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ra algo en el film, puesto que no parece ya no estamos únicamente frente al ro o la ensoñación fantasmática.

En
tratarse ya del transcurso de una histo- tiempo del registro, ni sólo frente al unos, Ventura está en la barraca con
ria sino más bien de fragmentos que no tiempo lineal con que, aun con fuertes Lento y su primera muerte; en los otros,
evolucionan. Esto extrema el carácter cortes, Costa suele narrar sus historias. está en el departamento de Lento, y su
elíptico propio del cine de Costa, sobre En su última parte, el film trastorna su segunda muerte por el incendio del nue-
todo cuando el tiempo de los planos se tiempo, puesto que hay planos que son vo espacio. Entre un tiempo y el otro, el
vuelve indeterminable. En Juventude, a la vez el pasado, la pesadilla, y el futu- trance de un presente de cambio.

Los pobres: maneras de ejercer un oficio busque. Su actitud no es materia opi-


nable porque es una víctima. Y a las
David Oubiña y Rafael Filippelli víctimas les queda, al menos, el dere-
cho de no tener que justificarse.
Pero esto que se acepta en los prota-
gonistas no se aplica a los cineastas. Si
Arrieta puede no formularse ciertos
I cortos experimentales en Barcelona), interrogantes sobre los vínculos entre tra-
este trabajo está más bien en las antí- 35
bajo y sociedad, entre exclusión e
El sábado 14 de mayo, en el Teatro podas de lo anterior. integración, entre representación y reali-
Coliseo, a propósito de la entrega de Para hacer películas, lo primero es dad, Federico León y Marcos Martínez,
premios del 9° BAFICI, sucedió una cosa comprender. Y se comprende mirando. en cambio, no pueden considerarse
poco corriente. Cada vez que se men- Porque de la relación entre la mirada y prescindentes. No los asiste ningún
cionaba un premio para el documental el objeto mirado no sólo surge la belle- derecho a declararse irresponsables por
Estrellas (dirigido por Federico León za de una escena sino que allí se el modo de aproximarse a sus persona-
y Marcos Martínez), un señor grando- encuentra la distancia que permite dis- jes y por la perspectiva que adoptan
te, con el pelo atado en cola de caballo tinguir las cosas. Filmar es aclarar, poner sobre ellos. Citando a Anatole France,
y ataviado con un chambergo, se tre- de manifiesto, destacar. Benjamin escribe: “La Ley prohíbe de
paba al escenario, agradecía, tomaba igual manera a ricos y pobres el pernoc-
los trofeos y le indicaba a los que ha- tar bajo puentes”. El problema, dice
bían subido con él cuándo debían II Benjamin, es que la Ley sostiene esa
volver a sus plateas. Se trataba de Julio igualdad “de una manera diabólicamente
Arrieta, protagonista de la película, Julio Arrieta dice: “queremos trabajar ambigua”. En efecto, la norma es uni-
habitante de una villa miseria y líder de pobres porque eso es lo que sabe- forme pero no equitativa, porque no
de una “agencia de actores” que repre- mos hacer”. Dice: “podemos actuar de todos están en las mismas condiciones
senta a quienes viven ahí y desean ladrones, podemos hacer de malos”. Y de acatarla. Y en este sentido, Estrellas
ganarse la vida en el cine o la televi- dice: “Fuimos pobres toda la vida, así no sólo es poco interesante en términos
sión. A un costado del escenario, que conocemos cómo se interpreta ese estéticos sino que resulta ideológica-
sumisos, los directores lo dejaban ha- papel”. Tal como se advierte en la ca- mente peligrosa. Arrieta sostiene que él
cer, adoptando una actitud que racterización de los modelos de su y su troupe están “capacitados” para ser
prolongaba, de manera presumible, la website, lo que consiguen, más bien, es pobres. Pero lo que en ellos es un rebus-
que tuvieron durante el rodaje. acentuar todos los preconceptos sobre que, se convierte en una condena cuando
La situación durante la entrega de las villas miseria. Pero en todo caso, los cineastas lo toman al pie de la letra.
premios parece reveladora de lo que Arrieta no tiene por qué plantearse cier- Viendo a los villeros del film (viendo el
muy probablemente sucedió durante la tas preguntas sobre la distancia entre modo en que son presentados los villeros
realización de la película: dos jóvenes experiencia de vida y representación del film) casi no dan ganas de que sal-
directores pequeño-burgueses y un equi- estética, sobre la explotación y manipu- gan de pobres. Al fin y al cabo, si dejaran
po de filmación pretenden dar cuenta de lación de los pobres, sobre la aceptación de ser lo que son, ya no serían tan bus-
un fenómeno que les es cultural y so- acrítica de un personaje que ha sido cados por los directores de casting.
cialmente ajeno, pero terminan “siendo impuesto socialmente. Al fin y al cabo, Sin duda, el material era rico y po-
hablados” por el protagonista del film sólo está realizando un trabajo. Y todo dría haberse convertido en un film
y, sobre todo, por su perspectiva esté- trabajo es digno si sirve para ganarse valioso si se hubiera planteado los
tica. ¿Por qué sucedió eso? La pregunta la vida cuando se está en condiciones interrogantes adecuados. O, incluso, si
es pertinente porque, si se tienen en de inferioridad. Como sucede con los se hubiera planteado algún (cualquier)
cuenta los antecedentes tanto teatrales cartoneros, Arrieta intenta sacar prove- interrogante. Pero León y Martínez eli-
como cinematográficos de Federico cho del mísero margen que le han gen descansar sobre la extravagancia y
León (del otro director sólo sabemos dejado. No puede elegir y se dedica a el carisma de su personaje. En este pun-
que, además de ser periodista, filmó reciclar lo que puede. Encuentra un re- to, se pueden advertir diferencias
notables entre Estrellas y Copacabana, que las deja transcurrir y permite que para un ejercicio de navegación por el
el documental de Martín Rejtman que su cámara observe. Confía en lo que website de Julio Arrieta). Es el que me-
también se presentó en el BAFICI (aun- pueda surgir de ese encuentro tímido, jor le cabe: instruye sobre la existencia
que fuera de competencia). Según leve, retraído. Son planos equilibrados, de un producto, destaca sus virtudes,
cuentan, la película de Rejtman surgió de composición simétrica. Hay un es- intenta persuadir a los escépticos y
de un encargo. Un canal de televisión fuerzo de geometrización para encauzar orienta a los eventuales clientes. El film,
le dio a elegir entre varios temas posi- un material que permanentemente tien- en tanto discurso estético autónomo,
bles y el director se decidió por éste: la de al desborde. El ojo del cineasta tiende a desparecer porque su finalidad
comunidad boliviana en Buenos Aires impone cierto orden dentro de una es- es confundirse con su materia. En cier-
y los festejos de Nuestra Señora de cena que es, por definición, informe, to sentido es una película que no hace
Copacabana. Se supone que, al igual errática o caprichosa. La forma del film falta ver, que ni siquiera reclama ser
que León y Martínez, Rejtman también surge, precisamente, de esa tensión en- vista. Bastaría con contarla. Aunque, en
mantenía una cierta ajenidad respecto tre la naturaleza del objeto y el modo ese caso, lo que se describiría no es el
de los materiales con los que eligió tra- de encuadrarlo. film sino su contenido: la empresa tan
bajar. ¿Pero cuál fue su primera toma En Copacabana, esa forma lo es bizarra como original de una agencia
de partido? Poner de manifiesto esa todo. Sin ella, la película sería impen- de casting villero.
diferencia mediante el sistema más per- sable o carecería de todo interés, porque
36 tinente que el cine y todas las artes su director no está particularmente in-
tienen para hacerlo: distanciándose. Y teresado en lo excepcional y lo IV
en ello fue prácticamente literal. Tanto imprevisto. Allí donde Rejtman toma
el uso de los lentes como el tamaño de distancia, León y Martínez, en cambio, Cuando un film no se pregunta por la
los planos evidencian una mirada aus- se pegan a su objeto. Dicho de otro forma, termina recurriendo al famoso
tera, discreta y precisa: la de un cineasta modo, Copacabana ha comprendido plano promedio de Hollywood. Es de-
responsable. una de las cuestiones centrales de la cir, el tipo de plano que se adhiere al
modernidad cinematográfica. Como ya contenido manifiesto de lo narrado.
nos alertó Deleuze, aparece una nueva Así, lo descriptivo se muestra en pla-
III imagen sonora cuyo rasgo principal es nos abiertos, las conversaciones –que
documentar, registrar y describir, pero sirven para hacer avanzar la trama–,
Es cierto, entonces, que el universo te- no en el sentido clásico inequívoco; se en planos medios, y lo que pretende
mático de ambos films e incluso el tipo trata, más bien, de un régimen connotar sentimientos, en planos cer-
de relación que los cineastas podrían audiovisual en donde lo real y lo ima- canos. ¿Qué sucede con estas
haber establecido con él permiten tra- ginario, lo subjetivo y lo objetivo se decisiones? El cineasta renuncia a su
zar un paralelo; sin embargo, mientras vuelven indiscernibles. Las situaciones rol y a su función y sus posiciones de
que León y Martínez están hipnotiza- cotidianas no se distinguen de las ex- cámara se encuentran determinadas
dos por su protagonista, Rejtman traordinarias a partir de las marcas por la mayor o menor fuerza del refe-
trabaja sobre personajes completamen- especiales que conllevan los distintos rente.
te anónimos y casi abstractos. En decorados, ya sea un pueblo del oeste En efecto, lo que vemos en Estre-
Copacabana no hay un director bus- americano o una villa miseria en Amé- llas no es una aproximación a los
cando capturar algo llamativo o fuera rica Latina: se ha roto la dicotomía entre personajes sino el modo en que ellos
de lo común. Todo es normal. Lo que banalidad y patetismo. En ese mismo se transparentan a través de la imagen.
vemos es lo que sucede cuando no su- sentido, se puede decir que las de En los planos del film –como durante
cede nada extraordinario. La película Rejtman son imágenes puras, literales, la entrega de premios del BAFICI–, los
se juega a acertar con la distancia ade- sin metáforas: son imágenes directas cineastas se hacen a un lado para ce-
cuada para observar el conjunto de del tiempo. derle todo el discurso al protagonista.
hábitos y rutinas de una comunidad (ya En Estrellas, en cambio, la forma es Esta abstinencia estética resulta parti-
sea en los planos fijos durante los en- accesoria porque lo impactante es su cularmente curiosa si se tiene en cuenta
sayos o en esos travellings laterales por tema. Da lo mismo cómo se filme (en que Todo juntos (la primera película de
la calle que evocan la mirada de Akerman todo caso, esa pregunta es algo que la León) era una película de un rigor ex-
en D’Est). Es una apuesta arriesgada y, película nunca se plantea) porque pare- tremo, quizá lo más radical del Nuevo
por eso mismo, provocadora: elige no de- cería que los cineastas tienen como Cine argentino. Había allí una intensi-
pender de una situación curiosa en sí objetivo excluyente dar a conocer la dad formal casi intolerable que, en este
misma sino que procura ver las cosas pequeña empresa comunitaria de los ac- segundo film, ha sido anulada por lo
bajo una luz diferente surgida de la pers- tores villeros. El film es sólo un vehículo convencional, el lugar común y el mero
pectiva y del encuadre. Copacabana es para informar –ni siquiera testimoniar– registro. Cabe recordar, entonces, que
un film deceptivo, anémico. Sin la vo- acerca de ese emprendimiento. Por eso, una cosa es darle voz a aquellos que
racidad típica del documental. Rejtman continuamente el discurso derrapa hacia han sido silenciados y otra, muy dis-
no presiona a las cosas para que le mues- el género de la promoción publicitaria (y, tinta, someterse a un espectáculo de
tren el secreto que podrían ocultar sino de hecho, termina cediendo la pantalla ventrílocuo.

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