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LOS

MEROVINGIOS
Y LOS
CAROLINGIOS
Merovingios: s. V-VII
Clodoveo: 481-511 François Louis Dejuine –
El Bautismo de Clodoveo en Reims (25 de diciembre de 1714)
Enluminure du
baptême réalisée vers
1330, ou on voit la
Sainte Ampoule
Relief du baptême
de Clovis par saint
Rémi en 496.
Basilique Saint-Rémi
de Reims (1610).
Transept sud à droite
CARLO MAGNO
Mayordomos de Palacio carolingios Emperadores carolingios
Pipino el viejo (616–629 y 639): de Austrasia. Carlomagno (800–814)
Grimoaldo el Viejo (643–662): de Austrasia. Ludovico Pío (814–840)
Pipino de Heristal (687–714): del Reino de los Francos. Lotario I (840–855)
Grimoaldo el Joven (714–715): del Reino de los Francos. Luis II (855–875)
Carlos Martel (715–741): del Reino de los Francos. Carlos el Calvo (875–877)
Carlomán (741–747): de Austrasia. Carlos III el Gordo (881–887)
Pipino el Breve (741–747): de Neustria y Borgoña; 747–751: del Guido de Spoleto (891–894)
Reino de los Francos. Lamberto de Spoleto (894–898)
Arnulfo de Carintia (898–899)
Reyes carolingios Luis III el Ciego (901–905)
Carlomán I(768–771) Berengario de Friuli (905–924)
Donatio Constantini. Fechado en 315, este texto, que se presentó como redactado por el propio emperador
Constantino otorgando una serie de concesiones a la Iglesia de Roma entre las que se incluye la soberanía sobre los
países de Occidente, literalmente dice:
Tanto más cuanto que nuestro poder imperial es terrenal, venimos en decretar que su Santísima Iglesia Romana
será venerada y reverenciada y que la sagrada sede del bienaventurado Pedro será gloriosamente exaltada aun por
encima de nuestro Imperio y su trono terreno. [...] Dicha sede regirá las cuatro principales de Antioquía, Alejandría,
Constantinopla y Jerusalén, del mismo modo que a todas las iglesias de Dios de todo el mundo. [...] Finalmente,
hacemos saber que transferimos a Silvestre, papa universal, nuestro palacio así como todas las provincias,
palacios y distritos de la ciudad de Roma e Italia como asimismo de las regiones de Occidente.

Encargado por el papa Esteban II (752-757), para forzar la alianza militar del rey franco Pipino y de su hijo Carlomagno
con la Iglesia para combatir a los longobardos, que amenazaban las riquezas y poder del Papado Romano. Tras la
derrota de los longobardos, el rey Pipino, convencido por esta trampa de que Esteban II era el sucesor de San Pedro,
devolvió a la Iglesia Católica todas las tierras que "por derecho" le pertenecían según la donación de Constantino. Así
nacieron los Estados Pontificios.

Aunque ya el emperador Otón III en el 1001 denunció este fraude, no fue hasta 1519 que se publicaron las pruebas de la
falsificación. En 1870, fruto del proceso de Reunificación italiana, el entonces papa Pío IX vio su poder administrativo
reducido al Palacio Vaticano. En 1929, por el Tratado de Letrán, se formalizó la actual ciudad-Estado de forma que
Mussolini reconocía ante Pío XI la independencia y soberanía del Vaticano.
Taller de Rafael (1516/17)
en el Palacio Apostólico en el
Vaticano. La pintura muestra
cómo Carlomagno fue
coronado Imperator
Romanorum por el papa León
III (pontífice de 795 a 816) en
la basílica de San Pedro
durante la Navidad del año
800. Es bastante probable que
el fresco se refiera al
Concordato de Bolonia,
acordado entre la Santa Sede y
el reino de Francia el 2 de
octubre de 1515, puesto que
León III es de hecho un
retrato de León X y
Carlomagno un retrato de
Francisco I. A través de ese
tratado, Francisco I se
comprometía a defender la
Iglesia.
Einhard (también Eginhard o Eginardo) cronista carolingio
Vita Karoli imperatoris, en: Riu, et Al, Textos comentados…..

“Mientras se combatía asiduamente y casi sin parar contra los sajones, habiendo emplazado
guarniciones en lugares estratégicos de la frontera, marchó a Hispania con todas las fuerzas
disponibles; y salvados los Pirineos, recibida la sumisión de todas las fortalezas y castillos que encontró,
regresó con el ejército salvo e incólume, con la particularidad de que en la misma cima de los Pirineos,
en el retorno, tuvo la ocasión de experimentar un poco la perfidia de los wascones. Puesto que cuando el
ejército marchaba extendido en larga fila, tal como lo exigían las angosturas del lugar, los wascones
emboscados en el vértice de la montaña -pues se trata de un lugar que por la densidad del bosque que
allí alcanza su punto máximo es oportuno para tender emboscadas- descolgándose de lo alto empujaron
al barranco al bagaje que cerraba la marcha y a las tropas que, yendo en retaguardia, cubrían la marcha
de las precedentes, y, entablada la batalla con los nuestros, mataron hasta el último hombre y, capturado
el bagaje, a favor de la noche que ya caía, se dispersaron con celeridad. En esta empresa ayudó a los
wascones no sólo la ligereza de su armamento sino también la configuración del lugar en que la suerte
se decidía ; por el contrario a los francos tanto la pesadez del armamento como el estar en lugar más
bajo les hizo a todas luces inferiores a los wascones. En este combate perecieron el senescal Egiardo, el
conde de palacio Anselmo y Roldán, prefecto de la marca de Bretaña, entre otros muchos. Y este fracaso
no pudo ser vengado de inmediato, porque el enemigo, realizado el hecho, se dispersó de tal manera
que ni siquiera quedó rastro del lugar donde podía encontrarse...”

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