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LOS ELEMENTOS DE LA GRAN OBRA:

1.-EL FUEGO SECRETO


(SERGIO FRITZ)

La Gran Obra exige del Fuego Secreto, el cual es además uno de los mayores tesoros de
los Filósofos.

Intentaremos mostrar en el presente artículo lo que han dicho algunos de los Maestros
acerca de este elemento ígneo que tiene la virtud de vivificar el proceso alquímico.

Empecemos con nuestro autor predilecto, Fulcanelli, quien señala:

"Sin él, sin ese fuego escondido bajo una forma salina, la materia preparada no podría
ser forzada ni cumplir sus funciones de madre, y nuestra labor quedaría para siempre
como quimérica y vana" (Las Moradas Filosofales, Plaza y Janés, 5a. edición, España,
1977. pág. 154).

Según este Sabio, la naturaleza de este fuego es de carácter metálica y "de origen
sulfuroso" ( MF. pág 366).

Su símbolo es el fuego verde, el Apolo naciente. También es la Salamandra (*1), ser


elemental que habita en el fuego.

En relación a este tema, el Maestro indica que una de las críticas posibles a la química
es su formulismo, que la lleva a cometer simplificaciones. Por ejemplo, cuando se dice
que el agua (H2O) es el derivado de la unión de dos elementos - el hidrógeno y el
oxígeno -, se omite al fuego, quien en último término permite la unión del H y del O.
Incluso más, Fulcanelli reta a cualquiera a mezclar ambos elementos químicos... a fin de
obtener de ello agua. El resultado implicará le más rotundo fracaso, profetiza el
Filósofo. Pues sin el fuego nada es posible...

La precedente es sólo una de las tantas maneras expresivas de la acción ígnea. Pero debe
quedar en claro que el fuego común, vulgar, no es el fuego secreto o de los filósofos.
Quien no comprenda aquello, vagará eternamente en las sombras. Los sabios lo repiten
una y otra vez.

Eugène Canseliet, discípulo de Fulcanelli, en la introducción a la Tercera Edición de


Las Moradas Filosofales, dice abiertamente que en este libro se otorga la Clave cuando
se nos habla del Fuego, del cual Canseliet arguye que éste nada tiene que ver con el de
los sopladores:

"El filósofo o alquimista y el soplador o espagirista utilizan un fuego muy diferente;


éste elemental y producido por los combustibles ordinarios, y aquél, filosófico, y nacido
de la inagotable fuente celeste"

Pontanus dice al respecto:

"Notre feu est minéral et égal; il est continuel; el ne s´éleve point en vapéurs `a moins
qu´on ne l´ excite trop, il participe du soufre; il se prende d` ailleurs que de la matière; il
dissout tout, détruit, congèle, calcine; et ce feu, avec un feu doux, achève l´ouvre"
(fragmento extraído del Dictionnaire Mytho-Hermétique de Dom Antoine-Joseph
Pernety, 1787)

El Trevisano se referiría, según Pernety, en los mismos términos que Pontanus, lo cual
ratifica la universalidad del mensaje hermetista, y que muchos no quieren o no pueden
vislumbrar, dado que las palabras empleadas por los Sabios a veces son distintas, pero
su ESPÍRITU es el mismo. De allí la hermosa frase: "La letra mata, el espíritu vivifica".
Pero también, en nuestro juicio, el célebre Artefio se expresa de manera casi textual a
Pontanus. En El libro secreto señala:

"Nuestro fuego es mineral, igual y continuo; no produce humos a menos de ser


demasiado excitado; participa del azufre, tomando otras cosas de diferente naturaleza".

El Fuego aunque es Uno, puede descomponerse o ramificarse en varios. Es lo que


ocurre con el misterio de la Trinidad, aunque en el caso del Fuego alquimista se suele
hablar de Cinco Fuegos. También los Filósofos nos hablan de fuego de primer, segundo,
tercer y cuarto grado. Otros fuegos que se conocen son, por ejemplo, el de llama, el
interno, el natural (que sería el de los rayos solares), el vivificador. Por su parte Artefio
dice que hay Tres Fuegos. Pero no nos explayamos tanto, y retornemos al Fuego
Secreto, fuente de energía, manantial del que el Artista extrae el movimiento.

Si el Fuego Secreto es la sustancia que da vida, gran razón tienen aquellos de nuestros
Hermanos que dicen que esta serpiente calorífica se hallaría en la Sal. De allí que
debamos saber a qué sal nos referimos, cuestión que la dejamos al estudio de nuestros
lectores.

Tan desconcertante en cuanto a su identidad como Fulcanelli, lo es Kamala Jnana,


seudónimo de otro francés del siglo XX. Su obra es de gran interés, ya que al
teóricamente se presenta menos oscura que la del primero. Pero simpleza teórica no
significa facilidad práctica.

Este autor asimila Fuego Secreto a Quinto Fuego, el cual define en su Dictionnaire de
Philosophie Alchimique como "fuego secreto energético que conduce a todo el
magisterio".(*2) Deben relacionarse ambos conceptos con el del Agente Primordial, que
Kamala Jnana aprecia como la "sal" de los filósofos, capaz de realizar toda la Obra,
siempre que sea bien manejada por el Artista
¿De dónde proviene este Fuego? Indudablemente de Dios, pero puede hallarse en
algunas materias con más facilidad que en otras (*3). Aquí reside el arcano. Descubrir
cuáles son esas materias de donde podemos extraer el Fuego Secreto es la labor del Hijo
de Hermes, quien al obtener un buen resultado podrá contemplar la fuente de toda Luz,
aquella que es velada para la mayoría. Por ello el conocimiento alquimista no es un
mero saber, sino que la Joya que coronará al verdadero Artista.

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