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Introducción

Los instrumentos que se emplean para realizar la persecución penal en contra de los autores
de actos típicamente punibles constituyen el ejercicio de la acción penal y la entidad
encargada de utilizar esos instrumentos es única y exclusivamente, la Fiscalía General de la
República.

El ejercicio de la acción penal conlleva de por sí, otras consecuencias, diferentes a las
emanadas del Estado en su Poder soberano, que castiga a los sujetos, que sometidos a un
debido proceso y utilizando de una gran cantidad de garantías, derechos y privilegios
procesales y humanos, son declarados culpables de la autoría de uno o más delitos.

Ahora bien, como la gama de delitos que en un momento dado puede cometerse, es tan
grande, como imaginación puede tenerse; asimismo pueden ser tan leves, al grado de no
adquirir la calidad de delitos, limitándose a simples faltas; o, ser tan graves, como aquellos
delitos considerados de realización compleja, sometidos a conocimientos de los tribunales
especializados, como es el caso de las agrupaciones ilícitas; es razón para racionalizar los
recursos estatales en razón de limitarlos para los primeros y aumentarlos para los últimos.
ACCION PRIVADA

Son sólo perseguibles por acción privada los hechos punibles siguientes:

1) Violación de propiedad;

2) Difamación e injuria;

3) Violación de la propiedad industrial, con excepción de lo relativo a las violaciones al


derecho de marcas, que podrán ser perseguibles por acción privada o por acción pública;

4) Violación a la Ley de Cheques.

A solicitud de la víctima, el ministerio público puede autorizar la conversión de la acción


pública en privada, si no existe un interés público gravemente comprometido, en los
siguientes casos:

1) Cuando se trate de un hecho punible que requiera instancia privada, salvo los casos de
excepción previstos en el artículo 31;

2) Cuando se trate de un hecho punible contra la propiedad realizada sin violencia grave
contra las personas; o

3) Cuando el ministerio público dispone la aplicación de un criterio de oportunidad.

La conversión es posible antes de la formulación de la acusación, de cualquier otro


requerimiento conclusivo o dentro de los diez días siguientes a la aplicación de un criterio
de oportunidad.

Si existen varias víctimas, es necesario el consentimiento de todas.

La acción privada es cuando aquel poder o facultad se vincula con un interés individual,
cuyo titular es el sujeto de la acción.

Delito privado o delito de acción privada, en Derecho procesal penal, a un tipo de delito
que, por no considerarse de una gravedad tal que afecte al orden público de la sociedad, no
puede ser perseguido de oficio por los poderes públicos (es decir, policía, jueces o
Ministerio público), sino que es necesaria la intervención activa de la víctima como
impulsora de la acción de la justicia y como parte en el proceso judicial.
Característica:

Voluntaria. - En el acto de promover la acción penal privada prima la voluntad del titular.

Renunciable. - La acción penal privada es renunciable.

Relativa. - La acción penal privada es relativa, por cuanto la administración de todo el


proceso penal y, sobre todo, la capacidad de ejercitar el ius puniendi está en manos del
Estado, el particular tiene por tanto sólo facultades que se enmarcan en el control penal
estatal.

Hechos perseguibles:

Son sólo perseguibles por acción privada los hechos punibles siguientes:

1) Difamación e injuria;

2) Violación de propiedad industrial, salvo el caso de las marcas de fábrica que podrá ser
perseguida mediante acción privada o por acción pública;

3) Violación a la Ley de Cheques, salvo el caso de falsedad de cheques, que deberá ser
perseguida mediante acción pública a instancia privada.

La acción privada se ejerce con la acusación de la víctima o su representante legal,


conforme el procedimiento especial previsto en este el código penal.

El ministerio público puede, mediante dictamen motivado, prescindir de la acción pública


respecto de uno o varios de los hechos atribuidos, respecto de uno o de algunos de los
imputados, o limitarse a una o algunas de las calificaciones jurídicas posibles, cuando:

Se trate de un hecho que no afecte significativamente el bien jurídico protegido o no


comprometa gravemente el interés público. Se considera que el interés público está
gravemente comprometido cuando:

a) El máximo de la pena imponible sea superior a tres años de privación de libertad; b)


Cuando lo haya cometido un funcionario público, en el ejercicio del cargo o en ocasión de
éste; y c) Cuando ponga en peligro la integridad de la familia o de la salud pública.
El imputado haya sufrido, como consecuencia directa del hecho, un daño físico o psíquico
grave, que torne desproporcionada la aplicación de una pena, o cuando en ocasión de una
infracción culposa, haya sufrido un daño moral de difícil superación;

La pena que corresponde por el hecho o calificación jurídica de cuya persecución se


prescinde carece de importancia en consideración a una pena ya impuesta, a la que
corresponde por los restantes hechos o calificaciones pendientes, o a la que se le impondría
en un procedimiento tramitado en el extranjero.

La aplicación de un criterio de oportunidad para prescindir de la acción penal puede ser


dispuesta en cualquier momento previo a que se ordene la apertura de juicio. El ministerio
público debe aplicar los criterios de oportunidad y otras facultades discrecionales en base a
razones objetivas, generales y sin discriminación. En los casos que se verifique un daño, el
ministerio público debe velar porque sea razonablemente reparado.
CONCLUSION

El ejercicio de la acción penal es un asunto con plena vigencia y con proyección a


permanecer de esa manera por muchas décadas; sin embargo, es imperativo realizar
algunos ajustes sobre todo en la titularidad de su ejercicio.

Por otro lado, se puede concluir en que el ejercicio de la acción penal al correr paralela a la
acción civil por el mismo delito, cuando se trata de aquellos impulsados a instancia del
ministerio público oficiosamente, produce algunas limitantes en cuanto a la obtención de la
reparación de los daños y las respectivas indemnizaciones, cosa que no es del todo justa en
un mundo que exige cada vez más equidad de parte de la administración de justicia.

Se vuelve necesario también realizar algunas reformas accesorias, sin las cuales no podrían
impulsarse los cambios referidos, tal sería el caso de la investigación del delito; es esta
razón, desde luego, que esas atribuciones solamente podrían encomendarse a entidades con
cierto grado de credibilidad, tecnicidad y reconocimiento para ejercer la acción penal y a la
vez, dirigir la investigación del delito.

El ejercicio de la acción penal debe constitucionalizarse, es decir, en el centro de éste, debe


estar la persona humana y no un conjunto de instrumentos técnicos y jurídicos, pues estos
últimos deben ser meramente accesorios; la justicia penal debe ponerse al servicio de los
seres humanos y estar en aras de obtener paz social, convivencia pacífica y equidad.

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