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Gabriel Carbajal
Los mismos aseguran que cuando la censura en Francia se puso más severa hacia
1905, Paco Gisbert, el especialista español, cuenta que muchas de las producciones
pornográficas empezaron a trasladarse a tierras alejadas del viejo continente, como la
Argentina, que según él, fue uno de los primeros centros de producción de películas
pornográficas. Gisbert señala que en un artículo de la edición norteamericana de Playboy
sobre los orígenes del cine clandestino, Arthur Knight y Hollis Alpert explican que las
películas con una completa y explícita actividad sexual, eran enviadas por barco desde la
Argentina a compradores privados, la mayoría en Francia e Inglaterra.
El nombre de “El Sartorio” o “El Satario” proviene de una mala traducción de “El
sátiro”. Dicho film nos muestra a seis ninfas que juegan desnudas cerca de un río. Desde
unos matorrales, una especie de demonio, con cuernos y barba, las espía. En un momento,
el sátiro sale de su escondite y las corre, pero sólo llega a capturar a una de ellas. Después
de la resistencia de la ninfa, el sátiro la somete a su voluntad. Luego, las demás ninfas
vienen a socorrer a su amiga y el sátiro se escapa tras recibir una golpiza.
Pero “El Sartorio” también da inicio a una mirada, en menor medida, moralizante.
Es decir, la ninfa mirada como ser puro y representante de la naturaleza, pero también como
objeto de un deseo sexual. El demonio como aquel ser voraz y bestial que carga consigo el
accionar del coito. En el film sucede que el demonio captura a la ninfa, es decir, el sexo
perturba una naturaleza ajena al mismo. Sobre el final vemos como la ninfa logra ser
rescatada y el demonio castigado, en otras palabras, la pureza o la naturaleza es restaurada
o por lo menos rescatada y la sexualidad es castigada.
Si bien se gozaba de una libertad para filmar dichas películas había un estado de las
cosas que se pronunciaba fuertemente y era: no se debe perturbar la pureza con el mal que
es el sexo. Esta mirada moralizante sobre el sexo se replica y se plasma de forma clara en
las películas de la dupla Armando Bó – Isabel Sarli. Películas que formaron parte del
llamado sexplotation argentino y dieron puntapié al reconocido periodo del destape.
Periodo que se desarrolló al finalizar la dictadura del ’76.
Las películas de Armando Bó, a pesar de ser moralizantes, recibieron por parte del
gran público la mala denominación de películas “porno”. A través de este escrito se quiere
demostrar como las películas de Bó estaban alejadas de este concepto erróneo de “porno” y
se acercan más a lo que comúnmente denominamos como películas moralizantes.
Al pensar la obra erótica uno puede darse cuenta que esta tiene como fin la
sensación, la cual es producida por la característica máxima de diferenciación que se pueda
En los films pornográficos la figura de Isabel serviría, como dijimos antes, para
eliminar la imaginación a través del “voyeurismo”. El peligro de la pornografía es que al
mostrar todo limita la imaginación que el buen erotismo estimula tanto. Lo fascinante que
tiene el erotismo es que permite encontrar nuevos caminos en el sexo, quitarle solemnidad
y vivirlo con más intensidad.
Y el cine de Armando es mucho más rico que eso. Lo es por su ingenuidad, por su
rescate de elementos del viejo radioteatro argentino, y sobre todo por su moralismo, por la
riqueza que le da la simple redención de la mayoría de los personajes de Isabel. Y es porque
los personajes interpretados por Isabel suelen ser pecadoras que se redimen y vuelven a
Dios, es por eso que hablamos de un erotismo moralizante.
Aclarada la diferencia entre erotismo y pornografía nos falta entender que rol juega
la sexualidad en todo esto. La sexualidad se va a diferenciar del erotismo en la medida en
que la primera, es objeto de una ciencia que construyo saber y poder acerca de esta. Se la
definió, se la examino y también se la restringió, siempre a través de los discursos de
expertos.
En “Carne”, para poner un ejemplo, es donde se puede ver esto de manera más
clara. El personaje interpretado por Isabel Sarli después de tanto coito, se redime y reza
frente a un Cristo. Es así como Armando Bó en sus films utiliza la sexualidad como
elemento donde plantar un pecado y subsiguientemente una redención y un mensaje
moralizante, sin dejar de ser erotizante para el espectador que está siendo estimulado
imaginariamente.
La (mala)figura de Sarli
Cuando uno piensa las películas de Bó, y nos enfocamos en “Carne”, “Fuego” y
“Embrujada”, podemos observar que el subtexto moralizante y la redención siempre viene
de parte del mismo personaje. Los personajes encarnados por Isabel Sarli no solo
constituyen un objeto de deseo sensual y sexual, sino que también cargan con un pecado,
acarreado por el catolicismo de Bó, que necesita ser redimido.
debe purgarse. Para la creación de esta figura toma del cine clásico las representaciones de
lo femenino, en particular la idea de la femme fatal, y las unifica con las propias ideas
religiosas y científicas. Es decir, Isabel Sarli en las películas de Armando Bo es un cuerpo
enfermo pero que puede ser salvado siempre y cuando haya un arrepentimiento, culpa o
expiación.
tener una historia que se repite a lo largo de la filmografía de Bó. Una mujer (Isabel Sarli)
es víctima de sus impulsos sexuales (alteración de la cara “ordenada” de la mujer) y se ve
envuelta en la desdicha de la cual busca la forma de escapar de los tormentos que su deseo
le genera, para eso recurre a la ayuda del hombre que ama (personaje masculino que salva o
castiga depende el caso).
Para entender cómo funciona este “moralismo” y “puritanismo” hay que entender
que en primer lugar son valores que provienen de la vida del realizador mismo. Armando
Bó era y se mostraba como un católico conservador. Y como en casi todas las religiones el
deseo sexual genera culpa, no nos extraña que los personajes de Sarli la sientan y se
arrepientan. Armando es católico y para el catolicismo el deseo sexual es un pecado, así que
sus personajes femeninos que sucumben antes sus deseos no les queda otra que buscar el
perdón cristiano.
Pero, ¿por qué es necesaria la culpa como el principal elemento narrativo? Rodolfo
Kuhn argumenta:
Argumentar que Armando Bó tiene una nula proeza técnica y ningún rasgo autoral
es no tener en cuenta su ingenuidad y su desprejuicio técnico como una característica
esencial en su cine. Es ignorar el factor de que sus películas se hacían de forma veloz y sin
un guion final, sino que el mismo se iba armando durante la marcha. Por lo tanto, la
desprolijidad y espontaneidad tan personales del realizador dotan a sus films de un encanto
particular.
En sus films podemos ver como se mezclan frases de una cotidianeidad realista con
frases del más puro radio teatro y escenas de situaciones casi nunca factibles. En
“Embrujada” un leñador le dice a Isabel Sarli: “De dónde vienes? Tú no eres de aquí. Tu
eres una flor. Eres la única luz en estas sombras, pero yo soy pobre, nada puedo ofrecerte”.
En “Carne” el personaje de Romualdo Quiroga viola al personaje de Isabel Sarli en una
cámara frigorífica, con muchos grados bajo cero, sobre una media res.
Armando se consigue una fotografía demodée desprolija, con constantes saltos de luz,
involuntario en lo técnico pero que complementan las películas.
Víctor Bó, su hijo y colaborador, relataba: “Papá ponía la cámara acá y te clavaba
flores en el pino. ¿Cómo van a salir rosas del pino? Que me importa, tiene color, decía él.”
En 1968 Armando Bó filma “Carne”. En este film Isabel Sarli interpreta a Delicia
una chica humilde, buena y honesta, que trabaja en un frigorífico. Ella está de novia con un
pintor con quien piensa casarse y formar una familia. Un día, en camino hacia su trabajo, es
brutalmente violada por un compañero de trabajo conocido como “el Macho”. El
malhechor, interpretado por Romualdo Quiroga, la acosa constantemente y reitera el hecho
en otras oportunidades, hasta que un día decide secuestrarla y tenerla de rehén en un
camión donde la viola junto a otros compañeros. Finalmente Tonio (Víctor Bó), el novio, la
salva de las malvadas manos de su secuestrador.
“Es que a todos nos han enseñado desde chicos que el sexo es algo malo,
cuando en realidad es una necesidad biológica. Si el hombre esta desahogado, vive
en paz. Muchos chicos salen a la calle a robar porque para andar con una mina
tienen que pagar comida, taxi, boliche, copas, que se yo. (…) Casi todos los delitos
y anormalidades humanas tienen origen sexual”.
Entonces para Bó el hombre debe estar desahogado para llevar una vida normal y
sin problemas. En el hombre una sexualidad alterada puede conducir a la destrucción y en
caso de no ser un deseo satisfecho el mismo puede llegar a delinquir.
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De todas maneras, los mismos no están exentos del castigo moralizante y del duro
castigo católico de Armando. Tonio los encuentra y hace justicia por mano propia. Se
desata una batalla donde Tonio castiga a estos monstruos crueles y salva a Delicia de sus
garras. Castigo a los salvajes y exacerbación hacia el rescate de la mujer. Pero, además, los
mismos monstruos crueles tienen un momento de redención que roza la confesión cristiana.
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dado que ella nunca los “provoco”. Él le responde: “Eso es lo que vos te crees. Se ve que
nunca te miraste al espejo”. Isabel no es una desequilibrada sexual, pero carga con ella el
pecado de un cuerpo voluptuoso que es deseado por hombres insatisfechos sexualmente,
que cobardemente se defienden tras la excusa de que fueron provocados.
Tonio y Delicia reflexionan hacia el final de la película. Tonio afirma que ellos
querían “Satisfacer el instinto animal que todos llevamos adentro”. Un deseo que es la
“(…) desesperación por la carne, el deseo brutal y sanguíneo”. Tonio, en su pleno encanto
de salvador, hace un discurso sobre el valor del amor en el cual dice que lo importante es
agregarle alma a ese instinto para convertirlo en algo humano y hermoso.
La película termina con un mensaje: “El verdadero amor, puro, sin concesiones y la
bondad de Dios triunfaran sobre la violencia y la ola de terror que invade al mundo”. El
realizador se mantiene fiel a sus ideales Dios y amor. Su filmografía es una confirmación de
sus ideales y una crítica de todo aquello que pudiera atentar contra ellos.
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Armando decide plasmar estos ideales en una escena que sirve como estudio
médico, sobre lo que significa dicha enfermedad. Carlos, el personaje interpretado por
Armando, tras descubrir a su esposa, Laura, teniendo uno de sus desenfrenados coitos
decide acudir a un médico. El médico le dice que su esposa está gravemente enferma y no
tiene cura.
Si bien Laura intenta lo más que puede luchar contra su deseo es imposible
detenerlo, ya que el origen de su problema está en su cuerpo y es una enfermedad. Así es
como el realizador deja claro la vinculación entre el deseo sexual desmedido, la locura y el
pecado.
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mismo. Otra vez Bó es fiel a sí mismo y elimina cualquier intento de variar los códigos que
marcaron sus films y su vida. La pareja vuelve a reunirse.
Armando filma “Embrujada” el mismo año que “Fuego” pero por la censura no se
estrena hasta 1976. El film nos narra la historia de Ansise, una ex india, cuyo único sueño
es convertirse en madre. La idea de la maternidad se convierte gradualmente en una
obsesión para ella. Pero lamentablemente, se ha casado con un hombre impotente. Ella
intenta quedar embarazada de todos modos. Incluso trata de trabajar como prostituta y va a
una bruja local. Pero el verdadero problema es que una entidad malvada, el Pombero, se ha
enamorado de ella y mata a todos los hombres que se cruzan en su camino.
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Ansise siente culpa de todo lo que está haciendo por eso Armando le da la
oportunidad de redimirse. Tras algunas infidelidades y encuentros con el Pomberito, Ansise
va a una Iglesia y cuando sale, sola, oímos en off la charla que había tenido con el cura.
Ansise está arrepentida y siente miedo del Pomberito, siente miedo de su sexualidad. El
cura le recomienda rezar para redimirse. Armando le otorga a la protagonista el perdón
católico, pero este no funciona.
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Biografía:
Martín, Jorge Abel (1981): Los films de Armando Bó con Isabel Sarli. Buenos Aires:
Corregidor.
Kuhn, Rodolfo (1984): Armando Bó, el cine, la pornografía ingenua y otras reflexiones.
Buenos Aires: Corregidor.
Cruzado, Angeles. (2009): La mujer como encarnación del mal y los prototipos femeninos
de perversidad, de las escrituras al cine. Sevilla: Revista internacional de cultural y
literaturas.
Braslavsky, Eliana (2013): Insaciable (Armando Bó, 1984), entre la liberación sexual y el
castigo moralizante. Buenos Aires: Imagofagia.
Schaufler, María Laura (2013): Erotismo y sexualidad: Eros o ars erótica. Foucault frente a
Marcuse y Freud. Resistencia: CES-UNNE.
Filmografía:
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