esperaría que pospusieran sus vidas esperándome, pero
estoy muy molesta por haberme perdido su casamiento; el golpe es aplastante
cuando se suma a todo lo demás.
Después de un minuto, la enfermera me toca la mano. —Las conmociones
cerebrales tienden a hacerte sentir emocional. He visto a hombres adultos berrear
como bebés cuando han recibido una buena, así que solo quiero hacerte saber
que está bien. Desahógate, cariño.
Oh, lo haré.
Antes de irse, agrega: —Por cierto, la policía va a tener que interrogarte
sobre lo ocurrido. Antes no estabas en condiciones de hablar, pero mañana
vendrán a tomarte declaración.
Se va antes de que pueda procesar lo que eso significa.
Porque sinceramente no estoy segura de lo que sucedió.
43
Traducido por Camila Cruz
Corregido por Pame .R.

Estoy buscando mi ropa cuando empiezan los gritos.


Con cautela, camino hacia la puerta y escucho. La enfermera me sacó de
la cama para que me moviera anoche, pero me hallaba demasiado cansada para
hacer algo más que ir al baño y volver a la cama. Sin embargo, como me van a
dar el alta pronto, estoy tratando de hacer más por mi cuenta.
—¡Esto es una mierda! —La voz de Logan retumba desde el pasillo—. Joey
es mi maldita novia.
Empujo la puerta, sorprendida de encontrar a dos guardias de seguridad
que parecen que están a punto de echar a Logan del hospital. —Está bien. Déjenlo
pasar.
Ahora que me siento mejor, necesito respuestas.
Se apresura a entrar en mi habitación tan rápido que tengo que dar un
paso atrás. Entonces sus manos me acunan la cara, y me estremezco.
—Mierda. ¿Te lastimé? —Estudia los puntos que corren a lo largo de mi
línea del cabello donde la psicópata aparentemente me noqueó con un bate de
béisbol. Al menos, eso es lo que me dijo una de las enfermeras.
Me encojo de hombros para salir de su alcance y me siento en el borde de
la cama, consciente de que probablemente tenga un aspecto lamentable, ya que
llevo calcetines azules de hospital, una bata con manchas dudosas y el pelo
grasiento, pero no puedo hacer el esfuerzo de preocuparme. Lo único que
necesito ahora es la verdad.
Distraídamente, recojo la tirita en el dorso de mi mano donde tenía una
intravenosa.
—Entonces cuéntame. Saca todo de tu pecho. —Mi voz suena hueca.
Colapsa en la silla junto a mi cama y baja la cabeza en sus manos. —No
tienes ni idea de cuánto tiempo he querido hablarte de esto.
—Bueno, ya que todo el mundo conoce tu secreto sucio, no te voy a dar
puntos por hacerlo ahora.
Sacude la cabeza, cerrando los ojos con fuerza. —Por favor, no llames así
a Zach. Esto no es su culpa.
Me duele el corazón en el pecho. Incluso ahora, incluso después de todo,
todavía me duele ver sufrir a Logan. —No hablaba del niño, aunque, sí, es
impactante. Me refería a Samantha. Me refería a que vivías toda esta otra vida y
mentías al respecto.
—De verdad no hay excusa —admite antes de girarse para mirarme a los
ojos—. Pensé que protegía a mi mamá. Ella ha pasado por mucho y…
Lo interrumpo porque estoy confundida, y está empezando a molestarme
más. —¿Qué tiene que ver Beverly con cualquier cosa? Por favor, dime que no estás
culpando a tu madre por la forma en que escondiste a tu hijo. —Estoy a punto de
despotricar sobre su personalidad, quizá después de darle un rodillazo en las
pelotas, pero la expresión de su cara me detiene.
—¿Mi qué?
Eso hace que le ponga los ojos en blanco. —Tu hijo. El que tuviste con
Samantha. Zachary. El niño que has estado escondiendo durante siete malditos
años. —En el lapso de un latido del corazón, mi temperamento es volcánico. Atrás
quedó el cañón de la soledad y la desesperación. Ahora quiero quemar la tierra.
Logan tiene la audacia de mirarme boquiabierto como si fuera una noticia
impactante, luego se levanta de su asiento y trata de agarrar mi mano. —Mierda,
nena. No…
—No me llames así. Y no me toques.
Intento levantarme de la cama, pero tengo las piernas débiles y empiezo a
tropezar. Los brazos de Logan me rodean y trato de empujarlo, pero él es
demasiado fuerte y mis extremidades se sienten como retoños.
Su voz es baja en mi oído. —Cálmate. No te hagas daño por esto. Zach no
es mi hijo.
Besa mi sien, la que no fue golpeada, y cierro los ojos antes de llorar. Estoy
tan frustrada y molesta, y me odio por estar enamorada de Logan cuando ha sido
tan engañoso. Desearía que no se sintiera tan bien estar en sus brazos. Quiero
gritar, romper cosas y exigir que la vida deje de intentar joderme.
—¡Deja de mentir! —Me ahogo—. ¡Dime la verdad por una vez!
No me suelta. —Escúchame. —Me mueve en sus brazos hasta que estamos
prácticamente nariz a nariz—. Zach no es mi hijo. —Estoy a punto de gritarle en
la cara que es un asqueroso mentiroso de mierda, cuando me deja en shock—. Es
mi hermano.
—Es tu… Espera. ¿Qué?
—Mi hermano. —Un largo suspiro deja sus labios—. Bueno, mi medio
hermano. —Me besa suavemente la frente y estoy demasiado sorprendida para
protestar—. Quizás deberíamos sentarnos para esto.
44
Traducido por Julie
Corregido por Danita

Ver a Joey con puntos de sutura en la frente, moretones a lo largo de los


ojos, y tan delgada como le es posible, me sacude hasta la médula.
Este es el peor momento para confesarle toda la historia, pero tiene razón.
No puedo seguir escondiéndolo. En el fondo, me doy cuenta de que ella es más
fuerte de lo que yo creo. Me da asco pensar que creyera que Zach era mi hijo y
que se lo mantuve oculto.
Nos sentamos en dos sillas duras junto a la cama, y me muevo en mi
asiento para quitar la presión de mi muslo izquierdo, que palpita. —La versión
corta de esto es que mi padre tuvo una aventura con Samantha hace unos ocho
años. Quedó embarazada justo antes de que él muriera.
Su boca se abre, pero no dice nada, así que continúo: —No supe de Zach
hasta el verano pasado. Samantha apareció, queriendo la manutención del niño,
hablando de demandar la herencia de mi padre. Ya estábamos lidiando con el
divorcio de Ethan y Allison. Las cosas se pusieron feas entre ellos, y tenía mucho
miedo de que tuviéramos que vender la granja para pagarle a Allison. Supuse
que si Samantha entraba en el cuadro en ese momento, sería una conclusión
inevitable y perderíamos el rancho. Así que la convencí de que me dejara pagar
la manutención sin ir a la corte.
Joey pone mala cara. —¿Qué edad tiene Samantha? Debió ser joven
cuando se enrolló con tu padre. ¿Y qué demonios? ¿En serio engañó a Bev?
—Samantha es tres años mayor que yo, así que sí, era joven en ese
momento.
Una enfermera asoma la cabeza, comprueba algo en un gráfico y le dice a
Joey que no se exceda fuera de la cama. Esperamos hasta que se vaya para
continuar.
Me aclaro la garganta. —Estaba enojado con mi padre por tantas malditas
cosas, pero eso no era culpa de Zach. El chico debería tener una participación en
la granja tarde o temprano, pero tenía cinco años en ese momento, y me imaginé
que eso podía esperar. Y hasta que Samantha apareció en nuestra puerta con un
pequeño clon de mí, nunca le di crédito a esos rumores de que mi padre había
engañado a mi madre.
Sus ojos se abren de par en par. —¿Los escuchaste?
—Sí.
Después de un largo momento, suspira. —Silas siempre pensó que la
engañaba con nuestra madre, que su relación fue la razón por la que nuestro
padre se fue.
Me estremezco, odiando el efecto negativo que mi padre y su egoísmo
tuvieron en la familia de Joey. —Lo siento mucho, Bitsy, pero probablemente sea
cierto.
—Acabo de hablar con Silas sobre esto el otro día. Lo vi la tarde en que
vino Samantha. —Sus ojos se encuentran con los míos brevemente, y yo asiento,
animándola a continuar—. Pensé que se había vuelto loco por pensar que tu
padre se había acostado con nuestra madre. Quiero decir, ella solía citarme las
escrituras. ¿Cómo es que alguien así tiene una aventura con un hombre casado?
Inclinando la cabeza, paso las manos por encima de mis vaqueros e intento
recordar aquella época. —Tal vez tu madre necesitaba algo de ayuda o atención.
Tu padre no se hallaba cerca, y mi padre, el encantador en persona, ¿se encargó
de consolarla?
—Ugh. Eso suena plausible. Qué idiotas. Todos ellos.
Odio que toda esta situación menosprecie a su madre. —¿Sabía tu madre
que estaba enferma para entonces?
—No estoy segura. Tal vez. —Se muerde el labio inferior—. Pero si lo
sabía, eso explicaría por qué quería a alguien en su vida que no fuera Bill
Grayson, el borracho del pueblo.
—Sé que no lo hace más fácil de aceptar, y quizás no lo entenderemos
nunca, pero no dejes que nada de esto empañe los buenos recuerdos que tenías
de ella.
Sorbe por la nariz, y yo miro hacia otro lado, sabiendo que esto es duro
para ella. Quiero tomar su mano, quiero abrazarla fuerte, pero no estoy seguro
de que ya hayamos llegado a eso.
Después de un minuto, tose. —¿Cómo está Beverly? ¿Tiene el corazón
roto?
—Está aguantando. No dijo de frente que sabía que mi padre la engañó,
pero supongo que una parte de ella lo percibió.
Mi madre no me dijo que tenía el corazón roto, pero estoy bastante seguro
de que lo tiene.
Un largo silencio se extiende entre Joey y yo, y me muevo de manera
incómoda.
Finalmente, ella gime. —Todavía me cuesta entender por qué no dijiste
nada de esto. ¿Por qué guardártelo durante tanto tiempo? ¿Durante dos años?
¿Por qué se lo ocultaste a todo el mundo?
Me froto la barbilla. —Cuando Tori vino a vivir con nosotros para hacer
de niñera de mi hermano, mi madre se fue a Chicago a visitar a la familia por
unas semanas. ¿Recuerdas?
—Sí —dice despacio.
—No fue a Chicago. Fue a San Antonio para hacerse un procedimiento.
Mi madre tenía la presión arterial peligrosamente alta y una obstrucción arterial,
y necesitaba un stent. En resumen, no quería que nadie lo supiera. Pensó que
Ethan estaba estresado con el divorcio y que ya tenía suficiente en su plato. —Mi
madre y yo hemos tenido unas largas charlas esta semana, y sabe que tengo que
contarle a Joey toda la historia. Tengo su total permiso para darle a Jo los detalles
de su estado de salud.
—Entonces... no le dijiste a nadie sobre Zach por la salud de Bev.
Asintiendo, suspiro. —Los médicos me dijeron que no la querían en
ninguna situación estresante. Que necesitaba descansar. Y tal vez reaccioné de
forma exagerada, pero encontrar a mi padre boca abajo en su propio vómito
después de tener un ataque cardíaco masivo me conmocionó bastante. Así que
no era posible que dejara que una situación de mierda que ni siquiera era culpa
de mi madre afectara su salud. Pero sí. Por eso no se lo dije a nadie.
Cuando no dice nada, la frustración me supera. —Ponte en mi lugar, Jo.
¿Hubieras querido darle las malas noticias a mi madre? Sí, lo postergué. No me
siento orgulloso, pero no me atreví a decirle que su marido de casi treinta años
no podía mantenerlo en sus malditos pantalones. —Me froto la cara con la palma
de la mano—. De todos modos, sentí que le debía a mi madre contarle primero
antes de hablar con Ethan o cualquier otra persona.
—Sé que fue un momento difícil para ti —susurra. Por un momento,
parece que quiere decir más, pero no lo hace.
Nos quedamos callados por un largo rato mientras reflexiono sobre los
eventos de los últimos días. —No tenía idea de que Samantha estuviera tan
trastornada. Me siento responsable. Como si la hubiera provocado o algo así.
Joey juega con un lazo en su bata de hospital. —Samantha me dijo que era
tu novia. Que han estado juntos durante años, y que Zach era tu hijo.
La pura rabia me hierve al pensar en Samantha tratando de manipular a
Joey. Que llegó tan lejos como para lastimar a mi chica. No me extraña que no
quisiera verme mientras estuviera en el hospital. —Ella y yo nunca hemos sido
así. Honestamente, la idea me asqueaba. ¿Se acostó con mi padre y luego quiso
estar conmigo? —Me estremezco—. No, gracias.
—¿Qué... qué le pasó? Después de que me noqueara, quiero decir. —Joey
mira a la puerta—. ¿Está aquí? ¿Debo preocuparme de que venga a buscarme
otra vez?
—No. No está aquí. Fue arrestada la noche que te atacó, pero he estado
acampando en tu puerta desde que te admitieron, así que incluso si estuviera
suelta, nunca llegaría hasta ti. —Suspiro, el alivio se precipita a través de mí por
ver a Bitsy al fin—. Lo juro por Dios, Jo. Nunca he estado más asustado que
cuando volví a casa para encontrarte así.
Necesitando un momento, me inclino hacia adelante y cierro los ojos.
—Después de que te diera con un maldito bate en la cabeza, te metió en el
armario. —La policía encontró el bate ensangrentado bajo mi sofá.
Comparto los detalles de cómo llegué a casa y la extraña conversación que
tuve con Samantha antes de que Rambo empezara a ladrar.
—¿Rambo me encontró?
Por primera vez en días, sonrío. —Sí. Nuestro pequeño no dejaba de ladrar
al armario del pasillo. Sabía que te encontrabas ahí. —Pero la sonrisa se me cae
de la cara cuando recuerdo lo cerca que estuve de perderla—. Jo, había tanta
sangre. Estaba aterrorizado, cariño. —Alcanzo su mano, y me deja tomarla—. El
doctor me dijo que si Samantha lo hubiera movido un poco a la derecha, podría
haber aplastado la cuenca de tu ojo. Si hubiera vuelto a casa más tarde, podrías
haber muerto.
Me aclaro la garganta. —Lo siento mucho por todo, Jo. Por ponerte en esta
posición. Si te hubiera dicho lo que pasaba, podrías haberte protegido. —Tan
suavemente cómo es posible, la abrazo. Está rígida en mis brazos, y lo entiendo.
La he jodido. Mucho. Aunque Jo me perdone por lo que pasó, no estoy seguro de
poder perdonarme yo mismo. La suelto, esperando que me dé otra oportunidad.
La puerta se abre detrás de nosotros, y me giro para limpiarme los ojos.
—¿Qué pasa, idiotas? —Silas sonríe desde su silla de ruedas. Está siendo
empujado por una rubia pequeña.
Joey resopla e intenta ponerse de pie. Sostengo su codo para que no se
tambalee. No creo que se dé cuenta del daño que su cuerpo ha sufrido.
—¿Qué te pasó, Silas? —pregunta en voz baja.
Le sonrío a mi ex mejor amigo, sin importarme ni un poco la estupidez
que ha dicho sobre mí y mi familia a lo largo de los años. En el momento de
nuestra mayor necesidad, estuvo ahí. Pero más que nada, estuvo ahí para su
hermana.
—Silas es el que te salvó la vida. La mía también, probablemente.
Se ríe entre dientes y me señala con la mano que no está enyesada. —Esa
perra agitaba un arma en la cara de Logan, y el loco de tu novio rodaba tu cuerpo
y trataba de ayudarte. Está loco. Hay sangre por todas partes. Y Logan suena
como Clint Eastwood en Harry el Sucio cuando le dice a esa psicópata: “La única
manera de que vaya a cualquier parte contigo es si me disparas y arrastras mi
cadáver”.
Habla como si recapitulara los Red Dead Redemption, todo relajado y esa
mierda, pero yo sé que no es así. Silas se encontraba tan molesto como yo por el
hecho de que su hermana estuviera herida.
—Tu hermano vino ese día para disculparse por la discusión que tuvieron.
—Le doy una mirada aguda antes de continuar. La expresión vergonzosa de su
cara me dice que aún no ha llegado allí con Joey—. Escuchó los gritos desde el
porche y vio que estabas herida. Voló por el aire como un maldito ninja y derribó
a Samantha. Terminó con una bala en el hombro, pero aun así logró contenerla
para que yo tratara de detener tu hemorragia hasta que llegaron los paramédicos.
Joey jadea. —Oh, Dios mío. ¿Hablas en serio? —Se acerca para abrazarlo
y casi se cae de culo. La agarro justo a tiempo para evitar que se caiga.
—Oye, cuidado. No estoy seguro de que estés lista para esa maniobra. —
Mientras estabilizo a Joey, le sonrío a Silas, cuya cara se está poniendo roja. No
está acostumbrado a ser el centro de atención.
—No es gran cosa, en realidad —dice, con la voz ronca.
—Sí lo fue —observo—. Como Silas acababa de pasar por rehabilitación,
rechazó los buenos analgésicos después de que el doctor le sacara la bala del
hombro.
Me alegra ver que está enderezando su vida. Ha pasado mucho tiempo.
Pero no debería hablar. Yo también he tenido que trabajar en mi propia mierda,
supongo.
A pesar de que está golpeado, Silas se ve bastante bien. Pero eso es lo que
las comidas caseras de Beverly Carter hacen por un hombre. Cuando mi madre
se enteró de que vino a rescatarnos y básicamente nos salvó la vida, lo ubicó en
la habitación de invitados para recuperarse y le hacía tres comidas al día.
—¿Pero por qué estás en una silla de ruedas? ¿Te has hecho daño en algún
otro sitio? —Joey lo mira de arriba a abajo, el miedo grabado en su bonita cara.
—Nah. Darlene me acaba de ofrecer un paseo. Voy a ofrecerle otro tipo de
paseo más tarde. —Le guiña un ojo a su amiga enfermera sobre su hombro, y yo
me rio mientras Joey pone los ojos en blanco.
Es surrealista tener una conversación normal con Silas de nuevo después
de todos estos años.
Me señala y arquea una ceja. —¿El enamorado te dijo que también le
dispararon?
—¿Qué? —Los ojos de Joey se abren de par en par.
—No es nada. Solo me rozó el muslo. —En su mayoría.
—Jesús. ¿Les disparó a los dos? —pregunta Joey, su expresión afectada.
—Me dio cuando Silas la abordó, y él recibió un balazo cuando fueron a
buscar el arma, pero se llevó la peor parte.
Una sonrisa se dibuja en mis labios cuando ella se tambalea hacia su
hermano y se inclina para abrazarlo de nuevo. Me pongo a su espalda y cierro su
bata de hospital antes de que se exponga ante todos.
—Toc, toc. —Una de las enfermeras llega con la policía pisándole los
talones—. Josephine, la policía necesita tomarte declaración, y creo que ya has
estado fuera de la cama bastante tiempo esta tarde.
—Jo, estaré aquí fuera si necesitas algo —digo mientras la enfermera nos
acompaña. No estoy seguro de lo que busco. Solo algo para saber que Joey lo
entiende, que comprende por qué hice lo que hice. Pero no hace contacto visual.
No dice nada. Solo vuelve a la cama lentamente.
Mi corazón se hunde mientras me pregunto si esta vez he metido la pata
hasta el fondo. Porque no estoy seguro de que me vaya a perdonar.
45
Traducido por Jeenn 05
Corregido por Danita

Entrecierro los ojos por el sol brillante y respiro profundo. Hay una esencia
de cedro y barbacoa en el aire. Mi estomago gruñe. Por lo menos empiezo a tener
apetito de nuevo, pero aún me siento horrible. Todavía tengo punzadas en la
cabeza, una desagradable conmoción y moretones por todos lados, pero eso no
es lo que más duele.
A pesar de que ayer Logan me dio la historia completa, o lo que espero
que sea la historia completa, todavía estoy destrozada.
Porque muy en el fondo, aun no sé si puedo confiar en él.
Es un hecho que mantener este enorme secreto durante dos años es
exponencialmente mejor que hacerlo por siete u ocho, y saber que Zach es su
hermano y no su hijo es enorme, pero mi corazón sigue herido y mi fe en Logan
está arruinada. Supongo que un bate de béisbol en el cerebro provoca eso en una
chica.
La enfermera me lleva en la silla de ruedas hasta la acera y se detiene
donde tres camionetas están alineadas, la de Ethan, la de Logan y la de Brady.
La culpa se intensifica en mi pecho por no querer ver a mis amigos cuando
pasaron por el hospital. Incluso después de hablar con Logan y aclarar las cosas,
no estaba lista para ver a nadie. No sé si ahora lo estoy, pero todos se encuentran
aquí, y el hospital me dio de alta, así que no es como si me pudiera esconder. Me
siento un poco avergonzada de quererlo. Estoy avergonzada por tantas cosas,
pero no puedo empezar a descifrar porque me siento así.
Mi médico dice que la “inestabilidad emocional” es uno de los efectos
secundarios de las heridas en la cabeza, y puedo esperar cambios de humor y
extremas altas y bajas como resultado.
En definitiva me relaciono con las bajas.
Ethan y Tori salen de un salto del auto y lo siguiente que sé es que tengo
un ramo de flores en mis brazos y Tori me abraza.
Le doy palmaditas incómodamente. —¿Qué hacen aquí? ¿No deberían
estar en su luna de miel?
Retrocede como si le hubiera dado una bofeteada. —¿Logan no te lo contó?
Pospusimos todo por dos semanas.
—Oh por Dios, ¿por qué?
—Por ti, cabeza de chorlito. Mírate. Apenas puedes levantarte, y tienes los
dos ojos negros. No puedo creer que esa malcriada te haya hecho esto. —Ahora
está llorando.
—Ugh. Por favor no me digas que arruine tu boda. —Yo también lloraría
si tuviera que posponer mi boda.
—¡No! ¿Qué? Claro que no. Solo queremos asegurarnos de que te mejores
para que puedas ser parte de todo.
Ethan se agacha a mi lado. —Estoy tan feliz de que estés bien, mequetrefe.
Lamento que hayas pasado esto. —Aprieta mi mano y la emoción se desborda de
sus ojos.
—Está bien. No fue tu culpa.
Todos se quedan callados y alguien tose. Logan. Mete las manos en sus
bolsillos.
—Ahora, todos ustedes —interviene Beverly, apartando a Ethan de su
camino—. No culpen a Logan. Esto comenzó porque me estaba cubriendo. Y…
no se atrevió a decirme lo que Daniel había hecho. —Resopla e Ethan le pasa los
brazos a su alrededor. No me puedo imaginar lo que debe estar pasando después
de enterarse de que su esposo tuvo un hijo con otra mujer. Yo estaría devastada.
Apunta a Ethan. —¿Se enteraron que Logan ha estado trabajando por las
noches? Todas esas veces que lo molestamos por andar de parranda, hacía horas
en el Stock Yard para poder pagar la manutención de un niño que ni siquiera es
suyo. Para pagar todos mis medicamentos y procedimientos. No le causen aún
más molestias después todo esto. —Bev se arrodilla a mi lado—. Cariño, quiero
que sepas que estoy bien con Silas. Ya se ha disculpado por ser un idiota, y yo he
aceptado sus disculpas, especialmente después de que los ayudó a todos de la
manera en que lo hizo, pero la verdad es que él fue una de las razones por las
cuales Logan no te dijo lo que sucedía. Temía que tu hermano leyera tus mensajes
como lo hizo hace algunos años. Que supiera algo que no debía y lo dijera por el
pueblo para lastimarnos como lo hizo en el pasado. Sabes lo cabeza dura que es
Silas cuando está molesto.
Oh. Eso tiene sentido.
Asiento despacio, avergonzada de que mi familia me espíe. Por supuesto
que Logan tendría miedo de decirme algo con mi tonto hermano metiéndose en
mis asuntos. —Te escucho.
Ethan levanta a su mamá de la acera. —Cálmate, ma. Lo entiendo, pero
nadie le dijo a Logan que tenía que hacerlo solo.
Bev lo golpea en el pecho. —¿Escuchaste lo que dije? Lo hice jurar que no
te contaría nada sobre mi situación médica. Y luego, bueno, todo se vino abajo
después de eso.
Logan se acerca, aprieta el hombro de su madre. —Está bien. Entiendo lo
que dice Ethan. Debí ser honesto. —Se gira hacia Ethan—. Hermano, te juro que
iba a decir la verdad después de tu boda. Te tomó tanto tiempo llegar a un lugar
donde fueras feliz, donde no estuvieras estresado por el rancho o las demandas
de Allison, y no quería preocuparte de nuevo. Pero tienes razón... es algo grande.
Lo arruiné y casi hago que maten a Joey. —Su voz se vuelve ronca y se aclara la
garganta.
—Estoy bien, de verdad. —Trato de levantarme de la silla de ruedas.
Cuatro manos aterrizan en mis brazos para detenerme—. Nadie tiene que
culparse por lo que pasó, excepto la señorita que recogió el bate.
Samantha fue arrestada, y al menos no tengo que preocuparme por que
vuelva a acosarme.
Según la policía, que registró su apartamento durante el fin de semana,
encontraron un cuaderno lleno de detalles sobre mí: lugares en los que trabajaba,
dónde salía, nombres de mis amigos y fotos de mi Instagram. Les dije que creía
que era la mujer que hizo que me despidieran, y discutimos la posibilidad de que
también fuera la persona que destrozó el coche de mi abuela el invierno pasado.
Froto mi sien, deseando estar en casa para poder acurrucarme. —De
verdad estoy bien.
Las palabras me sorprenden. No sé que me siento así hasta que las
palabras salen de mi boca.
Quiero decir, me encuentro bien. Estoy herida, y en el centro de mucho
drama, pero estoy viva. Eso tiene que contar para algo.
Mirando de un lado a otro entre los hermanos, suspiro. —¿No tienen
mejores cosas que hacer que estar molestos? Abrácense o algo así.
Tori me da una sonrisa agradecida, secándose los ojos. Por extraño que
parezca, no lloro ante el despliegue de amor en frente de mí, cuando Ethan y
Logan hacen esa cosa del abrazo de hermano.
Mayormente, me siento entumecida y desconectada, y quiero ir a casa.
Ni siquiera sé en dónde se supone que sea eso. ¿En dónde está mi hogar?
Lo único que sé es que no quiero ir a casa con Logan.
46
Traducido por Beatrix
Corregido por Danita

Las voces bajas en la cocina se detienen abruptamente cuando Zach y yo


entramos. Ethan me asiente. Tori me da una sonrisa a medias y me sirve café. Sí,
hemos sido un desastre desde la mierda que pasó con Samantha.
Sabía que mi hermano estaría molesto por haberle ocultado tanto, pero es
una comprensión dolorosa pensar que podría haber dañado algo en nuestra
relación de forma permanente. Él adoraba a nuestro padre, así que estoy seguro
de que la noticia de que Daniel Carter era un playboy mujeriego a espaldas de su
devota esposa y familia ha golpeado mucho a Ethan.
Le hago un gesto a Zach. —Oye, amigo, ¿por qué no te lavas las manos
para que puedas desayunar?
El niño se ha quedado conmigo, pero lo llevo a casa de Ethan todos los
días para que juegue con Mila y Cody. La policía me dejó mantenerlo después de
que les mostré las pruebas de ADN que había hecho cuando Samantha lo trajo al
inicio. Se supone que debo consultar con los Servicios de Protección Infantil, pero
como Samantha probablemente irá a prisión en el futuro previsible, mi abogado
dice que no les importará quién reciba al niño mientras esté con su familia.
Es un pensamiento deprimente, la idea de que podríamos arrastrarlo como
una pieza de ajedrez y a nadie le importaría una mierda. Le dije a mi hermano
que quería solicitar la custodia, así que Zach sabe que lo quiero. Ethan lo apoya
y dice que planea estar en su vida a cada paso del camino y ayudarlo a pagar lo
que necesite.
¿Y Joey? Se queda en casa de Kat y Brady. Dice que necesita tiempo para
pensar, así que aparte de hablar con ella en el hospital, no la he visto desde
entonces. Durante casi una semana. Me está matando, maldición.
Me contesta los mensajes de texto, pero no continúa la conversación. Solo
responde mis preguntas. Me detengo allí todos los días y dejo flores. A veces un
animal de peluche o algún pastel del restaurante. Cosas que espero que le gusten.
Principalmente quiero que sepa que estoy pensando en ella y que lamento mucho
haberle hecho daño.
Kat y Tori están preocupadas. Me dicen que no habla mucho. Que estaba
muy afectada por el ataque y que no parece ella misma aunque los moratones
están desapareciendo.
Un golpe en la puerta me hace girar. —¿Esperan a alguien? —grito. No
estoy seguro de por qué pregunto porque abro la puerta antes de escuchar la
respuesta.
Unos solemnes ojos grises me devuelven la mirada.
—Jojo. Hola. —Estoy tan emocionado de verla, que está en mis brazos
antes de darme cuenta de que tal vez no quiera que la abrace. ¿Y no es eso una
patada en las pelotas? La suelto y retrocedo—. Lo siento. No sé si todavía estás
dolorida o algo así.
Sacude la cabeza. —Estoy mejor. Gracias.
—¿Cómo llegaste aquí?
—Kat me trajo.
Cuando llegamos a la cocina, Ethan y Tori se acercan para darle abrazos
suaves. Zach tira de mi camisa y me aclaro la garganta. No sé por qué, pero estoy
muy nervioso ante la idea de presentarlo. Sin embargo, no es justo que tenga que
pagar las consecuencias porque su madre hizo algo malo, y en verdad espero que
Joey sienta lo mismo.
—Este es nuestro hermano Zach. Zach, esta es mi... mi mejor amiga Joey.
—Casi digo que es mi novia, pero en este momento, no estoy seguro de que lo
sea. Es desgarrador pensar que puede que lo nuestro no funcione, pero no quiero
presionarla.
Aguanto la respiración cuando él le sonríe.
Sus ojos se suavizan. —Es un placer conocerte al fin. Tus hermanos han
dicho cosas maravillosas sobre ti. Sé que están felices de tenerte aquí en el rancho.
Parece que el niño se enamora un poco de ella. Sé cómo se siente, amigo. Por
supuesto que lo tranquilizó. No sé por qué dudé de ella.
Después de unos minutos de conversación, Joey se inclina hacia mí.
—¿Podemos hablar?
—Por supuesto. —Mi corazón late de forma errática y me limpio las
palmas de las manos en mis vaqueros.
Cuando llegamos a la sala de estar, se acomoda en el sofá. Me uno a ella,
muy ansioso de escuchar lo que quiere decir.
—Lamento no haber estado lista para hablar. Sobre todo, no me he sentido
yo misma. Pero gracias por los regalos. Han sido un detalle.
—Me alivia tanto que te sientas mejor.
—Logan, quiero que sepas que no estoy tratando de castigarte. Entiendo
por qué hiciste lo que hiciste. —Suena tan resignada, el tono de su voz sombría,
y la esperanza en mi pecho se desinfla.
—¿Pero?
—Pero no voy a mentir. Realmente hirió mis sentimientos que no me
contaras lo de Zach. Que tenías un segundo trabajo. Que estabas ayudando a
esta... esta mujer. Tienes muchos secretos, Logan. —Sus ojos bajan al suelo—.
¿Cómo puedo confiar en ti?
Mierda.
Dios, tiene razón. ¿Por qué iba a confiar en mí?
Sus manos se retuercen en su regazo. —Samantha me contó que fuiste a
su casa el domingo por la noche después de la farmacia. Dijo la verdad, ¿no?
Una mirada a mi cara, y su expresión cae. Pero tiene que saber que ella lo
hizo sonar lascivo. —Fui por Zach. Me dijo que estaba enfermo. Nunca la toqué,
Jo.
—Lo supuse. Con el tiempo, quiero decir. Yo solo... ¿Cómo pudiste hacer
eso, estar ahí para ella, y luego no decírmelo? Pasar tiempo con ella y luego
meterte en la cama conmigo y no mencionarlo. Eso es lo que no puedo entender.
Isaiah tenía razón. Joey necesitaba escuchar esto de mí.
—Casi te lo conté muchas veces, cariño. ¿Recuerdas cuando dije que había
algunas cosas de las que quería hablarte? Ese día, incluso. La mañana en que
follamos como animales.
Se sonroja. —Lo recuerdo. Sí, lo mencionaste justo después de recibir un
mensaje de ella y me permitiste pensar que Sam era un chico.
Qué me jodan Esto no va como pretendía. —Vamos, mi amor. Te lo iba a
decir. Lo juro por Dios. Pregúntale a Isaiah. Nosotros…
Frunce el año. —¿Le contaste a Isaiah sobre Samantha? ¿A mí no, pero le
dijiste a él?
Mierda.
Cierro los ojos, odiando no haber tenido el sentido común de confiar en
ella. Podría haberle advertido que no me enviara mensajes de texto al respecto.
Haberle dicho que me preocupaba que alguien lo descubriera y que Silas pudiera
hackear su teléfono de nuevo. ¿Por qué no confié en ella?
—No es así. Me emborraché mucho una noche. Me encontraba jodido por
mi padre y por Zach, y me preocupaba cómo se lo diría a mi madre. Y él pasó por
aquí. Me encontró hecho un desastre y me lo sonsacó. —Suspiro y me froto la
nuca—. El invierno pasado hablaba con él. Esa conversación que escuchaste en
River Walk, la que te hizo pensar que te consideraba una carga. Solo me quejaba
con Isaiah sobre Samantha.
Respira hondo. —Dios, Logan. ¿No crees que podrías haberme dicho eso
en la costa? ¿Por qué no me lo dijiste entonces?
—Tienes razón. Tienes toda la razón.
Un silencio incómodo se prolonga entre nosotros hasta que finalmente
dice: —No es por eso que vine aquí. —Se frota los puntos a lo largo de la línea
del cabello—. No tenía la intención de volver a meterme en todo esto. Sé, por lo
menos en mi cabeza, que hiciste todo esto por Bev. Que protegías su confianza,
lo que respeto. Solo... lo entiendo en mi mente, pero mi corazón no quiere ponerse
al día. ¿Tiene sentido? Y además de todo, la única emoción que siento en estos
días es la ira o este desapego extraño. No puedo explicarlo.
—No tienes que hacerlo. —Tomo su mano, muy aliviado de que me lo
permita—. Has pasado por mucho.
—Kat sugirió que viera a un terapeuta. —Duda—. Kat y mi prima han
estado hablando y tratando de encontrarme a alguien. En Florida.
Mi corazón se hunde como una piedra. —¿Vas a volver a Florida?
—¿No crees que sea lo mejor? Después de la boda, voy a volver, y puedes
descubrir lo que quieres ahora que no estás lidiando con tanto.
Un feroz muro de frustración y amor brota en mí. —Sé lo que quiero,
Josephine. No necesito tiempo para averiguarlo. —La convicción de mi voz debe
pillarla desprevenida porque sus ojos se abren de par en par. No disminuyo mi
intensidad porque no quiero que piense que estoy confundido—. Te amo. Ahora
mismo me estás destrozando, joder. Sé que he sido un imbécil y me gustaría tener
la oportunidad de compensarte, de demostrarte que puedes confiar en mí, antes
de que decidas volver a huir.
Sus fosas nasales se ensanchan y retira su mano de la mía. —No estoy
huyendo. Estoy sentada aquí discutiendo contigo.
—Pero el resultado final es el mismo. —Sé que estoy siendo un idiota, pero
si la pierdo por esto, lo lamentaré para siempre. Y por alguna razón, siento la
necesidad de desafiarla, incluso si la hace enojar.
Ella no es la frágil y delicada Joey que siempre he creído que era. Recibió
una maldita paliza la semana pasada, volvió como una campeona, y ahora hay
acero detrás de sus ojos grises. —Lucha por esto, Jo. No te rindas conmigo. Con
nosotros. Sé que metí la pata hasta el fondo, pero te juro que haré lo correcto por
ti. Quédate aquí, y desafíame como siempre lo haces. Hagamos una vida juntos.
Se queda quieta. —No digas cosas que no quieres decir.
—¿Por qué crees que no las digo en serio?
—Te sientes culpable porque me han lastimado. No confundas eso con
algo más profundo.
—¿Quieres algo más profundo? Habría recibido esa puta bala aquí mismo
por ti. —Me golpeo el pecho—. Cuando creí que te estabas muriendo, Jo, cuando
te encontré pálida y cubierta de sangre y sin moverte... Estaba tan asustado. Supe
en ese momento que haría cualquier cosa para tenerte de vuelta, sin importar el
costo. ¿Así que necesitas más tiempo? Bien. ¿Quieres que te demuestre mi valía?
No hay problema. Pero no pienses ni por un momento que te voy a dejar ir. —
Un aliento frustrado me abandona—. Haz lo que tengas que hacer. Si eso significa
volver a Florida, bien, pero que sepas que voy a estar detrás de ti.
Sus ojos se suavizan. —Estás loco.
—Maldita sea, sí. Estoy loco por ti, Josephine Marie Grayson.
Sus labios se levantan ligeramente en la más leve de las sonrisas, pero
luego esa tristeza vuelve a su expresión. —¿Y Zach? ¿También lo vas a arrastrar
a Florida?
Me llevo la mano al pelo. —Nunca me dijiste lo que pensabas de que se
mudara conmigo. —Llamé y dejé un mensaje después de haberlo discutido con
Ethan. No quería que Joey pensara que la había excluido otra vez—. Todavía no
he hablado con el niño, porque si realmente te opones a que viva conmigo
permanentemente, bueno... —La ansiedad recorre mi columna vertebral al
pensar que ella odie esta idea.
—Por supuesto que debería quedarse contigo. Te conoce mejor que a
nadie, ¿verdad?
Asiento, sintiendo rápido el alivio. Y solo esa pequeña comprensión por
su parte me llena de esperanza, esperanza de que podamos volver a conectar. La
esperanza de que pueda conseguir que vuelva a confiar en mí. Me acerco a ella,
le acuno la cara y la atraigo hacia mí para besarle la frente.
—Dame una oportunidad. Solo una.
Es todo lo que necesito.
47
Traducido por IsCris
Corregido por Pame .R.

Ethan está tranquilo mientras terminamos en el granero por el día. Por una
vez en nuestras vidas, no me ha estado molestando esta semana.
Es inquietante.
No diría que me está dando el tratamiento silencioso. Parece preocupado.
Dado que su boda, el día que había estado esperando durante meses, se pospuso,
no me sorprende que sus sonrisas relajadas hayan desaparecido.
—Hermano. ¿Quieres salir de aquí y tal vez tomar una cerveza? —Me
limpio las manos con una toalla vieja—. Yo invito.
—No estoy de humor, pero gracias. —Limpia los arreos metódicamente,
como nos enseñó nuestro padre.
Un caballo resopla en su puesto, y yo debato cómo sacar el tema, pero
Ethan me gana.
—¿En qué piensas? Obviamente estás pensando en muchas cosas por allí.
¿Problemas con Joey? ¿Sigue considerando regresar a Florida?
Asiento y le cuento sobre la conversación que tuve con ella esta mañana.
—Entonces, ¿qué vas a hacer? —me pregunta cuándo termino.
—No estoy seguro. Estaba planeando escribirle notas.
Su ceja se levanta. —¿Notas?
—Sí. —Me encojo de hombros, incómodo, pero me gustaría tener su
opinión. Él y Tori pasaron por un mal momento después de que se unieron por
primera vez, pero lograron resolver las cosas. Ethan siempre ha sido monógamo
con novias. Si alguien puede ayudarme a manejar estas aguas de la relación, es
él—. Quería recordarle los buenos momentos que hemos tenido al crecer. Cosas
que recuerdo de ella que tal vez no se da cuenta. Hacerle saber que estoy en esto
a largo plazo.
Sonríe —Tengo que decir que es muy dulce. Apuesto que le encantará.
—¿Puedo preguntarte algo? —Esta pregunta ha estado en mi mente desde
la semana pasada cuando me abalancé sobre Jo como un animal. Mi hermano es
la única persona a la que puedo preguntarle. Y si consigue que vuelva a hablar
conmigo, incluso mejor—. Demonios, esto es incómodo. —Me limpio las palmas
de las manos en mis vaqueros—. Sabes que nunca he estado en una relación a
largo plazo, y tengo preguntas. ¿Está... mal ser... aventurero en la cama con alguien
que tomas en serio?
—¿Aventurero?
—Sí. Ya sabes. Rudo. —Las imágenes de las marcas de mordida que había
dejado en el cuerpo de Joey aparecen ante mis ojos. Marcas de mordisco que no
parecieron importarle, pero aun así—. Quizás un poco pervertido. Yo solo... —
Frotándome la nuca, me aclaro la garganta—. A veces me siento mal si hago cosas
con Jo. Ya que... —Agrego esto al tipo de conversación que nunca quiero volver
a tener. Afortunadamente, mi hermano termina mi oración.
—Dado que ella no tiene mucha experiencia.
Asintiendo, me apoyo contra el establo. —No es que estemos haciendo
nada en este momento. Tengo suerte si me deja abrazarla, pero tengo que resolver
esto en mi cabeza.
Ethan mira al suelo un momento antes de volver a mirarme. —Entiendo
por qué te preocupa. Pero mientras se comuniquen y ella disfrute lo que estás
haciendo, entonces debería estar bien que lo hagas. Lo que hacen y cómo lo hacen
es cien por ciento entre ustedes dos. Nadie puede juzgar eso.
Suelto un suspiro de alivio y limpio mis palmas nuevamente. —Para tu
información, se siente muy raro pedirte consejos sexuales a mi edad.
Se ríe y se le ilumina toda la cara. —Feliz de poder ayudarte, hermanito.
—Me pega en la espalda—. Joey es una gran chica, y sé que pude haberte dicho
algunas cosas feas en la costa, pero veo que vas en serio con ella. Solo quería que
supieras que te apoyo.
Eso me ahoga un poco. Toso. —Significa mucho para mí que pienses eso.
—Respiro hondo, necesitando sacar esto de mi pecho. He estado haciendo mucho
de eso últimamente. Descubrí que es mejor que mantener adentro estas cosas
malas—. Nunca le dije esto a nadie, pero papá y yo discutimos ese día. Sobre Jo.
Me mira fijamente. —¿El día que murió?
—Sí. Llegué tarde porque Jo y yo estábamos pasando el rato, y él me volvió
loco por eso.
Mi hermano me da una pequeña sonrisa. —Suena razonable.
—Pero no estaba enojado porque llegué tarde. No quería que saliera tanto
con Joey.
—¿Porque estaba enojado con Bill?
Sacudo la cabeza —No, porque pensaba que Joey era demasiado joven
para que yo me hiciera alguna idea, y tenía “demasiada avena para sembrar”.
—Ella era, ¿qué, estudiante de primer año cuando estabas en el último? —
Cuando no digo nada, me hace un gesto—. ¿Tenía razón? ¿Podrías haber ido en
serio con ella entonces?
—Sabía que ella era joven y probablemente necesitáramos esperar un año
o dos antes de que anduviéramos, pero pensé que tal vez podría hacerlo. Me
refiero a esperarla.
—No me digas.
—Me dijo que le rompería el corazón. Que era un tonto por pensar así.
Dijo que solo sería joven una vez, y que no solo no era el tipo de hombre para
una chica, dijo que probablemente lo lamentaría si lo intentaba.
Mi hermano aprieta los dientes. —Maldita sea. Eso es algo jodido de decir.
Sobre todo teniendo en cuenta que él mismo era un idiota infiel.
Pateo una ramita en el suelo. —Después de eso, no pude conquistarla. No
paraba de escuchar esa conversación. No paraba de pensar que no era bueno para
ella.
—Eso es pura mierda. Sé que tienes muchas cosas en tu cabeza en este
momento, y es posible que te haya cuestionado cuando no tenía toda la historia,
pero si esto ha demostrado algo, es que eres tan leal como pocos. Diablos, la
lealtad es lo que te metió en este lío con Samantha, porque estabas protegiendo a
la familia. ¿Quién sabe cómo las noticias podrían haber afectado a mamá ese
verano?
Nos quedamos allí, reflexionando sobre todo, cuando suspira de nuevo.
—No quise ser maleducado contigo esta semana. Me doy cuenta de que has
estado haciendo tu mejor esfuerzo. Planeo pagarte la mitad de la manutención
que le diste a Samantha. Tori y yo hablamos al respecto y acordamos que es lo
correcto.
Lo desestimo con un gesto de mi mano, ya que no quiero hablar de dinero
en este momento. Tengo toda la confianza de que resolveremos esos detalles más
adelante. —Lamento mucho que tú y Tori hayan pospuesto la boda. He querido
preguntar cuánto más va a costar. Puedo ayudar con eso.
—Mi chica no irá a ninguna parte. Y sabes lo persuasiva que puede ser. Es
posible que hayamos perdido el hotel, pero todos los demás aceptaron el cambio
de fecha. Funcionará. Además, no podemos casarnos sin Joey. Esperar era lo
correcto.
Estuvimos en silencio por un largo rato antes de darle un codazo. —Siento
nunca haberte contado sobre esa conversación con papá. Parecía raro decirles a
todos que había discutido con él antes de morir. Sentía mucha culpa por eso.
Como si tal vez lo enojé tanto que lo llevó hasta ese punto.
—No lo empujaste ni lo golpeaste, ¿verdad?
—Joder, no. Solo grité un poco antes de irme.
—Es lo que pensaba. —Me agarra del hombro y me gira para que estemos
cara a cara—. Tienes que dejar de culparte por todo. Tal vez la condición cardíaca
de papá era peor porque se encontraba ocupado mintiéndole a todos. Eso es
responsabilidad suya. No tuya. Y has estado cuidando a su hijo durante los
últimos dos años.
No sabía cuánto necesitaba escuchar eso hasta ahora. Pero no soy quien
era más cercano a nuestro padre. —¿Cómo te va con eso? ¿Con que papá tuviera
otro hijo?
Suspira y se pasa las manos por el pelo. —Todavía estoy bastante enojado,
para ser honesto. Sin embargo, ayuda que Zach sea un gran niño. Parece que la
ganadería está en su sangre. ¿Viste cómo corría por aquí hoy?
Sonrío, amando que Zach se sienta cómodo con los caballos. —También es
un niño tranquilo en casa. Sin embargo, no me di cuenta que Samantha lo estaba
dejando tanto solo. Ojalá lo hubiera sabido.
—Hiciste lo mejor que pudiste. Se lo vamos a recompensar.
—Estuve pensando en encontrarle un consejero. Alguien con quien hablar.
—Como Joey mencionó que quería hablar con un terapeuta, también he estado
pensando en encontrar a alguien para Zach.
—Parece una buena idea. —Frunce el ceño—. ¿Estás seguro de que mamá
se encuentra mejor? Dijiste que tiene un procedimiento programado durante mi
viaje con Tori, ¿verdad?
—Lo tengo cubierto. Es menor, lo prometo. Y cuando termine, se relajará
con sus amigos en San Antonio durante unos días de descanso. Estará bien y
refrescada para cuando regreses de tu luna de miel.
—Te agradezco que hayas estado pendiente de ella los dos últimos años.
Odio que hayas tenido que hacerlo solo, pero tenías razón: estaba estresadísimo
cuando Allison y yo nos divorciamos. Estoy aliviado de que toda esa fase haya
terminado.
—Cuando contratamos a Tori como niñera para ti, no mentía. También me
encontraba preocupado por tu salud. —Meto las manos en los bolsillos—. Sabes,
en caso de que no te lo haya dicho, eres un gran hermano. Cuando me enfrentaba
al cañón del arma de Samantha, me preocupaba no haberlo dicho nunca antes.
—Eso es jodido, hermano. —Me pega en la espalda—. Pero soy un buen
hermano, ¿no?
Me rio entre dientes. —Claro que sí. El mejor.
48
Traducido por Val_17
Corregido por Pame .R.

De pie en el pórtico de Kat, Beverly me da una sonrisa cuidadosa, la que


todos me han enviado desde que fui dada de alta del hospital.
—Sé que te veré esta noche, pero quería asegurarme de que tenías tus
notas primero. —Coloca el pequeño bulto en mis manos.
Es una locura que esté preocupada por mí. Es ella a quien su esposo de
casi tres décadas engañó, y le preocupa mi bienestar.
Ahora que mi cerebro no duele constantemente, estoy empezando a tener
algo de perspectiva. Como el hecho de que Samantha agitó una maldita pistola
en la cara de Logan.
¿Y si él hubiera muerto? Si algo le hubiera ocurrido, estaría devastada, así
de simple.
¿O si Silas hubiera muerto antes de que tuviéramos la oportunidad de
hacer las paces?
¿Qué pasaría si Logan hubiese llegado demasiado tarde, y terminaba
estirando la pata en ese armario?
Las palabras de esa dulce señora con la que tomé el autobús desde Florida
vuelven a mi mente. La vida es demasiado corta para no decir lo que sientes y vivir la
vida que deseas.
No está bromeando.
Con las notas en una mano, le doy un abrazo a Bev con la otra. —Eres la
mejor. En caso de que no te lo haya dicho, aprecio que vengas todos los días para
dejar estos mensajes.
—Logan quiere darte el espacio que necesitas, pero sé cuánto se preocupa
por ti. —Cuando la suelto, niega con la cabeza—. Me siento horrible por haberle
pedido a mi hijo que mantuviera en secreto mi estado de salud. Estoy segura de
que eso es lo que lo llevó a pensar que no podía hablar sobre esto con nadie.
¿Espero que todo salga bien esta noche?
Esta noche significa la boda. —He necesitado tiempo. Yo… supongo que
mis sentimientos se encontraban heridos, pero…
—No necesitas explicarme nada. —Me acaricia la mano—. Simplemente
no te rindas con mi hijo. Es un tonto, pero ese chico ama con un gran corazón y
es leal como ninguno. Mira el desastre que atravesó por mí. Ahora, ese es el tipo
de hombre que quieres a tu lado. —Con un guiño, baja trotando los escalones
delanteros antes de que pueda responder.
De vuelta en mi habitación, alineo las cartas de Logan sobre la cómoda.
Aunque todavía no me siento normal, a pesar de que una parte de mí sigue
trastornada por lo que ocurrió con Samantha, no puedo negar un destello de
esperanza cuando leo la escritura inclinada de Logan garabateada en las hojas.

A veces, eres la única persona que puede hacerme sonreír.

Cuando estabas en la secundaria, eras callada con tanta gente, pero siempre hablabas
conmigo. Me encantaba eso. Siempre has sido especial para mí, Jojo.

¿Recuerdas cuando tenías siete años y encontraste ese pájaro con el ala herida? Todos te
dijeron que iba a morir, pero te negaste a escuchar. Lo cuidaste y mimaste hasta que
pudiera volar nuevamente. Eso es lo que haces por tus amigos y familiares. Nos amas
hasta que podemos volar de nuevo.

Se me forma un nudo en la garganta cada vez que leo esas palabras.


Un nudo que se transforma en una roca cuando despliego la carta que me
envió ayer.
La que describe cómo su padre le advirtió que se alejara de mí en la
secundaria porque pensaba que no éramos una buena pareja. Porque el señor
Carter creía que yo era demasiado joven y que Logan era demasiado mujeriego
para asentarse.
Pero cuanto más pienso en ello, me pregunto si esa advertencia tenía más
que ver con la incapacidad de su padre para mantener sus manos quietas que con
Logan.
¿Y descubrir que esa conversación ocurrió el día que murió el señor
Carter? Explica muchas cosas. Como por qué dejó de pasar el rato conmigo y
comenzó a salir de fiesta otra vez. Reflexiono sobre esas palabras, y curiosamente,
me ayuda a darle sentido a nuestro pasado. A la forma en que Logan se distanció
de mí después de la muerte de su padre.

Ese es uno de mis mayores arrepentimientos. Debería haberte esperado.

Siempre creí que me imaginé que le gustaba. Que, como una adolescente
enamorada, me había engañado al ver algo que no se encontraba allí.
Saber que tenía sentimientos por mí en ese entonces, repara algo que no
sabía que estaba roto.
Mis labios se curvan cuando abro las notas que dejó Bev esta mañana.

Casi te invité a mi baile de graduación. Todavía lamento no haberlo hecho.

La primera vez que te besé, finalmente entendí por qué la gente escribe canciones de
amor.

La emoción me embarga cuando pienso en ver a Logan hoy. Me perdí la


cena de ensayo anoche porque tuve un dolor de cabeza que preocupó a todos. A
pesar de que disminuyó para cuando Kat y Brady se fueron, decidimos no correr
ningún riesgo. Que sería mejor si descansaba hoy.
Honestamente, estoy preparada para arrastrarme por el pasillo esta tarde,
ya sea lo último que haga.
Inclinándome más cerca del espejo, toco con un dedo la fea cicatriz en la
línea de mi cabello. Los puntos acaban de salirse. Supongo que no se ve tan mal
considerando que han pasado poco más de dos semanas desde que esa lunática
me golpeó con un bate.
Kat toca la puerta y asoma la cabeza. —¿Necesitas algo de ayuda para
cargar la camioneta?
—No. Empaqué lo que necesitaba anoche excepto el vestido para no
olvidar nada. —Porque no estoy exactamente al cien por ciento. A veces mi mente
se siente borrosa, pero le he jurado a Kat y Tori que estoy lo bastante bien para
arreglar sus cabellos para la ceremonia. Segurísima que no dejaré que Samantha
me quite esto.
Cuando estoy sola de nuevo, abro el último sobre nuevo.

Espero que algún día te cases conmigo y que nuestros hijos se parezcan a ti. Serán
revoltosos como yo, sin duda. Lo siento por adelantado si lo son, pero solo piensa en lo
mucho que nos divertiremos manejando a nuestra prole. Te amo, Jo. Creo que lo he
hecho por un tiempo. Lamento no haber resuelto mis cosas antes. Pero ahora sé lo que
quiero. Eres tú. Siempre serás tú.

Me limpio las lágrimas de sorpresa que brotan de mis ojos. Por primera
vez desde que me encontré cara a cara con Samantha en casa de Logan, las
palabras que no he sido capaz de decirle se elevan en mi corazón.
49
Traducido por Beatrix
Corregido por Pame .R.

Tori me sonríe. —Mi cabello se ve increíble. ¡Muchas gracias! —Salta de la


silla y me abraza.
—Gracias por esperarme —le susurro al oído, y me aprieta más fuerte—.
Lamento que hayas tenido que pasar por tantos problemas para reprogramar
todo. Odio que hayas perdido el hotel...
—Silencio ya. ¡Por supuesto que te íbamos a esperar! Eres de la familia,
niña. —Agita frenéticamente su mano sobre su rostro—. ¡No me hagas llorar!
Agarro un pañuelo para secar las esquinas de sus ojos y luego los míos.
Acordamos no hablar de más cosas sensibleras por el bien de nuestro maquillaje.
En la siguiente hora, peino a Kat y a una de las otras chicas. Hay algo muy
especial en peinar a una fiesta nupcial. Ser parte del gran día de alguien que
recordará para siempre y tener un pequeño papel en la creación de esa magia es
la razón por la que quise entrar en este negocio en primer lugar.
Pero peinarlas solo me distrae de mis pensamientos sobre Logan durante
un tiempo.
En el momento en que me pongo el vestido, ya estoy acelerada por la
expectación. Sus notas me han ayudado a verlo bajo una nueva luz y a entender
por lo que estaba pasando.
Y nunca, ni una sola vez, mencionó el hecho de que estuve lejos durante
seis meses de esos dos años que trató con Samantha. Ahora que he tenido tiempo
de reflexionar sobre lo que pasó, no le culpo por no haberme puesto al tanto de
esto en cuanto empezamos a salir.
Al final, las cartas fueron la forma perfecta de demostrar que le importaba.
Que me echaba de menos. Que soy alguien que quiere en su vida.
Que ya no me va a ocultar nada.
Esas notas, esas palabras, me han ayudado a encontrar mi equilibrio de
nuevo.
Me toco los labios para atenuar la sonrisa que quiere brotar.
Heather, la coordinadora de la boda, nos hace pasar al vestíbulo, y las
mariposas vuelan en mi estómago.
Tori huele el aire. —Alguien está comiendo un perrito caliente. Querido
Dios, los perritos calientes suenan tan bien en este momento.
Me rio entre dientes. —Juro que eres parte sabueso. No huelo a perritos
calientes.
—Ese perrito está cerca, y cuando termine esta fiesta, voy a cazar uno.
—Cuando esta fiesta termine, tu marido te arrojará por encima del hombro
y huirá contigo a su guarida —bromeo.
—Sí. Lo hará. —Una mirada soñadora la invade—. Bien. Después del sexo
matrimonial, Ethan y yo vamos a encontrar algunos perritos calientes.
Todas las chicas se ríen.
El señor Duran se une a nosotras y envuelve a su hija en un abrazo. —Mija,
estás impresionante. —Tori tiene el cabello recogido en un peinado con unos
suaves mechones enmarcando su hermoso rostro. Resplandece con un vestido de
princesa sin tirantes.
La deja ir, y Tori engancha un brazo entre los suyos. —Gracias, viejo. Tú
tampoco te ves demasiado mal.
Su papá arquea una ceja. —Sabes, Ethan no puede devolverte después de
esto. No hay devoluciones.
—¡Papá! —Juguetonamente golpea su hombro, y él se ríe.
Las puertas gigantes se abren y mi mirada se mueve rápidamente.
—Esto es mucho mejor que ese estúpido hotel —señala Tori, observando
el hermoso hall de recepción.
Cuando nuestra amiga Liberty se enteró de que Ethan necesitaba un lugar
para la boda, le ofreció la posada de sus abuelos, que tiene un enorme granero
que acaba de renovarse para organizar eventos.
La tela blanca ondulante y las luces brillantes cruzan el techo abovedado
y se encuentran en la parte delantera, donde una enorme lámpara de araña cuelga
sobre el área de la pista de baile. A lo largo de las mesas que rodean el perímetro,
las velas centellean en frascos de conservas abiertos junto a los arreglos gigantes
de rosas rosadas, fresias y peonías, creando un cálido telón de fondo para la
noche mágica.
La coordinadora nos lleva por los brillantes suelos de madera dura hasta
el otro extremo, mientras nos asombramos con las decoraciones, como las fotos
de Ethan y Tori colocadas en una pequeña escalera de madera junto a la mesa
nupcial. En la parte superior hay una foto de él de rodillas la Navidad pasada. La
mirada en el rostro de Tori no tiene precio.
Con poca luz, siento que estoy parada en el cuento de hadas de alguien.
Heather nos alinea fuera de la vista de los invitados cuando las puertas
traseras se abren, iluminando lentamente el granero.
Beverly y la madre de Tori se unen a nosotras, y afuera comienza la
música.
Mi corazón da un vuelco de emoción.
Bev es escoltada por el pasillo por uno de sus sobrinos, y miro afuera para
verlos caminar por un sendero de guijarros, entre las filas de invitados, hacia un
arco enrejado donde esperan Ethan y los padrinos de boda.
—Mierda —susurra Shelby, una de las damas de honor que voló desde los
alrededores de la ciudad anoche—. Esto es tan apestosamente bonito.
Detrás de mí, Tori pone mala cara. —Quiero ver.
Una de las chicas chasquea la lengua y hace que Tori espere detrás de la
partición.
Entonces Shelby me golpea con el codo y baja la voz. —¿Quiénes son las
bestias sexys de pie junto al novio?
Sin mirar, sé que ella debe estar hablando de Logan y Brady.
Al otro lado de los pasillos, mis ojos conectan con los de Logan, y mi
corazón late al triple. Él sonríe y me da un golpe en el pecho. De repente, todo
con lo que he estado luchando durante las últimas dos semanas, cada momento
de duda y miedo, cada vacilación, se disuelve. Sonrío. —Ese es el hermano del
novio, Logan. Es mío. El otro es el esposo de Kat.
Cuando es mi turno, apenas noto nada más que a Logan mientras hago el
trayecto. Bestia sexy, tiene razón. Caramba, llena ese esmoquin muy bien.
En el momento en que llego al arco, Ethan me da una gran sonrisa y le
susurro: —Buena suerte.
Entonces mis ojos vuelven a Logan, que se pone la mano sobre el corazón
y me gesticula con la boca: —Estás tan hermosa.
Hay un millón de cosas que quiero decir, pero los niños están a punto de
cruzar por el pasillo, así que nos volvemos para ver a Cody y Zach, los portadores
del anillo, dirigirse al frente.
Ver cómo los Carter le han dado la bienvenida a Zach me calienta de una
manera que no esperaba. Pero, por supuesto, lo recibirían con los brazos abiertos.
Ese es el tipo de personas que son.
Ethan se inclina para darles abrazos a los dos y hacerle gestos para que se
paren frente a Logan.
Mila e Izzy, la hija de Kat, arrojan pétalos de flores, deteniéndose para
girar sus vestidos esponjosos cuando llegan al frente. Todos ríen. Ethan abraza a
las chicas antes de que vengan a pararse con nosotras.
Y entonces es la hora.
Un silencio cae cuando “A Thousand Years” de Christina Perri comienza a
sonar, y los invitados se ponen de pie.
El señor Duran y Tori se detienen en la cima del camino, y la falda de ella
ondea con la suave brisa mientras el atardecer los ilumina.
—Maldita sea, soy un hombre afortunado. —Ethan parece haber sido
golpeado por un rayo. O un poderoso caso de amor.
Logan le da unas palmaditas en la espalda mientras todos se maravillan
con la hermosa novia.
Cuando su padre se la entrega a Ethan, todo el mundo se emociona.
Después de que Tori le da a Kat su ramo para que lo sostenga, ella extiende
su mano y yo le paso unos pañuelos para que pueda limpiarse los ojos. Sabíamos
que no lograría pasar la ceremonia sin llorar.
Ethan tiene que aclararse la garganta varias veces durante sus votos.
—Tori, viniste a mí en uno de los momentos más oscuros de mi vida. Me
mostraste lo que significa amar real y verdaderamente. Eres mi mejor amiga, mi
persona favorita, mi amante, mi todo. Te prometo que siempre te apreciaré, que
siempre te pondré en primer lugar y que te amaré con todo mi corazón. Y seré el
hombre y el padre más afortunado de tenerte como esposa. Los tres —Hace una
pausa y Cody y Mila se acercan a él— nos sentiríamos muy honrados si te unieras
a nuestra pequeña familia. Prometemos levantarte el ánimo cuando estés triste.
Animarte cuando seas feliz. Apoyar tus sueños. Amarte siempre, y estar siempre
a tu lado.
Tori se limpia los ojos y yo moqueo. Algunas de las damas de honor están
llorando. Seguro que la mitad de los invitados también.
Al ver la emoción en la cara de Logan, me pregunto si seremos nosotros
dentro de unos años. Y cuando me mira y me dice que me ama, la expectación
que rebosa en mi pecho se desborda.
Después de respirar profundamente, Tori se inclina para besar a Ethan.
—Sé que no hemos llegado a la parte de los besos, pero como mis padres
te dirán, nunca he sido tan buena para seguir las reglas. —Hace una pausa
mientras todos se ríen—. Pero cada día que hemos estado juntos, he contado mis
bendiciones. Tú, Cody y Mila se han convertido en una parte tan grande de mí,
que no puedo decir dónde terminan ustedes y dónde empiezo yo. Y algo de eso
me dice que siempre estuvimos destinados a estar juntos. Ethan, eres el bocadillo
de mi mantequilla de maní y los guisantes de mis zanahorias. Me considero la
chica más afortunada de tenerte como marido. Prometo estar siempre a tu lado
en los buenos y en los malos momentos, sin importar los retos a los que nos
enfrentemos. Ser tu persona. Amarte a ti y a nuestros hijos de todo corazón.
Animarte en todo momento. —Sonríe y se limpia los ojos, añadiendo—: Excepto
que espero que esté bien que sepas que no seremos una familia de cuatro por
mucho tiempo.
Tomando la mano de él entre las suyas, la coloca sobre su vientre.
Nos quedamos en silencio durante un largo suspiro hasta que Ethan suelta
un fuerte grito, levantándola para darle un beso. —¡Vamos a tener un bebé!
Todo el mundo se pone en pie para aplaudir y vitorear. Las madres lloran
y los niños saltan. Es una anarquía nupcial apenas contenida.
El ministro, de alguna manera, da su última bendición, y me derrito
cuando Ethan toma a Tori en sus brazos y la inclina para besarla.
Cuando la levanta, uno de los padrinos grita: —¡Es oficial! Vamos a la
fiesta.
Nos emparejamos para volver al pasillo y, cuando Logan me da el brazo,
se inclina para susurrarme: —Algún día seremos nosotros.
Le miro de reojo. —¿También quieres los bebés?
—Claro que sí, mujer. Quiero tener bebés contigo.
Mi sonrisa crece.
Tal vez mi sueño se haga realidad después de todo.
50
Traducido por Tolola
Corregido por Sahara

Ver a mi mujer caminando hacia el altar me está dando ideas.


Y, basándome en las tímidas sonrisas que Joey me da a lo largo de la
ceremonia y el comentario del bebé de hace un minuto, estamos volviendo a
tierra firme.
Después de diez millones de fotos de la fiesta de la boda, todos vuelven al
salón de recepción, pero yo agarro la mano de Joey y le hago un gesto al fotógrafo.
—Tiene que sacarnos algunas a nosotros.
La nariz de Bitsy se arruga por la confusión. —Pero no sacó ninguna de
las otras parejas.
—Le pedí que sacara unas cuantas especiales para nosotros. —Porque,
algún día, cuando nos casemos, quiero fotos especiales como las que tiene mi
hermano de su tiempo saliendo con Tori.
Cuando el fotógrafo nos pide que sonriamos, giro la cara de Jojo hacia mí
y la sostengo mientras se dispara el flash.
—Joey, te amo.
Rozo suavemente mis labios contra los de ella. Es la primera vez que me
deja tocarla desde su lesión. Y me ilumina como una maldita fiesta nacional.
Especialmente cuando veo esa sonrisa de nuevo.
Sigo adelante. —No quiero estar nunca lejos de ti. —Le robo otro beso.
Esta vez, me devuelve el beso. Joder, sí—. Si eso significa que tengo que seguirte
hasta Florida, entonces eso es lo que haré.
El darme cuenta de que estamos bien me da ganas de golpear mi pecho
como un maldito gorila y arrastrarla a mi guarida.
Sus ojos se vuelven vidriosos. —¿En serio harías eso por mí?
—Jo, haría cualquier cosa por ti. Lo eres todo para mí. —No paro de decirle
esto, pero sé que está tomándose tiempo para procesar todo. Si la situación con
Samantha me ha enseñado algo es que no quiero que nunca nada se interponga
entre Joey y yo: el tiempo, el espacio, la gente, los negocios, las facturas. Esta
mujer es mi prioridad número uno.
—¿No te necesita Ethan? ¿Qué hay de tu otro trabajo?
—E y yo hemos tenido algunas charlas esta semana. Estamos trabajando
en ello.
Jojo alisa la solapa de mi chaqueta. —Mi prima dice que ha encontrado
otros inversores para el salón. —Puedo ver la vacilación en sus ojos, pero asiento
para animarla, y dice—: Necesitaría que la ayudara durante un mes o dos y puede
que tarde hasta un año en pagarme, pero dice que lo entiende y quiere que sea
feliz.
Presiono mis labios contra su frente. —Siempre me ha gustado Florida. Si
puedes esperar a que mi hermano regrese de su luna de miel, puedo ir contigo.
Su voz tiembla. —Pero ¿qué pasa con Zach? Probablemente no puedas irte
cuando estás resolviendo todo lo de su custodia.
Maldita sea. Tiene razón.
Pero luego se pone de puntillas para besarme. —Pero, ¿qué es un mes o
dos? Nada, en el gran esquema de las cosas.
Odio la idea de estar separados, pero que me condenen si voy a dejar que
un obstáculo en el camino nos disuada. —¿Puedo escribirte más cartas?
Sus ojos brillan. —Más te vale.
Heather nos llama. —Vamos, chicos. Está a punto de anunciarse la fiesta.
Entrelazo mis dedos con los de Joey. —Haremos que funcionen los
detalles. Lo prometo.
Ella sonríe, y casi me caigo de culo. Después de sentirme como si hubiera
estado tropezando a ciegas durante tanto tiempo, amar a Joey es como vivir a la
luz del sol. Sé hacia dónde me dirijo. Sé lo que quiero. Y sé con quién lo quiero.
Después de que Ethan y Tori bailan, cada pareja se une a ellos, y yo tomo
a Joey en mis brazos mientras “Perfect” de Ed Sheeran suena desde los altavoces.
Nos miramos a los ojos, y me guardo en la memoria la visión de esta
hermosa mujer. —Esto es mucho mejor que el baile de graduación. —Aunque
todavía me estoy pateando por eso.
Una tierna sonrisa aparece en sus labios mientras pasa sus manos por mis
solapas hasta mi nuca. —Te amo, Logan. Te he amado desde que tengo memoria,
y seguramente por eso esto me asustó tanto. Gracias por tus notas, por compartir
tu corazón conmigo.
La llevo contra mí, olvidando bailar, balancearme o que estamos en medio
de la pista de baile. —Significas todo el maldito mundo para mí, Jo. Nunca te
daré otra razón para que vuelvas a dudar de mí.
Después de varios bailes lentos en los que forcé los límites de la decencia
con mi preciosa novia en su vestido sexy, suelto una oración de agradecimiento
por las luces tenues, las sombras oscuras y la abarrotada pista de baile.
Unas horas más tarde, cuando la fiesta termina, Ethan me golpea en la
espalda. —Gracias por cuidar a mis hijos, hermano.
—A partir de mañana, ¿verdad?
Sonríe, sabiendo muy bien lo que tengo planeado para esta noche.
—Estarán en casa mañana a las seis. ¿Es suficiente tiempo para... las cosas?
Mentalmente, cuento cuánto sexo podemos tener Joey y yo antes de que
me bombardeen con niños. Gracias a Dios que los abuelos van a ayudar a cuidar
a los niños hasta entonces.
—Cosas. Sí. Montones y montones de cosas. —Un hombre puede tener
esperanza, ¿verdad? Le doy un abrazo fraternal—. Diviértanse en su luna de
miel. Te diría que no te metas en problemas, pero ya tienes un bollo en el horno,
genio, así que...
Los dos nos reímos.
Mi sonrisa crece cuando veo a Ethan pavonearse hacia su esposa y tomarla
en sus brazos. Bien pensado.
Es hora de conseguir a mi chica.
51
Traducido por Jeenn 05
Corregido por Sahara

Rodeo con mi brazo los hombros de Joey mientras subimos por las
escaleras de B&B, visualizando todas las cosas sucias que quiero hacer con ella
cuando me doy cuenta.
Mi novia acaba de tener una contusión. No podemos follar como animales
toda la noche.
Con un suspiro de arrepentimiento, me alejo de ella para abrir la puerta.
Jo y yo probablemente no seremos capaces de follar como conejos, pero al menos
podrá descansar.
—¿Qué sucede? —pregunta cuando entramos a la habitación.
Enciendo la luz junto a la cama. —Nada.
Levanta una ceja y me río.
Acercándola a mí, le doy un beso casto en los labios y me encojo de
hombros. —Solo pensaba que debes estar exhausta después del día que tuvimos.
Quizás deberías descansar. —Recorro mi cabello con las manos—. Seguramente
fue presuntuoso de mi parte reservar una habitación. Puedo reservar otra si
quieres algo de privacidad.
No, no estoy haciendo esto raro ni nada.
Frunce el ceño, haciendo que sus cejas se acerquen entre sí. —¿Entonces
no te quieres desnudar y tener sexo de reconciliación?
El alivio me inunda porque quiere estar conmigo esta noche. Incluso si
solo nos acurrucamos o hacemos cucharita medio desnudos, estoy tan feliz de
haberla recuperado.
Arrastro mi pulgar sobre su labio inferior. —¿Necesitamos tener sexo de
reconciliación?
—Sí. —Sonríe tímidamente y se muerde el pulgar—. Es una vieja tradición
que proviene desde los cavernícolas.
—¿Qué hay acerca de tu contusión? No quiero que tengas algún tipo de
recaída.
Una sonrisa ilumina su cara. —El doctor me dio el visto bueno para hacer
ejercicio leve ya que me estoy recuperando tan bien. Dijo que un poco de ejercicio
acrobático podría ser bueno para ayudar a reparar algunos tejidos.
—Nena, ¿cómo puedes categorizar el sexo como ejercicio leve? —No estoy
seguro de que embestirla como a una puerta en un huracán constituya ejercicio
suave—. Tal vez deberíamos esperar.
—¿Quieres esperar? ¿Después de no estar juntos por semanas? —Alcanza
algo detrás de ella, el sonido de un cierre llena la habitación antes de que su
vestido caiga al suelo—. ¿De verdad? —Mi función cerebral me abandona al ver
a Jojo en un sujetador fino, de encaje y sin tirantes, haciendo juego con sus bragas.
Sus pezones están duros y se ven como puntitos en sus asombrosos pechos—. ¿El
gato te comió la lengua?
—No, pero tengo una idea de donde quiero ponerla. —Deshago mi
corbata, con mi atención fija en su apetecible escote—. ¿Y si yo hago todo el
trabajo?
—Ahora estás pensando.
La manera en la que me mira como si pudiera desnudarme hace que mi
sangre vaya hacia el sur. Para el momento en que estoy con mis boxers, mi pene
quiere hacer un agujero a través del material.
—Cariño —jadea y lleva la mano a mi muslo, donde la bala se llevó un
trozo de mí. Ya me quitaron los puntos, y ya no me duele mucho. Me pasa el
dedo por la herida.
—¿Vas a besarlo para que se sienta mejor? —Sonrío, queriendo olvidar esa
mierda. Esta noche se trata de mí y de mi mujer.
Cuando sus labios rozan mi muslo, mi pene se sacude.
Pero no la quiero de rodillas. Esta noche quiero adorarla.
La levanto suavemente para que se ponga de pie. —Llevas demasiada
ropa.
Con sus ojos clavados en los míos, da un paso atrás. Se quita unas cuantas
pinzas del pelo, y sus largos mechones ondulados caen por sus hombros
desnudos.
Maldita sea.
La chica de al lado lo tiene claro.
Mi pequeña descarada se quita los tacones y se arrastra hasta la cama,
moviendo el culo de un lado a otro.
Puede que tenga que morder ese culo.
—Vuelve aquí. —La agarro del tobillo y la arrastro por la cama. Ella es
todo risas y sonrisas juguetonas.
Este momento es tan parecido a nuestra última mañana juntos, el día en
que todo se fue al infierno, excepto que ahora no hay nada entre nosotros. No
hay secretos ni medias verdades. No hay nada que me retenga. Nunca me he
sentido tan bien o seguro de hacia dónde nos dirigimos Jo y yo.
En cuanto la tengo entre mis brazos, suelto un suspiro. Joder, es increíble
volver a estar con ella así.
Con la espalda apoyada en el cabecero y Joey en mi regazo, me tomo mi
tiempo para disfrutar de este momento. Mis labios se arrastran contra los suyos
mientras la respiro, y dejo que mis dedos se deslicen tranquilamente por sus
muslos para jugar con sus ligas. —¿Cuándo te las compraste? Están calientes
como el pecado.
Esas pestañas se vuelven hacia abajo, el rosa sube a sus mejillas. —Fueron
un regalo.
Me congelo. —¿Quién diablos te compra lencería? —Si Patrick le compró
la ropa interior, es hombre muerto. ¿Por qué no pensé en hacer esto? Si alguien
debería comprarle a mi mujer bragas de encaje y transparentes, soy yo.
Una sonrisa de satisfacción aparece en sus labios. —Tori me las compró.
Dijo que si ella iba a echar un polvo esta noche, yo también debería hacerlo.
La risa se me escapa. —Mierda. Esa chica es demasiado. —Sin dudas, mi
nueva cuñada va a recibir un buen regalo de Navidad este año. Aprieto las
piernas de Joey contra mis muslos, para que sienta cómo me afecta—. Menos mal
que no sabía lo que llevabas puesto durante la ceremonia. Probablemente sea de
mala educación tener una erección durante la boda de alguien.
Se ríe, pero el sonido se convierte en un gemido cuando la acuno contra
mí.
—Relájate, cariño. Déjame hacer el trabajo. —A través del encaje, me llevo
un pezón tenso a la boca y agarro su culo con las manos, agradeciendo que la tela
entre nosotros nos frene para poder saborear esta noche.
Durante los dos últimos años, he estado corriendo en círculos y tratando
de apagar incendios. Aunque nunca me arrepentiré de haber cuidado de mi
familia, estoy listo para recuperar mi vida. Y esto empieza y termina con esta
mujer en mis brazos.
Con una mirada de lujuria en sus ojos que probablemente refleja mi propia
expresión, Jo se levanta lo suficiente como para sacarme mis calzoncillos. Levanto
las caderas para ayudarla. Entonces, queda ese trocito de encaje entre nosotros
cuando se posa sobre mi duro pene.
—Puedo sentir lo mojada que estás. —Mis manos se tensan en sus
caderas—. ¿Esto es por mí?
Asiente, sin apartar sus ojos de los míos. Me encanta que pueda mirarme
a los ojos cuando estamos juntos de esta manera.
Lentamente, bajo el encaje de su sujetador para que sus hermosos pechos
se liberen. Lamo un pezón, lo mordisqueo, antes de morderlo, disfrutando de
cómo se tensa en mi regazo. A mi chica le gustan los mordiscos.
—Quiero hacer que te corras tan fuerte. Me muero por estar en tu interior
toda la noche.
Sonríe mientras pasa sus dedos por mi cabello y murmura: —Te veías muy
sexy en tu traje.
Un gemido se me escapa. Jesucristo, no estoy seguro de poder manejar sus
palabras sucias cuando tenemos sexo. Podría explotar como una estación de
bomberos si no tiene cuidado.
Deslizo una mano entre nosotros, ansioso por hacer que se corra, y quito
ese trozo de encaje de en medio. Con movimientos lentos, rodeo su pequeña y
apretada protuberancia mientras ella mantiene mi pene atrapado entre nosotros.
—Inclínate hacia atrás. Apóyate en mis piernas.
Su cabeza se inclina hacia atrás, su larga cabellera se arrastra por mis
muslos, y es una visión, todo encaje delicado, piel sonrojada y mujer cálida. Mía.
Toda mía.
Está cubriendo mi pene con su excitación, y yo pendo de un hilo mientras
la veo deshacerse, su cuerpo se tensa cuando se convulsiona en mi regazo.
Cuando he arrancado el último estremecimiento de su cuerpo, la cojo en
brazos y la acomodo junto a mí.
Tiene los ojos cerrados, pero se inclina para besarme. Su lengua, cálida y
resbaladiza, se desliza perezosamente contra la mía.
—Te amo, Logan.
—Te amo, mi amor. Me sacudes mi puto mundo —murmuro contra su
boca. Cuando lleva la mano a mi entrepierna, la agarro de la muñeca—. ¿Segura
que te sientes bien? ¿No te duele la cabeza?
Emite un sonido de satisfacción en el fondo de su garganta. —Acabo de
correrme tan fuerte que casi levito. Me siento fenomenal.
Sonrío y le suelto la mano. Se quita la ropa interior y vuelve a estar en mis
brazos.
Cuando su muslo se engancha en mi cadera y mi pene se acurruca en su
bonito y húmedo coño, gimo. —¿Crees que puedes volver a correrte?
Niega con la cabeza. —No, pero es tu turno.
A la mierda. Pero me gusta un buen reto.
Agarrando su culo, balanceo mis caderas, deslizándome contra ella,
golpeando su clítoris cada vez que avanzo. Cuando no puedo aguantar más, me
inclino hacia atrás lo suficiente para colocarme en su entrada.
Mi gruesa cabeza empuja dentro de ella lentamente, pero está jodidamente
apretada. —Dios, nena, te sientes tan bien. —Cierro los ojos y hago una pausa
para controlarme.
Tardo unos momentos tortuosos en introducirme, y los sonidos de
necesidad que hace me vuelven loco. Para cuando estoy completamente
instalado, ella está jadeando.
—Logan, fóllame antes de que me muera.
Mis pelotas se levantan y gimo en su cuello. —Eres tan sexy, Jo. No sé
cómo he podido resistirme a ti. —Muerdo su cuello, disfrutando del jadeo que
sale de su boca—. Nunca te dejaré ir. Espero que lo sepas.
Tiene un espasmo alrededor de mi pene y yo embisto en su interior,
incapaz de contenerme por más tiempo.
Nos besamos, nos mordemos y nos chupamos mutuamente, mientras mi
pene hinchado entra y sale de ella.
—Necesito que te corras —grito.
—Ya casi.
Me chupo el dedo y lo llevo detrás de ella, deslizándome entre los globos
de su perfecto culo, donde froto su apretado capullo. Se pone rígida, pero le
arrullo al oído. —Relájate. Haré que se sienta bien. —Cuando mi dedo la penetra,
jadea, pero su coño se aprieta a mi alrededor—. Eso es. Tómalo, nena. Toma mi
pene en ese hermoso coño y mi dedo en tu culo. Te sientes increíble.
Acaba con tanta fuerza que grita mientras me araña la espalda,
enviándome en espiral hacia el final. El placer irradia a través de mí en el último
empujón, y me descargo dentro de ella.
Nos quedamos tumbados, una maraña de miembros sudorosos, saciados.
Con sueño, me inclino hacia arriba y veo a mi hermosa novia estirarse
sobre las sábanas. Arrastro mi nariz contra la suya. —Te voy a hacer muy feliz.
En esta vida y en la siguiente.
Sus ojos se abren con una sonrisa radiante en los labios. Enreda sus dedos
en mi pelo y susurra: —Ya lo haces.
EPÍLOGO
Diez meses después…
Traducido por Julie
Corregido por Sahara

Tori limpia la boca del bebé Noah con un paño. —Lo siento, no.
—¿Por qué no puedo sostenerlo? —Le soplo besos a su precioso hijo.
—Porque estás arreglada, tonta. Mi hijo sin duda apuntará su vómito en
tu dirección.
—Estás muy bien vestida.
Pone los ojos en blanco. —A nadie le importa si me vomitan, tonta. Ahora
deja de quejarte y termina mi pelo antes de que los chicos nos recojan.
No entiendo su lógica, pero tiene razón en apurarme porque los chicos
llegarán en cualquier momento.
Estamos arregladas con tacones altos, vestidos ajustados y el cabello
recogido para una noche en la ciudad.
—Esto fue divertido. —Hago un gesto al desastre que hemos hecho en su
baño—. Siempre quise prepararme para un baile con mis amigas en el instituto,
pero siempre surgía algo y no podía ir. —Le termino el último mechón de pelo
con una horquilla y luego doy un paso atrás para admirar su belleza.
Tori me da una sonrisa comprensiva, pero me hace un favor y no saca a
relucir a mi abuela. —Con ese vestido, eclipsarás a todos esta noche.
—No sé nada de eso, pero me siento muy bien con este conjunto. ¿Me
recuerdas cuál es la caridad? —Se supone que debemos asistir a alguna gala, que
es la única razón por la que llevo tanta sombra de ojos. Para que conste, no somos
realmente gente de gala, aunque estoy deseando ver a Logan en esmoquin otra
vez.
—Es para los caballos abandonados.
Arrugo la nariz. —Pensé que era para los huérfanos.
—Sí. Caballos huérfanos.
—¿Qué?
—Escucho a los chicos. Apúrate y súbeme la cremallera.
Hago una pausa para escuchar, pero no oigo nada excepto los pequeños
gorjeos de Noah. Antes de que pueda responder, Tori me pasa una tarjeta.
—Olvidé decírtelo. Gina Hartley quiere que le peines el pelo para su boda
el mes que viene.
Siseo entre dientes. —El próximo mes está bastante ocupado. —Desde que
volví de Florida el otoño pasado, he hecho más peinados de bodas de los que
puedo contar. Tori les mostró a sus amigos fotos de su cabello y me reservó varias
citas, y desde entonces, el boca a boca se ha extendido.
—No te olvides de tomar una foto de mi cabello para tu Instagram.
—Sí, explotadora. —Sonrío al mismo tiempo que se ríe. Tori y Kat han sido
fundamentales en la reorganización de mis redes sociales para que pueda usarlas
para atraer nuevos clientes.
—Señoritas. —Una voz masculina retumba desde la otra habitación—. Su
carroza espera.
Hago una pausa para escuchar. —Ese parece Brady. Pensé que Ethan y
Logan nos iban a recoger.
Se encoge de hombros, no parece preocupada.
Antes de seguirla, me doy una vuelta rápida y sonrío a las mechas rosas
que corren por la parte de atrás de mi pelo.
Cuando salimos, una limusina nos espera. —Mierda. Nunca he estado en
una limusina. —La puerta trasera se abre, y Logan sale de un salto, luciendo
delicioso con un esmoquin—. Maldición, cariño. Estás guapo.
Aprieto mis muslos, recordando lo que hicimos la última vez que usamos
trajes formales.
Me lleva hacia él y me gruñe en la oreja. —Te ves tan sexy que estoy duro
como una roca.
—Logan —regaño con una risa mientras el hormigueo se mueve entre mis
piernas. Por fortuna, nadie nos presta atención. Ethan está ocupado besando a su
bebé antes de entregar al pequeño a la niñera para que pueda besar a su esposa.
De repente estoy tan contenta de que Bev esté cuidando a Zach esta noche.
Por mucho que adore a ese chico, será bueno tener la casa para nosotros, así no
tendremos que mantener nuestras actividades nocturnas en silencio.
Al principio, me preocupaba cómo se sentiría Zach, dado lo que sentía su
madre, pero ha sido un gran amor desde el primer día. Ethan y Logan se pusieron
en contacto con los padres de Samantha, y todos estuvieron de acuerdo en que lo
mejor para Zach era que viviera con Logan, pero con Ethan decidieron compartir
la custodia. Porque Ethan quiere que Zach entienda lo mucho que ambos lo
quieren en sus vidas. Zach se ha acercado mucho a Mila y Cody, así que va y
viene entre nuestras casas. Ahora tiene dos grandes familias aquí que lo aman a
morir.
Hemos estado en terapia para lidiar con lo que pasó el verano pasado.
Logan también se dio cuenta de que necesitaba resolver algunas cosas que
pasaron con su padre, y tengo un camión lleno de mis propios problemas
familiares para descargar, así que ha sido un tiempo importante de curación para
todos.
Samantha se enfrenta a una serie de cargos y probablemente pasará un
buen tiempo en la cárcel. En muchos sentidos, he hecho las paces con eso. Ella
tiene algunos problemas serios de salud mental, y dado lo que he experimentado
con mi propia familia, solo espero que reciba la ayuda que necesita. Sus padres
lamentaron no haber prestado atención a las señales de que estaba teniendo
problemas más graves y se ofrecieron a pagar mi enorme factura del hospital, lo
que contribuyó en gran medida a aplacar parte de la furia de Logan por la
situación.
He decidido que no voy a dejar que nada de eso me derribe. La vida es
demasiado corta para aferrarse a la ira. Así que, aunque me sentía nerviosa las
primeras veces que me quedé con Logan porque su casa me traía algunos malos
recuerdos, intento centrarme en lo positivo. Con nuestra casa llena, incluyendo a
Zach, Rambo y a veces a Bev, no tengo mucho tiempo para asustarme por el
pasado. Estoy demasiado ocupada disfrutando del presente.
Además, Logan me inscribió en las clases de Krav Maga, así que estoy
segura de que puedo patearle el culo a cualquiera si es necesario.
Una vez que Kat, Tori, Ethan, Logan y yo estamos cómodos en la limusina,
Brady nos da a cada uno una copa de champán. La levanta para brindar. —Por
vivir nuestras mejores vidas con nuestras mejores chicas.
Chocamos las copas. Estoy muy sonriente, disfrutando de ser mimada y
pasando el rato con mis mejores amigos cuando la limusina se detiene y la puerta
se abre.
—¿Ya estamos aquí? —Lo juro, solo hemos viajado cinco minutos. Cuando
salgo, hago una pausa, no sé por qué estamos en el gimnasio del instituto. El lote
está tan lleno, que los coches han aparcado en la acera—. ¿La gala es aquí?
—Sip. —Logan me guiña el ojo y me arrastra detrás de él mientras subimos
las escaleras.
Cuando entramos, hay un gran cartel que dice: Bienvenidos al baile de
Encanto Bajo el Mar.
Hago que Logan se detenga. —Cariño, no podemos entrar aquí. Estamos
arruinando el baile de alguien. —Me besa en la frente y me arrastra dentro. Miro
a nuestros amigos, y están sonriendo de oreja a oreja. Huey Lewis and the News se
oyen a través de los altavoces—. Ahh. ¿Recuerdas esta canción? ¿”The Power of
Love” de Volver al futuro? —Es una película que hemos visto un millón de veces
juntos.
Nos paramos en medio de la pista de baile, y Logan me toma en sus brazos.
Juro que todo el pueblo está aquí, todos, desde Bart el carnicero hasta Carol del
restaurante. Esperen. ¿Son Silas y su novia los que se encuentran junto al DJ? Pero
entonces las luces se atenúan, y Earth Angel empieza a sonar.
—Nena —dice Logan contra mi oído mientras nos balanceamos al ritmo
de la música—. Tengo una sorpresa para ti.
—Están poniendo la banda sonora de esa película.
Se ríe. —Sí, tal vez. Es la primera película que tú y yo vimos juntos. Estaba
lloviendo ese día, y tú y Silas vinieron y la vimos.
Me inclino hacia atrás para mirarlo a los ojos. —¿Recuerdas eso?
—Recuerdo todo de ti.
Saltando de puntillas, presiono mis labios contra los suyos. Estoy a dos
segundos de tener una sesión completa de besuqueo con mi novio cuando el
maestro de ceremonias corta el momento.
—¿Puedo tener aquí a nuestro rey del baile, Logan Carter, y a su reina,
Joey Grayson, un segundo? Tienen un anuncio que hacer.
Todo el mundo empieza a animar, y yo me quedo paralizada.
—Vamos, Bitsy. Nos están llamando por nuestros nombres. —Logan me
da la sonrisa más grande, y mi corazón late tres veces.
Se me escapa una risa. —¿Qué hiciste, Logan?
Corremos al escenario como dos tontos porque todo esto es una locura.
Cuando llegamos al micrófono, me doy cuenta de que el maestro de ceremonias
es mi antiguo director, el señor McClusky, que nos da palmaditas en la espalda
antes de alejarse.
Logan toma el micrófono como si fuera el dueño del lugar. —Hola, chicos.
Gracias por venir esta noche. —Se acerca a mí y me arrastra a su lado donde me
ruborizo furiosamente. Se aclara la garganta—. En el instituto, quise invitar a Joey
al baile, pero, para abreviar, no lo hice. Y quiero rectificar eso esta noche. —
Volviéndose hacia mí, enlaza su mano con la mía y sonríe—. Jo, me gustaría
preguntarte si serías mi cita para el baile de graduación.
Me río. Él es ridículo. Y todo mío.
Me inclino hacia el micrófono. —Hmm. No lo sé. Estaba muy enamorada
de un chico, y según recuerdo, llevó a Maggie Lynn Meyerson al baile de
graduación. —Todo el mundo exclama “ahhh” por mi declaración, y me vuelvo
hacia el público y entrecierro los ojos en la oscuridad—. Oh. Hola, Maggie Lynn.
—¡Hola, Joey! Lo siento. Él y yo nunca nos besamos ni nada.
—¡Maldita sea, claro que no se besaron! —grita su marido, haciendo reír a
todo el mundo.
Recuerdo que pensé que era extraño que Logan se llevara a una de las
pocas chicas de las que era amigo en lugar de una cita.
—Ahhh, vamos, Jojo. —Logan pone su mano sobre su corazón—. Creo que
deberías perdonarme por ser un estúpido. Todos aquí saben que debí reconocer
la fantástica y hermosa mujer que siempre has sido y caer a tus pies en la primera
oportunidad que tuve.
Mis labios se curvan a pesar de mis mejores intentos de mantener la cara
seria. Estoy a punto de rendirme cuando él cae sobre una rodilla.
Durante un largo momento, nos miramos fijamente. ¿Esto está sucediendo
realmente? Estoy temblando de emoción y amor por este hombre.
—En realidad —Se aclara la garganta de nuevo y mete la mano en el
bolsillo trasero—, tengo una pregunta más importante que hacer. —Mi aliento se
acelera cuando abre una cajita negra y me ciega con un anillo de diamantes—.
Josephine, eres la mejor parte de mi día y la favorita de mi noche. Quiero vivir
contigo a mi lado ahora y siempre. Te amo, nena. Construyamos nuestras vidas
juntos, hagamos nuestros sueños realidad, tengamos bebés y vayamos juntos
hacia el atardecer. ¿Qué me dices? ¿Me harás el hombre más feliz del mundo y te
casarás conmigo?
Las lágrimas brotan de mis ojos, y me llevo una mano temblorosa a la boca
antes de agarrar su cara. —Eres mi densidad, Logan Carter. Mi eje y centro de
gravedad. —Su sonrisa se amplía—. Y no hay nada más que quiera en este
mundo que ser tuya. Sí. —Me río—. ¡Sí! ¡Me casaré contigo!
Me toma en sus brazos antes de plantar un beso en mis labios.
En el fondo, la multitud está animando. Cuando finalmente paramos para
tomar aire, nuestros amigos se han reunido al frente del escenario con Bev, Zach
y Silas, donde mi hermano me sostiene un gran ramo de rosas. Patrick está aquí
con su nueva novia. Sonrío a nuestros amigos, abrumada de la mejor manera.
Puede que no tenga una familia convencional, pero la mía es la mejor. De esa que
me elige.
Con un feliz suspiro, me vuelvo hacia mi prometido y le beso una vez más
delante de todos los que conozco. Porque es mío, y siempre lo será.
Hace mucho tiempo, un chico llamado Logan sacó a una chica desaliñada
de un pozo, y su corazón le perteneció desde entonces.
Ahora se está prometiendo a sí mismo para siempre.
Y ella nunca lo dejará ir...

Fin
SOBRE LA AUTORA
Lex Martin escribe novelas de género New Adult, de esos libros sexys con
mucha angustia, montones de besos, y bastantes finales felices.
Cuando no está escribiendo, vive una vida paralela como profesora de
inglés. Adora imprimir fotografías en blanco y negro, escuchar música en discos
de vinilo, y perderse en un buen libro. Mordida por la pasión de viajar, ésta nativa
de Texas ha vivido alrededor de todo el país, pero actualmente reside en la
Ciudad de Los Ángeles con su esposo y sus hijas gemelas.
Contacta a Lex:
lex@lexmartinwrites.com
www.lexmartinwrites.com

También podría gustarte