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UNIVERSIDAD DE ORIENTE

ESCUELA DE CIENCIAS DE LA SALUD


´´Dr. Francisco Battistini Casalta´´
Departamento de Salud Mental
Especialidad: Medicina
Asignatura: Psicologia Evolutiva
Secicion: 04

DESARROLLO COGNOSCITIVO DEL NIÑO PREESCOLAR:


PERIODO PREOPERACIONAL DE PIAGET

Profesora: Bachiller:

Vanessa Marquina Ruthdeyna Toledo

Moisés Salazar

Ciudad Bolívar, Febrero del 2021


PERIODO PREOPERACIONAL DE PIAGET

La capacidad de pensar en objetos, hechos o personas ausentes marca el


comienzo de la etapa preoperacional. Entre los 2 y los 7 años, el niño demuestra una
mayor habilidad para emplear símbolos -gestos, palabras, números e imágenes- con los
cuales representar las cosas reales del entorno. Ahora puede pensar y comportarse en
formas que antes no eran posibles. Puede servirse de palabras, preparar juegos, y
expresar sus ideas por medio de dibujos. El pensamiento preoperacional tiene varias
limitaciones a pesar de la capacidad de representar con símbolos las cosas y los
acontecimientos. Piaget designó este periodo con el nombre de etapa preoperacional,
porque los preescolares carecen de la capacidad de efectuar alguna de las operaciones
que observó en niños de mayor edad. Antes de comentar las limitaciones del
pensamiento preoperacional vamos a examinar algunos de los progresos cognoscitivos
más importantes de esta etapa.

CARACTERISTICAS DEL PENSAMIENTO: PENSAMIENTO INTUITIVO,


ANIMISMO, EGOCENTRISMO, ARTIFICIALISMO, CENTRACION.

Pensamiento intuitivo

Con frecuencia el calificativo intuitivo se aplica a la etapa preoperacional, porque su


razonamiento se basa en experiencias inmediatas.

Los niños de corta edad se caracterizan por su curiosidad y espíritu inquisitivo. En


los años preescolares comienzan a hacerse teorías intuitivas sobre los fenómenos
naturales. Piaget (1951) entrevistó a niños pequeños para averiguar de qué manera
explicaban algunos hechos como el origen de los árboles, el movimiento de las nubes, la
aparición del sol y de la luna y el concepto de la vida.

Las teorías intuitivas del mundo físico y biológico pueden tener una influencia
duradera en el periodo de aprendizaje. Cuando se les presenta información objetiva en la
escuela, a menudo la asimilan a las teorías del sentido común que se han hecho sobre el
mundo. Por ejemplo, J. Eaton, C. Anderson y E. Smith (1984) descubrieron que, 6
semanas después de las lecciones sobre luz y visión, la mayoría de los alumnos de
quinto grado mantienen sus concepciones elementales: vemos las cosas porque la luz las
ilumina y las hace brillar. A juicio de estos investigadores, los profesores hacían lo
posible por exponerles explicaciones científicas, pero no se centraban en las teorías
intuitivas de la luz.

Del mismo modo que los niños empiezan a formular teorías sobre el mundo externo
en el periodo preoperacional, también comienzan a hacerlo respecto al mundo interno
de la mente. Piaget (1963) propuso que no distinguen entre fenómenos mentales y los
reales. La confusión se manifestaba principalmente cuando se les pedía explicar los
orígenes de los sueños (por ejemplo, ¿de dónde provienen?). En el caso de los
pensadores preoperacionales, son eventos externos que pueden ser vistos por otras
personas.

Animismo

Piaget (1951) entrevistando a los niños pequeños descubrió que sus conceptos del
mundo se caracterizan por el animismo. Es decir, no distinguen entre seres animados
(vivos) y objetos inanimados (mecánico); atribuyen estados intencionales y rasgos
humanos a los objetos inanimados. Por ejemplo, un niño de 3 años puede decir que el
sol está caliente, porque quiere que la gente no tenga frío o que los árboles las hojas
porque quieren cambiar su aspecto exterior. Creen que las rocas, los árboles, el fuego,
los ríos, los automóviles y bicicletas poseen características vivas porque se mueven. El
siguiente ejemplo ilustra este pensamiento animista:

Zimm (7 años, 9 meses; sus respuesta se imprimieron en cursiva), ¿Tiene vida


el gato? Sí, ¿Y un caracol? Si. ¿Una mesa? No. ¿Por qué no? No puede moverse.
¿Tiene vida una bicicleta? Sí. ¿Por qué? Puede caminar. ¿Tiene vida una nube?
Sí. ¿Por qué? A veces se mueve. ¿Tiene vida el agua? Sí, se mueve. ¿Tiene vida
cuando se mueve? Sí. ¿Tiene vida una bicicleta cuando no está moviéndose? Sí,
tiene vida aunque no se mueva. ¿Tiene vida una lámpara? Sí brilla. ¿Tiene vida
la luna? Sí, a veces se oculta detrás de las montañas. (Piaget, 1951, p. 199.)
El niño le da vida a los objetos; él supone que todos los objetos están vivos. Sienten y
están dotados de intención, como en su propia experiencia. De esta forma para él las
montañas crecen, el sol brilla para que él se levante, etc. Esto es lo que se denomina
como animismo.

Egocentrismo

El egocentrismo es una característica que aparece reiteradamente en el niño con


el pensamiento y las conductas de la etapa preoperacional. Es la tendencia a interpretar
la realidad partiendo de la propia experiencia. Esto evidencia una incapacidad del niño
para ubicarse en otras formas de aprehender la realidad que no sea la propia.

El egocentrismo es la tendencia a “percibir, entender e interpretar el mundo a


partir del yo” (Miller, 1993, p 53). Esta tendencia se manifiesta mayormente en las
conversaciones de los preescolares, los cuales son incapaces de adoptar la perspectiva
de otros y hacen poco esfuerzo por modificar su habla en favor del oyente.

Los niños de tres años parecen realizar los llamados monólogos colectivos, en
los cuales los comentarios de los interlocutores no guardan relación alguna entre sí.
Entre los 4 y 5 años de edad, el niño comienza a mostrar capacidad para ajustar su
comunicación a la perspectiva de los oyentes.

Egocentrismo es “… una relativa incapacidad para tomar el papel de

otras personas, es decir, para ver su propio punto de vista como uno

entre los muchos puntos de vista posibles…”

Piaget e Inhelder (1956) utilizaron el famoso experimento de la montaña para


estudiar el egocentrismo en niños en niños de corta edad. Colocaron sobre una mesa el
modelo de un panorama que contenía tres montañas, con cuatro sillas dispuestas
alrededor. En el experimento un niño se sentaba en una mesa; se le pedía escoger en
entre un grupo de dibujos, aquel que describiera mejor el aspecto que la montaña tendría
para una persona sentada en otra silla. Se descubrió que la mayoría de los niños
menores de 7 u 8 años seleccionaban el dibujo que mostraba el aspecto que la montaña
tenía para ellos, no el que tendría para alguien sentado en otra silla.

Algunos investigadores han señalado que el experimento de la montaña no es un


test culturalmente justo de la capacidad de adoptar una perspectiva no personal. Para
realizarlo, los niños deben saber rotar los objetos en un arreglo espacial. Cuando se
emplea una forma simplificada del experimento, los preescolares parecen ser menos
egocéntricos de lo que afirmaba Piaget.

Artificialismo

El niño considera que los fenómenos naturales son creados por la voluntad humana,
como sus actos de voluntad; no distinguen entre lo que es natural y lo que es artificial,
creen que todos los objetos del mundo son creados por el hombre. Algunos ejemplos de
sus pensamientos son:

 Las montañas se construyen llevando carretillas de tierra.


 Los lagos se forman con una manguera que los llena.
 Llueve porque los ángeles lloran en el cielo.
 Las nubes son movidas por un maquinista.
 El hombre cavó la tierra para hacer el mar.

El artificialismo constituye expresiones del egocentrismo. El niño se mueve en un


mundo en un mundo sujeto a sus propias experiencias. Así el sol y la luna están vivos
porque se mueven cuando él se mueve, se detienen cuando él deja de moverse. En esto
hay un intento del ser humano a explicar lo que ocurre en el mundo como producto de
su propia acción, es decir, a creer que el hombre es el origen de todas las cosas. Por eso
esta tendencia se conoce con el nombre de artificialismo.
¨el artificialismo¨… la tendencia a considerar los fenómenos físicos como

producto de la creación humana¨.

Centración

La centración significa que los niños pequeños tienden a fijar la atención en un


solo aspecto del estímulo. Ignoran el resto de las características. En otras palabras, es la
tendencia del niño a centrar la atención en uno solo de los elementos o aspectos del
objeto o situación, a pensar sólo sobre ese aspecto sin tomar en cuenta los restantes.

La centración explica por qué a los niños les resulta difícil efectuar tareas
relacionadas con la conservación. Supongamos que un niño de 4 años le mostramos dos
vasos idénticos con la misma cantidad de agua y que luego vaciamos uno en un vaso
alto y delgado. Cuando le preguntamos al niño: “¿Cuál vaso tiene más?”, él se
concentrará en la altura del agua y escogerá el más alto. Prescindirá de otras
dimensiones del vaso como el ancho.

El ejemplo anterior ilustra otra limitación del pensamiento preoperacional. El


pensamiento de los niños pequeños tiende a ser muy rígido (Miller, 1993). En el
ejemplo anterior el niño se fija exclusivamente en los estados de “antes” y “después”,
no en el proceso de transformación. Con el tiempo el pensamiento de los niños se torna
más rígido y comienzan a considerar como pueden invertir las transformaciones (vaciar
el contenido de un vaso a otro).

Finalmente la centración es la imposibilidad del niño a considerar,


simultáneamente, los rasgos que se compensan en una situación para emitir un juicio.

NOCIONES DE CONSERVACIÓN, CLASIFICACIÓN, SERIACIÓN


NÚMERO, FORMAS DE EVALUACIÓN

Noción de Conservación

Conservación es la capacidad de comprender que ciertos atributos de los objetos


o fenómenos, se mantienen o permanecen constantes a pesar de sufrir cambios en su
apariencia. Así por ejemplo, cuando se vierte el contenido de una botella de refresco en
varios vasos, la cantidad de líquido sigue siendo la misma. Solo ha habido un cambio de
forma.

Hay que tomar en cuenta que el pensamiento del niño en periodo preoperatorio
tiende a ser Irreversible, ya que el niño al pensar no puede recorrer el camino inverso a
su estado inicial o punto de partida.

Por ejemplo, si se le muestra a un niño de 5 años dos peloticas de plastilina.


Después de admitir la igualdad en peso de ambas (mediante una balanza)
transformamos una de ellas en forma de salchicha, dejando la otra igual y se le
pregunta, ¿hay la misma cantidad de plastilina? ¿Siguen siendo iguales? El niño
contestara: ¨Esta salchicha pesa más porque es más larga¨. El niño a pesar de haber
presenciado la transformación, no podrá regresar al punto original de partida para dar su
respuesta conservando la igualdad inicial. Es decir carece de la capacidad de saber que
la cantidad se mantiene aunque la forma varíe.

a) Conservación de la sustancia o materia

Esta noción se verifica mediante una prueba que el estudiante puede realizar.
Tome dos barras de plastilina u otra pasta moldeable. Con ayuda del niño,
convierta estas barras en bolas y haga que él las iguale y las pese.

¿Qué ocurre cuando usted transforma una de las bolas en salchichas y le pregunta al
niño si son iguales?

Unos niños responden que hay más cantidad de pasta en la salchicha, aun cuando se
haya transformado la bola delante de ellos y hayan participado en la transformación.
Otras veces responden que hay más en la bola, porque tiene más plastilina.

Los niños que responden de esta manera no han logrado la noción de conservación de
la cantidad de sustancia.
Otros niños dirán que la bola y la salchicha son iguales y que tienen la misma
cantidad de plastilina. Si usted alarga aún más la salchicha seguirán diciendo que la bola
y la salchicha son iguales. Estos niños están poniendo en evidencia que dominan la
noción de conservación de la cantidad de sustancia.

El pensamiento del niño del subperiodo preoperatorio carece del dominio

de la noción de conservación de la cantidad de sustancia o materia.

El dominio de la noción de conservación dela sustancia o materia es

otra manifestación del pensamiento reversible, tomando en cuenta que el

pensamiento del niño del periodo preoperatorio es irreversible.

- Conductas Intermedias
Las conductas intermedias son aquellas que oscilan entre la no conservación
y la conservación. Se evidencia a través de las llamadas pruebas de
conservación y ponen de manifiesto que el niño posee ya un pensamiento en
transición.
Algunos ejemplos de este tipo de conductas pueden ser:

1. Juicios oscilantes.
Para una misma deformación (una misma prueba), el niño juzga
alternativamente que las cantidades son iguales unas veces y diferentes
otras:

-Hay más en la salchicha…


-No, hay más en la bola…
-Hay lo mismo en las dos, etc.

2. El niño alterna juicios de conservación y no conservación en las


distintas transformaciones: bola convertida en salchicha, bola convertida
en arepita; bola fraccionada en trocitos. Por ejemplo, el niño juzga que
la cantidad es igual en la arepita pero desigual en los trocitos (bola
fraccionada).

3. cuando el examinador recuerda la igualdad de las cantidades iniciales,


aparece una respuesta de conservación.

4. cuando el examinador insiste en la di ferencia de las formas, cae nuevamente


en la no conservación. Si el examinador contraargumenta ¨pero la salchicha es muy
larga¨, el niño se muestra de acuerdo; ¨sí, la salchicha es más grande¨.
Existe, como se ve, una conducta de transición o intermedia demostrada a través de
las pruebas. Esa conducta de transición no puede tomarse como conducta de no
conservación o de conservación, por su característica oscilante.
Las conductas intermedias son conductas de transición que se producen hacia el final
del subperiodo preoperacional cuando el pensamiento del niño comienza a ser más
flexible y móvil. El niño atraviesa un estado de desequilibrio que surge cada vez que se
le precisa sobre su respuesta y se le hace mirar un determinado aspecto del estímulo.
Eventualmente advertirá que las dimensiones son relativas, que cuando la arepita ocupa
mayor superficie, se hace más delgada; o la salchicha es larga pero también más
delgada.

En resumen en el proceso de adquisición de la noción de conservación de la sustancia o


materia se observan tres tipos de conducta:
- De no conservación
- Transitoria u oscilante
- De conservación

b) Conservación del peso

Para verificar si un niño posee la noción de conservación del peso de los


objetos, se aplica la siguiente prueba:
Se utiliza el mismo material que se usa para confirmar la conservación de
sustancia:
-Dos bolas de plastilina
-Una balanza con dos platillos y de fácil lectura.
El niño debe saber leer las relaciones de peso indicadas en la balanza.

Las dos bolas de plastilina deben ser reconocidas por el niño como de igual
peso para poder iniciar las pruebas.

Luego se transforma una de ellas, siguiendo las mismas variaciones presentadas


en el punto anterior:
-Bola alargada como una salchicha o como un cambur.
-Bola aplastada como una arepita
-Bola fraccionada en trocitos o bolitas.

La aplicación de estas pruebas permite evidenciar tres tipos de conductas:


1. Ausencia de conservación de peso con conservación de la sustancia.
2. Conductas intermedias u oscilantes con relación a la conservación del peso.
3. Conservación de sustancia y peso.

A continuación se muestran algunos ejemplos relacionados con la ausencia


de conservación de peso con conservación de la sustancia.

Ejemplo 1

Al transformar una de las bolas de plastilina en salchicha, Juan afirma que la


bola es más pesada que la salchicha. Ahora bien si usted pesa nuevamente la
bola y la salchicha, el niño sigue sosteniendo que la salchicha es más liviana
porque está extendida. (Centración en una dimensión)

Si frente a este mismo niño se fracciona una de las bolas en trocitos, seguirá
negando la conservación de peso. En este caso dirá que la bola pesa más porque
es más grande, más pesada. Si el examinador contraargumenta: Pero… hay lo
mismo de pasta en la bola que en los trocitos. Si, lo mismo, pero la bola es más
pesada. ¿Por qué? Porque es más gruesa.

Ejemplo 2

Si se transforma una de las bolas en arepitas, otro niño puede negar también la
conservación de peso y sostener que la arepita pesa más porque es más grande.
(Centración en el espacio ocupado). Si usted intenta averiguar la conservación
de sustancia y pregunta: ¿Hay lo mismo de pasta en la bola y en la arepita? El
niño podría contestar que si hay la misma cantidad. (Conservación de
sustancia). Pero al insistir y preguntar: Entonces... ¿pesan lo mismo? , ¨este
mismo niño contestara: No, la arepita pesa más porque es más grande.¨

¿Qué tipo de conservación se está precisando en estos ejemplos?

¿Se advierte conservación de la cantidad de sustancia materia?


¿Se advierte conservación de peso?

En ambos ejemplos los niños dan indicios de dominio de la noción de


conservación de la sustancia. Argumentan, al ser precisados, que la bola y la
salchicha y que la bola y la arepita tienen igual cantidad de pasta. Sin embargo
no hay conservación de peso en ninguno de los dos ejemplos.

Estos niños revelan en sus juicios, dominio de la conservación de

la cantidad de sustancia y ausencia de la conservación de peso.

-Conductas intermedias con relación a la conservación de peso

Los niños dudan ante la bola convertida en trocitos (7 trocitos). Aquí hay
pedacitos, pero como la bola tenía el mismo peso no sé muy bien… Se puede
pensar que son más livianos porque están en pedacitos. Pero tienen la misma
plastilina que la bola, el mismo peso… No sé.
- El niño no muestra seguridad en sus juicios.
- Hay conservación de sustancia porque cree que la bola y los pedacitos tienen
la misma pasta.
- Refleja una conducta de transición, cuando cree alternativamente que bola y
trocitos son desiguales unas veces e iguales en peso, otras.

El niño que revela dudas y contradicciones está atravesando un

periodo de transición.

El niño es consistente en sus juicios. Da argumentos tajantes: ¨es el mismo


peso porque no se le ha quitado ni añadido nada¨, ¨Eso pesa lo mismo porque
si volvemos a hacer la bola, será parecido¨. ¨Esta salchicha es más larga pero
es más delgada que la bola¨, o bien, ¨Se ha cambiado solo la forma¨.

- Todos los juicios emitidos por este niño revelan que ha adquirido la noción
de conservación de sustancia y peso.

La adquisición de la noción de conservación del peso es posterior a la

adquisición de la noción de conservación de la sustancia.

Las nociones de conservación de la sustancia y del peso se logran

durante el subperiodo de las operaciones concretas.

El subperiodo de las operaciones concretas corresponde a la etapa del

niño en edad escolar.


Recuerde que la conservación es la capacidad que tiene el niño para

comprender que ciertos atributos de un objeto son permanentes, a pesar

de que cambien en apariencia.

c) Conservación del volumen

Las pruebas que se aplican para examinar esta noción se realizan con el material que
se indica a continuación:

- Dos bolas de plastilina o de arcilla, como en las pruebas de conservación


descritas anteriormente; y,
- Dos envases iguales, transparentes, llenos de agua hasta la mitad,
aproximadamente.

Procedimiento

Se hace que el niño reconozca que las dos bolas de plastilina pesan igual y que los
dos envases son similares y presentan el mismo nivel de agua.

Se pregunta al niño: ¿Si sumergimos estas bolas en el agua ocuparan un lugar? ¿Va
a subir el nivel del agua o seguirá con el mismo nivel?

Se procede a sumergir una bola en cada envase y se hace que el niño reconozca que el
nivel del agua ha subido en ambos envases, desplazando hacia arriba el mismo volumen
del agua.

El siguiente paso consiste en sacar una de las bolas de plastilina del envase y
transformarla en una salchicha. Antes de sumergirla se pregunta al niño: ¿Si hundimos
esta salchicha subirá el agua? ¿Hasta dónde?

Esta misma prueba se aplica con la bola transformada en arepita o en trocitos y se


pregunta en cada caso: ¿Ahora, hasta donde subirá el agua?, ¿Ocupara el mimo lugar en
el agua que la otra bola?
Piaget sostiene que en los niños se cumple una secuencia similar de conductas en
el proceso de adquisición de las respuestas de los niños en las pruebas sobre la noción
de conservación del volumen evidencian también tres tipos de conducta:

1. Conductas que reflejan que no hay conservación del volumen

El niño del subperiodo preoperatorio tiende a concentrarse en una de las


dimensiones de los estímulos, Es posible que responda que la arepita es
más grande que la bola o que es más ancha o que la salchicha hace subir
el agua menos que la bola porque es más delgada.

2. Conductas de transición.

Cuando se le muestran al niño las bolas transformadas en salchicha,


arepita o trocitos y se le pregunta, en cada caso, si el agua subirá lo
mismo que con la bola, el niño unas veces dirá que sube lo mismo y otras
veces responderá que no se… sí… es lo mismo… Es decir, presentará
respuestas vacilantes.

3. Conductas que evidencian el dominio de la noción de conservación del volumen.

El niño del subperiodo operatorio concreto, maneja un


pensamiento reversible, caracterizado por la descentración, es decir
puede relacionar dimensiones distintas: por ejemplo, dirá que la salchicha
ocupa el mismo lugar que la bola porque es más larga pero más delgada.
Y con respecto a los trocitos dirá: ocupan el mismo lugar porque tienen la
misma cantidad de plastilina que la bola. Por eso, el agua subirá igual.

En resumen
Hay noción de conservación de volumen cuando el niño no se

contradice y sostiene en todas las pruebas que las cantidades son iguales,

a pesar de los cambios operados en su apariencia perceptiva.


Las pruebas antes descritas sirven para evidenciar:

1) Si existe una estructura mental operatoria


2) El tipo de conducta prevaleciente (de no conservación, transitoria o de
conservación).
3) El dominio de las nociones de conservación de cantidad en sus tres variantes
(sustancia, peso, volumen).
´

La clasificación

La clasificación es otra manera en que el niño introduce orden en el ambiente al


agruparlas cosas y las ideas a partir de elementos comunes. La clasificación es una
habilidad que empieza a surgir en la niñez temprana. Los niños que comienzan a
caminar y los preescolares por lo general agrupan los objetos atendiendo a una sola
dimensión como el tamaño o el color. Pero no es sino hasta el periodo de las
operaciones concretas cuando clasifica los objetos según varias dimensiones y cuando
comprende las relaciones entre clases de objetos .

Veamos el siguiente texto acerca del concepto de clase, tomado de la obra


Psicología Evolutiva. Desarrollo Cognitivo y Social del Niño. Compilación de
Palacios, Marchesi y Carretero:

¨Las nociones de clases son aquellas que tienen que ver con la

relación de pertenencia a un grupo. A partir de esta relación formamos

clases, y las clases son fundamentales para organizar el mundo. Resultaría

difícil imaginarse el pensamiento, el razonamiento y el lenguaje si no

hubiera clases. Sin ellas tendríamos que manejar cada elemento

aisladamente, lo que resultaría mucho menos rápido y eficaz. De hecho la

información que manejamos esta siempre categorizada en clases. Desde el


comienzo del desarrollo de los niños van percibiendo semejanzas y

diferencias entre los objetos y estableciendo en función de ellas clases,

que, al principio son muy amplias y que luego van discriminando formando

categorías cada vez más específica.

Formas de evaluación

Con relación a la operación de clasificación se utilizan el siguiente tipo de


prueba o experiencia: Pruebas que permiten verificar las primeras conductas de
clasificación que presentan los niños.

Se presenta a los niños una cantidad de objetos que difieren entre sí, como por
ejemplo, cosas, figuras geométricas, animales o plantas y se les pide que los agrupen
por su semejanza o parecido. Por ejemplo:

Se presenta al niño varios objetos de distintos materiales, forma y tamaños, tales


como una jarra grande de metal, una jarra pequeña de vidrio, una botella grande de
vidrio y una botella pequeña de metal.

Se le dice al niño: ¿Cómo podríamos organizar estos objetos?

Los niños del pensamiento preoperatorio procederán intuitivamente. A lo sumo


agruparan los objetos centrando su atención en la forma o el color. Por ejemplo,
agruparán las dos jarras y las dos botellas, centrándose en este caso en la forma.

Progresivamente su pensamiento se tornara móvil y flexible como para ensayar


otras formas de agrupación basadas en distintos criterios, como por ejemplo el tamaño,
el tipo de material, la utilidad de los objetos, etc.

En conclusión, Los niños del subperiodo preoperatorio, 2 a 6 ó 7 años


aproximadamente, funcionan a un nivel perceptivo, centrado en una característica. La
centración les impide pensar en la totalidad y agrupar los objetos en clases.
La seriación.

La seriación es la capacidad de ordenar los objetos en progresión lógica; por


ejemplo del más pequeño al más alto. Es importante para comprender los conceptos de
número, tiempo y medición. Así los preescolares en general tienen un concepto
limitado del tiempo. En su mente 2 minutos es igual que 20 o que 200 minutos. Por el
contrario, los niños de primaria pueden ordenar los conceptos de tiempo a partir de una
magnitud creciente o decreciente. Para ellos 20 minutos son menos que 200, pero más
que 2.

Formas de evaluación

En las pruebas referentes a esta operación, se utilizan 10 reglas o varillas de


diferentes tamaños para que el sujeto las ordene en forma creciente. De acuerdo a los
resultados de esta prueba, Piaget distingue 4 niveles así:

Nivel I: El niño dispone algunas reglas más o menos paralelas y verticales, pero
sin ninguna ordenación propiamente dicha.

Nivel II: El niño forma pares con un elemento grande y otro pequeño sin
ninguna conexión entre ellos: o forma tríos con un elemento pequeño, uno mediano y
uno grande. Igualmente, sin coordinación entre los tríos.

Conductas de transición.

Entre el nivel I y II, se observan conductas de trans ición. Por ejemplo, el niño
ordenara unos elementos bien y otros no. Atiende a la cúspide de las varillas y forma
una escalera pero no atiende a la base.

Nivel III. En este nivel, el niño llega a formar la serie completa pero por tanteo
y corrigiendo sus errores.
Nivel IV: El niño ya es capaz de proceder siguiendo un método, por ejemplo,
busca la reglita más pequeña, luego la que sigue en tamaño y así sucesivamente hasta
llegar a la más grande.

Este nivel supone que el niño posee un pensamiento reversible que le permite
captar la relación menor que y mayor que (< y >). Este nivel se completa en el
subperiodo de las operaciones concretas.

Es de observar que el tamaño absoluto de cada elemento no tiene importancia, lo


que se requiere es que los elementos tengan diferentes tamaños.

En conclusión,

El niño de la etapa preoperacional no resuelve las operaciones de

ordenamiento ya que esta capacidad se corresponde con una estructura

mental operatoria concreta con un pensamiento reversible.

Las operaciones de clasificación y seriación se corresponden con la

edad escolar.

Noción de número.

La adquisición de la noción de número está estrechamente vinculada con las


nociones de clasificación, seriación y conservación que se desarrollan en el subperiodo
de las operaciones concretas. En efecto, como señalan Piaget e Inhelder, el hecho de que
el niño haya aprendido a contar verbalmente no es un índice de que posea la noción de
número; por el contrario, su iniciación en la evaluación numérica se lleva a cabo
mediante la construcción mental de conjuntos numéricos a partir de la disposición
espacial de elementos u objetos. Por tanto, no podrá hablarse de números operatorios
antes de que se haya constituido una conservación de los conjuntos numéricos, con
independencia de la disposición espacial de los elementos.
Veamos a través de ejemplos como ocurre este proceso:

Supongamos que se le presenta a un niño un conjunto de objetos.

Luego se le entrega una caja que contenga objetos, y se le pide construir otro
conjunto con igual número de elementos. No importa el color, tamaño u forma de los
objetos que el niño utilice para ese segundo conjunto, el único requerimiento es que
tenga el mismo número de cosas.

Supongamos que el niño no sepa contar y por tanto no se plantea el número de


objetos que tiene el conjunto modelo. Este niño procederá colocando frente a cada
elemento del conjunto modelo un objeto y así formara el conjunto pedido.

Este niño no ha interiorizado la noción de número, procede

intuitivamente. Está sujeto a un contexto perceptivo.

Establece una correspondencia uno a uno para construir un conjunto

equivalente en el plano perceptivo.

¿Qué ocurre si a este nivel se introduce un cambio en la disposición de los


elementos? ¿Comprende este niño que la equivalencia se mantiene (se conserva)
independientemente de la disposición espacial de los elementos?

De acuerdo con Piaget, la siguiente prueba permite obtener respuestas a las


anteriores interrogantes.

Material a utilizar: seis botellas vacías y seis vasos.


Procedimiento: se disponen las botellas en una fila y en una segunda fila se
colocan seis vasos, un vaso debajo, de cada botella y se hace que el niño observe la
correspondencia uno a uno y por tanto, la equivalencia entre los dos conjuntos.

Una vez que el niño ha examinado las dos filas de objetos (botellas y vasos) y ha
visto que tienen el mismo número de elementos, se modifica una de las filas, por
ejemplo la de vasos se acorta o se alarga.

Al preguntarle al niño de pensamiento intuitivo, preoperatorio, si los dos


conjuntos tienen la misma cantidad de objetos, su respuesta será: Hay menos, ¿Por qué?
Porque es más corta.

El niño en este caso se ha centrado en una dimensión, la longitud. La estructura


de su pensamiento no le permite aun entender a otros atributos del conjunto como por
ejemplo la densidad, la relación parte todo, etc. Es una fase en la cual no existe la
conservación de número.

Entonces ¿Cuáles son las fases o periodos que se distinguen en el proceso de


adquisición de la noción de número?

FASES

Fase 1: Tal como se observa en los ejemplos antes descritos, en una primera fase
el niño emite juicios numéricos dominados fundamentalmente por la longitud del
conjunto de objetos. No es capaz de apreciar las diferencias que se producen en la
densidad al modificar la longitud.

No posee la noción de conservación de número de objetos.

Fase 2: Ya el niño se da cuenta tanto de la longitud como de la densidad. Pero


todavía no coordina bien la información referente a esos dos atributos. De ahí, que en
sus respuestas algunas veces se contradice. Sin embargo está revelando una ampliación
de la atención. Estos niños presentan un nivel de transición entre la no conservación y la
conservación de la noción de número.
Fase 3: Ejemplo para ilustrar esta fase.

El examinador pide a un niño de ocho años que haga corresponder seis potes con
seis tapas. El niño establece la igualdad solicitada. Luego, el examinador, agrupa las
tapas.

Se pregunta al niño ¿Ahora son todavía los mismos? Sí. ¿Por qué? Porque usted
agrupo las tapas.

Este niño mantiene la noción de equivalencia numérica de los dos conjuntos


independientemente de la disposición espacial de los elementos, demostrando así que ha
interiorizado la noción de número.

En esta tercera fase, el niño es capaz de construir un conjunto numéricamente


equivalente a otro conjunto. Además, puede conservar la equivalencia de esos
conjuntos, a pesar de cualquier cambio que estos sufran en arreglos físicos.

En conclusión.

Los niños que usan en sus juicios una sola dimensión para

argumentar (por ejemplo la longitud), demuestran una conducta

preoperatoria.

Los niños que se contradicen en sus juicios pero que usan los

criterios de longitud y densidad separadamente, para construir juicios

numéricos, exhiben una conducta de transición.

Los niños que demuestran haber logrado la conservación de la

equivalencia numérica, independientemente de los cambios que se


introduzcan en el arreglo de sus elementos, están a nivel de las

operaciones concretas y han interiorizado la noción de número.


Referencias bibliográficas.

Judith L. Meece 2001 DESARROLLO DEL NIÑO Y DEL ADOLESCENTE


COMPENDIO PARA EDUCADORES. Edit. McGraw-Hill. Companies Inc.,
1997. México. Reimpresión SET McGraw-Hill Interamericana 2001. pp 394

UNIVERSIDAD PEDAGOGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR, UNIVERSIDAD


NACIONAL ABIERTA 1995. PSICOLOGIA DEL DESARROLLO
VOLUMEN I. Edit. UPEL. 1995. Caracas. Nueva ed. pp 335

UNIVERSIDAD PEDAGOGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR, UNIVERSIDAD


NACIONAL ABIERTA 1996. PSICOLOGIA DEL DESARROLLO
VOLUMEN II. Edit. UPEL 1996. Caracas Nueva ed. pp 281

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