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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS


CARRERA DE SOCIOLOGÍA

Nombres: Ayala Evelyn, Illescas José, Montero Pamela, Zamora Jenny.


Curso: 8vo Sociología
Fecha: 14/07/2019

Trayectoria de las reformas laborales en los últimos 30 años: ¿Continuidad del


neoliberalismo?

Las reformas laborales en nuestro país es un tema que ha sido tratado recurrentemente en
gobiernos de corte neoliberal, inicialmente desde 1979 periodo en el cual se logró vivir el
retorno a la democracia en nuestro país, pero para analizar la reforma laboral se necesita
partir desde su contexto histórico por lo tanto todo inicia en 1938, año en el que se logró
llevar a cabo la aprobación del primer Código del Trabajo.

El Código del Trabajo básicamente lleva todas las normas y leyes que se habían empleado
hasta el momento de su creación, así como toma artículos de la Constitución de 1929, creada
gracias a la Revolución Juliana, esta constitución estuvo bastante influenciada por ideales
progresistas así como también por las necesidades económicas y sociales de aquella época,
sus principales logros fue: la integración de derechos sociales y económicos, la intervención
del estado en la economía y la limitación de la propiedad privada, así como también tuvo
enfoque de derechos laborales en su unión con la OIT. (Porras, pp. 23).

Con esta norma se desarrolla los principales derechos a los empleados como la protección a
los trabajadores frente a los empleadores, en el cual la ley interviene para determinar la
flexibilidad laboral y la limitación del poder del empleador; pero es en 1990 cuando la Ley
de Maquilas aparece y la contratación a tiempo parcial lo que pone acento en la generación de
políticas laborales que están sujetas a intereses políticos y económicos, con ello recayeron en
el incremento de la desigualdad social y pobreza. Esta ley fue establecida debido a la crisis
del cacao y luego la crisis del petróleo, lo cual junto con el Consenso de Washington se
inician y se incentiva al gobierno ecuatoriano que se den nuevas medidas económicas en las
cuales contarían: la reestructuración del gasto público, austeridad fiscal, privatización de las
empresas públicas y entre estas la llamada flexibilización laboral.

La flexibilización laboral, es una característica principal de reformas laborales con base en el


neoliberalismo, que se ha llevado a cabo desde los 90 hasta la actualidad, por lo tanto, es un
término antiguo que corresponde al debilitamiento de las reformas laborales, en el que se
habla de flexibilizar la norma laboral y el derecho de los trabajadores, en tanto se dan
contratos en los trabajos a prueba y por horas, contratos de mensualización, intermitentes los
cuales casi siempre están a favor del empleador, trabajos autónomos en el cual no se necesita
leyes ni derechos, el salario se vincula no solo con el esfuerzo del empleado si no con las
circunstancias económicas que pase la empresa y varios trabajos en diferentes lugares para un
mismo empleador. (Barretto, 2019)

Esto ha ocurrido principalmente en momento críticos de la economía como en 1990 y 2008


cuando la economía del país se vio afectada, por ende los gobiernos de turno instalan
medidas económicas neoliberales que traen consigo un cambio radical en algunos casos
evidenciadas principalmente en los derechos de los trabajadores y al mismo tiempo generan
discursos a favor de la flexibilización laboral en beneficio de generar ‘’nuevos plazas de
trabajo’’, así como mejorar la economía del país a través de incentivar la inversión de las
empresas extranjeras con normas laborales sin rigidez; por ello tanto los gobiernos como los
empresarios luchan y actúan en conjunto para que este cambio económico se llegue a
efectivizar. .

Rodrigo Borja y las políticas de ajuste económico: Un intento de desarrollo industrial

El gobierno de Rodrigo Borja tuvo como propuesta concretar una economía mixta que
permitiera un desarrollo económico local y regule el mercado ecuatoriano, así mismo como
impulsar la industrialización en la ciudad y también la industrialización de la producción
agrícola. A partir del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social promulgaba generar
políticas de ‘’ajuste económico con contenido humano’’ con una visión del desarrollo
socioeconómico del país (Valdivieso, 2014).
Y aunque tenía un perfil socialdemócrata con proyectos de integración social, las políticas del
gobierno siguieron por la línea de reformas laborales con las que se impulsó la flexibilización
e incluso esta reforma creó cambios en las organizaciones sindicalistas, pasando de 15
personas a 30 quienes puedan crear organizaciones lo cual se consolidó en 1991, también se
implementó un sistema de maquillas (Mullo, 2017), todo ello con el propósito de incentivar el
desarrollo industrial y la inversión extranjera.

Además, la reforma laboral permitía otras formas de contratación (por lo general de


temporada), al igual que por horas con una condición de polifuncionalidad y la unificación
salarial y procesos de tercerización laboral; el derecho a huelga se limita prohibiendo que la
organización de sindicatos participe en la misma, el período de prueba se aumenta de 90 a
360 días, se prohíbe la formación de comités de empresa y sucursales e igualmente la
indemnización por despido imprevisto desaparece y se elimina la posibilidad de realizar
contratos colectivos con los trabajadores (Mullo, 2017, pág. 39).

En este sentido, de acuerdo con el estudio de José Sánchez Parga, en la Cifras del Conflicto
social en el Ecuador: 1980-1995, asegura que no solo el gobierno de Borja mantuvo la
política de ajuste, a pesar de apelar a una ideología socialdemócrata, sino que a “quienes más
protagonizaron la conflictividad social en este período, han sido los trabajadores (32.4%) y
los gremios (24.2%), quienes fueron los grupos más sensibles al período inflacionario y a las
‘’políticas de ajuste” (Sánchez, 1996). Se presentaron huelgas nacionales importantes como
las del Frente Unitario, el Frente Popular y de la CONAIE, el magisterio y movimiento
Universitario, una parte del movimiento campesino y cierta parte del pueblo popular.

Se evidenció también tales políticas con la ley de Zonas Francas en 1991 en las que por una
condición de límites territoriales, quienes trabajaban ahí no podían estar sujetas al código de
trabajo y que por ende su contratación era temporal, así como también el Decreto Ejecutivo
2260 que se emitió en ese mismo año, el cual al igual que las políticas anteriores vulnera los
derechos de los trabajadores al no permitir que estos pudieran acudir a servicios de seguridad
social en centros privados que fueran emitidos por el Instituto Ecuatoriano de Seguridad
Social.

Además, las intenciones de una integración andina también influyeron sobre la necesidad de
generar una liberación comercial entre países andinos, siendo que:
“Las reformas al Código de Trabajo, la Ley de la Maquila y el Trabajo Compartido, la Ley
de Facilitación para las ExpOrtaciones, la Reforma Tributaria vigente desde 1989. La
Reforma del Arancel Mínimo Común que tiende a cero, y también la Reforma Monetaria, son
cambios que se sustentaron en la necesidad de avanzar en la Integración Andina” (Palán,
1992, pág. 12).

Esto no solo nos hace pensar en una estructura de ajuste que atañe a Sudamérica con un ideal
de progreso económico ambientado hacia el exterior, sino que compatibiliza con la idea de
desarrollo, que era el enfoque que se dirigía a generar mayor estabilidad económica y
progreso social. Pero, ¿qué es realmente el desarrollo? ¿una expresión de el incremento del
PIB nacional?, puede que los datos macroeconómicos señalen la necesidad de un incremento
en la productividad, tratando de hallar un equilibrio con el gasto estatal, pero ¿a qué costo? la
vulneración de derechos laborales, implica un problema de deterioro social, dado que la
correspondencia entre las políticas implementadas y los problemas de inflación y reducción
de salarios, impiden a los ciudadanos acceder a una forma de vida digna.

La precarización laboral comprende en su complejidad una precarización de la vida misma y


la preocupación de un Estado que solo vela a favor de una mayor integración en el mercado
mundial, olvidando la importancia de generar mejores condiciones para los ciudadanos, por
lo tanto esto no solo responde a considerar que el desarrollo y progreso está fuera de las
fronteras ecuatorianas, sino que responde a un sistema arcaico que se manifiesta en la
estructura de un mercado laboral que vela por la manufactura y agroexportación concentrada
en manos de grandes oligarcas y/o empresarios extranjeros.

Correísmo: ¿Progresismo o neoliberalismo encubierto?

Desde el año 2008, en la presidencia de Rafael Correa Delgado se comienzan a realizar


varias reformas al entonces código de trabajo, en el cual se sustenta una serie de
prohibiciones y de contrastes con las ofertas de campaña del entonces mandatario “otra de
las afectaciones a los derechos de los trabajadores son la serie de decretos ejecutivos (1406,
1493, 1647, 1675, 1684 y 172), expedidos por el Presidente de la República, con los que
secuencialmente se deroga a los anteriores, pero que han causado un caos jurídico a la
aplicación del derecho a jubilación patronal, ya que dispone una serie de medidas que
terminan por hacer inviable el reconocimiento del derecho” (Cano, 2009, pág. 22)

Estas nuevas reformas desenfrenan una serie de debates ante una clara condición de pérdidas
en cuanto a derechos laborales, con lo que se sustrae medidas otorgadas a los trabajadores
como la negociación colectiva, para lo cual los empleados y empleadores puedan llegar a
acuerdos que exigen nuevas matices de modernidad y actualidad.

Estas modificaciones afectaron no solo a los obreros fabriles, sino también a trabajadores de
la salud es decir a médicos y enfermeras; es así que La Secretaría Nacional Técnica de
Desarrollo de Recursos Humanos y Remuneraciones del Sector Público (SENRES), dobla la
carga laboral sin un aumento salarial de estas horas, conjuntamente se aumentó los años para
la jubilación “Los fondos de reserva pasaron de ser un ahorro obligatorio a favor de los
trabajadores para volverlo discrecional, mensualizando su pago” (Cano, 2009, pág. 21)

En el año 2015 se vuelven a dar una de las más grandes modificaciones a la ley de Justicia
Laboral, la cual indicaba en ciertos artículos la reducción de utilidades de los trabajadores,
con intención de reducir utilidades en caso de haber un excedente y este fuera directo al
régimen de seguridad social.

Después de que se mencionara esta nueva ley de justicia laboral, trabajadores de empresas
privadas como: las de telefonías móviles del Ecuador Claro y Movistar, comenzaron a
movilizarse por calles principales de la ciudad de Quito y Guayaquil a pesar de que estos no
pertenecen a un gremio ni tienen una asociación y tampoco organización, decidieron alzar su
voz en protesta hacia la implementación de un nuevo Código de Trabajo a lo que llamarían
según ellos una injusticia hacia los trabajadores.

A pesar de existir este malestar de los trabajadores hacia ciertas políticas que impuso el ex
gobierno de Rafael Correa Delgado, el mandatario no dió “el brazo a torcer”, indico pues que
estas medidas son de “prosperidad” para los trabajadores aunque estos no se encuentren
plenamente ni representados, ni coinciden con que se haya tomado en cuenta siquiera su
participación en la creación del aquel nuevo código de trabajo

Ahora el punto a tratar es ¿qué cambió en el nuevo Código de Trabajo del 2015?, esta
pregunta es muy importante y hay que aclararla muy bien, ya que en ella se encuentra la
conflictividad que existió entre aquella reforma del código del trabajo y los trabajadores.
El 14 de abril del 2015 fue aprobado la nueva Ley de justicia laboral en las cuales se
encuentran varias reformas entre las que están la afiliación de más de 500 mil amas de casa,
suprimir el aporte del 40 por ciento a las pensiones de los jubilados y el Techo a Utilidades;
¿En qué consistió este llamado Techo de Utilidades de la Ley de Justicia Laboral en la que
constituyó la reforma del aquel Código de Trabajo?

“El artículo 8 del acuerdo establece que “si la empresa identifica que los valores a
repartirse superan el límite establecido en el artículo 97.1 del Código del Trabajo, la
empresa deberá depositar, en un plazo de hasta 15 días, a partir del plazo de pago de
utilidades a trabajadores, dicho excedente al régimen de prestaciones solidarias de la
seguridad social, en la cuenta proporcionada por el Instituto Ecuatoriano de Seguridad
Social.” (El Tiempo, 2018)

Es decir; que los trabajadores que pertenezcan al sector privado estarán establecidos sus
utilidades por parte del ente regulador en el cual no podrían recibir más de 24 salarios básicos
lo que resultaba en 8.496 dólares.

Bajo esta nueva ley se rigen las empresas desde abril del 2017, causando que cientos de
empleados privados se preocupen por sus utilidades, ya que según el entonces presidente
Correa esta ley regula que las empresas de telecomunicaciones que generan muchas
ganancias estarán en la obligación que aquel excedente vaya dirigido hacia una entidad
pública la cual sería el IESS.

Algunas empresas que integran algunos sindicatos a nivel nacional se han pronunciaron sobre
este tema, como lo hizo la CEDOCUT (Confederación Ecuatoriana de Organizaciones
Clasistas Unitarias de Trabajadores). Uno de sus representantes vicepresidente de la
CEDOCUT Edwin Bedoya menciona que esta medida es anti laboral y que además se da un
proceso regresivo, ya que las utilidades es una lucha ganada durante varias décadas y que
además el gobierno no ha escuchado a los trabajadores ya que ellos presentaron propuestas
para este nuevo código además de esto hubo una socialización del nuevo código pero en su
mayoría no se ha logrado lo dispuesto.

Según el FUT (Frente Unitario de los Trabajadores), esta disputa con los trabajadores por
parte del gobierno del ex mandatario no es reciente, ya que en el primer año las
organizaciones que apoyaron la candidatura de Rafael Correa Delgado en el 2008,
determinaron retirar todo apoyo al entonces gobierno ya que este no cumplió con los
requerimientos que exigían los trabajadores y demás organizaciones, según ellos se
rompieron los acuerdos por los que habían creado Alianza País, y a un año de estar en el
gobierno estos mostraron su verdadero interés.

En una entrevista realizada en marzo del 2016, a Richard Martínez presidente del Comité
Empresarial Ecuatoriano (actual Ministro de Economía y Finanza), indicó que la Ley de
Optimización Laboral, la cual pretende reducir las horas de trabajo y bajar las
remuneraciones económicas, se sostiene en una “adaptabilidad laboral” este mecanismo de
reducción de jornada laboral según Martínez debe tener mucha más agilidad y eficacia, para
que pueda ser aprovechado, también indicó que el Ministerio del Trabajo no debía intervenir
en este acuerdo en el cual solo ameritaba un contrato llevado a cabo entre el empleador y
trabajador, esto según el ex presidente del Comité Empresarial Ecuatoriano dejando claro que
el Estado no debe regular este acuerdo ya que esto podría retrasar la aplicabilidad del
entonces proyecto tomado en cuenta para las modificaciones del código laboral. (Martínez,
2016).

En cuanto al tema del empleo juvenil propuesto por el Gobierno, Martínez consideró que no
debería existir una rigidez laboral. La propuesta es “que el mecanismo de terminación de la
relación laboral, en ese contrato, sea mediante un desahucio por acuerdo entre las partes y
no como lo establece el proyecto de Ley” (Martínez, 2016).

Este proyecto laboral indicaba por parte del sector empresarial una consecuencia a corto,
mediano y largo plazo con la posibilidad de que según sea el empleo el que se resguarde o se
mantenga es decir; la supuesta “adaptabilidad laboral”, desde luego este proyecto no se da
con igualdad de condiciones en donde los trabajadores sean tomados en cuenta, de la misma
manera para la realización del mismo, así como tampoco se presenció el apoyo del gobierno
a los trabajadores, por lo tanto queda decir que efectivamente en el gobierno del ex
mandatario Rafael Correa se vivió una contrarreforma a la que él había planteado al inicio,
beneficiando abiertamente a los empleadores y dejando a un lado a los empleados.

Morenísmo: La Reforma Laboral, ¿salvación para el desempleo?

Desde octubre del 2017 y junto con la presidencia de Lenin Moreno, se ha venido planteando
un cambio en cuanto a la economía del país, debido principalmente a la crisis económica que
se heredó del anterior gobierno, el cambio del Código de Trabajo ha sido uno de los pilares
fundamentales para que se lleve a cabo este cambio económico para ‘’mejorar’’, Así es el
discurso que ha sido mencionado en muchas ocasiones por el ministro del Trabajo Raúl
Ledesma quien junto con el presidente Lenin Moreno en julio del 2018 efectivamente
confirmaron la presencia de una reforma laboral en el Ecuador.

Su discurso básicamente está enfocado en la implementación de nuevas plazas de trabajo,


proceso que para llevarse a cabo requiere de ciertos cambios en el Código del Trabajo así
como acuerdos con el FMI, que han ido realizándose desde la presidencia del expresidente
Rafael Correa. Su propuesta de cambio del código está encaminada a promocionar el trabajo
juvenil, regulación de la jornada de trabajo, cesantía y jubilación.

Es decir, sus planteamientos están claramente enfocados en la flexibilización laboral a toda


costa y sus intereses obvios con este proceso es permitir que las empresas internacionales
logren invertir en nuestro país, el objetivo principal es generar más derechos para los
empleadores que para los empleados. Por lo tanto, la base de la reforma laboral consiste en
flexibilizar el Código de Trabajo.

Anna Innova, jefa de la Misión del FMI en Ecuador, menciona que uno de los componentes
importantes que impiden la inversión empresarial en el país es que existe un alto costo en la
mano de obra, al mismo tiempo que hay mucha rigidez laboral, por otro lado, la incapacidad
de trabajar por horas así como falta de empleo de medio tiempo que beneficia a las mujeres.
(Innova, 2019)

Con el discurso de ‘’heredar un país en crisis económica’’, el gobierno actual ha decidido


optar por medidas extremas, principalmente con la atracción del capital extranjero, es decir
que el país así como la política vuelva a estar en mano de los empresarios, con el fin de
mejorar la economía y dar ‘’empleo’’ a aquellos que se encuentran sin uno.

Es por ello, que desde el 2018 se ha venido entablando conversaciones con el FMI,
justamente el 14 y 15 de noviembre del mismo año se esperaba realizar las primeras
conversaciones de negociación con dicha institución internacional, lo que se llevó a cabo en
esta reunión básicamente estuvo enfocado en firmar un tratado comercial con Estados Unidos
con el fin de dar una mejora económica al país, para ello el FMI estableció algunos acuerdos
con el objetivo que se pueda realizar el tratado así como el préstamo de dinero que el país
requiere para saldar el déficit fiscal que tenemos actualmente.
Con lo cual el FMI entregó una carta de intención, en la que se especifica que para poderse
realizar dicho préstamo por una cantidad de 4.200 millones de dólares y tratado comercial
Ecuador- Estados Unidos, el país debe cumplir con varios ejes, entre ellos se encuentra:
reajuste de la masa salarial, optimización de subsidios del combustible y monetizar activos
que permanecerán en manos de la propiedad pública pero cuyos derechos de concesión serán
otorgados a las empresas privadas, tal es el caso de CNT, como también del IESS.

Pese a que las intenciones del FMI en nuestro país son obvias, los empresarios quienes al
final de todo esto se beneficiaran con la reforma, ya que controlarán nuevamente la economía
del país a su gusto en beneficio individual mas no colectivo, tienen un discurso claro para
impedir que la población ecuatoriana se sienta perjudicada con la nueva materia en reformas
laborales. Patricio Alarcón presidente del Comité Empresarial, afirma que son necesarias
estas reformas puesto que permitirá la creación de más empleo, para el no es adecuado llamar
a esta nueva propuesta del gobierno y la banca privada flexibilización laboral.

Ya que las propuestas siguen siendo las mismas que contiene el código del trabajo con
‘’ciertas modificaciones’’, las tres propuestas básicas que la banca privada ha planteado son:
contrato de emprendimiento donde existe un periodo de prueba o contrato fijo de tres años,
con ello se ‘’motiva a realizar más negocios’’, esto incentiva a promover la contratación y el
emprendimiento, la segunda propuesta está enfocada eliminar el cargo de 35% en la
contratación eventual u ocasional, para el esto beneficiará al trabajador actual que entra a
trabajar así como al trabajador eventual, también beneficia al empleador en tanto tiene un
costo menor para desvincular, lo que permitirá contratar más gente y el tercer punto es los
cambios en la jornada laboral lo cual es distribuir 40 horas en 6 días, lo cual beneficiaría a
varios locales que funcionan 6 días a la semana. (Alarcón, 2019).

La posición de los empresarios es claramente en beneficio de ellos y la implementación de


nuevos negocios en el país, pero eso hace preguntar ¿acosta de qué?, aunque en sus discursos
pretenden influenciar en la incentivación del empleo, la realidad es otra, la flexibilidad
laboral que, aunque los empresarios tratan de desvirtuarla de la realidad estará presente
efectivamente dentro de la reforma laboral, como se especificó al inicio de este trabajo, la
flexibilización laboral significa un debilitamiento de las reformas laborales, así como un
retroceso por los cuales junto con la Revolución Juliana se logró establecer en la constitución,
la flexibilidad trae consigo precariedad laboral ya que el empleado no cuenta con estabilidad
laboral, el hecho de adquirir contratos a prueba o por horas son modelos precarios con plazos
definidos.

Otro punto de la flexibilización que se propone dentro de este gobierno es que los contratos
dejan de ser en favor de los empleados y se vuelven en favor del empleador, por otro lado,
promocionar el trabajo autónomo no genera un beneficio al empleado sino que más bien lo
perjudica ya que no necesita ni leyes ni derechos para defender su trabajo y sus necesidades
como ciudadano productivo de la economía del país.

El FUT (Frente Unitario de Trabajadores) por su parte en oposición a este suceso a entrado en
constante conflicto tanto con los empresarios como con el gobierno actual, ya que consideran
efectivamente que la presente reforma laboral a llevarse a cabo es un atentado ante sus
derechos como trabajadores, el día 6 de junio del presente año el FUT se movilizó a escala
nacional en contra del proyecto de reformas laborales que se presentarán en la Asamblea
Nacional.

El presidente del FUT, Mesías Tatamuez realizó una declaración para el periódico La Hora,
en el cual menciona que ellos como organización de trabajadores han presentado sus
propuestas al gobierno entre las cuales se encuentran la repartición de capitales, reducción de
las tasas de interés para créditos de inversión que presta la banca pública y privada, como
también el control de monopolios y oligopolios. (Tatamuez, 2019).

Otra organización sindical que se opone a la reforma es el PLE (Parlamento Laboral


Ecuatoriano) quien al igual que el FUT en una entrevista realizada por el periódico La Hora,
Jaime Arciniega dirigente, aseguró que existen otras alternativas para generar ingresos así
como plazas de empleo “Una de ellas es, por ejemplo, el subsidio a la energía eléctrica para
el emprendimiento, tomando en cuenta que hay instalada una potencia bastante importante
que está siendo subutilizada” (Arciniega, 2019).

Junto con sus propuestas como también con ciertos momentos participativos de los sindicatos
de trabajadores en las calles, buscan frenar las herramientas emitidas por el FMI con sus
políticas neoliberales, ya que su mayor preocupación se ve reflejada que a Ecuador le suceda
lo que está pasando en Argentina con altos índices de pobreza, con el alto número de
despidos en todos los sectores, y el incremento de precios en productos.
Se concuerda con la organización de trabajadores en cuanto que efectivamente en el país
actualmente se está llevando a cabo políticas neoliberales, que a pesar de los discursos
propiciados por el presidente Moreno y la banca privada en decir que la reforma laboral no
afectará a los ciudadanos y generará empleo e inversión económica dentro del país para
superar el déficit fiscal, la realidad es otra, la implementación de esta reforma y el acuerdo
con el FMI tiene su misma base en todos los países en los que se ha realizado este tipo de
políticas, esto trae consigo la precarización, pobreza en altos niveles y la flexibilización
laboral que desestima los derechos de los trabajadores.

A manera de conclusión

En los últimos 50 años los intentos de reforma laboral para mejorar las condiciones de acceso
a un trabajo pleno y que establezca condiciones para la mejora de la economía nacional, no
han sido los más acertados. Y esto no es solo una cuestión de posiciones políticas, sino que
estas mismas comprenden un orden de desigualdad e interés por el establecimiento de una
economía rentista. Así mismo, estos intentos mal encaminados a la precarización y con la
excusa de atraer capital extranjero para la generación de empleo, nos hace preguntarnos por si
ha existido un retroceso en los intentos de generar una economía estable y condiciones
‘’adecuadas’’ para el empleo, o sí hemos vivido estancados en una forma precaria de
desarrollo socioeconómico.

Por ello, las reformas laborales que se presentan como un proyecto inteligente para mejorar la
economía del país, estarían ligados a una densa conexión de la continuidad política, que
aunque se presentó como una posibilidad socialista y progresista en el gobierno del ex
mandatario Rafael Correa Delgado, las condiciones y reformas laborales hacia los
trabajadores fueron inducidas por una gran fuerza que mantuvo aún el sector empresarial
ecuatoriano haciendo que los trabajadores sean los que llevasen la peor parte por despidos e
injusticias que no eran procesadas adecuadamente por medio las instituciones encargadas,
especialmente en el caso del Ministerio del Trabajo.

A pesar que en el 2008 se cambió la constitución y se dieron cambios en el Código del


Trabajo para que este ‘’mejore las condiciones del empleado’’, no tuvo mejoras a largo plazo
dado que las empresas ‘’no tienen la capacidad’’ o no están preparadas para prestar servicios
sociales a sus trabajadores. Es más, quizás el problema también sea necesidad de generar un
cambio en la matriz productiva, algo que también se efectuó en el anterior gobierno y que
fue desmontado con la sucesión de Lenin Moreno.

Así mismo, se podría mencionar la regularización impositiva a empresas para la contribución


a empresas estatales, la desarticulación de algunas organizaciones sociales e inversiones
dirigidas al ‘‘desarrollo’’ económico del país, concentraba el poder en el Estado y creaba un
ala de generación de empleo en instituciones públicas. Y que algunos de los proyectos más
que una forma de mejorar la economía y generar empleo digno, parecía estar enfocado hacía
ser un uso de estrategias políticas. Empero, el cambio al Gobierno de Lenin provocó el
desmonte de todo el poder concentrado en un partido político y sobre todo el desmonte de la
vida misma de los ciudadanos.

En este sentido, y aunque con intentos desarrollistas en los 70s, de un intento tapiñado la
precariedad en el gobierno Rodrigo Borja y aspiración de revolución ciudadana, parece ser
que cada vez que los intentos de generar una economía rentable y que se adecue a establecer
garantías sociales de una vida digna, existe un retroceso hacia políticas neoliberales que
precariza la vida y al mismo tiempo estancan las posibilidades de progreso real, tanto en la
generación de nuevas empresas que aporten al mercado laboral como a reestructurar la
economía agroindustrial.

Por lo tanto, queda en plena constancia que aunque han existido gobiernos de carácter social
(R. Borja y R. Correa), no han podido desarticularse del capitalismo, queda claro que el
neoliberalismo en estos últimos 30 años ha estado latente en las políticas económicas que ha
tomado cada gobierno con el objetivo de generar un país industrializado, el cual no
contempla que este tipo de políticas recae en los ciudadanos que no poseen trabajos dignos,
por lo cual el Estado actúa como ente legitimador de la precariedad y la pobreza para con ello
lograr ‘’mejorar la economía del país’’ y los intereses personales de la banca privada

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