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Pistas para La Evaluacion Evaluar El Juego
Pistas para La Evaluacion Evaluar El Juego
HABLAMOS
HABLAMOSDE…
DE… JUEGO Y EXPERIMENTACIÓN [0–6]
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Evaluar el juego
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El juego simbólico es una manifestación de los conocimientos y experiencias del niño, y al mismo
Javier Abad tiempo actúa como motor de su aprendizaje. El niño lo emprende con autonomía, pero la intensi-
CSEU La Salle dad y el progreso del juego están influidos por el ambiente en el que se desenvuelve.
j.abad@eulasa-
lle.com Podemos establecer indicadores para evaluar los progresos en el juego presimbólico y simbó-
lico del niño:
La calidad y diversidad en las transformaciones simbólicas de espacios y objetos.
La facilidad para asumir roles diferentes (mamás, tenderos o policías) y opuestos (enfermo o
médico, madre o hijo), dependiendo de la circunstancia.
La diferenciación clara entre ficción y realidad.
Las interacciones que establece con sus compañeros de juego.
Teniendo en cuenta, ante todo, que la evolución en el juego avanza paralela a su maduración y,
como hemos dicho más arriba, al ambiente en el que se desenvuelve, evaluaremos también el papel
que desempeñamos como educadores y el planteamiento de las condiciones que creamos para que
el juego presimbólico y simbólico pueda surgir en la escuela.
Evaluaremos si llevamos a cabo las siguientes acciones:
Impulsar la realización del juego libre, asegurando las condiciones que lo favorecen.
Asegurar un ambiente de libertad, seguridad y estabilidad para que se puedan desarrollar las
propuestas.
Proporcionar medios (espacios y tiempo) que favorezcan el juego sin condicionarlo.
Preparar materiales apropiados para que surja el juego.
Estimular, en ocasiones, la imaginación de los niños mediante sugerencias o informaciones
(lectura o narración de cuentos).
Interaccionar con los niños ofreciéndoles la seguridad y el apoyo que en cada momento necesitan.
Observar el juego simbólico del niño como fuente de información de su bienestar emocional
y de su desarrollo cognitivo.
Tener una participación activa, disponible y sin intrusiones, para favorecer la calidad del juego
y enriquecerla.
Intervenir adecuadamente si hay dificultades o desconexiones de la realidad.