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Conceptos fundamentales de psicopatología VI

Capítulo I
Pone en contexto la época donde comienza Freud el estudio de las neurosis (la histeria más precisamente) la
época en la que se dirige a la Salpétriére. Se trata de una época donde ya cambió el paradigma de la ciencia y la
fe y estas se encuentran separadas. Con la revolución industrial cambia el modo de producción y también las
relaciones sociales (hay nuevos ideales en la vida moderna) y la forma de vincularse, se concentra gran número
de personas en las ciudades. Consumir objetos, tener se convierte en una necesidad y comienza a producir
frustración en aquellos que no pueden tenerlo (Freud y el sueño de las frambuesas negadas de su hija). con el
nacimiento del siglo, la puericultura establece nuevas pautas en la forma de crianza. El niño y la infancia,
adquieren un nuevo valor, asignando a la madre un papel nuevo que antes era otorgado a la nodriza. En este
campo introduce un cambio radical adjudicándole sexualidad a la vida infantil. La neurosis se define entonces,
diferenciándose en forma paulatina de los fenómenos clínicos, los que no responden a sus características en
forma general. La neurosis es infantil y, desde la diversidad de conceptos sobre la constitución del psiquismo,
adquiere una relevancia y un papel tal que antes no era conocido. Desde allí responde a fenómenos que se
encontraban en un terreno desierto y carentes de significación.
Capítulo II
Conceptos psicodinámicos
La sexualidad: Interesado en las neurosis actuales y las psiconeurosis, Freud descubre que la sexualidad es un
factor determinante y causal. Este es el signo que distingue su aporte: la importancia capital de la sexualidad, en
la etiología de las neurosis. Nuestro estudio reside en considerar a la sexualidad como factor fundamental en la
constitución de la neurosis y su relación con el trauma, la curiosidad sexual, la investigación, la seducción y la
fantasía.
Las consecuencias que la sexualidad produjo, repercuten y modifican la concepción lineal de la temporalidad.
Desde entonces, los sucesos del pasado se encuentran en el presente, revestidos de una vigencia actual en la que
ésta adquiere un carácter traumático.
¿Cuál es el sentido traumático de la sexualidad? el traumatismo, que se halla en la base de las neurosis, se
refiere a una magnitud de excitación que no puede ser dominada por el Yo. Aún cuando esta situación
traumática puede ser originada por estímulos externos, por lo general se origina por un exceso de estímulos
internos, que dan lugar a una excitación ante la cual el Yo no encuentra respuesta, hallándose indefenso. El
traumatismo es entendido entonces en el sentido de un peligro pulsional. Ante la emergencia de la sexualidad
en la temprana infancia, también en el psiquismo hay otra opción, ésta es el despertar de la curiosidad alrededor
de este tema, llevándolo al plano intelectual a través del camino de los interrogantes plasmados en preguntas
infantiles. Los interrogantes se encuentran en forma universal y giran en torno al problema del origen, de la
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diferencia sexual, como primera aproximación al enigma que comporta desde siempre la sexualidad. El tiene la
convicción de que ningún niño llega a la pubertad sin que los problemas sexuales hayan ocupado ya su
pensamiento en los años anteriores a la misma. Agregamos que el interés estaba presente en otorgar estatuto
científico a sus planteos y, la preocupación freudiana, reside en establecer la universalidad de las descripciones
y su relación con la universalidad de la neurosis.
Cerca de 1985 con el caso Ana O...El método que introduce, como procedimiento, es explorador, dado esto por
su vínculo con el carácter oculto de la etiología de las neurosis. El método sigue el siguiente camino:
1- el tiempo pretérito
2-el suceso
3- la emoción penosa
Establece un orden lógico entre el suceso y el recuerdo inconsciente: "El recuerdo actúa entonces como si fuese
un suceso presente. Trátase pues por decirlo así de una acción postuma de un trauma sexual", agrega Freud en
el trabajo anteriormente señalado. El método puede ser comparado con una excavación arqueológica, en el que
son buscados mediante los restos que aparecen en la superficie, los estratos más profundos.
Podemos leer en el mismo artículo: "Los sucesos y las influencias en el fondo de toda psiconeurosis no
pertenecen a la actualidad, sino a una época muy pretérita de la vida del sujeto, a su primera infancia, habiendo
sido olvidados luego, aunque sólo en cierto sentido, por el enfermo".
A la luz de las concepciones psicoanalíticas cobran nuevas significaciones los conceptos acerca de la infancia,
la pasividad sexual anterior a la pubertad, y la conservación de un recuerdo inconsciente, en una época sexual
precoz con excitación real de los genitales.
Las series complementarias
Los siguientes elementos que van a conformar dos series: Lo constitucional. Las primeras experiencias
infantiles. Las vivencias actuales, factor o situación desencadenante.
Tanto la inadecuación de la descarga sexual, como la falta de descarga, son las situaciones que van dando por
sobrentendida la hipótesis de que factores sexuales diversos, originan diferentes enfermedades neuróticas. La
neurastenia y la neurosis de angustia por un lado, la histeria y las representaciones obsesivas por otro.
El funcionamiento del aparato
Es la repugnancia del Yo, la que excluye la representación patógena de la conciencia impidiendo el surgimiento
del recuerdo. La repulsa consiste en haber despojado a la representación de su afecto, pero el paciente se resiste
a comunicarlo. De lo que se trata entonces, a través de la labor analítica, es vencer la resistencia a la
asociación. Freud descubre que el "enfermo se libera de los síntomas histéricos en cuanto reproduce las
impresiones patógenas causales, dándoles expresión verbal y exteriorizando el afecto concomitante". La noción
de descarga afectiva (abreacción) se apoya en un postulado teórico, el principio de constancia. La abreacción
entonces, es la descarga emocional por medio de la cual, un sujeto puede liberar el afecto ligado al recuerdo de
un acontecimiento traumático, y evitar de este modo que el mismo se convierta en patógeno. La importancia
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que se asigna a la descarga, caracteriza al método catártico. La abreacción podía producirse en ocasiones
espontáneamente y, en otras, durante la cura a través de la hipnosis.
Será el descubrimiento del enigma de los sueños así como sus mecanismos que figuran en La interpretación de
los sueños, el camino real para el descubrimiento del inconsciente. Sus mecanismos principales: condensación y
desplazamiento, son organizativos del proceso primario, no siendo exclusivos del sueño, sino que se vuelven a
encontrar en las demás formaciones del inconsciente: actos fallidos, lapsus y síntomas. Todas presentan la
misma estructura de compromiso entre el deseo y la defensa frente al mismo.
En la búsqueda de lo oculto conceptualiza la hipótesis del inconsciente, encontrando ahí, las ideas acerca de la
realidad psíquica, y la vida fantasmática, que se hallan a un paso del Edipo. El complejo de Edipo se inicia en la
fase fálica de evolución de la libido. Esta denominación aparece en La organización genital infantil, en la que la
premisa universal del falo ya ha sido reconocida como teoría sexual infantil. Dicho complejo se constituye
como nodulo de las neurosis.
Algunas consideraciones generales de la neurosis
En 1915 define al proceso de la represión, como característico de las neurosis. La represión no se ejerce sobre
la pulsión misma ya que ésta es inconsciente por naturaleza, se ejerce sobre la representación, que es el
representante de la pulsión. Se produce el retorno de lo reprimido, que se expresa en el síntoma que es una
formación de compromiso, un híbrido, donde están simultáneamente representados lo reprimido (el deseo), y la
defensa. En lugar de la palabra aparece el síntoma, quedando incluido en una red asociativa con lo reprimido
originario. La represión y el retorno de lo reprimido se diferencian, y el conflicto no se explica por la represión
sino por el retorno de lo reprimido; es éste el que crea los síntomas.
En Introducción del narcisismo Freud define a la neurosis, a diferencia de la psicosis, por el mecanismo de la
introversión libidinal, que consiste en el retiro de la investidura de los objetos del mundo de la realidad,
depositándola en los objetos de la fantasía
Los mecanismos de defensa
Las defensas son mecanismos del Yo utilizados como recurso para hallar una armonía en el aparato psíquico, de
tal manera que modifique la realidad para hacerla aceptable para el individuo. Las defensas cumplen una
función esencialmente adaptativa. Mediante estas técnicas el Yo lucha para lograr proteger la personalidad,
satisfacer sus necesidades emocionales, establecer y mantener armonía entre tendencias opuestas, controlar la
angustia y modificar la realidad para hacerla más tolerable. Freud establece el concepto de defensa y lo sitúa en
el origen de los fenómenos histéricos. En 1896 diferencia los mecanismos de la conversión histérica, de la
sustitución obsesiva y de la proyección paranoica. En 1915 distingue dos acepciones:
- Por un lado designa al conjunto defensivo característico de una determinada neurosis y,
- La utilización defensiva de tal o cual destino pulsional, como ser la represión, la transformación en lo
contrario o la vuelta contra sí mismo. Es así que únicamente consideraremos como mecanismos de
defensa a:
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● la represión:​El sujeto intenta rechazar y mantener en el inconsciente representaciones ligadas a
la pulsión: esto se produce cuando la satisfacción de una pulsión (susceptible de provocar placer)
ofrecería el peligro de provocar displacer en virtud de otras exigencias. La represión no recae
sobre la pulsión ni sobre el afecto, sino sobre los representantes ideativos (idea, imagen) de la
pulsión.
● el repudio,
● la renegación y
● la formación reactiva: ​consiste en luchar directamente contra la representación penosa
substituyéndola por un síntoma primario de defensa o contra-síntoma. Se trata de una actitud o
hábito psicológico que se halla en sentido opuesto a un deseo reprimido que se ha constituido
como reacción contra éste. se construyen durante el período de latencia (repugnancia, pudor,
moralidad) como diques contra la emergencia de las excitaciones sexuales. Este mecanismo
contribuye en parte a la génesis del Superyo.
● La regresión: ​Es un proceso inconsciente por el cual el Yo reactiva y reactualiza conductas que
corresponden evolutivamente a niveles anteriores que se supone debieron ser superadas por el
sujeto.
● El desplazamiento: ​La intensidad, el interés o el acento de una representación se desprende de
ésta y pasa a otras poco intensas aunque ligadas a la primera por una cadena asociativa. Por
ejemplo, se desplaza a un sustituto menos angustiante que el objeto originario. Esto sucede en
las fobias
● El aislamiento: ​Se disocian los componentes afectivos de una situación, donde se rompen
conexiones entre pensamientos o comportamientos, expresándose en el discurso del paciente
como pausas o hiatos en la sucesión cronológica de pensamientos o de actos. El sujeto trataría a
través del mecanismo de evitar el proceso de contaminación; ejemplo: la prohibición de tocar.
● La anulación: ​Por este mecanismo psicológico el sujeto actúa como si pensamientos, palabras o
actos pasados no hubieran ocurrido, para ello utiliza una idea o comportamiento de significación
contraria al anterior. Se caracteriza por su compulsividad de tipo mágico y es particular de la
neurosis obsesiva. Representa el conflicto de dos movimientos opuestos y de casi igual
intensidad lo cual expresa la oposición entre el amor y el odio. En este mecanismo junto con el
del aislamiento, puede verse una forma de defensa característica de la neurosis obsesiva.
● La proyección: ​Atribuye a la realidad exterior aspectos, cualidades o motivaciones que se
prohibe ver en sí mismo. Permitiría calmar la ansiedad que el reconocimiento de ciertos
impulsos puede generar, y se le atribuye a otras personas deseos propios. Expulsa de sí y coloca
en el otro, persona o cosa, cualidades, sentimientos, deseos e incluso objetos, que no reconoce o
que rechaza en sí mismos.
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● La introyección: ​Incorpora cualidades del mundo exterior, se introducen desde fuera hacia
dentro las cualidades de los objetos externos. Se lo relaciona con la incorporación oral aunque la
"introyección” es un término al que también se lo puede relacionar con la identificación, no se
trata aquí sólo del interior del cuerpo, sino del interior del aparato psíquico, de una instancia. Así
se habla de introyección en el Yo, en el Ideal del Yo, etcétera" (Laplanche y Pontalis).
● La vuelta contra sí mismo: ​Vuelta de la agresión contra el Yo, cuando un deseo es vivido como
destructivo o peligroso, se cambia el objeto hacia el cual es dirigido; si no se han podido
canalizar hacia el exterior se convierten en autoagresiones. La pulsión reemplaza un objeto
independiente por la propia persona. Dos funciones se cumplen al volver la agresión contra sí
mismo: aliviar el sentimiento de culpa que podría aparecer si el deseo de agresión se
externalizarse y atenuar así el desgaste que supone la actitud de constante defensa o prevención
ante el otro, disminuyendo transitoriamente su peligrosidad. Su fórmula es: "el otro no es malo,
yo soy malo". Es un proceso que afecta el objeto. Esto se relaciona estrechamente con la
transformación en lo contrario.
● La transformación en lo contrario: ​Es un proceso que afecta a la meta. El fin de una pulsión se
transforma en su contrario al pasar de la actividad a la pasividad. Se relaciona con el mecanismo
anterior. Los principales ejemplos son el del sadismo-masoquismo y el del
vouyerismo-exhibicionismo . La transformación de la actividad o pasividad afecta a las
diferentes formas de la modalidad pulsional del sujeto. Otra transformación atañe al contenido:
el del amor en odio, no pueden comprenderse como destinos de una misma pulsión, Freud les
atribuye un origen diferente. Podrían ser estos dos últimos mecanismos como los procesos
defensivos más primitivos.
● La negación: ​Proceso en el cual se tiende a negar aspectos de la propia realidad tanto internos
como externos, que podrían resultar perturbadores para el Yo, Dice Freud "Una representación o
un pensamiento reprimido pueden abrirse paso hasta la conciencia bajo la condición de ser
negados. La negación es la forma de percatación de lo reprimido: la realidad supone un
alzamiento de la represión aunque no, desde luego, una aceptación de lo reprimido"
● La racionalización: ​Opera cuando el Yo debe impedir la emergencia de un impulso reprimido
elaborando una justificación aparentemente lógica y coherente por medio de la cual queda
modificada la situación. No se dirige directamente contra la satisfacción pulsional sino que viene
más bien a disimular secundariamente el conflicto defensivo. Se pueden racionalizar defensas,
resistencias, formaciones reactivas y puede ser apoyada en ideologías, la moral, la religión,
convenciones políticas, etc., viniendo a reforzar aquí el Superyo a las defensas del Yo.
● La sublimación: ​Explica ciertas actividades que parecerían no guardar relación con la
sexualidad pero que hallan su energía en la pulsión sexual. La pulsión es derivada a su nuevo fin
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no sexual, hacia objetos valorados y aceptados social y culturalmente. Las tendencias sexuales
reprimidas logran emerger hasta cierto punto pero son inhibidas en su fin.
Como salida de la castración, darán origen a las neurosis, psicosis, perversiones y neurosis obsesiva
respectivamente.

Cuadro Clínico Defensas

Neurosis de angustia regresión, racionalización, desplazamiento

Neurosis fóbica represión, desplazamiento, proyección

Histeria represión, conversión, disociación

Neurosis obsesiva represión, formación reactiva, negación, aislamiento, anulación, racionalización

Neurosis depresiva introyección, desplazamiento, negación, identificación

Conflicto
Consiste en la oposición dentro del sujeto de exigencias contrapuestas a las cuales debe satisfacer. En el caso de
la neurosis se trata de la lucha entre dos o más impulsos que tienden a su descarga, y las fuerzas defensivas que
se oponen a ella. Cuando las mociones pulsionales provienen del Ello, es el Yo la instancia intrapsíquica
encargada de decidir si estos impulsos deben o no ser satisfechos, tomando en consideración la naturaleza de
éstos, la realidad externa y las prohibiciones del Superyo, por lo tanto el conflicto tiene lugar entre el Yo y el
Ello. El conflicto puede ser manifiesto (entre un deseo y una exigencia moral o entre dos sentimientos
contradictorios) o latente, pudiendo expresarse este último de un modo deformado en el conflicto manifiesto y
traducirse por la formación de síntomas, trastornos de conducta, perturbaciones del carácter, etcétera. La
profundización del conflicto, debe desembocar forzosamente en lo que para el sujeto humano es lo nuclear: el
Complejo de Edipo​. El conflicto antes de ser conflicto defensivo, se halla ya inscrito de forma pre subjetiva
como conjunción dialéctica y originaria del deseo y la prohibición. En el Edipo, el conflicto está ya presente
allí, en ese lugar el sujeto encontrará su puesto previamente al juego de las pulsiones y de las defensas, juego
este que constituirá el conflicto psíquico propio de cada individuo. Para Freud todos los sentimientos son
conscientes en cambio la culpa es particular por su vinculación con el Superyo, como heredero del complejo de
Edipo, desde su origen. Interviene fundamentalmente como obstáculo en la prosecución de la cura de la
neurosis (necesidad de castigo, junto con la reacción terapéutica negativa) que evoca la dimensión tanática del
Superyo. Cuando el sentimiento emerge conscientemente hablaremos de remordimiento (consciente), dejando a
la culpa para exclusivamente los fenómenos emergentes del inconsciente, relacionado a Edipo y las fantasías
incestuosas.
El síntoma

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Freud iguala la formación de síntomas al retorno de lo reprimido, el cual se produce porque los elementos
reprimidos, al no quedar nunca abolidos por la represión, tienden a reaparecer, y lo hacen de un modo
deformado como transacción. Este retorno se produce por desplazamiento, condensación y/o conversión. Sus
condiciones son: debilitación de la contrainvestidura, refuerzo del impulso pulsional (pubertad),
acontecimientos actuales que reactivan el material reprimido. La formación de síntomas comprende el retorno
de lo reprimido a través de formaciones sustitutivas, formaciones de compromiso y formaciones reactivas. En
términos económicos, el síntoma, aporta una satisfacción que reemplaza al deseo inconsciente, simbólicamente
se sustituye el contenido inconsciente por otro, siguiendo ciertas líneas asociativas a través del desplazamiento
y la condensación. A pesar de que la principal función del síntoma es la de enfrentarse con el conflicto
inconsciente, la explotación del ambiente que rodea al neurótico mediatizado por el síntoma, se describe como
beneficio secundario. Se distingue del beneficio primario, que es definido como el alivio de las tensiones
inconscientes, obtenido por medio de mecanismos de defensa que son movilizados por el defecto de una
represión exitosa, y la aparición de los primeros síntomas. El síntoma se distingue de la inhibición en algo
esencial, la inhibición atañe al Yo, a la función yoica (Ejemplo: reducción de habilidades motoras, de la función
sensorial, laboral, etcétera). El Yo resuelve el conflicto sin la mediación prcc, sólo reduciendo las funciones
yoicas que de otra manera estarían explotadas por el sistema icc a los efectos de gratificación.
La angustia
Es un afecto al que Freud, en su primera teorización sobre la misma, la considera como producto de una
transformación mecánica y directa de libido no descargada, o descargada inadecuadamente. En la segunda
teoría plantea a la angustia como un estado afectivo que cumple una función yoica, ser la señal de alarma que
avisa de la posible e inminente aparición de un peligro. Ambas teorías se complementan colaborando en el
equilibrio del aparato. Cuando los recuerdos caen por la acción de la represión, obtenemos como resultado el
mecanismo del olvido, que guardan relación con deseos prohibidos. El olvido no se produce por la ruptura de
una cadena asociativa, lo olvidado guarda relación con ciertos acontecimientos traumáticos que bajo ciertas
circunstancias pueden emerger. Frente a esto el Yo prefiere reprimir antes que aparezca aquello temido, lo que
promueve a un continuo y gran gasto de energía. Así la angustia se convierte en motivo de inicio del proceso
defensivo, derivando de este hecho su calificativo de señal de alarma. Los peligros son:
● La pérdida de los objetos.
● La pérdida del amor de las figuras significativas
● El temor a la castración.
● El temor a la crítica y la censura del Superyo
Estos peligros subsisten durante toda la vida. Si la aparición de la angustia, está ligada a un peligro que
proviene de una pulsión, hablamos de angustia neurótica.
La angustia señal juega un papel fundamental en la formación de los síntomas, porque es la que señala la
emergencia de los deseos prohibidos relacionados con la conflictiva edípica. De allí que la angustia remite a la
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castración.Toda angustia es de castración. También es la señal que sirve como una brújula para orientar la cura
psicoanalítica.
Diferencia de la angustia entre las neurosis actuales y las neurosis de transferencia. La angustia de las neurosis
actuales no remite a factores psicógenos como en las psiconeurosis de transferencia. Un monto de excitación,
como en el coitus interruptus, no articulado a una representación, genera angustia.
En las ​neurosis actuales no se articula la representación, la excitación no accede a lo psíquico sino que vuelve
sobre el soma (taquicardia, transpiración, disnea, palpitaciones), juega el presente y la corporeidad alterada
En las​ psiconeurosis de transferencia​, la patología remite al pasado y a lo psíquico.

Capítulo III - Semiología y Clínica de las Neurosis


Todos los síntomas neuróticos pueden ser traducidos como defensas contra la angustia y son, en relación con el
conflicto, un compromiso en el que el sujeto obtiene un cierto provecho narcisista (beneficio secundario de la
enfermedad).
Los rasgos comunes a todas las formas clínicas de neurosis son:
1. Conservación del juicio de realidad
2. Conciencia de enfermedad
3. Sentimientos de angustia, remordimiento y depresión
4. Vivencia egodistónica de los síntomas (como que no le pertenecen)
5. Anomalías específicas de la actividad sexual (masturbación, impotencia, frigidez)
Además en todas las neurosis puede determinarse una época de comienzo de la enfermedad, puede encontrarse
una etiología múltiple, y quien la padece concurre voluntariamente al tratamiento o a la consulta (a diferencia
de la psicosis).
Estos rasgos están dinámicamente vinculados a procesos conflictivos intrapsíquicos, cuya base es la dificultad o
insuficiencia del yo para controlar las descargas. Desde la perspectiva psicoanalítica hay que considerar
semiológicamente cuatro aspectos solidarios: síntomas, conflictos, defensas patógenas, y angustia
Índices semiológicos:
1. Trastornos sexuales: son una constante
a. Masturbación: actividad autoerótica, ligada a las propias fantasías, siendo patológica cuando
reemplaza la actividad heterosexual normal. No es causa.
b. Abstinencia sexual: pone de manifiesto los temores inconscientes o imaginarios del sujeto hacia
el acto sexual. Está ligado al miedo pulsional y a un conflicto relacionado con fantasías edípicas.
La privación de la ejecución del acto evitaría tener que enfrentarse con esas fantasías.
c. Impotencia: falta permanente o transitoria de erección. En los casos más leves, lo que actúa
como determinante es la permanencia en el sujeto de un vínculo sensual inconsciente hacia su
primer objeto de amor, la madre.
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d. Frigidez: Priva a la mujer de la capacidad de goce pleno. Una de las causas es que en la niñez se
establece un vínculo asociativo entre la sexualidad y el peligro que implica su satisfacción; así lo
sexual se convierte en algo temeroso. Esto ocurre durante la etapa edípica, donde se teme que
con la presencia de placer se pierda el amor
e. Vaginismo: Defensas musculares que inhiben la excitación y el acto sexual. A veces las fantasías
que lo sustentan giran en torno al complejo de castración femenino, en otras pueden ser función
de la envidia del pene. En ambos casos cumple con la misma finalidad de tornar el coito
imposible.
2. Angustia: cumple una función tanto de descarga como de defensa. Es un afecto caracterizado por una triada
de sensaciones –inquietud, incertidumbre y desamparo- que no guardan relación con ningún peligro real
externo o interno. Acompañada por manifestaciones fisiológicas como temblores, transpiración, ahogo, mareos,
etc., que expresan la hiperactividad del sistema simpático, y que conmemora el nacimiento.
a. Estado de ansiedad: foco permanente de inquietud y desasosiego, sin que los compromisos orgánicos
sean intensos, ni que la vivencia subjetiva inunde e invada la personalidad.
b. Crisis de angustia: interrupción súbita e intensa de la vivencia de angustia, junto con una serie de
trastornos somáticos característicos – disnea, palpitaciones, vómitos, temblores-.
3. Alteraciones de la agresividad: ​su humor es inestable, intolerante y contradictorio. Los rasgos agresivos de
su conducta son un componente importante de la estructura neurótica. A veces la agresión es inconsciente,
oculta y latente, otras plenamente manifiesta; pero siempre es vivida con angustia y culpa, y en general intenta
desplazarla, invertirla, volverla contra el yo o reprimirla (a diferencia del psicópata). Por el carácter mismo de
las metas libidinales es que se propone metas imposibles, siempre se encuentra en estado de frustración, con lo
cual la privación que esto origina desencadena comportamientos agresivos. La frustración engendra agresión
como respuesta en el neurótico.
4. Trastorno del dormir y del sueño: los más frecuentes están ligados al insomnio, la dificultad en continuar
el sueño, y las pesadillas. La base radica es una imposibilidad de relajamiento total; porque el yo, que se opone
a los impulsos rechazados, sabe que estos impulsos arremeten con más fuerzas durante el dormir y en el
momento de dormirse, que durante la vigilia. Temor a dormir quiere decir temor a los deseos inconscientes que
puedan surgir en el dormir. En otros casos lo que se teme no es la afloración de un deseo rechazado sino de un
castigo; en estos casos el dormir equivale simbólicamente a la castración o a la muerte.
5. Trastornos de la psicomotricidad.
a. Enuresis​: es poco común en los adultos, y se asocia a un síndrome particular compuesto además por el
sonambulismo y los pavores nocturnos. Se trata de una descarga sexual que representa un equivalente y
sustituto de la masturbación reprimida remitida a la conflictiva edípica.
b. Tics: estructuralmente implican un fracaso de la función yoica del control de la motilidad. Movimientos
estereotipados, bruscos e intempestivos, impuestos al yo que representan por equivalencia simbólica una
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descarga de agresión reprimida. Puede darse de distintas formas: que represente una parte del afecto
reprimido cuyo significado permanezca oculto; que represente inconscientemente un movimiento
defensivo contra el afecto; o que no represente directamente un afecto ni una defensa contra el mismo,
sino otros impulsos motores que tuvieron lugar durante una excitación reprimida.
c. Tartamudez: es un trastorno del ritmo del lenguaje. Revela un conflicto de tendencias antagónicas
donde el enfermo quiere decir algo pero al mismo tiempo no lo quiere decir. Conscientemente quiere
hablar, pero existe una fuerza inconsciente que se lo impide. El yo se encuentra abocado a una lucha
intensa en dos frentes simultáneos: contra sus impulsos censurables y contra el superyó sádico.
6. Astenia neurótica: ​se diferencia de la depresión porque carece de un sentimiento patognomónico de ésta,
que es la pérdida de la estima de uno mismo. Cuando la astenia se convierte en un síntoma capital y prevalente
del cuadro, se habla de neurastenia. Este síntoma tiene dos vertientes: una somática que se presenta con fatiga,
agotamiento, pesadez, cefaleas, etc.; y una psíquica que se presenta con malhumor, abulia, impotencia, fatiga
mental, etc. El conflicto central de la astenia neurótica radica entre dos tendencias opuestas: por un lado el
enfermo siente una imperiosa necesidad de descarga, y al mismo tiempo una falta de interés para realizar
cualquier actividad que le sea útil para alcanzar dicha finalidad. Así, el conflicto paraliza al neurótico, lo agota
y lo empobrece progresivamente
7. Ideas hipocondríacas: son ideas sobre la constante preocupación por la salud, lo cual lleva a una
permanente búsqueda de dolores y sensaciones anormales en diversas zonas del cuerpo. Es la búsqueda de una
localización por medio de la cual dichas ideas expresan su angustia ante los interrogantes del cuerpo y
angustian involucrando a un órgano. Se manifiesta en sensaciones somáticas penosas o dolorosas, el sujeto
retira la libido de los objetos del mundo y los concentra sobre el órgano que le preocupa. Se trata de la
intensificación de la erogeneidad de una parte del cuerpo
8. Depresión​: es la pérdida de la autoestima relacionada con una valoración narcisística. Suele aparecer como
consecuencia de una frustración, de pérdidas o de situaciones que hacen resurgir un sentimiento de inseguridad
reprimido. También se halla la inhibición o enlentecimiento de los procesos psíquicos (en el plano psíquico o
motor) replegándose sobre sí mismo y evitando el contacto con los otros. En el fondo de la depresión se halla
una herida narcisista debida al abandono experimentado por la pérdida del objeto, de su investimento o a la
desvalorización del objeto.
9. Culpa: puede designar un estado afectivo consecutivo a un acto que el sujeto considera reprochable,
pudiendo ser la razón que para ello se invoca más o menos adecuada o también un sentimiento difuso de
indignidad personal sin relación con un acto preciso del que el sujeto pudiera acusarse. El sentimiento de
culpabilidad se postula en psicoanálisis como sistema de motivaciones inconscientes que explican
comportamientos de fracaso, conductas delictivas, sufrimientos que se inflige el sujeto. El sentimiento de culpa
es inconsciente en la medida que el sujeto ignora la verdadera naturaleza de los deseos, especialmente de los
agresivos.
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Neurosis actuales (C.F.e.P 4 Cap. VI)
Constituyen la facilitación somática de las psiconeurosis, por el hecho de que sus síntomas son a menudo el
núcleo y fase precursora del síntoma psiconeurótico. Es decir, los síntomas son ante todo de tipo somático. Por
lo tanto, se definen como disfunción somática de origen sexual.
Neurosis actuales Psiconeurosis

Diferencias etiológicas La causa es actual. La causa está en el pasado,

Es un conflicto presente que en acontecimientos pretéritos

provoca un estancamiento, reactivados por el presente.

una estasis. Tiene un modo de acción

Se trata de una dificultad real simbólica.

y lo que está en juego es la Se trata de la sexualidad,

sexualidad pero en un nivel pero ya es fantasmática.

no elaborado, no

simbolizado.

Diferencias Patogénicas Hay una fuente de excitación, La fuente de excitación, el

un desencadenamiento factor desencadenante, se

manifiesto que es somático e sitúa en el nivel psíquico, en

incapaz de encontrar su el nivel de elementos ya

expresión simbólica. simbolizados.

Existe un conflicto causal

pero no participa de su

mecanismo.

DIferencia de la formación Es somática: hay una Es simbólica: tienen un

de los síntomas transformación directa de la sentido y reflejan el conflicto,

excitación en angustia o una que traducen bajo la forma

derivación de ésta sobre de un compromiso entre el

ciertos aparatos corporales. deseo y la defensa.

Por no ser expresión

simbólica, los síntomas no

son interpretables.

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Formas clínicas
1. Neurosis de angustia: acumulación de excitación sexual que se transforma directamente en síntoma,
predominantemente angustia, sin mediación psíquica. Esta falta de descarga está condicionado por
diversos factores que intervienen como desencadenantes, por ejemplo el coitus interruptus, abstinencia
sexual, etc
a. Excitabilidad general: es la traducción psicofísica de la acumulación de excitación que el sujeto no
está en condiciones de soportar ni tramitar. Excitación somática que se hace excesiva en la medida que
no encuentra su correlato en el nivel psíquico. Defecto de libido psíquica de la actividad sexual. Entra
en juego la perturbación económica, ya que entran en cjuego estas categorías de defecto y exceso.
Exceso de energía sexual pero hay defecto de libido.
b. Expectativa angustiada: síntoma nuclear. Corresponde al quantum de afecto libremente flotante.
Estado de ansiedad permanente presto a fijarse a cualquier contenido de representación que le convenga.
es sensación que algo va a pasar, de incertidumbre. Pensamiento pesimista o negativo.
c. Ataques de angustia​: algunos pueden carecer de contenido representativo inmediato (está ansioso sin
saber por qué); otros se ligan a una representación o a una idea o inclusive a una sensación somática. Se
puede dar de 3 maneras distintas: a. totalmente desligado de la representación ​(el sujeto no puede
decir nada, no tiene contenido) b. ligada a una representación o a una idea, en gral. se liga a la idea de
muerte, postración o locura.​ c. quedar adherido exclusivamente a lo somático
d. Equivalentes somáticos:
● Síntomas respiratorios: disnea, tos, hipo, bostezo
● Síntomas cardiovasculares: crisis de palpitaciones, taquicardia, dolores descriptos como
quemaduras, pinchazos
● Síntomas digestivos: constricción faríngea, espasmos gástricos, nauseas, vómitos
● Síntomas urinarios: estranguria, polaquiuria.
● Síntomas neuromusculares: temblores, fibrilaciones faciales
● Síntomas sensitivos, sensoriales y cutáneos: hiperestesias, parestesias
En las neurosis de angustia pueden existir fobias, cuyo mecanismo consiste en la fijación arbitraria de la
angustia libre a tal o cual representación que pueda prestarse a ello. Puede fijarse a tipos comunes de peligros
que por su generalidad, poca especificidad de descripción e imprecisión de su origen o contexto vivencial,
ponen en evidencia su función de pretexto intrínseco de fijación.
Las fobias se diferencian de las histerias de angustia (psiconeurosis de defensa) porque estas últimas la etiología
es psíquica e histórica. El mecanismo de traslación de afecto vale para ambas, pero en las fobias de las neurosis
de angustia el afecto siempre es la angustia, no proviene por desplazamiento desde una representación

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reprimida, es incierta su disolución por psicoterapia, no hay acontecimiento olvidado y no hay mecanismo de
sustitución.
Metapsicología de la angustia. La excitación somática no encuentra su correlato en el nivel psíquico, y es por
esta ausencia de elaboración que se produce la derivación bajo la forma de angustia. Cuando una vía está
cerrada, se toman otras. Esta neurosis por acumulación, se traduce en el nivel psíquico en un descenso de libido.
No hay exceso de libido, sino defecto de libido psíquica. Hay inadecuación entre la excitación sexual en el nivel
somático y la posibilidad de elaborar esta excitación en el nivel psíquico.

2. Neurastenia​: el cuadro clínico gira en torno a una fatiga física de origen nervioso y comprende
síntomas en los más diversos registros. Desde el punto de vista etiológico se trata de un modo
inadecuado de descarga de la excitación sexual, por onanismo inmoderado o poluciones espontaneas.
Hay una incapacidad de resolver en forma adecuada la tensión libidinal, que deriva a lo somático sin
intervención de mecanismos psíquicos. Desde el punto de vista sintomático es monótono, con fatiga
física, cefaleas, dispepsia, constipación, sensación de asco, parestesia espinal, debilitación sexual, etc
a. Astenia intelectual: pero sobre todo física. El sujeto está más fatigado al despertar que por la
noche, e incluso cuando no hace esfuerzos que cuando los hace.
b. Síntomas dolorosos.
c. Trastornos funcionales neurovegetativos.
d. Estado de depresión, tristeza e indiferencia
e. Abulia, inquietud y falta de emotividad
3. Hipocondría: Diferenciar de ideas hipocondriacas, el neurótico tiene ideas hipocondríacas que tienen
un basamento identificatorio, el sujeto se constituye a partir de la imagen de 1 otro, esa identificación
persiste es la base de la estructura psíquica. Alguien me dice que tiene piojos a mi me pica la cabeza,
identificación, dura un rato nomás. Es común a todas las neurosis. La hipocondría es diferente, la piensa
como actuales y luego la pasa a psicosis (en la nosografía freudiana sigue en actuales dsp de 1915 la
conceptualiza como psicosis). Preocupación morbosa por las enfermedades físicas que supuestamente se
padecen, sobre todo por el funcionamiento del cuerpo, y que por lo general no se restringen a un patrón
lógico de síntomas. Suelen ser variados, dolorosos y displacenteros, sin causa orgánica. Se presentan en
cualquier parte del organismo, pero resalta la preocupación por las funciones digestivas y excretoras.
Tiene dificultades para describir con precisión sus síntomas, los define con términos vagos. Su
orientación mental lo mantiene constantemente alerta para descubrir nuevas y diversas manifestaciones
y enfermedades. Tiene la convicción de haber enfermado seriamente y aunque exista realmente una
enfermedad seria, no excluye el diagnóstico de hipocondría, porque en ocasiones se trata de otra
enfermedad que no se relaciona con la obsesión del paciente. Esta siempre al tanto de las mejores dietas
y medicamentos, por lo cual tiende a automedicarse. Peregrina interminablemente por consultorios
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médicos. Un diagnóstico negativo no es suficiente para convencerlo, algo se le debe haber escapado al
médico o no prestó la suficiente atención. Consideraciones freudianas. Se manifiesta en sensaciones
somáticas penosas o dolorosas, sin fundamento en alteraciones comprobables. Hay una alteración en la
erogeneidad de los órganos, que está relacionada con la alteración de la carga de libido en el yo
(estancamiento), es decir que producirían la misma influencia en la distribución de la libido yoica que la
enfermedad material de los órganos. La correlaciona con las psiconeurosis narcisísticas (especialmente
la esquizofrenia) porque parece concernir a problemáticas vinculadas a la libido del yo, contrariamente a
las neurosis de angustia y a la neurastenia, que conciernen a la libido objetal y que son puestas en
relación con las psiconeurosis de transferencia. La hipocondría es núcleo y fase precursora de los
fenómenos sintomáticos restitutivos de las psicosis y el déficit corresponde tanto a la constitución del
cuerpo como al yo.

Sintomatología clínica de la neurosis de angustia (Freud, tomo III)


El cuadro clínico de la neurosis de angustia comprende los siguientes síntomas:
1. La irritabilidad general: ​Este es un síntoma nervioso frecuente. Una irritabilidad acrecentada indica
siempre una acumulación de excitación o una incapacidad para tolerarla, vale decir, una acumulación
absoluta o relativa de estímulos. Hay hiperestesia auditiva, una hipersensibilidad a los ruidos, síntoma
este que sin duda se explica por el íntimo vínculo congénito entre impresiones auditivas y terror. Sse
halla a menudo como causa del insomnio, que en más de una de sus formas pertenece a la neurosis de
angustia.
2. La expectativa angustiada: es el síntoma nuclear de la neurosis. «inclinación a una concepción
pesimista de las cosas»; pero siempre que puede rebasa ese estado de angustia razonable, y hasta los
enfermos mismos suelen discernirla como una suerte de compulsión. Una exteriorización más lata de la
expectativa angustiada sería la inclinación, tan común en personas de exagerado prurito moral, a h
angustia de la conciencia morale a la escrupulosidad y la meticulosidad pedante; también esta varía
desde lo normal hasta su acrecentamiento como manía de duda. (diferente a hipocondria)
3. Ataque de angustia: ​puede consistir en el sentimiento de angustia solo, sin ninguna representación
asociada, o bien mezclarse con la interpretación más espontánea, como la aniquilación de la vida, «caer
fulminado por un síncope», la amenaza de volverse loco, o se conecta con la sensación de angustia una
perturbación de una o varias funciones corporales (la respiración, la actividad cardíaca, etc). Es
frecuente que el sentimiento de angustia quede completamente relegado o se vuelva apenas reconocible
como un «sentirse mal», un «malestar».
4. Existen ataques de angustia rudimentarios y equivalentes del ataque de angustia, probablemente de igual
significado, que muestran una gran riqueza de formas, poco apreciadas hasta ahora.

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a. Ataque de angustia acompañado por perturbaciones de la actividad cardíaca, palpitaciones,
arritmia breve, taquicardia persistente, hasta llegar a estados graves de debilidad del corazón que
no siempre es fácil distinguir de una afección cardíaca orgánica; pseudoangina pectoris, de muy
espinoso diagnóstico.
b. Ataques de angustia acompañados por perturbaciones de la respiración, varias formas de disnea
nerviosa, ataques semejantes al asma, etc. Pongo de relieve que tampoco estos ataques se
acompañan siempre de una angustia reconocible
c. Ataques de oleadas de sudor, a menudo nocturnos
d. Ataques de temblores y estremecimientos, que es muy fácil confundir con ataques histéricos
e. Ataques de hambre insaciable, a menudo conectados con vértigos
f. Diarreas que sobrevienen como ataques.
g. Ataques de vértigo locomotor
h. Ataques de las llamadas «congestiones», vale decir, casi todo lo que se ha llamado «neurastenia
vasomotriz»
i. Ataques de parestesias (pero es raro que estas se presenten sin angustia o un malestar semejante)
5. Muy frecuente es el terror nocturno por lo común acompañado de angustia, disnea, sudor, etc. (otro
motivo de insomnio)
6. Vértigo: Se clasifica dentro del vértigo locomotor o de coordinación consiste en un malestar específico,
acompañado por las sensaciones de que el piso oscila, las piernas desfallecen, es imposible mantenerse
más tiempo en pie, y a todo esto las piernas pesan como plomo, tiemblan o se doblan las rodillas. Este
vértigo nunca conduce a una caída. Uno de estos ataques de vértigo puede estar subrogado también por
un ataque de desmayo profundo. Otros estados de desmayo a raíz de la neurosis de angustia parecen
depender de un colapso cardíaco.
7. Dos grupos de fobias típicas, referidos, el primero, a las amenazas fisiológicas comunes, y el segundo a
la locomoción
8. Sensaciones como ganas de vomitar y náuseas, y el síntoma del hambre insaciable puede procurar, solo
o junto con otros (congestiones), un ataque de angustia rudimentario; como alteración crónica, análoga a
la expectativa angustiada, se halla una inclinación a la diarrea, que ha dado ocasión a los más
extravagantes errores de diagnóstico. La actividad estomacal e intestinal en la neurosis de angustia
muestra aguda oposición con los influjos a que esa misma función está sometida en la neurastenia.
Casos mixtos presentan a menudo la consabida «alternancia de diarrea y constipación». Análoga a la
diarrea es la urgencia de orinar de la neurosis de angustia.
9. Las parestesias, que pueden acompañar al ataque de vértigo o de angustia, cobran interés por su
capacidad de asociarse en una secuencia fija. También puede haber en la neurosis de angustia una suerte

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de conversión (por ejemplo en reumaticos). También una inclinación a las alucinaciones que no se
pueden interpretar como histéricas.
10. Varios de los mencionados síntomas que acompañan o subrogan al ataque de angustia se presentan
también de manera crónica. En este caso se vuelven todavía menos reconocibles, pues la sensación
angustiada que los acompaña pasa aún más inadvertida que en el ataque de angustia. Esto es válido, en
particular, para las diarreas, el vértigo y las parestesias. Así como el ataque de vértigo puede ser
subrogado por un ataque de desmayo, el vértigo crónico puede ser por la sensación permanente de una
gran postración, cansancio, etc.

Sobre las teorías sexuales infantiles (Freud, 1908 Tomo IX)

Freud observa las exteriorizaciones y el pulsionar de los niños, los neuróticos adultos que recuerdan
conscientemente sobre su infancia y las inferencias y recuerdos inconscientes de los neuróticos en tratamiento;
así es que está en condiciones de afirmar que todos los niños se ocupan de los problemas sexuales antes de la
pubertad.

Trieb​: pulsión de saber ligada a la pulsión sexual infantil. Hay un punto de anudamiento entre la sexualidad y
el saber y esto se plasma en el campo de las ​teorías sexuales infantiles. ​Freud afirma que resulta indispensable
para la concepción de las neurosis mismas, en las cuales las teorías infantiles conservan vigencia y cobran un
influjo que llega a comandar la configuración de los síntomas..

Freud afirma que son teorías falsas pero que contienen un fragmento de verdad. Apunta a la pregunta por el
origen de los niños se inventan teorías. Es una pregunta sobre su propia existencia “​¿De dónde vienen los
niños?” y la pregunta proviene del apremio de la vida (se presenta ante desvanecimientos psicológicos. En el
campo humano requerimos ciertas respuestas que tienen que ver con el Quien soy?).

Existe la ​fuente del saber​; padre, madre o persona más próxima a la que el niño recurre primariamente pero
fracasa al recibir respuestas evasivas o erróneas (teoría de la cigüeña), que los niños rechazan generando
desconfianza hacia los adultos. Adquieren así la noción de la existencia de algo “prohibido” que los grandes
desean mantener en secreto y por eso investigan luego tbm ellos en secreto. El niño posee una pre-respuesta por
la que siente predilección pulsional, la respuesta está sostenida por esa parte del cuerpo que le otorga al niño
alguna​ ganancia de placer.

Así se vivencia un ​conflicto psíquico: unas opiniones por las que sienten predilección pulsional no son
“correctas” para los grandes, y entran en oposición con otras sustentadas por la autoridad de los grandes que no
les son gratas.

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De este ​conflicto psíquico se puede desenvolver una ​escisión psíquica​: una de las opiniones deviene dominante,
consciente (la del “bueno”, que tbm lleva a la suspensión del reflexionar), la otra deviene inconsciente (se
sofoca, es la que el trabajo de investigación del niño da como válida pero no debe tener vigencia). ​De esta
manera queda constituido el complejo nuclear de la neurosis.

Todas las teorías sexuales infantiles tienen un fragmento de verdad dado por la pulsión sexual ya en
movimiento dentro del organismo infantil. No tienen un orden evolutivo, no es posible construirse una
sexualidad sino es sobre la vía de las preguntas que el niño se hace, no vienen de manera espontánea ni por el
libre albedrío psicológico, sino por las pulsiones que los gobiernan, las Teorías Sexuales son dictadas por su
actividad pulsional.

Soporte: la no existencia de la diferencia de los sexos, el niño no sabe que papá y mamá son de sexos opuestos
y diferentes.

Primera teoría en relación a la diferencia de los sexos. Se piensa que todos los seres humanos poseen pene. Si
ven la anatomía femenina dicen que ya va a crecer.

1) El niño gobernado en lo principal por la excitación del pene y lo ha estimulado con la mano, siendo
descubiertos por adultos que amenazan con cortarle, el efecto de esta “amenaza de castración” es
superlativo y extraordinariamente duradero. Los genitales de la mujer, percibidos luego y concebidos
como mutilados, recuerdan aquella amenaza y por eso despiertan en el homosexual horror en vez de
placer. En la niña pequeña se puede observar fácilmente que comparte por entero aquella estimación de
su hermano. Desarrolla un gran interés por esa parte del cuerpo en el varón, interés que pronto pasa a
estar comandado por la envidia. Se siente perjudicada.
2) Su ignorancia de la vagina posibilita al niño convencerse también de la segunda de sus teorías sexuales.
Si el hijo crece en el vientre de la madre y es sacado de ahí, ello ocurrirá por la única vía posible: la
abertura del intestino. Es preciso que el hijo sea evacuado como un excremento, una deposición. Es la
teoría de la cloaca.
3) Cuando por alguna razón los niños son testigos del comercio sexual entre los padres, por la la posición
recíproca de las dos personas, los ruidos que hacen o ciertas circunstancias secundarias, siempre llegan a
lo que podríamos llamar la misma ​concepción sádica del coito. ​El niño se pregunta ¿qué es estar
casados? ¿Qué se hace detrás de esa puerta cerrada? La respuesta es orinar en presencia del otro,
mostrarse la cola sin vergüenza. Esta curiosidad está sostenida en lo que ve y oye e inscribe la escena
sexual que ve a partir de su propia constitución pulsional (función de apoderamiento: dominación
muscular) el niño se arma una historia de escena de lucha donde, al no saber la diferencia de los sexos,

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los roles quedan reducidos a masculino (activo, sujeto) y femenino (pasivo, objeto), donde los padres
“juegan a pelear.

Organización genital infantil (Freud tomo XIX )


En el curso de estas indagaciones el niño llega a descubrir que el pene no es un patrimonio común de todos los
seres semejantes a él. Da ocasión a ello la visión casual de los genitales de una hermanita o compañerita de
juegos; pero niños agudos ya tuvieron antes, por sus percepciones del orinar de las niñas, en quienes veían otra
posición y escuchaban otro ruido, la sospecha de que ahí había algo distinto, y luego intentaron repetir tales
observaciones de manera más esclarecedora. Es notoria su reacción frente a las primeras impresiones de la falta
del pene. Desconocen esa falta; creen ver un miembro a pesar de todo; cohonestan la contradicción entre
observación y prejuicio mediante el subterfugio de que aún sería pequeño y ya va a crecer," y después, poco a
poco, llegan a la conclusión, afectivamente sustantiva, de que sin duda estuvo presente y luego fue removido.
La falta de pene es entendida como resultado de una castración, y ahora se le plantea al niño la tarea de
habérselas con la referencia de la castración a su propia persona. Sólo puede apreciarse rectamente la
significatividad del complejo de castración si a la vez se toma en cuenta su génesis en la fase del primado del
falo. Pero no se crea que el niño generaliza tan rápido ni tan de buen grado su observación de que muchas
personas del sexo femenino no poseen pene; ya es un obstáculo para ello el supuesto de que la falta de pene es
consecuencia de la castración a modo de castigo. El niño cree, al contrario, que sólo personas despreciables del
sexo femenino, probablemente culpables de las mismas mociones prohibidas en que él mismo incurrió, habrían
perdido el genital, Pero las personas respetables, como su madre, siguen conservando el pene.
No carece de importancia tener presentes las mudanzas que experimenta, durante el desarrollo sexual infantil, la
polaridad sexual a que estamos habituados. Una primera oposición se introduce con la elección de objeto, que
sin duda presupone sujeto y objeto. En el estadio de la organización pregenital sádico-anal no cabe hablar de
masculino y femenino; la oposición entre activo y pasivo es la dominante.''* En el siguiente estadio de la
organización genital infantil hay por cierto algo masculino, pero no algo femenino; la oposición reza aquí:
genital masculino, o castrado. Sólo con la culminación del desarrollo en la época de la pubertad, la polaridad
sexual coincide con masculino y femenino. Lo masculino reúne el sujeto, la actividad y la posesión del pene; lo
femenino, el objeto y la pasividad. La vagina es apreciada ahora como albergue del pene, recibe la herencia del
vientre materno.

Histeria de conversión (C.F.e.P VI CAP. 6)


Describe el síntoma histérico como:
● Símbolo mnémico de ciertas impresiones y experiencias traumáticas. No siempre están en el lugar que
conmemoran (como “monumento”).

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● Sustitución creada por la conversión para el retorno de lo reprimido.
● Resultado de la expresión de una realización de deseo
● Sirve a la satisfacción sexual y representa una parte de la vida sexual del paciente
● Corresponde al retorno de una satisfacción sexual de la vida infantil, reprimida
● Nace como transacción de dos movimientos contrarios
● No puede carecer de significación sexual, aunque tome la representación de movimientos inconscientes
asexuales
Para la solución del síntoma es necesario abordar las dos fantasías sexuales presentes: una de carácter
masculino, y otra de carácter femenino. Sin embargo, a veces es posible encontrar síntomas distintos
correspondiendo por separado a uno u otro carácter parado a uno u otro carácter. En 1909, en Generalidades
sobre el ataque histérico, describe el ataque histérico como una fantasía inconsciente traducida en acto motor,
proyectada sobre la motilidad y mínimamente representada. Un sueño sustituye muchas veces un ataque, o más
frecuentemente aún, lo explica. La representación mímica de la fantasía ha sufrido como consecuencia de la
censura, deformaciones análogas a las del sueño. Por lo tanto, el ataque histérico requiere de una tarea de
interpretación, como se trabaja con los sueños.
Motivos por los cuales se dificulta la interpretación:
● El mismo material expresa simultáneamente varias fantasías que pueden ser de diferente género. El
ataque se torna ininteligible porque el enfermo desarrolla las actitudes o movimientos de dos personas
emergentes en la fantasía.
● Inversión antagónica de las inervaciones, que es un proceso análogo a la transformación de un elemento
en su contrario
● Inversión del orden temporal de la fantasía representada, en la que empieza por el final, al igual que un
sueño.
El ataque histérico está destinado a construir la sustitución de una satisfacción autoerótica
Conversión: Se trata de una energía libidinal que se transforma en inervación somática. La conversión cursa
paralelamente al desprendimiento de la libido de la representación en el proceso de represión. La investidura
libidinal desprendida es trasladada a lo corporal; entonces se produce un clivaje entre la representación y la
investidura libidinal, la representación deviene inconsciente y la investidura inervará a la representación que se
tenga de un órgano somático, adoptando la expresión simbólica de aquello que se reprime. La diferencia
conceptual que existe con las manifestaciones patológicas de las neurosis actuales, (siendo las dos la expresión
directa de la investidura no descargada y no ligada) es que en las neurosis actuales no hay mediación simbólica,
y en el síntoma conversivo el cuerpo habla expresando la representación reprimida constituyéndose en el
sustrato material de ese lenguaje.
Complejo de Edipo en la histeria

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En las neurosis histéricas se produce una estructura triangular que prorroga la triangularidad edípica, repitiendo
en ella identificaciones que no le permiten acceder a una posición femenina. La inclusión de la triangularidad es
para avanzar en una pregunta que la madre de la histérica no responde, pues no otorga respuestas a los
emblemas propios de su sexo. La introducción de la otra mujer, le permite transitar algo que su madre no le da,
los secretos de la sexualidad. La histérica quiere saber de la sexualidad, pero sin poner el cuerpo, que el cuerpo
lo introduzca la otra. Ella queda resguardada en una posición narcisista. Se ofrece pero no se entrega, porque la
entrega es vivida como sometimiento con la vivencia de quedar a la merced del otro, lo cual le causa angustia.
Para Freud era típico de la fantasía histérica, la bisexualidad. Allí, la histérica se sitúa como una mujer y como
un hombre al mismo tiempo; identifica al hombre para plantear su pregunta por la feminidad. La histérica se
identifica a los puntos de quiebre del padre, a sus manifestaciones de impotencia. A la histérica le es útil tener
un padre impotente para idealizar y así ser ella quien lo sostiene, garantizando un lugar en su deseo, pues la
histérica encuentra cerrado prematuramente su espacio en el deseo de la madre y en esa caída lo encuentra al
padre. Es por eso que le profesa un gran amor. Esto hace que se presente como alguien que no encuentra su
lugar sin alojamiento en el otro; de ahí su necesidad de ser amadas más que de amar. Por eso mismo, trata de
suscitar la falta en el otro. La histérica realiza identificaciones totalizadoras y parciales. Pero en tanto ellas sean
a los rasgos del fracaso paterno, no le es posible avanzar en qué es ser una mujer, pues queda detenida en esa
pregunta y fracasa como su padre, quedando perpetuada en un deseo insatisfecho. Persistiendo en su deseo
insatisfecho cede su lugar a otra, quedando fuera de la posibilidad de ser consecuente con su propio deseo. Las
respuestas ausentes en la madre se repiten en la histérica, en lo que no entrega.
Descripción clínica:
● Teatralidad (se ofrece siempre como espectáculo), belle indifférence, sugestibilidad (fácilmente
influenciable o autosugestión), hiperconsumo médico y medicamentoso, seducción.
● Son quisquillosas, sensibles, fácilmente humillables, vigilan constantemente al otro, desean despertar el
deseo de un hombre no solo para frustrarlo sino para construir especulativamente un deseo.
● Exhiben dificultades en la vida cotidiana. Hay un sentimiento de minusvalía y de inexistencia.
● Vive en un mundo de malentendidos. Todo es conflicto e insatisfacción.
● Sus respuestas son característicamente ambiguas; si no le responden es el padre frustrador, que promete
y no da, y si le responden es un padre amenazante.
● Apunta hacia la reducción de los hombres a objetos, reconociendo con ello que es lo único que los hace
deseables. La histeria es una mascarada, no aparece en relación con lo que le falta sino con una serie de
atributos que son las que hacen deseable a una mujer.
● Mitomanía: no cesa de falsificar su vida y sus vínculos.
● Alteraciones sexuales: todo el cuerpo está erotizado como falo, pero suele haber inhibiciones en lo
genital.
● Ingenuidad, infantilismo y superficialidad: aunque sean conscientes de sus actitudes, no se implican.
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● Exhibicionismo, teatralidad y seducción: muestra de atributos y quejas.
● Busca despertar el deseo en el otro para poder construir especularmente su deseo.
● Labilidad afectiva: el otro siempre es idealizado, ocupa inevitablemente el lugar del ideal del yo de la
histérica y en su fantasía juega el papel de héroe; pero así también es rápida la destronización.
● Queja: nada la convence, nada la conforma. Es la queja por la queja misma.

Manifestaciones clínicas:
1. Crisis histérica:
a. Gran ataque histérico: Charcot describe cuatro fases, y Freud dice que puede que alguna no se dé
e igual sea un ataque histérico. Pródromo,como aviso. Epileptoide, como escenificación
convulsiva. De trance, como pasional. Terminal, puede llegar a ser alucinatorio o delirante, y
puede entrar en un estado depresivo.
b. Formas menores: crisis sincopal (palidece, se angustia, se desploma con recuerdo luego de lo
acaecido) y crisis con sintomatología extrapiramidal (acceso de hipo, bostezo, risa, llanto, tics,
temblores)
c. Estados crepusculares (debilitamiento de la conciencia vigil) y estados segundos (gran
producción onírica/personalidades múltiples).
d. Amnesias paroxísticas: trastornos de memoria; la más común es amnesia lacunar.
e. Ataques catalépticos: entra en un estado inerte; no ve, aún con los ojos abiertos; cuerpo completo
anestesiado; enlentecimiento de todas las funciones vegetativas; puede durar horas, días.
2. Síndromes funcionales duraderos
a. Parálisis funcionales: parálisis de un movimiento o grupo de movimientos con la misma
significación funcional (astasia abasia); localizadas (disfonía).
b. Contracturas y espasmos: especie de parálisis activa (tortícolis, vómitos, espasmos óculo
faciales).
c. Anestesias: de un segmento del cuerpo; intensas.
d. Trastornos sensoriales: ceguera, sordera. Alteración de una función sensorial o parte de ella.
3. Manifestaciones viscerales
a. Espasmos: digestivos (náuseas). Urinarios (retención). Genitales (vaginismo y dispareunia).
b. Algias: localizadas, intensas, dramatizadas. Falta de correlaciones locales.
c. Trastornos tróficos: de alimentación. Anorexia, oliguria.

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Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad (1908. Tomo IX)
Todos los ataques histéricos que he podido indagar hasta ahora probaron ser unos tales sueños diurnos de
involuntaria emergencia. Las hay tanto inconscientes como conscientes, y tan pronto como han devenido
inconscientes pueden volverse también patógenas, vale decir, expresarse en síntomas y ataques.
Las fantasías inconscientes pueden haberlo sido desde siempre, haberse formado en lo inconsciente, o bien
—caso más frecuente— fueron una vez fantasías concientes, sueños diurnos, y luego se las olvidó adrede,
cayeron en lo inconsciente en virtud de la «represión»
La fantasía inconsciente mantiene un vínculo muy importante con la vida sexual de la persona; en efecto, es
idéntica a la fantasía que le sirvió para su satisfacción sexual durante un período de masturbación. El acto
masturbatorio (en el sentido más lato; onanista) se componía en esa época de dos fragmentos: la convocación
de la fantasía y la operación activa de autosatisfacción en la cima de ella. Originariamente la acción era una
empresa autoerótica pura destinada a ganar placer de un determinado lugar del cuerpo, que llamamos erógeno.
Más tarde esa acción se fusionó con una representación-deseo tomada del círculo del amor de objeto y sirvió
para realizar de una manera parcial la situación en que aquella fantasía culminaba. Cuando luego la persona
renuncia a esta clase de satisfacción masturbatoria y fantaseada, la fantasía misma, de conciente que era,
deviene inconciente. Y si no se introduce otra modalidad de la satisfacción sexual, si la persona permanece en
la abstinencia y no consigue sublimar su libido, vale decir, desviar la excitación sexual hacia una meta superior,
está dada la condición para que la fantasía inconciente se refresque, prolifere y se abra paso como síntoma
patológico, al menos en una parte de su contenido, con todo el poder del ansia amorosa. ​Los síntomas
histéricos no son otra cosa que las fantasías inconcientes figuradas mediante «conversión», y en la
medida en que son síntomas somáticos, con harta frecuencia están tomados del círculo de las mismas
sensaciones sexuales e inervaciones motrices que originariamente acompañaron a la fantasía, todavía
conciente en esa época. De esta manera en verdad es des-hecha la deshabituación del onanismo; y ​la meta
última de todo el proceso patológico, restablecer la satisfacción sexual en su momento primaria, si bien
nunca se consuma así,- es alcanzada siempre en una suerte de aproximación. ​La técnica psicoanalítica
permite colegir desde los síntomas estas fantasías inconscientes y hacer que devengan concientes al enfermo. Y
por este camino se ha descubierto que el contenido de las fantasías inconscientes de los histéricos se
corresponde en todos sus puntos con las situaciones de satisfacción que los perversos llevan a cabo con
conciencia. La indagación psicoanalítica lleva desde los llamativos síntomas hasta las fantasías Icc escondidas.
El nexo de las fantasías con los síntomas no es simple, sino múltiple y complejo; un síntoma no corresponde a
una única fantasía ICC, sino a una multitud de estas dentro de una composición sujeta a leyes.
Un síntoma histérico es la expresión de una fantasía sexual Icc masculina por una parte y femenina por
la otra.

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El significado bisexual de sintomas histéricos, es una prreba interesante de la afirmación de que la
disposición bisexual que suponemos en los seres humanos se puede discernir con particular nitidez en los
psiconeuroticos por medio del psicoanálisis.

La identificación (Psic. de las masas y análisi del Yo Tomo XVIII)


El psicoanálisis conoce la identificación como la más temprana exteriorización de una ligazón afectiva con otra
persona. Con la madre, una directa investidura sexual de objeto, con el padre, una identificación que lo toma
por modelo. Ambos coexisten un tiempo, sin influirse ni perturbarse entre sí. Pero la unificación de la vida
anímica avanza sin parar y a consecuencia de ella ambos lazos confluyen a la postre, y por esa confluencia nace
el complejo de Edipo normal. El pequeño nota que el padre le significa un estorbo junto a la madre, su
identificación con él cobra entonces una tonalidad hostil, y pasa a ser idéntica al deseo de sustituir al padre
también junto a la madre. Desde el comienzo mismo, la identificación es ambivalente, puede darse vuelta hacia
la expresión de la ternura o hacia el deseo de eliminación. Es fácil expresar en una fórmula el distingo entre una
identificación de este tipo con el padre y una elección de objeto que recaiga sobre el. En el primer caso el padre
es lo que uno querría ser, en el segundo, lo que uno querría tener. La identificación puede ser la misma que la
del complejo de Edipo, que implica una voluntad hostil de sustituir a la madre, y el síntoma expresa el amor de
objeto por el padre, realiza la sustitución de la madre bajo el influjo de la conciencia de culpa. Sucede a menudo
que la elección de objeto vuelva a la identificación, o sea, que el yo tome sobre sí las propiedades del objeto. En
esta identificación el Yo copia en un caso a la persona no amada y en el otro a la persona amada. La
identificación es parcial, toma prestado un único rasgo de la persona objeto. Hay un tercer caso de formación de
síntoma, particularmente frecuente e importante, en que la identificación prescinde por completo de la relación
de objeto con la persona copiada. La identificación por el síntoma pasa a ser así el indicio de un punto de
coincidencia entre los dos yo que debe mantenerse reprimido.
La ligazón recíproca entre los individuos de la masa tiene la naturaleza de una identificación de esa clase
(mediante una importante comunidad afectiva) esa comunidad reside en el modo de la ligazón con el conductor.
Las melancolías nos muestran la sombra del objeto caído sobre el yo. El yo dividido, descompuesto en dos
fragmentos, uno de los cuales arroja su furia sobre el otro. Este otro fragmento es el alterado por introyección,
que incluye al objeto perdido. El fragmento que se comporta tan cruelmente incluye a la conciencia moral, una
instancia crítica del yo. La llamamos El ideal del yo y le atribuimos las funciones de la observación de sí, la
conciencia moral, la censura onírica y el ejercicio de la principal influencia en la represión.
- La identificación es la forma más originaria de ligazón afectiva con un objeto,
- Para sustituir a una ligazón libidinosa de objeto por la vía regresiva, mediante introyección del objeto en
el yo,

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- Puede nacer a raíz de cualquier comunidad que llegue a percibirse en una persona que no es objeto de
las pulsiones sexuales.

Dostoievski y el parricidio (Tomo XXI)


¿cuál es la prueba de la neurosis en sentido estricto? Sobre la base de sus graves ataques, acompañados de
pérdida de conciencia, convulsiones musculares y la desazón subsiguiente, Dostoievski se calificó de epiléptico,
y por tal lo tuvieron los demás. Ahora bien, es en un todo probable que esta llamada epilepsia sólo fuera un
síntoma de su neurosis, que, por tanto, debería clasificarse como histeroepilepsia, vale decir, histeria grave. Hay
dos razones que impiden lograr certeza plena: la primera, que los datos anamnésicos sobre la llamada epilepsia
de Dostoievski son deficientes y no confiables; la segunda, que no es clara la concepción de los cuadros
clínicos ligados con ataques epileptoides.
La «reacción epiléptica», como puede llamarse a este conjunto, se pone sin duda también a disposición de la
neurosis, cuya esencia consiste en tramitar por vía somática masas de excitación que ella no puede liquidar
psíquicamente. El ataque epiléptico deviene así un síntoma de la histeria, que lo adapta y modifica, tal como lo
hace el decurso sexual normal. Por eso es enteramente correcto distinguir una epilepsia orgánica de una
«afectiva». He aquí el valor práctico de ello: quien sufre la una, es un enfermo del encéfalo; quien tiene la otra,
un neurótico. En el primer caso, la vida anímica padece de una perturbación de afuera, ajena a ella; en el otro, la
perturbación es expresión de la vida anímica misma. Es sumamente probable que la epilepsia de Dostoievski
fuera del segundo tipo.
Su hermano Andrei informa que Fedor yá en su juventud solía dejar notitas diciendo que temía dormirse de
noche y caer en un estado de muerte aparente, por lo cual rogaba se esperasen cinco días antes de inhumarlo.
Conocemos el sentido y el propósito de esos ataques de muerte.^' Significan una identificación con un muerto,
una persona que efectivamente falleció o que todavía vive y cuya muerte se desea. Este último caso es el más
significativo. El ataque tiene así el valor de una punición. Uno ha deseado la muerte de otro, y ahora uno mismo
es ese otro y está muerto. En este punto la doctrina psicoanalítica introduce la tesis de que, en el caso de los
muchachos, ese otro es por regla general el padre, y el ataque (que se denomina histérico) es entonces un
autocastigo por haber deseado la muerte del padre odiado.
El parricidio es el crimen principal y primordial tanto de la humanidad como del individuo, es la principal
fuente del sentimiento de culpa. La relación del muchacho con el padre es ambivalente (odio-ternura). Ambas
actitudes se conjugan en la identificación-padre; uno querría estar en el lugar del padre porque lo admira (le
gustaría ser como él) y porque quiere eliminarlo. Por angustia de castración, resigna entonces el deseo de
poseer a la madre y de eliminar al padre. Y es este deseo, en la medida en que se conserva en lo inconciente, el
que forma la base del sentimiento de culpa. Otra complicación sobreviene cuando en el niño se ha plasmado

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con intensidad mayor aquel factor constitucional que llamamos bisexualidad. Amenazada la virilidad por la
castración, se vigorizará en tal caso la inclinación a buscar escapatoria por el lado de la feminidad, a ponerse
más bien en el lugar de la madre y adoptar su papel de objeto de amor ante el padre. el odio al padre es
resignado a consecuencia de la angustia frente a un peligro exterior (la castración); en cambio, el
enamoramiento del padre es tratado como un peligro pulsional interior, que, empero, se remonta en el fondo
también a idéntico peligro exterior. De los 2 factores que reprimen el odio al padre, la angustia directa frente al
castigo y la castración, ha de llamarse normal; el refuerzo patógeno parece venir sólo del otro factor: la angustia
ante la actitud femenina. Por tanto, una fuerte disposición bisexual se convierte en una de las condiciones o
refuerzos de la neurosis. Puede suponérsela con certeza en Dostoievski, y una de sus formas posibles de
existencia (homosexualidad latente) se muestra en el valor que tuvieron para su vida sus amistades con
hombres, en su conducta raramente tierna hacia sus rivales en el amor, y en su notable comprensión para
situaciones sólo explicables por una homosexualidad reprimida, como lo atestiguan muchos ejemplos de sus
novelas.
la identificación padre se conquista a la postre un lugar duradero dentro del yo. Es acogida en el yo, pero allí se
contrapone al otro contenido del yo como una instancia particular. La llamamos entonces el superyó y le
atribuimos a ella, la heredera del influjo parental, las más importantes funciones

Neurosis Obsesiva (Fischer VI - Cap VII y VIII


Hacia fines del siglo pasado se incluían dentro del mismo cuadro nosológico a fobias y obsesiones. Si
partiéramos de una descripción fenoménica descriptiva de los síntomas, es bastante difícil establecer una
diferencia, pues ambas patologías comparten: miedo social - miedo hipocondría - miedo a la tentación - temores
sobrenaturales (temor religioso).
A partir de “Obsesiones y fobias y Nuevas Observaciones sobre las neuropsicosis de defensa”, Freud desliga
esta co-pertenencia, determinando la especificidad etiológica de la Neurosis Obsesiva desde 3 puntos de vista:
1. Mecanismos defensivos​: Es de vital importancia destacar el desplazamiento del afecto hacia
representaciones alejadas del conflicto original, cuyo fin consigue por medio de la formación reactiva, el
aislamiento y la anulación.
2. Vida Pulsional​:
- Ambivalencia
- Fijación a la fase anal (sádico-anal) erotismo anal
- Regresión
3. Tópico​: La relación sadomasoquista que se pone de manifiesto en la tensión entre el Yo y el Superyo.
El Yo se ofrece se ofrece masoquísticamente al sadismo del Superyo.

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Definición​: La ​neurosis obsesiva ​se caracteriza por la aparición de ideas, sentimientos o actos que invaden al
sujeto, los cuales son vividos como ajenos (egodistónicos), extraños y hasta patológicos. Aunque el sujeto se
esfuerza por desalojarlos, se le imponen a su pesar, parasitando al Yo, el que no puede neutralizarlos.
Cuadro Clínico​: El conflicto psíquico se expresa por los sintomas, llamados compulsivos y la lucha y defensa
permanente contra estas mismas ideas y tendencias.
El conflicto que domina es entre el Ello y el Superyo aliados contra el Yo, que se presta en tanto escenario de
formación de síntomas, Está sintomatología lleva al sujeto a un malestar subjetivo, con sensación de privación
de la libertad, crítica permanente y, muchas veces, una noción general de enfermedad, que no siempre lo lleva a
la consulta.
Síntomas​:
● Campo del Pensamiento: Conducen a la inhibición de la acción y del pensamiento
1. Rumia Mental: Interminables interrogaciones, sin la presencia de un objeto finalista, ni provecho
propio, ni afán científico.
2. Duda o Locura de la Duda: Incertidumbre y Ambivalencia
3. Escrúpulos: Ardiente búsqueda de moralidad, de reparación, de purificación. También puede
tratarse de palabras o de cifras, que es preciso repetir en serie, un n° de veces determinado sin
omisiones, ni errores y siempre de la misma manera.
4. Omnipotencia de las Ideas: Establece una especial forma de relación mágica con el mundo. Las
palabras adquieren características mágicas, con la creencia de que éstas pueden matar, resucitar,
etc.
5. Obsesiones: Ideas tenaces que aparecen en el campo de la cc en forma insistente, repetida,
injustificada e irracional. Se esfuerza en desalojarlas por considerarlas absurdas, pero sin
conseguirlo. Le provoca fastidio por el discriminar interminable. Suelen llevar el germen de
impulsión. También puede tratarse de una ​idea obsesiva impulsiva​, sin embargo el paso al acto
temido es excepcional ( Frente a una ventana la idea de tirarse).
a. Obsesiones Religiosas: Ideas de pecado, sacrilegio y el correspondiente castigo. Se
encuentran en atención permanente, revisando y controlando todos sus pensamientos.
b. Aritmomanía: Compulsión a realizar infinitos cálculos, a retener determinados números.
c. Onomatomanía: Compulsión a pronunciar, en forma permanente y sin mediar razón
alguna, palabras obscenas, centrándose en los siguientes temas:
- Lo divino, lo religioso, lo sagrado, lo metafísico.
- Muerte, superstición, presagio.
- De cuidado personal, de limpieza.
- De orden y completud.

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● Campo de la Actividad: Se encuentra inhibida por la duda y la rumia, surgiendo así las compulsiones,
como intentos de acción. Si son evitadas, despiertan autoreproches, angustia y/o culpa. El obsesivo
compulsa sus actos en un continuo ir y venir o, en un planear con detalle aquello que va a tratar de llevar
a cabo, tardando, casi siempre, más de lo debido y más de lo esperado. O no podrá ejecutar la acción por
inhibición, o permanentemente la exigencia compulsiva. En su afán por recuperar el tiempo perdido, su
acción se transforma en arranques compulsados, que, según Henry Ey, “el obsesivo no actúa, compulsa
su acto”.
1. Compulsiones: Mandatos apremiantes y enérgicos que inducen a la movilidad. Sus contenidos
son variables: proferir juramentos o palabras obscenas, dañar a un ser querido. Otros de
contenido más nimio, aparecerán en forma de automatismos, tocar objetos, persignarse, etc.
2. Actos Obsesivos: Los rituales y ceremoniales consisten en actos minuciosos, puestos en práctica
siempre de la misma forma o con modificaciones regulares, que suelen recaer sobre actividades
de la vida cotidiana (vestirse, acostarse, etc), complicando, retrasando y dificultando la vida del
sujeto. Si suspende su ejecución, es castigado con una angustia intolerable que lo obliga a
rectificar y desarrollar la actividad al piie de la letra. No puede postergarlos y durante su
ejecución, suele excluir la presencia de otras personas, dándole a sus actos un carácter de
privados, dejando, a menudo, intacta su conducta social.
Formación de Síntomas​: Es la misma que en la neurosis histérica, estando el conflicto edípico planteado en
términos de ambivalencia. El intento de aportar una solución a tal conflicto, que, por la regresión a la fase
sádico-anal, va a determinar todo el curso ulterior del proceso. Las tendencias libidinales surgen en forma de
tendencias agresivas y destructoras, por lo que la defensa, bajo la forma de una formación reactiva, refuerza la
carga libidinal y la represión de dichas tendencias hostiles.
Como consecuencia, se establecen como rasgos de carácter:
- Los escrúpulos
- El pudor
- La desconfianza de sí mismo (síntomas primarios de la defensa)
Es un período de salud aparente, y de una defensa exitosa. Si esta fracasara, y como consecuencia habría
retorno de lo reprimido, surgen:
- Autoreproches
- Angustia moral y social
A partir de este momento, se inicia el periodo de la enfermedad dando lugar a los mecanismos de defensa,
commo vías de formación sintomática, y los propios síntomas, a los que Freud denominó como ​defensa
secundaria. ​Estos son medidas preventivas, prohibiciones y penitencias que prestan buenos servicios en la

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lucha contra las representaciones obsesivas, que surgieron por alcanzar la cc, con el contenido mnémico
reprimido.
En cambio, cuando lo que alcanza una representación en la vida psíquica cc, es el reproche, le suceden la
vergüenza, el miedo hipocondriaco, el miedo social, etc. Si en está lucha defensiva se reprime de nuevo los
síntomas del retorno impuesto al Yo, la obsesión se transferirá a las medidas preventivas mismas y creará una
tercera forma de neurosis obsesiva: los ​actos obsesivos​ (rituales, conjuros, ceremoniales).
Las defensas secundarias contra las representaciones obsesivas pueden consistir en una desviación del
pensamiento hacia otras ideas, lo más opuestas posibles que las originales. Así, la especulación obsesiva recae
sobre temas abstractos, o bien lo conducen a la duda.
Los casos graves culminan en:
- La fijación de los actos, ceremoniales y la emergencia de la locura de la duda o,
- En una existencia extravagante del enfermo condicionada por las fobias.
La lucha contra lo reprimido es constante, participando activamente, tanto el Yo como el Superyo, en la
formación de síntomas.
Yo: La regresión es el primer tiempo en su lucha defensiva contra las exigencias libidinales..
Superyó: Por temor a perder su amor, su protección, o a los poderes del destino, surge la angustia moral y
social dando ocasión a la represión.
Proceso Defensivo​:Se caracteriza por la participación de los siguientes elementos:
1. Represión
2. Regresión
3. Formación Reactiva
4. Anulación o deshacer lo sucedido
5. Aislamiento
6. Desplazamiento
Los ​mecanismo de defensa​ sólo son la ​represión​, la ​renegación,​ el ​repudio y​ la ​formación reactiva,​ por ser
constitutivos de diferentes modos de procesamiento psíquico, dejando para todos los demás mecanismos, la
idea de que estamos frente a vías de formación de síntomas.
● Formación reactiva: ​Se desarrolla en sentido opuesto a un deseo reprimido y se constituye como
reacción contra éste. En términos económicos: Una contrainvestidura, de un elemento consciente de
igual fuerza pero de dirección opuesta a la investidura inconsciente. Síntoma primario de la defensa,
consistente en rasgos de carácter (escrúpulos, pudor, desconfianza en sí mismo), diferente que en
histeria donde encontraríamos representaciones obsesivas.
Se desarrolla en oposición al denominado período de inmoralidad infantil. Lo que prevalece es el
proceso defensivo, como defensa exitosa, en la medida que los elementos que intervienen en el
conflicto han sido excluidos de la consciencia (la representación sexual y el reproche) en favor de
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virtudes morales llevadas al extremo. Su fracaso facilita el retorno de lo reprimido y se acompaña
generalmente de autorreproches y angustia (moral y social), dando lugar a los mecanismos de defensa
del segundo tiempo, el pensamiento se libidiniza y aparecen como síntomas:
- Rituales
- Dudas Actos Obsesivos
- Conjuros
- Ceremoniales

● Anulación o deshacer lo sucedido​: El sujeto se esfuerza en actuar como si pensamientos, palabras o


actos no hubieran ocurrido. Utiliza pensamientos o comportamientos dotados de significación contraria,
estableciéndose una compulsión de tipo mágico. En realidad han sucedido los dos dado que interviene la
díada amor-odio.
● Aislamiento:​ Después de un suceso desagradable o un acto propio, es interpolada una pausa en la que
nada debe suceder. Se intenta aislar pensamientos o comportamientos, de tal modo que se rompan sus
conexiones con otros. No se efectúa percepción, ni se ejecuta ningún acto. Esta referido tanto a la esfera
motora como a las representaciones. También tiene una intención mágica porque separa
representaciones que estuvieron ligadas. No puede relegar a la amnesia lo traumático, como en las n.
histéricas, de la representación intolerable. El suceso no es olvidado sino despojado de su investidura,
suspendiendo sus relaciones asociativas, quedando así aislado y no reproduciéndolo en el curso del
pensamiento cc, teniendo el mismo efecto que el de la represión con amnesia propio de la histeria.
El verdadero sentido es ignorado por el Yo, y lo que penetra en la cc es un sustituto deformado. Si la
representación no lograr destruir el contenido del impulso agresivo, suprime la investidura, apareciendo
como mera idea, pero no siendo indiferente. El Superyó se conduce como si no hubiera habido
represión, como si le fuera conocido el impulso agresivo en su verdadero sentido, y trata al Yo de
acuerdo a esto.
La relación entre el Superyó sádico y el Yo masoquista se pone de manifiesto en cuanto el Yo, que por
un lado se sabe inocente, experimenta por otro, un sentimiento de culpa (El Yo incomunicado con el
Ello pero abierto a las influencias del Superyó).
El Yo intenta sustraerse a la crítica del Superyó y lo consigue, en una serie de casos, a través de
penitencias y restricciones.
● Rasgos de Carácter:​ La formación del carácter se encuentra determinada por el erotismo anal y por la
regresión y fijación a pulsiones sádico-anales. También presenta una vertiente opuesta a la satisfacción
de dichas pulsiones, que esta dada por uno de los mecanismos de defensa especialmente importante en
está neurosis, como es la ​formación reactiva.​ Freud descubre una tríada compuesta por cualidades de
carácter que se corresponden casi totalmente con las características de las neurosis obsesiva:
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a. Ordenados​: Pulcritud personal y deberes cotidianos
b. Económicos:​ Puede aparecer intensificada hasta la avaricia
c. Tenaces​: Aparece jerarquizada la obstinación y la terquedad
Está tríada sería el resultado de la sublimación del erotismo anal. Los rasgos anales tienen tambien una
vertiente antitética o expresiones que operan como producto de reacción, frente a la pulsión anal. Se
destaca la pulcritud, el orden y la escrupulosidad como reacción frente a lo sucio, perturbador y no
pertenecientes a nuestro cuerpo.
Componente Sádico (formación reactiva)

Suciedad Mania de Limpieza

Rechazo Educación

Crueldad frente a los débiles Bondad frente a los débiles

Obediencia y Sumisión Puntualidad-Rigidez Moral y ética


Los rasgos caracteristicos relacionados con la retención anal, dan como resultado la dificultad de
abandonar objetos, manifestándose en:
- Obstinación​: Autoritarismo, reivindicación o ayuda a la justicia
- Coleccionismo​: Manía de acumulación, sobre todo en relación al dinero (avaricia)
- Angustia ante la separación​: Temor a perder un objeto, miedo a los viajes, a tomar decisiones de
un cambio cualquiera.
Como formación reactiva presenta una prodigalidad compensadora:
- Tendencia a producir regalos
- Temeridad:​ Temor a las novedades.

Elementos significativos de la ​Neurosis Obsesiva


1. Síntomas en dos tiempos
2. Rechazo a la fase fálica
3. regresión a la fase sádico anal
4. Desmezcla de pulsiones, autonomía de tánatos
5. Repercusiones de está desmezcla en el Ello
6. Repercusiones de está desmezcla en el Superyo
7. Formaciones Reactivas
8. Degradación Libidinal
9. Ramificaciones del erotismo anal, terquedad, limpieza obsesiva y avaricia o derroche
10. Extraordinario dispendio del tiempo, tambien producto del erotismo anal
11. Anulación de lo acontecido

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12. Aislamiento
13. Postergación permanente de sus actos
14. Duda irresoluble o al servicio de la postergación
15. Erotización del pensamiento (ideas parasitarias)
16. Fijación a los objetos incestuosos
17. Importante desarrollo del complejo de castración
18. Horror al incesto
19. Sentimiento icc de culpa
20. Masoquismo moral
21. Artificial división del objeto (uno ara amar y otro para desear sexualmente)
22. Ambivalencia afectiva
Podemos observar 2 tipos de síntomas:
- Formados por la coerción sobre el deseo: Uno formado por prohibiciones, censuras, medidas
precautorias, penitencias, reprimendas o reproches. Pertenecen a la lucha defensiva contra la pulsión.
- Formados por satisfacciones sustitutivas: En muchos casos, con suficiente disfraz simbólico como para
no permitir sacar a la luz su satisfacción libidinal, que realmente ha quedado encubierta.
Pueden organizarse en una sola modalidad donde se afirman ambas, lo que consolida el sintoma, o bien
descomponerse en dos tiempos separados, donde el primero afirma el deseo y el segundo tiempo es de
cancelación sobre el primero.. Es una ingeniosa forma en que ambos encuentran su expresión sin consecuencias
del deseo sobre la realidad.
En la concepción del síntoma como transacción entre el deseo y la defensa, triunfa siempre la censura. De la
lucha entre estos dos opuestos, a lo largo del tiempo, el síntoma puede permanecer largos años, la balanza se va
inclinando cada vez más hacia lo reprimido a expensas de la defensa. Mostrando la satisfacción sustitutiva que
lentamente va despojándose de sus disfraces, pero siempre como sustituto de la satisfacción sexual interceptada.
El neurótico obsesivo guarda una peculiar relación con sus deseos, se defiende tenazmente de ellos, los posterga
hasta lo imposible, duda entre dos tendencias hasta paralizarse.
Pareciera no poder soportar que los mismos se realizarán, lo anhelado largamente en la fantasía, parece perder
su encanto cuando el sujeto se encuentra a las puertas de obtenerlo.
Si finalmente ha concretado sus logros, puede sentirse un espectador de sí mismo, mientras su deseo lo coloca
siempre en otro lugar del que esta, o directamente estar en varias partes para no estar en ninguna.
La defensa puede actuar, aún cuando el deseo se concrete. El desapasionamiento forma parte del cuadro clínico.
No debemos pensar al deseo del síntoma como un deseo puro, genuino y bien constituido al que solo le faltaría
el permiso para poder realizarse.
El deseo neurótico, y particularmente el deseo obsesivo, se encuentra profundamente empantanado y
contaminado por las ramificaciones del complejo de Edipo y la regresión.
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La sombra del objeto incestuoso cayó sobre el objeto del deseo. Y la sombra de la regresión, cayó sobre el
deseo. Dado que el deseo se configura como prohibido, el sujeto no dejará de defenderse de éste, arrastrando
con el fantasma incestuoso a sus más caros y genuinos proyectos.
Freud especifica que la situación no es diferente a la de otras neurosis, es decir, la defensa sobre las exigencias
libidinales del complejo de Edipo.
Mientras que en la histeria el cuerpo es el escenario del síntoma, en la neurosis obsesiva el escenario será
el Yo.
En su icc, teme el castigo de la castración, porque se sabe culpable de desear incestuosamente. La sospecha del
yo sobre un obrar pecaminoso en diferentes actos, reconoce aquí sus raíces.
El sentimiento icc de culpa (expresión fallida, porque los sentimientos no son icc), deriva también de las
ramificaciones del complejo de Edipo. Frente a la amenaza de castración, para resguardar su pene renuncia a la
actividad, que afirma la masculinidad. La obsesión muestra una renuncia a la masculinidad, es una neurosis que
guarda con la masculinidad una relación de mutua exclusión.
Freud: Constituye una contradicción interna el que, precisamente, en aras de conservar la masculinidad
(angustia de castración) se coarte todo quehacer de ella.
Si los fantasmas del incesto se posan en la mujer, la impotencia puede ser la última instancia para evitar el goce
prohibido.
En el sentido de la defensa frente a la castración, la impotencia y la eyaculación precoz deben ser entendidas en
una misma secuencia. En muchos casos se puede presentar una alternancia entre ambas. Las dos constituyen la
ultima barrera defensiva frente a la consumacion del incesto en la realidad psíquica. No busca el placer sino la
detumescencia del ótgano, el irse rápido del objeto incestuoso.
Existen otras modalidades de defensa sobre la sexualidad incestuosa, como puede ser que el efecto de la
represión genere la pérdida del deseo, por lo tanto la escena sexual es evitada por completo.
O también la división, en una mujer sagrada para amar y respetar, y otra para degradarla, deseándola
sexualmente.
El sujeto no puede desear allí donde ama, y no puede amar donde desea, dado que ambos objetos reconocerán
un mismo origen: la madre. Una deriva de la madre idealizada, la otra de la madre que ha desilusionado al
celoso varoncito, cuando discierne que tiene relaciones con el padre, de aquí surgirá un cierto desprecio hacia
ella.
En la psicastenia se consuma el acto sexual, pero con un fuerte rechazo a la mujer, lo que reduce o cancela la
excitación sexual y la resolución psíquica del orgasmo. La sexualidad queda reducida a una mera descarga
somática, con un displacer psíquico posterior. En la psicastenia, pro su adherencia a los objetos incestuosos, con
el consiguiente rechazo al objeto sexual real, muestra como una neurosis de trf produce como efecto adicional
una neurosis actual. Lo que implica la vigencia simultánea de las dos formas de neurosis.

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En contrapunto con estas neurosis, en pacientes con imposibilidades orgánicas reales para tener una relación
sexual (lx medulares, amputados, edad avanzada, etc) han mostrado como es posible obtener satisfacción real.
Esto se lograría cuando es posible mantener la excitación libidinal, y el hombre, no solamente hace alcanzar el
placer de la mujer como partenaire sexual, sino también puede tomar al cuerpo en general como zona erógena y
desplazar al pene como centro de gravedad y soporte de la masculinidad, pudiendo muchos de estos hombres
alcanzar los componentes psíquicos del orgasmo.
En la organización genital infantil el pene desempeña un papel excluyente, el niño encuentra así un órgano que
le permite representar lo amsculino, mientras que a la niña le falta donde apoyar la representación de la
feminidad que le queda más indeterminada.
La angustia de castración puede presentar efectos devastadores sobre la organización sexual. La vigilancia
sobre cualquier pulsión que implique una manifestación de la homosecualidad se intensifica ante la amenaza de
castración, que implica la misma.
La angustia de castración es el equivalente a la envidia fálica.
La ​envidia fálica​ no es una aspiración de la mujer sino de la histérica, dado que la mujer en lor eal no le falta
nada, sólo le falta en la medida que una teoría sexual infantil, la premisa universal dice que tiene que tener
pene. Sólo en la intersección entre está premisa simbólica, tiene que tener y la inexistencia del órgano, se
construye la idea que falta. La histeria puede entonces tomar el camino de la descalificación del varón para
equiparar los sexos.
La angustia de castración tiende a sacarlo al obsesivo del amor, mientras la angustia ante la pérdida de amor, en
la mujer, tiende a facilitarle una apertura al mismo.

La Regresión
La neurosis obsesiva presenta una aprticular regresión a la fase sádico anal, con una desmezcla pulsional. Lo
que la particulariza es el rechazo activo a la fase fálica, hecho que fuerza la regresión.
El complejo de castración desempeña un papel esencial. La fijación a los objetos incestuosos intensifica el
desarrollo del complejo, que forma parte de la defensa.
Freud distingue dos modalidades del Superyo:
1. Función normativizante y pacificadora. La amenaza de castración tiene por función la prohibición del
incesto, habilitando simultáneamente al expogamia en tanto prohibe la endogamia. Es en consecuencia
virilizante.
2. Patógena. Es el Superyo denominado cultivo puro de pulsión de muerte, subroga sobre si el conjunto de
pulsiones tanáticas, abogado del Ello, es desvirilizante y fuerza al incesto, lleva a la pretensión de noa
ceptar ninguna otra ley que no sea la suya.
La neurosis obsesiva, le mostró a Freud, la existencia de un padre mítico que no prohíbe a una mujer, sino que
las prohíbe a todas. Este Superyo no admite su propia castración en términos de sometimiento a la ley. Hunde
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sus raíces en el Ello desde donde se nutre pulsionalmente, a la hora de ser cruel puede ser tan cruel como éste.
Su desempeño en contra del Yo puede ser calificado de pulsional, tanto en sus excesos como sus pretensiones.
El Superyó materno desempeña su papel, no se desprende fácilmente de lo que considera un objeto de su
propiedad, el Yo mismo.
freud: “Toda desmesura lleva en sí el germen de su auto cancelación”.
La situación se presenta así: El Superyó se ha tornado intolerante, despótico y desamorado respecto del Yo.
Prohbe masturbación e incesto, con excesos de neto corte autoritario. En el fondo no busca otra cosa que la
rebelión del Ello, por lo tanto fuerza al desconocimiento de la ley pese a que aparentemente la proclama.
,La regresión a la fase sádico anal producto del rechazo a la fase fálica, puede traducir regresivamente impulsos
erótico amorosos en crueles pensamientos que el Yo (consternado) rechaza de plano. Pero si no hubiera sido
por la regresión no hubieran recibido el veto.
El Yo se asusta de los hostiles impulsos que le llegan del Ello y reprime con fuerza. El Superyo, que contribuyó
a la regresión, se presenta ahora como un juez ecuánime, que sojuzga con una impiadosa severidad, tomando
los pensamientos rechazados como si fueran acciones realmente cometidas generando un incremento de la
culpabilidad. Se afirma, al mismo tiempo, que la sexualidad toma formas repelentes para el Yo. A pesar de que
el Yo reprime, es juzgado y condenado igual.
La desmezcla pulsional​:
La p de muerte no es necesariamente un elemento patógeno, subordinada a la vida, o al servicio de eros, cumple
importantes funciones en la vida psíquica y en el cuidado y conservación del ser vivo.
Un ejemplo lo da Freud con el proceso digestivo. Otro destino positivo de la p de muerte, es dar origen al no,
en los procesos de inteligencia, donde corta y divide construcciones lógicas, mientras eros une proposiciones,
afirmando el sí. La desmezcla pulsional es una separación de las pulsiones que no deja de tener importantes
consecuencias en la organización del Ello y del Superyo.
Durante este proceso, tánatos deja de estar al servicio de eros y toma autonomía para sus fines, mientras que
eros se vuelve más autoerótica e incestuosa. Aquello de lo que se defiende el Yo, del Ello, de sus apetencias y
mociones pulsionales, se ha vuelto más repulsivo y lo que defiende se ha tornado más intolerante y sádico.
El Yo, masoquísricamente, se somete a los dictados y castigos del Superyó entendiendo la justeza de su
condena. El sentimiento icc de culpa se traduce en necesidad de castigo.
Cada represión deja libre el monto económico, representante de la pulsión, correspondiente a la reprimida.
La ibido, eros, tiene diferentes destinos, entre ellos busca satisfacción sustitutiva en los síntomas, en cambio el
componente tanático pasa a integrar las fuerzas del Superyó que pr la regresion y la desmezcla, deviene cultivo
puro de p de muerte.
El Yo suele someterse a sus dictados esperando la compasión amorosa, pero paradójicamente el Superyó,
mientras más reprime el obsesivo, se torna cada vez más exigente y despiadado.

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El Yo atónito, observa impotente como se bloquean cada uno de los caminos que podrían constituir una salida
para la encrucijada en que se encuentra su deseo.
La regresión no hay que pensarla solamente en sentido de una única fijación a las fases de desarrollo de la
libido, como si se tratara de una sola línea donde se avanza o se retrocede.
Freud diferencia diferentes formas regresivas que se interrelacionan entre sí:
1. Regresión a las zonas erógenas del desarrollo libidinal, oral, anal y fálica
2. regresión a los objetos incestuosos
3. Vuelta al autoerotismo y al narcisismo, desde el amor objetal
4. refugio en la fantasía o síntoma con evitación en la realidad. La neurosis se configura cuando un
pensamiento reemplaza a una acción.
5. La desmezcla pulsional es una regresión en el Ello
6. El sometimiento a la ley, por regresión, muestra su origen, que es el complejo de Edipo negativo con
relación al padre.

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