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La desrepresentación

Franco Ingrassia

01.
El objetivo de este texto es poder formalizar un nuevo tipo de práctica que surgió en los últimos tiempos, que no es
definible ni como una práctica de construcción de contrapoder ni como una práctica propia de la lógica de la
representación.

02.
Empecemos por una mínima lectura de la coyuntura (ni exhaustiva ni objetiva, sino adecuada al objetivo que este
texto se plantea):

Tenemos por un lado un sistema político representativo en crisis (tomemos la noción de “sistema político
representativo” en sentido amplio, e incluyamos allí a todas las organizaciones, revolucionarias, reformistas o
conservadoras, que funcionan según la lógica de la representación).

Y por el otro, la multiplicación de experiencias de contrapoder (movimientos de trabajadores desocupados,


organizaciones autónomas de campesinos (mocase, apenoc), fábricas y empresas bajo control obrero, asambleas
barriales, colectivos estudiantiles autoorganizados, etc.).

Y luego está AyL, que podríamos definir, en principio, como una organización política no-representativa

03.
AyL opera en el campo de la representación. Pero contra la lógica de la representación. Por supuesto, también puede
plantearse que AyL sostenga prácticas de contrapoder. Pero lo que hoy por hoy define a AyL como singularidad es
esta situación paradojal: negar la representación desde la representación. Es esto lo que podríamos denominar la
potencia específica de AyL.

04.
Dice Badiou que pensar es hacer de una paradoja, un concepto. Y nosotros queremos, entonces, proponer aquí el
concepto de desrepresentación para nominar esta práctica.

05.
La desrepresentación no es, por supuesto, una representación reformada sino todo lo contrario. Se trata, más bien, de
mantener abierta la crisis de representación, impidiendo la reabsorción de los espacios de autoorganización en el
lazo representativo.

06.
Si bien la lógica de la representación está en crisis y los espacios de contrapoder se multiplican, muchas personas se
siguen pensando a sí mismas como representados en busca de un buen representante. La práctica de
desrepresentación consiste en ocupar momentáneamente ese lugar de representante para, desde allí, a través de
ciertas enunciaciones paradójicas (“yo no puedo resolverle sus problemas, lo que usted tiene que hacer, junto a
otros, es autoorganizarse”), contribuir a hacer inconsistente esta identificación con la posición de representado y
propiciar un proceso de subjetivación, un drenaje de voluntades del campo de la representación a las redes de
contrapoder. La secuencia sería entonces de la representación a la desrepresentación y de la desrepresentación al
contrapoder.

07.
Cuando alguien que es ubicado por otros en un lugar de liderazgo llama a la autodeterminación, de alguna manera su
práctica no esta lejana a la del psicoanalista. Un otro que hace de Otro pero, en lugar de aprovechar esta posición de
poder, se limita a devolver el mensaje del paciente en forma invertida. Finalmente, el analista cae como residuo de
la operación de subjetivación.

08.
Un análisis es posible porque:
El paciente supone inicialmente que el analista tiene un saber sobre lo que a él le pasa (y es por esto que se decide a
consultarlo)

El analista supone un saber inconciente en el paciente

La práctica analítica no es más que la forma de producir una elaboración subjetiva que permita un encuentro
fecundo del paciente con su propio saber inconciente. El analista, en este sentido, “sólo sabe que no sabe nada”. Es
decir, que el saber está del lado del paciente.

08.
Hay una analogía profunda entre este procedimiento analítico y las prácticas de desrepresentación. Constantemente
hay un corrimiento del lugar del saber. La insistencia en el “preguntando, caminamos” es una marca de este
movimiento. Finalmente, cuando la secuencia se realiza, cuando comenzamos a implicarnos en experiencias de
contrapoder, la importancia de la desrepresentación decae. Pero sigue siendo útil para que otros puedan hacer el
mismo proceso.

09.
Uno podría decir que esta es otra respuesta posible a la pregunta ¿Qué significa NO ser un partido político? Una
alternativa puede ser construir contrapoder. Pero otra táctica complementaria puede ser desrepresentar.

10.
Este tipo de prácticas hacen de AyL una especie de “nodo de frontera” de las redes de contrapoder, un nodo que
opera en el campo de la representación, pero con la misma lógica que el resto de la red.

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