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Mais

3lik@ Mary Rhysand


AnamiletG Mew
Arifue Rimed
BellatrixL Rose_Poison1324
Candy27 Vale
Gigiboo Wan_TT18
Krispipe YoseSalvatore
Liliana YoshiB
Mais

Mew Rincone
Sinopsis Capítulo 22 Capítulo 44
Capítulo 1 Capítulo 23 Capítulo 45
Capítulo 2 Capítulo 24 Capítulo 46
Capítulo 3 Capítulo 25 Capítulo 47
Capítulo 4 Capítulo 26 Capítulo 48
Capítulo 5 Capítulo 27 Capítulo 49
Capítulo 6 Capítulo 28 Capítulo 50
Capítulo 7 Capítulo 29 Capítulo 51
Capítulo 8 Capítulo 30 Capítulo 52
Capítulo 9 Capítulo 31 Capítulo 53
Capítulo 10 Capítulo 32 Capítulo 54
Capítulo 11 Capítulo 33 Capítulo 55
Capítulo 12 Capítulo 34 Capítulo 56
Capítulo 13 Capítulo 35 Capítulo 57
Capítulo 14 Capítulo 36 Capítulo 58
Capítulo 15 Capítulo 37 Capítulo 59
Capítulo 16 Capítulo 38 Capítulo 60
Capítulo 17 Capítulo 39 El Sol Se Elevará
Mañana
Capítulo 18 Capítulo 40
Próximamente
Capítulo 19 Capítulo 41
Capítulo 20 Capítulo 42
Capítulo 21 Capítulo 43
Vincent conoce el lado glamoroso de la Mafia, habiendo nacido
siendo un soldado.
Lake vive en el lado opuesto, siendo hija de un soldado.

El lado oscuro e iluminado en el interior de él están en


constante guerra, pero está dejando que la oscuridad reine.
Ella está tratando de encontrar paz, y pronto estará lo
suficientemente lejos para encontrarla.

Descubrir que su jefe es dueña de ella, le demuestra lo poco que


conoce de ella.
Saber todo de él solo la hace querer odiarlo.

Soy un maldito hombre hecho a sí mismo.


Solo soy una maldita basura de remolque.

Vincent (Made Men #2)


Bienvenido a las Entrañas
del Infierno
Traducido por Mais

Lake cerró sus ojos ante el sonido estridente del metal golpeando el
pavimento por el silenciador del coche raspando la pista. El coche de su
padre era un antiguo Cadillac, del que estaba segura que era de los años
ochenta; honestamente necesitaba funcionar. Total basura.
Su padre de alguna manera se las arreglaba para seguir trabajando
al hacer sus propias reparaciones en él, usando diferentes partes de varios
coches e incluso haciendo unas por sí mismo. A Lake le gustaba llamarlo
el Frankenlac.
Creía que él se hubiese comprado un nuevo coche en algún
momento entre 1981 y 2014 pero, nop. Tenía mejores formas de gastar su
dinero. Sí, como apostar en un caballo o por fichas para lanzar en mitad de
una mesa de póker.
Aunque el padre de Lake era un apostador de nivel doce en la escala
Richter, no lo cambiaría por el mundo porque Lake conocía el otro lado de
la moneda demasiado bien.
Sacudió su cabeza, sin desear pensar sobre la semana que venía. La
mayoría de los adolescentes estarían felices si fuera viernes, pero no ella.
No, sus fines de semana eran nada excepto tortura. Literalmente.
Su padre finalmente llegó a su destino y aparcó el coche.
—Muy bien, pequeña. Que tengas buen día. Te veré el lunes.
Lake alejó la mirada de todas las miradas fuera del coche para
encontrar la sonrisa de su padre.
—Tú también papá. Te veo el lunes. —Se las arregló para forzar una
sonrisa al final de la oración.
Lake abrió la puerta y salió del coche, agarrando su bolso.
—Te quiero, pequeña.
Esa vez, Lake no tuvo que forzar la sonrisa.
—Te quiero papá.
Mientras cerraba la puerta, otro sonido estridente ocurrió. Después
de ver a su padre empezar a conducir lejos, finalmente fue capaz de girarse
y enfrentar las miradas de los adolescentes. Honestamente no era tan malo
como parecía; ellos siempre tenían muchas mejores cosas de las que
hablar. Sin mencionar un pequeño espasmo de atención.
Verás, Lake no era popular y tampoco no-popular; ella solo… bueno,
era Lake.
¡BOOM!
Después de un momento de completo silencio, una risa alta llenó el
aire junto con un serio humo negro por el coche de su padre expulsando
de su empaquetadora. Lake bajó la cabeza y sacó la capucha de su
chaqueta; tratando de esconder su rostro.
Genial. No puede ponerse peor, ¿verdad? Empezó a caminar a través
del estacionamiento, moviéndose entre la gente y los coches.
Empezando a escuchar música alta, Lake giró su cabeza para ver un
grande y blanco Jeep dirigiéndose hacia su camino. Tuvo que saltar hacia
atrás para rodear la esquina del vehículo mientras los frenos chillaban en
“estacionar”.
Lake se quedó en sorpresa por la cercanía del accidente mientras su
corazón comenzaba a latir. Sabía exactamente quién estaba conduciendo
antes de que la chica saliera del Jeep, junto con tres de sus amigas.
Ashley. Era difícil para ella incluso decir el nombre de Ashley en su
cabeza.
—Oh, dios mío. Ni siquiera te vi —dijo Ashley sarcásticamente a
través de su risita.
Lake decidió tomar la oportunidad de oro de ser capaz de responder.
No tenía muchas opciones.
—Oh, dios mío. ¿En serio? Tal vez necesitas lentes. Rápido, ¿cuántos
dedos estoy sosteniendo en alto? —Lake sacó el dedo medio y luego
escuchó risas aguantadas.
Ashley frunció el ceño y dijo tan fuerte como pudo:
—Lo siento, no hablo basura de remolque.
Justo así es como un montón del mundo veía a Lake, solo un pedazo
de basura. Como basura de remolque, para ser exactos.
Lake se quedó allí y observó a las chicas reír con sus voces chillonas.
Inmediatamente le hizo darse cuenta que podía, de hecho, ponerse peor.
Yendo contra su mejor juicio, decidió caminar de nuevo. Realmente
esperaba no terminar arrepintiéndose de su pequeña respuesta hacia
Ashley, pero en ese entonces, se sentía orgullosa de sí misma y decidió que
lo disfrutaría. Por ahora, de todos modos.
Mientras se acercaba a las puertas frontales, Lake alzó la mirada
hacia la señal amarilla pegada al ladrillo exterior de la escuela que decía:
“Bienvenidos”, justo por encima de las palabras, “Secundaria Eastern
Hills”. Pensó que debería ser algo más con las líneas: “Bienvenido a las
Entrañas del Infierno”.
Finalmente era de último año en ese hueco del infierno —gracias a
Dios—, y justo acababa de empezar su primera semana después de las
vacaciones de Navidad.
Entrando a la escuela, fue saludada por un calor. Era frío en la
Ciudad de Kansas, Missouri, así que el calor era bienvenido ya que
descongelaba su nariz y mejillas.
Cuando llegó a su primer periodo de clase de Química, fue directo a
su asiento y apenas su trasero golpeó la silla, la campana sonó para iniciar
la clase.
Lake miró el espacio vacío a su lado, sacudiendo la cabeza con una
sonrisa. Todos los días.
Mirando fijamente el reloj por los siguientes cinco minutos, sin
escuchar una palabra que el profesor estaba diciendo, finalmente escuchó
abrirse la puerta y vio a una morena aparecer e intentar tomar asiento
silenciosamente, con la esperanza de pasar desapercibida.
Sentándose al lado de Lake, la chica susurró:
—¿Crees que me notó?
—Has llegado tarde todos los días, Adalyn —dijo el profesor,
cambiando de tema a mitad de oración para saludar a la chica tardona.
—Sip —respondió Lake, balbuceando silenciosamente bajo su
aliento.
Adalyn soltó un gran aliento para empezar su historia.
—Me disculpo, Sr. Wade. Verá, he estado teniendo una semana
terrible porque Dios decidió castigar a todas las mujeres desde que Eva
comió una manzana. Ahora, mi tía Fluido está visitando como todos los
meses…
—De acuerdo, lo entiendo. —El Sr. Wade levantó sus manos en
derrota.
Lake trató desesperadamente de no reír. Y, ese es el motivo, por el
que es mi mejor amiga.
Ella y Adalyn habían sido amigas desde pañales. Con sus padres
compartiendo la misma línea de trabajo, Lake se había encontrado siendo
cuidada por la madre de Adalyn cuando sus padres querían salir. Bueno,
antes de que se separaran.
Cuando los padres de Lake recién se separaron, muchos años antes,
ella se encontró pasando una semana con su padre y la siguiente con su
madre. Bueno, hasta que su madre consiguió un novio y luego se casó solo
meses después. Después de eso, Lake pasaría los días de semana con su
padre y los fines de semana con su madre.
Lake frotó su frente, tratando de no pensar sobre la semana
venidera. No pienses en ello, o arruinarás tu día.
Era libre hasta que sonara la última campana de la escuela, y luego
lloraría por ello.
TINNG.
—Vaya, ¿cuándo van a arreglar ese sonido patético de la campana?
—dijo Adalyn mientras se ponía de pie y se estiraba desde su mesa.
Lake no podía creer que la clase ya hubiese terminado.
—Adalyn, sabes que vamos a la escuela pública, ¿verdad?
Adalyn colocó sus manos en su cadera.
—¿Y? Mis padres pagan impuestos.
—Espera, ¿los impuestos van a las escuelas públicas? —cuestionó
Lake.
—Infiernos si lo supiera. Lo más probable es que se lo quede el
gobierno.
Lake miró alrededor hacia la sucia clase.
—Sí, tienes razón. —Finalmente se puso de pie y las dos salieron de
la clase hacia los pasillos igualmente sucios.
Deteniéndose en sus casilleros, Lake puso su combinación y lo abrió
antes de empezar a desocupar su bolso, para llenarlo de nuevo con otras
cosas.
—¡Oh, mira! El mismo diablo está viniendo hacia acá, y debo decir
que su rostro se ve más infeliz de lo usual. —Adalyn cerró de golpe su
casillero y se inclinó contra este, asegurándose de darle su rostro de más
perra.
Lake la siguió e intentó colocar su rostro más perra para encajar.
Aunque probablemente falle.
—Probablemente porque la descuadré esta mañana cuando intentó
arruinarme.
Adalyn estalló en risas.
—¿De qué diablos te estás riendo, perra? —dijo Ashley mientras
colocaba su cabello fuera de su hombro.
Adalyn apenas podía hablar a través de su risa.
—Solo estaba tratando de imaginar tu rostro horrible cuando Lake te
descuadró. —Cuando la expresión de Ashley se convirtió en una mueca,
ella continuó—: Oh, espera, ¡ahí está!
No te rías, no te rías. Lake se rió.
—¿Mierda, realmente lo estás buscando, verdad, hermana? No
quería arruinar la diversión pero mamá está saliendo con sus amigos esta
noche.
De alguna manera, Lake había obtenido la mano menos suertuda de
la vida al tener a su madre casándose con el padre del diablo,
convirtiéndolas en hermanastras.
Con su madre fuera por la noche, significaba… Mierda, no, no, no,
no, no.
Mirando el rostro sádico de Ashley, Lake tuvo que pensar rápido.
—Lo siento, pero Adalyn y yo ya hicimos planes.
Ashley trató de no atragantarse con la risa.
—Sí, como si ustedes perras irán algún lugar.
Lake había lidiado con suficiente por el día. Iba a mostrárselo a
Ashley.
—Bueno, espero que te diviertas esta noche en casa mientras Adalyn
y yo estamos en el Poison.
Cuando la boca de Ashley cayó abierta junto con la de sus amigas, la
sonrisa de Lake se amplió. Por una vez en su vida, había dejado sin
palabras a Ashley.
¡Ahora, tiempo de irnos!
Lake no era estúpida; sabía cuándo correr. Especialmente del mal.
Agarró el brazo de Adalyn y la empujó más allá del rostro de sorpresa de
Ashley.
—Eh… Lake, ¿cuándo decidimos ir allí? —El rostro de Adalyn estaba
igual de sorprendido.
Lake inmediatamente empezó a arrepentirse de lo que había dicho.
—No pude evitarlo. ¡Era pura palabrería! —Empezó a enloquecer
silenciosamente cuando la realidad la golpeó—. Tenemos que ir. ¡Sabes que
ella revisa Facebook y esperará que esté publicado en nuestros muros!
Cada chica en la escuela quería ir a Poison, el cual era un salón
excesivamente costoso para adolescentes, solo para que ellos pudieran
publicar fotos en su página de Facebook. Sin embargo, la mayoría de las
chicas no tenían permitido estar cerca del caliente lugar e incluso si lo
estuvieran, no podían encontrar una cita con la cual ir. Los chicos en la
escuela pública tampoco podían pagarlo o no querían gastar su dinero en
una chica a menos que lograran definitivamente tener sexo al final de la
noche.
—Escucha, sabes que estoy dentro del plan de lanzarle Poison en su
cara, pero, ¿cómo diablos vamos a pagar para llegar allí? Sabes que mis
padres me acaban de comprar un nuevo celular y ropa para el inicio del
semestre, así que no van a darme otro avance de mi pensión. —Estaba
comenzando a enloquecer tanto como Lake.
Hay una forma de entrar…
Lake dejó de caminar y agarró a su amiga por los hombros.
—Adalyn, ¿cuánto me amas?
Estás Totalmente Equivocado.
Hijo de Puta.
Traducido por Mais

Le tomó un momento a los ojos de Lake ajustarse a la luz de neón


del salón. Apenas lo hicieron, entendió por qué había pensado que podía
oler sexo en el aire. Había adolescentes calientes golpeándose y frotándose
por toda la pista de baile.
Ni siquiera había notado la sección donde podías cenar. Los ojos de
ella y Alayna solo podían ver una sola cosa. Y no lo llamaría bailar.
Lake sintió su brazo siendo agarrado por su cita.
—Bailemos.
—Espera, necesito ir al baño. Lo siento, vuelvo enseguida Michael. —
Lake jaló el brazo de Adalyn y se fue tan rápido como pudo.
Lake había sabido exactamente cómo entrar al Poison. Dos chicos de
la escuela le habían estado rogando salir durante todo el año, así que ese
día, finalmente ellas acordaron con una condición, por supuesto.
A Michael y Tim no les importaba cuánto dinero tendrían que gastar,
porque eran los primeros chicos en llevar a una cita a Lake y Adalyn, lo
que les daría derechos de fanfarronear. Y de eso es todo lo que se
preocupan los chicos, de todos modos.
Así que, la pregunta en cuestión era: ¿por qué ellas no habían salido
con un chico todavía? Bueno, era complicado.
Finalmente fueron capaces de hablar una vez que estuvieron en el
baño, donde aún podían escuchar el retumbo de la música a través de las
paredes.
—¿Viste la cara de Michael cuando dijiste que tenías que ir al baño?
—Adalyn rió.
Lake hizo mímica de su amiga.
—Sí, no se veía demasiado feliz.
—Esperemos que nuestro plan funcione, y no nos encontrarán.
Habían salido con un plan durante la escuela: el viejo “pretender que
tienes que ir al baño, esperar diez minutos y luego actuar como que te
perdiste dentro del lugar”. Y rogar que encuentren a otras chicas con las
que bailar.
Lake caminó hacia el espejo para ver su transformación. No era
mucho cambio; la única diferencia era un poco más de maquillaje y un
vestido. Habían obtenido sus atuendos de la tienda favorita de Adalyn, con
una tarjeta de regalo que ella había obtenido en Navidad. Lake había
insistido que tenía un vestido para usar, pero cuando su amiga vio el
vestido negro en el estante, le había insistido a Lake que se lo pruebe. Sin
necesidad de decirlo, Adalyn se lo había hecho comprar.
El vestido apenas cubría su trasero por ser tan corto, mientras que
la parte de arriba estaba más suelta y menos reveladora. Lake era un poco
más alta que otras chicas, al tener piernas largas, pero lo que había
ganado en talla, le hacía falta en curvas. Sin importar lo que Lake comiera,
nunca sabía a dónde se iba cuando veías su cuerpo delgado. Creía que
esto era tan sexy como podría ser, y no quería pensar en sí misma de esa
forma.
Lake pensaba de sí misma como promedio, una chica común. Era
blanca como el papel, cabello castaño y ojos avellana. Cuando se colocaba
maquillaje, pensaba que todavía se veía como una niña. Incluso cuando se
ondulaba el cabello, no la hacía verse mayor.
Habiendo terminado de criticarse a sí misma, miró hacia el perfecto
reflejo de Adalyn.
—¿Crees que ya han pasado diez minutos?
Adalyn agarró la mano de Lake, lista para dejar la seguridad.
—Lo suficientemente cerca. ¡Estoy lista para bailar!
La música se volvió mucho más fuerte mientras salían del baño. Se
aseguraron de agacharse un poco mientras corrían hacia la pista de baile,
donde lograron empujar su camino a través de parejas sudorosas hasta
que llegaron al medio. Satisfechas de que no iban a ser encontradas
pronto, sacaron sus celulares, tomándose algunas fotos.
—¡Creo que eso es suficientemente bien! —gritó Lake cuando obtuvo
una buena foto de sí misma con una pareja chupando el rostro del otro en
el fondo.
Levantando su celular, Lake decidió que iba a divertirse por una vez
en su vida. Infiernos, ya estoy aquí; también debería de aprovecharlo.
No podía estar más feliz cuando ella y Adalyn empezaron a bailar.
Las dos amigas habían hecho varias fiestas de baile juntas cuando Lake
pasaba la noche con Adalyn, y finalmente estaban en una verdadera fiesta
de baile.

***

¿Quién en la Tierra de Dios es dueña de ese dulce trasero?


Vincent no podía mover su cuerpo mientras miraba fijamente la
perfección ante él. Estaba observando a una chica con las piernas más
largas y sexys en un vestido negro que debería ser ilegal usar.
Especialmente con un pequeño y apretado trasero como ese.
—¿Quién es ella? Joder, necesito conocerla.
Vincent seriamente iba a necesitar agradecer a sus amigos Nero y
Amo por hacer todo esto. Él podría haber venido al Poison con otra chica y
planeado conseguir la cita falsa de Nero también, pero eso ya no
importaba. Estaba seguro que la chica sacudiendo su trasero contra la
música sería mucho mejor que el trío que podría haber tenido.
He tenido tríos antes, pero ella… la deseo.
Sabía que tenía competencia por la multitud de chicos rodeándola a
ella y a su amiga, pero luego la observó empujarlos. Me gustaría verla
empujarme a mí.
Vincent estaba en su estado primitivo y listo, pensando sobre la
diversión y glorioso sexo rudo que iban…
—Espera, creo que las conozco. —El destello de la luz de neón había
iluminado sus rostros por meros segundos. En ese momento, estaba
definitivamente seguro que conocía a la amiga de la chica caliente, la que
estaba con un vestido morado.
Vincent continuó observándolas hasta que llegó el momento perfecto
cuando lo enfrentaron y otro golpe de luz destelló. Fue ahí cuando deseó
retroceder el tiempo.
—¡Santa mierda, esa es mi jodida hermana! —Voy a matar a Adalyn
y quemaré ese maldito vestido morado.
—Sí, ¿pero a quién necesito en mi maldita cama? —Amo estaba igual
de hechizado.
A algo dentro de Vincent no le gustó lo que Amo acababa de decir.
Sus palabras salieron como un rugido mientras observaba a la chica
caliente empujar hacia atrás su largo y sedoso cabello.
—Lake, la maldita mejor amiga de mi hermana.
Los ojos de Amo no se movieron de su trasero.
—Maldición, ¿la has estado escondiendo todo este tiempo para ti?
—No, hombre. La conozco desde pre-escolar, así que ni lo pienses. —
Vincent se aseguró que la última parte saliera como un verdadero gruñido.
Trató de no escuchar la risa de Nero. El chico claramente estaba
disfrutando la pelea entre las dos cabezas de Vincent No estoy pensando
en ella de esa forma. No estoy pensando en ella de esa forma…
—Mierda, hombre, solo piensa en todos esos años en que te la has
perdido —bromeó Amo, de nuevo sin mover sus ojos, lo que hizo que
Vincent quiera arrancarlos de su maldita gran cabeza.
Voy a matarlas.
—Están muertas. —Aunque Vincent trató de mantener su cuerpo
bajo control, la risa de Nero lo estaba haciendo difícil. Entonces, cuando
dos chicos aparecieron y empezaron a agarrar a las chicas, él decidió
mandar al diablo el control.
—¡No, ellas están jodidamente muertas!
***

Mientras progresaba la noche, ella y Adalyn siguieron un ritmo y no


podían ser detenidas. Muchos chicos trataron de bailar con ellas, solo para
ser alejados. Solo bailaban entre ellas, lo que excitaba aún más a los
hombres.
Cuando un grupo de chicos se unió alrededor de ellas, Lake notó que
sus citas finalmente las habían encontrado. Ella decidió tratarlos de la
misma manera que los otros hombres: alejarlos. Por suerte, no lucharon
mucho, al parecer, contentos con observar.
Fue entonces cuando Lake y Adalyn fueron agarradas rápidamente
por dos chicos que se habían cansado de ser rechazados.
¡Quítate de mí! Ella estaba intentando empujar lejos al chico cuando
Lake pensó que había escuchado a Adalyn gritar:
—¡Vincent!
—¿Eh? —Confundida, rápidamente usó toda su energía para
empujar lejos al chico. Cuando se giró, vio a Vincent dirigiéndose hacia su
camino.
Oh, mierda. Sabía que esto no iba a ser bueno. Lake y Adalyn
corrieron hacia él.
Vincent era el hermano de Adalyn. Bueno, técnicamente su
hermanastro. Ellos eran bebés cuando su madre se casó con el padre de
Adalyn. Infiernos, ni siquiera sabían que eran algo diferente a hermanos
de sangre hasta que crecieron. Con ambos siendo de la misma edad,
también podrían haber sido mellizos.
Está bien. Él no sabe que estamos en una cita.
Su cara de enojado como la mierda decía lo contrario, sin embargo.
—¿Qué diablos están haciendo aquí? —gruñó Vincent.
Michael y Tim las apartaron.
—Ellas están con nosotros.
Bueno, ahora lo sabe.
Vincent apuntó hacia los chicos que Lake y Adalyn habían estado
tratando de alejar.
—De acuerdo, ¿entonces, quién diablos son ustedes?
De pronto, Lake y Adalyn fueron jaladas hacia atrás de nuevo por
dos chicos a los que no les gustaba ser rechazados. ¡Podrían dejar esa
mierda!
El que sostenía a la hermana de Vincent tuvo las pelotas para
hablar:
—Somos los que vamos a follarlas al final de la noche. Así que
encuentra la tuya.
Lake sintió un buen pedazo de su trasero ser tanteado.
—¡Oye, aléjate de mí! —dijo, frenéticamente golpeándolo.
Adalyn, por el otro lado, estaba calmada.
—Realmente no debiste haber dicho eso.
Los ojos de Lake fueron llevados haca Vincent mientras comenzaba a
enrollarse hacia arriba las mangas de su camisa negra de botones. Por
alguna razón, lo vio diferente de lo que usualmente hacía en ese momento.
Aunque no entendió el porqué.
Vincent lo tenía todo y nunca era menos que inmaculado. El rostro
guapo, el perfecto cabello castaño, y los ojos de ensueño celestes. Era un
dios. Y la peor parte es que Vincent lo sabía.
Se enrolló el último pedazo de su manga.
—Estás totalmente equivocado, hijo de puta. Es mi hermana a la que
estás sosteniendo ahí, y desafortunadamente, será la última chica que
serás capaz de agarrar.
Lake parpadeó unas cuantas veces. Oh mi jodido Di…
—Esta perra no es tu hermana. —El chico sosteniendo a Lake
comenzó a reír. Bajando la mirada hacia ella, terminó—: Se ve como la
mía.
Ella observó algo cambiar en los ojos de Vincent mientras flexionaba
su mentón.
—Esos hijos de puta son míos; ustedes dos vayan con las dos
mierdas que las trajeron aquí.
Lake finalmente notó a los dos chicos al lado de Vincent. Cuando
empezaron a enrollarse las mangas como Vincent lo había hecho, con
sonrisas en sus rostros, comprendió que uno era asustadizo y hermoso,
mientras que el otro era enorme y daba miedo.
De nuevo, las chicas se encontraron siendo jaladas en diferentes
direcciones cuando sus citas trataron de jalarlas de nuevo. ¡Esto realmente
está comenzando a hacerme enojar!
—Hombre, pensé que nunca lo pedirías —dijo el hermoso, agarrando
el hombro de VIncent.
—Chicos, pueden agradecérmelo después por traerlos aquí —resopló
el grande, haciéndolo de alguna manera más asustadizo.
Sip, sabía que esto no iba a salir bien.
Una Película de Terror Protagonizada por
Vincent, el Asesino Psicópata
Traducido por 3lik@

Lake no podía creer lo que estaba mirando mientras permanecía


dentro del círculo, escuchando el canto de “¡Pelea! ¡Pelea! ¡Pelea!”. Ella
pensó seriamente que estaba viendo una película de acción delante de sus
ojos.

Sus ojos danzaban entre los tres amigos que golpeaban la mierda
fuera de los tipos. Esos idiotas no tienen una oportunidad en el Infierno. El
asustadizo y hermoso estaba simplemente jugando con Michael,
pretendiendo dejarle conseguir un golpe libre sin moverse. Tan pronto
como Michael se acercó, le golpeó rápidamente en el rostro. Eso sucedió
una y otra vez, y Michael siguió cayendo. Es un idiota.

Miró a Tim prácticamente cagarse los pantalones mientras miraba a


al espantoso gigante. Trató de huir, lo que obviamente no iba a funcionar.
Una vez que el gigante llegó a Tim, lo levantó del suelo en una llave. Tim
literalmente era siquiera la mitad de su tamaño.

Eso dejó a Vincent, quien se estaba asegurando de que los chicos


que los habían buscado en la pista de baile pagaran por lo que habían
hecho. En serio PA-GA-RON, pagaron. Cuando ambos intentaron atacarlo,
él escapó del camino y terminaron golpeándose entre ellos. Lake trató de
no estremecerse cuando el que le había agarrado su trasero volvió a
buscar a Vincent, pero esta vez lo agarró desprevenido y le dio un rodillazo
en las bolas, derribándolo.
Vincent no tardó mucho en recuperarse y al instante agarró la
cabeza del tipo y le dio un rodillazo en la cara, haciéndolo caer
completamente al suelo.

¿Está loco? Pensó mientras Vincent reía, caminando hacia el tipo


que había manoseado a Adalyn y rogaba en sus rodillas.
Agachándose, Vincent le agarró su camisa bruscamente, tirando de
él arriba.

—Pedazo de mierda —dijo mientras golpeaba al tipo en la cara—.


¡Hijo de puta! —Otro puñetazo.

El tipo cayó boca abajo en el suelo.

Lake esperaba que todo hubiera terminado pero, por supuesto, no


tuvo tanta suerte. Cuando Vincent cubrió la mano del chico con su zapato,
ella trató de apartar la vista pero no pudo. Por favor, no lo hagas…

—Nunca vuelvas a tocar a mi hermana —Vincent sonó letal.

¡Lo va a hacer! Lake intentó desesperadamente cerrar los ojos lo


bastante rápido pero antes de que lo supiera, su pie se levantó del suelo y
volvió a caer. Sus ojos finalmente se cerraron al oír el sonido de los huesos
romperse y el grito de dolor.

Lake escuchó una carcajada y abrió los ojos para ver a los tres
ganadores literalmente mofándose de lo que habían hecho. Mirando a su
alrededor los cuerpos ensangrentados en el suelo, ella cambió de idea
acerca de lo que acababa de presenciar.

Convierte eso en una película de terror protagonizada por Vincent, el


asesino psicópata.

Lake no esperaba lo que pasó después cuando una pelirroja apareció


entre la multitud. Ella debía estar saliendo con el chico hermoso, pero
claramente no lo esperaba allí, y tampoco lo esperaba cuando una chica
con un vestido reluciente salió y lo agarró.
Lake vio a otras dos chicas aparecer prácticamente en vestidos igual
de relucientes, agarrando a Vincent y a su otro amigo. Ellos están en una
cita triple. No pudo evitar estudiar a la chica rubia envuelta alrededor de la
cintura de Vincent con unas enormes tetas y trasero grande.

Lo completo y absoluto opuesto de mí. No sabía por qué ese


pensamiento entró en su cabeza o por qué incluso se preocupó, pero algo
en el fondo lo hizo.
No pasó mucho tiempo antes de que la pelirroja saliera disparada,
los chicos siguieron poco después.

Lake se detuvo, en estado de shock ante los acontecimientos.

Volviendo la cabeza, se encontró con los ojos de Adalyn.

—¿Qué demonios acaba de pasar?

Adalyn miró al tipo que lloraba a sus pies mientras sostenía su


mano.

—Demasiada testosterona pasó.

—Vamos. ¡Tenemos que salir de aquí antes de que aparezcan los


policías! —gritó Adalyn mientras rodeaban la sangre y la destrucción.

Cuando llegaron a la puerta grande y pesada y la abrieron, los ojos


de Lake se agrandaron cuando Vincent vino a zancadas hacia ellas.

—¿Por qué infiernos ustedes estaban aquí?

No está bien. Ella rápidamente comenzó a tirar de su vestido para


cubrir más sus piernas y luego agarró su parte superior para asegurarse
de que su escote estuviera oculto. Empezó a sonrojarse cuando los ojos del
gigante amigo de Vincent vagaron por encima de ella.

Lake notó que Adalyn se estaba arreglando hasta que su gran boca
se abrió.
—¿Por qué diablos crees?

El rostro de Vincent empezó a contorsionarse.

¡Realmente no es bueno! Levantó la mano y soltó su confesión:

—Le rogué que venga a bailar conmigo. Es mi culpa. La única forma


de entrar era ir con esos tipos. Sin embargo, no hicimos nada con ellos.

Lake bajó los ojos al pavimento, incapaz de encontrarse con sus ojos
azul tierno.

Oyó a Vincent respirar hondo.

—Bien. No puedes salir con chicos hasta que te gradúes. No me


importa si solo faltan unos meses. No voy a decir nada, pero es mejor que
no las vuelva atrapar.

Lake sintió cierto alivio y empezó a asentir con la cabeza. Gracias a


Dios. Evitando la mirada desafiante de su amiga, ella golpeó su brazo,
haciéndole asentir con la cabeza en la derrota, también.

Al oír los tintineos de metal, observó a Vincent extendiendo sus


llaves.

—Anda entra al coche. Las llevaré a casa.

Tan pronto como Adalyn tomó las llaves de la mano de Vincent,


ambas salieron corriendo.

Lake no era tonta; sabía cuándo diablos huir. Especialmente de


locos. Sabía que Vincent tenía un lado oscuro por todos esos años de estar
constantemente cerca de Adalyn. ¡Pero santa mierda, es un lunático!

—¡Quemarás esos malditos vestidos cuando llegamos a casa! —


Vincent gritó por encima del chasquido de sus talones golpeando el
pavimento.
Lake suponía que había dicho eso desde que Adalyn estaba
desesperadamente tratando de mantener abajo su vestido corto púrpura.
Ella instintivamente tiraba hacia abajo su propio vestido, aunque no tuvo
éxito por lo rápido que estaba corriendo.

Oyó su voz otra vez, mucho más tranquila esa vez:

—En realidad, dámelos. Quiero deshacerme de ellos.

Lake y Adalyn se miraron en confusión. ¿Qué demonios? ¿Por qué?

Fueron capaces de detectar el coche de Vincent rápidamente, y


Adalyn pulsó el botón de desbloqueo. Cortando la distancia, Lake abrió la
puerta del asiento trasero del lado del conductor cuando Adalyn se dirigió
al asiento del pasajero en el frente.

—Espera, no debería sentarme en el frente, ¿no? —Adalyn susurró.

—¡Eh, no! —Lake le gritó tranquilamente a su amiga cuando entró al


coche oscuro.

Al instante, se unió en el asiento trasero, agradecida de que Adalyn


haya tomado su consejo.

Cuando finalmente fueron encerradas, Lake se sintió libre para


hablar.

—Adalyn, solo mantén la boca cerrada a menos que sea para pedir
perdón. Nuestros papás no pueden averiguar sobre cos…

Adalyn puso los ojos en blanco.

—Lo sé, lo sé. Cielos, no nos permiten salir. Vamos, sin embargo,
¡esto fue muy divertido!

Lake tuvo que admitir que no había tenido tanta diversión en mucho
tiempo. Bien, nunca. Entonces Vincent salió de la nada y lo arruinó.
—Sí, hasta que tu loco hermano...

La puerta del asiento del conductor se abrió...


Nacido para ser Hecho
Traducido por 3lik@

En veinte minutos literalmente, la noche entera de Vincent había


dado un vuelco. Sin embargo, su rabia finalmente se estaba calmando… o
intentándolo, por lo menos.

¿Qué demonios estaba pensando Adalyn?

Mientras agarraba la manija de la puerta del coche, oyó la voz


amortiguada de Lake.

—Sí, hasta que tu loco hermano...

NO, ¿QUÉ DEMONIOS ESTABA PENSANDO LAKE?

Bueno, su rabia había estado tratando de calmarse.

***

Oh, mierda. ¿Me escuchó?

Vincent encendió el coche.

—¿Qué decías, Lake?

Oh, mierda. Me escuchó.


Lake trató de estabilizar su voz.

—Yo... yo no estaba diciendo nada.

—Sí, lo hiciste —dijo de manera natural mientras conducía.


—N-no, no lo hice.

—Nop, no lo hizo —admitió Adalyn, tratando de ayudar a su amiga.

Vincent miró a Lake a través del espejo retrovisor.

—¿Así que, no solo dijiste «tu loco hermano»?

Los ojos de Lake se encontraron con los escalofriantes suyos en el


espejo que la atrevían a mentir.

Miente.

—N... —No mientas—. Sí.

Deseaba poder cambiar su respuesta mientras lo miraba.

Espera, ¿quería que mintiera?

Su rostro leía, NO ME MIENTAS.

Había hablado con él innumerables veces durante la mayor parte de


su vida, pero no tenía ni idea de cómo manejar al nuevo Vincent. Jugar a
la verdad o desafío con él era un juego en el que ella no era
suficientemente valiente ni lo había experimentado lo suficiente como para
ganar.

—Bueno, te has vuelto un poco loco cuando le rompiste la mano —


dijo Adalyn.

Y, justo así, Lake lo vio volver a la normalidad.


—¿Demasiado? —Vincent rió.

Oh Dios mío. Está loco.

—Síp, solo un poco más. Pero, oye, se lo merecía. —Adalyn se


encogió de hombros.

Ambos están locos.


—No puedo creer que Nero estuviera saliendo con una chica —dijo
Adalyn en estado de shock.

Lake la miró.

—¿Cuál era Nero?

Adalyn sonrió.

—El sexy.

Debería haber sabido que el atractivo tendría un nombre así. Lake no


pudo evitar sonreír.

—Ohhh. ¿Y el gigante era...?

Adalyn puso los ojos los ojos en blanco.

—Amo.

Por supuesto que sí.

Lake vio que la ira de Vincent regresaba cuando sus ojos volaron
hacia el espejo. ¿Qué diablos le pasa ahora?

Decidió ignorarlo.

—¿Ellos están… —Lake bajó la voz hasta un susurro—, en la mafia?

Vincent se echó a reír.


—¿Por qué acabas de susurrar?

—¡Porque no creía que fuera algo que pudieras decir en voz alta!

Él en serio me está dando con el látigo.

—Lake, no hay nadie alrededor. Tu propio padre está en la mafia,


por el amor de Dios. —Vincent todavía sonaba divertido.

Ella giró la cabeza para mirar por la ventana, sintiéndose un poco


avergonzada. La verdad era que no sabía mucho de la mafia. Pero sé lo
suficiente para saber que no quiero saber nada más.

Lake conocía que un hombre entre comillas de familia llevaba a nada


excepto problemas. Su padre se había convertido en un adicto a los juegos
de azar, muy probablemente por las cosas terribles que había tenido que
hacer. Casi todos los hombres hechos estaban divorciados. Si incluso se
casan en primer lugar. La mayoría de las mujeres de la mafia se hicieron
viudas. Si tienen la suerte de no ser utilizadas como garantía. Por lo tanto,
sí, ella era ignorante en el tema porque nunca quiso aprender una maldita
cosa acerca de la mafia.

Afortunadamente, tenía una salida. Y estoy segura como el infierno


que no formaré parte de ello.

—Bueno, eso no es algo que me gusta anunciar —admitió.

Sus ojos azules se encontraron con los suyos en el espejo otra vez.

—Pero es algo con lo que tienes que lidiar.

—No por mucho tiempo. —Su conexión con la mafia era tan bajo que
no valdría la pena encontrarla una vez que se graduara y cumpliera
dieciocho años. Se mudaría y luego iría a la universidad, dejando todo
atrás.
Habría jurado que había visto decepción en su rostro, pero sus
siguientes palabras le dijeron que lo había imaginado.

—Por cierto, nuestros padres están en la mafia; nosotros no. Por lo


menos, aún no. —Él no tenía dudas de lo que su futuro tenía para él.

Lake siempre había sabido que Vincent seguiría los pasos de su


padre. Su padre estaba demasiado involucrado en la mafia para que él no
lo estuviera. Sabía que Nero y Amo también lo harían. Solo por la forma en
que pelearon, se podía decir que estaba en su sangre. Simplemente
nacieron para ser hechos.

El resto del camino a casa fue silencioso y podía resumirse en una


palabra: incómodo.

Vincent solo rompió el silencio cuando entró en su acera:

—Ustedes dos se quedarán detrás de mí y entrarán en mi habitación


mientras compruebo que no hay moros en la costa. Si mamá y Sam las
atrapan vestidas así, no podré ayudarlas.

Lake y Adalyn estuvieron de acuerdo cuando salieron del coche,


permaneciendo cerca de él. Lake estaba agradecida que el dormitorio de
Vincent, que era en su mayoría solo una habitación de invitados, estaba
en el primer piso por la puerta principal.

Un suspiro de alivio le llegó a Lake cuando cerraron la puerta. Todo


lo que tenían que hacer era esperar silenciosamente en la oscuridad hasta
que Vincent regresara para decirles que no había moros en la costa.

Lake definitivamente había tenido un día agitado lleno de mucho


drama para su gusto.

Gracias a Dios esta noche finalmente ha terminado.


Una Erección de Proporciones Épicas
Traducido por Wan_TT18

Vincent caminó lentamente por la casa, incapaz de concentrarse.


Necesitaba desesperadamente ponerse bajo control. Cada día era una
batalla constante para él y justo entonces, su mente y su cuerpo estaban
en guerra.

Su cuerpo estaba en un serio estado de necesidad al estar cien por


ciento positivo que iba a follar su cita, y noventa y nueve punto nueve por
ciento positivo que iba a coger la cita de Nero, también. Demonios, su cita
ya lo había puesto semiduro cuando empezó a agarrar su pene debajo de
la mesa. Sin embargo, cuando había visto a Lake bailando, su pene había
crecido como una roca. Estaba casi seguro de que nunca antes había
estado así de duro.

¡MIERDA!

Sintiendo el dolor en su entrepierna, se volvió positivo de que nunca


había estado así de duro. Significó mucho más de lo que podría pensar, ya
que estaba orgulloso de haber cogido cada chica caliente en la escuela
privada. Por no mencionar, que era la Legacy Prep, donde había un
montón de chicas ricas y calientes que venían con algunas madres sexys.
Finalmente se dio cuenta de la gravedad de su erección, teniendo en
cuenta que había dormido con las escandalosamente necesitadas, MQMF
experimentadas. Si no estás en el siglo XXI, eso significa ¡Madre-Que-Me-
FOLLARÍA, FOLLARÍA, FOLLARÍA!

Cuando Vincent no vio a nadie, se volvió hacia la sala de estar y se


sentó en el sofá. Si miraba a Lake allí mismo —con ese maldito vestido—,
simplemente la imaginaría bailando. Incluso sin mirarla, ya era bastante
difícil.
Bueno, ahora escucha tu mente. Vincent tomó una respiración
profunda. Es Lake en quien estás pensando. Tomó otra respiración
profunda. La mejor amiga de tu hermana. Otra respiración profunda. Solo
estabas encendido y listo para follar. Con una última respiración profunda,
finalmente estaba volviendo a su sano juicio.

Vincent se alegró de que todo hubiera terminado. Al día siguiente, se


iba a despertar y no tendría pensamientos sobre Lake mientras follaba
algunas chicas hasta desfallecer. Hacer que el trío que se supone que
tendré.

Al levantarse del sofá, su pene estaba finalmente bajo algún control.


¿Qué? Una erección de proporciones épicas no va a desaparecer así como
así.

Vincent estaba listo para enfrentar a Lake de nuevo, ya que estaba


tranquilo, fresco y co…

¿Qué demonios es eso?

Vincent miró la bolsa que estaba situada en la mesa de centro.


Extendiendo la mano, agarró algo circular que estaba entre las carpetas
escolares y los papeles. Abrió la caja redonda, sabiendo muy bien lo que
había dentro. Cuando las pequeñas píldoras aparecieron al lado de los
días de la semana, comenzó a perder el control de nuevo.

Si es de Adalyn, mataré al hijo de puta que la tocó. Cuando pensó en


la otra opción, si fuera de Lake, llegó a la misma conclusión.

Una voz muy dentro de él le dijo que tomara una respiración


profunda. Cierra la maldita boca.

***

Lake miró fijamente al monstruo en la puerta cuando las luces se


encendieron repentinamente. Su respiración se aceleró cuando se
preguntó qué podría haber ocurrido en los cinco minutos que había estado
allí. ¿Alguien había muerto?
Adalyn sonó al borde de las lágrimas mientras él cerraba la puerta
detrás de sí mismo.

—¿Qué pasa? ¿Qué es?

Vincent reveló lo que tenía en sus manos, todavía en silencio.

Adalyn y Lake dejaron escapar las respiraciones que parecían haber


mantenido durante una eternidad.

Oh, gracias a Dios. Nadie ha muerto.

—¡Jesucristo, Vincent! ¡Nos asustaste como el infierno! —dijo Adalyn


tratando de recuperar el aliento.

La voz de Vincent era fría mientras guardaba las pastillas en el


bolsillo.

—¿De quién carajo es esto?

Finalmente Lake y Adalyn se dieron cuenta de que encontrar las


píldoras anticonceptivas estaba justo debajo de encontrar el cadáver de un
miembro de la familia.

Adalyn levantó las manos.

—De acuerdo, Vincent. Intenta calmarte y escúchame un segundo.


—Comenzó a reírse nerviosa—. Confía en mí, todos vamos a reírnos de
esto más tarde. —Sin embargo, su risa murió ante la expresión facial de
Vincent.

Santa mierda, alguien está muerto, y esa soy yo.

—Hay dos reglas de mierda que cada chica de la familia debe seguir:
Uno, no puedes tener citas hasta que te conviertes en una adulta y te
gradúes de la escuela secundaria. Y dos, solamente puedes follar después
de casarte con la bendición de la familia. —La voz de Vincent se hizo
baja—. Sabes que no estás permitida a tener control de natalidad,
especialmente desde que eres menor de edad. En una noche, todas las
malditas reglas se han roto.

Lake deseaba poder correr y esconderse. Ella conocía las reglas, y se


habían puesto en su lugar para la seguridad de las chicas, así como la
cordura de la familia.
La voz de Vincent comenzó a elevarse mientras sus ojos bailaban
entre ellas.

—ENTONCES, ¿DE QUIÉN SON?

Adalyn miró al suelo.

—Um…

Lake miró a Vincent directamente a los ojos.

—Son mías.

Los ojos de Vincent sostuvieron a Lake como prisionera.

—Adalyn, fuera.

Adalyn no se movió.

—Fuera de la habitación. ¡Ahora! —gruñó Vincent.

Adalyn solemnemente se fue, cerrando la puerta detrás de ella


mientras dejaba a su amiga para defenderse.

El pecho de Lake empezó a levantarse y caerse rápidamente


mientras él permanecía en silencio, observándola. Trató de alejar los ojos,
pero temía lo que haría si lo hacía.

Vincent esperó hasta que los pasos de Adalyn hubieran


desaparecido.

—¿Estás follando a ese tipo que era tu cita esta noche?

¿Eh? ¿Qué? ¡No! ¿Quién diablos se cree que es?

Lake estaba furiosa porque había tenido la audacia de decir eso.

—Te dije antes que los usamos para entrar. ¡Ni siquiera bailábamos
con ellos! Eres un idiota. ¿Se te ocurrió alguna vez que estoy en control de
la natalidad porque mis períodos apestan?

—¿Perdón? —Vincent dio un paso adelante.

Lago lo había tenido absolutamente hasta aquí con él tratando de


intimidarla.
—Eso estaba en mi bolsa, y tú no tenías derecho a revisarla. ¡No es
tu jodido asunto si me lo estaba follando!

¡Mierda, mierda, mierda! Lake realmente quería tomar eso de vuelta.


Ella lo miró dar otro paso adelante mientras ella retrocedía.

Sus bebés azules eran peligrosos mientras viajaban por su cuerpo.

—Cariño, lo hago mi asunto cuando usas un vestido así.

Jamás había sentido esa mirada en ella antes en su vida, haciéndola


segura de que debería haberse asustado de él en ese momento. Lake
estaba realmente asustada, aunque no era Vincent quien la asustaba; era
cómo su cuerpo reaccionaba a sus palabras. ¿Qué me está haciendo?

Sus piernas comenzaron a temblar mientras retrocedía otro paso,


tratando de mantener la distancia entre ellos. No le quedó espacio cuando
la parte de atrás de sus piernas golpeó la cama, haciéndola caer.

Lake comenzó a verlo de forma diferente por segunda vez esa noche
mientras lo observaba por fin cerrando la distancia entre ellos. Su pecho
se hizo más pesado mientras él se paraba sobre ella, sus piernas tocándole
los muslos.

¿Es esto...? ¿Es esto real?

Vincent parecía demasiado perfecto. Estaba segura de que nadie


sería más perfecto que él.

La voz de Vincent sonó tranquila cuando dijo:

—Lake, ¿todavía eres virgen?

Lake no pudo evitar lamerse los labios con nerviosismo. Lentamente,


ella asintió.

—Sí.

Él extendió la mano y levantó su barbilla con la punta de su dedo.

—¿Y algún tipo te ha besado o te ha tocado?

—No —ella susurró su confesión.

Vincent deslizó el dedo para trazar su labio inferior.


—Bien. —Hizo una pausa—. Ahora, vuelve a tener otra cita de nuevo
y le cortaré la mano. Te follas a alguien y le cortaré la polla. Y, si te
encuentro bailando y vuelvo a verte así, cariño, tus días de virgen habrán
terminado. ¿Entiendes?

Lake parpadeó en su dirección. ¿Acaba de decir eso?

Rápidamente Vincent inclinó su cabeza cerca de la de ella y luego


agarró la parte de atrás de su cabello para inclinar su rostro más arriba.

—¿Lo entiendes?

Oh, mi dios. Trató de luchar contra el calor que crecía en su vientre.


No tenía ni idea de por qué demonios estaba encendida cuando estaba
siendo opuesto a dulce.

No estés de acuerdo.

—Sí.

—Buena chica. Ahora, no te muevas.

¿Qué? ¿Qué...?

De repente, Lake sintió que sus labios chocaban contra los suyos.
Nunca habría imaginado en un millón de años que su primer beso sería
con Vincent.

Era tierno al principio, haciendo que su estómago hiciera volteretas,


pero rápidamente se volvió rudo cuando comenzó a chuparle el labio
inferior. Lake sintió que estaba siendo transportada al cielo por la
sensación de sus labios y por la forma en que él sostenía su cabeza. No
sabía si lo estaba besando, pero eso iba a cambiar.

Con el calor que sentía picar en ella para que lo tocara, para besarlo
de vuelta, Lake lo imitó, chupando firmemente su labio inferior en su boca.
Luego se estiró y agarró con fuerza la nuca de su rubio cabello. Ni siquiera
era consciente de lo que estaba haciendo hasta que él aceleró y profundizó
el beso.

Lake gimió en su boca y tiró de su cabello, acercándolo a ella.

Fue entonces cuando Vincent dejó de besarla tan rápido como había
empezado.
—Deberías irte.

Todavía estaba un poco aturdida, mirándolo.

—Deberías irte —repitió, con más rudeza esa vez.

¿Qué mierda le pasa?

Lake saltó de su cama y luego lo empujó.

—¡Tú fuiste el que me besó! —Ella caminó hacia su puerta, incapaz


de estar a su alrededor por un segundo más.

Cuando abrió la puerta, él dijo:

—Dile a Adalyn que traiga esos jodidos vestidos.

—Vete a la mierda, Vincent. —Lake cerró la puerta de un golpe


detrás de ella.
El Paseo Infame de la Vergüenza
Traducido por Wan_TT18

Lake estaba enojada. No, Lake estaba furiosa. ¡Él no tenía que
tratarme así!

Abrió el dormitorio de Adalyn y corrió directamente a su armario,


tirando de su vestido.

—Lake, ¿estás bien? —gritó Adalyn desde el otro lado de la puerta.

—Estoy genial —murmuró Lake.

—¿Qué pasó?

Ella pensó por un momento.


—Nada. Nada en absoluto. —No había forma en el infierno que iba a
decirle a su mejor amiga que había besado a su hermano. Además, era su
forma de mentirse a sí misma.

Lake abrió la puerta cuando se cambió a una vieja camiseta y


pantalones cortos, y vio a Adalyn ya en pijama en la cama.

—Tu hermano dijo que le llevaras los vestidos —dijo bruscamente


Lake, arrojando su vestido a la cama.

—Um, bien… —Adalyn comenzó a bajarse de la cama.

—No, en realidad, lo haré yo.


Lake recogió el vestido de nuevo y sacó a Adalyn de su tocador.
Luego bajó los escalones y se dirigió a la habitación de Vincent.

TOC, TOC, TOC.


Vincent abrió la puerta para ver una Lake dulcemente sonriente
antes de arrojar los vestidos en su rostro.

—¿Qué...?

—Buenas noches. —Ella rápidamente giró sobre su talón mientras él


todavía estaba en estado de estupefacción. Lake no era tonta; sabía
cuándo salir corriendo. Especialmente después de picar a un oso.

Volvió a subir las escaleras y entró en el dormitorio de Adalyn,


tendiéndose en la cama a su lado. Estuvo tranquila durante unos minutos.

—Lake, ¿estás segura de que estás bien?

Se volvió de lado, sin querer enfrentarse a Adalyn.


—Sí, estoy bien.

Estuvo agradecida cuando Adalyn apagó la lámpara y decidió no


interrogarla más. Lake ni siquiera sabía cómo podía iniciar una
conversación al respecto. Oh, oye, tu hermano y yo acabamos de besarnos.
No, Lake iba a llevar eso a su tumba.

Se acostó en la cama durante horas antes de no poder soportarlo


más. Pensó que era la culpa la que no la dejaba dormir, pero eso no era
verdad. Vincent había encendido un fuego en ella y él no lo había apagado,
haciendo que la llama quemara más alto. Lake nunca se había sentido así
antes, y así era como había llegado a la culpabilidad.

No podía dejar de repetir el momento una y otra y otra vez en su


cabeza. La forma en que Vincent se sintió...

¡Para!

Lake se levantó de la cama, con cuidado de no despertar a Adalyn.


Simplemente necesitaba estirarse un poco.

Se sentó en el mirador, observando la noche. No sabía cómo sentirse


ni qué pensar sobre su primer beso. Sin embargo, estaba bastante segura
de que se suponía que se sentiría feliz.

Algo empezó a llamar su atención en el patio. No podía notar nada


aparte de algo realmente brillante moviéndose. Sin embargo, cuando llegó
a la calzada iluminada, su corazón se hundió en su estómago.
Ese algo brillante era un vestido dorado y brillante. Conocía el
vestido desde antes porque la chica que lo llevaba era la que Vincent había
llevado a una cita. Lake podría haber pensado que su cita había sido
acortada, pero solo se había puesto en suspenso. La niña llevaba sus
tacones al coche estacionado en la calle y, a pesar de ser ingenua, Lake
conocía el infame paseo de la vergüenza cuando lo vio.

Una lágrima se deslizó por su mejilla al volver a la cama. Soy tan


estúpida.

Lake sabía que solamente se tenía un primer beso en tu vida, y


había sido un desperdicio. Finalmente se dio cuenta de lo que sentía al
respecto. Total y absoluto arrepentimiento.

***

—¡Mamá hizo el desayuno, así que despierta!

Lake se sintió aturdida cuando Adalyn la obligó a despertar. No


sabía cuánto tiempo había dormido. Sus ojos se sentían hinchados por las
lágrimas silenciosas que había derramado durante toda la noche, y se
aseguró de lavar su cara manchada de lágrimas antes de bajar a
desayunar. La única razón por la que iba era porque pensaba que Vincent
no iba a despertar hasta la tarde.

Lake se sentó a la mesa, agradecida de que hubiera estado en lo


cierto acerca de Vincent. He esquivado una bala allí.

Comenzó a llenar su plato con panqueques y tocino.


—Gracias, Carla. Huele… —Su atención fue atraída hacia Vincent
arrastrando los pies, llevando nada excepto pantalones cortos.

O no.

Lake volvió bruscamente la cabeza a los padres de Adalyn.


—Delicioso.

Carla le sonrió.
—Gracias.

Cuando Vincent se sentó a su lado en la cabecera de la mesa, trató


de no mirarlo. Solo come tu tocino.

—Entonces, ¿qué estuvieron haciendo las dos hasta la noche


pasada? —Vincent dijo, haciendo un plato.

Lake y Adalyn rápidamente miraron a un sonriente Vincent. ¿Qué


demonios?

—Oh, simplemente corrimos por los alrededores. Ya sabes, al centro


comercial, a comer, luego al cine —dijo Adalyn.

Lake notó que se veía como una mierda. Bueno, un dios luciendo
como mierda. Mmm, dos pueden jugar este juego.

—Larga noche, ¿eh? —Lake lo miró fijamente mientras se metía un


trozo de tocino en la boca.

Vincent comenzó a masticar su comida lentamente, devolviendo a


mirarla.
—Sí.

Lake no iba a romper el contacto visual; quería ver su reacción.


—¿Te fuiste en medio de la noche? Porque podría haber jurado que
vi salir a alguien cuando miré por la ventana de Adalyn camino al baño.

Vincent se recostó en su silla.


—Nop, no fui yo.

Vio un ligero atisbo de ira detrás de sus ojos azules antes de que
desapareciera.

—¿Viste a alguien en el patio? —preguntó Sam preocupado.

—Oh, estoy segura de que ella, digo eso, no era nada. Probablemente
lo imaginé.

Vincent empezó a toser por el asombro con su jugo de naranja.

Lake intentó desesperadamente no reírse, pero unas risitas lograron


escaparse. Ella lo miraba con orgullo, demostrando que había ganado.
—No te importa, ¿verdad? —Él arrebató el último trozo de tocino de
su plato.

—Oh, no en absoluto. —Lake murmuró la siguiente parte en voz


baja—: No sería lo primero que me hayas arrebatado.

—Bueno, si no luciera tan bien, no lo habría hecho.

Bueno... mierda. Ella no tenía ni idea si eso era un cumplido o no.

Decidiendo terminar con la discusión –bueno, si eso era lo que


alguien llamaba decidir no ser capaz de pensar en una respuesta—,
finalmente notó que Sam, Carla y Adalyn la miraban a ella y a Vincent
como si estuvieran locos.

Empezó a sentirse avergonzada y rápidamente tomó unos cuantos


mordiscos antes de posar su tenedor.
–Será mejor que llame a mi mamá para que me recoja.

—Te llevaré a casa —dijo Vincent.

—No, está bien. —Lake le dio una expresión de ninguna-jodida-


forma–. No tiene sentido que salgas.

Vincent sonrió.
—De todos modos, voy a casa de papá.

—A mamá no le impor…

—No tiene sentido sacar a tu mamá. —Se levantó de la mesa y


comenzó a salir—. Voy a tomar una ducha rápida. Debes estar lista en
cinco.

Vincent estaba recuperando el triunfo que había pensado haber


conseguido. Lake no tenía otra opción que causar más de una escena.

Dios, lo odio.
Vincent Vitale está muerto para mí
Traducido por Mew Rincone

Desde la puerta del pasajero, Lake tomó un largo suspiro. Deseaba


poder sentarse en el asiento trasero, pero eso la haría parecer infantil.
Espera, ¿tal vez no demasiado infantil? Sí, definitivamente lo haría. ¡Vale,
bien!

Siguió adelante y abrió la puerta para meterse dentro del oscuro


coche con rapidez y se abrochó el cinturón de seguridad. Lake mantuvo la
mirada fija hacia adelante, poco dispuesta a mirarlo. Nunca me había
pedido llevarme a casa, y ahora tenía que hacerlo.

Cuando el coche no empezó a moverse, Lake echó un vistazo por el


rabillo del ojo. Cinco segundos después, giró la cabeza hacia él.

Vincent sencillamente estaba ahí sentado mirando hacia ella. Eso la


hizo sentir incómoda.

—Bueno, ¿vamos a irnos hoy?

—Sí, pero primero tengo que saber a dónde voy.

Ah, mierda, claro… Claramente estaba nerviosa.

—Um, es... —Lake contempló qué decir. No le gustaba decirle a


nadie donde vivía, por eso siempre terminaba teniendo a sus padres
viniendo a recogerla.

Vincent lucía confuso.

—¿Quieres que te lleve a casa de tu padre?


—¡No! —Lake intentó reír—. Quiero decir, probablemente mi madre
ya está enfadada porque no la viera ayer. ¿Sabes dónde está Magical
Cupcakes?

La estaba mirando como si estuviera loca.

—Uh, sí.

—Bien, conduce como si te dirigieras allí. —Lake sonrió.

—Bien, entonces. —Vincent encendió el coche y entonces se movió.

Lake se hundió en el asiento mientras miraba por la ventana. Sabía


que probablemente pensaba que estaba loca, pero no le importaba. Tenía
que elegir qué casa quería que él viera, y de ninguna jodida manera iba a
elegir la casa de su padre. Odiaba que hubiera terminado en esta
situación, para empezar. Claro, todo porque él no pudo mantener sus
deliciosos labios para él mismo.

—Así que, ¿divides a partes iguales el tiempo que pasas con tus
padres? —preguntó Vincent.

Eso la sorprendió un poco. Nunca le había hecho una pregunta


realmente personal antes.

—Um, no. Paso la semana con mi papá y los fines de semana con
mamá.

—¿Por qué pasas más tiempo con tu papá?

¿Por qué me está preguntando eso? De verdad desearía que no lo


hiciera.

—No lo sé. Solo lo hago.

Vincent se encogió de hombros.

—Pensé que pasarías más tiempo con tu madre.

Lake lo miró.

—¿Por qué pensarías eso?

¿Por qué tenía que verse tan malditamente bien? La peor parte era
que cuando le preguntaba sobre ella, se veía incluso mejor, y no tenía ni
idea de cómo podía ser posible eso.
—Bueno, porque eres una chica… —Posó la vista sobre ella—, y
porque no parece que te importe lo que haga tu padre.

¡No lo mires a los ojos! Giró su cabeza hacia adelante con un


movimiento brusco, diciéndose así misma de que diera con algo para decir.
Sabía que Vincent estaba intentando llegar a algún lado, y no le gustaba.

—Supongo que no quería que mi padre estuviera solo desde que


mamá se casó. —Se sintió agradecida cuando él giró la cabeza hacia el
camino y aceptó su mentira.

Lake realmente estaba empezando a odiar estar sola en el coche con


él. Sus fosas nasales estaban llenas con su gloriosa esencia y dado que
acaba de tomar una ducha, el olor era incluso más fuerte. Por no
mencionar que su cabello bien cortado, seguía húmedo y hacía que luciera
más sexy. ¡Agh! Apretó el botón y bajó la ventanilla.

Inmediatamente él apretó el suyo en su puerta para volver a subirla.

—¿Qué demonios estás haciendo? Está helando ahí afuera.

—Solo quería un poco de aire fresco. Abrir un poco la ventana no


hará daño. —Lake volvió a presionar el botón.

—Ya, bueno, no eres la que tiene el pelo mojado. —Vicent la volvió a


subir.

¡Exactamente! Ella bajó la ventanilla una vez más.

—Para. —Vincent agarró su mano—. ¿Qué cojones está mal contigo?

Lake intentó liberar su mano pero fue un intento inútil.

—¡Suéltame!

—¿Vas a bajar la ventanilla?

¿Por qué su mano tiene que sentirse tan bien?

Ella intentó pelear para soltarse una y otra vez. No funcionó.

—¡Vale, está bien! No voy a bajar la ventanilla.

Vincent dejó ir su mano lentamente y cuando Lake no hizo ningún


movimiento, él respondió:
—Buena chica.

Oh Dios mío, ¡sácame de aquí!

Lake desabrochó su cinturón de seguridad y se giró para deslizarse


entre los asientos para la parte de atrás. Ya no le importaba si era una
mierda infantil; se estaba volviendo loca estando tan cerca de él.

—Lake, ¿estás jodidamente loca? ¡Estoy conduciendo! —Agarró su


cintura con su mano libre mientras mantenía constante el volante.

¡Sí! Ella siguió intentando escabullirse por en medio.

—Déjame ir —ordenó ella entre respiraciones cortas.

—¡Devuelve tu culo al asiento antes de que pare el puto coche y te


azote! —rugió Vincent.

Tomó dos segundos totales para devolver su trasero al asiento. Lake


odiaba que una parte de ella lamentara esa decisión, solo para ver si él
realmente lo haría. Sin embargo sabía muy bien que él lo haría, lo que era
exactamente por lo que se había sentado.

Se cruzó de brazos e hizo un pequeño puchero.

—Vuelve a ponerte el cinturón —protestó Vincent, todavía enojado


por haber puesto en peligro su seguridad.

Lake se mantuvo de manos cruzadas.

Su voz salió baja, casi como un gruñido:

—Cariño, tienes segundos antes de que mi brazo se convierta en tu


cinturón.

Ella se apresuró a coger su cinturón de seguridad y lo volvió a poner


en su lugar de una forma un poco torpe. Aunque, por la forma en que él le
había llamado “cariño” de forma ronca, una parte de ella quería que él
coloque su brazo encima de su regazo.

¿Qué demonios me pasa? Pensó que debería decirle que dejara de


ordenarle cosas.

—Eres muy mandón. —Bueno, al menos había encontrado un punto


a medias.
Él se rio ante su elección de palabras, volviendo a su antiguo yo.

—No lo sería si dejaras de pelear conmigo.

—Perdona, no soy tan obediente como la chica que entra y sale de tu


ventana por ti. —Lake lo miró y creyó haber visto rabia detrás de sus ojos
otra vez.

No sé porque tiene una razón para estar enojado por eso.

—Los dos sabemos que no eres obediente porque no puedes seguir


las jodidas reglas.

—¡Que le den a las reglas, y que le den a la mafia! Son


completamente injustos y sexistas. Cuando cumpla dieciocho no tendrán
ningún poder sobre mí, porque me habré ido. —Ella lo vio apretar el
volante firmemente y pensó que se rompería.

¡Mierda! Eso había sido escupir las tripas. Realmente no había


querido decirlo.

—¿Quién te dio las pastillas? —le preguntó calmadamente.

Lake tomó una respiración profunda.

—Mi madre, y tengo que devolvérselas, Vincent.

—¿Lo sabe tu padre?

Había sabido que ahí era dónde él se dirigía.

—Devuélvemelas, y te lo diré.

Vincent acercó su mano a su bolsillo y las sacó para que ella las
viera.

—No, no lo sabe. No se lo vas a decir, ¿verdad?

—Me lo estoy pensando —dijo con frialdad.

Lake se las arrebató de su mano después de una pequeña lucha.


Tragó saliva cuando vio Magical Cupcake más adelante. Pensó seriamente
en pedirle que la dejara allí, pero por la velocidad a la que iba el coche,
sabía que no lo haría. Por lo que, lo más rápido que pudo le dio el resto de
la dirección de su casa, que por suerte no estaba mucho más lejos de allí.
Cuando coche auto volvió a quedarse en silencio, escuchó a Vincent
tomar una respiración profunda lo cual la hizo girar la cabeza. Podía decir
que quería decirle algo, y eso solo la estaba poniendo nerviosa.

—Um, por aquí a la derecha —le dijo mordiéndose el labio.

—Santa mierda, ¿vives aquí? No sabía que tu madre se había casado


con alguien rico —dijo mientras conducía por el camino largo y privado.

Desafortunadamente.

Ella se giró para mirar la carísima casa, la cual estaba situada en un


área exclusiva de la ciudad. Era por lo que no había querido que viera la
casa de su madre, porque al mirar a Lake, no podías imaginártelo. Para
todos los demás, ella lucía como una pobre. Como basura de remolque.

Intentó dar una sonrisa falsa.

—Síp.

Vincent tomó otra respiración profunda.

—Escucha Lake, la otra noche cometí un error al besarte.

El corazón de Lake empezó a salirse de su pecho.

—¿Es por eso que querías traerme a casa?

Cuando no respondió, ella tuvo su respuesta. Lake podía jurar que


su corazón se rompió en ese justo momento. No llores delante de él. No
llores delante de él.

—Lake, lo sient…

—No lo sientas. Soy yo la que debe sentirlo por dejar que te llevaras
mi primer beso. —Ella quería asegurarse de que entendiera lo que eso
significaba para ella.

Estaba lista para salir pitando de allí por lo que abrió la puerta, lista
para saltar.

—Espera. —Vincent agarró su brazo antes de que pudiera escapar.

Lake miró su mano alrededor de ella y después lo miró a los ojos,


rezando para que él dijera algo que mejorara todas las cosas.
—No se lo dijiste a Adalyn, ¿verdad?

Si su corazón no se había roto antes, oficialmente lo hizo justo en


ese momento.

Se zafó de su agarre con un tirón brusco y mantuvo la mirada fija.

—No, porque en cuanto a mi concierne, no pasó absolutamente nada


que haya que contar. —Lake salió del coche y cerró la puerta con fuerza,
llegando a una conclusión.

Vincent Vitale está muerto para mí.


Corre. Corre Mientras Puedas
Traducido por Vale

—¡Mierda! —Vincent apretó el volante tan fuerte como pudo para


seguir recordándose de permanecer en el infierno del coche y no ir tras
ella.
Cuando Lake entró en la casa, comenzó a retirarse de mala gana de
la calzada. Algo en su interior sentía como si acabara de cometer el mayor
error de su vida. Últimamente estaba cometiendo un error tras otro, y
todos ellos involucraban a Lake.

No sabía cómo diablos había ocurrido esta mierda. Si, lo hago. Lake
tenía que estar sacudiendo el culo. Eso a su vez lo hizo querer follarla hasta
la inconsciencia, pero lo había luchado todo hasta que había encontrado
las pastillas anticonceptivas. Entonces estaba furioso.

¿Debería haber estado tan enojado? Probablemente no. Sin embargo,


era porque había estado celoso de que alguien pudiera estar follándola en
lugar de él. ¿Qué? ¡No, no lo estaba!

Siguiendo adelante.

Cuando la había confrontado, justo tuvo que enojarse y mostrarle


quién era realmente, lo que sólo puso a su pene más duro. Así que la
había besado. Y fue un error.

Le había dicho que no se moviera porque estaba seguro de que, si lo


hubiera tocado, no habría vuelta atrás, y maldita sea si no le tiró el pelo.
Demonios, ni siquiera pensó que iba a devolverle el beso, pero ese pedacito
de nada de alguna manera hizo que su pene estuviera a punto de explotar.

Por eso le dije que se fuera. Y ahí estaba su verdadero error.

Vincent había cometido otro error llamando a la chica de Poison


para que viniera, pero se había estado volviendo loco. Si alguien no
hubiera liberado su tensión, habría subido y le habría enseñado a Lake
cómo pelear de verdad.

Ella, por supuesto, tuvo que ver a la chica yéndose. Eso lo molestaba,
lo enojaba y, de nuevo, no estaba seguro de por qué. Todas las chicas
sabían que él jodía por ahí, así que ¿por qué le importaba si ella lo hacía?

La forma en la que habían bromeado durante el desayuno le trajo de


vuelta a sentir que quería follarla. No había querido que la diversión
terminara; por lo tanto, había decidido llevarla a casa. Había sabido que el
paseo en coche iba a ser igual de entretenido, aunque no había pensado
que iba a ser así de entretenido. Sin embargo, todo se fue por el drenaje
cuando dijo: «Cuando cumpla dieciocho años, no tendrán poder sobre mí,
porque me iré».

Fue entonces cuando comprendió que todo lo que estaba ocurriendo


entre ellos debía detenerse. No solo porque sabía que Lake era diferente y
no quería solo follar, sino también porque no quería nada que ver con la
mafia, mientras que Vincent quería todo con ella. Estaban en dos planetas
diferentes, en dos galaxias diferentes.

Entonces, ¿qué hizo de nuevo? Sí, cometió otro error al decirle a


Lake que era un error besarla. Oh, la ironía. Cuando Vincent había
agarrado el brazo de Lake, diciéndole que esperara, casi había intentado
arreglarlo de alguna manera. Sin embargo, al ver el dolor en sus ojos,
sabía que tenía que terminarlo. Vincent no iba de ninguna manera, forma
o tipo a convertirse en un hombre de una sola mujer, sobre todo no a la
edad de dieciocho años. Jamás.
Sintió algo golpeando su mente, diciéndole que diera la maldita
vuelta. Algo no le parecía bien. Su estómago se agitaba y su mente daba
vueltas con lo que podía estar mal.

—¿Por qué no pasa más tiempo con su mamá?

Vincent sabía lo que era tener padres separados. Desde que podía
recordarlo, sus padres habían estado separados. Cuanto más lo pensaba,
quedaba claro que estaban en la misma situación, su madre casándose
con Sam, que ya tenía a Adalyn y su padre estando solo. Su tiempo había
sido dividido en dos hasta que había ido a la escuela secundaria, pero eso
se debía a toda la cosa de la mafia, no porque se sintiera mal por su padre
estando solo. Si algo, ella debería querer quedarse más con su mamá por
toda la cosa de la mafia.

Vincent pasó las manos por su pelo casi seco, sabiendo que estaba
tratando de encontrar cualquier excusa para darse la vuelta.

—Mierda, ¿cometí un error?

No, hiciste lo correcto.

Cuanto más lejos conducía de Lake, más cuerdo se volvía. Cuando


llegó a la casa de su padre, había borrado a Lake de su mente.

Salir del coche era casi como si hubiera golpeado un botón de


"limpiar memoria".

***

Lake cerró la puerta principal silenciosamente, rezando para poder


escapar a su dormitorio desapercibida. Por favor, Dios, te ruego, de todos
los días, este es honestamente el que no puedo…

—¡Lake, ahí estás!


—Oh. Hola mamá. —Lake abrazó a su mamá que la apretaba con
fuerza.

—¿Dónde estabas ayer? ¿Cómo fue tu primera semana en la


escuela? —Su madre hablaba a una milla por minuto.

—Escuché que ibas a salir con amigos, así que pensé que estaría
bien si Adalyn y yo salíamos. —Lake tuvo que forzar una sonrisa—. La
escuela estuvo genial.

Su madre sonrió ampliamente.

—Por supuesto que está bien, cariño. Me alegro de que tu primera


semana de vuelta haya sido genial. —Empezó a mirarla de arriba abajo—.
Lake, ¿por qué tienes que usar siempre esas viejas sudaderas y pantalones
vaqueros? Sé que tienes mucha ropa.

—Yo solo…

—Eso me recuerda; ¡mira lo que te compré! —Su madre la arrastró


hasta la sala de estar y recogió las bolsas al lado del sofá—. Fui al centro
comercial esta semana y tuve que recoger esto para ti.

Estupendo.

—Gracias mamá. No puedo esperar a usarlos. —El rostro de Lake


empezó a doler de tanto pretender sonreír.

—De acuerdo, cariño; tengo que irme. John me dio un montón de


recados para hacer. Te veré más tarde esta noche.

No-no-no-no-no.

—Oh, ¿te vas? ¿Ya?

—Sí, lo siento. Sabes cómo es John cuando quiere algo.

Desgraciadamente, lo sé muy bien.


Su madre la besó en la mejilla.

—Adiós cariño. Te amo.

—También te quiero, mamá. —Lamentablemente, Lake no tuvo que


fingir eso. Amaba a su mamá porque, al final del día, era su madre.

Cerró los ojos y volvió a rezar cuando su madre salió por la puerta
principal.

—¡Trae tu jodido trasero aquí! —escuchó gritar al hombre en la otra


habitación.

Corre. Corre mientras puedas.

—¡Dije que traigas tu jodido trasero aquí! —Esa vez, el grito fue más
fuerte.

Lake movió sus pies de mala gana y se dirigió a la sala de estar.


Tienes que hacerlo. No tienes opción.

Entró en la habitación y vio la enorme pantalla de televisión


reproduciendo fútbol, entonces, de repente, se detuvo. Sus ojos se
dirigieron a la reclinadora sosteniendo a un hombre sucio y viejo.

—¿Eres una maldita retardada o algo? Te grité dos veces.

—L-lo siento, yo-yo…

Empezó a burlarse de ella.

—Uh-uh-uh-uh.

Oyó cacarear en la puerta y se volvió para ver a Ashley.


—Por lo que entiendo, no viniste ayer a casa porque no querías estar
aquí mientras tu mamá se había ido, así que me aseguré de que se fuera
todo el día —dijo.

Lake sacudió la cabeza.

—No, ya tenía…

Se sentó en su silla, a punto de levantarse.

—No mientas.

Lake asintió, cerrando la boca.

Apuntó su dedo hacia ella, su rostro se volvió maligno.

—Tu madre se ha ido, así que ahora eres mía. Limpia esta maldita
casa de arriba a abajo y haz lo que la basura de remolque hace mejor.
Ahórrame un poco de mi maldito dinero que a tu mamá le gusta gastar. —
Se volvió a sentar en su silla.

—¿Papi? —preguntó Ashley con dulzura.

Apartó a Lake a un lado.

—Y escuché lo que le hiciste a Ashley en la escuela, así que una vez


que mi casa esté limpia, escribe su trabajo de inglés.

Lake se tragó el poco orgullo que le quedaba.

—Sí, John.
La Hermanastra Malvada y el Viejo Repulsivo
Traducido por Vale

Lake agarró las bolsas del sofá de la sala de estar, sujetando


firmemente la ropa que su madre le había comprado. Estaba goteando de
sudor, y su cuerpo se iba a rendir en cualquier momento. La parte más
difícil del día horrible no había sido la limpieza de los cinco dormitorios
enormes y cinco baños y medio.

No, había sido contener las lágrimas. Si John o Ashley las veían, la
llamarían un "jodido bebé" y agregarían más trabajo. Sin embargo, la
verdadera razón por la que se negó a dejar que la vieran llorar era porque
estaba segura de que se encendían con ello, y Lake no iba a dejar que
ganaran esa.

Empezó a subir la enorme escalera y luego fue por el pasillo a la


derecha. Al principio, pensó que no iba a pasar todas las puertas hasta el
final, pero cuando lo hizo, casi se echó a llorar.

—¿Dónde diablos crees que vas con esas? —Ashley se acercó por
detrás y le arrebató las bolsas de la mano tan duro que Lake acabó
cayendo sobre sus manos y rodillas.

No llores. No llores.

—Las chicas basura no consiguen usar vestidos bonitos. Lo sabes.


—Ashley empezó a alejarse, cacareando—. Y no olvides mi trabajo, perra.

Lake observó a Ashley desaparecer por el pasillo, sus ojos finalmente


comenzaron a aguarse. Miró al techo a través de la humedad para ver la
cuerda blanca colgando. Parecía estar a un millón de millas de distancia.
Sin embargo, podría haber estado en la luna, porque Lake no tenía
fuerzas.
Una lágrima rodó por su mejilla. Levántate. Usó el dorso de su mano
para limpiar la lágrima de su rostro. Levántate. Ahora.

Lake utilizó cada pedazo de fuerza que tenía en su cuerpo para


empujarse del suelo. Esta vez, cuando miró la cuerda que colgaba del
techo, ya no descansaba en la luna, sino en la Tierra. Sabía que solo tenía
una oportunidad para saltar y agarrarla; de lo contrario, la cuerda se
convertiría en un péndulo, y no iba a ser capaz de permanecer de pie lo
suficiente como para que se detenga.

Cerró los ojos y respiró hondo antes de saltar y agarrar la cuerda


con un agarre apretado, abriendo el agujero en el techo. Siguió tirando de
la cuerda hasta que aparecieron las escaleras de madera plegadas. Luego
las desplegó rápidamente.

Lake miró hacia las escaleras empinadas. Estaba tan cerca.

Tan pronto como subió el primer escalón, sus ojos se llenaron de


nuevo. ¡Escala! Más lágrimas caían a cada paso que daba. ¡Escala!
¡Escala! ¡Escala!

Antes de saberlo, había llegado al suelo del ático. Sus lágrimas


seguían fluyendo mientras se arrastraba hacia el simple colchón en el
suelo.

En el momento en que su cuerpo golpeó la cama, estaba fuera de


combate...

Lake apiló fideos en los dos platos y añadió salsa marinara en la


parte superior. Tomando los platos, se dirigió hacia la mesa y los puso
delante de John y Ashley.

—Ya era hora, carajo. Pensé que a la basura de remolque solo le


tomaría cinco segundos cocinar. ¿No es eso todo lo que ustedes se pueden
permitir? —dijo John.

Sabiendo que era una pregunta retórica, Lake mantuvo la boca


cerrada, por mucho que quisiera abrirla. Luego empezó a salir para terminar
sus tareas, aunque su estómago estaba gruñendo. Solo se le permitía comer
lo que John y Ashley no podían consumir.
Cuando se acercó a la puerta, su madre entró con una gran bolsa de comida
para llevar. Se acercó a la mesa y dejó la bolsa.

—John, te llamé y te dije hace una hora que estaba trayendo la cena
a casa.

Él sonrió.

—Ashley no lo sabía y decidió cocinar la cena. No quería molestarla,


pero sabes que definitivamente puedo comer las dos.

—¡Aww, Ashley, eso es tan dulce de tu parte! Y también tuviste


tiempo de limpiar la casa. Gracias.

La sonrisa de Ashley se ensanchó.

—De nada.

—Cariño, ¿vas a venir a sentarte? —Su mamá hizo un gesto hacia


ella.

Lake se acercó a la mesa y se sentó. Observó cómo John y Ashley


empujaban sus platos de espaguetis apenas tocados mientras cogían la
bolsa para llevar.

—Bas… —John tosió, reanudando y apuntando hacia Lake—. Ella


tiene algo de lo que quería hablarte. Al principio no estuve de acuerdo, pero
me convenció.

—¿De qué se trata, cariño? —Su madre se volvió para mirarla.

Los ojos de Lake se dirigieron al rostro enojado de John.

—Anda, dile a tu madre. —Su voz no coincidía con la apariencia de su


rostro, pero eso era para beneficio de su madre.

—Bueno, me preguntaba si estaría bien si pudiera mover mi


habitación al ático.

—¿Por qué querrías hacer eso? —Su madre parecía confundida.

Lake se encogió de hombros.

—No lo sé. Solo pensé que sería genial.

—¿Cómo podrás siquiera subir muebles allí arriba?


—Le daré al jardinero cien dólares para que se encargue de ello. Solo
necesita un colchón y un escritorio allí. Piénsalo. Podríamos convertir su
habitación en un gimnasio, y sé que has estado queriendo que me ponga en
forma —dijo John mientras golpeaba su estómago.

—Bueno, si estás segura, cariño.

—Sí, mamá. Estoy segura —dijo, colocando una sonrisa en su rostro.

Su madre agarró el resto del contenido en la bolsa y se los dio a Lake.

—¡Mira lo que tengo, tu favorito!

El estómago de Lake gruñó de felicidad de que finalmente iba a ser


alimentada, y por su comida favorita.

—No creo siga teniendo más hambre. Deberías haber visto el gran
plato de espaguetis que comió. No necesita ponerse más grande. —John se
rió, fingiendo que se refería a la última parte como una broma.

—¿Tan llena que ni siquiera puedes comer un bocado? —Su madre


sonrió.

Los ojos de Lake se dirigieron de nuevo a John, y su rostro lo dijo


todo: "Ni siquiera te atrevas."

—Sip, estoy llena. Quizás lo caliente más tarde después de terminar


mi tarea. —Una vez más, Lake comenzó a salir de la cocina con nada más
que su vientre retumbando...

Lake finalmente despertó cuando se dio cuenta de que el sonido de


su estómago gruñendo no estaba en su sueño. Ojalá fuera solo un sueño.
Lamentablemente, era su realidad.

Mientras se sentaba en la cama, no tenía idea de cuánto tiempo


había estado dormida al mirar fuera de la enorme ventana hacia el cielo
oscuro. Podía decir que su cuerpo todavía estaba dolorido, y la corteza en
sus ojos le dijo que se había quedado dormida llorando.

Metió la mano en el bolsillo de sus pantalones vaqueros y sacó su


teléfono celular para comprobar la hora, encontrando que había dormido
hasta la mitad de la noche. Estaba realmente feliz, porque la hermanastra
malvada y el viejo repulsivo estarían profundamente dormidos.

Lake se dirigió abajo y tomó su tiempo mientras se duchaba en uno


de los cuartos de baño de huéspedes, luego se vistió con ropas limpias.
Incluso llegó a hacerse un buen desayuno caliente. Cuando terminó, volvió
a su dormitorio para ponerse a trabajar en el trabajo de Ashley.

Apretó el botón de la luz para iluminar su nuevo dormitorio, que en


realidad era mejor de lo que parecía. Claro, era un poco escaso, pero al
menos estaba a salvo allí arriba. No había manera de que alguien quisiera
subir esas escaleras; como resultado, al menos podía dormir
profundamente.

Estaba un poco en el lado oscuro por la noche, pero la habitación


era realmente genial con su forma triangular. Cada pulgada era de madera
del piso al techo, y las vigas de madera expuestas le daban un toque
agradable. Tenía su colchón, una silla y un pequeño escritorio que tenía
una vieja computadora. También tenía un viejo baúl de cuero donde ponía
su ropa. Sin embargo, estaba bastante segura de que el maletero había
llegado con la casa. Pero, en general, tenía todo lo que necesitaba para
vivir dos días. Además, un montón de gente estaba convirtiendo áticos en
dormitorios. Es una cosa muy hipster, ¿no?

Lake se sentó en su escritorio y encendió la computadora. Iba a


tomar cinco minutos para que la cosa se ponga en marcha, pero
finalmente llegaría allí. Escribir el trabajo iba a apestar; sin embargo, la
mejor parte era que solo tenía que asegurarse de que se trataba de un
trabajo de nota 'C', porque una 'C' para Ashley era como conseguir una 'A.'

Aun esperando que la computadora comenzara a funcionar, no podía


evitar pensar en cómo el día había logrado ser peor que el anterior. John le
había dado el doble de carga de trabajo que de costumbre, y su cuerpo no
podía físicamente tomarlo, tampoco su mente. No había llorado ni
reaccionado de esa manera en mucho tiempo, y lo único en lo que quería
culpar era el hecho de que John la había hecho trabajar hasta la muerte.
Ni siquiera lo pienses. No quería creer que posiblemente hubiera tenido un
colapso mental a causa de Vincent.
Lake apretó los ojos, tratando de apartar los pensamientos de
Vincent. Estaba decidida a que él sería su muerte. Ese iba a ser el final de
lo que sea que hubieran tenido por ni siquiera veinticuatro horas.

Solo seis meses más...

El final de los problemas de Lake iba a venir en junio, cuando


finalmente pudiera graduarse. Entonces nadie —no John, Ashley, ni
siquiera la mafia—, podrían ser sus dueños. Lake finalmente sería una
mujer libre. Estaba decidida a que tampoco nadie iba a cambiar eso.

Por fin, Lake podía ver su final a la vista y nada, nada iba a
interponerse entre ella y su libertad.

Lake derramó una lágrima de felicidad. Ya podía oír sonar las


campanas de la victoria.

DING, DONG. DING, DONG...


La Historia de Vincent y Lake
Traducido por Mais

Los siguientes meses se sintieron casi como si alguien estuviera


pasando las páginas de un libro, echando una ojeada al final.
Cada capítulo se convirtió en un mes. Entonces, antes que supieran,
habían pasado seis capítulos y finalmente estaban en el mes de Junio.
Sin embargo, la historia de Vincent y Lake acababa de comenzar.
Un Nuevo Comienzo y Un Feliz Para Siempre
Traducido por Vale

Lake golpeó con el dedo el escritorio mientras miraba el reloj.

—Cable a Tierra para Lake, ¿estás siquiera escuchando? —Adalyn


chasqueó los dedos delante de ella.

—¿Qué? —Giró la cabeza lejos del reloj, solo para volver a mirarlo.

—¿Sabes que aún tenemos toda una hora, no? Y tenemos que
discutir nuestros planes para este fin de semana.

Esta vez, cuando Lake volvió la cabeza, mantuvo su enfoque en


Adalyn.

—Bueno. Lo siento. Así que, ¿cuáles son los planes para este fin de
semana que estoy segura de que no tendré nada que decir?

—Oh, Lake, me conoces demasiado bien. Está bien, ¡así que mañana
vamos a nuestra graduación, por supuesto! —Adalyn comenzó a aplaudir
con una sonrisa cursi en su rostro—. Luego nos sentamos en la
graduación de Vincent y vamos a la fiesta de Nero. Bien, buena charla. —
La última frase salió rápidamente en un intento de distraer a Lake de sus
palabras.

—Sí, no, y no.

—¿De veras, Lake? ¿Qué diablos pasó entre tú y Vincent? Y no me


digas nada por billonésima vez. Sé que algo pasó.

Nos besamos.

—Adalyn, te he dicho que no pasó nada. La razón por la que no


quiero sentarme en su graduación es porque va a ser bastante difícil
sentarse en la nuestra. Tampoco quiero ir a la fiesta de Nero porque ni
siquiera lo conozco a él o a cualquier otra persona que vaya a estar allí,
para el caso. ¿Desde cuándo he ido a una fiesta?

—Yo estaré allí, y eso es exactamente por lo que tenemos que ir. No
hemos ido a una fiesta, y esta es nuestra última oportunidad para ir a
una, juntas. —Adalyn hizo un puchero.

¡Ugh!

—Voy a pensar en ello. —Observó a Adalyn sonreírle antes de


empezar a mirar el reloj otra vez.

Su amiga había comenzado a hacerla sentirse culpable tan pronto


como Lake había recibido su carta de aceptación a la universidad a dos
horas de distancia. Claro, había una en Ciudad de Kansas, pero se había
decidido hace mucho que no iba a ir allí. Elegir la siguiente universidad
más cercana mantenía a todos felices y, lo más importante, la mantenía a
ella feliz.

Estar a solo dos horas de distancia le daría la oportunidad de visitar


a su madre sin tener que quedarse en la casa de John nunca más. Luego
estaban las bonificaciones añadidas de poder ver a su padre y a Adalyn
siempre que quisiera. Oh, y estar lo suficientemente lejos de la mafia.

Pero Adalyn estaba tratando de obligarla a ir a la graduación de


Vincent. Estaba segura de que iba a ser una pesadilla absoluta ya que las
graduaciones duraban un millón de años y eran completamente aburridas.
Pretendió que el hecho de que no había visto a Vincent desde que había
salido de su coche no tenía un papel en por qué no quería verlo caminar o
ir a la fiesta de Nero. Lake sabía, sin dudas, que Vincent iba a estar allí, y
el último lugar en el que quería verlo era en una fiesta.

Había tenido éxito en fingir que Vincent estaba muerto, eligiendo


recordarle solo hasta el día en que la había besado. Honestamente, Lake
tenía miedo de volver a verlo, y planeaba evitar lo que sentía al estar en su
presencia para siempre. De acuerdo, ahora ya deja de pensar en él.

Lake atrajo su atención de vuelta hasta el reloj, incapaz de creer que


fuera real. En cualquier momento, debería oír...

TINNG.
Eso era todo, la campana de victoria que había estado esperando.
Había imaginado que el sonido sería mucho mejor que eso. ¡Pero a quién le
importa!

—Entonces, Lake, ¿cómo se siente ser oficialmente una graduada de


secundaria? —Adalyn preguntó, levantándose de su escritorio.

Sonriendo, Lake se puso de pie.

—Muy malditamente bien.

Lake estaba decidida a que iba a ser un nuevo comienzo y un feliz


para siempre de allí en adelante.

***

¿Podrían apurarse de una jodida vez?

Vincent esperó en el pasillo de la sala de arte con Amo y Chloe. Los


dos estaban discutiendo acerca de Dios solo sabía qué.

—Voy a apresurar sus traseros —masculló Vincent, sabiendo que no


lo escucharían.

Empezó a caminar por el pasillo, preguntándose cómo un jodido


semestre podría cambiar todo. A lo largo de la escuela secundaria, había
follado a casi todas las chicas de Legacy Prep, pero no había follado una en
meses. Vincent tenía una chica a la que echarle la culpa de todo. Elle
Buchanan.

Honestamente, era otra historia completamente, pero la versión


corta era que ella estuvo en el lugar equivocado en el momento equivocado.
Entonces el jefe le había dado a Nero el trabajo de averiguar lo que sabía.
A lo largo del camino, Nero había necesitado su ayuda y la de Amo y
afortunadamente para ellos, Elle había venido con una mejor amiga. Chloe
Masters. Se habían enterado de que las dos amigas eran intimidadas
repugnantemente en la escuela, y en lugar de follar a todas las chicas en
sus últimos meses en la escuela secundaria, les había estado devolviendo
cada maldita cosa que le habían hecho a las dos chicas. Es cierto que, lo
había disfrutado, mucho.
No era como si sus bolas estuvieran azules; simplemente empezó a
follar orgullosamente a las chicas de escuela pública en su lugar.

A pesar de su falta de bolas azules, definitivamente no se estaba


descargando como solía hacerlo. Vincent follaba por más tiempo y más
fuerte, y aún estaba duro. Empezó a follar más y más chicas, tratando de
saciar su apetito, pero el sueño acababa llegando antes que su
satisfacción. Entonces Vincent había empezado a preferir follarlas por
detrás para que no tuviera que mirar sus rostros. Decidió culpar a Elle por
arruinarle todas las chicas de la escuela secundaria. Una cosa era segura,
su último semestre le había enseñado algo: las chicas de la escuela
secundaria son unas jodidas perras.

Vincent entró en la sala de arte para encontrarla vacía. Mirando la


puerta de atrás, comenzó a sonreír.

Caminó en silencio hacia ella, oyendo ruidos que venían de detrás de


la puerta. Apoyándose contra una mesa frente a la puerta, decidió esperar.

No pasó mucho tiempo antes de que la puerta se abriera.

—Estoy molesto por no haber sido invitado —dijo Vincent,


observando a Nero salir del armario de provisiones de arte, subiendo el
cierre de sus pantalones mientras Elle se abotonaba la camisa.

La rubia-fresa trató de correr de nuevo dentro del armario, pero Nero


le cogió la mano y la atrajo hacia él.

Vincent le guiñó un ojo.

—No hay por qué ser tímida, cariño.

Elle cubrió su cara con su mano.

—No puedo creer que me convenciste de eso, Nero. No te dejaré


hacerlo de nuevo.

—Lo juro por Dios, Vincent, voy a hacerte pagar por tu terrible
coordinación de tiempo —dijo Nero.

Se echó a reír.

—Vamos hombre; es el último día de escuela No volverán a ver ese


armario. Hay un millón de otros armarios en los que pueden...
Nero levantó la mano.

—Vincent, cierra la boca. Ahora mismo.

—Lo haré si los dos han terminado para poder salir jodidamente de
aquí.

—Oh, Dios mío —le susurró Elle al hombro de Nero mientras él la


atraía.

—No te preocupes, cariño; no eres la primera del armario. Estuve allí


en primer año.

—No estás ayudando —siseó Nero.

Vincent rió, decidiendo dejar de darle a Elle un momento tan difícil.


En realidad no tenía elección. Si seguía adelante, Nero iba a patearle el
trasero.

Todos se habían encariñado con ella y Chloe. Demonios, a causa de


ellas, él, Nero y Amo se habían convertido en soldados. Ser soldado en la
mafia Caruso fue lo mejor y lo último que había cambiado ese semestre.

Cuando llegaron al final del pasillo, Elle corrió al lado de Chloe.

Vincent observó a las dos chicas riéndose hombro con hombro


cuando comenzaron a caminar hacia el estacionamiento de la escuela.
Sabía que Nero y Amo no podían dejar de mirar a las dos tampoco. Las
chicas habían recorrido un largo camino, y todos se sentían responsables
de ellas. ¿Qué mierda te pasa? Estás siendo un marica.

Había acabado de tener un momento.

—Todos ustedes necesitan venir a la graduación de mi hermana


mañana.

—Mierda, no. No me voy a sentar en dos —replicó Amo.

Nero mantuvo los ojos fijos en Elle.

—Tanto como tampoco quiero ir, todos tenemos que hacerlo. Es de la


familia.

—Eso me recuerda, ¿la amiga de Adalyn va a la fiesta de Nero? —


Amo le preguntó a Vincent.
—No lo sé. Quizás. —Se encogió de hombros.

—Mierda, espero que su culo caliente esté allí. ¿Cuál es su nombre


otra vez?

Las manos de Vincent querían arrancarle la garganta aunque no


tuviera sentimientos hacia ella.

—Lake. —No estaba preparado para que saliera como un gruñido.


Ser Liquidada el Día de la Graduación Realmente
Apestaría
Traducido por Vale

Lake examinó las gradas alrededor de todo el gimnasio. ¿Dónde


diablos está ella? Cuando sus ojos se encontraron con los de su padre, le
dirigió una sonrisa reconfortante. Trató desesperadamente de no mirar a
los matones a su lado, pero toda la mafia Caruso acaparaba la mitad de
las malditas gradas de ese lado. Lo sabía porque no era otra cosa que un
mar de trajes negros.

Volvió a mirar su teléfono para ver si tenía algún mensaje. Nada.


Lake entró en sus mensajes y envió un texto.

¿Dónde estás?

Cuando Lake alzó la cabeza hacia el hombre que hablaba en el


escenario, tuvo que apartar la borla golpeándola en la cara. El hombre
estaba a punto de empezar a llamar sus nombres en cualquier momento, y
estaba poniendo a Lake aún más nerviosa. Realmente deseaba que los
asientos no estuvieran asignados alfabéticamente para que ella y Adalyn
pudieran sentarse juntas.

Empezó a sentirse casi fuera de lugar mientras miraba a su


alrededor. Nunca supe que los gimnasios de escuela secundaria como este
incluso existían, solo en la universidad.

La ceremonia de graduación de su escuela secundaria siempre se


llevaba a cabo en Secundaria Legacy Prep debido a razones
presupuestarias. Las escuelas públicas recibían un lugar gratuito para
celebrar la ceremonia, y Legacy Prep ahorraba dinero al tenerla en su
gimnasio. El sistema escolar realmente sabe cómo darlo todo...

Volvió a examinar las gradas, sus ojos rodaron sobre el mar negro
una vez más, pero en ese momento sus ojos se vieron atrapados por un
par de azules bebé que no había visto en seis meses.

Parecía diferente para ella, como lo había hecho en ese momento en


que se había enrollado las mangas en Poison. De alguna manera Vincent
se había vuelto más guapo, más maduro, y no podía poner el dedo en lo
que le hacía parecer así.

Su cuerpo comenzó a responderle de nuevo cuando su mirada la


mantuvo presa. Empezó a desear estar más cerca de él para ver sus
cambios de cerca.

BUZZZZ.

Lake casi saltó de su asiento cuando su mano empezó a vibrar. No


creía que pudiera estar más avergonzada, ni nerviosa para el caso.

¿Por qué Dios? ¿Por qué lo hiciste tan perfecto? Se sentía como si toda
la cosa de la muerte estuviera en serio siendo lanzada por la ventana.

Mirando su teléfono, leyó su nuevo texto.

John se enfermó. Lo siento mucho, cariño. Te lo voy a


compensar. Te amo.

Lake apretó su teléfono tan fuerte como pudo, tratando de evitar


llorar. Había sabido cuando su madre no se había mostrado en los
primeros cinco minutos que no vendría. Ya había tenido la sensación de
que era culpa de John. John no tenía ninguna razón para estar allí desde
que Ashley era estudiante de tercero, y seguro como el carajo que no
vendría por su hijastra.

Lake pulsó el botón para responder.

Está bien. También te amo, mamá.

Parecía que, sin importar qué, no podía evitar el hecho de que sí la


amaba. Su madre era familia. No había nada por hacer.
Al oír el primer nombre leído, guardó su teléfono. A medida que los
nombres iban avanzando en la lista, no pudo evitar pensar en cómo John
había logrado arruinar uno de los momentos más monumentales de su
vida. Sin embargo, decidió intentar sacarlo de su mente mientras su mejor
amiga en el mundo entero esperaba en los escalones para ser llamada a
continuación. Lake ya estaba preparada para aplaudir y animar.

—Adalyn Ricci.

Yey… ¿Qué caraj...?

La atención de Lake se dirigió a los hombres de negro que se


encontraban en las gradas. Estaban gritando, aplaudiendo y silbando tan
fuerte que pensó que sus tímpanos iban a romperse. No pudo evitar reírse
de los matones por hacer tal escena y aplaudir mientras Adalyn tomaba su
diploma.

No pasó mucho tiempo antes de que Lake se encontrara esperando


en los escalones para que llamaran su nombre. Honestamente ya no
estaba nerviosa. Su padre era el único que iba a estarle prestando
atención, por lo que sus nervios finalmente se fueron.

El hombre habló en el micrófono:

—Lake...

Dio su primer paso al escenario.

—Turner.

El caminar de Lake se ralentizó ligeramente un poco por la


conmoción cuando oyó otro rugido de los trajeados, tanto que tuvo que
seguir diciéndose que siguiera caminando.

Cuando tomó el diploma en sus manos, puso una sonrisa para la


cámara y luego volvió directamente a su rostro confundido. ¿Por qué
harían eso por mí?

Caminando hacia el otro lado del escenario, finalmente pudo mirar a


los hombres que la animaban. Cada uno de ellos estaba de pie, y cada uno
de ellos estaba aplaudiendo. Una sonrisa comenzó a tocar sus labios
mientras observaba a un par de ellos golpear el hombro de su padre en
felicitaciones.
Cuando volvió a su asiento, se dio cuenta de que había olvidado por
completo que alguien importante había desaparecido cuando había estado
caminando por el escenario.

Afortunadamente, la ceremonia no duró mucho más. Antes de que


Lake lo supiera, era su turno de sentarse en las gradas. Ayer no había
querido, pero después de verlos a todos animando por ella... Es lo menos
que puedo hacer.

Después de abrazar a sus padres, Adalyn comenzó a conducirla a la


mitad de las gradas. En el camino, recibieron muchos asentimientos de los
hombres. Era su manera de felicitarlas. Sin embargo, uno de esos
asentimientos la congeló en el lugar. Sabía exactamente quién era el
hombre cuando se encontró con sus ojos azul hielo. No había duda; era el
jefe. Dante Caruso.

El hombre tenía un aire alrededor de él, una vibra de no-te-metas-


conmigo, mientras al tiempo era elegante. Era escalofriantemente oscuro,
sin embargo lo encontró demasiado guapo para un hombre mayor.

Lake asintió rápidamente, aunque no por cortesía. Nop. Es porque


ser liquidada el día de la graduación realmente apestaría.

Apretujándonos a través de la multitud, Adalyn finalmente se detuvo


ante una chica que casi le quitó el aliento a Lake. La chica era de una
belleza que paraliza con el pelo brillante dorado, como un ángel o una
diosa. Oh, Dios mío, es como la versión femenina de Vincent.

—¡Felicitaciones, Adalyn! —La hermosa muchacha se puso de pie


para darle un abrazo a su amiga. Era incluso alta, llevaba un vestido azul
pálido que mostraba su cuerpo perfecto. Lake pensó que iba a quedar
ciega en cualquier momento por su belleza.

—Gracias —contestó Adalyn, abrazándola de vuelta. Después del


abrazo, se volvió hacia Lake—. Lake, ésta es la hermana de Nero...

—Hola, soy María. ¡Felicitaciones! —También abrazó a Lake.

Jesús, ¿también es increíblemente agradable? Lake le devolvió el


abrazo.

—Gracias.
—María, ¿cuándo vas a aprender que a la gente no le gusta abrazar?
—dijo una voz masculina más joven.

—Lo siento, he estado tratando de trabajar en ello. —María se


apartó.

Lake rió.

—No, está bien. No deberías dejar de ser amable.

Todos se quedaron callados alrededor de ella y empezaron a mirar


fijamente.

La voz del hombre joven volvió:

—¿Le dijo amable? Nunca nadie ha llamado a un Ca…

María le golpeó el hombro.

—Este es mi hermano menor, Leo, a quien le gusta fastidiarme.

Leo extendió la mano.

—Encantado de conocerte, Lake.

¿De quién diablos descendían estas personas?

El chico rubio-oscuro ya era un encanto y demasiado guapo para su


edad. Pensó que estaba en sus primeros años de escuela secundaria, pero
definitivamente era mucho más atractivo que los de último año de su
escuela.

Lake estrechó su mano.

—Encantada de conocerte también, Leo.

Todos se sentaron rápidamente cuando comenzó la segunda


ceremonia. Lake se sintió aliviada por la distracción, porque no entendía lo
que había dicho para hacer que todos la miraran.

Pon el rabillo del ojo, Lake pensó que alguien todavía la miraba
fijamente. Estúpidamente, miró la fila detrás de ella para ver a un hombre
que realmente deseaba no haber visto.

Su cabeza se movió hacia adelante mientras escalofríos corrían por


su columna. Mierda-mierda-mierda con ese tipo. No sabía quién era, ni
quería saberlo. Lake iba a mantener la cabeza adelante; bajo ninguna
circunstancia alguna vez quería volver a ver sus ojos locos.
Sorprendentemente, no se atrevió a mirar hacia atrás durante todo el
comienzo de la ceremonia.

—Tengo que ir al baño —susurró María en dirección de Adalyn y


Lake.

Mientras Lake volvía las piernas con Adalyn para que ella pasara, vio
a María dar la vuelta y luego susurrarle al chico detrás de ella, y maldita
sea si no era el tipo que la asustaba hasta la mierda.

Mientras María se ponía de pie y empezaba a atravesar


silenciosamente, Lake observó cómo dos tipos comenzaban a seguirla
detrás. Uno de ellos era el tipo siniestro que la miraba fijamente.

Oh, Dios mío, ¿María en serio tiene guardaespaldas?

Lake empezaba honestamente a sentir que se estaba perdiendo de


algo, por lo que pensó cuidadosamente si una chica realmente necesitaba
un guardaespaldas.

¡Shh! No, eso es una locura. Apuesto a que ni siquiera volverán con
ella.

Si lo hacían, eso significaba que eran sus guardaespaldas. Pero no lo


son.

Ese pensamiento no impidió que Lake se sentara en el borde de su


asiento y mirara hacia la puerta por la que María acababa de salir.
La Princesa de la Mafia de Ciudad de Kansas
Traducido por AnamiletG

Abriendo su pequeño bolso en forma de carta, agarró su lápiz de


labios Ángel favorito de la parte inferior. Mirándose en el espejo, lo pasó
sobre sus labios gruesos y luego los frotó. Feliz con los resultados, puso el
tubo de nuevo en su bolso.
Comenzó a correr sus dedos a través de sus rizos, dando a sus
piernas más tiempo para estirarse. Estoy segura de que él quiere terminar
su cigarrillo, de todos modos. Se echó a reír, pensando en cómo lo había
hecho a medio camino antes de que él hubiera salido por la puerta.
Jugando un minuto más, decidió que era hora de salir antes de que
el otro derribara la puerta del baño de mujeres.
Cogió su bolso y luego puso una mano delante de la otra y abrió la
puerta.
—¡Mierda! Maldición... —La maldición de la voz profunda se apagó
cuando el hombre comenzó a murmurar para sí mismo.
Rápidamente dejó caer su bolso y tocó el brazo levantado de un
hombre, su mano sosteniendo el lado de su cara.
—Lo siento mucho. ¿Estás bien? Me olvidé completamente de que
esas puertas se abrían así.
Al oír la risa amortiguada, sacudió a su perro guardián para ir a reír
en otro lugar.
—Sí, sí, estoy bien. —Lo dijo como si estuviera tratando de alejarla a
ella también.
Mierda, lo golpeé muy duro.
—¿Seguro que estás bien? Aquí, déjame ver. —Agarró su muñeca
con su otra mano para poder evaluar el daño que le había hecho a su cara.
—Le dije... —empezó a decir él con dureza mientras bajaba la mano
de su cara para mirar quién había casi golpeado sus sesos. Mirándola,
perdió sus pensamientos. Le tomó un momento antes de que pudiera
aclarar su garganta para cambiar su tono—. Estoy bien, de verdad. —Le
sonrió.
Ella lo miró impotente, sus ojos no querían alejarse. Había estado
rodeando a innumerables hombres guapos desde que nació, pero él era un
tipo diferente de guapo. Tenía el pelo castaño rubio que estaba casi
cortado en su cuero cabelludo y bajaba hasta su corta barba. Los ojos, sin
embargo, eran lo que no podía dejar de mirar fijamente. Parecían oro
líquido. Sintiendo su fuerte brazo bajo sus manos, se dio cuenta de que su
cuerpo definitivamente tampoco estaba mal.
Oh Dios mío. Rápidamente apartó las manos de él, tratando de no
sonreír con vergüenza de tocarle más tiempo de lo que debería.
Finalmente apartó los ojos de él.
—L-lo siento. Siento terrible que te golpeé.
¿Acabo de tartamudear? Estar agitada ante los hombres era algo que
nunca le había pasado.
—Está muy bien. Fue mi culpa. Normalmente me alejo más de la
puerta, pero mi mente estaba en otra parte.
Ella le devolvió la sonrisa. Le hizo sentir mejor al instante escuchar
sus genuinas disculpas.
—Todavía no hay marca, pero espero que no te lastimen.
—Si lo hace, no sería la primera. —Comenzó a inclinarse hacia el
suelo—. Aquí, déjame que te lo dé.
Ella lo vio recoger su bolso del piso y sentir su mirada en sus
flamantes bombas desnudas que había sacado de la caja esa mañana. Su
cuerpo ligeramente picó mientras los ojos de él rodaban sobre ella y
subían. Gracias, Christian Louboutin.
Él sostuvo su bolso y cuando lo agarró, notó que el tamaño de su
mano abarcaba todo el bolso, haciéndola tocarlo.
—Gracias. —La mano de ella también empezó a hormiguear cuando
ella la sacó de la suya.
—Un placer…
Ella pasó su cabello dorado detrás de su oreja, sonriendo.
—María.
Sus cabezas se volvieron cuando las puertas de cristal se abrieron
con un ruido sordo.
Aquí vamos, pensó mientras el hombre que entraba rápidamente
cerraba la distancia entre ellos.
—Este es mi hermano. —Ella observó algo reluciente en los ojos
dorados del hermoso hombre.
—Lucca Caruso. —Su hermano le tendió la mano.
—Kayne Evans. —Tomó la mano de Lucca, sacudiéndola—. Enseño
inglés aquí.
¿Es maestro? ¿Cómo es que nunca conseguí maestros que se
parezcan a eso?
María miró sus manos. El agarre de Kayne igualaba el de Lucca; por
no mencionar, podía estrechar su mano mientras miraba a Lucca
directamente a los ojos. Podía darse cuenta de que eso estaba empezando
a fastidiar a Lucca, considerando que no muchos hombres podían, y
mucho menos un profesor de inglés.
Lucca finalmente soltó su mano.
—Inglés, ¿eh? No parece ser del tipo que enseña.
—Y ´tú no pareces ser del tipo que escucharía cuando digo que no
hay que fumar en los terrenos de la escuela —dijo Kayne.
Oh no. María intentó prepararse.
Lucca metió la mano en el bolsillo y sacó su paquete de cigarrillos.
Agarró un palo, lo puso entre sus labios y luego comenzó a hablar
mientras lo sostenía allí.
—Considerando que nunca escuché hace años cuando estaba aquí.
—Abrió su Zippo y encendió el final antes de tomar un golpe largo y
profundo, luego apagó el humo, asegurándose de que golpeara a Kayne en
la cara—, diría que tienes razón, enseña.
—Bueno, me alegro de que conozcamos nuestros roles aquí. Ahora,
si me disculpan, mis estudiantes están a punto de graduarse. —Kayne
entonces sonrió a María—. Fue un placer conocerte, Maria.
—Fue un placer conocerte, también. —María trató de no sonrojarse y
mirar fijamente el oro fundido de sus ojos.
—Lucca —dijo Kayne mientras pasaba junto a él.
—Kayne —respondió Lucca mientras dejaba caer el cigarillo en el
suelo, pisándole.
Bueno, eso podría haber ido peor, pensó mientras veía Kayne
caminar por el pasillo. Maldita sea si su paseo no era de alguna manera
sexy.
—¿Qué diablos, Sal? —Lucca rugió cuando Sal volvió a la esquina.
—Lo siento, ella lo perforó directamente en la cara con la puerta. No
podía dejar de reír.
Mientras María cerraba los ojos, sintiéndose mal de nuevo, Sal
empezó a reírse una vez más, repitiendo claramente lo que había sucedido
en su mente.
Lucca envolvió su brazo alrededor de su hermana, arrastrándolos de
regreso al gimnasio.
—¿Qué te dije de pegarle más fuerte?

***

Lake miraba a María atravesar la puerta de nuevo. Lo sabía. Un


segundo después de ese pensamiento, los dos hombres entraron por la
puerta, permaneciendo muy cerca. Santa mierda, son guardaespaldas.
Un millón de pensamientos le recorrían la cabeza mientras los veía
subir por las gradas. No tenía idea de con quién estaba sentada; solo sabía
que no quería sentarse a su lado. Claramente, cualquier persona que valga
la guardia debe ser un objetivo. ¡No quiero estar al lado de un maldito
objetivo!
—Prepárate para gritar. El siguiente es Nero —le susurró Adalyn.
Lake se atragantó al pensar en María, sintiéndose como si en
cualquier momento una segunda ronda de balas se disparara en su
dirección. Ella miró a su alrededor, viendo a todos preparándose para
saltar arriba y abajo, y luego se dio cuenta de que estaban rodeados por el
mar mafioso. Quienquiera que fuese la chica, era muy jodidamente
importante.
Oyó que el hombre volvía por el micrófono:
—Nero…
Lake puso su peso en sus pies para ponerse de pie.
—Caruso.
Tienes que estarme cagando. Ella parpadeó los ojos una y otra vez
mientras escuchaba los aullidos. No podía ver nada más que negro de pie
frente a ella, porque no podía ponerse de pie.
Lake miró a la rubia alta y dorada que era prácticamente realeza.
Todo finalmente tenía sentido, y supo exactamente quién era María. La
princesa de la mafia de Ciudad de Kansas.
Mirando a los Ojos de un Demonio
Traducido por AnamiletG

Lake se sentó incómoda en las gradas, incapaz de dejar de moverse.


Adalyn iba a tener una buena parte de su mente cuando estuvieran a
solas, ya que deliberadamente no había dicho quiénes eran. Ella tiene que
estarme cagando si piensa que voy a ir a la fiesta de Nero.
No pasó mucho tiempo antes de que todos se pusieran de pie para
alentar al chico grande, Amo. Lo único que le quedaba por hacer era
animar a Vincent, y entonces podía salir de allí.
Lake no podía quitar los ojos de Vincent mientras se acercaba cada
vez más a que llamen su nombre. Solo deseaba estar más cerca del
escenario. Él era tan diferente al de antes, y ella desesperadamente quería
verlo de cerca.
¡Para!
Las rodillas de Lake estaban rebotando arriba y abajo en ese punto.
Necesitaba salir del espacio confinado junto a todos esos trajes. Sin
embargo, también tenía que alejarse de Vincent. Si seguía observándolo
durante mucho más tiempo, seguramente perdería los nervios.
—Vincent Vitale —el tipo habló en el micrófono.
Lake se puso de pie, aplaudiendo, mientras los hombres
comenzaban a aullar. El sonido de más silbidos y gritos le quitó la
atención de Vincent. Miró alrededor del gimnasio y vio a innumerables
chicas tratando de hacer llorar a sus pulmones, cada una tratando de
gritar más fuerte que la otra para captar su atención. Pero no era eso;
mujeres mayores estaban incluso silbando y gritando junto con ellas.
Incapaz de soportar la tortura por más tiempo, comenzó a caminar
más allá de los hombres y de las gradas. Hizo todo lo posible para salir
rápidamente del gimnasio sin correr; sin embargo, cuando pasó a una
madre rubia con enormes tetas falsas gritando y saltando sobre su hija,
corrió.
Lake abrió las puertas, dejando que el aire fresco le golpeara la cara.
Respirando pesadamente, se sentó en un banco. No estaba muy segura de
por qué estaba sin aliento pero decidió culpar a la carrera y no el hecho de
que podría haber estado teniendo un ataque de pánico.
Empezó a respirar profundamente, tratando de no imaginar a todas
esas chicas en calor después de escuchar el nombre de Vincent. Era difícil
señalar un solo pensamiento ya que muchos volaban por su cabeza.
¿Por qué estaban actuando de esa manera? ¿Las conocía a todas?
¿Cómo las conocía? ¿Por qué me importa? Oh por Dios…
La cabeza de Lake se giró hacia la entrada de la escuela cuando oyó
abrirse la puerta. Aspiró y rápidamente apartó la cabeza.
Por favor, por favor, vete.
—¿Te importa? —dijo una voz oscura.
Lake tragó y volvió a encontrar los ojos del loco. Si, lo hago.
Sacudiendo la cabeza, se deslizó lo más que pudo hasta el final del banco.
Mirando por el rabillo del ojo, lo vio sentarse y sacar un cigarrillo y un
encendedor de su bolsillo.
Rápidamente encendió el final con su Zippo antes de tomar una
larga calada.
—¿Por qué saliste corriendo de allí?
Lake se mordió nerviosamente el labio.
—Yo-yo no.
—Cariño, realmente no trataría de negarlo cuando fuiste la única
chica que corría en la dirección opuesta de él.
Mierda.
Lake finalmente lo miró, arrepintiéndose de inmediato cuando se
quedó mirando los peligrosos ojos azul-verdes. Al verlo tan de cerca, se
veía muy diferente de los otros trajes. Diablos, ni siquiera llevaba uno. En
cambio, solo llevaba pantalones oscuros y una camisa. Por la forma en que
no abotonó su camisa negra hasta el final, era casi como si no le gustara
usar la ropa. No solo eso, sino que tenía una barba desaliñada y el cabello
sin afeitar hacia atrás.
Finalmente, averiguó por qué hizo que se erizaran sus brazos.
Seguro, era peligroso como los otros trajes, pero el hombre no trató
siquiera de ocultarlo detrás de costosos trajes italianos y corbatas. Los
hombres hechos eran hombres matones vestidos como millonarios, todos
excepto este. Solo se preguntaba exactamente quién era él para poder salir
con esa apariencia. Probablemente no querría saber.
Ella contempló huir de él, también, pero pensó mejor cuando
imaginó qué le haría si se atrevía.
Respiró hondo otra vez.
—Solo me sentía claustrofóbica, esto es todo. —Apresuradamente,
trató de apartar la atención de él—. ¿No querías terminar la ceremonia?
—Mierda, no. Tienen suerte de haber llegado a los V's. —Le dio otra
calada a su cigarrillo y dejó que el humo pasara por sus labios, sin
importarle si le golpeaba en la cara—. Ahora, Lake, ¿por qué has corrido
realmente?
¿Disculpa?
—¿Te conozco? —Eso había sonado mejor en su cabeza.
—Tal vez. —Dio una sonrisa siniestra—. Lucca Caruso.
El segundo al mando.
Lake trató de mantener su mandíbula de caer al suelo. Debería
haber sabido quién era, pero nunca habría pensado que alguien tan alto —
y menos aún el hijo de Dante—, se aparecería así. Estaba absolutamente
claro por qué la heló hasta los huesos.
—¿Así que me conoces? —Lucca dejó caer su cigarrillo al
pavimento—. ¿Por qué nunca has visto a la familia?
Lake miró hacia abajo en su regazo, incapaz de mirarlo. Claramente,
no tenía sentido mentir.
—Um, nunca quise hacerlo. Nunca pensé que importaba si lo hacía o
no.
—¿Por qué? —preguntó.
—Porque no soy importante. Mi papá es solo un soldado y nunca ha
sido ascendido, incluso después de todos estos años.
Lucca empezó a reírse de ella.
—No sabes una mierda, ¿verdad?
—No, no quiero saber nada de la familia —confesó Lake. Realmente
no le gustaba que se riera, pero al ver la amenaza en sus fríos ojos le hizo
desear que pudiera tomar las palabras de vuelta.
Lucca se inclinó más cerca de su rostro.
—No necesito recordar quién soy, ¿verdad querida?
Lake se tragó el nudo en su garganta mientras sacudía la cabeza
lentamente.
—Bien. —Se inclinó hacia atrás y sacó otro cigarrillo de su bolsillo,
luego encendió su Zippo, encendiendo el extremo y aspirando—. Ahora,
tienes al jefe, que toma todas las decisiones. Su amigo cercano y confiado
es el asesor. El Segundo al Mando es la cabeza que dirige un equipo de
soldados, y por último tienes asociados, que no son miembros de la
familia, sino los conocidos de negocios. Tu padre es y siempre será un
soldado, y él ha sabido eso desde el momento en que se convirtió en uno.
Solo los hombres italianos pueden convertirse en hombres hechos y tomar
la omerta. Los que no lo son seguirán siendo soldados hasta que mueran.
—Lucca se encogió de hombros—. Eso es lo que dice Google, de todos
modos.
Lake pensó en sus palabras. Solo los hombres italianos pueden
convertirse en hombres hechos. Algo acerca de esa "regla" empezó a
enojarla, como si solo vieran el color y hacer que un hombre que no fuera
italiano "manchara" a la familia.
—Ya veo —susurró ella—. Así que, no importa lo leal que mi padre
haya sido con tu familia, nunca puede ser un hombre hecho, ¿porque su
apellido es Turner y no Carusso?
—Aún no creo que lo hagas, cariño. —Lucca rápidamente agarró su
mandíbula para enfrentarla—. Tienes que pensar en qué puta familia
estaba aquí cuando tu nombre fue llamado.
En ese momento, Lake juró que estaba mirando a los ojos de un
demonio. Mientras la mantenía cautiva, empezó a rezar para que la
soltara, sin saber si lo haría. Finalmente había superado sus límites con
él. Después de todo, no era un hombre común; era posiblemente el hombre
más peligroso de Ciudad de Kansas.
—¿Por qué no está tu madre aquí? —preguntó.
—S-su marido está enfermo —logró terminar fuerte.
—¿Tiene cáncer?
Lake cerró los ojos, deseando llorar.
—No.
Lucca finalmente soltó su agarre sobre ella.
—Quizá ahora puedas captar una pizca de lo que la familia significa
para nosotros. —Levantándose, dio sus últimas palabras mientras lanzaba
su última colilla al pavimento—. Pero entonces, ¿qué me importa, cariño?
Tú y tu padre son insignificantes para mí.
Lake no supo que había estado conteniendo el aliento hasta que la
puerta se cerró cuando desapareció.
Apenas había escapado del demonio con vida. Por ahora, de todos
modos...
En la Guarida del León
Traducido por Rimed

De algún modo Lake se encontró siendo empujada por las escaleras


hacia la puerta del frente.

—¡No entraré allí, Adalyn!, ¿Sabes quién vive aquí? —De alguna
forma se las estaba arreglando para gritar y susurrar al mismo tiempo.

—Sip. —Rápidamente Adalyn levantó sus nudillos para tocar la


puerta.

—¡Espera! —Lake rápidamente tomó su mano antes de que hiciera


contacto—. ¡Tú me dijiste que esto sería una fiesta donde un montón de
gente de último año estaría emborrachándose, no un maldito encuentro de
las cabezas de la familia criminal de Kansas!, Créeme, estas personas
están locas. Conocí a ese lunático hoy, y todo lo que tuvo que hacer fue
esa cosa con su encendedor. —Lake intentó imitar el movimiento con su
muñeca—, y prácticamente me oriné…

La puerta de al frente se abrió y Nero apareció.

Lake deseaba poder arrastrarse a un profundo y oscuro agujero y


deseaba que él no la hubiera oído, pero su mirada divertida le decía lo
contrario.

Adalyn intentó romper el incómodo silencio.

—Gracias por invitarnos, Nero.

—De nada. —Nero sonrió mientras abría más la puerta para que
entraran—. Encantado de conocerte finalmente de la manera debida, Lake.

Ella intentó darle su mejor sonrisa mientras entraban en la casa.


—Igualmente.

—Hay un montón de pizza en la cocina, y no se preocupen, hay


gente del último año aquí, también —les informó Nero mientras salía del
vestíbulo, aun sonriendo.

Oh, Dios.

Adalyn intentaba no reírse.

—Bueno, al menos eso está un paso más adelante del último que
conociste.

Ella realmente no era buena haciendo primeras impresiones.


Afortunadamente, Nero no era tan aterrador como su hermano mayor,
pero mirando sus ojos esmeraldas pensó que solo era cosa de tiempo.

—Sí, bueno, tienes quince minutos, ¿recuerdas?

Adalyn bajó su voz.

—En serio Lake, mira esta casa. No podemos revisarla entera en


quince minutos.

Lake miró alrededor, al enorme vestíbulo con una gran escalera. No


había modo de saber cómo se vería el resto de la casa y habían dado solo
un paso dentro.

—Bien, veinte. —Mientras avanzaba por la entrada no podía evitar


sentir que habían entrado en la guarida del león.

Mientras se adentraban, Lake se distrajo fácilmente por la


extravagante casa. Este lugar es definitivamente digno de un rey. La
enorme cocina conectada con el comedor, que se conectaba a la sala de
estar, haciéndolo sentir aún más gigantesco con el techo abovedado. Había
aquí un montón de gente y aun así quedaba espacio de sobra.

—¡Estoy tan feliz de que ambas estén aquí! —María le dio


rápidamente un abrazo a cada una—. Vengan, tienen que conocer a mis
amigos.

Lake siguió a Adalyn y María a través de la gente hacia el sillón en la


sala de estar, que estaba más tranquila y un poco más aislada que el resto
de la casa. Se percató de la rubia-rosa que había visto aquella noche en
Poison.

—Esta es Elle. Elle, estas son Adalyn y Lake —las presentó María.

—Hola. —Sonrió dulcemente Elle, con su voz coincidiendo con su


apariencia.

—Y esta es Chloe —terminó María, señalando a la chica de cabello


negro en el extremo.

Chloe les devolvió nerviosamente la sonrisa.

—H-Hola.

Lake no pudo evitar notar las cicatrices que marcaban el lado


derecho de la cara de Chloe. Una iba desde unos pocos centímetros sobre
su ceja por su mejilla, mientras que la otra iba cerca de un centímetro
sobre y bajo sus labios. Lake casi podía ver el dolor en sus
impresionantemente grises ojos.

—Hola —respondió Lake cuando Chloe dejó caer un velo de cabello


negro sobre el lado derecho de su cara. Se sintió inmediatamente mal por
observarla, pero no eran las cicatrices lo que lo ocasionaron, era lo
hermosa que era aun con aquellas marcas.

—¿No eres tú la chica de Poison de Enero? —preguntó Adalyn.

Elle se rio.

—Sip. No creo que aquella fuera una buena noche para ninguna de
nosotras.

Todas las chicas rompieron a reír, pensando en cómo esa noche


realmente no había salido bien para nadie.

Lake y Adalyn se sentaron en un gran otomano de cuero frente al


sillón, sintiéndose cómodas conversando con las chicas.

—¿Recuperaste a Nero, eh? —preguntó Adalyn, queriendo


chismorrear más que hablar.

Nero interrumpió y contestó por ella.

—Tomó un poco de persuasión, pero finalmente lo hizo.


—Sí, desafortunadamente, lo hice —lo molestó Elle en lo que él se
inclinó y rozó sus labios con los de ella.

—¿Qué clase de pizza quieres? —preguntó Nero a Elle.

Lake volteó su cabeza cuando otra voz la saludo, una que no había
oído en lo que parecían años.

Mirando hacia arriba, vio los ojos celestes de ensueño que de vez en
cuando entraban en sus incontrolables sueños. Sus ojos lo escudriñaron,
asimilando todos los cambios que había visto a la distancia. Las facciones
de Vincent solo habían cambiado un poco; se había arreglado más
inmaculadamente y su atuendo era un poco más perfecto. Sin embargo
eran sus ojos los que realmente habían cambiado. Ella podía ver a un
hombre distinto tras ellos.

—¿Lake…? ¿Lake? —Sus palabras finalmente interrumpieron sus


pensamientos.

¿Eh? Lake pestañeó hacia él tratando de sacudir su estupor.

—¿Qué?

—¿Qué clase de pizza quieres?

Ella volteó su cabeza, incapaz de mirarlo y hablar al mismo tiempo.

—Um, no gracias. No tengo hambre. —Era claramente una mentira.


De hecho se moría de hambre por no haber sido capaz de comer casi nada
ese día.

—¿Pepperoni o queso? —lo dijo como una exigencia esa vez.

Lake lo miró nuevamente.

—Dije que no estaba hamb…

—Adalyn recién dijo que no has comido hoy —gruñó en silencio.

—Ellos son realmente sensibles respecto a la comida. —Elle rio,


tratando de calmar la situación—. Solo elige uno.

Lake había olvidado que había gente alrededor. Increíble.

Le sonrió dulcemente a Vincent.


—Dado que no me das opción, tú eliges. —Sabía que él entendería
que había más de un significado detrás de eso.

Vincent estrechó sus ojos hacía ella antes de irse con Nero y Amo.

—¿Qué hizo Vincent después de Poison cuando se fueron todos a


casa? —preguntó calladamente Elle—. Nero me contó —agregó.

Tomó mi primer beso, jodió a otra chica y luego me llevó a casa donde
me dijo que todo había sido una gran equivocación.

Lake sonrió.

—Aparentemente, quemó nuestros vestidos.

—Por una buena razón. —Vincent regresó, empujando un plato


frente a ella.

Lake lo tomó, bajando la mirada a los cuatro enormes trozos de pizza


de pepperoni y queso y luego subió a la cara sonriente de Vincent. Había
olvidado que él también era bueno jugando juegos.

Lake miró alrededor mientras Vincent le entregaba a Adalyn un


plato, Nero le daba uno a Elle y María y luego Amo ponía otro frente a
Chloe. Algo le dijo que ninguna de las chicas tenía la opción de no comer
cuando todas cogieron su primer pedazo de pizza.

Lake sintió como si encajara cuando los chicos comenzaron a hablar


entre ellos, lo que permitía a las chicas conversar de nuevo. Tenía que
continuar diciéndose sobre no mirar en la dirección de Vincent de tanto en
tanto. Mierda, ¿Por qué miras? Un par de veces no lo lograba.

Comenzó a notar que Chloe no estaba hablando tanto como el resto


y luego de unas cuantas risas le susurró algo a Elle y se levantó para irse.
Lake la observó caminar hacia dos puertas traseras antes de que
desapareciera.

Algo en Chloe la llamó. Se sentía casi responsable por que se


hubiese ido.

Levantándose, empujó el plato apenas comido a la mitad hacia


Vincent. Gané. Luego rápidamente fue hacia las puertas traseras por las
que Chloe acababa de salir. Al abrirlas, Lake se sorprendió de la belleza
del patio trasero.
Todo el patio era enorme con muchísimo pasto verde, pero era el
jardín lo que llamó su atención, y en él se encontraba una glorieta atada
con luces blancas. Era impresionante.

—Es tan hermoso —dijo Lake asombrada.

Chloe miró a Lake y sonrió.

—Lo-lo es.

Mirando a la medio cubrir cara de Chloe su corazón se quemó


ligeramente.

—Lo siento. No quise quedarme mirando antes.

Chloe bajó la mirada a sus manos y comenzó a retorcerlas.

—Está bien. Estoy a-acostumbrada.

Lake se acercó para poner sus manos sobre los hombros de Chloe,
pero ella prácticamente salto diez pies fuera de su camino.

—Lo-lo siento. Tengo fobia a los gérmenes. —Chloe se agarró el


hombro que ella casi había tocado.

Ella alzó sus manos.

—No, yo lo siento.

Lake finalmente entendió por qué Chloe la llamaba. A pesar de que


podía identificarse con su dolor, sabía que la tortura que había tras los
ojos de Chloe era mucho peor que la de ella. No quisiera conocer sus
pesadillas ni en un millón de años.

—Si alguna vez necesitas a alguien con quien hablar, yo te


escucharé. Sé lo que es estar sola. —Lake se retiró para que Chloe pudiese
tener un tiempo a solas, pero antes de hacerlo se sintió obligada a decir
algo más—. No deberías esconder tu rostro. Es hermoso.
El Bien ha sido Fuertemente Sobrepasado por el
Mal
Traducido por Candy27

Chloe se encontró a si misma bajo la glorieta una vez más. Meses


antes, había estado allí al final del invierno cuando había nieve además de
una promesa de flores. Lo había encontrado precioso entonces, pero ahora
lo encontraba… tan precioso que quitaba el aliento.
Mirando a través de las ventanas hacia la fiesta, se dio cuenta de
que no era mejor en las reuniones sociales que la última vez. Sin embargo,
esta vez era un poco diferente. No había esperado que Lake saliera a su
paso para decirle esas cosas.
No deberías esconder tu cara. Es preciosa.
Chloe levantó la mano y deslizó su pelo detrás de la oreja,
recordando sus palabras. Nunca hubiere pensado que a lo mejor no
miraban fijamente sus cicatrices, sino a ella. Se estaba arrepintiendo que
no le hubiera dicho mucho más que agradecerle por ser agradable, pero la
verdad era que de nuevo no se había acostumbrado a la amabilidad. El
bien había sido fuertemente sobrepasado por el mal en su vida.
Chloe sabía que si no esperaba amabilidad, no sentiría dolor de
nuevo. Sabía que en el momento en el que se acostumbrara a la
amabilidad sería en el que la mataría de nuevo. La próxima vez, no
sobreviviré.
—Hola, cariño —una familiar voz profunda le dio la bienvenida.
Chloe miró hacia Lucca, preguntándose cómo podía aparecer y
desaparecer sin hacer ningún ruido. Él era la última persona que
cualquiera querría que le pillara con la guardia bajada, y ella era una
persona a la que no se le debería acercar sigilosamente.
Lucca sacó un cigarro y lo sujetó contra sus labios mientras
hablaba.
—Escuché que sigues diciendo que tienes alergia a los gérmenes.
¿Has pensado en decir la verdad, solo una vez? —Abrió con un movimiento
rápido su Zippo con la muñeca y encendió el extremo.
Chloe miró abajo hacia su regazo y apretó sus manos juntas.
—N-No es una mentira.
Lucca necesitó solo unas cuantas zancadas para estar de pie sobre
ella, donde mantuvo extendida su mano.
—Vamos cariño; inténtalo solo una vez.
Mirando hacia arriba a través de sus pestañas, miró fijamente su
mano. Solo inténtalo una vez. No sabía si era la verdad lo que quería o
realmente quería tocar su mano. Cualquiera de las dos sería una primera
vez, y cualquiera de las dos era igual de terrorífica.
Chloe relajó la presión de sus manos y sintió la dolorosa necesidad
de alcanzar y tocar la suya.
La suya se movió solo unos centímetros antes de que recuperara la
razón.
—No p-puedo.
—¿Por qué no puedes? —ordenó su oscura voz.
Mirando más allá de sus pestañas, se encontró con su rostro.
—Porque tengo miedo de hacerlo —susurró su confesión.
¿Acabas de decir eso en voz alta? ¿A él?
Después de un largo segundo, Lucca se sentó en la silla delante de
ella.
—Eso no es tan malo, cariño. —Tomando otra calada de su cigarro,
continuó—: Ahora es verano, y sigues llevando manga larga.
Chloe rápidamente empujó las mangas de su vestido negro hacia
abajo asegurándose de que sus brazos estaban cubiertos. ¿Cómo es que
siempre lo sabe? No sabía si el rasgo le hacía más escalofriante o más sexy.
Era difícil decir lo correcto cuando le miraba a él.
Su apariencia parecía incluso más ruda que la última vez que le
había visto ya que su pelo marrón oscuro y su barba habían crecido
ligeramente. Sin embargo, seguía manteniendo su apariencia de chico
malo llevando vaqueros oscuros y una camiseta negra que abrazaba su
musculatura.
Lucca cerró su Zippo plateado y empezó a darle vueltas entre sus
dedos. Después esperó que ella quedara atrapada en la llama.
—¿Vas a ir a la universidad?
—Sí, por supuesto —respondió estúpidamente.
Movió el mechero más rápido entre sus dedos.
—¿Dónde?
—Stanford, en California.
Rápidamente, cerró el encendedor.
—Eso es horrorosamente lejos, cariño. Supongo que vas a continuar
corriendo. —Lucca se puso en pie sobre ella una vez más.
Chloe contuvo el aliento, esperando lo que haría después. Empezó a
tener un repentino sentimiento de deja vu, dándose cuenta de que esta vez
había ido muy parecida a la última.
—Ella tiene razón, sabes. Esas cicatrices son preciosas.
Pudo sentir como su mano esperaba que la tocara, exactamente
igual que sentía su decepción porque ella fuera a California.
Se había ido antes de que se diera cuenta, igual que había
aparecido.
Chloe elevó su dedo y suavizó la cicatriz de su mejilla. Estas
cicatrices son preciosas, repitió sus palabras en su cabeza.
Ni lo más mínimo.

***
Cuando Lake cerró la puerta del patio trasero detrás de ella, se
encontró con tres caras confusas.
—¿Qué? —dijo después de que continuaran mirándola fijamente.
—¿Qué le has dicho? —preguntó Vincent.
Lake le miró, luego a Nero y a Amo, todos se preguntaban lo mismo.
¿Qué infiernos?
—Um, ¿por qué?
Vicent lo intentó de nuevo:
—Porque pregunté.
Ahora recuerdo porqué no me gusta.
Lake decidió simplemente caminar para pasarlos, ignorándolos
completamente. Había terminado de intentar hablar con él ya que su
actitud solo había ido a peor en estos meses. Además, escuchó que la
música había empezado, y no iba a perder su oportunidad de bailar otra
vez con Adalyn.
Cuando dio un paso para pasarles, Vicent agarró su brazo,
parándola. Intentó sacudírselo fuera sin resultado.
—Suélta-me.
—No hasta que me respondas, cariño.
—No ha significado nada para ella, ¡si eso es lo que estaban
pensando! —Lake tiró de su brazo de nuevo, y él le dejó ir. Ella alisó el
vestido que cubría más de sus piernas por el jalón—. Ahora, ¿podrías por
favor moverte? Voy a bailar. —Se aseguró de que la parte del “por favor·”
fuera sarcástica.
Amo dio un paso hacia delante, rápidamente exigiendo.
—Voy contigo.
Vincent rápidamente puso su mano en el hombro de Amo,
apretándolo tan fuerte que sus nudillos se volvieron blancos.
Lake echó un vistazo hacia Amo. Es un gran hijo de puta. Si, ella
estaba asustada de la manera en la que la estaba mirando de arriba abajo,
y no, particularmente no quería bailar con él porque no le había
preguntado si quería, más como que se lo había dicho. No le importó en
este momento, porque estaba claro que volvía loco a Vincent.
Sonrió tan dulce como la mantequilla.
—De acu…
Vincent rápidamente la agarró por sus brazos y empezó a empujarla
hacia atrás hasta que se encontró a sí misma aplastada contra la pared de
cristal. Sus ojos se ampliaron cuando miró hacia la cara de Vincent,
dándose cuenta de que podría haberlo empujado demasiado lejos.
—¿Qué te dije la última vez? —dijo entre dientes.
Lake bajó la voz a un susurro mientras intentaba ver sobre él.
—Vincent, hay gente…
Vincent empujó su cuerpo más cerca, presionándola más contra el
cristal. Amablemente, colocó su mano sobre lo alto de su garganta así no
tendría otra opción que mirarle.
—Cuando te hago una pregunta, cariño, me respondes. Ahora, no
me hagas preguntarte de nuevo.
El pecho de Lake pensó que iba a estallar fuera de su vestido con la
manera en la que estaba respirando.
Su pulgar se deslizaba arriba y abajo sobre el pulso en su garganta,
dejándola saber que estaba completamente consciente de como se sentía.
Había empujado a Vincent demasiado lejos, y había olvidado hasta ahora
qué clase de hombre era exactamente.
—Yo… no lo recuerdo. — Lo hago, pero no podía decirlo. A pesar de
las veces que había intentado matar a Vincent en su cabeza, esas palabras
que dijo seguían volviendo a ella.
—Te las recordaré. —Tomando su otra mano, deslizó su sedoso pelo
castaño claro detrás de su oreja—. Te dije que si ibas a una cita de nuevo,
le cortaría la mano. Folla a alguien, y le cortaré el pene. ¿Necesitaré hacer
alguna de esas cosas?
Su boca se secó mientras se la agenciaba para negar con su cabeza
ligeramente bajo su agarre.
—Buena chica. —Inclinándose hacia delante, puso su boca tan cerca
como pudo, con cuidado de no tocar su oreja—. También te dije que, si
alguna vez te cogía bailando y vistiendo así de nuevo, tus días de ser
virgen se habrían acabado.
Lake cerró sus ojos y los apretó con cada palabra que susurró en su
oído. El calor de su boca tan caliente cerca de su piel hizo que su cuerpo
respondiera calentando cada pulgada de su carne.
Vincent se inclinó hacia atrás, mirándola de arriba abajo con
intensidad.
—Cariño, estás a mitad de camino con ese vestido. —Quitando su
mano del agarre que tenía de su pelo, delineó su regordete labio inferior—.
Te desafío a que lo intentes.
Cuando Vincent sacó sus manos de ella después de una última
caricia con su pulgar, el cuerpo de Lake lloró instantáneamente para que
volvieran.
Vio como Nero y Amo se movieron desde sus posiciones de bloqueo,
solo entonces se dio cuenta de que habían estado allí todo el tiempo. Los
dos se habían puesto de espaldas a ellos para que el mundo no pudiera
verlos.
Lake fue forzada a ver cómo Vincent caminaba lejos de ella de nuevo,
tan fácilmente como lo hizo la primera vez.
Maldita sea, lo odio.
Nosotros. Estamos. Todos. Dementes
Traducido por Wan_TT18

Lake se encontró siendo observada.


—¿Van a empujarme contra la pared, también?
—Mierda no, me gustaría mantener mi pene, muñeca —dijo Amo
antes de marcharse.
Nero rió, atrayendo la atención de Lake.
—Vincent no haría eso, ¿verdad?
Todas las risas desaparecieron de su rostro.
—¿Qué crees?
Lo haría. Lake se tragó el nudo en la garganta, claramente
consciente de que la pregunta de Nero era retórica.
Nero la relevó de sus pensamientos.
—Por cierto, no pensamos que fueras mala con Chloe.
—¿Entonces por qué me preguntaste sobre qué le hablé? —Se dio
cuenta que él pensaba cuidadosamente antes de hablar.
—Nadie ha corrido detrás de ella antes. Así que cuando lo hiciste,
estábamos curiosos sobre el por qué. No estamos acostumbrados a que las
chicas sean amables con ella.
Lake se dio la vuelta para mirar por el cristal, y su corazón dejó de
latir por una fracción de segundo cuando vio a Lucca caminar hasta la
entrada de la glorieta donde Chloe estaba sentada.
—¿Ya se habían conocido? —Lake se sintió enferma pensando en un
hombre como Lucca que se acercara furtivamente a una chica como Chloe.
—Sí —respondió con naturalidad.
Ella giró la cabeza para mirarlo sorprendida por su respuesta. ¿Ella
lo hizo?
Mientras Lake volvía la cabeza hacia Chloe, atrapó a Amo mirando
por la ventana en la esquina de la sala de estar. Sus ojos eran negros como
la noche, pero todavía podía ver la mirada en sus ojos. Tal vez no lo
hubiera pillado si él no la hubiera estado examinando, pero en ese
instante, sus profundidades negras tenían una apariencia diferente.
Volviéndose completamente a Chloe, observó a Lucca acercarse a
ella y extender su mano, haciendo que su respiración cesara. Volviendo a
Amo, vio que su rostro se retorcía.
Continuó mirando entre las dos escenas. Mierda.
—Mierda. —Mirando de nuevo a Nero, ella lo vio escrito en su rostro.
—¿Entonces Lucca y Chloe... y Amo y... Chloe? —Mientras decía
cada nombre, ella miraba entre ellos—. ¿Cómo se supone que eso
funcionará?
—No lo hará. —Lo dijo como si estuviera seguro, como si pudiera
verlo desarrollándose ante sus ojos.
Ella tenía que estar de acuerdo en que se trataba de un accidente de
tren esperando a suceder.
No había duda de que Lucca era un demonio, aunque era
escalofriantemente guapo. Por encima de todo, no trataba de esconder su
verdadera naturaleza como lo hacía el resto; en cambio, se deleitaba en
ello.
Amo, por otra parte, era solo un poco menos aterrador. Era enorme
para su edad y no hablaba mucho, lo que lo empeoraba. Sus ojos eran tan
oscuros como su personalidad, y algo le dijo que no quería conocer su
verdadera personalidad.
—Esa chica no pertenece a ninguno de los dos. —Así que la pregunta
era, ¿quién era peor?—, pero sobre todo él —dijo, mirando al aterrador
como el infierno de Lucca.
Nero sonrió.
—Eso dice Elle.
—¿Y, qué piensas tú?
—¿Te refieres a que elija entre mi hermano y mi mejor amigo?
Lake asintió, esperando su respuesta.
—No importa lo que cualquiera de nosotros piense. Es ella quien
decide.
Como si la fueran a dejar decidir. Sabía que uno iba a ganar al
derrotar al otro. Chloe nunca iba a tener opción sobre su propio destino.
Mirando de vuelta, vio a Lucca pararse sobre Chloe como si fuera su
presa.
—No es posible que creas que debería estar con ella.
—Lo que no sabes es que a ella le gusta la cosita problemática.
Lake abrió mucho los ojos. Él escuchó.
—Lo siento, no quise…
Nero la detuvo.
—Está bien.
Oh, gracias a Dios. Se sintió aliviada, sabiendo que realmente lo
decía en serio.
—Además, no me preocuparía por ella. Tienes que preocuparte por ti
misma. Yo no lucharía contra él si fuera tú.
Lake miró a sus brillantes ojos verdes.
—¿Quién? ¿Vincent?
Su voz se enfrió, enviando escalofríos por su columna.
—Nosotros. Estamos. Todos. Dementes.
Síp, es hora de irse, pensó mientras veía a Nero alejarse. Lake se fue
a buscar a Adalyn y, por supuesto, no se había movido del sofá, todavía
seguía hablando. La peor parte era que Vincent, Nero y Amo también
estaban allí.
Realmente deseó que no interrumpieran sus conversaciones cuando
dijo en voz baja:
—Adalyn, eh, tengo que volver a casa.
Adalyn trató de lanzar la carta de la lástima.
—Vamos, Lake. Tú vas a dejarme, ¿recuerdas?
—¿Adónde vas? —preguntó María.
Lake realmente no quería que supieran a qué iba a ir a la
universidad. Cuanto menos la mafia supiera de ella, mejor.
Trató de reírse.
—No voy a dejarla…
—Sí, lo harás… vas a dejarme. Vas a ir a la universidad a dos horas
de distancia.
¡Mierda, Adalyn! Quería cubrir la boca de Adalyn en la última parte.
Incapaz de evitar a mirar a Vincent, no vio ningún indicio sobre algún
sentimiento en su azules de bebé. Ella no sabía por qué, pero eso la
molestaba de alguna manera.
María miró a Nero, cruzando los brazos.
—¿Cómo es que ella va a ir a la universidad? No es justo.
Porque no soy de la realeza de la mafia.
Lake le dio a Adalyn la mirada de realmente-es-tiempo-de-irse.
—Bien. —Adalyn suspiró, levantándose de la otomana.
—¿Te vas? —preguntó Chloe, acercándose detrás de ella.
—Sí, tengo que llegar a casa, pero fue un placer conocerte. —Ella le
sonrió.
Chloe se pasó el pelo detrás de la oreja, sonriendo.
—Igualmente.
—Todos deberíamos pasar el rato antes de que te vayas —le
interrumpió Elle.
—Sí, eso sería divertido —respondió Lake, insegura de por qué Elle
tenía una gran sonrisa. Su rostro parecía como el que los niños hacen
cuando llega la mañana de Navidad. El rostro de todo el mundo lo hacía,
excepto el de ella y el de Adalyn.
—¡Podríamos ir de compras! —interrumpió María alegremente.
—Lake odia las compras —Adalyn comentó, dándole su expresión
de odio-que-no-te-guste.
El rostro de María entró en confusión.
—Mmm, no hubiera pensado eso en un millón de años.
Después de un momento incómodo en que todos la miraron, Lake
agarró la mano de Adalyn mientras se despedía con la otra.
—Sí. Bien, hora de irse. ¡Adiós a todos!
Adalyn esperó a que Lake la hubiera llevado lo suficientemente lejos.
—¡Oh, Dios mío, Lake! Esta casa es sorprendente ¿Cómo quieres
irte? Quiero decir, en serio, ¿qué tan caliente son todos esos chicos? Por
cierto, vi a Lucca, y tú eres la loca. El hecho de que sea tan aterrador hace
que sea mucho más caliente.
Observó a Adalyn prácticamente abanicarse y murmuró:
—Todos están dementes.
—¡Y Nero! ¡Sus ojos... quiero tocar sus ojos!
Ella realmente cubrió su boca esa vez.
—¡Shh! Tal vez olvidaste que tiene novia, Elle.
Adalyn apartó la mano de su boca.
—Jesús, Lake, dije que quería tocar sus ojos, no lamer sus
abdominales. —Cuando cerraron la puerta principal detrás de ellas,
continuó—: Además, nunca saldría con el mejor amigo de mi hermano.
Eso está mal.
Por lo que parecía ser la centésima vez ese día, tragó un nudo en su
garganta.
—Sí... Sí, por supuesto.
Dios ayúdame.
Un Ciclo Enfermo que Llegó a su Fin
Traducido por Wan_TT18

Vincent escuchó un golpecito en el cristal, llamando su atención. Por


el otro lado, Lucca estaba fumando un cigarrillo y dándole un gesto de
"ven aquí" con dos dedos.

—¿Desde cuándo le importa una mierda fumar en la casa? —dijo


levantándose.

—Muy recientemente, por alguna razón, solo fuma en su oficina


ahora —respondió Nero mientras él y Amo iban detrás.

—Esa chica tuya tiene una gran boca —dijo Lucca, apuntando su
cigarrillo a Vincent cuando la puerta se cerró.

—Ella no es mi chica.

—Bueno, seguro como la mierda que no se veía así cuando salió


corriendo de tu graduación. ¿Realmente necesitabas coger a todas sus
madres? Como si no hubiera suficientes vaginas en la escuela para eso.

Vincent flexionó la mandíbula, pensando en ver a Lake salir


corriendo del gimnasio. Nunca hubiera pensado que todas esas mujeres
iban a actuar jodidamente como si estuvieran en un concierto de
reacciones de mierda. Lo primero que había hecho cuando había
terminado de caminar por el escenario, había sido mirar el lugar donde
Lake había estado sentada; en cambio, la había encontrado corriendo por
la puerta. Se odiaba por el hecho de que su instinto había sido mirarla.
¿Por qué debería sentirme mal por coger? Ella no es dueña de mi pene.

Quería terminar con esta conversación.


—Entonces, ¿cuál es tu punto?
Lucca sacudió sus cenizas.
—Mi punto es que su padre ha hecho un trabajo de mierda
enseñándole respeto, o cualquier cosa para el caso. Tienes que domar esa
bonita boca antes de que la meta en problemas.

—¿Qué diablos le hiciste? Yo la oí llamarnos dementes, ella te llamó


"el más demente de todos", y no se preocupa tanto por tus trucos de Zippo.
—Nero claramente disfrutó contando a Lucca la última parte.

Vicent y Amo trataron de no reír mientras Lucca chupaba su


cigarrillo de un golpe más profundo y más largo que de costumbre.
—Bueno, entonces es más inteligente de lo que pensaba. — Lucca
miró a Vincent—. Pero ese es mi punto. Le infundo miedo, y ella todavía
sigue abriendo la boca. Es una puta suerte que la haya visto hablando con
Chloe.

—¿Qué le dijo? —preguntó Amo.

—Lake se disculpó por mirarla, dijo que no debía ocultar su rostro.


Además, si alguna vez necesitaba hablar, comprendía lo que era estar sola.

¿Sola?
—¿Qué demonios quiere decir con eso?

Lucca se encogió de hombros.


—Su madre no vino hoy.

—¿Por qué diablos no? —Cada maldito miembro de la familia lo


había conseguido, así que Vincent esperaba y, más aún, necesitaba una
buena excusa para explicar por qué su madre no había venido.

—Al parecer, su marido estando enfermo era más importante.

Vincent estaba furioso.


—Hija de puta.

—Mierda —dijo Nero, pasándose la mano por el pelo.

—¡Qué puta! —exclamó Amo.

¿Por qué sabe todo esto? Por alguna razón, no le gustaba que Lucca
supiera cosas sobre ella cuando él no lo sabía.
Lucca podía leer los pensamientos de Vincent en su rostro.
—Ella es tuya, así que lo solucionaras, junto con esa maldita boca.
Odiaría enseñarle yo mismo.

—Ella no es mía —siseó Vincent, apretando el puente de su nariz tan


fuerte como pudo para ponerse bajo control—. Nada de esta mierda
importa; ella se va a la universidad para el final del verano.

—No tiene por qué ir. —Tomando un último golpe de su cigarrillo,


aparecieron nubes de humo con cada palabra que Lucca hablaba—. A la
mierda la universidad.

Vincent volvió adentro, todavía furioso por la idea de que la mamá


de Lake no había llegado a la graduación de su hija. Amo tiene razón; ella
es una jodida perra. Todavía no quería esta cosa con él y Lake fuera a
ninguna parte, teniendo en cuenta el hecho de que ella estaba dejando
Kansas y su pene nunca pertenecería a una persona, no importara que
olvidara cuan divertido era pelear con ella. Sin embargo, iba a jodidamente
ver a su madre, justo después de aclarar su mente al empujar a Lake
contra la pared.

Vincent escudriñó la habitación, sus ojos yendo por primera vez


entre todas las mujeres, aquella noche. Solo necesito una distracción.

***

BUZZZZ... BUZZZZ... BUZZZZ... BUZZZZZZZZ.

Lake agarró su teléfono de la vieja silla de madera que usaba como


mesita de noche. Debe haber olvidado apagar la alarma para la escuela al
estar en su primer día de vacaciones de verano. Maldita seas, alarma.

Mirando la pantalla de inicio, no vio la notificación de alarma como


era costumbre; en su lugar, decía: SIETE LLAMADAS PERDIDAS DE PAPÁ.

Rápidamente, llamó de vuelta.

Su padre respondió tan rápido que ni siquiera oyó un solo timbre.


—Lake, escúchame con cuidado…
—Papá, ¿qué pasa? —Lake se sentó en un instante, inmediatamente
se preocupó por la voz angustiada de su padre.

—No tengo mucho tiempo, Lake. Ahora escucha. Empaca un bolso y


luego ve al banco y limpia tu cuenta de ahorros universitarios, todos los
veinte mil en ella. ¿Recuerdas ese apartamento al que fuimos y vimos hace
una semana, a un kilómetro y medio de la universidad?

Apretó el teléfono para no temblar.


—Sí. ¿Qué está pasando?

—Todavía está en alquiler. Ve y firma. Mi coche está afuera. Tómalo


y no vuelvas hasta que yo diga. Si no lo hago, entonces debería estar bien
en un par de meses. No le digas a nadie que te vas.

Lake intentó lo mejor que pudo no empezar a llorar para poder


hablar con claridad.
—Papá, ¿qué hiciste?

—No importa. Solo haz lo que te pedí, ¿de acuerdo? —Ella podía oír
las lágrimas que presionaban desde la parte posterior de su garganta.

Rindiéndose ante su padre y sus propias lágrimas, comenzó a


sollozar.
—Bueno.

—Ahora, ve y que sea rápido. —Hizo una pausa por un momento


para recobrarse—. Te amo, pequeña.

—Yo también te quiero, papá.

Silencio.

Después de la súbita desconexión de la llamada de su padre, rodó


en una pelota y dejó que sus emociones atravesaran su cuerpo. Lake tuvo
una buena idea de lo que había hecho. Su padre era un jugador
importante que había estado en el rojo con el jefe por lo que se sentía como
años. Su pequeña mesa de la cocina estaba llena de billetes atrasados y,
recientemente, Lake había notado que estaba empeorando.

En lugar de que su padre usara su dinero para pagar algunas


cuentas, lo apostaría con la esperanza de ganar mucho para pagarlas
todas. Su padre no podía salir de su deuda, y su enfermedad se aprovechó
de ese hecho.

Era un ciclo enfermo que llegó a su fin.

Ahora, ve y que sea rápido, sus palabras golpearon en su mente.


Tenía que levantarse y hacer lo que mejor sabía hacer, porque si había
algo que Lake sabía, era cuándo salir corriendo. Especialmente de la
familia.

Lake siempre había sabido lo que su futuro parecía hasta entonces.


Se limpió las lágrimas del rostro, finalmente abrió los ojos.

En ese momento, su futuro se había vuelto negro.


Día de Ajuste de Cuentas
Traducido por BellatrixL

Lake estacionó el Frankenlac en la acera. Al salir, agarró su bolso y


lo balanceó sobre su hombro. Tenía que seguir respirando hondo con cada
paso que daba, sin saber si la decisión que había tomado era la correcta.

Mirando fijamente la alta puerta de cristal delante de ella, sabía que


una vez que pase por la puerta, no había vuelta atrás.

Colocó las palmas sobre la puerta. Sé fuerte. Con un solo empujón,


la puerta se abrió y caminó hacia dentro.

Era su día de ajuste de cuentas.

Los sentidos de Lake se intensificaron cuando la puerta se cerró


detrás de ella. Podía oír el sonido de un metal que hacía clic junto con el
pitido de varias máquinas. Mirando a su alrededor, vio lo enorme que era,
con un montón de gente, pero no podía encontrar a quien estaba
buscando. Dirigiéndose hacia las escaleras mecánicas, se acercó a un
hombre vestido con un traje negro en un puesto de control de seguridad.
Mirando sus costosos zapatos, se acercó a él.

—¿Llave de la habitación? —dijo el hombre.

Lake respiró hondo.

—Quiero verlo a él.

El temible guardia parpadeó un par de veces antes de mirarla de


arriba abajo.

—¿Quién es él?
Ella miró a su alrededor para asegurarse de que nadie estaba
escuchando a la distancia.

—El j…

El guardia la agarró por el brazo y la arrastró hasta un elevador que


estaba lejos de la vista.

—¿Eres estúpida, chica? ¿Quién te indujo a esto?

—Nadie. Mi padre es Paul Turner. Necesito verlo —rápidamente


escupió las palabras.

Ella observó toda la furia salir del rostro del guardia.

—Maldita sea —susurró.

Con el agitar de su mano, otro tipo de traje salió y tomó su lugar en


el tubo. Luego presionó el botón "arriba" en el elevador, y las puertas se
abrieron. Empujándola hacia adentro, presionó algunos botones cuando
las puertas se cerraron.

—No deberías haber venido aquí. ¿Sabes lo que acabas de hacer?

Lake miró el brazo que el aún sostenía. Sus manos eran tan grandes
que parecía que la estaba apretando, pero de hecho solo la había sostenido
ligeramente tan pronto supo quién era. Sus ojos se movieron hasta su
rostro, que había vuelto a la furia. Su voz ya no tenía odio. En cambio,
sentía que había hablado con ella con simpatía.

Apretó fuertemente la correa de su bolso.

—Sí, lo sé.

—No creo que lo sepas.

El paseo en elevador parecía durar para siempre, mientras iba a la


cima sin interrupciones, y pensó que él debe haber puesto un código para
que haga eso. Por favor ábrete. Afortunadamente, las puertas finalmente se
abrieron justo cuando empezó a sentirse claustrofóbica por las
repercusiones venideras de sus acciones.

—Espero que esté de buen humor hoy, por tu bien.


Ella tomó otra respiración profunda —yo también lo espero—,
mientras la conducía por un largo pasillo.

Cuando estaban a punto de llegar a la puerta al final, se abrió y una


mujer con un traje sexy fue arrastrada afuera.

—¡Por favor, lo siento! ¡Por favor! ¡Por favor, lo siento! —La mujer se
lamentó con su maquillaje manchándose por sus mejillas.

Los pies del Lake dejaron de moverse, su boca ahora se secó.

—Oh, Dios mío —susurró, al borde de las lágrimas.

El guardia la empujó más allá de la mujer que gritaba.

—Actúas así, y él no mostrará piedad —mantuvo su voz baja.

Recuperó el equilibrio y llevó sus pensamientos a su padre, no los


gritos por el pasillo.

Sé fuerte.

El guardia abrió la puerta y la empujó hacia adentro.

Sé fuerte.

Continuó guiándola por una habitación oscura llena de televisores


de imágenes de vigilancia.

Sé fuerte.

La puerta siguiente a la que llegó, en lugar de caminar hacia dentro,


llamó.

Sé fuerte.

—Adelante —escuchó una voz profunda al otro lado de la puerta.

Sé fuerte, Se fuerte, Se fuerte.

—Buena suerte —el guardia susurró mientras dejaba caer su mano.


Por última vez, abrió la puerta para que entrara.

Lake entró en la oscura habitación llena de humo, sus ojos


deslizándose sobre los tres hombres que había dentro. El jefe estaba
detrás de un enorme escritorio, fumando un puro, su mirada azul helada
la congelaba en su lugar. Otro guardia con traje estaba detrás de él, uno
que ella realmente deseaba no estuviera allí para presenciar esto. Por
último, sus ojos llegaron a la espalda de su padre.

—Hoy debe ser mi día de suerte. —Dante sonrió mientras se


recostaba en su silla.

Su padre se volvió rápidamente en su asiento.

—Lake, ¿qué diablos estás haciendo aquí? —De pie, se fue por su
hija.

—Siéntate, Paul —le advirtió Dante

Paul se sentó lentamente en su asiento, sus ojos empezaron a


brillar.

Lo siento, papá.

El jefe dio una calada de su cigarro.

—¿Por qué has venido?

Lake pensó en el consejo del guardia al dar un paso adelante.

—Tú sabes por qué.

Dante la miró un momento, claramente no esperaba su respuesta.


Despertando su interés.

—¿Sabes lo que hizo?

—Supongo que le debe mucho dinero —dijo, agarrando su bolsa


como si fuera un bastón para evitar que se caiga.

—Sí, me debe mucho dinero, y lo ha hecho por muchos años. Ayer


por la noche, consiguió una racha ganadora en el póquer, lo suficiente
para pagarme su deuda… pero ¿qué crees que hizo?

Lake tuvo que apartar los ojos de su helada mirada.

—Apostó todo, ¿verdad?

—Apostó todo y perdió cada centavo. Ahora, por favor, dime lo que
esperas lograr aquí hoy, porque he terminado con él. Ha prometido
devolverme cada vez que presta de mi casino, y cada maldita vez le creo.
Entiendo que tiene una adicción al juego, pero me gusta mantener a mis
hombres felices. Tu padre me es leal, así que es por eso que se ha salido
con la suya por tanto tiempo, pero anoche, ya no demostró ser leal. Ni una
sola vez he intervenido en un trabajo, y ambos vamos a pagar por eso
ahora —terminó solemnemente, mostrando lo que quiso decir con sus
palabras.

Dios, No, Por favor. Lake solo podía esperar que no pudiera ver que
no era diferente a la mujer que acababa de salir. Lo único que la mantenía
junta era que Dante acababa de demostrar que no tenía otra opción.

Desenterró todo el valor que le quedaba.

—Con suerte, puedo cambiar tu idea.

—¿Cómo diablos crees que puedes hacer eso? —Dante se divirtió por
una vez, confundiendo a Lake, mostrando su lado no tan oscuro. Si incluso
hay uno.

Lake lentamente sacó la bolsa de su hombro. No hay otra manera.


Caminando hacia su escritorio, dejó su contenido junto con cualquiera de
sus sueños y esperanzas.

—¡Lake, no! ¿Qué estás pensando? —gritó su padre.

Dante levantó la mano para silenciarlo.

—¿De dónde sacaste esto?

—Es mí... Bueno, era mi fondo de la universidad —confesó.

Observó al hombre rubio que estaba detrás de Dante acercarse y


apilar el dinero.

—Veinte —dijo después de que cada paquete estuviera apilado a la


perfección.

Dante cogió una pila de billetes de la parte superior y la volteó con


su pulgar, revelando que cada uno tenía un billete de cien dólares.

—Tu padre me debe cincuenta, lo siento.

Lake parpadeó sus ojos, incapaz de pensar.

—¿Cincuenta mil? —Ella no esperaba que él se endeudara con el jefe


a ese grado, pero tenía que pensar en algo. Sus vidas dependían de ello—.
De acuerdo... bueno... Debe haber algo que pueda hacer. Puedo trabajar
para usted. Estoy segura de que hay un trabajo aquí en el casino del hotel
que puedo hacer. Puedo limpiar. —Echando un vistazo a la cara no
convencida de Dante, rápidamente dejó escapar el resto—. Puedes guardar
mi sueldo completo. Trabajaré gratis hasta que se pague la deuda.

Dante guardó silencio unos instantes.

—¿Qué te parece, Vinny?

El hombre rubio se encogió de hombros.

—Ahora estamos cortos de chicas, y ella lo hará.

—No, todavía tiene diecisiete años. Ella no puede —insistió su padre.

Los ojos de Lake se hicieron grandes. ¿Diecisiete?

—¿Qué edad tienes, Lake? —preguntó Dante.

Lake miró fijamente la cara suplicante de su padre. Luego, cerrando


los ojos, respondió a la pregunta que temía que sellaría su destino.

—Dieciocho.

Dante sonrió, haciendo que la piel de gallina cubriera su cuerpo.

—Bueno. Trabajarás para mí como camarera hasta que se pague la


deuda de tu padre. Cualquier propina que hagas, tienes permitido
quedártela. Te aconsejaré que mantengas la boca cerrada sobre la
legalidad de donde vas a trabajar, pero estoy seguro de que ya lo sabes.

Paul comenzó a sacudir la cabeza.

—Por favor, no la hagas trabajar allí...

—Silencio. —Dante hizo una pausa y lo miró—. En cuanto a ti, creo


que este será un castigo más grande que lo que iba a dar. Seguirás
trabajando para mí, Paul, y me aseguraré de que solo consigas mierda de
trabajos. Todavía conseguirás tu corte, pero cualquier cosa que me pagues
también saldrá de tu deuda. Cuanto más trabajes para mí, más puedes
pagarme y ella se quedará menos atrapada allí abajo. Sin embargo, si te
atrapo dando un centavo en mis máquinas tragamonedas, te mataré.
¿Cómo te parece esto, Vinny?
Vinny asintió rápidamente.

Dante miró hacia Lake.

—Necesitarás un poco de trabajo, pero empezarás de inmediato.

¿Algún trabajo? No le gustaba la forma en que la había mirado.

—Joe, entra. —La voz de Dante había subido de tono sin necesidad
de gritar, aunque Lake pensó que un hombre como Dante no tenía
necesidad de gritar para obtener lo que quería. Un segundo después, el
guardia que la había presentado entró en la habitación—. Llévala con
Sadie y dile que llenará el lugar de esa perra.

Joe asintió y abrió la puerta para que ella saliera.

—No me decepciones, Lake —dijo Dante como última advertencia

Lake miró al jefe a los ojos una última vez.

—No lo haré, gracias, Sr. Caruso. —Su mirada se dirigió al rubio que
era el Asesor del jefe. Su más cercano amigo de confianza y confidente,
como a Lucca le gustaba llamarlo. Su padre por lo menos le había
enseñado los nombres de los que tenía que alejarse—. Y gracias, Sr, Vitale.
Solo porque estés en el comité de las Tetas
Pequeñas no significa que no sean ssombrosas
Traducido por Mary Ryhsand

Lake entró al elevador una vez más con el guardia, en shock de que
tanto ella como su padre hubieran escapado con vida. Cuando las puertas
se cerraron, la golpeó que la única forma en que pensó que iba a bajar el
elevador sería en una bolsa para cadáveres.

Observó al guardia presionar una serie de botones diferentes, y el


elevador arrancó. Alzando la vista hacia él vio preocupación en sus ojos.

—Gracias —le susurró. Esa era la tercera vez que le agradecía a


alguien ese día, pero era la primera vez que lo decía en serio. Si no fuera
por él, no sabía si hubiera tenido la entereza para seguir adelante.

—No me agradezcas aun —murmuró él.

Lake miró a los números que saltaban más y más abajo a través de
los pisos del casino hasta que pasó el último piso escrito por encima de un
botón. No creía que existiera otro piso.

Cuando las puertas se abrieron, vio un pasillo muy oscuro lo que le


tomó a sus ojos un poco más para ajustarse. A medida que se acercaban a
la puerta al final, podía oír la música haciéndose más fuerte. El guardia la
condujo hacia la puerta y tocó, y un segundo después, se abrió.

Lake no podía recoger su mandíbula del piso cuando miró dentro.


Era lo que parecía como un casino completo separado, excepto que era
mucho más íntimo y extravagante. Sin mencionar a las chicas medias
desnudas en todos lados. Había chicas vestidas en lencería sexy, negra y
rosada, justo al igual que la chica que había salido gritando de la oficina
de Dante. A medida que la realización de que todas ellas trabajaban aquí
la golpeó, los ojos de Lake se movieron a las mesas, viendo que las
vendedoras eran todas chicas vestidas en atuendos sexys, también. Varias
otras estaban bailando el tubo.

El guardia la empujó a través de la puerta, solo revelando cuán


grande era el piso. Era del mismo tamaño que el casino arriba.

¿Por qué tener dos casinos? No entendía por qué este ante ella era un
completo secreto, tampoco.

Una cosa era segura al mirar alrededor; no había mujeres jugadoras


allí. Pero sí había plenitud de chicas trabajando de aquí para allá, sin
embargo.

Oh, mierda no… pensó cuando una mujer pasó junto a ella con una
bandeja de tragos en su mano. El atuendo que usaba era uno que Lake no
se pondría ni por un millón de dólares. Probablemente porque no era un
atuendo, sino ropa interior.

Miró a Joe, incapaz de formar palabras, y cuando él le dio una


mirada de simpatía, supo que podía leerlo en su cara. Quería correr
increíblemente lejos desde que todo empezó a tener sentido. Estoy tan
jodida.

Una vez más, fue arrastrada al fondo del casino hasta que Joe
apartó unas cortinas rosa transparentes para revelar una puerta. Él
caminó a través de ella, sin siquiera tocar esta vez.

Mientras entraba en un vestidor de mujeres, fue recibida por senos


en literalmente todos lados. De todas las puertas por las que hemos pasado
hoy, esta es la única en la que realmente se debe tocar.

Joe llevó a Lake hacia una mujer vestida en una bata de seda.
—Sadie, esta es Lake. Ella llenará el lugar de Amanda.

Lake observó a Sadie poner su mano en su cadera, el movimiento


acentuando sus muy grandes senos. Luego le dio a Lake una señal
giratoria con el dedo.

¿Qué?

—Gira —Sadie le indicó de nuevo.


Tuvo que tragarse la bilis en su garganta mientras lentamente daba
la vuelta. No se le dio exactamente una opción de hacer lo contrario.

Mirando a Sadie mientras ella regresaba a su posición original, Lake


podía verla pensando tranquilamente mientras la observaba de arriba
abajo. Sabía exactamente lo que pasaba por su cabeza, también: sin senos,
sin trasero, al igual que un palo. No hizo falta un científico de cohetes para
averiguar qué chica no pertenecía a la habitación.

Lake miró al piso, incapaz de afrontar la crítica.

—Es perfecta. ¡La amarán! —gritó Sadie.

Los ojos de Lake rápidamente saltaron de vuelta a los sonrientes de


Sadie. ¿Qué acaba de decir?

Sadie despidió a Joe con sus manos.


—Vamos, necesito empezar a trabajar ahora. —Agarró la mano de
Lake, llevándola a una silla frente a un gran espejo iluminado.

—Uhm, ¿Cómo exactamente soy perfecta? —Lake no entendía cómo


su simple mirada de Jane iba a atraer a nadie.

Sadie se rio, cogiendo algo de base de la mesa.


—¿Alguna vez has visto una estrella porno sin maquillaje? Porque en
serio deberías googlear eso. —Señaló a su impecable rostro—. Esto es lo
que yo llamo falsa publicidad, cariño, y ni siquiera vas a necesitar la mitad
del maquillaje que yo uso. Tu piel es perfecta al punto donde casi quiero
odiarte.

Lake no podía evitar reírse. Sabía que Sadie solo bromeaba porque la
mujer exudaba sexo y confianza, mostrando ninguna pista de celos reales.
Su personalidad combinaba con su look espectacular con la sombra de
ojos oscuros y el pelo oscuro que tenía gruesas, mechas rubias pálidas a lo
largo.

Decidió tomarse su tiempo para preguntar tanto como pudiera


durante su maquillaje.
—¿Entonces qué haces?
—Soy una jefa del pozo aquí —respondió Sadie, empezando a
maquillar.

—¿Qué significa eso? —Lake no era fluida en temas de casino,


considerando que era ilegal para ella incluso estar en uno hasta que
tuviera veintiuno.

—Estoy a cargo de todas las mesas de juego y debo asegurarme que


todos en el piso estén satisfechos.

—¿Entonces, eres mi jefa? —preguntó.

—Sip, pero tú lo harás muy bien —le aseguró Sadie.

—Nunca he esperado en mesas antes. ¿No crees que necesito


aprender a cómo hacer mi trabajo antes de vestirme? —Definitivamente,
estaba más preocupada sobre cómo hacer bien su trabajo que por cómo
lucía. Necesitaba mantener a Dante tan feliz como fuera posible.

Sadie rio.
—Cariño, puedes verter una botella de whiskey de un millón de
dólares en ellos todo lo que quieras siempre y cuando seas sexy
haciéndolo. A ellos les importa una mierda. No espero que seas perfecta al
principio, sin embargo aprenderás lo buena que eres, la mejor de las
propinas. Eso es usualmente la motivación suficiente para las chicas para
trabajar duros sus culos.

—¿Cómo siquiera puedo trabajar aquí y servir alcohol? Solo tengo


dieciocho.

—Todo lo que necesitas saber es que es estrictamente de alto perfil.


Solo se permiten grandes apostadores aquí abajo, y todo es extraoficial.
Los hombres aquí especialmente aman que les sirvan las jóvenes que no
están legalmente permitidas, así que serás un producto caliente por aquí.

Oh genial…

Mientras Lake la dejó continuar su trabajo, lentamente empezó a ver


su rostro y cabello volverse en algo de una estrella porno, como a Sadie le
gustaba llamarlo. Sadie incluso le dio un curso intensivo de cómo hacerse
el ahumado de ojos y el contorno —lo que sea que eso significaba—, luego
le enseñó a provocar, provocar, luego provocar un poco más para logar “el
gran sexy cabello”. De nuevo, Sadie tenía un nombre para todo.

—Dejame ir a buscarte algo para que uses —dijo Sadie, volteándose


hacia un estante que tenía las ropas rosas y negras más pequeñas
imaginables.

—Uhm, ¿tienes algo más que cubra más de mi cuerpo? —preguntó


cuidadosamente cuando la vio sacar una correa.

Sadie le regresó la mirada a ahora una pálida Lake.


—Virgen, ¿eh? Eso está bien, los hombres lo olerán en ti. Vamos a
jugar con ello.

¿Vamos a jugar con ello? ¿Es una broma?

—Esto es lo más cubierta que puedes andar por aquí. Normalmente,


no vamos por ese look, pero para ti, los volverá demasiado loco ya que eres
la chica nueva. —Agarrando unas cosas del estante, se las mostró a Lake.

Algo le decía a Lake que no quería ser la chica nueva.

Mientras miraba a las ropas, empezó a sacudir su cabeza.


—No luciré bien en eso. No tengo nada para llenarlo.

—Este corsé alzará esas bubis —dijo Saide, empujándolo hacia sus
enormes senos—. Y estos son pantalones cortos porque necesitamos que te
depiles antes que te metamos en algo más pequeño.

Lake empezó a sonrojarse.


—¿De…pilarse?

—Todo el mundo aquí se depila de pie a cabeza. Tenemos nuestro


propio esteticista, y ella es una trabajadora milagrosa. Solo es realmente
doloroso las primeras veces; después de eso, solo se vuelve insensible a
toda la cosa. —Sadie se encogió de hombros.
Ahogándose, Lake tomó la pequeña cantidad de poca ropa y fue
detrás de una cortina para cambiarse. Luego le pidió ayuda a Sadie para
trenzar la parte de atrás del corsé, se dio vuelta y se miró en el espejo.

De ninguna jodida manera.


—No puedo hacer esto. —Lake quería ponerse su sudadera y
vaqueros de nuevo y luego correr como el infierno al pasillo.

—Lake, escúchame. Desde donde lo veo, no creo que tengas una


opción. Y lo siento por lo que sea que debe haber pasado, pero mírate. —
Sadie agarró sus hombros y la empujó de vuelta al espejo—. ¿Alguna vez
has ido a la piscina y usado un bikini?

—Sí, pero…

—Apuesto a que estás más cubierta que cuando vas a la piscina.


Solo porque tiene encajes y volantes, no lo hace más sexy que un pequeño
traje de baño.

Lake se miró en el espejo. Su cabello castaño claro que generalmente


era liso y plano tenía risos rebosantes y desordenados. Su maquillaje era
impecable y sensual, todavía mostrando lo joven que era, pero ya no
parecía tan inocente.

Su atuendo era lo que más la asustaba. El corsé rosado la apretaba,


dándole poco espacio para respirar. Su hueso de la cadera se hallaba
expuesto, y los diminutos pantalones cortos, los cuales Lake no creía que
deberían ser llamados así, eran desordenados. Los toques finales eran
altas, medias negras con arcos rosados sobredimensionados en la parte
delantera y zapatos negras para emparejar. Ella solo oró para que pudiera
caminar en ellos.

Tenía que admitir que, técnicamente, estaba más cubierta de lo que


estaría en una piscina, y Sadie en serio le dio un atuendo menos revelador
que a todas las demás. Lake entendió a lo que se refería con la ropa
trabajando a su favor. Era sexy e inocente al mismo tiempo.

No importa, tienes que hacerlo. Lake no tenía más opción que


tragarse su orgullo mientras asentía hacia su nuevo jefe.

Sadie le dio la vuelta y dio un buen tirón del corsé de Lake para
levantar sus pechos más alto.
—Te dije esto sobre los corsé. Solo porque estás en el comité de las
tetas pequeñas no significa que no sean asombrosas. Cada chica aquí
mataría por esos montículos, y no lo olvides. —Sadie agarró algo de
perfume de la mesa y la roció con ello—. Los hombres van a tomar un
chorro de ti y saltar como un león que busca un conejito.

Lake descubrió lo que significaba el miedo verdadero. Síp… Eso era


sólo la charla que necesitaba.

—Gracias, Sadie.
A Ellos les gusta el look de “Gatita Asustada”
Traducido por Rimed

Lake corrió las cortinas rosa transparentes, incapaz de entrar al


casino. En el momento en que la cortina se abrió todas las cabezas se
voltearon a ver quién saldría luego. Nop, Nop, Nop…

Sadie la golpeó en el trasero.

—Vamos. Tiempo de hacer ese dinero, cariño.

Oh, Dios mío, ¿Puede mi vida ponerse peor?

Sin levantar sus ojos del piso siguió a Sadie al bar. No había forma
en el infierno en que ella quisiera ver a los leones a los ojos.

—Bien, cielo, así es como funciona el juego. —Sadie apuntó a la


sección más cercana al bar—. Es tu primera noche en tacones, así que te
daré esas mesas. Es fácil. Les preguntas lo que quieren, lo escribes, vienes
al bar y le das al barman la orden. Entonces les llevas sus tragos. Cada
quién tiene su propio sistema y tú eventualmente tendrás el tuyo. En poco
tiempo esto será coser y cantar. —Sadie le pasó una libreta y bolígrafo—.
Si lo arruinas, está bien. Solo saca un poco esos pechos y juega la carta de
tonta. Recuerda, guiñando el ojo, coqueteando y moviendo el cabello
conseguirás esos puntos extras.

Lake asintió nerviosamente con su cabeza una y otra vez, intentando


retener toda la información al mismo tiempo que intentaba evitar hacer
ruido con sus zapatos de tacón de aguja.

Sadie le dio una pequeña sacudida al cabello de Lake.

—A ellos les gusta la apariencia de “gatita asustada”, así que


mantenlo así. Si necesitas algo házmelo saber y no te preocupes, no tienen
permitido tocarte porque les cobramos extra por eso. —Terminó con un
guiño antes de que se dirigiera hacia las mesas.

Porque eso era lo que me tenía completamente preocupada.

Apretando la libreta y el bolígrafo como si fuera su capucha favorita,


caminó hacia su primera mesa.

—Ho-Hola. ¿Qué pue…?

—Eres nueva. —Un caballero mayor pelirrojo en traje sonrió.

Miró alrededor de la mesa de cartas y se dio cuenta que todos los


hombres la estaban mirando. Hizo su mejor intento por sonreír.

—Sí, esta es mi primera noche.

—Entonces, celebremos. Danos tu mejor botella de escoces —dijo él,


tendiéndole una tarjeta plástica dorada.

Lake sonrió, tomando la tarjeta antes de dirigirse al bar. Aunque ella


no tenía ojos en la parte trasera de su cabeza, podía sentir sus miradas en
su curvo trasero.

Rápidamente le dijo al barman su pedido.

Estaba feliz de que el barman le explicara cómo llevarlo a la mesa,


pero tenía que admitir que era algo difícil concentrarse en los tragos y no
en los enormes falsos melones que tenía la mujer, Ella no tenía ni idea de
que los senos pudiesen siquiera volverse así de grandes.

Lake tomó la bandeja y caminó extra lento, con cuidado de no


tropezar con sus tacones. Le tomó un tiempo arreglárselas para poner un
vaso frente a ellos mientras balanceaba la bandeja. Luego comenzó a llenar
cada vaso con el líquido de la costosa botella y mientras servía, ellos se
tomaron su tiempo para examinarla. Finalmente, ella posó la botella en la
mesa cerca del hombre que la había comprado.

—¿Cuál es tu nombre? —preguntó el pelirrojo con otra sonrisa.

Ella podía sentir los pensamientos que había tras sus ojos, por lo
que tuvo que romper el contacto visual.

—Lake.
El hombre alzó su vaso en el aire.

—Gracias por ese nuevo y dulce trasero tuyo. ¡Por Lake!

—¡Por Lake! —gritaron los otros hombres, chocando sus vasos.

Literalmente tuvo que morderse la punta de la lengua para obligarse


a sonreír mientras dejaba la mesa.

Lake siguió adelante durante la noche, sirviendo tragos. Era un poco


lenta, considerando que era su primera noche, pero Sadie había estado en
lo correcto con sus consejos. Los hombres claramente habían estado ahí
tan seguidamente que sabían cómo funcionaba todo; por lo tanto todo lo
que debía hacer era seguir sus órdenes.

El barman era amigable mientras le enseñaba a Lake qué tragos


eran cuales y cómo manejar peticiones especiales. Lake incluso había
ganado unas cuantas propinas aquí y allá. Al principio no sabía dónde
poner el dinero hasta que Sadie le dijo:

—Nuestros pechos son como bolsos. Esa es la mejor maldita cosa de


ellos.

Luego procedió a mostrarle cómo hundirlo en ellos utilizando sus


propias propinas. Le explicó que era como un mini show para los hombres
y Lake supuso que eso era el motivo por el que lo hacían… para obtener
más propinas. Dame más dinero y lo hundiré entre mis pechos. Pensándolo,
finalmente comprendió las caras largas cuando solo había respondido
gracias a los clientes.

También comprendió porqué era un casino subterráneo en lo que la


noche avanzaba. Sin duda alguna sabía que Dante hacía la mayor parte de
su dinero no del casino del hotel, sino que aquí abajo. Las apuestas eran
tan altas en una mesa que Lake podría haber pagado la deuda de su padre
unas cien veces en una noche.

Estaba segura de que cosas muy ilegales ocurrían ahí abajo, aún
luego de unas pocas horas, porque de ninguna forma era la única chica
menor de veintiún años. También habían cuartos a los lados a los que los
hombres se retiraban mientras avanzaba la noche, y la mayoría salía
drogado con algo. Sin mencionar que continuaban sirviendo alcohol a
gente realmente ebria.
Claramente Dante no estaba reportando gran parte de los ingresos,
si es que reportaba alguna parte, o quizás estaba canalizando algo del
dinero ilegal al negocio legítimo de arriba. El jefe claramente había
marcado las muy ilegales casillas de evasión de impuestos y lavado de
dinero de alguna lista y Lake no necesitaba saber ni entender como lo
hacía.

Sin embargo debía darle crédito a Dante. El mejor modo de esconder


un casino subterráneo era colocando un casino legal sobre él.

No era tan malo como pensó que iba a ser cuando comenzó con su
primera mesa. La mayor parte de los hombres estaban preocupados por
ganar o de alguna manera sus compañeras de trabajo que no eran tan
tímidas como ella.

De hecho, el único hombre que realmente la asustó a lo largo de la


noche fue el pelirrojo. Afortunadamente, no intentó tocarla, pero imaginó
que eso requeriría de un gran hombre con un gran set de bolas para
intentarlo con la seguridad del lugar. Había trajeados alineados contra las
paredes en todas partes. Es como la gran muralla China.

Vio a un par de hombres borrachos intentar conseguir alguna


emoción, pero los trajeados siempre se las arreglaban para escoltarlos
fuera. Tal como Sadie había dicho, tocar costaba extra. El resto de los
hombres deben haber estado muy asustados para intentarlo, al ver que
debían irse de hacerlo. Aparentemente, no querían intentar arriesgarse a ir
a casa con sus esposas e hijos.

Lake se puso feliz cuando el pelirrojo pidió pagar su cuenta. Yendo


al bar cogió su tarjeta y recibo y luego volvió a su mesa.

El hombre escribió rápidamente algo en su recibo.

—¿Cuándo es la próxima vez que trabajas?

—No he sido agregada al horario, pero probablemente será toda la


semana. —Lake se las arregló para darle otra sonrisa.

—No puedo esperar —dijo él babosamente, devolviéndole la libreta


negra que contenía el recibo y el bolígrafo.

Ella no sabía qué era lo que había en él que realmente le molestaba.


La mayoría de los hombres se movían entre secciones y juegos, sin
embargo ese hombre se quedó estrictamente en su área de trabajo,
observándola.

Tomando la libreta, deseó que fuese la última sonrisa que él


consiguiera.

—Gracias.

Sin demora volvió rápidamente al bar. Esperaba que tras haber


mirado su anillo de bodas toda la noche, no pudiese volver por el resto de
la semana. Sin embargo, algo sobre aquel «No puedo esperar» le decía lo
contrario.

Sus pies gritaban de dolor por los zapatos y caminar de ida y vuelta.
Iba a tener que ir a la tienda a comprar banditas para todas las ampollas
que estaba segura tenía.

Al mirar el reloj se dio cuenta de que finalmente había alcanzado el


final de su turno. Rápidamente contó sus propinas, viendo que había
hecho un poco de dinero. Ciertamente más de lo que esperaba que una
camarera de cócteles hiciera. Su mayor propina había sido de la bola de
baba, y aunque la suma había sido grande se sintió sucia tomándola.

Sadie apareció detrás de ella y le dio otra palmada en el trasero.

—Te dije que todos te amarían. Recibí muchos cumplidos hacia ti.
Simplemente no pueden tener suficiente de la chica nueva. Además de tus
pies doliendo como el infierno, ¿Qué tan malo fue?

A pesar de todo, Lake tenía que admitir que no había sido tan malo.
Solo un cliente había afectado su noche y sinceramente estaba
acostumbrada al trabajo de camarera. John la trataba mucho peor que
todos los hombres de allí juntos.

—Bueno, no fue tan malo como pensé que sería —admitió—, pero
también estoy lista para salir de aquí y estrellarme. —Había sido un día
difícil para ella con todas las subidas y bajadas emocionales.
Prácticamente estaba soñando con su almohada, su colchón y su manta…

—¿No te olvidaste de la cera, no? Créeme, vas a gritar como un


marinero cuando veas todos los rincones y recovecos que mantienen pelo
como una ardilla mientras hiberna.
Lake se puso pálida como un fantasma.

—Así que… ¿debo pasar por eso…. hoy?

Sadie trató de persuadirla.

—Oh, cariño, no te preocupes; yo te sostendré.


Estaremos en Desventaja Numérica
Traducido por Gigiboo

La mañana siguiente, Lake se despertó con la almohada sobre su


rostro. La noche anterior, lloró hasta quedarse dormida a causa de la
vergüenza y el horror de su complicado día.

Cogiendo el teléfono que estaba sobre la silla de madera desgastada,


miró la hora y se sorprendió al ver llamadas perdidas de Adalyn. Con
rapidez, marco su número.

Adalyn respondió de inmediato.

—¿Por qué no has contestado mis llamadas?

Lake bostezó.

—Porque estaba durmiendo.

—Sí, pero si te despiertas al rayar el alba. ¿Hiciste algo ayer?

No me creerías si te lo dijera.

Decidió que serviría mesas en un casino clandestino desde los


dieciocho años hasta su muerte.

—Nop, ¿cuál es la urgencia?


—Levántate, lava ese hermoso rostro y estate en mi casa en treinta
minutos. Está bien, gracias. Adiós. ¡Te quiero! —dijo Adalyn tan rápido
como pudo antes de colgar.

Eso no me decía el lío en que me metería hoy.

Al salir de la cama, dio un paso y exclamó:


—¡Hijo de puta!

De inmediato recordó, que la mitad de las lágrimas fueron por… la


depilación con cera. Toda la cosa había sido torturada, literalmente. No
tenía idea como se las arreglaría para hacérsela regularmente. Intentar
caminar, o más bien cojear hasta el baño mientras se agarraba la
entrepierna, era caminar como un pingüino.

No le tomó mucho tiempo estar lista; solo se lavó el rastro de


lágrimas de la cara y se cepillo los dientes. Decidió llevar el cabello en un
moño alto desordenado, considerando que todavía estaba en rizos y lleno
de laca, preocupada de que Adalyn se preguntaría por qué su cabello lucía
así. Era una lástima arreglarlo de esa manera porque los rizos del día
siguiente eran de verdad increíbles, pero por otra parte, el moño se veía
muy elegante.

Dirigiéndose hacia su armario pudo sentir la calidez del exterior.


Probablemente porque no podemos permitirnos encender el Aire
Acondicionado. Se decidió por una camisa blanca sin mangas, suelta, y
unos shorts azul claro. Los shorts eran bastante cortos pero eso no
importaba porque solo iba a ir a donde Adalyn.

Al ir por su cartera a la pequeña sala de estar, vio las llaves del


coche de su padre justo en el lugar donde las había dejado anoche.

—¿Papá? —gritó, caminando a su habitación.

Lake tocó, y luego abrió la puerta cuando no obtuvo respuesta.


Cuando vio que no estaba en la habitación, se preocupó un poco. Sacando
el celular de su bolsillo trasero, marcó su número.
Sonó solo una vez antes de que rechazaran la llamada. ¿Qué
demo…? Momentos después recibió un mensaje de texto.

Estoy en el trabajo. Nos vemos luego, pequeña.

El nudo en su estómago se aflojó. Poniendo el teléfono en el bolsillo


trasero de sus shorts, agarró las llaves junto con su cartera y se dirigió a
la puerta.

Lake cerró los ojos en el momento en el que el brillo del sol la golpeó.

—¡Jesucristo! —Entró de nuevo rápidamente a la casa. Buscando en


un cajón de contenido basura, cogió un par de lentes de sol grandes. Así
que esto es lo que se siente tener resaca.

En su segundo intento de salir por la puerta principal, el sol no


estaba tan fuerte, afortunadamente. Metiéndose en el Frankenlac, se
dirigió directamente a la casa de Adalyn.

—Demonios, Adalyn —dijo Lake, reduciendo la velocidad cuando


divisó varios Cadillacs estacionados en el camino de entrada y sabía que
uno de ellos le pertenecía a Vincent.

Lake tenía dos opciones. Una era parquear el coche e ir a ver en qué
mierda la estaba metiendo Adalyn. La segunda era pasar la casa sin
detenerse, llamar a Adalyn y contarle alguna historia que podría
inventarse en el camino de vuelta. Si, estaría mintiendo pero Adalyn,
deliberadamente, no le dijo lo que estaba pasando, sabiendo que Lake
nunca estaría de acuerdo con lo que había planeado.

Recordando el último encuentro que tuvo con Vincent, tomó su


decisión. No, definitivamente no se queda…

¡BOOM!

Lake detuvo el coche en la acera y apoyó la cabeza en el volante.


Dios no estaba dándole a escoger. Podías escuchar el ruido hasta China
así que no había manera de que Adalyn no lo hiciera, y ella sabría
exactamente de dónde provenía el sonido.

Gruñendo, salió del coche y cerró la puerta tan fuerte como pudo,
maldiciendo y murmurando por lo bajo mientras caminaba por la calzada.

—Vehículo estúpido… Adalyn está muerta… —A medio camino, tuvo


que comenzar a caminar como pingüino, de nuevo—. Maldita Sadie…
Veremos si vuelvo a depilarme…

—Um, Lake, ¿qué estás haciendo? —preguntó Adalyn.


Lake levantó la vista del suelo y la dirigió hacia la puerta principal
en donde Adalyn, Maria, Elle, Chloe, Nero, Amo y Vincent, la miraban
como si fuera un espectáculo de circo.

Se detuvo, cerró las piernas rápidamente y se irguió.

—Nada… ¿Ustedes qué están haciendo?

—Bueno, estábamos bastantes seguros que escuchamos una bomba


—dijo Vincent, mirando su automóvil.

—Nop, hace eso —respondió Lake, riéndose y esperando que fuera


el fin de la conversación.

Amo se cruzó de brazos.

—¿También hace ese ruido?

Ella miró atrás, hacia la enorme nube de humo.

—Sip, completamente normal.

Simplemente continuaron mirándola como si fuera más que un


espectáculo de circo.

Adalyn se acercó a ella.


—¿Estás bien, Lake?

—Sí. ¿Qué estas…? —Golpeó la mano de Adalyn para apartarla de


su frente—, haciendo… ¡ay! Detente. —Lake cerró los ojos ante el brillo del
sol y volvió a colocarse los lentes de sol mientras golpeaba más fuerte la
mano de Adalyn.

Adalyn negó con la cabeza.

—Algo te pasa. ¿Por qué tienes los pies cubiertos de banditas?

Lake se miró los pies. Tuvo que cubrir todas esas ampollas de la
noche anterior y por lo tanto, la única cosa que fue capaz de ponerse
fueron sandalias.

—Con el tiempo, tus pies se acostumbrarán a las ampollas —María


metió su cuchara.

Adalyn se rio.

—Ella no usa tacones.

—Los saqué de un par de zapatos viejos —concordó Lake.

Maria continuó:

—Estoy bastante segura que proceden de unos muy


completamente…

Neo golpeó ligeramente el brazo de su hermana para callarla.

Lake pudo sentir que todos la veían de arriba abajo, y la forma en


que Vincent lo hacía, le recordó las miradas que había recibido de los
hombres en el casino. Necesitaba desesperadamente desviar la atención de
ella.

—¿Puede alguien decirme que está pasando, por favor?


—Oh, sí, ¡nos vamos de compras! —reveló Adalyn con una sonrisa.

—¿Ellos también? —dijo Lake, señalando a los tres hombres. Por


favor di que no. Por favor di que no.

María suspiró y puso los ojos en blanco.

—Sí.

Lake se preguntó si parecería una perra si simplemente se daba la


vuelta y comenzaba a alejarse. Quizás pueda utilizar la persuasión para
salir de esto. Siempre se sintió fuera de lugar cuando iba de compras
porque nunca podía permitírselo y cuando sí podía comprar ropa nueva
con algo de estilo, Ashley siempre se las robaba.

—No me necesitan. Ya hay bastante gente. —Se aseguró de sonreír


antes girar sobre sus talones.

—No, vas a ir con nosotros, Lake. ¿Por qué estás actuando extraño?
—dijo Adalyn, agarrándola del brazo para detenerla.

Lake no supo cómo responder.

—¡Tú estás actuando extraño!

—¡No, tú estás actuando jodidamente extraño!

—¡No, tú eres jodidamente rara! —dijo ella. Las dos continuaron


discutiendo pero estaban claramente jugando con la otra, riéndose.

***

Vincent miró fijamente a las chicas, negando con la cabeza.

—¿Siempre son así? —susurró Elle.


—No está molesta una con la otra, ¿o sí? —susurró Chloe, aún más
bajo.

Maria entrecerró los ojos.

—No lo sé. No puedo ver si está molesta por esas gafas de sol tan
grandes.

—Al diablo con esto. Yo no voy. Ustedes dos pueden llevarlas —les
dijo Amo a Nero y a Vincent.

—No, estaremos en desventaja numérica —anunció Nero.

Vincent podía comenzar a sentir bullir la furia, aunque la voz en su


cabeza intentaba decirle que se calmara. Comenzaba a dolerle la cabeza
por toda la discusión, y mirar las largas piernas de Lake, no estaba
ayudando.

—Las dos son extrañas, mierda. ¿Ya podemos irnos? —vociferó


Vincent.

—Cielos, Vincent, no tienes que ser tan malo —dijo Adalyn,


poniéndose una mano en la cadera.

Tuvo que tomar una respiración larga y profunda. Cálmate de una


puta vez antes de que asesines a tu hermana.

***

—Sí, Vincent, no tienes que ser tan malo —Lake remedó a su amiga,
sonriendo. Podía decir que se encontraba a punto de explotar, pero si iba a
estar atascada con él todo el día, al menos se divertiría.

Maria, que se hallaba más cerca de él, se cubrió el oído.

—Estoy de acuerdo. Me gritaste en el oído.


—En el mío también —agregó Chloe.

Elle se giró y miró a Vincent.

—Deberías de tomar una profunda respi…

Nero agarro rápidamente a Elle y comenzó a arrastrarla hacia el


coche, lejos de Vincent.

—Hora de irse.

Olvídalo, esto podría ser divertido, pensó Lake, mientras estudiaba el


semblante de Vincent. La niña en su interior deseaba sacarle la lengua por
la mirada asesina que le lanzaba. Todos sabían que, cuando estaba en
modo psicópata, Adalyn podía hablarle de esa manera y salirse con la
suya, pero era una brecha muy corta o inexistente para cualquier otro.

Nero abrió la puerta del asiento trasero de un Cadillac Escalade


color negro para que pudiesen entrar. Parecía nuevo y era enorme, con
tres filas de asientos.

—¿De quién es ese coche? —dijo Adalyn con admiración.

—De Lucca —respondió Maria.

Adalyn quedó boquiabierta.

—¿Por qué dejaría que alguien lo tomara prestado? Ni siquiera


permitiría que mi madre lo tocara. Es tan hermoso.

Vincent le dio un empujo a su hermana pequeña.

—Bien, es bueno saberlo.

Cuando fue el turno de Chloe de montarse al coche, Lake miró el


rostro de Amo, intuyendo con rapidez como se sentía por la conversación.
—Se enteró que varios de nosotros íbamos a salir y era mejor usar
una SUV grande, eso todo —respondió Nero.

Mhmm… como no. Se dio cuenta de que la forma en que Nero lo dijo
había sido para aplacar el fuego formándose en el interior de Amo.

Lake hizo los cálculos rápidamente.

—Adalyn, llevaremos tu coche ya que no hay suficientes asientos y


preferiría no ir apretujada.

—S-Si Nero y Elle se sienta al frente, entonces María tendría que


sentarse a lado de uno de ustedes dos —les dijo Chloe a Amo y Vincent—.
Pero eso me dejaría apretujada junto a la otra persona. —Ni siquiera se
había subido al coche y ya le preocupaba que alguien terminara tocándola.

—A la mierda. Llevaré mi coche. —Amo se dirigió hacia su vehículo


echando chispas.

—Iré contigo. —Vincent fue tras él.

Lake tiró de Adalyn en dirección a su vehículo. A ésta se le habían


iluminado los ojos por la oportunidad de viajar en la hermosa máquina, y
Lake tuvo miedo que se subiera tras Chloe e ignorara sus problemas.

La fuerte voz de Vincent resonó en sus oídos:

—Adalyn y Lake, ustedes dos vienen con nosotros.

—Di que no, di que no —le susurró Lake al oído, aferrando


fuertemente el brazo de su amiga cuando comenzó a dirigirse hacia el
automóvil de Amo.

—¡Lo siento, Lake dijo que no! —Adalyn le gritó a Vincent.

Lake puso los ojos en blanco.

—¿Quieres que hoy te asesine?


—¡Hazlo! —gritó Vincent antes de cerrar la puerta del vehículo con
un portazo.
No Todos Podemos ser Bendecidos
Traducido por Manati5b

Lake tenía que admitir, estaba un poco impactada por haber tenido
un buen rato en el centro comercial. Los chicos apenas permanecieron
atrás, manteniendo un ojo en ellas, por lo que no se sintió molestada por
Vincent en lo absoluto. Aunque de vez en cuando miraba hacia atrás y lo
observaba mirando su trasero. Ella le daría la mirada te-he-visto, pero a él
no le importaba. No trató de esconder el hecho de que lo había hecho.
Mayormente las chicas iban mirando las ventanas de la tienda, sin
realmente encontrar algo que les gustara lo suficiente para comprar. Lake
pensó que no debía de haber pasado mucho tiempo desde la última vez
que se habían ido.
Rindiéndose, fueron al área de comida y tomaron una mesa lo
suficientemente grande para que todas se sentaran. Los chicos compraron
un montón de hamburguesas y papas.
—Sabes que odio cuando haces eso —le dijo Nero a Elle, colocando
la comida delante de ella.
—Lo siento, no hay lugar para que te sientes con nosotros. —Elle
sonrió dulcemente hacia él.
—Pagarás por ello luego —le advirtió antes de que se fueran y
encontraran su propia mesa cerca.
Lake miró el sonrosado rostro de Elle.
—¿Qué es lo que odia?
Chloe rio.
—Todavía está un poco herido que ella le dijera no cuando le
pregunto si podía sentarse a su lado la primera vez en la cafetería de la
escuela.
—¿Le dijiste no a Nero? —Adalyn preguntó, su mandíbula cayendo.
—Sip, y él me lo recuerda todos los días —dijo Elle antes de morder
su hamburguesa.
—¿Qué te hizo cambiar de pensar? —preguntó Lake curiosamente.
Algo en ella quería saber qué había hecho que cambiara su manera de
pensar acerca de un hombre como Nero. O Vincent.
Elle habló fuerte para que él pudiera oírlo.
—Todavía estoy tratando de averiguarlo.
Esa no era la respuesta que buscaba, pero ciertamente no la
desalentó. El rostro de Nero hizo que todos rompieran en una risa; sin
embargo, las risitas de Elle no duraron mucho.
Después de terminar de comer, decidieron ir a una tienda más antes
de irse, no queriendo salir con las manos vacías. Mirando a través de los
anaqueles del infierno para él, Lake encontró un vestido ligero y fresco que
pensó sería perfecto para el cálido verano. Sosteniéndolo, contempló al
menos probárselo. Por una vez, tenía dinero en su bolsa gracias a la noche
anterior, así que podía comprarlo.
No, no lo necesito.
—Eh, ¿no vas a por lo menos probártelo? Es tan bonito —preguntó
María.
Lake miró a todas las chicas mirándola.
—No se verá bien en mí. —Se encogió de hombros—. Aquí, puedes
probártelo. Se verá mejor en ti de todas formas.
María señaló los cambiadores.
—Deja de ser tonta y pruébatelo.
No esperaba que ella fuera a decir eso.
Sonriendo, Lake se dirigió a los cambiadores pero se detuvo cuando
vio a Ashley y sus amigas.
—Justo la persona que quería ver. Tú mamá quiere que vayas a la
casa para darte tu regalo de graduación. Estoy seguro de que mi papá
amará felicitarte también. —Ashley claramente disfrutó diciéndole la
última parte.
***

Vincent, Nero y Amo siguieron a las chicas para encontrar a Lake.


Juró que oyó a su hermana decir “oh-oh” cuando la encontraron
hablando con algunas chicas. Sabiendo todos muy bien como iría esto,
Vincent se colocó a lado de Lake.
Estoy harto de todas esas jodidas perras…
Nero levantó su mano, deteniéndolo.
—María puede hacer mucho más daño de lo que nosotros
podríamos.

***

Antes de irse…
Era demasiado tarde cuando las chicas llegaron a buscarla.
—¡Oh mi dios! ¿Mi hermana realmente tiene más de un amigo? —
preguntó Ashley, pretendiendo estar en shock.
—Hermanastra —le recordó Adalyn.
Lake quería desaparecer, sabiendo que todos estaban siendo testigos
de su humillación.
—Iré a verla más tarde hoy. Vamos chicos. —Se dirigió hacia los
cambiadores, sin querer que esto escalara.
Ashley sacó con fuerza el vestido de su mano.
—El vestido se verá mucho mejor en mí. ¿No lo crees basura de
remolque?
María sonó extrañamente dulce cuando habló:
—Oh cariño, en realidad no piensas que eso se vería bien en ti,
¿verdad? —Educadamente se adelantó y le quitó el vestido de una
sorprendida Ashley—. No todas podemos ser bendecidas con el cuerpo de
Lake.
Lake sacudió su cabeza.
—E-está bien. No lo quiero.
—Está bien. No querría algo que hubiera tenido sus manos tampoco.
—María se encogió de hombros, colocándolo de regreso en el anaquel.
Ashley se marchó con su boca abierta, sus amigas la seguían detrás
de ella.
—Gracias. —Lake sonrió a María antes de que sus ojos regresaran al
suelo en vergüenza.
—De nada.
—Adalyn, yo, mm… en verdad necesito regresar a casa —le dijo.
Adalyn asintió.
— Está bien. Claro.
Lake levantó la cabeza cuando notó que los chicos estaban ahí
parados. Deseaba que al menos hubiera tenido veinte segundos atrás así
sus ojos no se llenarían de agua cuando observó el rostro de Vincent.
Se dirigió derecho al auto y estaba agradecida que Adalyn también lo
hiciera. El auto estuvo en silencio todo el camino de regreso a casa. A Lake
le gustaba mantener las cosas para sí misma la mayor parte del tiempo, y
su mejor amiga sabía cuándo eran esos momentos. Cuando llegaron a
casa, salió rápidamente, diciéndole a Adalyn adiós.
Lake fue a su viejo auto, deseando salir antes de que Amo dejara a
Vincent fuera para recuperar el suyo. Logró cerrar la puerta antes de que
entraran en la entrada, y rápidamente colocó la llave en la ignición y giró,
solo para que el motor no encendiera.
—Vamos. ¡Hoy no! —Giró la llave de nuevo y la sostuvo más tiempo
con la esperanza que el motor encendiera.
Lake golpeó el volante con cada palabra que decía.
—Jódete, estúpido pedazo de mierda. ¿Por qué no enciendes?
Oyó un golpe en su ventana.
Girando su cabeza, vio a Vincent. Calmadamente bajó la ventana,
usando la perilla.
—¿Sí?
—Déjame adivinar, ¿hace esto también? —preguntó con una sonrisa
en su rostro.
—Sip, solo está calentando. —Giró la llave una vez, y otra vez, y otra
vez hasta que Vincent la alcanzó y la detuvo.
—Está bien cariño, creo que es suficiente. Abre el capó.
La mano de Lake sacudió juegos artificiales de su breve toque.
Odiaba que le afectara eso cuando claramente a él no. Apenas le había
tocado la mano, solo para dejarla caer un segundo más tarde para ir al
capó del auto.
Mientras lo miraba a través de su parabrisas, le dio una mirada de
que se diera prisa. Ella golpeó el botón para abrir el capó, luego salió del
auto. Dios, no quiero retenerte de ir a revolcarte con una línea de chicas.
—Está bien. No necesito tu ayuda.
Vincent levantó el capó, revelando el motor.
—Sí, está bien, cariño.
¿Quién se piensa que es? Su tono sarcástico la enojó.
—He visto a mi papá hacerlo todo el tiempo. —Colocó su mano en su
pecho y lo alejó.
Él empezó a alzar su voz:
—Apuesto a que ni siquiera…
Lake se inclinó sobre el capó, mirando dentro.
—Probablemente sabes mejor que yo. —Su tono bajó mientras
retrocedía aún más para conseguir una mejor vista de su trasero.
—Creo que eso puede funcionar —comentó después de unos
minutos de golpeteo y girando algunas cosas, tratando de imitar lo que su
padre hacía.
—Eso se ve realmente, realmente bien —Vincent acordó.
Sonriendo, Lake regresó a su auto y giró la llave otra vez. Cuando
todavía no encendió, regresó al capó pisoteando.
—Sonó como que casi encendía. Pienso que lo que sea que estabas
haciendo estaba funcionando —la alentó.
—Sip, tienes razón; se sintió como que casi encendió para mí
también. —Se inclinó sobre el capó y jugueteó algunas cosas más
alrededor.
—¿Ves esa cosa en el fondo? Trata de jugar con eso.
—¿Qué, esto?— Lake se inclinó más para tocar un tubo.
Vincent se movió para colocarse cerca detrás de ella, y luego señaló
algo aún más atrás.
—No, eso.
Ella se tuvo que poner de puntitas para alcanzar lo que él estaba
señalando.
—Déjame ayudarte, cariño —dijo, inclinándose sobre ella.
Lake contuvo el aliento cuando su cuerpo cubrió el de ella. Entonces
ligeramente empujó su cuerpo más cerca del de él, inconsciente de sus
propias acciones. Los fuegos artificiales regresaron, esperando más cuando
pudo sentir su bulto en su parte trasera. Un segundo más tarde, sintió
que su mano iba a la parte superior de su muslo, haciendo que su corazón
tartamudeara. Cuando viajó hasta el fondo de la mejilla de su trasero,
gracias a sus cortos shorts, ella salió de su neblina.
—Vincent, ¿Qué diablos te piensas? —Rápidamente ella se dio la
vuelta y bajó sus shorts para cubrir su trasero otra vez.
Su oscura, ronca voz envolvió su cuerpo.
—Cariño, no quieres saber qué estoy pensando.
Si quiero.
Se lamió sus labios repentinamente secos y se apoyó en el capó del
auto, tratando de poner espacio entre ellos. No podía mantener su mente
concentrada estando tan cerca de él.
—Um, Adalyn podría vernos —finalmente pudo decir lo que pensaba.
—Le dije a Amo que la distrajera. —Dio un paso hacia ella,
cubriendo el frente de su cuerpo.
—Así que, ¿sabías que esto iba a suceder? —salió más susurrante de
lo que pretendía, todavía deseando luchar contra el impulso de tocarlo.
Vincent frotó su pulgar sobre su labio húmedo.
—Cariño, mis sueños por ti no han sido tan buenos como tú
inclinándote sobre el auto.
Los ojos de Lake fueron de sus profundidades azul cielo a sus labios.
Estaba tan cerca de besarlo otra vez. Tenía sueños sobre su último beso, y
sabía que este solo lo superaría. La forma en que le hablaba hacia que su
feminidad respondiera a cada palabra. Le asustaba cuánto deseaba esto,
lo necesitaba.
Tuvo que cerrar sus ojos y girar su cabeza por el beso que se
aproximaba.
—No —susurró.
Él gentilmente tomó su barbilla y giró su cabeza hacia él.
—¿Por qué no? Sé que me deseas también, cariño.
Lake no quería decirle la verdad, pero sabía que si no lo hacía, la
besaría. Vincent no era un hombre al que una chica podía decirle que no
tampoco.
Tuvo que mirar a su pecho, incapaz de mirarlo a los ojos.
—Porque me dirás que es un error y me dejarás de nuevo.
Vincent dejó caer sus manos de ella y dio un paso atrás, corriendo
su mano por su cabello.
—Tienes razón; no es justo para ti. Lo siento. —Fue hacia el capó del
auto y empezó a trabajar en él.
Sabía que había tomado la decisión correcta debido a lo rápido que
él había cambiado, no importaba lo mucho que le doliera. Obviamente él
solo quería una rápida cogida con ella, nada más. Era lo mismo que
conseguía de cada chica, y Lake no iba a ser solo un número para
cualquier hombre, incluso si hubiera descendido de los dioses. Dudo que
siquiera siga contabilizando.
Observándolo, notó que había visto a su padre hacer lo que estaba
haciendo.
—¿Sabes exactamente que está mal con él no es así?
—Sip.
¡Oh mi Dios! Lake golpeó su brazo.
—Eres un imbécil. Hiciste eso para que pudieras obtener un mejor
vistazo de mi trasero, ¿no es así?
Vincent levantó la vista de debajo del capó del auto y sonrió.
—Cariño, te he advertido dos veces que no te vistas así, y confía en
mí, tu culito apretado lo estaba pidiendo en esos pantalones cortos.
Ella no entendió exactamente lo que dijo al principio, todavía lo
encontraba irresistible cuando hablaba así con ella. ¡No, no lo es!
—Bueno, tu hermana no me dijo exactamente que iba al centro
comercial con todos ustedes, y tampoco sabía exactamente que mi auto
iba a hacer esto.
—¿Es este el auto que vas a llevar para ir a la universidad? —
preguntó, sonando casi preocupado.
Lake miró hacia el pavimento cuando la comprensión de que ya no
tenía el dinero para ir al a universidad la golpeó. No tenía idea de cómo le
iba a decir a Adalyn —o a cualquiera, para lo que importaba—, demasiado
avergonzada por el motivo por el cual ya no podría ir. Eso fue por lo que
ella no le iba a decir.
—No, es el auto de mi papá. Estoy planeando conseguir un
departamento a solo una milla del camino, así que no necesito uno.
—Quieres decir que, ¿vas a una jodida ciudad nueva, donde no
conoces a nadie, y planeas caminar a todos lados?
No le gustaba la forma en que había salido casi como un grito, y si
no lo conociera mejor, casi pensaría que le importaba.
—Eso, o tomar un autobús. O qué diablos, encontraré a alguien que
me dé un aventón.
—Mejor que estés jodidamente bromeando Lake —le gruñó a ella.
—No pretendas que te preocupas por mí. —Se giró para sentarse en
el asiento del auto. Podía esperar ahí a que lo reparara.
Vincent rápidamente tomó su mano para detenerla.
—Si me preocupo por ti cariño.
Todavía estaba sorprendida por lo rápido que su voz había cambiado
de enojada a suave como mantequilla. Mirando sus ojos azul cielo, ella le
creyó.
—¿Lo haces? —preguntó suavemente, deseando oírle de nuevo.
—Por supuesto, eres la mejor amiga de mi hermana.
Fue entonces cuando el momento murió para ella. Solo se
preocupaba por ella por Adalyn. Por supuesto, no sería por mí. Finalmente
comprendió la diferencia entre ellos. Ella se preocupaba por Vincent
porque le gustaba, no porque fuera el hermano de su mejor amigo.
Lake se sintió estúpida, sabiendo que nunca le gustaría por lo que
ella era. Lucca se lo había dejado claro, solo los italianos podían estar en
la mafia, y Vincent solo podía amar una cosa: la mafia. Si alguna vez se
establecía, seria con una sexy mujer italiana, así que si alguna vez tenían
hijos, su hijo podría seguir sus pasos. Yo solo podría manchar el nombre de
la familia Vitale.
Sacó su mano de su agarre.
—¿Está arreglado?
—Sí. ¿Qué está mal contigo?
—Nada —dijo, tratando de sacar el palo que sostenía el capó.
Vincent rápidamente sostuvo el capó del auto.
—¡Jesús, jodido Cristo, vas a aplastarte los dedos! —le gritó.
—Si lo hiciera, ¿solo te preocuparías en nombre de Adalyn cierto?
Cuando él simplemente se la quedó viendo sin decir una palabra,
salió disparada y fue hacia el auto, cerrando de golpe la puerta.
Rápidamente, giró la llave de encendido y finalmente arrancó.
Vincent apenas pudo cerrar con seguridad el capó y salir fuera del
camino antes de que le pasara encima.
¡Maldita sea, Dios! ¿No podrías haberme dejado ganar una vez hoy?
Afortunadamente, la expresión en su rostro al saltar del camino le
dio paz.
Pesadilla en la Calle Cuatro
Traducido por Manati5b

Ella jodidamente solo trató de atropellarme, ¿no es así? ¡Jodidamente


lo hizo!
Vincent estaba haciéndole a esa chica un favor, y ella ni siquiera lo
sabía. No disfrutó diciéndole que solo se preocupaba por ella porque era la
mejor amiga de su hermana. Infiernos, él mismo quería creérselo.
Porque me dirás que es un error y me dejarás de nuevo. Esa sola
oración arrancó su corazón, y él tenía la certeza de que no tenía uno. Ella
ya tenía un pie fuera de Ciudad de Kansas, y cuando llegó el momento
para ella de ir a la universidad, no podía irse con ella. Lake nunca se
movía para salir, y nunca se movía para marcharse.
Seguro, podía jugar con ella, tener su camino con ella por un rato,
pero él podía ver el resultado de todo ello. Vincent la destruiría; completa y
totalmente destruiría algo precioso que ya estaba a punto de romperse.
Ver a esa perra hablándole a ella de esa forma en el centro
comercial, finalmente había visto una pizca de porqué había dicho que
podía relacionarse con Chloe. Su instinto le dijo que podría haberlo tenido
mal toda su vida, y él había sido demasiado estúpido para verlo.
Vincent empezó a recordar vagamente que quería darla la vuelta al
auto cuando la había dejado en la casa de su mamá. Debería haberme
dado la vuelta. Estaba enfermo al pensar en toda la mierda que hubiera
podido pasar durante los últimos dos meses. La dejé allí.
El lugar donde se suponía que su corazón comenzaba a doler. Nunca
antes lo había experimentado. Con miedo, cerró su conciencia, no pudo
escuchar la voz en su cabeza para explicar el nuevo pensamiento. Por lo
tanto, lo remplazó con uno que conocía muy bien, uno que susurraba sus
deseos pecaminosos. Dejó que la sensación de rabia comenzara a dominar
su cuerpo. Estaba claro, destruirla solo lo rompería, y él era
inquebrantable.
Vincent escuchó la puerta cerrarse, Mirando hacia arria, vio el rostro
furioso de Amo caminando desde la casa.
—¿Tu hermana no se calla la jodida boca, no es así? No tiene un
jodido filtro. Todo el tiempo tuve que escucharla hablar en cuan calientes
son Nero y Lucca. Ella está enferma y loca, justo como tú. Ella joderia el
glóbulo ocular de Nero y el Escalade de Lucca si pudiera. Mientras estaba
escuchando y tratando de no imaginarme algo muy enfermo y alguna
jodida mierda, miré por la ventana y pude ver la mierda de aquí afuera, y
vi a Lake inclinada sobre el jodido auto. Experimentaste el sueño húmedo
de todo hombre, y ahí estaba yo, tratando de distraer a tu hermana para
que tú pudieras tenerlo. ¡Consigues la imagen de su dulce culo esta noche
cuando vayas a dormir, mientras que yo tendré una maldita jodida
pesadilla de tu hermana jodiendo el Escalade verde! —Amo terminó,
finalmente abriendo la puerta de su auto a través de su frustración.
Vincent trató de no ahogarse con su risa.
—Nadie es más enfermo y retorcido en la alcoba que tú Amo.
Encontraras algo que te haga olvidar.
—Tú jodidamente me debes algo por esto Vince, así que, ¿por qué no
vas y encuentras algo para mí? —gritó Amo antes de cerrar de golpe la
puerta.
¿¡Qué mierda!? Por segunda vez en el día, tuvo que esquivar el paso
para evitar ser atropellado.
Probablemente me merezco esto, pensó, sonriendo mientras
recordaba lo duro que se había puesto por estar viendo a Lake en esos
pequeños pantalones cortos. Tuvo que esforzarse para que ella se inclinara
sobre el capó lo suficiente para que la parte inferior de las mejillas de su
culo saliera, pero había valido cien por ciento la pena. No pudo resistir la
urgencia de tocarla, su mano picaba por hacerlo de nuevo. Había pensado
que su mano era suave. Pero maldita sea, sus piernas y su culo eran la
cosa más suave que había sentido.
Había tocado a muchas mujeres, pero nada se había sentido como
ella, y no tenía idea de cómo diablos era posible.
¿Tal vez tenía una enfermedad en donde el pelo solo podía crecerle en
la cabeza? Preguntándose si esa enfermedad incluso existía, lo hizo
curioso en cuan exactamente suave era en otros lugares. Por supuesto, eso
le hacía querer mantener su conciencia oculta para siempre y volver a
jurar por Lake cuando solo lo había hecho cinco minutos antes. Seguro,
nos estrellaríamos y quemaríamos juntos, pero se sentiría tan jodidamente
bien, le susurró su voz siniestra.
—Realmente estoy enfermo y jodido —se dijo a sí mismo.

***

Lake trató de reunir el coraje para atravesar la puerta principal. Ya


había pasado por mucho y no sabía cuánto más podía tomar.
Girando la perilla, entró a la casa de los horrores.
—¡Ahí está mi nena que ha crecido! —Su madre corrió hacia ella,
dándole un abrazo—. Siento no haber podido conseguirlo, pero te conseguí
algo para compensarlo.
—Oh gracias Mamá. —Trató de sonar tan entusiasmada como pudo.
Mientras su madre la arrastraba hacia la cocina, observó a John y
Ashley sentados en la mesa comiendo comida china, mientras le
disparaban miradas disgustadas a espaldas de su madre.
Después de que su madre le diera una enorme bolsa de regalo de la
encimera de la cocina, Lake vio a su madre prácticamente estallando ante
la expectativa de que ella lo abriera.
Tendría que actuar realmente excitada para lo que sea que hubiera
en la bolsa. Sacando el papel de envolver, pudo ver el contenido.
Literalmente la mató tener que sacarlo de la bolsa y revelarlo a John y a
Ashley.
Tomando las correas del carísimo y muy grande bolso de diseñador,
lo sacó.
—Mamá esto es demasiado. Gracias. —Sonrió tan grande como pudo
mientras le daba un abrazo. Mirando hacia el rostro de John, temió la
tormenta que se avecinaba.
—De nada cariño. Sé que no te gustan las mochilas, y pensé que
podrías poner tus libros en ella para la universidad. ¡Felicidades! —Su
madre le dio otro gran abrazo.
—Bueno, es perfecto. Gracias. —Necesitaba terminar esto y salir de
allí. Ashley ni siquiera estaba tratando de disimular su disgusto y sus
celos en ese punto.
—¿John? —Su madre le dio un codazo.
—Felicidades. —Se lamió sus dientes delanteros—. Se olvidaron de
mis costillas de nuevo. Necesito que regreses y las consigas.
Mierda, mierda, mierda. Tenía que pensar en algo.
—Está bien, regreso enseguida cariño —le dijo su madre.
—De hecho, tengo que regresar. Papá está de regreso en casa
esperándome. —Trató de asegurarse de que John entendiera al enfatizar la
parte de su papá. No iba a ser capaz de torturarla y sostenerla esa noche
porque su padre la esperaba, pero tenía la certeza que iba a pagar diez
veces más por la mirada en su rostro.
—Está bien cariño. Puedes decirme todo sobre la graduación el
viernes.
Lake soltó un suspiro de alivio imperceptible mientras volvía a
colocar el bolso en la bolsa de regalo.
—Ba… ¿Por qué no vas y dejas eso en tu cuarto? De esa forma
estará cuidado y nuevo para cuando el semestre inicie —le dijo John.
Ella tragó el nudo en su garganta.
—E-está bien. Vuelvo enseguida mamá. Podemos salir juntas.
Tan pronto como Lake salió de la cocina, caminó tan rápido como
pudo sin romper a correr. Rápidamente, subió los escalones y por el
pasillo. Se levantó de un salto para alcanzar el lazo, pero solo las puntas
de sus dedos lo alcanzaron.
—Pensé que necesitabas el entrenamiento extra. Te estás volviendo
muy buena en eso de lo que vi la última vez dijo Ashley, acercándose
detrás de ella.
Se dio la vuelta y le tendió la bolsa.
—Solo sigue adelante y tómala.
—No es muy gracioso cuando solo me lo das.
Lake colocó la bolsa a su lado cuando Ashley no quiso tomarla. Al
momento en que lo hizo, Ashley se lo arrancó de las manos.
—En realidad, lo es, perra. —Ashley empezó a reír—. Buena suerte
entrando a tu cuarto de mierda ahora.
Lake la vio alejarse felizmente a su cuarto con su regalo en mano.
Sabía que no iba a poder mantenerlo, y la verdad era que ni siquiera lo
quería. Los obsequios hacían a todos muy felices, pero a ella, solo se
causaban miedo. Cuan mejor el regalo, más asustada estaba.
Esa vez decidió correr, sin importarle si alguien iba a oír. Necesitaba
bajar antes de que su mamá se fuera.
Cuando Lake alcanzó la cima de la escalera, supo que era demasiado
tarde. John la estaba esperando al fondo. Si no tuviera que trabajar, se
habría vuelto y encerrado en su ático.
Sin poder elegir, caminó lentamente por los escalones. A unos cuatro
de John, se detuvo y empezó a orar en silencio en su cabeza.
—Tengo planes para ti este fin de semana; grandes montañas de
mierda de tráileres que solo basura de tráiler puede limpiar. Me
perteneces, y vas a descubrir cuánto jodido lo haces en unos días. Voy a
hacerte pagar por todo el tiempo que perderé cuando vayas a la
universidad. La única cosa que te ayudará a pasar esto es el pensamiento
de lo que la pieza de mierda de tu padre le haría a tú madre si se entera de
cómo te hemos tratado. ¿Qué crees que piensan los animales de creen que
sus mierdas no apestan le harían a ella? Sé que eres una retardada
endogámica, pero estoy seguro de que me entiendes, ¿no es así? —dijo lo
último lentamente como si le estuviera hablando a un bebé.
Se le recordó a Lake porqué tenía que soportar que John la torturara
y porqué tenía que mantenerlo en secreto durante todos estos años. John
tenía razón; si le decía a su padre o a Adalyn, la mafia iría tras su madre y
la mataría. No había duda de eso. Su mamá era su familia, su carne y
sangre, y ella haría lo que fuera necesario para mantener a la familia a
salvo.
Miró hacia el piso derrotada.
—Sí, John. —Lake había tratado de mantenerse fuera de esos fines
de semana de “Pesadillas en la Calle Cuatro”, pero todas sus excusas se
irían al infierno siempre que su madre llamara a su padre para quejarse.
Eso siempre planteaba preguntas sobre el porqué no quería ir, preguntas
que nunca podría contestar.
Él la miró un momento más para inculcar el miedo de lo que estaba
por venir antes de caminar hacia un lado.
Una vez que se movió, no le tomó a Lake dos segundos para correr
tan rápido como pudo, escaleras abajo hacia la puerta. Yendo hacia la
manija del auto en trompicones, finalmente consiguió entrar y cerrar las
puertas detrás de ella.
Colocando su rostro en sus manos, empezó a sollozar,
preguntándole a Dios, ¿Por qué yo? ¿Por qué yo…?
—¿Por qué Dios? —Lake lloró en voz baja mientras se limpiaba en el
baño.
Escuchando la puerta del baño abrirse detrás de ella, volvió la cabeza
hacia atrás para ver a John.
—Porque eres jodidamente nada, es por eso. Ahora deja de
jodidamente llorar. Dios no va a ayudarte.
Ella se cubrió su boca, tratando de contener el grito a punto de salir
por sus dolorosas palabras.
John se acercó al mostrador del baño y golpeó sus manos con tanta
fuerza como puedo, asustando a Lake tanto, que se quedó en silencio.
—Anda jodidamente arriba. Es exactamente por esto que hice que te
fueras al ático. Estoy harto de escucharte y mirar nada más que un pedazo
de mierda. ¡VETE! —le gritó.
Se levantó y corrió lo más rápido que pudo, se fue por el pasillo y solo
se detuvo cuando vio a Ashley en la escalera desde la cochera. Aminorando
el paso, vio a Ashley usando unas tijeras para recortar la tira blanca que
bajaban las escaleras que daban al ático hacia su nueva habitación. Ashley
finalmente la vio y sostuvo en alto la tira, mostrándole cuánto había cortado.
—Pensé que era demasiado larga. ¿Qué piensas ahora?
Lake secó las lágrimas que se deslizaban por su mejilla sin darle una
respuesta.
—Tienes razón perra. Necesita recortarse más. Tú eres jodidamente
buena y alta. Puedes hacerlo. —Ashley sonó loca cuando dijo “buena y alta”
mientras cortaba otra pulgada—. Perfecto.
Observó a Ashley bajar por las escaleras sacándola del camino.
—Vamos, quiero ver qué tan alto puedes brincar. —Un desprecio
maligno apareció en su rostro.
Lake simplemente permaneció ahí. No iba a dejar que Ashley mirara.
—¿Quieres que llame a mi maldito papá? Estoy segura que amará ver
esto también. —Cuando Lake no se movió, empezó a gritar—: PA…
Lake rápidamente se movió hacia la tira, no queriendo que John la
mirara también.
Más lágrimas cayeron mientras brincaba para alcanzar la tira. Falló
las primeras veces, haciéndolo aún más difícil para ella después de que
comenzó a balancearse hacia adelante y hacia atrás en cada intento fallido.
La risa sádica de Ashley resonó en sus oídos junto con las palabras.
—Más alto, Salta más alto perra…

Lake limpió su rostro manchado de lágrimas con el dorso de sus


manos, llegando a la conclusión de que recordar torturas pasadas no iba a
ayudarla a dejar de llorar y el llanto no iba a resolver ninguno de sus
problemas.
Tenía que trabajar esa noche y salir adelante si quería resolver su
problema más grande.
Para una chica de dieciocho años, era triste pensar que la única
manera de salvarla a ella y la vida de su padre era trabajar en un casino
provocativo. A veces la vida no era justa.
¿Fue una Madre o Hija Esta Vez? Mierda,
¿Fueron Ambas?
Traducido por Rimed

El segundo día de trabajo no fue ni remotamente más fácil que el


primero. Sus pies aún estaban adoloridos por el día previo y salir de detrás
de las cortinas vestida como una conejita playboy aun la asustaba a
muerte. Le tomó casi medio turno acostumbrarse a todo el asunto
nuevamente.

Mientras hacía sus rondas fue a una mesa de póker. Sosteniendo su


libreta y bolígrafo escribió las órdenes de los hombres mientras
rápidamente daba la vuelta alrededor de la mesa.

—¿Puedo ofrecerle algo? —le preguntó al hombre del extremo


mientras escribía la última orden. Generalmente ni siquiera tenía que
preguntar cuando se trataba de una mesa de póker; ellos rápidamente le
escupían lo que querían por lo que nunca necesitaba levantar la vista.

—Así que es verdad, Debo decir que cuando escuché lo que había
pasado, no creí que tuvieras las agallas de trabajar aquí abajo.

Ni siquiera necesitaba levantar la vista de su libreta para saber a


quién pertenecía esa aterradora y oscura voz. Aturdida, no supo que decir
mientras miraba dentro de esos aterradores ojos azules con verde.

—No te preocupes, cariño. Estoy tan sorprendido como tú —dijo


Lucca, mirando su transformación.

Sintiéndose avergonzada y consciente de sí misma por su revelador


atuendo, deseaba poder irse.
—¿P-puedo traele algo?

Lucca volvió a mirar sus cartas y luego deslizó una gran pila de
fichas al centro de la mesa.

—Tomaré algo de Jack, cariño.

Camino al bar su corazón se aceleró, preguntándose quienes sabrían


sobre su deuda. ¿Quién más lo sabe? ¿Qué pasará si Adalyn se entera?

Intentando calmar sus nervios, tomó una gran bandeja de tragos.


¡No los derrames! Estaba temblando tanto que los líquidos se balanceaban
peligrosamente dentro de los vasos.

Tomando un gran y hondo respiro, volvió a la mesa de póker y


entregó las bebidas. Mientras depositaba el líquido oscuro delante de
Lucca, él no levantó la mirada de su juego. Gracias. Al terminar huyó a su
siguiente mesa.

La noche continuó y cada vez que visitaba la mesa de póker de


Lucca, él no le prestaba atención. Las únicas palabras que le dirigió fueron
para pedir nuevas órdenes de Jack, pero no la miró siquiera una vez. Ella
estaba más que agradecida por eso y luego de las primeras veces no le
prestó importancia, bueno, salvo por el hecho de que sabía de qué era el
segundo al mando. Demonios, nunca lo habría pensado, pero prefería
atenderlo a él antes que a todo el resto, dado que él nunca miraba hacia
su trasero o sus senos.

Al volver una vez más a la mesa de póker, se dio cuenta lo enorme


que se había vuelto la montaña de fichas de Lucca.

—¿Le gustaría algo más para tomar?

—No gracias, cariño —dijo él, levantándose. Alcanzó el bolsillo


trasero de sus pantalones vaqueros oscuros y sacó un fajo de dinero
sostenido con un clip de plata.

Lake lo observó en shock mientras él separaba cinco billetes de cien


dólares del clip. Ella no sabía cómo aceptarlo. Nadie le había dado una
propina tan grande, especialmente no alguien que solo había bebido una
botella de Jack.
—Tómalo, cariño —dijo el, acercándolos a ella. Cuando finalmente
tomó los billetes la detuvo—. Y no necesitas ponerlos en tus pechos. No es
por eso que te doy el dinero.

—Gracias —dijo ella incrédula mientras él comenzó a recoger sus


fichas.

Cuando él no dijo nada más, ella se dirigió al bar. ¿Qué demonios


acaba de pasar?

* * *

Vincent fue a la oficina de Lucca, preguntándose porque él lo habría


mandado a llamar.

Al entrar vio que Nero y Amo ya estaban allí. Esto va a ser realmente
bueno o malditamente malo.

—¿Te tomaste tu maldito tiempo, no? —preguntó Lucca mientras


encendía un cigarro.

—Lo siento, estaba ocupado.

Lucca miró a su cabello mojado.

—Sí, puedo verlo. ¿Fue una madre o una hija esta vez? O mierda
¿Fueron ambas?

Vincent tomó asiento y le sonrió.

—Esta no tenía madre ni padre; tenía unos cuantos problemas


parentales reales.

Nero y Amo apenas si movieron sus cabezas.

—Déjame adivinar, ¿le ayudaste a resolver sus problemas en diez


minutos? —Lucca arrojó las cenizas en un cenicero.

Algo más como una hora.


—¿Qué hay de los problemas de Lake? ¿Los solucionaste ya? —
continúo él.

—Sí, arreglé su auto, justo después de mirar su trasero mientras


intentaba arreglarlo. Aún me debes por eso. —Amo claramente seguía
molesto con él.

—Te lo dije la última vez, Lucca; Lake no es mía. Ella se habrá ido en
un par de meses y no tendrás que escucharla nunca más. De todas
formas, no es como si la vieras alguna vez. —Vincent comenzaba a
irritarse, no entendía el porqué Lucca se preocupaba tanto.

—Eso va a ser una lástima. Esperaba que su auto se descompusiera


otra vez. ¿Crees que podrías hacer que Elle la invite de compras otra vez?
—le preguntó Amo a Nero.

Nero lo miró estúpidamente.

—¿Realmente me acabas de pedir que haga a Elle ir de compras con


la esperanza de que tengas suerte de que su auto se descomponga otra
vez?

Amo se encogió de hombros.

—Digo, con ese auto es casi un hecho, pero de todas formas me iba a
asegurar que ocurriera.

Vincent apretó los brazos de la silla, haciendo que sus nudillos se


pusieran blancos. Se había enfurecido al escuchar a Amo; pero no podía
torcerle el cuello frente a Lucca, no importaba cuanto quisiera hacerlo. Si
lo hiciera parecería que él tenía sentimientos hacia Lake. El único
sentimiento que tengo por ella es querer follarla.

Era jueves en la noche y luego de que hubiese arreglado su auto el


lunes, había evitado exitosamente escuchar a su conciencia por varios
días. Tampoco planeaba volver a hacerlo. Él sabía lo que la voz de la razón
en su cabeza diría. Lake, Lake, Lake, Lake, y mi otra cabeza ya lo dice lo
suficiente.

Una vez que tuviera su pene bajo control, vería en qué clase de
mierda estaba Lake metida con su familia. Algo profundo en él lo había
asustado lo suficiente para que esperara, porque temía que, una vez que
descubriera la verdad, quitarla de su cabeza no iba a funcionar.
Últimamente, se había pegado a chicas desamparadas y culpaba a Nero
por eso. Debía hacer esto de manera estratégica y para eso debía mantener
a Lake fuera de su mente, para luego arreglar sus problemas sin que ella
lo supiera. No tenía que involucrarla, verla o hablar con ella.

Lucca dio una última calada y dejó su cigarro.

—Voy a darle a todos ustedes un nuevo trabajo, ya que claramente a


ustedes dos les gusta ver traseros todo el día. —Cabeceó hacia Vincent y
Amo—. Consideren esto un regalo de graduación. Véanme en el casino
mañana y yo los dejaré entrar.

Vincent, Nero y Amo dejaron su oficina y se dirigieron a la sala estar


del hogar Caruso.

Al ver a Nero, Vincent sintió su angustia.

—No te ves muy feliz.

Nero sacudió su cabeza.

—No siento que esto esté bien para mí. Mi hermano está planeando
algo.

—Yo creo que realmente pretendía lo que dijo, y estaría


malditamente agradecido de ver algunos traseros ardientes todo el día —
dijo Amo.

Vincent sonrió, esperando lo que sea vendría a futuro. Realmente


disfrutaba tomar nuevos trabajos.

—Dijo que es un regalo de graduación, hombre.

—No me gusta, mierda —gruñó Nero.


Verdaderamente Había Algunas Cosas Que No
Podías No Ver
Traducido por AnamiletG

Vincent abrió la puerta que conducía al Cielo mismo. Su boca se


abrió al ver a todas las mujeres en ropa interior sexy. No había nada como
chicas con culos sexy y miles de dólares siendo arrojados alrededor.
—Maldita mierda, ¿esto es real? —dijo con asombro.
—Creo que estoy en el Cielo. ¿Crees que aquí es donde los hombres
de la familia vienen a morir? —preguntó Vincent, viendo a una mujer caer
por un tubo.
—Esto es jodidamente el Infierno; eso es lo que es. Todavía no me
encanta. —Nero parecía enojado.
Vincent y Amo lo miraron como si estuviera más loco que una
mierda.
—Elle me va a matar. No voy a jodidamente trabajar aquí abajo. Voy
a matar a Lucca por esto. —La ira de Nero solo creció cuando se volvió
para regresar.
Amo rápidamente lo agarró.
—Vas a quejarte a Lucca de un trabajo, y te llevará años pasar a un
Capo. Los trabajos aquí abajo no se dan a los hombres que ni siquiera han
sido hechos por un año. No arruines esto para nosotros, hombre. Eres el
hijo del jefe y el hermano del segundo al mando. Nos sacará a todos si te
vas.
Nero apartó las manos de él, asintiendo con la cabeza.
Gracias Dios. Vincent se había preocupado de que su amigo le
concediera fianza, y no estaba seguro de si alguna vez podía perdonarlo si
se llevaba este pedazo de Cielo justo cuando finalmente lo había
conseguido.
Sus ojos fueron atraídos por un chirrido de ruido cuando una mujer
se deslizó lentamente por el tubo mientras hacía las divisiones.
—Nop, jodidamente no puedo hacerlo. —Nero se dio la vuelta.
En ese momento, Vincent lo agarró.
—Por favor, hombre, te estoy suplicando. Este es el trabajo más fácil
y el más alto que hemos tenido. Todo lo que tenemos que hacer es estar de
pie contra la pared y asegurarnos de que nadie pone una mano sobre las
chicas a menos que paguen. No es que le digas a Elle sobre los trabajos
que haces, de todos modos. Este no será diferente. —Cuando Nero no
parecía que iba a moverse, Vincent decidió jugar el viaje de culpa—.
¿Quién te ayudó a joder a todos los que alguna vez miraron a Elle mal?
Nosotros. Ahora, por Dios, ayúdanos. Al menos déjame follar a un par de
ellas. Por favor.
—¡Mierda! Ustedes dos hijos de puta mejor que recen que ella no se
entere de esto. —Nero todavía no estaba feliz.
Una cosa es, con seguridad, pensó mientras tomaba su entorno, que
voy a tener que agradecer a Lucca y a Dios.
Querido Padre de la Mafia, gracias por dejarme entrar en el Cielo de
la Mafia.
Nero miró a Vincent mientras susurraba a sí mismo.
—Maldita sea, Vincent; ¿estás rezando otra vez?

***

Lake realmente deseaba haber ido al baño antes de vestirse con la


ropa apretada que le cortaba la circulación. Había estado trabajando
durante casi una semana en estos negocios, haciéndola sentir un poco
orgullosa. Bien, tan orgullosa como puedes estar al trabajar aquí abajo.
Afortunadamente, Sadie la mantuvo en el mismo estilo de ropa,
gustándole la mirada inocente de ella. En ese momento, llevaba un tono
más claro de corsé rosa que tenía un arco de seda negro entre sus pechos,
emparejado con pantalones cortos de color rosa oscuro y con volantes que
parecían tener siempre medias más pequeñas y negras con arcos de seda
negra a juego. Aún tenía que usar las mismas bombas negras, pero sus
pies se estaban quedando entumecidos y acostumbrados a todo lo que
había dicho María.
La semana había sido muy dura para ella. Trabajaría hasta morir,
luego iría a casa a dormir y repetiría todo de nuevo. Se sentía como si la
vida hubiera sido absorbida de ella, sin poder reconocer a la persona que
miraba hacia atrás en el espejo.
La última vez que Lake había visto a su padre era cuando había ido
a la oficina de Dante. Ella lo llamaba todos los días, pero él siempre le
mandaba un mensaje de texto para que la viera más tarde. Estaba
preocupada de que algo pudiera estar mal con él, así que decidió ir a ver a
Dante después de su turno para preguntar por él.
Tampoco había gastado más de veinte dólares de sus propinas, así
que planeó darle todo el dinero de su propina a Dante para ayudar a pagar
la deuda de su padre. Lake pensó que si conseguía todas sus propinas
encima de su sueldo, no estaría trabajando para él por el resto de su vida.
Iba a hacer lo que fuera necesario para pagarle lo más rápido posible,
incluso si eso significaba vivir con monedas de diez y cinco centavos en el
proceso.
Estaba acostumbrada a ello, de todos modos.
Asegurándose de que su maquillaje y el cabello grande parecían
adecuados, se dirigió al frente del enorme vestidor, necesitando usar el
baño antes de su turno.
Giró la esquina y corrió hacia dos cuerpos que bloqueaban la puerta
del baño.
—Discul…
—Santa mierda. ¿Lake? —Amo no podía mantener sus ojos de todas
partes excepto su cara.
Oh no.
—Mierda. —Nero golpeó la puerta del baño.
Oh no.
Lake necesitaba escapar. Trató de pasar rápidamente a correr al
baño antes de vomitar la poca comida que tenía en el vientre.
—Muñeca, en serio, realmente no quieres entrar allí. —Amo se movió
para bloquear completamente la puerta.
¡Ya viene! Rápidamente, puso su mano sobre su boca para no
lanzarse.
—Oh, mierda. —Amo se escapó del camino como si pesara cien
libras.
—¡Voy a entrar! —gritó Nero, dándole un amplio anclaje.
Lake abrió rápidamente la puerta, su mano cayó al lado junto con su
boca.
—Vincent? —Ella parpadeó los ojos un par de veces, con la
esperanza de que era solo una terrible ilusión.
Vincent apartó la boca de la mujer chupándose los labios y cerró la
cremallera de su pantalón.
—¿Lake? —Se dio la vuelta, revelando a una rubia de platino con
enormes, desnudos y perfectos senos que podrían sacarle los ojos.
—¿Kim? —Ella dijo su nombre mientras miraba su cara. De todas
las chicas de allí, Kim era la más perra, ni siquiera le daba a Lake la hora
del día.
—¿Es tu novia? —preguntó Kim a Vincent.
Vincent se quedó allí en estado de shock, claramente no sabía si
debería estar más sorprendido por la situación o el hecho de que Lake
estuviera vestida como una estrella porno mientras la miraba de arriba
abajo.
—No, y dudo mucho que lo sea —murmuró Amo detrás de ellos.
—Traté de advertirte —le dijo Nero.
Lake sintió que el mundo empezaba a girar mientras la bilis se
levantaba una vez más de su estómago.
—Creo que voy a...
Kim se pavoneó hacia ella, adorando el hecho de que pudiera
mostrar sus tetas a tres hermosos hombres.
—Vete jodidamente de aquí, chica nueva. Estamos ocupados.
Lake ya no podía pensar ni retener la enfermedad en el estómago.
¿El desafortunado objetivo? Dos tetas enormes.
Un grito agudo llenó el aire.
Había verdaderamente algunas cosas que no podías no ver.
Querido Padre de la Mafia, Jódete
Traducido por Arifue

Kim continúo gritando a todo pulmón.

—Lo siento tanto, yo no… —Lake cubrió su boca de nuevo, temiendo


que no hubiese terminado, continuando con el sentimiento de
aturdimiento.

Vincent corrió a agarrar a Lake y sostenerla. La llevó rápidamente


hasta el fregadero, abrió el agua fría y colocó su mano bajo el agua.

—¡TÚ, MALDITA PUTA! —Kim continuó gritando.

—Cariño necesitas calmar la mierda ahora —la voz de Vincent se


volvió letal.

—¿Qué diablos está pasando…? —Sadie intervino, tras una


carcajada histérica de Amo y Nero—. Oh cariño.

—¿Viste lo que esa perra me hizo? —Kim comenzó a temblar,


ignorando cómo iba a sacarse el desastre de encima.

Sadie caminó hacia ella y le dio una cachetada.

—Calla la puta boca antes de que te meta mi tacón de stripper hasta


la garganta. Eso no es la cosa más asquerosa que ha caído en tus tetas
falsas, ni será la última. Tenemos duchas por una razón. Será mejor que
te acostumbres a ellas, porque la próxima semana, estarás follando a los
hombres más asquerosos que pasen por esas puertas.

Kim sostuvo el lado de su cara que se había tornado rojo, mientras


salía corriendo de allí.

Sadie se volvió hacia Amo.


—¿Te importaría traerme un poco de jugo de la nevera que está allí
afuera? Gracias cariño.

Amo sacudió su cabeza lentamente por un rato, sorprendido, antes


de marcharse.

Ahora ya entiendo todo el asunto del “jefe”.

Sadie se acercó a la aun aturdida Lake —los tacones no ayudando


en la situación—y comenzó a masajear su espalda.

—¿Estás bien?

Lake logró asentir antes de que Amo volviera con su jugo. Ella tomó
un sorbo del líquido y sintió que regresaba algo de su fuerza vital.

—Lo siento tanto cariño. Solo puedo darte 5 minutos antes de que
tengas que salir allí de nuevo.

Lake sabía que Sadie se sentía mal por ello.

—Lo sé. Está bien…

Vincent hablo más alto que ella:


—No, no está bien. Ella no puede trabajar así. Ve a buscar a alguien
que la reemplace.

Sadie sacudió la cabeza.


—Realmente no puedo. No es mi trabajo. Ninguna de mis chicas va a
trabajar de gratis. —Comenzó a alejarse—. Trataré de darte diez minutos
cariño.
Tomó un trago más grande esta vez. Oh Dios. Todo lo que había
pasado finalmente se estaba asentando.

—¿Lake qué diablos quiere decir ella con eso? ¿Y por qué demonios
estás trabajado aquí abajo?

—Eso no importa. —Se apartó de Vincent, dándose cuenta que él


había estado sosteniéndola todo este tiempo.

Su dura voz la hizo recordar lo que él estaba haciendo con Kim hace
solo unos instantes.
—Sí, importa —gruñó él, moviéndose para agarrarla de nuevo.

Lake apartó su mano fuera del camino como si fuera una plaga.

—No te atrevas a tocarme después de lo que acabo de ver. ¿Por qué


viniste hasta aquí? ¿O es una pregunta estúpida?

—Acabamos de terminar nuestro primer maldito turno. Ahora


trabajamos aquí.

¿Primer turno?

—¿Quieres decir que has trabajado aquí un solo un día y ya estás


follando en el baño? ¿Cuál fue Kim, la quinta?

—¡No, maldición que no lo fue! ¡Acabamos nuestro maldito turno


solo hace 5 minutos!

Nero comenzó a toser y le dio una señal de que se callara la puta


boca.
Lake esperaba que el dolor no fuera visible en su rostro; ella había
acabado con el concurso de gritos. Tú ganas, Vincent. De una vez por
todas.

—¿Podrías irte por favor? Como si esto ya no fuera lo


suficientemente humillante.

Agarró el enjuague bucal que se mantenía en el mostrador y trató de


borrar las náuseas y el horrible sabor en su boca después de haberlo visto
con Kim.

Esta vez, él habló más tranquilo porque ella no había sido capaz de
ocultar el dolor en sus profundos ojos avellana.

—No voy a irme hasta que me digas porqué estás aquí.

Lake botó la toalla de papel que había usado para secar sus labios,
esperando que los gérmenes de los besos de Vincent meses atrás ya no
estuvieran.

—Bien, me iré yo.

Nero y Amo bloquearon la puerta ante la orden de Vincent.


—¡Tengo que regresar al trabajo, Vincent! —Estaba cansada de sus
juegos. A él no le importaba una mierda ella, y ella había perdido sus
sentimientos por él cuando había atravesado las puertas del baño.

—Dime porqué y podrás irte.

¡Jodidamente lo odio demasiado!

Su dolor y furia la hicieron decir:


—Porque Dante iba a asesinar a mi padre por deberle mucho dinero.
¡No tuve opción!

—Cariño, por qué…

—No me llames así nunca más. Si lo haces, te juro que será la última
palabra que me dirás. —Esa palabra hacia que su piel se erizase después
de que escuchara llamar a Kim así.

Vincent, pasó su mano de manera brusca por su pelo, tratando de


mantener la calma.

—Yo podría haberte ayudado Lake. ¿Por qué no me lo dijiste?

Lake sacudió su cabeza, tratando de no llorar.


—No, no podrías haberme ayudado.

Él trató de acercarse de nuevo.


—Sí, podría haberlo hecho. Y lo haré. ¿Sabes quién es mi pa…?

Ella dio un gran paso atrás de su abrazo.

—Tu padre fue el que me puso aquí abajo Vincent. Nadie más puede
ayudarme excepto yo misma.

En ese momento, ellos la dejaron pasar y por una vez fue capaz de
alejarse de él.

***

Vincent observó desaparecer a Lake como si fuera un animal herido.


Mirándose a sí mismo en el espejo, golpeó a su reflejo, rompiendo el vidrio.
—¡MIERDA!

—He cambiado totalmente de parecer; amo jodidamente estar aquí


abajo. —Por primera vez en el día, Nero no tenía el ceño fruncido.

—Después de ver el vómito en proyectil justo sobre la perra,


entonces la otra dándole una cachetada, puedo decir que mi vida está
ciertamente completa. —Amo estaba disfrutando tanto como Nero.

—Me alegra, hijos de putas, que estén disfrutando esto —Vincent


siseó.

— Sí, lo hago. Tú me viste joderla con Elle. Si la quieres, arréglalo.

—No sé si eres realmente consiente de esto, pero Lake no es como


Elle. Ella no es sumisa al menos que la rompas y luego te odia por ello. Su
maldita cabeza está contra la familia y esta ciudad. Cualquier puñetera
esperanza que había se ha ido ya que tu padre trató de golpear al de ella, y
mi papá la empujó aquí abajo.

¿En qué demonios estaba pensando papá? Él necesitaba verlo para


así poder arrancarle la garganta por hacerle esto a ella.

Amo se encogió de hombros.


—La romperé yo si no lo haces…

—¡Lake es jodidamente mía! Tócala, y romperé mi bate sobre tu


pene.

—Bueno el primer paso es admitir que la quieres —Nero le dijo.

Esta era la primera vez que admitía que la quería abiertamente.


Maldición, era la primera vez que incluso se lo admitía así mismo. Ya no
veía a Lake como la mejor amiga de su hermana.

Ella había cambiado drásticamente en tan solo unos días, y eso


había matado algo dentro de él al verla así. Excepto por el traje. En el
momento en que había puesto los ojos en ella, toda sexy, su pene se había
puesto duro. Y en ese mismo momento ella allí afuera con cada hombre
mirándola, con pensamientos sucios como los de él, solo quería que ella
usara ese atuendo cuando estuviese encerrada en su cuarto, no en un
casino lleno de hombres viejos, ricos y excitados. Dios ayúdalos si alguno
de ellos pone un dedo sobre ella.
Vincent apretó el puente de su nariz, llegando a una decisión.

—Llama a Lucca y dile que trabajaremos un turno doble y que le dé


la noche libre a tres malditos afortunados.

Amo sacudió su cabeza,


—Diablos no, no voy a trabajar doble.

—Sip, Elle espera…

—Sí, ustedes dos lo harán. Los necesito para que me detengan de


asesinar a cualquiera esta noche porque si alguno de ellos la toca, voy a
matarlos a todos.

—Puedo quedarme. —Amo parecía demasiado ansioso por romper


algunas cabezas.

—Voy a llamar a Lucca ahora. —Nero sacó su teléfono.

—Dile a Lucca que es un bastardo enfermo por esto. —El maldito de


Lucca había planeado esto—. Y si pudiera ponernos a trabajar los mismos
turnos que ella hasta que esté fuera de este lio sería genial. Pero llámalo
un imbécil cuando lo hagas.

Ya era jodidamente suficiente de dar gracias a Lucca y a Dios.

Querido Padre de la Mafia, jódete.


Sé que lo hueles, Playboy. Es la Virginidad de
Lake.
Traducido por krispipe

Lake intentó no seguir mirando a Vincent cada cinco minutos, pero


nunca lo había visto así antes. Sus ojos nunca se alejaron de ella, ni
siquiera una vez, y su intensidad la asustó. La miraba en un nivel
completamente diferente del que todos los demás hombres lo hacían.

Los hombres que servía tenían una cara de lujuria, que solía
asustarla hasta ese punto. Vincent la miraba como si fuera su dueño. En
sus ojos, ella era de su propiedad tanto si quería como si no. Ahí había el
mismo hambre sexual que en los otros hombres, pero mientras ellos
estarían saciados con una probada, Vincent la quería como su esclava.

Lake se sentía como si hubiera tenido dueño toda su vida con la


escuela, Ashley, John, y finalmente Dante. No iba a ser propiedad de nadie
más. Especialmente no de él.

Una vez que puso un chupito enfrente de un cliente, él bebió el


contenido y luego le dio la primera propina de la noche.

Mierda. Lake tragó saliva mientras tomaba el billete de sus manos.


Forzó una sonrisa al impaciente hombre que quería un espectáculo.

Apresuradamente meneó sus pechos, entonces puso el billete en su


corsé. Sus ojos se alzaron hacia la pared trasera y vio a Vincent siendo
retenido por Nero y Amo.
—Gracias —dijo antes de dar media vuelta y prácticamente correr.
Fue directamente a la barra trasera, intentando calmar sus nervios.

Su vida dependía del trabajo, y Vincent iba a arruinarlo. Ese


pequeño meneo era poco y precipitado en comparación a cómo lo hacía
generalmente. Todos esos hombres regresaban, y si no sentían que
conseguían lo que merecían, no volverían a darle propina. Simplemente se
la darían a otra chica que estuviera dispuesta a mostrarse. Las propinas
iban a sacarla de aquí más rápido.

Qué se joda. La próxima vez, lo haré bien.

Pasaron las siguientes horas y cada vez que alguien le daba una
propina, estaba determinada a dar un espectáculo hasta que la sacaba
realmente de sus manos. Entonces pensaría, ¡Mierda, no puedo hacerlo!

Fue hasta el punto en el que su pequeño meneo era patético. Las


primeras veces, buscaba para ver si Vincent iba a asesinar al cliente,
viendo si sus amigos seguían reteniéndolo. Por lo tanto, siguió
simplificándolo hasta que parecía que era tolerable para él. Claro, veía al
psicópata queriendo asesinar a todos en su camino, pero al menos ya no
necesitaba ayuda. Por qué le importaba que fuera soportable para Vincent,
no tenía ni jodida idea.

Mientras esperaba que hicieran sus bebidas, notó a Sadie yendo al


pequeño escenario y colocando una silla en el medio. ¿Qué está haciendo?
Nunca la había visto hacer eso antes.

Sadie se acercó al micrófono:

—Tenemos un chico de cumpleaños en nuestras manos esta noche,


chicas. Vamos arriba, Alan. —Ella hizo un gesto sexy “ven aquí” a un
caballero viejo hacia el escenario. Tomando la mano de Alan, lo colocó en
la silla—. Alan, cariño, ¿qué chica afortunada te gustaría tener aquí?

La boca de Lake se abrió, sin saber lo que venía. Se puso un poco


nerviosa cuando él miró a su alrededor. Cuando escogió a una de las
mujeres que trabajaban en los tubos de stripper, sus nervios cesaron.
¿Por qué pensaría que me iba a elegir, de todos modos? Era tonto
estar nerviosa por eso.

—¡Vamos! —gritó Sadie, saliendo del escenario.

La habitación se oscureció, dejando solo el escenario iluminado. La


música comenzó a sonar de nuevo, y la mujer comenzó a sacudir su culo
delante de la cara de Alan. Alan mantuvo las manos a los lados mientras
ella empezaba a bailar sexualmente sobre su regazo.

Los ojos de Lake se ensancharon un par de veces. Bueno, sé por qué


la escogió.

Cuando la canción llegó a su fin y estallaron los aplausos, fue a


recoger su bandeja de bebidas. No tengo que preocuparme por ser escogida
de nuevo. Ella misma pagaría por un baile de una bailarina de tubo si
estuviera en ese tipo de cosas.

Sadie saltó de nuevo al escenario.

—Me gustaría presentar oficialmente a todos a nuestra nueva chica.


Lake, ¿dónde estás cariño?

La cabeza de Lake se volvió al escenario para ver a Sadie


escudriñando la multitud.

¡Nonononononononono!

—Ahí estás. Saluda. —Sadie le sonrió.

Lake lamió sus labios secos nerviosamente.

—Es un poco tímida, todo el mundo. Ven y saluda, cariño.

Con un foco de luz encontrándola, sonrió y cuidadosamente levantó


su mano en el aire y comenzó a agitarla.
—Lake es la más joven y definitivamente más inocente —dijo Sadie
con un guiño—, de nuestras chicas, y solo quería felicitarla por su primera
semana. ¡Así que no se olviden de ella, futuros muchachos cumpleañeros!

Ella no...

—Ahora, ¡vamos a mostrarle algo de amor!

Sus oídos comenzaron a llenarse de silbidos y gritos. Todos los ojos


de los hombres estaban sobre ella.

Lo hizo.

Afortunadamente, la música comenzó de nuevo y la mayoría de los


ojos de los hombres dejaron su cuerpo. Pudo sentir el ardor de sus mejillas
mientras recogía su bandeja para entregar las bebidas.

Dirigiéndose a la mesa, vio a un furioso Vincent. Prácticamente


podía ver el vapor saliendo de sus fosas nasales.

Puso las bebidas delante de los hombres, y la última que entregó fue
a un hombre pelirrojo que conocía por su nombre: David. Había estado allí
todas las noches desde que había empezado a trabajar. Siempre se
sentaba en su sección, sin moverse hasta que terminaba su turno. Y sí,
todavía le daba escalofríos, pero tenía que aprender a bloquearlo.

Cuando David le entregó una propina, ella rápidamente se contoneó,


entonces puso la propina en su corsé.

—Sabes que no necesitas ser tímida conmigo, Lake. —Le entregó


otro billete.

Lake miró fijamente el dinero, sabiendo que él quería que se lo


ganara de verdad. Se estiró para agarrarlo pero antes de incluso tocar el
dinero, su brazo fue agarrado y estaba siendo arrastrada. Ni siquiera
necesitaba mirar a su captor.

—¡Vincent! ¡Para! ¿Qué estás haciendo?


Vincent siguió arrastrándola detrás de la cortina y dentro del
vestidor.

—Ve a cambiarte. Ya terminaste.

Lake golpeó su pecho.

—¿Qué mierda no entiendes, Vincent? Ellos lo matarán si no trabajo.


Luego me matarán a mí porque saben que no me callaré. ¿Es lo que
quieres?

Sadie atravesó la cortina.

—¿Cuál demonios es el problema ahora?

—¿Sabes lo que hiciste? Prácticamente les dijiste que ella es virgen.


Vas a hacer que la maten o algo peor —le gruñó a Sadie.

Sadie empezó a olfatear el aire.

—¿Has olido eso?

¿Qué diab...? ¿Se encuentra bien?

—Sé que lo hueles, playboy. Es la virginidad de Lake. Yo lo huelo, tú


lo hueles, y cada jodido hombre ahí fuera también. Estás actuando como
si fuera un gran secreto y nadie lo supiera, pero ¿adivina qué, cariño? Si
pones un pequeño gatito virginal en una maldita jungla llena de un
manojo de putas, no les lleva mucho tiempo olfatear la diferencia.

—¡Eso no significa que necesites hacer publicidad de que ningún


conejo entró aún en su madriguera! —gritó Vincent.

¡Jesús!

—Estoy literalmente justo aquí y puedo escuchar todo lo que están


diciendo sobre mí.
—Estoy intentando dirigir un negocio aquí, playboy. Si consigues un
billete de lotería ganador, ¿no lo cobras? Si consigo una virgen cuando
cada otra muchacha que camina a través de mis puertas es una zorra que
se folla hombres en el baño, tienes razón, voy a hacerles saber a mis
clientes que tengo una amplia selección de chicas. No les dije nada que
ellos no supieran. Además, no pueden comprarla, ella está en la lista de
“no tocar”.

Finalmente, Sadie la miró.

—Asumí que no querías, pero si quieres pasta gansa…

Vincent la cortó:

—No está a la venta.

—Ella puede hablar por sí misma. Ahora escucha, ninguna de mis


chicas ha sido herida o se ha sentido amenazada de ninguna manera,
porque tengo una gran jodida seguridad. Al menos, lo hacía antes de ti.
¿Eres su novio? Porque no permitimos que las chicas los tengan dentro o
cerca del casino. He despedido muchas chicas por idiotas celosos.

Lake puso su mano sobre el pecho de él.

—Nop, no es mi novio. Solo es un amigo preocupado. —Lo miró a los


ojos para implorarle—. No causará más problemas, porque sabe que
dependo de este trabajo, ¿verdad, Vincent?

A Vincent le tomó un momento antes de asentir a regañadientes.

Sadie se dispuso a salir del vestuario.

—Bien. Ahora quiero que tomes un descanso y despejes la cabeza, y


no vuelvas hasta que estés segura de que no volverá a hacerlo. Mantén tus
manos fuera de ella, playboy. Será mejor que no intentes arrastrarla lejos
de un cliente de nuevo. Vas a arruinar sus fantasías de ser los primeros
que meten el conejo en su madriguera.
—Puta…

Lake luchó por contener el contraataque de Vincent.


La Buena Clase es Más Peligrosa Que la Mala
Traducido por Liliana

Cuando Lake regresó a trabajar después del encuentro en el vestidor,


Vincent subió a hablar con su padre. Se sentó en la enorme silla de cuero en la
oscura sala de vigilancia. Desearía que malditamente se apresuraran. Necesito
regresar abajo.

Cuando la puerta finalmente se abrió, rápidamente se puso de pie. Su


rostro se mostraba infeliz al ver al hombre delante de él.

—¿Cómo va el trabajo? —Le sonrió Lucca mientras lo pasaba.

Jódete.

—Genial. Gracias —gruñó las palabras.

Vincent atravesó la puerta de la oficina y fue recibido por Dante y su


padre, los dos hombres que más odiaba en ese momento.

—¿Qué quieres, hijo? —preguntó Vinny.

—Necesito hablar contigo. —Hizo claro que era una discusión familiar.

Dante se puso de pie.


—Pueden hablar aquí. Tengo algún negocio del que necesito encargarme.
Me iré por una hora, así que tómate todo el tiempo que necesites.

—Gracias —dijo Vincent antes que Dante saliera por la puerta. Continuó
de pie y miró a su padre.

Por un momento, su padre levantó una ceja.

—¿Te vas a quedar simplemente de pie allí?

—¿Por qué demonios está Lake trabajando allí abajo?

—¿Cómo lo descubriste? —Vinny lo miró con curiosidad.


—Lucca nos puso en la seguridad —Vincent se frotó los ojos, al borde de
un dolor de cabeza.

—¿Él lo hizo?

—Sí, ahora, ¿Por qué ella está allí abajo? —No tenía tiempo para idioteces.

—Porque Lake fue lo suficientemente estúpida para atravesar esa puerta.


—Vinny señaló la que él reciénteme atravesó.

—Maldición —murmuró para sí mismo.

—Yo acababa de llegar aquí porque Dante quería asegurarse que cualquier
decisión que tomara fuera justa. Así que Dante, Paul y yo estábamos aquí y
dentro de estas malditas paredes Lake. Ella literalmente se acercó a Joe y le pido
ver al jefe. Esa chica no es muy brillante.

Jesucristo. Lucca le advirtió sobre su boca. Vincent iba a tener que


enseñarle a Lake una o dos cosas.

—¿Qué pasó entonces?

—Le dijo a Dante que trabajaría para pagar la deuda de su padre, así que
sugerí que ella trabajara allí.

—¡Dime porqué malditamente pensaste que estaba bien hacer eso! Es la


mejor amiga de mi hermana. ¿Habrías hecho eso a Adalyn, también, y ni siquiera
malditamente decirme acerca de ello?

Odiaba lo tranquilo que estaba su padre, nunca mostrando emoción ni


preocupación por nada en particular. Su trabajo era ser la voz de la razón sin
tomar partido o ser parcial con cualquier cosa o alguien. En este momento, su
imparcial juicio fue demasiado lejos. Él debería haberse preocupado un poco por
Lake.

El tono de Vinny cambió:


—¿Qué querías que hiciera, hijo? ¿Poner su vida en las manos de Dante?
Paul le ha estado pidiendo prestado por años. Sabes que la familia ama a Paul
como si él fuera uno de nosotros, pero le debía cincuenta mil. Entonces cuando él
entra a un juego de póquer y gana lo suficiente para pagarle a Dante, decide
apostarlo todo. Dante tenía derecho de hacer lo que quisiera con Paul… era su
maldito dinero. Ella entrando aquí hizo peor la mala situación, así que tenía que
ser colocada en donde iba a ser más beneficiosa para él. Puedo sacar a cualquier
chica de las calles para responder llamadas o limpiar las sábanas con manchas
de orina de un hotel. Sin mencionar, que esos trabajos tienen el salario mínimo y
a él le tomaría mucho tiempo recoger su dinero. La única oportunidad que esa
chica tenía para vivir era ese trabajo. Es joven y bonita, mantendrá a los clientes
felices y sus bolsillos llenos. Lake es jodidamente afortunada que ese trabajo
estaba disponible y que yo estaba aquí para incluso sugerirle a él que le diera
una oportunidad

Vincent pasó las manos por su cabello y finalmente tomó asiento.

—De acuerdo, así que ella le debe cincuenta.

—No, le debe treinta.

Rápidamente giró la cabeza para mirarlo.


—¿Qué?

Vinny meneó la cabeza.

—Ella jodidamente dejó caer veinte grandes frente a Dante como si no


fuera nada y dijo que era todo el fondo de la universidad.

—¡Mierda! —Rápidamente se puso de pie, yendo a la puerta—. Tengo que


irme.

—Tú la quieres, ¿verdad, hijo?

Vincent apretó el pomo de la puerta, incapaz de cómo responder la


pregunta de su padre. En su línea de trabajo, se detenían a pensar qué era mejor
y más seguro no tener a nadie por quien preocuparse más que la familia.

Vinny le dio una advertencia su hijo.

—Ella es una buena clase de problemas, y la buena clase es más peligrosa


que la mala.

Abriendo la puerta, comenzó a pasarla antes de decir:


—Gracias por el consejo. Lo tendré en cuenta.

Vincent cerró la puerta de golpe detrás de él y se dirigió hacia el elevador.


Una vez allí, mantuvo pulsado el código para llegar al casino subterráneo.
Cuando las puertas se cerraron, se permitió soltar un profundo suspiro.

Ella está jodidamente asustada de la familia lo suficiente para dejarla pero


no lo suficiente para dejar de intentar salvar la vida de un hombre muerto. No creía
que Lake valorara su vida, e iba a asegurarse de que eso cambiara.

Su padre tenía razón, ella era estúpida al pensar que podía salvar a su
padre. Sin importar lo que ella hiciera o no, el riesgo era demasiado grande
incluso para intentarlo.
Dante era un hombre con el que no se debía joder. Su código moral murió
hace mucho tiempo cuando su esposa lo hizo. Si su papá no hubiese estado allí,
Lake estaría seis pies bajo tierra en un ataúd, no en un casino.

«Ella jodidamente dejó caer veinte grandes frente a Dante como si no fuera
nada y dijo que era todo el fondo de la universidad». Descubrir que Lake no estaba
planeando marcharse era agridulce. Era egoísta y equivocado de su parte estar
feliz de ello, pero por otra parte odiaba el hecho que ella tuvo que tomar la
decisión. Dándole a Dante ese dinero era como lanzar su vida lejos, y dudaba que
incluso pensara en ello dos veces. No solo eso, si no que le debía a un peligroso
hombre treinta mil dólares. En el momento que aceptó, fue propiedad del Jefe
Carusso.

Vincent salió del elevador y sé dirigió por el pasillo. Llamando a la puerta,


se le permitió la entrada un momento después. Sus ojos inspeccionaron la
habitación hasta que descansaron en un triste par de ojos color avellana. Lake
estaba sonriendo, pero podía ver cómo realmente se sentía.

Nadie absolutamente la posee excepto yo.

Yendo hacia la pared, se puso de pie entre Nero y Amo.

—¿Alguien jodidamente la ha tocado?

Amo se cruzó de brazos mientras se recostaba en la pared.

—¿Crees que estaríamos aquí sí lo hicieron?

—Sí, creo que malditamente nos amenazaste lo suficiente antes de


marcharte. ¿Qué descubriste? —preguntó Nero.

—Su papá le debía al tuyo cincuenta grandes, así que tu papá quería
matarlo. Ella decidió como un genio, darle su fondo de la universidad de veinte
grandes y trabajar para pagar el resto. Así queee, mi papá sugirió que trabajara
aquí por varias jodidas razones, tal como que valía más viva que muerta porque,
enfrentémoslo, tu papá habría matado a Lake y a su papá si no lo hacía.

Nero pensó por un minuto, tratando de digerir lo que él dijo.


—Bueno, ella y Elle tiene una cosa en común: mi papá queriéndolas
muertas.

—Maldición, no pensaba que podía ser más atractiva. ¿Ella jodidamente


realmente lo hizo? —Amo continuó mirando fijamente a Lake, sin apartar la
mirada, participando completamente en su conversación.
—Te dije que vigilaras a los hombres y ver si tratan de hacer un
movimiento en ella, no que miraras fijamente su culo —gruñó Vincent.

Amo apartó la mirada.


—¿Exactamente cómo planeas follarla después de que te atrapara en el
baño con esa perra?

Vincent escuchó una pequeña risa escaparse de Nero.

—¿No crees que puedo ganarla?

Amo volvió a mirar las largas piernas de Lake.

—Nunca pensé que diría eso, pero creo que ella podría estar fuera de tu
liga.

Vincent se sintió ofendido. ¿Fuera de mi liga, en serio? Él era Vincent


maldito Vitale Tercero. Ninguna chica, o mujer, por cierto, alguna vez estuvo
fuera de su liga.
Vio a Lake apartarse el flequillo a un lado. Mierda.

—Necesito que vayas a asegurarte que su puto auto no encienda esta


noche.

Nero comenzó a reír.

—Así que, estás forzándola a estar contigo.

—Sí, ¿cómo si no forzaste a Elle?

—No dije que eso estuviera mal —convino Nero.

—¿Puedo verla intentar arreglarlo? —preguntó Amo sinceramente.

—¡No! —Vincent estaba comenzando a desear la muerte de uno de sus


mejores amigos.

—¿Qué si lo arregla con esa ropa, piensa, hombre? También te


beneficiarias.

Vincen decidió darle a Amo una advertencia.

—Será mejor que dejes de jodidamente mirarla.

Amo giró la cabeza a un lado de nuevo mientras Lake se inclinó en la mesa


para darle a alguien sus bebidas.
—¿Sabes cómo dije que me debías por mirar a Adalyn? No te preocupes por
ello; creo que me liberé de todas mis pesadillas. —Vincent comenzó a reír
histéricamente. De pronto, movió un interruptor y se quedó en silencio.

Amo finalmente apartó su mirada de Lake.

—Estás bien…

Atrayendo su puño hacia atrás, sus nudillos golpearon la carne.


—Lo estoy ahora.

Nero se encogió de hombros.


—Se lo merecía de algún modo.
Ruleta Rusa
Traducido por Mais

Lake salió del vestidor, sintiéndose normal una vez más. Se había
limpiado su maquillaje, se había puesto sus pantalones vaqueros y su
capucha, y luego colocó su masa de rulos en un nudo. Lanzando la cortina
detrás de ella, vio a Vincent, Amo y Nero esperando.
—¿Qué…? —Lake cubrió su boca cuando vio el horrible ojo negro de
Amo—. Santa mierda, ¿qué le pasó a tu rostro?
Una gran mueca de desprecio apareció en el rostro de Vincent.
—Jesús, ¿estás bien? —Lake fue hacia Amo para examinar su ojo.
Me pregunto cómo se ve el otro chico. O tenía que ser enorme o estar
en el hospital.
—No realmente. —Amo bajó su cabeza así podía tener una mejor
vista.
La sonrisa de Vincent desapareció.
—Maldita sea, vas a obtener otra aquí en un minuto.
—Tú lo hiciste, ¿verdad? ¿Por qué diablos hiciste eso? —No le
gustaba que lo que sea que Amo haya hecho haga necesario que sea
golpeado así de fuerte.
—Porque no dejaba de mirar tu trasero.
—Bueno, en ese caso… —Miró de vuelta culpable a Amo y le dio a su
ojo negro un toque de amor—, aguántatelo.
Amo agarró su rostro.
—¡Au!
Vincent y Nero rompieron en risas.
Lake rápidamente comenzó a caminar hacia el elevador, esperando
que ellos no la siguieran. Cuando las puertas finalmente se abrieron, y
entró, todos se unieron a ella.
Mirándolos fijamente, luego a los botones, se congeló. Maldita sea.
Los chicos curiosamente la miraron, preguntándose qué estaba
haciendo. Rápidamente, golpeó el código que le llevaba a lo alto.
Vincent agarró sus manos demasiado tarde, y el elevador comenzó a
moverse.
—¿Qué diablos estás haciendo Lake?
—Necesito ver a Dante. —Trató de apartar sus manos.
—¡Esa es la última persona que tienes que ver! ¿Cómo sabes siquiera
el código? —Vincent le gritó.
—Lo memoricé.
Nero tosió e hizo un gesto hacia la cámara antes de que Vincent
pudiera hacer algo.
Vincent dejó ir sus manos para agarrar la parte de atrás de su
cabello mientras presionaba su cuerpo contra el de ella, pegándola contra
la pared. Se inclinó hacia abajo para susurrar en su oreja:
—¿Qué pasa contigo? ¿Quieres jodidamente morir? Lo que estás
haciendo es básicamente poniendo una bala en tu cabeza y jugando a la
Ruleta Rusa. Solo podrás ver al jefe cuando te pida tu presencia, no
cuando gustes. ¿Me entiendes?
Lake trató de sacudir su cabeza.
—Pero necesito…
Él jaló más su cabello así podía encontrar sus enojados ojos.
—No, me dirás lo que necesitas y yo, o lo tomaré en mis manos o te
daré permiso para verlo. Ahora, ¿me entiendes?
Ella miró con la mente vacía hacia él y asintió. Podía ver más allá de
su enojo el brillo de preocupación en sus ojos.
—Sí.
Vincent relajó su cuerpo y recostó su frente contra la de ella.
—Maldita sea, Lake. No hagas eso de nuevo, nunca. —Todavía
mantuvo su voz dura, esperando que ella siga creyendo que estaba solo
enojado.
Su cuerpo se excitó y esperaba que la bese cuando la hizo recostar
su cabeza en la suya. Cuando las puertas se abrieron, él rápidamente se
apartó de ella y salió del elevador, dejándola sorprendida. ¿Qué diablos
anda mal conmigo?
Su cuerpo la había traicionado al querer un beso de ese puto
hombre.
—Ahora, ¿qué era tan jodidamente importante para ver a Dante? —le
preguntó Vincent cuando ella salió del elevador.
Lake se mordió el labio y sacó un conjunto de dinero de su bolso.
—Quiero darle esto.
—¿Qué es eso? —preguntó, agarrándolo.
—Son mis propinas de la semana.
—¿Él te lo pidió? —la cuestionó.
Ella sacudió la cabeza.
—No, pero pensé que si le daba todos mis propinas, podría pagarle
más rápido.
—¿Acaso estás guardando algo para ti?
¿Qué clase de pregunta es esa?
Lake puso los ojos en blanco.
—Sí, veinte dólares.
Amo golpeó el botón para volver al elevador.
—No puedo lidiar con esta mierda.
—¿Está jodidamente bromeando? —preguntó Nero.
Vincent apretó el puente de su nariz.
—Mierda. Amo, llévala abajo contigo y espera en el vestíbulo. No
puedo lidiar con esto ahora tampoco.
¿Qué? ¿Qué sucede?
—No lo entiendo.
—Ya no importa. Me encargaré de ello —dijo, sosteniendo el dinero.
Amo entró al elevador y mantuvo su mano en la puerta así no se
cerraba.
—Ve con Amo, y quiero que te quedes con él. No intentes nada,
porque no funcionará —le dijo Vincent.
—Espera, hay algo más… —Bajó la mirada hacia sus antiguos
zapatos—. M-mi padre, él no ha venido a casa durante toda la semana, y
cuando lo llamé, no respondió. Estoy preocupada de que…
Vincent tomó una respiración profunda y agarró su mentón.
—Me encargaré de ello.
Lake apartó su mentón después de un momento, odiándose porque
le gustaba cuando él la tocaba.
—Gracias.
Entrando al elevador, no podía mirar a Vincent mientras se cerraban
las puertas. Se supone que debes de odiarlo. De alguna manera, él había
logrado meterse bajo su piel. Va a ser la muerte para mí.

***

Vincent tocó la puerta de la oficina por segunda vez en el día. Esa


vez, escuchó un “Entra”, en lugar de “Espera”. Abriendo la puerta, entró a
la habitación llena de humo y tomó asiento frente al jefe. Dane tomó una
calada de su cigarro.
—¿Esto tiene que ver con la chica?
—¿Cómo lo sabes?
—Obtuve una llamada diciéndome que alejaste a Lake de cada
cliente importante mío —dijo Dane, recostándose en su asiento.
Bueno, esto está empezando jodidamente genial.
—Lo siento. No sucederá de nuevo.
—¿Cómo diablos se supone que voy a saber que no lo hará?
Vincent buscó en el bolso que había traído con él y colocó las pilas
de dinero en frente de él.
—Treinta mil por la deuda de Lake.
Dante se recostó en su silla, pensando por un momento.
—Lake trabajando para mí trae un montón más de dinero que solo
su deuda. Mis clientes van allí solo para verla, así que me beneficia tenerla
trabajando, no solo tenerte a ti dándome el dinero y tenerla a ella fuera al
día siguiente. Así que, esto es lo que haré: aceptaré tu dinero y limpiaré la
deuda de Lake pero ella debe de continuar trabajando para mí abajo por
un mes. Ese cliente que alejaste de ella hoy, David, tiene algo por Lake y
está aquí para negocios para el próximo mes. David es mi mayor cliente
ahora mismo, así que cuando se vaya, Lake puede irse también. Esto
también servirá como tu castigo por alejarla. Ahora, tendrás que observar
a ese pedazo de mierda mirarla todos los días.
Hijo de puta.
Vincent dio un asentimiento de cabeza, incapaz de hablar porque si
lo hacía, nada bueno iba a salir de ello.
—Me aseguraré de que Lake sea pagada por sus horas.
—Solo agrégalo a mi paga y yo se lo daré a ella.
Dante tomó otra calada de su cigarro.
—Si lo dices.
Vincent corrió sus manos a través de su cabello, inseguro de si
quería la respuesta a las otras cosas en su mente.
—Su padre no ha estado en casa o le hablado esta semana.
El jefe recogió su teléfono y golpeó un número, luego lo colocó en la
mesa en altavoz.
El hombre al otro lado de la línea respondió:
—¿Hola?
—Necesito verte en mi oficina —respondió Dante.
—Estaré ahí apenas el trabajo esté terminado, jefe.
—Te veo pronto, Paul. —Colgó el teléfono, mirando a Vincent—.
¿Satisfecho?
Él asintió. Lo estaría si Lake no tendría que jodidamente trabajar ahí
debajo de nuevo.
—Bien. Le haré saber a Paul que la deuda está pagada y que su hija
está preocupada por él. Ningún daño le será hecho mientras se mantenga
alejado de mis máquinas y mesas —Dante le prometió.
—Gracias jefe. —Vincent se puso de pie, yendo hacia la puerta.
El jefe le dio unas palabras de despedida igual que su padre:
—Si fuera tú, estaría dándole jodido sentido a esa chica.
Esa no era un consejo como su padre; era una jodida advertencia.
Vincent logró asentir una última vez antes de cerrar la puerta.
Una cosa era jodidamente cierta: iba a darle jodido sentido a ella en
más de una forma. Mientras no me mate con la mierda que sigue sacando.
Reproduciendo en su mente lo rápido que ella se había atrevido a
golpear el botón para subir y ver al jefe, estaba seguro que la muerte
vendría primero.
Los Hombres de la Familia No Son Hombres;
Somos Jodidos Animales Trastornados
Traducido por Mais

Lake esperaba nerviosamente en el vestíbulo por el regreso de


Vincent. Estaba ansiosa, preguntándose si su padre estaba bien mientras
continuaba observando el elevador y que él saliera
Cuando finalmente vio a Vincent salir del elevador, su corazón se
detuvo y ya no quería saber. Se encontró caminando hacia su coche, en su
lugar. Podía escuchar su nombre ser gritado detrás de ella, pero aceleró el
paso y empezó a correr a través del casino y fuera de las puertas. Tuvo que
trabajar duro para atravesar la multitud de gente, y sabía que Vincent no
iba a ser justo con ello.
Revolviendo las manos en la puerta del coche, la abrió y metió la
llave en el encendido. Le dio vuelta a la llave, solo para que este ni siquiera
intente hacer el sonido de encendido. Estaba completamente muerto.
Lake recostó su cabeza en el volante, tratando de tomar
respiraciones profundas. Luego la puerta del conductor se abrió un
segundo después y ella ni siquiera levantó la cabeza para mirar quién era.
—¿Por qué diablos acabas de escapar de mí así?
Ella continuó con la cabeza baja después de la pregunta dura de
Vincent.
—Lake, mírame —ordenó su voz.
Mirando a un furioso Vincent, sus ojos empezaron a llenarse de
lágrimas.
—Tengo miedo de lo que me dirás.
Vincent suavizó su rostro y sus palabras.
—Él está bien. Acabo de hablar con él.
—¿Lo está? —Sus ojos dejaron de llenarse de lágrimas.
Él empezó a suavizar sus miedos.
—Sí. Solo ha estado ocupado trabajando, parece, pero sabe que has
estado preocupada por él. Probablemente vaya a casa esta noche a verte.
Ella sintió el peso en su pecho liberarse al saber que estaba vivo.
Gracias a Dios.
—Tengo ir esta noche donde mi madre por la semana. Solo estoy
agradecida que esté bien.
—Verás, no había necesidad de escapar de mí, Lake. No quiero verte
haciendo eso de nuevo. —Su tono se volvió ligeramente más rudo.
Los ojos de Lake bajaron hacia el pecho de Vincent.
—Solo me asusté.
—Lo sé. Está bien. Ven, te llevaré donde tu madre. —Le mantuvo la
puerta del coche abierta para ella.
—No, está bien. Tomaré el bus. —No entraré en su coche de nuevo.
—Tú no vas a tomar un jodido bus —le espetó Vincent.
—Jesús, ¿qué tienes en contra de los buses?
—Lake, ¿tienes idea de en dónde estás y lo peligroso que es el centro
de la ciudad?
Mierda, tiene razón.
—¿Tal vez Nero puede llevarme?
Él sacudió su cabeza, viéndose ofendido.
—No, él está ocupado con Elle después que lo hice trabajar un doble
turno para observarte.
—Bueno, qué tal A…
Vincent la agarró del brazo y empezó a alejarla de su coche.
—Ni siquiera te atrevas a decir condenado Amo. Debería dejarlo
llevarte a casa por incluso sugerir eso.
Sin ninguna otra opción, ella fue a su coche con él. ¿Por qué mi
coche no enciende hoy, de todos los días? Era como si cada vez que él
estaba cerca de ella, su coche mágicamente no funcionaba.
Cuando Vincent abrió la puerta para ella, ingresó y se puso el
cinturón mientras él iba hacia el asiento del conductor.
—¿Amo está mal? —ella preguntó cuando él encendió el coche.
Él la miró.
—¿De dónde diablos salió eso?
Ella se encogió de hombros.
—No lo sé. Tú solo dijiste “debería dejarlo llevarte a casa”, y me hace
pensar que es una mala persona.
—Ninguno de nosotros es bueno, Lake. No creo que entiendas eso.
—Pero, ¿qué tan malo es Amo… como que, comparado con Lucca?
Vincent giró su cabeza para mirarla.
—Escúchame. Quédate fuera de esa jodida situación. Hay algo que
seguro como el infierno que no quieres involucrarte. Descubrirás
jodidamente rápido lo malos que Amo y Lucca realmente son. —Cuando
ella no respondió, él preguntó—: ¿Lo entiendes?
—Sí. Solo estaba consultando. ¿Por qué estás siendo todo mandón
hoy? —Cruzó sus brazos sobre su pecho. Necesita calmarse. Se ponía
caliente y frío cada cinco segundos.
—Porque tú acabas de pedir problemas. No piensas antes de hablar,
o actúas para la cuestión. Lo que hiciste fue suicida. Mi padre me contó
todo sobre tú pidiendo ver al jefe y dejando veinte mil dólares en frente de
él. Nadie, nadie, se acerca a Dante así y vive. Ni siquiera comienzas a
entender la suerte que tienes. Desde ahora, hablas conmigo, Nero y Amo.
Eso es. Los hombres de la familia no son hombres; somos jodidos animales
trastornados.
Lake miró fuera de la ventana.
—¿Él te lo dijo?
Vincent entendió a qué se refería.
—Sí, me dijo que le diste todo el dinero de tu colegiatura. ¿Por qué
harías eso?
—Era la única opción que tenía. Mi padre es mi familia. Por favor no
le digas nada a Adalyn. Aún no sé cómo decirle que no iré a la universidad.
Él se tomó un momento antes de responder:
—No tienes de qué preocuparte; no le diré nada.
Lake le creía, solo por el hecho de que probablemente él tendría un
montón que explicarle si lo hacía.
Recostó su cabeza en la ventana, tratando de relajarse antes de
tener que enfrentar una noche tortuosa con John y Ashley. Estaba
bastante segura de que él iba a matarla desde que ya estaba exhausta de
trabajar. John estaba lívido la última vez que la había visto, y había tenido
toda una semana para planear su muerte.
Cuando Vincent se estacionó en la casa enorme, por una vez ella
hubiese preferido quedarse en su coche.
—¿Cómo es que nunca he conocido a tu madre antes? —preguntó
Vincent.
—Ella y mi padre se separaron cuando yo era joven y de hecho está
ocupada. —Estaba por abrir la puerta.
—¿Trabaja?
—No —respondió rápidamente, yendo por abrir la puerta de nuevo.
Vincent la detuvo.
—Solo creo que es extraño que nunca la haya visto. ¿Por qué no
estaba en tu graduación?
Lake sacudió la cabeza.
—Gracias por el aventón y por asegurarte que mi padre está bien. —
Logró abrir la puerta esta vez antes de que él tomara su brazo,
deteniéndola.
—De nada, pero podrías agradecerme al invitarme a cenar. —Sonrió,
mostrando su sonrisa magnífica.
¿Sabe algo?
—Um, tal vez la próxima vez cuando pueda darle una advertencia a
mi madre. ¡Adiós! —Lake rápidamente salió del coche, agarrando su bolso
y cerrando la puerta detrás de ella.
Rápidamente caminó hacia la casa, agradecida de haber logrado
salir de esa situación. Vincent no era exactamente alguien quien se rendía
y definitivamente estaba buscando algo.
—¡Hola cariño! —Su madre la saludó en la puerta y la tomó en un
gran abrazo—. Ahora, me prometiste contarme todo sobre la graduación,
pero tendrá que esperar hasta que haga estos encargos para John. Acabo
de pedir comida China…
DINNG.
Lake se giró. Mierda, no lo hizo.
—¿Quién podría ser? —Su madre fue a abrir la puerta.
De ninguna jodida manera es él.
Un dios rubio de ojos azul bebé en un traje estaba de pie en la
puerta, sonriendo.
—Hola.
Mierda, lo hizo.
La Mierda Estaba por Alcanzar el Techo
Traducido por Rimed

—Bien, hola. ¿Quién eres? —dijo la madre de Lake, con una sonrisa
de oreja a oreja.

—Soy un amigo de Lake. Vincent. Es un gusto conocerla. —Cuando


extendió su mano, su madre la tomó.

—Soy Pam, su madre. Un gusto conocerte. —Ella continuó


sacudiendo su mano, sin querer soltarla.

Lake se quedó mirando a su madre quien estaba prácticamente


comiéndoselo con los ojos. ¿Qué diablos, mamá?

Vincent se las arregló para soltarse de su agarre y sacar el teléfono


de su bolsillo.

—Dejaste esto en el auto.

Ella rápidamente revisó el bolsillo de su sudadera donde sabía que lo


había tenido todo el tiempo. Al mirar su cara de satisfacción se dio cuenta
de lo que había ocurrido. ¡Él me lo quitó! Se acercó a tomar su teléfono
pero su madre se le adelantó cogiéndolo lentamente de las manos de él.

Pam sonrió.

—Eres todo un encanto por hacer esto.

Lake dejó caer su mandíbula ante el obvio coqueteo de su madre. No


podía creer que actuara de esa forma frente a ella. No creía poder
soportarlo por mucho más.

—Bien, gracias. Nos vemos luego. —Ella fue a cerrar la puerta.


—Tu casa huele tan bien. ¿Qué cocinan? —preguntó Vincent,
deteniéndola.

Su madre rio.

Hemos encargado algo de comida China, es todo. ¿Te gustaría


quedarte para la cena? Tenemos bastante.

—Pensé que debías hacer algunos encargos para John —le recordó
Lake a su madre.

—Oh, no seas tonta. Eso puede esperar. Debemos hablar sobre la


graduación, ¿Recuerdas?

Ella nunca había esperado cuando yo quedaba atrás para ser


torturada. Lake miró a Vincent, rogando silenciosamente que dijera no.

—Gracias, me encantaría. —Vincent entró a la casa, mirando


alrededor—. Tu casa es realmente genial, Pam.

—Gracias. Mi hija adoptiva Ashley la mantiene impecable. —Pam


arrojó el teléfono de Lake a su bolso en el piso—. Aquí, déjame mostrarte la
cocina.

Vincent pasó su brazo sobre Lake como si no hubiese visto a Pam


tendiéndole la mano.

—Apuesto que ella lo hace.

Lake forzó una sonrisa nerviosa hacia Vincent. ¿Qué demonios está
ocurriendo?

Pam dejó caer rápidamente su mano, riéndose mientras lo guiaba


hacia dentro de la cocina.

—John, Ashley, el amigo de Lake, Vincent, está aquí para la cena.

Lake y Vincent entraron en la cocina detrás de Pam para ver las


cajas de comida China desperdigadas por la mesa y a John y Ashley que
ya estaban escarbando en dos enormemente cargados platos.

John lamió sus dientes mirando a Vincent de arriba abajo.

—¿Pensaba que debías salir y buscar algunas cosas?


—Puede esperar hasta mañana. —Pam fue y cogió unos cuantos
platos y tenedores del gabinete antes de dejarlos en la mesa. Luego cogió
algunas botellas de agua del refrigerador. Finalmente tomó asiento al lado
de su esposo—. Vincent, ven y siéntate. —Palmeó el asiento vació entre
ella y Ashley.

Vincent arrastró a Lake en la cocina con su brazo aún alrededor de


ella y fue al otro lado de la mesa, con dos asientos vacíos. Dejó caer su
brazo y corrió hacia atrás la silla más cercana a Ashley, haciendo un gesto
hacia Lake para que tomara asiento.

Sentándose, miró curiosamente hacia él. Cuando lo vio quitarse su


chaqueta y comenzar a subirse las mangas, desvió la mirada y se encontró
con Ashley y su madre prácticamente babeando sobre él. Mirando hacia
John se lo imaginó asesinando a Vincent en cincuenta millones de formas
distintas en su mente.

Extendió su mano al terminar de dar las vueltas finales a sus


mangas.

—Es un placer conocerlo, señor.

John tuvo que mirar hacia arriba para ver a Vincent mientras
sacudía su mano.

—Sí, igualmente.

Vincent tomó su asiento al lado de John y tomó dos platos,


tenedores y aguas de la mesa para ponerlas delante de Lake y sí mismo.

Ashley bajó su tenedor, sonriendo.

—Es bueno conocerte. Soy Ashley, la hermana adoptiva de Lake.

Vincent ni siquiera la miró mientras comenzaba a sacar comida de


los contenedores y ponerla en su plato.

—Sí, yo estuve el lunes en el centro comercial cuando abordaste a


Lake.

Lake abrió su botella de agua, bebiendo apresuradamente su


contenido. Esto no está ocurriendo, ¿O sí?
Ashley dejó salir una risa nerviosa mientras tomaba nuevamente su
tenedor y comenzaba a comer.

—¿No vas a comer, Lake? —preguntó Vincent cuando tanto él como


Pam ya habían llenado sus platos.

Lake había estado viendo cómo John se molestaba más y más


mientras Vincent sacaba comida. Por la cara que puso luego de la
pregunta de Vincent se dio cuenta de que él definitivamente no quería que
ella tocara nada.

Nunca he tocado su comida.

Se mordió el labio, dudando qué hacer. Definitivamente iba a


castigarla si lo hacía.

—No tengo hambre, supongo que aún estoy un poco enferma.

—Estás enferma porque no has comido. Come.

No tenía otra opción más que comer si no quería hacer una escena.
Cogió una cuchara llena de arroz y el elemento menos favorito de John, el
pollo con brócoli.

—Necesitas comer más que eso. —Vincent puso algo más de arroz en
su plato y cogió la última costilla, agregándola a su porción.

¡No! ¡Esa es su favorita!

Al echar un vistazo rápido a John, prácticamente vio el humo


saliendo de su cabeza.

Vincent comenzó a escarbar en su comida mientras su atención


volvía a Pam.

—¿Qué era eso de lo que debías hablar con Lake? ¿La graduación o
algo así?

—Sí, no pude ir porque debía cuidar de John. ¿Cómo estuvo? —su


madre se dirigió finalmente a ella.

Lake iba a hablar pero Vincent lo hizo primero.

—¿Qué estaba mal? —preguntó, mirando a John.

John se limpió la boca con el dorso de su mano.


—Tenía un resfrío.

Ella habló antes de que alguien dijera algo más.

—Salió bien, Vincent se graduó también.

El rostro de Pam se iluminó.

—¿Ah sí? Lamento habérmelo perdido Me habría encantado ver


cómo te graduabas, Vincent.

Lake apretó su tenedor mientras cogía algo de su comida. A pesar de


no haber comido en todo el día, su apetito se había ido completamente
para este momento. Las palabras y acciones de su madre continuaban
hiriéndola. Habría preferido los planes de John antes que esto, cualquier
día.

—Deberías haber visto a tu hija. —Vincent le sonrió a Lake y le dio


un apretón en el muslo bajo la mesa.

Lake se encontró sonriéndole de vuelta por tratar de confortarla.

—Entonces, ¿qué vas a hacer ahora? —Su madre cambio el tema de


vuelta a Vincent.

Él abrió su agua y tomó un trago.

—Mi padre trabaja en el centro en el hotel casino. Ha sido amigo del


dueño, Dante Caruso, desde que eran niños. Estoy seguro de que lo sabe
debido a que el padre de Lake trabaja allí. He estado trabajando ahí por un
par de meses ya.

Oh, Dios.

—Sí, sabemos todo sobre el padre de ba… ella trabajando allí —dijo
John, señalando a Lake.

Vincent miró a John a los ojos.

—Bien, me alegro que lo hagas.

Pasaron la mayor parte del resto de la comida comiendo en silencio.


Vincent amó cada bocado, disfrutando de corazón mientras John lo
miraba cada vez que se servía más. Para entonces su madre y Ashley no
pudieron dejar de mirarlo. Lake apenas si podía soportar unos cuantos
bocados entre todo aquello.

Después de la cena Lake se dirigió al estar con Vincent. Bien, hora


de irse.

Pam vino un momento después, yendo hacia el bolso de Lake que


había dejado cerca de la puerta.

—Sabes que nosotros no dejamos nuestras cosas tiradas por ahí,


cariño. Ve y llévala arriba a tu cuarto.

Lake tomó el bolso de las manos de su madre, confundida.

Siempre lo dejo ahí. Mierda, ni siquiera me importa. Si lo quieres


puedes tenerlo. Ya había tenido suficiente de ver a su madre coqueteando
con Vincent. Ella claramente estaba en el camino, situación de la que
saldría con gusto.

Se dirigió hacia las escaleras, fingiendo que de hecho no estaba


herida de que su madre le hiciera eso a ella. ¿Por qué lo haría? Nunca
había hecho algo como eso antes, pero nuevamente, nunca la había
presentado a nadie antes, ni siquiera a Adalyn.

Mientras daba la vuelta en el corredor por el que estaba su cuarto,


escuchó que alguien venía detrás de ella. ¡Corre!

Lake corrió por el pasillo, asustada de que John o incluso Ashley la


hubiesen seguido. Al final del pasillo sintió que alguien envolvía sus brazos
a su alrededor. Instantáneamente supo quién era.

Lake estaba sin aliento cuando susurró:

—Me diste un susto de muerte, Vinc…

Vincent la volteó rápidamente para encararla, aun sosteniéndola


contra él.

—¿Por qué mierda corriste?

Ella volteó su cabeza, incapaz de mirarlo a los ojos.

—Tú te escabulliste tras de mí. Solo me asuste.

Tomó su rostro y lo giró para que lo viera.


—¡Tonterías! No corres de alguien en tu propia casa.

Mirando a su intimidante cara supo que debía seguir mintiendo.

Un mal presentimiento comenzó a asentarse en su estómago sobre


cómo podría terminar la noche. Algo le gritaba que la mierda estaba por
alcanzar el techo.

—Te lo dije Vincent, me asustaste. Simplemente estoy cansada. —


Se empujó lejos de él, evitando que siguiera sosteniéndola—. Ahora, vuelve
abajo de las escaleras. Iré luego de que deje mi bolso arriba.

Recogió su bolso del piso, donde lo había dejado caer cuando él la


sujetó.

—No iré allí abajo sin ti. Le dije a tu madre que planeábamos pasar
el rato.

—¿T-tú quieres ir a mi habitación? —preguntó ella, sintiendo que su


boca se secaba.

Vincent cruzó sus brazos sobre su pecho.

—Sí, ¿acaso eso es un problema?

—¡Pues, sí! No te quiero allí en primer lugar. Sé que me robaste el


celular, ¿y ahora quieres ir a mi cuarto? Tendré que poner el límite ahí.

—¿Por qué haces tanto problema porque vea tu cuarto? Si realmente


quieres que no lo vea esperaré aquí a que dejes tu bolso. —Se apoyó contra
la pared.

Lake levantó la mirada al cordel que bajaba las escaleras que


guiaban a su cuarto en el ático. ¡Maldición! Debía tomar una decisión. La
habitación más cercana que había era su antiguo cuarto, pero contenía
equipo de gimnasio y temía que él asomara la cabeza para espiar. Si
admitía abiertamente que su habitación estaba en el ático, seguramente
estaría bien, porque no era algo tan extraño. ¿Cierto? Es algo normal
ahora. Iba a reconocer a su propio cuarto en el ático. Si hacía de esto la
gran cosa, entonces él también lo tomaría como tal.

Estirándose, saltó a por el cordel, fallando. Por supuesto. Ashley lo


había cortado demasiado corto la última vez. Rápidamente volvió a saltar,
pero las puntas de sus dedos solo lo rozaron.
—¿Tu habitación esta allá arriba? —preguntó él, confundido.

—Sí. —Se rio Lake y trató de coger el cordel nuevamente.

Vincent se acercó, deteniéndola de intentar saltar otra vez, y con


facilidad cogió el cordel que se balanceaba y lo jaló hacia abajo, revelando
las escaleras.

Genial, ahora él es definitivamente un dios, perfecto y alto.

—Gracias. —Le sonrió mientras él desplegaba las escaleras.

Lake gateó por ellas, consciente de sí misma hasta que sus pies
tocaron el suelo y su trasero dejó de estar disponible para que él lo
observara. Se apresuró a dejar su bolso en su colchón en el piso, para
poder bajar nuevamente. Su cabeza se volteó cuando escuchó un crujido
en las escaleras y vio la cabeza de Vincent mirando por el agujero en el
piso.

—E-es genial, ¿no?

Cuando él salió completamente de las escaleras, dio una vista de


trescientos sesenta grados por la habitación, con su cara mostrando más
horror y aversión con cada segundo.

—¡Lake, mira la mierda a tu alrededor! ¿Es este realmente tu puto


cuarto?

Los ojos de ella se abrieron de par en par.

—Sí…

—Toma cualquier cosa de aquí que sea malditamente importante. —


Él comenzó a temblar.

—¿Qué? ¿Por qué?

—¡Ahora! —le gruñó.

Lake se sobresaltó con su orden y miró alrededor del oscuro y


pequeño cuarto.

—E-esto es todo lo que ne-necesito. —Volvió a poner su bolso sobre


sus hombros.
—¡Maldita sea! ¿Es lo único importante aquí? —Sacudió su cabeza,
apuntando a las escaleras—. Vamos abajo nuevamente. No quiero que
tomes nada de este puto lugar, de todas formas. Probablemente hay moho
y excremento de ratas por todas partes.

—No lo entiendo. ¿A dónde voy? —Ella estaba al borde de las


lágrimas en ese momento.

Vincent se acercó y tomó su mano, llevándola al agujero.

—Jodidamente te vas, Lake. Y jodidamente no vas a volver.


Mejor Di Tus Plegarias, Hijo de Puta
Traducido por YoseSalvatore

Ella iba a discutir, pero su rostro la asustó en su contra. No iba a


ganar con el animal de pie delante de ella justo entonces.

Las lágrimas cayeron por sus mejillas mientras se arrastró de nuevo


por los escalones, su tripa más enferma que antes, diciéndole que algo
terrible iba a tener lugar.

Vincent bajó los escalones justo detrás de ella y miró las silenciosas
lágrimas que caían por su rostro. Alcanzándola, tomó su cara en sus
manos y limpió las lágrimas con sus pulgares.

—No puedes quedarte aquí, nena. Lo siento.

Lake cerró sus ojos, intentando dejar de llorar.


—No puedo dejar a mi ma…

—Ella no es una madre para ti —dijo mientras continuaba limpiando


las lágrimas—. ¿Puedes verlo? ¿Lo que está dejando que John te haga?

No podía decir nada, incapaz de mentirle más. Tampoco podía


discutir contra él, ya que sabía que todo lo que decía era cierto.

Cuando él vio la derrota en sus ojos torturados, le colocó un tierno


beso en la frente y le tomó la mano.
—Vamos.

—¿Qué demonios crees que estás haciendo? —preguntó John,


doblando la esquina con unas curiosas Pam y Ashley.

—Ella está jodidamente marchándose, eso es. —Vincent dio un paso


adelante.
John comenzó a caminar hacia ellos.
—No, no lo está. No sé qué te da el derecho de entrar en mi maldita
casa y actuar como si jodidamente te perteneciera. Sal de aquí antes de
que llame a la policía.

—Llama a los malditos policías. Vamos a explicarles por qué ella está
viviendo en un ático. ¿Cuántos dormitorios tienes aquí? —Vincent dejó
caer la mano de Lake y abrió la puerta más cercana a él, revelando una
gran sala llena de equipos de ejercicio—. Bueno, aquí hay una habitación
perfectamente buena en la que podría dormir. —Dio un paso adelante,
dándole a John una minuciosa mirada una vez más—. Apuesto a que no
has puesto un puto pie en esta habitación.

El rostro de John se contorsionó, sabiendo que Vincent tenía razón.


—Vete a la mierda.

—No es un maldito problema. —Vincent agarró la mano de Lake y


comenzó a caminar por el pasillo.

Dios, por favor ayúdame.

Lake pensaba que su corazón se iba a detener en cualquier


momento, y apenas podía respirar. Solo quería que Vincent se fuera de allí
antes de que hiciera algo que nunca podría perdonarle. En ese punto,
tenía que irse con él porque si no lo hacía, Vincent iba a seguir una de dos
opciones: los mataría frente a ella o se iría y traería a toda la mafia Caruso
para hacerlo.

Cuando Lake y Vincent empezaron a pasar a John, él la alcanzó.


—No estás tomando el ba…

Vincent empujó a Lake detrás de él antes de que John pudiera


agarrarla y luego golpeó a John contra la pared, sujetándolo con el brazo
sobre la garganta.
—¿Cómo mierda ibas a llamarla?

Lake cubrió su boca, incapaz de permitir que los gritos y los llantos
escaparan de su garganta como su madre y Ashley habían hecho.

Cuando John no respondió, Vincent le apretó el brazo con más


fuerza en la garganta, cortando más de su circulación.
—Ni una sola vez te he oído decirle por su nombre. Ahora. ¿Cómo.
Mierda. La ibas a llamar?

—¡Basura de Remolque! —John se ahogó como si estuviera feliz de que


finalmente se revelara.

Cuando Pam se cubrió la boca y jadeó como si estuviera


sorprendida, Vincent la miró.
—No luzcas jodidamente sorprendida. ¿Puedes recordar la última vez
que dijo su nombre?

—No sab…

—Sí, lo hiciste, perra. Simplemente lo ignoraste y fingiste que no


pasaba.

Con esas palabras, ella actuó como si la hubiera golpeado.

Vincent empezó a cortar más la circulación de John.


—¿Qué más le has hecho a ella, hijo de puta?

—¡Vincent, por favor! —gritó Lake. Si seguía adelante, estaba segura


de que la cabeza de John saltaría.

Él apretó un poco más la garganta de John antes de dejarlo caer al


suelo donde yació, tratando de recuperar el aliento.

—Si descubro que pusiste un dedo en ella, volveré aquí y cortaré tu


maldita garganta.

Al acercarse a él, Lake le tocó ligeramente el brazo, un poco


asustada de tocar al animal rabioso.
—Vámonos. Por favor, vámonos.

—Dije que no irías a ninguna parte. Tú eres mía, pedazo de mierda —


John dijo con voz ronca a través de jadeos ásperos.

Vincent le dio una patada en los dientes con un rápido movimiento.


—Es mejor que digas tus plegarias, hijo de puta, porque la única
razón por la que no te envío directamente al infierno es porque ella está
aquí. Tú no la posees, y nunca lo harás. Lake es mía. Ella nunca te verá de
nuevo. Inténtalo y descubrirás qué le sucede a los hijos de puta que se
meten con la familia Caruso.

Claramente satisfecho, agarró la temblorosa mano de Lake y bajó


por el pasillo.

Al pasar ante unas horrorizadas Pam y Ashley, les dio una advertencia:
—Eso malditamente va para todos ustedes.

Aterrorizada, dejó que Vincent la llevara a su coche.

Cuando entró en el lado del conductor y encendió el motor, estaba


lista para orinarse encima. Ya no podía ver a Vincent. En su lugar había
un hombre del que estaba completamente petrificada. Ella sabía que tenía
un problema de personalidad, pero eso era lo más extremo que lo había
visto y él había admitido que estaba reteniéndolo debido a ella.

Si esto es él conteniéndose, entonces... una cosa era segura,


necesitaba alejarse como el inferno del asustadizo Vincent.

—¿A d-donde v-vamos?

Vincent apretó con fuerza el volante.

—En este momento, estoy pensando en dar la maldita vuelta.

¡No!

—N-no lo hagas. —No podía ahogar su llanto.

Él apretó los dientes.

—¿Por qué diablos no? Ya estás jodidamente asustada de mí, así que
por lo menos debería darte algo de lo cual estar asustada. —Vincent salió
de la carretera y estacionó el coche—. Se merecía una mierda mucho peor
que lo que hice, Lake. Soy el que intentó alejarse por ti. Él fue el que lo
pidió corriendo su maldita boca. No soy estúpido. Sé que has estado
tomando mierda por un largo tiempo y si yo tuviera mi camino, ¡todos
estarían jodidamente muertos ahora mismo!

—L-lo sé, pero es mi madre, sin importar lo que haya hecho. Ella es
mi familia. —Trató de evitar que su cuerpo temblara tanto mientras se
secaba las lágrimas.
Lake comprendió que esa era su jodida manera de tratar de salvarla,
pero a ella no le gustaba este Vincent.

Nunca quise ser salvada. Tenía demasiado miedo de que el precio fuera
la cabeza de su madre.

Él tomó una larga y profunda respiración mientras se alisaba el pelo.

—¿Dónde está tu casa?

Ella rápidamente lo miró a través de sus ojos aguados.


—¿Cuál, la de mi papá?

—Sí, la de tu papá, a menos que quieras que vuelva a casa de tu


mamá. —Volvió a encender el coche.

De ninguna manera necesitaba ir a casa de su padre si lo que


acababa de suceder sucedía de nuevo.

—No quiero que vayas allí —susurró.

—¿Por qué carajo no? —Su voz comenzó a levantarse de nuevo.

Porque me dejarás sin hogar.

—Simplemente no puedes.

Empezó a arrancar.
—Bien, voy a llevarte a la mía.

—¡Espera! —Lake rápidamente agarró el volante. Pensó por un


momento, tratando de decidir si era peor estar sin hogar o sin virginidad—.
Podemos ir a casa de mi papá.
Es un Crimen Cortar la Corteza
Traducido por YoseSalvatore

Lake miró por la ventana del coche para ver todo lo contrario de la
casa de su madre. Ya no estaban en los suburbios, sino en una parte
degradada de la ciudad. Lo único bueno de la calle era que era semi-
seguro por la noche ya que la mayoría de las personas que vivían en él
eran la clase trabajadora de la pobre suciedad.
—No vas a irte sin entrar, ¿verdad? —Ella pensó que por lo menos
preguntaría.
—¿Qué crees? —Aparcó el coche y lo apagó.
Lake respiró hondo. Eso pensé.
Al salir de su coche, subió por la pendiente del apartamento de
aspecto sucio y sacó las llaves de su bolso antes de ponerlas en la ranura.
Antes de que pudiera abrir la puerta, se volvió hacia Vincent:
—No le digas a mi papá acerca de mi mamá. Él no sabe nada, y lo
mataría averiguarlo.
—Solo entra —siseó.
Pensé eso, también.
Giró la llave y entró en el viejo apartamento, dejando a Vincent
detrás de ella. Cerrando la puerta, se aseguró de atornillarla antes de
encender los interruptores de luz para revelar el lugar sucio.
Estaba tan limpio como se podía lograr de algo tan viejo, que
necesitaba reformas serias y reparaciones. La pequeña cocina tenía la
pequeña mesa de la cena, que se conectaba a la pequeña sala de estar que
contenía un sofá y una caja de televisión. Sus muebles eran todos
incompatibles y viejos junto con sus electrodomésticos, pero para ella era
el hogar, y se sentía más segura que en cualquier otro lugar del planeta. El
sucio, viejo, degradado lugar era su refugio seguro, y amaba cada
centímetro de él.
No quería que Vincent lo viera, porque entonces la miraría como
todos los demás, como un pedazo de basura de remolque. Algo estúpido en
ella realmente le importaba cómo pensaba de ella. Y ahora finalmente llega
a ver el verdadero yo.
Incapaz de mirar su rostro todavía, bajó por el pequeño vestíbulo y
tocó una de las tres puertas, la que conducía al dormitorio de su padre.
Cuando no respondió, abrió la puerta para encontrarla vacía.
¿Por qué no está aquí?
—Quizá llegue a casa más tarde —dijo, volviendo a la sala de estar y
poniendo la bolsa en el suelo.
Vincent la miró con simpatía.
—Estoy seguro de que lo hará. ¿Por qué no te sientas y te preparo
algo para comer?
Ella sacudió su cabeza.
—Acabamos de comer. No estoy...
La detuvo, quitándose la chaqueta y la corbata y luego aflojando los
botones superiores.
—No comiste una mierda, porque estabas preocupada por tocar su
preciosa jodida comida. Ahora, siéntate antes de que te desmayes.
Su boca se abrió de golpe antes de cerrarla, luego se metió en la
cocina y se sentó ante la vieja mesa. Vio a Vincent mirar a través de los
pocos armarios y nevera, preguntándose si incluso sabía lo que era. No
pensaba exactamente que pasara mucho tiempo en una cocina.
—¿Está bien cereal? —preguntó, sacando la leche de la nevera.
Ella se rascó la nariz.
—Um, eso es viejo.
Vincent comprobó la fecha para ver si estaba en lo correcto y luego
la tiró en la pequeña papelera. Cogió un pequeño paquete de ramen, que
era prácticamente lo único que quedaba, y miró alrededor del paquete por
una fecha.
—No creo que el ramen puedan envejecer —le dijo.
—¿De verdad? —Él la miró como si no le creyera.
—Quiero decir, lo hacen para los estudiantes universitarios y la
gente pobre, por lo que no puede dañarse porque nunca podemos tirar
comida.
Vincent apretó el puente de su nariz.
—Jesús jodido Cristo... —murmuró para sí mismo.
¿Qué? Es triste pero cierto.
Encontrando una olla pequeña en el lado limpio del fregadero, lo
llenó de agua y lo puso en la estufa. Luego agarró la bolsa de pan y sacó
las dos últimas rebanadas, que eran los extremos de la corteza del pan.
—Por supuesto —dijo, arrojándolos de vuelta a la bolsa para tirarlos.
—¡Vaya, eso es como la mejor parte! Acabo de decir que no tiramos
la comida. Mi papá te mataría por arrojar esa parte. —¿Incluso escucha
algo de lo que digo?
Vincent la miró como si fuera del espacio exterior.
—Esto es literalmente la corteza, la parte que cortas del sándwich.
Nadie come esta parte.
—Tal vez de dónde vienes, pero aquí, es un crimen cortar la corteza.
Si nadie lo come, ¿por qué pondrían esas dos rebanadas? ¿O por qué no
venden pan sin costra si todo el mundo lo corta? —Lake alzó las cejas,
esperando una respuesta.
Acabo de volar su mente.
—¿Por qué mierda todo lo que estás diciendo es verdad? Lo que es
peor, no sé si debería estar loco o triste por eso. —Untó el último trozo de
mantequilla de maní que tenía en la corteza—. Quiero decir, ¿cómo
demonios son las dos rebanadas de completa corteza la mejor parte?
—No lo golpees hasta que lo pruebes. Es sorprendentemente
delicioso.
Vincent en realidad sonrió un poco en la última parte mientras lamía
un poco de mantequilla de maní de su dedo.
Lake se sorprendió de que él cocinara su comida. Realmente le
gustaba mirarlo porque parecía como si fuera humano. Siempre lo había
percibido como un Dios. Claro, todavía parecía uno en su cocina, pero
estaba haciendo algo normal por una vez.
Empezó a sonreír ante el hecho de que realmente sabía lo que estaba
haciendo, y lo estaba haciendo por ella. Era dulce. Lo cual es muy raro.
Movió el correo y las facturas fuera del camino cuando vino a poner
su plato sobre la mesa. Tomando su crujiente sándwich de mantequilla de
maní, empezó a comer.
Él buscó en la nevera algo para beber.
—¿No tienes nada que beber?
—Hay vasos en el armario y hay agua que sale del fregadero. —Trató
de no ahogarse en su sándwich mientras se reía de la última parte.
—No sé por qué lo he preguntado.
Cuando él dejó dos vasos de agua sobre la mesa, levantó el bocadillo
y le sonrió.
—Está realmente bueno.
Vincent envolvió una mano alrededor de su muñeca mientras
tomaba un gran mordisco.
—Eso es sorprendentemente delicioso. —Logró tomar un pequeño
mordisco antes de que ella le arrebatara su mano.
—Te lo dije —se rió de él.
Cuando se sentó, sonriendo delante de ella, su estómago hizo un
salto mortal de felicidad. Estaba segura de que debía gustarle, pero en
lugar de eso la asustó. Lake no quería gustarle; él estaba loco y era una
persona terrible. ¿Cierto? Nunca había pensado que lo diría, pero en
realidad prefería el malvado Vincent. Cuando era malvado, ella no quería
besarlo desesperadamente.
—¿Por qué estás siendo tan agradable? —Podría haber salido más
duro de lo que pretendía.
—¿Así que te enfadas conmigo por ser malo, y ahora que soy amable,
no te gusta? —le espetó.
Nop, nop. Me gusta más el agradable.
—Lo siento, no quise que sonara así. Solo no estoy acostumbrada a
esto. —Se sintió mal por decirlo—. Gracias por hacerme la comida.
—De nada.
Estaba agradecida de que el agradable hubiera vuelto.
Se sorprendió cuando en realidad comió toda su comida, sin darse
cuenta de la última vez que había comido una comida completa y disfrutó
de cada bocado. De nuevo, su cuerpo estaba prácticamente muerto de
hambre. En ese punto, cualquier cosa aparte de la comida china de John
habría tenido buen sabor.
Cuando Lake bebió la última gota de agua, Vincent puso sus platos
en el fregadero.
—Bueno. Ahora podemos jodidamente hablar.
Oh Dios. Sabía que el Agradable Vincent finalmente había terminado.
Nada bonito saldría de la conversación que él quería tener.
—¿Por qué no hablamos mientras comía, al menos? De esa manera,
ya me habrías dejado sola.
Vincent flexionó la mandíbula.
—Porque no comes cuando estás molesta, y solo te habrías comido
unas cuantas mordeduras. ¿Acaso te acuerdas de la última vez que te
sentaste para una maldita comida que comiste?
Mierda, alguien acaba de salvarme…
No Tienes Que Preocuparte; No Te Follaría en la
Casa de tu Padre
Traducido por Candy27

… de este sicópata.
—Acabo de comer, ¿no?
Vincent sacudió la cabeza.
—No lo hubieras hecho si no te hubiera obligado.
Lake movió su cabeza de vuelta hacia él.
Él estaba a punto de perder la cabeza.
—¿Por qué tiene que ser todo tan difícil contigo? En un día. —
Levantó un dedo—, descubro que trabajas para Dante al verte trabajar
jodidamente allí abajo. —Subió otro dedo—. El número de veces que casi
has conseguido que te mataran en el tiempo de una semana. —Otro
dedo—. Y ahora, para empeorarlo, voy a casa de tu madre para encontrar
que es una pieza de mierda que ha estado dejando que una incluso mayor
pieza de mierda te haga daño. Así que, si jodidamente no te importa,
¿podrías por favor simplemente ponerte en mis zapatos en este momento y
dejar de ser tan jodidamente difícil?
Ella tomó una profunda respiración, dándose cuenta de que tenía un
poco razón.
—Él nunca me hizo daño.
—¿Qué?
Lake tuvo que desviar sus ojos hacia la mesa mientras hablaba.
—Nunca me ha hecho daño, porque estaba muy asustado de
hacerlo. Sabía que hubiera cruzado la línea si me hubiera tocado. Si
hubiera dejado una marca, entonces mi padre le hubiera matado.
—Lake, puedes hacer daño a las personas sin ponerles una mano
encima. No te sientes ahí y me digas que nunca te ha hecho daño. —
Mantuvo su voz entre calmada y fuerte—. ¿Qué te ha hecho?
No hay salida.
Quitando la pintura de la mesa, se mordió el labio. Realmente no
quería decírselo, pero estaba segura de que seguramente ya lo había
averiguado y solo quería escuchárselo de ella.
—Desde que me conoció supe que no le gustaba. Siempre me
ignoraba o me daba miradas sucias por detrás de la espalda de mi madre,
así que empecé a pasar más días con mi padre y menos con mi madre. La
recuerdo estando deprimida y llorando antes de que le conociera, y
finalmente parecía realmente feliz, así que yo era feliz. No pensé que fuera
importante si yo le gustaba a John o no porque solo tenía que verlo los
fines de semana, y mayormente él me ignoraba hasta que un día mi madre
salió.
»Fue como si hubiera estado esperando por ese día. Finalmente, era
libre de llamarme como quería y hacerme hacer lo que quería. Él la
mandaba fuera a hacer algo, más y más a menudo mientras yo me
quedaba allí para limpiar, cocinar, y esperar por sus órdenes. Hice todo lo
que ordenó y nunca se lo dije a mi padre porque John me dijo que si lo
hacía, papa no solo lo mataría a él y a Ashley, sino a mi mamá también.
Era demasiado joven y estaba suficientemente aterrorizada para
escucharle y suficientemente mayor como para entender lo que mi padre
hacía para vivir. Cuanto más limpiaba y más le escuchaba llamarme
nombres, más sabía que John tenía razón: los mataría.
Vincent flexionó la mandíbula.
—¿Cómo es que tu padre no lo averiguó? ¿Me estás diciendo que no
lo sabía?
—No, nunca. —Ella le miró como si estuviera loco.
—¿Cómo se supone que crea eso, Lake?
No le iba a dejar que pensara de esa manera de su padre. Podía decir
lo que quisiera de su madre porque Dios sabía que no era perfecta, pero
Lake no le iba a dejar que culpara a su padre cuando siempre lo había
hecho lo mejor que había podido a pesar de su debilidad. Mi padre es todo
lo que me queda. Y no iba a dejar que Vincent lo alejara de ella.
Lake miró fijamente sus profundos ojos azules, sabiendo que lo que
iba a decir a continuación iba a herirle.
—De la misma manera que Adalyn y tú no lo supieron. No había
manera de saberlo al menos que hubieras estado allí y lo experimentaras,
justo como lo hiciste esta noche. Mi padre nunca hubiera tenido estómago
para ir a esa enorme casa y encarar el porqué mi madre le dejó… por
dinero. Cuando pedí pasar solo los fines de semana con mi madre, le dije
que era porque ella no estaba sola y no quería que él lo estuviera. Lo
mismo que te dije a ti hace meses, y tú no pensaste nada de ello.
»Mi madre era una buena madre antes de John, a pesar de que me
creas o no. Nunca hubiera creído que John y su dinero la cambiaría, pero
lo hizo. Supe que sería difícil para mi padre creerlo, también, motivo por el
que nunca le di una razón para que pensara de otra manera.
Viendo la rabia detrás de sus ojos mientras él empezaba a apretar la
mesa, se sintió mal por decir lo que dijo, pero no la había dejado opción, le
había visto considerar matar a su padre. Aún así, ella necesitaba hacerlo
mejor. No quería que se culpara a sí mismo.
—Vincent, no podrías haber sabido lo que pasaba, igual que Adalyn
y mi padre no lo hicieron. No hay nadie a quien culpar…
Él saltó de la mesa, prácticamente volteando la cosa.
—¡Si hay jodidamente alguien a quien culpar! ¡Esos hijos de puta
tienes que morir solo por cómo te trataron esta noche!
—Por favor escúchame. Te estoy suplicando, no les hagas daño. —
Una vez más, no se atrevió a mirarlo, poniendo su mirada de vuelta en la
mesa.
Vincent estiró la mano y le agarró la barbilla, levantando su cabeza
para encontrarse con sus ojos.
—¡Nunca los verás de nuevo! Si lo haces y ellos hacen nada más que
mirarte de la manera incorrecta, los mataré lenta y dolorosamente. ¿Me
entiendes?
Lake se tragó el nudo en su garganta y después asintió en
entendimiento. Argumentar con él cuando estaba así no era una opción.
Simplemente tenía suerte de que él hubiera aceptado no hacerles daño.
Él dejó ir su barbilla y calmadamente se sentó de vuelta después de
empujar su pelo hacia atrás.
—No se lo digas a mi padre, y por favor no le culpes. No había forma
de que él lo supiera. Hizo lo mejor que pudo para mí, pero sabes que no
está hecho a sí mismo y solo hace demasiado. Trabaja duro para Dante
para hacer cuanto puede para mantenernos. Hay un techo sobre mi
cabeza, comida en mi estómago, y ropas para vestir. Si hay algo extra
después de eso, lo apuesta. Simplemente no puede detenerse; es un adicto
al juego.
»Todo el mundo tiene su punto débil, y el suyo es una mesa de
póker. Esa es su diversión en la vida. Nunca me importó, ni tampoco si no
teníamos mucho dinero. Mi padre es la mejor persona que conozco. Ama
caminar a través de la puerta y decirme que ganó. Cada vez que pasa me
lleva a comer, y después vamos a la tienda de comestibles donde me deja
llenar el carro. Después de eso, me da dinero para que me compre lo que
quiera. Eso es más de lo que puedo decir que un montón de padres dan a
sus hijos. Si vas y le dices acerca de mi madre y John, nunca se perdonará
a sí mismo, y él no se merece eso.
No pudo evitar llorar mientras le suplicaba. Levantándose de la
mesa, corrió hacia su habitación, incapaz de detener los sollozos que
escapaban de su cuerpo. Después de unos cuantos segundos, sintió los
brazos de Vincent envolverse alrededor de ella.
—No se lo diré si no quieres que lo haga.
Lake quitó las manos de su cara y lloró en su pecho.
—N-No quiero que lo hagas.
—Entonces no lo haré. —Empezó a dar golpecitos en su espalda
mientras la mantenía cerca de él.
—É-él no va a volver a casa, ¿verdad? Está avergonzado de que
trabaje en el casino —le susurró a través de las lágrimas.
No me va a hablar o a mirar nunca más. Esos pensamientos habían
estado rondando por su mente toda la semana.
—No, nena, no lo está. Está avergonzado de sí mismo. Va a ser duro
para él perdonarse a sí mismo por ponerte en peligro y que tengas que
trabajar para pagar sus deudas. Vas a tener que darle algo de tiempo para
que sea capaz de encararte de nuevo.
Otro sollozo se escapó de su garganta mientras se daba cuenta de
que echaba de menos a su padre y que lo necesitaba.
—Nena, shhh… —La echó hacia atrás sobre la cama y la sentó en el
borde del colchón—. Estás exhausta y te sentirás mejor cuando te levantes
mañana. —Se arrodilló y empezó a desabrochar sus antiguos zapatos de
tenis.
Ow-ow-ow: ella intentó no hacer un gesto de dolor cuando se los
quitó de los pies. Entonces, cuando estaba fracasando en ello, fue a por
sus calcetines para ver lo que lo causaba. Ella fracasó de nuevo cuando
intentó evitar que se los quitara.
Vincent le quitó los calcetines lentamente y examinó con cuidado
sus pies con ampollas antes de que hiciera lo mismo con el otro. Se
levantó del suelo.
—Túmbate.
Lake se levantó de la cama y se tumbó mientras miraba cómo él
dejaba la habitación. Se limpió las lágrimas que quedaban, preguntándose
qué estaría haciendo.
Estaba tan exhausta que casi cayó dormida antes de que apareciera
en su habitación, vistiendo pantalones cortos de gimnasio y una camiseta.
Mirando sus ropas cambiadas, se dio cuenta de que debía haberse echado
una siesta.
—¿De dónde has sacado esas? Espera, ¿por qué te cambiaste?
Se sentó al final de la cama y colocó sus pies en su regazo.
—Siempre mantengo unos cuantos cambios de ropa en mi coche, y
voy a pasar la noche aquí.
—No, no lo harás. —Fue a sentarse y a sacar sus pies de su regazo,
pero él agarró sus piernas.
—No vas a quedarte sola en este vecindario toda la noche,
especialmente sin un coche delante si me voy.
Él echó sobre su mano algún tipo de gel claro y empezó a restregarlo
sobre sus pies. Sus pies se encogieron ante el frio, pero empezó a sentirse
mejor mientras le masajeaba con él.
—¿Qué es eso?
—Aloe Vera.
Lake simplemente le miró, estupefacta.
—Llamé a Maria y le pregunté qué ayudaría. Después caminé hacia
la tienda calle abajo muy rápido para conseguirte las cosas de la lista que
me dio —explicó.
¿Caminó?
—¿Por qué caminaste?
— Te dije que no puedes quedarte sola en este vecindario sin un
coche delante de él. Nadie intentará entrar con mi Cadillac ahí. Ahora
túmbate.
Con recelo descansó la cabeza contra la almohada de nuevo y le
observó cuidar de sus pies. Su toque era ligero y reconfortante, y era
cuidadoso con las ampollas. Ella no podía quitar sus ojos de él mientras se
tomaba su tiempo ocupándose de ella. Él estaba siendo increíblemente
dulce y amable. Rompió las cadenas de su corazón que hubiera pensado
en llamar a Maria y hubiera caminado hacia la tienda para hacer algo tan
tonto como hacer que sus pies se sintieran mejor. No quería que se
quedara por la noche, pero no tenía el corazón de discutir con él después
de lo que había hecho.
Para el momento en el que envolvió sus ampollas en una extraña
cinta adhesiva marrón y puso algún tipo de calcetín especial súper suave,
sus ojos habían empezado a cerrarse. Sintió las sábanas cubrirla al mismo
tiempo que un cuerpo se deslizaba dentro a su lado.
—No puedes dormir aquí, Vincent —le dijo soñolienta mientras se
daba la vuelta para darle la espalda.
—¿Por qué no? —preguntó, empujándola contra su pecho y
envolviendo sus brazos alrededor de ella.
—Porque vas a intentar algo sobre mí, y no voy a tener sexo contigo.
—Ella intentó retorcerse fuera de sus brazos.
Vincent simplemente empujó a Lake contra su cuerpo más fuerte.
—No tienes que preocuparte; no te follaría en la casa de tu padre.
Oh, bien. Eso me hace sentir mejor.
Se relajó contra él, demasiado cansada para luchar.
—Solo somos amigos, Vincent. Podría perder mi trabajo si Sadie
piensa de otra manera.
—Bien, somos amigos. Ahora duérmete — murmuró.
Dejó que la extenuación tomara el control de su cuerpo con un
último pensamiento a lo que Vincent le había dicho a John más temprano.
Lake es mía.
Unirla de Nuevo, Una Pieza a la Vez
Traducido por BellatrixL

Vincent silenció a Lake de vuelta a dormir cuando se despertó en


medio de la noche. Para una chica que había dicho que no quería que él
durmiera junto a ella, seguro le gustaba ser abrazada fuertemente.

Él no podía encontrar el sueño, ya que pensamientos de lo jodido


que fue el día llenaba su cerebro. Nunca había querido torcer el cuello de
alguien tanto como lo había hecho a John. Ese hijo de puta la había
estado torturando por Dios sabe cuánto tiempo, y esa perra de Pam no
había dado dos mierdas que coqueteó con él delante del Lake. Podía haber
follado a muchas madres, pero ninguna había mostrado descaradamente
que le gustaba delante de sus hijas como Pam lo había hecho. Siempre
habían intentado esconderlo mejor.

Esa fue la cena más dura que había tenido que pasar, mirando a
Lake demasiado asustada para comer un mordisco de la maldita comida
de ese gilipollas. Luego, cuando había subido y descubierto que su
dormitorio era el ático, había perdido la mierda. ¿El maldito ático? ¿En una
maldita mansión?

Él la había visto intentar saltar y obtener la cuerda, haciéndole


sentir enfermo al pensar que les gustaba verla luchar y no recuperarla.
Había sentido el final de la jodida cuerda y sabía que lo habían cortado.
Teniendo en cuenta sus alturas, sabía que uno de ellos habría necesitado
una escalera y una ética de trabajo, lo que significaba que Ashley lo había
hecho.

Cuando Lake le había dicho “está bien”, él había creído sinceramente


que una parte de ella pensaba eso, como si se hubiera obligado a creerlo.
Sabía que ni por el infierno había forma de dejarla allí ni siquiera cinco
minutos más.

Llevarla a casa de su padre fue una experiencia completamente


diferente. La casa era vieja y pequeña. El barrio era una completa mierda y
peligrosa para una chica como Lake, pero él la vio cambiar. Podía sentir
que se sentía como si estuviera en casa y a salvo, que era lo único que le
importaba. No la juzgaba —ni tampoco a su padre—, por no tener mucho
dinero.

Era difícil para un hombre estar en la familia pero no estar en la


familia. Todos los buenos trabajos y los de alto pago eran para el hombre
que fue hecho, así fue como funcionaba. Los otros llevaban una maldición
de ser soldados para la vida basada únicamente en el hecho de que no
nacieron con sangre italiana. Era una regla dura de la familia tan antigua
como el tiempo, y las reglas casi nunca se rompían. Toda la existencia de
Vicente era para la familia; sin embargo, nunca querría estar en los
zapatos del padre de Lake. Saber que siempre quiso ser un hombre de
familia pero se vio obligado a estar en la parte inferior de las filas sería la
peor pesadilla de Vincent.

Lake había tenido razón. No podía culpar a su padre más de lo que


se culpaba por dejarla allí ese día meses atrás y nunca una vez notar a
través de los años que algo podría haber estado mal. No tenía ni una sola
pista hasta que su tripa le había gritado que algo estaba mal aquel día.
Pero yo jodidamente la dejé, de todos modos.

Ella no tenía que preocuparse de que él le dijera a su padre; no iba a


hacerlo. Si lo hacía, su padre tendría el placer de matarlos, y él iba a
asegurarse de que la satisfacción fuera toda suya.

Vincent miró la cara dormida de Lake. “No volverá a casa de nuevo,


¿verdad? Está avergonzado de que trabaje en el casino” Una parte de él se
había roto en el momento en que esas palabras habían pasado por sus
labios. Había estado tan preocupado de que la rompiera si se reunían, pero
la cosa era que ya estaba rota. Él iba unirla una pieza a la vez, y empezaría
por empujar la oscuridad dentro de él.

Lake necesitaba su conciencia para volver a salir. No podía hacer


que volviera a mirarlo con temor. Había estado asustada durante
demasiado tiempo, y él iba a hacer lo que fuera necesario desde ese
momento para hacerla feliz, aunque significara perder una parte de sí
mismo. Había aclarado su memoria de ella meses antes, pero en ese
momento se dijo a sí mismo que era hora de comenzar un nuevo juego.

“Solo somos amigos, Vincent”. Comprendía que necesitaba un amigo


en ese momento, así que eso era lo que sería. Justo hasta que ese
monstruo de cabeza roja se fuera, o lo matara primero. Luego iba a
asegurarse de que entendiera que ya no eran solo amigos.

No iba a decirle que él había pagado su deuda. Le asustaría saber


que tenía que trabajar porque ese espeluznante cabrón sentía algo por ella.
Al menos, eso era lo que se decía. La verdad era que ella no planeaba ir
más a la universidad, y una parte enferma de su mente no quería; por lo
tanto, tenía miedo de decirle que no tenía que trabajar más, pensando que
podría dejarlo. Tenía un mes para hacer que ella quisiera quedarse, y él
iba a asegurarse de que así lo fuera.

Gimió cuando Lake se movió más cerca de él, su culo frotando


contra su pene.

Mierda, va a ser un largo mes.

***

Lake frunció el ceño cuando se despertó al día siguiente en una


cama vacía, tal como lo había hecho durante el último mes. Nunca lo
admitiría, pero siempre odiaba qué él nunca esté allí por la mañana.

Saliendo de su dormitorio y entrando al pasillo para ir al baño, olió


algo delicioso. Mmmmm...

Rápidamente entró en el pequeño cuarto de baño para refrescarse lo


más rápido que pudo. Saliendo después de escupir el agua con pasta de
dientes, entró en la pequeña cocina.

—¡Sí, mi favorito, tocino y panqueques. —Su boca prácticamente se


hizo agua cuando vio la enorme pila de jacks.
Fue a tomar unos platos del gabinete para ponerlos sobre la mesa,
pero una mano la agarró por la cintura antes de que la atraigan contra un
cuerpo firme y sin camisa.

—Siéntate. Te lo traeré. —Le dio un beso en su cabeza.

Lake empujó hacia atrás su pecho desnudo.

—Para, Vincent. ¿Cuántas veces te he dicho que puedo ayudar,


también? No soy un bebé. ¿Y cuántas malditas veces te he dicho que te
pongas una camisa?

Vincent sonrió perversamente antes de dejarla ir.

—¿Por qué te molesta tanto?

Ella fue a sentarse a la mesa, decidiendo contestarle en la cabeza.


Porque eres perfecto, y me mata mirarte. Es por eso.

Lo observó poner la comida sobre la mesa junto con los platos.


Luego él abrió el refrigerador ridículamente lleno y les sirvió un poco de
zumo de naranja. Ella lo escudriñó cuando empezó a servir su plato.
Parece diferente.

Vincent tomó un bocado de una lonja de tocino.

—Nena, tanto que me gusta que me mires, tienes que comer.

Lake le dijo a su cuerpo que ignorara el hecho de que le gustaba


cuando la llamaba así y luego arrugó la nariz contra él.

—¿Por qué pareces tan feliz?

—¿Qué, no puedo estar jodidamente feliz por una vez?

Ella negó con la cabeza.

—Nunca estás feliz cuando estoy a punto de ir a trabajar, y has


hecho mi desayuno favorito. No sé... parece que estás celebrando.

Él se encogió de hombros.

—Bueno, hace un mes que empezaste a trabajar. Solo pensé que


merecías algo especial.
Maldita sea. De alguna manera siempre se hacía ver como una
idiota.

Comenzó a servirse su plato con generosidad.

—Gracias. Eso fue muy amable de tu parte.

—Sé cómo puedes realmente darme las gracias. —Vincent le guiñó


un ojo.

Lake se rió.

—No te rindes, ¿verdad?

—Nunca.

Lake le sonrió cuando empezó a comer su comida. Al principio había


sido un mes largo y duro, y no creía que hubiera sobrevivido sin él.
Todavía no había visto a su padre desde ese día en la oficina de Dante,
pero Vincent le había asegurado de que estaba bien. Si ella era honesta, él
había arreglado muchos problemas de ella y ella solo tenía que culparse,
en realidad.

Cada día que trabajaba en el casino, no quería un día libre, y cada


día la llevaba al trabajo. Se aseguraba de que la nevera estuviera llena, y
comiera regularmente. Vincent la acostaba completamente hasta los pies.
Literalmente.

Desde la primera noche, había logrado curar sus pies ampollados y


los mantuvo así, siguiendo las instrucciones de Maria. Por otra parte, ella
había sido sorprendida al día siguiente al encontrar sus tacones de trabajo
con algún tipo de relleno de gel para poner en ellos.

Entendió a Vincent rápidamente después de aquel primer día,


sabiendo manejarlo. Él quería sacar su lado enojado, pero en el momento
en que ella se enojaba o ponía triste, él no podía ser más opuesto a ella.

No le gustaba verla herida en lo más mínimo, y estaba segura de que


era por eso qué no había intentado ir tras su madre o John. Había sido un
mes libre del Malvado Vincent, y estaba muy agradecida por eso.

No pasaron mucho tiempo separados, especialmente porque Vincent


se negó a dejar su cama. Por otra parte, tuvo que admitir que no luchó
muy duro para que se fuera. Lake estaba segura de que después de un
mes debería sentirse sofocada, pero no lo hacía.

Vincent realmente se había convertido en su amigo. Incluso si es


jodidamente difícil mirarlo o estar tan cerca y no querer...

Lake apartó los ojos de los abdominales de Vincent y se levantó de la


mesa.

—Tengo que prepararme para el trabajo.

Él extendió la mano y la agarró mientras pasaba, arrastrándola


sobre su regazo.

—¿De verdad no vas a darme las gracias?

Lake miró sus labios, recordando cómo había saboreado la primera y


última vez que se habían besado. Sus labios se acercaron a los suyos
hasta que estaban a solo una pulgada de distancia.

—Ve a ponerte una camisa —susurró antes de que se levantara de


su regazo

—Eso fue simplemente cruel —le dijo antes de desaparecer en su


dormitorio.

Ella cerró los ojos con fuerza mientras apoyaba la parte posterior de
su cabeza en la puerta cerrada. También fue cruel para mí.

Un mes entero de ver y dormir junto a un dios sin camisa era total y
absolutamente doloroso. No sé cuánto más puedo durar.
Hoy es mi Maldito Cumpleaños
Traducido por Liliana

—Sadie, ¿estás jodidamente hablando en serio? —Lake miró hacia


las bragas negras en lugar de sus pantalones cortos.

Sadie arqueó una ceja.

—Bueno, cuando te dije que las usaras como lo hice hace cinco
segundos, eso fui yo siendo seria.

¡Pero… pero!

—¿Pero, por qué? Nuca me has hecho usarlas antes.

—¿Estar mostrando una o dos pulgadas más de tu culo realmente es


para tanto? —Colocó una mano en su cadera, haciendo que sus pechos
salieran como siempre.

Lake asintió furiosamente. —

Sí, sí, para ellos lo es.

—Y es exactamente el porqué vas a usarlos, cariño. Ahora, date prisa


y vístete. No puedo esperar al maldito playbo… —La voz de Sadie se apagó
cuando prácticamente saltó para ir a vestirse.

¿Es difícil librarse de un asesinato? Estoy segura que Vincent lo


encubriría. Tal vez incluso me ayude…

Lake se vistió con un corsé de encaje color rosa fuerte, que era
semitransparente hasta llegar a las copas de los senos. Gracias a Dios.
Colocándose las bragas y las largas medias adornadas con encaje, se miró
en el espejo. No creía verse tan inocente en ese momento. No había moños
o volantes, solo sexy encaje que la hacía sentirse tan consiente de sí
misma como lo hizo el primer día que trabajó allí.

Comenzó a sentirse confundida. Pensé que Sadie quería que luciera


inocente. Eso era todo el asunto, ¿verdad?

Sadie le dio a su culo un amoroso golpe cuando estaba a punto de


salir del vestidor.

—Soy heterosexual, pero cambiaría totalmente de bando por ti.

Eso es reconfortante.

—Por favor, no me obligues a hacerlo. —Lake todavía no había


llegado a rogar.

—Um, déjame pensar. —Sadie se golpeó la barbilla—. Nop.

Todo el aire salió de ella como un globo.

—Nunca te perdonaré por esto.

Sadie se rió de ella.

—Oh, cariño, lo harás.

¿Hay luna llena? Todo el mundo está actuando extraño. Lake se


mordió el labio cuando Sadie la empujó al pasar la cortina.

Nada es diferente. Solo estás revelando otra pulgada, eso es todo.

Se dirigió hacia su primera mesa, que desgraciadamente tenía al


espeluznante David sentado allí, esperando por su llegada.

Los ojos de David exploraron su cuerpo mientras le extendía su


tarjeta.

—Quiero la estantería superior esta noche, y no me hagas esperar


mucho por ese culo.

Lake forzó una sonrisa mientras tomaba la tarjeta y rápidamente


tomaba las órdenes del resto. Corriendo al bar, le dio al camarero la
solicitud junto con la tarjeta de David. Algo en el hombre la ponía
nerviosa. No le gustaba la forma en que los ojos de David la habían
mirado.
Llevando las bebidas a la mesa, le sirvió el vaso lleno del mejor
whisky.

Él le dio cien dólares de propina.

—Esto es solo el comienzo.

Ella tomó el dinero de sus manos e hizo su pequeño baile cuando lo


puso en el corsé. Esta va a ser una larga noche.

Yendo a las otras mesas fue cómo se las arregló para escapar, tomó
todas las órdenes antes de regresar a la barra cuando su mano fue
agarrada mientras pasaba a los baños. Fue empujada dentro después que
la puerta cerrara detrás de ella. Se encontró presionada contra la pared,
mirando a un hombre cuyos ojos no dejaban de rodar por su cuerpo.

Le empujó el pecho.

—¡Jesucristo, Vincent! ¿Estás tratando de meterme en problemas?

Él atrajo sus luchadoras manos y las puso detrás de su espalda,


capturando sus muñecas dentro de una fuerte agarre.

—Ya estás en problemas, nena.

El calor se elevó en su cuerpo mientras lograba hacerla arquear la


espalda perfectamente para mostrar sus montículos. Ella presionó los
muslos mientras los hormigueos pasaban por encima de sus piernas.

—Y-yo n-no hice nada.

—Lo hiciste cuando decidiste usar esto. —La mano de él corrió por
su cuerpo para descansar sobre la garganta, colocando el pulgar sobre su
pulso.

Ella apretó los ojos para igualar la presión que había forzado en sus
muslos.

—Sadie me hizo usar… —Abriendo los ojos después que tomó


aliento, terminó su explicación—. Ella me va a matar si no vuelvo a salir.

—Estoy debatiendo si debo dejarte ir allá fuera.

Ella se lamió los labios secos.

—¿Por favor?
Él nunca la rechazaba cuando lo podía agradablemente.

Vincet se permitió bajar la mano hasta su cuello y sobre sus pechos


antes de dejarla ir.

—Recuérdame agradecerle a Sadie después que la mate.

Lake se rió nerviosamente mientras dejaba el baño.

—Me gustaría ayudar.

Tomando una profunda respiración mientras se marchaba, vio a


Nero y Amo vigilando el baño con una sonrisa en sus rostros.

—Ustedes dos psicóticos algún día me la pagarán —les dijo mientras


pasaba.

Ellos disfrutan demasiado viéndolo aprovecharse de mí.

Afortunadamente llegó a la barra en ese momento, se agachó fuera


de la vista y trató de calmar su cuerpo. Maldición, lo odio jodidamente
tanto.

La tensión entre ellos había aumentado cada día que pasaban


juntos. No soy científica, pero estoy bastante segura que esto casi está a
punto de ebullición. Vincent nunca hizo un intento de esconder sus
sentimientos, mientras que Lake luchaba con dientes y uñas para
esconder los suyos, todo hasta que él hacía esa cosa de raro pulso.
Entonces ella lo perdía cada vez.

No quería que le gustara Vincent. Demonios, debería odiar sus


malditas tripas. Él era un puto, idiota y asesino, estaba segura. Pero
maldición si el mes pasado no hubiera cambiado su opinión de él. Ella
nunca lo atrapó mirando a otra chica incluso cunado las semi desnudas
estaban contantemente en su punto de vista. No creía que pudiera haber
tenido tiempo de follar a ninguna de ellas, tampoco, con él constantemente
vigilándola veinticuatro siete. Claro, todavía podía ser un idiota, pero no lo
era para ella. Al menos, ya no. En cuanto a la cosa de matar… bueno,
pensaba que no tendría un montón de tiempo para hacer eso, tampoco.

Oh, Dios mío. ¿Qué está mal conmigo?


***

Vincent estaba a punto de romperse la nariz apretándola tan fuerte.


No podía creer que la dejara salir del baño de esa manera, especialmente
sin un maldito consuelo. La única razón por lo que no la besó fue porque
no había sido el momento ni el lugar. Sabía que una vez que la besara de
nuevo, no habría nada deteniéndolo, ya que estaba condenadamente
seguro que iba a llevarlo a casa.

Había pasado un mes sin follar, mientras miraba su perfecto culo y


cuerpo en tantos putos sexys trajes. Entonces, ese día de todos los días,
ella salió con su culo apenas cubierto en nada más que encaje. Su usual
apariencia de sexy pero dulce había desaparecido. La única cosa en su
mente era cómo demonios paneaba follarla sin lastimarla.

Tres días solían ser demasiado largo sin follar, ¿pero un mes? Su
pene estaba constantemente en modo duro, y no sabía exactamente cómo
iba a durar treinta segundos en ella. Me voy a lastimar a mí mismo antes
de hacerle daño.

Vincent salió del baño una vez que le dijo a su mitad oscura que
volviera a esconderse como lo había todos los días durante el último mes.

—¿Sabes qué demonios nos acaba de decir? —le dijo Amo, cuando la
puerta del baño se abrió.

—¿Qué demonios te ha dicho ahora? —le preguntó Vicent, quien


constantemente odiaba las muchas cosas que Lake le decía.

—Acaba de caminar sin siquiera mirarnos y dijo: “Ustedes dos


psicóticos me la pagaran algún día” —Amo trató de imitar su voz, haciendo
que Vincent y Nero rompieran en una risa de su pobre intento.

—No la tomes tan malditamente en serio, Amo —le dijo Nero a


través de su risa.

Amo se cruzó de brazos.

—Sí, bien. No me extrañaría nada de ella. Si tiene suficientes pelotas


para enfrentar a Dante y llamarnos psicópatas, tiene suficientes pelotas
para hacernos algo. Hoy es el último día, ¿verdad? No puedo seguir
trabajando cada maldito día de mi vida simplemente para que consigas ser
el único que la folle.

Vincent no quería decirle que Amo tenía razón acerca de Lake.

—Sí, hoy es el ultimo día que estos imbéciles la miran vestida así, y
tú, también, hijo de puta —le gruñó a Amo.

Amo sabía que no debía hablar de cómo iba a echar de menos esa
parte de ella.

—Por favor, ¿dime que finalmente la besaste? —Cuando Vincent no


respondió, Amo negó con la cabeza—. Mierda, amigo, eso no es saludable.

—Voy a tener que estar de acuerdo en este punto —añadió Nero.

Él miró hacia las piernas y culo de Lake, mientras ella se inclinaba


sobre la barra cuando tomó las bebidas.

—No te preocupes, está en sus últimas horas de ser virgen después


de que salió luciendo así.

—Estoy malditamente sorprendido que le permitas trabajar así —dijo


Nero.

—Ustedes permiten que sus mujeres corran por todos lados. —Amo
lo miró—. ¿No lo vez, amigo? Lake te ha envuelto en su puto dedo.

Podría admitirlo, solo en su cabeza, que le había estado permitiendo


escaparse fácilmente, pero Lake era especial y valía la pena intentar ganar,
por muy azules que estuvieran sus bolas.

—Voy a recordarte eso un día —le espetó Nero a Amo.

—Yo también lo haré —le lanzó Vincent también.

Mirando hacia una Sadie regocijante al otro lado de la habitación, su


sangre comenzó a hervir.

—Disculpen. Necesito ir a ver a la pequeña perra que pensó que


sería divertido poner a Lake en ese atuendo.

—Esa perra está loca y azotará tu culo. —Amo finalmente se rió con
Nero en ese momento.

—¿Qué vas a hacer? —Nero rió entre dientes.


—Hasta donde saben, es mi maldito cumpleaños —dijo Vincent,
alejándose.

Ya era hora de sacar su tarjeta de papi a esa perra. Hoy es mi


maldito cumpleaños.
Terminó Cuando Vi tu Mano Ninja Arrastrarse
Hacia Su Vagina
Traducido por Wan_TT18

Lake estaba preparando bebidas en la mesa cuando notó que Sadie


subía al escenario. Jesús, tengo que ver otra sesión de prueba. Hubo dos
cumpleaños apenas el día antes, y ella estaba bastante segura que los
bailarines de tubo se estaban cansando de ello.

—Tenemos un cumpleañero. Ven aquí. —Sadie no puso mucho


entusiasmo y sensualidad en ella como solía hacerlo.

Lake prácticamente murió cuando Vincent subió al escenario.

Oh, no, mierda. Oh, no, mierda. Oh, no, mierda. Oh, no, mierda. Oh,
no, mierda. Oh, no, mierda.

Sadie tomó su brazo y casi lo lanzó sobre la silla, prácticamente se


mordió la lengua mientras hablaba.
—Bien, cariño, ¿a quién vas a elegir?

Lo miró escudriñar la habitación hasta que sus ojos se posaron


sobre ella. Oh, no, mierda.

Vincent asintió con la cabeza hacia ella.

Lake estaba petrificada. No me jodas.

Sadie volvió por el micrófono.


—Lake, cariño, ven aquí.
Podía decir que Sadie no era más feliz que ella en este momento.
Tratando de recordar caminar, se dirigió hacia el escenario pero cuando
llegó al escalón para entrar, estaba segura de que se desmayaría.

¡Mierda, no puedo hacer esto! Sadie le había enseñado algunos


trucos en caso de que la escogieran. ¡PERO SE SUPONE QUE NUNCA SERÍA
ESCOGIDA!

—Deja que te ayude, muñeca. —Amo la agarró del brazo y la empujó


por las escaleras, y luego hacia el escenario.

Ella miró hacia atrás a su rostro jodidamente presumido y le dio una


mirada de muerte, prometiéndole mucho dolor en un futuro
esperanzadamente cercano.

Lentamente caminando hacia la silla, se preguntó si sería infantil


rehusarse, pero luego pensó que sería despedida y luego moriría de todos
modos.

Mientras se paraba sobre Vincent, sus ojos estaban llenos de


hambre mientras él acercaba su cuerpo.

Sadie cubrió el micrófono antes de que ella le susurrara


apresuradamente:
—Mantén esas malditas manos para ti, playboy. —Dejando el
escenario, gritó—: ¡Muévelo!

La habitación se apagó antes de que un proyector se encendiera y la


música comenzara a atravesar la habitación.

Lake lamió sus labios secos, dándose cuenta de que era tiempo de
mostrar si quería que sucediera o no. Se volvió hacia la habitación oscura,
incapaz de enfrentarse a sus ojos llenos de anhelo hasta que posiblemente
se sintiera más cómoda.

Intentó concentrarse en la rutina de baile que Sadie le había


enseñado, en lugar del hecho de que todo el mundo la estaba mirando, y
estaba a punto de tocar a Vincent.

La sola idea, es solamente bailar y me encanta bailar, fue cómo se las


arregló para conseguir que sus caderas se movieran.
Sacudiéndose, empezó a inclinarse lentamente hasta que su culo
estaba perfectamente posicionado en su rostro. Volvió a subir, se sentó en
su regazo, rodando sus caderas sobre él mientras apoyaba su espalda en
su pecho. Ella giró su cabeza hacia un lado para poder mirarlo y luego
movió su brazo para deslizarlo por el lado de su cara.

Cuando la expresión más que complaciente de Vincent se acercó a


sus labios, Lake salió de su regazo, sintiéndose más segura. Por lo menos
voy a hacer esto doloroso para él.

Ella se volvió para mirarlo y se arrojó hacia una posición en cuclillas


con la cara entre las rodillas. Sonriendo a través de sus pestañas hacia él,
colocó sus manos en sus muslos y las pasó por su cuerpo hasta que se
sentó en su regazo de nuevo, cara a cara en ese momento.

Podía sentir lo duro que estaba cuando dejó que su trasero bailará
contra su pene. Su cuerpo quería estallar en llamas al sentir y ver cuánto
la quería. La quemazón en su piel comenzó a irritarla; se suponía que lo
mataría, no a ella.

—No es tu cumpleaños —le susurró al oído.

Movió gradualmente una de sus manos del lado de la silla y la colocó


ligeramente en su muslo desnudo, lejos de la vista de la audiencia.
—No, pero ahora lo es.

Su aliento se atrapó en su garganta mientras movía su mano por la


parte interna de su muslo. Se encontró moviendo su culo sobre él con más
fuerza. Podía ver lo mal que la quería a través de su bebés azules, y
definitivamente podía sentir cuán mal era.

Las yemas de sus dedos rozaron su muslo, a una pulgada de


distancia de su sexo, haciendo que un flujo de humedad escapara de ella.
Mirando sus labios a poca distancia, se olvidó del mundo y se acercó,
deseando, necesitando probarlo de nuevo…

Las luces repentinamente se volvieron.

Lake saltó de nuevo, saliendo de su aturdimiento. No podía salir del


escenario lo suficientemente rápido. ¡Santo jodido infierno! Su cuerpo
estaba ardiendo.
—La canción no ha terminado aún, joder —Vincent siseó detrás de
ella cuando comenzó a pasar a Sadie.

—Terminó cuando vi tu mano ninja arrastrarse hacia su vagina. —


Sadie agarró la mano de Lake, haciéndola quedarse.

—¿Y qué carajo? ¡Nadie más podía verlo! —Agarró la otra mano de
Lake y trató de alejarse con ella.

—De ninguna manera, playboy. No irás a ninguna parte con ella. El


turno de Lake no ha terminado y si la dejo ir contigo, ella estará
entregando su virginidad contra la pared del baño.

El rostro de Lake se puso rojo. ¡ESTOY AQUÍ!

Vincent le dio a Sadie su propia mirada de muerte antes de soltar la


mano de Lake y alejarse.

—Um, ¿cómo diablos permitiste que eso sucediera? —Lake miró a


Sadie, deseando sacudirla. Finalmente era consciente de lo que acababa
de hacer allá arriba, delante de todo el mundo.

Sadie le devolvió una mirada estúpida.


—Oh, no lo sé. Cuando me llegó ese puto niñato y me dijo que era su
cumpleaños, y que, si tenía algún problema con ello, podía llamar a su
maldito padre, naturalmente le dije: “Me importa un carajo quién es tu
padre”. Pero cuando me dijo que su apellido era Vitale, entonces, por
supuesto que me importaba quién demonios era su padre.

—Todo esto es culpa tuya porque me pusiste en este puto traje —le
dijo Lake, tomando su mano de nuevo.

—Sí, bueno, habría sido agradable saber que el playboy era el hijo
del señor Vitale, ¿no?

Lake no iba a dejar que se alejara con la última palabra.


—Sabes que no era su cumpleaños, ¿verdad?

—¡Perra, lo sé! —Sadie salió disparada.

—Bueno, ¡solo estaba comprobando! —le gritó Lake, concentrándose


en no tratar de reír.
Mientras se dirigía hacia sus mesas, Amo estaba de pie contra una
pared sonriendo.
—Hoy también es mi cumpleaños, ¿sabes?

Lake apuntó su dedo justo en su rostro intimidante.


—Deberías estar muy, muy asustado.
Me Importa Una Mierda Si Sus Papás Son Jesús
Traducido por Manati5b

Después de que Lake saliera del escenario con Vincent, todavía no


podía mantener su cuerpo bajo control. Se encontró constantemente
mirándolo, lo que la mantenía excitada. ¡Deja de pensar en ello!

Lake fue a revisar la mesa donde estaba sentado David. Cuando su


turno había empezado, había sentido que algo se había apagado más que
de costumbre sobre él y conforme la noche había progresado, la mirada en
sus ojos solo se había vuelto más loca. Mientras se acercaba, notó un
cambio aún más severo en él.

—¿Estás bien, o quieres algo más de beber? —le preguntó,


esperando que no pidiera más.

Él y los hombres alrededor de la mesa que estaban recibiendo


bebidas gratis de él estaban bien ebrios para entonces. Sin embargo, ahí
abajo nadie los detenía. Esa era una de las ventajas.

—No, necesitamos otra jodida botella. ¿No es así caballeros? —


David miró alrededor de la mesa a todos los hombres asintiendo y gritando
en acuerdo—. Cierto, así que apresura ese dulce culo y haré que valga la
pena.

Lake asintió mientras dejaba la mesa, incapaz de fingir una sonrisa.


Él estaba realmente empezando a asustarla.

Yendo al bar y rápidamente consiguiendo su orden, se tomó su


tiempo para tomar aliento y calmar sus nervios. No importaba qué tan
borrachos estuvieran esos hombres, todavía estarían más asustados de
romper las reglas ante el temor de no permitirles el regreso.
Al llegar a la mesa, sirvió las bebidas a los hombres y luego puso la
botella delante de David, quien estaba sosteniendo otro billete de cien
dólares. Tomando el dinero, hizo su contoneo y lo colocó en su corsé antes
de girarse para irse. Sin embargo, su brazo fue agarrado apretadamente, y
miró hacia los brumos ojos de David.

—No creo que eso valga cien dólares. ¿Qué piensan ustedes? —
preguntó a los otros hombres quienes asintieron la cabeza en acuerdo—.
¿Qué tal si lo intentas de nuevo?

—Qué tal si quitas tu jodida mano —la voz letal de Vincent habló por
sobre él.

Lake miró por encima para ver a Vincent, Nero y Amo de pie a un pie
de distancia. Esto no va a terminar bien, ¿no es así?

—Lo haré, una vez que haga que mi jodido dinero valga. —David
aplicó más presión en su brazo.

Vincent dio un paso adelante.


—Hijo de puta, te voy a dar cinco segundos. Cinco… cuatro…

—Está bien, vamos todos a calmarnos. —Lake levantó su mano.

—Tres…

—En serio, yo lo dejaría ir —le suplicó a David.

La voz de Vincent se volvió oscura:


—Dos…

David la dejó ir y sostuvo sus manos en alto.


—Está bien, está bien. —Se puso de pie balanceándose un poco—.
Yo solo tomaré mi jodido dinero de vuelta.

Lake gritó y agarró sus tetas cuando David trató de bajar su corsé.

—¡Hijo de puta! —Vincen le dio un puñetazo justo en el rostro.

Amo rápidamente tomó a Lake para quitarla del camino antes de que
Vincent pudiera empezar su destrucción.
Ella se estremeció cuando vio la cabeza de David estrellarse contra la
mesa de póker, haciendo que las papas volaran en el aire como confeti.

—Um, chicos, no se ven muy contentos —ella le dijo a Nero y Amo


cuando vio a uno de los hombres levantarse con una botella de vidrio.

Nero rápidamente se quitó su chaqueta.


—He estado esperando jodidamente esto por un mes. Que se joda
este lugar.

¡Van a conseguir que los maten!

Vio a otro hombre empezar a levantarse cuando Nero alejó la botella


y la estrelló sobre la cabeza del primer hombre.

—¡Ahhh, mierda! Este es el mejor trabajo que he tenido. —Amo


empezó a quitarse la chaqueta, susurrando muchas obscenidades que
Lake no sabía que existían—. Estos jodidos van a arruinar todo lo bueno
en la vida.

Incluso aunque Vincent, Nero y Amo estaban superados, todavía


estaban golpeando la mierda fuera del grupo de hombres. Finalmente, ella
observó a los otros guardias empezar a moverse para terminarla.

—Estos pequeños mierdas están empezando realmente a enfadarme.


—Sadie vino a su lado, cruzando sus brazos.

Lake le dio la espalda a la pelea para ver a los guardias solamente


parados ahí observando.

—¿Por qué no los están deteniendo?

Sadie empezó a gritarles:


—¡Porque ellos son un montón de vaginas! ¡No me importa una
mierda si sus papás son Jesús, Deténganlos!

Los trajeados no se movieron.

—Santa mierda. —Sadie se acercó a Amo y le agarró las manos que


estaban envueltas en la garganta de un tipo—. Está bien, muchacho.
Corta la mierda antes de que decida darte una bofetada.
Amo soltó la garganta del tipo, dejándolo caer al piso como una
tonelada de ladrillos.

—Ahora, controla a tus jodidos novios —le siseó a él.

—¿Qué diablos acabas de decir? —Amo la miró, dándole una mirada


intimidatoria.

Sadie fue por su enorme tacón de stripper, sacándoselo.


—¡Esto es todo!

Amo rápidamente retrocedió fuera de su alcance y tiró de Nero que


estaba golpeando a un tipo en el suelo. Entonces Lake vio a Amo y a Nero
tratando de sacar a Vincent de alguien, pero volvió a golpear a David.

Ella corrió y agarró su brazo cuando él puso su pie sobre la garganta


de David mientras este permanecía indefenso en el suelo.

—Um, creo que ya ha tenido suficiente —trató de hablar


tranquilamente con la esperanza de calmarlo.

Vincent la miró, empezando a aplicar presión sobre su garganta.

Ella apretó su brazo.


—¿Por favor?

Él presionó un poco más fuerte antes de quitar su pie. Limpió las


palmas de sus manos con su ya sangrienta camisa y luego tomó la mano
de Lake con su mano no golpeada.

¿A dónde vamos?

—¿Dónde jodidos crees que vas? —Sadie le preguntó a Lake que no


había preguntado nada, parándose enfrente de ella.

—Ella ha terminado —dijo él bruscamente mientras caminaba


pasando junto a ella.

Lake trató de alejar su mano, pero eso solo resultó con él


sosteniéndola más fuerte.

Echando un vistazo a Sadie, vio que ella iba a abrir la boca solo para
cerrarla de nuevo mordiéndose la lengua.
Lake articuló un “disculpa” hacia ella, pensando ya en cómo iba a
humillársele el siguiente día. Sabía que Vincent había dicho que ella había
terminado porque su turno casi había acabado, y sabía mejor que de nada
servía discutir con él sobre ello cuando él no se iba a marchar sin ella. Si
él no salía de ahí, su pie iba a regresar a la garganta de David.

Vincent tomó su chaqueta de la silla donde la había colocado


mientras continuaba arrastrando a Lake hacia la puerta y el elevador.

—Colócate esto —Vincent gruñó mientras sostenía la chaqueta para


que deslizara sus brazos en ella.

Tan pronto y sus brazos pasaron por las mangas, cerró la chaqueta.

Mirando su cara todavía disgustada, sabía que era porque la


chaqueta no le cubría lo suficiente de la parte baja de sus muslos; por lo
tanto sus medias de encaje todavía se revelaban debido a su altura.

Mientras él tiraba de su cintura cerca de su cuerpo mientras


esperaban a que el elevador se abriera, la mirada de Lake regresó a la
puerta del casino donde algunos hombres estaban saliendo. No parecían
demasiado emocionados porque la fiesta hubiera terminado.

—Olvidé mi bolsa —le habló en voz baja, dándose cuenta de que la


había dejado en su casillero.

Las puertas se abrieron, y él la jaló a la parte de atrás del elevador.


—No la necesitas esta noche.

—Si…

—Estará ahí mañana. —Vincent dejó caer su brazo de su cintura y


se colocó a medio camino delante de su cuerpo.

Lake miró a su hombro, que bloqueaba la mayoría de su mirada. Um


sí. ¡Mis llaves están allí!

Él alcanzó su mano para apoyar su palma en la parte superior de su


muslo.

Ella tragó el nudo en su garganta cuando las puertas comenzaron a


cerrarse. No va a llevarme a casa, ¿verdad?
El Pent-house de Todos Los Pent-house
Traducido por Manati5b

Lake había esperado salir del elevador con los otros hombres en el
primer piso del casino, pero cuando Vincent no se movió, no tenía ni idea
de a dónde iban.

Algunas personas habían entrado al elevador justo antes de que


cerrara y oprimido algunos botones en los diferentes pisos del hotel. Había
visto algunos de ellos, particularmente el hombre le dio un vistazo. Se
imaginaba que era por eso que Vincent había permanecido enfrente de
ella.

Mientras se cerraba el elevador y empezaba a subir, sintió que sus


dedos empezaban a cepillar la parte superior de su muslo, en un
movimiento suave. La sensación de estar encima de él, bailando mientras
su mano se acercaba a su feminidad regresó. Era un tacto tan suave y
relajante, que lo hacía aún más erótico para ella, sobre todo porque estaba
en un espacio muy reducido con extraños.

Incapaz de pensar en nada más, excepto en lo bien que su mano se


sentía en ese momento, tocó su mano sobre su muslo y luego subió por su
brazo hasta su bíceps, tirando de él ligeramente más cerca de ella.

Vincent le dio un leve apretón a su muslo antes de que volviera al


movimiento, esa vez un poco más alto.

Lake apoyó su frente en la parte de atrás de su hombro mientras


continuaba agarrando su brazo, esperando acercarse a él. Tenía razón;
hemos alcanzado nuestro punto de ebullición.

Escuchó cuando el elevador se cerraba de nuevo justo antes de que


la sacara por detrás y la empujara contra la pared de los botones. Ella le
vio meter el código en la parte superior, preguntándose cómo en el mundo
no había notado que alguien se bajaba.

Su pecho empezó a subir y bajar pesadamente cuando la atención de


Vincent regresó a ella. Había visto esa mirada en sus ojos cuando había
bailado encima de él.

La mano de Vincent se acercó para trazar con su pulgar su labio


inferior.
—Todo lo que he querido hacer es besarte desde el momento en que
saqué mi boca de la tuya la primera vez nena.

Yo también, era su único pensamiento mientras sus labios


finalmente se estrellaban contra los suyos. Él le succionó ávidamente el
labio inferior mientras le sostenía la barbilla para que accediera a su boca
completamente.

Los labios de Lake se derritieron contra los suyos, dejándolo explorar


su boca como si fuera la primera vez. Su lengua separó expertamente sus
labios, y se encontró abriéndose más para él. Cuando él agarró su lengua,
ella gimió contra sus labios mientras le chupaba contra su boca. Era todo
lo que recordaba y más.

Alargó la mano y agarró su cabello, queriéndolo más cerca y


tratando de profundizar el beso, pero Vincent se apartó repentinamente,
pasando una mano por su cabello para suavizar la parte de atrás donde
ella lo había rozado. Entonces la puerta del elevador se abrió y él tomó su
mano, sacándola del elevador sin una palabra.

Lake podría haber jurado que estaba teniendo un deja vu ya que


estaba bastante segura de que era así como su primer beso había
terminado. No entendía qué seguía haciendo mal. Pensó que quería tocarlo
y besarlo de vuelta era como iba a suceder pero cada vez que lo hacía, él
terminaba el beso abruptamente.

Secándose la humedad de sus labios, no pudo evitar sentirse un


poco herida. Obviamente soy una terrible besadora.

Fue rápidamente sacada de su neblina del hecho de que no le


gustaba besarla, cuando se dio cuenta de que estaban en el último piso.
No tenía idea de que la estaba llevando a la oficina de Dante. Su confusión
solo se incrementó cuando la llevó por el pasillo de la derecha en lugar de
ir directamente a la oficina. En ese momento, no tenía idea de dónde iban.

Los nervios empezaron a encajarse cuando él se dirigió de la


segunda a la última puerta del lado izquierdo de la pared. Lo observó
alcanzando su bolsillo para sacar una tarjeta de hotel.

Se mordió el labio.
—Um, ¿por qué venimos aquí?

Vincent deslizó la tarjeta hasta que la luz se volvió verde. Entonces


abrió la puerta y la arrastró dentro de la habitación oscuramente
iluminada.

Ella saltó cuando la puerta se cerró de golpe detrás de ella.


—Vincent, ¿d-dónde estamos? —susurró.

Mirando a su alrededor, apenas podía distinguir nada, pero su


atención fue atraída por una enorme pared de cristal que daba a la ciudad
nocturna. Era impresionante. Cuando las luces se encendieron, parpadeó
ajustándose al brillo, y su boca se abrió mientras miraba el enorme
espacio. Caminando más hacia el lugar, sabía que tenía que ser el pent-
house de todos los pent-house.

Era un lugar muy oscuro. Las paredes eran negras junto con la
mayoría de todo lo demás. Solo había indicios de grises oscuros y
plateados que provenían de varias cosas reflejadas. Era cálido pero fresco,
acogedor pero estructurado, y contemporáneo y victoriano, todo mientras
estaba oscuro sin luz. Nunca habría soñado que le hubiera gustado algo
tan oscuro y libre de cualquier cosa brillante, pero lo encontró totalmente
atractivo e invitante.

Su mano pasó por encima de una almohada de piel negra que


descansaba sobre una enorme sección de piel.
—Este es tu lugar ¿no?

—Sí.

Lake lo miró de nuevo.


—¿Cuánto tiempo lo has tenido?
Se encogió de hombros.
—Por algunos meses más o menos. Lo terminé poco antes de la
graduación.

Justo antes de que nos viéramos de nuevo otra vez.

Ella no sabía qué había pasado en esos meses después de que se


habían besado por primera vez, pero lo que sea que fuera, no creía que la
ligereza en él saliera muy a menudo. El lado oscuro de Vincent tenía más
que decir sobre el diseño de este lugar; sin embargo, podía ver algunos
toques del lado bueno. Mirando a su alrededor, alguien pensaría que las
dos partes lucharon entre sí. Sin embargo, no lo hicieron; se
complementaron juntos e hicieron uno el lugar.

Mirándolo de nuevo, supo que estaba esperando su aprobación


mientras se paraba en su camisa blanca manchada de sangre.

—Es perfecta Vincent. —Como tú.

Tal vez estaba loca y demente por pensar eso, pero la forma en que
siempre la trataba le hacía fácil justificar sus sentimientos.

Lake se acercó a él y cuanto más se acercaba, más torturado se veía.

—Necesito una ducha. —Empezó a desabrocharse su camisa


sangrentada mientras se alejaba cuando ella estaba a un pie de él.

Ella lo miró fijamente mientras subía las escaleras de cristal. El


sentimiento de dolor y confusión regresó, y envolvió su chaqueta alrededor
de ella apretadamente en un intento de abrazarse. No entendía qué estaba
haciendo mal, y los sentimientos que estaba sintiendo de él eran tan
mezclado, solo incrementaba su confusión.

Él había estado coqueteando con ella de manera ininterrumpida por


todo un mes, y justo un rato antes, la había forzado básicamente a realizar
un baile de regazo. Luego, después de meses y meses, se besaron en el
elevador, solo para que él la reprendiera, alejándose cuando trató de
besarlo de nuevo y acercarlo más.

Tenía que admitir que lo deseaba tanto, y sabía que él también. Sin
embargo, no sabía cuánto tiempo más podría estar alejándola.
Lake se estaba enfermando por lo mucho que su cuerpo lo quería,
después de solo pensar en él desabrochando su camisa con manchas de
sangre.

Estoy tan loca.


Perdóname, Padre, Porque He Pecado
Traducido por Liliana

Lake lentamente se levantó cuando se dio cuenta que no había ningún otro
lugar para ir. Vincent la llevó de regreso a casa y después de la noche que había
tenido, sabía que huir de él no iba a hacerlo muy feliz. Por mucho que quisiera
huir, solo iba a hacer las cosas mucho peor para ella. Definitivamente no era
prudente probar a Vincent después de que prácticamente intentó matar a un
hombre. Además, había pasado un mes con él, día y noche, y aprendió a
manejarlo. Aunque, sintió un pequeño pellizco en su cabeza mientras se daba
cuenta que su relación podría estar tomando un giro.

Tengo esto bajo control. Nada va a suceder.

Al subir el último escalón, un inmenso dormitorio la recibió, deteniéndola.


La enorme cama tomó el centro de la atención, y parecía lujosa con las sábanas
de seda negra brillando por las luces de la ciudad.

Tomando el último paso y haciéndolo en el segundo piso, se sentía como si


estuviera en un balcón. Podías ver el resto del apartamento desde la cima. A Lake
particularmente le gustó mirando hacia la cocina gourmet. Un mes antes, podría
haberse sorprendido, pero conociendo a Vincent mejor, descubrió que desfrutaba
cocinando y era sorprendentemente bueno en ello.

La decoración en el segundo piso coincidía con el resto de la casa, incluso


si era solo un enorme dormitorio. Caminado, podía escuchar la ducha corriendo
detrás de una puerta. Se preguntó qué cosas mágicas tenía en su baño, aparte de
su hermoso cuerpo. Ella tenía una fuerte sensación que el baño era tan increíble
como el resto del lugar.

Viento otra puerta, se adelantó y la abrió, revelando un enorme armario.

Jesucristo, son un montón de trajes.

Había una perfecta línea de trajes separados por artículos. No pensó que
alguna vez iba a entender cómo en el mundo él era tan inmaculado. No solo
mantenía su aprécienla de esa manera, sino que su casa e incluso su maldito
armario simplemente eran tan impecables.

Girándose y queriendo vomitar por su perfección, vislumbró su reflejo en


un espejo. Se sentía como una gran y gorda mentira. Su maquillaje le ocultaba el
defectuoso rostro, y su gran cabello rizado escondía en hecho de que en realidad
era delgado y liso. Demonios, incluso sus tetas eran una mentira en el corsé, ya
que es realidad las hacia parecer más grandes de lo que eran.

Al ver el contorno del dinero que había guardado en sus tetas, lo sacó y lo
metió en el bolsillo de la chaqueta de Vincent, que todavía llevaba puesta. La
hacía sentirse barata en cierto modo, y estaba segura de que a un Perfecto
Vincent solo le agradaba por la misma razón que a todos los hombres abajo. En
su mente, no había manera que un dios como él pudiera querer a una basura de
remolque, una chica blanca como ella.

Sus ojos fueron atrapados por algo en el espejo. Volviéndose, miró al final
de su armario. Todo estaba perfectamente en su sitio, pero notó algo que
sobresalía.

Caminando hacia ello, agarró un hangar sosteniendo una prenda negra.


¿Por qué tiene esto? Mirándolo fijamente, no sabía qué pensar.

Los ojos de Lake se movieron a la entrada del armario para ver a Vincent
de pie sin nada más que una toalla envuelta en la cintura.

—¿Guardaste el vestido de Adalyn? —le preguntó, lamiéndose los labios


secos.

Él comenzó a pasar por su ropa, buscando algo que usar.

—Mierda no, lo quemé.

Lake volvió a mirar el vestido negro que había usado esa noche en Posion.

—Entonces, ¿por qué guardaste el mío?

—No podía arriesgarme a quemarlo. Te veías muy caliente en él.

—De acuerdo, pero, ¿por qué lo guardaste? —le preguntó de nuevo.


Simplemente no guardas un vestido al azar en tu armario durante meses.

Cuando él no respondió, simplemente continuó buscando la ropa, lanzó el


vestido al suelo y comenzó a marcharse furiosa. Que se joda. ¡Está siendo un
completo idiota hoy!
Vincent rápidamente la agarró cuando pasó junto a él, abrazándola cerca
de su cuerpo desnudo. Le apartó el cabello para forzarla a mirarlo.

—Guardé ese vestido porque quería verte nuevamente con él. ¿Sabes por
qué otra cosa lo guardé?

Ella lentamente meneó la cabeza mientras se obligaba a mirar a sus labios


en lugar de sus intensos ojos azules. Él le dio un tirón a su cabello, haciéndola
mirarlo.

—Porque también planeo follarte en ese vestido un día.

—Somos solo amigos, ¿recuerdas? —Odiaba que saliera con más susurro
de lo que le gustaba.

Una sonrisa tocó los labios de Vincent.

—Nena, lo sabes muy bien que no solo quiero ser tu amigo. —Lentamente
movió la otra mano de su cadera, sobre su pecho y cuello, dejando el pulgar
descansar sobre un punto favorito, sintiendo la percusión de su corazón—. ¿Es
eso lo que quieres, ser solo amigos?

Lake estaba bajo su control. A él le gustaba hacerlo cuando quería la


verdad de ella. Podía mentir, pero él lo sabría y le haría pagar por ello, o podría
decir la verdad y él acariciaría su ya masivo ego. No había ganador.

—S-Sí, solo quiero ser amigos.

Él frotó el pulgar lentamente sobre su garganta mientras movía el rostro a


donde sus labios estaban apenas separados de los suyos.

—¿Estás segura de eso, nena? Me detendré, lo prometo.

Te dije que él te haría pagar por ello.

Lake se quedó mirando sus labios, esperando a que la besara de nuevo. Su


cuerpo estaba ardiendo por querer que la tocara más. Sabía que era demasiado
tarde para volver atrás. No había parada de un tren descarrilado una vez que
dejaba las vías.

—Por favor, no pares —susurró en defensa.

Él movió la cabeza para susurrarle al oído:

—No iba a hacerlo.

Lake se estremeció cuando sus labios besaron la sensible parte de su


cuello y luego succionó un pedazo de su carne. Ella quería desesperadamente
agarrarlo y sentir su duro cuerpo, que estaba a unos centímetros del suyo, pero
temía que, si lo hacía, él dejaría de besarla como siempre lo había hecho.

Vincent agarró sus hombros desnudos bajo la chaqueta y comenzó a


deslizarla hasta que cayó al suelo. Luego se inclinó y colocó un beso en la parte
superior de su hombro.

—Eres tan jodidamente hermosa. —Su mano fue a la cremallera negra en


la parte delantera del corsé, entre sus pechos.

Ella comenzó a sonrojarse cuando él tranquilamente bajó la cremallera.


Estaba segura que si no fuera por su continuo tierno beso, le habría hecho
detenerse. Cuando continuó desabrochando hasta que el corsé cayó al suelo
junto con la chaqueta, tuvo que apartar la mirada de su mirada fija, apartando
los ojos a su pecho cuando él tomó su cuerpo. No pensaba que la iba a encontrar
tan hermosa, ya que el corsé las hacía parecer mucho más grandes de lo que
eran.

Él ligeramente alisó la mano sobre su pecho derecho mientras reclamaba


su boca para un beso.

—Perfecta —dijo contra sus labios mientras rodaba el pulgar sobre su


pezón, llevándolo a un pico.

Lake gimió bajo su toque mientras continuaba torturándole el pezón.


Envolvió su cuello con los brazos, sin saber si sus piernas iban a mantenerla en
pie mucho más tiempo. Cuando él rápidamente la levantó y comenzó a dirigirse
hacia la cama, ella envolvió las piernas alrededor de él.

Enérgicamente besándolo de regreso, chupó su lengua en su boca,


queriendo saborearlo por su cuenta. Tan pronto como la había recogido, la
depositó en la base de la cama, mirándola fijamente.

¿Por qué no me permite besarlo? Estaba frustrada sexualmente por ese


punto. No era justo que él pudiera hacerlo lo que quisiera, pero ella no podía
devolverle el favor. Lake se incorporó y fue por la toalla, pero Vincent le tomó la
mano antes de que pudiera acercarse más.

—No te muevas —le gruñó.

Eso fue lo más cerca que vio su lado oscuro en un mes. A ella no le
gustaba que lo hiciera así, y especialmente no le gustaba cuando estaba medio
desnuda en su cama.

—¿Por qué no me dejas besarte o cualquier otra cosa? ¿Soy tan mala?

Él meneó la cabeza y pareció casi horrorizado que pensara eso.


—No, nena. Te quiero demasiado en este momento. Te he querido por
malditos meses. Estoy tratando de ir despacio contigo, pero tú besándome es
demasiado malditamente bueno. Te lastimaré si no te quedas quieta, y entonces
no me perdonaré si hago esto más doloroso para ti de lo que ya va a ser.

Mientras hablaba, Lake comenzó a verlo de manera diferente. Podía ver y


sentir sus manos comenzando a temblar. No estaba tambaleándose en el borde
de su lado oscuro, el Vincent frente a ella era la versión más pura de él. Estaba
físicamente torturado para no causarle ningún dolor o molestia.

Entrelazó los dedos con los de él.

—No podrías lastimarme.

Realmente creía eso, también. Él solo la lastimó una vez, y había sido ese
día que la dejó en la casa de su madre, pero finalmente pudo ver que lo había
lastimado de igual forma. En su corazón, sabía que él nunca querría hacerle eso
de nuevo, que era el porqué fue más allá para mantenerla feliz.

—Sí, puedo, Lake. Solo prométeme que te quedarás quieta. —Su


respiración se hizo pesada cuando se inclinó para darle un beso.

—Prometo que lo intentaré. —Sonrió antes de mordisquearle el labio


inferior.

Las manos de Vincent pasaron por encima de sus medias y sobre la parte
superior de sus muslos desnudos.

—He tenido que verlos caminar en estas cosas y tus tacones, así que
merezco follarte con ellos. —Se levantó y agarró los costados de su ropa interior
de seda negra.

Ella ligeramente levantó las caderas cuando comenzó a tirar de ellas. Sus
mejillas se calentaron por estar nerviosa mientras las deslizaba sobre las medias
y los zapatos de tacón.

Mirando hacia su perfectamente lisa vagina, sus ojos se volvieron más


oscuros.

—Mierda.

Los ojos de Lake se ensancharon cuando él apresuradamente dejó caer la


toalla de sus caderas, liberando su enorme y muy duro pene. Oh, mi jodido Di…

Todos los pensamientos se perdieron cuando la besó inconsciente,


moviéndola hacia arribo en la cama. Su pecho se hizo más pesado cuando le besó
el sensible cuello y rápidamente tomó un rosado pezón incluso más sensible en
su boca, haciéndola jadear.

Luego su mano fue a ahuecar su vagina, y su dedo medio presionó en sus


pliegues.

—¿Cómo es que cada jodida parte de ti es tan sedosa? —Su voz sonaba
torturada, igualando su apariencia.

Era difícil concentrarse en lo que él decía mientras su dedo se hundía


dentro de ella. Tuvo que morderse el labio inferior para no gritar.

—Nena, estás tan apretada y húmeda para mí. —Se movió hacia su
olvidado pezón y lo chupó hasta que se convirtió en un pequeño nudo apretado
mientras su dedo se deslizaba más profundo.

Lake alargó la mano, retorciendo los dedos en su cabello, un gemido


pasando por sus labios cuando su pulgar se deslizó sobre el clítoris. Después de
unos cuantos pasos más, sintió otro dedo entrar en ella y él comenzó un
movimiento dentro de ella, follando su vagina con los dedos.

Le jaló el cabello cuando removió el pulgar de encima de su clítoris cuando


estaba segura de que estaba a punto de correrse. Va a matarme.

—Vincent, por favor —gimió, esperando que hiciera algo para darle su
liberación. Tena ganas de llorar cuando, en cambio, retiró los dedos.

Vincent rápidamente movió su cuerpo sobre el suyo hasta que la cabeza de


su pene estaba presionada en sus pliegues.

Lake puso la mano sobre su pecho, deteniéndolo.

—¿Qué hay de un condón?

—Estás tomando la píldora, y no pensaría en follarte si no estaba seguro


de estar limpio. Soy el único quien va a follar tu perfecta vagina, y no te estoy
follando con un condón. No ahora ni nunca. —Se inclinó y le mordió la parte
rechoncha del labio mientras la punta de su pene se deslizaba en su vagina.

Instintivamente, ella envolvió las piernas alrededor de su cintura,


queriendo más de él dentro de ella, rasguñándole sus uñas en la espalda.

Él se deslizó dentro, rompiendo su barrera con un rápido movimiento.

—Maldición, nena —gruñó.

Rápidamente, volvió a su clítoris, rodando el capullo ente sus dedos pulgar


e índice. El dolor era severo y rápido, haciéndola cerrar los ojos. Luego comenzó a
aliviarse, y el hambre dentro de ella enmascaró el dolor cada vez más con cada
giro de sus dedos.

—Lo siento. —Él le rozó un beso contra sus labios.

Abriendo los ojos, vio la decepción en él.

—Está bien —le dijo antes que ella profundizara el beso, deslizándole la
lengua dentro de su boca.

Sus caderas finalmente comenzaron a moverse encima de ella,


comenzando en un lento ritmo. Con cada golpe, el tiempo comenzó a cambiar, y
él comenzó a tomar su pene más lejos de ella antes de sumergirla más profundo
dentro de su vagina.

Lake le clavó los tacones en el culo, tanto como las uñas en la espalda. Le
estaba permitiendo que retomara el ritmo, pero de alguna manera era demasiado
lento para ella mientras era demasiado rápido, en el sentido que estaba lisa para
correrse en cualquier momento. Sintiendo su pene agrandarse dentro de ella y
escuchando su dolorosa respiración encima de ella, supo que estaba a punto de
estallar, también.

—Tengo que correrme —gimió en voz alta cuando su pene dejó su vagina
solo para volver a sumergirse.

En ese momento, su ritmo cambió, fallándola con golpes micho más


rápidos y más duros.

—Córrete para mí, nena. —Su respiración fue desigual antes de chupar la
carne de su cuello en su boca.

Su mano saltó para cubrirse la boca para sofocar el fuerte grito a punto de
pasar por sus labios. Se corrió en su pene mientras él hizo lo mismo dentro de
ella, lo sospechó de las sacudidas profundamente en su vagina.

Tumbada floja y sin aliento, lo sintió lamer el ardor en su cuello. Apenas lo


sintió morderla cuando había llegado al clímax, pero sintiendo los efectos
secundarios, supuso que la había marcado muy bien. Eso estaba bien, sin
embargo; él consiguió en su espalda lo mismo a cambio, sabiendo que iba a tener
rasguños por semanas.

Lake apenas podía abrir los ojos cuando él se alejó para quitarle los
tacones y luego acercarle el cuerpo al suyo. Todas las noches que la había
abrazado, su espalda a su pecho, pero era la primera vez que la sostenía
desnuda, y chico, se sentía bien.

Su mano corrió por encima de su muslo.


—No me dijiste como es que eres tan jodidamente suave.

Ella sonrió suavemente.

—Sadie hace que todas las chicas se depilen con cera regularmente.

—Maldición, odio a esa perra.

—Creo que ella siente lo mismo por ti. —Lake rió soñolienta.

Él la atrajo hacia su pecho más profundo, cambiando su tono.

—Ve a dormir, nena.

Lake nunca se había sentido como si perteneciera más que en ese


momento con Vincent mientras le colocaba un ligero beso en el hombro. Nunca se
había sentido así con su mamá, papá, o incluso con Adalyn.

Adalyn…oh, Dios mío. ¿Cómo demonios se suponía que explicaría esto a su


mejor amiga, cuando ni siquiera podía decirle que lo había besado? Por no hablar
que folló al hermano de Adalyn y estaba bastante segura que ambos querían que
esto fuera una cosa regular.

Tuvo que dormir, agotada con una culpable conciencia en su mente. Lake
se sentía incluso más culpable por el hecho de que lo disfrutó tanto y ese maldito
Vincent finalmente la hizo feliz por una vez.

Perdóname, padre, porque he pecado.


Que Él Abra Las Puertas Para Ti
Traducido por Liliana

Lake retrocedió en la cama, tratando de encontrar el cuerpo de Vincent


detrás de ella. Todavía estaba prácticamente en un estado de sueño, pero su reloj
interno estaba diciéndole que era hora de despertar.
Se dio vuelta, mirando al otro lado de la cama para no encontrar a Vincent.
¿Por qué siempre me deja? De alguna manera, su cerebro le dijo que darle su
virginidad a Vincent la llevaría a donde él estaría en la mañana cuando
despertase.

Saliendo de la cama, tomó la manta y la envolvió en su cuerpo desnudo,


luego se dirigió al extremo del balcón, mirando hacia el primer piso, solo para que
él tampoco estuviera allí.

Se dirigió a su armario abierto para descubrir que había recogido su


vestido negro y colgado de nuevo en su lugar. Algo en eso la hizo sonreír.
También había recuperado su ropa normal de la noche anterior y la bolsa que
dejó en el casillero, y estaba con su corsé y un montón de propinas que había
hecho, colocados a su lado. Había colocado todo perfectamente en un taburete de
cuero en medio de su enorme armario.
Lake se dirigió al baño con una tranquila excitación al llegar finalmente a
ver lo que había detrás de la puerta.

¡Santa mierda! No estaba decepcionada.


Jamás habría pensado que un baño negro fuera posible, pero hombre,
estaba equivocada. Iba a probar todo y tomarse el precioso tiempo en la masiva
ducha de cristal que más tarde descubrió llovía sobre el ocupante. Luego iba a
tomar el mejor baño de su vida en la enorme bañera de hidromasaje.
Lake estaba prácticamente salivando mientras se quitaba la cubierta y las
medias de la noche anterior. ¿Cómo en el mundo ha estado usando mi pequeño y
patético viejo baño?
Mirando la tina negra, creyó que era donde el refrán “Una vez que has
probado el negro, no hay marcha atrás” se había originado. La pobre niña dentro
de ella ya estaba llorando de cómo el reloj eventualmente llegaría a medianoche, y
luego el carruaje volvería a ser una calabaza. Porque tanto como se sentía en casa
allí, en última instancia, eso no era su casa, y no estaba planeando mudarse con
Vincent en cualquier momento pronto. No es como si él me quisiera, de todos
modos.
Relajarse no fue como planeaba ser. Tantos pensamientos se
arremolinaban en su mente acerca de perder su virginidad, Vincent, Adalyn, su
mamá, Dante… la lista era enorme. Rápidamente se vistió con la ropa que había
usado para trabajar el día anterior e incluso hizo algo para comer en su
glamorosa comida.

Sentada allí sin nada que hacer, se preguntó dónde había ido Vincent
durante tanto tiempo. Eso la hacía sentir como un cachorro observando a su
dueño mientras esperaba a que regresara o que fuera hora de que ella se dirigiera
al trabajo. Era más o menos una hora y media hasta que usualmente comenzaba
a trabajar, pero ya no podía quedarse allí sentada, sin querer sentirse
desesperada cuando el regresara.
Agarró sus cosas y se dirigió escaleras abajo al casino, a pesar de que
estaba segura que Vincent iba a estar realmente enojado al respecto.

Lake estaba colocando su bolso sobre su tocador cuando notó a Kim


viniendo detrás de ella desde el reflejo del espejo.
Kim miró el reflejo de Lake, viendo su semi húmedo cabello y ropa de la
noche anterior.
—Veo que finalmente tomó tu maldita tarjeta-V. Tal vez ahora que te ha
jodido fuera de su sistema, me permitirá otro giro. Porque, vamos a ser honestas,
Vincent es como cualquier otro hombre… quiere un reto de vez en cuando, pero
al final, quieren a alguien con experiencia chupando su pene, ¿verdad? —Su
sonrisa se retorció a una sonrisa—. Apuesto que ni siquiera le chupaste el pene,
¿verdad?
Miró a Kim reírse, sin tener que esperar la respuesta de Lake para saberlo.
Lake se apartó rápidamente de su reflejo, sin querer mirarse a sí misma, y
empezó a sentirse enferma. Sabía que no debía escuchar ninguna palabra que
saliera de la boca de Kim, pero algo en ella encontró que todo lo que Kim había
estado diciendo era la dura maldita verdad.
—Cariño, ¿qué estás haciendo aquí? —preguntó Sadie, acercándose a ella.
Lake trató de sacudirse lo que Kim había dicho.
—Decidí venir un poco temprano para disculparme. Lo siento tanto por
tu…
Sadie levantó la mano.

—Está bien. ¡Por todos los demonios se lo merecían!, pero ya no trabajas


aquí. ¿No te lo dijo el playboy?
—¿Decirme qué? —Lake la miró confundida.
—Por supuesto que no. Me hizo prometer no decirte que anoche fue tu
última noche trabajando aquí. ¡Tú deuda está pagada, cariño!
La boca de Lake cayó abierta.
—¿Eh? ¿Cómo?
Sadie se encogió de hombros.

—No lo sé. No me dijo esa parte. Se supone que deberías de estar feliz,
saltar arriba y abajo, o gritar. Alguna mierda como eso, de todos modos.
Moviéndose alrededor, rápidamente agarró su bolso, luego se dirigió a la
puerta, su mente corriendo. Golpeó el botón del elevador para que abriera.
¿Por qué no quería que lo supiera? Claramente, había una razón que le dijo
a Sadie mantenerlo en secreto y porqué no se lo dijo él mismo. Solo una personas
iba a darle la verdad, toda la verdad.
Subiendo al elevador, golpeó el código para llevarla a la cima. Lake iba a la
parte superior da la cadena alimentaria de la maldita mafia. Era otra visita
sorpresa reservada para Dante Caruso.

***

Vincent pasó su día limpiando su casi metida de pata de la noche anterior.


Con toda honestidad, a nadie le caía bien ese hijo de puta de David, ni siquiera a
Dante, quien estaba sacándole un montón de dinero. Después de que hubiera
enviado a David prácticamente a un coma cuando tenía un vuelo de regreso a
casa a Canadá al día siguiente, algunas de las chicas a las que les pagó para
llevarlo de nuevo a su habitación de hotel finalmente habían hablado acerca de lo
bastante abusivo que había sido y que había dado una enorme suma para
callarse.
El día de Vincent se había logrado. Consiguió que el hijo de puta de David
se orinara en la tumba. No solo eso, sino que finalmente despertó junto al cálido
y desnudo cuerpo de Lake aquella mañana, y sus bolas eras de un tono menos
azul.
Saltó fuera del elevador, contemplando cómo decirle que ya no trabajaba
abajo. Él había paneado decirle la noche anterior, pero la pelea con David y la
frustración sexual entre ellos lo puso en segundo plano. Lo estuvo reservando
para la mañana, pero una llamada telefónica de Dante, diciéndole que fuera a su
maldita oficina, le impidieron compartirlo.
Sacando su tarjeta, recordó la forma en que ella lucia en la base de su
cama, desnuda con solo su encaje, medias hasta el muslo y tacones altos. Eso
puede esperar veinte minutos más.

Deslizó la tarjeta, abriendo la puerta, su necesidad por ella sobrepasando


de decirle cómo él pagó su deuda. Algo le dijo que iba a provocar una discusión
entre ellos. Estaba seguro que Lake le diría que no podía dejarle hacer algo tan
loco. No importaba, porque lo que estaba hecho estaba hecho. Y de ninguna
maldita forma ella usaría mis atuendos delante de otros hombres.
Vincent estaba llamando a su sexy lencería suya porque las únicas veces
que ella iba a usarla a partir de entonces era en su apartamento. La maldita mala
parte de ello era que iba a tener que jugar bien con Sadie porque planeaba darle
su tarjeta para llenar su armario de todos esos trajes. También planeaba que la
cera de depilar “trabajando solo para chicas” estuviera disponible para Lake.
Quienquiera que estuviera depilando a Lake era un maldito maestro de cera con
el toque mágico.
Abriendo la puerta, esperaba ver a Lake bajando las escaleras. Tal vez aún
está en la cama. Apuesto que finalmente encontró el baño… varios sucios
pensamientos se arremolinaron en su mente cuando descubrió que no estaba en
la cama, y se dirigió al baño. Hoy es un gran maldito día.
Las fantasías sexuales de Vincent aparecieron como un globo cuando ella
no estaba tomando un baño como imaginó. Sentía como que todas sus
esperanzas y sueños habían muerto en un instante. Sabía que solo podía estar en
un lugar del hotel, y ciertamente no estaba feliz por eso.
Volviendo al elevador y colocando el código para el sótano, esperaba que
Sadie hubiera mantenido su gran boca cerrada. Alterado, presionó el botón de
cierre, tratando de conseguir que se diera prisa. ¡Mierda, apresúrate! Ya sabía que
iba a tener que coser la boca de Sadie.

Una vez el club del sótano, Vincent rápidamente se movió a través de los
cuerpos y entró al vestidor, yendo directamente al tocador de Lake y lo encontró
vacío, al igual que su apartamento.
Una mano corrió por su espalda y le apretó el hombro.
—Ella ya no está aquí y sé que no se encargó de tu pene, puedo ayudar con
eso.
Miró por encima para ver a Kim en nada más que bragas rosadas. Su
mano se extendió para agarrarle la garganta, dándole un firme apretón.
—¿Qué le dijiste a ella? —Su voz era letal.

Kim le agarró la muñeca, tratando de conseguir más espacio para respirar


y hablar.
—¡Nada! Acabo de verla hablando con Sadie, y luego salió disparada.

—Me tocas de nuevo, puta, y no te pagarán para follar a los hombres más
drogados y sucios en una habitación limpia con un guardia. Ni siquiera serás una
de las chicas que se follan en las habitaciones del hotel. Tu culo estará en la
esquina de la calle, follando a los hombres más baratos, yendo a sus
desagradables habitaciones de motel y preguntándote si vas a estar viva para
volver a salir por esa puerta. ¿Me entiendes? —Le apretó la garganta un poco
más.
Kim asistió viciosamente lo mejor que pudo cuando Sadie se acercó a ellos.
Vincent finalmente la soltó.
—Y quédate lejos de Lake.
Kim agarró su garganta, jadeando por aire mientras miraba a Sadie para
que hiciera algo.
Sadie cruzó los brazos y golpeó un tacón contra el suelo.
—No sé qué te hace pensar que me importa una mierda, perra. Tienes
suerte que no llegué primero. No tengo que saber lo que hiciste para saber que
mereces más que eso. Ahora saca tu maldita cara fuera de la mía.
Vincet miró a Sadie. ¿Por qué el noventa y ocho por ciento de mí
jodidamente odia sus tripas, pero el otro dos por ciento le agrada al mismo tiempo?
Porque ella era una maldita perra psicótica, y él podía verse reflejado.
—Le has dicho, ¿verdad? —le preguntó.

—Sí, malditamente lo hice cuando olvidaste decirle que su deuda estaba


pagada.
Uno por ciento.
Ella puso los ojos en blanco.
—No te preocupes. No le dije que tú lo pagaste, playboy.
Su ceja se elevó.
—Nunca te dije que lo hice.

—¿Parezco una perra estúpida para ti? —Comenzó a golpear su tacón de


nuevo.
No iba a contestar eso.
—¿A dónde fue?
—No lo sé. Solo salió corriendo de aquí cuando le dije que me hiciste
prometer que no lo diría. No voy a tener a Lake enojada conmigo porque no tenías
las pelotas…
Vincent empezó a correr hacia la puerta.

—¿DE VERDAD? ¡Ustedes perros necesitan aprender algunos modales! —


Sadie le gritó.

Corriendo entre la multitud, rápidamente subió al elevador y pulsó el botón


de subir. ¡Mierda, Mierda, Mierda, date prisa!
Su tripa sabía exactamente hacia dónde había ido, porque Lake estaba
suficientemente malditamente loca para hacer eso. Finalmente, la puerta del
elevador se abrió, y perforó el código para llevarlo a la cima.
Enfrenta a Dante Caruso una vez, Dios te ayude.
Enfrenta a Dante Caruso dos veces, que Él abra las puertas para ti.
Corre
Traducido por Mais

Lake se lamió sus labios muy secos mientras sus nudillos


aterrizaban en la puerta negra.
—Entra —dijo una voz oscura al otro lado de la puerta.
Entrando a la oscura habitación, notó al Sr. Vitale llenando dos
vasos de whisky mientras Dante se sentaba en su trono.
Dante se recostó en su silla.
—Bueno, Srta. Turner, debo decirle que nunca esperaba verla de
nuevo.
Ella observó al Sr. Vitale dejar su bebida en frente de Dante, dándole
a ella una mirada de advertencia detrás de su espalda. Rápidamente miró
de vuelta a Dante.
—L-lo siento. Estaba curiosa sobre algo que tiene que ver con
nuestro acuerdo. Me temo que Vincent me está manteniendo fuera, así que
esperaba poder hablar con usted, Sr. Caruso.
Él tomó un sorbo de su whisky.
—Entonces, siéntate.
Lake tomó una respiración profunda y luego se sentó en la silla al
lado del padre de Vincent. ¿Por qué siempre tiene que estar aquí en los
peores momentos?
Tratando de calmarse, dijo en un tono más o menos equilibrado:
—Fui a trabajar ahora para Sadie y me dijo que ya no trabajo ahí.
Me dijo que mi deuda está pagada, pero no entiendo cómo es eso posible.
—¿No te lo dijo? —Dante tomó otro sorbo de su bebida, pareciendo
sorprendido—. Vincent vino hace un mes y pagó tu deuda completa.
¿Él hizo qué? Sacudió su cabeza, no creyéndolo.
—Si eso es cierto, ¿entonces por qué he estado trabajando durante
un mes? Vincent te ha estado dando dinero por todas las propinas que he
hecho cada semana así podría pagarte más rápido, ¿verdad?
—No, no puedo decir que he recibido dinero. Le permití pagar tu
deuda mientras que tú continuaras trabajando para mí por un mes más.
Desafortunadamente para ti, has hecho una gran impresión en David, y él
es, era, mi comprador más grande. Le he estado dando tus pagos a
Vincent. Asumo que tampoco los has recibido.
Ella se estremeció cuando él enfatizó en la palabra era, sabiendo que
se refería a muerto. Además, sabiendo que había sido forzada a trabajar
por el amor ciego de David con ella hizo que su piel se erizara aún más.
Sacudió la cabeza.
—No, no me ha dado ningún pago. —No podía creer que Vincent
hubiera estado escondiendo este secreto hasta el punto de haber estado
reteniendo todo su dinero.
Dante la miró de arriba-abajo.
—Para una chica que ha aprendido que es una chica libre, sin duda
viniste al lugar equivocado.
Lake tragó, sin moverse.
—¿Ha sido pagada por su última semana? —cuestionó Vinny.
Dante lo miró.
—No, no se lo he dado a Vincent aún.
—Manténgalo. —El Sr. Vitale dejó su bebida y buscó en su bolsillo
de su chaqueta, sacando dinero y luego rápidamente contando algunas y
sosteniéndolo hacia ella para que lo tome—. Esto debería cubrirlo. Te
aconsejo que lo tomes y corras a la Universidad, a cualquier lugar que no
sea aquí.
Ella tuvo que usar la silla para apoyarse lo suficiente para ponerse
de pie. Deslizando el dinero fuera de su mano, fue hacia la puerta
mientras todavía tenía la oportunidad.
—Srta. Turner, no volvería por esa puerta de nuevo si es que fuera
usted —la voz fría de Dante le advirtió.
Ella dio un rápido asentimiento antes de dejar la habitación,
cerrando la puerta detrás de ella. Cerrando sus ojos de golpe, trató de
mantener su respiración bajo control. Todo la estaba golpeando como una
tonelada de ladrillos, todas las cosas que Vincent había hecho y no le
había dicho junto con el hecho de que le habían dicho que escape.
Lake no era estúpida; sabía cuándo tenía que escapar como el
infierno. Especialmente de una familia completa de psicópatas.
Esperando a que la puerta del elevador se abra, su mente estaba
yendo a millones de millas por hora, preguntándose a dónde diablos
correr. Una cosa estaba por segura: se iría directo a casa en un bus y
empacaría una bolsa con su mierda. Lake Turner finalmente iba a hacer lo
que siempre soñó pero nunca había esperado la mezcla de sentimientos
que sentiría.
Se había estado preparando para dejar a su padre y a Adalyn detrás
por meses, pero dejar a Vincent dolía peor. No entendía por qué pasaba
eso ya que estaba claro más que nunca que él era un imbécil, puto
mentiroso que estaba totalmente trastornado.
Una parte de ella quería que Vincent aparezca cuando la puerta del
elevador se abriera, que la intente convencer, y que de alguna manera
haga que todo sea mejor mientras su juicio de él todavía estuviera
nublado.
La puerta del elevador se abrió con un sonido.
Adiós, Ciudad de Kansas.

***

Vincent impacientemente esperó a que el elevador se detuviera,


esperando que Lake estuviera en el otro lado de la puerta cuando se abra.
Sin embargo, cuando finalmente lo hizo, Lake no estaba allí.
Rápidamente, se movió por el pasillo, a través de la habitación de
seguridad, y precipitadamente tocó la puerta de Dante cuando se abrió
antes que la palabra “entra” se escuche.
Dante elevó su ceja.
—¿Sabías que ella vendría aquí, verdad?
Vincent pasó su mano por su cabello, rogando haber llegado a
tiempo.
—¿Dónde está?
Dante se tomó su tiempo encendiendo su cigarro antes de decir:
—Para tu suerte, tu padre estuvo aquí y le dio dinero para largarse.
Vincent se giró para intentar atraparla.
—Estás como una hora tarde. Supongo que ya está en algún lugar
en el que no vale el jodido tiempo buscar. —Tomó un largo trago,
pensando sobre lo que quería decir después—. Lake es como un gato;
nació con nueve vidas. Tarde o temprano, sin embargo, se enfrentará con
su novena y última. Algo me dice que está a más de mitad de camino de
ahí, considerando que acaba de gastar una conmigo.
Mierda, Lake. Vincent asintió en entendimiento antes de volver por la
puerta para irse e intentar atraparla antes que pueda escapar muy lejos.
—Si la encuentras, espero no ver su jodido rostro. Has que entre en
razón, o lo haré yo.
Vincent apretó sus dientes.
—Sí, jefe.
Cerrando la puerta detrás de él, se dirigió directo al elevador,
sacando su celular en un intento desesperado de llamarla. Fue directo al
mensaje de voz, sin embargo.
—¡Hijo de puta! —gritó cuando el elevador se cerró detrás de él.
La idea de perder a Lake ya era demasiado fuerte, pero Vincent se
había hecho la idea.
Iría hasta el final de la Tierra por ella.
Estamos Todos Malditos
Traducido por Liliana

Vincent llamó a la puerta principal. Se sentía extraño venir aquí por


primera vez sin Lake.
La puerta se abrió, solo para ser cerrada de golpe en su rosto.
Afortunadamente su mano estaba fuera, lista para empujar la puerta
antes de que pudiera cerrarse completamente.
—Háblame por cinco malditos minutos, por favor. —La última
palabra fue áspera pero vulnerable al mismo tiempo.
Finalmente, la presión en el otro lado de la puerta se liberó, y fue
capaz de entrar. Mirando a su alrededor, su corazón se hizo pesado al
pensar en todo el tiempo que él y Lake pasaron juntos en esa casa.
Vincent entró a la cocina, mirando a un hombre verter jugo de
naranja en medio de la noche. Había visto a Lake hacer eso varias veces
durante el mes que pasaron juntos.
—Ya te dije una vez que ella no me dijo dónde iba, y si lo supiera,
¿qué diablos te hace pensar que te lo diría? —Tomó su jugo de naranja y
se sentó en la decrépita pequeña mesa.
Caminando hacia esta, Vincent se sentó frente a él.
—Ella es tu maldita hija, así que sabes exactamente a dónde iría.
Paul lo miró fijamente.
—Como dije, si lo supiera, no te lo diría. ¿Crees que quiero que Lake
esté con un hombre como tú? Demonios, no quiero que esté con un
maldito hombre como yo. Merece mucho más que un hombre mafioso.
Vincent golpeó la mano sobre la mesa.
—¿Crees jodidamente no sé eso? La mayor parte de mí no quiere ser
capaz de encontrarla, pero el loco en mí no puede detenerse. Tengo que
encontrarla. Ya no hay nada bueno en mí sin ella.
—Estamos todos malditos, Vincent. Un hombre de familia nunca
puede ser verdaderamente feliz por la vida que elegimos. Siempre
queremos algo más o mejor. Lo queremos tan jodidamente mal hasta que
nos mata junto con los que amamos. Es por eso que casi todos estamos
solos. Cuando amamos, enterramos o destruimos quien una vez fuimos
cuando finalmente nos dejan.
Paul tomó un trago de su vaso.
—Cuando la mamá de Lake me dejó por dinero, tuve que encontrar
algo para mantenerme distraído. Tenía una hija, así que no quería beber ni
meterme en drogas, porque Lake era la única cosa que me quedaba en
este mundo. Si la hubiera perdido, estuviera tan jodido que creo me habría
matado. Así que, comencé el juego de apostar. No sé, tal vez al principio lo
elegí con la esperanza de hacerme rico así su mamá volvería a mí, y luego
de retorció para hacerme rico para Lake. Pero permití que las apuestas me
consumieran hasta que, años más tarde, finalmente hirió a Lake.
—Eso es lo que siempre nos pasa. Tengo la suerte suficiente que
Lake salió viva. Así que no esperes que te diga dónde está, porque no voy a
enterrar a mi hija antes que yo. Te sugiero que encuentres un puto
pasatiempo.
—Como tú, Lake es la única cosa que tengo en este mundo, y no la
perderé solo porque, ahora mismo, estoy mal de la cabeza. —Vincent se
levantó abruptamente, la silla detrás de él casi cayendo al suelo.
Entendía a Paul teniendo el derecho de no decirle dónde estaba su
hija, y lo respetaba por eso. Vincent simplemente le mostró su respeto
diciéndole que Lake iba a ser suya.
—A Dante le gustaría verla muerta o peor, Vincent. Si la traes de
regreso aquí después de solo una semana, estás jodidamente arriesgando
su vida. —Paul estaba suplicando y advirtiéndole todo al mismo tiempo.
Dirigiéndose a la puerta y alejándose de Paul, Vincent dijo:
—Te dije que estoy mal de la cabeza. —Vincent no pensó que debería
decirle a su padre la siguiente parte, y voy a hacer lo que no lograste hacer:
enseñarle una puta lección acerca de los hombres de familia.
***

Vincent respondió su teléfono a la mañana siguiente.


Una voz salió por encima de la línea.
—Ven aquí. —Luego la llamada se desconectó rápidamente.
Rápidamente se vistió, se sentía casi entumecido hasta que llamó a
la puerta de la oficina.
Había trascurrido solo siete días desde que perdió a Lake, pero
podrían haber sido siete meses más tarde. Había perdido a Lake una vez
cuando la alejó meses antes, pero algo en él sabía que ella era la única
para él. Ese era el porqué luchó consigo mismo tan duro hasta que en
efecto se lavó el cerebro para creerlo. Ese mes que pasaron juntos solidificó
sus sentimientos. Entonces, en el momento en que la consiguió, ella se
alejó de él. Perder algo por lo que luchó tan duro era un dolor tan cruel
que no le deseaba a su peor enemigo.
Sin esperar una respuesta, entró por la puerta y rápidamente la
cerró detrás de él.
—Tu papá no está aquí, ¿verdad? —preguntó, volviéndose.
—No. —Una profunda y áspera voz sonó.
Volviéndose completamente, vio a Lucca sentado detrás de su
escritorio, inhalando un cigarrillo.
—¿Qué carajo te pasa?
Lucca lucía hostil, como si hubiese estado despierto por cuarenta y
ocho horas. Su cenicero estaba desbordando, haciendo que Vincent se
preguntara cuánto tiempo había estado sentado allí. Por otra parte, con lo
firme que estaba inhalando los palos, Vincent pensó que Lucca podría no
haber estado allí tanto tiempo como creyó inicialmente. Para colmo, no
parecía estar de buen humor.
Lucca le señaló con el cigarrillo.
—¿Realmente, hijo de puta? Podría decirte lo mismo. Pareces una
mierda. Ahora siéntate.
Vincent tomó eso como: No me preguntes qué está mal otra vez, hijo
de puta, porque seguro como lo mierda no te lo estoy diciendo.
Tomó asiento frente a Lucca y al lado de Sal, quien estaba en su
portátil.
—Sal encontró a tu chica —dijo Lucca, dejando caer las cenizas
sobre la torre en la bandeja.
—¿Lo hiciste? ¿Dónde está? —Vincent prácticamente se levantó de la
silla.
—No, creo que la encontré —corrigió Sal—. Todavía estoy trabajando
en ello.
Vincent se alisó el cabello, tratando de calmar sus nervios.
—De acuerdo, así que él casi la encuentra, pero, ¿por qué debería
dejar que Sal te diga dónde está? Era un dolor en mi maldito culo por
cinco minutos estando alrededor de ella y un dolor incluso mayor en el
culo de Dante. Esa chica no pertenece aquí.
Sabía que Lucca iba a decir eso. Ella debe estar conmigo.
—Ya lo sé. Esta vez, voy a enseñarle realmente cómo funciona la
familia, lo que puede y lo que no puede hacer. Te lo prometo, no te
molestará de nuevo.
Lucca chupó el cigarrillo firmemente.
—Lo que yo haría es encerrar su puto culo. Mantenerla en tu casa o
dormitorio y no permitirle salir a su culo de nuevo.
Vincent miró a Lucca como si estuviera trastornado.
—Eso es lo que yo haría si fuera tú, por supuesto. —Lucca logró
extinguir la colilla sin demasiadas cenizas cayendo sobre el escritorio.
Eso no parecía que estuviera hablando de mí o Lake…
—Casi lo conseguí —interrumpió Sal sus pensamientos.
Lucca sacó otro cigarrillo y abrió el encendedor, tomándose el tiempo
para encenderlo.
—Te devuelvo a tu chica y estarás en deuda conmigo.
Vincent pensó en sus palabras, comprendiendo a lo que se refería.
La última persona en el mundo que alguien quería deberle era Lucca
Caruso, porque un día cobraría el favor, y esa persona tenía mejor
esperanza de que hubiera vivido una vida plena y feliz antes que eso
sucediera. No importaba; él estaba muerto sin Lake, de cualquier forma.
Asintió en acuerdo.
Lucca tomó una calada.
—Dile.
Sal miró su portátil mientras hablaba.
—He estado tratando de encontrar la dirección de los padres de
Paul. Por alguna razón, desaparecieron de la faz de la tierra.
Coincidentemente, alrededor del mismo tiempo que Paul se convirtió en un
soldado. No estoy prometiendo que ella estará allí, pero es el único lugar
que no has mirado. Su nombre no aparece en el sistema, en ninguna
parte, así que estoy pensando que tiene que estar con la familia.
Vincent había pasado la semana conduciendo y buscándola en todas
partes. Ella tenía poca familia que conociera, y comenzó allí. Yendo a su
madre primero, prácticamente había pateado la puerta en esos idiotas, y
preguntó si sabían dónde estaba. No esperaba que estuviera allí ni
tampoco esperaba que dieran una mierda, pero tuvo un divertido maldito
tiempo asustando la mierda de ellos. Luego fue a la universidad a la que
quería asistir. Nada. Era la primera vez que escuchaba hablar de ella
teniendo abuelos.
—De acuerdo, ¿dónde es eso? —Estaba ansioso y listo para
recuperarla.
Sal hizo clic en algunos botones de que comenzara a reír.
—Te sugiero que vayas a casa y te cambies esa ropa.
Vincent y Lucca lo miraron fijamente, esperando a que les dijera
donde estaba ella.
Sal calmó su risa así podía finalmente escupirlo.
—La dirección está en Treepoint, Kentucky.
—¿Kentucky? —Vincent se sentó, aturdido. Trató de imaginar cómo
demonios Lake se obligó a ir allí. No importa. Maldita desesperación, eso es
cómo.
—Bueno, diviértete. —Lucca se recostó en la silla, sonriendo y
disfrutando claramente de que no era él quien tenía que ir.
Sal le anotó la dirección cuando finalmente dejó de reír.
Vincent miró hacia el pedazo de papel.
—¿Qué demonios visten allí?
Eso hizo reír a Sal de nuevo.
—Camuflaje. Montones y montones de camuflaje.
—Hablaría lo menos posible y ocultaría tu grueso acento italiano.
Probablemente te van a disparar. —Lucca en realidad se rió un poco
cuando le dijo la última parte.
Vincent se levantó y salió disparado.
—Vete a la mierda.
Cuero y Tatuajes
Traducido por Rose_Poison1324

Lake entró en la cafetería detrás de la casa de sus abuelos. Había


dejado la Ciudad de Kansas la semana anterior, llegando al único lugar en
el que le quedaba familia: Treepoint, Kentucky.

Si era honesta, la idea de vivir en Kentucky había hecho que su piel


se erizara al principio. No había estado segura de cómo iba a ser, pero
había sabido sin lugar a dudas que no iba a estar mas en Kansas. Lake
nació como una chica de ciudad; por lo tanto, llegar a una pequeña ciudad
muy rural requirió un poco de ajuste. Creo que eso es un eufemismo.

Lake había llamado a su padre cuando llegó a casa, pero la había


mandado directamente al buzón de voz. Lloró mucho por tener que decirle
a su padre que se marchaba a través de un correo de voz. Eso fue lo más
difícil que haya hecho alguna vez. No le dijo a dónde iba, temiendo que
Dante lo usara en su contra. En cuanto menos supiera, mejor.

Su padre había guardado un viejo pedazo de papel con un número


escondido en una caja con cosas viejas. Ella recordó que él le reveló el
contenido de la caja una vez cuando era pequeña. Le mostró las fotos de él
cuando era más joven, donde había vivido antes de que su familia se
mudara a la Ciudad de Kansas, e incluso había guardado fotografías de
sus abuelos. Ella no hubiera sabido de quien era el número si él no
hubiera escrito encima: "maldita madre loca”.

Afortunadamente, su abuela había respondido, y entonces Lake


había empacado una bolsa y había saltado en un autobús directo allí. Por
supuesto, tuvo que rogarles que se mostraran. Podría decir que habían
estado ligeramente paranoicos sobre la mafia y la vida en general. Lake
simplemente les había dicho que estaba tratando de encontrar una la vida
lejos de la turba, y les había asegurado que nadie la buscaba.
Básicamente, mentí como los grandes.

Se había sentado en la parte trasera del autobús, con silenciosas


lágrimas rodando por su rostro con la Ciudad de Kansas a la distancia. No
estaba dejando la ciudad en la que había nacido y criado detrás, si no lo
que la había destruido; estaba dejando a Vincent.

Por mucho que quisiera odiarlo, no podía. Se preocupaba por él,


quisiera o no. Es más, había compartido con él algo muy especial que solo
podía experimentar una vez. No importaba cuánto tiempo pasaría, nadie
nunca podría olvidar su primera vez. Era una cosa imposible de hacer.

Afortunadamente, la camarera vino y tomó su orden, aliviándola de


sus pensamientos de Vincent.

—¡No, no, no, no! —lloró su abuela, mirando la puerta.

Lake giró la cabeza para ver a una enorme pandilla de ciclistas


entrar en el restaurante. De lo que había reunido del lenguaje de su
abuela, se llamaban "Los Últimos Motociclistas" y poseían un tipo de
compañía de supervivencia. Solo en Kentucky podrías escuchar algo tan
ridículo como eso.

Cuando juntaron un puñado de mesas y sillas juntas, su abuela se


puso de pie.

—Vámonos como el infierno de aquí.

Los ojos de Lake se agrandaron por lo fuerte que lo había dicho. Al


levantarse, vio a sus abuelos corriendo fuera del lugar tan rápido que sólo
el ding de la campana hizo que se diera cuenta de que ya se habían ido.

Caminando hacia la puerta, no pudo evitar mirar la mesa llena de


motociclistas y sus mujeres, que claramente habían escuchado y
observado todo el asunto. Había una dulce rubia con gemelos al final de la
mesa que se veñia particularmente molesta.

Encontró que sus pies habían dejado de moverse, sintiéndose


terrible por las acciones de su abuela.

—L-lo siento. Mi abuela está, bueno... —Sus ojos se alejaron


levemente de la rubia hacia algunos de los hombres rudos, de mirada dura
y en cuero antes de que ella los llevara de nuevo a la rubia bonita—, um,
vieja.

—Entiendo completamente. —Ella sonrió suavemente, disparando a


los hombres alrededor de la mesa miradas molestas ante sus risas—. Soy
Beth.

—Hola, soy Lake. —Ella sonrió de regreso; la de la mujer era


contagiosa.

—No te había visto antes. ¿Eres nueva en la ciudad?

—Estoy visitando a mis abuelos durante el verano. —Vio a la


camarera venir y preguntar si estaban listos para tomar sus órdenes—.
Bueno, saldré de su camino para que puedan comer.

—Eres bienvenida a quedarte y unirte a nosotros —dijo Beth—. Si ya


ordenaste, puedes traerlo con nosotros.

Lake se mordió el labio, contemplando si debía quedarse. Se sentía


mal por la camarera que tenía probablemente su orden en camino, y al
menos su comida no se iba a desperdiciar. Aunque los moteros parecían
aterradores, no podían ser demasiado malos si tenían niños en la mesa.

—Eso estaría bien. —Gracias, Dios. Puedo conseguir un poco de paz


lejos de mis abuelos.

Un hombre al lado de Beth se levantó de la mesa, apresuradamente


apartando una silla de la otra mientras miraba fijamente a los ocupantes
cuando dijeron algo. Colocó la silla junto a él, entre él y Beth.

—Puedes sentarte aquí junto a mí.

—Abajo muchacho. —Beth puso los ojos en blanco—. Ese es Rider.


Siempre le gusta conocer a los nuevos que viene a la ciudad.

¿Rider? He cometido un gran error.

Al pasar al otro lado de la mesa, se apretó entre ellos, aunque Rider


no lo estaba haciendo más fácil para ella. Lake habría dicho que algo había
surgido, pero no quería herir los sentimientos de Beth de nuevo.

Beth esperó hasta que se instaló antes de presentarla. Comenzó con


el gemelo más cercano a ella y rodeó la mesa.
—Estos son mis hijos, Chance y Noah; Razer, mi marido; Lily, mi
hermana; su marido, Shade; John, su hijo; Cash; Rachel; Train; y ya
conociste a Rider.

Lake sonrió a cada uno de los que le presentaron. Pensó que Rider
era malo, pero escuchar Razer seguido de mi marido la tenía
preguntándose si había dado una vuelta equivocada en alguna parte.

Cada hombre estaba cubierto de cuero y tatuajes. El que se llama


Shade era con el que definitivamente nadie se metía en su grupo ya que
parecía que tenía más tatuajes, que parecía que iban debajo de su cuello a
sus pies. Cash, sin embargo, atraía su atención más; algo sobre él la tuvo
mirándolo por unos segundos.

—Es un placer conocerlos a todos. —Esperaba que no sonara un


poco asustada cuando salió.

—Es un placer conocerte también. —Rider cortó a Beth cuando abrió


su boca para responder—. ¿De dónde eres? Por tu acento, no suena como
si fuera de Kentucky.

Lake se lamió los labios, preguntándose qué debería decirles. Creyó


que no debería decirles la verdad, considerando que Dante podría venir
tras ella.

—Arizona. —Fue con la primera cosa que apareció en su cabeza. Era


donde su padre había crecido.

—¿De verdad? ¿Conoces algunos vaqueros? —preguntó Lily—.


Siempre he querido conocer a un verdadero vaquero.

El que estaba cubierto de tatuajes le lanzó una mirada oscura.

—¿Creo que dijiste que yo soy tu vaquero?

Lily le rozó la mejilla con un breve beso.

—Lo eres. Iba a preguntarle si es cierto que ellos beben mucho o si


les gustan las mujeres con el pelo corto.

No tengo ni jodida idea.

Miró el largo y hermoso cabello negro de Lily.


—Les gusta un montón el jugo de naranja, y definitivamente
prefieren el pelo largo. Mientras más largo, mejor. —Lake se sorprendió al
descubrir que los dos eran casados, y tenían un pequeño y lindo bebé. Lily
fue discutiblemente la muchacha más hermosa y tímida que ella había
visto, mientras que Shade... bueno, probablemente podría terminar con la
mitad de la mafia Caruso por sí mismo.

Lily se volvió hacia su marido, dándole una mirada sospechosa.

—Siempre podríamos ir al Gran Cañón de vacaciones —sugirió.

—No va a suceder —dijo Shade, pasando un brazo sobre sus


hombros antes de susurrar algo a su oído, que puso su rostro en llamas.

—Si vas a estar en la ciudad por un tiempo, pasa por nuestra casa
club para una bebida alguna vez —sugirió Rider.

—No tiene edad suficiente para beber —dijo Beth.

—No me refería a licor —le dijo Rider a Beth antes de regresar su


atención a Lake, dándole un guiño—. A no ser que ella quiera. Una cerveza
no va a emborracharla, ¿verdad?

Demonios no.

Tomó un largo trago de agua antes de que pudiera responder,


contemplando lo correcto para decir, no quería molestar a un motociclista.

—Lo pensaré.

La comida llegó justo a tiempo, rompiendo la conversación


incómoda. Los ojos de Lake se desplazaron hacia Cash de nuevo, incapaz
de evitar mirarlo de vez en cuando. Era alto, rubio, peligroso y
escandalosamente guapo con la cantidad justa de tatuajes. Cuando él
captó sus ojos y le sonrió, ella finalmente se dio cuenta de por qué se
sentía atraída por él. Cash era un perfecto dios rubio, exactamente como
Vincent.

Al darse cuenta finalmente de la raíz de su atracción, todavía no


significaba que no le gustara mirarlo fijamente, a pesar de que él no era
Vincent. Él estaba claramente muy feliz y muy enamorado de la bonita
pelirroja a su lado. Sin embargo, era difícil no mirarlo de vez en cuando, y
no había visto la perfección de Vincent en una semana.
Los rubios son claramente mi kryptonita.
Cayendo En Un Libro
Traducido por krispipe

—¡Estábamos preocupados por ti, Lake! ¡Todo el día desapareciste, y


estabas saliendo con esos motoristas amantes de Satanás, adoradores del
diablo! Dijiste que viniste aquí para alejarte de la mafia, pero esos hombres
son tan peligros si no más. ¡Al menos los italianos rezan en el nombre del
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo! —Su abuela comenzó a rezar a Jesús por
su perdón y para que la ayudara a librarse de los demonios que podrían
habérsele pegado de los motoristas.

Lake sacudió la cabeza, preguntándose por qué le había pedido a


Rider que la llevara a casa en vez de a su casa club. Probablemente porque
quería follarme. Honestamente, él y Train la habían mirado juntos como si
quisieran… ¡No, eso es una locura!

—En realidad son buenas personas, abuela, y muchos de ellos van a


la iglesia. Uno incluso es pastor, creo. Beth es enfermera y está casada con
Razer. Tienen gemelos y son adorables. No deberías juzgar a un libro por
su cubierta. —Lake le dio una mirada mientras se lo decía.

La cara de su abuela se puso pálida.


—¿Razer? —Se giró hacia su viejo marido—. Tenemos que
mudarnos. Los motoristas se han multiplicado desde la primera vez que
vinimos. No huí de la mafia para estar alrededor de una pandilla de
motoristas peligrosos que se llaman Razer y Dios sabe qué más.

Lake puso los ojos en blanco, yendo a la única habitación del


pequeño remolque. Había estado durmiendo en el sofá cama, pero justo en
ese momento, iba a su habitación a esconderse mientras ellos planeaban
su plan de escape.
Cerrando la puerta detrás de ella, su boca estaba inmediatamente
cubierta y fue arrastrada contra la pared. Frente a su captor, sus ojos
empezaron a brillar.

—Shh —dijo él antes de quitar la mano.

—Vincent, ¿cómo…?

El cuerpo de Vincent se apretó contra el suyo mientras cubrió su


boca, besándola fuerte y duro como si estuviera muerto de hambre.

Lake empujó su pecho y giró su cabeza antes de que fuera


demasiado tarde.
—Deberías irte —susurró.

Él la agarró por la barbilla, obligándola a mirarlo.


—La única razón por la que no te conté sobre el pago de tu deuda
era porque no quería que te asustaras de David. Así que no me digas a
donde ir cuando huyes lejos de mí sin una maldita palabra, Lake. ¿Y ahora
estás saliendo con motoristas? Mejor que no te estés viendo con uno de
ellos.

—¿Así que tú puedes follar por ahí todo lo que quieras, pero yo no?
¡De hecho, Cash y yo tenemos algo, así que puedes volver a casa ahora! —
estaba gritando y susurrando al mismo tiempo.

—¿Cash? El nombre de ese chico lo hace sonar como el jodido


gilipollas más grande. ¿Estás hablando en serio, Lake?

Lake miró a sus ojos azul bebé, viendo más allá de su furia a su
dolor por que ella estuviera viendo a alguien más.

—No —susurró—. Él tuvo una épica boda de penalti con Rachel, y


son muy felices.

Vincent soltó el aliento y apoyó la frente en la suya.


—Por favor nena, vuelve conmigo. No perteneces aquí.

—Lo hago ahora, Vincent. Dante me quiere muerta, y estaré bien


aquí. Hay una universidad técnica que no está lejos…

—No perteneces a un maldito remolque o una universidad técnica.


—¡No hay nada malo en eso! —Le golpeó.

Él la tomó de la mano, impidiéndole que lo golpeara de nuevo.


—No, no lo hay. No estás escuchándome Lake. Estoy hablando de ti.
¿Es esto lo que quieres en la vida? ¿Vivir en un remolque e ir a una
universidad técnica?

Lake lentamente sacudió la cabeza, lágrimas cubriendo sus ojos otra


vez. Una vez tuvo un sueño diferente, se había esfumado en el momento en
que le había entregado a Dante el dinero para salvar la vida de su padre.

—Ya no importa, Vincent. No puedo vol…

—Te amo. —Tomó su cara entre las manos—. Te amo Lake, y no


quiero que lo digas de vuelta. Esta semana fue la peor semana de mi vida
sin ti, sin saber dónde estabas. Te pido que vuelvas conmigo. Vuelve
conmigo y quédate conmigo solo por el resto del verano. Guardé todo el
dinero que has hecho, y pagaré el resto para permitirte ir a la universidad
que quieras. Solo por favor, nena, quédate conmigo el verano.

Las lágrimas finalmente cayeron por su cara cuando empezó a llorar.


Cuando él se inclinó y empezó a besarlas tiernamente, ella lo besó de
vuelta. Su boca se abrió para dejarle explorar, y ella lo acercó agarrándolo
de su cabello. El sabor y la sensación de él no habían cambiado; solo
habían aumentado por su pérdida.

De repente, la puerta de la habitación se abrió, rompiendo su beso.

—¡AHHHHHHHHHH, la mafia nos encontró finalmente! ¡Vinieron a


matarnos! —Su abuela corrió gritando a través de la caravana.

Vincent miró a Lake.


—¿Qué demonios está haciendo?

—Desafortunadamente, nada. —Entrecerró los ojos cuando el Shih


Tzu de sus abuelos, Pippin, entró en la habitación, ladrando a Vincent.

—¡AHHHH! ¡AHHHH! ¡PIPPIN, MI BEBÉ! —Su abuela rápidamente


corrió de nuevo a la habitación y agarró a su perrito, luego corrió hacia
fuera gritando, dejando que Lake se defendiera por ella misma.

—¿Estás lista para salir de aquí ahora? —le preguntó.


Mierda sí.
—Sip, vamos.

Vincent la tomó de la mano y la llevó fuera de la habitación.

Ella tuvo un ataque al corazón cuando vio a su abuelo con una


escopeta en la mano, señalándolo a él con su abuela detrás, sosteniendo a
Pippin en su pecho.

¡Abuelo, no!

—Baja la escopeta. Entré mientras habíais salido y la descargué. —


Vincent fue lentamente hasta la puerta y la mantuvo abierta para Lake—.
No tienen que preocuparse de la maldita mafia viniendo por ustedes locos.
Nos volaríamos las cabezas escuchándoos gritar así.

La puerta se cerró de golpe, y Lake agradeció a Dios porque esa era


la última vez que iba a tener que oír esa terrible puerta chirriar. No sabía
cómo en el mundo su padre había vivido en una caravana durante años
antes de que sus padres se mudaran a Ciudad de Kansas por trabajo. Una
semana de sus padres y esa caravana fue lo suficientemente jodido para
mí.

Vincent la acompañó hasta un coche escondido de la carretera. Lo


hizo girar rápidamente, dirigiéndose al aeropuerto más cercano como si
quisiera salir de allí lo más rápido posible.

En el camino, Lake señaló a la pandilla de motoristas a los que


adelantaron en la carretera.
—Esos son los Últimos Motociclistas. Y mira, ese es Cash.

—Maldito gilipollas —gruñó Vincent mientras pasaban junto a él y


su moto.

—Vincent, ¿alguna vez has pensado en hacerte un tatuaje? —Sus


ojos bailaron entre los motoristas mientras los pasaban.

—Si alguna vez mencionas a los Últimos Motociclistas y ese maldito


idiota de Cash nuevamente, no podrás sentarte por una semana.

Sus ojos se ampliaron.


—L-lo siento. Te prometo que ni siquiera mencionaré este lugar de
nuevo.

Mirando a los árboles pasar, Lake se alegró de irse. Con toda


honestidad, se había sentido como si estuviera cayendo en un libro en el
momento en el que había puesto un pie en Treenpoint, Kentucky. Estaba
lista para volver a su mundo lleno de mafia.

Vincent claramente se sentía más apasionado por volver a Ciudad


Kansas.
—Maldito Kentucky.
El Secreto De Todos Los Hombres Hechos A Sí
Mismos
Traducido por Rose_Poison1324

Te amo. Esas dos pequeñas palabras que Vincent le había dicho no


la habían dejado desde que las había dicho. Fue lo más inesperado.
Vincent Vitale no era un hombre nacido para amar. Le había dicho que no
lo dijera de vuelta, y ella no lo había hecho porque su cuerpo, mente y
corazón estaban desgarrados sobre cómo sentirse por él.

Miró a Vincent deslizar la tarjeta por la ranura.

—Si tienes que ir directamente al trabajo, ¿por qué no puedo ir a


casa?

—El trato fue que te quedaras conmigo. —Apenas abrió la puerta


para que ella entrara, haciéndola apretarse por el—. Y te quiero aquí
cuando salga del trabajo.

El cuerpo del Lake se calentó, entendiendo lo que quería decir.


Bueno, tal vez mi cuerpo no está tan desgarrado.

—¿Qué se supone que haré, esperarte impotente? Ni siquiera tienes


televisión, y eso es realmente extraño.

—Aún no he llegado a esa parte todavía, y tengo una computadora


que está perfectamente bien para ver cosas. No importa. De todos modos,
tengo una sorpresa para ti. —Se dirigió a la escalera para vestirse.

¿Sorpresa? Ella lo siguió cuando él desapareció, yendo a su puerta


abierta del armario después de él.
—No puedes decirme que tienes una sorpresa y luego irt… —Sus
ojos se movieron hacia el final del armario que tenía su vestido negro y un
par de otros vestidos al lado—. ¿De quiénes son esos, de Kim? —Sus ojos
comenzaron a humedecerse

Vincent terminó de quitarse la camisa.

—¿De qué estás hablando?

—Esos vestidos. Follaste a Kim de nuevo, ¿no? No tengo suficiente


experiencia para ti, ¿verdad? —Se secó la lágrima que se deslizó por su
mejilla.

—Lake, esos son vestidos nuevos que compré para ti mientras


estabas fuera. Todavía tienen las etiquetas. —Se acercó y le secó las
lágrimas con los pulgares—. Nunca me he follado a Kim. Cuando entraste
en ese baño ese día y me enteré de todo, te lo juro, no he querido follar a
nadie además que a ti nena. Me encanta el hecho de que la única
experiencia que tienes sea conmigo. Nena, eres más que suficiente para
mí. Cuando te dije que te amo, lo dije en serio. —Le besó ligeramente la
frente—. Ahora, ¿por qué dirías eso? Kim te lo dijo, ¿no?

Ella movió sus ojos hacia su pecho, poco dispuesta a decirle e


incapaz de mentir.

—Por eso te fuiste, ¿verdad? —Le tiró del cabello.

En parte. Lake todavía no podía decírselo, pero no tenía que hacerlo;


estaba escrito en toda su cara.

Su cabeza se inclinó ligeramente hacia atrás cuando él bajó para


besarla, dándole una mejor posición para reclamarla. Ella puso sus manos
en su pecho desnudo, haciendo que se derritiera en él. Ellos también
habían pasado mucho tiempo separados, y su cuerpo ansiaba el suyo.

—No tienes que trabajar, ¿verdad?

Vincent le dio otro beso en los labios.

—Lo hago, nena, pero prometo que volveré.

Odió la pérdida que sintió cuando regresó para vestirse, pero no le


importaba mirarlo desvestirse, tampoco. Maldición, es perfecto.
Cuando empezó a ponerse un traje agradable, hizo que recordara a
dónde iba.

—¿Por qué tienes que trabajar en el casino? ¿No hay un millón de


otros trabajos que podrías hacer? —No pensaba que la mafia careciera de
puestos de trabajo, y pensando en Vincent trabajando con mujeres medio
desnudas, cuando ella ya no estaba allí, la ponía un poco celosa, lo que de
verdad odiaba.

Vincent le cogió la mano después de enderezarse la corbata.

—No hay nada por lo que tengas que preocuparte.

Ella comenzó a seguirlo a través de la casa.

—Hiciste de tu misión el que ya no trabajara ahí. —Así que no


debería sentirme culpable por ello.

—Eso es muy diferente.

—¡No, no lo es! —Ella le apartó la mano.

Él le agarró la mano de regreso, sujetándola con más fuerza asi ella


no podría sacudirla de nuevo.

—Sí lo es. Estabas usando lencería alrededor de un grupo de viejos.

—Sí, y tú eres un tipo rodeado de muchachas con lencería.

—La diferencia es que nadie pensará en follar conmigo, y confía en


mí, nena, yo también estaré distraído pensando en cómo planeo follarte
esta noche. —Abrió la puerta principal.

Las mejillas de Lake comenzaron a arder ante sus palabras. Se


sorprendió cuando él la llevó al pasillo, cerrando la puerta detrás de él y
yendo a la siguiente puerta al final.

—¿Dónde... qué estamos haciendo?

Él tocó la puerta.

—Tu sorpresa, ¿recuerdas?

Nero abrió la puerta un segundo más tarde con Elle detrás de él.
—Tú y Elle pueden pasar el rato mientras Nero y yo vamos a
trabajar.

Lake levantó una ceja hacia él.

—También es para asegurarte de que no vuelva a huir, ¿no?

—Por supuesto que no. —Vincent se inclinó y le dio un beso,


pasando su lengua por su labio inferior, haciendo que las piernas de Lake
se debilitaran—. Elle, llámame si siquiera piensa en irse —dijo,
incorporándose.

Elle rompió su propio beso con Nero, sonrojándose.

—Lo juro.

—¡Oye! —Lake empujó contra su pecho.

Vincent rió antes de que le robara otro beso y la empujara al


apartamento de Nero.

—Adiós.

Lake cruzó los brazos y se rascó la nariz antes de que Nero cerrara la
puerta. Estaba todavía molesta con él que iba a trabajar en el casino y que
pensaba que necesitaba una niñera.

—¿Cómo lo haces? Vincent me vuelve loca —dijo, volviéndose hacia


Elle. Los dos parecían tan felices juntos.

Elle rió entre dientes.

—No has descubierto el secreto, ¿verdad?

Lake sacudió la cabeza, preguntándose cuál era el secreto para todos


los hombres de la mafia.

Las mejillas de Elle se volvieron rosadas de nuevo.

—Tienes que dejar que te domine.

¿Disculpa?

—¿Disculpa?

—Ellos son um... muy agresivos, y tienes que aceptarlo. —El tono de
Elle cambió—. Todo de él.
—Sabes que Vincent es un psicópata, ¿verdad? Él tiene un lado
muy, muy malo, que francamente me asusta como la mierda.

Elle le sonrió.

—Aprenderás a amarlo.

Sus ojos se agrandaron, preguntándose cómo en el mundo una chica


tan dulce como Elle decía estas cosas. Justo cuando piensas que conoces a
una persona...

El mundo se congelaría por completo —nunca—, antes de que dejara


que el lado oscuro y psicótico de Vincent la dominara. Se estremeció solo
de pensarlo...
En Caso De Emergencia
Traducido por BellatrixL

Lake no podía creer que Nero y Elle vivieran al lado de Vincent. No


sabía por qué eso la conmocionaba, pero le parecía algo lindo que sus
mejores amigos de la infancia vivieran uno junto al otro. Eso también
explica a dónde Nero siempre desaparecía.

Mirando su hermoso hogar, vio que se parecía en cierta manera al


hogar de Vincent. Ambos tenían un brote moderno, pero el de Vincent era
mucho más oscuro. El hogar de Nero era en blanco y negro, no demasiado
oscuro y no demasiado claro. Podía decir que lo había diseñado para alojar
no solo a él sino también a Elle. Muchas de las cosas que se habían puesto
allí eran para ella. Hizo poner a Lake un poco envidiosa; su amor parecía
tan perfecto.

Elle era una gran persona para estar cerca y se llevaban muy bien,
convirtiéndose en amigas rápidamente. Lake se relacionaba con Elle en
formas que honestamente no esperaba. Ella no venía de una familia rica,
podía ir a Secundaria Legacy Prep gracias a una beca, y por lo que podía
reunir, Dante tampoco le importaba mucho acerca de ella. Había algo más
que Lake vio en ella, que le recordaba a sí misma, pero no podía encontrar
el motivo del porqué.

—Fue difícil para mí, también, cuando empecé a salir con Nero,
tratando con todas las chicas con las que él había estado. Tuve que verlas
todos los días en la escuela —le dijo Elle.

Auch. Lake se preguntó cómo demonios su historia había


comenzado. Todavía no le gustaba la idea de que Vincent trabajara en el
casino. En realidad, la molestaba más cada vez que pensaba en ello.
—Simplemente no creo que pueda superar el hecho de que se está
trabajando con mujeres medio desnudas. ¿Eso me hace una mala
persona? ¿Cómo lo manejas tan bien?

Elle parpadeó, mirándola estúpidamente.

—¿Qué acabas de decir?

—Oh, mierda. —Los ojos de Lake se agrandaron—. No sabes de lo


que estoy hablando, ¿verdad?

—No... ¿Está trabajando alrededor de mujeres medio desnudas? —


Elle parecía herida.

—Lo siento. Supuse que sabías cuando dijiste que Neron te había
dicho que trabajaba para Dante. Yo era una camarera en su casino
subterráneo. —Ella no quería decirle la siguiente parte particularmente—.
Allí abajo, las chicas tienen que vestirse de lencería.

—Todo lo que me dijo fue que trabajabas para Dante y él tenía que
trabajar todos los días durante el mes siguiente para evitar que Vincent
matara a la gente, haciéndolo parecer como el trabajo más duro del
planeta. No mencionó nada acerca de estar rodeado de chicas o lencería o
estar medio desnudas.

Lake se puso aún más furiosa al ver el dolor de Elle. Nero


obviamente le guardaba un secreto por una razón, de la misma manera
que Vincent estaba ansioso por volver a trabajar cuando ella había querido
que él se quedara y jugara.

—Que se jodan. Son unos imbéciles.

—¿Entonces, él solo se queda mirando a las chicas en tanga? —Elle


seguía tratando de comprender lo que su novio llamaba trabajo—. Eso es
tan injusto. ¡Me hizo renunciar a la cafetería porque no le gustaba cuando
les servía café a los chicos!

Ella no quería decirle lo que hacían en sus tangas.

—Vincent se enojó cuando se enteró de que estaba trabajando allí,


pero a él no le importa una mierda que no me guste que él trabaje allí.
Tengo una razón para estar molesta. ¡Una está prácticamente obsesionada
con él y se niega a cubrir sus tetas!
—¡Él está muerto! —Elle jadeó.

Lake miró a Elle, deseando igualdad de condiciones.

—¿Quieres ir a divertirte?

***

—¿LA PERRA DIJO QUÉ? —Sadie recogió sus rizos largos de su


cuello y rápidamente los puso en un rodete.

Vincent había pensado que era justo advertir a Sadie que Kim había
terminado, pero no esperaba que Sadie la siguiera. Él la siguió mientras
ella corría a una de las habitaciones en la parte de atrás.

—¡Oh, mierda! ¡La perra estuvo a punto de ser golpeada por el


proxeneta! —dijo Amo con entusiasmo mientras seguía detrás de Vincent.

—No me perderé esto. —Nero estaba justo detrás de él.

Yo quería… vio a Sadie prácticamente patear la puerta. No importa,


esto es mejor.

Sadie agarró la parte de atrás del pelo rubio teñido de Kim, tirando
de ella mientras daba sexo oral a un hombre viejo. Ella la apartó tan fuerte
y rápido que el hombre gritó, agarrando sus cosas y corriendo fuera de allí.

Kim levantó los brazos por encima de su cabeza, tratando de


aferrarse a las manos que le estaban tirando del pelo.

—¡OWWW!

Sadie tiró con más fuerza, deslizándola por el suelo y finalmente


sacando un puñado de extensiones.

—¿Qué le dijiste a Lake, putita?

Los ojos de Kim empezaron a lagrimear.

—Nad…

—¡Respuesta equivocada, perra! — Sadie comenzó a empujar sus


extensiones rubias en su boca.
Santa Mierda. Vincent se sentía como si estuviera viendo algún show
en Discovery Channel donde una mujer mató a otra en el monte.

Las caras de Amo y Nero se asemejaban con sus bocas abiertas e


incapaces de parpadear mientras Kim empezaba a ahogarse con su propio
cabello.

Sadie continuó forzándola hasta que el pelo largo y rubio


desapareció.

—No fue suficiente que te rebajé a ser la puta, ¿verdad? —Ella forzó
a Kim a cerrar la boca, manteniéndola cerrada y haciendo que Kim se
atragantara—. No puedo oírte hablar de todas las arcadas que tendrás
detrás del basurero.

Tan pronto como Sadie dejó su boca, Kim tosió la mayor parte del
cabello y continuó ahogándose llorando, tratando de sacar el resto.

A Vincent le gustaba estrangular a la gente, lo encontraba


satisfactorio, pero Sadie la llevó a otro nivel. Al oír sus horrendas arcadas
calmó su ira, encontrando paz en la violencia. No se sentía mal por la
perra en lo más mínimo, sabiendo que había dicho crueles palabras a Lake
y la había hecho huir de él sin decir una palabra.

Amo le dio una palmada en la mano.

—¡Una palmada, por favor!

—Una palmada dura, mierda —Vincent señaló.

Nero levantó la mano.

—Espera…

Sadie pateó las tetas de Kim con su tacón de stripper.

—Levántate, perra, antes de que te saque el implante con mis tacos.

Kim intentó pararse mientras todavía se ahogaba, sus lamentos no


lo hacían más fácil parar de ahogarse. Finalmente, fue capaz de conseguir
parar, agarrándose su garganta.

Sadie la miró un momento antes de que ella volviera la mano hacia


atrás y le diera una palmada en la cara con el dorso de la mano, dándole
un golpe final, que la hizo caer de nuevo al suelo.
—¡Perra!

Amo comenzó a aplaudir lentamente, dándole sus aplausos y


aprecio.

—La diosa de las bofetadas.

—El segundo mejor tirado al suelo de una perra que he visto. —Nero
aplaudió.

Vincent empezó a rezar, Querido padre, gracias por las perras


golpeando perras.

***

Lake bajó un poco su vestido negro. Estaba feliz de que Elle le


hubiera dicho que Nero guardaba una llave del hogar de Vincent en caso
de emergencia. Esto es una emergencia.

Se había puesto el vestido negro que Vincent había guardado


durante meses, sin querer tocar los nuevos que él había comprado. Elle
llevaba uno de sus muchos vestidos apretados, blanco y sexy que Lake no
pensaba que necesitaba acumular uno más.

Elle no quiso abrir la puerta.

—¿Segura que deberíamos hacer esto? Vincent me dijo que no te


dejara ir, y Nero hará...

Ella puso su mano en su cadera.

—¿Sabes que hay tubos allí abajo, verdad?

—A la mierda. — Elle abrió la puerta.

Lake y Elle se detuvieron cuando vieron a Lucca salir de la puerta


del otro lado del pasillo. Tenía el pelo mojado y parecía un poco sin aliento,
pero su reacción a ellas parecía ser la misma que la suya de haber sido
atrapadas.

A ella le gustaba más Lucca desde su último encuentro, y Amo solo


había empeorado por todo lo que el estúpido había hablado el mes pasado.
Sin embargo, los puntos de Lucca para ganar a Chloe solo tuvieron un
éxito. Menos cincuenta puntos.

—Bueno, ¿dónde creen que las dos van vestidas así? —Se apoyó
contra la puerta y las miró de arriba abajo.

—Te dije que era una mala idea. —Elle miró a Lake—. ¡Ni siquiera
llegamos a pasar la puerta!

Considerando que ya las habían encontrado, ella no tenía nada que


perder.

—Queremos ir a bailar en Poison porque estamos enojadas con Nero


y Vincent. ¿Podrías fingir que no nos viste?

Lucca se rio de ella.

—Cariño, ¿qué mierda te hace pensar que haría eso?

Lake le devolvió el favor de mirarlo de arriba abajo.

—¿Qué te parece si también pretendemos que no te vimos? —Lake


miró hacia Elle—. Chloe no necesita saber de esto, ¿verdad?

—Hmm, no sé... —Elle cruzó los brazos, tratando de parecer


intimidante en un vestido sexy.

Lucca se enderezó y caminó lentamente hacia ellas, sus ojos


perforando sus almas.

Oh, mierda. Lake trató de mantener su postura, pero estaba a punto


de huir, orinándose encima. ¿Cómo hago siempre esto a mí misma?

Finalmente se detuvo a una pulgada de distancia, fácilmente capaz


de atraparlas y golpear un poco los sentidos en ellas.

—Yo conduzco —gruñó él, bajando el pasillo.

***
Sadie soltó su cabello del rodete y luego se acomodó sus rizos,
actuando como si nada hubiera pasado y Kim no estuviera tumbada
desnuda en el suelo, llorando.

Se volvió hacia Vincent.

—¿Satisfecho?

Él miró a Kim que estaba sacando otro mechón de pelo de su boca.

—Con eso, sí.

—¿Qué me perdí? — Lucca entró en la habitación, contemplando la


apariencia de Kim.

Amo sonrió.

—Sadie ahogando y sacándole la mierda a una perra.

—Envíame la cinta —Lucca le pidió a Sadie, señalando a la cámara


en la esquina.

—Claro que sí. —Sadie le sonrió mientras salía de la habitación.

Amo la siguió.

—Yo también quiero una copia.

Yo también, pensó Vincent.

Lucca sacó un cigarrillo y luego encendió el extremo.

—Veo que tienes a tu chica de vuelta de Kentucky. ¿Todo el mundo


allí se viste con camuflado?

—No vi mucha ropa camuflada, pero he visto un montón de ropa de


cuero —dijo con un poco de un gruñido en la parte posterior de su
garganta—. ¿Cómo lo supiste? Acabo de traerla de vuelta.

— ¿Recuerdas que te dije que no la quería de vuelta? porque ella es


un dolor en mi puto culo. Bueno, ella literalmente me miró a mis malditos
ojos y me amenazó. —Apuntó su cigarrillo a Nero—. Y tu chica le cubrió la
puta espalda.

Nero se echó a reír, encontrándolo divertido.

—¿Dos chicas te han amenazado?


Vincent quería estar enojado, pero entre la cara de Lucca y Nero
riéndose, lo encontró duro.

—¿Cuál fue la amenaza?

Lucca se sacó el cigarrillo.

—Amenazaron con decirle algo a Chloe.

Nero y Vincent murieron riéndose histéricamente porque los dos


sabían claramente lo que se pondría bajo su piel.

—Lo siento. Hablaré con ella —le dijo Vincent tratando de parar de
reír.

Nero trató de detenerse, también.

—Sí yo también. ¿Vas a ir a jugar al póquer?

—No, solo vine a decirles hijos de puta que acabo de dejar a Lake y a
Elle en Poison. —Lucca ya no se veía molesto.

—¡Qué! —gritaron Vincent y Nero en sincronía.

—Sí, se veían bastante atractivas —Lucca se los restregó en la cara.

La nariz de Nero comenzó a encenderse.

—Hijo de puta, será mejor que nadie la haya tocado.

¡Mierda! Vincent se volvió, apurando a Nero para marcharse,


recordando a todos los chicos que habían rodeado a Lake la primera vez
que fue a bailar.

—¡Hijo de puta, te mataría si tuviera tiempo!


El Demonio Y El Ángel
Traducido por Candy27
Vincent y Nero corrieron a través de la multitud, buscando a sus
mujeres. Se dio cuenta de que Lucca estaba en lo cierto; Lake corriendo
lejos y metiéndose en problemas era demasiado para un hecho de todos los
días. Lo juro por Dios, voy a encerrar su maldito culo de aquí en adelante.

—Lake es una maldita mala influencia. ¡No estará alrededor de Elle


nunca más! ¡No puedo tenerla contagiando a mi chica de nuevo! —gritó
Nero hacia él sobre la alta música.

Él le gritó de vuelta:
—¿Por qué mierda es todo culpa de Lake? ¡Estoy seguro de que Elle
ha tenido algo que ver!

Nero se giró hacia Vincent, dándole una mirada de “eres tonto”.

Tiene razón; es todo culpa de Lake.

Nero tiró a un chico al suelo que había corrido hacia él mientras


sonreía a una chica tan duro que no estaba prestando atención a los
alrededores.

—Voy a golpear el culo de Elle por esto, y tú necesitas jodidamente


meter a Lake bajo con…

Vincent siguió los ojos de Nero hacia donde Lake y Elle bailaban. Las
dos se veían sexys como el infierno juntas, y cada hombre que miraba en
su camino tenía un pensamiento sucio en mente acerca de ellas juntas.
Incluso Vincent lo tuvo.

Cuando Nero dio un paso hacia delante, Vincent alargó la mano y la


puso sobre su hombro, parándole.
—No hay prisa. —Quería mirarlas a las dos un poco más.
Nero no se movió cuando vio a Lake enseñar a Elle cómo sacudir el
culo yendo detrás de ella y poniendo sus manos en su cadera.

Nero se aclaró la garganta.


—Tienes razón.

Maldición. Sabía porqué le gustaba ese vestido negro tanto. Si ella


brincaba su culo una pulgada más, entonces nada sería dejado a la
imaginación. Acentuaba sus largas piernas y su apretado culo a la
perfección. Su vestido negro con su largo pelo marrón claro y sus ojos
color avellana cerca de Elle con su pelo rubio fresa y sus ojos azules en un
vestido blanco eran las cosas más sexys que había visto nunca. Las dos se
veían como opuestos, el demonio y el ángel, y el solo podía imaginar como
de bien se verían juntas fo…

—¡Hijos de puta, de prisa! —gritó Vincent cuando vio que habían


tenido que empujar a un chico lejos de ellas.

***

Lake empujó al tipo de nuevo cuando las agarró.


—No queremos bailar con…

—Lárgate jodidamente de aquí —gruñó Vincent, agarrando al chico


por la camiseta y después lanzándolo al suelo, haciendo que él y todos los
demás los observaran encogiéndose de miedo.

Las bocas de Lake y de Elle cayeron abiertas a la vista de Nero y


Vincent.

—¿Que creen que hacen? —Nero alargó la mano hacia Elle,


claramente molesto.

Lake agarró la mano de Elle, empujándola más cerca de ella.


—Podemos hacer lo que nos de la maldita gana desde que ustedes
dos claramente lo hacen, trabajando el casino con bailarinas de barra y
mujeres medio desnudas.
—Jodidamente llévatela antes de que la mate —le gritó Nero a
Vincent mientras tomaba la otra mano de Elle.

Vincent agarró las caderas de Lake, empujándola hacia atrás y


haciendo que dejara ir la mano de Elle.

—¡Mantente fuerte! —le gritó Lake a Elle cuando Nero se inclinó para
susurrarle en su oído.

Vincent agarró la mandíbula de Lake, forzándola a que le mirara.


—Eres la única por la que necesitas preocuparte ahora mismo, nena.

Mm… ¡No, no le mires a los ojos!

—No, Vincent. Estoy enfadada contigo. No puedes esperar para


volver al trabajo con todas esas mujeres.

—Si necesitas saberlo, estaba ansioso de bajar allí abajo y golpear la


mierda fuera de Kim por lo que te hizo.

Sus ojos se abrieron.


—¿Dime que no lo hiciste?

Él sacudió la cabeza.
—No, pero Sadie lo hizo.

No sé cual es peor…

Ella miró por encima hacia Elle para verla bailando y besando a
Nero.
—¿En serio, Elle? No ha pasado ni un minuto.

Vincent rió.
—Sabes, Nero ni siquiera quería trabajar allí abajo. Tuve que
suplicarle. Amó meterse en esa pelea porque esperaba que le pudiera sacar
de trabajar allí abajo.

—Deseo poder decir lo mismo acerca de ti —le lanzó.

Él tiró de su barbilla hacia arriba un poco más para hacer que le


mirara a los ojos.
—Lake, hoy iba a ser mi último día trabajando allí abajo hasta que
me hiciste salir corriendo.

Ella se mordió el labio, no queriendo darme por vencida.


—¿Lo era?

Vincent frotó su labio inferior con su pulgar.


—Sí. La única que quiero ver es esos sexys trajes pequeños es a ti.

Ella abrió la boca cuando la suya aterrizó en la de ella. Fue un beso


rápido y muy caliente, su lengua hurgando en su boca antes de parar y
rápidamente hacerla girar, haciéndola jadear cuando empujó sus caderas
hacia atrás para poner su culo en su muy duro pene.

Empujando su largo pelo sobre el hombro, habló en su oído:


—Esta es la última jodida vez que seré amable contigo si corres lejos
de mí de nuevo. —Se inclinó para morder su lóbulo expuesto—. ¿Me
entiendes? —

—Sí —gimió cuando agarró sus caderas, empujándola más cerca de


él, y empezó a balancearse con la música. Ella se movió contra él, dejando
que su culo sintiera exactamente cuan duro estaba.

Él besó la marca apenas visible del mordisco en su cuello que le


había dado semanas atrás.
—No me gusta que vistas mi vestido fuera sin mí.

—¿Tu vestido? —Ella inclinó su cabeza hacia atrás en su pecho


cuando sus manos se deslizaron hacia abajo en la parte superior de sus
piernas desnudas.

—Sí. Este es mi jodido vestido, y desde ahora, solo tienes permitido


vestirlo fuera conmigo. —Las puntas de sus dedos fueron bajo el vestido,
haciendo que se levantara un poco más—. Te dije que planeaba follarte en
este vestido.

Si, por favor. Lake pudo sentir la parte baja de su culo se subía
contra sus pantalones. Inclinándose hacia delante suavemente, presionó
su culo contra él más firmemente, sintiendo su duro pene cubierto justo a
través de sus bragas. Rodó sus caderas con la música, moviendo su pene
contra ella.

Sus manos se movieron sobre los apretados cachetes de su culo,


apretando suavemente antes de envolverlas en su cintura, su mano fue
entre sus piernas y ahuecó su vagina. Pudo sentir la ligera humedad y el
calor viniendo de sus bragas, revelando que ella estaba tan encendida
como lo estaba él.

Susurró en su oído con dureza:


—Haz eso de nuevo, y te follaré justo en medio de la pista de baile.

Un quejido vino de sus labios cuando su dedo se presionó contra su


clítoris antes de que su mano volviera a su cadera. Ella miró alrededor
para ver si alguien lo había notado, pero Elle y Nero eran los más cercanos
y estaban envueltos en su propio pequeño mundo mientras bailaban.

Lake no esperaba que a Vincent no solo le gustara bailar, sino que


también era bueno en ello. Debería haber sabido que lo era, considerando
que era perfecto en todo.

Ellos continuaron bailando con la música, encendiéndose más y más


por segundos. Bailando el uno contra el otro, emparejando sus ritmos a la
canción, manteniéndose en ese momento en que querían follarse el uno al
otro, duro. Después tenía que multiplicarse por diez, considerando que no
habían estado el uno con el otro por una semana.

Cuando una parte lenta de la canción sonó, Lake emparejó sus


caderas incluso más lento, moviendo su culo contra su pene de nuevo.
Mandó escalofríos bajando por su cuerpo el sentir su dureza apretada
entre los carrillos de su culo.

Vincent había estado besando y chupando su lugar favorito en su


cuello cuando ella hizo esto, y le mordió la carne blanda.

—Mierda, bebe, ¿qué te he dicho? —Su voz estaba contenida


mientras la mantenía quieta contra él.

Después de un momento, fue capaz de tomar su mano y después


empezó a golpetear el brazo de Nero varias veces antes de que finalmente
sacara su lengua de la boca de Elle.
—Necesitamos irnos. Ahora. —Su voz seguía sonando contenida.

—De acuerdo. —Nero tomó la mano de Elle, empujándola detrás de


él.

Lake estaba contenta de que todavía tuviera su juicio; el suyo era un


poco difuso. Debería haber follado con él justo aquí.
Se Intensifico Rápidamente
Traducido por yoshiB

Lake y Elle se miraron, sonrojándose cuando las puertas del


elevador llegaron a su fin. La tensión sexual entre todos ellos se mantuvo
alta incluso durante el largo viaje de regreso en el auto. Desde que estaban
cerca de estar en casa, era muy obvio lo que iba a suceder cuando se
fueron por caminos separados y las puertas llegaron a su fin.
Vincent la acercó a él y tiró de su pelo para poder morder su labio
inferior, su otra mano yendo a su trasero, levantando ligeramente la parte
posterior de su vestido.
Ella mordió su labio.
—¿Te dijo Lucca dónde estábamos?
Elle apartó la boca de Nero, queriendo saber, también.
Le dio una nalgada.
—Sí, ¿y qué te dije acerca de ponerte en medio de él y Chloe?
Lake miró a Elle, ignorando totalmente su último comentario.
—Soy oficialmente Equipo Amo.
—Cien por ciento —coincidió Elle.
—Mantenla lejos. Ella es una mala influencia —dijo Nero, dando un
movimiento de ahuyentar de regreso.
¡Oye!
Cuando el elevador se detuvo y las puertas se abrieron, Nero
rápidamente sacó a Elle, susurrando un “Gracias a Dios” en voz baja.
Vincent sacó a Lake del elevador, con la mano en su culo.
Al ir a sus puertas, Vincent y Nero apresuradamente trataron de
desbloquearlas.
Lake y Elle se miraron la una a la otra, sonrojándose de nuevo y
tratando de no reírse de los dos intentando abrir las puertas.
—Recuerda lo que dije acerca de dejarlo... sabes —le susurró Elle.
Nop.
—Todavía no sucederá.
Nero fue el primero en lograr encontrar su llave y abrir la puerta.
—Nos vemos mañana, Elle. —Lake rió cuando Nero agarró la mano
de Elle y la atrajo hacia dentro.
—Infiernos, no. —Nero cerró de golpe la puerta.
La mano de Lake fue rápidamente agarrada y fue sacudida dentro,
haciéndola olvidarse de gritar a Nero por la puerta.
Vincent la empujó contra la puerta, cerrando su boca sobre la suya y
besándola con fuerza. Su mano se movió a su vagina, frotándola a través
de sus bragas una vez más.
Ella agarró su chaqueta, tirando de él más cerca y presionando su
cuerpo en su mano, deseando más. Imitando lo que él solía hacer, utilizó
su lengua para sacarlo y así poder chuparlo con fuerza en su boca.
Él gimió antes de apartarse e inclinarse hacia abajo, tirando de ella
sobre su hombro.
—Vincent, ¿qué estás haciendo? —gritó cuando él se levantó y
rápidamente comenzó a caminar por la casa. Trató de quedarse quieta
cuando empezó a subir los peldaños, temiendo que la dejara caer.
—A punto de follarte. —Le dio una nalgada en su culo expuesto, que
estaba sobre su hombro.
Jadeó cuando él la arrojó sobre la cama antes de bajar sus bragas y
rápidamente lanzándolas a través de la habitación. Viéndolo
apresuradamente quitarse la ropa, estaba un poco decepcionada. Había
querido hacerlo mientras se tomaba su tiempo besando y explorando su
cuerpo. Él estaba apresurándose demasiado para que eso sucediera, sin
embargo, y por la mirada semi-enloquecida en su rostro, apenas lo
sostenía.
Tiró la camisa al suelo mientras la miraba fijamente.
—Vas a dejarme probar esa dulce vagina.
Lake intentó apoyarse en la cama.
—V-Vincent, vas demasiado rápido.
—Nena, este soy yo yendo lento.
Plantó otro beso en sus labios luego rápidamente extendió sus
piernas, haciendo que su vestido suba sobre sus caderas. Dejando su boca
caliente, colocó besos en el interior de sus muslos.
Mirando hacia abajo, acercándose más a su sexo, pudo sentir que la
humedad empezaba a mezclarse entre sus piernas. Su pecho se hacía
pesado en anticipación. Lo último que esperaba era que él estuviera
haciendo… su boca se abrió y todo pensamiento se perdió cuando su
lengua trazó sus pliegues.
Después de sus provocaciones de lamidas y besos ligeros, puso su
lengua al fondo de su vagina y luego lamió.
—Sabes tan delicioso.
Las piernas de Lake instintivamente intentaron cerrar cuando su
lengua se deslizó en su vagina, incapaz de tomar la sensación erótica. Sin
embargo, él forzó sus muslos hacia atrás y los sostuvo más anchos para
que acariciara más profundamente en sus pliegues. Los largos golpes
continuaron mientras trabajaba más profundamente en su grieta. Su
cabeza cayó hacia atrás, gimoteando fuertemente cuando él movió su
lengua dentro de ella profundamente.
Sonriendo contra ella, complacido consigo mismo, Vincent se
enganchó en su clítoris y chupó el pequeño capullo en su boca.
Ella lo alcanzó, agarrando un puñado de su pelo en sus manos y
tirando.
—¡Vincent! —dijo con un gemido. Su succión apretada en su clítoris
le iba a dar un orgasmo en cualquier segundo.
La lamió una última vez antes de levantarse y quitarse sus
pantalones, gimiendo cuando el aire frío golpeó su dura longitud.
Cuando él extendió la mano y agarró sus tobillos y lentamente
comenzó a tirar de ella hasta el borde de la cama, un pensamiento cruzó
su mente: Va a matarme, ¿verdad?
Agarrándose a sus tacones de aguja, los levantó en el aire y besó
ligeramente su pie derecho cuando su culo alcanzó el extremo de la cama.
—Estás tan caliente.
—Mier… —gritó, cubriéndose la boca cuando separó sus piernas
abiertas y luego enterró su pene dentro de ella en un movimiento rápido y
preciso.
Sostuvo su pene allí por un momento, sosteniéndola todavía por sus
muslos, permitiendo que se ajuste a su tamaño antes de que se deslizara a
medio camino y luego regresara. Comenzó con empujes largos y lentos, sin
embargo, se intensificó rápidamente mientras que ambos estaban
tambaleándose en el borde después de una acumulación tan larga.
—Más fuerte —gimió ella, deseando algo más profundo dentro de
ella, incapaz de igualar sus empujes en esa posición.
Una de sus manos se movió de su muslo y bajó la parte superior de
su vestido, exponiendo sus pechos. Apretó uno mientras sostenía su
muslo más apretado, aumentando su velocidad mientras empujaba más y
más fuerte en su vagina.
—Mierda, nena, vente para mí —gimió, pellizcando su pezón.
Eso fue todo lo que Lake necesitó para perder todo control, el
orgasmo traspasando su cuerpo y haciendo que su vagina se contrajera
sobre su pene, lo que lo envió a él por el límite, también.
Ella se mordió su dedo, tratando de silenciar sus gritos mientras sus
empujes continuaban, ambos temblando mientras sus orgasmos se
rompían.
Sus ojos se cerraron de su aturdimiento. Está tratando de matarme.
Después de un momento de intentar recuperar el aliento, él se
dirigió hacia el vestido enredado alrededor de sus caderas, haciéndola
sentarse para poder tirar de este sobre su cabeza. Luego la besó en la
boca, deslizando la lengua dentro para reclamar otra parte de ella.
—Te amo jodidamente demasiado.
El corazón de Lake dolió cuando volvió a pronunciar esas palabras y
luego se subió a la cama, tirándola hacia su pecho. Algo todavía le impedía
decirlo, sin saber si la lujuria y el sexo entre ellos lo habían hecho gustar
más de ella de lo que solía hacer.
Algo también la asustaba, ya que la primera vez que habían tenido
sexo había sido mucho más domador que esta vez. Su otra cara estaba
empezando a salir lentamente, pero podía verlo luchar y torturarse para
mantenerlo a raya. Lake sabía que no quería que su lado oscuro saliera de
ella más de lo que hacía, mostrando cuánto la amaba y cuidaba
verdaderamente. Sin embargo, con la rapidez con que se había
incrementado desde la última vez, no sabía cuántas veces más podrían
follar antes de que las palabras de Elle se hicieran realidad.
—Vincent... —Se mordió el labio, girándose sobre su espalda para
mirarlo. Algo más la había estado molestando, y no sabía cómo decirlo
aparte de simplemente salir con eso—. ¿Cómo puedes amarme? No soy
italiana.
—¿Y que? ¿Qué carajo se supone que eso significa? —La miró
confundido.
—Simplemente pensé que solo querrías estar con alguien que tuviera
sangre italiana, debido a la familia y sus reglas de solo italianos. Era
estúpido preguntar. Quiero decir, ni siquiera hemos estado juntos... —Su
voz se apagó antes de que cerrara la boca y se volviera de costado.
No debía haberle preguntado eso. Había dicho que la amaba, no que
quisiera casarse con ella. Aun así, no podía ver a Vincent con nadie,
excepto con su los de su propia clase de por vida, ya que la Familia lo era
todo para él. Él querría que su hijo fuera iniciado, si lo tuviera en el futuro.
Así es como funcionan los Vitale, y lo corromperían.
Vincent giró su espalda para mirarla, comprendiendo claramente
hacia dónde iba con esto.
—¿Sabes que la madre de Nero no era italiana? La regla de solo ser
italiano se ha vuelto más indulgente en la Familia. Tenías que ser cien por
ciento italiano para ser iniciado, pero eso ya no es realista. Ahora solo
tienes que ser de ascendencia italiana.
—¿De veras? —preguntó, tratando de hacer parecer que no era tan
importante para ella.
—Sí. —La besó antes de girarle la espalda a su costado—. Tener el
apellido Vitale te hace bastante italiano.
Lake sonrió ante sus palabras cuando empezó a dormirse en sus
brazos, su somnolencia revelando sus pensamientos.
—No me dejes por la mañana. Odio no despertar a tu lado.
Él tiró de su cuerpo desnudo más cerca de él.
—No lo haré, nena. Ya no.
Mantequilla De Maní Para Su Jalea, Papa Frita
Para Su Salsa, Soda Para Su Tarta
Traducido por YoshiB

Girándose cuando el aturdimiento de su sueño comenzó a


desgastarse, se encontró con un cuerpo duro. Era la primera vez que se
despertaba a su lado, demostrando cuán lejos había llegado la relación.
Lake se tragó el bulto en su garganta, mirando al perfecto y dormido
Vincent.
Oh, mierda.
Vincent la movió soñolientamente más cerca de él tirándola a medio
camino debajo de su cuerpo desnudo.
Ella trató de sacudirse por debajo de su brazo, pensando mucho en
su relación, pero su cuerpo la tenía atrapada.
—Vuelve a dormir —gruñó Vincent cuando no intentó darse por
vencida.
—No, necesito... —Se tensó, tratando de empujarlo de ella—,
levantarme.
Él no se movió.
—No, no lo haces.
—¡Si, lo hago!
—No.
Lake suspiró.
—Vincent, necesito ver a Adalyn y decirle la terrible mejor amiga que
soy.
Se levantó y la miró, todavía sujetándola con su cuerpo para que no
pudiera liberarse.
—¿Entonces, eres una terrible mejor amiga solo porque has follado a
su hermano? ¿Dos veces?
—Oh, Dios mío. —Lake cubrió sus ojos. Escucharlo en voz alta lo
hizo mucho peor. La peor mejor amiga sin duda.
—La mierda sucede. —Él descubrió sus ojos, tomando sus manos y
fijándolos al colchón encima de ella—. Y, Lake, no te he facilitado la tarea
de no follarme, así que échame la culpa.
Ella lo miró fijamente, preguntándose cómo en el mundo no le hacía
pensar que había dormido con la mejor amiga de su hermana.
—Entonces, ¿no te sientes mal por lo que pasó entre nosotros?
—¿Si lamento que te amo y me encanta follarte? Mierda, no.
Maldición, cuando lo pones así... De acuerdo, tal vez desde el punto
de vista de Vincent no era tan malo, porque bueno, él era Vincent, y las
cosas que hacía eran dudosas de todos modos. Por no hablar, era hermano
de Adalyn, y siempre le perdonaría.
Vincent se recostó hacia atrás, mordiéndole la parte rechoncha de su
labio.
—Podemos hacerlo tres veces bastante rápido.
—¡No! —Se estiró de debajo de él tan rápido como pudo antes de que
su mente cambiara—. Ya voy al Infierno, y me gustaría que no fuera
Adalyn quien me envíe allí.
Vincent gruñó, levantándose de la cama.
—Bueno, date prisa y vístete. No voy a tener a mi hermana
bloqueándome el pene. Si quiero follarte, lo voy a hacer.
El hecho de que su declaración de idiota la encendiera demostró que
estaba demasiado lejos con él.
Estoy tan jodida.

***
—¿Dónde está Adalyn? —preguntó Lake a la madre de Vincent y a
su padre, que estaban sentados en la sala de estar, viendo la televisión.
Carla sonrió.
—Está arriba en su habitación. Es bueno verte, cariño.
Ella le devolvió la sonrisa, sintiéndose nerviosa por enfrentar a su
mejor amiga por primera vez en lo que parecía una eternidad.
—¿Quieres que vaya contigo? —preguntó Vincent, tomando su mano
en consuelo.
Ella negó con la cabeza, mirando al suelo.
—No, debería hacerlo sola.
Al subir las escaleras, oyó el tono preocupado de Carla preguntarle
qué estaba mal. Vincent se dejó caer en el sofá y puso los pies sobre la
mesa.
—Nada está mal. Lake va a decirle que es mi novia, y vive conmigo.
Se quedó inmóvil cuando oyó los jadeos. ¡Maldición, Vincent! No tenía
vergüenza.
Haciendo su camino hacia la puerta de Adalyn mientras se giraba
para enfrentar a la madre de Vincent era igual de aterradora, se obligó a
golpear y luego entrar.
Adalyn casi gritó y luego saltó de su cama, dando a Lake un agarre
de muerte de un abrazo.
—¿Dónde diablos has estado? —Le dio una palmada en el brazo
antes de darle otro abrazo.
Lake la abrazó por última vez, segura de que su amistad terminaría.
—Um, necesito decirte algo.
—¡Sí, así es! Tienes que decirme por qué desapareciste durante más
de un mes sin devolverme ninguna de mis llamadas y mensajes. —Adalyn
volvió a golpear su brazo.
—Vamos a sentarnos. —Se sentó en su cama y Adalyn se dejó caer a
su lado, dándole una mirada curiosa pero todavía loca.
Lake se mordió el labio, sin saber por dónde empezar. El principio.
Ella necesita oírlo todo.
—Al día siguiente de la fiesta de graduación de Nero, descubrí que
mi padre le debía a Dante mucho dinero, y que iba a hacerle daño. Así que
hice lo único que sabía hacer y me ofrecí a pagarle. Le di todo el dinero del
fondo de la universidad, pero eso no fue suficiente, así que elaboramos un
acuerdo que yo trabajaría para él.
Ella tomó aliento, su visión comenzó a quedar borrosa.
—El trabajo no era exactamente legal, y no estaba orgullosa de lo
que estaba haciendo. Estaba tan avergonzada, y por eso no podía decirte.
—Se limpió ante una lágrima que le recorría la cara—. Luego Vincent se
enteró, y me ayudó durante un mes para salir de la deuda con Dante. Nos
volvimos… —No sabía cómo decirle las siguientes palabras—, cercanos. No
tenía la intención o ni siquiera quería que eso pasara, pero lo hizo, y por
eso me mantuve lejos de ti. No podría enfrentarte. Eres mi mejor amiga,
Adalyn, y siento que te he traicionado. Lo siento mucho.
—Así quee… —Adalyn levantó su ceja—, ¿esto significa que no te vas
a salir de la universidad ahora?
—Adalyn, ¿me escuchaste? Yo y Vincent estamos juntos. —Ella
quiso sacudir algo de sentido en ella. ¡Golpéame en la cara o algo!
Adalyn se encogió de hombros.
—Bueno, sabía que iba a suceder eventualmente.
¿Eh?
—¿Lo sabias?
—Sí, no soy estúpida. Pensé que algo pasó esa noche cuando fuimos
a Poison, y te negaste a decírmelo. —Adalyn levantó la mano—. Por cierto,
puedes guardar eso para ti ahora. No necesito saber qué pasó.
Lake se ruborizó un poco antes de que la tomara por un abrazo.
—Eres la mejor amiga que puedo pedir, y no te merezco.
—Oh, silencio. —Adalyn la abrazó—. No me respondiste. ¿Todavía te
vas para la universidad?
Se echó hacia atrás en la cama, suspirando.
—Todavía no he decidido.
El trato de Vincent con ella era que si regresaba, él la dejaría irse e ir
a cualquier universidad que quisiera, no importaba cuán lejos. El hecho de
que le hubiera dicho eso le mostraba lo desinteresado que era, y le dolía el
corazón de una manera que la asustaba.
Adalyn se dejó caer en la cama a su lado. Lake sabía en qué estaba
pensando: las dos habían sido amigas durante tanto tiempo que no era
difícil decirlo.
—¿Lo amas?
—No lo sé —susurró ella.
Adalyn apartó la mirada del techo para mirarla.
—Supongo que sería difícil. Es un idiota.
Lake se echó a reír, y luego Adalyn la siguió rápidamente. Ambas
estaban partiéndose de la risa hasta el punto de que se reían tanto y
durante tanto tiempo que se olvidaron de lo que las había hecho comenzar
en primer lugar.
Adalyn era la mantequilla de maní para su jalea, papa frita para su
salsa, soda para su tarta. Se siente bien ver a mi mejor amiga otra vez.
Las dos hablaron de todo lo que se habían perdido de la vida de cada
una durante lo que parecía ser horas, y Lake no estaba lista para que
terminara pronto. Vincent y Nero tenían que trabajar de nuevo esa noche
en el casino para compensar la ausencia de la noche anterior. Si ella no
iba a ser capaz de distraerse de ese hecho por divertirse fuera, iba a traer
la diversión a ella.
Lake le sonrió, sus conversaciones cambiando a qué hacer esta
noche.
—No vas a creer quién vive junto a Vincent.
—¿Quién? —preguntó Adalyn.
—Elle. ¿Quieres venir a pasar el rato conmigo y ella mientras Nero y
Vincent van a trabajar?
Nero no me querrá mucho.
Adalyn ya estaba emocionada.
—¡Oh, Dios mío, sí! Deberíamos invitar a Maria y Chloe también.
—Eres un genio, Adalyn. —Lake rió maliciosamente, pasando por su
lista de contactos y presionando 'llamar' sobre el nombre de Elle.
Nero va a odiar mi maldita tripa.
La Diferencia Entre La Vida Y La Muerte
Traducido por YoshiB

—¿Cómo demonios sucedió esto? —Nero miró a Elle cuando Vincent


entró con Lake y Adalyn.
—¡Santa mierda, esto es una locura! —Adalyn corrió por el lugar,
subió directamente a la pared con ventanas de cristal y puso las manos y
la cara en el cristal para mirar hacia la ciudad.
Lake le sonrió a Nero.
—No te preocupes. Chloe y Maria también vienen.
Elle le dio un beso a Nero en la mejilla antes de que comenzara a
lanzar verdaderas dagas a Lake en lugar de con los ojos.
—Te lo recompensare después.
—Sí, lo harás. —Nero la miró, la forma en la que lo iba a
recompensar claro en sus ojos verdes.
Lake escuchó algo al otro lado de la puerta y observó cómo Vincent
iba a abrirlo. Amo y Chloe estaban al otro lado de la puerta, riendo.
—Te veo más tarde. —Amo sonrió abiertamente hacia ella, dejando
saber que él iba a ser el que la llevara de vuelta a casa, también.
Chloe volvió a mirarlo y sonrió.
—Eso suena bien.
Lake nunca había visto a Amo sonreír, realmente sonreír, antes de
ese momento. En el poco tiempo transcurrido desde que había conocido a
Chloe, sinceramente no creyó haber visto una de ella así. ¡Vamos Equipo
Amo!
Chloe entró en la habitación, saludando tímidamente a todos antes
de que se fuera corriendo con Elle para ir a dondequiera que Adalyn había
ido.
Lake iba a ir con ellas, pero su mano fue atrapada por Vincent y fue
empujada en un beso muy caliente y demasiado rápido.
Él le dio una palmada en el culo cuando apartó su boca de la suya.
—Sé bueno.
—Sí, y no le des a Elle más ideas —le advirtió Nero.
Lake corrió hasta la mitad de las escaleras, fuera de peligro antes de
que respondiera a los dos.
—¡No hay promesas! —Se rió por el resto de las escaleras para
encontrar Adalyn sentada en el fondo de la enorme bañera vacía.
Adalyn parecía que estaba a punto de llorar.
—Nunca más voy a poder tomar un baño de la misma manera.

***

Vincent observó a Lake reírse en la escalera, haciéndole sonreír.


Nero le señaló con el dedo.
—Ese es el maldito problema. Piensas que es lindo cuando ella hace
mierda como esa, y la incitas.
Por mucho que no le gustara admitirlo dijo “Es muy lindo” ya que
esa era una de las muchas cosas que le atrajeron, sobre todo cuando no
estaba haciendo cosas que pudieran matarla. Por otra parte, Nero estaba a
punto de matarla pero no podía, por lo que eso era la cereza del pastel
para él.
—Así es —asintió Amo, que estaba de acuerdo con Vincent.
Nero puso los ojos en blanco.
—Vámonos antes de que decida ser un imbécil y me quede para
asegurarme de que Lake no las meta en problemas.
—Podría quedarme —Amo se apresuró a ofrecer sus servicios.
—Mierda no, no lo harás. —Vincent empujó a su amigo más grande
por la puerta principal.
Nero cerró la puerta tras él.
—De ninguna jodida manera. Regresaríamos para encontrarte
follándotelas a todas.
Amo mantuvo la boca cerrada, sin confirmar ni negar la declaración
de Nero.
Y esa era la razón por la que Amo nunca seria permitido estar a solas
con Lake.

***

Todas estaban pasando un buen rato sentadas en el piso de arriba,


comiendo pizza y viendo la televisión en la enorme pantalla que Elle había
hecho que Nero pusiera en el dormitorio para poder ver todas sus películas
favoritas en la cama. Bueno, todas menos Maria; ella tenía un virus
estomacal.
Lake tragó el enorme bocado de pizza en su boca.
—Entonces, Chloe, ¿Te gusta Amo?
Chloe la miró, su rostro se puso rojo.
—N-no, él es solo mi amigo.
—Vincent fue mi amigo al principio, también.
—No es así. —Ella miró al suelo, su cara todavía roja.
Lake tomó otro gran bocado de su pizza.
—Bueno, ¿qué hay de Lucca? ¿Te gusta?
Chloe la miró de nuevo, y sus ojos se hicieron grandes.
—De ninguna manera. M-me asusta.
Lake la miró con lástima. La pobre chica no sabía lo que le venía,
pero tenía que darle al menos una advertencia.
—Vincent me asusta también.
Un fuerte trago escapó de la garganta de Chloe antes de tomar un
mordisco nervioso de su pizza.
POP.
Lake miró alrededor para ver si alguien había oído un ruido, pero
nadie parecía haberlo notado.
—Shh... —dijo en voz baja, yendo por el control remoto para bajarle
a la televisión unos cuantos puntos.
Todos se quedaron en silencio.
POP. POP.
El ruido era un disparo seguido por la puerta principal chirriando
abierta.
Caras de horror la miraban fijamente, sus latidos de corazón
palpitando como uno.
Su instinto golpeó, sabiendo que tenía que hacer algo más que
sentarse allí y morir.
—Baño —murmuró más que susurró, dándoles el movimiento de
gatear.
Una Chloe conmocionada no se movió así que Elle se arrastró hasta
ella, tirando de su camisa para moverse. Finalmente, avanzó y Lake se
arrastró detrás de ellas.
Al pasar por la cama, rápidamente se estiró y agarró el teléfono de
Elle del colchón.
Adalyn fue la primera en llegar al baño. Abriendo lentamente la
puerta para evitar cualquier ruido, gateó con Chloe a su espalda, Elle
siguió, y finalmente, Lake entró en último lugar.
A medida que se arrastró, su mente rápidamente corrió a través de
escenarios. Todos menos dos de ellos terminaron con demasiada sangre
derramada. Cerró la puerta detrás de ella, mirando a su alrededor para ver
si podía colocarse algo delante de la puerta. Nada. Solo quedó un
escenario.
Le entregó el teléfono a Elle y luego le susurró a todas:
—Llama a Nero. Luego suban a la bañera y mantengan sus cabezas
baja.
Elle apresuradamente presionó los botones, poniéndolos a la oreja
mientras intentaba al mismo tiempo atrapar a Chloe paralizada en la
bañera.
Lake se volvió hacia la puerta, la pequeña ventana de tiempo
cerrándose.
—¿A dónde vas? —susurró Adalyn con dureza mientras se arrastró
hasta el final de la bañera.
Ella puso su mano en el pomo de la puerta.
—Nero, alguien está a-aquí. Creo que tienen un arma —le susurró
Elle al teléfono, tratando de no llorar.
—¡Lake! —Adalyn trató de gatear, pero Elle estaba a medio camino
encima de ella, tratando de darle a Chloe el mayor espacio.
Girando la perilla, abrió la puerta y la aseguró cuando cerró. Se
arrastró fuera de la puerta, girándose hacia atrás para ver las lágrimas
que corrían por la cara de Adalyn, así como las de Elle mientras intentaba
mantener a Adalyn inmóvil. Finalmente la golpeó en ese momento el
porqué podía relacionarse con Elle.
Elle había sido torturada como ella. Muy familiarizada con
escenarios aterradores como éste, su instinto era proteger a Chloe y ahora
a Adalyn. No podía verlo antes, porque la felicidad de Elle con Nero había
calmado sus cicatrices del pasado.
Cerrando la puerta un centímetro, Chloe fue todo lo que pudo ver.
Se sentó en la bañera, con las rodillas apoyadas en el pecho, nada más
que una mirada inmóvil y vacía en su cara ensombrecida. Lake sabía que
la tortura que ella y Elle habían experimentado nunca podía compararse
con el dolor y el tormento que Chloe había tenido que sufrir. No había
nada en este mundo que pudiera calmar sus cicatrices.
Haciendo el último sacrificio, cerró la puerta, no queriendo dejar que
otra vez le hiciera daño a Chloe.
***

Nero sacó el teléfono del bolsillo.


—Aquí jodidamente vamos. Lake ya...
Vincent vio cómo un destello de terror cruzaba los ojos de Nero.
Sabiendo que algo había ido terriblemente mal en su tripa, corrió hacia el
elevador, empujando a todo el mundo fuera de su camino.
Al ver a dos hombres llenar el elevador, empujó las piernas con más
fuerza para impedir que las puertas se cerraran.
—¡Váyanse a la mierda! —gruñó a los dos hombres, moviéndose ya
para introducir el código para enviarlos a la cima.
Nero y Amo estaban justo detrás de él, arrojando a los hombres
atónitos del elevador y dejándolos caer al suelo.
Las puertas se cerraron cuando su pesada respiración llenó el aire.
Dios, no te atrevas a apartarla de mí.

***

Mirando alrededor de la habitación, el alivio la inundó que el


pistolero no había subido para verla salir, y que ya era demasiado tarde
para que Adalyn se fuera, el riesgo de que Elle y Chloe fueran heridas era
demasiado grande. La puerta del cuarto de baño podía romperse
fácilmente con un estallido del arma, pero tenía la posibilidad de que se
salvaran. Si pudiera distraer al pistolero hasta que llegara la ayuda, podría
salvar sus vidas.
Solo llegaba con un precio.
¡Piensa, piensa, piensa!
Sigilosamente cruzó el cuarto y se dirigió directamente al enorme
vestidor de Nero y Elle, agarrando una lámpara que estaba encima de un
cofre a lo largo del camino. Luego se apretó detrás de la puerta del
armario, dejándola abierta.
El crujido de la escalera resonó en sus oídos. Lake apretó la
lámpara, volviendo sus nudillos y las yemas de los dedos de un blanco
fantasmal mientras miraba la puerta abierta frente a ella.
El crujido cesó.
Sé fuerte.
Pisadas débiles acolchadas en el piso de la habitación.
Tomó una respiración calmante, y entonces su pie cerró la puerta
del armario.
Luego, fuertes pasos se acomodaron justo afuera de la puerta.
Tú eres fuerte.
La puerta se abrió de golpe.
Lake encontró la paz con cualquier destino que iba a encontrar.
Sacrificándose a sí misma por su mejor amiga, un protector que merecía
protección, y una chica rota que no debería haber dejado que una mano se
pusiera encima de ella era una buena manera de irse.
Volvió a arrojar la puerta, balanceando la lámpara con toda su
fuerza ante la oscura figura que había entrado en la habitación.
POP. POP.

***

El elevador se movió, alcanzando la cima. Estaban encerrados hasta


que se detuvieron.
—¿Qué diablos pasó? —gruñó Vincent a Nero.
Nero apretó el teléfono mientras marcaba los números.
—Dijo que alguien había entrado con una arma antes de colgar.
Vincent miró la grieta entre las puertas, imaginándolas abriéndose.
—Lucca, ¿dónde estás? —preguntó Nero con esperanza en su voz.
Su voz llenó de nuevo el pequeño espacio con esa esperanza
desaparecida—. Las chicas. Alguien entró. Estamos en el elevador… —
Alejó el teléfono de su cara.
Vincent apretó la mandíbula hasta que sintió dolor.
Amo apretó las manos, deseando saber lo que Vincent preferiría no
oír.
—¿Dónde está él?
—Primer piso. —Nero aplastó el teléfono en sus manos.
Lucca había sido su último tiro. No tenía sentido llamar a nadie más
en ese momento. Dante o cualquier persona que pudiera estar en su
oficina o en la sala de seguridad llegarían al mismo tiempo que ellos lo
harían.
Se acercó a la puerta, su rostro a una pulgada de distancia, cada
segundo sintiéndose como una eternidad.
¡Ábrete!
¡Ábrete!
¡Ábrete!
¡Ábrete!
¡MIERDA!
El elevador se detuvo.
La grieta empezó a abrirse como lo había imaginado. Vincent retorció
su cuerpo, bajando al segundo más rápido posible. Un segundo podría
significar la diferencia entre la vida y la muerte.
Todo lentamente comenzó a difuminarse mientras corría por el
pasillo, viendo un cuerpo sin vida de un hombre hecho a sí mismo en el
suelo. Corrió por la puerta rota y subió las escaleras.
En el momento en que sus ojos aterrizaron en Lake, la rabia alcanzó
su cuerpo. La mente de Vincent perdió todo control y lo aceptó, saludando
de nuevo a su viejo amigo.
***

Lake había golpeado con éxito al intruso con la lámpara suficiente


para que el arma se hubiera caído al suelo, pero no sin salir un par de
veces.
¡Corre! Aprovechó la oportunidad para abrir la puerta mientras
miraba la pistola que se deslizaba por el suelo. Si pudiera atraerlo hacia
fuera y posiblemente abajo, entonces las vidas en el baño serían salvadas.
Solo había llegado a mitad de camino antes de que se estrellara
contra el suelo, un cuerpo cayendo sobre el suyo.
Alcanzando la lámpara para golpearle de nuevo la cabeza, su cuerpo
fue rápidamente arrebatado y girado. Enfrentando al intruso con él
mirándola abajo, podía decir que estaba hecho. Esa mirada en sus ojos lo
delataba cada vez.
—¿Dónde diablos está? —preguntó el enloquecido hombre hecho a sí
mismo.
¡Vete a la mierda! Luchó con él con dientes y uñas, patadas,
arañazos, e incluso consiguió morderlo cuando su brazo se acercó
demasiado.
—¡Tú pequeña perra! —rugió, cerrando sus manos sobre su
garganta.
Ninguna cantidad de patadas y rasguños podía sacar sus manos de
ella. Empezó a sentir la vida drenarse de ella...
Despacio…
Despacio…
El Sonido De Hueso Destruyéndose En Miles De
Pedazos
Traducido por YoshiB

Todo estaba borroso debido a su fuerza vital casi desaparecida. No


podía verlo, pero podía sentir algo cambiar. La presión del hombre en su
estómago había desaparecido, la tensión alrededor de su garganta
liberada, y el entumecimiento en su cuerpo comenzó a desgastarse.
—Lake. —Amo sacudió suavemente su barbilla.
Lake parpadeó antes de que se sentara rápidamente, agarrando su
garganta.
—¿Estás bien? ¿Dónde están las chicas? —preguntó Amo,
ayudándola a sentarse derecha.
—Sí, estoy bien. ¡Estoy bien! Están en el baño —dijo con voz ronca.
Todo lo que quería era que se asegurara de que estaban bien.
Cuando se alejó de su visión, finalmente fue capaz de capturar su
entorno. Nero ya estaba en la puerta del baño, pateándola libremente. Amo
estaba justo detrás de él, entrando. Sus ojos se movieron y el terror la
llenó al ver a Vincent golpear violentamente al hombre a una pulpa, un
pequeño charco de sangre ya formándose alrededor de su cabeza.
Su mirada se precipitó para ver a Lucca subiendo las escaleras.
—No te atrevas a matar a ese hijo de puta. —Lucca sacó a Vincent
fuera de combate.
Sus ojos salvajes finalmente se encontraron con los suyos, enviando
un escalofrío por su columna. Mientras caminaba más cerca de ella, la
apariencia de Vincent se suavizó lentamente.
Cayó de rodillas delante de ella.
—Nena, por favor, no me tengas miedo.
Lágrimas inundaron sus ojos, el horror de lo que ella había pasado
finalmente tomó su peaje. Su cálido abrazo la rodeó y se derritió contra su
piel. Lake finalmente estaba a salvo.
Oyendo pisadas de nuevo, un hombre vestido con un traje que no
había visto antes subió las escaleras sosteniendo un bate.
—Mierda, hombre. Tiene a Al. Deberían estar limpiándolo no... —Su
voz se apagó cuando vio la escena con todas las chicas.
Lucca le quitó el bate de sus manos.
—Gracias, Sal. —Luego lo estrelló sobre la pierna del hombre
extendido en el suelo.
El sonido de hueso destruyéndose en miles de pedazos era el peor
sonido imaginable. Ella sostuvo sus manos sobre sus oídos, tratando de
ahogar el ruido mientras pegaba el rostro con más fuerza en el pecho de
Vincent.
—¡Suficiente! —gritó Vincent.
Lucca rompió el bate sobre su otra pierna.
—¡Mierda! ¡Eso es suficiente! —Amo fue el que gritó esta vez.
Lucca levantó el bate de nuevo una vez más, pero se detuvo en el
aire, su atención yendo a la escena en el cuarto de baño.
Lake se asomó para ver a Elle en la misma posición que ella, aunque
en los brazos de Nero. Adalyn estaba de pie, lágrimas secas en su cara y
su mandíbula casi hasta el suelo. Chloe estaba todavía en la bañera con
una mirada en blanco en su rostro mientras miraba a Lucca con el bate en
sus manos.
Lucca apretó el cuello del bate.
Ella apenas consiguió apartar la cabeza antes de que el sonido de
hueso rompiéndose recibiera sus oídos una última vez. No hasta que el
sonido del bate golpeó el suelo volvió a mirar hacia arriba.
Lucca inhaló profundamente, usando sus dos manos para alisar
hacia atrás los mechones sueltos de su pelo largo, negro/marrón, que
había caído alrededor de su rostro.
—Ahora, eso es jodidamente suficiente.
Ella tragó el nudo en su garganta, preguntándose cuántas pesadillas
iba a tener de él. El Coco. Lake había oído a Elle referirse a él como el coco,
tomando el apodo como una broma al principio, pero en ese momento
comprendió perfectamente que, de hecho, no era una jodida broma.
Adalyn fue la primera en moverse. Dio unos pasos pequeños y muy
lentos hasta que finalmente pasó a Lucca y luego corrió hacia Lake lo más
rápido que pudo. Se dejó caer al lado de ellos, tomando a Lake en uno de
sus abrazos de muerte.
Vincent las abrazó, colocando un beso en cada una de sus cabezas.
Adalyn empezó a llorar de nuevo, rompiendo el abrazo para sacudir
suavemente a Lake.
—¡Debería matarte por lo que hiciste!
Todos se quedaron en silencio, mirándola.
—¿Qué hizo? —Vincent preguntó lo qué había en la mente de todos.
¡No se lo digas! Le suplicó con los ojos.
—Nos obligó a bajar al baño, pero decidió ir como toda chica ruda y
salir, encerrándonos. —Adalyn la abrazó de nuevo con fuerza.
Maldita sea, Adalyn.
Lake abrazó a su amiga. Se alegró de que el último recuerdo de ella
llorando, tratando de escapar de la bañera, no fuera a ser la última.
Elle, que estaba tratando de traer a Chloe a la vida, se levantó y
entró en la habitación, pero se detuvo a mirar a Lucca que estaba fumando
un cigarrillo.
—No pienses en decirme que lo apague. No tienes ni puta idea de
cuántos tramos de escaleras he corrido —Lucca tenía la voz fría.
—No lo iba a hacer. —Elle no tardó en pasar por delante de él,
exactamente como Adalyn lo había hecho, y luego repitió lo mismo al
soltarse para abrazar a Lake—. Gracias —susurró.
Lake la abrazó, sabiendo que estaba agradeciéndole más por salvar
la vida de Chloe que la suya.
—De nada.
Después de que Elle se levantó para regresar al baño. Lake miró a
Vincent. Estaba escrito en toda su cara que no le gustaba cómo había
arriesgado su vida.
Finalmente, Amo y Elle lograron sacar a Chloe de la bañera.
—Vamos a llevarte a casa. —Amo se quitó la chaqueta, colocándola
sobre sus hombros, con cuidado de no tocarla.
Chloe se aferró a la chaqueta cuando empezó a caminar con Amo.
Vio el silencioso “gracias” que le había dado Amo. Vio la mirada
aterrorizada en los ojos de Chloe cuando pasó por Lucca. Vio la furia de
Lucca mirándola fijamente.
Amo y Lucca eran dos personas diferentes que luchaban por una
chica rota. Amo cambiaba en torno a Chloe, convirtiéndose en un hombre
mejor. Lucca, sin embargo, no iba a cambiar, mostrándole exactamente el
hombre que era.
—Sal, ¿llevarías a Adalyn a casa? —preguntó Vincent, tratando de
romper la tensión en el aire.
—Claro —contestó.
Adalyn dio a Lake y a Vincent un último abrazo antes de levantarse.
—Um, ¿está muerto? —preguntó, señalando al elefante en la
habitación.
Lucca lanzó su colilla de cigarrillo encima de él.
—No, lo necesito vivo.
Eso no es espeluznante en lo absoluto...
Adalyn hizo una mueca.
—Un 'no' habría estado bien. —Entonces rápidamente se escapó.
Sal se echó a reír, siguiéndola.
Entonces Vincent se levantó del suelo, ayudando a Lake a levantarse
con él.
—¿Dijo algo? —preguntó Lucca, sacando su Zippo para encender el
extremo de otro cigarrillo entre los dientes.
Lake se tomó un momento, pensando de nuevo.
—Solo preguntó dónde estaba ella.
—Maria iba a venir, pero se enfermó —reveló Nero a Lucca,
información que había aprendido de Elle un poco antes.
Eso era exactamente de lo que Lake pensaba que el intruso estaba
hablando. Ella y Elle eran nuevas novias para los soldados. Nadie se
atrevería a orinar en los pasos de la puerta principal de la mafia para ellos.
Lucca tomó una larga calada.
—Voy a limpiar a este cabrón.
—Oh, hay un arma en el armario —ella señaló.
Vincent gruñó, tomando su mano.
—Déjame saber si ese hijo de puta habla.
El humo llenó el aire mientras Lucca exhalaba.
—Lo hará.
Lake trató de no pensar si el hombre merecía lo que le venía cuando
todos descendían por los escalones. Nadie merece la brutalidad de Lucca.
Al salir por la puerta principal rota y al lado de Vincent, empezó a
entrar cuando Nero la detuvo, empujándola en un apretado abrazo.
—Gracias por mantenerla a salvo.
—De nada, Nero. —Ella lo abrazó una vez que el shock se
desvaneció.
—¿Te veo mañana, Elle? —Ella le sonrió.
Elle sonrió de nuevo.
—Sí…
—No presiones —dijo Nero, tomando la mano de Elle y volviendo al
pasillo con prisa—. Estará ocupada.
Puedo Ver Que Aún No Te Ha Roto
Traducido por yoshiB

¿Qué d…? La mano de Lake fue arrebatada mientras veía a Nero y a


Elle ir por el pasillo y fue llevada al lugar de Vincent, la puerta cerrándose
de golpe justo detrás de ella. Su cuerpo fue empujado contra la pared
mientras manos temblorosas recorrían su cuerpo.

—¿Por qué diablos harías eso? —Los labios de Vincent se estrellaron


contra los suyos, besándola con hambre, como si estuviera muerto de
hambre.

Solo lo hice.

—Yo-yo... —Lake trató de hablar a través de su beso, pero no pudo,


sin saber qué decir, y él no estaba haciendo que fuera fácil para ella,
apenas dándole suficiente tiempo para respirar.

Él comenzó a besarle la cara y luego su cuello, teniendo cuidado de


no lastimar los hematomas leves, que ya habían comenzado a formarse.

—¿Por qué?

Intentó no saltar de lo dura que era su voz en su oído.

—No pude dejar que las lastimaran.

El bajo gruñido de Vincent envió escalofríos por su columna


mientras sus manos bajaban a sus pantalones vaqueros,
desabrochándolos rápidamente y tirando de sus bragas junto con ellos.

Mirando sus ojos, estaba claro que él había estado tan asustado
como ella. Estaba segura de que ver a alguien estrangulando a la persona
que amas tenía que ser difícil, y estaba contenta de no haber estado ahí.
Sin embargo, ella le tenía miedo, sabiendo que estaba tan cerca de ese
lado peligroso de sí mismo.

—V-Vincent...

La besó de nuevo, esa vez con más ternura. Todavía era duro, pero la
besó por ella esta vez, y le dio a Lake lo que necesitaba en ese momento.

La mayoría de sus temores desaparecieron cuando el beso se hizo


más profundo, y su lengua comenzó a hacer todas las cosas que hicieron
que su cuerpo se elevara a un millón de grados. Ella lo ayudó quitándole
los zapatos y los pantalones, deseándole también.

Desabrochando sus propios pantalones, su pene duro fue liberado, y


él no esperó ni un segundo más para levantarla y luego deslizarla hacia
abajo.

Lake se agarró a la parte posterior de sus hombros y envolvió sus


piernas alrededor de él, gritando en su hombro, sorprendida por la
velocidad con la que había logrado levantarla y deslizarse dentro de ella.

Él solo esperó un momento antes de que le apoyara la espalda


contra la pared y comenzara a entrar y salir de su vagina caliente y
húmeda con movimientos cortos y rápidos, sosteniéndola por su trasero.

Hubo un leve dolor al principio, no acostumbrado a la rugosidad,


pero su cuerpo reaccionó al suyo. Sus pezones se tensaron, y su vagina y
su trasero cosquillearon cada vez que su cremallera abierta la golpeaba.
Apretó sus paredes interiores alrededor de su pene y empujó sus tacones
en su culo más profundo mientras furiosamente entraba y salía de ella.

La áspera voz de Vincent volvió a su oído, sonando en algún lugar


entre el placer y el dolor:

—Nena, no vuelvas a hacer eso otra vez.

Lake gimió en voz alta, dejando que su cabeza retrocediera cuando


sintió los primeros signos de su orgasmo. No hubo resistencia ni
perdurabilidad. Ella ni siquiera sabía si iba a sobrevivir a esto. Pasar de
ser asesinada a esto solo intensificó aún más la ya puta intensidad.

Él condujo su pene en su vagina llena de espasmos más rápido.

—¿Me entiendes? —dijo.


—¡Sí!

Sus gemidos se convirtieron en lloriqueos, deseando a que


desacelere. Sin embargo, cuando se vino dentro de ella, mantuvo su ritmo
duro. Él comenzó a asustarla de nuevo, estando más cerca que nunca de
ese lado muy oscuro de sí mismo.

Sintió cómo su cuerpo la había traicionado, disfrutando de la


brusquedad de él sosteniendo su clímax hasta que finalmente había
llegado a su fin. Su respiración era pesada, y pensó que su corazón iba a
saltar de su pecho mientras la sostenía allí, tratando de calmar la suya.
Tenía miedo de moverse o incluso de pensar, sin saber si la buena o la
mala versión de Vincent la sostenía.

Vincent dejó que la pared tomara la mayor parte de su peso. De esa


manera, él podía alcanzar y tirar de su cabello para que ella lo mirara.

Tragó el nudo de su garganta, asustada de encontrarse con su


mirada de nuevo.

Lake no esperaba eso cuando vio unos ojos azules como el agua,
mirándola. Se ablandó de inmediato en él, incapaz de verlo herido.

—Sé que estoy enfermo y jodido, pero estoy tratando de mantener


esa parte de mí lejos de ti —le susurró con voz ronca, sosteniéndola con
más fuerza—. Lake, te amo. Nunca comprenderás cuánto te amo.

El suave beso en sus labios combinado con sus palabras hizo que su
corazón doliera hasta el punto de causar dolor.

Creo que estoy empezando a entender.

***

Dante arremolinó el líquido oscuro en su vaso mientras miraba a su


hijo Lucca sosteniendo su encendedor abierto y luego cerrado.
—Por favor, explícame por qué carajo acabo de sacar a uno de mis
hombres del piso y cómo este cabrón pudo haber logrado acercarse lo
suficiente como para posiblemente matar a mi hija.
El elevador fue programado con dos códigos secretos: uno para
llevarlo al casino en el sótano y otro para llevarlo a la cima, que tenía su
oficina y las habitaciones para sus hombres. Los botones de piso reales no
existían, así que nadie podía presionar un botón y 'poof' estás allí.
Lucca continuó moviendo su encendedor mientras hablaba:
—Supongo que Al pensó que podría manejarlo él mismo, ya que no
alarmó a nadie más en la sala de seguridad. Cuando alguien más se dio
cuenta de lo que estaba sucediendo con su parte de las cintas, ya había
llegado a las de Nero.
Dante tomó un trago. Estúpida mierda. Al siempre había sido un
cretino arrogante, pero había sido uno de sus mejores hombres en la sala
de seguridad, por lo que específicamente él había visto el elevador y los
pasillos en la parte superior.
—¿Cómo lo hizo el cabrón en el elevador?
—Él tenía una llave de la habitación, así que Joe lo dejó pasar.
Había conocido la respuesta de Lucca antes de que lo hubiera dicho,
pero tenía que preguntar, de todos modos.
Recostándose en su silla, miró a su confidente, Vinny, quien aún no
había dicho ni una palabra, sabiendo lo que pensaba. Estaba en todas sus
mentes.
—Es un hombre hecho a sí mismo, ¿no es así?
Lucca comenzó a mover el encendedor entre los dedos.
—Por el aspecto de él, sí.
Mierda. El cabrón no era un Caruso, así que eso significaba que
pertenecía a una familia diferente.
—Esta sería la segunda jodido vez que un Luciano me haya
golpeado aquí.
Vinny finalmente rompió su silencio:
—Ten cuidado, Dante. Tenemos más que perder esta vez si una
guerra llegara a suceder.
Dante golpeó sus manos en la mesa.
—¡Él fue tras mi jodida hija!
Respiró profundamente, calmándose para pensar en esto
lógicamente. Había pasado mucho tiempo desde que su familia de sangre
había sido atacada, y él estaba demasiado cerca de esta situación para
verlo claramente. En cualquier caso, su consejero tenía razón. Una vez que
Dante se había convertido en el jefe, la familia se había vuelto más rica,
más exitosa. Necesitaba un medio para probar las acusaciones contra la
familia Luciano. Si él los mencionara intentando darle un golpe, podría ser
motivo de guerra por manchar su nombre, una guerra que podría matar a
toda su familia si se la provocaba.
Habían estado en paz durante años, pero era obvio que los Luciano
se estaban enojando por no tener más. La última guerra entre las familias
había sido brutal antes de que los Luciano finalmente llegaran a un
acuerdo para vivir pacíficamente con una pequeña porción de Ciudad
Kansas como propia. Cuando Dante se hizo cargo de su parte de la ciudad,
habían prosperado mucho, mientras que los Luciano habían destruido
lentamente la suya.
Dante tomó otro trago.
—¿Cómo carajo se supone que debo probar algo cuando están
jodidamente muertos? —No podía demostrar una mierda cuando los
cabrones Luciano que entraban en su hotel casino aparecían muertos cada
vez.
Lucca cerró su encendedor de golpe.
—Él no está muerto.
—¿No lo mataste esta vez?
—No, todavía no. —Lucca se puso de pie y se dirigió a la puerta.
Eso ciertamente cambiaba las cosas. Iba a responsabilizar
personalmente a Lucca por la noche.
—Bien, limpia este puto lío.
Cuando Lucca asintió con la cabeza al salir por la puerta, Dante
pudo ver que ya había planeado hacer precisamente eso. Fuera lo que
fuese, no era asunto de Lucca. Era jodidamente personal. Eso no debería
haberlo conmocionado, ya que Maria era su hermana, pero Lucca no era
de los que se preocupaban por nada después de enterarse de que el hecho
de tener ese amor solo podía hacerte daño.
Ya había visto esa expresión en su rostro una vez. Los tipos de
venganza se veían diferentes en diferentes personas, pero siempre había
uno que parecía igual.

***

Oww...
Al despertarse al día siguiente, sintió dolor de garganta y Vincent no
estaba a su lado, empeorando la sensación. Cuando la somnolencia
desapareció, recordó que la había besado despierta en algún momento
para decirle que tenía que ocuparse de algunas cosas. Lake entendía.
Estaba segura de que tenía que lidiar con lo que había sucedido el día
anterior. Cuanto más lo pensaba, más feliz estaba que estuviera sola.
La idea de que Vincent la follara así, a un paso de la puerta, todavía
tenía la piel de gallina subiendo por sus brazos. Mientras que algunos eran
sacudidas aterrorizadas, los otros se convirtieron en sacudidas de
excitación.
Ella tenía razón; cada vez que follaban se hacía más intenso y menos
control tenía Vincent sobre su lado oscuro.
¿Qué diablos pasó? Fue como…
Lake honestamente no tenía ni idea de cómo había sido, pero
ciertamente no había sido como había pensado que iba a ser el sexo.
Al levantarse de la cama, se tomó su tiempo en el baño,
perezosamente sumergiéndose en la bañera para extraer el dolor de su
cuerpo. Para cuando salió, se sintió cien por ciento mejor. Bueno, casi.
Sus pensamientos acerca de cómo él la había follado todavía le
pesaban en la mente. Lake estaba asustada, simple y llanamente. Tenía
miedo de amarlo. Ciertamente tenía miedo de él. Sobre todo, tenía miedo
de follarlo de nuevo.
Rápidamente se puso una bata que colgaba en la parte posterior de
la puerta, atándola alrededor de su cintura. Abriendo la puerta del baño,
no lo vio al principio, pero cuando lo hizo, Lake se aferró a su pecho,
asustada hasta la muerte.
Mirando al hombre que estaba sentado en la cama, apretó la bata
con más fuerza con las manos temblorosas mientras la miraba de arriba
abajo.
—Q-qué estás...
—Siéntate, cariño —le ordenó Lucca.
Lamiendo sus labios muy secos, encontró sus pies moviéndose
lentamente, su voz hizo que ella hiciera lo que él le pedía. Después del día
anterior, realmente no quería presionar sus botones. Como siempre, si
incluso me deja vivir.
Se sentó suavemente en la cama, manteniendo su rostro hacia
adelante. Había visto lo suficiente de su aspecto andrajoso como para
saber que la noche que había tenido era larga. Cada palabra de su boca
iba a ser precisa.
—Por mucho que me guste que finalmente entiendes que deberías
tener miedo de mí, puedes relajarte. No voy a lastimarte nunca más.
Su voz todavía sonaba fría, así que tuvo que mirarlo para ver si
estaba diciendo la verdad. Él está…
Ella sacudió su cabeza.
—¿No lo harás?
Algo le decía que Lucca Caruso no había tachado a nadie en su lista
de "podría matar si me gusta". Estaba bastante segura de que ni siquiera
el nombre de su hermano Nero había sido tachado.
Él agarró su barbilla con el pulgar y el dedo índice, deteniendo su
movimiento.
—No, no lo haré. Te doy mi palabra.
Obligada a mirar sus ojos enloquecidos, podía ver que el sol de las
ventanas mostraba el verde más que el azul.
—Es por Chloe, ¿no es así?
Lucca la miró un momento, ignorando por completo su pregunta.
—¿Por qué lo hiciste? ¿Arriesgar tu vida por la de ellas?
Lake podía verlo tratando de descubrir por qué posiblemente haría
algo así. Los sentimientos y emociones que poseía eran muy diferentes a
los suyos, pero podía ver más allá de su máscara sin emoción suficiente
para reconocer que compartían los mismos sentimientos sobre Chloe.
—Creo ambos sabemos por qué no podía dejar que la hirieran.
Él la miró por un segundo más antes de que la presión aumentara
ligeramente en su barbilla. Luego se soltó.
—Lo que hiciste fue jodidamente estúpido. —Su frío comportamiento
regresó.
Gracias a Dios. Estaba agradecida de que finalmente pudiera mirar
hacia otro lado.
—Lo sé. Ya escuché este discurso de Vincent, así que ahórratelo. —
Si pudiera volver, estaba segura de que lo volvería a hacer.
Lucca rápidamente se paró sobre ella, agarró su barbilla más dura
esta vez y giró ligeramente la cabeza de un lado a otro.
—Él es afortunado, pero todavía puedo ver que aún no te ha roto.
Lake estaba demasiado asustada por sus palabras para incluso
hundirse.
—Alguna vez sientes la jodida necesidad de volver a ver a Dante, no
lo hagas. Vienes a mí.
Ella asintió, sabiendo que era lo que quería.
Él la dejó ir por última vez.
—Te voy a dar un favor de tu elección. Sea lo que sea o cuando sea,
solo me lo pides, y haré lo que pueda para lograrlo.
Ella se mordió el labio inferior.
—¿Cualquier cosa?
—Cualquier cosa, cariño. Desde matar a una persona hasta dejarte
desaparecer... —Su escalofriante voz se desvaneció cuando bajó las
escaleras y salió por la puerta.
Parpadeando, Lake se preguntó si su encuentro sería real. Solo los
ligeros escalofríos que aún le hormigueaban en la barbilla desde donde la
había tocado probaron su existencia. Su ligero paseo por el lado oscuro
con Vincent la hizo sentir ligeramente diferente respecto a Lucca.
Santa jodida mierda.
Sálvame
Traducido por yoshiB

¿Roto aun? Lake finalmente pudo librarse de su encuentro cuando


sus palabras comenzaron a resonar en su mente. ¡No me ha roto aún! Esas
palabras solo comenzaron a asustarla cada vez más sobre Vincent,
sabiendo que lentamente estaba ganando poder sobre su cuerpo y mente.
Intentó concentrarse en las otras partes de su reunión. ¡Sí, como él
dándome un favor! Pensar que a Lucca le importaría lo suficiente como
para darle un favor literalmente le hizo perder la razón junto con el hecho
de que le había dicho que lo viera él en lugar de ir a Dante. Lucca le decía
que su puerta siempre estaba abierta si la necesitaba, pero no sabía si iba
a tener las agallas para hacerlo después de su reunión.
Desde matar a una persona hasta dejarte desaparecer... Esas
palabras le susurraron otra vez. Le estaba dando una salida, y ella lo
sabía. Lake podría dejar atrás a la mafia y ni siquiera pensarlo dos veces.
Todavía puedo ver que aún no te ha roto...
Lake gritó cuando sonó su teléfono celular, sus pensamientos la
asustaron completamente en ese momento.
Agarró su teléfono rápidamente sin mirar la identificación de la
persona que llamaba y habló con voz temblorosa:
—¿Hola?
—¡Lake! Mi bebé... mi bebé... —su madre lloró al teléfono.
Sostuvo el teléfono con más fuerza, asustada por su madre.
—Mamá, ¿qué pasa? ¿Estás bien?
—No, es John. Él solo... —Se detuvo por un momento—. ¿Podrías
venir a recogerme? Se fue y tomó mis llaves. Necesito irme y entrar en una
habitación de hotel antes de que él... antes de que me mate. —Su madre se
puso histérica.
Lake corrió hacia el armario, apurándose para vestirse.
—Estoy en camino, mamá. Estaré ahí.
—Gracias cariño. No le digas a tu padre, Vincent o a nadie. Lo
matarán. No quiero que lo maten.
Ella se mordió el labio, contemplando.
—Está bien, estaré allí.
La llamada terminó, y su oreja se encontró con el silencio.
Lake se vistió tan rápido como pudo en su último atuendo limpio de
la pequeña cantidad de ropa que había llevado a Kentucky. Si ella se iba a
quedar con Vincent, realmente iba a necesitar ir a buscar ropa en la casa
de su padre. Sin embargo, eso de inmediato fue empujado a la parte
posterior de su mente como siempre pasa cuando surge algo importante.
Estas últimas semanas realmente habían sido ridículas.
Bajando las escaleras, miró las llaves del auto de Vincent estaban
sobre la mesa. Su adrenalina estaba bombeando. ¿Qué debería hacer?
En primer lugar, tuvo suerte de que incluso estuvieran allí. Era
evidente que todavía él estaba en el hotel, o estaba fuera y había dado un
paseo con quienquiera que fuera. Entendió que su madre no quería que
ella lo contara, temiendo que lo mataran. Por eso nunca le había contado a
nadie sobre John, temiendo que mataran a su madre también.
Mirando las llaves del auto, sabía que Vincent iba a estar enojado
porque ella se había ido. Le había advertido que nunca lo volviera a hacer,
pero estaba pensando en hacer eso exactamente.
Todavía puedo ver que aún no te ha roto...
Lake cogió las llaves del auto, decidida a demostrar que no iba a
romperse.

***
Vincent no pudo pasar el día como quiso, en su cama con Lake. Lo
quería especialmente considerando que casi la había perdido el día
anterior.
No recordaba nada después de subir las escaleras y ver a un hijo de
puta estrangulando la vida de Lake. Todo se había vuelto negro hasta que
la había visto asustada. Cuando él se acercó lentamente a ella, lo bueno en
él había luchado contra lo malo.
Cuando finalmente pudo haberla encontrado sola, tuvo que sentirla.
Necesitaba tenerla envuelta alrededor de él, y eso fue cuando comenzó la
guerra en él. Nunca había follado así en toda su existencia, necesitaba a
alguien tan mal en ese instante al punto que ambas versiones de él la
deseaban igualmente. Lo bueno en él la había follado, mientras que el
malo también había tenido la oportunidad de follarla. Una vez que se
había cumplido su liberación, finalmente había mantenido el control
suficiente como para alejar de nuevo la oscuridad. La oscuridad finalmente
había recibido su pequeño probada, y quería más, mucho más.
No debería haber hecho eso.
Estaba enojado consigo mismo de que la había tratado de esa
manera, sabiendo que había estado asustada al final, pero no había sido
capaz de detenerse. No había habido paradas. Simplemente debería
haberse calmado y haberse apoderado de sí mismo antes de que él la
hubiera tocado. Ahí es donde me jodió.
Lake merecía algo mejor que eso después de lo que había hecho. No
merecía tener miedo una vez más en su vida. Vincent ni siquiera la
merecía. Sabía que debería hacerla irse y no darle la opción de irse al final
del verano. Sin embargo, como le había dicho la noche anterior, estoy
jodido.
Vincent respiró hondo y se alisó el cabello. Realmente no era el día
para ser un hombre hecho a sí mismo. Muchas preguntas estaban
sucediendo sobre cómo había pasado la noche. Él no sabía nada más que
lo obvio ya que Lucca estaba manejando la situación. Cuándo o incluso si
descubrieron todos los detalles, él no lo sabría. Vincent seguía siendo solo
un soldado, sin importar quién fuera su padre, el cuál fue por eso que tuvo
que pasar el día trabajando en nuevos detalles de seguridad.
Los códigos fueron cambiados y solo se entregaron a ciertos hombres
en la familia. También había un nuevo guardia en el piso superior que
estaba al lado del elevador. Nunca habían requerido un guardia allí, ya que
la observaba la vigilancia. Además, para llegar a la oficina de Dante, tenías
que caminar por el largo pasillo y luego entrar a la sala de seguridad con
los televisores y los guardias, y finalmente podrías entrar a su oficina. Sin
mencionar que eras un idiota para querer subir a su elevador e ingresar el
código en primer lugar. Sin embargo, alguien todavía lo había hecho y
logró sacar a Al.
Vincent deslizó su tarjeta por la puerta, ansioso por ver a Lake otra
vez. Había odiado dejarla, no queriendo que algo como la noche anterior le
pasara a ella otra vez. Si no fuera por el trabajo y el nuevo guardia, no lo
habría hecho.
Subiendo rápidamente las escaleras cuando no la vio bajar, sintió
déja vu cuando no estaba allí. ¡Mierda, no, no, no! Era como si supiera que
ya no iba a estar en el baño.
Vincent cogió su teléfono y la llamó rápidamente. Al igual que la
última vez, fue directamente al correo de voz. Bajando las escaleras, notó
que sus llaves se habían ido. Ella lo había dejado descaradamente.
Saliendo por la puerta y por el pasillo, se detuvo frente al guardia.
—Chica, cabello castaño claro...
El guardia lo interrumpió:
—¿Alta y caliente? Sí, ella se fue hoy temprano.
Vincent flexionó la mandíbula.
—¿Cuándo? ¿Dijo algo? ¿Notaste algo?
—Supongo que hace un par de horas. Parecía que estaba en una
puta prisa...
Vincent ya estaba corriendo por el pasillo hacia la oficina de Dante,
rezando para que Sal estuviera en la sala de seguridad para ayudarlo a
averiguar dónde había ido.
¡Maldita sea, Lake!
Sabía que algo estaba terriblemente mal. Lo sabía, como siempre lo
hacía con ella. Vincent no pudo soportarlo más. Literalmente lo estaba
matando cada vez que hacía algo así.
¿Por qué me hace esto? Fue hasta el punto que él creyó que ella lo
disfrutaba.

***

Los nudillos de Lake golpearon la puerta principal de su madre. Algo


le afectaba, pero no tenía exactamente tiempo para preocuparse por eso,
temía que John pudiera volver en cualquier momento.
Cuando su madre abrió la puerta, Lake se cubrió la boca al ver su
aspecto enloquecido. Santa Mierda.
—Mamá, ¿estás...?
—Sí, sí, date prisa. Entra. —Su madre rápidamente la tomó del
brazo, la arrastró y luego cerró la puerta detrás de ella—. Mis bolsas están
arriba.
Continuó caminando con su madre por las escaleras mientras la
abrazaba con fuerza. Su madre parecía un poco salvaje, y su instinto le
gritó que todo esto iba mal.
Cuando su madre la condujo por el pasillo que tenía su antigua
habitación y no el de su madre, estaba confundida.
—Tu habitación está para el otro lado.
—He estado durmiendo en la sala de entrenamiento. —Su madre
puso su mano en la manija de la puerta.
Lake fue empujada por su madre cuando abrió la puerta, y una
fuerte bofetada en la cara la hizo caer al suelo.
—Tu pequeña puta de remolque basura —John escupió en su
cuerpo.
Lake, se sintió aturdida por el golpe, miró a su madre que tenía
lágrimas en los ojos.
—Mamá, ¡vete! —Luego comenzó a patear a John cuando intentó
atraparla.
Él logró abofetearla en la misma mejilla otra vez.
—Maldita estúpida mierda, tu madre no te quiere. —La agarró por el
pelo, arrastrándola por el suelo—. No te quedes ahí parada; ¡Abre el ático,
perra! —Sonó sin aliento.
Pam comenzó a llorar cuando bajó la cuerda y comenzó a abrir las
escaleras.
Lake trató de luchar contra él mientras las lágrimas comenzaron a
recorrer su rostro. Estaba agotándolo exitosamente, pero Pam se había
unido y lo había ayudado a tirar de ella hacia las escaleras desplegadas.
—Mamá, ¿por qué estás haciendo esto? —lloró Lake, esperando que
su madre volviera a sus sentidos. Los dos habían ido por el camino sin fin
claramente desde la última vez que los había visto.
—Lo siento, cariño. Me hizo traerte aquí. No puedo limpiar y cocinar
bien para él.
—¡Mierda, ve allá arriba! —gritó John, sin aliento.
Lake comenzó a arrastrarse rápidamente por las escaleras cuando él
le golpeó la cabeza en uno de los escalones. Iba a matarla si no se
escapaba. John no estaba lo suficientemente preparado para subir los
escalones y si podía escapar, podría usar el mismo tiempo que iba a usar
para recuperar su energía.
John le gritó mientras subía las escaleras:
—¡Te tengo, puta basura! ¡Eres mía, maldita puta!
Su pie casi quedó atrapado cuando doblaron las escaleras detrás de
ella.
Ella se tendió allí en el suelo, llorando mientras lo escuchaba apoyar
algo contra el piso, encerrándola.
Mamá, ¿por qué me harías esto? Se enrolló en una bola. Soy tu hija
¡Soy tu carne y sangre! Sollozó con tanta fuerza que un charco de agua
comenzó a empapar el suelo.
Lake deseó que todo esto fuera un sueño, deseando
desesperadamente que estuviera en casa. El hogar que le vino a la mente
no era el lugar que más años se había sentido en casa, en cambio, la casa
de su padre había sido reemplazada por la de Vincent.
Lloró aún más, sus verdaderos sentimientos finalmente salieron a la
luz. Te prometo, que no volveré a escapar de ti nunca más. Por favor
sálvame. El hecho de que oró porque Vincent la salvara en lugar de Dios
demostró que sus sentimientos eran ciertos.
Cerró los ojos con fuerza, haciendo que otra corriente de lágrimas
cubriera su rostro. Te amo, Vincent.
La Verdadera Familia Es La Que Se Gana, No En
La Que Naces
Traducido por Mew Rincone

El viaje en coche fue largo y se estaba muriendo por salir mientras


Amo bajaba por el camino de entrada privado.

Sal había revisado sus registros de llamadas y visto que su madre


había llamado. No costaba mucho imaginarse a dónde había ido.

Cuando el sol empezó a oponerse, Vincent deseó no llegar tarde. No


lo estoy. Vincent se negaba a creer cualquier otra cosa que no fuera
encontrar a Lake salva y respirando. Entonces la llevaría a casa y se
aseguraría jodidamente que sus maniobras de fugas se hubieran
terminado. Ya había estirado del todo su correa, y finalmente Lake iba a
aprender lo que es amar a un hombre hecho a sí mismo.

Amo aparcó el auto a mitad del camino y Vincent saltó y se dirigió al


maletero. Vio luces acercándose detrás de él y el coche aparcó justo detrás
del de Amo.

Después de que él y Amo sacaron algunas cosas del maletero, lo


cerró con un golpe y luego se giró para ver a Nero y a Maria esperando.

Habló rápidamente, queriendo darse prisa y entrar en la casa.

—Me importa una mierda lo que hagan, no tienes permitido matar a


esos dos hijos de puta. Yo lo haré. Maria, necesito que te hagas cargo de la
puta de Ashley si ella está aquí.

Ashley solo tenía diecisiete, por lo que la regla de no matar a


menores seguía en pie. Maria es nuestra puta escapatoria.
Cuando todos asintieron de acuerdo, se encaminó hacia la casa con
ellos siguiendo su ejemplo. Mientras se acercaban furtivamente, se agachó
junto a los arbustos con su mirada puesta en la puerta delantera. Sus ojos
entonces siguieron los tacones de Maria mientras sonaban sobre el
pavimento hasta que llegó a la puerta.

Maria movió un poco sus perfectas ondas rubias antes de llamar.

Él notó cuando alguien intentó mirar a hurtadillas por la esquina de


una ventana antes de que las cortinas se cerraran bruscamente, y luego
escuchó el crujido de la puerta. Cabrón.

La puerta solo se entreabrió levemente, aún se podía ver la cadena


que mantenía bloqueada la puerta.

—¿Puedo ayudarte? —dijo una viscosa vos a través de la puerta.

—Hola. Lamento mucho molestarlo, señor, pero utilicé su camino de


entrada para dar la vuelta y mi auto se ha averiado. Solo quería que
supiera que estoy bloqueando el camino y que la grúa tardará un par de
horas en llegar. Solo quería que lo supiera y me disculpo si le supone
alguna molestia. —Maria se giró sobre sus talones para alejarse.

—Espera —dijo la voz desde el otro lado de la puerta.

Maria se detuvo y se volvió a girar para enfrentarlo, sonriendo.

—¿Tienes quién te lleve a casa? Una linda chica como tú no debería


quedarse esperando. —La voz sonaba más y más lodosa por segundos.

Maria sonrojó y giró su cabeza tímidamente hacia un lado.

—Mi novio no saldrá de trabajar hasta dentro de una hora. Solo le


tomará treinta minutos después de eso venir a recogerme.

—¿Quieres esperar aquí dentro? —Él sonrió a través del hueco de la


puerta.

—Oh, odiaría…

La puerta se cerró de un golpe rápido, y entonces el sonido de la


cadena pudo oírse antes de que la puerta volviera a abrirse, esta vez
completamente, revelando el hombre que Vincent estaba más que listo
para matar.
—No, entra y espera aquí dentro —le dijo John, lamiéndose los
labios.

Maria se rio tontamente.

—Bueno, si insiste.

Vincent, Nero y Amo se prepararon.

Maria dio un paso al interior y le sonrió a John antes de que su


mano volara directo a su cara, y su nariz se rompiera con un único golpe
seco.

Vincent echó a correr en el momento en que escuchó el crujido del


hueso. Nero y Amo lo siguieron justo detrás y cerraron la puerta.

—¡Dónde carajos está ella! —Su pie se disparó, golpeando al cabrón


en el estómago mientras se levantaba sosteniéndose la nariz que ya había
empezado a sangrar.

Cayó hacia atrás como si fuera un dominó y golpeó el suelo con un


fuerte golpe. Entonces empezó a reírse de forma maniática.

—¡Ese pedazo de basura de remolque está muerta!

Algo en el interior de Vincent se rompió.


—Hijo de puta, ¿dónde está? —Empezó a golpearlo una y otra vez
tan fuerte como pudo.

Nero sacó a una histérica Pam que había estado escondiéndose en la


cocina.

Amo alejó a Vincent, intentando calmarlo.

—Ve a buscarla y asegúrate que está bien, mata después al hijo de


puta.

Asintió un par de veces para ponerse bajo control.

—Tienes razón. —Se dirigió hacia las escaleras, intentando mantener


sus encerrados sus demonios un poco más—. Maria, vamos.

Él y Maria subieron las escaleras para ver un palo al final del pasillo
apuntalando el techo. ¡Mierda! Corrió por el pasillo, gritándole a Maria que
revisara en busca de Ashley.
Vincent quitó rápidamente el palo del camino con su corazón
palpitando fuera de su pecho. Tiró de la cuerda, desdobló las escaleras y
subió a rastras tan rápido como pudo. Con cada paso que daba, en su
mente repetía: por favor, que esté bien. Por favor, que esté bien. Por favor,
que esté…

El mundo se detuvo cuando vio a Lake sobre el duro y frio suelo


hecha una bola. Su corazón se apretó en un puño cuando se acercó a ella
y pasó gentilmente sus yemas por encima del moretón en su mejilla.

—Lake… nena…

***

Los ojos de Lake se abrieron, solo para volver a cerrarlos cuando vio
que era solo un sueño. El sueño empezó a sentirse más real cuando sintió
su cuerpo ser colocado sobre algo suave.

Cuando volvió a abrir los ojos, se encontró el rostro de Vincent una


vez más; sin embargo, esta vez ella estaba en su cálido y viejo colchón en
lugar del frío suelo. Al final, se dio cuenta que tal vez no era un sueño.

—¿Vincent…?

Vincent le apartó el flequillo del rostro.

—Estoy aquí, nena. Todo va a estar bien.

Las lágrimas rodaron otra vez por sus ojos cuando se dio cuenta que
él era real. Se incorporó y envolvió sus brazos alrededor de su cuello,
sosteniéndolo tan fuerte como fue capaz.

—Viniste por mí —susurró en su cuello.

—Por supuesto que sí. Siempre iré por ti, nena. —Le acarició el pelo
para que lo mirara y después limpió la lágrima que caía por su mejilla—.
¿Por qué no iría por ti? ¿No he ido por ti cada vez?

—Sí, yo… —Lake apartó la mirada de sus intensos ojos—, solo


pensé que te habías hartado de venir tras de mí. —El instinto y un
sentimiento le dijeron que esta vez fue diferente. Ella había huido de él
muchas veces, alejado muchas veces. Pensé que ya no me querría.

El pulgar de Vincent atrapó otra lágrima.

—Nunca me hartaré de ti, Lake. Te amo. —Su voz cambió


ligeramente a un tono más oscuro—. Pero hablaremos del asunto de huir
de mi cuando lleguemos a casa.

Asintió y comprendió que su presentimiento había estado en lo


cierto. He tirado de la última cuerda de paciencia.

Cuando sus labios chocaron contra los de ella, no fue como otro
beso que le hubiera dado antes. Este beso sostenía otra promesa diferente,
una de posesión. Su boca se adueñó de la suya en una larga y caliente
caricia. Su cuerpo se estremeció cuando él se apartó y ella se encontró
cara a cara con la oscuridad dentro de él.

Lake se lamió la sequedad de sus labios mientras lo miraba. Este


otro Vincent no estaba tratando de esconderse, le estaba mostrando que
estaba allí para quedarse.

Maria subió suavemente las escaleras mientras ella seguía sin poder
apartar la vista de sus claros ojos azules.

—Quiero que te quedes aquí arriba con Maria. —Su voz fue tan fría
como sus ojos.

Oh, Dios.

Ella agarró su mano e impidió que se pusiera de pie.

—¿Por qué?

Él simplemente la miró, dejando que sus ojos lo dijeran todo.

Lake parpadeó alejando las lágrimas y apretó su mano con las


fuerza.

—Vincent, por favor. Yo te…

Su pulgar cubrió sus labios, acallándola antes de que la almohadilla


de su pulgar empezara a frotar su labio inferior hinchado.
—No vas a decirme eso ahora. Si te sigues sintiendo igual mañana,
entonces puedes decírmelo.

Lo miró en shock mientras se levantaba y le susurraba a Maria. Sus


ojos se cerraron cuando lágrimas frescas roraron por su cara, incapaz de
verlo ir. No habría suplicas o peleas con alguien tan oscuro. Solo
empeoraría el resultado, sus ojos le prometían lo peor.

Maria se sentó en la cama y tomó su mano cuando Vincent cerró la


puerta del ático una vez más.

—Maria, por favor ve a hablar con él. Él podría escucharte. —Las


lágrimas de Lake solo se multiplicaron.

—No puedo —le susurró Maria mientras Lake colocaba la cabeza


sobre el regazo de ella, y le acariciaba gentilmente su cabello.

—¿P-por qué no?

Ella continuó la rítmica caricia en su cabello.

—¿No se lo merecen después de todo lo que te han hecho? Acabo de


verlos, Lake. Se han vuelto locos y perdido todo sentido de la realidad.
Cuando naces loco, debes mantener algún tipo de anclaje para mantener
conectado a la tierra, para mantenerte en contacto con la realidad. En el
momento en que pierdes eso, pierdes tu humanidad. Necesitan ser
tratados, por el bien del resto de personas y por ellos mismos. Saber que
has perdido la cabeza de esa forma, hasta el punto de no retorno, puede
ser un sufrimiento supremo.

Lake podía ver que su madre y John se habían vuelto locos, y lo que
sea que se merecieran por herirla era algo que ella nunca podría tomar en
sus propias manos, por lo tanto, la elección no dependía de ella. Aun así…

Trató de mantenerse unida, derramando lágrima a lágrima.

—Es mi madre, mi familia, mi sangre. —Lake ya no sabía si estaba


intentando convencer a Maria o a ella misma.

—La familia no puede determinarse por la sangre. La familia es


determinada por los actos. La familia se trata de confianza. La familia se
trata de aceptación. De amor. La verdadera familia es la que se gana, no
en la que naces. —La voz de Maria fue clara y fuerte, y le dio fuerza con
cada palabra que dijo.

Lentamente, las lágrimas empezaron a detenerse cuando comprendió


las palabras de Maria…

La familia se trata de confianza… Lo siento, cariño. Él me hizo traerte


aquí.

La familia se trata de aceptación… Tú, zorra pedazo de basura de


remolque.

La familia se trata de amor… Lake, te amo. Nunca vas a entender lo


mucho que te amo.

Las lágrimas en sus ojos finalmente se detuvieron. Todo estaba


finalmente claro.
Te Vas A Quemar, Hijo De Puta
Traducido por AnamiletG

Vincent cerró la puerta del ático sin sentirse mal por lo que estaba a
punto de hacer. Verla allí arriba así, sin saber si iría a salvarla, lo había
matado casi tanto como pensar que no estaría viva. No iba a arrepentirse
de lo que estaba a punto de hacer, y seguro que no lo lamentaba.
Dirigiéndose hacia el otro pasillo, entró por la puerta abierta de la
habitación. Maria le había dicho que Ashley no estaba allí, pero también le
había dicho que debería echarle un vistazo a su habitación.
Al entrar y mirar a su alrededor, vio bolsos y bolsas de cosas, todo
sin usar o usado, las etiquetas todavía en todo. Él supo de inmediato que
eran todas las cosas que su madre probablemente había comprado para
Lake, solo que Ashley las había tomado. A pesar de que Ashley no podía
usar la mayoría de los artículos, claramente le importaba una mierda,
simplemente quería tomar todo lo que pudiera de Lake.
Honestamente, era increíble la cantidad de cosas que podría haber
devuelto y todavía no lo hacía. Ashley también podría haberlo tirado, pero
no lo hizo. En cambio, lo había acumulado mientras miraba
constantemente el dominio que tenía sobre Lake. Era obvio que los
sentimientos de John por Lake habían deformado la mente de Ashley
también. Ambos querían controlarla, pero esa jodida mierda finalmente
había llegado a su fin.
Al bajar las escaleras, Vincent vio que Nero y Amo habían tenido el
placer de atarlos a las sillas de la cocina.
—Mierda, gracias a Dios. No puedo tomar estos estúpidos jodidos ni
un segundo más —dijo Amo, atando las muñecas de John detrás de su
espalda.
—No hay forma de que esta perra sea la madre de Lake. —Nero puso
las llaves de los coches sobre la mesa.
John comenzó a reír.
—Te dije que ella está muert…
El puño de Vincent golpeó su cara justo sobre su nariz ya rota,
causando un sonido terrible que estalló.
—Hijo de puta, no digas eso de ella otra vez. Ella no está muerta, y
jodidamente lo sabes.
John no se inmutó.
—¡Lo está! Ella no es nada sin mí, ¡al igual que su pedazo de mierda
de madre no era nada antes de mí! ¿Sabes por qué la llamo basura de
remolque?
Levantando un grueso calcetín de la mesa, Vincent comenzó a
sacudirlo, escuchando todas las monedas adentro.
—Porque su jodido padre nació y se crió en un parque de casas
rodantes. Sus padres probablemente eran malditos retardados
endogámicos. Y su madre es una puta que lo dejó para joder a alguien con
dinero. ¿Sabes qué es basura más basura? ¡Maldita basura! — Comenzó a
reír de nuevo—. Incluso la llamaron Lake porque la follaron en un lago, y
ahí fue donde fue concebida. ¿Lo ves? Es una maldita retrasadita como su
padre y una maldita puta...
Vincent movió el calcetín lleno de monedas en su cara, y luego
comenzó a golpearlo con él. El sonido de pequeñas piezas de metal
golpeando la carne dura lo satisfizo al escuchar llorar a la madre de Lake.
Pam forzó su rostro en la dirección opuesta, incapaz de mirar la
brutalidad de lo que estaba haciendo.
—¡Por favor, él me obligó a hacerlo! ¡Nunca lastimaría a mi bebé!
Deteniendo la golpiza, Vincent dejó a John mientras comenzaba a
toser sangre para enfocarse en su madre, agarrándola de la cara y
apretando su mandíbula.
—¿Te golpeó para atraerla aquí? No veo ningún maldito hematoma.
Cada vez que venía aquí, fingías que no sabías lo que él y Ashley le
estaban haciendo, pero ya lo sabías. Haces una jodida novela para ella
cada vez, llamándola "cariño" y "bebé", comprándola. Todo fue solo para
mantener la boca cerrada y hacer que siguiera viniendo todos los fines de
semana, porque si no lo hacía, entonces apuesto a que no te dejaba gastar
nada de su dinero.
Pam negó con la cabeza.
—No, eso no es...
Su mano se cerró sobre su garganta.
—Dime la maldita verdad, perra.
—¡Está bien! —Se atragantó—. ¡Le gustaba verla limpiar y llorar! Él
es mi esposo; se supone que debo mantenerlo feliz. Si lo mantengo feliz, él
devuelve el favor. ¡Así es como funciona!
La miró, escuchando la cosa más enferma que había escuchado en
su vida. Alzando el calcetín hacia atrás, la golpeó fuerte y rápido en un
lado de la cabeza varias veces, dándole una muerte semi-rápida. La perra
le había dado a Lake, pero necesitaba desesperadamente matar a uno de
los dos si quería hacer que el otro sufriera más. Estaba a punto de follar a
los dos con sus malditas bocas, pero necesitaba sacar la muerte del otro.
Dirigiéndose a John y dándole unos cuantos golpes más en las
costillas, se metió el calcetín lleno de monedas en la boca.
—Hijo de puta, mientras te sientas aquí y mueres, quiero que
pienses en cómo nunca podrás llamar a Lake por otro nombre, cómo
nunca serás capaz de decirle qué hacer, cómo nunca verás caer otra
lágrima en su cara. Te mató pensar cómo nunca pudiste vencerla después
de todos estos años, ¿no? Sabías que nunca te pertenecía, y luego, cuando
ella se fue y no regresó, te diste cuenta de que nunca ibas a poder
terminar lo que has intentado hacer durante años.
Vincent agarró uno de los tanques de gasolina de la mesa y comenzó
a mancharlo.
—Lake es mía, hijo de puta. Nunca fue tuya, y nunca lo será.
Dejando el tanque, miró a Nero y Amo.
—Llenen el resto de la casa mientras consigo a Lake y Maria.
Nero y Amo asintieron antes de recoger los tanques y comenzar a
ponerse a trabajar.
Vincent subió las escaleras, todavía sin remordimiento. Los dos lo
habían perdido por completo desde la última vez que estuvo allí. Esas
'personas' ya no eran personas. Por eso no los trataba como personas.
Ella es una maldita retardada como su padre y una maldita puta.
Pasó una mano tranquilizadora por su cabello, diciéndose a sí
mismo que no sería mucho más.
Es por eso que te vas a quemar, hijo de puta.

***

Lake dejó que Vincent la guiara escaleras abajo y fuera de la casa


después de que ella había prometido mantener los ojos cerrados. Pensarías
que sería difícil no mirar, pero fue bastante fácil desde el ensordecedor
silencio y el olor a gasolina. Una vez que el frío aire de la noche de verano
le golpeó la cara, sintió que podía respirar de nuevo.
Ninguno de los dos dijo nada ni se miraron hasta que la puso en el
asiento trasero del auto y le dijo que volvería enseguida.
Cuando ella comenzó a olerlo, se abrieron las puertas del auto con
Amo y Vincent saltando, el olor a quemado entraba con ellos. Cuando el
automóvil comenzó a rodar por el largo camino de entrada, miró por el
espejo retrovisor el humo y las llamas, que crecían a cada centímetro de la
carretera.
Ver su casa de torturas quemada hasta el suelo era algo que era
difícil no mirar. Pensó que quemar lo que ocurrió esa noche en esa casa
fue lo mejor. Al menos cuando dieran la noticia, leyera la primera página
del periódico o escuchara chismes en la ciudad, nunca sabría cómo lo
habían hecho.
Por eso fue fácil para ella no mirar. No quiero saber nunca cómo
murieron.
Tócame Y No Escaparás Hasta Que Haya
Terminado Contigo
Traducido por AnamiletG

Lake caminó por el pasillo detrás de Vincent. Durante todo el camino


de regreso a casa, no se habían dicho una palabra el uno al otro. Vincent
ni una vez estuvo cerca de tocarla o incluso de mirarla. Ella se sintió
ansiosa por ser tocada, dolorida por ser observada mientras más y más lo
miraba, pero sabía que no debía hacerlo. No después de lo que hizo.
Cuando él abrió la puerta, ella lo siguió justo detrás y luego la cerró
detrás de ella. Vincent caminó hacia el sofá, sentándose y colocando sus
manos sobre sus muslos, silenciosamente sentado y mirando a la nada.
Ella se quedó parada junto a la puerta, mirándolo tomar su lugar. El
oscuro Vincent sentado allí parecía aterrador, pero no le tenía miedo como
solía hacerlo. Ya no tenía miedo cuando se trataba de Vincent. No había
ninguna razón para estarlo. Él había cambiado toda su vida por ella, la
había cuidado infinitamente, la había salvado una y otra vez y, por último,
le había dado una oportunidad tras otra.
Lake sabía que no debería haber salido por la puerta sin decírselo. Si
lo hubiera hecho, hoy habría sido muy diferente.
Lake caminó hasta que se paró junto a las escaleras sin apartar los
ojos de él. Cuando todavía no se movió, ella continuó caminando hacia la
sala de estar. Se paró frente a él y luego se arrodilló para poder mirarlo a
los ojos. Mirándolo a los ojos, fue como si mirara directamente más allá de
ella, como si ella ni siquiera estuviera allí.
Mordiéndose el labio, extendió su mano, yendo hacia el botón
superior de su camisa.
Vincent le arrebató la mano, sosteniéndola apretada.
—No quieres hacer eso ahora mismo —le advirtió en un gruñido
bajo.
Ella movió su otra mano a su camisa, solo para que la agarrara
también.
—Estoy tratando de ser jodidamente amable contigo en este
momento —dijo en voz baja, colocando sus manos a los lados—. Ve. A. La.
Cama.
Mirándole a los ojos, vio que brillaban con un azul feroz. Nunca
antes los había visto brillar así, y eso solo aumentó su aspecto espantoso.
Ya no me asustas más.
Sus ojos se posaron en su pecho. Nunca le había dejado tocarlo,
explorar su cuerpo, o incluso follarlo. Sabía que era porque no podía
soportarlo, demasiado miedo de que saliera la oscuridad. Había dejado de
tocarlo, demasiado asustada para enfrentarlo, sin importar lo mucho que
lo hubiera deseado. Pero en ese punto, ella se sentó sobre sus rodillas
frente a esa oscuridad mientras él le daba la oportunidad de correr por lo
que había hecho. Incluso la parte más enferma de él no quería tocarla con
la sangre que tenía en sus manos. Podía ver el tormento de eso escrito
sobre él, y quería que se fuera, para siempre.
Se deslizó más cerca de él, yendo entre sus piernas, cuidando de no
tocarlo, aunque sus manos estaban ansiosas por hacerlo.
—Por favor, Vincent. Dejame tocarte.
Vincent le dio una última y fría advertencia:
—Tócame y no correrás hasta que haya terminado contigo.
Lake se lamió el labio inferior con anticipación, extendiendo las
manos de nuevo. Esa vez, fue capaz de tocar su botón superior, sellando
su destino. No hubo vuelta atrás. Desabrochó la primera y luego la
siguiente, cada botón revelando más y más de él. Queriendo una mejor
vista, abrió su camisa y su mirada vagó por su cuerpo duro y tonificado.
Su boca se hizo agua cuando sus manos finalmente pudieron descansar
sobre su pecho.
Él es tan malditamente perfecto que duele.
Inclinándose, sus labios besaron ligeramente su piel, y luego se
acercó a uno de sus pezones. Mirando a través de sus pestañas hacia él,
su lengua se movió. Cuando él no se movió y solo un leve indicio de deseo
apareció en sus ojos, ella se movió más abajo, besando y lamiendo sus
abdominales.
Sus manos bajaron por su cuerpo hasta la parte superior de sus
pantalones, deshaciendo el botón.
Vincent mantuvo sus manos sobre sus muslos, sin apartar los ojos
de ella mientras lentamente le bajaba la cremallera de los pantalones.
Cuando su pene duro se soltó, finalmente pudo ver los sentimientos que
estaba escondiendo.
Ligeramente agarrando su pene, casi esperaba que finalmente se
moviera. Cuando no lo hizo, una ola de querer complacerlo se precipitó
sobre su cuerpo, haciéndola acariciarlo de arriba abajo.
Inclinándose, su lengua lamió la punta antes de que girara alrededor
de la cabeza de su pene. Tomando lentamente en su boca, comenzó a
chupar suavemente. Fue entonces cuando pudo escuchar su bajo gruñido
en respuesta. Comenzó a tomar cada vez más de él, los sonidos que
provenían de él hacían que solo quisiera complacerlo más.
Al volver a mirarlo, pudo ver claramente el deseo en sus ojos, pero
aún no había movido un músculo. Ella lo dejó salir hasta que solo la
punta estuvo entre sus labios, esperando un momento antes de llenar su
boca por completo.
Finalmente, las manos de Vincent se dirigieron a su cabello,
haciéndola sonreír, y ella comenzó un movimiento de balancearse hacia
arriba y hacia abajo sobre su pene. Cuando sus manos comenzaron a
tensarse en su pelo, ella gimió sobre su pene, encontrando placer en
complacerlo.
Manteniendo su cabello aún más apretado, comenzó a mover sus
caderas, follando su boca.
Lake estaba aturdida al principio, pero luego lo encontró erótico
cuando se movía dentro y fuera de su boca. Relajó su garganta, dejando
que se deslizara más profundo, lo que solo hizo que la follara más rápido.
Mientras la dejaba respirar, las llamas se extendieron por su cuerpo.
Mirándolo fijamente, comenzó a perder el control lentamente. Eso fue solo
el comienzo, una muestra de lo que estaba por venir, y su cuerpo quemaba
con anticipación.
Ansiosamente lo llevó a su boca y comenzó a follar de nuevo. Sintió
su pene latiendo por liberación, y no lo esperaba cuando él salió de su
boca.
—Quítate la ropa y luego tírate al suelo apoyándote en las manos y
las rodillas —le dijo con dureza, agarrándole el cabello con más fuerza
antes de soltarlo.
Su aliento era pesado cuando su pecho se movía arriba y abajo
mientras se quitaba la ropa lo más rápido que podía. El calor y la
necesidad entre sus piernas eran casi dolorosos cuando ella llegó al suelo.
Lake se alejó de él, haciendo lo que le pedía yendo a sus manos y rodillas.
Por favor apúrate. Sintió que iba a explotar esperando que finalmente la
tocara.
Podía sentirlo moverse detrás de ella y cuando cayó de rodillas, lo
hizo aún más tortuoso.
Vincent la agarró por el culo.
—He esperado mucho tiempo para follarte así. —Su mano subió por
su espalda y empujó su cabeza para que descansara en el suelo.
Con su culo pegado hacia arriba, ella movió sus caderas mientras él
solo continuaba apretando su culo.
Inclinándose, le dio un mordisco a uno de sus globos perfectos,
haciéndola levantar la cabeza en respuesta.
—Mantén la cabeza baja —ordenó.
Lake bajó la cabeza, gimiendo. Lo necesitaba dentro de ella.
Sintiendo que la punta de su pene se frotaba en su vagina mojada la
hizo morder un grito, segura de que casi podría tener un orgasmo si lo
hacía de nuevo.
Él dejó de frotarla con su pene, sacándolo por completo de su
abertura.
—No detengas más tus gritos o gemidos. Quiero oírte gritar por mí.
—Presionó su pene contra la apertura—. ¿Lo entiendes?
—¡Sí! —Lake gritó cuando su toque regresó a ella. No había recibido
ningún estímulo físico, pero sentía como si pudiera tener un orgasmo en
cualquier momento.
—Buena chica. —Su mano golpeó su trasero antes de agarrarlo
bruscamente.
—Fóllame, por favor —gimió, las palabras inconscientemente se
deslizaron hacia afuera mientras movía sus caderas hacia atrás,
esperando que su pene se deslizara dentro.
El llamándola “buena chica” la volvió loca. No la había llamado así
en mucho tiempo, y eso solo agregaba más deseo a la parte interna de que
desesperadamente quería complacerlo.
Él la agarró por las caderas, deteniéndola.
—Si alguna vez huyes de mí, arriesgas tu vida o haces cualquier
cosa estúpida otra vez, este fuerte sentimiento que tienes ahora de querer
que te folle será tu castigo.
Lake casi levantó su cabeza mientras gritaba de placer cuando él
deslizó su pene rápido y duro, completamente llenándola. Solo el miedo de
que se retirara la mantuvo baja.
—Hazlo de nuevo, y la próxima vez mi pene no se deslizará en tu
estrecha y pequeña vagina. ¿Lo entiendes?
Vincent la mantuvo quieta y no se movió lo más mínimo dentro de
ella.
—¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! —Prácticamente lloró, queriendo follarlo
incontrolablemente y obtener la liberación que se moría por tener.
Su mensaje fue alto y claro. Esto fue lo suficientemente tortuoso. De
ninguna manera podría sobrevivirlo, no follar con él.
—Buena chica —canturreó, luego sacó su pene de dentro de ella,
solo para golpearla una y otra vez.
Era indescriptible, el placer que sentía con cada duro empuje dentro
y fuera de su coño. Ella hizo juego con su ritmo, empujando hacia atrás
sus caderas y follándolo por primera vez, lo que lo hizo aún más
placentero.
Él la agarró aún más fuerte de las caderas, follándola más rápido y
sin retener nada como solía hacerlo.
Una nueva ola de placer rodó sobre su cuerpo a su velocidad
creciente, llevándola más cerca del borde de su clímax, sin embargo, él
continuó follándola, sin darle ninguna liberación. Cada vez que estaba a
punto de alcanzar su punto máximo, él se retiraba y la llenaba con dureza
unas cuantas veces, comenzando todo de nuevo.
—¡Mierda! ¡Por favor, déjame ir! —gritó ella, empujándose hacia él
más fuerte.
Vincent llevó sus manos al frente, agarrando sus pequeños y alegres
pechos y tirando de ella bruscamente hasta que su espalda estuvo en su
pecho. Una de sus manos subió a su barbilla, girando su rostro hacia un
lado para poder mirarlo a los ojos.
Un gruñido bajo escapó de su garganta.
—Eres mía, Lake.
Mirándole a los ojos, sabía exactamente lo que él quería, pero movió
las caderas, moviendo su pene dentro de ella en su lugar.
—Dilo —él gruñó, más fuerte esa vez, manteniéndola quieta y sin dar
su liberación.
Tantas personas habían sido propietarias de Lake, y finalmente,
cuando ya nadie la tenía, le estaba pidiendo que se sometiera a él. Era la
única cosa contra la que había luchado tanto.
—Soy tuya —le susurró a él y a ella misma. Lo dejó ver a través de
sus ojos para que lo creyera y no pensara que ella lo estaba diciendo solo
para que terminara follándola—. Soy tuya —le susurró de nuevo con
evidente necesidad en su voz.
Su boca reclamó la de ella en un posesivo beso antes de inclinarla
hacia atrás.
—Eres mía —le dijo, agarrando la parte superior de sus hombros
para golpearla más fuerte.
Con unos pocos empujes, gimió su liberación con abandono, su
cuerpo subiendo y bajando con las olas que la bañaban, solo para
continuar con su liberación. Su cabeza cayó al suelo, su cuerpo finalmente
se debilitó por todo lo que había pasado ese día.
Vincent contuvo el aliento antes de levantarla, acunándola en sus
brazos mientras se dirigía hacia las escaleras.
Para cuando su cabeza tocó la almohada, estaba tan agotada que no
se dio cuenta de que él no había permanecido a su lado hasta que oyó
correr la ducha. Se quedó dormida durante un tiempo, pero se despertó
ligeramente cuando la cama se hundió a su lado. Esperó a que él la
abrazara, y luego se sintió herida cuando no la tocó como si se hubiera
negado a hacerlo antes.
Girando, lo miró, viendo que la oscuridad aún reinaba.
—No me gusta cuando no me tocas —le confesó.
—¿Todavía quieres que te toque? —preguntó, aparentemente
sorprendido.
El corazón de Lake se estremeció al darse cuenta de que el peor lado
de él estaba un poco inseguro de sí mismo. Se deslizó un poco más cerca
de él para poder agarrarlo fácilmente.
—Sí. —Cuando él todavía no la tocó, susurró otra confesión—: Te
amo, Vincent.
Él se rompió, tocándole la cara antes de acercarla a su cuerpo
desnudo.
—Maldita sea nena, no deberías.
—Lo hago. Amo todo de ti. —Se derritió debajo de él, cediendo a él,
cuerpo y mente.
Te amo jodidamente tanto que nunca lo entenderás.
Realmente Me Gusta Cuando Gritan
Traducido por Mais

—¿A dónde vas? —Lake envolvió sus brazos alrededor del cuello de
Vincent, deteniéndolo de intentar atar su corbata.
Él agarró su trasero, levantándola del suelo y haciéndola envolver
sus piernas alrededor de su cintura.
—Tengo que ir a trabajar. ¿Aún no estás cansada de follarme?
Lake había sido follada por Vincent sin misericordia durante dos
noches seguidas. Y mierda, no, no estoy cansada de ello aún. Aunque, no
pensaba que él necesitaba saber eso.
Se mordió el labio inferior, tomándolo entre sus dientes.
—Un poco.
Sus ojos se enfocaron en ella, pero el sonido de un toque en la
puerta lo hizo gruñir.
—Estás con suerte que él esté aquí; de lo contrario, te haría
inclinarte y te azotaría por ello.
¿Eh, por favor?
Después que la dejó en el suelo, agarró su mano y empezó a llevarla
por las escaleras mientras ella sacaba la imagen sexy de su mente.
—¿Quién está aquí?
Él le dio uno de sus besos calientes que siempre le hacían olvidar
todo lo que estaba pensando.
—Volveré esta noche, y no creas que no te azotaré por eso cuando
vuelva. —Dejó un desastre la sala de estar mientras se acercaba a abrir la
puerta.
—Espera, no… —Lake giró su cabeza para ver a su padre de pie en
el marco de la puerta. Lágrimas comenzaron a llenar sus ojos. No lo había
visto en tanto tiempo.
Corriendo hacia él, rompió a llorar cuando finalmente fue capaz de
abrazarlo de nuevo.
—Te extrañé mucho.
—Yo también a ti, mi niña.

***

Vincent salió de la puerta, pensando sobre los mejores jodidos días


de su vida. Nunca hubiese soñado en un millón de años que una chica
podía tomar todo lo que él tenía. Y luego agrega otra follada en lo alto. Sin
embargo, Lake sin duda lo estaba haciendo sentir consentido mientras
gustosamente la follaba cada vez que venía la urgencia.
Dejarla por primera vez en dos días era difícil, pero la había dejado
en las manos de su padre. Lake le había hecho prometer que no le diría a
su padre nada de lo que había sucedido, sin querer que se culpe a sí
mismo y gire en otra pendiente hacia abajo. Vincent solo había acordado
que no le diría hasta que pensara que su padre podría controlarlo. Vincent
mismo tenía que lidiar con dejarla ese día en la casa de su madre por el
resto de su vida. Por lo tanto, tarde o temprano, el hombre necesitaría
saber por lo que su hija había pasado.
Solo había una cosa que estaba en su camino de pasar para siempre
con Lake… el hijo de puta de Lucca.
Él le había dado un favor en efectivo cuando ella querría, y era
literalmente una tarjeta de libertad de “salir de la cárcel” en vida real.
Lucca era un hombre con tanto poder y determinación que podía hacer
que lo imposible suceda. Sip, como dejar que Lake desaparezca para
siempre.
Vincent precipitadamente tocó la puerta, sabiendo que él iba a tratar
lo mejor para evitar que eso suceda.
Cuando la puerta se abrió, rápidamente le hicieron ingresar.
—Mis abuelos están haciendo arreglos por un jodido falso funeral sin
cuerpo. Ellos deberían estar de vuelta en una hora.
Él levantó sus cejas.
—¿Una hora?
—Sí —dijo con desprecio, su mano agarrando su corbata—. ¿Qué
vas a hacer por mí por una hora completa?
Mirando a Ashley ante él absolutamente lo disgustaba. Ella era una
jodida tonta perra que no veía nada en frente de su jodida cara. No tenía ni
la más mínima idea de que él había matado a su padre, no es que pensara
que a ella le importara.
Ashley se había mudado a la casa de sus abuelos cuando su padre y
la madre de Lake se habían vuelto jodidamente locos y a ella no le había
importado una mierda su padre, solo asegurándose que el dinero que
dejara detrás fuera a su nombre. No solo eso, pero incluso si él le decía
que había matado a su padre ella todavía lo hubiese dejado entrar a su
casa. Ella quería follarlo por una razón: Lake.
Ashley quería cualquier cosa que Lake tenía, así que la oportunidad
de follar a su novio la tenía prácticamente salivando por la boca.
Vincent agarró sus muñecas, apretándolas con fuerza antes de
empujarla al suelo.
—Nada.
La puerta se abrió y luego el sonido de tacones chocando contra el
suelo llenó la habitación.
—Pero ella lo hará.
Ashley empezó a llorar.
—¿Q-qué está sucediendo? ¿Qué está haciendo esta perra aquí?
—Estoy tan contenta que me recuerdes. —Una dulce sonrisa cruzó
su rostro—. Pero debes llamarme Maria.
Vincent rió mientras fue a tomar asiento.
Los celos estaban claros en el rostro de Ashley cuando sus ojos
cayeron en la rubia en un vestido que ella moriría por tener. Luego sus
ojos fueron a sus una vez costosas bombas desnudas, que ahora estaban
cubiertas de manchas de rojo. Inmediatamente empezó a ponerse de pie.
—¡Perra! Sal de mi ca…
Golpeando su rostro con su tacón, Maria la observó caer de nuevo al
suelo, gritando.
—Realmente insisto en que me llames Maria.
—No la mates. Solo enséñale una lección en lo profundamente
cerrada que debe estar su boca. —Vincent no quería ganar esperanza si
ella iba más allá. No es que realmente me importaría una mierda, de todos
modos.
Ashley estaba gritando mientras sostenía su rostro sangriento.
Maria rió entre dientes sobre sus gritos.
—Realmente me gusta cuando gritan.
El siguiente grito fuerte explotó de la garganta de Ashley que tuvo a
Vincent casi con dicha. A mí también.
Soy Suya. Para Siempre.
Traducido por Mais

Había pasado una semana sin nada más memorable que follada
constante. Gracias a Dios.
Era lindo por casi no ser asesinada por una semana completa; sin
embargo, ella estaba comenzando a sentir la necesidad de ser un poco
mala. Había aprendido que un poco de maldad era bueno. Disfrutaba
siendo azotada por tanto el lado bueno y malo de Vincent. De acuerdo, tal
vez más por el malo.
Lake se subió sus calcetas un poco más y luego bajó su nuevo
vestido, pensando sobre toda la diversión que ella y Sadie habían tenido al
comprar con la tarjeta de crédito de Vincent. Sadie, por supuesto, había
tenido la mayor diversión gastando su dinero y hacerla comprar todo un
ropero completo de ropa de encaje de varias tiendas de sexo. Incluso
cuando él había visto la cuenta de la tarjeta de crédito, había dicho que
valía completamente la pena.
También había pasado toda la semana diciéndole que su deuda ya
estaba saldada y que iba a quedarse mucho más que el verano. Vincent
incluso había llenado una aplicación para ella para ir a la universidad en
la Ciudad Kansas. Lake no había dicho ni una palabra en respuesta, sin
embargo, y podía ver que eso lo estaba poniendo un poco enojado, que ella
no había completamente acordado. Pero eso va a cambiar por completo esta
noche.
—¿Realmente vas a hacer esto de nuevo? —dijo Elle nerviosamente
mientras salían hacia el pasillo y se colocaban en frente de la puerta.
Lake la miró fijamente, su mano ahuecándose sobre la puerta.
—Um, ¿cómo fue el sexo cuando llegaste a casa?
Elle rápidamente tocó la puerta.
Riendo ante su amiga, quedó en silencio cuando la puerta se abrió
de golpe.
—Eh… eh… estábamos preguntándonos si…
Ambas chicas tragaron con sus gargantas muy secas mientras sus
ojos iban hacia el muy sudado y musculo cuerpo, solo en pantalones
vaqueros colgando bajo sobre sus caderas.
—¿Sí, cariño? —Lucca le sonrió, cruzando sus brazos mientras se
inclinaba contra el marco de la puerta, su cuerpo completamente
bloqueando la vista.
Lake estuvo perdida un momento antes de que sus ojos volvieran a
su rostro.
—Nos preguntábamos si podrías llevarnos a Poison de nuevo —dijo
ella de golpe.
Mirándolas de nuevo, sus ojos observaron sus cuerpos.
—Tengo una mejor manera de ponerlos celosos, cariño. ¿Les
gustaría entrar y descubrirlo?
Si…
Elle se aclaró la garganta.
—No, gracias. Vamos a bailar, pero Vincent y Nero pagaron al
guardia para asegurarse de que no nos salgamos.
Lake mordió su labio, sacudiendo su cabeza cuando la miró por una
respuesta, incapaz de hablar. Ella tenía miedo de que su voz la traicionara.
Sus ojos rodaron sobre ellas una última vez.
—Es una pena. Denme diez minutos.
Las cabezas de Elle y Lake se movieron a un lado mientras él
cerraba la puerta, esperando asomar la mirada dentro. Cuando la puerta
se cerró, ambas soltaron la respiración.
—Maldita sea, ¿es malo que haya querido entrar? —Lake comenzó a
caminar en círculos, abanicándose a sí misma.
—Infiernos, no. También quería ver qué había allí, y jodidamente lo
odio. —Elle inclinó su espalda contra la pared, recostando la parte
posterior de su cabeza.
Lake miró a Elle.
—¿Equipo Lucca?
Elle la miró de vuelta.
—Tal vez por una hora… o un día…
Sip… un día a lo mucho.
Ambas prácticamente saltaron cuando la puerta se abrió, un fresco
Lucca duchado y vestido apareció.
—¿Están seguras de que no están tratando de ponerlos celosos? —
preguntó Lucca, caminando por el pasillo.
Elle trató de explicar:
—No, el punto no es ponerlos celosos. Ni siquiera bailamos con
nadie.
—Sí, es solo para divertirnos y ponerlos un poco enojados cuando
lleguemos a casa —agregó Lake.
—Ya veo. —Lucca pasó al guardia. Luego el guardia detuvo a Lake y
Elle detrás de él.
—Ustedes saben muy bien que no puedo dejarlas ir por el elevador,
especialmente cuando se ven así. Nero y Vincent me despedirán y patearán
mi trasero.
Lucca apretó el botón y sacó un par de billetes de cien de su bolsillo.
—Eres un mejor hombre que yo. Al menos yo hubiera tenido que
pedirles follarlas para dejarlas pasar. —Colocó el dinero en el bolsillo de la
chaqueta y envolvió sus brazos alrededor de los hombros de Lake y Elle—.
Aunque haz eso, y cortaré tu jodida garganta.
—No, señor, no lo haré. —El guardia retrocedió, dejándolas pasar.
—Me aseguraré de decirles que pongan una buena pelea, y mereces
más dinero por lo que haces. —Dejó a las chicas entrar al elevador.
El guardia asintió hacia él.
—Gracias señor.
Las bocas de Lake y Elle estaban en el suelo mientras la puerta se
cerraba.
Santo Jesucristo Dios todopoderoso, lamento…
—Entonces, ¿no quieres que le diga a Nero y Vincent que están en
Poison? —Lucca rompió el silencio cuando el elevador bajó unos cuantos
pisos.
Lake le reveló la otra razón por la que habían querido que él venga.
—Nop, nosotros queremos totalmente que lo hagas.
—¡Ahí están! Rápido, actúen sexy como lo hicimos la última vez. —
Lake rápidamente se movió detrás de Elle y colocó sus manos en sus
caderas, moviéndose detrás de ella.
—¡Oh, mierda, se ven enojados! —gritó Elle, mirando por la esquina
de su ojo con cuidado.
—Solo porque ellos ven lo que estamos usando. Lo superarán. —
Lake movió el cabello rubio-fresa de Elle a un lado de manera sensual, lo
que también mostraba sus increíbles pechos.
Ella observó a Nero colocarse en frente de Elle mientras ella sentía
manos envolviéndose en su cintura y dándole la vuelta. Estaba ansiosa por
descubrir con qué Vincent se iba a encontrar. La mejor jodida parte era ser
capaz de follar a dos chicos sin que sea traición. Lake se había aclamado
ser completamente la chica con más suerte en el mundo.
Su cabello fue agarrado y fue forzada a mirar en los ojos brillantes.
Mmm… Vincent malo.
Prácticamente leyendo su mente, agarró su cabello apretadamente,
jalándola hacia abajo así su boca estaba ampliamente abierta para que su
lengua se deslice dentro y la posea.
—Sabes que no tienes permitido usar mis jodidos trajes sin mí, y
sabes el castigo por escapar de mí —le gruñó.
Ella ya estaba sin aliento cuando él dejó de besarla.
—Y-yo no escapé de ti. Me aseguré que Lucca me trajera aquí a salvo
y le dije que te dijera a dónde estaba yendo. Pensé que te gustaría
encontrarme así aquí para ti. —Ligeramente se levantó el frente de su
vestido, revelando las calcetas altas de encaje.
Girándola y poniéndola de espaldas, sus manos fueron a lo alto de
sus muslos, luego agarraron sus caderas, jalándola contra su pene duro.
—Lo hago, así es lo mucho que lo aprecio, nena.
Lake movió sus caderas de la forma en que siempre lo mataba a él,
rodando su trasero hacia atrás en él hasta que su pene estaba
perfectamente entre las mejillas de su trasero.
—Buena chica —la aduló antes de morder su cuello.
Jodidamente amo cuando dice eso.
Ella continuó el movimiento, sintiéndolo ponerse más duro con cada
giro de sus caderas. Lake lo había tenido completamente erecto y
gruñendo en cuestión de minutos. Un par de giros más, y él…
Vincent fue sacado de su sueño cuando Lake fue jalada de su
agarre. Alzando la mirada, Elle la había jalado para bailar en frente de ella
mientras Nero bailaba presumidamente detrás de Elle. Todos estaban
bailando en un tren sensual, del cual Vincent no era parte.
Lake se rio de él cuando trató de agarrarla de vuelta pero Elle y Nero
mantuvieron sus caderas, evitando que se vaya.
—Te dije, imbécil, que te devolvería todo por tu mal cálculo —siseó
Nero y se rió de él al mismo tiempo.
—Hijo de puta, yo no te interrumpí cuando Elle estaba chupando tu
pene en el ropero. —Agarró de vuelta a Lake cuando Elle soltó sus manos
en sorpresa—. Esperé incluso después de eso.
Lake se rio histéricamente mientras Vincent rápidamente la movía a
través de la multitud, lejos de Nero. Vincent luchaba tan sucio como
hablaba, y ella no creía que Nero iba a volver a hacer eso pronto.
Llevándola a un sitio silencioso en la parte de atrás, la empujó
contra la pared, recostando su mano sobre su garganta y frotando su
pulgar sobre su pulso.
—Te amo.
—Yo también te amo —le dijo ella, dejándole sentir que era cierto. No
había esperado esas palabras de él después de haberla empujado contra la
pared. Mmm… amo el Vincent bueno.
—¿Lo haces? —continuó frotando su pulso.
Ella miró hacia sus ojos azules bebé.
—Le pedí a Lucca mi favor hoy.
Su pulgar dejó de moverse.
—¿Qué le pediste?
Viendo el nerviosismo en sus ojos hizo que su corazón anhele
deshacerse de este.
—Le pedí que convierta a mi padre en un hombre hecho a sí mismo.
Alejando sus manos de su cuello, las colocó al lado de su rostro.
—¿Lo hiciste? —susurró con fuerza, presionando su cuerpo en el de
ella.
—Sí —susurró ella de vuelta, diciéndole que era su para siempre en
una palabra.
Ese único favor de Lucca era la única cosa que la hubiese alejado de
Ciudad Kansas y de Vincent para siempre.
Lake había tomado el consejo de Lucca de buscar en Google las
reglas de la mafia y encontró que solo unas cuantas veces en la historia
una familia famosa había convertido a un mafioso sin raíces italianas.
Cuando ella le había pedido que esta fuera una de sus excepciones, Lucca
le había dicho que lo lograría. Ella había sellado su suerte para siempre en
el momento en que pidió que su padre sea convertido. No había el escapar
de la mafia cuando tu padre era convertido. Aunque no importaba.
Planeaba quedarse con Vincent hasta el fin de los tiempos.
Él siempre me encontrará. Siempre me salvará. Es mi familia ahora.
Yo soy suya. Para siempre.
Cuando él la besó con fuerza y ella vio la pasión en sus ojos, una ola
de placer corrió a través de ella que lo complació.
La mano de Vincent fue debajo de la parte posterior de su vestido, y
encontró que no estaba usando bragas. Apretó su trasero desnudo.
—Buena chica.
Todos sufren de un día malo.
Otros sufren durante meses.
Solo debes saber que el sol se elevará mañana,
Y luego el viento puede soplar en tu cabello de nuevo.
Rendirse es fácil,
Pero la vida misma vale la pena.
Así que despierta mañana.
Es otro día más cerca, otro paso hacia sentir el viento.
Vale la pena despertar mañana para ver terminar tu
sufrimiento.
-Sarah Brianne.
Chloe (Made Men #3)

El rostro cicatrizado de Chloe la hace la


rara de la escuela.

Su reflejo es un recuerdo constante de


cómo las obtuvo. El hombre que la marcó
no solo caza sus sueños, sino también su
realidad.

Sus pesadillas no se van con la luz del


día.

Dos hombres quieren salvarla de sus


pesadillas.

Ambos son de la mafia, esperando una


puerta que ella no quiere abrir.

Amo, el soldado y Lucca, el subjefe.

La Bestia y el Coco.

¿A quién escogerá?

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