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ABORTO ¿VIDA O MUERTE?

Aborto, ¿vida o muerte?

El aborto, en el ser humano, es la interrupción del embarazo hasta el tercer mes
de gestación, ya que desde el cuarto mes en adelante es posible que la criatura viva
fuera del cuerpo de su madre. Generalmente se considera hasta las 26 semanas de
gestació n.

Hay varios tipos de aborto:

- Aborto espontáneo: pérdida abrupta, no provocada de la gestació n antes de las 26


semanas, su ocurrencia es entre el 8 y el 15 % de los embarazos.

- Aborto inducido: resultante de maniobras practicadas deliberadamente con á nimo


de interrumpir el embarazo, realizadas por la propia embarazada o por otra persona
(definició n de la Organizació n Mundial de la Salud (O.M.S.).

- Aborto terapéutico: inducido que interrumpe el embarazo cuando está en riesgo la


vida de la madre y/o de continuar, el feto no tiene ninguna viabilidad posible, en
algunos países se considera también la interrupció n del embarazo producto de
violació n (Españ a, por ejemplo).

¿Qué pasa en Chile?

En la ley: Todo aborto está penalizado como delito, excepto el aborto espontá neo, es
decir las mujeres que abortan, quienes lo practican, ayuden, etc. son autores,
có mplices o encubridores de delitos y van a la cá rcel. En Chile por má s de 50 añ os
(1930) el aborto terapéutico era legal hasta que en 1989, la Dictadura Militar lo
prohibió (no existía Congreso). De los procesados por aborto en Chile casi todos los
inculpados, proveedores y có mplices son mujeres y las abortantes procesadas son
mujeres jó venes, con hijos, con o sin relació n de pareja estable, de baja escolaridad y
de escasos recursos. Se aclara que no hay nadie condenado por práctica de aborto
terapéutico, porque para este delito el Có digo Penal considera que salvar la vida de la
madre es circunstancia eximente.

En las cifras: Sobre los nú meros de abortos en el país no hay cifras oficiales ya que
el aborto está penalizado, pero se cree que es una de las má s altas en Latinoamérica
(ú nico país sudamericano que penaliza el aborto terapéutico). Aproximadamente, se
realizan má s de 150.000 abortos al añ o, a pesar de que no son má s de 20.000 los
egresos hospitalarios por complicaciones derivadas del mismo (casos en que las
abortantes por complicaciones extremas llegan a la atenció n hospitalaria, muchas con
resultado de muerte). Son cerca de 5.500 abortos terapéuticos anuales informados
realizados porque se priorizó salvar la vida de la madre, estos serían los abortos que
la nueva ley despenalizaría.
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¿En qué condiciones se realizan los abortos?

Al tratarse de un delito, los afectados por los mayores riesgos sanitarios y


sicológicos son los sectores mas carenciados económicamente y de poca
educación, ya que no pueden acceder a centros especializados, ni a infraestructura
adecuada, se exponen a pseudoprofesionales inescrupulosos a quienes no pueden
denunciar, carecen de informació n y de apoyo, lo que lleva a que se utilicen lugares no
apropiados, se recurra a personas no especialistas o sencillamente a métodos caseros
autoinferidos, asumiendo riesgos que comprometen su salud y su libertad, y esto solo
perpetú a el círculo de la pobreza má s dura, por lo que el sector má s pobre es el má s
vulnerable, mujeres jó venes pobres sin educació n.

Principales Riesgos:

De orden médico, infecciones y complicaciones que ponen en riesgo la salud y la


vida, la mayoría de quienes realizan abortos no tienen competencia técnica, ni
infraestructura ni materiales. De orden psicoló gico, la culpa por algo que la
sociedad condena, la soledad porque no se puede hablar del aborto porque es un
delito, esto no hace posible una sanació n sicoló gica, ni posibilita la elaboració n del
dolor, lo que deriva en variadas conductas y consecuencias negativas que favorecen la
repetició n del aborto.

Principales posturas sobre el aborto:

En términos generales existen tres posturas diferentes, segú n desde cuando se


considera que el embrió n tiene derechos y niveles distintos de derechos:

a) La que privilegia el criterio biológico o el punto de vista de la naturaleza. Hay


persona desde el momento de la fecundació n, por lo que todo aborto es un homicidio
y un infanticidio; es así como métodos de control de natalidad como el DIU y la
anticoncepció n de emergencia (píldora del día después) se consideran abortivos.
Reconocer la persona humana desde el momento de la concepció n implica aceptar la
existencia de derechos naturales como el derecho a nacer, aplicables desde la primera
célula. Esta es la posició n del Vaticano.

b) La segunda posició n señ ala que existe persona a partir de la autonomía de la


voluntad, es decir, al que se educa y se socializa en la perspectiva de la autonomía de
la voluntad. Esta postura se sostiene basada en la racionalidad, que podría
subdividirse en la conciencia de sí mismo y en la capacidad de comunicació n. El
embrió n, por lo tanto no puede tener derechos. Los contenidos que definen y
promueven el respeto a la persona no serían aplicables al embrió n.

c) Una tercera posició n ha intentado basarse en las dos anteriores. No niega al


embrión como sujeto de derecho, pero tampoco da a la célula la misma dignidad
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que se reconoce a las personas. Esta posició n intermedia permite diferenciar las
obligaciones morales respecto del cigoto (unió n de ovulo y espermio), del embrió n
implantá ndose y del feto de 24 semanas. El embrió n humano se considera como un
sujeto en potencia respecto del cual no es posible actuar sin límites y sin dignidad.

¿Cual es la realidad en Chile?

En las ú ltimas décadas en Chile y en el mundo occidental ha habido profundos


cambios sociales relacionados con el lugar de la mujer en la sociedad como sujeto de
derecho, que puede exigir que no se le discrimine y que se le trate con igualdad,
lo que incluye los derechos sexuales y reproductivos(derecho de hombres y
mujeres), que el Estado tiene la obligació n de promover y respetar, toda vez que ha
suscrito Declaraciones y Convenciones internacionales, aunque no todas han sido
ratificadas, (Declaració n de Derechos Humanos de la ONU; Conferencia Mundial sobre
Població n y Desarrollo (El Cairo,1994); Conferencia Mundial sobre la Mujer
(Beijing,1995), Convenció n sobre la Eliminació n de Todas las Formas de
Discriminació n contra la Mujer (CEDAW), etc).

A nivel mundial 186 países tienen regulado el aborto terapéutico en sus


legislaciones, en América só lo tres lo prohíben totalmente: Nicaragua, El Salvador y
Chile.

Nuestro país aú n no tiene una legislación que trate los derechos sexuales y
reproductivos de hombres y mujeres, ni tiene políticas pú blicas definidas a largo
plazo segú n los acuerdos internacionales que, aunque no tengan cará cter vinculante
igualmente sirven. Chile só lo tiene normas sobre la defensa de los derechos del que
está por nacer, sobre la penalizació n del aborto y la protecció n de la maternidad.

La reproducció n humana, su control, los sistemas y sus formas en todas las sociedades
y en todos los tiemposson parte del debate político, religioso, ético y económico,
por lo que su definició n desata acaloradas y apasionadas discusiones, teñ idas de
conceptos morales, científicos, socioló gicos, éticos, etc., pero que en la realidad afectan
el espacio íntimo, personal, afectivo ysexual de las personas, y en el caso del aborto, al
cuerpo de una mujer, que se quiera o no es una persona integral que está dentro de
una sociedad.

Son personas comunes y corrientes, a las que las normas afectan directamente
en lo cotidiano las que deben opinar y hacer escuchar su voz, una vez que
conocen y han sido informadas sobre los temas que los legisladores discuten y que
luego las afectará n. Es el Estado el que debe velar porque la legislació n sea capaz de
asegurar el libre ejercicio de los derechos de todas las personas, y que en temas que
son tan íntimos, las personas decidan individualmente segú n sus creencias,
convicciones o valores, guardando de no imponer sino preocupá ndose de que exista el
espacio normativo que permita ejercer a cada uno libremente sus derechos.
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¿Qué sentido tiene discutir o hablar sobre aborto?

Sin duda es bueno para el país. A pesar de que sabemos que no habrá ley, la
discusión ha permitido visibilizar el tema, incentivar que se converse sobre él en
los hogares, colegios, universidades, en la calle, y que las personas se informen, que
tengan opinió n sobre algo que pasa a diario en nuestro país,y cuyas consecuencias
má s negativas afectan a las mujeres jó venes má s pobres, perpetuando
indefinidamente un círculo de pobreza y dolor.

Una sociedad má s informada y con opinió n puede presionar para que existan leyes
que exijan que el Estado proteja y de garantías para el libre ejercicio de todos
los derechos de las personas, incluidos los derechos de reproducción, para que
cada uno libremente segú n sus propios valores pueda tener la conducta que en
conciencia crea apropiada.

Esto permitirá que existan políticas públicas que resuelvan graves problemas que
todos los días se ven en hospitales y clínicas, así evitar las cifras negras y la
clandestinidad en que se efectú an hoy la mayoría de los abortos, y como señ ala el
médico Ramiro Molina, académico de la Universidad de Chile, “hay una incongruencia
entre lo que dice la ley y lo que se está efectuando en la medicina. Cuando hay
incongruencia la sociedad pide que se legisle en el sentido de colocar en equilibrio lo
que la ley dice con lo que se hace”.

Necesitamos un país en que existan las garantías suficientes para que libremente


nos hagamos responsables plenamente de nuestras acciones, que han sido definidas
previamente en conciencia, sin imposiciones.

Esta discusió n abre muchas otras… por ejemplo, sobre derechos, limitaciones,
democracia, libertad, conciencia, vida, persona, valores… entonces, sin duda es bueno
y sano que la sociedad discuta sobre el aborto, exista o no exista ley.

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