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PRIMER TRABAJO PRACTICO Eduardo Jesús Santillan Sernicola leg 67814

1.Leer atentamente los cuatro primeros cantos del poema homérico Ilíada.
2. En base a estas lecturas, describir la asamblea que tiene lugar en el canto I,
caracterizando a los participantes, a los excluidos en relación a los distintos tipos de
intervención y posibilidades de participación.
3. Acompañar la presentación de la asamblea con una caracterización de la sociedad
donde tiene lugar, así como del contexto de los poemas homéricos.

LA ILÍADA - HOMERO
Tanto en la Ilíada como en la Odisea, se encuentran en el contexto de los 10 años
de asedio aqueo sobre Troya, pero describen sólo una parte. En este caso, la Ilíada,
corresponde a los últimos 40 días del año final de esa guerra. Como vemos,
Homero comienza con el Canto I (Peste-cólera); el enojo de Aquiles (héroes aqueo)
contra Agamenón por causa de Criseida y Briseida, ambas tomadas como botines
de guerra.
Crises, sacerdote de Apolo, se acerca al campamento aqueo para rescatar a su hija
Criseida, que había sido esclavizada por Agamenón, mediante súplicas: -“Atridas y
demás aqueos de hermosas grebas! Los dioses, que poseen olímpicos palacios, os
permitan destruir la ciudad de Príamo y regresar felizmente a la patria! Poned en
libertad a mi hija y recibid el rescate, venerando al hijo de Zeus, Apolo, el que hiere
de lejos”. Agamenón hace caso omiso al pedido del sacerdote y lo expulsa
amenazante del campamento. Apolo, indignado, lanza una terrible peste sobre el
campamento. Transcurrido el décimo día de pestilencia, Aquiles convocó al pueblo
al ágora, para entender el enojo del dios.
Es importante destacar que en el canto I se divide, en dos partes. La primera, en la
asamblea de hombres en la tierra, y la segunda, en la asamblea de dioses en el
Olimpo.
Prosiguiendo con el ágora, dónde toma la palabra Aquiles dirigiéndose hacia
Agamenón: “-Atrida! Creo que tendremos que volver atrás, yendo otra vez errantes,
si escapamos de la muerte; pues, si no, la guerra y la peste unidas acabarán con
los aqueos. consultemos a un adivino, sacerdote o intérprete de sueños -pues
también el sueño procede de Zeus-, para que nos diga por qué se irritó tanto Febo
Apolo: si está quejoso con motivo de algún voto o hecatombe, y si quemando en su
obsequio grasa de corderos y de cabras escogidas, querrá libramos de la peste”.
La Ilíada Canto I (17) - página 1

Terminada la exposición, y habiendo sido invitado por Aquiles para tener otro punto
de vista de los hechos y así no polarizar el ágora en una disputa entre él y
Agamenón, se levanta entre los presentes Calcante Testórida, el mejor de los
augures y quien conocía lo presente, lo pasado y lo futuro. Éste último manifiesta
con acierto que Apolo lanzó las pestes sobre el campamento en represalia por la
decisión de Agamenón de no devolverle la hija al sacerdote. El rey, indignado,
exclamó que si tenía que devolver a Criseida iba a tomar como recompensa a

Briseida, que estaba en manos de Aquiles. El héroe no acepta la decisión y se


origina una riña tan fuerte que “el de los pies ligeros” estuvo a punto de asesinar al
Atrida, sino fuera por la intervención de la diosa Atenea. Ante esto, Néstor,
elocuente orador de los Pilios y de cuya boca las palabras fluían más dulces que la
miel, intentó razonar con ambos. Al no manifestarse ningún tipo de acuerdo, se
disuelve al ágora y más temprano que tarde, Agamenón encarga a Taltibio y
Euribates que se dirijan a la tienda de Aquiles y tomen a Briseida. “El de los pies
ligeros” acepta el cometido del rey, permite que le arrebataran a la mujer y se aleja
furioso y llorando. Invoca a su madre, Tetis, que le cuenta lo sucedido y le pide que
interceda con Zeus para que peste le conceda la victoria a los troyanos, para que
Agamenón comprenda la falta que cometió.
Luego de doce días, Tetis acude al Olimpo para dirigirse a Zeus conforme al pedido
de Aquiles: “-¡Padre Zeus! Si alguna vez te fui útil entre los inmortales con palabras
a obras, cúmpleme este voto: Honra a mi hijo, el héroe de más breve vida, pues el
rey de hombres, Agamenón, lo ha ultrajado, arrebatándole la recompensa que
todavía retiene. Véngalo tú, próvido Zeus Olímpico, concediendo la victoria a los
troyanos hasta que los aqueos den satisfacción a mi hijo y lo colmen de honores”.
La Ilíada Canto I (59) – página 2

La Ilíada Canto I (503) – página 8

Zeus accede a la demanda, y en una asamblea de Dioses, se produce una disputa


contra Hera, quien había escuchado el intercambio con Tetis, que le increpó no
consultarle algunas de sus decisiones. A lo que Zeus responde de mala manera:
“¡Ah, desdichada! Siempre sospechas y de ti no me oculto. Nada, empero, podrás
conseguir sino alejarte de mi corazón; lo cual todavía te será más duro. Si es cierto
lo que sospechas, así debe de serme grato. Pero siéntate en silencio y obedece mis
palabras. No sea que no te valgan cuantos dioses hay en el Olimpo, acercándose a
ti, cuando te ponga encima mis invictas manos”, cargó el hijo de Cronos. “Temió
Hera veneranda, la de ojos de novilla, y, refrenando el coraje, sentóse en silencio.
Indignáronse en el palacio de Zeus los dioses celestiales. Y Hefesto, el ilustre
artífice, comenzó a arengarlos para consolar a su madre Hera, la de los níveos
brazos”.
Así se disuelve la asamblea, la armonía vuelve a reinar en el Olimpo y los dioses
celebran un festín hasta la puesta del sol.
Ahora bien, en la primera ágora, podemos distinguir a Aquiles un semidiós,
Agamenón hombre y comandante en jefe y Crisei el sacerdote, como los que
intervienen mayormente en discursos. En otra asamblea, la convocada por Aquiles,
lo encontramos a él, Agamenón, Calcante Testórida y Néstor. Puedo suponer
entonces que esta asamblea terrenal está compuesta por héroes, semidioses,
capitanes, aristócratas y reyes de menor jerarquía, que no participan más que en las
exclamaciones (en la primera exclamaron a Agamenón para que no acepte la oferta

del sacerdote y en la segunda cuando encontraron a Agamenón culpable de las


pestes de Apolo). Si bien el autor no aclara, queda en evidencia que del ágora
quedan excluidas las mujeres.
En cuanto a la asamblea en el Olimpo, sólo participan Zeus, Hera y menor instancia
Hefesto, aunque pareciera que se encuentran acompañados por más dioses.
La Ilíada Canto I (561) – página 9

La Ilíada Canto I (569) – página 9

Los tipos de intervenciones que tenemos son en su mayoría discursos, casi no hay
diálogo, salvo en el caso de Tetis con su hijo Aquiles y otro con Zeus.
Tampoco hay una gran descripción de los personajes ni de los lugares, por lo cual
el autor parece dar por entendido que el lector los conoce o se forman sus
personalidades con las acciones que de ellos se recitan.

Los hombres mundanos, podríamos decir, participan de la asamblea, y se reúnen en el ágora,


formando parte del desarrollo de la trama, estando bajo la protección de los dioses y
representados Podríamos pensar que, de cierto modo forman parte de los excluidos, teniendo
en cuenta que son hombres comunes signados a aceptar un destino que está en manos, no solo
de entidades divinas, sino también de los protagonistas de esta historia, que vienen a ser
hombres mucho más ostentosos y magníficos en cuanto a sus cualidades.
Por otro lado, y continuando con este análisis, si hablamos de excluidos tenemos que volver a
mencionar a los esclavos y las mujeres, que aparecen en la historia, pero ocupando estos
lugares relegados, siendo deshumanizados y formando parte de una trama en donde se los
utiliza como meros botines de guerra. Vidal- Naquet utiliza una terminología clara y
contundente a la hora de analizar el desarrollo dentro de la ciudad griega, refiriendose a esta
como un “club de hombres”.

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