Artículo 1974 al estado de inconsciencia: el agente no es incapaz, sino que está incapacitado.
Esta interpretación se encuentra reforzada por el verbo que ubica el estado de pérdida de
consciencia. Dice la norma: si el autor se halla en tal estado.
Sino que utiliza un vocablo, —"consciencia"— que parece apuntar a las capacidades
intelectivas antes que a las capacidades volitivas.
el daño aún no se ha cometido: en el momento en que Bacchus, reunido con sus amigos en el
Bar Olimpo, ingiere bebidas alcohólicas hasta embriagarse, todavía no es culpable de nada
desde el punto de vista de la responsabilidad extracontractual.
La primera consiste en que no sea posible identificar a persona alguna que haya colocado al
causante material del daño en estado de pérdida de consciencia; caso en el cual el causante no
es responsable, tampoco se puede encontrar otro responsable y, consecuentemente, el daño
tiene para la víctima el carácter de caso fortuito que debe ser asumido por ella
exclusivamente. La segunda consiste en que se demuestre que otra persona colocó al causante
en estado de pérdida de consciencia; caso en el cual, en aplicación de la última regla del
artículo 1974, es esta otra la que responde por el daño.
"la obra de otra persona" capaz de colocar al causante en estado de pérdida de consciencia.
Causalidad física o puede también extenderse a una causalidad psíquica; y en este último caso,
habrá que precisar cuáles medios psíquicos.
La exigencia de culpa.- (a) que se requiera la "culpa" del causante directo, mientras que la
responsabilidad del tercero es objetiva por mandato de la ley; (b) que se requiera la culpa del
tercero, frente al hecho objetivo del daño causado por el agente directo; (c) que se requiera
culpa tanto en el causante directo como en el tercero para que este último pueda ser
responsabilizado por el daño; y (d) que no se requiera culpa de ninguno, sino que la
responsabilidad opera objetivamente en ambos peldaños.
la falta de "culpa" del causante hace que el tercero no tenga nada de qué responder (no
funciona la segunda parte del artículo 1974).
La segunda hipótesis supone que la responsabilidad existe cualquiera que haya sido la
conducta efectiva del causante:
El tercero que lo colocó en estado de pérdida de consciencia sólo responde si obró con dolo,
descuido o imprudencia
todo lo que haga una persona con consciencia disminuida (estado de pérdida de consciencia)
se conviene en actividad riesgosa, en razón del estado del agente; y colocar a una persona en
esa situación de generador de riesgos es a su vez una actividad riesgosa.
Daíws con cosas y/o actividades peligrosas.- principio, la actividad de aquél que se encuentra
en estado de pérdida de consciencia fuera considerada riesgosa; independientemente del tipo
de actividad efectiva realizado ni de la cosa con que causó el daño.
la responsabilidad se vuelve objetiva ahí donde el riesgo es un elemento del daño. el causante
indirecto no podría defenderse aduciendo que aquél que estaba en estado de pérdida de
consciencia obró razonablemente a pesar de su estado.
y sin que ello signifique más que una mera opinión— podríamos decir que, si no ha mediado
un bien o una actividad peligrosos, es más coherente con el sistema la interpretación que
sostiene que, para que pague el tercero que colocó al causante en estado de pérdida de
consciencia, se requiere tanto una conducta no razonable (apreciada in abstracto) de dicho
causante como una culpa (también apreciada in abstracto) de tal tercero.
Análisis de las alternativas: hay participación de una actividad o cosa riesgosa en la producción
del daño. La situación es algo más complicada cuando interviene un bien o una actividad
riesgosos o peligrosos. que colocó al causante en estado de pérdida de consciencia, será éste a
quien se le considerará verdadero causante y, por tanto, responsable sin mayor
cuestionamiento sobre las culpas de ninguno
Artículo 1975.- La persona sujeta a incapacidad de ejercicio queda obligada por el daño que
ocasione, siempre que haya actuado con discernimiento.
Artículo 1976.- No hay responsabilidad por el daño causado por persona incapaz que haya
actuado sin discernimiento, en cuyo caso responde su representante legal.
La responsabilidad del representante legal del incapaz.- Los artículos 1975 y 1976 señalan dos
casos de responsabilidad del representante aparentemente distintos, pero que quizá se
fundamentan en un mismo principio: el primero establece una responsabilidad solidaria del
representante cuando el incapaz obró con discernimiento; el segundo establece una
responsabilidad exclusiva del representante, cuando ei incapaz obró sin discernimiento.
En esta forma, el representante del incapaz que obró con discernimiento responde
solidariamente no por hecho de tercero (el incapaz) sino por el hecho propio de no haber
prestado la vigilancia adecuada a tal incapaz.
La indemnización "equitativa.- En principio, toda indemnización que fije el Juez debe ser
equitativa, es decir, ni poca ni mucha, sino la justa para reparar los daños y perjuicios sufridos.
La invocación a la equidad parece una evasión teórica; pero la consciencia del problema social
subyacente tampoco debe llevarnos a la teoría que los autores americanos denominan deep-
pocket liability o responsabilidad por el solo hecho de tener dinero (tener un bolsillo grande
el artículo 1977 sólo se refiere a las situaciones previstas en el artículo 1976 Esto quiere decir
que es posible obligar al autor directo a pagar cuando es un incapaz declarado y tiene un
representante legal, pero no ha sido posible obtener de éste el pago de la reparación. El autor
directo carecía de discernimiento pero no había sido declarado incapaz y no tenía todavía un
representante legal, podría sostenerse que nadie paga a la víctima.