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Actividad Física y Educación1

Mg. Gladys Renzi


Actividad Física (AF) y Educación (E): encuadre conceptual desde la perspectiva de los derechos.
En este texto, revisaré el concepto de E, al tiempo que intentaré establecer su relación y comprender su incidencia en la
práctica de la AF
Desde una perspectiva social:
La educación es un proceso multidireccional, de socialización y endoculturación, mediante el cual las generaciones
adultas transmiten, (vinculan y concientizan) a las nuevas generaciones (y éstas asimilan y aprenden) los saberes
socialmente significativos (a saber: conocimientos, valores, costumbres, formas de actuar, normas de conducta, modos
de ser, formas de ver el mundo, habilidades, entre otros) para que se formen, desarrollen, fortalezcan la identidad de
ese grupo y conserven su existencia colectiva.
Desde una perspectiva personal:
La educación es un proceso dialéctico por el cual un sujeto en interacción con el medio, alcanza el desarrollo integral de
todas sus capacidades y potencialidades (físicas, intelectuales, sociales) con un fin social, a lo largo de su vida.
Desde una perpectiva de la cultura, y pensando en la cultura física:
La educación es una práctica social de reproducción de los estados culturales conseguidos por una determinada
sociedad en un momento determinado, a través de la cual se distribuyen saberes, de los que se apropian sus miembros,
pero que al mismo tiempo le permite a esa sociedad la producción e innovación cultural, tanto en el plano individual
como desde el social.
En la mayoría de las culturas, la educación es un ingrediente fundamental en la vida del ser humano y la sociedad, y se
remonta a los orígenes mismos del ser humano. La educación es la que transmite y al mismo tiempo permite la
evolución de la cultura.
Entre esos saberes, estados culturales y prácticas socialmente significativas que las generaciones adultas deben
transmitir a las generaciones jóvenes está la cultura física y sus actividades, las prácticas corporales, motrices,
expresivas, lúdicas, deportivas, si la intención es formarlas desde una perspectiva integral y promover esas prácticas a
lo largo de todo el ciclo vital.
Desde una perspectiva de los derechos
En la Argentina, las prácticas educativas están regidas por la Ley de Educación Nacional Nº 26.206, sancionada en el
año 2006.
La E es un bien público, derecho personal y social, que debe ser garantizado por el Estado. La E es una prioridad
nacional, para construir una sociedad justa, reafirmar la soberanía e identidad nacional, profundizar el ejercicio de la
ciudadanía democrática, respetar los derechos humanos y libertades fundamentales y fortalecer el desarrollo
económico-social de la Nación.
El Estado nacional asume la responsabilidad principal e indelegable de proveer una educación para desarrollar y
fortalecer la formación integral, permanente y de calidad de las personas a lo largo de toda la vida, garantizando la
igualdad, gratuidad y equidad en el ejercicio de este derecho, con la participación de las organizaciones sociales y las
familias.
Entre los fines y objetivos de la política educativa nacional, cabe destacar que la ley se propone b) Garantizar una
educación integral que desarrolle todas las dimensiones de la persona y habilite tanto para el desempeño social y
laboral, como para el acceso a estudios superiores; r) Brindar una formación corporal, motriz y deportiva que
favorezca el desarrollo armónico de todos los educandos y su inserción activa en la sociedad.
Se podría inferir que en la Argentina por ley, ambas E y AF, son un bien cultural y un derecho, en tanto desde la política
educativa, el Estado se compromete a brindar una formación corporal y motriz, y la AF es el medio para lograrla.
Distintos ámbitos educativos y su contribución a la práctica de la actividad física.
La educación abarca distintos ámbitos: la educación formal, no formal e informal.
En este apartado invito a considerar (sin pretención de un análisis exhaustivo) cómo desde los distintos ámbitos
educativos se promueve la AF.
Comenzaré por explicitar los rasgos que diferencian los tres ámbitos educativos. Se entiende por:
Educación formal: aquella que se ofrece en el Sistema Educativo, está institucionalizada, cronológicamente graduada
y jerárquicamente estructurada. Los saberes que transmite están prescriptos por un Diseño curricular. Abarca desde el
nivel inicial (jardín maternal) hasta el nivel superior: ya sea en institutos y/o universidades.

1
Renzi, Gladys. (2013). Síntesis de la Conferencia Actividad Física y Educación Encuentro Interdisciplinario de Organizaciones
"Actividad Física y Desarrollo Humano". Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 10 y 11 de abril de 2013. Biblioteca Nacional

Actividad Física y Educación. Mg. Gladys Renzi 1


Educación no formal: Toda actividad educativa organizada, sistemática, que se realiza fuera del marco del Sistema
Educativo. Se refiere a los cursos, academias e instituciones, que no se rigen por un diseño curricular o plan de estudios
particular.
Educación informal: Proceso formativo en el que las personas adquieren y acumulan conocimientos, habilidades y
actitudes mediante las experiencias diarias y su relación con el medio. Es aquella educación que se adquiere
fundamentalmente en los ámbitos sociales, progresivamente a lo largo de toda la vida.
¿Cuál es la influencia que estos ámbitos educativos ejercen sobre los saberes corporales y motores?
En un breve recorrido por el desarrollo motor humano es posible reconocer que las primeras prácticas y vivencias de
actividad física tienen lugar en el ámbito familiar. Los adultos (padres) encargados de la crianza “mueven” al bebe. De
allí que, el primer tipo de motricidad es exomotora, “nos mueven”.
Con los meses, el entorno humano estimula al bebe con los juegos de crianza y con diferentes objetos (juguetes) para
que el bebe acceda a la motricidad típicamente humana. En esa etapa, los otros significativos están interesados en la
actividad física del bebe y cada conquista motriz es festejada por el entorno familiar.
Luego, tienen lugar las primeras prácticas de actividad física sociales, con los otros: hermanos, primos o padres
jugamos a la pelota, o a las escondidas, nos llevan a la plaza. La AF se desarrolla como parte de la educación informal
que está en su auge. Hay disfrute, placer, alegría por moverse, las posibilidades de AF se incrementan y afianzan los
vínculos afectivos y sociales.
Con el ingreso a la educación formal: el jardín maternal, el jardín de infantes, la actividad física comienza a ser mediada
por profesionales docentes: los maestros de nivel inicial, los profesores de E. Física. Todavía la AF “se impone a través
del arenero y los rincones de las salas”. También, fuera del jardín de infantes sigue estando la plaza, el triciclo, la
hamaca, la importancia de la AF está expresada en el tiempo que desde el entorno familiar se permite dedicarle.
Al entrar en la escuela Primaria, la corporeidad y motricidad empiezan a ser “encorsetadas” por los saberes
intelectuales, académicos; disminuye paulatinamente el tiempo destinado a la AF, cada vez se tiene menos cantidad y a
veces poca calidad de movimiento, merma y pérdida que se acentúa en la escuela Secundaria.
Si bien en el ámbito de la E Formal aparece la EF, como parte del curriculum escolar y como la “abanderada de la
actividad física”, la carga horaria asignada deja entrever que sigue siendo considerada junto con la Ed. Artística como la
“hermana menor de los saberes escolares”.
Más allá de la hegemonía de los “saberes intelectuales”, algunas familias continúan reconociendo que la necesidad de
moverse de sus hijos excede la oferta de la EF escolar y recurren a las oportunidades para realizar AF de manera
sistemática que brindan las instituciones de E no formal, los clubes, los gimnasios, las academias de baile, entre otras.
Desde el nacimiento hasta la pubertad, los sujetos suelen aprovechar y disfrutar las oportunidades de realizar AF que se
le presentan. En cambio, llegada la adolescencia, gran parte de los jóvenes comienzan a manifestar menor
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predisposición hacia la actividad física , y encuentran pocas oportunidades de moverse fuera de la educación formal, a
excepción de aquellos que practican una actividad deportiva o artística de manera sistemática. En esta etapa, hay poco
hacer motor y menos fundamentación del por qué y para qué de la actividad física, tanto en el ámbito educativo formal
como en el no formal, y menos aún en el informal, pues en los mensajes de los medios de comunicación no abundan las
campañas o programas que promuevan la práctica de AF como forma de vida.
Así, las posibilidades de AF de los sujetos desde su nacimiento y durante su trayectoria escolar a lo largo de los trece
años de escolaridad obligatoria, está supeditada a la influencia de los distintos ámbitos educativos: por la familia, el
Sistema educativo formal y las instituciones no formales.
De todos los ámbitos, el Sistema educativo es el que presenta las mejores condiciones para promover la formación de
hábitos hacia la AF y del que se tienen las mayores expectativas, pues las horas de Educación Física escolar
constituyen la única oferta de AF masiva, sistemática, gratuita y disponible para todos, que cuentan los sujetos en los
primeros 20 años de su vida, siempre que estén escolarizados.
También, cabría preguntarse ¿quién educa motrizmente? ¿Sólo la escuela? ¿Le compete únicamente al Sistema
Educativo en general, y a la EF en particular -y por más acotada que sea su influencia- toda la responsabilidad de
formar hábitos que permitan adherir a la AF como parte de la educación permanente y como forma de vida de los
sujetos? O, como sociedad, es preciso que los otros ámbitos educativos no formales e informales, acepten el gran
desafío de sumarse al esfuerzo de promover la práctica de la AF de manera autónoma y voluntaria, cuando ésta haya
dejado de ser una parte de la obligatoriedad escolar.
¿Qué papel juegan y deberían jugar las empresas, los ámbitos laborales, los medios de comunicación y los diferentes
planes y programas orientados a preservar la calidad de vida de la población? Profundizar este análisis permitiría
reconocer la importancia que una sociedad le asigna a AF como aporte a la Educación integral para el desarrollo pleno
de los ciudadanos y el logro del bienestar común.

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Renzi, Gladys (2011) Desarrollo motor. Adolescencia. Buenos Aires. Mimeo
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