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Un fuego fatuo (en latín ignis fatuus) es un fenómeno consistente en la inflamación de ciertas
materias (fósforo, metano, principalmente) que se elevan de las sustancias animales o vegetales
en putrefacción, y forman pequeñas llamas que se ven arder en el aire a poca distancia de la
superficie del agua en lugares pantanosos y en cementerios. Son luces pálidas que pueden verse a
veces de noche o al anochecer.
Índice
2 Mitos y leyendas
2.1 América
2.2 Asia
2.3 Europa
2.4 Oceanía
3 Literatura
4 Videojuegos y televisión
5 Música
6 Fuentes
7 Véase también
8 Referencias
9 Enlaces externos
Los primeros intentos de hallar una explicación científica se remontan a Alessandro Volta en 1776,
cuando descubrió el metano.
Propuso que un fenómeno eléctrico natural (como los rayos) interaccionando con los gases de los
pantanos podían ser el causante de los fuegos fatuos.1 Esto fue apoyado por el polímata Joseph
Priestley en sus series de trabajos Experiments and Observations on Different Kinds of Air (del
inglés, «Experimentos y observaciones sobre diferentes clases de aire») (1772–1790); y por el
físico francés Pierre Bertholon de Saint-Lazare en De l’électricité des météores (1787).2
Tempranos críticos de la teoría del gas del pantano a menudo la rechazaban en varios frentes
incluyendo lo improbable de la combustión espontánea, la ausencia de calor en algunos fuegos
fatuos observados y sobre todo el comportamiento extraño de los fuegos fatuos que retroceden al
aproximarse el observador3 y los diferentes relatos sobre rayos bola (que también se clasifican
como fuegos fatuos).
Sin embargo, la aparente retirada de los fuegos fatuos al acercarse a ellos podría explicarse
simplemente por la agitación del aire por parte de los objetos cercanos que se mueven, lo que
hace que los gases se dispersen. Esto se observó en los relatos muy detallados de varias
interacciones cercanas con fuegos fatuos publicadas anteriormente en 1832 por el mayor Louis
Blesson después de una serie de experimentos en varias localidades donde se sabía que ocurrían.4
Es de destacar su primer encuentro con fuego fatuo en un pantano entre un profundo valle en el
bosque de Gorbitz, Brandeburgo Oriental, Alemania. Blesson observó que el agua estaba cubierta
por una película iridiscente y durante el día se podían observar burbujas que crecían
abundantemente desde ciertas áreas. Por la noche, Blesson observó llamas azul-púrpura en las
mismas áreas y concluyó que estaba conectado al gas ascendente. Pasó varios días investigando el
fenómeno, descubriendo con desaliento que las llamas se retiraban cada vez que intentaba
acercarse. Finalmente tuvo éxito y pudo confirmar que las luces fueron causadas por el gas
encendido. El científico británico Charles Tomlinson en On Certain Low-Lying Meteors (1893)
describe los experimentos de Blesson de la siguiente manera:
Al visitar el lugar por la noche, las llamas sensibles se retiraron cuando el mayor avanzó; pero al
quedarse quietos, volvieron e intentó encenderl con ellas un trozo de papel, pero la corriente de
respiración producida por su aliento los mantenía a una distancia demasiado grande. Al girar la
cabeza y tapar su respiración, logró encender el papel. También fue capaz de extinguir la llama al
conducirla delante de él a una parte del suelo donde no se producía gas; luego, aplicando una
llama al lugar de donde salía el gas, se escuchó una especie de explosión en torno a ocho o nueve
pies cuadrados del pantano; se vio una luz roja, que se desvaneció en una llama azul de
aproximadamente un metro de alto, y esto continuó ardiendo con un movimiento inestable.
Cuando amaneció, las llamas se pusieron pálidas, y parecían acercarse más y más a la tierra, hasta
que finalmente desaparecieron de la vista. 2
Blesson también observó diferencias en el color y el calor de las llamas en diferentes marismas. El
fuego fatuo en Malapane, Alta Silesia (ahora Ozimek, Polonia) podía encenderse y apagarse, pero
no podían quemar trozos de papel o virutas de madera. De manera similar, el fuego fatuo en otro
bosque en Polonia cubrió trozos de papel y virutas de madera con un fluido viscoso y aceitoso en
lugar de quemarlos. Blesson también creó accidentalmente fuegos fatuos en las marismas de
Porta Westfalica, Alemania, mientras lanzaba fuegos artificiales. 24
En la ciencia moderna, generalmente se acepta que la mayoría de los fuegos fatuos son causados
por la oxidación de fosfano (PH3), difosfano (P2H4) y metano (CH 4). Estos compuestos,
producidos por la descomposición de compuestos orgánicos, pueden causar emisiones de fotones.
Dado que las mezclas de fosfina y difosfano se encienden espontáneamente al contacto con el
oxígeno en el aire, solo se necesitarían pequeñas cantidades para encender el metano mucho más
abundante para crear incendios efímeros. 5 Además, el fosfano produce pentóxido de fósforo
como subproducto, que forma el ácido fosfórico al contacto con el vapor de agua. Esto podría
explicar la "humedad viscosa" descrita por Blesson.
Un intento de replicar los fuegos fatuos en condiciones de laboratorio fue llevado a cabo en 1980
por el geólogo británico Alan A. Mills de la Universidad de Leicester. A pesar de que tuvo éxito en
crear nubes resplandecientes y frías mediante la mezcla de fosfeno crudo y gas natural, el color de
la luz era verde y producía copiosas cantidades de humo acre. Esto era contrario a la mayoría de
los relatos de testigos oculares de fuegos fatuos.67 Como alternativa, Mills propuso en el año 2000
que los fuegos fatuos podían ser llamas frías.68 Estos son halos de precombustión luminiscentes
que se producen cuando varios compuestos se calientan justo por debajo del punto de ignición.
Las llamas frías son de hecho típicamente azuladas en color y, como su nombre sugiere, generan
muy poco calor. Las llamas frías pueden ocurrir con una amplila variedad de compuestos,
incluyendo hidrocarburos (incluyendo metano), alcoholes, aldehídos, aceites, ácidos, e incluso
ceras. Sin embargo, no se conoce si las llamas frías pueden suceder de manera natural, pese a que
muchos de los compuestos que exhiben llamas frías son productos resultado de la descomposición
orgánica.69
Mitos y leyendas
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Las leyendas sobre los fuegos fatuos se extienden no solamente por Europa, sino también por
América, Asia y Oceanía.
América
En Chile, entre las creencias Mapuche, destaca la creencia en los Anchimallén, los cuales se
pueden observar como esferas de fuego.
En algunas zonas rurales de Venezuela existe la leyenda de que los fuegos fatuos son los espíritus
del conquistador español Lope de Aguirre y sus hombres, que no encuentran reposo en el más allá
y vagan por el mundo.
En Colombia se cree que estas llamas indican el lugar de un tesoro enterrado por los nativos
indígenas antes y durante la colonización española, este enterramiento es conocido como guaca.
Sin embargo existe la creencia de que estas llamas solo pueden ser vistas por personas de buen
corazón y sin ambiciones materiales, por ello es vista con mayor frecuencia por niños.
En Argentina y Uruguay, el fenómeno del fuego fatuo es identificado con la leyenda de la Luz mala,
como manifestación de un alma en pena de alguien que no ha podido recibir sepultura cristiana o
que, debido a sus pecados, no ha podido acceder al cielo.
En Costa Rica popularmente se le llama "luces de muerto", pues se dice que cuando se ve una luz
bailar entre las sombras de los caminos o cerca de cementerios, son almas de muertos, quizá de
algún rico avaro, que enterró sin revelar a nadie, una botija llena de monedas.10
En Luisiana (especialmente en los pantanos) se tiene la creencia de que existen unos espíritus
malignos llamados fifolets. Representan fantasmas de los muertos arrastrados por las corrientes
hacia los bayous.
Asia
Se cree que el Hitodama (la imagen clásica de las almas como una llama o bola de humo azul o
verde) que aparece en el folclore japonés tuvo su origen en los fuegos fatuos.
Europa
Entre la población rural europea, especialmente en la cultura popular gaélica y eslava, se cree que
los fuegos fatuos o "will-o'-the-wisp" (nombre común en el Reino Unido) son espíritus malignos de
muertos u otros seres sobrenaturales que intentan desviar a los viajeros de su camino, alejándose
cada vez que alguien trata de acercarse (compárese con el puck). A veces se cree que son espíritus
de niños sin bautizar o nacidos muertos, que revolotean entre el cielo y el infierno. Modernas
elaboraciones ocultistas los relacionan con la salamandra, un tipo de espíritu completamente
independiente de los seres humanos (a diferencia de los fantasmas, que se supone que han sido
humanos en algún momento anterior). También encajan en la descripción de ciertos tipos de
hada, que pueden o no haber sido almas humanas.
En el folclore húngaro es conocido como lidérc y se suele crear colocando un huevo de gallina
negra bajo una axila. Esta criatura protegerá y bendecirá con salud y riqueza a su dueño y creador.
Igualmente, el fuego fatuo aparece en numerosas leyendas populares de las Islas británicas,
siendo a menudo en ellas un personaje malicioso. En su libro British Goblins, William Wirt Sikes
menciona una leyenda galesa sobre un fuego fatuo (pwca en galés) en la que un campesino que
vuelve a casa al anochecer avista una luz brillante moviéndose bastante por delante de él. Desde
más cerca, logra ver que la luz es una linterna portada por una «pequeña figura oscura» a la que
sigue durante varias millas. De repente se halla en el borde de una enorme cima con un rugiente
torrente de agua corriendo bajo él. En este preciso momento el portador de la linterna salta
cruzando el agujero, elevando la luz muy por encima de su cabeza y lanzando una risa maliciosa,
tras lo cual apaga la luz dejando al pobre campesino lejos de su casa, sumido en la oscuridad al
borde del precipicio. Ésta es una historia cautelar bastante común sobre el fenómeno, si bien los
fuegos fatuos no siempre se consideran peligrosos; hay algunas leyendas que los hacen guardianes
de tesoros, de forma muy parecida a como el leprechaun irlandés guiaba a los que tenían la
valentía de seguirlo hasta riquezas seguras. Otras historias tratan sobre viajeros que se pierden en
el bosque, se encuentran con un fuego fatuo y dependiendo de cómo le tratan éste los pierden
aún más en él o le guían fuera.
Katherine Briggs menciona a Will el Herrero de Shropshire en su Diccionario de las hadas. En este
caso Will es un herrero malvado a quien San Pedro le da una segunda oportunidad en las puertas
del Cielo, pero que lleva tan mala vida que termina siendo condenado a vagar por la Tierra. El
diablo le provee de un único carbón ardiente con el que calentarse, que entonces él usa para
atraer a los viajeros imprudentes a los pantanos.
Oceanía
El equivalente australiano, conocido como la luz Min Min ha sido supuestamente visto en partes
del interior después del anochecer.1112 La mayoría de avistamientos han sido informados que
habrían ocurrido en la región de Channel Country (la mayor parte de dicha región se encuentra en
Queensland).11
Las historias sobre las luces se pueden encontrar en el mito aborigen anterior a la colonización
occidental de la región y desde entonces se han convertido en parte de la historia del folclore
australiano.11 Los aborígenes australianos sostienen que el número de avistamientos ha
aumentado junto con la creciente entrada de europeos en la región.11 De acuerdo con el folclore,
las luces algunas veces siguen o se aproximan a la gente y desaparecían cuando eran disparadas,
sólo para aparecer después.1112
Literatura
En el cuento esotérico de Johann Wolfgang von Goethe La serpiente verde y la bella azucena: «Al
salir delante de la puerta vio dos grandes fuegos fatuos flotando encima del bote amarrado y le
aseguraron que se hallaban en los más grandes apuros y que estaban deseosos de verse ya en la
otra orilla...».
Asimismo se le menciona en la obra teatral Fausto, del mismo autor (Johann Wolfgang von
Goethe), donde es mencionado el fuego fatuo por Mefistofeles, e incluso aparece un fuego fatuo y
fuegos fatuos como personajes que sostienen diálogos con Mefistofeles y el Doctor Fausto.
El poema de Samuel Taylor Coleridge «Balada del viejo marinero» describe el fuego fatuo. Dicho
poema fue publicado por primera vez en las Baladas líricas, en 1798.
En el inicio de la más conocida obra de Bram Stoker, Drácula, el protagonista, Jonathan Harker es
conducido por un misterioso cochero hacia un castillo durante la Noche de Walpurgis. El joven
observa cómo el conductor se baja de cuando en cuando del carruaje en pos de unos fuegos
fatuos que iluminan fugazmente el camino. Más tarde descubrirá que el personaje no es otro que
el Conde Drácula y que seguía las luces porque marcaban el lugar de tesoros enterrados.
«La raza anhela adorar. ¿Puede adorar lo simple o venerar lo obvio? Toda la mitología y el folclore
eleva una indignada protesta en el pensamiento. El sol daba luz, por tanto no era gas caliente ni
llama, sino un dios o un carro. El ignus fatuus engañaba a los hombres por la noche. Era un
espíritu; nada tan simple como la descomposición podía cubrir la necesidad.» — El secreto de la
victoria de George Patton, escrito el 26 de marzo de 1926.
El poeta flamenco Willem Elsschot, alias Alfons-Jozef De Ridder, escribió Het dwaallicht («Fuego
fatuo») en 1946.
J. R. R. Tolkien menciona en El señor de los anillos (publicado por primera vez en 1954–1955) luces
de los pantanos en las Ciénaga de los Muertos:
— ¿Qué es todo esto, Gollum? —dijo en un murmullo—. ¿Estas luces? Ahora nos rodean por todas
partes. ¿Nos han atrapado? ¿Quiénes son?
Gollum alzó la cabeza. Se encontraba delante del agua oscura y se arrastraba en el suelo, a
derecha e izquierda, sin saber por dónde ir.
— Sí, nos rodean por todas partes —murmuró—. Los fuegos fatuos. Los cirios de los cadáveres, sí,
sí. ¡No les prestes atención! ¡No las mires! ¡No las sigas! ¿Dónde está el amo?
Sam volvió la cabeza y advirtió que Frodo se había retrasado otra vez. No lo veía. Volvió sobre sus
pasos en las tinieblas, sin atreverse a ir demasiado lejos, ni a llamar en voz más alta que un ronco
murmullo. Súbitamente tropezó con Frodo, que inmóvil y absorto contemplaba las luces pálidas.
Las manos rígidas le colgaban a los costados del cuerpo: goteaban agua y lodo.
—¡Venga, señor Frodo! —dijo Sam—. ¡No las mire! Gollum dice que no hay que mirarlas.
Un resplandor suave cruzó en zig-zag por el bosque, se quedó temblando aquí o allá, levantó el
vuelo, se posó en una rama y se apresuró a continuar. Era una esfera luminosa, aproximadamente
del tamaño de una pelota, que daba grandes saltos, rebotaba de vez en cuando en el suelo y volvía
a flotar por el aire. Pero no era una pelota. Era un fuego fatuo [...] En el interior del redondo
resplandor se veía una figura pequeña y muy viva, que saltaba y corría a más no poder. No era un
hombrecito ni una mujercita, porque esas diferencias no existen entre los fuegos fatuos. Llevaba
en la mano una diminuta bandera blanca, que tremolaba a sus espaldas. Se trataba, pues, de un
mensajero o de un parlamentario.
«... un flibbertigibbet, un fuego fatuo, un payaso ...» aparecen en la canción How Do You Solve a
Problem Like Maria de la película The Sound of Music.
José Saramago en Ensayo sobre la ceguera hace pasar a su protagonista un mal rato al ir a revisar
un sótano:
Están muertos, consiguió decir entre sollozos, Quiénes están muertos, Ellos, y no pudo continuar,
Cálmate, me lo contarás cuando puedas. Unos minutos después, ella dijo, Están muertos, Has visto
algo, abriste la puerta, preguntó el marido, No, sólo vi que había fuegos fatuos agarrados a las
rendijas, estaban allí agarrados y danzaban, no se soltaban, hidrógeno fosforado resultante de la
descomposición
— Después, ni siquiera los micmac quisieron venir. Uno de ellos dijo que haba visto un wendigo, y
que la tierra se había hecho mala. Hicieron un gran congreso para decirlo... así me lo contaron en
mi juventud, Louis, pero lo oí de labios del viejo mentiroso Stanny B (así llamábamos todos a
[Stanley Bouchard), y lo que Stanny B. no sabía lo inventaba.
cursilería aparte,niego
Videojuegos y televisión
El fuego fatuo aparece como un movimiento tipo fuego de la saga de videojuegos Pokémon,
característico de los Pokémon tipo fantasma/fuego, y causa una quemadura al oponente.
El fuego fatuo es un viejo hechizo escocés que aparece como conjuro en la película de Disney Pixar
Brave.
En la saga de videojuegos Yōkai Watch, el fuego fatuo aparece en distintas partes del cuerpo de
muchos Yōkai.
En la serie de televisión, Once upon a time, el fuego fauto es un ser mágico que guía a Mérida
(Brave) hacia lo que más quiere o desea, en este caso a sus hermanos, quienes son retenidos por
los clanes.
En la saga de The Elder Scrolls, el fuego fatuo aparece como un ayudante o invocación de una
madre fatua, un enemigo que tiene aspecto de una mujer fantasmagórica ligada a la muerte y a la
magia.
En el videojuego Terraria el ítem "Voluta en Botella" (en inglés Wisp in a bottle) permite al jugador
tener una mascota de luz con forma de una calavera rodeada por un fuego turquesa. Esta es una
clara referencia a los Fuegos fatuos por el color y el fuego.
Música
El compositor romántico Franz Liszt puso por nombre «Feux follets» (Fuegos fatuos) al quinto de
sus Douze Études d'exécution transcendante (Doce estudios de ejecución trascendental).
En la canción de Mayuko 前夜祭の黒猫 (Black Cats of the Eve), los cantantes (Vocaloid Rin y Len)
afirman que ellos se convierten en fuego fatuo para guiarte en la noche.
En 1918, el compositor español Manuel de Falla, comenzó a componer la ópera cómica Fuego
fatuo, con libreto de María Lejárraga, pero no llegó a estrenarse.
Manuel de Falla también incluyó una canción en su obra El amor brujo titulada «Canción del fuego
fatuo».
El compositor y músico argentino Charly García, formando parte de la banda La Máquina de Hacer
Pájaros, escribía en 1977 el tema «Marilyn, la Cenicienta y las mujeres», que dice:
El compositor y músico argentino Francisco Bochatón tiene una canción llamada "Canción del
Fuego Fatuo".
Miles Davis, en su disco inspirado en la cultura española, "Sketches of Spain", tiene una canción
titulada "will o' the wisp", es decir, "fuego fatuo".
fuegos fatuos
rojas velas
yo me mato.!
El compositor y Músico , Manolo García escribía en un tema llamado "En el batir de los mares" que
dice:
El grupo español Fangoria hace alusión en su tema "Absolutamente" en la siguiente cita, "Quien va
a ser el próximo en arder, en este fuego fatuo que volvere a encender..."
El músico y compositor Andrés Calamaro hace mención de dicho fenómeno en su canción "Rumbo
Errado". Concretamente en la parte siguiente:
El grupo navarro Berri Txarrak nombra a uno de los discos de su triple álbum "Denbora da
poligrafo bakarra" como "Sutxakurrak" (Fuegos fatuos, en euskera). Así mismo, ese disco se cierra
con un tema llamado de igual manera.
sutxakurrak bezala
argia gezur
ustelak ekarria
gure miraria
la mentira de la luz
nuestro milagro
Berri Txarrak
La canción de la banda alemana de power/speed metal Helloween incluye una mención al fuego
fatuo en su canción Keeper of the Seven Keys
Will'o'the wisps
Misguiding your path
Fuegos fatuos
Desviando tu camino
Fuentes
Véase también
Luz mala
Anchimallén
Hitodama
Rayo globular
Referencias
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Enlaces externos