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CONSEJO DE ESTADO

SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO

SECCIÓN TERCERA

SUBSECCIÓN C

Consejero ponente: JAIME ENRIQUE RODRÍGUEZ NAVAS

Bogotá, D.C., veinticuatro (24) de abril de dos mil diecisiete (2017)

Radicación número: 41001-23-31-000-2004-00244-01(37838)

Actor: MARÍA CRISTINA VIDAL REINA Y OTRO

Demandado: DEPARTAMENTO DEL HUILA

Referencia: ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA

Tema: Descriptor: Responsabilidad del Estado por accidente de Tránsito. Restrictor: falla
en el servicio de señalización y mantenimiento de las vías; hecho del tercero concurrente.

Resuelve la Subsección el recurso de apelación interpuesto por la parte


demandante, contra la sentencia proferida por el Tribunal Administrativo del Huila,
el 23 de septiembre de 2009, por medio de la cual negó las súplicas de la
demanda.

I. SÍNTESIS DEL CASO

El señor Rafael Enrique Gualteros Sánchez sufrió lesiones el día 6 de abril de


2009 cuando viajaba como pasajero en el vehículo del señor Omar Enrique
González, vehículo que, según dice la demanda, al tratar de evitar un bache
existente en la vía, colisionó con otro que transitaba en sentido contrario.

II. ANTECEDENTES

2.1. La demanda

Mediante escrito presentado ante el Tribunal Administrativo del Huila el 15 de marzo de


2004, la señora María Cristina Vidal Reina en nombre propio y en representación de su
hijo menor, Juan Camilo Gualteros Vidal, presentó demanda de reparación directa con las
siguientes pretensiones:

“1. El Departamento del Huila, es responsable en forma solidaria, por la muerte de


RAFAEL ENRIQUE GUALTEROS SÁNCHEZ, como consecuencia del accidente ocurrido
el 6 de abril de 2002, en la vía que de Tello conduce a Neiva, en el kilómetro 20+ 200
metros.

2. Condenar al Departamento del Huila, a pagar el valor de los daños y perjuicios de todo
género ocasionados a la señor MARÍA CRISTINA VIDAL REINA, quien obra en nombre
propio y en representación de su menor hijo JUAN CAMILO GUALTEROS VIDAL, por la
muerte del señor RAFAEL ENRIQUE GUALTEROS SÁNCHEZ, con su corrección
monetaria y con base en las siguientes pautas y factores:

2.1. Se pagará a la demandante, por concepto de perjuicios morales subjetivos, la suma


necesaria para adquirir en la época de la sentencia o, en su lugar en la liquidación de
perjuicios así: para el menor JUAN CAMILO GUALTEROS VIDAL, la suma de 1000
salarios mínimos legales, como mínimo.

2.2. Se pagará al menor JUAN CAMILO GUALTEROS VIDAL, por concepto de perjuicios,
la suma de dinero necesaria para adquirir en la época de la sentencia la cantidad de 1000
salarios mínimos legales, por la muerte de RAFAEL ENRIQUE GUALTEROS SÁNCHEZ.

2.3 Se pagará a mi mandante por concepto de perjuicios materiales objetivados y


objetivables la indemnización por vida probable teniendo en cuenta las tablas que para el
efecto expida el DANE o la entidad que haga sus veces, conforme a los emolumentos que
recibía el fallecido RAFAEL ENRIQUE GUALTEROS SÁNCHEZ, del FER como profesor
del Núcleo Escolar Joaquín García en El Patía Baraya –Huila (Discriminando la
indemnización consolidada o vencida desde el momento en que se produjo el daño hasta
la fecha de la sentencia y la indemnización anticipada desde la fecha de la sentencia
hasta el término de la vida probable, y cualquier otro factor que se llegare a demostrar en
el proceso).

2.4. Se actualizarán los perjuicios materiales solicitados y/o indemnización por vida
probable, teniendo en cuenta las pautas que para el efecto ha establecido la Jurisdicción
Contenciosa Administrativa.

2.5. Se distinguirán dos períodos de indemnización, a saber: El primero, lo que se deba a


la sentencia o del auto aprobatorio de la liquidación en la que posiblemente se efectúe el
pago, y en segundo, desde dicha fecha hasta los límites máximos en el tiempo a que
tiene derecho la parte demandante.

2..6. Por la indemnización debida se reconocerán intereses a la tasa máxima legal de


acuerdo a la certificación que para el efecto expida la Superintendencia Bancaria o los
que resultaren de aplicar la fórmula de las matemáticas financieras y/o corrección
monetaria, siempre que resulten más favorables a los intereses de los actores.
3. Si no fuere posible establecer el monto de los perjuicios durante el plenario, la condena
deberá hacerse en abstracto o in genere, caso éste en el cual se dispondrá la tramitación
del respectivo incidente, fijando las pautas o bases a que hubiere lugar tal como lo prevén
los Art.172 y 178 del C.C.A. y el 308 del C. de P. C.

4. La condena impuesta deberá cumplirse en las condiciones y términos a que se refieren


los art. 176, 177 y 178 del C.C.A., so pena que vencidos los términos de ley tenga que
pagar intereses comerciales durante los seis siguientes meses a su ejecutoria y
moratorios después de este término, conforme a certificación que expida la
Superintendencia Bancaria.

5. Condenar en costas procesales a la parte demandada, incluyendo las agencias en


derecho”.

Las pretensiones tienen fundamento en los siguientes hechos:

1. El día 6 de abril de 2002, Rafael Enrique Gualteros Sánchez se movilizaba por la vía
que del Municipio de Tello conduce a Neiva, como pasajero en un vehículo de propiedad
del señor Omar Enrique González. A la altura del kilómetro 20+200, el conductor de este
móvil se vio precisado a realizar un cambio abrupto de carril para tratar de esquivar un
bache existente en la carretera, y al hacerlo colisionó con otro vehículo que transitaba en
sentido contrario. La colisión dejó como resultado las lesiones graves y la posterior
muerte del señor Gualteros Sánchez.

2. El accidente, dijo la parte demandante, se produjo por falta de previsión y descuido de


los funcionarios del Departamento del Huila en el cumplimiento de su obligación de darle
mantenimiento a la vía y de dotarla de una debida señalización. De hecho, refirió que en
ese mismo sitio había sucedido otro accidente, también con resultados funestos, aparte
de la falta de señales de peligro en el sitio.

3. El señor Gualteros se desempeñaba al momento del accidente, como docente adscrito


al Núcleo Escolar Joaquín García Borrero de El Patía Baraya – Huila, con un salario
mensual de $915.290, con el cual contribuía a los gastos del hogar y a la manutención de
su hijo, no obstante hallarse separado de su cónyuge.

4. La muerte del señor Gualteros Sánchez ha causado graves perjuicios económicos y


morales a los demandantes por las relaciones de afecto y ayuda que existía entre ellos, y
también perjuicio fisiológico por el dolor que generaron las lesiones que recibió en el
momento del accidente hasta su muerte.

2.2. Trámite procesal

Mediante auto del 26 de abril de 2004, el Tribunal Administrativo del Huila admitió la
demanda, ordenó fijar en lista y notificar a las partes1.

El Departamento del Huila manifestó en la contestación de la demanda que no le asistía


responsabilidad a la entidad, porque el accidente había tenido por causa el estadio de
alicoramiento que presentaba el señor Omar Enrique González, quien conducía el
vehículo en el cual se transportaba la víctima, circunstancia ésta que se evidenció en el
proceso penal que se adelantó por estos hechos.

Propuso la excepción de culpa exclusiva de un tercero, teniendo en cuenta que los


automotores comprometidos en el hecho eran de uso particular y que su conductor
tampoco tenía ningún vínculo con el Departamento2.

La parte actora se pronunció respecto de la excepción propuesta por la entidad


demandada, para aclarar que, de acuerdo con la providencia proferida en el proceso
penal, el accidente se presentó porque existían huecos en la vía que eran de
conocimiento del Departamento, y que debieron ser obviado con una maniobra
intempestiva del conductor, que le hizo perder el control sobre el vehículo3.

El Tribunal Administrativo del Huila, mediante auto de 29 de marzo de 2006, decretó la


práctica de pruebas pedidas por las partes4 y vencido el periodo probatorio por auto del 1
de noviembre de 2006, ordenó correr traslado para alegatos de conclusión5.

La parte actora, al descorrer el traslado para alegar de conclusión, insistió en que el


accidente se presentó por causa de la confluencia de factores consistentes en la
existencia de un bache en la vía y en la falta de señales que advirtieran dicho peligro,

1
Fl. 36 y 37.
2
Fls. 58 a 61
3
Fl. 71 y 72.
4
Fl. 76 a 77.
5
Fl. 179.
pues, manifestó, así lo dieron a conocer los testimonios recabados en el proceso, y así
consta en la providencia penal que se profirió por causa de los hechos6.

De otro lado, el apoderado de la parte demandada presentó alegatos de conclusión en los


cuales reiteró que el accidente no fue causado por el estado de la vía, sino que fue
producto del alicoramiento del conductor, porque según las declaraciones de los testigos,
éste estuvo ingiriendo licor antes del viaje y por esta razón se desplazaba a gran
velocidad e invadió el carril contrario, dando lugar a la colisión7.

El Ministerio Público emitió concepto en el que solicitó declarar probada la causal de culpa
exclusiva del tercero, teniendo en cuenta que en el proceso penal, el señor González
Ramírez, quien conducía el vehículo, fue condenado como autor del homicidio culposo
porque el día de los hechos había consumido licor y ello fue determinante para la
ocurrencia del accidente8

2.3 . Sentencia apelada

El Tribunal Administrativo del Huila profirió sentencia el 23 de septiembre de 2009,


en la que decidió9:

“PRIMERO: DECLARAR probada la excepción denominada “Culpa exclusiva de


un tercero” propuesta por el Departamento del Huila.

SEGUNDO: En consecuencia, se DENIEGAN las pretensiones de la demanda”.

El problema jurídico fue planteado en los siguientes términos:

“Corresponde determinar si el Departamento del Huila es responsable del daño


antijurídico que los demandantes manifiestan padecer como consecuencia de la
muerte del señor Rafael Enrique Gualteros Sánchez, en el accidente de tránsito
ocurrido el 6 de abril de 2002 en la vía que de Neiva conduce a Tello”.

Consideró el Tribunal que la causa del accidente fue el estado de alicoramiento del
conductor y por ello la responsabilidad del mismo no podía atribuirse al Departamento del
Huila.

6
Fls. 180 a 181.
7
Fl. 182 a 183.
8
Fls. 184 a 192.
9
Fl. 208 a 224.
Así dijo la providencia:

“Si bien de tales versiones se puede inferir que en el área donde ocurrió el accidente
existía alguna anomalía en la vía, la misma no fue determinante en el accidente como lo
encontró la justicia penal, al establecer que dado que el conductor Enrique Omar
González manejara el automotor a una gran velocidad y previamente hubiera ingerido ron
y así no se hubiere embriagado en alto grado, su maniobra imprudente de invadir a último
momento el carril que le correspondía al campero reflejó de modo necesario “que faltó a
su deber objetivo de cuidado regulado por disposiciones de tránsito, independientemente
de la mayor o menor incidencia de su grado de alicoramiento” como lo indicó el Tribunal
Superior en segunda instancia.

(…)

En efecto, no se le puede atribuir responsabilidad a la entidad demandada, pues el daño


fue causado por un tercero, que violó el deber objetivo de cuidado al desarrollar una
actividad peligrosa como es la conducción de vehículos y más aún en un estado de
embriaguez sumado a la alta velocidad a que iba, lo que le impidió maniobrar
prudentemente el automotor de tal manera que no invadiera el carril siguiente pues dado
que se trataba de una vía recta, podía haber visto previamente el automotor que se dirigía
en sentido contrario lo que generaba previsión para evitar el accidente que en últimas
ocasionó constituyéndose los pasajeros por lo tanto en víctimas directas de su actuar
imprudente.”

La providencia fue notificada mediante edicto fijado el 29 de septiembre de 2009, por el


término de tres días10.

2.4. Recurso de apelación

El apoderado de la parte demandante presentó recurso de apelación11 en el que manifestó


que los testimonios recibidos en el proceso contencioso permitieron establecer que en el
área donde ocurrió el accidente existía una anomalía o bache, de manera que se probó
que el Departamento del Huila incumplió con la obligación de mantener en buen estado la
vía.

Por otra parte señaló, que se logró establecer que la conducta del conductor del vehículo
fue eficiente en la producción del daño, pero no única, ni exclusiva, puesto que si bien se

10
Fl. 225.
11
Fls. 228 a 237.
desplazaba a alta velocidad y en estado de alicoramiento, cuando invadió el carril
contrario lo hizo para esquivar el bache en la vía.

Señaló que, según la jurisprudencia, cuando hay concurso de conductas eficientes en la


producción de un daño, que provengan de personas diferentes a la víctima directa, se
configura una obligación solidaria y el afectado puede exigir la indemnización de
cualquiera de las personas que participaron en éste.

Finalmente, luego de disertar ampliamente sobre los inconvenientes del actual modelo de
proceso penal inquisitivo, el cual criticó ampliamente, indicó que en el proceso penal fue
muy deficiente en la recolección de pruebas y por ello no puede concluirse con certeza
absoluta que la causa eficiente del accidente fue solo el comportamiento del conductor, y
que en la imputación del daño debe tenerse en cuenta la presencia de irregularidades en
la vía que no fueron debidamente señalizadas.

2.5. Trámite en segunda instancia

El recurso de apelación fue admitido por esta corporación con auto del 16 de diciembre de
200912.

Mediante auto del 11 de febrero de 2010 se concedió término para alegar de conclusión,
el cual transcurrió sin manifestación de las partes13.

III. CONSIDERACIONES

3.1. Presupuestos materiales de la sentencia de mérito

Esta Sala es competente para decidir el recurso de apelación formulado por la


parte demandante, contra la sentencia proferida por Tribunal Administrativo del
Huila, el 23 de septiembre de 2009, en proceso con vocación de segunda
instancia ante esta Corporación, por razón de la cuantía 14.
12
Fl. 244.
13
Fl. 246.

14
La mayor pretensión es de 1000 salarios mínimos que equivalían a $358.000.000, por lo tanto es
de doble instancia, teniendo en cuenta que para la época de presentación de la demanda mayor
Se pretende la reparación del daño causado por la muerte del señor Rafael Enrique
Gualteros Sánchez, en ejercicio de la acción de reparación directa prevista en el artículo
86 del C.C.A, según el cual, “La persona interesada podrá demandar directamente la
reparación del daño cuando la causa sea un hecho, una omisión, una operación
administrativa o la ocupación temporal o permanente de inmueble por causa de trabajos
públicos o por cualquiera otra causa.

Según lo preceptuado en el artículo 136 numeral 8 del Código Contencioso


Administrativo, el término de caducidad debe contarse a partir del día siguiente al de
acaecimiento del hecho, omisión u operación administrativa que dio origen al daño
reclamado, en este caso, la muerte del señor Gualteros Sánchez tuvo lugar el 6 de abril
de 2002 y la demanda fue presentada el 15 de marzo de 2004, es decir dentro del término
de dos años, previsto en la norma procesal.

La legitimación en la causa constituye un presupuesto procesal para obtener


decisión de fondo15; se habla de legitimación de hecho, cuando se trata de una
relación procesal que se establece entre quien demanda y el demandado y surge a
partir del momento en que se traba la litis, con la notificación del auto admisorio de la
demanda y de legitimación material en la causa, relacionada con la participación real
de las personas en el hecho que da origen a la interposición de la demanda,
independientemente de que hayan sido convocadas al proceso.

La señora María Cristina Vidal Reina concurrió al proceso en calidad de cónyuge de la


víctima, para probar lo cual, allegó el registro civil de matrimonio. No obstante, obra en el
proceso certificación expedida por el Juez Tercero de Familia de Neiva en la cual consta
que en ese juzgado se tramitó proceso de divorcio radicado bajo el número
41001311000320010432-00 propuesto por la señora María Cristina Vidal Reina contra
Rafael Enrique Gualteros Sánchez y que en audiencia de conciliación realizada el 6 de
noviembre de 2001 se decretó el divorcio del matrimonio civil y se declaró disuelta y en
estado de liquidación la sociedad conyugar respectiva16.

cuantía era de 500 SMMLV.


15
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 20 de septiembre de 2001, exp. 10973, M.P.
María Elena Giraldo Gómez.
16
Fl. 15.
De acuerdo con lo antes expuesto, se considera que la señora María Cristina Vidal
Reina no está legitimada en la causa por activa porque no probó la calidad que
invocó en el libelo petitorio para acudir al proceso.

Del mismo modo, no puede válidamente reclamar para sí el reconocimiento de


perjuicios materiales en su modalidad de lucro cesante y tampoco los perjuicios
morales, puesto que al momento de la muerte ya no existía vínculo jurídico entre
ella y la víctima, y por esa razón, pesaba sobre ella la carga de probar el título que
le daba derecho a participar de las rentas de Rafael Enrique Gualteros Sánchez,
así como el padecimiento efectivo de la aflicción que dijo haber sufrido, ya no en
su condición de cónyuge, sino como tercera damnificada, cargas estas que la
demandante no honró.

Por otra parte, se allegó registro civil de nacimiento de Juan Camilo Gualteros
Vidal, que lo acredita como hijo de Rafael Gualteros y María Cristina Vidal 17.
Comoquiera que según lo dispuesto en el Decreto 1260 de 1970, el registro civil
es la prueba idónea para acreditar el parentesco18, la sala lo encuentra legitimado
en la causa por activa.

El Departamento del Huila está legitimado en la causa por pasiva, toda vez que la parte
actora le endilga como causa del accidente en que perdió la vida el señor Gualteros
Sánchez, el incumplimiento del deber de señalización y de mantenimiento de las vías a
su cargo.

3.2. Sobre la prueba de los hechos

A partir de la preceptiva del artículo 90 de la Constitución, dos son los elementos


constitutivos de la responsabilidad de la administración, a saber, que haya un daño
antijurídico y que éste sea imputable a una acción u omisión de una autoridad pública.

Teniendo en cuenta que para la prosperidad de las pretensiones es necesario acreditar la


existencia de estos dos elementos, el estudio de los hechos probados lo hará la Sala en

17
Fl. 11 a 13.
18
Consejo de Estado, sentencia de 7 de abril de 2011, Exp. 20.750
dos grandes apartes, a saber: hechos relativos al daño, y hechos relativos a la
imputación.

3.2.1. Sobre la prueba de los hechos relativos al daño

El daño, lo hace consistir la parte demandante en la muerte del señor Rafael Enrique
Gualteros Sánchez, lo cual se probó con el registro civil de defunción19.

Los hechos en los que concretó la parte actora este daño, pretende acreditarlos de la
siguiente manera:

 Copia autenticada de la historia clínica 105683 del Hospital Hernando


Moncaleano Perdomo, en la cual se registró que ingresó paciente que
sufrió accidente de tránsito pero llegó sin signos vitales 20.

 Informe del accidente No. 96 007912 donde consta que sólo una de las
partes dio su versión sobre lo ocurrido porque los otros quedaron heridos y
fueron trasladados a la clínica para ser atendidos, se señaló que la vía era
recta, estaba seca, no había problemas de visibilidad ni obstáculos en la
vía, la causa del accidente según el agente fue el estado de alicoramiento
del conductor del automóvil y que éste invadió el carril contrario, además
de transitar con exceso de velocidad21.

 Protocolo de Necropsia No. A-132-02, donde se concluye:

“RAFAEL ENRIQUE GUALTEROS SÁNCHEZ, de 33 años, que muere por


taponamiento cardiaco secundario con estallido de aurícula derecha como
consecuencia de politraumatismo en accidente de tránsito (pasajero)” 22.

3.2.2. Prueba de la imputación

Como hechos que permitirán el juicio de imputación del daño, obran las siguientes
pruebas:

19
Fl 12.
20
Fls. 124 a 139
21
Fl. 14.
22
Fls 23 a 26.
 Oficio 0538 del 8 de junio de 2006, suscrito por el Director Territorial del
Invías Huila, donde informa que el mantenimiento y conservación de la
carretera Neiva Tello, a partir del 21 de julio de 1995 hasta la fecha se
encuentra bajo la responsabilidad del Departamento del Huila y copia
autenticada del convenio interadministrativo No. 244 de 2005, para la
transferencia al Departamento del Huila de carreteras que se encontraban
a cargo del Invías23.

 Declaración del señor Santiago Nieto Pérez quien manifestó: 24.

“Yo viajo todos los días al municipio de Baraya y he venido insistiendo en


que la carretera tiene algunas anomalías o baches más exactamente en el
sitio donde ocurrió el accidente lo cual a mi manera de pensar creo que
pudo distraer un poco al señor conductor y debido a ese inconveniente
ocurrió la tragedia o la desgracia. Yo hacía como una hora había pasado
por allí venía del Municipio.

(…)

PREGUNTADO: Sabe usted si algún particular o autoridad había puesto en


conocimiento del Departamento o de Invías del estado en que se
encontraba la vía donde ocurrió el accidente. CONTESTÓ: Yo aquí creo
que como estamos en Colombia que tiene que ocurrir primero las
desgracias para luego ir a reparar algunas situaciones que pueden llevar a
uno a accidentarse y la prueba está que ellos se accidentan un sábado y a
los 15 días ya habían arreglado el pedazo (….) PREGUNTADO: Sabe
usted si en el sitio donde ocurrieron los hechos existía una señalización de
peligro debido a los baches. CONTESTÓ: no existe, y es bastante
peligrosa entre otras cosas”.

 Declaración del señor José Milton Gutiérrez Narváez, párroco del municipio
de Baraya quien manifestó: 25.

“...Una media hora mas tarde de haberlos visto en ese lugar, supe que se
habían accidentado unos metros abajo del municipio de Tello (H), en un
lugar que para todos los conductores era de difícil maniobra. En ese lugar
en el que sucedieron los hechos, se había construido una alcantarilla y, el
pavimento o la capa asfáltica se hundió, quedando un resalto de unos 10 o
15 centímetros de altura, para ese tiempo se venía adelantando una
campaña de reparcheo que comenzó en Fortalecillas, extrañamente
saltaron el lugar del accidente y siguieron haciendo el reparcheo en la vía
23
Fls. 139 a 164.
24
Fls. 166 a 168.

25
Fls. 175 a 175 vto.
Tello – Baraya. Al día siguiente del accidente, porque (sic) un nexo de
afinidad con la familia BERNATE PERDOMO, me fui a la clínica de
EMCOSALUD de Neiva, y mi sorpresa fue ver que entre las cinco de tarde
o más bien entre la hora del accidente a las once de la mañana del día
siguiente, se había hecho el arreglo del resalto en el cual se había
ocasionado el insuceso. A esto cabe anotar que la carretera en ese lugar
no presentaba ninguna señalización de peligro y además, que aún hoy
aunque se ha hecho una señalización sobre la capa asfáltica, es decir, la
línea, solo se ha puesto allí para dividir carriles, sin mostrar en ninguna
parte en qué sitio se puede o no se puede adelantar”.

 Declaración del señor Darío Mosquera Mosquera, quien manifestó 26:

“Lo que yo logré entender del accidente, es que en ese sitio se había
construido un pontón y en los dos extremos del pontón se había hundido la
banca, entonces lo que una piensa es que por la frenada para evitar ese
bache se pudo ocasionar el accidente pues el carro se volcó y lo curioso es
que después del accidente, ese bache fue rellenado, fue tapado a los días
siguientes, eso fue rápido, a ellos o sea RAFAEL el conductor y la mona de
Utrahuilca (sic), el vehículo era un Renault 9 y a ellos se los llevaron para
Neiva.

(…)

PREGUNTADO: En el sitio donde sucedió el accidente en el cual perdió la


vida el señor RAFAEL ENRIQUE GUALTEROS SÁNCHEZ, existía alguna
señalización de peligro por los baches que había. CONTESTÓ: no, no
había ninguna señalización, es mas, yo soy conductor y en muchas
ocasiones uno conociendo la carretera se le olvidaba del altibajo, y en
muchas ocasiones uno lo cogía a gran velocidad y la frenada era fuerte
porque casi no se veía, de lejos no se veía el bache, el que no lo conocía
mas de una vez saltaba el carro”.

 Copia autenticada del proceso penal adelantado contra el señor Enrique


Omar González Ramírez por el Homicidio culposo en concurso con
Lesiones Personales Culposas, de la cual se destacan las siguientes
piezas procesales27:

 Providencia proferida por el Tribunal Superior de Neiva el 3 de noviembre


de 2005, mediante la cual se confirmó la condena impuesta en primera
instancia al señor Enrique Omar González por las siguientes razones:

26
Fls. 176 a 176 vto.
27
C. Anexo.
“Todo indica que, como se dice en el informativo, en el punto de impacto
existía algún hundimiento del pavimento y para evitarlo el automóvil
invalidó (sic) el carril contrario, lo cual en manera alguna anula la violación
del deber objetivo de cuidado que le asistía como conductor, por cuanto no
solamente iba a gran velocidad, como está demostrado, sino que tal
circunstancia no le era desconocida, pues habitualmente hacía ese
recorrido en su condición de docente, ya que residía en esta ciudad, en lo
cual pudo incidir su estado de alicoramiento que constató el agente policial
que elaboró el croquis, al advertir que tenía aliento alcohólico.

(…)

Finalmente, y para responder la última inquietud de éste, los testimonios de


sus colegas docentes fueron analizados por el a-quo en su contenido y en
relación con los restantes elementos de juicio que obran en este proceso,
de donde los dichos de éstos en el sentido de que él estuviese esa
mañana de los hechos ingiriendo ron, y que a pesar de ello no se hubiere
embriagado en alto grado, sólo confirma que no faltó a la verdad el agente
policial que elaboró el croquis o informe de accidente, y la realidad de la
maniobra imprudente de éste al invadir a último momento el carril que le
correspondía al campero y excesiva velocidad, refleja de modo necesario
que faltó a su deber objetivo de cuidado regulado por disposiciones de
tránsito, independientemente de la mayor o menor incidencia de su grado
de alicoramiento”28.

 Declaración rendida por Jorge Eliecer Castaño Aguirre, agente de la Policía


Nacional que documentó lo ocurrido en el accidente 29:

“El automóvil venía Tello Neiva y se encontraba (sic) volcamiento total con
la trompa en dirección a Tello sobre la vía y el campero estaba fuera de la
vía al costado derecho en la acera en dirección Tello Neiva pero estaba de
punta hacia una arrocera estaba clavado ahí y no se volcó.
PREGUNTADO: Si el automóvil estaba mirando hacia Tello cómo logró
usted establecer que el automóvil iba en la ruta Tello Neiva. CONTESTÓ:
Por primero que todo porque al rato establecimos por boca de los mismos
compañeros profesores que ellos habían estado en compañía de los
comprometidos en el accidente de que ellos habían pasado primero y los
estaban esperando más adelante y al ver que no aparecían se devolvieron
hacia Tello y fue cuando se dieron cuenta de lo que les había ocurrido. (…)
PREGUNTADO: Por lo que usted allí visto (sic) cuál pudo haber sido la
causa del accidente. CONTESTÓ: En mi poca experiencia en levantar
croquis la causa del mismo fue exceso de velocidad del vehículo automóvil
y el aparente alicoramiento del conductor del vehículo, porque cuando los
estábamos levantando se les sentía el aliento a alcohol y también por los
mismos testimonios de los compañeros que dieron que todos habían
estado tomando en Baraya y en Tello. PREGUNTADO: Qué nos puede
usted decir sobre el estado de la vía en el sitio del accidente. CONTESTÓ:
Con respecto a la vía, la vía estaba normal, en buen estado, seca, en el
pedazo el sitio era una recta donde ocurrió el hecho, no influyó para nada
28
Fls. 8 a 12, C. Anexo.
29
Fl, 52, c. Anexo.
la vía en el accidente. (…) PREGUNTADO: En el croquis que usted rinde
codificó como causas probables del accidente los numerales 114, 127 y
116, qué quiere decir cada uno de estos y por qué razón los codificó.
CONTESTÓ: 114 es embriaguez aparente, ya lo expliqué por qué razón lo
codifiqué, el 127 transitar en contravía por lo establecido en el punto de
impacto y por la posición en que vino a quedar el vehículo porque vino a
ser un impacto seco, el 116 es exceso de velocidad, el exceso de
velocidad no hubo ninguna frenada del vehículo que venía con dirección
Tello Neiva y por la condición del vehículo como quedó”.

 Declaración rendida por el señor Mateo Esquivel, quien viajaba como


pasajero en el vehículo con el cual se presentó la colisión y manifestó que
en su criterio el accidente se presentó porque el automóvil invadió el carril
contrario y señaló que la vía estaba pavimentada, era una recta, había
unos huecos pero muy pequeños, ese día había buena visibilidad porque
estaba soleado30.

 Informe técnico sobre inspección a vehículo, realizado por el Coordinador


de la Sección de Criminalística CTI de la Fiscalía, efectuado el 16 de abril
de 2002, se anexó álbum fotográfico en el que se resalta que el campero
no presenta daño alguno en el costado derecho sino en el frente y en el
costado izquierdo, mientras que el automóvil quedó destruido totalmente 31.

 Reconocimiento psiquiátrico forense realizado a Enrique Omar González


Ramírez puesto que al rendir indagatoria manifestó que no recordaba nada
de lo ocurrido. Se concluyó que el paciente: “presenta síndrome amnésico
secundaria a Trauma Craneal Severo. Presenta deterioro en la capacidad
de aprender nueva información (amnesia anterógrada) y de recordar
conocimientos previamente aprendidos (amnesia retrógrada) la cual suele
abarcar un periodo de tiempo inmediatamente anterior al trauma hasta el
momento del incidente traumático y amnesia sobre el propio
acontecimiento traumático”32

 Providencia proferida por la Fiscalía Cuarta Seccional de Neiva el 22 de


mayo de 2003, mediante la cual profirió resolución de acusación contra el
señor Enrique Omar González Ramírez y precluyó la misma respecto del

30
Fls. 61 a 61 Vto. C. Anexo.
31
Fls. 84 a 85 Vto. C. Anexo.
32
Fls. 97 a 110, C. Anexo.
conductor del otro vehículo. En las consideraciones de la providencia se
afirmó:

“En segundo lugar tal como lo señala el Ministerio Público, la prueba


obrante señala inequívocamente que los hechos ocurrieron por el actuar
imprudente del sindicado Enrique Omar González Ramírez, quien violó el
deber objetivo de cuidado en el ejercicio de la actividad que desplegaba e
invadió inexplicablemente el carril contrario al que le correspondía
generándose la colisión, contraviniendo así lo dispuesto en el art. 68 del
Código Nacional de Tránsito y Transporte sobre el carril por el que se debe
transitar. La manifestación que sobre el particular realizaron el indagado
Rafael Urrea y su pasajero Mateo Esquivel encuentra aval en la
señalización que sobre los fragmentos y sitio de impacto estableciera la
autoridad policiva al elaborar el croquis de la colisión” 33.

 Declaración rendida por el señor Santiago Nieto Pérez, compañero de


trabajo de la víctima, quien departió con él y otros docentes el día de los
hechos porque todos fueron a cobrar los intereses de las cesantías. El
testigo manifestó:

“Allí en el Hospital murmuraban que el profesor Enrique venía manejando


normalmente, pero la carretera tenía un altibajo ahí en el sitio del accidente
o un bache y ocurrió el accidente, él trato de frenar o algo así, lo que pasa
es que eso se ve ahí cerquita, no tenía mucha visibilidad, hay una curva
más adelante y entonces cuando uno se ve es encima del bache, claro que
eso lo corrigieron ocho o quinde días después del accidente. Ya ahí había
habido otro accidente, antes que eso y también hubo un muerto ahí. Era un
hundimiento del pavimento, eran dos hundimientos pegaditos y ahorita ya
están corregidos (…) El estado anímico del profesor Enrique era normal,
pero sí había media botella de ron y bastantes lo que se la estaban
tomando, yo inclusive me tomé un trago ahí con ellos. A mi se me había
olvidado de dos profesores que también estaban ahí, la profesora
MARGARITA, no se el apellido y el profesor VICTOR MORALES, ellos son
hermanos entre otras cosas. PREGUNTADO: Sírvase manifestar si
durante el lapso de tiempo (sic) compartido con el señor ENRIQUE
GONZÁLEZ y los otros compañeros observó que ingirieran alguna clase de
bebida embriagante y aproximadamente en qué cantidad? CONTESTÓ:
Como dije anteriormente un trago nos tomamos todos en media hora que
estuve ahí con ellos, hasta las profesoras se tomaron un trago”.

 Declaración rendida por la señora Mercedes Olaya Bernal, quien trabaja en


la heladería en que se encontraron los docentes antes de salir del
municipio con destino a Neiva y manifestó:

33
Fls. 105 a 107, c. Anexo.
“El llegó y primero pidieron gaseosa y el profesor que se mató que se
llamaba RAFAEL, los de la otra mesa les ofrecieron algo, entonces ellos le
pasaron una cervezas, pero no recuerdo si fueron 3 o 4 y RAFAEL dijo que
él no tomaba cerveza que él tomaba ron, entonces RAFAEL pidió media de
ron. RAFAEL pidió la media de ron y pues se tomaron esa, entonces luego
arrimaron varios entre esos el profesor SANTIAGO, pero él no demoró
nada, pero no supe que fue lo que él tomó y así se sentó también este
señor DARIO MOSQUERA, habían varios en la mesa como unos 6 o 7 y
entre todos se tomaron la de ron y luego dijeron que se venían, porque se
venían para Neiva. PREGUNTADO: Durante el tiempo que estuvo presente
el señor ENRIQUE OMAR GONZÁLEZ departiendo con sus
acompañantes, observó usted que él ingiriera licor y en qué cantidades?
CONTESTÓ: No, es que yo no puedo decir que sí. El estaba bueno yo no
lo ví embriagado… 34.”

 Declaración rendida por el señor Darío Mosquera, compañero del señor


González y de la víctima, quien manifestó que el día del accidente en la
mañana estuvieron departiendo en el establecimiento de doña Mercedes y
se tomaron unas dos cervezas y luego media botella de ron, entre 5
personas, por lo que cada uno consumió poco y el señor González estaba
en buen estado. Cuando se le preguntó acerca del estado de la vía,
manifestó:

“Sí ahi en el sitio habían dos baches grandes, o sea, atravesaba la vía
totalmente, lo que pasa es que ahí hicieron un pontón, entonces quedaron
dos baches que atravesaban la vía totalmente, entonces cuando los vía
uno era ya encima porque uno ahí va descendiendo, sale de una curva y
va descendiendo, entonces cuando llega uno ya los baches los ve uno
encima, coincidencialmente a los poquitos días los arreglaron” 35.

 Fallo proferido por el Juzgado Primero Penal del Circuito el 19 de diciembre


de 2003, mediante el cual impuso condena al señor Enrique Omar
González Ramírez de 36 meses de prisión, multa de $9.270.000 y
suspensión de la licencia de conducción por el término de cuatro años 36. En
las consideraciones de la providencia se dijo:

“Y un aspecto que no ha sido objeto de cuestionamiento y que


necesariamente está vinculado al resultado dañoso, lo constituye sin duda
alguna, el proceder agorado por el encausado horas antes del siniestro
suceso, y que se ubican ente las diez o las once de la misma mañana, en
cuanto que se dedicó a la ingestión de bebidas alcohólicas cuando sabía
que debía manejar su automotor para poder retornar al sitio de residencia.

34
Fls. 148 y 148 Vto. C. Anexo.
35
Fls. 126 y 126Vto. C. Anexo.
36
Fls. 129 a 137, C. Anexo.
(…).

Y esta aseveración unida a lo que brinda la experiencia y a la carencia de


demostración real de algún otro motivo que justificara la permanencia del
procesado en esa población desde aquella hora hasta cuando ocurre la
partida hacia Neiva, permite concluir que el procesado junto a sus
compañeros de labores lo (sic) permanecieron fue dedicados a la ingesta
de bebidas alcohólicas, sin merecer crédito la afirmación de los solícitos
testimoniantes citados precedentemente, en el sentido de indicar que
durante esas largas horas y entre todos solo consumieron una media
botella de ron.

(...).

Por tanto, satisfechos así los presupuestos sustanciales que imponen una
determinación de carácter condenatorio, al Despacho no le queda
alternativa diferente a la de proceder en armonía con lo deprecado por la
Fiscalía, pues ciertamente los argumentos de la representante de la
defensa, no logran sentar posición diferente, como quiera que si en
realidad existían huecos o fenómenos físicos que alteraran el manto vial, le
correspondía al procesado, no inexperto en la conducción de esta clase de
automotores ni ajeno o extraño a las condiciones de la carretera atendida
su constante circulación por el sector, adoptar los mecanismos necesarios
para solucionarlos y no lanzarse a superarlos de manera irresponsable. Y
esto, si es que se acepta, que fue la existencia del bache la que lo
descontroló”37.

3.2.3. Prueba relacionada con los perjuicios materiales

 Copia del acta de posesión del señor Rafael Enrique Gualteros Sánchez
como profesor de matemáticas y física en el Núcleo Escolar Joaquín
García Borrero; copia del Decreto 0507 del 26 de abril de 2002, mediante
el cual se declaró vacante el cargo de docente por el fallecimiento del
señor Gualteros.

 Certificado de tiempo de servicio, expedido por el plantel educativo, donde


consta que ingresó como temporal el 1 de agosto de 1997 hasta el 28 de
noviembre del mismo año, y certificación expedida por la Secretaría de
Educación Departamental del Huila donde consta que devengaba un
salario mensual de $915.92038.

37
Fls. 134 y 134 Vto. C. Anexo.
38
Fls. 28 a 34.
 Certificación expedida por la Secretaría de Educación Departamental del
Huila en la que consta que el señor Gualteros Sánchez trabajó desde
enero hasta el 5 de abril de 2002, como docente en el Núcleo Escolar
Joaquín García Borrero de El Patía Baraya, devengando asignación
mensual de $915.92039.

3.2.4. Prueba relacionada con el perjuicio moral

 Declaración rendida por la señora Nancy Camacho Narvaez, quien trabajó


como empleada doméstica de la señora María Cristina y el señor Gualteros
y sobre las relaciones entre ellos manifestó:

 “El era muy cariño (sic) con el niño muy cariño (sic), pero con la señora era
más apartado, ella lo quería mucho, yo hasta un día le dije que fuera mas
detallista con ella, le dije que le regalara una flores y hasta se las dío, ella
era muy pendiente de la ropa, de todo”.

Respecto del acervo probatorio integrado por las pruebas aportadas directamente
por las partes y por las ordenadas por el A quo, y concretamente sobre las copias
simples esta Subsección en reciente sentencia 40 dijo:

“En lo que se refiere a las copias simples anexadas tanto con la demanda como
con la contestación, las mismas serán valoradas teniendo en cuenta que
reposaron en el plenario desde el inicio del proceso sin que fueran tachadas de
falsas en las etapas procesales pertinentes. Así pues, dado que han obrado a lo
largo del plenario y han sido sometidas a los principios de contradicción y de
defensa de las partes conforme a los principios de buena fe y lealtad procesal que
rigen toda actuación judicial, se les dará valor probatorio 41.

En el presente asunto, observa la Sala que las copias del proceso penal fueron solicitadas
desde la demanda, decretados en el auto de pruebas de primera instancia y allegadas al
proceso directamente por las autoridades requeridas, dentro de periodo probatorio, es
decir, de manera oportuna y regular, por esta razón, en aplicación del principio de lealtad
procesal y conforme al precedente de esta Subsección, las pruebas serán valoradas
teniendo en cuenta los principios que informan la sana crítica.

39
Fls. 125 y 126.
40
Sentencia de enero 30 de 2013, Radicación 26604, Actor Ana Dioneira Bustos Caballero y otros,
Demandados Nación-Ministerio de Defensa-Ejército Nacional, M.P Olga Mélida Valle de De La
Hoz.
41
Reposan en folios: 8, 12, 13, 14, 16 a 30, 39 a 126, 128, 129, 131 a 144 del cuaderno de
pruebas.
3.2.2. Sobre la imputación

En el sub lite se acreditó que la vía Neiva - Tello, desde el 21 de julio de 1995 fue
entregada por el Invías al Departamento del Huila y al estar a su cargo, le correspondía su
mantenimiento y señalización.

Es esta la razón por la cual, la parte actora depreca del ente departamental la reparación
del daño causado, ya que en su criterio, el incumplimiento de sus deberes dio lugar a que
la vía presentara huecos y no tuviera la señalización adecuada sobre ellos, circunstancia
que contribuyó eficientemente a la ocurrencia del accidente.

3.3. Problema jurídico

De acuerdo con la apelación presentada por la parte demandante, corresponde a la Sala


determinar si puede atribuirse responsabilidad al Departamento del Huila, como el
responsable de la vía en que se produjo el accidente que causó la muerte al señor
Gualteros Sánchez.

Para ello, se considerará si en este caso se configuró la eximente de responsabilidad


denominada hecho de un tercero, o si por el contrario, le asiste razón al recurrente,
acerca de la concurrencia entre el hecho del tercero y la responsabilidad del ente
departamental.

En caso de acreditarse una concurrencia de la conducta del tercero deberá resolverse


sobre la posibilidad de imponer condena solidaria para que la entidad aquí demandada
pueda repetir contra el conductor del vehículo.

3.4. Análisis de la Sala sobre la responsabilidad

La existencia del daño antijurídico es el primer elemento que debe acreditarse para que
pueda predicarse la responsabilidad.
Al tenor de lo dispuesto en el artículo 90 Superior al que antes se hizo referencia, el
Estado debe responder por todo daño antijurídico que le sea imputable, causado por la
acción u omisión de las autoridades públicas, de manera que lo exigido en la norma no es
solo la existencia de un daño, entendido éste como un menoscabo, afectación o lesión de
un bien, sino que además se requiere que éste sea antijurídico, es decir, aquel que no se
tiene la obligación de padecer y que es contrario a derecho, que vulnera el ordenamiento
jurídico y con ello lesiona los bienes e intereses jurídicamente protegidos.

Como antes se anotó, el daño antijurídico en el sub judice, consiste en las lesiones y
posterior muerte accidental del señor Gualteros Sánchez. La sala encuentra debidamente
probado el daño con el registro civil de defunción, la copia autenticada de la historia
clínica 105683 del Hospital Hernando Moncaleano Perdomo, el informe del accidente No.
96 007912, y el protocolo de Necropsia No. A-132-02.

Establecida así la existencia del daño antijurídico, corresponde efectuar el análisis


pertinente, a fin de determinar si el mismo puede ser imputado a la entidad
demandada, tarea que acomete la Sala con referencia al título subjetivo de
imputación de la falla del servicio en consideración a la irregularidad que se
predica en la demanda del cumplimiento de las obligaciones que concernían al
departamento con relación al mantenimiento vial, aunque sin perder de vista que
la víctima se movilizaba en vehículo automotor, y que quien conducía el vehículo
desplegaba, en consecuencia, una actividad peligrosa.

En efecto, cuando la actuación de la administración se reprocha en la demanda


como irregular, el análisis debe hacerse bajo el régimen de la falla del servicio, la
cual debe estar plenamente probada, al igual que cada uno de los elementos
configuradores de la responsabilidad, aspecto éste que es de la mayor relevancia,
no sólo en lo referente a las cargas probatorias asignadas a las partes, sino
también al momento de determinar la procedencia de una acción de repetición.

Por razón de la importancia de la adecuada señalización vial, la doctrina ha


reconocido la existencia de un “Principio de señalización”, conforme al cual, además
del deber de construir carreteras seguras y adecuadas a los requerimientos del
tráfico y mantenerlas en buen estado, la administración tiene la obligación de ejercer
el control, en cuanto al cumplimiento de las disposiciones legales y reglamentarias
que ordenan su señalización y advierten los peligros.
Cuando las entidades que tienen a su cargo el deber de señalizar las vías públicas,
omiten su cumplimiento o lo hacen de manera defectuosa, comprometen la
responsabilidad de las personas jurídicas en cuyo nombre actúan, por evidente falta
o falla en el servicio público, a ellas encomendado, pues estas soportan la carga de
remediar oportunamente los defectos que acusen las vías bajo su mantenimiento, y
en su defecto, de advertir a tiempo a los conductores sobre los peligros que tales
defectos generan para quienes transitan por la vía. Por tanto, si omiten la
reparación, tanto como la debida señalización, deben reparar la totalidad de los
daños y perjuicios que por la falta o falla en la prestación del servicio a su cargo se
ocasionen42.

La jurisprudencia del Consejo de Estado se ha pronunciado sobre este tema en


reiteradas oportunidades, para señalar que además de la obligación de
mantenimiento sobre las vías a cargo del Estado, para evitar el peligro proveniente
de daños o desperfectos en las mismas, esa responsabilidad también comprende el
deber de prevenir a los usuarios sobre los riesgos existentes e incluso de impedir el
tráfico cuando sea necesario, para garantizar la seguridad de los ciudadanos 43.

Así lo ha considerado esta Sala:

“La Sala ha reiterado la obligación que tiene la Administración en la debida y


adecuada señalización cuando adelanta obras públicas, por el riesgo que pueda
generar para quienes transitan por el lugar. Para la Sala, no es de recibo el
argumento según el cual pueden emplearse cualquier tipo de señales para
prevenir a los conductores sobre la existencia de obras en la vía, puesto que las
normas reglamentarias establecen exigencias distintas. Además no puede
aceptarse como señal preventiva un “montón de tierra” obstaculizando el camino,
pues antes que prevenir, resulta peligrosa para quien transite en inmediaciones de
la obra pública. En el caso concreto no queda duda de que el INVIAS no cumplió
con el deber de colocar la señalización adecuada. En estas condiciones, los
hechos probados configuran un típico caso de responsabilidad patrimonial, bajo el
entendido de que el factor de imputación que compromete la responsabilidad del
ente demandado está configurado por una falla del servicio consistente en la
omisión en que incurrió la entidad encargada del mantenimiento y conservación
de la vía, de una parte y, por la otra la inobservancia de las obligaciones
reglamentarias referidas a la correcta, oportuna y adecuada señalización que ha
debido adoptarse en el lugar donde se presentó el accidente 44”.

42
Gil Botero, Enrique. Responsabilidad Extracontractual del Estado, cuarta edición, Bogotá: Grupo
Editorial Ibáñez, 2010, p. 377.
43
Sentencia del 22 de septiembre de 1996.
44
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de abril 14 de 2005, rad 15630; C.P. Ramiro
Saavedra Becerra.
En lo relacionado con la señalización de las vías, de acuerdo con el Manual sobre
Dispositivos para el Control del Tránsito en Calles y Carreteras adoptado por el Ministerio
de Obras Públicas y Transporte en las Resoluciones No. 8408 de 2 de octubre de 1985 y
5246, del 2 de julio de 198545, las señales preventivas se definen como aquellas
orientadas a advertir al usuario la existencia de una situación peligrosa y su naturaleza. A
voces del mismo manual, cuando el peligro es temporal, la señal debe ser retirada de la
vía una vez cesen las condiciones que dieron lugar a su instalación.

Pues bien, en el proceso que nos atañe se probó que el mantenimiento de esta vía
estaba a cargo del Departamento, según lo corrobora la certificación expedida en tal
sentido y el acta de entrega definitiva al ente departamental de la administración de
la vía por parte del Invías.

Por tanto, para indagar sobre la imputabilidad del daño a la demandada, la Sala
debe preguntarse, a la luz del material probatorio recaudado: ¿Cuál era el estado de
la vía en el sitio en que se produjo el accidente que ocasionó la muerte a Rafael
Enrique Gualteros Sánchez? Y una lectura detenida de la prueba, integralmente
considerada, permite las siguientes inferencias:
La prueba documental sobre este tópico de los hechos se reduce al Informe del
accidente No. 96 007912, informe que recogió la percepción directa que tuvo la
autoridad de tránsito que levantó el croquis, acerca de las condiciones que
presentaba la vía en el sitio en que ocurrió el accidente. Sobre el particular dice el
acta de informe que las condiciones geométricas de la vía era recta, plano”, que
estaba cubierta con material de asfalto, su estado era bueno, vale decir, que no
presentaba huecos, y respecto de sus condiciones de transitabilidad de la vía, que
estaba seca.

La prueba testimonial, por su parte, puede clasificarse atendiendo a la inmediatez


del conocimiento referido por los deponentes, así:

Hay un bloque de testigos indirectos de los hechos, que dan fe de haber oído
versiones de terceras personas sobre el accidente, sin que den cuenta de la fuente
de su conocimiento (caso del presbítero José Milton Gutiérrez Narváez), aludiendo
expresamente a rumores (caso Santiago Nieto Perez), o simplemente realizando
conjeturas (caso Darío Mosquera Mosquera). Empero, estos tres testigos refieren

45
Modificada por las resoluciones No. 1212 del 29 de febrero de 1988, 11886 del 10 de octubre de
1989, 8171 del 9 de septiembre de 1987 y resolución 3968 del 30 de septiembre de 1992 del
Ministerio de Transporte.
tener conocimiento del sitio donde se produjo la colisión vehicular, y dan fe, con base
en ese conocimiento, de la existencia de una condición irregular en la vía, sin que
coincidan en la descripción que hacen de la irregularidad. Para José Milton Gutierrez
Narváez, allí “se había construido una alcantarilla y, el pavimento o la capa asfáltica
se hundió, quedando un resalto de unos 10 o 15 centímetros de altura….”. Para
Santiago Nieto Pérez, “ (…) la carretera tenía un altibajo ahí en el sitio del accidente
o un bache y ocurrió el accidente (…)” y “ (… ) “era un hundimiento del pavimento,
eran dos hundimientos pegaditos (…)”; y para Darío Mosquera Mosquera, “ (…) en
ese sitio se había construido un pontón 46 y en los dos extremos del pontón se había
hundido la banca…” En síntesis, sin que se les pueda señalar de faltar a la verdad,
resulta claro que, por lo menos, tienen una idea diferente acerca del lugar en el que
se produjo la colisión vehicular. Estos testimonios no ameritan credibilidad, ni por la
forma como refieren el conocimiento del hecho y del sitio de su acaecimiento; ni por
su falta de coherencia externa, de forma tal que resultan inidóneos para controvertir
el informe de accidente. Tampoco pasa por alto la Sala, que estos testimonios
provienen de compañeros de trabajo del occiso, y de una persona que tiene algún
grado de parentesco por afinidad con otra persona fallecida en el mismo accidente,
esto es, de Gloria Cecilia Bernate Perdomo.

Un segundo bloque de testimonios, procedentes de personas que presenciaron el


accidente o pudieron constatar el estado de la vía in situ. Son ellos, en su orden,
Mateo Esquivel y Jorge Eliecer Castaño Aguirre. El primero de ellos, quien viajaba
como pasajero en el vehículo con el cual se presentó la colisión y manifestó que en
su criterio el accidente se presentó porque el automóvil invadió el carril contrario y
señaló que la vía estaba pavimentada, era una recta, había unos huecos pero muy
pequeños, ese día había buena visibilidad porque estaba soleado. El segundo, a su
vez, autoridad que levantó el croquis del accidente, manifestó que “la vía estaba
normal, en buen estado, seca, en el pedazo el sitio era una recta donde ocurrió el
hecho, no influyó para nada la vía en el accidente. (…)”. Se trata, como puede verse,
de personas que dan razón de la ciencia de sus dichos, que evidencian un
conocimiento directo y oportuno del escenario fáctico, y cuya versión resulta
confiable para concluir que el estado de la vía no fue causa determinante del
deceso fatídico de Rafael Enrique Gualteros Sánchez.

4. De la causal exonerativa de responsabilidad

46
RAE, PONTÓN: 1. M. barco chato…; 2. Buque viejo…; 3. Puente formado de maderos o de una
sola tabla.., consultado en del. Rae. Es, el 5 de marzo de 2017.
Entonces, debe preguntarse la sala, ¿cuál fue la causa de la muerte del señor
Gualteros? Y la respuesta ha de buscarse en una confluencia de factores no
imputables a la demandada, entre los que se destacan la condición de riesgo que
entraña la conducción de vehículos automotores, y el obrar imprudente de Enrique
Omar González Ramírez consistente en la invasión abrupta del carril contrario en la
vía por la que se movilizaba, conducta precipitada que admite explicación indiciaria
por la alteración de su capacidad para conducir y reaccionar al tráfico y pequeños
deterioros de una vía, por causa de la ingesta de alcohol minutos antes del hecho
luctuoso, tal y como concluyó el Juez penal que le condenó como autor penalmente
responsable del punible de homicidio culposo por causa de los mismos hechos que
motivaron el ejercicio de la acción de reparación directa que dio origen a este
proceso. Como lo manifestó acertadamente el juez penal, no de otra manera se
explica que quien conocía el estado y la existencia de irregularidades de la vía por
ser su usuario frecuente, ese día hubiera reaccionado invadiendo el carril contrario,
pese a observar que por allí transitaba otro vehículo, con lo cual además incumplió el
deber normativo de respetar el carril por el que debía desplazarse.

En efecto, la valoración conjunta de los medios de prueba obrantes en el proceso,


permiten concluir, aún sin que se hubiere practicado prueba de alcoholemia, que el
conductor del vehículo había estado consumiendo licor antes de iniciar el viaje en el que
ocurrió el accidente. Así lo indican algunos testimonios del proceso contencioso y también
los recaudados en el proceso penal, que coinciden en afirmar que el señor González
había ingerido bebidas alcohólicas.

Advierte la Sala que el hecho de un tercero excluye de responsabilidad cuando es


exclusivo y determinante en la producción del daño, amén de ser imprevisible e irresistible
para la administración, circunstancias que la Sala encuentra debidamente probada, razón
por la cual, procederá a la confirmación de la sentencia recurrida.

5. Condena en costas

De acuerdo con lo dispuesto en el artículo 55 de la Ley 446 de 1998, sólo hay lugar a la
imposición de costas cuando alguna de las partes hubiere actuado temerariamente y
como en este caso ninguna de aquellas actuó de esa forma no se efectuará condena en
costas alguna.
En mérito de lo expuesto, el Consejo de Estado, en Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección Tercera, Sub-Sección C, administrando justicia en nombre de la
República de Colombia y por autoridad de la ley,

FALLA

PRIMERO: Confirmar la sentencia apelada, proferida por el Tribunal


Administrativo del Huila profirió sentencia el 23 de septiembre de 2009, de
acuerdo con lo expuesto en las consideraciones de esta providencia.

SEGUNDO: Ejecutoriada esta providencia devuélvase el expediente al Tribunal de


origen para su cumplimiento.

CÓPIESE, NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE

JAIME ORLANDO SANTOFIMIO GAMBOA


Presidente de la Sala

GUILLERMO SÁNCHEZ LUQUE

JAIME ENRIQUE RODRÍGUEZ NAVAS

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