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ROSARIUM PHILOSOPHORUM
 
El proceso alquímico 
 
 

La primera edición del Rosarium Philosophorum aparece en 1550. El texto contiene


veinte imágenes que describen simbólicamente el "verdadero Arte", la verdadera
alquimia, que consiste en una suerte de iluminación, la experiencia de niveles de la
realidad normalmente inaccesibles. El proceso es imaginado como una "unión
sagrada" (hieros gamos) cuyo fruto es el lapis philosophorum.
 
  
 

La fuente alquímica, la fuente de vida.


Una fuente de tres surtidores: los
opuestos y la energía mediadora.
  
Cuatro estrellas de seis puntas situadas
en los extremos de dos columnas de
humo que surgen de ambos lados de la
fuente. Otra estrella sobre la fuente
flanqueada por el Sol y la Luna, sobre la
cual un dragón de dos cabezas intenta
devorar las estrellas

      

II

El Rey y la Reina: los principios opuestos.


Se inicia la unión química. La Paloma
como elemento mediador: el mercurio o
Mercurio.
  
El rey, a la izquierda, situado sobre el Sol,
agarra la mano izquierda de la reina en
pie sobre la Luna. Sostienen en su mano
derecha ramas con hojas que se
entrecruzan con la que sostine el pájaro
que desciende desde una estrella de seis
puntas. 
      

III

 
  

El rey y la reina desnudos entrecruzan las


manos, los tallos y las hojas. 

      

IV

 
  

El rey y la reina sentados en un baño


hexagonal sostienen los tallos en la
misma configuración que en la figura
anterior.

      

    

La Conjunción, la Coniunctio o coito se


produce en un estanque, en el agua.
Junto a ellos el Sol y la Luna

      
VI

(Las imágenes 6-9 muestran niveles de


unificación progresivos. Como la serie
   13-16)

La Concepción o Putrefacción. Un
hermafrodita, mitad rey mitad reina, está
tumbado como un cadáver en un
sepulcro lleno de agua.
      

VII

 
  

La Extracción o Impregnación del alma.


El andrógino rey-reina continúa en su
sepulcro mientras un pequeño espíritu
macho aparece entre las nubes.

      

VIII

    

El Lavado o Mundificación.Sigue el
hermafrodita en su sitio mientras caen
gotas de lluvia desde las nubes.

      
IX

 
  
El Regocijo, Nacimiento o Sublimación del
alma. Un pájaro se aproxima a otro
enterrado hasta la cabeza en el suelo. Un
pequeño espíritu hembra desciende
desde las nubes.

      

   El hermafrodita, ahora con alas, está de


pie sobre la Luna. Sostiene en su mano
derecha un cáliz con tres serpientes y en
su izquierda otra serpiente enrollada
(cáliz y serpiente son símbolos sexuales).
A la izquierda de la imagen hay un árbol
de la Luna con trece flores lunares. A la
derecha, un cuervo. 

      

XI

    

La Fermentación: otra cópula del rey y la


reina en un estanque con agua.

      
XII

    

La Iluminación. Un Sol con alas


permanece inmóvil en el aire sobre un
sepulcro lleno de agua.

      

XIII

   (Serie 13-16)

La Nutrición: el hermafrodita alado yace


en al sepulcro lleno de agua.

      

XIV

 
  

La Fijación: el hermafrodita ha perdido


las alas y yace en el sepulcro. Un
pequeño espíritu hembra amanece entre
las nubes.

      
XV

    

La Multiplicación. El hermafrodita en el
sepulcro. Gotas de lluvia desde las
nubes.

      

XVI

    

La Resurrección. Un pequeño espíritu


hembra desciende sobre el sepulcro del
andrógino.

      

XVII

La Evidencia de la Perfección: El
  
andrógino con alas de murciélago, con
las serpientes en sus manos está de pie
sobre una colina bajo la cual tres
serpientes se devoran unas a otras.
Detrás, un león. A la izquierda un árbol
solar con trece flores solares.A la
derecha, un pelícano nutre a sus pollos
con su propia sangre.

      
XVIII

(Lo otro de sí se convierte en sí mismo:


   el alquimista ha conseguido la
Iluminación)

El león devora el Sol. La sangre cae sobre


la tierra.

      

XIX

(Sincretismo alquímico-cristiano)
  

El Hijo con el cetro y el Padre con el orbe,


sostienen la corona sobre una joven
(María) mientras revolotea la paloma.

      

XX

La Palingenesia, la regeneración. La
transmutación (no una mera
  
transformación. En términos cristianos: la
resurrección del cuerpo significa su
glorificación y perfección)

    
“Las imágenes alquímicas muestran la ciencia del encuentro de la
naturaleza con Dios mediante el símbolo del hombre. No son meras
ilustraciones de los textos. El mejor ejemplo lo forma la serie de
grabados de lRosarium philosophorum. Los originales se publicaron en
Frankfurt en 1550. El texto es anónimo, aunque la leyenda lo atribuya
a Arnau de Villanova, muerto en 1310, y reproduce, a modo de
florilegio, citas de los grandes maestros del hermetismo.

El Rosarium philosophorum nos interesa particularmente, pues a lo


largo del siglo XVII sus imágenes se reprodujeron en múltiples
ocasiones, llegándose a convertir en el referente iconográfico más
propio del simbolismo alquímico. En esta obra, las figuras forman un
discurso paralelo al texto, con sus propias definiciones escritas en
alemán, a diferencia del texto básico redactado en latín. Los grabados
que se hallan incorporados al escrito original muestran las distintas
etapas de la conjunción entre el rey y la reina que también son el sol y
la luna. Al final de esta fase, los dos alcanzan a ser uno y sobreviene la
putrefacción o la muerte, una conjunción que el imaginero representa
con el cuerpo de doble cara que se baña en el agua de un sepulcro. En
el texto en alemán se dice: Aquí reposan muertos el rey y la reina. Su
alma se separa con gran dolor y pena. Sólo cuando se han unido las
partes del símbolo comienza el proceso alquímico de la purificación,
puesto que antes no existía la materia que pudiera convertirse en la
Piedra filosofal. La propia reunión del cielo y la tierra, que, a
consecuencia de la caída de Adán y Eva, habían quedado separados,
sería la Primera Materia.

La imagen siguiente muestra la figura del muerto junto a un pequeño


personaje, que personifica el alma, que asciende hacia una nube. Se
trata de la extracción del alma y el texto añade: Aquí se reparten los
cuatro elementos. El alma entonces se separa del cuerpo rápidamente.
Las dos imágenes siguientes son complementarias, muestran el
retorno del alma al cuerpo resultante de la unión del rey y la reina. En
la primera de ellas, el rocío que desciende desde la nube al sepulcro
enseña la ablución o purificación, y el texto reza como sigue: El cielo
hace aquí llover su rocío: el cuerpo negro en la tumba es lavado de la
mugre. El grabado siguiente reproduce la escena, pero, en lugar de
descender el rocío, lo que desciende es el alma; se trata del nuevo
nacimiento de la conjunción del rey y la reina, tal como está escrito: El
alma se lanza aquí hacia lo bajo, al sepulcro. Viene a refrescar el
cuerpo que se ha vuelto puro. La última imagen de esta serie
representa al ser de doble cara, erguido fuera de su tumba, sobre la
luna y junto a un árbol lunar. El muerto ha renacido; el comentario
que acompaña a la imagen es el siguiente: La piedra al blanco y el
árbol de las lunas. “Aquí ha nacido la noble y rica reina, los maestros
la declaran la igual de su hija. Fecunda, da la vida a hijos sin número
que son puros, sin mancha, libres de toda tara. La reina aborrece la
muerte, así como la pobreza, sobrepasa al oro, la plata, las piedras
preciosas, a todos los remedios grandes y pequeños, y damos gracias
a Dios en su reino”.

El proceso enseña en qué consiste la ciencia divina según los


alquimistas. Para que descienda el don divino, es necesario ir en su
búsqueda. Los grabados del Rosarium philosophorum no pueden ser
más explícitos. Pero no acaba aquí la serie de imágenes, pues,
después de la representación del árbol lunar, se reproduce
íntegramente el proceso que acabamos de narrar, el rey y la reina
muertos, la ascensión del alma, el descenso del rocío y la
incorporación del alma al cuerpo inerte, pero, entonces, éste no
resucita según el árbol lunar, sino según el árbol solar. Al ser de doble
cara y vestido de gala, le acompaña el texto siguiente: Aquí nace el
rey digno de todo honor, nada en este mundo excede su grandeza, de
lo que nace del arte o bien de la naturaleza entre todas las criaturas
vivientes. Se trata de la Piedra al rojo o Piedra solar. Representa la
culminación de la Gran Obra. Sólo entonces aparece representado el
león verde, la auténtica conjunción de espíritu y cuerpo, que hemos
visto anteriormente”.

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