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Mew Rincone Mew Rincone
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Jane ♥ Revisión y Lectura Final
Lorellerena
Karlix
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Mais020291 Mew Rincone
Índice
Agradecimientos Capítulo 28: Nixon
Índice Capítulo 29: Phoenix
Dedicatoria Capítulo 30: Nixon
Reconocimientos Capítulo 31: Chase
Sinopsis Capítulo 32: Chase
Prólogo Capítulo 33: Chase
Capítulo 1: Nixon Capítulo 34: Chase
Capítulo 2: Nixon Capítulo 35: Phoenix
Capítulo 3: Chase Capítulo 36: Chase
Capítulo 4: Nixon Capítulo 37: Chase
Capítulo 5: Nixon Capítulo 38: Chase
Capítulo 6: Chase Capítulo 39: Chase
Capítulo 7: Nixon Capítulo 40: Nixon
Capítulo 8: Chase Capítulo 41: Chase
Capítulo 9: Nixon Capítulo 42: Chase
Capítulo 10: Chase Capítulo 43: Nixon
Capítulo 11: Nixon Capítulo 44: Chase
Capítulo 12: Nixon Capítulo 45: Phoenix
Capítulo 13: Phoenix Capítulo 46: Chase
Capítulo 14: Chase Capítulo 47: Chase
Capítulo 15: Nixon Capítulo 48: Phoenix
Capítulo 16: Nixon Capítulo 49: Chase
Capítulo 17: Phoenix Capítulo 50: Nixon
Capítulo 18: Chase Capítulo 51: Nixon
Capítulo 19: Nixon Capítulo 52: Nixon
Capítulo 20: Chase Capítulo 53: Chase
Capítulo 21: Nixon Capítulo 54: Nixon
Capítulo 22: Chase Capítulo 55: Chase
Capítulo 23: Nixon Próximo libro
Capítulo 24: Phoenix Sobre la autora
Capítulo 25: Nixon Info. R&R.
Capítulo 26: Chase Créditos al foro.
Capítulo 27: Chase
Sinopsis
¿Morirías por la persona a quien amas?
Nixon Abandonato hizo su elección. Y ahora ha de pagar el precio.
Tracey es el amor de su vida, pero estar con él ha hecho de ella un objetivo para los
enemigos de su familia. La única manera de mantener a Trace con vida es
convenciendo al mundo que ella no significa nada para él.
Al final, un sacrificio debe ser hecho. Una vida por una vida. Porque,
¿qué mejor manera de cubrir una multitud de pecados que con la sangre
de un pecador…?
Para todas esas chicas allí afuera que quieren ver al chico malo
redimido… Y para mi grandioso, grandioso grupo de lectores quienes hacen
de lo que hago el mejor trabajo del mundo! Los amo a todos!
En primer lugar, tengo que agradecer a Dios, él es totalmente la razón por la
que soy capaz de hacer cualquier cosa, y estoy muy agradecida cada mañana que
despierto y hago lo que amo.
Esposo, lo siento, sigo llevando mi computadora a la cama, pero gracias por ser
lo suficientemente impresionante para besarme de todos modos y apagar las luces,
incluso cuando estoy escribiendo las dos de la mañana!
Además, me siento muy mal… En mis últimos agradecimientos, ni una vez dije
gracias a Erica Silverman, mi increíble, increíble agente. Ella es como el soldado que
quieres en tu equipo durante el juego de Captura la Bandera, ella es tan
impresionante. Y yo soy muy competitiva, por lo que esto funciona.
A Grand Central Publishing, por su enorme corazón. Han sido tan increíbles en
este proceso. Las palabras no pueden ni empezar a describir lo increíble que ha sido
mi experiencia con ustedes!
Para mi equipo de la calle, los lectores beta, y todos los bloggers. Gracias a
todos y cada uno de ustedes que toman página y páginas. Sólo sepan que aprecio
tanto su amor y apoyo. No sería nada sin ustedes y estoy muy agradecida y honrada
que ustedes no sólo siguen leyendo, sino que me animan! Los amo chicos!
Prólogo
TRADUCIDO POR ENI & CORREGIDO POR KARLIX
—¡Tú, estúpida perra! ¡Sé que lo estabas mirando esta noche! ¿Crees que no me di
cuenta?
—¡No lo hacía! —Mi mamá se limpió las lágrimas y trató de tomar las manos de mi
padre, pero él la empujo al piso y la pateó en el estómago.
Asustado, miré alrededor buscando ayuda. Chase estaba justo a mi lado; podía ver
como se volvían blancos mientras apretaba sus manos en puños. Estaba tan impotente
como yo. Tragué cuando mis ojos se dirigieron hacia mi tío Tony; lentamente me miró.
Se quedó inmóvil en un rincón, con su mirada sin emoción. ¿Quería que me sentara allí
y observara? ¿Qué viera mientras mi padre mataba a mi mamá? ¿No se suponía que los
hombres protegían a los que amaban? Sentí mis fosas nasales abrirse en una furia
silenciosa. Alguien tenía que hacer algo.
—¡Ma! —Corrí hacía ella, apartando a mi padre del camino. Tenía que salvarla,
tenía que protegerla—. ¡Ma!
—No puedes.
—Nixon, eres mi mejor amigo en el mundo entero, pero papá dice que si haces que
tu padre se enoje de nuevo, él sólo va a volverse en tu contra. Tal como lo veo, él va a
desmayarse pronto de todas maneras.
—Pero… —Miré a mi mamá. Me dio un aterrador asentimiento en silencio antes
de que mi padre le diera un golpe en su cara. Sus ojos se cerraron cuando su cabeza
golpeo el suelo. Vi sus labios moverse así que podía decir que aún estaba respirando.
Viva. Estaba viva, esta vez. Paralizado por el miedo, me quedé viendo, contando los
segundos entre cada débil respiración, esperando, rezando porque ese no fuera el
último.
—Nixon, vamos.
Chase me agarró por el brazo y me llevó afuera. En el minuto en que mis pies
tocaron la hierba salí corriendo. Esforcé mis piernas hasta que dolieron, deteniéndome
finalmente en el árbol más lejano de nuestra propiedad.
—Nixon. —Chase estaba detrás de mí, sin aliento, pero aún así detrás de mí—. Lo
siento, Nixon. Lo siento mucho.
Asentí. Sabía que era lo correcto para decir, que él lo sentía; También lo sentía yo.
Sentía que un día no escucharía a Chase y ese día, mataría a mi padre por lo que le
estaba haciendo a mi mamá. Lo mataría e iría al infierno por eso, pero no me
importaba. Papá dijo que iría allí de todos modos.
—Uno que será para siempre. Uno que protegerá a las personas en lugar de
lastimarlas.
—¿Cómo hacemos eso? —De repente, estaba interesado. ¿Qué, si pudiera hacer
que todo mi dolor desapareciera? ¡Qué, si pudiera salvar a todos!
—No, eso suena débil. Tenemos que sonar…más poderosos que eso.
Mis ojos se dirigieron hacia la carretera, y un cartel se veía en el suelo. Decía
elección.
—Tex y Phoenix. Querrán hacerlo. —De repente, parecía que un peso estaba
siendo levantado de mis hombros de doce años—. ¿Debemos darnos la mano?
—Sí. —Chase estrelló su mano contra la mía mezclando nuestra sangre—. No hay
vuelta atrás, Nixon.
Presioné mis dedos contra mis sienes y observé, reproduciendo ese momento
una y otra vez en mi cabeza mientras el contorno de Chase y Tracey parpadeaban a
la luz de la luna. ¿Realmente él me haría esto a mí? ¿Después de toda la mierda por la
que habíamos pasado? Medí su reacción, esperando que estuviera equivocado.
Rogándole a Dios que Trace sólo por esta vez me escuchara. Sus ojos parpadearon
con interés por unos breves segundos antes de mirar hacia el suelo.
—Mierda —Esperé en las sombras. Una parte de mi sabía que esto pasaría. La
parte que me dijo que enviara mis sentimientos al infierno e ignorara todas las
señales de advertencia que había estado viendo. Pero ahora, parecía demasiado
tarde. Me quedé, plantado donde estaba, observando, esperando.
—No estamos haciendo nada —dijo Chase en voz baja, alcanzado la mano de
Trace—. ¿No es así? —Él me miró directamente, sin embargo todo lo que vio fue una
sombra. Sabía que estaba bien escondido—. ¿No te sientes de la misma manera?
—Pero lo es —Chase la agarró de nuevo. Esta vez su mano agarró la suya en una
especie de abrazo íntimo, pensé que iba a vomitar por todo el suelo. El aire exterior
era frío como el infierno mientras pequeños pedazos de hielo trataban de encontrar
su camino dentro de mi abrigo de lana.
Chase la acercó hacia él. Ella cayó contra su pecho y lo miró a los ojos.
Chase suspiró. —¿Lo que debí haber hecho hace mucho tiempo? —Agarró la
parte trasera de su cabeza y tiró de ella para darle un beso. Sus labios se tocaron.
Realmente, eran las noches las que me preocupaban. No sabía en quién confiar.
No estaba seguro de si podía confiar en mí mismo. Si algo le sucedía a Trace de
nuevo, nunca me lo perdonaría. De la manera en que iban las cosas, estaba teniendo
problemas en mirarme en el espejo después de la forma en que la había tratado en
las últimas semanas.
Violada. Ella estuvo jodidamente cerca de ser violada por alguien que una vez
había llamado amigo. Y ahora… ahora su abuelo estaba escondido, de nuevo. No
puedes simplemente dispararle a un jefe de la mafia y sin una maldita buena razón y
él no tenía una pierna para ponerse de pie. Fue crucial que averiguáramos quién
había asesinado a los padres de Trace, porque si fueron los de De Langes como yo
sospechaba, al menos, su abuelo no recibiría un disparo, o peor, ser torturado por
hacer lo que era correcto.
Gemí mientras veía correr a Chase al lado de Trace y agarrar su mano. Bueno, yo
podría manejar una gran cantidad de cosas. Armas, violencia, gente que no conoce
su lugar de este mundo olvidado de Dios, pero ¿mi mejor amigo besando la mano de
mi novia? ¿La misma chica de la que he estado enamorado toda la vida? Sí, yo
malditamente iba a asesinarlo si él hace algo para arruinarlo.
Ella es lo único que tengo. Quiero decir, tengo mi hermana, pero mis padres ya
no están. Mi madre murió cuando yo era más joven, de la mano de mi bastardo
padre, y mi padre, bueno… yo bailaría sobre su tumba si eso no me hiciera quedar
como un verdadero idiota. El hecho es, que yo necesitaba a Trace; ella no era más
que una chica para mí, era mi tabla de salvación. Estaba aterrorizado de que si
llegara a perderla, me perdería, perdería todo lo que me mantenía conectado a
tierra y en un sano juicio.
—Cierto. Yo estoy bien, tú estás bien, todo el mundo está bien. Oh, mira, creo
que te ha brotado un arco iris del culo.
Tex sonrió y se metió sus manos en los bolsillos. —Oh, tu sabes, para hacer tu
vida miserable. Eso y porque tu hermana caliente me prometió que me encontraría
con ella antes de su primera clase.
—¡Lo haré!—Tex me hizo un saludo militar—. ¡No viajes sobre el arco iris, sol!
—¿Sí? —Traté de no parecer tan irritado como me sentía. Tal como estaban las
cosas, sabía que estaba a sólo unos cinco segundos de perder mi mierda—. ¿Qué
puedo hacer por usted?
Mis palabras tenían un doble significado. Mi pregunta sería qué podía hacer por
él. Él sabía quién era; sabía sobre lo que hizo mi familia. Siempre seleccionaba mis
palabras con cuidado por esa misma razón. La mayoría de las personas piden
favores en público, no en privado. Así que, el arte del engaño era mi especialidad. Si
él respondía que necesitaba algo de qué encargarse, entonces sé que quiere tratar
con Nixon Abandonato, jefe de la mafia. Si él se ríe y comienza a echar bronca sobre
las instrucciones sin sentido de la escuela, entonces sólo quiere hablar con el viejo y
simple Nixon.
A veces me preguntaba que sería ser normal. Por ejemplo, ¿qué se siente usar
jeans sin ocultar una pistola en tu pierna? ¿O no sentirse desconfiado de cada
persona que te mira de reojo? Dormir estaba sobrevalorado, y ahora andar con la
adrenalina pura.
—Tenemos un nuevo estudiante —La mirada del señor Ryan parpadeó al frente
de la sala. Mis ojos siguieron a los suyos. La ira se mezcló con la adrenalina al mismo
tiempo, haciendo que mis manos temblaran cuando los hice puños.
—Mierda —Unos pocos estudiantes miraron en mi dirección, luego regresaron
a sus teléfonos cuando mis ojos lentamente llegaron al nuevo estudiante.
Probablemente podría gritar “fuego” y sus traseros seguirían plantados firmemente
en sus asientos. Idiotas, todos ellos.
—Oh. —Un silbido de aire se escapó de mis labios mientras marchaba hacia su
escritorio—. Se podría decir eso.
—Bien —el Sr. Ryan dijo detrás de mí—. Si pudieras mostrarle los alrededores,
sería de mucho aprecio. Después de todo, eres el presidente del consejo estudiantil.
—Por supuesto que no. —Agarré los lados de su escritorio y acerqué mi cara
hasta que estaba a centímetros de la suya—. Simplemente no creo que seas lo
suficientemente estúpido para elegir un bando.
Desde que Faust había acusado a Trace de tú te lo buscaste, cuando casi fue
violada, ha estado en mi lista de mierda. Era de una de las familias originales
Sicilianas y un gigantesco dolor en mi trasero.
—Por supuesto que no. —Faust sonrió, sus ojos se oscurecieron con
satisfacción petulante mientras asentía y respondía—: Es sólo el principio.
Capítulo 2
TRADUCIDO POR EVARG7 // CORREGIDO POR KARLIX
E
l minuto en que la clase se terminó, fui hasta el escritorio de Faust. Debí
haberlo visto venir—la cuál era la otra razón para que Chase fuera el
guardaespaldas de Tracey en mi lugar—No estaba pensando claramente
y todo era por culpa de ella—Mi concentración estaba en protegerla, pero, en el
proceso, estaba perdiendo mi toque.
Tenía que poner el miedo de Dios en Faust antes de que volviera y reportase lo
que sea que la familia de Sicilianos había mandado.
Sonreí mientras la adrenalina corría por mi sistema. Apreté mis manos para
formar puños y me deleité en el sentimiento de sangre disparándose por mis venas.
Oh, demonios, no. Me lancé a por él. Justo cuando se apartaba de mi camino,
atrapé su pie. Trastabilló, golpeando su cuerpo contra el suelo. Lo arrastré del pie
hasta la ventana más cercana que pude encontrar y la abrí.
—No me matarías.
—Lo haría. —Parpadeé—. De hecho, la idea me seduce cada vez más mientras
miro a tu repulsiva cara.
—Piensa, Faust.
Aturdido, sólo pude sujetarlo en posición. Olvida matarlo; quería saltar por la
ventana yo mismo.
Todas las familias menos los Nicolosi. Pensaría que habían enviado a una de las
familias originales Sicilianas, pero no la familia original.
No la familia que el abuelo de Trace había forzado a dejar Estados Unidos sin
ayuda —cuando habían tenido el suficiente dinero y poder para tener voz en el
asunto—Lo que era peor—nuestra familia los había ayudado a hacerlo. Claro que
todo eso pasó antes de que el drama de Romeo y Julieta llegase a escena con todos
nuestros padres, pero aún así.
Hijo de puta.
—Nah… —Negué con la cabeza y le ofrecí una sonrisa—. Eso sólo te llevaría a la
muerte.
—Gracias.
Había llegado a la mitad del pasillo cuando la voz del Sr. Ryan gritó—: Tú, eh,
tienes un cuchillo saliendo de tu pierna.
Mierda. Baje la mirada. Así que por esto estaba sonriendo Faust. No lo había
sentido. Estaba tan acostumbrado a que me molieran a palos que raramente
reaccionaba cuando era atacado. Cuando reaccionas por dolor o miedo, te detienes,
dándole a tu enemigo tiempo para matarte.
E
n serio, tenía que dejar de hacer enojar a Nixon, pero besar a Trace en la
mano había sido una reacción instintiva. Sí no quería que fuera amistoso
con su novia, no debió haberme ordenado ser su guardaespaldas
personal cada maldito día de la semana escolar. Estaba viviendo en el infierno y sólo
yo lo sabía.
—Me parece bien. —La acerqué más—. Él se está haciendo cargo, Trace. Nadie
lo ha visto en dos semanas. Está escondido o al otro lado del Atlántico. No es lo
suficientemente estúpido para atacarte de nuevo. Deja a Nixon hacer su trabajo.
Puede que no seamos capaces de matarlo por lo que te hizo, pero estamos seguros
que podemos hacer su vida un infierno.
Trace asintió, pero no dijo nada. Sabía que todavía estaba traumatizada por
toda la dura experiencia. Mierda, yo aún estaba traumatizado y había hecho mi
parte de trabajo sucio en nombre de la familia Abandonato. Encontrarla en el suelo
con su ropa ensangrentada y desgarrada fue una de las experiencias más horribles
de mi vida.
No significaba que no pudiera soñar con su muerte cada maldito día. Parecía
injusto que el bastardo pudiera respirar el mismo aire que Trace, dejarlo estar
alrededor como si no hubiera tratado de matarla.
Los profesores me odiaban. Nixon era el chico de oro, una especie de dios en
este lugar. Yo era solo su asistente, el que hacia el trabajo sucio. No ayudaba que
mis calificaciones eran menos que estelares desde que había estado tratando de
hacer mi tarea mientras Trace dormía. Era el único tiempo libre que tenía.
Mantenerla segura era un trabajo a tiempo completo. No era que me estuviera
quejando.
Los ojos afilados del profesor estaban enfocados en mí con una indiferencia
escalofriante. —Estás usando botas sin cordones, el sol está brillando, y una llegada
tarde más y tus notas caen, Trace.
—Tu compañero se enfermó, así que, hoy trabajarás con Chase. —Con eso, el
profesor malhumorado caminó hacia la parte delantera del salón—. Ahora, hoy
vamos a trabajar en juego de pies y técnicas de defensa personal. Los paquetes de
instrucciones están en el escritorio; asegúrense de trabajar a través de todos las
situaciones antes de irse.
Trace se quejó a mi lado y fue a buscar un paquete. Su rostro cayó mientras leía
la primera página.
Tomó la mano de Trace y se la aprieto. —Sólo somos tú y yo, Trace, ¿bien? Vas a
poder con esto, y ¿sabes por qué?
—Porque eres una Alfero. —Apreté los dientes y la acerqué a mí—. ¿Los Alfero
dan marcha atrás?
—Diablos no —asintió.
—¿Dejas que las personas pasen por encima de ti? ¿Dejas que te ataquen, Trace?
—Buena chica. —Asentí—. Ahora, trata de no olvidar que soy yo, no Phoenix.
Ten cuidado con mi anatomía, y me gustaría, ya sabes, tener hijos en el futuro algún
día.
Rodando los ojos, tomó postura a mi lado. Murmuré una oración mientras
rápidamente le hice una zancadilla y la empujé contra la colchoneta. Ella luchó
contra mí, pero sostuve con firmeza sus muñecas por encima de su cabeza, justo
como Phoenix la tenía. Mierda, eso me estaba matando. Su rostro se contrajo de
dolor cuando cerró los ojos y sacudió la cabeza de un lado para otro. Esperé a que el
miedo pasara, esperé el momento en que su cuerpo cambiara de estar aterrorizado
a estar enojado. Pero era duro como el infierno. Podía dispararle a un hombre que
me doblaba la edad a sangre fría. Había enterrado más cuerpos de los que podía
contar.
—Lucha.
Se retorcía debajo de mí, podía ver el pánico brotar de sus ojos. Tal vez estaba
equivocado, tal vez se desplomaría bajo la presión, pero tenía que aprender a
defenderse por sí misma. Por mucho que quisiera estar, sabía que no era parte de su
futuro, no sería capaz de protegerla siempre. La agarré más fuerte. Las fosas
nasales de Trace se ensanchaban mientras tomaba respiros profundos.
—Trace —le susurré con voz ronca mientras su cuerpo se movía contra el mío.
Mierda, no contaba con mi respuesta física hacia ella, estar tan condenadamente
cerca… Maldiciendo, traté de enfocarme—. Piensa, Trace, piensa en cómo mover
mi peso, o usarlo como ventaja.
En una situación así, siempre era sabio no luchar en contra sino con. Trace usó
su otra pierna para girarla alrededor de mi cuerpo y luego me empujo lentamente
de modo que estaba de costado y ella estaba encima de mí. Sin embargo, no fue
capaz de ganar suficiente apalancamiento. En segundos la tenía en su espalda de
nuevo.
En ese momento, al ver un poco de sudor corriendo por su rostro, odié a Nixon
una vez más. Porque nos estaba torturando. Él sabía lo difícil que era para mí
mantener mis garras lejos de lo que no era mío para tocar, sin embargo, confiaba lo
suficiente en mi para ponerme en esta maldita situación todos los días.
Su cuerpo se sentía tan bien debajo del mío, casi podía olvidar que esto no era
real, que no éramos solamente amigos, que éramos algo más. Mi pecho se contrajo
cuando Trace envolvió un brazo alrededor de mi cuello y me tiró hacia abajo; mi
boca golpeó su mejilla, no fuerte, pero ese toque, ese chisporroteo de mis labios
rozando su piel, fue suficiente para enviarme al abismo.
—Eso es —dije con voz ronca—, ahora, usa tu pierna otra vez.
Trace lo intentó de nuevo; esta vez fue capaz de ponerme de espaldas antes de
que la volcara de nuevo.
—Claro que no. —Apreté los dientes y me apoyé hacia abajo para que todo el
peso de mi cuerpo estuviera en ella—. No lo tienes, todavía no lo tienes. Que Dios
me ayude, pero te mantendré clavada a este maldito suelo todo el día si no luchas
contra mí como si tu vida dependiera de ello. Vamos, otra vez.
Sus ojos destellaban ira cuando envolvió sus brazos alrededor de mi cuello otra
vez. Nuestras bocas estaban a sólo centímetros, ambos respirábamos con dificultad
por el esfuerzo. Corrección: Ella respiraba con dificultada por el esfuerzo. Yo
respiraba con dificultad por el supremo autocontrol que me tomaba mantener mis
labios alejados de los suyos y mi ropa en mi cuerpo.
Hijo de puta.
—¡Lo hice! —Su pecho subía y bajaba con esfuerzo; su camiseta blanca sudada
estaba presionada contra su cuerpo.
—¿Quién?
Me reí. —No importa. Ahora, quítate de encima antes que te tiré de nuevo
contra el suelo.
Se rió.
Yo no lo hice.
Colgaba de un hilo. Vaya pues, nuca entendí esa expresión hasta ahora.
Fantástico.
Capítulo 4
TRADUCIDO POR 3LIK@ // CORREGIDO POR KARLIX
L
e envié un texto rápido a Chase para que me busque en nuestro lugar de
reunión en el campus, o como Trace lo llama, la Bat Cueva. Tenía
exactamente diez minutos para limpiar la sangre de mi cuerpo y
cambiarme de ropa.
Para ser sinceros, he estado limpiando la sangre de mis manos los últimos diez
años de mi vida, así que no era una experiencia nueva para mí.
Tomé una cerveza de la nevera y agarré sal y bicarbonato de soda. Tiré de mis
jeans y los metí en agua fría, y luego hice una pasta con las cosas domésticas.
Después de frotar, fui y los metí en la lavadora.
—Si tan sólo estuvieras lavando tus pecados… —dijo una voz detrás de mí.
—Ah, las malditas ofensas. Dime, ¿Qué tal estuvo los Estudios de la Mujer?—Me
di la vuelta para ver a Chase y a Trace colocando sus bolsos en el sofá.
¿Estaba mal que yo odiase lo mucho que la echaba de menos, también? suspiré y
la atraje a mis brazos. Dios, ella olía tan bien. Siempre me tranquilizaba abrazarla.
Tenerla en mis brazos era lo más cercano al cielo que alguna vez pudiera tener.
Poco a poco desato sus manos detrás de mí cuello y beso sus dedos. Me
gusta esa conversación. ¿Así que pateaste el trasero de Chase? Ya era hora, diría.
¿Por qué tendría que pasar algo? preguntó Chase detrás de ella.
¿Perdón?
Olvídalo. Chase se levantó del sofá—. Mira, me tengo que ir. Señaló la
puerta . A tomar un descanso de los detalles de seguridad. Volveré por ella para su
última clase y tú y yo podemos charlar, ¿de acuerdo?
Me tomó cinco segundos decidir exactamente cómo iba a matarlo en el acto por
ponerla en esa posición. Diez segundos después, sentí unos celos enfermizos de
que su cuerpo estuviera presionado contra el suyo, casi tomo mi arma y voy tras él.
Apreté sus caderas con mis manos y lentamente las levante. Miré su cuerpo
perfecto encajar como una pieza faltante en mi rompecabezas. —Cualquier hombre
sería un idiota para no tener un problema de erección en sus pantalones a tu
alrededor, Trace. Y esa es la verdad.
Gruñí y tiré su cabeza hacia la mía, aplastando mis labios contra los suyos.
Deslicé mi lengua más allá de la barrera de sus labios y me prometí que ella olvidaría
que Chase la tocó hoy. Es cierto gruñí bajo en mi garganta—. No hay problema
alguno. Básicamente soy un santo Llevé sus manos a mi pecho y más abajo, a mis
boxers—. Necesitas saber una cosa, cariño.
—No estás lista, por lo tanto tengo que hacerlo. —La aparté con suavidad y
tomé su rostro con mi mano derecha—. No te estoy diciendo todo esto para que te
pongas toda sensiblera y que te espantes. Sólo quiero que sepas lo que está en
juego.
Me reí entre dientes. Sí, aunque pueda que sea irreconocible ahora.
—Nixon, no lo…
—No has terminado esa frase, supongo que no es el lado Alfero en el que él
quiere que estés.
—Está bien. —Estábamos solos lo sabía, pero… una persona nunca podría ser
demasiado cuidadosa—. Déjalo.
Odiaba tener que ser duro con ella. Odiaba que fuera necesario con el fin de
protegerla. Si ella sabía dónde estaba, ella estaría haciendo de sí misma un objetivo.
Lo sabía, y eso era suficiente.
—Cierto.
—No estoy… —Trace cerró los ojos mientras su rostro flameaba de un rojo
brillante.
Me eché a reír y fue a la habitación para encontrar algo sin sangre en él. No es
como si fuera estar libre de manchas. Después de todo, era como mi marcador,
sangre.
Una vez que estuve vestido, volví para encontrar a Trace acostada boca abajo
en el sofá, su respiración era profunda.
Miré el reloj. Ella tenía clases exactamente en diez minutos. Le envié un texto
rápido a Chase que iba a robarme a Trace el resto de la tarde. Respondió
rápidamente, que no le importaba y que iba a ir a buscar una chica caliente con
quien salir. Mientras que no sea mi chica caliente, yo estaba bien con eso.
Le golpeé en el trasero tan duro y me reí cuando ella cayó del sofá y me miró.—
¡Qué sucede contigo! ¡Tú no puedes ir despertando a la gente de esa manera! Podría
tener…
—¿Por qué?
—Porque quiero.
—¿Por qué?
Di gracias, Trace, y que Dios me ayude si dices por qué una vez más, te voy a
llevar de nuevo al dormitorio y haré mi voluntad contigo hasta que no puedas
preguntar por qué nunca más.
Bien. Ella bostezó y estiró los brazos por encima de su cabeza—. ¿Necesito
enviarle un texto a Chase?
No, acabo de hacerlo. Dijo que está por salir con alguna chica. Es evidente que
te estás metiendo con su encantamiento.
—No te sientas mal por él. El hombre podría encantar a cualquiera con pulso y
probablemente podría utilizar este tiempo como una forma de hacer algún tipo de
ritual de purificación.
Ella asintió con la cabeza y tomó mi mano. Así que, ¿a dónde vamos?
—Nixon Abandonato.
—¿Qué?
Sí. Me lamí los labios. Mi lengua tocó el metal de mi aro en el labio. Casi
podía saborear su caliente boca en la mía.
¿Ah, sí? Sus ojos estaban dilatados mientras me miraba de arriba abajo—.
¿Qué es eso?
Sonreí. Ya lo verás.
¿Qué es este lugar? Trace levantó la mano como sombra sobre sus ojos y
miró a la mansión.
Era una impresionante de cuatro plantas, con más de trescientas habitaciones.
Me encantaba este lugar, me encantaba visitarlo. Había sido mi refugio cuando mi
padre me golpeaba. —Mi primo Sergio se encarga del lugar mientras su padre
cumple su condena. —La llevé detrás de la casa.
Nos gusta pensar en ello como una oportunidad para una reunión familiar.
Una voz interrumpió. Me reí cuando Sergio le hizo un guiño a Trace y tendió la
mano—. Ha pasado mucho tiempo, Nixon. —Su cabello oscuro y ondulado estaba
atado en la nuca. Era un corte presentable, para uno de los inusuales que no eran
rebeldes contra la formalidad de estar en la mafia. Su camiseta azul estaba pegada
al pecho mientras permanecía de pie en frente de Trace.
Sergio se echó a reír. Eso me han dicho. —Le tendió la mano. Cuando ella le
dio sus dedos, él le besó los nudillos y sonrió—. Supongo que los rumores son
ciertos.
Sí, ese lamento está listo para tomar a otro primo. Le di una palmada en la
espalda—. No me hagas amenazarte, también.
Ella miraba entre nosotros y se encogió de hombros. —La forma en que lo veo,
todo nombre Siciliano suena como algo salido de una película de la mafia o a…
—No importa. Así que, linda casa. —Trace trató de cambiar de tema.
Tengo que aprender cuándo callar Se puso las manos sobre su rostro—. A
nombres de estrellas porno. ¿Bien?
Sergio y yo nos echamos a reír. Maldita sea, me encanta esa chica. Las puntas de
las orejas quemaban de color rojo brillante mientras se cubría el rostro con las
manos.
Sabes dijo Sergio con una voz grave—, no es por presumir pero no estás
demasiado lejos con tus suposiciones, yo…
Abrí la boca para contestar, pero Trace estaba corriendo hacia el campo de las
vacas.
Ya veo Sergio se rió entre dientes mientras veíamos a Trace correr hasta la
cerca y estar de pie sobre ella.
Ellos quieren conocerte. Sergio metió las manos en los bolsillos—. Eso es
todo lo que he oído. Es tu llamada, Nixon. Si deseas reunirte con ellos, poner a
prueba tu capacidad de mantener la paz, no te quitaré eso.
¿Pero? Crucé los brazos y seguí observando a Trace reírse mientras no tenía
una sola preocupación en el mundo.
No Sergio pateó la hierba a sus pies y sacó una pistola de la parte de atrás
de sus jeans—. Estoy aquí para aconsejarte en secreto. Me gusta mi vida. ¿Ser un
Elegido? ¿Regresar al centro de atención contigo y Chase? No. Soy más útil haciendo
lo que hago.
—Un fantasma.
Uno muy bueno Sergio golpeó mi espalda con su mano—. Toma, déjala
utilizar esta pistola. Era de mi madre.
Tomé el arma de sus manos. Era más delgada y más pequeña que la mía; Sería
un arma perfecta para que Trace aprendiera. Gracias por esto.
Hago lo que puedo. Ahora, trata de mantenerte con vida. Su camisa azul se
desplegaba en el viento mientras metía sus brazos en sus bolsillos y se alejaba.
S
oy muy mala en esto —dijo Trace por décima vez—. No entiendo cómo
puedes dispararle a algo sin caerte. —Acerqué su cuerpo al mío y envolví
mis brazos a su alrededor para ayudarle con la posición de la pistola.
—No. —Suspiró ella—. Porque entonces no podría oírte y por alguna razón
ayuda tenerte detrás de mí, es más fácil concentrarme. —Gracioso. Justamente
estaba pensando lo opuesto. Era tan malditamente difícil concentrarme en respirar
y mucho menos disparar un objetivo cuando su cuerpo se retorcía frente a mí.
—Recuerda —le susurré—. Quieres relajarte pero también tener una posición
que te permita respirar y soportar el golpe.
1
Patada: Movimiento brusco del arma que empuja levemente la mano de quien empuña el arma
hacia atrás debido a la fuerza del disparo. El empuje será mayor o menor dependiendo del calibre del
arma.
2
Retroceso: La fuerza que impulsa el arma hacia atrás al ser disparada.
oxidada ya que estas acostumbrada a disparar rifles en una granja. No con un arma
pequeña que no tiene una gran puntería.
—Lo sé. —Ella miró hacia la mansión—. ¿Supongo que Sergio no se va a reunir
con nosotros? —Me encogí, pensando que era mejor ocultarle parte de la verdad.
Mientras más sepa, más podría estar en peligro.
—Así que si Sergio decide que quiere avanzar y casarse con alguna chica normal
y vivir una vida normal… ¿podrá? —Sus ojos parecían esperanzados. Maldita sea,
odiaba ser el único que apagara esa esperanza.
—Suele serlo. Pero ahora —La besé suavemente en los labios—. No tanto.
—He conocido el miedo dos veces en mi vida. La primera vez cuando era
pequeño y veía a mi madre ser golpeada y sufrir por las manos de mi propio padre. Y
ahora…
—¿Ahora? —preguntó.
—Eso hice.
—Chase puede besar mi culo —me quejé—. Y no soy dulce. Solamente estoy…
—Estoy enamorado.
—¿Quién es ella? —Se puso de pie y gritó—. Exijo saber quién es la persona que
tiene tu afecto.
—Entonces lo diré.
—Estoy muy seguro que eso es un soborno, quizás estoy al borde de una
extorción.
Odiaba lo fácil que era con Trace. Cuando estuvimos solos fue casi como si
realmente estuviéramos solos y pudieramos hacer cualquier cosa que queríamos. En
un mundo perfecto las cosas podrían ser diferentes; solo apestaba que nuestro
mundo estuviera tan lejos de la perfección de lo que una persona podría conseguir.
Salí fuera del SUV y abrí la puerta de Trace. Se estaba haciendo tarde y todavía
necesitaba la confirmación final de que íbamos a encontrarnos esa noche con la
familia Nicolosi. Caminamos hacia mi casa y encontramos a Mo bebiendo un vaso de
vino y leyendo un libro.
—Me voy a dar una ducha —Trace se puso de puntillas y me besó en la mejilla,
luego caminó a través del vestíbulo mientras mi celular sonaba.
Después de mi tarde con Trace, sabía más de lo que me gustaría admitir que era
un blanco fácil. Pero para esta reunión necesitaba a los chicos conmigo. Me pasé las
manos por el pelo y suspiré. Mo levantó la vista del libro, su rostro mostraba
preocupación.
—¿Qué pasa?
—Tengo que robar a Chase por la noche, ¿está bien? —Metí mis manos en mis
bolsillos e intenté parecer como si estuviera analizando el clima o un partido de
fútbol, cuando realmente estaba más estresado de lo que creía. Mo frunció el ceño.
—Genial —resopló y jaló sus hombros hacia atrás contra su cuerpo—. Más
asesinos. ¡Me apunto!
—Nos mantienen a salvo —terminó Mo—. Lo sé. Solo desearía que pudiéramos
caminar por ahí como gente normal sin miedo de recibir disparos. Si Trace tuviera
alguna idea de lo malo que realmente es.
—Sí, Señor —Me elogió con su dedo del medio. Poniendo una sonrisa, le di unas
palmadas en el hombro.
L
a única cosa positiva acerca de todo el día yéndose al infierno—el
negocio estaba en pleno auge—o eso es lo que mi papá dijo cuando me
fui a casa a conseguir ropa limpia antes de que me encontrara con Nixon.
—Gracias en parte a ti —Anthony rió con amargura—. ¿Así que Nixon te puso
en el detalle de la seguridad? ¿Cómo crees que se ve?
—Hmm —Me detuve y me volví hacia él—. ¿Cómo creo que se ve que el jefe
confié en mi con el amor de su vida y en nadie más, ni siquiera tú? Bastante bien,
gracias por preguntar.
—Es joven.
—Deberías haber sido tú —Anthony maldijo—. Dios sabe que deberías haber
sido tú.
¿Ha estado mi padre espiando en mi mente o algo? Quiero decir, sé que hubiera
deseado ser yo, pero solo por Trace; no porque quisiera la responsabilidad de una
familia Siciliana de un siglo de edad colgando de mis hombros. No gracias.
—Sí, bueno —Puse mi bolso sobre mi hombro—. Lo siento, no nací antes que
él, que aún está vivo. Así que: ¿De qué quieres que me disculpe? No voy a
disculparme por ser leal, o por pensar que él es lo mejor para esta familia.
—Él puede conseguir que nos maten.
No era un idiota. Mi mente surgió con todos los peores escenarios, cada posible
resultado, y sabía que no estábamos en el lado correcto de las posibilidades.
Diablos, ni siquiera estábamos en el mismo universo. Pero no podía empezar a
preocuparme por la familia cuando todo lo que realmente me importaba era
mantener a Trace a salvo. Moriría antes de que algo le pasara. Anthony podría irse al
infierno por todo lo que me importaba.
—No puedes evitar lo que viene. Ha estado colgando sobre nuestras cabezas
por años —dijo Tony detrás de mí. No sabía si quería que le respondiera, pero
escogí ignorarlo.
Desde que el padre de Nixon había muerto, en los últimos años las cosas habían
estado agitadas. La mitad de la familia pensó que sería bueno tener sangre fresca
liderando Los Abandonatos. Después de todo, el padre de Nixon había golpeado
literalmente la mierda de Nixon y su mamá de forma regular cuando era pequeño. Y
posiblemente, él había matado a los padres de Trace en un ataque de celos porque
había amado a la madre de ella más que a la vida y ella no lo escogió.
Lo que fuera.
Me pregunté si esa era una mala señal, o algún tipo de profecía. Las mujeres
nunca duraban en nuestra familia. Negándome a pensar acerca de Trace y de su vida
por delante si ella se quedaba con nosotros, me detuve en la puerta, deslicé mi
tarjeta y toqué la bocina. Nixon salió volando de la casa con Tex.
Dios. Se reían.
—Amigo, ¿Que te tomó tanto tiempo? —dijo Tex desde el asiento trasero—. Las
chicas estaban viendo estúpidas películas de mujeres de nuevo.
Nixon resopló.
Tex sonrió.
Mi risa fue hueca. Tex siempre había parecido tan despreocupado sobre el
negocio. Yo, sin embargo, aún odiaba hacer el trabajo sucio. No me importaba ver a
otros hacerlo, pero ¿hacerlo yo mismo? Digamos que no soy tan atemorizante como
la gente le gustaría pensar que soy. No, esa nominación iba para Nixon. Las cosas
que le he visto hacer a ese chico pondría pesadillas hasta en la peor clase de
prisionero.
—Tenemos una reunión —dijo Nixon en una imperturbable voz—. Con la familia
Nicolosi.
—No. —Nixon sacó su celular—. Solo nos quedan veinte minutos para llegar al
centro de Chicago. Yo me apresuraría.
—No nos mataran —¡Por qué estaba tan malditamente calmado!—. Ellos no
pueden. Tenemos demasiado dinero. Además, a estas alturas Faust habrá
reportado.
Suspiré en exasperación. Tal vez haya sido el padre de Nixon, después de todo,
él era capaz de cualquier cosa. Todos sabíamos eso.
—Cierto —Exhaló Nixon—. Pero ellos aún no saben que nosotros no tenemos
las respuestas. Y tengo un plan.
—Dios, ojalá —Se río Nixon y se mordió el anillo del labio. Se quitó chaqueta de
cuero y comprobó algunas de sus armas atadas a su cuerpo—. Tenemos un viejo
asunto entre nosotros. Ellos van a estar curiosos, van a querer escuchar.
—Cálmate —espetó Tex. ¿En verdad no lo sabía? Una vez que estuvimos en el
semáforo di la vuelta y miré.
S
abía que Chase estaba enfadado. También sabía que no hubiera venido si
le hubiera dicho con quién nos encontraríamos. Y él necesitaba esto tanto
como yo. Necesitaba una conclusión. Lo que le hicieron a su madre… fue
horrendo. Nunca se probó que hubiera sido asesinada por la familia Nicolosi, pero
teníamos nuestras sospechas. Fuertes sospechas. Después de todo, toda familia
tenía un escudo de familia, y la que se dejó junto al cuerpo había pertenecido a nada
menos que a la Nicolosi.
El olor a cerdo dulce y arroz frito invadió mis sentidos cuando entramos
bruscamente al restaurante y fuimos a la habitación trasera de reuniones.
Lo primero que noté fue que las luces eran tenues, más tenues de lo que
recordaba. Lo segundo fue que la mano del camarero estaba temblando. Sonrió y
asintió en nuestra dirección, pero su maldita mano estaba teniendo problemas para
servir las bebidas.
Asentí hacia Tex. Él cerró la puerta detrás de nosotros. Caminé hacia la mesa y
tomé asiento, poniendo mi arma frente a mí para que todos la vieramos.
Luca Nicolosi sonrió. Sus brillantes dientes blancos eran como una luz brillante
contra su piel bronceada. A los 47, él había estado cuidando de la familia Nicolosi
desde que su padre muriera hace diez años. La última vez que lo había visto, había
sido un personaje arrogante. Ahora, bueno, ahora sólo me hace enfadar. Todo en él
gritaba indulgencia, desde su prensado traje de seda hasta su cabello bien peinado.
El odio ni siquiera comenzaba a describir lo que sentía por él y su familia.
A los once años, había confiado en ellos. Había corrido a sus brazos esa noche…
—¡Ayuda! ¡Ayúdenme! —Mi padre había dejado la caja sin cerrar esta vez. No me
había dado cuenta hasta que empecé a patear la puerta. Me estaba castigando otra
vez. Sabía que era mi culpa que estuviera enfadado. Me había dicho que espiara a Ma
otra vez y yo le había dicho que se fuera al demonio.
Era muy pequeña y negra. Una vez había estado ahí el día entero.
Últimamente, parecía que sólo mirarlo mal me hacía ganar tiempo en la caja.
—¿Ayuda? ¿Con qué necesitas ayuda? —Luca estaba de pie en la esquina, con las
manos en los bolsillos. Su marcado acento me recordaba a mi abuelo. Había sido
amable conmigo, mi abuelo.
También fue la primera vez que disparé un arma y puse su nombre en el blanco.
Moriría a mis manos un día; él moriría igual que Luca.
Luca se rió.
—¿Y por qué no? —Se inclinó hacia delante—. ¿Qué tienes que ganar al
protegerlos?
—Una vida por una vida —Luca se encogió de hombros—. Después de todo,
¿no tiene un nieto o nieta en la siguiente línea?
A Trace.
Sobre mi cadáver.
Intenté parecer impávido mientras miraba a Faust traer a Phoenix a la sala. Pero
que me condenen si no quería saltar sobre la mesa y terminar con su vida.
¿Así que se había reducido a esto? ¿Lo dejamos vivir y lo dice todo?
Phoenix tomó asiento, con una amplia sonrisa petulante en su cara. Santa
madre de Dios, ansiaba terminar con su vida.
—Este hombre parece pensar diferente. Todo lo que pido… —Luca se aclaró la
garganta—…Es que entregues al Sr. Alfero, entregues al hombre responsable de la
muerte de De Lange. Una vida por una vida. Si no, les haré daño a los que más amas.
Después de todo, Phoenix es el líder de los De Langes ahora. La justicia tiene que ser
cumplida.
—¿Dudas de mí? —Luca ladeó su cabeza y puso sus manos en la mesa mientras
se ponía de pie—. Claramente, lo haces, de otra forma estarías entregando la
cabeza de la familia Alfero en bandeja de plata.
—Descubriré quién mató al hijo e hija de Frank Alfero y cuando pruebe lo que he
sospechado todo el tiempo, se irán.
Luca se rió. Phoenix hizo un breve contacto visual conmigo y negó con la
cabeza, sólo una vez. Pero fue suficiente para que me tome por sorpresa. ¿A qué
clase de jodido y peligroso juego estaba jugando? Estaba a cinco segundos de sacar
mi arma y abrir fuego sobre todos en esa maldita sala.
—Haré daño a los que más amas —susurró Luca—. ¿Es eso lo que quieres?
—Phoenix, tú siempre tan tonto. Luca, ¿puedo llamarte por tu nombre de pila?
El cabello todavía estaba levantado junto a su cara, Luca nos miró a Chase y a
mí. Permanecí gélido por fuera, mientras que por dentro estaba rezando para que
mi primo sacara su cabeza de su trasero. ¿En qué demonios estaba pensando?
—Me presento como Chase Winter, el apellido de mi mamá y todo eso, pero soy
un Abandonato. Soy el jefe de mi primo. También estoy un poco confundido por lo
que Phoenix pudo haberte dicho.
—Bueno, permíteme dejar las cosas claras. —Luca apretó los dientes y señaló a
Phoenix.
—Preferiría que no. —Chase se puso de pie—. Verá, cada minuto que le oigo
faltarle al respeto a Trace es otro minuto que estoy añadiendo tiempo para poner
mis manos alrededor del cuello de Phoenix y personalmente presentárselo a
Jesucristo, cuando de seguro recibirá su justa recompensa: Una eternidad en el
infierno. Así que permítame aclarar las cosas con usted. Si toca a mi novia, lo
mataré. No pararé hasta sacar su corazón latiente de su jodido pecho y sentir su
último latido en mi apretado puño mientras su sangre cae de mis dedos. Sugiero, Sr.
Nicolosi, que consiga su información correctamente antes de que venga a nuestro
país, a nuestra ciudad y a nuestra familia. Le estoy advirtiendo: No nos pongas al
límite, porque de seguro que lo pondremos también.
El pelo cayó desde los dedos de Luca a la mesa. En un instante, Phoenix fue
sacado de su asiento y golpeado contra la pared, con un arma sujetada en su cuello.
—¿Sobre qué más estás mintiendo? —Luca empujó el arma más profundamente
en el cuello de Phoenix—. ¿Hmm? ¿Tu único objetivo es destruir a la familia que
obstruye tu camino hacia tu máximo poder? Despierta, niño. No eres un hombre,
eres una embarcación que estoy usando para asegurar que nuestros tratos de
negocios no sean descubiertos por ninguno de nuestros gobiernos. Permite que tus
celos te debiliten y te mostraré el verdadero significado del dolor. —Soltó a Phoenix
y lo dejó caer al suelo. En un instante, estaba dando órdenes a los otros dos
hombres en la sala.
Uno de los hombres de Luca dio un paso adelante, mostrando un grueso sobre.
Dentro había fotos.
De Chase y Tracey.
Chase había puesto su vida en la línea por nosotros dos, y ahora yo sabía que no
había vuelta atrás. Tenía que ser real. Tenía que ayudarlos a hacerlo real porque si
ellos supieran que habíamos mentido…
Chase estaba sobre Tracey, sujetándola en el suelo. Miré a la foto y recé para
que mantuviera mi expresión aburrida cuando mi corazón estaba rompiéndose
dentro de mi pecho. Sabía lo que estaban haciendo, sabía que era parte de su sesión
de entrenamiento de KI. Pero aún así.
Nos habían estado espiando durante la pasada semana, eso era seguro.
Repentinamente estaba agradecido de que Chase hubiera sido el elegido para Trace
todo el tiempo. Chase había usado a su servicio de seguridad como una brillante
excusa para su relación.
—Para ser justos —dijo Faust al lado de Luca—, podrían estar compartiéndola.
—Sin ofender, Faust, pero los hombres de nuestra familia no tienen problemas
para tener mujeres. A diferencia de algunas personas…
—Esto. —Luca señaló a las fotos—. ¿Esto es verdad? La heredera Alfero y tú,
¿están juntos?
Mi corazón martilleaba contra mi pecho. Sabía que era una mentira, pero que
me aspen si no se sentía como verdadero.
—Si están mintiendo… —Luca suspiro—… las cosas no terminarán bien para
ustedes.
—No mentimos. No somos ratas. Ahora, dinos cómo podemos ayudarte. Por lo
que veo… —Me incliné hacia delante sobre la mesa y me doblé mis manos—
…Cuanto más rápido trabajemos juntos, más rápido remarás, remarás y remarás
con tus botes para cruzar el Atlántico.
—Soy un tipo amigable —Le sonreí con una sonrisa llena de dientes y me lamí
los labios, deteniéndome para darle dramatismo—. Hemos mantenido el orden
durante un largo tiempo. Mi propuesta es ésta. Nos permites el resto del semestre
para continuar sumergiéndonos en la familia De Lange, sin interrupción. Entrega a
Phoenix, permítenos hacer nuestro trabajo y, al final, si no podemos encontrar una
solución, entregamos al Sr. Alfero y se irán. Todos ustedes.
—¿No necesario? —Luca lanzó su cabeza hacia atrás y se rió—. ¿Alguna vez
siente, Sr. Abandonato, que es el único que no es un idiota?
—Yo también —En un instante, Luca tuvo su arma apuntada a Faust y apretó el
gatillo siete veces. Faust cayó al suelo. Los hombres a su alrededor pusieron su
cuerpo sin vida en la esquina.
—Ahora —Luca estiró su mano hasta el otro lado de la mesa—. Creo que
tenemos un trato.
Capítulo 8
TRADUCIDO POR ANDREA MORENO//CORREGIDO POR KARLIX
H
abía perdido mi maldita mente. Pero había entrado en pánico. No sabía
que otra cosa hacer. No vi alguna otra manera de salir de nuestro
aprieto. Y sabía, sabía que era posible que hubieran estado
observándonos. Las fotos probarían mi historia. Ahora solo tenía que asegurarme
que mi primo no fuera a dispararme y lanzar mi cuerpo en el lago de Michigan.
—Así que — dijo Tex finalmente diez minutos más tarde—, eso fue un ataque.
—Es como vivir en un mal programa de Televisión. —Me atreví y miré a Nixon.
Aún seguía sonriendo, pero su sonrisa no llegaba a sus ojos. Estresado. Él estaba
estresado.
Nixon suspiró. —Es mucho peor que eso. Yo uh… —Se humedeció los labios y
se extendió para tocar mi hombro—. Te debo una hombre. No estaba pensando
con claridad. No se me ocurrió. Cuando él retiró un mechón de cabello de Trace, yo
solo...
—Ouch —resoplé.
—Gracias —dijo Nixon—. A ambos. Por protegerla. Por ayudarme a redimir el
nombre de mi familia.
El abuelo de Trace iba a morir. Pero era mucho más que eso. Cuando alguien es
asesinado, nunca se detiene con el jefe. No, la familia normalmente toma la línea
completa. Los Sicilianos harían una limpieza, y Trace seria incluida en eso. Ella sería
eliminada, al igual que su abuelo. Y un nuevo líder sería nombrado. Uno sobre el cual
no tendríamos control.
Nixon suspiró. —Phoenix tiene que saber algo que nosotros no. Hubo un
momento…—Negó con la cabeza—. No lo sé, un momento que parecía realmente
asustado.
—Um —Tex levantó la mano—. ¿Quién no estaría asustado? Ese era Luca
Nicolosi. Corre el rumor de que él y su hermano todavía están en desacuerdo por
algún tipo de drama que pasó veinte años atrás. La última vez que se vieron ambos
estuvieron en el hospital por meses.
—Tex —dijo sin darse vuelta—. Dame a mí y a Chase unos minutos, ¿okey?
—Porque, si es así…
—Bien, bien. —La puerta del carro se estrelló y otra vez nos envolvió el silencio.
Mierda.
Nixon sacó su favorita arma antigua y empezó a jugar con ella. Diablos, todo lo
que sabía era que si su dedo se deslizaba no sería un accidente. Me recosté en mi
asiento y esperé a que dijera algo. Traté de verme natural, pero Nixon solo sacaba
su arma cuando se sentía sentimental por la muerte de alguna persona. Perfecto.
Descargó el arma y jugó con una de las balas, pesándolo en la palma de su mano
antes de cargar esa sola bala en la cámara. Con la otra mano hecho atrás el martillo
y apuntó el arma a mi cabeza. Bueno, mierda.
—Solo porque eres de sangre no significa que dudaría el apretar este gatillo —
dijo Nixon, tranquilo como un maldito día soleado—. Mi amor por Trace triunfa por
sobre mi amor por ti, siempre. Aunque aprecie lo que hiciste esta noche, parece que
no puedo sacar esta sensación de hundimiento de que has estado esperando por
una oportunidad todo este tiempo y he estado ciego como el pecado mientras te
deslizabas.
—En eso tienes razón —Nixon se rió—. Pero supongo si no estuviera cagado de
miedo, ella no valdría la pena, ¿no?
—Y luego…
—Dije que lo sé —espetó Nixon—, solo dame esta noche, danos esta noche y
veré para ponerla en su propia habitación a lado de la tuya, ¿de acuerdo?
—Por el bien de las apariencias —dije en voz alta, más para convencerme a mí
mismo que nada.
—Sí, solo en caso que Luca decida que quiere tener una cena familiar con
nosotros y tengamos que invitar al diablo a nuestra tierra prometida.
—Así es.
El carro se sintió en silencio de nuevo. No sabía que decir. Quiero decir, ¿qué se
supone que diga? Si he estado colgado de un hilo ayer, entonces muy malditamente
bien puedes asumir que estaba colgando por el ligero aire en este momento. Nunca
traicionaría a Nixon, nunca. En ese momento decidí. Preferiría morir antes que herir
a mi familia y preferiría morir que herir a Trace. Esto solo significaba una cosa:
Incluso si me matara, no podría ponerme en una posición donde deseara por sobre
Trace. Sí, tendríamos que hacer que pareciera real, pero necesitaba serlo sin mi
mente en ello, al igual que estaba fuera de mí el matar…Ahora, ambas cosas eran
mi trabajo. Mi corazón grito con indignación, como si la idea de ignorar su
palpitante canto rítmico al nombre de Trace fuera un pecado capital. Pero sabía que
no lo era. No, el gran pecado seria ceder a mí mismo, y si eso sucedía, Nixon no
tendría que matarme, yo pondría la bala en mi propio frenético corazón. No valdría
la pena. No habría justificación para mis acciones, solo un muy oscuro futuro en el
séptimo círculo del infierno.
Capítulo 9
TRADUCIDO POR SARA HERONDALE//CORREGIDO POR ENI
C
erré de un golpe la puerta del auto y corrí dentro de la casa. Pino, uno de
nuestros hombres estaba esperando afuera de la puerta.
Pino suspiró. —Sí, bueno, Trace y Monroe pensaron que nos entretendría más
ver una película acerca de nuestras vidas.
—Delicioso —Le guiñé un ojo. Ella dejo de bailar ruborizada—. No, tienes que
fingir que no estoy aquí. Continua, sacude tu culo. Estoy seguro de que en algún
lugar de esa pequeña lista de cosas por hacer antes de morir está cantar desafinada
en la cocina mientras tu novio mira. Sólo que mi lista te incluye en nada más que el
delantal; pero oye, no soy exigente.
—Muy gracioso —Trace subió la música y dio vueltas, luego camino hacia mí y
me puso en sus brazos—. Estaba preocupada por ti.
—No te preocupes.
Se echó hacia atrás y se quitó el delantal, luego envolvió sus brazos alrededor
de mi cuello y me atacó, realmente, no había otra palabra para eso. Caliente. Fue la
primera palabra que vino a mi mente cuando los labios de Trace se presionaron
contra los míos. Urgente, sería la segunda palabra mientras su lengua recorría mi
labio inferior, haciéndome maldecir en voz alta, justo antes de jalarla contra mi
cuerpo y ponerla contra la puerta de la habitación.
Y luego nada. Las palabras me abandonaron. Besar a Trace era una experiencia
fuera del cuerpo. Me asusté, ese solo toque podía devastar no sólo mi cuerpo, sino
también mi alma; me asustaba demasiado y odiaba que en sus brazos no fuera
capaz de mostrar fuerza, sólo debilidad total.
Tal vez esa era la tercera palabra. Debilidad. Cuando la levanté en mis brazos y
sentí su cuerpo presionando apretadamente contra el mío—cuando sus suaves
gemidos me volvieron loco, haciendo que mis manos tiraran su camisa fuera de su
cuerpo—me di cuenta de una cosa. Debilidad significaba muerte, especialmente
ahora. Y sólo era cuestión de tiempo antes que descubrieran que era mía… Sólo era
cuestión de tiempo antes de que todo el mundo se enterara que ella no era de
Chase, sino mía. El tiempo era esencial y sólo tenía una cantidad limitada.
—¿Sí?
—Dime que todo va a estar bien. —Suspirando, besé su suave mejilla.
—Preferiría mostrártelo…
—Escucho —Apreté los puños y vi como Trace se inclinó hacia Chase, su muslo
casi tocándolo. Iba a enojarme bastante si alguna parte de su cuerpo tocaba algo
del suyo. Mierda, iba a ser un largo semestre de otoño. Necesitaba un maldito
sedante. Mierda. ¿Ahora estaba tomando el consejo de Tex? Algo estaba muy mal
con esa imagen.
Rodé los ojos. —¿Eso es todo? ¿Qué ella ha estado viéndose en secreto con su
novio cada noche? Ella es una adulta. Ella puede… —Mi cabeza empezó a girar.
¡Qué demonios, esa era mi hermana gemela!
Maldije, pero no sirvió de nada. Imágenes de mi hermana gemela con uno de los
Elegidos, mi amigo y socio de negocios, pasaron por mi cabeza. ¿Él la estaba
tocando? Oh Dios, ¿Ella estaba desnuda? ¿Ellos lo…?
—No. —Chase se rió—. Podría decirte, pero luego él tendría que matarme.
—Mo. Tex. Sudor, sonidos escandalosos… —No lo dejé terminar. En vez de eso,
corrí fuera de la habitación en busca de Mo y de Tex.
Capítulo 10
TRADUCIDO POR KRISPIPE // CORREGIDO POR ENI
S
uspiré felizmente y me tumbé en la cama.
Ah, las palabras no dichas. Me alejé un poco de ella y lamí mis labios.
—¿En qué?
—Nada —mentí y forcé una sonrisa—. Voy a dejar que Nixon hable contigo de
todos los detalles sangrientos y divertidos. Por ahora, sólo sé feliz. Estás a salvo.
—Puede que esté a salvo, pero aún tengo que ir a la escuela mañana.
—Raro. Pensé que estarías en el extremo opuesto del arma de Nixon ahora
mismo —Me levanté de mi asiento en la cama y aplaudí—. Bien hecho. Has
conseguido frustrar…
—La seguridad va a tener que ser firme en las próximas semanas. Tex y Chase
saben lo que está pasando, pero por favor no les pidan detalles. No les dirán y sólo
conseguirán herir sus sentimientos cuando les nieguen información. Así que por
favor, hágannos un favor a todos y sigan con sus vidas. Vayan a la escuela, coman
tres comidas, sonreían a sus profesores, y déjennos hacer lo que mejor sabemos
hacer.
Los ojos de Trace se abrieron un poco antes de que se moviera al lado de Nixon
y se apoyara en él. La mirada de él se encontró con la mía mientras envolvía su
brazo alrededor de Trace y la atraía hacía él.
—Sí, es malo, pero nada que no hayamos manejado antes. Debido a que la
seguridad ya no le permitirá a Tex escabullirse, va a tener que quedarse aquí. De
ninguna manera voy a permitir que cualquiera de ustedes salga a hurtadillas y tenga
su pequeño encuentro sucio.
—¡No son sucios! —defendió Mo, mientras Tex se reía y levantaba la mano para
chocar los cinco. El chico estaba jugando con fuego. En serio.
—Lo que sea —Nixon se pellizcó el puente de la nariz y dejó a Tex con la mano
levantada—. Sólo… manténganlo en OP bajo mi techo, ¿de acuerdo?
—Bien. —Monroe pasó despreocupadamente junto a él—. Vamos, Tex. Vamos
a ser OP.
—OP significa orientación parental —señaló Tex—. ¿Eso quiere decir que
quieres venir a orientarnos, Nixon? ¿O estás bien?
—Idiota —Nixon rodó los ojos—. Sólo sean… —gesticuló hacia ellos—.
Cuidadosos.
Las cosas no se pusieron raras hasta que la puerta se cerró y éramos sólo, Trace,
Nixon y yo. La tensión era tan sofocante que empecé a sudar. Miré a Nixon y luego
de vuelta a Tracey. Me di cuenta de que ella estaba tratando de averiguar qué
demonios estaba pasando. Pero no quería ser la persona que dejara caer esa bomba
sobre ella. No, eso necesitaba venir de Nixon y sólo de Nixon.
Nixon asintió mientras Trace se acercó y me besó en la mejilla. Por el rabillo del
ojo vi a Nixon cerrar brevemente los ojos y murmurar una maldición. Sí, bueno, no
iba a ser fácil para ninguno de nosotros, pero era necesario. Así que él necesitaba
mantener la calma. ¿En qué estaba pensando? Necesitaba hacer eso tanto o más
que él.
Capítulo 11
TRADUCIDO POR KRISPIPE //CORREGIDO POR ENI
Sonriendo, jugué con el aro de mi labio y me reí. —Lo siento, granjera. Puedes
por favor, sentarte.
Me moví para pararme frente a ella y tomé su mano. —No estoy seguro de lo
que debo decirte o lo que debo ocultarte.
—¿Tengo elección?
—Absolutamente no.
—¿Por qué?
—Porque si por ti fuera sabrías cada detalle sangriento. Quieres saber nombres,
números, detalles… todo. Y cuánto más sepas, más peligroso será para ti.
Sus ojos se cerraron durante unos breves segundos antes de que me mirara a
través de sus espesas y oscuras pestañas.
Cómo podía ser tan transparente con ella pero totalmente distante con los
asesinos estaba más allá de mi ámbito de entendimiento.
Tal vez si fuera un hombre fuerte, la dejaría y sufriría solo. Tal vez si fuera el tipo
de persona que ponía a los demás primero… me alejaría de ella.
Pero ella era mi debilidad. Habría dado dos pasos antes de darme la vuelta y
pedirle de rodillas que me dejara volver. Lo que significaba que tenía que confiar en
nosotros, tenía que confiar en ella.
No esperaba esto. Me eché a reír sin pensar, y entonces ella me dio una
bofetada en la cara.
—¡No me dejarás!
—Oh —Trace tiró de su labio inferior entre los dientes y tímidamente levantó la
vista hacia mi mejilla—. Probablemente deberías poner un poco de hielo en eso. —
Hice una mueca cuando tocó mi mejilla.
Cubriendo su mano con la mía, le guiñé un ojo. —Sí, bueno, las he tenido
peores. Lo juro.
Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero a su favor las mantuvo todas dentro. Si
acaso me enamoré de ella un poco más. Su fuerza era tan malditamente sexy, ni
siquiera podía poner en palabras lo que me hacía.
—Tú y Chase tienen que fingir que están juntos. Personas te vigilarán, te
seguirán.
Tracey tragó saliva y se humedeció los labios. —¿Y tú qué? ¿Pretenderás que me
odias otra vez?
Eso me hizo ganar una rodada de ojos y una risa de ella. La dejé en el suelo y la
besé en la nariz. —Si se enteran de lo mucho que significas para mí, van a usar eso
contra nuestra familia y contra tu abuelo.
Estaba esperando sentirme aliviado, pero lo único que sentí fue tensión. Mis
músculos se tensaron, literalmente, bajo su toque en el minuto en que las palabras
“está bien” cayeron de sus labios en un perfecto puchero.
¿ Iba a romper? ¡Ya estaba roto! Horrorizado, la observé mirar hacia el suelo,
sus hombros se desplomaron derrotados.
—Apesta ¿eh? —Se rió un poco e inclinó su cabeza en mi pecho donde ya habían
estado sus manos—.S in importar lo que haga, tienes que saber, que te amo, Nixon.
Te elijo a ti y sólo a ti. Voy a romperte el corazón todos los días. Sostendré su mano
en vez de la tuya. Va a matarme el reírme de sus chistes sabiendo que estás
muriendo un poco por dentro. Y si me besa… lo besare de vuelta, Nixon. Voy a
romperte el corazón, porque no me has dado ninguna otra opción.
—Lo sé —Maldita sea si no estaba listo para echarme a llorar. Sabía que sería
difícil, pero no así de duro—. Hazme un favor, Trace.
—Cualquier cosa.
—Se trata más bien de una lección de historia para mí —Me tensé mientras
siguió hablando— .Mo dijo que los escritores de la película tuvieron que hablar con
miembros reales de la mafia para mantenerlo realista. Incluso tuvieron que pedir
permiso para hacer la película. Loco, ¿cierto?
Nop, no loco del todo. Era un mundo que rara vez la gente lo logra ver, y si ellos
lo hacían, o bien quedaron ciegos o deseaban que Dios les diera muerte. Vivir en un
constante estado de miedo no es vivir, era el infierno en la tierra.
—Trace, yo…
L
a habitación era fría y oscura. Diablos, tenía cada grieta, cada parte llana
de la pared memorizada. Irónico que la misma habitación en la que solía
jugar cuando era niño se había convertido en mi propia habitación de
infierno personal.
Lo merecía.
Todo esto.
Me odiaría también. Hice que me odiaran. Odiaba lo que era, odiaba lo que hice,
odiaba lo que representaba; pero más que nada, odiaba el legado que dejaría atrás
como un De Lange que era un intento de violador y una rata.
—¿Qué quieres decir? —pregunté—. Quieres que… —Me tragué las lágrimas—
…la lastime.
—No dolerá —Mi papá se rió entre dientes—. Imagina que le gusta.
Me lamí los labios y le eché un vistazo a la puerta. Era difícil ver debido a las luces
que seguían parpadeando, como si no pudieran decidir si brillar en el infierno que
estaba experimentado u oscurecerse, permitiéndome olvidar lo que estaba justo en
frente de mí.
Mi papá golpeó a la chica en la cara. Ella tenía dos contusiones leves en su mejilla
derecha y un labio sangrando. Su cabello rubio estaba enmarañado en su cabeza, y
podía ver cortes y raspaduras en todo su cuerpo, como si alguien la hubiera usado
como su afilador de herramientas personal.
―Así se tiene que hacer, hijo ―Mi papá me dio una palmada en la espalda―. Es
más fácil de esta manera. De esta forma, no sentirás, ¿entiendes?
Sacudía la cabeza mientras los ojos de la chica me suplicaban. Quería gritar, llorar,
hacer algo. En vez de eso, simplemente me quede allí mientras mi papá me explicaba
otra vez.
―Menores de edad ―aclaró―. Por suerte para ti, esta chica en particular no tiene
que ser…pura, si sabes lo que quiero decir. Entre más pronto remedies la situación
mejor te sentirás sobre todo esto. Después de todo, es sólo sexo.
¿Sólo sexo? Nunca había tenido sexo. Era el único de mis amigos que no había
tenido. Ellos pensaban que era porque estaba esperando, nunca adivinarían que era
porque lo veía como una violación. Nunca podría verlo de manera diferente, porque
toda mi vida había visto a mi padre violar a mi madre una y otra vez, y ahora, me
estaba pidiendo que hiciera lo mismo.
Me limpié una lágrima y aparté la mirada. —¿No podemos conseguir a alguien más
para hacerlo?
La bofetada llego tan rápido que no tuve tiempo de agacharme a tiempo. Picaba
como el infierno cuando caí contra el concreto al lado de la chica que estaba tratando
de salvar.
—¿Quieres entrar en el negocio? ¿Quieres ser el jefe algún día? —Mi papá tiró un
cuchillo en el suelo. El ruido pudo haber sido una bomba por lo fuerte que sonó—. O
haces esto —Asintió hacia el cuchillo—. O la mataré. La sangre estará en tus manos y le
explicarás a nuestro cliente por qué exactamente no fuimos capaces de entregar lo
prometido. Piensa en tu madre, tu hermana, y toma una decisión. —Bajó la mirada a
su reloj y frunció el ceño—. Estaré de vuelta en veinte minutos.
En el minuto en que la puerta se cerró, dejé escapar más lágrimas antes de mirar a
la chica temblando a mi lado.
—Hazlo —Su voz era apenas un susurro—. Sólo hazlo rápido, por favor sólo hazlo
rápido.
Ella agarró mi mano. La chica sin nombre que iba a ser vendida como esclava
agarró mi mano para consolarme. —Si no lo haces, voy a morir de todas formas.
En el momento en que la toqué, la luz que había estado una vez en sus ojos, el
último hilo de dignidad que permanecía en su poder, desapareció. Todo lo que vi fue
negro, todo lo que sentí fue maldad, y papá tenía razón. Porque cuando todo terminó,
no sentí nada.
Exhalando de alivio, traté de enfocarme en algo, en cualquier cosa, para que los
recuerdos de mi infancia desaparecieran. Pero al final, sabía que no funcionaría. No
tenía alma. Y la gente que no tenía alma, ellos no—no podían—sentían nada más
que oscuridad y eso era lo que yo era, el mismísimo Lucifer.
Capítulo 14
TRADUCIDO POR MEW RINCONE // CORREGIDO POR ENI
Trace rodó los ojos. —Es una vaca, Chase. ¿Qué esperabas que hiciera? ¿Hablar
contigo por teléfono?
—Mu. ¿No se supone que las vacas hacen mu? Parece rara allí de pie comiendo.
Riendo, alejé mi café de ella. —Cariño, esta es la primera vez que he sido
acusado de algo así.
—Mi error. —Tracey arrebató el café de vuelta—. Chase, no seas tan puto.
—Mejor —Robé mi café de vuelta—. Ahora, deja de tomarte mi café. Son las
ocho de la mañana y todavía no estoy completamente listo para enfrentar el día,
sobre todo a esa profesora de tu clase de Estudios de la Mujer. En serio, la chica
necesita echar un polvo. Creo que odia a los hombres.
—Para ser justos… —Trace intentó agarrar mi café, pero lo sostuve por encima
de mi cabeza así ella tendría que conseguirse una escalera para agarrarlo—. Ella…
—Trace saltó—, sólo te odia. —Saltó de nuevo—… Debido a que la llamaste gorda.
Miré el reloj. —Está bien, tenemos exactamente quince minutos para atravesar
el campus, comprar café, y dirigirnos al edificio de Ciencias Sociales.
Corrimos a través del campus y nos detuvimos en la fila de la tienda de café. Por
suerte, sólo había una persona delante de nosotros.
Pero como mi suerte era tan mala, la persona que se encontraba delante de
nosotros resultó ser Luca.
Su boca cayó abierta. Eché mi cabeza hacia la izquierda. Ella no necesitó más
información. En un instante, sus brazos estaban alrededor de mi cuello y se inclinó
hacia mí, su boca a centímetros de la mía. —Hmm, ¿qué tal si nos saltamos las
clases, entonces?
—Bien.
Estaba sudando en serio. Sintiéndome todo torpe y fuera de mis límites. Sí iba
con esa actitud, sabía que iba a hacer sentir a Tracey incómoda y sólo tenía dos
segundos para decidir qué demonios iba a hacer. Luca se volvió justo cuando me
inclinaba y presionaba mis labios contra los de Trace.
—Chase —Él asintió con la cabeza—. ¿Y tú debes ser? —Estaba mirando a Trace
con más curiosidad que otra cosa. Mierda, ¿sabía que había estado jugando con él?
—Oh, um. —Trace soltó una risita—. Siento que nos hayamos dejado llevar, soy
la novia de Chase, Tracey.
Asentí mientras se alejaba con su café, viendo que algunos hombres estaban
con él.
Porque hasta hacía unos minutos, no había tenido ni idea de lo que me estaba
perdiendo. Y ahora… ahora la tenía.
M
e eché la mochila sobre mi hombro y palpé alrededor por mí arma.
Sabía que de verdad iba a perder mi mente si comprobaba mi arma
cada cinco segundos en el día, pero no podía evitarlo. Estaba
preocupado por todo.
Fui a mi primera y única clase del martes y traté de dar miedo. De ninguna
manera estaba de ánimos para hablar con los estudiantes o mi profesor con toda la
situación de Trace y Chase cerniéndose sobre mi cabeza. Mierda, sus nombres
incluso rimaban. ¿Cómo demonios me había perdido eso?
—Sr. Abandonato, ¿hay algo que le gustaría compartir con el resto de la clase?
—preguntó el Sr. Smith.
Hizo una mueca, pero no dijo nada. Probablemente fue una buena idea ya que
yo estaba literalmente a dos minutos de perder mi cabeza.
La clase terminó cinco minutos después. Me dirigí hacia el extremo opuesto del
campus, hacia el Espacio.
La mafia estaba viva y bien en Sicilia, pero ¿aquí? Aquí manteníamos la paz,
volando bajo el radar. Mientras no hiciéramos volar una bandera roja sobre nuestros
negocios, nos dejaban relativamente en paz.
Todo empezó con los asesinatos de los padres de Trace y yo esperaba por Dios,
que todo terminara allí. Sabía que no habría un fin; siempre habría personas que
tratarían de conseguir a mi familia. La codicia siempre existiría. Pero ese era el orden
con el que yo contaba. Los Sicilianos tenían unas formas certeras de hacer las cosas,
una manera respetuosa de mantener el orden dentro de la familia.
Ellos estaban ahí porque si por alguna razón las cosas se iban al sur, no querían
que aquello se les devolviera a ellos.
Demasiado dinero estaba en juego. Y Phoenix sabía eso, así que yo no lo podía
torturar, no ahora, pero sabía que era a donde aquello se dirigía. Odiaba lo de tener
la sangre de mi ex-mejor amigo en mis manos casi tanto como me odiaba a mí
mismo por querer matarlo cada maldito segundo del día.
—Bueno —Me mordí el labio inferior y me crucé de brazos—. Quiero que mires
esto. Y me refiero a que, lo mires de verdad.
—Ahora —Empujé el cubo más cerca de él—. Éste es tu futuro. ¿Lo ves? Míralo
realmente bien. Tu futuro está en este cubo. Sabes que si me traicionas no vacilaré.
Tus pies estarán tan pesados dentro del hormigón que cuando te deje en el lago
Michigan, ni siquiera tendrás tiempo para aspirar un último aliento de aire. Nadie te
encontrará. Nadie se preocupará. Así que es tu decisión.
—Por el hecho de que puedas elegir. Di gracias. Y dime todo lo que sabes. O de
lo contrario…meteré tus pies en el cubo de hormigón y rezaré por tu condenada
alma.
—Maldita sea —Acerqué una silla de metal y me senté frente a él—. Es malo,
¿eh?, ¿quién te tiene, Phoenix?
—¿El qué?
3
Arma metálica en forma de eslabón, con agujeros para meter los dedos, que cubre el puño de la
mano y se utiliza para golpear a una persona. También puede conocerse como “puños americanos”.
—Di gracias —dije con una maldición.
—¿Por?
—Mejor —Me quité los nudillos y los limpie en mis jeans—. Ahora, ¿qué te
gustaría decirme?
—Oh, ¿se pone peor? —Me reí con amargura—. Dímelo. Ahora.
Algo me decía que nos estábamos quedando sin tiempo más rápido de lo que
me podía imaginar, y sabía que Phoenix tenía la llave. ¿La única pregunta? ¿Quién
había puesto la información en la cabeza de él?
Capítulo 16
TRADUCIDO POR MEW RINCONE // CORREGIDO POR JANE
¿ Estás seguro de que esto es todo lo que tienes? —pregunté por tercera vez.
Tony me había dado una USB con toda la información que habíamos
recogido en los últimos años, las imágenes incluyendo imágenes de las idas
y venidas de la familia De Lange, y las cuentas activas.
Por lo que podía decir, ellos no recibían ningún pago de cualquier fuente
externa. Nadie parecía estar sobornándolos. No había transferencias.Nada.
Tony resopló. —Nixon, no eres sólo mi jefe, sino mi sobrino. ¿Por qué habría, de
todas las personas, ocultarte a ti información vital? —Encendió el cigarro y se acercó
a la gran ventana de mi cocina.
El hombre tenía un valor cercano a un billón de dólares. Por supuesto, eso era
una gota en el océano comparado con mi propia fortuna, pero aún así.
—Bueno —Tony dio una calada a su cigarro y me miró—. Creo que voy a volver
a casa. ¿Ya me contarás si surge algo?
—Nah —Me eché hacia atrás en la silla—. No creo que sea necesario que sepas
todos los detalles sangrientos. Sólo haz para lo que te pago que hagas.
Las fosas nasales de Tony se dilataron, sus ojos siguieron siendo fríos y
distantes. —¿Y qué es eso?
Sonreí. —Tu maldito trabajo. Gestionar las transacciones que entran y salen del
banco, asegurarte de que se le paga a cada miembro de la familia al final del mes. Ya
sabes, ese tipo de cosas —Volví a mirar a mi ordenador, descartando su presencia.
Parecía luchar con lo que quería decir. En su lugar, asintió. —Sí señor —Y salió
de la habitación.
—Sí, señor.
—¿Señor?
—Nah —Se aclaró la garganta—. Nada de eso. Odio ir a sus clases. Apestan, por
cierto, y yo era un estudiante de primer año, hace tres años, muchas gracias.
Además, te juro que cada uno de sus profesores quiere asesinarme.
—Bueno —Tomé otro sorbo—. Dormiste con dos de cuatro profesoras. Estoy
bastante seguro de que eso es razón suficiente para algo de rencor.
—Si tú lo dices —Me reí—. Ellas, sin embargo, explican la situación un poco
diferente.
—Está bien.
—¿Crees…? —Chase maldijo—. ¿Crees que tal vez Tex pueda ayudar un poco,
también, con Trace, quiero decir?
—¿Te das cuenta de que estás haciendo que suene como si ella fuera nuestra
amada hija, necesitada de una niñera durante el día?
—Luca —Trace suspiró—. ¿Ese tipo Nicolosi con aspecto escalofriante? Nos
siguió hoy.
—No lo pensé —Chase tragó saliva y miró hacia otro lado—. Lo siento. Supongo
que estaba en tal shock que no sabía qué hacer, pero no te preocupes, Tracey
estaba segura. Estábamos bien.
4Cougar: Expresión que se utiliza para nombrar a las mujeres que tienen parejas varios años menores
que ellas. En Latinoamérica se utiliza “robacunas” o “asaltacunas”.
—¡Yo no estoy defectuoso! —gritó Chase.
—¿Por favor? —Tracey besó mi boca, lamiendo parte de mi aro del labio y luego
mordisqueando mi labio inferior. Sus labios se arrastraron a mi oído donde ella
susurró—. Algo está muy mal.
—Está bien.
Una vez que Trace estuvo fuera del alcance del oído, extendí la mano y agarré a
Chase por el brazo, arrastrándolo conmigo todo el camino hacia el viejo estudio de
mi padre. Cerré la puerta detrás de mí.
Chase no quiso mirarme a los ojos. Se metió las manos en los bolsillos de sus
jeans y se quedó mirando el suelo.
—¿Chase?
—La besé.
—¿Hubo lengua?
—Bueno, me gusta vivir, muchas gracias. —Chase sonrió. ¿Es que todo el
mundo iba mentirme hoy? ¿No podía confiar en nadie más que en mí mismo?
—¿Y?
—Nada —Forzó una sonrisa—. Simplemente me comí la cabeza todo el día, eso
es todo. Se sentía mal, se siente mal; ¿sabes lo que quiero decir?
Mis ojos se estrecharon. Esa parte, por lo menos, parecía auténtica. —Sí, sé lo
que quieres decir. Odio esto más de lo que podría decir, pero Chase, recuerda, esto
no es para torturarte.
—Sé eso. ¿Crees que no lo sé? —La ira llenó los ojos de Chase cuando su
máscara de culpa cayó, y en su lugar… hubo algo que odié ver. Fue como si un
cuchillo se estuviera clavando en mi espalda y no hubiera manera para mí de sacarlo.
Traición.
Él quería traicionarme.
Y no había nada que yo pudiera hacer excepto rezar para que cuando llegase el
momento… él no lo hiciera.
Capítulo 17
TRADUCIDO POR PILI // CORREGIDO POR OSCENSE
M
e desperté con el charco de sangre alrededor de mi cabeza. Traté de
mover mi silla, así al menos podría sentarme cómodamente pero
sabía que eso requería la fuerza que no tenía, y francamente, ¿que
importaba de todos modos? ¿Si yo muero acostado o sentado en una silla o siendo
arrojado al lago?
Pensaban que había intentado hacerle daño porque yo era un monstruo, y eso
era cierto. Yo estaba enfermo; solo que ellos no eran conscientes de la gravedad.
Siempre lo había tapado, lo mejor que pude. La primera vez que me desmayé
durante un episodio, mi padre había llamado a los mejores doctores.
—¡Él no recuerda cosas! ¿Mi hijo es un retrasado? —Su tono era nervioso, después
de todo solo gastaba miles de dólares que no tenía con el fin de conseguirme ser visto
por los mejores del mundo.
—Algunas veces —La doctora me dedicaba una sonrisa triste—. Cuando las
personas experimentan un trauma, o continúan experimentándolo, los sentimientos se
aíslan completamente. Es como si el cuerpo actuara en piloto automático. Parece que
él es consciente de lo que está haciendo y en cierta manera está impotente para
impedirlo. Después del episodio, él no recuerda detalles, sólo que algo malo sucedió, y
el ciclo se repite.
Papá cerró su puño sobre el escritorio. —¿Entonces? ¿Es tonto? ¿Está loco? ¿Qué
hacemos?
—Ninguna de las anteriores —La doctora tenía mucha más paciencia de la que yo
podría tener—. La hipnoterapia podría ser aconsejada, si usted está dispuesto a tener
que…
—Sr. De Lange —La doctora lamió sus labios—. Su hijo necesita ayuda. Usted no
puede seguir ignorando el problema, se pondrá peor. Es casi como si… —Su voz se
extinguió.
—Como si tu ira fuera tan profunda, tan implacable, que aún si amaras a alguien
desmesuradamente, incluso si estuvieras dispuesto a morir por alguien… Si ellos te
accionan, le matarías y no sentirías nada.
Pues bien, se siente bien oírlo. No sólo estaba loco sino que me encontraba
aproximadamente a cinco segundos de distancia de matar a aquellos que amaba.
—Hemos terminado aquí —Papá cruzó sus brazos y miro fijamente mientras la
doctora agarraba su maletín, así como el grueso sobre de manila que él le había dado,
y salió de nuestra casa.
Me quedé helado en mi silla. Quería correr, gritar, pero otra vez, no sentí nada. Era
como si toda la oscuridad interior engullera la culpa y la vergüenza que debería haber
estado sintiendo. En todo caso, yo estaba en un estado constante de pérdida.
—Así que esta chica —Papá lamió sus labios—. La que almuerza contigo.
Mi cabeza se movió rápidamente hacia arriba. Por supuesto que él sabía acerca de
Trace. Después de todo era el decano de Eagle Elite. Y fue por esa razón por la que
Nixon estaba protegiéndola. Él sabía que una chica guapa como Trace llamaría la
atención de mi padre. No es que mi padre contradeciría alguna vez a Nixon, pero aun
así.
Se movió para abofetearme pero agarré su muñeca en mi mano y le tiré tan rápido
contra la mesa que oí su brazo crujir. Bien, déjenle sentir el dolor.
Una sonrisa se curvo en mis labios, diablos sí, ése fue el día en que me había
hecho invencible, y había perdido mi brújula moral.
Había visto a Trace al día siguiente en la escuela y note que algo era diferente.
Los ojos de Nixon estaban puestos con persistencia en ella, tanto como los de
Chase, ¿sin embargo cuando me miro a mí? Nada.
Era como si ella pudiera sentir mi oscuridad. Lo que me hizo enojar. ¡Ella no me
conocía!
Quizá por eso lo hice, porqué traté de espantarla. Si no podía tenerla —la única
chica que por primera vez en mi vida me hizo querer sonreír— entonces no quería
que nadie más la tuviera, tampoco.
La chica que había violado. Esa misma chica. Que no había sido querida por el
cliente después de todo, al igual que Trace no sería querida por Nixon o Chase si
hacia algo para prevenirlo. Si pudieran ver que ella no era digna. Las cosas se
hicieron infinitamente peores cuando por su culpa fui excluido del círculo íntimo de
Nixon. Tras el infierno que había sufrido —todos los sacrificios que había hecho— y
al final no tenía nada, todo por ella. El odio que sentía por ella en ese momento fue
más fuerte que cualquier cosa que yo hubiera sentido hacia mi padre. Quería que
ella sufriera porque me había robado a mi familia. Nunca había amado a mi padre,
¿pero a Nixon? ¿A Chase? ¿A Tex? Habíamos sido hermanos de sangre hasta que esa
perra había intervenido. Lo perdí… todo.
Si pudiera volver atrás y corregir las cosas lo haría, y por eso hice lo que hice.
Porque no podía volver en el tiempo. Por eso estaba tumbado en esa silla.
M
e sentía como la mierda. Todo el día me había dividido entre querer
disparar a Nixon y querer dispararme a mí. Decir que me día había
apestado sería como decir que los Sicilianos eran solo ligeramente
intimidantes.
Sabía que no debería habérselo dicho a Nixon, pero también sabía que no podía
mentirle incluso aunque quisiera. Él me conocía demasiado bien y siempre podía
oler a una rata o a un mentiroso a cientos de metros de distancia. Lo cual me dejaba
solo con la descarada honestidad.
Entonces, ¿qué decía eso sobre del tipo de persona que era yo? ¿O del tipo de
confianza que Nixon tenía en mí?
Nixon me había dejado solo en el estudio mientras iba a ir a ver cómo había ido
el resto del día de Trace. Yo tenía exactamente cinco minutos para conseguir juntar
mi mierda y luego necesitaba hacer algo, y ese algo era hacer la cena. Necesitaba
una distracción, una que no empezara con “T” y terminar con una “y”.
5
PTI: Para Tu Información.
Tomé unas cuantas respiraciones profundas y me dirigí a la cocina. Encontrando
un delantal, lo envolví alrededor de mi cintura y me serví un vaso grande de vino. Yo
superaría esto, pasaría a través de esto y entonces estaré bien. Solo tenía que
atornillarme a un montón de chicas y, posiblemente, estar totalmente borracho
mientras lo hacía. Correcto. Ningún problema.
Un buen trago de vino hizo maravillas cuando comencé a cortar las verduras
para mi pasta ncasciata. Acababa de terminar de organizar la berenjena y alistar los
guisantes cuando Tex entró en la cocina con Mo.
—Oh mierda —Tex se sirvió una copa de vino—. ¿Se ha muerto tu maldito
perro, Chase?
Empujó el vino lejos de ella. —Consigue tu propio vino, y es una expresión, Mo.
Ella rodó los ojos y me palmeó con fuerza en la espalda. —¿Qué pasa, primo?
Sólo cocinas o cuando estás tratando de impresionar a alguien o cuando estás listo
para cometer un asesinato.
—Sí —Nixon bailó dentro de la cocina con Trace al remolque—. Eso es sólo
parcialmente cierto. ¿Recuerdas el verano pasado cuando horneó durante tres
meses seguidos?
—¿Por qué? —Trace se acercó a mi lado y examinó la berenjena con una mirada
confusa en su rostro.
Tomé la berenjena de sus sucias manos y la puse de nuevo en el bol. —Fue una
especie de experimento. —Dios, ella olía bien.
Tracey se echó a reír. —¿Y él duró tres meses? —¿En serio? ¿Incluso Trace
pensaba que yo era un mujeriego? ¿De verdad? Bueno, ahí iba mi autoestima, y no es
que eso fuera demasiado peligroso ni nada en primer lugar. Después de todo, yo
había metido mi lengua en su garganta y reflexionado sobre el suicidio todo al
mismo tiempo que le tomó a ella no sólo olvidar nuestro acalorado intercambio sino
besar a mi primo directamente delante de mí. ¿Dónde diablos estaba una pistola
cuando uno la necesitaba?
—Oh, mira, ¡la cena está casi lista! ¿Quién quiere ayudar con la pasta? —Aplaudí
con fuerza y traté de distraer a todos en la habitación pero ellos siguieron hablando.
—Tres días —resopló Nixon—. Duró tres días, pero él no quería que nadie
supiera de su fracaso épico, así que preparó la cena todas las noches durante tres
meses.
—Eso es… — Tex tomó un sorbo de vino y sonrió. Rodé los ojos y esperé a que
continuara—. Hasta que le dijimos que ya sabíamos que él había fallado pero
habíamos querido buenas cenas. Compró nuestro silencio con comida.
Al estilo Siciliano que había hecho los fideos desde cero, a alguien que no
supiera qué demonios estaba haciendo podría tomarle mucho tiempo. —Pasta. —
Apunté a mi obra—. Está casi hecha, ¿por qué no te vas a relajar? Bebe un poco de
vino, pon los pies en alto, haz las tareas.
6
Nombre de una marca especializada en recetas para comida cacera, también tuvo un programa de
televisión sobre cocina.
—¿Cocinando?
Sonreí. —Nop.
El enorme trago de vino que acababa de tomar salió pitando de mi boca hacia la
estufa.
¿Hermano? ¿Un maldito hermano? ¿Estaba loca? Sí, bastante seguro de que yo
nunca, jamás pensaría en ella como familia. Ella no era de mi familia. Ella era…
mierda. Ella lo era todo.
Capítulo 19
TRADUCIDO POR MEW RINCONE // CORREGIDO POR OSCENSE
B
ueno, eso fue raro. Puntos para Chase por no perder completamente su
mierda mientras Tracey le tocaba la frente y seguidamente le decía que
no fuera un idiota. Si no fuera mi novia la que lo estaba enloqueciendo,
podría encontrarlo gracioso.
Pero no lo era.
Hizo una mueca. —Me gustaría ser de más ayuda. Siento que todo el mundo
está arriesgando mucho por mí y yo no estoy haciendo nada para mejorarlo. Si algo
es peor.
—Lo que sea —Mo movió su tenedor en el aire—. Botas, las cosas apestaban
antes de que llegaras. Nixon nunca sonreía y estoy bastante segura de que si no
hubieras aparecido Chase podría haber preñado a una de sus profesoras.
—Gracias, Mo. —Chase le sacó el dedo.
—Lo que sea —Mo rodó los ojos—. Esta es nuestra familia. Esta es la vida, la
tomas o la dejas. Si no sería otra cosa, así que por ahora sólo tenemos que
centrarnos en… —Sus ojos lanzaron dardos a los míos. De hecho, todo el mundo lo
hizo. Correcto. Sin presión.
Trace miró su plato. —Chicos, me gustaría poder ayudar pero no hay nada…
—Bien hecho —espetó Chase—. ¿Por qué no haces que tenga una crisis
nerviosa? —Él tiró su servilleta sobre el plato y se puso de pie justo cuando Trace
entraba corriendo en la habitación.
—¿Perdón?
—Dame el libro.
—¿Qué? ¿Para buscar un espejo? Mo, deja que los chicos se encargan de esto,
¿de acuerdo?
Trace golpeó la parte trasera de mi cabeza tan fuerte que podría haber jurado
que mis dientes se quedaron insensibles. —Idiota, entrégale el libro.
Mo hizo los honores esta vez, haciendo que Tex casi derramara su vino cuando
se golpeó contra la mesa.
Tex gimió.
Riendo, continué—: «No debería haber mirado, pero no pude evitarlo. Él no era
mío para mirar, sin embargo yo seguí mirando. Y lo supe… yo lo tendría y maldito
fuera tu abuelo. Maldito sea por guardarlo de mí, y maldito sea por comprar mi
silencio. Estaría con este hombre, le devolvería el honor a los Alferos en el nombre
de mi familia. Ellos destruyeron lo que yo tenía y debido a ellos, me niego a guardar
silencio por más tiempo.»
—Tal vez esta no es lo mejor cosa para leer… —Trace intentó agarrar el libro,
pero yo se lo arrebaté.
—Vamos a leer cada maldita página. Juntos, ¿de acuerdo? Tenemos que saber lo
que ella sabía, Trace. Sé que nos estamos agarrando a un clavo ardiendo, pero a
menos que Phoenix hable o que alguien confiese, es todo lo que tenemos.
—Está bien. —Ella le apretó la mano y luego se volvió hacia mí—. Pero lo
leemos juntos, ¿está bien?
—De acuerdo.
El libro también pudo haber sido un invitado de honor. Estuvo puesto sobre la
mesa durante el resto de la cena recibiendo miradas curiosas de todo el mundo,
Trace incluida.
Finalmente, una vez que terminamos de comer, cogí el libro y asentí con la
cabeza hacia el vino. —Más vale hacer de esto una fiesta.
—Gracias a Dios —susurró Mo—. No estoy segura de que pudiera pasar a través
de tanto trapo sucio sin vino y sé que Trace va a necesitarlo. Era su abuela, después
de todo.
Trace sonrió pero no se rió. Entramos en la sala de estar y nos sentamos, cada
uno de nosotros con una copa de vino.
—Yo voto por Chase —Eso vino de Mo—. Él siempre tuvo las mejores
calificaciones en la clase de lectura y siempre me he preguntado por qué los
profesores encontraban tan seductora su voz…
—Él empezó tan joven —Tex puso una mano sobre su corazón—. Ahora lee,
perra. Tengo una clase de laboratorio a las siete a.m. a la que asistir.
—Ahora mismo —Chase saludó y siguió donde yo lo había dejado—. «Lo seguí
con toda la intención de proponérselo. Yo quería sentir el deseo. ¿Tal vez, la mano
derecha de los De Lange me lo podía dar?» —Chase se atragantó y cerró los ojos—.
Sí, sintiéndome como un pervertido ahora mismo.
La boca de Trace todavía estaba abierta. —Um, no, ninguna posibilidad. ¿Qué
demonios?
—No.
—Esa es la cosa —Mo hiló—. ¿Cómo sabemos que es de Nixon sobre quien ella
está hablando? ¿Y no de Tex, Chase o cualquier otro chico?
—Buen punto —Me lamí los labios y vi como los ojos de Chase se iluminaron.
Oh, infiernos no—. Pero —Me aclaré garganta—. Lo más probable es que ella esté
diciendo “él” como un ejemplo, ¿no? Quiero decir, ¿quién sabe? —Chase le devolvió
el libro a Trace.
Tex bostezó. —Bien, pero si sueño con tu abuela teniendo sexo, voy a entrar en
tu habitación y disparé un arma de fuego contra el techo.
—Yo, um… voy a estar en la habitación. —Chase me rozó y corrió por el pasillo.
Las cejas de Tracey se fruncieron cuando lo vio salir corriendo como un ciervo
asustado. —¿Él está bien?
—No es el mismo. —Sus ojos se encontraron con los míos—. Quiero decir, él
está actuando como si me odiara un minuto y al siguiente es como si fuera a romper
a llorar.
—Chase nunca llora —Incliné su barbilla hacia mi cara—. Él está bien, creo que
simplemente es la presión que tiene. Después de todo, está tratando de seguir
aprobando sus clases de último año, protegerte y no tener una crisis nerviosa antes
de cumplir los veintidós.
—¿Pero, por qué no actúas tú de esa manera? —Su rostro parecía tan abatido.
No podía decirle la verdad, que Chase estaba actuando de esa forma porque él era
un hombre en una situación difícil. Y ella solo estaba haciéndolo más complicado.
No estaba seguro de si yo debería simplemente contarle para que así ella lo dejara
estar por un tiempo o simplemente dejar que las cosas se desarrollaran.
—Pero…
Apreté mi dedo en sus labios. —Te amo. Y te prometo que este fin de semana
voy a encontrar una manera para que estemos juntos. ¿Te gustaría eso?
—¡Sí! —Ella apuntó con su dedo hacia mi cara—. Pero más vale que sea una cita.
Una cita de verdad, con comida de verdad, y diversión y…
—Deja de tratar de decirme cómo ser un hombre. Estoy bastante seguro de que
soy muy bueno en materia de citas.
Ella rodó los ojos. —Claro, porque la última vez no conseguimos ser perseguido
por hombres con armas de fuego.
Su risa fue como un bálsamo para mi dañado corazón. —Está bien, confío en ti.
—Con todo.
—¿Tu seguridad?
—Sí. —Respiró.
—¿Tu vida?
—Por supuesto.
—Dímelo tú, Nixon. —Hundió sus dedos en mi pelo y tiró de mi cabeza hacia la
suya. Su boca encontró la mía en un frenesí—. Tú eres el que lo sostiene.
Suspiré de alivio y besé con fuerza su boca, empujándola más lejos en la sala
donde podíamos escondernos de cualquier ventana y cubrirnos en las sombras.
7 Expresión que implica que una conclusión acerca de alguien o algo aún no se ha alcanzado. A lo que
Nixon se refiere, es que no sabe aún si puede confiar en Chase en cuanto a Trace.
—Créeme —gruñí, mordiendo sus labios—. Si me quedara contigo, hasta el
maldito Presidente de los Estados Unidos sabría que algo está pasando. Cuando
esté contigo, Trace. Esa primera vez. No va a ser un maldito secreto. No va a ser
algo que tengamos que ocultarle al mundo. Va a ser que altere vidas, y tú vas a ser
mía una y otra y otra vez hasta que la única palabra en tus labios sea mi nombre. ¿Lo
entiendes?
—Que graciosa—dije y me fui en busca de una ducha muy, pero muy fría.
Capítulo 20
TRADUCIDO POR MEW RINCONE//CORREGIDO POR MORIN
S
upe el instante en que ella entró en la habitación. Tomó exactamente tres
segundos para que su perfume flotara de su cuerpo a mi infierno
personal.
—¿Chase? —susurró.
—Lo siento.
—¿Eh?
La luz estaba apagada, así que no podía verla pero sabía que ella estaba cerca.
Pronto sus pies fríos tocaron mis piernas cuando ella salió de su cama y se acostó
junto a mí en la mía. Afortunadamente, el edredón creaba un agradable límite entre
ella y mi cuerpo. De lo contrario… bueno, yo estaría probablemente muerto.
—Por lo que sea que hice que te haya hecho sentir mal. —Su mano se acercó
para acariciar mi brazo—. Lo siento.
—Ven aquí. —De repente no estuve tan preocupado por perder el control. Yo
era su amigo, ella me había puesto en esa zona, y la última cosa que necesitaba era
que yo fuera un asno porque no me amara cuando su abuelo estaba atrapado en la
clandestinidad y su casi-violador estaba encadenado a una silla pegada al suelo
amenazando con matar a todo el mundo—. Soy yo el que debe disculparse. —La
besé en la cabeza y suspiré cuando ella envolvió su brazo alrededor de mi pecho y
metió su cabeza bajo mi brazo.
Oh por tantas, tantas cosas. —Por no ser quien necesitas que sea.
Riendo entre dientes, la apreté más cerca. —Hey, no odies el delantal. Y sí,
como el día de hoy. Supongo… bueno, supongo que no estoy acostumbrado a
todas tus hormonas.
—Perfecta, y tu tipo de luz hace que mi oscuridad parezca mucho más solitaria.
Sí, sólo otro problema. —Sí, pero tú no eres mía. ¿Lo entiendes? Es como recibir
un regalo en Navidad sólo para descubrir que alguien va a llevárselo en Año Nuevo.
—¿Qué clase de regalo soy yo? —Trace rió—. Vamos, puedes decírmelo.
—Una bicicleta —Me sacudí con la risa—. Porque te montaría tan duro que tú…
Nos quedamos allí en completo silencio por un rato, y entonces ella dijo con voz
soñolienta—: No me dejes otra vez, Chase. Por favor.
—No puedes mezclar estos —Me acerqué y alejé el vaso de ella y lo puse cerca
del quemador Bunsen que, por suerte, no estaba encendido actualmente. Mierda, al
ritmo al que iba ella, quemaría toda la escuela.
—¿Te acostaste con la Dra. Stevens? —Se quedó sin aliento—. Chase Winters,
cállate, no vas a detenerte ante nada por conseguir una buena nota, ¿verdad?
Con el ceño fruncido, miré hacia el frente de la clase donde una muy mayor Dra.
Stevens estaba escribiendo sobre la pizarra. —Ella tiene ochenta.
—Me gané la A, yo no… hice actos sexuales para conseguirla. De verdad tienes
que dejar de creer todo lo que dice Tex.
Las cosas estaban siendo muy fáciles entre nosotros todo el día de hoy.
Mientras yo no la tocara o pensara sobre el beso, estaba bien y no me daban ganas
saltar de cabeza por la ventana. Sólo esperaba que Luca y el resto de sus hombres
no fueran a saltar de los arbustos o cuestionaran mi relación con ella. Estábamos
juntos lo suficiente como para hacer que se viera real. Por lo menos yo espera que lo
fuéramos.
Y Luca caminó dentro. Mierda, eso sólo significaba una cosa. Él había pasado
por encima de la cabeza de Nixon, directamente al consejo escolar. De ninguna
manera Nixon iba a dejarlo entrar en este lugar en bases regulares. Por suerte para
Luca, Nixon no podía decir una palabra en su contra sin ocasionar preguntas.
—¡Clase! —La Dra. Stevens lanzó un silbido—. ¡Hoy tenemos un regalo especial
para todos ustedes! Luca Nicolosi es un investigador de renombre mundial en el
campo de la química. Él estará aquí por el siguiente mes de visita familiar y se ha
comprometido a dar mi clase de Química 101 durante el mes. Yo uh… —Su sonrisa
fue forzada—. Tal como vamos, no he tomado vacaciones en bastante tiempo. Es el
momento perfecto. Verdaderamente. Un maravilloso momento.
Luca era brillante. Yo debería haberlo visto venir, pero mi atención se había
centrado en Trace, no en el Siciliano que serpenteó su camino dentro de nuestra
propia universidad privada.
Cuando ella terminó, Luca habló. —Me siento honrado de estar aquí en Eagle
Elite y he oído informes entusiastas de su cuerpo estudiantil. Estaré más que feliz de
compartir mis conocimientos con cualquiera que esté dispuesto a seguir una carrera
en el interesante campo de la química.
Luca nos miró todo el camino hasta la puerta. —Chase, Tracey, espero contar
con su presencia en la clase de laboratorio del Jueves.
—Maldita sea —La agarré por los hombros y la empujé contra la pared, no duro,
pero lo suficientemente duro como para llamar la atención de los estudiantes que
pasaban.
—Él ya no está mirando —dijo una voz masculina detrás de mí. Paralizado, vi
como los ojos de Trace se llenaban de lágrimas. Y supe, antes de darme la vuelta,
que la voz pertenecía a Nixon y que él había visto cada maldita cosa.
Capítulo 21
TRADUCIDO POR PILI // CORREGIDO POR MORIN
L
a parte de mierda era que yo no pude reaccionar. Chase no había
respondido mi último mensaje y yo conocía el horario de Trace como la
palma de mi mano.
Mi novia.
Tomó su mano, mi mano y la presiono sobre su cabeza, mientras que usó su otra
mano para sumergirse en su sensual y denso cabello. Su boca estaba en la suya.
Lengua. Claro que sí, vi lengua. La lengua de ella, para ser exactos, así que
realmente no podía enfadarme con Chase. Mierda, yo sabía de lo que esa lengua era
capaz. Pondría a cualquier varón de rodillas. Fue por eso que me sorprendió ver a
Chase tan brusco con ella.
No tierno. Y tal vez ese fue el problema. Un tema que tendría que hablar con
ellos. Él era agresivo. Ella trataba de defenderse de la agresión. No eran un equipo
en lo que estaban haciendo. Cualquiera con dos ojos podría ver que parecían
adolescentes en celo. ¿Pero enamorados? No. En absoluto.
Y en ese momento supe que tenía que hablar, con ambos, pero sobre todo con
Trace. Maldita sea si no necesitaba hacer lo que prometí que nunca haría.
¿Pero si estaba protegiéndola? ¿Si estaba salvando su vida conduciéndola a los
brazos de otro hombre? ¿Iba a redimirme al final? ¿O simplemente todos nosotros
estábamos condenados?
—Él ya no está mirando —Sonreí tristemente hacia Trace, mientras sus ojos
parpadeaban hacia el suelo. Me di cuenta de que ella estaba a dos segundos de
romper a llorar. Chase parecía que acaba de tomarse un chute de heroína, su
cambio era tan elevado.
—Sí. —Asentí—. Chicos ni siquiera podrían protagonizar una película porno, fue
tan penoso. Ustedes chicos eran… penosos.
—Es un hombre brillante. —Pasé mis manos a través de mi pelo y miré entre
ambos—. Si no se ha dado cuenta ya, lo hará pronto.
—¿Entonces, qué quieres que hagamos?—Trace se quejó—. Te dije que soy una
actriz terrible.
—Dejar de mentir —dije con calma—. Trace, lo amas. Está bien que lo ames, no
soy estúpido, tú lo sabes.
—¿Qué? —Unas cuantas lágrimas cayeron por su rostro—. ¿De qué estás
hablando?
—No quiero perderte. Chicos van a conseguir que nos maten a todos por no
darnos el tiempo que necesitamos para profundizar sobre este tema. Todo depende
de que ustedes hagan que esta relación venda, ¿está bien?
—¡¿Qué tiene esto que ver con lo que está pasando?! —Chase gritó.
Cerró los ojos mientras una lágrima corría por su mejilla. —Chase.
Tenía que sacarlo. Tuve que hacerlo. No había ninguna otra manera. —Así que
en cuanto a mí respecta, siempre ha sido Chase. Nunca he sido yo. Siempre ha sido
él y sólo él. De aquí en adelante, yo soy la otra persona, soy el imbécil que te
avergonzó delante de tus compañeros, el chico que te amenazo con destruirte. No
soy nada, ¿y Chase? Es tu salvador.
Sus ojos no dejaron los míos. Me congelé en el lugar y podía oír literalmente
cada latido de mi corazón en el silencio.
—Te equivocas, lo sabes. —Ella estaba parada y camino hacia mí—. Sobre un
montón de cosas, todo en realidad. Y que eres un idiota.
—Yo…
—Yo. Te. Quiero. A ti. —Se quitó su camiseta. ¿Qué diablos?—. Sólo a ti. —Sus
vaqueros fueron los siguientes. La despensa inmediatamente se convirtió en mi
lugar favorito número uno de la casa.
—No tiene nuestra historia, nuestro pasado, nuestro drama. Lo amo, tienes
razón. Lo amo tanto que no puedo imaginar la vida sin él. Pero él y yo… no somos
esto. Así que dime, Nixon. Dime si quieres que lo olvide. Me olvidaré de lo que
tenemos, si eso es realmente lo que quieres. Si quieres que salte a sus brazos sin
mirar atrás, yo lo haré. Pero has de saber que te odiare por siempre por rendirte
conmigo.
—No lo hago —la interrumpí—. No puedes rendirte de algo que nunca tuviste.
—Cállate.
—¡Es genial! ¡Está desnuda, lo entiendo! —Tex dijo en voz alta detrás de mí,
mientras yo corrí escaleras arriba, agarrando mi teléfono y llaves, y saliendo
corriendo de la casa. Lejos de Trace, lejos de todo.
8
Marca estadounidense de cereales para el desayuno fabricado por General Mills.
9
Marca estadounidense de jarabes y mezclas para panqueques fabricado por Pinnacle Foods.
Capítulo 22
TRADUCIDO POR MEW RINCONE // CORREGIDO POR KARLIX
—No. —Tomó mi ofrenda de paz e hizo una mueca. Su pelo oscuro estaba
recogido en una apretada cola de caballo. Su camisa blanca de Eagle Elite con cuello
la llevaba por fuera de la pretina de su falda y se veía como si hubiera estado
llorando.
—Eso está bien. —Me recosté en mi silla y miré a la gente mientras caminaban
por ahí, cada uno de ellos mirándonos a Trace y a mí como si tuviéramos algún tipo
de enfermedad. Había sido así desde que ella se inscribió en otoño. La gente miraba
fijamente. Yo les sacaba el dedo y algunas veces amenazaba sus vidas.
—Elígeme. Escógeme —susurré—. Soy mejor para ti… más que el… demasiado
alto de Nixon.
La besé.
No duro.
De compartir mi alma con ella. De serlo todo para ella—incluso si eso significa
que yo no consiga nada a cambio—porque me di el permiso para hacerlo. Decidí
que iba a robarla. Ya no era traición, era por supervivencia.
Trace cubrió su boca con una mano temblorosa y cerró los ojos.
—Probablemente deberíamos ir a clase.
Sus mejillas se tiñeron con un lindo sonrojo. Asentí con la cabeza y cogí su
mano. No pedí permiso, no lo necesitaba. En lo que a mí respectaba, ella era mía
para proteger, mía para salvar y mía para tomar. Yo lo estaba haciendo real…
porque para mí, lo era.
Sin pensarlo, tiré de su brazo y caminé hacia uno de los grandes robles.
—Yo no soy él —Atrapé su cuerpo con el mío, notando como cada vez que
nuestros cuerpos se ponían en contacto, ella literalmente temblaba contra mí—.
Mírame.
Sus ojos se abrieron. Indecisión. Ella estaba indecisa y necesitaba estar segura.
—Tú puedes hacer esto —susurré con voz ronca—. Porque amas Nixon.
¿Cierto?
—Bueno, maldita sea —Me reí para mis adentros. Quiero decir, en serio, ¿qué
otra cosa podía hacer? ¿Llorar?
—Gracias pero…
—Voy a vencer, así que observa —La hice callar con mis labios. Sabía a menta y
a café. Con ternura, eludí su boca para que se abriera con la lengua. Su boca era
como el terciopelo, cada maldita parte de mi cuerpo fue golpeada con adrenalina,
tan duro, que de hecho tuve que apoyar mi mano contra el árbol haciendo así que
mi cuerpo se empujara contra el de ella.
—No luches contra ello —murmuré en sus labios—. Por una vez, simplemente
deja de pensar, y no luches contra ello, Trace. Solo somos tú y yo. No hay mafia, no
hay nadie aquí fuera para matarnos y no estamos con una tapadera. Estamos
haciéndolo aquí fuera, detrás de un árbol en la universidad, como lo harían unos
estudiantes universitarios normales. —Agarré sus manos y las ayudé a envolverse
alrededor de mi cuello y la empujé un poco más fuerte contra el árbol. La sensación
de su cuerpo apretado contra el mío casi hizo que perdiera el conocimiento. Gemí
cuando comenzó a jugar con mi pelo y entonces su lengua estuvo en mi boca.
En mi boca.
Sonriendo, tiré de ella dentro de mis brazos y la besé en la frente. —Y eso que la
gente dice que soy todo acción, no de hablar.
—Um, no —Trace rió contra mi pecho—. La gente dice que tienes demasiada
acción. Hay una diferencia, Chase.
—Gracias —suspiró—. Por decir todas esas cosas, por ser tan… genial. Juro que
probablemente soy la última persona con la que quieres estar por todo eso.
—Admítelo —Me dio un puñetazo en el brazo—. Voy a matar todo tu juego por
el resto del año si la gente piensa que estamos juntos.
Tropecé cuando me alejé de ella. ¿Me estaba tomando el pelo? ¿Ella realmente
pensaba que yo simplemente estaba diciendo todas esas cosas por decirlas?
—No es de extrañar que las chicas se lancen a ti, Chase Winter. Besas como un
dios y haces que las chicas se olviden de que eres un mujeriego.
Mierda. Bien jugado, Trace. Bien jugado. Ahí estaba ese maldito escudo de zona-
de-amigos al que era aficionada.
—Um, sí, sí. Vamos a clase. —Y a orar por no desmayarme de cansancio y lujuria
antes de llegar.
Capítulo 23
TRADUCIDO POR MEW RINCONE//CORREGIDO POR KARLIX
A
ún estaba conmocionado por mi encuentro con Trace y Mr. Butterworth
esa mañana. Maldita sea, nunca miraría el jarabe de la misma forma.
—Como un bebé.
—No.
—Eso pensé —Mis rodillas traquearon cuando me puse en pie y poco a poco me
alejé de Phoenix. Metí la mano en mi bolsillo de atrás y saqué mi cuchillo. La luz de
una de las ventanas captó el filo de este, haciéndolo brillar en el otro lado de la
oscura habitación—. ¿Qué significa tu vida para ti?
—Es cierto —Phoenix sonrió—. Pero esto es más grande que tú, Nixon. Es más
grande que nosotros.
—¿Qué se supone que significa eso? —Dejé caer de un golpe el cuchillo sobre la
mesa.
—Ni siquiera es sobre nosotros. Se trata de ellos, se trata de él y lo que él hizo.
Mierda, ni siquiera sabes lo que yo sé. Créeme, si lo hicieras, no confiarías en Chase
tan rápido como has hecho.
—¿Chase? —Negué con la cabeza—. ¿Qué demonios tiene que ver Chase con
esto?
—Él tiene que ver con todo. Cada maldita cosa se remonta a tu familia. Los
Abandonatos. ¿Cuántas personas crees que… murieron para proteger el secreto?
¿Hmm? Tu padre se lo llevó a la tumba, tu madre, Dios la bendiga, nunca tuvo la
oportunidad de decir la verdad, y ahora la única persona que lo sabe… —Él rió y
guiñó—. No va a decir nada a nadie.
—¿Cómo sé que incluso lo que estás diciendo es cierto? ¿Y por qué diablos iba
ser alguien tan estúpido como para decírtelo?
—¿De?
—No. —Phoenix rió—. ¿Te mata qué yo sepa algo que tú no? ¿Qué ese pequeño
trapo sucio de tu familia vaya a morirse conmigo? Tal vez eso sea una buena cosa.
No queremos joder con la forma en que la familia hace las cosas.
—Voy a matarlos a todos —dije en voz baja—. A todos y a cada uno de los
miembros de tu familia. Voy a matarlos.
—Hazlo. Te reto.
Su sonrisa se desvaneció.
—Voy a enviar a Tex para que tire un cubo de agua sobre tu cara para que
puedas limpiarte un poco. No quisiera que ninguno de esos cortes se infectara.
—Podría morir y tú probablemente sonreirías mientras pronuncias mi
panegírico10. —escupió Phoenix.
Hice una pausa, de espaldas a él cuando suspiré. —Te equivocas. Fuiste uno de
mis mejores amigos. Cuando mi padre me pegaba, tú me decías que no llorara.
Cuando te dije que quería matarlo, me dijiste que me conseguirías un arma. Cuando
Trace me fue arrebatada, me dijiste que ella regresaría. ¿Y ahora? Ahora todo lo que
veo es a mi ex-mejor amigo —Me di la vuelta y lo enfrenté—. Te ves como el
Phoenix con el que crecí, suenas como él, infiernos, siempre caminabas por ahí
como si el mundo te debiera algo. Sencillamente que no sé cómo diablos llegamos
de ahí a aquí. Nunca quise esto. Yo nunca habría elegido esto para ninguno de los
dos.
Phoenix cerró los ojos y cuando los abrió era casi como si hubiera un abismo
entre nosotros. Sus opciones, mi lealtad a Trace, nuestros demonios del pasados,
también podía haber toda una vida de separación desde la puerta hasta la silla.
—Sé que soy un idiota —Phoenix pasó su lengua por sus resecos labios y
rompió el contacto visual—. Y sé que lo que le hice a Trace fue imperdonable. Los
celos son una perra y todo eso, pero la verdad, la única forma en la que puedo
expiar muchos de mis pecados es mantenerte lo más lejos posible de él, lejos de la
verdad. Me lo llevo a la tumba no porque la muerte me parezca una idea muy
divertida, sino debido a que el segundo en que te diga algo, te condenaré a ti y al
resto de tu familia junto conmigo. Él no se detendrá ante nada.
—Pero…
—Sólo di gracias —Phoenix rió con amargura—. Por salvar tu lamentable vida.
Tragué saliva. —Esa es la cosa. Eso es algo que nunca se supuso que estuvieras
a tu cargo.
—Es mejor la mía que la tuya —gruñó Phoenix —. Déjame en paz, Nixon. Vete a
casa a tu vida perfecta, con tu hermosa novia y tú montón de dinero. Vete a casa y si
regresas, es mejor que estés preparado para pegarme un tiro en la cabeza.
Cerré los ojos. No podía mirarlo cuando prometí—: Voy a hablar con el resto de
los Elegidos.
10
Discurso que se pronuncia en honor o alabanza de alguien, o incluso de un lugar en los funerarios.
—¡No es lo suficientemente bueno! —gritó Phoenix, con la voz ronca por la
emoción—. Cuando montamos nuestro pequeño club, lo prometimos. Si alguno de
nosotros se metía en mierda hasta el cuello, si alguno de nosotros ponía a otra
persona en peligro, le dispararíamos. Hazme el favor. Ahógame, para lo que me
importa. Pero dispárame antes de que ellos consigan la información porque no sé si
yo sea lo suficientemente fuerte, hombre. No sé si soy lo suficientemente
desinteresado. Maldita sea, sé que no soy lo suficientemente desinteresado para
romperme a pesar de que sé que voy a morir. Así que cuando vuelvas, trae tu pistola
y algunas cuentas de oración.
—Yo lo maté.
—¿Qué?—Tomé algunas ropas viejas del suelo—. ¿Qué quieres decir con que lo
mataste?
—El Tío John. —sollozó Phoenix—. Yo lo maté. Papá dijo que era hora de
romperme.
—¿Qué hizo?
Phoenix negó con la cabeza. —No lo sé. —Se limpió la nariz con la manga y sorbió
por la nariz—. Debió de haber sido muy malo, en todo caso.
—Lo siento, Phoenix. ¿Qué puedo hacer? —Puse mi brazo alrededor de sus
hombros torpemente y suspiré.
—¿Qué si somos nosotros? —susurró—. Ese podría ser uno de nosotros. ¿Qué pasa
si me fío de la persona equivocada y me matan? ¿Qué pasa si hago algo que moleste a
mi padre o peor aún, a tu padre?
—Está bien. —Le di unas palmaditas en el hombro—. No tienes que hablar de ello.
Tex entró en la habitación con Chase, ambos miraron a Phoenix y a mí y luego otra
vez a Phoenix.
—Hagamos un pacto. Nosotros cuatro. —Phoenix miró hacia arriba, con los ojos
vidriosos por el llanto—. Si alguno de nosotros se mete en mierda profunda,
independientemente de si es culpa nuestra o no, le hacemos el favor a la persona de
matarlo. No quiero morir como una rata. No quiero morir así, Nixon.
Eché un vistazo a Chase. Él asintió con la cabeza y sacó su cuchillo, cortó su palma y
luego entregó la hoja a Tex.
—Lo prometemos —dije, cortando mi propia mano y juntándola con cada una de
sus manos con sangre antes de limpiar mi propia sangre sobre mis jeans—. Una muerte
rápida.
—Está hecho.
Phoenix asintió y se puso de pie.
BATCUEVA.
Él respondió de inmediato.
VDC11.
La única parte buena de mi día era que iba a ver a Trace de nuevo, pero
técnicamente eso podría definirse como malo, considerando que la había empujado
casi desnuda lejos de mí esta mañana.
Maldita sea.
Infiernos.
—¿Tex?
11
OMW en el original. Siglas de On My Way, que quiere decir que va de camino. VDC: Voy de Camino.
Tex cayó de la cama, utilizando la sabana para cubrir su cuerpo. Rodé mis ojos y
estuve brevemente traumatizado por el hecho de que estaba a punto de ver a mi
hermana desnuda, cuando… mis ojos vieron pelo rubio, no marrón.
—Que sea rápido. —Apreté los dientes y me incliné—. ¡Porque estoy cerca de
cinco segundos de asesinarte!
—No. —maldijo Tex —. Porque nosotros decidimos que esta familia ya tenía
suficiente drama, sin añadirnos a nosotros.
—Vaya, realmente no conoces a tu hermana tan bien como crees que haces.
—¡Vete! —le gritó Tex a la chica en la cama. Ella cogió su ropa y corrió fuera de
la habitación tan rápido como sus piernas desnudas pudieron llevarla. Tex se sentó
en la cama y maldijo—. Está totalmente asustada, hombre.
—¿Quién?
—Vete al infierno —resopló Tex —. Te conozco desde que teníamos tres años y
estábamos forzados a jugar en la misma caja de arena. Estás totalmente loco por
Trace y apuesto a que no estás durmiendo, no con Chase en su habitación con ella.
—¡No lo está! —Tex suspiró—. Mierda, estoy como a un día de lejos de robar
hierba a uno de los hombres de mi padre para pillar un subidón y pretender que no
tengo algo sobresaliendo de mi culo.
—Tiene razón —dijo Chase desde la puerta. Trace estaba de pie detrás de él,
con una expresión confusa en su rostro.
—Él está desnudo —señaló Trace mientras Tex se cubría con una manta y
maldecía.
—Mierda hombre. —Chase se rió entre dientes—. No sabía que estabas tan
desesperado como para cambiar de equipo ya que no puedes tener una novia.
Sin dejar de reír, Chase asintió a Tex. —¿Supongo que tú y Mo ya no son un dúo?
—¿Quién dice “dúo”? —Trace le dio un codazo por detrás y rodó los ojos—. Y
no, no son un dúo, bicho raro. Están en un descanso muy necesario.
Metí las manos en los bolsillos y miré a todos los rostros expectantes. A pesar
de que Trace no era técnicamente parte de Los Elegidos, todo lo ocurrido con
Phoenix le afectaba directamente.
—Ese astuto hijo de puta —Tex resopló—. Está llamando el juramento que
hicimos esa noche, ¿verdad?
—Sip. —Mordí mi aro del labio y miré rápidamente a Trace. Era imposible leer su
expresión, pero si yo fuera un hombre de apuestas, diría que estaba cabreada.
—Hicimos ese maldito juramento cuando teníamos quince años. —Chase se
movió para estar delante de mí—. De ninguna manera en el infierno seré amable
con él, no después de lo que hizo.
—¿Qué? —Trace empujó a Chase fuera del camino y se acercó a mí. ¿Era fallo
mío que el minuto en que ella dio un paso dentro del alcance mi brazo tomara cada
onza de fuerza de voluntad que tenía no tomarla en mis brazos y besarla hasta
dejarla sin sentido? Maldita sea, extrañaba su contacto. Echaba de menos sólo estar
a su lado. Me estaba matando lentamente desde adentro hacia afuera—. ¿Por qué
va a morir de todas formas?
—Alguien tiene algo más con él —le respondí con honestidad—. Según lo que él
dice, se enteró de una información que nunca debería haber sabido y por el
conocimiento que tiene, va a morir de cualquier manera. Él tiene miedo de que si
llega a manos equivocadas no vaya a terminar bien para ninguno de nosotros.
—Bueno, muy bien. —Trace puso las manos en sus caderas—. Entonces, ¿qué
hacemos?
Trace suspiró. —Ustedes hablan de la muerte como si se tratara de una cita con
el médico o algo así.
—La muerte siempre lo es —murmuré—. Una cita, quiero decir. A todos nos
llega la hora. A veces no depende de nosotros programarla, a veces nos la saltamos,
y otras veces…
Los miré a los dos. Trace inclinó su cabeza sobre el hombro de Chase y tuve que
apartar la mirada. Si seguía centrándome en ellos, entonces no podría ayudar a mi
familia. Sería inútil.
—Tengo que ir a revisar las cuentas de los De Langes de nuevo. Todavía siento
como si me perdiera algo —Me rasqué la cabeza y mordí mi labio—. Los veré de
nuevo esta noche en la casa.
—¿Por qué?
—Por no detenerte ante nada para protegerme. —Se rió torpemente y miró
detrás de ella—. Pero sobre todo, por amarme. —Sus ojos se llenaron de lágrimas—
.Tan condenadamente tanto.
Cerré los ojos por un breve momento antes de abrirlos. Sólo que esta vez vi a
Chase venir detrás de ella y envolver su brazo alrededor de sus hombros.
—Me tengo que ir. —Asentí hacia Chase y le guiñé un ojo a Tracey antes de
caminar rápidamente fuera de la habitación. Obligándome a no cortarle las manos a
Chase mientras mi mente repetía las imágenes de ellas tocando su suave hombro.
Capítulo 24
TRADUCIDO POR ENI // CORREGIDO POR OSCENSE
M
aldita sea, odiaba el silencio, casi tanto como odiaba mi propio
reflejo. Eran los ojos que lo hicieron.
Sabía que los míos se veían como los de ella solían verse,
deberían estar llenos de vida, pero en lugar de luz, había completa oscuridad.
Iba a morir. Pero al menos ellos estarían seguros, al menos no iría al infierno
deseando haber hecho algo para redimir lo que pasó. Si moría, los secretos morirían
conmigo, lo que significa que nunca sabrían la verdad. Al fin y al cabo, si les decía
sería como poner blancos gigantes en sus espaldas. Mejor ser yo que ellos.
El pacto que hicimos hace mucho tiempo de repente parecía la mejor opción.
Recibiría una bala en mi cabeza a manos de mis tres hermanos antes que casi morir
a golpes a manos de él algún día.
Me reí, realmente no había nada más que pudiera hacer. Mi maldito culo se
estaba congelando en esta estúpida habitación porque Nixon había, muy
probablemente a propósito, dejado el aire acondicionado a todo lo que da, y todo
mi cerebro reproducía recuerdos y elecciones una y otra vez, haciendo que mi
estómago se revolviera con disgusto.
L
o hice en tanto llegaba a mi Range Rover, antes de sentir mi control
romperse. Golpeé el asiento del conductor cinco veces tan fuerte como
pude con mi puño… no sirvió de nada. Necesitaba un bate de béisbol, o
algo. Todo estaba tan revuelto y no sabía cuánto tiempo más podría soportar estar
alrededor de ella—alrededor de ellos—antes de que volara mi propia tapadera.
—Recuérdame que nunca te haga enojar —dijo una voz detrás de mí.
Me giré y vi a una mujer de mi edad con el pelo castaño y ojos azules brillantes.
Llevaba un uniforme de Eagle Elite pero yo nunca la había visto antes en mi vida.
—Depende —Se puso un par de gafas de sol negras y se acercó a mí. Era alta
para ser una chica, probablemente alrededor del metro setenta.
—De ti, supongo —Metió la mano en su bolso de cuero rojo y sacó una pequeña
unidad USB—. Cógelo.
La chica tomó aire y luego cayó contra mí. La agarré por la cintura, y mis manos
entraron en contacto con la sangre. Un montón de sangre.
Con mi mente a toda marcha, rápidamente la levanté en mis brazos y la puse en
el asiento trasero de la camioneta. Había sido tiroteada en la espalda, pero no podía
decir exactamente dónde y no iba a tomarme ningún riesgo.
Rápidamente marqué el número del tío Tony mientras conducía al hospital más
cercano.
—Sí, ¿Nixon?
—¿Darte qué, Nixon? No tengo tiempo para escuchar sobre tus actividades
extracurriculares.
Al recordar la forma en que él había actuado antes, mentí. —Ella dijo que tenía
información que darme… pero le dispararon antes de que pudiera decir nada. La
tengo conmigo ahora mismo. Estoy de camino al hospital.
—Ella podría morir —Apreté los dientes—. No voy a dejar que uno de los
nuestros cuide de ella. Necesita un hospital, no un primo que solía ser cirujano antes
de que fuera capaz de ver bien sin una botella de licor.
—¡Lo sé! —grité—. ¿No crees que sepa eso? ¿Pero que sí…?
—Nixon —Su irritación brilló a través de la forma en que dijo mi nombre, como
si fuera una mala palabra en lugar de un identificador—. Por una vez en tu vida, sólo
escucha a alguien que es mayor y tiene más experiencia que tú.
—No lo hagas —dijo una voz ronca detrás de mí—. No me lleves a él.
—Estarás muerta de todas formas —le dije tan suavemente como pude.
—Puedo ayudarte.
—Está bien —Su voz se estaba debilitando—. Sólo dile que siento haber fallado.
—Pensé que no querías mi ayuda —Ella hizo una mueca y miró detrás de ella—.
Gracias a Dios. Creo que la bala sólo me rozó.
Mordiéndome el labio por un segundo, pensé en lo que tenía que hacer. Maldita
sea si la telaraña no se estaba enredando más. Con una maldición, salí a un lado de
la carretera y me di la vuelta. Saqué mi arma y le apunté en la cabeza. —Si estás
muerta de todas formas no debería importar, ¿verdad? Ahora tienes exactamente
cinco segundos para apelar por tu caso, o te dispararé aquí. Y te prometo que lo que
yo tengo planeado es más amable que el lugar donde te voy a llevar.
—Tu padre.
Bueno, mierda.
Ella gritó de dolor y cayó de espaldas contra el asiento. —¿A qué demonios ha
venido eso?
—Si estás mintiendo… —Me encogí de hombros—, sabrás que seré bueno en
mi promesa de acabar con tu vida. Si dices la verdad, oficialmente tendré que mentir
por ti y esconderte. Ahora, quítate la ropa.
—No me hagas repetirme. Quítate la maldita ropa. —Alejé el arma del camino y
extendí mis manos para que pudiera entregarme su ropa.
Cerrando sus ojos trajo su bolso hacia adelante. —Realmente eres un hijo de
puta, ¿no es así?
—Encantada de conocerte…
—Ah, sí, el hijastro pelirrojo de la familia del que no les gusta hablar. Sí, esa sería
yo. ¿Ahora, podemos por favor darnos prisa antes de que me desmaye? Estoy muy
cerca y por mucho que esté disfrutando de estar desnuda en tu asiento de atrás,
tenemos que irnos.
Con una maldición, me bajé del coche y cogí la ropa ensangrentada. Las puse en
el maletero junto con su identificación y luego saqué una manta para que pudiera
envolverse en ella.
—No, pero ella dijo algo acerca de alguien con ganas de matarla. ¿Alguna idea?
Tony suspiró. —¿Cómo voy a saberlo? Este negocio es delicado. ¿Has quemado
la ropa?
—Voy de camino a hacer precisamente eso. Ella se está hundiendo tan rápido,
que no creo que la encuentren. Te dejaré saber si tengo algún problema limpiando.
—Adiós.
—Gracias —Su voz era cada vez más débil. Realmente necesitaba sacar la bala
de su pie. Bueno, primero lo primero. Teníamos otra persona que ocultar. Pero
primero, yo iba a descubrir lo que ella sabía.
Al parecer, yo era un bastardo hijo de puta. Genial. Añade este divertido hecho a
mis condenadas cualidades.
N
ixon nos necesita. —Agarré el bolso del hombro de Trace y la empujé
hacia el coche—. Como en, ahora mismo.
Ella se volvió hacia mí, con los ojos muy abiertos por el horror. En un instante
cogió el arma de Nixon de la mesa y me apunto a la cara.
Nixon sonrió.
—Chase —Ella sonrió—. Relájate, tenemos que dejar que el pasado sea el
pasado. —Su pelo castaño colgaba en ondas sobre su espalda vendada pero por lo
demás estaba desnuda. Tuve que mirar hacia otro lado antes de que hiciera algo
más estúpido.
—No —Me reí con amargura, con mi pistola apuntando de nuevo hacia ella—.
Lo que necesito es que poner una bala en tu cabeza.
Nixon se echó a reír. —Chase, siéntate, toma una copa. Tú también, Trace.
Brindemos por nuestra desgracia —Él ya parecía borracho.
—Lo sé —Nixon hizo una mueca mientras tomaba otro sorbo de whisky—.
Dime, Chase. ¿Cómo fue tu fiesta de tu decimosexto cumpleaños en Las Vegas?
—Hija de puta —Sacudí la pistola en el aire—. ¿En serio, Mil? ¿Se lo dijiste?
Ella sonrió. —Déjalo ir, Chase. Fue una vez, y ni siquiera le dije a nadie…
—¿Qué es lo que pasa con ustedes y las armas de fuego? —Trace agitó las
manos en el aire—. Baja eso, Tex.
Él resplandeció.
—O algo así —Nixon asintió—. Digamos “o algo así”. A menos que Chase
realmente quiere dispararle a la hermanastra de Phoenix.
Mo rió detrás de él. Oh, genial. —¿Lo sabe todo el mundo? ¿En serio?
—Me acojo a la Quinta12 del porqué ustedes tienen drogas en casa. —Trace
gimió, tapando sus oídos.
Rodando mis ojos, saqué los dedos de sus orejas y miré a Nixon. —Son las tres
de la tarde. ¿Por qué demonios estás bebiendo?
Trace resopló. —Um, ¿te das cuenta de que Chase estaba apuntando a su
cabeza con una pistola hace cinco segundo?
—Oh, eso —Nixon sonrió—. Él falla todo el tiempo, dudo que le hubiera dado,
¿eh Chase?
12
La Quinta Enmienda de la Constitución de los EEUUdicta que: Nadie estará obligado a responder de
un delito castigado con la pena capital o con otra infamante si un gran jurado no lo denuncia o
acusa.
Agarré la mesa con tanta fuerza que me sorprendió que no se desmoronara
bajo mis manos. —¿En serio? ¿Qué demonios está mal contigo?
—Muchas cosas —Nixon tomó otro sorbo, y sus ojos estaban vidriosos
mientras miraba por la ventana—. Solo prométanmelo.
—Está bien —Tex puso las manos entre nosotros—. Nosotros la protegeremos.
Ya se nos ocurrirá algo.
—Yup. —Tomó otro trago de whisky—. Ella se quedará con nosotros por un
tiempo.
—Perfecto —Nixon se apartó de la mesa—. Yo, uh, tengo que ir a ver algo.
Trace, ¿puedo hablar contigo un minuto?
Estaría mintiendo si dijera que quería que ella fuera. No tenía idea de qué
demonios estaba pasando, pero por primera vez en mi vida, no confiaba en que
Nixon no hiciera algo estúpido. Tenía esa mirada en sus ojos, la misma mirada que
había tenido cuando era un niño mirando a su padre golpeando a su mamá.
M
iré el whisky sobre la mesa y me serví una buena dosis de líquido y
me bebí el contenido, todo antes de tomar asiento junto al lugar de
Mil en el suelo.
—Así que… —Ella hizo todo lo posible para cubrirse con la manta, pero fracasó
miserablemente. Me odiaba a mí mismo de que en realidad estuviera mirando. Pero
yo era un chico, ¿quién—podría—culparme? no podía decidir si estaba más
avergonzado del pasado que compartíamos o del hecho de que todos los demás en
la habitación lo más probable era que supieran de mis sentimientos por Trace,
también, y me compadecían mientras estaba sentado en el suelo con la chica con la
que había perdido mi virginidad—. Te ves bien.
Tomó la copa de mi mano y me hizo señas para que vertiera más whisky.
Después de que tomara un trago, suspiró. —Nixon me disparó.
—¿En el pie?
—Sí.
—¿Por qué?
Traté de ocultar mi sonrisa. —Él puede ser un idiota, pero al menos te está
protegiendo. ¿Por qué te está protegiendo, por cierto? ¿Y por qué estás aquí? ¿No se
supone que estés en algún internado en Florida?
Pero lo hacía.
Ella se echó a reír. Me había olvidado de lo preciosa que era su risa. Era lo que
me había atraído de ella en primer lugar. Siempre se había reído como si ella no
diera un culo de rata si las personas la escuchaban. Tiraba su cabeza hacia atrás y
ponía todo su cuerpo en ello, todo su rostro se iluminaba como un árbol de Navidad
y aquello me atrajo a su red. Asusta que chicas de catorce años crecieran
pareciendo que tuvieran más de veintidós.
—Nah —Me miró con sus brillantes ojos azules y se encogió de hombros—. No
eres una lamentación.
—¿Un error?
—Sí, voy a brindar por eso —Se rió de nuevo. Por alguna razón eso me hizo
sentir mejor, como si enfocarme en mi pasado, mi futuro no se vería tan sombrío—.
Te odié por mucho tiempo, Chase Winter.
—Anotado.
—Tú me sedujiste.
—Yo tenía dieciséis años y fue difícilmente una seducción, Mil. Sabías
exactamente lo que estabas haciendo.
—Claramente, tú no.
—Que graciosa.
Se lamió los labios. —No me arrepiento de ti, Chase, así que deja de sentir
lástima por ti mismo. Y si te fijas en ese pasillo una vez más, voy a golpearte.
Negó con la cabeza. —Eres patético. ¿Seguro que no quieres que te dispare y te
saque de tu miseria?
—Me arrepiento de no haber estado ahí para él —dijo Mil en voz baja—.
Lamento que cuando él más me necesitaba, yo no le creí. No hasta que fue
demasiado tarde.
—¿Arreglar qué?—Se me pusieron los pelos de punta. ¿Qué sabía ella que yo
no?—. ¿Mil?—Le sacudí un poco—. ¿Que Nixon pueda arreglar el qué?
—¿Crees que iremos al cielo? —Había cambiado el tema de nuevo. Era evidente
que los medicamentos realmente la estaban pateando.
—¿Mil?
Mierda, ¿cómo de afortunado era yo? La única chica a la que amaba ni siquiera lo
sabía y seguro como el infierno que ella no me amaba así, y la única otra persona a
quien podía confiarle mis secretos y estilo de vida quería dispararme en la cara.
Al final, yo era mejor para ella. Ella simplemente no lo veía porque lo único que
podía ver era a Nixon, pero sí yo pudiera cambiar eso… sí él pudiera simplemente…
permanecer fuera del panorama como había prometido. Nosotros tendríamos una
oportunidad. Al final, ¿hacerle daño a ella, a fin de conseguirla? Parecía que valía la
pena. Sabía que estar lejos de Nixon era difícil para ella, pero a mí no podía
importarme una mierda si él se quedaba lejos para siempre. Porque él estaba
robando mi razón de vivir. Y cuando ella se fuera, no me sentiría con ganas de vivir
mucho más.
Capítulo 28
TRADUCIDO POR PILI // CORREGIDO POR KARLIX
L
a noticia de Emiliana se sentía como si hubiera dejado un agujero
quemado en el fondo de mi cerebro.
Algo no cuadraba y sabía que no podía darme cuenta por mi cuenta. Necesitaba
ayuda y un plan, que podría hacerme daño más que nadie. Pero estaba
desesperado. Sabiendo lo que le hice—mi futuro estaba desahuciado. Y si no hacía
algo pronto— Trace también lo estaría.
Era más difícil de lo que creía. Maldita sea, quería despertar de esta pesadilla.
Pero no importaba cuán duro sacudiera mi cabeza, cuantas copas bebiera, mi
realidad era la misma.
Tenía una baza, solamente una, y después de escuchar todo lo que Emiliana
tenía que decir, lo sabía, ¿mi verdadero padre? No se detendría ante nada para
obtener el control de la familia, y ya era hora de eliminarlo.
—Tampoco lo sé.
—El diario tiene alguna información, faltan algunas piezas que tengo que poner
juntas.
—Así que es como una pieza del rompecabezas. —Chupó su labio inferior y se
acercó a mi cama. Tomé una bocanada de su perfume dulce cuando se sentó en el
extremo y cruzó sus brazos sobre su pecho.
Aparté mi mirada pero tomó mi barbilla y me obligó a mirarla. —Es malo, ¿no?
No quería esto para nosotros. Todavía no lo quiero para nosotros, salvo para
salvarla—bueno, yo iría hasta los confines de la tierra si eso significaba protegerla—
, si significara pelear esta batalla por ella. Podría apuntar con una pistola en mi
cabeza y yo aún lo volvería a hacer. Todavía lucharía mientras tuviera energía para
hacerlo… Después de todo, si algo no te costara absolutamente todo, ¿realmente lo
amaste alguna vez en primer lugar?
Le di una sonrisa triste. Claro que sí, ella siempre merecería la pena.
—No tengas miedo —Besé su frente—. Tienes que confiar en mí, ¿de acuerdo?
—De acuerdo.
—Te amo.
—Nixon yo…
—No he acabado —Presioné mi dedo contra sus labios—. Prefiero morir antes
de permitir que algo te pasara, pero…
—¿Pero?
Sonreí. —Pero, a veces en la vida, las cosas no terminan como queremos que lo
hagan. A veces, lo que queremos que suceda y lo que tiene que pasar son dos cosas
muy diferentes.
—Nixon —Presionó sus labios contra los míos, suave, y, luego con más ardor
mientras me agarraba—. No me dejes, por favor. No creo que pueda soportarlo si lo
haces. No sé lo que haré si te vas.
—Tus ojos —susurró ella— Están diciendo adiós. ¡Maldita sea!, ¿por qué estás
diciendo adiós?
—Adiós, adiós, adiós —repetí una y otra vez de nuevo mientras ella levantaba
su camiseta sobre su cabeza y me ayudaba a tirar de la mía.
Nosotros no hablamos.
Ella lo sabía.
Yo lo sabía.
Sólo una vez… después de todo… cada hombre condenado a muerte consigue
un último deseo, ¿verdad?
La tumbe sobre la cama y me cerní sobre ella. Trace se estiró y paso sus manos
sobre su tatuaje favorito. Cerré mis ojos. Su toque era casi como una quemadura,
tan poderoso, tan perfecto.
Más ropa fue arrojada y entonces era solo piel. Piel suave y caliente presionando
contra mí.
Quería odiarlo por poder tocarla en lugares en los que yo no sería capaz.
Despreciaba que serían sus labios los que besaran la parte de sus caderas, donde
sus largas piernas se reunían con el resto de su cuerpo, donde sus suaves curvas
invitaban y rogaban por un toque masculino. Prometiéndole noches de placer.
—Te amo —Agarré el cabecero y baje la vista hacia ella—.Te amo tanto.
Nos quedamos en mi cuarto el resto de la noche. Sabía que Chase asumía lo que
estaba pasando y era probable que estuviese borracho o muy cabreado.
A las dos a.m. Tenía que irme. Agarre mis cosas y el diario que Trace me había
dado permiso para utilizar.
No.
Su primer beso.
Su primera vez.
Sólo por lo general, las chicas buenas, chicas como la dulce e inocente Trace,
que se entregaban por primera vez a sus maridos y sólo a ellos.
Mi última oración.
Recé.
Tal vez Dios verdaderamente sería compasivo que después de todo el pecado
que había cometido en mi vida para mi familia en nombre de la sangre, que todavía
sería bastante cortés para protegerla mientras yo supiera que yo no podría.
El viaje fue corto. Como aquellos viajes que lo son, el que una vez quieres para
perder el tiempo y todas las luces están verdes y no hay tráfico.
E
l mango de la puerta se giró. Así que esto era. Iba a morir. Ojala pudiese
decir que no estaba aterrado.
—Nixon. —No pude evitar el temblor en mi voz. Sabía que estaba por venir, no
era completamente valiente.
—Nunca fui realmente bueno con todo eso de la honestidad —Sonreí con
suficiencia—. Creo que me llevaré las oportunidades con la muerte.
—¡Maldita sea! —Nixon golpeó la mesa a mi lado y entonces con una maldición
la arrojó a un lado, provocando que el polvo explotase en el aire—. ¿Por qué es
que… —dijo, su voz fatigada—, después de toda la mierda por la que hemos
pasado, es ahora cuando decides desarrollar una conciencia?
Nixon agarró mi camiseta, me tiró para ponerme de pie y luego me golpeó con
tanta fuerza en la cara que sentí que eso recorría todo el camino hasta la punta de
los dedos de mis pies. La punzada palpitó mientras me empujaba hacia adelante,
haciendo que la silla que estaba apegada a mi girase en mis brazos en tal forma que
me sorprendí que nada se rompiese.
En la familia siempre habían sido fuertes Católicos, pero nunca en mi vida había
entendido la absoluta humildad de limpiar los pies del prójimo… hasta que Nixon
comenzó a limpiar las heridas de mi cara.
Que divertido, cuando has golpeado el fondo, nunca imaginas que alguien
pueda lanzarte una cuerda. Pero eso es lo que él estaba haciendo. Nixon vio mi
dilatada marca de desesperación, y prefirió matar eso dentro de mí, ofreció un
salvavidas, uno que yo no merecía.
Nixon no respondió. Untó mis manos y sacó ropa limpia de la bolsa de basura,
tirándomelas a la cara. —Ponte esto, luego siéntate.
Mis manos temblaban mientras lentamente me sacaba las sangrientas ropas del
cuerpo. Mis movimientos se sentían lentos y extraños, mi muñeca dolía como el
infierno después de ser atada. Cuando las ropas sucias estuvieron fuera, tomé
asiento en la silla de metal y lentamente me puse la sudadera con capucha de olor
fresco sobre la cabeza. Brinque cuando el dolor se disparó por mis manos al tener
que tirar del áspero material sobre mi exhausto y destrozado cuerpo. Lo que
debería haberme llevado segundos me llevo al menos diez minutos, pero no me
había sentido así de limpio en días.
Su mano estaba en el pomo. Sin mirar atrás respondió—: Eras uno de mis
mejores amigos, Phoenix.
—¿Cuál es tu punto?
—Todos los amigos merecen morir con un poco de dignidad, ¿no estarías de
acuerdo? —Se giró, encontrando mi mirada.
—Yo no.
Sonrió.
—Bueno, entonces gracias a tus afortunadas estrellas no soy el que hace las
llamadas al Día del Juicio. Intenta dormir. Tiene una semana por delante.
—Él está aquí por mí —dijo una voz seca desde la puerta.
Luca me sirvió una gran copa de vino. —Trabajas más rápido de lo que
esperaba.
—Se ha vuelto…complicado.
Luca dio un puñetazo en la mesa. —¡Esa mujer debió haber dejado las cosas
como estaban! Escribirlas en un diario va más allá de mi comprensión.
—No era como si le pudiera decir a alguien —Suspiré—. Pero tienes el diario,
tienes algo que necesitas…y yo aún tengo un problema.
—¿Los asesinos? ¿No los has encontrado? —Luca paseaba frente de mí—.
¡Pensé que venias a celebrar! Finalmente, podemos dejar el pasado atrás, ¿sí?
Luca asintió y tomó un tentativo sorbo de su vino. —Quieres decir con las
manos en la masa.
—Me refiero a hacer una maldita buena red en la que todo el mundo dentro de
unas cuarenta millas sepa que él es una rata, pero es complicado.
—Cierto.
Luca sacó un cigarrillo y lo olió. —Hablemos claramente. ¿Qué puedo hacer por
ti, Nixon?
L
o vi irse y no dije nada. No estaba seguro si tenía derecho a estar enojado,
después de todo, técnicamente ellos estaban saliendo, ¿cierto?, ¿o ya no?
Incluso yo estaba confundido a este punto y todo lo que realmente quería
hacer era ahogarme en una botella de algo.
Durmiendo.
Y sabía que tenía que ir a buscarla y llevarla a su propia habitación. ¿Cómo podía
ser él tan descuidado? ¿Qué sí Luca hubiera venido? Era extraño que Nixon
simplemente la dejara en la habitación sin decirle a nadie. ¿Qué sí, ellos vigilaban la
casa? O peor aún, ¿qué sí, tenían a alguien adentro observándonos todo el maldito
tiempo? Mierda.
Entré a la habitación y levanté a Trace en mis brazos. La cubrí lo mejor que pude
y la puse cuidadosamente en su propia cama, entonces me acosté a su lado. Bueno
nadie dijo que la vida era justa y por lo que parecía, me había dado un buen golpe de
mierda.
Nixon no hacía cosas como esas. Yo hacía esas cosas. La sensación en la boca de
mi estómago no desaparecía. Trace gimió a mi lado. Gimió su nombre, no el mío, y el
cuchillo se clavó más profundo en mi corazón.
Suspirando, bajé los pies de la cama para levantarme cuando la puerta se abrió
de golpe. —¿Papá? —Me froté los ojos—. ¿Qué demonios estás haciendo aquí? —
Generalmente, mi papá era bueno enviando mensajes de texto o llamando antes de
presentarse, así no recibiría un tiro en el acto. Nunca tomábamos ningún riesgo,
incluso con la familia. Lo que significaba una sola cosa. Algo estaba mal. ¿Tal vez
Nixon lo dejó entrar? Sacudí la cabeza para aclarar los pensamientos que pululaban
alrededor.
Sus ojos se posaron en Trace y luego de nuevo a mí. Ella comenzó a despertarse,
pero no había manera de que dejara que mi padre viera que apenas llevaba ropa. La
empujé hacia abajo y la cubrí con más manta.
—¿Nixon?
—Papá, ¿no ves que estoy un poco ocupado? —Irritado, lo miré y luego señalé a
Trace.
—Esto no puede esperar —Sus ojos se veían cansados. Había bolsas debajo de
sus ojos y las líneas alrededor de su boca se veían más pronunciadas. Siempre había
sido un hombre bien parecido, pero ahora mismo se veía… viejo.
—¿Qué pasa?
Siguió mirando a Trace. ¿Por qué diablos la está mirando? Ella estaba cubierta
por las mantas, ¡por el amor de Dios! Suspiré.
—Es Nixon.
Pude sentir el aire tenso en la habitación. Fue uno de esos momentos en los
que, literalmente, el tiempo se detuvo. Vi a mi papá encogerse de dolor mientras
miraba a Trace y luego a mí.
Por favor Dios, no hablaba en serio. Por favor, que esté bien. Finalmente, encontré
mi voz y pregunté con voz ronca.
—¿Qué pasa con él?
—Está muerto.
Capítulo 32
TRADUCIDO POR MEW RINCONE // CORREGIDO POR KARLIX
L
a forma en que tratamos la muerte dice mucho sobre cómo vivimos. De la
fuerza y la capacidad de ayudar a los muertos indefensos… —Me
atraganté con la palabra “muerto” y mis manos temblaban mientras
seguía leyendo—. De honrar sus frágiles restos… —Mis ojos se posaron en Trace,
que tenía su cuerpo desplomado sobre Tex, con los ojos hundidos como si su alma
se hubiera ido a la otra vida junto con Nixon—. Del hondo alcance dentro de
nosotros con algo básico como la humanidad, Paul Gregory Alms.
Mo había querido que yo dijese los elogios. No me merecía tal honor. Infiernos, ni
siquiera merecía estar en la misma habitación que el ataúd de Nixon. Había tratado
de seguir todo el procedimiento, tomando decisiones por Mo, pero me estaba
muriendo por dentro junto con ella.
—Nixon era mi mejor amigo —Lamí mis labios—. Era uno de los buenos. El tipo
de chico al que no te gustaría hacer enojar, pero, al mismo tiempo, el que querías
dentro de tu equipo. Todo aquello que hacía era por los demás. «Egoísmo» nunca
formó parte de su vocabulario. Creo que si tomamos en cuenta algo aparte de su
innecesaria muerte, es que vivió su vida al máximo, pero la vivió para los demás. —
Mis ojos se encontraron con Trace—. Vivió para los que amaba, murió protegiendo
lo que era más preciado para él. Y por ello, se ha ganado un lugar en el cielo, porque
cuando todo se vino abajo, él estuvo dispuesto a sacrificarlo todo por la familia…
por la sangre. No sé cuánto tiempo voy a estar en esta tierra, pero oro por irme de
ella justo igual… peleando por la única cosa cierta en nuestra existencia.
Doblé el papel y lo metí de regreso en mi bolsillo. Dando dos pasos a la vez, me
dirigí al lado de Trace y me senté. Ella agarró mi mano con tanta fuerza que hice una
mueca de dolor. No me había ido de su lado desde que recibimos la noticia hace
unos días, y seguro como el infierno que no iba a dejar su lado ahora.
El resto del funeral fue deprimente como el infierno. Vi como el sacerdote decía
una oración final sobre la incomprensión de los caminos de Dios, pero aquello cayó
seriamente en oídos sordos.
Era como si su boca se moviera pero aun así no podía entender las palabras que
salían de ella. Trataba de mantenerme fuerte en el exterior. Pasé mi brazo alrededor
de Trace y la abracé. Ella tembló en mis brazos. Yo quería arreglar eso.
Estaba tan malditamente enojado con Nixon. ¿Cómo había podido irse y
dejarnos? Con cada fibra de mi ser deseaba saltar en ese condenado agujero y abrir
el ataúd. Quería sacudirlo, quería oírle gritarme y decirme que hiciera mi maldito
trabajo.
Y yo estaba vivo.
Sosteniendo a su novia.
Nos tomó dos horas convencerla de que él se había ido. Incluso entonces, se
negó a creer y comenzó a gritar su nombre de arriba abajo por los pasillos.
Entre las dos, yo estaba listo para perder mi maldita cabeza, por no mencionar el
hecho de que acababa de perder a mí primo y mejor amigo. Estaba hundido,
arruinado, y no estaba seguro de que volviera a ser el mismo otra vez.
Aparentemente Luca nos había mentido a todos. Nixon había ido a apelar por
nuestro caso y se ofreció a sí mismo como tal cordero a un matadero.
Una bala en la cabeza. Eso fue todo lo que necesitó. El enfermo bastardo incluso
lo hizo por detrás. Nixon tuvo que haberlo visto venir, sin duda. Cualquier persona
con un cerebro lo haría. Y él simplemente se quedó ahí de pie… se quedó de pie y
no hizo nada. Sencillamente tomó la caída.
La mañana de la muerte de Nixon mi padre recibió un paquete con una foto del
cadáver de Nixon. El anillo que él solía usar—un anillo de la familia—estaba dentro.
Más tarde esa noche, cuando finalmente regresamos del funeral, corrí hasta el
baño y perdí todo lo que había comido ese día. Nunca había estado tan
violentamente enfermo en toda mi vida. Estuve en el baño durante una hora antes
de que Tex finalmente viniera a decirme que Trace me necesitaba.
Los hombres siempre tenemos esta maldita loca necesidad de arreglar las cosas.
Quería recoger su corazón y sostenerlo en mis manos. Quería revivirla, pero ¿Cómo
revivir a alguien cuando tu propio corazón también está roto?
Por una vez en mi vida estaba tan ridículamente enojado con él. Enojado porque
el tipo que había sido un monje desinteresado en los últimos años, había hecho algo
tan imprudente y estúpido.
—¿Qué haremos ahora? —Su voz era tranquila. Mierda, me estaba volviendo
loco.
Asintió con la cabeza y entonces una lágrima resbaló por su mejilla, seguida de
más. Sus brazos se apretaron alrededor de mi cuello mientras sollozaba. —No me
dejes, por favor no me dejes. No puedo… Chase, no puedo hacerlo. Por favor, por
favor, ¡por favor!
La abracé tan fuerte que era difícil respirar. —Nunca, Trace. ¿Me escuchas? Nunca
te dejaré. ¿Lo entiendes? —La agarré tan fuerte como pude y aplasté mi boca en su
mejilla. Era imposible que le mostrara lo importante que era ella para mí, que
mantenerla a salvo y feliz era mi prioridad número uno.
Abrí sus brazos de mi cuerpo y tomé su cara en mis manos. —Te lo juro. Nunca
me iré de tu lado.
—Está bien. —Exhaló un suspiro tembloroso—. Está bien.
No tengo ni idea de por cuanto tiempo nos quedamos así, pero fue el tiempo
suficiente para que mis piernas se durmieran y para que Trace dejara de tener hipo.
Podía decir que la última cosa que ella quería era irse. Sus ojos me rogaban que
me quedara, pero esto era trabajo. Muerte o no muerte, teníamos un trabajo que
terminar. Finalmente, asintió con la cabeza y se marchó como un zombi por el
pasillo.
—Odio esta familia. Odio lo que han hecho de nosotros. Somos demasiado
jóvenes para esta mierda. —Me rasqué la parte posterior de mi cabeza y me dirigí
hacia la mesa de la cocina para coger mi arma. La revisé para asegurarme de que
estaba cargada y puse el seguro.
—Así puedo salvar el tuyo, idiota. —Mil golpeó el pecho de Tex y luego se giró
hacia mí—. La familia se mantiene junta, y soy la única cosa segura que ustedes
tienen justo ahora.
—¿Cómo lo sabes?
—¿Qué dice? —pregunté mientras Tex la habría. Su sonrisa crecía a medida que
seguía leyendo, hasta que finalmente se echó a reír. No podía decir si era una risa
histérica—ya sabes, de ese tipo de risas que tienen las personas que están a punto
de perder la cabeza—o si en realidad solo pensaba que la carta era divertida. Se
limpió los ojos y me entregó la carta.
“Ella es una zorra inteligente. Protégela a toda costa. Donde sea que vayas, ella va.
Ella te ayudará a ocultar a Phoenix. Es la única forma. Lo siento…por todo. Nixon.”
Me reí, pero la mía fue más amarga, más dolorosa. Si escuchaba más
atentamente casi podía oír la voz de Nixon en la habitación, y aquello apestaba. Él
no merecía nada de esto.
Había gastado toda su vida protegiendo a los demás y al final, cuando había
llegado nuestro turno de protegerlo, cuando más nos necesitó… habíamos fallado.
—Vamos. —Tex agarró las llaves. Lo seguí con la cabeza gacha. No sentía que
pudiera mirar a los ojos a nadie y no quisiera pegarme un tiro. ¿No había sido justo la
semana pasaba que había estado considerando traicionar a Nixon solo porque
estaba enamorado de lo que no era mío?
Sip.
Debería hacer sido yo. Yo debería haber caído, porque al final, Nixon tenía mucho
más que perder y yo no tenía nada. Qué pensamiento tan jodidamente deprimente.
Capítulo 33
TRADUCIDO POR MEW RINCONE // CORREGIDO POR KARLIX
U
no pensaría que para el momento en que llegamos al Espacio, donde
estaba Phoenix, me habría calmado.
No lo estaba.
Si una ardilla se cruzaba conmigo, la cosa no terminaría bien para ella. Joder, si
una araña me miraba con diversión, iba a terminarla con una bala.
—Vaya, buen lugar —Esto vino de Mil cuando la dejamos entrar a la habitación y
encendió las luces.
Él se veía bien. ¿Por qué demonios se veía tan bien? ¿Nixon no le había
torturado? ¿Y por qué sus ropas se veían limpias? ¿Y por qué demonios me estaba
sonriendo?
—O estás todavía cabreado por lo que pasó con Trace y conmigo, o tienes
problemas con la ira.
—Gracias. Tú te ves como el infierno —Se agachó y le apretó la barbilla entre los
dedos, examinando su rostro. Cuando terminó, apartó la mano, sacó una pistola de
su bolsillo trasero y disparó a sus pies.
—Solo quería asegurarme de cómo estaban tus reflejos —Le guiñó un ojo.
Tex rió junto a mí. —¿Estaría mal estar cachondo en este momento?
—Entonces —Phoenix se pasó la lengua por sus labios—. ¿Quién va hacer los
honores? ¿Y dónde infiernos está Nixon?
Ella se soltó. —Nixon dijo que confiaras en mí, así que o le haces caso o
traicionas su palabra.
Asentí con la cabeza y crucé mis brazos mientras ella iba hasta la puerta y la
abría.
—Sr. Winter, por favor, controle el nivel de su voz —Frank me dio unas
palmaditas en la espalda y se acercó a Phoenix—. Aún así vas a pagar por lo que
hiciste, por lo que intentaste con Trace.
—Lo sé —susurró.
Tal vez sintió mi irritación o sencillamente sintió la rabia que tenía por él. Se giró
hacia mí. —Una vida por una vida, Sr. Winter. Tienes suerte de que tu amigo tomara
la caída por las mentiras dichas.
—¡Tú, hijo de puta! —Cargué hacia él pero Tex envolvió sus brazos alrededor de
mí mientras mis músculos se flexionaban en protesta y me contuvo.
Luca se echó a reír. —¿Así es como tratas a alguien que te está ayudando? Los
insultos y las amenazas vacías no te llevarán a ninguna parte, Sr. Winter. Trabajamos
juntos o te dejaremos para que recojas las piezas rotas de tu familia.
—!Mierda! —Tex dejó caer su arma en el suelo con fuerte ruido—. ¡Mierda!
—¿Qué? —Le di un golpe—. ¿Qué va mal contigo?
Miré hacia ellos. ¿Cómo no había visto antes el parecido? Era extraño.
Obviamente Frank era mayor por unos buenos quince años, y los dos tenían el pelo
oscuro, aunque el de Frank estaba salpicado con gris. Tenían los mismos ojos azules,
la nariz, barbilla. En realidad, era extraño de ver.
—Pero… —Mi mente no podía trabajar tan rápido—. Phoenix, ¿Cómo sabes tú
eso?
Phoenix negó con la cabeza. —No se suponía que llegara tan lejos. Pensé que
yo estaba ayudando. Pensé que si le exponía, o al menos causaba malestar con las
familias ese día, me ganaría tiempo, que ellos verían que había muchas mentiras y
que nunca fue sobre mi familia. Y… estaba asustado, ¿está bien? A él le debíamos
dinero, y mi padre no estaba haciendo nada al respecto, y entonces, cuando
descubrí que no éramos culpables, me asusté. Yo quería que él estuviera fuera de la
ecuación. Él lo estaba arruinando todo.
—Bueno, mierda —Tex se frotó la parte posterior del cuello—. Entonces, ¿qué
hacemos ahora?
Phoenix hizo una mueca cuando Frank palmeó con fuerza su espalda.—Cuánto
menos se sepa, mejor será para todo el mundo.
Frank bajó la cabeza y murmuró una oración. Luca cogió su arma y la sostuvo al
lado de Phoenix. —Hasta que nos volvamos a encontrar. —Luca asintió y se paró al
otro lado de Phoenix mientras Frank y él le encaminaban fuera de la habitación.
Saqué mi arma y la empujé contra la pared de cemento. Ella hizo una mueca de
dolor y cerró los ojos mientras le apartaba el pelo con mi arma. —Habla.
—No hay mucho de qué hablar —dijo con los dientes apretados.
—¿Qué? —Se frotó la garganta con las lágrimas agrupándose en sus ojos.
—¿Algo más? —dijo con voz ronca, una sonrisa de suficiencia tirando de las
comisuras de su boca. Maldita sea, quería estrangularla.
—No.
C
uando llegamos a casa, me debatía entre buscar a Trace y sólo dejarla
estar sola por un tiempo. Es decir, incluso no podía mirarme a mí mismo
en el espejo. Culpable, culpable, culpable, gritaba mi conciencia.
Era como un fantasma. Si se encogía de hombros otra vez iba a perder mis
estribos. En cambio, ella no hizo nada. No había ninguna expresión en su rostro,
sólo vacío.
¿Lo entendía? Demonios sí, lo entendía. Me dolía también, ella era preciosa;
había sido todo para Nixon. ¿Qué clase de persona me haría si la dejaba ir por ese
camino? ¿Si la permitía enfurruñarse? Esto era sobre el amor duradero—mierda, ella
iba a odiarme— pero necesitaba descansar y cuidar de sí misma. Estaba el duelo y
estaba el sepultar tu alma con lo que habías perdido.
El baño era enorme, el chorro de ducha era uno en el cual podría andar sin
necesidad tener que pasar por encima de algo. Fue la mejor terapia en la que pude
pensar, aparte de emborracharla. Estaba bastante seguro de que eso sería
sencillamente su suicidio.
Una vez estuvimos bajo el agua, la mantuve ahí. Agua caliente corrió por
nuestras caras. Trató de liberarse de mi agarre pero la sujeté. Enojado con ella por
no pelear, por no ser fuerte como yo necesitaba que lo fuera.
No dijo nada.
La zarandeé. —¡Maldita sea! Trace, ¿qué hacen los Alfero?
—Luchar.
Respiró hondo. El agua cayó a través de sus labios carnosos. —Porque eso es lo
que él hubiera querido.
Nuestros labios se separaron. Nos alejamos el uno del otro. Maldita sea si no me
pareció que una parte de mí estaba muriendo junto con Nixon.
Bajó la mirada.
Nuestra relación iba a ser complicada. Eso era seguro. Pero no iba a dejarla ir, se
necesitaría un milagro para que la dejara ir.
—Quítate la ropa —suspiré.
—La cuestión es, Trace, te prometo que puedo controlar mis impulsos. Ahora
quítate la ropa, nos podemos duchar en distintos lados, estaré girado todo el
tiempo. A pesar de que siempre he imaginado como te verías desnuda…
No mencionamos el beso.
Básicamente lo que significaba era que yo era cabrón. Necesitaba su risa más de
lo que ella comprendía.
Su risa me decía que aunque le dolía como el infierno… íbamos a estar bien…
Un día, tal vez no fuera hoy, nos recuperaríamos.
Capítulo 35
TRADUCIDO SOS POR ENI // CORREGIDO POR KARLIX
A
sí que, esto sí es divertido —me quejé, preguntándome porqué estaba
literalmente sentado a un pie de distancia del conocido jefe de la mafia
más temido en Sicilia. Él sonrió y no dijo nada, mientras Frank, el asesino
de mi padre, mantenía un arma apuntando a mi cabeza.
Frank resopló. —No puedo decir si estás enojado porque te gané o si realmente
sientes lo que dices.
—¿Cómo? —pregunté.
—Tu padre, espero que esté ardiendo en el infierno —dijo Luca secamente—. Y
espero que cuando me encuentre allí con él, sea capaz de experimentar su muerte
bajo mis manos por una eternidad.
Mierda. Realmente esperaba que Luca no fuera el que me matara. Sabía que ya
lo había cabreado lo suficiente para toda una vida de tortura, lo cual planteaba la
pregunta, ¿por qué estaba todavía respirando cuando él había dejado
perfectamente claro hace unas semanas que si lo traicionaba, o siquiera hablaba,
terminaría conmigo?
—Tienes suerte de que te necesite. Si fuera tú, rezaría por mi alma, porque si
esto termina mal, la tuya estará condenada al igual que la de tu padre.
S
iempre he odiado las reuniones «familiares». Para la gente normal, una
reunión familiar significaba una charla sobre el toque de queda o incluso
la noche del juego.
Bien. Nuestros juegos incluían sangre y armas. Estaba bastante seguro de que
una reunión familiar en mi casa era como invitar al diablo a cenar.
La única cosa que no podía realmente entender era por qué, de todos los
lugares, nos reuníamos en mi casa. Quiero decir, entendía que Nixon se había ido,
pero Mo no, y dado que la familia es la familia, simplemente me pareció extraño.
En cualquier caso, era totalmente posible que mi papá hubiera pensado que
sería demasiado duro para Nixon quedarse.
Me puse unos bonitos pantalones negros y una camisa blanca con una corbata
verde. ¿Algo más en las reuniones familiares?
Había que ser respetuoso. Mi padre odiaba que tuviera tatuajes, decía que me
hacían ver como un punk, lo que sólo me animaba a conseguir más. Quería que los
cubriera durante las reuniones. Siempre había sido difícil para Nixon, teniendo en
cuenta que incluso tenía tatuajes detrás de su oreja, por no hablar de la perforación
del labio que molestaba a casi todo el mundo aparte de los que lo conocían.
Se había rebelado porque era el único control sobre su vida que tenía, lo que le
hacía a su cuerpo, que era suyo y sólo suyo. Aparte de eso, su vida, el viaje en que
había estado, había sido planeado con solidez sin él.
—Ya voy —Cogí mi arma y le envié un mensaje rápido a Trace para que se
quedara fuera de problemas y mantuviera las puertas cerradas. La casa Abandonato
era como una maldita fortaleza, pero no me hacía sentir mejor al dejarla sola,
especialmente en su estado emocional.
Se podía decir que no era una reunión típica. Todo el mundo, y quiero decir todo
el mundo, parecía haber tenido cerca de una hora de sueño.
Susurros silenciosos provenían de la sala de estar cuando entré. ¿Por qué todos
me miraban? Mierda, ¿podían ver mis tatuajes a través de mi camisa blanca?
Necesitaba algo fuerte si iba a pasar la noche. Sólo hablar de Nixon me hacía
sentir enfermo.
—¿Qué?
—Nada —Se sirvió una bebida similar, sólo agregó más whisky a su vaso—. Es
sólo que, tal vez tú y Nixon se parecen más de lo que crees. Es como si hubiera
dejado su estado de ánimo oscuro contigo, así como el palo que tenia metido de
forma permanente en el culo.
—Gracias, hombre —Le di una sonrisa, no porque pensara que fuera divertido,
sino porque sus palabras realmente me hicieron sentir mejor. Me hicieron sentir
como si de alguna manera Nixon todavía estuviera con nosotros.
Unos pocos hombres asintieron, mientras que otros hicieron una cruz sobre su
pecho y besaron sus dedos ante la oración.
—Dios lo bendiga —La voz de mi padre era sofocada—. Que Dios siga velando
esta familia.
—Ahora —Mi padre dio una palmada—. Espero que podamos dejar atrás el
asesinato que tuvo lugar hace tanto tiempo. La muerte de Nixon demuestra lo de
una vida por una vida. La familia Nicolosi ha hecho las cosas bien y no habremos de
seguir buscando algo que ya no tiene ningún valor en esta familia.
Eso no me pareció bien, porque todavía quería saber quién había matado a los
padres de Trace, y sabía que no había manera de que el padre de Nixon en realidad
hubiera cometido el asesinato. Por un lado, había sido un asesino mejor. Él había
sido víctima de una trampa, y si no fue la familia De Lange… entonces tenía que
haber sido otra persona. Alguien que tenía razones suficiente para querer eliminar
no sólo la familia de Trace, si no a Nixon también.
Quería decir que no, gracias, pero no podía faltar el respeto a mi padre delante
de todos. Con las piernas temblorosas me acerqué a la mitad de la habitación. Todos
los ojos estaban sobre mí. Me sentía caliente y luego frío por todas partes. Esto no
podía estar sucediendo, era demasiado pronto. Nunca había querido esto.
—Y yo.
—Yo también.
Los hombres siguieron acordando, y con cada acuerdo sentía como que no
podía respirar. Esto no puede estar pasando. Yo no lo quiero. Nunca lo he querido.
Imaginé que lo que sucedía se sentía muy parecido a la esclavitud, como verte ser
vendido al mejor postor a sabiendas de que tu vida nunca volvería a ser la mismo de
nuevo.
—Tiene que ser unánime —Mi padre se aclaró la garganta y miró a Tex.
El anillo de Nixon.
Y ahora lo era.
Cerré los ojos para evitar que las lágrimas de rabia salieran.
—Lo siento.
—Eres un imbécil —espeté—. Todo lo que tenías que hacer era decir que no. —
Mis palabras empezaban a oíre arrastradas, pero no me importaba.
—Lo sé —Tex tomó asiento junto a mí—. Pero tu padre tenía razón. Él no es el
hombre para el trabajo, lo eres tú. Tal vez por tomar su lugar, deberás definir las
cosas bien.
—¿En serio? —Tex rio—. Chase, siempre has funcionado bien bajo presión.
Vamos, de los cuatro, siempre fuiste el menos asustadizo. El que nunca lloraba y se
reía cuando nosotros lo hacíamos. Cuando te caíste de aquel árbol acomodaste tu
propio brazo antes de decirle a tu madre que tenías que ir al médico.
—Sí, bueno — suspiró Tex—. Por lo menos ahora, tienes el poder para proteger
a las personas que amas, aquellos que ambos amamos.
—¿Mo? —pregunté.
Él asintió. —Ella no está bien. Quiero decir, ella perdió a su padre, que era un
imbécil, pero nunca vio ese lado de él, reservaba todo eso para Nixon. ¿Y luego a su
hermano? ¿Su gemelo? ¿Puedes imaginar por lo que está pasando ahora mismo?
—No —Me lamí los labios—. He escuchado que es peor para los gemelos, que
no son los mismos… después.
—No quiere hablar conmigo —Tex se golpeó la pierna con su mano—. Sigue
diciendo que está bien, pero creo que sólo está insensible.
—Sí, ¿y cómo funcionó eso con Trace? Tienes suerte de que no te apuntara con
una pistola o algo así.
Con una risa, tomé otro sorbo de mi bebida.— Es cierto. Pero valió la pena. Al
menos su fuego ha vuelto.
—Pobre de ti.
—Sí, también dijeron que besara a mi novia, lo que significa que es evidente que
aún no saben que todo era una farsa.
—O tal vez lo sabían —dijo Tex—. Tal vez esa era su manera de darte permiso.
—¿Permiso? —Solté un bufido—. Permiso para besar a una chica que, cada
maldita vez que toco sus labios, se imagina que soy Nixon. Hola, Chase, te damos la
bienvenida a un infierno en vida. Oh, espera, he estado acampando allí desde hace
meses.
—Sólo decía.
—Sí, bueno, deja de decirlo —Me levanté de mi asiento—. Vamos a ver a las
chicas. Tengo que salir de aquí.
Me encontré con papá y le dije que me iba.
—No puedes irte —Me agarró del brazo—. Hay cosas que tenemos que discutir.
—¿Cabos sueltos? —Negué con la cabeza—. Todo el mundo está muerto, o ¿no
lo has notado?
—No todo el mundo —Él sonrió y me dio una palmada en el hombro—. Ahora,
haz tu trabajo.
—¿Listo? —Tex tendió las llaves y las sacudió—. Conduciré yo porque estoy
bastante seguro de que si lo haces tú, veremos a Nixon más temprano que tarde.
Una vez que estuve en el coche, saqué el sobre de mi bolsillo. Dentro había una
foto de Mil con la cara tachada en rojo. Y a continuación, una imagen de Nixon y
Trace. Ambos sonriendo con feas marcas rojas en toda la cara.
—¡Detente! —grité.
—¡Detente o que Dios me ayude voy a saltar fuera de este maldito auto!
—No es el alcohol —Me limpié la boca—. ¡Tenemos que volver a la casa, ahora!
—¡¿Trace?! —grité.
—Están cerradas.
—Trace, yo… —Agarré la puerta del auto con la mano libre—. No le abras la
puerta a nadie, ¿de acuerdo? No me importa si es el Papa que ha decidido bendecir a
nuestra familia entera de repente. Permanece en el interior. Tienes que esperar a
que nosotros lleguemos, ¿de acuerdo?
—Bien. Debes tener miedo, porque estoy cerca de cinco segundos de volverme
loco.
—¿Quién?
—Mi padre.
—¿Cómo lo sabes?
T
ex pisó los frenos repentinamente, luego debió haber comprendido que
estábamos en la autopista, porque aceleró de nuevo.
¿Qué podría ganar mi padre si yo ataba todos los cabos sueltos? ¿Qué cabos
sueltos?
—Es justo —Tex exhaló y maldijo una vez más mientras conducíamos el resto
del camino hacia la casa.
Una vez dentro, sacamos las armas y dimos instrucciones a los hombres de
porqué debían doblar la seguridad hasta que dijéramos que estábamos seguros otra
vez.
Trace, Mo y Mil nos esperaban en la sala de recreo. Todas ellas estaban sentadas
alrededor de la tele de pantalla plana.
Al momento en que Trace me vio, corrió a mis brazos. Mentiría si dijera que no
lo necesitaba más que respirar.
Mil me obsequió con una lastimosa mirada que las chicas dan a los chicos
cuando se compadecen de ellos pero no quieren decirlo en voz alta, no sea que eso
les haga sentir menos hombres.
—¡Qué diablos hiciste! —Mo gritó desde el sofá—. ¡Estoy tan enferma y
cansada de que los chicos digan que tú no tenías otra opción! ¡Esta familia, no son
nuestros dueños! ¡No son nuestros dueños, Chase! ¡Puedes escapar, puedes correr!
¡Esto no tiene por qué ser nuestro destino!
—Trace, necesito hablar contigo sobre esa noche, la noche en que Nixon se fue.
—¿Nixon dijo algo? ¿Te dio alguna pista sobre lo que estaba haciendo?
Trace meneó la cabeza. —Me dijo adiós, pero pensé que se refería a que él se
iba por un tiempo. No tenía ni idea. Quiero decir ¿cómo iba a saber que iba a hacer
eso?
—Pidió un favor.
Era seguro de decir que no había posibilidad en el infierno que quisiera conocer
sobre el favor que le había pedido a ella.
—El Diario de mi abuela —Entrecerró los ojos —. Dijo que lo tenía que tomar en
préstamo, pero también dijo que lo devolvería.
Me levanté de mi lugar en el sofá y corrí por el pasillo seguido por alguna otra
persona de la habitación. Corrí al cuarto de Trace y comencé a buscar los diferentes
estantes por el diario. —¿Dónde lo pondría?
—No, espera —La detuve—. ¿Qué más te dijo? Piénsalo. ¿Te dio alguna pista?
Trace suspiró y puso sus manos sobre su boca. De sus ojos brotaron lágrimas. Se
acercó a la cama y retiró las sabanas.
Y ahí estaba.
El diario.
Trace lo recogió y lo puso sobre su pecho. —Me dijo que lo pondría lo más
próximo a mi corazón, donde él quería estar.
Yo sabía. Aunque Tex no lo supiera. Su cama —él se refería a la noche que ella le
dio su corazón— la noche que tomó todo de ella.
¿Por qué demonios tuvo que morir y ser tan noble, incluso en su muerte?
—¿Qué haces? —preguntó Trace, cerrando la puerta para que así tuviéramos
intimidad.
—Tratar de seguir el rápido latido de mi corazón. Juro que si otra cosa va mal
me voy a ocultar en tu armario y taparme los oídos.
Trace sacó su cadera poniendo la mano sobre ella. —Bien —Agarró su ropa,
entró en el vestidor y cerró la puerta.
Después de algunos minutos (durante los cuales juro que la oí caer y maldecir)
apareció en una sudadera y leggins negros. —Estoy lista.
—¿Qué?
—Nada. No es nada.
—Trace, nunca es nada contigo. Juro que de verdad puedo oír tu cerebro
haciéndose daño a sí mismo. ¿Qué pasa?
Me reí. —¿Cuál?
Asintió.
—Debería irme.
—De acuerdo.
Me paré y salí de la habitación, sabiendo muy bien que si me quedaba, haría algo
irreversible. Se merecía algo mejor que eso, y por primera vez en mi vida estaba
empezando a pensar que yo también lo hacía.
Capítulo 39
TRADUCIDO POR PILI // CORREGIDO POR KARLIX
N
os tomó una hora averiguar sobre lo que Nixon había escrito. Miré la
escritura y tuve que pestañear varias veces para entenderlo. ¿Podría
ser cierto?
No la culpo.
Ella había sido más que una simple prima, había sido como una hermana para mí
toda mi vida, y ahora finalmente sabía por qué lo había sentido así.
La Madre de Nixon había tenido una aventura con mi papá. Nunca fui hijo de mi
padre. Esto significaba que mi supuesto tío, el padre de Nixon, era mi padre. El
hombre que me llamó monstruo cuando era un niño pequeño… sangre de mi
sangre. ¿Cómo de malo era esto?
Nadie lo hubiera sabido excepto que el padre de Nixon tuvo sospechas y pidió
una prueba de paternidad.
—No —Mo limpió sus ojos—. Pero eso explica muchas cosas ¿Por qué tu padre
guardo esto de ti? ¿Por qué lo mantendría como un secreto? ¿Por qué ordenaría a
Nixon llamar tío a Tony cuando en realidad era su padre? ¿Por qué dejaría que su
hermano golpeara a su hijo? Y encima de eso… —Hipó—. Nos han mentido durante
toda la vida. ¿Cómo sabemos en quién confiar?
Cuánto más lo pensaba me resultaba más grave. Ella tenía razón. El verdadero
padre de Nixon—mi padre, Tony— había estado presente y viendo cuando su hijo
era golpeado y no hizo nada.
Una cosa era segura: Mi padre, tío o quién demonios quiera que sea, era un
monstruo. Y estaba ocultando algo. Iba a sacárselo o matarlo con mis propias
manos. Nunca me había sentido relacionado con él, nunca sentí que fuéramos
cercanos. Y ahora sabía por qué.
—¡No, no estoy bien! —grité—. ¿Cómo diablos se supone que voy a responder a
eso? ¡No era sólo mi primo! —El aire frío tocó mi cara—. Él siempre fue como un
hermano para mí, me dio todo y yo…
—¿Qué?
—¡Lo tomé todo de él! ¡Todo!
—Shh —La empujé cerca—. Alguien está observando. Puedo ver su sombra,
quédate cerca —susurré—. Y sígueme la corriente —Pudo haber sido uno de
nuestros hombres, pero empezaba a convertirme en un loco paranoico cuando se
trataba de todo el mundo, especialmente teniendo en cuenta mi conversación con
Tony. ¿Qué pasa si ellos trabajaban para él? ¿Qué pasa si su lealtad no para mí? La
sombra se movió y luego desapareció detrás del edificio.
Tiré de Trace más cerca y bese su frente, haciendo uso de la palabra. —Te
quiero. Necesito estar contigo, Trace. Que Nixon no esté me está matando.
—No hacemos nada —dije en voz baja, alcanzando la mano de Trace—. ¿No? —
Miré directamente a la sombra, rezando a Dios que no estuviese alucinando, quiero
decir, hace dos segundos estaba bastante seguro de que había muerto o algo así. —
¿No te sientes igual? —Miré por encima de la cabeza de Trace hacia la sombra y
luego de vuelta a Trace.
Ella tiró de su mano lejos de mí. —No importa lo que siento. No es por mí,
Chase.
—Pero esto lo es —Me acerqué a ella otra vez. Esta vez su mano se quedó
firmemente en la mía. Ella tenía que seguir aparentando o iba a morir. Ella no lo
sabía, pero yo lo hacía. Porque había visto que mi padre nos observa desde la
esquina de la casa. Es decir, que él tenía que creer que acataba lo ordenado, que
seguiría con su asignación.
Tiré de ella hacia mí otra vez. Cayó contra mi pecho y levanto la vista hasta mis
ojos. —¿Qué haces?
La besé, duro y luego deslicé mi boca a su oído para susurrar—: Voy a disparar
mi arma. Esto es muy importante. Necesito que te recuestes contra mí, ¿de acuerdo?
La cosa enferma era, que tanto como había pedido a todos mis hombres que la
protegieran, nadie corrió a mi lado cuando le disparé, nadie parpadeó. Mi familia
oficialmente apestaba.
Si era mi padre, el justo castigo iba a pasar mucho más pronto de lo que pensé
en un principio.
—No. Soy un ángel de la muerte que viene a llevarte a tu creador, cretino, claro
que soy yo.
—P-p-pero…—tartamudeé.
—Estoy muerto —Revisé mi cuerpo por heridas de bala y lo que recibí fue otro
golpe en la mandíbula.
—Todavía un cretino.
—Aún más como un hermano que tú primo, ¿no crees?
Me quedé helado.
—Que me merecía tu lugar, oh, bien y me dijo que atará los cabos sueltos.
—Sólo actúa normal —Marco el paso frente a mí—. Yo ya estoy muerto, ¿de
acuerdo? Pero ustedes… están vivos, ¿entiendes? Si esto sale mal…
¡Ay! Mierda! Me decía lo que no quería saber. Si todo salía mal, y el moría, él no
quería que Trace le llorara de nuevo.
—Nadie dijo que estar muerto fuera fácil —dijo el abuelo de Trace
riéndose entre dientes.
—Es la única forma. Muy inteligente también, podría añadir —Tomó un sorbo
de café y tamborileó los dedos sobre la mesa—. No pasará mucho tiempo a partir
de ahora.
—Si, si, si. Deja de preocuparte, te va dar una ulcera. Al menos lo hice rápido —
dijo Luca entrando en la habitación—. Directo en la cabeza, justo como pediste.
Si bien significaba que tenía que sentarme y ver como Chase tomaba el control
de mi vida y se estaba enamorando cada vez más de mi novia, entonces sí, aquello
iba fantástico. Me incliné hacia adelante y me serví otra taza de café. —Él ordenó
un golpe contra Trace.
—Así que… —Luca cruzó sus brazos—. Todos los cabos sueltos se han atado,
¿no?
—Sí.
¿O ella?
Lo había puesto en modo avión, de modo que no podía recibir llamadas. Pero
podía ver mis fotos.
Porque ella era tan malditamente especial. Ella era… mi otra mitad. Ella no
tomó mi mierda como la mayoría de la gente haría y se veía genuinamente
preocupada. Cuando ella me tocaba… bueno, algunas veces aquello se sentía como
si todo estuviera bien en mi mundo. Y necesitaba esa paz más de lo que me gustaría
admitir.
Tal vez me estuviera aferrando a una fantasía. Era posible que ella volviera o que
se alejara de mí. Y cuando llegara ese momento, si esa era la decisión que ella quería
tomar, se lo permitiría. No porque quisiera dejarla ir, sino porque la respetaba
demasiado como para obligarla a quedarse cuando lo que quería era irse.
Realmente creo que el sacrificio más grande que alguien puede hacer en su vida
es poner las necesidades de otra persona antes que las suyas propias y deseos.
Amar a alguien con tal pasión que no te importaría sufrir el resto de tu vida solo
para poder verles sonreír. Irías al infierno y volverías, aunque aquello solo significara
mantenerlos a salvo.
Ella era mi Julieta, y maldita sea si no quería que la historia terminara de otra
manera. Quería que ella tuviera una vida, incluso si eso significaba que estuviera
lejos de mí.
Vi un par de botas y unos pantalones rotos y miré hacia los ojos de Phoenix. —
¿Qué?
—No puedo incluso si quisiera —suspiré—. Una vez que ella empezó a
contarme todo lo que sabía, lo que tú viste… —negué con la cabeza—. Sabía que
no había otra opción.
—Siempre hay una opción —susurró Phoenix—. Simplemente resulta que eres
uno de los buenos.
—Sabes lo que quiero decir —Sonrió—. Por mucho que me duela admitirlo, y
por mucho dolor en el culo que hayas sido durante toda tu vida… eres un buen
chico. El que corre de cabeza a la batalla con su espada alzándose por encima de su
cabeza. Eres como el jodido William Wallace —Resopló—. ¿Y el resto de nosotros?
Bueno, si no estamos cegados por los celos, estamos cegados por algo
completamente distinto.
Tragué saliva y me miré las manos. —¿Ah sí? ¿Y que sería eso?
—Esperanza —Suspiró—. Esperanza de que esto no sea siempre así, de que
nuestras familias no vayan a estar siempre en pie de guerra y que, al final, sea
posible que el chico bueno gane.
—¿Phoenix?
—Si muero…
—Solo escucha, maldita sea. Si muero… asegúrate que Chase no te mate, ¿de
acuerdo?
Con una sonrisa, Phoenix me saludó y se marchó. —Todos sabemos que Chase
prefiere torturarme que matarme, pero de todas formar me aseguraré de dormir
con un ojo abierto.
—Cierto.
Me quedé solo.
Una vez más. Saqué mi teléfono una última vez y miré la foto de Trace.
Murmuré una oración en voz baja.
J
oder. ¿Me había imaginado toda la mierda? Me desperté en el sofá con una
manta cubriéndome. Mis ojos se acostumbraron poco a poco a la
oscuridad en la habitación.
—Te desmayaste. Debió ser por tanta presión —Mil se encogió de hombros—.
Tienes suerte que yo estuviera ahí para atraparte.
—¿Me atrapaste? ¿El metro ochenta que soy? ¿En serio? —Solté un bufido y
luego gemí. Mi cabeza saltó en señal de protesta.
—¿A quién?
—A Nixon —susurré.
Sus cejas se arquearon y su resoplido fue suficiente para hacerme desear tirarle
mi bebida en su perfecta cara.
¿Qué infiernos?
Mierda.
Miré mi taza y sacudí la cabeza por tercera vez. Tenía que haberme golpeado
verdaderamente fuerte si de repente estaba encontrando a Mil atractiva.
—Te sientes culpable —dijo sin apartar la vista de su libro—. Sientes como si le
estuvieras robando su vida, pero no te preocupes. Las cosas siempre tienen una
forma de trabajar.
Fue mi turno de bufar y rodar mis ojos. —Sí, dudo que llegue el día en que no
me sienta como el peor amigo del mundo por vivir mientras él no.
—Oh dios mío, ¿Qué le ha pasado a tu cabeza? —Trace corrió a mi lado y pasó
sus dedos por mi sien—. ¿Y en tu ojo?
—Se está poniendo negro y azul —Los ojos marrones de Trace se llenaron de
preocupación mientras tocaba la tierna carne.
—Nop —Se levantó de su asiento y lanzó el libro sobre el sofá—. Chicos, los
veré por la mañana, va a ser… un día ocupado.
—Es jueves. ¿Por qué iba ser ocupado? —preguntó Trace. —Soy la única con
clase de laboratorio.
—Sólo confía en mí —Nos dio una débil sonrisa y se alejó hacia los dormitorios.
Me rasqué la cabeza. —Levanta la mano si piensas que ella está tramando algo.
Trace y yo levantamos la mano y sonreímos. Agarré la de ella en el aire y la senté
en el sofá conmigo. Nos quedamos así durante probablemente diez minutos antes
de que su pesado suspiro me rogara hacerle la pregunta. —¿Qué tal tu casi roce con
la muerte?
Y ahí estaba.
No sabía lo mucho o lo poco que le podía contar, pero el problema era que ella
estaba involucrada. Necesitaba estar alerta.
Metí la mano en mi bolsillo y saqué la foto que mi padre me había dado esa
misma tarde.
—Mira —Señalé las marcas rojas en el rostro de Nixon, así como en el de ella.
—Bien, ¿y por qué estabas inconsciente? —Ella todavía estaba en mis brazos,
pero se giró hacía mí. Nuestros labios estaban a solo un suspiro de distancia el uno
del otro.
Yo sabía que lo que había visto era real. Sabía que había visto a Nixon, pero por
alguna razón, tanto Mil como Nixon necesitaban que yo no lo supiera. Y por razones
que sabía que tenía que mantener el secreto, Trace nunca podía saber que había
una posibilidad de que Nixon estuviera vivo, porque si lo estaba, y moría otra vez…
El pánico se apoderó de mi pecho cuando levantó la mano y trazó mis labios con
sus dedos. Qué horrible me hacía que mi primer pensamiento era que si Nixon vivía,
iba a perder esto. La perdería a ella. Y no solo por el momento, sino para siempre.
Toda persona entra en pánico cuando se da cuenta, de repente, que sus vidas
van a cambiar, que van a ir en una dirección que nunca vieron venir. Yo me sentía
como si toda mi vida hubiera llevado a este momento.
Cerré los ojos y tragué cuando los dedos de Trace cayeron sobre mi mandíbula,
acariciando ligeramente mi sombra de barba, y luego sumergiéndolos en mi pelo.
—Yo también te amo —dijo ella demasiado rápido, demasiado simple. No era el
mismo amor. Ella tenía que entender.
—Trace —Mi voz se quebró mientras alcanzaba su mano y la sujetaba con mis
dedos—. No lo entiendes, nunca lo entenderás.
—Tú. Yo. Nosotros. —Suspiré y besé la punta de su dedo y luego chupé el final
de éste antes de pasar a su siguiente dedo y al siguiente. Ella abrió la boca, pero no
dijo nada. Cuando terminé mi asalto, besé la parte superior de su mano y suspiré
contra ella—. Cuando digo que te amo. No me refiero a la forma en que tú lo haces.
Yo no… soy capaz de amarte de esa manera.
—Cuando digo que te amo, me refiero a que te amo tanto que duele estar cerca
de ti, duele estar lejos de ti. Me duele todo el maldito tiempo porque mi estúpido
corazón ha decidido por alguna razón que no puede sobrevivir sin estar a tu lado.
No sé qué demonios me has hecho, pero soy un desastre. Estoy roto por ti y no
quiero ser reparado nunca. Y duele como el infierno, porque cuando me besas, sé
que piensas en él. Cuando yo te beso, lo que veo es a ti, todo lo que siento eres tú.
—¿Qué estás pidiendo? —Se lamió los labios y miró mis ojos—. ¿Qué estás
diciendo?
Yo iba a hacerlo.
Iba a pedirlo.
—Elígeme —susurré—. Porque, ¿mi corazón? ¿Mi alma? ¿Mi maldita existencia?
Ya han hablado y te quieren, y únicamente a ti… para siempre.
Me sentía como si hubiera corrido una maratón sin comida y sin agua. Mi pechó
se movía con esfuerzo cuando sus ojos buscaron los míos durante un minuto más.
Entonces sus labios tocaron los míos.
Un beso real.
Moldeé mis labios a los suyos y envolví mis brazos alrededor de ella. Cada plano
de su cuerpo estaba tocando el mío, haciéndome arder con necesidad de más de
ella. Gruñí bajo en mi garganta cuando nuestras lenguas chocaron. Con un tirón,
estuve encima de ella, presionándola en el sofá mientras la sensación de su sabor, y
sus labios, se grababan fuertemente en mi alma.
Todo éramos nosotros. No existía nada más aparte de su beso, su sabor, sus
manos sobre mi cuerpo. Empujé mi cuerpo duro contra el suyo. La necesidad de
mostrarle mi frustración acumulada, todos mis sentimientos, era tan abrumadora
que no estaba seguro de poder controlarme. Amoraté su boca con la mía y no me
importó. Ella tenía que sentirme. Yo necesitaba que me sintiera a mí y solo a mí.
Trace de repente se rompió, o algo se rompió—era como si toda la frustración,
todo lo que ella había estado aferrando—se liberara. Y era como si yo pudiera
físicamente ver a Nixon salir de su existencia.
Pero ella se sentía demasiado bien como para sentirme culpable. Yo sabía que la
persona que ella estaba dejando ir aún seguía respirando.
—¿Trace?
—¿Qué? —Respiró.
Mierda, yo iba a ser ese tipo, ese que solo necesitaba la verdad…
—Tengo que saber algo —Jugué con un trozo de su cabello y cavé con mi mano
en la profundidad de este, el cual caía en cascada a través de mis dedos.
—Si él estuviera aquí, si Nixon estuviera aquí… ¿seguiría siendo yo? ¿Estarías
dejando que te besara y te tocara? ¿Seguirías queriendo esto?
—Puedo verte dejándole ir… —Suspiré—. Quieres eso. Puedo sentirlo. Pero
maldita sea si mi curiosidad no lo arruina todo —Sacudiendo mi cabeza, me puse de
pie—. Te sigo amando. Esto no cambia nada. Supongo… —Infiernos—… Supongo
que simplemente lo quiero todo.
Sus ojos estaban tristes cuando levantó la cabeza y suspiró. —Yo también,
Chase. Yo también.
Le tendí la mano y la ayudé a ponerse de pie y caminé con ella por el pasillo. No
dijimos nada mientras nos cruzábamos y nos preparábamos para ir a la cama.
Por un momento, solo se sentó allí y entonces se relajó. —No está bien —Su voz
era débil y ronca—. La única cosa que estaría bien sería que Nixon aún viviera —Se
dio la vuelta en mis brazos y me besó brevemente—. Pero tienes razón.
Trace agarró ambos lados de mi cara con sus manos. —No es justo para ti ser un
segundo —Sus ojos se llenaron de lágrimas—. Él se ha ido. Tú estás aquí, Chase.
Siempre has estado aquí.
Tragué saliva.
—Tú —Colocó un tierno beso en mi boca—. El primero, Chase. Quiero que seas
el número uno. Te elijo a ti.
Capítulo 42
TRADUCIDO POR MEW RINCONE // CORREGIDO POR KARLIX
L
a luz de la luma iluminaba el rostro lagrimoso de Trace mientras se
sentaba en mi regazo en la cama. —Di algo, Chase.
—¿Tú y yo? —Trace delineó mi mandíbula con su dedo índice. Sus ojos estaban
cargados de agotamiento.
La luz del sol se asomaba por las ventanas. El brazo de Trace estaba cruzado
sobre mi pecho. Tracé pequeños círculos a lo largo de él, contento con solo
observarla mientras dormía, sabiendo que en mis brazos estaba a salvo… de todo.
Allí estaba Tex. Pensé que más le valía que tuviera una buena razón para
interrumpirnos. Sus ojos escanearon la cama y luego el suelo donde normalmente
yo dormía y luego de regreso la cama. Tragó y parpadeó un par de veces, aún sin
decir nada, pero las palabras no eran realmente necesarias. Él lo tuvo que saber. Era
evidente por la manera que nos aferrábamos el uno al otro. Todo el mundo estaba
siguiendo adelante, maldita sea si no dolía como el infierno seguir creciendo, seguir
adelante.
Tex dio un paso en la habitación. —Sólo quería saber si querían café. Mo está
haciendo el desayuno y… bueno, solo parecía que sería bueno que todos
comiéramos juntos, como solíamos hacer antes… —Su voz se fue apagando.
La culpa me invadió de nuevo.
Pero era incapaz de decir algo para hacérselo fácil. —Claro hombre, sólo danos
unos minutos, ¿de acuerdo?
Sus palabras hicieron que mi mano se detuviera, helada. La culpa creció y creció.
—Lo hago. La amo.
No. Me estaba muriendo. Realmente muriendo por dentro… ¿Cómo iba a poder
seguir sin ella en mi vida? ¿Sabiendo lo que era despertar con ella a mi lado? De
tenerla en mis brazos. El familiar dolor se disparó a través de mi pecho, pesando
tanto como si acabara de ser enterrado bajo el océano.
La habitación se quedó en silencio. No sabía qué hacer para que fuera mejor,
por lo que sencillamente me encogí de hombros y me reí.
—Hey, Harry Potter, me alegro de que hayas podido venir —dijo Tex desde la
mesa.
—Te has estado guardando esa por cuatro años, ¿no es así? —Negué con la
cabeza—. Lamentable y esto no se parece en nada a Harry Potter. No seas un idiota
sólo porque no tienes que ir a clase los jueves.
Él se río.
Mil estaba leyendo el periódico en la esquina, aún en pijama. —Tú ojo se está
curando —señaló ella sin levantar la vista del papel.
—Deberías tener más cuidado —Mo puso un plato de comida delante de mí.
—Claro —contesté—. Seré más cuidadoso la próxima vez que esté entorno a
una mesa llamada Mil.
—¿Eh? —preguntó Mo.
—Oh dios mío, eso huele increíble —Trace entró en la cocina y de inmediato
empecé a asfixiarme.
Hermosa. Maldita sea, ella era tan malditamente hermosa que dolía mirarla. Su
cabello castaño claro estaba en una coleta alta y, por primera vez en dos días, su
uniforme parecía planchado, limpio, perfecto en su cuerpo.
¿Y lo mortal?
¿La parte que me tenía listo para saltar de mi silla y pegar a esa chica perfecta
contra la pared y besarla hasta dejarla sin sentido?
Mis botas.
13
Reanimación Cardiopulmonar
Necesitábamos un transporte. Y teníamos que ser capaces de colarla dentro y
fuera de sus clases, no porque la educación universitaria fuera demasiado
importante, sino porque Nixon había dicho específicamente que siguiera con la vida
como hizo Luca. Además, la última cosa que necesitábamos era que Tony apareciera
en la casa ahora que mis hombres habían desaparecido. La escuela era
probablemente el único lugar al que no iría a husmear.
—Claro —Me reí—. Vamos a intentarlo de nuevo. Tú trabajas para mí. Soy tu
jefe. Si no tengo mis hombres de vuelta en una hora, voy a llevar mi culo
personalmente a tu casa y a golpearte la cabeza. ¿Lo has pillado?
—¿Y? —pregunté.
—Nixon —Mi padre se echó a reír—. Podría haber jurado que vi a Nixon, pero
en su lugar, era el chico De Lange. Quiere hacer un trato.
—Es tu día de suerte. Estás hablando conmigo ahora. ¿Qué quiere Phoenix?
—Dinero —soltó mi padre—. Quiere dinero y entonces desaparecerá para
siempre. Pero lo que pasa, Chase… es que yo no tengo acceso a los fondos que
usamos para los sobornos. Necesito que tú hagas el retiro.
Que hijo de puta. Mi propio padre me iba a traicionar. ¿Creía que yo era tan
estúpido? El jefe nunca hacía el retiro. No, a menos que el quisiera conseguir: A) Un
tiro, o B) ser marcado por los federales.
—Hmm… —Hice una pausa y articulé a Tex que consiguiera el coche—. Está
bien. Conseguiré el dinero. ¿Para cuándo lo necesita Phoenix?
—Esta noche.
—Por supuesto que sí —le dije—. Está bien. Iré por el dinero. Vamos a dejar
todo esto atrás y a vivir como una gran familia defectuosa. ¿Suena bien?
—Claro. Ah, y recuerda —Me aclaré la garganta—. Si algo sale mal, si por un
segundo huelo a rata, te dispararé.
Tex se detuvo y bajó del coche. —Mierda. No tenías que tomártela con tu
teléfono.
Caminé delante de todos. —Él nos quiere en la oscuridad por alguna razón.
Maldito seas, Nixon —Me di cuenta de mi desliz. Trace me miró con curiosidad, igual
que Tex y Mil—. Lo siento, eso estuvo fuera de lugar —Me aclaré la garganta—.
Normalidad. Todo tiene que ser normal hoy. Trace, voy a ir a clases contigo, tal vez
encontremos las respuestas allí. Si no… mierda, voy a tener que conseguir el dinero
yo mismo.
—¿Dinero? —repitió Mo—. ¿Qué dinero? ¿Qué está pasando?
—Es una trampa —intervino Tex—. Ningún jefe hace los negocios él mismo. Le
paga a alguien para que los haga por él. Lo que está pidiendo Tony no solo es
ridículo, es estúpido. Él sabe que no eres lo suficientemente estúpido como para
que hagas eso tú mismo.
Su mano voló a través de mi cara tan fuerte que casi me caí. —Bueno, para de
ser tan sarcástico, ¡o voy a matarte yo misma!
Hice una pausa. —No hay ningún hombre aquí para protegerte.
Levantó la taza de café en el aire con una mano y sacó una pistola de su bata
con la otra. —¿Me veo como alguien que necesita protección?
Me eché a reír. —Sí, bueno, imagínate como era ella antes de la escuela de
reformación.
Capítulo 43
TRADUCIDO POR LORELLERENA // CORREGIDO POR MEW RINCONE
Y
aquí llega él dije en voz baja mientras Luca se balanceaba dentro del
salón de clases, portafolio en mano.
No falles.
El mensaje podía tener tantos significados, pero en ese momento, sabía que
estaba relacionado conmigo. No podía fallar.
Metí la nota en mi bolsillo y tomé la hoja de papel. Gracias, Sr. Nicolosi, buena
platica.
Habrá cinco hombres allí para dispararte. Ve solo. Un fantasma estará allí para
vigilar tu espalda, como los fantasmas tienden a hacer. Será casi imposible conseguir
esa cantidad de dinero a la vez. Consigue el número de cuenta y trae el pedazo de papel
contigo en un portafolio vacío. Llévalo a la casa de Nixon. Él estará esperando—
victimas es de suponer. Hagas lo que hagas, no confíes en nadie más. En nadie más que
el fantasma.
Me encogí de hombros y tiré el papel lejos, luego lo sellé con mi mano y lo arrojé
a la papelera al lado de nuestra mesa de trabajo. Vaya.
Que se joda el trabajo Tiré el papel al suelo, ganándome una mirada de los
estudiantes de la mesa de al lado . Vamos a salir temprano. La manera en que yo lo
veo, Luca tiene que dejarnos ir. Además, necesito hacer este realmente divertido
recado después de la escuela y los dos sabemos lo divertido que va a ser.
Parecía pensárselo.
Con un fuerte suspiro respondí : Está un poco ruidoso aquí. ¿Podemos estudiar
en la biblioteca?
Brillante idea, Sr. Winter Luca nos alejó con su mano . Recuerde no llegar
tarde.
Chase. Con un empuje, Trace puso algo de distancia entre nosotros. Ambos
estábamos respirando pesadamente. Sus labios estaban hinchados por mi asalto .
¿Qué está pasando?
¿Por qué?
Su sonrisa no alcanzó sus ojos. No, excepto que parece como si estuvieras
molesto o algo.
Por favor Tenía que tocarla. Mis manos fueron a su cuello mientras mis
pulgares rosaban su labio inferior . He estado más que sentimental contigo.
Me empujó.
Mierda.
Nunca en mi vida me había sentido como un gran hijo de puta hasta en este
momento. Me aparté de ella y cogí ambas mochilas. Tienes razón, Trace. Lo
siento, no sé qué me ha pasado.
Hormonas bromeó.
Me reí con ella, pero por dentro estaba un poco aplastado. Tal vez para
ella…pero ¿para mí? Era instinto. Era amor.
Capítulo 45
TRADUCIDO POR RUFIARP // CORREGIDO POR MEW RINCONE
S
abía que algo estaba mal en el minuto en que Tony respondió al teléfono. —
¿Si? —Estaba demasiado calmado, demasiado paciente, no era usual en él.
—Sí, bueno —Rodé los ojos y me las arregle para mantener mi tono—. Es mi
marca; ¿Qué puedo decir?
—Si me la juegas…
Me reí.
—Tú.
—Harás nada. Eso es. Nada. Tú podrás tener el dinero, podrás tirar de los
hilos, y puedes pensar que soy una estúpida marioneta, pero tengo algo que tú no.
Luca aplaudió detrás de mí. —Bien jugado. Tal vez tenga un uso para ti en mi
familia.
D
espués de que mi sesión de besos saliera mal, llamé a Tex para recoger
a Trace. No hablamos de ello y me molestaba que algo que quería con
tantas ganas estuviera tan cerca que era capaz de probarlo, pero no
pudiera tenerlo plenamente.
Comprobando mis dos pistolas por tercera vez, me puse una en la parte trasera
de mis pantalones y saqué mi camisa por encima de ellos.
Era un gran fan de los nudillos de bronce, así que puse uno de esos en mi mano
izquierda. También tenía un cuchillo que al presionar se soltaba y cortaba a alguien
si lo necesitaba. De todos modos hacía todos mis negocios con mi mano derecha.
Si ibas allí y hacías algo para cabrear a los Abandonatos, deberías grabar tu
último adiós en el pequeño video de seguridad del ascensor, ya que sería necesario
un acto de Dios para que salieras con vida.
Era su infierno.
Saludé a la secretaria, ella sonrió y le sonreí de vuelta. Con una exhalación
caminé hacia la parte posterior del edificio donde estaban los ascensores. Apreté el
botón, sonó, entré y mire a la cámara mientras las puertas de plata se cerraban.
Esa fue la primera y la última cosa que note antes de que un arma se disparara.
Una bala pasó zumbando por mi cabeza. Me agaché y metí la mano en mi cintura
por la pistola. Me volví hacia la derecha y vi a un tipo acechándome. La secretaria
empezó a gritar y se escondió en la esquina. Disparé dos tiros directamente en su
frente y rodé detrás de la mesa, donde estaba sentada la secretaria. Liberando mis
puños de acero agarré mi otra arma y la sostuve delante de mí. Una pistola
señalando a la derecha, otra a la izquierda.
—No muy inteligente para un jefe, ¿eh?, —dijo una voz de hombre.
Sin botas. Llevaba zapatillas de tenis. Zapatos de tenis para estrenar. Sin marca.
Cerré los ojos e inhalé. Olía a comida rápida.
Pagado. Era un hombre al que habían contratado para el golpe. Y por el aspecto
de sus zapatos, ya había conseguido la mitad de su pago.
Me eché a reír.
Extendió su mano hacia mí. —Venga. No tengo todo el día —se quejó, sonando
genuinamente irritado de que hubiera tenido que matar a alguien.
Una vez que él me sacó de debajo del mostrador, me encontré cara a cara con
la última persona que pensé que vería.
—Nah —Descargó su arma—. Me gusta irrumpir cada tanto cuando veo a una
damisela en apuros.
Solté un bufido y guarde mi arma. —El mismo viejo Sergio. Gracias, por cierto.
Tú debes ser…
—El fantasma.
Sus ojos marrones se estrecharon. —Un hombre hace lo que debe hacer, para
ayudar a la familia —Sergio se metió la pistola en la parte de atrás de sus pantalones
y se apoyó en la encimera de mármol.
Tragué saliva y miré hacia otro lado. —Sí, bueno... ¿crees que puedes ayudarme
a conseguir la información de la cuenta?
Soltó un bufido. —Podría hacerlo con los ojos vendados. Hagámoslo. Tienes
más armas esperando por ti.
—Lo espero con gran anticipación —Maldije y lo seguí hasta la oficina de Tony.
De repente se sintió mal estar llamándolo Tony en lugar de papá. No había amor
perdido, y eso era malditamente trágico. Niños sin padres, todos nosotros. Nixon,
Trace, Mo, Mil.
Esta era sólo la quinta vez en toda mi vida que había estado en la oficina de mi
“padre”. Me acerqué al minibar en el extremo derecho y me serví un whisky.
—¿Crees que deberías beber, considerando como están las cosas? —preguntó
Sergio desde el ordenador.
Sin hacerle caso, tomé un largo trago y miré a la mesa al lado del minibar. Había
fotos. Pero ninguna era mía.
Eran de él y Nixon.
Con una maldición me di la vuelta. ¿Era todo siempre sobre él? ¿Nunca sería
sobre mí? Cuán egoísta podía ser que me atrevía a preguntarlo, pero... quería algo
que fuera mío, alguien que fuera mío, y parecía como si últimamente hubiera estado
atrapado ya fuera como el segundo mejor o recogiendo piezas de algún otro.
Una vez más, no le hice caso y busqué más alrededor de la habitación. No había
más fotos en las mesas que él había puesto. Dos sillas estaban en la esquina con un
armario hacia la puerta principal. Curioso, me acerqué a ella y traté con la perilla.
Bloqueada.
Saque una de mis fotos y tuve la puerta abierta en segundos. Conmoción no era
la palabra adecuada para describir lo que estaba viendo. Conmoción habría sido una
respuesta normal. Mi respuesta fue cualquier cosa menos normal.
Un santuario.
Con rosarios.
Y una foto de la mamá de Nixon. Podía soportar eso, podía hacer frente a esa
cantidad de locura, pero la imagen tenía a los padres de Trace en ella. Los había
visto sólo una vez cuando era pequeño pero también había visto fotos. Por lo que
Nixon me había dicho, eran inconfundibles.
Había marcas rojas en cada rostro en las fotos. Mi estómago se revolvió cuando
conté cuantos rostros tenían la marca roja. Ambos padres de Trace... y mi papá. Mi
padre real.
Tony había estado eliminando a toda la familia durante más de dieciocho años.
Tenía la esperanza en Dios que fuera una decepción enorme. Incluso le diría eso
a la cara, justo antes de apretar el gatillo.
Los ojos de Sergio se lanzaron detrás de mí. Me giré y vi una cámara muy bien
ubicada en la esquina. Genial.
—Espera —llamé—. Si esto sale mal... gracias, por lo que acabas de hacer.
¿Cuánto tiempo? ¿Cuánto tiempo había estado planeando esto, y por qué
diablos estaban involucrados los padres de Trace? Me estrujé el cerebro, pero no
pude llegar a ninguna solución que no fuera la locura pura.
Esperé cinco minutos más y luego salí de la habitación y caminé por el pasillo
hasta el ascensor.
Estaba más cabreado que asustado; realmente no podía asustarme más. Una
muerte inminente nunca me había asustado. Demonios, era una realidad. ¿Pero
ahora? ¿Sabiendo que Trace podría perderme a mí y a Nixon? ¿Al mismo tiempo?
¿Todo de nuevo? Sí, eso sería malísimo. Me negaba a dejarla. Incluso si tuviera que ir
al infierno y volver y mendigar para ser devuelto a la vida—me negaba a dejarla. No
podía.
—Si.
—¿Complicaciones?
—Estoy impresionado.
Hice una pausa. Pensé que nos íbamos a encontrar con Nixon, lo que significaba
que él estaba cambiando las cosas.
¿Por qué estaba cambiando las cosas? —Está bien. Nos vemos en diez.
Contemplé todas las formas en las que podría morir durante todo el camino a la
casa. En el momento en que llegué, salté del coche y cogí el maletín. Los pájaros
cantaban y el sol brillaba, como si no se avecinará algo enorme.
P
hoenix empuñó su arma en mi espalda. Santa mierda. Yo lo mataría.
Acabaría con él. Si como mucho estornudaba en mi espalda. Caminé
delante de él y abrí la puerta de la casa.
Tony estaba parado en la sala de estar, fumando su usual puro y mirando por
la ventana.
—Ah, lo hiciste.
—¿Fácil?— repetí.
Abrí la boca para hablar cuando de repente escuché un quejido. Caminé más
allá, dentro de la sala de estar. Mis ojos cayeron en el sofá.
Mo, Mil y Trace estaban sentadas ahí. Sus manos atadas atrás en sus espaldas
y sus bocas cubiertas con cinta adhesiva.
—¿Dejar ir el pasado?— Me pare más cerca del sofá—. Le dice el cazo a la olla,
¿no es así? Considerando que tú mataste a los padres de Tracey a sangre fría y te las
arreglaste para que cayera la culpa en alguien de tu propia familia.
—Él se merecía la muerte y más —Tony caló su puro otra vez, y miró por la
ventana—. Era un débil, por eso golpeaba a su esposa. Pero ella me amaba, nos
amábamos; ella iba a dejarlo y él…
Tony se rió —La estúpida perra descubrió mi aventura, entonces fue al padre
de Nixon y tuvo su pequeña propia aventura; solo que ella nunca lo amó. Cuando él
descubrió que ella lo estaba usando, él le pidió a los Nicolosi que se encargaran de
ella por él… no quería su sangre en sus manos. Aunque no se oponía a tomar la
sangre de su propia esposa —o incluso la de un niño que no era su hijo. ¿Quizás fue
por eso es que la mantuvo viva tanto tiempo? El quería verla sufrir, quería ver a su
hijo bastardo sufrir, mientras su madre era golpeada.
Le disparé una mirada a Trace. Sus fosas nasales se dilataron. Maldición, en los
últimos cinco minutos, ella había pasado de verse aterrorizada a estar
completamente cabreada.
—Mario, el padre de Tracey—él nos descubrió una noche. Dijo que su lealtad
estaba con las familias Alfero y Abandonato. Iba a arruinarlo todo.
—Por lo que, lo eliminaste y señalaste al único hombre del que todos
sospechaban —Sacudí la cabeza con disgusto—. Eres una patética excusa de ser
humano.
Tony arrojó su puro en el cenicero más cercano y siguió sus pasos hacia mí. —
¡Yo sobreviví! ¡He mantenido la familia unida! Puedo ser un desalmado, ¡pero al
menos sé lo que cuesta mantener nuestra sangre fuerte!
Su puño voló a mi mandíbula. Yo sabía que él iba a golpearme, así que lo dejé.
En el momento en que caí al suelo, me alejé rápidamente de él como si estuviera
asustado y saqué un cuchillo de mi bolsillo.
L
as cosas se estaban yendo al infierno rápidamente. Lo que era peor, se
me dio la tarea de atar a cada una de las chicas. Por suerte, tuve la
oportunidad de hacer los nudos lo suficientemente flojos para que al
menos pudieran zafarse sin muchos problemas.
Tony estaba claramente loco. Apuntó con el arma a Chase mientras yo daba
otro paso dentro de la sala de estar.
Trace me gritó a través de su boca tapada, por el fuego que se veía en sus ojos
podía decir que no me estaba cantando alabanzas es ese momento.
Nunca le pedí perdón a nadie antes, nunca tuve que hacerlo. Mi padre siempre
había dicho que nuestra vocación estaba por encima del perdón, que estábamos
por encima de cualquier reproche por lo que hacíamos, quienes éramos.
Tony limpió sus ojos. —¿Cómo de orgulloso, Chase, piensas que me hace el
verte… mi hijo bastardo, sobre sus rodillas?
Tony balanceó a Chase, tirándolo al suelo otra vez, y fue entonces cuando vi el
cuchillo. Él estaba consiguiendo que lo mataran para salvar a las chicas… mi
hermana, Trace, Mo. Actuando rápido, me apresuré hacia ellos y me arrodillé.
Tony pateó a Chase en el estómago una y otra vez. Sabía que Chase era duro, así
que no lo detuve, a pesar de que quería. Chase preferiría sufrir de algunas costillas
rotas, sabiendo que las chicas estaban a salvo, que salvar su linda cara y ser
responsable de sus muertes.
Hice un movimiento para ayudarlo a ponerse de pie justo cuando Tony ladeó la
pistola.
—Yo no lo siento —Tony inclinó la cabeza y apuntó entre los ojos de Chase—.
Dile hola a Nixon cuando lo veas.
O
í gemidos femeninos detrás de mí mientras Nixon se dirigía a la
habitación, un arma apuntando directamente a la cabeza de Tony. Fue
seguido por Luca, que estaba aplaudiendo.
Nixon me miró y rodó los ojos. Al menos parecía que todavía estaba de buen
humor.
Mierda.
—¿Cómo es que estás vivo, Nixon? —Tony apuntó su arma a Trace—. ¿Hmm?
¿Cómo es eso posible?
Tony se rió entre dientes. —Así que, ¿qué pasa ahora? ¿Me matarás?
—¿Cómo crees que vas a ser capaz de hacer una cosa así? —preguntó Tony—.
Tengo a todas tus preciosas mujeres en la punta de mis dedos. Un tirón de este
gatillo y Tracey muere, ¿o qué sobre Mil? Phoenix, siempre has odiado a tu hermana.
¿Por qué no me ayudas? La manera en que yo lo veo es que es sólo tres contra dos.
Hice un movimiento para agarrar a las chicas y tirar de ellas al suelo conmigo
justo cuando una bala me rozó el hombro.
Caí con un silbido. Bueno, eso apestaba. Al menos sentía como si hubiera
traspasado. Las armas estaban siendo disparadas por todas partes hasta que
finalmente todo quedó en silencio.
Miré hacia arriba para ver que Tony estaba apoyado contra la pared sosteniendo
su brazo. Phoenix estaba a su lado, agachado. Nixon y Luca cruzaron la habitación,
ambos ilesos.
—Vas a tener mi sangre en tus manos, Nixon —escupió Tony—. ¡Ustedes dos
serán los culpables por hacer caer a una familia entera!
Nixon negó con la cabeza. —No puedes culpar a un fantasma, ¿cierto, Luca?
—Cierto —Él asintió con la cabeza a Nixon que levantó su arma hacia Tony.
Preso del pánico miré hacia arriba para ver a Tony en el suelo y a Phoenix con su
arma todavía apuntando, temblando.
Phoenix tosió un poco de sangre y sonrió. —Se suponía que iba a pasar
exactamente así. Quizás en mi muerte… —Volvió a toser—. Tal vez Dios podrá
perdonarme. Tal vez… —Jadeó—. Ahora todos ustedes están limpios. Todos y cada
uno de ustedes. Y yo puedo morir… en paz.
Phoenix dejó escapar una risa débil. —Sí, por lo menos no es el lago Michigan.
Nixon, di la oración, dila…
—Ya está hecho —dijo Luca con voz triste—. En el nombre del padre, el hijo y el
espíritu santo.
L
os ojos de Trace encontraron los míos y en ese instante tuve que
volverme indiferente. Tenía que enfocarme en mi tarea, de otro modo,
no iba a terminar bien. Diablos, no esperaba para nada que sucediera de
esta forma. Se suponía que no me iba a aparecer, pero no pude evitarlo, no después
de escuchar lo que este bastardo le había hecho a mi familia, a la familia de Trace.
Quería venganza. Así que tomé un salto de fe.
Su habitación había sido pinchada con micrófonos. Al menos había pensado que
Chase sería lo suficientemente inteligente para saberlo. O tal vez él quería que yo
escuchara.
—¿Sí?
—T-tú estás vivo —Lágrimas corrieron por su rostro mientras dio un paso hacia
mis brazos. Era la única cosa que había estado esperando. Volver a la normalidad.
Pero no sabía cómo. No sabía cómo arreglarlo.
—Pero…
Con las manos temblando, limpié tanto las pistolas de Phoenix como la de Tony,
y las coloqué en una bolsa de plástico, entregándolas a Sergio. Que había llegado un
poco después para ayudar a limpiar.
—Sí —No podía poner bajo control mi enojo ni mi dolor—. ¿Sergio, podrías
hacerte cargo? Necesito…
Asentí y salí de la habitación. La última cosa que escuché antes de que la puerta
se cerrara de un golpe, fue mi nombre en los labios de Trace.
No sabía hacia dónde estaba yendo o qué estaba haciendo. Solo conduje.
Conduje por el lugar donde Trace y yo habíamos tenido nuestra primera cita.
Conduje por la universidad y terminé deteniéndome en la curva y apagando el auto.
Golpeé el timón una y otra vez hasta que mis dedos sangraron.
¿Cómo diablos las cosas se habían complicado tanto? Pensé que podría
manejarlo. Me mentí a mí mismo. Me forcé a mí mismo a creer que podía existir en
un mundo donde Tracey y Chase estuvieran juntos. Pero no podía.
A
brí la puerta de mi casa y entré.
—Sí, todos lo pensaron —Mis ojos cayeron en Trace. No era su culpa. La había
empujado hacia los brazos de Chase. Le había dado mi maldito permiso. ¿En qué
diablos había estado pensando? ¿Estaba drogado o algo?
—Estoy contento que estés de vuelta hombre, las cosas han estado locas…y
ninguna herida de bala. Lindo.
—Sí, lindo —repetí—. ¿Luca se fue? —Mis ojos cayeron en Chase, que estaba
sentado lejos de todos en la esquina. Un vendaje envuelto alrededor de su hombro.
—¡Al diablo con tus malditas excusas, Nixon! —Mo se apartó y me golpeó de
nuevo, Mierda, la mujer era fuerte—. ¡Puede que seas el diablo pero estoy algo
acostumbrada a tener tu odioso trasero dando vueltas por aquí!
Sonreí. Probablemente la primera sonrisa que tenía en unos cuantos días. —Lo
siento Mo. Te amo.
—Juro que eres el mellizo del diablo. —Se empujó contra mi pecho y se lanzó
contra su silla.
Trace mantuvo baja su cabeza, mirando la mesa. Caminé un poco más cerca. Su
cabeza se alzó, seguida por su pistola en mano.
—¿Qué diablos está mal contigo? —dirigí mi grito hacia Trace—. La última vez
que te llevé a disparar, ni siquiera podías darle a ningún maldito objetivo. ¡Podrías
haberme matado!
—Sí. —Su labio inferior tembló—. ¡Porque me destruiste! ¿No lo entiendes? ¡Me
arruinaste! ¡Me rompiste! ¡No hay vuelta atrás y todo es tu culpa! ¡Tú y Chase! ¡Estoy
tan enojada que ni siquiera sé qué hacer! ¡No tengo nada! ¡No tengo a nadie!
—Pero…
Sin palabras, lo seguí mientras él abría las puertas hacia el exterior. Caminamos
en silencio hasta el final de la propiedad. El lugar donde por primera vez habíamos
hecho nuestro pacto. Él sostuvo el vaso de whiskey.
Tomamos en silencio.
—La tomé —Chase bajó la mirada hacia su vaso—. No tengo excusa más que
pensé que tú estabas muerto, y luego cuando descubrí que no lo estabas… —Rió
sin humor—… entré en pánico. La vi deslizándose a través de mis dedos…la vida
que quería, nuestro futuro…todo.
—Mi culpa —Mi voz era ronca, como si hubiese pedazos rotos de vidrio
atrapados en mi garganta, haciendo difícil hacer que las palabras salieran
suavemente—. Los empujé a los dos a estar juntos. En tantas formas pensé que
ayudaría. No sé qué diablos estaba pensando. Yo solo…yo estaba…
—¿Hacerle qué?
—Hacerla escoger.
Suspiré. —No se trata de mí, hombre. Se trata de ella. No voy a ponerla entre
los dos. Diablos, ni siquiera voy a dejar que se trate de ti y de mí. Es ella, siempre ha
sido ella, se trata de ella. ¿Ella te ama? Bien. Porque, Chase, nunca se ha tratado de lo
que quiero o necesito. No puedo vivir si ella está infeliz. No puedo respirar si ella
está triste. Si estar contigo le da paz, entonces quiero que tú la tengas. Yo seré tu
padrino en la boda. Haré de niñero de tus hijos cuando quieras una cita con ella de
noche. Chase… —Tragué la emoción en mi voz y sacudí mi cabeza—. Todo se trata
de ella.
Tomé un profundo respiro y sostuve mi mano para él. Él la tomó. Lo atraje para
un abrazo. —No esperaba que lo hicieras, Chase. Nunca te pediría eso.
—Quiero odiarte.
Chase rió. —Diablos, fue un disparo de suerte Estoy sorprendido que aún
puedas caminar derecho, un poco a la izquierda y hubieses sido…
Exhalaron al unísono.
—No es por malograrles sus planes, pero debemos reunir a los hombres esta
noche. Hacerles saber lo que ha sucedido —Tex metió sus manos en sus bolsillos.
Era incómodo. Unas cuantas semanas atrás, yo había sido el jefe. Había sido el
jefe por años y ahora tenía que mirar a Chase. Después de todo, su sangre era la
sangre del jefe, el hombre que solía llamar padre.
Apretó su mano derecha, y luz rebotó desde su anillo. —Haz la llamada, Tex.
V
i como los hombres comenzaron lentamente a caer a mi casa. La mayoría
de ellos estaban tan malditamente felices de verme con vida, era como si
no hubiera este gigante elefante en la sala de estar de Chase siendo el
jefe, y yo siendo… ¿Qué? ¿Qué era yo? Cogí una copa de vino y me senté. Chase
llamó a ordenar a la reunión justo cuando Sergio entró. Los hombres comenzaron a
susurrar entre ellos. Y luego Frank Alfero entró, con Luca. No se me había ocurrido
hasta ahora la cantidad de energía que se estaba asentando en la sala. El jefe de la
familia Nicolosi de Sicilia, Los Abandonatos, y el jefe de la mafia Alfero. Frank asintió
con la cabeza y tomó un asiento opuesto en el sofá.
Durante la siguiente hora Luca explicó en gran detalle los planes que se habían
desarrollado durante las últimas semanas. Como había ido con él y escenificado mi
muerte con el fin de desenmascarar a Tony. Como necesité más pruebas y como, en
un momento de claridad, el jefe De Lange, Phoenix, se había redimido no solo para
ayudarnos, sino para acabar con la rata que nos puso en esta situación en primer
lugar. Vi como los hombres, con los que había crecido, con los que había arribado,
sacudir la cabeza, apegándose entre ellos y comenzar a murmurar oraciones. Si.
Éramos la mafia. ¿Pero cuando muere la familia? ¿Cuándo las vidas se perdían
inútilmente en nuestra muy unida familia? Eso no era negocio. No, era una tragedia
y todos y cada uno de ellos lo sabían.
Cuando Luca terminó, Frank se puso de pie. —Me gustaría decir algo —Se
aclaró la garganta y miró alrededor de la habitación—. Me gustaría agradecer a su
familia. No sólo me puso en la clandestinidad, sino que protegió a mi nieta a toda
costa. Es por ustedes que finalmente puedo dejar ir la muerte de mi hijo e hija. Es
por ustedes que soy capaz de mantener mi cabeza en alto una vez más. Te debo mi
lealtad. Esta lucha entre nosotros, termina. Se termina ahora —Luego tomó su
asiento.
Chase se puso de pie. —Hay una cosa más qué discutir.
Supe cuán incomodo le sería, así que me puse de pie y me acerque a su lado,
dándole ánimos en silencio con mi presencia.
—Una cosa más —Luca se paró—. Desde que estoy aquí, es imperativo que
notifiquemos a la familia De Lange los sucesos. También es crucial que se nombre al
siguiente jefe.
—No —Me reí entre dientes y miré a Chase—. Pero él tiene un infierno de
hermanastra.
—Se ha hecho antes —respondió otro—. ¿No es la ciudad más pacífica en Sicilia
dirigida por una mujer?
—Cierto —Luca parecía pensar en eso—. ¿Debería tocar el tema con la familia?
Me reí. No pude evitarlo. —¿Tocar el tema? —Asentí con la cabeza. —Me parece
que tu forma de llevar las cosas incluye amenazas de muerte y el lago Michigan.
L
as cosas se establecieron bien. Sabía que Nixon estaba probablemente
pensando en el fondo de su mente que yo le había regresado su rango y
así yo podría tener a Trace, pero no podía estar más equivocado. Le di el
titulo porque sabía que yo no tenía lo necesario para llevarlo a cabo. Nixon era un
maldito…ridículamente leal y desinteresado. Al final sabía que me escogería por
sobre alguien más.
Al final, era un egoísta en mi búsqueda por ella. La amaba…y quizás ese era el
problema. Mi amor por ella eclipsaba todo lo demás. Hubiera huido con ella sin
mirar atrás.
Todas las luces estaban apagadas. Era solo yo y una botella añeja de whiskey.
Sentí una mano tocar mi hombro y mire hacia arriba. Trace estaba a mi lado, con
sus ojos tristes. No podía mirarla. Tuve que mirar a otro lado, mi respiración se
detuvo cuando su mano se deslizó por mi brazo y luego tocó mi mano. Me aferré,
me aferré por su querida vida.
—Chase, yo…
Cerré mis ojos y solo escuché su voz. —Di mi nombre otra vez…por favor.
Habló tan bajo que casi no la escuché. —Estoy tan molesta contigo.
Asintiendo, traté de alejarme de ella pero no me dejó. Sus manos eran como
tenazas en mi cabeza.
—Me hiciste amarte, me hiciste confiar en ti…Por ti, no sé si seré todo para él.
No sé si puedo ser esa chica que amó primero. Y quiero odiarte por eso, excepto
que me has hecho amarte condenadamente tanto que duele.
—Trace, yo…
—¿Pero? —Sabía lo que iba a venir. Los vellos de mi nuca se levantaron. Rompí a
sudar frío.
—Chase, espera…
—No —Agarré la botella de la mesa—. Está bien. —Logré una tensa sonrisa—.
Esta fue siempre la forma en que se suponía que fuera, Trace. Créeme, estamos
mejor como amigos.
Era tarde.
Se podría pensar que estaría demasiado borracho como para siquiera pensar.
Evidentemente, tenía tolerancia al alcohol de manera más alta que la que
hubiera preferido para la situación actual.
Me negué a contestar.
La golpearon de nuevo.
Con una maldición me tropecé con mis pies y abrí la puerta. Mil estaba al otro
lado. Su pelo estaba recogido en un desordenado moño y estaba vistiendo unos
realmente cortos pantalones negros de entrenamiento y una camiseta sin mangas.
—Mierda, Mil, no estoy de humor —Me moví a cerrar la puerta, pero su mano
me detuvo. Ella empujó contra mi pecho.
Mil levantó las manos. —Una vez más, no estoy aquí para robar tu virtud y estoy
bastante segura de que si la oportunidad se presentara en sí, te estarías durmiendo
en un montón de tu propio vómito dentro de treinta segundos. Así que, gracias,
pero no gracias.
—¿Es tu plan hacerme suicida?—Cerré los ojos para que la habitación dejaría de
girar.
—¡No!, aunque creo que en un momento era tuyo. ¿Sabes que beber mucho
whisky añejo podría hacer que te mate?
—¿Por qué demonios estás siendo tan amable conmigo?—Me limpié la boca con
la misma tela y maldije.
Mil me ayudó a ponerme de pie y se las arregló para mirarme a los ojos mientras
me quitaba el resto de mi ropa y tropecé en la ducha. Ella estaba detrás de mí,
ayudándome, como si yo fuera una especie de persona de edad avanzada. Al
parecer, no iba a responder a la pregunta. No recuerdo mucho de la ducha, sólo que
de alguna manera me las arreglé para volver a mi cama y que estaba seco. Raro. ¿Me
habría secado con la toalla?
—Te estoy ayudando… —Mil susurró mientras sacaba las mantas sobre mis
hombros y palmeó mi cabeza como un niño pequeño—. Porque aunque creo que
eres un gilipollas… que te rompan el corazón es una mierda. Además, tengo una
propuesta para ti.
—Está bien —Me di la vuelta y levanté la sábana—. Pero que sea rápido.
—Sí, tienes que dejar de parpadear —Puso la manta sobre mí—. Bebe un poco
de agua y hablaremos por la mañana.
—Hora de dormirse, bella durmiente. La mañana vendrá muy pronto —Mil salió
de la habitación y caí en una pacífica oscuridad.
Capítulo 54
TRADUCIDO POR MAIS020291 // CORREGIDO POR JERY_B2UTY
Abrí mi boca para hablar pero ella me interrumpió. —Si dices que va a estar
bien, voy a apuñalarte.
Retrocedí lejos de ella. —Entonces sólo me quedaré aquí de pie y luego rezaré
para que no encuentres mi cuchillo —bromeé tratando de aligerar el humor.
—Trace…
—Yo…
—Puedes ser más astuto incluso que los más repugnantes jefes de la mafia y
aun así, cuando se trata del amor, tienes inteligencia de una pulga.
—Eso dolió.
—Déjame encontrarte.
Se volteó en mis brazos. —¿Y si realmente mueres? ¿Vas a esperar que yo te siga
hacia la muerte?
—No —Alcé su mentón—. Espero que vivas una maldita buena vida. Espero que
me escuches cuando te digo que aquí no ha habido nadie más que tú. Sólo tú,
siempre tú, para siempre tú. Y lo siento, pero no me arrepiento de lo que hice.
Exhaló.
—Cuando me despierto por las mañanas…no pienso, caray, ¿cómo puedo hacer
que ella me ame más? ¿Cómo puedo tener mi camino con ella? ¿Yo, yo, yo? No está
en mi vocabulario. De hecho, soy un gran fanático de la palabra tú. Yo como, pienso
en ti. Bebo, bebo para ti. Lloro, para que tú no lo tengas que hacer. Moriría para que
tú vivas. Y sobreviviría con un corazón roto sólo si eso significa enmendar el tuyo.
Trace suspiró. —No sé qué hacer con eso. Cuando eres un pesado al menos
puedo amenazarte con daño corporal, pero ahora…
—¿Ahora? —Coloqué un beso ligero como una pluma contra sus labios—. ¿Qué
quieres hacer ahora?
—Creo… —Presionó sus manos contra mi pecho—. Creo que quiero volver a
empezar.
—Me gustan los nuevos comienzos —Sonreí—. Las primeras veces también son
buenas.
—Sí. Eso creo —El rostro de Trace se iluminó rosado mientras cubría su rostro
con sus manos—. Santa mierda, soy tan tonta.
Apartó sus manos de su rostro y abrió su boca, lo más probable para gritar, pero
luego mi boca estaba presionada contra la suya, amortiguando las palabras entre
nuestros labios. En un beso frenético, la alcé del suelo y la lancé contra la cama.
Su lengua sabía a casa. Gruñí en frustración mientras agarraba unos cuantos
mechones de mi cabello y los apretaba. Diablos, necesitaba calmar todo antes que
pierda totalmente control.
—Es Luca. Se han hecho arreglos y él necesita hablar contigo —Tex se asomó
alrededor de mi cuerpo y me mostró un pulgar hacia arriba. ¿Sería totalmente
inapropiado estrangularlo?
Gruñí.
—Botas —Sonrió.
Luca estaba sentado en la mesa con una copa de vino. Sostenía el tallo entre su
dedo pulgar y su índice, retorciéndolo y moviéndolo en la mesa con fastidio.
—Dije… —Luca asintió hacia Tex—… que necesitas una bebida. Créeme,
querrás una.
—Oh mierda. —Tomé un vaso de Tex y lamí mis labios—. ¿Malas noticias?
Luca tomo un largo sorbo de vino. —Se ha decidido que Emiliana subirá a la
posición de jefe para la familia De Lange. Las familias están pidiendo que la paz se
restablezca entre las cinco familias aquí en Chicago.
—Sin embargo… —Sus ojos se lanzaron entre Tex y yo—. No todos están
convencidos que ella hará un trabajo adecuado. Por lo tanto, han nombrado a tu
familia como una clase de… —Alzó su manos en el aire—… niñera, si tú deseas.
—¿No lo puede hacer Frank? —No había forma en que quisiera ayudar a Mil a
aprender los oficios. O ella sabía cómo funcionaban las cosas o no. No puedes
simplemente aprender cómo ser un jefe.
—El resto de familias, incluido Frank Alfero, creen que tú eres el mejor para el
trabajo. Todos ustedes son jóvenes, son la nueva generación.
—Gracias, creo —Tenía razón, necesitaba una bebida. Tomé un largo sorbo de
vino y miré fijamente la pared—. ¿Eso no es todo, verdad?
—Sip.
—Ah, Mil —Cogí una copa de vino vacía—. Feliz que puedas unirte. Y Luca no es
un idiota, es sólo…un hombre con un montón de poder.
Cerró sus ojos y tomó un profundo sorbo del vino negro. —Chicos, los necesito
ahora, más que nunca.
—Caray, esa es la cosa más linda que ella jamás nos ha dicho, Nixon —Tex le
guiñó un ojo, y ella frunció el ceño y tomó asiento.
E
ra oficial.
Ajusté mi corbata negra y me coloqué mis lentes de aviador para esconder mis
ojos inyectados en sangre. Había estado al borde desde que me desperté, para
recordar a Mil y su palabra. Proposición. Maldita sea, eso no podía ser bueno.
¿Desde cuándo esa chica necesitaba favores de alguien?
Mi estómago era un nudo mientras el ataúd era bajado hacia la tierra. Luego
empezó a llover.
Escuché que alguien se sorbía la nariz a mi lado y miré, mientras Trace escondía
su rostro en la chaqueta de Nixon.
Diez segundos. Miré fijamente por diez segundos. Incluso tomé un paso hacia su
dirección. Estaba tan malditamente acostumbrado a consolarla que verla llorar
causaba una reacción instintiva en mí. Quería ser el que atrapara esas lágrimas.
Ella retiró sus lentes oscuros y limpió sus ojos, luego miró en mi dirección.
Estaba congelado.
—Sí —Me las ingenié por decir—. Va a apestar, pero… —Miré hacia el hueco,
donde el cuerpo de Phoenix acababa de ser bajado.
Bueno, no hay tiempo para lamentar por mi corazón roto cuando debo lidiar
con el diablo y una resaca en la misma mañana. —Gracias por tu, eh, ayuda, Mil.
Mil se tensó debajo de mí. —No te rías o te juro que te disparo. No creas que no
lo haré. Después de todo, estamos en un cementerio.
Exhaló y alzó su mirada hacia mis ojos. —Quiero que te cases conmigo.
Eagle Elite #3 - Entice
“A medida que se quema ese santo, se quema mi alma. Entré vivo, y voy a tener
que salir muerto."
Chase Winter dejó al amor de su vida deslizarse de entre sus dedos y a las
manos de su mejor amigo y jefe de la mafia de la
familia Abandanato. Ahora que sele ha dado
una segunda oportunidad para corregir un
error, se niega a dejar que su propio egoísmo se
interponga en el camino. ¿El único problema? Él
no está en plena posesión de su corazón, así
que cuando Mil DeLange, la chica que le robó la
inocencia, y heredera de la peor de las peores
familias de la mafia en los EE.UU., le pide un
favor. Él en realidad dice que sí, sin darse cuenta
que ese sí tiene el poder de destruirlos a todos.