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Albert Ellis: biografía del creador de la Terapia Racional Emotiva Conductual

Este es uno de los psicólogos norteamericanos más importantes de la historia del


siglo XX.

Albert Ellis es uno de los psicólogos más influyentes y conocidos dentro del mundo
de la psicología clínica, especialmente debido al hecho de ser el autor o
desarrollador de la conocida como Terapia Racional Emotiva. Pero aunque
esta es su contribución más conocida en realidad su obra fue mucho más prolífica,
incluyendo diversos trabajos referentes a la sexualidad, la religión o la práctica de
la terapia psicológica en general.

Las contribuciones e investigaciones de Ellis fueron y siguen siendo altamente


relevantes dentro de la práctica de la psicología, con un enfoque particular que ha
servido de inspiración a otros muchos modelos.

Conocer la vida de este autor puede ser gran interés tanto para aquellos que se
dediquen a la psicología clínica como para quienes tengan interés en conocer a
una de las figuras más destacadas de dicho ámbito, motivo por el cual a lo largo
de este artículo vamos a ver una ligera biografía de Albert Ellis.

Una breve biografía de Albert Ellis

Albert Ellis nació el 27 de septiembre de 1913 en la ciudad de Pittsburgh,


Pennsylvania, siendo el primogénito de tres hermanos nacidos de una pareja de
origen judío. Su relación con sus progenitores era fría y distante, siendo su padre
un hombre de negocios de poco éxito que pasaba muy poco tiempo en casa y su
madre alguien fría y distante con un posible trastorno bipolar.

El propio Ellis consideraba que en su infancia él y sus hermanos habían sido


negligidos por sus padres, teniendo él que encargarse de sus hermanos menores.
Aunque inicialmente esta situación le genera gran dolor, con el tiempo aprendió a
sentir indiferencia hacia dicha situación. La economía familia era precaria y
especialmente en la época de la Gran Depresión, algo que obligó a los
menores a trabajar para subsistir.

La salud de Ellis fue delicada ya desde la infancia, al sufrir desde los cinco años
problemas renales que requirieron hospitalización, además de severas
infecciones que hicieron que pasara hasta los siete años visitando
regularmente los hospitales. Ello afectó gravemente a su socialización, dado
que no podía participar en juegos intensos.

En sus memorias Ellis relata que durante toda su vida tuvo miedo a entrar en
contacto con mujeres, algo que hizo que a los diecinueve se decidiese a empezar
a intentar forzarse a hablar con cualquiera que encontrara sentada en los bancos
del Jardín Botánico del Bronx, con el fin a superar su temor.

Inicio del interés por la psicología y la sexualidad

En esa época también empezó a mostrar interés por el amor, el erotismo y la


sexualidad, escribiendo diversos artículos e incluso un libro titulado The Case for
Promiscuity que sin embargo no llegaría a ser publicado.

Todo ello terminó por llevarle a interesarse por la sexología y la psicología


clínica. Este interés, el cual se acrecentó gracias a las obras de Sigmund
Freud y la teoría psicoanalítica, provocó que se inscribiera en el Colegio de
Profesores de la Universidad de Columbia. Allí se graduaría en 1943, para a
continuación empezar a trabajar en la práctica privada.

Posteriormente haría el doctorado en Psicología Clínica. Si bien inicialmente


quería que su tesis tratara sobre el tema del amor en las estudiantes
universitarias, finalmente tuvo que cambiarlo debido a la censura y controversia
generada.

En vez de ello lo realizó sobre los cuestionarios de personalidad, a los cuales


criticó duramente e indicaría que para él solo el Inventario Multifásico de
Personalidad de Minnesota resultaba válido a nivel científico. Terminó su
doctorado en 1947, mientras vivía y seguía con la práctica clínica en su
apartamento en el Bronx. Intentó trabajar como profesor de psicología, pero en
esos momentos de su vida no fue aceptado. También participó en los
experimentos e investigaciones de Kinsey respecto a la sexualidad humana.

Su relación con el psicoanálisis

A lo largo de su formación Ellis adquirió una gran admiración por el


psicoanálisis, lo que le llevó a analizarse con Richard Hülsenbeck durante varios
años y a formarse en el Instituto de Karen Horney. En ella descubrió también un
concepto que luego resultaría útil en el desarrollo de su propia terapia: los debos.
Asimismo, su carrera fue ascendiendo: fue contactado por la Universidad de
Rutgers y por la Universidad de Nueva York para dar clases a finales de los
cuarenta, y poco a poco logró el puesto de jefe de psicología clínica en el New
Jersey Diagnostic Center.

Sin embargo, la poca efectividad que parecía tener el método en sus pacientes
con el psicoanálisis y la influencia de autores que se habían escindido de dicha
rama para generar su propia escuela (como Adler, Horney o Sullivan) terminaron
por hacerle cambiar hacia una posición algo más alejada de dicha visión y
centrada en la terapia breve. De hecho, en 1953 abandonó el psicoanálisis y
empezó a investigar y a elaborar su propia teoría, más directiva.

La terapia racional emotiva conductual

La terapia racional emotiva conductual, cuyo acrónimo es TREC (REBT, por


sus siglas en inglés derivadas de Rational Emotive Behavior Therapy), es
una psicoterapia progresión de la terapia racional y la terapia racional-emotiva
creadas, modificadas y ampliadas por el psicólogo estadounidense Albert
Ellis desde el año 1955 hasta su muerte en 2007. Se enfoca en resolver
problemas emocionales y conductuales mediante un modelo de intervención
activo-directivo, filosófico y empírico, representado por la secuencia A-B-C,
encaminado a la reestructuración cognitiva. Es frecuentemente comparada e
incluso complementada con la terapia cognitiva (TC) creada por Aaron T. Beck,
otro teórico importante de la terapia cognitiva. Ambas terapias, la TREC y TC
forman parte del grupo de terapias cognitivo-conductual (TCC).

Historia de la TREC

Ellis comenzó a desarrollar su modelo psicoterapéutico desde 1955, siendo, por


tanto, un pionero del cognitivismo. Su forma de trabajar guardaba similitudes con
la de Beck y actualmente existen muchas subcorrientes, variantes y escuelas que
han utilizado los principios terapéuticos propuestos por ambos autores. Hoy en día
la TREC de Ellis es seguida con un modelo que ha superado algunas de sus
concepciones originales, ha incorporado una visión constructivista y adoptado
nuevos recursos.

Ellis partió de los enfoques neofreudianos de Karen Horney, Alfred Adler, Erich


Fromm y Harry Stack Sullivan, de los que más tarde se separó. Luego incorporó
elementos del conductismo como la desensibilización sistemática y el refuerzo
positivo de B. F. Skinner. Por otra parte, muchos elementos de la TREC están
basados en los estudios del lenguaje de Alfred Korzybski, este autor comentaba
que cuando las personas hablan de «ser» se refieren a una forma
extremadamente generalizadora, por lo que al haber una tendencia a identificar
el hacer de las personas con el ser de las personas, es decir definirse a partir de
los actos, se llega a diversos conflictos emocionales. Además, Ellis también tomó
en cuenta la filosofía moderna y antigua (principalmente autores del racionalismo),
así como sus propias experiencias.

Ellis creó la TREC como una forma más activa, directiva y dinámica, en la que se
requería que el terapeuta ayudase al cliente a comprender, que su filosofía
personal contenía creencias que contribuían a sus dolores emocionales. Ellis creía
que a través del análisis racional, la gente entendería sus creencias irracionales, y
las cambiaría por una posición más racional. Para esto, él centró su teoría en la
sencilla frase atribuida al filósofo estoico griego Epícteto: «Las cosas en sí no
atormentan a los hombres, sino las opiniones que tienen de ellas». Por tanto, la
idea central de la TREC es que son las percepciones y concepciones erróneas las
que causan malestar y mediante un debate racional, se mejora la percepción de
los hechos y se consiguen emociones y comportamientos apropiados.

Cabe destacar la difusión que a partir de 1976 alcanzaron entre el gran público los
principios señalados por Ellis, con la publicación de Tus zonas erróneas, un libro
de auto-ayuda del autor estadounidense Wayne Dyer que, basándose en las ideas
similares a las de Ellis (aunque sin llegar a mencionarle directamente), llegaría a
convertirse en el mayor éxito editorial de su género con más de 35 millones de
copias vendidas.

La TREC: ¿en qué consiste?

Pero, ¿en qué consiste la Terapia Racional Emotiva? Se sabe que Ellis recibió
formación en el campo de las letras. Entre sus estudios tuvo mucho que ver la
filosofía, la cual serviría de base primordial para el posterior desarrollo de su
teoría. Ellis consideraba que su teoría se podía resumir en la frase del famoso
filósofo griego estoico Epíteto, el cual afirmaba que “Las personas no se alteran
por los hechos, sino por lo que piensan acerca de los hechos"

Ellis desarrolló su teoría ejemplificándola como se muestra en este gráfico:


Albert Ellis consideraba que los problemas conductuales y emocionales podían
tener su génesis a partir de sus tres fuentes: la del pensamiento, la
emocional y la conductual. Enfatizó en cómo los pensamientos inciden en las
alteraciones psicológicas.

Ellis (1995) afirmó que las personas son en gran parte responsables de sus
sentimientos perturbados, que son generados tanto consciente o
inconscientemente. Por ende, esas mismas personas disponen de todos los
recursos para poder modificar sus pensamientos y traer a sus vidas estados
duraderos y estables.

El vínculo entre el pensamiento y la emoción

Según Ellis, esto demuestra cómo se relacionan el pensamiento y la emoción. Ellis


afirmaba que lo que causa la alteración o dificultad emocional no es lo que sucede
en el punto A, sino que las personas crean una estructura de creencias en el punto
B y refuerzan estas creencias en una forma negativa y muchas veces perjudicial,
lo cual se manifiesta en las reacciones conductuales o emocionales: el punto C,
según Ellis (1962).

Este cuerpo teórico y la terapia que surgió del mismo motivó muchas críticas
por parte de algunos profesionales del campo de la psiquiatría y de la misma
psicología, al afirmar que pecaba de un exceso de "racionalismo” lo que causaba
que la teoría se percibiera como no muy viable y poco científica. No obstante, el
tiempo dio lugar a numerosos estudios e investigaciones sobre casos en donde se
ha había aplicado la TREC, obteniendo una alta confiablidad y excelentes
resultados. Es por eso que la TREC, desde que fue creada por Albert Ellis hasta la
actualidad se encuentra en la vanguardia de las psicoterapias.

Los estudios que Ellis desarrolló a lo largo de su vida tuvieron sus frutos.
Actualmente, en su instituto ubicado en la ciudad de Nueva York se sigue
trabajando en la formación de psicoterapeutas, mediante charlas, atención a
personas con problemas familiares, personales, y con estudios que hacen que día
tras día la ciencia de la psicología desarrolle nuevas herramientas para un siglo
tan exigente como el que vivimos.

La Terapia Racional Emotiva Conductual tiene un cometido claro, tal como como
afirma Saranson (2006) en su libro Psicopatología anormal, el problema de la
conducta inadaptada, donde hace referencia a Ellis y Dryden (1977): las
personas han de cuestionar sus creencias fundamentales (en la mayoría de los
casos, irracionales), para después sustituirlas por otras más constructivas
(racionales).

La TREC no solamente se ha aplicado en el campo clínico, sino que existen varios


escritos sobre la intervención en los ámbitos laboral y educativo. Una
psicoterapia que brinda muchas oportunidades en el estudio sobre el ser humano,
las emociones, el pensamiento y la salud mental.

Concepción psicopatológica
El modelo básico de encuadre psicopatológico y clínico se sirve del modelo A-B-C.
Tras un acontecimiento activador, suceso o situación (llamado momento A), se da
lugar el desarrollo de un sistema de creencias (B, por «Beliefs», creencias en
Inglés), a partir de las cuales el sujeto desarrolla emociones, pensamientos y
acciones (C, consecuencias). Las perturbaciones emocionales pueden ser
causadas por creencias, valoraciones y demandas inflexibles (exigencias
absolutistas) llamadas creencias irracionales que derivarán en emociones y
conductas disfuncionales o desadaptativas.

El modelo ABC de las emociones

El modelo del ABC no es tan solo un modelo psicopatológico, sino que también
es una teoría de la personalidad o un modelo de funcionamiento. Parte de la
premisa estoica (Epícteto, siglo I d.C.) de que “no son las cosas lo que nos
perturba, sino la interpretación que hacemos de ellas”. En el dicho popular sería
algo así como “depende del cristal o la lente con que se mire”.

Las siglas “ABC” del modelo significan:

 Acontecimiento Activador o Adversidad (Activating event): Se trata de la


percepción del evento o situación que ha ocurrido y ha sido el detonante de
la perturbación emocional. Dicho acontecimiento puede ser un hecho
externo (como una pelea con el jefe) o interno (como un dolor físico o una
imagen mental); una situación pasada (como un abuso infantil) o presente
(como una discusión con alguien); un hecho objetivo (como un accidente de
coche) o subjetivo (como un rechazo imaginado).

Ejemplo: A- “Mi jefe me ha despedido del trabajo”

 Sistema de Creencias (Beliefs): Es la percepción, interpretación, creencia,


o pensamiento que tiene sobre la “A”. Las creencias pueden ser racionales
o irracionales. Una creencia es racional cuando es empírica, lógica y
funcional, y suele tener forma de preferencia (deseos o esperanzas),
aceptación, tolerancia y relativismo, e incluir significados tipo sí/también, o
sí/pero ante el “A” desagradable que están experimentando: “espero que
no me ocurra tal desgracia, pero si sucede, podré enfrentarme a ella y
todavía tendré oportunidades para ser feliz”. Mientras que es irracional
cuando es mágica, ilógica y disfuncional, y suele tener forma de exigencia,
condenación, intolerancia y dramatismo, e incluir significados tipo o/o:
“debo evitar que ocurra tal desgracia o seré un desgraciado toda la vida”.

Ejemplo: B (irracional)- “No puedo soportarlo. Soy un fracasado por haber


perdido el trabajo. Es terrible lo que me ha sucedido.  Necesito este
trabajo. No tendría que haberlo perdido. Nunca encontraré otro trabajo
igual”.

 Consecuencia emocional y conductual (Consequence): Es la reacción


fisiológica, somática, y las tendencias de acción que se producen ante “A”.
Existen emociones saludables (o insanas) y no saludables (o insanas) que
conducen a comportamientos constructivos (o creativos) y destructivos (o
derrotistas), respectivamente. Es de primordial importancia que el individuo
comprenda que la “A” (el acontecimiento) no causa directamente la “C” (sus
emociones y/ o comportamientos), sino que es la interpretación de dicha
“A”, los pensamientos que la persona tiene sobre ella (“B”), lo que genera
dichas consecuencias o “C”.

Ejemplo: C- “Me siento culpable, enfurecido conmigo, ansioso y


deprimido. No como. No duermo. Bebo demasiado alcohol. No busco
ningún otro trabajo”.

El Modelo del ABC, fue formulado a principios de 1960, cuando “Reason and
emotion in psychotherapy” fue publicado por primera vez en 1962, y la teoría se
convirtió en la Terapia Racional Emotiva o RET. Posteriormente se reformuló y se
actualizó en la segunda edición de “Reason and emotion in psychotherapy:
revised and updated” en 1994, en la que se incluyó la influencia de las metas y
valores en el ABC y explicaba las mútliples y complejas interacciones que existían
entre los elementos que forman el ABC.

El modelo ABC es circular o contextual

Del modelo lineal del esquema original del ABC (Ellis, 1962) expuesto
anteriormente, se ha pasado a un modelo circular o contextual (Ellis, 1994) donde
las relaciones se consideran más complejas, estando todos los componentes
(cogniciones, emociones y conductas) relacionados y en constante interacción e
interdependencia.

El modelo ABC original es el modelo básico y más didáctico para explicar el origen
y el tratamiento de los trastornos y puede ser de gran ayuda terapéutica y
educativa. No obstante, presenta una serie de limitaciones epistemológicas ya que
los individuos no responden pasivamente a una realidad que es externa a ellos
mismos sino que activamente construyen su propia realidad y actúan en base a
ella (Mahoney, 1977). Entonces, más que una realidad objetiva que existe por sí
misma se trata de una realidad percibida, interpretada o construída por uno mismo
y que forma parte de su sistema de valores y creencias. De esta manera, las
personas no tan solo crean su “C” sino también su “A”.

¿Cómo conseguir el cambio?

El objetivo de la TREC consiste en ayudar a las personas a construir creencias


más racionales y constructivas respecto a los acontecimientos que les permita
tener emociones más saludables y comportamientos más funcionales.

Un método esencial que utiliza es la de Disputar los pensamientos irracionales


(D) mediante el método científico de análisis racional que consiste en hacerse una
serie de preguntas reflexivas que permitan a la persona debatir sus propios
pensamientos y ponerlos en duda. Por ejemplo, en la situación anterior la persona
podría cuestionarse «¿Es realista pensar que soy un completo inútil, un desastre y
que no valgo nada por el hecho de haber cometido un error? ¿Siempre actúo de
una manera equivocada y en todos los aspectos?» «Dónde está escrito que no
pueda fallar en eso? ¿Hay alguna ley que lo prohíba?»

Haciéndose preguntas de este estilo, la persona podrá reflexionar sobre sus


pensamientos y encontrar nuevas creencias racionales alternativas (E) que le
ayuden, como por ejemplo «Es verdad, que haya cometido un error no me
convierte en un completo inútil sino en ser humano falible que se equivoca» «No
hay ninguna ley que me prohíba equivocarme, de hecho esta estúpida idea está
en mi cabeza que me la impongo yo». La consecuencia de estas nuevas creencias
hará que la persona se sienta triste y molesta por el error pero no deprimida ni
enrabiada, y al sentirse mejor seguramente actuará de otra manera como ver en
que se ha equivocado y aprender del error, y no necesitará comer
compulsivamente, por ejemplo.

Cambio filosófico profundo

El énfasis de la TREC está en el cambio profundo en la filosofía de vida del


consultante, y no meramente en una remisión de los síntomas. Esto se logra
llegando, dentro del modelo A-B-C, al punto D: el debate racional
emotivo o diálogo socrático modificado (que es la búsqueda de evidencias y
refutación de ideas) enfocado a conseguir un nuevo efecto (punto E) más sano y
adaptativo.[9]

Para este propósito la TREC se destaca por:

 Su concepto humanista de «autoaceptación», basado en calificar a las


conductas pero nunca a las personas. Aunque las conductas pueden ser
correctas o erróneas, no se modifica la valía de los seres humanos.

 Aunque se sugiere inicialmente un abordaje científico consistente en la


discusión empírica, pragmática y lógica, se suman a éste otros abordajes
emotivos y conductuales acordes con las características y necesidades de
cada paciente.

Autoaceptación incondicional

Este concepto en un punto medular dentro de la TREC. Ellis partió desde la


definición de «estimación positiva incondicional» del psicólogo humanista Carl
Rogers, aplicada por las personas a sí mismas. Se distingue de «confianza en sí
mismo» y «amor propio», pues Ellis suponía a éstas como formas
extremadamente condicionadas de aceptación al poseerse sólo cuando se
consigue un logro, un bien o una excelencia. Él argumentaba que para las
personas es común basar su autoestima en situaciones variables como
capacidades y cualidades que podían perderse y por tanto la autoestima se iría
con ellas. Él propuso una autoaceptación o autoelección libre de condiciones,
auto-clasificaciones, valoraciones y comparaciones con otros individuos. Dada su
filosofía, si una persona obra mal no significa que necesariamente sea malo, pues
a partir de una conducta no puede definirse la totalidad del ser. Para esto, él uso
un proverbio de tradición católica: «Condena el pecado, no necesariamente al
pecador».

Distorsiones cognitivas

Relacionadas con las ideas irracionales, como se mencionó, están las distorsiones


cognitivas, que son hábitos de pensamiento falaces, que producen creencias
irracionales y que, por tanto, perturban emocionalmente al individuo y lo disponen
a conductas riesgosas (por ejemplo, sexo inseguro, o bien recaer en
conductas adictivas, como un adicto al alcohol que llega a pensar generalmente
«¿para qué habré nacido?», «es sólo un trago», o «esto es una porqueria, mi vida
no sirve, ¡qué más da!)». Entre ellas están el pensamiento emocional, la
personalización, o la condenación (la evaluación global de un ser humano,
atribuyendo una «mala esencia» a una persona que, como todos, tiene sus altas y
bajas, sus momentos de sentirse bien y los de frustración). En muchos casos, son
un intento de autoprotección o autorregulación ante estímulos adversos
(estrategias de afrontamiento), que, sin embargo, no proveen una protección real
al individuo; esto ocurre porque se pretende actuar casi del mismo modo ante
situaciones que se perciben como amenazas reales, pero que están lejos de serlo.

Terapia racional emotiva conductual en niños y adolescentes

Los terapeutas de la TREC, al intervenir con los más jóvenes, procuran tomar en
cuenta las tareas de desarrollo de sus clientes tanto para la evaluación como para
la intervención. Sus técnicas, en lugar de ser sólo modificaciones de diálogo
socrático, incluyen actividades y métodos emocionales, cognitivas y conductuales
diseñadas dentro de la clínica, de tal manera que se considera una vertiente
terapéutica ajustada a estas poblaciones. Ha habido reportes preliminares de éxito
y su uso se está extendiendo entre los clínicos, no obstante la necesidad de más
estudios de resultado. Parte de la terapia se relaciona con los padres, puesto que
son modelos de rol y agentes de reforzamiento. Se utiliza ensayo conductual y
desempeño de roles, entrenamiento autoinstruccional, fotocopias con dibujos
llamativos o caricaturescos ilustrando conceptos racional-emotivos, «pensar en
voz alta», etc.

Relación con respecto a la terapia cognitiva de Beck

Ha habido una amplia influencia mutua entre la TREC y el grupo de A.T.Beck,


relativo a teoría y práctica. Hay grandes similitudes, sin embargo existen
diferencias no despreciables.

Por ejemplo, la TREC desfavorece cualquier evaluación de sí mismo (puesto que


es improbable la identificación de una «esencia» de uno mismo, como si uno fuera
fundamentalmente bueno o malo, sólo existen conductas favorables y
desfavorables, sociables, funcionales o disfuncionales, etc), mientras que Beck
procura lograr «confianza en uno mismo» y «autoestima». La TREC define las
emociones respecto a los objetivos y valores de los consultantes, distinguiendo
entre emociones negativas apropiadas e inapropiadas, mientras la TCC de Beck
define emociones positivas y negativas por sí mismas.

Por otra parte, la TREC hace uso de técnicas de refuerzo operante, pero es


escéptica con respecto al refuerzo social. La gente muchas veces hace las cosas
«correctas» por razones «incorrectas». La terapia racional emotiva propone un
cambio filosófico profundo que promueve la no-dependencia, favoreciendo los
valores autónomos y no contingentes de las presiones de grupo, el refuerzo social.

No obstante, la TREC y la TCC contienen propuestas compatibles en gran


medida, e incluso hay autores, como David Burns, que integran aportes de ambas
escuelas.

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