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Visto que toda sociedad está compuesta de personas, podría parecer lógico
comenzar a estudiarla por la característica de cada individuo aparte. Sin embargo,
semejante procedimiento no sería fructífero. No podemos decir nada que valga
del individuo fuera de su conexión con una u otra sociedad porque él mismo es
formado por esta sociedad. Además la sociedad no es simple conjunto de
individuos, sino un sistema complejo y dinámico. Las personas nacen, viven,
mueren, pero la sociedad, en tanto que sistema, perdura.
¿Cuál es, pues, el carácter de este sistema? ¿Qué rasgos distintivos hay que
tomar por base para destacar sus elementos? La historia conoce distintas
formaciones: étnicas, raciales y regionales. Algunos estudios parten para analizar
la vida social de los rasgos peculiares de la cultura; como la occidental o la
oriental. Así también rasgos de la religión; sea esta cristiana, pagana u otra, y así
sucesivamente. Pero la sociedad no es un sistema biológico o cultural, sino
social.
Es por eso que se analiza la sociedad como sistema social; tratando de poner en
claro su estructura, las leyes de su funcionamiento y su desarrollo.
Este concepto fundamental, elaborado por Carlos Marx dentro del Materialismo
Histórico; como un aporte a la Sociología Científica y que permite definir a la
sociedad históricamente determinada como sistema social es la categoría de la
formación socioeconómica.
Sin embargo, no sólo Roma fue esclavista, también lo fueron Atenas, Esparta y
Cartago. No sólo Francia fue un país feudal, también lo fueron Rusia, China o
Alemania. No sólo EUA. Es un país capitalista, también lo es Francia, Italia o el
Japón. En el concepto <formación> se destaca lo esencialmente común, lo que es
típico del régimen de los diversos países que se hallan a un mismo nivel de
desarrollo histórico, encubierto por las peculiaridades singulares de su historia. El
destacar estos caracteres comunes y esenciales permite aplicar a la historia el
criterio científico general de la repetición y abordar el conocimiento de las leyes
que rigen en la fase concreta del desarrollo histórico dentro del marco del sistema
social concreto, ya que la repetición es prueba de que en el objeto existen y
actúan regularidades.
Marx, en su trabajo básico, El Capital, analiza las leyes económicas y sociales del
funcionamiento y desarrollo de una formación social: la capitalista. Por cuanto en
el siglo XIX, cuando se escribió este trabajo, el país capitalista más desarrollado
era Inglaterra, Marx ilustró las tesis teóricas de su libro con datos de la vida
socioeconómica de este país. No obstante, las tendencias descubiertas por él en
el desarrollo del capitalismo como sistema socioeconómico son válidas no sólo ya
para Inglaterra, sino para cualquier país que se halla en la fase del capitalismo,
puesto que las leyes objetivas no corresponden concretamente a un solo país,
sino a toda la formación, es decir, a una determinada fase del desarrollo histórico
de la sociedad.
En segundo lugar; revelar los caracteres comunes, que se repiten y son propios
de diversos países situados a un mismo nivel de desarrollo social, como; las
formas de propiedad, las relaciones de producción, las formas de explotación, las
clases fundamentales, y emprender el estudio de las leyes de la vida social;
Por supuesto, para lograr el conocimiento completo y toral del proceso histórico es
preciso tomar en consideración todos los fenómenos que influyan de alguna
manera en él. Unos ejercen una influencia mayor, otros menor. Por eso es lógico
que la teoría general, en su primera aproximación, se oriente a analizar los
fenómenos y aspectos principales y esenciales de la vida social; los que
constituyen la armazón del sistema social, de toda la sociedad. El análisis
estructural global permite elaborar los principios metodológicos básicos para la
investigación de cualquier fenómeno y proceso social. Pero no cabe
circunscribirse a ello en la explicación concreta de los mismos. Es preciso tener en
cuenta lo más posible la diversidad de los factores, fuerzas, causas y
circunstancias que entran en juego. Esto permite penetrar cada vez más hondo en
la esencia de los acontecimientos por los que pasa la sociedad y evitar que
nuestros conocimientos de la sociedad se transformen en algo absoluto, terminado
e invariable.
Las distintas formaciones poseen elementos estructurales comunes, y también
específicos.
La diferencia entre los medios y los objetos de trabajo es relativa. Unas mismas
cosas pueden cumplir distintas funciones en la producción. Por ejemplo, la tierra,
por cuanto la trabajan con ayuda de aperos y máquinas, viene a ser un objeto
sobre el que recae el trabajo. Pero, esa misma tierra, por cuanto <produce> las
plantas necesarias al hombre y es portadora de la influencia del hombre sobre
estas plantas, viene a ser ya un medio de trabajo, figura como fuerza productiva
de la sociedad. Lo mismo cabe decir del carbón, del petróleo, de los diversos
materiales sintéticos, de los animales domésticos, etc., que pueden figurar en el
proceso de producción, tanto en calidad de objetos sobre los que recae el trabajo
como en calidad de medios de trabajo.
Por tanto, el objeto sobre el que recae el trabajo es una parte de la naturaleza,
incorporada a la producción y sometida a transformaciones. En él se fija la parte
de las propiedades de la naturaleza que el hombre está en condiciones de
aprovechar en la producción en un período concreto. Ahora bien, esta posibilidad
sólo se puede transformar en realidad cuando se dispone de los correspondientes
medios de trabajo.
Entre todos los medios de trabajo utilizados en una u otra época, Marx destaca los
instrumentos de producción, que cumplen la función directa de portador de la
influencia del hombre en la naturaleza y determinan de este modo la fuerza
productiva de su trabajo. Nos referimos a instrumentos que caracterizan el
proceso de producción social y son típicos de un nivel concreto de desarrollo de la
misma. Precisamente estos instrumentos que, según Marx, constituyen el <...
sistema óseo y muscular de la producción...> son los exponentes del nivel de
desarrollo de la producción y de la relación que existe entre la sociedad y la
naturaleza. <Lo que distingue las épocas económicas unas de otras no es lo que
se hace, sino el cómo se hace, con qué instrumentos de trabajo se hace>.
Las diferencias entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción son
diferencias existentes entre dos aspectos de una producción única, que jamás
existen el uno separado del otro. Sólo en los razonamientos abstractos se puede
hablar de las fuerzas productivas sin mencionar las relaciones de producción o
viceversa. En realidad, son dos elementos inseparables. Las fuerzas productivas
son el contenido de la producción social, y las relaciones de producción son la
forma material necesaria de ésta. Las fuerzas de producción determinan las
relaciones de producción. Y estas últimas, correspondiendo a aquéllas, vienen a
ser la forma de su funcionamiento y desarrollo. ¿Por qué, pues, es necesario que
se correspondan? Las fuerzas productivas caracterizan el tipo fundamental de
actividad del hombre, la actividad con fines de mantener su existencia. Es natural
que precisamente sobre la base de dicha actividad se establezcan entre los
hombres las relaciones que hacen posibles el funcionamiento y el desarrollo de las
fuerzas productivas. Los hombres establecen determinadas relaciones para
mantener su existencia, y el modo de asegurar dicha existencia es precisamente
la producción, la modificación de la naturaleza con ayuda de los medios de
trabajo.
La tesis que argumentamos ahora tiene una importancia capital para toda la
concepción del materialismo histórico. Por algo los que no están de acuerdo con él
se empeñan tanto en abatirla con sus dardos críticos. Podríamos mencionar
decenas y centenares de trabajos <teóricos> que suplantan erróneamente con el
materialismo económico el materialismo histórico por reconocer éste el papel
determinante de la economía. ¿Acaso el materialismo histórico afirma que todos
los fenómenos y acontecimientos sociales se desprenden directamente del modo
de producción y se deben exclusivamente a la economía? Existe una infinidad de
fenómenos y acontecimientos concretos en la sociedad que tienen poco que ver
con la economía. El carácter del sistema social y la dirección de los cambios que
éste experimenta sólo en última instancia dependen de la producción material.
Algunos autores aseveran (como, por ejemplo, P. Sorokin) que ya los antiguos
escribían acerca de la influencia de la economía y que Marx no ha dado nada
nuevo en ese sentido. Pero eso tampoco resiste la más leve crítica. Los antiguos
conocían, por ejemplo, el efecto del magnetismo y habían visto el rayo durante las
tormentas. Sin embargo, eso no quiere decir que conocieran la teoría del
electromagnetismo... Lo mismo ocurre en nuestro caso. Marx fundó una teoría
armoniosa, concediendo a la economía un lugar determinado. Según dicha teoría,
la unidad y la integridad de todos los fenómenos sociales propios de cada
formación socioeconómica no se dan por azar, sino en virtud del papel
determinante de la producción en la vida y en el desarrollo de la sociedad. El
modo de producción es la base económica material de cualquier formación social.
El papel determinante del modo de producción respecto a todos los demás
fenómenos sociales es una ley incondicional del desarrollo histórico.
Base y superestructura.
Las relaciones de producción, que surgen a la vez que el nuevo tipo de economía
en las entrañas de la vieja sociedad, no forman todavía la base de toda la
sociedad. La transformación de las nuevas relaciones de producción en la base de
la formación constituye el contenido económico de la revolución social, es un salto
que se produce en el desarrollo de la sociedad.
Las relaciones sociales son las multiformes conexiones que se forman entre los
hombres en el proceso de su actividad en las distintas esferas de la vida social
sobre la base de un modo de producción históricamente determinado. Estas
relaciones vienen a ser un tipo especial de conexiones que forman en conjunto la
sociedad, en tanto que esencia social del hombre, y de este modo, por una parte,
caracterizan su diferencia cualitativa de los animales, expresando, por otra parte,
la imposibilidad de su existencia individual aislada. El hombre existe y se
desarrolla sólo como ser social, es decir, sólo en la sociedad, dentro del sistema
de las multiformes relaciones sociales. Mientras tanto, cabe distinguir las
relaciones sociales de las que existen entre los individuos, que revisten un
carácter individual, aunque los hombres las establecen como seres sociales. Por
eso, en el sentido estricto de la palabra, las relaciones sociales son las que existen
entre las diversas colectividades humanas, grupos sociales y clases y dentro de
ellas, son las relaciones que existen en el Estado, entre los Estados, las naciones,
etc.
Esta esfera es una parte especial de la vida social, vista la necesidad que tiene
cada persona de reponer sus fuerzas físicas y espirituales gastadas en el proceso
de la actividad laboral. Aunque se trata de la esfera del consumo individual, los
hombres son consumidores como seres sociales, por cuya razón, en esta esfera
se plasman también diversas relaciones en la familia, entre familias y entre
vecinos, así como relaciones debidas al empleo conjunto de bienes de uso y
consumo, etc.
Los rasgos distintivos del modo de vida de cada sociedad dependen del nivel de
producción, de cultura y de otras circunstancias. Ejerce en él no poco efecto la
diferenciación de clase. Muchos rasgos del modo de vida vienen condicionados
por las peculiaridades nacionales, las condiciones geográficas y las tradiciones
históricas. Influyen en el modo de vida las distintas formas de conciencia social: la
religión, el arte, la moral, etc. En la vida cotidiana se forman distintos sistemas de
valores, normas, orientaciones y algunos rasgos de la sicología social. A su vez, la
esfera de la vida cotidiana, el modo de vida ejerce su influencia en la producción y
en otros aspectos de la vida social. En la actualidad se observa una tendencia a
aumentar la ocupación, de los ciudadanos aptos para el trabajo, en la esfera de
los servicios y, al mismo tiempo, se ha establecido con exactitud que la
productividad del trabajo depende en gran medida de la organización de la vida
cotidiana, de la productividad del trabajo de los que están ocupados en la esfera
de los servicios.
La familia. Este instituto existe en toda sociedad. Le sirven de base las relaciones
conyugales entre marido y mujer (no nos referimos aquí al matrimonio en grupos
existente en la comunidad primitiva). La constituye cualquier grupo de personas
unidas por relaciones matrimoniales (marido y mujer) y de parentesco (padres,
hijos, hermanos). Los caracteres constituyentes de la familia que hacen que estas
personas sean miembros de una familia, son también la comunidad de casa y la
subsiguiente comunidad de vida cotidiana.
Según Parsons, todo sistema social consta de hombres, en tanto que individuos
activos, que procuran lograr ciertos fines, reaccionan ante los objetos y fenómenos
del medio ambiente y tienen conciencia de la situación y de sí mismos. Las
acciones de los individuos forman el sistema de su interacción y de sus relaciones:
el sistema social. <La sociedad es un tipo de sistema social que contiene en sí
todas las premisas esenciales para la existencia como sistema automantenido>.
Según dicha teoría, los factores integradores de todo sistema social son los
valores. Las normas y los valores usados en cada sistema social concreto le
ofrecen al hombre modelos o patrones de conducta a los que debe seguir,
asegurando el mantenimiento de la estabilidad del sistema. El hombre participa
con sus acciones en el funcionamiento del sistema social, desempeña un papel
determinado por su situación (status). El hombre debe desempeñar su papel en
consonancia con lo que esperan los prójimos, es decir, su conducta debe
coadyuvar al funcionamiento normal del sistema. Por eso, los componentes
fundamentales del sistema social en la teoría de Parsons son los valores, las
normas, los papeles, etc.