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Embotamiento afectivo: qué es, causas y patologías

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Luis Martínez-Casasola Hernández Psicólogo Luis Martínez-Casasola (Madrid, 1988) se licenció en Psicología en la UAM
y cuenta con un máster en Psicología Forense por la URJC y el COP de Madrid, así como con una especialización en
recursos humanos. Tras varios años de experiencia en la redacción de contenidos web, ahora colabora como divulgador
para medios especializados en el ámbito de la Psicología y la salud.
18 de marzo de 2021

Veamos qué es el embotamiento afectivo y cuáles son los trastornos


asociados a este.

Las emociones son una parte fundamental de nosotros mismos y por lo tanto algo inherente
al ser humano. Pero no siempre las experimentamos igual.

De hecho, existen condiciones que pueden hacer variar radicalmente nuestro procesamiento
de las emociones. En esta ocasión nos centraremos en el embotamiento afectivo.
Revisaremos este término para comprender su significado y qué es lo que lo origina en
algunas personas.

Artículo relacionado: "Los 16 trastornos mentales más comunes"

¿Qué es el embotamiento afectivo?

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El embotamiento afectivo, también llamado aplanamiento afectivo o afectividad embotada,
se refiere a la incapacidad de un sujeto para experimentar emociones ante
situaciones que, por su naturaleza, deberían generar una respuesta de tipo
emocional en la persona. Es decir, el sujeto se sentiría indiferente ante un estímulo que en
otras circunstancias debería generar una emoción muy concreta.

El embotamiento afectivo es precisamente esa indiferencia, esa falta de respuesta emocional


ante escenarios que deberían provocar directamente una reacción traducida, por ejemplo, en
una intensa alegría o una gran tristeza, dependiendo del caso. Por el contrario, la persona,
sencillamente, no reacciona a nivel emocional, por lo que se mantiene impasible en ese
sentido.

Las emociones nos acompañan en nuestro día a día, las sentimos constantemente. Son una
manifestación psicofisiológica de un estado mental concreto, y generalmente cualquier
persona es capaz de reconocerlas, salvo algunas excepciones, como son algunas patologías.
Igualmente, todos los individuos las experimentamos de manera natural.

Pero es ahí donde entra el embotamiento afectivo, como un fenómeno psicológico que puede
paralizar esta capacidad temporalmente y hacer que la persona no tenga esa
correspondencia emocional que se espera ante determinados eventos, que tienen
un significado para el sujeto, en un sentido o en otro.

¿A qué emociones afecta el embotamiento afectivo? A todas, pues no hay distinción entre
aquellas de carácter positivo, como es la alegría, y las de carácter negativo, como pueden ser
el enfado o la tristeza.

Hay que tener en cuenta que este fenómeno no siempre ocurre de forma total, sino que en
lugar de eliminar por completo la respuesta emocional, lo que puede hacer es suavizarla en
un determinado grado, que puede ir desde una pequeña reducción de la respuesta hasta la
casi inexpresividad emocional, o bien le falta total de reacción a nivel emocional ante el
estímulo en cuestión.

Psicopatologías asociadas a esta alteración


El embotamiento afectivo no necesariamente tiene que formar parte de una
psicopatología, pero en ocasiones sí que puede aparecer como síntoma de algunos
trastornos de diferente índole. Vamos a conocer algunos de los más importantes.

1. La esquizofrenia
El primer trastorno mental que nos encontramos en el que podemos encontrar aplanamiento
emocional es el de la esquizofrenia. Una de las características de esta enfermedad, entre otras
muchas, es que los pacientes que la sufren, generalmente tienen respuestas
emocionales inexistentes o bien inadecuadas a los sucesos vividos.

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El embotamiento afectivo es un indicador desfavorable en la esquizofrenia. Además, esta
condición suele darse con mayor probabilidad en varones que en mujeres. Estos pacientes
tienen peor pronóstico que los demás, aunque es un indicador meramente estadístico, por lo
que cada caso deberá ser contemplado de manera individualizada, como es lógico.

Un estudio sugiere la posibilidad de que el embotamiento afectivo en los


pacientes de esquizofrenia afecte únicamente a la expresividad de la emoción en
sí, pero no al sentimiento subyacente. Es decir, los investigadores se plantean si lo que
se está viendo limitado es la reacción física, como la gesticulación facial o los cambios en el
tono de voz o si también se suprime el sentimiento inherente a la emoción.

También se ha observado que en algunos pacientes existe una limitación a nivel motor que
podría ser la causante del aparente embotamiento afectivo, al dificultar o impedir que la
persona pudiera realizar la gesticulación o movimientos físicos asociados a la expresión de la
emoción.

Quizás te interese: "¿Qué es la esquizofrenia? Síntomas y tratamientos"

2. La depresión

Otro de los principales trastornos psicopatológicos en el que puede aparecer el embotamiento


afectivo, es la depresión. En este caso, es importante tener en cuenta que no se trata de un
síntoma de la propia enfermedad, sino un efecto secundario de algunos
tratamientos farmacológicos que se pueden prescribir a los pacientes.

Estaríamos hablando de los antidepresivos y antipsicóticos. Concretamente, los compuestos


más utilizados para tratar estos trastornos serían los ISRS (inhibidores selectivos de
recaptación de serotonina) y los IRSN (inhibidores de recaptación de serotonina y
noradrenalina).

La principal dificultad para poder ahondar en esta cuestión es que la mayoría de trabajos
existentes acerca de los efectos secundarios de estos psicofármacos están
focalizados en aquellos de tipo físico, siendo menos frecuentes los que sitúan el foco en
la cuestión emocional, que serían los que englobarían cuestiones como el embotamiento
afectivo.

Hablando de la depresión y los trastornos asociados a la misma, conviene realizar una


pequeña aclaración en torno a la anhedonia, que sí es uno de los síntomas de esta
enfermedad y en ocasiones se confunde con el embotamiento afectivo. La anhedonia se
refiere a la dificultad o incluso incapacidad del sujeto para experimentar placer en ninguna
situación.

En ese caso, la anhedonia supone que un estímulo que anteriormente le


provocaba una cierta satisfacción o placer a la persona afectada, ahora no se lo
provoca. En cambio, el embotamiento afectivo implica la falta (o disminución) de una

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respuesta emocional ante cualquier estímulo, sea de índole positiva o negativa.

Y, como hemos visto, este fenómeno, cuando hablamos de depresión, está asociado a la
medicación prescrita para tratar dicha enfermedad.

3. El trastorno de estrés postraumático

Continuando con las diferentes patologías psicológicas en las que se puede observar por una
u otra razón, ejemplos de embotamiento afectivo, debemos ahora situarnos ante el trastorno
de estrés postraumático, o TEPT. Esta condición genera en los pacientes diferentes
síntomas, y uno de ellos es precisamente la dificultad para expresar emociones.

Este aplanamiento emocional se hace más evidentemente cuando se trata de situaciones


positivas, pues el sujeto suele perder el interés hacia ellas, lo cual implicaría también cierta
anhedonia, como veíamos cuando hablábamos de la depresión. En cualquier caso, los
pacientes de TEPT tenderán a suprimir cualquier respuesta emocional, positiva o negativa.

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Bases biológicas del embotamiento afectivo


Tras descubrir cuáles son los trastornos psicológicos donde podemos toparnos con casos de
embotamiento afectivo, ahora vamos a explorar cuáles son las bases biológicas que subyacen
a este fenómeno. Para ello, debemos centrarnos en varias partes del cerebro que de
alguna manera están relacionadas con la supresión de la expresividad
emocional.

1. Sistema límbico

La primera estructura que debemos mencionar no es otra que el sistema límbico, una de
las regiones más primitivas del cerebro y que tiene una especial importancia
para la regulación emocional. Se compone fundamentalmente del hipocampo y de la
amígdala. Precisamente, un daño en la amígdala puede tener repercusiones directas sobre el
manejo de las emociones, pudiendo provocar, entre otros efectos, el del embotamiento
afectivo.

Este es el caso de los pacientes con esquizofrenia, pues tienen dificultades para conectar
correctamente los estímulos entre la amígdala y otras regiones de la corteza cerebral,
necesarias para controlar las emociones. La consecuencia, en algunos casos, es la de un
aplanamiento del afecto, como ya hemos visto antes.

2. Tronco encefálico

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El tronco cerebral o encefálico también puede estar implicado en la falta de reacción
emocional del sujeto. En pruebas de resonancia magnética, pacientes con esquizofrenia
muestran una activación en esta área cerebral cuando observan estímulos
negativos, como pueden ser escenas cinematográficas con contenido triste.

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3. Corteza prefrontal

Alcanzando ya la zona cortical, y más concretamente la que corresponde al área prefrontal,


encontramos otras partes del cerebro que son importantes en el proceso de las emociones.
Siguiendo con pacientes de esquizofrenia que se han visto afectados por el embotamiento
afectivo, se ha descubierto que tienen una menor activación en esta región cerebral.

Para tratar de corregir este problema se utiliza un fármaco llamado quetiapina, el cual
contribuye a recuperar la activación de estos circuitos y por lo tanto un mejor procesamiento
emocional, lo que puede llegar a disminuir el embotamiento afectivo.

Dentro de la corteza prefrontal, serían concretamente la circunvolución orbitofrontal


del hemisferio izquierdo y la circunvolución prefrontal medial del hemisferio
derecho las partes más relevantes para la cuestión que nos ocupa.

4. Corteza cingulada anterior


Otra de las partes de la corteza cerebral que tienen relevancia en el procesamiento de las
emociones es la cingulada anterior. Igualmente, se observa una anomalía en la
activación de este sector cuando se estudia el cerebro de personas con
esquizofrenia al visualizar estímulos negativos.

En estas personas, las que sufren de embotamiento afectivo, se observaría una activación
menor respecto a la que mostrarían las personas del grupo control.

Referencias bibliográficas:

Arancibia, M., Behar, R. (2015). Alexitimia y depresión: evidencia, controversias e


implicancias. Revista chilena de neuro-psiquiatría.
Crespo, M., Gómez, M. (2012). La evaluación del estrés postraumático: Presentación de
la escala de evaluación global de estrés postraumático (EGEP). Clínica y Salud. SciELO
Espana.
Donnoli, V.F., Santos, L.G., Almeida, T.S., Ferreyra, P. (2007). Aplanamiento afectivo
en la esquizofrenia: estudio cualitativo. Revista Argentina de Clínica Neuropsiquiátrica.

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