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Seminario Mayor de Hermosillo Sem.

Fernando Arturo Burrola Sánchez


“Juan Navarrete y Guerrero” 01 de Octubre de 2020
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Bibliografía: BOGARÍN DIAZ J., “Salus animarum”, en J. OTADUY-A. VIANA-J.


SEDANO (dirs.). Diccionario general de derecho canónico, VII, Aranzandi, Pamplona
2012, 134-139.
SALUS ANIMARUM
1.La naturaleza jurídica del principio.
Como bien sabemos, la salvación de las almas es una finalidad a la que todos como Iglesia
debemos atender y que compete a toda comunidad de fe, por eso, se debe llevar un orden,
que nos ayude a tener una directriz y orientación para lograr el fin que perseguimos. Y para
que esto se cumpla se debe tomar en cuenta que, para obtener lo justo, debemos valorar a la
santidad como un sumo fin y universal, conscientes del orden social en el pueblo de Dios.
2.La correcta comprensión del fin salvífico.
Es de gran importancia saber diferenciar los dos tipos de juridicidad, por ejemplo, nos
referimos a justicia civil, a lo terreno, que se priva de lo sobrenatural y la justicia
eclesiástica, de los bienes sobrenaturales, teniendo su objetivo en la vida eterna; que, si bien
los dos tienen como base el bien de la persona, para que esto se genere, debemos actuar
(con justicia y caridad) racional y objetivamente; ya que podremos privarnos de lo justo y
verdadero, y con ello alcanzar un resultado equívoco al que buscábamos de buena fe, es
decir, la salvación de las almas (bien común).
3.La relevancia canónica y normativa de la noción.
Siempre ha sido notable el objetivo de salvar a las almas, y el vínculo existente entre
justicia y caridad. Por lo tanto, se debe su relevancia al resplandor provocado por la
doctrina, es decir, por el exhaustivo interés por la exposición, formulación, interpretación y
aplicación del derecho canónico para que el misterio de la Iglesia llegue a ser esa luz que
guíe todo esto, para que una vez ya constituidas las leyes y las constituciones, ayuden a la
promoción e incidencia por parte de todos como Iglesia a la salvación de muchas almas.
4.La influencia de la “salus animarum” en el ordenamiento canónico.
La base de esta influencia son marcadas por el Cuerpo de Cristo, es decir, en sus tres
modos: el anuncio de la palabra de Dios, administración de los sacramentos y el servicio de
la caridad. Es por eso, que se ve iluminada por la legislación, ya que guía y regula la debida
cura de las almas por este tipo de medio ordenador, evitando hacer o intervenir
desfavorablemente con este fin.
5.El valor hermenéutico fundamental de la santidad.
Es decir, funge como reglamento que ordena hacia un bien; pero tiene carácter relevante
cuando se le da una interpretación justa y ordenada. De cierto modo, la salus animarum, es
la ley suprema de la Iglesia, ya que cada precepto sometido al principio de ordenamiento
del pueblo de Dios.

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