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Geraldy Danesa Orozco García

Camila Alejandra Giraldo Gutiérrez


Evaluación psicológica infantil

Trastorno de onicofagia infantil

La onicofagia se deriva de dos palabras griegas las cuales son Onyx que

significa “uña” y phaerin que significa “comer”, en la onicofagia, son varias o todas las

uñas de los dedos de la mano, y es común que exista asimismo el mordisqueo de las

cutículas, hay casos severos en que la mordedura sobrepasa el borde libre de la uña, lo

que tiene como secuencia un daño importante como el sangrado. (Magaña, 2003 como

se citó en Cortés y Oropeza, 2011).

Según Ojeda et, al (2014) la onicofagia es el resultado de la repetición de una

manifestación no deseada que en la frecuencia de la práctica puede instalarse pasando al

ámbito inconsciente. Es por lo tanto un acto adquirido mediante la experiencia,

repetitivo y adverso, proveniente de patrones neuromusculares complejos, los niños en

particular practican estos hábitos anómalos como una forma de atraer la atención debido

a que se encuentran expuestos a un entorno familiar violento, a la falta de atención de

los padres, a la falta de madurez emocional, a los cambios constantes en el ambiente

familiar, o bien, a modo de imitación

Las uñas que son mordidas y luego tragadas por la persona pueden provocar

problemas en la faringe, ya que puede impactar y causar inflamación, del mismo modo

pueden pasar por el árbol bronquial por la aspiración y causar infecciones o

complicaciones en los pulmones. (Ferro et al., 2010).


Reyes, et al., (2014) indica que algunas de las consecuencias que trae son

alteraciones en la oclusión esto se da si se mantiene por algún tiempo, también puede

causar problemas en el desarrollo físico y mental del niño.

García, (2008) afirma que una de las principales causas que dirigen a una

persona a este tipo de habito son los estados obsesivos- compulsivos, la agresividad y el

estrés, pero otros autores como (Ferro et al, 2010), indican que puede ser por motivos

psicológicos, destacando sentimientos de ansiedad, angustia, miedo, frustración y estrés.

(García, 2008 como se citó en Cortés y Oropeza, 2011).

Según Vásquez, et al., (2003) las compulsiones son conductas repetitivas que

se efectúan de manera estereotipada o de acuerdo con determinadas reglas que buscan

que disminuya el malestar que producen las obsesiones, los síntomas pueden generar

significativa interferencia con las actividades habituales de la persona y en sus

relaciones interpersonales. Las verdaderas obsesiones y compulsiones son recurrentes e

intrusivas y están acompañadas de una sensación de urgencia que es estresante y altera

la vida cotidiana.

Según Ulloa, et al (2011) los niños refieren obsesiones con menor frecuencia,

ya sea porque su nivel de desarrollo cognitivo no les permite reconocerlas como ideas

absurdas, o molestas o porque su contenido les causa temor.

La agresión es un comportamiento natural tanto en los seres humanos como en

los animales la agresión es una conducto reactiva y efectiva con diferentes situaciones,

mientras que la agresividad va enfocada a cómo comportarse en distintas situaciones la

persona va a atacar, faltar el respeto, ofender o provocar a las demás personas,

intencionalmente. (Carrasco, et al. 2006)


El estrés se presenta cuando la persona identifica una situación o un encuentro

como amenazante, cuya magnitud excede sus propios recursos de afrontamiento, lo cual

pone en peligro su bienestar, en general, puede decirse que existen dos grandes fuentes

fundamentales del estrés. En primer lugar, están los agentes estresantes que provienen

de circunstancias externas como del ambiente, de la familia, del trabajo, del estudio,

entre otras y en segundo lugar se encuentra el estrés producido por la persona misma, es

decir, por sus propias características de personalidad y por su forma particular de

enfrentar y solucionar los problemas. (Naranjo,2009).

Cordero, et al., (2014) el estrés es un término genérico que designa a los

síntomas divergentes, como latidos rápidos del corazón, mareos, dolores, nerviosismo,

agitación, irritabilidad, preocupación, problemas de concentración y mal humor. Todos

estos síntomas se conocen como estrés y sugiere que reflejan un mecanismo subyacente

único. El eje hipotalámico-pituitario-adrenal (HPA) es un conjunto complejo de

influencias directas e interacciones retroalimentadas entre el hipotálamo, una parte del

cerebro hueca con forma de fuelle, la glándula pituitaria, una estructura en forma de

haba localizada bajo el hipotálamo y la glándula adrenal o suprarrenal, una glándula

pequeña, pareada y de forma piramidal localizada en la parte superior de los riñones, las

consecuencias negativas de un funcionamiento anormal del eje HPA suelen ser mayores

durante la infancia

El trastorno por estrés postraumático seda si se ha generado algún trauma en el

niño y puede recordar la imagen y tener miedo todo el tiempo. (Mac, 2013), según

Rincón, et, al, 2010 este estrés está relacionado con el abuso sexual infantil constituye

un significativo factor de riesgo de desarrollo de psicopatología, por ello es considerado

un factor de riesgo desde la onicofagia.


Sierra, et al., (2003) señala que el termino de ansiedad proviene del latín

anxietas, que se refiere a encontrarse en un estado de agitación, intranquilidad,

alteraciones o zozobra en el estado de ánimo, puede presentarse en los niños como

miedo o preocupación, esto también puede presentar problemas al momento de ir a

dormir, dolores de cabeza entre otros, cabe recalcar que la ansiedad no solo se presenta

en niños sino que también en los adolescentes y a los adultos que son portadores de

algún tipo de trastorno que tiende algún tipo de pensamiento. (Gold, 2006).

En Colombia, como en el resto del mundo, es una preocupación, el

desarrollo afectivo de niños y jóvenes, dado que uno de cada dos presenta alguna

sintomatología afectiva, ya sea, leve, moderada o severa, causando disfunción en el

vínculo afectivo con familia, profesores y amigos, cosa que se ve reflejada en el

deterioro de la calidad de vida y en el funcionamiento global del individuo. En los

estudiantes con síntomas afectivos, existe un mayor riesgo de ideación e intentos de

suicidio, sin embargo, las estrategias de detección y manejo precoz no son suficientes

para reducir la frecuencia de dichas conductas y desenlaces fatales (Ospina et, al 2011).

Trastorno por separación, cuando son niños muy pequeños solo se pueden

poner muy ansiosos y se le da al cuidado a una persona de familia. Pero cuando ya es un

adolescente esto ya es un problema muy grave porque presenta miedo al estar separado

de los padres, y quieren todo el tiempo faltar a la clase todo el tiempo y querer todo el

tiempo estar con sus amigos, pero cuando llegan a la casa no pueden reconciliar el

sueño si están solos y evitan algunos lugares de la casa. (Bernardo y Ventura, 2009).

Según los sistemas de clasificación vigentes (American Psychiatric

Association, 2000; Organización Mundial de la Salud, 1992), los trastornos de ansiedad

se organizan en diferentes cuadros, que incluyen desde estados paroxísticos ansiosos —

los ataques de pánico o crisis de angustia— hasta trastornos que se definen por la
presencia de temores irracionales o preocupaciones excesivas, que no necesariamente

incluyen la sintomatología aguda.

La angustia, es una emoción complicada, extensa y molesta que en muchas

ocasiones nos conduce a significativas repercusiones psíquicas y orgánicas en la

persona que las presenta, generalmente está asociado a momentos de desesperación,

donde la particularidad mas evidente es actuar involuntariamente, es decir la persona no

es consciente de sus actos. (Sarudiansky 2013).

Antón (2015) define al miedo como una de las emociones más comunes, que

produce grandes efectos sobre nuestro ser. Tiene origen en el cerebro, el cual inicia la

reacción de prevenir. El órgano principal encargado de dar una respuesta ante una

situación de miedo es la amígdala, esta emoción sirve para adaptarnos a nuestro entorno

y a las amenazas que vienen con él y a su vez protegernos y alertarnos.

Según Videa (2009) En la niñez, se pueden identificar, por un lado, miedos

naturales y propios de la edad, y, por otro, miedos aprendidos producto de diferentes

formas de condicionamiento o aprendizaje, muchos miedos propios de la niñez a

determinados estímulos o situaciones van desapareciendo al llegar a la adolescencia,

pero existen otros miedos que perduran a lo largo de la vida. Después de los 2 años

aparece el miedo a la separación, a los animales y a la oscuridad, entre los 4 y 5 años es

común que los niños les teman a figuras imaginarias, al daño físico y a la oscuridad,

entre los 6 y 7 años está presente el miedo a los ladrones, figuras imaginarias, la

oscuridad, la escuela y la separación. Los niños de 8 a 10 años presentan con mayor

frecuencia miedo a los animales, al daño físico, la escuela y la muerte. Por encima de

los 10 años, los miedos más comunes son los daños físicos, hablar en clase, el fracaso,

las relaciones sociales y los desastres naturales.


La frustración son emociones que van en la oposición, relacionada con la

ira y la decepción y la ansiedad. Esto se emplea cuando la persona o el individuo no

puede satisfacer un deseo que tenga planteado en la mente, estado de la frustración es

para entender al individuo en el estado emocional desagradable esto se debe a que tiene

poca tolerancia se impacientan con facilidad al momento que deben esperar.

(Kamenetzky et al, 2009)

También algo importante de estas personas que sufren de frustración tienen

un razonamiento rígido e inflexible son incapaces a tener nuevos cambios que no están

programados en su vida. Se formar la frustración con la conducta violenta es la actitud

de cómo presenta frente algún problema que tenga el sujeto o la persona. (Kamenetzky

et al, 2009).

Para concluir la onicofagia se puede tratar desde la terapia psicológica, se

trata de alentar el pensar, lo que siente, las sensaciones y su conocimiento para que

retire este hábito dañino, aplicando psicoterapias individuales, grupales, autoayuda y

rehabilitación neuropsicológica (Bados et al., 2002).

Ripoll et al., (2000) indica que lo primero que se debe hacer es que la

persona tenga la voluntad de ponerle fin a este hábito y tener autocontrol, reconocer en

qué circunstancias o momentos la persona empieza a comerse las uñas para así estar

pendiente y hallar la forma de evitarlo.

En los niños no se debe optar por reprenderlos, más bien debemos

hablarles sutilmente y hacerles concientizar que es un hábito muy perjudicial pero que

tiene arreglo si se trata con un profesional y mostrándole que existen formas para

dejarlo (García, 2006).


La autoestima juega un papel muy importante en las personas que padecen este

hábito, ya que muchas se sienten con vergüenza de sí mismos por el aspecto de sus

manos, temen relacionarse con los demás y ser rechazados (Araya, 2013).

Desde la terapia cognitiva, es un método que interviene en las distorsiones

cognitivas, son reorganizados por arbitrajes psicoeducativos y práctica constante, se

emplea dependiendo del grado de conocimiento y amplitud de comunicación con cada

persona (Scott, 2009).

A este tipo de pacientes se les debe ayudar a conocer y controlar mejor sus

emociones, es importante que la persona entienda como y porque se siente de esa

manera para así poder evitar este hábito (Sarmiento et al., 2016).

Dependiendo del tipo de persona se puede realizar ejercicios que permitan

relajarse, respirar con más calma y cambiar bebidas que puedan poner ansiosa o

hiperactiva a la persona (Utelli, 2010).

Marina (2015) asegura que es de vital importancia que el tratamiento

odontológico vaya de la mano con las terapias psicológicas con un especialista.

Restrepo (2011) Indica las posibles terapias, entre las cuales ocupa vital importancia las

terapias psicológicas.
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