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Daños y perjuicios. Accidente de tránsito. Auto y una motocicleta con una menor transportada.

-La
conductora del ciclomotor no articuló recurso.-Apeló la tercera transportada ( hoy mayor de
edad). Motocicleta prioridad de paso.- Erróneo cálculo de paso.-Culpa concurrente .
Responsabilidad del demandado del 100% frente a la tercera transportada.- 26/11/2018 .

Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial- Sala I – RESISTENCIA –CHACO - Dra. WILMA SARA
MARTÍNEZ y Dr. ANTONIO CARLOS MONDINO

Nº177/ En la ciudad de Resistencia, capital de la Provincia del Chaco, a los veintiseis (26) días del
mes de noviembre del año dos mil dieciocho, reunidos en Acuerdo los Señores Jueces de la Sala
Primera de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial Dra. WILMA SARA MARTÍNEZ y Dr.
ANTONIO CARLOS MONDINO, tomaron en consideración para resolver en definitiva la causa
caratulada: "VALDEZ, NANCY ETELVINA Y LEGUIZA, FLORENCIA MILENE C/ SABAO, OMAR
ANTONIO Y/O SABAO, SEBASTIAN Y/O SUCESORES DE GUILLERMO SOTELO S/ DAÑOS Y
PERJUICIOS Y DAÑO MORAL" Expte. Nº 22.964/02-1-C, venido en grado de apelación del Juzgado
de Primera Instancia en lo Civil y Comercial de la Quinta Nominación de esta ciudad.

Practicado el sorteo correspondiente para determinar el orden de votación, resultó el siguiente:


como Juez de primer voto la Dra. WILMA SARA MARTINEZ, y como Juez de segundo voto, el Dr.
ANTONIO CARLOS MONDINO.-

RELACIÓN DE LA CAUSA

LA DRA. WILMA SARA MARTINEZ, DIJO:

Que la efectuada por la señora Juez de Primera Instancia en la sentencia glosada a fs. 645/653 se
ajusta a las constancias de la causa, razón por la cual me remito a ella, dándola por reproducida en
este acto.
Por lo demás, en la citada sentencia se resolvió desestimar totalmente la demanda de
indemnización de daños y perjuicios promovida por Nancy Etelvina Valdez y Florencia M. Leguiza
contra Omar Antonio Sabao, Sebastián Sabao y los Sucesores de Guillermo Sotelo por entender
que fue la actora quien con su conducta imprudente, desatención y falta de dominio de su rodado,
puso la causa generadora del accidente, al circular peligrosamente en un ciclomotor con una niña
sentada en el lugar que sirve de apoyo a los pies del conductor e interponiéndose en la línea de
tránsito de la trafic que se encontraba ubicada en la intersección de las arterias en una posición
más avanzada que la demandante. De esta manera halló probada una de las causales de eximición
de responsabilidad civil previstas en el art. 1113 del CC. Impuso las costas a la actora, regulando
los honorarios de los profesionales intervinientes.

A fs. 682/687 la Srta. Florencia Milene Leguiza interpone y funda recurso de apelación, el que es
concedido a fs. 689, libremente y con efecto suspensivo, y en ese acto confiere el pertinente
traslado, el que es contestado por los co-demandados Omar y Sebastián Sabao por intermedio de
su apoderado a fs. 691/693 y a fs. 695/697 vta. por la abogada apoderada de los sucesores del Sr.
Guillermo Sotelo. A fs. 703 se ordena la elevación de las actuaciones a la Alzada, las mismas fueron
recibidas a fs. 706 y a fs. 707 y vta. quedan radicadas por ante esta Sala Primera de la Cámara de
Apelaciones en lo Civil y Comercial, ciudad. A fs. 713, luce agregada constancia de notificación
electrónica. A fs. 416 y atento a que la Dra. María Ester Anadón Ibarra de Lago accedió a los
beneficios de la jubilación ordinaria, se remitieron los autos a Presidencia para su integración,
designándose a tal efecto al Dr. ANTONIO CARLOS MONDINO (fs. 717). A fs. 718 se llama a Autos.
A fs. 719 obra acta de sorteo que determina el orden en que emitirán sus votos los Sres.
Magistrados.

EL DR. ANTONIO CARLOS MONDINO, DIJO: Que presta conformidad a la relación de la causa
efectuada precedentemente.

Acto seguido, en la opinión coincidente de ambos magistrados, la Sala plantea como única
cuestión a resolver, si la sentencia en recurso debe ser confirmada, modificada o revocada?

A LA ÚNICA CUESTIÓN PLANTEADA, LA DRA. WILMA SARA MARTINEZ , DIJO:

I.- Se alzan la apelante Florencia Milene Leguiza (fs. 682/687) por entender que la Juez A-quo al
fundamentar su sentencia sólo tuvo en cuenta las declaraciones testimoniales propuestas por la
demandada Sabao, dejando de lado los testimonios de las personas propuestas por su parte,
imputando al Fallo falta de fundamento legal suficiente al haber realizado un examen parcial de las
pruebas ofrecidas. Se explaya en consideraciones referidas a la fundamentación que debe poseer
una sentencia, citando abundante jurisprudencia y doctrina referida a la motivación, la
determinación sobre los hechos probados y la valoración de éstos que deben ilustrar a toda
decisión judicial.

Resalta que el Tribunal preopinante se limitó a analizar las declaraciones testimoniales de los Sres.
Hugo Cerdan (fs. 259/260) Víctor Morel (fs. 291) y Edelmira Molina (fs. 267/268), sin tener en
cuenta las declaraciones de Laura Godoy (fs. 184/185) y Adela Toledo (fs. 207) y la exposición
policial del Sr. Omar Sabao que se ofreció a indemnizarla extrajudicialmente como así también la
Carta Documento de noviembre de 2002 que nunca fue rechazada por el demandado. Considera
que por tanto debe revocarse la sentencia atacada ya que el accionado reconoció en sede policial
que él fue culpable del accidente.

Como segundo agravio alude al error en que incurre la sentenciante de primer grado al descartar
las demás pruebas producidas en autos por entender que las mismas no resultaban idóneas para
acreditar la forma en que ocurrieron los hechos. Señala que por el contrario, en autos existen
otras pruebas que acreditan la culpabilidad del demandado Omar Sabao, como ser la exposición
policial del mismo ante la Comisaría Segunda de Barranqueras donde ofreció una suma de dinero
en concepto de indemnización y la falta de rechazo de la Carta Documento emitida el 14/11/02
mediante la que se lo intimaba al pago de la indemnización por las lesiones sufridas por su parte,
deduciendo que su silencio demuestra que aceptó su culpabilidad.

En un tercer agravio señala como errónea la conclusión alcanzada en cuanto a que el análisis de las
pruebas recolectadas en autos, la convencieron de imputar a la conductora de la moto, con su
falta de atención y de dominio, como la causa generadora del accidente, sin tener en cuenta que
era el automovilista quien debía conducir con atención y prudencia y encontrarse con disposición
anímica de detener instantáneamente el vehículo que manejaba y si así no lo hizo, no resulta
necesario nada más para considerarlo culpable del accidente que ocasione.

Luego de reiterar consideraciones respecto de la obligación que pesa sobre el conductor del
automóvil de estar suficientemente alerta como para sortear todo tipo de emergencia, como ser la
circulación de una motocicleta por el lado derecho, teniendo en cuenta su prioridad de paso y su
calidad de vehículo de menor porte., afirma que el demandado no tuvo el pleno dominio del
vehículo que guiaba siendo su accionar el que provocó el siniestro, ya que debió cerciorarse que
primero debía pasar la motocicleta y estar presto a frenar en una intersección. El no haber tenido
tiempo suficiente como para frenar con éxito ante la llegada a una encrucijada, habla a las claras
de que el conductor de la camioneta tuvo un desplazamiento incontrolado, más allá de que el
obstáculo con el que se encontró era previsible.

Efectúa consideraciones acerca del dominio del vehículo que debe mantenerse en todo tiempo,
concluyendo que la velocidad impresa en la emergencia por la moto ha sido excesiva en el marco
de las medidas previsionales aconsejadas por las circunstancias. Afirma que la causa eficiente
estuvo constituida en la velocidad o desatención con que conducía la demandada que implicó la
pérdida de dominio de su vehículo y no le dejó margen para otra maniobra que no sea un tardío
esquive hacia la izquierda, incluso pudiendo frenar con éxito sólo después de embestir a la
motocicleta, así como también su falta de diligencia al no haber sabido adoptar los recaudos
necesarios a fin de evitarlo.

En un cuarto agravio señala como otro error cometido por la sentenciante en tener por probada
una de las causales de eximición de responsabilidad civil previstas en el art. 1113 del CC,
imputando la exclusiva culpa a su parte. Sostiene que por el contrario, no se encuentra probada
ninguna eximente de responsabilidad del demandado ya que no pudo desvirtuar ninguna de las
pruebas aportadas por la actora, trayendo a colación nuevamente la falta de respuesta a la CD
mediante la cual se lo intimaba a abonar las indemnizaciones correspondientes, reiterando luego
que se conjugan dos hipótesis de culpa del accionado: exceso de velocidad y no respetar la
prioridad de paso.

Como quinto agravio señala la falta de mención en la sentencia acerca de que el conductor de la
camioneta era el Sr. Sebastián Sabao, en ese entonces menor de edad, no obstante que tal
extremo se encuentra acreditado por las actuaciones policiales agregadas a la causa.

Concluye en que debe revocarse el fallo de primera instancia por considerar que se encuentran
acreditados el hecho y la responsabilidad de los demandados en su producción, debiendo
condernárselos a resarcir los daños sufridos por su parte. Hace reserva del Caso Federal, introduce
la cuestión Constitucional y finaliza con petitorio de ley.

Por su parte el Dr. CARLOS GUILLERMO VARAS, en representación de los Sres. Omar Antonio y
Sebastián Sabao peticiona el rechazo de la apelación deducida y que se confirme la sentencia
recaída en autos.
En cuanto a la falta de valoración de toda la prueba aportada al proceso que la apelante señala
como un error de la sentenciante, alega que el tribunal no se encuentra obligado a utilizar todas
las pruebas que se producen, pudiendo realizar un examen de aquellas que no son atendibles o
aplicables al caso, no obstante que la apreciación que haga de ellas, no puede ser ejercida con
discrecionalidad.

Sostiene que los agravios vertidos acerca de la falta de motivación del fallo rozan la deserción por
resultar consideraciones particulares y sin dar mayores precisiones y alcance a sus quejas, las que
carecen de una fundamentación adecuada y concreta.

Señala que la actora no alude al reconocimiento de responsabilidad y forma en que se produjo el


siniestro vial, recordando que al momento de absolver posiciones (fs. 250/251) reconoció que el
evento se produjo con motivo de haber rozado los vehículos, además de no haber caído a la cinta
asfáltica. Aduce que reconocer los hechos como tal, constituye una conducta que trae
certidumbre a la cuestión y por tanto un posterior desconocimiento a través de un recurso,
importa una alteración del principio de los propios actos.

Por otra parte señala que en materia de daños no existe obligación de responder una carta
documento, ya que tal imperativo sólo es apreciable en materia laboral, mas no en el estadio o
situación planteada en este caso.

Sostiene que las circunstancias cuestionadas por la actora carecen de sustento, puesto no tiene en
cuenta la circunstancia que fue ella quien provocó el evento e inexistencia del daño y que por ello
debió demostrar la mecánica diferente a la acreditada en autos, razón por la que corresponde
rechazar el planteo formulado. Efectúa diversas consideraciones, cita jurisprudencia que abona su
postura, formula reserva de la Cuestión Federal y finaliza con petitorio de ley.

Por su parte la Dra. SILVIA L. PEREZ LINDO en representación de los sucesores de Guillermo Sotelo,
peticiona el rechazo de los agravios vertidos por la actora por considerar que la Juez A-quo
fundamentó debidamente los motivos por los que omitió considerar los testimonios de las testigos
aportadas por la actora y las demás pruebas aportadas a la causa al considerar que no ayudaban a
la solución del caso, negando que exista parcialidad en el examen de las pruebas producidas en
autos. Luego de repasar los motivos dados por la sentenciante para concluir que fue la conducta
desplegada por la conductora de la motocicleta lo que ocasionó el siniestro vial, sostiene que las
accionantes debieron ofrecer y producir medios probatorios suficientes o al menos indiciarios
pertinentes para demostrar la razón de su demanda.

Refiere que la exposición policial efectuada por el Sr. Omar Sabao ante la Comisaría de
Barranqueras coincide con los términos en que fue contestada la demanda y ratificados por la
declaración de los testigos de su parte, considerando que el razonamiento efectuado por la Juez A-
quo se encuentra perfectamente fundado en cuanto afirma que los demás medios probatorios no
gravitan en la solución definitiva.

Niega validez a la carta documento remitida al Sr. Sabao y considera que no debía ser valorada por
la Juez de primera instancia.

Sostiene que las accionantes no proporcionaron prueba suficiente para la dilucidación del caso en
distinto sentido al que arribara la sentenciante, respecto de la alegada excesiva velocidad por
parte del Sr. Sabao, concluyendo que el accidente se produjo por exclusiva responsabilidad de la
Sra. Valdez que conducía el ciclomotor en circunstancias peligrosas llevando a su pequeña hija en
el apoya pies.

Mantiene la reserva del Caso Federal y finaliza con petitorio de ley.

II.- Circunscripta en estos términos la cuestión a dirimir corresponde ingresar a considerar los
agravios esgrimidos por la parte actora que impugna la sentencia en cuanto a la responsabilidad
que se le atribuye en la causación del siniestro.

1- Los hechos de la causa remiten a un accidente de tránsito que involucró a un utilitario marca
Renault "Trafic" y una motocicleta Zanella 50, ambos en circulación. La demanda es deducida por
la conductora de la motocicleta y su hija -en ese entonces menor de edad- a la que transportaba y
mediante ella persigue se reconozca la responsabilidad civil que atribuye al conductor del otro
vehículo, y con ello, se las indemnice por los daños sufridos.

2- El juez entendió que los daños derivados de la circulación automotriz quedan sujetos al
régimen de responsabilidad objetiva en los términos del artículo 1113 segundo párrafo última
parte del código civil por tratarse los móviles de cosas riesgosas.
En tal comprensión, encuadró jurídicamente los hechos en la normativa del art.1113 del CC que
constituía el digesto jurídico de fondo aplicable al tiempo del acontecimiento del evento y que por
tanto contenía el Derecho aplicable al caso. Este criterio ha sido receptado en forma reiterada por
esta Sala, en virtud del cual tratándose de un daño causado por el riesgo de la cosa, para que el
causante del daño pueda eximirse total o parcialmente de responsabilidad, es preciso que acredite
la culpa de la víctima o de un tercero por quien no deba responder. El damnificado -actor no
reconvenido- sólo debe probar el daño sufrido y el contacto con la cosa de la que provino aquél,
presumiéndose la relación causal, a quien no le incumbe la prueba del carácter de embistente del
demandado, sino que sólo debe acreditar la existencia del daño, la conexión del mismo con la cosa
y la calidad de dueño o guardián de dicha cosa por el demandado. Según lo tiene dicho el Superior
Tribunal de Justicia de la Provincia en Sentencia Nº 164 del 11/08/93, en autos
caratulados:"Guastalla Roberto c/ Javier Levinson s/ Indemnización de Daños y Perjuicios",
Expte.Nº:34566/92.

En ello radica la importancia de la teoría del riesgo creado, tal cual se encuentra esbozada
precedentemente, y justamente esa atribución objetiva de responsabilidad, resulta de suma
importancia en procesos como el presente.

Plantea la recurrente sus quejas sobre la base de una valoración parcializada de las pruebas
aportadas, carencia de fundamentos para arribar a una sentencia que tilda de infundada
arbitraria, dogmática y subjetiva de las circunstancias comprobadas en el proceso por parte del
sentenciante al eximir de responsabilidad al demandado y atribuirle a su parte la responsabilidad
total en la causación del evento de autos.-

Cabe señalar que tratándose de accidentes de tránsito, la misión del juzgador, que no ha
presenciado el hecho, consiste en reproducir, a la luz de las probanzas aportadas, la forma en que
verosímilmente pudo acaecer el mismo, para determinar la culpa que pudiera caber a la víctima.
Esta labor no siempre es fácil, ocurre con frecuencia que las deficiencias de la prueba configuran
un panorama confuso, en que es menester acudir a elaborar cadenas de inferencias y hacer mérito
de diversas relaciones de presunciones, de origen tanto legal como jurisprudencial. Pero siempre
fundada en hechos reales y probados, teniendo en cuenta, entre otras circunstancias, por ejemplo
factores climáticos, violación de elementales normas de la ley de tránsito, sentido de circulación
de los vehículos, el lugar donde presentan los daños, etc., las que valoradas en su conjunto
permitan determinar la convicción del juzgador, de conformidad a las reglas de la sana crítica.
Así, el Juez no se mueve dentro del restringido campo o marco de las leyes físicas que debe
considerar el perito en su dictamen, sino que, aplicando una amplia gama de normas, principios y
presunciones, unidos a la propia experiencia y al conocimiento de la realidad cotidiana, alcanza no
ya una certeza absoluta sobre la forma en que ocurrió el evento sino una certeza moral, que basta
para fundar una decisión.

A partir del esquema propuesto, y al llegar al punto de análisis de la eximente, la juez A-quo
atribuyó a la conductora de la motocicleta la causa generadora del accidente fundada en su
desatención y falta de dominio de la moto, concluyendo que observó una conducta imprudente
que puso en riesgo su vida y la de terceros ya que circulaba peligrosamente en un ciclomotor con
una niña que viajaba sentada en el lugar que sirve de apoyo para los pies del conductor y por
haberse interpuesto en la línea de tránsito de la trafic que se había ubicado en la intersección de
las arterias en una posición más avanzada que la demandante.

Resaltó también la inexistencia de pruebas que pudieran enervar los dichos de los testigos
propuestos por el demandado, desechando las declaraciones de las testigos traídas por la actora,
considerándolas inidóneas para acreditar la forma en la que ocurrió el hecho y no hallarse
corroboradas por otros medios de convicción.

Prosiguió destacando la escasez de pruebas para concluir que se encontraba acreditada una de las
causales de eximición de responsabilidad civil previstas en el 1113 CC, atribuyendo a la actora la
exclusiva culpa en la producción del hecho.

Es tarea del Juez comprobar la concurrencia de los presupuestos propios de la


responsabilidad de tipo objetiva (existencia de daño, nexo de causalidad, intervención de la cosa
productora de riesgo, calidad de dueño o guardián del demandado). La cuestión subjetiva sólo
interesa en el contexto de la eximente de responsabilidad basada en la culpa (o más propiamente,
hecho) de la víctima o de un tercero. En otras palabras, la responsabilidad del demandado deviene
por su condición de dueño o guardián de la cosa riesgosa productora de daño, y sólo se reparará
en su actuación al analizar la conducta de la víctima en orden a su aptitud para interrumpir
totalmente el nexo de causalidad de origen objetivo, o bien, para contribuir en la graduación de
la culpa.

Ello no implica desconocer que en los casos en los que el factor de atribución de
responsabilidad es de tipo objetivo, la culpa puede estar también presente, y ser examinada desde
la perspectiva causal por el Juez. Como destaca Zavala de González, "aplicar la teoría del riesgo no
sólo no excluye, sino que muchas veces exige evaluar "los comportamientos de todos los
protagonistas en un sentido integral, a los efectos de determinar -desde el plano causal- el grado
de incidencia de este factor de atribución ... no solamente se examina la culpabilidad de la víctima,
invocada por quien pretende excepcionar su responsabilidad con base en el riesgo, sino también la
posible conducta reprochable del dueño o guardián de la cosa ... Las diligencias, negligencias o
imprudencias se contabilizan en la interrelación de las conductas asumidas en un determinado
contexto circunstancial y no aisladamente, pudiéndose llegar a algunas de las alternativas antes
referidas e incluso tener por potenciado el riesgo de la cosa por un obrar culpable del dueño o
guardián" (ZAVALA DE GONZÁLEZ, MATILDE, La responsabilidad civil en el nuevo Código, t. I, 1ª
ed, Córdoba, Alveroni Ediciones, 2015, pág. 614).

De manera que el análisis de la conducta del demandado enlazada con el obrar de la víctima,
en nada hace a la sentencia contradictoria, porque la Magistrada dejó en claro que el factor de
atribución de la responsabilidad del accionado Sabao deriva de la intervención de la cosa riesgosa
de la que es dueño o guardián.

3- Cabe poner de resalto que la actora conductora del ciclomotor, Nancy Etelvina Valdez, no
articuló recurso alguno contra la sentencia recaída a fs. 645/653 la misma ha adquirido carácter de
cosa juzgada respecto de la misma, razón por la que, conforme lo preceptuado por el art. 296 y cc
del CPCC y por imperativo del principio de congruencia, corresponde analizar los agravios vertidos
por la co-actora Florencia Milene Leguiza, tercera transportada en su escrito recursivo de fs.
682/687.

4.- Sentado ello, se encuentra fuera de discusión que a raíz del evento ocurrido el 12/10/2002 en
la intersección de la Diagonal Eva Perón y la calle Don Orione de la localidad de Barranqueras,
existió contacto entre la cosa riesgosa (furgón trafic) propiedad del demandado y la motocicleta
conducida en la oportunidad por la Sra. Nancy E. Valdez. Así lo reconoció el propio demandado en
su escrito de contestación al aseverar: que circulaba por la calle Don Orione hacia los números
ascendentes y luego de traspuesto la Avenida diagonal Eva Perón de la localidad de Barranqueras,
"... también circulando por la Avenida antes referida y con intención de ingresar a la Calle Don
Orione circulaba la actora montada en un ciclomotor y con su hija sentada en la parte inferior del
mismo, en el lugar donde se apoyan los pies, y en una maniobra que todavía no resulta
comprensible, se engancha con el maniobra (sic) en la camioneta en que circulaba mi
conferente ... ".
De modo tal que, al haber reconocido el contacto con el vehículo propiedad del demandado, le
corresponde a éste demostrar que fue la actora quien puso la causa eficiente para la ocurrencia
del evento y los daños que se derivaron del mismo, a fin de poder ser exonerado de la
responsabilidad objetiva que se le atribuye.

No es la víctima quien debe probar la culpa del dañador o dañadores, sino que en función de la
teoría del riesgo y los términos del art. 1.113 del Código Civil; el demandado es el que debe
desplazar la presunción de responsabilidad que le asistía, con la acreditación de la ruptura del
nexo de causalidad provocada por la víctima, o de un tercero por quien no debían responder, pues
el art. 1113 del CC fija un factor de atribución objetivo (presunción de responsabilidad) en contra
de quien utiliza una cosa riesgosa, en este caso un automotor y ello tiene consecuencias
procesales en lo que hace a la carga de la prueba en atención a la aludida interrupción causal.

Estimo que en este sentido asiste razón a la apelante, no obstante que la valoración del acotado
material probatorio recopilado en la causa, y la inexistencia de aquellas probanzas que resultan
elementales a la hora de determinar la mecánica de un siniestro vial, tales como el informe técnico
de la División Criminalística y/o Pericial Accidentológica y/o Mecánica o actuaciones policiales,
pudo haber dado al Juez de Primera Instancia un panorama negativo respecto de la conducta
desplegada por la actora en el acaecimiento del siniestro.

Sabido es que el juzgador no tiene la obligación de ponderar todas las pruebas colectadas en la
causa, sino solo aquellas que juzgue, según su criterio, pertinente y conducentes para resolver el
caso (Fallos 274:113; 280:320; entre otros). Asimismo, tampoco tiene el deber de tratar todas y
cada una de las argumentaciones de las partes, sino tan solo aquellas que estimen que posean
relevancia para sustentar sus conclusiones (fallos 258:304; 262:222; 265:301; 272:225; 308:2172;
310:267), ya que no priva de fundamento suficiente a una sentencia la falta de tratamiento
concreto de alguno de los argumentos expuestos cuando no habría variado la solución arribada.

Así, cabe en primer lugar situarse en el lugar geográfico donde las partes señalan que sucedió el
siniestro de mención, esto es en la intersección de la Avenida Diagonal Eva Perón -que cuenta con
dos carriles de circulación- y la calle Don Orione.

En ese sentido los codemandados Omar y Sebastián Sabao afirmaron que se desplazaban en el
utilitario modelo Renault Trafic por la calle Don Orione en sentido ascendente, que habían
traspuesto el carril ascendente de Diagonal Perón -por la que transitaban la Sra. Nancy Valdez con
su hija Florencia Leguiza-, oportunidad en la que se produce el contacto entre ambos vehículos. Tal
versión coincide parcialmente con la dada por la parte actora en su escrito postulatorio de
demanda en que afirma que circulaba en su ciclomotor por Diagonal Eva Perón hacia los
descendentes y al legar a la intersección con calle Don Orione, una Trafic que circulaba por dicha
calle hacia los "descendentes" atraviesa el primer carril de la Diagonal Eva Perón, se detiene un
instante en el centro de la avenida y luego reinicia su marcha, lo que motivó que debiera realizar
una maniobra de esquive y frenado hacia su derecha.

De ambas posturas surge una contradicción ya que difieren en el sentido de circulación que
llevaba la Renault Trafic, puesto que mientras los demandados afirman que circulaban por calle
Don Orione con sentido ascendente, la actora asegura que lo hacía con sentido descendente.

Una simple confrontación de ambas posturas con el mapa de calles de la ciudad de Barranqueras,
numeración y sentido de circulación, como así también los testimonios recolectados en autos (ver.
fs. 207 y vta. Adela Trinidad Toledo, fs. 258/260 Hugo D. Cerdan y fs. 291 y vta. Víctor Hugo
Morel), permiten concluir que la Renault Trafic circulaba por calle Don Orione hacia los
ascendentes y la motocicleta lo hacía por Av. Eva Perón también con sentido descendente, es decir
dirigiéndose hacia Villa Monona. Esto se deduce porque de haber circulado hacia los descendentes
como afirmó la actora, hubiera resultado imposible que en los instantes previos a la colisión la
Trafic hubiera traspuesto el carril de los ascendentes de la Av. Perón, toda vez que la numeración
ascendente de la calle Don Orione resulta ser de este a oeste, siendo éste el sentido que llevaba la
Trafic.

De aquí se puede extraer que la motocicleta circulaba por Eva Perón hacia los descendentes, lo
hacía respecto de la Renault Trafic, por su derecha. Por lo tanto juega en principio a favor de la
motocicleta, la presunción de que ésta detentaba la prioridad de paso, restando desentrañar si
dicha prioridad se mantenía vigente al momento de producirse el contacto entre ambos vehículos
o pudo haber sido enervada por algún suceso, configurándose alguna de las excepciones
enumeradas en art. 41 de la ley 24.449, ya que tal presunción no reviste carácter de absoluta.
Debe tenerse presente que la prioridad de paso no implica la imposición de una regla en
abstracto, sino que, al aplicarla, el juez debe examinar la totalidad de esas circunstancias, esto es,
las condiciones en que se produce el arribo a la encrucijada.

Ahora bien, los testigos Adela T. Toledo (fs. 207 vta.), Hugo Daniel Cerdan (fs. 258/260) y Víctor
Hugo Morel (fs. 291 y vta.) coinciden que la colisión entre ambos vehículos se dió cuando la Trafic
estaba trasponiendo la segunda mando de la avenida. La Sra. Adela Toledo (fs. 207 vta.) afirmó: "...
La señora frenó como para dejarle pasar a la trafic, iba más despacito, como ella vió que la trafic le
iba a dar paso, yo también entendí que le iba a dar paso, ella aceleró y la camioneta también,
como que le cierra el paso y ella giró su manubrio, de la moto para no chocar con la trafic y fueron
los dos hacia la Don Orione....". Por su parte la testigo Edelmira Ramona Molina (fs. 267/268)
afirmo: "... el Sr. Sabao iba para la avenida Don Orione, cruzando el pavimento y la Sra. venía por la
diagonal "... "yo no he visto que ella haya hecho alguna maniobra, yo lo único que he visto es que
ella le esquivó un poquito a la camioneta so sino le hubiese agarrado más, ... sino hubiese sido
verdaderamente un accidente"

De tales testimonios puede deducirse que en los instantes previos al impacto entre los vehículos,
ambos se aproximaban al punto máximo de conflicto a velocidad reducida, infiriendo también que
tanto la conductora de la motocicleta como el de la Trafic, advirtieron de la presencia del otro
vehículo y de su intención de trasponer la encrucijada. En definitiva, el arribo de ambos vehículos a
la encrucijada fue de carácter simultáneo, reconociendo las partes haber advertido la presencia
del otro vehículo y su intención de trasponerla también prácticamente en simultáneo.

No existiendo otra prueba que los testimonios de los testigos aportados por las partes y sin
perjuicio de ello, puede afirmarse con un alto grado de certeza que el arribo de ambos vehículos a
la encrucijada resultó simultáneo. Tal postura surge del análisis de los testimonios aportados por
ambas partes, los que en su mayoría coinciden en afirmar que la Trafic se disponía a trasponer la
mano descendente de la avenida cuando advirtió la presencia de la moto, y que a su vez la
conductora de la motocicleta llegó a advertir a su vez la presencia del utilitario que se aprestaba a
cruzar la vía por la que circulaba. No obstante ello, los testigos aportan -e incluso la propia actora
lo reconoce-, que si bien ambos vehículos circulaban a escasa velocidad, incluso que la Trafic en un
principio se detuvo para ceder el paso a quienes circulaban por la Av. Diagonal Perón hacia los
descendentes, ambos vehículos reanudaron su marcha oportunidad en la que se produce la
colisión y la maniobra de esquive de la motocicleta.

De esta situación emerge que hubo un erróneo cálculo de paso de ambos conductores, ante la
actitud dubitativa al momento de intentar trasponer la encrucijada, lo que ocasionó que
finalmente colisionaran con sus rodados.

Ahora bien, ante la ausencia de mayores datos que faciliten la determinación con cierto grado de
exactitud cuál de los vehículos se encontraba en posición más avanzada al trasponer la
encrucijada, tales como huellas de frenada, la ubicación de los daños en ambos rodados, etc,
concluyo que ambos vehículos contribuyeron en igual grado en la producción del siniestro vial.
Se ha dicho: "Si ambos conductores intentaron prevalecer uno sobre le otro para así cruzar
primero la encrucijada, obrando en consecuencia con culpa, al no existir en el proceso una prueba
que demuestre que alguno de ellos tuvo mayor proporción de responsabilidad, corresponde
atribuirles un 50% de la misma a cada uno" (CNEsp.Civ. y Com., Sala V, 7/10/87, "Balwina, S. a.
c.Filippini, Aldo", LL, 1988-C-206; DJ, 1988-2-890).

De allí que no coincido con lo afirmado por la colega de primera instancia en cuanto a que el
utilitario marca Renault Trafic se encontraba en una posición más avanzada que la motocicleta al
momento del impacto, motivo por el que me aparto de la hipótesis pergeñada por la A-quo,
propiciando que el siniestro vial que nos ocupa se produjo por el accionar negligente de los
conductores de ambos rodados.

Si bien es cierto que la jurisprudencia afirma que cuando ambos rodados ingresan a una
intersección que no cuenta con señalización de semáforos o de un agente que dirija el tránsito, se
debe tener en cuenta que ante la falta de prueba en contrario, ambos rodados ingresaron
simultáneamente al cruce, teniendo prioridad de paso el automotor que venía por la derecha,
también es cierto que tal prioridad, como ya lo expusieran en párrafos antecedentes, debe ser
merituada teniendo en cuenta las circunstancias concretas del caso.

En ese sentido, cabe además traer a colación que todos los testigos coincidieron en que la
conductora de la motocicleta transportaba a su pequeña hija en el apoyapies de la motocicleta
(ver respuesta a la 3era repregunta Laura Alejandra Godoy fs. 183/186; Edelmira Ramona Molina a
fs. 267/268 y Victor Hugo Morel a fs. 291 y vta. respuesta a la segunda pregunta), afirmación que
no resultó desacreditada por la parte actora. Tal dato resulta de suma importancia para atribuir un
alto grado de negligencia a la conductora del motociclo, ya que el simple hecho de transportar a
una criatura de corta edad en un lugar no habilitado para un acompañante -adelante entre sus
piernas-, reduce significativamente la maniobrabilidad, aceleración y frenaje e influye en la
estabilidad o equilibrio del rodado, a la vez que eleva el riesgo propio de la cosa.

Entiendo que en el caso de marras, la conducta desplegada por la Sra. Nancy Etelvina Valdez,
conductora de la motocicleta, ha contribuído en igual proporción que la del demandado en el
acaecimiento del siniestro vial, dada la desaprensión al conducir un ciclomotor transportando, en
un lugar no apto para pasajeros, a una niña de corta edad -quien hoy ha alcanzado la mayoría de
edad- lo que pudo haber dificultado la maniobrabilidad del motovehículo ante la presencia de otro
vehículo que se aprestaba a trasponer la encrucijada. Pero el comportamiento culposo de la
víctima, no tiene relevancia desde la antijuridicidad porque no le quita ilicitud al hecho que
provoca daño ni desplaza al factor de atribución con base en el riesgo de la cosa que pesa sobre el
dueño y guardián, en el caso el automóvil.

Consecuentemente, corresponde revocar la sentencia de fs. 645/653, asignando responsabilidad


concurrente a ambas partes y en igual proporción, por haber contribuído en igual medida al
acaecimiento del hecho dañoso aquí analizado, haciendo lugar a la demanda interpuesta por la
Sra. Florencia Milene Leguiza contra los Sres. Omar Antonio y Sebastián Sabao y los sucesores de
Guillermo Sotelo en el carácter de propietarios del rodado marca Renault Trafic y en la proporción
consignada.

5.- Indemnización por daños. Establecida la responsabilidad de la parte demandada por los daños
causados en la proporción asignada, corresponde determinar las partidas indemnizatorias a
reconocer siguiendo lo alegado en la demanda únicamente respecto de la actora Florencia Milene
Leguiza.

a. Daños físicos: indemnización por incapacidad. Precisa la actora que a raíz del accidente
debió ser asistida de urgencia en el Hospital Pediátrico por haber sufrido serias lesiones, las que
con el tiempo y gracias a las curaciones y medicamentos suministrados se lograron recuperar, pero
que en la actualidad presenta secuelas que le impiden desarrollar sus tareas normales y
habituales. Reclama por tal concepto la suma de $ 5.000, teniendo en cuenta la edad de Florencia
Milene Leguiza al momento del accidente, sus actividades recreativas, escolares, etc.

A su turno, los demandados Omar Antonio Sabao y Sebastián Sabao consideran una
arbitrariedad, cercana a la plus petitio, negando la existencia de incapacidad por parte de la
actora, resultando un monto desproporcionado que no se adecúa a la realidad.

Los sucesores de Guillermo L. Sotelo, aducen que la actora no describe en su escrito de


demanda, aunque sea en forma aproximada la naturaleza y entidad de los daños físicos que dice
haber padecido, no indica de manera precisa y concreta qué lesiones -ubicación, dimensión,
gravedad, etc.-, ha sufrido.

Se produjo prueba pericial médica en autos (fs. 487/497 Ref), en la que el perito médico refiere
que Florencia Milene Leguiza -conforme a lo documentado en el expediente, examen clínico
traumatológico e interrogatorio realizado el día de la pericia-, sufrió traumatismos varios,
padeciendo lesiones: a) agudas (inmediatas al accidente) consistentes en traumatismo de pierna
izquierda con herida excoriativa en cara posterior del tercio distal y b) crónicas (mediatas o tardías
o alejadas o secuelares), mancha cicatrizal discrómica secuelar en cara posterior del tercio distal
de la pierna izquierda, mancha cicatrizal discromica secuelar en cara lateral externa del tobillo
izquierdo.

Con el examen clínico constata en el miembro inferior izquierdo (ver fs. 489 Ref), mancha cicatrizal
discromica secuelar en cara posterior del tercio distal de la pierna izquierda; mancha cicatrizal
discromica secuelar en cara lateral externa del tobillo izquierdo. Estima que tales secuelas le
producen una incapacidad del 7% y de carácter parcial y permanente.

Sin embargo analizadas las pruebas aportadas a la causa, no se puede constatar la existencia de las
lesiones agudas tales como "traumatismo de pierna izquierda con herida excoriativa en cara
posterior del tercio distal"a las que refiere el experto médico luego de transcurridos 9 años desde
la ocurrencia de evento, toda vez que la actora sólo aportó un certificado de fecha 12/10/02 con
indicaciones médicas suscripto por la Dra. Claudia L. Fernández en el que se indica: "Ibumar : 5 cc
c/8 hs, resposo con pie elevado, curaciones en centro de salud, control en centro de salud" y otro
certificado con idéntica fecha y suscripto por la misma profesional en el que se indica "Ibumar jbe.
1 (uno)". Documental que fuera reconocida a fs. 180 en forma parcial, ya que la profesional
desconoció lo consignado entre líneas (7 días) con otro color de tinta y otra letra.

Sin perjuicio de las conclusiones a las que arribara el experto, las que no merecieron objeción por
parte de los demandados, estimo con la prudencia del caso, no debe ser considerado el porcentaje
en la extensión asignada por el perito (7%), ello así toda vez que no surge de las constancias de
autos, que la actora hubiere sufrido lesiones agudas consistente en traumatismo de pierna
izquierda con herida excoriativa en cara posterior del tercio distal, tal como se desprende del
certificado médico acompañado, reservado bajo sobre Nº 30303, y de la propia descripción que
hace en su escrito postulatorio de demanda presentada a los pocos meses del evento dañoso.

En efecto la actora a fs. 4 vta. menciona haber sufrido "lesiones" excoriaciones en brazo derecho,
excoriaciones y equimosis en rodilla derecha, lo que se reitera en el transcurso de la demanda a
cuando detalla el daño de gastos médicos y farmacéuticos estimado en $ 300.
Sabido es que las conclusiones de la pericia no tienen efecto vinculante ni obligan al sentenciante,
no resultando por ello absurdo el apartamiento de las mismas, siempre que las razones que lo
motiven sean suficientes para justificar dicha decisión.

En ese sentido se ha dicho: "El seguimiento o apartamiento de la pericia no depende de la actitud


del justiciable de observar o impugnar el dictamen o la falta de ello, sino del grado de convicción
que tal elemento acreditatorio produzca en el ánimo del juez (sana crítica) del adecuado
procedimiento para la realización y producción de tal medio". (Conf.Referencia Normativa: Cpcb
Art. 473 ; Cpcb Art. 474 Cc0001 Lz 64095 Rsd-338-7 S Fecha: 04/10/2007 Juez: Basile (sd) Caratula:
Diaz, Alicia Susana C/ Moreno, Carlos S/ Daños Y Perjuicios Mag. Votantes: Basile-Tabernero-
Igoldi)

Por lo que, no habiéndose denunciado la dolencia que describe el perito considero que sólo cabe
asignar un 3% de incapacidad, toda vez que la falta de entidad de las lesiones sufridas por la Sra.
Leguiza (excoriaciones) particularmente en su tobillo y muslo izquierdo, no habilitan a otorgarle el
porcentaje de incapacidad permanente que alude el perito en base a cicatrices que al presente
resultan casi imperceptibles.-

Ponderado entonces el porcentaje que entendemos corresponde asignarle a la actora, cabe


cuantificar la indemnización por incapacidad sobreviniente de la actora que al momento en que
sufriera las lesiones incapacitantes descriptas era una menor de corta edad (6 años), lo que torna
sumamente complicado a la hora de establecer la verdadera magnitud del perjuicio al
desconocerse sus posibilidades futuras, el grado de instrucción que hubiera alcanzado, las
actividades laborales a las que hubiera podido acceder, entre otras cosas.

Empero, en el caso que nos ocupa, la accionante se limitó a señalar el monto pretendido por
daño físico -incapacidad-, sin hacer la salvedad de lo que en más o en menos se disponga -ver fs. 4
vta.-, circunscribiendo, de esta manera, el alcance del daño físico, al monto peticionado en la
demanda CINCO MIL ($ 5.000.-), motivo por el que fijo en dicho monto la suma en concepto de
indemnización por este concepto.

b. Gastos Médicos y Farmacéuticos. Reclama la accionante $ 300.- monto en el que se incluyen las
erogaciones que habría efectuado su madre Nancy E. Valdez. Alega que su parcial
restablecimiento se logró gracias a constantes atenciones médicas que van desde simples
consultas hasta la compra de medicamentos, algunos de ellos de elevado valor, los que fueron
abonados al contado.

Los Sres. Omar y Sebastián Sabao rechazan el presente rubro alegando que no existieron gastos y
que tampoco fueron acreditados, negando la existencia de deuda alguna por tal concepto. En
similares términos lo hacen los sucesores de Guillermo Sotelo.

Si bien la falta de de presentación de comprobantes de lo gastado en tratamientos médicos y


medicamentos, no obsta a la admisión de su reintegro, los montos que se asignen por dicho
concepto deben guardar una adecuada correlación con la naturaleza de las lesiones sufridas a
consecuencia del siniestro, como así con el tiempo de curación, tratamiento médico, secuelas y
carácter de las mismas.

A la luz de tales parámetros y la pruebas rendidas en autos, estimo que por el presente rubro debe
asignarse la suma de CIEN ($ 100.-) en concepto de gastos farmacéuticos y tratamientos, con más
los intereses correspondientes hasta su efectivo pago.

c. Daño moral. Pide la accionante se reconozca indemnización por $ 5.000.- monto que
comprende el reclamo de su madre Nancy E. Valdez, por los padecimientos y sufrimientos que
afectaran su vida laboral, personal, familiar y social, produciéndole un detrimento en sus
afectaciones y autoestimas de manera notoria.

Los demandados por su parte, consideran insensato el monto indemnizatorio.

Estimo que debe indemnizarse el agravio moral producto del hecho traumático que
representa un accidente de tránsito de las características del que fue vivido por la actora.

Ahora, en cuanto al monto de la indemnización, considero excesiva la suma pretendida,


tomando en cuenta que gran parte de los factores de ponderación que la actora alegó para su
cuantificación (padecimientos y sufrimientos y detrimento notorio de sus afecciones) no fueron
probados, atendiendo además a la corta edad que detentaba la actora al momento de ocurrido el
hecho.
Es así que considero justo establecer la indemnización en la suma de PESOS DOS MIL ($
2.000.).-

6.- En función de lo hasta aquí expuesto, considero que -de compartirse mi voto- corresponde
hacer lugar a la demanda promovida por la Sra. Florencia Milene Leguiza por la suma de Pesos
Siete Mil Cien ($ 7.100.-).

Ahora bien teniendo en cuenta que la apelante es la tercera transportada -antes menor- Sra
Florencia Milene Leguiza, la parte demandada debe responder por el total del daño frente ella de
conformidad al art. 1109 del Código Civil), dejando a salvo las eventuales acciones de regreso en
las proporciones causales. Ello así pues tratándose de un cuasidelito, rige entre ambos
responsables la solidaridad establecida por el artículo 1109 del código civil en su segundo párrafo,
con relación a la víctima

En el caso al ser demandado al protagonista del accidente no transportador, debe responder por
el total frente a la víctima transportada que no ha intervenido como agente activo en el accidente,
aún cuando con relación al transportador se hubiera establecido la concurrencia causal con
incidencia en la indemnización que se reduce en proporción a la culpa (o hecho) de la víctima.

Se trata en rigor, de obligaciones concurrentes caracterizadas por presentar varios obligados


frente a un mismo acreedor aunque por causas diferentes, pero en la que deben responder cada
uno de los obligados por el total de la deuda, quedando a salvo las acciones de repetición entre
ellos en virtud de su participación causal (50 y 50% en este caso). A eso se refieren los artículos
689 inciso 2 y 717 del Código Civil -ley 340.

7.- Intereses

Corresponden calcularse la totalidad de los montos condenados desde la mora, es decir desde la
fecha del evento (12/10/02), capital condenado que devengará los intereses a calcular en base a la
tasa activa nominal anual vencida a treinta días, que percibe el Banco de la Nación Argentina en
sus operaciones ordinarias de descuento, hasta el efectivo pago.
COSTAS Y HONORARIOS DE PRIMERA INSTANCIA. El pronunciamiento que se auspicia hace
necesario la adecuación de costas y honorarios a su contenido (artículo 298 del CPCC). Las costas
se imponen a la parte demandada perdidosa, Omar Antonio Sabao, Sebastián Sabao y/o Sucesores
de Guillermo Sotelo (artículo 83 del CPCC).

Para la regulación de honorarios corresponde en principio tomar como base de cálculo el capital
de condena con más intereses y sobre esa base aplicar las pautas de los artículos 3, 5, 6, 7 y 10 de
la ley Nº 288 C. No obstante, realizadas las operaciones ($ 7.100 -capital- más $ 25.889,68
-intereses al 21/11/18 arroja el total de $ 32.989, 68.-, donde $ 7.257,73 representa el 22%),
resulta que aún aplicando el máximo de la escala del artículo 5 (22%) se obtiene un monto inferior
al salario mínimo, vital y móvil vigente al dictado de la presente ($ 10.700.- según Resolución
2/2018 Consejo Nac. Empleo, Productividad y Salario Mínimo, Vital y Móvil), por lo que
corresponde tomar tal importe como pauta regulatoria en orden a lo normado por el artículo 5 de
la ley arancelaria. Además, meritúo la calidad, extensión y eficacia de los trabajos realizados.

De ello se siguen las retribuciones que se detallan: Para el Dr. MIGUEL ANGEL AVILA, en la
suma de PESOS SEIS MIL CUATROCIENTOS VEINTE ($ 6.420,00) como patrocinante. Para el Dr.
GUSTAVO ANDRES CASTILLO la suma de PESOS TRES MIL DOSCIENTOS DIEZ ($ 3.210,00) como
patrocinante. Para la Dra. PATRICIA FERNÁNDEZ LONGONI, la suma de PESOS UN MIL SETENTA ($
1.070,00) como patrocinante. Para el Dr. CARLOS GUILLERMO VARAS, la suma de PESOS SIETE MIL
CUATROCIENTOS NOVENTA ($ 7.490,00) como patrocinante y en la de PESOS DOS MIL
NOVECIENTOS NOVENTA y SEIS ($ 2.996,00) en su calidad de apoderado. Para la Dra. SILVIA L.
PEREZ LINDO, en las sumas de PESOS CINCO MIL DOSCIENTOS CUARENTA y TRES ($ 5.243,00)
como patrocinante y PESOS UN MIL CIENTO NOVENTA y OCHO ($ 1.198,00) como apoderada. Para
el Dr. HECTOR TOMAS LEZCANO en la de PESOS DOS MIL DOSCIENTOS CUARENTA y SIETE ($
2.247,00) como patrocinante. Para el Perito Médico Dr. JUAN BASILIO RAMÍREZ en la suma de
PESOS DOS MIL ($ 2.000,00) tomando en consideración el monto comprometido en el proceso, el
mérito de la labor profesional apreciada por la calidad, eficacia y extensión del trabajo. Todo
con más IVA si corresponde.

COSTAS Y HONORARIOS DE ALZADA: Las costas en esta Instancia se imponen a la parte


demandada apelada vencida, Omar Antonio Sabao, Esteban Sabao y/o Sucesores de Guillermo L.
Sotelo, por aplicación del artículo 83 del CPCC. Los honorarios se regulan siguiendo las pautas
arancelarias fijadas por la instancia de grado con la reducción del artículo 11 de la ley 2011.
Resulta así: Para la Dra. PATRICIA FERNÁNDEZ LONGONI, la suma de PESOS CINCO MIL
TRESCIENTOS CINCUENTA ($ 5.350,00) como patrocinante. Para el Dr. CARLOS GUILLERMO VARAS,
la suma de PESOS TRES MIL SETECIENTOS CUARENTA y CINCO ($ 3.745,00) como patrocinante y
en la de PESOS UN MIL CUATROCIENTOS NOVENTA y OCHO ($ 1.498,00) en su calidad de
apoderado. Para la Dra. SILVIA L. PEREZ LINDO, en las sumas de PESOS TRES MIL SETECIENTOS
CUARENTA y CINCO ($ 3.745,00) como patrocinante y PESOS UN MIL CUATROCIENTOS NOVENTA y
OCHO ($ 1.498,00) como apoderada. Todo con más IVA si corresponde. ASI VOTO.-

EL DR. ANTONIO CARLOS MONDINO, DIJO: Que coincido con que la parte demandada es
responsable objetivamente en atención a lo dispuesto por el artículo 1113 del Código Civil y con el
análisis que demostró la desgravación de la responsabilidad por culpa de la víctima en el
porcentaje propuesto por la Magistrada votante; por lo que adhiero a sus conclusiones y voto en
idéntico sentido.-

No siendo para más, se da por terminado el presente Acuerdo, firmando los Señores Jueces por
ante mí, Secretaria Autorizante, que doy fe.-

Dr. ANTONIO CARLOS MONDINO Dra. WILMA SARA MARTINEZ

JUEZ - SALA PRIMERA JUEZ - SALA


PRIMERA

CAMARA DE APELACIONES CIVIL Y COMERCIAL CAMARA DE APELACIONES CIVIL Y


COMERCIAL
Dra. MARIA LUCIANA RAJOY URRUTIA

SECRETARIA - SALA PRIMERA

CAMARA DE APELACIONES CIVIL Y COMERCIAL

SENTENCIA

Resistencia, 26 de noviembre de 2018.- Nº177./

Por los fundamentos expuestos en el Acuerdo que antecede, la Sala Primera de la Cámara de
Apelaciones en lo Civil y Comercial, con la integración de fs. 717,

RESUELVE:

I.- REVOCAR la sentencia de primera instancia dictada a fs. 645/653, por los fundamentos antes
desarrollados y en consecuencia, HACER LUGAR a la demanda interpuesta por FLORENCIA MILENE
LEGUIZA contra los Sres. OMAR ANTONIO SABAO, SEBASTIÁN SABAO Y/O SUCESORES de
GUILLERMO L. SOTELO, declarando la responsabilidad civil de los demandados por culpa
concurrente, en la proporción del 50%, condenando a estas a pagar a la actora en el plazo de diez
(10) días de quedar firme la presente, la suma de PESOS SIETE MIL CIEN ($ 7.100,00) en concepto
de capital, con más intereses a liquidarse desde el 12/10/02 y hasta su total y efectivo, en orden a
los fundamentos dados en los considerandos.
III.- COSTAS Y HONORARIOS DE PRIMERA INSTANCIA. ADECUAR costas y honorarios de primera
instancia. IMPONER costas a la parte demandada perdidosa, …

IV.- COSTAS Y HONORARIOS DE ALZADA. IMPONER las costas en esta instancia a la parte
demandada apelada vencida, …

VI.- REGISTRESE, protocolícese, notifíquese y oportunamente vuelvan los autos al Juzgado de


orígen.-

Dr. ANTONIO CARLOS MONDINO Dra. WILMA SARA MARTINEZ

JUEZ - SALA PRIMERA JUEZ - SALA


PRIMERA

CAMARA DE APELACIONES CIVIL Y COMERCIAL CAMARA DE APELACIONES CIVIL Y


COMERCIAL

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