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Platón
Al igual que defiende la existencia de dos clases de realidades bien
distintas, Platón concibe al hombre como un compuesto de dos
sustancias unidas accidentalmente: el alma y el cuerpo. Mientras que la
primera es inmortal y afín al mundo inteligible, el segundo es mortal y
pertenece al mundo sensible. Por ello, según Platón, el cuerpo es como
una cárcel para el alma de la cual ha de liberarse mediante un proceso
de purificación. En cuanto al alma, está constituida por tres partes: el
alma racional debe gobernar al alma concupiscible o apetitiva con la
ayuda del alma irascible, sede de la voluntad y la pasión. A pesar de
esta matización, Platón defiende un claro dualismo antropológico.
Aristóteles
Según Aristóteles, el ser humano es una única sustancia compuesta de
alma y cuerpo, que se relacionan como forma y materia, y, por tanto,
como acto y potencia. El alma es, pues, el principio que anima al cuerpo.
Esta concepción del hombre parece negar la inmortalidad del alma, pues
la considera inseparable del cuerpo. Como en la naturaleza hay tres
grados de vida, existen también tres clases de alma. El alma vegetativa
se relaciona con la nutrición y la generación; el alma sensitiva rige,
además de estas funciones, el movimiento y la sensibilidad; por último,
el alma intelectiva abarca todas estas capacidades junto con el
pensamiento y la voluntad.