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Alison Michelle Quintanilla Inoroza

LAS NUEVAS REFORMAS NEOLIBERALES DENTRO DEL CONTEXTO


LABORAL
El neoliberalismo como corriente ideológica del capitalismo, propone un conjunto
de posturas y estrategias para consolidar más aun el sistema y favorecer
internacionales, entre estas se encuentra la minimización del estado como
principal actor en la conducción del desarrollo de su regiones “Obligando” a los
países a organizar el conjunto social de acuerdo a los intereses de los actores
económicos que actúan a escala internacional. El neoliberalismo minimiza las
representaciones políticas de la sociedad, cuestión que debilita la organización de
la clase trabajadora, propone la reducción de los gastos sociales, vulnera la
legislación laboral, el neoliberalismo se apropia de los vacios dejados por las
organizaciones sindicales, dada su incapacidad de reajustar su modelo a los
cambios del nuevo patrón de acumulación. La crítica del neoliberalismo al estado
del bienestar no solo se dirige a su intervención en lo económico, sino también en
la política social oponiéndose a los beneficios laborales, los derechos sociales el
colectivismo la asistencia social y gratuita como son asistencia médica y vivienda
entre otras. Considera a la fuerza laboral como un objeto desechable, es decir
puede ser contratada y despedida de acuerdo a los requerimientos del mercado,
situación que ha perfilado un nuevo de tipo trabajador caracterizado por ser un
sujeto aislado segregado desarticulado de los derechos sociales y proclive a una
mayor explotación al exigírsele una alta productividad en un menor tiempo. A
impactado porque propone políticas basadas en objetivos estratégicos como lo
son el empleo, la protección social, el dialogo social y sobre todo los derechos de
los trabajo que son lo más importante porque así los mismos trabajadores pueden
darse cuenta de los derechos que tiene cada trabajo así como también los que
tienen ellos como empleados del la empresa y si alguna de ellas en un momento
dado lo los llegara a respetar ya saben que tienen que hacer como trabajadores.
En el neoliberalismo hay 3 puntos importantes a tratar en relación al ámbito
laboral:
 Privatización: Se considera que los agentes privados tienden a ser más
productivos y eficientes que los públicos y que el Estado debe adelgazarse
para ser más eficiente y permitir que el sector privado sea el encargado de
la generación de riqueza, de este modo se “achica” la intervención del
Estado tanto en lo que hace referencia a la regulación del mercado como
así también al gasto e inversión pública en materia de caminos y rutas,
educación, salud, etc.
 Políticas fiscales restrictivas: Aumentar los impuestos sobre el consumo y
reducir los impuestos sobre la producción y la renta; eliminar regímenes
especiales; disminuir el gasto público. Con ello se supone que se incentiva
la inversión, se sanean las finanzas públicas y se fortalece la efectividad del
Alison Michelle Quintanilla Inoroza

Estado. No obstante, no se distingue entre los niveles de ingreso de los


contribuyentes, donde unos pueden pagar más impuestos que otros.
 Políticas monetarias restrictivas: Aumentar tasas de interés o reducir la
oferta de dinero. Con ello disminuye la inflación y se reduce el riesgo de
una devaluación.
El neoliberalismo ha impactado de manera negativa a los derechos del trabajador,
ya que con ella los apoyos del gobierno se reducen al máximo y afecta el
bienestar de los trabajadores.
El ciclo de las 11 reformas (energética, telecomunicaciones, financiera,
competencia económica, hacendaria, laboral, educativa, electoral, transparencia,
al Código de Procedimientos Penales y a la Ley de Amparo) que celebraron
eufóricamente el 11 de agosto 2014 los dueños monopolistas del poder económico
y político, si bien culminan ese día con la promulgación de las leyes secundarias
de la reforma energética y se proclama su realización en los 20 primeros meses
del gobierno de Peña Nieto, tienen su inicio 30 años antes.
Alison Michelle Quintanilla Inoroza

FLEXIBILIDAD LABORAL
Las nuevas técnicas de producción que obligan a nuevas formas de organización
para la producción, las tendencias globalizadoras de la economía y el comercio y
el impulso de la ideología neoliberal, han propiciado la tendencia hacia la
flexibilización laboral, que pretende modificar las condiciones en las relaciones de
trabajo como una solución a la oposición de intereses entre el trabajo y el capital.
La relación de trabajo y el contrato de trabajo, de acuerdo con sus definiciones
legales establecidas en la Ley Federal del Trabajo, según los principios del artículo
123 constitucional, constituyen los instrumentos que generan una relación jurídica
entre el empleador y el trabajador, y que crea derechos y obligaciones para ambas
partes; son los dispositivos legales que permiten a los trabajadores, acceder a las
prestaciones y al ejercicio de las acciones y derechos asociados con el empleo en
la esfera del derecho del trabajo.
Pero ya hemos señalado que la economía mexicana, y consecuentemente la
realidad laboral nacional, se encuentran inmersas en el contexto mundial de la
globalización, por lo que no puede sustraerse de las nuevas tendencias
globalizadoras. La flexibilidad laboral actualmente es una realidad que funciona
aproximadamente desde la década de los años ochenta del siglo pasado, de
múltiples maneras, a partir de la instrumentación de los "pactos económicos"
celebrados a instancias del Ejecutivo, por éste y los representantes de las
organizaciones obreras y patronales, y que ahora ha sido formalizada con la
reforma mencionada, la cual introdujo nuevas formas de contratación para el
trabajo, cuya principal característica es la de que rompen con el principio de la
estabilidad en el trabajo.
La flexibilidad, nos enseña Kurczyn, puede tener tres intenciones básicas:
 La proteccionista: la flexibilidad como el instrumento que permite mejorar o
superar las condiciones económicas o sociales del trabajador.
 La de adaptación: en este caso, la intención es la de ajustar las condiciones
conforme a las fluctuaciones del mercado, cuando resulta imposible la
continuación de las relaciones entre trabajadores y empleadores debido a
diversas causas, que deberán justificarse ante la junta de conciliación y
arbitraje.
 La de desregulación: ésta se materializa con reformas a la reglamentación
aplicable a los trabajadores.
Esta conjunción de intenciones de la flexibilidad en el trabajo, más que una
protección a los trabajadores, como pudiera parecer, tiene el propósito de
conseguir la abdicación de la intervención del Estado en la regulación de la
economía, a fin de lograr, desde el punto de vista neoliberal, una economía libre
de cualquier tipo de control y sólo regulada por las leyes de la oferta y la demanda,
o que incluye, desde luego, la aplicación de estas leyes en el mercado de trabajo.
Alison Michelle Quintanilla Inoroza

Son causa de preocupación las tendencias economicistas que orientaron la


reforma de la Ley Federal del Trabajo de 2012, que tienen como principales
referentes a la productividad y a la competitividad. Consideramos que si el hombre
(el trabajador) deja de ser el principal referente para las transformaciones del
derecho del trabajo, el trabajo pierde su sentido, pues dejará de ser socialmente
útil para convertirse en el instrumento generador de riqueza sólo para unos
cuantos.
Aunque en el artículo 2o. de la Ley Federal del Trabajo se establece que "las
normas del trabajo tienden a conseguir el equilibrio entre los factores de la
producción y la justicia social, así como propiciar el trabajo digno o decente en
todas las relaciones laborales", las nuevas disposiciones relativas a las formas
atípicas de contratación para el trabajo constituyen una antinomia en relación con
el artículo señalado, ya que no existe congruencia entre el propósito de propiciar
un trabajo digno o decente y la flexibilización de los derechos laborales que
implican los artículos 15-A, 15-B, 15-C, 15-D, 38-A, 39-B, 42, fracción VIII, entre
otros, y que han generado como consecuencia incertidumbre y precarización del
trabajo, así como inestabilidad en el empleo. Así pues, se ha perdido de vista que
el derecho a un trabajo digno o decente, como derecho fundamental, debe ser
garantizado por el Estado, en los términos de los artículos 1o. y 123
constitucionales.

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