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CÓDIGO
CIVIL CORTE
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TOMO I
C O R T E SUPREMA
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CÓDIGO CIVIL - TOMO I
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miento. de la presente publicación, queda expresamente prohibido. Usos infractores pueden constituir delito.
EXPLICACIONES PREVIAS
III
EXPLICACIONES PREVIAS
Sin perjuicio del trabajo general de formación del cuerpo de concordancias "in-
ternas" del Código Civil, es decir, las que se refieren a artículos del mismo Código,
en esta edición se ha tenido a la vista el "Mensaje" del Presidente de la República
con el cual fue remitido al Congreso Nacional, pues en él se contiene muchas veces
la "intención o espíritu" de un artículo determinado, manifestada, en este caso, "en
la historia fidedigna de su establecimiento" (artículo 19).
Igualmente, se han registrado las concordancias que resultan del estudio de las
notas de Andrés Bello incluidas en los "Proyectos" del Código Civil y también aque-
llas apuntadas por Gabriel Ocampo en el "Proyecto de 1855", pues ellas muestran
los criterios no sólo del codificador, sino también los de uno de los miembros de
la Comisión de Codificación, y dan cuenta del contexto histórico-dogmático en el
cual eran entendidas las disposiciones civiles codificadas, y forman parte de esa
misma "historia fidedigna de su establecimiento" (artículo 19).
Las concordancias "internas" incluidas obedecen a una serie de criterios
dogmáticos dirigidos a permitir una más cabal y armónica comprensión de las
disposiciones del derecho civil codificado "de manera que haya entre todas ellas
la debida correspondencia y armonía" (artículo 22 inciso Io), especialmente en el
marco general fijado por los parámetros interpretativos declarados en los artículos
19 al 24 del mismo Código Civil. Así, pues, resultan las siguientes categorías de
concordancias:
a) De contenido: esto es, las remisiones a otros artículos que versan sobre la
misma materia, puesto que ellos representan su "contexto" e ilustran el "sentido
de cada una de sus partes" (artículo 22), como cuando a propósito del artículo
1126, que trata de la "cláusula de no enajenar" en los legados de cosas, se remite
al artículo 1964 referido a la misma cláusula en el contrato de arrendamiento, al
2031 tocante a la citada cláusula en la constitución del censo, y al artículo 2415
relativo a ella en la hipoteca.
b) De complemento: es decir, las referencias a otras disposiciones que desarro-
llan y amplían el contenido de un artículo determinado, que necesariamente debe
entenderse en relación con aquel al cual se realiza la remisión (artículos 19 inciso
2o, 22 inciso I o ). Así, al tratar del artículo 644, que define a los "frutos naturales",
se hace el llamado al artículo 537 que precisa las nociones de "separación", "de-
terioro" y "disminución de valor" de la cosa fructuaria, permitiendo la diferencia
entre "frutos naturales" y "productos".
c) De aplicación: esto es, en aquellos casos en que la remisión muestra sim-
plemente una aplicación concreta de una determinada disposición o regla, como
cuando al tratar del artículo 1499, que define a las "obligaciones alternativas", se
remite al inciso 3o del artículo 1807 que versa sobre la "venta alternativa".
d) De concreción: vale decir, la concordancia con disposiciones que desarrollan
concreta y específicamente el contenido o principios declarados en algún artículo,
IV CÓDIGO CIVII
como cuando a propósito del artículo 2o, que reconoce el valor de la costumbre
secundum legem, se indican todos aquellos en los que existe una remisión legal al
valor de la costumbre (artículos 1395 inciso I o , 1546,1563 inciso 2o, 1823, 1938,
1940, 1944, 1951, 1954, 1986, 1997, 2117, 2139, 2158 N° 3).
e) De corolarios: en aquellos casos en los cuales un precepto determinado no
es más que un corolario o principio deducido de la regla contenida en otro, como
cuando a propósito del número 2o del artículo 1470, que señala como obligaciones
naturales las "civiles extinguidas por la prescripción", se remite a la regla del ar-
tículo 2493 que exige que quien quiera aprovecharse de la prescripción la alegue
y veda al juez su declaración de oficio.
f) De principios: esto es, la referencia a aquellas disposiciones en las cuales
se consagra una misma regla o principio dogmático. Así, a propósito del inciso
2o del artículo 1132, referido al testador que manda pagar una deuda en exceso
respecto del cual se señala que será debido "a menos que aparezca la intención de
donarlo", se remite al artículo 2299 que contiene la misma regla en relación con
quien "da lo que no debe"; o cuando al tratarse del inciso final del artículo 1595,
que consagra la presunción del pago de los intereses cuando el acreedor otorga
carta de pago del capital sin mencionarlos, se remite al artículo 2209 que recoge el
mismo principio a propósito del mutuo; o cuando en relación con el inciso 3o del
artículo 1947, que presume legalmente que el arrendatario ha recibido la cosa "en
regular estado de servicio" cuando no constare el estado en que le fue entregada,
se remite al inciso finéil del artículo 1971 que sienta el mismo principio.
g) De excepción: es decir, la remisión a aquellos artículos que recogen una
excepción o limitación al principio dogmático contenido en el artículo concordado
y que, como tales, deben prevalecer "sobre las disposiciones generales de la mis-
ma ley" (artículo 13). Así, cuando a propósito del artículo 1708, que consagra el
principio conforme al cual no es admisible la prueba testimonial respecto de una
obligación que ha debido consignarse por escrito, y del inciso Io del artículo 1709
que prescribe que deberán constar por escrito los actos o contratos que contienen
la entrega o promesa de una cosa que valga más de dos unidades tributarias, se
remite al artículo 2175, que admite la prueba testimonial respecto del contrato
de comodato "cualquiera que sea el valor de la cosa prestada", y al artículo 2237
que, al tratar del depósito necesario, declara que en cuanto a él "es admisible toda
especie de prueba".
h) De oposición: esto es, aquellos casos en los cuales a propósito de determi-
nadas instituciones o cuestiones se ha seguido un cierto principio que tratándose
de otras materias no se ha recogido, sino, por el contrario, resulta regido por un
criterio opuesto. Así, cuando respecto del inciso Io del artículo 19, que declara que
en aquellos casos en los que "el sentido de la ley es claro" no ha de desatenderse
"su tenor literal" so pretexto de consultar su espíritu, se remite al artículo 1069
que, al tratar de las reglas de interpretación del testamento, ordena pasar por "la
voluntad del testador" prevaleciendo "la substancia de las disposiciones" más que
"las palabras de que se haya servido".
i) De conceptos legalmente definidos: que refieren a aquellas disposiciones en
las cuales se utilizan nociones definidas expresamente por el legislador (artículo
20), como cuando a propósito del inciso 2o del artículo 1927, que declara de cargo
EXPLICACIONES PREVIAS V
del arrendador las "reparaciones locativas", se remite al inciso 2o del artículo 1940
en el cual se las define.
j) De conceptos y nociones jurídicas: en aquellos casos en los que, utilizándose
nociones o conceptos jurídicos que no están expresamente definidos, se remite a
artículos en los cuales se emplean esas mismas nociones o conceptos, pues ellos
acercan al "contexto de la ley" (artículo 22) y también dan cuenta del "espíritu
general de la legislación" (artículo 24). Así, a propósito de la expresión "equidad
natural" contenida en el artículo 24 se remite al inciso final del artículo 1734 en
el que se halla la misma categoría.
J.B.G.
TABLA DE ABREVIATURAS
VII
TABLA DE ABREVIATURAS
CA. Corte de Apelaciones
Conf. Confirmada
Cons. Considerando
Cs. Corte Suprema
JL. Juez de Letras
Te. Tribunal Constitucional
TOP. Tribunal del Juicio Oral en lo Penal
Ce Código Civil
FM. Fallos del mes
GJ. Gaceta Jurídica
GT. Gaceta de los Tribunales
RDJ. Revista de Derecho y Jurisprudencia y Gaceta de los Tribunales
INTRODUCCIÓN IX
INTRODUCCIÓN
I. El Código Civil como libro: De los "Proyectos" a la edición oficial del Código
Civil de 1856. Una mirada al Código Civil es la que nos lo muestra como un cierto
objeto: como un libro de derecho. Un libro que constituye el resultado material de
un determinado proceso de fijación del derecho civil, en concreto, de un proceso
de "codificación", cuya historia nos es hoy bien conocida, desde la publicación en
1982 de una obra que se instaló como la más sólida piedra miliar para su estudio
(GUZMÁN BRITO, Alejandro, Andrés Bello codificador. Historia de la fijación y codifica-
ción del derecho civil en Chile, Santiago de Chile, 1982), y a la que ha continuado
una variada y rica serie de trabajos singulares.
A 10 de septiembre de 1840 se promulgó la ley que creó una "Comisión mixta
de las dos Cámaras del Congreso, llamada Comisión de Legislación del Congreso
Nacional", integrada por dos senadores y tres diputados. El objeto de sus trabajos
había de ser: "la codificación de las leyes civiles, reduciéndolas a un cuerpo ordenado
y completo, descartando lo superñuo o lo que pugne con las instituciones republi-
canas del Estado, y dirimiendo los puntos controvertidos entre los intérpretes del
derecho". Nombrados sus miembros: los senadores Andrés Bello y Mariano Egaña,
y los diputados Juan Manuel Cobo, Ramón Luis Irarrázaval y Manuel Montt, inició
sus labores en 11 de septiembre de 1840 con la discusión de los títulos "pertene-
cientes a la materia de sucesiones".
La citada Comisión trabajó sobre la base de títulos, previamente elaborados, que
le eran presentados por Bello, quien desde hacía tiempo debía venir preparándolos
de manera privada. Algunos de estos proyectos, previos a la reunión de la Comisión
en 1840, se conocen a través de unos manuscritos que se hallaron entre los pape-
les quedados a la muerte de Mariano Egaña, cuya autoría le fue atribuida durante
cierto tiempo, si bien, después de un detallado examen crítico de Guzmán Brito, la
paternidad de Bello resulta segura para la mayor parte de ellos y, muy probable,
para la restante. Estos "proyectos" fueron publicados parcialmente entre 1933 y
1949 y, nuevamente, en 1978, precedidos de un detenido estudio histórico-crítico
(GUZMÁN BRITO, Alejandro, Ávila Martel, Alamiro, Primer Proyecto de Código Civil de
Chile, Santiago de Chile, 1978), al que se acude en esta edición del Código Civil,
generalmente bajo el nombre de "Primer proyecto", y que comprende: a) un proyec-
to de "Título preliminar"; b) un proyecto de "Libro de las cosas, y de su dominio,
posesión, uso y goce", formado de cuatro títulos, y c) un proyecto de "Libro de los
contratos y obligaciones convencionales", compuesto de diecinueve títulos.
Los trabajos de la Comisión de Codificación de Congreso Nacional, en la me-
dida en que discutía y aprobaba los títulos que le eran presentados, comenzaron
a publicarse en El Araucano a partir de su número 561, de 21 de mayo de 1841,
edición ésta en la que se publicó un proyecto de "Título preliminar" y el primer
título del libro De la sucesión por causa de muerte, cuyo último título se publicó en
el número 626 de 19 de agosto de 1842. En el número 627 de El Araucano, de 26
de agosto de 1842, comenzaron a publicarse los títulos del libro De los contratos
X CÓDIGO CIVII
En la preparación de esta edición del Código Civil se han tenido a la vista todas
las ediciones de los Proyectos que quedan citados, al igual, que la edición oficial
de 1856, sobre la base de las cuales se ha trabajado para formar el apartado de
Historia, que es el primero de las Observaciones que acompaña a diversos artículos
del Código.
II. El Código Civil como expresión dogmática: De su contexto y las "notas" de los
Proyectos. El contenido dogmático del Código Civil publicado en 1856 da cuenta
de un cierto momento histórico, pues en sus reglas se reflejan unos criterios y so-
luciones contextualizados, no sólo por su tiempo, sino por una larga tradición, de
cara a la cual el codificador asumió diferentes posiciones: recibirla sin alteraciones
en el derecho codificado, modificarla, o complementarla a la luz de "la práctica
del país" (Mensaje § XXXVI), o apartarse de ella y adoptar soluciones contrarias o
diversas.
La labor de contextualizar histórica y dogmáticamente las reglas que se reciben
en los artículos del Código Civil, cuyos resultados se incorporan en las Observa-
ciones a esta edición bajo el epígrafe de Fuentes y contexto, ha procurado ceñirse,
con el mayor rigor posible, al ejercicio constante de un detenido examen crítico de
las "fuentes" que se tuvieron a la vista para formarlas. Esa tarea ha exigido el paso
previo de precisar cuáles han sido esas "fuentes", y para ello el punto de partida
ha sido el que ofrecen las notas apuntadas por Bello en diferentes artículos de
algunos de los Proyectos, pues solo aparecen en el llamado "Primer Proyecto de
Código Civil"; en el libro De la sucesión por causa de muerte" de 1841-1842; las
escasas cuatro notas del libro De los contratos y obligaciones convencionales de
1842-1845; y las muy abundantes del Proyecto de 1853, a las que han de sumarse
las incluidas por Amunátegui en su edición del denominado "Proyecto Inédito",
que, en su mayoría, proceden de apuntes de Bello, incorporadas por el editor en
los artículos y lugares que le parecieron más a propósito (AMUNÁTEGUI REYES, Miguel
Luis, Don Andrés Bello y el Código Civil, Santiago de Chile, Imprenta Cervantes,
1885, pp. 131-144 y GUZMÁN BRITO, Alejandro, Andrés Bello codificador. Historia de la
fijación y codificación del derecho civil en Chile, I, Santiago de Chile, 1982, pp. 413-
431) y, finalmente, las notas redactadas personalmente por Andrés Bello para los
primeros 76 artículos del Código (AMUNÁTEGUI REYES, Miguel Luis, Don Andrés Bello...,
pp. 137-144). Se ha acudido, también, a diversos manuscritos de los trabajos de
formación del Código Civil que se conservan entre los "Papeles de Andrés Bello",
custodiados en el Archivo Central Andrés Bello de la Universidad del Estado, y a
las notas manuscritas de Gabriel Ocampo en sus ejemplares del Proyecto de 1853,
conservados en la ya citada Biblioteca del Colegio de Abogados de Santiago, y del
Proyecto de 1855.
doctrina de Paulo, Sentent, lib. 3, tít. 5, 13". Nota ésta que, además de su interés
por que se trata de una cita a un texto de derecho romano no justinianeo (Pauli
sententiaé), efectivamente, restringía la regla de las Sentencias de Paulo, pues, de
acuerdo con ella: "Omnibus, qui contra voluntatem defuncti faciunt, ut indignis
aufertur hereditas, si nihil testamento in fraudem legis fuerit cautum", en cambio,
en el Proyecto, no se hacía indigno de suceder, sino, solamente se prescribía que:
"La dimisión del cargo con causa lejítima, le priva solo de una parte proporcionada
de la asignación que expresamente se le haya hecho en recompensa del servicio";
c) Explicación de la regla: La fuente opera como causa de la disposición del pro-
yecto, pero modificada por la vía de la explicación. Ejemplo, entre otros, lo da la
nota al artículo 1055 del Proyecto, en la que se lee: "Pothier, De la propriété, núms.
343, 344, con algunas esplicaciones"; d) Razón de semejanza o analogía: La fuente
opera como motivo de la disposición codificada por la vía de la semejanza o de la
analogía. Ejemplo se halla en el artículo 595 del Proyecto, en el que se declara que:
"Tampoco pueden ser tutores o curadores [...] los que no saben leer i escribir", y
en la nota se precisa que en Siete Partidas el no saber leer y escribir era solamente
excusa, pero, dado el nuevo contexto cultural, la regla alfonsina se invoca como
motivo analógico de la imposibilidad de ser tutor o curador: "El no saber leer i
escribir es excusa en la lei 2,1.17, P. 6; pero en el día, que es mucho menos común
que en otros tiempos este defecto, debe presumirse que el que ignora esas dos artes
es incapaz de un cargo tan importante como la tutela"; e) Razón para apartarse
de la regla: Aunque no se desprende directamente de las "advertencias" de Bello,
la lectura de las notas revela que en ocasiones la fuente apuntada opera como
causa de la disposición codificada, en tanto que ésta, adopta una regla o principio
contrario al de la fuente anotada por el codificador. En muchos casos, el mismo
Bello, advierte que el artículo del Proyecto es contrario a determinada fuente, v.
gr. en la nota al inciso 3o del artículo 1267 del Proyecto, que declaraba por fallida
"las condiciones inductivas a hechos ilegales o inmorales", cuya nota aclaraba
que: "En esta parte, me separo del Derecho Romano, i del Código Prusiano. En el
primero, la imposibilidad jurídica o moral se asimila a la imposibilidad física. El
segundo, P. 1. tít. 12, 63, adopta diferente regla para las dos primeras que para la
segunda. Pero el Código Austríaco sigue enteramente a los proculeyanos, como lo
hace este Proyecto".
III. El Código Civil como modelo sistemático: De la codificación civil como "técni-
ca". En el curso de los siglos que van desde el XVI al XVIII se consolidó en Europa
un cierto modelo acerca de cómo debía exponerse el derecho en una texto que
substituyera al fijado en los diversos cuerpos del derecho vigente, en particular el
Corpus Iuris Civilis, y, también, una determinada "técnica" acerca de cómo habían
de formularse sus reglas y, en general, los caracteres que habían de tener las leyes.
En este punto desempeñaron un papel básico las ideas expuestas por Leibniz, de
quien arranca el desarrollo de una concepción del derecho como un sistema de
proposiciones jurídicas, y una concreta forma de entender un "nuevo cuerpo del
derecho", que había de ser obra del poder público y a través del cual debían de-
cidirse las múltiples controversias jurisprudenciales, redactándoselo de manera
omnicomprensiva, breve y ordenada y eliminar, así, la incerteza y lo superfluo. En
esa línea, durante el siglo XVIII se asentó una verdadera "ciencia de la legislación",
que exponía y defendía los caracteres técnicos de la legislación: pocas y breves leyes;
su claridad y, por ello, su redacción en la lengua propia de su pueblos; precisión
y concisión, y de ahí que no habían de tener consideraciones, ni preámbulos, ni
argumentaciones para fundarlas; la certidumbre de un único sentido, que evitara
la diversidad de interpretaciones; su abstracción y generalidad, que evitara el
casuismo; su carácter completo y comprensivo de todos los casos posibles; y su
XVIII CÓDIGO CIVII
cuál había sido su posición definitiv a frente a muchos de los caracteres que se
estimaba debían singularizar a un Código y, en general, a la legislación: "Por lo que
toca al método y plan que en este código se han seguido, observaré que hubiera
podido hacerse menos voluminoso, omitiendo ya los ejemplos que suelen acompa-
ñar a las reglas abstractas, ya los corolarios que se derivan de ellas, y que para la
razón ejercitada de los magistrados y jurisconsultos eran ciertamente innecesarios.
Pero, a mi juicio, se ha preferido fundadamente la práctica contraria, imitando al
sabio legislador de las Partidas. Los ejemplos ponen a la vista el verdadero sentido
y espíritu de una ley en sus aplicaciones; los corolarios demuestran lo que está
encerrado en ella, y que a ojos menos perspicaces pudiera escaparse. La brevedad
ha parecido en esta materia una consideración secundaria".
Así, las Siete Partidas influyeron en la adopción de un cierto "método", que
se apartaba de una de las claves del modelo teórico de la codificación clásica que
consistía en la brevedad y concisión, pues, como apuntaba en esta materia Jeremías
Bentham, cuya "ciencia" de codificar bien conocía Bello, junto con la claridad, era
preciso "que la ley sea concisa, para que se fije fácilmente en la memoria. Clari-
dad y brevedad son pues las dos cualidades esenciales. Todo lo que contribuye
a la brevedad, contribuye también a la claridad" (BENTHAM, Jeremías, Tratados de
legislación civil y penal, obra extractada de los manuscritos del señor Jeremías
Bentham, jurisconsulto inglés, por Esteban Dumont... con comentarios por Ramón
Salas, IV, Madrid, Imprenta de D. Fermín Villalpando, 1822, p. 338.). Era, como se
ha anticipado, esta brevedad y concisión la que había conducido, tempranamente,
a Leibniz a intentar una especie de "proyecto codificador", reducido a reglas abs-
tractas, tendencia que, con matices, acabaría caracterizando a los códigos clásicos
del siglo XIX (GUZMÁN BRITO, Alejandro, "Leibniz y la codificación del derecho", en
Revista de Derecho Público, 19-20, Santiago de Chile, 1976, pp. 63 y ss.). Hay aquí,
otra muestra más de esa nota peculiar en buena parte del pensamiento y obra de
Bello, ligada probablemente a la inicial reacción del romanticismo ante el raciona-
lismo, de conservar caracteres peculiares de ese mundo antiguo que parecía irse
con la llegada de la Ilustración y de sus consecuencias.
De este modo, en el Código Civil chileno, si bien se asumió la clave codifica-
dora de las reglas abstractas, la brevedad que debía ser consecuencia de ellas, no
pareció peso suficiente para, en pos de ella, sacrificar dos mecanismos dirigidos
a poner "a la vista el verdadero sentido y espíritu de una ley en sus aplicaciones"
y a demostrar'"lo que está encerrado en ella", a saber: los ejemplos, que acompa-
ñan a muchas de sus reglas abstractas y los corolarios derivados de ellas. Para el
primero de esos mecanismos pueden leerse, entre otros, los artículos 570, 573,
906, 1483, 1512, 1642, 1958, 2291, 2344, 2494 y, buen ejemplo del segundo, lo
es el artículo 537.
En esa misma línea puede situarse uno de los caracteres técnicos más interesan-
tes del Código Civil chileno: la formulación de sus reglas con especial atención a las
costumbres, práctica y caracteres del país. Esa constante en el trabajado codificador
de Bello podía vincularse a una asentada tradición hispana, que se remontaba a
las obras de Isidoro de Sevilla (Etymologías, 2,10,6), en las que se exigía que las
leyes fueran hechas de acuerdo con las costumbres de la patria (secundum consue-
tudinem patriaé), y que se había recibido en la legislación visigótica, pues en una
XX CÓDIGO CIVII
de las leyes del Líber Iudiciorum (1,1,4) se prescribía que las leyes debían hacerse
según las costumbres de la ciudad (secundum consuetudinis civitatis), porque, ya lo
advertía la misma Lex romana visigothorum (1,1,9), en cuanto que la salud de todo
el pueblo consistía en la conservación del derecho, debía el rey corregir las leyes
antes que las costumbres (leges ipsas corrigere debeat antequam mores).
Reconocimiento expreso de este carácter del Código Civil chileno se hallaba
en el Mensaje (§ III)" con que el presidente de la República enviaba en 1855 el Pro-
yecto al Congreso Nacional. Allí Bello advertía que: "No nos hallábamos en el caso
de copiar a la letra ninguno de los códigos modernos. Era menester servirse de
ellos sin perder de vista las circunstancias peculiares de nuestro país", porque, en
general, la "necesidad de codificar" las leyes, impulsada por una serie de razones
que provocaban "sin cesar providencias, que se acumulan a las anteriores, interpre-
tándolas, adicionándolas, modificándolas, derogándolas", volvían imprescindible
"refundir esa masa confusa de elementos diversos, incoherentes y contradictorios",
dándoles, por una parte, "consistencia y armonía" y, por otra, "poniéndoles en
relación con las formas vivientes del orden sociaF'. De entre los variados ejemplos
que dan cuenta de cuán fiel fue el codificador a este principio se pueden citar,
entre otros, su reticencia a admitir los "consejos de familia", que establecidos en
Francia e introducidos en Chile por la pragmática sobre el matrimonio de los hi-
jos de familia de 1820, no tuvieron cabida en el Código Civil, como lo justificaba
en una nota puesta al artículo 126 del Proyecto de 1853: "Los consejos de familia
me parecen una institución inaplicable por ahora a nuestras costumbres"; su pre-
ocupación por reglar situaciones de frecuente ocurrencia en el país debido a sus
condiciones naturales, como ciertos casos de "accesiones fluviales" según podía
verse en nota puesta al artículo 787 a del "Proyecto inédito", actual artículo 654
del Código Civil, en la que se leía que: "Estos casos han ocurrido i pueden ocurrir
frecuentemente en Chile, i ha parecido necesario proveer a ellos"; o su posición
general en lo tocante a la disciplina de ciertos contratos, en especial del arren-
damiento, como se advertía en el Mensaje (§ XXXVI) con que el presidente de la
República enviaba en 1855 el Proyecto al Congreso Nacional: "Se ha tenido muy
presente en algunos contratos como el de arrendamiento la práctica del país, cuyas
especialidades ha parecido exigir disposiciones peculiares", de lo que daba buena
prueba el hecho de que es en sede contractual donde más ejemplos se reconocen
de "costumbres remitidas" por la ley: a) la admisión de la venta de una "cosa de
las que suelen venderse a peso, cuenta o medida" (art. 1821); b) la venta a prueba,
que se entiende hacerse así, sin necesidad de estipulación expresa, respecto "dé
las cosas que se acostumbra vender de este modo" (art. 1823 inc. 2o); c) el uso de
la cosa arrendada, que ha de hacerse según los términos o espíritu del contrato y
a falta de convención expresa se la podrá hacer servir a aquellos objetos a los que
está naturalmente destinada "o que deban presumirse de las circunstancias del
contrato o de la costumbre del país" (art. 1938 inc. Io); d) las reparaciones locati-
vas en el arrendamiento, pues se entiende por ellas "las que según la costumbre
del país son de cargo del arrendatario" (art. 1940 inc. 2o); e) el pago del precio o
renta en el contrato de arrendamiento de cosas, que se hará en los períodos es-
tipulados, o a falta de estipulación "conforme a la costumbre del país" (art. 1944
inc. I o ); f) la expiración del contrato de arrendamiento de cosas, que puede estar
INTRODUCCIÓN XXI
fijada por la convención de las partes, por el servicio especial a que se destina la
cosa arrendada "o por ¡a costumbre" (arts. 1951 y 1954); g) el tiempo del pago en
el arrendamiento de predios rústicos, pues si no se ha estipulado "se observará la
costumbre del departamento" (art. 1986); h) la fijación del precio en los contratos
para la confección de una obra material, porque a falta de estipulación "se presu-
mirán que las partes han convenido en el que ordinariamente se paga por la misma
especie de obra" (art. 1997); i) la determinación del honorario en el mandato, que
puede ser hecha por convención, por ley, por "la costumbre, o el juez" (art. 2117) y
la consiguiente obligación del mandante de pagar al mandatario "la remuneración
estipulado o usual" (art. 2158 inc. Io N° 3o) y; j) la exclusión de la inhabilidad del
mandatario para donar "las ligeras gratificaciones que se acostumbra hacer a las
personas de servicio". A todos estos casos debía agregarse el del artículo 1987 que
rezaba: "En el arrendamiento de criados domésticos una de las partes promete
prestar a la otra, mediante un salario, cierto servicio, determinado por el contrato o
por la costumbre del país", disposición que se mantuvo en vigor hasta que resultó
derogada por el artículo 574 del decreto con fuerza de Ley N° 178 del Ministerio
de Bienestar Social, de 28 de mayo de 1931.
En esta edición del Código Civil se da cabida a una serie de consideraciones
en cuanto a la técnica codificadora asumida por Bello en determinados artículos,
como se podrá leer en las Observaciones que acompañan a muchos de ellos.
IV. El Código Civil como "proyecto ideológico": Entre tradición y reforma. Fueron
los códigos civiles, al menos durante el siglo XIX, una pieza central de lo que hoy
día se suele llamar el "proyecto de la modernidad", pues, de algún modo, fue la
codificación en el campo del derecho lo que la sistematización en el de las ciencias
y que, junto con perseguir la reducción de la complejidad del sistema jurídico,
procuraba reflejar una cierta concepción de la sociedad, fundada en los ideales
de la Ilustración y que, en términos generales, se situaba en una posición crítica
frente a la tradición, de la que se seguían una serie de postulados de reforma que,
en otras palabras, no significaban más que romper con el "Antiguo Régimen" y
asentar una reglas que consagraran lo que se concebía como libertad e igualdad,
todo ello desde el discurso monopólico del Estado, pues como se ha destacado en
el último tiempo, el código inauguraba e instauraba una relación completamente
asimétrica entre el derecho y los ciudadanos, en cuanto que aparecía como un texto
que se presentaba como una especie de "lección modernizadora" y "civilizadora",
que dirigía la minoría ilustrada a una población que, simplemente, debía recibirla y
adecuarse a ella sin posibilidad de réplica alguna (HESPANHA, Antonio Manuel, "Código
y complejidad", en Codici. Una riflessione di fine milenio, a cura di P. Cappellini e
B. Sordi, Milano, 2002, pp. 151-164).
En los dos párrafos iniciales del ya citado Mensaje, con que el presidente de
la República enviaba en 1855 el Proyecto de Código Civil al Congreso Nacional,
se reflejaba, en parte, el marco ideológico ilustrado en el que se había situado la
codificación civil chilena: a) la codificación como necesidad vinculada a la civiliza-
ción: "Muchos de los pueblos modernos más civilizados han sentido la necesidad
de codificar sus leyes"; a) la codificación ligada al progreso, los cambios políticos
y a los avances de la ciencia: "el progreso mismo de la civilización, las vicisitudes
XXII CÓDIGO CIVII
Otra de las notas del derecho vigente en la época de la codificación civil era la
de la coexistencia de una pluralidad de jurisdicciones que se reflejaba en una multi-
plicidad de centros de creación normativa, frente la cual se asentaba una tendencia
emparentada con la laicización del derecho y con la hegemonía del racionalismo, que
tendía hacia la exclusividad del derecho del Estado lo que, en concreto, implicaba
la exclusividad de la normativa legal, la que, además, se volvía en único criterio
de legitimidad de las restantes fuentes normativas, de modo que la costumbre,
la jurisprudencia y la opinión de los autores perdían los suyos propios. En las re-
glas de los artículo I o , 2o, 3o y 5o del Código Civil se reflejaba la asunción de esos
postulados ideológicos, pero, al igual que en el caso anterior, Bello nunca estuvo
plenamente convencido de ellos, de lo que es ejemplo su permanente empeño en
reservar a la costumbre un papel autónomo en el sistema, posición que plasmó
en todos los proyectos, hasta el de 1853, y que defendió en la Comisión revisora
y, si bien tuvo que ceder ante la opinión contraria, propuso un nuevo artículo que
consagraba el valor de la "costumbre remitida", pues, como bien lo sabía Bello, esa
"costumbre remitida" tenía un amplísimo reconocimiento en el Código Civil, que
ya se había ocupado en abrirle cuantos espacios había podido, mediante diversos
recursos: a) la utilización expresa de la voz 'costumbre', como en los artículos
1188 inciso 2o, 1198 inciso 3o, 1938 inciso I o , 1940 inciso I o , 1944 inciso I o ,
1951,1954,1986 y 2117; b) emplear alguna forma verbal, normalmente refleja, de
'acostumbrar', como en los artículos 1395 inciso I o , 1823 inciso 2o, y 2158 inciso
Io en su número 3; c) recurrir al adverbio 'ordinariamente', como en los casos de
los artículos 44 incisos 3o y 4o y 1997, que ya el Diccionario de la Academia en su
edición de 1852, contemporánea de la formación del Código Civil, vinculaba, de
modo expreso, dicho adverbio a la costumbre mediante su remisión a mores y con-
suetudo: "De ordinario, mod. adv. Común y regularmente, con frecuencia, muchas
veces. Regulariter, saepe, more consueto, frequenter" y; d) recurrir al verbo reflexivo
'soler', como en los artículos 44 inciso 2o, 1433 inciso 2o y 1821 en sus dos incisos,
porque tal como se lee en la primera acepción que para este verbo da el Diccionario
de la Academia, significa: "Dicho de un ser vivo: tener costumbre", significación
que, por lo demás, ya aparecía en la edición de 1852 del Diccionario: "n.[ombre]
determinante de otro: acostumbrar. Solere". Pero, además, de esos diversos casos
de "costumbre remitida", ella ocupaba un lugar central en el vasto campo del dere-
cho de los contratos, de acuerdo con la regla contenida en el artículo 1546, y cuyo
origen se remontaba al "Primer Proyecto de Código Civil", pues en ella se sienta
que: "Los contratos deben ejecutarse de buena fe y, por consiguiente, obligan no
sólo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan precisamente
de la naturaleza de la obligación, o que por la ley o la costumbre pertenecen a ella".
Esta regla constituye, más que un caso de simple "costumbre remitida", uno en el
que se la reconoce como derecho en un plano de igualdad y equivalencia con la
ley, y respecto del cual se sitúa en plena concordancia el inciso 2o del artículo 1563
cuando, en sede de "interpretación de los contratos", prescribe que: "Las cláusulas
de uso común se presumen, aunque no se expresen".
Finalmente, debo hacer constar que parte de los resultados que se ofrecen en
los apartados de Observaciones de esta edición se han podido conseguir gracias
a una serie de proyectos financiados por el Fondo Nacional de Desarrollo Cientí-
fico y Tecnológico (FONDECYT), en concreto de los proyectos del concurso regular
N° 1030057: "Historia crítica y dogmática del título XXXIV del libro IV del Código
Civil: De los cuasicontratos"; N° 1060559: "Historia crítica y dogmática del título
XXXV del libro IV del Código Civil: De los delitos y cuasidelitos"; y N° 109.5005: "El
derecho castellano-indiano como fuente del Código Civil chileno".
esta clase de bienes. Sobre la nulidad y rescisión de los contratos y demás actos
voluntarios que constituyen derechos, se ha seguido de cerca el código francés
ilustrado por sus más hábiles expositores. La novedad de mayor bulto que en esta
parte hallaréis, es la abolición del privilegio de los menores, y de otras personas
naturales y jurídicas, asimiladas a ellos, para ser restituidos in integrum contra sus
actos y contratos. Se ha mirado semejante privilegio no sólo como perniciosísimo
al crédito sino como contrario al verdadero interés de los mismos privilegiados.
Con él, como ha dicho un sabio jurisconsulto de nuestros días, se rompen todos
los contratos, se invalidan todas las obligaciones, se desvanecen los más legítimos
derechos. "Esta restitución, añade, es un semillero inagotable de pleitos injustos, y
un pretexto fácil para burlar la buena fe en los contratos." Todas las restricciones
que se ha querido ponerles no bastan para salvar el más grave de sus inconvenien-
tes, a saber: que inutiliza los contratos celebrados guardando todos los requisitos
legales, deja inseguro el dominio, y dificulta las transacciones con los huérfanos,
que no suelen tener menos necesidad que los otros hombres de celebrar contratos
para la conservación y fomento de sus intereses. Lo dispuesto sobre esta materia
en el código francés, en el de las Dos Sicilias, en el sardo y en otros es mucho más
conforme con la justicia y aun más favorable a los mismos pupilos. Según estos
códigos, el contrato celebrado por un menor sin el consentimiento de un guar-
dador no es nulo ipso jure, aunque puede rescindirse; pero el celebrado con las
solemnidades de la ley, se sujeta a las mismas condiciones que los celebrados por
personas mayores de edad. Decía el jurisconsulto Jaubert, explicando los motivos
de esta disposición: "Es indispensable asegurar completamente los derechos de
los que tratan con los menores, observando las formalidades de la ley, y si esta
precaución no fuese necesaria sería cuando menos útil, a causa de las prevenciones
inveteradas que se tienen contra los pupilos, creyéndose, y con razón, que no hay
seguridad en contratar con ellos".
XXXVn. En el título De la prueba de las obligaciones, se hace obligatoria la inter-
vención de la escritura para todo contrato que versa sobre un objeto que excede de
cierta cuantía, pero el ámbito demarcado para la admisión de otra clase de pruebas
es mucho más amplio que en otras legislaciones: en especial la de Francia y la de
Portugal, países en que esta limitación de la prueba de testigos es ya antigua, y ha
producido saludables efectos. No hay para qué deciros la facilidad con que por
medio de declaraciones juradas puedan impugnarse y echarse por tierra los más
legítimos derechos. Conocida es en las poblaciones inferiores la existencia de una
clase infame de hombres, que se labran un medio de subsistencia en la prostitución
del juramento. Algo tímidas parecerán bajo este punto de vista las disposiciones
del proyecto; pero se ha recelado poner trabas a la facilidad de las transacciones,
y se ha creído más prudente aguardar otra época en que, generalizado por todas
partes el uso de la escritura, se pueda sin inconveniente reducir a más estrechos
límites la admisibilidad de la prueba verbal.
XXXVIII. Las varias especies de censo (exceptuado el vitalicio) se han reducido
a una sola, y se sujetan por consiguiente a reglas idénticas, entre las cuales sólo
merecen notarse las que lo hacen divisible junto con el inmueble que afectan, y la
que constituido sobre inmuebles cuyo valor excede considerablemente al de los
capitales impuestos, permite reducirlo a una parte indeterminada, exonerando de
10 CÓDIGO CIVIL
hijo pasa a segundas nupcias y se impone como previa condición el de los bienes
hereditarios, cuando el heredero se propone no contraer la responsabilidad de
tal, sino hasta concurrencia del valor de lo que hereda. Se exige escritura pública
o privada para toda obligación convencional que exceda de cierta cuantía. Toda
mutación de propiedad o toda constitución de derechos reales sobre inmuebles,
se sujetan a la solemnidad de un instrumento público, sin la cual no deberán pro-
ducir obligaciones civiles, ni aun entre los mismos contratantes; y el crédito que
haya de gozar de una preferencia de cuarto grado en un concurso de acreedores,
no puede obtenerlo sino cuando conste de la misma manera; exceptuándose sólo
las acciones para resarcimiento de perjuicios por mala administración de los re-
presentantes legales.
XLIV. Es patente la utilidad de este género de pruebas para precaver contes-
taciones y testigos, para proteger los intereses de los menores y otras personas
privilegiadas sin detrimento del crédito en cuyo fomento están interesadas estas
mismas personas como todas, y para desconcertar los fraudes que a la sombra de
sus privilegios se fraguan.
XLV. Por lo que toca al mérito y plan que en este código se han seguido, obser-
varé que hubiera podido hacerse menos voluminoso, omitiendo ya los ejemplos
que suelen acompañar a las reglas abstractas, ya los corolarios que se derivan
de ellas, y que para la razón ejercitada de los magistrados y jurisconsultos eran
ciertamente innecesarios. Pero, a mi juicio, se ha preferido fundamentalmente la
práctica contraria, imitando al sabio legislador de las partidas. Los ejemplos ponen
a la vista el verdadero sentido y espíritu de una ley en sus aplicaciones; los coro-
larios demuestran lo que está encerrado en ella, y que a ojos menos perspicaces
pudiera escaparse. La brevedad ha parecido en esta materia, una consideración
secundaria.
XLVI. El proyecto tal cual es, se presenta a vosotros, examinado prolijamente,
discutido, modificado por una comisión escogida, celosa del acierto, merecedora
de vuestra confianza. La discusión de una obra de esta especie en las Cámaras
Legislativas retardaría por siglos su promulgación, que es ya una necesidad impe-
riosa, y no podría después de todo dar a ella la unidad, el concierto, la armonía que
son sus indispensables caracteres. Yo no presumo ofreceros bajo estos respectos
una obra perfecta; ninguna tal ha salido hasta ahora de las manos del hombre.
Pero no temo aventurar mi juicio anunciando que por la adopción del presente
proyecto se desvanecerá mucha parte de las dificultades que ahora embarazan la
administración de justicia en materia civil; se cortarán en su raíz gran número de
pleitos, y se granjeará tanto mayor confianza y veneración la judicatura, cuanto
más patente se halle la conformidad de sus decisiones a los preceptos legales. La
práctica descubrirá sin duda defectos en la ejecución de tan ardua empresa; pero
la legislatura podrá fácilmente corregirlos con conocimiento de causa, como se ha
hecho en otros países y en la misma Francia, a quien se debe el más célebre de los
códigos, y el que ha servido de modelo a tantos otros.
XLV1I. Creo haber dicho lo bastante para recomendar a vuestra sabiduría y
patriotismo la adopción del presente Proyecto de Código Civil, que os propongo
de acuerdo con el Consejo de Estado.- Santiago, noviembre 22 de 1855.- Manuel
Montt.- Francisco Javier Ovalle.
DECRETO CON FUERZA DE LEY N° 1 13
Ministerio de Justicia
FIJA TEXTO REFUNDIDO, COORDINADO Y SISTEMATIZADO DEL CÓDIGO
CIVIL; DE LA LEY N° 4.808, SOBRE REGISTRO CIVIL; DE LA LEY N° 17.344, QUE
AUTORIZA CAMBIO DE NOMBRES Y APELLIDOS; DE LA LEY N° 16.618, LEY
DE MENORES; DE LA LEY N° 14.908, SOBRE ABANDONO DE FAMILIA Y PAGO
DE PENSIONES ALIMENTICIAS, Y DE LA LEY N° 16.271, DE IMPUESTO A LAS
HERENCIAS, ASIGNACIONES Y DONACIONES
CÓDIGO CIVIL
TÍTULO PRELIMINAR
1. Déla ley
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta disposición procede del artículo Io del Proyecto de 1853 y, salvo
del Código de la Luisiana, se muestra como una novedad en relación con los códigos
civiles existentes en la época, y aparece como el reflejo de la concepción que de la
ley se había difundido, desde la segunda mitad del siglo XVIII, en el contexto del
racionalismo jurídico y político, si bien, en el pensamiento de Bello tal ideología
se había visto temperada por la lectura de las obras de Savigny, que le puso en
contacto con las ideas de la "escuela histórica", y que en este punto concreto, el
entendimiento de la ley como una expresión de la "voluntad general" adquiría una
dimensión diversa a la luz de la noción de una "voluntad colectiva del pueblo"
como origen del derecho, que no sólo permitía fundar un cierto concepto de ley,
sino también apoyar la posición de Bello siempre proclive a reconocer el valor de
la costumbre. 2. Fuentes y contexto. En su formación se advierte la influencia del
artículo Io del Código de la Luisiana, del Cours de Code Civil de Delvincourt y de
un pasaje del libro segundo Regularum de Modestino, recibido en el Digesto (1,3,7):
"La virtud de la ley es esta: mandar, vedar, permitir, punir" (Legis virtus haec est
vetare permitiere puniré). 3. La noción de ley en el sistema jurídico chileno. La
definición de este artículo refleja el pensamiento jurídico característico del siglo
XIX, que la entendía como la expresión de la voluntad general y, en el contexto en
el cual fue aprobada en la Comisión revisora, se presenta, ante todo, como una
noción que ofrece una concepción formal de la ley que, a pesar de las críticas de
las que ha sido objeto, se mantuvo como único concepto de ley hasta la entrada en
vigor de la Constitución Política de la República de 1980, pues se ha entendido que
en ésta se han definido ciertos criterios substanciales propios de la ley, de modo
que se ha incorporado al sistema jurídico una concepción material de ella. 4. Ley y
"precepto legal". La Constitución Política de la República en el inciso Io de su artículo
93, utiliza la expresión "precepto legal" para, refiriéndose a las atribuciones del
Tribunal Constitucional, señalar en su número 6o que le corresponde resolver, por
la mayoría de sus miembros en ejercicio: "la inaplicabilidad de un precepto legal
[...}" y en su número 7o, que le toca resolver, por la mayoría de los cuatro quintos
de sus integrantes en ejercicio "la inconstitucionalidad de un precepto legal de-
clarado inaplicable [...]", y esta misma expresión 'precepto legal' se lee en algunos
16 CÓDIGO CIVIL
JURISPRUDENCIA
1. La definición de este artículo no permite que se asimile a ella la voz 'ley' que
utiliza el artículo 1545 para referirse al contrato. Si bien en el artículo 1545 el
término 'ley', debe entenderse en su tradicional significado de lex privata, diverso
TÍTULO PRELIMINAR 17
Fundamental" (Te, 8-IV-2002, cons. 63°, Rol N° 346-02) y que: "En suma, y por lo
expuesto, analizadas las normas constitucionales pertinentes con un criterio ar-
mónico, sistemático y coherente, no es posible sostener que un tratado que verse
sobre derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana enmiende la
Constitución en lo que sea contraria a ella o tenga igual jerarquía" (Te, 8-IV-2002,
cons. 74°, Rol N° 346-02). Esta doctrina fue reiterada en un fallo posterior: "En
cuanto a su rango este Tribunal ha estimado que deben sujetarse a la Carta Fun-
damental" (Te, 25-IX-2009, cons. 43°, Rol N° 1.288), y ha sentado que su jerarquía
normativa es la de una ley, opinión que veía reforzada por la reforma constitucio-
nal aprobada por la Ley N° 20.352 que autorizó al estado a subscribir el "Estatuto
de Roma", y así ha declarado que: "Si se requirió reformar la Constitución para
poder subscribir un tratado que podía pugnar con ella, es evidente que un tratado
internacional tiene rango inferior a ella, rango de ley, y sus preceptos son precep-
tos legales perfectamente susceptibles de ser requeridos de inaplicabilidad, en la
medida que se cumplan los demás requisitos que la Constitución establece para
ello" (Te, 25-IX-2009, cons. 49°, Rol N° 1.288). 4. Las leyes imperativas. Según la
doctrina y la jurisprudencia, quedan comprendidas en esta categoría las leyes que
no prohiben de manera absoluta la ejecución de un acto, al permitirlo bajo el
cumplimiento de ciertos requisitos (Cs. 23-VI-1954, en RDJ. LI,Iparte, Sec. Ia, p. 192-
Cs. 1-VIT2009, N° LegalPublishing: 42395) y así se ha declarado que tienen esté
carácter de ley imperativa el artículo 412 del Código Civil (Cs. l-VII-2009, N° Legal-
Publishing: 42395), el artículo 1754 del mismo Código (Cs. 20-111-2006, N° LegalPu-
blishing: 33981), y el número 3o de su artículo 1464 (Cs. 6-XII-2001, N° LegalPublis-
hing: 23574). 5. Las leyes prohibitivas. La jurisprudencia, desde temprano, sentó
una concepción de la ley prohibitiva ligada a la idea de impedimento absoluto de
realización de un determinado acto, sin que en ninguna circunstancia fuera posible
ejecutarlo, y así se declara que ley prohibitiva es "aquella que impide que un de-
terminado acto se ejecute en cualquiera forma que sea. Impide absolutamente su
ejecución" (Cs. 15-V-2008, N° LegalPublishing: 39568), y en el mismo sentido se ha
entendido que las normas prohibitivas son las "que impiden la realización del acto
bajo cualquier circunstancia, a todo evento" (CA. Santiago, 23-X-2009, cons 5o
N° LegalPublishing: 42742), "de manera que él no puede pactarse en ninguna for-
ma y las personas que se encuentran en las condiciones y circunstancias previstas
por la ley no pueden realizarlo por motivo alguno" (CA. Concepción 3-VIH-2000
N° LegalPublishing: 22154). Sin perjuicio de ello, alguna jurisprudencia entiende
que una ley asume el carácter de prohibitiva por el sólo hecho de impedir la rea-
lización de un cierto acto, aunque ella misma lo permita a ciertas personas o en
determinadas circunstancias, pues esta última posibüidad no hace desparecer el
hecho de la prohibición dentro de un cierto campo operativo. Así se ha declarado
que el artículo 142 del Código Civil "importa una ley prohibitiva para el cónyuge
propietario (CA Valparaíso, 9-DÍ-2004, cons. 4o, N° LegalPublishing: 31449) cuan-
do, en realidad, se trata de una ley imperativa, porque no prohibe absolutamente
la enajenación o gravamen voluntario, o promesa de gravar o enajenar, un bien
declarado familiar, smo que exige para ello la autorización del cónyuge no propie-
tario, en los términos que la misma disposición precisa; o que el artículo 5 del
Decreto Ley N° 2.568. "señala en fonna literal que "los ocupantes no podrán ena
TÍTULO PRELIMINAR 19
jenar, gravar ni dar en arrendamiento los goces que posean en la reserva, ni los
derechos que les correspondan en la comunidad", norma esta que prohibe dichos
tipos de actos y contratos, no perdiendo tal característica por la circunstancias de
permitirse que sea "en favor de otro u otros miembros de la misma que vivan o
trabajen en la reserva, siempre que se obtenga la autorización a que se refiere el
artículo 7°"" (Cs. 7-XI-1996, cons. 4o, N°LegalPublishing: 23163). 6. La definición
de ley y la "infracción de ley". La "infracción de ley" constituye una noción rele-
vante, especialmente, en cuanto que exigencia para que proceda el recurso de
casación en el fondo, pues, de acuerdo con el artículo 767 del Código de Procedi-
miento Civil, puede interponerse: "Contra sentencias definitivas inapelables y
contra sentencias interlocutorias inapelables cuando ponen término al juicio o
hacen imposible su continuación, dictadas por Cortes de Apelaciones o por un
tribunal arbitral de segunda instancia constituido por árbitros de derecho en los
casos en que estos árbitros hayan conocido de negocios de la competencia de dichas
Cortes, siempre que se hayan pronunciado con infracción de ley y esta infracción
haya influido substancialmente en lo dispositivo de la sentencia". De manera que
"en la casación se analiza la legalidad de una sentencia, lo que significa que se
realiza un escrutinio respecto de la aplicación correcta de la ley y el derecho"
(Cs. 21-VI-2011, cons. 8o, N° LegalPublishing: 50108). 7. La "infracción de ley" y
las normas constitucionales. La Excma. Corte Suprema ha sentado la doctrina con-
forme a la cual si, estimándose infringidas normas constitucionales y también las
leyes que desarrollan las dichas normas constitucionales, para los efectos de fun-
dar un recurso de casación debe invocarse la infracción de las leyes y no la del
texto constitucional: "Como lo ha expresado esta Corte, en fallos anteriores, no
resulta ajustado a derecho, invocar infracción al texto constitucional cuando las
materias que configuran, a juicio del recurrente, las infracciones que lo motivan,
se encuentran desarrolladas en textos legales, dado que estos son los que porme-
norizan las disposiciones básicas y fundamentales, cuyo reconocimiento se pre-
tende en el procedimiento contradictorio correspondiente" (Cs. 18-VIII-2010, cons.
8o, Westlaw Chile: CLJUR/5199/2010). 8. La "infracción de ley" y ¡os decretos con
fuerza de ley. La jurisprudencia ha declarado que la infracción de un decreto con
fuerza de ley representa un supuesto de "infracción de ley" que habilita la inter-
posición de un recurso de casación: "Se equiparan a la ley para fundar una casación
los decretos con fuerza de ley ya que la Constitución en su artículo 32 N° 3 facul-
ta al Presidente de la República para dictarlos previa delegación de facultades por
el Congreso" (Cs. 30-VIU-2005, cons. 10°, N° LegalPublishing: 32745). 9. La "infrac-
ción de ley" y los decretos leyes. La misma jurisprudencia ha recordado que: "La
jurisprudencia de nuestros tribunales ha aceptado también la procedencia de la
casación en casos de infracción de decretos leyes emanados de gobiernos de facto,
en un régimen de anormalidad constitucional" (Cs. 30-VIII-2005, cons. 10°, N° Le-
galPublishing: 32745). 10. La "infracción de ley" y los tratados internacionales.
La jurisprudencia no ha dudado en cuanto que dentro de la noción de ley que debe
darse por infringida, para que proceda el recurso de casación en el fondo, se com-
prenden las normas de los tratados internacionales ratificados por Chile e incor-
porados al ordenamiento jurídico interno (Cs. 6-VI-2011, N° LegalPublishing: 49832).
11 .La "infracción de ley" y la "ley del contrato". La jurisprudencia, aunque se ha
20 CÓDIGO CIVIL
inclinado en algunos fallos por admitir que la violación de la ley del contrato da
pie para la procedencia del recurso de casación en el fondo, normalmente remite
la tal infracción al artículo 1545, que es el que da por infringido, como puede
leerse en el siguiente fallo: "Que el artículo 1545 del Código Civil dispone, como
es sabido, que todo contrato legalmente celebrado es una ley para los contratantes,
y no puede ser invalidado sino por consentimiento mutuo o por causas legales, de
lo que se sigue que si, como se indicó en el considerando tercero, las partes pre-
vieron y acordaron soberanamente que los honorarios se pagarían y calcularían
sobre la deuda recuperada, nadie, ni aún el juez, puede contradecir esa manifes-
tación de voluntad conjunta. Es por lo anterior que al estimar los jueces que la
parte demandada debe pagar honorarios por los juicios pendientes de tramitación
que el actor le devolvió con ocasión del término de la relación contractual, han
pasado por alto aquello que las partes convinieron en forma libre y a lo que el
ordenamiento otorga la misma fuerza obligatoria que la ley, vulnerando la regla
del artículo 1545 del Código Civil, tal como se denuncia en el recurso [...] Que de
este modo, al haber desconocido los términos del contrato que sirve de fundamen-
to a la demanda, los jueces del fondo han cometido error de derecho al infringir
el artículo 1545 del Código Civil, error que ha influido sustancialmente en lo dis-
positivo de la sentencia, lo que llevará a esta Corte a dar lugar a la nulidad de
fondo deducida, resultando innecesario hacerse cargo de las restantes infracciones
alegadas" (Cs. LL-V-2010, cons. 5o y 6o, Westlaw Chile: CL/JUR/571 1/2010). La doc-
trina jurisprudencial que, más que entender la violación de la ley del contrato como
causa autónoma de procedencia de la casación en el fondo, la envuelve en la vio-
lación directa al artículo 1545 del Código Civil, se explica porque, desde la pers-
pectiva de los tribunales de justicia, la noción de ley que considera el Código de
Procedimiento Civil en la casación en el fondo es la que se corresponde con la del
artículo Io del Código Civil, en cuanto que declaración de la voluntad soberana, de
modo que la "ley del contrato", al ser sólo la declaración de voluntad de sus partes,
resultaría excluida, y en tal sentido se ha declarado que: "no es posible fundar eí
recurso de casación en el fondo en la infracción de "la ley del contrato", pues se-
mejante expresión no responde al concepto de "ley" empleado en el artículo 767
del Código de Procedimiento Civü" (Cs. 27-X1I-2004, N° LegalPublishing: 31777) y
que lo sentado en el artículo 1545 del Código Civil: "no significa que se le eleva a
la categoría de norma de rango legal, susceptible, al estimarse violada, de fundar
un recurso como el aludido" (Cs. 29-XI-2004, N° LegalPublishing: 31531). En la
misma línea, la jurisprudencia ha entendido que la infracción de la "ley del con-
trato" no puede invocarse como fundamento del reclamo de ilegalidad establecido
en la Ley Orgánica de Municipalidades, porque su causa se encuentra en "un acto
u omisión contrarios a una ley o norma jurídica de rango superior" y "porque el
concepto de "ley" tiene una definición legal en el artículo Io del Código CiviF'
(CA. Santiago, 9-XI-2009, N° LegalPublishing: 42945). 12. "Infracción de LEY y
"principios generales del derecho". La jurisprudencia ha sostenido que no es
posible invocar la infracción a un principio general del derecho como causa de un
recurso de casación en el fondo, porque no puede asimilárseles a la noción de ley
"para los efectos de la interposición del recurso de casación en el fondo no es
posible asimilar en modo alguno la infracción de una norma legal con la vulneración
TÍTULO PRELIMINAR 21
exigidas por la ley para la realización del acto; en casos de incompetencia; cuando
se ha incurrido en omisión del acto ordenado por la ley; y en casos de vicios de la
voluntad, esto es, cuando el acto está viciado por error, fuerza o dolo" (CA. Con-
cepción, 9-V-2011, cons. 3°, N° LegalPublishing: 49278), y que el concepto de ley
relevante para definir la ilegalidad es uno que se corresponde con una noción
material de ley, que comprende a todas las especies de ella, incluida a la propia
Constitución: "Bajo el concepto de ley se comprenden las leyes ordinarias, las leyes
de quorum calificado, leyes orgánicas constitucionales, las leyes interpretativas de
la Constitución Política, y los Decretos con Fuerza de Ley. Comprende, además, la
Constitución Política de la República, pero en la medida que se relacione con un
precepto legal determinado" (CA. Concepción, 9-V-2011, cons. 3o, N° LegalPublishing:
49278).
OBSERVACIONES
1. Historia. En el derecho en vigor en Chile antes de la codificación civil, la costum-
bre había ocupado un lugar relevante en el sistema jurídico, incluso durante mucho
tiempo con valor abrogatorio de la ley, y contaba con una detenida regulación en
las Siete Partidas, que le dedicaban uno de sus títulos, bajo la rúbrica Del uso, e de
la costumbre, e del fuero (1,2), a la que se unía una extensa doctrina que se remon-
taba a las obras de los glosadores y comentaristas medioevales, que los juristas
castellanos e indianos integraban en sus obras, entre las que la glosa de Gregorio
López a las leyes alfonsinas pasaban como un texto ampliamente difundido e in-
fluyente, en la enseñanza, la literatura jurídica y la praxis judicial chilenas Bello en
una etapa inicial del proceso de la codificación civil (1840-1847), a despecho de las
ideas adversas a la costumbre que se habían defendido por los críticos del derecho
vigente y que se habían asumido en las primeras codificaciones decimonónicas, se
mantuvo fiel a la tradición del derecho anterior. En el Proyecto de 1853 se incluyó
un nuevo "Título preliminar" y en él, Bello se mantenía apegado a la tradición del
derecho vigente, pues daba una nueva redacción al originario artículo 4o de su
TÍTULO PRELIMINAR 23
proyecto de 1840, en la que se advertía una mayor cercanía a las leyes de Partidas,
como se desprende de la lectura de sus artículos 2o, 3o, 4o, 19 inciso 2o, 52 y 53,
que reconocían en diversos ámbitos el valor de la costumbre. Durante la revisión
del Proyecto de 1853 se produjo una amplia coincidencia de opiniones en cuanto
a que no parecía apropiado reconocer a la costumbre como derecho. Buena prueba
de ello la ofrecía la Corte de Apelaciones de Concepción que, en sus Observacio-
nes al Proyecto de 1853, se manifestó en contra del mantenimiento del derecho
vigente en esta materia. La referida opinión prevaleció en la Comisión Revisora
y así, al discutirse en ella los artículos 2, 3 y 4 del Proyecto de 1853, que eran los
que reglaban la costumbre: "Se convino unánimemente en suprimir estos artículos
como en todos los códigos modernos" y, en consecuencia, también desaparecieron
las reglas que se contenían en sus artículos 19 inciso 2o, 52 y 53, que admitían la
costumbre interpretativa y la desuetudo. Sin embargo, Bello, que probablemente
no participaba plenamente de la opinión generalizada, "para salvar en algo la
situación", escribe Guzmán Brito, propuso un nuevo artículo que consagraba el
valor de la "costumbre remitida" y así se recogía en el Acta de la misma sesión:
"El señor Bello propuso la introducción de un nuevo artículo en conformidad al 10
del Código austríaco. Aceptado". Ese nuevo artículo 2o, formado a la luz del 10 del
Código austríaco, apareció así en el llamado "Proyecto Inédito" con una redacción
que sería la definitiva, pues pasó inalterado al Proyecto de 1855 y al Código Civil
aprobado y promulgado en 1855 y publicado en el siguiente, y que se halla en vigor
hasta el día. 2. Fuentes y contexto. El actual artículo 2o del Código Civil reconoce
su origen en el artículo 10 del Código austríaco, y ello aparece confirmado en el
"Comentario" del propio Bello a esta disposición. El texto del dicho artículo 10, en
la versión castellana de la Condordance de Verlanga y Muñiz, era el siguiente: "Las
costumbres no obligarán sino en los casos que la ley se refiere a ellas", aunque la
redacción de este artículo 3o muestra mayor cercanía con el artículo 3 del Código
holandés, que Bello también tuvo a la vista, a través de la citada obra de Verlanga
y Muñiz, pues su texto señalaba que: "El uso no constituye derecho sino en los
casos que la ley se remita a él". 3. La noción de costumbre. A diferencia de lo que
acontece con el término 'ley', no se ocupó el codificador civil en dar una definición
de "costumbre", con lo que se apartaba de la tradición jurídica del derecho cas-
tellano vigente en su tiempo, pues, hasta la entrada en vigor del Código Civil, las
Siete Partidas (1,2,4) prescribían que: "Costumbre es derecho o fuero que non es
escrito: el qual han usado los homes luego tiempo, ayudándose de él en las cosas
e en las razones, sobre que lo usaron". Sin perjuicio de lo anterior, nada mueve a
pensar que el codificador civil se hubiera alejado de la concepción uniforme que
había en su tiempo acerca de la costumbre, en cuanto que ella estaba constituida
por hechos, (el tradicional "uso"), que debían reunir unas ciertas condiciones, que
eran las que le daban su carácter de derecho. Esta es la noción, por lo demás, que
subyace a la regla del artículo 4o del Código de Comercio, pues en él se reconoce
que las costumbres mercantiles: a) están constituidas por hechos: "las costumbres
mercantiles [...], cuando los hechos que las constituyen [...]"; b) que si reúnen ciertas
condiciones: "son uniformes, públicos, generalmente ejecutados en la República o
en una determinada localidad, y reiterados por un largo espacio de tiempo"; c) son
derecho: "suplen el silencio de la ley". La costumbre, así, aparece constituida como
24 CÓDIGO CIVIL
JURISPRUDENCIA
1. Prueba de la costumbre en sede civil. La regla general es que, al estar la cos-
tumbre constituida por un hecho, éste debe acreditarse por quien la invoca como
fundamento de su pretensión, tal como lo ha declarado la jurisprudencia (Cs. 21-
X-2009, N° LegalPublishing: 43035). El Código Civil no contiene reglas sobre la
prueba de la costumbre y, aunque en algún momento se propuso, tampoco las
hay en el Código de Procedimiento Civil, a diferencia del Código de Comercio que
sí las tiene (arts. 5o y 825). Esta situación ha generado la cuestión de determinar
¿Cómo se prueba la costumbre en materia civil?, en relación con la de si se han de
aplicar o no, en sede civil, las reglas de la prueba de las costumbres mercantiles.
La jurisprudencia, desde temprano, se inclinó por la opinión conforme a la cual no
habían de aplicarse en sede civil las reglas del Código de Comercio tocantes a la
prueba de las costumbres mercantiles (Cs. 26-XII-1931, en RDJ, XXL, Sec. Ia, p. 195;
Cs. 22-XÜ-2004, cons. 10°, N° LegalPublishing: 31625), y, en definitiva, se admite
que, quien invoca la existencia de una costumbre en materia civil puede prevalerse:
a) de los medios de prueba consignados en el artículo 5o del Código de Comercio
TÍTULO PRELIMINAR 25
OBSERVACIONES
1. Historia. En los Proyectos anteriores a 18 5 3 no existía ninguna regla referida a la
interpretación llamada "auténtica", es decir, a la realizada por el propio legislador,
y así el inciso Io de este artículo apareció, con la redacción que actualmente se
encuentra en vigor, como inciso Io del artículo 8o del Proyecto de 1853, ubicado en
el § "Promulgación de la ley". Su inciso 2o tenía un lejano precedente en el artículo
11 del Proyecto de 1841-1845, cuyo texto era: "Los jueces pueden interpretar las
leyes en cuanto aplicables al caso especial sometido a su conocimiento; y les es
permitido fundar su interpretación en decisiones judiciales anteriores, pronun-
ciadas por una corte superior o suprema, i pasadas en autoridad de cosa juzgada;
pero se les prohibe dictar en sus fallos disposiciones generales", pero bien se ve
26 CÓDIGO CIVIL
que esta disposición tenía una finalidad diversa en su parte final: prohibir los lla-
mados arréts de réglement, de un modo similar a lo que había hecho el artículo 5
del Code Civil. 2. Fuentes y contexto. El inciso Io del actual artículo 3o del Código
Civil carece de remisión a fuentes en todos los Proyectos, si bien el contenido de
la regla que en él se recoge tenía una larga tradición, pues correspondía a lo que
los juristas medioevales llamaban "interpretación general y necesaria", que era la
que obligaba a todos y tocaba al legislador, y que, en el derecho vigente en Chile
al tiempo de la codificación civil, se hallaba reconocida expresamente en una ley
de las Siete Partidas (1,1,14). Si el contenido de la regla fijada en el inciso Io de
este artículo coincidía con el derecho vigente, en su formulación Bello pudo haber
tenido a la vista la redacción que le daba el § 8 del ABGB austríaco de 1811 o el
artículo 16 del Código sardo de 1837, y que manejaba a través de la Condordan-
ce de Antoine Saint-Joseph, como ha sugerido Guzmán Brito, aunque no puede
descartarse la eventual influencia de Merlin, pues Bello había consultado lo que
este jurista francés había expücado en la voz 'interprétatiorí de su Répertoire, y
remitía, precisamente a ella, al explicar la interpretación del legislador, sólo que
lo hacía en su "Comentario" a propósito del inciso 2o del artículo 19 del Código
Civil: "El interpretar las leyes de un modo generalmente obligatorio, es atribución
del Poder Legislativo. Pero los litigios recaen a menudo sobre el sentido que cada
una de las partes atribuye a la ley, y no es una ley nueva, sino la opinión del juez,
lo que debe dirimir la cuestión. El juez no podría ejercer su ministerio sin esta
facilitad de interpretar. Véase Merlin, Répertoire: palabra Interpretatiorí'. Para las
fuentes del inciso 2o, descartadas las apuntadas en el Proyecto de 1853, se cuenta
con la anotación que el propio Bello hizo en su "Comentario" a los primeros 76
artículos del Código Civil, en la que señala "Código Francés, artículo 5", que con-
tenía la prohibición a los jueces de pronunciarse, por vía de disposición general
y reglamentaria, sobre las causas que les estaban sometidas (7Z est défendu aux
juges de prononcer par voie de disposition générale et réglementaire sur les cau-
ses qui leur sont soumises). Guzmán Brito sugiere que, además de la disposición
francesa, Bello pudo haberse fundado, para redactar este inciso 2 o , en el § 12
del ABGB austríaco de 1811 y que ello explicaría que en él se reciba la medioeval
"interpretación necesaria, pero no general", principios que, por lo demás, no eran
ajenos al derecho hispano indiano, pues en la misma glosa de Gregorio López a las
Partidas (1,1,14) se podía leer que por el juez también se interpretaba la ley en la
causa de que conocía {judex etiam interpretatur legem in causa de qua cognoscit),
si bien tal interpretación, aunque necesaria y realizada por escrito, no era generaí
ni se extendía a quienes no eran partes de la causa (item juidicis interpretatio, licet
sit necessaria, et in scriptis redigenda, non tamen est generalis, ñeque praejúdicat
aliis). Además, al igual que en el caso del inciso anterior, Bello pudo haber tenido
a la vista la obra de Merlin. 3. De las especies de interpretación. Desde la época
del derecho común, los juristas medioevales habían diferenciado tres especies de
interpretación, que habían sido asumidas en el derecho vigente con anterioridad
a la promulgación del Código Civil, especialmente, por la explicación que de ellas
daba Gregorio López en su glosa a una ley de las Siete Partidas (1,1,14). Tales espe-
cies de interpretación eran: a) interpretatio generalis et necessaria ("interpretación
general y necesaria"), conocida, al menos desde Francisco Suárez (1548-1617) como
TÍTULO PRELIMINAR 27
JURISPRUDENCIA
1. La interpretación auténtica y la "separación de poderes". La doctrina desde
temprano entendió que la regla sentada en el inciso Io de este artículo era un co-
rolario del principio de "separación de poderes", pues se dirigía a evitar que cual-
quier poder diverso del Legislativo invadiera sus atribuciones y pretendiera inter-
pretar un precepto legal con caracteres de obligatoriedad general y a esta misma
lectura adhirió la jurisprudencia (Cs. 6-XII-1926, en GT. IISemestre, sentencia N° 38,
p. 282). 2. La potestad del legislador para interpretar la ley. La jurisprudencia
ha caracterizado a esta interpretación como "soberana y autónoma" en tres ámbi-
tos: a) la oportunidad en que el legislador puede ejercer su potestad de interpre-
tación; b) sus reglas, procedimientos y métodos para interpretar la ley y; c) su
desvinculación de cualquier interpretación judicial o administrativa: "La facultad
legislativa de hermenéutica auténtica es soberana y autónoma en este sentido,
tanto en cuanto a la oportunidad en que se ejercita, como respecto de las reglas,
procedimientos y métodos interpretativos; y no puede considerarse limitada por
la jurisprudencia judicial o administrativa" (Cs. 28-IX-1994, cons. 16°, N° LegalPu-
blishing: 13110). 3. La interpretación administrativa de la ley. Con el desarrollo
de la administración del Estado, comenzaron a aparecer unos nuevos sujetos con
potestad para interpretar la ley, normalmente ciertos jefes de servicios o, genéri-
camente, instituciones públicas que ejercen funciones de fiscalización, inspección
o superintendencia, por ello no es raro que se haya consolidado el uso de llamar
"administrativa", a este género de interpretación, tanto en la doctrina cuanto en
la jurisprudencia (Cs. 28-IX-1994, cons. 16°, N° LegalPublishing: 13110), porque
ella, como ha precisado la misma jurisprudencia, no es de naturaleza jurispruden-
cial y sólo corresponde al ejercicio de potestades administrativas legalmente
conferidas a una determinada entidad, como se ha dicho a propósito de las con-
cedidas a la Dirección del Trabajo: "No se trata en la especie de un proceso de
interpretación jurisprudencial ni es dable concluir que con su proceder la recurrí-
28 CÓDIGO CIVIL
da invada atribuciones propias de los Tribunales de Justicia, toda vez que su de-
cisión se concreta en el ámbito de la potestad administrativa y, por sobre todo, en
cumplimiento de un cometido precisamente asignado por la ley" (Cs. 10-V-2005,
cons. 2o, N° LegalPublishing: 32055). Así, la jurisprudencia ha definido a la "inter-
pretación administrativa" de la ley como aquella: "que realizan determinados ór-
ganos y servicios públicos que cumplen funciones fiscalizadoras de diversa natu-
raleza, que se suele expresar en dictámenes o circulares que emanan del jefe su-
perior y dirigidas a sus subordinados con la finalidad de hacer aplicación de
normas legales que rigen el ámbito de competencia del respectivo órgano o servi-
cio" (CA. La Serena, 29-IX-2003, cons 5o, conf. Cs. 6-XI-2003, N° LegalPublishing:
28732). 4. Límites de la potestad administrativa para interpretar la ley. La ju-
risprudencia ha afirmado que la interpretación administrativa de la ley reconoce
una serie de límites, los más de ellos, derivados de los principios constitucionales
que fijan la actuación de los órganos del estado: a) La interpretación administrati-
va está limitada por la especificidad de su materia. La concesión de potestades de
interpretación legal a entidades administrativas tiene como límite el de la precisa
materia respecto de la cual la ley la ha conferido, como lo recuerda la jurispruden-
cia: "La aludida interpretación debe entenderse restringida: por una parte, sólo a
las materias de su competencia" (CA. Santiago, 29-X-1997, cons. 6o, N° LegalPublis-
hing: 20526); b) La interpretación administrativa está limitada por la exclusividad
de la jurisdicción atribuida a los tribunales. Este límite es simple corolario del ar-
tículo 73 de la Constitución Política de la República, y así lo ha recordado la juris-
prudencia en relación con la interpretación practicada por la Superintendencia de
Instituciones de Salud Previsional: "La aludida interpretación debe entenderse
restringida: por una parte, sólo a las materias de su competencia, y por la otra, con
la limitación propia de la actividad jurisdiccional, particularmente, si la mencio-
nada interpretación origina consecuencias patrimoniales cuyo conocimiento debe
quedar fuera del ámbito natural y propio de un ente fiscalizador de naturaleza
exclusivamente administrativa" (CA. Santiago, 29-X-1997, cons. 6o, N° LegalPublis-
hing: 20526), y con la hecha por la Dirección del Trabajo: "Si bien el artículo 476
del Código del Trabajo entrega la fiscalización del cumplimiento de la legislación
laboral y su interpretación a la Dirección del Trabajo, dicha potestad reconoce el
límite de lo dispuesto en el artículo 73 de la Constitución Política, que consagra la
función jurisdiccional como atributo exclusivo y excluyente de los tribunales es-
tablecidos por la ley (en la especie, los Juzgados del Trabajo)" (Cs. 10-V-2005,
N° LegalPublishing: 32056); c) La interpretación administrativa puede verse limita-
da por una "afianzada" jurisprudencia. El reconocimiento de este límite constitu-
ye un caso singularmente original, pues, implica admitir un valor a la jurispruden-
cia que poco tiene que ver con la concepción decimonónica que de ella se tuvo. Así
se ha declarado por la Corte de Apelaciones de Rancagua y confirmado por la
Corte Suprema que: "Es verdad que se ha fallado que la facultad de interpretar las
leyes por parte de la Dirección del Trabajo encuentra un límite en la interpretación
que haya efectuado la jurisprudencia. Pero por jurisprudencia se entiende la doc-
trina afianzada, producto de numerosos fallos emanados de los Tribunales Supe-
riores y en particular de nuestra Corte Suprema, de suerte que la sentencia del
Máximo Tribunal y otra de una Corte de Apelaciones, no constituyen jurispruden-
TÍTULO PRELIMINAR 29
cia, como para limitar la facultad de interpretación administrativa, pues ello natu-
ralmente sería incurrir en un exceso que paralizaría la actividad de la Dirección
del Trabajo, que debería estar atenta a cada fallo que en materia laboral se pro-
nuncie. Si la facultad de interpretar se la asigna la ley, toda limitación que los
tribunales impongan a esa atribución debe ser restrictivamente interpretada, de
suerte que cuando se ha dicho que la jurisprudencia en un sentido determinado
si constituye un límite, se refiere ello a jurisprudencia afianzada, en base a (sic)
emanar de reiterados y sostenidos fallos, como se ha dicho" (Cs. 22-XI-2007, N° Le-
galPublishing: 37813). 5. Caracteres de ¡a interpretación administrativa. La ju-
risprudencia ha precisado los siguientes caracteres básicos de este género de in-
terpretación: a) La interpretación administrativa como necesaria y no general, por
ejemplo, y en relación con la interpretación administrativa realizada por el Direc-
tor del Servicio de Impuestos Internos, se ha declarado por la jurisprudencia que
ella no representa un supuesto de interpretación auténtica y, por ende, que carece
de todo valor general: "Sólo toca al legislador interpretar o explicar la ley de un
modo generalmente obligatorio y, por lo tanto, la actividad interpretativa entrega-
da al Director de Impuestos Internos, no tiene carácter de auténtica, porque dicha
autoridad no legisla y es el tribunal sea ordinario o especial, en su papel jurisdic-
cional y aplicando las reglas de hermenéutica, quien interpreta y aplica una ley en
su sentido genuino" (Cs. 28-VI-2000, N° LegalPublishing: 17013; Cs. 10-IX-2001,
N° LegalPublishing: 22500); b) La interpretación administrativa no es vinculante
para el legislador. Este carácter no es más que un corolario de su falta de obliga-
toriedad general, y así la jurisprudencia ha advertido que ella no limita a la potes-
tad interpretativa del legislador (Cs. 28-IX-1994, cons. 16°, N° LegalPublishing:
13110); c) La interpretación administrativa no es vinculante para el juez: Al igual
que respecto de la característica anterior, este género de interpretación carece de
obligatoriedad para los tribunales de justicia, como consecuencia de no tratarse
de una interpretación generaiis et necessaria. A propósito de la interpretación
realizada por la Dirección del Trabajo se ha afirmado que: "No se trata en la es-
pecie de un proceso de interpretación jurisprudencial ni es dable concluir que con
su proceder la recurrida invada atribuciones propias de los Tribunales de Justicia,
toda vez que su decisión se concreta en el ámbito de la potestad administrativa y,
por sobre todo, en cumplimiento de un cometido precisamente asignado por la ley
y que, en todo caso, deja a salvo la interpretación judicial que sobre la norma en
cuestión puedan realizar los Tribunales de Justicia si el afectado reclama la sanción
a través del procedimiento establecido en el inciso tercero del artículo 474 del
Código del ramo" (Cs. 10-V-2005, cons. 2o, N° LegalPublishing: 32055); de la hecha
por la Superintendencia de Electricidad y Combustibles se ha declarado que: "tra-
tándose de una interpretación administrativa, los tribunales y particularmente esta
Corte [Suprema], no están jurídicamente obligados de compartirla" (Cs. 24-V-2005,
cons. 5°, N° LegalPublishing: 32136), y en relación con la practicada por el Director
del Servicio de Impuestos Internos y la regla del artículo 26 del Código Tributario
se ha sentado que: "Los tribunales, particularmente la Corte de Apelaciones, no
tienen necesariamente que aceptar el criterio del servicio, del que pueden discrepar,
así como pueden concordar con él, expresa o tácitamente" (Cs. 4-VI-2003, cons. 18,
M° LegalPublishing: 26506), y en el mismo sentido que: "Dicha interpretación ad-
30 CÓDIGO CIVIL
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición apareció en el § "Efectos de la
ley" del Proyecto de 1853, cuyo artículo 16 señalaba: "Las disposiciones de este
Código se aplicarán sin perjuicio de las contenidas en los Códigos de Comercio, de
Minería, del Ejército y Armada, y demás especiales que en adelante se promulguen".
Como resultado de la primera revisión, que condujo al llamado "Proyecto Inédito",
dicho artículo fue trasladado al § "De la ley" bajo el número 4o con la siguiente
redacción: "Las disposiciones contenidas en los Códigos de Comercio, de Minería,
del Ejército y Armada, y demás especiales, se aplicarán con preferencia a las de este
Código, en lo que tuvieren de opuesto a ellas". Finalmente, tras una nueva revisión,
La referencia al Código de Ejército y Armada debe entenderse hecha al actual Código de Justicia
Militar.
73
TÍTULO PRELIMINAR
JURISPRUDENCIA
1. Las garantías constitucionales de la igualdad y la distinción entre leyes ge-
nerales y especiales. La clave para fundar la diversidad de disciplinas a las que
se sujetan unos determinados hechos o actos, mediante el establecimiento de un
régimen general y de otro especial, la constituye la razón, factor o criterio que
da pie al legislador para consagrar reglas diferenciadas, y es en este punto en el
que se encuentra especialmente sujeto en su actuación a la observancia de las
garantías constitucionales de la igualdad ante la ley y de la igual protección en el
ejercicio de los derechos, aseguradas ambas en el artículo 19, números 2o y 3o, de
la Constitución Política de la República, en otras palabras, está vedado al legislador
establecer diferencias o discriminaciones arbitrarias mediante el establecimiento
de leyes especiales que substraigan a determinadas personas o a ciertos actos de
una disciplina general, tal como lo ha declarado el Excmo. Tribunal Constitucional, en
sentencia de 30 de octubre de 2007, al pronunciarse en un caso concreto respecto
73
TÍTULO PRELIMINAR
OBSERVACIONES
1. Historia. Este artículo apareció en el Proyecto de 1853, bajo el número 15 letra 'a',
cuyo período inicial era "Las Cortes de Alzada, y la Corte Suprema de Justicia, en el
mes de marzo de cada año, darán cuenta al Supremo Gobierno [...]" y en lo restante
la redacción era la misma que se lee en su versión actual. Durante la revisión que
condujo al llamado Proyecto Inédito fue trasladado a su ubicación actual y se alteró
el orden de enunciación de las Cortes, en concordancia con la superintendencia
directiva y correccional que la Constitución de 1833 confiaba a la Corte Suprema de
Justicia, y se precisó el destinatario de la cuenta al señalar nominativamente que
es el Presidente de la República, y así fue recibido en el artículo 5o del Proyecto de
1855 y, una vez aprobado, permaneció inalterado en la edición oficial del Código
Civil de 18 5 6 y se mantiene en vigor hasta el día. 2. Fuentes y contexto. Carecía esta
disposición de notas indicativas de fuentes, tanto en el Proyecto de 1853 como en el
"Proyecto inédito" y Bello tampoco se ocupó de él en su "Comentario", sin embargo,
ha advertido Guzmán Brito, que deben considerarse como sus fuentes los artículos
XlyXII del Título preliminar del Código Civil del Perú de 1852, cuyos textos eran: "La
Corte suprema está obligada a dar cuenta al Congreso, en cada legislatura, de los
defectos que notare en la legislación" y "Los jueces y tribunales superiores tienen
la misma obligación establecida en el artículo anterior, que cumplirán por conducto
de la Corte Suprema". 3. Finalidad de esta regla. En relación con la finalidad que
73
TÍTULO PRELIMINAR
2. Promulgación de la ley
OBSERVACIONES
Este articulo fue sustituido por el artículo Io de la Ley N° 9.400, publicada en el Diario Oficial de 6
de octubre de 1949.
38 C Ó D I G O CIVIL
1947, se encuentra el origen del actual artículo 6o, si bien en la moción del citado
diputado sólo se consideraba una ligera alteración en su inciso 2o, que consistía
en substituir en él la expresión 'periódico oficial' por la de 'Diario Oficial', pero
al discutirse, dos años más tarde, tal proyecto en la Comisión de Constitución,
Legislación y Justicia de la Cámara de Diputados se acordó darle un nuevo texto
consistente en un solo inciso: "La ley no obliga sino una vez promulgada en con-
formidad a la Constitución Política del Estado y publicada de acuerdo con los pre-
ceptos que siguen" y trasladar la regla que fijaba su inciso 2o a uno de los incisos
del nuevo artículo 7o, y en tales términos se mantuvo durante toda la tramitación
parlamentaria de la ley, y así fue promulgado por la Ley N° 9.400, de 6 de octubre
de 1949, conservándose en vigor hasta el presente. 2. Fuentes y contexto. La Me-
moria de licenciado de Hugo Rosende Subiabre, impresa en 1941 bajo el título de
La promulgación y publicación de la ley, Santiago de Chile, obró como la principal
fuente inspiradora del proyecto de ley que presen tara en 1947 el diputado Bulnes
Sanfuentes quien, al igual que Rosende Subiabre, militaba en el partido conservador
y era diputado como aquel, lo que explica que dicho proyecto asumiera, en líneas
generales, las opiniones que se defendían en la indicada Memoria. El diputado
autor de la moción expuso en la sesión de la Cámara de Diputados en la que se
discutió su proyecto, a martes 26 de julio de 1949, el propósito que se perseguía
con la reforma propuesta: "El proyecto tiende a un doble objeto: corregir la confu-
sión entre el concepto de "promulgación" y el de "publicación", y establecer como
norma general que la ley entrará en vigencia desde el momento de su publicación
en el "Diario Oficial", salvo que ella misma disponga otra cosa" y, en cuanto al
primero de ellos, que era el que tocaba más directamente a la reforma del artículo
6o del Código Civil, explicaba que: "Los actuales artículos 6o, 7o y 8o contienen,
en primer término, un error de orden jurídico, porque identifican el concepto de
"promulgación", con el de "publicación", que son diferentes en el hecho, y en el
Derecho. La promulgación es el acto mediante el cual el Presidente de la República
consta la existencia del proyecto de ley despachado por el Congreso Nacional y le
presta su sanción. La promulgación se efectúa, por lo tanto, mediante la dictación
de un Decreto Supremo. La publicación es un acto posterior a la promulgación, y
tiene por objeto llevar la ley a conocimiento de los habitantes del país. Estos dos
conceptos, como digo, están confundidos en los artículos 6o, 7o y 8o". Sobre este
artículo y los tres restantes la exposición más completa es la de Hernán CORRAL
TALCIANI, De la ignorancia de la ley. El principio de su inexcusabilidad (Santiago de
Chile, Editorial Jurídica, 1987).
JURISPRUDENCIA
1. La promulgación de la ley y su relación con la publicación. La Constitución Po-
lítica de la República de 1980 mantuvo los principios básicos sobre los cuales se
había diseñado la reforma introducida en sede de promulgación por la referida Ley
N° 9.400, de 6 de octubre de 1949, de tal manera que, en principio, sus finalidades
continuaban siendo las mismas, como breve y compendiosamente resumía algún
autor: "La promulgación tiene por objeto dar existencia a la ley y fijar su texto" y,
por la misma razón, la jurisprudencia no ha vacilado en recordar las diferencias
que median entre la promulgación y la publicación, pero también, en advertir de
73
TÍTULO PRELIMINAR
la íntima conexión que existe entre ellas de cara a la obligatoriedad de la ley, como
lo ha hecho la Excma. Corte Suprema que, aunque refiriéndose al caso concreto de
una ley penal, bien puede predicarse de cualquier otra ley: "Que la ley penal, una
vez aprobada por ambas ramas del Congreso Nacional, precisa para su existencia
que haya nacido con todos los atributos que señala el artículo Io del Código Civil,
requiriendo de algunos actos formales que le den fuerza y difusión, que hagan
posible su conocimiento por los ciudadanos, vale decir, debe ser promulgada y
publicada. La jurisprudencia ha señalado que la promulgación de una ley permite
su ejecutoriedad y de la publicación nace su obligatoriedad y vigencia. De modo
que los conceptos promulgar y publicar aunque son diferentes, tienden al mismo
fin: dar nacimiento a la ley haciéndola obligatoria" (Cs. 30-VI-l 997, cons. 10o, N° Le-
galPublishing: 14620). 2. Efectos de la promulgación de la ley. La promulgación
de una ley produce una trilogía de efectos, que ya se han anticipado, a saber: I o )
constata la existencia de la ley; 2o) fija su texto y; 3o) ordena su ejecución. Ha re-
cordado la jurisprudencia que el hecho de que la ley se vuelva "ejecutoria" con su
promulgación no significa que ella sea, desde ese momento, obligatoria, pues este
segundo efecto suele coincidir, en principio y por regla general, con su publicación
en el Diario Oficial (art. 7 inc. Io Ce), y esto es tan así, que la Excma. Corte Suprema
ha llegado a afirmar que una ley sólo promulgada no puede decirse, en propiedad,
que sea una ley: "La expresión ley (sólo) promulgada es una inexactitud, ya que
la ley sólo es aquella que se encuentra vigente y publicada en el Diario Oficial;
antes de ello, carece de obligatoriedad y de imperio y, por lo mismo, no es una
declaración de la voluntad soberana que, manifestada en la forma prescrita por la
Constitución, efectivamente mande, prohiba o permita" (Cs. 18-III-1997, cons. 8o,
N° LegalPublishing: 14339).
OBSERVACIONES
Este artículo fue sustituido por el artículo 1o de la Ley N° 9.400, publicada en el Diario Oficial de 6
de octubre de 1949.
40 CÓDIGO CIVIL
pedito sería designar un solo plazo para toda la República. Este sistema de simul-
taneidad adoptado ya en algunas naciones, es también preferible al de progresión,
atendida la diversa apreciación de nuestras distancias y otros inconvenientes
emanados de un no muy arreglado servicio". Las posteriores críticas que la doc-
trina dirigió al sistema establecido en el Código Civil promulgado en 1855 darían
la razón a la Corte de Apelaciones de Concepción, y así fueron asumidas en el
proyecto de reforma que presentara en la sesión 8a extraordinaria de la Cámara
de Diputados, del miércoles 15 de octubre de 1947, el ya indicado diputado Bulnes
Sanfuentes, quien proponía un nuevo artículo 7o, que representa el punto de
partida de la disposición actualmente en vigor. En el citado proyecto de reforma
de 1947 se encuentra el origen del nuevo inciso Io de este artículo 7o, cuya redac-
ción era la siguiente: "La ley se entenderá conocida de todos y será obligatoria
desde la fecha de su publicación en el "Diario Oficial", salvo las leyes que dispon-
gan otra cosa respecto de su propia vigencia". En el Senado, su Comisión de
Constitución, Legislación y Justicia, convino en el proyecto de reforma al inciso
Io del artículo 7o propuesto por la Cámara, con una sola modificación de redacción,
que era la que sugería su Informe, fechado en 10 de agosto de 1949: "En el inciso
primero de este artículo se ha substituido la palabra 'por' por "mediante"', y en
esos términos fue aprobado por el Senado en su sesión del martes 16 de agosto
de 1949, de manera que su redacción quedó fijada así: "La publicación de la ley
se hará mediante su inserción en el Diario Oficial, y desde la fecha de éste se
entenderá conocida de todos y será obligatoria", que fue el texto definitivamente
aprobado y promulgado por la Ley N° 9.400, de 6 de octubre de 1949, mantenién-
dose inalterado hasta la actualidad. El contenido de la regla de su inciso 2o está
inspirado en la parte final del originario inciso 2o del artículo 6o del Código Civil,
que decía: "La promulgación deberá hacerse en el periódico oficial; y la fecha de
promulgación será, para los efectos legales de ella, la fecha de dicho periódico".
El nuevo inciso 3o de este artículo fija las reglas de excepción en cuanto a la pu-
blicación y a la vigencia de la ley, cuyos orígenes se remontan a los incisos 2o y
3o del originario artículo 7o, aunque referidos a la "promulgación" y a las "fechas"
de vigencia. Sin perjuicio de lo anterior, la historia concreta del nuevo inciso 3o
de este artículo se sitúa en el proyecto de reforma presentado en 1947, que des-
tinaba la parte final del inciso Io del artículo 7o a sentar la regla de excepción en
cuanto a la vigencia de la ley, pues decía: "La ley se entenderá conocida de todos
y será obligatoria desde la fecha de su publicación en el "Diario Oficial", salvo las
leyes que dispongan otra cosa respecto de su propia vigencia", y en el nuevo texto
que proponía para el artículo 8o, que era el siguiente: "En cualquiera ley se podrá
ordenar, por ella misma, una forma de publicación distinta de la consultada en el
inciso segundo del artículo 6 o ". En la Comisión de Constitución, Legislación y
Justicia, como consecuencia de la supresión del inciso 2o del artículo 6o del Códi-
go Civil y, también, de haberse acordado destinar el artículo 8o a sentar la regla
de la inexcusabilidad de la ignorancia de la ley, se convino de redactar un inciso
2o para el artículo 7o, que reuniera esas dos reglas de excepción referidas a la
publicación y a la vigencia de la ley, y así, en su Informe propuso a la Cámara el
siguiente inciso 2o: "Sin embargo, en cualquiera ley podrán establecerse reglas
diferentes sobre su publicación y sobre la fecha o fechas en que haya de entrar
73
TÍTULO PRELIMINAR
más que reelaborar algunos de los incisos primitivos de los artículos 6o y 7o del
Código Civil que se referían a la promulgación, para elaborar el nuevo texto de
este artículo 7o, íntegramente destinado a fijar la disciplina legal de la publica-
ción.
JURISPRUDENCIA
1. Finalidad de la publicación. La publicación de la ley es un acto que está, al igual
que su promulgación, vinculado a la existencia y obligatoriedad de la ley, tal como
se desprende del artículo 6o del Código Civil, y ello es así porque la publicación
cumple una finalidad, cuya realización es presupuesto de la existencia y obligato-
riedad de la ley, tal como lo ha advertido en alguna ocasión la jurisprudencia: "La
promulgación de una ley permite su ejecutoriedad y de la publicación nace su
obligatoriedad y vigencia. De modo que los conceptos promulgar y publicar aunque
son diferentes, tienden al mismo fin: dar nacimiento a la ley haciéndola obligatoria"
{Cs. 30-VI-1997, cons. 10°, N° LegalPublishing: 14620). 2. Errores en el acto de
publicación de la ley. No existen ni reglas ni un procedimiento formalmente re-
glado, como lo hay en otros países, para salvar los errores en la publicación de las
leyes o para solucionar los conflictos que de ellos pudieren derivarse. Cuando se
ha planteado la cuestión de un error evidente en la publicación de la ley en el
Diario Oficial, la Ilraa. Corte de Apelaciones de Santiago ha entendido que no debe
darse aplicación al texto publicado, sino al que fue aprobado por el Congreso
Nacional, que es el que se califica de "auténtico", y así se ha afirmado que: "En
presencia de un evidente error de publicación, como ocurre en el presente caso,
en que se ha cambiado, en el texto publicado, una palabra por otra que hace inin-
teligible el sentido de la disposición legal, no cabe sino atenerse al texto auténtico,
no obstante el error de publicación, tanto más si se considera que, en el presente
caso, el texto auténtico guarda perfecta armonía con el contexto general de la
disposición, en tanto que el texto publicado destruye esa armonía y haría inapli-
cable una disposición atendida su falta de sentido" (Ca. Santiago, 26-V-1951, cons.
14°, en Rdj, XLVIII, Sec. IVa, p. 70), y ello porque: "Una solución contraria llevaría
al evidente absurdo de dar fuerza obligatoria de ley a una disposición que no es
tal por no contar con la aprobación del legislador y dar a la publicación de la mis-
ma un alcance que no tiene, como quiera que la publicación y promulgación de las
leyes no tienen otro objeto que disponer la ejecución y obedecimiento de aquellas
disposiciones y normas que han merecido la aprobación de los poderes legislado-
res y, por consiguiente, para que tales actos adquieran pleno valor es menester
que no excedan su papel natural que se traduce en una constatación de autentici-
dad de texto legal mandado a publicar" (Ca. Santiago, 26-V-l 951, cons. 15o, en Rdj,
XLVIII, Sec. IVa, p. 70), de manera: "Que todo lo anterior permite concluir que en
presencia de un evidente error de publicación, los tribunales deben aplicar la ley
tal como ella fue aprobada y no como aparece en la publicación" (Ca. Santiago
26-V-l 951, cons. 16°, enRdj.XLVUI, Sec. IVa, p. 70). 3. Publicación y obligatoriedad
de la ley. La vigencia de una ley, esto es, el momento a partir del cual principia su
obligatoriedad, puede estar determinado por su publicación, y tal es la regla gene-
ral, pero hay también una regla especial, como lo ha recordado alguna vez la ju-
risprudencia: "Debe tenerse en consideración que la ley sólo obliga y es vinculan-
73
TÍTULO PRELIMINAR
mulgada con anterioridad a su promulgación, a menos que una nueva ley favo-
rezca al afectado". En el sentido que queda apuntado, se ha declarado: "Que los
actuales artículos 6o y 7o del Código Civil disponen que la ley sólo obliga una vez
promulgada por el Presidente de la República de acuerdo a lo dispuesto por la
Constitución Política de la República y publicada en el Diario Oficial, no obstante
que cualquier ley puede establecer reglas especiales sobre su vigencia o sobre la
fecha en que debe entrar a regir; preceptos generales que el propio legislador se
ha encargado de precisar o restringir, en este sentido se encuadra la Ley Sobre el
Efecto Retroactivo de Las Leyes y la disposición del artículo 3o del Código Tribu-
tario. Sin embargo, ha sido el Constituyente, en el artículo 19, N° 3, inciso séptimo
de la Ley Fundamental, quien consagra la garantía fundamental de la irretroacti-
vidad de la ley penal, como también desarrolla la excepción cuando la nueva ley
sea favorable al inculpado; excepción que se ha establecido en términos generales
y sin limitaciones. El legislador, en el artículo 18 del Código Penal, desarrolló esta
garantía efectuando referencias a situaciones específicas. La garantía constitucio-
nal exige para sancionar a una persona como responsable de un delito, que la ley
que lo contempla debe estar promulgada con anterioridad al hecho ilícito. La
propia Carta Fundamental otorga la garantía fundamental a toda persona que al
ser sindicada como responsable de un hecho ilícito, los tribunales considerarán
preferentemente la ley posterior más benigna, ya sea que derogue el delito, esta-
blezca circunstancias modificatorias que le eximan o atenúen su responsabilidad
o disponga una pena menos rigurosa; derecho fundamental que complementa
ordenando aplicar la norma legal menos rigurosa, también, desde su promulgación.
Deben destacarse los términos generales de la excepción, la que no hace referen-
cia al evento que la ley se dicte durante la secuela del juicio o una vez ejecutoria-
da la sentencia condenatoria. Se consagra, en definitiva, una limitación al legisla-
dor, el que respecto de normas penales más favorables a los imputados no podrá
disponer su entrada en vigencia luego de su promulgación, pues con ello queda
formada la voluntad legislativa; hecho del que se toma conocimiento por la pu-
blicación de la misma; por ello la Ley Fundamental cobra aplicación directa en
este aspecto" (Cs. 22-VI-1998, cons. 13°, N° LegalPublishing: 15264), opinión que
ha sintetizado otra sentencia al afirmar que: "La ley penal más favorable debe
considerarse aplicable al caso desde el momento de su promulgación -no desde
el de su eventual vigencia diferida-" (Cs. 14-X-1999, cons. 6o, N° LegalPublishing:
16325). 6. De la entrada en vigor de una ley y la potestad de los jueces del
fondo. La jurisprudencia ha sentado el principio conforme al cual la decisión
sobre si una ley se encuentra en vigencia o no, o del momento en que debe enten-
derse vigente para el caso concreto, pertenece a los jueces del fondo y que ella es
revisable por la vía del recurso de casación: "La vigencia de una norma legal que-
da entregada a la determinación de los tribunales del fondo y a la revisión de
dicha decisión por la Corte de Casación, por cuanto, precisamente, entre las ar-
gumentaciones exigidas a los jueces en sus sentencias está el expresar los razo-
namientos de derecho, para lo cual deben indicar en primer término la legislación
aplicable al caso y que ella se encuentra vigente. De esta forma se ha resuelto
reiteradamente por la jurisprudencia de esta Corte Suprema" (Cs. 22-VI-1998 cons
11°, N° LegalPublishing: 15264).
73
TÍTULO PRELIMINAR
Artículo 8 o . Nadie podrá alegar ignorancia de la ley después que ésta haya
entrado en vigencia.1
Concordancias: Código Civil: artículos: 1, 6, 7, 512 inciso 2a, 706, 1452. Código Tributario: artículos 3, 26
inciso 3° 107 N° 4. Ley N° 3.165, sobre impuesto de patente municipal por el ejercicio de toda profesión,
oficio, industria, comercio o arte, D.O. 27.12.1916: artículo 25 inciso 2°. LeyN0 20.283, sobre recuperación
del bosque nativo y fomento forestal, D.O. 30.07.2008: artículo 46 inciso 3°.
OBSERVACIONES.
1. Historia. El antecedente más antiguo de esta disposición se encuentra en el in-
ciso Io del artículo 2o del "Título preliminar" del llamado "Primer proyecto de Có-
digo Civil", pues en él se prescribía que: "Las leyes se publicarán por la prensa en
la Gaceta del Gobierno; y no se podrá alegar ignorancia de su promulgación, expi-
rados que sean los plazos siguientes: [...]", disposición que pasó inalterada al inci-
so Io del artículo 2o del "Título preliminar" contenido en el Proyecto de 1841, pero,
como de desprende de la sola lectura de la disposición, ella no se refería a la igno-
rancia de la ley, sino a la ignorancia de la promulgación de la ley. En el "Título
preliminar" del Proyecto de 1853 se eliminó la regla que tocaba a la ignorancia de
la promulgación, porque, en el contexto dogmático que se asumía en el Proyecto,
el conocimiento de la promulgación de la ley resultaba cubierto por la regla que
tocaba al conocimiento de la existencia de la ley, que se consagraba en el inciso Io
de su artículo 6o y, como necesaria consecuencia de haberse declarado en dicho
inciso que la existencia de la ley se entendería conocida desde que transcurrieran
los plazos que en él se fijaban, se introdujo una nueva regla, que aparecía como
artículo 7o del Proyecto de 1853, para declarar que, salvo el caso concreto que en
él se consignaba, nadie podría alegar que desconocía la existencia de la ley: "No
podrá alegarse ignorancia de la lei por ninguna persona, después del plazo común
o especial, sino cuando por algún accidente (que, no siendo notorio, deberá probar-
se) hayan estado interrumpidas durante dicho plazo las comunicaciones ordinarias
entre los dos referidos lugares". Como resultado de las revisiones de las que fue
objeto el Proyecto de 1853, su artículo 7o comparecía como artículo 8o en el "Pro-
yecto inédito", con dos modificaciones: aj se substituía la originaria referencia a los
"lugares" por la más precisa de "departamentos" y; b) se incluía una frase final,
dirigida a precisar los efectos en el caso de excepción que en él se consideraba, de
modo que su texto quedaba en la forma siguiente: "No podrá alegarse ignorancia
de la lei por ninguna persona, después del plazo común o especial, sino cuando por
algún accidente (que, no siendo notorio, deberá probarse) hayan estado interrum-
pidas durante dicho plazo las comunicaciones ordinarias entre los dos referidos
departamentos. En este caso, dejará de correr el plazo por todo el tiempo que du-
rare la incomunicación". La disposición anterior, sin ninguna variación, se mantuvo
como artículo 8o en el Proyecto de 1855 y así fue aprobado y promulgado en 1855,
pero Bello introdujo en él algunas modificaciones antes de la publicación oficial,
de manera que en 1856 este artículo 8o del Código Civil en su edición oficial: a)
apareció divido en dos incisos; b) en su inciso Io se eliminaba la frase comprendida
Este articulo fue sustituido por el artículo Io de la Ley N° 9.400, publicada en el Diario Oficial de 6
de octubre de 1949.
46 CÓDIGO CIVIL
[procure] de fazer mal, por decir que non sabe las leyes, ni el derecho. Ca el que
mal fiziere, non debe ser sin pena, maguer que diga, que non sabie las leyes ni el
derecho" que, por su parte, era la versión romanceada de una ley de Recesvinto,
incluida en el Líber iudiciorum (2,1,3). 3. Del contenido y campo operativo de esta
regla. La regla sentada en este artículo 8o genera, entre otras, dos grandes cuestio-
nes: a) cuál sea el contenido de ella y; b) cuál sea su campo operativo. A) Del con-
tenido de la regla: En el sistema asumido por el Código Civil, una vez promulgada
y publicada la ley, se quita cualquier incertidumbre acerca de su existencia, de
manera que ella se convierte en una norma del sistema jurídico y, por ende, con
fuerza obligatoria respecto de todos los habitantes de la república y, en ese sentido,
en el inciso Io de su artículo 7o se declara que la ley se entenderá conocida de todos,
conocimiento que se refiere a la existencia de la ley y no a su contenido. Si se tiene,
entonces, que la existencia de la ley es conocida de todos desde su publicación,
resulta lógico que nadie pueda alegar que desconoce la existencia de la ley con la
finalidad de exonerarse de su cumplimiento, precisamente, por el carácter impera-
tivo que es consubstancial a toda ley. De modo tal que nadie puede excusarse de
la obligatoriedad de la ley bajo el pretexto de alegar que no conocía su existencia,
porque ésta, desde que ha entrado en vigor, se tiene como indisputable y, por ende,
la regla contenida en este artículo 8o del Código Civil, simplemente, consagra el
principio de la inexcusabilidad del desconocimiento de la existencia de la ley, como
regla que clausura el epígrafe del "Título preliminar" destinado, como se ha expli-
cado, a tratar, precisamente, de la cuestión tocante a la obligatoriedad de la ley en
una cadena lógica: a) las condiciones o presupuestos para la obligatoriedad de la
ley: su promulgación y publicación (art. 6o); b) el momento en que principia la obli-
gatoriedad de la ley (art. 7o) y; c) la consecuencia de la dicha obligatoriedad de la
ley (art. 8o). No puede, pues, ninguna persona, una vez que la ley ha entrado en
vigor, pretender substraerse a su aplicación, fundándose en que no conocía la exis-
tencia de la ley, porque ésta, una vez promulgada y publicada, se da por indiscuti-
blemente existente y, como tal, es obligatoria para todos. La regla del artículo 8o,
entonces, responde a la siguiente pregunta: ¿Puede alguien alegar que ignoraba la
existencia de la ley para excusarse de su cumplimiento?, y la respuesta es: no, nadie
puede alegar una tal ignorancia, y ¿Por qué no puede alegar esa tal ignorancia?,
pues, porque, una vez promulgada y publicada, se entiende que todos conocen la
existencia de la ley. Si se pregunta, en cambio, ¿Puede alguien alegar la ignorancia
del contenido de la ley para evitar alguno de sus efectos?, la respuesta no la da este
artículo 8o, porque esta es una cuestión que toca a los efectos que pueden derivar-
se del "error de derecho" y no a la obligatoriedad de la ley, y en el Código Civil no
existe una respuesta general, sino que una serie de reglas concretas, cuyos campos
operativos están precisamente definidos, como en sus artículos 706, 1056, 1452,
1713 inciso 2o, 2297, de cuya lectura y examen bien se puede concluir que existe
en él un principio básico, que podría formularse del modo que se lee en la parte
final del ya citado artículo 6.1 del Código Civil español: "El error de derecho produ-
cirá únicamente aquellos efectos que las leyes determinen". B) Del campo opera-
tivo de la regla. La regla de este artículo trata de la "ignorancia de la ley" que, como
se ha precisado, se refiere a la existencia de la ley, pero cabe preguntarse si en ella
la voz 'ley' debe entenderse en su significado restringido de "ley formal" o, en
48 CÓDIGO CIVIL
JURISPRUDENCIA
que lo lee, por una parte, como que consagra una presunción de conocimiento de
la ley y, por otra, como consecuencia de lo anterior, excluye la posibilidad de alegar
el error de derecho. 2. La regla del artículo 8o como una presunción de conoci-
miento de la ley. La doctrina civil chilena desde fines del siglo XIX ha entendido
que la regla sentada en este artículo constituye una presunción de conocimiento
de la ley y la jurisprudencia civil ha seguido la misma opinión, y así se suele referir
a: "La presunción legal establecida en el artículo 7o inciso primero del Código Sus-
tantivo, que dispone "La publicación de la ley se hará mediante su inserción en el
Diario Oficial, y desde la fecha de éste se entenderá conocida por todos y será
obligatoria" y con lo referido en el artículo 8o del mismo cuerpo de leyes, ya que
"Nadie podrá alegar ignorancia de la ley después que ésta haya entrado en vigencia"
(Cs. 6-FV-2011, cons. 6o, N° LegalPublishing: 48701), y, en más de alguna ocasión,
ha precisado que se trata de una presunción de derecho: "La presunción de derecho
de conocimiento de la ley contenida en el artículo 8o del Código Civil que no admi-
te prueba en contrario" (Ca. Santiago, 2-X-2003, cons. 23°, conf. Cs. 14-111-2005,
N° LegalPublishing: 31862) y, en la misma línea: "La presunción indicada es de
derecho y es indispensable para la defensa y conservación del ordenamiento jurí-
dico del Estado" (Ca. Talca, 5-VII-1991, cons. 3o, N° LegalPublishing: 21835). 3. La
regla del artículo 8oy la ley penal. Si bien la ignorancia y el error ocupan un papel
de especial relevancia en el campo del derecho penal, la doctrina penal chilena, por
regla general, ha asumido la opinión de los civilistas que ven en el artículo 8o la
consagración de una presunción de conocimiento de la ley y, sobre tal base, se
discute su apücación o no a la ley penal y, de aplicarse, en qué términos debe ser
entendida. Alguna jurisprudencia ha asumido la opinión de aquellos penalistas que
estiman procedente la aplicación del artículo 8o del Código Civil, entendido como
presunción de conocimiento de la ley que excluye la alegación del error de derecho,
a la ley penal: "Sabido es, que el artículo 8o del Código Civil dispone que nadie
podrá alegar ignorancia de la ley después que ésta haya entrado en vigencia. La
presunción indicada es de derecho y es indispensable para la defensa y conservación
del ordenamiento jurídico del Estado, y se ha aceptado para no caer en un verda-
dero nihilismo legal (Labatut, Derecho Penal, Tomo I, 8a Edición, pág. 62). Podría
pensarse, quizás, que la disposición señalada regiría únicamente en el campo civil,
pero la verdad es que por su naturaleza no parece restringida a este último, y se
encuentra reglamentada además junto con materias de aplicación a cualquiera ley.
Para estimar que el artículo 8o del Código Civil no rige en materia penal, habría sido
preciso que el Código Penal así lo hubiere dispuesto expresamente, o que, desde
un punto de vista positivo, hubiese exigido, para integrar el dolo y la culpa el co-
nocimiento del derecho, lo que no ocurre (Etcheberry, Derecho Penal, Tomo 1,
2a Edición Actualizada, pág. 234)" (Ca. Talca, 5-VÜ-1991, cons. 3o, N° LegalPublishing:
21835). 4. La regla del articulo 8o y el artículo 1683 del Código Civil. La más re-
ciente jurisprudencia tiende a inclinarse por la opinión que estima que el artículo
1683 no se refiere al pretendido conocimiento presunto de la ley: "Que, contraria-
mente a lo que el demandado sostiene, no basta como lo han puesto de relieve la
cátedra y la jurisprudencia la presunción de ese artículo 8o para denegar, sin más,
la titularidad de la acción de nulidad absoluta al contratante que pretende ejerci-
tarla, pues es asimismo preciso que tenga conocimiento sabiendo o debiendo saber,
50
CÓDIGO CIVIL
explícita el también citado artículo 1683, de el vicio que lo invalidaba, con lo que
se viene a exigir del demandado que articula el que extienda su oposición más allá
de la presunción o ficción legal, esto es, que el hecho jurídico del conocimiento del
vicio sea derechamente propuesto y probado, cosa que no ha tenido ocurrencia en
ninguno de estos dos extremos" (Ca. Santiago, 23-111-1990, cons. 6o, N° LegalPublis-
hing: 19820} y, en la misma orientación, se ha declarado: "Que fundamentando el
recurso la actora sostiene que los jueces dan por establecido que uno de los de-
mandados, concretamente el señor Rivera, estaba impedido de ejercitar la acción
de nulidad, por cuanto sabía o no podía menos que saber el vicio que invalidaba el
acto que él ejecutó en calidad de promitente vendedor, dando aplicación con ello
a lo establecido en el artículo 1683 del Código Civil es cuestión que para la doctri-
na y la jurisprudencia debe ser un hecho de la causa que debe ser acreditado por
los medios de prueba legal no bastando para ello la presunción de conocimiento
establecida en el artículo 8o del Código Civil. Por lo expresado en el párrafo que
precede la sentencia impugnada por el recurso adolece claramente del vicio de
ultra petita, por cuanto se dio por establecido un hecho que necesariamente reque-
ría de prueba y que ni siquiera fue alegado o controvertido" (Cs. 24-X-1994, cons.
2o, N° LegalPublishing: 13171). 5. La regla del artículo 8o y la ley extranjera. En
aquellos casos en los que, eventualmente, resultare aplicable en Chile la ley extran-
jera, en cuanto que ella no forma parte del sistema jurídico chileno, y que no ha
sido ni promulgada ni publicada, su existencia no se da por indubitable, de modo
que no puede quedar cubierta por la regla de este artículo 8o. Desde tal perspectiva,
la obligatoriedad de la ley extranjera en el país, en los casos en los que procediere!
sólo se produce desde el momento en que su existencia hubiera sido probada en
juicio, pues, se la considera como un hecho, según una jurisprudencia uniforme:
"Aunque la ley extranjera que regía la cuenta por voluntad de las partes, es por su
naturaleza normativa derecho tal como la ley nacional, es evidente que su existen-
cia, contenido y vigencia, al menos, deben probarse en el juicio" (Ca. Santiago
26-XU-2002, cons. 7o, conf. Cs. 30-XI-2004, N° LegalPublishing: 31529) y, en igual
sentido: "Lo anterior importa necesariamente probar la legislación extranjera, en
cuyo caso constituye el objeto de la prueba, la que puede acreditarse ya sea me-
diante el medio de prueba del informe de peritos, atento a lo que dispone el núme-
ro 2 del artículo 411 del Código de Procedimiento Civil o en conformidad a lo que
previene el artículo 409 del Código de Derecho Internacional Privado, esto es, me-
diante certificación otorgada por dos abogados en ejercicio del país de cuya legis-
lación se trate, debidamente legalizada, acerca del texto, vigencia y sentido de un
determinado precepto legal" (Cs. 23-UI-1999, cons. 3o, N° LegalPublishing: 15771).
La jurisprudencia ha extraído, precisamente, de la opinión descrita en el párrafo
anterior la conclusión de no ser posible aplicar la regla de este artículo 8o a la ley
extranjera: "Es necesario resaltar que, aun cuando es efectivo lo expuesto por la
recurrente en orden a que el principio de la pasividad no alcanza a los Jueces labo-
rales, el derecho extranjero es un elemento que como tal requiere de prueba, de
acuerdo con lo que establece expresamente el numeral segundo del artículo 411
del Código de Procedimiento Civil, sin que sea posible aplicar en la especie, la pre-
sunción de conocimiento de la ley que prevé el artículo 8 del Código Civil, precisa-
mente porque la única ley que debe o se presume que debe ser conocida es la
73
TÍTULO PRELIMINAR
3. Efectos de la ley
Concordancias: Decreto N" 374, Min. Relaciones Exteriores, Ratifica la Convención de Derecho Internacional
Privado, D.O. 25.04.1934.
OBSERVACIONES
1. Historia. La adopción del principio de la irretroactividad de la ley por parte del
codificador chileno se produjo en un momento muy temprano de la codificación,
52 CÓDIGO CIVIL
que: "Ningún delito se castigará con otra pena que la que le señale una ley promul-
gada con anterioridad a su perpetración"; 3a) El artículo 19, número 3o inciso 7o
de la Constitución Política de la República prevé que: "Ningún delito se castigará
con otra pena que la que señale una ley promulgada con anterioridad a su perpe-
tración, a menos que una nueva ley favorezca al afectado". A las reglas anteriores
debe añadirse la ley de 7 de octubre de 1861 de "Efecto retroactivo de las leyes".
JURISPRUDENCIA
1. Oportunidad y causas que mueven al legislador para dictar leyes retroactivas.
Las causas que pueden mover al legislador a dar efecto retroactivo a alguna de sus
leyes, constituían en el pensamiento de Bello una circunstancia que sólo tocaba
ponderar al mismo legislador: "por causas que a él solo incumbe apreciar". Tal
criterio ha sido confirmado por la jurisprudencia que, bajo las reglas que otorgaban
el conocimiento del recurso de inaplicabilidad por inconstitucionalidad a la Excma.
Corte Suprema, sentó como principio el que, el hecho de que se dictaran leyes con
efecto retroactivo, su justificación, oportunidad o conveniencia, constituían mate-
rias que escapaban a la competencia de la Corte Suprema para conocer de ellas
por la vía de un recurso de inaplicabilidad (Cs. 5-VII-1966, en Rdj, 1X111, 1966, Sec.
IIIa, p. 88; Cs. 13-VIII-l 966, en Rdj, LXIII, 1966, Sec. IIIa, p. 105) y, aunque no en sede
propia de irretroactividad de la ley, la doctrina del Tribunal Constitucional, tocan-
te al control de constitucionalidad de la ley, coincide con esa opinión: "El principal
órgano encargado de velar por que la ley no vulnere los límites constitucionales,
lo que significa, a la vez, la garantía de cierta esfera de autonomía del legislador,
que comprende, básicamente, el conjunto de apreciaciones de conveniencia y
oportunidad política que lo llevan a la adopción de una u otra fórmula normativa
orgánica" (Te. 6-X-2009, cons. 28°, Rol N° 1.295). 2. Del carácter expreso de la
retroactividad. La doctrina y jurisprudencia se ha planteado la cuestión tocante a
si la retroactividad de la ley debe ser declarada de modo expreso por el legislador
o si, por el contrario, ella puede no ser expresa y, en consecuencia, puede ser de-
terminada por el juez. Aunque hubo alguna antigua jurisprudencia que asumió
una opinión de acuerdo con la cual no resultaba imprescindible que la retroactivi-
dad se declarara expresa y formalmente en la ley (Ca. 19-X-1929, en Rdj, XXVII,
1929, Sec. IIa, p. 1, Cs. 5-1-1933, en Rdj, XXX, 1933, Sec. Ia, p. 193; Cs. 5-XI-1935, en
Rdj, XXXIII, 1935, Sec. Ia, p. 82), la jurisprudencia más reciente se ha inclinado por
la segunda opinión, y así se ha declarado que: "La retroactividad de la ley no pue-
de constituir nunca sino algo muy excepcional, ya que es necesaria una declaración
formal de parte del legislador en este sentido" (Ca. Santiago, ll-X-1985, cons. 2o,
Westlaw Chile, Cl/Jur/22/1985); en igual orientación se ha destacado que: "El le-
gislador para romper el principio de la irretroactividad de las leyes y establecer
una situación excepcional, como lo es la retroactividad, debe hacerlo en forma
explícita e inequívoca, empleando términos formales y claros" (Cs. 20-VII-1989,
cons. 8o, en Rdj, LXXXVI, 1989, Sec. Ia, p. 102) y, en la misma dirección, se ha dicho:
"El artículo 9o del Código Civil que consagra el principio de que las leyes rigen para
situaciones futuras y no anteriores a su existencia, a menos que la propia ley diga
lo contrario" (Cs. 22-111-2010, cons. 12°, N° LegalPublishing: 43525). Como corolario
de esta opinión se ha sentado que, salvo declaración expresa del legislador, no
73
TÍTULO PRELIMINAR
pueden los jueces dar efecto retroactivo a la ley: "El artículo 9 del Código Civil
dispone que la ley puede sólo disponer para lo futuro y no tendrá jamás efecto
retroactivo, por lo cual queda prohibido al juez, fuera de los casos en que el legis-
lador haya derogado expresamente esta regla, aplicar una ley nueva hacia el pasa-
do" (Ca. Santiago, ll-X-1985, cons. Io, Westlaw Chile, Cl/Jur/22/1985). 3. De la
excepcionálidad de las leyes con efecto retroactivo y de su interpretación res-
trictiva. Desde el mismo momento en que se formuló la regla del inciso Io de este
artículo 9o del Código Civil, se entendía que las leyes con efecto retroactivo se
presentaban como una excepción al principio general de la irretroactividad, como
lo advertía el propio Andrés Bello: "Pero estas excepciones, circunscritas a límites
precisos, dejarían en su lugar la generalidad de la regla". En ese contexto, la juris-
prudencia destacó, desde temprano, que, frente a la regla consagrada en el inciso
Io de este artículo 9o del Código Civil, la retroactividad de la ley aparecía como una
excepción (Cs. 12-VI-1937, en Rdj, XXXIV, 1937, Sec. Ia, p. 295; Cs. 20-VII-l 989, cons.
8o, en Rdj, LXXXVI, 1989, Sec. Ia, p. 102) y, fundándose en este carácter, ha enten-
dido que deben interpretarse y aplicarse de manera restrictiva: "La disposición de
la Ley N° 6.020 que estableció la retroactividad para los efectos del aumento de
sueldos, es una regla de excepción, que debe interpretarse y aplicarse en forma
restrictiva, esto es, conforme a sus propios términos y, como se refiere a sueldos,
no puede alcanzar a los sobresueldos provenientes de horas extraordinarias"
(Cs. 24-VIII-1942, en Rdj, XL, 1943, Sec. Ia, p. 147; Cs. 19-VIII-1942, en Rdj, XL, 1943,
Sec. Ia, p. 145). 4. Jerarquía legal del principio y la posición de los jueces. Si por
su jerarquía simplemente legal el principio de la irretroactividad fijado en este
artículo 9o no se impone al legislador, no ocurre lo mismo respecto del juez lla-
mado a decidir un pleito, y así se ha reconocido por la jurisprudencia que: "De
conformidad con lo dispuesto en el artículo 9o del Código Civil, la ley puede sólo
disponer para lo futuro y no tendrá jamás efecto retroactivo; mandato que es
imperativo para los sentenciadores no así para el legislador quien podría -sin per-
juicio de las limitaciones constitucionales al respecto-, disponer lo contrario me-
diante una norma de similar jerarquía" {Ca. Santiago, 27-XII-l 994, cons. 5o, N° Le-
galPublishing: 13314) y, en la misma línea: "Conforme lo dispone el artículo 9o del
Código Civil, la ley puede sólo disponer para lo futuro, y no tendrá jamás efecto
retroactivo, siendo para el juez una regla absoluta, que debe aplicar al resolver un
asunto sometido a su conocimiento" {Ca. Concepción, ll-XII-2009, cons. 4o, Westlaw
Chile, Cl/Jur/4741/2009). 5. Las leyes interpretativas y los varios sentidos atri-
buibles a la ley interpretada. La interpretación legal exige que la ley que se pre-
tende interpretar adolezca de falta de claridad en su sentido, y que tal falta de
claridad derive de la posibilidad de asignarle varios. Tal es el presupuesto impres-
cindible para que opere la interpretación auténtica, y así lo ha reconocido la juris-
prudencia constitucional, cuando ha declarado que: "Ello es lo que caracteriza a
una ley interpretativa que tiene por objeto darle claridad y precisión a una norma
a la cual pueden atribuírsele diversos sentidos y alcances para asegurar así su
correcta, uniforme y general aplicación (Te. l-VI-2010, cons. 4o, N°Rol 1.602). Si
en la ley supuestamente interpretada no se advertía esa falta de claridad, no pue-
de calificarse de ley interpretativa suya a la que pretenda fijarle su sentido. En este
sentido ha recordado la jurisprudencia constitucional que se desconoce el carácter
56 CÓDIGO CIVIL
interpretativo a aquellas leyes que se dictan "cuando el texto de la ley que se pre-
tende interpretar no contiene nada ininteligible u oscuro que amerite su interpre-
tación por una ley posterior" (Te. 22-XI-1992, cons. 7o, Rol N° 158), criterio que
había sentado desde antiguo la jurisprudencia de los tribunales ordinarios
(Cs. 23-1-1970, en Rdj, LXVII, 1970, Sec. Ia, p. 46; Cs. 9-X-1974, cons. 26°, en Fm, 191,
1974, pp. 214-215; Cs. 30-VIII-l976, cons. 5o, en Fm, 213,1976, p. 169; Cs. 11 -X-l 976,
cons. 15° y 16°, en Fm, 215, 1976, p. 236, Cs. l-IX-1980, cons. 9o, en Rdj, LXXVII,
1980, Sec. Ia, p. 163). 6. De la fijación del único y cierto sentido de la ley, ya
contenido en ella. La actividad que cumple el legislador mediante la ley interpre-
tativa es la de discernir, de entre los varios sentidos posibles que pueden atribuir-
se a un ley, aquel único y cierto sentido suyo, que ya estaba contenido en ella. Así,
igualmente, lo ha admitido la jurisprudencia: "Por su carácter de órgano creador
por esencia de la ley, al interpretar no trae algo nuevo al precepto interpretado
sino que explícita y exterioriza el sentido unívoco de la norma, que siempre estu-
vo presente y fue el que se hallaba contenido desde un principio en el texto origi-
nario" (Cs. 28-IX-1994, cons. 16°, N° LegalPublishing: 13110), concepción reiterada
en los siguientes términos: "Siendo la ley interpretativa aquella que establece una
versión unívoca frente a una situación de pluralidad de sentidos contenidos en
otra ley, ella se limita a esclarecer el significado y contenido real de un pensamien-
to jurídico ya encerrado en la norma primitiva, sin traer algo nuevo al precepto
interpretado y aportar elementos jurídicamente innovatorios, puesto que declara
cuál ha sido siempre el verdadero sentido de la ley" (Cs. 28-1X-1994, cons. 21°,
N° LegalPublishing: 13110). Carece, en consecuencia, del carácter de interpretativa
aquella ley que asigna a otra un sentido que nunca estuvo contenido en ella, pues
en tal caso, la supuesta ley interpretativa instituye una nueva norma, diversa de
la pretendidamente interpretada. A esta situación se refiere la jurisprudencia
cuando desconoce la naturaleza interpretativa de leyes que introducen elementos
no considerados en la ley supuestamente interpretada: "No puede calificarse de
interpretativo el precepto que manifiestamente considera una situación nueva no
prevista en la ley más antigua" (Cs. 24-V1950, en Rdj, XLVII, 1947, Sec. Ia, p. 215),
criterio confirmado por la jurisprudencia constitucional; "Tanto la doctrina nacio-
nal como fallos reiterados de la Corte Suprema han sido contestes en rechazar
como normas interpretativas aquellas disposiciones legales que contienen elemen-
tos o requisitos nuevos no contemplados en la norma legal interpretada" (Te. 22-
XI-1992, cons. 7o, Rol N° 158). 7. Del carácter interpretativo de una ley con
prescindencia de su declaración expresa. Una ley es interpretativa de otra no
porque lo declare así el legislador en la ley a la que asigna el carácter de interpre-
tativa, sino porque ella se limita a declarar el sentido de otra ley, es decir, porque
se trata de una metanorma que carece de carácter innovativo y, por ende, la inter-
pretación que realiza el legislador a través de ella puede ser expresa o tácita. En
contra de lo sentado en el párrafo anterior, una antigua jurisprudencia entendió
que para que una ley interpretativa fuera considerada como tal se requería una
declaración expresa del legislador: "La ley interpretativa exige una declaración
explícita y formal del legislador encaminada a esclarecer o precisar el alcance de
una ley existente; el carácter interpretativo no puede inferirse por simples conje-
turas, máxime si se considera que la ley de esa especie, por ser norma de excepción,
73
TÍTULO PRELIMINAR
requiere un texto expreso que la consagre como tal" (Cs. 9-XII-1936, en Gt, 1936,
IIo Semestre, sentencia N° 51, p. 231), precisándose, en otro fallo que asumió una
opinión similar, que: "Aun cuando en nuestro régimen jurídico no hay palabras
sacramentales para que el mismo legislador califique a una ley interpretativa, re-
sulta obvio que para reconocer a una ley la calidad de interpretativa de otra por
designación del legislador es necesario que esa calificación se haya hecho expre-
samente mediante cualquier locución adecuada según el uso del idioma"
(Cs. 12-1-1966, enFm, 86,1966, p. 335). Sin embargo, la jurisprudencia se uniformó
en torno a la opinión según la cual el carácter interpretativo de la una ley no de-
pende de una declaración expresa del legislador: "No es necesario que el legislador
declare expresamente el carácter interpretativo de un precepto legal; también
puede hacerlo de una manera tácita" (Cs. 4-N-l 960, en Rdj, LVII, 1960, Sec. Ia, p. 65;
Cs. 12-1-1961, en Rdj, LVIII, 1961, Sec. Ia, p. 20; Cs. 27-W-1962, en Rdj, UX, 1962,
Sec. Ia, p. 114), criterio que ha sido confirmado por la jurisprudencia constitucional:
"El carácter de una ley interpretativa o de un determinado precepto, estará dado
"por la naturaleza de la ley o del precepto, independiente de la voluntad expresa
o tácita del legislador"; de forma tal que "no es el legislador quien determina el
carácter interpretativo de determinado precepto, sino es la naturaleza del mismo
la que da ese carácter" (Sergio Espinoza Marty, Los preceptos legales interpretati-
vos de la Constitución y el control de la constitucionalidad de los mismos por el
Tribunal Constitucional, Gaceta Jurídica 172,1994, p. 17 y 19)" (Te. 1-V1-2010, cons.
5o, N° Rol 1.602). De lo dicho que se sigue que: "El carácter interpretativo de una
ley no emana necesariamente de su texto formal" (Cs. 20-VI-1960, en Rdj, LVIII,
1960, Sec. Ia, p. 187) y así: "No sólo debe atenderse a lo literal para establecer si
resulta aclaratoria la regla legal de que se trata, ya que pese a su apariencia formal,
podría ser una norma innovadora que modificara o derogara una ley preexistente"
(Cs. 28-LX-1994, cons. 12°, N° LegalPublishing: 13114), de guisa que, por ejemplo,
"Aunque una ley emplee el vocablo "aclárase", no se puede calificar ella de inter-
pretativa si en el hecho modifica el tenor literal de la antigua ley y establece una
norma distinta de ésta al eliminar o suprimir en forma explícita uno de los ele-
mentos considerados por la ley anterior (Cs. 14-XII-1964, en Rdj, LXI, 1964, Sec. Ia,
p. 429). 8. Los efectos de la ley interpretativa. Los efectos las leyes que se limitan
a declarar el sentido de otras se precisan en el inciso 2o de este artículo 9o del
Código Civil, al sentarse en él que "se entenderán incorporadas en éstas", es decir,
la ley interpretativa se mira como un todo junto a la ley interpretada y, como co-
rolario de esta regla, se sigue que el sentido que le declara la ley interpretativa es
el que tuvo desde el momento en que entró en vigor. Por ende, sólo en dicho sen-
tido ha de ser entendida y aplicada, tanto en los pleitos que a la fecha de promul-
gación de la ley interpretativa aún no se hubieran iniciado, cuanto a aquellos que
estuvieran pendientes de fallo, de manera que las causas ya fenecidas no resultan
alteradas, con independencia del sentido que se hubiera dado en ellas a la ley in-
terpretada, tal como lo declara la parte final de este inciso 2o al señalar que las
leyes interpretativas "no afectarán en manera alguna los efectos de las sentencias
judiciales ejecutoriadas en el tiempo intermedio". La jurisprudencia, en algún caso
concreto ha precisado la limitación del efecto ad praeterita de la ley interpretativa:
"Que en lo atinente específicamente a la violación del artículo 73 de la Constitución
58 CÓDIGO CIVIL
Artículo 10. Los actos que prohibe la ley son nulos y de ningún valor; salvo
en cuanto designe expresamente otro efecto que el de nulidad para el caso de
contravención.
Concordancias: Código Civil: artículos 1, 379, 407, 745, 769, 1681 a 1697, 1798, 2206. Ley N° 19.451,
Establece normas sobre trasplante y donación de órganos, D.O. 10.04.1996: artículo 3 inciso 1.
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta disposición sólo apareció en el llamado "Proyecto Inédito", cuyo
artículo 10 tenía la siguiente redacción: "Los actos que prohibe la ley, son nulos y de
ningún valor para producir efectos civiles, a menos que en ella misma se exprese lo
contrario" y, tras la nueva revisión a que se sometió, se le dio una nueva redacción
en el Proyecto de 1855, que corresponde al actualmente en vigor, pues como tal fue
promulgado y publicado en la edición oficial del Código Civil de 1856, y no ha sufri-
do modificaciones hasta la fecha. 2. Fuentes y contexto. Bello en su "Comentario"
incluyó la siguiente nota: "Ley 3, De legibus.- Merlin, Répertoire: palabra Nullité".
La referencia al derecho romano no es exacta, pues, pudiendo referirse al título De
legibus del Digesto (1,3) o al De legibus del Código (1,14), ni la Ley 3 del primero
ni la 3 del segundo tocan a la materia de este artículo, pero sí lo hace la ley 5 del
Código, que está referida expresamente por Merlin en su Répertoire, que es la otra
fuente indicada por Bello, de manera que la inexactitud de la cita es probable que
se deba, o a una mala lectura del manuscrito de Bello, en que se ha tomado el 3 por
el 5, o a un error de edición de los "Comentarios" hecha por Amunátegui. En efecto,
en el referido lugar del Código (1,14,5, pr.) se recibía una constitución imperial de
Teodosio n y Valentiniano m del año 439 en la que se contenía el principio recibido
en este artículo 10 del Código Civil, pues en ella se prescribía: "Queremos que se
73
TÍTULO PRELIMINAR
JURISPRUDENCIA
1. Fundamentos de la prohibición legal. En cuanto que el derecho privado descansa
sobre la libertad, que se constituye en uno de sus fundamentos, la prohibición de
ejecutar ciertos actos implica una limitación a esa libertad, cuyo reconocimiento
arranca de la Constitución Política de la República. Tal es la razón por la que, desde
los primeros comentaristas del Código Civil, se destacó la excepcionalidad de tales
prohibiciones y la necesidad de fundarlas en unas precisas y limitadas causas o
razones de orden superior. Así, por ejemplo, se ha declarado que: "La prohibición
del acto o contrato tiene generalmente como fundamento las buenas costumbres
contra las cuales pugna dicho acto o contrato, o razones de orden e interés pú-
blico que han llevado al legislador a establecer la prohibición" (Ca. Concepción,
3-VIII-2000, cons. 15o, N° LegalPublishing: 22154). 2. Carácter general de la regla.
La jurisprudencia ha afirmado, igualmente, que la regla de este artículo 10 del Có-
digo Civil constituye una "norma de aplicación general" (Ca. San Miguel, 15-X-2010,
cons. 5o, N° LegalPublishing: 45919) y, en la misma línea, se ha declarado que en
relación con el dicho artículo 10 es "al efecto irrelevante que se trate de materia
civil, comercial, administrativa o de cualquier clase; por ser principios generales
de derecho que en todo ámbito deberán respetarse" (Ca. Santiago, 23-X-2009,
cons. 5o, N° LegalPublishing: 42742). 3. De la significación de la voz 'actos'. La
utilización de la palabra 'actos' en la regla fijada en este artículo 10, plantea dos
cuestiones de cierto interés, a saber: a) si ella se limita a los solos actos o negocios
jurídicos y; b) si ella es comprensiva de los actos y de los contratos. A) La voz
'actos' como indicativa de actos o negocios jurídicos. La jurisprudencia asumió,
literalmente, la opinión de paulino Alfonso para declarar nulo el acto de aceptación
del compromiso por parte de un ministro de un tribunal arbitral y la secuela de
actos posteriores en los que intervino y, al efecto, declaró que: "La palabra actos
está tomada como sinónimo de hechos jurídicos, esto es, de hechos a que la ley
asigna efectos jurídicos, como los derechos y obligaciones en concreto y la manera
de extinguirlos" (Cs. 20-V-1925, cons. 3o, en Gt, 1925, Ier Semestre, Sentencia N° 37,
p. 404). B) La voz 'actos' comprende a los 'actos'y a los 'contratos'. La utilización
de la sola voz 'actos' no unida a la de 'contratos', como hace el Código Civil en otros
once artículos (137, 260, 261, 411, 413, 465, 1682, 1686, 1701, 1760, 2468), apa-
rentemente depende del texto de Merlin, que es una de las fuentes que Bello tuvo
a la vista para formular la regla de este artículo 10, pero no cabe duda alguna en
cuanto a que entendía que ella era comprensiva de todo género de acto jurídico y,
en particular, de los contratos, pues tal amplitud era la que se le daba en la fuente
romana, que era la comentada por Merlin y que era, también, la que Bello indicaba
como fuente de la regla del Código Civil, pues en ella se recurría a la expresión
Nullum enim pactum, nullam conventionem, nullum contractum. La jurisprudencia,
desde temprano, ha seguido ese criterio y, en tal sentido, ha afirmado que la regla
de este artículo 10 comprende, igualmente, a los contratos: "El art. 10 es también
aplicable a los contratos, pues éstos son actos jurídicos. Corrobora lo dicho el art.
1682, que prescribe que hay nulidad absoluta en los contratos prohibidos por la
ley por existir en ellos un objeto ilícito" (Cs. 21-XII-1916, cons. 12°, en Gt, 1916,
üdo Semestre, Sentencia N° 113, p. 315), criterio que se ha mantenido invariable a
lo largo del tiempo: "El artículo 10 del Código Civil, que niega valor a los actos y
73
TÍTULO PRELIMINAR
contratos que la ley prohibe" (Cs. 7-XI-1996, cons. 4o, N° LegalPublishing: 23163), y
en el mismo sentido se ha afirmado que: "El artículo 10 del Código Civil se aplica
más bien a actos y contratos por su naturaleza, y la sanción se aviene más con la
nulidad absoluta" (Ca. Valparaíso, 23-VII-2004, cons. 3o, conf. Cs. 2-VIII-2005, N° Le-
galPublishing: 32535). 4. De los efectos de la realización de un acto prohibido
por la ley. Este artículo 10 prevé las consecuencias que se siguen de la realización
de un acto prohibido por la ley, y lo hace mediante el establecimiento de una regla
general y de otra especia: a) regla general la jurisprudencia suele remarcar que la
sanción de nulidad a que se refiere la regla, importa la máxima sanción del orde-
namiento civil: "De la lectura del texto citado se desprende que esta es una norma
prohibitiva, una de aquellas que impiden la realización del acto bajo cualquier
circunstancia, a todo evento; frente a cuya infracción cabe aplicar lo dispuesto en
el artículo 10 del Código Civil, esto es, que los actos que prohibe la ley son nulos y
de ningún valor, máxima sanción civil impuesta en nuestro ordenamiento jurídico,
tendiente a proteger el actuar correcto, esto es ajustado a derecho, en la conducta
de las partes que intervienen en los actos jurídicos de cualquier naturaleza"(Ca.
Santiago, 23-X-2009, cons. 5o, N° LegalPublishing: 42742), y que ella implica que
dicho acto es nulo absolutamente (Cs. 23-VI-l 954, cons. 4o, en Rdj. LI, IIa parte, Sec.
Ia, p. 192), al vincular dicho artículo con el 1466 del mismo Código, que prescribe
que hay objeto ilícito en todo contrato prohibido por las leyes, y con el 1682,
que impone la nulidad absoluta como sanción para los casos de objeto ilícito
(Cs. 7-JX-2004, N° LegalPublishing: 30824); b) regla especial: el artículo 10 del Código
Civil establece que la nulidad del acto realizado en contra de la prohibición legal,
lo es "salvo en cuanto" la ley "designe expresamente otro efecto que el de nulidad
para el caso de contravención", en cuyo caso, tal efecto ha de ser la consecuencia
de la infracción y no la nulidad del acto ejecutado (Ca. Santiago, 10-1-2008, cons.
39°, N° LegalPublishing: 38166).
Artículo 11. Cuando la ley declara nulo algún acto, con el fin expreso o tácito
de precaver un fraude, o de proveer a algún objeto de conveniencia pública o pri-
vada, no se dejará de aplicar la ley, aunque se pruebe que el acto que ella anula no
ha sido fraudulento o contrario al fin de la ley.
Concordancias: Código Civil: 149, 387, 412, 966,1392, 1469,1681 a 1697,1798,1799, 1811,1842, 2270,
2467. Código Sanitario: artículo 152. LeyN° 19.451, Establece normas sobre trasplante y donación de ór-
ganos, D.O. 10.04.1996: artículo 3 inciso 1. Ley N" 19.947, de Matrimonio Civil, D.O. 17.05.2004: artículo
83 inciso 4.
OBSERVACIONES
1. Historia. Este artículo apareció en el Proyecto de 1853, bajo el número 20 del § 4
"Interpretación de las leyes" y con la misma redacción que se mantiene en vigor
hasta el día, pues sólo fue objeto de una reubicación durante la revisión de tal
Proyecto, de modo que en el llamado "Inédito" se situaba como artículo 11 del § 3
de los "Efectos de la ley", coincidiendo con la observación que había formulado la
Corte de Apelaciones de La Serena al citado artículo 20 del Proyecto de 1853: "Debe
colocarse después del Art. 15, porque parece que la disposición de este artículo
corresponde a los efectos de la ley más bien que a su interpretación; será más fácil
62 CÓDIGO CIVIL
hallarlo bajo aquel epígrafe que no bajo éste". En el Proyecto de 1855 se mantuvo
inalterado y así pasó al Código Civil promulgado y conserva su vigor hasta el día.
2. Fuentes y contexto. En el Proyecto de 1853 se leía como nota a su artículo 20 lo
siguiente. "C. L. 19" y esta indicación la mantenía Bello en su "Comentario", pues
para el actual artículo 11 del Código Civil incluyó la siguiente nota: "Código de la
Luisiana, artículo 19". El citado artículo 19 del Código de la Luisiana prescribía:
"Desde que, para prevenir el fraude o por cualquier otra razón de bien público, la
ley declara nulos ciertos actos, sus disposiciones no pueden ser eludidas sobre el
fundamento que podría aportar la prueba de que esos actos no son fraudulentos
y que no son contrarios al bien público". Se advierte la clara influencia de este pre-
cepto en el artículo 11 del Código Civil, pero también las variaciones introducidas
por Bello dirigidas a: I a ) precisar la finalidad preventiva, "expresa" o "tácita", de
la ley; y 2a) ampliar la finalidad preventiva no sólo a proveer a un objeto de bien
público, sino también de conveniencia "privada".
JURISPRUDENCIA
1. Las reglas sobre comparecencia en juicio quedan cubiertas por esta regla.
Se ha afirmado por la jurisprudencia que las reglas sobre comparecencia en juicio
mediante abogado habilitado, implican que el hecho de conferir mandato a quien
carece de esta calidad, es causa de la nulidad del mandato y, en consecuencia,
adviene aplicable la regla de este artículo 11 del Código Civil y, aunque el tribunal
no lo declara de modo expreso, se asume que existe un objeto de conveniencia
pública y privada -la del mandante- en que se declare la nulidad de un mandato
tal: "Que el mandato judicial es un acto solemne y su solemnidad consiste en que
la comparecencia en juicio -a nombre de otra persona- debe justificarse con el
título respectivo y éste sólo puede consistir en alguna de las formas que expre-
samente señala el artículo 6o del Código de Enjuiciamiento Civil, norma que debe
entenderse complementada con el ya indicado artículo 2o de la Ley N° 18.120.
Consecuentemente y siendo solemne el mandato judicial el mandatario sólo pue-
de ser un abogado habilitado o alguna de las otras personas que señala la ley [...]
Que, según ha quedado referido en las consideraciones iniciales de este fallo, don
Ulpiano Villalobos Movillo no posee ninguna de las calidades señaladas en las nor-
mas mencionadas y el mandato de fojas 1 no contiene cláusula de administración
de bienes o facultades equivalentes, por lo que es nulo en razón de la ilicitud de
su objeto. Es menester tener presente que el artículo 11 del Código Civil prescribe
Cuando la ley declara nulo algún acto, con el fin expreso o tácito de precaver un
fraude, o de proveer a algún objeto de conveniencia pública o privada, no se dejará
de aplicar la ley, aunque se pruebe que el acto que ella anula no ha sido fraudulen-
to o contrario al fin de la ley [...] Que, consecuentemente, habiendo carecido don
Ulpiano Villalobos Movillo de capacidad, personería o representación para deducir
la demanda en juicio de hacienda la ilicitud del mandato que él ha invocado im-
porta un vicio de nulidad absoluta que no es subsanable mediante la ratificación
o complementación" (Ca. Santiago, 22-VIIM997, cons. 5oa 7o, N°LegalPublishing:
14722). 2. La prohibición de venta o promesa de tierras indígenas queda cubierta
por esta regla. Sobre la base de dar por sobrentendido que la prohibición de ven-
tas o promesas de venta de tierras indígenas, impuesta en el artículo 13 de la Ley
73
TÍTULO PRELIMINAR
Artículo 12. Podrán renunciarse los derechos conferidos por las leyes, con tal
que sólo miren al interés individual del renunciante, y que no esté prohibida su
renuncia.
Concordancias: Código Civil: artículos 153, 195 inciso 2, 334, 1462, 1465, 1615, 1717, 1719, 1892, 2360,
2493, 2495. Código del Trabajo: artículos 5, 195 inciso 4o, 206 inciso 3°. Código de Minería: artículo 162.
Código de Aguas: artículos 6 inciso final, 129. Código Procesal Penal: artículo 18. Ley N° 18.010, sobre Opera-
ciones de Crédito de Dinero, D.O. 27.06.1981: articulo 30 inciso final. Ley N" 18.169 sobre el Instituto de Chile,
D.O. 15.09.1982: artículo 13 inciso 4°. LeyN" 19.268, sobre Protección de ¡a vida privada, D.O. 28.08.1999:
artículo 13. LeyN0 19.947, de Matrimonio Civil, D.O. 17.05.2004: artículos 21 inciso 3°, 28, 57.
OBSERVACIONES
1. Historia. Tiene su origen esta disposición en el inciso 2o del artículo 15 del
Proyecto de 1853, que rezaba: "Pero podrán renunciar cualquier derecho que les
confieran las leyes, siempre que mire solamente a su interés o conveniencia indi-
vidual i que no esté prohibida su renuncia", cuya redacción se explica porque en el
inciso Io se preveía que: "Los individuos no pueden estipular cosas contrarias a las
buenas costumbres, ni a las leyes que reglan la organización política y judicial de
Chile, ni a las prohibiciones de las leyes". Como consecuencia de la revisión a que
se sometió este Proyecto, su originario inciso Io fue eliminado, pues, su materia se
trasladó al título "De los actos y declaraciones de voluntad" del libro IV y así en el
llamado "Proyecto Inédito" apareció un artículo 1462 que, de algún modo, recogía
sus principios, y en el mismo "Proyecto Inédito" se daba una nueva redacción al
inciso 2o del citado artículo 15, que ahora aparecía como artículo 12 con un solo
64 CÓDIGO CIVIL
inciso y con la redacción que pasaría al Proyecto de 1855 y al Código Civil promul-
gado y que es la actualmente en vigor. 2. Fuentes y contexto. En el Proyecto de
1853 se leía la siguiente nota para su artículo 15: "C. F. 6; C. L. 11", y Bello, en su
"Comentario", incluyó la siguiente nota para el artículo 12 del Código Civil: "Código
de la Luisiana, artículo 11.- Unicuique licet contemnere haec quae pro se introducta
sunt. Ley 4, De minoribus". La referencia que en el artículo 15 del Proyecto de 1853
se hacía al artículo 6 del Code Civil se justificaba por la presencia de su inciso I o ,
en cuanto que el texto francés prescribía que: "No se pueden derogar por pactos
particulares las leyes en que es interesado el orden público y las buenas costum-
bres", pero como tal inciso no se conservó en este lugar, ello explica que Bello en su
"Comentario" sólo conservara la remisión al artículo 11 del Código de la Luisiana y
añadiera una remisión a un pasaje del Digesto, que resultaban pertinentes al texto
que quedó fijado para este artículo 12 desde el "Proyecto Inédito", por lo que no
ha influido el texto francés en esta disposición y sí, indirectamente, en el artículo
1462 del Código. El artículo 11 del Código de la Luisiana señalaba en su inciso Io
que: "Los individuos no pueden, por convenciones particulares, derogar las leyes
hechas para el mantenimiento del orden público o de las costumbres", de modo
que, al igual que en el caso del artículo 6 del Code Civil, esta disposición tocaba al
originario inciso Io del Proyecto de 1853 y no al texto definitivo del actual artículo
12, pero el inciso 2o del referido artículo 11 del Código de la Luisiana sí que man-
tenía su pertinencia como fuente de la disposición que se comenta, pues rezaba.
"Pero pueden, en todos los casos en que no esté prohibido de una manera expresa
o implícita, renunciar a aquello que las leyes establecen en su favor, en tanto que
esta renuncia no dañe los derechos de otro y no sea contraria al bien público". La
cita del texto romano contenida en el "Comentario" de Bello daba perfecta cuenta
del fundamento y contenido de este artículo 12, pues ella decía que: "A cada cual
es lícito menospreciar aquello que en su favor se estableció", sin embargo, al igual
que en el caso ya tratado del "Comentario" al artículo 10, la referencia a la fuente
romana no es exacta, pues la ley 4 del título De minoribus vigintiquinque annis (D.
1,4, 4) no toca a la materia de este artículo ni en ella se halla tal pasaje, pero sí en
la ley 41 de dicho título (D. 1,4,41), que corresponde a un pasaje del libro XLV de
los Digestorum de Juliano, de modo que, nuevamente, hay aquí o una mala lectura
del manuscrito de Bello o una errata en la edición de Amunátegui.
JURISPRUDENCIA
1. Noción de renuncia. Con singular parquedad se ha señalado que: "La renuncia
ha de entenderse como la manifestación de voluntad en orden a hacer dejación,
en el caso, de un derecho otorgado por la ley" (Cs. 4-XL-2003, cons. 6o, N° LegalPu-
blishing: 28981). 2. Caracteres de la renuncia: acto unilateral de naturaleza
abdicativa. Estas notas de la renuncia han sido reconocidas por la jurisprudencia
del siguiente modo: "Para que la renuncia surja a la vida jurídica con toda su efi-
cacia basta la sola voluntad del titular del derecho, ya que éste se desprende úni-
camente de una facultad o beneficio que la ley le reconoce o concede, como níti-
damente se deduce del espíritu general que informa nuestra legislación, especial-
mente patente en el contenido del citado artículo 12 del Código Civil. Estrecha-
mente ligada con el carácter unilateral de la renuncia, precedentemente reseñado,
73
TÍTULO PRELIMINAR
se halla su calidad de abdicativa que elimina toda posibilidad de que ella requiera
el consentimiento de otra persona, ya que en abstracto, el único resultado que se
persigue al efectuar una renuncia desde un enfoque doctrinario, es el de hacer
salir o extinguir del patrimonio del titular el derecho sobre que ella versa. Este
carácter abdicativo de la renuncia determina que el derecho que abandona su ti-
tular sale de su patrimonio y, en cierto modo, la ley entonces lo recoge y conduce
al patrimonio de otro sujeto, que es libre de expresar su voluntad para decir si lo
adquiere o no, puesto que es principio general el que señala que nadie puede ad-
quirir derecho contra su voluntad" (Cs. 16-XII-1993, cons. 4o, N° LegalPublishing:
12749). 3. Caracteres de la renuncia: acto del titular del derecho. La renuncia no
puede concebirse sino como un acto propio de quien es titular del derecho de que
pretende hacer dejación, y en tal sentido se ha declarado que un cierto derecho
individual de cada accionista no puede entenderse afectado por la renuncia deci-
dida por una junta de accionistas: "Que el artículo 12 del Código Civil establece
podrán renunciarse los derechos conferidos por las leyes, con tal que sólo miren
al interés individual del renunciante, y que no está prohibida su renuncia [...] Que
el derecho a usar del asiento que a cada accionista le corresponde, conforme a los
contratos suscritos por éstos y la Inmobiliaria Estadio Colo Colo S.A., no puede ser
afectado por la decisión que adopte una Junta de Accionistas, ya que, la renuncia
a tal derecho sólo mira el interés individual de los titulares de los mismos, y éstos
no han renunciado a él [...] Que el recurso de protección tiene como finalidad
restablecer el imperio del derecho cuando éste ha sido afectado por actuaciones
ilegales o arbitrarias de la persona natural o jurídica contra la cual se reclama, y
si bien en el presente caso ha ocurrido esto último, como la presente acción ha
perdido oportunidad debido a que ya se realizó el partido de fútbol al cual los
recurrentes pretendían asistir, ésta deberá ser rechazado" (Cs. 3-III-1998, cons. Io
a 3o, N° LegalPublishing: 15077). 4. Caracteres de la renuncia: La renuncia de un
derecho no se presume. En este sentido se ha afirmado que: "La renuncia de un
derecho no puede presumirse. Sólo cuando la ley prevé el caso, la renuncia se
presume" (Ca. Chillán, 5-XI-2003, cons. 7o, conf. Cs. 20-1-2004, N°. LegalPublishing:
29616). 5. De ¡a renuncia expresa. Lacónicamente se ha expresado que: "La renun-
cia de un derecho puede ser expresa o tácita. La primera se hace formalmente, de
modo terminante y manifiesto" {Ca. Chillán, 5-XI-2003, cons. 7o, conf. Cs. 20-1-2004,
N°. LegalPublishing: 29616). 6. De la renuncia tácita. Se ha recordad por la juris-
prudencia que: "La renuncia de un derecho puede ser expresa o tácita [...J La segun-
da resulta de actos del renunciante que revelan su intención de abandonar el dere-
cho, porque son incompatibles con su ejercicio" (Ca. Chillan, 5-XI-2003, cons. 7o,
conf. Cs. 20-1-2004, N°. LegalPublishing: 29616) y, en sentido similar se ha explica-
do que: "La renuncia ha de entenderse como la manifestación de voluntad en orden
a hacer dejación, en el caso, de un derecho otorgado por la ley y ella habrá sido
tácita, cuando dicha manifestación de voluntad se desprenda de la exteriorización
de ciertas conductas por parte del titular del derecho, las que, indudablemente,
induzcan a adquirir la convicción de la existencia de esa dejación, abandono o
dimisión" (Cs. 4-XI-2003, cons. 6o, N° LegalPublishing: 28981) y, en cuanto a los
elementos que deben presentarse para que se entienda que existe renuncia tácita,
se ha precisado: "Que la manifestación de voluntad abdicativa, en su exteriorización
66 CÓDIGO CIVIL
tácita, exige que los hechos que la constituyen "no puedan interpretarse sino en
ese sentido, o, en otros términos, que los hechos o antecedentes de que se infiere
la renuncia sean de tal naturaleza que impliquen indefectiblemente la voluntad de
renunciar" (Martínez Bustos, Germán, Ensayo de una Teoría General sobre la re-
nuncia de los Derechos, 1940, página 118); debiendo agregarse que "si el acto se
presenta dudoso, el juez tendrá que inclinarse a rechazar la posibilidad de la re-
nuncia, lo cual no es sino el resultado del principio de que las renuncias deben
interpretarse restrictivamente (ídem) y que "el tribunal llamado a resolver los casos
particulares será el que podrá apreciar soberanamente las circunstancias que le
autorizarán para declarar que ha habido renuncia tácita" (ídem; el autor mencio-
nado cita: Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo 19, sección primera, página
314)" (Ca. Concepción, 6-VIII-2008, cons. 17°, N° LegalPublishing: 39591). 7. El
"perdón de la causal" en sede laboral constituye un supuesto de renuncia tácita.
Así se ha afirmado que: "Es preciso recordar que la institución jurídica que suele
denominarse como "perdón de la causal constituye una modalidad de renuncia de
derecho, regulada ésta por el Derecho Común, supletorio de la normativa laboral,
puesto que el artículo 12 del Código Civil dispone que pueden renunciarse los
derechos conferidos por las leyes, con tal que miren sólo al interés particular del
renunciante y que la renuncia no se encuentre legalmente prohibida. En efecto,
configurado el supuesto normativo de una causal de caducidad de la relación la-
boral, como la prevista en el N° 7 del artículo 160 del Código del Trabajo, en virtud
de una conducta del trabajador, surge para el empleador el derecho subjetivo de
poner término al contrato de trabajo, sin indemnizaciones. Así, no hallándose
prohibida la abdicación y mirando la facultad legal al interés exclusivo del emplea-
dor, éste puede renunciarlo, mediante su manifestación de voluntad, expresa o
tácita. De manera que el instituto jurídico laboral conocido usualmente como el
perdón de la causal constituye la renuncia de un derecho subjetivo, perfeccionada
mediante una manifestación de voluntad tácita" (Ca. Concepción, 6-VIII-2008, cons.
16°, N° LegalPublishing: 39591). 8. El fuero maternal es irrenunciable porque no
cede en el solo interés de la madre. Certeramente la jurisprudencia ha centrado
la discusión sobre este punto en el interés superior de los hijos, de manera que ha
decidido que: "La protección a la mujer en estado de gravidez, si bien atiende a la
trabajadora, persigue, fundamentalmente, resguardar los derechos del que está
por nacer, asegurando a la madre una fuente de ingresos durante cierto lapso
prudencial, según ya se ha dicho por esta Corte, de manera que para concluir la
existencia de una renuncia tácita al fuero maternal, han de conjugarse, primera-
mente, las ideas precedentemente vertidas [...] Que, en consecuencia, sólo es po-
sible asentar que la demandante no pudo renunciar a la protección que a su hijo
le brindaba la ley y mucho menos, pudo hacerlo en forma tácita, como se sostiene
en el fallo de que se trata, por el hecho de solicitar el pago de otras indemnizacio-
nes que también le otorga el Código del ramo. Ello por cuanto el fuero no cede en
su solo beneficio y porque, además, el contrato de trabajo no se entendía termi-
nado, desde que la desvinculación de las partes, sin la previa autorización judicial,
era nula" (Cs. 4-XI-2003, cons. 8o y 9o, N°LegalPublishing: 28981). 9. La renuncia
a alegar la prescripción cumplida no es equivalente a la interrupción natural
de la prescripción. Sobre esta cuestión se ha declarado: "Que es preciso distinguir
73
TÍTULO PRELIMINAR
entre dos instituciones vinculadas a la exigencia de los dos requisitos que hacen
procedente la prescripción extintiva, y que han sido mencionados anteriormente:
a) que ella deba ser alegada y b) que sólo puede renunciarse una vez que esté
cumplida. Estas dos instituciones a la sola luz de la letra de la ley son: I o ) la re-
nuncia y 2o) la interrupción natural de la prescripción. Se vinculan y tienen un
grado de evidente aproximación lógica en la medida en que, obviamente, la inte-
rrupción natural implica un reconocimiento expreso o tácito de la obligación, al
igual que la renuncia, pero difieren en un hecho de suyo determinante; la interrup-
ción opera cuando el plazo de prescripción está corriendo, y la renuncia, cuando
el plazo ya está cumplido. Lo aquí sustentado es la inteligencia interpretativa de
contexto que debe darse a los artículos 2494 y 2518 del Código Civil" (Ca. Anto-
fagasta, 28-VIU-2000, cons. 7o, N° LegalPublishing: 19482). 10. El derecho a alegar
la prescripción constituye un caso de derecho establecido en sólo interés de su
titular. La regla contenida en el inciso Io del artículo 2494 de este Código es una
ley permisiva, en cuanto que permite la renuncia de la prescripción, "pero sólo
después de cumplida", pues el derecho a alegarla sólo toca al interés de aquel a
quien se concede: "En el caso sub lite y a despecho de lo que entiende el actor, no
se da el presupuesto de la interrupción natural, puesto que el plazo de prescripción
se encontraba cumplido cuando el deudor -demandado en autos reconoció y pagó
parcialmente su obligación contraída el 10 de mayo de 1985. Lo cual no significa
sin embargo que esa conducta positiva de su parte no constituya renuncia a la
prescripción descrita en el ya citado art. 2494 del Código Civil; puesto que en la
confesional de fojas 78 y previa exhibición de los documentos de fojas 46, 47,48,
49 y 50, ha quedado acreditado que, con posterioridad al vencimiento del plazo
de prescripción pagó una deuda insoluta, reconociendo así, de manera tácita el
deber obligacional respectivo [...] Que el demandado ha podido y pudo renunciar
a la prescripción una vez que ésta estuvo cumplida en diciembre de 1990, es evi-
dente, por cuanto ello no es sino simple aplicación del art. 12 del Código Civil que
permite la renuncia de los derechos que sólo miren al interés individual del renun-
ciante, y que no éste prohibida por la ley. En el caso que se resuelve, existe, además
la norma permisiva del art. 2494" (Ca. Antofagasta, 28-VIII-2000, cons. 8o y 9o,
N° LegalPublishing: 19482). 11. Una vez ejercido el derecho que confiere una
cláusula de aceleración, no puede el acreedor renunciar a sus consecuencias.
Aunque la sentencia que ha sentado esta doctrina no discrimina claramente entre
el derecho del acreedor a ejercer las facultades que le confiere una cláusula de
aceleración, y las consecuencias que derivan de su ejercicio, se decidió que una
vez ejercido sus consecuencias no sólo miran al interés individual del renunciante
y por ende, no puede renunciar a ellas: "Que la cláusula de aceleración usada por
el acreedor demandante, en ejercicio de su derecho, constituye una facultad esta-
blecida en su solo beneficio, pero que ejercitada, como efectivamente ocurrió en
la causa N° 15.611, a la vista, el 2 de junio de 1986 y lijando para ello la fecha en
que por el no pago se hizo exigible el total de la obligación (31 de mayo de 1985)
quedó irrevocablemente señalado el efecto de la aceleración para el demandante
y ello, porque al hacerlo así el ejecutante hizo nacer para el ejecutado el inicio del
plazo de prescripción de la deuda a que se refieren las acciones cambiarías conte-
nidas en el pagaré, sin que le sea permitido al mismo ejecutante, con posterioridad
68 CÓDIGO CIVIL
y por su propia voluntad, cambiar la fecha del último pago que hizo el deudor al
Banco, de mayo a octubre de 1985. Ejercido el derecho de acelerar la deuda como
ocurrió y nacido en favor del deudor una fecha cierta para el comienzo de una
prescripción, aun cuando como cláusula en favor del deudor, pudiera renunciarse
y así se volviera a conceder el derecho al acreedor, tal cosa la impide el artículo 12
del Código Civil, puesto que sólo se puede renunciar un derecho establecido en
interés individual del renunciante, y en el caso de autos por la aceleración, nació
también un derecho para el deudor, que es contrario al del renunciante"
(Cs. 11 -IV-1990, cons. 4o, N° LegalPublishing: 10965). En la misma línea se pronun-
ció, en voto disidente, el abogado integrante Emilio Pfeffer Pizarro: "Que el acree-
dor, ante el hecho de la mora o simple retardo en el cumplimiento de la obligación,
y a la luz de la norma contenida en el art. 12 del Código Civil, podrá optar entre
renunciar a su derecho, no ejercerlo o, por el contrario y como lo ha hecho en el
asunto sub júdice, ejercitarlo y aplicar la aceleración. Allí se agota su opción, tan-
to según lo dispuesto en el art. 105 de la Ley N° 18.092, como de acuerdo con la
estipulación específicamente contenida en el pagaré. Luego de ello queda sujeto a
todas las consecuencias jurídicas de su decisión, entre las cuales se encuentra la
prescripción de la deuda, si a raíz de la aceleración se retrotrae en el tiempo el
vencimiento de la obligación por un lapso suficiente, reuniéndose los demás re-
quisitos legales. Corresponderá, en consecuencia, al acreedor decidir si, producida
la mora o simple retardo en el cumplimiento de la obligación, renuncia o no al
derecho de provocarlos efectos que se derivan de la cláusula de aceleración, sin
que corresponda a los jueces liberarlo después de las consecuencias negativas que
acarrea su elección, ni ampararlo sólo en aquellas que lo benefician" (Ca. Santiago,
31-V-1990, voto disidente, cons. 5o, N° LegalPublishing: 19828), opinión que repro-
dujo en otro voto de minoría poco tiempo después (Ca. Santiago, 4-VI-l 990, cons.
5o, N° LegalPublishing: 11950), y que fue asumido por la Corte Suprema, al enmen-
dar el fallo de primera instancia por vía de queja: "Que los fundamentos conteni-
dos en el voto de minoría de la sentencia de 04 de junio de 1990, escrita a fojas
110 de los autos rol N° 15.033 del Vigésimo Cuarto Juzgado Civil de Santiago, que
se tienen a la vista, poseen el mérito suficiente para decidir el asunto en que inci-
de el presente recurso, del modo como en ellos se expresa; razón por la que los
jueces recurridos al no decidirlo así han cometido falta que es preciso enmendar
por esta vía" (Cs. 23-VII-1992, N° LegalPublishing: 11950). Confirmada esta doctri-
na, la opinión del abogado integrante que queda citada, fue admitida por la Corte
de Apelaciones de Santiago en sentencia acordada por unanimidad y en la que se
transcribió, literalmente, el considerando anterior (Ca. 11-III-1992, cons. 4o, N° Le-
galPublishing: 28897), pero en el año siguiente volvió a quedar en minoría el dicho
abogado integrante (Ca. Santiago, 20-XII-l 993, N° LegalPublishing: 20266 y 28901),
y en el año siguiente el citado tribunal, integrado por tres ministros titulares, vol-
vió a la opinión que había mantenido el abogado Pfeffer Pizarro (Ca. Santiago,
2-VIII-1994, N° LegalPublishing: 20371). 12. Los procedimientos especiales, que
no excluyen al general, pueden renunciarse porque están establecidos en interés
individual del renunciante. Si la ley permite a los particulares optar entre un
determinado procedimiento especial y otro de carácter general, nada obsta a que
se renuncie a recurrir al primero: "Sobre la posibilidad de renunciar al empleo de
73
TÍTULO PRELIMINAR
Artículo 13. Las disposiciones de una ley, relativas a cosas o negocios parti-
culares, prevalecerán sobre las disposiciones generales de la misma ley, cuando
entre las unas y las otras hubiere oposición.
Concordancias: Código Civil: artículos 4, 322, 339.
OBSERVACIONES
1. Historia. El origen de esta disposición se encuentra en el artículo 22 del § 4 so-
bre "Interpretación de las leyes" del Proyecto de 1853, cuyo texto era el siguiente:
"Las leyes especiales relativas a una cosa o negocio particular prevalecen sobre las
leyes jenerales que parecen extenderse a la misma cosa o negocio". La Comisión
Revisora lo cambió de ubicación y le dio una nueva redacción, de manera que en
el "Proyecto Inédito" apareció en el § 3 de los "Efectos de la ley" como su artículo
13 y con una redacción que permaneció inalterada en el Proyecto de 1855 y en el
Código Civil promulgado y es la que se halla en vigor hasta el día. 2. Fuentes y
contexto. Esta disposición carecía de notas en los Proyectos, pero Bello en su "Co-
mentario" incluyó la siguiente observación al artículo 13 del Código Civil: uIn toto
jure generi per speciem derogatur. Ley 80, De regulisjuris [...]". La fuente romana
referida en el "Comentario" corresponde a la parte inicial de un pasaje del título
De regulis ¿urádel Digesto (D. 50,17, 80), tomado del libro XXXIII Quaestionum de
Papiniano, cuya versión castellana es: "En todo el Derecho el género es derogado
70 CÓDIGO CIVIL
por la especie" y cuya continuación era: "y se tiene como más preferible aquello que
está dirigido a la especie" (et illud potissimum habetur, quod ad speciem derectum
est), advirtiéndose que una disposición semejante no se hallaba en ninguno de los
códigos que Bello pudo tener a la vista al momento de formarla. 3. Sentido de la
regla. La doctrina y jurisprudencia han entendido tradicionalmente que en este
artículo se consagra el principio de especialidad y, por la misma razón, de ordinario
es vinculado con el artículo 4o de este Código, sin perjuicio de lo cual un agudo y
detenido examen de su historia dogmática ha permitido a Guzmán Brito defender
la opinión según la cual, en verdad, esta regla se dirige a superar las dificultades
que pueden derivarse de la existencia de los leyes contrarias que, en principio,
contienen regulaciones propias para sus respectivos supuestos y que, en abstracto,
no son antinómicas, pero que, en el evento de que coincidan en un mismo caso
concreto se presentan como incompatibles, de manera que ellas no están en una
relación e generalidad y especialidad, porque sus hipótesis son diversas, sin que
una de ellas quede comprendida en la otra. La contradicción surge cuando un caso
concreto es constitutivo, a la vez, de las hipótesis diferentes de ambas leyes, de
manera que la solución pasa por "preferir la ley más particularmente aplicable al
caso, sin que por ello sea especial".
JURISPRUDENCIA
1. El principio de especialidad. La jurisprudencia, por regla general, suele invocar
este artículo 13 en relación con el 4o como las bases en las que se apoya el principio
de especialidad, aunque no suele realizar mayores precisiones sobre él. Así, por
ejemplo, se afirma que: "Los artículos 4o y 13 del Código Civil, consagran el princi-
pio de la especialidad de la ley, otorgando primacía en aquellas normas relativas a
cosas o negocios particulares, sobre las disposiciones generales" (Cs. 30-XII-2009,
cons. 8o, N° LegalPublishing: 43513) o, simplemente: "Que el principio del derecho
sobre la especialidad de la ley contenido en el artículo 13 del Código Civil, señala
'Las disposiciones de una ley, relativas a cosas o negocios particulares, prevale-
cerán sobre las disposiciones generales de la misma ley, cuando entre las unas y
las otras hubiere oposición' (Cs. 17-1-2008, cons. 6o, N° LegalPublishing: 38145).
2. Campo operativo de la regla. Si se está a la historia dogmática de este artículo,
en cuanto que dirigido a solucionar el eventual conflicto que puede suscitarse
entre dos "leyes contrarias", es decir, aquellas que, reglando hipótesis diferentes,
pueden resultar aplicables a un caso que caiga en ambas hipótesis, es irrelevante
que la contradicción se manifieste entre leyes diversas o entre las disposiciones
de una misma ley. La jurisprudencia, en el contexto de entender esta regla como
simple expresión del principio de especialidad, aunque con vacilaciones, ha ten-
dido a inclinarse en el último tiempo por la opinión que estima que su campo
operativo es el de la contradicción que puede presentarse entre las disposiciones
de una misma ley, entendida esta como un determinado texto legal, pues la con-
tradicción entre leyes diferentes se solucionaría por el criterio de la temporalidad.
En este sentido se ha declarado que: "El art. 13 del Código Civil dispone que las
disposiciones de una ley, relativas a cosas o negocios particulares, prevalecerán
sobre las disposiciones generales de una misma ley, cuando entre las unas y las
73
TÍTULO PRELIMINAR
otras hubiere oposición. Queda en claro que se refiere a la misma ley, y por lo
tanto el principio no se aplica cuando la oposición consta en las leyes diferentes.
Ello es lógico, por cuanto no es admisible estimar de que el legislador incurrió en
contradicciones internas en una ley, partiendo del supuesto de que la voluntad
del legislador se manifestó simultáneamente en relación con todas las disposi-
ciones de una ley determinada. Si aparecen contradicciones o incompatibilidades,
deben prevalecer las normas especiales, ya que se estima que el legislador quiso
sustraerlas al régimen general, no pudiendo suponerse contradicciones en esa
voluntad. Por el contrario, si las contradicciones o incompatibilidades se dan en
leyes diferentes, y con mayor razón si éstas se han dictado en distintas épocas,
tampoco podría presumirse contradicciones en la voluntad del legislador, que -se
supone- es una sola en el tiempo. En tal caso, la aparente contradicción se resuelve
o soluciona atribuyendo al legislador la intención de hacer prevalecer la ley poste-
rior, modificando la anterior, partiendo del supuesto de que el legislador cambió
de criterio en relación con la materia. Este es el principio contenido en el art. 52
del C.C. según el cual la ley posterior deroga expresa o tácitamente la ley anterior,
siendo irrelevante que una u otra fueren generales o especiales. No existe, por
lo tanto, motivo alguno por el cual una ley general posterior no pueda modificar
una ley especial en forma tácita si entre una y otra hay incompatibilidad. El art.
52 no distingue, y por lo tanto no cabe al intérprete distinguir" (Cs. 26-X1-1992,
cons. 5o, N° LegalPublishing: 12070), y este mismo considerando fue reproducido
en otra sentencia de la Corte Suprema dos años más tarde (Cs. 11-1-1994, cons.
7o, N° LegalPublishing: 23643).
OBSERVACIONES
JURISPRUDENCIA
1. Consagración del principio de territorialidad de la ley. La jurisprudencia suele
limitarse a destacar que el principio de la territorialidad de la ley chilena se reco-
noce en este artículo 14 y en el 16 del mismo Código Civil y, así, es frecuente leer
la siguiente frase en diversas sentencias: "Resulta adecuado recordar el principio
general de territorialidad de la ley chilena, consagrado en los artículos 14 y 16 del
Código Civil" (Cs. 3-VII-2007, cons. 5o, N° LegalPublishing: 45127; Cs. 26-VIII-2009,
cons. 5o, N° LegalPublishing: 42408; Cs. 6-W-2011, cons. 5o, N° LegalPublishing:
48488; Cs. 20-N-2011, cons. 5o, N° LegalPublishing: 48728; Ca. Santiago, 5-III-2009,
cons. 7o, N° LegalPublishing: 41771) o, simplemente, que: "El principio de la territo-
rialidad de la ley está contenido en el artículo 14 del Código Civil" (Cs. 17-1-2008,
cons. 6o, N° LegalPublishing: 38145). 2. Contenido del principio de territorialidad
de la ley. En una antigua sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago se expli-
caba: "Que por regla general, todas las personas que residen dentro de los límites
de un país, sean nacionales o extranjeros, están sometidos a las leyes que éste
dicta salvo las excepciones reconocidas por el Derecho Internacional, y por ende,
a los tribunales, de cada nación corresponde conocer y juzgar de todos los actos
que le están sometidos por su Constitución o sus leyes y suministrar la fuerza de
la autoridad pública para la defensa y vindicación de todos los derechos creados
por sus leyes, que sean burlados" (Ca. Santiago, 24-IX-1926, cons. Io, N°LegalPu-
blishing: 29306), y una jurisprudencia reciente reitera, refiriéndose al principio de
territorialidad de la ley, que de él: "Se colige que las leyes se dictan en principio para
ser observadas y cumplidas en nuestro territorio, reconociendo un límite espacial
marcado por las fronteras del país" (Cs. 3-VII-2007, cons. 5o, N° LegalPublishing:
45127; Cs. 26-VIII-2009, cons. 5o, N° LegalPublishing: 42408; Cs. 6-IV-2011, cons.
5o, N° LegalPublishing: 48488; Cs. 20-TV-2011, cons. 5o, N° LegalPublishing: 48728;
Ca. Santiago, 5-III-2009, cons. 7o, N° LegalPublishing: 41771). 3. Excepciones al
principio de territorialidad de la ley. La jurisprudencia ha reconocido, desde anti-
guo la existencia de limitaciones al principio de territorialidad de la ley, fundadas,
básicamente, en el derecho internacional, y en tal sentido se ha declarado: "Que
las excepciones reconocidas por el Derecho Internacional, aceptadas por todos
los países civilizados, son: I o . la persona de un Soberano, cuando entra en las
tierras de una potencia amiga; 2o. los agentes diplomáticos, entendiéndose como
tales a los Embajadores, Ministros Diplomáticos y Encargados de Negocios, que
son los que representan al Soberano o al Gobierno de las naciones amigas; 3o. las
naves de guerra que navegan o anclan en las aguas territoriales; 4o. los ejércitos o
tropas de otras naciones que visitan o pasan en tránsito por el territorio nacional"
(Ca. Santiago, 24-IX-1926, cons. 2o, N° LegalPublishing: 29306), y en esta misma
sentencia, que recibía una doctrina tradicional imperante en las primeras décadas
del siglo XX, se asumía: "Que las excepciones anteriores se deben a la ficción de
estimar que los soberanos, los diplomáticos, las naves de guerra y los ejércitos,
forman parte de cada nación y, en consecuencia, se produce lo que en Derecho
se llama la extraterritorialidad, o sea, considerar que el territorio de cada país se
extiende a los lugares que ocupan las personas o corporaciones indicadas" (Ca.
Santiago, 24-IX-1926, cons. 3o, N° LegalPublishing: 29306). 4. El cuerpo consular
TÍTULO PRELIMINAR 73
Artículo 15. A las leyes patrias que reglan las obligaciones y derechos civiles,
permanecerán sujetos los chilenos, no obstante su residencia o domicilio en país
extranjero.
I o . En lo relativo al estado de las personas y a su capacidad para ejecutar ciertos
actos, que hayan de tener efecto en Chile;
2o. En las obligaciones y derechos que nacen de las relaciones de familia; pero
sólo respecto de sus cónyuges y parientes chilenos.
Concordancias: Código Civil: artículos 56, 955 inciso final. Código de Comercio: articulo 113. Código
Orgánico de Tribunales: artículo 5. Código de Derecho Internacional Privado: artículos 3, 36, 181, 182.
LeyN° 19.947, de Matrimonio Civil, D.O. 17.05.2004: artículos 81, 82. Decreto N° 23, Min. de Relaciones
Exteriores, Convención sobre la obtención de alimentos en el extranjero, D.O. 23.01.1961: artículo 6.3.
OBSERVACIONES
1. Historia. El origen de esta disposición se sitúa en el artículo 6 del "Título
preliminar" del llamado "Primer Proyecto de Código Civil", cuyo primer inciso
rezaba: "Las leyes que reglan las obligaciones de los chilenos para con su patria,
las leyes que reglan los derechos y obligaciones de los chilenos respecto de sus
cónyuges y parientes chilenos, y las leyes que reglan la incapacidad o indignidad
para la sucesión por causa de muerte respecto de bienes situados en Chile, serán
obligatorias para los chilenos, aunque no residan en Chile" y como resultado de su
revisión por la Comisión quedó situado como inciso Io del artículo 8 del "Título
preliminar" del Proyecto de 1841, con la siguiente redacción: "Las leyes que reglan
las obligaciones de los chilenos para con su patria, i las leyes que reglan los dere-
chos i obligaciones de los chilenos respecto de sus cónyujes i parientes chilenos,
serán obligatorias para los chilenos aunque no residan en Chile". En el Proyecto de
1853 se apreciaban una serie de modificaciones a las reglas anteriores, pues en su
§ 3 de los "Efectos de la ley" se incluyó un artículo 11 con la siguiente redacción:
"Los chilenos permanecen sujetos a las leyes patrias que reglan las obligaciones
i derechos civiles, no obstante su residencia, domicilio o naturalización en país
74 CÓDIGO CIVIL
JURISPRUDENCIA
1. Si un cónyuge reside en Chile puede demandar en Chile la declaración de
divorcio de su cónyuge que reside en el extranjero. Sobre la base de las reglas
contenidas en este artículo y en el 81 de la ley de matrimonio civil, se ha declarado:
"Que tratándose como sucede en el caso sub lite de un matrimonio celebrado en
Chile, éste debe disolverse con arreglo a la ley chilena, no pudiendo, impedirse o
limitarse el derecho, del cónyuge con residencia en el territorio nacional, a impetrar
la correspondiente acción de nulidad o divorcio ante los tribunales de familia, por
la circunstancia que el otro no tenga domicilio en el país, debiendo procederse,
tal como se solicita en el libelo, a la notificación de la demanda mediante exhorto
internacional" (Cs. 7-VI-2010, cons. 4o, N° LegalPublishing: 45073).
Artículo 16. Los bienes situados en Chile están sujetos a las leyes chilenas,
aunque sus dueños sean extranjeros y no residan en Chile.
Esta disposición se entenderá sin perjuicio de las estipulaciones contenidas en
los contratos otorgados válidamente en país extraño.
73
TÍTULO PRELIMINAR
Pero los efectos de los contratos otorgados en país extraño para cumplirse en
Chile, se arreglarán a las leyes chilenas.
Concordancias: Código Civil: artículos 56, 998. Código de Comercio: artículo 113. Código Orgánico de
Tribunales: artículo 5. Código de Derecho Internacional Privado: artículos 3,105,137 y 180. Ley N° 19.94 7,
de Matrimonio Civil, D.O. 17.05.2004: artículos 80, 81.
OBSERVACIONES
1. Historia. El origen de esta disposición se sitúa en el artículo 7 del "Título preli-
minar" del llamado "Primer Proyecto de Código Civil", cuyo texto era: "Los bienes
raíces situados en Chile son exclusivamente rejidos por las leyes chilenas", y en el
Proyecto de 1853 se reformuló esta regla dentro del § 3 de los "Efectos de la ley"
bajo el número 10: "Las leyes relativas a bienes raíces situados en Chile, obligan
aun a los extranjeros no residentes en el país" y se agregó un artículo 14 que re-
zaba. "Los efectos legales de los contratos otorgados en territorio extranjero para
ejecutarse en Chile, se arreglarán a las leyes chilenas". Fruto de la primera revisión
del Proyecto de 1853 sus artículos 10 y 14 se reunieron en una sola disposición:
el artículo 16 del "Proyecto inédito", compuesto de tres incisos, de los que el Io
procedía del citado artículo 10 y el 3o del referido artículo 14. Los citados tres
incisos del artículo 16 del "Proyecto inédito" pasaron inalterados al Proyecto de
1855, pero en el Código Civil promulgado se modificó el 2o de ellos para darle la
redacción que conserva hasta el día, pues Bello en una última corrección eliminó
del referido inciso 2o su período, la siguiente frase final: "i de las reglas de este
Código, relativas a la sucesión testamentaria o intestada de los extranjeros", que
se leía a continuación de la expresión "en país extraño", pues dicha frase debió
resultarle contraria a las reglas contenidas en los artículos 997 y 998 del Código
Civil, que habían aparecido en el "Proyecto inédito" como artículos 1161 a y 1161
b. 2. Fuentes y contexto. Por lo que toca al inciso I o , en el Proyecto de 1853 se leía
como nota a su artículo 10: "C. F. 3, § 2; Rogron allí"; y Bello en su "Comentario"
al inciso Io del actual artículo 16 Ce, eliminando la referencia al Code y a Rogron,
incluyó la siguiente nota: "Código de la Luisiana, artículo 9". Para el inciso 2o Bello
en su "Comentario" incluyó la siguiente nota: "Código de la Luisiana, artículo 10
§ I o ", y dicho texto era el siguiente: "La forma y efecto de los actos públicos y
privados, se reglan por las leyes y los usos del país en el cual esos actos han sido
hechos o han pasado". Para el inciso 3o, en el Proyecto de 1853 se leía como nota
a su artículo 14: "C. L. 10 § 2", y Bello en su "Comentario" reiteró dicha referencia:
"Código de la Luisiana, artículo 10 § 2o", cuyo texto era: "No obstante el efecto de
actos realizados para ser ejecutados en otro país, se regla por las leyes dél país
donde ellos tienen su ejecución".
JURISPRUDENCIA
midad a lo que se prescribe en el inciso final del artículo 16 del Código Civil, no es
un antecedente que sirva de base para determinar que en el caso de autos no tiene
aplicación el artículo 17, por cuanto el Io de los preceptos legales citados se refie-
re como lo expresa el recurrente a los efectos de los contratos, o sea, a los derechos
y obligaciones emanados de ellos y no a su forma o solemnidades externas que se
rigen por la ley del lugar" (Cs. 18-VIU-1928, cons. 7o, N° LegalPublishing: 29307).
OBSERVACIONES
1. Historia. El origen de esta disposición se encuentra en el artículo 12 del Proyecto
de 1853, cuyo inciso Io coincidía con el actual, salvo en cuanto que se refería a
"documentos públicos" y no a "instrumentos públicos" y al "Código de Procedimien-
tos civiles" y no al "Código de Enjuiciamiento", y cuyo inciso 2o también coincidía
con el actualmente en vigor, a excepción de la forma verbal "se exprese", pues en
dicho Proyecto se leía "se expresa". En el "Proyecto inédito", ahora bajo el número
17, se mantuvo inalterada la redacción del Proyecto de 1853 y sólo en la segunda
revisión se introdujeron las variaciones ya indicadas, de modo que ellas aparecieron
en la versión del artículo 17 contenida en el Proyecto de 1855 y sin modificaciones
pasó al Código Civil promulgado y publicado oficialmente en 1856. 2. Fuentes y
contexto. En el Proyecto de 1853 se leía como nota a su artículo 12: "C. L. 10 § 1",
y Bello en su "Comentario" incluía la misma referencia, pero circunscribiéndola al
inciso 2o de este artículo 17:"Código de la Luisiana, artículo 10 § I o " que, como se
ha indicado al tratar de las fuentes del artículo 16 de este Código, señalaba que:
"La forma y efecto de los actos públicos y privados, se reglan por las leyes y los
usos del país en el cual esos actos han sido hechos o han pasado".
JURISPRUDENCIA
1. La ley asume el principio lex loci regit actum en cuanto a la forma de los ins-
trumentos. La jurisprudencia suele recordar, de manera genérica, el principio que
se asume en las reglas de este artículo 17 y, así, por ejemplo, al tratar del protesto
de una letra de cambio, se ha declarado: "Que protestadas las letras referidas, según
consta de los documentos de fojas 12 y 15, el Tribunal sentenciador niega a dichos
protestos eficacia legal por omisión de la exigencia prescrita en el N° 3o del artículo
732 del Código de Comercio, pero tal apreciación constituye un error jurídico, en
artículo 17 del Código Civil. En consecuencia, para que pueda calificarse de falso
un título es necesario que haya habido suplantación de personas o que se hayan
hecho adulteraciones que hagan cambiar la naturaleza del título, así el artículo
704 del mismo cuerpo legal en su número 1 manifiesta que No es Justo Título:
Io El falsificado, esto es, no otorgado realmente por la persona que se pretende,
en síntesis, supone un hecho delictuoso" (Jl Punta Arenas, 30-XI-1999, cons. 19°,
conf. Cs. 23-IV-2001, N° LegalPublishing: 18492). 4. La autenticidad de la firma
y la "autorización de la firma ante notario". En la misma línea de lo asentado
a propósito de la autenticidad del instrumento público, cuando la jurisprudencia
ha debido pronunciarse sobre el significado de la exigencia que impone el artículo
434, número 4o, del Código de Procedimiento Civil, referida a la autorización de la
firma ante notario, se ha declarado que: "De conformidad con el N° 4 del artículo
434 del Código de Procedimiento Civil, tendrá mérito ejecutivo, sin necesidad de
reconocimiento previo, la letra de cambio, pagaré o cheque, respecto del obligado
cuya firma aparezca, autorizada por un notario o por el oficial del Registro Civil
en la comuna donde no tenga su asiento un notario . El aludido requerimiento de
la ley no va más allá de la letra de su texto, cuyo sentido es perfectamente claro se
exige que la firma sea autorizada por notario. Ello se refiere a la autenticidad de la
firma del que lo suscribe en los términos que indica el artículo 17 inciso segundo
del Código Civil, esto es, el hecho de haber sido realmente suscrito por la persona
y de la manera que en él se indica, vale decir, que ese es el nombre y apellido, con
rúbrica o sin ella, que una persona pone en un escrito" (Cs. 7-VIII-2007, cons. 5o,
N° LegalPublishing: 36845), decisión ésta que asume una opinión que ya se había
sostenido con anterioridad, y que puede tenerse por común y asentada: "En la causa
rol N° 2287 2001 de esta Corte de Apelaciones, se expresó: "que, la exigencia de la
ley respecto del obligado cuya firma en letra de cambio, pagaré o cheque aparezca
autorizada por un notario, no va mas allá de la letra de su texto, cuyo sentido es
prácticamente claro. Se trata de que la firma sea autorizada por notario. Ello se
refiere a la autenticidad de la firma del que lo suscribe en los términos que indica
el artículo 17 inciso 2o del Código Civil, esto es, el hecho de haber sido realmente
suscrito por la persona y de la manera que en él se indica, en otras palabras que ese
es el nombre y apellido, con rúbrica o sin ella, que una persona pone en un escrito.
La autenticidad de la firma es el documento que comprueba y certifica el notario
bajo fórmula no sacramental que suscribe con su propia firma y título, constituye
la autorización notarial que hace fe pública y que es de responsabilidad exclusiva
del notario. Autorizar la firma, no es lo mismo que firmar ante notario, aunque es-
tas acciones no se oponen, la autorización no requiere la presencia del firmante. El
ministro de fe autorizante de la firma, sabrá a qué medios recurrir para conformar
su autorización. La ley no le plantea al funcionario exigencias para la comprobación,
pero sí le ofrece la legislación, medios para ello y aún el conocimiento personal,
es un medio eficaz. El notario responde de ello y si alguien quiere disputar la fe o
verdad de la aseveración que hay tras la autorización deberá probarlo"" (Ca. Con-
cepción, 28-VI-2004, cons. 4o, conf. Cs. 20-IV-2005, N°LegalPublishing: 32031).
Artículo 18. En los casos en que las leyes chilenas exigieren instrumentos
públicos para pruebas que han de rendirse y producir efecto en Chile, no valdrán
73
TÍTULO PRELIMINAR
las escrituras privadas, cualquiera que sea la fuerza de éstas en el país en que
hubieren sido otorgadas.
Concordancias: Código Civil: artículo 1701. Código de Comercio: artículo 113. Código de Derecho Interna-
cional Privado: artículos 180, 399 y 402.
OBSERVACIONES
1. Historia. Su versión más antigua es la del artículo 13 del Proyecto de 1853,
coincidente con la redacción actualmente en vigor, salvo en cuanto que se refería
a "documentos públicos" y no a "instrumentos públicos". En el "Proyecto inédi-
to", bajo su número 18, no se le introdujo modificación alguna y únicamente en
la segunda revisión, que condujo al Proyecto de 1855, se produjo la substitución
de la voz 'documento' por la de 'instrumento' y así se recibió en el Código Civil
promulgado y publicado oficialmente en 1856, y actualmente en vigor. 2. Fuentes
y contexto. Bello en su "Comentario", sin referirse a fuente alguna, se limitaba a
observar que: "Los requisitos probatorios son materia de derecho público, contra
el cual nada valen ni las leyes de un país extranjero, ni las convenciones privadas",
si bien no puede descartarse que para su formulación Bello haya tenido a la vista
el Cours de Delvincourt, quien al tratar de esta materia escribía que: "Si según la
ley francesa, el acto de que se trata debe ser ejecutado ante un oficial público,
entonces será nulo si es realizado por escritura privada, y aunque la ley del país
donde se encuentre el francés permitiera realizarlo de esta manera".
4. Interpretación de la ley
OBSERVACIONES GENERALES
1. Déla interpretación de la ley en la tradición del Código Civil. Las disposicio-
nes que forman este párrafo han sido minuciosamente estudiadas por Alejandro
Guzmán Brito en una serie de estudios particulares y en una exposición general,
cuya lectura no puede excusarse: Las reglas del "Código Civil" de Chile sobre inter-
pretación de las leyes (Santiago, LexisNexis, 2007). La interpretación de la ley
contaba, al tiempo de la codificación civil chilena, con una larga tradición dogmá-
tica desarrollada en el contexto del derecho común y, entre las diversas líneas de
pensamiento que en ella se podían advertir, está comprobado que influyeron en
Bello dos principales: la una, que se remontaba a la doctrina expuesta por Jean
Domat (1625-1696) en su Les lois civiles dans leur ordre naturel, y que Bello recibió
indirectamente a través del Código de la Luisiana, pues las reglas de éste habían
sido tomadas del título V del "Libro preliminar" del Proyecto francés del Año VIII,
es decir, de 1800, y éste, a su vez, había sido redactado por Portalis sobre la base
de la obra de Domat; y la otra, era la ligada al iusracionalismo que Bello había
conocido a través de la obra del suizo Emeric de Vattel (1714-1767) y que utilizó
ampliamente en sus Principios de Derecho Internacional, concretamente en su
capítulo X que se ocupaba de la interpretación de los tratados, pero, en todo caso,
ambas tradiciones hundían sus raíces en los textos y opiniones del derecho común
de glosadores y comentaristas, que Bello, por lo demás, conocía y manejaba a
través de los juristas hispanos e indianos, sobre todo de los autores de Institucio-
82 CÓDIGO CIVIL
OBSERVACIONES
1. Historia. Su origen se encuentra en el "Anteproyecto manuscrito" de título pre-
liminar, cuyo artículo 13 en sus incisos Io y 2o contenía la regla actualmente en
vigor, pues pasó inalterada al artículo 17 del Proyecto de 1853 y de allí al artículo
19 del "Proyecto inédito" y del Proyecto de 1855 y a la edición promulgada y pu-
blicada en 1856.2. Fuentes y contexto. En el "Anteproyecto manuscrito" se incluía
como nota al inciso Io de su artículo 13 una referencia al Código de la Luisiana:
"C. L. 13" y ella se mantuvo como nota al inciso Io del artículo 19 del Proyecto de
1853 y fue reiterada por Bello en su "Comentario":"Código de la Luisiana, artículo
13", que prescribía que: "Cuando una ley es clara y sin ambigüedad, no hay que
eludir la letra, so pretexto de penetrar el espíritu" (Quand une loi est claire et sans
ambiguité, il ne faut point en éluder la lettre, sous prétexte d'en pénétrer l'esprit).
En el ya citado "Anteproyecto manuscrito" se incluía como nota al inciso 2o de su
73
TÍTULO PRELIMINAR
JURISPRUDENCIA
1. "Sentido"y "tenor literal" de la ley en la "interpretación declarativa". La regla
del inciso Io de este artículo presupone, dos actividades diversas: I a ) la determi-
nación de los dos términos del juicio que en ella se expresa, a saber: a) el estable-
cimiento del "sentido de la ley" y, sólo si este es claro, se cae en el supuesto de la
regla y, entonces, tal sentido claro operará como premisa de la proposición y; 2a)
la determinación del "tenor literal" de la ley, es decir, la fijación del sentido de
sus palabras; 2a) el establecimiento de la relación que existe entre estos dos tér-
minos ya determinados, de modo, que si el sentido de la ley es claro y su tenor
literal coincide con ese sentido claro, se sigue la consecuencia de estarse al tenor
literal de la ley, es decir, la interpretación de la ley en este caso es la llamada tra-
dicionalmente "declarativa", porque la extensión que se da a las palabras de la ley
no se extiende ni restringe más allá de lo que comprende el sentido de ellas. Sin
perjuicio de la claridad del juicio lógico que se expresa el inciso Io de este artícu-
lo 19, la jurisprudencia ha enfrentado su lectura, sobre la base de considerar que
en él se recibe el "elemento gramatical" de la interpretación al uso de Savigny, y
en ese contexto se ha planteado, entre otras, dos cuestiones conexas que, singu-
larmente, han marcado la práctica de la interpretación judicial en el derecho
chileno, a saber: a) si la regla del inciso Io de este artículo es de aplicación prefe-
rente a las demás y; b) si ha de darse preferencia al "sentido claro" de la ley o a
73
TÍTULO PRELIMINAR
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta disposición apareció, con una formulación que advendría definitiva,
en el "Anteproyecto manuscrito" como inciso Io de su artículo 14, y se convirtió,
sin alteración alguna de su contenido y redacción, en el artículo 18 del Proyecto
de 1853, de donde pasó al artículo 20 del "Proyecto inédito" y de allí al artículo
20 del Proyecto de 1855 y del Código Civil promulgado y publicado, sin que haya
experimentado ninguna modificación hasta el presente. 2. Fuentes y contexto. En el
"Anteproyecto manuscrito" de título preliminar se contenía una nota, bajo la letra
'c\ ligada a la regla general sentada en la primera parte de este artículo y que remitía
al Código de la Luisiana en su artículo 14, y otra nota, bajo la letra 'd', vinculada
a su segunda parte y que, sin indicar fuente, justificaba brevemente la limitación
de la regla general: "Limitación necesaria". Bello en su "Comentario" incluyó la si-
guiente nota: "Código de la Luisiana, artículos 14 y 18", pero la referencia en esta
última nota al artículo 18 del Código de la Luisiana no es pertinente, pues ella no se
refiere a la cuestión tratada en este artículo, de guisa que sólo resta como remisión
la que se hace a su artículo 14: "Los términos de una ley deben ser generalmente
entendidos en su significación más conocida y más usual, sin ceñirse tanto a los
refinamientos de las reglas de la gramática, como a su acepción general y vulgar"
(Les termes d'une loi doivent étre généralement entendus dans leur signification
la plus connue et la plus usitée, sans s'attacher autant aux raffinemens des regles
de la grammaire, qu'á leur acception générale et vulgaire). 3. El "tenor literal" o
"sentido" de las palabras de la ley. La regla del inciso Io del artículo 19 de este
Código reconoce la posición y valor del "tenor literal" de la ley en el contexto de
la interpretación y, de ahí, que se destinen ciertas reglas dirigidas a precisar ese
"tenor literal" de la ley, constituido, ante todo, por el sentido de sus palabras, y
ellas son, básicamente, las reglas contenidas en este artículo 20 y en el 21. Una
vez precisado el sentido de las palabras de la ley, esto es, su tenor literal, ha de
considerarse en qué relación se encuentra con el sentido claro de la ley, pues, no
es, en el sistema del Código Civil, el tenor literal de la ley el que determina el sen-
tido que deba dársele a ella, sino, al contrario, es el "genuino sentido de la ley" el
que determina la "extensión" que ha de darse a su tenor literal, como se prevé en
el artículo 23, de modo que: a) si el tenor literal de la ley coincide con el sentido
de ella, la aplicación de la ley debe ceñirse a ese tenor literal, que es el supuesto
del que se trata en el inciso Io del artículo 19; b) si el tenor literal de la ley es más
restringido que su "genuino sentido" la extensión que debe dársele al sentido de
sus palabras debe ampliarse hasta que se vuelvan coincidentes con ese tal sentido,
que tal es lo que manda el artículo 23 del Código Civil y, c) igual ocurre cuando el
tenor literal de la ley es más amplio que el genuino sentido de ella, en cuyo caso
92 CÓDIGO CIVIL
ha de dársele una extensión que se conforme con el sentido de la ley. Esta triple
relación es la que ha permitido a los juristas, desde antiguo, diferencias tres "gé-
neros" de interpretación: "declarativa", "extensiva" y "restrictiva".
JURISPRUDENCIA
1. El sentido natural y obvio de las palabras. Una jurisprudencia antigua y cons-
tante identifica el sentido natural y obvio de las palabras, de acuerdo con su uso
general, con las definiciones recibidas en el Diccionario de la Real Academia Espa-
ñola, pero hay también alguna jurisprudencia diversa: a) Opinión predominante: en
el ya indicado sentido de recurrir a las definiciones del Diccionario para precisar
el sentido natural y obvio de las palabras se puede leer, por ejemplo, el siguiente
considerando de una sentencia de la Corte Suprema: "Que cuando el sentido de la
ley es claro, no se desatenderá su tenor literal a pretexto de consultar su espíritu
y las palabras de la ley se entenderán en su sentido natural y obvio, según el uso
general de las mismas palabras y éste es el que señala el Diccionario de la Lengua
de la Real Academia Española" (Cs. 12-VÜ-l 991, cons. 2o, N° LegalPublishing: 11300)
y, sobre la base de tal opinión, es frecuente que en las sentencias se recurra al
Diccionario, así, por ejemplo, para establecer el significado de las palabras: 'daño'
(Ca. Concepción, 28-VIÜ-2002, cons. 21°, N° LegalPublishing: 26127); 'exclusivo'
(Ca. Punta Arenas, 25-VII-2007, cons. 4o, N°LegalPublishing: 36794); 'gasto' (Ca.
Santiago, 28-VI-2001, cons. 6o, N° LegalPublishing: 24959); 'hotel' y 'hostelería' (Cs.
20-X-2005, cons. 17°, N° LegalPublishing: 33045); 'probidad' (Cs. 12-VII-1991, cons.
2o, N° LegalPublishing: 11300); 'retiro' (Cs. 4-XII-2000, cons. 5o, N° LegalPublishing:
17755); 'residente' (Cs. 30-X-2003, cons. 13o, N° LegalPublishing: 28751); 'transeún-
te' (Cs. 28-XLI-2009, cons. 5o, N° LegalPublishing: 43000); b) Opinión minoritaria: a
diferencia del criterio anterior, también e ha sostenido que determinar el sentido
natural y obvio de una palabra según el uso general de la misma no es menester
estar a las acepciones del Diccionario de la Lengua, si tal uso queda en evidencia
en otras disposiciones de la legislación positiva que la emplea con un claro sentido
diverso y, así, por ejemplo, se ha declarado que: "Para calificar de maliciosamente
falsa la declaración de un contribuyente, y ampliar el plazo de revisión de 3 a 6 años,
no cabe estarse a las acepciones de particular ponderación moral que señala el Dic-
cionario de la Lengua, sino el sentido natural y obvio de dichas expresiones, según
el uso general de las mismas, evidenciado en numerosas disposiciones de nuestra
legislación positiva que las emplean con el claro significado de obrar a sabiendas,
o sea, a conciencia de que procede mal, con conocimiento de la ilegitimidad del
acto ejecutado y de sus consecuencias; o también referidos tales conceptos a las
declaraciones de impuestos, faltar deliberadamente a la verdad en hechos sustan-
ciales con influencia en la determinación de un tributo, u omitir antecedentes que
se dejaron de consignar con la intención positiva de eludir su cumplido pago" (Jl.
La Serena, 2-IX-1999, cons. 4o, conf. Cs. 10-X-2000, N°LegalPublishing: 17516); c)
el recurso a otros diccionarios: en algunas sentencias se puede apreciar que no se
acude al Diccionario de la Academia, sino a algún otro, como al muy autorizado de
la aragonesa María Moliner, al que recurría la Corte Suprema en una sentencia de
2009 para precisar la significación de la voz 'razonable': "Considerando que la voz
"razonable se aplica a quien obra según la razón o buen sentido o con prudencia o
73
TÍTULO PRELIMINAR
sensatez (Diccionario María Moliner, Segundo Tomo, Edición Credos S.A., España,
1992, p.939), una seguridad es razonable cuando se ejecuta en una medida pru-
dente o sensata. Por tanto, se concluye que el administrador estimó como medida
razonable efectuar los alzamientos por evaluarlos necesarios y convenientes para
el normal, expedito y progresivo desarrollo del proyecto inmobiliario, razón por
la cual el acto es válido y no adolece de ilicitud de objeto, ni de causa" (Cs. 16-IV-
2009, cons. 10°, N° LegalPublishing: 41950).
Artículo 21. Las palabras técnicas de toda ciencia o arte se tomarán en el sen-
tido que les den los que profesan la misma ciencia o arte; a menos que aparezca
claramente que se han tomado en sentido diverso.
Concordancias: Código de Comercio: articulo 6. Código Sanitario: articulo 55. Ley N° 18.168, Ley General
de Telecomunicaciones, D.O. 02.10.1982: artículo 5.
OBSERVACIONES
1. Historia. Una primera versión de esta disposición apareció en el "Anteproyecto
manuscrito" de título preliminar como inciso 2 o de su artículo 14 y con la siguiente
redacción: "Las palabras técnicas de alguna ciencia o arte se tomarán en el sentido
que les den los que profesan la misma ciencia o arte; a menos que aparezca clara-
mente que se han tomado en sentido diverso". En el Proyecto de 1853 se convirtió
en su artículo 18 a con una variante de redacción en su período inicial, pues la
expresión 'Las palabras técnicas de alguna ciencia o arte' fue substituida por la de
'Las palabras técnicas de toda ciencia o arte' y así pasó al artículo 21 del "Proyecto
inédito" y al mismo artículo del Proyecto de 1855 y al Código Civil promulgado y
publicado, manteniéndose inalterado hasta la actualidad. 2. Fuentes y contexto.
En el "Anteproyecto manuscrito" de título preliminar se contenía una nota, bajo
la letra 'd', ligada a la regla general fijada en la primera parte de este artículo y
que remitía al artículo 15 del Código de la Luisiana y, al igual que en el caso del
artículo anterior, la limitación de su parte final era explicaba en una nota, bajo la
letra 'e': "Esta limitación ha parecido necesaria. Una palabra técnica puede usarse
impropiamente en una ley por falta de conocimientos especiales en sus autores:
¿cómo puede entonces darse a esta palabra una acepción que manifiestamente
pugna a la mente del legislador manifestada en la ley?".
JURISPRUDENCIA
el juez, quien debe juzgar con arreglo a las normas jurídicas, pero sin desconocer
los elementos de hecho que las rodean y que, por cierto, en un proceso como el
que motiva el pronunciamiento de este Tribunal, deben ser acreditados a través
de las distintas fases a través de las cuales se ha desarrollado el proceso" (Te. 18-
IV-2008, cons. 34°, Rol N° 740-07).
Artículo 22. El contexto de la ley servirá para ilustrar el sentido de cada una
de sus partes, de manera que haya entre todas ellas la debida correspondencia y
armonía.
Los pasajes obscuros de una ley pueden ser ilustrados por medio de otras
leyes, particularmente si versan sobre el mismo asunto.
Concordancias: Código Civil: artículo 19. Código Tributario: artículo 4.
OBSERVACIONES
1. Historia. En el "Anteproyecto manuscrito" de "Título preliminar" se sitúa el origen
de esta disposición, que aparecía como su artículo 15 y de allí pasó al artículo 19 del
Proyecto de 1853. En el "Proyecto inédito" se mantuvo, con ligeras modificaciones,
como su artículo 22, y así se conservó en el inciso 2o del Proyecto de 1855 y del
Código Civil promulgado y publicado y actualmente vigente. 2. Fuentes y contex-
to. En el tantas veces citado "Anteproyecto manuscrito" se incluía una nota para
su inciso Io que remitía al artículo 16 del Código de la Luisiana, la que se reiteró
en el Proyecto de 1853, aunque en una nota única que no diferenciaba entre los
dos incisos y que remitía a los artículos 16 y 17 del dicho Código de la Luisiana,
al igual que en el "Comentario" de Bello a aeste artículo, aunque en él se agregó
una referencia a un texto del derecho romano: "Incivile est, nisi ista lege perspecta,
una aliqua partícula ejus proposita, judicare vel respondere. Ley 24, De Legibus.-
Código de la Luisiana, artículos 16 y 17". El artículo 16 del Código de la Luisiana
prescribía que: "Cuando las expresiones de una ley son dudosas, se puede buscar
la significación examinando y comparando los términos o frases ambiguas con las
otras partes de la ley con la finalidad de determinar su verdadero sentido" (Quand
Ies expressions d'une loi sont douteuses, on peut en rechercher la signification, en
examinat et comparant les termes ou phrases ambigúes avec ¡es autres parties de
la ¡oí, afin de déterminer leurs véritable sens), y su artículo 17: "Las leyes in pari
materia o sobre una misma materia, deben ser interpretadas según la relación
que tienen la una con la otra; lo que es claro en una ley, puede servir de base para
explicar lo que es dudoso en otra" (Les lois in pari materia ou sur un méme sujet,
doivent étre interprétées suivant le rapport qu'elles ont l'une avec l'autre; ce qui est
clair dans une loi, peut servir de base pour expliquer ce qui est douteux dans une
autre). La referencia, finalmente, a la ley Incivile est, correspondía a Digesto 1,3,24:
"A no ser que se tenga en perspectiva a toda la ley, es incivil juzgar o dictaminar
destacando alguna parte singular de ella".
JURISPRUDENCIA
1. Contenido de la regla del inciso Io. La jurisprudencia, que suele entender a esta
regla como expresión del "elemento sistemático" de la interpretación, entiende
73
TÍTULO PRELIMINAR 13 5
que: "El legislador civil estableció, entre otros elementos para la interpretación
jurídica, el criterio sistemático, de acuerdo al cual el contexto de la ley servirá
para ilustrar el sentido de cada una de sus partes, de manera que haya entre to-
das ellas la debida correspondencia y armonía (artículo 22 del Código Civil). La
jurisprudencia ha declarado, a este respecto, que "el sentido de la ley no puede
buscarse aislando una disposición de otras, ni un inciso de un mismo artículo de
otros, ni mucho menos tratándose de una sola regla, separando una frase de las
otras" (Cs. 18-X-2006, cons. 6o, N° LegalPublishing: 35423) y, desde esa perspectiva,
se ha consolidado como opinión común el que: "En conformidad con lo dispuesto
en el artículo 22 del Código Civil, el alcance de un precepto siempre debe fijarse
de manera que se inserte coherentemente en el contexto total del cuerpo legal que
lo contiene" (Cs. 12-LV-2011, cons. 5o, N° LegalPublishing: 48698; Cs. 10-111-2011,
cons. 7o, N° LegalPublishing: 48213; Cs. 21-XII-2010, cons. 7°, N° LegalPublishing:
47044; Ca. Santiago, 9-IX-2010, cons. 6o, N°LegalPublishing: 46096) y, en la mis-
ma orientación, se ha dicho que de este artículo 22: "Se infiere que las normas
legales no pueden interpretarse en forma aislada sino que debe serlo tomando en
consideración los preceptos que conforman el cuerpo legal en que se encuentran
incluidas" (Ca. San Miguel, 19-XI-2001, cons. 6o, N°LegalPublishing: 23475). Desde
otra perspectiva, se ha entendido que: "La regla hermenéutica que consagra el ar-
tículo 22 del Código Civil, la que autoriza revisar el contexto preceptivo en el que
se enmarca la disposición de cuya exacta determinación se trata" (Ca. Santiago,
16-IX-2009, cons. 5o, N° LegalPublishing: 42658). 2. Significación de la expresión
"contexto de la ley". La jurisprudencia ha entendido que: "Conforme a esta nor-
ma, que se refiere al elemento lógico de interpretación, el contexto de la ley es el
enlazamiento de sus diversas partes, basados en la presunción de que todas ellas
responden a una misma idea directriz" (Ca. San Miguel, 19-XI-2001, cons. 6o, N° Le-
galPublishing: 23475). 3. La regla del inciso 1 °ysu aplicación en la interpretación
de leyes laborales. Se ha sostenido por una jurisprudencia reciente que: "En el
derecho laboral no puede aplicarse la regla de interpretación del artículo 22 del
Código Civil, sin considerar que se trata de un derecho protector de los intereses
del trabajador y de los objetivos propios de la negociación colectiva, por lo que
las normas deben interpretarse en beneficio de ellos, y desde ese punto de vista,
no puede entenderse el vocablo reajustabilidad, sino en términos de mejorar las
condiciones salariales de los trabajadores, entendiendo que la aplicación del IPC
se realice en aquellos casos en que este es superior a cero, y que no corresponde
aplicarlo en el resto de los casos" (Ca. La Serena, 10-VII-2011, cons. 8o, N° Legal-
Publishing: 49993). 4. La regla del inciso 2o como regla de integración de vacíos
legales. A esta regla ha acudido la jurisprudencia, en más de alguna ocasión, no
como una regla de interpretación legal, sino como de "integración", en concreto,
para justificar la aplicación supletoria del Código Civil frente al vacío de alguna
ley determinada y, así, por ejemplo, en relación con el Código del Trabajo, tras
argumentar sobre la base del artículo 4o del Código Civil, se ha declarado que: "A
igual consecuencia se llega recurriendo a la regla de hermenéutica contenida en el
artículo 22 inciso final del Código Civil, por cuanto "Los pasajes obscuros de una
ley pueden ser ilustrados por medio de otras leyes, particularmente si versan sobre
el mismo asunto", cuestión que acontece en esta litis, desde que si bien, como se
96 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO I
OBSERVACIONES
1. Historia. En el "Anteproyecto manuscrito" de "Título preliminar" del que sería
el Proyecto de 1853 se incluía un artículo 17 cuyo texto era: "La distinción que se
hace de las leyes en favorables y odiosas no se tomará en cuenta para ampliar o
restringir su interpretación. La extensión que deba darse a toda ley, se determina-
rá por su genuino sentido y según las reglas de interpretación precedentes" y en
los mismos términos pasó al artículo 21 del dicho Proyecto de 1853 y se mantuvo
inalterado en el artículo 23 del llamado "Proyecto Inédito" y sólo en una revisión
posterior se introdujeron algunas modificaciones que hicieron que en el Proyecto
de 1855 apareciera en la formulación definitiva, pues así fue promulgado y se
mantiene en vigor hasta el presente. 2. Fuentes y contexto. En el "Anteproyecto
manuscrito" se incluía como nota a su artículo 17 una referencia al Código de la
Luisiana: "C. L. art. 20", la que también se agregó en el Proyecto de 1853 como nota
a su artículo 21 y, finalmente, Bello en su "Comentario" reiteró la misma referencia:
"Código de la Luisiana, artículo 20". El citado artículo 20 del Código de la Luisiana
prescribía que: "La distinción de las leyes en leyes odiosas y leyes favorables, con
miras a restringir o extender sus disposiciones, no puede hacerse por aquellos que
están encargados de interpretarlas" (La distinction des lois en lois odieuses et lois
favorables, dans la vue de restreindre ou d'étendre leurs dispositions, ne peut étre
faite par ceux qui sont chargé de les interpréter), de manera que es sólo la cláusula
inicial de este artículo 23 la que reconoce su fuente en el artículo 20 del Código
de la Luisiana. 3. El sentido histórico de la regla. En la cultura del derecho común
anterior a la codificación civil, la coexistencia de un derecho que se entendía co-
mún (ius commune), y que era el romano y canónico trabajado por glosadores y
comentaristas, junto a una multiplicidad de derechos propios (iura propria), entre
los que se hallaban los estatutos de las ciudades y las leyes reales de cada reino,
generaba la cuestión de articularlos de un modo coherente en su aplicación. Uno
de los dispositivos más importantes para conseguir esa coherencia, en el momento
de la interpretación y aplicación de los derechos propios, lo constituía la regla Odia
restringí que, había sido incorporada por el papa Bonifacio VIII al título De regulis
iuris del libro V del Sexti Decretalium, bajo el número XV, y que rezaba: "Las odiosas
deben ser restringidas y las favorables conviene que se amplíen" (Odia restringí, &
13 5
TÍTULO PRELIMINAR
favores convenit amplían). De acuerdo con ella, las reglas de los derechos propios
se ponían en relación con las del derecho común, de modo que si eran contrarias
al derecho común, es decir, si lo contradecían, se consideraba que eran "odiosas"
y, en consecuencia, debían ser interpretadas y aplicadas de manera restrictiva y,
por el contrario, si eran coincidentes con el derecho común, se las calificaba de
"favorables" y, por ende, admitían una interpretación y aplicación amplia o exten-
siva, lo que, en definitiva, significaba que el entendimiento y aplicación del derecho
propio dependía, en definitiva, de su adecuación o no al derecho común romano.
En ese contexto, por ejemplo, los juristas castellanos e indianos sostenían que las
leyes reales de las Siete Partidas debían ser interpretadas de acuerdo con el derecho
común, como lo enseñaban, entre otros, su glosador Gregorio López, Luis Veláz-
quez de Avendaño, Juan Yáñez Parladorio y Lorenzo Mateu y Sanz (Leges partitae
desumptae a jure civili interpretandae sunt juxta juris civilis interpretationem),
principio que se aplicaba a todas las leyes reales castellanas (Lex regni debet intelligi
ex legibus iuris communis ad quarum declarationem venit), de modo que, como lo
escribía el jurista indiano Francisco Carrasco del Saz cuando una ley del derecho
real castellano era correctora del ius commune debía reducirse al solo caso del cual
trataba. En ese contexto, la interpretación "extensiva" o "restrictiva" de los derechos
propios dependía de su relación con el derecho común que, en definitiva, no era
más que el derecho romano justinianeo trabajado por los glosadores y comenta-
ristas medioevales, de modo que el primer período de este artículo 23 representa
una reacción contraria a esa tradicional manera de interpretar y aplicar las leyes
del derecho propio y, así, no se admite que en el proceso de interpretación de una
ley se la considere en relación con el derecho común romano para extenderla o
restringirla en función de si es favorable u odiosa a él. Por último, tal distinción
de leyes odiosas y favorables, aunque ligadas al tema de la interpretación, no debe
confundirse con aquellas disposiciones legales que admiten un criterio de favor en
relación con determinadas categorías o personas, como lo era en el derecho romano,
por ejemplo, el favor libertatis, que implicaba que, en esta sede de interpretación,
las reglas se interpretaran siempre desde la perspectiva de favorecer la libertad, y
de las que en el sistema jurídico chileno se reconoce en el ámbito penal el favor del
procesado, y en el Código Civil se admiten los siguientes casos: a) el favor pupilli,
con una tradición que se remontaba a época romana, del que es ejemplo la regla
contenida en su artículo 388 y; b) el favor debitoris, admitido en la regla del inciso
Io de su artículo 1566.4. La extensión de la ley. Queda dicho que el "tenor literal
de la ley", esto es, el sentido de sus palabras, puede hallarse en tres situaciones
distintas en relación con el "sentido de la ley" y que es éste, el que determina siem-
pre la extensión que deba darse a aquel, desde cuya perspectiva se reconocen los
tres géneros clásicos de la interpretación legal: a) la "interpretación declarativa",
de la que se ocupa la regla del inciso Io del artículo 19 de este Código y que, como
ya se apuntara, se presenta cuando el sentido de la ley se extiende tanto como su
tenor literal; b) la "interpretación extensiva" que, en palabra de José María Álva-
rez, se presenta: "Cuando la razón de la ley se extiende más que las palabras, de
suerte que por medio de la interpretación se lleva a un caso que no está expreso
en ella: v. gr. prohibe el Príncipe que se extraiga trigo de la provincia bajo pena de
confiscación: un mercader no extrae trigo, sino harina; se pregunta: ¿habrá obrado
98 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO I
contra la ley y merecerá la pena o no? Y se debe afirmar que sí; porque aunque
la ley no habla de la harina, la razón de la prohibición es evitar la escasez, la cual
igualmente amenaza sacando la harina y el trigo", es decir, el sentido de las pala-
bras de la ley ha de interpretarse de modo que se extienda para hacerlo coincidir
con el "genuino sentido" de la ley y; c) la "interpretación restrictiva" que, según el
mismo Álvarez, se presenta: "Cuando las palabras se extienden más que la razón
de la ley, de suerte que por la interpretación se exceptúa un caso que las palabras
de la ley parecen comprender", esto es, se restringe el tenor literal de la ley para
que se conforme al "genuino sentido" de ella.
JURISPRUDENCIA
1. La interpretación jurisprudencial de la regla. La jurisprudencia ha entendido
la regla contenida en el primer período de este artículo 23 en un contexto diverso
a aquel en el que fue formulada, y la ha considerado en relación con las partes que
intervienen en un juicio y en relación con la posición del juez frente a la aplicación
de la ley: a) en relación con las partes de un pleito: alguna jurisprudencia ha leído
este artículo como una regla que importa para las partes la sujeción a las leyes,
tanto si les benefician como si les perjudican, y en este sentido se ha declarado
que: "Quien hace valer en su favor una determinada ley ha de estarse a lo favorable
u odioso de la disposición, es decir, ha de aceptar que la solución del debate le
sea adversa o benéfica" (Cs. 6-XII-2000, cons. 5o, N° LegalPublishing: 17807)-, b) en
relación con el juez y su posición frente a la aplicación de la ley. Se suele en-
tender que la regla de este artículo 23 importa vedar al juez toda valoración sobre
los efectos a que pueda conducir la aplicación de la ley y, en particular, impedirle
un juicio subjetivo sobre ella. En este sentido, por ejemplo, se ha declarado: "Que
si bien ha de convenirse en que la interpretación sustentada por la reclamante
resulta atractiva y deseable desde un punto de vista de "justicia material que es lo
que parece haber motivado el fallo que se revisa especialmente cuando el acreci-
miento que beneficia a la pensión de la viuda tiene su origen en la extinción de la
pensión de orfandad del hijo que la demandante tuvo con el imponente, no debe
olvidarse que lo favorable u odioso de una disposición no habrá de tomarse en
cuenta para ampliar o restringir su interpretación, máxima contenida en el artículo
23 del Código Civil que impide al Juez ponderar los efectos beneficiosos de una
determinada interpretación, para aceptarla". En la especie, afirmar que el acreci-
miento de la pensión de la viuda cuya fuente se encuentra en la ley 6.037 favorece
a la pensión de la demandante, por la vía de entender que el 60% establecido en la
ley 15.386 ha de estar en relación permanente al monto de la pensión de viudez,
implica hacer una interpretación que se aleja del claro sentido de la ley, expresado
en su tenor literal y sólo se explica en los efectos beneficiosos que dicha inter-
pretación produce respecto de la demandante. Cabe preguntarse si se sustentaría
idéntica interpretación, en el caso que la pensión de viudez se viera disminuida
por cualquier razón" (Cs. I X-2007, cons. Io, N° LegalPublishing: 38673) y, en la
misma orientación, se ha señalado que: "La circunstancia de que esta agravante de
responsabilidad, que se encuentra establecida de manera imperativa al disponer
que la pena deberá ser aumentada en un grado, conduzca a una pena aberrante
que no coincide con la gravedad del delito no puede ser tomada en consideración
TÍTULO PRELIMINAR 99
Artículo 24. En los casos a que no pudieren aplicarse las reglas de interpretación
precedentes, se interpretarán los pasajes obscuros o contradictorios del modo que
más conforme parezca al espíritu general de la legislación y a la equidad natural.
Concordancias: Código Civil: artículo 1734 inciso final. Código de Procedimiento Civil: artículo 170 número
5. Código Aeronáutico: articulo 6.
OBSERVACIONES
1. Historia. El origen de esta disposición se sitúa en el "anteproyecto" de "Títu-
lo preliminar" del Proyecto de Código Civil de 1853, cuyo artículo 18 rezaba lo
siguiente: "En los casos a que no pudieren aplicarse las reglas de interpretación
precedentes, se interpretarán los pasajes obscuros del modo que más conforme
parezca al espíritu general de la legislación y a la equidad natural". Este artículo se
convirtió en el artículo 23 del citado Proyecto de 1853, con una sola variante, pues
la expresión 'pasajes obscuros' fue ampliada a la de 'pasajes obscuros o contradic-
torios', y la revisión de que fue objeto por la Comisión implicó que, sin alteración
alguna, se situara como artículo 24 del llamado "Proyecto Inédito" y que en los
mismos términos pasara al artículo 24 del Proyecto de 1855 y así fue promulgado
y publicado, manteniéndose en vigor hasta el día. 2. Fuentes y contexto. Ni en el
"Anteproyecto" de "Título preliminar" del Proyecto de 1853, ni en dicho Proyecto, se
incluía nota alguna que hiciera referencia a sus fuentes, pero Bello, en su ya citado
"Comentario", incluyó la siguiente nota para el actual artículo 24 Ce: "Código de
la Luisiana, artículo 21", disposición que señalaba que: "En las materias civiles, el
juez, en defecto de ley precisa, está obligado a proceder conforme a la equidad;
para decidir según la equidad, debe recurrir a la ley natural y a la razón, o a los
usos recibidos, ante el silencio de la ley primitiva" (Dans les matiéres civiles, le juge,
á défaut de loi précise, est obligé de procéder conformément a l'équité; pour décider
suivant l'équité, il faut recourir á la loi naturellle et á la raison, ou aux usages re$us,
dans le silence de la loi primitivé).
JURISPRUDENCIA
es, una equidad que aún no se ha constituido en derecho y a la que suele dotar de
una significación "correctora" del rigor de la ley, sin que falte alguna sentencia en
la que, de algún modo, se asuma una cierta idea de aequitas cerebrina o bursatís,
esto es, la que no es más que el fruto del ingenio o del corazón. Así, por ejemplo,
se ha hecho referencia a: "La equidad, entendida esta última en su sentido natural
y obvio, cual es "la justicia natural por oposición a la letra de la ley positiva", o
la moderación "en las condiciones que se estipulan para los contratos", o la pro-
pensión a dejarse guiar o a fallar "por el sentimiento del deber o de la conciencia,
más que por las prescripciones rigurosas de la justicia o por el texto terminante
de la ley". Es lo que del concepto de "equidad" proporciona el diccionario de la
Real Academia de la Lengua Española, y es a ella a la que se refiere el Código Civil
cuando en su artículo 24 señala, como norma última de la interpretación legal,
"la equidad natural", norma que según esta Corte ha de tenerse como la dispo-
sición de justicia que por excelencia ha de fundar toda sentencia jurisdiccional
de adjudicación" (Ca. Santiago, 2-V-2008, cons. 6o, N° LegalPublishing: 38807) e,
igualmente, se ha entendido que es: "La equidad natural, concepto que expresa
el sentimiento o juicio seguro y espontáneo de lo justo e injusto que emana de
la naturaleza humana" (Cs. 7-XU-2010, cons. 12°, N° LegalPublishing: 46902). 2.
La regla del artículo 24 y el recurso de casación. Planteada la cuestión de si es
posible invocar la infracción del artículo 24 como fundamento de un recurso de
casación, la jurisprudencia ha declarado que: "La referida disposición, aun cuando
se la relacione con el principio de equidad, no resulta suficiente, por sí sola, para
fundar una casación, ya que se trata de una norma auxiliar de otras, que son las
disposiciones legales de fondo. Esto significa que ella podría ser efectivamente
vulnerada, pero únicamente al llevarse a cabo por los sentenciadores el proceso
de hermenéutica de otro u otros preceptos, no siendo ello, sin embargo, lo que
ha fundado el presente recurso, como ya quedó dicho" (Cs. 24-XH-2003, cons.
5o, N° LegalPublishing: 29444), y aclarado que: "Se puede resumir la doctrina
contenida en esta resolución en la idea de que únicamente se puede recurrir de
casación respecto de sentencias que se hayan pronunciado con error de derecho o
infracción de ley y las vulneradas deben ser normas legales que decidan la cuestión
que se ha ventilado en el proceso y no disposiciones auxiliares, como es la que
se ha invocado en el presente caso. Además, no puede fundarse un recurso de
esta especie, en una supuesta vulneración de principios como el de la equidad"
(Cs. 24-XII-2003, cons. 7o, N° LegalPublishing: 29444) y, de un modo más general,
se ha sostenido en la misma dirección: "Que toda posible infracción de los artícu-
los 19, 20 y 24 del Código Civil, por tratarse de normas sobre interpretación de
la ley, facultad que compete a los jueces de fondo, no pueden constituir causales
que puedan fundar el recurso de casación" (Cs. 2-XI-1995, cons. 13°, N° LegalPu-
blishing: 13692).
Artículo 25. Las palabras hombre, persona, niño, adulto y otras semejantes
que en su sentido general se aplican a individuos de la especie humana, sin dis-
tinción de sexo, se entenderán comprender ambos sexos en las disposiciones de
13 5
TÍTULO PRELIMINAR
OBSERVACIONES
1. Historia. Este apareció con la redacción, que sería la definitiva, en el Proyecto de
1853 como su artículo 24, de donde pasó inalterado al artículo 25 del "Proyecto
inédito" y de allí al artículo 25 del Proyecto de 1855 y así fue promulgado y publi-
cado en la edición oficial del Código Civil de 1856, sin que haya experimentado
modificaciones hasta el presente. 2. Fuentes y contexto. En el Proyecto de 1853 se
incluía como nota al inciso Io de su artículo 24 una remisión a una ley de las Siete
Partidas: "L. 6, tit. 33, Part. 7", referencia que Bello conservó en su "Comentario",
sólo que aparece con la modificación de referirse a la quinta de las Partidas y no
a la séptima: "Ley 6, título 33, Partida 5", lo que debe ser un error de edición o de
lectura del manuscrito, pues la referencia correcta es a la séptima de las Partidas
(7,33,6), es decir a una de sus leyes situada en el título "Del significamiento de las
palabras, e de las cosas dubdosas", que tocaba, precisamente, a la regla sentada en
su inciso I o , pues decía: "Usamos poner en las leyes deste nuestro libro, diziendo:
Tal orne, que tal cosa fiziere, aya tal pena. Entendemos por aquella palabra, que
el defendimiento pertenesce también a la mujer como al varón, maguer que non
fagamos y emiente dello. Fueras ende en aquellas cosas señaladas, que les otorgan
las leyes deste nuestro libro". Para el inciso 2o, Bello en su "Comentario" incluyó
la siguiente nota: "Es una regla que no necesita de más autoridad que el sentido
común. Y sin embargo, han querido algunos extender al viudo pobre el beneficio
de la cuarta que la ley 7, título 13, Partida 6, concede a la viuda". La citada ley
de Partidas trataba de "De en quánta parte de los bienes del marido rico puede
heredar la muger pobre si casó sin dote, et non ha de qué vivir" No deja de ser de
interés advertir que desde la edición de 173 7 del Diccionario de la Academia, hasta
la de 1852, inmediatamente anterior al Proyecto de 1853 en la que apareció esta
disposición, la primera acepción que se daba a la voz 'persona' era la siguiente:
"Individuo de la naturaleza intelectual o de la naturaleza humana". 3. Naturaleza
y sentido de la regla. Ha querido el legislador sentar en este artículo 25 una regla
de interpretación y no de "género", como lo comprueba su ubicación en el "Título
preliminar" dentro de su epígrafe "Definición de varias palabras de uso frecuente en
las leyes" y como, además, lo corrobora la fuente castellana de la que está tomado
y toda la tradición jurídica occidental recibida en ella. Se trata, pues, de una regla
técnica que está dirigida a quien ha de interpretar una ley y, por ende, su finalidad
es, ante todo, práctica. 4. Una nueva práctica legislativa. En los últimos años se
aprecia una práctica legislativa que no sigue la asentada regla de este artículo 25 y
opta por una técnica que presupone, a diferencia de esta disposición, que el "sentido
general" de palabras como "niño" es, necesariamente, indicativo de sexo y, de allí,
que mencione diferenciadamente al "niño" y a la "niña". Así, por ejemplo, en la Ley
102 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO I
Artículo 26. Llámase infante o niño todo el que no ha cumplido siete años;
impúber, el varón que no ha cumplido catorce años y la mujer que no ha cumplido
doce; adulto, el que ha dejado de ser impúber; mayor de edad, o simplemente ma-
yor, el que ha cumplido dieciocho años; y menor de edad, o simplemente menor,
el que no ha llegado a cumplirlos.1
Concordancias: Código Civil: artículos 20, 723 inciso 2°, 1447,2319. Ley N" 19.221, sobre Mayoría de Edad,
D.O. 01.06.1993: artículo 1. Decreto N" 830, Min. Relaciones Exteriores, Convención sobre los Derechos del
Niño, D.O. 27.09.1990: artículo 1. Ley N" 19.968, crea Tribunales de Familia, D.O. 30.08.2004: artículo 16
inciso 3LeyN° 20.084, Establece un sistema de responsabilidad de los adolescentes por infracción a la ley
penal, D.O. 07.12.2005: artículo 3.
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición era la del artículo 25 del
Proyecto de 1853, bajo la siguiente forma: "Llámase infante o niño todo el que no
ha cumplido siete años; impúber, el varón que no ha cumplido catorce años i la
mujer que no ha cumplido doce; mayor de edad, o simplemente mayor, el que ha
cumplido veinte i cinco años; i menor de edad, o simplemente menor, el que no
ha llegado a cumplirlos" y en los mismos términos fue recibido en el inciso Io del
artículo 25 del "Proyecto inédito". La Corte de Apelaciones de Concepción en sus
observaciones al Proyecto de 1853 había advertido que: "Se echa de menos la de-
finición de la adolescencia que principia a los 12 años en las mujeres y 14 en los
hombres, cuya definición es necesaria para expresar la edad que media entre la
indicada y los 2 5 años. Se hace preciso usar de la perífrase -púber menor de edad,
o menor púber-, como se ve, por ejemplo, en el art. 381" y, muy probablemente,
esta sugerencia y su aceptación por Bello es la que explica que, en una última revi-
Este artículo fue modificado por el artículo 2o de la Ley N° 19.221, publicada en el Diario Oficial de
Io de junio de 1993. Con anterioridad fue modificado por los artículos Io y 2" de la Ley N° 7.612,
publicada en el Diario Oficial de 21 de octubre de 1943.
13 5
TÍTULO PRELIMINAR
Artículo 27. Los grados de consanguinidad entre dos personas se cuentan por el
número de generaciones. Así el nieto está en segundo grado de consanguinidad con
el abuelo, y dos primos hermanos en cuarto grado de consanguinidad entre sí.
Cuando una de las dos personas es ascendiente de la otra, la consanguinidad
es en línea recta; y cuando las dos personas proceden de un ascendiente común,
y una de ellas no es ascendiente de la otra, la consanguinidad es en línea colateral
o transversal.
Concordancias: Código Civil: artículo 107.
104 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO I
OBSERVACIONES
1. Historia. Su inciso Io del artículo 27 se encuentra en el Proyecto de 1841, en
cuyo título II "De la sucesión ab intestato" se contenía el siguiente artículo 5: "La
proximidad de parentesco, tanto en la línea recta como en la trasversal, se computa
por el número de jeneraciones intermedias: cada jeneracion es un grado. Así el
biznieto está en el tercer grado de la línea recta, i el hijo del primo hermano en el
quinto de la trasversal", conservado sin alteraciones en el artículo 29 del Proyecto
de 1846. En el Proyecto de 1853 la citada disposición fue trasladada al artículo 26
del "Título preliminar", cuya primera parte rezaba: "Los grados de consanguinidad
entre dos personas se cuentan por el número de jeneraciones intermedias [...]",
advirtiéndose que se han omitido los ejemplos. Como resultado de la revisión por
la Comisión el contenido de dicho artículo se dividió en dos incisos, recuperando
el primero los ejemplos, aunque diversos de los originarios, y dándosele una nueva
redacción, que sería la definitiva, aparece en el inciso Io del artículo 27 del "Pro-
yecto inédito" y de allí pasó, sin alteraciones, al Proyecto de 1855 y al Código Civil
aprobado, promulgado y publicado en 1856, manteniéndose en vigor hasta el día.
Su inciso 2o se remonta a la parte final del artículo 26 del Proyecto de 1853 con la
redacción que sería la definitiva, pues, sin alterarla, fue mantenida como inciso 2o
del artículo 27 del "Proyecto inédito" y de allí pasó, sin alteraciones, al Proyecto de
1855y al Código Civil aprobado, promulgado y publicado en 1856, manteniéndose
en vigor hasta el día. 2. Fuentes y contexto. Aunque en los Proyectos no existen
notas que remitan a eventuales fuentes de este artículos, no cabe duda, por su
redacción originaria en el Proyecto de 1841, que para formar su inciso Io Bello tuvo
a la vista el artículo 735 del Code Civil para formar su primera parte, pues el texto
francés decía: "La proximidad del parentesco se establece por el número de genera-
ciones; cada generación se llama un grado", pero los ejemplos, ya presentes en esa
primera versión, parecen ser originales de Bello. Su inciso 2o carecía, igualmente,
de indicación de fuentes, pero su contenido era el del derecho vigente en Chile
en el momento de la codificación, al igual que la terminología asumida en él, por
ejemplo en Siete Partidas (6,13,2), sin perjuicio de lo cual Bello pudo haber tenido
a la vista el inciso Io del artículo 736 del Code Civil: "La serie de grados forma la
línea: se llama línea directa la serie de grados entre personas que descienden, la
una de la otra; linea colateral, la serie de grados entre personas que no descienden
las unas de las otras, pero que descienden de un autor común", advirtiéndose una
redacción diversa y más precisa.
Artículo 28. Parentesco por consanguinidad es aquel que existe entre dos
personas que descienden una de la otra o de un mismo progenitor, en cualquiera
de sus grados.1
Concordancias: Código Civil: artículo 20.
Este articulo fue sustituido por el artículo Io N° 1 de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario Oficial
de 26 de octubre de 1998.
13 5
TÍTULO PRELIMINAR
OBSERVACIONES
1. Historia, procede del artículo 27 del Proyecto de 1853, cuyo texto era el siguiente:
"Parentesco lejítimo de consanguinidad es aquel en que todas las jeneraciones de
que resulta han sido autorizadas por la lei; como entre dos primos hermanos, hijos
lejítimos de dos hermanos, que han sido también hijos lejítimos del abuelo común"
y fue conservado, sin alteraciones en el artículo 28 del "Proyecto inédito" y en igual
ubicación en el Proyecto de 1855, y como tal aprobado y conservado en el Código
Civil promulgado y publicado en 1856, mantuvo su vigencia inalterada hasta la Ley
N° 19.585 de 26 de octubre de 1998. El 22 de julio de 1993 el presidente de la Re-
pública enviaba un proyecto de ley al Congreso Nacional que tenía como "objetivo
fundamental substituir el régimen de filiación actualmente vigente por otro, que
termina con las diferencias entre hijos legítimos e ilegítimos y que establece un trato
igualitario para todos los hijos, cualquiera sea la situación legal entre sus padres al
momento de la concepción", cuyo fundamento se situaba en evitar la discriminación
que se veía consagrada en el régimen de filiación existente y asumir el principio
constitucional de la igualdad y dar cumplimiento a una serie de instrumentos in-
ternacionales ratificados por Chile. Consecuencia natural de este Proyecto era la
eliminación de la distinción entre "parentesco legítimo" y "parentesco ilegítimo" y
de ahí, que en dicho Proyecto del Ejecutivo se incluyera el siguiente nuevo texto para
el artículo 28 del Código Civil: "Parentesco por consanguinidad es aquel que existe
entre dos personas que descienden la una de la otra o de un mismo progenitor". En
la Comisión de Constitución dicho texto fue aprobado con modificaciones "con el
fin de hacer referencia al grado y para colocar algunos ejemplos esclarecedores",
y así quedaba con la siguiente redacción en el "Primer Informe" de 9 de agosto de
1994: "Parentesco por consanguinidad es aquel que existe entre dos personas que
descienden una de la otra en cualquiera de sus grados o de un mismo progenitor,
como el que existe entre dos primos hermanos, hijos de dos hermanos, que han
sido también hijos del abuelo común". En la segunda discusión en la Comisión de
Constitución, "Este artículo fue objeto de una indicación, destinada a suprimir el
ejemplo que en él se contiene que, en el fondo, no hace otra cosa que repetir el que
está en el texto vigente, con algunas adecuaciones de forma" y estimó la Comisión:
"que dicho ejemplo no era correcto, pues estaba dado para una situación diferente
a la actual, en la cual se ha sustituido el régimen de filiación vigente por otro que
establece un estatuto igualitario entre todos los hijos" y así, por unanimidad, se
acogió la indicación y se aprobó en este "Segundo Informe" de 11 de octubre de
1994 el siguiente texto: "Parentesco por consanguinidad es aquel que existe entre
dos personas que descienden una de la otra o de un mismo progenitor, en cualquie-
ra de sus grados", y tal sería la redacción definitivamente conservada, de manera
que la Ley N° 19.585, de 26 de octubre de 1998, dispuso en su artículo 1.1 que se
substituyera el artículo 28 del Código Civil por el nuevo, cuyo texto, se mantiene
en vigor hasta el día. 2. Fuentes y contexto. Carecía en los Proyectos de indicación
de fuentes, sin embargo, es probable que Bello hubiera tenido a la vista el artículo
345 del Código Civil holandés, que era uno de los pocos que en su tiempo ofrecía
de modo expreso una definición de parentesco, y cuyo texto era el siguiente: "El
parentesco consiste en las relaciones que hay entre las personas que descienden
unas de otras o que traen su origen de un autor común".
106 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO I
JURISPRUDENCIA
1. Concepto de parentesco. Al no hallarse definida legalmente la noción de pa-
rentesco, la jurisprudencia se ha limitado a asumir alguna de las definiciones de
la doctrina, y así se ha dicho: "Que el Código Civil, no ha definido lo que se en-
tiende por parentesco [...] don Luis Claro Solar, quien manifiesta que parentesco
es relación de familia que existe entre dos personas: se divide en natural y legal.
(Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado. Volumen I página 138). Don
Victorio Pescio dice que se entiende por tal el vínculo o relación de familia que
existe entre dos personas. (Manual de Derecho Civil. Tomo I página 395); y Meza
Barros sostiene que: Parentesco es la relación de familia que existe entre dos per-
sonas. (Manual de Derecho de Familia. Tomo 1, página 14)" (Cs. 15-IV-1987, cons.
5o, N° LegalPublishing: 10107).
Artículo 31. Parentesco por afinidad es el que existe entre una persona que
está o ha estado casada y los consanguíneos de su marido o mujer.
La línea y el grado de afinidad de una persona con un consanguíneo de su marido
o mujer, se califican por la línea y grado de consanguinidad de dicho marido o mujer
con el dicho consanguíneo. Así, un varón está en primer grado de afinidad, en la
línea recta, con los hijos habidos por su mujer en anterior matrimonio; y en segundo
grado de afinidad, en la línea transversal, con los hermanos de su mujer.3
Concordancias: Código Civil: artículos 20, 102.
OBSERVACIONES
1. Historia. Su inciso Io procede de la primera parte del inciso Io del artículo 30 del
Proyecto de 1853, que decía: "Afinidad lejitima es la que existe entre una persona
que está o ha estado casada i los consanguíneos lejítimos de su marido o mujer
[...]" y, sin alteraciones de redacción, se convirtió en el inciso Io del artículo 31 del
"Proyecto inédito" y en igual ubicación se mantuvo en el Proyecto de 1855 y pasó
al Código Civil promulgado y publicado, mantuvo su vigencia sin modificaciones
hasta la Ley 19.585 de 26 de octubre de 1998. Su inciso 2o procedía del mismo
artículo 30 del Proyecto de 1853, cuya redacción sería la definitiva, sólo que en él
la primera parte del actual inciso 2o era la segunda parte de su inciso I o , y su com-
posición actual se le dio en el Proyecto Inédito, como artículo 31, y fue conservado
como artículo 31 del Proyecto de 1855 y, sin modificaciones, pasó al Código Civil
promulgado y publicado, en vigor sin modificaciones hasta la ley 19.585 de 26 de
Este artículo fue derogado por el artículo I o , N° 2, de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario Oficial
de 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue derogado por el articulo I o , N° 3, de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario Oficial
de 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue reemplazado por el artículo I o , N° 4, de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998.
13 5
TÍTULO PRELIMINAR
octubre de 1998. Al igual que en el caso del artículo 28, fue mandado substituir
por el texto actualmente en vigor por el artículo 1.4 de la Ley N° 19.585, de 26 de
octubre de 1998. Su origen, pues, se hallaba en el Proyecto del Ejecutivo de 22 de
julio de 1993, que mandaba eliminar en sus incisos primero y segundo las palabras
'legítima' y 'legítimos', los que fueron aprobados "con modificaciones formales"
en la Comisión de Constitución y así, en su "Primer Informe" de 9 de agosto de
1994, se ordenaba substituir en el artículo 31 del Código Civil la palabra 'legítima'
por 'matrimonial' y la palabra 'legítimos' por 'matrimoniales'. En segundo trámite
constitucional el Ejecutivo presentó una "indicación" que proponía un nuevo artículo
31, cuyo inciso Io era el siguiente: "Afinidad es la que existe entre una persona que
está o ha estado casada y los consanguíneos de su marido o mujer" y el segundo:
"La línea y grado de afinidad de una persona con un consanguíneo de su marido o
mujer, se califican por la línea y grado de consanguinidad de dicho marido o mujer
con el dicho consanguíneo. Así, un varón está en primer grado de afinidad, en la
línea recta, con los hijos habidos por su mujer o marido en anterior matrimonio;
y en segundo grado de afinidad, en la línea transversal, con los hermanos de su
mujer". Ella no fue aprobada por la Comisión de Constitución, pero fue renovada
por el Ejecutivo y, discutida en sala del Senado, fue aprobada con modificaciones,
en sesión de 9 de junio de 1998, con la redacción que sería la definitiva y que, en
gran medida, volvía al texto originario del Código Civil. 2. Fuentes y contexto. Sin
indicación de fuentes en los Proyectos y en el "Comentario" de Bello, descartada una
eventual influencia del Code Civil, es muy probable que para redactar el inciso Io se
haya tenido a la vista el Código Civil holandés, pues los principios en él contenidos
los pudo leer en los artículos 350 y 352 de dicho Código que, en la traducción de
Verlanga y Muñiz, decían: "La afinidad consiste en las relaciones que produce el
matrimonio entre uno de los esposos y los parientes del otro" y "Por la disolución
del matrimonio no cesa la afinidad entre el uno de los esposos y los parientes del
otro"; y para su inciso 2o pudo haber influido el artículo 351 del Código holandés
como inspiración de su primera parte, pues en él se contenía el mismo principio
que Bello consagraría en este inciso, aunque formulado del siguiente modo: "Los
grados de afinidad se cuentan del mismo modo que los de parentesco".
Artículo 33. Tienen el estado civil de hijos respecto de una persona aquellos
cuya filiación se encuentra determinada, de conformidad a las reglas previstas por el
Título VII del libro I de este Código. La ley considera iguales a todos los hijos.2
Concordancias: Código Civil: artículos 179 a 194 y 305. Constitución Política de ¡a República: artículo
19 N° 2. Decreto N° 778, Min. Relaciones Exteriores, Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
D.O. 29.04.1989: artículo 10.3. Decreto N" 830, Min. Relaciones Exteriores, Convención sobre los Derechos
del Niño, D.O. 27.09.1990: artículo 2.1.
Este articulo fue derogado por el artículo I o , N° 5, de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario Oficial
de 26 de octubre de 1998.
El artículo I o , número 6, de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario Oficial de 26 de octubre de 1998,
en un mismo acto derogó el texto original de este artículo y a continuación agregó, con el mismo
numeral, el nuevo texto actualmente vigente.
108 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO I
OBSERVACIONES
1. Historia. El texto en vigor de este artículo no guarda relación con el artículo
originario del Código Civil, que rezaba: "En la afinidad ilegítima se califican las
líneas y grados de la misma manera que en la afinidad legítima", que procedía sin
alteraciones del artículo 32 del Proyecto de 1853. El origen de la regla actual se
encuentra en el Proyecto del presidente de la República de 22 de julio de 1993, que
culminó en la Ley N° 19.585, de 26 de octubre de 1998, cuyo artículo Io número 6,
junto con derogar el artículo 33 originario ordenó substituirlo por el actualmente
vigente. El artículo 1 número 5 de dicho Proyecto mandaba substituir el artículo
33 por uno nuevo, cuyo texto era el siguiente: "Tienen el estado civil de hijos los
que hubieren acreditado su filiación en conformidad a las reglas previstas por el
Título VII del Libro I de este Código. La ley presta igual respeto y consideración a
todos los hijos". En primer trámite constitucional fue aprobado por la Comisión de
Familia, la que hizo constar en su "Informe", que se aprobaba "con modificaciones,
tendientes a precisar su alcance, atendido el hecho de que el estado civil de hijo
se tiene respecto de una persona determinada. En lo que respecta a la situación
de aquellos que no han acreditado su filiación, optó por una fórmula más concisa,
que indica que, con todo, la ley considera iguales a todos los hijos, hayan o no
acreditado su filiación" y en su consecuencia el texto fue reformulado del siguiente
modo: "Tienen el estado civil de hijos respecto de una persona quienes hubieren
acreditado su filiación en conformidad a las reglas previstas por el Título VII del
Libro I de este Código. Con todo, la ley considera iguales a todos los hijos, hayan
o no acreditado su filiación". Su discusión en la Comisión de Constitución implicó
abandonar esta regla, pues en ella se aprobó, simplemente, mantener el artículo
33 originario con la sola substitución de la palabra "ilegítima' por la expresión
'no matrimonial' y 'legítima' por 'matrimoniar, y así se hizo constar en su "Primer
Informe", de 9 de agosto de 1994. En segundo trámite constitucional el Ejecutivo
presentó una indicación en la que proponía derogar el artículo 33 y substituirlo
por uno nuevo, cuyo texto volvía sobre la idea originaria del proyecto al prescribir
que: "Tienen el estado civil de hijos respecto de una persona quienes hubiesen
acreditado su füiación en conformidad a las reglas previstas por el Título VII del
Libro I de este Código. La ley considera iguales a todos los hijos" y, como resul-
tado de la discusión en la Comisión de Constitución del Senado, fue nuevamente
rechazada, pero se aprobó por unanimidad un nuevo artículo 34 bajo la siguiente
redacción: "La filiación matrimonial y la no matrimonial una vez determinada sur-
ten los mismos efectos, conforme a las disposiciones de este Código". Sin perjuicio
de lo anterior, la citada Comisión de Constitución del Senado realizó una nueva
revisión del artículo 33, y así, en su "Informe complementario" de 22 de julio de
1998, acordaba derogar el artículo 33 y substituirlo por uno nuevo cuya redacción
era la que, en definitiva acabaría aprobándose y promulgándose por la referida
ley N° 19.585. 2. Fuentes y contexto. El contexto en el que se aprobó la primera
parte de este nuevo artículo 33 queda explicado por la diferencia que existe entre
la "determinación" y la "acreditación" del estado civil. La Comisión de Constitu-
ción del Senado, en segundo trámite constitucional, al rechazar la indicación del
Ejecutivo que contenía la expresión 'acreditación' justificó su rechazo en que: "En
lo que concierne a la primera oración, la mayoría de la Comisión fue de parecer
13 5
TÍTULO PRELIMINAR
JURISPRUDENCIA
1. El principio de igualdad y la determinación de la filiación y sus efectos. En
relación con la actual disciplina de la filiación, se ha declarado que: "El principio de
110 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO I
Este artículo fue derogado por la Ley de Matrimonio Civil, publicada en el Diario Oficial de 10 de
enero de 1884.
Este artículo fue derogado por el artículo I o , N° 7 de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario Oficial
de 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue derogado por el artículo I o , N° 7 de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario Oficial
de 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue intercalado por el artículo I o , N° 8 de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario Oficial
de 26 de octubre de 1998.
13 5
TÍTULO PRELIMINAR
OBSERVACIONES
1. Historia. El texto en vigor de este artículo no guarda relación con el artículo
originario del Código Civil, que tocaba a los hijos adulterinos. La regla actual tuvo
su origen en la discusión en el Congreso Nacional del proyecto que culminó en
la Ley N° 19 585, de 26 de octubre de 1998, cuyo artículo, 1 N° 8 ordenó su in-
clusión en esta ubicación. En efecto, en primer trámite parlamentario, en el seno
de la Comisión de Constitución se hizo presente que: "Habrá, por último, hijos
que no hayan determinado su filiación respecto de su padre, de su madre o de
ambos, que corresponden a los denominados hoy día simplemente ilegítimos.
Luego de evaluar la conveniencia de reconocer en forma expresa esta situación,
se optó por incorporarla en el nuevo artículo 37" y, en consecuencia, se aprobó el
siguiente texto para esa nueva disposición: "Son hijos sin filiación determinada
respecto del padre, de la madre o ambos, aquellos a los que no se apliquen los
artículos anteriores". En segundo trámite constitucional, se acogió en la Comisión
de Constitución una indicación de la senadora Feliú para substituir la expresión
'sin filiación determinada' por la de 'de filiación no determinada". Finalmente,
como consecuencia de una nueva discusión en la Comisión de Constitución, se
acordó el texto que, en definitiva, sería el aprobado y es el actualmente en vigor,
y así consta en su "Informe complementario", de 22 de julio de 1998. 2. Fuentes
y contexto. El contexto en el cual se acordó fijar una regla referida al supuesto
en que la filiación de los hijos no estuviera determinada lo aclaraba el "Segundo
Informe" de la Comisión de Constitución del Senado, de 11 de octubre de 1994,
pues en él se expresaba que ello se hacía: "porque las normas inmediatamente
precedentes tratan de aquellos casos en que la filiación está determinada -dife-
renciando entre los hijos matrimoniales y los no matrimoniales-, y es procedente
hacer alusión ahora a aquellos en los cuales la filiación no está determinada, y
no ignorar en el texto de la ley esa categoría jurídica. Ese esquema es el que tam-
bién sigue el texto vigente del Código Civil, que, después de referirse a los hijos
legítimos, lo hace a los hijos naturales y a los simplemente ilegítimos", y en el
"Informe complementario" de dicha Comisión, de 22 de julio de 1998, se hizo
constar, a propósito del texto definitivamente aprobado que: "Aceptó el Ejecutivo
la conveniencia de establecer un artículo relativo a las personas que no tienen de-
terminada su filiación, y se convino hacerlo en forma independiente de quienes la
tienen determinada, a las que alude el nuevo artículo 33, particularmente porque
la referencia que hacía el artículo 37 consignado en el segundo informe a "los ar-
tículos anteriores" pierde justificación desde el momento en que desaparecen las
definiciones de hijos matrimoniales e hijos no matrimoniales que se establecían
en los artículos 35 y 36".
Este artículo fue derogado por el artículo 16 de la Ley N° 5.750, publicada en el Diario Oficial de 2
de diciembre de 1935.
112 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO I
Artículo 41. Los hermanos pueden serlo por parte de padre y de madre, y se
llaman entonces hermanos camales; o sólo por parte de padre, y se llaman entonces
hermanos paternos; o sólo por parte de madre, y se llaman entonces hermanos
maternos.3
Concordancias: Código Civil: artículos 20, 321 N° 4, 448 N° 2, 990.
OBSERVACIONES
1. Historia. El origen de esta disposición se sitúa en el inciso Io del artículo 40 del
Proyecto de 1853, cuyo texto era el siguiente: "Los hermanos pueden serlo por parte
de padre i de madre, i se llaman entonces hermanos carnales; o solo por parte de
padre, i se llaman entonces hermanos paternos; o solo por parte de madre, i se
llaman entonces hermanos maternos o uterinos". Sin alteraciones pasó al artículo
41 del "Proyecto inédito" y, bajo el mismo número al Proyecto de 1855 y de allí al
artículo 41 del Código Civil promulgado y publicado, y en vigor sin modificaciones
hasta la Ley N° 10.271 de 2 de abrü de 1952 que, en su artículo I o , dispuso, respecto
del entonces inciso Io de este artículo: "Suprímense las palabras 'o uterinos'" y, en
relación con su entonces inciso 2o, que se substituyera la frase 'reconocidos por',
por la palabra 'de'. Con posterioridad, la Ley N° 19.585, de 26 de octubre de 1998,
derogó su originario inciso 2o, cuyo origen se encontraba en el artículo 1 número
8 del Proyecto del presidente de la República, de 22 de julio de 1993, que culminó
en la citada ley N° 19 585, que preveía la derogación de dicho inciso. 2. Fuentes y
contexto. En ninguno de los "Proyectos" de Código Civil se contenía nota remisiva
a fuentes para su, entonces originario inciso I o , si bien debe advertirse que Bello
no hacía más que recibir en este artículo unas denominaciones que eran las tra-
dicionales en el derecho vigente en Chile, pero que también lo eran en el lenguaje
usual, aunque, movido probablemente por la una finalidad de simplicidad excluyó
algunos denominaciones sinonímicas.
Artículo 42. En los casos en que la ley dispone que se oiga a los parientes de
una persona, se entenderán comprendidos en esa denominación el cónyuge de ésta
y sus consanguíneos de uno y otro sexo, mayores de edad. A falta de consanguíneos
en suficiente número serán oídos los afines.4
Este artículo fue derogado por el artículo 16 de la Ley N° 5.750, publicada en el Diario Oficial de 2
2 de diciembre de 1935.
Este artículo fue derogado por el artículo I o , N° 9 de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario Oficial
de 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue modificado por el artículo 1° N° 10 de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario Oficial
de 26 de octubre de 1998. Con anterioridad fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 10 271
publicada en el Diario Oficial de 2 de abril de 1952.
4 Este inciso fue sustituido por el articulo I o , N° 11 de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario Oficial
de 26 de octubre de 1998.
13 5
TÍTULO PRELIMINAR
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición es la que aparecía como
artículo 41 del Proyecto de 1853 que, con leves variaciones en su redacción quedó
fijado definitivamente en el Proyecto de 1855 y cuyos incisos 2o y 3o han permane-
cido inalterados hasta el presente. El artículo Io número 11 de la Ley N° 19.585, de
26 de octubre de 1998, ordenó substituir el originario inciso Io de este artículo por
el texto actualmente en vigor, cuyo origen se encontraba en el artículo Io número
9 del Proyecto del presidente de la República de 22 de julio de 1993, que culminó
en la dicha ley N° 19.585, y que no experimentó ninguna modificación en sede par-
lamentaria. 2. Fuentes y contexto. Este artículo carecía de indicaciones remisivas a
fuentes, pero Bello, en el Proyecto de 1853, incluyó una nota muy clarificadora en
relación, no sólo con su justificación, sino con su manera de entender la codifica-
ción en relación con "las circunstancias peculiares de nuestro país" (véase Mensaje
§ III) y con su apertura a las modificaciones futuras (véase Mensaje § XLVI): "Sería
de desear que, en vez de citación y audiencia de los parientes, adoptásemos la
institución de los consejos de familia de la legislación francesa; pero no creo que
en el estado actual de nuestra sociedad fuese posible ni conveniente. La audiencia
de los parientes, según se propone en este artículo, es una medida preparatoria,
que podrá perfeccionarse más tarde. Entre tanto es solamente un medio de pro-
porcionar al juzgado, a poca costa, los conocimientos de que necesite para ciertos
actos, que generalmente no son de jurisdicción contenciosa".
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta disposición procede de la fase final de revisión del "Proyecto de
1853" y así, sólo se encuentra, como artículo 43 en el Proyecto de 1855, con la
siguiente redacción: "Son representantes legales de una persona el padre o madre
bajo cuya potestad vive, su tutor o curador, y lo son de las personas jurídicas los
designados en el art.", y, bajo el mismo número se recibió en el Código Civil pro-
Este artículo fue modificado por el artículo I o , N° 12, de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998. Con anterioridad fue reemplazado por el artículo I o , N° 1, de la
Ley N° 18.802, publicada en el Diario Oficial de 9 de junio de 1989.
114 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO I
OBSERVACIONES
1. Historia. Su inciso 1° procede de igual inciso del artículo 42 del Proyecto de
1853, cuya redacción sería la definitiva, pues pasó inalterado al inciso Io del ar-
tículo 43 del "Proyecto Inédito" y de allí al inciso Io del artículo 44 del Proyecto de
1855, y en igual ubicación se conservó en el Código Civil promulgado y publicado,
manteniéndose sin modificaciones hasta el día. El origen de su inciso 2o se encuen-
tra en el inciso 2o del artículo 93 del proyecto de libro De los contratos i obligacio-
nes convencionales de 1847, situado en sede "Del efecto de las obligaciones", con
la siguiente redacción: "La neglijencia o culpa de que son responsables los contra-
tantes es lata o grave, cuando no se emplea en cumplir el contrato aquel cuidado
con que aun las personas neglijentes suelen atender a sus propios negocios: esta
neglijencia es opuesta a la buena fe, i en materias equivale al dolo". Como conse-
cuencia de una nueva decisión sistemática del codificador, en el Proyecto de 1853
se trasladó el tratamiento de la culpa y el dolo al "Título preliminar" del Código
Civil, y así esta disposición se convirtió en el inciso 2o del artículo 42 de dicho
Proyecto de 1853, y en él aparecía con una nueva redacción que, coherente con su
nueva posición sistemática, eliminaba las referencias iniciales a la responsabilidad
de los contratantes y al cumplimiento del contrato:"Culpa grave, neglijencia gra-
ve, culpa lata, es la que consiste en no manejar los negocios ajenos con aquel
cuidado que aun las personas neglijentes i de poca prudencia suelen emplear en
sus negocios propios. Esta culpa se opone a la buena fe, i en materias civiles equi-
vale al dolo". Como resultado de las revisiones que se hicieron al Proyecto de 1853
en la Comisión se eliminó, en su período final, la referencia a la "buena fe" de
manera que, sin alterarse su primera parte, en el "Proyecto inédito" la frase final
del inciso 2o de su artículo 43 se redactó así: "Esta culpa en materias civiles equi-
vale al dolo", y ya sin alteraciones sería recibido en el inciso 2o del artículo 44 del
Proyecto de 1855, y en igual ubicación se conservó en el Código Civil promulgado
y publicado, manteniéndose sin modificaciones hasta la fecha. La primera versión
de su inciso 3o era la del inciso 3o del artículo 93 del proyecto de libro De los con-
tratos i obligaciones convencionales de 1847: "La neglijencia leve consiste en la
falta de aquel cuidado que el común de los hombres suele emplear en los negocios
propios. Es opuesta a la diligencia de un buen padre de familia". Con una nueva
redacción, y en su nueva ubicación sistemática, se convirtió en el inciso 3o del
116 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO I
articulo 42 del Proyecto de 1853, bajo una fórmula que sería la definitiva, con una
sola salvedad, pues en su frase final utilizaba la conjunción, y así se leía "dilijencia
i cuidado ordinario o mediano" y así también en el inciso 3o del artículo 43 del
"Proyecto inédito" y sólo en el inciso 3o del artículo 44 del Proyecto de 1855 se
advierte la modificación de la partícula 'y' por la disyunción 'o', manteniéndose en
esta forma en el inciso 3o del artículo 44 del Código Civil promulgado en 1855 y
publicado en el año siguiente, sin modificaciones hasta hoy. Su inciso 4o proviene
del inciso 4o del artículo 42 del Proyecto de 1853 y su redacción sería la definitiva,
salvo por decía "como buen padre de familia" y así también en el inciso 4o del ar-
tículo 43 del "Proyecto inédito" y únicamente en el inciso 4o del artículo 44 del
Proyecto de 1855 se lee la inclusión de la palabra 'un', para quedar la frase "como
un buen padre de familia", recibiéndose en tales términos en el inciso 4o del ar-
tículo 44 del Proyecto de 1855, y sin variaciones en igual ubicación en el Código
Civil promulgado, publicado y actualmente en vigor sin alteraciones. La versión
originaria de su inciso 5 o era la del inciso 4o del artículo 93 del proyecto de libro
De los contratos i obligaciones convencionales de 1847: "En fin, la culpa levísima es
aquella que consiste en no emplear todo el cuidado con que los padres de familia
atentos i dilijentes manejan sus negocios propios", y ella fue completamente mo-
dificada en Proyecto de 1853, donde se situaba en el inciso 5o de su artículo 42 con
una redacción que sería la definitiva, pues ella no experimentó ninguna modifica-
ción, de manera que llegó inalterada al Código Civil promulgado y publicado, y así
se mantiene hasta el día. Al igual que en el caso del inciso anterior, la versión
inicial de su inciso final fue la del inciso final del artículo 42 del Proyecto de 1853
sin que sufriera ninguna modificación, de modo que llegó inalterado al Código
Civil promulgado y publicado, y así se conserva hasta la fecha. 2. Fuentes y con-
texto. En el Proyecto de 1853 se contenía la siguiente nota, referida a sus artículos
42 (actual artículo 44) y 43 (eliminado por la Comisión): "Pothier, Observaciones
jenerales, al fin de su tratado de las Obligaciones", es decir, la remisión era al
Traite des obligations de Roberto José Pothier (1699-1772), concretamente a la
Observation général sur le précedent Traité, et sur les suivants, incluida al final del
tomo II de dicho Tratado, cuya lectura comprueba la influencia decisiva que ejer-
ció sobre Bello en la formación del artículo 44 del Código Civil, no sólo en cuanto
a su contenido y redacción, sino también, respecto a su ordenación. En tiempos
de la codificación civü chilena, el Code Civil y sus códigos dependientes no trataban
de la culpa y el dolo en una sede general como lo era un "Título preliminar" y
conservaban su disciplina (junto al caso fortuito) en la sede tradicional del incum-
plimiento de los contratos. Así el Code Civil se ocupaba de ellos en su libro III en
los artículos 1146 y siguientes, bajo el título "De los daños e intereses resultantes
de la mejecución de la obligación". Una de las consecuencias de esta ubicación
sistemática, y de gran trascendencia, era la decisión que había de tomarse acerca
de la cuestión de la "prestación de la culpa", porque la opinión común, que en
Francia tema a su principal representante en Pothier, admitía su gradación: culpa
grave, culpa leve y culpa levísima, con su consiguiente aplicación a los contratos
en atención a la distinción entre los que cedían en utilidad recíproca de las partes
aquellos que lo eran en la sola utilidad del acreedor, y los que lo eran en la sola
del deudor, pero esta opinión, había sido discutida y, así, poco tiempo antes de la
13 5
TÍTULO PRELIMINAR
formación del Code Civil, había aparecido en 1764 una Dissertation sur la prestation
des fautes del abogado del Parlamento de París Denis Lebrun en la que se comba-
tía, por imaginaria, la distinción de las especies de culpa. En el Code Civil no se
admitió expresamente la prestación de la culpa diferenciando especies de ella.
Bello, en un primer momento, siguió la tendencia tradicional de situar esta materia
en sede contractual, pues en el proyecto De los contratos i obligaciones convencio-
nales de 1842, se refería a ella en su título XI "Del efecto de las obligaciones" y,
con alguna cercanía al modelo del Code Civil, no asumía de modo expreso la dis-
tinción de la culpa, pues sólo sentaba el principio general conforme al cual "los
contratos deben ejecutarse de buena fe [...]" (art. 2) y, a propósito de la obligación
de conservar la cosa (art. 4), se podía leer que ella "exije siempre que se emplee
en su custodia todo el cuidado de un buen padre de familia; pero esta obligación
es más o menos estricta, según la naturaleza del contrato". En cambio, en el Pro-
yecto del mismo libro publicado en 1847, Bello recibía, de modo expreso, la pres-
tación de la culpa, pues agregó al artículo 2 del proyecto anterior, que ahora se
convertía en artículo 93, seis incisos, en tres de los cuales se definían la culpa lata,
culpa leve y la culpa levísima y en otro se consagraba la distinción de los contratos
en función de a quien de los contratantes cedía en utilidad, con lo cual se alejaba
aún más del sistema asumido en el Code Civil. En el Proyecto de 1853, mantenién-
dose el modelo de la prestación de la culpa y de la utilidad del contrato, Bello optó
por trasladar el tratamiento de la culpa y el dolo a la sede general del "Título pre-
liminar" en su acápite "De la definición de varias palabras de uso frecuente en las
leyes", de manera que así el campo operativo de las nociones de cada especie de
culpa se ampliaba más allá de la sede meramente contractual, efecto que culminó
en un momento posterior al situar también en dicha ubicación el tratamiento del
"caso fortuito", como ya se observaba en el "Proyecto inédito". En cuanto a su in-
ciso I o , se recibe en él una distinción, cuyo origen se encontraba en el derecho
romano tardo clásico, que no había sido admitida por todos los juristas franceses,
y ello era lo que, probablemente, movió a Pothier a incluir una "Observación gene-
ral", en cuyo primer párrafo puede situarse la fuente directa inspiradora de Bello,
aunque era, como se ha dicho, doctrina común entre los civilistas no franceses:
"En los diferentes tratados que he dado de los diferentes contratos y cuasicontra-
tos, he seguido la doctrina común de todos los intérpretes sobre la prestación de
la culpa (faute) que tiene lugar en cada contrato, en relación con la cosa que es su
objeto. En consecuencia, he distinguido tres grados de culpa: la culpa grave (faute
lourde), la ligera (légére) y la muy ligera (tres légére)", adviértase la similitud entre
esta última frase del texto del jurista francés y el inciso Io del artículo 44 del Có-
digo Civil. En relación con su inciso 2o, Pothier en el segundo párrafo de su "Ob-
servación general" había escrito: "La falta grave (faute lourde), culpa lata, consiste
en no aportar a los negocios de otro el cuidado que las personas menos cuidadosas
y más estúpidas no dejan de aportar a sus negocios. Esta falta es opuesta a la
buena fe". Bello seguía el orden en el que Pothier trataba esta materia y, bien se
puede apreciar, la similitud de lenguaje y de redacción entre el pasaje del autor
francés y el inciso 2o de este artículo, y su influencia directa en el trabajo codifi-
cador de Bello se volvía, aún más clara, al reparar que su primera versión contenía
la misma referencia a que esta culpa se oponía a la buena fe. La regla contenida
118 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO I
JURISPRUDENCIA
1. Las reglas del artículo 44 y su carácter general y común. La jurisprudencia
entiende que las disposiciones de este artículo constituyen la "ley general" y "co-
mún" y, por ende, sólo dejarían de aplicarse si en una materia concreta existe regla
especial que excluya esta disciplina general. En este sentido se ha sentado: "Que
las normas de derecho común del artículo 44 del Código Civil, de carácter general
y no derogadas por norma especial en esta materia, resultan plenamente aplicables
al caso, por lo que habrá de considerarse los diversos grados de culpa y la corres-
pondiente responsabilidad que de incurrirse en ella acarrea" (Ca. Santiago, 23-X-
2009, cons. 7°, N° LegalPublishing: 42742). 2. La noción de "culpa". La jurispru-
dencia, en líneas generales, ha tendido a asumir la opinión de los autores que es-
tima que la noción de culpa es única y, por lo tanto, indiferenciada en los ámbitos
13 5
T Í T U L O PRELIMINAR
OBSERVACIONES
1. Historia. En un primer momento del proceso codificador, Bello siguió muy cerca-
namente el modelo del Code Civil y, así, el caso fortuito hallaba su sede principal en
el título XI "Del efecto de las obligaciones" del libro "De los contratos y obligaciones
convencionales" del llamado "Primer proyecto de Código Civil", cuyo artículo 10
aparecía muy influido por el artículo 1137 del Code Civil, pero, a diferencia de él,
incluía una cláusula final que constituye el primer antecedente de la decisión del
codificador por precisar la noción de "caso fortuito", pues en ella se leía que: "La
denominación de caso fortuito comprende la fuerza mayor". La situación anterior
se mantuvo inalterada en el proyecto "De los contratos i obligaciones convencio-
nales", que comenzó a publicarse en El Araucano de 26 de agosto de 1842, pues
en su título XI "Del efecto de las obligaciones" se mantenía la disposición citada
en el párrafo anterior, ahora como su artículo 4, conservándose, igualmente, su
último período: "La denominación de caso fortuito comprende la fuerza mayor",
y en nada innovó el proyecto "De los contratos i obligaciones convencionales",
impreso en agosto de 1847, pues en su título XII, "Del efecto de las obligaciones",
permanecía la referida regla, ahora como su artículo 95, con la misma cláusula
122 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO I
final: "La denominación del caso fortuito comprende la fuerza mayor". La misma
situación se mantenía en el Proyecto de 1853, en cuyo artículo 1726, el período
final de su inciso 2o rezaba: "La denominación de caso fortuito comprende la fuerza
mayor". Durante la revisión a que fue sometido este Proyecto por la Comisión, se
decidió trasladar la regla sobre el caso fortuito al título preliminar, de manera que
en el "Proyecto inédito" se incluía un artículo nuevo, el 44, en cuyo inciso Io se
consagraba la siguiente regla: "Se llaman casos fortuitos los imprevistos a que no
es posible resistir, como naufrajios, terremotos, apresamiento de enemigos, actos
de autoridad ejercidos por funcionario público, etc.", y que iba acompañado de un
inciso 2o que señalaba: "El caso fortuito se llama fuerza mayor cuando consiste en
un hecho del hombre, como en los dos últimos ejemplos". Como resultado de una
última revisión se eliminó el inciso 2o y se dio al inciso Io la redacción que sería
la definitiva y así se leía en el artículo 45 del Proyecto de 1855, y de allí pasó al
Código Civil promulgado y publicado, manteniéndose en vigor, sin modificaciones,
hasta el presente. 2. Fuentes y contexto. Este artículo carecía de notas que remi-
tieran a sus eventuales fuentes, pero sin perjuicio de ello, en términos generales,
no hacía más que recibir el contenido del derecho vigente. En efecto, había una
vieja noción romana de Gayo, conservada en el Digesto (44,7,1,4) según la cual se
entendía por "caso mayor (maior casus) aquel que la humana debilidad no puede
resistir, como un incendio, ruina o naufragio", y este carácter de imposibilidad de
resistir o inevitabilidad fue el quicio sobre el cual giró la noción de caso fortuito
en todo el derecho común y así, como representativa de la época de la glosa, en las
Siete Partidas (7,33,11) se leía que:"Casus fortuitus tanto quiere dezir en romance,
como ocasión que acaesce por ventura, de que non se puede ante ver. E son estos:
derribamiento de casas, luego que se enciende a so ora, e quebrantamiento de
navio, fuerza de ladrones, o de enemigos", y de los comentaristas, la opinión de
Baldo que recibía Gregorio López en su glosa a las Partidas (5,2,3), en la que decía
que aquel comentarista consideraba en el caso fortuito "tanto los hechos contin-
gentes de la naturaleza, como los hechos del hombre" y decía: "que caso fortuito
es el accidente que, con custodia, cuidado o diligencia de la mente humana, no
puede evitarse". Con mayor proximidad a Bello, en el Diccionario de Escriche se
podía leer una noción de caso fortuito, de mucha cercanía a la noción asumida en
este artículo 44: "El suceso inopinado, o la fuerza mayor que no se puede prever
ni resistir; ley 11, tit. 33, Part. 7. Tales son las inundaciones, torrentes, naufragios,
incendios, rayos, violencias, sediciones populares, ruinas de edificios, causadas
por alguna desgracia imprevista, y otros acontecimientos semejantes".
JURISPRUDENCIA
1 .Déla sinonimia de las expresiones "caso fortuito" y "fuerza mayor". La juris-
prudencia, en las ocasiones en que ha tocado este punto, suele limitarse a declarar
que en el uso del Código Civil, las dichas expresiones son sinónimas: "El caso for-
tuito se encuentra definido en el artículo 45 del Código Civil, el que señala que "Se
llama fuerza mayor o caso fortuito el imprevisto a que no es posible resistir...",
señalando luego algunos supuestos que, a modo ejemplar, pueden ser considera-
dos como tales. Para nuestro Código, como puede apreciarse en la definición antes
transcrita, caso fortuito y fuerza mayor son expresiones sinónimas" (Ca. Concep-
13 5
TÍTULO PRELIMINAR
debe ser total y absoluta, de modo tal, que nadie ni el deudor ni persona alguna
en sus circunstancias habría podido impedirlo" (Ca. Concepción, 18-IV-20U, cons.
6o, N° LegalPublishing: 49241), y que: "Lo irresistible del mismo, importa que quien
lo sufra, atendidas las circunstancias concurrentes, pueda evitarlo adoptando
oportunamente las adecuadas medidas de resguardo" (Cs. 16-IV-2009, cons. 8o,
N° LegalPublishing: 41882), y que: "La irresistibilidad significa que quien lo sufre
sea incapaz de evitar su ocurrencia, como sucede, al decir del mismo Código, tra-
tándose de un naufragio, un terremoto o un acto de autoridad" (Cs. 22-1-2009, cons.
6o, N° LegalPublishing: 41619), precisándose que: "Resulta pertinente meditar
acerca de la significación de dicho concepto, el cual quiere decir que el hecho
constitutivo del caso fortuito o fuerza mayor es imposihle de evitar "en su cons-
titución o en sus efectos , de modo que ni el deudor ni persona alguna que se
coloque en esa situación podrían impedir lo sucedido" (Cs. 21-1-2008, cons. 3o,
N° LegalPublishing: 38118). Se ha declarado, por ejemplo, que no existe esa impo-
sibilidad de resistir en la falla de un sistema informático que impidió a una em-
presa emitir facturas a sus clientes: "Tal hecho tampoco es irresistible, puesto que
es dable organizar algún sistema alternativo, aunque sea con carácter provisorio,
que permita funcionar durante la emergencia. Es por ello que no es posible admi-
tir que el hecho alegado constituya caso fortuito o fuerza mayor que exima de
responsabilidad a la empresa recurrente" (Ca. Santiago, 21-VII-2011, cons. 4o,
N° LegalPublishing: 50597). 5. Los caracteres del caso fortuito: la causa extraña
a la voluntad de quien lo padece. La Corte Suprema ha advertido que: "Aun cuan-
do la ley no le especifique, el hecho no puede haber sido provocado por quien lo
alega, puesto que ello implicaría exonerarse de responsabilidad por hecho propio
y voluntario, cuestión que el derecho no tolera" (Cs. 22-1-2009, cons. 6o, N° Legal-
Publishing: 41619) y, así, por ejemplo, se ha declarado: "Que en el caso que nos
ocupa, el saqueo claramente es un hecho extraño a la voluntad de las partes" (Ca.
Concepción, 18-W-2011, cons. 6o, N° LegalPublishing: 49241). 6. Los caracteres del
caso fortuito y su revisión en casación. La jurisprudencia en esta materia ha di-
ferenciado entre: a) el establecimiento de los hechos que configuran cada uno de
los caracteres del caso fortuito, lo que es competencia de los jueces de la instancia
y no es susceptible de revisión en casación y; b) la calificación jurídica de tales
hechos, como constitutivos o no, de un determinado carácter o "elemento" del caso
fortuito, la que sí puede revisarse en casación. En este sentido se ha declarado:
"Que en tanto ha sido la ley la que ha definido el caso fortuito o la fuerza mayor,
el problema relativo a si unos determinados hechos los constituyen o no es una
cuestión de derecho, que queda sujeta al control del tribunal de casación. Por la
inversa, el establecimiento de los presupuestos fácticos que se calificarán de
acuerdo a esa definición proporcionada por el legislador, es una tarea entregada
a los jueces de la instancia sobre la cual no tiene injerencia la Corte Suprema, en
tanto tribunal llamado a conocer del recurso de casación en el fondo, salvo que se
denuncie en éste la vulneración de los preceptos que gobiernan la ponderación de
la prueba, cuyo no es el caso del recurso de autos" (Cs. 22-1-2009, cons. 7o, N° Le-
galPublishing: 41619). 7. El "terremoto" como caso fortuito y la causa de termi-
nación del contrato de trabajo del artículo 159 N° 6 del Código del Trabajo.
Como una de las consecuencias del terremoto de 27 de febrero de 2010, se susci-
126 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO I
taron diversas contiendas en aquellos casos en los que un empleador ponía térmi-
no a los contratos de trabajo, fundado en la ocurrencia de un caso fortuito o
fuerza mayor, que se haya reconocida como tal causa de término en el artículo 159
número 6 del Código del Trabajo. La Dirección del Trabajo, en su Dictamen de 19
de marzo de 2010, precisó los términos en los que había de entenderse la dicha
causa de término del contrato de trabajo, asumiendo una opinión que había sido
mantenida en la jurisprudencia en casos similares o de ocurrencia de incendios, y
así en el dicho Dictamen se declaró: "1.- Para la aplicación estricta de la causal de
terminación del contrato de trabajo "caso fortuito o fuerza mayor" contenida en
el artículo 159 N° 6 del Código del Trabajo, con ocasión del terremoto que sacudió
a parte del país el 27 de febrero de este año, deben reunirse copulativamente los
siguientes requisitos: a) Que los daños ocurridos en las instalaciones de la empre-
sa se deban causalmente a la ocurrencia del terremoto; b) que el empleador que
invoque esta causal no puede haber contribuido al acaecimiento del mismo y/o a
sus efectos lesivos; c) que el terremoto no se haya podido prever dentro de cálcu-
los ordinarios o corrientes, y, d) Que el terremoto y sus efectos directos sean
irresistibles, esto es que suponga la nula posibilidad de mantener el puesto de
trabajo de los trabajadores y, por ende, de cumplir con las obligaciones contrac-
tuales de la parte empleadora; 2.- Una situación distinta y que ha de motivar un
análisis semejante al del terremoto en cada caso en particular, la constituye la
ocurrencia de otros hechos, de la naturaleza o humanos, sucedidos con ocasión o
a causa del terremoto, como los derivados del maremoto posterior al terremoto
que asoló a diversas ciudades y pueblos costeros de nuestro país y la destrucción
y saqueos en instalaciones productivas. 3.- Sólo es posible invocar la causal del
artículo 159 N° 6 del Código del Trabajo, "caso fortuito o fuerza mayor", en casos
excepcionales, de manera restrictiva y cumpliéndose estrictamente los requisitos
copulativos consignados en el presente dictamen". La jurisprudencia, en términos
generales, tendió a seguir la línea fijada por el referido dictamen y, así, se ha de-
clarado que: "Se debe destacar que el empleador para hacer uso de la citada causal
para poner término al contrato de trabajo de sus empleador, frente a la contingen-
cia, no debió estar en condiciones de oponerse a ella de un modo tal que es nula,
imposible, mantener los puestos de trabajo, por lo que el término de la relación
laboral es una consecuencia inevitable. De esta forma, si existe la posibilidad de
cumplir con el compromiso laboral, aunque sea con dificultades, no procede la
causal consistente en la fuerza mayor o caso fortuito por la demandada. De esta
manera, se debe ser estricto exigentes en la aplicación de la causal ya que de otro
modo los efectos laborales del fenómeno natural será de los trabajadores, quienes
no solo perderán sus trabajos sino que también el derecho a recibir sus indemni-
zaciones por años de servicios. Por estas razones, la aplicación de la causal seña-
lada en el N°6 del artículo 159 del Código del Trabajo obliga al empleador a
acreditar de qué manera se afectó su patrimonio y que haya sido afectado de modo
permanente no permitiéndole proseguir con su actividad comercial habitual"
(Ca. Concepción, 27-X-2010, cons. 7o, N° LegalPublishing: 46140) y, en igual orien-
tación: "el caso fortuito o fuerza mayor supone un hecho imprevisto e irresistible.
En la especie no hay duda que el terremoto que afectó a esta zona el 27 de febre-
ro pasado, como es público y notorio, se trató de un sismo de gran envergadura
13 5
TÍTULO PRELIMINAR
a sede jurisdiccional para accionar, pues tal persona tenia la opción de acatar lo
ordenado por la Municipalidad o bien alzarse en contra de tal resolución. Es por
ello que en la especie, en cuanto a los estacionamientos que no pudieron cerrarse
por resolución judicial, habrá de considerarse necesariamente que tales resolucio-
nes sí constituyen caso fortuito o fuerza mayor que eximen de responsabilidad al
obligado, en este caso la demandada I. Municipalidad de Santiago" (Ca. Santiago,
28-VII-2011, cons. 6o, N° LegalPublishing: 50217). 11. Los actos de autoridad como
constitutivos de caso fortuito: ¡as medidas cautelares decretadas a petición de
un tercero. La jurisprudencia en este punto ha declarado que ellas no constituyen
un caso fortuito: "Evidentemente, no constituye caso fortuito ni fuerza mayor, la
circunstancia de que terceros que demandan a la sociedad en otros procesos,
hayan obtenido el decreto de medidas cautelares que, debidamente notificadas,
impiden a la demandada disponer de determinados bienes suyos, corporales o
incorporales, particularmente inversiones de dinero en fondos mutuos. Distinto
hubiera sido la situación si, a petición de parte, un tribunal hubiese concedido y
se hubiere trabado una medida cautelar genérica que hubiere impedido a la de-
mandada efectuar ningún pago, en situación semejante pero no idéntica, a la que
se produce con motivo de una declaratoria de quiebra, en virtud de lo que se de-
nomina efecto de desasimiento del fallido, pues en estos casos efectivamente
habría una situación de caso fortuito o fuerza mayor, que impediría al deudor
pagar [...] Que, en consecuencia, lo que la demandada ha alegado, es que no dis-
pone de dinero para efectuar el pago, por motivo de no poder disponer de esos
bienes precautoriados; pero esta situación, de ninguna manera puede constituir
caso fortuito o fuerza mayor. De ser así considerada, significaría que cualquier
deudor podría eximirse de la obligación de pagar sus deudas, aduciendo caso
fortuito o fuerza mayor, basado en el hecho de no disponer de liquidez" (Ca. San-
tiago, 23-1-2008, cons. 2o y 3o, N° LegalPublishing: 38265). 12. Los actos de auto-
ridad como constitutivos de caso fortuito: la incautación del objeto de un con-
trato por orden de autoridad competente. La Corte Suprema ha declarado que
este supuesto no constituye un evento de caso fortuito: "Si bien la orden de incau-
tación del vehículo es un hecho sobreviniente, independiente de la voluntad de las
partes e imprevisto, dicho acto carece de la irresistibilidad que presupone el caso
fortuito o fuerza mayor, ya que el demandado atendida la diligencia y cuidado de
que respondía, bien pudo como se ha señalado en el motivo anterior , atajar los
efectos del acto de autoridad emanado del Tribunal Aduanero de San Antonio"
(Cs. 21-1-2008, cons. 6o, N° LegalPublishing: 38118). 13. Los "actos de autoridad"
como constitutivos de caso fortuito: la prisión preventiva y ¡a ausencia dei tra-
bajador a sus ¡abores. El artículo 160 número 3o del Código del Trabajo conside-
ra como causa que justifica el despido del trabajador, su ausencia injustificada
durante dos días a sus labores: "El contrato de trabajo termina sin derecho a in-
demnización alguna cuando el empleador le ponga término invocando una o más
de las siguientes causales: [...] 3. No concurrencia del trabajador a sus labores sin
causa justificada durante dos días seguidos [...]". En relación con ella, se ha plan-
teado la cuestión de decidir qué ocurre si esa ausencia fue ocasionada porque el
trabajador se hallaba sometido a prisión preventiva, por orden de juez competen-
te, advirtiéndose dos opiniones, que se han mantenido a través del tiempo, sin que
130 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO I
tarse el momento más o menos preciso en que tendrán lugar, no los transforma
necesariamente en previsibles. Un acontecimiento es previsible, de acuerdo a la
definición que de este vocablo entrega el Diccionario de la Lengua de la Real Acá
demia Española, cuando puede ser previsto o entra dentro de las previsiones
normales y prever es, de acuerdo con este mismo texto, ver con anticipación, co-
nocer, conjeturar por algunas señales o indicios lo que ha de suceder. De confor-
midad a este concepto, sólo es previsible aquello que normalmente ocurriría y no
puede sostenerse en forma seria que resultaba normal que el camión en que se
trasportaba la carga asegurada fuera asaltado. De este modo, puede concluirse que
la actividad delictual puede tenerse presente, pero nunca deja de constituir, salvo
en casos extremos que rompan esa normalidad, cuestión que no se ha pretendido
por la actora en relación al trasporte terrestre entre las ciudades de Buenos Aires
y Santiago, un caso fortuito [...] Que a mayor abundamiento, si para la compañía
demandante resultaba previsible el robo del camión en que se trasportaba la mer-
cadería asegurada, debió haber requerido del transportista que adoptara las me-
didas que ahora echa de menos. Al no haberlo hecho, como acertadamente con-
cluyen los sentenciadores, ha de entenderse que aquélla asumió el riesgo y que,
en consecuencia, éste estaba cubierto por el seguro, de manera tal que su acaeci-
miento le impide repetir contra la empresa que efectuó el trasporte, para la cual
el acontecimiento constituye un auténtico caso fortuito" (Cs. 22-1-2009, cons. 7o,
8o y 9o, N° LegalPublishing: 41619). 15. De la prueba del caso fortuito. Sobre esta
cuestión se ha declarado que: "En relación con esta materia, conviene, además,
rescatar lo dicho en el fallo recurrido, en orden a que "Como el obligado debe
demostrar necesariamente que el incumplimiento no se deriva de culpa suya, debe
probar que el acontecimiento llamado fortuito no es imputable a la falta de aque-
lla diligencia a que estaba obligado". Añade que "Emporchi" ha debido probar no
sólo el hecho fortuito propiamente tal, sino también que ella empleó todas las
precauciones y medidas tendientes a preverlo, evitarlo o resistirlo" (Cs. 2-X-2002,
cons. 11°, N° LegalPublishing: 26024). 16. De las consecuencias o efectos de la
ocurrencia de un caso fortuito. La jurisprudencia en este punto se ha pronuncia-
do en la generalidad de los casos en situaciones en las que el caso fortuito genera
efectos permanentes y excluyentes por completo de la responsabilidad de quien
lo ha padecido, sin que, al parecer, haya tenido ocasión de plantearse la cuestión
del caso fortuito cuyos efectos pueden ser temporales, por ejemplo, si por la des-
trucción de un puente el obligado a trasportar determinadas mercaderías, se ha
visto imposibilitado de hacerlo, imposibilidad que sólo dura el tiempo durante el
cual era imposible el tránsito por la vía interrumpida. Así, habitualmente, sobre la
base de las reglas contenidas en los artículos 1547 y 1558, la jurisprudencia re-
cuerda que ante el evento de un caso fortuito en sede contractual: "El deudor
queda totalmente liberado de responsabilidad por su incumplimiento, no pudién-
dosele exigir el cumplimiento forzado ni la indemnización de perjuicios. Lo dicho
se desprende de lo preceptuado en el Código Civil, en los artículos 1547, inciso
segundo, el que señala que "el deudor no es responsable del caso fortuito" y 1558,
inciso segundo, el que expresa "la mora producida por fuerza mayor o caso for-
tuito no da lugar a indemnización de perjuicios"" (Ca. Concepción, 18-IV-2011,
cons. 7o, N° LegalPublishing: 49241).
13 5
TÍTULO PRELIMINAR
OBSERVACIONES
1. Historia. Este artículo encuentra su origen en el artículo 44 del Proyecto de 1853,
cuyo texto era el siguiente: "Caución significa jeneralmente cualquiera obligación
accesoria que se contrae para la seguridad de otra obligación propia o ajena. Son
especies de caución la fianza, la hipoteca y la prenda", y sin variación alguna pasó
al artículo 44 del "Proyecto inédito", pero en la última revisión se eliminó la pa-
labra "accesoria" y con esa alteración se recibió en el artículo 46 del Proyecto de
1855 y de allí pasó al mismo artículo del Código Civil promulgado y publicado, sin
que haya experimentado modificaciones hasta el presente. 2. Fuentes y contexto.
En el Proyecto de 1853 se incluía la siguiente nota: "Escriche, V. Caución, L. 10,
§ otrosí decimos que cautio, t. 33, P. 7", es decir, las referencias eran al Diccionario
razonado de Legislación y Jurisprudencia del jurista aragonés Joaquín Escriche y
Martín (1784-1847) y a una ley de las Siete Partidas (7, 33, 10). En el lugar corres-
pondiente al Diccionario de Escriche se leía que caución era: "La seguridad que
da una persona á otra de que cumplirá lo pactado, prometido ó mandado. Esta
seguridad se da presentando fiadores, obligando bienes, ó prestando juramento"
y agregaba la misma indicación de la ley alfonsina con la remisión a otros luga-
res de su Diccionario: "Véase Fiador, Fianza, Hipoteca, Prenda". Bien se ve que el
texto de Escriche no ha influido en la forma de este artículo 46, aunque su última
parte pudiera haberse inspirado en él. El texto de la ley de Partidas (7, 33, 10), de
su lado, era el siguiente: "Otrosí dezimos que cautio en latin, tanto quiere dezir,
como segurarniento que el debdor ha de fazer al señor del debdo, dándole fiado-
res valiosos o peños". En este caso, al igual que en el anterior, la ley alfonsina no
parece influyente en la forma del artículo, salvo quizá por la utilización en él de
la voz 'seguridad' ("segurarniento"). x
JURISPRUDENCIA
1. Del significado de la voz 'caución'y de su diferencia con la de 'seguridad'. Una
jurisprudencia reciente ha afirmado que existen diferencias entre las categorías
de "caución" y "seguridad" y, para ello, ha destacado que esta última constituye
la finalidad de la caución, de lo que se desprendería que dicha finalidad podría
perseguirse, igualmente, mediante instituciones diversas de la "caución", y así se ha
declarado: "Que no es cuestión indiscutida que los vocablos "garantía", "seguridad y
"caución tengan jurídicamente un idéntico significado. En efecto, el profesor Manuel
Somarriva, en su Tratado de las Cauciones, explica que "Jurídicamente hablando,
no son términos sinónimos garantía y caución, porque si bien toda caución tiene
el carácter de garantía, pueden existir garantías, y de innegable eficacia, que no
sean cauciones, como acontece con el derecho legal de retención. En suma, garantía
es el género y caución es la especie (Somarriva, Manuel, Tratado de las Cauciones,
134 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO I
Contable Chilena Ltda. Editores, Santiago-Chile, 1981, p.8). Por su parte, el vocablo
"seguridad no aparece invocado en el artículo 46 del Código Civil como sinónimo
de caución, sino como el objetivo de la misma, de manera que no cualquier meca-
nismo de seguridad es susceptible de ser calificado como caución. La caución es
precisamente una "obligación que se contrae para la seguridad de otra...", es decir,
el mecanismo de seguridad consiste en contraer una obligación diversa de aquella
que se asegura. Ello no significa, en ningún caso, que la única forma de asegurar el
cumplimiento de una obligación sea la constitución de una caución. Para esto existen
otros mecanismos, entre los cuales el primero es la prenda general o garantía general
de los acreedores. También pueden mencionarse las preferencias y los derechos
auxiliares del acreedor. En consecuencia, es perfectamente atendible considerar
que una obligación está suficientemente garantizada o asegurada, sin necesidad de
que se constituya específicamente una caución real (como la hipoteca o la prenda)
o una caución real (como la fianza)" (Cs. 16-IV-2009, cons. 9o, N° LegalPublishing:
41950). 2. De la diversa significación de las voces 'caución'y 'garantía'. En una
línea que, en principio, asume la opinión de Somarriva a la que se refiere el fallo
citado en el número anterior, la Corte Suprema ha sentado: "Que en el sistema de
nuestro Código Civil se distingue claramente entre garantías y cauciones, entre
las que existe una relación de género a especie. En efecto, la garantía está dirigida,
en general, a otorgar seriedad y generar confianza en las partes respecto de la
voluntad del cumplimiento íntegro y oportuno de las obligaciones, como a preve-
nir que la posible insolvencia del deudor frustre la eficacia de los efectos de las
obligaciones ante el incumplimiento, facilitando el ejercicio de las acciones legales
consiguientes, especialmente las correspondientes a la solicitud de cumplimiento
forzado por equivalencia, que podrá cumplirse en la garantía, la cual, para tales
efectos, se entrega al acreedor o un tercero. Estas particularidades permiten dife-
renciarle de las cauciones, las que el legislador entiende accesoriamente contraída
para la seguridad de otra obligación propia o ajena (art. 46 del Código Civil)" (Cs.
26-111-2007, cons. 6o, N° LegalPublishing: 36172) y, en otros términos, también el
tribunal ha afirmado la anunciada diferencia: "Debe precisarse que garantía no
es lo mismo que caución, aun cuando ambas ideas se encuentran vinculadas. Las
garantías son los diversos medios de que puede hacer uso el acreedor para po-
nerse a cubierto de la insolvencia del deudor. En el presente caso, como se dijo, la
garantía se estableció sobre la base de un seguro, y de la circunstancia de dejar de
cargo fiscal las obligaciones que no quedaren a cubierto con el producido de las
Liquidaciones. Las cauciones, en tanto, son obligaciones que se contraen para la
seguridad de otra obligación propia o ajena (artículo 46 del Código Civil) y, puede
afirmarse que, en el caso de la especie, no se ha establecido la existencia de alguna
caución, como queda en claro del análisis de la normativa que regula esta materia"
(Cs. 29-W-2004, cons. 27°, N° LegalPublishing: 30098). 3. La caución y su carácter
accesorio. Sobre este punto, que no reviste mayor dificultad, se ha declarado: "Que
el artículo 46 del Código Civil define la caución expresando que significa general-
mente cualquiera obligación que se contrae para la seguridad de otra obligación
propia o ajena. Son especies de caución la fianza, la hipoteca y la prenda. Esto es,
se trata de un contrato de los denominados accesorios, y que aparece definido por
el artículo 1442 del mismo cuerpo legal como aquel que... tiene por objeto asegurar
TÍTULO PRELIMINAR 13 5
el cumplimiento de una obligación principal, de manera que no pueda subsistir sin
ella" (Cs. 18-X-2000, cons. 8o, N° LegalPublishing: 17377).
Articulo 47. Se dice presumirse el hecho que se deduce de ciertos antecedentes
o circunstancias conocidas.
Si estos antecedentes o circunstancias que dan motivo a la presunción son
determinados por la ley, la presunción se llama legal.
Se permitirá probar la no existencia del hecho que legalmente se presume,
aunque sean ciertos los antecedentes o circunstancias de que lo infiere la ley; a
menos que la ley misma rechace expresamente esta prueba, supuestos los ante-
cedentes o circunstancias.
Si una cosa, según la expresión de la ley, se presume de derecho, se entiende que
es inadmisible la prueba contraria, supuestos los antecedentes o circunstancias.
Concordancias: Código Civil: Mensaje VI in fine, artículos 20, 63, 64, 306, 540, 706 inciso final, 1235,1563
inciso 2°, 1712. Constitución Política de la República: artículo 19N°3 inciso 7°. Código de Comercio: artículo
207. Código del Trabajo: artículos 4, 9, 135. Código de Procedimiento Civil: artículos 341 inciso final, 426,
427. Código Procesal Penal: artículo 15. Código Orgánico de Tribunales: artículos 337, 593. Código Tributario:
artículo 26 inciso 3°. Ley N° 19.947, de Matrimonio Civil, D.O. 17.05.2004: artículo 52.
OBSERVACIONES
1. Historia. Este artículo, con la redacción que ya sería la definitiva de todos sus
incisos, apareció como artículo 45 en el Proyecto de 1853 y de allí pasó al artículo
46 del "Proyecto inédito" y al 47 del Proyecto de 1855 y en la misma ubicación al
Código Civil promulgado y publicado, manteniéndose en vigor hasta el presente
sin modificación alguna. 2. Fuentes y contexto. El tratamiento de las presunciones
el Code Civil y en sus códigos dependientes se encontraba en sede de obligaciones,
en la que existía un título "De la prueba de las obligaciones y de la del pago" y, si
bien un título similar sólo apareció en una época tardía del proceso codificador,
pues sólo se lo encuentra en el "Proyecto inédito", Bello no siguió aquel modelo,
pues destinó su tratamiento al "Título preliminar" y, así, en el citado "Proyecto
inédito" únicamente se contenía un artículo, el 1882 letra n, cuyo primer inciso
decía: "Las presunciones son legales o judiciales", el segundo: "Las legales se reglan
por el art. 46" y un tercero: "Las que deduce el juez deberán ser graves, precisas i
concordantes", que se convirtió en el definitivo artículo 1712.
JURISPRUDENCIA
1. De la prueba del hecho o circunstancias conocidas. La jurisprudencia ha
afirmado que el hecho o circunstancias conocidas, de los que se deduce otro,
debe probarse en juicio por medios probatorios diversos de las presunciones
y, en este sentido, se ha sentado que: "Para que sea válidamente admisible esta
prueba de presunciones, es menester que en el expediente se encuentre acredi-
tado, por otros medios de prueba y no por otras presunciones, los hechos que
las constituyen, para que de este modo se consigne, a modo de conclusión, el
cuerpo de la presunción" (Ca. Valparaíso, 20-X-2003, cons. 6o, conf. Cs. 7-1-2004,
N° LegalPublishing: 29330). 2. En sede extracontractual, no puede presumirse la
existencia de daño moral por la muerte de un pariente, deduciéndolo del sólo
136 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO I
Artículo 48. Todos los plazos de días, meses o años de que se haga mención
en las leyes o en los decretos del Presidente de la República, de los tribunales o
juzgados, se entenderá que han de ser completos; y correrán además hasta la
medianoche del último día del plazo.
El primero y último día de un plazo de meses o años deberán tener un mismo
número en los respectivos meses. El plazo de un mes podrá ser, por consiguiente,
de 28, 29, 30 ó 31 días, y el plazo de un año de 365 ó 366 días, según los casos.
Si el mes en que ha de principiar un plazo de meses o años constare de más
días que el mes en que ha de terminar el plazo, y si el plazo corriere desde alguno
de los días en que el primero de dichos meses excede al segundo, el último día del
plazo será el último día de este segundo mes.
13 5
TÍTULO PRELIMINAR
OBSERVACIONES
1. Historia. Su primera v ersión corresponde al artículo 46 del Proyecto de 1853
y, con modificaciones pasó al artículo 47 del "Proyecto inédito", en el que se dio
la redacción que sería definitiva a los incisos Io y 2o, que permanecieron inalte-
rados en el artículo 48 del Proyecto de 1855, en el que aparecieron las versiones
definitivas de sus restantes incisos, sin que hayan experimentado modificaciones
hasta el presente. 2. Fuentes y contexto. Bello en su "Comentario" al inciso 4o del
artículo 48 incluyó la siguiente observación: "Savigny ha dedicado a esta materia
gran número de páginas en su Tratado de Derecho Romano, que pueden consultar
los curiosos desde el § 177 hasta el 195. Allí se verán justificados los principios en
que se fundan las reglas precedentes (Véanse en particular los §§ 181 y 182)".
JURISPRUDENCIA
1. Campo operativo de estas reglas. La jurisprudencia en el último tiempo se ha
afirmado en la opinión conforme a la cual la disciplina tocante a los plazos fijada
en este artículo y en los dos siguientes sólo puede aplicarse en relación con leyes
especiales, cuando éstas carecen de reglas propias respecto de los plazos que en
ellas se establecen. Sobre esta base ha declarado: a) Que los artículos 48, 49 y
59 del Código Civil no se aplican a los plazos fijados en el Código de Aguas:
en relación con el cómputo del plazo a que hace referencia el artículo 131 del
Código de Aguas, porque: "En lo no previsto o ante los vacíos normativos de los
Procedimientos Administrativos contemplados en los artículos 130 y siguientes
del Código de Aguas, se ha de aplicar de manera supletoria la normativa prevista
en la ley 19.880" (Ca. Concepción, 11 -V-2007, cons. 19o, N° LegalPublishing: 36343),
opinión confirmada por la Excma. Corte Suprema, en cuanto a todos los plazos de
los procedimientos reglados en el dicho Código de Aguas: "Ante el vacío del Códi-
go de Aguas, en relación a una materia tan trascendente para los administrados
como lo constituye la naturaleza de los plazos que tal cuerpo legal contempla, a
fin de obtener seguridad y certeza en el cómputo de los mismos, no cabe lugar a
dudas que corresponde aplicar supletoriamente lo dispuesto en el artículo 25 de
la Ley N° 19.880, por corresponder el asunto que nos ocupa a un procedimiento
administrativo especial, específicamente regulado por la ley en comento" (Cs. 11-
V-2011, cons. 13°, N° LegalPublishing: 48736; Cs. 30-V-2011, cons. 13o, N° LegalPu-
blishing: 49295)-, b) Que se aplican para el cómputo del plazo de años fijado en
el artículo 200 del Código Tributario: en el artículo 200 del Código Tributario se
prevé que: "El Servicio podrá liquidar un impuesto, revisar cualquiera deficiencia
en su liquidación y girar los impuestos a que hubiere lugar dentro del término de
tres años contados desde la expiración del plazo legal en que debió efectuarse el
138 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO I
pago", y en relación con el cómputo de este plazo se ha declarado que: "Que para
determinar la forma de computar el plazo y si éste es susceptible de prorrogase se
debe tener presente que en la especie se trata de plazo de años y meses, respecto
de los cuales no existe norma especial en la ley Tributaria y por tanto deben com-
putarse de acuerdo a las normas del derecho común, esto es, al Código Civil, el
cual en su artículo 48 establece "Todos los plazos de días, meses o años de que se
haga mención en las leyes o en los decretos del Presidente de la República, de los
Tribunales o juzgados, se entenderán que han de ser completos; y correrán además
hasta la medianoche del último día del plazo..." (Ca. La Serena, 27-VII-2007, cons.
6o, N° LegalPublishing: 36832); c) Que se aplican en sede penal en lo tocante a
la calificación de edad. "Tal como lo sostiene el recurrente la determinación de
edad de una persona imputada no está normada en el Código Procesal Penal, ni
en el Código Penal ni en leyes especiales, por lo que ha de recurrirse al Código
Civil, como cuerpo legal supletorio. Al efecto, en forma expresa el inciso final del
artículo 48 del Código Civil, nos dice que el método o reglas para computar los
plazos se aplican, entre otros, para "las calificaciones de edad" (Ca. Rancagua, 24-
VI-2008, cons. 3o, N° LegalPublishing: 39321). 2. Del "cómputo civil" de los plazos
según la regla del inciso Io. Las jurisprudencia advierte la diferencia que existe
entre el "cómputo natural" y "cómputo civil" de los plazos y para explicarla, por
ejemplo, se asila en la opinión de algunos autores: "Para arribar a la conclusión
precedente cabe citar la obra sobre Derecho Civil, Alessandri Somarriva Vodanovic,
Tomo II, Quinta Edición, 1991, p. 140. Modos de computar los plazos. Dos modos
de computación son compatibles en abstracto: la computación natural y la civil.
En la computación natural se procede de momento a momento y se calcula que el
día tiene veinticuatro horas, pero comenzando a contar éstas a partir de un mo-
mento cualquiera, y se considera cumplido aquél cuando hayan transcurrido las
veinticuatro desde el momento inicial. De este modo el plazo de un día, a partir de
hoy, a la una de la tarde, se cumple mañana a la misma hora. En la computación
civil el día representa una unidad de tiempo comprendido entre una medianoche
y otra, calculándose por entero sin tomar en cuenta las fracciones. De manera que
en el ejemplo anterior el plazo se comienza a contar, no desde la una de la tarde de
hoy, sino desde las doce de la noche de hoy hasta las doce de la noche de mañana.
El plazo natural corre, pues, de momento a momento, y el civil, de medianoche a
medianoche. La regla es el cómputo civil; el natural constituye la excepción. Entre
nosotros, el cómputo civil tiene lugar en los plazos de días, meses y años; pero
no en los de horas, en que rige la computación natural. Y así, en el caso del pacto
comisorio del artículo 1879, el término concluye al día siguiente a la misma hora
en que comenzó. Fluye lo anterior del inciso Io del artículo 48 del Código Civil"
(Ca. Valparaíso, 31-XII-2008, cons. 10°, N° LegalPublishing: 41517) y, en la misma
línea: "En materia de cómputo de plazos, siguiendo a los tratadistas Alessandri,
Somarriva y Vodanovic, hay que señalar que existe un cómputo civil y uno natural.
El primero es aquel que corre de una medianoche a otra; en cambio, el natural, se
cuenta de momento a momento. Nuestro legislador, en los artículos 48 a 50 del
Código Civil entrega como regla general el cómputo civil. Es así como el inciso
primero del artículo 48 dispone: "Todos los plazos de días, meses o años de que
se haga mención en las leyes o en los decretos del Presidente de la república, de
13 5
TÍTULO PRELIMINAR
Artículo 49. Cuando se dice que un acto debe ejecutarse en o dentro de cierto
plazo, se entenderá que vale si se ejecuta antes de la medianoche en que termina el
último día del plazo; y cuando se exige que haya transcurrido un espacio de tiempo
para que nazcan o expiren ciertos derechos, se entenderá que estos derechos no
nacen o expiran sino después de la medianoche en que termine el último día de
dicho espacio de tiempo.
Concordancias: Código de Comercio: artículos 76 inciso 2,110,112. Código de Procedimiento Civil: artículo
64. Código Procesal Penal: artículo 16. Código de Minería: artículo 237.
OBSERVACIONES
1. Historia. Su origen se encuentra en el artículo 47 del Proyecto de 1853 que, con
una leve variante de redacción pasó al artículo 48 del "Proyecto inédito" y su versión
definitiva se le dio en el artículo 49 del Proyecto de 1855, y desde ahí fue recibido
en el Código Civil promulgado y publicado, manteniéndose en vigor hasta el día
sin modificaciones. 2. Fuentes y contexto. Carece de toda indicación de fuentes
en los diversos Proyectos.
Artículo 50. En los plazos que se señalaren en las leyes, o en los decretos del
Presidente de la República, o de los tribunales o juzgados, se comprenderán aun
los días feriados; a menos que el plazo señalado sea de días útiles, expresándose
así, pues en tal caso no se contarán los feriados.
Concordancias: Código de Comercio: artículo 112. Código de Procedimiento Civil: artículo 64. Código Or-
gánico de Tribunales: artículo 313. LeyN° 2.977, sobre Días Feriados, D.O. 01.02.1915.
OBSERVACIONES
1. Historia. Su versión inicial del artículo 50 es la del inciso Io del artículo 48 del
Proyecto de 1853, solo que en él se leía "decretos del Gobierno" y en el "Proyecto
inédito" aparece, sin modificaciones, como el único inciso de su artículo 49 y en
él se leía "decretos del Presidente" y así se mantuvo en el artículo 50 del Proyecto
de 1855, pues la variación "decretos del Presidente de la República" corresponde
a una de las modificaciones realizadas por Bello una vez aprobado el Código, sin
que desde su publicación en 1856 se haya modificado. 2. Fuentes y contexto. En
el Proyecto de 1853 se incluía la siguiente nota "Esc. Días útiles", es decir, una
referencia al Diccionario del jurista aragonés Joaquín Escriche, en el que se leía
140 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO I
que días útiles: "Aquellos en que se administra justicia o en que están abiertos los
tribunales y pueden los litigantes obrar en sus pleitos. Llámanse útiles por contra-
posición a los continuos, que son los que corren sin interrupción y sin distinción
de feriados y no feriados. Véase Día feriado y Día festivo".
JURISPRUDENCIA
1. Campo operativo de la regla general. En la misma línea interpretativa que
queda citada a propósito del artículo 48, se ha declarado su aplicación supletoria
en relación con las leyes especiales que no contienen reglas propias sobre el cóm-
puto de los plazos y, así, por ejemplo, se ha declarado: "Que al no precisarse en
el artículo 103 de la Ley General de Bancos si el plazo que en él se establece es de
días hábiles o corridos, es necesario recurrir a la ley común, es decir, al Código
Civil, que señala en su artículo 50 que "en los plazos que se señalaren en las leyes,
o en los decretos del Presidente de la República, o de los tribunales o juzgados, se
comprenderán aún los días feriados; a menos que el plazo señalado sea de días
útiles, expresándose así, pues en tal caso no se contarán los feriados" (Cs. 30-VII-
2008, cons. 4o, N°LegalPublishing: 39488). 2. Campo operativo de ¡a limitación
de la regla. En relación con la limitación de la regla general, contenida en su
último período: "a menos que el plazo señalado sea de días útiles, expresándose
así, pues en tal caso no se contarán los feriados", la jurisprudencia ha estimado
que: "Atendido el énfasis dado por el legislador, debe recalcarse que la regla de
excepción consagrada sólo se aplica a los plazos de días establecidos en las leyes
que formulen una declaración de voluntad expresa en tal sentido" (Cs. 30-VII-2008,
cons. 4o, N° LegalPublishing: 39488).
OBSERVACIONES
1. Historia. Su primera versión apareció como artículo 49 del Proyecto de 1853 con
la redacción que sería la definitiva, salvo que en ella se leía "decretos del Gobierno"
y no "decretos del Presidente", expresión esta última que sólo se leía en el artícu-
lo 51 del "Proyecto inédito", manteniéndose en la misma ubicación en el Código
Civ il promulgado y aprobado, sin que haya experimentado modificaciones hasta
el presente. 2. Fuentes y contexto. Esta disposición no puede entenderse sino en
relación con el artículo 37 número 6o de la Constitución de 1833 establecía que:
"Solo en virtud de una lei se puede: [...] arreglar el sistema de pesos i medidas",
en cuya conformidad se había dictado la ley de 29 de enero de 1848 que adoptaba
el sistema métrico decimal.
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta disposición, con sus cuatro incisos, apareció en el Proyecto de 1853,
bajo el número 50, y con una sola diferencia de redacción en la parte final de su
inciso 3o, pues en ella se leía "una ley anterior", en vez de "la ley anterior", variante
que es la que se recibió en el artículo 52 del "Proyecto inédito" y así se mantuvo en
el Proyecto de 1855y en la versión promulgada y publicada en 1856, sin que haya
experimentado modificaciones hasta el presente. 2. Fuentes. Este artículo carecía
de notas en todas sus versiones, de manera que no existe una referencia expresa
a sus eventuales fuentes, sin perjuicio de lo cual, parece claro que Bello tuvo a la
vista para su formación los artículos 22 y 23 del Código de la Luisiana. En efecto,
el contenido de su inciso Io parece ser el resultado de una refundición del artículo
22 y del inciso Io del artículo 23 del Código de la Luisiana, cuyos textos eran: "Las
leyes pueden ser abrogadas en todo o en parte por otras leyes" (Les lois peuvent
étre abrogées en tout ou en partie par d'autres lois) y "Su abrogación es expresa o
tácita" (Leur abrogation est expresse ou tacite). En el caso de su inciso 2o, es noto-
ria la influencia del inciso 2o del citado artículo 23 del Código de la Luisiana, que
decía: "Es expresa, cuando es literalmente pronunciada por la nueva ley" (Elle est
expresse, lorsqu'elle est littéralement prononcée par la loi nouvelle). En su inciso
3o es evidente la influencia del inciso 3o del citado artículo 23 del Código de la
Luisiana, que decía: "Es tácita, si la nueva ley contiene disposiciones contrarias a
las de leyes anteriores, o que no pueden conciliarse con ellas" (Elle est tacite, si la
nouvelle loi renferme des dispositions contraires á celles des lois antérieures, ou qui
ne puissent se concilier avec elles); y su inciso 4o corresponde a la expresión de la
regla que se contenía en el artículo 22 del Código de la Luisiana y que, como con-
secuencia, de la redacción y sistematización dada por Bello al artículo, resultaba
mejor situado en este lugar. El ya citado artículo 22 decía: "Las leyes pueden ser
abrogadas en todo o en parte por otras leyes" (Les lois peuvent étre abrogées en
tout ou en partie par d'autres lois).
JURISPRUDENCIA
1. Noción y caracteres de la derogación. La jurisprudencia constitucional ha
asumido, plenamente, la opinión de Ríos Álvarez en su caracterización de la dero-
gación: "Que, condensando el sentido y alcance de la derogación, el profesor Lau-
taro Ríos Álvarez en su monografía titulada Efectos de la Sentencia de Inconstitu-
cionalidad en el Ordenamiento Jurídico Chileno, expuesta en las XXXVIII Jornadas
Chilenas de Derecho Público, celebradas en Concepción en noviembre de 2008,
afirmó: "La derogación no comporta un juicio valorativo en desmedro del precep-
142 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO I
da en el N° 14 del decreto con fuerza de ley N° 236, de 1968, agregada a éste por
el decreto ley N° 970, de 1975, no fue derogada tácitamente por la norma general
del inciso 2o del artículo 9o de la ley N° 18.675 porque, al tratarse de una ley es-
pecial, requeriría, necesariamente, una norma también especial posterior para que
pudiera derogarla. Su argumento fue aceptado en primera y segunda instancia, y
en casación, la Excma. Corte Suprema, también lo admitió por las siguientes razones:
Ia) Se admite como posibilidad que una ley general posterior pueda derogar a una
ley especial anterior, en este sentido el tribunal declaró que el caso en cuestión
exigía: "Analizar si una ley general posterior ha podido derogar una norma especial
anterior y hasta donde podrían ser inconciliables. La derogación es tácita expresa
el inciso 3o del artículo 52 del Código Civil cuando la nueva ley contiene disposi-
ciones que no pueden conciliarse con las de la ley anterior. La derogación tácita
se funda en que, existiendo dos leyes contradictorias de diversas épocas, debe
entenderse que la segunda ha sido dictada por el legislador con el propósito de
modificar o corregir la primera. Mas, como no debe llevarse esta presunción más
allá de su razón y objeto, la derogación tácita, como nos lo advierte el artículo 53
deja vigente en las leyes anteriores, aunque versen sobre la misma materia todo
aquello que no pugna con las disposiciones de la nueva ley (Alessandri, SOMARRIVA
y VODANOVIC, Curso de Derecho Civil, Santiago, 1945, t. I, pág. 218). La situación
jurídica se torna bastante más compleja cuando a una ley de carácter especial
sucede otra de carácter general. Se descarta el sustentar, desde ya, la tesis de que
una ley general posterior en ningún caso pueda derogar una ley especial anterior,
según el principio lex generaiis non derogat priori speciali, basando tal conclusión
ante nuestro ordenamiento, en las normas sobre aplicación y efectos de la ley
contenidas enlos artículos 4°y 13 del Código Civil" (Cs. 6-VII-2000, cons. 4o, N°Le-
galPublishing: 17085). 2a) Esa posibilidad depende de la interpretación del caso
concreto: admite el tribunal la opinión defendida por López Santa María, según la
cual el que una ley general pueda derogar o no a una ley especial previa es una
cuestión de interpretación y no de aplicación de un principio: "Se comparte, en
cambio la tesis de que ésta es una cuestión de interpretación que para cada caso
particular, debe resolverse por el examen de la intención legislativa y demás ele-
mentos de hermenéutica legal" (Cs. 6-VII-2000, cons. 4o, N° LegalPublishing: 17085).
3a) En el caso concreto sujeto a su decisión, la interpretación de la Ley N° 18.675
conducía a afirmar que ella carecía del carácter derogatorio respecto de la ley es-
pecial: tras un examen de las dicha ley, el tribunal consideró: "Que no existen
elementos de juicio derivados del contenido de la ley, de la intención legislativa,
ni en la historia de su establecimiento que pudieran avalar la conclusión de que
esta norma, de carácter general, de contenido más bien declarativo, hubiere tenido
también como efecto adicional el derogar la norma especial prevista para el Per-
sonal del Poder Judicial en el artículo 14 del decreto con fuerza de ley N° 236, de
1968, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, agregado por el artículo único
letra d) del decreto con fuerza de ley N° 970. Si hubiere sido propósito del legis-
lador lograr ese efecto adicional, es dable estimar que habría debido decirlo ex-
presamente, derogando el precepto. En nuestro ordenamiento jurídico tanto las
inclusiones como las exclusiones de los límites de imponibilidad y beneficios han
sido siempre de derecho estricto, explícitas u ordenadas en términos categóricos
146 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO I
público, el mismo caso que había divido dos años antes a los ministros del máximo
tribunal, y esta vez la Excma. Corte Suprema cambió de opinión, de manera que
sostuvo que el artículo 25 de la Ley N° 15.386, aunque era general, sí había dero-
gado al artículo 132 del dicho D.F.L. N° 338, que era especial, y las razones que
esgrimió para fundar esta opinión fueron las siguientes: I a ) Que el Código Civil no
había recibido el principio según el cual una ley general no deroga a una ley espe-
cial previa, con invocación expresa de las opiniones de Ortega y Santa María: "El
principio de que una ley especial no se entiende modificada o complementada por
una ley general sobre una misma materia, no ha sido incorporado entre sus dis-
posiciones por nuestro Código Civil, tal como lo reconoce el profesor de Derecho
Civil don Leopoldo Ortega ("De la Derogación de las Leyes y especialmente de la
Derogación Orgánica" -Revista de Derecho y Jurisprudencia T. 35, primera parte,
pp. 5 y siguientes). En el mismo sentido se pronuncia el profesor de Derecho Civil
don Jorge López Santa María, que adhiere a la tesis del profesor Ortega. Agrega
este profesor que no es efectivo que el principio en análisis haya sido aceptado
unánimemente por la doctrina señalando que desde los albores del siglo XX se ha
venido esclareciendo que no existe una regla a priori en la materia, dependiendo
de la relación concreta de la interpretación que en cada caso es preciso formular.
Para respaldar su afirmación cita las opiniones de los tratadistas Ruggiero, Covie-
11o, José Castán, Tobeñas, Maseaud, etc. (Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo
80, sección Derecho, p. 70)" (Cs. 26-XI-1992, cons. 5o, N° LegalPublishing: 12070).
2a) Que las reglas del artículo 4o y 13 del Código Civil se refieren a la aplicación de
las leyes y no a su derogación, argumento que construyó del modo siguiente: "Den-
tro del mismo orden de ideas el principio bajo análisis, que alguna doctrina ha
concedido valor de axioma Legi speciali per generalem non derogatur, no ha sido
aceptado en forma absoluta por nuestro derecho ni por la doctrina, desde que la
primacía de la ley especial que se infiere de los arts. 4o y 13 del Código Civil se
refiere a la aplicación de las leyes, materia muy distinta a la derogación de ellas a
que aluden los arts. 52 y 53 del Código Civil. Es así como el art. 4o del Código sólo
dispone que las disposiciones de los Códigos de Comercio, de Minería, del Ejérci-
to, Armada y demás especiales se aplicarán con preferencia a las del Código Civil.
Por su parte el art. 13 del Código Civil dispone que las disposiciones de una ley,
relativas a cosas o negocios particulares, prevalecerán sobre las disposiciones
generales de una misma ley, cuando entre las unas y las otras hubiere oposición.
Queda en claro que se refiere a la misma ley, y por lo tanto el principio no se apli-
ca cuando la oposición consta en las leyes diferentes. Ello es lógico, por cuanto no
es admisible estimar de que (sic) el legislador incurrió en contradicciones internas
en una ley, partiendo del supuesto de que la voluntad del legislador se manifestó
simultáneamente en relación con todas las disposiciones de una ley determinada.
Si aparecen contradicciones o incompatibilidades, deben prevalecer las normas
especiales, ya que se estima que el legislador quiso sustraerlas al régimen general,
no pudiendo suponerse contradicciones en esa voluntad" (Cs. 26-XI-1992, cons. 5o,
N° LegalPublishing: 12070). 3a) El artículo 52 del Código Civil no distingue, al tratar
de la derogación tácita, entre leyes posteriores generales o especiales: y en este
sentido argumentó que: "Si las contradicciones o incompatibilidades se dan en
leyes diferentes, y con mayor razón si éstas se han dictado en distintas épocas,
148 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO I
Artículo 53. La derogación tácita deja vigente en las leyes anteriores, aunque
versen sobre la misma materia, todo aquello que no pugna con las disposiciones
de la nueva ley.
Concordancias: Código Civil: artículo 52 y artículo final
OBSERVACIONES
1. Historia. Su origen se encuentra en el artículo 51 del "Proyecto de 1853", cuya
redacción era la siguiente: "La derogación tácita es parcial por su naturaleza, i deja
13 5
TÍTULO PRELIMINAR
vijente en las leyes anteriores, aunque versen sobre la misma materia, todo aquello
que no pugna con las disposiciones de la nueva lei", como resultado de la revisión
practicada por la Comisión, en el "Proyecto inédito", bajo el número 53, se le dio
la redacción que sería definitiva, al eliminarse la frase 'es parcial por su natura-
leza, i', y así pasó al Proyecto de 1855 y al Código Civil promulgado y publicado y
actualmente en vigor. 2. Fuentes y contexto. Bello en su "Comentario" al artículo
53 incluyó la siguiente nota: "En nuestro actual Derecho, no se puede nunca alegar
el desuso contra la ley escrita. (Leyes 11, título 3, libro 2; y 2, título 16, libro 10,
etc. de la Novísima Recopilación; ley 2 del Código: Quae sit longa consuetudo", que
correspondía a la primera parte de la nota que se había puesto en el Proyecto de
1853 a su artículo 53, eliminado por la Comisión).
DE LAS PERSONAS EN CUANTO A SU NACIONALIDAD Y DOMICILIO 151
LIBRO PRIMERO
DE LAS PERSONAS
TÍTULO I
OBSERVACIONES
1. Historia. Este artículo fue incluido en la última revisión a la que fue sometido el
Proyecto y por ello sólo aparece, con la redacción que se conserva inalterada hasta
ahora, como artículo 54 del Proyecto de 1855, del que pasó a la edición oficial del
Código Civilde 1856.2. Fuentes y contexto. Carece de indicación expresa de fuentes
en el citado Proyecto, y corresponde a una disposición de elaboración personal del
codificador en la que, siguiendo el viejo modelo dialéctico de las Instituciones de
Gayo, abre el tratamiento de las personas con una summa divissio que ordena el
tratamiento de todas las materias posteriores de este libro, pues si en el modelo
gayano esa división era la de que todas las personas o eran libres o esclavas, en el
Código Civil, ella es la que diferencia entre personas naturales y jurídicas.
Artículo 55. Son personas todos los individuos de la especie humana, cualquiera
que sea su edad, sexo, estirpe o condición. Divídense en chilenos y extranjeros.
Concordancias: Código Civil: artículos 20, 25, 57, 74 y 982. Constitución Política de la República: artículos
1,10,19 N° 2. Código Tributario: artículo 8 N" 7. Tratado celebrado entre Chile y Gran Bretaña sobre abolir
el tráfico de esclavos, Boletín de Leyes y Decretos del Gobierno 01.09.1842. Decreto N" 530, Min. Relaciones
Exteriores, Convención sobre los Derechos Políticos de la Mujer, D.O. 30.09.1967, artículos 1, 2 y 3. Decreto
N° 74 7, Min. Relaciones Exteriores, Convención Internacional sobre la eliminación de todas las formas de dis-
criminación racial, D.O. 12.11.1971: artículos 1,2,3, 5. Decreto N" 764, Min. Relaciones Exteriores, Convención
relativa a la lucha contra las discriminaciones en materia de enseñanza, D.O. 30.11.1971. Decreto Ley N° 871,
aprueba Convención Interamericana sobre concesión de Derechos Políticos a la Mujer, D.O. 28.01.1975.
Decreto Ley N° 872, aprueba Convención Interamericana sobre concesión de Derechos Civiles a la Mujer,
D.O. 28.01.1975. Decreto N° 326, Min. Relaciones Exteriores, Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales, D.O. 28.04.1989: artículos 2, 3, 7 y 26. Decreto N° 778, Min. Relaciones Exteriores,
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, D. O. 29.04.1989: artículos 2, 3, 814, y 16. Decreto N° 789,
Min. Relaciones Exteriores, Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra
¡a mujer, D.O. 09.12.1989. Decreto N° 778, Min. Relaciones Exteriores, Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, D.O. 29.04.1989: artículos 2, 3, 8 y 16. Decreto M° 873, Min. Relaciones Exteriores, Pacto
de San José de Costa Rica, D.O. 05.01.1990: artículos 1, 3, 6 N°l. Decreto N" 830, Min. Relaciones Exteriores,
Convención sobre los Derechos del Niño, D.O. 27.09.1990: artículo 2. Decreto N" 1.097, Min. Relaciones
152 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO I
Exteriores, Convención sobre la Esclavitud, D.O. 07.11.1995. Decreto N° 99, Min. Relaciones Exteriores,
Convención Interamericana para la eliminación de todas las formas de discriminación contra las personas
con discapacidad, D.O. 20.06.2002. Decreto N° 84, Min. Relaciones Exteriores, Convención Internacional
sobre la Protección de los derechos de los trabajadores migratorios y de sus familiares, D.O. 08.06.2005,
artículos 7 y 11. Decreto N° 201, Min. Relaciones Exteriores, Convención de las Naciones Unidas sobre los
Derechos de las Personas con Discapacidad, D.O. 17.09.2008. Ley N" 20.120, sobre investigación científica
en el ser humano, su genoma y prohibe la clonación humana, D.O. 22.09.2006, artículo 4.
OBSERVACIONES
1. Historia. Este artículo apareció, bajo el número 54, en el Proyecto de 1853 y, sin
alteración alguna, se mantuvo como artículo 54 en el "Proyecto inédito" y en el 55
del Proyecto de 1855, sólo que en éste las palabras 'personas' y 'extranjeros' se
destacaban en cursivas y en el Código Civil promulgado sólo conservó las cursivas
la palabra 'personas' y así se mantiene actualmente en vigor. 2. Fuentes y contexto.
Al igual que en el caso del artículo anterior, éste carecía de indicación de fuentes
en los Proyectos y no tiene precedentes en el Code Civil. Bravo Lira ha llamado la
atención sobre la cercanía existente entre su parte inicial con la real cédula de 31
de mayo de 1789, en cuyo preámbulo, a propósito de los esclavos, se utilizaba la
expresión 'individuos del género humano'. Se aprecia, además, el mantenimiento
del carácter dialéctico del modelo gayano, al introducir una segunda división: la
de chilenos y extranjeros, que se hallaba presente en Delvincourt, quien la sentaba
como primera división de las personas en el derecho francés, como consecuencia
de que el goce de los derechos civiles, en el contexto del título primero del libro
primero del Code Civil, pertenecía eminentemente a los miembros de la nación
para quienes se hacían las leyes: "de allí una división de las personas en franceses
y extranjeros".
JURISPRUDENCIA
1. El óvulo fecundado o embrión es ya un individuo de la especie humana. Se ha
estimado que: "Si entendemos que la fertilización es, como es, un proceso continuo
que no resulta separable en etapas o momentos, debemos concluir que el óvulo
fecundado o embrión es ya un individuo de la especie humana y como tal, digno
de protección constitucional y legal para alcanzar su pleno desarrollo hasta que
el nacimiento se produzca, conforme a lo que dispone el artículo 74 del mismo
cuerpo legal" (Cs. 30-VIII-2001, cons. 18°, N° LegalPublishing: 23587).
Artículo 56. Son chilenos los que la Constitución del Estado declara tales. Los
demás son extranjeros.
Concordancias: Código Civil: artículo 14. Constitución Política de la República: artículo 10. Código de
Derecho Internacional Privado: artículos 9 y 10.
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta disposición apareció, con una redacción que ya no se modificaría,
como artículo 55 del Proyecto de 1853 y, sin alteración alguna, se mantuvo como
artículo 5 5 en el "Proyecto inédito" y en el 5 5 del Proyecto de 1855 y de allí pasó al
actual artículo 56 del Código Civil promulgado, aún vigente. 2. Fuentes y contexto.
DE LAS PERSONAS EN CUANTO A SU NACIONALIDAD Y DOMICILIO 153
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta disposición apareció, y con la redacción que sería la definitiva,
como artículo 56 del Proyecto de 1853, y de allí pasó al artículo 56 del "Proyecto
inédito" y al artículo 57 del Proyecto de 1855 y, bajo el mismo número, al Código
Civil promulgado y actualmente en vigor. 2. Fuentes y contexto. Este artículo no
tenía remisión a fuentes en los proyectos y ha de advertirse que consagraba un
principio, con carácter general, acorde con la definición de persona de su artículo
55 y diverso del que podía extraerse del sistema del Code Civil, respecto del cual
Delvincourt había sentado que el goce de los derechos civiles pertenecía "eminen-
temente" a los franceses.
JURISPRUDENCIA
1. Si un extranjero sufre un accidente en Chile, tiene plena aplicación la regla
de este artículo y, en consecuencia, puede demandar indemnización de los per-
juicios sufridos. La Corte Suprema ha declarado que, constando como hecho de la
causa que: "Vigente la relación laboral, y mientras la nave Almourol se encontraba
atracada en el puerto de esta ciudad, al lado de otra denominada Pardelhas, don
[...] sufrió un accidente consistente en la pérdida de parte de uno de los dedos
de su mano izquierda; accidente que tuvo lugar en el territorio nacional, con lo
que, por sobre las alegaciones hechas por la demandada, lo cierto es que cobra
plena aplicación en la especie, el artículo 14 del Código Civil, que hace aplicable
las leyes chilenas a todos los habitantes de la república, incluso los extranjeros, y
asimismo, el artículo 57 del mismo cuerpo de leyes, que confiere a chilenos y ex-
tranjeros, los mismos derechos civiles" (J/. Punta Arenas, 17-IV-2002, cons. 9o, conf.
Cs. 25-111-2003, N° LegalPublishing: 26348).
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta disposición apareció, y con la redacción que sería la definitiva,
como artículo 57 del Proyecto de 1853, y de allí pasó al artículo 57 del "Proyecto
inédito" y al artículo 58 del Proyecto de 1855 y, bajo el mismo número, al Código
154 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO I
OBSERVACIONES
JURISPRUDENCIA
1. Noción de residencia. Se ha entendido que la residencia, en cuanto que uno de
los elementos del domicilio, consiste en "la permanencia o establecimiento en un
lugar determinado" (Cs. 30-X-2003, cons. 13°, N° LegalPublishing: 28751), preci-
sándose que ella implica el avecindarse en un cierto lugar: "El domicilio consiste
en la residencia acompañada, real o presuntivamente del ánimo de permanecer en
ella y el domicilio civil consiste en el lugar donde un individuo está de asiento, o
donde ejerce habitualmente su profesión u oficio, el residir requiere avecindarse
en un determinado lugar" (Ca. Valdivia, 19-XI-2007, cons. 3o, N° LegalPublishing:
37760). 2. Un "sitio eriazo" no puede constituir domicilio. Así se ha declarado
por la Corte de Apelaciones de Valparaíso: "Según consta en el certificado de
Avalúo Fiscal que rola a fs. 285 de autos la propiedad de que se trata es un "sitio
eriazo", el cual no puede constituir, por definición, el domicilio de una persona. La
circunstancia de que se trate de un sitio eriazo" (Ca. Valparaíso, 4-VIII-2005, cons.
7o, N° LegalPublishing: 32682).
OBSERVACIONES
Artículo 61. El domicilio civil es relativo a una parte determinada del territorio
del Estado.
Concordancias: Código Civil: artículos 59, 62, 67, 68, 69, 1588 y 1589. Código de Procedimiento Civil:
artículo 170N" 1. Código de Derecho Internacional Privado: artículos 10 y 11.
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta disposición apareció, y con la redacción que sería la definitiva,
como artículo 60 del Proyecto de 1853, y de allí pasó al artículo 60 del "Proyecto
inédito" y al artículo 61 del Proyecto de 1855 y, bajo el mismo número, al Código
Civil promulgado y actualmente en vigor. 2. Fuentes y contexto. No existía en los
Proyectos ninguna remisión a fuentes para esta disposición, advirtiéndose que
ella guardaba una precisa coherencia en cuanto al criterio que fundaba su noción:
el espacio que lo precisaba, a diferencia del criterio que seguía Delvincourt, que
era el del objeto que lo volvía relevante, es decir, el goce de los derechos civiles,
DE LAS PERSONAS EN CUANTO A SU NACIONALIDAD Y DOMICILIO 157
pues jurista francés precisaba que el domicilio civil era aquel donde se ejercían
los derechos civiles.
Artículo 62. El lugar donde un individuo está de asiento, o donde ejerce habi-
tualmente su profesión u oficio, determina su domicilio civil o vecindad.
Concordancias: Código Civil: artículos 61, 63,1016 inciso 1. Constitución Política de la República: artículos
13 inciso 3,14. Código de Derecho internacional Privado: artículos 10 y 11.
OBSERVACIONES
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta disposición apareció como artículo 62 del Proyecto de 1853 con
una redacción que era casi idéntica a la actualmente en vigor, pues sólo se apre-
158 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO III
ciaba la siguiente variante: donde hoy se lee "casa propia o ajena en él", en el de
1853 se leía "casa propia o ajena, en aquel lugar" y con esa misma variante se
mantenía como artículo 62 del "Proyecto inédito" y como artículo 63 del Proyecto
de 1855, de modo que aquí se está en presencia de uno de esos casos en los que
Bello corrigió la redacción después de promulgado el Proyecto, en el momento
inmediatamente anterior a la impresión de la edición oficial del Código Civil en
1856. 2. Fuentes y contexto. En el Proyecto de 1853 se incluía la siguiente nota
para esta disposición: "Domus possessio facti est; domicilii constitutio, juris; Vinnius,
Partit. Jur., lib. III, cap. 8", la que reiteraba en su "Comentario" a los primeros 76
artículos del Código Civil. La frase latina con la que se iniciaba la referencia, "la
posesión de la casa es de hecho, la constitución del domicilio, de derecho", la to-
maba literalmente Bello del lugar que citaba de Amoldo Vinnio, y ella daba precisa
cuenta del criterio sobre el cual se estructuraba la regla consagrada en este artículo
63, y que Vinnio había construido sobre un pasaje del Digesto (50,1,17) en el que
se decía que la sola posesión de la casa que se comprara en alguna ciudad, no
hacía domicilio, y sobre otro del Código (10,40,4) en el que se sentaba que no se
consideraba a nadie como íncola u originario por la sola casa o su posesión. Este
principio lo explicaba Vinnio afirmando que: sin habitación la sola posesión de la
casa comprada no hacía domicilio, incluso si alguien arrendaba alguna casa para
habitarla, pero sin ánimo de asentarse allí, sino sólo para morar en ella durante
algún tiempo, no debía entenderse que tuviera allí su domicilio, por ejemplo, el
legado por causa de su comisión, el estudiante por sus estudios o el comerciante
por sus negocios.
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta disposición apareció como artículo 63 del Proyecto de 1853 con
una redacción que era casi idéntica a la actualmente en vigor, pues sólo se apreciaba
la siguiente variante: donde hoy se lee "los que regularmente se confieren", en el
de 1853 se leía "los que regularmente se conceden" y con esa misma variante se
mantenía como artículo 63 del "Proyecto inédito" y como artículo 64 del Proyecto
de 1855, de modo que aquí se está en presencia de otro de esos casos en los que
Bello corrigió la redacción después de promulgado el Proyecto, en el momento
inmediatamente anterior a la impresión de la edición oficial del Código Civil en
1856. 2. Fuentes y contexto. En el Proyecto de 1853 se incluía la siguiente nota "C.
F. 107" y Bello en su "Comentario" a los primeros 76 artículos del Código Civil la
substituía por la siguiente: "Animus perpetuo consistendi duabus ex rebus colligi-
tur: ex muniis vitae quotidianae...; item ex condicione personae si ob eam aliquo in
loco consistere necesse est; Vinnius, Part. Jur., lib. 3, cap. 8". La remisión al pasaje
DE LAS PERSONAS EN CUANTO A SU NACIONALIDAD Y DOMICILIO 159
de Vinnio da exacta cuenta de los dos elementos asumidos en este artículo como
bases para presumir el ánimo de permanencia, pues en la cita que transcribía Bello,
el jurista holandés había escrito que: "el ánimo perpetuo de permanecer se colige
de dos cosas", y esas cosas eran: I a ) "por las ocupaciones de la vida cotidiana",
que corresponde a la primera parte de la regla de este artículo 64: "por el hecho
de abrir en él tienda, botica, fábrica..." y; 2 a ) "por la condición de la persona si
por alguna razón le es necesario permanecer en el lugar", por ejemplo, agregaba
Vinnio, el senador que libremente aceptaba residir en la ciudad, o el soldado, que
corresponde a la segunda parte de la regla del artículo 64: "por el hecho de acep-
tar en dicho lugar...", y sólo en esta parte era pertinente la remisión al artículo
107 del Code Civil, cuyo texto decía: "La aceptación de funciones conferidas de
por vida importará la traslación inmediata del domicilio del funcionario al lugar
donde debe ejercer sus funciones", si bien se aprecia que la regla francesa tenía
un campo operativo diverso: el del cambio de domicilio, y no el de la presunción
del ánimo de permanencia.
JURISPRUDENCIA
1. El haber celebrado un contrato de trabajo para prestar labores en un cierto
lugar hace presumir el ánimo de permanecer en él. Sobre la base de que: "El
artículo 64 de nuestro Código Civil señala que se presume, desde luego, el ánimo
de permanecer y avecindarse en un lugar por el hecho, entre otros, de aceptar en él
un empleo fijo de los que regularmente se confieren por largo tiempo; y por otras
circunstancias análogas", la Corte Suprema ha declarado: "Que, acreditado como se
encuentra el hecho de tener el recurrente un contrato en calidad de técnico para la
Quinta Región, con asiento en la ciudad de Valparaíso, para trabajar a las órdenes
de International Bonded Courriers Chile S.A., celebrado el 15 de junio de 1986 y
con vigencia hasta el 20 de junio de 1990 como lo prueban los documentos de fojas
9 y 32, resulta evidente el ánimo del solicitante y sus familiares de permanecer en
Chile" (Cs. 29-XII-l989, cons. 4o, N°LegalPublishing: 10881).
OBSERVACIONES
1. Historia. El inciso Io de este artículo apareció como artículo 65 del Proyecto de
1853 con una variación en relación con el texto actualmente en vigor, pues en él las
condiciones de su cláusula final aparecían como alternativas y no como copulativas,
de modo que se leía "conservando su familia o el asiento principal", y así pasó al
artículo 65 del "Proyecto inédito" y, como resultado de la última revisión, en el
160 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO III
Artículo 66. Los obispos, curas y otros eclesiásticos obligados a una residencia
determinada, tienen su domicilio en ella.
Concordancias: Código Civil: articulo 59. Código de Derecho Internacional Privado: artículos 10 y 11.
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta disposición apareció como artículo 64 del Proyecto de 1853 con
la siguiente redacción: "Los obispos, curas i otros eclesiásticos obligados a una
residencia particular, tienen su domicilio en ella", y en el "Proyecto inédito", bajo
el mismo número, substituyó la expresión "residencia particular" por "residencia
determinada", y así pasó al artículo 66 del Proyecto de 1855 y de él al Código Civil
promulgado, manteniéndose inalterado hasta hoy. 2. Fuentes y contexto. En el
Proyecto de 1853 se incluía la siguiente nota para su artículo 64: "Merlin, Repert.
V. Domicile, § III, 6", y ella se reiteraba por Bello en su "Comentario" a los primeros
76 artículos del Código Civil. El pasaje de Merlin era muy preciso para cuenta de
DE LAS PERSONAS EN CUANTO A SU NACIONALIDAD Y DOMICILIO 161
la regla contenida en esta disposición, pues en él se leía que: "El verdadero do-
micilio de un obispo está en la cabecera de su diócesis a pesar de que pase gran
parte del año en París u otros lugares" y explicaba que así había sido decidido en
diferentes ocasiones, y agregaba que era lo mismo respecto de un cura o de todo
otro beneficiado obligado a residencia: su verdadero domicilio está en el lugar de
la situación de su beneficio.
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta disposición apareció como artículo 67 del Proyecto de 1853 con
la redacción que sería la definitiva, y así pasó al artículo 67 del "Proyecto inédito",
artículo 67 del Proyecto de 1855 y al Código Civil promulgado y actualmente en
vigor. 2. Fuentes y contexto. En el Proyecto de 1853 se leía la siguiente nota para
esta disposición: "LL. 5, 6, § 2 Ad municip. et de incolis. Greg. López, nota 2 ad 1. 5,
tit. 24, part. IV", y ella era mantenida por Bello en su "Comentario" a los primeros
76 artículos del Código Civil. El primer texto romano remitía a un pasaje de Paulo,
en el que recordaba que Labeón indicaba que aquel que negociaba por igual en
muchos lugares en ninguno de ellos tenía domicilio, pero refería que algunos decían
que el íncola podía tener domicilio en muchos lugares, lo que era más verdadero
{D. 50,1,5), y el segundo correspondía a un texto de Ulpiano en el que se leía que
había placido a los hombres prudentes que alguno pudiera tener domicilio en dos
lugares si se aparejaba en ambas partes, de modo que no se viera que ponía su
sitio en uno más que en el otro (D. 50,1,6,2), de su lado, la referencia a la glosa de
Gregorio López a las Siete Partidas (4,24,5, glosa 2), confirmaba el mismo principio,
aunque en otra sede, pues en ella el glosador explicaba la posibilidad de que "en
la misma persona concurra el lugar de origen y el lugar del domicilio", y así sen-
taba que, según el citado pasaje del Digesto (50,1,6) "puede alguien tener muchos
domicilios, uno por razón de su origen, otro por razón de domicilio".
JURISPRUDENCIA
1. Pluralidad de domicilios. Sobre esta posibilidad se ha precisado que: "Una per-
sona puede tener pluralidad de domicilios, posibilidad reconocida en el artículo
67 del Código Civil. En efecto, en el evento que una persona tenga, en diversas
secciones territoriales, las dos circunstancias constitutivas de este atributo de la
personalidad, a saber, la residencia en una parte determinada del territorio del
Estado y el ánimo de permanecer en dicha residencia (animus manendi), debe
concluirse que tiene más de un domicilio: tantos cuantas veces se reúnan dichos
elementos" (Cs. 27-XII-2000, cons. 4o, N°LegalPublishing: 17785).
162 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO III
Artículo 68. La mera residencia hará las veces de domicilio civil respecto de
las personas que no tuvieren domicilio civil en otra parte.
Concordancias: Código Civil: artículos 59, 61. Código de Derecho Internacional Privado: artículos 10, 11
y 26.
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta disposición apareció como artículo 74 del Proyecto de 1853 con la
siguiente redacción: "La mera residencia hace las veces de domicilio civil respecto
de las personas que no probaren domicilio civil en otra parte" y, con el mismo
número, se le dio la redacción que se mantiene en vigor hasta el día en el "Proyecto
inédito", dándosele su ubicación actual, como artículo 68, en el Proyecto de 1855.
2. Fuentes y contexto. A este artículo Bello, en su "Comentario" a los primeros 76
artículos del Código Civil, lo acompañaba de la siguiente nota: "Esta disposición
parece menos expuesta a inconvenientes prácticos que las contenidas para el
mismo caso en otros códigos. Coincide con la del art. 44 del Proyecto del señor
García Goyena". Este referido artículo 44 rezaba: "El domicilio de una persona que
no tiene residencia habitual es el lugar en que se halle".
JURISPRUDENCIA
1. Naturaleza de la regla. Se ha estimado que ella constituye una especie de
presunción o ficción legal: "El artículo 68 señala que "La mera residencia hará las
veces de domicilio civil respecto de las personas que no tuvieren domicilio civil
en otra parte". Estableciendo entonces a este respecto una suerte de presunción o
ficción legal" (Cs. 30-X-2003, cons. 12°, N° LegalPublishing: 28751).
OBSERVACIONES
1. Historia. El origen de esta disposición se encuentra en el artículo 75 del Proyecto
de 1853, que decía: "Se podrá en un contrato establecer de común acuerdo un do-
micilio civil especial para las citaciones, demandas i juzgamientos a que diere lugar
el mismo contrato", y como resultado de los trabajos de la Comisión revisora en el
"Proyecto inédito" aparecía, bajo el mismo número, pero con la siguiente redacción:
"Se podrá en un contrato establecer de común acuerdo un domicilio civil especial
para los actos judiciales y extrajudiciales a que diere lugar el mismo contrato", en
estos términos pasó al artículo 69 del "Proyecto de 1855" y de allí al Código Civil
promulgado y actualmente en vigor. 2. Fuentes y contexto. En el Proyecto de 1853 se
incluía la siguiente nota: "C. F. 111; C. D. S. 116, y otros varios", reiterada por Bello
en su "Comentario" a los primeros 76 artículos del Código Civil. La regla que sentaba
este artículo, recibía un principio reconocido en el derecho vigente en el momento
de la codificación, pues se hallaba en las Siete Partidas como una de las excepciones
a la regla general de demandar en el lugar donde tenía su domicilio el demandado:
DE LAS PERSONAS EN CUANTO A SU NACIONALIDAD Y DOMICILIO 163
"Quando el demandado u otro cuyo heredero el fuesse, oviesse puesto algún pleyto,
o prometido de fazer cosa alguna en aquella tierra, donde fuesse juez, aquel ante
quien le fazen la demanda, o lo oviesse fecho o prometido, en otra, poniendo de lo
cumplir alli" (3,2,32), de manera que las remisiones al Code Civil y al Código de las
Dos Sicilias, sólo venían a manifestar su coincidencia con ella. El referido artículo
111 del Code Civil contenía, en principio, la misma regla: "Lorsqu'un acte contiendra,
de la part des parties ou de l'une d'elles, élection de domicile pour l'exécution de ce
méme acte dans un autre lieu que celui du domicile réel, les significations, demandes
et poursuites relatives á cet acte, pourront étre faites au domicile convenu, et devant
le juge de ce domicile" y, por su parte, el artículo 116 del Códice per lo Regno delle
Due Sicilie de 1819, era una traducción literal del artículo francés: "Quando en un
atto le parti, o una di esse, avrano fatto l'esecuzione dell'atto medesimo elezione
di domicilio in un luogo diverso da quello del loro domicilio reale, le citazioni, le
domande e i procedimenti relativi a questo atto si potranno fare al domicilio con-
venuto, ed avanti il giudice del medesimo domicilio".
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta disposición apareció, con la redacción que sería la definitiva, como
artículo 73 del Proyecto de 1853 y de allí pasó, con el mismo número, al "Proyecto
inédito", y de éste al artículo 70 del Proyecto de 1855y al Código Civil promulgado y
actualmente en vigor. 2. Fuentes y contexto. Andrés Bello en su "Comentario" a los
primeros 76 artículos del Código Civil, incluía la siguiente nota para este artículo:
"Al domicilio de que se trata en este artículo es al que en otros Códigos se llama
Político, como sucede en Francia. Véase Merlin, ubi supra § 1". En el citado lugar del
Répertoire de Merlin, en la voz "domicile", su apartado I trataba, precisamente, "Du
domicile politique", y allí se le daba la siguiente definición: "El domicilio político es
aquel donde se ejercen los derechos de ciudadano, es decir, donde se está inscrito
en el registro cívico, que contiene la lista de todas las personas hábiles para votar
en las asambleas políticas, para las elecciones que le están encargadas".
Este artículo fue derogado por el artículo 4o, de la Ley N° 18.802, publicada en el Diario Oficial de 9
de junio de 1989.
164 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO III
Artículo 72. El que vive bajo patria potestad sigue el domicilio paterno o
materno, según el caso, y el que se halla bajo tutela o curaduría, el de su tutor o
curador.1
Concordancias: Código Civil: artículos 244 y 338. Código de Derecho Internacional Privado: artículo 24.
OBSERVACIONES
1. Historia. El origen de esta disposición se encuentra en los artículos 70 y 71 del
Proyecto de 1853, pues el primero de ellos decía: "El que vive bajo patria potestad,
sigue el domicilio paterno, mientras con el consentimiento de su padre no constitu-
ya domicilio distinto", y el segundo rezaba: "El domicilio del que vive bajo tutela o
curaduría, es el de su tutor o curador". En los mismos términos, y con los mismos
números, se mantuvieron dichos preceptos en el "Proyecto inédito", y sólo en el
Proyecto de 1855 se refundieron en su artículo 72, con la redacción que pasó al
Código Civil promulgado y que era la siguiente: "El que vive bajo patria potestad,
sigue el domicilio paterno, y el que se halla bajo tutela o curaduría, el de su tutor o
curador". El texto originario de este artículo fue modificado, en los términos que se
mantienen en vigor hasta el día, por el artículo Io de la Ley N° 5.521, "que iguala a
la mujer chilena ante el derecho", de 19 de diciembre de 1934. Esta variación fue la
lógica consecuencia de haber, a su vez, modificado dicha ley el régimen originario
de la patria potestad, pues en el sistema inicial del Código Civil, según su artículo
240, la patria potestad era "el conjunto de derechos que la ley da al padre legítimo
sobre sus hijos no emancipados" y concluía con la siguiente categórica afirmación:
"Estos derechos no pertenecen a la madre", disposición que fue substituida por
la siguiente: "La patria potestad es el conjunto de derechos que la ley da al padre
o madre legítimos sobre los bienes de sus hijos no emancipados". 2. Fuentes y
contexto. Para la parte inicial de la regla contenida en el actual artículo 72, el Pro-
yecto de 1853 incluía como nota a su artículo 70 la siguiente: "LL. 3, 4 Ad municip.-
C. F. 108". Para la parte final de la regla, referida a los pupilos, el Proyecto de 1853
incluía como nota a su artículo 71 la siguiente: "C. F. 108". Bello, finalmente, en
su "Comentario" a los primeros 76 artículos del Código Civil, se limitaba a anotar:
"C. F. 108". Por lo que toca al domicilio de quien vive bajo patria potestad, la regla
sentada en este artículo no coincidía, necesariamente, con el derecho romano, pues
éste permitía que el hijo de familia tuviera domicilio y que fuera distinto del padre,
de lo que daban cuenta los dos textos del Digesto que se señalaban en su nota, pues
según la primera: "Place que los hijos de familia puedan tener domicilio" (D. 50,1,3)
y conforme a la segunda: "No ciertamente allí, donde lo tuvo el padre, sino donde-
quiera que él mismo constituyó domicilio" (Digesto, 50,1,4), de manera que, en este
caso, la nota advertía sobre tal diferencia, y en ello debe hallarse la explicación a la
eliminación de estas referencias en el "Comentario" de Bello y el sólo mantenimiento
de la remisión al artículo 108 del Code Civil que se extendía también al caso del
pupilo, al sentar que: "El menor no emancipado tendrá su domicilio en casa de su
padre o madre o tutor, el mayor interdicto tendrá el suyo en casa de su curador".
Este artículo fue modificado por el artículo I o , de la Ley N° 5.521, publicada en el Diario Oficial de
19 de diciembre de 1934.
DEL PRINCIPIO Y FIN DE LA EXISTENCIA DE LAS PERSONAS 165
JURISPRUDENCIA
1. Esta regla no excluye que el menor o pupilo tengan un domicilio diverso. En
este sentido se ha declarado: "Que la presunción de domicilio establecida en el
artículo 72 del Código Civil respecto a los menores, no excluye la posibilidad de
que éstos tengan un domicilio real diverso, ya que nuestro ordenamiento recoge
la doctrina de la pluralidad de domicilios, según se desprende del artículo 67 de
dicho cuerpo legal" (Ca. Valparaíso, 25-1-1995, N° LegalPublishing: 19.697).
Artículo 73. El domicilio de una persona será también el de sus criados y de-
pendientes que residan en la misma casa que ella; sin perjuicio de lo dispuesto en
los dos artículos precedentes.
Concordancias: Código de Derecho Internacional Privado: artículo 24.
OBSERVACIONES
1. Historia. El origen de esta disposición se sitúa en el artículo 72 del Proyecto de
1853, que rezaba: "El domicilio de los criados y dependientes de una persona, que
sean mayores de edad, i estén obligados a residir en la misma casa que ella, es el do-
micilio de esa misma persona", y en los mismos términos, y bajo igual número, pasó
al "Proyecto inédito", y al artículo 73 del Proyecto de 1855, que agregó la siguiente
cláusula final "sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 71", de manera que es este otro
caso en el que Bello modificó un artículo después de su aprobación por el Congreso
y antes de la impresión oficial del Código Crv/7(1856), pues sólo en esta apareció con
la redacción que se mantiene en vigor. 2. Fuentes. En el Proyecto de 1853 se incluía la
siguiente nota para su artículo 72: "C. F. 109", y Bello en su "Comentario" la amplió
del modo siguiente: "C. F. 109. Delv., nota 2, a la pág. 44, ubi supra". En el artículo
109 del Code Civil se leía que: "Los mayores que sirven o trabajan habitualmente en
casa de otro, tendrán el mismo domicilio que la persona a quien sirven o en casa de
la que trabajan, en tanto que habitaren con ella en la misma casa", y bien se puede
advertir que esta disposición era pertinente en cuanto fuente de la disposición en
su redacción anterior a la última modificación introducida por Bello, y la remisión
a Delvincourt explicaba la excepción contenida en la parte final del artículo actual-
mente en vigor, pues el jurista francés, tras haber explicado que en el caso de una
persona mayor o emancipada, que habitaba en la misma casa de la persona a la que
servía o para la que trabajaba habitualmente, y que era capaz de tener un domicilio
particular, se presumía que tenía el mismo domicilio de esta persona a la que ser-
vía, "por ejemplo, un interdicto o una mujer casada, tendrían siempre, a saber: el
interdicto, el domicilio de su tutor, y la mujer el de su marido".
TÍTULO II
DEL PRINCIPIO Y FIN DE LA EXISTENCIA DE LAS PERSONAS
Concordancias: Código Civil: Mensaje VI.
La criatura que muere en el vientre materno, o que perece antes de estar com-
pletamente separada de su madre, o que no haya sobrevivido a la separación un
momento siquiera, se reputará no haber existido jamás.
Concordancias: Código Civil: artículos 55, 77 y 962. Constitución Política de la República: artículos 5 inciso
2", 19 N° 1 inciso 2". Código del Trabajo: artículo 66. Código de Derecho Internacional Privado: artículo
28. Decreto N° 830, Min. Relaciones Exteriores, Convención de los Derechos del Niño, D.O. 27.09.1990,
preámbulo: artículos 1, 6 N° 1. Decreto N° 873, Min. Relaciones Exteriores, Pacto de San José de Costa Rica,
D.O. 05.01.1990: artículo 4 N° 1; Ley N° 20.120, Sobre investigación científica en el ser humano, su genoma
y prohibe la clonación humana, D. O. 22.09.2006: artículo 1.
OBSERVACIONES
1. Historia. El origen de esta disposición arranca del Proyecto de 1841, es decir,
del proyecto De la sucesión por causa de muerte, en cuyo título I se contenía un
artículo 8, cuyo inciso 3o rezaba: "Se entiende existir aun el que solo está conce-
bido, con tal que sobreviva a su nacimiento veinticuatro horas a lo menos" y que,
en los mismos términos y lugar, pasó al Proyecto de 1846. Como se ha anticipa-
do, la posición sistemática de esta regla varió en el Proyecto de 1853, pues fue
trasladada al libro "De las personas", pero, además, se introdujo una alteración
en su contenido: la eliminación del plazo de veinticuatro horas de supervivencia.
Así, pues, la regla contenida en el inciso Io de este artículo 74 se presenta en el
Proyecto de 1853 como inciso Io de su artículo 76 y bajo la siguiente redacción:
"La existencia legal de toda persona principia al nacer, esto es, al separarse
completamente de la madre", y como resultado de la revisión en la Comisión se
substituyó la expresión "de la madre" por "de su madre" y así se leía en el inciso
Io del artículo 76 del "Proyecto inédito", de donde pasó al inciso Io del artículo 74
del Proyecto de 1855 y de allí al Código Civil promulgado y a la edición oficial de
1856, manteniéndose en vigor hasta el día. El inciso 2o comparece en el Proyecto
de 1853, en el que correspondía al inciso 2o de su artículo 76, con la siguiente re-
dacción: "La criatura que muere en el vientre materno, o que perece antes de estar
completamente separada de la madre, o que no pueda probarse haber sobrevivido
a la separación un momento siquiera, se reputará no haber existido jamás". Fue
ligeramente modificado en su revisión por la Comisión, de modo que en su versión
del "Proyecto inédito" se introdujo una alteración coincidente con la operada en
el inciso Io y así se substituyó al expresión "separada de la madre" por "separada
de su madre". Finalmente, en una última revisión, se reemplazó la expresión "o
que no pueda probarse haber sobrevivido" por "o que no haya sobrevivido" y así
se leía en el inciso 2o del artículo 74 del Proyecto de 1855 y, como tal, aprobado,
promulgado y vigente hasta la actualidad. 2. Fuentes y contexto. Para el inciso 2 o,
en el "Proyecto de de 1853", Bello apuntaba la siguiente nota remisiva a fuentes:
"L. 123, de verb. signif. L. 3, C. de posthumis her. Se reforma, pues, la L. 2, tít. 5, lib.
10, Nov. Rec.", y a ella seguía una justificación de la regla asumida en el Código,
que se explicará en los párrafos siguientes. Se está aquí en presencia de una ope-
ración codificadora de reforma del derecho vigente, que era el contenido en la ley
de la Novísima Recopilación de Leyes de España de 1805 (10,5,2), que era la citada
por Bello, de manera que en este caso la remisión a esta fuente se realizaba para
advertir de una reacción en contra de la regla vigente en ese momento. Dicha ley
se había tomado de la Nueva Recopilación de Castilla de 1567 (5,8,2) y esta, a su
DEL PRINCIPIO Y FIN DE LA EXISTENCIA DE LAS PERSONAS 167
vez, la recibía de la ley 13 de las Leyes de Toro de 1505, cuyo texto recopilado era
el siguiente: "Por evitar muchas dudas, que suelen ocurrir cerca de los hijos que
mueren recien nacidos, sobre si son naturalmente nascidos, o si son abortivos,
ordenamos y mandamos, que el tal hijo se diga que naturalmente es nascido, y
que no es abortivo, quando nascio vivo todo, y que a lo menos, despues de nas-
cido, vivió veinte y quatro horas naturales, y fue bautizado antes que muriese;
y si de otra manera nascido murió dentro de dicho término, o no fue bautizado,
mandamos, que el tal hijo sea habido por abortivo, y que no pueda heredar a sus
padres ni a sus madres, ni a sus ascendientes [...]". Aunque el propósito de la ley
de Toro había sido "evitar muchas dudas", que se podían remontar a una antigua
disputa entre proculeyanos y sabinianos, no le pareció suficiente a Bello y, con la
finalidad de acabar con querellas e incertezas, decidió adoptar una regla diversa,
que en el Proyecto de 1841 implicaba una reforma parcial del derecho vigente,
pues, como se ha visto, mantenía el plazo de veinticuatro horas de supervivencia,
pero eliminaba las demás exigencias, reforma que Bello justificaba en la siguiente
nota contenida en dicho Proyecto: "Nuestras leyes exijen ademas que nazca todo
vivo i con figura humana i que haya sido bautizado. Lo primero pudiera dar lugar
a cuestiones de historia natural i de fisiolojia, que, aun con el auxilio de estas
ciencias, no sería fácil resolver; lo segundo está sujeto a inconvenientes aun más
graves. Pudiera, por ejemplo, morir el niño inopinadamente, i una omision incul-
pable irrogaría perjuicio aun a personas que no hubiesen tenido parte en ella.
Este requisito propendería ademas a extender i perpetuar la práctica anticanónica
del bautismo administrado por legos, que es demasiado común en Chile". En el
Proyecto de 1853 avanzó un paso más y consumó la reforma del derecho vigente
al eliminar el citado plazo de supervivencia. La remisión a textos romanos, que se
realiza en la nota, tiene una finalidad diversa a la expresada para la cita del texto
castellano, pues en este caso ellas se vinculan directamente con la regla asumida
por Bello en este inciso 2o, si bien, cada una cumple una función diversa. Veamos.
La segunda fuente romana apuntada en la nota corresponde a una constitución
del emperador Justiniano, dada en el año 530 y recogida en el Codex (6,29,3) en
la que, tras declarar que "lo que era disputado entre los antiguos, nosotros lo
decidimos", a propósito de cuándo la criatura que se hallaba en el vientre rompía
el testamento con su nacimiento, recordaba la opinión de los sabinianos: "que esti-
maban que rompía el testamento si nacía vivo, aunque no emitiera sonido, puesto
que lo mismo hacía si fuera mudo", cuya opinión alababa y sancionaba, pero "si
nace vivo completamente, aunque muriera al instante después de que cayera a la
tierra o en las manos de la matrona", porque sólo se requería "que se presentase
por entero al mundo vivo". Bien se ve que de esta constitución justinianea no sólo
se han tomado los dos quicios de la regla asumida por el codificador, sino que
también ha influido notoriamente en su redacción: a) la separación del vientre
materno, indicada con las expresiones 'nacer completamente' (perfecte natus est)
y 'presentarse por entero al orbe' (orbem totus processit) y; b) vivir un instante
siquiera, expresada de manera negativa en el texto romano "aunque muriera un
instante después que..." (licet ilico postquam... decessit). La primera fuente ro-
mana indicada en la nota remite a un texto de Pomponio, recibido en el Digesto
(50,16,123), que cumple la finalidad de evitar una eventual discusión, al orientar
168 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO III
Artículo 75. La ley protege la vida del que está por nacer. El juez, en consecuen-
cia, tomará, a petición de cualquiera persona o de oficio, todas las providencias
que le parezcan convenientes para proteger la existencia del no nacido, siempre
que crea que de algún modo peligra.
Todo castigo de la madre, por el cual pudiera peligrar la vida o la salud de la
criatura que tiene en su seno, deberá diferirse hasta después del nacimiento.
Concordancias: Código Civil: artículo 343, 485, 486 y 487. Constitución Política de la República: artículos
5 inciso 2°, 19 N" 1. Código Orgánico de Tribunales: artículo 10 inciso 1 Código Sanitario: artículos 16 y
119. Ley N° 14.908, sobre abandono de familia y pago de pensiones alimenticias, D.O. 26.12.1996: artículo
2 inciso 3°. Ley N" 16.618, Ley de Menores, D.O. 08.03.1967: artículos 26N°7y 40. Decreto N° 873, Min.
Relaciones Exteriores, Pacto de San José de Costa Rica, D.O. 05.01.1990: artículo 4 N" 1; Ley N° 20.120,
Sobre investigación científica en el ser humano, su genoma y prohibe la clonación humana, D.O. 22.09.2006:
artículos 1 y 6. Ley N° 20.418, Fija normas sobre información, orientación y prestaciones en materia de
regulación de la fertilidad, D.O. 28.01.2010: artículo 4 inciso final.
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta disposición apareció, como artículo 77, en el Proyecto de 1853
con la redacción que sería la definitiva, pues inalterada pasó al artículo 77 del
"Proyecto inédito" y de allí al artículo 76 del Proyecto de 1855 y al Código Civil
aprobado y promulgado en 1855 y publicado en 1856, manteniéndose en vigor
hasta el presente. 2. Fuentes y contexto. En el Proyecto de 1853 Bello apuntó la
siguiente nota: "L. 3, tit. 23, Part. IV. L. 11, tít. 31, Part. VII" y en su "Comentario"
se variaron algunas de las referencias, pues se indicaba: "LL. 2, tit. 30; y 11, tit. 31,
Part. Vil". Las fuentes referidas por Bello tocaban, directamente, a la regla sentada
en el inciso 2o de este artículo, que no hacía otra cosa que confirmar el derecho
vigente. La primera de las leyes de las Siete Partidas invocada en la nota (4,23,3)
señalaba que: "Demientra que estoviere la criatura en el vientre de su madre, toda
cosa que se faga, o se diga, a pro della aprovechase ende, bien assi como si fuesse
nascida; mas lo que fuesse dicho, o fecho a daño de su persona, o de sus cosas,
non le empece [...] Dixeron los sabios antiguos [...] que si alguna muger preñada
oviesse fecho cosa por que deviesse morir, que la criatura que nasciere della debe
DEL PRINCIPIO Y FIN DE LA EXISTENCIA DE LAS PERSONAS 169
ser libre de la pena. E por ende deven guardar la madre fasta que para, assi como
diximos en la séptima Partida en el Titulo de las penas" y, en efecto, en la séptima
de las Partidas, referida también por la nota (7,31,11) estaba mandado que: "Si
alguna muger preñada fiziere por que debe morir, que la non deven matar fasta
que sea parida. Ca, si el fijo, que es nascido, non deve rescebir pena por el yerro del
padre, mucho menos la meresce el que está en el vientre, por el yerro de su madre.
E porende, si alguno contra esto fiziere, justiciando a sabiendas muger preñada,
deve rescebir tal pena, como aquel que a tuerto mata a otro". Finalmente, la otra
ley de Partidas, añadida en la nota presente en el "Comentario" (7,30,2) extendía
la regla al tormento: "Otrosí, dezimos, que non deven meter a tormento [...] nin a
muger que fuesse preñada, fasta que para, maguer que fallen señaladas sospechas
contra ellos. Esto es, por la honrra de la sciencia, e por la nobleza que han en sí; e
a la muger, por razón de la criatura que tiene en el vientre, que non merece mal".
Regla era ésta, por lo demás, ya presente en el derecho romano, como podía leerse
en dos pasajes del Digesto (1,5,18 y 48,19,3) y que había ocupado ampliamente
la atención de glosadores y comentaristas, como podía leerse en las glosas de
Gregorio López a los indicados lugares de las leyes alfonsinas. Por lo que toca al
inciso I o , del que no es sino un corolario la regla del inciso 2o, ella aparece como
la formulación de un principio general que podía extraerse del derecho vigente,
tanto de la legislación castellana citada en las notas, cuanto del derecho romano,
sobre todo si se tiene en cuenta que, por derecho pretorio, se concedían medios
de protección, a la madre y al propio nasciturus, para que llegara a nacer, como
el caso de la missio in possessionem ventris nomime, y así, en palabras de Ulpiano
recibidas en el Digesto (37,9,1,15), se afirmaba: "No dudamos de que el pretor debe
socorrer también al que va a nacer, y tanto más cuanto debe favorecerse aún más
al no nacido que al que ya ha nacido, en efecto se favorece al no nacido, para que
llegue a nacer (ut in luce.m producatur)".
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta disposición tenía un lejano precedente en Proyecto de 1841, De
la sucesión por causa de muerte, en cuyo título I se contenía un artículo 8, cuyo
inciso 4o rezaba: "Y no se reputará haber existido en el momento de deferirse una
herencia o legado el que naciere más de trescientos días después de dicho momen-
to" y que, en los mismos términos y lugar, pasó al Proyecto de 1846, pero en una
formulación similar a la actual apareció como artículo 78 del Proyecto de 1853, si
bien en él la regla se expresaba así: "Se presume de derecho que la concepción ha
precedido al nacimiento no menos que ciento ochenta días cabales, y no más que
trescientos, contados desde la medianoche anterior al nacimiento hacia atrás". En
170 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO III
iguales términos pasó al artículo 78 del "Proyecto inédito" y sólo como resultado
de una última revisión se substituyó su período final por el de 'contados hacia
atrás, desde la medianoche en que principie el día del nacimiento", y así se leía
en el artículo 76 del Proyecto de 1855, que fue aprobado y promulgado en 1855
y, publicado en 1856, se mantiene en vigor hasta el día. 2. Fuentes y contexto.
En el Proyecto de 1853 se incluía la siguiente nota remisiva a fuentes: "L. 4, tit.
23. P. VII.- L. 3, §§ 11, 12, de suis, L. 12 de statu hom.- L. 2. C. de sec. nupt.- Nov.
38, c. 2- C.F. 312.- Lo mismo en el Código de las Dos Sicilias, en el de la Luisiana,
Sardo, Holandés, Austríaco, Bávaro con una diferencia insignificante). El Código
Prusiano exije el séptimo mes cumplido; en el Peruano se dispone con mui corta
diferencia lo mismo que en este proyecto". Bello en su "Comentario" amplió esta
nota e incluyó, después de la cita al artículo 312 del Code civil la especificación
de los restantes códigos: "C. Pa., Pl., y G. art. 77. C.C. T. art. 76. C. S. art. 151.
C. L. arts. 205 y 206. C.C. V. art. 162. C. H. arts 305 y 307" y amplió, igualmente,
su explicación: "El C. B. parte I, cap. 3, art. 2, reputa ilegítimos los nacidos antes
del centésimo octogésimo segundo día después de disuelto: la diferencia respecto
de nuestro artículo es insignificante. El C. P., parte II, tit. 2, arts. 3 y 4, declara
legítimos los que nacen a los 210 días de celebrado el matrimonio y antes de los
302 después de disuelto. El Proyecto del señor García Goyena, art. 101, está de
acuerdo con el 312 del C. F. véase el comentario de este sabio jurisconsulto a su
citado art.". Las referencias al derecho castellano y al derecho romano dejaban
en claro que la regla contenida en este artículo no hacía más que confirmar el
derecho vigente en Chile en el momento de la codificación, con una modificación
dirigida a lograr una mayor certeza, mediante la substitución de los plazos de
meses, por plazos de días, como el mismo Bello explicaba en una nota puesta al
referido inciso 4o del artículo 8 del Proyecto de 1841: "En lugar de diez meses, se
ha puesto trescientos días, porque diez meses es un número de días variable". En
efecto, los plazos de meses se hallaban en la fuente castellana citada por Bello en
1853 y en su "Comentario" (Siete Partidas, 4,23,4): "Ipocras fue un filosopho en
arte la física, e dixo, que lo mas que la muger preñada puede traer la criatura en
el vientre, son diez meses. E porende, si desde el dia de la muerte de su marido
fasta diez meses pariesse su muger, legitima seria la criatura que nasciere, e se
entiende que es de su marido, maguer en tal tiempo sea nascida; solo que ella
viviesse con su marido a la sazón que finó. Otrosí dixo este filosopho, que la
criatura que nasciere fasta en los siete meses, que solo que tenga su nascimiento
un dia del seteno mes, que es complida, e bividera. E debe ser tenuda tal criatura
por legitima, del padre, e de la madre, que eran casados, e biven en uno, a la sazón
que la concibio". Las referencia a textos romanos, por su parte, remitían a pasajes
en los que se asumían los plazos de diez meses y de ciento ochenta días: así un
texto de Ulpiano, recibido en Digesto (38,16,3,11), en el que se decía que el nacido
después de diez meses de la muerte (del padre) no era admitido a la herencia
legítima; el pasaje siguiente del mismo jurista (38,16,3,12), en el que afirmaba que
quien nacía a los ciento ochenta y dos días, según Hipócrates, se entendía nacido
en justo tiempo; otro de Paulo, también incluido en el Digesto (5,1,12), en el que
se recordaba que estaba recibido por autoridad del doctísimo Hipócrates que al
séptimo mes se nace de parto perfecto; y una constitución imperial del año 381,
DEL PRINCIPIO Y FIN DE LA EXISTENCIA DE LAS PERSONAS 171
Artículo 77. Los derechos que se deferirían a la criatura que está en el vientre
materno, si hubiese nacido y viviese, estarán suspensos hasta que el nacimiento se
efectúe. Y si el nacimiento constituye un principio de existencia, entrará el recién
nacido en el goce de dichos derechos, como si hubiese existido al tiempo en que
se defirieron. En el caso del artículo 74, inciso 2o, pasarán estos derechos a otras
personas, como si la criatura no hubiese jamás existido.
Concordancias: Código Civil: 74, 243, 343,485 y 962. Código Orgánico de Tribunales: artículo 152. Código
de Procedimiento Civil: artículo 850.
OBSERVACIONES
1. Historia. Este artículo apareció en el Proyecto de 1853, bajo su número 79 y con
la redacción que se conserva hasta la actualidad, sólo que en él la remisión era a su
artículo 76 inciso 2o, la que, por la numeración definitiva se varió en el Proyecto de
1855 a la vigente que remite al inciso 2o del artículo 74. 2. Fuentes y contexto. En
el Proyecto de 1853 Bello incluía la siguiente nota: "L. 26 de statu hom. L. 3 Si pars
hered. L. 7 de rebus dub. L. 36 de solutiorí'. Esta disposición, formulaba, también
en términos generales, un principio que aparecía en el derecho vigente, recogido
en diversos pasajes del derecho romano en sede hereditaria, como lo comproba-
ban los lugares del Digesto referidos por la nota. En efecto, la primera cita remitía
a un pasaje de Juliano, recibido en el Digesto (1,5,23), en el que se afirmaba que:
"Quienes están en el vientre se entienden, casi en todo el derecho civil, como si
existieran y así se le restituyen sus herencias legítimas [...]"; la segunda a un texto
de Paulo, recibido en el Digesto (5,4,3), en el que se recordaba que los antiguos,
contemplando al que aún estaba en el vientre, le reservaron todos sus derechos
íntegros para el tiempo de nacer, y así resultaba que, en derecho hereditario, aquel
que estaba en un grado posterior al que se hallaba en el vientre, no era admitido
a la herencia, mientras resultaba incierto que pudiera nacer; la tercera a un pasaje
de Gayo, también recibido en Digesto (34,5,7) en el que respondía a la cuestión
acerca de si el postumo había de llevar su parte en el fideicomiso que se le hubiera
dejado junto a un tercero: "Si no nace, ninguna parte debe llevar, sino que todo te
pertenece a ti, como si desde el principio (ab initio) sólo a ti te hubiera sido dejado,
mas si naciera, ambos deben llevar lo que a cada uno se le hubiera dejado [. . .)";
y en el mismo sentido el cuarto pasaje, tomado de un fragmento de las obras de
Juliano (Digesto, 46,3,36).
172 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO III
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta disposición apareció como artículo 80 del Proyecto de 1853, con
una redacción que ya no variaría, pues pasó al artículo 80 del "Proyecto inédito"
y de allí al artículo 78 del Proyecto de 1855, y al Código Civil promulgado y publi-
cado y actualmente en vigor. 2. Fuentes y contexto. Esta disposición es original
de Bello y se enmarca en el contexto sistemático de este título II, como una regla
necesaria para darle una imprescindible coherencia y que en la versión del Código
Civil promulgado y publicado cobraba aún mayor lógica, de cara a la regulación de
la "muerte civil" (artículos 95 a 97), porque sólo la muerte natural era la que ponía
término a la "persona", pues la muerte civil únicamente ponía fin a "la personalidad,
relativamente a los derechos de propiedad" (art. 95) y no a la "persona".
Artículo 79. Si por haber perecido dos o más personas en un mismo aconteci-
miento, como en un naufragio, incendio, ruina o batalla, o por otra causa cualquiera,
no pudiere saberse el orden en que han ocurrido sus fallecimientos, se procederá
en todos casos como si dichas personas hubiesen perecido en un mismo momento,
y ninguna de ellas hubiese sobrevivido a las otras.
Concordancias: Código Civil: artículo 958. Código de Derecho Internacional Privado: artículos 29 y 30.
OBSERVACIONES
tenía una larga historia y había dado origen a toda una serie de controversias, las
que, desde la época de los glosadores y comentaristas, se había intentado solucio-
nar por la vía de las presunciones. Tal era la solución vigente en Chile de acuerdo
con las Siete Partidas (7,33,12), pues en ella se decía: "Que muriendo el marido, e
la muger en alguna nave que se quebranta en la mar, o en torre, o en casa, que se
encendiesse fuego, o que se cayese a so hora, entendemos que la muger, porque
es flaca naturalmente, moriría primero que el varón [...] E aun dezimos, que si
el padre, e el fijo que fuesse mayor de catorze años, muriessen en alguna lid, o
en la mar por el quebrantamiento del navio, o en alguna otra manera semejante:
que si non se pudiere saber qual dellos murió primero, que es de entender, que
el padre murió primeramente. Esso mismo dezimos, de la madre, que muriesse
a so ora con su fijo, por alguna ocasión semejante destas, que les acaesciesse de
consuno. Mas si el fijo fuesse menor de edad de catorze años, debe orne sospechar
que murió primero, por la flaqueza que es en él, porque es niño: esto tiene pro a
saber, quando fuesse contienda entre los parientes, en razón de los bienes, quales
dellos deven aver, o heredar", que en esto concordaba con dos textos romanos
del Digesto (34,5,9 y 34,5,10), en los que se entendía que sobrevivía el padre a su
hijo impúber, el hijo púber al padre, el marido a su mujer, y el varón a la mujer.
La solución fundada en presunciones la había asumido el Code Civil (arts. 720 a
722) y también el Proyecto de García Goyena (art. 552). Bello, desde el Proyecto de
1841 desechó una solución fundaba en cualquier género de presunciones, y así
se explicaba en una nota puesta en dicho Proyecto: "Siendo dudoso cuál de dos o
más personas ha muerto primero, ¿por qué han de prevalecer las presunciones
casi siempre débiles, deducidas de la diferencia de edad o sexo, sobre derechos
apoyados en disposiciones positivas de la lei o el testador? [...] La lei 12, tit. 33.
Part. 6a [7a] dispone, que si el hijo es impúber, se entienda premuerto, i si mayor
de catorce años, se entienda premuerto el padre. La regla es bastante sencilla; pero
¿se funda en razón? En casos que admiten tantas i tan variadas continj encías como
una batalla, un terremoto, un naufragio, ¿no es del todo insignificante el influjo que
pueda tener la edad en el orden de los fallecimientos? Y ¿por una presunción tan
débil, como esta, ha de ordenar el lejislador que no tenga la madre parte alguna en
los bienes de su marido, i pierda además la mitad de los bienes de su hijo, o por
el contrario, que no tenga el hermano parte alguna en los bienes de ambos? Un
medio entre estos extremos es lo que dicta la equidad", y fundada en la equidad
hallaba la regla que consagraba en dicho Proyecto de 1841, que consistía en una
compleja operación de supuestos de fallecimientos: "La equidad de este artículo
nos parece incontestable [...] Si hai duda o conflicto de derechos, lo que dictan la
razón i justicia es una transacción". En el Proyecto de 1853, extraída esta cuestión
de sede sucesoria y situada en el general de las personas, Bello abandonó la solución
de "transacción", probablemente por su complejidad, y sentó abiertamente la regla
que se mantiene hasta el día: "se procederá en todos casos como si dichas personas
hubiesen perecido en un mismo momento, y ninguna de ellas hubiese sobrevivido
a las otras". Entendía Bello que este principio general se hallaba reconocido por el
derecho romano, aunque con excepciones, y así lo advertía en la nota puesta en
el Proyecto de 1853: "El derecho romano i el francés admiten algunas excepciones
a la regla jeneral de este artículo, pero con fundamentos tan lijeros e inciertos,
174 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO III
que ha parecido preferible omitirlas". Tal es el contexto en el que deben leerse las
remisiones a textos romanos contenidas en la citada nota. En efecto, el primero
de ellos correspondía a un pasaje de Trifonino, recibido en el Digesto (34,5,9,3): si
el marido y la mujer perecían a la vez, tenía lugar la estipulación de la dote por el
capítulo "si muriera la mujer en el matrimonio", si no se probare que ella sobrevivió
al marido; el segundo a un fragmento de las Reglas de Marciano, también recibido
en Digesto (34,5,16): que asumía la solución anterior cuando era un extraño el que
había estipulado la dote y moría, a la vez, que el marido o la mujer; el tercero un
pasaje de Paulo, recibido igualmente en el Digesto (34,5,17): que daba la misma
solución cuando se trataba de una dote prelegada a la mujer que moría junto a
su marido; el cuarto un texto de Marciano, recibido en el Digesto (34,5,18): si dos
hermanos perecían conjuntamente: "en cuyos casos, si murieran a la vez, sin que
apareciera cuál de ellos expiró primero, no se estima que el uno sobrevivió al otro";
y en igual sentido los restantes.
OBSERVACIÓN GENERAL
Como punto de partida para el examen de las fuentes y el contexto de todas las
disposiciones que forman este acápite "De la presunción de muerte por desapare-
cimiento", debe considerarse que las pocas referencias que existen sobre sus po-
sibles fuentes en las "notas" a algunos de los Proyectos de Código Civil dan fe de
que Andrés Bello tuvo a la vista para su elaboración al Code Civil y a los códigos
con los que aparecía concordado por Saint Joseph, junto a los comentarios al pri-
mero de Rogron y Delvincourt y al Répértoire de Favard de l'Anglade, pero con la
importante precisión consignada en el "Mensaje" (§ VI) del Código Civil, en el que
se advertía que respecto de esta institución: "Se echan de menos disposiciones
precisas y completas en nuestros cuerpos legales y se ha procurado llenar este
vacío copiando la legislación de otros pueblos, pero con diferencias substanciales".
En ese contexto, la disciplina que fija el Código Civil para "la presunción de muer-
te por desaparecimiento" es fruto de una elaboración propia del codificador, en la
que destacan los dos elementos claves sobre la que se la articula: a saber, el "des-
aparecimiento" y la "presunción de muerte", pues, a diferencia de las fuentes le-
gales extranjeras y doctrinales que quedan citadas, no hizo girar su disciplina
sobre la noción de "ausencia", sino que sobre la de "desaparecimiento" y, cons-
ciente de esta innovación, en el Proyecto de 1853 Bello incluyó una nota a su ar-
tículo 82, actual artículo 80, para explicar que: "Aunque en los códigos modernos
se da un mismo nombre al estado de mera ausencia y al de desaparecimiento,
parece más conveniente distinguirlos con denominaciones diversas, puesto que
constituyen dos estados jurídicos diferentes: en el primero subsisten la sociedad
conyugal, los mandatarios del ausente continúan ejerciendo las funciones de tales,
mientras no expira por alguna otra causa el mandato, y, si es necesario, se provee
a los derechos del ausente por medio de un curador que le represente; en el se-
gundo, hay a lo menos un principio de presunción de muerte, y se da a los here-
DEL PRINCIPIO Y FIN DE LA EXISTENCIA DE LAS PERSONAS 175
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición es la del artículo 82 del Proyec-
to de 1853 bajo la siguiente redacción: "Se presume muerto el individuo que ha
desaparecido, ignorándose su paradero i si vive; i verificándose las condiciones
que van a expresarse" y de allí pasó al artículo 82 del "Proyecto inédito" en el que
DEL PRINCIPIO Y FIN DE LA EXISTENCIA DE LAS PERSONAS 177
Articulo 81. I o . La presunción de muerte debe declararse por el juez del último
domicilio que el desaparecido haya tenido en Chile, justificándose previamente que
se ignora el paradero del desaparecido, que se han hecho las posibles diligencias
para averiguarlo, y que desde la fecha de las últimas noticias que se tuvieron de
su existencia, han transcurrido a lo menos cinco años.1
2o. Entre estas pruebas será de rigor la citación del desaparecido; que deberá
haberse repetido hasta por tres veces en el periódico oficial, corriendo más de dos
meses entre cada dos citaciones.2
3o. La declaración podrá ser provocada por cualquiera persona que tenga in-
terés en ella, con tal que hayan transcurrido tres meses al menos desde la última
citación.3
4o. Será oído, para, proceder a la declaración, y en todos los trámites judiciales
posteriores, el defensor de ausentes; y el juez, a petición del defensor, o de cual-
quiera persona que tenga interés en ello, o de oficio, podrá exigir, además de las
pruebas que se le presentaren del desaparecimiento, si no las estimare satisfacto-
rias, las otras que según las circunstancias convengan.
5o. Todas las sentencias, tanto definitivas como interlocutorias, se insertarán
en el periódico oficial.
6o. El juez fijará como día presuntivo de la muerte el último del primer bienio
contado desde la fecha de las últimas noticias; y transcurridos cinco años desde la
misma fecha, concederá la posesión provisoria de los bienes del desaparecido.4
7o. Con todo, si después que una persona recibió una herida grave en la guerra,
o le sobrevino otro peligro semejante, no se ha sabido más de ella, y han trans-
Este número fue modificado por la Ley N° 6.162, publicada en el Diario Oficial de 28 de enero de
1938.
Este número fue modificado por la Ley N° 6.162, publicada en el Diario Oficial de 28 de enero de
1938.
Este número fue modificado por la Ley N° 6.162, publicada en el Diario Oficial de 28 de enero de
1938.
Este número fue modificado por la Ley N° 6.162, publicada en el Diario Oficial de 28 de enero de
1938.
178 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO III
1 Este número fue modificado por la Ley N° 6.162, publicada en el Diario Oficial de 28 de enero de
1938.
2 Este número fue modificado por el número 1 de la letra a) del artículo 2 de la Ley N° 20.577, publicada
en el Diario Oficial de 08 de febrero de 2012, en el sentido de sustituir la expresión "seis meses" por
"tres meses".
3 Este inciso fue intercalado por la letra a) del articulo único de la Ley N° 17.775, publicada en el Diario
Oficial de 17 de octubre de 1972.
4 Este inciso fue intercalado por la letra a) del artículo único de la Ley N° 17.775, publicada en el Diario
Oficial de 17 de octubre de 1972.
3 1 Este inciso fue modificado por la letra b) del artículo único de la Ley N° 17.775, publicada en el
enero de 1938.
7 Este número fue modificado por el número 2 de la letra a) del artículo 2 de la Ley N° 20.577, publicada
en el Diario Oficial de 08 de febrero de 2012, en el sentido de reemplazar la expresión "un año" por
"seis meses".
DEL PRINCIPIO Y FIN DE LA EXISTENCIA DE LAS PERSONAS 179
OBSERVACIONES
1. Historia. Aparecida esta disposición en el Proyecto de 1853, con sólo siete núme-
ros, se le introdujeron ligeras modificaciones en el seno de la Comisión Revisora,
y la redacción con la que se lee como artículo 81 del "Proyecto inédito" todavía
tuvo alguna leve alteración de redacción en la última revisión que culminó en el
Proyecto de 1855, algunas de ellas inspiradas en ciertas observaciones que había
formulado José Gabriel Ocampo, manteniéndose el texto aprobado y publicado en
la edición oficial del Código Civil en 1856, sin variaciones hasta el año de 1938.
Este artículo ha sufrido diversas modificaciones y ha experimentado la incorpo-
ración de algunas reglas nuevas, como consecuencia de: a) la Ley N° 6.162, de 28
de enero de 1938 b) la Ley N° 16.282, de 28 de julio de 1965; c) la Ley N° 17.775,
de 17 de octubre de 1972 y; d) la Ley N° 18.776, de 18 de enero de 1989: I a ) Su
número Io fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 6.162, de 28 de enero de
1938, que ordenó que en él se substituyeran "las palabras 'cuatro años' por 'cinco
años'", sin que haya experimentado modificaciones posteriores; 2o) su número 2o,
al igual que en el caso del número anterior, fue modificado por el artículo Io de la
Ley N° 6.162, de 28 de enero de 1938, que ordenó que en él se substituyeran "las
palabras 'cuatro meses' por 'dos meses"', y desde esa fecha permanece inalterado;
3o) su número 3o, también fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 6.162,
de 28 de enero de 1938, que ordenó que en él se substituyeran "las palabras 'seis
meses' por 'tres meses'", y desde esa época no ha sufrido variaciones; 4o) su nú-
mero 6o, igualmente, fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 6.162, de 28 de
enero de 1938, que ordenó que en él se substituyeran "las palabras 'diez años' por
'cinco años'", y así se mantiene en vigor hasta el presente; 5o) en relación con su
número 7o, el artículo Io de la Ley N° 6.162, de 28 de enero de 1938, introdujo las
siguientes dos modificaciones a este número: a) mandó que en él se substituyeran
Este inciso fue modificado por el artículo séptimo N° 1 de la Ley N° 18.776, publicada en el Diario
Oficial de 18 de enero de 1989.
Este inciso fue modificado por el artículo séptimo N° 1 de la Ley N° 18.776, publicada en el Diario
Oficial de 18 de enero de 1989.
180 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO III
"las palabras 'cuatro años' por 'cinco años'" y; b) ordenó que se suprimieran en
él "la frase 'o naufragó la embarcación en que navegaba', conjuntamente con la
coma que existe después de ella, y la palabra 'naufragio' que figura después de la
frase 'acción de guerra', conjuntamente con la coma que la precede". Esta segunda
modificación se explicaba porque la misma ley N° 6.162 substraía el caso de la
nave perdida al régimen general y le daba una nueva disciplina en el número 8o
que mandaba agregar a este artículo 81. Desde la citada ley de 1938 este número
no ha sido modificado hasta la actualidad; 6o) en cuanto al inciso Io de su número
8o, la disciplina del caso especial de una aeronave perdida fue introducida por el
Decreto con Fuerza de Ley N° 221, de 15 de mayo de 1931, sobre Navegación aé-
rea, pues la fijó en su artículo 50 en los siguientes términos: "Se reputará perdida
cualquiera aeronave que no apareciere a los tres meses de la fecha de las últimas
noticias que de ella se tengan. Expirado este plazo, la Dirección de Aeronáutica
podrá provocar la declaración de presunción de muerte por desaparecimiento de
las personas que se encontraban en la aeronave, enviando al Tribunal competente
los antecedentes del caso. El Tribunal declarará la muerte presuntiva de dichas
personas en conformidad a las disposiciones pertinentes del Código Civil, con
excepción del plazo el que queda modificado por el presente artículo". Esta dis-
posición fue la base sobre la cual el ya dicho artículo Io de la Ley N° 6.162, de 28
de enero de 1938, ordenó introducir el actual inciso 1 de este número 8o, con la
redacción que se mantiene en vigor hasta el día y, como se aprecia la ley de 1938
extendió la disciplina de la aeronave perdida a la de la nave perdida que, en el sis-
tema originario del Código Civil quedaba sujeta al régimen fijado en el número 7o
de este artículo, por cuya razón ordenó que se suprimieran en él las referencias al
naufragio; 7o) el inciso 2o de su número 8o fue ordenado intercalar, como segundo
de este número, por el artículo único de la Ley N° 17.775, de 17 de octubre de
1972, con la redacción que se mantiene en vigor hasta el día; 8o) el inciso 3o de su
número 8o fue ordenado intercalar, como tercero de este número, por el artículo
único de la Ley N° 17.775, de 17 de octubre de 1972, con la misma redacción que
rige hasta el presente; 9o) el inciso 4o de su número 8o fue agregado por el ya indi-
cado artículo Io de la Ley N° 6.162, de 28 de enero de 1938, como originario inciso
2o y último de este número con la siguiente redacción: "En este caso no regirá lo
dispuesto en el N° 2, ni el plazo establecido en el N° 3o; pero será de rigor oír a
la Dirección General de la Armada o a la Dirección General de Aeronáutica, según
se trate de nave o aeronave", y que no era más que una precisión de la frase final
del ya citado artículo 50 del Decreto con Fuerza de Ley N° 221, de 15 de mayo de
1931. Su versión original fue modificada por el artículo único de la Ley N° 17.775,
de 17 de octubre de 1972, que ordenó que en él se reemplazara "la frase inicial
que dice: 'En este caso no regirá lo dispuesto" por la siguiente: 'En estos casos no
regirá lo dispuesto'", y en tales términos se mantiene en vigor hasta el día; 10°) el
inciso Io de su número 9o, y con la redacción que se mantiene en vigor hasta la
fecha, fue agregado por el artículo 18 de la Ley N° 16.282, de 28 de julio de 1965;
1 I o ) el inciso 2o de su número 9o, al igual que en el caso del inciso anterior, éste
fue agregado por el dicho artículo 18 de la Ley N° 16.282, de 28 de julio de 1965
y sólo ha experimentado una modificación posterior, como consecuencia de la
necesidad de adecuar la organización del Poder Judicial a la regionalización del
DEL PRINCIPIO Y FIN DE LA EXISTENCIA DE LAS PERSONAS 181
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición es la que se contenía en los
artículos 84 y 85 del Proyecto de 1853, para cada uno de sus actuales dos perío-
dos, los que continuaban separados, y con la misma numeración, en el "Proyecto
inédito", respecto de los cuales observó Ocampo que: "Estos dos artículos podrían
refundirse cómodamente en uno" y, aceptada esta sugerencia por Bello, aparecie-
ron refundidos en el Proyecto de 1855, bajo su número 82, y así pasó a la edición
oficial del Código Civil de 1856. Las versiones originarias del Proyecto de 1853
eran las siguientes: su artículo 84 rezaba: "El juez concederá la posesión definitiva,
en lugar de la provisoria, si, cumplidos los dichos diez años, se probare que han
transcurrido ochenta años desde el nacimiento del desaparecido", y el 85: "Podrá
asimismo concederla, transcurridos que sean treinta años desde la fecha de las
últimas noticias; cualquiera que fuese, a la expiración de dichos treinta años, la
edad del desaparecido si viviese". En el "Proyecto inédito", el artículo 84 sólo
experimentó una modificación: se substituyó la expresión 'ochenta años' por la
sola de 'ochenta' y el artículo 85 no sufrió alteración alguna, y tales redacciones,
sin cambios, fueron las que se refundieron en el artículo 82 del Proyecto de 1855,
que se mantuvo inalterado desde la edición oficial de 1856 hasta la Ley N° 6.162,
de 28 de enero de 1938. Esta disposición ha experimentado dos modificaciones,
a saber: I a ) el ya citado artículo Io de la Ley N° 6.162, de 28 de enero de 1938,
ordenó que en ella se reemplazaran "las palabras 'diez años' por 'cinco años'; la
palabra 'ochenta' por 'setenta' y las palabras 'treinta años' por 'quince años'" y;
Este artículo fue modificado por el artículo único, de la Ley N° 17.775, publicada en el Diario Oficial
de 17 de octubre de 1972.
182 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO III
Artículo 83. Durante los cinco años o seis meses prescritos en los números 6, 7
y 8 del artículo 81, se mirará el desaparecimiento como mera ausencia, y cuidarán
de los intereses del desaparecido sus apoderados o representantes legales.1
Concordancias: Código Civil: artículos 43, 81 y 473. Código de Derecho Internacional Privado: artículos
30, 79 y 80.
Este artículo fue reemplazado por el artículo I o , de la Ley N° 6.162, publicada en el Diario Oficial de
28 de enero de 1938.
DEL PRINCIPIO Y FIN DE LA EXISTENCIA DE LAS PERSONAS 183
OBSERVACIONES
1. Historia. Su primera versión corresponde a la del artículo 87 del Proyecto de
1853, que decía: "Durante el primer decenio, contado desde la fecha de las últimas
noticias, no habiendo lugar a la regla del artículo 83, inciso 7, seguirá mirándose
el desaparecimiento como mera ausencia, i cuidarán de los intereses del desapa-
recido sus apoderados o sus otros representantes legales". Como resultado de las
revisiones en la Comisión se le dio una redacción que era recibida en el artículo
86 del "Proyecto inédito" en los siguientes términos: "Durante los diez o cuatro
años, prescritos en el artículo 83, números 6 i 7, se mirará el desaparecimiento
como mera ausencia i cuidarán de los intereses del desaparecido sus apoderados
o representantes legales", de ahí pasó al artículo 83 del Proyecto de 1855 con la
única variación de correspondencia del artículo, pues ahora en su texto se refería
"artículo 81, números 6 i 7", y así fue aprobado y publicado en la edición oficial
del Código Civil de 1856, manteniéndose inalterado hasta la Ley N° 6.162, de 28
de enero de 1938, cuyo artículo Io ordenó reemplazarlo por el texto actualmente
en vigor. 2. Fuentes y contexto. Esta disposición carecía de toda indicación de
sus posibles fuentes en los diversos Proyectos de Código Civil, situación que en
este caso encuentra su justificación en que, dado el sistema adoptado por Bello,
no tenía precedente concreto en ninguno de los códigos que tuvo a la vista, sin
que deje de advertirse que en esta disposición se establece con radical claridad la
distinción entre: a) la "mera ausencia" y; b) la "larga ausencia", que es aquella que
funda la posibilidad de la declaración de la presunción de muerte y a la que, como
advierte Bello en el Mensaje (§ VI) "se da entonces el nombre de desaparecimiento,
distinguiendo así dos estados jurídicos de muy diversa naturaleza".
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión del inciso Io corresponde a la de los artículos 88,89
y 101 del Proyecto de 1853, que decían: "Decretada la posesión provisoria, pondrá
fin a la sociedad conyugal, si la hubiere con el desaparecido", "Se dará la posesión
provisoria a los herederos presuntivos, i al cónyuge presente en razón de la cuarta
conyugal que le corresponda" y "Decretada la posesión definitiva, si el desapare-
Este inciso, fue sustituido por el artículo 28, N°l, de la Ley N°19.335, publicada en el Diario Oficial de
23 de septiembre de 1994. Posteriormente el Decreto con Fuerza de Ley N° 1, publicado en el Diario
Oficial de 30 de mayo de 2000, no incluyó la citada modificación en el texto de este Código.
184 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO III
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de su inciso Io corresponde a la que se contenía
en el inciso Io del artículo 91 del Proyecto de 1853, que decía: "Se entienden por
herederos presuntivos del desaparecido los que lo eran ab intestato a la fecha de la
muerte presunta", y en el "Proyecto inédito" se le dio la redacción que sería la defi-
nitiva y actualmente en vigor, como inciso Io de su artículo 88 que, en el Proyecto
de 1855 se convirtió en inciso Io de su artículo 85 y así pasó a la edición oficial del
Código Civil de 1856. La primera versión de su inciso 2o es la de igual inciso del ar-
tículo 91 del Proyecto de 1853, con una redacción que se convertiría en la definitiva,
pues no experimentó ninguna modificación durante el proceso de codificación y,
como tal, apareció como inciso 2o del artículo 85 de Código Civil publicado en 1856,
manteniéndose inalterado hasta el día. 2. Fuentes y contexto. Este artículo no iba
acompañado en ninguno de los Proyectos de nota alguna que remitiera a sus even-
tuales fuentes y, en principio, correspondía a una disposición que se seguía como
necesaria consecuencia del sistema de declaración de muerte presunta que había
asumido el codificador, sobre todo desde el "Proyecto inédito", que lo diferenciaba
de los modelos consagrados en los códigos que Bello tuvo a la vista en esta sede.
OBSERVACIONES
1. Historia. La más antigua versión de esta disposición es la del artículo 92 del
Proyecto de 1853, que corresponde literalmente a la que se encuentra en vigor en
la actualidad, pues durante el proceso de codificación sólo cambió de numeración,
pues en el "Proyecto inédito" aparecía como artículo 89 y en el Proyecto de 1855
como artículo 86, posición que ya fue la definitiva. 2. Fuentes y contexto. Carecía,
también, esta disposición de notas que en los Proyectos hicieran referencia a sus
posibles fuentes y, aunque en el Code Civil (art. 126) y sus dependientes se imponía,
a quienes habían obtenido la posesión provisoria de los bienes, la obligación de
levantar un inventario de los muebles y títulos del ausente ella estaba concebida
en términos diversos y, en otros casos, como en el Código del cantón de Vaud la
facción de inventario era previa al decreto de posesión provisoria.
OBSERVACIONES
1. Historia. Su primera versión es la del artículo 98 del Proyecto de 1853 que decía:
"Los poseedores provisorios presentes representarán a la sucesión en las acciones
186 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO III
Artículo 88. Los poseedores provisorios podrán desde luego vender una parte
de los muebles o todos ellos, si el juez lo creyere conveniente, oído el defensor
de ausentes.
Los bienes raíces del desaparecido no podrán enajenarse ni hipotecarse antes
de la posesión definitiva, sino por causa necesaria o de utilidad evidente, declarada
por el juez con conocimiento de causa, y con audiencia del defensor.
La venta de cualquiera parte de los bienes del desaparecido se hará en pública
subasta.
Concordancias: Código Civil: artículo 90. Código de Derecho Internacional Privado: artículos 30, 80. Código
de Procedimiento Civil: artículos 892, 893, 894.
OBSERVACIONES
1. Historia. Su inciso Io tuvo su primera versión en el artículo 95 del Proyecto de
1853, que decía: "Los poseedores provisorios podrán vender una parte de los mue-
bles o todos ellos, si el juez lo creyere conveniente, oído el defensor de ausentes
o el defensor de menores en su caso", y ella aparece como inciso Io del artículo
90 del "Proyecto inédito" con la siguiente redacción: "Los poseedores provisorios
podrán desde luego vender una parte de los muebles o todos ellos, si el juez lo
creyere conveniente, oído el defensor de ausentes o el defensor de menores en su
caso". Como consecuencia de haberse decidido en la última revisión la eliminación
del defensor de menores en el procedimiento de declaración de muerte presunta
(vide art. 81 número 4o) la referencia que se hacía a este oficial fue eliminada en la
versión de este inciso contenida en el Proyecto de 1855, que correspondía al inciso
Io de su artículo 88, y así pasó a la edición oficial del Código Civil de 1856, sin
que haya experimentado modificaciones hasta el presente. La primera versión de
su inciso 2o era la que ofrecía el artículo 96 del Proyecto de 1853, cuyo texto era:
"Los bienes raíces del desaparecido no podrán enajenarse ni hipotecarse, sino por
causa necesaria o de utilidad evidente, declarada por el juez con conocimiento de
causa, i con audiencia del respectivo defensor". En el "Proyecto inédito" se situaba
como inciso 2 o de su artículo 91 con la siguiente redacción: "Los bienes raíces del
desaparecido no podrán enajenarse ni hipotecarse antes de la posesión definitiva,
sino por causa necesaria o de utilidad evidente, declarada por el juez con conoci-
miento de causa, i con audiencia del respectivo defensor", expresión esta última
que aparece modificada en el inciso 2o del artículo 88 de Proyecto de 1855 por
la de "y con audiencia del defensor", y en tales términos se recibió en el edición
oficial del Código Civil de 1856 y continúa en vigor sin modificaciones. El inciso 3o
apareció como artículo 97 del Proyecto de 1853, con una redacción prácticamente
DEL PRINCIPIO Y FIN DE LA EXISTENCIA DE LAS PERSONAS 187
igual a la que se mantiene en vigor, pues la única diferencia que tenía era la que
consistía en que utilizaba la expresión "subasta pública", que fue substituida en el
inciso 3o del artículo 91 del "Proyecto inédito" por la de "pública subasta", sin que
experimentara modificaciones en el Proyecto de 1855 y así pasó a la edición oficial
del Código Civil de 1856 y permanece inalterado desde aquella época. 2. Fuentes y
contexto. En cuanto a sus eventuales fuentes, sus tres incisos se hallan en la misma
situación de carencia de notas en los Proyectos que puedan apuntar a algunas de
ellas. La regla de inciso Io recuerda lejanamente a un período del artículo 126 del
Code Civil en el que se prescribía que, una vez concedida la posesión provisoria:
"El tribunal ordenará, si hay lugar a ello, vender todo o parte del mobiliario", pero
como en muchas otras ocasiones si hubo alguna influencia de esta regla sobre el
codificador chileno ella parece más probable que fue mediatizada por el texto de
Delvincourt quien, tras recordar que la posesión provisoria no era más que un
depósito, advertía que entre las muchas formalidades requeridas para constatar
la cantidad de los bienes y para garantizar su restitución se hallaba la de: "la venta
de todo o parte del mobiliario en tanto que el tribunal lo juzgue conveniente", y lo
mismo puede apuntarse en relación con la regla de su inciso 2o, pues al comentar
Delvincourt el artículo 128 del Code Civil escribía: "Los inmuebles del ausente no
pueden, en tanto que dure la posesión provisoria, ser enajenados ni hipotecados,
si no es por las causas y en las formas establecidas por la ley o en virtud de juicio
del tribunal", sin perjuicio de lo cual, el contenido de este artículo 88 resulta mu-
cho más cercano al artículo 91 del Código sardo: "Todos aquellos que no gocen
más que en virtud de la posesión provisoria, no podrán enajenar ni hipotecar
los inmuebles del ausente, a menos que haya necesidad o utilidad evidente para
aquel, la enajenación o hipoteca no tendrá lugar más que después de autorización
judicial". Finalmente, la regla de su inciso tercero, probablemente está inspirada
en la opinión del mismo Delvincourt y en la de Rogrón, para quienes la venta de
los bienes del ausente debía observar las formalidades prescritas para la venta de
los bienes de los menores.
Artículo 89. Cada uno de los poseedores provisorios prestará caución de con-
servación y restitución, y hará suyos los respectivos frutos e intereses.
Concordancias: Código Civil: artículos 46, 252 inciso 2, 537, 645, 647, 803 inciso 1, 1140 inciso 2. Código
de Derecho Internacional Privado: artículos 30 y 80.
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta disposición tiene sus precedentes en el Proyecto de 1853, aunque
bajo una inspiración diversa. En efecto, en su artículo 93 se decía que: "La posesión
provisoria confiere los derechos e impone las obligaciones de la curaduría de bienes,
sin perjuicio de las modificaciones que en este título se expresan" y en su artículo 99
se precisaba que: "Los frutos se dividirán anualmente entre los herederos presuntos
i el cómxige a prorrata de sus intereses". En el "Proyecto inédito" se abandonó la
idea de aplicar, como reglas generales, las de la curaduría de bienes a la posesión
provisoria y, como consecuencia de ello, se redactó un nuevo artículo, ahora bajo el
número 93, que en sus dos incisos reformulaba las reglas de los anteriores artículos
93 y 99 del Proyecto de 1853, de manera que en su inciso Io se decía que: "Cada
188 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO III
uno de los partícipes de la sucesión, a cualquier título que lo sea, prestará caución
de conservación i restitución; y aquellos a quienes hubieren cabido bienes raíces
los poseerán fiduciariamente", y en su inciso 2o, que: "Todos los partícipes de la
sucesión harán suyos los respectivos frutos e intereses". En el curso de la ultima
revisión de que fue objeto el Proyecto, advertía Amunátegui en nota puesta a este
artículo 93 del "Proyecto inédito" que: "Don José Gabriel Ocampo, miembro de la
junta encargada de la revisión de este Proyecto, hizo respecto a este artículo las
siguientes observaciones: Atendida la filiación de las ideas, parece que el artículo
93 debería colocarse a continuación del 89 [vide art. 86 en vigor], poniendo en lugar
de partícipes de la sucesión, PARTÍCIPES PROVISORIOS o POSEEDORES PROVISORIOS. Se duda si los
poseedores fiduciarios están obligados a prestar caución", pero Bello no era de la
misma opinión: "El artículo 93 debe seguir al 92 [vide art. 91 en vigor], porque, no
sólo se refiere a los poseedores provisorios o herederos presuntivos, sino a nudos
propietarios y fideicomisarios de bienes en que el desaparecido ha tenido un usu-
fructo o una propiedad fiduciaria, y, además, a los legatarios. La filiación de las ideas
es esta: 'Derechos y deberes de los herederos presuntivos: 89, 90 y 91. Derechos
y deberes de los partícipes de la sucesión, sean o no herederos presuntivos: 92 y
93"'. Sin perjuicio de esta opinión, como resultado de la última discusión, se dio
una nueva redacción a esta disposición, que quedó reflejada en el artículo 89 del
Proyecto de 1855, cuyo inciso Io decía: "Cada uno de los partícipes de la sucesión,
a cualquier título que lo sea, prestará caución de conservación y restitución", y su
inciso 2o conservaba la forma del "Proyecto inédito": "Todos los partícipes de la
sucesión harán suyos los respectivos frutos e intereses", y así fue aprobado por el
Congreso Nacional. Por último, durante los trabajos para la publicación oficial del
Código Civil aprobado por el Congreso, el artículo 89 fue objeto de una última mo-
dificación, que operó en dos campos diversos: I o ) admitiéndose ahora la sugerencia
que había hecho Ocampo en relación con la terminología utilizada en su inciso I o ,
se substituyó su frase inicial 'Cada uno de los partícipes de la sucesión, a cualquier
título que lo sea', por la de 'Cada uno de los poseedores provisorios' y; 2o) se refun-
dió su inciso 2o en el I o , que así se convertía en inciso único, al agregar la frase final
'y hará suyos los respectivos frutos e intereses". Es este otro caso en los que Bello
introdujo una modificación al texto del Código Civil aprobado por el Congreso, y se
mantiene en vigor hasta la actualidad. 2. Fuentes y contexto. Este artículo tampoco
iba acompañado en los Proyectos de notas que remitieran a sus posibles fuentes. En
el sistema de "declaración de ausencia" del Code Civil y sus dependientes, una vez
que se hubiera declarado aquella y si el ausente no había dejado procurador para
la administración de sus bienes, sus herederos presuntivos podía solicitar que se le
concediera la posesión provisoria de sus bienes "con la carga de dar caución para
seguridad de su administración" (art. 120) y, dado el régimen diverso que adoptó el
codificador chileno en esta materia, la disposición francesa aparece como una refe-
rencia que no contextualiza adecuadamente la regla de este artículo 89, ni en cuanto
a la obligación de prestar caución, ni en cuanto a los frutos, que aparecen como reglas
originales en el ámbito de novedad que tenía la regulación establecida por Bello.
OBSERVACIONES
1. Historia. Su inciso Io tiene su primera versión en el Proyecto de 1853 como in-
ciso único de su artículo 100, bajo la siguiente redacción: "Si durante la posesión
provisoria no reapareciere el desaparecido, o no se tuvieren noticias que motivaren
la distribución de sus bienes según las reglas jenerales, se decretará la posesión
definitiva i se partirán los bienes". En el "Proyecto inédito" aparece como inciso
Io de su artículo 94 con un sola modificación, consistente en la substitución de la
frase final 'se decretará la posesión definitiva i se partirán los bienes' por la de 'se
decretará la posesión definitiva i se cancelarán las cauciones" y, ya sin alteraciones,
se convirtió en inciso Io del artículo 90 del Proyecto de 1855 y así fue aprobado y
publicado en la edición oficial del Código Civil en 1856, manteniéndose en vigor
hasta la actualidad. El inciso 2o apareció en el "Proyecto inédito" como inciso 2o de
su artículo 94 con la misma redacción que permanece en vigor hasta el día, sólo que
en su texto se refería al artículo 91, la que, por la nueva numeración del articulado
del Proyecto de 1855, se convirtió en éste en referencia a su artículo 88. Al igual
que el anterior, el inciso 3o apareció como igual inciso del artículo 94 del "Proyecto
inédito", con una redacción que sería la definitiva y que se mantiene inalterada
hasta el presente, pues fue recibida inalterada en el artículo 90 del Proyecto de 1855
y en la edición oficial del Código Civil en 1856. 2. Fuentes y contexto. Las reglas
consagradas en este artículo, que no tenía notas remisivas a sus fuentes en ningu-
no de los Proyectos, aparecen también como consecuencia del sistema adoptado
por Bello y, por ende, no tenían precedentes directos en los códigos que tuvo a la
vista, sin perjuicio de las coincidencias lógicas que derivaban de la declaración de
la posesión definitiva, como el alzamiento de las cauciones.
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de este artículo corresponde a la del artículo 102
del Proyecto de 1853, que decía: "Los propietarios i fideicomisarios de bienes
usufructuados o poseídos fiduciariamente por el desaparecido, i en jeneral todos
aquellos que tengan derechos subordinados a la condición de muerte del des-
190 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO III
Artículo 92. El que reclama un derecho para cuya existencia se suponga que
el desaparecido ha muerto en la fecha de la muerte presunta, no estará obligado
a probar que el desaparecido ha muerto verdaderamente en esa fecha; y mientras
no se presente prueba en contrario, podrá usar de su derecho en los términos de
los artículos precedentes.
Y por el contrario, todo el que reclama un derecho para cuya existencia se
requiera que el desaparecido haya muerto antes o después de esa fecha, estará
obligado a probarlo; y sin esa prueba no podrá impedir que el derecho reclamado
pase a otros, ni exigirles responsabilidad alguna.
Concordancias: Código de Derecho Internacional Privado: artículo 30.
OBSERVACIONES
1. Historia. Este artículo apareció, con sus dos incisos, como artículo 106 del
Proyecto de 1853, con una redacción que sería la definitiva, salvo porque utilizaba
en su primer inciso la forma verbal "reclame", que aparece substituida por la de
"reclama" en el artículo 99 del "Proyecto inédito", del que pasó al artículo 92 del
Proyecto de 1855y de ahí a la edición oficial del Código Civil de 1856, sin que haya
sido modificado hasta el presente. 2. Fuentes y contexto. Tampoco esta disposición
iba acompañada de notas en los Proyectos, sin perjuicio de lo cual se puede apuntar
sobre sus eventuales fuentes lo que sigue: a) el sistema del Code Civil de declaración
de ausencia se construía sobre un principio general, conforme al cual, en palabras
de Favard de Langlade: "el hecho de la existencia del ausente flota continuamente
entre la presunción de muerte y presunción de vida, sin que el uno pueda excluir
enteramente al otro, de allí la regla que sentaba su artículo 135: "Cualquiera que
reclame el derecho que recaiga en un individuo cuya existencia no constare, deberá
probar que dicho individuo existía cuando el derecho recayó en él, y hasta que lo
DEL PRINCIPIO Y FIN DE LA EXISTENCIA DE LAS PERSONAS 191
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta regla es la que se contenía en el artículo
103 del Proyecto de 1853, cuya redacción era: "El decreto de posesión definitiva
podrá rescindirse a favor del desaparecido si reapareciere, o de quien por derecho
corresponda", que, con la redacción que sería la definitiva, aparece como artículo
95 en el "Proyecto inédito", desde el que pasó inalterado al artículo 93 del Proyecto
de 1855y de ahí a la edición oficial del Código Civil de 1856, sin que hasta la fecha
haya experimentado modificaciones. 2. Fuentes y contexto. Carecía, igualmente,
esta disposición de notas en los Proyectos que apuntaran sus posibles fuentes
y, aunque en el Code Civil y sus dependientes había reglas para el cado de la re-
aparición del desaparecido (art. 132), ellas eran diversas de las adoptadas por el
codificador chileno, como consecuencia de asumir que el desaparecido, a partir
de cierto momento, se presume muerto.
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición se contenía en el artículo 104
del Proyecto de 1853, cuyo inciso inicial se mantuvo sin modificaciones hasta la
edición oficial del Código Civil de 1856, y en el mismo carácter continúa en vigor
hasta el día. 2. Fuentes y contexto. Ninguno de los Proyectos de Código Civil tenía
en sus notas referencias a las eventuales fuentes de esta disposición y, en princi-
pio, sus reglas diferían de las existentes en los códigos que Bello tuvo a la vista,
como consecuencia de la diversidad de principios que inspiraban a la presunción
de muerte y a la declaración de ausencia.
Artículo 95. Toda vez que la desaparición de una persona se hubiere producido
en circunstancias tales que la muerte pueda ser tenida como cierta, aun cuando su
cadáver no fuere hallado, el juez del último domicilio que el difunto haya tenido
en Chile, a solicitud de cualquiera que tenga interés en ello, podrá tener por com-
probada su muerte para efectos civiles y disponer la inscripción de la resolución
correspondiente en el Servicio de Registro Civil e Identificación. Igual regla se
aplicará en los casos en que no fuere posible la identificación del cadáver.2
Este párrafo fue sustituido por la letra b) del artículo 2 de la Ley N° 20.577, publicada en el Diario
Oficial de 08 de febrero de 2012.
Este artículo fue sustituido por la letra b) del artículo 2 de la Ley N° 20.577, publicada en el Diario
Oficial de 08 de febrero de 2012.
Este artículo fue sustituido por la letra b) del artículo 2 de la Ley N° 20.577, publicada en el Diario
Oficial de 08 de febrero de 2012.
Este artículo fue sustituido por la letra b) del articulo 2 de la Ley N° 20.577, publicada en el Diario
Oficial de 08 de febrero de 2012.
DE LOS ESPONSALES 193
TÍTULO III
DE LOS ESPONSALES
OBSERVACIÓN GENERAL
La decisión sistemática de incluir un título propio para fijar la disciplina jurídica
de los esponsales, inmediatamente anterior al tratamiento del matrimonio, seguía
una larga tradición inaugurada por el Digesto, que abría uno de sus libros con un
título De sponsalibus (23,1) al que seguía el De ritu nuptiarum (23,2), y continuada
con las Siete Partidas, pues la cuarta de ellas comenzaba con un título De los despo-
sorios (4,1) al que seguía el De los casamientos (4,2), de manera que el codificador
chileno no se apartaba en este punto de la tradición sistemática del derecho vigente
en Chile en la época, sin que asumiera el modelo de algunos código que, como el
Code Civil y algunos de sus dependientes, o no destinaban una sede propia a los
esponsales o simplemente no trataban de ellos. En cambio, en cuanto al régimen y
contenido de los esponsales Andrés Bello optó por modificar el derecho vigente en
Chile en tiempos de la codificación civil, pues en la legislación castellano-indiana
(Siete Partidas, Novísima Recopilación) y la republicana ("Pragmática" de 9 de sep-
tiembre de 1820) se admitía la validez de los esponsales, bajo una serie de condi-
ciones, de manera que si ellas se cumplían, de los esponsales se derivaban diversas
consecuencias jurídicas. Una tal decisión aparece motivada, probablemente, por
la opinión defendida por Joseph-Marie Portalis en su Memoria sobre el Código de
Cerdeña, uno de cuyos pasajes transcribía Bello como nota al inciso segundo del
artículo 111 del Proyecto de 1853, que corresponde a igual inciso del actual artículo
98. Esta innovación no parece haber encontrado objeciones, incluso consta que la
Corte de Apelaciones de Concepción era del mismo parecer, aunque, formalmente,
prefería que se hubiera adoptado una regla semejante a la del Proyecto español
de García Goyena. Esta decisión apartaba al Código Civil chileno de la generalidad
de los códigos existentes en la época: a) de aquellos que, como el Code Civil y sus
vinculados de Luisiana y Holanda, omitían todo tratamiento de los esponsales; y b)
de aquellos otros que, como los de Prusia, las Dos Sicilias, Cerdeña, Bavaria, Aus-
tria, Cantón de Vaud y Perú, los regulaban, en algún título o disposición particular,
reconociéndoles ciertos efectos bajo determinadas condiciones. Únicamente en
el Proyecto español de García Goyena se adoptaba una decisión similar dirigida a
desconocer todo valor a los esponsales (art. 47), pero a diferencia de él, Bello optó
por incluir un título especial para fijar las reglas que determinaban la carencia de
efectos jurídicos de los esponsales.
Relaciones Exteriores, Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra ¡a
mujer, D.O. 09.12.1989, artículo 16.2.
OBSERVACIONES
1. Historia. Su inciso Io apareció, con una redacción que sería la definitiva, como
inciso 2o del artículo 111 del Proyecto de 1853, de manera que se conservó inalterada
en el artículo 111 del "Proyecto inédito", y de allí pasó al artículo 98 del Proyecto
de 1855 y al Código Civil aprobado y publicado, sin que haya experimentado mo-
dificaciones hasta el presente. La primera versión de su inciso 2o era la del inciso
2o del artículo 111 del Proyecto de 1853, que tenía la siguiente redacción: "No se
podrá alegar esta promesa ni para pedir que se lleve a efecto el matrimonio, ni para
demandar indemnización de perjuicios por la infidelidad o retractación de una
de las partes". En las revisiones a que fue sometido por la Comisión se eliminó su
período final 'por la infidelidad o retractación de una de las partes', de modo que
ya no aparecía en el inciso segundo del artículo 111 del "Proyecto inédito", en el
que asumió la redacción que sería la definitiva y que permanece invariable hasta el
día. 2. Fuentes y contexto. Su inciso Io carece de notas remisivas a sus eventuales
fuentes en todos los Proyectos, sin embargo, su sentido resulta claramente influido
por la ya anticipada opinión de Portalis en su Memoria sobre el Código de Cerdeña,
que Bello transcribía como primera parte de la nota al inciso 2o de este artículo
en su versión del Proyecto de 1853: "Es preciso confesar (dice el conde Portalis
en su Juicio sobre el Código Sardo) que lo que concierne a ellos (a los esponsales)
pertenece más bien a las costumbres que a las leyes; que esta es una materia pu-
ramente doméstica, i que se experimenta cierta repugnancia al verla entrar en la
competencia de los tribunales. Así es que los lejisladores que tratan de ella se ven
obligados a escudriñar las relaciones íntimas de los esposos, misterios de la vida
privada, que, en el interés de la libertad i dignidad humana, deben siempre sus-
traerse a las investigaciones de la lei. Entre nosotros, los esponsales han dejado de
estar en nuestras costumbres, i aun en las de nuestra Iglesia. Nuestras leyes no los
mencionan; i en la mayor parte de nuestros rituales, el de París, por ejemplo, solo
figuran como una ceremonia piadosa que precede inmediatamente a la celebración
del matrimonio, i que solo es un recuerdo, un vestijio de un orden de cosas que ya no
existe". En su terminología, Bello se mantuvo fiel al derecho vigente, pues conservó
el término, de origen romano y aceptado en el derecho canónico, de "esponsales"
en alternativa con el de "desposorio", que era como le llamaban las Siete Partidas
(4,1) y, en general, los textos legales castellano-indianos. En el Proyecto de 1853 se
incluía para el inciso 2o una nota que, en su primera parte, correspondía al pasaje
del Comentario de Portalis, que queda citado párrafos arriba, y en su segunda
parte se contenía una remisión que tocaba a alguna de sus fuentes: "La primera
cláusula del inciso 2o es conforme al Código Austríaco, 45. No así la segunda, acerca
de la cual se ha tenido en consideración lo que se dice en la nota al artículo 112,
inciso I o ". Así, pues, la regla que sienta que no se podrá alegar esta promesa para
pedir que se lleve a efecto el matrimonio, resulta fundada en el indicado artículo
45 del Código austríaco que, en la misma versión de Saint Joseph, decía que: "Los
esponsales no producen ninguna obligación legal, sea en cuanto a la conclusión
del matrimonio [...]". La otra regla, que veda alegar esta promesa "para demandar
DE LOS ESPONSALES 195
JURISPRUDENCIA
1. La reparación por el agravio doloso. Ha habido algún caso en el que se ha con-
denado a la reparación de daños a quien no ha cumplido los esponsales, no por el
hecho del mero incumplimiento, sino por entenderse que en el caso concreto se
había producido un agravio doloso que, como todos, exigía su reparación, desde
el momento en que se acreditó que quien rehusó cumplir el desposorio había
confesado que había "tenido con doña [...] relaciones ilícitas de la que provino un
hijo, mediante la promesa de matrimonio que él le hizo i que desde un principio
no tuvo intención de cumplir, por existir de antemano un compromiso semejante
con otra joven en quien ha tenido las mismas relaciones i dos hijos" y, así, el Juez
Letrado de Ovalle en su sentencia de 17 de noviembre de 1866, confirmada por
la Ilma. Corte de Apelaciones de la Serena el 5 de diciembre de 1866, falló que: "Se
condena a don [...] a pagar a doña [...] la cantidad de cien pesos como indemniza-
ción del agravio inferido, si no se casase con ella, debiendo además correr con la
crianza del hijo nacido, en los gastos que se originen, correspondiendo la guarda
y cuidado personal de dicho hijo a la madre, en caso de solicitarlo ésta" (Jl• Ovalle,
17-XI-l 866, en Gt. Año XXIV, N° 1.286, Santiago de Chile, marzo 2 de 1867, N° 275,
p. 129).
Artículo 99. Tampoco podrá pedirse la multa que por parte de uno de los
esposos se hubiere estipulado a favor del otro para el caso de no cumplirse lo
prometido.
Pero si se hubiere pagado la multa, no podrá pedirse su devolución.
Concordancias: Código Civil: artículo 1470 inciso 3. Código de Derecho Internacional Privado: artículo 39.
OBSERVACIONES
1. Historia. Su inciso Io apareció como inciso primero del artículo 112 del Proyec-
to de 1853 con la siguiente redacción: "Tampoco podrá pedirse la multa que por
parte de uno de los esposos se hubiere estipulado a favor del otro para el caso
de infidelidad o retractación". Como resultado de las revisiones practicadas por
la Comisión, su período final 'de infidelidad o retractación' fue substituido por
el de 'de no cumplirse lo prometido', y así en el "Proyecto inédito" se le daba la
redacción que ya sería la definitiva, de modo que pasó inalterado al inciso primero
del artículo 99 del Proyecto de 1855 y de allí al Código Civil aprobado y publicado,
manteniéndose en vigor hasta el día sin modificaciones. Su inciso 2o, en la versión
196 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO III
que sería la definitiva, apareció como inciso 2° del artículo 112 del Proyecto de 1853.
De allí pasó inalterado al inciso segundo del artículo 112 del "Proyecto inédito" y
al inciso 2o del artículo 112 del Proyecto de 1855, manteniéndose en igual posición
en el Código Civil aprobado y publicado y actualmente en vigencia. 2. Fuentes y
contexto. En cuanto a su inciso I o , En el artículo anterior se dejan apuntadas las
consideraciones que tuvo en cuenta Bello para sentar esta regla, pero, además,
en la misma nota al inciso Io de este artículo, presente en el Proyecto de 1853,
incluía una cita que reforzaba la regla asumida en el Código: "inhonestum visum
est vinculo poenae matrimonium obstringi" ("se tiene por deshonesto constreñir al
matrimonio con la cadena de una pena"). Se trataba de un período tomado de un
pasaje del libro XV Responsorum de Paulo, recibido en el Digesto (45,1,134,pr.). Si
tales eran las razones que movieron a Bello para adoptar la regla contenida en este
inciso, no ha descartarse el influjo que pudiera haber ejercido el ya referido Código
austríaco, pues en su artículo 45, tras declarar que "Los esponsales no producen
ninguna obligación legal, sea en cuanto a la conclusión del matrimonio", agrega-
ba, "sea para la prestación convenida en caso de retracto" (soit pour la prestation
convenue en cas de dédit). En el Proyecto de 1853 se incluía la siguiente nota para
el inciso 2o: "L. 38, §§ 1, 2, i L. 64 de condict. indeb". Se trata de tres fragmentos
del título De condictione indebiti del Digesto (12,6,38,1; 12,6,38,2 y 12,6,64). Los
primeros fragmentos corresponden a la famosa crux de Africano (frater a fratre):
en ellos se pregunta si podría repetir el hijo que, una vez emancipado, paga lo que
su padre le hubiera dado en crédito antes de la emancipación, y la respuesta es que,
si nada quedaba del peculio en poder del padre, no podría repetir lo pagado; en el
segundo, la cuestión es la contraria: si podría repetir el padre aquello que hubiera
pagado a su hijo una vez emancipado, y la respuesta es que no podría repetir; y en
el tercero, tomado de un pasaje de Trifonino, ante la cuestión de si el amo podría
repetir aquello que pagó a su esclavo ya manumitido y que le debía desde antes
de la manumisión, se responde, igualmente, que no podría repetir lo pagado. Se
trata, pues, de tres fuentes romanas que no operan como fuentes directas de la
regla contenida en este inciso, pero que referían supuestos en los que se impedía
el ejercicio de la condictio indebiti para repetir lo pagado, de modo que su cita por
Bello resultaba ilustrativa en cuanto que hubiera querido destacar con ella que la
regla del Código implicaba vedar el ejercicio de la condictio indebiti.
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición es la del Proyecto de 1853, que
en su artículo 113 rezaba: "Lo dicho no se opone a que se demande la entrega de las
cosas prometidas bajo la condición de un matrimonio que se ha llevado a efecto, o
la restitución de las cosas donadas i entregadas bajo la condición de un matrimonio
que no se ha efectuado". Tras las revisiones de la Comisión, en el "Proyecto inédi-
to" la versión de su artículo 113 era: "Lo dicho no se opone a que se demande la
restitución de las cosas donadas o entregadas bajo la condición de un matrimonio
DE LOS ESPONSALES 197
Artículo 101. Tampoco se opone lo dicho a que se admita la prueba del contrato
de esponsales como circunstancia agravante del crimen de seducción.
OBSERVACIONES
1. Historia. Su primera versión, y que sería la definitiva, se hallaba en el artículo 114
del Proyecto de 1853, conservado sin alteraciones en igual artículo del "Proyecto
inédito" y en el artículo 101 del Proyecto de 1855 y del Código Civil aprobado y
publicado, sin que haya experimentado modificaciones hasta el presente. 2. Fuentes
y contexto. Al igual que en el caso anterior, esta disposición no iba acompañada
de notas en ninguno de los Proyectos, pero sin perjuicio de esto, ella no hacía más
que dar cuenta de la existencia del crimen de seducción, cuya disciplina en aquel
momento estaba fijada por las Decretales de Gregorio IX (X, 5,16,1) y por las Siete
Partidas (7,20,3). En el primero de dichos cuerpos, en el capítulo I del título XVI, De
adulteriis et stupro, de su libro V, fijaba la siguiente regla en relación con el crimen
de seducción: "El que sedujere a una virgen aún no desposada, y durmiere con ella,
debe dotarla y tomarla por mujer. Mas, si el padre de la virgen no quisiere darla, debe
pagársele una suma de dinero a modo de dote" y, por su parte, las leyes alfonsinas,
mucho más severas que las canónicas, prescribían que a quien se hubiera desposado
y, aún antes de contraer matrimonio, hubiera conocido sexualmente a la mujer así
desposada, se le castigaba con la muerte y el perdimiento de todos sus bienes en
favor de la mujer, a menos que la mujer, "de su grado" se casare con su seductor.
TÍTULO IV
DEL MATRIMONIO
Concordancias: Código Civil:Mensaje VIII. LeyN0 4.808, sobre Registro Civil, D.O. 10.02.1930, texto refun-
dido fijado por D.F.L. N° 1, D.O. 30.05.2000: artículo 2 N°s. 2 y 4, 37 a 41. Ley N" 19.947, de Matrimonio
Civil, D.O. 17.05.2004. Decreto N° 673, Min. de Justicia, Reglamento de la Ley N" 19.947 de Matrimonio
Civil, D.O. 30.10.2004. Decreto N° 778, Min. Relaciones Exteriores, Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos, D.O. 29.04.1989: artículo 23. Decreto N° 326, Min. Relaciones Exteriores, Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, D.O. 28.04.1989: artículo 10. Decreto N" 789, Min. Rela-
ciones Exteriores, Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer,
D.O. 09.12.1989, artículo 16. Decreto N° 873, Min. Relaciones Exteriores, Pacto de San José de Costa Rica,
D.O. 05.01.1990: artículo 17. Decreto N° 201, Min. Relaciones Exteriores, Convención de las Naciones Unidas
sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, D.O. 17.09.2008, artículo 23 letra a).
198 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO III
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión inicial de esta disposición es la que se contenía en el artículo
115 del Proyecto de 1853: "El matrimonio es un contrato por el cual un hombre
y una mujer se unen actual e indisolublemente i por toda la vida, con el fin de
vivir juntos, de procrear, i de auxiliarse mutuamente" y en los mismos término se
conservó como artículo 115 en el "Proyecto inédito" y sólo fue en la última revi-
sión en la que se intercaló la voz 'solemne' entre sus palabras 'contrato' y 'por',
bajo cuya forma se presentaba como artículo 102 del Proyecto de 1855 y así fue
aprobado y publicado, manteniéndose en vigor hasta el presente. 2. Fuentes. Este
artículo carecía de notas en todos los Proyectos, sin perjuicio de lo cual es posible
acercarse a ellas en tres perspectivas diferentes: a) la decisión sistemática de abrir
este título con una definición de matrimonio; b) la decisión dogmática en cuanto
al contenido de la definición; y c) la construcción formal de la definición. I o ) La
decisión sistemática: resulta probable la influencia de aquellos cuerpos jurídicos
vigentes en Chile en tiempos de la codificación civil y que sentaban como punto
de partida de la disciplina del matrimonio una definición suya, pero también, ese
mismo modelo sistemático se apreciaba en los códigos de cuño más tradicional,
algunos de los cuales consta que Bello tuvo a la vista en el proceso codificador a
través de la Concordance de Saint Joseph o directamente, tales eran los códigos
austríaco y bávaro y el Código Civil del Perú de 1852, cuya influencia sistemática
es probable en este punto. 2o) La decisión dogmática: El contenido dogmático de
la definición del matrimonio fijado en esta disposición, no se aparta del que era
tradicional en el derecho civil y canónico vigente en Chile en el momento de la
codificación. Su caracterización como "contrato" debe entendérsela en cuanto que,
en el derecho vigente en el país, se asumía que el matrimonio podía ser considerado
como "contrato" y como "sacramento", de modo que en cuanto a aquella primera
consideración caía bajo la preocupación de la ley civil, como solían defenderlo
los autores hispanos corrientes en Chile. La unión entre un hombre y una mujer
era uno de sus contenidos, cuya huella en los textos podía seguirse en el derecho
romano a través de las conocidas definiciones presentes en el Corpus Iuris Civi-
lis, la primera de ellas de Modestino en el Digesto (23,2,1), que lo entendía como
coniunctio maris et foeminae, y la segunda de Ulpiano en las Instituciones (1,9,1)
que le definía como viris et mulieris coniunctio, que fue la recibida en el derecho
DEL MATRIMONIO 199
misma, han podido mutar en virtud de diversas normas de rango legal, las que han
efectuado cambios en lo que atañe, por ejemplo, al régimen de bienes, a la adopción
y a la filiación, entre otros aspectos" (Te. 3-XI-2011, cons. 7o, Rol N° 1.881-10 Ina).
Esta declaración se efectuó en el contexto de un requerimiento sobre la inaplica-
bilidad del artículo 102 en cuanto que declara que el matrimonio sólo puede cele-
brarse entre un hombre y una mujer, es decir, sobre su propiedad consistente en
la diversidad de sexo de los contrayentes, la que, a despecho de la relación que
estableció el Tribunal, no constituye uno de los "efectos" del matrimonio, ni tam-
poco, puede concebírsela dentro de la tan genérica y a-técnica expresión: 'proyec-
ciones del matrimonio', pues la diversidad de sexo, sin entrar al juicio que sobre
ella se tenga, forma parte en el sistema jurídico chileno actual de la "naturaleza"
del matrimonio, a la que se refiere el artículo 8o de la Ley N° 19.947, pues, el ma-
trimonio es el que opera como "causa" de sus "efectos" y la "diversidad de sexos
de los contrayentes" no es una consecuencia o un efecto del matrimonio, sino que
un elemento que lo constituye, en cuanto que causa. Así, pues, esta declaración
del Tribunal Constitucional resulta inconexa en cuanto a la cuestión sobre la que
había sido requerido, y habría sido muy distinta cosa que el Tribunal hubiera de-
clarado que era "el" matrimonio el que se hallaba sujeto a la reserva legal, sin
perjuicio de que esta reserva, efectivamente, se aplique a sus efectos. 4. El matri-
monio y la noción de contrato. La jurisprudencia chilena no logra, aún, desligarse
de la añeja discusión relativa a si el matrimonio es un "contrato" o una "institución"
y así, por ejemplo, el Tribunal Constitucional, ha optado por referirse a él como
un "contrato-institución" al sentar que: "cabe señalar que el matrimonio es un
contrato solemne (contrato-institución, se señala) que termina, entre otras causa-
les, por sentencia firme de divorcio" (Te. 12-VIII-2010, cons. 7o, Rol N° 1.499-09;
Te. 31-XIT2009, cons. 7o, RolN° 1.490-09; Te. 31-XII-2009, cons. 7o, RolN° 1.424-09;
Te. 31-XIT2009, cons. 7°, Rol N° 1.423-09). Hoy día, el género de los "contratos" al
que este artículo 102 adscribe al matrimonio, debe entenderse a la luz de las dis-
posiciones de la Ley N° 19.947 y así, la calificación legal del matrimonio como un
"contrato", por una parte, destaca la posición central que ocupa el "consentimien-
to matrimonial" en la misma naturaleza del matrimonio, en cuanto que en el inci-
so Io del artículo 2 de la Ley N° 19.947 se declara que en ella se "establecen los
requisitos para asegurar el libre y pleno consentimiento de los contrayentes" y,
por otra, significa también que se reconoce la antigua máxima conforme a la cual
consensus facit matrimonium, cuya relevancia se manifiesta en la "Ley de Matri-
monio Civil", en cuanto que ella se destina, precisamente, a salvaguardar un con-
sentimiento matrimonial libre y espontáneo y por ello, en su artículo 4, se destaca
esta naturaleza convencional o contractual del matrimonio al señalar que su cele-
bración "exige que ambos contrayentes sean legalmente capaces" y que "hayan
consentido libre y espontáneamente en contraerlo", lo que no es más que una
consecuencia del reconocimiento del ius conubii como una facultad inherente a
toda persona humana, que pertenece al género de las libertades. De este modo, se
excluye naturalmente toda pretensión de encasillarlo en la definición patrimonial
de contrato o convención recibida en el artículo 1438 del mismo Código y, también,
aparece que tal género contractual se vincula necesariamente con la revaloración
que ha hecho dicha ley, en el citado inciso Io de su artículo 2, del "libre y pleno
DEL MATRIMONIO 203
monio y comunidad de vida. Se ha dicho que: "El matrimonio implica una comu-
nidad de vida y de afectos que la ley protege estableciendo los deberes y obliga-
ciones derivados de esa institución en relación a los cónyuges, los hijos y los
bienes" (Cs. 19-1-2009, N° LegalPublishing: 41496; Ca. San Miguel, 15-X-2010,
N° LegalPublishing: 45918). 7. Naturaleza del vínculo conyugal. Se ha estimado
que: "De la definición transcrita precedentemente, se desprende que la institución
del matrimonio tiene básicamente dos fines: el procrear y el vivir juntos; produ-
ciéndose, asimismo, por el hecho de su celebración, variados efectos, surgiendo
ante todo un vínculo entre los cónyuges, que es precisamente el conyugal, el cual
no es un vínculo de parentesco ni de afinidad, sino que es uno particular que crea
entre ambos cónyuges una íntima comunión de vida, ya en el sentido físico, ya en
el afectivo y espiritual. Es así como surgen derechos y obligaciones, algunas de las
cuales son recíprocas y otras miran sólo al marido o sólo a la mujer. En cuanto a
los primeros, que son de variada naturaleza, la ley menciona expresamente dos: el
de fidelidad y el de asistencia" (Ca. Concepción, 18-V-2007, N° LegalPublishing:
36384). 8. Fines del matrimonio. Sobre este punto se ha declarado que: "El cono-
cimiento de los fines del matrimonio es un elemento básico para entender la im-
portancia que la ley le otorga a esta institución, como base de la familia. Por ello,
es dable afirmar que siendo un objetivo primordial la procreación, el legislador ha
protegido las relaciones sexuales de marido y mujer otorgando al hijo que nace
producto de ellas, un principio de certeza que permite presumir la paternidad del
marido" (Ca. Concepción, 18-V-2007, N°LegalPublishing: 36384). 7. Indisolubilidad
del matrimonio. En cuanto a la indisolubilidad del matrimonio y su eventual dero-
gación tácita por la Ley N° 19.947 se han vertido las dos opiniones posibles, si bien
debe advertirse, que las argumentaciones has estado prácticamente ausentes en
cada una de ellas: a) Opinión que entiende no modificada la definición del artículo
102: en este sentido, simplemente se ha dicho que: "Si la nueva Ley de Matrimonio
Civil permite que las parejas pongan término al matrimonio por medio del divorcio
con disolución de vínculo, lo es en el entendido que ambos cónyuges viven, lo que
se ratifica con la definición, no modificada, del artículo 102 del Código Civil, al
disponer que el matrimonio es un contrato solemne por el cual un hombre y una
mujer se unen actual e indisolublemente y por toda la vida" (Cs. 7-V-2007, N° Le-
galPublishing: 36496; Cs. 15-111-2010, N° LegalPublishing: 43528)\ b) Opinión que la
entiende modificada como consecuencia de una derogación tácita: alguna jurispru-
dencia se inclinado por sostener que, aunque no hubo una derogación expresa del
artículo 102 o una modificación del mismo, él es inconciliable con la disciplina del
divorcio introducida por la Ley N° 19.947 y, por ende, debe entenderse tácitamen-
te derogado en aquella parte que declara al matrimonio como indisoluble. En este
sentido: la Ilma. Corte de Apelaciones de Antofagasta, en sentencia de 5 de febrero
de 2009: "La actual Ley de Matrimonio Civil N° 19.947 contempla en su artículo 55
una causal de divorcio objetiva que permite al Juez decretar el divorcio de los
cónyuges, si acreditan que han cesado su convivencia por más de tres años, sin
reanudarla con ánimo de convivencia, como una forma de estabilizar las separa-
ciones de hecho de cónyuges que dejan de cohabitar y no reanudan su vida en
común, vale decir, de las separaciones de ipso que se hacen permanentes a través
del tiempo, derogando así en forma tácita la característica de la indisolubilidad
DEL MATRIMONIO 205
del civil de que trata el artículo 102 de nuestro Código Civif (Ca. Antofagasta,
5-B-2009, N° LegalPublishing: 41681); la Ilma. Corte de Apelaciones de Concepción
en el considerando Io de su sentencia de 3 de julio de 2006: "Que la actual Ley de
Matrimonio Civil N° 19.947 contempla en su artículo 55 una causal de divorcio
objetiva que permite al Juez decretar el divorcio de los cónyuges, si acreditan que
han cesado su convivencia por más de tres años, sin reanudarla con ánimo de
convivencia, como una forma de estabilizar las separaciones de hecho de cónyuges
que dejan de cohabitar y no reanudan su vida en común, vale decir, de las separa-
ciones de ipso que se hacen permanentes a través del tiempo, derogando así en
forma tácita la característica de la indisolubilidad del matrimonio civil de que
trata el artículo 102 de nuestro Código Civil" (Ca. Concepción, 3-VII-2006, cons. 1
Rol N° 996-06); y la I1"13. Corte de Apelaciones de Rancagua en el considerando 3o
de su fallo de 8 de noviembre de 2006 ha declarado: "Que en cuanto a la indisolu-
bilidad del matrimonio contenida en el artículo 102 del Código Civil, ello no es
efectivo, desde que se publicó en el diario oficial y entró en vigencia la Ley N° 19.947,
que establece la nueva ley de matrimonio civil. En ella se contempló claramente,
en sus artículos 1 y 42, la disolubilidad del vínculo. En efecto, el inciso segundo
del artículo 1, expresa que dicho cuerpo legal trata, entre otras materias, la diso-
lución del vínculo matrimonial; a su turno, el artículo 42 dentro de las causales de
término del matrimonio contempla, las sentencias firmes de nulidad y de divorcio.
Si bien el legislador no quiso eliminar la palabra "indisolublemente" que emplea
el artículo 102 del Código Civil, al definir el matrimonio, lo cierto es, que no hay
ninguna justificación lógica para encontrar el motivo de haberla mantenido, ya
que cuando de acuerdo a la historia de la ley, no se aprobaron las mociones para
eliminar la palabra indisolublemente, no hay explicación clara y coherente sobre
el particular. Desde hace varios años que en nuestra sociedad se viene discutiendo
públicamente, la introducción del divorcio con separación del vínculo y toda la
ciudadanía tomó conocimiento de su aprobación como ley de la República, por
parte del legislativo y del ejecutivo; lo que refleja el espíritu del legislador de cam-
biar la indisolubilidad del matrimonio por su disolubilidad. Ahora bien, si no hubo
una derogación expresa del artículo 102 o una modificación del mismo, lo cierto
es que se ha derogado tácitamente la indisolubilidad, desde que el nuevo cuerpo
legal (Ley N°19.947) contiene disposiciones que no pueden concillarse con las de
la ley anterior y ello, quiérase o no, al tenor del artículo 52 del Código Civil, cons-
tituye derogación tácita" (Ca. 8-XI-2006, cons. 3o, N° LegalPublishing: 36086). 9.
Vivir juntos y cese de la convivencia. Se ha entendido que: "Si el marido o la
mujer hace abandono del hogar, debe entenderse que con ello están poniendo fin
al "vivir juntos", a la convivencia habida entre ellos, lo cual origina una separación
de hecho, circunstancia que autoriza a cualquiera de ellos a solicitar la separación
judicial y el divorcio. En efecto, una de las causales del denominado "divorcio por
culpa", es la contemplada en el N° 2 del artículo 54 de la Ley de Matrimonio Civil,
al señalar que el divorcio podrá ser demandado por falta imputable al otro, lo que
ocurre por transgresión grave y reiterada de los deberes de convivencia, socorro
y fidelidad propios del matrimonio, agregando que el abandono continuo o reite-
rado del hogar común, es una forma de transgresión grave de los deberes del
matrimonio" (Ca. Concepción, 18-V-2007, N° LegalPublishing: 36384).
206 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO III
OBSERVACIONES
1. Historia. El originario artículo 103 del Código Civil prescribía en su inciso Io que:
"Toca a la autoridad eclesiástica decidir sobre la validez del matrimonio que se trata
de contraer o se ha contraído" y en su inciso 2o: "La ley civil reconoce como impedi-
mentos para el matrimonio los que han sido declarados tales por la Iglesia Católica;
y toca a la autoridad eclesiástica decidir sobre su existencia y conceder dispensa
de ellos". Esta disposición fue derogada por la "Ley de matrimonio civil", de 16 de
enero de 1884, cuyo artículo 1 en su inciso Io disponía que: "El matrimonio que no
se celebre con arreglo a las disposiciones de esta lei, no produce efectos civiles",
el 2o: "Es libre para los contrayentes sujetarse o no a los requisitos i formalidades
que prescriba la relijión a que pertenecieren" y el 3o: "Pero no se tomarán en cuenta
esos requisitos i formalidades para decidir sobre la validez del matrimonio, ni para
reglar sus efectos civiles", de manera que era una de las disposiciones respecto
de las cuales no tenía aplicación el artículo 39 de la dicha "Ley de matrimonio
civil" que rezaba: "Quedan vijentes las disposiciones del Código Civil en lo que no
fueren contrarias a esta lei". El texto actualmente en vigor de esta disposición, fue
mandado incluir por el artículo 1 de la Ley N° 10.271, de 2 de abril de 1952, que
dispuso: "Inclúyese como artículo 103 el siguiente artículo: "El matrimonio podrá
celebrarse por mandatario especialmente facultado para este efecto. El mandato
deberá otorgarse por escritura pública e indicar el nombre, apellido, profesión y
domicilio de los contrayentes y del mandatario"", cuyo antecedente inmediato era
la parte final del artículo 15 de la Ley N° 4.808 del Registro Civil, de 10 de febrero
de 1930, en el que, tras señalarse que: "Los interesados en una inscripción podrán
hacerse representar por medio de mandatarios", agregaba: "En el caso del matri-
monio se requerirá un poder especial constituido por escritura pública, en la cual
se exprese el nombre, apellido, edad, profesión y domicilio de los contrayentes" y
que, por trasladarse al Código Civil, el artículo 3 de la dicha ley N° 10.271 modificó
por la siguiente: "El poder para contraer matrimonio deberá otorgarse en la forma
señalada por el artículo 103 del Código Civil". 2. Fuentes y contexto. El régimen
originario del Código Civil subsistió hasta la ya citada ley de matrimonio civil de
1884, desde cuya época el número 103 de los artículos de Código Civil careció de
contenido, hasta que la Ley N° 10.271, de 2 de abril de 1952, ordenó incluir uno
nuevo con el texto que se mantiene en vigor hasta la actualidad y que, como se ha
anticipado, tenía su origen en la parte final del artículo 15 de la Ley N° 4.808 del
Registro Civil de 1930. La Ley N° 10.271 fue obra del Instituto Chileno de Estudios
Este articulo fue establecido por el artículo I o , de la Ley N° 10.271, publicada en el Diario Oficial de
2 de abril de 1952.
DEL MATRIMONIO 207
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta disposición tiene su origen en el inciso Io del artículo 120 del
Proyecto de 1853, cuya redacción era: "No podrá procederse a la celebración del
matrimonio sin el asenso o licencia de la persona cuyo consentimiento sea nece-
sario según las reglas que van a expresarse, o sin que conste que el respectivo
contrayente no ha menester para casarse el consentimiento de otra persona, o
que ha obtenido el de la justicia en subsidio" y, como resultado de la revisión en
la Comisión se agregó la frase 'o personas' a continuación del período 'o licencia
de la persona', y así fue incluido como artículo 118 en el "Proyecto inédito", desde
Este artículo fue derogado por la Ley de Matrimonio Civil, publicada en el Diario Oficial de 10 de
enero de 1884.
208 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO III
el que pasó inalterado al artículo 105 del Proyecto de 1855 y al Código Civil apro-
bado y publicado en 1856, sin que haya experimentado modificaciones hasta el
presente. 2. Fuentes y contexto. El codificador civil optó por mantener la exigencia
del asenso de ciertos parientes previo a la celebración del matrimonio. En el dere-
cho castellano-indiano era esta una institución que desde las últimas décadas del
siglo XVIII había recibido una especial atención legislativa, especialmente por la
pragmática de Carlos III, de 23 de marzo de 1776, cuya promulgación había estado
motivada por la necesidad de cortar con lo que se estimaba como abuso por parte
de quienes contraían matrimonios desiguales, sin contar con el consentimiento de
los padres afectando así el honor de las familias. Por real cédula de 7 de abril de
1778 se extendió la aplicación de dicha pragmática a las Indias y, posteriormente,
fue incorporada en la Novísima Recopilación de Leyes de España (10,2,9) de 1805,
si bien en este cuerpo legal también se incluyeron algunas reales cédulas poste-
riores que, en algunos aspectos, complementaban o modificaban la pragmática
de Carlos III. Con posterioridad a la independencia continuó aplicándose en Chile
la citada pragmática, pero en 1820 se estimó necesario dar una nueva regulación
a esta materia y, con tal finalidad, el Senado conservador nombró una comisión
en su interior que elaboró una nueva "pragmática" que fue promulgada en 9 de
septiembre de 1820. Se fundaba ésta en la necesidad de, por una parte, afirmar la
autoridad paterna concillándola con la libertad de los contrayentes y, por otra, aca-
bar con los frecuentes pleitos de disenso matrimonial, que se veían como la causa
de las enemistades familiares, de la insubordinación de los hijos y de la ruina de la
economía doméstica. Dicha pragmática, que en realidad era un "senadoconsulto",
constituía el derecho vigente en esta materia al tiempo de la codificación civil y
consta, expresamente, que Bello la tuvo a la vista en la elaboración de los artícu-
los sobre la materia, al igual que la citada pragmática de Carlos III, a través de su
texto recopilado en 1805, de manera que, aunque en ninguno de los Proyectos se
incluye una nota indicativa de las eventuales fuentes utilizadas para la elaboración
de este artículo 105, no cabe duda que ambos textos legales obraron, en cuanto a
su contenido, como sus fuentes inspiradoras.
Artículo 106. Los que hayan cumplido dieciocho años no estarán obligados a
obtener el consentimiento de persona alguna.1
Concordancias: Código de Derecho Internacional Privado: artículo 36. Ley N° 19.947, D.0.17 de mayo de
2004, de Matrimonio Civil: artículo 2 inciso 2.
OBSERVACIONES
1. Historia. El origen de esta disposición se encuentra en el artículo 121 del Proyecto
de 1853, cuyo texto era el siguiente: "Los mayores de veinticinco años no estarán
obligados a obtener el consentimiento de persona alguna" y, tras la revisión por
parte de la Comisión, pasó como artículo 119 al "Proyecto inédito" del siguiente
Este artículo fue modificado por el artículo 2o, de la Ley N° 19.221, publicada en el Diario Oficial de
Io de junio de 1993. Con anterioridad fue modificado por el articulo I o , de la Ley N°7.612, publicada
en el Diario Oficial de 21 de octubre de 1943.
DEL MATRIMONIO 209
modo: "Los que hayan cumplido veinte i cinco años no estarán obligados a obte-
ner el consentimiento de persona alguna", que pasó inalterado al artículo 106 del
Proyecto de 1855 y de ahí al Código Civil aprobado y publicado en 1856, mante-
niéndose sin modificaciones hasta 1943. Al haberse adoptado los veintiún años
como criterio para definir la mayoría de edad, el artículo Io de la Ley N° 7.612, de
21 de octubre de 1943, ordenó que en este artículo se substituyeran "las palabras
'veinticinco años' por 'veintiún años'". Medio siglo después, la Ley N° 19.221, de
1 de junio de 1993, dispuso en su artículo I o : "Establécese que es mayor de edad
la persona que ha cumplido dieciocho años" y, en su consecuencia, la letra a) de
su artículo 2o dispuso que en el artículo 106 del Código Civil: "reemplázase el
'vocablo' veintiún por la palabra 'dieciocho'", y desde tal modificación el texto de
esta disposición permanece inalterado hasta la fecha. 2. Fuentes y contexto. En el
Proyecto de 1853 se incluía una nota para justificar la adopción de la regla contenida
en su originario artículo 121 y en ella se menciona, expresamente, la "pragmática"
de 9 de septiembre de 1820 que, a propósito de esta cuestión, fijaba las siguientes
dos reglas: I a ) en su artículo Io prescribía que: "Los hombres antes de cumplir 24
años i las mujeres antes de 22, necesitan para contraher matrimonio, en el Estado
de Chile, presentar por escrito o de un modo fehaciente el consentimiento de su
padre, i no existiendo este, el de la madre" y; 2a) en su artículo 3o mandaba que:
"Pasada la edad de 24 años en los hombres, i 22 en las mujeres, deben pedir a sus
padres i abuelos un consejo respetuoso, i justificar esta solicitud ya por escrito de
ellos mismos, o resistiéndose éstos, por la certificación de un notario que pasará
a pedirlo, sin más orden judicial, que la mera petición del interesado". La regla
asumida en el originario artículo 121 del Proyecto de 1853 significaba reaccionar
en contra del derecho vigente en Chile, concretamente en este caso, en contra de
la legislación republicana representada por la "pragmática" de 9 de septiembre de
1820, de manera que esta fuente operaba, en la precisa terminología de Guzmán
Brito, de "modo negativo" en los siguientes dos ámbitos: a) Establecimiento de una
edad común a hombres y mujeres sujetos a la necesidad de requerir asenso: la regla
codificaba fijaba, originariamente, la edad común de veinticinco años para solicitar
el asenso, y en la "nota" al Proyecto de 1853 Bello justificaba el apartarse del de-
recho republicano: "¿Por qué no los varones mayores de veinticuatro i las mujeres
mayores de veintidós, según la lei nacional de 9 de septiembre de 1820? Porque no
veo motiv o para hacer una diferencia a favor de las mujeres, cuando no se trata del
desarrollo físico [la pubertad], sino de la prudencia i juicio, que en la mujer son de
ordinario más flacos, más fáciles de engañar i sorprender. No tienen, pues, de qué
quejarse las mujeres si se las iguala bajo este respecto a los varones. Por otra parte,
no veo razón para rebajar un año a los veinte i cinco que jeneralmente constituyen
la mayor edad". A las razones apuntadas por Bello para el establecimiento de esta
regla se unía otra: que la edad común de veinticinco años, para hombres y mujeres,
era la que había fijado la pragmática de Carlos III, de 23 de marzo de 1776, y que
se había incluido en la Novísima Recopilación (10,2,9) y que había regido en el país
hasta 1820, de manera que la regla asumida en el Proyecto no hacía más que volver
al derecho tradicional castellano-indiano; b) Eliminación del consejo "respetuoso"
para los mayores de veinticinco años: la regla codificada, igualmente, se apartaba
de la ley republicana, al suprimir la exigencia del consejo respetuoso que ella había
210 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO III
Artículo 107. Los que no hubieren cumplido dieciocho años no podrán casarse
sin el consentimiento expreso de sus padres; si faltare uno de ellos, el del otro
padre o madre; o a falta de ambos, el del ascendiente o de los ascendientes de
grado más próximo.
En igualdad de votos contrarios preferirá el favorable al matrimonio.1
Concordancias: Código Civil: artículos: 27,112 y 1721. Código de Derecho Internacional Privado: artículo
36. Código de Procedimiento Penal: artículo 18. Ley N° 4.808, sobre Registro Civil, D.O. 10.02.1930, texto
refundido fijado por D.F.L. N° 1, D.O. 30.05.2000: artículo 39 números 8°y 9". Ley 19.947, D.O. 17 de mayo
de 2004, de Matrimonio Civil: articulo 2 inciso 2, 12.
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de su inciso Io era la del artículo 122 del Proyecto
de 1853, que sólo contenía este inciso con la siguiente redacción: "Los menores
de veinticinco años, aunque hayan obtenido habilitación de edad para la admi-
nistración de sus bienes, no podrán casarse sin el consentimiento expreso de su
padre lejítimo, o a falta de padre lejítimo, sin el de la madre lejítima, ambos, sin
el de un ascendiente lejítimo, prefiriéndose el de grado más próximo, i entre los
ascendientes de un mismo grado el varón a la hembra, i entre los de un mismo
grado i sexo el de la línea masculina". Tras la revisión de la Comisión, que eliminó
la preferencia por sexo en el llamado a los ascendientes a prestar el asenso, se
convirtió en el inciso Io del artículo 120 del "Proyecto inédito" bajo esta forma: "Los
que no hayan cumplido veinte i cinco años, aunque hayan obtenido habilitación de
edad para la administración de sus bienes, no podrán casarse sin el consentimiento
expreso de su padre lejítimo, o a falta de padre lejítimo, el de la madre lejítima,
o a falta de ambos, el del ascendiente o ascendientes de grado más próximo". El
inciso 2o apareció en "Proyecto inédito" como inciso 2o de su artículo 120 y con
esta redacción: "Si discordaren éstos, prevalecerá el voto favorable al matrimonio,
aunque sea mayor el número de los votos contrarios". Gabriel Ocampo, miembro
de la Comisión, no estimaba que debiera darse una tan amplia extensión al favor
matrimoniiy así representó que: "En caso de discordia de los ascendientes de grado
más proximo, debe adoptarse como resolución el voto de la mayoría. Esta es la
regla que se aplica jeneralmente a las decisiones de los cuerpos colejiados. Sólo en
caso de empate, puede invocarse el favor del matrimonio, para que se tenga como
autorización legítima el voto de los que opinan por su realización", Bello, por su
parte, respondió que: "No hai nada de irregular en que, para ciertas materias, exija
la lei la unanimidad del cuerpo colejiado" y, finalmente, asumiéndose en parte la
Este artículo fue sustituido por el artículo I o , N° 13, de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario Oficial
de 26 de octubre de 1998. Con anterioridad fue modificado por el artículo 2 o , de la Ley N° 19.221,
publicada en el Diario Oficial de Io de junio de 1993.
DEL MATRIMONIO 211
OBSERVACIONES
1. Historia. Este artículo, originariamente constaba sólo del que es hoy su inciso Io,
cuyo origen se encuentra en el artículo 124 del Proyecto de 1853, que lo contenía
como inciso único, con la siguiente redacción: "Se entenderá faltar el padre o madre
u otro ascendiente, no sólo por haber fallecido, sino por estar demente o fatuo, o
por hallarse ausente del territorio de la República, o por ignorarse el lugar de su
residencia", que inalterado pasó al artículo 122 del "Proyecto inédito". Durante
la última revisión del Proyecto se incorporó el período 'y no esperarse su pronto
regreso' con el cual apareció como artículo 109 del Proyecto de 1855 y de ahí pasó
a igual artículo del Código Civil aprobado y publicado en 1856, manteniéndose
inalterado hasta el año 1952. El texto originario de su inciso Io fue modificado
por la Ley N° 10.271, de 2 de abril de 1952, en cuyo artículo primero se dispuso
que en él: "Suprímense las palabras 'o fatuo"'. Con posterioridad, el artículo Io
número 15 de la de la Ley N° 19.585, de 26 de octubre de 1998, mandó que su
texto fuera substituido por el que se encuentra en vigor hasta el día, y que incluía
un inciso 2o, que es el actualmente en vigor. Este inciso había sido introducido
por la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento del Senado
durante la discusión en segundo trámite constitucional de la dicha ley, como quedó
consignado en su "Primer informe" de 20 de noviembre de 1996 y cuyo texto era:
"También se entenderá faltar el padre o madre, y sus respectivos ascendientes,
cuando la paternidad o maternidad haya sido determinada judicialmente contra
su oposición", pero fue objeto de dos indicaciones: la una de, los senadores Sergio
Diez y Hernán Larraín, que proponía modificarlo por el siguiente: "También se
entenderá faltar el padre o madre cuando la paternidad o maternidad haya sido
determinada en juicio contradictorio", y la otra, de la senadora Olga Feliú y del
senador Miguel Otero para suprimir en dicho inciso la frase 'y sus respectivos as-
cendientes', aprobándoselas por la misma Comisión de Constitución del Senado,
como consta de su "Segundo informe" de 4 de noviembre de 1997, bajo la forma
de eliminar la expresión 'y sus respectivos ascendientes' y en tales términos fue,
Este artículo fue derogado por el artículo I o , N° 14, de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario Oficial
de 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue sustituido por el artículo I o , N° 15, de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario Oficial
de 26 de octubre de 1998. Con anterioridad fue reemplazado por el artículo I o , de la Ley N° 10.271,
publicada en el Diario Oficial de 2 de abril de 1952.
DEL MATRIMONIO 213
Artículo 110. Se entenderá faltar asimismo el padre o madre que estén privados
de la patria potestad por sentencia judicial o que, por su mala conducta, se hallen
inhabilitados para intervenir en la educación de sus hijos.1
Concordancias: Código Civil: artículos 111, 271, 1973, 2011. Código de Derecho Internacional Privado:
artículo 36.
OBSERVACIONES
1. Historia. El origen de esta disposición se encuentra en el artículo 125 del Pro-
yecto de 1853, que señalaba: "Se entenderá faltar asimismo el padre que ha sido
privado de la patria potestad por decreto, i la madre que por su mala conducta
ha sido inhabilitada para intervenir en la educación de sus hijos", que se recibía
inalterado en el artículo 123 del "Proyecto inédito" y de ahí pasó al artículo 110
del Proyecto de 1855 y al de igual número del Código Civil aprobado y publicado
en 1856, manteniéndose inalterado hasta el año 1952. El artículo primero de la
Ley N° 10.271, de 2 de abril de 1952, ordenó que el texto vigente hasta dicha fe-
cha, fuera substituido por el que actualmente se encuentra en vigor. 2. Fuentes y
contexto. En su redacción originaria esta disposición carecía de notas indicativas
de sus posibles fuentes en todos los Proyectos de Código Civil, si bien no puede
descartarse una eventual influencia, en cuanto a su inspiración, del artículo 49
del Código austríaco, que preveía que por muerte del padre o por ser "incapaz de
ejercer la potestad paterna" el menor debía requerir la autorización de su tutor o
de la justicia. La modificación introducida por la Ley N° 10.271, de 2 de abril de
1952, fue una consecuencia de las reformas que habían permitido a la madre, en
ciertos casos, el ejercicio de la patria potestad, a saber, el Decreto Ley N° 328 de
16 de marzo de 1925 y la Ley N° 5.521 de 19 de diciembre de 1934.
Este artículo fue modificado por el artículo I o , de la Ley N° 10.271, publicada en el Diario Oficial de
2 de abril de 1952.
Este inciso fue modificado por el artículo I o , N° 16, letra a), de la Ley N° 19.585, publicada en el
Diario Oficial de 26 de octubre de 1998. Con anterioridad fue modificado por el artículo 2°, de la
Ley N°19.221, publicada en el Diario Oficial de Io de junio de 1993.
Este inciso fue modificado por el artículo 7o, N°2, de la Ley N° 18.776, publicada en el Diario Oficial
de 18 de enero de 1989.
Este inciso fue reemplazado por el artículo I o , N° 16, letra b), de la Ley N° 19.585, publicada en el
Diario Oficial de 26 de octubre de 1998. Con anterioridad fue reemplazado por el artículo I o , de la
Ley N° 10.271, publicada en el Diario Oficial de 2 de abril de 1952.
DEL MATRIMONIO 215
Concordancias; Código Civil: artículos: 26, 37,109,110,112 y 113. Código de Derecho Internacional Privado:
artículo 36. LeyN° 19.968, crea Tribunales de Familia, D.O. 30.08.2004: artículo 8 número 5.
OBSERVACIONES
1. Historia. El origen de esta disposición se encuentra en el artículo 126 del Proyecto
de 1853, que contenía un único inciso, que corresponde al actual inciso I o , cuya
redacción originaria era: "A falta de los dichos padre, madre o ascendiente, será
necesario al menor el consentimiento de su curador jeneral o de un curador ad
hoc" y, tras la revisión de la Comisión, se convirtió en el artículo 124 del "Proyecto
inédito" bajo la siguiente forma: "A falta de dichos padre, madre o ascendientes,
será necesario al que no haya cumplido veinte i cinco años el consentimiento de
su curador jeneral, o, en su defecto, de un curador especial" y, sin modificacio-
nes, pasó al artículo 111 del Proyecto de 1855 y al texto aprobado en el Congreso,
pero en la edición oficial apareció con una leve corrección consistente en haberse
antepuesto el artículo 'el' a su período final "de un curador especial", de manera
que este es otro de los casos en los que Bello introdujo una modificación al texto
aprobado por el Congreso, manteniéndose inalterado hasta el año 1943. El artículo
Io de la Ley N° 7.612, de 21 de octubre de 1943, ordenó que el texto originario de
este artículo fuera substituido por uno nuevo, que conservaba con modificaciones
la regla originaria en su inciso primero, e incluía dos nuevos incisos. En cuanto a
su inciso I o , el texto que le dio la citada Ley N° 7.612 era el siguiente: "A falta de
los dichos padres, madre o ascendientes, será necesario al que no haya cumplido
veintiún años el consentimiento de su curador general". Con posterioridad, la Ley
N° 19.221, de 1 de junio de 1993, dispuso en su artículo I o : "Establécese que es
mayor de edad la persona que ha cumplido dieciocho años" y, en su consecuencia,
la letra a) de su artículo 2o dispuso que en el artículo 111 del Código Civil: "reem-
plázase el 'vocablo' veintiún por la palabra 'dieciocho'". Finalmente, el artículo I o ,
número 16, letra a) de la Ley N° 19.585, de 26 de octubre de 1998, lo modificó en
cuanto que mandó que en él se substituyera: "la frase 'a falta de los dichos padres,
madre o ascendientes' por 'a falta de dichos padre, madre o ascendientes"', sin que
haya sufrido modificaciones posteriores. Respecto de su inciso 2o, el texto que le
dio la citada Ley N° 7.612 era el siguiente: "En defecto de los anteriormente lla-
mados, dará al menor el consentimiento para el matrimonio el oficial del Registro
Civil que deba intervenir en su celebración. Si éste tuviere alguna de las razones
contempladas en el artículo 113 para oponerse al matrimonio, lo comunicará
por escrito al juez de letras de mayor cuantía del departamento para los efectos
señalados en el artículo 112". Con posterioridad, como consecuencia de la necesi-
dad de adecuar la organización del Poder Judicial a la regionalización del país, el
artículo 7o número 2 de la Ley N° 18.776, de 18 de enero de 1989, ordenó que en
este inciso se substituyera "la frase 'juez de letras de mayor cuantía del departa-
mento' por la frase 'juez de letras de la comuna o agrupación de comunas"', sin
que haya experimentado modificaciones posteriores. Por lo que toca a su inciso
3o, el texto que le dio la citada Ley N° 7.612 era el siguiente: "Si se tratare de un
menor ilegítimo que no haya sido reconocido por sus padres de acuerdo con los
números Io y 2o del artículo 280, el consentimiento para el matrimonio lo dará su
curador general y, en su defecto, será aplicable lo dispuesto en el inciso anterior".
216 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO III
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de su inciso Io es la del Proyecto de 1853, cuyo
artículo 127 en su inciso Io prescribía que: "Si la persona que debe prestar este
consentimiento lo negare, aunque sea sin expresar causa alguna, no podrá proce-
derse al matrimonio de los menores de veinte años; pero los mayores de esta edad
tendrán derecho a que se exprese la causa del disenso, i se califique ante un juzgado
especial" y, como resultado de su revisión en la comisión se modificó su referencia
final "ante un juzgado especial" por la de "ante el juzgado competente" y así pasó
al inciso Io del artículo 125 del "Proyecto inédito". La Corte de Apelaciones de La
Este inciso fue modificado por el articulo 2o, de la Ley N° 19.221, publicada en el Diario Oficial de
01 de junio de 1993.
Este inciso fue reemplazado por el articulo Io de la Ley N° 10.271, publicada en el Diario Oficial de
02 de abril de 1952.
DEL MATRIMONIO 217
Serena, en sus "observaciones" al Proyecto de 1853, hizo presente que: "Sería mejor
decir 'menores de 21 años' para guardar consecuencia con otras disposiciones de
este Código al tratar de los menores" y esta sugerencia fue aceptada, de manera
que tras la última revisión se elevó la edad de veinte a "veintiún años" y con dicha
modificación se conservó este inciso en el Io del artículo 112 del Proyecto de 1855
y en el Código Civil aprobado y publicado, manteniéndose inalterado hasta el año
1943. También la primera versión del inciso 2o es la contenida en el artículo 12 7 del
Proyecto de 1853: "El curador que niega su consentimiento, estará siempre obligado
a expresar la causa", que pasó sin modificaciones al inciso 2o del artículo 125 del
"Proyecto inédito" y al inciso 2o del artículo 112 del Proyecto de 1855 y al Código
Civil aprobado y publicado, manteniéndose inalterado hasta el año 1943. El inciso
Io ha experimentado dos modificaciones: a) como consecuencia de haberse adop-
tado los veintiún años como criterio para definir la mayoría de edad, el artículo Io
de la Ley N° 7.612, de 21 de octubre de 1943, ordenó que se suprimiera su parte
final "que dice 'pero los mayores de esta edad tendrán derecho a que se exprese
la causa del disenso, y se califique ante el Juzgado competente", substituyéndose
por un punto el punto y coma que la precede" y; b) medio siglo después, la Ley
N° 19.221, de 1 de junio de 1993, dispuso en su artículo I o : "Establécese que es
mayor de edad la persona que ha cumplido dieciocho años" y, en su consecuencia,
la letra a) de su artículo 2o dispuso que en el artículo 112 del Código Civil: "reem-
plázase el 'vocablo' veintiún por la palabra 'dieciocho'", y desde tal modificación
el texto de esta disposición permanece inalterado hasta la fecha. El inciso 2o, por
su parte, fue substituido por el que se encuentra actualmente en vigor, en virtud
del artículo Io de la Ley N° 10.271, de 2 de abril de 1952. 2. Fuentes y contexto. El
inciso Io de esta disposición en su redacción originaria del Proyecto de 1853 contenía
una nota en la que Bello justificaba la regla adoptada en él como una reacción al
derecho vigente en Chile y que, en este punto, era el del ya citado senadoconsulto
de 9 de septiembre de 1820, cuyo artículo 5o prescribía: "El hombre de 18 años i
la mujer de 16, que no obtengan el permiso paterno, pueden solicitar verbalmente
de la justicia, que se instruya, si la resistencia de los padres, o persona en cuya
potestad existen, es imprudente, i en este caso, está obligado el juez, a convocar
un consejo de familia, ante quien el padre i el hijo pueden exponer verbalmente
las razones de su solicitud i disenso, i ejecutarse lo que resolviere la mayoría de
este consejo. El magistrado que convoca y oye el consejo, no tiene otra facultad
que el de obligarles a concurrir, presenciar sus discusiones, i dar un documento
fehaciente de la resolución que ha tomado el consejo, haciendo que firmen todos
sus miembros". En efecto, en dicha nota expresaba: "He aquí otro punto en que
no me parecen fundadas las disposiciones de la ley citada [de 1820]. Un niño o
niña de dieciocho años ¿ha de poder apelar de la decisión de su padre a la de
una autoridad extraña, en una materia en que su propio juicio es tan propenso a
extraviarse por seducciones poderosas? Donde la autoridad paternal es reforzada
por la libertad absoluta de disponer de los bienes, podrá darse tal vez a un niño de
dieciocho años hasta una plena independencia bajo este y otros respectos. Entre
nosotros, no hay ese freno, y la potestad de los padres necesita de apoyos". Así
pues, se está aquí en presencia de otro caso en que una fuente del derecho vigente
operaba, en la ya citada terminología de Guzmán Brito, de "modo negativo". La
218 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO III
Artículo 113. Las razones que justifican el disenso no podrán ser otras que
éstas:
I a . La existencia de cualquier impedimento legal, incluso el señalado en el
artículo 116;1
2a. El no haberse practicado alguna de las diligencias prescritas en el título De
las segundas nupcias, en su caso;
3a. Grave peligro para la salud del menor a quien se niega la licencia, o de la
prole;
4 a . Vida licenciosa, pasión inmoderada al juego, embriaguez habitual, de la
persona con quien el menor desea casarse;
5 a . Haber sido condenada esa persona por delito que merezca pena
aflictiva;2
6 a . No tener ninguno de los esposos medios actuales para el competente des-
empeño de las obligaciones del matrimonio.
Concordancias: Código Civil: artículo 116, 124 a 130. Código de Derecho Internacional Privado: artículo
36. LeyN" 16.618, Ley de Menores, D.O. 08.03.1967, texto refundido fijado por D.F.L. N°l, D.O. 30.05.2000:
artículo 38.
OBSERVACIONES
Esta causal fue modificada por el artículo I o , de la Ley N° 7.612, publicada en el Diario Oficial de 21
de octubre de 1943.
Esta causal fue reemplazada por el artículo I o , N° 17, de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998.
DEL MATRIMONIO 219
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición es la del artículo 130 del Pro-
yecto de 1853, cuya redacción era: "El menor de veinte i cinco años que se casare
sin el consentimiento de un ascendiente, estando obligado a obtenerlo, o sin que
el competente juzgado haya declarado irracional el disenso, perderá los derechos
de lejitimario, i de heredero ab intestato, no sólo de aquel ascendiente cuyo con-
sentimiento le fue necesario, sino de todos los otros ascendientes; aunque no sea
expresamente desheredado". Durante la revisión en la Comisión se le introdujeron
ciertas modificaciones como se observa en la redacción que se le dio en el "Pro-
yecto inédito", en el que esta disposición aparecía como su artículo 127 y bajo la
forma siguiente: "El que no habiendo cumplido veinte i cinco años se casare sin
el consentimiento de un ascendiente, estando obligado a obtenerlo, o sin que el
competente juzgado haya declarado irracional el disenso, podrá ser deshereda-
do, no sólo por aquel o aquellos cuyo consentimiento le fue necesario, sino por
todos los otros ascendientes. Si alguno de estos muriere sin hacer testamento, se
limitará la exheredación a la mitad de la porción de bienes que corresponda al
descendiente en la sucesión del difunto". El miembro de la Comisión José Gabriel
Ocampo observó que: "En el caso de muerte intestada del padre o ascendientes, no
puede concebirse la posibilidad de la exheredación, i por este motivo pienso que
el período final de este artículo debería decir: Si alguno de estos muriere sin hacer
testamento, no tendrá derecho más que a la mitad, etc.", y Bello reconoció que: "Hai
sin duda impropiedad en la redacción. Sustituyo: se entenderá que el descendiente
es desheredado en la mitad de la porcion de bienes que le corresponda en la sucesión
del difunto", sin embargo, esta modificación no se recogió en el Proyecto de 1855,
pues en su artículo 114 se mantuvo inalterada la parte inicial de la versión del
"Proyecto inédito" y, su último período, a partir del punto seguido, que era el que
había dado lugar a la observación de Ocampo, fue reemplazado por el siguiente:
"Si alguno de estos muriere sin hacer testamento, no tendrá el descendiente más
que la mitad de la porción de bienes que le hubiera correspondido en la sucesión
del difunto", y en tales término fue aprobado y publicado en la edición oficial del
Código Civil de 1856, manteniéndose en vigor sin modificaciones hasta el año 1943.
Al haberse adoptado los veintiún años como criterio para definir la mayoría de
edad, el artículo Io de la Ley N° 7.612, de 21 de octubre de 1943, ordenó que en
este artículo se substituyeran "las palabras 'veinticinco años' por 'veintiún años'".
Con posterioridad, el artículo primero de la Ley N° 10.271, de 2 de abril de 1952,
lo modificó en cuanto que mandó que en él se suprimieran "las palabras o 'sin que
el competente juzgado haya declarado irracional el disenso'". Finalmente, la Ley
N° 19.221, de 1 de junio de 1993, dispuso en su artículo I o : "Establécese que es
mayor de edad la persona que ha cumplido dieciocho años" y, en su consecuencia,
la letra a) de su artículo 2o dispuso que en el artículo 114 del Código Civil: "reem-
plázase el 'vocablo' veintiún por la palabra 'dieciocho"', y desde tal modificación
el texto de esta disposición permanece inalterado hasta la fecha. 2. Fuentes y
contexto. En el Proyecto de 1853 se contenía la siguiente nota a esta disposición:
"Pragmática de Carlos ni. L. 9, tit. 1, lib. 10, Novísima Recopilación, N° 3; derogada
por la pragm. de 1803, que impone la pena de expatriación, menos análoga al delito
DEL MATRIMONIO 221
i mucho más dura i odiosa". De esta nota se pueden extraer las siguientes conclu-
siones: I a ) Bello rechazaba la sanción que había impuesto el real decreto de 10 de
abril de 1803, inserto en real pragmática de 28 de dicho mes y año e incluida en la
Novísima Recopilación (10,2,18) y que, en principio, se hallaba vigente en Chile, y
que era la de expatriación y confiscación de bienes a los contrayentes; 2a) prefería
la disciplina que había fijado la ya citada pragmática de Carlos III, de 23 de marzo
de 1776, también incluida en la Novísima Recopilación (10,2,9), advirtiéndose que
en la nota se erraba en la indicación del título (1), y que era la que operaba como
fuente de este artículo 114, pues en su capítulo 3o disponía que: "Si llegase a ce-
lebrarse el matrimonio sin el referido consentimiento o consejo, por este mero
hecho, así los que lo contraxeren, como los hijos y descendientes que provinieren
de tal matrimonio, quedarán inhábiles y privados de todos los efectos civiles, como
son el derecho a pedir dote o legítimas, y de suceder como herederos forzosos y
necesarios en los bienes libres, que pudieran corresponderles por herencia de sus
padres o abuelos, a cuyo respecto y obediencia faltaron contra lo dispuesto en
esta pragmática; declarando como declaro por justa causa de su desheredación
la expresada contravención o ingratitud, para que no puedan pedir en juicio, ni
alegar de inoficioso o nulo el testamento de sus padres o ascendientes; quedando
estos en libre arbitrio y facultad de disponer de dichos bienes a su voluntad, y
sin más obligación que la de los precisos y correspondientes alimentos" y; 3a) la
redacción dada por Bello, implicaba admitir, igualmente, la declaración realizada
por Carlos IV a consulta del Consejo Real de Castilla de 5 de octubre de 1790 y que
se había comunicado por real decreto de 20 de dicho mes, incluida como "nota"
a la edición de la Novísima, y según la cual se debía entender los dispuesto en el
capítulo 3o de la pragmática de 1776: "en el caso de que los padres y abuelos, sin
cuyo consentimiento contraxeron el matrimonio, o lo celebraron contra el racional
disenso de estos sus hijos y descendientes, los deshereden o priven enteramente
de la sucesión o derecho a pedir los efectos civiles o bienes libres, por no haber
pedido el consentimiento para contraer matrimonio, o por haberle contraído contra
el disenso racional; de modo que no bastará lo dispuesto en la pragmática para que
queden privados de dichos efectos, si no interviniese también la desheredación o
privación de ellos, declarada expresamente por los padres o abuelos, como pena
de haber faltado a respeto tan debido", es decir, la sanción no operaba ipso iure,
sino exigía la cláusula de desheredación, con lo cual concordaba la regla sentada
en el artículo 1207 vigente del Código Civil.
OBSERVACIONES
1. Historia. El inciso Io de esta disposición tiene su origen en igual inciso del artículo
132 del Proyecto de 1853 bajo la siguiente redacción: "El ascendiente sin cuyo nece-
sario consentimiento o de la justicia en subsidio se hubiere casado el menor, podrá
revocar por esta causa las donaciones que antes del matrimonio le haya hecho; i
el padre en el mismo caso podrá además retener el usufructo que sobre los bienes
adventicios del menor le conceden las leyes; i no cesará este usufructo sino por la
condonación del padre, o por su muerte o la del hijo" y, durante la revisión en la
Comisión fue modificado, de manera que en el "Proyecto inédito" aparecía como su
artículo 128 con un único inciso: "El ascendiente sin cuyo necesario consentimiento,
o de la justicia en subsidio, se hubiere casado el descendiente, podrá revocar por
esta causa las donaciones que antes del matrimonio le haya hecho; pero siempre
estará obligado a suministrarle los precisos alimentos". Como resultado de una
última revisión, en el Proyecto de 1855, nuevamente esta disposición se redactaba
en dos incisos, y el primero de ellos asumía la forma siguiente: "El ascendiente sin
cuyo necesario consentimiento, o de la justicia en subsidio, se hubiere casado el
descendiente, podrá revocar por esta causa las donaciones que antes del matri-
monio le haya hecho, y en tales términos fue aprobado y publicado en la edición
oficial del Código Civil de 1856, manteniéndose en vigor sin alteraciones hasta la
Ley N° 10.271, de 2 de abril de 1952. La primera versión del inciso 2o era la de
igual inciso del artículo 132 del Proyecto de 1853, cuya redacción era: "Pero las
herencias i legados que antes se hayan deferido al menor, no se invalidarán por
el matrimonio; ni se le negarán los precisos alimentos", regla modificada por la
Comisión en términos tales que en el "Proyecto inédito" perdía su individualidad y
aparecía como la parte final del inciso único de su artículo 128."[...], pero siempre
estará obligado a suministrarle los precisos alimentos". En el Proyecto de 1855
reaparecía como inciso 2o de su artículo 115 con la redacción que permanece en
vigencia hasta el día. El inciso Io de esta disposición fue modificado por el artículo
primero de la Ley N° 10.271, de 2 de abril de 1952, en cuanto que mandó que en él
se suprimieran "las palabras "o de la justicia en subsidio"". 2. Fuentes y contexto.
En ninguno de los Proyectos existían notas que apuntaran las posibles fuentes de
esta disposición, sin perjuicio de lo cual ella aparece inspirada en el principio con-
tenido en el capítulo 3o de la precitada pragmática de Carlos III de 1776 la que, por
lo demás, contenía de modo expreso la regla conforme a la cual, no obstante que
una persona hubiera contraído matrimonio sin el asenso de su ascendiente, éste
quedaba "sin más obligación que la de los precisos y correspondientes alimentos",
y como se puede apreciar en este caso dicha fuente también había ejercido una
influencia terminológica en el inciso 2o de este artículo 115, en sus versiones de
los Proyectos de 1853 e "Inédito" a través de la expresión 'precisos alimentos'. En
el Proyecto de 1853 Bello agregó una nota para explicar el contexto en el que debía
entenderse el rigor de las penas que se imponían en esta disposición, nota que
constituye uno de los pocos casos en los que se invoca el pasaje de un autor clásico
romano, concretamente un verso de la comedia Adelphi de Terencio: "Acaso parez-
can todavía severas las penas indicadas en este artículo; pero están enteramente
sujetas a la voluntad de los ascendientes; i ¿quién ignora su natural propensión
DEL MATRIMONIO
Artículo 116. Mientras que una persona no hubiere cumplido dieciocho años,
no será lícito al tutor o curador que haya administrado o administre sus bienes,
casarse con ella, sin que la cuenta de la administración haya sido aprobada por el
juez, con audiencia del defensor de menores.1
Igual inhabilidad se extiende a los descendientes del tutor o curador para el
matrimonio con el pupilo o pupila.2
El matrimonio celebrado en contravención a esta disposición, sujetará al tutor
o curador que lo haya contraído o permitido, a la pérdida de toda remuneración
que por su cargo le corresponda; sin perjuicio de las otras penas que las leyes le
impongan.
No habrá lugar a las disposiciones de este artículo, si el matrimonio es autori-
zado por el ascendiente o ascendientes cuyo consentimiento fuere necesario para
contraerlo.
Concordancias: Código Civil: artículos 346, 526 y 533. Código de Derecho Internacional Privado: articulo
36. Ley 19.947, D.O. 17 de mayo de 2004, de Matrimonio Civil: artículo 14.
OBSERVACIONES
1. Historia. El inciso Io de esta disposición tuvo su primera versión en igual inciso
del artículo 134 del Proyecto de 1853 bajo la siguiente forma: "Mientras que una
mujer no hubiere cumplido veinte i cinco años, no será lícito al tutor o curador
que haya administrado o administre sus bienes, casarse con ella, sin que la cuenta
de la administración haya sido aprobada por el juez, con audiencia del defensor
de menores" y, tras la revisión en la Comisión se le agregó, entre comas, la frase
"aun habilitada de edad" a continuación de la palabra "mujer" y así aparecía como
inciso Io del artículo 129 del "Proyecto inédito" y en iguales términos se recibió en
el inciso Io del artículo 116 del Proyecto de 1855, bajo cuya forma fue aprobado y
publicado en la edición oficial del Código Civil de 1856, manteniéndose inalterado
hasta la Ley N° 7.612, de 21 de octubre de 1943. Su inciso 2o también tuvo como
primera versión la de igual inciso del artículo 134 del Proyecto de 1853 con esta
redacción: "Igual inhabilidad se extiende a los descendientes del tutor o curador
para el matrimonio con el pupilo o pupila; aunque el pupilo haya obtenido habi-
litación de edad". En el "Proyecto inédito" aparecía como inciso 2o de su artículo
Este inciso fue modificado por el artículo 2° de la Ley N° 19.221, publicada en el Diario Oficial de Io
de junio de 1993. Con anterioridad fue modificado por el artículo I o , de la Ley N° 10.271, publicada
en el Diario Oficial de 2 de abril de 1952.
Este inciso fue modificado por el artículo I o , de la Ley N° 7.612, publicada en el Diario Oficial de 21
de octubre de 1943.
224 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO IV
129 con una sola modificación en relación con su texto anterior y que consistía
en haber substituido la frase "el pupilo haya obtenido" por la de "el pupilo o pu-
pila haya obtenido" y en dichos términos se mantuvo como inciso 2o del artículo
Proyecto de 1855 y fue publicado en la edición oficial del Código Civil de 1856, y
permaneció en vigor sin modificaciones hasta la Ley N° 7.612, de 21 de octubre de
1943. El inciso 3o tuvo su primera redacción como igual inciso del artículo 134 del
Proyecto de 1853: "El matrimonio celebrado en contravención a esta disposición,
no se invalidará por eso; pero sujetará al tutor o curador que lo haya contraído
o permitido, a las penas que en el Código Criminal se expresan", y que aparecía
como inciso 3o del artículo 129 del "Proyecto inédito" con la redacción que sería
la definitiva y que continúa vigente hasta el día in alteración alguna. Finalmente,
el inciso 4o tuvo su primera redacción en el "Proyecto inédito" en el que aparecía
como tal inciso de su artículo 129 y con la redacción que se halla vigente hasta la
actualidad. El inciso Io ha experimentado tres modificaciones: a) como consecuencia
de haberse adoptado los veintiún años como criterio para definir la mayoría de edad
y de haberse suprimido la habilitación de edad, el artículo Io de la Ley N° 7.612, de
21 de octubre de 1943, ordenó que en él se reemplazaran "las palabras 'mientras
que una mujer, aun habilitada de edad, no hubiere cumplido veinticinco años',
por las siguientes: 'mientras que una mujer no hubiere cumplido veintiún años"';
b) el artículo primero de la Ley N° 10.271, de 2 de abril de 1952, lo modificó en
cuanto que mandó que en él se substituyera: "la palabra 'mujer' por 'persona'" y;
c) finalmente, la Ley N° 19.221, de 1 de junio de 1993, dispuso en su artículo I o :
"Establécese que es mayor de edad la persona que ha cumplido dieciocho años"
y, en su consecuencia, la letra a) de su artículo 2o dispuso que en el artículo 116
del Código Civil se reemplazara "el 'vocablo' veintiún por la palabra 'dieciocho'",
y desde tal modificación el texto de esta disposición permanece inalterado. El
inciso 2o sólo ha tenido una modificación: la introducida por el artículo Io de la
Ley N° 7.612, de 21 de octubre de 1943, que dispuso que en él se suprimieran "las
palabras 'aunque el pupilo o pupila haya obtenido habilitación de edad'", sin que
haya sufrido alteraciones posteriores. 2. Fuentes y contexto. Este artículo carecía,
en todos los Proyectos de Código Civil, de notas que remitieran a sus eventuales
fuentes, sin perjuicio de lo cual sus reglas no hacían mucho más que confirmar
el derecho tradicional, en cuanto que las había semejantes en el derecho romano,
específicamente las de la oratio de Marco Aurelio y Cómodo recibidas en el Digesto
(23,2,59-60; cfr. 23,2,36) y en el derecho castellano de las Siete Partidas (7,17,6), sin
que esté de más recordar que no existía una regla semejante en Code Civil, pero si
la había en el Proyecto de Código Civil español de García Goyena, en cuyo artículo
55 se leía: "Se prohibe el matrimonio entre el tutor o curador y sus hijos descen-
dientes con la persona que tiene o ha tenido en guarda, mientras que fenecida la
tutela no haya recaído la aprobación de las cuentas de su cargo".
TÍTULO V
DE LAS SEGUNDAS NUPCIAS
Artículo 124. El que teniendo hijos de precedente matrimonio bajo su patria
potestad, o bajo su tutela o curaduría, quisiere volver a casarse, deberá proceder al
inventario solemne de los bienes que esté administrando y les pertenezcan como
herederos de su cónyuge difunto o con cualquiera otro título.7
Para la confección de este inventario se dará a dichos hijos un curador espe-
cial.8
Concordancias: Código Civil: artículos 127 y 494. Código de Procedimiento Civil: artículos 852 y 858.
Decreto N" 673, Min. de Justicia, Reglamento de la Ley N° 19.947 de Matrimonio Civil, D.O. 30.10.2004:
artículo 13.
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición es la que apareció como artículo
144 del Proyecto de 1853, con una redacción que permanecería inalterada hasta
la edición oficial del Código Civil de 1856, pues se convirtió en el artículo 144 del
"Proyecto inédito" y, tras las últimas revisiones, compareció como artículo 124 en
el Proyecto de 1855 y esa ya fue su ubicación definitiva. La redacción que permane-
ció inalterada desde 1853 hasta el año 1989, sólo presentaba dos variantes en su
Este artículo fue derogado por el artículo Io de la Ley de Matrimonio Civil, publicada en el Diario
Oficial de 10 de enero de 1884.
Este artículo fue derogado por el artículo Io de la Ley de Matrimonio Civil, publicada en el Diario
Oficial de 10 de enero de 1884.
Este artículo fue derogado por el artículo tercero, N° 1, de la Ley N° 19.947, publicada en el Diario
Oficial de 17 de mayo de 2004.
Este artículo fue derogado por el artículo tercero, N° 1, de la Ley N° 19.947, publicada en el Diario
Oficial de 17 de mayo de 2004.
Este artículo fue suprimido por el artículo tercero, N° 2, de la Ley N° 19.947, publicada en el Diario
Oficial de 17 de mayo de 2004.
Este artículo fue derogado por la Ley de Matrimonio Civil, publicada en el Diario Oficial de 10 de
enero de 1884.
Este inciso fue reemplazado por el artículo tercero, N° 3, de la Ley N° 19.947, publicada en el Diario
Oficial de 17 de mayo de 2004.
Este artículo fue reemplazado por el artículo I o , N° 2, de la Ley N° 18.802, publicada en el Diario
Oficial de 9 de junio de 1989.
226 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO IV
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición es la que aparecía como artículo
145 del Proyecto de 1853, cuyo texto era: "Habrá lugar a esta disposición aunque
los hijos no tengan bienes propios de ninguna clase en poder del padre. Cuando así
fuere, deberá el curador especial testificarlo bajo su firma". Durante su revisión se
eliminó la frase final "bajo su firma" y con esta supresión apareció como artículo
145 del "Proyecto inédito", eliminación que Bello justificaba, para responder a una
observación de Ocampo, del siguiente modo: "Se ha borrado como innecesario
bajo su firma, i la responsabilidad se subentiende, como en todo acto de tutor o
curador". Fue esta la redacción final del artículo, que en el "Proyecto inédito" se
situó definitivamente como artículo 125, posición que mantuvo en el Proyecto de
1855 y en la edición oficial del Código Civil de 1856. El texto originario de este
artículo fue "reemplazado", por el que se mantiene vigente hasta la actualidad,
en virtud del artículo primero número 3 de la la Ley N° 18.802, de 9 de junio de
1989, si bien la única novedad que le introdujo fue agregar con posterioridad a la
palabra "padre" la frase "o madre", sin que haya experimentado modificaciones
posteriores. 2. Fuentes y contexto. Al igual que en el caso del artículo anterior,
esta disposición no iba acompañada, en ninguno de los Proyectos, de notas que
hicieran referencia a sus eventuales fuentes.
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición apareció como artículo 146 del
Proyecto de 1853 bajo la siguiente forma: "La autoridad eclesiástica no permitirá
el matrimonio del que trata de volver a casarse, sin que se le presente certificado
auténtico del nombramiento de curador especial para la confección del inventario
o sin que preceda información sumaria de que el viudo no tiene hijos de prece-
dente matrimonio, que estén bajo su patria potestad, o bajo su tutela o curaduría"
y, sin modificación alguna, aparece como artículo 146 del "Proyecto inédito". En
una última revisión se substituyó la expresión "para la confección del inventario"
por la de "para los objetos antedichos" y con tal modificación fue recibido como
artículo 126 del Proyecto de 1855 y así fue aprobado y publicado en la edición
oficial del Código Civil de 1856. Con la finalidad de adecuar el texto originario de
esta disposición a la disciplina que había fijado la "Ley de matrimonio civil", de
16 de enero de 1884, el artículo Io de la Ley N° 7.612, de 21 de octubre de 1943,
ordenó que en él se reemplazaran "las palabras 'la autoridad eclesiástica' por 'el
oficial del Registro Civil correspondiente'". Con posterioridad, como consecuencia
de la eliminación de una serie de discriminaciones que perjudicaban a la mujer,
el artículo primero, número 4 de la Ley N° 18.802, de 9 de junio de 1989, ordenó
que este artículo fuera "reemplazado" por uno nuevo, cuyo texto era el siguiente:
"El Oficial del Registro Civil correspondiente no permitirá el matrimonio del viudo
o viuda que trata de volver a casarse, sin que se le presente certificado auténtico
del nombramiento de curador especial para los objetos antedichos, o sin que
preceda información sumaria de que el viudo o viuda no tiene hijos de preceden-
te matrimonio, que estén bajo su patria potestad o bajo su tutela o curaduría".
Finalmente, el artículo 3o, número 4 de la Ley N° 19.947, de 17 de mayo de 2004,
le introdujo las modificaciones que quedan reflejadas en el texto actualmente en
vigor y que generalizan la regla a todo aquel que trate de volver a casarse, porque
tras la introducción del divorcio, esa posibilidad ya no queda restringida al solo
caso de la viudedad. 2. Fuentes y contexto. Carecía, igualmente, esta disposición
de toda nota en los Proyectos que hiciera referencia a cuáles puedan haber sido
las fuentes que influyeron en su formación.
Este artículo fue modificado por el artículo tercero, N° 4, de la Ley N° 19.947, publicada en el Diario
Oficial de 17 de mayo de 2004, en el sentido de eliminar las frases "viudo o viuda" y "el viudo o
viuda".
Con anterioridad, e s t e artículo fue r e e m p l a z a d o p o r el articulo I o , N° 4, de la Ley N° 1 8 . 8 0 2 , publicada
en el Diario Oficial de 9 de j u n i o de 1 9 8 9 .
228 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO IV
OBSERVACIONES
1. Historia. A diferencia de los artículos anteriores de este título, esta disposición
aparece únicamente en el "Proyecto inédito", como su artículo 147 y con la siguien-
te redacción: "El viudo por cuya neglijencia hubiere dejado de hacerse en tiempo
oportuno el inventario prevenido en el artículo 144, perderá el derecho de suceder
como lejitimario o como heredero abintestato al hijo cuyos bienes ha administrado"
y, como consecuencia de la nueva numeración de artículos que sucedió a la última
revisión, en el Proyecto de 18 5 5 aparece como su artículo 127 con la única diferencia
de haberse coordinado la referencia que se hacía en su texto al artículo 124, y en tales
términos fue aprobado y publicado en la edición oficial del Código Civil de 1856.
El texto originario de esta disposición fue reemplazado, por mandato del artículo
primero, número 5 de la Ley N° 18.802, de 9 de junio de 1989, por el siguiente: "El
viudo o viuda por cuya negligencia hubiere dejado de hacerse en tiempo oportuno
el inventario prevenido en el artículo 124, perderá el derecho de suceder como le-
gitimario o como heredero abintestato al hijo cuyos bienes ha administrado". Con
posterioridad fue modificado, para adecuarlo al nuevo régimen del divorcio, por
el artículo 3o, número 5 de la Ley N° 19.947, de 17 de mayo de 2004, que es el que
fijó el texto que se mantiene en vigor. 2. Fuentes y contexto. Este artículo no iba
acompañados de notas en el "Proyecto inédito" por lo que no existe una referencia
expresa a las fuentes que pueden haberse tenido a la vista para su formación.
OBSERVACIONES
1. Historia. Este artículo, al igual que en el caso del anterior, sólo apareció en el
"Proyecto inédito" bajo el número 128 y con la redacción que ya sería la definitiva,
Este artículo fue modificado por el artículo tercero, N° 5, de la Ley N° 19.947, publicada en el Diario
Oficial de 17 de mayo de 2004, en el sentido de sustituir la frase "El viudo o viuda" por "El viudo o
divorciado o quien hubiere anulado su matrimonio".
Con anterioridad, este artículo fue reemplazado por el artículo I o , N° 5, de la Ley N° 18.802, publicada
en el Diario Oficial de 9 de junio de 1989.
DE LAS SEGUNDAS NUPCIAS 229
salvo que envina corrección realizada con posterioridad a la aprobación del Proyecto
de 1855 y antes de la publicación oficial en 1856, se substituyó en su inciso Io la
palabra "viuda" por la voz "mujer", para así comprender todos los supuestos en
los que una mujer podía pasar a otras nupcias. 2. Fuentes y contexto. Este artículo
tampoco iba acompañado de notas en el "Proyecto inédito", de manera que no hay
referencia expresa a sus eventuales fuentes.
JURISPRUDENCIA
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición aparece como artículo 129 del
"Proyecto inédito" con la siguiente redacción: "La autoridad eclesiástica no per-
mitirá el matrimonio de la viuda sin que por parte de ésta se justifique no estar
comprendida en el impedimento del artículo precedente" y sin ninguna variación
pasó a igual artículo del Proyecto de 1855, y de allí al Código Civil publicado en
1856. Con la finalidad de adecuar el texto originario de esta disposición a la
disciplina que había fijado la "Ley de matrimonio civil", de 16 de enero de 1884,
el artículo Io de la Ley N° 7.612, de 21 de octubre de 1943, ordenó que en él se
reemplazaran "las palabras 'la autoridad eclesiástica* por 'el oficial del Registro
Civil correspondiente"'. 2. Fuentes y contexto. Este artículo no iba acompañados
de notas en el "Proyecto inédito" por lo que no existe una referencia expresa a las
fuentes que pueden haberse tenido a la vista para su formación.
Artículo 130. Cuando por haber pasado la madre a otras nupcias se dudare a
cuál de los dos matrimonios pertenece un hijo, y se invocare una decisión judicial
de conformidad a las reglas del Título VIII, el juez decidirá, tomando en considera-
ción las circunstancias. Las pruebas periciales de carácter biológico y el dictamen
de facultativos serán decretados si así se solicita.
Serán obligados solidariamente a la indemnización de todos los perjuicios y
costas ocasionados a terceros por la incertidumbre de la paternidad, la mujer que
antes del tiempo debido hubiere pasado a otras nupcias, y su nuevo marido.1
Concordancias: Código Civil: artículos 199 y 1511. Código de Derecho Internacional Privado: artículo 158.
OBSERVACIONES
1. Historia. En relación con este artículo es preciso advertir que, originariamente,
se contenía en él una regla diversa de la actual, y sólo desde la Ley N° 19.585 de
1989 se dio entrada a la regla que se mantiene en vigor, sin perjuicio de lo cual
esta última regla tenía sus orígenes en los Proyectos de Código Civil, de modo
que aquí se explicará la historia de ambas reglas. En el libro I "De las personas",
aparecido en el "Proyecto de Código Civil" de 1853, su título VII fijaba las reglas
"De los hijos lejítimos concebidos en matrimonio" y su último párrafo, el 4, con-
tenía dos artículos destinados a establecer las "Reglas relativas al caso de pasar
la mujer a otras nupcias" y que constituyen las primeras versiones de los dos
incisos actuales de este artículo. El inciso Io de este artículo tuvo como primera
versión la que aparecía como artículo 224 del referido Proyecto de 1853: "Cuando
por haber pasado la madre a otras nupcias se dudare a cuál de dos matrimonios
pertenece un hijo, i se invocare una decisión judicial, el juez decidirá, tomando en
consideración las circunstancias, i oyendo ademas el dictamen de facultativos, si
lo creyere conveniente". Tras la revisión en la Comisión, se conservó como artículo
225 del "Proyecto Inédito" con la única variante de haberse intercalado el artículo
'los' en el paso 'de dos matrimonios', de manera que quedaba como 'de los dos
matrimonios' y así se mantuvo en el Proyecto de 1855, pero bajo el número 201,
y en la edición oficial del Código Civil de 1856 conservó inalterada su redacción
y se situó en su ubicación definitiva como su artículo 200, que estuvo en vigor en
TÍTULO VI
OBLIGACIONES Y DERECHOS ENTRE LOS CÓNYUGES
1. Reglas generales
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición apareció como artículo 149 del
Proyecto de 1853, que constaba de dos incisos. En el primero de ellos se decía que:
JURISPRUDENCIA
1. Obligación de guardarse fe y comunidad de vida entre marido y mujer. En
relación con el contenido de la obligación de guardarse fe, se ha razonado: "Que
una de las cuestiones que se deben dilucidar para poder llegar a una decisión es
qué se entiende por "deber de fidelidad". A éste se refiere expresamente el artícu-
lo 131 del Código Civil, el cual declara la naturaleza y entidad de este deber
cuando dispone que: "Los cónyuges están obligados a guardarse fe, a socorrerse
y ayudarse mutuamente en todas las circunstancias de la vida". Que, en relación
a la expresión "fe" es necesario tener presente lo que señala el artículo 20 del
Código Civil al prescribir que "Las palabras de la ley se entenderán en su sentido
natural y obvio, según el uso general de las mismas palabras; pero cuando el le-
gislador las haya definido expresamente para ciertas materias, se les dará en
éstas su significado legal". Y al no haberla definido la ley debemos acudir al Dic-
cionario de la Real Academia Española que la conceptualiza como "la palabra que
se da o promesa que se hace a alguien con cierta solemnidad o publicidad". A este
respecto, así entendida y analizada en el ámbito del matrimonio, Barrientos Gran-
don Javier y otro, escribe en su obra "Nuevo Derecho Matrimonial Chileno": "Este
234 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO IV
OBSERVACIONES
JURISPRUDENCIA
1. El adulterio no es la única causal de divorcio referida a la fidelidad que impone
el matrimonio. El adulterio, en los términos definidos por el inciso segundo de este
artículo, no es la única causal de divorcio referida a la fidelidad matrimonial, como
lo exigía la antigua ley de Matrimonio Civil para el divorcio perpetuo en su artículo
21 (Cs. 19-1-2009, N° LegalPublishing: 41496; Cs. 12-111-2007, N° LegalPublishing:
36130; Ca. San Miguel, 15-X-2010, N°LegalPublishing: 45918). 2. Calificación legal
de la gravedad de la infracción en el caso de adulterio. La propia ley, en esta dis-
posición, califica la gravedad del adulterio en cuanto infracción a la obligación de
guardarse fe, por lo que en su propia concepción legal ya cumple con la exigencia
de gravedad que exige el artículo 54 número 2 de la Ley de Matrimonio Civil para
solicitar la declaración del divorcio (Ca. Santiago, 7-III-2008, N° LegalPublishing:
38477). 3. El adulterio de la mujer no constituye "injuria atroz!'. El adulterio
de la mujer no es una conducta que constituya "injuria atroz" para los efectos
de privarla del derecho de pedir alimentos a su marido, pues sólo constituyen la
Este artículo, fue incorporado por el artículo 28, N° 2, de la Ley N° 19.335, publicada en el Diario
Oficial de 23 de septiembre de 1994.
Este inciso fue modificado por el artículo único de la Ley N° 19.422, publicada en el Diario Oficial de
13 de noviembre de 1995.
OBLIGACIONES Y DERECHOS ENTRE LOS CÓNYUGES 237
tal injuria las conductas descritas en el artículo 968, sin que ellas se mencione al
adulterio (Ca. Concepción, 4-VIII-2000, N° LegalPublishing: 22164; Cs. 9-VII-2001,
N° LegalPublishing: 18934).
OBSERVACIONES
1. Historia. La regla más antigua tocante a esta materia se remonta al artículo 150
del Proyecto de 1853 que, sin variaciones, pasó al artículo 150 a del "Proyecto
inédito" y al artículo 133 del Código Civil aprobado y publicado en 1856, con una
versión en tres incisos que rezaban: "El marido tiene derecho para obligar a su
mujer a vivir con él y seguirle adonde quiera que traslade su residencia", "Cesa
este derecho cuando su ejecución acarrea peligro inminente a la vida de la mujer",
y "La mujer, por su parte, tiene derecho a que el marido la reciba en su casa". El
texto originario de este artículo fue reemplazado por el actualmente en vigor en
virtud del artículo primero, número 7 de la Ley N° 18.802, de 9 de junio de 1989.
2. Fuentes y contexto. Para su versión originaria, de acuerdo con las notas pues-
tas al Proyecto de Código Civil chileno del año de 1853, en la redacción de esta
disposición Andrés Bello tuvo a la vista, al menos, las tres fuentes siguientes: a) el
artículo 214 del Code Civil, b) el comentario de Delvincourt al artículo francés, y c)
un pasaje del jurista castellano Alfonso de Azevedo en su comentario a la Nueva
Recopilación de Castilla de 1567. Como ya se ha escrito, la reforma del año 1989
significó consagrar el principio de igualdad jurídica y moral de los cónyuges, de
manera que ahora se establece como regla general el derecho de los cónyuges a
vivir en el hogar común y, como consecuencia de ello, se declara también que es
obligación de ambos el de la citada convivencia.
JURISPRUDENCIA
1. Noción de matrimonio y obligación de vivir en el hogar común. La obligación
recíproca de la cohabitación, resulta no sólo de este artículo 133, sino también del
artículo 102, norma esta última que expresa que una de las finalidades del matrimo-
nio es el procrear y el vivir juntos (Ca. Concepción, 18-V-2007, N° LegalPublishing:
36384). 2. Noción y contenido de la obligación de vivir en el hogar común. Sobre
este punto se ha declarado que: "En lo que respecta al deber u obligación, que en
doctrina es conocido como el de cohabitación, puede decirse que éste consiste,
como lo dice la propia palabra, en el habitar juntos en una misma casa y, por tanto,
en la convivencia, la cual implica también la misma mesa; y, según algunos autores,
también la satisfacción de las comunes necesidades sexuales (CALOGERO GANGI, De-
recho Matrimonial, Editorial Aguilar, Madrid, 3a edición, p. 206)" (Ca. Concepción,
E s t e a r t í c u l o f u e r e e m p l a z a d o p o r e l a r t í c u l o I o , N ° 1 8 , d e l a Ley N ° 1 8 . 8 0 2 , p u b l i c a d a e n e l Diario
Oficial d e 9 d e j u n i o d e 1 9 8 9 .
238 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO IV
ción nada dispuso, forzoso es concluir que conserva incólume su derecho" (Ca.
Concepción, 4-VIII-2000, N° LegalPublishing: 22164).
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua tocante a esta materia apareció como artículo
151 en el Proyecto de 1853 y, sin variaciones, se mantuvo en el "Proyecto inédito"
y pasó al artículo 134 de la edición oficial del Código Civil, bajo la redacción si-
guiente: "El marido debe suministrar a la mujer lo necesario según sus facultades;
y la mujer tendrá igual obligación respecto del marido, si éste careciere de bienes".
El artículo 28 número 3 de la Ley N° 19.335, de 23 de septiembre de 1994, ordenó
substituir el texto originario por el actualmente en vigor, cuyo origen se situaba en
el "Mensaje" con que el presidente de la república, a 6 de agosto de 1991, envió a
la Cámara de Diputados el proyecto de ley que acabaría promulgándose como tal
ley N° 19.335, y en el que proponía la substitución del originario artículo 134, por
uno nuevo, cuyo inciso Io era el siguiente: "El marido y la mujer deben proveer
a las necesidades recíprocas y a la familia común en proporción a sus facultades
económicas", y su inciso 2o: "El juez en caso necesario reglará la contribución"
(Boletín N° 432-07). 2. Fuentes y contexto. Para su versión originaria, Bello apuntó
la siguiente nota en el Proyecto de 1853: "L. 7, etc." que, en relación con la nota
que había puesto al artículo precedente, permite determinar que se refería a una
ley de las Siete Partidas (4,2,7), cuya rúbrica era: "Que fuerza ha el casamiento", en
uno de cuyos pasajes se leía que los cónyuges "deven vebir todos en uno, e servir
el sano al otro, e proveerle de todas las cosas que menester le fizieren, segund su
poder". En relación con el texto actualmente en vigor, el ya referido "Mensaje" con
el que fue remitido el proyecto de la que sería ley N° 19.935, indicaba que una de
las modificaciones que proponía era la siguiente: "Se equipara la situación de los
cónyuges en lo que concierne al deber de socorro" y en el "Primer informe" de la
Comisión de Constitución, Justicia y Reglamento de la Cámara de Diputados, se
explicaba la reforma a esta disposición del modo siguiente: "De acuerdo con el
propósito de igualar a los cónyuges en los derechos y deberes que nacen del matri-
monio, se establece que ambos, marido y mujer, deben proveer a las necesidades
de la familia común, debiendo el juez, si fuere necesario, reglar la contribución en
consideración a las facultades económicas de los cónyuges y al régimen de bienes
existente. El deber de socorro queda sujeto a la normativa general que sobre los
alimentos que se deben por ley a ciertas personas se consagran en los artículos
321 y siguientes del Código Civil, que no son objeto de modificaciones" ("Primer
Informe de la Comisión", 19-1-1993, en Boletín, N° 432-07).
JURISPRUDENCIA
Artículo 135. Por el hecho del matrimonio se contrae sociedad de bienes entre
los cónyuges, y toma el marido la administración de los de la mujer, según las
reglas que se expondrán en el título De la sociedad conyugal.
Los que se hayan casado en país extranjero se mirarán en Chile como separa-
dos de bienes, a menos que inscriban su matrimonio en el Registro de la Primera
Sección de la Comuna de Santiago, y pacten en ese acto sociedad conyugal o ré-
gimen de participación en los gananciales, dejándose constancia de ello en dicha
inscripción.1
Concordancias: Código Civil: artículos 15, 503,1718,1723,1749 y 1753. Código de Derecho Internacional
Privado: artículo 43. Ley N° 4.808, sobre Registro Civil, D.O. 10.02.1930, texto refundido fijado por D.F.L.
N° 1, D.O. 30.05.2000: artículo 4 número 3. Decreto N° 789, Min. Relaciones Exteriores, Convención sobre
la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, D.O. 09.12.1989, artículo 16.1.
O B S E R V A C I O N E S
J U R I S P R U D E N C I A
Artículo 136. Los cónyuges serán obligados a suministrarse los auxilios que
necesiten para sus acciones o defensas judiciales. El marido deberá, además, si
está casado en sociedad conyugal, proveer a la mujer de las expensas para la litis
que ésta siga en su contra, si no tiene los bienes a que se refieren los artículos 150,
166 y 167, o ellos fueren insuficientes.1
Concordancias: Código Civil: artículos 150, 166, 167, 266. Código de Derecho Internacional Privado:
artículo 44.
O B S E R V A C I O N E S
J U R I S P R U D E N C I A
E s t e a r t í c u l o f u e r e e m p l a z a d o p o r el a r t í c u l o I o , N° 18, de la Ley N° 1 8 . 8 0 2 , p u b l i c a d a en el D i a r i o
O f i c i a l de 9 de j u n i o de 1 9 8 9 .
242 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO IV
y mujer para sus acciones o defensas judiciales (Cs. 2-XII-l 998, N° LegalPublishing:
15618). 2. Significado de la voz "auxilio". La voz auxilio se emplea como sinóni-
mo de ayuda, socorro, amparo y no comprende las expensas para la litis, tratadas
en la segunda parte de la disposición (Cs. 2-XI1-1998, N° LegalPublishing: 15618).
3. Noción de "expensas para la litis?'. Las expensas para la litis implican los gas-
tos en que debe incurrir el cónyuge casado en sociedad conyugal respecto de su
cónyuge en los casos que ella actúe judicialmente en contra de él, o bien en los que
debe incurrir cualquiera de los cónyuges que se encuentran casados bajo otro régi-
men conyugal, en la misma hipótesis (Cs. 14-W-2008, N° LegalPublishing: 38660).
4. Diferencia entre "auxilio^' y "expensas para la litis". En la segunda parte de esta
disposición se diferencia a los "auxilios" de las "expensas para la litis", mediante la
utilización de la voz "además", en la frase que expresa que el marido deberá, además,
proveer a su mujer de expensas para la litis, si está casado en sociedad conyugal.
El adverbio "además" se emplea en la oración con el significado de a más de esto
o aquello, quedando así esclarecido que la primera parte de la referida disposición
no comprende a la litis expensas. Aceptar lo contrario, importaría admitir que la
referida segunda parte del artículo 136 no tendría razón de ser y no justificaría
su existencia, por estar comprendida en su primera parte (Cs. 2-XII-1998, N° Le-
galPublishing: 15618). 5. Condiciones para la procedencia de las expensas para
la litis. Acreditándose que los cónyuges están casados en sociedad conyugal, y la
no existencia de los bienes referidos 150, 166 y 167, como tampoco una posición
socioeconómica de la que pueda deducirse inequívocamente la solvencia necesa-
ria de la mujer para llevar la carga judicial que representa los honorarios de un
abogado, procede la obligación del marido de proveerla de expensas para la litis
(Cs. 3-1-2008, N° LegalPublishing: 38111). 6. Improcedencia de expensas para la
litis en régimen de separación de bienes. Si los cónyuges están casados en régimen
de separación de bienes no pesa sobre el marido la obligación de proporcionar a
su mujer expensas para la litis en los litigios que se deduzcan entre sí, lo que es
lógico si se considera que cada cónyuge en este régimen, tiene su propio patrimonio
(Cs. 2-XII-1998, N° LegalPublishing: 15618). 7. Expensas para la litis y patrimonio
reservado de la mujer casada. Si la mujer ejerce una profesión o industria separada
de su marido, en los términos prescritos en el artículo 150 del Código Civil, para
que el marido se encuentre obligado a proveerla de expensas para la litis es me-
nester que ella acredite, al tenor de la exigencia de este artículo 176, que los bienes
que obtiene del ejercicio de su profesión u oficio son insuficientes (Ca. Valdivia,
5-III-2008, N° LegalPublishing: 38413). 8. Improcedencia del apremio consistente
en orden de arresto por el no pago de expensas para la litis: en este sentido se
ha declarado, por vía del recurso de amparo: "Que las leyes especiales aplicables
al caso, no contemplan dicha sanción, puesto que ésta se encuentra establecida
para la ausencia de pago de pensiones alimenticias y compensaciones económicas,
por lo que el actuar de la recurrida no se ajusta a la normativa legal vigente y debe
ser reparado por esta vía, pues se afecta la libertad del amparado" (Cs. 2-IV-2008,
N°LegalPublishing: 38717), agregándose: "Que la resolución que se pretende cumplir
mediante el arresto constituye una obligación de dar, que no se encuentra sujeta
al imperio del artículo 238 del Código de Procedimiento Civil sino que a las que le
preceden, las que no contemplan el referido apremio, de modo que su cumplimien-
OBLIGACIONES Y DERECHOS ENTRE LOS CÓNYUGES 243
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión originaria de este artículo tenía su origen en el artículo 155
del Proyecto de 1853, cuyo texto era el siguiente: La mujer no puede, sin autoriza-
ción del marido, celebrar contrato alguno, ni desistir de un contrato anterior, ni
remitir una deuda, ni aceptar o repudiar una donación, herencia o legado, ni adquirir
a título oneroso o lucrativo, ni enajenar ni hipotecar". El en "Proyecto inédito se
mantenía como artículo 155 con la sola alteración de su último período, en el que
se leía "ni enajenar ni empeñar", y ya en el Proyecto de 1855, ubicado como artículo
137, la última frase se substituyó por la de "ni enajenar, ni hipotecar o empeñar",
y en tales términos pasó a la edición oficial del Código Civil de 1856. Esa versión
originaria se mantuvo en vigor hasta la Ley N° 5.521, de 19 de diciembre de 1934,
cuyo artículo Io mandó substituirla por una nueva, que contenía dos incisos: "La
mujer no puede, sin autorización del marido, celebrar contrato alguno, ni desistir
de un contrato anterior, ni remitir una deuda, ni aceptar o repudiar una donación,
herencia o legado, ni adquirir a título oneroso o lucrativo, ni enajenar, hipotecar o
empeñar, ni ejercer cargos de tutora o curadora" y "La mujer casada no necesitará
de autorización alguna para ejercer estos cargos respecto de su marido demente,
sordomudo o ausente, ni respecto de los hijos comunes". Finalmente, el artículo Io
número Io de la Ley N° 18.802 ordenó su substitución por el texto que se encuentra
actualmente en vigor. 2. Fuentes y contexto. Para su versión originaria Bello incluía
una nota en el Proyecto de 1853 que remitía a una ley de la Novísima Recopilación
de Leyes de España de 1805 (10,1,11), cuya rúbrica era: "La mujer sin licencia de
su marido no puede celebrar contrato, ni separarse de él, ni presentarse enjuicio",
y que correspondía a la ley 55 de las Leyes de Toro de 1505.
OBSERVACIONES
1. Historia. El originario artículo 138 del Código Civil fijaba la disciplina de la
autorización que podía prestar el marido a ciertos actos de su mujer. Con pos-
terioridad, el artículo I o , número 11, de la Ley N° 18.802, de 9 de junio de 1989,
substituyó el texto originario del artículo 145 del Código Civil por uno cuyo texto
era exactamente igual al de este actual artículo 138, pues fue trasladado a esta
nueva ubicación en virtud del artículo 28, número 6 de la Ley N° 19.335, de 23 de
septiembre de 1994. En la versión originaria del Código Civil, su artículo 145 sólo
contenía la regla que actualmente se conserva en el inciso Io de este artículo 138,
pero con referencia a suspensión de la "la potestad marital" y no a la suspensión
de "la administración del marido", como reza la regla vigente.
La n u m e r a c i ó n de e s t e articulo, a n t e r i o r m e n t e a r t í c u l o 1 4 5 , f u e m o d i f i c a d a p o r el n ú m e r o 6 del
a r t í c u l o 2 8 d e l a Ley N ° 1 9 . 3 3 5 , p u b l i c a d a e n e l Diario Oficial d e 2 3 d e s e p t i e m b r e d e 1 9 9 4 .
Este a r t í c u l o f u e r e e m p l a z a d o p o r el a r t í c u l o I o , N° 11, de la Ley N° 1 8 . 8 0 2 , p u b l i c a d a en el Diario
Oficial de 9 de j u n i o de 1 9 8 9 .
Este i n c i s o f u e m o d i f i c a d o p o r el N° 1 d e l a r t í c u l o 1 2 6 de la Ley N° 1 9 . 9 6 8 , p u b l i c a d a en el Diario
Oficial de 30 de a g o s t o de 2 0 0 4 , en el s e n t i d o de e l i m i n a r la e x p r e s i ó n "previa c i t a c i ó n al m a r i d o " y
d e a g r e g a r s u f r a s e final.
Este a r t í c u l o fue a g r e g a d o p o r el a r t í c u l o 2 8 , N° 5, de la Ley N° 1 9 . 3 3 5 , p u b l i c a d a en el Diario Oficial
de 23 de septiembre de 1994.
OBLIGACIONES Y DERECHOS ENTRE LOS CÓNYl IGES 245
OBSERVACIONES
1. Historia. Este artículo fue mandado incorporar por el artículo 28, número 5o de
la Ley N° 19.335, de 23 de septiembre de 1994, y su inciso Io fue modificado, en
los términos que se mantienen en vigor, por el artículo 126, número Io de la Ley
N° 19.968, de 30 de agosto de 2004.
OBSERVACIONES
1. Historia. El originario artículo 139 del Código Civil contenía una regla diversa de
la actualmente en vigor, pues en él se leía: "La mujer no necesita de la autorización
del marido para disponer de lo suyo por acto testamentario que haya de obrar efecto
después de la muerte". Fue el artículo 28, número 6 de la Ley N° 19.335, de 23 de
septiembre de 1994, la que dispuso que el originario artículo 148 del Código Civil se
situara como su artículo 139. Dicho artículo 148 originario del Código Civil rezaba:
"El marido menor de veintiún años necesita de curador para la administración de
la sociedad conyugal", que se mantuvo inalterado hasta que el artículo Io de la Ley
N° 7.612, de 21 de octubre de 1943, ordenó que se substituyeran en él las palabras
"veintiún años" por la voz "edad", tras lo cual no ha experimentado más modifica-
ciones, salvo su ya referido cambio de ubicación. 2. Fuentes y contexto. Esta regla
no hacía más que recibir el derecho castellano vigente en Chile en tiempos de la
codificación civil, con la sola variación de la edad y, en tal sentido, Bello incorporaba
la siguiente nota a su versión del Proyecto de 1853:"Vide Gutiérrez, De tutelis, Part.
1, cap. 20, N° 34 y 35. Allí se supone durar la inhabilidad de los casados hasta los
veinticinco años; la 1. 7, tít. 9, lib. 10, Nov. Rec., la limita a los diecisiete años cum-
plidos; yo he preferido un término medio: según este proyecto puede obtenerse la
habilitación de edad a los veintiún años". Como se puede avertir las fuentes que han
influido en la formación de este artículo son, por una parte, el Tractatus de tutelis del
jurista castellano Juan Gutiérrez, y una ley de la Novísima Recopilación de Leyes de
España de 1805 (10,9,7), aunque la cita presenta un error, pues, en verdad, se refiere
a la ley 10,2,7, rubricada "Privilegios y exenciones de los que casen antes de tener la
edad de diez y ocho años: y de los que tengan seis hijos varones", que no era más
que una real pragmática de Felipe IV dada en Madrid a 11 de febrero de 1623.
Artículo 140. (149). Las reglas de los artículos precedentes sufren excepciones
o modificaciones por las causas siguientes:
I a . La existencia de bienes familiares.
2a. El ejercitar la mujer una profesión, industria, empleo u oficio.
3a. La separación de bienes.
Este artículo fue modificado por el artículo I o , de la Ley N° 7.612, publicada en el Diario Oficial de
21 de octubre de 1943.
La numeración de este artículo, anteriormente artículo 148, fue modificada por el número 6 del
artículo 28 de la Ley N° 19.335, publicada en el Diario Oficial de 23 de septiembre de 1994.
246 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO VI
OBSERVACIONES
1. Historia. El originario artículo 140 del Código Civil contenía una regla diversa: "La
autorización del marido puede ser general para todos los actos en que la mujer la
necesite, o especial para una clase de negocios, o para un negocio determinado". Fue
el artículo 28, número 6 de la Ley N° 19.335, de 23 de septiembre de 1994, la que
dispuso que el originario artículo 149 del Código Civil se situara como su artículo
140. La versión originaria de tal artículo 149 era la siguiente: "Las reglas de los ar-
tículos precedentes sufren excepciones o modificaciones por las causas siguientes:
Io El ejercitar la mujer una profesión, industria u oficio. 2o La separación de bienes.
3o El divorcio perpetuo", cuya versión más antigua correspondía al artículo 168 del
Proyecto de 1853. El texto originario de ese artículo 149 se mantuvo inalterado hasta
la Ley N° 5.521, de 19 de diciembre de 1934, cuyo artículo Io ordenó substituir el
número Io por el siguiente: "I o El ejercitar la mujer una profesión, industria, empleo
u oficio". Con posterioridad, la Ley N° 19.335, de 23 de septiembre de 1994, en
su artículo 28 número 7, ordenó substituir dicho artículo 149, que pasaba a ser el
140, por uno nuevo, cuyo inciso Io rezaba: "Las reglas de los artículos precedentes
sufren excepciones o modificaciones por las causas siguientes: 1) La existencia de
bienes familiares. 2) El ejercitar la mujer una profesión, industria, empleo u oficio.
3) La separación de bienes. 4) El divorcio perpetuo. 5) El régimen de participación
en los gananciales", y su inciso 2o: "De las cuatro primeras tratan los párrafos
siguientes; de la última, una ley especial". Finalmente, el artículo tercero, número
6, de la Ley N° 19.947, de 17 de mayo de 2004, ordenó substituir la excepción 4a
a que se refería este artículo, por la actualmente en vigor.
Los artículos que forman este epígrafe, junto a su propia rúbrica, fueron introduci-
dos por el artículo 28 número 9o la Ley N° 19.335, de 23 de septiembre de 1994. El
Este número fue sustituido por el artículo tercero, N° 6, de la Ley N° 19.947, publicada en el Diario
Oficial de 17 de mayo de 2004.
La numeración de este artículo, anteriormente artículo 149, fue modificada por el número 6 del
articulo 28 de la Ley N° 19.335, publicada en el Diario Oficial de 23 de septiembre de 1994.
Este artículo fue sustituido por el artículo 28, N° 7, de la Ley N° 19.335, publicada en el Diario Oficial
de 23 de septiembre de 1994. Anteriormente, el número 1) de este artículo, actual número 2), había
sido sustituido por el artículo I o , de la Ley N° 5.521, publicada en el Diario Oficial de 19 de diciembre
de 1934.
Este p á r r a f o f u e i n t r o d u c i d o por el artículo 2 8 , n ú m e r o 9 de la Ley N° 1 9 . 3 3 5 , p u b l i c a d a en el Diario
Oficial d e 2 3 d e s e p t i e m b r e d e 1 9 9 4 .
OBLIGACIONES Y DERECHOS ENTRE LOS CÓNYUGES 247
OBSERVACIONES
1. Historia. Como queda dicho, este artículo, y todos los que forman este párrafo,
fue ordenado incluir por el número 9 del artículo 28 de la Ley N° 19.335, de 23 de
septiembre de 1994. Su versión más antigua es la que se contenía en el "Mensaje"
del presidente de la república con que, a 6 de agosto de 1991, remitía el proyecto
de ley a la Cámara de Diputados, y en él se situaba como nuevo artículo 1719 del
Código Civil y que constaba de un único inciso: "El inmueble de propiedad de ambos
cónyuges o de alguno de ellos, que sirva de residencia principal de la familia, y los
muebles que guarnecen el hogar son bienes familiares y se regirán por las normas
de este párrafo, cualquiera sea el régimen de bienes del matrimonio", pero, además,
en dicho proyecto se hallaba el origen del actual inciso final de este artículo 141,
pues en el inciso final del proyecto artículo 1720 se leía que: "El cónyuge que hiciere
fraudulentamente la declaración a que se refiere este artículo, deberá indemnizar
los perjuicios causados". El texto mandado incluir por la Ley N° 19.335 sólo ha ex-
perimentado una leve modificación, que afectó a su inciso 3o, pues el artículo 126,
número 2, letra b) de la Ley N° 19.968, de 30 de agosto de 2004, ordenó que en su
primer período se substituyera la palabra "presentación" por la voz "interposición".
Esta modificación fue introducida en segundo trámite constitucional por la Comisión
de Constitución, Justicia y Reglamente del Senado, en cuyo "Segundo informe", de
13 de julio de 2004, se dejó constancia de que: "La Comisión revisó cada una de
las propuestas, introduciéndoles ajustes para asegurar que se limitaran a efectuar
adecuaciones procesales a los nuevos procedimientos orales [...] sustituyó la alusión
a la "presentación" de la demanda, por la "interposición" de la misma".
JURISPRUDENCIA
1. Naturaleza imperativa de la regla del inciso primero. Es esta una norma de
carácter imperativo, no obstante el uso del vocablo 'podrán', el que indica que,
2 Este inciso fue modificado por la letra b) del N° 2 del artículo 126 de la Ley N° 19.968, publicada en
el Diario Oficial de 30 de agosto de 2004, en el sentido de sustituir la palabra "presentación" por
"interposición".
OBLIGACIONES Y DERECHOS ENTRE LOS CÓNYl IGES 249
frente a los supuestos allí indicados, el cónyuge que lo estime necesario tendrá la
posibilidad de optar entre solicitar o no solicitar la declaración de bien familiar,
es decir, no está obligado a pedirla, pero requerido que sea el juez, y dados los
supuestos exigidos, la declaración, entonces, se torna perentoria (Ca. Santiago,
16-X-2008, N° LegalPublishing: 40461). 2. Fundamento de la institución del bien
familiar. La fundamentación del estatuto de los bienes familiares, residiría en el
deber de los cónyuges de subvenir a las necesidades de la familia. Los bienes son
calificados de familiares porque la ley les reconoce una función esencial en la vida
cotidiana de la familia y por ello los somete a una protección especial (Ca. Con-
cepción, 25-VI-2009, N° LegalPublishing: 42152). 3. Finalidades de la institución.
La jurisprudencia ha destacado las siguientes finalidades de la institución del bien
familiar: a) Protección de la familia y de su interés: se ha declarado que: "El sen-
tido y finalidad que la institución de los bienes familiares representa, en el con-
texto que si bien ella está prevista para los casos en que existe matrimonio entre
los involucrados, lo cierto es que con ella se intenta asegurar a la familia median-
te la subsistencia en su poder de bienes indispensables para su desarrollo y exis-
tencia, con prescindencia del derecho de dominio que sobre los mismos tenga uno
de los cónyuges. En efecto, este instituto pretende asegurar a la familia un hogar
físico estable donde sus integrantes puedan desarrollar la vida con normalidad,
ejerciendo los roles y funciones que les correspondan, aun después de disuelto el
matrimonio, a fin de evitar el desarraigo de la que ha sido la residencia principal
de ésta" (Cs. 15-IV-2009, N° LegalPublishing: 41926), porque: "En efecto, el objeto
de los bienes familiares se centra en dar protección a la familia en la disposición
de bienes materiales para su propio desarrollo, en cualesquiera de los regímenes
patrimoniales que están consagrados en la ley; amparar al cónyuge no propietario
de la vivienda familiar y resguardar el interés de los hijos comunes y del cónyuge
al que le corresponde el cuidado de éstos, en los casos de rupturas conyugales,
como separación de hecho, divorcio y nulidad" (Cs. Suprema, 15-IV-2009, N° Le-
galPublishing: 41926), y en la misma línea se ha declarado que el propósito pre-
tendido con la institución del bien familiar fue la protección o interés de la familia,
en su calidad de tal y no en su aspecto patrimonial (Cs. 25-VII-2001, N° LegalPu-
blishing: 18936; Ca. Concepción, 31-111-2008, N° LegalPublishing: 38636). Esta
protección se brinda incluso después de terminado el matrimonio: "Cabe conside-
rar que del tenor de lo dispuesto por los artículos 141 y 146 del Código Civil, re-
sulta evidente que la principal beneficiaría de la institución en comento es la fa-
milia; desde esta perspectiva, no puede desconocerse el hecho que si bien ella ha
podido tener su origen en el matrimonio de las partes, como ha ocurrido en la
especie, lo cierto es que la misma subsiste más allá de la disolución de la relación
conyugal, permaneciendo vigente en relación a los hijos, a quienes en este caso la
ley busca asegurar su protección mediante la consagración de la institución en
comento, con la extensión de sus efectos más allá del término del matrimonio, si
se dan los presupuestos legales que justifican tal proceder" (Cs. 15-LV-2009, N°Le-
galPublishing: 41926); b) Protección del cónyuge débil: en relación con esta fina-
lidad se ha afirmado que: "Desde otra perspectiva constituye también una garantía
o forma de protección para el cónyuge más débil o para el que tenga el cuidado
de los hijos, en casos de separación de hecho o de disolución del matrimonio"
250 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO IV
debe entenderse por éstos, aplicando la regla de hermenéutica legal del artículo
20 del Código Civil, es dable sostener que guarnecer, de acuerdo al sentido natural
y obvio de las palabras, significa-según la definición del diccionario de la Real
Academia- colgar, vestir, adornar y también dotar, proveer y equipar. De lo anterior
se infiere que el citado artículo 141 permite asignar este carácter a los bienes
muebles que alhajan el hogar, es decir el amoblado de la residencia familiar, sin
consideraciones de otro orden, esto es, sin atender quien es el propietario de ellos
ni a su valor, sea este económico, sea histórico o sólo afectivo., como lo ha dicho
la Excma. Corte Suprema en sentencia dictada en los autos Rol 1245-2007 de fecha
31 mayo 2007, considerando quinto" (Ca. Valparaíso, 5-XI-2010, N°LegalPublishing:
47409). 23. "Muebles que la guarnecen"y muebles de alto valor. Sobre la inclu-
sión o no de bienes muebles lujosos o de alto costo en el concepto de "muebles
que la guarnecen", se han sostenido dos opiniones: a) Opinión de mayoría: no se
incluyen los muebles de lujo o de alto valor en el citado concepto (Ca. Santiago,
26-XII-2006, N° LegalPublishing: 35818)-, b) Opinión de minoría: sí resultan inclui-
dos tales bienes (Ca. Santiago, 26-XII-2006 (Voto de minoría), N° LegalPublishing:
35818). 24. Muebles que la guarnecen y no inclusión entre ellos de los vehículos
motorizados. En este sentido se ha considerado como presupuesto para su soste-
ner esta opinión lo siguiente: "en relación al vehículo motorizado cuya declaración
de bien familiar también se solicita, cabe tener presente que el artículo 574 del
Código Civil, señala que en los muebles de una casa no se comprenderá el dinero,
los documentos y papeles, las colecciones científicas o artísticas, los libros o sus
estantes, las medallas, las armas, los instrumentos de artes y oficios, las joyas, las
ropas de vestir, los carruajes o caballerías o sus arreos, los granos, caldos, merca-
derías, ni en general otras cosas que las que forman el ajuar de una casa. Por su
parte el artículo 1121 del mismo cuerpo legal dispone: Si se lega una cosa con sus
muebles o con todo lo que se encuentra en ella, no se entenderán comprendidas
en el legado las cosas enumeradas en el inciso segundo del artículo 574, sino sólo
las que forman el ajuar de la casa y se encuentran en ella" (Ca. Valparaíso,
5-XI 2010, N° LegalPublishing: 47409), de allí que: "el vehículo motorizado cuya
declaración se ha solicitado, atendida su función y características, corresponde
asemejarlo a los mencionados carruajes a que se refiere el artículo 574 antes cita-
do y por consiguiente, no forman parte de los bienes que conforman el ajuar de
una casa, no encontrándose por tanto, dentro de los bienes a que alude el artículo
141 tantas veces citado, deberá rechazarse la demanda a ese respecto" (Ca. Valpa-
raíso, 5-XI-2010, N° LegalPublishing: 47409). 25. Ejercicio de la acción para obte-
ner la declaración de bien familiar. Su ejercicio debe llevar implícito la condición
de que con tal declaración se beneficiará no sólo id cónyuge peticionario, sino
también a los hijos que viven en el inmueble y que están conviviendo con su padre
o madre (Ca. Santiago, 24-111-1998, N° LegalPublishing: 20570; Ca. Santiago, 10-X-
2001, N° LegalPublishing: 21362). 26. La acción para obtener la declaración de
bien familiar. Es una acción de beneficio común y no para provecho individual de
alguno de los cónyuges y para su propio y exclusivo beneficio (Ca. Santiago,
24-m-l 998; N°LegalPublishing: 20570; Ca. Santiago, 10-X-2001, N°LegalPublishing:
21362). 27. Efectos de la declaración de bien familiar. La declaración de bien
familiar de acuerdo con este artículo no produce el efecto jurídico de hacer inem-
254 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO IV
bargable el bien sobre el que recae y, por ende, que se impida su enajenación
forzada, como claramente se infiere de lo que disponen los artículos 142 y 148,
inciso segundo, del Código Civil (Cs. 19-VI-2007, N° LegalPublishing: 36521). 28.
Desafectación del bien familiar. Si el bien declarado familiar deja de pertenecer
a alguno de los cónyuges, como consecuencia de su subasta pública, queda tácita-
mente desafectado, pues no puede subsistir su calificación jurídica de bien famil-
iar por faltar una de las exigencias previstas en el artículo 141 (Cs. 21-IX-2006,
N° LegalPublishing: 35161).
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición es la que se contenía en el
proyecto de ley, iniciado en la Cámara de Diputados por "Mensaje" del presidente
de la república a 6 de agosto de 1991, en el que se proponía un nuevo artículo
1721 para el Código Civil, cuyo texto era el siguiente: "No se podrá enajenar o
gravar voluntariamente, ni prometer enajenar o gravar los bienes familiares, sino
con el consentimiento de ambos cónyuges. Lo mismo regirá para la celebración de
contratos que concedan derechos personales de uso o de goce sobre algún bien
familiar". 2. Fuentes y contexto. La Comisión de Constitución, Justicia y Reglamento
de la Cámara de Diputados, al explicar la disciplina fijada en este artículo 142 y
en los dos siguientes, advertía que: "De la forma expresada, puede decirse que el
proyecto somete los bienes familiares a un sistema de cogestión por parte de ambos
cónyuges, similar a ciertos regímenes de comunidad o de administración conjunta.
No se les considera, en todo caso, inembargables o inalienables, ni han sido saca-
dos del derecho de prenda general que tiene el acreedor sobre el patrimonio del
deudor, según el artículo 2465 del Código Civil. Por lo mismo, nada impide que se
enajenen o que se graven, o que puedan ser embargados por terceros a propósito
de una deuda contraída por uno de los cónyuges. En suma, estos bienes familiares
no salen del sistema económico" ("Primer Informe de la Comisión", 19-1-1993, en
Boletín, N° 432-07).
JURISPRUDENCIA
1. Efectos de la declaración para el cónyuge propietario y para el no propietario.
Esta disposición, al establecer los efectos que se siguen de la declaración, si bien
OBLIGACIONES Y DERECHOS ENTRE LOS CÓNYUGES 255
importa una ley prohibitiva para el cónyuge propietario, esto es, una limitación
de sus facultades, no implica la concesión de los mismos derechos al cónyuge
no propietario, es decir, no le da las facultades que prohibe al propietario (Ca.
Valparaíso, 9-IX-2004, N° LegalPublishing: 31449). 2. Época desde la que produ-
ce efectos la prohibición. Sobre este punto se ha declarado que la prohibición
de este artículo surte sus efectos desde que se practica, provisoriamente en el
Conservador de Bienes Raíces competente, una vez presentada la demanda, que
persigue dicha declaración de bien familiar (Ca. Santiago, 11-1-1999, N° LegalPu-
blishing: 20668).
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición es la que se contenía en el
proyecto de ley, iniciado en la Cámara de Diputados por "Mensaje" del presidente
de la república a 6 de agosto de 1991, en el que se proponía un nuevo artículo 1722
para el Código Civil, cuyo inciso Io rezaba: "El cónyuge cuyo consentimiento no haya
sido otorgado de conformidad con el artículo anterior podrá pedir la revocación
del acto respecto de terceros de mala fe. Si el título de domino o mera tenencia ha
sido gratuito, también procederá la revocación respecto de terceros de buena fe",
y contenía el siguiente inciso 2o: "Podrá pedirse la revocación sólo dentro de los
cuatro años siguientes a la celebración del acto respectivo".
Artículo 144. En los casos del artículo 142, la voluntad del cónyuge no propie-
tario de un bien familiar podrá ser suplida por el juez en caso de imposibilidad o
negativa que no se funde en el interés de la familia. El juez resolverá previa au-
diencia a la que será citado el cónyuge, en caso de negativa de éste.1
Concordancias: Código Civil: artículo 142, 1792-3. Ley N" 19.968, crea Tribunales de Familia,
D.O. 30.08.2004: artículo 8 N" 14 letra b).
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición es la que se contenía en el
proyecto de ley, iniciado en la Cámara de Diputados por "Mensaje" del presidente
de la república a 6 de agosto de 1991, en el que se proponía un nuevo artículo 1723
para el Código Civil, cuyo texto era: "El consentimiento del cónyuge no propietario
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición es la que se contenía en el
proyecto de ley, iniciado en la Cámara de Diputados por "Mensaje" del presidente
de la república a 6 de agosto de 1991, en el que se proponía un nuevo artículo
1725 para el Código Civil, cuyo inciso Io decía: "Los cónyuges, de común acuerdo,
podrán desafectar un bien familiar. Si la declaración se refiere a un inmueble, de-
berá constar en escritura pública anotada al margen de la inscripción respectiva",
y el 2o: "El cónyuge propietario también podrá pedir al juez la desafectación de un
bien familiar. El solicitante deberá probar que el bien no está destinado a los fines
que indica el artículo 1.719". La versión que le diera la Ley N° 19.335 a esta dispo-
sición sólo ha experimentado una modificación, que afectó a su primitivo inciso
3o, que rezaba: "Igual regla se aplicará si el matrimonio se ha declarado nulo o ha
terminado por muerte de alguno de los cónyuges. En tal caso, el contrayente del
matrimonio actualmente nulo o los causahabientes del fallecido deberán formular
la petición correspondiente". El artículo tercero, número 7 de la Ley N° 19.947, de
17 de mayo de 2004, ordenó que dicho inciso fuera substituido por el que perma-
nece actualmente en vigor.
JURISPRUDENCIA
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición es la que se contenía en el
proyecto de ley, iniciado en la Cámara de Diputados por "Mensaje" del presidente
de la república a 6 de agosto de 1991, en el que se proponía un nuev o artículo 1726
para el Código Civil, en cuyo inciso Io se leía: "Lo previsto en este párrafo se aplica
a los derechos o acciones que los cónyuges tengan en sociedades propietarias de un
inmueble que sea residencia principal de su familia"; en el 2o: "Producida la afec-
tación de derechos o acciones, se requerirá el consentimiento de ambos cónyuges
para realizar cualquier acto como socio o accionista de la sociedad respectiva"; y en
el 3o: "La afectación de derechos en una sociedad de personas deberá anotarse al
margen de la inscripción social respectiva, si la hubiere. Tratándose de sociedades
anónimas, se inscribirá en el registro de accionistas".
JURISPRUDENCIA
1. Finalidad de la regla. Se ha afirmado que esta regla pretende evitar que por me-
dio de una propiedad indirecta, a través de formas societarias, se eluda el estatuto
de los bienes familiares (Ca. Concepción, 25-VI-2009, N° LegalPublishing: 42152).
2. Esta disposición no puede aplicarse por analogía al caso en que el cónyuge
sea titular de una cuota sobre un bien raíz. Se ha sostenido en este sentido que:
"No resulta posible interpretar analógicamente la norma del artículo 146 del Código
Civil, que permite que también pueda ser declarado bien familiar un inmueble que
sea residencia principal de la familia y que pertenezca a una sociedad en que los
cónyuges tengan acciones o derechos, en atención a que al operar la partición y
con ello el efecto declarativo de las adjudicaciones (artículo 1344 del Código Civil),
podrá en el caso de un bien que corresponde a una comunidad, burlarse la afectación
del bien. Además resulta claro que en el caso de bienes raíces que pertenezcan a
sociedades a que alude la norma del artículo 146, antes citado, la afectación del
bien se hace por medio de una declaración de cualquiera de los cónyuges contenida
260 CÓDIGO CIVIL - UBRO I - TÍTULO VI
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición es la que se contenía en el
proyecto de ley, iniciado en la Cámara de Diputados por "Mensaje" del presidente
de la república a 6 de agosto de 1991, en el que se proponía un nuevo artículo
1727 para el Código Civil, en cuyo inciso Io se leía: "Durante o después del matri-
monio, el juez podrá atribuir prudencial mente al cónyuge no propietario derechos
de usufructo, uso o habitación sobre los bienes familiares. El tribunal podrá fijar
una renta, si así pareciere equitativo"; en el 2o: "La declaración judicial a que se
refiere el inciso anterior servirá como título para todos los efectos legales"; y en el
3o: "La atribución de derechos sobre bienes familiares no perjudicará a los acree-
dores que los cónyuges tenían a la fecha de la constitución de dichos derechos".
La versión que le diera la Ley N° 19.335 a esta disposición ha experimentado dos
modificaciones: a) El artículo I o , número 20 de la Ley N° 19.585, de 26 de octubre
de 1998, mandó que en el inciso Io de esta disposición se substituyera "la frase
'Durante el matrimonio o disuelto este' por 'Durante el matrimonio o después de la
declaración de su nulidad"'; y b) El artículo tercero, número 8, de la Ley N° 19.947,
de 17 de mayo de 2004, ordenó que en su inciso Io se suprimiera la frase "o des-
pués de la declaración de su nulidad", que había introducido la reforma anterior.
Este inciso fue modificado por el articulo tercero, N° 8, de la Ley N° 19.947, publicada en el Diario
Oficial de 17 de mayo de 2004, en el sentido de suprimir la frase "o después de la declaración de su
nulidad,".
Este artículo fue m o d i f i c a d o p o r el artículo I o , N° 2 0 , de la Ley N° 1 9 . 5 8 5 , publicada en el Diario
Oficial d e 2 6 d e o c t u b r e d e 1 9 9 8 .
OBLIGACIONES Y DERECHOS ENTRE LOS CÓNYl IGES 261
JURISPRUDENCIA
artículo 10 de la Ley 14.908. En este sentido se ha estimado que: "El artículo 147
del Código Civil no tiene un carácter alimenticio, como si lo tiene el artículo 11 de
la Ley N° 14.908 y ser además distintos sus objetivos, por lo que no es aplicable
la limitación que contiene el artículo 10 de esta última ley, lo que no impide al
alimentante ejercer el derecho que le otorga el inciso final de la misma disposición
legal, de pedir en la sede que corresponda la reducción del monto de la pensión
alimenticia a que está obligado, si estima que han variado las circunstancias exis-
tentes al momento en que ésta fue fijada" (Cs. 16-VIII-2000, N° LegalPublishing:
17156; Ca. Valparaíso, 9-IX-2004, N° LegalPublishing: 31449).
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición es la que se contenía en el
proyecto de ley, iniciado en la Cámara de Diputados por "Mensaje" del presidente
de la república a 6 de agosto de 1991, en el que se proponía un nuevo artículo 1728
para el Código Civil, que en su único inciso disponía: "Los cónyuges reconvenidos
gozan del beneficio de excusión respecto de los bienes familiares. En consecuencia,
cualquiera de ellos podrá exigir que antes de proceder contra dichos bienes se
persiga el crédito en otros bienes del deudor. Las disposiciones del título XXXVI,
del Libro IV, sobre la Fianza se aplicarán al ejercicio de excusión a que se refiere
este artículo, en cuanto corresponda".
JURISPRUDENCIA
1. Cónyuge no propietario y beneficio de excusión. Se ha entendido que esta dis-
posición se limita a conferir al cónyuge no propietario un beneficio de excusión en
el evento de que fuere embargado el bien respectivo, en virtud del cual, y habiéndo-
sele notificado el correspondiente mandamiento, podrá concurrir oportunamente
al proceso y solicitar que antes de procederse contra el bien familiar se persiga el
crédito en otros bienes del deudor (Cs. 19-VI-2007, N° LegalPublishing: 36521).
OBSERVACIONES
JURISPRUDENCIA
1. Las disposiciones que rigen los bienes familiares son de orden público. Tal
como se había hecho presente durante la tramitación legislativa de la que sería la
LeyN0 19.335, la jurisprudencia ha declarado que: "Las disposiciones que rigen los
bienes familiares tienen el carácter de orden público y no privado, al establecerse
como sanción la nulidad para cualquier estipulación que las contravenga" (Cs. 25-
VII-2001, N° LegalPublishing: 18936).
La numeración de este párrafo fue modificada por el número 8 del artículo 28 de la Ley N° 19.335,
publicada en el Diario Oficial de 23 de septiembre de 1994.
E s t e i n c i s o fue m o d i f i c a d o por el artículo 2 o , de la Ley N° 1 9 . 2 2 1 , publicada en el Diario Oficial de I o
de junio de 1993.
264 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO VI
OBSERVACIONES
1. Historia. En el régimen originario del Código Civil no existía la disciplina re-
ferida al llamado "patrimonio reservado de la mujer casada" y, así, su originario
artículo 150, cuya primera versión correspondía al artículo 173 del Proyecto de
1853, contenía un solo inciso, que rezaba: "Si la mujer casada ejerce públicamente
una profesión o industria cualquiera (como la de directora de colegio, maestra de
escuela, actriz, obstetriz, posadera, nodriza), se presume la autorización general
del marido para todos los actos y contratos concernientes a su profesión o indus-
tria, mientras no intervenga reclamación o protesta de su marido, notificada de
antemano al público, o especialmente al que contratare con la mujer". Este artículo
experimentó una importante modificación, practicada por la Ley N° 5.521, de 19
de diciembre de 1934, que introdujo el denominado "patrimonio reservado de la
mujer casada", al que, posteriormente, se ha realizado una serie de alteraciones.
I a ) La introducción del patrimonio reservado de la mujer casada. Como conse-
cuencia de la aprobación de una disciplina propia para el "patrimonio reservado
Este artículo fue sustituido p o r el artículo I o , N° 12, de la Ley N° 1 8 . 8 0 2 , publicada en el Diario Oficial
de 9 de j u n i o de 1 9 8 9 .
OBLIGACIONES Y DERECHOS ENTRE LOS CÓNYl IGES 265
adoptado los veintiún años como criterio para definir la mayoría de edad y de
haberse suprimido la habilitación de edad, el artículo Io de la Ley N° 7.612, de 21
de octubre de 1943, ordenó que en el inciso 3o vigente en aquella época se reem-
plazaran "las palabras 'veinticinco años' por 'veintiún años'". Posteriormente, con
la finalidad de adecuar la organización del Poder Judicial a la regionalización del
país, el artículo 7o número 3 de la Ley N° 18.776, de 18 de enero de 1989, ordenó
que su inciso 2o fuera substituido por el siguiente: "La sentencia judicial que así
lo disponga deberá inscribirse en el Registro de Interdicciones y Prohibiciones
y notificarse al público por un diario de la comuna en que tuvieren su domicilio
los cónyuges, o por uno de la capital de la provincia o de la capital de la región, si
en aquella no lo hubiere. Sin estos requisitos no producirá efectos respecto a los
terceros que contrataren con la mujer". Con posterioridad a las dos modificaciones
anteriores, que no afectaron el fondo de la disciplina del patrimonio reservado de
la mujer casada, fue la Ley N° 18.802, de 9 de junio de 1989, la que le introdujo
una serie de alteraciones de importancia, que quedaron reflejadas en el nuevo
texto que se dio a este artículo 150, pues el artículo Io número 12 de la dicha ley,
ordenó reemplazar el que se hallaba vigente por el que se mantiene en vigor hasta
el presente, con la única modificación posterior derivada de la Ley N° 19.221, de
1 de junio de 1993, que dispuso en su artículo I o : "Establécese que es mayor de
edad la persona que ha cumplido dieciocho años" y, en su consecuencia, la letra
a) de su artículo 2o ordenó que en el artículo 150 del Código Civil: "reemplázase
el 'vocablo' veintiún por la palabra 'dieciocho'".
JURISPRUDENCIA
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición es la que aparecía como
artículo 174 en el Proyecto de 1853, cuyo texto era: "Simple separación de bienes
es la que se efectúa sin divorcio, en virtud de decreto judicial, i por disposición
de la lei", y que fue recibido, sin alteraciones, como artículo 171 en el llamado
"Proyecto inédito" y de ahí pasó al Proyecto de 1855, como su artículo 152, con
la única variación de haber substituido la conjunción 'y' por la adversativa 'o', y
en tales términos fue publicado en la edición oficial del Código Civil de 1856. Se
mantuvo inalterado hasta que el artículo Io de la Ley N° 7.612, de 21 de octubre
de 1943, ordenó que en este artículo se suprimiera "la conjunción 'o' que figura
antes de la frase 'por disposición de la ley'. Substitúyese el punto por una coma,
y agrégase la frase: 'o por convención de las partes'". Posteriormente, el artículo
tercero, número 10, de la Ley N° 19.947, de 17 de mayo de 2004, ordenó reempla-
zarlo por el texto actualmente en vigor.
JURISPRUDENCIA
1. Finalidad de la acción de separación judicial de bienes. Se ha afirmado que:
"Esta acción judicial tiene por objeto que se devuelvan a la mujer los bienes de
su dominio que ella hubiere aportado al matrimonio y que, por el solo hecho de
su celebración y desde el momento de verificarse, entran a formar parte de la
sociedad conyugal, y son administrados por el marido" (Ca. Chillón, 21-IV-2008,
N° LegalPublishing: 38834). 2. Titularidad de la acción de separación judicial
de bienes. Sobre este punto se ha sostenido que: "Teniendo, además, presente las
causales que habilitan para solicitar la separación de bienes, se concluye que la
facultad de pedir la separación sólo compete a la mujer, mas no al marido. No lo
dice el Código expresamente, pero en todo momento discurre sobre la base de que
es atribución exclusiva de la mujer pedir la separación" (Ca. Chillán, 21-W-2008,
N° LegalPublishing: 38834).
El nombre de este párrafo fue modificado por el artículo tercero, N° 9, de la Ley N° 19.947, publicada
en el Diario Oficial de 17 de mayo de 2004, en el sentido de eliminar la palabra "simple".
Con anterioridad, la numeración de este párrafo fue modificada por el artículo 28 N° 8 de la Ley
N° 19.335, publicada en el Diario Oficial de 23 de septiembre de 1994.
Este artículo fue sustituido por el artículo tercero, N° 10, de la Ley N° 19.947, publicada en el Diario
Oficial de 17 de mayo de 2004.
OBLIGACIONES Y DERECHOS ENTRE LOS CÓNYl IGES 269
OBSERVACIONES
Artículo 154. Para que la mujer menor pueda pedir separación de bienes,
deberá ser autorizada por un curador especial.
Concordancias: Código Civil: artículos 494 y 495.
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta disposición apareció como artículo 175 en el Proyecto de 1853,
cuya redacción era: "Para que la mujer pueda pedir separación de bienes, deberá
ser autorizada por un curador ad hoc que se le dará por el juez" y, tras la revisión
por parte de la Comisión, se le dio la redacción que sería la definitiva, que es la
que aparece en el artículo 172 del llamado "Proyecto inédito", de donde pasó al
artículo 154 del Proyecto de 1855 y de ahí al mismo artículo de la edición oficial del
Código Civil de 1856, manteniéndose en vigor hasta el día, sin alteración alguna.
2. Fuentes y contexto. En el Proyecto de 1853 Bello incorporó la siguiente nota
para este artículo: "Pot., Traite de la Communauté, 515", es decir, una remisión al
dicho Tratado de Pothier, quien en el número citado escribía que: "Para solicitar
la sentencia de separación de bienes, debe comenzar la mujer por presentar un
requerimiento al juez, en que exponga los motivos que tiene para demandar la
separación, y ella demanda para ser autorizada a presentar esta demanda con-
tra su marido [...] y si es menor, le nombra un curador, bajo cuya autoridad ella
procederá".
Este inciso fue reemplazado por el artículo tercero, N° 11, de la Ley N° 19.947, publicada en el Diario
Oficial de 17 de mayo de 2004.
Este inciso fue reemplazado por el artículo tercero, N° 11, de la Ley N° 19.947, publicada en el Diario
Oficial de 17 de mayo de 2004.
Con anterioridad, este inciso fue sustituido por el artículo 28, N° 10, letra a), de la Ley N° 19.335,
publicada en el Diario Oficial de 23 de septiembre de 1994.
270 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO VI
Si los negocios del marido se hallan en mal estado, por consecuencia de especu-
laciones aventuradas, o de vina administración errónea o descuidada, o hay riesgo
inminente de ello, podrá oponerse a la separación, prestando fianza o hipotecas
que aseguren suficientemente los intereses de la mujer.1
Concordancias: Código Civil: artículos 131yl34yl56 inciso 2. LeyN° 14.908, sobre Abandono de Familia
y Pago de Pensiones Alimenticias, D.O. 05.10.1962, texto refundido fijado por D.F.L. N° 1, D.O. 30.05.2000:
artículo 19 inciso 1 N° 1. LeyN0 19.947, D.O. 17.05.2004, de Matrimonio Civil: artículo 26. Ley N° 19.968,
crea Tribunales de Familia, D.O. 30.08.2004: artículo 8 N° 14 letra a).
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de este artículo es la que aparecía en el Proyecto
de 1853, en el que sus reglas estaban distribuidas en dos artículos: en su artículo
176 se leía: "El juez podrá decretar la separación de bienes por el mal estado de
los negocios del marido", y en su artículo 177, el primero de sus incisos rezaba:
"No se necesita, para decretar esta separación de bienes, que se pruebe fraude o
quiebra actual en el marido; basta el mal estado de sus negocios por especulacio-
nes aventuradas o por una administración errónea o descuidada", y el segundo:
"En estas circunstancias podrá decretarse la separación de bienes, aunque haya
seguridades suficientes para la restitución, y aunque la mujer no tenga otros bienes
que su industria". Tras la revisión de la Comisión, se formó un a nueva disposición
que, con dos incisos, apareció como artículo 173 en el llamado "Proyecto inédito"
y, con leves variantes de redacción, pasó al Proyecto de 1855 como su artículo 155,
y de ahí a la edición oficial del Código Civil de 1856, con la siguiente redacción
para su primer inciso: "El juez decretará la separación de bienes en el caso de
insolvencia o administración fraudulenta del marido", y para el segundo: "Si los
negocios del marido se hallan en mal estado, por consecuencia de especulaciones
aventuradas, o de una administración errónea o descuidada, podrá oponerse a la
separación, prestando fianzas o hipotecas que aseguren suficientemente los inte-
reses de la mujer". El artículo Io número 13 de la Ley N° 18.802, de 9 de junio de
1989, ordenó reemplazar el texto originario de esta disposición por uno nuevo,
que conservaba los dos incisos primitivos, pero que entre ellos, intercalaba dos
nuevos, que ahora eran el 2o y 3o: a) inciso 2o: "También la decretará si el marido,
por su culpa, no cumple con las obligaciones que le imponen los artículos 131 y
134, o incurre en alguna causal de divorcio, con excepción de las señaladas en los
números 5° y 10° del artículo 21 de la Ley de Matrimonio Civil". Este inciso fue,
posteriormente, reemplazado por el que se halla actualmente en vigor, en virtud
del artículo tercero, número 11 de la Ley N° 19.947, de 17 de mayo de 2004 y; b)
inciso 3o: "En el caso del número 8° del artículo 21 de la Ley de Matrimonio Civil,
la mujer podrá pedir la separación de bienes transcurrido un año desde que se
produce la ausencia del marido". Con posterioridad, el artículo 28, número 10, letra
a) de la Ley N° 19.335, de 23 de septiembre de 1994, lo substituyó por el siguiente:
"En el caso del N° 8 del artículo 21 de la Ley de Matrimonio Civil, la mujer podrá
Este i n c i s o fue m o d i f i c a d o p o r el artículo 28, N° 10, letra b), de la Ley N° 1 9 . 3 3 5 , publicada en el Diario
Oficial de 23 de s e p t i e m b r e de 1 9 9 4 . Con a n t e r i o r i d a d f u e r e e m p l a z a d o p o r el artículo I o , N° 13, de
la Ley N° 1 8 . 8 0 2 , publicada en el Diario Oficial de 9 de j u n i o de 1 9 8 9 .
OBLIGACIONES Y DERECHOS ENTRE LOS CÓNYl IGES 271
JURISPRUDENCIA
1. La causa de la parte final del inciso 3o sólo exige la separación de hecho
y no la ausencia del marido. La jurisprudencia ha precisado que este artículo
en su inciso tercero: "Sólo exige, como presupuesto, la separación de hecho de
los cónyuges por más de un año, sin necesidad que medie ausencia del marido"
(Cs. 13-XII-2005, N° LegalPublishing: 33709). 2. Las causas de la separación de
hecho en el supuesto del inciso tercero. Sin perjuicio de la reforma introducida
al texto de dicho inciso en 2004, la causa consistente en la separación de hecho,
que habilita para impetrar la separación de bienes, se conserva sin mayores al-
teraciones, y se han defendido dos opiniones en relación con la relevancia o no
de los motivos o causas de la separación de hecho: a) Opinión más moderna:
las causas de la separación de hecho son irrelevantes: esta opinión, que ahora
aparece reforzada por los términos en los que se recibió la separación de hecho
en la Ley de Matrimonio Civil de 2004, sostiene que la exigencia de la separación
de hecho de los cónyuges como requisito para decretar la separación judicial de
bienes, es independiente de quién pudo haber sido el causante de tal separación
o de si ambos lo fueron y, por ende, las causas de la separación de hecho pasan a
ser un mero antecedente ilustrativo, sin influencia en la decisión sobre la demanda
de separación judicial de bienes (Cs. 23-1-2003, N° LegalPublishing: 30546), y así lo
ha ratificado la jurisprudencia posterior a la Ley de Matrimonio Civil de 2004: "Los
sentenciadores han efectuado una correcta interpretación del artículo 155 inciso
3o del Código Civil, y ha quedado acreditado como hecho de la causa la separación
entre las partes por más de un año y la existencia de la sociedad conyugal, sin que
sea necesario distinguir respecto de la causa de la separación, hecho básico que
sustenta la decisión del fallo atacado" (Cs. 13-XU-2005, N°LegalPublishing: 33402);
b) Opinión más antigua: es preciso acreditar antecedentes o motivos que ori-
ginaron la separación de hecha Se sostiene que no corresponde al espíritu del
legislador y pugna con sanos principios jurídicos que rechazan toda utilización
abusiva de las normas legales, interpretar el inciso tercero de este artículo de
modo que pueda darse cabida a que, siendo la mujer la única titular de la acción,
suceda que ésta se cree su propia causal, por el simple expediente de abandonar
el hogar común, esperar el transcurso del plazo legal y enseguida demandar al
272 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO VI
marido para que el tribunal la declare, sin que sea necesario acreditar ningún
otro antecedente sobre las causas o motivos que la originaron (Ca. Concepción,
24-V-l 999, N° LegalPublishing: 17001). 3. Noción del"mal estado de los negocios
del marido" en el supuesto del inciso cuarto. El mal estado de los negocios del
marido no implica que el cónyuge sea insolvente, sino que basta que su fortuna
haya sufrido una disminución, que sus negocios hayan experimentado un quebranto
(Cs. 28-V-2001, N° LegalPublishing: 18702). 4. Exigencia de que ¡os negocios sean
del marido, la que no se cumple si son de una sociedad de la que el marido es
socio. La disminución del activo de una sociedad comercial en la cual el marido
demandado es socio, provocada la dicha disminución por el pago de multas en el
Servicio de Impuestos Internos por infracción a la ley tributaria no resulta con-
ducente para tener por acreditada la causal legal para impetrar la declaración de
separación judicial de bienes, por cuanto no reúne la exigencia contenida en el
inciso final de este artículo 155, esto es, que se refiera a negocios del marido (Cs.
28-V-2001, N° LegalPublishing: 18702).
OBSERVACIONES
1. Historia. El artículo originario del Código Civil sólo contenía un inciso, que co-
rresponde al Io actualmente en vigor, y que procedía del artículo 179 del Proyecto
de 1853. Con posterioridad, el artículo I o , número 14, de la Ley N° 18.802, de 9 de
junio de 1989, ordenó incorporar el inciso 2o, que es el que se mantiene en vigor
hasta el día.
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de este artículo, que sería la definitiva, es la del
artículo 180 del Proyecto de 1853, que sin alteraciones fue recibida como artículo
176 del llamado "Proyecto inédito" y de ahí pasó al artículo 157 del Proyecto de
1855 y a la edición oficial del Código Civil de 1856, sin que haya experimentado
Articulo 158. Lo que en los artículos anteriores de este párrafo se dice del
marido o de la mujer, se aplica indistintamente a los cónyuges en el régimen de
participación en los gananciales.
Una vez decretada la separación, se procederá a la división de los gananciales y
al pago de recompensas o al cálculo del crédito de participación en los gananciales,
según cual fuere el régimen al que se pone término.1
Concordancias: Código Civil: artículos 1792-1 a 1792-27.
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión originaria de este artículo contenía una regla diversa, que
se refería a los efectos del decreto de separación de bienes. El artículo originario
fue substituido por el que se encuentra en vigor por el artículo 28, número 11 de
la Ley N° 19.335, de 23 de septiembre de 1994.
Artículo 159. Los cónyuges separados de bienes administran, con plena inde-
pendencia el uno del otro, los bienes que tenían antes del matrimonio y los que
adquieren durante éste, a cualquier título.
Si los cónyuges se separaren de bienes durante el matrimonio, la administración
separada comprende los bienes obtenidos como producto de la liquidación de la
sociedad conyugal o del régimen de participación en los gananciales que hubiere
existido entre ellos.
Lo anterior es sin perjuicio de lo dispuesto en el párrafo 2 del Título VI del
Libro Primero de este Código.2
Concordancias: Código Civil: artículo 173.
OBSERVACIONES
1. Historia. El originario artículo 159 del Código Civil contenía una regla diversa
de la actual, pues se refería a la autorización del marido respecto de ciertos actos
y contratos de la mujer separada de bienes. Como consecuencia de la aprobación
de una disciplina propia para el "patrimonio reservado de la mujer casada", el ar-
Este artículo fue sustituido por el artículo 28, N° 11, de la Ley N° 19.335, publicada en el Diario Oficial
de 23 de septiembre de 1994.
Este artículo fue sustituido por el artículo tercero, N° 12, de la Ley N° 19.947, publicada en el Diario
Oficial de 17 de mayo de 2004.
Con anterioridad, el inciso final de este artículo fue derogado por el artículo 4o, de la Ley N° 18.802,
publicada en el Diario Oficial de 9 de junio de 1989.
274 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO IV
OBSERVACIONES
1. Historia. Este artículo apareció en un momento tardío de la codificación civil,
pues sólo aparece como artículo 181 en el llamado "Proyecto inédito", con una
redacción, que sería la definitiva, y que fue recibida en el artículo 160 del Proyecto
de 1855, y en el mismo artículo de la edición oficial del Código Civil de 1856.
JURISPRUDENCIA
1. Los gastos realizados por la mujer, a proporción de sus facultades, para pro-
veer a las necesidades de la familia común no generan derecho a recompensas.
Se ha declarado que: "Si al momento de verificarse los gastos demandados por
el mantenimiento de la familia común, la única que tenía recursos para hacerlo
era la mujer, con el producto de su trabajo, su contribución no genera derecho
a recompensas, toda vez que, no existiendo bienes sociales ni del marido, esta-
ba dentro de sus obligaciones proveer a las cargas de familia, en la medida que
éstas, como indica el mencionado artículo 160, deben asumirse en proporción a
las facultades de cada cónyuge, siendo las de la mujer, en aquella época, si no
las únicas, notablemente superiores a las de su marido, conforme a sus propias
declaraciones" (Ca. Santiago, 29-X-2007, N°LegalPublishing: 37486; Cs. 16-1-2008,
N° Le-gal Publishing: 38144).
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición es la que aparecía como artículo
185 del Proyecto de 1853 y, con leves variaciones de redacción, fue recibida en
el artículo 182 del denominado "Proyecto inédito", desde el que pasó al artículo
161 del Proyecto de 1855, en el que ya se contenía la redacción final. El artículo
I o , número 15, de la Ley N° 18.802, de 9 de junio de 1989, ordenó substituir el
artículo originario por el que actualmente se encuentra en vigor, aunque, en la
práctica, la única innovación que introdujo fue la de haber reemplazado el texto
de su inciso final, pues en el originario se leía: "La simple autorización no le cons-
tituye responsable".
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de este artículo se contenía en el Proyecto de 1853,
en el que su artículo 187 rezaba: A la mujer separada de bienes se dará curador
para la administración de los suyos en todos los casos en que siendo soltera ne-
cesitaría de curador para administrarlos", y con la misma redacción fue recibido
como artículo 184 del llamado "Proyecto inédito". En ese momento del proceso de
codificación, José Gabriel Ocampo hizo presente que: "La disposición del artículo
184 debería seguir a la del artículo 179 o 180", y Bello respondió lo siguiente: "El
Este artículo fue reemplazado por el artículo I o , N° 15, de la Ley N° 18.802, publicada en el Diario
Oficial de 9 de junio de 1989.
Este artículo fue reemplazado por el artículo I o , N° 16, de la Ley N° 18.802, publicada en el Diario
Oficial de 9 de junio de 1989.
276 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO VI
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión originaria de este artículo contenía dos incisos, cuyos tex-
tos eran los siguientes: "El restablecimiento legal de la administración del marido
restituye las cosas al estado anterior, como si la separación de bienes no hubiese
existido. Pero valdrán todos los actos ejecutados legítimamente por la mujer, duran-
te la separación de bienes, como si los hubiese autorizado la justicia" y "El marido,
para poner a cubierto su responsabilidad, hará constar por inventario solemne
los bienes de la mujer que entren de nuevo bajo su administración". El artículo Io
número 16 de la Ley N° 18.802, de 9 de junio de 1989, ordenó reemplazar el texto
originario de esta disposición por el siguiente: "Producida la separación de bienes,
ésta es irrevocable y no podrá quedar sin efecto por acuerdo de los cónyuges ni
por resolución judicial". Con posterioridad, el artículo tercero, número 13, de la
Ley N° 19.947, de 17 de mayo de 1947, le dio la redacción que se encuentra ac-
tualmente en vigor. 2. Fuentes y contexto. Para su versión originaria, Bello remitía
Este artículo fue derogado por el artículo 4 o , de la Ley N° 18.802, publicada en el Diario Oficial de 9
de junio de 1989.
Este artículo fue reemplazado por el articulo tercero, N° 13, de la Ley N° 19.947, publicada en el
Diario Oficial de 17 de mayo de 2004.
Con anterioridad, e s t e artículo fue r e e m p l a z a d o p o r el artículo I o , N° 17, de la Ley N° 1 8 . 8 0 2 , publi-
cada en el Diario Oficial de 9 de j u n i o de 1 9 8 9 .
OBLIGACIONES Y DERECHOS ENTRE LOS CÓNYUGES 277
en una nota puesta en el Proyecto de 1853 al número 524 del ya citado Traité de
la communauté de Pothier.
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición es la que se contenía en el
artículo 190 del Proyecto de 1853 que, con ligeras variantes de redacción, fue
recibido como artículo 187 en el llamado "Proyecto inédito", del que pasó, con
otras modificaciones menores, al artículo 166 del Proyecto de 1855, y de ahí a la
edición oficial del Código Civil de 1856. Como consecuencia de la introducción del
patrimonio reservado de la mujer casada experimentó este artículo una importante
modificación, pues si bien mantuvo inalterados su encabezado y su número I o , el
artículo Io de la Ley N° 5.521, "que iguala a la mujer chilena ante el derecho", de
19 de diciembre de 1934, ordenó que sus números 2o a 5o fueran substituidos por
los tres siguientes: "2o. Con respecto a las cosas donadas, heredadas o legadas, se
observarán las disposiciones de los artículos 159,160,161,162 y 163, pero disuelta
la sociedad conyugal las obligaciones contraídas por la mujer en su administración
separada podrán perseguirse sobre todos sus bienes"; "3o. Los acreedores del ma-
rido no tendrán acción sobre los bienes que la mujer administre en virtud de este
artículo, a menos que probaren que el contrato celebrado por él, cedió en utilidad
de la mujer o de la familia común"; y: "4o. Pertenecerán a la mujer los frutos de las
cosas que administra y todo lo que con ellos adquiera, pero disuelta la sociedad
conyugal se aplicarán a dichos frutos y adquisiciones las reglas del artículo 150".
Con posterioridad, el artículo Io número 18 de la Ley N° 18.802, de 9 de junio de
1989, ordenó reemplazar el texto de dicha disposición por el que se encuentra en
vigor hasta el día.
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición, y que sería la definitiva,
apareció como artículo 191 en el Proyecto de 1853, y de ahí fue recibida en el
artículo 188 del llamado "Proyecto inédito", de donde pasó al artículo 167 del
Proyecto de 1855 y a la edición oficial del Código Civil de 1856, manteniéndose en
vigor hasta el día.
Artículo 172. El cónyuge inocente podrá revocar las donaciones que hubiere
hecho al culpable, siempre que éste haya dado causa al divorcio o a la separación
judicial por adulterio, sevicia atroz, atentado contra la vida del otro cónyuge u
otro crimen de igual gravedad.6
Concordancias: Código Civil: artículo 132. Código de Derecho Internacional Privado: artículo 52. Ley 19.947,
LeyN° 19.947, de Matrimonio Civil, D.O. 17.05.2004: artículos 26, 35 inciso 1, 54, 59, 60.
El nombre de este párrafo fue sustituido por el artículo tercero, N° 14, de la Ley N° 19.947, publicada
en el Diario Oficial de 17 de mayo de 2004.
Con anterioridad, la numeración de este párrafo fue modificada por el artículo 28 N° 8 de la Ley
N° 19.335, publicada en el Diario Oficial de 23 de septiembre de 1994.
Este artículo fue derogado por la Ley de Matrimonio Civil, publicada en el Diario Oficial de 10 de
enero de 1884.
3 Este articulo fue derogado por la Ley de Matrimonio Civil, publicada en el Diario Oficial de 10 de
enero de 1884.
4 Este artículo fue derogado por el artículo tercero, N° 15, de la Ley N° 19.947, publicada en el Diario
Oficial de 17 de mayo de 2004.
Con anterioridad, este artículo fue reemplazado por el artículo 1, N° 19, de la Ley N° 18.802, publicada
en el Diario Oficial de 9 de junio de 1989.
3 Este artículo fue derogado por el artículo 4 o , de la Ley N° 18.802, publicada en el Diario Oficial de 9
de junio de 1989.
6 Este artículo fue m o d i f i c a d o por el artículo tercero, N° 16, de la Ley N° 1 9 . 9 4 7 , publicada en el Dia-
rio Oficial de 17 de m a y o de 2 0 0 4 , en el s e n t i d o de intercalar, d e s p u é s de la f r a s e "al divorcio" la
siguiente: "o a la s e p a r a c i ó n j u d i c i a l " .
OBLIGACIONES Y DERECHOS ENTRE LOS CÓNYl IGES 279
OBSERVACIONES
OBSERVACIONES
1. Historia. Su versión más antigua es la del artículo 197 del Proyecto de 1853,
cuya redacción era la siguiente: "La mujer divorciada administra los bienes que ha
sacado del poder del marido, o que después del divorcio ha adquirido, con entera
independencia del marido", y en los mismos términos fue recibido como artículo
Este artículo fue sustituido por el artículo tercero, N° 17, de la Ley N° 19.947, publicada en el Diario
Oficial de 17 de mayo de 2004.
Con anterioridad, este artículo fue modificado por el artículo 4 o , de la Ley N° 18.802, publicada en
el Diario Oficial de 9 de junio de 1989.
280 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO VII
195 del "Proyecto inédito" y, tras unas ligeras modificaciones pasó como artículo
173 al Proyecto de 1855 con la siguiente redacción: "La mujer divorciada administra,
con independencia del marido, los bienes que ha sacado del poder de éste, o que
después del divorcio ha adquirido", y en tales términos fue incluido en la edición
oficial del Código Civil de 1856. El artículo Io de la Ley N° 5.521, "que iguala a la
mujer chilena ante el derecho", de 19 de diciembre de 1934, ordenó que su texto
fuera reemplazado por un nuevo artículo que constaba de los siguientes dos incisos:
a) inciso I o : "La mujer divorciada perpetuamente administra, con independencia
del marido, los bienes que ha sacado del poder de éste, o que después del divor-
cio ha adquirido" y; b) inciso 2o: "Podrá, en consecuencia, enajenar y gravar sus
bienes, estar en juicio y ejercer los cargos de tutora y curadora, sin autorización
del marido ni de la justicia". Posteriormente, tal redacción fue substituida por la
que se encuentra actualmente en vigor, en virtud del artículo tercero número 17
de la Ley N° 19.947, de 17 de mayo de 2004.
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión originaria de este artículo contenía una regla diferente: "El
marido que ha dado causa al divorcio conserva la obligación de contribuir a la
congrua y decente sustentación de su mujer divorciada: el juez reglará la cantidad
y forma de contribución, atendidas las circunstancias de ambos". El artículo Io
número 20 de la Ley N° 18.802, de 9 de junio de 1989, ordenó reemplazar el texto
originario por el siguiente: "El cónyuge que no haya dado causa al divorcio tendrá
derecho a que el otro cónyuge lo provea para su congrua sustentación según las
reglas generales". Con posterioridad, el artículo I o , número 21 de la Ley N° 19.585,
de 26 de octubre de 1998, mandó que su texto fuera substituido por el siguiente: "El
cónyuge que no haya dado causa al divorcio tendrá derecho a que el otro cónyuge
lo provea de alimentos según las reglas generales" y, finalmente, fue modificado
por el artículo único, letra a) de la Ley N° 20.145, de 30 de diciembre de 2006, en
cuanto que dispuso que se substituyera en él la expresión "al divorcio" por la de
"a la separación judicial", sin que haya sufrido modificaciones posteriores.
Artículo 175. El cónyuge que haya dado causa a la separación judicial por su
culpa, tendrá derecho para que el otro cónyuge lo provea de lo que necesite para
su modesta sustentación; pero en este caso, el juez reglará la contribución teniendo
Este artículo fue modificado por la letra a) del artículo único de la Ley N° 20.145, publicada en el Diario
Oficial de 30 de diciembre de 2006, en el sentido de sustituir las expresiones "al divorcio" por "a la
separación judicial". Con anterioridad fue sustituido por el artículo I o , N° 21, de la Ley N° 19.585,
publicada en el Diario Oficial de 26 de octubre de 1998.
OBLIGACIONES Y DERECHOS ENTRE LOS CÓNYl IGES 281
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión originaria de este artículo era la siguiente: "Aunque la mu-
jer haya dado causa al divorcio, tendrá derecho a que su marido la provea de lo
que necesite para su modesta sustentación, y el juez reglará la contribución como
en el caso del artículo anterior, tomando en especial consideración la cuantía de
bienes de la mujer que administre el marido, y la conducta que haya observado la
mujer antes y después del divorcio". El artículo Io número 21 de la Ley N° 18.802,
de 9 de junio de 1989, ordenó reemplazar el texto originario por el siguiente: "El
cónyuge que haya dado causa al divorcio por su culpa tendrá derecho para que
el otro cónyuge lo provea de lo que necesite para su modesta sustentación; pero
en este caso el juez reglará la contribución teniendo en especial consideración la
conducta que haya observado el alimentario antes y después del divorcio", y con
posterioridad, el artículo tercero número 18 de la Ley N° 19.947, de 17 de mayo
de 2004, ordenó reemplazarlo por el actualmente en vigor.
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta regla era la que ofrecía el artículo 201 del
Proyecto de 1853 que, con leves variantes de redacción, fue recibida como artículo
199 en el llamado "Proyecto inédito", del que pasó, ya sin modificaciones, al artículo
177 de la edición oficial del Código Civil de 1856, con la siguiente redacción: "Si la
criminalidad del cónyuge contra quien se ha obtenido el divorcio fuere atenuada
por circunstancias graves en la conducta del cónyuge que lo solicitó, podrá el juez
moderar el rigor de las disposiciones precedentes, sea concediendo a la mujer la
restitución de una parte o del todo de sus bienes, no obstante lo dispuesto en el
Este artículo fue reemplazado por el artículo tercero, N° 18, de la Ley N° 19.947, publicada en el
Diario Oficial de 17 de mayo de 2004.
Con anterioridad, este artículo fue reemplazado por el artículo I o , N° 21, de la Ley N° 18.802, publi-
cada en el Diario Oficial de 9 de junio de 1989.
Este artículo fue derogado por el artículo 4o, de la Ley N° 18.802, publicada en el Diario Oficial de 9
de junio de 1989.
Este artículo fue modificado por la letra b) del artículo único de la Ley N° 20.145, publicada en el
Diario Oficial de 30 de diciembre de 2006, en el sentido de reemplazar los términos "el divorcio" por
"la separación judicial", y el pronombre "lo" por "la". Con anterioridad fue sustituido por el artículo
I o , N° 22, de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario Oficial de 26 de octubre de 1998.
282 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO VII
art. 171; sea denegando las acciones revocatorias concedidas por el art. 172; sea
modificando el valor de las contribuciones ordenadas por los art. 174,17 5 y 176; sea
adoptando la regla del art. 170, sin excepción alguna". El artículo Io número 22 de
la Ley N° 18.802, de 9 de junio de 1989, ordenó reemplazar el texto originario por
el siguiente: "Si la criminalidad del cónyuge contra quien se ha obtenido el divorcio
fuere atenuada por circunstancias graves en la conducta del cónyuge que lo solicitó,
podrá el juez moderar el rigor de las disposiciones precedentes, sea denegando las
acciones revocatorias concedidas por el artículo 172; sea concediendo alimentos
congruos en el caso del artículo 175". Posteriormente, el artículo I o , número 22 de
la Ley N° 19.585, de 26 de octubre de 1998, mandó que su texto fuera substituido
por este: "Si la culpabilidad del cónyuge contra quien se ha obtenido el divorcio
fuere atenuada por circunstancias graves en la conducta del cónyuge que lo solicitó,
podrá el juez moderar el rigor de las disposiciones precedentes" y, finalmente, fue
modificado por el artículo único, letra b) de la Ley N° 20.145, de 30 de diciembre de
2006, en cuanto que dispuso que se substituyeran en él la expresión "el divorcio"
por la de "la separación judicial" y la palabra "lo" por "la".
OBSERVACIONES
1. Historia. Este artículo en su versión originaria fijaba la disciplina aplicable a la
reconciliación de los cónyuges divorciado y estuvo en vigor hasta que, el artículo
Io número 23 de la Ley N° 18.802, de 9 de junio de 1989, mandó substituirlo por
el siguiente: "Al divorcio perpetuo se aplicará lo dispuesto en el artículo 165". Con
posterioridad, el artículo tercero, número 19 de la Ley N° 19.947, de 17 de mayo
de 1947, ordenó substituirlo por el texto actualmente en vigor.
TÍTULO VII2
DE LA FILIACIÓN
OBSERVACIÓN GENERAL
El título VII originario del Código Civil llevaba por rúbrica "De los hijos legítimos
concebidos en matrimonio" y fue substituido por el actual en virtud del artículo
Este artículo fue sustituido por el artículo tercero, N° 19, de la Ley N° 19.947, publicada en el Diario
Oficial de 17 de mayo de 2004.
Con anterioridad, este artículo fue reemplazado por el artículo I o , N° 23, de la Ley N° 18.802, publi-
cada en el Diario Oficial de 9 de junio de 1989.
El artículo 23 de la Ley N° 19.585, Ley de Filiación, publicada en el Diario Oficial de 26 de octubre de
1998, derogó los Títulos VII al XV de este Libro. A su vez, el artículo 24 de la misma ley, incorporó
los Títulos VII a X nuevos.
Posteriormente, el Código Civil fue refundido por el Decreto con Fuerza de Ley N° 1, publicado en el
Diario Oficial de 30 de mayo de 2000, en cuyo texto no se hace referencia a los títulos XI al XV, los
que se entienden tácitamente derogados.
DE LA FILIACIÓN 283
1. Reglas generales
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición es la que se leía en el Proyecto
presentado por el presidente de la república en 22 de julio de 1993 a la Cámara
DE LA FILIACIÓN 285
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición es la que se leía en el Proyecto
presentado por el presidente de la república en 22 de julio de 1993 a la Cámara
de Diputados, y constaba de un único inciso, cuya redacción era la siguiente: "La
filiación es matrimonial cuando los padres están unidos en matrimonio al tiempo
del nacimiento o de la concepción del hijo y es extramatrimonial, en cambio, cuando
la concepción y el nacimiento se han producido fuera del matrimonio".
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición es la que se leía en el Proyecto
presentado por el presidente de la república en 22 de julio de 1993 a la Cámara de
Diputados, y constaba de dos incisos: inciso I o : "La filiación produce sus efectos
desde que tiene lugar. Su determinación legal tiene efectos retroactivos, siempre
que la retroactividad sea compatible con la naturaleza de aquéllos y la ley no dis-
pusiere lo contrario2; inciso 2o: "En todo caso, conservarán su validez los actos
otorgados, en nombre del hijo menor o incapaz, por su representante legal, antes
que la filiación hubiere sido determinada".
JURISPRUDENCIA
1. Noción de determinación de la filiación. Se ha estimado que: "La filiación puede
estar determinada o no determinada y lo estará, cuando se encuentra legalmente
establecida la paternidad o maternidad o ambas. Así, en opinión de algunos auto-
res, esto no es más que la afirmación jurídica de una realidad biológica presunta
y será legal cuando la ley, en base a (sic) ciertos supuestos de hecho, la establece,
verificándose los elementos que la constituyen" (Ca. Santiago, 28-VIII-2008, N°Le-
galPublishing: 39742).
OBSERVACIONES
1. Historia. El primer antecedente de esta disposición se encuentra en la indica-
ción N° 67 que presentaron, en segundo trámite constitucional del proyecto de ley
que acabaría como ley N° 19.585, los senadores Núñez, Ominami y Ruiz Esquide,
para que se incluyera como inciso final del artículo 193 el siguiente: "Quedarán
exceptuados de este derecho los hijos concebidos mediante la aplicación de téc-
nicas de reproducción asistida, cualquiera sea el origen de los gametos usados en
la fertilización. Se reputarán padre y madre al hombre y la mujer integrante de la
pareja sometida a dichas técnicas que reconozcan al hijo como propio, en forma
irrevocable mediante escritura pública". Al discutirse la dicha indicación en la
Comisión, se hizo presente que: "Los efectos en materia de filiación derivados de
la aplicación de las técnicas de reproducción humana asistida fueron largamente
debatidos por las Comisiones de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento
y de Salud, cuando estudiaron, unidas, las indicaciones formuladas al proyecto
de ley que regula los principios jurídicos y técnicos de esas técnicas y establece
DE LA FILIACIÓN 287
2. De la determinación de la maternidad
3. De la determinación
de la filiación matrimonial
Artículo 184. Se presumen hijos del marido los nacidos después de la celebra-
ción del matrimonio y dentro de los trescientos días siguientes a su disolución o
a la separación judicial de los cónyuges.1
No se aplicará esta presunción respecto del que nace antes de expirar los ciento
ochenta días subsiguientes al matrimonio, si el marido no tuvo conocimiento déla
preñez al tiempo de casarse y desconoce judicialmente su paternidad. La acción
se ejercerá en el plazo y forma que se expresa en los artículos 212 y siguientes.
Con todo, el marido no podrá ejercerla si por actos positivos ha reconocido al hijo
después de nacido.
Regirá, en cambio, la presunción de paternidad respecto del nacido trescientos
días después de decretada la separación judicial, por el hecho de consignarse como
padre el nombre del marido, a petición de ambos cónyuges, en la inscripción de
nacimiento del hijo.2
La paternidad así determinada o desconocida podrá ser impugnada o reclamada,
respectivamente, de acuerdo con las reglas establecidas en el Título VIII.
Concordancias: Código Civil: artículos 47, 76,102, 212 y siguientes, 188 inciso 1 y 1712. Código de Proce-
dimiento Civil: 426 inciso 1, 753 a 757. LeyN" 4.808, sobre Registro Civil, D.O. 10.02.1930, texto refundido
fijado por D.F.L. N° 1, D.O. 30.05.2000: artículo 6 número 2. Ley N° 19.947, de Matrimonio Civil, D.O. 17
de mayo de 2004: artículos 17 a 19, 20 inciso 1, 37.
JURISPRUDENCIA
1. Es la presunción "pater is esf la que determina la filiación. Así se ha sen-
tado que: "Es la presunción legal de paternidad la que establece el estado civil
de hijo y la forma de cuestionarla es, precisamente, a través del ejercicio de la
correspondiente acción de impugnación de la filiación no matrimonial" (Cs. 26-
III-2007, N° LegalPublishing: 36193). 2. La presunción "pater is esf no puede ser
desvirtuada por el hecho de no consignarse el nombre del padre en la partida
de nacimiento del hijo. Se ha precisado que: "El ordenamiento jurídico nacional
los hijos nacidos o concebidos durante el matrimonio están amparados por la
presunción legal denominada "pater is est". Esta presunción no puede ser desvir-
tuada por el mero hecho de haber solicitado la madre la inscripción de nacimiento
del hijo sin indicar el apellido del marido. Con todo, aun cuando la partida de
nacimiento omita registrar el nombre del padre del niño o niña ello no altera la
naturaleza matrimonial de la filiación ni la transforma en indeterminada" (Ca.
Santiago, 28-VIII-2008, N° LegalPublishing: 39742) y en igual orientación: "En el
derecho chileno la presunción de paternidad del marido, establecida por el ar-
tículo 184 del Código Civil, no puede ser desvirtuada por el mero hecho de haber
solicitado la madre la inscripción del hijo sin indicar el apellido del marido, de
modo que si la partida de nacimiento omite designar este último, ello no puede
ser prueba suficiente de la naturaleza no matrimonial de la filiación del hijo"
(C. Suprema, 7 de diciembre de 2004, N° LegalPublishing: 31603). 3. La presunción
"pater is est" no puede ser desvirtuada por el hecho de consignarse en la partida
de nacimiento del hijo a una persona distinta de ¡a del marido de la madre. Se
ha declarado así que: "La inscripción de nacimiento del menor en que se indicó
como padre de éste a uno distinto del marido, así como su posterior reconocimiento
como hijo natural por un tercero, no surtieron ningún efecto, como quiera que la
filiación legítima del hijo (hoy filiación matrimonial) quedó determinada de pleno
derecho en virtud de la presunción "pater is est" que consagra el inciso primero
del artículo 184 del Código Civil, y no puede ser desvirtuada sino en la forma y
por las personas que indican los artículos 212 al 216 del mismo código, y en
tanto ello no ocurre, la presunción legal de paternidad surte todos su efectos"
(Cs. 18-111-2003, N° LegalPublishing: 28353). 4. La paternidad determinada de
acuerdo con este artículo sólo puede impugnarse mediante la acción concedi-
da en el artículo 212 del Código Civil. Así se ha declarado que: "La paternidad
determinada en el artículo 184 del Código Civil sólo puede impugnarse por el
padre, a través de la acción concedida en el artículo 212 del texto legal señalado,
la que debe ser ejercida dentro de los plazos que la norma contempla, sin que
sea posible considerar que la sola circunstancia de acreditar la verdad biológica
a través del examen de A.D.N., constituya una excepción a la norma" (Cs. 13-VI-
2005, N° LegalPublishing: 32200).
JURISPRUDENCIA
1. Existencia de sólo dos formas, excluyentes entre sí, para determinarla filiación
no matrimonial. Se ha aclarado que: "En nuestra legislación existen dos formas
para determinar la filiación no matrimonial, que son excluyentes entre sí: por re-
conocimiento voluntario de los padres en alguna de las formas que indica el actual
artículo 187 del Código Civil, o por sentencia judicial, enjuicio de filiación (artículo
186 del Código citado)" {Ca. Concepción, 31-111-2008, N° LegalPublishing: 38604).
Artículo 187. El reconocimiento del hijo tendrá lugar mediante una declaración
formulada con ese determinado objeto por el padre, la madre o ambos, según los
casos:
Io Ante el Oficial del Registro Civil, al momento de inscribirse el nacimiento
del hijo o en el acto del matrimonio de los padres;
2o En acta extendida en cualquier tiempo, ante cualquier oficial del Registro
Civil;
3o En escritura pública, o
4o En acto testamentario.
Si es uno solo de los padres el que reconoce, no será obligado a expresar la
persona en quien o de quien tuvo al hijo.
El reconocimiento que no conste en la inscripción de nacimiento del hijo, será
subinscrito a su margen.
Concordancias: Código Civil: artículo 305 inciso 2. Ley N" 4.808, sobre Registro Civil, D.O. 10.02.1930, texto
refundido fijado por D.F.L. N° 1, D.O. 30.05.2000: artículos 6 N° 1, 8, 31 N° 4, 32, 37 y 38.
JURISPRUDENCIA
1. Noción de "reconocimiento" y sus caracteres. Se ha dicho que: "El reconocimien-
to voluntario, representa un acto jurídico de admisión de paternidad respecto de
un hijo, caracterizado por su carácter solemne, no sujeto a modalidad, abstracto
e irrevocable, sin que la ley haya exigido evidencia sobre la verdad del hecho de la
progenitura" (Ca. Valparaíso, 17-W-2008, N° LegalPublishing: 39461), y en otras
palabras, que: "El reconocimiento es un acto jurídico unilateral solemne que, en el
caso que nos ocupa reviste las características de voluntario destinado a producir
efectos jurídicos y de suyo irrevocable, cuya finalidad es el reconocer la calidad
de hijo a cierta persona, aceptando todos los derechos y obligaciones que dicho
reconocimiento lleva consigo, como se colige de lo estatuido en los artículos 187
y 189 del Código OviT' (Ca. Antofagasta, 18-111-2008, N° LegalPublishing: 38518).
2. Disciplina aplicable al acto del reconocimiento en cuanto a su existencia y
DE LA FILIACIÓN 291
JURISPRUDENCIA
JURISPRUDENCIA
1. El carácter irrevocable del reconocimiento y sus efectos. Sobre este punto
se ha precisado: "Que teniendo el reconocimiento voluntario -factor de deter-
minación- el carácter de irrevocable, no resulta procedente que el autor de tal
reconocimiento pueda actuar en contra de su propio acto, que consistió en admitir
en forma voluntaria y solemne su paternidad respecto de un hijo, al margen de
si el acto se corresponde o no con la realidad. Admitir lo contrario significaría
aceptar una revocación simulada o encubierta del reconocimiento, lo cual ha sido
prohibido por el legislador, artículo 189 Código Civil" (Ca. Valparaíso, 17-VII-2008,
N° LegalPublishing: 39461). 2. Irrevocabilidad del reconocimiento y posibilidad
del reconociente de impugnar el reconocimiento. Sobre esta cuestión se han
mantenido dos opiniones, aunque es claramente mayoritaria la contraria a la
posibilidad de que quien realizó el reconocimiento pueda, con posterioridad,
impugnarlo: a) Opinión mayoritaria: Quien reconoció no puede impugnar el reco-
nocimiento: se ha entendido que, por el carácter irrevocable del reconocimiento,
quien lo ha realizado no puede, amparándose en una eventual calidad de tercero,
accionar para impugnarlo y así se ha declarado que: "La lógica concordancia de
los artículos 208, 214, 216 y 317 del Código Civil, permite sostener que el padre
reconociente no podría ser el titular de la acción de impugnación por cuanto éste
o sus herederos son los legitimarios pasivos de la misma, es decir, el legítimo
contradictor de una demanda de esta naturaleza será el padre aparente si accio-
nan el hijo o sus herederos; el padre y el hijo accionan los terceros interesados o
el padre biológico y, los herederos del padre muerto si acciona el hijo, su repre-
sentante legal o sus herederos" (Ca. Valparaíso, 17-VII-2008, N° LegalPublishing:
39461), y en la misma orientación que: "El artículo 189 inciso 2o del Código Civil,
establece que el reconocimiento es irrevocable, de modo tal que el reconociente
no puede con posterioridad impugnarlo, ni menos aún atribuirse la calidad de
tercero para ampararse en dicha norma, desde que ello resultaría atentatorio en
orden a salvaguardar la estabilidad en la filiación de una persona, en aras del
interés superior del hijo que debe subyacer en todas las decisiones judiciales"
(Ca. Antofagasta, 18-111-2008, N° LegalPublishing: 38518Y, b) Opinión minoritaria:
Quien reconoció puede impugnar el reconocimiento: y así se ha defendido que: "Si
bien conforme al artículo 189 inciso segundo del Código Civil el reconocimiento
de la paternidad es irrevocable, ello dice relación con el que no puede ser dejado
sin efecto por un mero acto de voluntad del que lo prestó, pero no implica que
no pueda ser atacado por la vía de la impugnación de la paternidad, pues en tal
caso no es el que presta el reconocimiento quien deja sin efecto el mismo, sino
que el Tribunal, convocado por la sociedad para dirimir a través de un acto de
autoridad la situación en conflicto" (Ca. Temuco, 24-1-2008, N° LegalPublishing:
38269). 3. La posibilidad de solicitar la nulidad del acto de reconocimiento. Sin
DE LA FILIACIÓN 293
Artículo 191. El hijo que, al tiempo del reconocimiento, fuere mayor de edad,
podrá repudiarlo dentro del término de un año, contado desde que lo conoció. Si
fuere menor, nadie podrá repudiarlo sino él y dentro de un año, a contar desde
que, llegado a la mayor edad, supo del reconocimiento.
El curador del mayor de edad que se encuentre en interdicción por demencia
o sordomudez, necesitará autorización judicial para poder repudiar.
El disipador bajo interdicción no necesitará autorización de su representante
legal ni de la justicia para repudiar.
El repudio deberá hacerse por escritura pública, dentro del plazo señalado en el
presente artículo. Esta escritura deberá subinscribirse al margen de la inscripción
de nacimiento del hijo.
La repudiación privará retroactivamente al reconocimiento de todos los efectos
que beneficien exclusivamente al hijo o sus descendientes, pero no alterará los
derechos ya adquiridos por los padres o terceros, ni afectará a los actos o con-
tratos válidamente ejecutados o celebrados con anterioridad a la subinscripción
correspondiente.
Toda repudiación es irrevocable.
Concordancias: Código Civil: artículos 26 y 194. LeyN" 4.808, sobre Registro Civil, D.O. 10.02.1930, texto
refundido fijado por D.F.L. N° 1, D.O. 30.05.2000: artículos 6 N° 1, 8.
Artículo 192. No podrá repudiar el hijo que, durante su mayor edad, hubiere
aceptado el reconocimiento en forma expresa o tácita.
La aceptación es expresa cuando se toma el título de hijo en instrumento pú-
blico o privado, o en acto de tramitación judicial.
294 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO VIII
TÍTULO VIII
JURISPRUDENCIA
1. Principios y bases generales del régimen jurídico de la filiación. En relación
con la disciplina introducida por la Ley N° 19.585 se reconoce que: "La Ley 19.585,
en vigor desde el 27 de octubre de 1999, modificó el régimen filiativo imperante
en nuestro país a esa fecha. La legislación interna se ajustó a las disposiciones
contenidas en los tratados internacionales ratificados por Chile, alejándose defini-
tivamente del sistema establecido en el Código Civil, para dar paso a una normativa
igualitaria, protectora e inspirada, entre otros principios, en el interés superior del
niño y la libre investigación de la paternidad y de la maternidad" (Ca. Santiago,
28-VIII-2008, N° LegalPublishing: 39742) y, destacando los mismos principios, se
ha señalado: "Que el derecho a la identidad es una de las bases esenciales que
inspiran el nuevo estatuto filiativo y se expresa normativamente, entre otros, en
el artículo 195 del Código Civil, al consagrar el derecho a la libre investigación
de la paternidad o maternidad, con miras a la búsqueda de la verdad real o bio-
lógica sobre la verdad formal" (Cs. 12-111-2007, N° LegalPublishing: 36116) y que:
"La filosofía que inspira el actual estatuto filiativo, explicitada en el mensaje del
Ejecutivo y recogida en numerosas disposiciones de la Ley 19.585, se construye
sobre la base de tres principios ordenadores básicos, la igualdad de los seres hu-
manos, la supremacía del interés superior del menor y el derecho a la identidad
que tiene toda persona" (Cs. 5-V-2005, N° LegalPublishing: 32078) y también que:
"La Ley 19.585, bajo cuyo amparo se inició la presente acción de reclamación de
filiación no matrimonial, estableció sustanciales reformas al sistema filiativo regido
por las antiguas disposiciones civilistas. En términos generales existen ahora dos
principios involucrados en la promoción de las acciones de filiación. El primero de
ellos apunta a la libre investigación de la paternidad o maternidad, que conforme
lo previsto en el artículo 195 del Código Civil está destinado a obtener la verdad
real, biológica de una relación filiativa. El segundo, es de reconocer la más amplia
admisibilidad probatoria, que como consecuencia lógica del principio anterior lo
consagra el artículo 198 del cuerpo legal citado" (Cs. 9-IX-2004, N° LegalPublis-
hing: 30809). 2. Investigación de la paternidad y maternidad y derecho a la
identidad. Se ha estimado que: "En relación al derecho a la identidad que tiene
toda persona, sin duda el principio fundamental que inspira a la actual legislación,
como se desprende del mensaje del Ejecutivo, también expresado en la ley, bajo
el título 'De las Acciones de Filiación', desde luego comprende el derecho de todo
individuo a conocer su origen biológico, lo cual se traduce, como se dijo, en el
derecho a acceder a una investigación judicial para saber quiénes son sus padres
y, consecuencialmente, a tener la relación padre o madre e hijo que surge del nexo
biológico, lo que también implica, a diferencia de la normativa hoy derogada, hacer
prevalecer la verdad real o biológica por sobre la verdad formal, siendo esenciales al
respecto los artículos 195,198 y 199 del Código Civil, que en términos generales y
de un modo amplio, hacen posible la investigación de la paternidad o maternidad"
(Cs. 5-V-2005, N°LegalPublishing: 32078). 3. Las acciones de filiación como accio-
nes de estado de familia. Se ha estimado que: "La investigación de la paternidad y
maternidad se hace a través de las llamadas acciones de filiación, las que constituyen
una especie de acciones de estado de familia, entendiéndose por tal a la ubicación
que cada persona tiene dentro de ésta" (Cs. 14-V-2009, N°LegalPublishing: 41985).
4. Noción y finalidad de las acciones de filiación. Se ha sentado que: "A través de
ellas [acciones de filiación] se persigue un pronunciamiento judicial que cree, mo-
difique o extinga un estado de familia y se encuentran actualmente reglamentadas
en el Libro I, Título VIII, en los artículos 195 a 221 del Código Civil, permitiendo
determinar la paternidad y maternidad a través de un proceso judicial, mediante
la investigación y la utilización de toda clase de pruebas" (Cs. 14-V-2009, N° Legal-
296 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO VIII
Publishing: 41985) y, en otros términos, que: "Las acciones de filiación son aquéllas
que tienen por objeto obtener de los tribunales un pronunciamiento relativo a la
filiación, ya declarándola, si no ha quedado determinada de otra manera, o bien
negando que lo sea la establecida formalmente" (Ca. Concepción, 31-111-2008, N°Le-
galPublishing: 38604; Ca. Antofagasta, 18-111-2008, N° LegalPublishing: 38518). 5.
Significado de la irrenunciabilidad de la acción de reclamación de la filiación
como prohibición de renuncia a ejercerla. Se ha establecido que: "Al establecer
el artículo 195 del Código Civil que no es renunciable la acción de reclamación
de filiación, sino sólo sus efectos patrimoniales, impide que el interesado pueda
abdicar anticipadamente de su derecho a ejercer su acción, entendida como el
derecho de toda persona a poner en movimiento la jurisdicción" (Cs. 13-IV-2009,
N° LegalPublishing: 41927). 6. Una vez ejercitada la acción de reclamación dé
filiación puede el actor desistirse de su pretensión. En este sentido se ha estimado
que la irrenunciabilidad declarada en el inciso segundo del artículo 195 del Código
Civil: "No significa, sin embargo, que una vez que el individuo ha ejercitado su
derecho deduciendo la acción ante Tribunal competente, cuando ha consumado
su derecho y su pretensión está ya entregada la decisión a la autoridad jurisdic-
cional, no pueda desistirse de ella, extinguiendo con ello su acción, ni menos lo
autoriza para desconocer los efectos que la ley procesal asigna a la resolución
del Juez que decide acoger el desistimiento de su demanda" (Cs. 13-W-2009,
N° LegalPublishing: 41927). 7. El desistimiento de una acción de reclamación dé
filiación produce cosa juzgada. A propósito de la opinión sentada en el número
anterior, se ha precisado que: "Esta interpretación permite conciliar lo dispuesto
en el artículo 195 del Código Civil con lo establecido en el artículo 150 del Código
de Procedimiento Civil, considerando que no existe ninguna disposición que haga
esta última norma inaplicable a la acción de que se trata [...] Que lo expuesto no
desconoce los instrumentos internacionales invocados por la parte recurrente, por
no estar aquí comprometido el interés superior del niño, el derecho a la identidad,
ni el principio de la libre investigación de la paternidad y maternidad. En este caso
el demandante ejerció su derecho a reclamar judicialmente la filiación respecto de
una determinada persona, pero su acción de reclamación se extinguió por efecto
de su desistimiento, que fue acogido por sentencia interlocutoria pasada en autori-
dad de cosa juzgada" (Cs. 13-IV-2009, N° LegalPublishing: 41927). 8. En los juicios
de filiación no es procedente la transacción ni el llamado a conciliación. Se ha
declarado así que: "Tratándose de un juicio de filiación, materia en la que no es
procedente la transacción puesto que, precisamente, versa sobre el estado civil
de las personas, no corresponde el llamamiento de las partes a conciliación" (Cs.
3-IV-2003, N° LegalPublishing: 26345).
Artículo 197. El proceso tendrá carácter de secreto hasta que se dicte sentencia
de término, y sólo tendrán acceso a él las partes y sus apoderados judiciales.
Este artículo fue derogado por el N° 2 del artículo Io de la Ley N° 20.030, publicada en el Diario Oficial
de 05 de julio de 2005.
DE LAS ACCIONES DE FILIACIÓN 297
JURISPRUDENCIA
contra toda prudencia procesal, pues si bien es efectivo que la prescripción puede
ser renunciada, al no alegarla, lo cierto es que una mínima precaución aconsejaba
no presentarla, salvo que, como necesariamente ha de presumirse, la intención
de los demandantes no está en perseguir el éxito de la demanda, sino que dar a
conocer, por escrito, una situación de hecho, que necesariamente, iba a provocar
en los destinatarios un impacto emocional muy fuerte" (Ca. Rancagua, l-IV-2008,
N° LegalPublishing: 38642; Cs. 24-XI-2009, N° LegalPublishing: 42866). 3. Rige en
esta materia la regla general conforme a la cual la mala fe debe probarse. Se
ha reconocido así que: "Es un principio que rige en materia civil, regulado incluso
en el artículo 707 del Código Civil, que la buena fe se presume, recayendo, en
consecuencia, el peso de la prueba de la mala fe en quien la alega. Que en el caso
de autos, el actor reconvencional no rindió prueba alguna para acreditar la mala
fe del actor, y por lo mismo no desvirtuó la presunción ya indicada, por lo que,
atendido que falta uno de los elementos que la legislación establece para acoger
una acción como la deducida, como es la mala fe del actor en acción de filiación,
necesariamente deberá rechazarse la acción reconvencional" (Cs. 3-X-2002, N° Le-
galPublishing: 26031).
JURISPRUDENCIA
1. Régimen especial en materia probatoria y sus principios. La jurisprudencia
se ha limitado a advertir que: "La prueba para determinar la filiación se rige por
reglas especiales, estableciendo la ley dos principios generales en el artículo 198
del Código Civil: a) se admite toda clase de pruebas, y b) ellas pueden ser decre-
tadas a petición de parte o de oficio" (Ca. Concepción, 31-111-2008, N°LegalPublis-
hing: 38604; Cs. 9-DÍ-2004, N° LegalPublishing: 30809). 2. Alteración de la regla
probatoria contenida en el artículo 1698 del Código Civil Se ha sostenido en
este punto que: "El artículo 198 del mismo texto legal previene que en los juicios
sobre determinación de la filiación, la maternidad y la paternidad podrán estable-
cerse mediante toda clase de pruebas, decretadas de oficio o a petición de parte.
De lo anterior se infiere que en materia probatoria se altera la pasividad de los
tribunales y la norma general contenida en el artículo 1698 del Código Civil, que
impone a las partes litigantes la carga de probar la existencia de las obligaciones
o su extinción" (Cs. 29-1-2007, N° LegalPublishing: 36097; Cs. 16-V-2011, cons. 5o,
N° LegalPublishing: 48847; Cs. 29-JX-2011, cons. 5o, N° LegalPublishing: 54764).
3. Sentido de la disposición. Se ha sentado que: "En esta normativa se pueden
admitir todos los medios probatorios, incluidos los periciales de connotación
biológica, con la sola excepción de la prueba testimonial, que no es apta para
DE LAS ACCIONES DE FILIACIÓN 299
La Resolución N° 1.450 exenta, publicada en el Diario Oficial de 8 de enero de 2000, establece ins-
trucciones y normativa técnica sobre pruebas biológicas para la determinación de la filiación.
Este inciso fue reemplazado por el N° 3 del artículo Io de la Ley N° 20.030, publicada en el Diario
Oficial de 05 de julio de 2005.
Este inciso fue agregado por el N° 3 del artículo Io de la Ley N° 20.030, publicada en el Diario Oficial
de 05 de julio de 2005.
Este inciso fue agregado por el N° 3 del artículo Io de la Ley N° 20.030, publicada en el Diario Oficial
de 05 de julio de 2005.
300 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO VIII
OBSERVACIONES
1. Historia. En el proyecto de ley que, con fecha 22 de julio de 1993, presentaba el
presidente de la república a la Cámara de Diputados, se hallaba la primera versión
de esta disposición, que se preveía como artículo 193 del Código Civil, y constaba
de sólo dos incisos: el Io rezaba: "En los juicios sobre filiación será admisible la
investigación de la maternidad y la paternidad mediante toda clase de pruebas,
incluidas las biológicas, las que podrán ser decretadas de oficio o a petición de
parte"; y el 2o: "La negativa injustificada a someterse a las pruebas biológicas, con-
figura una presunción que, unida a otras presunciones o a otros medios probatorios,
hará que el juez declare una determinada filiación". En primer trámite constitucio-
nal, durante su discusión en la Comisión de Constitución, Justicia y Reglamento de
la Cámara: "La disposición consultada en este artículo fue objetada, pues por los
términos en que está redactada pareciera conminar al magistrado a aceptar el re-
sultado que arroje la prueba biológica, en circunstancias que se está ante una
prueba de peritos que debe apreciarse como tal" y: "En cuanto a la negativa a so-
meterse a dichas pruebas, no pareció atendible que pudiera haber una causa, mo-
tivo o razón que la justificara, máxime si se considera que la prueba del ADN
puede hacerse por exámenes distintos a los de sangre", de manera que se aproba-
ron dos indicaciones, según consta en el "Primer informe", de 9 de agosto de 1994:
a) "La primera, destinada a precisar que las pruebas biológicas se practicarán por
el Servicio Médico Legal o por instituciones médicas autorizadas para tales efectos
por el Ministerio de Salud. Su valor probatorio se apreciará en conformidad con las
reglas de la sana crítica, como todo dictamen de peritos"; y b) "La segunda, que
sustituye el actual inciso segundo, que ha pasado a ser tercero, para señalar que la
negativa a someterse a las pruebas biológicas configura una presunción, la que no
bastará por sí sola para acreditar una determinada filiación". De este modo, se dio
una nueva redacción al artículo propuesto, ahora formado por tres incisos: inciso
I o : "En los juicios sobre filiación será admisible la investigación de la maternidad
y la paternidad mediante toda clase de pruebas, incluidas las biológicas, las que
podrán ser decretadas de oficio o a petición de parte"; inciso 2o: "Las pruebas bio-
lógicas se practicarán por el Servicio Médico Legal o por instituciones médicas
autorizadas para tales efectos por el Ministerio de Salud. Su fuerza probatoria se
apreciará en la forma que establece el artículo 425 del Código de Procedimiento
Civil"; e inciso 3o: "La negativa a someterse a las pruebas biológicas, configura una
presunción, la que no bastará por sí sola para acreditar una determinada filiación".
En su "Segundo informe", de 11 de octubre de 1994, la Comisión de la Cámara dejó
constancia de que se mantenía la versión ya acordada, y que sólo se había decidido:
"Reemplazar en el inciso final la palabra 'acreditar' por 'declarar', ya que eso es lo
Este inciso fue agregado por el N° 3 del articulo Io de la Ley N° 20.030, publicada en el Diario Oficial
de 05 de julio de 2005.
DE LAS ACCIONES DE FILIACIÓN 301
te amplia, lo que lleva a hacer viables, en el futuro, las pruebas científicas que se
lleguen a establecer" y; b) Negativa a someterse a las dichas pruebas-. "El tema de
las pruebas biológicas plantea, entre otros, el problema de la resistencia a some-
terse a ellas. Si bien se trata de un tema complejo, la solución que a su respecto
establece el proyecto nos parece la más adecuada, al señalar que la negativa injus-
tificada a someterse a pruebas biológicas, configura una presunción que, unida a
otras presunciones o a otros medios probatorios, hará que el juez declare una de-
terminada filiación". En cuanto a su versión modificada por la Ley N° 20.030, en la
moción con que se iniciara su discusión, se hacía presente por los diputados que
la presentaban que, tras los primeros años de su aplicación: "Hemos notado ciertas
falencias de que adolece esta norma jurídica y que, en definitiva ha empantanado
el fin primordial que persigue esta ley, cual es, garantizar la igualdad entre los hijos
y priorizar los intereses superiores de los mismos. En la práctica, las acciones de
reclamación de paternidad, en muchos casos, no han prosperado ante nuestros
tribunales de justicia ocasionando con ello que muchas madres vean con impoten-
cia la imposibilidad de que la paternidad de sus hijos quede determinada y perse-
guir las responsabilidades consecuentes" y, entre esas falencias se mencionaba a
las dos siguientes: I a ) "Valor Probatorio del Peritaje Biológico (A.D.N.)", respecto de
la cual se explicaba que: "El segundo punto dice relación, con el valor probatorio
de la prueba pericial de carácter biológicos pues si bien se trata de una prueba
pericial, no debería ser apreciada con forme a las regias de la sana crítica estable-
cidas en articulo 425 del Código de Procedimiento Civil; criterio que puede cambiar
de un juez a otro, llegando incluso a que se podría fallar en contra de esta prueba
sin incurrir en un vicio que anule el fallo. Por tanto, simplemente debería dársele
el valor de plena prueba, sin entrar a conjeturar al respecto, pues se trata de un
examen que no merece cuestionamiento por cuanto científicamente tiene un 99,99%
de certeza en relación a los resultados que dicho examen arroja"; 2a) "Negativa del
padre para realizarse el examen de A.D.N.", y de ella se decía que: "La situación que
se presenta ante la negativa injustificada del padre o madre a realizarse el examen
de ADN, que ha producido que algunos jueces no siguen adelante con el proceso
ante tal negativa, quedando el juicio estancado, pues por el solo hecho que se nie-
gue a concurrir, cae todo el proceso haciéndose ineficaz todo el esfuerzo desple-
gado por la demandante. Y esto se produce por que esta negativa constituye pre-
sunción grave en su contra, pero la ley exige de otras presunciones, para darle
pleno valor probatorio, y como en la generalidad de los casos no se cuentan con
otros medios, que la sola posibilidad de que salga positivo el examen de ADN, por
la sola no concurrencia, nuev ámente cae el sistema; por tanto se propone que por
el sólo hecho de negarse injustificadamente a someterse a peritaje biológico cons-
tituya presunción suficiente para acreditar la maternidad o paternidad, y si el de-
mandado se siente agraviado, podrá apelar a esta sentencia según las reglas gene-
rales" (Boletín, 3043-07).
JURISPRUDENCIA
1. Pruebas periciales y derecho a la identidad biológica. La jurisprudencia ha
estimado que: "La prueba biológica es el método científico más eficaz para el logro
del valor justicia en un ámbito donde se encuentra comprometido el derecho de
DE LAS ACCIONES DE FILIACIÓN 303
el artículo 148 del Código Sanitario permite realizar actos de disposición del ca-
dáver sólo en caso de autorización de parientes, lo que no ocurre en estos autos"
(Ca. Valdivia, 26-V-2003, N° LegalPublishing: 31338) e interpuesto recurso de ca-
sación en la forma por haberse pronunciado el fallo faltándose a una diligencia de
prueba esencial, la Excma. Corte Suprema, con el voto de tres de sus ministros, re-
chazó el citado recurso y para hacerlo tuvo en cuenta la historia de la tramitación
del inciso 1 del artículo 199 del Código Civil, introducido por la Ley N° 19.585:
"Que, esta última disposición fue introducida por la Ley N° 19.585 publicada en el
Diario Oficial de 26 de octubre de 1998, cuya discusión parlamentaria señala que:
"Por las indicaciones (N°s. 71 y 74); se podría añadir que este tipo de prueba no
puede practicarse; sino en vida del hijo y del supuesto padre o madre. La mayoría
de la comisión del Senado estimó que es indiscutible que hay varios bienes jurídi-
cos enjuego, pero que, por consideraciones relacionadas tanto con la familia como
por la sociedad, esta limitación era absolutamente razonable, ya que no impide
interponer ni proseguir la acción, sino que solamente evita situaciones que pueden
afectar moralmente a los deudos del fallecido, como la exhumación del cadáver
para obtener muestras. La minoría de la comisión, por su parte, creyó que, de
acogerse la propuesta, se restringirán de manera importante las posibilidades de
que se establezca la afiliación, sobre todo por la alta confiabilidad que arrojan los
exámenes biológicos. Subrayaron que, conforme al mismo proyecto de ley, si bien
el derecho de reclamar la filiación es imprescriptible, sus efectos patrimoniales
quedan sometidos a las reglas generales, por lo que el transcurso del tiempo mer-
mará la posibilidad de que se accione judicialmente. No obstante lo anterior, se
acordó luego por el Senado en el inciso I o , suprimir la frase: "Este tipo de prueba
no podrá practicarse sino en vida del hijo y del supuesto padre o madre". Ello
porque se llegó a la convicción, luego de examinar detenidamente las acciones de
filiación, sus titulares y los plazos para interponerlos, de que la posibilidad de que
se ordene practicar pruebas periciales biológicas sobre personas fallecidas son
escasas. Aceptó que si la muerte ocurre estando pendiente el juicio, no resulta
equitativo privar al actor de un medio de prueba relevante para su pretensión. Le
mereció mayores dudas a algunos de sus H.H. señores integrantes la admisibilidad
de estas pruebas cuando no se ha entablado la acción, sobre todo considerando
que, si el demandado estuviese vivo, tendría siempre la posibilidad, de negarse, a
riesgo de presumirse la filiación, pero en definitiva se convino en aceptarlas, te-
niendo en cuenta los términos restringidos en que los herederos del difunto pue-
den reclamar la filiación de conformidad al artículo 206; o sea, sólo cuando se
trata de un hijo postumo o cuyo padre o madre murió dentro de los 180 días si-
guientes al parto. Quinto: Que, a su vez, el artículo 206 del Código Civil dispone
que si el hijo es postumo o si alguno de los padres fallece dentro de los ciento
ochenta días siguientes al parto, la acción podrá dirigirse en contra de los herede-
ros del padre o madre fallecidos dentro del plazo de tres años, contados desde su
muerte o, si el hijo es incapaz desde que se haya alcanzado la plena capacidad. La
norma propuesta por la Cámara de Diputados permitía accionar contra los here-
deros del padre o madre que ha fallecido dentro del plazo de dos años contados
desde esa fecha o desde el conocimiento de la prueba en que se haya fundado la
demanda, pero la comisión del Senado no compartió dicho precepto, en especial,
306 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO VIII
en cuanto admitir en general las demandas contra los herederos del padre o de la
madre fallecida y decidió conceder la acción de reclamación contra los herederos
del padre o madre que hayan fallecido, antes del reconocimiento del hijo o dentro
de los 180 días siguientes al parto" (Cs. 2-XI-2004, N°LegalPublishing: 31338) y así
declaró: "Que el inciso 2o del artículo 19 del Código Civil preceptúa que para in-
terpretar una expresión obscura de la ley, puede recurrirse a su intención o espí-
ritu claramente manifestado en la historia fidedigna de su establecimiento, por lo
que en la especie resulta que a ley sólo admite la reclamación de filiación en la
forma restrictiva que establece el aludido artículo 206" (Cs. 2-XI-2004, N°LegalPu-
blishing: 31338) . 5. Noción de la voz 'injustificada'. Se ha entendido que: '"La
justificación' a que se refiere la ley, debe entenderse en relación con antecedentes
de carácter objetivo que permitan a cualquier persona analizar y comprender ra-
cionalmente el motivo que se esgrime como justificación para la negativa, y no en
apreciaciones netamente subjetivas, como el honor o los principios, los que por sí
solos son imposibles de evaluar en términos aplicables a todas las personas, pues-
to que entenderlo de otra manera llevaría al extremo de considerar que cualquier
sentimiento o apreciación personal acerca de lo que es el honor, la moral o los
principios es una justificación para no realizarse el examen que determina la ley"
(Cs. 8-III-2004, N° LegalPublishing: 29778). 6. La presunción establecida en el
inciso cuarto es de carácter legal y no de derecho. Lo ha declarado así el Tribunal
Constitucional: "Debe descartarse, de plano, que el artículo 199 del Código Civil,
en la redacción introducida por la Ley 20.030, haya establecido una presunción de
derecho al disponer: "La negativa injustificada de una de las partes a practicarse
el examen hará presumir legalmente la paternidad o la maternidad, o a la ausencia
de ella, según corresponda". Claramente, esta norma introduce una presunción
legal, de aquéllas que admiten prueba en contrario, y no una presunción de dere-
cho como sostiene el requirente" (Te. 13-V-2008, Rol N° 834-07), criterio que ha
mantenido la Excma. Corte Suprema (Cs. 3-1-2011, N°LegalPublishing: 47588). 6. El
establecimiento de la citada presunción legal no vulnera el derecho al debido
proceso. Así lo ha sentado el Tribunal Constitucional al señalar que: "Resulta evi-
dente que el legislador no ha querido que la determinación de la paternidad o
maternidad, a través de la práctica de las prueba pericial de carácter biológico,
quede entregada a la mera voluntad del demandado, quien podría negarse injus-
tificadamente a someterse a ella frustrando la posibilidad de determinar la iden-
tidad personal. Esta idea resulta aún más meridiana si se tiene presente que la
certeza que proporcionan tales pruebas biológicas, conforme a los avances de la
ciencia médica, permite, asimismo, excluir cualquier vínculo de paternidad o ma-
ternidad que se impute sin fundamento alguno. De allí que el inciso primero del
artículo 199 precise que: "El juez podrá dar a estas pruebas periciales, por sí solas,
valor suficiente para establecer la paternidad o la maternidad, o para excluirla".
Desde esta perspectiva, la práctica inmediata de la prueba pericial biológica y la
presunción legal que ella acarrea respecto de un demandado renuente que no
comparece a la audiencia preparatoria o que niega o manifiesta dudas sobre su
paternidad, en circunstancias que tal prueba podría liberarlo definitivamente de
la imputación del vínculo de filiación, no resulta contraria al principio del debido
proceso legal garantizado por la Constitución, puesto que no afecta los elementos
DE LAS ACCIONES DE FILIACIÓN 307
de éste que tienden a garantizar el derecho a la defensa, como podría ser la libre
producción de la prueba en conformidad a la ley o la facultad de recurrir contra
una decisión judicial que se estima abusiva o injusta. Por el contrario, la norma
que se cuestiona tiende a la realización del valor de la justicia a través de la bús-
queda de la verdad y a la promoción y respeto de un derecho que, como se ha
argumentado, forma parte del haz de facultades reconocidas a toda persona por
la Carta Fundamental, independientemente de su edad y condición" (TE. 13-V-2008,
Rol N° 834-07) y, en la misma dirección, la Corte Suprema ha declarado que: "La
presentación de una acción de filiación como la que se ha intentado y la aplicación
de la presunción legal que el inciso cuarto del artículo 199 del Código Civil esta-
blece, no constituye una vxdneración a los principios de igualdad y debido proceso,
no afectándose ninguno de los aspectos que componen a este último, como el
derecho de ser oído, de presentar pruebas para demostrar las pretensiones de las
partes, de que la decisión sea razonada y de recurrir en su contra. En efecto, el
demandado ha podido ejercer en la especie los derechos que como sujeto pasivo
de la relación jurídico procesal, la ley le reconoce; circunstancia diversa es que éste
no lo haya hecho, asumiendo una actitud de rebeldía en cuanto a realizar la dili-
gencia pericial decretada, que con mayor certeza habría determinado la efectividad
de la filiación biológica reclamada" (Cs. 16-V-2011, cons. 7O, N° LegalPublishing:
48847). 7. Prueba para desvirtuar la presunción legal de paternidad o materni-
dad. Sobre este punto se ha recordado que: "La presunción consiste en deducir un
hecho desconocido de ciertas circunstancias y antecedentes conocidos; hay en la
presunción un procedimiento de deducción. Cuando los hechos conocidos los
establece el legislador, estamos en presencia de una presunción legal y las simple-
mente legales se caracterizan porque admiten prueba en contrario, es decir, pueden
destruirse demostrando que la deducción es equivocada o falsa" (Cs. 21-IX-2006,
N° LegalPublishing: 35159) y, en consecuencia, que: "Para restar eficacia a la pre-
sunción legal y su consecuente valor probatorio, resulta necesario acreditar los
hechos que contradicen aquellos constitutivos de la presunción con el objeto de
destruirla, prueba que corresponde a la parte en contra de quien se invoca"
(Cs. 21-IX-2006, N° LegalPublishing: 35159). 8. Necesidad de que la citación sea
practicada en forma personal. Se ha declarado así que: "Si bien la ley no lo dice
expresamente, por la trascendencia y graves consecuencias que importa para el
demandado el establecimiento de la filiación reclamada en materia de alimentos,
derechos hereditarios, etc., es de toda evidencia que la citación para el peritaje
biológico no ha podido ser otra que la personal realizada directamente a la parte
y no a su apoderado, y al no haber sucedido así, su inconcurrencia a la citación no
ha podido servir de motivo eficaz para fundar aquella grave presunción en su
contra" (Ca. Concepción, 12-V-2008, N° LegalPublishing: 39009), agregándose: "Que
la exigencia anterior cobra mayor relevancia si se considera que esa presunción
constituye una verdadera sanción para el que desobedece la orden judicial, y sien-
do así, importa un requisito que emana de la naturaleza de las cosas que la citación
debe rodearse de las garantías necesarias para asegurar que ella llegue real y efec-
tivamente a conocimiento de la parte, como ocurre con la notificación personal, a
fin de que libre y voluntariamente adopte las decisiones que estime del caso"
(Ca. Concepción, 12-V-2008, N° LegalPublishing: 39009). 9. La citación implica el
308 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO VIII
JURISPRUDENCIA
1. Constitucionalidad de esta disposición. Frente a la alegación referida a que esta
disposición, junto a los artículos 188 y 199, estaría herida de inconstitucionalidad
por atentar contra la igualdad entre demandantes y demandados en los procesos
de filiación, el Tribunal Constitucional ha declarado lo contrario al afirmar que:
"Los preceptos legales impugnados en esta litis no han pretendido discriminar en
el ejercicio de las acciones de filiación ante los tribunales de justicia sino que, por
el contrario, su propósito ha obedecido a la idea de corregir las distorsiones que
dificultaban el debido acceso a la justicia en un ámbito que, como se ha expresa-
do, tiene que ver con la plena protección de un derecho ligado estrechamente al
valor de la dignidad humana, cual es el derecho a la identidad personal. Sobre el
particular, ha de tenerse presente que aun cuando la Constitución chilena no lo
reconozca expresamente en su texto, ello no puede constituir un obstáculo para
que el juez constitucional le brinde adecuada protección. Lo anterior, precisamen-
te, por su estrecha vinculación con la dignidad humana y porque tampoco puede
desconocerse que él sí se encuentra protegido expresamente en diversos tratados
internacionales ratificados por Chile y vigentes en nuestro país, como la Conven-
ción sobre los Derechos del Niño (artículo 7o), el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos (artículo 24.2) y la Convención Americana de Derechos Humanos
(artículo 18)" (Te. 13-V-2008, Rol N° 834-07).
Este artículo fue agregado por el N° 4 del artículo Io de la Ley N° 20.030, publicada en el Diario Oficial
de 05 de julio de 2005.
DE LAS ACCIONES DE FILIACIÓN 309
JURISPRUDENCIA
Artículo 201. La posesión notoria del estado civil de hijo, debidamente acredi-
tada, preferirá a las pruebas periciales de carácter biológico en caso de que haya
contradicción entre una y otras.
Sin embargo, si hubiese graves razones que demuestren la inconveniencia
para el hijo de aplicar la regla anterior, prevalecerán las pruebas de carácter bio-
lógico.
Concordancias: Código Civil: artículos 199, 305, incisos 1 y 2.
JURISPRUDENCIA
1. Necesidad de acreditar la posesión notoria para la aplicación de esta regla.
Se ha precisado que: "Si en el juicio de filiación queda establecido el nexo biológi-
co de paternidad o maternidad, el juez para decidir si se acoge o no la acción de
reclamación o impugnación deducida, no está facultado para examinar el interés
superior del menor, puesto que excepcionalmente y en caso que se acredite la
posesión notoria del estado civil de hijo y esta verdad formal sea distinta o con-
tradictoria con la verdad biológica, podrá resolver en función del criterio antes
señalado, sin embargo, para aplicar dicha disposición legal, como lo pretende el
demandado, la posesión notoria del estado civil de hijo tiene que estar debidamente
310 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO VIII
Artículo 202. La acción para impetrar la nulidad del acto de reconocimiento por
vicios de la voluntad prescribirá en el plazo de un año, contado desde la fecha de
su otorgamiento o, en el caso de fuerza, desde el día en que ésta hubiere cesado.
Concordancias: Código Civil: artículos 1451, 1681 y siguientes. Ley N° 4.808, sobre Registro Civil,
D.O. 10.02.1930, texto refundido fijado por D.F.L. N° 1, D.O. 30.05.2000: artículo 6 N° 6.
JURISPRUDENCIA
actual en ello, en el plazo de un año desde que tuvo ese interés y pudo hacer valer
su derecho" (Ca. Temuco, 24-1-2008, N° LegalPublishing: 38269).
JURISPRUDENCIA
JURISPRUDENCIA
JURISPRUDENCIA
1. Actuación en interés del hijo y no del representante legal. Se ha advertido:
"Que por expresa disposición del inciso segundo del artículo 205 del Código Civil,
314 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO VIII
JURISPRUDENCIA
1. Los supuestos del artículo 206 constituyen excepciones a la regla general del
artículo 317. La jurisprudencia constitucional ha confirmado esta opinión, que ya
había sido sostenida por la jurisprudencia de los tribunales ordinarios de justicia:
"El artículo 206 del Código Civil constituye una excepción a la regla general, pues
permite dirigir la acción de reclamación del estado de hijo, ya no contra el padre
o madre, sino contra sus herederos cuando uno u otro han fallecido y siempre que
se cumpla alguno de los siguientes supuestos: a) que el hijo sea postumo o b) que
alguno de los padres haya fallecido dentro de los ciento ochenta días siguientes
al parto. En ambos casos la acción podrá deducirse dentro del plazo de tres años,
contados desde su muerte, o si el hijo es incapaz, desde que éste haya alcanzado
la plena capacidad" (Te. 29-LX-2009, cons. 14°, Rol N° 1340-09). En el mismo senti-
do se había pronunciado la Excma. Corte Suprema: "Nada impide la existencia de
excepciones a una regla general y es así como, tratándose de la acción de reclama-
ción, el artículo 206 del Código Civil, prevé dos situaciones especiales, lo que
permite afirmar que la transmisibilidad de la acción a los herederos está limitada
por la ley. En efecto, la norma contempla los casos del hijo postumo, esto es, el
del nacido después del fallecimiento del padre o de la madre y del hijo cuyo padre
o madre fallece dentro de los 180 días siguientes al parto, los que prevalecen sobre
la regla del artículo 317. En consecuencia, en estas hipótesis, el hijo sólo puede
demandar a los herederos del padre o de la madre fallecidos en el término de tres
DE LAS ACCIONES DE FILIACIÓN 315
años contados desde la muerte del progenitor, o desde que el hijo alcance la plena
capacidad, si a esa fecha no lo era" (Cs. 21-IX-2006, N° LegalPublishing: 35157),
precisándose que: "Lo dicho precedentemente se explica porque el fallecimiento
del padre antes del parto o del padre o madre dentro del plazo señalado, es el
máximo que fija el legislador para considerar que el difunto puede ser su padre o
madre. En los demás casos, no existiría duda y de ahí que se admita sin limitacio-
nes la acción del hijo" (Cs. 21-LX-2006, N° LegalPublishing: 35157). 2. Esta regla es
contraria al artículo 5 inciso Io de la Constitución Política de la República en
relación con su artículo 1 inciso Io en cuanto que restringe a sus solos casos el
ejercicio de la acción en contra de los herederos del padre o madre fallecidos.
Así lo ha declarado el Tribunal Constitucional, porque: a) "Una interpretación ar-
mónica del sistema de reconocimiento de la filiación existente en Chile permite
concluir que los herederos de la persona cuya paternidad o maternidad se reclama
pueden quedar salvaguardados, en alguna forma, en su integridad psíquica y en
la honra de su familia y, también, en su derecho de propiedad generado a raíz de
la sucesión por causa de muerte; en este último caso, porque la posibilidad de
reclamar la herencia del supuesto padre o madre siempre estará limitada por las
reglas generales de prescripción y renuncia. Expresado en otros términos, esta
forma de entender la calidad de los herederos como legitimados pasivos perma-
nentes y, en todo evento, en las acciones de reclamación de maternidad o paterni-
dad no conduce a la anulación total de sus derechos que podrían verse compro-
metidos, sino que simplemente los restringe, posibilidad que no le está vedada al
legislador, siempre que no pase a llevar la esencia de los derechos respectivos ni
les imponga condiciones, tributos o requisitos que impidan su libre ejercicio, con-
forme al numeral 26 del artículo 19 de la Constitución, lo que no acontece en el
presente caso" " (Te. 29-IX-2009, cons. 24°, Rol N° 1340-09); b) "En el caso del hijo
que, como ocurre en la especie, está reclamando el reconocimiento de su filiación,
aunque no se encuentre dentro de los supuestos previstos en el artículo 206 del
Código Civil a juicio del juez de la causa, se encontraría en la imposibilidad de
accionar contra los herederos del supuesto padre viéndose privado absolutamen-
te de la facultad de ejercer su derecho a la identidad personal, afectándose, además
y de forma permanente, su integridad psíquica y su honra"" (Te. 29-JX-2009, cons.
25°, Rol N° 1340-09); c) "No corresponde acoger una interpretación que, restrin-
giendo la posibilidad de obtener el reconocimiento de la paternidad sólo a la
concurrencia de los supuestos previstos en el artículo 206 del Código Civil, pugne
con el artículo 5o, inciso segundo, de la Constitución, dejando sin efecto el derecho
a la identidad personal, en estrecho ligamen con el valor de la dignidad humana,
consignado en su artículo I o , inciso primero" (Te. 29-IX-2009, cons. 27°, RolN° 1340-
09). Contradice, así, esta jurisprudencia constitucional a la que había sido defen-
dida por los tribunales ordinarios de justicia en cuanto a que la regla del artículo
206 no tenía aplicación respecto del hijo que entablaba la acción de reclamación
de paternidad en contra de los herederos de su padre difunto fuera de los supues-
tos específicos que en el mismo se reconocían, pues se había declarado que: "Fren-
te a las normas precitadas que proclaman la imprescriptibilidad de la acción de
reclamación de paternidad, la circunstancia que la acción puede dirigirse contra
los herederos del padre fallecido, unido a la amplitud de medios de prueba que
316 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO VIII
otorga el legislador para lograr que se acredite o investigue una determinada filia-
ción, a juicio de estos sentenciadores, los lleva a concluir, conforme lo consagran
las normas de interpretación de la ley contenidas en los artículos 22 y 23 del Có-
digo Civil, que el artículo aplicado en el caso de autos, sólo norma la situación
particular en que se haya el hijo postumo, o sea el nacido después del fallecimien-
to de su padre o madre, y del hijo cuyo padre o madre fallece dentro de los 180
días siguientes al parto, sin que de esa norma pueda hacerse una interpretación
extensiva, o bien restringir el sentido de las normas contenidas en los artículos
205 y 317 del Código Civil, puesto que es justamente el contexto de la ley, el que
debe servir para ilustrar su sentido y alcance" (Cs. 18-VI-2008, N° LegalPublishing:
39237). 3. Esta regla es contraria al principio de la igualdad ante ¡a ley. La ju-
risprudencia constitucional también ha declarado que: "Es posible constatar,
efectivamente, que el artículo 206 del Código Civil introduce una diferencia entre
la misma categoría de personas, que corresponden a aquéllas que reclaman el
reconocimiento de su filiación. En efecto, la norma legal reprochada permite ac-
cionar contra los herederos del supuesto padre o madre para obtener ese recono-
cimiento sólo en dos casos: a) si el hijo es postumo o b) si el padre o madre falle-
ce dentro de los 180 días siguientes al parto. En cambio, quienes también reclaman
el reconocimiento de su filiación, pero no se encuentran dentro de los supuestos
previstos en la norma cuestionada, carecen de acción para obtenerlo"
(Te. 29-IX-2009, cons. 31°, Rol N° 1340-09), y que: "El examen de la historia del
establecimiento del artículo 206 del Código Civil revela que, lejos de apreciarse un
fundamento objetivo y razonable en la limitación que dicha norma establece para
reclamar de los herederos del padre o madre fallecidos el reconocimiento de la
filiación, se tuvo en cuenta la regulación contenida en una norma precedente que
aludía a una distinción entre tipos o categorías de hijos que el proyecto del Ejecu-
tivo quiso precisamente superar. Por lo tanto, se consideró un criterio que ya no
tenía cabida en la nueva legislación y que motivó -como se ha recordado- críticas
de parte de algunos parlamentarios, precisamente por estimarse que introducía
una diferencia entre aquellos cuyo padre o madre fallece antes o después de los
180 días siguientes al parto, generando, por ende, un vacío legal" (Te. 29-IX-2009,
cons. 34°, Rol N° 1340-09) (, de modo que: "Si de lo señalado se desprende la falta
de razonabilidad en la diferencia de trato entre quienes demandan el reconoci-
miento de su filiación habiendo fallecido el padre o madre antes de los 180 días
siguientes al parto, por un lado, o después de ese lapso, por otro, algo similar se
puede afirmar en relación con el requisito de la idoneidad de la norma para per-
seguir el fin previsto por el legislador. En efecto, si, como se ha recordado se tra-
taba de equilibrar la búsqueda de la verdad en materia de libre investigación de la
paternidad con la necesidad de preservar la paz y la armonía familiar de los here-
deros violentada por falsas imputaciones de paternidad, bastaba con introducir
resguardos frente a ese tipo de demandas (como la verosimilitud de las pruebas
acompañadas) o con asegurar que se respondiera de la mala fe empleada, pero sin
sacrificar el pleno respeto del derecho a la identidad personal, según se ha razo-
nado en el capítulo anterior" (Te. 29-IX-2009, cons. 35°, RolN° 1340-09), por lo que:
"Así, la diferencia de trato introducida por el artículo 206 del Código Civil impor-
ta que si, como en la especie, una persona se entera de su verdadera filiación
DE LAS ACCIONES DE FILIACIÓN 317
después de transcurridos 180 días déla muerte de su padre, frente a quien lo hace
antes de transcurrido ese término, y como consecuencia de ello, se ve privada de
poder accionar en pos del reconocimiento de la paternidad respectiva, ve afectado
su derecho a la igualdad ante la ley" (Te. 29-1X-2009, cons. 27°, Roi N° 1340-09).
Artículo 207. Si hubiere fallecido el hijo siendo incapaz, la acción podrá ser ejer-
cida por sus herederos, dentro del plazo de tres años contado desde la muerte.
Si el hijo falleciere antes de transcurrir tres años desde que alcanzare la plena
capacidad, la acción corresponderá a sus herederos por todo el tiempo que faltare
para completar dicho plazo.
El plazo o su residuo empezará a correr para los herederos incapaces desde
que alcancen la plena capacidad.
Concordancias: Código Civil: artículo 26.
JURISPRUDENCIA
1. Finalidad del ejercicio simultáneo de las acciones de impugnación y de recla-
mación. Se ha advertido que: "La acción de reclamación de estado civil debe ser
interpuesta simultáneamente con la de impugnación de la filiación existente, pues
de esa manera se evita que alguien pueda tener dos filiaciones contradictorias entre
sí; lo que no aconteció en el caso que se revisa" (Ca. Santiago, 28-VIII-2008, N° Le-
galPublishing: 39742) y en el mismo sentido se ha precisado que: "Si la filiación de
una persona cualquiera que sea está determinada, como ocurre en el caso de autos,
para reclamar otra distinta debe impugnarse la existente, lo que obliga a que sean
interpuestas simultáneamente la acción de impugnación y la de reclamación, como
lo establece el citado artículo 208. Ello es lógicamente explicable, porque la ley ha
querido evitar decisiones contradictorias en la materia; de este modo, resulta que
el hijo está legitimado para reclamar la filiación que pretende, pero la ley le impo-
ne el deber de impugnar simultáneamente la filiación que ya tiene determinada"
(Cs. 21-IX-2006, N° LegalPublishing: 35162), y en igual orientación se ha afirmado
que: "Si la filiación cualquiera que sea está determinada, como en el caso de autos,
para reclamar otra distinta, debe impugnarse la existente, lo que obliga a que sean
interpuestas simultáneamente la acción de impugnación y la de reclamación, como
lo establece el citado artículo 208, y ello es lógicamente explicable porque, obvia-
mente, se ha querido evitar decisiones contradictorias; de este modo, resulta que
el padre biológico está legitimado para reclamar la filiación que pretende, pero la
ley le impone el deber de impugnar simultáneamente la que ya está determinada,
sin que de ningún modo excluya el reclamar una filiación no matrimonial" (Cs.
5-V-2005, N° LegalPublishing: 32078). 2. Ampliación de los titulares de la acción
318 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO VIII
JURISPRUDENCIA
1. Finalidad de la "acción de impugnación". Se ha aclarado en este punto que: "Si
lo que se persigue es contradecir y anular una determinación de estado filiativo
se deberá concurrir a las acciones previstas en los artículos 211 a 221 del mismo
cuerpo legal" (Cs. 14-V-2009, N° LegalPublishing: 41985). 2. Noción de acción de
impugnación. Se ha asumido que: "La acción de impugnación tiene por objeto que
el tribunal declare que es inexacta una filiación que se ostenta, es decir, el objeto de
la misma es que se deje sin efecto un estado civil que se ejerce respecto de cierta
persona" (Cs. 26-111-2007, N° LegalPublishing: 36193). 3. La acción de impugna-
ción no se dirige a impugnar el título que atribuye la filiación, sino la filiación
misma. En este sentido se ha precisado que: "La acción de impugnación, regulada
en los artículos 211 y siguientes del Código Civil, tiene por objeto impugnar la
filiación que se encuentra determinada y no el título que la atribuye, que en este
caso está dado por el reconocimiento voluntario" (Ca. Valparaíso, 17-VII-2008,
N° LegalPublishing: 39461) y en prevención se ha seguido el mismo criterio: "Que
la acción de que se trata, regulada en los artículos 211 y siguientes del estatuto del
ramo, tiene por objeto impugnar la filiación que se encuentra determinada y no
el título que la atribuye" (Cs. 12-111-2007, N° LegalPublishing: 36116). 4. Titulares
de la acción de impugnación. Se ha entendido que: "Tratándose de un progenitor
no matrimonial, como lo es el actor, la interposición conjunta de ambas acciones,
como han sido deducidas, constituye requisito esencial, toda vez que la reclama-
ción, tal como lo señala el artículo 205 del Código Civil, sólo es permitida cuando
existe determinada una filiación diferente, de lo cual se sigue, entonces, que al
espectro de titulares de las acciones de impugnación, establecido expresamente
en la ley, debe siempre agregarse a los titulares de la acción de reclamación de la
320 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO VIII
JURISPRUDENCIA
1. Titulares de la acción de impugnación de la filiación determinada por re-
conocimiento. Se ha precisado que: "Respecto de los titulares de la acción inten-
tada, el artículo 216 del texto legal citado dispone que la paternidad determina-
da por reconocimiento podrá ser impugnada por el propio hijo, por su represen-
tante o por sus herederos y, en el caso del artículo 208 del Código Civil, por el
padre biológico, si la ejerce simultáneamente con la acción de reclamación" (Cs.
12-111-2007, N° LegalPublishing: 36116). 2. Los terceros pueden impugnar el
reconocimiento siempre que demuestren un interés que legitime su accionar.
Se ha declarado así que: "El ejercicio de esta acción requiere el cumplimiento de
los requisitos que la misma disposición estable, consistente en que quienes pre-
tenden cuestionar el acto de reconocimiento deben demostrar un interés que
justifique y legitime su accionar" (Cs. l-VI-2009, N° LegalPublishing: 42141). 3.
El interés que justifica el accionar de los terceros debe ser de carácter pecu-
niario y actual. En este sentido se ha sentado que: "Dicho interés es de carácter
pecuniario, el meramente moral no autoriza la intromisión de terceros en un
proceso en el que no han tenido participación alguna y que por lo mismo, no les
compete. Asimismo, se debe cumplir con el imperativo que debe ser actual, de
manera tal que la mera calidad de herederos que se invoca por los demandantes,
no los habilita para impugnar el reconocimiento de paternidad de que se trata,
desde que sus derechos hereditarios no nacen sino con la delación de la herencia
pretendida, hecho que por ser futuro e incierto, no cumple con la exigencia en
comento" (Cs. l-VI-2009, N° LegalPublishing: 42141). 4. El solo interés moral no
legitima el accionar de los terceros para ejercer la acción de impugnación.
Sobre la base del principio expresado en el número anterior se ha precisado que:
"Tal interpretación en orden a la naturaleza del interés que se requiere para
ejercer la acción de impugnación de que se trata, es la que tanto la doctrina como
la jurisprudencia reconocen, lo que se corrobora, además, con la historia de la
legislación que ha regulado la materia, de la que se desprende que el solo interés
DE LAS ACCIONES DE FILIACIÓN 321
Artículo 214. La paternidad a que se refiere el artículo 212 también podrá ser
impugnada por el representante legal del hijo incapaz, en interés de éste, durante
el año siguiente al nacimiento.
El hijo, por sí, podrá interponer la acción de impugnación dentro de un año,
contado desde que alcance la plena capacidad.
Concordancias: Código Civil: artículos 43 y 212.
Artículo 219. A ninguno de los que hayan tenido parte en el fraude de falso
parto o de suplantación, aprovechará en manera alguna el descubrimiento del
fraude, ni aun para ejercer sobre el hijo los derechos de patria potestad, o para
exigirle alimentos, o para suceder en sus bienes por causa de muerte.
La sentencia que sancione el fraude o la suplantación deberá declarar expre-
samente esta privación de derechos y se subinscribirá al margen de la inscripción
de nacimiento del hijo.
Concordancias: Código Civil: artículos 243, 244, 246. LeyN" 4.808, sobre Registro Civil, D.O. 10.02.1930,
texto refundido fijado por D.F.L. N° 1, D.O. 30.05.2000: articulo 6 7.
TÍTULO IX
OBSERVACIÓN GENERAL
JURISPRUDENCIA
D.O. 10.02.1930, texto refundido fijado por D.F.L. N° 1, D.O. 30.05.2000: artículo 6 N° 5. Ley N" 16.618
Ley de Menores, D.O. 08.03.1967, texto refundido fijado por D.F.L. N° 1, D.O. 30.05.2000: artículo 43. Ley
N" 19.620, sobre Adopción de Menores, D.O. 05.08.1999: artículos 19, 24 incisos 3 y 4. Ley N° 19.968, crea
Tribunales de Familia, D.O. 30.08.2004: artículo 8 N° 1. Ley N° 20.418, Fija normas sobre información,
orientación y prestaciones en materia de regulación de la fertilidad, D.O. 28.01.2010: artículo 2 inciso 2.
Decreto N" 789, Min. Relaciones Exteriores, Convención sobre la eliminación de todas las formas de dis-
criminación contra la mujer, D.O. 09.12.1989, artículos 5 letra b) y 16.1. Decreto N" 830, Min. Relaciones
Exteriores, Convención sobre los Derechos del Niño, D.O. 27.09.1990: artículos 7.1, 18.1, 29.
JURISPRUDENCIA
Artículo 225. Si los padres viven separados, a la madre toca el cuidado per-
sonal de los hijos.
No obstante, mediante escritura pública, o acta extendida ante cualquier oficial
del Registro Civil, subinscrita al margen de la inscripción de nacimiento del hijo
dentro de los treinta días siguientes a su otorgamiento, ambos padres, actuando
de común acuerdo, podrán determinar que el cuidado personal de uno o más hi-
jos corresponda al padre. Este acuerdo podrá revocarse, cumpliendo las mismas
solemnidades.
En todo caso, cuando el interés del hijo lo haga indispensable, sea por maltrato,
descuido u otra causa calificada, el juez podrá entregar su cuidado personal al otro
de los padres. Pero no podrá confiar el cuidado personal al padre o madre que no
hubiese contribuido a la mantención del hijo mientras estuvo bajo el cuidado del
otro padre, pudiendo hacerlo.
Mientras una subinscripción relativa al cuidado personal no sea cancelada por
otra posterior, todo nuevo acuerdo o resolución será inoponible a terceros.
Concordancias: Código Civil: artículos 222, 229, 242 inciso 2o y 245. Código del Trabajo: artículos 195
inciso 3 y 200. LeyN" 4.808, sobre Registro Civil, D.O. 10.02.1930, texto refundido fijado por D.F.L. N" 1,
D.O. 30.05.2000: artículos 6 número 4°, 5 y 8 inciso 1 Ley N° 14.908, sobre Abandono de familia y pago
de pensiones alimenticias, D.O. 05.10.1962, texto refundido fijado por D.F.L. N° 1, D.O. 30.05.2000: artículo
19 inciso 2o letra a). Ley N° 16.618, Ley de Menores, D.O. 08.03.1967, texto refundido fijado por D.F.L. N" 1,
D.O. 30.05.2000: artículos 42, 43 y 48. Ley N° 19.947, de Matrimonio Civil, D.O. 17.05.2004: artículo 21
incisos 2oy 3", 22 inciso 2o, 23, 27. Ley N° 19.968, crea Tribunales de familia, D.O. 30.08.2004: artículo 8
número 1. Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, Decreto
N° 789. Min. Relaciones Exteriores, D.O. 09.12.1989: artículo 16.1.
330 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO VIII
JURISPRUDENCIA
1. La atribución del cuidado personal del hijo, cuyos padres viven separados,
puede ser. a) legal; b) convencional o; c) judicial. Así se ha señalado que: "Si los
progenitores viven separados, trátese de filiación matrimonial o no matrimonial,
cabe distinguir entre la atribución legal, la convencional y la judicial" (Cs. 26-1-
2011, N° LegalPublishing: 47545; Cs. 2-VIII-2010, N° LegalPublishing: 45483; Cs.
29-VII-2008, N° LegalPublishing: 39439). 2. La atribución legal del cuidado per
sonal a la madre presupone la falta de convención que altere dicha regla. Se
ha advertido así que: "El legislador en el artículo 225 del Código Civil, previene
que "Si los padres viven separados, a la madre toca el cuidado personal de los
hijos", lo anterior supone la inexistencia de acuerdos o pactos que alteren la ci-
tada regla" (Cs. 29-VIL2008, N° LegalPublishing: 39439) y en igual sentido: "La
mencionada regla del inciso primero del artículo 225 del Código Civil, que previe-
ne que en el caso de que los padres vivan separados el cuidado personal de los
hijos toca a la madre, no es una norma absoluta y definitiva. El inciso segundo
del mismo artículo prescribe que "no obstante, mediante escritura pública o acta
extendida ante cualquier oficial del Registro Civil, subinscrita al margen de la
inscripción de nacimiento del hijo dentro de los treinta días siguientes a su otor-
gamiento, ambos padres, actuando de común acuerdo, podrán determinar que el
cuidado personal de uno o más hijos corresponda al padre" y su inciso tercero
dispone que "en todo caso, cuando el interés del hijo lo haga indispensable, sea
por maltrato, descuido u otra causa calificada, el juez podrá entregar su cuidado
personal a otro de los padres..." (Cs. 31-V-2004, N° LegalPublishing: 30299). 3. La
atribución legal del cuidado personal a ¡a madre cede frente al interés superior
del niño. En este sentido se ha reconocido: "En lo tocante al orden de precedencia
en que deben ser aplicadas las citadas reglas de adjudicación, para el presente
caso, se concluye que en primer lugar y por sobre toda regla o principio deba
considerarse el interés superior del niño, tal como lo mandan en forma expresa
dos normas: en primer lugar, el citado artículo 242 inciso final del Código Civil,
ya transcrito, y en segundo lugar, en el mismo sentido, el artículo 16 inciso se-
gundo de la Ley 19.968 que dispone: "El interés superior del niño, niña o adoles-
cente, y su derecho a ser oído, son principios rectores que el juez de familia debe
tener como consideración principal en la resolución del asunto sometido a su
conocimiento". De tales preceptos se desprende claramente una preferencia nor-
mativa ex lege que se impone a cualquier otra, incluso al eventual derecho deber
de la madre consagrado en el art. 225 inciso primero del Código Civil, pues el
legislador considera fundamental que el cuidado personal del menor sea siempre
estimado como una situación en donde está enjuego la tutela de los derechos del
menor de contar con las mejores condiciones materiales y espirituales para su
desarrollo integral, los que jamás se pueden sacrificar en favor de los intereses
de sus progenitores, aun cuando puedan aparecer en principio reconocidos por
la Ley, como acontece con el artículo 225 inciso primero del Código Civil. Refuer-
za las consideraciones jurídicas indicadas, la circunstancia de que el principio del
interés superior de niño, además, se encuentra plenamente consagrado, entre
otras normas, en el artículo 3o de la Convención sobre los derechos del niño y
DE LOS DERECHOS Y OBLIGACIONES ENTRE LOS PADRES Y LOS HIJOS 331
por inhabilidad de uno de los padres o cuando el interés del hijo lo haga indis-
pensable sea por maltrato, descuido u otra causa calificada. En efecto, en estas
materias debe tenerse siempre en consideración el interés del niño, como princi-
pio fundamental e inspirador del ordenamiento jurídico, de relevancia transversal
en la legislación de familia. Así lo dispone, por lo demás, el artículo 16 de la Ley
N° 19.968 y, aun cuando su definición se encuentre en desarrollo o constituya un
concepto indeterminado, cuya magnitud se aprecia cuando es aplicado al caso
concreto, puede afirmarse que alude al pleno respeto de los derechos esenciales
del niño, niña o adolescente, buscándose a través del mismo asegurar el ejercicio
y protección de los derechos fundamentales de los menores y posibilitar la mayor
satisfacción de todos los aspectos de su vida, orientados al desarrollo de su per-
sonalidad" (Cs. 2-VIII-2010, N° LegalPublishing: 45483). Sobre esta cuestión, en un
caso concreto se ha razonado del siguiente modo para atribuir el cuidado perso-
nal de un hijo a su padre: "Si bien no se ha establecido inhabilidad por parte de
la madre para ejercer el cuidado de su hija, resulta indispensable determinar si
el interés de la menor, ha sido respetado con la decisión contenida en el fallo de
segunda instancia. En este sentido, cabe señalar que la menor ha vivido con su
padre, desde febrero de 2004, consolidándose una situación de estabilidad emo-
cional, afectiva y física, donde ella se siente protegida, manifestando su deseo de
querer continuar bajo el cuidado de su progenitor, a quien reconoce como prin-
cipal referente afectivo, contando el mismo con habilidades parentales compatibles
con su rol, sin desconocer su cercanía con la madre, pero a quien no visualiza
como figura parental que le brinde la protección requerida (Informe Psico social
CTD ambulatorio Santiago). Las necesidades emocionales, materiales y educativas
de la menor han sido cubiertas por el padre, encontrándose probada en autos su
preocupación por su bienestar y el interés en su educación y por todos los aspec-
tos para su desarrollo integral como persona. Por otro lado, la demandante, no ha
mantenido contacto permanente con su hija, no ha contribuido a su mantención
(sic), lo que ha impedido que entre ella y la menor se estrechen y fortalezcan los
vínculos necesarios que son indispensables para asumir el cuidado de la niña"
(Cs. 29-VII-2008, N° LegalPublishing: 39439), de allí: "Que conforme lo razonado
se establece que el interés superior de la menor, ha sido preterido en beneficio de
la madre, puesto que dicho principio en el caso concreto, se traduce en brindarle
a la menor, un entorno propio de protección y apego filial, en aras de mantener la
estabilidad alcanzada y el óptimo desarrollo de su personalidad, lo que en las
condiciones señaladas en el motivo precedente sólo puede verificarse en el hogar
paterno; lo que constituye causa calificada y suficiente a la luz de lo dispuesto
por el inciso tercero del artículo 225 del Código Civil, para determinar que la me-
nor [...], se mantenga bajo el cuidado de su padre" (Cs. 29-VII-2008, N°LegalPu-
blishing: 39439). 11°) Interpretación de la expresión "otra causa calificada": sobre
este punto se ha señalado que: "El legislador, además de señalar causales especí-
ficas en virtud de las cuales es dable modificar la norma del artículo 225 inciso Io
del Código Civil, también consagró una genérica -otra causa calificada- la que en
cada caso concreto debe determinar el juez si es conveniente para el niño privar
a la madre de su cuidado para entregarlo al otro cónyuge o a un tercero" (Ca. San
Miguel, 10-IV-2008, N° LegalPublishing: 38793).
336 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO VIII
JURISPRUDENCIA
1. Atribución judicial del cuidado personal del hijo a un tercero. Se ha decla-
rado que: "Si bien el cuidado personal de los hijos corresponde a sus padres, la
interpretación armónica de las normas citadas permite concluir que el Juez de
la causa puede modificar la regla del artículo 225 del Código Civil y privar a los
progenitores de dicho cuidado y entregarlo a un tercero (debiendo preferirse para
estos efectos a los consanguíneos más próximos y sobre todo a los ascendientes),
al configurarse algunas de las situaciones descritas en los motivos anteriores que
los inhabilitan para ello o porque el interés superior del menor así lo aconseje"
(Cs. 15-VIT2008, N° LegalPublishing: 39469).
Artículo 229. El padre o madre que no tenga el cuidado personal del hijo no
será privado del derecho ni quedará exento del deber, que consiste en mantener
con él una relación directa y regular, la que ejercerá con la frecuencia y libertad
acordada con quien lo tiene a su cargo, o, en su defecto, con las que el juez esti-
mare conveniente para el hijo.
Este artículo fue modificado por el N° 4 del artículo 126 de la Ley N° 19.968, publicada en el Diario
Oficial de 30 de agosto de 2004, en el sentido de sustituir la frase "El juez conocerá y resolverá breve
y sumariamente, oyendo" por la que se presenta en el texto.
DE LOS DERECHOS Y OBLIGACIONES ENTRE LOS PADRES Y LOS HIJOS 337
JURISPRUDENCIA
1. Naturaleza imperativa de este artículo. En este sentido se ha declarado: "Que el
artículo 229 del Código Civil, norma imperativa, consagra el derecho para aquel de
los padres que no tenga a su cargo el cuidado personal del menor, para mantener
con éste una relación directa y regular, agregando que tal relación se ejercerá con
la frecuencia y libertad acordada con quien lo tiene a su cargo, o en su defecto, con
las que el juez estimare conveniente para el hijo" (Ca. Santiago, 28-XI-2011, cons.
7o, N° LegalPublishing: 56679; Ca. Santiago, 10-VI-2011, cons. 3o, N° LegalPublish-
ing: 49977). 2. La comunicación con sus padres es un derecho del niño. Así se
ha declarado: "Que la comunicación con sus padres es un derecho del niño en las
relaciones de familia" (Cs. 31-XII-2008, N° LegalPublishing: 41453). 3. Sentido y
contenido del derecho y deber de los padres de mantener una relación directa
y regular con sus hijos. Se ha afirmado: "Que el artículo 229 del Código Civil,
en armonía con la Convención Internacional de los Derechos del Niño, establece
como imperativo legal y deber del Estado velar por el resguardo y derecho de los
menores de mantener vínculos permanentes con sus progenitores, relación que no
sólo implica una obligación para estos, sino un deber para con aquellos, que mira
a la formación futura e integral de los jóvenes de saberse hijos de determinados
sujetos en miras al establecimiento de su propia identidad, de manera que no re-
sulta acertado sostener, como lo hace el a quo, que no se ha probado la necesidad
de tal vínculo, pues la ley lo establece como esencial, por lo que debe ser fomen-
tado y garantizado, como garantía en resguardo de los derechos de los menores"
(Ca. Puerto Montt, 5-II-2008, N° LegalPublishing: 38176). 4. El tribunal no puede
privar a un padre de su derecho a mantener una relación directa y regular
con sus hijos. Se ha precisado así, que: "El Tribunal no puede privar al demand-
ante de ejercer este derecho y solamente se encuentra facultado para establecer
las condiciones de frecuencia y libertad en que deba ser ejercido, y en caso que
este derecho manifiestamente perjudique el bienestar de los hijos, lo que el Tri-
bunal debe declarar fundadamente, se puede suspender o restringir su ejercicio"
(Ca. San Miguel, 15-V-2001, N° LegalPublishing: 25052). 5. La ley posibilita a lo
abuelos el derecho a mantener un régimen de comunicación con sus nietos. En
este sentido se ha razonado que: "Sin embargo, y no obstante que la normativa
citada [art. 229] al igual que el artículo 48 de la Ley N° 16.618 consagra el referido
derecho- deber en el marco de los efectos de la relación filial, el legislador también
ha contemplado expresamente la posibilidad que se conceda el derecho a visitar
y relacionarse con el menor también a otros parientes. En efecto, así lo dispone el
inciso final del mencionado precepto legal, el cual prevé: "El juez, luego de oír a los
parientes y a la persona que tenga el cuidado personal del menor, podrá conferir
derecho a visitarlo a los parientes que individualice, en la forma y condiciones que
338 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO VIII
blece la ley puede consistir en arresto hasta por 15 días. La resolución no aparece
así ilegal, aun cuando pudiera estimarse imperfecta, ya que en definitiva ésta no se
basta a sí misma, por cuanto como se señaló precedentemente, requerirá de un nuevo
pronunciamiento del Tribunal, a fin de establecer la efectividad del incumplimiento y
la procedencia del arresto previamente ordenado, pudiendo concluirse entonces que
se trata más bien de una advertencia particularmente enérgica que no por ello deja
de ser consecuente con la naturaleza del apremio, especialmente si se tiene presente
que en caso de reiterarse la desobediencia de la recurrente, como ya se lleva dicho,
necesariamente el Tribunal, y ninguna otra autoridad, deberá declarar incurso dicho
apercibimiento despachando la correspondiente orden de arresto" (Cs. 6-III-2006,
N°LegalPublishing: 33937; Cs. 11-1-2006, N°LegalPublishing: 33660; Cs. 28-XII-2005,
N° LegalPublishing: 33765; Cs. 5-1-2005, N° LegalPublishing: 31758).
OBSERVACIONES
1. Historia. El actual inciso Io de esta disposición tiene su primer antecedente en el
inciso Io del artículo 228 originario del Código Civil, cuyo texto era el siguiente: "Los
gastos de crianza, educación y establecimiento de los hijos legítimos pertenecen a
la sociedad conyugal, según las reglas que tratando de ella se dirán", cuyo origen se
situaba en el artículo 250 del Proyecto de 1853. Cuando se planteó la introducción
del "régimen de participación en los gananciales", una de las reformas que preveía
el proyecto de ley, iniciado en la Cámara de Diputados por "Mensaje" del presidente
de la república a 6 de agosto de 1991, consistía en darle una nueva redacción, de
modo que el inciso Io que proponía era el siguiente: "Los gastos de crianza, edu-
cación y establecimiento de los hijos legítimos, pertenecen a ambos cónyuges, en
proporción a sus facultades. En caso de desacuerdo, el juez reglará la participación
de cada uno", reforma que la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia de la
Cámara de Diputados, justificaba en su "Primer informe" del modo siguiente: "De
acuerdo con el propósito de igualar a los cónyuges en los derechos y deberes que
nacen del matrimonio, se propone que si hay separación de bienes o régimen de
participación en los gananciales, ambos cónyuges deben contribuir a dichos gastos
en proporción a sus facultades", si bien, tras la tramitación parlamentaria, se optó
por mantener inalterado el inciso Io originario del referido artículo 228, y sólo se
modificó su inciso 2o, en la línea de dicha finalidad de igualdad entre los cónyuges,
de modo que se le dio la siguiente forma: "Si existe separación de bienes o régimen
de participación en los gananciales, ambos cónyuges deberán contribuir a dichos
gastos en proporción a sus facultades", que fue la que se mantuvo en vigor hasta
la ya citada Ley N° 19.585 de 26 de octubre de 1998.
340 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO VIII
JURISPRUDENCIA
1. Supuesto en que la obligación de alimentos respecto del hijo recae en los
abuelos. Se ha precisado: "Que del artículo 3o inciso final de la Ley N° 14.908 y
232 del Código Civil fluye con claridad que la obligación alimenticia recae en forma
subsidiaria sobre los abuelos, y que se genera cuando los alimentos decretados
no fueren pagados o no fueren suficientes para solventar las necesidades del
hijo, o, por la falta o insuficiencia de ambos padres y/o la insuficiencia de uno de
ellos" (Ca. Concepción, 13-VI-2008, N° LegalPublishing: 39244). 2. Significado de
la voz "insuficiencia". Se ha estimado: "Que el Código Civil no define la expresión
"insuficiencia", por lo que es necesario fijar su sentido y alcance [...] Del estudio
armónico del artículo 3o inciso final de la Ley N° 14.908, 232 del Código Civil, 3o
y 27 de la Convención sobre los Derechos del Niño, estos sentenciadores arriban
a la convicción que el artículo 232 del Código citado utiliza la expresión 'insufi-
ciencia' en un sentido amplio, comprensivo de la situación de carencia de bienes
o imposibilidad absoluta de servicio del demandado principal como también la de
no pago o renuencia en pagar la pensión alimenticia" (Ca. Concepción, 13-VI-2008,
N° LegalPublishing: 39244). 3. La "insuficiencia" debe acreditarse por sentencia
ejecutoriada para poder recurrir a los otros obligados. Se ha declarado así que:
"Sólo puede recurrirse a los más lejanos dentro del mismo grado o a los del grado
siguiente, en este caso a los abuelos paternos, cuando se haya establecido a través
de una sentencia ejecutoriada la insuficiencia del padre para otorgar alimentos.
Que refuerza lo anterior, lo dispuesto en el artículo 232 del Código Civil, en cuanto
dispone que la obligación de alimentar al hijo que carece de bienes pasa, por falta o
insuficiencia de ambos padres, a sus abuelos, por una y otra linea conjuntamente"
(Ca. Concepción, 15-IV-2009, N° LegalPublishing: 41850).
Este artículo fue reemplazado por el N° 1 del artículo 2o de la Ley N° 19.741, publicada en el Diario
Oficial de 24 de julio de 2001.
DE LOS DERECHOS Y OBLIGACIONES ENTRE LOS PADRES Y LOS HIJOS 341
Artículo 234. Los padres tendrán la facultad de corregir a los hijos, cuidando
que ello no menoscabe su salud ni su desarrollo personal. Esta facultad excluye
toda forma de maltrato físico y sicológico y deberá, en todo caso, ejercerse en
conformidad a la ley y a la Convención sobre los Derechos del Niño.1
Si se produjese tal menoscabo o se temiese fundadamente que ocurra, el juez,
a petición de cualquiera persona o de oficio, podrá decretar una o más de las
medidas cautelares especiales del artículo 71 de la Ley N° 19.968, con sujeción
al procedimiento previsto en el Párrafo primero del Título IV de la misma ley, sin
perjuicio de las sanciones que correspondiere aplicar por la infracción.2
Cuando sea necesario para el bienestar del hijo, los padres podrán solicitar
al tribunal que determine sobre la vida futura de aquel por el tiempo que estime
más conveniente, el cual no podrá exceder del plazo que le falte para cumplir
dieciocho años de edad.
Las resoluciones del juez no podrán ser modificadas por la sola voluntad de
los padres.
Concordancias: Código Civil: artículos 222, 235,271 N°l. Código Orgánico de Tribunales: artículo 10 inciso
1. LeyN016.618, Ley de Menores, D.O. 08.03.1967, texto refundido fijado por D.F.L. iVo 1, D.O. 30.05.2000:
artículos 48, 49 y 57. Ley N° 19.806, Normas Adecuatorias del Sistema Legal Chileno a la Re forma Procesal
Penal, D.O. 31.05.2002: artículo 37. LeyN° 19.968, crea Tribunales de Familia, D.O. 30.08.2004: artículos
8 número 7, 71, 102 N. Ley N° 20.066, de Violencia Intrafamiliar, D.O. 7.10.2005: artículo 5. Convención
sobre los Derechos del Niño, decreto N° 830, Min. Relaciones Exteriores, D.O. 27.09.1990: artículo 9 N" 1.
JURISPRUDENCIA
1. Facultades de corregir a los hijos y sus límites. En relación con esta facultad,
ya con anterioridad a la modificación que introdujo al inciso Io la Ley N° 20.286,
de 15 de septiembre de 2008, se había declarado que eran: "facultades que están
asociadas a la educación y crianza y que no pueden esgrimirse como autorizadas
para agredir o violentar" (Cs. 4-IV-2001, N° LegalPublishing: 18506).
Este inciso fue modificado por el número 1 del articulo 3o de la Ley N° 20.286, publicada en el Diario
Oficial de 15 de septiembre de 2008, en el sentido de agregar su oración final.
Este inciso fue modificado por el número 2 del artículo 3o de la Ley N° 20.286, publicada en el Diario
Oficial de 15 de septiembre de 2008, en el sentido de reemplazar la frase "decretará medidas en
resguardo del hijo", por la siguiente: "podrá decretar una o más de las medidas cautelares especiales
del artículo 71 de la ley N° 19.968, con sujeción al procedimiento previsto en el Párrafo primero del
Título IV de la misma ley".
342 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XVIII
Artículo 236. Los padres tendrán el derecho y el deber de educar a sus hijos,
orientándolos hacia su pleno desarrollo en las distintas etapas de su vida.
Concordancias: Código Civil: artículo 222 inciso 2 y 224, 237, 238. Constitución Política: artículo 19N" 10
inciso 3yN° 11 inciso 4. Decreto N° 236, Min. Relaciones Exteriores, Pacto internacional de Derechos Eco-
nómicos, Sociales y Culturales, D.O. 27.05.1989: artículo 13. Decreto N° 789, Min. Relaciones Exteriores,
Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, D.O. 09.12.1989,
artículos 5 letra b) y 16.1 letra d). Decreto N" 830, Min. Relaciones Exteriores, Convención sobre los Derechos
del Niño, D.O. 27.09.1990: artículo 29.
Artículo 237. El derecho que por el artículo anterior se concede a los padres,
cesará respecto de los hijos cuyo cuidado haya sido confiado a otra persona, la
cual lo ejercerá con anuencia del tutor o curador, si ella misma no lo fuere.
Concordancias: Código Civil: artículo 236. Código del Trabajo: artículo 203 inciso final.
Artículo 238. Los derechos concedidos a los padres en los artículos anteriores
no podrán reclamarse sobre el hijo que hayan abandonado.
Concordancias: Código Civil: artículo 271 N"2. LeyN" 19.620, sobre Adopción de Menores, D.O. 05.08.1999:
artículos 8, 12 N°s. 2 y 3.
Artículo 239. En la misma privación de derechos incurrirán los padres que por
su inhabilidad moral hayan dado motivo a la providencia de separar a los hijos de
su lado; a menos que ésta haya sido después revocada.
Concordancias: Código Civil: artículos 226, 271 N° 4. Código Penal: artículo 370 bis. Código del Trabajo:
artículo 203 inciso final. LeyN0 19.620, sobre Adopción de Menores, D.O. 05.08.1999: articulo 12 N° 1.
Artículo 240. Si el hijo abandonado por sus padres hubiere sido alimentado y
criado por otra persona, y quisieren sus padres sacarle del poder de ella, deberán
ser autorizados por el juez para hacerlo, y previamente deberán pagarle los costos
de su crianza y educación, tasados por el juez.
El juez sólo concederá la autorización si estima, por razones graves, que es de
conveniencia para el hijo.
Concordancias: Código Civil: artículos 224, 230. Ley N° 16.618, Ley de Menores, D.O. 08.03.1967, tex-
to refundido fijado por D.F.L. N° 1, D.O. 30.05.2000: artículo 47. Convención de los Derechos del Niño,
D.O. 27.09.1990: articulo 9.
JURISPRUDENCIA
1. Noción de "abandono" y procedencia de ¡a autorización para que los padres
puedan sacarlo del poder de quienes le han alimentado y criado. En relación
con la situación regulada en esta disposición se ha señalado, en un caso concreto:
"Que la menor de autos fue colocada en casa de terceros los demandados por su
madre cuando sólo tenía días de vida; del padre no se tiene en autos noticia alguna
y la madre no volvió a tener contacto con la niña ni a prestarle ayuda económica,
según se desprende del propio informe social de la madre y su entorno familiar,
en el último párrafo fs. 32 y fs. 33, sin que en cambio conste en lo más mínimo la
oposición que refiere de parte de los demandados. 2. Que además de ello la testigo
[...], a fs. 22 refiere vivir muy cerca de la casa en que reside la menor y no conocer
a la actora, afirmando que la niña conoce a los demandados como sus únicos pa-
DE LOS DERECHOS Y OBLIGACIONES ENTRE LOS PADRES Y LOS HIJOS 343
Artículo 242. Las resoluciones del juez bajo los respectos indicados en las reglas
anteriores se revocarán por la cesación de la causa que haya dado motivo a ellas,
y podrán también modificarse o revocarse, en todo caso y tiempo, si sobreviene
motivo justo, y se cumple con los requisitos legales.
En todo caso, para adoptar sus resoluciones el juez atenderá, como considera-
ción primordial, al interés superior del hijo, y tendrá debidamente en cuenta sus
opiniones, en función de su edad y madurez.
Concordancias: Código Civil: artículos 222 inciso 2, 224 inciso 2, 225 inciso 3, 226 inciso 1, 227, 229, 233,
234 y 240. Ley N" 19.947, de Matrimonio Civil, D.O. 17.05.2004: artículo 3 inciso 1. Ley N" 19.968, crea
Tribunales de Familia, D.O. 30.08.2004: artículos 5 inciso 2 letra b), 69. Decreto N° 944, Min. de Justicia,
Reglamento de la Ley N" 19.620 sobre Adopción de Menores, D.O. 18.03.2000: articulo 1. Convención
sobre los Derechos del Niño, Decreto N° 830, Min. Relaciones Exteriores, D.O. 27.09.1990: artículos 9.1
y 18.1.
344 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XVIII
JURISPRUDENCIA
1. Interés superior del hijo como criterio regulador de las relaciones entre padres
e hijos. Se ha destacado que: "La filosofía que inspira el actual estatuto filiativo,
explicitada en el mensaje del Ejecutivo y recogida en numerosas disposiciones de
la Ley 19.585, se construye sobre la base de tres principios ordenadores básicos,
la igualdad de los seres humanos, la supremacía del interés superior del menor y
el derecho a la identidad que tiene toda persona [...] Que, tal como se dijo, el inte-
rés superior del menor es otro de los principios rectores de la nueva legislación,
concebido como criterio regulador de las relaciones entre padres e hijos, amplia-
mente recogido en el texto de la ley, cuya esencial manifestación es el inciso 2o
del artículo 242 del Código Civil, según el cual, en la adopción de sus decisiones,
el juez atenderá, en todo caso, como consideración primordial, al interés superior
del hijo" (Cs. 5-V-2005, N° LegalPublishing: 32078).
TÍTULO X
DE LA PATRIA POTESTAD1 2
1. Reglas generales
OBSERVACIONES
JURISPRUDENCIA
1. Derechos que confiere la patria potestad. La jurisprudencia ha explicado que:
"La patria potestad confiere a su titular los siguientes derechos: 1) derecho legal
de goce sobre los bienes del hijo; 2) derecho de administrar los bienes del hijo; y
3) representación del menor" (Cs. 24-VI-2011, cons. 14°, N°LegalPublishing: 49398),
si bien se ha precisado que: "Estrictamente sólo el goce de los bienes del hijo es
un derecho, la administración y la representación son obligaciones que pesan so-
bre el titular de la patria potestad" (Cs. 24-VI-2011, cons. 14°, N° LegalPublishing:
49398). 2. Los derechos que confiere la patria potestad son de orden público.
Así se ha sentado que: "Estos derechos son de orden público, de forma que no
pueden ser objeto de derogaciones, renuncias o pactos" (Cs. 24-VI-2011, cons. 14°,
N° LegalPublishing: 49398). 3. No se funda en la patria potestad la responsabi-
lidad civil, del padre o la madre por el hecho de sus hijos menores, establecida
en el artículo 2320 del Código Civil Se ha declarado que, como se desprende del
artículo 2320 del Código Civil, "la responsabilidad del padre por el hecho ajeno
no se funda en la patria potestad, sino que en el hecho de que el hijo viva en la
misma casa, como lo señala en forma expresa esa disposición legal" (Cs. 11-V-l 999,
N° LegalPublishing: 15993).
Artículo 244. La patria potestad será ejercida por el padre o la madre o ambos
conjuntamente, según convengan en acuerdo suscrito por escritura pública o acta
extendida ante cualquier oficial del Registro Civil, que se subinscribirá al margen
de la inscripción de nacimiento del hijo dentro de los treinta días siguientes a su
otorgamiento.
A falta de acuerdo, al padre toca el ejercicio de la patria potestad.
346 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XVIII
Artículo 245. Si los padres viven separados, la patria potestad será ejercida
por aquel que tenga a su cargo el cuidado personal del hijo, de conformidad al
artículo 225.
Sin embargo, por acuerdo de los padres, o resolución judicial fundada en el
interés del hijo, podrá atribuirse al otro padre la patria potestad. Se aplicará al
acuerdo o a la sentencia judicial, las normas sobre subinscripción previstas en el
artículo precedente.
Concordancias: Código Civil: artículo 225. Constitución Política: artículo 5 inciso 2. Convención sobre la
eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, D.O. 09.12.1989: artículo 16.1 letra d).
Ley N° 4.808, sobre Registro Civil, D.O. 10.02.1930, texto refundido fijado por D.F.L. N° 1, D.O. 30.05.2000:
artículos 6 N°s. 4 y 5, 8 inciso 1. Ley N° 19.947, de Matrimonio Civil, D.O. 17 de mayo de 2004:
artículo 21.
Artículo 247. No obstará a las reglas previstas en los artículos 244 y 245 el
régimen de bienes que pudiese existir entre los padres.
Concordancias: Código Civil: artículos 150, 244, 245, 252 y 1749.
Artículo 250. La patria potestad confiere el derecho legal de goce sobre todos
los bienes del hijo, exceptuados los siguientes:
Io Los bienes adquiridos por el hijo en el ejercicio de todo empleo, oficio, pro-
fesión o industria. Los bienes comprendidos en este número forman su peculio
profesional o industrial;
2o Los bienes adquiridos por el hijo a título de donación, herencia o legado,
cuando el donante o testador ha estipulado que no tenga el goce o la administración
quien ejerza la patria potestad; ha impuesto la condición de obtener la emancipa-
ción, o ha dispuesto expresamente que tenga el goce de estos bienes el hijo, y
3o Las herencias o legados que hayan pasado al hijo por incapacidad, indignidad
o desheredamiento del padre o madre que tiene la patria potestad.
En estos casos, el goce corresponderá al hijo o al otro padre, en conformidad
con los artículos 251 y 253.
El goce sobre las minas del hijo se limitará a la mitad de los productos y el
padre que ejerza la patria potestad responderá al hijo de la otra mitad.
Concordancias: Código Civil: Mensaje XVI, artículos 12, 251, 253, 810 y 2466 inciso final. Código de Mi-
nería: artículo 25.
J U R I S P R U D E N C I A
1. Bienes que formar parte del peculio profesional del hijo de familia. Se ha
declarado que forma parte del peculio profesional del hijo de familia la participa-
ción que tenga en una sociedad en la que también sean socios sus padres, al igual
que las utilidades que dicha sociedad les reporte, de manera, que no es posible
exigir a su padre, también socio en una sociedad, que colacione a sus declaracio-
nes de impuesto los retiros que individualmente y en su calidad de socios de una
sociedad hicieron, en el ejercicio tributario respectivo, sus hijos menores adultos
(Cs. 8-IX-2010, N° LegalPublishing: 45497).
solemne, deberá llevar una descripción circunstanciada de los bienes desde que
entre a gozar de ellos.
Cuando este derecho corresponda a la madre casada en sociedad conyugal,
ésta se considerará separada parcialmente de bienes respecto de su ejercicio y de
lo que en él obtenga. Esta separación se regirá por las normas del artículo 150.
Si la patria potestad se ejerce conjuntamente por ambos padres y no se ha
acordado otra distribución, el derecho legal de goce se dividirá entre ellos por
iguales partes.
El derecho legal de goce recibe también la denominación de usufructo legal
del padre o madre sobre los bienes del hijo. En cuanto convenga a su naturaleza,
se regirá supletoriamente por las normas del Título IX del Libro II.
Concordancias: Código Civil: artículos 46,124,150, 244 inciso Io, 575, 764 y siguientes, 766N°1, 775 inciso
1 Código de Procedimiento Civii: 858 y siguientes. Ley de efecto retroactivo de las leyes: artículo 4.
Artículo 253. El que ejerza el derecho legal de goce sobre los bienes del hijo
tendrá su administración, y el que se encuentre privado de ésta quedará también
privado de aquél.
Si el padre o la madre que tiene la patria potestad no puede ejercer sobre uno
o más bienes del hijo el derecho legal de goce, éste pasará al otro; y si ambos es-
tuviesen impedidos, la propiedad plena pertenecerá al hijo y se le dará un curador
para la administración.
Concordancias: Código Civil: artículos 251, 257, 258 y 344.
Artículo 254. No se podrán enajenar ni gravar en caso alguno los bienes raíces
del hijo, aun pertenecientes a su peculio profesional o industrial, ni sus derechos
hereditarios, sin autorización del juez con conocimiento de causa.
Concordancias: Código de Procedimiento Civil: artículo 891. Código Orgánico de Tribunales: artículo 366.
Artículo 255. No se podrá hacer donación de ninguna parte de los bienes del
hijo, ni darlos en arriendo por largo tiempo, ni aceptar o repudiar una herencia
deferida al hijo, sino en la forma y con las limitaciones impuestas a los tutores y
curadores.
Concordancias: Código Civil: artículos 397, 402, 407, 1225, 1236, 1250, 1411 inciso final. Código de Pro-
cedimiento Civil: articulo 891. Código Orgánico de Tribunales: artículo 366.
Artículo 257. Habrá derecho para quitar al padre o madre, o a ambos, la ad-
ministración de los bienes del hijo, cuando se haya hecho culpable de dolo, o de
grave negligencia habitual, y así se establezca por sentencia judicial, la que deberá
subinscribirse al margen de la inscripción de nacimiento del hijo.
DE LA PATRIA POTESTAD 349
Artículo 259. Al término de la patria potestad, los padres pondrán a sus hijos
en conocimiento de la administración que hayan ejercido sobre sus bienes.
Concordancias: Código Civil: artículo 2481 N° 4.
Artículo 260. Los actos y contratos del hijo no autorizados por el padre o la
madre que lo tenga bajo su patria potestad, o por el curador adjunto, en su caso,
le obligarán exclusivamente en su peculio profesional o industrial.
Pero no podrá tomar dinero a interés, ni comprar al fiado (excepto en el giro
ordinario de dicho peculio) sin autorización escrita de las personas mencionadas.
Y si lo hiciere, no será obligado por estos contratos, sino hasta concurrencia del
beneficio que haya reportado de ellos.
Concordancias: Código Civil: artículos 43, 137 inciso 2°, 1445 N° 1, 1447 y 1682.
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición es la que aparecía como
artículo 275 en el Proyecto de 1853, cuya redacción era la siguiente: "Los actos i
contratos del hijo de familia, que han sido autorizados o consentidos por el padre,
afectan directamente el peculio profesional o industrial, i el adventicio extraordinario
del hijo, i subsidiariamente aun la desnuda propiedad del adventicio ordinario, i por
último el usufructo legal de que goza el padre; pero no afectarán los otros bienes
paternos sino a medida de la utilidad que el padre haya reportado del acto o contrato,
o en cuanto el padre haya expresamente obligado sus bienes a las consecuencias
del acto o contrato". Durante la revisión por parte de la Comisión se dio una nueva
redacción a la disposición anterior, de manera que en el llamado "Proyecto inédi-
to" se situaba como su artículo 273, bajo la forma siguiente: inciso I o : "Los actos i
contratos del hijo de familia no autorizados por el padre, o por el curador adjunto,
en el caso del artículo 272, le obligarán exclusivamente en su peculio profesional
o industrial"; inciso 2o: Pero no podrá tomar dinero a interés, ni comprar al fiado
(excepto en el giro ordinario de dicho peculio) sin autorización escrita del padre. Y si
lo hiciere, no será obligado por estos contratos, sino hasta concurrencia del beneficio
que haya reportado de ellos". Con la citada redacción fue recibido como artículo
253 en el Proyecto de 1855 y así fue aprobado y publicado, con la única alteración
de la referencia al artículo en su inciso I o , en la edición oficial del Código Civil de
350 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XVIII
Artículo 261. Si entre los padres hubiere sociedad conyugal, los actos y contra-
tos que el hijo celebre fuera de su peculio profesional o industrial y que el padre
o madre que ejerce la patria potestad autorice o ratifique por escrito, o los que
éstos efectúen en representación del hijo, obligan directamente al padre o madre
en conformidad a las disposiciones de ese régimen de bienes y, subsidiariamente,
al hijo, hasta concurrencia del beneficio que éste hubiere reportado de dichos
actos o contratos.
Si no hubiere sociedad conyugal, esos actos y contratos sólo obligan, en la
forma señalada en el inciso anterior, al padre o madre que haya intervenido. Lo
anterior no obsta a que pueda repetir contra el otro padre, en la parte en que de
derecho haya debido proveer a las necesidades del hijo.
Concordancias: Código Civil: artículos 134 y 230.
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de dicha disposición sólo apareció como ar-
tículo 274 en el llamado "Proyecto inédito", bajo la forma siguiente: "Los actos i
DE LA PATRIA POTESTAD 351
contratos del hijo de familia que el padre haya autorizado o ratificado por escrito
obligan directamente al padre, y subsidiariamente al hijo, hasta concurrencia del
beneficio que éste hubiere reportado de dichos actos o contratos". La citada regla
fue observada por el miembro de la Comisión revisora Gabriel Ocampo: "No parece
justo imponer al padre la responsabilidad que producen los contratos del hijo por
el desnudo hecho de la autorización que le ha otorgado para celebrarlos", y Bello
acogió la objeción y respondió: "Este artículo ha sido corregido en la forma siguiente:
Los actos o contratos que el hijo de familia celebre fuera de su peculio profesional
o industrial, y que el padre, etc.", de manera que en el Proyecto de 1855 se situaba
como su artículo 254 con la siguiente redacción: "Los actos o contratos que el hijo
de familia celebre fuera de su peculio profesional o industrial, y que el padre au-
torice o ratifique por escrito, obligan directamente al padre, y subsidiariamente al
hijo, hasta concurrencia del beneficio que éste hubiere reportado de dichos actos
o contratos". Tal fue la redacción definitiva de dicha disposición, que apareció
como artículo 254 en la edición oficial del Código Civil chileno de 1856. 2. Fuentes
y contexto. En el "Proyecto inédito" no se incluía ninguna nota que remitiera a la
eventual fuente que se pudo tener la vista para la elaboración del artículo del que
aquí se trata, pero sin perjuicio de ello, del contenido y naturaleza de la regla que
en él se establece, se desprende con claridad que Bello, en la disciplina seguida en
cuanto a la acción concedida en contra del hijo "hasta concurrencia del beneficio
reportado", ha seguido la técnica pretoria de la limitación de la condemnatio de la
acción, a semejanza del régimen de la romana actio de peculio vel de in rem verso.
Artículo 263. Siempre que el hijo tenga que litigar como actor contra el padre
o la madre que ejerce la patria potestad, le será necesario obtener la venia del juez
y éste, al otorgarla, le dará un curador para la litis.
El padre o madre que, teniendo la patria potestad, litigue con el hijo, sea como
demandante o como demandado, le proveerá de expensas para el juicio, que regulará
incidentalmente el tribunal, tomando en consideración la cuantía e importancia de
lo debatido y la capacidad económica de las partes.
Concordancias: Código Civil: artículos 163, 265 y 494. Código de Procedimiento Civil: artículos 829, 830,
852, 854 inciso 2.
JURISPRUDENCIA
1. Imposibilidad de autocontratación en procedimientos judiciales. A propósito
de esta regla se ha señalado que: "Si bien la autocontratación es generalmente
aceptada en materia civil, ella no tiene cabida en los procedimientos judiciales
contenciosos, que llevan implícita la concurrencia de intereses contrapuestos. Así
se desprende de diversas disposiciones que impiden que un representante pueda
defender judicialmente los intereses de su representado, como los artículos 263 y
352 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XVIII
265 del Código Civil, referidos a casos en que el hijo menor deba litigar contra el
padre o madre que ejerce la patria potestad, para cuyo efecto habrá de designársele
un curador ad litem" (Ca. Santiago, 5-IV-2006, N° LegalPublishing: 34411).
Artículo 264. El hijo no puede parecer en juicio, como actor, contra un ter-
cero, sino autorizado o representado por el padre o la madre que ejerce la patria
potestad, o por ambos, si la ejercen de manera conjunta.
Si el padre, la madre o ambos niegan su consentimiento al hijo para la acción
civil que quiera intentar contra un tercero, o si están inhabilitados para prestarlo,
podrá el juez suplirlo, y al hacerlo así dará al hijo un curador para la litis.
Concordancias: Código Civil: articulo 494. Código de Procedimiento Civil: artículos 829, 830, 852, 854
inciso 2.
Artículo 265. En las acciones civiles contra el hijo deberá el actor dirigirse al
padre o madre que tenga la patria potestad, para que autorice o represente al hijo
en la litis. Si ambos ejercen en conjunto la patria potestad, bastará que se dirija
en contra de uno de ellos.
Si el padre o madre no pudiere o no quisiere prestar su autorización o repre-
sentación, podrá el juez suplirla, y dará al hijo un curador para la litis.
Concordancias: Código Civil: artículo 494. Código de Procedimiento Civil: artículos 852, 854 inciso 2. Ley
N° 19.968, crea Tribunales de Familia, D.O. 30.08.2004: artículo 19.
JURISPRUDENCIA
1. Es ilegal la orden de arresto decretada en contra de un menor adulto por
un Tribunal de Familia si ella se dictó sin que el menor actuara debidamente
representado o se le designada un curador. Por vía de amparo constitucional, se
ha declarado que: "del tenor del recurso y lo informado por el Juez recurrido, se
desprende que como consecuencia de adeudarse por el menor de edad [...], sumas
de dinero por concepto de alimentos provisorios decretados en una causa trami-
tada ante el Juzgado de Familia de esta ciudad, se decretó su arresto nocturno;
esta decisión es reclamada como ilegal y perturbadora del derecho de la libertad
del referido menor, toda vez que fue dictada en un procedimiento en el cual el
referido menor no ha comparecido en forma legal, en los términos que señala los
artículo 265 inciso 2o del Código Civil. Concordante, es dable argumentar que la
disposición del Código aludido refiere la circunstancia que si el padre o madre del
menor no pudiere o no quisiere prestar su autorización o representación, podrá el
juez suplirla y dará al hijo un curador para la litis. Lo anterior es precisamente lo
ocurrido en los antecedentes atento la falta de capacidad del menor para su compa-
recencia enjuicio, situación acorde a lo dispuesto en el inciso 3o del artículo 1447
del Código Civil que refiere que el menor adulto es relativamente incapaz. Cuarto:
Que en este orden de ideas, el decreto de detención resulta ilegal toda vez que el
Juez no debió sustraerse de un procedimiento establecido por el legislador sobre
la materia y que, en síntesis, se centra en la calidad de menor adulto que ostenta
el afectado por la medida, quien debe comparecer en conformidad a las normas
protectoras dictadas al efecto, así, dicha orden aparece dictada fuera de los casos
establecidos por la ley" (Ca. Arica, 3-X-2007, N° LegalPublishing: 37369).
DE LA PATRIA POTESTAD 353
Artículo 267. La patria potestad se suspende por la demencia del padre o ma-
dre que la ejerce, por su menor edad, por estar en entredicho de administrar sus
propios bienes, y por su larga ausencia u otro impedimento físico, de los cuales
se siga perjuicio grave en los intereses del hijo, a que el padre o madre ausente o
impedido no provee.
En estos casos la patria potestad la ejercerá el otro padre, respecto de quien
se suspenderá por las mismas causales. Si se suspende respecto de ambos, el hijo
quedará sujeto a guarda.
Concordancias: Código Civil: artículos 257 inciso 2 y 258.
5. De la emancipación
Este artículo fue derogado por el número 23 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue derogado por el número 23 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue derogado por el número 23 del artículo Io de la LeyN0 19.585, publicada en el Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998.
DE LA PATRIA POTESTAD 355
TÍTULO XVI8
DE LA HABILITACIÓN DE EDAD
Este articulo fue derogado por el número 23 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue derogado por el número 23 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue derogado por el número 23 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998.
Este articulo fue derogado por el número 23 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue derogado por el número 23 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue derogado por el número 23 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue derogado por el número 23 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998.
Este título y l o s a r t í c u l o s q u e lo c o m p o n e n f u e r o n d e r o g a d o s p o r el artículo 2 o de la Ley N° 7.612,
p u b l i c a d a en el Diario Oficial de 21 de o c t u b r e de 1 9 4 3 .
DE LAS PRUEBAS DEL ESTADO CIVIL 357
TÍTULO XVII
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición es la que aparecía como
artículo 343 del Proyecto de 1853: "El estado civil es la calidad de un individuo en
cuanto relativa a su capacidad para ejercer derechos o contraer obligaciones civiles"
y, tras la revisión en la Comisión se le dio una nueva redacción, con la que apareció
como artículo 343 en el llamado "Proyecto inédito", que ya sería la definitiva y que
coincide con la actualmente en vigor, pues sin ninguna alteración fue recibido en el
artículo 304 del Proyecto de 1855 y en la edición oficial del Código Civil de 1856.
JURISPRUDENCIA
1. Noción y caracteres del"estado civiT'. Se ha sentado que: "El estado civil es un
atributo de la personalidad y, por ende, no puede existir duplicación de estados
respecto de una misma fuente, produce efectos erga omnes, pues no sólo interesa
al individuo en particular sino a la sociedad en su conjunto, no admite divisiones
y es permanente mientras no se adquiera otro de acuerdo a la ley" (Cs. 7-V-2007,
N°LegalPublishing: 36496; Cs. 15-111-2010, N° LegalPublishing: 43528). 2. Las normas
que regulan el estado civil son de orden público. Se ha declarado que: "En nuestro
ordenamiento jurídico las disposiciones que regulan el estado civil de las personas
son normas de orden público" (Cs. 8-II-2010, N° LegalPublishing: 43206).
Este inciso fue modificado por el articulo tercero, N° 22, de la Ley N° 19.947, publicada en el Diario
Oficial de 17 de mayo de 2004, en el sentido de introducir, después de la palabra "casado", la frase
"separado judicialmente, divorciado", entre comas (,).
Este a r t í c u l o fue reemplazado p o r el N° 32 del a r t í c u l o I o de la Ley N° 1 9 . 5 8 5 , p u b l i c a d a en el Diario
Oficial e l 2 6 d e o c t u b r e d e 1 9 9 8 .
358 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XVIII
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición es la que corresponde al artí-
culo 344 del Proyecto de 1853, cuyo inciso Io rezaba: "El estado civü de casado o
viudo, i de padre o hijo lejítimo, deberá probarse por las respectivas partidas de
matrimonio, de nacimiento o bautismo, i de muerte"; su inciso 2o: "El estado civil
de padre o madre o hijo natural deberá probarse por el instrumento que al efecto
hayan otorgado ambos padres o uno de ellos, según los dicho en el título De los hijos
naturales"; y su inciso 3o: "La edad i la muerte deberán probarse por las respectivas
partidas de nacimiento o bautismo i de muerte". La Comisión le introdujo leves
variaciones: a) substituyó en el inciso Io la palabra "deberá" por la voz "podrá" y;
b) en su inciso 3o reemplazó la palabra "deberán" por la voz "podrán", y con estas
innovaciones fue recibido como artículo 344 en el denominado "Proyecto inédi-
to", del que pasó sinnuevas modificaciones al artículo 305 del Proyecto de 1855 y
al artículo 305 de la edición oficial del Código Civil. La versión originaria de esta
disposición ha sufrido una serie de modificaciones al hilo de las reformas en la
disciplina de la filiación: a) la Ley N° 10.271, de 29 de febrero de 1952, le introdujo
dos innovaciones: I a ) ordenó substituir su inciso 2o por el siguiente: "La prueba del
estado civü de padre, madre o hijo natural, se sujetará a las reglas contenidas en el
Título XII de este Libro" y; 2 a ) ordenó intercalar el siguiente inciso penúltimo: "La
prueba del estado civil de padre, madre o hijo simplemente ilegítimo, se sujetará
a lo dispuesto en el artículo 280"; b) la Ley N° 19.585, de 26 de octubre de 1998,
en su artículo I o , número 25, ordenó substituirlo por un nuevo artículo compuesto
de tres incisos, de los que el 2o y 3o no has experimentado modificaciones hasta el
presente, pues su inciso Io rezaba: "El estado civü de casado, o viudo, y de padre,
madre o hijo, se acreditará frente a terceros y se probará por las respectivas par-
tidas de matrimonio, de muerte, y de nacimiento o bautismo"; c) la Ley N° 19.947,
de 17 de mayo de 2004, en su artículo tercero, número 22, ordenó que en su inciso
Io se introdujera, después de la palabra "casado", la frase, entre comas, "separado
judicialmente, divorciado". 2. Del "estado civil" de separado judicialmente. Una
escasa prolijidad en el quehacer legislativo significó que en la Ley N° 19.947, de 17
de mayo de 2004, se declarara en la parte final de su artículo 38 que si se produce
la reanudación de la vida en común de los cónyuges, después de decretada su
separación judicial, se "restablece el estado civü de casados", declaración que es
contradictoria con el inciso 2o de su artículo 32, de acuerdo con el cual, desde que
se subinscribe la sentencia que decreta la separación judicial: "[...] los cónyuges
adquirirán la calidad de separados, que no los habilita para volver a contraer ma-
trimonio", torpeza ésta que reiteró el artículo tercero, número 22, de la misma ley
N° 19.947, al ordenar la modificación de este artículo 305, pues según ella pareciera
que la separación judicial constituiría un nuevo estado civü. Toda interpretación
exige, al tenor del inciso Io del artículo 22 del Código Civil, acudir al "contexto de
la ley", que "servirá para üustrar el sentido de cada una de sus partes, de manera
que haya entre todas ellas la debida correspondencia y armonía". El contexto de la
Ley de Matrimonio Civil es unívoco en esta materia: la separación judicial no general
un "nuevo estado civil", pues los separados conservan su estado civil de casados, y
así la parte final del referido inciso 2o del dicho artículo 32 de la ley es terminante
al declarar que, si bien los cónyuges adquieren la calidad de separados, ella "no
DE LAS PRUEBAS DEL ESTADO CIVIL 359
los habilita para volver a contraer matrimonio", pues continúan como "cónyuges",
y por ello: el artículo 33 de la misma ley advierte que: "La separación judicial deja
subsistentes todos los derechos y obligaciones personales que existen entre los
cónyuges [...]"; el artículo 34 declara que termina la sociedad conyugal o el régimen
de participación en los gananciales que hubiera existido "entre ¡os cónyuges"; el
artículo 35, a su vez, señala que: "El derecho de los cónyuges a sucederse entre sí
no se altera por la separación judicial [...]"; el artículo 37 dice: "El hijo concebido
una vez declarada la separación judicial de ¡os cónyuges (...]"; el mismo artículo 38
comienza con la frase: "La reanudación de la vida en común de los cónyuges [...)";
el artículo 39 se refiere a "ambos cónyuges"; y en los artículos 40 y 41 vuelve a
hablarse de "los cónyuges". De guisa que la única armonía posible de todas estas
disposiciones en la Ley N° 19.947, exige interpretar como impropia la expresión
estado civil atribuida a la calidad de separado judicialmente que se contiene en el
citado artículo 38 de la ley. Lo mismo cabe decir de la modificación al artículo 305
del Código Civil, pues no hay manera de armonizarlo con ninguno de sus artículos
referidos al matrimonio si se entendiera que la separación judicial genera un nuevo
estado civil, ni con muchos otros, y un sólo ejemplo que ministra el artículo 35 de la
ley: ¿Cómo se justificarían los derechos hereditarios recíprocos de quienes tuvieren
el "estado civil de separados" sin descabalar por completo todo el régimen de la
sucesión por causa de muerte? Además, cómo armonizarlo con la noción de estado
civil que, en cuanto atributo de la personalidad, no admite duplicidad respecto
de una misma fuente, pues, tal como lo reitera nuestra jurisprudencia: "El estado
civil es un atributo de la personalidad y, por ende, no puede existir duplicación
de estados respecto de una misma fuente, produce efectos erga omnes, pues no
sólo interesa al individuo en particular sino a la sociedad en su conjunto, no ad-
mite divisiones y es permanente mientras no se adquiera otro de acuerdo a la ley"
(Cs. 7-V-2007, cons. 3o, N° LegalPublishing: 36496).
JURISPRUDENCIA
1. Déla separación judicial como no constitutiva de "estado civil". La jurispru-
dencia, con buen sentido y criterio, no ha dudado en afirmar que la separación
judicial no general un estado civil y ha agregado como una de sus razones el
recurso a la historia fidedigna de la ley: "En igual sentido formula un criterio
Andrea Muñoz Sánchez (artículo en obra "Seminario Ley N° 19.947 de Matrimo-
nio Civil" realizado por la Academia Judicial de Chile, los días 13 y 14 octubre
de 2004)", al expresar: "si bien en la discusión del proyecto se aprobó la idea
de crear un nuevo estado civil de separados, en su última etapa se revisó y aco-
gió una indicación tendiente a corregir ese error, atendido que una persona no
puede tener el estado civil de separada y de casada al mismo tiempo. Así fue
como se estableció que se adquiere simplemente la calidad de separados, como
hemos dicho. Con todo, lamentablemente, no se hicieron los ajustes del caso, en
relación a otras normas que se referían al tema, habiendo quedado al menos dos
disposiciones que parecieran mantener la idea anterior: la del artículo 38, que al
referirse a la reanudación de la vida en común señala que se restablece 'el estado
civil de casados', como sugiriendo que durante la separación el estado era el otro
y el artículo 305, que derechamente lo introduce como un estado civil más. Con
360 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XVIII
plena prueba, salvo que se las impugne de acuerdo con el artículo 308. Se ha
sostenido así, que: "En conformidad con lo que dispone el artículo 305 del Código
Civil, el estado civil de una persona se prueba con la correspondiente partida en el
caso de la antedicha solicitud de ingreso a una cooperativa no constituye medio
idóneo para demostrar un hipotético estado civil de la menor María Luisa Fleming
Morales, aun más, una partida constituye plena prueba, siempre que no haya sido
impugnada en los términos del artículo 308 del mismo cuerpo legal, por cuanto
esa clase de documentos atestiguan la declaración hecha por los padres padrinos
u otras personas en los respectivos casos, pero no garantizan la veracidad de
esta declaración en ninguna de sus partes" (Cs. 16-XI-1998, N° LegalPublishing:
10622). 5. Ausencia de partidas y posesión notoria del estado civil en el caso
de indígenas. Se ha recordado la jurisprudencia la aplicación de las reglas espe-
ciales en esta materia en relación con los indígenas y así ha declarado: "El juez
de primera instancia, realizando un análisis de la prueba rendida a la luz de las
normas comunes sobre apreciación de la prueba, concluye que ella no resulta
suficiente para establecer la referida calidad, "puesto que no existen partidas
u otros documentos auténticos que prueben dicha filiación", agregando que los
testigos que la afirman concurren en menor número que los que la niegan. En el
régimen probatorio civil de común aplicación, tal aseveración sería efectivamente
correcta, y sería posible descartar el parentesco. Pero el inciso primero del artículo
4o de la Ley N° 19.253 sobre Protección, Fomento y Desarrollo de los Indígenas,
plenamente aplicable en la especie, dada la calidad de indígenas de las demanda-
das, dispone que "Para todos los efectos legales, la posesión notoria del estado
civil de padre, madre, cónyuge o hijo se considerará como título suficiente para
constituir en favor de los indígenas los mismos derechos y obligaciones que,
conforme a las leyes comunes, emanen de la filiación legítima y del matrimonio
civil. Para acreditarla bastará la información testimonial de parientes o vecinos,
que podrá rendirse en cualquier gestión judicial, o un informe de la Corporación
suscrito por el Director". En otras palabras, no resulta posible exigir en este caso
el mismo rigor probatorio (documental y público) que en el régimen normal de
acreditación del parentesco o del estado civil de él derivado" (Ca. Valdivia, 11-XII-
2008, N° LegalPublishing: 41436).
JURISPRUDENCIA
1. Sentido y carácter de la presunción. Se ha advertido que: "A la luz de los pre-
ceptos que se contienen en el artículo 306 del Código Civil, que la Ley ha otorga-
do un carácter presuntivo a la partidas de matrimonio, muerte y de nacimiento,
reconociendo en ellas una presunción legal de veracidad respecto de aquellas
circunstancias que se consignan en sus asientos. Por ende, la mera consignación
del nombre del padre o madre, que en ésta se inserte, goza de una presunción de
autenticidad, e invierte el peso de la prueba u onus probandr, de tal modo que,
362 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XVII
JURISPRUDENCIA
1. Noción y caracteres de la notoria posesión de estado civil. Se ha declarado que
la notoria posesión de estado civil es: "El goce y el ejercicio de un estado civil deter-
minado, en su manifestación en los hechos, independientemente de la existencia o
inexistencia del título legal (Fernando Fueyo), posesión notoria que, en todo caso,
no da o genera un estado sino que sólo sirve para probarlo, pues el estado civil no
se adquiere por prescripción" (Cs. 24-X-2001, N° LegalPublishing: 22947).
Artículo 312. Para que la posesión notoria del estado de matrimonio se reciba
como prueba del estado civil, deberá haber durado diez años continuos, por lo
menos.2
Concordancias: Código Civil: artículos 309, 310, 313.
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión originaria de este artículo contenía dos incisos, en el primero
de ellos se decía que: "El fallo judicial que declara verdadera o falsa la legitimidad
Este articulo fue derogado por el N° 27 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial el 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue modificado por el N° 28 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial el 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue modificado por el N° 29 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial el 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue reemplazado p o r el N° 32 del artículo I o de la Ley N° 1 9 . 5 8 5 , publicada en el Diario
Oficial el 26 de o c t u b r e de 1 9 9 8 .
364 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XVIII
del hijo, no sólo vale respecto de las personas que han intervenido en el juicio, sino
respecto de todos, relativamente a los efectos que dicha legitimidad acarrea"; y en
el segundo: "La misma regla deberá aplicarse al fallo que declara ser verdadera o
falsa una maternidad que se impugna". Su primera versión era la que habia apa-
recido como artículo 353 en el Proyecto de 1853 que, con ligerísimas variantes de
redacción había sido recibido en el artículo 353 del "Proyecto inédito", en el que
ya constaba la redacción que sería la definitiva. Como consecuencia del estableci-
miento de una nueva disciplina general para la filiación, el artículo Io número 30
de la Ley N° 19.585, de 26 de octubre de 1998, le dio una nueva redacción, que es
la que se mantiene en vigor hasta el día. 2. Fuentes y Contexto. En el Proyecto de
1853 Bello incluyó la siguiente nota para esta disposición: "L. 20 § Otrosí decimos
que si alguno se razona por fijo, tit. 22, Part. 3; 1. 1, § fin. et. L. 2, De agnoscendis
liberis, etc.", y, como a pesar de la modificación que experimentó en virtud de la
dicha ley N° 19.585, no se alteró el principio contenido en la regla originaria, tales
notas remisivas a sus fuentes mantienen su interés y valor. Se contenía en ella una
remisión a dos lugares del Digesto (2,3,1,16 y 2,3,2-3, pr.): En el primero, tomado del
libro XXXTV ad Edictum de Ulpiano, se leía que si el juez se pronunciara acerca de si
una mujer estaba o no embarazada de una cierta persona que decía ser padre de la
creatura, lo que en tal causa se juzgare debía ser reconocido, en cuanto a si el hijo
era o no era de quien se decía padre (Plañe si denuntiante muliere negaverit ex se
esse praegnatem, tametsi custodes non miserit, non evitabit, quo minus quaeratur, an
ex eo mulier praegnas sit. Quae causa si fuerit acta apud iudicem et pronuntiaverit,
cum de hoc agetur quod ex eo praegnas fuerit nec ne, in ea causa esse, ut agnosci
debeat: sive filius non fuit sive fuit, esse suum), y en el segundo, formado por un
fragmento tomado del libro XIX Digestorum de Juliano y por otro del citado libro
XXXTV ad Edictum de Ulpiano, se leía que en todas las causas, si se declaraba que
alguien no era hermano consanguíneo de otro, aunque lo fuera, tal declaración
debía tenerse por derecho (In ómnibus causis (quare et fratribus consanguineus
erit): Sive contra pronuntiaverit, non fore suum, quamvis suus fuerit: placet enim
eius rei iudicem ius facere. Et ita Marcellus libro séptimo digestorum probat, eoque
iure utimur). La segunda remisión era a un pasaje de una ley de las Siete Partidas
(3,22,20), cuya rúbrica era "Como el Juyzio que es dado entre algunos, non puede
empecer a otri, fueras en cosas señaladas", y la excepción a que se refería la nota
era la siguiente: "Otrosí dezimos, que si alguno se razona por fijo de otro, e el
padre non lo quiere conocer por fijo: si juyzio fuere dado contra el padre en esta
razón, diciendo el Judgador en su sentencia que es fijo de aquel que non lo quiere
conocer por fijo; tal juyzio como este empescerá al padre, e a todos sus parientes
en razón de los bienes que podrían heredar por el parentesco, maguer non se
acertassen y cuando fue dado el jyzio, si non el padre tan solamente. Esso mismo
dezimos, que si el fijo desconociesse al padre, negando que non era su fijo: ca el
juyzio que fuesse dado contra él en esta razón, no tan solamente empecería a él,
mas aun a todos los otros sus parientes que lo quisiesen contradecir".
JURISPRUDENCIA
1. Excepción al principio del efecto relativo de las sentencias. Se ha precisado
que: "En estas materias el principio general del efecto relativo de las sentencias se
DE LAS PRUEBAS DEL ESTADO CIVIL 365
ve alterado por expresa disposición legal. Así, el ya citado artículo 315 del Código
Civil previene que las sentencias judiciales "no sólo valen respecto de las personas
que han intervenido en el juicio, sino respecto de todos, relativamente a los efectos
que dicha paternidad o maternidad acarrea". Para que tal resultado se produzca, se
exige que el fallo se haya dictado conforme a lo dispuesto en el Título VIII, Libro I,
es decir, debe tratarse de acciones reguladas por estas normas, entre las cuales se
encuentra precisamente la del artículo 208 del Código Civil, exigencia que única-
mente se cumple en relación con esta causa. Los otros requisitos que debe reunir un
fallo que se pronuncie sobre las acciones de filiación, consiste en que se encuentre
firme y ejecutoriado; que se haya dictado contra legítimo contradictor y que no
haya habido colusión en el juicio" (Cs. 21-IX-2006, N° LegalPublishing: 35162).
Artículo 316. Para que los fallos de que se trata en el artículo precedente pro-
duzcan los efectos que en él se designan, es necesario:
Io Que hayan pasado en autoridad de cosa juzgada;
2o Que se hayan pronunciado contra legítimo contradictor;
3o Que no haya habido colusión en el juicio.
Concordancias: Código Civil: artículo 319. Código de Procedimiento Civil: artículos 175, 176, 177, 315,
317.
OBSERVACIONES
JURISPRUDENCIA
1. El artículo 317 constituye la regla general en materia de acciones de filia-
ción. Se ha entendido que: "Del tenor literal del inciso segundo antes transcrito, se
infiere que el artículo 317 del Código Civil constituye la regla general en materia
de acciones de filiación y que el legislador no distingue situaciones particulares,
pues, luego de definir quienes son 'legítimo contradictor', amplía el concepto y
lo extiende "también a los herederos" (Cs. 21-IX-2006, N° LegalPublishing: 35157;
Cs. 2-VW-2010, N° LegalPublishing: 45479). 2. Coherencia con el principio de
libre investigación de de la paternidad e imprescriptibilidad de la acción de
reclamación. Se ha declarado que: "el artículo 317 del Código Civil está en armo-
nía con la Ley N° 19.585, que establece la libre investigación de la paternidad y la
imprescriptibilidad de la acción de reclamación. De no ser así se estaría privando
del derecho de identidad al hijo, con lo cual no sólo se estaría infringiendo la ley
chilena, sino también el artículo 7o de la Convención de los Derechos del Niño y el
artículo 18 del Pacto de San José de Costa Rica" (Ca. Talca, 3-XI-2010. N° LegalPu-
blishing: 46164). 3. Como consecuencia de la regla general, le es posible al hijo
entablar la acción de reclamación de paternidad en contra de los herederos de
su presunto padre difunto. Se ha declarado que: "Frente a las normas precitadas
que proclaman la imprescriptibilidad de la acción de reclamación de paternidad, la
E s t e artículo fue reemplazado por el N° 33, del artículo I o de la Ley N° 1 9 . 5 8 5 , publicada en el Diario
Oficial e l 2 6 d e o c t u b r e d e 1 9 9 8 .
DE LAS PRUEBAS DEL ESTADO CIVIL 367
circunstancia que la acción puede dirigirse contra los herederos del padre fallecido,
unido a la amplitud de medios de prueba que otorga el legislador para lograr que
se acredite o investigue una determinada filiación, ajuicio de estos sentenciadores,
los lleva a concluir, conforme lo consagran las normas de interpretación de la ley
contenidas en los artículos 22 y 23 del Código Civil; que el artículo aplicado en el
caso de autos, sólo norma la situación particular en que se haya el hijo postumo,
o sea el nacido después del fallecimiento de su padre o madre, y del hijo cuyo
padre o madre fallece dentro de los 180 días siguientes al parto, sin que de esa
norma pueda hacerse una interpretación extensiva, o bien restringir el sentido
de las normas contenidas en los artículos 205 y 317 del Código Civil, puesto que
es justamente el contexto de la ley, el que debe servir para ilustrar su sentido y
alcance" (Cs. 18-VI-2008, N° LegalPublishing: 39237), y en el mismo sentido se ha
entendido que: "No puede sino entenderse que la ley autoriza expresamente al
hijo para dirigir la acción de reclamación en contra de los herederos del presunto
padre si éste fallece antes de la demanda y para continuarla en su contra, sí el
deceso tiene lugar en el curso del juicio. Esta interpretación se refuerza aun más
si se tiene presente que el artículo 318, modificado por la misma Ley N° 19.585,
resolvió el problema de la multiplicidad de herederos al disponer que "El fallo
pronunciado a favor o en contra de cualquiera de los herederos aprovecha o
perjudica a los herederos que citados no comparecieron" (Cs. 21-IX-2006, N° Le-
galPublishing: 35157), agregándose que: "Esta interpretación no sólo resulta más
adecuada al contexto general de la ley y, especialmente a las reglas del párrafo
primero del Título VIII del Código Civil, que franquean una amplia investigación
de la paternidad o maternidad y consagran la imprescriptibilidad de la acción
de reclamación, sino también es congruente con la norma del artículo 1097 del
Código Civil, que establece que los herederos representan a la persona del cau-
sante y con la noción general de que los derechos y obligaciones son trasmisibles"
(Cs. 21 -IX-2006, N° LegalPublishing: 35157). 4. Los supuestos del artículo 206
constituyen excepciones a ¡a regla general del artículo 317. Así se ha entendido
que: "Nada impide la existencia de excepciones a una regla general y es así como,
tratándose de la acción de reclamación, el artículo 206 del Código Civil, prevé dos
situaciones especiales, lo que permite afirmar que la transmisibilidad de la acción
a los herederos está limitada por la ley. En efecto, la norma contempla los casos
del hijo postumo, esto es, el del nacido después del fallecimiento del padre o de
la madre y del hijo cuyo padre o madre fallece dentro de los 180 días siguientes al
parto, los que prevalecen sobre la regla del artículo 317. En consecuencia, en estas
hipótesis, el hijo sólo puede demandar a los herederos del padre o de la madre
fallecidos en el término de tres años contados desde la muerte del progenitor, o
desde que el hijo alcance la plena capacidad, si a esa fecha no lo era" (Cs. 21-IX-
2006, N° LegalPublishing: 35157).
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición corresponde a la que se leía
como artículo 357 del Proyecto de 1853, cuya redacción era exactamente igual a la
actualmente en vigor, y que fue recibida en el artículo 358 del "Proyecto inédito"
y de ahí pasó al artículo 319 del Proyecto de 1855 y a la edición oficial del Código
Civil de 1856. 2. Fuentes y contexto. En el Proyecto de 1853 Bello incluyó como
nota a esta disposición la siguiente: "L. 2, De collus.)", es decir, una remisión a un
pasaje del título "De coilusione detegenda" del Digesto (46,16,2), tomado del libro
II De officio consulis de Ulpiano, en el que trataba del ya citado senadoconsulto de
Marco Aurelio, en cuyo primer paso se leía que: "Estableció el divino Marco que se
puede descubrir la colusión de ingenuidad dentro del quinquenio posterior a la
sentencia" (Collusionem detegere ingenuitatis post sententiam intra quinquennium
posse dtvus Marcus constitit).
TÍTULO XVm
Concordancias: Ley N° 14.908, sobre Abandono de Familia y Pago de Pensiones Alimenticias, D.0.05.10.1962,
texto refundido fijado por D.F.L. N° 1, D.O. 30.05.2000. Decreto N° 23, Min. de Relaciones Exteriores, Con-
vención sobre Obtención de Alimentos en el Extranjero, D.O. 23.01.1961.
JURISPRUDENCIA
estima que no tiene derecho a exigir del demandado que se los proporcione puesto
que la conducta que desplegó, lo exime de la obligación de suministrarle aquéllos.
Por lo demás, no se encuentra acreditado que esté en un estado de necesidad tal,
económica o de salud, que amerite regulación de alimentos a su favor, teniendo
aún edad para desempeñarse en la vida laboral" (Ca. Valparaíso, 2-IX-2007, N° Le-
galPublishing: 38082); b) Opinión que entiende que el cónyuge que abandona
voluntariamente el hogar común conserva el derecho a demandar alimentos: en
este sentido se ha dicho que: "El hecho de que la mujer abandone voluntariamente
el hogar común, tampoco le priva del derecho de alimentos, ya que de conformidad
con el principio general contenido en el art. 321 del Código Civil, se concede el
derecho de alimentos a las personas designadas en dicha disposición, entre ellos
el cónyuge, salvo que una ley expresa se los niegue, y como la ley en el caso de la
mujer que se encuentra en esa situación nada dispuso, forzoso es concluir que
conserva incólume su derecho" (Ca. Concepción, 4-VIII-2000, N° LegalPublishing:
22164). 9. Dentro de los "descendientesf se comprende a los hijos y nietos. Se
ha explicitado así: "Que el artículo 321 del Código dice que se deben alimentos:
"...N° 2. A los descendientes", entre los cuales deben entenderse, tanto los hijos
como los nietos" (Ca. Concepción, 15-IV-2009, N° LegalPublishing: 41850).
Artículo 322. Las reglas generales, a que está sujeta la prestación de alimentos,
son las siguientes; sin perjuicio de las disposiciones especiales que contiene este
Código respecto de ciertas personas.
Concordancias: Código Civil: artículo 13.
Artículo 323. Los alimentos deben habilitar al alimentado para subsistir mo-
destamente de un modo correspondiente a su posición social.
Comprenden la obligación de proporcionar al alimentario menor de veintiún
años la enseñanza básica y media, y la de alguna profesión u oficio. Los alimentos
que se concedan según el artículo 332 al descendiente o hermano mayor de vein-
tiún años comprenderán también la obligación de proporcionar la enseñanza de
alguna profesión u oficio.1
Concordancias: Código Civil: artículos 174, 175, 241, 330, 332, 434, 1210 inciso 2.
JURISPRUDENCIA
1. Noción de la expresión "posición social'. En poco más de dos líneas, que darían
pie para una serie de consideraciones, por ejemplo, en lo tocante al principio de
igualdad, se ha sostenido que: "Por posición social se entiende el rango o jerarquía
que se reconoce a un individuo en relación con los demás miembros de la sociedad.
Se considera que la posición social de la mujer casada es la del marido y en el caso
sublitis el alimentante es un empresario que posee bienes importantes, como lo ha
confesado en el juicio" (Ca. Concepción, 16-1-2008, N° LegalPublishing: 38204). 2.
Contenido de la prestación de ¡a obligación de alimentos respecto de los hijos.
JURISPRUDENCIA
Artículo 326. El que para pedir alimentos reúna varios títulos de los enumerados
en el artículo 321, sólo podrá hacer uso de uno de ellos, en el siguiente orden:
Io El que tenga según el número 5o.
2o El que tenga según el número I o .
3o El que tenga según el número 2o.
4o El que tenga según el número 3o.
5o El del número 4o no tendrá lugar sino a falta de todos los otros.
Entre varios ascendientes o descendientes debe recurrirse a los de próximo
grado. Entre los de un mismo grado, como también entre varios obligados por
un mismo título, el juez distribuirá la obligación en proporción a sus facultades.
Habiendo varios alimentarios respecto de un mismo deudor, el juez distribuirá los
alimentos en proporción a las necesidades de aquéllos.
Sólo en el caso de insuficiencia de todos los obligados por el título preferente,
podrá recurrirse a otro.2
Concordancias: Código Civil: artículos 27, 232, 321.
JURISPRUDENCIA
1. La "insuficiencia" debe acreditarse por sentencia ejecutoriada para poder
recurrir a los otros obligados. Se ha declara así que: "Sólo puede recurrirse a los
más lejanos dentro del mismo grado o a los del grado siguiente, en este caso a los
abuelos paternos, cuando se haya establecido a través de una sentencia ejecutoria-
da la insuficiencia del padre para otorgar alimentos" (Ca. Concepción, 15-W-2009,
N° LegalPublishing: 41850).
Este artículo fue derogado por el artículo 2° de la Ley N°7.612, publicada en el Diario Oficial el 21 de
octubre de 1943.
Este artículo fue sustituido por el N° 37 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial el 26 de octubre de 1998.
Este inciso fue modificado por el artículo tercero de la Ley N° 20.152, publicada en el Diario Oficial
de 9 de enero de 2007, en el sentido de sustituir la frase "desde que en la secuela del juicio se le
ofrezca fundamento plausible" por la siguiente "con el solo mérito de los documentos y anteceden-
tes presentados". Con anterioridad fue modificado por el N° 2 del artículo 2o de la Ley N° 19.741,
publicada en el Diario Oficial de 24 de julio de 2001.
374 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XVIII
Cesa este derecho a la restitución, contra el que, de buena fe y con algún fun-
damento plausible, haya intentado la demanda.
Concordancias: Código Civil: artículos 706, 707, Ley N° 14.908, sobre Abandono de Familia y Pago de
Pensiones Alimenticias, D.O. 05.10.1962, texto refundido fijado por D.F.L. N° 1, D.O. 30.05.2000: artículo
5. LeyN" 19.968, crea Tribunales de Familia, D.O. 30.08.2004: articulo 8 N° 4.
Artículo 328. En el caso de dolo para obtener alimentos, serán obligados so-
lidariamente a la restitución y a la indemnización de perjuicios todos los que han
participado en el dolo.
Concordancias: Código Civil: artículos 44, 1511, 2314, 2317.
JURISPRUDENCIA
JURISPRUDENCIA
Artículo 330. Los alimentos no se deben sino en la parte en que los medios de
subsistencia del alimentario no le alcancen para subsistir de un modo correspon-
diente a su posición social.1
Concordancias: Código Civil: artículos 241, 323 inciso 1, 329.
JURISPRUDENCIA
1. La obligación de alimentos legales nace desde que se origina el estado de ne-
cesidad en el alimentario y la regla de este artículo 331 tiene un carácter excep-
cional. Se ha recordado que: "La obligación de proporcionar alimentos legales, se
origina desde que concurre en el alimentario el requisito del estado de necesidad y,
que el legislador en el artículo 331 del Código Civil, establece una norma especial al
considerar que existiendo acción judicial, dicho estado se verifica a contar de la pri-
mera demanda, importando esto una excepción a la regla general, en orden a que las
resoluciones judiciales sólo surten efectos desde que quedan ejecutoriadas o causan
ejecutoria en conformidad a la ley" (Cs. 14-X-2007, N° LegalPublishing: 37461).
Artículo 332. Los alimentos que se deben por ley se entienden concedidos
para toda la vida del alimentario, continuando las circunstancias que legitimaron
la demanda.
JURISPRUDENCIA
Artículo 333. El juez reglará la forma y cuantía en que hayan de prestarse los
alimentos, y podrá disponer que se conviertan en los intereses de un capital que
se consigne a este efecto en una caja de ahorros o en otro establecimiento análogo,
y se restituya al alimentante o sus herederos luego que cese la obligación.
Concordancias: Ley N" 14.908, sobre Abandono de Familia y Pago de Pensiones Alimen ticias, D.0.05.10.1962,
texto refundido fijado por D.F.L. N° 1, D.O. 30.05.2000: artículo 9. Ley N° 19.968, crea Tribunales de Familia,
D.O. 30.08.2004: artículo 8 N" 4.
JURISPRUDENCIA
1. El derecho de alimentos es imprescriptible. Este carácter del derecho de ali-
mentos se ha deducido de la regla contenida en este artículo y en el siguiente: "El
artículo 334 del Código Civil, señala que el derecho de pedir alimentos no puede
transmitirse por causa de muerte, ni venderse o cederse de modo alguno, ni re-
nunciarse. A su turno, el artículo 335 del mismo Código, expresa que el que debe
alimentos no puede oponer al demandante en compensación lo que el demandante
le deba a él. Tales disposiciones, confieren al derecho de alimentos el carácter de
imprescriptible, porque está fuera del comercio humano. Dicho de otro modo, no
puede ganarse ni perderse por prescripción" (Ca. Antofagasta, 14-X-2010, N° Le-
Este artículo fue sustituido por el N° 36 del artículo I o de la Ley N° 1 9 . 5 8 5 , publicada en el Diario
Oficial e l 2 6 d e o c t u b r e d e 1 9 9 8 .
DE LOS ALIMENTOS QIJE SE DEBEN POR LEY A CIERTAS PERSONAS 377
JURISPRUDENCIA
1. El alimentario mayor de edad puede renunciar las diferencias de pensiones
alimenticias atrasadas, aunque la administración de la pensión esté confiada
a su madre. Se ha reconocido así que: "establecido por documento de fojas 2 que
el único alimentario de estos autos [...] nació el 7 de diciembre de 1978, por lo
que celebró dicho avenimiento siendo mayor de edad, cabe aplicar a su respecto
la norma contenida en el artículo 336 del Código Civil en el sentido de estar fa-
cultado para renunciar o compensar las diferencias que pudieran haber surgido
entre las pensiones alimenticias producidas entre el fallo de 23 de julio de 1999 y
el 9 de agosto de 2000, fecha de la sentencia de segundo grado que confirmó con
declaración el anterior. Debe tenerse también en consideración que la administra-
ción de la pensión alimenticia no entraba la libre disposición que el alimentario
pueda hacer de la pensión que cede en su exclusivo beneficio" (Cs. 20-1-2003,
378 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XIX
Artículo 337. Las disposiciones de este título no rigen respecto de las asigna-
ciones alimenticias hechas voluntariamente en testamento o por donación entre
vivos; acerca de las cuales deberá estarse a la voluntad del testador o donante, en
cuanto haya podido disponer libremente de lo suyo.
Concordancias: Código Civil: artículos 996 inciso 3, 1069, 1128 y 1134.
TÍTULO XIX
DE LAS TUTELAS Y CURADURÍAS EN GENERAL
Artículo 338. Las tutelas y las curadurías o cúratelas son cargos impuestos a
ciertas personas a favor de aquellos que no pueden dirigirse a sí mismos o admi-
nistrar competentemente sus negocios, y que no se hallan bajo potestad de padre
o madre, que pueda darles la protección debida.1
Las personas que ejercen estos cargos se llaman tutores o curadores y gene-
ralmente guardadores.2
Concordancias: Código Civil: Mensaje XVII, Código de Procedimiento Civil: artículo 838.
OBSERVACIONES
1. Historia. El origen de esta disposición se encuentra en el artículo 377 del Proyec-
to de 1853, en el que ya aparecía con la redacción que sería la definitiva, y de ahí
pasó al artículo 377 del llamado "Proyecto inédito" y al artículo 338 del Proyecto de
Este inciso fue sustituido por el artículo I o , N° 41 de la Ley N° 18.802, publicada en el Diario Oficial
de 9 de junio de 1989.
Este artículo f u e m o d i f i c a d o p o r el artículo I o de la Ley N° 5 . 5 2 1 , publicada en el Diario Oficial de
19 de diciembre de 1934.
DE LAS T U T E L A S Y C U R A D U R Í A S EN GENERAL 379
1855, y fue recibido en igual artículo de la edición oficial del Código Civil de 1856,
cuyo inciso 2o estaba redactado en los mismos términos que se conservan hasta
el día, pero la versión originaria de su inciso Io rezaba: "Las tutelas y las curadu-
rías o cúratelas son cargos impuestos a ciertas personas a favor de aquellos que
no pueden dirigirse a sí mismos o administrar competentemente sus negocios, y
que no se hallan bajo potestad de padre o marido, que pueda darles la protección
debida", la que se mantuvo en vigor hasta el artículo I de la Ley N ° 5 . 5 2 1 , de 9
O
JURISPRUDENCIA
1. Noción de guardas y su carácter de instituciones de orden público. Se ha
asumido por la jurisprudencia que: "Las denominadas guardas tienen por objeto
velar por la persona y los intereses de los incapaces; y, en segundo término, que la
doctrina esta conteste en señalar que: a) las tutelas y curadurías son "instituciones
de orden público, aunque sean de derecho privado" (CLARO SOLAR, Explicaciones de
Derecho Civil, De las Personas, p. 173), b) que las disposiciones que las reglamen-
tan, como dicen relación con los derechos de familia, "son de orden público. No
pueden ser modificadas, en consecuencia, por voluntad de las partes", (ALESSANDRI,
Derecho de Familia, p. 190)" (Ca. Santiago, 6-IX-2007, N° LegalPublishing: 37105).
2. Las disposiciones sobre las guardas son de orden público. En línea con lo sen-
tado en el número anterior se ha sostenido que: "Las disposiciones relativas a las
"guardas son por excelencia disposiciones de orden público" y más precisamente,
son leyes imperativas de interés público o general, de manera que su infracción
o inobservancia acarrea indefectiblemente la nulidad absoluta, tanto así que la
doctrina, en particular ALESSANDRI y SOMARRIVA, en su Curso de Derecho Civil, p. 2 2 7
señalan como ejemplo de este tipo de sanción los artículos 1 1 , 1 4 6 1 , 1 4 6 2 , 1 4 6 7
inciso 2O, 1475 inciso 2O y 1682 todos del Código CiviT' (Ca. Santiago, 6-IX-2007,
N° LegalPublishing: 37105).
Artículo 339. Las disposiciones de este título y de los dos siguientes están
sujetas a las modificaciones y excepciones que se expresarán en los títulos espe-
ciales de la tutela y de cada especie de curaduría.
Concordancias: Código Civil: artículo 13.
380 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XIX
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición apareció como artículo 378 del
Proyecto de 1853, con la redacción que ya sería la definitiva, de ahí pasó al artículo
377 del llamado "Proyecto inédito" y al artículo 338 del Proyecto de 1855, y fue
recibido en igual artículo de la edición oficial del Código Civil de 1856, mantenién-
dose en vigor hasta el presente sin modificación alguna.
OBSERVACIONES
1. Historia. Al igual que en el caso de los artículos precedentes, su primera versión
es la del Proyecto de 1853, en el que aparecía como artículo 379 y con una redacción
que no sufrió modificación alguna durante el proceso de codificación, de modo
que fue recibida inalterada en el artículo 379 del "Proyecto inédito" y en el artículo
340 del Proyecto de 1855 y, bajo el mismo número, en la edición oficial del Código
Civil de 1856. 2. Fuentes y contexto. En este artículo y los cinco siguiente Bello
efectúa una "clasificación" de las guardas que, en términos generales, no hacía
más que recibir el derecho vigente en el país en tiempos de la codificación civil,
y delimitando con precisión cada una de ellas, como él mismo lo explicaba en la
primera parte de la nota que incluyó al artículo 385 del Proyecto de 1853, en la que
se leía lo siguiente: "La clasificación de tutelas, curadurías jenerales, curadurías de
bienes, curadurías adjuntas, curadurías especiales o ad hoc, no tienen (sic) de nuevo
otra cosa que su exacta determinación por medio de reglas precisas i claras" y, en
cuanto a las mencionadas en este artículo 340, simplemente advertía que: "Las dos
primeras clases son las que más a menudo se presentan".
OBSERVACIONES
1. Historia. Este artículo, que con el 1004 son los más breves del Código Civil,
apareció como artículo 380 en el Proyecto de 1853 con la misma redacción que se
conserva en vigor hasta el día, pues fue recibido inalterado en el artículo 380 del
"Proyecto inédito" y de ahí pasó al artículo 341 del Proyecto de 1855 y a la edición
oficial del Código Civil de 1856.
Artículo 342. Están sujetos a curaduría general los menores adultos; los que
por prodigalidad o demencia han sido puestos en entredicho de administrar sus
bienes; y los sordos o sordomudos que no pueden darse a entender claramente.1
Concordancias: Código Civil: artículos 26, 340, 442 y 456.
OBSERVACIONES
JURISPRUDENCIA
1. Finalidad de las curadurías. Se ha advertido que: "La interdicción por demen-
cia, disipación o por cualquier otra causa de incapacidad, tiene por fin esencial la
protección de la persona a quien se restringe su aptitud de obrar, dotándola de un
curador que cuide de su persona y de sus bienes, permitiéndole desenvolverse en
un plano de igualdad en sus relaciones jurídicas" (Ca. Temuco, 30-1-2008, N° Legal-
Publishing: 38319). 2. Noción y finalidades de la interdicción. Se ha declarado que:
"Puede conceptuarse (sic) la interdicción como el estado de una persona que ha sido
declarada por sentencia judicial, incapaz de ejercitar actos jurídicos, privándola de
la administración de sus bienes, previo el juicio correspondiente. Esta institución
está establecida en interés del propio interdicto, de su familia y de la sociedad, y
para aquellas personas que por circunstancias diversas, no pueden actuar por sí
mismas en los actos de la vida civil debido a su falta de capacidad intelectual, que
los coloca en situación de inferioridad respecto de las demás personas, ya que no
pueden proveer eficazmente a la administración de sus intereses" (Ca. Concepción,
10-VI-2008, N° LegalPublishing: 39216).
Artículo 343. Se llaman curadores de bienes los que se dan a los bienes del au-
sente, a la herencia yacente, y a los derechos eventuales del que está por nacer.
Concordancias: Código Civil: artículos 75, 77, 356, 481, 1240, 2509 iVo 3. Código de Procedimiento Civil:
artículos 844, 849 y 850.
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta disposición, con la misma redacción que se mantiene en vigor
hasta el día, apareció en el Proyecto de 1853 como su artículo 382 y no experimentó
Artículo 344. Se llaman curadores adjuntos los que se dan en ciertos casos a
las personas que están bajo potestad de padre o madre, o bajo tutela o curaduría
general, para que ejerzan una administración separada.1
Concordancias: Código Civil: artículos 257, 258, 348 inciso 2, 350, 419 inciso final, 492, 493. Código de
Procedimiento Civil: artículo 851.
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición corresponde a la del artículo
383 del Proyecto de 1853, cuya redacción era la siguiente: "Se llaman curadores
adjuntos los que se dan en ciertos casos a los que están bajo patria potestad, o bajo
tutela o curaduría general, o a la mujer cuyos bienes administra el marido" y, tras
la revisión en el Comisión, fue recibido en el "Proyecto inédito" como su artículo
383 bajo la siguiente forma: "Se llaman curadores adjuntos los que se dan en cier-
tos casos a las personas que están bajo potestad de padre o madre, o bajo tutela o
curaduría general". En una última revisión se le agregó un período final, de manera
que en el Proyecto de 1855 se situaba como su artículo 344 en la forma siguiente:
"Se llaman curadores adjuntos los que se dan en ciertos casos a las personas que
están bajo potestad de padre o madre, o bajo tutela o curaduría general, para que
ejerzan una administración separada" y en tales términos fue recibido en la edición
oficial del Código Civil de 1856. Se mantuvo inalterado hasta que el artículo Io de
la Ley N° 5.521, de 9 de diciembre de 1934, "que iguala a la mujer chilena ante el
derecho", ordenó modificarlo de este modo: "Se llaman curadores adjuntos los que
se dan en ciertos casos a las personas que están bajo potestad de padre, madre
o marido, o bajo tutela o curaduría general, para que ejerzan un administración
separada". Finalmente, el artículo I o , número 41, de la Ley N° 18.802, de 9 de ju-
nio de 1989, ordenó reemplazarlo por el que se encuentra actualmente en vigor.
2. Fuentes y contexto. En la ya mencionada nota puesta por Bello al artículo 385
del Proyecto de 1853 se leía que: "En cuanto a los curadores que llamo adjuntos, i a
que también suele darse el título de administradores, véase Gutiérrez, P. I, c. 19 (si
tutor ab aliqua parte administrationis sese excuset, n. 41: obaugmentum facultatum,
curatores adjungi solent, n. 42), es decir, remitía al capítulo XIX de la Parte primera
del ya citado Tractatus de tutelis de Juan Gutiérrez, en dos lugares concretos que se
referían a casos en los que se acostumbraba dar curadores adjuntos: en el número
41 se decía: "Si el tutor se excusara de la administración e alguna parte", y en el
número 42: "Por aumento de facultades, se suelen adjuntar curadores".
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición es la que aparecía como artículo
384 en el Proyecto de 1853 y cuya redacción era la siguiente: "Curador especial o
ad hoc es el que se nombra para un negocio particular". Tras la revisión por parte
de la Comisión se eliminó la expresión "o ad hoc" y, así, sin ella fue recibido en el
artículo 384 del "Proyecto inédito" y de ahí pasó al artículo 345 del Proyecto de
1855 y a la edición oficial del Código Civil de 1856. 2. Fuentes y contexto. Bello,
en la ya citada nota al artículo 385 del Proyecto de 1853 apuntaba que: "De los
curadores especiales o ad hoc, es un ejemplo frecuentísimo el curador ad litem.
Curator bene potest dari ad unum actum [Bien se puede dar curador para un acto],
Gutiérrez, Part. I, c. 9, N° 10; véanse casos particulares de la dación de curadores
ad hoc en la L. 4, De tutoribus et curatoribus datis". La primera remisión era a un
lugar del ya citado Tractatus de tutelis de Juan Gutiérrez, cuyo texto transcribía,
y la segunda era a un pasaje del Digesto (26,5,4), aunque la referencia al texto
concreto de este título no era exacta.
JURISPRUDENCIA
1. Curador especial y principio dirigido a evitar el conflicto de intereses. Ha
asumido la jurisprudencia que: "En materias de guardas la doctrina está conteste
en el sentido que (sic), cuando ocurre un conflicto de intereses, entre incapaz y
su representante, es preciso nombrar un curador especial para que represente
al primero, y en tal caso dicho guardador toma el nombre de curador ad litem.
(SOMARRIVA, Derecho de Familia, ya citado, N° 680 p. 648)" (Ca. Santiago, 6-IX-2007,
N° LegalPublishing: 37105).
384 CÓDíGO CIVIL - LIBRO 1 - TÍTULO XIX
OBSERVACIONES
Artículo 347. Podrán colocarse bajo una misma tutela o curaduría dos o más
individuos, con tal que haya entre ellos indivisión de patrimonios.
Divididos los patrimonios, se considerarán tantas tutelas o curadurías como
patrimonios distintos, aunque las ejerza una misma persona.
Una misma tutela o curaduría puede ser ejercida conjuntamente por dos o
más tutores o curadores.
Concordancias: Código Civil: artículo 362.
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición apareció como artículo 386
en el Proyecto de 1853, con una redacción que prácticamente sería la ya definitiva,
pues la única variante que presentaba en relación con el texto actualmente en vigor
se hallaba en su inciso 3o, en el que en vez de la expresión "dos o más tutores o
curadores" se leía: "dos o más contutores o concuradores". 2. Fuentes y contexto.
En el Proyecto de 1853 Bello incluyó la siguiente nota para su inciso 2o: "Goyena,
Febrero, tomo 1, páj. 113, n. 1", es decir, remitía al Febrero o Librería de Jueces
en su versión reformada por Florencio García Goyena, quienes en la dicha nota 1,
citada por Bello, escribían que: "Se tiene por una tutela la de dos o más pupilos,
cuando su patrimonio está indiviso; y al contrario, se reputarán tantas tutelas
cuantos sean los pupilos estando dividido su patrimonio, porque en este caso se
multiplican la administración y cuentas".
Artículo 348. No se puede dar tutor ni curador general al que está bajo la
patria potestad, salvo que ésta se suspenda en alguno de los casos enumerados
en el artículo 267.
Se dará curador adjunto al hijo cuando el padre o la madre son privados de
la administración de los bienes del hijo o de una parte de ellos, según el artículo
251.1
Concordancias: Código Civil: artículos 251, 257, 258, 267 y 344.
I
El inciso primero de este artículo fue modificado por el artículo Io N° 40, de la Ley N° 19.585, publi-
cada en el Diario Oficial de 26 de octubre de 1998. Con anterioridad fue modificado por el artículo
Io de la Ley N°5.521, publicada en el Diario Oficial de 19 de diciembre de 1934.
DE LAS TUTELAS Y CURADURÍAS EN GENERAL 385
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición es la que apareció como artículo
387 del Proyecto de 1853, con la siguiente redacción para su inciso I o : "No se puede
dar tutor ni curador jeneral al que está bajo la patria potestad, salvo que ésta se
suspenda por decreto de juez, en alguno de los casos enumerados en el artículo
285", y para su inciso 2o: "Se dará curador adjunto al hijo cuando el padre es pri-
vado de la administración de los bienes del hijo, o de una parte de ellos, según el
artículo 264". Sin ninguna variación estos incisos fueron recibidos en el artículo
387 del "Proyecto inédito" y, en tales términos, pasó al artículo 348 del Proyecto
de 1855 y a la edición oficial del Código Civil de 1856, sin que deje de advertirse
que Bello, en su ejemplar del Código Civil corrigió la remisión que hacía el inciso
Io al artículo 267 por la correcta, que era al artículo 262. Se mantuvo en vigor sin
modificaciones hasta que el artículo Io de la Ley N° 5.521, de 9 de diciembre de
1934, "que iguala a la mujer chilena ante el derecho", asumió la corrección de Bello
y, además, le introdujo algunas alteraciones, de modo que su inciso Io quedó re-
dactado del modo siguiente: "No se puede dar tutor ni curador general al que está
bajo la patria potestad, salvo que ésta se suspenda por decreto de juez, en alguno
de los casos enumerados en el artículo 262" y el 2o: " Se dará curador adjunto al
hijo cuando el padre o la madre son privados de la administración de los bienes
del hijo o de una parte de ellos, según el artículo 251". Posteriormente, el artículo
I o , número 40, de la Ley N° 19.585, de 26 de octubre de 1998, le dio a su inciso Io
una nueva redacción, que es la que se mantiene en vigor hasta el presente.
Artículo 349. Se dará curador a los cónyuges en los mismos casos en que, si
fueren solteros, necesitarían de curador para la administración de sus bienes.1
Concordancias: Código Civil: artículos 139 y 163.
Artículo 352. Si al que se halla bajo tutela o curaduría se hiciere una donación,
herencia o legado, con la precisa condición de que los bienes comprendidos en
Artículo 354. El padre o madre puede nombrar tutor, por testamento, no sólo
a los hijos nacidos, sino al que se halla todavía en el vientre materno, para en caso
que nazca vivo.2
Concordancias: Código Civil: artículos 75, 999.
Artículo 355. Puede asimismo nombrar curador, por testamento, a los menores
adultos; y a los adultos de cualquiera edad que se hallan en estado de demencia, o
son sordos o sordomudos que no entienden ni se dan a entender claramente.3
Concordancias: Código Civil: artículos 26, 1447 inciso 1.
Artículo 356. Puede asimismo nombrar curador, por testamento, para la de-
fensa de los derechos eventuales del hijo que está por nacer.
Concordancias: Código Civil: artículos 75 y 343.
Artículo 357. Carecerá de los derechos que se le confieren por los artículos
precedentes, el padre o madre que ha sido privado de la patria potestad por decreto
Este artículo fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 7.612, publicada en el Diario Oficial de
21 de octubre de 1943.
Este artículo fue modificado por el artículo 1°N°41 de la LeyN0 19.585, publicada en el Diario Oficial
de 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue modificado por el artículo I o , N° 1, de la Ley N° 19.904, publicada en el Diario
Oficial de 3 de octubre de 2003, en el sentido de agregar la expresión "sordos o" antes del vocablo
"sordomudos", y sustituir la expresión "por escrito" por el adverbio "claramente". Con anterioridad,
este artículo fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 7.612, publicada en el Diario Oficial de 21
de octubre de 1943.
DE LAS TUTELAS Y CURADURÍAS EN GENERAL 387
de juez, según el artículo 271, o que por mala administración haya sido removido
judicialmente de la guarda del hijo.1
También carecerá de estos derechos el padre o madre cuando la filiación ha
sido determinada judicialmente contra su oposición.2 3
Concordancias: Código Civil: artículo 271.
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición, que constaba de un único inci-
so, apareció como artículo 395 del Proyecto de 1853, cuyo texto era: "Carecerá de
los derechos que se le confieren por los artículos precedentes el padre que ha sido
privado de la patria potestad por decreto de juez, según el artículo 290, o que por
mala administración haya sido removido judicialmente de la tutela o curaduría del
hijo". En el Proyecto inédito conservaba su número 395, pero con una ligera altera-
ción en su redacción: "Carecerá de los derechos que se le confieren por los artículos
precedentes, el padre que ha sido privado de la patria potestad por decreto de juez,
según el artículo 290, o que por mala administración haya sido removido judicial-
mente de la curaduría del hijo" y, finalmente, con Ligeras variante fue recibido como
artículo 357 en el Proyecto de 1855\ "Carecerá de los derechos que se le confieren
por los artículos precedentes, el padre que ha sido privado de la patria potestad
por decreto de juez, según el artículo 267, o que por mala administración haya sido
removido judicialmente de la guarda del hijo" y, en esos términos, apareció como
artículo 375 en la edición oficial del Código Civil de 1856. Se mantuvo inalterado
hasta que el artículo Io de la Ley N° 5.521, de 9 de diciembre de 1934, "que iguala
a la mujer chilena ante el derecho", lo modificó en la forma siguiente: "Carecerá de
los derechos que se le confieren por los artículos precedentes, el padre o madre
que ha sido privado de la patria potestad por decreto de juez, según el artículo 267,
o que por mala administración haya sido removido judicialmente de la guarda del
hijo". Posteriormente, la Ley N° 10.271, de 2 de abril de 1952, ordenó en su artículo
Io respecto de este artículo 357: "Suprímense las palabas 'o madre"' y, finalmente,
la Ley N° 19.585, de 26 de octubre de 1998, operó en él dos innovaciones, a saber:
I a ) su artículo I o , número 42, le dio a su inciso Io una nueva redacción, que es la
que se encuentra en vigor actualmente y; 2a) ordenó agregarle un inciso 2o, que es
el que se mantiene vigente hasta el día.
Artículo 358. Si tanto el padre como la madre han nombrado guardador por
testamento, se atenderá en primer lugar al nombramiento realizado por aquel de
los padres que ejercía la patria potestad del hijo.4
Concordancias: Código Civil: artículos 243 a 249.
Este inciso fue modificado por el artículo I o , N° 42, letra a), de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998.
Este inciso fue agregado por el artículo I o , N° 42 letra b), de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 10.271, publicada en el Diario Oficial de
2 de abril de 1952.
Este artículo fue reemplazado por el artículo I o , N° 43 de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998. Con anterioridad fue reemplazado por el artículo Io N°44 de la Ley
N°18.802, publicada en el Diario Oficial de 9 de junio de 1989.
388 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XIX
Artículo 359. Si no fuere posible aplicar la regla del artículo anterior, se apli-
cará a los guardadores nombrados por el testamento del padre y de la madre, las
reglas de los artículos 361 y 363.1
Concordancias: Código Civil: artículos 361 y 363.
Artículo 361. Podrán nombrarse por testamento dos o más tutores o curadores
que ejerzan simultáneamente la guarda; y el testador tendrá la facultad de dividir
entre ellos la administración.
Concordancias: Código Civil: artículo 419. Decreto con Fuerza de Ley N° 3, Ley General de Bancos,
D.O. 19.12.1997: artículo 86 N° 4.
Artículo 362. Si hubiere varios pupilos, y los dividiere el testador entre los tuto-
res o curadores nombrados, todos éstos ejercerán de consuno la tutela o curaduría,
mientras el patrimonio permanezca indiviso; y dividido el patrimonio, se dividirá
entre ellos por el mismo hecho la guarda, y serán independientes entre sí.
Pero el cuidado de la persona de cada pupilo tocará exclusivamente a su res-
pectivo tutor o curador, aun durante la indivisión del patrimonio.
Concordancias: Código Civil: artículos 347, 418.
Este articulo fue sustituido por el artículo I o , N° 44 de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario Oficial
de 26 de octubre de 1998. Con anterioridad fue reemplazado por el artículo Io de la Ley N° 10.271
publicada en el Diario Oficial de 2 de abril de 1952.
Este artículo fue s u s t i t u i d o por el artículo I o , N° 45 de la Ley N° 1 9 . 5 8 5 , publicada en el Diario Oficial
de 26 de octubre de 1998.
DE LAS TUTELAS Y CURADURÍAS EN GENERAL 389
Este inciso fue modificado por el artículo I o , de la Ley N° 5.521, publicada en el Diario Oficial de 19
de diciembre de 1934.
Este artículo fue modificado por el artículo I o , N° 46, de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998. Con anterioridad fue modificado por el artículo I o , de la Ley
N° 5.521, publicada en el Diario Oficial de 19 de diciembre de 1934.
Este artículo fue sustituido por el artículo I o , N° 47, de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario Oficial
de 26 de octubre de 1998. Con anterioridad fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 10.271,
publicada en el Diario Oficial de 2 de abril de 1952.
390 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XVIII
Artículo 372. El magistrado, para la elección del tutor o curador dativo, deberá
oír a los parientes del pupilo, y podrá en caso necesario nombrar dos o más, y
dividir entre ellos las funciones, como en el caso del artículo 363.
Si hubiere curador adjunto, podrá el juez preferirle para la tutela o curaduría
dativa.
Concordancias: Código Civil: artículos 42, 363 y 367. Código Penal: artículo 838. Código de Procedimiento
Civil: artículo 851.
TÍTULO XX
DE LAS DILIGENCIAS Y
FORMALIDADES QUE DEBEN PRECEDER
AL EJERCICIO DE LA TUTELA O CURADURÍA
OBSERVACIÓN GENERAL
Al igual que en la mayoría de los títulos precedentes que tocan a estas materias de
tutelas y curadurías, las fuente principal que ha inspirado a las reglas de este título
XX en lo que se refiere al inventario está constituida por el ya citado Tractatus de
tutelis del jurista castellano Juan Gutiérrez. Tal es lo que advierte Bello en la nota
que incluyó en el Proyecto de 1853 para su artículo 425, que corresponde al actual
artículo 386 del Código Civil, en la que se leía: "Para lo relativo al inventario, se
ha tenido presente principalmente a Gutiérrez, parte II, Cap. I", capítulo éste que
llevaba por rúbrica De inventarii & libri rationis confectione, sin perjuicio de lo
cual, algunas disposiciones concretas se fundaban el ciertos pasajes del Febrero
novísimo en su edición de Florencio García Goyena.
OBSERVACIONES
1. Historia. El origen de esta disposición se encuentra en el artículo 410 a del
Proyecto de 1853, cuya redacción no sufrió ninguna alteración durante el proceso
de codificación, de modo que era exactamente igual al texto que se halla en vigor
en el día. 2. Fuentes y contexto. En el llamado "Proyecto inédito" se incluyó la si-
guiente nota para este artículo: "Esto no es práctica en Chile, pero debe serlo ¿Qué
seguridad pudiera haber de otro modo, de que no ejerza la guarda un incapaz?
Las tutelas y curadurías son cargos públicos. Tapia. Febrero Novísimo, lib. I, título
4, capítulo 1, número 5; Goyena, Febrero Novísimo, libro I, título 9. Puede verse en
ambos cuál es la práctica en España".
Artículo 374. Para discernir la tutela o curaduría será necesario que preceda el
otorgamiento de la fianza o caución a que el tutor o curador esté obligado.
Ni se le dará la administración de los bienes, sin que preceda inventario so-
lemne.
Concordancias: Código Civil: artículos 46y 378. Código de Procedimiento Civil: artículos 855y 858. Código
Sanitario: artículo 133 inciso 2.
Artículo 375. Son obligados a prestar fianza todos los tutores o curadores,
exceptuados solamente:
I o . El cónyuge y los ascendientes y descendientes;1
2o. Los interinos, llamados por poco tiempo a servir el cargo;
3o. Los que se dan para un negocio particular, sin administración de bienes.
Podrá también ser relevado de la fianza, cuando el pupilo tuviere pocos bienes,
el tutor o curador que fuere persona de conocida probidad y de bastantes facul-
tades para responder de ellos. .
Concordancias: Código Civil: artículos 371 inciso 1", 376, 2335. Código de Procedimiento Civil: artículos
371, 500 inciso 2°, 532, 543, 855 y 856. Código Sanitario: artículo 133 inciso 2o. Decreto con Fuerza de Ley
N° 3, Ley General de Bancos, D.O. 19.12.1997: artículo 87.
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición es la que aparecía como
inciso final del artículo 412 del Proyecto de 1853, cuyo texto era: "En lugar de la fian-
Este número fue modificado por el artículo I o , N° 48, de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue m o d i f i c a d o p o r el artículo I o de la Ley N° 7 . 6 1 2 , publicada en el Diario Oficial de
21 de octubre de 1943.
392 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XIX
Artículo 377. Los actos del tutor o curador anteriores al discernimiento, son
nulos; pero el discernimiento, una vez otorgado, validará los actos anteriores, de
cuyo retardo hubiera podido resultar perjuicio al pupilo.1
Concordancias: Código Civil: artículo 11.
Artículo 378. El tutor o curador es obligado a inventariar los bienes del pupilo
en los noventa días subsiguientes al discernimiento, y antes de tomar parte alguna
en la administración, sino en cuanto fuere absolutamente necesario.
El juez, según las circunstancias, podrá restringir o ampliar este plazo.
Por la negligencia del guardador en proceder al inventario y por toda falta grave
que se le pueda imputar en él, podrá ser removido de la tutela o curaduría como
sospechoso, y será condenado al resarcimiento de toda pérdida o daño que de ello
hubiere resultado al pupilo, de la manera que se dispone en el artículo 423.
Concordancias: Código Civil: artículos 44, 374 inciso 2, 423, 1494 inciso 2.
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta disposición apareció, con la redacción que ya sería la definitiva,
como artículo 418 del Proyecto de 1853, y de ahí pasó al artículo 418 del "Proyecto
inédito" y, sin variaciones, al Proyecto de 1855.2. Fuentes y contexto. En el Proyecto
de 1853, Bello incluyó la siguiente nota para esta disposición: "Tapia, Feb. L. 1, 4,
c. 3, n. 4", es decir, una remisión a la edición de Eugenio de Tapia del Febrero no-
vísimo, que en el lugar referido por la nota decía: "Los tutores y curadores no sólo
están obligados a jurar y dar fianzas, sino también a hacer después de discernida
la tutela y curaduría, y no antes, inventario solemne, formal y específico, ante es-
cribano público y testigos, de todos los bienes muebles, raíces, créditos, derechos
y acciones correspondientes al menor, a costa de éste, sin que sea necesaria la
presencia del juez a él, lo cual se entiende sin embargo de que su padre los releve
de ejecutarlo, pues no será obedecido (no obstante decir algunos lo contrario),
porque cede en detrimento de su hijo, y se da lugar a ocultación".
Artículo 380. Si el tutor o curador probare que los bienes son demasiado exi-
guos para soportar el gasto de la confección de inventario, podrá el juez, oídos los
parientes del pupilo y el defensor de menores, remitir la obligación de inventariar
solemnemente dichos bienes, y exigir sólo un apunte privado, bajo las firmas del
tutor o curador, y de tres de los más cercanos parientes, mayores de edad, o de
otras personas respetables a falta de éstos.
Concordancias: Código Civil: articulo 42.
Artículo 382. El inventario hará relación de todos los bienes raíces y muebles
de la persona cuya hacienda se inventaría, particularizándolos uno a uno, o seña-
lando colectivamente los que consisten en número, peso o medida, con expresión
de la cantidad y calidad; sin perjuicio de hacer las explicaciones necesarias para
poner a cubierto la responsabilidad del guardador.
Comprenderá asimismo los títulos de propiedad, las escrituras públicas y
privadas, los créditos y deudas del pupilo de que hubiere comprobante o sólo no-
ticia, los libros de comercio o de cuentas, y en general todos los objetos presentes,
exceptuados los que fueren conocidamente de ningún valor o utilidad, o que sea
necesario destruir con algún fin moral.
Concordancias: Código de Procedimiento Civil: artículos 861 y 880.
Artículo 384. Debe comprender el inventario aun las cosas que no fueren
propias de la persona cuya hacienda se inventaría, si se encontraren entre las que
lo son; y la responsabilidad del tutor o curador se extenderá a las unas como a
las otras.
Concordancias: Código Civil: artículo 1254. Código de Procedimiento Civil: artículo 861 y 880.
Artículo 386. Si el tutor o curador alegare que por error se han relacionado en
el inventario cosas que no existían, o se ha exagerado el número, peso, o medida
de las existentes, o se les ha atribuido una materia o calidad de que carecían, no
le valdrá esta excepción; salvo que pruebe no haberse podido evitar el error con el
debido cuidado de su parte, o sin conocimientos o experimentos científicos.
394 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XVIII
OBSERVACIONES
Artículo 389. El tutor o curador que sucede a otro, recibirá los bienes por el
inventario anterior y anotará en él las diferencias. Esta operación se hará con las
mismas solemnidades que el anterior inventario, el cual pasará a ser así el inven-
tario del sucesor.
TÍTULO XXI
DE LA ADMINISTRACIÓN
DE LOS TUTORES Y CURADORES
RELATIVAMENTE A LOS BIENES
Concordancias: Código Sanitario: artículo 133. Código de Derecho Internacional Privado: artículo 84.
Artículo 391. El tutor o curador administra los bienes del pupilo, y es obligado
a la conservación de estos bienes y a su reparación y cultivo. Su responsabilidad
se extiende hasta la culpa leve inclusive.
Concordancias: Código Civil: artículo 44.
Artículo 393. No será lícito al tutor o curador, sin previo decreto judicial, ena-
jenar los bienes raíces del pupilo, ni gravarlos con hipoteca, censo o servidumbre,
ni enajenar o empeñar los muebles preciosos o que tengan valor de afección; ni
podrá el juez autorizar esos actos, sino por causa de utilidad o necesidad mani-
fiesta.
Concordancias: Código Civil: artículos 395, 659 inciso final. Código de Procedimiento Civil: artículo 891.
Código Orgánico de Tribunales: artículo 366. LeyN0 14.171, Atribuye Valor de Escritura Pública a Ciertos
Documentos Privados Protocolizados, D.O. 26.10.1960: artículo 65.
OBSERVACIONES
1. Sobre qué sean "muebles preciosos". En el Proyecto de 1853, Bello incluyó una
nota en la que precisaba: "Muebles preciosos serían verbigracia, una biblioteca,
cuadros, estatuas, memorias de los antepasados del pupilo, u otros objetos se-
mejantes".
Artículo 394. La venta de cualquiera parte de los bienes del pupilo enumerados
en los artículos anteriores, se hará en pública subasta.
Concordancias: Código de Procedimiento Civil: artículos 892, 893 y 894.
Artículo 396. Sin previo decreto judicial no podrá el tutor o curador proceder
a la división de bienes raíces o hereditarios que el pupilo posea con otros pro-
indiviso.
396 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XVIII
Artículo 399. Hecha la división de una herencia o de bienes raíces que el pupilo
posea con otros proindiviso, será necesario, para que tenga efecto, nuevo decreto
de juez, que con audiencia del respectivo defensor la apruebe y confirme.
Concordancias: Código Civil: artículo 1342.
Artículo 402. Es prohibida la donación de bienes raíces del pupilo, aun con
previo decreto de juez.
Sólo con previo decreto de juez podrán hacerse donaciones en dinero u otros
bienes muebles del pupilo; y no las autorizará el juez, sino por causa grave, como
la de socorrer a un consanguíneo necesitado, contribuir a un objeto de beneficencia
pública, u otro semejante, y con tal que sean proporcionadas a las facultades del pu-
pilo, y que por ellas no sufran un menoscabo notable los capitales productivos.
Los gastos de poco valor para objetos de caridad, o de lícita recreación, no
están sujetos a la precedente prohibición.
Concordancias: Código Civil: artículo 10, 818 inciso 2.
Este articulo fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 10.271, publicada en el Diario Oficial de
2 de abril de 1952.
Este artículo fue modificado por el artículo Io de la Ley N°7.612, publicada en el Diario Oficial de 21
de octubre de 1943.
DE LA ADMINISTRACIÓN DE LOS
TUTORES Y CURADORES RELATIVAMENTE A LOS BIENES 397
Artículo 404. El pupilo es incapaz de ser obligado como fiador sin previo decreto
judicial, que sólo autorizará esta fianza a favor de un cónyuge, de un ascendiente
o descendiente, y por causa urgente y grave.1
Concordancias: Código de Procedimiento Civil: artículo 891. Código Orgánico de Tribunales: artículo
366.
Artículo 405. Los deudores del pupilo que pagan al tutor o curador, quedan
libres de todo nuevo pago.
Concordancias: Código Civil: artículo 1579.
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta disposición apareció como artículo 445 del Proyecto de 1853, con
el siguiente texto: "Los deudores del pupilo que pagan al tutor o curador, quedan
libres de todo nuevo pago, aunque se pruebe haberse después perdido o malbara-
tado el dinero; a menos de probarse que, sabiendo el mal estado de los negocios
del tutor o curador, hicieron el pago sin decreto de juez que los compeliese a ello".
Durante el proceso de revisión por parte de la Comisión se eliminó su período final
y se le dio la redacción, que sería la ya definitiva y con la cual se situaba como
artículo 445 del "Proyecto inédito". 2. Fuentes y contexto. En el Proyecto de 1853,
Bello incluyó la siguiente nota para esta disposición: "Se reforma en parte la lei 4,
t. 14, P. 5. (Véase Gutiérrez, Part. 2, c. 22)". La primera remisión era a una ley de
las Siete Partidas (5,14,4), cuya rúbrica era: "De que manera debe ser fecha la paga
al menor de veynte e cinco años, porque el que la faze sea seguro, que gela non
demanden otra vez", y la segunda a un capítulo del Tractatus de tutelis (II, 22), de
Juan Gutiérrez, De solutione debiti minoris, cui & quomodo sit facienda, ut secure
solvatur (A quién y de qué modo debe hacerse el pago de los débitos del menor para
que se pague con seguridad).
Artículo 406. El tutor o curador deberá prestar el dinero ocioso del pupilo
con las mejores seguridades, al interés corriente que se obtenga con ellas en la
plaza.
Podrá, si lo estimare preferible, emplearlo en la adquisición de bienes raíces.
Por la omisión en esta materia, será responsable de lucro cesante, en cuanto
aparezca que el dinero ocioso del pupilo pudo emplearse con utilidad manifiesta
y sin peligro.
Concordancias: Código Civil: artículos 423,1556. LeyN" 7.869, fijó Texto Definitivo de la Ley sobre "Socie-
dad Constructora de Establecimientos Educacionales", D.O. 21.11.1944: artículo 9. Decreto con Fuerza de
LeyN0 3, Ley General de Bancos, D.O. 19.12.1997: artículo 89. Decreto N° 2.935, Min. Hacienda, autoriza la
Existencia de la "Sociedad Constructora de Establecimientos Hospitalarios", D.O. 28.06.1945. Decreto N° 764,
Min. Salubridad, fijó el Texto Refundido de las Leyes N°s. 7.874, 8.066, 8.107 y 9.300, D.O. 30.03.1949.
Decreto N° 1.101, Min. Obras Públicas, fija el Texto Definitivo del Decreto con Fuerza de Ley N" 2, de 1959,
sobre Plan Habitacional, D.O. 18.07.1960: artículo 37.
Artículo 408. Cuidará el tutor o curador de hacer pagar lo que se deba al pu-
pilo, inmediatamente que sea exigible el pago, y de perseguir a los deudores por
los medios legales.
Artículo 410. El tutor o curador podrá cubrir con los dineros del pupilo las
anticipaciones que haya hecho a beneficio de éste, llevando los intereses corrientes
de plaza, mas para ello deberá ser autorizado por los otros tutores o curadores
generales del mismo pupilo, si los hubiere, o por el juez en subsidio.
Si el pupilo le fuere deudor de alguna especie, raíz o mueble, a título de legado,
fideicomiso, o cualquier otro, será preciso que la posesión de ella se dé al tutor o
curador por los otros tutores o curadores generales, o por el juez en subsidio.
Artículo 411. En todos los actos y contratos que ejecute o celebre el tutor
o curador en representación del pupilo, deberá expresar esta circunstancia en la
escritura del mismo acto o contrato; so pena de que omitida esta expresión, se
repute ejecutado el acto o celebrado el contrato en representación del pupilo, si
fuere útü a éste, y no de otro modo.
Concordancias: Código Civil: artículo 43.
JURISPRUDENCIA
1. Representación del pupilo y contemplatio domini. Se ha declarado que: "Si bien
para que opere la representación, es necesario que el representante exprese que
lo hace a nombre del representado, requisito que la doctrina llama contemplatio
domine, no debe olvidarse, nos recuerda un conocido autor, que el legislador acepta
Artículo 412. Por regla general, ningún acto o contrato en que directa o in-
directamente tenga interés el tutor o curador, o su cónyuge, o cualquiera de sus
ascendientes o descendientes, o de sus hermanos, o de sus consanguíneos o afines
hasta el cuarto grado inclusive, o alguno de sus socios de comercio, podrá ejecutarse
o celebrarse sino con autorización de los otros tutores o curadores generales, que
no estén implicados de la misma manera, o por el juez en subsidio.1
Pero ni aun de este modo podrá el tutor o curador comprar bienes raíces del
pupilo, o tomarlos en arriendo; y se extiende esta prohibición a su cónyuge, y a
sus ascendientes o descendientes.2
Concordancias: Código Civil: artículos 10,41,1799. Decreto con Fuerza de Ley N" 3, Ley General de Bancos,
D.O. 19.12.1997: artículo 86 N° 4 inciso final.
Este inciso fue sustituido por el artículo I o , N° 50, letra a), de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998.
Este i n c i s o f u e m o d i f i c a d o p o r el artículo I o , N° 50, letra b), de la Ley N° 1 9 . 5 8 5 , publicada en el Diario
Oficial d e 2 6 d e o c t u b r e d e 1 9 9 8 .
400 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XVIII
Artículo 414. El tutor o curador tiene derecho a que se le abonen los gastos
que haya hecho en el ejercicio de su cargo; en caso de legítima reclamación, los
hará tasar el juez.
Artículo 416. Podrá el juez mandar de oficio, cuando lo crea conveniente, que
el tutor o curador, aun durante su cargo, exhiba las cuentas de su administración
o manifieste las existencias a otro de los tutores o curadores del mismo pupilo, o
a un curador especial, que el juez designará al intento.
Podrá provocar esta providencia, con causa grave, calificada por el juez ver-
balmente, cualquier otro tutor o curador del mismo pupilo, o cualquiera de los
consanguíneos más próximos de éste, o su cónyuge, o el respectivo defensor.
Concordancias: Código Civil: artículo 419. Código Orgánico de Tribunales: artículo 366 N" 1.
Artículo 422. Presentada la cuenta por el tutor o curador, será discutida por
la persona a quien pase la administración de los bienes.
Si la administración se transfiere a otro tutor o curador, no quedará cerrada la
cuenta sino con aprobación judicial, oído el respectivo defensor.2
Artículo 424. El tutor o curador pagará los intereses corrientes del saldo que
resulte en su contra, desde el día en que su cuenta quedare cerrada o haya habido
mora en exhibirla; y cobrará a su vez los del saldo que resulte a su favor, desde el
día en que cerrada su cuenta los pida.
Concordancias: Código Civil: artículo 2156.
Artículo 425. Toda acción del pupilo contra el tutor o curador en razón de
la tutela o curaduría, prescribirá en cuatro años, contados desde el día en que el
pupilo haya salido del pupilaje.
Si el pupilo fallece antes de cumplirse el cuadrienio, prescribirá dicha acción
en el tiempo que falte para cumplirlo.
Concordancias: Código Civil: artículos 2509 inciso 2 N° 1, 2520.
Este artículo fue modificado por el artículo 7o, N° 4, de la Ley N° 18.776, publicada en el Diario Oficial
de 18 de enero de 1989.
Este artículo fue m o d i f i c a d o p o r el artículo I o de la Ley N° 7 . 6 1 2 , publicada en el Diario Oficial de
21 de o c t u b r e de 1 9 4 3 .
402 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XVIII
TÍTULO XXII
REGLAS ESPECIALES RELATIVAS A LA TUTELA
Concordancias: Código Sanitario: artículo 133. Código de Derecho Internacional Privado: artículo 84.
El inciso primero de este artículo fue modificado por el artículo I o , N° 51, de la Ley N° 19.585, publi-
cada en el Diario Oficial de 26 de octubre de 1998. Con anterioridad fue modificado por el artículo
I o , de la Ley N° 10.271, publicada en el Diario Oficial de 2 de abril de 1952.
Este inciso fue modificado por el artículo I o , N° 52, de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario Oficial
de 26 de octubre de 1998.
REGLAS ESPECIALES RELATIVAS A LA TUTELA 403
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición se hallaba en el Proyecto
de 1853, pero en él se distribuía en dos artículos: el 492, con dos incisos, que
corresponden, sin ninguna alteración a los incisos Io y 2o del actual artículo 431;
y el 493, que corresponde al actual inciso 3o, con la siguiente redacción: "El tutor,
para cubrir su responsabilidad, podrá pedir al juez que, en vista de las facultades
del pupilo, fije la suma que haya de invertirse en su crianza i educación", que pasó
inalterada al artículo 493 del "Proyecto inédito". Sólo en una última revisión los
dichos artículos se refundieron en uno solo, formado por tres incisos, dándosele al
último de ellos la redacción definitiva, con la que ya se leía en el Proyecto de 1855.
2. Fuentes y contexto. En el Proyecto de 1853, Bello incluyó la siguiente nota para
su artículo 493, que corresponde al actual inciso 3o de este artículo 431: "L. 20, tít.
16, P. 6", es decir, remitía a una ley de las Siete Partidas (6,16,20), cuya rúbrica era:
"Quanto deven dar al huérfano de sus bienes, para gobierno de sí, e de su compa-
ña", y cuyo texto era: "Governados deven ser los huérfanos de sus bienes, en esta
manera. Ca debe el Juez del lugar establecer, segund su alvedrio, e la riqueza del
moco, cierta quantia de pan, e de vino, e de dinero; que le den cada año para su
gobierno, e para su vestir del, e de su compaña: catando todavía, que de la renta,
e de los esquilmos de los bienes del huérfano, salgan estas despensas, e que todo
lo al le finque en salvo, si se pudiere fazer".
Artículo 432. Si los frutos de los bienes del pupilo no alcanzaren para su mode-
rada sustentación y la necesaria educación, podrá el tutor enajenar o gravar alguna
parte de los bienes, no contrayendo empréstitos ni tocando los bienes raíces o los
capitales productivos, sino por extrema necesidad y con la autorización debida.
Concordancias: Código Civil: artículos 231, 537, 644, 647.
Artículo 433. En caso de indigencia del pupilo, recurrirá el tutor a las personas
que por sus relaciones con el pupilo estén obligadas a prestarle alimentos, recon-
viniéndolas judicialmente, si necesario fuere, para que así lo hagan.
Concordancias: Código Civil: artículos 321 a 337.
TÍTULO XXIII
Artículo 435. La curaduría del menor de que se trata en este título, es aquella
a que sólo por razón de su edad está sujeto el adulto emancipado.
Concordancias: Código Civil: artículos 26, 269, 270, 271 y 273.
Artículo 437. El menor adulto que careciere de curador debe pedirlo al juez,
designando la persona que lo sea.
Si no lo pidiere el menor, podrán hacerlo los parientes; pero la designación de
la persona corresponderá siempre al menor, o al juez en subsidio.
El juez, oyendo al defensor de menores, aceptará la persona designada por el
menor, si fuere idónea.
Concordancias: Código Civil: artículos 26, 970. LeyN" 19.968, crea Tribunales de Familia, D.O. 30.08.2004:
artículo 8 N° 6.
Artículo 439. El menor que está bajo curaduría tendrá las mismas facultades
administrativas que el hijo sujeto a patria potestad, respecto de los bienes adqui-
ridos por él en el ejercicio de un empleo, oficio, profesión o industria.
Lo dispuesto en el artículo 260 se aplica al menor y al curador.2
Concordancias: Código Civil: artículos 251 y 260. Código de Comercio: artículos 10 y 18.
Este artículo fue reemplazado por el artículo I o , de la Ley N° 7.612, publicada en el Diario Oficial de
21 de octubre de 1943.
Este artículo fue sustituido por el artículo I o , N° 54, de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario Oficial
de 26 de octubre de 1998.
REGLAS ESPECIALES RELATIVAS A LA CURADURÍA DEL SORDO O SORDOMUDO 405
Artículo 441. El pupilo tendrá derecho para solicitar la intervención del defen-
sor de menores, cuando de alguno de los actos del curador le resulte manifiesto
perjuicio; y el defensor, encontrando fundado el reclamo, ocurrirá al juez.
Concordancias: Código Orgánico de Tribunales: artículo 366.
TÍTULO XXTV
REGLAS ESPECIALES RELATIVAS A LA CURADURÍA DEL DISIPADOR
Concordancias: Código de Derecho Internacional Privado: articulo 84.
Artículo 442. A los que por pródigos o disipadores han sido puestos en en-
tredicho de administrar sus bienes, se dará curador legítimo, y a falta de éste,
curador dativo.
Esta curaduría podrá ser testamentaria en el caso del artículo 451.
Concordancias: Código Civil: artículos 342, 366, 370, 451, 1447 inciso 3. Código Orgánico de Tribunales:
artículo 465 N° 1. Código de Minería: articulo 24. Ley N" 19.947, de Matrimonio Civil, D.O. 17.05.2004:
artículos 46 inciso 2, 58. Ley N° 19.968, crea Tribunales de Familia, D.O. 30.08.2004: artículo 8 N° 6.
JURISPRUDENCIA
1. Efectos de la declaración de interdicción por disipación. Se ha precisado que:
"El efecto de la interdicción por disipador es el de privar al interdicto de la libre
disposición de sus bienes y de su administración, la que pasa y es ejercida de pleno
derecho por el curador designado" (Cs. ll-XI-1991, N°LegalPublishing: 11703).
Este artículo fue reemplazado por el artículo I o , de la Ley N° 7.612, publicada en el Diario Oficial de
21 de octubre de 1943.
Este inciso fue modificado por el articulo tercero, N° 23, de la Ley N° 19.947, publicada en el Diario
Oficial de 17 de mayo de 2004, en el sentido de sustituir la frase "no divorciado" por "no separado
judicialmente".
El inciso primero de este artículo fue sustituido por el artículo I o , N° 55, de la Ley N° 19.585, publi-
cada en el Diario Oficial de 26 de octubre de 1998. Con anterioridad fue modificado por el articulo
Io de la Ley N° 10.271, publicada en el Diario Oficial de 2 de abril de 1952.
406 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XXXIII
Artículo 446. Mientras se decide la causa, podrá el juez, a virtud de los infor-
mes verbales de los parientes o de otras personas, y oídas las explicaciones del
supuesto disipador, decretar la interdicción provisoria.
Concordancias: Código Civil: artículo 461. Código de Derecho Internacional Privado: artículos 91 y 98. Ley
N° 19.968, crea Tribunales de Familia, D.O. 30.08.2004: artículo 22.
JURISPRUDENCIA
1. La interdicción provisoria es un tipo de medida cautelar innovativa y, existiendo
un grado de verosimilitud debe presumirse el perculum in damni. Se ha estimado
que: "La interdicción provisoria, por las características que le son propias debe en-
tenderse, como un tipo de medida cautelar innovativa, ya que a través de la misma se
efectúa por el tribunal substanciador una declaración interina sobre el fondo. Como
tal en los procesos de familia, la misma puede ser decretada de oficio o a petición
de parte [...] Que en el caso de la referida medida cautelar, existiendo un grado de
verosimilitud de los fundamentos de la acción debe entrar a presumirse el "pericu-
lum in damni o in factf', toda vez que es evidente que de no decretarse la medida
se produciría un perjuicio a los intereses de la propia afectada ya que el transcurso
del tiempo más o menos prolongado que dura la sustanciación del proceso, podría
provocar que ella caiga en estado de insolvencia (Ca. Temuco, 30-1-2008, N°LegalPu-
blishing: 38319) y, en el mismo sentido, se ha declarado que: "Conforme al artículo 446
del Código Civü "mientras se decide la causa, podrá el juez, a virtud de los informes
verbales de los parientes o de otras personas, y oídas las expücaciones del supuesto
disipador, decretar la interdicción provisoria", de manera que de la norma transcrita
se infiere que para decretar la interdicción provisoria no es necesario prueba ab-
soluta de incapacidad del demandado, toda vez que la interdicción provisoria, por
las características que le son propias, viene a ser una medida cautelar, en cuanto a
través de la misma se efectúa por el tribunal de la causa una declaración interina
sobre el fondo de la cuestión. Es un símü a los actuales procesos de familia, y por
tanto la interdicción puede ser decretada de oficio por el tribunal o bien a petición
de partes, bastando que de los fundamentos de la acción se acompañen anteceden-
tes, documentos u otros medios de prueba que permitan presumir el "periculum
in damni o in facti", es decir, un grado de verosimilitud de los fundamentos de la
acción intentada, toda vez que de lo contrario, esto es, de no decretarse la medida, se
podría producir un perjuicio a los intereses de la propia afectada por el transcurso
del tiempo que dure la sustanciación del proceso, y que es precisamente lo que esta
REGLAS ESPECIALES RELATIVAS A LA CURADURÍA DEL SORDO O SORDOMUDO 407
Corte observa en el caso en estudio, toda vez que la persona respecto de la cual se
pide la interdicción provisoria tiene 54 años de edad y un Síndrome de Down que
afecta un 80% su capacidad mental, y en tal situación puede ser beneficiaría, por
parte del Estado, de un subsidio habitacional que vendría a solucionar un problema
de vivienda para toda su familia y de la propia interdicta provisoria" (Ca. Coyhaique,
13-VI-2011, cons. 4o, N° LegalPublishing: 50020). 2. Es facultad privativa del tribunal
decretar ¡a medida cautelar de interdicción provisoria. Se ha declarado así que:
"Es una facultad privativa del tribunal decretar la medida cautelar de interdicción
provisoria, estos sentenciadores con las pruebas rendidas en el proceso, han llegado
a la convicción que resulta conveniente y beneficiosa para la demandada que se de-
clare su interdicción provisoria. 10. Que así las cosas, concurriendo en la situación
en estudio los requisitos exigidos por la normativa civil vigente y siendo beneficioso
para la demandada que se declare por ahora su interdicción provisoria, correspon-
de, como bien lo resolvió el juez a quo, acoger la solicitud formulada al respecto
por la parte demandante. 11. Que, por último, en relación a lo manifestado por la
demandada en el escrito de apelación, cabe tener presente únicamente que para
decretar la interdicción provisoria basta que concurran en el proceso los requisitos
y antecedentes probatorios de que dan cuenta los artículos 446 y 456 del Código
Civir (Ca. Concepción, 10-VI-2008, N° LegalPublishing: 39216). 3. Esta disposición
se aplica a la interdicción del demente. Se ha advertido: "Que conforme al artículo
446 del Código Civil, mientras se decide la causa en que se debate la interdicción
de un supuesto disipador, podrá el juez, a virtud de los informes verbales de los
parientes o de otras personas, y oídas las explicaciones del afectado, decretar su
interdicción provisoria. Si bien dicha norma está establecida para la Curadoría del
Disipador, por expresa disposición del artículo 461 del Código Civil se aplica también
la interdicción del demente" (Ca. Temuco, 30-1-2008, N° LegalPublishing: 38319).
4. Interdicción provisoria y prueba. Se ha precisado que: "Para decretar la medida
en cuestión no es necesario la prueba absoluta de la incapacidad del demandado
sino únicamente la existencia de antecedentes que hagan verosímil el estado de
salud mental que se atribuye al futuro interdicto, por cuanto es obvio que son las
restantes pruebas practicadas al interior del proceso las que determinarán el estado
de salud definitivo de éste" (Ca. Temuco, 30-1-2008, N° LegalPublishing: 38319), y
en el mismo sentido se había declarado que: "Es privativo del Tribunal decretar la
medida en cuestión, toda vez que la expresión "podrá" está indicando que queda al
arbitrio de aquél decretarlo o no, y por ello, no resulta ni conveniente ni beneficioso
para la demandada que se declare por ahora su interdicción provisoria, debiendo
previamente producirse mayores antecedentes que hagan plausible acceder a ella"
(Ca. Santiago, 5-1-1995, N° LegalPublishing: 20465).
OBSERVACIONES
1. Historia. El origen de la disciplina fijada en esta disposición se encuentra en el
Proyecto de 1853, en el que se le destinaban dos artículos: a) en su artículo 516, el
primero de sus incisos señalaba que: "Será preferido para la curaduría legítima del
disipador su mujer no divorciada, aunque esté separada de bienes", y el segundo:
"Pero no podrá ejercer esta curaduría el marido cuya mujer esté separada de bienes:
conservará solamente los derechos que se le confieren por el artículo 184" y; b) en
su artículo 517 se prescribía en su inciso I o : "En defecto de cónyuge, son preferidos
los hijos legítimos del disipador, y sucesivamente sus ascendientes legítimos, sus
hermanos y los otros colaterales legítimos, según el orden aquí designado", y en su
inciso 2o: "El juez tendrá libertad de preferir en cada una de las clases que acaban
de enumerarse la persona o personas que más a propósito le parecieren". Tras la
revisión de la Comisión, ambas disposiciones se refundieron en un único artículo,
que pasó a ser el 514 del llamado "Proyecto inédito", al que se le introdujeron
ligeras alteraciones de redacción en su número I o , de manera que en la edición
oficial del Código Civil de 1856, el texto de su artículo 448 era el siguiente: inciso
I o : "Se deferirá la curaduría: Io Al marido no divorciado, si la mujer no estuviere
totalmente separada de bienes; 2o A los ascendientes legítimos o padres naturales:
los padres naturales casados no podrán ejercer este cargo; 3o A los colaterales
legítimos hasta en el cuarto grado, o a los hermanos naturales"; inciso 2o: "El juez
Este inciso fue sustituido por el artículo I o , N° 56, letra a), de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998.
Este inciso fue modificado por el artículo I o , N° 56, letra b), de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue modificado por el número 14 del artículo 28 de la Ley N° 19.335, publicada en el
Diario Oficial de 23 de septiembre de 1994, en el sentido de derogar su anterior número 1.
REGLAS ESPECIALES RELATIVAS A LA CURADURÍA DEL SORDO O SORDOMUDO 409
tendrá libertad para elegir en cada clase de las designadas en los números 2 y 3,
la persona o personas que más a propósito le parecieren"; e inciso 3o: "A falta de
las personas antedichas tendrá lugar la curaduría dativa". Este texto originario ha
experimentado las siguientes modificaciones: I a ) La Ley N° 19.335, de 23 de sep-
tiembre de 1994, derogó su inciso I o , decisión que ya se encontraba en el "mensaje"
con el presidente de la república había enviado a la Cámara de Diputados dicho
proyecto de ley, a 6 de agosto de 1991, y que la Comisión de Constitución, Legis-
lación Justicia y Reglamento de la Cámara de Diputados justificaba en su "Primer
informe" del modo siguiente: "La supresión del N° 1 de este artículo, que establece
la curaduría del marido, se debe a que en el régimen de la sociedad conyugal él es
el administrador de los bienes sociales y propios de la mujer. Con la supresión se
quiere evitar que por la vía de la curaduría se deje sin efecto la separación de bienes
decretada por vía judicial y se restablezca, de esa forma, la sociedad conyugal";
b) la Ley N° 19.585, de 26 de octubre de 1998, substituyó todo su inciso Io por
el que actualmente se encuentra en vigor; y c) la misma ley N° 19.585 le dio a su
inciso 2o la redacción que se mantiene vigente hasta el día.
Artículo 450. Ningún cónyuge podrá ser curador del otro declarado disipa-
dor.
La mujer casada en sociedad conyugal cuyo marido disipador sea sujeto a cu-
raduría, si es mayor de dieciocho años o después de la interdicción los cumpliere,
tendrá derecho para pedir separación de bienes.3
Concordancias: Código Civil: artículos 155 y 1762. Código de Derecho Internacional Privado: artículo 98.
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión originaria de esta disposición procedía del artículo 516 del
llamado "Proyecto inédito" que, con leves variantes de redacción, se convirtió en el
artículo 450 en la edición oficial del Código Civil de 1856, cuyo inciso Io decía: "La
mujer no puede ser curadora de su marido disipador"; el 2o: "Pero si fuere mayor
Este inciso fue sustituido por el artículo I o , N° 57, letra a), de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998.
Este inciso fue modificado por el artículo I o , N° 57, letra b), de la Ley N° 19.585, publicada en el
Diario Oficial de 26 de octubre de 1998. Con anterioridad fue modificado por el artículo I o , de la Ley
N° 10.271, publicada en el Diario Oficial de 2 de abril de 1952.
Este inciso fue agregado por el artículo I o , N° 58, de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario Ofi-
cial de 26 de octubre de 1998. Con anterioridad fue sustituido por el artículo 28, N° 15, de la Ley
N° 19.335, publicada en el Diario Oficial de 23 de septiembre de 1994.
410 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XXXIII
Artículo 451. El padre o madre que ejerza la curaduría del hijo disipador podrá
nombrar por testamento la persona que, a su fallecimiento, haya de sucederle en
la guarda.1
Concordancias: Código Civil: artículos 354 y 355. Código de Derecho Internacional Privado: artículo 98.
Artículo 452. El disipador tendrá derecho para solicitar la intervención del mi-
nisterio público, cuando los actos del curador le fueren vejatorios o perjudiciales;
y el curador se conformará entonces a lo acordado por el ministerio público.
Concordancias: Código de Derecho Internacional Privado: artículo 98.
Este articulo fue sustituido por el artículo I o , N° 59, de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario Oficial
de 26 de octubre de 1998.
REGLAS ESPECIALES RELATIVAS A LA CURADURÍA DEL SORDO O SORDOMUDO 411
TÍTULO XXV
Concordancias: Código de Derecho Internacional Privado: artículo 84. Ley N" 18.600, sobre Deficientes
Mentales, D.O. 19.02.1987: artículo 18 bis. Ley N° 19.735, Modifica la Ley N° 18.600, Estableciendo Nuevas
Normas sobre los Discapacitados Mentales, D.O. 22.06.2001: articulo único N° 17.
JURISPRUDENCIA
1. Requisitos para que proceda la declaración de interdicción por demencia. Se
ha precisado que: "Las condiciones que requiere la ley para someter a interdicción
a una persona son las siguientes: a) que sea un adulto; b) que el adulto sea de-
mente; y c) que el estado de demencia sea habitual" (Ca. Concepción, 27-VI-2008,
N° LegalPublishing: 39216). 2. Interpretación de la voz "demencia". Se ha dicho
en este punto: "Que el Código Civil no define el término "demencia", de manera
que se torna necesario precisar el alcance que debe darse a dicho término". El
tratadista Luis F. Borja dice que "si bien las enfermedades mentales son variadísi-
mas, el legislador las ha comprendido todas en la palabra demencia" (En Estudios
sobre el Código Civil Chileno, París, Roger, 1901, tomo VII, p. 74). El autor Alfredo
Barros Errázuriz manifiesta que "nuestro Código comprende bajo la palabra de-
mencia todos aquellos estados en que puede encontrarse una persona privada de
su razón ("Curso de Derecho Civil", Nascimento, 1931, tomo IV, p. 378, N° 248).
El distinguido civilista Luis Claro Solar expresa: "Comprende la ley en la palabra
demencia la enajenación mental bajo todas las formas en que pueda presentarse y
en todos sus grados, cualquiera que sea el nombre que se le dé (En "Explicaciones
de Derecho Civil Chileno", tomo V, "De las personas", p. 100, N° 2420). El profesor
Manuel Somarriva Undurraga sostiene que: "La expresión demente la toma nuestro
Código en un sentido amplio, comprendiendo toda alteración mental que prive
412 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XXXIII
Artículo 458. El tutor del pupilo demente no podrá después ejercer la curaduría
sin que preceda interdicción judicial, excepto por el tiempo que fuere necesario
para provocar la interdicción.
Lo mismo será necesario cuando sobreviene la demencia al menor que está
bajo curaduría.
Concordancias: Ley N" 19.968, crea Tribunales de Familia, D.O. 30.08.2004: artículo 8 N° 6.
Artículo 459. Podrán provocar la interdicción del demente las mismas personas
que pueden provocar la del disipador.
Deberá provocarla el curador del menor a quien sobreviene la demencia du-
rante la curaduría.
Pero si la locura fuere furiosa, o si el loco causare notable incomodidad a los
habitantes, podrá también el procurador de ciudad o cualquiera del pueblo pro-
vocar la interdicción.
Concordancias: Código Civil: artículo 443. Código de Procedimiento Civil: artículo 843. LeyN019.968, crea
Tribunales de Familia, D.O. 30.08.2004: artículo 8 N° 6.
REGLAS ESPECIALES RELATIVAS A LA CURADURÍA DEL SORDO O SORDOMUDO 413
Artículo 461. Las disposiciones de los artículos 446, 447 y 449 se extienden
al caso de demencia.1
Concordancias: Código Civil: artículos 446,44 7,449. Código de Procedimiento Penal: artículos 348, 349y 684.
Ley N° 4.808, sobre Registro Civil:, D.O. 10.02.1930, texto refundido fijado por D.F.L. iVI,D.O. 30.05.2000:
artículos 4 N° 4, 8. Reglamento del Registro Conservatorio de Bienes Raíces, D.O. 24.06.1857: artículo 52
N° 4.
JURISPRUDENCIA
1. La interdicción provisoria por demencia es un tipo de medida cautelar inno-
vativa y, existiendo un grado de verosimilitud debe presumirse el periculum in
damni. Se ha estimado que: "La interdicción provisoria, por las características que
le son propias debe entenderse, como un tipo de medida cautelar innovativa, ya
que a través de la misma se efectúa por el tribunal substanciador una declaración
interina sobre el fondo. Como tal en los procesos de familia, la misma puede ser
decretada de oficio o a petición de parte [...] Que en el caso de la referida medida
cautelar, existiendo un grado de verosimilitud de los fundamentos de la acción debe
entrar a presumirse el"periculum in damni o in facti", toda vez que es evidente que
de no decretarse la medida se produciría un perjuicio a los intereses de la propia
afectada ya que el transcurso del tiempo más o menos prolongado que dura la
sustanciación del proceso, podría provocar que ella caiga en estado de insolvencia
[...] Que mayor abundamiento para decretar la medida en cuestión no es necesario
la prueba absoluta de la incapacidad del demandado sino únicamente la existencia
de antecedentes que hagan verosímil el estado de salud mental que se atribuye al
futuro interdicto, por cuanto es obvio que son las restantes pruebas practicadas
al interior del proceso las que determinarán el estado de salud definitivo de éste"
(Ca. Temuco, 30-1-2008, N° LegalPublishing: 38319).
Este artículo fue reemplazado por el artículo Io de la Ley N° 7.612, publicada en el Diario Oficial de
21 de octubre de 1943.
Este número fue modificado por el artículo tercero, N° 23, de la Ley N° 19.947, publicada en el Diario
Oficial de 17 de mayo de 2004, en el sentido de sustituir la frase "no divorciado" por "no separado
judicialmente".
414 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XXXIII
Este inciso fue sustituido por el artículo I o , N° 60, de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario Oficial
de 26 de octubre de 1998. Con anterioridad fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 10.271,
publicada en el Diario Oficial de 2 de abril de 1952.
Este inciso fue modificado por el artículo I o , N° 61, de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario Oficial
de 26 de octubre de 1998. Con anterioridad fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 7.612,
publicada en el Diario Oficial de 21 de octubre de 1943.
REGLAS ESPECIALES RELATIVAS A LA CURADURÍA DEL SORDO O SORDOMUDO 415
Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con discapacidad, D.O. 17.09.2008,
articulo 14. Ley N° 20.422, Establece normas sobre igualdad de oportunidades e inclusión social de personas
con discapacidad, D.O. 10.02.2010: artículos 1, 3 letra a), 5, 6 letra a), 9, 11.
Artículo 467. Los frutos de sus bienes, y en caso necesario, y con autorización
judicial, los capitales, se emplearán principalmente en aliviar su condición y en
procurar su restablecimiento.
Concordancias: Código Civil: artículos 471, 537, 644, 647.
TÍTULO XXVI
REGLAS ESPECIALES RELATIVAS
A LA CURADURÍA DEL SORDO O SORDOMUDO1
Concordancias: Código de Derecho Internacional Privado: artículo 84.
Artículo 471. Los frutos de los bienes del sordo o sordomudo que no pueda
darse a entender claramente, y en caso necesario, y con autorización judicial, los
Este epígrafe fue modificado por el artículo I o , N° 2, de la Ley N°19.904, publicada en el Diario
Oficial de 3 de octubre de 2003, en el sentido de agregar la expresión "sordo o" antes del vocablo
"sordomudo".
Este artículo fue sustituido por el artículo I o , N° 3, de la Ley N°19.904, publicada en el Diario Oficial
de 3 de octubre de 2003.
Este artículo fue modificado por el artículo I o , N° 4, de la Ley M° 19.904, publicada en el Diario
Oficial de 3 de octubre de 2003, en el sentido de agregar la expresión "sordo o" antes del vocablo
"sordomudo" y, a continuación de éste, las palabras "que no pueda darse a entender claramente".
Con anterioridad, este artículo fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 7.612, publicada en el
Diario Oficial de 21 de octubre de 1943.
416 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XXXIII
TÍTULO XXVII
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición apareció como artículo 546 del
Proyecto de 1853, con una redacción que sólo presentaba la siguiente variante en
relación con la actualmente en vigor: su circunstancia Ia no contenía el período
final "al mismo ausente o a terceros", el que fue agregado durante los trabajos de
la Comisión revisora, de modo que se le incluyó en la versión que del artículo 546
se recibía en el "Proyecto inédito". 2. Fuentes y contexto. En el "Proyecto inédito"
se incluyó la siguiente nota para su circunstancia I a : "Leí 12, título 2, Partida
3", es decir, una referencia a una ley de las Siete Partidas (3,2,12), cuya rúbrica
era: "Que el Juez debe dar quien responda sobre los bienes que son desampara-
dos".
Este artículo fue modificado por el articulo I o , N° 4, de la Ley N° 19.904, publicada en el Diario
Oficial de 3 de octubre de 2003, en el sentido de agregar la expresión "sordo o" antes del vocablo
"sordomudo" y, a continuación de éste, las palabras "que no pueda darse a entender claramente".
Este artículo fue modificado por el artículo I o , N° 5, de la Ley N° 19.904, publicada en el Diario
Oficial de 3 de octubre de 2003, en el sentido de agregar la expresión "sordo o" antes del vocablo
"sordomudo" y sustituir la expresión "por escrito" por el adverbio "claramente".
DE LAS CURADURÍAS DE BIENES 417
JURISPRUDENCIA
Artículo 474. Podrán provocar este nombramiento las mismas personas que
son admitidas a provocar la interdicción del demente.
Además, los acreedores del ausente tendrán derecho para pedir que se nombre
curador a los bienes para responder a sus demandas.
Se comprende entre los ausentes al deudor que se oculta.
Concordancias: Código Civil: artículos 443, 444 y 459. Código de Procedimiento Civil: artículo 847.
Artículo 475. Pueden ser nombradas para la curaduría de bienes del ausente
las mismas personas que para la curaduría del demente en conformidad al artículo
462, y se observará el mismo orden de preferencia entre ellas.
Podrá el juez, con todo, separarse de este orden, a petición de los herederos
legítimos o de los acreedores, si lo estimare conveniente.
Podrá asimismo nombrar más de un curador y dividir entre ellos la adminis-
tración, en el caso de bienes cuantiosos, situados en diferentes comunas.1
Concordancias: Código Civil: artículo 462.
JURISPRUDENCIA
1. Nombramiento de curador de ausentes e intervención del defensor de ausen-
tes. Se ha advertido que: "La gestión de nombramiento de curador de ausentes no
termina con la resolución que designa a una persona, ni basta para que produzca
plenos efectos que ella misma se constituya en fiadora y reduzca a escritura pú-
blica el nombramiento y la fianza, trámite que no está previsto en la ley, ya que lo
que debe reducirse a escritura pública, firmada por el juez, es el decreto judicial
que autoriza al curador para ejercer su cargo. Ahora bien, para que el tribunal or-
dene otorgar tal escritura es necesario que preceda el otorgamiento por escritura
pública de la fianza a que el curador esté obligado, la que debe ser aprobada por
el tribunal con audiencia del Defensor respectivo" (Cs. 17-VI-1997, N°LegalPublis-
hing: 14618).
JURISPRUDENCIA
1. La regla de este artículo es especial en relación con la sentada en el artículo
473. Se ha dicho así que: "Siendo los artículos 477 y 138 especiales respecto del
473, prefieren sobre éste, correspondiendo precisar que, ninguna norma del párrafo
4o del Título XXII, contiene ninguna alusión a la posibilidad de que un mandatario
general pueda asumir la administración extraordinaria de la sociedad conyugal,
prefiriendo el derecho preferente del cónyuge no divorciado (sic) para la curaduría
de bienes del ausente, referido en el artículo 475, en su remisión al artículo 462
del Código CiviF (Cs. 3-VI-2008, N° LegalPublishing: 39036).
Artículo 479. El procurador constituido para ciertos actos o negocios del ausen-
te, estará subordinado al curador; el cual, sin embargo, no podrá separarse de las
instrucciones dadas por el ausente al procurador, sino con autorización de juez.
Concordancias: Código Civil: artículos 2116 inciso 2, 2130 inciso 1.
Este artículo fue modificado por el artículo tercero, N° 24, de la Ley N° 19.947, publicada en el Diario
Oficial de 17 de mayo de 2004, en el sentido de sustituir la frase "no divorciada" por "no separada
judicialmente".
Este artículo fue modificado por el artículo I o , de la Ley N° 10.271, publicada en el Diario Oficial de
2 de abril de 1952.
DE LAS CURADURÍAS DE BIENES 419
Artículo 481. Se dará curador a la herencia yacente, esto es, a los bienes de un
difunto, cuya herencia no ha sido aceptada.
La curaduría de la herencia yacente será dativa.
Concordancias: Código Civil:artículos 343, 370,1240, 2509N°3. Código Orgánicode Tribunales: artículos
152 inciso 1 y 369. Código de Procedimiento Civil: artículo 849. Ley N" 19.968, crea Tribunales de Familia,
D.O. 30.08.2004: artículo 8 N" 6.
JURISPRUDENCIA
1. Noción de herencia yacente. Ha asumido la jurisprudencia que: "La herencia
yacente es definida por el profesor Manuel Somarriva Undurraga como aquella que
no ha sido aceptada en el plazo de 15 días por algún heredero, siempre que no
exista albacea con tenencia de bienes designado en el testamento, o si lo hay, no
ha aceptado el albacea el cargo. En igual sentido la define el profesor Ramón Meza
Barros. Los requisitos para declararla se encuentran establecidos en el artículo
1240 del citado Código" (Ca. Concepción, 27-VI-2007, N°LegalPublishing: 36620). 2.
Atribuciones del curador de la herencia yacente. En esta materia se ha declarado
que: "El curador de la herencia yacente, entre otras atribuciones, puede ejercer todas
las acciones judiciales que corresponden al difunto, respecto de los bienes que
componen la herencia y las defensas que procedan para conservar dichos bienes"
(Ca. Concepción, 27-VI-2007, N° LegalPublishing: 36620).
Artículo 485. Los bienes que han de corresponder al hijo postumo, si nace
vivo, y en el tiempo debido, estarán a cargo del curador que haya sido designado
420 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XXXIII
a este efecto por el testamento del padre, o de un curador nombrado por el juez, a
petición de la madre, o a petición de cualquiera de las personas que han de suceder
en dichos bienes, si no sucede en ellos el postumo.
Podrán nombrarse dos o más curadores, si así conviniere.
Concordancias: Código Civil: artículos 77, 354, 356, 370, 491 inciso 3. Código Orgánico de Tribunales:
artículo 152 inciso 2. Código de Procedimiento Civil: articulo 850.
Artículo 486. La persona designada por el testamento del padre para la tutela
del hijo, se presumirá designada asimismo para la curaduría de los derechos even-
tuales de este hijo, si antes de su nacimiento, fallece el padre.1
Lo dispuesto en este artículo y en el precedente no tendrá lugar cuando co-
rresponda a la madre la patria potestad.2
Concordancias: Código Civil: artículos 47, 77, 354, 356, 491 inciso 3.
Artículo 488. Se les prohibe especialmente alterar la forma de los bienes, con-
traer empréstitos, y enajenar aun los bienes muebles que no sean corruptibles, a no
ser que esta enajenación pertenezca al giro ordinario de los negocios del ausente,
o que el pago de las deudas la requiera.
Concordancias: Código Civil: artículo 10.
Artículo 490. Toca a los curadores de bienes el ejercicio de las acciones y defen-
sas judiciales de sus respectivos representados; y las personas que tengan créditos
contra los bienes podrán hacerlos valer contra los respectivos curadores.
Este inciso fue modificado por el artículo I o , N° 62, de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario Oficial
de 26 de octubre de 1998.
Este inciso fue agregado por el artículo Io de la Ley N° 10.271, publicada en el Diario Oficial de 2 de
abril de 1952.
DE LOS CURADORES ADJUNTOS 421
JURISPRUDENCIA
1. Término de la gestión de nombramiento de curador de ausentes. Se ha
declarado que la gestión de nombramiento de curador de ausentes no termina
con la resolución que designa a una persona, ni basta para que produzca plenos
efectos que ella misma se constituya en fiadora y reduzca a escritura pública el
nombramiento y la fianza, trámite que no está previsto en la ley, ya que lo que
debe reducirse a escritura pública, firmada por el juez, es el decreto judicial que
autoriza al curador para ejercer su cargo, y para que el tribunal ordene otorgar
tal escritura es necesario que preceda el otorgamiento por escritura pública de
la fianza a que el curador esté obligado, la que debe ser aprobada por el tribu-
nal con audiencia del Defensor respectivo (Cs. 17-VI-1997, N° LegalPublishing:
14618).
TÍTULO XXVIII
Concordancias: Código de Derecho Internacional Privado: artículo 84. Código de Procedimiento Civil:
artículo 851.
Artículo 492. Los curadores adjuntos tienen sobre los bienes que se pongan
a su cargo las mismas facultades administrativas que los tutores, a menos que se
agreguen a los curadores de bienes.
En este caso no tendrán más facultades que las de curadores de bienes.
Concordancias: Código Civil: artículos 344, 348 inciso 2o.
TÍTULO XXIX
DE LOS CURADORES ESPECIALES
Concordancias: Código de Derecho Internacional Privado: artículo 84. Código de Procedimiento Civil:
artículo 852.
TÍTULO XXX
DE LAS INCAPACIDADES Y EXCUSAS PARA LA TUTELA O CURADURÍA
Concordancias: Código de Derecho Internacional Privado: artículo 84.
Artículo 496. Hay personas a quienes la ley prohibe ser tutores o curadores, y
personas a quienes permite excusarse de servir la tutela o curaduría.
Concordancias: Código de Derecho Internacional Privado: artículo 86.
1. De las incapacidades
I. Reglas relativas a defectos físicos y morales
Artículo 497. Son incapaces de toda tutela o curaduría:
I o . Los ciegos;
2o. Los mudos;
3o. Los dementes, aunque no estén bajo interdicción;
4o. Los fallidos mientras no hayan satisfecho a sus acreedores;
5o. Los que están privados de administrar sus propios bienes por disipación;
6o. Los que carecen de domicilio en la República;
7o. Los que no saben leer ni escribir;
8o. Los de mala conducta notoria;
9o. Los condenados por delito que merezca pena aflictiva, aunque se les haya
indultado de ella;1
Este número fue reemplazado por el artículo I o , N° 63, letra a), de la Ley N° 19.585, publicada en el
Diario Oficial de 26 de octubre de 1998.
DE LAS INCAPACIDADES Y EXCUSAS PARA LA TUTELA O CURADURÍA 423
10°. Suprimido.1
11°. El que ha sido privado de ejercer la patria potestad según el artículo 271;2
12°. Los que por torcida o descuidada administración han sido removidos de
una guarda anterior, o en el juicio subsiguiente a ésta han sido condenados, por
fraude o culpa grave, a indemnizar al pupilo.
Concordancias: Código Civil: artículos: 44, 271 y 1272. Código de Derecho Internacional Privado: artículo
86. Código Sanitario: Libro VII.
Articulo 500. No pueden ser tutores o curadores los que no hayan cumplido
veintiún años.
Sin embargo, si es deferida una tutela o curaduría al ascendiente o descendiente,
que no ha cumplido veintiún años, se aguardará que los cumpla para conferirle el
cargo, y se nombrará un interino para el tiempo intermedio.6
Se aguardará de la misma manera al tutor o curador testamentario que no ha
cumplido veintiún años. Pero será inválido el nombramiento del tutor o curador
Este número fue suprimido por el artículo tercero, N° 25, de la Ley N° 19.947, publicada en el Diario
Oficial de 17 de mayo de 2004.
Con anterioridad, este número fue modificado por el artículo I o , N° 63, letra b), de la Ley N° 19.585,
publicada en el Diario Oficial de 26 de octubre de 1998.
Este número fue modificado por el artículo I o , N° 63, letra c), de la Ley N° 19.585, publicada en el
Diario Oficial de 26 de octubre de 1998.
Este número fue derogado por el artículo 2o de la Ley N° 7.612, publicada en el Diario Oficial de 21
de octubre de 1943.
Este número fue derogado por el artículo 2o de la Ley N° 7.612, publicada en el Diario Oficial de 21
de octubre de 1943.
Este artículo fue derogado por el artículo 3o de la Ley N° 5.521, publicada en el Diario Oficial de 19
de diciembre de 1934.
Este inciso fue modificado por el artículo I o , N° 64, de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario Oficial
de 26 de octubre de 1998. Con anterioridad fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 7.612,
publicada en el Diario Oficial de 21 de octubre de 1943.
424 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XXXIII
menor, cuando llegando a los veintiuno sólo tendría que ejercer la tutela o cura-
duría por menos de dos años.1
Concordancias: Código Civil: artículos 26, 371, 375N°2, 532, 543,1447. Código de Derecho Internacional
Privado: artículo 86.
Concordancias: Código Civil: artículo 314. Código de Derecho Internacional Privado: artículo 86.
O B S E R V A C I O N E S
1. Historia. La primera versión de esta regla es la que aparecía como artículo 597
del Proyecto de 1853, cuya redacción sólo presentaba una variante en relación
con el texto actualmente en vigor, pus en ella se leía "del entenado", en vez de la
definitiva "de su entenado", pero, además, en dicho Proyecto de 1853 se contenía
un artículo 584 que rezaba: "La madrastra no puede en ningún caso ser tutora o
curadora de su entenado". La comisión revisora refundió esos dos artículo en uno
solo, que aparecía como artículo 590 del "Proyecto inédito" bajo la siguiente forma:
"El padrastro i la madrastra no pueden en ningún caso ser tutores o curadores de
su entenado", y solo en una última revisión se le dio la redacción definitiva, que se
leía ya en el Proyecto de 1855. 2. Fuentes y contexto. En el Proyecto de 1853 Bello
incluyó como nota a su artículo 597 la siguiente: "Gutiérrez, De tut. Part. 1, cap. 8,
n. 77", y la misma nota fue incluida en el "Proyecto inédito" respecto de su artículo
590. En dicho lugar, Juan Gutiérrez se ocupaba de la cuestión "útil y muy frecuente
en la práctica", acerca de si la mujer que era tutora de sus hijos podía designar a
su nuevo marido como tutor de sus hijos, y se inclinaba por la negativa.
Artículo 503. El marido y la mujer no podrán ser curadores del otro cónyuge
si están totalmente separados de bienes.
Con todo, esta inhabilidad no regirá en el caso del artículo 135, en el de se-
paración convencional ni en el evento de haber entre los cónyuges régimen de
participación en los gananciales, en todos los cuales podrá el juez, oyendo a los
parientes, deferir la guarda al marido o a la mujer.2 3
Concordancias: Código Civil: artículos 135, 478. Código de Derecho Internacional Privado: artículo 86.
Este inciso fue modificado por el artículo I o , N° 64, de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario Oficial
de 26 de octubre de 1998.
Este inciso fue sustituido por el artículo 28, N° 17, de la Ley N° 19.335, publicada en el Diario Oficial
de 23 de septiembre de 1994.
Este artículo fue reemplazado por el artículo primero, N° 45, de la Ley N° 18.802, publicada en el
Diario Oficial de 9 de junio de 1989.
DE LAS INCAPACIDADES Y EXCUSAS PARA LA TUTELA O CURADURÍA 425
Artículo 505. No podrá ser tutor o curador de una persona el que le dispute
o haya disputado su estado civil.1
Concordancias: Código Civil: artículo 304. Código de Derecho Internacional Privado: artículo 86.
Artículo 506. No pueden ser solos tutores o curadores de una persona los
acreedores o deudores de la misma, ni los que litiguen con ella, por intereses
propios o ajenos.
El juez, según le pareciere más conveniente, les agregará otros tutores o cura-
dores que administren conjuntamente, o los declarará incapaces del cargo.
Al cónyuge y a los ascendientes y descendientes del pupilo no se aplicará la
disposición de este artículo.
Concordancias: Código Civil: artículo 507. Código de Derecho Internacional Privado: articulo 86.
Artículo 508. Los que profesan diversa religión de aquella en que debe ser o
ha sido educado el pupilo, no pueden ser tutores o curadores de éste, excepto en
el caso de ser aceptados por los ascendientes, y a falta de éstos por los consan-
guíneos más próximos.
Concordancias: Código Civil: artículos 27 y 28. Código de Derecho Internacional Privado: artículo 86. Ley
N° 19.638, sobre Constitución Jurídica de las Iglesias y Comunidades Religiosas, D.O. 14.10.1999: artículo
6 letra d). Decreto N" 778, Min. Relaciones Exteriores, Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
D.O. 29.04.1989: artículo 18 N" 4. Decreto N° 873, Min. Relaciones Exteriores, Pacto de San José de Costa
Rica, D.O. 05.01.1990: artículo 12 N° 4.
Artículo 510. La demencia del tutor o curador viciará de nulidad todos los actos
que durante ella hubiere ejecutado, aunque no haya sido puesto en interdicción.
Concordancias: Código Civil: artículo 465. Código de Derecho Internacional Privado: artículo 86.
2. De las excusas
Este articulo fue reemplazado por el artículo I o , N° 46, de la Ley N° 18.802, publicada en el Diario
Oficial de 9 de junio de 1989. Con anterioridad fue reemplazado por el articulo Io de la Ley N° 5.521,
publicada en el Diario Oficial de 19 de diciembre de 1934.
DE LAS INCAPACIDADES Y EXCUSAS PARA LA TUTELA O CURADURÍA 427
3o. Los que están obligados a servir por largo tiempo un empleo público a
considerable distancia de la comuna en que se ha de ejercer la guarda;1
4o. Los que tienen su domicilio a considerable distancia de dicha comuna;2
5o. El padre o la madre que tenga a su cargo el cuidado cotidiano del hogar;3
6o. Los que adolecen de alguna grave enfermedad habitual o han cumplido
sesenta y cinco años;
7o. Los pobres que están precisados a vivir de su trabajo personal diario;
8o. Los que ejercen ya dos guardas; y los que, estando casados, o teniendo hijos,
ejercen ya una guarda; pero no se tomarán en cuenta las curadurías especiales.
Podrá el juez contar como dos la tutela o curaduría que fuere demasiado
complicada y gravosa;4
9o. Los que tienen bajo su patria potestad cinco o más hijos vivos; contán-
doseles también los que han muerto en acción de guerra bajo las banderas de la
República;5
10. Los sacerdotes o ministros de cualquiera religión;6
11. Los individuos de las Fuerzas de la Defensa Nacional y del Cuerpo de Cara-
bineros, que se hallen en actual servicio; inclusos los comisarios, médicos, cirujanos
y demás personas adictas a los cuerpos de línea o a las naves del Estado.7
Concordancias: Código Civil: articulo 971. Código de Derecho Internacional Privado: artículo 86. Código
Orgánico de Tribunales: artículos 365, 366 y 367. Código de Justicia Militar: artículo 418. Decreto con Fuerza
de LeyN° 3, Ley General de Bancos, D.O. 19.12.1997: artículo 86 inciso final.
Artículo 515. En el caso del artículo precedente, número 8o, el que ejerciere
dos o más guardas de personas que no son hijos suyos, tendrá derecho para pedir
que se le exonere de una de ellas a fin de encargarse de la guarda de un hijo suyo;
pero no podrá excusarse de ésta.8
Concordancias: Código Civil: artículo 514 N° 8. Código de Derecho Internacional Privado: artículo 86.
Artículo 516. La excusa del número 9 o , artículo 514, no podrá alegarse para
no servir la tutela o curaduría del hijo.9
Concordancias: Código Civil: artículo 514 N° 9. Código de Derecho Internacional Privado: artículo 86.
Este número fue modificado por el artículo 7o, N° 7, letra a), de la Ley N° 18.776, publicada en el
Diario Oficial de 18 de enero de 1989.
Este número fue modificado por el artículo 7o, N° 7, letra b), de la Ley N° 18.776, publicada en el
Diario Oficial de 18 de enero de 1989.
Este número fue sustituido por el articulo 28, N° 18, de la Ley N° 19.33 5, publicada en el Diario Oficial
de 23 de septiembre de 1994.
Este número fue modificado por el artículo I o , N° 65, de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998.
Este número fue modificado por el artículo I o , N° 65, de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998.
Este número fue agregado por el artículo Io de la Ley N° 7.612, publicada en el Diario Oficial de 21
de octubre de 1943.
Este número fue agregado por el artículo 1° de la Ley N° 7.612, publicada en el Diario Oficial de 21
de octubre de 1943.
Este artículo fue modificado por el artículo I o , N° 66, de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue modificado por el artículo I o , N° 67, de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998.
428 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I • TÍTULO XXX
Artículo 518. El que por diez o más años continuos haya servido la guarda de
un mismo pupilo, como tutor o curador, o como tutor y curador sucesivamente,
podrá excusarse de continuar en el ejercicio de su cargo; pero no podrá alegar esta
excusa el cónyuge, ni un ascendiente o descendiente.2
Concordancias: Código de Derecho Internacional Privado: artículo 86.
Artículo 520. Las excusas para no aceptar la guarda que se defiere, deben
alegarse dentro de los plazos siguientes:
Si el tutor o curador nombrado se halla en el territorio jurisdiccional en que
reside el juez que ha de conocer de ellas, las alegará dentro de los treinta días
subsiguientes a aquel en que se le ha hecho saber su nombramiento; y si no se
halla en dicho territorio jurisdiccional, pero sí en el territorio de la República, se
ampliará este plazo cuatro días por cada cincuenta kilómetros de distancia entre
la ciudad cabecera de dicho territorio jurisdiccional y la residencia actual del tutor
o curador nombrado.3
Concordancias: Código de Derecho Internacional Privado: artículo 86.
Artículo 521. Toda dilación que exceda del plazo legal y que con mediana dili-
gencia hubiera podido evitarse, impondrá al tutor o curador la responsabilidad de
los perjuicios que se siguieren de su retardo en encargarse de la tutela o curaduría;
y hará además inadmisibles sus excusas voluntarias, a no ser que por el interés
del pupilo convenga aceptarlas.
Concordancias: Código Civil: artículo 44 inciso 3. Código de Derecho Internacional Privado: artículo 86.
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta regla apareció como artículo 612 del Proyecto
de 1853, cuya redacción no experimentó ninguna modificación posterior, de modo
que su texto coincidía literalmente con el actualmente en vigor. 2. Fuentes y con-
texto. En el Proyecto de 1853 Bello incluyó la siguiente nota para esta disposición:
Este artículo fue modificado por el artículo I o , de la Ley N° 7.612, publicada en el Diario Oficial de
21 de octubre de 1943.
Este artículo fue modificado por el artículo I o , N° 68, de la Ley N° 19.585, publicada en e! Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998.
Este i n c i s o f u e m o d i f i c a d o p o r el artículo 7 o , N° 8, de la Ley N° 1 8 . 7 7 6 , publicada en el Diario Oficial
de 18 de enero de 1989.
DE LA REMUNERACIÓN DE LOS TUTORES Y CURADORES 429
"L. 12, C. De excusat.", es decir, una remisión a una ley del Codex de Justiniano
(5,62,11), en la que se recibía una constitución del emperador Alejandro Severo del
año 231, que prescribía que el tutor nombrado por testamento y que se hallaba en
provincia distinta que la del pupilo, podía excusarse dentro del plazo de cincuenta
días, transcurrido el cual no sería oído.
Artículo 524. El juicio sobre las incapacidades o excusas alegadas por el guar-
dador deberá seguirse con el respectivo defensor.
Concordancias: Código de Derecho Internacional Privado: artículo 86. Ley N° 19.968, D. O. 30.08.2004, de
Tribunales de Familia: artículo 8 N° 6.
TÍTULO XXXI
DE LA REMUNERACIÓN DE LOS TUTORES Y CURADORES
Concordancias: Código de Derecho Internacional Privado: artículo 84.
OBSERVACIÓN GENERAL
Las reglas de este título están, en su mayor parte, inspiradas en las doctrinas que
defendía Juan Gutiérrez en su ya citado Tractatus de tutelis, al que Bello se remitía
en notas que acompañaban a ocho de los trece artículos actuales de este título.
Aunque, en algún caso se apartaba de las opiniones de Gutiérrez, por ejemplo, en
nota al artículo 628 del Proyecto de 1853, que corresponde al actual artículo 534,
advertía que: "Estoy por Baeza contra Gutiérrez. Véase a este último De tut., parte
III, cap. 12", es decir, se inclinaba por el criterio que defendía el hispano Gaspar de
Baeza en su clásico De decima tutore Hispánico jure praestanda tractatus.
Artículo 534. Si los frutos del patrimonio del pupilo fueren tan escasos que
apenas basten para su precisa subsistencia, el tutor o curador será obligado a servir
su cargo gratuitamente; y si el pupilo llegare a adquirir más bienes, sea durante la
guarda o después, nada podrá exigirle el guardador en razón de la décima corres-
pondiente al tiempo anterior.
Concordancias: Código Civil: artículos 537, 644, 647.
Este artículo fue modificado por el artículo I o , de la Ley N° 7.612, publicada en el Diario Oficial de
21 de octubre de 1943.
432 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XXXIII
Artículo 537. En general, no se contarán entre los frutos de que debe deducir-
se la décima, las materias que separadas no renacen, ni aquellas cuya separación
deteriora el fundo o disminuye su valor.
Por consiguiente, no se contará entre los frutos la leña o madera que se vende,
cuando el corte no se hace con la regularidad necesaria para que se conserven en
un ser los bosques y arbolados.
La décima se extenderá, sin embargo, al producto de las canteras y minas.
Concordancias: Código Civil artículos 571 inciso 1, 644, 645, 646, 783, 784, 906 inciso 2, 925, 1980, 2423.
Artículo 538. Los curadores de bienes de ausentes, los curadores de los de-
rechos eventuales de un postumo, los curadores de una herencia yacente, y los
curadores especiales, no tienen derecho a la décima. Se les asignará por el juez
una remuneración equitativa sobre los frutos de los bienes que administran, o una
cantidad determinada, en recompensa de su trabajo.
TÍTULO XXXII
Artículo 542. La remoción podrá ser provocada por cualquiera de los consan-
guíneos del pupilo, y por su cónyuge, y aun por cualquiera persona del pueblo.
Podrá provocarla el pupilo mismo, que haya llegado a la pubertad, recurriendo
al respectivo defensor.
El juez podrá también promoverla de oficio.
Serán siempre oídos los parientes, y el ministerio público.
Concordancias: Código Civil: artículos 26, 27, 28, 42, 346. Código Orgánico de Tribunales: artículos 10
inciso 1 y 366.
TÍTULO XXXIII
OBSERVACIÓN GENERAL
Este título, que apareció en el Proyecto de 1853, constituye una novedad en relación
con los códigos civiles existentes en la época, cuya ubicación en este libro I, a
continuación del tratamiento de las tutelas y cúratelas, probablemente se deba a
la influencia del Traités del personnes de Roberto José Pothier, quien, bajo el títu-
lo Des communautés, las trataba en el capítulo VII de su Primera parte, precisa-
mente, a continuación de la tutela. Dicho capítulo fue uno de los que tuvo a la
vista Bello para la formación de algunas de sus disposiciones, como consta en la
nota puesta al artículo 645 del Proyecto de 1853, que es la versión más antigua del
actual inciso Io del artículo 545, y por esa misma nota se comprueba la utilización
del tomo segundo del Traite de Droit Romain de Savigny, quien desde su § 85 en
adelante se ocupaba de esta materia, expresamente, bajo la consideración de ser
"personas jurídicas", y cuya influencia dogmática fue decisiva en la concepción de
este título, cuestión ésta sobre la que puede leerse con provecho, aunque con al-
guna necesaria matización, a Hugo Hanisch Espíndola, "La influencia de Savigny
Este artículo fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 7.612, publicada en el Diario Oficial de
21 de octubre de 1943.
434 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XXXIII
Artículo 545. Se llama persona jurídica una persona ficticia, capaz de ejercer
derechos y contraer obligaciones civiles, y de ser representada judicial y extraju-
dicialmente.
436 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XXXIII
OBSERVACIONES
1 Este inciso fue modificado por la letra a) del número 1 del articulo 38 de la Ley N° 20.500, publicada
en el Diario Oficial de 16 de febrero de 2011, en el sentido de incorporar su frase final.
La disposición segunda transitoria de la mencionada ley, establece que esta modificación entrará en
vigencia, doce meses después de su publicación en el Diario Oficial.
El texto de este inciso anterior a su modificación era el siguiente:
"Las personas jurídicas son de dos especies: corporaciones y fundaciones de beneficencia públi-
ca.".
2 Este inciso fue agregado por la letra b) del número 1 del artículo 38 de la Ley N° 20.500, publicada
en el Diario Oficial de 16 de febrero de 2011.
La disposición segunda transitoria de la mencionada ley, establece que esta modificación entrará en
vigencia, doce meses después de su publicación en el Diario Oficial.
DE LAS PERSONAS JURÍDICAS 437
pública", tras la revisión por parte de la Comisión se eliminó su frase "de piedad o"
y ya sin ellas aparecía como inciso Io del artículo 644 del "Proyecto inédito" y así
fue recibido como inciso 2o del artículo 1545 del Proyecto de 1855 y de la edición
oficial del Código Civil de 1856, manteniéndose en vigor hasta la Ley N° 20.500,
de 16 de febrero de 2011, que ordenó incorporar en su texto la frase final: "Las
corporaciones de derecho priv ado se llaman también asociaciones", cuyo origen se
situaba en el "texto" presentado por el Ejecutivo en marzo de 2010 a la Comisión
Mixta, en los mismos términos en lo que acabaría aprobándose. 3o) El actual inciso
3o fue mandado incorporar por la citada Ley N° 20.500, de 16 de febrero de 2011,
cuyo origen se situaba en el "texto" presentado por el Ejecutivo en marzo de 2010
a la Comisión Mixta, en los mismos términos en lo que acabaría aprobándose.
4o) La versión más antigua del actual inciso 4o se contenía en el inciso 2o del artículo
643 del Proyecto de 1853, con una redacción que sería la definitiva, y que es la que
se conserva en vigor, sólo que en la versión originaria del Código Civil era el inciso
3o de este artículo 545. 2. Fuentes y contexto. Carecía esta disposición de notas en
todos los Proyectos para su actual inciso I o , sin perjuicio de lo cual, la concepción
que de la categoría de "persona jurídica" se asume en él resulta claramente influida
por la opinión de Savigny, que podía leerse en el § LXXXV Personnes juridiques.
Définition, de su ya citado Traite de Droit Romain, que iniciaba con la siguiente
declaración: "He tratado de la capacidad de derecho, como respondiendo a la idea
de individuo; la considero aquí como extendida artificialmente a seres ficticios. Se
les llama personas jurídicas, es decir, personas que no existen más que para fines
jurídicos, y estas personas se nos presentan al lado del individuo, como sujetos de
relaciones de derecho". Para su inciso 2o, en su hoy día primer período, también
parecer clara la influencia de Savigny, quien en el § LXXXVI Personnes juridiques.
Leurs différentes espéces, en el que sentaba una primera gran distinción: "las unas
tienen una existencia natural o necesaria, las otras artificial o contingente", y entre
las primeras mencionaba a las comunas, las ciudades y villas y, en relación con las
segundas escribía: "Tienen una existencia artificial o contingente, todas las funda-
ciones o asociaciones a las que se da el carácter de personas jurídicas. En efecto, es
evidente que no existen más que por la voluntad de uno o de muchos individuos"
e, inmediatamente, explicaba la distinción entre las "corporaciones" y las "funda-
ciones", pues decía: "Algunas veces cierto número de individuos constituyen por
su reunión la persona jurídica; otras veces ella no tiene esta apariencia visible, su
existencia es más ideal y reposa sobre un fin general que le es asignado. Se llama
a las primeras, corporaciones, expresión tomada de la lengua latina [...] Se llama
a las segundas, fundaciones. Tienen principalmente por objetivo el ejercicio de la
religión, que abraza a las fundaciones pías de cualquier naturaleza, el cultivo de
la ciencia y artes o la caridad". Finalmente, el actual inciso 4o, que era el originario
inciso 3o de este artículo, también se inspiraba en un pasaje del ya citado § LXXXVI
del Traité de Savigny, en el que, tras diferenciar a las personas jurídicas en natu-
rales y artificiales, advertía que: "Las demás distinciones no son absolutas, hay
personas jurídicas que están al medio entre estas dos especies y participan de la
naturaleza de cada una de ellas" y, después de referirse a las corporaciones y fun-
daciones, agregaba que: "Se encuentran diferentes matices que impiden distinguir
claramente estas dos clases. A menudo la misma institución ha, según los tiempos,
438 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XXXIII
pertenecido a la una o a la otra. Así, por ejemplo, los capítulos y canonicatos son
fundaciones religiosas y, a la vez, verdaderas corporaciones. Las universidades
eran, en su origen, verdaderas corporaciones de profesores o escolares, según los
países. En los tiempos modernos, tienden a devenir establecimientos del Estado.
No figuran más, pues, como corporaciones, pero siempre como personas jurídicas,
es decir, hábiles para poseer".
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición es la que fue recibida en el
llamado "Proyecto inédito" como su artículo 644 a, cuyo texto era: "No son personas
jurídicas las corporaciones o fundaciones que no se hayan establecido en virtud
de una lei, o que no hayan sido aprobadas por el Supremo Gobierno" y, en una
última revisión, se le dio la redacción que ya sería la definitiva, que aparece como
artículo 546 del Proyecto de 1855, y que corresponde a la actualmente en vigor,
pues, como tal, se leía en la edición oficial del Código Civil de 1856.
Este articulo fue modificado por el número 2 del artículo 38 de la Ley N° 20.500, publicada en el
Diario Oficial de 16 de febrero de 2011, en el sentido de sustituir la frase "hayan sido aprobadas por
el Presidente de la República" por "se hayan constituido conforme a las reglas de este Título".
La disposición segunda transitoria de la mencionada ley, establece que esta modificación entrará en
vigencia, doce meses después de su publicación en el Diario Oficial.
El texto de este artículo anterior a su modificación era el siguiente:
"Artículo 546. No son personas jurídicas las fundaciones o corporaciones que no se hayan establecido
en virtud de una ley, o que no hayan sido aprobadas por el Presidente de la República.".
DE LAS PERSONAS JURÍDICAS 439
OBSERVACIONES
OBSERVACIONES
1. Historia. El originario artículo 548 del Código Civil contenía sólo dos incisos: el
I o : "Las ordenanzas o estatutos de las corporaciones, que fueren formados por ellas
mismas, serán sometidos a la aprobación del Presidente de la República, que se la
concederá si no tuvieren nada contrario al orden público, a las leyes o a las buenas
costumbres"; y el 2o: "Todos aquellos a quienes los estatutos de la corporación
irrogaren perjuicio, podrán recurrir al Presidente, para que en lo que perjudicaren
a terceros se corrijan; y aún después de aprobados les quedará expedito su recurso
a la justicia contra toda lesión o perjuicio que de la aplicación de dichos estatutos
les haya resultado o pueda resultarles". El texto actual de este artículo tuvo su
primera versión en el "texto" presentado por el Ejecutivo, en marzo de 2010, du-
rante la discusión en la Comisión Mixta del proyecto de ley que acabaría como ley
N° 20.500, y que no sufrió alteración alguna en su tramitación parlamentaria.
OBSERVACIONES
1. Historia. Su origen se sitúa, al igual que en el caso del artículo anterior, en el
"texto" presentado por el Ejecutivo, en marzo de 2010, durante la discusión en
Este artículo fue reemplazado por el número 3 del artículo 38 de la Ley N° 20.500, publicada en el
Diario Oficial de 16 de febrero de 2011.
La disposición segunda transitoria de la mencionada ley, establece que esta modificación entrará en
vigencia, doce meses después de su publicación en el Diario Oficial.
El texto de este artículo anterior a su reemplazo era el siguiente:
"Artículo 548. Las ordenanzas o estatutos de las corporaciones, que fueren formados por ellas
mismas, serán sometidos a la aprobación del Presidente de la República, que se la concederá si no
tuvieren nada contrario al orden público, a las leyes o a las buenas costumbres.
Todos aquellos a quienes los estatutos de la corporación irrogaren perjuicio, podrán recurrir al
Presidente, para que en lo que perjudicaren a terceros se corrijan; y aún después de aprobados les
quedará expedito su recurso a la justicia contra toda lesión o perjuicio que de la aplicación de dichos
estatutos les haya resultado o pueda resultarles.".
Este articulo fue agregado por el número 3 del artículo 38 de la Ley N° 20.500, publicada en el Diario
Oficial de 16 de febrero de 2011.
La disposición segunda transitoria de la mencionada ley, establece que esta modificación entrará en
vigencia, doce meses después de su publicación en el Diario Oficial.
DE LAS PERSONAS JURÍDICAS 441
la Comisión Mixta del proyecto de ley que acabaría como Ley N° 20.500, y que no
sufrió alteración alguna en su tramitación parlamentaria.
Artículo 548-2. Los estatutos de las personas jurídicas a que se refiere este
Título deberán contener:
a) El nombre y domicilio de la persona jurídica;
b) La duración, cuando no se la constituya por tiempo indefinido;
c) La indicación de los fines a que está destinada;
d) Los bienes que forman su patrimonio inicial, si los hubiere, y la forma en
que se aporten;
e) Las disposiciones que establezcan sus órganos de administración, cómo
serán integrados y las atribuciones que les correspondan, y
f) Las disposiciones relativas a la reforma de estatutos y a la extinción de la
persona jurídica, indicándose la institución sin fines de lucro a la cual pasarán sus
bienes en este último evento.
Los estatutos de toda asociación deberán determinar los derechos y obliga-
ciones de los asociados, las condiciones de incorporación y la forma y motivos de
exclusión.
Los estatutos de toda fundación deberán precisar, además, los bienes o de-
rechos que aporte el fundador a su patrimonio, así como las reglas básicas para
la aplicación de los recursos al cumplimiento de los fines fundacionales y para la
determinación de los beneficiarios.1
Concordancias: Código Civil: artículos 559 inciso 2", 561.
OBSERVACIONES
1. Historia. Su origen se sitúa, al igual que en el caso del artículo anterior, en el
"texto" presentado por el Ejecutivo, en marzo de 2010, durante la discusión en
la Comisión Mixta del proyecto de ley que acabaría como Ley N° 20.500, y que no
sufrió alteración alguna en su tramitación parlamentaria.
Artículo 548-3. El nombre de las personas jurídicas a que se refiere este Título
deberá hacer referencia a su naturaleza, objeto o finalidad.
El nombre no podrá coincidir o tener similitud susceptible de provocar confu-
sión con ninguna otra persona jurídica u organización vigente, sea pública o privada,
ni con personas naturales, salvo con el consentimiento expreso del interesado o
sus sucesores, o hubieren transcurrido veinte años desde su muerte.2
Concordancias: Código Civil: artículo 54.
Este artículo fue agregado por el número 3 del artículo 38 de la Ley N° 20.500, publicada en el Diario
Oficial de 16 de febrero de 2011.
La disposición segunda transitoria de la mencionada ley, establece que esta modificación entrará en
vigencia, doce meses después de su publicación en el Diario Oficial.
Este artículo fue agregado por el número 3 del artículo 38 de la Ley N° 20.500, publicada en el Diario
Oficial de 16 de febrero de 2011.
La disposición segunda transitoria de la mencionada ley, establece que esta modificación entrará en
vigencia, doce meses después de su publicación en el Diario Oficial.
442 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XXXIII
OBSERVACIONES
Este artículo fue agregado por el número 3 del artículo 38 de la Ley N° 20.500, publicada en el Diario
Oficial de 16 de febrero de 2011.
La disposición segunda transitoria de la mencionada ley, establece que esta modificación entrará en
vigencia, doce meses después de su publicación en el Diario Oficial.
Este inciso fue modificado por la letra a) del número 4 del artículo 38 de la Ley N° 20.500, publicada en
el Diario Oficial de 16 de febrero de 2011, en el sentido de sustituir la palabra "sala" por "asamblea".
La disposición segunda transitoria de la mencionada ley, establece que esta modificación entrará en
vigencia, doce meses después de su publicación en el Diario Oficial.
El texto de este inciso anterior a su modificación era el siguiente:
"Artículo 550. La mayoría de los miembros de una corporación, que tengan según sus estatutos voto
deliberativo, será considerada como una seda o reunión legal de la corporación entera.".
DE LAS PERSONAS JURÍDICAS 443
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición apareció en el Proyecto de
1853 como su artículo 648, con una redacción que sería la definitiva y, por ende,
coincidente en todo con la que se mantiene en vigor.
Este inciso fue introducido por la letra b) del número 4 del articulo 38 de la Ley N° 20.500, publicada
en el Diario Oficial de 16 de febrero de 2011.
La disposición segunda transitoria de la mencionada ley, establece que esta modificación entrará en
vigencia, doce meses después de su publicación en el Diario Oficial.
Este artículo fue sustituido por el número 5 del artículo 38 de la Ley N° 20.500, publicada en el Diario
Oficial de 16 de febrero de 2011.
La disposición segunda transitoria de la mencionada ley, establece que esta modificación entrará en
vigencia, doce meses después de su publicación en el Diario Oficial.
El texto de este artículo anterior a su reemplazo era el siguiente:
"Artículo 551. Las corporaciones son representadas por las personas a quienes la ley o las ordenanzas
respectivas, o a falta de una y otras, un acuerdo de la corporación ha conferido este carácter.".
444 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XXXIII
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión originaria de este artículo constaba de un único inciso,
cuyo texto era: "Las corporaciones son representadas por las personas a quienes
la ley o las ordenanzas respectivas, o a falta de una y otras, un acuerdo de la cor-
poración ha conferido este carácter". El origen de su actual versión se encuentra
en el "texto" presentado por el Ejecutivo, en marzo de 2010, durante la discusión
en la Comisión Mixta del proyecto de ley que acabaría como ley N° 20.500. La
dicha Comisión introdujo tres enmiendas al texto que se había presentado por
el Ejecutivo: a) "El inciso primero de esta disposición establece que la dirección y
administración de las asociaciones estará a cargo de un directorio elegido por la
asamblea conformada por, a lo menos, tres personas, que durarán tres años en
sus cargos. La Comisión Mixta aumentó el plazo de duración del directorio a cinco
años"; b) "La segunda enmienda afecta al inciso segundo de este artículo 551, que
prescribe que sólo los asociados podrán formar parte del directorio. Establece,
además, que solamente en virtud de norma expresa de los estatutos podrán formar
parte del directorio las personas condenadas por crimen y simple delito durante
los diez años anteriores a la fecha de su designación. La Comisión Mixta optó por
sustituir este inciso por otro que se pronuncia en sentido inverso y por una pena
determinada: no podrán ser miembros del directorio las personas que hayan sido
condenadas a pena aflictiva" y; c) "La tercera enmienda dice relación con el inciso
séptimo que autoriza incluir en los estatutos normas diferentes a las consignadas,
respecto de la administración de las asociaciones, con la condición de que se res-
pete la participación y la transparencia en la designación de representantes y en
la rendición de cuentas. La Comisión Mixta suprimió este inciso".
OBSERVACIONES
1. Historia. Su origen se encuentra en el ya citado "texto" presentado por el Eje-
cutivo, en marzo de 2010, durante la discusión en la Comisión Mixta del proyecto
Este artículo fue agregado por el número 5 del artículo 38 de la Ley N° 20.500, publicada en el Diario
Oficial de 16 de febrero de 2011.
La disposición segunda transitoria de la mencionada ley, establece que esta modificación entrará en
vigencia, doce meses después de su publicación en el Diario Oficial.
DE LAS PERSONAS JURÍDICAS 445
de ley que acabaría como ley N° 20.500, y que no sufrió alteración alguna en su
tramitación parlamentaria.
OBSERVACIONES
OBSERVACIONES
1. Historia. Su primera versión es la que se leía como artículo 650 del Proyecto de
1853, cuya redacción sólo presentaba una variante en relación con el texto actual-
mente en vigor, pues en su período final no se incluía el adverbio "sólo", que fue
agregado en una última revisión, pues sólo aparecería en el Proyecto de 1855.
JURISPRUDENCIA
1. Interpretación de esta regla. Se ha sostenido que de este artículo se desprende
que: "Aunque los representantes de la corporación hubiesen excedido sus atribucio-
nes, ello significa que se obligarían personalmente, pero en ningún caso los efectos
jurídicos de ellos tendrían influencia en relación a terceros, calidad que tiene el
reclamante en este proceso" (Cs. 7-XI-1991, cons. 8o, N° LegalPublishing: 11684).
Articulo 553. Los estatutos de una corporación tienen fuerza obligatoria sobre
toda ella, y sus miembros están obligados a obedecerlos bajo las sanciones que los
mismos estatutos impongan.2
Este artículo fue agregado por el número 5 del artículo 38 de la Ley N° 20.500, publicada en el Diario
Oficial de 16 de febrero de 2011.
La disposición segunda transitoria de la mencionada ley, establece que esta modificación entrará en
vigencia, doce meses después de su publicación en el Diario Oficial.
Este inciso fue modificado por la letra a) del número 6 del artículo 38 de la Ley N° 20.500, publicada en
el Diario Oficial de 16 de febrero de 2011, en el sentido de sustituir la voz "penas" por "sanciones".
446 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XXXIII
OBSERVACIONES
1. Historia. En la versión originaria del Código Civil, este artículo contenía un único
inciso, exactamente igual al que ahora se lee como su inciso I o , cuya versión más
antigua apareció como artículo 651 del Proyecto de 1853, con una redacción que
ya sería la definitiva. El origen de su actual inciso 2o se encuentra en el ya citado
"texto" presentado por el Ejecutivo, en marzo de 2010, durante la discusión en
la Comisión Mixta del proyecto de ley que acabaría como Ley N° 20.500. La dicha
Comisión introdujo algunas modificaciones al texto originariamente previsto: "Esta
norma, con la modificación incluida, dispone que los estatutos de las corporaciones
tienen fuerza obligatoria y que sus miembros deben obedecerlos bajo la pena que
los mismos estatutos determinen. En un inciso segundo incorporado en virtud
de la modificación, el precepto establece que la potestad disciplinaria se ejercerá
mediante un procedimiento racional y justo, con respeto de los derechos de los
asociados. La Comisión Mixta, en la nueva revisión del texto descrito, reemplazó el
inciso segundo descrito por otro que señala que la potestad disciplinaria se ejercerá
por una comisión de ética, tribunal de honor u otra entidad de similar naturaleza,
con facultades disciplinarias que se ejercerán mediante un procedimiento racional
y justo, con respeto a los derechos de los asociados. Concluye señalando que los
cargos directivos son incompatibles con los del órgano disciplinario".
JURISPRUDENCIA
1. La violación de los estatutos de una corporación no da pie para interponer
un recurso de casación. En este sentido se ha declarado, en relación con la regla
contenida en el vigente inciso Io de esta disposición, que: "El artículo 553 del Código
Civil, base de lo allí resuelto, prescribe que: "Los estatutos de una corporación tienen
fuerza obligatoria sobre toda ella, y sus miembros están obligados a obedecerlos
bajo las penas que los mismos estatutos impongan" [...] Que de lo transcrito en
La disposición segunda transitoria de la mencionada ley, establece que esta modificación entrará en
vigencia, doce meses después de su publicación en el Diario Oficial.
El texto de este inciso anterior a su modificación era el siguiente:
"Artículo 553. Los estatutos de una corporación tienen fuerza obligatoria sobre toda ella, y sus
miembros están obligados a obedecerlos bajo las penas que los mismos estatutos impongan.".
Este inciso fue agregado por la letra b) del número 6 del articulo 38 de la Ley N° 20.500, publicada
en el Diario Oficial de 16 de febrero de 2011.
La disposición segunda transitoria de la mencionada ley, establece que esta modificación entrará en
vigencia, doce meses después de su publicación en el Diario Oficial.
DE LAS PERSONAS JURÍDICAS 447
el anterior motivo, aparece que la regla del Código Civil se limita a otorgar fuerza
obligatoria a los estatutos, respecto de los miembros de una corporación, quienes
deben obedecerlos bajo las penas que dicha normativa establece. Pero de ahí a
darles a los estatutos de una institución como la de autos, ni aun ficticiamente,
la categoría de ley, sin que expresamente se lo haya equiparado a ésta, existe una
gran distancia y una evidente diferencia, de tal manera que su posible vulneración
no puede servir de base para el acogimiento de un recurso de protección" (Cs. 24-
IX-2001, cons. 5o y 6o, N° LegalPublishing: 22513).
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición es la que se leían como
inciso 2o del artículo 654 del Proyecto de 1853, con una redacción exactamente
igual a las del texto en vigor.
Este artículo fue derogado por el número 7 del artículo 38 de la Ley N° 20.500, publicada en el Diario
Oficial de 16 de febrero de 2011.
La disposición segunda transitoria de la mencionada ley, establece que esta modificación entrará en
vigencia, doce meses después de su publicación en el Diario Oficial.
El texto de este artículo anterior a su derogación era el siguiente:
"Artículo 554. Toda corporación tiene sobre sus miembros el derecho de policía correccional que
sus estatutos le confieran, y ejercerán este derecho en conformidad a ellos.".
Este artículo fue sustituido por el número 8 del artículo 38 de la Ley N° 20.500, publicada en el Diario
Oficial de 16 de febrero de 2011.
La disposición segunda transitoria de la mencionada ley, establece que esta modificación entrará en
vigencia, doce meses después de su publicación en el Diario Oficial.
El texto de este artículo anterior a su reemplazo era el siguiente:
"Artículo 556. Las corporaciones pueden adquirir bienes de todas clases a cualquier título.".
448 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XXXIII
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión originaria de este artículo contenía los siguientes tres incisos:
I o : "Las corporaciones pueden adquirir bienes de todas clases a cualquier título, pero
no pueden conservar la posesión de los bienes raíces que adquieran, sin permiso
especial de la legislatura"; 2o: "Si este permiso especial, estarán obligadas a enajenar
dichos bienes raíces, dentro de los cinco años subsiguientes al día en que hayan
adquirido la posesión de ellos; y si no lo hicieren, caerán en comiso los referidos
bienes"; 3o: "Esta prohibición no se extiende a los derechos de censo o pensión,
asegurados sobre bienes raíces; ni a los derechos de usufructo, uso o habitación".
La Ley N° 5.020, de 30 de diciembre de 1931, lo substituyó por un artículo con el
siguiente único inciso: "Las corporaciones pueden adquirir toda clase de bienes".
La versión actualmente en vigor tiene su origen en el ya citado "texto" presentado
por el Ejecutivo, en marzo de 2010, durante la discusión en la Comisión Mixta del
proyecto de ley que acabaría como Ley N° 20.500, y que no sufrió alteración alguna
en su tramitación parlamentaria.
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión originaria de este artículo fijaba la especial disciplina a la
que quedaban sujetos los bienes raíces que las corporaciones podían poseer con el
"permiso especial de la legislatura" a que se refería el originario artículo 556. Fue
derogado por el artículo 2o de la Ley N° 7.612, de 21 de octubre de 1943. El texto
actual, que fue mandado incorporar en este lugar por la Ley N° 20.500, tuvo su origen
en el ya citado "texto" presentado por el Ejecutivo, en marzo de 2010, durante la
discusión en la Comisión Mixta del proyecto de ley, y en el curso de ella se aprobó
con una ligera variante: "La Comisión Mixta se ocupó a continuación del artículo
Este artículo fue incorporado por el número 9 del artículo 38 de la Ley N° 20.500, publicada en el
Diario Oficia] de 16 de febrero de 2011.
La disposición segunda transitoria de la mencionada ley, establece que esta modificación entrará en
vigencia, doce meses después de su publicación en el Diario Oficial.
Con anterioridad, este artículo fue derogado por el artículo 2° de la Ley N° 7.612, publicada en el
Diario Oficial de 21 de octubre de 1943.
DE LAS PERSONAS JURÍDICAS 449
557 del Código Civil, norma que en la sesión de 10 de marzo de 2010 se estructuró
con cuatro incisos que encargan al Ministerio de Justicia la supervigilancia de las
asociaciones y fundaciones. En esta etapa de reapertura del debate, la Comisión
Mixta conoció una proposición del Ejecutivo que sustituye la palabra 'supervigilancia'
por el vocablo 'fiscalización' y simplifica el procedimiento del inciso tercero de este
precepto sobre la forma para subsanar las irregularidades que se cometieren con
ocasión del funcionamiento de las corporaciones. El nuevo texto así propuesto pre-
viene que las irregularidades que detecte el Ministerio de Justicia serán subsanadas
por las corporaciones y fundaciones, las que habrán de solicitar a la justicia, en su
caso, disponer las medidas necesarias para proteger los intereses de la entidad o de
terceros. (El texto reemplazado autorizaba al juez para decretar el nombramiento
de interventores con las facultades previstas en el Código de Procedimiento Civil y
en la Ley de Quiebras). La Comisión Mixta prestó su conformidad con la proposición
precedente con la unanimidad de sus miembros presentes".
Artículo 557-1. Las personas jurídicas regidas por este Título estarán obligadas
a llevar contabilidad de conformidad con los principios de contabilidad de acepta-
ción general. Deberán además confeccionar anualmente una memoria explicativa
de sus actividades y un balance aprobado por la asamblea o, en las fundaciones,
por el directorio.
Las personas jurídicas cuyo patrimonio o cuyos ingresos totales anuales superen
los límites definidos por resolución del Ministro de Justicia, deberán someter su
contabilidad, balance general y estados financieros al examen de auditores externos
independientes designados por la asamblea de asociados o por el directorio de la
fundación de entre aquellos inscritos en el Registro de Auditores Externos de la
Superintendencia de Valores y Seguros.1
OBSERVACIONES
1. Historia. Su origen se encuentra en el ya citado "texto" presentado por el Eje-
cutivo, en marzo de 2010, durante la discusión en la Comisión Mixta del proyecto
de ley que acabaría como Ley N° 20.500, y que no sufrió alteración alguna en su
tramitación parlamentaria.
Este artículo fue incorporado por el número 9 del artículo 38 de la Ley N° 20.500, publicada en el
Diario Oficial de 16 de febrero de 2011.
La disposición segunda transitoria de la mencionada ley, establece que esta modificación entrará en
vigencia, doce meses después de su publicación en el Diario Oficial.
Este artículo fue incorporado por el número 9 de! artículo 38 de la Ley N° 20.500, publicada en el
Diario Oficial de 16 de febrero de 2011.
La disposición segunda transitoria de la mencionada ley, establece que esta modificación entrará en
vigencia, doce meses después de su publicación en el Diario Oficial.
450 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XXXIII
OBSERVACIONES
OBSERVACIONES
Este artículo fue incorporado por el número 9 del artículo 38 de la Ley N° 20.500, publicada en el
Diario Oficial de 16 de febrero de 2011.
La disposición segunda transitoria de la mencionada ley, establece que esta modificación entrará en
vigencia, doce meses después de su publicación en el Diario Oficial.
Este artículo fue incorporado por el número 10 del artículo 38 de la Ley N° 20.500, publicada en el
Diario Oficial de 16 de febrero de 2011.
La disposición segunda transitoria de la mencionada ley, establece que esta modificación entrará en
vigencia, doce meses después de su publicación en el Diario Oficial.
DE LAS PERSONAS JURÍDICAS 451
OBSERVACIONES
1. Historia. El texto originario de este artículo era el siguiente: "Los acreedores
de las corporaciones tienen acción contra sus bienes como contra los de una per-
sona natural que se halla bajo tutela". . Fue derogado por el artículo 2o de la Ley
N° 7.612, de 21 de octubre de 1943. El texto actual, que fue mandado incorporar en
este lugar por la Ley N° 20.500, tuvo su origen en el ya citado "texto" presentado
por el Ejecutivo, en marzo de 2010, durante la discusión en la Comisión Mixta del
proyecto de ley, y en ella: "En la etapa de reapertura del debate y a proposición del
Ejecutivo, junto con una modificación formal, se introdujo un nuevo inciso tercero
a este precepto que obliga al Ministerio de Justicia a emitir informe respecto del
objeto de las fundaciones, y de la generación, integración y atribuciones de sus
órganos de administración y dirección".
OBSERVACIONES
1. Historia. El texto originario de esta disposición se formaba por los dos incisos
siguientes: I o : "Las corporaciones no pueden disolverse por sí mismas, sin la apro-
bación de la autoridad que legitimó su existencia"; y 2o: "Pero pueden ser disueltas
Este artículo fue sustituido por el número 11 del artículo 38 de la Ley N° 20.500, publicada en el
Diario Oficial de 16 de febrero de 2011.
La disposición segunda transitoria de la mencionada ley, establece que esta modificación entrará en
vigencia, doce meses después de su publicación en el Diario Oficial.
El texto de este artículo anterior a su reemplazo era el siguiente:
"Artículo 559. Las corporaciones no pueden disolverse por sí mismas, sin la aprobación de la auto-
ridad que legitimó su existencia.
Pero pueden ser disueltas por ella, o por disposición de la ley, a pesar de la voluntad de sus miembros,
si llegan a comprometer la seguridad o los intereses del Estado, o no corresponden al objeto de su
institución.".
452 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XXXIII
Este articulo fue derogado por el número 12 del artículo 38 de la Ley N° 20.500, publicada en el Diario
Oficial de 16 de febrero de 2011.
La disposición segunda transitoria de la mencionada ley, establece que esta modificación entrará en
vigencia, doce meses después de su publicación en el Diario Oficial.
El texto de este artículo anterior a su derogación era el siguiente:
"Articulo 560. Si por muerte u otros accidentes quedan reducidos los miembros de una corpora-
ción a tan corto número que no puedan ya cumplirse los objetos para que fue instituida, o si faltan
todos ellos, y los estatutos no hubieren prevenido el modo de integrarla o renovarla en estos casos,
corresponderá a la autoridad que legitimó su existencia dictar la forma en que haya de efectuarse la
integración o renovación.".
Este artículo fue modificado por el articulo I o , de la Ley N° 7.612, publicada en el Diario Oficial de
21 de octubre de 1943.
DE LAS PERSONAS JURÍDICAS 453
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición es la que aparecía como
artículo 661 en el Proyecto de 1853, con el siguiente texto: "Extinguida una corpo-
ración, se dispondrá de sus propiedades en la forma que para este caso hubiesen
prescrito sus estatutos; i si en ellos no se hubiere previsto este caso, pertenecerán
dichas propiedades al Estado con la obligación de emplearlas en objetos análogos a
los de la institución. Tocará al Cuerpo Lejislativo señalarlos". La Comisión revisora
le introdujo unos leves cambios, de manera que en el "Proyecto inédito" se situaba
como su artículo 661 con la siguiente redacción: "Disuelta una corporación, se
dispondrá de sus propiedades en la forma que para este caso hubieren prescrito
sus estatutos; i si en ellos no se hubiere previsto este caso, pertenecerán dichas
propiedades al Estado con la obligación de emplearlas en objetos análogos a los
de la institución. Tocará al Cuerpo Lejislativo señalarlos", y así pasó al artículo 561
del Proyecto de 1855 y a la edición oficial del Código OVA de 1856. Se mantuvo
inalterado hasta que el artículo Io de la Ley N° 7.612, de 21 de octubre de 1943,
ordenó substituir su período final "Tocará al Cuerpo Legislativo señalarlos", por
el siguiente: "Tocará al Presidente de la República señalarlos".
OBSERVACIONES
1. Historia. En el Proyecto de 1853 se destinaban dos de sus artículos al tratamiento
de las materias que se contienen en esta disposición: en su artículo 662 se seña-
laba que: "Para toda fundación perpetua, se establecerá una dirección especial,
conforme a la voluntad del fundador, sancionada por la ley"; y en su artículo 663:
"Si el fundador no hubiere manifestado su voluntad relativamente a la dirección,
o sólo la hubiere manifestado incompletamente, será suplido este defecto por la
ley". Tras la revisión por parte de la Comisión, se formó un único artículo, que apa-
Este artículo fue modificado por el número 13 del artículo 38 de la Ley N° 20.500, publicada en el
Diario Oficial de 16 de febrero de 2011, en el sentido de sustituir la frase "será suplido este defecto
por el Presidente de la República", por "se procederá en la forma indicada en el inciso segundo del
artículo 558".
La disposición segunda transitoria de la mencionada ley, establece que esta modificación entrará en
vigencia, doce meses después de su publicación en el Diario Oficial.
El texto de este articulo anterior a su modificación era el siguiente:
"Artículo 562. Las fundaciones de beneficencia que hayan de administrarse por una colección de in-
dividuos, se regirán por los estatutos que el fundador les hubiere dictado; y si el fundador no hubiere
manifestado su voluntad a este respecto, o sólo la hubiere manifestado incompletamente, será suplido
este defecto por el Presidente de la República.".
454 CÓDIGO CIVIL - LIBRO I - TÍTULO XXXIII
recia como artículo 662 en el "Proyecto inédito", cuyo texto era. "Las fundaciones
de beneficencia que hayan de administrarse por una colección de individuos, se
regirán por los estatutos que el fundador les hubiere dictado; y si el fundador no
hubiere manifestado su voluntad a este respecto, o sólo la hubiere manifestado
incompletamente, será suplido este defecto por el Supremo Gobierno con acuerdo
del Consejo de Estado" y, en una última revisión se substituyó la expresión "Su-
premo Gobierno" por la de "Presidente de la República", y así pasó al artículo 562
del Proyecto de 1855 ya la edición oficial del Código Civil de 1856, que se mantuvo
inalterado hasta la citada Ley N° 20.500, de 16 de febrero de 2011.
Artículo 563. Lo que en los artículos 549 hasta 561 se dispone acerca de las
corporaciones y de los miembros que las componen, se aplicará a las fundaciones
de beneficencia y a los individuos que las administran.
Concordancias: Código de Derecho Internacional Privado: artículo 32. Código de Aguas: artículo 258.
OBSERVACIONES
1. Historia. Su versión más antigua es la que se leía en el Proyecto de 1853 como
su artículo 665: "Los artículos 645, 649, 650, 655, 656, 657, 658, se aplican a las
fundaciones perpetuas" y, tras la revisión por la Comisión se le dio una nueva
redacción, que sería la definitiva y que es la que se recibió en el artículo 663 del
"Proyecto inédito".
Artículo 564. Las fundaciones perecen por la destrucción de los bienes desti-
nados a su manutención.
Concordancias: Código de Derecho Internacional Privado: artículo 32. Código de Aguas: artículo 258. Decreto
Supremo N" 110, Min. Justicia, Reglamento sobre Concesión de Personalidad Jurídica a Entidades a que se
refiere el Titulo XXXUI del Libro I del Código Civil, D.O. 20.03.1979: artículo 33.
OBSERVACIONES
1. Historia. En el Proyecto de 1853 se contenía una artículo 666 que prescribía lo
siguiente: "Las fundaciones perpetuas perecen: Io Por la destrucción de los bienes
destinados a su manutención, i 2o Por disposición de la lei". Tras la revisión por
parte de la Comisión se le dio una nueva redacción y, así, en el "Proyecto inédito"
se incluía un artículo 663 que rezaba: "Las fundaciones perpetuas perecen, no sólo
del modo indicado en el inciso 2o, del artículo 659, sino por la destrucción de los
bienes destinados a su manutención". En una última revisión se le dio la redacción
definitiva, con la que aparecía como artículo 564 del Proyecto de 1855 y de ahí
pasó a la edición oficial del Código Civil de 1856.
DE LAS VARIAS CLASES DE BIENES 486
OBRO SEGUNDO
TÍTULO I
OBSERVACIÓN GENERAL
Este título está notoriamente influido por el Cours de Code Civil de Delvincourt
(I, pp. 140-145 en la edición de 1824), influencia que se advierte, al menos, en tres
grandes ámbitos: I o ) su sistematización, pues: a) consta de una disposición inicial,
que le sirve de pórtico y que sienta una summa divissio de los bienes (art. 575),
del mismo modo que lo hacía Delvincourt, que iniciaba el Capítulo I de esta parte
de su Cours (Des bienes considérés en eux-mémes) con una sola frase en la que, a
diferencia del Code Civil, fundaba toda su exposición: "Los bienes, considerados
en sí mismos, son corporales o incorporales"; b) prosigue con un primer párrafo:
"1. De las cosas corporales", y lo mismo hacía Delvincourt en su "Section Prémier"
rubricada "Des bienes corporels"; c) continúa con un segundo párrafo: "De las
cosas incorporales" al igual que Cours de Delvincourt, que contenía una "Section
ff' destinada a tratar "Des biens incorporéis"; 2o) la sistematización interna de las
reglas asignadas a las disposiciones que forman cada uno de los dos párrafos de
este título sieguía, casi sin excepción alguna, el orden de su tratamiento en el dicho
Cours del comentarista francés; y 3o) buena parte de los artículos de ambos párrafos
están inspirados en diversos pasajes del mismo Cours de Delvincourt.
OBSERVACIONES
1. Historia. Bello desde el más temprano momento del proceso de codificación
civil chilena asumió como summa divissio de los bienes esa antigua distinción de
Gayo entre cosas corporales e incorporales, de modo que ya el "Primer proyecto"
de libro "De los bienes", aquel un tiempo atribuido a Egaña y que ya debía estar
redactado hacia 1843, se abría con un artículo primero que constaba de tres
incisos: en el primero de ellos se leía que: "Las cosas que constituyen bienes y
forman el haber o patrimonio de cualquiera persona, se dividen en corporales e
incorporales"; en el segundo que: "Corporales.- Son las que tienen un ser real y
pueden ser percibidas por los sentidos, como una casa, un libro"; y en el tercero
que: "Incorporales.- Las que consisten en meros derechos como los créditos, las
acciones y las servidumbres activas". La historia de esta disposición continúa en
el Proyecto de 1853, pues en el intertanto no se publicó proyecto alguno de un
libro "De los bienes, i de su dominio, posesión, uso i goce", cuyo primer artículo,
456 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO I
bajo el número 668, conservaba los dichos tres incisos, con dos ligerísimas va-
riantes: a) en el inciso Io la originaria expresión 'forman el haber o patrimonio' se
convertía en 'forman parte del haber o patrimonio' y; b) en los incisos 2o y 3o se
mudaban su principios, para convertirlos en una frase: "Corporales son las [...]" e
"Incorporales las [...]". Tras la revisión por parte de la Comisión, se mantuvieron
inalterados sus incisos 2o y 3o, y al Io se le dio la redacción siguiente: "Los bienes
consisten en cosas corporales o incorporales" y así fue recibido en el artículo 668
del llamado "Proyecto inédito", y sin modificación alguna pasó al artículo 565 del
Proyecto de 1855 y de ahí a la edición oficial del Código Civil de 1856, sin que haya
experimentado modificaciones hasta el día. 2. Fuentes y contexto. Es de obligada
lectura, para quien pretenda acercarse a las fuentes y contexto de este artículo, el
libro de Alejandro GUZMÁN BRITO Las cosas incorporales en la doctrina y el derecho
positivo2 (Santiago de Chile, Editorial Jurídica, 2006). Como se ha anticipado, Gayo
en sus Instituciones (2,12) escribía que: "Hay, además, cosas corporales e incorpo-
rales" (Quaedam praeterea res corporales sunt, quaedam incorporales), distinción
ésta que no fue asumida expresamente por el Code Civil, pero que Bello optó por
fijar como pórtico del libro II de su Código, y respecto de la cual en el Proyecto de
1853, incluía una nota que remitía a las páginas 139 y 143 del tomo I del Cours de
Delvincourt, cuya lectura revela la influencia del comentarista francés, no sólo en
relación con el inciso 3o de este artículo, sino también respecto de los dos restan-
tes. En efecto, en la dicha página 139 de su Cours, Delvincourt explicaba que: "Los
bienes, considerados en sí mismos, son corporales o incorporales", y en la nota y
explicación a este pasaje advertía que: "Esta distinción está consagrada implícita-
mente en el Código (Ver los artículos 1607, 2075, etc.)" e, inmediatamente, daba las
razones por las cuales había optado por estimarla como la primera distinción de las
cosas, razones que, probablemente, pesaron también en la decisión adoptada por
Bello, de situarla como el punto de partida del libro "De los bienes", y así escribía
el jurista francés: "Hemos creído deber situarla [a esta distinción] en el primer
rango, porque, además de que ella está fundada en la naturaleza de las cosas, es
tal, que las leyes civiles ni han previsto ni han podido prever cambio alguno. La ley
no puede hacer que una cosa corporal no sea siempre una tal cosa y viceversa. No
ocurre lo mismo en relación con los muebles e inmuebles. Veremos a cada paso
que las cosas son, tanto muebles, tanto inmuebles, según la relación bajo la cual
los considera la ley". De vuelta al texto de Delvincourt, se leía en él, a continuación
de haber sentado la citada distinción, que: "Los bienes corporales son aquellos
que tienen una existencia real y efectiva, y que caen bajo los sentidos, como un
caballo, una casa" y, en la página 143, anotaba que: "Los bienes incorporales son
aquellos que no consisten más que en un derecho, y que no existen, por así decir,
más que civilmente; tales son los créditos, las acciones, las servidumbres activas".
No estará demás, advertir que Gayo en sus Instituciones (2,13) había escrito que
eran corporales aquellas que podían ser tocadas (sunt quae tangit possunt), como
un fundo, un esclavo, un vestido, el oro, la plata y otras innumerables cosas, y que
era cosas incorporales las que no podían ser tocadas (sunt quae tangit non possunt)
y cuya existencia arrancaba del derecho, tales como una herencia, un usufructo, las
obligaciones de cualquier modo contraídas, contándose también dentro de ellas las
servidumbres rústicas y urbanas.
DE LAS VARIAS CLASES DE BIENES 457
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición es la que aparecía como
inciso Io del artículo 2o de ese "Primer proyecto" de libro "De los bienes", con el
mismo texto que se mantiene en vigor: "Las cosas corporales se dividen muebles e
inmuebles", y que se convirtió en un artículo independiente, el 669, en el Proyecto
de 1853, del que pasó a igual artículo en el "Proyecto inédito", y de ahí al artículo
566 del Proyecto de 1855 y a la edición oficial del Código Civil de 1856. 2. Fuentes
y contexto. En el Proyecto de 1853, Bello incluía una nota para esta disposición,
que remitía al artículo 516 del Code Civil, precepto éste con el que se inauguraba
su libro II, y que decía: "Todos los bienes son muebles o inmuebles" (Tous les biens
sont meubles ou immeubles).
Artículo 567. Muebles son las que pueden transportarse de un lugar a otro, sea
moviéndose ellas a sí mismas, como los animales (que por eso se llaman semovien-
tes), sea que sólo se muevan por una fuerza externa, como las cosas inanimadas.
Exceptúanse las que siendo muebles por naturaleza se reputan inmuebles por
su destino, según el artículo 570.
Concordancias: Código Civil: artículos 570, 574, 581, 624 inciso 1, 1944 inciso 3. Código de Comercio:
articulo 3 N° 1. Código de Procedimiento Penal: artículo 391. Código de Aguas: artículo 4.
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición es la que se leía como
inciso 2o del artículo 2 del citado "Primer proyecto" de libro "De los bienes", y
cuyo texto era: "Muebles.- Son las cosas que pueden transportarse de un lugar a
otro, sea moviéndose ellas así mismas, como los animales (que por eso se llaman
semovientes), sea que sólo se muevan por una fuerza externa, como las cosas
inanimadas. Exceptúanse las cosas que siendo muebles por naturaleza, se repu-
tan inmuebles en el concepto de la ley, según el art. 3o". En el Proyecto de 1853
aparecía como su artículo 670, ahora compuesto de dos incisos, pues el último
período de la disposición del Proyecto anterior, se convirtió en un inciso 2o, de
modo que su inciso Io rezaba: "Muebles son las que pueden transportarse de un
458 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO I
lugar a otro, sea moviéndose ellas a sí mismas, como los animales (que por eso
se llaman semovientes), sea que sólo se muevan por una fuerza externa, como las
cosas inanimadas", y el 2o: "Exceptúanse las que, siendo muebles por naturaleza,
se reputan inmuebles en el concepto de la lei, según el artículo 674". Durante la
revisión por parte de la Comisión, el inciso Io no experimentó ninguna alteración,
pero se dio la siguiente una nueva forma al inciso 2o: "Exceptúanse las que, siendo
muebles por naturaleza, se reputan inmuebles por su destino, según el artículo
673". Sin más variación que la referencia al artículo contenida en el inciso 2o, se
recibió la dicha disposición en el artículo 567 del Proyecto de 1855 y de ahí pasó a
la edición oficial del Código Civil de 1856. 2. Fuentes y contexto. Para su inciso Io,
Bello incluyó una nota en el Proyecto de 1853, en la que remitía al artículo 528 del
Code Civil, disposición ésta en la que se leía que: "Son muebles por su naturaleza,
los cuerpos que se pueden transportar de un lugar a otro, sea que se muevan por
sí mismos, como los animales, sea que no puedan cambiarse de lugar más que
por efecto de una fuerza extraña, como las cosas inanimadas". Para su inciso 2o
incluyó, en el mismo Proyecto, una nota que remitía a la página 139 del tomo I del
ya recordado Cours de Delvincourt, lugar en el que se leía que: "Los muebles son,
en general, [...] Decimos en general, porque en derecho, se pone en el número de
los inmuebles a diversos objetos que, por su naturaleza, pertenecen a la clase de
los muebles".
Artículo 568. Inmuebles o fincas o bienes raíces son las cosas que no pueden
transportarse de un lugar a otro; como las tierras y minas, y las que adhieren per-
manentemente a ellas, como los edificios, los árboles.
Las casas y heredades se llaman predios o fundos.
Concordancias: Código de Minería: artículo 1. Código Penal: artículo 457.
OBSERVACIONES
1. Historia. Su versión más antigua es la que aparecía como inciso 4o del artículo
2 del ya citado "Primer proyecto" de libro "De los bienes", cuya redacción era
la siguiente: "Inmuebles o Fincas o bienes raíces. Son las tierras, los edificios y
construcciones que adhieren al suelo". En el Proyecto de 1853 se situaba como su
artículo 671, formado por dos incisos, de los que el Io rezaba: "Inmuebles o fincas
o bienes raíces son las cosas que no pueden transportarse de un lugar a otro; como
las tierras i minas, i las que adhieren de tal modo a éstas que no pueden separarse
sin gran detrimento, como los edificios, los árboles", y el 2o: "Las casas y heredades
se llaman predios-, a los predios rústicos se da propiamente el nombre de fundos".
En el proceso de revisión que efectuó la Comisión, se le introdujeron div ersas mo-
dificaciones, de modo que el "Proyecto inédito" se presentaba como artículo 671,
y su inciso Io se redactaba así: "Inmuebles o fincas o bienes raíces, son las cosas
que no pueden transportarse de un lugar a otro; como las tierras i minas, i las que
adhieren permanentemente a ellas, como los edificios, los árboles", y su inciso 2o:
"Las casas i heredades se llaman predios o fundos,\ Esta sería la versión definitiva,
pues como tal fue recibida en el artículo 568 del Proyecto de 1855, y de ahí pasó a
la edición oficial del Código Civil de 1856. 2. Fuentes y contexto. En el Proyecto de
1853 Bello incluyó una nota en su inciso I o , que remitía al artículo 518 del Code
DE LAS VARIAS CLASES DE BIENES 459
Civil, disposición ésta que rezaba: "Los terrenos y edificios son inmuebles por su
naturaleza" (Les fonds de terre et les bátiments sont immeubles par leur nature).
Bien se ve que la disposición francesa no influyó en la forma del inciso Io de este
artículo y que, como en muchas otras ocasiones, fue el Cours de Delvincourt el
modelo formal más decisivo y, en este caso, también dogmático, pues en la página
140 del tomo I de su texto, se leía que: "Los bienes inmuebles por su naturaleza
son aquellos que no pueden ser transportados de un lugar a otro, tales como los
terrenos, y los objetos que adhieren a ellos, como los edificios, los molinos de viento
o agua, fijados sobre pilares o pilotes y formando parte del edificio. Las minas son
igualmente inmuebles, así como los edificios, máquinas, pozos, galerías y otros
trabajos establecidos permanentemente para la explotación".
JURISPRUDENCIA
Artículo 569. Las plantas son inmuebles, mientras adhieren al suelo por sus
raíces, a menos que estén en macetas o cajones, que puedan transportarse de un
lugar a otro.
Concordancias: Código Civil: artículo 1801 inciso 3.
OBSERVACIONES
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición es la que se leía como inciso Io
del artículo 3 del "Primer proyecto" de libro "De los bienes", cuya redacción era
la siguiente: "Se reputan inmuebles las cosas que adhieren permanentemente a
los bienes raíces, que los completan, y que sirven para su uso, cultivo o beneficio;
como las losas de los pavimentos, los tubos de las cañerías". En el Proyecto de 1853
se situaba como su artículo 674, con una nueva redacción y con un nuevo criterio
dogmático de definición, pues, además, del de la "adherencia" se incorporaba el de
la "destinación permanente", cuyo inciso Io rezaba: "Se reputan inmuebles, aunque
por su naturaleza no lo sean, las cosas que adhieren al suelo i están permanente-
mente destinadas a su uso, cultivo i beneficio, sin embargo de que puedan separarse
sin detrimento. Tales son, por ejemplo:", y el 2o: "Las losas de un pavimento, los
tubos de las cañerías, los utensilios de labranza o minería, i los animales actual i
habitualmente empleados en el cultivo i beneficio de un fundo, los abonos exis-
tentes en él i actualmente destinados a mejorarlo; las prensas, calderas, cubas,
alambiques, toneles i máquinas que se hallen en el mismo caso, o que formen parte
de una fábrica o establecimiento industrial, adherente al suelo". En el proceso de
revisión por parte de la Comisión se le introdujeron diversas modificaciones, de
las que la dogmáticamente más significativa fue la de eliminar de su inciso Io la
referencia al criterio de la adherencia al suelo, para centrarlo en el de la destinación
permanente al uso, cultivo y beneficio de un inmueble, y, además, se separaron los
ejemplos que ofrecía el inciso 2o, de modo que se le dio la redacción y forma que
ya sería la definitiva y que es la actualmente en vigor, y como tal ya aparecía en
el "Proyecto inédito", como su artículo 673. 2. Fuentes y contexto. En el Proyecto
de 1853 Bello incluyó una nota a esta disposición, que remitía a la página 241 del
DE LAS VARIAS CLASES DE BIENES 461
tomo I del ya citado Cours de Delvincourt, en lo que existe un ligero error, pues
la página remitida debía ser la 141, junto a la precedente, pues en ellas el jurista
francés escribía: "Los bienes inmuebles por destinación son aquellos que, siendo
naturalmente muebles, son no obstantes mirados en derecho como formando
parte de inmuebles y, en consecuencia, participando de su naturaleza. Tales son:
I o . Las cosas cuya naturaleza es la de no ser poseídas por ellas mismas, y que no
nos pertenecen más que como accesorio del fondo en el que se encuentran
2o. Los objetos que el propietario de un fundo ha puesto para servicio y explota-
ción de ese mismo fundo y con la presumida intención de que ellas permanezcan
perpetuamente, por ejemplo: Los animales [....]".
Artículo 571. Los productos de los inmuebles, y las cosas accesorias a ellos,
como las yerbas de un campo, la madera y fruto de los árboles, los animales de un
vivar, se reputan muebles, aun antes de su separación, para el efecto de constituir
un derecho sobre dichos productos o cosas a otra persona que el dueño.
Lo mismo se aplica a la tierra o arena de un suelo, a los metales de una mina,
y a las piedras de una cantera.
Concordancias: Código Civil: artículos 537, 573, 1801 inciso 3. Código de Minería: artículo 13.
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta disposición sólo apareció en el "Proyecto inédito", como su artículo
674 y con una redacción que sería la definitiva y, por ende, exactamente igual al
texto que se leía en la edición oficial del Código Civil de 1856 y que es el que se
mantiene en vigor hasta el día. 2. Fuentes y contexto. En el Proyecto de 1853 se
contenía una disposición que, en cierto modo, consagraba la misma regla de esta
disposición y que era el inciso 2o de su artículo 673, cuyo texto era: "Las cosechas
y frutos de las plantas que se reputan inmuebles, lo son como ellas, mientras
pertenecen al mismo dueño que ellas", a la que Bello agregó una nota en la que
remitía al artículo 520 del Code Civil., disposición ésta que decía en su primer
apartado que: "Los cultivos pendientes por sus raíces y los frutos de los árboles
aún no recogidos, son igualmente inmuebles", en el segundo agregaba que: "Des-
de que los granos son cortados y los frutos separados, aunque no sean retirados,
son muebles", y, en el tercero se señalaba que: "Si sólo una parte del cultivo es
cortado, sólo esa parte es mueble". Pero Bello, además, en la misma nota daba la
siguiente explicación: "De aquí se sigue: Io que son muebles desde que se cogen,
aunque estén todavía en los trojes o eras, o en las manos de los segadores; 2o que,
si el dueño de las plantas vende los frutos que todavía están unidos a ellas, los
hace por el mismo hecho muebles. Se sigue del mismo principio que se pueden
embargar por sí solos los frutos a beneficio del acreedor, aunque todavía estén
pendientes. El decreto de embargo los hace por el mismo hecho muebles". En el
"Proyecto inédito" se incluía para su ya citado artículo 674 una nota que, sin la
remisión al artículo 520 del Code Civil, ampliaba lo ya explicado en la que se acaba
de transcribir y cuyo texto era: "De aquí se sigue: Io que son muebles desde que
se cogen, aunque estén todavía en los trojes o eras, o en las manos de los segado-
res; 2o que, si el dueño de las plantas vende los frutos que todavía están unidos
a ellas, los hace por el mismo hecho muebles. Esta es una distinción importante,
462 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO I
Artículo 572. Las cosas de comodidad u ornato que se clavan o fijan en las
paredes de las casas y pueden removerse fácilmente sin detrimento de las mis-
mas paredes, como estufas, espejos, cuadros, tapicerías, se reputan muebles. Si
los cuadros o espejos están embutidos en las paredes, de manera que formen un
mismo cuerpo con ellas, se considerarán parte de ellas, aunque puedan separarse
sin detrimento.
Concordancias: Código Civil: artículos 600 inciso 1, 660 y 1105.
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua conocida de esta disposición es la que aparecía
como inciso 2o del artículo 3 del "Primer proyecto" de libro "De los bienes", cuyo
texto era: "Las cosas de comodidad u ornato que se clavan o fijan en las paredes de
las casas y pueden removerse fácilmente sin detrimento de ellas mismas o de las pa-
redes, como estufas, espejos, cuadros, tapicerías, se reputan muebles". En el Proyecto
de 1853 dicha regla se situaba en su artículo 675, pero con una nueva redacción,
que ya sería la definitiva y que, por ende, coincidía literalmente con el texto de este
artículo 572 en la edición oficial del Código Civil de 1856 y que se mantiene en vigor
hasta el presente. 2. Fuentes y contexto. Bello, en el dicho Proyecto de 1853 incluía
la siguiente nota para su artículo 675: "Delvincourt, 1.1, páj. 241". Referencia que
debe entenderse como hecha no a la página 241 del Cours, sino a la 141, en la que
se leía el siguiente pasaje: "Hay también objetos que, sin ser propiamente hablando
inherentes al fundo, son, no obstante, mirados como inmuebles cuando el fundo
está de tal manera dispuesto para recibirlas que, si ellas no estuvieran, parecería
que les falta alguna cosa: tales son los espejos, cuadros y otros ornamentos, desde
que forman un cuerpo con la pared. Lo mismo respecto de las estatuas, en cuanto
que se ponen en los nichos ejecutados expresamente para recibirlas".
JURISPRUDENCIA
1. La regla como referida a "inmuebles por destinación". Hay alguna jurispruden-
cia que ha entendido que esta disposición constituye una regla que da el carácter
de inmuebles por destinación a las cosas a que se refiere, las que, por ende, no son
inmuebles "por destinación". En este sentido se ha afirmado: "Es del caso señalar:
a) Los bienes a que se refiere el artículo 572 del Código Civü, citado, son los in-
muebles por destinación, no por adherencia, que es la tesis del demandante, b) La
cita que se ha hecho en autos de este artículo, es incompleta pues ha omitido su
parte final, que sería decisiva para resolver sobre la materia, en cuanto expresa: Si
los cuadros o espejos están embutidos en las paredes, de manera que formen un
mismo cuerpo con ellas, se considerarán parte de eüas, aunque puedan separarse sin
detrimento. En tal virtud el bien mueble por naturaleza e inmueble por destinación,
DE LAS VARIAS CLASES DE BIENES 463
conforme preceptúa el acápite in fine del citado artículo 572 del Código Civil deriva
de la circunstancia de que formen un mismo cuerpo, sin perjuicio de que el bien
mueble por naturaleza e inmueble por destinación pueda separarse sin detrimento"
(ICA. 22-VIII-l995, cons. 3o, conf. Cs. 13-1-1997, N° LegalPublishing: 14217).
Artículo 573. Las cosas que por ser accesorias a bienes raíces se reputan
inmuebles, no dejan de serlo por su separación momentánea; por ejemplo, los
bulbos o cebollas que se arrancan para volverlas a plantar, y las losas o piedras
que se desencajan de su lugar, para hacer alguna construcción o reparación y con
ánimo de volverlas a él. Pero desde que se separan con el objeto de darles diferente
destino, dejan de ser inmuebles.
Concordancias: Código Civil: artículos 570 y 571.
OBSERVACIONES
1. Historia. La más antigua versión de este artículo es la que se leía como inciso
3o del artículo 3 del "Primer proyecto" de libro "De los bienes", bajo la forma
siguiente: "Las cosas que por su adherencia a los bienes raíces se reputan inmue-
bles, no dejan de serlo por su separación momentánea; por ejemplo, las losas o
piedras que se desencajan de su lugar para hacer una construcción o reparación y
con ánimo de volverlas a él". Esta regla se situó como artículo 676 en el Proyecto
de 1853 con la siguiente redacción: "Las cosas que por su adherencia a los bienes
raíces se reputan inmuebles, no dejan de serlo por su separación momentánea;
por ejemplo, los bulbos o cebollas que se arrancan para volverlos a plantar, i las
losas o piedras que se desencajan de su lugar, para hacer alguna construcción o
reparación i con ánimo de volverlas a él. Pero, desde que se separan con objeto de
darles diferente destino, dejan de ser inmuebles". Tras la revisión por parte de la
Comisión se le dio una nueva redacción, y con ella aparecía como artículo 676 en
el llamado "Proyecto inédito", cuyo texto era igual al que se incluiría en la edición
oficial del Código Civil de 1856 y que se encuentra actualmente en vigor, salvo
porque se leía en él la frase 'volverlos a plantar' en vez de la definitiva 'volverlas
a plantar', modificación que ya aparecía en el artículo 573 del Proyecto de 1855.
2. Fuentes y contexto. En el Proyecto de 1853 Bello incluyó la siguiente nota para
su artículo 676: "Delvincourt, 1.1, pájs. 241, 242", remisión que debe entenderse
a las páginas 141 y 142 del dicho Cours de comentarista francés, pues en ellas se
leía lo siguiente: "Hay que observar, además, que los objetos muebles por su natu-
raleza, destinados por el propietario al servicio del fundo, no adquieren la calidad
de inmuebles más que por razón del empleo que hace de ellos el propietario y
que no la conservan sino en tanto que ese empleo no sea cambiado por el mismo
propietario. Así, los materiales que provienen de la demolición de un edificio son
muebles, así aquellos que sean utilizados para construir uno nuevo sólo hasta que
los unos y los otros sean empleados en una construcción".
JURISPRUDENCIA
1. La "intención con que se realiza la separación" constituye una cuestión de he-
cho. Así lo ha mantenido de forma repetida la jurisprudencia: "Para resolver sobre
464 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO I
la naturaleza jurídica de una cosa que si bien por naturaleza es mueble, pero que
por decisión del hombre se incorpora o une a un inmueble, lo determinante son las
circunstancias en que de dicha reunión se produce. Así el Código Civil en su artículo
568 hace referencia a la permanencia de la adhesión, el artículo 570 indica que la
destinación sea permanente, el artículo 572 dispone que formen un mismo cuerpo
y el artículo 573 está a la intención con que se produce la separación, aspecto que,
como lo ha sostenido la jurisprudencia reiterada de esta Corte Suprema es una
cuestión de hecho" (Cs. 13-1-1997, cons. 3o, N° LegalPublishing: 14217).
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de este artículo apareció sólo en el llamado
"Proyecto inédito", como su artículo 676 a, con una redacción similar a la que
se mantiene en vigor, pues sólo presentaba una leve variante, ya que en sus dos
incisos se leía una conjugación en plural: "se comprenderán" y no en singular: "se
comprenderá", además, de que la referencia al artículo que se hacía en su inciso
Io era al artículo 670, y la actual se incluyó en el Proyecto de 1855. 2. Fuentes y
contexto. En el "proyecto inédito" no se incluyó ninguna nota para su artículo 676 a,
de manera que no consta una expresa indicación relativa a sus eventuales fuentes,
si bien Lira Urquitea le creía "inspirado" en los artículos 533, 534 y 535 del Code
Civil, en los artículos 75 a 79 del título II del Código prusiano, y en los artículos
571 a 574 del Código holandés. Parece, efectivamente, inspirado en las citadas
disposiciones del Code Civil, pero, como en tantas otras ocasiones mediatizado
por el comentario de Delvincourt, que se ocupaba de esta materia en las páginas
144 y 145 de su Cours.
JURISPRUDENCIA
1. Los muebles que constituyen el ajuar de una casa se presume que son poseí-
dos por el dueño o poseedor de la casa. Lo escrito en el epígrafe precedente se
ha afirmado, sobre la base de esta disposición y de la regla sentada en el artículo
1121 del Código Civil, en concreto cuando se ha tenido que decidir la procedencia
de una tercería en relación con los muebles embargados de una casa: "De acuerdo
con la naturaleza mueble de los bienes embargados y dada la circunstancia de
tratarse de cosas que de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 574 del Código
Civil constituyen el ajuar de una casa, debe presumirse que ellos también estaban
D E LAS V A R I A S C L A S E S D E BIENES 465
siendo poseídos al momento del embargo por el dueño o poseedor del inmueble que
guarnecen [...] Que, el concepto que se acaba de señalar, que el dueño o poseedor
de un inmueble lo es también respecto de las especies muebles que se encuentren
en el bien raíz, deriva del artículo 1.121 del Código Civil; toda vez que, en todo
caso, tiene la tenencia y cabe presumir el ánimo hasta que otra persona no se haya
apoderado de la cosa con ánimo de hacerla suya" (CA. Santiago, 14-VI-2011, cons.
2o y 3o, N° LegalPublishing: 50032).
O B S E R V A C I O N E S
de estas cosas, algunos de cuyos ejemplos puede leerse en los artículos 2153 y
2221 y; c) eliminar la definición de cosas no fungibles y los ejemplos que se daba
de ellas. 3. Cosas fungibles y no fungibles; cosas consumibles y no consumibles;
"género" y "especie". A despecho de la crítica generalizada que se alza en contra
de las reglas contenidas en este artículo 575, no hay en él una "confusión" entre
cosas fungibles y consumibles y entre cosas no fungibles y no consumibles, sino,
todo lo contrario, un deliberado propósito de diferenciarlas: a) cosas fungibles y
cosas no fungibles: esta "división" de las cosas atiende a un criterio que se basa en
la posibilidad de su identificación, de modo que de ella depende que puedan ser
substituidas unas por otras, cuya importancia se refleja en los actos o negocios
que recaen sobre ellas y, así, ya desde época romana se decía que eran estas unas
cosas que se pesan, cuentan, o miden (quae pondere numero mensurave sunt),
pues, precisamente, la voz 'fungible' procede del verbo latino fungor, que implica
la idea de cumplir o desempeñar una cierta función y, así, unas cosas son fungibles
en cuanto que, cualquiera de ellas, puede cumplir la misma función, v. gr. la libe-
ración del deudor que debe mil, pues la función liberatoria del pago no depende
de que se pague con unas precisas especies monetarias (como sólo monedas de
cien, o un único y cierto billete de mil) y, por el contrario, otras son "no fungibles",
porque su identificabilidad impide que otras u otra pueda desempeñar su misma
función, de modo que, por ejemplo, si el derecho legal de goce sobre los bienes
del hijo recae sobre cosas "no fungibles" el padre que lo ejerce está obligado, no
sólo a conservar la forma y substancia de tales sino, sino que a restituir esas mis-
mas cosas, en cambio, si recae sobre cosas fungibles, está obligado a "volver igual
cantidad y calidad del mismo género, o de pagar su valor" (art. 252 inciso Io), y la
misma regla opera en el usufructo (art. 764, 775 inciso final); b) cosas consumibles
y no consumibles: el criterio sobre el cual descansa esta distinción es el de la po-
sibilidad de dar a la cosa reiteradas veces el uso apropiado a su naturaleza, de
modo que si sólo admiten un "primer uso", pues éste las destruye, tal cosa es
consumible (quae usu consumuntur), y si aquel primer uso aún las conserva aptas
para nuevos usos posteriores, la cosa es no consumible, o, en los términos del
inciso Io del artículo 1916 del Código Civil, son las cosas "que pueden usarse sin
consumirse". Tal consumibilidad puede ser "física", es decir, la cosa se destruye
materialmente y, por ende, ese primer uso acorde a su naturaleza la vuelve inepta
para otro posterior, v. gr. los alimentos, de guisa que bien podría decirse que las
cosas consumibles no admiten uso, pues, cuando a ellas se les da su natural des-
tino se consumen y, así, en propiedad, ese "uso" es un acto de disposición. Pero,
también, la consumibilidad puede ser "jurídica", que se da respecto de aquellas
cosas que están destinadas de un modo permanente a su enajenación, de tal ma-
nera que su uso las hace salir del patrimonio en el que se hallaban, tal es el caso
de las especies monetarias, y por ello, con toda exactitud, en el inciso 2o de este
artículo se dice que ellas "perecen para el que las emplea", como también puede
leerse en el artículo 2153, y repárese en que Bello no dice que ellas perezcan para
"su dueño", pues, técnicamente no admiten dominio, en cuanto que es su imposi-
bilidad de identificación la que obsta a él, como se desprende, por ejemplo, del
inciso Io del artículo 2202; c) el "género" y la "especie": no existe, técnicamente,
una distinción o división entre "cosas genéricas" y "específicas", a las que de
468 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
OBSERVACIONES
1. Historia. La más antigua versión de este artículo es la que se leía como inciso Io
del artículo 4 del "Primer proyecto" de libro "De los bienes", cuyo texto era exac-
tamente igual al que hoy se haya en vigor: "Las cosas incorporales son derechos
reales o personales". En el Proyecto de 1853 esta regla aparecía como su artículo
680 y conservaba esta ubicación en el "Proyecto inédito", y de ahí pasó al artículo
576 del Proyecto de 1855 y a la edición oficial del Código Civil de 1856. 2. Fuentes
y contexto. Esta disposición carecía de todas en todos los Proyectos, de modo que
no existe una referencia expresa a sus eventuales fuentes, sin perjuicio de lo cual
ella no parece ser más que un corolario de la noción de cosa incorporal que Bello
había asumido de Delvincourt {vide art. 565) y que éste tomaba de los pasajes co-
rrespondientes de las Instituciones, a los que citaba de modo expreso. En efecto,
el comentarista francés había escrito que: "Los bienes incorporales son aquellos
que no consisten más que en un derecho, y que no existen, por así decirlo, más
que civilmente" (I, p. 143), y en su nota a la expresión 'que civilmente', se limitaba
a apuntar: "Quae tangi non possunt, et quae in jure consistunf [que no pueden
ser tocados, y que consisten en un derecho] (Instit. Uv. 2, Tit. 2 § 2)" (I, p. 338),
para que párrafos abajo en el texto de su Cours precisara que: "Se puede tener, en
relación con los bienes, dos especies de derecho: el derecho en la cosa, dicho jus
in re, o derecho real; y el derecho a la cosa, dicho jus ad rem" (I, p. 146).
DE LAS V ARIAS CLASES DE BIENES 469
Artículo 577. Derecho real es el que tenemos sobre una cosa sin respecto a
determinada persona.
Son derechos reales el de dominio, el de herencia, los de usufructo, uso o
habitación, los de servidumbres activas, el de prenda y el de hipoteca. De estos
derechos nacen las acciones reales.
Concordancias: Código Civil: artículos 579, 699, 582, 764, 811, 820, 1901, 2384 y 2407. Código Orgá-
nico de Tribunales: artículo 118. Código de Minería: artículos 2 y 54. L.O.C. 18.097, sobre Concesiones
Mineras: artículo 2. Código de Aguas: artículo 6. LeyN" 19.657, sobre Concesiones de Energía Geotérmica
D.O. 07.01.2000: artículo 5. Código Penal: artículo 457.
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de su inciso Io es la que aparecía como inciso
2o del artículo 4 del "Primer proyecto" de libro "De los bienes", cuyo texto era el
siguiente:"Derecho real es el que tenemos sobre las cosas sin respecto a determi-
nada persona". Su inciso 2o, igualmente, trae su origen del citado "Primer proyecto"
de libro "De los bienes", en el que aparecía como inciso 3o de su artículo 4: "No
hay más derechos reales que el de dominio, el de servidumbre, el de censo, y el de
prenda o de hipoteca. De estos derechos nacen las acciones reales". En el Proyecto
de 1853 esta disposición se situaba como su artículo 681, cuyo inciso Io tenía
una nueva redacción, que sería la definitiva y, por ende, coincide exactamente con
su texto en vigor, y a su inciso 2o se le dio la siguiente redacción: "Son derechos
reales el de dominio, el de herencia, los de usufructo, uso o habitación, los de ser-
vidumbres activas, i los de prenda o hipoteca. De estos derechos nacen las acciones
reales". Tras la revisión por la Comisión, se mantuvo inalterado el inciso Io y en
el inciso 2o se substituyó la expresión 'i los de prenda o hipoteca' por la de 'el de
prenda i el de hipoteca" y, en tales términos fue recibido en el artículo 681 del
"Proyecto inédito" y, ya sin variaciones, pasó al artículo 577 del Proyecto de 1855
y de la edición oficial del Código Civil de 1856. 2. Fuentes y contexto. Carecía esta
disposición de notas que remitieran a sus eventuales fuentes, pero, en relación
con la definición de derecho real que se lee en su inciso Io debe advertirse que se
recibe en él una noción que Bello ya había dado, casi en iguales términos, en su
Derecho Romano, pues en él se decía, según la edición de 1849, que: "El derecho
in re es la facultad que compete al hombre sobre una cosa sin consideración a
determinada persona". Sin perjuicio de ello, la construcción de este artículo pa-
reciera inspirada en diversos pasajes del Cours de Delvincourt, aunque en este
caso con menos apego a su orden y redacción, porque el comentarista explicaba:
I o ) las nociones de derecho real y personal; b) las acciones que nacían de uno y
otro y; b) las causas que "producían" los derechos reales y personales. Bello, en
cambio, destinó un artículo para cada género de derecho y en cada uno de ellos
trató de su noción, acciones y causas, lo que hizo, en principio, sobre la base del
citado Cours, en el que se leía, en cuanto a: a) la noción de derecho real, que era:
"El derecho en la cosa es aquel que da la facultad de perseguir la cosa contra aquel
que la posee, cualquiera que sea. De este derecho, nace la acción llamada real" (I,
p. 146), como se puede advertir, este pasaje influyó en la parte final del inciso 2o
del artículo 577, pero no así en el inciso I o ; b) en cuanto a la acción real: "Estas
dos acciones [real y personal] difieren principalmente en que la acción real tiene
470 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
lugar contra toda persona que detente la cosa sobre la cual el demandante tiene
el jus in re. Se la llama real, porque ella no se da determinadamente contra tal
o cual persona, sino, en general, contra aquel que posee la cosa al momento en
que la acción se intenta: cum re ambulaf (I, p. 146), este pasaje parece inspirar,
en parte, al inciso Io del artículo 577 de lo que se muestra como un claro indicio
el giro "determinada persona" que, en principio, expresa con mayor brevedad y
rigor la frase "no se da determinadamente contra tal o cual persona". Adviértase,
igualmente, que Delvincourt hacía girar la noción de derecho real sobre el domi-
nio, de allí que tanto su definición como la de acción real, incluyan la referencia
al poseedor de la cosa contra quien se dirige la acción, y ello era así, porque el
comentarista francés concebía al dominio y a la hipoteca como las únicos derechos
reales, ya que "los otros derechos reales deben ser reputados, y son efectivamente,
desmembramientos del derecho de propiedad", concepción a la que Bello no parece
adscribir, de modo que su concepto de derecho real no está pensado exclusiva-
mente en el dominio; c) en cuanto a los derechos reales, Delvincourt apuntaba
que: "Las causas que producen el jus in re, pueden, en general, reducirse a dos:
propiedad, y derecho de prenda e hipoteca. Los otros derechos reales deben ser
reputados, y son efectivamente, desmembramientos del derecho de propiedad",
más, como Bello no observa desde esta perspectiva reductora a los derechos reales,
la primera parte del inciso 2o de este artículo 577 destaca la identidad de cada
derecho real.
Artículo 578. Derechos personales o créditos son los que sólo pueden reclamar-
se de ciertas personas, que, por un hecho suyo o la sola disposición de la ley, han
contraído las obligaciones correlativas; como el que tiene el prestamista contra su
deudor por el dinero prestado, o el hijo contra el padre por alimentos. De estos
derechos nacen las acciones personales.
Concordancias: Código Civii: artículos 699, 1437, 1901, 2284.
OBSERVACIONES
1. Historia. Su versión más antigua es la que se leía como inciso 4o del artículo 4
del "Primer proyecto" de libro "De los bienes", bajo la forma siguiente: "Derechos
personales o créditos. Son los que sólo [pueden reclamarse] de ciertas personas,
que por un hecho suyo o por la sola disposición de la ley, han contraído las obli-
gaciones correlativas; como el que tenemos para que una persona nos pague el
dinero que le hemos prestado o nos resarza el daño que nos ha inferido; o como
el que tiene un hijo para que los herederos de su padre le enteren la legítima pa-
terna. De estos derechos nacen las acciones personales". En el Proyecto de 1853
esta regla se situaba como su artículo 682, con una nueva redacción, que ya sería
la definitiva, de manera que coincide literalmente con el texto aún en vigor. 2.
Fuentes y contexto. Los proyectos no incluían nota alguna para esta disposición,
pero ella también está inspirada en el siguiente pasaje del Cours de Delvincourt:
"El derecho a la cosa es aquel que tenemos de perseguir solamente la persona
que ha contraído respecto de nosotros la obligación de darnos la cosa de que se
trata. De este derecho, resulta la acción llamada personal [...] La acción personal,
DE LAS V ARIAS CLASES DE BIENES 471
OBSERVACIONES
1. Historia. El origen de esta disposición se sitúa en el artículo 683 del Proyecto de
1853, cuya redacción sólo mostraba una ligera variación en relación con el texto
472 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
aun en vigor, pues su último período decía "y real en cuanto se persigue a ésta",
frase que fue substituida por la de: "y real en cuanto se persiga esta" durante el
proceso de revisión por la Comisión, de manera que ya en el artículo 683 del "Pro-
yecto inédito" se leía la redacción final.
OBSERVACIONES
1. Historia. Su versión más antigua es la que aparecía como inciso 6o del artículo
4 del "Primer proyecto" de libro "De los bienes", cuyo texto era: "Los derechos y
acciones reales se reputan muebles o inmuebles, según lo sea la cosa que se debe.
Así, la acción para que se nos entregue una finca que hemos comprado, es inmue-
ble; y las acciones que tenemos para que se nos pague una cantidad de dinero que
hemos prestado, o para hacer nuestros los frutos de la hacienda de que somos
arrendatarios, son muebles". En el Proyecto de 1853 se situaba como su artículo
684, con la siguiente redacción: "Los derechos i acciones, se reputan muebles o
inmuebles, según lo sea la cosa que se debe. Así la acción del comprador para
que se le entregue la finca comprada, es inmueble; i la acción del que ha prestado
dinero, para que se le pague, es mueble", durante la revisión por parte de la Co-
misión se le dio una nueva redacción, como la que fue recibido en el artículo 684
del "Proyecto inédito" y que era la siguiente: Los derechos y acciones se reputan
muebles o inmuebles, según lo sea la cosa en que han de ejercerse, o que se debe.
Así el derecho de usufructo sobre un inmueble, es inmueble. Así la acción del com-
prador para que se le entregue la finca comprada, es inmueble; i la acción del que
ha prestado dinero, para que se le pague, es mueble". Sólo en una última revisión
se agregó la palabra 'bienes' a continuación de "se reputan", y ya con ella se fijaba
como artículo 580 del Proyecto de 1855, del que pasó a la edición oficial del Có-
digo Civil de 1856. 2. Fuentes y contexto. Carente de notas en los proyectos, esta
disposición se inspiraba, al igual que las anteriores, en el Cours de Delvincourt, si
bien su redacción parece ser original de Bello, pues el comentarista francés, desde
otro punto de partida sentaba la misma regla que asumía Bello, pues, al referirse
a los bienes incorporales, escribía que: "Estos bienes, no teniendo existencia real
y efectiva, resulta que no pueden tener otra naturaleza que aquella del objeto al
cual se refieren. Serán, pues, muebles o inmuebles, según lo sea este objeto mismo.
Así, todo crédito pecuniario o de efectos mobiliarios, es mueble, sea que tenga por
objeto una cantidad o una cosa exigible, o una renta perpetua o vitalicia, constituida
sobre el estado o sobre particulares. Las acciones o intereses en las compañías de
finanzas, comercio o industria, son igualmente muebles, aunque esas compañías
sean propietarias de inmuebles [...] Como consecuencia del mismo principio, toda
acción dirigida a reivindicar un inmueble, es vista como inmueble: tales son las
DEL DOMINIO 473
Artículo 581. Los hechos que se deben se reputan muebles. La acción para que
un artífice ejecute la obra convenida, o resarza los perjuicios causados por la ineje-
cución del convenio, entra por consiguiente en la clase de los bienes muebles.
Concordancias: Código Civil: artículos 1553, 2002 inciso 2. Código de Derecho Internacional Privado: ar-
tículo 112. Código de Comercio: artículo 3 N° 1. Código Orgánico de Tribunales: artículo 138. Código de
Procedimiento Civil: artículo 530.
OBSERVACIONES
1. Historia. La más antigua versión de esta disposición es la que se leía como
inciso final del artículo 4 del "Primer proyecto" de libro "De los bienes", bajo la
forma siguiente: "Los hechos que se deben se reputan muebles. La acción que te-
nemos para que un artífice ejecute la obra convenida o nos resarza los perjuicios
causados por la inejecución del convenio, entra por lo consiguiente en la clase de
las cosas muebles". Esta disposición, con la sola substitución de la expresión 'por
lo consiguiente, en la clase de las cosas muebles', por la de 'por consiguiente, en
la clase de los muebles', aparece en el artículo 685 del Proyecto de 1853 y, tras la
revisión por la Comisión, se incluyó la voz 'bienes' antes de su palabra final, con
cuyo cambio se recibió en el artículo 685 del "Proyecto inédito" y no experimentó
modificaciones posteriores. 2. Fuentes y contexto. En el Proyecto de 1853 Bello
incluía como nota para este artículo la siguiente: "Delvincourt, 1.1, pájs. 143,144",
que corresponde a los pasajes del Cours que se transcribieron en las "Fuentes y
contexto" del artículo 580, es decir, en los que el comentarista francés se refería a
la calidad de muebles o inmuebles de las acciones y derechos, sin que tratara de
la calificación de los hechos.
TÍTULO II
DEL DOMINIO
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de su inciso Io es la que aparecía como inciso
Io del artículo 1 del título II del "Primer proyecto" de libro "De los bienes", cuya
474 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
redacción era la siguiente: "El dominio (que se llama también propiedad) es el de-
recho real de una cosa corporal, para gozar y disponer de ella a nuestro arbitrio,
no siendo contra ley o derecho ajeno". Del mismo modo, la más antigua versión de
su inciso 2o aparecía en el citado "Primer proyecto" de libro "De los bienes" como
inciso 2o del artículo Io de su título II: "La propiedad separada del goce se llama
mera o desnuda propiedad". Estos dos artículos, sin alteración alguna, aparecen
como artículos 686 y 687 del Proyecto de 1853 y, durante el proceso de revisión por
la Comisión, se realizaron dos modificaciones: a) ambas disposiciones se refundie-
ron en un único artículo con dos incisos; y b) en el primero de ellos se substituyó
la expresión "i disponer de ella a nuestro arbitrio', por la de: 'i disponer de ella
arbitrariamente', y así fue recibido como artículo 686 en el "Proyecto inédito", cuyo
texto pasó inalterado al artículo 582 del Proyecto de 1855 y a la edición oficial
del Código Civí de 1856. 2. Fuentes y contexto. Este artículo carecía de fuentes
en todos los proyectos, si bien, la definición que del dominio se asume en él se
puede situar dogmáticamente en la tradición romanista de Bello, pues, aunque los
juristas romanos no definieron el dominio, sí que acabaron caracterizándole por
las posibilidades de aprovechamiento que, sobre la cosa, competían al dueño: ha-
bere, possidere uti frui licere (disponer, poseer, usar, disfrutar) y, así, no es extraño
que la noción que Bello había dado del dominio en su Derecho Romano presentara
muchos de los caracteres que se aprecian en la del inciso Io de este artículo: "En
este título se trata solo del dominio que es el derecho sobre una cosa corporal
para disponer de ella y vindicarla, en cuanto no se oponga ninguna ley, convención
o voluntad del testador" que, bien se sabe, da cuenta de la influencia decisiva de
las Recitationes de Heineccius en el Derecho Romano de Bello, pues en las dichas
Recitaciones se decía que el dominio era: a) "un derecho en cosa corporal" (ius
in re corporalí), porque las cosas incorporales no admitían dominio; b) "del que
nace la facultad de disponer y vindicar" (ex quo facultas ea ab disponiendi eamque
vindicandi nascitur); c) "a menos que obste la ley o la convención o la voluntad
del testador" (nisi lex vel conventio vel testatoris voluntas obstet). En ese contexto,
la construcción del inciso Io puede hallarse influida por varias de las fuentes que
Bello tuvo a la vista: I a ) El Traite du domain de propriéte de Pothier, en el que se
leía que: "Este derecho de propiedad, considerado en relación con sus efectos,
se debe definir: el derecho de disponer a voluntad de una cosa, sin cometer, sin
embargo, atentado contra el derecho de otro, o las leyes (I, cap. I, n. 4), que pudo
haber influido en la cláusula final de la definición de Bello; 2a) el Code Civil, que
en su artículo 544 rezaba: "La propiedad es el derecho de gozar y disponer de las
cosas de la manera más absoluta, siempre y cuando no se haga un uso prohibido
por la leyes o por los reglamentos", quizá su influencia se refleje en la expresión
de la dualidad "gozar y disponer" (jouir et disposer), que en la definición de Bello
desplazaba a la más clásica trilogía: "usar, gozar y disponer" y, también, a la tri-
logía que formaba parte de la rúbrica de este libro II del Código: "De los bienes, y
de su dominio, posesión, uso y gocé"-, 3a) el Cours de Delvincourt, aunque en esta
materia se limitaba a transcribir la definición del Code y a comentarla; 4a) No
debe descartarse la influencia de la glosa "Señorío" de Gregorio López a una de
las leyes de las Siete Partidas (3,28,1) en la que, siguiendo la opinión de Bartolo de
Sassoferrato, se decía que: "Si tomamos al dominio en su verdadera significación
DEL DOMINIO 475
Artículo 583. Sobre las cosas incorporales hay también una especie de propie-
dad. Así, el usufructuario tiene la propiedad de su derecho de usufructo.
Concordancias: Código Civil Mensaje XXI, articulo 565, 577 y 578. Constitución Política de la República:
artículo 19 N" 24 inciso 1. Código de Derecho Internacional Privado: artículos 115 y 117.
OBSERVACIONES
1. Historia. En el Proyecto de 1853 se contenía un artículo 688, cuyo texto era el si-
guiente: "Se concibe también sobre las cosas incorporales una especie de propiedad,
que se llama cuasidominio" y, tras la revisión por parte de la Comisión, se le dio una
nueva redacción, con la que aparecería como artículo 688 en el "Proyecto inédito",
cuyo texto sería el definitivo, pues no experimentó modificaciones posteriores, de
modo que coincidía exactamente con el actualmente en vigor. 2. Fuentes y contex-
to. Carente de notas en todos los proyectos, este artículo, al menos, en su versión
del Proyecto de 1853, recibía una terminología frecuentísima en los juristas de la
"escuela española del derecho natural" y que, por lo demás, era la habitual entre los
teólogos y moralistas, en particular, en cuanto al uso de la expresión cuasidommio,
pues, admitiéndose que sobre las cosas incorporales no era posible el dominio, se
estimaba que sobre ellas sí era posible el "quasidominium", tradición ésta que era
muy familiar a Bello, sobre todo, a través del clásico De iustitia et iure de Luis de
Molina, obra que tuvo a la vista para la redacción de varias disposiciones del Código
Civil y, así, Molina tras asumir la definición de dominio que había dado el ya citado
Bartolo (vide art. 582), comentaba su cláusula: 'corporali' y decía: "Añade Bartolo
aquella parte 'corporali', porque estima que sobre las cosas incorporales, esto es,
no es posible el dominio propiamente y con precisión, sino el quasi dominio, ni la
posesión, sino la quasi posesión", expresión esta última a la que también recurría
en el inciso 2o del artículo 859 del Proyecto de 1853. Debe advertirse, igualmente,
que Bello ya había recurrido a la expresión 'cuasi-dominio' en su Derecho Romano
(0,3): "Como las cosas incorporales no pueden tocarse, tampoco pueden propiamen-
te entregarse, ni poseerse, ni constituir dominio; y solo son susceptibles, según el
lenguaje de los jurisconsultos, de cuasi-posesión, cuasi-tradición y cuasi-dominio,
pero forman verdaderamente una parte del patrimonio".
JURISPRUDENCIA
1. Significación de la expresión "una especie de propiedad". En la jurisprudencia
se ha tendido a consolidar la siguiente interpretación: "Al decir el artículo 583 del
Código Civil que sobre las cosas incorporales hay también una especie de propiedad
no quiere significar que sea un derecho distinto al derecho de dominio (que se llama
también de propiedad) y que define el artículo 582 del Código Civil, sino que es el
mismo derecho de propiedad o dominio, pero que por la naturaleza de las cosas
sobre las cuales recae tiene una forma diversa, cuyo es el alcance que tiene la ex-
presión "especie de derecho de propiedad" y cuyo sentido guarda estrecha relación
con el pasaje del inciso 1° del N°24 del artículo 19 de la Constitución Política de la
476 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
Artículo 584. Las producciones del talento o del ingenio son una propiedad
de sus autores.
Esta especie de propiedad se regirá por leyes especiales.
Concordancias: Código Civil: artículo 4o. Constitución Política de la República: articulo 19 N" 25. Códi-
go de Derecho Internacional Privado: artículos 115 y 117. Ley N" 17,336, sobre Propiedad Intelectual,
D.O. 02.10.1970. Ley N° 19.039, sobre Privilegios Industriales y Protección de los Derechos de Propiedad
Industrial, D.O. 25.01.1991. Ley N° 20.243, sobre derechos morales y patrimoniales de los intérpretes de
las ejecuciones artísticas fijadas en formato audiovisual, D.O. 05.02.2008. Decreto N° 74, Min. Relaciones
Exteriores, Convención Interamericana sobre Derechos de Autor en Obras Literarias Científicas y Artísticas,
D.O. 21.07.1955. Decreto N° 75, Min. Relaciones Exteriores, Convención Universal sobre Derecho de Autor,
D.O. 26.07.1955. Decreto N° 200, Min. Relaciones Exteriores, Convención sobre Propiedad Literaria y Artís-
tica, D.O. 22.07.1955. Decreto N° 425, Min. Relaciones Exteriores, Convenio de París para la Protección de
la Propiedad Industrial, D.O. 30.09.1991.
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta disposición sólo apareció en el "Proyecto inédito", como su artículo
688 a, y se componía de un único inciso: "Las producciones del talento o del inje-
nio son una propiedad de sus autores, i se regirán por leyes especiales", y en una
revisión final se dividió en dos incisos y a cada uno se le dio la redacción definiti-
va, que ya se leía en el artículo 584 del Proyecto de 1855, del que pasó inalterado
a la edición oficial del Código Civil de 1853. 2. Fuentes y contexto. Este artículo
DEL DOMINIO 477
carece de notas que apunten a sus eventuales fuentes. Lira Urquieta estimaba que:
"Corresponde al art. 440 del C. S.", es decir, al Código de Cerdeña, cuyo texto, en la
versión de Saint-Joseph, era: "Las producciones del espíritu son propiedad de su
autor, con la carga de observar las leyes y reglamentos que se refieren a ellas".
Artículo 585. Las cosas que la naturaleza ha hecho comunes a todos los hombres,
como la alta mar, no son susceptibles de dominio, y ninguna nación, corporación
o individuo tiene derecho de apropiárselas.
Su uso y goce son determinados entre individuos de una nación por las leyes
de ésta, y entre distintas naciones por el derecho internacional.
Concordancias: Código Civil: artículos 1105, 1461 inciso 1, 1464 N° 1. Código de Derecho Internacional
Privado: artículo 117;; Ley N" 20.120, Sobre investigación científica en el ser humano, su genoma y prohibe
la clonación humana, D. O. 22.09.2006: artículo 8 inc. 1.
OBSERVACIONES
1. Historia. Su versión más antigua es la del "Primer proyecto", pues en el inciso
3o del artículo 1 de su título II, se leía: "Las cosas que la naturaleza ha hecho co-
munes a todos los hombres, como la alta mar, no son susceptibles de dominio, y
ninguna nación, corporación o individuo tiene derecho de apropiárselas. Su uso y
goce, es determinado por la ley o por el Derecho Internacional". En el Proyecto de
1853 se situaba como su artículo 689, compuesto de dos incisos, cuya redacción
sería definitiva y, por ende, coincidentes con el texto aún en vigor. 2. Fuentes
y contexto. Carente de notas en todos los proyectos, Lira Urquieta le tiene por
inspirado en la opinión de Escriche, en concreto, en lo que decía de la expresión
"bienes comunales".
Artículo 586. Las cosas que han sido consagradas para el culto divino, se re-
girán por el derecho canónico.
Concordancias: Código Civil: artículo 1105. Código de Derecho Internacional Privado: artículo 117. Ley
N° 19.638, sobre la Constitución Jurídica de las Iglesias y Organizaciones Religiosas, D.O. 14.10.1999:
artículo 14.
OBSERVACIONES
I. Historia. La versión más antigua de esta disposición se leía ya en el referido
"Primer proyecto" de libro "De los bienes", como inciso 4o del artículo 1 de su título
II, aunque el sentido y redacción de la regla era diverso: "Y tampoco pueden apro-
piarse las cosas sagradas, como los templos, y vasos destinados al culto divino por
autoridad competente y con las formalidades o ritos legales. A esta clase pertenecen
y con iguales requisitos, los cementerios o lugares destinados a la sepultura de los
difuntos". En el Proyecto de 1853 se conservaba el mismo criterio, pero se presen-
taba formalmente de un modo distinto en los dos primeros incisos de su artículo
690: el inciso I o : "Tampoco admiten dominio, mientras conservan legalmente el
carácter de tales, las cosas consagradas i bendecidas; como las iglesias, altares,
imágenes, vasos i vestiduras destinados al culto divino"; inciso 2o: "A esta clase
pertenecen también, i con iguales requisitos, los cementerios o lugares destinados
478 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
OBSERVACIONES
1. Historia. Su primera versión se leían en el inciso 5o del artículo 1 del título II
del "Primer proyecto" de libro "De los bienes", cuyo texto era: "Sin embargo, el
uso y goce de las capillas y cementerios, situados en posesiones de particulares
y accesorios a ellas, pasarán junto con ellas a las personas que sucesivamente las
adquieran, a menos de estipulación contraria". En el Proyecto de 1853 se situaba
como inciso 3 o de su artículo 690, con la siguiente redacción: Sin embargo, el uso
i goce de las capillas i cementerios, situados en posesiones de particulares y acce-
sorios a ellas, pasarán junto con ellas, i con los vasos i demás objetos pertenecien-
tes a dichas capillas o cementerios, a las personas que sucesivamente adquieran
las posesiones en que están situados, a menos de estipulación contraria". Con la
misma redacción, fue recibido como artículo 691 del "Proyecto inédito" y sólo en
una última revisión se le dio la redacción definitiva, que ya se leía en el artículo
587 del Proyecto de 1855.
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición aparecía en el Proyecto de 1853,
situada como su artículo 727, que era el primero del título IV del libro II y que se
destinaba al tratamiento "De la ocupación". El Io de sus incisos tenía la siguiente
redacción: "Los modos de adquirir el dominio son la ocupación, la accesión, la
tradición, la sucesión por causa de muerte, i la posesión de largo tiempo o prescrip-
ción"; y el 2o presentaba la redacción que ya sería definitiva y, por ende, coincide
exactamente con el texto en vigor. En el "Proyecto inédito" se recibieron ambos
DE LOS BIENES NACIONALES 479
incisos sin alteraciones, pero aparecía situado como último artículo del título III
"De los bienes nacionales", aunque conservaba su número 727. Sólo en una última
revisión fue ubicado como último artículo de este título II, eliminándose en su
inciso Io la expresión: 'la posesión de largo tiempo o', y así se presentaba como
artículo 588 del Proyecto de 1855.
TÍTULO III
JURISPRUDENCIA
1. Para que un bien sea de dominio púbico requiere de un acto de afectación. En
este sentido se ha precisado que: "Entre los bienes que, por prescripción del artículo
19.23 de la Carta Fundamental "deban pertenecer a la Nación toda , en la medida
que "una ley lo declare así, figuran las "calles , pertenecientes a la categoría de los
"bienes nacionales de uso público, acorde lo dispone el artículo 589 del Código Civil,
en cuanto su dominio pertenece "a la nación toda y su uso "a todos los habitantes, de
la nación". Las calles integran el llamado "dominio público artificial", por oposición
al "dominio público natural", compuesto por aquellos bienes que por su naturaleza
pertenecen a todas las personas, como el aire o el mar adyacente y sus playas. A di-
ferencia de estos últimos, los bienes adscritos al dominio público artificial necesitan,
para adquirir tal calidad, de un acto de afectación que incorpore al uso público tales
bienes, previamente adquiridos por el Estado o algunos de sus organismos" (Cs. 13-
Xn-2010, cons. 4o, N° LegalPublishing: 47527). 2. Un bien nacional de uso público
no puede ser objeto de una compraventa si, previamente, no es desafectado. En
esta dirección se ha sostenido que: "De acuerdo con lo que prescribe el artículo 589
del Código Civil son bienes nacionales "aquellos cuyo dominio pertenece a toda la
nación. Si además su uso pertenece a todos los habitantes de la nación, como el de
calles, plazas, puentes y caminos, el mar adyacente y sus playas, se llaman bienes
nacionales uso público o bienes públicos. Los bienes nacionales cuyo uso no perte-
480 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
nece generalmente a los habitantes, se llaman bienes del Estado o bienes fiscales."
En cuanto el objeto de la acción de dominio dice relación con un bien nacional de
uso público, debe decirse que aquél es de propiedad de la nación o el Estado, en-
contrando en el caso de marras inscripción dispuesta a nombre del Fisco de Chile,
no obstante está destinada al uso público, por tratarse de una franja de terreno que
corresponde a una calle o pasaje. Como quiera que sea, esta calidad del bien, de ser
nacional de uso público, impiden que dicho bien sea susceptible de compraventa
como pretende el demandado, sin previamente ser desafectado, circunstancia que no
consta en autos. Por otra parte, la calidad de bien nacional de uso público no puede
entenderse se pierda por la circunstancia de no ser usada por algún tiempo, como
asevera la parte demandada, afirmación que, en todo caso, no ha sido justificada"
(Cs. 24-V-2010, cons. 10°, N° LegalPublishing: 45118). 3. Sujeción de los bienes fis-
cales a la disciplina del derecho privado. Este principio se defendido al sostenerse
respecto: "De bienes fiscales, los que constituyen el patrimonio privado del Estado de
acuerdo a lo dispuesto en el inciso 3o del artículo 589 del Código Civil. Están sujetos
al régimen jurídico del Derecho Privado por cuanto el Fisco como tal, es sujeto de
relaciones patrimoniales aunque se dicten leyes especiales que reglamenten el uso,
goce, administración y posesión de los bienes fiscales. Esto trae como consecuencia,
respecto de su propiedad, que debe seguir el régimen de todos los bienes inmuebles
situados en el país que no es otro que la inscripción en los Registros Conservatorios
que, al decir del Mensaje del Código Civil, "está abierto a todos, por lo que no puede
haber posesión más pública, más solemne, más indisputable que la inscripción".
Por ello, para que cese la posesión inscrita, siguiendo el artículo 728 del Código
Civil es necesario que la inscripción se cancele ya sea por voluntad de las partes,
por una nueva inscripción en que el poseedor inscrito la transfiera o por decreto
judicial" (CA. Copiapó, 28-111-2001, cons. 9o, N° LegalPublishing: 25060) y, en el mis-
mo sentido se ha declarado que: "En referencia al predio que comprende terrenos
fiscales, debe tenerse presente que aquéllos pertenecen al Estado en cuanto éste es
capaz de derechos privados, y como tales, dichos bienes, están sujetos al régimen
del derecho civil, no obstante lo que a su respecto dispongan leyes especiales. De
manera que el Estado puede ejercitar legítimamente, sobre los terrenos fiscales, las
facultades que el derecho de propiedad otorga a su titular" (Cs. 24-V-2010, cons. 10°,
N° LegalPublishing: 45118).
Artículo 590. Son bienes del Estado todas las tierras que, estando situadas
dentro de los límites territoriales, carecen de otro dueño.
Concordancias: Código Civil: artículos 606, 700. Código de Derecho Internacional Privado: artículos 117,
138 y 157. Decreto Ley N" 1939, sobre Adquisición, Administración y Disposición de Bienes del Estado
D.O. 05.10.1977: artículo 5 incisos 4 y 11.
JURISPRUDENCIA
1. Presunción de dominio en favor del fisco. Se ha declarado que: "En el caso del
artículo 590 del citado Código piedra angular de la pretensión de la demandante
la doctrina y jurisprudencia estiman que establece una verdadera presunción de
dominio a favor del Fisco, de manera que quien le dispute al Fisco un inmueble,
DE LOS BIENES NACIONALES 481
debe acreditar dominio aunque tenga la posesión, por lo que sería una excepción
al artículo 700 del mismo texto que presume dueño al poseedor" {CA. Copiapó,
28-IU-2001, cons. 11°, N° LegalPublishing: 25060).
Artículo 591. El Estado es dueño de todas las minas de oro, plata, cobre, azo-
gue, estaño, piedras preciosas, y demás substancias fósiles, no obstante el dominio
de las corporaciones o de los particulares sobre la superficie de la tierra en cuyas
entrañas estuvieren situadas.
Pero se concede a los particulares la facultad de catar y cavar en tierras de
cualquier dominio para buscar las minas a que se refiere el precedente inciso, la
de labrar y beneficiar dichas minas, y la de disponer de ellas como dueños, con los
requisitos y bajo las reglas que prescribe el Código de Minería.
Concordancias: Constitución Política de la República: artículo 19 N° 24, incisos 6o a 10°. Código de Minería:
artículos 1,14 a 21. L.O.C. N" 18.097, sobre Concesiones mineras: artículo 8.
Artículo 593. El mar adyacente, hasta la distancia de doce millas marinas me-
didas desde las respectivas líneas de base, es mar territorial y de dominio nacional.
Pero, para objetos concernientes a la prevención y sanción de las infracciones de sus
leyes y reglamentos aduaneros, fiscales, de inmigración o sanitarios, el Estado ejerce
jurisdicción sobre un espacio marítimo denominado zona contigua, que se extiende
hasta la distancia de veinticuatro millas marinas, medidas de la misma manera.
Las aguas situadas en el interior de las líneas de base del mar territorial, forman
parte de las aguas interiores del Estado.1'2
Este artículo fue sustituido por el artículo I o , N° 1 de la Ley N° 18.565, publicada en el Diario Oficial
de 23 de octubre de 1986.
En relación con esta materia, el artículo 2°, de la Ley N° 18.565, publicada en el Diario Oficial de 23
de octubre de 1986, dispone: "Las delimitaciones maritimas a que se refieren los artículos 593 y 596
del Código Civil, no afectarán los límites marítimos vigentes".
482 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
Concordancias: Código de Aguas: artículo 73. LeyN° 18.892, General de Pesca yAcuicultura, D.O. 21.01.1992:
artículo 2 N° 4. Decreto N" 432, Min. Relaciones Exteriores, Aprueba las Declaraciones y Convenios entre
Chile, Perú y Ecuador, concertados en la Primera Conferencia sobre Explotación y Conservación de las
Riquezas Marítimas del Pacífico Sur, D.O. 22.11.1954 y rectificación, D.O. 05.04.1955. Decreto N° 1.393,
Convención sobre el Derecho del Mar y sus Anexos y el Acuerdo Relativo a la Aplicación de la Parte XI de
dicha Convención y su Anexo, D.O. 18.11.1997.
Artículo 594. Se entiende por playa del mar la extensión de tierra que las olas
bañan y desocupan alternativamente hasta donde llegan en las más altas mareas.1
Concordancias: Código Civil: artículo 604. Código de Aguas: articulo 73. Decreto con Fuerza de Ley N° 340,
Min. Hacienda, sobre Concesiones Marítimas, D.O. 06.04.1960: artículo 2.
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición apareció en el "Primer proyecto"
de libro "De los bienes", en cuyo título III, el inciso 3o de su artículo Io decía: "Se
entiende por la playa la extensión de tierra hasta donde llegan las olas del mar
en las más altas mareas". En el Proyecto de 1853 esta regla se situó en su artículo
694 con una nueva redacción, que sería la definitiva, pues no experimentó ninguna
modificación en el curso de la codificación, de manera que coincidía exactamente
con el texto actualmente en vigor. 2. Fuentes y contexto. En el Proyecto de 1853
Bello incluyó la siguiente nota para esta disposición: "L. 4, tít. 28, P. 3", es decir,
una remisión a una ley de las Siete Partidas (3,28,4), cuya rúbrica era: "Que cosas
son aquellas que orne puede fazer en la ribera de la mar", en cuya parte final se
leía que: "E todo aquel lugar es llamado ribera de la mar, quanto se cubre de agua
della, quanto mas crece en todo el año, quier en tiempo del invierno, o del verano".
El criterio rector de las más altas mareas ya se había asumido por los juristas ro-
manos para precisar el término 'playa' (litus), como se veía en un pasaje de Celso
recibido en el Digesto (50,16,96) y en otro de Javoleno (50,16,112), y el mismo
criterio se asumía en las Instituciones (2,1,3).
JURISPRUDENCIA
1. Uso público de las playas. Se ha declarado: "Que las playas -entendiendo por
tales el sector adyacente al mar territorial y que las aguas bañan y desocupan
alternativamente, hasta donde llegan las mareas más altas, y la faja de tierra
adyacente, en un ancho de ochenta metros desde la línea de la más alta marea
son bienes nacionales de uso público, cuyo dominio pertenece a la nación toda,
teniendo sobre ellos todos los habitantes el derecho de usarlas, no pudiendo ser
usadas en forma exclusiva, salvo el caso de disfrutar de alguna Concesión Marítima
especial, de acuerdo a lo que disponen los Arts. 589, 594, 598 y 599 del Código
Civil, I o , 2o y 3o del D.F.L. N° 340, de 1960, del Ministerio de la Defensa Nacional;
por lo que la parte recurrida no ha podido impedir a la recurrente, ni a persona
alguna, el acceso al sector de playa con que limita su predio, en atención a que
no ha acreditado ser titular de ninguna Concesión Marítima que la habilite para
El Decreto Supremo N° 660, que sustituye el reglamento sobre concesiones marítimas, publicado en
el Diario Oficial de 28 de noviembre de 1988, establece en el N° 26 de su artículo Io la definición de
"Playa, línea de", haciendo referencia a este artículo.
DE LOS BIENES NACIONALES 483
excluir el derecho ajeno" (CA. La Serena, 18-11-1992, cons. 3°, conf. Cs. 29-IV-1992,
N° LegalPublishing: 11832).
Artículo 595. Todas las aguas son bienes nacionales de uso público.1
Concordancias: Código Civil: articulo 589. Constitución Política de la República: articulo 19 N" 24 inciso
final. Código de Derecho Internacional Privado: artículo 11. Código Sanitario: artículo 73. Código de Aguas:
articulo 5. Código Penal: artículo 459.
JURISPRUDENCIA
1. Papel del Estado respecto de las aguas, en cuanto que son bienes nacionales
de uso público. La jurisprudencia ha recordado que: "En virtud de la premisa es-
tablecida en la ley y que consiste en la calidad de bienes nacionales de uso público
que tienen las aguas, como expresamente lo dispone el artículo 5 del Código de
Aguas, en concordancia con los artículos 589 y 595 del Código Civil, resulta que
su dominio pertenece a la nación toda y en consecuencia es el Estado a quien
le corresponde su administración y fiscalización velando para que esos bienes
estén siempre destinados al uso común. Es por ello que expresamente la ley, en
los artículos 299 y 300 del Código de Aguas, otorga funciones, atribuciones y de-
beres a la Dirección General de Aguas y a su Director General, respectivamente"
(Cs. 30-IV-2007, cons,. 16°, N° LegalPublishing: 36363).
Artículo 596. El mar adyacente que se extiende hasta las doscientas millas ma-
rinas contadas desde las líneas de base a partir de las cuales se mide la anchura del
mar territorial, y más allá de este último, se denomina zona económica exclusiva.
En ella el Estado ejerce derechos de soberanía para explorar, explotar, conservar y
administrar los recursos naturales vivos y no vivos de las aguas suprayacentes al
lecho, del lecho y el subsuelo del mar, y para desarrollar cualesquiera otras activi-
dades con miras a la exploración y explotación económica de esa zona.
El Estado ejerce derechos de soberanía exclusivos sobre la plataforma conti-
nental para los fines de la conservación, exploración y explotación de sus recursos
naturales.
Además, al Estado le corresponde toda otra jurisdicción y derechos previstos
en el Derecho Internacional respecto de la zona económica exclusiva y de la pla-
taforma continental.2
Concordancias: Código de Aguas: artículo 73. Decreto con Fuerza de Ley N° 340, Min. Hacienda, sobre
Concesiones Marítimas, D.O. 06.04.1960: articulo 1.
Artículo 597. Las nuevas islas que se formen en el mar territorial o en ríos y
lagos que puedan navegarse por buques de más de cien toneladas, pertenecerán
al Estado.
Concordancias: Código Civil: artículo 656. Decreto con Fuerza de Ley N° 340, Min. Hacienda, sobre Con-
cesiones Marítimas, D.O. 06.04.1960: artículo 1.
Este artículo fue reemplazado por el artículo 123 de la Ley N° 16.640, publicada en el Diario Oficial
de 28 de julio de 1967.
Este artículo fue incorporado por el artículo I o , N° 2, de la Ley N° 18.565, publicada en el Diario Ofi-
cial de 23 de octubre de 1986. Con anterioridad fue derogado por el artículo 123, de Ley N° 16.640,
publicada en el Diario Oficial de 28 de julio de 1967.
484 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
O B S E R V A C I O N E S
1. Historia. En el Proyecto de 1853 su artículo 702 rezaba: "Las islas que se formen
de nuevo en el mar territorial, y en ríos o lagos que puedan navegarse por buques
de más de treinta toneladas, serán de dominio nacional". Tras la revisión por
parte de la Comisión, se le introdujeron algunas modificaciones y en el "Proyecto
inédito" aparecía como inciso Io de su artículo 702 con la siguiente redacción:
"Las nuevas islas que se formen en el mar territorial, en ríos, o en lagos mayores,
que puedan navegarse por buques de más de treinta toneladas, serán de dominio
nacional" y, finalmente, tras una última revisión se le dio una nueva redacción,
que sería la definitiva, y que se recibía en el artículo 597 del Proyecto de 1855.
2. Fuentes y contexto. En el "proyecto inédito" se incluía la siguiente nota para esta
disposición: "Lei 65, §§ 2 i 4, De adquirendo rer. dom.", es decir, una remisión a
dos pasajes del Digesto (41,1,65,2 y 41,1,65,4), en los que se trataba de las islas y lo
edificado en ríos públicos {in flumine publico), sentándose que la isla que nacía en
ellos debía ser pública (Ínsula quoque, quae in flumine publico nata est, publica esse
debet).
Artículo 598. El uso y goce que para el tránsito, riego, navegación y cualesquiera
otros objetos lícitos, corresponden a los particulares en las calles, plazas, puentes y
caminos públicos, en el mar y sus playas, en ríos y lagos y generalmente en todos los
bienes nacionales de uso público, estarán sujetos a las disposiciones de este Código,
y a las ordenanzas generales o locales que sobre la materia se promulguen.
Concordancias: Código Civil: artículo 948. Decreto con Fuerza de Ley N° 340, Min. Hacienda, sobre Con-
cesiones Marítimas, D.O. 06.04.1960.
Artículo 599. Nadie podrá construir, sino por permiso especial de autoridad
competente, obra alguna sobre las calles, plazas, puentes, playas, terrenos fiscales
y demás lugares de propiedad nacional.
Concordancias: Decreto con Fuerza de Ley N" 340, Min. Hacienda, sobre Concesiones Marítimas,
D.O. 06.04.1960: artículos 1,2 y 3.
Las disposiciones del artículo precedente, inciso 2o, se aplicarán a las recons-
trucciones de dichos edificios.
Concordancias: Código Civil: articulo 600 inciso 2. Decreto con Fuerza de Ley N" 458, Min. Vivienda y
Urbanismo, Nueva Ley General de Urbanismo y Construcciones, D.O. 13.04.1976.
Artículo 602. Sobre las obras que con permiso de la autoridad competente
se construyan en sitios de propiedad nacional, no tienen los particulares que han
obtenido este permiso, sino el uso y goce de ellas, y no la propiedad del suelo.
Abandonadas las obras, o terminado el tiempo por el cual se concedió el per-
miso, se restituyen ellas y el suelo por el ministerio de la ley al uso y goce privativo
del Estado, o al uso y goce general de los habitantes, según prescriba la autoridad
soberana.
Pero no se entiende lo dicho si la propiedad del suelo ha sido concedida ex-
presamente por el Estado.
Concordancias: Código Civil: artículo 589.
JURISPRUDENCIA
1. El suelo de propiedad nacional es imprescriptible. Este principio lo ha dedu-
cido la jurisprudencia de las reglas contenidas en este artículo 602, y así se ha
declarado que: "El artículo 602 también del Código Civil, del que se desprende
que el suelo de propiedad nacional, es imprescriptible y que los particulares no
tienen derecho a él sino en los casos autorizados por la ley. Así la nación como
dueña directa de tales bienes, se asegura de que el aprovechamiento de ellos
ceda siempre e inmediatamente en beneficio general" (Cs. 2-IX-1994, cons. 2o,
N° LegalPublishing: 22720).
Artículo 603. No se podrán sacar canales de los ríos para ningún objeto indus-
trial o doméstico, sino con arreglo a las leyes u ordenanzas respectivas.
Concordancias: Código de Derecho Internacional Privado: artículo 11. Código de Aguas: Título III del Libro
I y Título I del Libro II. Código Penal: 459,461.
TÍTULO IV
DE LA OCUPACIÓN
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta regla se podía leer en el "Primer
proyecto" de libro "De los bienes", cuyo artículo 2 de su título IV decía: "Por
la ocupación se adquiere el dominio de las cosas que no pertenecen a nadie,
y cuya adquisición no es prohibida por las leyes del Estado o por el Derecho
Internacional". Sin ninguna alteración pasó al artículo 728 del Proyecto de 1853
y de ahí, también inalterada, al artículo 728 del "Proyecto inédito", y sólo en
una última revisión se substituyó la expresión 'las leyes del Estado' por la de:
'las leyes chilenas', como se leía en el artículo 606 del Proyecto de 1855. 2. La
ocupación como "modo de adquirir"y como "título". En este artículo se define a
la ocupación en cuanto que sea un "modo de adquirir el dominio", y en el inciso
2o del artículo 703 se la menciona en cuanto que sea un "justo título constitutivo
de dominio", de allí que en la terminología del Código Civil, la voz 'ocupación'
no tiene un único significado: I o ) como "modo de adquirir el dominio", su
significación está dada por este artículo 606; 2o) como "justo título constitutivo
de dominio", carece de una definición legal propia, pero en la concepción de Bello
asumía una significación amplia, comprensiva de la serie de "títulos" que en el
derecho romano operaban como causae possessionis, precisamente, en los diversos
casos típicos de adquisiciones explicados por la ocupación. Una de tales "causas
de posesión" era la llamada pro derelicto, es decir, aquella que se presentaba
cuando se poseía fundado en que la cosa había sido abandonada por su dueño,
porque la derelictio consistía en la dejación definitiva de la tenencia de una cosa
por parte de su poseedor, de manera unilateral y no en favor de una persona
determinada. Así, pues, si el abandono lo realizaba el dueño, la cosa abandonada
pasaba a la condición de res nullius y podía ser adquirida en dominio mediante
la occupatio, y quien la ocupaba materialmente se convertía en su poseedor pro
derelicto, fundado en dicho abandono y no en el acto mismo de la occupatio. Esta
concepción es la que, con toda claridad, asumía Bello, como lo explicaba en la
nota al inciso 2° del artículo 836 del Proyecto de 1853, que corresponde al actual
inciso 2o del artículo 703, que es, como se ha recordado, aquel en que se menciona
a la ocupación como "justo título constitutivo de dominio", pues en la dicha nota
advertía: "Es, por ejemplo, un título constitutiv o de dominio el que llaman los
jurisconsultos romanos Pro derelicto". Así, en el supuesto típico de la ocupación
"de las cosas cuya propiedad abandona su dueño", del que se trata en el inciso 3o
del artículo 624 del Código Civil, el "título" o justa causa es la "ocupación", pero
DE LA OCUPACIÓN 487
JURISPRUDENCIA
1. La veda biológica impide la ocupación de los animales bravios a los que ella
se refiera. Se ha declarado así, que los moluscos extraídos en período de veda,
no obstante ser bravios, no son susceptibles de ser adquiridos por ocupación, por
hallarse legalmente prohibida su captura: "si bien es cierto que de conformidad
con lo dispuesto en el Art. 607 del Código Civil: La caza y pesca son especies de
ocupación por las que se adquiere el dominio de los animales bravios, no hay que
olvidar, que en virtud de lo dispuesto en el Art. 606 del mismo cuerpo de leyes: Por
la ocupación se adquiere el dominio de las cosas que no pertenecen a nadie, y cuya
adquisición no es prohibida por las leyes chilenas, o por el Derecho Internacional, y
no es menos cierto, que en virtud de lo dispuesto en el Decreto Supremo N° 264, de
24 de junio de 1988, del Ministerio de Economía, publicado en el Diario Oficial de
fecha 8 de julio de 1988, sobre normas para regular la explotación del recurso loco
en su Art. 3o, se estableció una veda estacional, que rige en las Regiones I a la XI,
durante el período comprendido entre la fecha de suspensión de las faenas de cap-
tura o desde el Io de agosto de 1988, según corresponda y, en ambos casos, hasta
el 16 de julio de 1989, y habiéndose establecido por los Inspectores de SERNAP, que
los productos retenidos, no tenían más de cinco días de haber sido extraídos de su
medio natural, al día de la denuncia, el 17 de noviembre de 1988, debe concluirse
que ellos fueron extraídos durante el período de veda antes señalado, por lo que
el Juez recurrido no pudo ordenar su devolución a [...], como lo faculta el Art. 54
del D.F.L. N° 5 del Ministerio de Economía, de 3 de mayo de 1985, por cuanto éste
no era su legítimo dueño, puesto que tal recurso, se encontró en su poder, durante
el período de veda del mismo, y el infractor no ha acreditado haberlos extraído
o capturado, fuera de tal período y haberlo declarado así al Servicio Nacional de
Pesca, y por el contrario, ha reconocido haberlos extraído durante la veda en el
Sector Estaquilla, donde los tenía apozados, por lo que debió darle alguno de los
otros destinos finales que contempla la citada disposición legal (CA. Puerto Montt,
8-III-1989, cons. 7o, conf. Cs. 7-III-1990, N° LegalPublishing: 10933).
Artículo 607. La caza y pesca son especies de ocupación por las cuales se
adquiere el dominio de los animales bravios.
Concordancias: LeyN" 19.473, sobre Caza, D.O. 27.09.1996. Decreto N° 430, Min. Economía, fija el Texto
Refundido, Coordinado y Sistematizado de la Ley N° 18.892, de 1989 y sus Modificaciones, Ley General de
Pesca y Acuicultura, D.O. 21.01.1992.
OBSERVACIONES
1. Historia. Al igual que el artículo anterior, su versión más antigua aparecía en el
"Primer proyecto" de libro "De los bienes", en cuyo título IV se contenía el siguiente
488 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
artículo 3: "La caza o pesca son especies de ocupación por las cuales se adquiere
el dominio de los animales salvajes de que el cazador o pescador se apodera". En
el Proyecto de 1853 se situaba como su artículo 729 con una redacción que pre-
sentaba algunas variantes respecto de la primera: "La caza i pesca son especies de
ocupación por las cuales se adquiere el dominio de los animales bravios de que
el cazador o pescador se apodera" y, tras la revisión por parte de la Comisión, se
le dio su redacción definitiva, con la que aparecía en el artículo 729 del "Proyecto
inédito".
JURISPRUDENCIA
Artículo 608. Se llaman animales bravios o salvajes los que viven naturalmente
libres e independientes del hombre, como las fieras y los peces; domésticos los que
DE LA OCUPACIÓN 489
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición se leía ya en el "Primer pro-
yecto" de libro "De los bienes", en cuyo título IV, su artículo 4 contenía los dos
incisos siguientes: I o : "Se llaman animales salvajes los que viven naturalmente
libres e independientes del hombre, como las fieras i los peces; domésticos los
que pertenecen a especies que viven siempre bajo la dependencia del hombre,
como las gallinas, las ovejas; i domesticados los que, sin embargo, de ser salva-
jes por su naturaleza, se han acostumbrado a la domesticidad i reconocen en
cierto modo el imperio del hombre"; y 2o: "Estos últimos, mientras conservan
la costumbre de volver al abrigo o dependencia del hombre, siguen la regla de
los animales domésticos; i perdiendo esta costumbre vuelven a la clase de los
salvajes, i pueden ser ocupados". En el Proyecto de 1853 estas reglas se situa-
ban en su artículo 730, cuyo inciso Io ya presentaba la redacción que sería la
definitiva y, por ende, coincidía exactamente con la que se halla en vigor, en
cambio, su inciso 2o aún conservaba el período final de la primera versión: 'i
pueden ser ocupados', que sólo desapareció en una última revisión, de manera
que sólo en el Proyecto de 1855 se podía leer una versión que coincidía en todo
con la vigente en el día.
JURISPRUDENCIA
No se podrá cazar sino en tierras propias, o en las ajenas con permiso del
dueño.1
Concordancias: Código Civil: articulo 4°. LeyN° 19.473, sobre Caza, D.O. 27.09.1996: articulo 8 inciso Io.
Artículo 610. Si alguno cazare en tierras ajenas sin permiso del dueño, cuando
por ley estaba obligado a obtenerlo, lo que cace será para el dueño, a quien además
indemnizará de todo perjuicio.
Concordancias: Código Civil: articulo 616. Código de Derecho Internacional Privado: artículos 117 y
140. Código Penal: artículos 494 N° 21, 496 N° 34. Ley N" 19.473, sobre Caza, D.O. 27.09.1996: artículo
8 inciso 1
Artículo 612. Los pescadores podrán hacer de las playas del mar el uso nece-
sario para la pesca, construyendo cabañas, sacando a tierra sus barcas y utensilios
y el producto de la pesca, secando sus redes, etc.; guardándose empero de hacer
uso alguno de los edificios o construcciones que allí hubiere, sin permiso de sus
dueños, o de embarazar el uso legítimo de los demás pescadores.
Concordancias: Decreto N° 430, Min. Economía, fija el Texto Refundido, Coordinado y Sistematizado de la
LeyN" 18.892, de 1989 y sus Modificaciones, Ley General de Pesca y Acuicultura, D.O. 21.01.1992.
OBSERVACIONES
1. Historia. Su primera versión es la que aparecía en el "Primer proyecto" de libro
"De los bienes", que en su título IV contenía una artículo 6, que decía: "Se podrá
pescar libremente en los mares y ríos mayores; y los pescadores podrán construir
chozas, sacar a tierra sus barcas, secar sus redes y hacer los otros menesteres de
su oficio sobre las playas y sobre las tierras contiguas hasta la distancia de veinte
pies de la playa y asimismo sobre las riberas de los ríos hasta la distancia de diez
pies del agua; pero sin embarazarse unos a otros, ni a las demás personas que ha-
gan un uso legítimo de los dichos mares, ríos, playas, riberas y tierras; y obtenido,
además, para el uso de las tierras contiguas a la playa o de las riberas el permiso
de los dueños; o de la autoridad competente, cuando los dueños sin justa causa
negaren el suyo". En el Proyecto de 1853 se presentaba con una nueva redacción
como su artículo 734: "Los pescadores, naturales del país o domiciliados en él,
podrán hacer de las playas del mar el uso necesario para la pesca, construyendo
cabañas, sacando a tierra sus barcas i utensilios i el producto de la pesca, secan-
do sus redes, etc.; guardándose, empero, de hacer uso alguno de los edificios o
Este artículo fue sustituido por el artículo 2o, de la Ley N° 19.473, publicada en el Diario Oficial de
27 de septiembre de 1996.
Este artículo fue reemplazado por el artículo I o , N° 3 de la Ley N° 18.565, publicada en el Diario
Oficial de 23 de octubre de 1986.
DE LA OCUPACIÓN 491
Artículo 613. Podrán también para los expresados menesteres hacer uso de las
tierras contiguas hasta la distancia de ocho metros de la playa; pero no tocarán a
los edificios o construcciones que dentro de esa distancia hubiere, ni atravesarán
las cercas, ni se introducirán en las arboledas, plantíos o siembras.
Concordancias: Decreto N" 430, Min. Economía, fija el texto refundido, coordinado y sistematizado de ¡a
LeyN° 18.892, de 1989 y sus modificaciones, Ley general de pesca y acuicultura, D.O. 21.01.1992.
Artículo 614. Los dueños de las tierras contiguas a la playa no podrán poner
cercas, ni hacer edificios, construcciones o cultivos dentro de los dichos ocho
metros, sino dejando de trecho en trecho suficientes y cómodos espacios para los
menesteres de la pesca.
En caso contrario ocurrirán los pescadores a las autoridades locales para que
pongan el conveniente remedio.
Concordancias: Decreto con Fuerza de Ley N" 340, Min. Hacienda, sobre Concesiones Marítimas,
D.O. 06.04.1960. Decreto N° 430, Min. Economía, fija el Texto Refundido, Coordinado y Sistematizado de la
LeyN° 18.892, de 1989 y sus Modificaciones, Ley General de Pesca y Acuicultura, D.O. 21.01.1992.
Artículo 615. A los que pesquen en ríos y lagos no será lícito hacer uso alguno
de los edificios y terrenos cultivados en las riberas ni atravesar las cercas.
Concordancias: Decreto N° 430, Min. Economía, fija el Texto Refundido, Coordinado y Sistematizado de la
LeyN° 18.892, de 1989 y sus Modificaciones, Ley General de Pesca y Acuicultura, D.O. 21.01.1992.
Artículo 616. La disposición del artículo 610 se extiende al que pesca en aguas
ajenas.
Concordancias: Código Civil: artículo 610.
492 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición, que sólo contenía su primer
inciso, aparecía como artículo 7 del título IV del "Primer proyecto" de libro "De los
bienes", con el siguiente texto: "Se entiende que el cazador o pescador se apodera
del animal bravio i lo hace suyo, desde el momento que lo ha herido gravemente,
de manera que ya no le sea fácil escapar; o desde el momento que el animal ha
caído en sus trampas o redes, con tal que las haya armado o tendido en paraje
donde le sea lícito cazar o pescar" y, con idéntica redacción, se presentaba como
artículo 736 del Proyecto de 1853. Su versión definitiva, con la inclusión de un
inciso 2o, fue el resultado de los trabajos de la Comisión revisora, y con ella ya se
leía como artículo 736 del "Proyecto inédito". 2. Fuentes y contexto. Bello incluyó
en el Proyecto de 1853 la siguiente nota para esta disposición: "Corríjese la lei 21,
tít. 28, P. 3, por razones que pueden verse en glosas gregorianas 1, 2,3, i en la glosa
(a) de la lei 16, tít. 4, lib. 3 del Fuero Real". La leyes de las Siete Partidas (3,28,21),
cuya disciplina corregía Bello en este artículo, llevaba por rúbrica "Cuyo debe
ser el venado que va ferido, e vienen otros e préndenlo", y su texto era: "Van los
caladores en pos del venado, e viene otros, e préndenlo: e porque podría acaecer
contienda, quales dellos aurian tal venado como este, dezimos, que debe ser de
aquellos que lo prisieren primeramente: ca maguer ellos lo trayan ferido, non es
aun en su poder, e podría acaecer muchas cosas, por que non lo aurian: esso mismo
dezimos que seria, si algund orne oviesse parado lazos, o cepo, o fecho algunas
foyas, o parado otro armadijo, en que cayesse algund venado; que quien quier que
venga primeramente, e lo fallare, e lo prisiere, que debe ser suyo: e esto es segund
derecho, como quier que en algunos lugares usen el contrario". Bello, frente a dicha
ley de Partidas, que reconocía que en ciertos lugares se practicaba una costumbre
contraria, se inclinaba por la opinión de Gregorio López que, en sus glosas a dicha
ley recordaba, por una parte, la opinión contraria que había defendido el jurista
romano Trebacio, con quien coincidía la Magna Glossa, y una ley del Fuero Real
(3,4,16) y, por otra, la opinión de varios juristas del derecho común (Azo, Martín y
Alberico) que defendían la costumbre contraria a la opinión que habían asumido las
Partidas, y sus razones giraban en torno a la cuestión capital referida a la adquisición
de la posesión. Igualmente, Bello remitía la ya citada ley del Fuero Real (3,4,16),
cuya rúbrica era "Que los que van tras el puerco y lo levantaren, lo deben haber,
e no otro alguno", y que decía: "Si algunos Caballeros, o otros Monteros, Puerco,
o otro Venado, levantaren, ninguno otro, quier sea Montero, quier no, le tomen
mientra que aquellos que le levantaren fueren tras (a) el. Mas si el Venado levantado
fuere quito dellos, e fuere en su salvo, e maguer que sea llamado, qualquier que
DE LA OCUPACIÓN 493
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición se leía como artículo 8 del título
IV del "Primer proyecto" de libro "De los bienes", bajo la siguiente forma: "No es
lícito a un cazador o pescador perseguir al animal salvaje que es ya perseguido
por otro cazador o pescador; si lo hiriere o se apoderara del animal, podrá este
otro reclamarlo como suyo" y, con leves variantes de redacción, aparecía como
artículo 737 del Proyecto de 1853: "No es lícito a un cazador o pescador perseguir
al animal bravio que es ya perseguido por otro cazador o pescador; si lo hiciere i
se apoderare del animal, podrá el otro reclamarlo como suyo" que, sin variaciones
fue recibido en el artículo 737 del "Proyecto inédito", y sólo en una última revisión
se le agregó la expresión 'sin su consentimiento', con la que se leía en Proyecto de
1855. 2. Fuentes y contexto. Esta regla no es más que un corolario de la sentada
en el artículo anterior y, por ende, no es extraño que Bello en el Proyecto de 1853
incluyera como nota a ella la siguiente: "L. 16, tít. 4, lib. 3 del Fuero Real", es decir,
la ya citada ley del Fuero Real (3,4,16), que decía: "Si algunos Caballeros, o otros
Monteros, Puerco, o otro Venado, levantaren, ninguno otro, quier sea Montero,
quier no, le tomen mientra que aquellos que le levantaren fueren tras el. Mas si el
Venado levantado fuere quito dellos, e fuere en su salvo, e maguer que sea llamado,
qualquier que le matare puédalo haber".
Artículo 619. Los animales bravios pertenecen al dueño de las jaulas, pajareras,
conejeras, colmenas, estanques o corrales en que estuvieren encerrados; pero luego
que recobran su libertad natural, puede cualquier persona apoderarse de ellos y
hacerlos suyos, con tal que actualmente no vaya el dueño en seguimiento de ellos,
teniéndolos a la vista, y que por lo demás no se contravenga al artículo 609.
Concordancias: Código Civil: artículos 570 inciso final, 571 inciso 1, 608, 609, 617.
Artículo 620. Las abejas que huyen de la colmena y posan en árbol que no sea
del dueño de ésta, vuelven a su libertad natural, y cualquiera puede apoderarse de
ellas, y de los peínales fabricados por ellas, con tal que no lo hagan sin permiso del
494 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
OBSERVACIONES
1. Historia. Su primera versión es la que se leía en el artículo 10 del título IV del
"Primer proyecto" de libro "De los bienes", cuyo texto era: "Conserva el dueño su
dominio sobre las abejas que irietan de sus colmenas y adquiere el dominio de los
enjambres construidos por ellas, mientras no salgan de sus tierras y no le sería
lícito perseguirlas en tierras ajenas, sino con permiso del dueño". Con una nueva
redacción se presentaba como artículo 740 del Proyecto de 1853: "Las abejas que
huyen de la colmena i posan en árbol que no sea del dueño de ésta, vuelven a su
libertad natural, i cualquiera puede apoderarse de ellas, i de los panales fabricados
por ellas, con tal que no lo hagan sin permiso del dueño en tierras ajenas, cercadas
o cultivadas, o contra la prohibición del dueño de las tierras; pero al dueño de la
colmena no podrá prohibirse que persiga a las abejas fujitivas en tierras que no
estén cercadas ni cultivadas" y, sin variación alguna, fue recibido como artículo
740 del "Proyecto inédito". Sólo en una revisión final se le agregó las frases "sin
permiso del dueño" y se substituyó la expresión 'del dueño de las tierras' por la
'del mismo en las otras', y ya con ellas se leía en el Proyecto de 1855. 2. Fuentes y
contexto. Bello incluía para este artículo en el Proyecto de 1853 la siguiente nota:
"L. 17, tít. 4, lib. 3 del Fuero Real; 1. 22, tit. 28, P. 3, con alguna modificación". La
primera remisión era a una ley del Fuero Real (3,4,17), rubricada "Que el que toma-
re las abejas encima de su árbol, las puede tomar aunque sean agenas de otro" y
cuyo texto era: "Maguer abejas que enjambre suben en árbol de alguno: si otri las
tomare, e las encerrare ante que el dueño del árbol las pueda haber, maguer que
el árbol faga enjambre: pero el señor del árbol pueda defender a todo ome que no
entre en lo suyo ante que las abejas sean presas y encerradas: fueras el señor de
cuya colmena salieron las abejas viniendo en pos ellas: ca este mientras va tras sus
abejas por las cobrar, no pierde el derecho que en ella habie"; y la segundo a una
ley de las Siete Partidas (3,28,22), cuya rúbrica era "Como gana ome el señorío de
las abejas, e enxambres, o de los panales", y cuyo texto era: "Abejas son como cosas
salvajes. E porende dezimos, que si enxambre dellas posare en árbol de algund
ome, que non puede decir que son suyas, fasta que las encierre en colmena, o en
otra cosa; bien assi como non puede decir que son suyas las aves que possassen
y, fasta que las prisiesse. Esso mismo dezimos que seria d elos panales, que las
abejas fiziessen en árbol de alguno; que non los debe tener por suyos, en quanto
estoviessen y, fasta que los tome ende, e los lieve. Ca si acaeciese, que viniesse
otro alguno, e los levasse ende, serian suyos; fueras ende, si estoviesse el delante
quando los quisiesse levar, e gelo defendiesse. Otrosí dezimos, que si el enxambre
de las abejas volare de las colmenas de alguno ome, e se fuere; si el señor dellas
las perdiere de vista, o fueren tan alongadas del, que las non pueda prender, nin
seguir; pierde porende el señorío que avia sobre ellas, e ganalas quien quier que
las prenda, e las encierre primeramente".
DE LA OCUPACIÓN 495
Artículo 626. El tesoro encontrado en terreno ajeno se dividirá por partes igua-
les entre el dueño del terreno y la persona que haya hecho el descubrimiento.
Pero esta última no tendrá derecho a su porción, sino cuando el descubri-
miento sea fortuito o cuando se haya buscado el tesoro con permiso del dueño
del terreno.
496 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
En los demás casos, o cuando sean una misma persona el dueño del terreno y
el descubridor, pertenecerá todo el tesoro al dueño del terreno.
Concordancias: Código Civil: artículos 786 y 1731.
JURISPRUDENCIA
1. La declaración de si una cosa es una especie al parecer perdida toca a la
jurisdicción y no a la autoridad administrativa. En este sentido se ha declarado,
al reconocer de un reclamo en contra de un decreto municipal, que: "Existe una
clara controversia jurídica en relación a la naturaleza de las acciones ya menciona-
das, conflicto que necesariamente debe ser dirimido por los tribunales de justicia,
no por la Municipalidad de Santiago, de manera que el decreto impugnado, en la
medida que entiende que dichas acciones son "especies al parecer perdidas", lo
Artículo 631. La persona que haya omitido las diligencias aquí ordenadas,
perderá su porción en favor de la municipalidad, y aun quedará sujeta a la acción
de perjuicios, y según las circunstancias, a la pena de hurto.
Concordancias: Código de Procedimiento Penal: artículo 148. Código Penal: artículos 446, 448.
Este artículo fue modificado por el artículo 7, N° 10, de la Ley N° 18.776, publicada en el Diario Oficial
de 18 de enero de 1989.
El Decreto Supremo N° 2.385, publicado en el Diario Oficial de 20 de noviembre de 1996, que fija el texto
refundido del Decreto Ley N° 3.063, sobre rentas municipales, establece en su artículo 43, los ingresos
que deben considerarse como rentas varias de las municipalidades, estableciendo entre otros:
"3. Precio de las especies encontradas o decomisadas, o de animales aparecidos y no reclamados por
sus dueños.
El plazo para reclamar las especies encontradas o los animales aparecidos será de un mes, contado
desde la fecha en que hubieren llegado a poder de la municipalidad.
Si dentro de los seis meses siguientes a la fecha del remate el dueño de la especie perdida o del
animal aparecido los reclamare, la municipalidad estará obligada a entregarle el valor que hubiere
obtenido en el remate, deducidos los gastos ocasionados".
A su vez, el artículo 44 del mencionado Decreto Supremo, establece normas acerca de la venta en
pública subasta de los bienes perdidos, designando quienes pueden intervenir como martilieros en el
remate.
498 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
Artículo 636. Las especies náufragas que se salvaren, serán restituidas por la
autoridad a los interesados, mediante el pago de las expensas y la gratificación
de salvamento.
Concordancias: Código del Trabajo: artículos 23 inciso final, 125. Código Aeronáutico: artículos 178 y
179.
Artículo 639. Todo lo dicho en los artículos 635 y siguientes se entiende sin
perjuicio de lo que sobre esta materia se estipulare con las potencias extranjeras,
y de los reglamentos fiscales para el almacenaje y la internación de las especies.
Concordancias: Código Civil: artículos 635 a 638.
Artículo 640. El Estado se hace dueño de todas las propiedades que se toman
en guerra de nación a nación, no sólo a los enemigos sino a los neutrales, y aun a
los aliados y los nacionales según los casos, y dispone de ellas en conformidad a
las Ordenanzas de Marina y de Corso.
Concordancias: Código Civil: artículo 641 inciso 2.
1 Este articulo fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 7.612, publicada en el Diario Oficial de
21 de octubre de 1943.
2 Este artículo fue modificado por el artículo 7 o , N° 11, de la Ley N° 18.776, publicada en el Diario
Oficial de 18 de enero de 1989.
DE LA ACCESIÓN 499
Artículo 641. Las presas hechas por bandidos, piratas o insurgentes, no trans-
fieren dominio, y represadas deberán restituirse a los dueños, pagando éstos el
premio de salvamento a los represadores.
Este premio se regulará por el que en casos análogos se conceda a los apresa-
dores en guerra de nación a nación.
Concordancias: Código Orgánico de Tribunales: artículos 6 N" 7, 53 N° 3.
TÍTULO V
DE LA ACCESIÓN
Concordancias: Código de Derecho Internacional Privado: artículo 117 y 140.
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua que se conoce de esta disposición es la que
aparecía como artículo 771 del Proyecto de 1853: "La accesión es un modo de ad-
quirir por el cual el dueño de una cosa pasa a serlo de lo que ella produce, o de lo
que se junta a ella". Durante el proceso de revisión por parte de la Comisión se le
incluy ó el período final: "Los productos de las cosas son frutos naturales o civiles",
con el que fue recibido en el artículo 771 del "Proyecto inédito", y de ahí pasó, sin
variaciones, al artículo 643 del Proyecto de 1855 y a la edición oficial del Código
Civil de 1856. 2. Fuentes y contexto. La accesión, en cuanto que entendida como
un modo autónomo de adquirir el dominio, fue una construcción de los juristas
medioev ales, que se hallaba ampliamente consolidada en tiempos de la codificación
civil. Bello en el Proyecto de 1853 incluía la siguiente nota para esta disposición:
"Pothier, De la propriété, num. 150". Pothier, en el pasaje referido del Traité du
domaine de propriété, escribía que: "La accesión es una manera de adquirir el do-
minio que es de derecho natural, por la cual el dominio de todo aquello que es un
accesorio y una dependencia de una cosa, es adquirido de pleno derecho por aquel
a quien pertenece la cosa, vi ac potestate rei suae [por la fuerza y potestad de su
Este artículo fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 7.612, publicada en el Diario Oficial de
21 de octubre de 1043.
500 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
Artículo 645. Los frutos naturales se llaman pendientes mientras que adhieren
todavía a la cosa que los produce, como las plantas que están arraigadas al suelo,
o los productos de las plantas mientras no han sido separados de ellas.
Frutos naturales percibidos son los que han sido separados de la cosa produc-
tiva, como las maderas cortadas, las frutas y granos cosechados, etc.; y se dicen
consumidos cuando se han consumido verdaderamente o se han enajenado.
Concordancias: Código Civil: artículo 537.
Artículo 646. Los frutos naturales de una cosa pertenecen al dueño de ella; sin
perjuicio de los derechos constituidos por las leyes, o por un hecho del hombre,
al poseedor de buena fe, al usufructuario, al arrendatario.
Así los vegetales que la tierra produce espontáneamente o por el cultivo, y
las frutas, semillas y demás productos de los vegetales, pertenecen al dueño de
la tierra.
Así también las pieles, lana, astas, leche, cría, y demás productos de los ani-
males, pertenecen al dueño de éstos.
Concordancias: Código Civil: artículos 537, 706, y 943.
Artículo 648. Los frutos civiles pertenecen también al dueño de la cosa de que
provienen, de la misma manera y con la misma limitación que los naturales.
Concordancias: Código Civil: artículos 643, 644, 647.
DE LA ACCESIÓN 501
Artículo 652. Sobre la parte del suelo que por una avenida o por otra fuerza
natural violenta es transportada de un sitio a otro, conserva el dueño su dominio,
para el solo efecto de llevársela; pero si no la reclama dentro del subsiguiente año,
la hará suya el dueño del sitio a que fue transportada.
Concordancias: Código de Aguas: artículos 30 inciso 3, 34.
Artículo 653. Si una heredad ha sido inundada, el terreno restituido por las
aguas dentro de los cinco años subsiguientes, volverá a sus antiguos dueños.1
Concordancias: Código Civil: artículos 808, 887, 2502 N° 1.
Artículo 654. Si un río varía de curso, podrán los propietarios riberanos, con
permiso de autoridad competente, hacer las obras necesarias para restituir las
aguas a su acostumbrado cauce; y la parte de éste que permanentemente quedare
en seco, accederá a las heredades contiguas, como el terreno de aluvión en el caso
del artículo 650.
Concurriendo los riberanos de un lado con los del otro, una línea longitudinal
dividirá el nuevo terreno en dos partes iguales; y cada una de éstas accederá a las
heredades contiguas, como en el caso del mismo artículo.
Concordancias: Código Civil: artículos 649, 650, 656 inciso Io, regla 3o. Ley N° 11.402, establece Disposi-
ciones sobre obras de defensa a las riberas de los cauces de ríos, lagunas y esteros, D.O. 16.12.1953.
Este artículo fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 6.162, publicada en el Diario Oficial de
28 de enero de 1938.
502 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
Artículo 656. Acerca de las nuevas islas que no hayan de pertenecer al Estado
según el artículo 597, se observarán las reglas siguientes:
I a . La nueva isla se mirará como parte del cauce o lecho, mientras fuere ocupada
y desocupada alternativamente por las aguas en sus creces y bajas periódicas, y
no accederá entre tanto a las heredades riberanas.
2 a . La nueva isla formada por un río que se abre en dos brazos que vuelven
después a juntarse, no altera el anterior dominio de los terrenos comprendidos en
ella; pero el nuevo terreno descubierto por el río accederá a las heredades contiguas,
como en el caso del artículo 654.
3a. La nueva isla que se forme en el cauce de un río, accederá a las heredades de
aquella de las dos riberas a que estuviere más cercana toda la isla; correspondiendo
a cada heredad la parte comprendida entre sus respectivas líneas de demarcación,
prolongadas directamente hasta la isla y sobre la superficie de ella.
Si toda la isla no estuviere más cercana a una de las dos riberas que a la otra,
accederá a las heredades de ambas riberas; correspondiendo a cada heredad la
parte comprendida entre sus respectivas líneas de demarcación prolongadas di-
rectamente hasta la isla y sobre la superficie de ella.
Las partes de la isla que en virtud de estas disposiciones correspondieren a
dos o más heredades, se dividirán en partes iguales entre las heredades comu-
neras.
4 a . Para la distribución de una nueva isla, se prescindirá enteramente de la
isla o islas que hayan preexistido a ella; y la nueva isla accederá a las heredades
riberanas como si ella sola existiese.
5a. Los dueños de una isla formada por el río adquieren el dominio de todo lo
que por aluvión acceda a ella, cualquiera que sea la ribera de que diste menos el
nuevo terreno abandonado por las aguas.
6 a . A la nueva isla que se forme en un lago se aplicará el inciso 2o de la regla
3a precedente; pero no tendrán parte en la división del terreno formado por las
aguas las heredades cuya menor distancia de la isla exceda a la mitad del diámetro
de ésta, medido en la dirección de esa misma distancia.
Concordancias: Código Civil: artículo 597, 649, 650 y 654.
Artículo 659. Si de las dos cosas unidas, la una es de mucho más estimación que
la otra, la primera se mirará como lo principal y la segunda como lo accesorio.
Se mirará como de más estimación la cosa que tuviere para su dueño un gran
valor de afección.
Concordancias: Código Civil: artículo 393.
Artículo 661. En los casos a que no pudiere aplicarse ninguna de las reglas
precedentes, se mirará como principal lo de más volumen.
Concordancias: Código Civil: artículo 658.
Artículo 663. Si se forma una cosa por mezcla de materias áridas o líquidas,
pertenecientes a diferentes dueños, no habiendo conocimiento del hecho por una
parte, ni mala fe por otra, el dominio de la cosa pertenecerá a dichos dueños proin-
diviso, a prorrata del valor de la materia que a cada uno pertenezca.
A menos que el valor de la materia perteneciente a uno de ellos fuere conside-
rablemente superior, pues en tal caso el dueño de ella tendrá derecho para reclamar
la cosa producida por la mezcla, pagando el precio de la materia restante.
Concordancias: Código Civil: articulo 2304.
504 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
Artículo 664. En todos los casos en que al dueño de una de las dos materias
unidas no sea fácil reemplazarla por otra de la misma calidad, valor y aptitud, y
pueda la primera separarse sin deterioro de lo demás, el dueño de ella, sin cuyo
conocimiento se haya hecho la unión, podrá pedir su separación y entrega, a costa
del que hizo uso de ella.
Artículo 665. En todos los casos en que el dueño de una materia de que se ha
hecho uso sin su conocimiento, tenga derecho a la propiedad de la cosa en que
ha sido empleada, lo tendrá igualmente para pedir que en lugar de dicha materia
se le restituya otro tanto de la misma naturaleza, calidad y aptitud, o su valor en
dinero.
Artículo 666. El que haya tenido conocimiento del uso que de una materia
suya se hacía por otra persona, se presumirá haberlo consentido y sólo tendrá
derecho a su valor.
Concordancias: Código Civil: artículos 47, 658, 668 inciso 2.
Artículo 667. El que haya hecho uso de una materia ajena sin conocimiento
del dueño, y sin justa causa de error, estará sujeto en todos los casos a perder lo
suyo, y a pagar lo que más de esto valieren los perjuicios irrogados al dueño; fuera
de la acción criminal a que haya lugar, cuando ha procedido a sabiendas.
Si el valor de la obra excediere notablemente al de la materia, no tendrá lugar
lo prevenido en el precedente inciso; salvo que se haya procedido a sabiendas.
Concordancias: Código Civil: artículos 668, inciso 2, 2314.
Artículo 668. Si se edifica con materiales ajenos en suelo propio, el dueño del
suelo se hará dueño de los materiales por el hecho de incorporarlos en la cons-
trucción; pero estará obligado a pagar al dueño de los materiales su justo precio,
u otro tanto de la misma naturaleza, calidad y aptitud.
Si por su parte no hubo justa causa de error, será obligado al resarcimiento
de perjuicios, y si ha procedido a sabiendas, quedará también sujeto a la acción
criminal competente; pero si el dueño de los materiales tuvo conocimiento del uso
que se hacía de ellos, sólo habrá lugar a la disposición del inciso anterior.
La misma regla se aplica al que planta o siembra en suelo propio vegetales o
semillas ajenas.
Mientras los materiales no están incorporados en la construcción o los vegetales
arraigados en el suelo, podrá reclamarlos el dueño.
Concordancias: Código Civil: artículos 569, 889, 1727 N° 3, 2314.
Artículo 669. El dueño del terreno en que otra persona, sin su conocimiento,
hubiere edificado, plantado o sembrado, tendrá el derecho de hacer suyo el edificio,
plantación o sementera, mediante las indemnizaciones prescritas a favor de los
poseedores de buena o mala fe en el título De ¡a reivindicación, o de obligar al que
DE LA OCUPACIÓN 505
edificó o plantó a pagarle el justo precio del terreno con los intereses legales por
todo el tiempo que lo haya tenido en su poder, y al que sembró a pagarle la renta
y a indemnizarle los perjuicios.
Si se ha edificado, plantado o sembrado a ciencia y paciencia del dueño del
terreno, será éste obligado, para recobrarlo, a pagar el valor del edificio, plantación
o sementera.
Concordancias: Código Civil: artículos 904 y siguientes, 1727 N° 3. Ley N° 18.010, sobre Operaciones de
Crédito y otras Obligaciones de Dinero, D.O. 27.06.1981: articulo 19.
JURISPRUDENCIA
1. Condiciones necesarias para que opere la regla del inciso 2o. La jurispruden-
cia ha precisado que para que se den los presupuestos de la figura que señala
el inciso 2o, se deben cumplir estos requisitos o condiciones: a) que se edifique
con materiales propios en suelo ajeno; b) que el dueño del terreno haya tenido
conocimiento y no haya protestado de la construcción del edificio; y c) que el
propietario del terreno lo recobre o pretenda recobrarlo (CA. Valdivia, ll-IV-2001,
N° LegalPublishing: 22937). 2. La regla del inciso 2o no exige consentimiento
del dueño del terreno. Se ha declarado que la regla del inciso 2o no exige que de
parte del dueño del terreno exista consentimiento para la edificación, solamente
exige de parte de éste, el conocimiento de tal situación (CA. San Miguel, 23-X-2002,
N° LegalPublishing: 26122). 3. Sentido de la utilización del término 'recobrar'
en la regla del inciso 2o. Se ha estimado que, en cuanto que el inciso 2o utiliza
la voz "recobrar", únicamente se considera la situación del dueño del terreno
que pretende recobrarlo del que ha edificado, plantado o sembrado a su ciencia
y paciencia, obligándosele a pagar el valor del edificio, plantación o sementera
(Cs. 11 -W-2002, N° LegalPublishing: 24160). 4. La regla del inciso 2o sólo opera
respecto del dueño del sueño. Se ha declarado que no puede prosperar la deman-
da interpuesta, fundándose en el inciso 2o, por quien no es dueño del terreno,
pretendiendo que la demandada está obligada a pagarle el valor de lo edificado
(Cs. 11 -IV-2002, N° LegalPublishing: 24160).
TÍTULO VI
DE LA TRADICIÓN
1. Disposiciones generales
O B S E R V A C I O N E S
J U R I S P R U D E N C I A
JURISPRUDENCIA
1. Obligación del juez de entregar la cosa, en cuanto que representante legal del
tradente en el supuesto del inciso 3o. Se ha declarado: "Que la pública subasta es
una venta forzada del bien en que se hace efectivo el crédito materia de la acción,
de modo que resulta ser una obligación del juez de la causa hacer entrega de lo
rematado a su adquirente, por cuanto representa al vendedor y a éste le asiste la
obligación de poner al comprador en posesión material de la cosa objeto del con-
trato, de conformidad a lo dispuesto en el artículo 1826 del Código Civil" (CA. La
Serena, 19-V-2008, cons. 3o, N° LegalPublishing: 39060) y, en el mismo sentido se
ha recordado: "Que en fallo de 16 de diciembre de 2005, la Corte de Apelaciones
de Santiago, sentó la siguiente jurisprudencia, del todo aplicable al caso que nos
ocupa, cuya doctrina se transcribe: "Venta forzada de inmueble. Juez debe rea-
lizar tanto la entrega legal como material de la cosa. La ley ha conferido al Juez
la calidad de representante legal del vendedor para actuar en una venta forzada,
como se desprende de diversas disposiciones contempladas en el Código Civil, a
propósito de la tradición (artículo 671) y en el de Procedimiento Civil (artículo 497)
en relación al juicio ejecutivo. En dicha calidad, el Juez es el encargado de cumplir
con la obligación esencial del contrato de compraventa, por lo que ésta agota la
actuación que la ley le encomienda en una venta forzada en la medida que coloca,
además, al adjudicatario en posesión de la cosa vendida. Lo anterior se enmarca
dentro del principio de la buena fe con que deben ejecutarse los contratos, ya que
es obvio que la expectativa del comprador es disponer de la posesión material de
la cosa adjudicada, expectativa ésta que se vería claramente frustrada si el Juez
se limitara a realizar la entrega legal y no cumpliere con su obligación de entrega
material de la cosa, gravando al ejecutante y adjudicatario con la necesidad de
iniciar un nuevo juicio para obtener la entrega de la cosa que ha sido subastada
508 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
Artículo 672. Para que la tradición sea válida debe ser hecha voluntariamente
por el tradente o por su representante.
Una tradición que al principio fue inválida por haberse hecho sin voluntad del
tradente o de su representante, se valida retroactivamente por la ratificación del que
tiene facultad de enajenar la cosa como dueño o como representante del dueño.
Concordancias: Código Civil: artículos 1682 inciso 3, 1684, 1693 a 1697, 1818.
Artículo 673. La tradición, para que sea válida, requiere también el consenti-
miento del adquirente o de su representante.
Pero la tradición que en su principio fue inválida por haber faltado este con-
sentimiento, se valida retroactivamente por la ratificación.
Concordancias: Código Civil: artículos 671, 1682 inciso 3, 1684, 1693 a 1697.
Artículo 674. Para que sea válida la tradición en que intervienen mandatarios
o representantes legales, se requiere además que éstos obren dentro de los límites
de su mandato o de su representación legal.
Concordancias: Código Civil: artículos 2122, 2131.
Artículo 677. El error en el título invalida la tradición, sea cuando una sola de
las partes supone un título translaticio de dominio, como cuando por una parte
se tiene el ánimo de entregar a título de comodato, y por otra se tiene el ánimo de
recibir a título de donación, o sea cuando por las dos partes se suponen títulos
translaticios de dominio, pero diferentes, como si por una parte se supone mutuo,
y por otra donación.
Concordancias: Código Civil: artículos 703,1453.
Artículo 681. Se puede pedir la tradición de todo aquello que se deba, desde
que no haya plazo pendiente para su pago; salvo que intervenga decreto judicial
en contrario.
Concordancias: Código Civil: artículo 1496.
Artículo 683. La tradición da al adquirente, en los casos y del modo que las
leyes señalan, el derecho de ganar por la prescripción el dominio de que el tradente
carecía, aunque el tradente no haya tenido ese derecho.
Concordancias: Código Civil: artículos 730 y 1815.
Artículo 684. La tradición de una cosa corporal mueble deberá hacerse signi-
ficando una de las partes a la otra que le transfiere el dominio, y figurando esta
transferencia por uno de los medios siguientes:
I o . Permitiéndole la aprensión material de una cosa presente;
2o. Mostrándosela;
3o. Entregándole las llaves del granero, almacén, cofre o lugar cualquiera en
que esté guardada la cosa;
4o. Encargándose el uno de poner la cosa a disposición del otro en el lugar
convenido; y
5o. Por la venta, donación u otro título de enajenación conferido al que tiene la
cosa mueble como usufructuario, arrendatario, comodatario, depositario, o a cual-
quier otro título no translaticio de dominio; y recíprocamente por el mero contrato
en que el dueño se constituye usufructuario, comodatario, arrendatario, etc.
Concordancias: Código Civil: artículos 565, 566, 567, 675 inciso 1, 702 inciso final, 703 inciso 3, 716,1948.
Código de Comercio: artículos 148 y 149. LeyN0 18.290, Ley del Tránsito, D.O. 07.02.1984: Título III.
510 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
JURISPRUDENCIA
Artículo 686. Se efectuará la tradición del dominio de los bienes raíces por la
inscripción del título en el Registro del Conservador.
De la misma manera se efectuará la tradición de los derechos de usufructo o
de uso constituidos en bienes raíces, de los derechos de habitación o de censo y
del derecho de hipoteca.
Acerca de la tradición de las minas se estará a lo prevenido en el Código de
Minería.
Concordancias: Código Civil: Mensajes XVOI a XXIII, XXXVI, artículos 4, 679, 696, 702 inciso final, 724, 728,
730, 924, 2505. Código de Minería: artículo 92. Código de Aguas: artículo 117. Código de Derecho Inter-
nacional Privado: artículos 136,137. Ley N" 6.977 sobre Servidumbre de Alcantarillado, D.O. 16.07.1941:
artículo I. Reglamento del Registro Conservatorio de Bienes Raíces, D.O. 24.06.1857: artículo 52
N" 1.
DE LA OCUPACIÓN 511
J U R I S P R U D E N C I A
Este artículo fue reemplazado por el artículo 7o, N° 12, de la Ley N° 18.776, publicada en el Diario
Oficial de 18 de enero de 1989.
Este número fue modificado por el articulo 7o, N° 13, de la Ley N° 18.776, publicada en el Diario
Oficial de 18 de enero de 1989.
Este artículo fue reemplazado por el artículo 16, N° 1, de la Ley N° 19.903, publicada en el Diario
Oficial de 10 de octubre de 2003.
512 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
artículos 92 y 178. Código de Aguas: artículo 114 N° 6. Ley N° 16.271, sobre Impuesto a las Herencias,
Asignaciones y Donaciones, D.O. 10.07.1965: artículo 30. Reglamento del Registro Conservatorio de Bienes
Raíces, D.O. 24.06.1857: artículo 55.
JURISPRUDENCIA
JURISPRUDENCIA
1. Sentido de esta regla. Se ha aclarado que la prescripción adquisitiva debe ser
declarada por sentencia ejecutoriada, la que servirá de título para su inscripción
en el respectivo Registro, y ello únicamente puede obtenerse por la vía procesal
del ejercicio de una acción o de una reconvención (CA. Rancagua, 24-XII-2004,
N° LegalPublishing: 31875).
Artículo 693. Para la transferencia, por donación o contrato entre vivos, del
dominio de una finca que no ha sido antes inscrita, exigirá el Conservador, cons-
tancia de haberse dado aviso de dicha transferencia al público por medio de tres
avisos publicados en un diario de la comuna o de la capital de provincia o de la
capital de la región, si en aquélla no lo hubiere, y por un cartel fijado, durante
514 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
quince días por lo menos, en la oficina del Conservador de Bienes Raíces respec-
tivo.1
Se sujetarán a la misma regla la constitución o transferencia por acto entre
vivos de los otros derechos reales mencionados en los artículos precedentes, y que
se refieren a inmuebles no inscritos.
Concordancias: Código Civil Mensaje XXI. Decreto Ley N" 1.939, sobre Adquisición, Administración y
Disposición de Bienes del Estado, D.O. 10.11.1977: artículo 10. Reglamento del Registro Conservatorio de
Bienes Raíces, D.O. 24.06.1857: artículo 58.
Artículo 696. Los títulos cuya inscripción se prescribe en los artículos anterio-
res, no darán o transferirán la posesión efectiva del respectivo derecho, mientras
la inscripción no se efectúe de la manera que en dichos artículos se ordena; pero
esta disposición no regirá sino respecto de los títulos que se confieran después
del término señalado en el reglamento antedicho.
Concordancias: Código Civil: Mensaje XXI, artículos 686, 702 inciso final, 724, 728, 730, 942 y 2505.
Este inciso fue modificado por el artículo 7°, N° 14, de la Ley N° 18.776, publicada en el Diario Ofi-
cial de 18 de enero de 1989. Con anterioridad fue modificado por el artículo I o , de la Ley N° 7.612,
publicada en el Diario Oficial de 21 de octubre de 1943.
DE LA ACCESIÓN 515
TÍTULO VII
DE LA POSESIÓN
Concordancias: Código Civil: Mensaje XXIV. Código de Derecho Internacional Privado: artículos 121 y
siguientes. Decreto Ley N° 2.695, Min. Tierras y Colonización, fija Normas para Regularizar la Posesión de
la Pequeña Propiedad Raíz y para la constitución del dominio sobre ella, D.O. 21.07.1979.
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua del inciso Io de esta disposición es la que
aparecía como artículo 830 del Proyecto de 1853, cuyo texto era: "La posesión es
la tenencia de una cosa corporal con ánimo de señor o dueño, sea que el dueño
o el que se da por tal la tenga por sí mismo, o por otra persona que la tenga en
lugar de él i a su nombre". La revisión por parte de la Comisión implicó que se
introdujeran algunas modificaciones a la redacción anterior, y ellas se reflejan en
el artículo 830 del "Proyecto inédito", que decía: "La posesión es la tenencia de una
cosa determinada con ánimo de señor o dueño, sea que el dueño o el que se da
por tal la tenga por sí mismo, o por otra persona que la tenga en lugar i a nombre
de él". En una última revisión se substituyó la expresión 'la tenga por sí mismo'
por la de: 'tenga la cosa por sí mismo', y se situó como inciso Io del artículo 700
del Proyecto de 1855, y de ahí pasó, sin nuevas alteraciones, a la edición oficial del
Código Civil de 1856. En cuanto al inciso 2o, su versión más antigua es la que se
contenía en el artículo 831 del Proyecto de 1853: "El poseedor es reputado dueño,
mientras el verdadero dueño no aparece i justifica serlo", y durante la revisión
por parte de la Comisión se le dio la redacción que sería la definitiva, con la que
aparece como artículo 831 del "Proyecto inédito", y sólo en una última revisión esta
regla perdió su autonomía como artículo y se situó como inciso 2o del artículo 700
516 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
del Proyecto de 1855, ubicación que conservó en edición oficial del Código Civil de
1856. 2. Fuentes y contexto. Bello, en nota puesta al artículo 830 del Proyecto de
1853, advertía que: "Las dificultades en materia de posesión, que son gravísimas,
provienen principalmente de la inexactitud del lenguaje", pues, en efecto, en la
cultura del derecho común vigente en tiempos de la codificación civil existía una
muy variada terminología para referirse a la posesión y las diversas especies que
se concebían de ella. Para superar este inconveniente, Bello en el Proyecto de 1853
realizaba un primer esfuerzo de simplificación, que explicaba en la continuación de
su nota: "Es preciso distinguir las varias especies de posesión. I o . Posesión unida
al dominio. 2o. Posesión del que no es dueño acompañada de justo título i buena
fe: posesión civil. 3o. Posesión del que no es dueño, acompañada de justo título
o de buena fe: posesión natural. Se ha dado en el Derecho Romano el título de
posesión natural, no sólo a la que acabamos de definir, sino a la mera detentación,
que llamamos aquí tenencia. Son tenedores i no poseedores los que tienen la
cosa a nombre o en lugar de otro, verbigracia: El comodatario, El depositario,
El arrendatario, etc. No se ha adoptado en este Proyecto la nomenclatura de las
Partidas en que a la posesión se llama tenencia, i se definen de diferente modo la
posesión civil i la posesión natural". En conformidad a dicho plan, en el referido
Proyecto de 1853, Bello diferenciaba entre: I o ) "Posesión civil", que definía en el
artículo 835 del Proyecto; 2o) "Posesión puramente natural", a la que definía en el
artículo 845 del Proyecto; y 3o) "Detentación o simple tenencia", a la que definía
en el artículo 854 del Proyecto. Aunque en el Proyecto de 1853 Bello no remitía
a ninguna fuente que pudiera apuntar a la que había inspirado el concepto que
asumía de la posesión en el citado artículo 830 de dicho Proyecto, se advierte
en algunos de sus períodos una clara influencia de un pasaje del Traité de la
possession de Pothier (N° 5), pues el jurista francés decía que: "Se la puede definir
como la detentación de una cosa corporal que tenemos en nuestra potestad, o por
nosotros mismos o por alguien que la tiene por nosotros y en nuestro nombre".
Durante la revisión por parte de la Comisión, se dio un paso más en la dirección
de "simplificar" la terminología y el tratamiento dogmático de esta materia,
abandonándose las tres categorías anteriores y adoptándose una noción única
de "posesión", que siempre se oponía a la de "mera tenencia", como se reflejaba
ya en el "Proyecto inédito" y con toda claridad en el Proyecto de 1855, que fue
la definitiva y que era la que se explicaba en el § XXIV del Mensaje con que el
presidente de la república remitía dicho Proyecto al Congreso para su aprobación:
"Acerca de la posesión, se ha creído conveniente adoptar una nomenclatura menos
embarazosa y ambigua que la que al presente existe. Toda posesión es esencialmente
caracterizada por la realidad o la apariencia del dominio; no es poseedor de una
finca sino el que la tiene como suya, sea que se halle materialmente en su poder,
o en poder de otro que le reconoce como dueño de ella. Pero como los derechos
reales son varios, el que no es poseedor del dominio, puede serlo de un derecho
de usufructo, de uso, de habitación, de un derecho de herencia, de un derecho de
prenda o de hipoteca, de un derecho de servidumbre. El usufructuario no posee
la cosa fructuaria, es decir, no inviste ni real ni ostensiblemente el dominio de
ella; posee sólo el usufructo de ella, que es un derecho real y por consiguiente
susceptible de posesión. Pero el arrendatario de una finca nada posee, no goza
DE LA ACCESIÓN 517
más que de una acción personal para la conservación de los derechos que le ha
conferido el contrato. El que a nombre ajeno posee, no es más que un representante
del verdadero poseedor, ni imiste más que la simple tenencia. Así los términos
posesión civil, posesión natural, son desconocidos en el proyecto que os someto;
las palabras posesión y tenencia contrastan siempre en él, la posesión es a nombre
propio, la tenencia a nombre ajeno". Pero, sin perjuicio de lo anterior, se ocupaba
en precisar que: "Pero la posesión puede ser regular o irregular, aquélla adquirida
sin violencia, ni clandestinidad, con justo título y buena fe; la segunda sin alguno
de estos requisitos. Toda posesión es amparada por la ley; pero sólo la posesión
regular pone al poseedor en el camino de la prescripción adquisitiva. Tal es el
sistema del proyecto, sus definiciones señalan límites precisos a cada una de las
dos especies de posesión, conservando siempre una y otra el carácter genérico que
consiste en la investidura de un derecho real". 3. El "ánimo de señor o dueño".
Esta exigencia para que exista posesión se asumía en la definición que Bello daba
de la posesión, en cuanto que una situación objetiva o de conciencia, y no como
una posición subjetiva. El animo de señor o dueño es la conciencia de ser dueño,
aunque en la realidad ello sea así o no, tal como lo explicaba Pothier en su Traité
de la prescription (N° 27), fuente a la que acudió Bello en esta materia: "La posesión
de aquel que posee animo domini, es decir, reputándose como propietario", de
manera, que ese ánimo no se refiere a una cierta "intención de comportarse como
dueño", sino a creerse dueño.
JURISPRUDENCIA
1. La posesión de las cosas muebles se adquiere "corpore et animo". La juris-
prudencia ha afirmado este principio al declarar que: "Para adquirir la posesión
de un bien mueble es necesario el corpus -que consiste en la manifestación de un
poder de dominación, en la posibilidad de disponer de la cosa- y el animus -que
es la intención de comportarse como propietario, como señor y dueño de la cosa-,
aunque la mera tenencia siga en poder de otro" (Cs. 28-XI-2011, cons. 7o, N° Legal-
Publishingr: 56673), si bien debe advertirse que el "ánimo de señor o dueño" a que
se refiere el inciso Io de esta disposición no hace referencia, como se desprende de
la consideración de la Corte, a una cierta "intención de comportarse como propie-
tario", es decir, no se trata de un elemento subjetivo, sino de naturaleza objetiva,
pues consiste en la conciencia de ser dueño, la que se fundará, ordinariamente, en
la existencia de un título que justifique la tenencia: el poseedor "se cree dueño",
lo que es muy diverso de tener la "intención de comportarse como dueño", pues
esta "intención" subjetiva es compatible con su conciencia de no ser dueño. 2. La
regla del inciso 2o consagra una presunción simplemente legal. Se ha precisado
que: "Esta norma establece una presunción simplemente legal, que en el caso en
particular determina que la carga del onus probandi corresponderá al tercerista
de posesión, quien deberá acreditar los hechos en que funda su reclamación"
(Cs. 28-XI-2011, cons. 8o, N° LegalPublishing: 56673).
OBSERVACIONES
OBSERVACIONES
1. Historia. En el Proyecto de 1853 no se había asumida la diferencia entre una
"posesión regular" y otra "posesión irregular", pues la distinción básica era la que
se sentaba en su artículo 834: "Hai dos especies de posesión: la civil i la puramente
natural", y fue solo durante el proceso de revisión por parte de la Comisión que
se abandonó ese criterio y se asumió, por una parte, el criterio de consagrar una
sola especie de posesión, siempre opuesta a la mera tenencia y, por otra, admitir
que esa única posesión podía ser regular o irregular, y así se declaraba en el único
DE LA ACCESIÓN 519
inciso del artículo 834 del "Proyecto inédito" que: "La posesión puede ser regular
o irregular", regla ésta que no experimentó ninguna modificación posterior, salvo
su reubicación como inciso Io del artículo 702 del Proyecto de 1855. El inciso 2o
de este artículo apareció en el mismo "Proyecto inédito" como inciso Io de su ar-
tículo 835 y con la siguiente redacción: "Se llama posesión regular la que procede
de justo título i ha sido adquirida de buena fe", y en una revisión final se le agregó
todo un período posterior, que es el que se lee en su versión en vigor, y que sólo
apareció como inciso 2o del artículo 702 del Proyecto de 1855. El actual inciso 3o
de este artículo apareció, con idéntica redacción que la aún en vigor, en el Proyecto
de 1853, como exigencia de la "posesión civil", pues se lo leía como inciso 2o de su
artículo 835 con la misma redacción que pasaría, ya situado en sede de posesión
regular, como inciso 2o del artículo 835 del "Proyecto inédito" y, sin variación alguna,
fue situado, finalmente, como inciso 3o del artículo 702 del Proyecto de 1855. Por
último, el actual inciso 4o, sólo apareció en el "Proyecto inédito", como inciso 3o
de su artículo 835. 2. Fuentes y contexto. En el Proyecto de 1853, Bello incluía dos
notas para su artículo 835, la primera remitía a los números 6 y 9 del Traité de la
possession de Pothier, referida a su inciso Io en el que se definía la posesión civil; y
la segunda, al número 7 de la misma obra, referida a sui inciso 2o, que rezaba: "Si
el título es translaticio de dominio, es también necesaria la tradición". El cambio
de orientación que se produjo en esta materia durante los trabajos de la Comisión
revisora, implicó que se diluyera, en parte, la influencia de Pothier, sin embargo,
ella aún es perceptible en lo siguiente: a) la noción de posesión regular, que fue
construida por Bello sobre la base de la definición de posesión civil que había dado
en el Proyecto de 1853, y que había tomado de Pothier, pues el jurista francés había
escrito que: "La posesión civil es la posesión de aquel que posee una cosa como per-
teneciéndole en propiedad, ya sea efectivamente el propietario, ya tenga solamente
algún justo motivo para que crea serlo: Possessio animo dominantis. Para que una
posesión sea posesión civil es necesario que proceda de un justo título, es decir,
de un título cuya naturaleza sea la de transferir el dominio, tales como el título de
venta, permuta, donación, etc.", y; b) la regla del actual inciso 3a. que, como se ha
dicho procede inalterada del Proyecto de 1853, Bello ligaba a un pasaje de Pothier
en el que se leía: "Para que la posesión que tengas de una cosa sea estimada que
procede de algunos de estos justos títulos, por ejemplo, para que ella sea una po-
sesión pro emptore [por haber comprado la cosa] y que ella sea, en consecuencia,
una posesión civil y una justa posesión, no basta que haya intervenido un contrato
de venta, por el cual hayas efectivamente comprado esa cosa, es necesario que te
sea hecha la tradición en ejecución de ese contrato por el vendedor de quien la
has comprado o por sus representantes. Pero si tú te has apoderado de esa cosa
por propia autoridad y sin el consentimiento del vendedor, tu posesión no es una
posesión pro emptore, es una posesión pro possessore, es una posesión injusta".
JURISPRUDENCIA
Este inciso fue reemplazado por el artículo 16, N* 2, de la Ley N" 19.903, publicada en el Diario Oficial
de 10 de octubre de 2003.
DE LA ACCESIÓN 521
JURISPRUDENCIA
Artículo 705. La validación del título que en su principio fue nulo, efectuada
por la ratificación, o por otro medio legal, se retrotrae a la fecha en que fue con-
ferido el título.
Concordancias: Código Civil: artículos 1684, 1693 a 1697, 2412. Código de Procedimiento Civil: artículos
518, 551.
OBSERVACIONES
inciso 3o: "Con todo, el que por ignorancia del derecho supone erróneamente que
la persona de quien recibió la cosa tenía la facultad de enajenarla, es, para los
efectos legales, poseedor de mala fe". Durante la revisión por parte de la Comisión
se introdujeron una serie de modificaciones a las reglas anteriores y, además,
se incluyó un nuevo inciso, de manera que en el "Proyecto inédito" se recibía en
su artículo 842, con una redacción en cuatro incisos, que ya sería la definitiva y
que, como tal, pasó al artículo 706 del Proyecto de 1855 y a la edición oficial del
Código Civil de 1856. 2. Fuentes y contexto. En el Proyecto de 1853 Bello incluyó
una nota para el inciso 3o de su artículo 842, que remitía al número 29 del Traité
de la prescription de Pothier, lo que comprueba que en esta materia se tuvo a la
vista esta obra para elaborar el Proyecto de 1853, y cuya lectura deja en claro que
no sólo ese inciso se inspiró en Pothier, sino también, los restantes. Por lo que
toca al actual inciso I o , Pothier, en el número 28 de su ya indicado Traité, escri-
bía: "La buena fe que debe acompañar la posesión para operar la prescripción,
se puede definir como la justa opinión que tiene el poseedor de haber adquirido
el dominio de la cosa que posee: Justa opinio quaesiti dominir. La regla asumida
en el inciso 2o de este
En cuanto al actual inciso 3o se leía en Pothier que: "Desde que alguien me ha
vendido como cosa suya, una heredad de la que estaba en posesión, y que no le
pertenecía, la opinión que yo tenía de que él era el propietario, aunque fundada
sobre un error de hecho, es una justa opinión que me hace poseedor de buena fe.
El error de hecho en que estaba era excusable si tenía un justo motivo de creer
propietario a aquel que estaba en posesión; la posesión hace reputar al poseedor
por propietario de la cosa que posee", materia ésta que se ligaba a la regla con-
tenida en el actual inciso 3o de este artículo, respecto de la cual Pothier afirmaba
que: "Esta opinión [de haber adquirido el dominio], aunque fundada sobre un
error de hecho, no deja de ser una justa opinión, y de dar a la posesión el carácter
de posesión de buena fe". Finalmente, en relación con la regla fijada en el actual
inciso 4o, 3o en el Proyecto de 1853, Pothier señalaba, en el ya apuntado número
29 de su Traité, que, a diferencia del error de hecho: "Otra cosa es respecto del
error de derecho. La opinión de tengo de habérseme transferido la propiedad de
una heredad, que está fundada sobre un error de derecho, no es una justa opinión,
no es en consecuencia esa especie de buena fe requerida para dar a mi posesión
el carácter de posesión de buena fe".
Artículo 707. La buena fe se presume, excepto en los casos en que la ley esta-
blece la presunción contraria.
En todos los otros la mala fe deberá probarse.
Concordancias: Código Civil: artículos 47, 94 N° 6, 706 inciso final, 1459, 1739 inciso 5,1850, 2468 N" 2,
2510 N° 2 y 3. Código de Procedimiento Civil: artículos 518 y 551. Código de Minería: artículo 139
inciso final.
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta regla aparecía como artículo 844 del Pro-
yecto de 1853: "La buena fe se presume mientras no se prueba lo contrario. Pero
la falta de título hará presumir mala fe". Durante el proceso de revisión por parte
DE LA ACCESIÓN 523
Artículo 708. Posesión irregulares la que carece de uno o más de los requisitos
señalados en el artículo 702.
Concordancias: Código Civil: Mensaje XXIV, articulo 702. Código de Procedimiento Civil: artículos 518
y 551.
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera v ersión de esta regla aparecía como artículo 848 del Proyecto
de 1853: "El que en ausencia del dueño se apodera de la cosa, i volviendo el dueño
inmediatamente que tiene noticia de ello, rehusa restituírsela es también poseedor
violento". Durante el proceso de revisión por parte de la Comisión se substituyó
la expresión 'inmediatamente que tiene noticia de ello, rehusa restituírsela' por
la frase 'le repele', con cuya alteración se recibía como artículo 848 del "Proyecto
inédito", sin que experimentara modificaciones posteriores. 2. Fuentes y contexto.
En el Proyecto de 1853 Bello incluía la siguiente nota para esta disposición: "Pothier,
De la possession, 20", en cuyo lugar el jurista francés preguntaba: "Es mi posesión
violenta, si durante la ausencia del poseedor, me introduzco en su heredad en la
que no encuentro a nadie, y después, aunque yo hubiera adquirido la posesión
por un año o por un día, le impido reingresar? La razón de dudar está en que no
he empleado violencia alguna para entrar en esa heredad, sin embargo, Ulpiano
decide que la posesión en este caso es violenta ... La razón de esta decisión es que
el poseedor que ha salido de su heredad conserva la posesión por la voluntad que
tiene de regresar, como veremos más abajo. Es que yo, desee que le he impedido
entrar, le he despojado de su posesión y la he adquirido, habiendo empleado para
ello la violencia, es por esta violencia que yo he adquirido la posesión de esa he-
redad, y la posesión de esa heredad es una posesión violenta".
Artículo 712. Existe el vicio de violencia, sea que se haya empleado contra el
verdadero dueño de la cosa, o contra el que la poseía sin serlo, o contra el que la
tenía en lugar o a nombre de otro.
524 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
Lo mismo es que la violencia se ejecute por una persona o por sus agentes,
y que se ejecute con su consentimiento o que después de ejecutada se ratifique
expresa o tácitamente.
Concordancias: Código de Procedimiento Civil: artículos 518 y 551.
Artículo 714. Se llama mera tenencia la que se ejerce sobre una cosa, no como
dueño, sino en lugar o a nombre del dueño. El acreedor prendario, el secuestre, el
usufructuario, el usuario, el que tiene el derecho de habitación, son meros tene-
dores de la cosa empeñada, secuestrada, o cuyo usufructo, uso o habitación les
pertenece.
Lo dicho se aplica generalmente a todo el que tiene una cosa reconociendo
dominio ajeno.
Concordancias: Código Civil: Mensaje XXIV, artículos 700, 730, 725, 922, 928, 2191 inciso final. Código de
Procedimiento Civil: artículos 518, 551.
Artículo 717. Sea que se suceda a título universal o singular, la posesión del
sucesor, principia en él; a menos que quiera añadir la de su antecesor a la suya;
pero en tal caso se la apropia con sus calidades y vicios.
Podrá agregarse en los mismos términos a la posesión propia la de una serie
no interrumpida de antecesores.
Concordancias: Código Civil: artículos 920 inciso final, 2500 y 2501. Código de Procedimiento Civil: artículos
518 y 551. Decreto Ley N° 2.695, Min. Tierras y Colonización, fija Normas para Regularizar la Posesión
de la Pequeña Propiedad Raíz y para la constitución del dominio sobre ella, D.O. 21.07.1979: artículo 3
inciso 1.
Artículo 718. Cada uno de los partícipes de una cosa que se poseía proindiviso,
se entenderá haber poseído exclusivamente la parte que por la división le cupiere,
durante todo el tiempo que duró la indivisión.
Podrá pues añadir este tiempo al de su posesión exclusiva, y las enajenaciones
que haya hecho por sí solo de la cosa común y los derechos reales con que la haya
gravado, subsistirán sobre dicha parte si hubiere sido comprendida en la enajenación
DE LA ACCESIÓN 525
JURISPRUDENCIA
1. Consecuencias del efecto declarativo de ¡a partición. Se ha afirmado que por
el efecto declarativo de la partición, se considera que el adjudicatario ha sucedido
inmediata y directamente al causante en los bienes que se le adjudicaron y no ha
tenido parte alguna en los bienes adjudicados a otro asignatario, es decir, no se
supone que el bien haya pasado del causante a los herederos y de ahí a poder del
adjudicatario sino que se presume que éste sucede directamente al causante (Cs.
16-V-2001, N° LegalPublishing: 18617).
Artículo 720. La posesión puede tomarse no sólo por el que trata de adquirirla
para sí, sino por su mandatario, o por sus representantes legales.
Concordancias: Código Civil: Mensaje XXIV, artículo 721. Código de Procedimiento Civil: artículos 518 y
551.
Artículo 721. Si una persona toma la posesión de una cosa en lugar o a nombre
de otra de quien es mandatario o representante legal, la posesión del mandante o
representado principia en el mismo acto, aun sin su conocimiento.
Si el que toma la posesión a nombre de otra persona, no es su mandatario ni
representante, no poseerá ésta sino en virtud de su conocimiento y aceptación;
pero se retrotraerá su posesión al momento en que fue tomada a su nombre.
Concordancias: Código Civil: articulo 720. Código de Procedimiento Civil: artículos 518 y 551.
JURISPRUDENCIA
1. Sentido de la posesión que esta regla reconoce a los herederos. Se ha explicado
que esta posesión que la ley reconoce a los herederos importa presumir que en ellos
526 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
concurren los dos elementos que conforman la posesión con arreglo al artículo 700
del Código Civil, esto es, el corpus y el animus, el elemento material consistente en la
tenencia de un bien y el de carácter intelectual que se traduce en el comportamiento
a su respecto como señory dueño (CA. Talca, LL-X-1996, N° LegalPublishing: 14886).
2. Caracteres de la posesión que adquiere el heredero. La posesión que adquiere el
heredero es de carácter regular, pues para que ésta proceda se requiere de la exis-
tencia de un justo título y buena fe y, además, de la tradición, que cuando se trata
de inmuebles, se efectúa por la inscripción del título en el Registro de Propiedad del
Conservador de Bienes Raíces respectivo, pero esta exigencia de la tradición sólo
opera cuando el título invocado para adquirir la posesión es translaticio de domi-
nio, carácter que no reviste la sucesión por causa, y que no puede tener porque la
tradición presupone de un acto entre vivos entre una parte que transfiere y otra que
adquiere, sin que se olvide que las inscripciones requeridas por el artículo 688 del
Código Civil lo son sólo para que los herederos puedan disponer de los inmuebles
hereditarios (CA. Talca, ll-X-1996, N°LegalPublishing: 14886).
Artículo 724. Si la cosa es de aquellas cuya tradición deba hacerse por ins-
cripción en el Registro del Conservador, nadie podrá adquirir la posesión de ella
sino por este medio.
Concordancias: Código Civil: Mensaje XXI, artículos 686, 696, 702 inciso final, 728, 730, 924 y 2505. Código
de Procedimiento Civil: artículos 518 y 551. Código de Aguas: artículo 20.
Artículo 726. Se deja de poseer una cosa desde que otro se apodera de ella con
ánimo de hacerla suya; menos en los casos que las leyes expresamente exceptúan.
Concordancias: Código Civil: artículos 731, 900, 2502 N" 2. Código de Procedimiento Civil: artículos 518
y 551.
DE LAS LIMITACIONES DEL DOMINIO Y
PRIMERAMENTE DE LA PROPIEDAD FIDUCIARIA 527
Artículo 728. Para que cese la posesión inscrita, es necesario que la inscripción
se cancele, sea por voluntad de las partes, o por una nueva inscripción en que el
poseedor inscrito transfiere su derecho a otro, o por decreto judicial.
Mientras subsista la inscripción, el que se apodera de la cosa a que se refiere el
título inscrito, no adquiere posesión de ella ni pone fin a la posesión existente.
Concordancias: Código Civil: Mensaje, XVIII, XXI, artículo 686, 696, 702 inciso final, 724, 730, 924 y 2505.
Código de Procedimiento Civil: artículos 518 y 551.
TÍTULO VIII
DE LAS LIMITACIONES DEL DOMINIO Y
PRIMERAMENTE DE LA PROPIEDAD FIDUCIARIA
JURISPRUDENCIA
Artículo 735. Los fideicomisos no pueden constituirse sino por acto entre vivos
otorgado en instrumento público, o por acto testamentario.
La constitución de todo fideicomiso que comprenda o afecte un inmueble,
deberá inscribirse en el competente Registro.
Concordancias: Código Civil: artículo 1699. Reglamento del Registro Conservatorio de Bienes Raíces,
D.O. 24.06.1857: articulo 52 N" 2.
JURISPRUDENCIA
1. Esta regla es de excepción y, por ende, no admite aplicación por analogía. En
este sentido se ha declarado que no cabe sostener la aplicación analógica de esta
disposición, dado el carácter excepcional de la misma, justificado en el Mensaje del
referido cuerpo legal, por tratarse de una institución -fideicomiso- que traba la libre
circulación de los bienes (CA. Antofagasta, 8-1-2007, N° LegalPublishing: 35742).
Artículo 741. Las disposiciones a día, que no equivalgan a condición según las
reglas del título De las asignaciones testamentarias, § 3., no constituyen fideico-
miso.
Concordancias: Código Civil: artículos 1083, 1085, 1086, 1495 inciso final.
Este articulo fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 16.952, publicada en el Diario Oficial de
Io de octubre de 1968.
Este articulo fue derogado por el artículo 2° de la Ley N° 7.612, publicada en el Diario Oficial de 21
de octubre de 1943.
530 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
Artículo 750. Siendo dos o más los propietarios fiduciarios, habrá entre ellos de-
recho de acrecer, según lo dispuesto para el usufructo en el artículo 780, inciso I o .
Concordancias: Código Civil: artículos 780 inciso 1 y 1147.
Artículo 754. El propietario fiduciario tiene sobre las especies que puede ser
obligado a restituir, los derechos y cargas del usufructuario, con las modificaciones
que en los siguientes artículos se expresan.
Concordancias: Código Civil: artículo 775.
Concordancias: Código Civil: artículos 12, 733 inciso final, 738, 807, 1665, 1670, 1881.
TÍTULO IX
JURISPRUDENCIA
1. El nudo propietario y la expropiación. Se ha reconocido el que nudo propietario,
al conservar la disposición de la cosa, tiene la titularidad para reclamar por una
534 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
expropiación, porque ésta es una venta forzada (CA. Puerto Montt, 20-111-2003,
N° LegalPublishing: 28662).
Artículo 767. El usufructo que haya de recaer sobre inmuebles por acto entre
vivos, no valdrá si no se otorgare por instrumento público inscrito.
Concordancias: Código Civil: Mensaje XLm, artículos 580, 686, 687,1443 y 1699. Reglamento del Registro
Conservatorio de Bienes Raíces, D.O. 24.06.1857: articulo 52 N" 2.
J U R I S P R U D E N C I A
Este número fue modificado por el artículo I o , N° 69, de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998.
S33
DEL DERECHO DE USUFRUCTO
Artículo 773. La nuda propiedad puede transferirse por acto entre vivos, y
transmitirse por causa de muerte.
El usufructo es intransmisible por testamento o abintestato.
Concordancias: Código Civil: articulo 582 inciso 2.
JURISPRUDENCIA
1. No se puede limitar el derecho real de usufructo sin la expresión de voluntad
del propio usufructuario. Este principio ha sido deducido de la regla sentada en
el inciso Io de este artículo: "El inciso primero, del artículo 779 del Código Civil,
dispone que no es lícito al propietario de un inmueble gravado con usufructo ha-
cer nada que pueda disminuir en algo el goce del usufructuario, en el ejercicio de
sus derechos; "a no ser con el consentimiento formal del usufructuario". Así, ni
siquiera el nudo propietario puede por un hecho suyo, en modo alguno, perjudicar
al usufructuario en el legítimo ejercicio de su derecho" (CA. Valdivia, 5-12-2011,
cons. 8o y 9°, N° LegalPublishing: 56923).
Artículo 780. Siendo dos o más los usufructuarios, habrá entre ellos derecho
de acrecer, y durará la totalidad del usufructo hasta la expiración del derecho del
último de los usufructuarios.
Lo cual se entiende, si el constituyente no hubiere dispuesto que terminado
un usufructo parcial se consolide con la propiedad.
Concordancias: Código Civil: artículos 765 inciso 2, 771 inciso 1, 772,806 inciso 4, 1154, 1115, 1736 N" 5,
1792-8.
Artículo 783. El goce del usufructuario de una heredad se extiende a los bosques
y arbolados, pero con el cargo de conservarlos en un ser, reponiendo los árboles
que derribe, y respondiendo de su menoscabo, en cuanto no dependa de causas
naturales o accidentes fortuitos.
Concordancias: Código Civil: artículos 45 y 537.
Artículo 785. El usufructo de una heredad se extiende a los aumentos que ella
reciba por aluvión o por otras accesiones naturales.
Concordancias: Código Civil: artículo 649.
538 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
Artículo 790. Los frutos civiles pertenecen al usufructuario día por día.
Concordancias: Código Civil: artículos 643, 647 y 648.
Artículo 798. Se entienden por obras o refacciones mayores las que ocurran
por una vez o a largos intervalos de tiempo, y que conciernen a la conservación y
permanente utilidad de la cosa fructuaria.
Concordancias: Código Civil: artículo 797.
540 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
Artículo 799. Si un edificio viene todo a tierra por vetustez o por caso fortuito,
ni el propietario ni el usufructuario son obligados a reponerlo.
Concordancias: Código Civil: artículo 45.
Artículo 801. El usufructuario no tiene derecho a pedir cosa alguna por las
mejoras que voluntariamente haya hecho en la cosa fructuaria; pero le será lícito
alegarlas en compensación por el valor de los deterioros que se le puedan imputar,
o llevarse los materiales, si puede separarlos sin detrimento de la cosa fructuaria,
y el propietario no le abona lo que después de separados valdrían.
Lo cual se entiende sin perjuicio de las convenciones que hayan intervenido
entre el usufructuario y el propietario relativamente a mejoras, o de lo que sobre
esta materia se haya previsto en la constitución del usufructo.
Concordancias: Código Civil: artículos 759, 791, 910 inciso 2.
Artículo 803. Los acreedores del usufructuario pueden pedir que se le embargue
el usufructo, y se les pague con él hasta concurrencia de sus créditos, prestando la
competente caución de conservación y restitución a quien corresponda.
Podrán por consiguiente oponerse a toda cesión o renuncia del usufructo hecha
en fraude de sus derechos.
Concordancias: Código Civil: articulo 2468.
Artículo 809. El usufructo termina, en fin, por sentencia de juez que a instancia
del propietario lo declara extinguido, por haber faltado el usufructuario a sus obli-
gaciones en materia grave, o por haber causado daños o deterioros considerables
a la cosa fructuaria.
El juez, según la gravedad del caso, podrá ordenar, o que cese absolutamente
el usufructo, o que vuelva al propietario la cosa fructuaria, con cargo de pagar al
fructuario una pensión anual determinada, hasta la terminación del usufructo.
Concordancias: Código de Derecho Internacional Privado: artículo 129.
Artículo 810. El usufructo legal del padre o madre de familia sobre ciertos
bienes del hijo, y el del marido, como administrador de la sociedad conyugal, en
los bienes de la mujer, están sujetos a las reglas especiales del título De la patria
potestad y del título De la sociedad conyugal.2
Concordancias: Código Civil: artículos 250 y siguientes, 1725 N° 2, 1749 y 2466 inciso final. Código de
Derecho Internacional Privado: articulo 124.
Este inciso fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 7.612, publicada en el Diario Oficial de 21
de octubre de 1943.
Este artículo fue reemplazado por el artículo Io de la Ley N° 5.521, publicada en el Diario Oficial de
19 de diciembre de 1934.
542 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
TÍTULO X
JURISPRUDENCIA
JURISPRUDENCIA
1. Campo operativo de la noción de familia del inciso 3o. La jurisprudencia ha
precisado que la noción de familia consignada en este artículo no puede ser apli-
cada en términos generales por no corresponder a la realidad social y porque su
alcance se refiere a una materia específica (Cs. 21-VIIT2006, N° Legal-Publishing:
34828). 2. La noción de familia no exige la existencia de hijos. Se ha estimado
que, para los efectos de este artículo, de la noción de familia que se contiene en
su inciso 3o, puede entenderse que hay familia si no existen hijos y los cónyuges
viven separados (Cs. 31-V-2004, N° LegalPublishing: 30246).
Artículo 817. El usuario de una heredad tiene solamente derecho a los objetos
comunes de alimentación y combustible, no a los de una calidad superior; y está
obligado a recibirlos del dueño o a tomarlos con su permiso.
Concordancias: Código Civil: articulo 1618 N° 7.
Artículo 819. Los derechos de uso y habitación son intransmisibles a los he-
rederos, y no pueden cederse a ningún título, prestarse ni arrendarse.
Ni el usuario ni el habitador pueden arrendar, prestar o enajenar objeto alguno
de aquellos a que se extiende el ejercicio de su derecho.
Pero bien pueden dar los frutos que les es lícito consumir en sus necesidades
personales.
Concordancias: Código Civil: artículos 1464 N° 3,1618 N" 9,1916 inciso 1, 2466 inciso final, 2498. Código
de Procedimiento Civil: articulo 445 N° 15.
TÍTULO XI
DE LAS SERVIDUMBRES
Concordancias: Código Civil: Mensaje XXXVIII. Código de Minería: artículos 120 y siguientes. Código de
Aguas: artículos 69 y siguientes. Código de Derecho Internacional Privado: artículo 131 y siguientes. Ley
N° 6.977, sobre Servidumbre de Alcantarillado, D.O. 16.07.1941. Ley N° 18.856, sobre Modificaciones a
Servicios de Gas D.O. 02.12.1989: artículo 1. Decreto con Fuerza de Ley N" 323, sobre Servicios de Gas
D.O. 30.05.1931: Título IV. Decreto con Fuerza de Ley Xo 1, sobre Servicios Eléctricos D.O. 13.09.1982:
artículos 2 N° 4,14, 24 letra d), Titulo V. Decreto con Fuerza de LeyN° 382, Ley General de Servicios Sani-
tarios, D.O. 21.06.1989: artículo 9, 9 bis.
JURISPRUDENCIA
1. Una servidumbre implica ¡a existencia de dos predios de distinto dueño. No
puede existir servidumbre respecto de predios que pertenecen a un solo propietario,
por cuanto es requisito esencial para la constitución de una servidumbre que los
predios, dominante y sirviente, pertenezcan a distintos dueños (CA. Concepción, 16-
Vin-2000, N° LegalPublishing: 22149). 2. No hay servidumbre en cosa propia. Sobre
cosa propia nadie puede tener a su favor una servidumbre, de modo que el dueño
de dos predios contiguos puede tener un camino, pero esta obra es un servicio, no
una servidumbre (CA. Concepción, 16-VIII-2000, N° LegalPublishing: 22149).
Artículo 821. Se llama predio sirviente el que sufre el gravamen, y predio do-
minante el que reporta la utilidad.
Con respecto al predio dominante la servidumbre se llama activa, y con respecto
al predio sirviente, pasiva.
Concordancias: Código Civil: artículos 565 inciso final, 782.
Artículo 823. Servidumbre positiva es, en general, la que sólo impone al due-
ño del predio sirviente la obligación de dejar hacer, como cualquiera de las dos
anteriores; y negativa, la que impone al dueño del predio sirviente la prohibición
de hacer algo, que sin la servidumbre le sería lícito, como la de no poder elevar
sus paredes sino a cierta altura.
Las servidumbres positivas imponen a veces al dueño del predio sirviente la
obligación de hacer algo, como la del artículo 842.
Concordancias: Código Civil: artículos 842, 876.
Artículo 825. Las servidumbres son inseparables del predio a que activa o
pasivamente pertenecen.
Concordancias: Código Civil: artículos 782,1120 y 1125. Código de Derecho Internacional Privado: artículo
131. Código de Minería: artículo 110.
Artículo 827. Dividido el predio dominante, cada uno de los nuevos dueños
gozará de la servidumbre, pero sin aumentar el gravamen del predio sirviente.
Así los nuevos dueños del predio que goza de una servidumbre de tránsito
no pueden exigir que se altere la dirección, forma, calidad o anchura de la senda
o camino destinado a ella.
Concordancias: Código Civil: artículos 820, 825, 826.
Artículo 829. El que goza de una servidumbre puede hacer las obras indispen-
sables para ejercerla; pero serán a su costa, si no se ha establecido lo contrario; y
aun cuando el dueño del predio sirviente se haya obligado a hacerlas o repararlas,
546 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
Artículo 830. El dueño del predio sirviente no puede alterar, disminuir, ni ha-
cer más incómoda para el predio dominante la servidumbre con que está gravado
el suyo.
Con todo, si por el transcurso del tiempo llegare a serle más oneroso el modo
primitivo de la servidumbre, podrá proponer que se varíe a su costa; y si las varia-
ciones no perjudican al predio dominante, deberán ser aceptadas.
Concordancias: Código de Aguas: artículos 74 y 89. Ley N° 6.977, sobre Servidumbre de Alcantarillado
D.O. 16.07.1941: artículo 4.
Artículo 833. El predio inferior está sujeto a recibir las aguas que descienden
del predio superior naturalmente, es decir, sin que la mano del hombre contribuya
a ello.
No se puede por consiguiente dirigir un albañal o acequia sobre el predio ve-
cino, si no se ha constituido esta servidumbre especial.
En el predio servil no se puede hacer cosa alguna que estorbe la servidumbre
natural, ni en el predio dominante, que la grave.
Las servidumbres establecidas en este artículo se regirán por el Código de
Aguas.1
Concordancias: Código de Aguas: artículos 73, 74.
Este inciso fue agregado por la letra a) del artículo 9o de la Ley N° 9.909, publicada en el Diario Oficial
de 28 de mayo de 1951.
Este artículo fue suprimido por la letra b) del artículo 9o de la Ley N° 9.909, publicada en el Diario
Oficial de 28 de mayo de 1951.
DE LAS SERVIDUMBRES 547
Artículo 842. Todo dueño de un predio tiene derecho a que se fijen los límites
que lo separan de los predios colindantes, y podrá exigir a los respectivos dueños
que concurran a ello, haciéndose la demarcación a expensas comunes.
Concordancias: Código Civil: artículo 823. Código de Derecho Internacional Privado: artículo 120. Código
de Procedimiento Civil: artículo 680 N° 2.
Este artículo fue suprimido por la letra b) del artículo 9o de la Ley N° 9.909, publicada en el Diario
Oficial de 28 de mayo de 1951.
Este artículo fue suprimido por la letra b) del artículo 9o de la Ley N° 9.909, publicada en el Diario
Oficial de 28 de mayo de 1951.
Este artículo fue suprimido por la letra b) del artículo 9o de la Ley N° 9.909, publicada en el Diario
Oficial de 28 de mayo de 1951.
Este artículo fue suprimido por la letra b) del artículo 9o de la Ley N° 9.909, publicada en el Diario
Oficial de 28 de mayo de 1951.
Este inciso fue modificado por el artículo 9o, letra c) de la Ley N° 9.909, publicada en el Diario Oficial
de 28 de mayo de 1951.
Este artículo fue suprimido por el articulo 9o, letra d) de la Ley N° 9.909, publicada en el Diario Oficial
de 28 de mayo de 1951.
548 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
J U R I S P R U D E N C I A
Artículo 846. El dueño de un predio podrá obligar a los dueños de los predios
colindantes a que concurran a la construcción y reparación de cercas divisorias
comunes.
El juez, en caso necesario, reglará el modo y forma de la concurrencia; de ma-
nera que no se imponga a ningún propietario un gravamen ruinoso.
La cerca divisoria construida a expensas comunes estará sujeta a la servidum-
bre de medianería.
Concordancias: Código Civil: artículo 851. Código de Derecho Internacional Privado: artículo 120. Código
de Procedimiento Civil: artículo 680 N" 2.
J U R I S P R U D E N C I A
Este artículo fue modificado por el artículo 1°, de la Ley N° 7.612, publicada en el Diario Oficial de
21 de octubre de 1943.
552 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
Artículo 852. Existe el derecho de medianería para cada uno de los dos dueños
colindantes, cuando consta o por alguna señal aparece que han hecho el cerramiento
de acuerdo y a expensas comunes.
Concordancias: Código Civil: artículo 831, 841, 846 inciso final, 851.
Artículo 853. Toda pared de separación entre dos edificios se presume media-
nera, pero sólo en la parte en que fuere común a los edificios mismos.
Se presume medianero todo cerramiento entre corrales, jardines y campos,
cuando cada una de las superficies contiguas esté cerrada por todos lados: si
una sola está cerrada de este modo, se presume que el cerramiento le pertenece
exclusivamente.
Concordancias: Código Civil: articulo 47.
Artículo 854. En todos los casos, y aun cuando conste que una cerca o pared
divisoria pertenece exclusivamente a uno de los predios contiguos, el dueño del
otro predio tendrá el derecho de hacerla medianera en todo o parte, aun sin el
consentimiento de su vecino, pagándole la mitad del valor del terreno en que está
hecho el cerramiento, y la mitad del valor actual de la porción de cerramiento cuya
medianería pretende.
Concordancias: Código Civil: artículos 857 regla 7a, 877.
Artículo 855. Cualquiera de los dos condueños que quiera servirse de la pared
medianera para edificar sobre ella, o hacerla sostener el peso de una construcción
nueva, debe primero solicitar el consentimiento de su vecino, y si éste lo rehúsa,
provocará un juicio práctico en que se dicten las medidas necesarias para que la
nueva construcción no dañe al vecino.
En circunstancias ordinarias se entenderá que cualquiera de los condueños
de una pared medianera puede edificar sobre ella, introduciendo maderos hasta
la distancia de un decímetro de la superficie opuesta; y que si el vecino quisiere
por su parte introducir maderos en el mismo paraje o hacer una chimenea, tendrá
el derecho de recortar los maderos de su vecino hasta el medio de la pared, sin
dislocarlos.
Concordancias: Código de Procedimiento Civil: artículo 410. Código de Procedimiento Civil: artículo 680
N" 2.
Artículo 859. Los árboles que se encuentran en la cerca medianera, son igual-
mente medianeros; y lo mismo se extiende a los árboles cuyo tronco está en la línea
divisoria de dos heredades, aunque no haya cerramiento intermedio.
Cualquiera de los dos condueños puede exigir que se derriben dichos árboles,
probando que de algún modo le dañan; y si por algún accidente se destruyen, no
se repondrán sin su consentimiento.
Concordancias: Código Civil: artículos 942 y 943. Código de Procedimiento Civil: artículo 680 N" 2.
Este artículo fue derogado por el artículo 123, N° 1, de la Ley N° 16.640, publicada en el Diario Oficial
de 28 de julio de 1967.
DE LAS SERVIDUMBRES 555
Esta servidumbre consiste en que puedan conducirse las aguas por la here-
dad sirviente a expensas del interesado; y está sujeta a las reglas que prescribe el
Código de Aguas.1
Concordancias: Código Civil: Mensaje XXVIII, artículo 841. Código de Aguas: artículos 76 a 93.
Este artículo fue modificado por el artículo 9o de la Ley N° 9.909, publicada en el Diario Oficial de
28 de mayo de 1951, que aprobó el mencionado Código.
Este artículo fue suprimido por el artículo 9, letra f) de la Ley N° 9.909, publicada en el Diario Oficial
de 28 de mayo de 1951.
Este artículo fue suprimido por el artículo 9, letra f) de la Ley N° 9.909, publicada en el Diario Oficial
de 28 de mayo de 1951.
Este artículo fue suprimido por el artículo 9, letra f) de la Ley N° 9.909, publicada en el Diario Oficial
de 28 de mayo de 1951.
Este artículo fue suprimido por el artículo 9, letra f) de la Ley N° 9.909, publicada en el Diario Oficial
de 28 de mayo de 1951.
Este artículo fue suprimido por el artículo 9, letra f) de la Ley N° 9.909, publicada en el Diario Oficial
de 28 de mayo de 1951.
Este artículo fue suprimido por el artículo 9, letra f) de la Ley N° 9.909, publicada en el Diario Oficial
de 28 de mayo de 1951.
Este artículo fue suprimido por el articulo 9, letra f) de la Ley N° 9.909, publicada en el Diario Oficial
de 28 de mayo de 1951.
Este artículo fue suprimido por el artículo 9, letra f) de la Ley N° 9.909, publicada en el Diario Oficial
de 28 de mayo de 1951.
La referencia al Código de Aguas que se hace en este artículo, fue agregada por el artículo 9o, letra g),
de la Ley N° 9.909, publicada en el Diario oficial de 28 de mayo de 1951, que aprobó el mencionado
Código.
556 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
Artículo 873. La servidumbre legal de luz tiene por objeto dar luz a un espacio
cualquiera cerrado y techado; pero no se dirige a darle vista sobre el predio vecino,
esté cerrado o no.
Artículo 875. La servidumbre legal de luz está sujeta a las condiciones que
van a expresarse.
I a . La ventana estará guarnecida de rejas de hierro, y de una red de alambre,
cuyas mallas tengan tres centímetros de abertura o menos.
2a. La parte inferior de la ventana distará del suelo de la vivienda a que da luz,
tres metros a lo menos.
Concordancias: Código Civil: artículos 831, 841. Código de Procedimiento Civil: artículos 571 y 580.
Este artículo fue suprimido por el artículo 9, letra f) de la Ley N° 9.909, publicada en el Diario Oficial
de 28 de mayo de 1951.
Este artículo fue suprimido por el artículo 9, letra f) de la Ley N° 9.909, publicada en el Diario Oficial
de 28 de mayo de 1951.
DE LAS SERVIDUMBRES 557
Artículo 879. No hay servidumbre legal de aguas lluvias. Los techos de todo
edificio deben verter sus aguas lluvias sobre el predio a que pertenecen, o sobre
la calle o camino público o vecinal, y no sobre otro predio, sino con voluntad de
su dueño.
Concordancias: Código Civil: artículo 831, 877y 880. Código de Aguas: artículos lOyll. LeyN" 19.525,
sobre Sistemas de Evacuación y Drenaje de Aguas Lluvias D.O. 10.11.1997.
Artículo 880. Cada cual podrá sujetar su predio a las servidumbres que quiera,
y adquirirlas sobre los predios vecinos con la voluntad de sus dueños, con tal que
no se dañe con ellas al orden público, ni se contravenga a las leyes.
Las servidumbres de esta especie pueden también adquirirse por sentencia de
juez en los casos previstos por las leyes.
Concordancias: Código Civil: Mensaje XXI, artículos 831, 877, 879, 882 inciso 2. Código de Derecho Inter-
nacional Privado: artículo 132. Código de Aguas: articulo 108. LeyN" 6.977, sobre Servidumbre de Alcan-
tarillado, D.O. 16.07.1941: artículo 1. LeyN° 18.168, Ley General de Telecomunicaciones, D.O. 02.10.1982:
artículo 18.
JURISPRUDENCIA
1. Modos de constitución de las servidumbres voluntarias. Las servidumbres
voluntarias se pueden constituir por título, por sentencia judicial, por prescrip-
ción o por la forma llamada "destinación del padre de familia" (Cs. 3-IX-2003,
N° LegalPublishing: 28501). 2. Significado de la voz 'título' aplicada a la adquisi-
ción de las servidumbres. Se ha aclarado que cuando la ley dice que la servidumbre
puede adquirirse por título toma esta palabra en el sentido de acto jurídico gene-
rador de derechos y no en el sentido de escrito o medio probatorio (Cs. 3-IX-2003,
N° LegalPublishing: 28501).
JURISPRUDENCIA
1. Noción del modo de constitución llamado "destinación del padre de familia".
Esta forma de constitución corresponde a la denominada "destinación del padre
558 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
de familia", y se define como un acto por el cual el dueño de dos predios establece
un gravamen sobre uno en beneficio del otro, originándose la servidumbre poste-
riormente y de pleno derecho al enajenarse uno de ellos o ambos a propietarios
distintos. También procede cuando el dueño de un solo predio establece entre dos
partes o secciones del mismo un servicio y después esas partes constituyen propie-
dades de distinto dueño (Cs. 3-IX-2003, M° Legai-Publishing: 28501). 2. Sentido de
las exigencias de continuidad y apariencia. Debe tratarse de un servicio continuo
y aparente porque es esta apariencia la que impide que las partes ignoren la exis-
tencia del servicio, y la continuidad obsta a que ellas la consideren una situación
precaria y transitoria (Cs. 3-IX-2003, N° Legal-Publishing: 28501).
JURISPRUDENCIA
1. Las servidumbres discontinuas, como la de tránsito, sólo pueden constituirse
mediante un título. En este sentido la jurisprudencia se limita a recordar que: "La
sola circunstancia que los recurrentes pudiesen haber transitado a través de los te-
rrenos en cuestión no transforma tal conducta en un derecho que grave el inmueble
en que se encuentra la vía que motiva este recurso, toda vez que de conformidad
con lo que dispone artículo 882 del Código Civil las servidumbres discontinuas -a
la cual pertenece la de tránsito- sólo pueden adquirirse por medio de un título,
del cual carecen los actores, y de ahí que ni aun el goce inmemorial bastaría para
constituirlas" (Cs. 12-VH-2011, cons. 4o, N° LegalPublishing: 53738), y en el mismo
sentido: "La sola circunstancia de que el recurrente pudiese haber transitado a
través de los terrenos en cuestión no transforma tal conducta en un derecho que
grave el inmueble en que se encuentra la vía que motiva este recurso, toda vez que
de conformidad con lo que dispone artículo 882 del Código Civil las servidumbres
discontinuas -a la cual pertenece la de tránsito- sólo pueden adquirirse por medio
de un título, del cual carecería la recurrente, y de ahí que ni aun el goce inmemorial
bastaría para constituirlas" (Cs. 23-VI-20U, cons. 4o, N° LegalPublishing: 49663).
2. La exigencia de título no se aplica a las servidumbres legales. La servidumbre
de tránsito es discontinua, por lo que conforme a este artículo, sólo puede adqui-
rirse por medio de un título; ni aun el goce inmemorial bastará para constituirlas.
No obstante, la exigencia de un título rige para las servidumbres voluntarias, pero
no para las legales (CA. Concepción, 16-VIII-2000, N° LegalPublishing: 22149).
Este inciso fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 16.952, publicada en el Diario Oficial de Io
de octubre de 1968. Con anterioridad fue modificado por el artículo I o , de la Ley N° 6.162, publicada
en el Diario Oficial de 28 de enero de 1938.
DE LAS SERVIDUMBRES 559
JURISPRUDENCIA
1. Sentido del "reconocimiento expreso del dueño". El reconocimiento de que
trata esta disposición importa una verdadera constitución de la servidumbre, por
lo que debe contener las precisiones necesarias para su ejercicio, esto es, en tal
declaración de voluntad deben aparecer precisamente todos los elementos de la
servidumbre de que se trata (Cs. 3-IX-2003, N° LegalPublishing: 28501).
JURISPRUDENCIA
1. La disminución del ancho de la vía no implica la extinción de la servidumbre.
No puede haberse extinguido una servidumbre de tránsito por sola la disminución
del ancho de la vía, pues ella aún existe y de hecho se puede transitar a pie o en
vehículo por la misma (CA. Rancagua, 5-III-2001, N° LegalPublishing: 21800).
Este número fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 16.952, publicada en el Diario Oficial de
Io de octubre de 1968.
560 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
Artículo 887. Si cesa la servidumbre por hallarse las cosas en tal estado que
no sea posible usar de ellas, revivirá desde que deje de existir la imposibilidad con
tal que esto suceda antes de haber transcurrido tres años.1
Concordancias: Código Civil: artículos 653, 885 N" 5.
OBSERVACIONES
1. El "modo de ejercer una servidumbre" es, naturalmente, cosa diversa del
gravamen en el cual consiste la misma servidumbre. Esto es así, porque el
gravamen es el contenido de la servidumbre, que consiste en los derechos que
pueden ejercerse sobre el predio sirviente como determinados iura prohibendi y las
immisisiones o padecimiento que debe tolerar ese mismo predio servil, mientras que
el "modo" no es más que una especie de "circunstancia" que determina o especifica
al gravamen y que, por lo tanto, accede a él. sólo una vez que se ha "determinado" el
contenido del gravamen es posible su ejercicio, así por ejemplo, si voluntariamente
se ha constituido una servidumbre de tránsito es necesario precisar cuáles son los
derechos que se pueden ejercer sobre el predio sirviente y que, en consecuencia,
deben ser tolerados por éste, como si se tratara de determinar si comprende
solamente el derecho a transitar a pie, o también el derecho a transitar a caballo
o en carruajes, o si se extiende al derecho de acarrear o transportar mercaderías.
Esta "determinación" es la que, como queda dicho, debe realizarse de acuerdo
con el artículo 884 del Código Civil, que fija como regla el recurso al "título o a
la posesión de la servidumbre por el tiempo señalado en el artículo 882", pues
el uno o la otra "determina los derechos del predio dominante y las obligaciones
del predio sirviente". Una vez "determinado" el gravamen en el cual consiste la
servidumbre, sobre la base de su causa constitutiva ("título o posesión"), es posible
determinar el "modo de ejercicio" de tal gravamen, es decir, la manera en la cual
deben ser ejercitados los derechos y padecimientos en los que consiste. Así, si se
sigue con el ejemplo anterior, determinado que el gravamen en el cual consiste la
servidumbre de tránsito implica el derecho de pasar a pie, a caballo y en vehículos
por el predio sirviente, puede determinarse el "modo" en que tales derechos pueden
Este artículo fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 16.952, publicada en el Diario Oficial de Io
de octubre de 1968. Con anterioridad fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 7.612, publicada
en el Diario Oficial de 21 de octubre de 1943.
DE LA REIVINDICACIÓN 561
ejercerse, por ejemplo, si solamente podrán ejercitarse a través de una cierta senda,
o si solamente se podrán ejercer durante horas precisas del día o de la noche, o
en algunas épocas del año, etc. De cómo ha de procederse a la determinación del
"modo de ejercicio de una servidumbre" se tratará en el apartado siguiente de
este comentario. Particularmente orientador en este punto es recordar que en la
jurisprudencia romana clásica una de las sedes materiae propias del modus era la
de servidumbres, pues, siendo todas ellas voluntarias (la excepción a este principio,
tal vez, sólo se hallaba en el "derecho provincial"), los juristas mantenían como
común opinión (Sabino, Casio, Papiniano) que no era posible constituir servidumbres
sujetas a plazo (terminus) o a condición (sub conditione): "Ciertamente no pueden
las servidumbres constituirse, en estricto derecho, ni desde cierto tiempo, ni hasta
cierto tiempo, ni bajo condición ni hasta cierta condición" (D. 8,1,4 pr.), pero, por
el contrario, ellas sí admitían modus: "Sabido es que a las servidumbres puede
añadírseles modo" (D. 8,1,4,1), y sabido es, también, que las categoría romanas
de plazo, condición y modo, después de una larga y compleja historia, iniciada en
el escenario del ius commune, acabarían generalizadas y extendidas en su campo
operativo al de los "negocios" o "actos jurídicos". Es en esta tradición, del "modo"
en sede de servidumbre, en la que se sitúa Andrés Bello, entre otros, en los citados
artículos 830 y 880 Ce, de manera que se está aquí en presencia de un caso clásico
y típico de procedencia del modus, y bien puede aplicársele al núcleo de su noción
la que se desprende del inciso 2° del artículo 1093 Ce, es decir, la de tratarse de
una "forma especial" prescrita para el ejercicio del gravamen en el que consiste la
servidumbre y, en cuanto tal, de un elemento que accede al gravamen, que es lo
principal y determinante.
TÍTULO XII
DE LA REIVINDICACIÓN
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición es la que se presentaba
como artículo 1030 del Proyecto de 1853: "La reivindicación o acción de dominio
es la que tiene el dueño de una cosa singular cuya posesión ha perdido, para que
el poseedor de ella sea condenado a restituírsela". Como resultado de los trabajos
de la Comisión revisora se substituyó la frase "cuya posesión ha perdido" por la de
"de que no está en posesión" y así se llegó a una redacción que sería la definitiva,
y que es la que se recibía en el artículo 1030 del "Proyecto inédito". 2. Fuentes y
contexto. Este artículo carecía de notas en todos los proyectos, de modo que no
existe una referencia expresa a sus eventuales fuentes.
S62 CÓDIGO CIVIL • LIBRO II - TÍTULO XII
JURISPRUDENCIA
1. Requisitos para el ejercicio de la acción reivindicatoria. De la propia defi-
nición se desprende que son requisitos esenciales para entablar esta acción: a)
que la persona sea dueña de la cosa que reivindica; b) que la cosa sea singular; y
c) posesión del demandado (CA. Valparaíso, 24-XI-2011, cons. 3o, N° LegalPubli-
shing: 56630; CA. Rancagua, 4-IV-2002, N° LegalPublishing: 25437; CA. Rancagua,
20-VIII-2004, N° LegalPublishing: 30923). 2. Fundamento de la acción reivindica-
toria. Se ha afirmado que: "La acción referida se sustenta en el poder de perse-
cución y la inherencia del derecho a la cosa, propio de todo derecho real y muy
en particular del derecho de dominio, puesto que afirma tenerlo y, en razón de
ello, demanda al juez que lo haga constatar o reconocer y, como consecuencia de
ello, ordene la restitución de la cosa a su poder por el que la posee. En otras pa-
labras, es la acción que tiene el dueño no poseedor contra el poseedor no dueño"
(Cs. 28-VI-2011, cons. 18°, N° LegalPublishing: 50165). 3. Sentido y significado de
¡a exigencia de tratarse de una "cosa singular". El requisito de tratarse de una
"cosa singular" corresponde a una condición o presupuesto esencial en la acción
de que se trata, vale decir, es de aquéllos que determinan su éxito o proceden-
cia, lo que significa que resulta ineludible su examen por parte de los jueces, al
margen de la actividad de las partes (Cs. ll-VI-2002, N° LegalPublishing: 24614;
Cs. ll-VI-2007, N°LegalPublishing: 36565), precisándose que tal requisito, consis-
tente en tratarse de una cosa singular, implica que ella no pueda ser confundida
con otra, de manera que si el actor se limita a reivindicar una porción del retazo de
un cerro, sin indicar cuánta y cuál sea, esto es, sin expresar su cabida y ubicación
exacta dentro del total, resulta imposible que prospere su acción, puesto que el
tribunal no puede disponer la restitución de un predio no individualizado (Cs.
10-V-2005, N°LegalPublishing: 32115; Cs. ll-VI-2007, N°LegalPublishing: 36565),
advirtiéndose que la condición de que la cosa que se reivindica sea singular, sig-
nifica que tenga caracteres propios y particulares que la hagan distinta de otras
de su clase, de lo cual se sigue, que si se demanda a una pluralidad de sujetos la
restitución de partes de un inmueble, también se debe acreditar la franja de terreno
que cada cual debe restituir o, si se quiere, las dimensiones que cada uno ostenta
como poseedor (CA. Rancagua, 21-IX-2005, N° LegalPublishing: 32866). 4. La ac-
ción reivindicatoria no procede en contra de un mero tenedor. Este principio,
que es el establecido con absoluta certeza por el Código Civil, no siempre ha sido
mantenido por la jurisprudencia, aunque la Corte Suprema lo ha confirmado en
alguna ocasión (Cs. 24-VH-2002, N°LegalPublishing: 25437), y en aplicación suya se
ha declarado que la acción reivindicatoria no procede en contra de un usufructuario,
porque no detenta la posesión de la cosa, de modo que no podría restituir una
posesión de la cual carece (CA. Valparaíso, 14-IU-2002, N°LegalPublishing: 24486).
5. La acción reivindicatoria carece de un plazo específico de prescripción. La
jurisprudencia ha tendido a asumir una opinión mayoritaria de la doctrina en este
sentido, y así se ha declarado que: "Se debe considerar que el dominio es perpetuo
y subsiste independientemente del ejercicio que se pueda hacer de él. La acción
reivindicatoria no puede extinguirse por su no uso. Es por ello que tal acción, a
la luz de nuestra normativa sustantiva, y de una doctrina más que mayoritaria,
resulta imprescriptible. El artículo 2517 del Código Civil contiene la regla expresa
DE LA REIVINDICACIÓN 563
en cuanto señala que toda acción por la cual se reclama un derecho se extingue
por la prescripción adquisitiva del mismo derecho. Así, entonces, en el caso del
derecho de dominio, la acción para reclamarlo, esto es la reivindicatoría, por ejem-
plo, se va a extinguir cuando un tercero haya adquirido la cosa por prescripción
adquisitiva. Tal situación explica, han dicho diversos autores sobre la materia, que
la acción reivindicatoría no tenga un plazo propio de prescripción, pudiendo por
ende interponerse mientras se sea dueño de la cosa" (CA. La Serena, 31-VII-2007,
cons. 7a, N° LegalPublishing: 36860).
Artículo 891. Los otros derechos reales pueden reivindicarse como el dominio;
excepto el derecho de herencia.
Este derecho produce la acción de petición de herencia, de que se trata en el
Libro III.
Concordancias: Código Civil: artículos 577,1264 y siguientes, 1490,1491 y 2303. Código de Minería: artículo
94. LeyN019.657, sobre Concesiones de Energía Geotérmica D.O. 07.01.2000: artículo 31.
J U R I S P R U D E N C I A
sentido de parte intelectual, deben haber precisado qué parte reclaman, es decir, si
un tercio, un quinto, etc. (Cs. 16-V-2002, N° LegalPublishing: 24455), advirtiéndose
que la acción reivindicatoría en este caso supone necesariamente que pueda fijarse
una cuota determinada para cada uno de los comuneros (un tercio, un cuarto, un
décimo) en la cosa singular hereditaria. Ello exige no sólo de una petición concreta de
los actores sobre el particular, sino también que en el transcurso del juicio se discuta
y compruebe la cuota determinada que a cada uno de los herederos corresponde en
la cosa singular (Cs. 26-ÜI-2002, N°LegalPublishing: 19318).
OBSERVACIONES
1. Historia. Las reglas de este artículo aparecían como dos artículos independientes
en el Proyecto de 1853, situadas dogmáticamente en el contexto de la "posesión
civil" que aún se asumía en ese estado de la codificación: en su artículo 1039, que
se formaba por dos incisos, en el primero de ellos se decía: "Al que ha perdido la
posesión civil, se le permite reivindicar la cosa, aunque no pruebe dominio", y en
el segundo: "Si el título es de aquellos que sin tradición transfieren el dominio,
como el título de legado, no será menester probar tradición ni posesión"; y en su
artículo 1040: "La acción concedida por el artículo 1039 no podrá intentarse ni con-
tra el verdadero dueño, ni contra el que posee con igual o mejor derecho". Como
consecuencia del cambio dogmático en sede posesoria que se produjo en el curso
de los trabajos de la Comisión revisora, se dio una nueva orientación a las reglas
anteriores, que fueron reunidas en un único artículo, formado por dos incisos, que
fue recibido como artículo 1039 del "Proyecto inédito", cuyo inciso Io presentaba
una redacción que ya sería la definitiva y que, por ende, coincidía exactamente con la
del actualmente en vigor, en cambio, su inciso 2o se mostraba de la siguiente forma:
"La acción concedida por este artículo no valdrá ni contra el verdadero dueño, ni
contra el que posee con igual o mejor derecho", y sólo en una última revisión se le
dio la redacción definitiva, con la que se recogía en el Proyecto de 1855. 2. Fuentes
y contexto. En el Proyecto de 1853 Bello incluyó la siguiente nota para su artículo
1039: "Acción publiciana, L. 1, § 1; 1. 2; 1. 12, § 1, De Public.", es decir, remitía a tres
pasajes del Digesto situados en su título De Publiciana in rem actione (De la acción
Publiciana in rem), acción ésta que había introducido en su edicto el pretor Quinto
Publicio hacia el año 67 antes de Cristo, cuya fórmula era: "Ticio sé juez. Si Aulo
DE LA REIVINDICACIÓN 565
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición se leía como artículo 1041
del Proyecto de 1853, con una redacción que sería la definitiva, pues no experimentó
modificación alguna durante el proceso de codificación, de modo que era exactamente
igual al texto actualmente en vigor. 2. Fuentes y contexto. Bello incluyó en el Proyecto
de 1853 la siguiente nota para este artículo: "L. 9, § 4, De Public", es decir, remitía
a un pasaje del Digesto (6,2,9,4) situado en el título De publiciana in rem actione,
que correspondía a un texto tomado del libro XVI ad edictum de Ulpiano, que no
se refiere a la materia tratada en este artículo, pues en él se planteaba la cuestión
566 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
de a quién competía el ejercicio de la acción cuando una misma cosa había sido
vendida por separado a dos personas, de modo que se suscitaba la duda de si ella
tocaba al primero a quien se le había hecho tradición de la cosa o si podía ejercerla
el que sólo la había comprado, y aquí recordaba Ulpiano, que Juliano, en el libro Vü
Digestorum, había escrito que si algunos hubieran comprado a non domino de la
misma persona, era mejor la posición de aquel a quien primero se le hubiera hecho
la tradición de la cosa, porque era mejor la causa del que poseía que la del que
pedía, cuya opinión Ulpiano tenía por verdadera. La materia de la regla sentada en
este artículo se trataba, también por Ulpiano, en otro pasaje del Digesto (6,1,9) que
es, probablemente, al que debía referirse la nota. Allí, Ulpiano recordaba que para
algunos juristas, como Pegaso, la acción reivindicatoria también podía entablarse en
contra de los poseedores ad interdicta, pero no en contra de los poseedores naturales,
pero Ulpiano, a diferencia de esa opinión, estimaba que podía ser demandado todo
aquel que poseía la cosa y estaba en condiciones de poder restituirla, es decir, aquel
al que Bello en este artículo califica de "actual poseedor".
JURISPRUDENCIA
considerar que se halla privado de la "fase material" de dicha posesión {CA. Val-
paraíso, 6-IX-2004, N°LegalPublishing: 31446; Cs. 27-XI1-2004, N° LegalPublishing:
31600); b) Opinión minoritaria: una opinión minoritaria, y que es la que se aviene
con la disciplina del Código Civil, estima que no procede la acción reivindicatoría
por parte del dueño de un bien raíz inscrito en contra de quien sólo lo detenta
materialmente, "de modo que si la propia actora ha acreditado fehacientemente ser
poseedora inscrita, no ha podido perder la posesión del inmueble, dado que para
hacer cesar su posesión inscrita era necesario que su inscripción se cancelara por
alguna de las formas indicadas en el mencionado artículo 728 inciso Io del Código
Civil, y si ninguna de ellas ha operado, no ha dejado de ser poseedora, más aún,
cuando en conformidad a este mismo precepto, si un tercero se apodera material-
mente de un predio inscrito, este último no adquiere la posesión ni pone fin a la
existente. De lo dicho se colige, entonces, que la posesión del inmueble no la tiene
el demandado, sino que la demandante, faltando de este modo el supuesto básico
de la acción de reivindicación" (Cs. 29-VIII-2005, N° LegalPublishing: 32731).
Artículo 898. La acción de dominio tendrá también lugar contra el que ena-
jenó la cosa, para la restitución de lo que haya recibido por ella, siempre que por
haberla enajenado se haya hecho imposible o difícil su persecución; y si la enajenó
a sabiendas de que era ajena, para la indemnización de todo perjuicio.
El reivindicador que recibe del enajenador lo que se ha dado a éste por la cosa,
confirma por el mismo hecho la enajenación.
Concordancias: Código Civil: artículos 682 inciso 2, 895, 1819 y 2302.
OBSERVACIONES
esta cosa". Pothier trataba de las dichas obligaciones sobre la base del siguiente
principio general: "Estas obligaciones no nacen propiamente de la venta per se; los
contratos no forman obligaciones más que entre las partes contratantes: nacen ellas
de una cosa diferente: que es lo que vamos a explicar". En su explicación diferenciaba
diversos casos: los dos primeros eran aquellos en los que se vendía una cosa que se
sabía que era ajena, es decir, de mala fe, y diferenciaba Pothier el caso en que la cosa
vendida era mueble del otro en que era un inmueble o una cosa incorporal. En relación
con el primero de los casos asumía una opinión según la cual quien enajebana de
mala fe asumía la responsabilidad propia de la de quien cometía un delito, es decir,
la misma que Bello recibiría en el inciso Io de este artículo 898, al fijar su
responsabilidad en "la indemnización de todo perjuicio". En efecto, escribía Pothier
que: "El primero es aquel en que alguien vende una cosa mueble que sabe que no le
pertenece. No hay duda que, vendiendo y entregando esta cosa que sabe que no le
pertenece, comete, respecto del propietario a quien pertenece, un robo (vol) de esta
cosa; 1. 1, t. 7, Cod. de usucap. pro empt:, y, en consecuencia, contrae respecto de
aquel la obligación que nace de esta especie de delito". En cuanto al segundo, Pothier
admitía una solución romana que se remontaba, con mucha probabilidad a una
opinión de Salvio Juliano y que coincidía con la que había admitido la ley de Partidas
citada por Bello a propósito del inciso Io de este artículo 898. Escribía, así, que: "El
tercer caso es aquel en que quien posee de buena fe la cosa de otro, a título de
donación o de legado, la ha venido de buena fe como si le perteneciera e ignorando
que pertenecía a otro ¿Puede el propietario de esta cosa, que después ha perecido
o que no existe, demandarle la restitución de la cantidad por la que la vendió? Este
caso es diferente de los dos precedentes; pues en este caso yo vendí de buena fe la
cosa: no he, en consecuencia, al venderla cometido ninguna injusticia hacia el
propietario de esta cosa. Sin embargo, Africano, de acuerdo con Juliano, decide en
la ley 23, ff. de reb. cred., que también en este caso el propietario de la cosa puede
demandar a quien la vendió la restitución del precio: Si eum [...] Esta decisión esta
fundada sobre esa gran regla de equidad natural, que no permite enriquecerse del
bien de otro; de donde se sigue que no me debo aprovechar del precio de la cosa de
otro que yo, por error, vendí como si me perteneciera. Esta es la razón que da el
jurisconsulto, en la ley ya citada: Posse te mihi pretium condicere Julianus aite, quod
ex re tua locupletior factus sim". El pasaje del Digesto (12,1,23) citado por Pothier
correspondía a un fragmento del libro II quaestionum de Africano, ubicado por los
compiladores justinianeos en el título De rebus creditis, es decir, en sede de
procedencia de la condictio para repetir las cosas retenidas sin causas, y que
presentaba la singularidad de que, a diferencia del régimen clásico y originario de
la condictio, tenía por objeto no la cosa misma retenida sino el precio recibido por
haberla vendido: "Si el esclavo que te fue legado, poseyera y vendiera como si hubiera
sido legado a mí, una vez muerto, dice Juliano que puedes repetir su precio contra
mí mediante la condictio" (Si eum servum, qui tibi legatus sit, quasi mihi legatum
possederim et vendiderim, mortuo eo posse te mihi pretium condicere Iulianus ait).
De este pasaje, en el que se concedía la condictio para repetir el precio (pretium
condicere) tomarían pie los juristas medievales para denominar a esta condictio como
condictio pretii, cuya introducción, por lo que se deduce del texto de Africano, fue
probablemente debida a Salvio Juliano. Ese pasaje de Africano fue manipulado
570 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
OBSERVACIONES
posee; pero las prestaciones a que estaba obligado el poseedor de mala fe por razón
de los frutos o de los deterioros que le eran imputables, pasan a los herederos de
éste a prorrata de sus cuotas hereditarias". La Comisión revisora le introdujo ligeras
modificaciones, con las que fue recibido como artículo 1046 del "Proyecto inédito":
"La acción de dominio no se dirije contra un heredero sino por la parte que posea
en la cosa; pero las prestaciones a que estaba obligado el poseedor de mala fe por
razón de los frutos o de los deterioros que le eran imputables, pasan a los herederos
de éste a prorrata de sus cuotas hereditarias". En una última revisión se le dio su
redacción definitiva, con la que aparecía en el Proyecto de 1855.2. Fuentes y contexto.
En el proyecto de 1853 Bello incluyó la siguiente nota para esta disposición: "L. 42,
De reivindic.", es decir, remitía a un pasaje del Digesto (6,1,42),
Artículo 900. Contra el que poseía de mala fe y por hecho o culpa suya ha dejado
de poseer, podrá intentarse la acción de dominio, como si actualmente poseyese.
De cualquier modo que haya dejado de poseer y aunque el reivindicador prefiera
dirigirse contra el actual poseedor, respecto del tiempo que ha estado la cosa en
su poder tendrá las obligaciones y derechos que según este título corresponden a
los poseedores de mala fe en razón de frutos, deterioros y expensas.
Si paga el valor de la cosa y el reivindicador lo acepta, sucederá en los derechos
del reivindicador sobre ella.
Lo mismo se aplica aun al poseedor de buena fe que durante el juicio se ha
puesto en la imposibilidad de restituir la cosa por su culpa.
El reivindicador en los casos de los dos incisos precedentes no será obligado
al saneamiento.
Concordancias: Código Civil: artículos 44, 682 inciso 2, 702 inciso 2, 706, 707, 895, 898, 906, 907, 910,
911, 912, 913, 927 y 1819.
§ 4. Prestaciones mutuas
OBSERVACIONES
1. Historia. La más antigua versión del actual artículo 906 del Código Civil chileno
es la que aparecía como artículo 1053 del Proyecto de 1853, dentro del título XII "De
la reivindicación" de su libro D y, en concreto, como tercer artículo de su § 4 "Pres-
taciones mutuas", cuyo texto, con tres incisos, era el siguiente: inciso I o : "El posee-
dor de mala fe es responsable de los deterioros que por su hecho o culpa o por el
hecho o culpa de su autor ha sufrido la cosa"; inciso 2o: "El poseedor de buena fe,
mientras permanece en ella, no es responsable de estos deterioros, sino en cuanto
se hubiere aprovechado de ellos; por ejemplo, destruyendo un bosque o arbolado i
vendiendo la madera o la leña, o empleándola en beneficio suyo"; inciso 3o: "Pero
deberá sufrir que el valor de estos deterioros se le descuente de lo que cobre en
razón de mejoras". Como resultado de la revisión de dicho Proyecto de 1853 se
produjeron diversas modificaciones en su citado artículo 1053: a) en su inciso Io se
eliminó la expresión 'o por el hecho o culpa de su autor' y; b) se eliminó su inciso
3o, de manera que en el llamado "Proyecto inédito" se situaba como su artículo 1053,
con dos incisos: y bajo la redacción siguiente: inciso I o : "El poseedor de mala fe es
responsable de los deterioros que por su hecho o culpa ha sufrido la cosa"; inciso
2o: "El poseedor de buena fe, mientras permanece en ella, no es responsable de estos
DE LA REIVINDICACIÓN 573
también, por la vía de un texto romano que, desde época medioeval, se había enten-
dido a la luz del senadoconsulto Juvenciano, como se desprende del pasaje que
seguía al texto que se ha transcrito y en el que, además, trataba de qué había de
entenderse por "haberse aprovechado": "En cuanto a todos los deterioros de que el
poseedor de buena fe, contra quien se ha dado demanda de reivindicación, no se ha
aprovechado y que se han hecho mientras duraba la buena fe y antes de la demanda,
ese poseedor a nada está obligado, pero está obligado a todos aquellos que, después
de la demanda, han provenido de su hecho o culpa; pues, por la demanda en la que
el demandante le da copia de sus títulos de propiedad, cesa de ser poseedor de
buena fe y contrae la obligación de restituir la cosa, en caso de juzgarse que perte-
necía al demandante y, por consiguiente, a la de conservarla en buen estado y no
deteriorarla, que es accesoria. Según estas distinciones debe entenderse lo que dice
Ulpiano: Si deterior res facta sit, rationem judex habere debebit; liv. (sic) 13, ff. de rei
vind.". El texto de Ulpiano al que se remitía Pothier correspondía a un fragmento del
libro 16 de sus comentarios adEdictum, recibido en el título De rei vindicatione del
Digesto (6,1,13) en el que se leía que: "No sólo, pues, debe ser restituida la cosa, sino
también, si ella ha sido deteriorada, el juez deberá hacer el cálculo [del daño]" y él,
desde época medioeval, había sido vinculado a otro pasaje de Ulpiano, del libro 15
de sus dichos comentarios ad Edictum, recibido en el título De hereditatis petitione
del Digesto (5,3,31,3), en el que se leía que el poseedor de buena fe, si había sido
negligente respecto de la cosa, lo había sido como en cosa suya, y por ello no estaba
sujeto a ninguna querella antes de entablaba la acción de petición de herencia. La
regla asumida por Bello en este artículo 906 también la había recibido el Proyecto
español de García Goyena, una de las fuentes que había tenido a la vista en la ela-
boración del Proyecto de 1853, en su artículo 434, en cuyo primer inciso se leía que:
"El poseedor de buena fe no responde del deterioro o pérdida de la cosa poseída,
aunque haya ocurrido por hecho propio", y en su comentario García Goyena la fun-
daba y explicaba del modo siguiente: "El poseedor de buena fe puede todo lo que el
verdadero propietario; puede usar y hasta abusar de la cosa; tantum bona fides tribuit,
quantum ipsius rei propietas (sic), hasta que se presente el verdadero dueño", pero,
de inmediato agregaba que: "pero es claro que responderá in quantum locupletior
factus est con la pérdida de la cosa, por la sabida regla del Derecho 206, ve los ar-
tículos 1102 y 1191" y, ya se ha advertido, que el dicho artículo 434 Bello y los
miembros de la Comisión revisora del Proyecto de 1853 lo conocían por la referencia
que a él se hacía por el mismo García Goyena en el comentario al artículo 1896 de
su Proyecto: "Nosotros habernos (sic) seguido, y no podíamos menos de seguir por
lo ya dispuesto en nuestro artículo 434" que, ya se ha dicho, operó como fuente el
actual artículo 2301 del Código Civil chileno. En suma, Bello en la regla del artículo
906 asumía una tardía extensión de la antigua disciplina romana del senadoconsul-
to Juvenciano para el caso del poseedor de buena fe vencido en el juicio reivindica-
torio, y lo hacía a través de su extensión, ya operada por Pothier y justificada,
también, en el Proyecto de García Goyena.
JURISPRUDENCIA
1. La buena fe se pierde con la contestación de la demanda. La regla de este inciso
2o del artículo 906 opera respecto del poseedor de buena fe "mientras permanece
DE LA REIVINDICACIÓN 575
Artículo 908. El poseedor vencido tiene derecho a que se le abonen las expensas
necesarias invertidas en la conservación de la cosa, según las reglas siguientes:
Si estas expensas se invirtieron en obras permanentes, como una cerca para
impedir las depredaciones, o un dique para atajar las avenidas, o las reparaciones
de un edificio arruinado por un terremoto, se abonarán al poseedor dichas expen-
sas, en cuanto hubieren sido realmente necesarias; pero reducidas a lo que valgan
las obras al tiempo de la restitución.
Y si las expensas se invirtieron en cosas que por su naturaleza no dejan un
resultado material permanente, como la defensa judicial de la finca, serán abonadas
al poseedor en cuanto aprovecharen al reivindicador, y se hubieren ejecutado con
mediana inteligencia y economía.
Concordancias: Código Civil: artículos 756 inciso 1, 795, 798, 907 inciso 1, 1935 y 1936.
Artículo 909. El poseedor de buena fe, vencido, tiene asimismo derecho a que
se le abonen las mejoras útiles, hechas antes de contestarse la demanda.
Sólo se entenderán por mejoras útiles las que hayan aumentado el valor venal
de la cosa.
El reivindicador elegirá entre el pago de lo que valgan al tiempo de la restitución
las obras en que consisten las mejoras, o el pago de lo que en virtud de dichas
mejoras valiere más la cosa en dicho tiempo.
En cuanto a las obras hechas después de contestada la demanda, el poseedor de
buena fe tendrá solamente los derechos que por el artículo siguiente se conceden
al poseedor de mala fe.
Concordancias: Código Civil: artículos 706 y 910.
Artículo 915. Las reglas de este título se aplicarán contra el que poseyendo a
nombre ajeno retenga indebidamente una cosa raíz o mueble, aunque lo haga sin
ánimo de señor.
Concordancias: Código Civil: artículos 700, 714,1687 y 1937.
OBSERVACIONES
1. Sobre la noción de "poseedor a nombre ajeno". En este artículo se señala que
la acción que concede se dirige en contra del que "poseyendo [...]", es decir, se
refiere a un cierto "poseedor" y no a un genérico "mero tenedor" y recuérdese
que "poseedor" es aquel de quien se predica la "posesión", es decir, "la tenencia
de una cosa determinada con ánimo de señor o dueño, sea que el dueño o el que
se da por tal tenga la cosa por sí mismo, o por otra persona que la tenga en lugar
y a nombre de él" (art. 700 inc. I o ) y que en el sistema del Código Civil "las pala-
liras posesión y tenencia contrastan siempre en él", como se afirma en el Mensaje
(XXIV). No resulta, pues, apropiado afirmar que se trate de una acción dirigida
en contra de un genérico "mero tenedor", más aún cuando en la orientación del
Código Civil se ha sentado como regla el que en contra del mero poseedor no es
posible el ejercicio de la acción reivindicatoria, admitiéndose, de acuerdo con la
innovación introducida por Constantino en el año 331 (C. 3,19,2), que recae sobre
él la obligación de la laudatio o nominatio actoris, es decir, la obligación de declarar
el nombre del poseedor, para que en contra de éste, que es el único que puede
amenazar el dominio del actor, se dirija la reivindicación, tal como se declara en
el artículo 896 la calidad jurídico-técnica del "poseedor a nombre ajeno" está, ex-
presamente, recibida en el Código Civil, de modo que para determinar en contra
de quien procede la acción ex articulo 915 basta con determinar quién lo sea en
nuestro derecho civil. Tal categoría es utilizada en el Código Civil en dos de sus
disposiciones: la del citado artículo 915, y la del artículo 719, que es en el cual,
precisamente, se determina quién se entiende ser "poseedor a nombre ajeno". Bien
DE LA REIVINDICACIÓN 579
sabido es, que en nuestro sistema posesorio, la posesión puede tomarse no sólo
por el que trata de adquirirla para sí, sino también por su mandatario, o por sus
representantes legales (art. 720) e incluso por quien no es mandatario ni repre-
sentante (art. 721 inc. 2o) y, de acuerdo con ello, en el artículo 719, se prescribe
que si se ha empezado a "poseer a nombre ajeno" se presume la continuidad del
mismo orden de cosas hasta el momento en que se alega una tal posesión. De esta
manera, el "poseedor a nombre ajeno" en el derecho civil chileno corresponde a
una categoría técnica muy precisa y restringida, la de un concreto detentor que
tiene la calidad de representante legal, mandatario o "agente oficioso" ex articulo
721 de aquel respecto de quien se posee. De lo anterior resulta que el titular de la
acción ex articulo 915 no es únicamente el "dueño" de la cosa, sino que también
puede serlo, simplemente, quien la posee, cuando es otro el que la "posee" a su
nombre, como si el tutor que comenzó a poseer a nombre de su pupilo, una vez
expirada la tutela y antes de cumplirse el plazo de la prescripción adquisitiva de
la cosa que poseía, no la restituye al pupilo o a la persona a quien por derecho
corresponda (arts. 415 y 417), pues en estos casos quien tendrá derecho a que se
le restituya es aún poseedor, pues no se ha cumplido el plazo de la prescripción.
Es esta misma calidad de "poseedor a nombre ajeno", dentro de los límites que
aquí se han precisado, la que justifica la parte final de este artículo 915 en cuanto
exige que resista la entrega a aquel respecto de quien posea "ya sea con ánimo de
señor", ya sea "sin ánimo de señor", es decir, es indiferente que rehúse la entrega
porque se pretende dueño, asumiendo así que posee para sí y no para otro, o que,
simplemente, sin atribuirse la calidad de poseedor a nombre propio, no entrega la
cosa a aquel respecto de quien comenzó a poseer.
J U R I S P R U D E N C I A
TÍTULO XIII
Concordancias: Código de Derecho Internacional Privado: artículo 123. Código Orgánico de Tribunales:
artículo 143. Código de Procedimiento Civil: Libro III, titulo IV. Código de Minería: artículo 94. Código de
Aguas: Título IX.
Artículo 916. Las acciones posesorias tienen por objeto conservar o recuperar
la posesión de bienes raíces o de derechos reales constituidos en ellos.
Concordancias: Código Civil: artículos 700 y siguientes, 919. Código de Procedimiento Civil: artículos 549
N" 1,N° 2 e inciso final, 563. Código de Minería: artículo 94. L. O. C. 18.097, sobre concesiones mineras:
artículo 9.
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua que se conoce de esta disposición es la que
Amunátegui transcribía desde el que llamaba "manuscrito primitivo", que debía
corresponder a una versión anterior a 1853, y que constaba de dos incisos: el I o :
"Acciones posesorias son aquellas en que se trata de la posesion momentánea, esto
es, de averiguar quién es el que tiene o debe tener actualmente la posesión, sin
perjuicio de la verdadera propiedad o dominio"; inciso 2o: "Las acciones posesorias
se dan al poseedor natural como al civil i al propietario; se juzgan sumariamente,
i no admiten apelación sino en el efecto devolutivo, pero admiten el recurso de
nulidad". En el Proyecto de 1853 aparecía como segunda disposición del título
dedicado al tratamiento "De las acciones posesorias", que era el 13° de su libro II,
dentro de su párrafo Io "De las acciones posesorias en general", el siguiente artículo
1069: inciso I o : "Las acciones posesorias tienen por objeto conservar o recuperar la
posesión"; inciso 2o: "Pertenecen a todo poseedor de la misma manera que al dueño
que lejitimamente posee"; inciso 3o: "Se extiende[n] a la cuasiposesión". Durante
el curso de las revisiones a que se sometió el Proyecto de 1853 experimentó el ar-
tículo 1069 una serie de importantes alteraciones para, finalmente, consolidarse
en el "Proyecto inédito", con el siguiente texto: "Las acciones posesorias tienen por
objeto conservar o recuperar la posesion de bienes raíces i de los derechos reales
DE LAS ACCIONES POSESORIAS 581
J U R I S P R U D E N C I A
Artículo 917. Sobre las cosas que no pueden ganarse por prescripción, como
las servidumbres inaparentes o discontinuas, no puede haber acción posesoria.
Concordancias: Código Civil: artículos 824, 882 y 2498.
J U R I S P R U D E N C I A
Artículo 918. No podrá instaurar una acción posesoria sino el que ha estado
en posesión tranquila y no interrumpida un año completo.
Concordancias: Código Civil: artículos 2501 y 2502.
J U R I S P R U D E N C I A
Artículo 919. El heredero tiene y está sujeto a las mismas acciones posesorias
que tendría y a que estaría sujeto su autor, si viviese.
Concordancias: Código Civil: artículos 717, 722, 916, 2500 inciso 2.
Artículo 920. Las acciones que tienen por objeto conservar la posesión, pres-
criben al cabo de un año completo, contado desde el acto de molestia o embarazo
inferido a ella.
Las que tienen por objeto recuperarla, expiran al cabo de un año completo
contado desde que el poseedor anterior la ha perdido.
Si la nueva posesión ha sido violenta o clandestina, se contará este año desde
el último acto de violencia, o desde que haya cesado la clandestinidad.
Las reglas que sobre la continuación de la posesión se dan en los artículos 717,
718 y 719, se aplican a las acciones posesorias.
Concordancias: Código Civil: artículos 710, 713, 717, 718, 719, 950 y 2500.
Artículo 921. El poseedor tiene derecho para pedir que no se le turbe o embarace
su posesión o se le despoje de ella, que se le indemnice del daño que ha recibido,
y que se le dé seguridad contra el que fundadamente teme.
Concordancias: Código Civil: artículo 932. Código de Procedimiento Civil: artículo 551.
JURISPRUDENCIA
1. Procedencia de ¡as acciones posesorias en contra del dueño. Se ha declarado
que una acción posesoria "incluso se puede enderezar en contra del actuar ilícito
del propietario que intenta recobrar la posesión por medio de la autotutela, razón
por la cual en la discusión posesoria no se puede tomar en cuenta el dominio que
por una o por otra parte se alegue" (CA. San Miguel, 11-1X-2010, N°LegalPublishing:
45842).
584 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
JURISPRUDENCIA
1. Consecuencia de la publicidad de los libros del Registro Conservador de Bienes
Raíces. La publicidad de los libros que lleva el Conservador de Bienes Raíces cons-
tituye una verdadera presunción legal de conocimiento por parte de la comunidad
(Cs. 16-XII-2003, N° LegalPublishing: 29280).
Artículo 925. Se deberá probar la posesión del suelo por hechos positivos, de
aquellos a que sólo da derecho el dominio, como el corte de maderas, la construc-
ción de edificios, la de cerramientos, las plantaciones o sementeras, y otros de igual
significación, ejecutados sin el consentimiento del que disputa la posesión.
Concordancias: Decreto con Fuerza de LeyN° 5, sobre Comunidades Agrícolas, D.O. 17.01.1969: artículo
11 inciso 3. Decreto Ley N" 2.695, Min. Tierras y Colonización, fija Normas para Regularizar la Posesión
de la Pequeña Propiedad Raíz, D.O. 21.07.1979: artículo 4. Decreto con Fuerza de Ley N" 1, Ley Orgánica
de la Empresa de Ferrocarriles del Estado, D.O. 03.08.1993: artículo 43.
JURISPRUDENCIA
1. Procedencia de esta regla respecto de inmuebles inscritos. La ley permite la
prueba de la posesión por hechos a que sólo da derecho el dominio, aun tratán-
dose de inmuebles inscritos, cuando esa prueba tiene por objeto robustecer el
mérito de la que arroja la inscripción (Cs. 18-VI-2007, N° LegalPublishing: 36514;
CA. Concepción, 21-VII-2008, N° LegalPublishing: 39446).
JURISPRUDENCIA
1. Objetivo de este interdicto. La acción posesoria de restitución tiene por obje-
to recuperar el hecho posesorio mientras se discute el dominio, como medio de
evitar que cada cual se haga justicia a sí mismo, y supone, por lo tanto, el hecho
material de haber sido privado el actor de la posesión de la cosa (CA. Talca, 1-VI-
2002, N° LegalPublishing: 30289). 2. Requisitos de este interdicto. Son requisitos
de procedencia de este interdicto: a) que quien los deduce acredite la posesión
actual del bien raíz o del derecho real constituido en él y; b) el despojo, total o
parcial, sufrido (Cs. 24-IX-2009, N° LegalPublishing: 42669).
J U R I S P R U D E N C I A
Artículo 929. Los actos de violencia cometidos con armas o sin ellas, serán
además castigados con las penas que por el Código Criminal correspondan.
Concordancias: Código Penal: artículos 457, 458.
TÍTULO XIV
DE ALGUNAS
ACCIONES POSESORIAS ESPECIALES
Concordancias: Código de Procedimiento Civil: artículos 549 N° 4 e inciso final, 565 a 570.
Artículo 930. El poseedor tiene derecho para pedir que se prohiba toda obra
nueva que se trate de construir sobre el suelo de que está en posesión.
Pero no tendrá el derecho de denunciar con este fin las obras necesarias para
precaver la ruina de un edificio, acueducto, canal, puente, acequia, etc., con tal
586 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición aparecía como artículo 1082
del Proyecto de 1853: su Io presentaba una redacción que sería la definitiva y, por
ende, coincidente con la que se mantiene en vigor; su inciso 2o sólo presentaba una
variante en relación con el texto definitivo, pues su período final decía: 'a costa
del denunciado'; y su inciso 3o incluía la siguiente frase final, después de la pala-
bra 'etcétera', con la que finaliza el actualmente vigente: "antes por el contrario,
en cuanto recibiere beneficio de ellos, estará obligado a auxiliarlos". La Comisión
revisora le dio la versión definitiva, con la que fue recibido como artículo 1082
del "Proyecto inédito". 2. Fuentes y contexto. En el "proyecto inédito" se incluyó
la siguiente nota para este artículo: "L. 1, § 12, De operis novi nuntiat", es decir,
remitía a una pasaje del Digesto (39,1,1,12), que estaba tomado de un fragmento
del libro Lü de los comentarios de Ulpiano ad edictum.
JURISPRUDENCIA
1. Noción de denuncia de obra nueva. Es una acción que, con la finalidad de
precaver un daño, se dirige a lograr la suspensión de los trabajos de una obra
nueva, comenzados o a punto de emprenderse, y así impedir que ella se consume
o concluya (Cs. 17-VI-2004, N° LegalPublishing: 30309; Cs. 21-XI-2007, N° Legal-
Publishing: 37811; Cs. 8-IV-2008, N° LegalPublishing: 38620). 2. Finalidad de esta
denuncia. Se ha declarado que la finalidad de este interdicto posesorio es lograr la
prohibición de toda obra nueva sobre el suelo de que se está en posesión y, asimis-
mo, aquella que embarace el goce de una servidumbre legítimamente constituida
sobre el predio sirviente (Cs. 21-XI-2007, N° LegalPublishing: 37811; Cs. 8-W-2008,
N° LegalPublishing: 38620). 3. Requisitos de procedencia de la denuncia. Le son
aplicables los requisitos generales para la interposición de las querellas posesorias:
"con relación a los requisitos que deben reunirse para que proceda la denuncia de
obra nueva, deben aplicarse las exigencias generales de las querellas posesorias,
por lo que el actor deberá acreditar la posesión tranquila y no interrumpida de
un año" (CA. Concepción, 18-XI-2011, cons. 7o, N° LegalPublishing: 56462), y se
ha precisado que para que este interdicto se acoja es preciso que: a) la denuncia
recaiga sobre una obra nueva que se esté construyendo o se trate de construir;
b) que la dicha obra se construya o intente construir en suelo del que esté en
posesión el denunciante; c) que la obra nueva sea denunciable; d) que dicha obra
cause o pueda causar un daño al denunciante en su calidad de poseedor, si bien
este último requisito es muy discutible (Cs. 8-TV-2008, N° LegalPublishing: 38620).
DE ALGUNAS ACCIONES POSESORIAS ESPECIALES 587
Artículo 931. Son obras nuevas denunciables las que construidas en el predio
sirviente embarazan el goce de una servidumbre constituida en él.
Son igualmente denunciables las construcciones que se trata de sustentar en
edificio ajeno, que no esté sujeto a tal servidumbre.
Se declara especialmente denunciable toda obra voladiza que atraviesa el plan
vertical de la línea divisoria de dos predios, aunque no se apoye sobre el predio
ajeno, ni dé vista, ni vierta aguas lluvias sobre él.
Concordancias: Código Civü: artículos 857y 947. Código de Aguas: artículo 124. LeyN0 3.133, sobre Neu-
tralización de los Residuos Provenientes de Establecimientos Industriales, D.O. 07.09.1916.
J U R I S P R U D E N C I A
Artículo 932. El que tema que la ruina de un edificio vecino le pare perjuicio,
tiene derecho de querellarse al juez para que se mande al dueño de tal edificio
derribarlo, si estuviere tan deteriorado que no admita reparación; o para que, si la
admite, se le ordene hacerla inmediatamente; y si el querellado no procediere a cum-
plir el fallo judicial, se derribará el edificio o se hará la reparación a su costa.
Si el daño que se teme del edificio no fuere grave, bastará que el querellado rinda
caución de resarcir todo perjuicio que por el mal estado del edificio sobrevenga.
Concordancias: Código Civil: artículos 931, 932, 946, 950, 2003 N" 3, 2323, 2324 y 2328. Código de Derecho
Internacional Privado: articulo 120. Código de Procedimiento Civil: artículos 571 a 576.
J U R I S P R U D E N C I A
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición aparecía como artículo
1092 del Proyecto de 1853: su inciso I o : "Si otorgada la caución cayere el edificio
por efecto de su mala condición, se indemnizará de todo perjuicio a los vecinos;
pero si cayere por caso fortuito, como avenida, rayo o terremoto, no habrá lugar
a indemnización; a menos de probarse que el caso fortuito no hubiera producido
daño alguno, sin el mal estado del edificio"; y su inciso 2o: "Tampoco habrá lugar
a indemnización, si no hubiere precedido querella". La Comisión revisora le dio su
redacción definitiva, con la que fue recibido como artículo 1092 del "Proyecto in-
édito". 2. Fuentes y contexto. Bello incluyó en el Proyecto de 1853 la siguiente nota a
su inciso I o : "L. 10, tít. 32, P. 3" y para su inciso 2o: "L. 11, eodem", es decir, remitía
a dos leyes de las Siete Partidas (3,32,10 y 3,32,11). La primera de ellas, rubricada:
"Como las labores nuevas, o viejas, que se quieren caer, las deven reparar o der-
ribar", que decía: "Abrense a las vezes las labores nuevas, porque se fienden de los
cimientos, o porque fueron fechas falsamente, o por flaqueza de la lavor. E otrosí
los edificios antiguos fallezen, e quierense derribar, por vejez: e los vecinos que es-
tán cerca dellos, temense de recebir ende daño. Sobre tal razóncomo esta dezimos,
que el Judgador del logar puede, e debe mandar a los señores de aquellos edificios,
que los enderecen, o que los derriben. E porque mejor se pueda esto fazer, debe el
mismo tomar buenos Maestros, e sabidores deste menester, e yr al logar do están
aquellos edificios de que se temen los vecinos; e si el viere, e entendiere, por aquello
que dixeren los Maestros, que están a tan mal parados, que non se pueden adobar,
o que non lo quieren fazer aquellos cuyos son, e que ligeramente pueden caer, e
fazer daño; estonce debe mandarlos derribar. E si por aventura non estoviessen tan
mal parados, devenios apremiar,que los enderecen, e que den buenos fiadores a los
vecinos, que non les venga ende daño. E si tal fiadura como esta non quisiere facer,
o fuese rebelle non los queriendo reparar, deben los vecinos que se querellaban ser
metido en tenencia de aquellos edificios que se quieren caer, e dargelos por suyos,
si el dueño del edificio durare en su rebeldía, fasta aquel tiempo en que ellos lo ayan
de adobar, o a derribar por mandado del Judgador. Otrosí dezimos, que si el dueño
del edificio diesse recabdo a los vecinos que se temen del, de les pechar el daño
que ende recibiesen; si el edificio se cayesse por flaqueza de sí mismo, e non por
ocasión, estonce seria tenudo.de pechar el daño a que se obligara. Mas si el edificio
se derribasse por terremoto, o por rayo, o por gran viento, o por aguaducho, o por
alguna otra ocasión semejante, estonce non sería tenudo de pechar el daño que por
el edificio viniesse"; y la segunda: "Como quando edificio de alguno cayesse sobre
casa de otro, ante que sea dada querella al Judgador del, non es tenudo de refazer el
daño que de y viniere", cuyo texto era: "Cayendo edificio de algún orne sobre casa de
590 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II - TÍTULO VIII
otro, ante que fuesse dada querella dello al Judgador; maguer fiziesse daño, no seria
tenudo aquel cuyo era, de lo pechar. Pero si el quisiessellevar la teja, e la madera, e
ladrillo, que cayera sobre la casa, o el suelo de su vezino, e dezasse las ripias, e la
tierra, non lo podría fazer. Ca todo lo que cayó debe llevar a su costa, e a su misión;
o todo lo debe dexar a pro del que recibió el daño";
JURISPRUDENCIA
1. Aplicación de esta regla a la denuncia de obra nueva. Se ha declarado que, si
bien la indemnización de todo perjuicio se encuentra expresada en esta disposición
para los casos de denuncia de obra ruinosa, no lo es menos que resultará aplicable
a las denuncias de obra nueva en que los deterioros o detrimentos producto de
las obras se hubieren producido a la época de la denuncia o se produjeren subsi-
guientemente a ella (Cs. ll-X-2007, N° LegalPublishing: 37328).
JURISPRUDENCIA
1. Procedencia de esta regla respecto de obras y construcciones. Se ha entendido
que, de lo prescrito en este artículo, en relación con el 932 del mismo Código Civil,
se desprende que la ley autoriza esta denuncia en relación con obras o construc-
ciones y así procede cuando, como consecuencia de la intervención del hombre y
debido a los trabajos que éste realiza en un determinado inmueble, se amenace
ruina (Cs. 29-XI-2004, N° LegalPublishing: 31532).
Artículo 937. Ninguna prescripción se admitirá contra las obras que corrompan
el aire y lo hagan conocidamente dañoso.2
Concordancias: Código Civil: articulo 950. Constitución Política de ¡a República: articulo 19 N° 8. Código
de Derecho Internacional Privado: artículo 120. Código de Aguas: articulo 124. Código de Procedimiento
Civil: artículo 577. Código Sanitario: articulo 89. Decreto N° 144, Min. Salud, para Evitar Gases y Vapores,
D.O. 18.05.1961. Decreto N" 594, Min. Salud, sobre Condiciones Sanitarias y Ambientales en Lugares de
Trabajo, D.O. 29.04.2000.
JURISPRUDENCIA
Este artículo fue derogado por el artículo 123, N° 1, de la Ley N° 16.640, publicada en el Diario Oficial
de 28 de julio de 1967.
Este artículo fue modificado por el artículo 9 o , letras i) y j), de la Ley N° 9.909, publicada en el Diario
Oficia] de 28 de mayo de 1951.
DE ALGUNAS ACCIONES POSESORIAS ESPECIALES 591
objeto denunciar una obra nueva o ruinosa, atendida la ubicación de dicho precepto
en el Título XIV del Libro II (Cs. 18-1-2001, N° LegalPublishing: 17954).
Artículo 941. El dueño de una casa tiene derecho para impedir que cerca de
sus paredes haya depósitos o corrientes de agua, o materias húmedas que puedan
dañarla.
Tiene asimismo derecho para impedir que se planten árboles a menos distancia
que la de quince decímetros, ni hortalizas o flores a menos distancia que la de
cinco decímetros.
Si los árboles fueren de aquellos que extienden a gran distancia sus raíces, podrá
el juez ordenar que se planten a la que convenga para que no dañen a los edificios
vecinos: el máximum de la distancia señalada por el juez será de cinco metros.
Los derechos concedidos en este artículo subsistirán contra los árboles, flores
u hortalizas plantadas, a menos que la plantación haya precedido a la construcción
de las paredes.
Concordancias: Código de Derecho Internacional Privado: artículo 120. Código de Procedimiento Civil:
ar-tículo 579. Código de Aguas: articulo 123.
Artículo 942. Si un árbol extiende sus ramas sobre suelo ajeno, o penetra en
él con sus raíces, podrá el dueño del suelo exigir que se corte la parte excedente
de las ramas, y cortar él mismo las raíces.
Lo cual se entiende aun cuando el árbol esté plantado a la distancia debida.
Concordancias: Código de Derecho Internacional Privado: artículo 120. Código de Procedimiento Civil:
artículo 579.
Artículo 943. Los frutos que dan las ramas tendidas sobre terreno ajeno, per-
tenecen al dueño del árbol; el cual, sin embargo, no podrá entrar a cogerlos sino
con permiso del dueño del suelo, estando cerrado el terreno.
El dueño del terreno será obligado a conceder este permiso; pero sólo en días
y horas oportunas, de que no le resulte daño.
Concordancias: Código Civil: artículo 646. Código de Derecho Internacional Privado: artículo 120.
1 Este artículo fue suprimido por el artículo 9 o , letra k), de la Ley N° 9.909, publicada en el Diario Oficial
de 28 de mayo de 1951.
2 Este artículo fue suprimido por el artículo 9o, letra k), de la Ley N° 9.909, publicada en el Diario Oficial
de 28 de mayo de 1951.
3 Este artículo f u e s u p r i m i d o p o r el artículo 9 o , letra k), de la Ley N° 9 . 9 0 9 , publicada en el Diario Oficial
de 28 de mayo de 1951.
592 CÓDIGO CIVIL - LIBRO II • TÍTULO XIV
Artículo 947. Las acciones concedidas en este título no tendrán lugar contra
el ejercicio de servidumbre legítimamente constituida.
Concordancias: Código Civil: artículos 820, 833, 839 y 880. Código de Derecho Internacional Privado:
artículo 120.
JURISPRUDENCIA
1. Finalidad de esta regla. Se ha declarado que esta disposición ha consagrado una
acción popular destinada a mantener expedito y seguro el tránsito a través de un
espacio determinado que conforma un bien nacional de uso público (CA. Valdivia,
LIBRO TERCERO1
TÍTULO I
OBSERVACIONES
1. Historia. En el Proyecto que comenzó a publicarse en 1841 el libro "De la suce-
sión por causa de muerte" se abría con un artículo que asumía una distinción de
la sucesión por causa de muerte bajo una terminología más apegada al uso de la
legislación castellana, pues en su inciso Io se decía que: "La sucesión por causa de
muerte es a título de herencia o de legado", si bien en una nota puesta por Bello
a este inciso recurría a los calificativos de "universal" y "singular", aunque sin la
referencia al título, pues en ella se leía que: "El fideicomiso universal o de cuota se
reduce a la herencia, i el fideicomiso singular, al legado. Lo mismo decimos de las
donaciones revocables que se confirman por la muerte". Como consecuencia de tal
punto de partida, en el artículo 2 de dicho Proyecto se definía a la "herencia" y al
"legado", y así, en su inciso Io se decía que: "Herencia es la colección de todos los
bienes, derechos i obligaciones de una persona difunta, o una cuota determinada
de dichos bienes, derechos i obligaciones, como la mitad, tercio, quinto", y en el
inciso 2o que: "legado es el don de una determinada especie, cantidad o jénero, que
se hace por causa de muerte", precisándose en una nota a este artículo que: "La
Según lo dispuesto por el artículo 37 de la Ley N° 19.620, que dicta normas sobre adopción de meno-
res, publicada en el Diario Oficial de 5 de agosto de 1999, la adopción otorga al adoptado el estado
civil de hijo, por lo que deben entenderse aplicables a su respecto las reglas generales de la sucesión
por causa de muerte.
596 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO III
iguales; así cuando sólo uno es instituido, sin que el testado agregue otro, debe
estimarse quee s instituido en toda la herencia, argumento, texto en la ley si quis
ita scrípserit haeres f f . de haeredi instit. y otros derechos"; el segundo pasaje, de la
misma disputatio 155, era su número 4: "Los herederos que se instituyen en alguna
cosa cierta, en poco difieren de los legatarios", cuyo texto era: "Otros herederos se
instituyen en alguna cosa cierta, por ejemplo, en algún fundo, o en una cosa de-
terminada, como si se dijera, instituyo heredero a Pedro de mis esclavos, o de mis
ovejas, o de mi trigo, o de mi dinero, o de cualquier otro modo semejante en cosa
determinada"; el tercer pasaje era el número 12 de la disputatio 182 que, aunque
tocante a la substitución, tocaba al carácter universal o singular del fideicomiso,
y así se leía en él que: "Se llama fideicomisario universal al que se prescribe que
restituya la herencia o una parte de la herencia"; y, finalmente, el cuarto pasaje
era el número 14 de la citada disputatio 184, en la que se decía que: "cuando se
instituye un heredero directo, no en toda la herencia o en una cuota de ella, sino
en alguna cosa determinada como en un fundo, o en una cantidad determinada,
no se dice heredero universal, sino que tal institución se reputa legado".
JURISPRUDENCIA
1. Noción de sucesión por causa de muerte. Se ha señalado: "Que la sucesión por
causa de muerte es un modo de adquirir el dominio, mediante el cual, se traspasa
todo el patrimonio del de cujus, esto es, todos sus bienes, derechos y obligaciones
transmisibles o una cuota de ellos- caso en que se trata de una sucesión a título
universal, denominándose herencia a la asignación y heredero al beneficiario de
la misma; o bien el traspaso se produce a título singular, recayendo en una o más
especies o cuerpos ciertos o en una o más especies indeterminadas de cierto gé-
nero; tomando, entonces, la asignación el nombre de legado y de legatario aquél
a quien se destina (artículos 588, 951 y 954 del Código Civil)" (Cs. 13-VI-2011,
cons. 17o, N° LegalPublishing: 49999). 2. Los herederos del causante, que fallece
como demandado en un pleito, no pueden ejercer la acción del artículo 22 del
Código de Procedimiento Civil, porque no tienen derechos incompatibles. En
este sentido se ha declarado que: "Los herederos, en su calidad de continuadores
del causante no tienen derechos incompatibles con los derechos del demandado
como lo pretenden los actores de tercería, al contrario tienen y representan sus
mismos derechos y obligaciones transmisibles desde el momento de fallecer aquel,
dado que le han sucedido a título universal sin condición alguna, en todos sus
derechos y obligaciones transmisibles [...] Que como corolario de lo que se viene
exponiendo y examinando, cabe deducir que los actores de la acción de tercería,
no son efectivamente terceros sino que, por lo contrario, son la parte directamen-
te demandada o ejecutada y por ello se encuentran afectados por todo aquello
que se ha obrado válidamente en el juicio ejecutivo principal, dado que la acción
que el demandante tenía contra el causante, la conserva contra sus herederos"
(Cs. 3-III-2011, cons. 7o y 8°, N° LegalPublishing: 48187).
La sucesión en los bienes de una persona difunta puede ser parte testamen-
taria, y parte intestada.
Concordancias: Código Civil Libro III, Título II y III, artículo 996.
OBSERVACIONES
Artículo 953. Se llaman asignaciones por causa de muerte las que hace la ley,
o el testamento de una persona difunta, para suceder en sus bienes.
Con la palabra asignaciones se significan en este Libro las asignaciones por
causa de muerte, ya las haga el hombre o la ley.
Asignatario es la persona a quien se hace la asignación.1
Concordancias: Código Civil: Libro III, Título IV, artículos 1, 20, 25 inciso 1,1087 inciso 2.
OBSERVACIONES
1. Historia. El origen de esta disposición se sitúa en el inciso Io del artículo 1 del
Proyecto de 1847, que rezaba: "Asignaciones por causa de muerte son las que hace
la lei, o el testamento de una persona difunta, para suceder en sus bienes. Con
la palabra asignaciones, se significan en este libro las asignaciones por causa de
muerte. Asignatario es la persona a quien se hace la asignación". En el Proyecto
de 1853 la disposición anterior se convirtió en los primeros tres incisos de su
artículo 1111: inciso I o :"Asignaciones por causa de muerte son las que hace la lei,
o el testamento de una persona difunta, para suceder en sus bienes"; inciso 2o:
"Con la palabra asignaciones, se significan en este libro las asignaciones por causa
de muerte; ya las haga el hombre o la lei"; inciso 3o: "Asignatario es la persona a
quien se hace la asignación" y, sin alterarse la redacción, esos tres incisos fueron
recibidos como otros tantos del artículo 1112 del "Proyecto inédito", en el que,
además, se contenía un inciso final, que procedía literalmente del inciso final del
mismo artículo del Proyecto de 1853, que decía: "Se entiende por muerte, no sólo
la natural, sino la civil" y que pasó al Proyecto de 1855 y a la edición oficial del
Código Civil de 1856. Dicho inciso final fue eliminado por el artículo 2 de la Ley
N° 7.612, de 21 de octubre de 1943, como consecuencia de haberse derogado, por
esa misma ley, las disposiciones relativas a la muerte civil.
OBSERVACIONES
1. Historia. La parte final de esta disposición reconoce su origen en el inciso final
del artículo 2 del título I del Proyecto que comenzó a publicarse en 1841, cuyo texto
era: "El que sucede a título de herencia se llama heredero, i el que sucede a título de
legado, legatario", regla respecto de la cual Bello explicaba en nota que: "Importa,
pues, poco o nada que el testador llame al asignatario de una cuota legatario, o al
asignatario de una cosa singular, heredero. El primero, por la naturaleza de la dispo-
sición, es necesariamente heredero, i el segundo, legatario". En el Proyecto de 1847
se recibió la disposición anterior, sólo que con una añadido inicial, de modo que en
el inciso 2o de su artículo 2 se podía leer la misma versión que es la actualmente en
vigor de este artículo 954, y que en el Proyecto de 1853 se presentaba como inciso
2o de su artículo 1112, y sólo, tras los trabajos de la Comisión revisora, se le dio
autonomía como artículo 112 a del "Proyecto inédito". 2. Fuentes y contexto. En el
Proyecto de 1853 Bello incluyó la siguiente nota para el inciso 2o de su artículo 1112
que, como queda dicho, corresponde al actual artículo 954: "Molina, dicho tratado i
disputación 155, núms. 1,4 - Cód. Austr. 532, 535". La primera referencia era al De
iustitia et iure de Luis de Molina, en los primeros dos pasajes que quedan citados a
propósito del artículo 951; y en cuanto al Código austríaco, su artículo 535 decía:
"Dejar a un individuo una cosa determinada, o una o varias cosas de una cierta es-
pecie, tales como un derecho o una suma de dinero, constituye un legado, incluso
cuando su valor fuera la parte más grande de la sucesión. El legado no entraña título
de heredero, sino de legatario".
JURISPRUDENCIA
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta disposición sólo apareció en el "Proyecto inédito", como su artículo
1113, con una redacción que sería la definitiva para su inciso I o , pues su inciso
2o no tenía la fase final: "salvas las excepciones legales", que fue incluida en una
última revisión, de modo que sólo se la lee en el Proyecto de 1855. 2. Fuentes y
contexto. En el "Proyecto inédito" se incluyó una nota que contenía como refe-
rencias el Répertoire de Merlin y el Droit romain de Savigny: "Merlin v. Étranger,
sect. 6, § 3, n. 3. 'Nosotros usamos del derecho que todas las naciones tienen, de
reglar las sucesiones que se abren en su territorio'. Savigny, § 375, tomo 8, p. 291.
'En general, el derecho de sucesión se regla según el derecho local del domicilio
que tenía el difunto en el momento de su muerte'. Savigny, § 376, t. 8, p. 298. 'La
opinión que yo adopto, i que lo hace depender todo del domicilio, es cada día más
umversalmente admitida, desde el siglo XVIII, sobre todo en Alemania, al paso que
en otro tiempo no lo era, sino para la sucesión abintestato' (En la página anterior
reconoce que la diferencia entre bienes raíces i muebles subsiste en Inglaterra,
América i Francia)".
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición es la que aparecía como
artículo 4 del título I del Proyecto que comenzó a publicarse en 1841, cuyo inciso Io
rezaba: "La herencia o legado se defiere al heredero o legatario en el momento de
fallecer la persona de cuya sucesión se trata, si el heredero o legatario es llamado
puramente o a día cierto, o en el momento de cumplirse la condición, si es llamado
condicionalmente"; y el 2o: "Pero si fuere llamado bajo la condición de no hacer
una cosa, la herencia o legado se le defiere en el momento de la muerte de dicha
persona, prestándose por el heredero o legatario caución competente de que, en
caso de faltar a la condición, restituirá la herencia o legado". Bello incluyó una nota
esta disposición, en la que apuntaba el concepto de "delación" que, más tarde se
incorporaría como un nuevo inciso, nota que decía: "La delación de la herencia es
el llamamiento que hace la lei al heredero o legatario designado por ella o por el
testador: llamamiento, cuyo momento preciso debe determinarse con exactitud,
porque en él empiezan a existir los derechos de los herederos o legatarios, aunque
bajo la condición de confirmarse por la aceptación de la herencia o legado". En el
Proyecto impreso en 1847 la disposición anterior se situó como su artículo 4, ahora
compuesto de cuatro incisos, de los que el Io decía: "La delación de una asignación
es el llamamiento de la lei a aceptarla o repudiarla"; el 2o reproducía, sin altera-
ciones, el inciso Io del correspondiente artículo del Proyecto de 1841; el inciso 3o
modificaba el originario inciso 2o del Proyecto anterior: "Pero, si la herencia o legado
se asigna para hacer una cosa, o bajo la condición de no hacerla, se defiere en el
momento de la muerte de dicha persona, prestándose por el heredero o legatario
seguridad competente de que, en caso de no hacer la cosa o de faltar la condición
de no hacerla, restituirá la herencia o legado"; y se agregaba un nuevo inciso 4o:
"Si la condición se cumple antes de la muerte de la persona de cuya sucesión se
trata, se mira como no escrita; i si falla antes de la muerte, la asignación se hace
nula". En el Proyecto de 1853 los dos primeros incisos del artículo 4 del Proyecto
de 184 7 se situaban, sin alteraciones, como los dos incisos de los que se formaba
su artículo 1114, y los dos incisos finales de dicho artículo 4 se convertían en
otros tantos del artículo 1115, con variantes de redacción: inciso I o : "Pero, si la
herencia o legado se asigna bajo la sola condición de hacer o no hacer una cosa,
i el hacerla o no pende enteramente de la voluntad del asignatario, se defiere
en el momento de la muerte; con tal que se preste por el heredero o legatario
seguridad competente de que, en caso de faltar la condición de hacer la cosas o
de no hacerla, restituirá la herencia o legado, i sus frutos"; inciso 2o: "Lo cual, sin
embargo, no tendrá lugar cuando el testador hubiere dispuesto que se aguarde el
cumplimiento de la condición, o cuando hubiere dispuesto que, mientras penda
la condición de hacer algo o no hacerlo, pertenezca a otros asignatarios la cosa
asignada". Durante el curso de los trabajos de la Comisión revisora se le dio una
602 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO III
nueva redacción, que ya fue la definitiva, y con la cual aparecía como artículo 1114
del "Proyecto inédito". 2. Fuentes y contesto. En el Proyecto de 1853 Bello incluyó
como nota al inciso 2o de su artículo 1114, que corresponde al actual inciso 2o de
este artículo 956, la siguiente nota: "L. 21, tít. 9, P. 6"; y en el mismo Proyecto de
1853 incluyó como nota al inciso 2o de su artículo 1115, que corresponde al inciso
3o en vigor, la siguiente: "L. 21, tít. 9, P. 6 § E a las vegadas. No parece haber un
objeto práctico en hacer de las asignaciones sub modo una clase particular". La ley
de las Siete Partidas (6,921), referida para el actual inciso 2o, llevaba por rúbrica:
"De las condiciones, e razones, e maneras ciertas, que pueden ser puestas en las
mandas", y su texto, en lo que interesa, era: "Condiciones, e razones, e maneras
ciertas ponen los ornes, quando fazen sus mandas: e las condiciones se fazen por
esta palabra, si; como quando dize el que faze la manda: Mando a fulano tal cosa,
si me fiziere tal cosa; o, si me fiziere tal servicio, o si me le ha fecho. E tal condición
como esta puede ser puesta en las mandas, también en el tiempo pasado, como
en el por venir. E si se cumple, o es cumplida, vale la manda sobre que es puesta,
e puede luego pedir la cosa mandada a aquel a quien la mandaron; mas ante que
se cumpla la condición, non la puede, nin debe demandar"; y para el inciso 3o
en vigor, la remisión era a la misma ley alfonsina, en su siguiente paso: "E a las
vegadas fazen las mandas de otra guisa, a que llaman en latin modo, que quiere
tanto decir, como manera. E esto es, como quando dize el testador: Mando a fulana
mujer mil maravedís, porque case con tal orne. E la manda que es fecha en esta
manera, o en otra semejante della, vale; e debe ser luego entregado della aquel a
quien es fecha, dando recabdo, que se trabajará de cumplir lo que el testador le
mandó; e gana el señorío de la cosa que le es así mandada, luego que cumpliere
lo que le manda fazer el testador. E esso mismo sería, quando se trabajare quanto
pudiere aquel a quien era fecha la manda, para cumplir lo que manda el testador,
maguer non se cumpliesse".
JURISPRUDENCIA
1. El heredero adquiere la "posesión legal" de la herencia en el momento de de-
ferírsele. Esta conclusión se ha sostenido del modo siguiente: "En nuestro sistema
jurídico los bienes siempre están radicados en un patrimonio, excepción hecha en
cuanto a las res nullium (sic), esto es las que nunca han tenido dueño o las res de-
relictae que son aquellas que su dueño abandona para que las haga suyas el primer
ocupante; todas las demás cosas siempre se encuentran dentro de un patrimonio; y
es por ello que a la muerte de una persona, los bienes transmisibles que se encuen-
tran en su patrimonio, en ese mismo instante, y no después, pasan a sus herederos.
No hay bienes fuera de patrimonio, ni un solo momento siquiera. Es por ello que el
heredero adquiere lo que se ha dado en denominar posesión legal de la herencia al
momento de deferirse esta, vale decir, al producirse la delación de la herencia, que
según el artículo 956 inciso 1° del Código Civil, es el actual llamamiento de la ley
a aceptarla o repudiarla, agregando el inciso 2° que si el llamamiento no es condi-
cional, la herencia se defiere al heredero en el momento de fallecer la persona de
cuya sucesión se trata" (CA. Santiago, 5-1-2011, cons. 9o, N°LegalPublishing: 47723).
2. Caracteres de la llamada "posesión legal" de la herencia. Se ha dicho: "Que
DEFINICIONES Y REGLAS GENERALES 603
la llamada posesión legal está consagrada en el artículo 722 inciso 1° del Código
Civil que señala que "La posesión de la herencia se adquiere desde el momento
en que es deferida, aunque el heredero lo ignore". Técnicamente, esta institución
no es posesión, toda vez que no requiere ni de corpus ni de animus, que son los
elementos esenciales de la posesión; pero es la herramienta jurídica que permite
que los bienes siempre, en toda oportunidad, estén radicados en un patrimonio,
que es, precisamente, el asiento jurídico de los bienes. Tal situación no obliga a los
herederos, quienes, en virtud del principio de la autonomía de la voluntad, bien
pueden renunciar a la herencia, derecho concedido en el artículo 1.225 inciso 1°
del Código de Bello, que indica que: "Todo asignatario puede aceptar o repudiar
libremente. Lo anterior no hace que en virtud de una renuncia queden bienes fue-
ra de patrimonio, ya que el artículo 995 del mencionado Código expresa que: "A
falta de todos los herederos abintestato designados en los artículos precedentes,
sucederá el Fisco" (CA. Santiago, 5-1-2011, cons. 10°, N° LegalPublishing: 47723).
3. Delación y adquisición del legado de especie o cuerpo cierto. Se ha declarado
que: "Por tratarse en el presente caso de un legado de especie o cuerpo cierto, el
dominio del bien sobre el cual recae la asignación se adquirió por la beneficiaría en
el momento del deceso del causante, hecho que marca la apertura de la sucesión
de éste y la delación de la respectiva asignación (artículos 955 y 956 del Código
Civil)" (Cs. 13-VI-2011, cons. 19°, N° LegalPublishing: 49999).
OBSERVACIONES
entre los autores, sobre todo porque la ley de las Siete Partidas (6,6,2) que se
refería a la materia no era del todo clara. Bello, para zanjar tales inconvenientes,
desde un momento muy temprano optó por generalizar la aplicación del derecho
de transmisión, tal como lo explicaba en nota puesta al ya citado artículo 5 del
título I del Proyecto de 1841: "La transmisión de la herencia no se verificaba entre
los romanos sino (según se expresan los comentadores) ex potentia suitatis, ex
potentia sanguinis, i ex capite juris deliberandi. Véase Gómez, Var. 1, cap. 9o. La
lei de Partida simplificó algo la materia, concediendo ex potentia sanguinis todo
lo que las leyes romanas ex potentia suitatis, es decir, el derecho de transmitir a
cualquier heredero, aunque no fuese descendiente, la herencia ignorada, lei 2, tit.
6o, Part 6 a , pues aunque Gregorio López (glosa 9 a la dicha lei) lo limita a los he-
rederos descendientes, su interpretación carece de apoyo en el texto legal. La lei,
sin embargo, da motivo a varias dudas y cuestiones, que el mismo Gregorio López
apunta en las glosas. Por el presente artículo cesa toda dificultad: el heredero o
legatario a quien se ha deferido una herencia o legado de que no tiene noticia,
transmite a sus herederos en todos casos esta herencia o legado. Es disposición
del Código Civil francés". En su último período Bello indicaba que la solución que
adoptaba era la del Code Civil, en cuy artículo 781 se leía que: "Cuando la persona
a quien se ha deferido una sucesión ha muerto sin haberla repudiado o sin haberla
aceptado expresa o tácitamente, sus herederos pueden aceptarla o repudiarla de su
causante", sin embargo, en el Proyecto de 1853 incluía una nota para su inciso Io
en que la referencia era al artículo 537 del Código austríaco, en el que se leía que:
"Si el heredero instituido sobrevive al testador, sus herederos le suceden aunque
él no hubiera tomado posesión de la herencia, siempre que no hubiera renunciado
o que su derecho no se hubiera extinguido de algún otro modo". En ese mismo
Proyecto de 1853 agregaba una nota para el inciso 2o que compendiaba la nota del
Proyecto de 1841, pero que, además, precisaba que la regla asumida concordaba
con varios códigos modernos "Según D° R[omano], seguido en esta parte por
el D° E[spañol], si el heredero fallecía antes de haber aceptado o repudiado, no
transmitía su derecho de suceder sino ex potentia suitatis, ex potentia sanguinis,
etjure deliberandi. Véase Gómez, Variar., De transmiss. heredit. En este art. se ha
seguido la disposición de varios códigos Modernos, que extienden la transmisión
del derecho de sucesión a todos los casos".
JURISPRUDENCIA
1. Noción de "derecho de transmisión". Se ha admitido que "el derecho de trans-
misión es aquél que incumbe a quienes suceden por causa de muerte al heredero
o legatario que fallece sin pronunciarse sobre la herencia o legado que se le ha
deferido; esto, pues no es más que "lisa y llanamente una aplicación del principio
general de que el heredero adquiere por sucesión por causa de muerte el haz
hereditario, esto es, el conjunto de derechos y obligaciones que pertenecían al
causante. Si el heredero o legatario fallece sin pronunciarse sobre una asignación
determinada, en la universalidad de la herencia va comprendida la facultad que
tuvo en vida de aceptar o repudiar a asignación, y esta facultad, conforme a las
reglas generales, la adquieren por sucesión por causa de muerte los herederos"
(Cs. 27-IX-2010, cons. 3o, N° LegalPublishing: 45798).
DEFINICIONES Y REGLAS GENERALES 605
Artículo 958. Si dos o más personas llamadas a suceder una a otra se hallan
en el caso del artículo 79, ninguna de ellas sucederá en los bienes de las otras.
Concordancias: Código Civil: artículo 79.
OBSERVACIONES
1. Historia. En el Proyecto de 1841, la cuestión de los comurientes se solucionaba
de un modo diverso, pues en el artículo 6 de su título I, se decía que: "Cuando dos
o más individuos, llamados a sucederse uno a otro a título de herencia o legado,
hubieren fallecido en un mismo acontecimiento, como en un incendio, naufragio
0 ruina, i no se supiere con certidumbre el orden en que han fallecido; en tal caso,
se computará la cantidad que cabría a cada uno de los herederos o legatarios en
cada una de las suposiciones posibles relativas al orden de los fallecimientos,
1 se le adjudicará la suma de todas esas cantidades parciales, divididas por el
número total de suposiciones". Bello en este momento ya había descartado la
solución tradicional a esta cuestión, que se basaba en una serie de conjeturas o
presunciones, y así lo explicaba en la siguiente nota, de la que acompañó al ar-
tículo que se ha transcrito: "la equidad de este artículo nos parece incontestable.
Siendo dudoso cuál de dos o más personas ha muerto primero, ¿Por qué han de
prevalecer las presunciones casi siempre débiles, deducidas de la diferencia de
edad o sexo, sobre derechos apoyados en disposiciones positivas de la lei o del
testador? Si hai duda o conflicto de derechos, lo que dictan la razón i la justicia
es una transacción". En el Proyecto impreso en 1847 se mantenía la misma regla,
aunque se variaba la redacción de su parte final: "en tal caso se averiguará lo que
debería adjudicarse a cada heredero o legatario de dichas personas en cada una de
las suposiciones posibles relativas al orden de los fallecimientos; i se adjudicará a
cada heredero o legatario la suma de todas sus adjudicaciones hipotéticas dividida
por el número total de suposiciones". Esta regla no se mantuvo en el Proyecto de
1853 y sólo en el "Proyecto inédito" volvió a tratarse de esta cuestión, aunque
ahora con un criterio diverso, como se leía en su artículo 1116 a, que se presentaba
con la redacción que ya sería definitiva, salvo porque la remisión que hacía era
al artículo 81, la que sólo varió en el Proyecto de 1855. 2. Fuentes y contexto. En
el "Proyecto inédito" se incluía una larga nota en la que se referían cuatro casos
de comurientes, tomados del tomo III de las Causas célebres de Gayot de Pitaval,
en los que se habían seguido diferentes criterios para resolver la cuestión de sus
derechos hereditarios. Al concluir la nota, Bello aclaraba: "Ahora bien, en vista de
esta divergencia de opiniones me ha parecido preferible adoptar una resolución
que seguramente evitará muchos pleitos".
Artículo 959. En toda sucesión por causa de muerte, para llevar a efecto las
disposiciones del difunto o de la ley, se deducirán del acervo o masa de bienes que
el difunto ha dejado, inclusos los créditos hereditarios:
I o . Las costas de la publicación del testamento, si lo hubiere, y las demás anexas
a la apertura de la sucesión;
2o. Las deudas hereditarias;
3o. Los impuestos fiscales que gravaren toda la masa hereditaria;
606 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO III
JURISPRUDENCIA
1. Bajas generales. Al tenor de esta disposición, son las deducciones que es
menester practicar para determinar los bienes de que dispone el causante por
testamento o la ley abintestato, y se las denomina bajas generales porque gravitan
sobre todos los asignatarios (CA. Copiapó, 12-V-2008, N° LegalPublishing: 39010).
2. Bajas generales y costos de Posesión efectiva. Entre las "bajas generales" se
encuentran las costas de apertura y publicación del testamento, si lo hubiere, y las
demás anexas a la apertura de la sucesión, entre cuyos gastos se comprenden los
de posesión efectiva de la herencia (CA. Copiapó, 12-V-2008, N° LegalPublishing:
39010). 3. Bajas generales y juicio de partición. La operación de deducción de
las bajas generales de la herencia, tiene lugar en el juicio particional durante el
proceso de liquidación y distribución de bienes comunes, a objeto de determinar
lo que a cada comunero le corresponde, labor que es de competencia del juez par-
tidor, por ser éste el encargado de determinar el acervo líquido partible así como
las hijuelas de cada uno de los herederos, aspectos a considerar en el respectivo
laudo o sentencia final que resuelva o establezca todos los puntos de hecho y de
derecho que sirvan de base para la distribución de los bienes comunes, y en una
ordenata o liquidación, en que se hagan los cálculos numéricos necesarios para
dicha distribución, conforme lo previsto en el artículo 663 del Código Civil (CA. Co-
piapó, 12 V-2008, N° LegalPublishing: 39010).
Artículo 960. Los impuestos fiscales que gravan toda la masa, se extienden a
las donaciones revocables que se confirman por la muerte.
Los impuestos fiscales sobre ciertas cuotas o legados se cargarán a los res-
pectivos asignatarios.
Concordancias: Código Civil: artículo 1136.
Artículo 961. Será capaz y digna de suceder toda persona a quien la ley no
haya declarado incapaz o indigna.
Concordancias: Código Civil: artículos 723, 966, 1005, 1446, 1447 y 2319.
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición apareció como artículo 7
del título I del Proyecto de comenzó a publicarse en 1841, con la redacción que ya
sería la definitiva, pues no experimentó modificaciones en el curso del proceso de
codificación y, así, fue recibida como artículo 7 del Proyecto impreso en 1847, y
Artículo 962. Para ser capaz de suceder es necesario existir al tiempo de abrir-
se la sucesión; salvo que se suceda por derecho de transmisión, según el artículo
957, pues entonces bastará existir al abrirse la sucesión de la persona por quien
se transmite la herencia o legado.1
Si la herencia o legado se deja bajo condición suspensiva, será también preciso
existir en el momento de cumplirse la condición.
Con todo, las asignaciones a personas que al tiempo de abrirse la sucesión no
existen, pero se espera que existan, no se invalidarán por esta causa si existieren
dichas personas antes de expirar los diez años subsiguientes a la apertura de la
sucesión.2
Valdrán con la misma limitación las asignaciones ofrecidas en premio a los
que presten un servicio importante, aunque el que lo presta nq haya existido al
momento de la muerte del testador.
Concordancias: Código Civil: artículos 74, 76, 77, 181 inciso 1, 738, 762, 957, 966,1085 y 1479.
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición aparecía en el Proyecto que
comenzó a publicarse en 1841, como artículo 8 de su título I, con los siguientes
cuatro incisos: I o : "Es incapaz de suceder en una herencia o legado la persona que
no existe natural i civilmente en el momento de deferírsele dicha herencia o legado";
inciso 2o: "Pero si se sucede por derecho de transmisión, con arreglo al artículo 5
de este titulo, bastara existir en el momento de deferirse la sucesión de la persona
que transmite"; inciso 3o: "Se entiende existir aun el que solo está concebido, con
tal que sobreviva a su nacimiento veinticuatro horas a los menos"; e inciso 4o: "I
Este inciso fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 7.612, publicada en el Diario Oficial de 21
de octubre de 1943.
Este inciso fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 16.952, publicada en el Diario Oficial el Io
de octubre de 1968.
608 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO III
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición apareció en el Proyecto que
comenzó a publicarse en 1841, como artículo 10 de su título I: "Son incapaces de
toda herencia o legado las cofradías, gremios i cualesquiera corporaciones que no
hayan sido aprobadas por el Supremo Gobierno conforme a la lei". En el Proyecto
impreso en 1847 se mantenía dicho artículo 10, que ahora presentaba dos incisos,
DEFINICIONES Y REGLAS GENERALES 609
Artículo 963. Son incapaces de toda herencia o legado las cofradías, gremios,
o establecimientos cualesquiera que no sean personas jurídicas.
Pero si la asignación tuviere por objeto la fundación de una nueva corporación
o establecimiento, podrá solicitarse la aprobación legal, y obtenida ésta, valdrá la
asignación.
Concordancias: Código Civil: artículos 546, 556 y 966.
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición aparecía como artículo 11 del
título I del Proyecto que comenzó a publicarse en 1841, y constaba de los siguien-
tes tres incisos: inciso I o : "Es incapaz de suceder a otra persona como heredero o
legatario, el que antes de deferirse la herencia o legado hubiere sido condenado
judicialmente por el crimen de dañado ayuntamiento con dicha persona. I la misma
incapacidad se extiende al cónyuge, ascendientes i descendientes del que ha sido
condenado judicialmente, para suceder por testamento a la dicha persona; excepto
hasta concurrencia de aquella parte de los bienes que hubiera cabido al cónyuge,
ascendiente o descendiente, si dicha persona hubiese fallecido sin testamento";
inciso 2o: "Pero si el condenado por el crimen de dañado ayuntamiento con alguna
persona, se casare después con ella, cesará la incapacidad"; inciso 3o: "Se entiende
por dañado ayuntamiento, para la incapacidad de suceder, el nefando, el adulteri-
no, el sacrilego, i el incestuoso en la línea derecha, o en el segundo o tercer grado
trasversal, por consanguinidad o afinidad". En el Proyecto impreso en 1847 la regla
anterior se mantuvo en su artículo 11, pero con importantes alteraciones, de modo
que su inciso Io decía: "Es incapaz de suceder a otra persona como heredero o
legatario, el que antes de deferírsele la herencia o legado hubiere sido condenado
judicialmente por el crimen de dañado ayuntamiento con dicha persona i no se
hubiere casado con ella"; inciso 2o: "Se entiende por dañado ayuntamiento, para
la incapacidad de suceder, el nefando, el adulterino, el sacrilego i el incestuoso
en la línea derecha, o en el segundo o tercer grado trasversal de consanguinidad
610 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO III
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición es la que se leía como
artículo 13 del título I del Proyecto que comenzó a publicarse en 1841, cuyo inci-
so Io rezaba: "Por testamento otorgado durante la última enfermedad no puede
recibir herencia o legado alguno, aun bajo la forma de fideicomiso, el eclesiástico
que hubiere confesado al difunto durante la misma enfermedad; ni la orden, con-
vento, iglesia o cofradía de dicho eclesiástico; ni sus deudos por consanguinidad
o afinidad hasta el cuarto grado inclusive"; y el inciso 2o: "Pero esta incapacidad
no comprenderá a la iglesia parroquial del testador, ni recaerá sobre la porción de
bienes que el dicho eclesiástico habría heredado ab-intestato; i lo mismo se aplica-
rá a sus parientes". En el Proyecto impreso en 1847 se mantuvo como su artículo
13, con la variante en su inciso Io de haber reducido el grado de la incapacidad
hasta el tercero, y dándose al inciso 2o su redacción definitiva, la que respecto del
DEFINICIONES Y REGLAS GENERALES 611
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta regla sólo apareció en el "Proyecto inédito", con la redacción de-
finitiva y como su artículo 1124 a. 2. Fuentes y contexto. Aunque no existía nota
alguna que remitiera a sus eventuales fuentes, es probable que Bello se hubiera
inspirado en el artículo 911 del Code Civil, que decía: "Toda disposición en provecho
de un incapaz será nula, sea que se la disfrace bajo la forma de contrato oneroso,
sea que se la haga bajo el nombre de personas interpuestas".
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta regla era la que se leía como artículo 14
del título I del Proyecto que comenzó a publicarse en 1841: "El incapaz no adquiere
ni transmite la herencia o legado, aunque no haya previa declaración judicial de
incapacidad", y en los mismos términos se mantuvo como artículo 14 del Proyecto
impreso en 1847 y como artículo 1125 del Proyecto de 1853. Sólo tras los trabajos
de la Comisión revisora se le dio su forma definitiva, con la que aparecía como
artículo 1125 del "Proyecto inédito". 2. Fuentes y contexto. En el Proyecto de 1841
612 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO III
Bello incluía una nota que remitía a la que había puesto a su artículo 7, actual ar-
tículo 961, en la que transcribía un pasaje de los Paratitla de Cuyacio, como puede
leerse en las observaciones al citado artículo 961.
OBSERVACIONES
1. Historia. En el Proyecto de 1841 se destinaba el artículo 16 de su título I a enu-
merar la totalidad de las causas de indignidad y ese mismo sistema se mantuvo
en el artículo 16 del Proyecto impreso de 1847, pues sólo a partir del Proyecto de
1853 ellas se distribuyeron en varios artículos, en concreto, entre sus artículos
1127 y 1134, incluyéndose una novena causa de indignidad, y en el "Proyecto in-
édito" las nueve causas de indignidad también se distribuían entre sus artículos
1127y 1134,yfue sólo en el Proyecto de 18 5 5 en el que las primeras cinco de ellas
se agruparon en este artículo 968, pues en el "Proyecto inédito" su artículo 1127
sólo trataba de cuatro de ellas. 2. Fuentes y contexto. En general, estas causas
de indignidad se limitaban a recibir el derecho vigente en el país y, respecto de
ellas se puede observar lo siguiente: I o ) Número I o : la versión que de ella daba el
Proyecto de 1841 era la siguiente: "El que ha puesto asechanzas a su vida...", y ella
se mantuvo en el Proyecto de 1847, pero en el Proyecto de 1853 se eliminaba esa
causa de indignidad, porque se la trataba como una "incapacidad" en el artículo
1123: "Es incapaz de suceder al difunto, como heredero o legatario, el que le ha
dado la muerte, o ha intervenido en ello por obra o consejo, o le dejó perecer pu-
diendo salvarle", y sólo tras las labores de la Comisión revisora volvió a situarse
como primera causa de indignidad y así aparecía como número Io del artículo
1127 del "Proyecto inédito", con su redacción definitiva. En el Proyecto de 1853
Bello incluyó la siguiente nota a su artículo 1123, que es, como queda dicho, el
antecedente de este actual número I o : "L. 13, tít. 7, P. 6", es decir, se remitía a una
ley de las Siete Partidas (6,7,13), cuya rúbrica era: "Por qué razón deven perder los
herederos la herencia que debían aver", y su texto, en lo que toca a este número,
decía: "Seis razones principales mostraron los Sabios antiguos, que por cada una
dellas debe perder el heredero la herencia del finado. La primera es quando el
señor de los bienes fue muerto por obra, o por consejo de algunos de su compa-
ñía, si el heredero, sabiendo esto, entrasse la heredad ante que fiziesse querella
al Juez de la muerte de aquel cuyos bienes quería heredar", causa era ésta, que
como lo recordaba Gregorio López en su glosa, se vinculaba a las prescripciones
del senadoconsulto Silaniano; 2o) Número 2o: La versión más antigua de esta causa
de indignidad la ofrecía el número 2o del artículo 16 del título I del Proyecto de
1841: "El que hizo injuria grave al difunto, a su cónyuge o a cualquiera de sus
ascendientes o descendientes. I se entiende por injuria grave un atentado contra
el honor, la vida o la mayor parte de los bienes" que, con mínimas alteraciones de
redacción pasó al número 2o del artículo 16 del Proyecto de 1847 y al número 2o
del artículo 1127 del Proyecto de 1853, dándosele su redacción definitiva por la
Comisión revisor a, y con ella se leía como número 2 del artículo 1127 del "Proyecto
inédito". Bello no incluyó ninguna nota en relación con este número, pero resulta
claro que él está influido por la misma ley de las Siete Partidas (6,7,13) que queda
citada para el número anterior y, especialmente, por la glosa de Gregorio López a
ella., pues la ley alfonsina decía: "La quarta es, quando el heredero yoguiesse con la
mujer de aquel que le establesció por heredero", en relación con la cual, Gregorio
López en su glosa a la palabra 'yoguiesse' explicaba que: "Azó, en la Summa C.
de his quibus ut indig. col. 2, vigorosamente dice lo mismo, y si hiciera gravísima
injuria que ignorara el testador... concluye Bártolo, que por sólo causas de ene-
mistas alguno puede ser repelido de la sucesión, cuando el heredero instituido
dio origen a causas de enemistad, o porque mató al hijo del testador, o le hizo
algo gravísimo"; 3o) Número 3o, su versión más antigua aparecía en el Proyecto de
1841, unida a la del número I o , pues se la leía como parte final del número Io del
artículo 16 de su título I: "El que ha puesto asechanzas a su vida, o en el estado
de demencia o destitución no le ha socorrido pudiendo", que inalterado pasó al
Proyecto de 1847, y que ya aparecía con su redacción definitiva como número 3o
del artículo 1127 del Proyecto de 1853; 4o) Número 4o, su versión más antigua
aparecía como número 5o del artículo 16 del Proyecto de 1841: "El que por fuer-
za o dolo obtuvo alguna disposición testamentaria del difunto, o le impidió que
declarase su voluntad por testamento, o impugnó injustamente su testamento, i
persistió en la impugnación hasta que recayó sentencia sobre ella" que, con leves
variantes de redacción, se mantuvo como número 5o del artículo 16 del Proyecto
de 1847, y que en el Proyecto de 1853 se situaba como su artículo 1128: "3o Es
asimismo indigno de suceder, como heredero o legatario, el que por fuerza o dolo
obtuvo alguna disposición testamentaria del difunto, o le impidió testar", y sólo
en el "Proyecto inédito" se leía con su redacción definitiva, como número 4o de
su artículo 1127; 5o) Número 5o, esta causa de indignidad apareció como número
6o del artículo 16 del título I del Proyecto de 1841, con la redacción que ya sería
la definitiva, y en la misma posición se mantuvo en el Proyecto de 1847, y en el de
614 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO III
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición aparecía como número 4o
del artículo 16 del Proyecto que comenzó a publicarse en 1841, pero referida al
"que, siendo varón y mayor de edad" y con sólo dos incisos, pues el actual inciso 2o
no aparecía en él. Con algunas variantes pasó a la misma ubicación en el Proyecto
de 1847, en el que se dio la redacción definitiva a su inciso 2o, que corresponde
al actual inciso final. En el Proyecto de 1853 se situó como su artículo 1130 y
sólo en el "Proyecto inédito" apareció, formado de tres incisos, con la redacción
que pasó al Proyecto de 1855 y a la edición oficial del Código Civil de 1856, y que
se mantuvo inalterada hasta la ley N. 18.802, de 9 de junio de 1989. 2. Fuentes
y contexto. En el Proyecto de 1853 Bello incluyó la siguiente nota para el inciso
2o de su artículo 1130, que corresponde al actual inciso 3o de esta disposición:
"L. 13, tít. 7, P. 6", es decir, remitía a una ley de las Siete Partidas (6,7,13) que, en
lo que toca a esta causa de indignidad, decía: "Mas si al testador oviessen muerto
otros estraños que non fuesen de su compaña, bien podría su heredero entrar la
herencia, e después fazer querella de la muerte del, fasta cinco años. E si fasta
este tiempo non la fiziere, devela perder, e devegela tomar el Rey, assi como a
ome que la non meresce".
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición apareció como artículo
1131 del Proyecto de 1853, con ligerísimas variantes de redacción en relación con
la que sería su forma definitiva, que ya se leía como artículo 1131 del "Proyecto
inédito", del que pasó al Proyecto de 1855 y a la edición oficial del Código Civil de
1856 y que se mantuvo inalterada hasta la Ley N° 18.802, de 9 de junio de 1989,
que modificó su inciso 3o, y la Ley N° 19.904, de 3 de octubre de 2003, que modi-
ficó sus incisos Io y 4o. 2. Fuentes y contexto. Para su inciso final, incluyó Bello
en el Proyecto de 1853 la siguiente nota: "Aplicación de la lei 12, tít. 16, P. 6", y
dicha ley de las Siete Partidas (6,16,12), rubricada "Quales Judgadores deven dar
guardador al huérfano desamparado", en lo pertinente rezaba: "Desamparado
fincando el mogo, que fuesse menor de catorze años, de guisa que su padre non
le oviesse dexado guardador en su testamento, nin oviesse pariente cercano que
lo quisiesse guardar, estonce la madre, e los otros parientes que heredaren a este
mogo, si moriesse sin testamento, deven, e pueden pedir al Juez del lugar que le
de guardador atal, que sea bueno, e rico, e que entienda que lo rescibe más por
pro del mogo, que de sí mismo. E si estos atales non piden guardador a tal mogo,
1 Este inciso fue modificado por el artículo I o , N° 6, de la Ley N° 19.904, publicada en el Diario Oficial
de 3 de octubre de 2003, en el sentido de agregar el vocablo "sordo", precedido de una coma (,),
antes de la expresión "o sordomudo" y, a continuación de ésta, las palabras "que no pueda darse a
entender claramente".
2 Este inciso fue sustituido por el artículo I o , N° 49, de la Ley N° 18.802, publicada en el Diario Oficial
de 9 de junio de 1989.
3 Este i n c i s o f u e m o d i f i c a d o por el artículo I o , N° 6, de la Ley N° 1 9 . 9 0 4 , publicada en el Diario Oficial
de 3 de o c t u b r e de 2 0 0 3 , en el s e n t i d o de agregar la e x p r e s i ó n " s o r d o o" a n t e s del v o c a b l o " s o r d o -
mudo".
616 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO III
como sobredicho es, pierden porende aquel derecho que avian, de heredar en los
bienes del huérfano, si muriesse sin testamento [...]".
Artículo 971. 8o. Son indignos de suceder el tutor o curador que nombrados
por el testador se excusaren sin causa legítima.
El albacea que nombrado por el testador se excusare sin probar inconveniente
grave, se hace igualmente indigno de sucederle.
No se extenderá esta causa de indignidad a los asignatarios forzosos en la
cuantía que lo son, ni a los que, desechada por el juez la excusa, entren a servir
el cargo.
Concordancias: Código Civil: artículos 496, 514 a 525, 529, 530,1167, 1277 y 1300.
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta regla aparecía como número 7o del
artículo 16 del título I del Proyecto que comenzó a publicarse en 1841: "El albacea,
o tutor, o fideicomisario, que, nombrado por el testador, se excusare sin causa
lejítima; pero esta indignidad no se extiende a las asignaciones forzosas", y de ahí
pasó al número 7o del artículo 16 del Proyecto impreso en 1847, con el solo agre-
gado de la palabra 'partidor', pues ahora comenzaba: "El albacea, fideicomisario,
partidor o tutor [...]". Con una nueva redacción se situó como artículo 1133 de
los Proyectos de 1853 e "Inédito" y sólo en una última revisión se le dio su forma
definitiva, con la que ya aparecía en el Proyecto de 1855. 2. Fuentes y contexto.
Bello incluyó en el Proyecto de 1841 una breve nota que daba la razón de la limi-
tación de la regla que se contiene en el inciso 3o: "Porque estas asignaciones (las
lejitimas, la cuarta marital, los alimentos a ciertas personas) no admiten carga ni
gravamen de ninguna clase)".
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta regla aparecía como número 8o del artículo
16 título I del Proyecto que comenzó a publicarse en 1841, cuyo inciso Io decía: "El
que haya prometido al difunto hacer pasar sus bienes o parte de ellos, bajo cualquier
forma, a una persona incapaz"; y su inciso 2o: "Esta causa de indignidad no podrá
alegarse contra ninguna persona de las que por temor reverencial hubieren podido
ser inducidas a hacer la promesa al difunto; mas no por eso valdrá la disposición
sobre que recayó la promesa". Se mantuvo como número 8o del artículo 16 del
Proyecto impreso en 1847, en el que se dio al inciso 2o su forma definitiva, y ya
con la redacción final se leía como artículo 1134 del Proyecto de 1853, de donde
DEFINICIONES Y REGLAS GENERALES 617
pasó a igual artículo del "Proyecto inédito". 2. Fuentes y contexto. Bello incluyó en
el Proyecto de 1853 la siguiente nota para el inciso Io de esta disposición: "L. 13,
tít. 7, P. 6", que era la ya citada ley de las Siete Partidas (6,7,13) que, en su parte
pertinente, rezaba: "La sesta razón es, quando el testador rogasse al heredero en
poridad, que diesse aquella heredad, en que le establesciesse a algún fijo, o a otro,
que lo non podía heredar, porque le era defendido por la ley. Ca si el heredero,
cumpliesse tal ruego, o mandamiento del testador, e la entregasse al otro, perdería
porende el derecho que avía en la heredad".
OBSERVACIONES
1. Historia. En el Proyecto que comenzó a publicarse en 1841 se consagraba esta
regla, aunque no en términos generales, pues en el artículo 17 de su título I se
decía que: "El testador podrá condonar cualquiera de las tres primeras especies de
indignidad, si lo hace expresa y libremente; i aun en el caso de no haber expresa
condonación, no se podrá alegar ninguna de las dichas tres especies de indignidad
contra las disposiciones testamentarias posteriores, otorgadas libremente i con
pleno conocimiento de los hechos". En el Proyecto de 1847 se recibió como inciso
Io de su artículo 17 bajo la siguiente forma: "Las causas de indignidad menciona-
das en el artículo anterior no podrán alegarse contra disposiciones testamentarias
posteriores, sino cuando aparezca o se probare que el difunto no tuvo conocimiento
de los hechos, o no pudo testar libremente después de saberlos". En el Proyecto
de 1853 se situaba como su artículo 1135, con la única variante en relación con
el texto definitivo consistente en que en él se leía "posteriores a los hechos que
producen la indignidad" en vez de "posteriores a los hechos que la producen", y en
el "Proyecto inédito" se leía la forma "posteriores a los hechos que la produzcan"
y sólo en el Proyecto de 1855 se leía la versión definitiva.
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición apareció como artículo 18
del título I del Proyecto que comenzó a publicarse en 1841, con una redacción que
ya sería la definitiva, pues no experimentó ninguna modificación durante todo el
proceso de formación del Código Civil. 2. Fuentes y contexto. En el Proyecto de
1841 Bello incluía una nota que remitía a la que había puesto a su artículo 7, ac-
618 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO I
tual artículo 961, en la que transcribía un pasaje de los Paratitla de Cuyacio, como
puede leerse en las observaciones al citado artículo 961.
JURISPRUDENCIA
1. Los efectos de la indignidad. La indignidad no produce sus efectos de pleno
derecho, sino que ha de ser previamente declarada enjuicio y a instancias de cual-
quiera de los interesados en la exclusión del indigno. Mientras esa declaración no
se haya hecho, no hay indignidad y el sucesor a quien ella afectaría, ha de entrar
en la posesión de la respectiva asignación, puesto que ha de tenérsele como no
afecto al demérito sucesoral y la vocación del sucesor ha de comportarse como si
no estuviera afecta a anomalía alguna (CA. Concepción, L-IX-1993, N°LegalPubli-
shing: 22091).
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta disposición sólo apareció en el "Proyecto inédito", como su artículo
1137 a y con la redacción que ya sería la definitiva. 2. Fuentes y contexto. En dicho
"Proyecto inédito" se incluyó la siguiente nota para este artículo: "Delvincourt,
nota 9 a la página 26", es decir, se remitía al tomo II del Cours de Delvincourt, que
en dicha nota 9 apuntaba: "En consecuencia, los actos pasados sin fraude con los
terceros, son válidos (argumento tomado de los artículos 790, 958 y 1240), salvo
el recurso del heredero en segundo grado contra el indigno".
Este artículo fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 6.162, publicada en el Diario Oficial el 28
de enero de 1938.
Este artículo fue m o d i f i c a d o p o r el artículo I o de la Ley N° 6 . 1 6 2 , p u b l i c a d a en el Diario Oficial el 28
de enero de 1938.
REGLAS RELATIVAS A LA SUCESIÓN INTESTAD A 619
TÍTULO II
Artículo 980. Las leyes reglan la sucesión en los bienes de que el difunto no
ha dispuesto, o si dispuso, no lo hizo conforme a derecho, o no han tenido efecto
sus disposiciones.
Concordancias: Código Civil: Mensaje XXIX, artículos 952,1167 y 1191.
OBSERVACIONES
Artículo 981. La ley no atiende al origen de los bienes para reglar la sucesión
intestada o gravarla con restituciones o reservas.
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta regla, que reaccionaba contra diversas
disposiciones del derecho vigente, se hallaba como artículo 2 del título II del
Proyecto que comenzó a publicarse en 1841: "La lei no atiende al orijen de los
bienes para reglar la sucesión intestada", que, sin alteraciones, pasó como inciso
Io del artículo 27 del Proyecto impreso en 1847, y sólo en el Proyecto de 1853
apareció con la versión que sería la definitiva, como su artículo 1142. 2. Fuentes
y contexto. Como se ha anticipado, esta regla reaccionaba frente a algunas dispo-
siciones del derecho vigente y, en tal sentido, en el Proyecto de 1853 Bello incluía
la siguiente nota para esta disposición: "Se deroga la lei 15 de Toro, i la lei 1, tít.
2, lib. 3 del Fuero Real". La dicha ley XV de las Leyes de Toro de 1505 rezaba: "En
todos los casos que las mujeres casando segunda vez son obligadas a reservar
a los hijos del primero matrimonio la propiedad de lo que ovieren del primer
marido, o heredaren de los hijos del primero matrimonio, en los mismos casos
el varón que casare segunda, o tercera vez, sea obligado a reservar la propiedad
dellos a los hijos del primero matrimonio; de manera que lo establecido cerca
deste caso en las mujeres que casaren segunda vez aya lugar en los varones que
pasaren a segundo, o tercero matrimonio"; y la citada ley del Fuero Real (3,2,1),
en lo que tocaba a esta materia, decía: "[...] E si la muger hobiere fijos de dos
maridos, o de más, cada uno de los fijos hereden las arras que dio su padre: de
guisa, que los fijos de un padre no partan en las arras que dio el padre de los
otros [...]". En el Proyecto de 1841 Bello incluyó una nota para explicar con un
ejemplo la regla que se asumía en este artículo: "Así, por ejemplo, el hermano
uterino i el consanguíneo suceden por partes iguales, sin embargo de que la mayor
parte de los bienes del hermano difunto hayan provenido de la línea paterna", y
continuaba en la nota con unas reflexiones que muestran, con mucha claridad,
el pensamiento de Bello, por una parte a caballo entre la tradición y la reforma y,
por otra, consciente de los campos propios del derecho y de lo social: "Esto, con
todo, no debiera oponerse a que en la adjudicación de las especies, al tiempo de
la partición, se atendiese al orijen de ellas, dándose a los herederos un derecho de
retracto jentilicio. El valor de afección que tienen ciertas especies, particularmente
los bienes raíces, nace de un sentimiento natural del corazón humano, que merece
la atención del legislador. Los recuerdos de familia dan placeres inocentes; i las
leyes deben fomentar el cultivo de todos los afectos que dulcifican y ennoble-
cen la vida social. Pero esta cuestión se ventilará con más oportunidad en otra
parte".
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición apareció como artículo 4 del
título II del Proyecto que comenzó a publicarse en 1841: "En la sucesión ab intes-
tato no se atiende al sexo ni a la primojenitura" que, sin alteraciones, se convirtió
en el inciso 2o del artículo 27 del Proyecto publicado en 1847 y en el artículo 1143
de los Proyectos de 1853 e "Inédito" y sólo en el Proyecto de 1855 se substituyó la
expresión 'ab intestato' por la palabra 'intestada'.
Artículo 983. Son llamados a la sucesión intestada los descendientes del di-
funto, sus ascendientes, el cónyuge sobreviviente, sus colaterales, el adoptado, en
su caso, y el Fisco.1
Los derechos hereditarios del adoptado se rigen por la ley respectiva.2
Concordancias: Código Civil: artículos 27, 28, 33, 179, 181, 484, 995. Ley N° 19.620, sobre Adopción de
Menores, D.O. 05.08.1999: artículo 37.
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición apareció como artículo 6
del título II del Proyecto que comenzó a publicarse en 1841 y se mantuvo como
artículo 30 del Proyecto impreso en 1847. En el Proyecto de 1853 se situaba como
su artículo 1145, al igual que en el "Proyecto inédito" y su versión definitiva sólo
quedó fijada en el Proyecto de 1855. 2. Fuentes y contexto. Bello incluyó en el Pro-
yecto de 1841 una nota explicativa para la regla que hoy aparece como inciso 3o de
este artículo, y en ella decía que: "Por consiguiente, la representación se extiende a
todos los grados. El hijo representa al padre, que sucedería por derecho personal;
el nieto, al hijo, que sucedería representando al padre; el biznieto, al nieto, que
sucedería representando al hijo, etc.", y en el Proyecto de 1853 agregó la siguiente
nota a la disposición que hoy corresponde al dicho inciso 3o de este artículo: "Code
Prussien, Part. II, tít. 2, núms. 351, 352, 353, 354, 355".
Este inciso fue sustituido por elN° 73 del artículo Io de la LeyN0 19.585, publicada en el Diario Oficial
el 26 de octubre de 1998.
Este inciso fue incluido por el artículo Io de la Ley N° 10.271, publicada en el Diario Oficial el 2 de
abril de 1952.
622 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO III
JURISPRUDENCIA
1. Naturaleza y caracteres del derecho de representación. Se ha declarado que:
"Según lo preceptuado en el artículo 984 del mismo Código sustantivo, el derecho
de representación importa una figura jurídica diversa [del derecho de transmisión]
y que sólo opera en la sucesión intestada, toda vez que viene a encarnar "una fic-
ción legal en que se supone que una persona tiene el lugar y por consiguiente el
grado de parentesco y los derechos hereditarios que tendría su padre o madre, si
éste o ésta no quisiese o no pudiese suceder". En la representación, entonces, el
legislador llama a una o varias personas a ocupar el lugar de su padre o madre y,
con ello, a suceder al causante en reemplazo de éstos, quienes no han podido o no
han querido hacerlo. Esa es la ficción jurídica, pues aquéllos que ab intestato no
suceden a título personal, concurren a la herencia en el sitio o posición de quien se
encuentra ausente. De este modo, además del causante, cabe considerar al repre-
sentado -que ha fallecido o no puede o no quiere suceder- y el o los representantes,
que concurren sustituyendo a la persona del representado" (Cs. 27-IX-2010, cons.
4o, N° LegalPublishing: 45798). 2. El derecho de representación sólo opera en la
sucesión intestada. Así se ha afirmado que: "El derecho de representación opera
sólo en caso que se trate de una sucesión intestada, en la línea descendente del
asignatario directo que viene a ser representado, el que sólo puede ser descendiente
o hermano del causante y debe faltar, ya porque no puede o no quiere suceder"
Cs. 27-IX-2010, cons. 4o, N° LegalPublishing: 45798).
Artículo 985. Los que suceden por representación heredan en todos casos por
estirpes, es decir, que cualquiera que sea el número de los hijos que representan
al padre o madre, toman entre todos y por iguales partes la porción que hubiera
cabido al padre o madre representado.
Los que no suceden por representación suceden por cabezas, esto es, toman
entre todos y por iguales partes la porción a que la ley los llama; a menos que la
misma ley establezca otra división diferente.
Concordancias: Código Civil: artículo 984.
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición se presentaba como artículo
7 del título II del Proyecto que comenzó a publicarse en 1841, cuyo inciso Io ya
presentaba la versión que sería la definitiva, y el segundo con la única salvedad de
que no contenía la frase final: "a menos que la misma ley establezca otra división
diferente", cuyo origen se situaba en el Proyecto impreso de 1847, aunque en él su
redacción era: "a menos que disposiciones especiales establezcan regla diversa", y
en el Proyecto de 1853 su artículo 1146 le daba la siguiente forma: "a menos que la
misma lei establezca regla diversa", pues su redacción definitiva sólo se lee en el
artículo 1146 del "Proyecto inédito". 2. Fuentes y contexto. En el Proyecto de 1841
Bello incluía una breve nota explicativa para el inciso 2o: "Si hai, por ejemplo, cinco
primos hermanos, el uno de ellos de una línea i los otros cuatro de otra, cabrá a
cada uno la quinta parte de los bienes".
REGLAS RELATIVAS A LA SUCESIÓN INTESTADA 623
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición, ya con la redacción defini-
tiva, aparecía como artículo 9 del título II del Proyecto que comenzó a publicarse
en 1841, ubicándose como artículo 33 en el Proyecto impreso en 1847, y como
artículo 1148 en los Proyectos de 1853 e "Inédito". 2. Fuentes y contexto. En el
Proyecto de 1841 Bello incluyó una nota para su inciso 2o en la que explicaba las
razones en que se fundaba la regla que en él se asumía: "Sería duro que la incapa-
cidad, indignidad, desheredación o repudiación del padre perjudicase a los hijos.
Los descendientes del difunto tienen derecho a sucederle en sus bienes desde el
momento que deja de haber una persona intermedia entre el difunto i ellos: el
derecho de representación no hace más que determinar las porciones hereditarias
de los representantes", pero en la misma nota advertía: "Sin embargo, no debemos
disimular que la opinión contraria tiene poderosos valedores. Véase Merlin, Réper-
toire, V. Représentation (Droit de), Sect. IV, § 2; Chabot, Commentaire sur la loi des
successions, art. 744; i los autores citados por Castillo, Quotid, lib. 3, cap. 19, num.
50". La última cita remitía a las Quotidianarum controversiarum iuris del Juan del
castillo Sotomayor, el concreto, a su libro III, capítulo XIX, que llevaba por rúbrica:
De jure repraesentationis, y la doctrina de su número 50 se resumía así: "El hijo
asume todas la calidades y todas las prerrogativas que tenía el padre, por razón
e su grado, mientras vivía y que tendría si viviera". En el Proyecto de 1853 agregó
Bello la siguiente nota a esta disposición: "Code Pruss, Part. II, tít. 2, núms. 352,
353", y para su inciso 2o: "Code Pruss., ib. 352, 354, 355".
Artículo 988. Los hijos excluyen a todos los otros herederos, a menos que hubie-
re también cónyuge sobreviviente, caso en el cual éste concurrirá con aquéllos.
El cónyuge sobreviviente recibirá una porción que, por regla general, será
equivalente al doble de lo que por legítima rigorosa o efectiva corresponda a cada
hijo. Si hubiere sólo un hijo, la cuota del cónyuge será igual a la legítima rigorosa
o efectiva de ese hijo. Pero en ningún caso la porción que corresponda al cónyuge
bajará de la cuarta parte de la herencia, o de la cuarta parte de la mitad legitimaria
en su caso.
Este artículo fue sustituido por el N° 74 del artículo I o de la Ley N° 1 9 . 5 8 5 , publicada en el Diario
Oficial el 26 de o c t u b r e de 1 9 9 8 .
624 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO III
Este artículo fue sustituido por el N° 75 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial el 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue sustituido por el N° 76 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial el 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue sustituido por el N° 77 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial el 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue derogado por el N° 78 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial el 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue sustituido por el N° 79 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial el 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue modificado p o r el N° 71 del artículo I o de la Ley N° 1 9 . 5 8 5 , publicada en el Diario
Oficial e l 2 6 d e o c t u b r e d e 1 9 9 8 .
REGLAS RELATIVAS A LA SUCESIÓN INTESTAD A 625
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición, ya con la redacción que
sería la definitiva, apareció como artículo 26 del título II del Proyecto que comen-
zó a publicarse en 1841, y pasó al artículo 49 del Proyecto impreso en 1847 y al
artículo 1160 de los Proyectos de 1853 e "Inédito".
Artículo 997. Los extranjeros son llamados a las sucesiones abintestato abiertas
en Chile de la misma manera y según las mismas reglas que los chilenos.
Concordancias: Código Civil: artículo 57.
Este inciso fue reemplazado por el artículo tercero, N° 26, de la Ley N° 19.947, publicada en el Diario
Oficial de 17 de mayo de 2004.
Este artículo fue sustituido por el N° 81 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial el 26 de octubre de 1998.
Este inciso fue agregado por el N° 82 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario Oficial
el 26 de octubre de 1998.
626 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO III
alimentos, los mismos derechos que según las leyes chilenas les corresponderían
sobre la sucesión intestada de un chileno.
Los chilenos interesados podrán pedir que se les adjudique en los bienes
del extranjero existentes en Chile todo lo que les corresponda en la sucesión del
extranjero.
Esto mismo se aplicará en caso necesario a la sucesión de un chileno que deja
bienes en país extranjero.1
Concordancias: Código Civil: artículos 15 N° 2 y 955. Código Orgánico de Tribunales: artículos 148y 149.
Ley N° 16.271, sobre Impuestos a las Herencias, Asignaciones y Donaciones, D.O. 10.07.1965: articulo 27.
TÍTULO III
DE LA ORDENACIÓN DEL TESTAMENTO
1. Del testamento en general
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición aparecía en el Proyecto que
comenzó a publicarse en 1841, como artículo 1 de su título III "De la ordenación
del testamento", y cuyo texto era: "El testamento es un acto solemne en que una
persona dispone del todo o de una parte de sus bienes para después de sus días,
conservando la facultad de revocar las disposiciones contenidas en él, mientras
viva". Con igual redacción aparecía como artículo 51 del Proyecto de 1847, y en el
Proyecto de 1853 se situaba como su artículo 1162 con una variante de redacción,
pues, en relación con la versión anterior, substituía la expresión 'es un acto solemne'
por la de: 'es un acto más o menos solemne", y fue durante el proceso de revisión
por la Comisión que llegó a su forma definitiva, al incorporarse la frase "para que
tenga pleno efecto", que ya se incluía en el artículo 1162 del "Proyecto inédito",
momento a partir del cual no experimentó nuevas modificaciones. 2. Fuentes y
contexto. En el Proyecto de 1853 Bello incluyó la siguiente nota: "C. A., 552", es
decir, una remisión al artículo 552 del Código austríaco, cuyo texto era: "Se llama
acto de última voluntad la declaración revocable por la cual alguien transfiere a
una o muchas personas, y para el tiempo en que no existirá, todo o parte de su
fortuna". Bien puede apreciarse que dicha disposición no influyó en la redacción
que dio Bello a este artículo 999, aunque en ella se contenían dos de sus notas: la
revocabilidad y la disposición del todo o de una parte de los bienes. A pesar de
aquello a lo que pudiera inducir la citada nota del Proyecto de 1853, la fuente en
JURISPRUDENCIA
1. Noción de testamento y voluntad del testador. Se ha dicho: "Que el origen
etimológico del término "testamento" deriva de dos expresiones latinas: "testatio
mentís", que quieren decir testimonio de la voluntad y, sin lugar a dudas en el
testamento se manifiesta el último mandato del que lo otorga. De lo anterior re-
sulta, por consiguiente, que tal voluntad cobra relevancia esencial en este tipo de
actos. "En éste (se refiere al testamento) la voluntad libremente manifestada por
el testador es su base fundamental, sobre todo si se considera que el testamen-
to produce sus efectos una vez fallecido el causante, por lo cual va a ser difícil
determinar la exacta voluntad de éste. Por ello el legislador rodea del máximo
de precauciones la manifestación de voluntad del testador" (Derecho Sucesorio,
Manuel Somarriva Undurraga, séptima edición actualizada tomo uno página 205).
Así resulta que lo fundamental en este acto jurídico unilateral es que en él se
contiene su último deseo en relación con su patrimonio. En efecto, la finalidad
del acto, como expresión de la autonomía de la voluntad, es exactamente, que
las pretensiones del disponente se cumplan a cabalidad luego de su muerte"
(Cs. 28-VI-2011, cons. 20°, N° LegalPublishing: 50161)y, casi en los mismos térmi-
nos: "El origen etimológico del instituto jurídico en mención deriva de las expre-
siones latinas testatio y mentís, vale decir: "testimonio de la voluntad", de lo que
ha de entenderse que, por medio del testamento, se manifiesta el último mandato
del que lo otorga, acto que, por consiguiente, precisa, con crucial preponderancia,
asegurar la legitimidad del componente volitivo que lo hace nacer a la vida jurídica.
De allí es que la voluntad del testador constituya la base fundamental de la figura
sustantiva en referencia -en palabras de don Manuel Somarriva Undurraga-, "sobre
628 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO III
todo si se considera que el testamento produce sus efectos una vez fallecido el
causante, por lo cual va a ser difícil determinar la exacta voluntad de éste. Por ello
el legislador rodea del máximo de precauciones la manifestación de voluntad del
testador ("Derecho Sucesorio", T. I, Ed. Jurídica de Chile, pág. 205). En efecto, la
finalidad del acto, como expresión de la autonomía de la voluntad -cautelada como
uno de los puntales básicos de nuestro ordenamiento-, justamente, radica en que
las pretensiones del disponente se cumplan a cabalidad luego de su muerte" (Cs.
23-V-2011, cons. 4O, N° LegalPublishing: 48978). 2. Finalidad del testamento. Lo
fundamental en el testamento es que en él se contiene el último deseo del causante
en relación con su patrimonio, pues la finalidad del acto, como expresión de la
autonomía de la voluntad, es exactamente, que las pretensiones del disponente
se cumplan a cabalidad luego de su muerte (Cs. 21-IX-2009, N° LegalPublishing:
42544; Cs. 28-V-2009, N° LegalPublishing: 42089). 3. Carácter solemne del tes-
tamento. Que el testamento sea "más o menos solemne" significa que éste es
siempre solemne y exige solemnidades objetivas, o sea, dispuestas en atención al
acto en sí mismo. El fundamento de la exigencia del legislador de que la voluntad
del testador se manifieste siempre en forma solemne radica en que de ese modo
queda una prueba pre-constituida de cuál fue la real voluntad del testador y ello
porque el testamento es un acto de importancia en la vida jurídica, que da origen a
la sucesión por causa de muerte, y el legislador siempre rodea de solemnidades los
actos de trascendencia en el derecho (Cs. 21-IX-2009, N° LegalPublishing: 42544).
4. Solemnidad y prueba en el testamento. El testamento es un acto solemne que
se prueba por sí mismo y, en consecuencia, la constancia o prueba de haberse
cumplido o no las formalidades, debe encontrarse en el propio acto (CA. Rancagua,
15-V-2002, N° LegalPublishing: 24585).
JURISPRUDENCIA
1. Esta regla no se aplica a los testamentos otorgados en el extranjero. En este
sentido se ha declarado que no es dable hacer extensiva esta regla a los testamen-
tos que se otorgan en el extranjero al amparo del artículo 1027 sin exponerse a
invadir el campo de la legislación civil con arreglo a lo cual ha debido regirse el
testamento del otorgante (Cs. 14-1-1927, N° LegalPublishing: 29309).
OBSERVACIONES
Este número fue derogado por el artículo 2o, de la Ley N° 7.612, publicada en el Diario Oficial de 21
de octubre de 1943.
Este número fue reemplazado por el artículo I o , N° 7, de la Ley N° 19.904, publicada en el Diario
Oficial de 3 de octubre de 2003.
630 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO III
JURISPRUDENCIA
1. Solemnidades del testamento y su prueba. Se ha insistido por la jurisprudencia
en que las formalidades exigidas para el otorgamiento de un testamento solemne
son de derecho estricto y, en consecuencia, no pueden deducirse de simples conjetu-
ras o presunciones, si no existe en la ley misma una disposición expresa y terminante
al respecto, los actos solemnes se prueban por sí mismos, es decir, que en él debe
DE LA ORDENACIÓN DEL TESTAMENTO 631
J U R I S P R U D E N C I A
OBSERVACIONES
La referencia que hace el N° 8 del articulo 1012 al N° 7 del artículo 267 debe entenderse efectuada
al N° 3 del artículo 271, en virtud de las modificaciones introducidas por la Ley N° 19.585, publica-
da en el Diario Oficial el 26 de octubre de 1998; la que, sin embargo, olvidó modificar el precepto
que se anota. El D.F.L. N° 1, publicado en el Diario Oficial el 30 de mayo de 2000 subsanó el mismo
error cometido en el inciso 2o de la Ley N° 19.408 sobre Abandono de Familia y Pago de Pensiones
Alimenticias y, sin embargo, igualmente olvidó corregir este error en el Código Civil.
Este inciso fue modificado por el N° 15 del articulo séptimo de la Ley N° 18.776, publicada en el
Diario Oficial el 18 de enero de 1989.
DE LA ORDENACIÓN DEL TESTAMENTO
JURISPRUDENCIA
1. No es exigencia del inciso final el que se deje constancia del hecho de que
sepan leer ¡os testigos. Así se ha declarado que: "Debe indicarse que si bien no
se dejó constancia expresa en el instrumento de la exigencia que extraña la parte
recurrente, lo cierto es que una omisión de tal naturaleza de manera alguna pue-
de importar un vicio que traiga aparejada la nulidad del acto como pretenden los
demandantes, desde que la obligación legal se restringe a que al menos uno de los
testigos sepa leer y escribir, más no a dejar testimonio de tal circunstancia. Así,
esta inobservancia invocada "la cual ha debido ser demostrado por quien la recla-
ma" no se ha verificado en la especie, de manera que corresponde sea descartado
el error de derecho que se ha construido sobre la base de entender justificados
los vicios precedentemente analizados y desechados" (Cs. 28-VI-2011, cons. 18°,
N° LegalPublishing: 50161).
Artículo 1018. Termina el acto por las firmas del testador y testigos, y por la
del escribano, si lo hubiere.
Si el testador no supiere o no pudiere firmar, se mencionará en el testamento
esta circunstancia expresando la causa.
Si se hallare alguno de los testigos en el mismo caso, otro de ellos firmará por
él y a ruego suyo, expresándolo así.
Concordancias: Código Civil: artículo 1042 inciso 2, 1048 inciso 3.
JURISPRUDENCIA
1. Un tercero, que no sea testigo del testamento, no puede firmar a ruego por el testigo
que no sabe o no puede firmar. Del contenido del último inciso de este artículo,
aparece, nítidamente, que lo que ordena la ley en esta situación, es con rigurosa
precisión que no sabiendo o pudiendo firmar alguno de los testigos, "otro de
ellos" firmará por él y a ruego suyo, resultando así indudable que la referencia del
mandato legal es que en la expresada situación, deberá firmar otro de los testigos
instrumentales, a ruego del que no pudo o supo firmar, y en ningún caso, dado
el carácter restrictivo de las formalidades previstas, podrá hacerlo una persona
extraña o ajena al acto testamentario (Cs. 31-X-2007, N° LegalPublishing: 37670).
J U R I S P R U D E N C I A
1. La regla no sólo se refiere al ciego, sino a quien tiene una visión disminuida.
En este sentido sea declarado que: "Que aun cuando el punto ha sido materia de
discusión en la doctrina y la jurisprudencia, toda vez que mientras algunos exigen
una ceguera absoluta, pues el precepto no se refiere al que tenga una vista más o
menos sana, sino al ciego que es la persona que se encuentra privada de este sen-
tido, otros en cambio estiman que no es indispensable que la ceguera sea de tal
modo absoluta y completa que no permita distinguir la luz de la oscuridad y basta,
atendido el espíritu del legislador, que el testador no pueda ver el escrito a que
se da lectura, que no pueda leer, por defectos de la visión, el documento antes de
firmarlo (Repertorio de Legislación y Jurisprudencia Chilenas Código Civil, tomo m,
Editorial Jurídica de Chile, Santiago de Chile, año 1969, sentencia 1, incluyendo las
notas 2 y 3, páginas 48 y 49), lo cierto es que, en el caso sub lite, los elementos de
convicción aportados por los antagonistas y examinados entre los considerandos
décimo tercero a vigésimo de la resolución en revisión, los que se reprodujeron con
alteraciones, resultan opuestos entre sí, ya que el demandante procura acreditar
esa ceguera casi completa del testador y el demandado intenta evidenciar un estado
normal de su vista [...] Que frente a estas pruebas contradictorias de similar valor,
pues consisten en instrumentos, atestados y absoluciones de posiciones, de las cua-
les pueden derivar presunciones graves, precisas y concordantes, sea en uno u otro
sentido, a falta de ley que resuelva el conflicto, los sentenciadores estiman que no
ha logrado comprobarse a cabalidad que en el momento de otorgar el testamento
impugnado el causante se hallaba en realidad privado de la visión en términos tales
que ni siquiera pudo ver el escrito que en fotocopia rola a fojas 4 y 5 y al que se
dio lectura en su presencia por el ministro de fe, según se manifiesta en el mismo,
lo que obsta al éxito de la acción de nulidad deducida" (CA. Valparaíso, 27-LX-1994,
cons. 4oy 5o, N° LegalPublishing: 22802).
1 Este artículo fue sustituido por el artículo I o , N° 8, de la Ley N° 19.904, publicada en el Diario Oficial
de 3 de octubre de 2003.
2 Este encabezado fue modificado por el N° 18 del artículo séptimo de la Ley N° 18.776, publicada en
el Diario Oficial de 18 de enero de 1989.
636 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO III
Este inciso fue modificado por el artículo Io la Ley N° 10.271, publicada en el Diario Oficial el 2 de
abril de 1952.
Este i n c i s o f u e r e e m p l a z a d o p o r el N° 19 del artículo s é p t i m o de la Ley N° 1 8 . 7 7 6 , publicada en el
Diario Oficial el 18 de enero de 1 9 8 9 .
DE LA ORDENACIÓN DEL TESTAMENTO 637
J U R I S P R U D E N C I A
JURISPRUDENCIA
1. Validez de los testamentos otorgados en país extranjeros. Se ha explicado que
el derecho civil atribuye, en general, a los testamentos otorgados en el extranjero
la eficacia y fuerza legal suficiente para constituir las relaciones jurídicas que le
son inherentes, subordinados a las leyes del país, en que se ha otorgado; a menos
que se trate de alguno de los casos en que está comprometido el estatuto personal
de los parientes chilenos, de que se ocupan los artículos 15 y 998 del Código Civil
(Cs. 14-1-1927, N° LegalPublishing: 29309).
Artículo 1034. En el testamento verbal el testador hace de viva voz sus decla-
raciones y disposiciones, de manera que todos le vean, le oigan y entiendan.
Concordancias: Código Civil: artículo 1030 N" 1.
JURISPRUDENCIA
1. Solemnidades del testamento verbal. Se ha declarado que: "Que el testamento
verbal, como todos los privilegiados, requiere del cumplimiento de ciertas solem-
nidades, éstas son: la declaración expresa del testador de su voluntad de testar,
la presencia de testigos -tres de ellos, tratándose de un testamento verbal-, estas
personas serán unas mismas de principio a fin y el acto debe ser continuo, o sólo
interrumpido por los breves lapsos que algún accidente requiera. Asimismo, se-
gún se desprende del artículo 1036 del Código Civil, atendida la caducidad que
se cierne sobre la eficacia del testamento privilegiado -debido a lo excepcional o
fuera de lo común de las circunstancias de hecho que lo motivan-, el testamento
verbal debe ponerse por escrito dentro del plazo de treinta días, contados desde
el fallecimiento del testador, en el entendido que, a su vez, esto haya ocurrido
dentro de los treinta días siguientes a la data de otorgamiento del testamento (Cs.
23-V-2011, cons. 7o, N° LegalPublishing: 48978).
Artículo 1035. El testamento verbal no tendrá lugar sino en los casos de pe-
ligro tan inminente de la vida del testador, que parezca no haber modo o tiempo
de otorgar testamento solemne.
Concordancias: Código Civil: artículos 1037 N" 1,1046 inciso 1 y 1053.
Artículo 1037. Para poner el testamento verbal por escrito, el juez de letras del
territorio jurisdiccional en que se hubiere otorgado, a instancia de cualquiera perso-
na que pueda tener interés en la sucesión, y con citación de los demás interesados
residentes en la misma jurisdicción, tomará declaraciones juradas a los individuos
que lo presenciaron como testigos instrumentales y a todas las otras personas cuyo
testimonio le pareciere conducente a esclarecer los puntos siguientes:1
1. El nombre, apellido y domicilio del testador, el lugar de su nacimiento, la
nación a que pertenecía, su edad, y las circunstancias que hicieron creer que su
vida se hallaba en peligro inminente;
Artículo 1038. Los testigos instrumentales depondrán sobre los puntos si-
guientes:
1. Si el testador aparecía estar en su sano juicio;
2. Si manifestó la intención de testar ante ellos;
3. Sus declaraciones y disposiciones testamentarias.
Concordancias: Código Civil: artículos 1005, 1016, 1023 y 1032.
Artículo 1043. Para testar militarmente será preciso hallarse en una expedición
de guerra, que esté actualmente en marcha o campaña contra el enemigo, o en la
guarnición de una plaza actualmente sitiada.
Concordancias: Código de Justicia Militar: artículos 418 y 420.
Artículo 1044. Si el testador falleciere antes de expirar los noventa días sub-
siguientes a aquel en que hubieren cesado con respecto a él las circunstancias
que habilitan para testar militarmente, valdrá su testamento como si hubiese sido
otorgado en la forma ordinaria.
Si el testador sobreviviere a este plazo, caducará el testamento.
Concordancias: Código Civil: artículos 1036 y 1212.
Artículo 1045. El testamento llevará al pie el Visto Bueno del jefe superior
de la expedición o del comandante de la plaza, si no hubiere sido otorgado ante
el mismo jefe o comandante, y será siempre rubricado al principio y fin de cada
página por dicho jefe o comandante; el cual en seguida lo remitirá con la posible
brevedad y seguridad, al Ministro de Guerra, quien procederá como el de Relaciones
Exteriores en el caso del artículo 1029.
Concordancias: Código Civil: artículo 1029.
Artículo 1046. Cuando una persona que puede testar militarmente se hallare
en inminente peligro, podrá otorgar testamento verbal en la forma arriba prescrita;
pero este testamento caducará por el hecho de sobrevivir el testador al peligro.
La información de que hablan los artículos 1037 y 1038 será evacuada lo más
pronto posible ante el auditor de guerra o la persona que haga veces de tal.
Para remitir la información al juez del último domicilio se cumplirá lo prescrito
en el artículo precedente.
Concordancias: Código Civil: artículo 1035,1037, 1038,1045 y 1053.
Artículo 1055. En los buques mercantes bajo bandera chilena, podrá sólo
testarse en la forma prescrita por el artículo 1048, recibiéndose el testamento
por el capitán o su segundo o el piloto, y observándose además lo prevenido en
el artículo 1050.
Concordancias: Código Civil: artículos 1030 N° 3, 1048 y 1050. Código del Trabajo: artículo 100.
644 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO IV
TÍTULO IV
1. Reglas generales
Artículo 1056. Todo asignatario testamentario deberá ser una persona cierta
y determinada, natural o jurídica, ya sea que se determine por su nombre o por
indicaciones claras del testamento. De otra manera la asignación se tendrá por
no escrita.
Valdrán con todo las asignaciones destinadas a objetos de beneficencia, aunque
no sean para determinadas personas.
Las asignaciones que se hicieren a un establecimiento de beneficencia, sin desig-
narlo, se darán al establecimiento de beneficencia que el Presidente de la República
designe, prefiriendo alguno de los de la comuna o provincia del testador.1
Lo que se deje al alma del testador, sin especificar de otro modo su inversión,
se entenderá dejado a un establecimiento de beneficencia, y se sujetará a la dis-
posición del inciso anterior.
Lo que en general se dejare a los pobres, se aplicará a los de la parroquia del
testador.
Concordancias: Código Civil: artículos 54, 55, 70, 545, 546, 556, 962, 963, 965 inciso final, 1064. LeyN"
16.618, Ley de Menores, D.O. 08.03.1967: artículo 68.
OBSERVACIONES
como este non valdría; e aurían los bienes del testador los parientes mas propíneos,
bien assi como si muriesse sin testamento [...]"; y la glosa número 1 de Gregorio
López a esta ley, también referida en la nota de Bello, decía: "Amigos [...] Entiende
esta ley cuando eran dos os amigos con igual amistad del mismo testador; pues si
uno fuera más dilecto, sólo aquel se entendería instituido [...]".
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición, ya con la redacción que
sería la definitiva, se leía como inciso 2 o del artículo 2 del título IV del Proyecto que
comenzó a publicarse en 1841, y fue recibida como inciso 3o del artículo 98 del
Proyecto impreso en 1847. En el Proyecto de 1853 aparecía como artículo indepen-
diente bajo el número 1212 a, y en igual lugar se situaba en el "Proyecto inédito".
2. Fuentes y contexto. Bello incluyó en el Proyecto de 1853 la siguiente nota a esta
disposición: "Dicha lei 9", es decir, la ya referida ley de las Siete Partidas (6,9,9),
que en su parte final decía: "Pero si fuesse cierta la persona de aquel a quien fuesse
mandada, maguer errasse el testador en el nome, e en el sobrenome, de aquel a
quien la fiziesse, non empesce tal yerro, nin se embarga porende la manda".
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta regla aparecía como artículo 7 del título
IV del Proyecto que comenzó a publicarse en 1841, con la redacción que sería la
definitiva, salvo porque se leía en ella en vez de la expresión 'que sin este error'
la expresión 'que sin este hecho', y en iguales términos se recibía en el inciso 4o
del artículo 99 del Proyecto impreso en 1847, y ya con la substitución de la dicha
palabra 'hecho' por la de 'error' se veía en el artículo 1217 del Proyecto de 1853, si
bien Amunátegui en su versión del "proyecto inédito" la incluye como artículo 1212
b y aún con la voz 'hecho' en vez de 'error'. 2. Fuentes y contexto. Bello incluyó
en el Proyecto de 1841 una nota para explicar esta regla: "Se deja, por ejemplo,
un legado, a cierta persona, como una señal de gratitud por sus servicios en algún
negocio del testador. Si el testador padeció equivocación i el asignatario no le ha
prestado servicio alguno, no valdrá la asignación", y concluía la nota con una impor-
tante observación: "La regla que se da en este artículo es, en algunos casos dudosa
i difícil, i la lei no puede hacer otra cosa que remitirse en ellos a la prudencia del
juez". En el Proyecto de 1853 agregaba la siguiente nota a esta disposición: "L. 12,
tít. 3, P. 6; C. A., 572. Se reforma, por tanto, la lei 20, tít. 9, P. 6, en los casos en
que pareciere oponerse a este artículo. Lo mismo se aplica a la lei 21, § Otrosí los
DE LAS ASIGNACIONES TESTAMENTARIAS 647
facedores". La primera de las leyes de las Siete Partidas (6,3,13) a que se remitía la
nota, rubricada: "Como non vale el establescimiento, del heredero, quando es fecho
por yerro", ha inspirado claramente a la regla asumida por Bello en este artículo,
pues en ella se decía: "Errando el testador en la persona de aquel a quien establesció
por su heredero, cuidando establecer a uno, establesciendo a otro; tal establesci-
miento non valdrá, porque erró en él. E esto sería, como si alguno quisiesse fazer
su heredero a otro orne, que oviesse seydo su señor, e estoviesse otro ante el, que
non fuesse aquel su señor, mas otro que le semejasse; e cuidando el testador, que
lo era, dixesse assi: Este que fue mió señor, e me aforró, e esta ante mí, establezco
por mío heredero. Ca estonce, non seria heredero aquel su señor, a quien cuydava
establecer, porque non fue nombrado, nin escrito en el testamento. Nin lo sería
otrosí el otro, maguer era presente quando lo establesció, por que el testador erró
en la persona del, cuidando que era su señor. Esso mismos ería en las cosas que el
testador mandasse, cuidando mandar a uno una cosa, e errasse mandándola a otro,
assi como sobredicho es". De su lado, el artículo 572 del Código austríaco, al que
también remitía la nota, decía. "Un motivo erróneo enunciado en el testamento no
lo hace nulo, a menos que se pruebe que su disposición reposa únicamente sobre
ese motivo". La primera de las leyes de las Siete Partidas (6,9,20), que la nota decía
reformar, prescribía que: "falsa o mintrosa razón diciendo el testador, quando fizies-
se la manda, non le empesce, nin se embarga por ella. E esto sería, como si dixesse:
mando a fulano orne, que me fizo tal honra, o tal servicio, tantos maravedís, o tal
cosa. Ca maguer non fuesse verdad que le oviesse fecho aquella honra, nin aquel
servicio, no se embargaría la manda por esta razón; ante es tenudo el heredero de
la cumplir"; y la segunda (6,9,21), en su parte pertinente: "Otrosí, los fazedores de
los testamentos ponen razones en las mandas, quando las fazen. E a esta razón
llaman en latín causa. E esto es, como quando dize el testador: mando a fulano
cient maravedís, por servicio que me fizo. E tal razón como esta cata siempre al
tiempo pasado. E la manda que es assi fecha dezimos, que maguer la razón que es
puesta en ella non sea verdadera, vale, e puede luego demandar tal manda aquel a
quien es fecha, e debe ser entregado della". 3. Algo sobre la noción de "motivo".
Las fuentes hispanas utilizadas por Bello no recurrían a la palabra "motivo" sino
que a la voz 'razón', que era la traducción de la latina 'causa', como lo explicaba
Gregorio López en su glosa número 5 a la ley 6,9,21: "Causa. Ten aquí que razón
en nuestro vulgar es lo mismo que causa en idioma latino ¿Y qué sea causa? Ve a
Bártolo en la ley demonstratio falsa § quod autem, al principio Digesto de condit. et
demonstr. Allí Bártolo define que causa es lo pretérito o presente que nos impele
para que dispongamos algo, y Baldo en la rúbrica del Código de instit. etsubstit. dice
que causa es aumento, motivo final o impulsivo al que tiende el testador".
JURISPRUDENCIA
1. Error sobre los motivos. La jurisprudencia, a la sombra de la doctrina, ha entendido
que esta regla se refiere a lo que se ha llamado "error sobre los motivos", declarán-
dose que resulta necesaria toda vez que, generalmente, este error no tiene ninguna
influencia en la validez de la declaración de voluntad, como sucede en materia de
contratos (Cs. 28-V-2009, N° LegalPublishing: 42089). 2. Concepto de "motivos". La
jurisprudencia no ha seguido un criterio uniforme en esta materia, pues en algunas
648 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO III
Artículo 1062. El acreedor cuyo crédito no conste sino por el testamento, será
considerado como legatario para las disposiciones del artículo precedente.
Concordancias: Código Civil: artículos 1002 y 1133.
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta regla se leía como inciso Io del artículo
3 del título IV del Proyecto que comenzó a publicarse en 1841, con la redacción
que ya sería la definitiva, y que fue recibida como inciso Io del artículo 96 del
Proyecto impreso en 1847 y como inciso 10 del artículo 1213 del Proyecto de 18 5 3,
pues sólo en el "Proyecto inédito" se presentaba como un artículo independiente:
el 1213. 2. Fuentes y contexto. Bello en el Proyecto de 1841 explicaba esta dispo-
sición con la siguiente nota: "No valdrá, pues, la disposición concebida así: 'Dejo
tal cosa a la persona que fuere designada por A', o 'Herede tal cuota de los bienes
aquel de los hijos de B que sea designado por C'", y en el Proyecto de 1853 incluyó
la siguiente nota al inciso Io de su artículo 1231, que corresponde, literalmente,
al actual artículo 1063: "L. 11, tít. 3, P. 6", es decir, remitía a una ley de las Siete
Partidas (6,3,11), rubricada: "Como el testador debe nombrar por sí mismo a aquel
que establesció por heredero, e non ponerlo en alvedrío de otri".
OBSERVACIONES
1. Historia. El origen de esta disposición se encuentra en el artículo 4 del título
IV del Proyecto que comenzó a publicarse en 1841: "No valdrá la asignación que
estuviere concebida o escrita en tales término, que sea dudoso a cuál de dos o más
personas ha querido designar el testador", tal criterio varió en el Proyecto impreso
en 1847, cuyo artículo 97 rezaba: "Valdrá la asignación que estuviere concebida
en tales términos, que haya grave motivo de dudar a cuál de dos o más personas
ha querido designar el testador; i dichas personas dividirán la asignación entre sí
por iguales partes", pero en el Proyecto de 1853 se volvió al criterio originario, y
así en su artículo 1214 a se decía: "Si la asignación estuviere concebida o escrita
en tales términos, que haya grave motivo de dudar a cuál de dos o más personas
ha querido designar el testador, no valdrá la asignación respecto de ninguna de
dichas personas", y su redacción definitiva sólo se leía en el artículo 1214 a del
"proyecto inédito". 2. Fuentes y contexto. Bello incluyó en el Proyecto de 1853
la siguiente nota a esta disposición: "L. 10, tít. 3; 1. 9, tít. 9, P. 6". La primera de
las leyes de las Siete Partidas (6,3,10) decía, en lo que aquí interesa: "Dos amigos
aviendo el testador que oviessen un mismo nome, si quisiesse establecer alguno
dellos por heredero suyo, de tal manera debe nombrar, e señalar, aquel a quien
quiere dexar lo suyo, por su nome, o de su padre, o por otras señales, que pueda
ser sabido ciertamente, quien es aquel a quien dexa por su heredero. Ca si de otra
guisa lo fiziesse, tal establescimiento como este non valdría; e aunan los bienes
del testador los parientes mas propíneos, bien assi como si muriesse sin teatmento
[...]"; y la segunda (6,9,9), llevaba por rúbrica: "Como la persona de aquel, a quien
es fecha la manda, debe ser nombrado ciertamente", y su texto era: "La persona
de aquel a quien es fecha la manda, debe ser puesta, e nombrada ciertamente, de
guisa que puedan saber qual es, o por su nome, o por otras señales; ca si cierta
non fuesse, non valdría la manda. E esto sería, como si el testador oviesse dos
amigos, que oviesse el uno nome assi como el otro, e dixesse assi: Mando a fulano
mió amigo tantos maravedís, o tal cosa; e non dixesse el sobrenome de aquel a
quien lo mandava. Ca pues que non se puede saber ciertamente, qual de aquellos
DE LAS ASIGNACIONES TESTAMENTARIAS 651
sus amigos quisiera el etstador que oviesse aquella manda, porende non vale, nin
es el heredero tenudo de la cumplir [...]".
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua del inciso Io de esta disposición aparecía como
artículo 12 del título IV del Proyecto que comenzó a publicarse en 1841: "Toda
asignación que pase de una persona a otra por transmisión, sustitución o acreci-
miento, o por repudiación, incapacidad o indignidad del asignatario, llevará consigo
todas sus obligaciones i cargas transmisibles, i el derecho de aceptarla o repudiarla
separadamente". En el Proyecto impreso en 1847 se situaba como su artículo 101,
ahora formado por dos incisos: el Io rezaba: "Toda asignación que por faltar el
asignatario se transfiere a distinta persona, llevará consigo todas sus obligaciones i
cargas trasmisibles, i el derecho de aceptarla o repudiarla separadamente"; y el in-
ciso 2o presentaba la misma redacción que el actualmente en vigor, y en los mismos
términos pasó al artículo 1218 del Proyecto de 1853, y sólo se presentaba con su
forma definitiva en el artículo 1217 del "Proyecto inédito". 2. Fuentes y contexto.
Bello incluyó en el Proyecto de 1853 la siguiente nota para el inciso I o : "C. A., 563.
Se reforma la lei 5, tít. 9, P. 6"; y para su inciso 2o: "C. A., 650". El citado artículo 563
del Código austríaco rezaba: "Aquel que toma la parte abandonada se obliga a las
cargas que le están unidas, a menos que sean puramente personales", y las ley de
las Siete Partidas (6,9,5), que se decía reformar, llevaba por rúbrica "Por qué razón
el heredero non es tenudo de pagar las mandas, que el señor de la herencia oviere
dexadas". El artículo 650 del Código austríaco, referido en la nota en relación con
el inciso 2o de este artículo 1068, decía: "Un legatario no puede substraerse de la
obligación de pagar aquello que le ha sido impuesto, bajo pretexto de que lo legado
DE LAS ASIGNACIONES TESTAMENTARIAS 653
excede el valor de lo suyo, pero si no acepta el legado que le ha sido dejado, aquel
que lo recibe en su lugar debe cumplir esta carga, de otro manera la abandonará
al legatario cuyo legado fue asignado sobre la cosa legada".
Artículo 1069. Sobre las reglas dadas en este título acerca de la inteligencia
y efecto de las disposiciones testamentarias, prevalecerá la voluntad del testador
claramente manifestada, con tal que no se oponga a los requisitos o prohibiciones
legales.
Para conocer la voluntad del testador se estará más a la substancia de las dis-
posiciones que a las palabras de que se haya servido.
Concordancias: Código Civil: artículos 337, 996 inciso 3, 1069, 1070 inciso 2,1093 inciso 2, 1094, 1128,
1157, 1162, 1332 inciso 3, 1361 y 1560.
JURISPRUDENCIA
1. El testamento debe interpretarse como un todo. En este sentido se ha declarado
que: "El testamento debe interpretarse en su integridad, considerando todas sus
cláusulas, antes que estarse a una disposición aislada, cuya eventual ilegalidad
pudiese ser observada por alguno de los interesados, sobre todo considerando
para ello que la situación particular que se objeta no fue sancionada expresamente
por el legislador con la nulidad, cuya eventual aplicación debe ser siempre res-
tringida y, asimismo, que ella se ha tenido, en la práctica, por no escrita, puesto
que se adoptaron por el encargado de ejecutar las disposiciones testamentarias
todos los procedimientos legales que correspondían" (Cs. 27-VII-2010, cons. 8o,
N° LegalPublishing: 45562). 2. La interpretación de la voluntad del testador es
una cuestión en hecho. En este sentido, la jurisprudencia se ha afirmado en que
la interpretación de las cláusulas testamentarias y la determinación de la voluntad
del testador son cuestiones de hecho que quedan entregadas a la apreciación de
los jueces de la instancia: "como invariablemente se ha resuelto, la interpretación
de un testamento constituye una operación intelectual en que se ha de inquirir y
desentrañar la voluntad del testador. El resultado de este proceso valorativo, a tra-
vés de los diversos elementos de juicio, lo constituirán las diferentes conclusiones
de hecho que deduzcan los jueces de la instancia, las que escapan de la censura
del tribunal de casación. La interpretación de las cláusulas testamentarias y la
determinación de la voluntad del testador son cuestiones de hecho que quedan
entregadas a la apreciación de los jueces de la instancia. Don Manuel Somarriva
Undurraga (versión de René Abeliuk M.), en su obra Derecho Sucesorio, Tomo I,
Sexta Edición Actualizada, Editorial Jurídica de Chile, página 249, expone: "La
Corte Suprema, en diversos fallos, ha estimado que interpretar el testamento, esto
es, determinar la voluntad real del testador, es cuestión de hecho. Por ende, no
puede nuestro más alto tribunal, conociendo del negocio por vía de la casación
en el fondo, modificar lo decidido al respecto por los tribunales de la instancia""
(Cs. 15-VI-2010, cons. 16°, N° LegalPublishing: 44909). 3. Facultades de los jueces
de fondo para interpretar las cláusulas de un testamento. Se ha declarado que
la facultad soberana que corresponde a los jueces del fondo para interpretar las
asignaciones de un testamento se refiere, conforme a derecho, a los casos en que
se trata de dar a ellos el significado y alcance que les corresponde cuando el tenor
654 CÓDIGO CIVIL - LIBRO ni - TÍTULO IV
Artículo 1072. Si la condición que se impone como para tiempo futuro, con-
siste en un hecho que se ha realizado en vida del testador, y el testador al tiempo
de testar lo supo, y el hecho es de los que pueden repetirse, se presumirá que el
testador exige su repetición; si el testador al tiempo de testar lo supo, y el hecho
es de aquellos cuya repetición es imposible, se mirará la condición como cumplida;
y si el testador no lo supo, se mirará la condición como cumplida, cualquiera que
sea la naturaleza del hecho.
Concordancias: Código Civil: artículos 47, 1473 y 1475.
OBSERVACIONES
1. Historia. En el Proyecto de 1853 esta disposición se situaba como su artículo
1268 bajo la forma siguiente: "La condición impuesta al heredero o legatario de no
contraer matrimonio se tendrá por no escrita, salvo que se limite a no contraerlo
antes de los veinte i cinco años o menos", y fue recibida, sin variaciones, en el ar-
tículo 1218 de del "Proyecto inédito". 2. Fuentes y contexto. En el Proyecto de 1853
Bello incluyó la siguiente nota para esta regla: "C. A., 700", y el referido artículo
700 del Código austríaco prescribía: "La condición de no casar se mira como no
existente, a menos que el legatario sea viudo o viuda y padre y madre de uno o
más niños. La condición de no casar con una cierta persona es válida".
JURISPRUDENCIA
1. Naturaleza de esta condición. Se ha declarado que esta condición y la del ar-
tículo 1075 tienen el carácter de condiciones resolutorias: "Las disposiciones de
los artículos 1074 y 1075 del Código Civil consagran evidentemente condiciones
que deben calificarse de resolutorias, conclusión que se desprende de la historia
de estas reglas, que se remontan a la época del Derecho Romano. En efecto, en
virtud de la Ley Julia Pappia o Julia Miscella, que procuraba el incremento de la
población penando el celibato y prescribiendo el matrimonio en cierta época de
la vida, se permitía a la mujer, aun cuando su marido se lo prohibiese y le dejare
un legado con la obligación de no volver a casarse, el que lo verificase jurando
que no lo hacía sino para tener hijos y si se casaba dentro del año la ley le con-
servaba su derecho al legado, pero pasado el año no podía percibir el legado sin
prestar caución de que no volvería a casarse. Justiniano modificó o derogó la Ley
Julia Miscella, prohibiendo que se exigiera a las mujeres el juramento y la caución
que prestaban como garantía de no volver a casarse, permitiendo a las viudas no
cumplir la condición de guardar la viudedad impuesta por sus difuntos maridos,
pudiendo, ello no obstante, percibir lo que por ellos se les hubiere dejado bajo dicha
condición (Luis Claro Solar, "Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado",
Volumen VII, Tomo XIV, De la Sucesión, Editorial Jurídica de Chile, 1979, páginas
417 y 418). De este modo, es manifiesto que si la génesis de los preceptos es ésta,
ello quiere significar que la voluntad del testador es que el heredero o legatario lo
sea en tanto no cumpla con la condición de casarse, saliendo del estado de soltería
o de viudedad. Tal condición, que de verificarse conllevaría la resolución de la asig-
nación -de ahí su naturaleza de resolutoria, cuestión que se desprende, además,
del hecho de haberse contemplado en su momento la exigencia de rendir caución-,
de acuerdo a la legislación chilena debe tenerse por no escrita, a menos que la de
no contraer matrimonio se limite a la de no hacerlo antes de la edad de dieciocho
años o menos, o que la de mantener el estado de viudedad se imponga a quien
tenga hijos de anterior matrimonio, al tiempo de deferírsele la herencia o legado"
Cs. 5-XI-2009, cons. 5o, N° LegalPublishing: 42861), de manera que: "Dilucidado
que las condiciones de los artículos 1074 y 1075 tienen la naturaleza de resolu-
torias y sin perjuicio que la regla general es, como se indicó, que ha de tenérselas
por no escritas, debe concluirse que las asignaciones que las contemplen y que
resulten eficaces por configurarse las situaciones de excepción que se prevén por
el legislador, no suspenden su adquisición, sino que la asignación está expuesta
656 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO IV
OBSERVACIONES
1. Historia. En la versión originaria de esta disposición se leía en su primer pe-
ríodo: "a la subsistencia de una mujer" en vez de la actualmente en vigor "a la
subsistencia de una persona". Esta reforma fue introducida por el artículo 28,
número 19°, de la Ley N° 19.335, de 23 de septiembre de 1994, y ella se inscribe
en la finalidad de igualar la situación de la mujer y el hombre, que era uno de los
propósitos de tal ley.
Artículo 1082. Lo que se asigna desde un día que llega antes de la muerte del
testador, se entenderá asignado para después de sus días y sólo se deberá desde
que se abra la sucesión.
Concordancias: Código Civil: articulo 999.
Artículo 1087. La asignación hasta día cierto, sea determinado o no, constituye
un usufructo a favor del asignatario.
La asignación de prestaciones periódicas es intransmisible por causa de
muerte, y termina, como el usufructo, por la llegada del día, y por la muerte del
pensionario.1
i Este inciso fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 7.612, publicada en el Diario Oficial el 21
de octubre de 1943.
DE LAS ASIGNACIONES TESTAMENTARIAS 659
Artículo 1089. Si se asigna algo a una persona para que lo tenga por suyo con
la obligación de aplicarlo a un fin especial, como el de hacer ciertas obras o suje-
tarse a ciertas cargas, esta aplicación es un modo y no una condición suspensiva.
El modo, por consiguiente, no suspende la adquisición de la cosa asignada.
Concordancias: Código Civil: artículos 1091 y 1493.
Artículo 1095. Si el modo consiste en un hecho tal, que para el fin que el tes-
tador se haya propuesto sea indiferente la persona que lo ejecute, es transmisible
a los herederos del asignatario.
Concordancias: Código Civil: artículos 951 inciso 2,1097 inciso 1.
JURISPRUDENCIA
1. Herederos y continuidad de la persona del causante. Sobre este punto se ha
declarado que: "Los herederos son "los continuadores de la persona del difun-
to, como si por una ficción el causante continuara viviendo jurídicamente en la
persona de sus herederos... Esta es la doctrina que acepta nuestro Código, como
se encarga de decirlo el Art. 1097, inc. I o : los herederos "representan la persona
del testador para sucederle en todos sus derechos y obligaciones transmisibles".
Como lo destaca el precepto, los herederos suceden en todas las obligaciones y
derechos transmisibles al causante. La regla general es la transmisibilidad; por
excepción hay derechos y obligaciones intransmisibles" (Cs. 27-V-2011, cons. 7o,
N° LegalPublishing: 49560).
O B S E R V A C I O N E S
nes son de cuotas, el asignatario del remanente es heredero de la cuota que reste
para completar la unidad.
Concordancias: Código Civil: Mensaje XXXV, artículo 951.
OBSERVACIONES
I. Historia. La versión más antigua de esta disposición apareció como inciso Io del
artículo 4 del Título VI del Proyecto que comenzó a publicarse en 1841: "Si hechas
otras asignaciones, se dispone colectivamente del remanente de los bienes, i las
demás asignaciones son todas a título singular, el asignatario del remanente es
heredero universal: si algunas de las otras asignaciones son de cuotas, el asigna-
tario del remanente es heredero de la cuota que reste para completar la unidad",
y en el Proyecto impreso en 1847 se situó como inciso Io de su artículo 104, con
la redacción que ya sería la definitiva, y que aparecía como artículo 1221 en los
Proyectos de 1853 e "Inédito". 2. Fuentes y contexto. En el Proyecto de 1853 Bello
incluyó la siguiente nota para esta disposición: "L. 17, tít. 3, P. 6, § E sf\ en cuyo
pasaje la citada ley de las Siete Partidas (6,3, 17) decía: "E si acaesciesse, que es-
tablesciesse a ornes ciertos por herederos, en partes ciertas a cada uno; e demás
dellas dixesse, que establesciesse a otro heredero, non le señalando cierta parte;
estonce cada uno dellos heredará aquella parte que le señaló. E el otro, quier sea
uno o más, a quien no señaló parte, heredará todo lo que fincaré demás de la he-
redad, e de las mandas, e de las debdas".
OBSERVACIÓN GENERAL
Los artículos que forman este párrafo están inspirados, por regla general, en diver-
sas leyes del título IX de la sexta de las Siete Partidas, como se consigna en notas
puestas por Bello en el Proyecto de 1853 y, así: el artículo 1105, lo está en las Siete
Partidas, 6,9,13, aunque "modificada"; el artículo 1106, en su inciso Io lo está en
Siete Partidas 6,9,10, y en su inciso 2o en Siete Partidas 6,9,43; los artículos 1107
y 1108 lo están en Siete Partidas 6,9,10; el artículo 1112, al menos en alguno de
sus incisos, lo está en Siete Partidas 6,9,18; el artículo 113 lo está en Siete Partidas
6,9,12; el artículo 1114 lo está en Siete Partidas 6,9,23 "con la glosa"; el artículo
1116 lo está en Siete Partidas, 6,9,25; el artículo 1117 lo está en su inciso Io en
Siete Partidas en su inciso 6,9,25, aunque en su inciso 2o advertí Bello que: "no se
sigue la regla de la lei 25"; el artículo 1127 lo está en su inciso Io en Siete Partidas
6,9,15 y en su inciso 2o en Siete Partidas 6,9,47; el artículo 1128 lo está en Siete
Partidas 6,9,16; el artículo 1129 lo está en Siete Partidas 6,9,15, pero "modificada";
el artículo 1132 lo está en su inciso Io en Siete Partidas 6,9,19 pero "reformada
en esta parte", y su inciso 2o lo está en Siete Partidas 6,9,19; y el artículo 1134 lo
está en Siete Partidas 6,9,24. Influyó también en ciertas disposiciones de este pá-
rrafo el Código austríaco, al que remiten las notas del Proyecto de 1853 para los
siguientes artículos actualmente en vigor: el inciso 3o del artículo 1127, respecto
del cual se cita el artículo 664 del Código austríaco; el artículo 1130 para el cual
se remite al artículo 666 del dicho Código; y el inciso 2o del artículo 1131, para el
que se cita el artículo 665 de dicho Código, aunque tras la revisión de la Comisión
dicha influencia se debilitó.
Artículo 1106. Podrá ordenar el testador que se adquiera una especie ajena
para darla a alguna persona o para emplearla en algún objeto de beneficencia; y
si el asignatario a quien se impone esta obligación no pudiere cumplirla porque el
dueño de la especie rehúsa enajenarla o pide por ella un precio excesivo, el dicho
asignatario será sólo obligado a dar en dinero el justo precio de la especie.
Y si la especie ajena legada hubiere sido antes adquirida por el legatario o para
el objeto de beneficencia, no se deberá su precio, sino en cuanto la adquisición
hubiere sido a título oneroso y a precio equitativo.
Concordancias: Código Civil: artículos 793 inciso 1, 1107 y 1109.
Artículo 1108. Si la cosa ajena legada pasó, antes de la muerte del testador,
al dominio de éste o del asignatario a quien se había impuesto la obligación de
darla, se deberá el legado.
Concordancias: Código Civil: artículos 682 y 1819.
Artículo 1110. Si el testador no ha tenido en la cosa legada más que una parte,
cuota o derecho, se presumirá que no ha querido legar más que esa parte, cuota
o derecho.
Lo mismo se aplica a la cosa que un asignatario es obügado a dar y en que sólo
tiene una parte, cuota o derecho.
Concordancias: Código Civil: artículos 47, 682 inciso 1, y 1743.
Artículo 1111. Si al legar una especie se designa el lugar en que está guardada
y no se encuentra allí, pero se encuentra en otra parte, se deberá la especie: si no
se encuentra en parte alguna, se deberá una especie de mediana calidad del mismo
género, pero sólo a las personas designadas en el artículo 1107.
Concordancias: Código Civil: articulo 1107 y 1509.
Artículo 1113. El legado de una cosa futura vale, con tal que llegue a existir.
Concordancias: Código Civil: artículos 1005,1461 inciso 1,1813, 2419.
Artículo 1116. Si se legó una cosa entre varias que el testador creyó tener, y
no ha dejado más que una, se deberá la que haya dejado.
Si no ha dejado ninguna, no valdrá el legado sino en favor de las personas de-
signadas en el artículo 1107; que sólo tendrán derecho a pedir una cosa mediana
del mismo género, aunque el testador les haya concedido la elección.
Pero si se lega una cosa de aquellas cuyo valor no tiene límites, como una casa,
una hacienda de campo, y no existe ninguna del mismo género entre los bienes del
testador, nada se deberá ni aun a las personas designadas en el artículo 1107.
Concordancias: Código Civil: artículos 1107,1338 inciso 2, 1508, 1509 y 1510.
Artículo 1119. Si la cosa legada es un predio, los terrenos y los nuevos edificios
que el testador le haya agregado después del testamento, no se comprenderán en
el legado; y si lo nuevamente agregado formare con lo demás, al tiempo de abrirse
la sucesión, un todo que no pueda dividirse sin grave pérdida, y las agregaciones
valieren más que el predio en su estado anterior, sólo se deberá este segundo valor
al legatario: si valieren menos, se deberá todo ello al legatario con el cargo de pagar
el valor de las agregaciones.
Pero el legado de una medida de tierra, como mil metros cuadrados, no crece-
rá en ningún caso por la adquisición de tierras contiguas, y si aquélla no pudiere
separarse de éstas, sólo se deberá lo que valga.
Si se lega un solar y después el testador edifica en él, sólo se deberá el valor
del solar.
Concordancias: Código Civil: artículos 659, 668 y 669.
Artículo 1121. Si se lega una casa con sus muebles o con todo lo que se en-
cuentre en ella, no se entenderán comprendidas en el legado las cosas enumeradas
en el inciso 2 del artículo 574, sino sólo las que forman el ajuar de la casa y se
encuentran en ella; y si se lega de la misma manera una hacienda de campo, no se
entenderá que el legado comprende otras cosas, que las que sirven para el cultivo
y beneficio de la hacienda y se encuentran en ella.
En uno y otro caso no se deberán de los demás objetos contenidos en la casa
o hacienda, sino los que el testador expresamente designare.
Concordancias: Código Civil: artículos 570 y 574.
Artículo 1125. La especie legada pasa al legatario con sus servidumbres, censos
y demás cargas reales.
Concordancias: Código Civil: artículos 820, 1135 inciso 3, 1366, 2022, 2384 y 2407.
Artículo 1127. Pueden legarse no sólo las cosas corporales, sino los derechos
y acciones.
Por el hecho de legarse el título de un crédito, se entenderá que se lega el
crédito.
El legado de un crédito comprende el de los intereses devengados; pero no
subsiste sino en la parte del crédito o de los intereses que no hubiere recibido el
testador.
Concordancias: Código Civil: artículos 565, 566, 576. Ley N° 19.857, Autoriza el Establecimiento de Empresas
Individuales de Responsabilidad Limitada, D.O. 11.02.2003: artículo 15 inciso 2.
Artículo 1130. Si se condona a una persona lo que debe, sin determinar suma,
no se comprenderán en la condonación sino las deudas existentes a la fecha del
testamento.
Concordancias: Código Civil: artículos 1567 inciso 2 N° 4, 1652.
Artículo 1132. Si el testador manda pagar lo que cree deber y no debe, la dis-
posición se tendrá por no escrita.
Si en razón de una deuda determinada se manda pagar más de lo que ella im-
porta, no se deberá el exceso a menos que aparezca la intención de donarlo.
Concordancias: Código Civil: artículos 1393, 1397, 2299.
Artículo 1133. Las deudas confesadas en el testamento y de que por otra parte,
no hubiere un principio de prueba por escrito, se tendrán por legados gratuitos,
y estarán sujetos a las mismas responsabilidades y deducciones que los otros
legados de esta clase.
Concordancias: Código Civil: artículos 1002,1062, 1362, 1363, 1374 inciso 1 y 1711.
JURISPRUDENCIA
1. Nulidad del legado de pensiones periódicas que no indica la cuantía de las
pensiones. Se ha declarado que si el legado de pensiones periódicas no indica la
cuantía de dichas pensiones, el legado es nulo por indeterminación del objeto,
de manera que si el testador no señala la cuantía de las prestaciones periódicas
que ordena dar, el juez no puede suplir su voluntad. En cambio, en el caso del
legado de alimentos voluntarios, el juez está llamado a completar la voluntad
del testador, según se desprende de este artículo del Código Civil (Cs. 22-V-2008,
N° LegalPublishing: 39052).
La enajenación de las especies legadas, en todo o parte, por acto entre vivos,
envuelve la revocación del legado, en todo o parte; y no subsistirá o revivirá el le-
gado, aunque la enajenación haya sido nula, y aunque las especies legadas vuelvan
a poder del testador.
La prenda, hipoteca o censo constituido sobre la cosa legada, no extingue el
legado, pero la grava con dicha prenda, hipoteca o censo.
Si el testador altera substancialmente la cosa legada mueble, como si de la made-
ra hace construir un carro, o de la lana telas, se entenderá que revoca el legado.
Concordancias: Código Civil: artículos 1125, 1366, 1567 N" 7, 1670, 2406 inciso 1. Ley N° 19.857, que
Autoriza el Establecimiento de Empresas Individuales de Responsabilidad Limitada, D.O. 11.02.2003: ar-
tículo 15 inciso 2.
JURISPRUDENCIA
1. Justificación de esta regla. Se ha declarado que esta regla tan categórica se
justifica por la radical distinción que efectúa el Código entre las asignaciones a
título universal y las a título singular, pues mientras las primeras giran en torno al
concepto de representación en todos los derechos y obligaciones transmisibles del
causante, las segundas se focalizan nada más en lo expresa y determinadamente
conferido o impuesto (CA. Santiago, 14-111-2003, N° LegalPublishing: 28361).
Artículo 1137. No valdrá como donación revocable sino aquella que se hubiere
otorgado con las solemnidades que la ley prescribe para las de su clase, o aquella
a que la ley da expresamente este carácter.
Si el otorgamiento de una donación se hiciere con las solemnidades de las
entre vivos, y el donante en el instrumento se reservare la facultad de revocarla,
será necesario, para que subsista después de la muerte del donante, que éste la
haya confirmado expresamente en un acto testamentario; salvo que la donación
sea del uno de los cónyuges al otro.
Las donaciones de que no se otorgare instrumento alguno, valdrán como do-
naciones entre vivos en lo que fuere de derecho; menos las que se hicieren entre
cónyuges, que podrán siempre revocarse.
Concordancias: Código Civil: artículos 1000, 1138, 1139 y 1144. Código Sanitario: artículo 150.
Artículo 1138. Son nulas las donaciones revocables de personas que no pueden
testar o donar entre vivos. Son nulas asimismo las entre personas que no pueden
recibir asignaciones testamentarias o donaciones entre vivos una de otra.
Sin embargo, las donaciones entre cónyuges valen como donaciones revocables.
Concordancias: Código Civil: artículos 11, 675 inciso 2, 961 a 967, 1000, 1005, 1137 inciso final, 1387 a
1392, 1446, 1447, 1739 inciso 3. Código Sanitario: artículo 150.
670 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO VIII
Artículo 1141. Las donaciones revocables a título singular son legados antici-
pados, y se sujetan a las mismas reglas que los legados.
Recíprocamente, si el testador da en vida al legatario el goce de la cosa legada,
el legado es una donación revocable.
Las donaciones revocables, inclusos los legados en el caso del inciso preceden-
te, preferirán a los legados de que no se ha dado el goce a los legatarios en vida
del testador, cuando los bienes que éste deja a su muerte no alcanzan a cubrirlos
todos.
Concordancias: Código Civil: artículos 764 y siguientes, 951,1104 a 1135,1363 y 1376. Código Sanitario:
artículo 150. LeyN016.271, sobre Impuesto a las Herencias, Asignaciones y Donaciones, D.O. 10.07.1965:
artículo 22.
Artículo 1143. Las donaciones revocables caducan por el mero hecho de morir
el donatario antes que el donante.
Concordancias: Código Civil: artículo 1136. Código Sanitario: artículo 150.
Artículo 1149. Habrá derecho de acrecer sea que se llame a los coasignata-
rios en una misma cláusula o en cláusulas separadas de un mismo instrumento
testamentario.
Si el llamamiento se hace en dos instrumentos distintos, el llamamiento anterior
se presumirá revocado en toda la parte que no le fuere común con el llamamiento
posterior.
Concordancias: Código Civil: artículos 47 y 1215.
Artículo 1150. Los coasignatarios conjuntos se reputarán por una sola persona
para concurrir con otros coasignatarios; y la persona colectiva formada por los
primeros, no se entenderá faltar, sino cuando todos éstos faltaren.
Se entenderán por conjuntos los coasignatarios asociados por una expresión
copulativa como Pedro y Juan, o comprendidos en una denominación colectiva
como los Hijos de Pedro.
Artículo 1152. La porción que acrece lleva todos sus gravámenes consigo, excep-
to los que suponen una calidad o aptitud personal del coasignatario que falta.
Concordancias: Código Civil: artículo 1068 inciso 1.
9. De las sustituciones
Artículo 1157. La sustitución que se hiciere expresamente para algunos de los ca-
sos en que pueda faltar el asignatario, se entenderá hecha para cualquiera de los otros
en que llegare a faltar; salvo que el testador haya expresado voluntad contraria.
Concordancias: Código Civil: artículos 364, 1069.
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta disposición había aparecido en el Proyecto que comenzó a pu-
blicarse en 1841, pues en él, bajo el título V "De las sustituciones", se contenía
un artículo 7 que, literalmente, rezaba: "El derecho de trasmisión excluye al de
sustitución; i el de sustitución al de acrecimiento", y se mantuvo en el Proyecto
impreso en 1847, ahora bajo el número 169, sin alteración ni nota alguna y de allí
pasó al artículo 1319 del Proyecto de 1853, conservándose inalterado en el llamado
"Proyecto Inédito" bajo el mismo número 1319 para, finalmente, aparecer bajo
el número 1163 en el Proyecto de 1855 y en la edición oficial del Código Civil de
1856. 2. Fuentes y contexto. En el Proyecto de 1841 este artículo iba acompañado
de una nota que explicaba, con ejemplos, las dos reglas que en él se contenían,
sin que hubiera remisión a fuente alguna, aunque, en relación con su paso final
existía una genérica referencia a un "principio de derecho": "La segunda parte de
este artículo es también evidente por sí misma: los civilistas la han consignado en
aquel principio de derecho: Jus substitutionis potentius est jure acrescendt'. El citado
principio, con una ligera variante de tiempo verbal, se leía, por ejemplo en Pothier:
"His non obstat quod jus substitutionis potentius sit jure acrescendi [...]" (Pandectae
Justinianae, in novum ordinem digestae, X, París, exTypis Dondey-Dupré, 1821, lib.
XXVIII, tit. II, sec. I, art. III, n. XXXIX, p. 396, nota 2). En el Proyecto de 1853 Bello
incluyó la siguiente nota: "Delv., II, 338 - Salas, Instit. Rom. Hisp., De vulg. subst.,
6, 7, 8", es decir, remitía a un pasaje de las Institutiones Romano - Hispanae ad
usum tironum ordinatae del pavorde valenciano Juan Sala Bañuls en concurrencia
con un paso del Cours de Claude-Étienne Delvincourt. El texto de las Institutiones
de Sala correspondía a su libro II, título XV "De vulgari substitutione", en sus nú-
meros 6, 7 y 8, remisión que ha de entenderse al texto 4 "Si quis servo, qui liber
existimabatur, instituto substitutus fuerit". La lectura de los tres números de Sala
aclara, en primer lugar, que la referencia hecha en la nota se limita a la primera
regla contenida en el artículo 1319 del "Proyecto" de 1853, a saber: "El derecho de
trasmisión excluye al de sustitución" y no toca a la segunda: "i el de sustitución, al
de acrecimiento". Veamos: El número 6 de la obra de Sala coincidía con la explica-
ción que Bello ofrecía en su nota al "Proyecto" de 1841, en la que había advertido
que: "En realidad, no puede decirse que falta un asignatario cuando la ley transmite
sus derechos ipso jure a las personas que lo representan", pues en el pasaje de
la Institutiones de Sala se leía que nunca se transmitía una herencia ya aceptada,
sino para aceptarla, pues, si se hablaba con propiedad, quien venía a la herencia
ya aceptada por otro, no era su "transmisario", sino su heredero, de donde lo que
se transmitía no era la misma herencia, sino que el derecho a aceptarla. Sala en
el número 7, al comentar una constitución de Teodosio, recibida en el Codex de
Justiniano (6.52), en relación con otra (6.51.1.13), sentaba que el derecho de trans-
misión, que antes sola y simplemente tenían los sui heredes, Justiniano, incluso
en los casos de substitución, lo había extendido a las personas comprendidas en
la ley teodosiana; y en el número 8 se comentaba otra ley del Codex (6.30.19) para
674 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO VIII
reafirmar que a quien se transmitía la herencia excluía a los substitutos. Los citados
pasajes de Sala, junto con fundar la exclusión del derecho de substitución por el
de transmisión, se relacionaban, directamente, con la cuestión de la extensión del
derecho de transmisión, que Bello, tempranamente, había optado por generalizar
en el artículo 5 del título I del "Proyecto" de 1841, para evitar las dificultades y
discusiones que ocasionaban los textos romanos y castellanos, según él mismo ex-
plicaba en nota a dicha disposición: "La transmisión de la herencia no se verificaba
entre los romanos sino (según se expresan los comentadores) ex potentia suitatis,
ex potentia sanguinis, i ex capite juris deliberandi. Véase Gómez, Var. 1, cap. 9o. La
lei de Partida simplificó algo la materia, concediendo ex potentia sanguinis todo
lo que las leyes romanas ex potentia suitatis, es decir, el derecho de transmitir a
cualquier heredero, aunque no fuese descendiente, la herencia ignorada, lei 2, tit.
6o, Part 6a, pues aunque Gregorio López (glosa 9 a la dicha lei) lo limita a los he-
rederos descendientes, su interpretación carece de apoyo en el texto legal. La lei,
sin embargo, da motivo a varias dudas y cuestiones, que el mismo Gregorio López
apunta en las glosas. Por el presente artículo cesa toda dificultad: el heredero o
legatario a quien se ha deferido una herencia o legado de que no tiene noticia,
transmite a sus herederos en todos casos esta herencia o legado. Es disposición del
Código Civil francés". Así, pues, de la lectura anterior puede concluirse, que los
pasajes de las Institutiones de Sala han servido al codificador chileno para sentar,
como regla general, la exclusión del "derecho de substitución" por el "derecho
de transmisión", zanjando así una discusión que se mantenía entre los juristas
en época previa y contemporánea al proceso de codificación, como lo recordaba
el mismo Delvincourt, en el pasaje citado por Bello en la nota aquí examinada, y
como lo advertía, con la misma referencia, el comisionado Gabriel Ocampo en nota
manuscrita al margen del artículo 1163 de su ejemplar del "Proyecto de Código
Civil" publicado en 1855: "Delv. Tomo 2o, paj. 338. Queda resuelta la cuestión de
precedencia de q. habla el citado autor".
TÍTULO V
Artículo 1168. Los alimentos que el difunto ha debido por ley a ciertas per-
sonas, gravan la masa hereditaria; menos cuando el testador haya impuesto esa
obligación a uno o más partícipes de la sucesión.
Concordancias: Código Civil: artículos 333, 959N" 4. LeyN" 16.271, sobre Impuesto a las herencias, asig-
naciones y donaciones, D.O. 10.07.1965: artículo 4 N° 4.
Este número fue modificado por la letra a) del N° 87 del artículo Io de la Ley de Filiación, Ley N° 19.585,
publicada en el Diario Oficial el 26 de octubre de 1998.
Este número fue sustituido por la letra b) del N° 87 del artículo Io de la Ley de Filiación, Ley N° 19.585,
publicada en el Diario Oficial el 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue derogado por el artículo Io de la Ley N° 10.271, publicada en el Diario Oficial el 2
de abril de 1952.
676 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO V
2. De la porción conyugal1
Artículo 1181. Legítima es aquella cuota de los bienes de un difunto que la ley
asigna a ciertas personas llamadas legitimarios.
Los legitimarios son por consiguiente herederos.
Concordancias: Código Civil: Mensaje XXXII, XXXIII, XXXIV, artículos 951 inciso 2, 1097, 1167 N° 2,1184
inciso 1,1191 inciso 1 y 2.
Este párrafo y los artículos que lo componen, 1172 a 1180, fueron derogados por el N° 88 del artículo
Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario Oficial de 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue sustituido por el N° 89 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998.
Este inciso fue m o d i f i c a d o p o r el artículo tercero, N° 2 7 , de la Ley N° 1 9 . 9 4 7 , p u b l i c a d a en el Diario
Oficial de 17 de m a y o de 2 0 0 4 , en el s e n t i d o de sustituir la f r a s e "al divorcio p e r p e t u o o temporal"
por "a la separación judicial".
DE LAS ASIGNACIONES FORZOSAS 677
JURISPRUDENCIA
1. Momento en que se detenta la calidad de legitimario. La calidad de legitimario
se ostenta con anterioridad a la muerte de la persona que debe la legítima (Cs.
22-XI-2005, N° LegalPublishing: 33320). 2. Relación entre el legitimario y quien
debe la legítima. Existe una relación jurídica entre el legitimario y quien debe la
legítima, aun en vida de este último, y que en virtud de dicho vínculo, cuyo origen
es legal, hay un interés jurídico comprometido del primero, en los actos que ejecute
o celebre el segundo, por decir precisamente relación con el patrimonio del que
debe la legítima; ese interés, atendido el sentido del régimen que gobierna la legíti-
ma, ciertamente es de contenido patrimonial, y ha servido de base suficiente para
impetrar la demanda de este juicio (Cs. 22 X1-2005, N° LegalPublishing: 33320).
Artículo 1185. Para computar las cuartas de que habla el artículo precedente,
se acumularán imaginariamente al acervo líquido todas las donaciones revocables
e irrevocables, hechas en razón de legítimas o de mejoras, según el estado en que
se hayan encontrado las cosas donadas al tiempo de la entrega, pero cuidando de
actualizar prudencialmente su valor a la época de la apertura de la sucesión.
Las cuartas antedichas se refieren a este acervo imaginario.2
Concordancias: Código Civil: artículos 955 inciso 1, 959, 1136 y siguientes, 1181, 1195, 1199, 1386 a
1436 y 1707.
Este artículo fue modificado por el N° 90 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue s u s t i t u i d o por el N° 91 del artículo I o de la Ley N° 1 9 . 5 8 5 , publicada en el Diario
Oficial el 26 de o c t u b r e de 1 9 9 8 .
678 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO IV
de la suma formada por este valor y el del acervo imaginario, tendrán derecho los
legitimarios para que este exceso se agregue también imaginariamente al acervo,
para la computación de las legítimas y mejoras.
Concordancias: Código Civil: artículos 955 inciso 1, 1136, 1181,1182, 1386 a 1436 y 1707.
JURISPRUDENCIA
Artículo 1187. Si fuere tal el exceso que no sólo absorba la parte de bienes de
que el difunto ha podido disponer a su arbitrio, sino que menoscabe las legítimas
rigorosas, o la cuarta de mejoras, tendrán derecho los legitimarios para la restitución
de lo excesivamente donado, procediendo contra los donatarios, en un orden inverso
al de las fechas de las donaciones, esto es, principiando por las más recientes.
La insolvencia de un donatario no gravará a los otros.
Concordancias: Código Civil: artículo 1425.
Artículo 1188. No se tendrá por donación sino lo que reste, deducido el gra-
vamen pecuniario a que la asignación estuviere afecta.
Ni se tomarán en cuenta los regalos moderados, autorizados por la costumbre
en ciertos días y casos, ni los dones manuales de poco valor.
Concordancias: Código Civil: artículos 2, 1198 incisos 2 y 3.
Artículo 1191. Acrece a las legítimas rigorosas toda aquella porción de los
bienes de que el testador ha podido disponer a título de mejoras, o con absoluta li-
bertad, y no ha dispuesto, o si lo ha hecho, ha quedado sin efecto la disposición.
Aumentadas así las legítimas rigorosas se llaman legítimas efectivas.
Si concurren, como herederos, legitimarios con quienes no lo sean, sobre lo
preceptuado en este artículo prevalecerán las reglas contenidas en el Título II de
este Libro.12
Concordancias: Código Civil: artículo 1147.
Artículo 1197. El que deba una legítima podrá en todo caso señalar las especies
en que haya de hacerse su pago; pero no podrá delegar esta facultad a persona
alguna, ni tasar los valores de dichas especies.
Concordancias: Código Civil: artículos 1004, 1318 inciso 1 y 1335.
Artículo 1198. Todos los legados, todas las donaciones, sean revocables o
irrevocables, hechas a un legitimario, que tenía entonces la calidad de tal, se im-
putarán a su legítima, a menos que en el testamento o en la respectiva escritura o
en acto posterior auténtico aparezca que el legado o la donación ha sido a título
de mejora.
Sin embargo, los gastos hechos para la educación de un descendiente no se
tomarán en cuenta para la computación de las legítimas, ni de la cuarta de mejo-
ras, ni de la cuarta de libre disposición, aunque se hayan hecho con la calidad de
imputables.
Tampoco se tomarán en cuenta para dichas imputaciones los presentes hechos
a un descendiente con ocasión de su matrimonio, ni otros regalos de costumbre.
Concordancias: Código Civil: artículos 2,1136,1188,1203 incisos 2 y 3,1740 N° 5, y 1744.
Este artículo fue sustituido por el N° 95 del articulo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial el 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue m o d i f i c a d o p o r el N° 110 del artículo I o de la Ley N° 1 9 . 5 8 5 , publicada en el Diario
Oficial de 26 de o c t u b r e de 1 9 9 8 .
DE LAS ASIGNACIONES FORZOSAS 681
Artículo 1203. Los desembolsos hechos para el pago de las deudas de un le-
gitimario, que sea descendiente, se imputarán a su legítima; pero sólo en cuanto
hayan sido útiles para el pago de dichas deudas.4
Si el difunto hubiere declarado expresamente por acto entre vivos o testamento
ser su ánimo que no se imputen dichos gastos a la legítima, en este caso se con-
siderarán como una mejora.
Si el difunto en el caso del inciso anterior hubiere asignado al mismo legitima-
rio a título de mejora alguna cuota de la herencia o alguna cantidad de dinero, se
imputarán a dicha cuota o cantidad; sin perjuicio de valer en lo que excedieren a
ella, como mejora, o como el difunto expresamente haya ordenado.
Concordancias: Código Civil: artículos 1181, 1182 N° 1,1195,1198 inciso 1.
Artículo 1204. Si el difunto hubiere prometido por escritura pública entre vivos
a su cónyuge o a alguno de sus descendientes o ascendientes, que a la sazón era
legitimario, no donar, ni asignar por testamento parte alguna de la cuarta de mejo-
ras, y después contraviniere a su promesa, el favorecido con ésta tendrá derecho a
que los asignatarios de esa cuarta le enteren lo que le habría valido el cumplimiento
de la promesa, a prorrata de lo que su infracción les aprovechare.
Este inciso fue sustituido por el N° 97 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario Oficial
el 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue modificado por el N° 98 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial el 26 de octubre de 1998.
Este inciso fue agregado por el N° 54 del artículo Io de la Ley N° 18.802, publicada en el Diario Oficial
el 9 de junio de 1989.
Este artículo fue modificado por el N° 99 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial el 26 de octubre de 1998.
682 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO V
4. De los desheredamientos
Este artículo fue modificado por el N° 100 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial el 26 de octubre de 1998.
E s t e n ú m e r o fue m o d i f i c a d o por la letra a) del N° 1 0 1 del artículo I o de la Ley N° 1 9 . 5 8 5 , publicada
e n e l Diario Oficial d e 2 6 d e o c t u b r e d e 1 9 9 8 .
DE LA REVOCACIÓN Y REFORMA DEL TESTAMENTO 683
5a. Por haber cometido un delito que merezca pena aflictiva; o por haberse
abandonado a los vicios o ejercido granjerias infames; a menos que se pruebe que
el testador no cuidó de la educación del desheredado.1
Los ascendientes y el cónyuge podrán ser desheredados por cualquiera de las
tres primeras causas.2
Concordancias: Código Civil artículos 44, 105, 106,107, 114, 968 N"s. 2, 3 y 4, 1456. Ley N° 19.947, de
Matrimonio Civil, D.O. 17.05.2004: artículo 12. Código Penal artículo 37.
TÍTULO VI
1 Este número fue modificado por la letra b) del N° 101 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada
en el Diario Oficial el 26 de octubre de 1998.
2 Este inciso fue sustituido por la letra c) del N° 101 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en
Diario Oficial el 26 de octubre de 1998.
3 Este inciso fue modificado por el N° 102 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial el 26 de octubre de 1998.
684 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO VIII
JURISPRUDENCIA
Artículo 1216. Los legitimarios a quienes el testador no haya dejado lo que por
ley les corresponde, tendrán derecho a que se reforme a su favor el testamento, y
podrán intentar la acción de reforma (ellos o las personas a quienes se hubieren
transmitido sus derechos), dentro de los cuatro años contados desde el día en que
tuvieron conocimiento del testamento y de su calidad de legitimarios.
DE LA APERTURA DE LA SUCESIÓN Y DE
SU ACEPTACIÓN, REPUDIACIÓN E INVENTARIO 685
TÍTULO VII
DE LA APERTURA DE LA SUCESIÓN Y DE
SU ACEPTACIÓN, REPUDIACIÓN E INVENTARIO
1. Regías generales
Artículo 1222. Desde el momento de abrirse una sucesión, todo el que tenga
interés en ella, o se presuma que pueda tenerlo, podrá pedir que los muebles y
Este artículo fue modificado por el N° 103 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial el 26 de octubre de 1998.
Este artículo fue derogado por el N° 104 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial el 26 de octubre de 1998.
686 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO VIII
papeles de la sucesión se guarden bajo llave y sello, hasta que se proceda al inven-
tario solemne de los bienes y efectos hereditarios.
No se guardarán bajo llave y sello los muebles domésticos de uso cotidiano,
pero se formará lista de ellos.
La guarda y aposición de sellos deberá hacerse por el ministerio del juez con
las formalidades legales.
Concordancias: Código Civil: artículos 955, 1285 a 1287. Código de Procedimiento Civil: artículos 858 y
siguientes, 872 y siguientes.
Este artículo fue reemplazado por el N° 22 del artículo séptimo de la Ley N° 18.776, publicada en el
Diario Oficial el 18 de enero de 1989.
Este inciso fue agregado por el N° 105 del artículo Io de la Ley N° 19.585, publicada en el Diario
Oficial el 26 de octubre de 1998.
DE LA APERTURA DE LA SUCESIÓN Y DE
SU ACEPTACIÓN, REPUDIACIÓN E INVENTARIO 687
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición aparecía como artículo 2
del título XI del Proyecto que comenzó a publicarse en 1841: "Se puede aceptar una
asignación i repudiar otra; pero no se puede repudiar la asignación gravada en más
de lo que vale, i aceptar las otras"; en el Proyecto impreso en 1843 se situó como
su artículo 238: "Se puede aceptar una asignación i repudiar otra; pero no se podrá
repudiar la asignación gravada en más de lo que vale, i aceptar las otras; a menos
que la asignación gravada se defiera sin las otras por el derecho de transmisión,
enunciado en el artículo 5"; y sólo en el Proyecto de 1853 aparecía con su redacción
definitiva, como artículo 1394. 2. Fuentes y contexto. En el Proyecto de 1853 Bello
incluyó la siguiente nota para esta disposición: "L. 36, tít. 9, P. 6", es decir, a una ley
de las Siete Partidas (6,9,36), que en su parte pertinente decía: "E si la manda fuesse
de muchas cosas señaladas, e la fiziesse a uno, bien podría estonce tomar dellas,las
que quisiesse, e dexar las otras; fueras ennde, quando el testador mandasse a alguno
dos cosas; la una, con agraviamiento, e la otra sin él. Ca, si aquel a quien tales mandas
son fechas, quisiesse tomar aquella cosa de que se puede aprovechar luego, e dexar
la otra, non lo podría fazer, ante dezimos, que las debe amas tomar, o dexar".
Uno y otro quedarán, además, sujetos criminalmente a las penas que por el
delito correspondan.
Concordancias: Código Civil: artículos 1256,1768, 2314. Código Penal: artículo 446.
Artículo 1234. La aceptación, una vez hecha con los requisitos legales, no podrá
rescindirse, sino en el caso de haber sido obtenida por fuerza o dolo, y en el de
lesión grave a virtud de disposiciones testamentarias de que no se tenía noticia al
tiempo de aceptarla.
Esta regla se extiende aun a los asignatarios que no tienen la libre administra-
ción de sus bienes.
Se entiende por lesión grave la que disminuyere el valor total de la asignación
en más de la mitad.
Concordancias: Código Civil: artículos 44,1348 inciso 2, 1456 a 1459,1888 a 1896, 2206, 2443 inciso 2.
Artículo 1236. Los que no tienen la libre administración de sus bienes no pue-
den repudiar una asignación a título universal, ni una asignación de bienes raíces,
o de bienes muebles que valgan más de un centavo, sin autorización judicial con
conocimiento de causa. 12
Concordancias: Código Civil: artículos 255,1225 y 1250.
El Decreto Ley N° 1.123, publicado en el Diario Oficial de 4 de agosto de 1975, sustituyó la unidad
monetaria.
Este artículo fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 7.612, publicada en el Diario Oficial de
21 de octubre de 1943. Con posterioridad fue modificado por el artículo 4o de la Ley N° 18.802,
publicada en el Diario Oficial de 9 de junio de 1989.
DE LA APERTURA DE LA SUCESIÓN Y DE
SU ACEPTACIÓN, REPUDIACIÓN E INVENTARIO 689
Artículo 1237. Ninguna persona tendrá derecho para que se rescinda su re-
pudiación, a menos que la misma persona o su legítimo representante hayan sido
inducidos por fuerza o dolo a repudiar.
Concordancias: Código Civil: artículos 44, 1451, 1456 a 1459.
Artículo 1238. Los acreedores del que repudia en perjuicio de los derechos de
ellos, podrán hacerse autorizar por el juez para aceptar por el deudor. En este caso
la repudiación no se rescinde sino en favor de los acreedores y hasta concurrencia
de sus créditos; y en el sobrante subsiste.
Concordancias: Código Civil: artículos 1394 inciso 2, 2468.
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición era la que aparecía en
el proyecto de libro "De la sucesión por causa de muerte" publicado en 1841,
que contenía un título XIV referido a los "Derechos de los herederos, legatarios i
acreedores", que se abría con la siguiente disposición: "Art. 1. La aceptación del
heredero retrotrae al momento de la delación de la herencia los derechos en que
sucede al difunto. Pero en la herencia desde un dia cierto, no se adquiere el dere-
cho a los frutos sino desde ese dia". Tal disposición, que no contenía nota alguna,
se situó en el "Proyecto" de 1846 en el título VII "De la aceptación i repudiación",
con una serie de alteraciones y bajo un nuevo número: "Art. 249. La aceptación i
la repudiación se retrotraen al momento de la delación. La aceptación produce los
mismos efectos que si el aceptante hubiese notificado su voluntad en el momento
de deferírsele la asignación; i la repudiación produce los mismos efectos que si el
repudiante hubiese fallecido antes de la delación. Lo cual se entiende sin perjuicio
de lo dispuesto en el articulo 308". Dicha disposición, que tampoco iba acompañada
de notas, sufrió importantes modificaciones durante el proceso codificador y así,
en el "Proyecto" de Código Civil de 1853, se mantenía dentro del título VII "De la
aceptación i repudiación" situada, asistemáticamente, en su § 4 "De la petición de
herencia i de otras acciones del heredero", bajo el siguiente número y redacción
y, esta vez, acompañado de una nota: "Art. 1443. La aceptación de una herencia
continúa la persona del difunto en el heredero, con efecto retroactivo hasta la
delación de la herencia. Por consiguiente, todos los derechos del difunto sobre las
cosas hereditarias, i la posesion misma, se entienden pasar al heredero desde la
muerte de su antecesor". En el llamado "Proyecto Inédito", la disposición anterior
fue resituada, pues se la colocó en el título VII "De la apertura de la sucesión, i de
su aceptación, repudiación e inventario", dentro de su § 1 de "Reglas generales",
como su artículo final y con una redacción diversa a la del "Proyecto" precedente,
pero sin alterar su contenido: "Art. 1394 j. "Los efectos de la aceptación o repu-
diación de una herencia se retrotraen al momento en que ésta haya sido deferida.
690 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO VIII
JURISPRUDENCIA
1. Aceptación de la herencia y manifestación de voluntad. La aceptación de la
herencia no se produce ipso facto, sino que se requiere una manifestación de vo-
luntad de los herederos en el sentido de aceptarla, lo que debe probarse (CA. Con-
cepción, 27-VI-2007, N° LegalPublishing: 36620). 2. La ocupación del inmueble que
pertenecía al causante implica una aceptación tácita de la herencia. Así se ha
declarado que: "Se deduce inequívocamente, que la demandada de autos [...], en su
calidad de hija del causante don [...] aceptó tácitamente la herencia de su padre,
en los términos señalados en el articulo 1241 del Código Civil, al ejecutar actos,
como ocupar la aludida propiedad que suponen necesariamente su intención de
aceptar y que no hubiere tenido derecho a ejecutar, sino en su calidad de heredera"
(CA. Valparaíso, 14-1-2011, cons. 3o, N° LegalPublishing: 47485).
Artículo 1245. El que hace acto de heredero sin previo inventario solemne,
sucede en todas las obligaciones transmisibles del difunto a prorrata de su cuota
hereditaria, aunque le impongan un gravamen que exceda al valor de los bienes
que hereda.
Habiendo precedido inventario solemne, gozará del beneficio de inventario.
Concordancias: Código Civil: artículos 951, 1097, 1247 a 1263. Código de Procedimiento Civil: artículos
858 a 865.
Artículo 1248. Si de muchos coherederos los unos quieren aceptar con beneficio
de inventario y los otros no, todos ellos serán obligados a aceptar con beneficio
de inventario.
Artículo 1250. Las herencias del Fisco y de todas las corporaciones y estable-
cimientos públicos se aceptarán precisamente con beneficio de inventario.
Se aceptarán de la misma manera las herencias que recaigan en personas
que no pueden aceptar o repudiar sino por el ministerio o con la autorización de
otras.
No cumpüéndose con lo dispuesto en este artículo, las personas naturales o
jurídicas representadas, no serán obligadas por las deudas y cargas de la sucesión
sino hasta concurrencia de lo que existiere de la herencia al tiempo de la demanda
o se probare haberse empleado efectivamente en beneficio de ellas.
Concordancias: Código Civil: artículos 397, 963, 995, 1225 y 1236.
Artículo 1251. Los herederos fiduciarios son obligados a aceptar con beneficio
de inventario.
Concordancias: Código Civil: artículos 733 y siguientes.
Artículo 1254. Si el difunto ha tenido parte en una sociedad, y por una cláusula
del contrato ha estipulado que la sociedad continúe con sus herederos después de
su muerte, no por eso en el inventario que haya de hacerse dejarán de ser compren-
694 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO XIII
didos los bienes sociales; sin perjuicio de que los asociados sigan administrándolos
hasta la expiración de la sociedad, y sin que por ello se les exija caución alguna.
Concordancias: Código Civil: artículos 2103, 2104.
Artículo 1260. El heredero beneficiario será responsable hasta por culpa leve
de la conservación de las especies o cuerpos ciertos que se deban.
Es de su cargo el peligro de los otros bienes de la sucesión, y sólo será respon-
sable de los valores en que hubieren sido tasados.
Concordancias: Código Civil: artículo 44 inciso 3.
Artículo 1264. El que probare su derecho a una herencia, ocupada por otra
persona en calidad de heredero, tendrá acción para que se le adjudique la herencia,
y se le restituyan las cosas hereditarias, tanto corporales como incorporales; y aun
aquellas de que el difunto era mero tenedor, como depositario, comodatario, pren-
dario, arrendatario, etc., y que no hubieren vuelto legítimamente a sus dueños.
Concordancias: Código Civil: artículos 12, 565, 576, 577, 578, 580, 714, 722, 891, 902 inciso 2,1142,1909,
1910. Código de Procedimiento Civil: artículo 293 N" 2.
OBSERVACIONES
1. Historia. Esta disposición, que aparecía en el Proyecto de 1853 como su artículo
1437 a, tenía la siguiente redacción: "El que probare su derecho a una herencia,
ocupada en todo o parte por otra persona, tendrá acción para que se le declare
heredero, i se le restituyan las cosas hereditarias, tanto corporales como incor-
porales; i aun aquellas de que el difunto era mero tenedor, como depositario, co-
modatario, prendario, arrendatario, etc., i que no hubieren vuelto legítimamente a
JURISPRUDENCIA
se sigue que debe ser dirigida en contra de cualquiera que pretende ser heredero
y que posea bienes hereditarios atribuyéndose dicha calidad. Por no ser una acción
personal, no es necesario accionar en contra de todos (CA. Concepción, 7-VIII-2000,
N° LegalPublishing: 22148)] b) Es una acción real, divisible, patrimonial y prescrip-
tible (CA. Valparaíso, 27-V-2004, N° LegalPublishing: 32037); c) Ha de considerarse
como una acción mueble: porque el derecho de herencia en sí mismo no puede ser
estimado como inmueble, aun cuando en la masa de bienes existan bienes raíces
(CA. Concepción, 7-VIII-2000, N° LegalPublishing: 22148; CA. Santiago, 19-V-2004,
N° LegalPublishing: 30856; CA. Valparaíso, 27-V-2004, N°LegalPublishing: 32037).
3. Objeto de la acción de petición de herencia. En cuanto a este punto se ha de-
clarado que el objeto de esta acción: "Presenta una doble faz: a) que a quien la
ejerce se le reconozca el carácter de heredero; y b) que, como resultado de tal re-
conocimiento, se le restituyan por los falsos herederos que las poseen, las cosas
que componen o integran el haz hereditario" (Cs. 30-IX-2011, cons. 8o, N°LegalPu-
blishing: 53479), de manera que la jurisprudencia se afirma en la idea de que ella,
por una parte, tiene por objeto el reconocimiento de la calidad de heredero y el
derecho a la herencia ocupada por otro y, por otra, lograr la restitución material
de las cosas hereditarias que componen la asignación reclamada, siendo lo prime-
ro el supuesto jurídico necesario de lo segundo (Cs. 25-VI-2007, N°LegalPublishing:
36546; CA. Concepción, 28-VIII-2008, N° LegalPublishing: 39729). 4. La acción de
petición de herencia tiene por objeto reclamar una universalidad jurídica. En
este sentido se ha precisado que ella tiene por objeto reclamar el haz hereditario
como un todo, independientemente de la naturaleza de los bienes que la conforman
(Cs. 5-VI-1990, N°LegalPublishing: 19836; CA. Concepción, 7-VIII-2000, N° LegalPu-
blishing: 22148; CA. Santiago, 19-V-2004, N°LegalPublishing: 30856; CA. Concepción,
28-VM-2008, N° LegalPublishing: 39729). 5. La acción de petición de herencia
puede tener por objeto la restitución de una cuota de la herencia. En este senti-
do se ha aclarado que esta acción puede también perseguir la restitución, ya no de
la universalidad jurídica de la herencia, sino o de una cuota de ella: "Cabe precisar,
que mediante la acción de petición de herencia, lo que se persigue es obtener la
restitución de la universalidad jurídica de la herencia, o de una cuota de ella, de
quien la está poseyendo invocando tal calidad de heredero, o la de cesionario de
dicha universalidad o de una cuota de ella, sin derecho" (Cs. 5-VI-1990, cons. 6°,
N° LegalPublishing: 19836). 6. No pugna con el carácter de esta acción el que se
puedan reclamar bienes determinados de la herencia. Aunque ha habido algunas
sentencias contradictorias, la jurisprudencia se ha inclinado por la opinión que se
reseña en el epígrafe y, así, la Corte Suprema ha recordado que: "La jurisprudencia
de esta Corte ha sostenido que el carácter de universalidad de la acción de petición
de herencia no se pierde por el hecho de circunscribirse la demanda a algunos
bienes de ésta (sentencia de 10 de septiembre de 1965; citada en el Repertorio de
Legislación y Jurisprudencia Chilenas. Libro Tercero del Código Civil. Página 189).
En el mismo sentido se cita por dicho Repertorio un fallo pronunciado el 6 de abril
de 1960 por la Corte de Casación Italiana, según el cual, "la acción de petición de
herencia, aunque se entable contra quien posee una parte de los bienes hereditarios,
tiene carácter universal en cuanto su objeto es el reconocimiento de la calidad
hereditaria y, como consecuencia de tal reconocimiento, la atribución de la heren-
698 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO VIII
cia, esto es, de una universalidad de bienes o de algunos bienes como parte de esa
totalidad... . Refiriéndose a la posibilidad, de que mediante la acción en análisis,
se puedan reclamar bienes concretos que se encuentran en posesión de terceros,
en carácter de herederos, se ha sostenido por la doctrina: "A nuestro entender,
ninguna duda cabe de aquello. Mediante la acción de herencia no sólo se puede
reclamar la herencia entera o una cuota de ella, sino que es posible que se deman-
den bienes en particular que estén en poder de terceros, a condición que estos
terceros los ocupen invocando un pretendido, aunque falso carácter de herederos.
No es necesario que se recurra, en este caso, a la acción reivindicatoría. Ella sola-
mente será procedente en contra de terceros en la medida que ellos tengan una
cosa singular, no en el carácter de herederos sino que aleguen tenerla en su poder
a otro título, como si las adquirieran de un falso heredero. La universalidad de la
acción de petición de herencia no se opone a que por ella se pueden reclamar
bienes individualmente considerados. En el derecho romano era claro que podía
ejercerse la acción de petición de herencia o alguna cosa hereditaria singular (Fabián
Elorriaga De Bonis. "Derecho Sucesorio". Segunda Edición actualizada. AbeledoPe-
rrot. Legal Publishing. Santiago de Chile. Año 2010. Página 519)" (Cs. 30-VÍ-2011,
cons. 9o, N° LegalPublishing: 53479), de modo: "Que la acción de petición de he-
rencia -definida, como se apuntó, en el artículo 1264 del Código Civil- habilita al
legítimo heredero para reclamar bienes concretos y determinados que forman
parte de la universalidad de la herencia y que están en posesión de terceros que
para detentarla invocan también su calidad de herederos" (Cs. 30-IX-2011, cons.
10°, N° LegalPublishing: 53479). Esta opinión es contraria a la que, en alguna oca-
sión, también había mantenido el mismo tribunal, según la cual no procedía esta
acción para reclamar la restitución de una o más especies singulares: "Cabe preci-
sar, que mediante la acción de petición de herencia, lo que se persigue es obtener
la restitución de la universalidad jurídica de la herencia, o de una cuota de ella, de
quien la está poseyendo invocando tal calidad de heredero, o la de cesionario de
dicha universalidad o de una cuota de ella, sin derecho, mas no la restitución de
una o más especies singulares" (Cs. 5-VI-1990, cons. 6o, N°LegalPublishing: 19836).
7. Significado de la expresión "adjudique la herencia". La jurisprudencia ha en-
tendido que: "Desde ya se considera necesario tener presente que el artículo 1264
del Código Civil, antes citado, que define el instituto en estudio, prescribe que por
su intermedio el que probare su derecho a una herencia puede pedir que ésta se
le "adjudique"-expresión que se ha entendido, no en su acepción técnica, sino
como el reconocimiento o declaración de que se tiene derecho a la herencia recla-
mada- y "se le restituyan las cosas hereditarias, tanto corporales como incorpora-
les" (Cs. 30-LX-2011, cons. 9o, N° LegalPublishing: 53479). 8. Presupuestos de su
ejercicio. La acción de petición de herencia descansa sobre dos presupuestos, que
constituyen, al mismo tiempo, sus condiciones de admisión, y cuya prueba recae
en el demandante: a) la calidad de heredero del causante por parte de quien la
ejerce, y b) la posesión del haz hereditario por el demandado, el cual invoca tam-
bién como título para ello una condición de heredero, que no le corresponde
(CA. Punta Arenas, 10V-1990, N° LegalPublishing: 22198; CA. Concepción,
28-VIII-2008, N° LegalPublishing: 39729). 9. Sujeto activo de la acción de petición
de herencia. Se ha precisado que este artículo "permite identificar como sujeto
DE LA APERTURA DE LA SUCESIÓN Y DE
SU ACEPTACIÓN, REPUDIACIÓN E INVENTARIO 699
activo del mismo a una persona que tiene la calidad de heredero de la totalidad
de la herencia o de una parte de ella y que se encuentra desprovisto de su posesión"
(Cs. 30-IX-2011, cons. 8o, N° LegalPublishing: 53479). 10. Sujetos pasivos de la
acción de petición de herencia. En principio, esta acción tiene como "sujeto pasi-
vo, a otra persona, que ostenta la posesión en todo o parcialmente de esa herencia,
invocando también la calidad de heredero, sin que la tenga legalmente" (Cs. 30-IX-
2011, cons. 8o, N° LegalPublishing: 53479), y se ha precisado que esta acción pue-
de dirigirse: a) En contra de quien posee la herencia, en todo o en parte, invocando
la calidad de heredero sin serlo (CA. Santiago, 6-XI-l 997, N°LegalPublishing: 14944;
CA. San Miguel, 7-IV-2000, N° LegalPublishing: 17173)] b) En contra del verdadero
heredero que desconoce los derechos de otro heredero: procede también en contra
de quienes siendo verdaderamente herederos han desconocido los derechos de
otro heredero legítimo, ocupando la cuota que a este último le corresponde en la
herencia (CA. Santiago, 6-XI-1997, N° LegalPublishing: 14944; CA. San Miguel,
7-TV-2000, N°LegalPublishing: 17173); c) En contra del cesionario del falso derecho
de herencia: la acción de petición de herencia puede deducirse no sólo en contra
de quien posee la herencia invocando la calidad de heredero, sin serlo, sino también
en contra del cesionario del falso derecho de herencia, por encontrarse en la mis-
ma situación de su cesionario o causante (Cs. 25-VI-2007, N°LegalPublishing: 36546);
d) No es necesario accionar en contra de todos los que poseen la herencia: por tra-
tarse de una acción real se sigue que debe ser dirigida en contra de cualquiera que
pretende ser heredero y que posea bienes hereditarios atribuyéndose dicha calidad.
Por no ser una acción personal, no es necesario accionar en contra de todos
(CA. Concepción, 7-VIII-2000, N° LegalPublishing: 22148). 11. Diferencias entre la
acción de petición de herencia y la acción reivindicatoría. Se ha explicado que:
"La diferencia entre la acción de petición de herencia y la acción reivindicatoría es
el derecho real que ampara cada una de ellas y que corresponde al que, precisa-
mente, se pretende obtener se declare su titularidad en favor de quien demanda.
Lo determinante para interponer la acción de petición de herencia es que se recla-
me de otra persona el reconocimiento del derecho real de herencia, pretensión
extraprocesal resistida, real o presuntamente, sobre la base de invocar que le asis-
te, a cualquier titulo, la calidad de heredero. En su caso, la acción reivindicatoría
es la que ejerce el dueño, titular del derecho de dominio sobre una cosa singular,
en contra de quien se sostiene no le asiste derecho de dominio sobre ella, si se
quiere es un falso dueño o un simple poseedor. En la acción petición de herencia
la controversia gira en torno al derecho real de herencia y en la acción reivindica-
toría se litigará respecto del derecho real de dominio. En ambas acciones las partes
alegan ser titulares de un derecho real, la diferencia la determina su naturaleza"
(Cs. 31-VÜI-2010, N°LegalPublishing: 45815). 12. Prescripción extintiva de la acción
de petición de herencia. La acción de petición de herencia no termina por su solo
no ejercicio. Nace del derecho real de herencia. Mientras éste no haya sido adqui-
rido por un tercero mediante la prescripción adquisitiva, la acción que lo protege
se mantiene. Por lo cual, el que prescribe deberá asumir el rol procesal de actor, y
en tal calidad deberá obtener que el tribunal declare que ha ganado por la pres-
cripción adquisitiva el derecho real de herencia (CA. Rancagua, 22-V1I1-2002, N°Le-
galPublishing: 26474; Cs. 28-111-2007, N° LegalPublishing: 36243).
700 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO VIII
Artículo 1265. Se extiende la misma acción no sólo a las cosas que al tiempo
de la muerte pertenecían al difunto, sino a los aumentos que posteriormente haya
tenido la herencia.
Concordancias: Código Civil: artículos 785, 2403, 2421.
OBSERVACIONES
1. Historia. La primera versión de esta disposición apareció en el Proyecto de 1853,
situado en el § 4 "De la petición de herencia i de otras acciones del heredero",
dentro del título VII "De la aceptación y repudiación" de su libro III "De la sucesión
por causa de muerte, i de las donaciones entre vivos", pues allí se presentaba como
su artículo 1440, bajo la siguiente redacción: "El poseedor de buena fe no será
responsable de las enajenaciones o deterioros de las cosas hereditarias sino en
cuanto le hayan hecho más rico; pero el de mala fe lo será de todo el importe de
las enajenaciones i deterioros". En el llamado "Proyecto inédito" se mantuvo en la
misma ubicación y bajo el mismo número 1440, pero con dos variantes de redac-
ción: a) el período inicial 'El poseedor de buena fe' fue substituido por el siguiente:
'El que de buena fe hubiere ocupado la herencia' y; b) en su frase final se reempla-
zó su período 'pero el de mala fe' por el siguiente: 'pero habiéndola ocupado de
mala fe', de manera que su texto aparecía bajo esta redacción: "El que de buena fe
hubiere ocupado la herencia no será responsable de las enajenaciones o deterioros
de las cosas hereditarias, sino en cuanto le hayan hecho más rico; pero habiéndo-
la ocupado de mala fe, lo será de todo el importe de las enajenaciones i deterioros".
Sin ninguna alteración esa disposición se fijó como artículo 1267 del Proyecto de
1855 y, en tales términos, apareció en la edición oficial del Código Civil chileno de
1856. 2. Fuentes y contexto. En los Proyectos del Código Civil no se contenía nin-
guna nota para este artículo, de manera que no existe una referencia directa que
apunte a sus eventuales fuentes, pero, sin perjuicio de ello, no resultan difíciles de
identificar. En efecto, el § "De la petición de herencia i de otras acciones del here-
dero" sólo apareció en el Proyecto de 1853 con ocho artículos, de los que sólo el
primero, bajo el número 1437 a, llevaba una nota, que era la siguiente: "L. 19, De
hered. pet.", es decir, remitía a un pasaje del título De hereditatis petitione del Di-
gesto (D. 5,3,19) que correspondía a un texto tomado del libro XX de los comenta-
rios de Paulo ad Edictum, de modo que consta que Bello tuvo a la vista dicho títu-
lo para elaborar, al menos uno de los artículos de este párrafo destinado a la acción
DE LA APERTURA DE LA SUCESIÓN Y DE
SU ACEPTACIÓN, REPUDIACIÓN E INVENTARIO 701
ciano, al monto de aquello en lo que, por dicha causa, se hubiera hecho más rico.
3. Sobre la noción de "hacerse más rico". La noción de "hacerse más rico" a la que
Bello recurría en la regla del artículo 1267 en relación con quien ocupaba de buena
fe una herencia, si se está a las fuentes romanas sobre las que se ha elaborado,
implicaba: I o ) Que el poseedor de la herencia obtuviera un cierto lucro como con-
secuencia de: a) La enajenación de bienes hereditarios: dicho lucro, en principio se
traducía en: i) el precio obtenido por la enajenación del bien hereditario; ii) las
cantidades que, en concepto de pena, pudiera haber recibido por la mora en el pago
del precio; b) Los deterioros en ios bienes hereditarios: lucro que, en este caso, podía
derivarse, no sólo de daños en las cosas hereditarias, sino, también, en sus frutos;
2o) Que el poseedor de la herencia conservara ese lucro, es decir, que fuera actual,
de modo que no se extendía a aquello que hubiera perdido, donado o consumido.
Consta que ese entendimiento era el que Bello daba a la citada regla, como se
comprueba por una temprana cuestión que generó la interpretación del artículo
1267, y que consistía en preguntarse si el poseedor de buena fe que se había hecho
más rico, como consecuencia de enajenaciones o deterioros, advendría obligado
por ese enriquecimiento si, a su vez, a él se le debieren mejoras que hubiera intro-
ducido en las mismas cosas hereditarias de cuya enajenación o deterioro se hubie-
ra enriquecido. La citada cuestión la planteaba en 1868 José Bernardo Lira Argo-
medo (1835-1886), en su Discurso de incorporación a la Facultad de Leyes de la
Universidad del Estado tocante a la necesidad de introducir ciertas reformas al
Código Civil: "Elartículo 1267 determina en su primera parte que el que de buena
fe hubiere ocupado una herencia no será responsable de las enajenaciones o dete-
rioros de las cosas hereditarias, sino en cuanto le hayan hecho más rico. Y si a este
poseedor se le debieran, a título de mejora o por cualquier otro título, esas mismas
cosas ¿sería también responsable de tales enajenaciones o deterioros?". Frente a
la cuestión anterior, Lira expresaba que: "No diré yo absolutamente que no, pues
no le sería dado escusarse de traer a colación tales valores en la herencia; pero
habría que reconocerle en todo caso su derecho para reclamar lo que por cualquier
título legítimo se le debiera", y aquí la sugerencia de Lira en cuanto a precisar en
este punto el artículo 1267, recogiendo literalmente una opinión de Bello: "Queda-
ría, por consiguiente, más claro el artículo diciendo, como anotó el señor Bello, que
esa responsabilidad tendría lugar 'en cuanto el valor de esas enajenaciones o de-
terioros excediera a lo que al poseedor se le debiera a título de mejoras o en razón
de un título cualquiera". En cuanto a esta corrección de Bello al texto promulgado
del Código Civil a la que se refería Lira en 1868 hay una precisión realizada por
Amunátegui Reyes en 1893, sobre la base de la lectura directa del ejemplar del
Código en el que Bello hizo la anotación, y así escribía: "He leído el original de la
corrección hecha en este caso por don Andrés Bello y para que se conozcan las
palabras textuales que este empleaba, voi a reproducir el artículo con la adición a
que me refiero: Art. 1267: 'El que de buena fe hubiere ocupado la herencia, no será
responsable de las enajenaciones o deterioros de las cosas hereditarias, sino en
cuanto su valor excediere a lo que se le deba a título de mejoras o, a falta de este
título, le hayan hecho más rico, pero habiéndola ocupado de mala fe, lo será de
todo el importe de las enajenaciones y deterioros". La corrección de Amunátegui
Reyes a Lira, importaba en cuanto a que: "Las palabras escritas con letra cursiva
DE LA APERTURA DE LA SUCESIÓN Y DE
SU ACEPTACIÓN, REPUDIACIÓN E INVENTARIO 703
manifiestan claramente que don José Bernardo Lira no había interpretado con
entera fidelidad la agregación hecha a este artículo por don Andrés Bello. El sabio
legislador no dice en razón de un título cualquiera, sino a falta de este título, esto
es, el que le dan las mejoras, lo que hace cambiar el sentido". Sin perjuicio del
interés histórico de la cuestión reseñada, para estos efectos la importancia de la
indicada anotación y corrección de Bello estriba en que precisa exactamente los
caracteres de la noción técnica de "hacerse más rico" que se asumía en la regla de
este artículo 1267: I o ) Se trata de un concepto técnico de carácter económico que
implica una necesaria relación entre un enriquecimiento y un empobrecimiento
correlativo: en este caso el invasor de buena fe de una herencia se ha empobrecido
al haber introducido ciertas mejoras y, como consecuencia de ello, el heredero
peticionario ha resultado enriquecido, pero, a su vez, los deterioros o pérdidas
experimentados en las cosas mejoradas, que ahora forman parte de las cosas he-
reditarias, han enriquecido al invasor y, consecuentemente, han empobrecido al
peticionario de la herencia; 2o) La prestación de la obligación por el enriquecimien-
to se encuentra limitada por un "doble límite" fijado, precisamente, por la diferen-
cia resultante entre el valor del enriquecimiento y el valor del empobrecimiento,
que no otra cosa significa la anotación de Bello indicada con la voz "exceso": "en
cuanto el valor de esas enajenaciones o deterioros excediera a lo que al poseedor
se le debiera a título de mejoras o en razón de un título cualquiera"; 3o) Es impres-
cindible que dicho "exceso", esto es, el monto efectivo del enriquecimiento sub-
sista, pues de lo contrario, naturalmente, no habrá resultado ninguna diferencia
de valor entre empobrecimiento y enriquecimiento y, por ende, no habría objeto
de la prestación de restituir aquello en lo que se hubiera enriquecido. Este enten-
dimiento de la categoría de "hacerse más rico", que era plenamente coincidente
que el régimen que había instaurado el senadoconsulto Juvenciano, era, además,
el mismo que Bello había descrito en el inciso 2o del artículo 1688 en el que pre-
cisaba cuándo se entendería haberse hecho más rica la persona del incapaz: "en
cuanto las cosas pagadas o las adquiridas por medio de ellas, le hubieren sido
necesarias; o en cuanto las cosas pagadas o las adquiridas por medio de ellas, que
no le hubieren sido necesarias, subsistan y si quisiere retenerlas". Que tal era el
sentido de la expresión "hayan hecho más rico" y que ella estaba necesariamente
vinculada con su expresa regulación en el inciso 2o del artículo 1688 lo confirma-
ba también la opinión del ya citado Gabriel Ocampo (1798-1882) quien, en sus
notas inéditas al Proyecto de Código Civil de 1855, expresaba, a propósito del ar-
tículo 1267, lo siguiente: "Heredero putativo no es responsable de las enajenacio-
nes y deterioros, sino en cuanto se hubiere enriquecido. Vide art. 1688 inc. 2o".
OBSERVACIONES
1. Historia. Desde el Proyecto de 1853 se hizo extensiva la regla del artículo 1267,
respecto de quien había ocupado una herencia de buena fe, en el evento en que el
heredero hubiera optado por ejercitar la acción reivindicatoría sobre cosas here-
ditarias reivindicables y que no hubieran sido adquiridas por terceros mediante
la prescripción adquisitiva, pues en el inciso 2o de su artículo 1441 se prescribía
que: "Si prefiere usar de esta acción [reivindicatoría], conservará, sin embargo, su
derecho para que el poseedor de mala fe de la herencia le complete lo que por su
recurso contra terceros poseedores no hubiere podido obtener i le deje enteramente
indemne; i tendrá igual recurso contra el poseedor de buena fe de la herencia en
cuanto por el artículo precedente se hallare obligado". Dicho inciso 2o se conser-
vó en el llamado "Proyecto inédito" como inciso 2o de su artículo 1441, con una
alteración concordante con la que se había practicado respecto del artículo 1440
y que se dirigió a substituir en su período final, que es el que aquí interesa, la ex-
presión 'y tendrá igual recurso contra el poseedor de buena fe de la herencia' por
la siguiente: 'y tendrá igual derecho contra el que ocupó de buena fe la herencia', y
en tales términos fue recibido en el Proyecto de 1855 y publicado en edición oficial
del Código Civil chileno de 1856.
JURISPRUDENCIA
1. Campo operativo de esta regla. Se ha precisado por la Corte Suprema: "La acción
de petición de herencia -definida, como se apuntó, en el artículo 1264 del Código
Civil- habilita al legítimo heredero para reclamar bienes concretos y determinados
que forman parte de la universalidad de la herencia y que están en posesión de
terceros que para detentarla invocan también su calidad de herederos. Por otra
parte, el legítimo heredero tiene derecho, asimismo, de acuerdo con lo previsto
en el artículo 1268 del mismo cuerpo legal, a ejercer la acción reivindicatoría
para lograr la restitución de bienes hereditarios, también determinados, que se
encuentren en posesión de terceras personas, que se amparen para ejercerla en
un título diferente al que emana de la condición de herederos" (Cs. 30-IX-2011,
cons. 10°, N° LegalPublishing: 53479), y en el mismo sentido se ha dicho que: "El
verdadero heredero tiene tanto la acción de petición de herencia que se dirige
contra el falso heredero, y la acción reivindicatoría que se le otorga para obtener
la restitución de los bienes que han salido de manos del falso heredero, por ena-
jenaciones efectuadas por éste a terceros. Rigiéndose cada una de ellas por reglas
que le son propias: Las de los artículos 1264 y siguientes del Código Civil en lo
referente a la primera y las que se contemplan en el TÍTULO XII del Libro II respecto
de la segunda" (CA. Valparaíso, 20-VI-2011, cons. 9o, N° LegalPublishing: 49742).
2. Caracteres de la acción reivindicatoría que concede esta disposición. Se ha
expresado que: "La acción deducida en esta causa es la contemplada en el artículo
1268 del Código Civil que en su inciso 1° establece:" El heredero podrá también,
hacer uso de la acción reivindicatoría sobre cosas hereditarias reivindicables que
hayan pasado a terceros, y no hayan sido prescritas por ellos." Esto es, se trata
de una acción reivindicatoría que la ley ha concedido a los verdaderos herederos
sobre las cosas hereditarias reivindicables, que hayan pasado a terceros y que no
DE LA APERTURA DE LA SUCESIÓN Y DE
SU ACEPTACIÓN, REPUDIACIÓN E INVENTARIÓ 705
han sido prescritas por ellos, todo ello a raíz de las enajenaciones efectuadas por
un falso heredero, actos que si bien no son nulos, son inoponibles al verdadero
dueño por cuanto nadie puede transferir más derechos de los que tiene" (CA. Valpa-
raíso, 20-VI-2011, cons. 8o, N° LegalPublishing: 49742). 3. El ejercicio de la acción
reivindicatoria no exige que se declare, en juicio previo, la calidad de heredero
de quien la intenta. Así se ha declarado que: "Resulta improcedente afirmar que,
para deducir por parte de un heredero la acción contenida en el artículo 1268 del
Código Civil primeramente ha de obtenerse se declare en juicio aparte su calidad
de tal, mediante una acción de petición de herencia, puesto que del propio tenor
literal de la norma en comento que se encuentra ubicada con posterioridad a las
normas relativas a la acción de petición de herencia, aparece que el legislador ha
utilizado la siguiente frase: "El heredero podrá también hacer uso de la acción rei-
vindicatoria", frase que en su sentido natural descarta la idea que necesariamente
haya de entablarse primero una acción en que se declare que es heredero y que la
persona contra quien se dirige es un falso heredero, para luego en caso de obtener
un resultado favorable, deba iniciar una acción reivindicatoria contra el tercero, a
quien aquel le enajeno un bien" (CA. Valparaíso, 20-VI-2011, cons. 10°, N°LegalPu-
blishing: 49742). 4. Necesidad de determinación de una cuota determinada en la
herencia para ejercitar la acción reivindicatoria. Se ha entendido que la acción
reivindicatoría en este caso supone necesariamente que pueda fijarse una cuota
determinada para cada uno de los herederos (un tercio, un cuarto, un décimo)
en la cosa singular hereditaria. Ello exige no sólo de una petición concreta de los
actores sobre el particular, sino también que en el transcurso del juicio se discuta
y compruebe la cuota determinada que a cada uno de los herederos corresponde
en la cosa singular (Cs. 26-111-2002, N° LegalPublishing: 19318).
JURISPRUDENCIA
TÍTULO VIII
OBSERVACIONES
1. Historia. El Proyecto que comenzó a publicarse en 1841 destinaba su título XII
al tratamiento "De los ejecutores" y en el inciso Io del artículo 1 de su § "Reglas
jenerales", se decía que: "Ejecutor es la persona a quien, por nombramiento del
difunto o por la lei, corresponde hacer ejecutar el testamento, si lo hai, o las
disposiciones de los artículos, relativos a la sucesión intestada", y en el Proyecto
impreso en 1847, dicha disposición se situó en su Título VIII "De los ejecutores
testamentarios", como inciso Io de su artículo 250, bajo la forma siguiente:"Eje-
cutor de última voluntad es la persona a quien, por nombramiento del difunto o
por la lei, corresponde hacer ejecutar el testamento, si lo hai, o las disposiciones
de las leyes relativas a la sucesión intestada". En el Proyecto de 1853 la disposición
anterior aparecía como inciso único de su artículo 1445 con la redacción que ya
sería la definitiva, y que fue recibida en el artículo 1445 del "Proyecto inédito". 2.
Fuentes y contexto. En el derecho vigente en tiempos de la codificación civil las
Siete Partidas destinaba el título X de su partida sexta al tratamiento "De los tes-
tamentarios que han de cumplir las mandas" y era común llamarles cabezaleros,
708 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO VIII
JURISPRUDENCIA
1. Naturaleza del albaceazgo y sus caracteres. Se ha declarado que: "El Código Civü
no ha definido la naturaleza jurídica de este instituto, cierta parte de la doctrina
lo asimila al contrato de mandato, otros le niegan tal calidad, otros le consideran
un mandato sui géneris. Nosotros diremos que se trata de una institución indepen-
diente y sui géneris sujeto a las reglas que se contienen en el Título IX del libro
Tercero del Código Civil, de cuyas normas se desprenden, eso sí, sus principales
características, en cuanto es un cargo intransmisible, indelegable, remunerado, que
no otorga otras atribuciones que las indicadas en la ley, por lo general de plazo
fijo o de día cierto y determinado, pudiendo existir pluralidad de albaceas, quienes
no están obligados a aceptar el cargo y por ende es voluntario" {CA. Coyhaique,
27-IX-2011, cons. 4o, N° LegalPublishing: 54776). En alguna sentencia reciente la
Corte Suprema se inclina por la opinión de quienes le entienden como un mandato
con caracteres especiales: ""El albaceazgo es un mandato que presenta las siguien-
tes. características, que lo diferencian del mandato ordinario: a) el albaceazgo se
genera a la muerte del causante, en cambio, la muerte del mandante pone término
al mandato (artículo 2163 N° 5); b) el mandato es un contrato; el albaceazgo tiene
DE LOS EJECUTORES TESTAMENTARIOS 709
1 Este inciso fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 7.612, publicada en el Diario Oficial el 21
de octubre de 1943.
2 Este artículo, fue derogado por el artículo 4o de la Ley N° 18.802, publicada en el Diario Oficial el 9
de junio de 1989.
3 Este artículo, fue derogado por el artículo 4° de la Ley N° 18.802, publicada en el Diario Oficial el 9
de junio de 1989.
710 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO VIII
OBSERVACIONES
1. Historia. En el Proyecto que comenzó a publicarse en 1841 se adoptaba un
principio diverso al que se asumió en el texto definitivo del Código Civil, pues en
el inciso Io de su título XII se decía: "Los albaceas i fideicomisarios nombrados por
el testador, que, siendo, capaces de sus respectivos encargos, según los artículos
de este título, rehusaren aceptarlos, se harán por este hecho indignos de los emo-
lumentos de la sucesión, con arreglo al inciso séptimo del artículo 16 del título
de las Reglas jenerales para la sucesión por causa de muerte", disposición que se
mantuvo como inciso Io del artículo 261 del Proyecto impreso en 1847,y fue en
el Proyecto de 1853 en el que se adoptó el criterio definitivo, como se leía en su
artículo 1454, cuyo inciso Io presentaba la versión que sería la final, al igual que
el segundo, con la sola diferencia de la remisión al artículo que se contenía en él.
2. Fuentes y contexto. Bello en el Proyecto de 1853 incluyó la siguiente nota para
su inciso 2o: "Se suaviza la doctrina de Paulo, Sentent. Lib. 3, tit. 5, 13". Esta nota
es singular, pues es la única de todas las que Bello agregó al Proyecto de 1853 en
la que se recurre a una obra de derecho romano postclásico: las Pauli sententiae,
que habían sido formadas al promediar el siglo m por un autor desconocido que las
atribuyó a Paulo, aunque siguen, en general, más a Ulpiano que a Paulo, fueron objeto
de sucesivas reelaboraciones, cuyo texto sólo ha llegado hasta nosotros a través de
obras posteriores que la tuvieron como fuentes, tales como los Fragmenta Vaticana,
la Consultatio veteris cuiusdam iurisconsulti, la Lex Romana Burgundionum, y el Bre-
viario de Atanco. En el pasaje qued e ellas refería Bello en la nota se decía: "Todos
los que obren contra la voluntad del defunto, pierdan, como indignos, la herencia, si
nada en el testamento estuviera previsto en fraude de la ley" (Omnibus, qui contra
voluntatem defuncti faciunt, ut indignis aufertur hereditas, si nihil testamento in
fraudem legis fuerit cautum).
Artículo 1281. Siendo muchos los albaceas, todos son solidariamente res-
ponsables, a menos que el testador los haya exonerado de la solidaridad, o que
el mismo testador o el juez hayan dividido sus atribuciones y cada uno se ciña a
las que le incumban.
Concordancias: Código Civil: artículos 1283 y 1511.
Artículo 1283. Habiendo dos o más albaceas con atribuciones comunes, todos
ellos obrarán de consuno, de la misma manera que se previene para los tutores
en el artículo 413.
El juez dirimirá las discordias que puedan ocurrir entre ellos.
El testador podrá autorizarlos para obrar separadamente; pero por esta sola
autorización no se entenderá que los exonera de su responsabilidad solidaria.
Concordancias: Código Civil: artículos 413, 1281 y 1511.
Artículo 1284. Toca a el albacea velar sobre la seguridad de los bienes; hacer
que se guarde bajo llave y sello el dinero, muebles y papeles, mientras no haya
inventario solemne, y cuidar de que se proceda a este inventario, con citación de
los herederos y de los demás interesados en la sucesión; salvo que siendo todos
los herederos capaces de administrar sus bienes, determinen unánimemente que
no se haga inventario solemne.
Concordancias: Código Civil: artículos 1222, 1225, 1245, 1247 y 1766. Código de Procedimiento Civil:
artículo 858.
de los obligados a darlas, el albacea a quien incumba hacer cumplir los legados,
podrá exigirles caución.
Concordancias: Código Civil: artículos 44, 46, 1270.
Artículo 1298. El testador no podrá ampliar las facultades del albacea, ni exo-
nerarle de sus obligaciones, según se hallan unas y otras definidas en este título.
Artículo 1300. Será removido por culpa grave o dolo, a petición de los herederos
o del curador de la herencia yacente, y en caso de dolo se hará indigno de tener
en la sucesión parte alguna, y además de indemnizar de cualquier perjuicio a los
interesados, restituirá todo lo que haya recibido a título de retribución.
Concordancias: Código Civil: artículos 44 inciso final, 481, 973 y siguientes, 1240 y 2314.
714 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO VIII
1. Fin de del albaceazgo al cabo del plazo cierto y determinado por el testador. Se
ha declarado que: "El artículo 1303 del Código Civil determina que: "El albaceazgo
durará el tiempo cierto y determinado que se haya prefijado por el testador", que se
relaciona con el artículo siguiente, en cuanto prescribe que: "Si el testador no hubiere
prefijado tiempo para la duración del albaceazgo, durará un año contado desde el
día en que el albacea haya comenzado a ejercer su cargo". Quiso el legislador que
la voluntad del testador y el cumplimiento de la liquidación de la sucesión, pago de
las deudas hereditarias y entrega de legados, se realizaran en un breve plazo luego
de abierta la sucesión, el que se contará desde que se haya comenzado a ejercer
dicho cargo. En consecuencia, el albaceazgo terminará, indefectiblemente, por el
vencimiento del plazo prefijado por el testador, que debe ser cierto y determinado
o por la ley, cuyo es el caso, para el desempeño del cargo, o al vencimiento de la
prórroga concedida por el Juez -la que no fue solicitada ni concedida antes del
vencimiento del plazo legal-, aunque el albacea no haya aún ejecutado íntegramente
el encargo, salvo la excepción que la misma ley contempla y que no viene al caso"
(CA. Coyhaique, 27-IX-2011, cons. 5°, N°LegalPublishing: 54776).
Artículo 1307. Los herederos podrán pedir la terminación del albaceazgo, desde
que el albacea haya evacuado su cargo; aunque no haya expirado el plazo señalado
por el testador o la ley, o ampliado por el juez para su desempeño.
Artículo 1308. No será motivo ni para la prolongación del plazo, ni para que
no termine el albaceazgo, la existencia de legados o fideicomisos cuyo día o con-
dición estuviere pendiente; a menos que el testador haya dado expresamente a el
albacea la tenencia de las respectivas especies o de la parte de bienes destinados
a cumplirlos; en cuyo caso se limitará el albaceazgo a esta sola tenencia.
Lo dicho se extiende a las deudas, cuyo pago se hubiere encomendado a el
albacea, y cuyo día, condición o liquidación estuviere pendiente; y se entenderá
sin perjuicio de los derechos conferidos a los herederos por los artículos prece-
dentes.
Artículo 1309. El albacea, luego que cese en el ejercicio de su cargo, dará cuenta
de su administración, justificándola.
No podrá el testador relevarle de esta obligación.
Concordancias: Código Civil: artículo 1298. Código de Procedimiento Civil: artículos 693 a 696.
Artículo 1310. El albacea, examinadas las cuentas por los respectivos intere-
sados, y deducidas las expensas legítimas, pagará o cobrará el saldo, que en su
contra o a su favor resultare, según lo prevenido para los tutores y curadores en
iguales casos.
Concordancias: Código Civil: artículo 424.
TÍTULO IX
Artículo 1313. No se podrá destinar a dichos encargos secretos, más que la mitad
de la porción de bienes de que el testador haya podido disponer a su arbitrio.
Concordancias: Código Ovil: artículo 1184.
Artículo 1314. El albacea fiduciario deberá jurar ante el juez que el encargo no
tiene por objeto hacer pasar parte alguna de los bienes del testador a una persona
incapaz, o invertirla en un objeto ilícito.
Jurará al mismo tiempo desempeñar fiel y legalmente su cargo sujetándose a
la voluntad del testador.
La prestación del juramento deberá preceder a la entrega o abono de las espe-
cies o dineros asignados al encargo.
Si el albacea fiduciario se negare a prestar el juramento a que es obligado,
caducará por el mismo hecho el encargo.
Concordancias: Código Civil: artículos 972, 1069 y 1301.
TÍTULO X
Concordancias: Código de Procedimiento Civil Libro ZZ7 Título ¡X: artículos 645 a 666, de los Juicios sobre Par-
ticiones de Bienes. Código Orgánico de Tribunales Título IX: artículos 222 a 243, sobre los jueces árbitros.
OBSERVACIONES
1. Historia. La versión más antigua de esta disposición se leía como artículo 2 del
título XIII del Proyecto que comenzó a publicarse en 1841: "Ninguno de los coasigna-
tarios de un objeto universal o singular será obligado a permanecer en la indivisión;
i la partición del objeto podrá siempre pedirse, aunque el testador haya dispuesto
lo contrario", y se mantuvo inalterada como artículo 297 del Proyecto impreso en
1847. En el Proyecto de 1853 se situaba como su artículo 1496 con los siguientes
tres incisos: inciso I o : "Ninguno de los coasignatarios será obligado a permanecer en
la indivisión; i la partición del objeto podrá siempre pedirse, con tal que el testador
no haya dispuesto o los coasignatarios no hayan estipulado lo contrario"; inciso 2o:
"La partición, sin embargo, podrá pedirse no obstante cualesquiera prohibiciones
o estipulaciones contrarias, cuando la indivisión ha durado cinco años"; inciso 3o:
"Las disposiciones precedentes no se extienden a las cosas en que la indivisión es
ordenada i su duración determinada por la lei, como en la propiedad fiduciaria". Se
mantuvo como artículo 1496 en el "Proyecto inédito", cuyos dos primeros incisos
presentábanla redacción que sería la definitiva, pues el tercero rezaba: "Las dispo-
siciones precedentes no se extienden a las cosas en que no es posible la indivisión,
como el derecho de servidumbre, o en que la indivisión es ordenada i su duración
determinada por la lei, como en la propiedad fiduciaria" y sólo apareció con su
texto definitivo en el Proyecto de 1855. 2. Fuentes y contexto. En el Proyecto de
1853 Bello incluyó la siguiente nota para esta disposición: "Goyena, núm. 2243;
C. F., 815, con el comentario de Rogron". La referencia al Proyecto de García Goyena
es errada, pues tal proyecto sólo comprende 1992 artículos, y es su artículo 893 el
que reza: "Todo coheredero que tenga la libre administración y disposición de sus
bienes, puede pedir en cualquier tiempo la partición de la herencia". De su lado el
artículo 815 del Code Civil rezaba: "nadie puede ser constreñido a permanecer en
la indivisión, y la partición siempre puede ser provocada no obstante prohibiciones
y convenciones contrarias. Se puede, no obstante, convenir en suspender la par-
tición durante un tiempo limitado: esta convención no puede ser obligatoria más
allá de cinco años, pero ella.puede ser renovada", y Rogron en sus explicaciones
escribía: a) a la frase: "en la indivisión": "Pues la indivisión da, casi siempre, naci-
miento a contestaciones entre los copropietarios. Es de interés público que esas
contestaciones sean prevenidas"; b) a la frase "siempre provocada": "Así la acción
de partición es imprescriptible, por largo que sea el tiempo que haya durado la
indivisión"; c) a la frase "no obstante prohibiciones": "Por ejemplo, si un testador
prohibe a sus herederos partir los bienes que les ha dejado en común. Pero, aun-
que según la letra de nuestro artículo no se habla más que de la convención por la
cual se suspendería esta partición durante cinco años, nosotros pensamos que un
testador podría, igualmente, prohibirla durante ese lapso; pues debe permitírsele
imponer a sus herederos las condiciones que pueden ellos convenir entre sí"; d) a
la frase "convenciones contrarias": "Así, aunque los herederos convinieran entre
ellos no partir la sucesión, la partición siempre podría ser provocada, pues no se
puede, por convenciones particulares, derogar las leyes que interesan al orden
público"; e) a la palabra "obligatoria": "Si ella excede el término de cinco años, no
sería nula, sino solamente obligatoria hasta allí"; f) a la voz 'renovada': "Si todos
718 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO XIII
los copropietarios consienten. Los cinco años comenzarían siempre a contar desde
el día de la renovación".
JURISPRUDENCIA
Artículo 1318. Si el difunto ha hecho la partición por acto entre vivos o por
testamento, se pasará por ella en cuanto no fuere contraria a derecho ajeno.
En especial, la partición se considerará contraria a derecho ajeno si no ha respe-
tado el derecho que el artículo 1337, regla 10a, otorga al cónyuge sobreviviente.1
Concordancias: Código Civil: artículos 1196, 1197, 1337 y 1342.
Este artículo fue modificado p o r el N° 110 del artículo I o de la Ley N° 1 9 . 5 8 5 , publicada en el Diario
Oficial de 26 de o c t u b r e de 1 9 9 8 .
DE LA PARTICIÓN DE LOS BIENES 719
Artículo 1322. Los tutores y curadores, y en general los que administran bienes
ajenos por disposición de la ley, no podrán proceder a la partición de las herencias
o de los bienes raíces en que tengan parte sus pupilos, sin autorización judicial.
Pero el marido no habrá menester esta autorización para provocar la partición
de los bienes en que tenga parte su mujer: le bastará el consentimiento de su mujer,
si ésta fuere mayor de edad y no estuviere imposibilitada de prestarlo, o el de la
justicia en subsidio.
Concordancias: Código Civil: artículos 253 inciso 1, 396, 1337 N° 10, 1342, 1718 y 1757.
Artículo 1323. Sólo pueden ser partidores los abogados habilitados para ejercer
la profesión y que tengan la libre disposición de sus bienes.1
Son aplicables a los partidores las causales de implicancia y recusación que el
Código Orgánico de Tribunales establece para los jueces.
Concordancias: Código Orgánico de Tribunales: artículos 195,196, 225, 227 N° 2.
Este inciso fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 10.271, publicada en el Diario Oficial el 2
de abril de 1952.
Este artículo fue modificado por el N° 26 del artículo séptimo de la Ley N° 18.776, publicada en el
Diario Oficial el 18 de enero de 1989.
720 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO X
Serán, sin embargo, necesarias en este caso la tasación de los bienes por peritos
y la aprobación de la partición por la justicia ordinaria del mismo modo que lo
serían si se procediere ante un partidor.
Los coasignatarios, aunque no tengan la libre disposición de sus bienes, podrán
nombrar de común acuerdo un partidor. Esta designación podrá recaer también
en alguna de las personas a que se refiere el artículo anterior, con tal que dicha
persona reúna los demás requisitos legales.
Los partidores nombrados por los interesados no pueden ser inhabilitados sino
por causas de implicancia o recusación que hayan sobrevenido a su nombramiento.
Si no se acuerdan en la designación, el juez, a petición de cualquiera de ellos,
procederá a nombrar un partidor que reúna los requisitos legales, con sujeción a
las reglas del Código de Procedimiento Civil.1
Concordancias: Código Civil: artículos 1323, 1335 y 1342. Código de Procedimiento Civil: artículos 414,
415, 646, 657, 895 a 900. Código Orgánico de Tribunales: artículos 195, 225, 226 y 227.
Artículo 1328. El partidor que acepta el encargo, deberá declararlo así, y jurará
desempeñarlo con la debida fidelidad, y en el menor tiempo posible.
Concordancias: Código Orgánico de Tribunales: artículo 236.
Artículo 1333. Las costas comunes de la partición serán de cuenta de los in-
teresados en ella, a prorrata.
Concordancias: Ley N" 16.271, sobre Herencias, Asignaciones y Donaciones, D.O. 10.07.1965: artículo 4.
J U R I S P R U D E N C I A
1. Cálculo de las costas comunes. La forma práctica en que las costas comunes
de la partición resultan, en definitiva, afectando a los interesados en proporción
a la cuota que les corresponde en la masa indivisa, es deduciendo los gastos que
ellas signifiquen de la masa de bienes, es decir, las costas comunes son una baja
general que debe hacerse al acervo ilíquido para transformarlo en acervo líquido o
partible como así lo ha entendido el artículo 959 del Código Civil en relación con el
artículo 4o N° 2 de la Ley N° 16.271 sobre Impuesto a las Herencias, Asignaciones
y Donaciones (CA. Copiapó, 12-V-2008, N° LegalPublishing: 39010).
Artículo 1335. El valor de tasación por peritos será la base sobre que procederá
el partidor para la adjudicación de las especies; salvo que los coasignatarios hayan
legítima y unánimemente convenido en otra, o en que se liciten las especies, en
los casos previstos por la ley.
Concordancias: Código Civil: artículo 1197,1325 inciso 2 y 1337. Código de Procedimiento Civil: artícu-
lo 657.
Artículo 1336. El partidor, aun en el caso del artículo 1318, y aunque no sea
requerido a ello por el albacea o los herederos, estará obligado a formar el lote
e hijuela que se expresa en el artículo 1286, y la omisión de este deber le hará
responsable de todo perjuicio respecto de los acreedores.
Concordancias: Código Civil: artículos 1286,1318 y 1329.
Artículo 1338. Los frutos percibidos después de la muerte del testador, durante
la indivisión, se dividirán del modo siguiente:
1. Los asignatarios de especies tendrán derecho a los frutos y accesiones de
ellas desde el momento de abrirse la sucesión; salvo que la asignación haya sido
desde día cierto, o bajo condición suspensiva, pues en estos casos no se deberán
los frutos, sino desde ese día, o desde el cumplimiento de la condición; a menos
que el testador haya expresamente ordenado otra cosa.
2. Los legatarios de cantidades o géneros no tendrán derecho a ningunos frutos,
sino desde el momento en que la persona obligada a prestar dichas cantidades o
géneros se hubiere constituido en mora; y este abono de frutos se hará a costa del
heredero o legatario moroso.
3. Los herederos tendrán derecho a todos los frutos y accesiones de la masa
hereditaria indivisa, a prorrata de sus cuotas; deducidos, empero, los frutos y
accesiones pertenecientes a los asignatarios de especies.
4. Recaerá sobre los frutos y accesiones de toda la masa la deducción de que
habla el inciso anterior, siempre que no haya una persona directamente gravada
para la prestación del legado: habiéndose impuesto por el testador este gravamen
a alguno de sus asignatarios, éste sólo sufrirá la deducción.
Concordancias: Código Civil: artículos 645, 647,1078,1115,1118, 1551.
Artículo 1345. El partícipe que sea molestado en la posesión del objeto que le
cupo en la partición, o que haya sufrido evicción de él, lo denunciará a los otros
partícipes para que concurran a hacer cesar la molestia, y tendrá derecho para que
le saneen la evicción.
Esta acción prescribirá en cuatro años contados desde el día de la evicción.
Concordancias: Código Civil: artículos 1423,1792, 1837 a 1856,1916.
Artículo 1347. El pago del saneamiento se divide entre los partícipes a prorrata
de sus cuotas.
La porción del insolvente grava a todos a prorrata de sus cuotas; incluso el
que ha de ser indemnizado.
Concordancias: Código Civil: artículos 1355,1511 inciso 1,1840 inciso 2.
Artículo 1350. Podrán los otros partícipes atajar la acción rescisoria de uno de
ellos, ofreciéndole y asegurándole el suplemento de su porción en numerario.
Concordancias: Código Civil: artículo 1890 inciso 1.
TÍTULO XI
DEL PAGO DE LAS DEUDAS HEREDITARIAS Y TESTAMENTARIAS
Concordancias: Código Civil: artículos 1568 y siguientes.
Artículo 1354. Las deudas hereditarias se dividen entre los herederos a pro-
rrata de sus cuotas.
Así el heredero del tercio no es obligado a pagar sino el tercio de las deudas
hereditarias.
Pero el heredero beneficiario no es obligado al pago de ninguna cuota de las
deudas hereditarias sino hasta concurrencia de lo que valga lo que hereda.
Lo dicho se entiende sin perjuicio de lo dispuesto en los artículos 1356 y
1526.
Concordancias: Código Civil: artículos 951,1097,1247 y siguientes, 1356,1511 inciso 1,1526,1540 inciso
1, 2316.
OBSERVACIONES
1. Historia. El origen de esta regla puede situarse en el inciso Io del artículo 323
del Proyecto impreso en 1847: "La porción de una deuda hereditaria cuyo pago
se reclama después de partidos i distribuidos los bienes, i que no fuere com-
pletamente satisfecha por insolvencia de alguno de los herederos, no gravará a
los coherederos ni a los legatarios", si bien sólo fue en el Proyecto de 1853 en el
que su artículo 1529 prescribió que: "La insolvencia de uno de los herederos no
DEL PAGO DE LAS DEUDAS HEREDITARIAS Y TESTAMENTARIAS 727
grava a los otros" y, bajo el mismo número, aparecía con la redacción definitiva
en el "Proyecto inédito", salvo por el número del artículo al que remitía, que era
el correspondiente a la numeración de dicho "Proyecto" (art. 1471 a, inciso 2o).
2. Fuentes y contexto. En el Proyecto de 1853 Bello incluyó la siguiente nota:"Curia
Filípica, Juicio Ejecutivo, § 10, núm. 4", es decir, remitía a la difundidísima Curia
Filípica del jurista indiano Juan de Hevia Bolaños, en su Parte II, § 10, número 4, en el
que se leía lo siguiente: "Habiendo dos, o más herederos, no se puede executar a cada
uno in solidum por toda la deuda, sino sólo por la parte que le cabe en ella, porque la
acción se dividió entre ellos de esta manera: tanto, que aunque uno no pague, o no
tenga de qué pagar su parte, no se puede cobrar de los demás. Y procede, aunque el
difunto por contrato o testamento haya obligado a los herederos, o entre ellos se haya
convenido hacer la paga in solidum, salvo siendo la deuda hipotecaria, que entonces
se puede executar en cualesquiera bienes de los hipotecados in solidum por toda la
deuda, no sólo estando en poder de cualquiera de los herederos, sino también en
cualquiera de dos, o más singulares poseedores, contra quien ha lugar la execución,
respecto de que esta acción hipotecaria sigue de esta suerte la cosa hipotecada, y es
individua en ella, sin ser necesario hacer división, ni excursión alguna".
Artículo 1357. Si uno de los herederos fuere acreedor o deudor del difunto,
sólo se confundirá con su porción hereditaria la cuota que en este crédito o deu-
da le quepa, y tendrá acción contra sus coherederos a prorrata por el resto de su
crédito, y les estará obligado a prorrata por el resto de su deuda.
Concordancias: Código Civil: artículos 1567 N" 6,1665,1667.
Artículo 1358. Si el testador dividiere entre los herederos las deudas hereditarias
de diferente modo que el que en los artículos precedentes se prescribe, los acreedores
hereditarios podrán ejercer sus acciones o en conformidad con dichos artículos o en
conformidad con las disposiciones del testador, según mejor les pareciere. Mas, en el
primer caso, los herederos que sufrieren mayor gravamen que el que por el testador
se les ha impuesto, tendrán derecho a ser indemnizados por sus coherederos.
Concordancias: Código Civil: artículo 1526 N° 4.
Artículo 1359. La regla del artículo anterior se aplica al caso en que, por la
partición o por convenio de los herederos, se distribuyan entre ellos las deudas de
diferente modo que como se expresa en los referidos artículos.
Concordancias: Código Civil: artículo 1526 N°4.
Artículo 1360. Las cargas testamentarias no se mirarán como carga de los he-
rederos en común, sino cuando el testador no hubiere gravado con ellas a alguno
o algunos de los herederos o legatarios en particular.
728 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO VIII
Las que tocaren a los herederos en común, se dividirán entre ellos como el
testador lo hubiere dispuesto, y si nada ha dicho sobre la división, a prorrata de
sus cuotas o en la forma prescrita por los referidos artículos.
Concordancias: Código Civil: artículos 959 N" 2,1097 inciso 2,1364yl 373. LeyN016.271, sobre Herencias,
Asignaciones y Donaciones, D.O. 10.07.1965: artículo 59.
Artículo 1361. Los legados de pensiones periódicas se deben día por día des-
de aquel en que se defieran, pero no podrán pedirse sino a la expiración de los
respectivos períodos, que se presumirán mensuales.
Sin embargo, si las pensiones fueren alimenticias, podrá exigirse cada pago
desde el principio del respectivo período, y no habrá obligación de restituir parte
alguna aunque el legatario fallezca antes de la expiración del período.
Si el legado de pensión alimenticia fuere una continuación de la que el testador
pagaba en vida, seguirá prestándose como si no hubiese fallecido el testador.
Sobre todas estas reglas prevalecerá la voluntad expresa del testador.
Concordancias: Código Civil: artículos 47, 331 y 1069.
Artículo 1362. Los legatarios no son obligados a contribuir al pago de las legí-
timas, de las asignaciones que se hagan con cargo a la cuarta de mejoras o de las
deudas hereditarias, sino cuando el testador destine a legados alguna parte de la
porción de bienes que la ley reserva a los legitimarios o a los asignatarios forzosos
de la cuarta de mejoras, o cuando al tiempo de abrirse la sucesión no haya habido
en ella lo bastante para pagar las deudas hereditarias.1
La acción de los acreedores hereditarios contra los legatarios es en subsidio
de la que tienen contra los herederos.
Concordancias: Código Civil: artículos 1167 N" 2 y N" 3,1181 y 1195.
Artículo 1363. Los legatarios que deban contribuir al pago de las legítimas, de
las asignaciones con cargo a la cuarta de mejoras o de las deudas hereditarias, lo
harán a prorrata de los valores de sus respectivos legados, y la porción del legatario
insolvente no gravará a los otros.2
No contribuirán, sin embargo, con los otros legatarios aquellos a quienes el
testador hubiere expresamente exonerado de hacerlo. Pero si agotadas las contri-
buciones de los demás legatarios, quedare incompleta una legítima o insoluta una
deuda, serán obligados al pago aun los legatarios exonerados por el testador.
Los legados de obras pías o de beneficencia pública se entenderán exonerados
por el testador, sin necesidad de disposición expresa, y entrarán a contribución
después de los legados expresamente exonerados; pero los legados estrictamente
alimenticios a que el testador es obligado por ley, no entrarán a contribución sino
después de todos los otros.
Concordancias: Código Civil: artículos 1141, 1167 N° 2 y N° 3, 1170, 1181, 1189, 1193, 1194, 1195 y
1355.
1 Este inciso fue modificado por ei artículo Io de la Ley N° 10.271, publicada en el Diario Oficial el 2
de abril de 1952.
2 Este inciso fue modificado por el artículo Io de la Ley N° 10.271, publicada en el Diario Oficial el 2
de abril de 1952.
DEL PAGO DE LAS DEUDAS HEREDITARIAS Y TESTAMENTARIAS 729
Artículo 1364. El legatario obligado a pagar un legado, lo será sólo hasta con-
currencia del provecho que reporte de la sucesión; pero deberá hacer constar la
cantidad en que el gravamen exceda al provecho.
Concordancias: Código Civil: articulo 1360.
Artículo 1367. Los legados con causa onerosa que pueda estimarse en dinero,
no contribuyen sino con deducción del gravamen, y concurriendo las circunstancias
que van a expresarse:
I a . Que se haya efectuado el objeto.
2a. Que no haya podido efectuarse sino mediante la inversión de una cantidad
determinada de dinero.
Una y otra circunstancia deberán probarse por el legatario, y sólo se deducirá
por razón del gravamen la cantidad que constare haberse invertido.
Artículo 13 71. El usufructo constituido en la partición de una herencia está suj eto
a las reglas del artículo 1368, si los interesados no hubieren acordado otra cosa.
Concordancias: Código Civil: artículos 1337 N° 6 y 1368.
Artículo 1375. Los gastos necesarios para la entrega de las cosas legadas se
mirarán como una parte de los mismos legados.
Concordancias: Código Civil: artículo 1571.
JURISPRUDENCIA
1. Esta regla no se aplica a la herencia yacente. Se ha declarado que esta dis-
posición requiere para su aplicación que la herencia tenga herederos que hayan
aceptado la herencia, de manera que no procede en aquellos casos en los cuales
se ha declarado yacente la herencia {Cs. 3-IV-2000, N° LegalPublishing: 16741). 2.
Esta regla se aplica sólo si hay herederos que han aceptado la herencia. Este
precepto tiene aplicación únicamente en el caso de herederos que hayan aceptado
la herencia, no bastando que se haya producido la delación de la asignación, esto
es, el llamamiento que la ley hace para aceptarla o repudiarla, porque el requisito
de la aceptación es que hace posible el trámite de notificarles judicialmente el
título ejecutivo a los herederos para hacer posible después el cumplimiento de la
obligación en sus patrimonios, según lo preceptúan los artículos 481 y 1240 del
Código Civil {Cs. 3-IV-2000, N° LegalPublishing: 16741). 3. Si el difunto litigaba
por apoderado no se aplica la regla del artículo 5 del Código de Procedimiento
Civil, sino la de este artículo 1377. Así se ha declarado que: "es necesario poner
en conocimiento de los sucesores la acción ejecutiva que el acreedor ejercía en
autos a fin de que estos en el plazo que la ley les acuerda, presentes sus defensas,
conforme a lo que se estatuye en el artículo 1377 del Código Civil. Sin embargo,
también existe en el Código de Procedimiento Civil -artículo 5 o - una norma que
contempla el fallecimiento de alguna de las partes que obra por sí misma en
la causa que dispone que el procedimiento queda en suspenso pero, debiendo
ponerse su estado en conocimiento de los herederos para que comparezcan a
hacer uso de sus derechos en un plazo igual al de emplazamiento para contes-
tar demandas que conceden los artículos 258 y 259 del mismo Código. Así se
observa que ambas normas legales ordenan que si el ejecutado fallece durante
el juicio, éste debe paralizarse, para dar a conocer a los herederos el estado de
la causa, pero difieren en cuanto al plazo en que deben comparecer al juicio. El
artículo citado del Código Civil, ordena que este es de ocho días contados desde
la notificación judicial de los títulos, en tanto que el citado correspondiente al
Código de Procedimiento, es el de emplazamiento para contestar demandas.
Para resolver el problema del plazo de paralización, se debe tener presente el
inciso final del artículo 5o del Código de Procedimiento Civil que dice: "Desde la
vigencia de este Código, quedarán derogadas todas las leyes preexistentes sobre
732 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO VIII
las materias que en él se tratan, aún en la parte que no le sean contrarias, salvo
que ellas se refieran a los tribunales especiales no regidos por la ley de 15 de
octubre de 1875. Sin embargo, los Códigos Civil, de Comercio y de Minería, la
ley de Organización y atribuciones de los Tribunales y las leyes que los hayan
completado o modificado, sólo se entenderán derogados en lo que sean contra-
rios a las disposiciones de este Código". (Manual de Procedimiento Civil, Juicio
Ejecutivo. Raúl Espinosa. Ed. Jurídica de Chile 1984, págs. 88 - 89). En conclusión,
si fallece el deudor que litigaba por apoderado, es decir, no contemplado en el
artículo 5o tantas veces mencionado, se debe aplicar el artículo 1377 del Código
Civil, que en esta parte no resulta contrario a la norma precedentemente citada"
(Cs. 3-III-2011, cons. 9o, N° LegalPublishing: 48187).
TÍTULO XII
OBSERVACIÓN GENERAL
La mayor parte de los artículos que forman este título están inspirados en diversos
pasajes del título De separationibus del Digesto (42,6) y en las opiniones expuestas
por Delvincourt en la parte correspondiente del tomo II de su Cours. Así el artículo
1556 está inspirado el Digesto, 42,6,1,1 y 42,6,6, y en el artículo 1556 del Code Civil-,
el artículo 1379 lo está en Digesto, 42,6,4, y en el Cours de Delvincourt (II, p. 175);
el artículo 1380 lo está en Digesto 42,6,1,10-11; 42,6,1,15; 42,6,1,12; y 42,6,1,13;
y en el Cours de Delvincourt (II, p. 58 y sus explicaciones 1, 2, 3 y 4); el artículo
1381 lo está en Digesto 42,6,1,2; el artículo 1560 lo está en Digesto 42,6,1,16 y
42,6,3,2; y en el Cours de Delvincourt (II,pp. 57-58); y el artículo 1383 lo está en
Digesto 42,6,1,17 y 42,6,3,2.
Artículo 1384. Las enajenaciones de bienes del difunto hechas por el heredero
dentro de los seis meses subsiguientes a la apertura de la sucesión, y que no hayan
tenido por objeto el pago de créditos hereditarios o testamentarios, podrán res-
cindirse a instancia de cualquiera de los acreedores hereditarios o testamentarios
que gocen del beneficio de separación. Lo mismo se extiende a la constitución de
hipotecas o censos.1
Concordancias: Código Civil: artículo 1378.
TÍTULO XIII
DE LAS DONACIONES ENTRE VIVOS
Concordancias: Código Civil: artículos 1069 a 1096,1147 a 1166 y Libro IV De las obligaciones en general y de
los contratos. LeyN0 16.271, sobre Impuesto a ¡as herencias, asignaciones y donaciones, D.O. 10.07.1965.
Artículo 1386. La donación entre vivos es un acto por el cual una persona
transfiere gratuita e irrevocablemente una parte de sus bienes a otra persona, que
la acepta.
Concordancias: Código Civil: artículos 675 inciso 1, 703, 1136 inciso 2, 1412, 1428, 1438 y 1439.
Artículo 1387. Es hábil para donar entre vivos toda persona que la ley no haya
declarado inhábil.
Concordancias: Código Civil: artículo 1446. Código Sanitario: artículo 146.
Artículo 1388. Son inhábiles para donar los que no tienen la libre administración
de sus bienes; salvo en los casos y con los requisitos que las leyes prescriben.
Concordancias: Código Civil: artículos 255, 402, 1446 y 1447.
Artículo 1389. Es capaz de recibir entre vivos toda persona que la ley no ha
declarado incapaz.
Concordancias: Código Civil: artículos 1446 y 1447.
Artículo 1390. No puede hacerse una donación entre vivos a persona que no
existe en el momento de la donación.1
Si se dona bajo condición suspensiva, será también necesario existir al mo-
mento de cumplirse la condición; salvas las excepciones indicadas en los incisos
3o y 4o del artículo 962.
Concordancias: Código Civil: artículo 962 incisos 3 y 4.
Artículo 1393. La donación entre vivos no se presume, sino en los casos que
expresamente hayan previsto las leyes.
Concordancias: Código Civil: artículos 47 y 2299.
JURISPRUDENCIA
1. Quien recibe bienes de otra persona y alega que fue a título de donación
debe probar este título. Así se ha declarado: "Que conforme a lo dispuesto en
el artículo 1393 del Código Civil, la donación entre vivos no se presume, sino
en los casos que expresamente hayan previsto las leyes [...] Que la norma antes
citada importa que, probada la entrega de parte de sus bienes de una persona a
otra, no puede presumirse que esa entrega haya tenido por título un contrato de
donación, salvo que el legislador expresamente así lo determine. Lo anterior trae
aparejado, como necesaria consecuencia, que la persona que recibió parte de los
bienes de otra y que alega haberlos recibido por otro concepto, deba acreditar
que ello fue a dicho título específico que invoca, el que por cierto la contestación
de la demanda no lo menciona, limitándose a negar la existencia del mutuo, no
obstante reconocer la recepción de los dineros" {Cs. 14-X-2010, cons. 3o y 4o,
N° LegalPublishing: 47754).
Artículo 1394. No dona el que repudia una herencia, legado o donación, o deja
de cumplir la condición a que está subordinado un derecho eventual, aunque así
lo haga con el objeto de beneficiar a un tercero.
Los acreedores, con todo, podrán ser autorizados por el juez para substituirse
a un deudor que así lo hace, hasta concurrencia de sus créditos; y del sobrante, si
lo hubiere, se aprovechará el tercero.
Concordancias: Código Civil: artículos 803, 1238 y 1398.
Artículo 1401. La donación entre vivos que no se insinuare, sólo tendrá efecto
hasta el valor de dos centavos, y será nula en el exceso.1
Se entiende por insinuación la autorización de juez competente, solicitada por
el donante o donatario.
El juez autorizará las donaciones en que no se contravenga a ninguna dispo-
sición legal.
Concordancias: Código Civil: artículos 1406,1681,1683. Código de Procedimiento Civil: artículos 889, 890.
Ley N° 18.895, Ley sobre Donaciones con Fines Culturales, D.O. 28.06.1990: artículo 8. Ley N" 19.24 7, sobre
Donaciones con Fines Educacionales, D.O. 15.09.1993: articulo 2 inciso final. Ley 19.253, sobre Protección,
Fomento y Desarrollo de los Indígenas D.O. 05.10.1993: artículo 23 inciso 4 letra b). LeyN" 19.496, Sobre
Protección de los Derechos de los Consumidores, D.O. 07.03.1997: artículo 60 inciso final. LeyN" 19.638,
sobre la Constitución Jurídica de las Iglesias y Organizaciones Religiosas, D.O. 14.10.1999: artículo 16. Ley
N° 19.885, sobre Buen Uso de Donaciones de Personas Jurídicas que dan Origen a Beneficios Tributarios,
D.O. 06.08.2003: artículo 1 N" 3. Decreto Ley N" 824, Ley de la Renta, D.O. 31.12.1974: artículo 31 N° 7.
Decreto Ley N° 45, sobre Donaciones a Favor del Estado, D.O. 16.10.1963: articulo 2.
J U R I S P R U D E N C I A
Artículo 1404. Las donaciones con causa onerosa, como para que una persona
abrace una carrera o estado, o a título de dote o por razón de matrimonio, se otor-
garán por escritura pública, expresando la causa; y no siendo así, se considerarán
como donaciones gratuitas.
Las donaciones con causa onerosa, de que se habla en el inciso precedente,
están sujetas a insinuación en los términos de los artículos 1401,1402 y 1403.
Concordancias: Código Civil: artículos 1401, 1402, 1403, 1786 a 1792. Código de Procedimiento Civil:
artículos 889 y 890.
Artículo 1406. Las donaciones que con los requisitos debidos se hagan los
esposos uno a otro en las capitulaciones matrimoniales, no requieren insinuación,
ni otra escritura púbüca que las mismas capitulaciones, cualquiera que sea la clase
o valor de las cosas donadas.
Concordancias: Código Civil: artículos 1401, 1786 a 1792.
Artículo 1408. El que hace una donación de todos sus bienes deberá reser-
varse lo necesario para su congrua subsistencia; y si omitiere hacerlo, podrá en
todo tiempo obligar al donatario a que, de los bienes donados o de los suyos
propios, le asigne a este efecto, a título de propiedad, o de un usufructo o censo
vitalicio, lo que se estimare competente, habida proporción a la cuantía de los
bienes donados.
Artículo 1411. Nadie puede aceptar sino por sí mismo, o por medio de una
persona que tuviere poder especial suyo al intento o poder general para la admi-
nistración de sus bienes, o por medio de su representante legal.
Pero bien podrá aceptar por el donatario, sin poder especial ni general, cual-
quier ascendiente o descendiente suyo, con tal que sea capaz de contratar y de
obligarse.1
Las reglas dadas sobre la validez de las aceptaciones y repudiaciones de he-
rencias y legados se extienden a las donaciones.
Concordancias: Código Civil: artículos 1234, 1236, 1237, 1415 y 1448. LeyN0 14.585, sobre Donaciones
de Inmuebles que se hagan al Fisco o a otras Personas Jurídicas de Derecho Público, D.O. 05.07.1961:
artículo 6 inciso 2. Decreto Ley N" 1.939, sobre Adquisición, Administración y Disposición de Bienes del
Estado, D.O. 10.11.1977.
Artículo 1423. Las donaciones con causa onerosa no dan acción de saneamiento
por evicción, sino cuando el donante ha dado una cosa ajena a sabiendas.
Con todo, si se han impuesto al donatario gravámenes pecuniarios o apreciables
en dinero, tendrá siempre derecho para que se le reintegre lo que haya invertido
en cubrirlos, con los intereses corrientes, que no parecieren compensados por los
frutos naturales y civiles de las cosas donadas.
Cesa en lo tocante a este reintegro el beneficio de competencia del donante.
Concordancias: Código Civil: artículos 670, 682, 1404, 1405, 1417.
740 CÓDIGO CIVIL - LIBRO III - TÍTULO XIII
Artículo 1425. Son rescindibles las donaciones en el caso del artículo 1187.
Concordancias: Código Civil: artículo 1187. Código de Procedimiento Civil: artículo 3.
JURISPRUDENCIA
1. Acto de ingratitud y remisión al articulo 968 y siguientes. La regla del inci-
so 2o se entiende como una remisión a las causales de indignidad para suceder
consignadas en los artículos 868 y siguientes del Código Civil: "De acuerdo a lo
dispuesto en el artículo 1428 del Código Civil, que otorga el derecho a revocar una
donación por causa de ingratitud, "se tiene por acto de ingratitud cualquier hecho
ofensivo del donatario, que le hiciera indigno de heredar al donante", lo cual ha
sido entendido por la doctrina, como una remisión a las causales de indignidad
para suceder, contempladas en los artículos 968 y siguientes del mismo cuerpo
legal. En la especie, la causal invocada debiera ajustarse a la hipótesis contemplada
en el numeral 3 del artículo 968 citado, que señala que son indignos de suceder
al difunto, "el consanguíneo dentro del sexto grado inclusive, que en el estado
de demencia o destitución de la persona de cuya sucesión se trata, no la socorrió
Artículo 1431. Cuando el donante por haber perdido el juicio, o por otro im-
pedimento, se hallare imposibilitado de intentar la acción que se le concede por
el artículo 1428, podrán ejercerla a su nombre mientras viva, y dentro del plazo
señalado en el artículo anterior, no sólo su guardador, sino cualquiera de sus des-
cendientes o ascendientes, o su cónyuge.1
Concordancias: Código Civil: artículo 1428.
El donante que no hiciere uso de dicha acción contra terceros, podrá exigir al
donatario el precio de las cosas enajenadas, según el valor que hayan tenido a la
fecha de la enajenación.
Concordancias: Código Civil: artículos 751 inciso 2, 1126, 1964, 2031, 2415.
Si no constare por escritura privada o pública, según los casos, que la dona-
ción ha sido remuneratoria, o si en la escritura no se especificaren los servicios,
la donación se entenderá gratuita.
Concordancias: Código Civil: artículos 1396, 1400 y 1738.