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Pues bien, esa parece ser la situación del derecho de contratos; una
situación que, según nos parece, se encuentra desacompasada con el
desarrollo monográfico de la materia en Chile. Es cierto, existen
muchos artículos y capítulos de libros al respecto, pero, de manera
bien sorprendente, para nosotros al menos, no existe un texto que
aborde —con atención a estos nuevos desarrollos del derecho de
contratos— el fenómeno contractual ordenando su problemática según
el iter a través del cual se presenta. De hecho, lo cierto es que, hasta
donde llegan nuestras noticias, en Chile no existen textos que aborden
monográficamente el fenómeno contractual siguiendo su iter de la
manera en que resulta frecuente en países tan disímiles en otros
aspectos relativos al derecho de contratos, como Francia e Inglaterra.
Los ensayos de los 11 capítulos que componen este libro han sido
elaborados por Íñigo de la Maza y Álvaro Vidal, y se nutren, de manera
importante, de trabajos anteriores que son el fruto del estudio de los
últimos quince años. Aquellos apartados relativos a bibliografía
nacional y normas aplicables a los temas tratados por los ensayos, son
obra de Ricardo Torres y Pablo Ulloa; en la identificación de las
sentencias y en la elaboración de los extractos trabajó, junto con ellos,
Hernán Cortez, el que además se hizo cargo de la confección de los
índices. En fin, en la edición de este texto hemos contado con la
valiosa colaboración de Vicente Pavani.
Bibliografía
S : I. Las cuestiones; II. Las sentencias; III. Reglas sobre la materia; IV. Bibliografía nacional de consulta; V. Otras
sentencias sobre la materia.
I. L
Los contratos imponen a las partes deberes de cooperación y lealtad. Más allá del contrato, en el
escenario de lo extracontractual, tales deberes resultan más bien excepcionales. La cuestión, por lo que
toca a la responsabilidad extracontractual, consiste en general en no dañar a otros, no en colaborar con su
bienestar. De esta manera, podemos concebir al escenario que configura el contrato como uno de
colaboración y aquel en que tiene lugar la responsabilidad extracontractual como uno de indiferencia, es
decir, uno en el que no existe —generalmente, al menos— obligación de colaborar con otros.
La pregunta que nos planteamos es en cuál de estos dos escenarios —el de la colaboración o el de la
indiferencia— debemos situar los problemas que suscita el retiro de las tratativas preliminares. Y creemos
que esa pregunta tiene una respuesta sencilla y otra algo más compleja.
La respuesta sencilla es que se trata del escenario de lo extracontractual. La sencillez proviene del hecho
que aquello que estamos considerando, por una parte, ocurre sin que haya contrato y, por otra, aquello que
sucede —el retiro de las negociaciones— es, precisamente, lo que determina que no llegue a existir
contrato. De esta manera, si únicamente existen dos estatutos de responsabilidad civil y uno de ellos,
ineludiblemente, exige la existencia de un contrato, a falta de éste, solamente puede acudirse al estatuto de
la responsabilidad aquiliana.
La respuesta menos sencilla pasa por advertir que, aunque nos decantemos por la responsabilidad
extracontractual, tratándose de las negociaciones preliminares, el escenario es diverso al típico de esta
especie de responsabilidad. En este último, lo característico suele ser que las partes carecen de una
relación previa, originada en algún tipo de acuerdo. Las negociaciones de un contrato son, a este respecto,
diversas. Existe una relación y es, precisamente, el retiro unilateral de las negociaciones lo que pone fin a
ella.
De esta manera, aunque no exista un contrato —y, por lo tanto, no se pueda exigir a las partes el tipo de
colaboración y lealtad que este demanda—, tampoco parece ser el caso que puedan actuar con el mismo
nivel de indiferencia que suele caracterizar al escenario de lo extracontractual. Esta idea se encuentra bien
capturada en las siguientes palabras de Barros:
"A pesar de su naturaleza extracontractual, la responsabilidad por incumplimiento de deberes de cuidado durante la
negociación o conclusión de un contrato presenta analogías contractuales, en atención a la relación negocial que
surge con ocasión de las tratativas contractuales. La oferta de contratar y la negociación contractual dan lugar a
deberes de cooperación y lealtad. En otras palabras, no se trata de deberes de cuidado que se tienen de extraños
absolutos, sino de quienes han sido invitados a contratar o con quienes se negocia actualmente un contrato"10.
Es quizás por esto que la doctrina y los tribunales se refieren con tanta insistencia a la buena fe en este
período y, en cambio prestan menos atención a los factores de imputabilidad característicos de la
responsabilidad extracontractual, es decir, la culpa y el dolo.
Una sentencia relativamente reciente de la Corte Suprema11 lo expresa con elocuencia en los siguientes
términos:
"...el retiro durante las tratativas contractuales es un derecho para las partes, pero ello no excluye la
responsabilidad por los daños que segeneren por aquél que se desiste sin causa o arbitrariamente. La buena fe se
dijo, es el fundamento de esa responsabilidad precontractual, pues las partes han de comportarse de modo
honesto, veraz y leal con arreglo a la necesaria colaboración que exige una sana negociación".
"Los sentenciadores participan del criterio expuesto en la antes parcialmente transcrita monografía, sin perjuicio de
lo cual consideran que cualquiera sea la doctrina que se siga, vale decir, sea que se estime que en casos como el
de autos se aplican las normas atinentes a la responsabilidad contractual, sea que se estime que son pertinentes
las que conciernen a los delitos y cuasidelitos, resulta evidente que el fundamento de aquella responsabilidad es el
del respeto a la buena fe y a la lealtad, que han de regir las relaciones habidas entre quienes llevan a cabo
negociaciones encaminadas a la celebración de un determinado contrato, buena fe cuya violación acarrea a su
autor la obligación de resarcir los perjuicios que así haya irrogado a su contraparte. En este sentido y si bien en
tanto no se haya perfeccionado el respectivo contrato persiste la facultad de retractación, ésta no puede ejercitarse
abusivamente, es decir, como lo señala el profesor Pablo Rodríguez, fundándose '... en el contenido de normas que
se aplican con un superado criterio literal' (El abuso del derecho y el abuso circunstancial. Editorial Jurídica 1997,
pág. 387)"12.
"(...) el término de las negociaciones por parte de la demandada cuando había una oferta y una aceptación y
estando las negociaciones en una etapa que estaba más allá de la autonomía que tenían las partes para desistirse
de las negociaciones, implica que el demandado actuó de mala fe, ya que estaba obligado durante las
negociaciones, y en especial en el estado avanzado de ellas, a comportarse en forma leal y honesta, esto es, de
buena fe que, no sólo es exigible en la etapa de ejecución de los contratos, si no también antes de los mismos,
como fundamento de la responsabilidad precontractual. Esta infracción de la obligación de negociar de buena fe, es
abusiva que implica culpa al existir una injustificación unilateral del retiro"13.
Por lo que toca a la doctrina, en el ámbito nacional, Hugo Rosende ha estimado que la responsabilidad
precontractual por retiro de las tratativas surge cuando se infringen las exigencias del principio general de
buena fe14. Lo mismo puede advertirse de las siguientes palabras de Ramón Domínguez Benavente en el
comentario de una importante sentencia sobre la materia:
"Hay pues un deber de negociar de buena fe, con lealtad y diligencia. La infracción de estos deberes tal cual los
señala la sentencia origina responsabilidad y obligación de reparar el daño causado a la otra parte"15.
Por otra parte, en el ámbito francés, Viney ha señalado, a propósito de la noción de falta civil, que
existirían ciertos deberes cuya fuente serían algunos imperativos morales y consideraciones de moral y
utilidad social. La buena fe, la lealtad y la honestidad se encontrarían dentro de los primeros16.
2. Anomia
Una segunda peculiaridad del escenario de lo precontractual es lo que denominaremos "anomia", es decir,
falta de normas. Sobre esto hemos de hacer una primera prevención. No afirmamos que esta ausencia
pueda predicarse respecto de cualquier tipo de normas. De hecho, acabamos de afirmar que, en este
ámbito, se ha entendido que rigen las exigencias que impone el principio general de buena fe.
El punto que queremos destacar es que se trata de un escenario en el que el legislador no ha entregado
soluciones preconfiguradas al juez, que le indiquen si el retiro unilateral de las tratativas preliminares ha de
tener alguna consecuencia jurídica y cuál sería. Lo que existe, como ya hemos indicado, es un principio
general del derecho, la buena fe, y es a partir de él que el juez deberá determinar si es que el retiro
unilateral produce consecuencias jurídicas y cuáles serán éstas.
Ahora bien, sobre esta situación de anomia debemos hacer presente que hasta ahora hemos considerado
exclusivamente el supuesto del retiro de las tratativas preliminares y no, en cambio, la situación de la
retractación de la oferta.
Sobre el particular, hemos de advertir que en el artículo 100 del Código de Comercio existe una respuesta
respecto a sus consecuencias. Como resulta bien sabido, su texto es el siguiente: "La retractación
tempestiva impone al proponente la obligación de indemnizar los gastos en que la persona a quien fue
encaminada la propuesta hubiere hecho, y los daños y perjuicios que hubiere sufrido".
Sobre esta regla Claro Solar nos indica que se encuentra fundada "en una razón de equidad natural"17, y
a igual conclusión llega León Hurtado18.
Como sea que fuere, por lo que respecta a la anomia, es posible que la regla del citado artículo 100
reconozca una segunda limitación; esta provendría del hecho que, si bien es ampliamente aceptado que las
normas del Código de Comercio constituyen el derecho común en materia de formación de consentimiento,
se ha discutido si alcanzarían a la formación de los contratos solemnes y reales19.
Si se acepta que no se aplican a este tipo de contratos, entonces, la anomia respecto al supuesto de
hecho y las consecuencias jurídicas del retiro unilateral, no sólo impregnaría las tratativas preliminares, sino
que, además, la retractación de la oferta cuando se trate de contratos solemnes o reales.
La Corte Suprema considera, correctamente en nuestra opinión, que no obstante existir oferta y
aceptación, no puede existir contrato, pues no se ha cumplido con la solemnidad correspondiente y añade:
"Cabe preguntarse, entonces, que acontece según esta teoría si en este tipo de contratos él no llega a
perfeccionarse por obra de uno de 'los contratantes' ".
Descarta la Corte que exista una especie de contrato preparatorio innominado, en los siguientes términos:
"Que siempre en el caso hipotético de que fuera efectivo el acuerdo para celebrar una compraventa del bien raíz
materia del juicio a que hace alusión la actora, y haciéndose cargo de su pretensión, en cuanto dice que esa
convención constituye un contrato innominado, que produce obligaciones y que, por ende, se puede solicitar su
cumplimiento, hay que anotar que esta tesis no puede acogerse por lo expresado en la letra anterior de esta
consideración. Si no puede exigirse, según la propia tendencia moderna, el cumplimiento de un acuerdo o
convención en fases aún más avanzadas del iter contractual, con mayor razón no podrá hacerse lo querido por la
demandante en una etapa anterior de ella. No puede la demandante pretender desligar el acuerdo que refiere de la
finalidad del mismo".
3. El supuesto de hecho de la indemnización por retiro unilateral de las tratativas preliminares
La anomia que hemos detectado no ha impedido a los tribunales perfilar el supuesto de hecho —es decir,
el conjunto de requisitos necesarios para la procedencia de la indemnización por retiro unilateral— de este
ilícito precontractual.
"Que los supuestos de la responsabilidad precontractual, para que surja el deber de indemnizar los perjuicios
causados, deben cumplir los siguientes requisitos:
d) Infracción a la obligación de negociar de buena fe, imputable a abuso, culpa o dolo (Injustificación del retiro)".
Por su parte, la Corte Suprema, en una sentencia de 29 de diciembre de 2011, con una cita al profesor
Marcelo Barrientos, señala lo siguiente:
"(...) los requisitos para que opere la responsabilidad precontractual son: 'a) La creación de una razonable
confianza en la conclusión o perfeccionamiento del contrato proyectado; b) El carácter injustificado e intempestivo
de la ruptura de los tratos preliminares; c) La producción de un daño en el patrimonio de una de las partes y d) La
relación de causalidad entre el daño al patrimonio por un lado y la confianza que fue promovida y resultó
defraudada por el otro negociante'"22.
Se trata, esta última, de una sistematización particularmente interesante, pues lo cierto es que no se
refiere de manera explícita a la buena fe; sin embargo, una lectura cuidadosa del párrafo extractado nos
enseña que ella se manifiesta en los dos primeros requisitos. Por otra parte, nos parece que los últimos dos
requisitos apuntan no sólo al daño —un requisito común a todo supuesto de responsabilidad civil— sino a
cierta peculiaridad de la responsabilidad precontractual por retiro de las tratativas preliminares, que se
manifiesta cuando se le pone suficiente atención al interés protegido.
El párrafo que hemos transcrito de la sentencia de 29 de diciembre de 2011 nos alerta acerca de la
importancia de la confianza durante las negociaciones preliminares. Creemos que se trata de algo
particularmente relevante. De hecho, como sostendremos más adelante, nos parece que la manera en que
se manifiesta el principio general de la buena fe en este supuesto, es a través de la tutela de la confianza
razonable. Sin embargo, eso no es todo.
Parece evidente —por la misma naturaleza de las negociaciones— que durante este período las partes
deben conservar una amplia libertad para retirarse de ellas. Así lo indica, en su considerando quinto, la
citada sentencia de la Corte Suprema de 29 de diciembre de 2011, señalando:
"Que es necesario hacerse cargo del conflicto entre libertad y confianza, la buena fe se limita a exigir el respeto
más elemental de la contraparte. Aún en sistemas jurídicos que reconocen explícitamente deberes
precontractuales, que protegen la confianza creada en la contraparte en la negociación, se asume que ello no
puede ser un camino para que nazcan obligaciones sin consentimiento, ni tampoco para introducir riesgos
imprevisibles por el hecho de iniciar negociaciones".
En un sentido semejante la sentencia de la Corte Suprema de 5 de septiembre de 201223 señala que:
"(...) la autonomía de la voluntad otorga a los individuos la libertad de contratar o no hacerlo. De este modo, la
libertad contractual permite que quienes negocian la celebración de un contrato puedan durante el período
precontractual retirarse de las conversaciones preliminares, sin que ello les signifique consecuencia jurídica
alguna".
Por su parte, Luis Díez-Picazo insiste en la importancia de la libertad para retirarse en los siguientes
términos:
"La cuestión clave que suscita la fase preparatoria del contrato consiste en dilucidar si, como consecuencia del
comportamiento que en ella adoptan las personas entre los cuales los tratos discurren, puede o no derivarse una
determinada responsabilidad (responsabilidad precontractual o culpa in contraendo). Prima facie, la respuesta
parece ser negativa toda vez que no existe ninguna relación jurídica entre los sujetos, estos son libres para
apartarse de las negociaciones o para comportarse en ellas según convenga a sus intereses"24.
Acaso estas ideas de Díez-Picazo resulten excesivas, pues lo cierto es que existe algún tipo de relación
entre las partes que, como hemos dicho, distingue este escenario de aquel más frecuente de la
responsabilidad extracontractual en el cual la relación se genera, precisamente, a partir de la causación del
daño.
Sin embargo, las palabras de Díez-Picazo nos sirven como un recordatorio frente a ciertos excesos en
que se puede incurrir al momento de considerar las exigencias de la buena fe, durante las negociaciones
del contrato. Encontramos una buena muestra de dichos excesos a propósito del recurso al principio
general de la buena fe durante la negociación frente a otra exigencia que plantea este mismo principio: los
deberes precontractuales de información. En este sentido, podemos considerar las siguientes palabras de
Gabriel García Cantero:
"Cabe establecer que, en toda relación contractual, las partes intervinientes tienen la obligación recíproca de
informarse sobre cuántos puntos sean precisos a fin de lograr un consentimiento libre y reflexivo. Este deber
contractual de informar lleva consigo el deber previo de informarse para así poder informar"25.
"En estos casos la buena fe asume, sobre todo, el carácter de un deber de información de una parte respecto de la
otra: cada una de ellas tiene el deber de informar las circunstancias que sean desconocidas para la otra y que
puedan resultar determinantes para la prestación de su onsentimiento (aquellas por las que la otra parte, si las
hubiese sabido, no habría contratado o habría contratado bajo condiciones diversas). Así, por ejemplo, es contrario
a la buena fe no decir mientras se está vendiendo un terreno edificable, que se tiene conocimiento de que un
proyecto de modificación del plan general de ordenación urbana modificará el destino de esa área...; o bien (en la
hipótesis inversa) no decir, mientras se negocia el precio de adquisición de un terreno agrícola, que se tiene
conocimiento de la existencia de una modificación del plan general de ordenación urbana, en trámite de
aprobación, que hace edificable tal terreno lo cual elevaría sensiblemente el precio"26.
Esta concepción de la buena fe como "filantropía" no nos convence; algo semejante, como hemos dicho,
nos sucede con el otro extremo, aquel de Díez-Picazo.
Creemos que resultará útil explicitar la razón que justifica por qué ninguna de estas dos posiciones nos
convence. Ante todo, no creemos que Díez-Picazo, García Cantero y Galgano estén equivocados frente a
cualquier situación en que se suscite la pregunta acerca de la buena fe. Nos parece, en cambio, que la
aproximación de Díez-Picazo puede ser correcta, por ejemplo, en una negociación entre dos empresas que
no tienen relaciones anteriores y en que ambas buscan exclusivamente beneficios patrimoniales. En un
escenario como ese, tendencialmente al menos, las exigencias de la buena fe serán extremadamente
modestas. En cambio, no sucede lo mismo si quienes negocian mantienen relaciones cercanas ya sea por
cuestiones familiares, de amistad u otras semejantes, o bien si aunque se trate de desconocidos, las
negociaciones se encuentran extraordinariamente avanzadas. En supuestos como estos, la aproximación
de García Cantero y Galgano nos parece más apropiada.
Y aquí, en nuestra opinión, se encuentra el error de estos tres autores. Plantean —uno con escepticismo y
los otros con excesivo entusiasmo— las exigencias de la buena fe como si el contexto en el que se
desarrolla la negociación del contrato fuera irrelevante.
La idea que proponemos es que ese contexto hace la diferencia; que en ocasiones puede determinar que
las exigencias de la buena fe sean particularmente intensas y, en otras, casi inexistentes.
5. La confianza razonable
Las exigencias de la buena fe son, hasta cierto punto, contingentes, dependen de las peculiaridades de la
negociación, de la naturaleza del contrato y de otras múltiples circunstancias. Sin embargo, nos parece que
la forma en que se manifiesta la exigencia de conducta que impone el principio general de la buena fe a las
partes es, aunque con una intensidad muy variable, siempre el mismo: no defraudar la confianza razonable
que se ha suscitado en la otra parte.
Encontramos esta idea en múltiples lugares. En primer lugar, nos serviremos de los Principios UNIDROIT
sobre los Contratos Comerciales Internacionales27. Su artículo 2.1.15 dispone que:
(1) Las partes tienen plena libertad para negociar los términos del contrato y no son responsables por el fracaso en
alcanzar un acuerdo.
(2) Sin embargo, la parte que negocia o interrumpe las negociaciones de mala fe es responsable por los daños y
perjuicios causados a la otra parte.
(3) En particular, se considera mala fe que una parte entre o continúe en negociaciones cuando al mismo tiempo
tiene la intención de no llegar a un acuerdo.
El artículo permite varios comentarios; sin embargo, el que nos interesa de inmediato se refiere a la
protección de la confianza razonable. Sobre el punto, el Comentario 4 del precepto indica que:
"El derecho a romper las negociaciones también se encuentra sujeto al principio de la buena fe y lealtad en las
negociaciones". Añade: "una parte puede perder el derecho a interrumpir las negociaciones abruptamente y sin
justificación. En qué momento se llega al punto en que ya no es posible dar marcha atrás, depende de las
circunstancias del caso, especialmente del grado de confiabilidad que una parte pueda obtener, como resultado de
la conducta de la otra parte, depende de la cantidad de puntos relacionados con el futuro contrato sobre los cuales
las partes ya han llegado a un acuerdo"28.
"A estas alturas ya podemos afirmar que, tanto en la mayor parte de los ordenamientos jurídicos internos como en
los textos europeos e internacionales de diferente naturaleza y alcance que se han ocupado de la materia en las
dos últimas décadas, se considera que la parte que sin motivo justificado rompe las negociaciones contractuales
después de haber hecho confiar a la otra en que podía llegarse a un acuerdo, es responsable de las consecuencias
patrimoniales negativas que la ruptura le causa a esta otra parte. Así lo reconocen, por ejemplo, el art. 1337 del
Código Civil italiano, el art. 227 del Código Civil portugués, el art. 197 del Código Civil griego, el art. 2:301 PECL o
el art. 2.1.15 Principios Unidroit"29.
El tercer lugar al que pondremos atención para considerar la importancia de la confianza razonable
corresponde a la sentencia de 29 de diciembre de 2011. Queremos recordar, específicamente, los dos
primeros requisitos que establece para que surja la responsabilidad precontractual por retiro de las
tratativas preliminares, a saber: "La creación de una razonable confianza en la conclusión o
perfeccionamiento del contrato proyectado; b) El carácter injustificado e intempestivo de la ruptura de los
tratos preliminares".
Y podemos considerar esos requisitos a la luz de los hechos del caso. Las partes iniciaron serias
negociaciones para celebrar un futuro contrato de compraventa sobre el inmueble que consiste en un
establecimiento comercial de giro supermercado y, frente a la imposibilidad técnica de celebrar el contrato
definitivo de compraventa, acordaron suscribir uno de promesa de compraventa sobre el establecimiento
comercial. De los antecedentes del juicio aparece que las partes estaban conformes con el precio del
establecimiento comercial y en celebrar un contrato de promesa de compraventa; no obstante, tenían
desavenencias en cuanto a la forma de pago y el contenido de la cláusula penal. A juicio del sentenciador,
las tratativas preliminares se encontraban bastante avanzadas, creando un escenario de confianza en el
demandante que se celebraría el contrato de promesa, al punto que iban a firmar la escritura de promesa
en notaría. Pese a lo anterior, el demandado reconoce que no fue a firmar porque el negocio no le
convenía, lo que demuestra, a juicio del Tribunal, claramente su mala fe, pues su desistimiento es
intempestivo y sin justificación legítima.
De esta manera, los hechos del caso muestran que, de una parte, a través de su conducta, el demandado
creó una confianza razonable en que firmaría el contrato y, de otra, que su retiro defrauda esa confianza,
pues es ilegítimo en el sentido en que es contradictorio con sus actos anteriores y el avance de las
negociaciones. Por lo mismo, ha de considerarse como un retiro de mala fe.
Algo semejante sucede en el caso que resolvió la sentencia de la Corte de Apelaciones de Concepción de
30 de septiembre de 201130, en el cual ya había acuerdo entre las partes, sin embargo, restaba la
solemnidad; entiende la Corte que hay mala fe de quien se retira en un estado tan avanzado de las
negociaciones. En palabras de la Corte:
"Que el término de las negociaciones por parte de la demandada cuando había una oferta y una aceptación y
estando las negociaciones en una etapa que estaba más allá de la autonomía que tenían las partes para desistirse
de las negociaciones, implica que el demandado actuó de mala fe, ya que estaba obligado durante las
negociaciones, y en especial en el estado avanzado de ellas, a comportarse en forma leal y honesta, esto es, de
buena fe que, no sólo es exigible en la etapa de ejecución de los contratos, sino también antes de los mismos,
como fundamento de la responsabilidad precontractual. Esta infracción de la obligación de negociar de buena fe, es
abusiva que implica culpa al existir una injustificación unilateral del retiro".
En nuestra opinión, lo que puede extraerse de esta sentencia es que, tratándose de contratos reales o
solemnes en cuya negociación se ha llegado a acuerdo sobre el contenido del negocio restando nada más
la entrega o la solemnidad, la posibilidad de retirarse se torna excepcional. Y se torna excepcional pues las
partes ya han alcanzado el acuerdo, por lo mismo, pueden confiar razonablemente en que, salvo alguna
circunstancia excepcional, el contrato se celebrará.
Habiendo identificado el fundamento de esta especie de responsabilidad civil —la buena fe como la
protección de la confianza razonable— cabe preguntarnos qué daños ella comprende. La respuesta la
encontramos en la misma sentencia del 29 de diciembre de 2011, que, en su considerando octavo, expresa:
"Que, en ausencia de estipulaciones sobre gastos o riesgos entre los precontratantes, que es lo que ha acontecido
en el caso en estudio, cabe determinar qué tipo de perjuicios son indemnizables. Una negociación contractual
frustrada puede lesionar diversos intereses de las partes. Ante todo, la negociación supone costos, porque exige
asignar horas de trabajo del propio personal, contratar abogados, auditores y otros especialistas, efectuar viajes y,
en general, realizar las más diversas acciones conducentes a tomar una decisión de negocios. En seguida, puede
ocurrir que una de las partes, en la confianza de que la negociación resultará exitosa, adopte decisiones de
inversión, deje un trabajo o deseche otras oportunidades de negocio. Por lo tanto, en una negociación contractual
están comprometidos intereses que tienen distintos sustentos: los costos que naturalmente supone la negociación,
los gastos y demás perjuicios que se siguen de haber confiado una parte en que el contrato en definitiva se
perfeccionaría y el interés económico representado por el contrato que se negocia (Barros, ob. cit., pág. 1007)".
Y añade que:
"Para discriminar los perjuicios indemnizables en razón de infracciones de deberes precontractuales es necesario
atender al fin de las normas de cuidado que el derecho impone a las partes de una negociación. El ilícito
precontractual no consiste en haberse resistido a celebrar el contrato, sino en haber negociado de mala fe o con
grave desaprensión respecto de los intereses de la otra parte, como en este caso sería respecto de la ocasión de
las rupturas de las negociaciones. En consecuencia, el perjuicio está dado por los efectos que se siguen de haber
puesto la confianza en la diligencia y buena fe de la contraparte, de modo que la pretensión indemnizatoria tiene
por finalidad que el demandado ponga al actor en la situación en que se encontraría si esos específicos ilícitos no
se hubieran realizado. Por estos motivos, la regla general será que el interés protegido no es el beneficio que el
contrato habría reportado al demandante si hubiese llegado a celebrarse, sino los daños que se siguen del ilícito,
como son los costos de negociación y los que se derivan de la confianza creada en la contraparte y contrariada de
mala fe por el demandado (Barros, ob. cit., pág. 1007)".
Los daños objeto de esta responsabilidad, entonces, se encuentran limitados a los gastos en que incurrió
una parte en la confianza creada por la otra, en orden a que el contrato se celebraría, gastos que no
habrían tenido lugar de no haber mediado la confianza creada por la conducta de la otra parte y el acuerdo
sobre los puntos del contrato objeto de la negociación.
Siendo de este modo, esta indemnización, a diferencia de aquélla que nace de delitos y cuasidelitos
(Título XXXV, Libro IV, del Código Civil), tiene por finalidad ubicar a la víctima en la misma posición como si
el ilícito precontractual no hubiere tenido lugar. Ella sólo protege el interés negativo.
Podemos reafirmar esta idea acudiendo a los comentarios al citado artículo 2.1.15 de los Principios de
UNIDROIT reconocen el limitado alcance de la responsabilidad por retiro de las negociaciones de mala fe,
al expresar que:
"La responsabilidad de una parte por las negociaciones de mala fe se limita a los daños y perjuicios causados a la
otra parte (párrafo (2). En otras palabras, la parte agraviada puede recuperar los gastos en que incurrió por las
negociaciones y también podrá ser compensada por la pérdida de oportunidad de celebrar otro contrato con un
tercero (la llamada 'confiabilidad' ('reliance' o interés negativo), pero no podrá en principio, recuperar las ganancias
que hubiera percibido de haberse perfeccionado el contrato original (la llamada expectativa o interés positivo)"31.
Bibliografía
C T , José (1992). Derecho civil español, común y foral. Tomo tercero. Derecho de
obligaciones. La obligación y el contrato en general, 16ª Ed., revisada y puesta al día por Gabriel García
Cantero. Madrid: Reus.
C S , Luis (1979). Explicaciones de Derecho civil chileno y comparado, Vol. 5. Santiago: Editorial
Jurídica de Chile.
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Derecho de los Contratos", en Severín, Gonzalo y Vidal, Álvaro, Principios Latinoamericanos de Derecho
de Contratos. Una perspectiva desde el derecho europeo. En prensa.
D -P , Luis (2007). Fundamentos de derecho civil patrimonial, Vol. I. Madrid: Thomson Civitas.
L H , Avelino (1991). La voluntad y la capacidad en los actos jurídicos, 4ª Ed. Santiago: Editorial
Jurídica de Chile.
Jurisprudencia citada
Carlos Montino con Metalúrgica San Vicente Limitada (2011): Corte de Apelaciones de Concepción, 30 de
septiembre de 2011, rol Nº 683-2011.
Jiménez Mira, David con Armijo Cerda (2011): Corte Suprema, 29 de diciembre de 2011, rol Nº 1872-2010.
Territorio S.A. con Inmobiliaria Leja Limitada y otra (2012): Corte Suprema, 5 de septiembre de 2012, rol
Nº 3647-2012.
II. L
b) Sentencia
"Sentencia de reemplazo.
TERCERO: (...) Corresponde, antes que todo, determinar la efectividad de lo aseverado por la actora en su
demanda principal. En otras palabras, si se encuentra acreditado el hecho en que la apoya, vale decir, que
realmente hizo una oferta de compra del inmueble que indica, a 'Leja Ltda.', que sería la antecesora de 'Vinova
Ltda', la que habría sido aceptada por ella por medio de su representante, facultado para hacerlo, obligándose ésta
a llevar a cabo el contrato de compraventa de dicho bien raíz, que es lo que pretende en su demanda, puesto que
pide que se otorgue y suscriba ese contrato por la demandada en el plazo de tres días, bajo apercibimiento de que
si no lo hace lo hará el juez en su nombre, debiendo hacerse la entrega del bien en el acto mismo de la suscripción
de la compraventa. Lo que se expone es sin perjuicio de que, además, solicita que se le indemnicen los perjuicios
que le hubiere ocasionado el incumplimiento contractual".
"CUARTO: Que la denominada 'oferta de compra' que corre a fs. 329, a la que alude la actora en su demanda y
que dice relación con el inmueble expresado en el motivo primero de este fallo, ha sido acompañada en fotocopia
por la propia parte demandante a fs. 337 del tomo I (punto 5) y tiene fecha 22 de noviembre de 2005.
Pues bien, en la parte final de ella se consigna: 'La presente oferta tendrá vigencia hasta el 9 de diciembre del año
en curso, fecha hasta la cual nos comprometemos a esperar su contestación. Dentro del plazo de treinta días
contados desde la aceptación de la presente oferta se otorgará el correspondiente contrato de promesa de
compraventa que contemplará los términos y condiciones antes señaladas'.
Esa es la oferta aceptada por Juan Carlos Sillano, según se lee (...) el agregado que sigue: 'Esta aceptación está
sujeta a la minimización del impuesto a pagar al fisco de Chile por esta transacción y así evitar una auto
expropiación'.
En los propios correos electrónicos agregados al acta notarial, acompañada también por la actora, se hace
reiterada mención a esa promesa de compraventa. Es más, se acompaña incluso un borrador del contrato de
promesa de compraventa a celebrarse entre 'Inmobiliaria Vinova Limitada' y 'Territoria S.A.' (...).
También se refieren a dicha promesa de compraventa los correos electrónicos acompañados a fs. 337 del tomo I,
igualmente por la parte demandante, que se leen a fs. 334 y 336, siempre del tomo I.
En el pliego de posiciones presentado por quien demanda, para que las absolviera el representante de 'Vinova
Ltda' (...) en la absolución 12), pregunta al absolvente: 'Diga como es efectivo y le consta que con fecha 23 de
mayo de 2006, Ud. recibió un correo electrónico del Sr. Diego Ramírez Cardo, abogado de Territoria S.A., por
medio del cual le remitió el texto de la promesa de compraventa que deberían suscribir Inmobiliaria Vinova Limitada
y Territoria', a lo que el absolvente respondió que era efectivo o debía serlo.
El testigo Jorge Antonio González Morandé, presentado por la parte demandante (...) reconoce su firma estampada
en la denominada 'oferta de compra', (...) como Gerente Comercial de Territoria S.A., y la que, como ya se dijo,
contiene en su parte final la cláusula anotada en el párrafo segundo de este raciocinio, en cuanto a que el contrato
que se suscribiría una vez aceptada tal oferta, sería una promesa de compraventa del inmueble.
Las probanzas en mención, por reunir las exigencias legales para ello, demuestran fehacientemente, de un modo
irredarguible, que la oferta y aceptación que formarían el consentimiento en que la actora apoya su demanda,
contra lo que ella sostiene, no dicen relación con la celebración inmediata de un contrato de compraventa del
inmueble, sino que, previamente, con un contrato de promesa de compraventa de aquél (...).
(...)
SEXTO: Que incluso en el evento hipotético de que la demandante hubiera demostrado que la oferta y aceptación
a que alude hubieren estado relacionadas con la compraventa del bien raíz que menciona; que se tuviera, además,
en consideración que la jueza de primer grado en el basamento trigésimo segundo de su sentencia, ahora
modificado, estableció que Juan Carlos Sillano se encontraba facultado para aceptar la oferta en representación de
'Leja Ltda.' y que verdaderamente la condición de minimizar los impuestos fiscales hubiera sido cumplida, como lo
concluyó la Corte de Apelaciones de esta ciudad, igualmente la demanda principal debía ser rechazada, como se
verá a continuación.
SÉPTIMO: Que la autonomía de la voluntad otorga a los individuos la libertad de contratar o no hacerlo. De este
modo, la libertad contractual permite que quienes negocian la celebración de un contrato, puedan durante el
período precontractual retirarse de las conversaciones preliminares, sin que ello les signifique consecuencia
jurídica alguna. Pero tal facultad no es absoluta como más adelante se señalará.
A lo largo de la vida del negocio jurídico es posible distinguir una serie de fases o etapas. Según Luis Díez-Picazo
(citado por el memorista Tomás Vega Álvarez, en su memoria 'Responsabilidad Precontractual en el
Perfeccionamiento de los Contratos Reales y Solemnes, Universidad Austral de Chile), estas fases serían: la
generación, la perfección y la consumación.
La etapa de perfección del negocio constituye su nacimiento a la vida jurídica, mientras la fase de consumación
comprende el período de cumplimiento del fin para el cual el negocio ha sido celebrado. La primera de las etapas,
esto es, la fase de generación del negocio, corresponde al período precontractual, que tiene lugar, entonces, antes
de perfeccionarse el contrato. En esta fase de generación se distinguen las tratativas preliminares y una segunda
etapa que comienza con la formulación de la oferta.
El autor Hugo Rosende Álvarez ('Responsabilidad Precontractual', Ediciones Universitarias de Valparaíso, pp. 30 y
siguientes), dice que según la doctrina tradicional, en la formación del consentimiento contractual existen tres
períodos fundamentales: a) fase de los meros hechos sociales, b) fase de la oferta y c) fase de la promesa de
contrato, añadiendo que, sin embargo, según la doctrina moderna, las etapas serían: a) de los tratos preliminares,
b) de la oferta, c) del contrato preparatorio y d) del contrato definitivo. También agrega que las etapas enumeradas
no revisten importancia tratándose de contratos instantáneos, o sea, aquellos en que el consentimiento se forma
sin previa elaboración o estudio. (...)
UNDÉCIMO: Que quienes apoyan la tesis denominada moderna, afirman que lo que ocurre en realidad es que en
los contratos reales y solemnes la formación del consentimiento y el perfeccionamiento del contrato son fenómenos
jurídicos distintos. Se expresa que en estos contratos debe existir un consentimiento, al igual que en los contratos
consensuales, porque el consentimiento, sea cual fuere el contrato de que se trate, queda formado con la perfecta
superposición de la oferta y la aceptación. La diferencia entre los contratos consensuales y los reales y solemnes,
en cuanto a la formación del consentimiento, está en que en los primeros, con la formación del consentimiento se
perfecciona el contrato, mientras que en los segundos, el consentimiento no basta para perfeccionar el contrato. En
los contratos reales y solemnes, una vez formado el consentimiento, el contrato no quedará celebrado mientras no
se proceda a la entrega de la cosa o al cumplimiento de la solemnidad correspondiente. La formación del
consentimiento y la perfección del contrato no serán coincidentes, sino que necesariamente una precederá a la otra
(Isabel Zuloaga Ríos, obra antes referida, quien cita además, en este sentido, las opiniones de A. Alessandri, Luis
Claro Solar, Hugo Rosende, Avelino León y Carlos Ducci).
Cabe preguntarse, entonces, que acontece según esta teoría si en este tipo de contratos él no llega a
perfeccionarse por obra de uno de 'los contratantes'.
La mencionada Isabel Zuloaga, en la página 288 de su libro, responde así: 'Perjudica a su contraparte, pues impide
que el contrato se perfeccione'. Luego ella misma se pregunta: '¿Puede el perjudicado forzar a su contraparte a
perfeccionar el contrato o intentar la ejecución forzada del mismo?' y contesta: 'No, puesto que aunque el
consentimiento esté formado, el contrato no lo está, por lo que no puede producir los efectos propios de las
obligaciones contractuales. Sin embargo, resulta evidente que tal conducta no puede quedar sin sanción, por lo que
se ha encontrado aquí un nuevo caso de responsabilidad precontractual' (vuelve a citar el parecer de Carlos Ducci).
Don Hugo Rosende Álvarez en su obra aludida en la motivación séptima, página 111, en un caso prácticamente
igual a la de esta causa, con intervención también de un corredor de propiedades, en que pese a existir
consentimiento —situación que denomina 'cierre de negocio'— el contrato de compraventa no se llevó a cabo por
no cumplirse la solemnidad requerida, también se hace la siguiente pregunta: ¿Qué efectos civiles produce el
consentimiento así formado pero carente de eficacia para dar nacimiento al contrato?'. Su respuesta es: 'En esta
especie de contratos, al existir un consentimiento formado pero ineficaz para perfeccionar el contrato, subsiste el
derecho de retracto para ambas partes, hasta el momento en que se cumpla la solemnidad o se haga entrega de la
cosa, pero la parte que se desiste podrá incurrir en responsabilidad precontractual por los daños y perjuicios que
dicho retracto causa al otro pre-contratante. Esta responsabilidad dimanará de los principios aceptados en el
Código de Comercio, los que constituyen el derecho común en materia de responsabilidad precontractual y el
verdadero criterio con arreglo al cual deben enfocarse las demandas de indemnización'.
La misma Isabel Zuloaga, en las páginas 288 y 289 de su libro, manifiesta: 'El que habiendo concurrido con su
voluntad a la formación del consentimiento, sea que se trate de quien se desempeñó como oferente o de quien
actuó como aceptante, y luego se niega a proceder a la perfección del contrato real o solemne, actúa de manera
contraria a los postulados de la buena fe precontractual, por lo que debe indemnizar a su contraparte los perjuicios
que le haya causado con su negativa'.
Para el profesor Avelino León Hurtado, en asuntos como el que se viene narrando, en que se alcanzó acuerdo por
las partes pero el contrato no llegó a perfeccionarse, debe obligarse a indemnizar a aquel contratante que no
cumplió lo convenido. Esta solución, señala, es la más justa y la más conveniente para asegurar la seriedad de las
transacciones ('La voluntad y la capacidad en los actos jurídicos', Editorial Jurídica de Chile, tercera edición, página
76).
a.- Que de seguirse la tesis tradicional en la materia en estudio, la demanda de cumplimiento de contrato
interpuesta por la demandante, de forma alguna pudo tener acogida;
b.- Que de inclinarse los falladores por la posición que se considera moderna, tampoco tal demanda habría podido
prosperar. En efecto, según ésta, en el caso de compraventa de un bien raíz que no se ha perfeccionado por obra
de alguna de las partes que concurren a ella, aún cuando hubo consentimiento para llevarla a cabo, la acción a
seguir debía ser no la de cumplimiento de un contrato no perfeccionado, sino que la de indemnización de perjuicios
por responsabilidad precontractual, que se rige por las normas de la responsabilidad extracontractual. De esta
manera, por lo demás, resolvió la Corte de Apelaciones de Concepción, en una sentencia de 5 de junio de 1996,
dictada en autos caratulados 'Forestal Bío Bío con Madesal', respecto de la que la Corte Suprema rechazó el
recurso de casación en el fondo intentado en su contra, en un caso muy similar al de esta causa. Este fallo es
citado como referente en la materia por la autora Zuloaga Ríos en la página 188 de su obra y, además, ha sido
objeto de innumerables comentarios favorables, como por ejemplo, de los profesores Ramón Domínguez
Benavente, Ramón Domínguez Águila y Carmen Domínguez Hidalgo (Revista de Derecho Universidad de
Concepción, Nº 199, página 179 y siguientes); también de Íñigo de la Maza, en un artículo titulado 'El retiro
unilateral como un caso de responsabilidad precontractual' (Cuadernos de Análisis Jurídico, año 2006, Universidad
Diego Portales). En ella se resolvió que en casos como el que refiere, el retiro durante las tratativas contractuales
es un derecho para las partes, pero ello no excluye la responsabilidad por los daños que se generen por aquel que
se desiste sin causa o arbitrariamente. La buena fe se dijo, es el fundamento de esa responsabilidad
precontractual, pues las partes han de comportarse de modo honesto, veraz y leal con arreglo a la necesaria
colaboración que exige una sana negociación. Se trataba de dos grupos de empresas que durante más de un año
sostuvieron prolongadas y frecuentes conversaciones destinadas a la celebración de un contrato de compraventa
de un conjunto de más de veinte predios forestales en la VIII Región, por un valor de varias decenas de millones de
dólares, para lo que intercambiaron títulos de propiedad, estudios de los mismos, borradores de contratos de
promesa y de mandato, llegando incluso a fijar el día, hora y notaría de la suscripción del contrato de promesa de
venta. Sin embargo, al llegar a la notaría, el grupo vendedor comunicó al grupo comprador que no lo suscribiría
porque otra empresa les pagaba más que lo que ellos habían acordado. En el fallo se estableció, como lo hace la
posición mayoritaria sobre el particular, que la responsabilidad precontractual ha de regirse por las normas de la
denominada responsabilidad extracontractual, puesto que, si aún no hay contrato, la responsabilidad no puede ser
sino extracontractual o, porque si se trata de un abuso de derecho y por ende de responsabilidad por culpa y, no
habiendo contrato como se acaba de señalar, dicha responsabilidad necesariamente es extracontractual; y
c.- Que siempre en el caso hipotético de que fuera efectivo el acuerdo para celebrar una compraventa del bien raíz
materia del juicio a que hace alusión la actora, y haciéndose cargo de su pretensión, en cuanto dice que esa
convención constituye un contrato innominado, que produce obligaciones y que, por ende, se puede solicitar su
cumplimiento, hay que anotar que esta tesis no puede acogerse por lo expresado en la letra anterior de esta
consideración. Si no puede exigirse, según la propia tendencia moderna, el cumplimiento de un acuerdo o
convención en fases aún más avanzadas del iter contractual, con mayor razón no podrá hacerse lo querido por la
demandante en una etapa anterior de ella. No puede la demandante pretender desligar el acuerdo que refiere de la
finalidad del mismo.
Don Manuel María Risueño F., en un artículo denominado 'De las obligaciones precontractuales', publicado en la
Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXXI, páginas 48 y siguientes, citando a Gabrielle Fagella y Raymond
Saleilles, manifiesta que pueden producirse obligaciones con motivo de un contrato durante su formación y con
anterioridad a su perfeccionamiento, las que dependen del objetivo que la voluntad de las partes tengan en vista,
habiendo acuerdos o convenciones que no tienen el carácter de contrato puesto que las partes no entienden aún
obligarse con fuerza obligatoria, y que no deben confundirse 'con aquellos acuerdos a los que las partes quieren
dar fuerza obligatoria, como las promesas de celebrar un contrato y las convenciones relativas a las solemnidades
externas que correspondan en el contrato mismo'. En relación con ello, el profesor Hernán Corral Talciani, también
citado por el memorista Vega Álvarez, postula que el acuerdo alcanzado, pero carente de valor como contrato,
debe ser reconocido como una convención innominada, pero cuyos efectos estarán dados 'ex post', en la
eventualidad de producirse daños para alguna de las partes. Entonces, si el consentimiento se ha formado pero no
es eficaz para perfeccionarse el contrato, no se podrá exigir el cumplimiento de éste, pero si se podrán demandar
los perjuicios que se hubieren producido, cuando procediere.
DECIMOTERCERO: Que acorde con lo expresado en la letra b) del raciocinio precedente, la actora, en el primer
otrosí de su presentación de fs. 18, formuló, en subsidio, demanda de indemnización de perjuicios en contra de
'Leja Ltda.' y 'Vinova Ltda.', por el 'retiro intempestivo' de las negociaciones que realizaban.
(...)
Por estas reflexiones, disposiciones legales aludidas en lo considerativo y las que se han reproducido del fallo de
primer grado, SE CONFIRMA en lo apelado la sentencia de 3 de agosto de 2010 (...)".
Normativa aplicada: artículos 97 a 108 del Código de Comercio y 1545, 1554 y 2314 del Código Civil
b) Sentencia
"17º.- Que con la prueba documental rendida por la parte demandante, confirmada con las declaraciones de los
testigos (...) ha quedado establecido que se realizaron tratativas con la demandada en la venta del inmueble de su
propiedad, las que comenzaron una vez que el bien había sido embargado en la causa laboral para ser rematado y
los abogados de las partes en aquella causa, solicitaron al tribunal se aprobara el avenimiento, consistente
básicamente en que estaban de acuerdo en enajenar voluntariamente el bien raíz perteneciente a la demandada, el
cual se encontraba embargado y con el producto de la venta se debía cancelar primeramente la deuda en su
totalidad y el resto pasaría a la demandada. Continuaron las negociaciones con comunicaciones escritas al Banco
Scotiabank, lo que permite presumir, en conjunto con las demás pruebas rendidas, que la compra del demandante
se haría con financiamiento del Banco. Culmina esta negociación con el pago que hace el actor al Fisco por las
deudas que mantenía la vendedora con este último; luego la parte demandada sin justificación se retira de las
negociaciones, negándose el demandado a suscribir la escritura de compraventa, debiendo el actor rematar la
propiedad en la suma de $91.000.000, (noventa y un millones de pesos).
(...)
28º.- Que se encuentra debidamente probado que posteriormente a la negativa del demandado de celebrar el
contrato, el demandado remató la propiedad en la suma de $91.000.000, (noventa y un millones de pesos), que
corresponde a una suma de $16.000.000, (dieciséis millones de pesos) por sobre el precio de la compraventa
acordada.
29º.- Que de la misma forma se encuentra acreditado la deuda que tenía el demandado con el Fisco, las que
fueron canceladas por el actor por la suma de $16.968.757, (dieciséis millones novecientos sesenta y ocho mil
setecientos cincuenta y siete pesos)".
"4º.- Que los supuestos de la responsabilidad precontractual, para que surja el deber de indemnizar los perjuicios
causados, deben cumplir los siguientes requisitos:
d) Infracción a la obligación de negociar de buena fe, imputable a abuso, culpa o dolo (Injustificación del retiro).
5º.- Que se debe fijar el límite para la existencia de la responsabilidad precontractual, para que se forme el
consentimiento de las partes en el negocio, dado que la regla general en nuestro Código Civil es que en este
período en que las partes desarrollan conductas tendientes a realizar tratativas para un negocio jurídico, no
necesariamente se debe entender que quedan obligadas a realizarlas, toda vez que en esta primera etapa opera el
principio de la autonomía de la voluntad de acuerdo al artículo 1545 del Código Civil.
6º.- Que, en este orden de ideas, el Código Civil no contiene normas sobre la etapa precontractual, a excepción del
contrato de promesa, pero ello circunscrito solamente a que se dé cumplimiento a los requisitos del artículo 1554
del Código Civil, es decir cuando se reúnen todas las circunstancias exigidas en la norma referida. El posterior
desarrollo de la formación del consentimiento lo reglamentó el Código de Comercio en sus artículos 97 a 108,
mediante una propuesta y aceptación válida, lo que origina que las partes queden jurídicamente vinculadas.
7º.- Que, de esta manera cobra importancia la prueba que debe rendir la parte demandante para establecer si ha
logrado superar el límite de la libertad contractual, y arribar a la conclusión que existió abuso y/o culpa, y, como
consecuencia de ello, no se haya verificado el contrato, y por ende se irrogó daño y un ulterior perjuicio.
(...)
25º.- Que el término de las negociaciones por parte de la demandada cuando había una oferta y una aceptación y
estando las negociaciones en una etapa que estaba más allá de la autonomía que tenían las partes para desistirse
de las negociaciones, implica que el demandado actuó de mala fe, ya que estaba obligado durante las
negociaciones, y en especial en el estado avanzado de ellas, a comportarse en forma leal y honesta, esto es, de
buena fe que, no sólo es exigible en la etapa de ejecución de los contratos, sino también antes de los mismos,
como fundamento de la responsabilidad precontractual. Esta infracción de la obligación de negociar de buena fe, es
abusiva que implica culpa al existir una injustificación unilateral del retiro.
(...)
27º.- Que, entonces, procede la responsabilidad extracontractual, dado que la responsabilidad contractual se aplica
ante situaciones jurídicas de incumplimiento de obligaciones derivadas de un contrato y no precontractuales como
en el caso sub judice. Desestimándose la alegación de la parte demandada que estima que el estatuto jurídico
aplicable no es la responsabilidad aquiliana sino la contractual.
(...)
Por estos fundamentos, disposiciones legales citadas, se revoca la sentencia de veintisiete de diciembre de dos mil
diez, escrita de fojas 243 a 250 vta., en la parte que se rechaza la demanda interpuesta, y en su lugar se decide
que ésta queda acogida, sólo en cuanto la demandada deberá cancelar por concepto de indemnización de
perjuicios las siguientes cantidades:
II.- $16.968.757, por deudas que tenía el demandado con el Fisco, las que fueron pagadas por el actor (...).
Normativa aplicada: artículos 707, 1545, 1546, 1698 y 2314 del Código Civil
a) Resumen. Se negocia la celebración de un contrato de venta sobre un inmueble. Las partes avanzan
en las tratativas hasta el punto de proponer la celebración de una promesa de compraventa. Una de las
partes no concurre a la celebración del contrato de promesa y es demandado de indemnización de
perjuicios por los daños causados. La Corte Suprema resuelve que la demanda debe ser acogida y explica,
largamente, diferentes aspectos de la responsabilidad precontractual: sus requisitos, la buena fe como
factor de imputación, el daño indemnizable correspondiente al interés negativo.
b) Sentencia
"Sentencia de Reemplazo
NOVENO: (...) resulta un hecho no discutido entre las partes que tanto el demandante como el demandado
iniciaron serias negociaciones para celebrar un futuro contrato de compraventa sobre el inmueble ubicado en
Avenida Fabres (actual Avenida Cartagena) Nº 285, comuna de Cartagena. Que dicho inmueble consiste en un
establecimiento comercial de giro supermercado. Que frente a la imposibilidad técnica de celebrar el contrato
definitivo de compraventa, las partes acordaron suscribir un contrato de promesa de compraventa sobre el
establecimiento comercial anteriormente individualizado.
Que según la prueba documental acompañada por ambas partes, no objetada, (...) y de la prueba confesional
rendida (...) las partes estaban conformes en el precio del establecimiento comercial en la suma de $125.000.000
(ciento veinticinco millones de pesos), además de celebrar un contrato de promesa de compraventa, pero tenían
desavenencias en cuanto al pago del saldo de precio de $25.000.000 (veinticinco millones), además del contenido
de la cláusula penal.
Que las tratativas preliminares entre el demandante y el demandado se encontraban bastante avanzadas, creando
un escenario de confianza en el demandante de que se celebraría el contrato de promesa de compraventa sobre el
establecimiento comercial. Prueba de esto son el inventario realizado por las partes de la mercadería del
establecimiento, la auditoría encargada por el demandante sobre proyección de ganancias, especialmente el hecho
de que iban a concurrir a celebrar el contrato de promesa de compraventa a la notaría (...)".
"Sentencia de Reemplazo
SEGUNDO: Que la etapa de las tratativas preliminares se encuentra dentro del período precontractual, esto es,
aquella etapa de negociaciones que precede al perfeccionamiento del contrato. Las tratativas constituyen un
conjunto de negociaciones encaminadas a explorar los respectivos intereses de las partes. Comienzan desde el
momento en que las partes manifiestan su voluntad de negociar y se extienden generalmente hasta el momento en
que una de ellas formula una oferta de contrato. No obstante, las tratativas pueden concluir directamente en la
celebración del contrato definitivo o, bien, en la celebración de un contrato de promesa. También es posible
ponerles término a través del desistimiento bilateral de las partes o, como sucedió en este caso, por el retiro
unilateral de una de las partes (Íñigo de la Maza y Carlos Pizarro, Responsabilidad civil. Casos prácticos, Legal
Publishing, Santiago, pág. 49).
Para comenzar a examinar el retiro unilateral conviene tener presente que en las tratativas preliminares las partes
recién se encuentran explorando la posibilidad de celebrar un contrato, por lo mismo, no contraen ninguna
obligación de permanecer en ellas. Éstas conservan su libertad para retirarse unilateralmente en cualquier
momento. En otras palabras, las partes conservan su libertad de contratar o no hacerlo. Este principio de libertad
contractual debe, sin embargo, vincularse con un cierto deber de comportamiento de las partes durante las
tratativas preliminares, cuya infracción es uno de los requisitos de la responsabilidad precontractual (De la Maza y
Pizarro, ob. cit., pág. 49).
En doctrina no se discute el derecho de retirarse de las tratativas, pues sería un derecho absoluto, por lo mismo, no
cabe duda respecto de la posibilidad que tenía el demandado de retirarse de las negociaciones. Lo que se discute
es bajo qué condiciones el retiro genera obligación de indemnizar el daño causado.
TERCERO: Que entre los deberes precontractuales de quienes participan de las tratativas preliminares está el
deber de lealtad, que exige llevar adelante las negociaciones de buena fe, esto es, con el propósito efectivo de
celebrar un contrato; y que también suponen deberes de cuidado al terminar la negociación, cuando se ha creado
en la contraparte la confianza de que se celebrará el contrato. El deber de negociar de buena fe exige someter el
juego puramente estratégico, caracterizado porque cada parte procura su propio interés, a los límites de los
deberes mínimos de lealtad que se pueden esperar de un contratante honesto. Sin embargo, no es posible definir
esos deberes con precisión, porque la buena fe es un estándar abierto, que sólo puede ser aplicado atendiendo a
las circunstancias. Por eso, su concreción depende de la particular relación que surge entre las partes a partir de la
oferta o de las primeras tratativas contractuales (Enrique Barros Bourie, "Tratado de responsabilidad
extracontractual", Editorial Jurídica, Santiago, pág. 1001).
QUINTO: Que es necesario hacerse cargo del conflicto entre libertad y confianza, la buena fe se limita a exigir el
respeto más elemental de la contraparte. Aún en sistemas jurídicos que reconocen explícitamente deberes
precontractuales, que protegen la confianza creada en la contraparte en la negociación, se asume que ello no
puede ser un camino para que nazcan obligaciones sin consentimiento, ni tampoco para introducir riesgos
imprevisibles por el hecho de iniciar negociaciones. Por esto, muy especialmente en el ámbito precontractual, el
deber de cuidado se expresa más claramente en la forma negativa de la mala fe, que incluye tanto el engaño o
inducción voluntaria a error de la contraparte, como la completa desconsideración de la confianza creada (Enrique
Barros, ob. cit., pág. 1002).
La mala fe consiste en el caso de la ruptura injustificada de la relación precontractual, en iniciar los tratos sin
intención seria de contratar, o de prolongarlos sin querer concluir las negociaciones, o romperlas unilateralmente
sin motivo justificado (Marcelo Barrientos Zamorano, "Daños y deberes en las tratativas preliminares de un
contrato", Legal Publishing, Santiago, pág. 51).
SEXTO: Que (...) es necesario dilucidar la naturaleza jurídica de la responsabilidad que acarrea la infracción del
deber de lealtad y de buena fe que tienen las partes en estas tratativas.
Los elementos que deben estar presentes en este tipo de responsabilidad civil, de carácter extracontractual, son: a)
La creación de una razonable confianza en la conclusión o perfeccionamiento del contrato proyectado; b) El
carácter injustificado e intempestivo de la ruptura de los tratos preliminares; c) La producción de un daño en el
patrimonio de una de las partes y d) La relación de causalidad entre el daño al patrimonio por un lado y la confianza
que fue promovida y resultó defraudada por el otro negociante (Barrientos, ob. cit., pág. 51).
OCTAVO: Que en ausencia de estipulaciones sobre gastos o riesgos entre los pre contratantes, que es lo que ha
acontecido en el caso en estudio, cabe determinar qué tipo de perjuicios son indemnizables.
Una negociación contractual frustrada puede lesionar diversos intereses de las partes. Ante todo, la negociación
supone costos, porque exige asignar horas de trabajo del propio personal, contratar abogados, auditores y otros
especialistas, efectuar viajes y, en general, realizar las más diversas acciones conducentes a tomar una decisión de
negocios. En seguida, puede ocurrir que una de las partes, en la confianza de que la negociación resultará exitosa,
adopte decisiones de inversión, deje un trabajo o deseche otras oportunidades de negocio (...).
Para discriminar los perjuicios indemnizables en razón de infracciones de deberes precontractuales es necesario
atender al fin de las normas de cuidado que el derecho impone a las partes de una negociación. El ilícito
precontractual no consiste en haberse resistido a celebrar el contrato, sino en haber negociado de mala fe o con
grave desaprensión respecto de los intereses de la otra parte, como en este caso sería respecto de la ocasión de
las rupturas de las negociaciones. En consecuencia (...) el interés protegido no es el beneficio que el contrato
habría reportado al demandante si hubiese llegado a celebrarse, sino los daños que se siguen del ilícito, como son
los costos de negociación y los que se derivan de la confianza creada en la contraparte y contrariada de mala fe
por el demandado (Barros, ob. cit., pág. 1007).
Rosende Álvarez señala que los gastos pueden ser espontáneos o provocados. Los primeros son los que realiza
una persona en vista de la celebración de un contrato o de una serie de contratos, sin contar para ello con el
consentimiento de la persona con la que se va a contratar. Los segundos requieren el consentimiento en que se
efectúen, que exista una manifestación de voluntad que mueva a realizarlos o se cree la apariencia de que son
indispensables para proseguir las conversaciones. El consentimiento dado a los tratos por sí solo no basta para
hacer nacer la responsabilidad por los gastos efectuados y la relación de causalidad debe encontrarse en un
antecedente más inmediato que no puede ser otro que la voluntad de los interesados en que el gasto se haga (...).
Deben indemnizarse todos los gastos y perjuicios que sean una consecuencia directa de la revocación, en otros
términos, de que se haya privado al destinatario de su facultad de disponer libremente sobre el destino de la oferta
(...).
DÉCIMO: Que por lo anteriormente expuesto se acoge la demanda de autos, en cuanto se fija la indemnización
que le corresponde recibir al actor por concepto de daño emergente (...).
Por estas consideraciones y visto además lo dispuesto en los artículos 1546 y 2314 y siguientes del Código Civil,
SE DECLARA que se REVOCA la sentencia de 5 de enero de 2010, que rola a fojas 299, y en su lugar se declara
que se acoge la demanda de indemnización de perjuicios interpuesta por don David Alejandro Jiménez Mira en
contra de don Antonio de los Ángeles Armijo Cerda sólo en cuanto se condena a este último a pagarle al
demandante la suma de cuatro millones doscientos mil trescientos un pesos, por concepto de daño emergente y
por concepto de daño moral, la cantidad de dos millones quinientos mil pesos, sumas que deben ser reajustadas,
más los intereses legales que correspondan hasta su pago efectivo, sin costas".
"Sentencia de Reemplazo
Se previene que el Ministro señor Sergio Muñoz Gajardo concurre al acuerdo, con las precisiones que expresa a
continuación, sin compartir el carácter extracontractual de la responsabilidad precontractual, la que en su concepto
se rige por las reglas de la responsabilidad contractual, como por el hecho que ésta la determina principalmente el
antecedente de la negociación y la acción u omisión generadora del daño, para lo cual tiene presente las siguientes
consideraciones:
(...)
3º.- Que en síntesis, el sistema clásico de fuente de las obligaciones del Código Civil, ampliado por el Código de
Comercio, el cual añade la voluntad unilateral, recoge los principios destinados a generar confianza en las
tratativas preliminares. Se estructura así un sistema autónomo precontractual, en el cual no alcanza a generarse un
vínculo derivado de un negocio jurídico unilateral o bilateral, arranca del deber de comportarse correctamente,
evitando el fraude y la especulación, que su comportamiento es la expresión seria de vincularse con posterioridad.
Aquí, el presupuesto indispensable está determinado por que no se ha llegado a constituir expresamente una
relación de la cual fluya una obligación.
Si bien el Código Civil reguló la relación jurídica constituida, el Código de Comercio avanzó en mirar los pasos
previos a la generación de la obligación, pero siempre sobre la base de una obligación contraída.
En el caso de autos nos encontramos ante el comportamiento previo a la generación de una obligación específica y
expresa, es una aplicación anticipada de la regla o principio de la buena fe objetiva, la cual impone a los
contratantes el deber de comportarse correcta y lealmente en sus relaciones mutuas. En este sentido cobra plena
aplicación el artículo 1546 del Código Civil, en cuanto exige de las partes un comportamiento ético y leal, de modo
que se requiere de ellas cumplan sus cargas contractuales y precontractuales de acuerdo a todo lo que les sea
exigible teniendo en principal consideración tales parámetros de confianza y fidelidad, los que corresponde
reclamar con mayor intensidad en quienes ofrecen sus servicios al público, con ciertos contornos de certidumbre.
En efecto, será la naturaleza de las cosas la cual determine los contornos de ese comportamiento.
5º.- Que lo expresado da un contexto adecuado que precisa el ámbito de la responsabilidad precontractual, lo cual
tiene relevancia para definir el iter contractual, en la que no se ha generado un vínculo entre las partes. Sin
embargo, esa circunstancia no es determinante en la generación de responsabilidad, si no el resultado de la
actuación misma: el daño, el cual ha sido ocasionado producto de la confianza generada en el demandante y en el
comportamiento desleal de la demandada, todo lo que ha contrariado el principio general de la buena fe.
6º.- Que, en concepto del ministro que previene, la responsabilidad contractual presupone la existencia de un
vínculo preexistente, cuya violación genera la obligación de reparar los perjuicios. Si bien obligación, como
vinculación jurídica ex-ante y responsabilidad, como carga patrimonial ex post, son conceptos diversos, se les
vincula puesto que el incumplimiento de la primera genera la segunda.
De este modo, la indemnización de perjuicios por responsabilidad civil precontractual, desde un punto de vista
general se puede indicar, en un plano conceptual, que es la necesidad jurídica en que se encuentra una persona de
satisfacer una prestación, como consecuencia y efecto de transgredir la confianza creada en la contraparte y
producto de la deslealtad en su actuar con motivo de los tratos destinados a concluir un negocio jurídico,
concurriendo las demás exigencias legales de capacidad, imputación, culpabilidad, perjuicios y relación de
causalidad entre la acción y el daño".
Nº 579-2014
Normativa aplicada: artículos 98 y 100 del Código de Comercio y 706 y 1698 del Código Civil
b) Sentencia
i. Hechos del caso
"SEGUNDO: (...) [T]ras la apreciación y valoración de la prueba rendida en estos autos (...) resultaron acreditados
los siguientes hechos de la causa:
a).- La demandante y los demandados iniciaron conversaciones a fines del año 2007 con la finalidad de que la
primera adquiriera el inmueble de propiedad de los segundos denominado Fundo Tabalí, ubicado en la ciudad de
Ovalle.
b).- Con ocasión de las referidas negociaciones la abogada de los demandados doña Marcela Camposano Aguirre
desarrolló numerosas conversaciones e interacciones con los abogados de la demandante doña María José
Vergara y don Francisco Orrego Bauzá.
c).- Recibidos por la actora los antecedentes enviados por la demandada, con fecha 18 de marzo de 2008, la
abogada Sra. Vergara envió un correo a la abogada Sra. Camposano dándole cuenta de supuestas irregularidades
que encontró en materia de inscripción, solicitándole, además, la remisión de una serie de documentos.
d).- El 4 de mayo de 2009 la abogada Sra. Camposano se comunicó vía correo electrónico con la abogada Sra.
Vergara, aclarándole todos los puntos observados por ella en la comunicación precedentemente individualizada y le
requirió un pronunciamiento definitivo acerca de su voluntad de contratar dentro de la primera quincena de mayo de
2009, a fin de dejar en libertad de acción a sus representados, reiterándole que no existiría posibilidad de alterar o
modificar los títulos inscritos.
e).- Tras posteriores reparos a los títulos registrales del inmueble efectuados por los representantes de la actora, la
demandada manifestó mediante correo de 19 de mayo de 2009 su opinión en orden a que tales objeciones no
hacían sino entrabar el negocio definitivo y que la demandada Marcela Camposano Ibarrra había decidido no
efectuar nuevas solicitudes de inscripción relativas al dominio del bien raíz ante el Conservador de Bienes Raíces
de Ovalle, precisamente por estimar que ellas resultaban claras y que sólo se requerirían las inscripciones relativas
a la posesión efectiva del causante Mauricio Camposano Aguirre.
f).- Las negociaciones se suspendieron durante la tramitación de la posesión efectiva anteriormente aludida,
informándose a la demandante la conclusión de dicho trámite por correo de 7 de enero de 2010, en el sentido de
que tras el mismo, a esa época, los demandados "están en condiciones de vender la propiedad".
g).- Durante el 15 y el 30 de junio de 2010 las partes intercambiaron una serie de correos electrónicos y
documentos relativos al inmueble, efectuando la abogada de la demandante nuevas observaciones a los títulos.
h).- El 27 de julio de 2010 se verificó una reunión entre representantes de ambas partes en el predio constatándose
la presencia de un vecino que ocupaba parte de él.
i).- El 12 de agosto de 2010 doña Marcela Camposano se comunicó telefónicamente con don Nelson Murúa para
informarle que tenía otro interesado en comprar la propiedad, en las condiciones en que se hallaba, en la suma de
$290.000.000 y que se otorgaba a la demandante un plazo para responder acerca de su decisión definitiva sobre el
negocio, el que se extendía hasta el día 16 de agosto de ese año, a las 12:00 horas, manifestándole que se le
otorgaría la primera prioridad al efecto.
j).- No se acreditó que la demandante haya manifestado su voluntad de celebrar el contrato de compraventa en los
términos manifestados por la demandada en su correo electrónico de 12 de agosto de 2010.
"QUINTO: Que, ahora bien, en relación al contenido de la pretendida buena fe que es dable esperar aún en la fase
precontractual de un negocio es posible expresar que el comportamiento exigido para los involucrados en la
negociación preliminar, dentro del libre juego de los intereses privados, debe responder a valores tales como la
probidad y la honestidad. El deber de lealtad que se reclama también por la actora dice relación precisamente con
la honestidad que le debemos al otro.
El deber de buena fe en el desarrollo de las tratativas contractuales no sólo se vulnera cuando una parte tiene la
intención premeditada de crear perjuicios a la otra, sino cuando la conducta con que se actúa durante el desarrollo
de las negociaciones contrasta objetivamente con el deber jurídico general de corrección que existe en materia de
obligaciones. Luego, el principio que debe aplicarse en nuestra legislación a fin de proteger los patrimonios de los
precontratantes es el concepto de buena fe previsto en el artículo 706 del Código Civil, esto es, el deber de actuar
por medios legítimos, exentos de fraude y de todo otro vicio.
'En el período precontractual, esta buena fe se traduce en un comportamiento honesto, leal y veraz, con arreglo a
la necesaria colaboración que exige una sana negociación, todo ello, sin perjuicio de la libertad para procurarse
ventajas, facultad propia del período precontractual. En otras palabras, se trata de respetar el derecho de las partes
de buscar posiciones de ventaja al llevar a cabo las negociaciones y de mantener la plena libertad de los
precontratantes para proseguirlas o desistirse de ellas cuando lo estiman conveniente, siempre que estos derechos
no se transformen en fuente de actos ilícitos y engaños que causen perjuicios'. (Hugo Rosende Álvarez,
'Responsabilidad Precontractual', Ediciones Universitarias de Valparaíso, pág. 74).
SEXTO: Que en lo que atañe al retiro de las tratativas que, como se infiere de lo expresado en el motivo anterior,
constituye un derecho de los tratantes y un elemento esencial de la negociación, debe enseguida sostenerse que
no es un comportamiento que atente por sí solo en contra de los intereses de las partes, dado que del ejercicio de
un derecho no puede nacer responsabilidad alguna para su titular y que, en consecuencia, será la conducta no
ajustada a la buena fe, culpable o dolosa, la que dará derecho a exigir el resarcimiento de los daños que tal
decisión pudo ocasionar.
En este escenario y pese a que resulta evidente la contradicción en que incurre el libelo de apelación cuando por
una parte insiste en sostener que los demandados no le dieron aviso de su determinación de vender el predio a un
tercero y, por otra, afirma, que la actora comunicó su intensión de comprar el inmueble en la fecha indicada y, en lo
que interesa a la reflexión que se efectúa en este motivo, que la ruptura de las conversaciones se habría suscitado
de forma intempestiva e injustificada, debe necesariamente reflexionarse que entendiendo que la conceptualización
de tales adjetivos importa siempre una calificación subjetiva que deberá ser efectuada en definitiva por el juzgador,
estos sentenciadores estiman que la ruptura de las conversaciones no puede apreciarse en este caso de ningún
modo injustificada, ya que tras varios años de tratativas, como se estableció en el proceso, no existía a esa época
acuerdo en aspectos relevantes y esenciales en orden a celebrar el contrato de compraventa definitivo,
constatación que resulta suficiente para razonablemente concluir que no habiendo consentimiento siquiera
respecto del precio que debía ser satisfecho por la actora, los demandados tenían justificación suficiente para
poner término a tales negociaciones, ya que parece insensato suponer que alguien pueda ser conminado a
mantenerse indisolublemente vinculado a otro en conversaciones en que no se advierten consensos básicos que
serían esperables después de casi tres años de tratos.
Por otra parte, en cuanto a la evaluación de haber sido la ruptura intempestiva ha de expresarse que habida
consideración de la etapa en que se verificó el retiro de las conversaciones, tal actuación fue realizada
precisamente 'en tiempo'.
En efecto, si consideramos que incluso la retractación de la oferta, acto de mayor trascendencia jurídica que las
meras tratativas, no da origen a responsabilidad civil, con excepción los casos a que se refieren los artículos 98
inciso final y 100 del Código de Comercio, con mayor razón el abandono de la negociación antes de su culminación
carecerá, por regla general, de eficacia para originar responsabilidad, salvo que dicho retiro se encuentre calificado
por la culpa —en un sentido genérico— de quien lo lleva a cabo.
SÉPTIMO: Que así las cosas, de conformidad a lo previsto en los artículos 707 y 1698 del Código Civil,
correspondía probar la infracción del deber de buena fe, con dolo o culpa, a la demandante, que fue quien
precisamente alegó dicha transgresión, circunstancia que tal como se desprende de lo que se ha venido razonando
no aconteció en este caso, por lo que, consecuentemente, la demanda de indemnización de perjuicios deberá ser
desestimada".
III. R
Artículo 1546. "Los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por consiguiente obligan no sólo a lo que en ellos se
expresa, sino a todas las cosas que emanan precisamente de la naturaleza de la obligación, o que por la ley o la
costumbre pertenecen a ella".
b) Código de Comercio
Artículo 100. "La retractación tempestiva impone al proponente la obligación de indemnizar los gastos que la
persona a quien fue encaminada la propuesta hubiere hecho, y los daños y perjuicios que hubiere sufrido.
Sin embargo, el proponente podrá exonerarse de la obligación de indemnizar, cumpliendo el contrato propuesto".
Artículo 1.1. (Libertad de contratación): "Las partes son libres para celebrar un contrato y para determinar su
contenido".
Artículo 2.1.15. (Negociaciones de mala fe): "(1) Las partes tienen plena libertad para negociar los términos de
un contrato y no son responsables por el fracaso en alcanzar un acuerdo.
(2) Sin embargo, la parte que negocia o interrumpe las negociaciones de mala fe es responsable por los daños y
perjuicios causados a la otra parte.
(3) En particular, se considera mala fe que una parte entre en o continúe negociaciones cuando al mismo tiempo
tiene la intención de no llegar a un acuerdo".
Artículo 10. "Libertad en las negociaciones: (1) Las partes son libres de negociar el contrato y de retirarse en
cualquier momento, pero esto y aquello deben hacerlo conforme a la buena fe.
"(2) El daño causado por el retiro de las negociaciones contrario a las exigencias de la buena fe debe ser
indemnizado.
(3) También es obligado a esta reparación el que inicia una negociación o se mantiene en ella sin ánimo o
posibilidad de contratar.
(4) En ningún caso se indemniza la pérdida de los beneficios esperados del contrato no celebrado".
IV. B
C S , Luis (1937). Lecciones de Derecho Civil Chileno y Comparado IX. Obligaciones, tomo II.
Santiago: Editorial Nascimento.
D Á , Ramón (2012). Teoría general del negocio jurídico. Santiago: Editorial Jurídica de
Chile.
L H , Avelino (1991). La voluntad jurídica y la capacidad en los actos jurídicos. Santiago: Editorial
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V R , Víctor (2003). Teoría general del acto jurídico. Santiago: Editorial Jurídica de Chile.
V. O
ASINTEC S.A. con Club Hípico Concepción S.A. (2004): Corte Suprema, 12 de julio de 2004, rol Nº 2622-
2000.
Medina Cusi, Camilo con ASOAGRO A.G. (2012): Corte de Apelaciones de Arica, 17 de agosto de 2012, rol
Nº 179-2012.
Montino, Carlos con Metalúrgica San Vicente Limitada (2011): Corte de Apelaciones de Concepción, 30 de
septiembre de 2011. Rol Nº 683-2011.
Paola Flores Clunes con Parque Arauco S.A. (2015): Corte Suprema, 9 de diciembre de 2015, rol Nº 710-
2015.
Sepúlveda González, Abel. M. con Lacoste Morgado, Marcela (2011): Corte Suprema, 22 septiembre de
2011, rol Nº 4170-2010. Cita online: MJJ29477.
Sepúlveda Rey, Jorge con Banco del Desarrollo (2006): Corte Suprema, 10 de octubre de 2006. Cita online:
MJJ181089.
9Aquí seguimos a D M , Íñigo (2018). "La responsabilidad por retiro unilateral en los Principios Latinoamericanos de
Derecho de los Contratos", en Severin, Gonzalo y Vidal, Álvaro, Principios Latinoamericanos de Derecho de Contratos. Una
perspectiva desde el derecho europeo. En prensa.
10B B , Enrique (2010). Tratado de responsabilidad extracontractual. Santiago. Editorial Jurídica de Chile, p. 1004.
14R Á , Hugo (1979). Algunas consideraciones sobre la responsabilidad precontractual. Valparaíso: Editorial
Universitaria, pp. 69 y ss.
16V , Genevie`ve (2007). Tratado de derecho civil. Introducción a la responsabilidad. (trad.) Fernando Montoya. Bogotá:
Ediciones de la Universidad del Externado Colombia, pp. 363 y ss. En el ámbito europeo, ver G R , María Paz y O
C , Marta (2010). "La responsabilidad precontractual en el Derecho contractual europeo". Revista para el Análisis del
Derecho, Nº 2. Barcelona. Disponible también [en línea] http://www.indret.com/pdf/731_es.pdf (Fecha de consulta: 26 de abril de
2018).
17C S , Luis (1979). Explicaciones de Derecho civil chileno y comparado, Vol. 5. Santiago: Editorial Jurídica de Chile,
p. 66.
18L H , Avelino (1991). La voluntad y la capacidad en los actos jurídicos. Santiago: Editorial Jurídica de Chile, 4ª
edición, p. 98.
24D -P , Luis (2007). Fundamentos de derecho civil patrimonial, Vol. I. Madrid: Thomson Civitas, pp. 314-315.
25C T , José (1992). Derecho civil español, común y foral, tomo III. Derecho de obligaciones. La obligación y el
contrato en general, decimosexta edición, revisada y puesta al día por Gabriel García Cantero. Madrid: Reus, p. 650.
27Principios UNIDROIT Sobre los contratos comerciales internacionales (2010). Disponibles [en línea]:
https://www.unidroit.org/unidroit-principles-2016/unidroit-principles-2016-overview/spanish-black-letter.
I. L
"Que como es sabido, para que se produzca como resultado del acuerdo
de voluntades el efecto jurídico de crear una o más obligaciones, es
necesario que culmine un proceso tendiente a la formación del
consentimiento, mediante el concierto de dos actos jurídicos unilaterales e
independientes, derivados uno de aquel que toma la iniciativa y le propone
un negocio a otro, y éste, que es aquel al cual va dirigida la oferta, que
acepta la proposición, con su consentimiento. La yuxtaposición de estas
declaraciones de voluntad, mediante la convergencia de la oferta y la
aceptación, da lugar al consentimiento y, con ello, al contrato".
"Que, sin que sea necesario repasar todo lo relativo a la formación del
consentimiento en los actos jurídicos bilaterales, ya es un aspecto pacífico,
que el Código de Comercio regula esta materia, estipulaciones a las que se
refiere su Mensaje, al aludir al Libro II, Título I, expresa: 'En este mismo
Título se trata de un asunto difícil como importante, omitido en la
Ordenanza y aun en el Código Civil. Frecuentemente ocurre la necesidad
de fijar el momento y el lugar en que las propuestas verbales o escritas
asumen el carácter de contratos perfectos, y careciendo de reglas claras y
precisas que dirijan el juicio del jurisconsulto e ilustren la conciencia del
magistrado, es indispensable invocar las opiniones acomodaticias e
inseguras de los autores que han examinado con más o menos profundidad
esos puntos. Para obviar dificultades de tanta trascendencia, el Proyecto ha
dado soluciones satisfactorias a las cuestiones principales e incidentes que
ofrece la materia; y de este modo ha llenado un sensible vacío en nuestra
legislación comercial y civil'".
"(...) un acto jurídico unilateral por el cual una persona propone a otra una
determinada convención y como acto jurídico la oferta debe cumplir los
requisitos de existencia y validez que establece la ley, por lo que ésta debe
ser seria, es decir, que exista el propósito de producir un efecto práctico
sancionado por el derecho"39.
"La oferta es un acto jurídico unilateral por el cual una persona propone a
otra una determinada convención y como acto jurídico la oferta debe
cumplir los requisitos de existencia y validez que establece la ley, por lo que
ésta debe ser seria, es decir, que exista el propósito de producir un efecto
práctico sancionado por el derecho. En el Tratado Práctico de Derecho Civil
de Marcelo Planiol y Jorge Ripert, tomo Sexto, Primera Parte, página 170
se expresa que 'no existe una verdadera oferta cuando la proposición de
contratar ha sido hecha como diversión o juego; de modo más práctico,
siempre que su autor no ha tenido la intención de obligarse jurídicamente
cuando se ha reservado su libertad, o simplemente cuando sólo ha querido
iniciar preliminares de contrato que, lejos de constituir una oferta, se
proponga provocarla. Pero es preciso que tal intención sea expresada o
resulte de las circunstancias del caso o de los usos, de no ser así, la
contraparte pudo haber creído hallarse en presencia de una oferta y la
aceptación perfeccionará el contrato'"48.
b) La vigencia de la oferta
Sin embargo, el tribunal arbitral que conoció del caso consideró las cosas
de manera diversa, al estimar que toda vez que el transporte era completa
responsabilidad del comprador, resultaba irrelevante para la formación del
contrato y su cumplimiento que el comprador hubiera introducido una
modificación a la oferta del vendedor respecto de la antigüedad del barco
que transportaría las mercaderías.
"1) La respuesta a una oferta que pretenda ser una aceptación y que
contenga adiciones, limitaciones u otras modificaciones se considerará
como rechazo de la oferta y constituirá una contraoferta.
Bibliografía
Jurisprudencia citada
Bascuñán María y otros con Dell Computer Chile Ltda. (2008): rol
Nº 32796-2008.
II. L
b) Sentencia
h) Que dicho instrumento fue objetado por la demandada por ser falso tanto
la firma que aparece en él por la parte vendedora, así como el precio de los
computadores personales. También se objetó por falsa la tarjeta de visita
correspondiente al señor Andres Gisla Alvial, ya que el cargo con el que
aparece en ésta no corresponde con el que detenta dentro de Adexus S.A.,
ejecutivo de cuentas.
Finalmente se sostiene por los jueces del grado que se reúnen las
exigencias que hacen procedente la acción de cumplimiento, desde que el
contrato celebrado por las partes es de carácter bilateral y el demandado
incumplió lo que se había acordado".
Que como es sabido, para que se produzca como resultado del acuerdo de
voluntades el efecto jurídico de crear una o más obligaciones, es necesario
que culmine un proceso tendiente a la formación del consentimiento,
mediante el concierto de dos actos jurídicos unilaterales e independientes,
derivados uno de aquel que toma la iniciativa y le propone un negocio a
otro, y éste, que es aquel al cual va dirigida la oferta, que acepta la
proposición, con su consentimiento.
La oferta, para que surta efectos debe emanar del futuro acreedor o futuro
deudor, es decir, de cualquiera de los que, de perfeccionarse la convención,
van a tener la calidad de partes.
A su turno, el artículo 1445 del mismo estatuto jurídico prescribe: Para que
una persona se obligue a otra por un acto o declaración de voluntad es
necesario: 2º que consienta en dicho acto o declaración y su
consentimiento no adolezca de vicio.
Sea como fuere, ninguno de los hechos ejecutados por el señor Gisla, en
su condición de vendedor de la demandada, resultan susceptibles de ser
reputados como actos de aquellos que, de acuerdo a las disposiciones
pertinentes del Código de Comercio, configuran una oferta, desde que éste
no tenía la calidad de representante de la demandada.
b) Sentencia
i. Hechos del caso
b) Sentencia
Sin embargo, del tenor literal de la carta en análisis, se puede apreciar que
ésta se encuentra titulada con la frase 'Sujeto a Contrato', cuestión no
menos relevante, puesto que tal frase, significa que la carta no es un
contrato, circunstancia que a simple vista parece lógica puesto que la
misiva responde a un texto escueto y resumido, de una carilla, de no más
de cuatro párrafos. Además en ella Eco-Bat manifiesta que tiene la
'intención' de comprar el grupo Inppamet, concibiendo intención como la
determinación de la voluntad para alcanzar un fin (según el Diccionario de
la RAE), cual es según el título del documento, la celebración posterior de
un contrato.
Por otro lado la carta expresa también que: 'La estructura de la adquisición
estará sujeta a revisión e información ulterior y excluirá la planta antigua y
otros activos no productivos.', redacción que no resulta fácil de interpretar,
debido a que no se explica cuál es la estructura de la adquisición,
agregándose nuevamente una condición, la de estar sujeta a revisión
posterior, ello sin contar con que, en términos ambiguos, se señala que la
eventual compra excluirá la planta antigua, sin individualizarla, y otros
activos no productivos, sin señalar de forma clara a que activos apunta la
exclusión.
Por otra parte, el fallo concluye que la misiva en análisis tampoco cumple
con la precisión o completitud que se exige a una oferta para formar el
consentimiento, puesto que como ya se dijo, éstas se ven reflejadas en la
correcta determinación del alcance de lo que se pretende comprar, la
cantidad y el precio, no plasmándose tales aspectos de forma clara en la
carta de fecha 24 de agosto del 2007, sino que por el contrario, cada uno
de esos aspectos son confusos e inducen a error, sin contar con que
además se encuentran sujetos a una condición futura, cual es la revisión
financiera y legal de la información que solicitará la interesada en algún
momento y que al final el proceso debe ser autorizado por el Directorio,
siendo en definitiva la propuesta incompleta e imprecisa.
Cabe señalar en primer lugar que, como es sabido, para que se produzca
como resultado del acuerdo de voluntades el efecto jurídico de crear una o
más obligaciones, es necesario que culmine un proceso tendiente a la
formación del consentimiento, mediante el concierto de dos actos jurídicos
unilaterales e independientes, derivados uno de aquel que toma la iniciativa
y le propone un negocio a otro, y éste, que es aquel al cual va dirigida la
oferta, que acepta la proposición, con su consentimiento. La yuxtaposición
de estas declaraciones de voluntad, mediante la convergencia de la oferta y
la aceptación, da lugar al consentimiento y, con ello, al contrato. En
particular, la oferta es un acto jurídico unilateral por el cual una persona
propone a otra una determinada convención y como acto jurídico la oferta
debe cumplir los requisitos de existencia y validez que establece la ley, por
lo que ésta debe ser seria, es decir, que exista el propósito de producir un
efecto práctico sancionado por el derecho, y también debe ser completa y
precisa. Solo así, una vez que sea aceptada permite colegir la formación
del consentimiento, dando lugar a la celebración del contrato.
(...)
8º.- Que las circunstancias narradas en los párrafos que preceden llevan,
necesariamente, a concluir que el recurso de casación que se analiza
adolece de manifiesta falta de fundamento, motivo por lo que no puede
prosperar [la] casación en el fondo (...)".
4. Territorio S.A. con Inmobiliaria Laja Ltda.
b) Sentencia
"Sentencia de reemplazo
Pues bien, en la parte final de ella se consigna: 'La presente oferta tendrá
vigencia hasta el 9 de diciembre del año en curso, fecha hasta la cual nos
comprometemos a esperar su contestación. Dentro del plazo de treinta días
contados desde la aceptación de la presente oferta se otorgará el
correspondiente contrato de promesa de compraventa que contemplará los
términos y condiciones antes señaladas'.
Esa es la oferta aceptada por Juan Carlos Sillano, según se lee (...) el
agregado que sigue: 'Esta aceptación está sujeta a la minimización del
impuesto a pagar al Fisco de Chile por esta transacción y así evitar una
auto expropiación'.
Las probanzas en mención, por reunir las exigencias legales para ello,
demuestran fehacientemente, de un modo irredarguible, que la oferta y
aceptación que formarían el consentimiento en que la actora apoya su
demanda, contra lo que ella sostiene, no dicen relación con la celebración
inmediata de un contrato de compraventa del inmueble, sino que,
previamente, con un contrato de promesa de compraventa de aquél (...).
Cabe preguntarse, entonces, que acontece según esta teoría si en este tipo
de contratos él no llega a perfeccionarse por obra de uno de 'los
contratantes'.
c.- Que siempre en el caso hipotético de que fuera efectivo el acuerdo para
celebrar una compraventa del bien raíz materia del juicio a que hace
alusión la actora, y haciéndose cargo de su pretensión, en cuanto dice que
esa convención constituye un contrato innominado, que produce
obligaciones y que, por ende, se puede solicitar su cumplimiento, hay que
anotar que esta tesis no puede acogerse por lo expresado en la letra
anterior de esta consideración. Si no puede exigirse, según la propia
tendencia moderna, el cumplimiento de un acuerdo o convención en fases
aún más avanzadas del iter contractual, con mayor razón no podrá hacerse
lo querido por la demandante en una etapa anterior de ella. No puede la
demandante pretender desligar el acuerdo que refiere de la finalidad del
mismo.
(...)
b) Sentencia
Ello es así porque conforme al artículo 101 del Código der Comercio, la
aceptación, como acto jurídico en que el destinatario exterioriza su
conformidad con la oferta, debe ser pura y simple para que quede
perfeccionado el consentimiento y el contrato produzca todos sus efectos.
Una oferta vaga, imprecisa o incompleta no podrá dar lugar a una
aceptación pura y simple suficiente para formar el consentimiento.
Refiriéndose a los requisitos de la manifestación de voluntad, esta Corte
Suprema ha dicho: 'Los hechos constitutivos del consentimiento del
acreedor deben manifestarse de un modo inequívoco, es decir, no debe
dejar duda alguna sobre la voluntad del que consiente..' (Obra citada, pág.
34).
III. R
a) Código de Comercio
Artículo 98: "La propuesta hecha por escrito deberá ser aceptada o
desechada dentro de veinticuatro horas, si la persona a quien se ha dirigido
residiere en el mismo lugar que el proponente, o a vuelta de correo, si
estuviere en otro diverso.
Artículo 103: "La aceptación tácita produce los mismos efectos y está
sujeta a las mismas reglas que la expresa".
Artículo 18: "1) Toda declaración u otro acto del destinatario que indique
asentimiento a una oferta constituirá aceptación. El silencio o la inacción,
por sí solos, no constituirán aceptación.
Artículo 19: "1) La respuesta a una oferta que pretenda ser una aceptación
y que contenga adiciones, limitaciones u otras modificaciones se
considerará como rechazo de la oferta y constituirá una contraoferta.
(2) Cualquier oferta, aun cuando sea irrevocable, puede ser retirada si la
notificación de su retiro llega al destinatario antes o al mismo tiempo que la
oferta.
Artículo 2.1.7 (Plazo para la aceptación): "La oferta debe ser aceptada
dentro del plazo fijado por el oferente o, si no se hubiere fijado plazo, dentro
del que sea razonable, teniendo en cuenta las circunstancias, incluso la
rapidez de los medios de comunicación empleados por el oferente. Una
oferta verbal debe aceptarse inmediatamente, a menos que de las
circunstancias resulte otra cosa".
(2) No obstante, la respuesta a una oferta que pretende ser una aceptación,
pero contiene términos adicionales o diferentes que no alteren
sustancialmente los de la oferta constituye una aceptación a menos que el
oferente, sin demora injustificada, objete tal discrepancia. De no hacerlo
así, los términos del contrato serán los de la oferta con las modificaciones
contenidas en la aceptación".
IV. B
Hans Lange Haensgen con Adolfo Ibañez Santa María (2015): Corte
Suprema, 23 de septiembre de 2015, rol Nº 1077-2015.
43María Conejeros Solar y otra con Abelardo Mora Sotomayor y otros (2015).
49Ver, por ejemplo, M , H., L. y J. (1960). Lecciones de derecho civil, tomo II-
1. (trad.) Alcalá-Zamora y Castillo, L.). Buenos Aires: Editorial Jurídica Europa-
América, p. 154.
51Ver Bascuñán, María y otros con Dell Computer Chile Ltda. (2008).
I. L
Si así fueran las cosas, entonces la disciplina del error vicio del
consentimiento resultaría casi aritmética en su limpieza. Pero no lo
son; no lo eran en Roma y, desde luego, tampoco ahora.
El mismo Díez-Picazo nos da noticia de una aproximación más
fructífera a la forma en que debiésemos enfrentarnos a los vicios del
consentimiento, y señala lo siguiente:
Y al aplicar estas ideas al campo del error, descubrimos que más que
un dispositivo de tutela de la voluntad de los contratantes es, según
una afortunada idea de Antonio Manuel Morales Moreno, uno de los
dispositivos con que cuenta el derecho de contratos para asignar el
riesgo de información defectuosa70.
"la calidad esencial deberá fijarla en último término el juez, atendiendo a las
circunstancias en que se celebró el acto jurídico y a lo que conforme con la
noción común, con un criterio general, debe entenderse por tal calidad".
Por lo que toca a los tribunales, acaso la sentencia que en las dos
últimas décadas ha tratado la cuestión con mayor atención sea una de
la Corte Suprema de 30 de mayo de 2001100. Se trataba de un caso
de error obstáculo. Acaeció en la venta en pública subasta de lo que,
tanto en las bases del remate como en las publicaciones respectivas
aparecía como un inmueble y que, en verdad, se trataba de una cuota
equivalente al 50% de dicho inmueble.
"Que tan cierto es que los subastadores conocieron las bases de la subasta
y que por tanto supieron o al menos estuvieron en posibilidad de conocer
que el ejecutado no era exclusivo dueño del inmueble, sino conjuntamente
y en comunidad con su hermano que en la demanda expresan que el error
esencial consistió en que en las publicaciones correspondientes... se
señalaba a los interesados que se vendía una propiedad como especie o
cuerpo cierto..., lo cual no se indicaba en las publicaciones, sino
precisamente en las bases".
a) Ámbito nacional
2º) Que, el artículo 1828 del Código Civil expresa que 'el vendedor es
obligado a entregar lo que reza el contrato', de lo que se sigue que, aunque
en el caso de autos el vendedor cumplió con su obligación de entregar la
cosa —la sal—, lo hizo en forma imperfecta al entregar sal en una
concentración distinta a la requerida por el comprador. Esta materia se
encuentra tratada en el artículo 1454 del Código Civil, referida al error de
hecho que se produce cuando 'la sustancia o calidad esencial del objeto
sobre el que versa el acto o contrato, es diversa de lo que se cree'.
b) Soft law
El artículo 3.7 de los PCCI dispone que: "Una parte no puede anular
el contrato a causa de error si los hechos en los que basa su
pretensión le otorgan o le podrían haber otorgado remedios por
incumplimiento".
Por su parte, el artículo 4.119 de los PECL dispone que "La parte que
tenga derecho a utilizar alguno de los remedios que le concede el
presente capítulo y que se encuentre al mismo tiempo en
circunstancias que le permiten utilizar un remedio fundado en el
incumplimiento, puede optar por cualquiera de ellos".
D M , Íñigo, M M , Antonio y V O ,
Álvaro (2014). "El concurso entre el error con trascendencia
anulatoria y el incumplimiento resolutorio", en Estudios de derecho
de contratos. Santiago: Thomson Reuters.
Jurisprudencia citada
Casa do Brasil Sociedad Limitada con Mall Puente S.A. (2008): Corte
de Apelaciones de Santiago, 10 de enero de 2008, rol Nº 7125-2005.
Cita online: 381166.
b) Sentencia
NOVENO: Que en el caso sub lite son hechos establecidos por los jueces
del fondo, los siguientes:
a). Que Florinda Ramírez Silva es madre de cuatro hijos, René Marcedonio,
Haydeé Rosalía, María Angélica y Patricia Florinda, todos Obando
Ramírez, quien al día de dictación de la sentencia de primer grado tenía 85
años.
b). Que la actora tuvo la iniciativa de realizar un negocio jurídico con tres de
sus cuatro hijos, referente a un predio que en aquel entonces era de su
propiedad, con la intención de donarle a los demandados un retazo de
terreno de aproximadamente dos hectáreas a cada uno.
d). Que las partes decidieron simular una donación con la celebración de
un contrato de compraventa, suscribiendo uno en el que el precio acordado
resultó por debajo del presunto valor comercial del bien raíz.
Del mismo modo estima que 'la conducta de los demandados fue dolosa y
tendiente a producir el error en la demandante', concluyendo que
'entendiendo que el error esencial conlleva nulidad absoluta y el dolo
nulidad relativa, el tribunal declara la nulidad absoluta del contrato de
compraventa celebrado en la Notaría de don Nazael Hernán Riquelme
Espinoza el cuatro de enero de dos mil trece'. (...).
b) Sentencia
i. Hechos del caso
Parte Demandante
Parte Demandada106
"Cuarto: Que el citado artículo 1453 del Código Civil dispone que 'el error
de hecho vicia el consentimiento cuando recae sobre la especie del acto o
contrato que se ejecuta o celebra, como si una de las partes entendiese
empréstito y la otra donación; o sobre la identidad de la cosa específica de
que se trata, como si en el contrato de venta el vendedor entendiese
vender cierta cosa determinada, y el comprador entendiese comprar otra',
siendo estas las dos hipótesis del llamado 'error esencial', que lleva consigo
una ausencia total de voluntad desde que un error de esta magnitud impide
que se produzca el acuerdo de voluntades, adoleciendo el acto en que se
da un error de esta naturaleza, por ende, de nulidad absoluta.
b) Sentencia
"En estos autos rol Nº 1009-2005 del Primer Juzgado Civil de Arica sobre
juicio ordinario de nulidad relativa de dos contratos de compraventa,
caratulados 'Consorcio Transportes Trancura Limitada con Tocale Tuna,
Romilio', compareció la compañía antes nombrada y dedujo demanda
contra Romilio Perfecto Tocale Tuna, fundada en que por sendos
instrumentos privados de 13 de abril de 2004 se suscribieron por las partes
dos contratos de compraventa recaídos sobre dos camiones, uno de ellos,
de acuerdo a lo que se indicó, fabricado el año 2000 y el otro, según
también se expuso, el año 2001.
(...)".
(...)
QUINTO: Que según se dijo más arriba, los sentenciadores estimaron que
la actora incurrió efectivamente en error, mas calificaron éste de accidental
(del inciso 2º del artículo 1454), de aquéllos que no vician el
consentimiento. En efecto, el error accidental, de acuerdo a la ley, en
principio no vicia el consentimiento; únicamente lo hace cuando esa otra
calidad de la cosa —distinta de la que constituye su sustancia— ha sido el
principal motivo de una de las partes para contratar y este motivo ha sido
conocido de la otra parte. Esta última expresión de que se vale el legislador
no debe ser entendida en el sentido que la norma exige que el
cocontratante deba saber que su contraparte padece de error —caso en
cual, como se dijo, podría imputársele dolo y anularse la convención por
este motivo—, sino que ese conocimiento debe extenderse al hecho que
una cualidad específica ha sido el principal motivo de este último para
prestar su voluntad y formar el consentimiento.
(...)
(...)
(...)
(...)
(...)
Como concluye el profesor Avelino León, 'la calidad esencial deberá fijarla
en último término el juez, atendiendo a las circunstancias en que se celebró
el acto jurídico y a lo que conforme con la noción común, con un criterio
general, debe entenderse por tal calidad (obra citada, página 174).
b) Sentencia
"Sentencia de reemplazo:
b) Sentencia
a.- Que durante el mes de junio del año 2008 la ejecutada compró cerdos
vivos a la ejecutante, quien tenía la calidad de proveedora de tales
animales en su calidad de dueña de plantas de producción y crianza de
porcinos.
b.- Que tal contrato dio origen a las facturas invocadas por la actora en
estos antecedentes.
c.- Que en el mes de julio de 2008 la autoridad sanitaria de Corea del Sur
notificó al Servicio Agrícola Ganadero (SAG) su decisión de suspender
temporalmente la importación a su mercado de carne de cerdo exportada
por la demandada, a consecuencia de haberse detectado dioxinas en una
partida de carne de cerdo congelada, procediendo a suspender la
certificación del establecimiento para el envío de productos cárnicos a ese
país, iniciando el SAG, a consecuencia de lo anterior, una investigación
para determinar el origen y la causa de esta detección.
"SEXTO: (...)
Sobre este tema el profesor Víctor Vial del Río, en su libro sobre la Teoría
General del Acto Jurídico, al tratar el inciso segundo del artículo 1454 del
Código Civil, señala que 'no es posible dar una fórmula para determinar
qué constituye la calidad esencial de una cosa, y sólo el juez puede
establecerla analizando las circunstancias del caso particular sometido a su
conocimiento'. De la misma forma, 'para que el error en una calidad
accidental vicie el consentimiento, es preciso que tal calidad constituya el
motivo determinante que tuvo una de las partes para contratar, y que esto
haya sido conocido por la otra parte'. (Víctor Vial del Río, Teoría General
del Acto Jurídico, Ediciones Universidad Católica de Chile, 1991, página
68).
b) Sentencia
(...)
El autor citado sobre el tema expresa que el juez 'examinando todas las
circunstancias de la especie y no pudiendo llegar a una certidumbre, no
deberá esforzarse en verificar, sino en «inducir» lo que fue la voluntad
común al fin'; más adelante agrega: 'así, el juez debe tomar en
consideración todas las circunstancias de la especie, todos los hechos
susceptibles de esclarecer el sentido de la convención. Tales hechos, una
vez probados en el proceso, servirán de base al tribunal para inducir la
voluntad común real o virtual de las partes contratantes y permitirá que el
litigio sea solucionado' (obra citada, página 36).
Como concluye el profesor Avelino León, 'la calidad esencial deberá fijarla
en último término el juez, atendiendo a las circunstancias en que se celebró
el acto jurídico y a lo que conforme con la noción común, con un criterio
general, debe entenderse por tal calidad'. (Obra citada, página 174).
(...)".
III. R
1. Legislación nacional aplicable
a) Código Civil
Artículo 1455. "El error acerca de la persona con quien se tiene intención
de contratar no vicia el consentimiento, salvo que la consideración de esta
persona sea la causa principal del contrato.
Artículo 3.2.1 (Definición del error). "El error consiste en una concepción
equivocada sobre los hechos o sobre el derecho existente al momento en
que se celebró el contrato".
Artículo 30. Impedimento para alegar el error. "La parte que incurre en
error no puede demandar la nulidad del contrato si la otra ofrece ejecutarlo
con las modalidades y el contenido que aquélla entendió celebrarlo".
Artículo 49. Opción con los medios de tutela. "La parte que tenga
derecho a demandar la nulidad relativa del contrato y, al mismo tiempo,
pueda ejercer alguno de los medios de tutela por incumplimiento, puede
optar entre aquélla y éstos".
IV. B
Armando Díaz con Sociedad Agrícola Los Girasoles Ltda. (2009): Corte
de Apelaciones de Santiago, 28 de mayo de 2009, rol Nº 1136-2008.
Cita online: CL/JUR/8149/2009.
Casa do Brasil Sociedad Limitada con Mall Puente S.A. (2008): Corte
de Apelaciones de Santiago, 10 de enero de 2008, rol Nº 7125-2005.
Cita online: 381166.
69D -P (2007).
74García Pinilla, José y Albornoz Ruedlinger, Nelson con Navarrete Hugo Wilhelm y
Banco Santiago (1999).
80Lo cual ha llevado a sostener que más que una voluntad viciada, lo que existiría
es una falta de voluntad. Ver, por ejemplo, C (1979), pp. 136-141. La distinción
no parece tener demasiado sentido en el derecho chileno. De una parte, el artículo
1454 comienza disponiendo que; "El error vicia asimismo el consentimiento..." De
otra, en verdad, la estructura del problema es exactamente la misma: se ha declarado
una voluntad contractual determinada por una equivocación respecto a la causa o a la
identidad del objeto. Salvo que se acepte una postura de extrema tutela de la
voluntad interna -a la que el Código, según se ve, no parece adscribir- no parece
haber ninguna buena razón para tratar de este error de forma diversa a los otros.
101García Pinilla, José y Albornoz Ruedlinger, Nelson con Navarrete Hugo Wilhelm
y Banco Santiago (1998).
102Sobre el tema puede consultarse D M , Íñigo (2014). "La tutela del
comprador frente a la ausencia de calidades presupuestas en la cosa". Revista de
Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Nº 48, 2ª Ed., pp. 117-
159; D M , Íñigo, M M , Antonio y V O , Álvaro (2014).
"El concurso entre el error con trascendencia anulatoria y el incumplimiento
resolutorio", en Estudios de derecho de contratos. Santiago: Thomson Reuters, pp.
309-306.
Vigésimo quinto: Que de conformidad al artículo 1453 del Código Civil existe
nulidad absoluta por error obstáculo o esencial únicamente en dos casos; a) cuando
la equivocación o discrepancia de las partes se refiere a la especie del acto o contrato
que se celebre 'como si una de las partes entendiese empréstito y la otra donación', y
b) cuando este error o discrepancia se produce respecto a la identidad de la cosa
específica de que se trata, 'como si en el contrato de venta el vendedor entendiera
vender cierta cosa determinada, y el comprador entendiese comprar otra'.
Vigésimo sexto: Que como se puede apreciar, en el caso de autos no concurren los
requisitos para configurar el error obstáculo o esencial en términos tales de entender
viciada la formación del consentimiento, ya que es evidente que la voluntad de los
contratantes coincidió perfectamente en la celebración de un contrato de
arrendamiento, esto es, en un pacto específico y nominado, como también, en la cosa
arrendada, la que se identificó e hizo recaer en dos locales comerciales determinados
que se individualizaron con los números 149 y 302 del Mall Puente.
Vigésimo séptimo: Que aún cuando fuera efectivo lo que la demandante afirma en
el sentido que las partes no coincidieron en la cosa arrendada, ya que el arrendatario
creyó que los locales comerciales cumplían con los requerimientos sanitarios y
urbanísticos para desarrollar su actividad, mientras que el arrendador entendía que
ello era de cargo del arrendatario, no se trataría, en tal caso, de un error obstáculo o
esencial, sino de un error sustancial.
La lectura de los considerandos citados indica que podría existir un error sustancial,
pero que, sin embargo, lo que, en verdad imputa la arrendataria a su contraparte es
un incumplimiento contractual.
105Y no podía ser de otra manera, ambos instrumentos se sirven de una noción de
incumplimiento a cuyo abrigo los supuestos de hecho de ambas figuras coinciden en
los términos presentados en la primera parte de este trabajo. Sobre esa noción de
incumplimiento ver supra nota.
I. L 107
Luego de advertir que el Código Civil no define al dolo como vicio del
consentimiento, Claro Solar lo define como "toda especie de maniobras
reprobadas por la buena fe, que una persona emplea para hacer que
otra incurra en un error que la determine a contratar"108.
"...en cuanto al dolo, sostiene el fallo que atendido el rubro al que se dedica
la demandada y a los profesionales que para ello laboran, expertos en el
área inmobiliaria no podría desconocer que la porción de terreno que por la
permuta se le estaba transfiriendo al actor con sus características de
ubicación, sitio eriazo y encerrado por muros divisorios, no iba a poder ser
subdividido y por tanto adjudicado en concreto, como también que en esas
condiciones no podía ser objeto de contrato alguno por estar prohibido.
Conocimiento real y efectivo que no pudo soslayarse de manera que el
haber silenciado la situación jurídica del terreno que ofreció permutar
claramente es constitutiva de dolo al haber tenido por finalidad incidir en la
voluntad del actor para ejecutar el contrato de permuta, que de haber
sabido es claro que no lo habría ejecutado y además intento impedir e
imposibilitar al actor poder resolver o dejar sin efecto dicho contrato".
(3) Para determinar si la buena fe y la lealtad exigen que una parte revele
una información concreta deben tomarse en cuenta todas las
circunstancias, incluyendo entre ellas:
Por lo que toca a los tribunales, existen sentencias que estiman que
no basta la intención de obtener un provecho ajeno, sino que es
necesario un ánimo de dañar. Así, por ejemplo, en una sentencia de la
Corte Suprema de 1 de julio de 1954 citada por Domínguez Águila se
señala: "para que haya dolo es menester que la voluntad del agente
aparezca manifiesta y determinante en actos que demuestren el
propósito de dañar a otro"130. Mucho más recientemente, en una
sentencia de 17 de abril de 2015, la Corte de Apelaciones de La
Serena entiende que hay dolo:
Como acaba de quedar dicho, para viciar la voluntad el dolo debe ser
determinante. Ahora se debe agregar que, además, debe ser obra de
una de las partes, una exigencia que, según reporta León Hurtado,
vendría desde el derecho romano y el carácter delictual que allí se
adjudicaba a este vicio136.
Bibliografía
Jurisprudencia citada
Luis Galán Maturana con Inmobiliaria y Constructora Nacional S.A.
(2016): Corte Suprema, 21 de abril de 2016, rol Nº 33649-2015.
II. L
b) Sentencia
(...)
Por otro lado, en la estipulación 6ª acordaron que 'a fin de dar cumplimiento
a lo dispuesto por las normas que regulan el Subsidio del Fondo Solidario
de Vivienda I, el comprador constituye prohibición de enajenar la vivienda
adquirida en este instrumento durante el plazo de 15 años contados desde
la fecha de la inscripción de la prohibición en el Conservador de Bienes
Raíces respectivo, sin autorización previa del SERVIU Región del Bío-Bío'.
"DÉCIMO: Que, como se ha dicho, los jueces del mérito rechazaron las
acciones principal y subsidiaria entabladas.
(...)
(...)
Y por eso es que, aunque se llegare a detectar una infracción de las reglas
de la valoración de la prueba, dentro de las denunciadas, ese
descubrimiento no cambiaría la decisión final, porque aún así, faltando el
señalado elemento, no habría dolo. En otros términos, la infracción
carecería de influencia substancial en lo dispositivo de la sentencia y el
recurso todavía no podría prosperar.
(...)
(...)".
b) Sentencia
b) Sentencia
(...)
b) Sentencia
"CUARTO: Que los considerandos anulados del fallo dicen relación con la
existencia de dolo en la conducta de la demandada, al haber ofrecido en
venta determinada clase de viviendas, denominadas Tipo 'A' del Conjunto
Habitacional Los Molinos de Villa Alemana, con una superficie de 103
metros cuadrados, siendo que de conformidad estricta a la Ley General de
Urbanismo y Construcciones, dichas viviendas tienen una superficie útil de
92,12 metros cuadrados. (...)".
"CUARTO: Que los considerandos anulados del fallo dicen relación con la
existencia de dolo en la conducta de la demandada, al haber ofrecido en
venta determinada clase de viviendas, denominadas Tipo 'A' del Conjunto
Habitacional Los Molinos de Villa Alemana, con una superficie de 103
metros cuadrados, siendo que de conformidad estricta a la Ley General de
Urbanismo y Construcciones, dichas viviendas tienen una superficie útil de
92,12 metros cuadrados. Al encontrarse acreditada debidamente esta
superficie útil, se dirá, entonces, que la publicidad y cotizaciones emanadas
de la demandada (...) constituyen publicidad inexacta, toda vez que esta
información debió contener la verdadera superficie útil calculada en la
forma técnica ya señalada, sin perjuicio de indicar que la diferencia hasta
los 103 metros, constituía una superficie utilizable, real y habitable para
determinado mobiliario y fines. Esta información inexacta que omitió la
superficie medida técnicamente, de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 44 del Código Civil, podría llegar a constituir una hipótesis de 'culpa
grave', toda vez que su responsabilidad como agente de la construcción
convierte a la inexactitud de la información aportada en una acción que no
es admisible ni siquiera para aquellas personas que manejan los negocios
ajenos sin el cuidado que aun las personas negligentes y de poca
prudencia suelen emplear en sus negocios propios.
QUINTO: Que, esta graduación de la culpa se asimila al dolo fundado en
que la parte final del artículo 44 inciso 2º del Código Civil señala que 'esta
culpa en materias civiles equivale al dolo'. En este aspecto no puede
perderse de vista, lo contenido en el inciso final del mismo artículo cuando
señala que 'El dolo consiste en la intención positiva de inferir injuria a la
persona o propiedad de otro'. En tal sentido, la eventual acción negligente
de la demandada en orden a informar que sus inmuebles tipo 'A' contaban
con una superficie superior a la que efectivamente tenían, de conformidad a
lo establecido en la Ley General de Urbanismo, podría llegar a generar un
daño en los receptores de dicha información, quienes legítimamente
podrían formarse una falsa interpretación de la realidad e incurrir en errores
de valoración, dejándolos en una posición deficiente al momento de
contratar. No obstante lo dicho, incide directamente en esta argumentación
de considerar al dolo, en los términos definidos por la ley, como equivalente
a la culpa grave, lo dispuesto en el artículo 1459 del mismo Código Civil,
cuando establece 'El dolo no se presume sino en los casos especialmente
previstos por la ley. En los demás debe probarse'. Así las cosas, en el caso
de autos no resulta posible presumir la existencia de dolo, por lo que para
afirmar su existencia, se hace indispensable probarlo, lo que no ocurre en
el caso sub judice.
SÉPTIMO: Que, el hecho de que las viviendas tipo 'A', sean idénticas a las
casas piloto que las demandantes visitaron y revisaron —hecho acreditado
entre otros medios, por el peritaje cuyas conclusiones se exponen en el
considerando trigésimo cuarto— no constituye bajo ninguna circunstancia
una eximente o atenuante de la responsabilidad que en esta sentencia se
atribuye a la demandada, ya que si bien los demandantes conocieron y
revisaron las viviendas personalmente, lo hicieron con la legítima
convicción de que las casas tipo 'A' que visitaron tenían 103 metros
cuadrados de superficie, proyectando con dicho conocimiento que
seguramente tendrían mayor confort en una vivienda de 103 metros
cuadrados que en otra de 88. En lo que dice relación con la defensa de la
demandada relativa a que las reales medidas de los inmuebles tipo 'A',
éstas estaban incluidas en las escrituras de compraventa y se hacía
referencia expresa a ellas en los documentos municipales, excluyendo con
ello la posibilidad de que pudiera ocultárseles esa información a los
compradores. Lo anterior, resulta efectivo a la luz de los antecedentes que
obran en autos.
(...)
b) Sentencia
(...)
(...)
DECIMOCUARTO: Que lo razonado conduce derechamente a concluir que
la imputación de desacato a lo dispuesto en los artículos denunciados en el
arbitrio, no puede, por sí sola, servir de apoyo idóneo al remedio procesal
que se examina (...)
(...)
(...)".
III. R
a) Código Civil
I. L
Introducción
Más adelante, el mismo autor señala que objeto del contrato consiste
en crear obligaciones; el objeto de la obligación, en tanto, consistiría en
aquello que se trata de dar, hacer o no hacer150. A esto último
correspondería la prestación151.
"Que de este modo la interpretación del contrato habido entre las partes en
la situación sub judice ha debido considerar la buena fe, como un elemento
importante para fijar su correcto sentido y alcance y de las obligaciones que
de él surgen para las partes en virtud de su fuerza obligatoria. Por otro
lado, las conclusiones a que arriban los jueces del fondo en aplicación de
este principio aparecen ajustadas al mismo, en el sentido que la
demandada al haber asumido la ejecución del mandato también adquirió
una serie obligaciones derivadas de éste, como el cumplir con el encargo y
en todo caso de informar cualquier dificultad suscitada al respecto, sobre
todo si esta era de tal trascendencia como la de no haber sido posible la
aseguración de la cosa, pues esta falta determinó la absoluta desprotección
del actor frente al siniestro que finalmente afectó a una de sus propiedades,
la que razonablemente consideraba amparada con una póliza de seguros,
pues conforme quedó asentado en el fallo impugnado, la entidad bancaria
cobraba su valor al actor. Lo anterior no aparece desvirtuado por el carácter
facultativo que las partes asignan al mandato para el banco demandado,
cuestión que por lo demás el fallo también reconoce, pues dicho carácter
en cuanto al origen del mismo no puede constituirse en un elemento que
una vez generado el estado contractual por propia decisión de la
mandataria, sus efectos y obligaciones queden entregados al arbitrio de
ésta o la releven de la exigencia de una conducta debida acorde a la
naturaleza del contrato celebrado entre las partes. De lo anterior se
concluye que la decisión de los sentenciadores no desconoce la existencia
del contrato y el efecto previsto por el artículo 1545 del Código Civil, sino
que contrariamente a lo sostenido por la recurrente, dándole la relevancia
asignada, lo integra con el concepto de buena fe, que por lo demás no es
cuestionado en la nulidad impetrada".
"(...) se debe tener también presente la buena fe, que considerada por la
doctrina y jurisprudencia en su aspecto objetivo, como la conducta que
puede esperarse de un hombre correcto, que es un estándar de conducta
que al darle contenido es empleado como sinónimo de probidad, confianza,
honorabilidad, considerando, en su caso, la función económica que tienen
los negocios jurídicos. Esta buena fe objetiva es a la que se refiere el
artículo 1546 del Código Civil cuando indica que los contratos deben
ejecutarse de buena fe y que, por consiguiente 'obligan no solo a lo que en
ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan precisamente de la
naturaleza de la obligación, o que por la ley o la costumbre pertenecen a
ella'.
Acaso una de las ideas más fértiles de las últimas décadas respecto
del contenido de la prestación sea la del propósito práctico del
contrato, es decir del resultado que las partes se proponen conseguir a
través de él170 y que el contrato protege. De esta manera, como ha
sugerido Díez-Picazo:
"8º.- Que, conviene hacer presente, además, que los recurridos, para
revocar el fallo de primer grado y acoger la demanda de indemnización de
perjuicios opuesta por la actora, reflexionan: '5º) Que, entonces, la solución
al conflicto parece evidente: si se ha entregado una cosa con menos cabida
que la ofrecida, y por tratarse de un predio urbano no tiene aplicación lo
que señala el artículo 1833 del Código Civil, debe acogerse la demanda y
rebajarse el precio en forma proporcional a los metros que faltan. Así, si se
pagó la suma equivalente a 3.497,2800 unidades de fomento por un
departamento supuestamente de 128,38 metros, ello implica un valor de
27,24 unidades de fomento el metro cuadrado, lo que multiplicado por los
metros que faltan, esto es, 9,67, hace un total de 263,42 unidades de
fomento, que la demandada deberá pagar a la actora, más intereses
corrientes para operaciones reajustables desde la fecha de ejecutoriada
esta sentencia y hasta el pago efectivo; 6º) Que no es óbice para razonar
de una manera distinta a la de esta Corte el hecho que en la escritura
pública de compraventa, agregada a fojas 3, se haya indicado en la
cláusula tercera que «la entrega material del inmueble objeto de este
contrato se ha efectuado en este acto, a entera conformidad del
comprador», declarando este último haber comprobado las características y
dimensiones del bien raíz y que revisó los planos respectivos, pues lo cierto
es que también forman parte del contrato, por el sólo ministerio de la Ley
de Urbanismo y Construcciones (inciso 5º de su artículo 18), las
condiciones ofrecidas en la publicidad, según ya se ha dicho, de suerte que
se ha estipulado en el contrato que la cabida era una mayor a la que
realmente tenía el departamento';
9º.- Que, en virtud de lo anterior, no se observa infracción a las normas
contenidas en los artículos 1545, 1560, 1828, 1833 y 1835 del Código Civil
y 18 inciso 5º de la Ley General de Urbanismo y Construcción, por cuanto
esta Corte concuerda con los recurridos en el sentido que la publicidad
efectuada por la demandada para la venta al público de los departamentos,
forma parte del contrato de compraventa celebrado con posterioridad entre
ellas, constando de ella que tanto antes como después de la celebración
del mismo, se ofrecieron departamentos con una superficie de 111,29
metros cuadrados útiles, 14,29 metros cuadrados de terraza y 2,80 metros
cuadrados de logia (fojas 66 y 143), en circunstancias que la superficie útil
real era de sólo 104,14 metros cuadrados".
(...)
Bibliografía
Jurisprudencia citada
Empresa Minera Oriel Jeraldo y Cía. Ltda. con Minera Comercial San
Cristóbal Ltda. (2014). Corte Suprema, 9 de septiembre de 2014, rol
Nº 17141-2014.
Eulalia Campos Jiménez con Servicio de Salud del Maule (2017): Corte
Suprema, 25 de abril de 2017, rol Nº 38151-2016.
Juana Gloria Muñoz Moreira con José Muñoz Aguayo (2003): Corte de
Apelaciones de Concepción, 24 de septiembre de 2002, rol Nº 1607-
2001.
Wilibaldo Moreno Loyola con Banco Santander Chile S.A. (2015): Corte
Suprema, 26 de agosto de 2015, rol Nº 26847-2015.
II. L
b) Sentencia
"6. Que, lo antes razonado impide entender, por otra parte, que la
mencionada cláusula haya liberado a la demandada de su obligación de
informar al demandante acerca del estado o situación legal del inmueble,
obligación a la que, desde luego, no pudo haber renunciado, atendido el
principio de buena fe que debe estar presente en todo contrato. En efecto,
como lo ha comprendido la doctrina y la jurisprudencia en nuestro medio
jurídico, la buena fe contractual que exige el artículo 1546 del Código Civil,
ha de estar presente en todas las etapas de desenvolvimiento del contrato,
esto es, desde las negociaciones preliminares, pasando por la celebración
y ejecución del mismo, hasta las relaciones posteriores al término del
contrato inclusive. La buena fe exige, pues, que al momento de negociar el
contrato, las partes hablen claro (como dice el profesor López Santa
María), lo que implica que se abstengan de hacer afirmaciones inexactas o
de guardar silencio sobre aspectos que puedan conducir a la otra parte a
una errada representación de los elementos del contrato. La expectativa es
que, en esa etapa, los contratantes se den toda la información necesaria
para definir los términos del contrato y que esté orientada a ilustrar de la
mejor forma a la otra parte, en una actitud de corrección y lealtad. En la
especie, los propios testigos de la demandada reconocieron haber
sostenido reuniones previas con la demandante, a efectos de llevar a cabo
las tratativas preliminares, lo que indica que existieron las instancias en que
el demandado pudo y debió haber puesto sobre la mesa todos los
antecedentes disponibles sobre el estado del predio que iba a arrendar,
más allá de que su cocontratante no los hubiera pedido, o hubiera carecido
de la asesoría técnica necesaria para inquirir los aspectos determinantes
relacionados con la materia. Dicho de otra manera, la pasividad o
ingenuidad (como dice la demandada) del demandante, no libera al
demandado de las exigencias que la buena fe y lealtad en el actuar le
imponen, teniendo además presente que su obligación esencial era
entregar al arrendatario la cosa en estado de servir a la finalidad para la
que fue arrendada. No cabe, asimismo, aceptar la alegación de ignorancia
de su parte si se considera que, una de sus defensas, ha sido que la
demandante no le pidió, oportunamente, el certificado de informaciones
previas que se encontraba en su poder, ya que del mérito del expediente
resulta que dicho certificado hacía mención a la franja de utilidad pública a
que estaba afecto el inmueble.
b) Sentencia
3º Que en dicha compraventa, cláusula cuarta, se dijo por las partes que la
venta se hacía en el estado que se encuentra actualmente el
departamento, con todos sus usos, derechos, costumbres y servidumbres,
libre de todo gravamen, prohibición y embargo, con todo lo edificado y
planteado. Con todo, consta del certificado emitido por el señor
Conservador de Bienes Raíces de Concepción el 5 de junio de 1989 (...)
que a la fecha el departamento objeto de la compraventa estaba gravado
por una hipoteca determinada (...) en favor del Banco del Estado de Chile.
Y que también existía a esa misma fecha, una prohibición de gravar,
enajenar y arrendar, también en favor de ese Banco (...) De modo que está
acreditado que, al tiempo de la compraventa de 26 de febrero de 1988, el
inmueble a que ella se refiere estaba afecto a una hipoteca y a una
prohibición de enajenar.
4º. Que en razón de la existencia de aquella hipoteca y prohibición, la
compradora ha deducido la acción de cumplimiento, de la obligación de
entregar, pidiendo concretamente, se obligue a la vendedora a alzar aquel
gravamen y prohibición en el plazo que indica en su demanda, se le
embarguen bienes para lograr ese alzamiento. Deduce además acción de
perjuicios".
b) Sentencia
4º.- Que luego de lo dicho, resulta que las transgresiones que la recurrente
estima se han cometido por los jueces del fondo persiguen desvirtuar —
mediante el establecimiento de nuevos hechos— los supuestos fácticos
fundamentales asentados por aquéllos, esto es, que la demandada no logró
acreditar que la vendedora hubiese incumplido con sus obligaciones, en
especial, la de haber pactado que la cosa vendida se debía entregar libre
de hipotecas y gravámenes, por cuanto no se pudo demostrar que existiese
dicho deber específico; como también no resultó probado un pago por
subrogación que haya sido realizado por la demandante reconvencional".
b) Sentencia
Pero ese mismo deber exige que las partes se comporten con diligencia,
tomando las precauciones del caso y requiriendo ellas mismas las
informaciones que necesiten para saber sobre lo que se contrata.
Y también con esa mínima diligencia debió consultar ante las autoridades
pertinentes si el inmueble tenía las condiciones para la instalación de un
jardín infantil y en su caso, cuáles serían las exigencias legales y
reglamentarias para lograrlo, siendo insuficiente que contrate con el solo
dicho del arrendador en cuanto a confiar que la documentación estaba en
orden.
b) Sentencia
i. Hechos del caso
"Sentencia de reemplazo:
"Sentencia de reemplazo:
b) Sentencia
b) Sentencia
"CUARTO: Que, los jueces del mérito, para decidir rechazar la demanda,
luego de dejar fijados como presupuestos fácticos que las partes de este
juicio celebraron un contrato consensual de construcción de obra material,
consistente en una casa y un galpón, obra terminada llave en mano y que
ambas obras presentan deficiencias de distinta naturaleza en su estructura,
han argumentado que sin perjuicio de tener por acreditada la obligación
genérica del demandado en orden a confeccionar una obra material (misma
que fue cumplida por el demandado), las probanzas producidas resultan del
todo insuficientes para tener por legal y válidamente establecidas cuales
eran sus obligaciones exactas, precisas y determinadas.
Agregan sobre este aspecto que el contrato entre las partes fue de
naturaleza consensual, es decir, producto del sólo acuerdo de voluntades
entre ellas sobre la obligación a cumplir y el precio a pagar; que un contrato
de construcción de obra material puede perfeccionarse por esa vía, pues la
ley no ha exigido solemnidades especiales, pero ello trae como efecto que
deberán probar cuales fueron esas obligaciones, su monto, características
y plazos de cumplimiento, todo lo cual se facilitaría con la existencia de un
contrato por escrito, de planos o proyectos de arquitectura, lo que en este
caso no aconteció".
ii. Decisión de la Corte
b) Sentencia
Los principios generales del derecho, entre ellos el de la buena fe, tienen
un carácter formativo del cuerpo legal que los contempla, puesto que las
determinaciones generales y particulares no deben contradecirlos, por lo
anterior es que el intérprete debe tenerlos presente para dar sentido a sus
disposiciones.
SEPTIMO: Que de este modo la interpretación del contrato habido entre las
partes en la situación sub judice ha debido considerar la buena fe, como un
elemento importante para fijar su correcto sentido y alcance y de las
obligaciones que de él surgen para las partes en virtud de su fuerza
obligatoria. Por otro lado, las conclusiones a que arriban los jueces del
fondo en aplicación de este principio aparecen ajustadas al mismo, en el
sentido que la demandada al haber asumido la ejecución del mandato
también adquirió una serie obligaciones derivadas de éste, como el cumplir
con el encargo y en todo caso de informar cualquier dificultad suscitada al
respecto, sobre todo si esta era de tal trascendencia como la de no haber
sido posible la aseguración de la cosa, pues esta falta determinó la
absoluta desprotección del actor frente al siniestro que finalmente afectó a
una de sus propiedades, la que razonablemente consideraba amparada
con una póliza de seguros, pues conforme quedó asentado en el fallo
impugnado, la entidad bancaria cobraba su valor al actor. Lo anterior no
aparece desvirtuado por el carácter facultativo que las partes asignan al
mandato para el banco demandado, cuestión que por lo demás el fallo
también reconoce, pues dicho carácter en cuanto al origen del mismo no
puede constituirse en un elemento que una vez generado el estado
contractual por propia decisión de la mandataria, sus efectos y obligaciones
queden entregados al arbitrio de ésta o la releven de la exigencia de una
conducta debida acorde a la naturaleza del contrato celebrado entre las
partes.
OCTAVO: Que resulta útil tener presente, además, que el artículo 2116 del
Código Civil define al mandato como 'un contrato en que una persona
confía la gestión de uno o más negocios a otra, que se hace cargo de ellos
por cuenta y riesgo de la primera', de lo que se infiere que el elemento
fundamental que caracteriza el contrato es 'la gestión de uno o más
negocios'.
Por otro lado y de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 2124 del Código
del ramo, el contrato de mandato se reputa perfecto por la aceptación del
mandatario y esta aceptación puede ser expresa o tácita, configurando la
última 'todo acto en ejecución del mandato'.
(...)
DÉCIMO: Que, en efecto, el citado artículo 2116 del Código Civil estatuye
que en el mandato una persona 'confía' la gestión de uno o más negocios a
otra. Dicha expresión indica que se trata de un contrato de confianza, lo
que debe relacionarse con el imperativo legal que impone la ejecución de
los contratos de acuerdo al principio de buena fe al que se ha hecho
referencia en los motivos precedentes, conforme a lo cual obligan no sólo a
lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan
precisamente de la naturaleza de la obligación, o que por la ley o la
costumbre pertenecen a ella, o sea, la buena fe se traduce en la necesidad
de observar determinados deberes de conducta, exigibles a las partes. En
otras palabras, acorde con el artículo 2116, al emplear el legislador la
palabra 'confía' está dando al mandato el carácter de un contrato de
confianza, inspirado en la fe que el mandante tiene en el mandatario, lo que
necesariamente hace llegar a la conclusión de que la buena fe es
realmente un elemento intrínseco del contrato, dando fisonomía a la
actividad a desplegar por los sujetos de la relación jurídica, en este caso, o
sea en lo que interesa, por el mandatario.
b) Sentencia
"Sexto: Que del tenor de las cláusulas de este contrato, se desprende que
éste se llevó a cabo sin problemas, en el sentido que una vez que las
partes consintieron en la cosa y en el precio, el vehículo se le entregó
materialmente a la compradora, y ésta por su parte pagó el precio al
vendedor al contado y en dinero en efectivo; sin embargo, la demandante
no ha podido realizar la transferencia de este vehículo inscribiéndolo a su
nombre en el Registro de Vehículos Motorizados por estar afecto a una
prenda sin desplazamiento a favor de un tercero (...).
(...)
Decimocuarto: Que así entonces, desde que las partes convinieron en que
el vehículo se vendía libre de gravámenes, la vendedora no cumplió con
exactitud su deber de entregar lo que reza el contrato, desde que automóvil
se encuentra afecto a una prenda sin desplazamiento que le ha impedido a
la demandante realizar la transferencia del móvil a su nombre.
b) Sentencia
b) Sentencia
"5º.- Que, en primer término, conviene tener presente que doña Carmen
Rosa Muñoz Carvajal dedujo demanda de indemnización de perjuicios en
contra de Inversiones e Inmobiliaria Las Nieves S.A. fundada en que esta
última le ofreció a la venta un departamento de 111,29 metros cuadrados
útiles, 14,29 metros cuadrados de terraza y 2,80 metros cuadrados de
logia. No obstante, una vez celebrado el contrato de compraventa se pudo
percatar que la superficie real total era inferior a la ofrecida en 9,67 metros
cuadrados. Por ello, y en virtud de los establecido en los artículos 1438,
1444, 1461, 1545, 1546, 1548 y 1556 del Código Civil, solicita se acoja la
presente demanda y se condene a Inversiones e Inmobiliaria Las Nieves
S.A. al pago de 291 Unidades de Fomento por concepto de indemnización
de perjuicios por los metros faltantes, más una suma de $5.000.000 por
concepto de daño moral".
"8º.- Que, conviene hacer presente, además, que los recurridos, para
revocar el fallo de primer grado y acoger la demanda de indemnización de
perjuicios opuesta por la actora, reflexionan: '5º) Que, entonces, la solución
al conflicto parece evidente: si se ha entregado una cosa con menos cabida
que la ofrecida, y por tratarse de un predio urbano no tiene aplicación lo
que señala el artículo 1833 del Código Civil, debe acogerse la demanda y
rebajarse el precio en forma proporcional a los metros que faltan. Así, si se
pagó la suma equivalente a 3.497,2800 unidades de fomento por un
departamento supuestamente de 128,38 metros, ello implica un valor de
27,24 unidades de fomento el metro cuadrado, lo que multiplicado por los
metros que faltan, esto es, 9,67, hace un total de 263,42 unidades de
fomento, que la demandada deberá pagar a la actora, más intereses
corrientes para operaciones reajustables desde la fecha de ejecutoriada
esta sentencia y hasta el pago efectivo; 6º) Que no es óbice para razonar
de una manera distinta a la de esta Corte el hecho que en la escritura
pública de compraventa, agregada a fojas 3, se haya indicado en la
cláusula tercera que «la entrega material del inmueble objeto de este
contrato se ha efectuado en este acto, a entera conformidad del
comprador» declarando este último haber comprobado las características y
dimensiones del bien raíz y que revisó los planos respectivos, pues lo cierto
es que también forman parte del contrato, por el sólo ministerio de la Ley
de Urbanismo y Construcciones (inciso 5º de su artículo 18), las
condiciones ofrecidas en la publicidad, según ya se ha dicho, de suerte que
se ha estipulado en el contrato que la cabida era una mayor a la que
realmente tenía el departamento';
b) Sentencia
"8º. Que en cuanto al fondo, cabe tener presente que la cuestión debatida
en estos autos se reduce a determinar si la Isapre I.N.G. está obligada a
otorgar cobertura a la cónyuge del actor en cuanto a suministrarle el
medicamento Infliximab en la forma señalada por su médico tratante, esto
es, hospitalario, a lo que se opone la recurrida por considerar que no se
concibe la cobertura de medicamentos durante la hospitalización cuando el
suministro del mismo es la razón, el único motivo de la hospitalización.
9º. Que dentro de las normas de interpretación de los contratos, es de suyo
importante la contenida en el artículo 1546 del Código Civil que establece
que los contratos deben ejecutarse de buena fe y no sólo obligan a lo que
en ello se expresa, sino que también a las cosas que emanan de la
naturaleza de la obligación o que por la ley o la costumbre pertenecen a
ella.
10º. Que para estos jueces no cabe duda que la Isapre I.N.G. se encuentra
obligada a bonificar la hospitalización para suministrarle el medicamento
Infliximab por así requerirlo el estado de salud de la enferma según lo
dispuso la médico tratante y por haberlo entendido así la propia recurrida
en una primera oportunidad, ocasión en que no puso objeción alguna a
aquello.
"Acordada con el voto en contra del señor Fiscal Judicial don Benjamín
Vergara, quien estuvo por declarar inadmisible el recurso de protección de
autos, teniendo para ello en consideración lo siguiente:
(...)
(...)
b) Sentencia
b) Sentencia
Afirma el municipio que por una aplicación errónea del contrato Starco S.A.
obtuvo el pago del reajuste por incremento poblacional a partir del 1 de
enero de 1991, en circunstancias que procedía, en su concepto, a contar
del 1 de enero de 1992 y, por consiguiente; su parte ha pagado lo no
debido y la demandada debe restituirle la cantidad de $85.650.902;
Además, esa ha sido la interpretación que por casi siete años las partes
han dado al contrato y faltando dos meses para su término, el municipio
sostiene, yendo contra sus propios actos, que el reajuste por incremento
poblacional se debió aplicar a contar del 1 de enero de 1992.
III. R
a) Código Civil
Artículo 2º. "La costumbre no constituye derecho sino en los casos en que
la ley se remite a ella".
Artículo 1444. "Se distinguen en cada contrato las cosas que son de su
esencia, las que son de su naturaleza, y las puramente accidentales. Son
de la esencia de un contrato aquellas cosas sin las cuales o no produce
efecto alguno, o degenera en otro contrato diferente; son de la naturaleza
de un contrato las que no siendo esenciales en él, se entienden
pertenecerle, sin necesidad de una cláusula especial; y son accidentales a
un contrato aquellas que ni esencial ni naturalmente le pertenecen, y que
se le agregan por medio de cláusulas especiales".
Artículo 1545. "Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los
contratantes, y no puede ser invalidado sino por su consentimiento mutuo o
por causas legales".
Pero las cláusulas ambiguas que hayan sido extendidas o dictadas por una
de las partes, sea acreedora o deudora, se interpretarán contra ella,
siempre que la ambigüedad provenga de la falta de una explicación que
haya debido darse por ella".
Artículo 1569 "El pago se hará bajo todos los respectos en conformidad al
tenor de la obligación; sin perjuicio de lo que en casos especiales
dispongan las leyes.
El acreedor no podrá ser obligado a recibir otra cosa que lo que se le deba
ni aun a pretexto de ser de igual o mayor valor a la ofrecida".
b) Código de Comercio
Artículo 1º. "La presente ley tiene por objeto normar las relaciones entre
proveedores y consumidores, establecer las infracciones en perjuicio del
consumidor y señalar el procedimiento aplicable en estas materias.
b) La idoneidad del bien o servicio para los fines que se pretende satisfacer
y que haya sido atribuida en forma explícita por el anunciante;
Artículo 7º. "2) Las cuestiones relativas a las materias que se rigen por la
presente Convención que no estén expresamente resueltas en ella se
dirimirán de conformidad con los principios generales en los que se basa la
presente Convención o, a falta de tales principios, de conformidad con la
ley aplicable en virtud de las normas de derecho internacional privado".
Artículo 9º. "1) Las partes quedarán obligadas por cualquier uso en que
hayan convenido y por cualquier práctica que hayan establecido entre ellas.
Artículo 1.9 (Usos y prácticas). "(1) Las partes están obligadas por
cualquier uso en que hayan convenido y por cualquier práctica que hayan
establecido entre ellas.
(2) Las partes están obligadas por cualquier uso que sea ampliamente
conocido y regularmente observado en el comercio internacional por los
sujetos participantes en el tráfico mercantil de que se trate, a menos que la
aplicación de dicho uso sea irrazonable".
Artículo 7. Buena fe. "(1) Las partes deben comportarse conforme a las
exigencias de la buena fe.
IV. B
V. O
Yascara del Carmen Báez Varas con César Augusto Jara Moraga
(2009): Corte de Apelaciones de Concepción, 20 de noviembre de
2009, rol Nº 393-2009. Cita online: CL/JUR/3683/2009.
Tapia Berríos, Juan Luis con Inmobiliaria Caleuche Ltda. (2014): Corte
Suprema, 3 de noviembre de 2014, rol Nº 16602-2013.
141Silva Escandón, María Gabriela con Dosque Contreras, Maria Luisa (1993).
142B (2007), pp. 337-338. Ver también, para el ámbito inglés, C (2012),
p. 116.
144Por otra parte, no toda declaración que hagan las partes con anterioridad al
contrato o al momento de celebrarlo debe entenderse como generadora de contenido
sustancial. Una buena aproximación a las condiciones que deben satisfacer dichas
declaraciones se encuentra en PECL 6:101 (1). Su texto es el siguiente:
Una declaración hecha por alguna de las partes antes o durante la conclusión del
contrato, se debe considerar fuente de obligación contractual si la otra parte,
lógicamente y de acuerdo con las circunstancias, así la entendió, teniendo en cuenta:
145Empresa Minera Oriel Jeraldo y Cía. Ltda. con Minera Comercial San Cristóbal
Ltda. (2014).
161El artículo 4 del Código de Comercio dispone que: "Las costumbres mercantiles
suplen el silencio de la ley, cuando los hechos que las constituyen son uniformes,
públicos, generalmente ejecutados en la República o en una determinada localidad, y
reiterados por un largo espacio de tiempo, que se apreciará prudencialmente por los
juzgados de comercio".
164Como se verá más adelante, en ocasiones, de hecho, hay buenas razones para
no considerar lo que las partes pactaron explícitamente.
169Alcides Andrés Cortés Tabilo con Eduardo Ernesto Calderón Machuca (2014).
170Ver C (1981).
180La Corte también ha considerado, aunque obiter dicta, que existen obligaciones
de resultado tratándose de cirugías con fines estéticos o embellecedores. Ver, por
ejemplo, la sentencia de 17 de junio de 2015, Alejandra Sánchez Jiménez con
Santiago Ibáñez Langlois (2015).
182J F (1991).
I. L
Introducción
1. En el Código Civil
En todos los fallos, salvo el que se pronuncia sobre el bus nuevo con
defectos, la Corte Suprema adhiere a un concepto amplio y unitario de
incumplimiento, confiriendo, de este modo, la misma protección al
acreedor afectado.
"En esas condiciones, los magistrados del fondo concluyen que, siendo una
obligación, la asumida por los demandados, de poner en beneficio de su
mandante el comportamiento y diligencia debidos, por efecto de la referida
omisión, ocasionaron negligentemente al actor un perjuicio irreparable, que
incide en el resultado de su pretensión y que configura el incumplimiento de
las obligaciones contractuales de los demandados, al no poner a favor del
mandante el comportamiento o actividad debida para finalizar con éxito lo
que, hasta la dictación de la sentencia definitiva, había logrado"
(considerando tercero)214.
Esta extensa cita nos permite afirmar que, tal como lo sugieren,
primero, de Castro y, después, Morales Moreno, si bien el contrato
cumple la tarea de crear derechos y obligaciones, constituye, por sobre
todo, un dispositivo que tiene por finalidad que las partes satisfagan el
interés que determinó la celebración del contrato; interés que, por
causas imputables o no al deudor, puede quedar insatisfecho. Así
parece recogerlo el artículo 1926 de nuestro Código Civil que, de una
parte, utiliza como criterio para definir los efectos del incumplimiento —
el retardo en la entrega— la utilidad del contrato para el acreedor
conectada con las circunstancias que motivaron la celebración del
contrato. Y, de otro, permite escindir los efectos del incumplimiento de
la imputabilidad, al limitarla, como condición de procedencia, sólo a la
pretensión indemnizatoria, no así a la resolución del contrato. De la
norma se infiere que el interés del acreedor puede quedar sin
satisfacción por causas imputables, o no, al deudor. Si lo son, procede
la indemnización; si no, sólo la resolución.
Bibliografía
D -P ,R yM (2002).
Jurisprudencia citada
Carmen Muñoz Carvajal con Inmobiliaria Las Nieves S.A. (2011): Corte
Suprema, 18 de mayo de 2011, rol Nº 3298-2011.
II. L
b) Sentencia
"Sentencia de reemplazo:
b) Sentencia
DUODÉCIMO: Que, en este contexto, para que se apliquen las normas que
reglamentan la institución de los vicios ocultos, se requiere que se cumplan
todos y cada uno de sus requisitos, en particular que la cosa entregada sea
efectivamente 'la cosa vendida', tal como lo exige el artículo 1857 del
Código Civil, lo que no se cumple en autos dado que la cosa entregada es
otra, como ha quedado establecido en la sentencia impugnada, al decir que
el contenido de boro inadecuado, dañino y no informado al comprador
alteró la naturaleza o la esencia del fertilizante adquirido.
b) Sentencia
i. Hechos del caso
c.- Las especies objeto del contrato fueron recibidas por el demandado.
b) Sentencia
(...)
NOVENO: Que los jueces del fondo dieron por establecido como hecho de
la causa que los vicios que presentaba el bus que adquirió la actora eran
graves, desde que la cosa vendida presentaba fallas estructurales y
funcionales que impiden su uso natural. Además, de haber sido estos
conocidos por el comprador, este no habría celebrado el respectivo contrato
de compraventa, ya que a través de esta convención el adquirente
perseguía que el vehículo le prestara una utilidad económica, por tratarse
de un bus con capacidad para 33 pasajeros, lo que no produjo los efectos
deseados pues los desperfectos que tenía el bus ponían en riesgo la
integridad de sus ocupantes.
b) Sentencia
"1º.- Que en estos autos rol Nº 12930-2008, sobre juicio ordinario de menor
cuantía por indemnización de perjuicios, seguidos ante el Décimo Quinto
Juzgado Civil de Santiago, caratulados 'Muñoz Carvajal Carmen con
Inversiones e Inmobiliaria Las Nieves', la demandada recurre de casación
en la forma en contra de la sentencia dictada por una de las Salas de la
Corte de Apelaciones de esta ciudad, de tres de marzo de dos mil once (...)
que revocó la sentencia de primer grado de treinta de octubre de dos mil
nueve (...) que rechazó, sin costas, la demanda, declarando en su lugar
que ésta quedaba parcialmente acogida, debiendo la demandada
indemnizar a la actora 263,42 Unidades de Fomento por los metros
cuadrados faltantes en su departamento (...).
"8º.- Que, conviene hacer presente, además, que los recurridos, para
revocar el fallo de primer grado y acoger la demanda de indemnización de
perjuicios opuesta por la actora, reflexionan: '5º) Que, entonces, la solución
al conflicto parece evidente: si se ha entregado una cosa con menos cabida
que la ofrecida, y por tratarse de un predio urbano no tiene aplicación lo
que señala el artículo 1833 del Código Civil, debe acogerse la demanda y
rebajarse el precio en forma proporcional a los metros que faltan. Así, si se
pagó la suma equivalente a 3.497,2800 unidades de fomento por un
departamento supuestamente de 128,38 metros, ello implica un valor de
27,24 unidades de fomento el metro cuadrado, lo que multiplicado por los
metros que faltan, esto es, 9,67, hace un total de 263,42 unidades de
fomento, que la demandada deberá pagar a la actora, más intereses
corrientes para operaciones reajustables desde la fecha de ejecutoriada
esta sentencia y hasta el pago efectivo; 6º) Que no es óbice para razonar
de una manera distinta a la de esta Corte el hecho que en la escritura
pública de compraventa, agregada a fojas 3, se haya indicado en la
cláusula tercera que «la entrega material del inmueble objeto de este
contrato se ha efectuado en este acto, a entera conformidad del
comprador», declarando este último haber comprobado las características y
dimensiones del bien raíz y que revisó los planos respectivos, pues lo cierto
es que también forman parte del contrato, por el sólo ministerio de la Ley
de Urbanismo y Construcciones (inciso 5º de su artículo 18), las
condiciones ofrecidas en la publicidad, según ya se ha dicho, de suerte que
se ha estipulado en el contrato que la cabida era una mayor a la que
realmente tenía el departamento'.
9º.- Que, en virtud de lo anterior, no se observa infracción a las normas
contenidas en los artículos 1545, 1560,1828, 1833 y 1835 del Código Civil y
18 inciso 5º de la Ley General de Urbanismo y Construcción, por cuanto
esta Corte concuerda con los recurridos en el sentido que la publicidad
efectuada por la demandada para la venta al público de los departamentos,
forma parte del contrato de compraventa celebrado con posterioridad entre
ellas, constando de ella que tanto antes como después de la celebración
del mismo, se ofrecieron departamentos con una superficie de 111,29
metros cuadrados útiles, 14,29 metros cuadrados de terraza y 2,80 metros
cuadrados de logia (fojas 66 y 143), en circunstancias que la superficie útil
real era de sólo 104,14 metros cuadrados.
(...)
b) Sentencia
a.- Que durante el mes de junio del año 2008 la ejecutada compró cerdos
vivos a la ejecutante, quien tenía la calidad de proveedora de tales
animales en su calidad de dueña de plantas de producción y crianza de
porcinos.
b.- Que tal contrato dio origen a las facturas invocadas por la actora en
estos antecedentes.
c.- Que en el mes de julio de 2008 la autoridad sanitaria de Corea del Sur
notificó al Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) su decisión de suspender
temporalmente la importación a su mercado, de carne de cerdo exportada
por la demandada, a consecuencia de haberse detectado dioxinas en una
partida de carne de cerdo congelada, procediendo a suspender la
certificación del establecimiento para el envío de productos cárnicos a ese
país, iniciando el SAG, a consecuencia de lo anterior, una investigación
para determinar el origen y la causa de esta detección.
d.- Que en la investigación antes indicada se determinó que la producción
con niveles altos de dioxina provenía de 16 planteles productores de
cerdos, dentro de los cuales se encontraba el de la empresa ejecutante.
(...)
"TERCERO: (...).
En esas condiciones, los magistrados del fondo concluyen que, siendo una
obligación, la asumida por los demandados, de poner en beneficio de su
mandante el comportamiento y diligencia debidos, por efecto de la referida
omisión, ocasionaron negligentemente al actor un perjuicio irreparable, que
incide en el resultado de su pretensión y que configura el incumplimiento de
las obligaciones contractuales de los demandados, al no poner a favor del
mandante el comportamiento o actividad debida para finalizar con éxito lo
que, hasta la dictación de la sentencia definitiva, había logrado (...).
Normativa aplicada: artículos 1552, 1557, 2158 y 2329 del Código Civil
b) Sentencia
a) Que doña Lucy Treizman Sacks fue tratada como paciente particular del
demandado Dr. Rodrigo Erazo Reyes, a partir del mes de junio del año
1999, quien motivado por los síntomas que ella presentaba, ordenó su
hospitalización en la Clínica Congregación del Amor Misericordioso
Pensionado San José, desde 25 al 29 de junio de 1999; b) Que durante su
estadía en dicha clínica, el Dr. Erazo Reyes ordenó un tratamiento con
medicamentos y la realización del examen de Escalas de Batería
neuropsicológica Luria y Nebraska, procedimiento que aplicó la psicóloga
doña Ximena Rubio, así como otros exámenes, dando las órdenes en
forma telefónica, al igual que el alta de la paciente.
c) Que con los resultados de los exámenes, específicamente el test
aplicado por la psicóloga, el Dr. Erazo Reyes concluyó que la paciente
padecía de un deterioro orgánico cerebral, atribuible a un tipo de demencia
presenil, llamada Enfermedad de Pick.
"CUARTO: Que conforme con dicho sustrato fáctico y sobre la base que la
relación que une a doña Lucy Treizman con el psiquiatra Dr. Erazo Reyes,
deriva de un contrato médico, en la especie de tracto sucesivo y que
comprende una evaluación de los síntomas, su diagnóstico y tratamiento,
los sentenciadores de fondo —haciendo suyos los fundamentos del fallo de
primera instancia— estimaron que en el ejercicio del acto médico, el
profesional se obliga a emplear todos sus conocimientos y medios
suficientes y disponibles con el objetivo de precaver, diagnosticar, tratar y
curar la enfermedad. Conforme con ello, determinaron que la culpa de la
que responde el médico se origina por no haber empleado los medios
suficientes para el propósito encomendado o no haber sido diligente o
prudente en tomar todas las precauciones que hubieran evitado el daño. No
obstante lo anterior, también consideraron que el médico está obligado a
cumplir 3 obligaciones de resultado: el deber de información, la obligación
por los materiales y productos y la obligación relativa a los exámenes y
análisis simples, ya que los diagnósticos y resultados están sujetos a la
interpretación del profesional acerca de su alcance y posibles efectos, y
que en relación a la obligación de medios, el profesional debe atenerse a
su lex artis, que impone los deberes de seguir los progresos de la ciencia;
mantener una práctica adecuada de los protocolos; obedecer las reglas
generalmente admitidas por la ciencia y el arte de la salud especializada a
la cual se dedica; conocer sus personales limitaciones frente al acto que
debía realizar y mantener una observancia del reglamento destinados a
normar las acciones de salud, los protocolos médicos quirúrgicos etc (...).
(...)
(...)
(...)".
b) Sentencia
3º Que en dicha compraventa, cláusula cuarta, se dijo por las partes que la
venta se hacía en el estado que se encuentra actualmente el
departamento, con todos sus usos, derechos, costumbres y servidumbres,
libre de todo gravamen, prohibición y embargo, con todo lo edificado y
planteado. Con todo, consta del certificado emitido por el señor
Conservador de Bienes Raíces de Concepción el 5 de junio de 1989 (...)
que a la fecha el departamento objeto de la compraventa estaba gravado
por una hipoteca determinada (...) en favor del Banco del Estado de Chile.
Y que también existía a esa misma fecha, una prohibición de gravar,
enajenar y arrendar, también en favor de ese Banco (...). De modo que está
acreditado que, al tiempo de la compraventa de 26 de febrero de 1988, el
inmueble a que ella se refiere estaba afecto a una hipoteca y a una
prohibición de enajenar.
b) Sentencia
1º.- Que en octubre del año 2006, el señor Luis Acosta, quien hacía de
intermediario entre las partes de este juicio, se contactó con don Francisco
Barriga, jefe de la unidad de materiales de Compañía Siderúrgica
Huachipato S.A., y este último le ofertó la compraventa de chatarra e
insumos químicos de una cantidad de rodillos en desuso. Oferta que se
materializó mediante la exhibición de una planilla, en la que se
individualizan y aparecen las características y composición química de los
mentados rodillos.
2º.- Dentro de esta nómina, aparecen unos rodillos con un contenido del
elemento químico Níquel mayor al de otros rodillos del mismo listado,
según se desprende de la simple lectura de la planilla.
"Sentencia de reemplazo
CUARTO: Que conforme con el artículo 1828 del Código Civil, el vendedor
es obligado a entregar lo que reza el contrato, lo que supone un
cumplimiento estricto a los términos del mismo, norma que debe
complementarse con lo que disponen los artículos 1568 y 1569 del mismo
Código. Estas disposiciones describen el pago efectivo como la prestación
de lo que se debe, ordenan que el pago se hará 'bajo todos los respectos
en conformidad al tenor de la obligación', salvo casos especiales
contemplados por las leyes, y prescriben que 'el acreedor no podrá ser
obligado a recibir otra cosa que lo que se le deba ni aun a pretexto de ser
igual o mayor valor la ofrecida'(...).
(...)
(...)
III. R
a) Código Civil
Artículo 1545. "Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los
contratantes, y no puede ser invalidado sino por su consentimiento mutuo o
por causas legales".
El acreedor no podrá ser obligado a recibir otra cosa que lo que se le deba
ni aun a pretexto de ser de igual o mayor valor la ofrecida".
Artículo 1591. "El deudor no puede obligar al acreedor a que reciba por
partes lo que se le deba, salvo el caso de convención contraria; y sin
perjuicio de lo que dispongan las leyes en casos especiales.
Artículo 89. Fuerza mayor o caso fortuito. "Fuerza mayor o caso fortuito
es un hecho ajeno al control del deudor, cuyo riesgo no asumió, y que le
impide cumplir la obligación, temporal o definitivamente, y cuyo
acaecimiento o efectos no ha podido resistir".
Artículo 90. Imposibilidad total o parcial de cumplimiento. "(1) La
imposibilidad sobreviniente total y definitiva para cumplir una obligación
contractual, causada por caso fortuito, extingue la obligación y libera al
deudor. En tal caso, el acreedor puede optar por resolver el contrato o
reclamar la cesión de los derechos y acciones que, en razón de la
imposibilidad, el deudor detenta contra un tercero.
IV. B
V. O
203Sociedad Agrícola y Forestal Vista El Volcán Limitada con Coagra S.A. (2017).
215Treizman Sacks Lucy, Rado Kovari Rolando, Rado Treizman Sandra con Erazo
Reyes Rodrigo, Clínica Las Condes S.A. (2013).
217M M (2014), p. 19
230Silva Escandón, María Gabriela con Dosque Contreras, María Luisa (1993).
234E (2000).
239Artículo 3.3.
I. L
1. Múltiples manifestaciones247
Y concluye señalando:
"De todos los casos antes enumerados que se pueden englobar bajo la
amplia rúbrica de cumplimiento inexacto de la obligación sólo el señalado
en segundo lugar requiere un tratamiento especial, pues todos los demás
casos encuentran su solución, entre nosotros, dentro de la normativa del
pago.
Como nos recuerda Nieves Fenoy la doctrina del aliud pro alio (una
cosa por otra) tiene sus orígenes en el derecho romano a propósito de
la determinación de la relevancia del error en la substancia,
específicamente en D. 18.1.9.2260. Sin embargo, sigue esta autora, el
Tribunal Supremo Español la ha utilizado más bien en relación con el
incumplimiento de las obligaciones del vendedor261.
Por su parte, José Ramón de Verda y Beamonte, revisando las
decisiones de los tribunales superiores españoles al respecto, ha
concluido que la doctrina puede asumir dos versiones262.Según la
primera de ellas, existe aliud pro alio en aquellos supuestos en los
cuales se entrega una cosa diversa en su identidad física a la prevista
en el contrato. A esta primera versión Verda y Beamontela la denomina
"material"263. Junto a ella, el autor identifica una segunda versión, a la
cual denomina "funcional". En esta segunda versión, el aliud pro alio
comprendería supuestos en que existe identidad física entre lo debido
y lo entregado, sin embargo la cosa resulta:
2º) Que, el artículo 1828 del Código Civil expresa que 'el vendedor es
obligado a entregar lo que reza el contrato', de lo que se sigue que, aunque
en el caso de autos el vendedor cumplió con su obligación de entregar la
cosa, la sal, lo hizo en forma imperfecta al entregar sal en una
concentración distinta a la requerida por el comprador. Esta materia se
encuentra tratada en el artículo 1454 del Código Civil, referida al error de
hecho que se produce cuando 'la sustancia o calidad esencial del objeto
sobre el que versa el acto o contrato, es diversa de lo que se cree'.
(...)
4. Disconformidad material
5. Disconformidad jurídica
Y agrega:
Bibliografía
Jurisprudencia citada
Aguilera Parada, Raúl con GSE Lining Technology Chile S.A. (2010).
II. L
i. Hechos de la causa
b) Sentencia
i. Hechos del caso
DUODÉCIMO: Que, en este contexto, para que se apliquen las normas que
reglamentan la institución de los vicios ocultos, se requiere que se cumplan
todos y cada uno de sus requisitos, en particular que la cosa entregada sea
efectivamente 'la cosa vendida', tal como lo exige el artículo 1857 del
Código Civil, lo que no se cumple en autos dado que la cosa entregada es
otra, como ha quedado establecido en la sentencia impugnada, al decir que
el contenido de boro inadecuado, dañino y no informado al comprador
alteró la naturaleza o la esencia del fertilizante adquirido.
b) Sentencia
"1º.- Que en estos autos rol Nº 12930-2008, sobre juicio ordinario de menor
cuantía por indemnización de perjuicios, seguidos ante el Décimo Quinto
Juzgado Civil de Santiago, caratulados 'Muñoz Carvajal Carmen con
Inversiones e Inmobiliaria Las Nieves', la demandada recurre de casación
en la forma en contra de la sentencia dictada por una de las Salas de la
Corte de Apelaciones de esta ciudad de tres de marzo de dos mil once (...)
que revocó la sentencia de primer grado de treinta de octubre de dos mil
nueve (...) que rechazó, sin costas, la demanda, declarando en su lugar
que ésta quedaba parcialmente acogida, debiendo la demandada
indemnizar a la actora 263,42 Unidades de Fomento por los metros
cuadrados faltantes en su departamento.
5º.- Que, en primer término, conviene tener presente que doña Carmen
Rosa Muñoz Carvajal dedujo demanda de indemnización de perjuicios en
contra de Inversiones e Inmobiliaria Las Nieves S.A. fundada en que esta
última le ofreció a la venta un departamento de 111,29 metros cuadrados
útiles, 14,29 metros cuadrados de terraza y 2,80 metros cuadrados de
logia. No obstante, una vez celebrado el contrato de compraventa se pudo
percatar que la superficie real total era inferior a la ofrecida en 9,67 metros
cuadrados. Por ello, y en virtud de los establecido en los artículos 1438,
1444, 1461, 1545, 1546, 1548 y 1556 del Código Civil, solicita se acoja la
presente demanda y se condene a Inversiones e Inmobiliaria Las Nieves
S.A. al pago de 291 Unidades de Fomento por concepto de indemnización
de perjuicios por los metros faltantes, más una suma de $5.000.000 por
concepto de daño moral".
"8º.- Que, conviene hacer presente, además, que los recurridos, para
revocar el fallo de primer grado y acoger la demanda de indemnización de
perjuicios opuesta por la actora, reflexionan: '... 6º) Que no es óbice para
razonar de una manera distinta a la de esta Corte el hecho que en la
escritura pública de compraventa, agregada a fojas 3, se haya indicado en
la cláusula tercera que «la entrega material del inmueble objeto de este
contrato se ha efectuado en este acto, a entera conformidad del
comprador», declarando este último haber comprobado las características y
dimensiones del bien raíz y que revisó los planos respectivos, pues lo cierto
es que también forman parte del contrato, por el sólo ministerio de la Ley
de Urbanismo y Construcciones (inciso 5º de su artículo 18), las
condiciones ofrecidas en la publicidad, según ya se ha dicho, de suerte que
se ha estipulado en el contrato que la cabida era una mayor a la que
realmente tenía el departamento'.
b) Sentencia
"SEGUNDO: (...) [E]l conflicto jurídico de autos dice relación con materias
relativas a la existencia y determinación del objeto de un negocio jurídico
de compraventa de un vuelo forestal.
TERCERO: Que tales materias se hallan legalmente vinculadas a la
existencia y valor del negocio jurídico de que se trata, y específicamente, la
falta de objeto o de su determinación acarrea la nulidad absoluta del
mismo.
Lo establecen de esa manera con total claridad el propio inciso primero del
artículo 1814 ('La venta de una cosa que al tiempo de perfeccionarse el
contrato se supone existente y no existe, no produce efecto alguno.') y
luego, el artículo 1682, que dispone que 'la nulidad producida por un objeto
o causa ilícita, y la nulidad producida por la omisión de algún requisito o
formalidad que las leyes prescriben para el valor de ciertos actos o
contratos en consideración a la naturaleza de ellos, y no a la calidad o
estado de las personas que los ejecutan o acuerdan, son nulidades
absolutas'.
NOVENO: Que los jueces del fondo dieron por establecido como hecho de
la causa que los vicios que presentaba el bus que adquirió la actora eran
graves, desde que la cosa vendida presentaba fallas estructurales y
funcionales que impiden su uso natural. Además, de haber sido estos
conocidos por el comprador, éste no habría celebrado el respectivo contrato
de compraventa, ya que a través de esta convención el adquirente
perseguía que el vehículo le prestara una utilidad económica, por tratarse
de un bus con capacidad para 33 pasajeros, lo que no produjo los efectos
deseados pues los desperfectos que tenía el bus ponían en riesgo la
integridad de sus ocupantes.
b) Sentencia
1º.- Que en octubre del año 2006, el señor Luis Acosta, quien hacía de
intermediario entre las partes de este juicio, se contactó con don Francisco
Barriga, jefe de la unidad de materiales de Compañía Siderúrgica
Huachipato S.A., y este último le ofertó la compraventa de chatarra e
insumos químicos de una cantidad de rodillos en desuso. Oferta que se
materializó mediante la exhibición de una planilla, en la que se
individualizan y aparecen las características y composición química de los
mentados rodillos.
2º.- Dentro de esta nómina, aparecen unos rodillos con un contenido del
elemento químico Níquel mayor al de otros rodillos del mismo listado,
según se desprende de la simple lectura de la planilla.
b) Sentencia
"6. Que, lo antes razonado impide entender, por otra parte, que la
mencionada cláusula haya liberado a la demandada de su obligación de
informar al demandante acerca del estado o situación legal del inmueble,
obligación a la que, desde luego, no pudo haber renunciado, atendido el
principio de buena fe que debe estar presente en todo contrato. En efecto,
como lo ha comprendido la doctrina y la jurisprudencia en nuestro medio
jurídico, la buena fe contractual que exige el artículo 1546 del Código Civil,
ha de estar presente en todas las etapas de desenvolvimiento del contrato,
esto es, desde las negociaciones preliminares, pasando por la celebración
y ejecución del mismo, hasta las relaciones posteriores al término del
contrato inclusive. La buena fe exige, pues, que al momento de negociar el
contrato, las partes hablen claro (como dice el profesor López Santa
María), lo que implica que se abstengan de hacer afirmaciones inexactas o
de guardar silencio sobre aspectos que puedan conducir a la otra parte a
una errada representación de los elementos del contrato. La expectativa es
que, en esa etapa, los contratantes se den toda la información necesaria
para definir los términos del contrato y que esté orientada a ilustrar de la
mejor forma a la otra parte, en una actitud de corrección y lealtad. En la
especie, los propios testigos de la demandada reconocieron haber
sostenido reuniones previas con la demandante, a efectos de llevar a cabo
las tratativas preliminares, lo que indica que existieron las instancias en que
el demandado pudo y debió haber puesto sobre la mesa todos los
antecedentes disponibles sobre el estado del predio que iba a arrendar,
más allá de que su cocontratante no los hubiera pedido, o hubiera carecido
de la asesoría técnica necesaria para inquirir los aspectos determinantes
relacionados con la materia. Dicho de otra manera, la pasividad o
ingenuidad (como dice la demandada) del demandante, no libera al
demandado de las exigencias que la buena fe y lealtad en el actuar le
imponen, teniendo además presente que su obligación esencial era
entregar al arrendatario la cosa en estado de servir a la finalidad para la
que fue arrendada. No cabe, asimismo, aceptar la alegación de ignorancia
de su parte si se considera que, una de sus defensas, ha sido que la
demandante no le pidió, oportunamente, el certificado de informaciones
previas que se encontraba en su poder, ya que del mérito del expediente
resulta que dicho certificado hacía mención a la franja de utilidad pública a
que estaba afecto el inmueble.
Normativa aplicada: artículos 1545, 1546, 1556 y 1569 del Código Civil
b) Sentencia
"QUINTO: (...) Finalmente el inciso 1º del artículo 1556 del Código Civil
dispone que: 'La indemnización de perjuicios comprende el daño
emergente y el lucro cesante, ya provengan de no haberse cumplido la
obligación, o de haberse cumplido imperfectamente, o de haberse
retardado el cumplimiento'.
b) Sentencia
i. Hechos de la causa
"Sentencia de reemplazo:
5º.- Que, por consiguiente, corresponde dilucidar si la obligación que el
actor alega, efectivamente fue incumplida por la demandada. Al respecto se
debe tener presente que, además de no haber desconocido el demandado
esta circunstancia —haber vendido el bien raíz dos veces, al actor y luego
a doña Hilda Cáceres Vivanco, sin haber mediado contrato de resciliación
entre la celebración de uno y otro negocio jurídico, lo que impidió la
inscripción de aquél a nombre del demandante en el registro respectivo del
Conservador de Bienes Raíces— tal presupuesto fáctico ha quedado
justificado con la documental aportada a fojas 4 y 142, consistente en la
escritura pública de compraventa suscrita el 24 de junio de 2009, entre el
demandado y la mencionada Cáceres Vivanco y, con el correspondiente
certificado de inscripción del inmueble.
(...)
b) Sentencia
(...)
(...)
12. Como bien dice la ley el daño que se reclama debe ser consecuencia
cierta y directa de la conducta que se imputa a la contraparte, y en autos la
prueba aportada por el actor es, a todas luces, deficiente, desde que no
hay certitud alguna que el muestreo utilizado por la empresa SGS
corresponda efectivamente al combustible que el demandado expendió al
actor, siendo carga de éste acreditar fehacientemente este presupuesto de
la responsabilidad contractual. Más todavía, cuando el informe aludido
emana de un tercero ajeno al juicio que ni siquiera compareció
corroborando sus conclusiones.
(...)
14. En suma, por todo cuanto se ha venido razonando no queda más que
rechazar la demanda de indemnización de perjuicios deducida en autos".
b) Sentencia
6º.- Que en el caso sub lite ha quedado acreditado que el vendedor hizo
entrega de una cosa distinta de la que fue objeto del contrato de
compraventa, lo que importa un incumplimiento de las obligaciones que
imponía el contrato, de modo que los sentenciadores han hecho una
correcta aplicación de la normativa atinente al caso de que se trata
resolviendo el conflicto jurídico sometido a su decisión con apego a
derecho, aplicando correctamente las normas que se denunciaron como
infringidas, por lo que sólo cabe desestimar el recurso de casación en el
fondo por manifiesta falta de fundamento".
b) Sentencia
"Primero: (...) Sociedad Forestal El Quilo S.A., representada por don Reni
Müller Knoop, ha demandado de disminución proporcional del precio, a
doña Elena Morelia Melo Rebolledo, a raíz de haberle adquirido (...) Fundo
San Cristóbal (...) por una superficie de 202,84 hectáreas, inscribiéndola en
el Conservador de Bienes Raíces de Bulnes, conjuntamente con el plano
de ubicación (...) en que se fijaron los deslindes y la cabida del predio.
(...)
"Cuarto: (...) [E]l objeto del juicio, luego de acreditado la existencia del
contrato de compraventa, la efectividad de haberse declarado en ella la
cabida del predio, su magnitud y la superficie real de éste, se encauzó a
establecer si la venta se realizó en relación a la cabida o se hizo en la
modalidad de especie o cuerpo cierto.
(...)
Sexto: (...) [H]a de entenderse que tanto los testigos como el perito son
personas especializadas en una profesión, corredores de propiedades los
primeros e ingeniero forestal el último, que han declarado y opinado acerca
de un hecho que cae en la esfera de sus conocimientos, como lo es la
cabida y precio de un predio, permitiendo de esas probanzas concluir que
la venta de autos lo ha sido en relación a la superficie del predio, como lo
han expresado directamente las partes en el contrato y por lo mismo, el
precio fijado en relación a esa cabida.
Normativa aplicada: artículos 1489, 1545, 1546 y 1556 del Código Civil
b) Sentencia
La cláusula segunda expresa 'Que por este acto «el comprador» adquiere
para sí el bien antes señalado, con todas las características antes
especificadas' (fs. 7).
El capítulo sexto indica que 'La entrega del inmueble se realizará como
especie o cuerpo cierto... En un plazo de 7 semanas' (fs. 8).
(...)
"9º.- A juicio de esta Corte no puede ponerse en duda que aquello a que se
sometió la demandada fue a lo que se expresó en el contrato, esto es, a
vender un inmueble con las especificaciones detalladas, entre las cuales la
instalación eléctrica, dentro del término de siete semanas.
15º.- Por su misma naturaleza, no es ni puede ser una 'casa' algo física ni
intelectualmente divisible, siendo cada una de sus partes o dependencias
constitutivas de un todo funcional, como al cuerpo le son sus órganos.
14. David Benítez Rivas con Mundaca Del Río y Compañía Limitada
b) Sentencia
"2º. (...) [S]e encuentra acreditado que la empresa Mundaca del Río y Cía.
Ltda. con fecha 26 de junio de 2013 vendió a David Feliciano Benítez Rivas
una motocicleta nueva, marca Gas Gas modelo EC 450 F Racing, año
2013, Nº chasis VTRFS45YONO620156, en la suma de $5.990.000.
7º. Que las explicaciones que preceden resultan suficientes para anotar
una conclusión general: la falta de cualquier aspecto que comprenda la
obligación de hacer entrega de la especie objeto del contrato de
compraventa, por parte del vendedor al comprador, importa incumplimiento
de la misma. Por ello la satisfacción de una o más de tales particularidades
determina el cumplimiento parcial de la obligación por parte del vendedor.
8º. Que en el caso sub lite, si bien la empresa vendedora efectuó la entrega
material del vehículo, cuestión que a su vez se confunde con la tradición,
resulta indudable que dicha entrega no dejó al comprador en condiciones
de usar y obtener los beneficios que tuvo en mente al adquirir la
motocicleta, pues, como quedó establecido, al no contar con la inscripción
en el Registro de Vehículos Motorizados tampoco posee placas patentes
identificatorias y, por tanto, no puede circular por la vía pública, todo lo cual
no deriva de hechos imputables al comprador sino de errores en el proceso
de internación del bien que no pueden ser traspasados al demandante en
cuanto se trata del consumidor final.
III. R
a) Código Civil
Artículo 1435. "El donatario que sufriere evicción de la cosa que le ha sido
donada en remuneración, tendrá derecho a exigir el pago de los servicios
que el donante se propuso remunerarle con ella, en cuanto no aparecieren
haberse compensado por los frutos".
Artículo 1591. "El deudor no puede obligar al acreedor a que reciba por
partes lo que se le deba, salvo el caso de convención contraria; y sin
perjuicio de lo que dispongan las leyes en casos especiales".
Artículo 1831. "Un predio rústico puede venderse con relación a su cabida
o como una especie o cuerpo cierto.
Se vende con relación a su cabida, siempre que ésta se expresa de
cualquier modo en el contrato, salvo que las partes declaren que no
entienden hacer diferencia en el precio, aunque la cabida real resulte mayor
o menor que la cabida que reza el contrato.
Artículo 1857. "Se llama acción redhibitoria la que tiene el comprador para
que se rescinda la venta o se rebaje proporcionalmente el precio por los
vicios ocultos de la cosa vendida, raíz o mueble, llamados redhibitorios".
Artículo 1858. "Son vicios redhibitorios los que reúnen las calidades
siguientes:
2a. Ser tales, que por ellos la cosa vendida no sirva para su uso natural, o
sólo sirva imperfectamente, de manera que sea de presumir que
conociéndolos el comprador no la hubiera comprado o la hubiera comprado
a mucho menos precio;
3a. No haberlos manifestado el vendedor, y ser tales que el comprador
haya podido ignorarlos sin negligencia grave de su parte, o tales que el
comprador no haya podido fácilmente conocerlos en razón de su profesión
u oficio".
Artículo 1861. "Si el vendedor conocía los vicios y no los declaró, o si los
vicios eran tales que el vendedor haya debido conocerlos por razón de su
profesión u oficio, será obligado, no sólo a la restitución o la rebaja del
precio, sino a la indemnización de perjuicios; pero si el vendedor no
conocía los vicios ni eran tales que por su profesión u oficio debiera
conocerlos, sólo será obligado a la restitución o la rebaja del precio".
Artículo 1863. "Las partes pueden por el contrato hacer redhibitorios los
vicios que naturalmente no lo son".
Pero si la causa del referido derecho no era ni debía ser conocida del
arrendador al tiempo del contrato, no será obligado el arrendador a abonar
el lucro cesante".
2) Salvo que las partes hayan pactado otra cosa, las mercaderías no serán
conformes al contrato a menos:
b) Código de Comercio
Artículo 3.2.1 (Definición del error). "El error consiste en una concepción
equivocada sobre los hechos o sobre el derecho existente al momento en
que se celebró el contrato".
Artículo 49. Opción con los medios de tutela. "La parte que tenga
derecho a demandar la nulidad relativa del contrato y, al mismo tiempo,
pueda ejercer alguno de los medios de tutela por incumplimiento, puede
optar entre aquella y éstos".
IV. B
Defectos materiales
Defectos jurídicos
V. O
Manifestaciones
María Soledad Bórquez Olivari con Falabella Retail S.A. (2014): Corte
de Apelaciones de Valparaíso, 30 de abril de 2014, rol Nº 96-2014.
Empresa Constructora Alfa Ltda. con Halabi, Álvaro Juan y otro (2012):
Corte Suprema, 23 de marzo de 2012, rol Nº 1222-2012.
258Ibíd., p. 700.
259Tomamos esta sección de D M (2012), pp. 638-64, y D M
V (2018).
263Ibíd., p. 314.
264Loc cit.
267Sociedad Agrícola y Forestal Vista El Volcán Limitada con Coagra S.A. (2017).
269Muñóz Carvajal, Carmen con Inversiones e Inmobiliaria Las Nieves S.A. (2011).
276Sobre los concursos entre el error y los vicios del consentimiento ver D
M (2011).
277Sobre el tema ver, en general, A , Juan Pablo y D M , Íñigo (2015).
"Falta de conformidad jurídica y tutela del comprador". Revista Ius et Praxis, Nº 2, pp.
61-108. Disponible también [en línea]:
https://scielo.conicyt.cl/pdf/iusetp/v21n2/art03.pdf (Fecha de consulta: 22 de mayo de
2018).
278Se trata de una obligación que las partes debieran pactar pues en Chile la
opinión mayoritaria, tanto de la doctrina como de la Corte Suprema, es que la
compraventa no impone al vendedor la obligación de transferir el dominio. Sobre esto
ver D M , Íñigo y T U , Ricardo (2015). "La protección del
comprador en la venta de cosa ajena". Revista Chilena de Derecho, Nº 42, 3ª Ed.
Disponible también [en línea]: https://scielo.conicyt.cl/pdf/rchilder/v42n3/art03.pdf
(Fecha de consulta: 22 de mayo de 2018).
285Tomados de D M yU (2018).
289Aguilera Parada, Raúl con GSE Lining Technology Chile S.A. (2010).
I. L
Introducción
La pretensión de cumplimiento específico es un remedio cuyo objeto
es la obtención de la prestación debida y así la realización del acreedor
en forma específica.
Una solución como esta es, desde luego, preferible a la que impone
el cumplimiento específico. Como la satisfacción del interés del
acreedor puede obtenerse no sólo del deudor, sino también de otros
operadores del tráfico, no es razonable imponer al acreedor que insista
en el cumplimiento del deudor incumplidor, en quien muy
probablemente ya no confía como antes; más aún si el sistema
procesal de ejecución de las obligaciones no le garantiza que por
medio de sus procedimientos obtendrá el cumplimiento in natura. Al
acreedor se le debe reconocer la opción arriba descrita. Para él seguir
uno u otro camino no es indiferente.
De esta forma, no cabe sino concluir que, siendo la obligación pactada una
de género de lo que se sigue que la pérdida de algunas de las cosas que lo
componen no extingue la obligación, el inciso 1º del artículo 1672 del
Código Civil no tiene cabida en un caso como el del presente litigio, de
manera tal que no pudieron los sentenciadores infringir este precepto en su
decisión.
Bibliografía
A R , Arturo y S U , Manuel
(1941). Curso de Derecho civil, De las Obligaciones, tomo III.
Santiago.
Jurisprudencia citada
b) Sentencia
3º Que en dicha compraventa, cláusula cuarta, se dijo por las partes que la
venta se hacía en el estado que se encuentra actualmente el
departamento, con todos sus usos, derechos, costumbres y servidumbres,
libre de todo gravamen, prohibición y embargo, con todo lo edificado y
planteado. Con todo, consta del certificado emitido por el señor
Conservador de Bienes Raíces de Concepción el 5 de junio de 1989 (...)
que a la fecha el departamento objeto de la compraventa estaba gravado
por una hipoteca determinada (...) en favor del Banco del Estado de Chile.
Y que también existía a esa misma fecha, una prohibición de gravar,
enajenar y arrendar, también en favor de ese Banco (...) De modo que está
acreditado que, al tiempo de la compraventa de 26 de febrero de 1988, el
inmueble a que ella se refiere estaba afecto a una hipoteca y a una
prohibición de enajenar.
"9º. Que, sin embargo, de ello no es posible concluir que, en caso de existir
un derecho en favor de un tercero, habiendo el vendedor declarado que la
cosa se vendía libre de gravámenes, el comprador pueda, accionando de
cumplimiento en especie, exigir que el vendedor sea condenado a alzar los
gravámenes (...). En efecto, si bien el artículo 1489 del Código Civil,
concede al contratante, frente al incumplimiento de su contraparte, en un
contrato bilateral, una elección entre las acciones de cumplimiento y
resolución, el cumplimiento en especie no siempre es posible, como ocurre
por ejemplo, si tratándose de una obligación de dar, la cosa está en manos
de un tercero, o si un tercero tiene derechos sobre ella, tal cual ocurre en el
caso de autos en relación con el Banco del Estado, porque éste no puede
ser alcanzado por el efecto de una acción personal que sólo tiene vigencia
entre las partes.
Mal podría ordenarse el cumplimiento en tal evento porque éste dependería
de la aquiescencia de un tercero —el Banco del Estado— y no del efecto
compulsivo de la sentencia que acogiera la acción. Y ello no implica privar
al comprador a su derecho a la resolución del contrato, porque es claro que
si éste (el cumplimiento) no es posible, no quedará otro camino que solicitar
la resolución, a fin de desatarlo del vínculo jurídico que lo une y exigir las
indemnizaciones que correspondan (E. Vió Vásquez. Las Obligaciones
Condicionales, n. 301, Concepción 1945). Por ello es que el artículo 1184
inciso segundo del Código francés, prefirió señalar lo que, de todos es
obvio, al mandar que, en caso de operar la condición resolutoria tácita La
parte a quien se faltó a lo pactado puede elegir entre forzar a la otra al
cumplimiento de la convención cuando ello es posible, o a demandar la
resolución con indemnización de perjuicios".
b) Sentencia
i. Hechos del caso
(...)
Tercero: Que (...) ha demostrado que celebró con el señor Luis del Rosario
Daza Concha, la promesa de compraventa indicada en el considerando
primero y del análisis del documento, debe concluirse que éste cumple con
todos los requisitos que, para esta clase de contratos, exige el
artículo 1554, del Código Civil. (...).
(...)
b) Sentencia
"VISTOS:
Apelado este fallo por la parte demandante, una de las Salas de la Corte de
Apelaciones de Punta Arenas, en sentencia de nueve de enero de dos mil
siete, que se lee a fojas 611, lo confirmó.
(...)".
De esta forma, no cabe sino concluir que, siendo la obligación pactada una
de género de lo que se sigue que la pérdida de algunas de las cosas que lo
componen no extingue la obligación, el inciso 1º del artículo 1672 del
Código Civil no tiene cabida en un caso como el del presente litigio, de
manera tal que no pudieron los sentenciadores infringir este precepto en su
decisión.
(...)
(...)
a) Código Civil
Artículo 20. "En los casos que a continuación se señalan, sin perjuicio de
la indemnización por los daños ocasionados, el consumidor podrá optar
entre la reparación gratuita del bien o, previa restitución, su reposición o la
devolución de la cantidad pagada:
f) Cuando la cosa objeto del contrato tenga defectos o vicios ocultos que
imposibiliten el uso a que habitualmente se destine;
g) Cuando la ley de los metales en los artículos de orfebrería, joyería y
otros sea inferior a la que en ellos se indique.
Para los efectos del presente artículo se considerará que es un solo bien
aquel que se ha vendido como un todo, aunque esté conformado por
distintas unidades, partes, piezas o módulos, no obstante que éstas puedan
o no prestar una utilidad en forma independiente unas de otras. Sin
perjuicio de ello, tratándose de su reposición, ésta se podrá efectuar
respecto de una unidad, parte, pieza o módulo, siempre que sea por otra
igual a la que se restituye".
IV. B
V. O
B. R
I. L 357
Introducción
Dos son las interrogantes que envuelve este problema. De una parte,
¿la inclusión de una cláusula de corrección desplaza los restantes
remedios del acreedor?; y, de otra, si de ser negativa la respuesta,
¿existe una relación de jerarquía entre la pretensión de corrección y los
otros remedios?
La Corte dio por establecido que las especies objeto del contrato de
compraventa no cumplían los requisitos de calidad estipulados por las
partes, independiente de la mayor o menor relevancia del defecto
constatado, pues su sola existencia basta para tener incumplido el
contrato y, que siendo así, cabía dar aplicación a lo pactado en el
contrato conforme con lo cual la demandada debió reemplazar las
piezas defectuosas dentro de los 15 días que le fue comunicado el
rechazo o no conformidad de las especies entregadas, cosa que no
hizo.
Bibliografía
Jurisprudencia citada
II. L
b) Sentencia
i. Hechos del caso
Parte compradora366
(...)
Esgrime que queda en evidencia que el demandado ha violado el contrato
que suscribieron al vender productos defectuosos y no dar cumplimiento a
las garantías comprometidas, provocando otros perjuicios que son el haber
imposibilitado la iniciación de un negocio, lo que a su vez ha provocado un
grave daño financiero y moral (...)".
Parte vendedora367
(...)
Por estas consideraciones y visto además lo dispuesto por los artículos 186
y siguientes del Código de Procedimiento Civil, SE DECLARA que:
"5º- Que en la sentencia cuestionada, los jueces del grado han concluido
que las partes celebraron un contrato de compraventa cuyo objeto era una
camioneta por un precio total de $12.840.000, cumpliendo con las
obligaciones principales del contrato, esto es, el pago del precio y la
entrega de la cosa, presentando la camioneta diversas fallas mecánicas por
lo que el demandante ingresó su vehículo al servicio técnico de la
demandada en cinco ocasiones.
(...)".
"5º- (...) Por otra parte, al señalar la demandada que los plazos para
reclamar del incumplimiento del referido contrato se encuentran prescritos,
se estima improcedente acoger dicha afirmación, toda vez que el actor
acudió oportunamente y a menos de dos meses de adquirido su vehículo al
servicio técnico de la demandada, por lo cual al alegar la demandada
prescripción de la acción, no hace sino reflexionar en el sentido de que
acogiendo su tesis, los consumidores de éste tipo de bienes obviarían
recurrir a los servicios técnicos de las automotoras a reclamar la garantía
que se les otorga, recurriendo inmediatamente a reclamar la resolución de
sus contratos, pues el lapso de tiempo entre el ingreso a taller de
cualquiera de los vehículos vendidos y la salida de estos, serviría como un
astuto método de alegar posteriormente al no solucionar los desperfectos
de los vehículos en forma completa, rápida y eficaz la prescripción de la
acción, abusando del derecho y obviando el principio rector del
ordenamiento jurídico de la buena fe contractual consagrado en el
artículo 1546 del Código Civil.
Que por todo lo antes razonado y de acuerdo al artículo 1489 del Código
Civil que establece la institución de condición resolutoria tácita, la
sentenciadora declarara resuelto el contrato, por lo que las cosas deberán
restituirse recíprocamente entre las partes. En cuanto a la restitución del
vehículo, dicho trámite se obviará, toda vez que la especie se encuentra en
poder de la demandada.
(...)".
b) Sentencia
(...)".
Parte Compradora370
Parte Vendedora371
"4º) Que este informe técnico de la calidad del producto, contemplado por
las partes contratantes para ser realizado luego de la entrega, por el
organismo técnico competente, es suficiente para acreditar que las
especies materia del contrato de compraventa no cumplían los requisitos
de calidad estipulados por las partes, independientemente de la mayor o
menor relevancia del defecto constatado, pues su sola existencia basta
para tener por incumplido el contrato. En tal situación cabía dar aplicación a
lo pactado en la cláusula sexta del contrato, conforme a la cual la
demandada debió reemplazar las piezas defectuosas dentro de 15 días de
comunicado que le fue el rechazo o no conformidad de las especies
entregadas, cosa que no hizo, pues ningún antecedente existe al respecto.
Lo anterior, sin perjuicio de haberse devengado, además, la multa
estipulada del 1% del valor total de las especies que no se recibieron
conformes, esto es, los quepis correspondientes a las 542 tenidas de
campaña materia del contrato.
(...)
III. R
a) Código Civil
Artículo 1444. "Se distinguen en cada contrato las cosas que son de su
esencia, las que son de su naturaleza, y las puramente accidentales. Son
de la esencia de un contrato aquellas cosas sin las cuales o no produce
efecto alguno, o degenera en otro contrato diferente; son de la naturaleza
de un contrato las que no siendo esenciales en él, se entienden
pertenecerle, sin necesidad de una cláusula especial; y son accidentales a
un contrato aquellas que ni esencial ni naturalmente le pertenecen, y que
se le agregan por medio de cláusulas especiales".
Artículo 1545. "Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los
contratantes, y no puede ser invalidado sino por su consentimiento mutuo o
por causas legales".
Artículo 21. "El ejercicio de los derechos que contemplan los artículos 19 y
20 deberá hacerse efectivo ante el vendedor dentro de los tres meses
siguientes a la fecha en que se haya recibido el producto, siempre que éste
no se hubiere deteriorado por hecho imputable al consumidor. Si el
producto se hubiere vendido con determinada garantía, prevalecerá el
plazo por el cual ésta se extendió, si fuere mayor. (...)
IV. B
298En la doctrina del derecho civil español se destacan dos trabajos sobre el
cumplimiento específico. V S (1995). El cumplimiento forzoso de las
obligaciones. Bolonia; y recientemente, M M , Antonio Manuel,
"Pretensión de cumplimiento y pretensión indemnizatoria: límites de su ejercicio y
naturaleza de las medidas de ejecución de la Ley de Enjuicimiento Civil", en Libro
Homenaje al profesor Manuel Amorós (pendiente de publicación y que su autor
amablemente facilitó).
301En su reciente trabajo el profesor Morales Moreno hace notar que la pretensión
de cumplimiento específico posee su propio supuesto de hecho que no coincide con
el de la indemnización de daños, ni tampoco con el de los otros remedios. El autor
afirma: "En el nuevo modelo de construcción de la responsabilidad contractual, al que
me he referido al comienzo de este trabajo, la pretensión de cumplimiento y la
indemnizatoria se conciben como dos remedios diferenciados, cuyo supuesto de
aplicación, fuera de la exigencia de incumplimiento, no tiene necesariamente que
coincidir. En una correcta ordenación de la responsabilidad contractual, la utilización
de cada uno de estos remedios estará determinada por una decisión del legislador,
que pondere adecuadamente la relación de coste y beneficio existente entre uno y
otro, en los diferentes casos típicos en que se postule su aplicación. Una ordenación
afinada del reparto del riesgo del incumplimiento, como corresponde al moderno
derecho de la contratación, hace necesario, por tanto, utilizar un modelo dogmático
de construcción de la relación obligatoria que permita separar el supuesto de cada
uno de estos remedios". M (2018), p. 10.
302Por todos: A (1993), pp. 654-656. C (1992), pp. 555-556, p. 497
(para la ejecución forzosa); y p. 554 (para la indemnización de daños).
303Si no lo es, los efectos para el acreedor varían según sea la causa de la
imposibilidad. Si es la culpa del deudor, el acreedor tiene derecho a la indemnización
de daños, la que incluye tanto el daño intrínseco (valor de la prestación), como los
daños extrínsecos ex artículo 1558 del Código Civil. Así se infiere del artículo 1672
del Código Civil. Si la causa es el caso fortuito, la obligación se extingue. Un detallado
y correcto tratamiento de las vicisitudes de la posibilidad e imposibilidad en
B (2018), pp. 160-170.
304Rol Nº 1171-1992.
305Rol Nº 420-1995.
314Esta disposición debe leerse conjuntamente con las normas que da el Código
de Procedimiento Civil para la ejecución de las obligaciones hacer, del Título II del
Libro III (artículo 530 y siguientes). Se distingue según sea el objeto de la obligación,
la suscripción de un documento (artículo 532) o la ejecución de una obra material
(artículo 533 y ss.). En lo que concierne a la obra material, la norma procesal limitaría
la opción de acreedor según el artículo 1553 del Código Civil. Así se infiere del
artículo 536. En efecto, según la disposición, el acreedor sólo puede solicitar que se
le autorice para llevar a cabo la obra por medio de un tercero y a expensas del
deudor, cuando el deudor se niegue a cumplir el mandamiento ejecutivo o la
sentencia si las excepciones que opuso fueron rechazadas; o bien, cuando
principiando las obras, las abandona. Habría una jerarquía entre los numerales 1 y 2
del artículo 1553, donde el acreedor no podría optar libremente entre uno y otro.
Tanto es así que el artículo 533 dispone que el mandamiento de ejecución debe
contener, en primer lugar, la orden de requerir al deudor para que cumpla la
obligación (Nº 1). Esta lectura apegada al tenor literal de los preceptos podría
oponerse al interés de acreedor cuando tenga buenas razones para no insistir en su
cumplimiento por parte del deudor. En estos casos, como la norma limitaría su opción
para que la obligación la ejecute un tercero, sólo le quedaría demandar directamente
la indemnización de daños conforme el numeral 3 del artículo 1553, opción que no se
vería afectada por la norma procesal, a pesar de la letra del artículo 542 del código
procesal. Así lo reconoce: A (1993), p. 554.
315Somarriva Undurraga se inclina por la opción del acreedor. A
R , Arturo y S U , Manuel (1941). Curso de Derecho
civil, De las Obligaciones, tomo III. Santiago, pp. 179-180.
317La norma procesal deja al arbitrio del deudor la ejecución in natura, por lo que
es razonable y constituye una exigencia para la seguridad del tráfico el reconocer la
opción al acreedor.
339P (2014).
348Cabe precisar que antes del año 2003 ya se reconocía, entre los remedios de
que dispone el acreedor afectado por un cumplimiento defectuoso, la pretensión de
corrección o reparación de la misma o su sustitución. Véase: D -P , Luis
(1996). Fundamentos de Derecho civil patrimonial, Las relaciones obligatorias, tomo
II. Madrid, p. 670; P (1993), pp. 1728 y 1737 y D -P G , Gema
(1996). La mora y la responsabilidad contractual. Madrid, p. 393; y para la
compraventa: F P , Nieves (1996). Falta de conformidad e incumplimiento
en la compraventa (Evolución del ordenamiento español). Madrid, p. 94. A diferencia
de lo anteriores, la autora intenta justificar la procedencia de estos remedios,
distinguiendo entre las compraventas específicas y genéricas, sin conformarse con
admitirlas lisa y llanamente.
355Si uno examina la doctrina que comenta el artículo 1489 del Código civil la
discusión se ha centrado en la procedencia de ejercicio de la facultad resolutoria y en
particular sobre cuáles son los incumplimientos resolutorios y ello, porque como la
expresión del precepto es una muy amplia, en principio, comprende todas las
modalidades de incumplimiento contractual: falta de cumplimiento, cumplimiento
retardado y defectuoso o imperfecto. De la discusión se desprende que para los otros
remedios: el cumplimiento específico y la indemnización de daños, la entidad de
incumplimiento es indiferente; para el primero basta el solo incumplimiento y para el
segundo la existencia del daño y la ausencia de una causa de exoneración.
Entonces, si la norma emplea la expresión "no ejecutarse lo pactado" en un sentido
amplio, la pretensión de cumplimiento no estaría limitada a la hipótesis de falta de
cumplimiento, sino que extendería a todas y, si es así, habría que desvelar qué
modalidad debe asumir el cumplimiento específico cuando el cumplimiento es
defectuoso o imperfecto y allí aparecerían los remedios de la reparación y sustitución
de la prestación.
363V (2009), p. 243; Principios Unidroit, Artículo 7.3.1, cuyo texto indica: "a) el
incumplimiento priva sustancialmente a la parte perjudicada de lo que tenía derecho a
esperar en virtud del contrato, a menos que la otra parte no hubiera previsto ni podido
prever razonablemente ese resultado; (b) el cumplimiento estricto de la obligación era
esencial dentro del contrato; (c) el incumplimiento fue intencional o temerario; (d) el
incumplimiento da a la parte perjudicada razones para creer que no puede confiar en
el cumplimiento futuro de la otra parte; (e) la resolución del contrato hará sufrir a la
parte incumplidora una pérdida desproporcionada como consecuencia de su
preparación o cumplimiento". Por su parte, los Principios Latinoamericanos de
Derecho de los Contratos (PLDC), establece en su artículo 87 que "se entiende que el
incumplimiento es esencial cuando:
Nos preocupa, entonces, dilucidar cuándo el incumplimiento es suficientemente grave para justificar que
el acreedor por decisión propia deje sin efecto el contrato. Y a este incumplimiento suficientemente grave se
le califica de esencial y constituye la única condición para la procedencia de la resolución. Hay acuerdo en
orden a que no hace falta, ni que sea imputable al deudor —procediendo incluso cuando el incumplimiento
tenga su causa en un caso fortuito—, ni tampoco que el contratante que la pida haya, a su vez, cumplido o
esté llano a hacerlo382.
Quiere decir que la resolución es procedente incluso cuando el incumplimiento tiene su origen en un caso
fortuito.
Frente a esta conclusión es, sin embargo, necesario recordar lo expresado a propósito del carácter amplio
y objetivo del incumplimiento. (Nota cruzada con incumplimiento).
a) En el Código Civil
La resolución del contrato requiere de un incumplimiento que sea lo suficientemente grave o, lo que es
igual, que tenga el carácter de esencial. La cuestión es ¿cuándo el incumplimiento satisface esta exigencia?
A pesar del tenor literal del artículo 1489 Código Civil, hay acuerdo en que la resolución no procede
cuando el incumplimiento es insignificante o de poca importancia383. Digamos que es una discusión
superada y un punto que convoca acuerdo unánime.
En apoyo a esta opinión, basta con advertir que no pocas disposiciones del Código Civil restringen la
resolución para los incumplimientos de importancia, de todas las cuales, pese a su carácter especial y ante
la ausencia de una norma general en contrario, es plausible extraer un principio: no todo incumplimiento
haría procedente la resolución del contrato, quedando el acreedor forzado a conservar una prestación
inexacta, no obstante su derecho a exigir su corrección o la indemnización de daños384. Tal idea se extrae
del artículo 1569 del Código Civil, que establece el principio de identidad y exactitud del pago, en cuya
virtud el acreedor no sólo está obligado a recibir el pago cuando la prestación sea conforme al contrato,
sino, también, cuando no lo es; puede conservarla si el incumplimiento no es significativo, sin perjuicio, en
esta última hipótesis, del ejercicio de otros remedios diversos a la resolución que sean pertinentes según el
caso.
Entre tales disposiciones385, fuera de la del citado artículo 1590, ciertamente destaca la del artículo 1926
que prevé para el retardo del arrendador y que limita la procedencia de la resolución (desistimiento) cuando
constituye un incumplimiento de importancia, ofreciendo un criterio para definirlo. El precepto nos permite
engarzar la noción de incumplimiento esencial con el propósito práctico del acreedor. El ejercicio de la
facultad resolutoria está limitado para aquellos incumplimientos que hagan disminuir notablemente la
utilidad del contrato para el acreedor, sea por haberse deteriorado el objeto de la prestación o —lo que
interesa a efectos de este trabajo— por haber cesado las circunstancias que motivaron su celebración.
La norma considera los motivos que inducen a las partes a la celebración del contrato, ya no para el
control de la validez del contrato —artículo 1467 del Código Civil—, sino para definir qué efectos produce la
infracción contractual; motivos que, como se ha explicado en el capítulo sobre el contenido del contrato;
sólo son relevantes siempre que se hubieran incorporados expresa o tácitamente al contrato.
Entonces, del examen de las disposiciones del Código Civil resulta que la resolución es un remedio de
procedencia limitada únicamente para ciertos incumplimientos ¿cuáles? Aquellos que revistan una cierta
importancia. De no tener tal calidad, el acreedor debe conservar la prestación, sin perjuicio de los otros
remedios de que disponga.
b) En la jurisprudencia
Debemos prestar atención a algunas sentencias que, descartando la resolución, limitan su ámbito de
procedencia a incumplimientos graves y significativos386, y que, más o menos en términos similares,
declaran que corresponde al juez la apreciación de si el incumplimiento alegado reviste o no, esta entidad
para servir de fundamento para destruir el contrato, apoyándose en el principio de la buena fe del
artículo 1546 del Código Civil.
"Que en suma, la noción de incumplimiento contractual debe ser analizada siempre desde la perspectiva de la real
intención contractual, y con el objetivo de que el contrato deba surtir sus efectos, o el propósito práctico del mismo.
En este contexto, es cierto que Daniel Sepúlveda Cruz no pagó el 50% del total del precio pactado al inicio de la
obra, esto es el 12 de diciembre de 2012, pero sí ya en el mes de abril del año 2013, tenía pagado más de 20
millones de pesos, según da cuenta el documento rolante fs. 53., y pese a dicho retraso, Carlos Pacheco comenzó
igual a ejecutar la obra, acción que claramente demuestra que tal incumplimiento, para él no resultaba esencial,
pues de serlo, no habría comenzado o continuado con la ejecución de la obra".
"SÉPTIMO: Que, en razón de lo reflexionado, cabe sostener que no procede pedir la resolución del contrato de
compraventa suscrito entre las partes por incumplimiento de obligaciones accesorias, no condicionantes de escasa
entidad, si se han cumplido las obligaciones principales (...).
OCTAVO: Que en razón de lo señalado, es posible discurrir que los sentenciadores del fondo no están en lo
correcto al disponer la resolución del contrato de compraventa en base a un incumplimiento parcial del vendedor
que dice relación con un elemento accidental del contrato, cual era, la inclusión en el equipamiento del vehículo
materia de la compraventa de un sistema de frenos especial denominado ABS".
"Es útil tener en consideración que, coherente con los principios que informan el derecho de los contratos,
específicamente el de la fuerza obligatoria y el de la conservación del negocio jurídico, la resolución debe tener un
carácter excepcional, ello por cuanto no todo incumplimiento tiene un carácter resolutorio (...) la resolución requiere
de un incumplimiento que sea lo suficientemente grave o lo que es igual que tenga el carácter de esencial"388.
c) En la doctrina
Hoy se impone la segunda aproximación, aquella que atiende al impacto que el incumplimiento produce
en el interés del acreedor y no a la obligación incumplida, quedando limitada la resolución a
incumplimientos esenciales. Se sostiene que si el acreedor pide la resolución, fundando su demanda en un
incumplimiento nimio o insignificante, actuando en contravención a las exigencias de la buena fe del
artículo 1546 del Código Civil393, debe rechazarse la resolución. Si bien esta afirmación es correcta, nos
resulta insuficiente y es por esta razón que la doctrina ha avanzado, proponiendo criterios para definir
cuándo el incumplimiento reviste el carácter de esencial o resolutorio394. Si prestamos atención a algunas
sentencias de nuestros Tribunales, advertimos que estos criterios nos permiten entender por qué, en
algunos casos, se declara la resolución y en otros no.
En la proposición de estos criterios se sigue muy de cerca al modelo del nuevo derecho de los contratos,
razón por la cual dedicaremos algunas líneas a la disciplina del incumplimiento esencial en tal modelo.
"El incumplimiento del contrato por una de las partes será esencial cuando cause a la otra parte un perjuicio tal que
la prive sustancialmente de lo que tenía derecho a esperar en virtud del contrato, salvo que la parte que haya
incumplido no hubiera previsto tal resultado y que una persona razonable de la misma condición no lo hubiera
previsto en igual situación".
b) Dos específicas. La falta de cumplimiento —entrega de mercaderías o pago del precio— (artículos 49
(2) y 64 (2) CISG); y cuando el acreedor confiere al deudor un plazo adicional (artículos 47 y 63 CISG), de
duración razonable, para que subsane su incumplimiento y este último declara que no lo subsanará o lo
deja pasar sin subsanarlo (artículo 49 (1), letras a) y b)). Regla similar, pero no idéntica a la del Nachfrist,
porque el otorgamiento del plazo adicional no es vinculante para el acreedor, sino que se configura como
una facultad que le confiere el contrato una vez producido el incumplimiento.
La tercera precisión es que la disciplina del incumplimiento esencial de la CISG es incompleta, por lo que
hemos de proceder a su integración según su artículo 7 (2), aplicando el artículo 7.3.1 de los PCCI —
entendido como manifestación de principio general en que se basa la CISG—395.
El párrafo (1) del citado artículo 7.3.1, reconoce la facultad de terminar el contrato si una de las partes
incurre en incumplimiento esencial; y el párrafo (2) dispone que para determinar que un incumplimiento es
esencial se tendrá en cuenta, entre otras, si:
"a) el incumplimiento priva sustancialmente a la parte perjudicada de lo que tenía derecho a esperar en virtud del
contrato, a menos que la otra parte no hubiera previsto ni podido prever razonablemente ese resultado; (b) el
cumplimiento estricto de la obligación era esencial dentro del contrato; (c) el incumplimiento fue intencional o
temerario; (d) el incumplimiento da a la parte perjudicada razones para creer que no puede confiar en el
cumplimiento futuro de la otra parte; (...)"396.
Y su párrafo (3) agrega que el acreedor podrá terminar el contrato, también; "En caso de demora, la parte
perjudicada podrá dar por terminado el contrato si la otra parte no cumple antes de la expiración del plazo
adicional previsto en el artículo 7.1.5".
De conjugar las disposiciones de la CISG con el artículo 7.3.1 de los PCCI, resulta una tipología completa
de los incumplimientos esenciales, que luego pasa a otros instrumentos de derecho armonizado, como los
PECL y los PLDC.
Por su parte, en el caso alemán, tras la reforma del año 2001, la resolución queda desvinculada
completamente de la culpa del deudor y según el párrafo (1) del § 323, el acreedor puede resolver si ha
otorgado al deudor un plazo razonable de cumplimiento o para corregir el cumplimiento imperfecto, y
siempre que el plazo hubiere transcurrido sin que la prestación se cumpla o corrija (Nachfrist).
Excepcionalmente, podrá resolver directamente, sin necesidad de plazo adicional alguno y el párrafo II del
mismo § 323 prevé la resolución sin necesidad de fijación de un plazo adicional, cuando el incumplimiento
es en sí grave y se sustituye el plazo adicional por una intimación al deudor para que cumpla o corrija
(párrafo III). Finalmente, el párrafo V del mismo precepto, excluye la resolución cuando la violación de la
prestación es irrelevante o insignificante397.
Cobra interés el caso alemán porque los PLDC recogen una disciplina similar al BGB para los
incumplimientos esenciales398.
"(1) Salvo incumplimiento esencial, el acreedor debe otorgar un plazo adicional de duración razonable al deudor
para que subsane su incumplimiento. (2) Mientras se encuentre pendiente el plazo, el acreedor no puede ejercer
ningún medio de tutela que sea incompatible con la subsanación, pero subsiste su derecho a la indemnización. (3)
Si el deudor no subsana dentro del plazo o declara que no lo hará, el acreedor puede servirse de cualquiera medio
de tutela".
El artículo 87, por su parte, plasma una tipología de incumplimientos esenciales, al disponer que:
"Se entiende que el incumplimiento es esencial cuando: (a) Las partes así lo han acordado respecto de
obligaciones determinadas o de supuestos específicos de incumplimiento. (b) Es doloso. (c) La conducta del
deudor incumplidor hace perder razonablemente al acreedor la confianza en el cumplimiento posterior del contrato.
(d) Prive sustancialmente al acreedor de aquello que podía esperar de acuerdo con lo que era previsible para las
partes al tiempo de celebrarse el contrato. (e) El deudor no cumple dentro del plazo de subsanación del
artículo 93".
Y, finalmente, el párrafo (1) del artículo 97. "Resolución por incumplimiento", expresa que: "(1) Cualquiera
de las partes puede resolver el contrato cuando la otra haya incurrido en un incumplimiento esencial".
Quiere decir, entonces, que, en los PLDC, como en el BGB, hay dos supuestos de procedencia de la
resolución: la del incumplimiento esencial según los literales a) hasta el d) del artículo 87, siendo suficiente
la comunicación al acreedor, aunque igualmente se prevé la posibilidad de una resolución judicial; y aquella
que refiere al caso en que el deudor deja transcurrir el plazo de subsanación o declara que no subsanará
dentro del mismo, solución que se aproxima bastante a la que ofrece el párrafo I del § 323 del BGB.
4. Una tipología de incumplimientos esenciales en el derecho civil chileno
La pregunta que hemos de plantear es si ¿podemos proponer para nuestro derecho civil una tipología de
incumplimiento esencial similar a la del nuevo derecho de contratos? ¿Existen argumentos suficientes que
la soporten? Y seguidamente, lo más importante, la interrogante que surge es ¿podemos detectar en
nuestra jurisprudencia casos que calcen con tal tipología y se justifiquen en los criterios en que se asientan?
La respuesta a ambas cuestiones es afirmativa399. Veamos.
Entonces, son tres los tipos de incumplimiento esencial, cada uno asociado a un criterio bien definido.
Uno objetivo que atiende al impacto del incumplimiento en el interés del acreedor; otro subjetivo, que presta
atención a la conducta del deudor incumplidor; y, finalmente, la voluntad específica de las partes.
a) En primer lugar, el criterio objetivo refiere a incumplimientos que privan sustancialmente al acreedor de
aquello a lo que tenía derecho a esperar en virtud del contrato, siempre que tal resultado hubiere sido
razonablemente previsible para el deudor al tiempo del contrato. El supuesto coincide con al concepto
genérico del artículo 25 de la CISG y comprende las siguientes hipótesis:
i. aquella de frustración definitiva del propósito del acreedor, sea porque la prestación se hace imposible o
porque, aunque aún posible, deja de interesarle al acreedor o porque lo ejecutado por el deudor es distinta
a debido (aliud pro alio);
ii. aquella en que no obstante persistir el interés del acreedor en la prestación, el incumplimiento le priva
sustancialmente del beneficio o resultado práctico que perseguía obtener con la ejecución de ese contrato.
La gravedad es objetiva y está determinada por el impacto de la infracción contractual en el interés del
acreedor.
No son pocas las sentencias que, al definir si el incumplimiento es o no lo suficientemente grave, más que
atender a la clase de obligación incumplida, acuden al criterio de la repercusión o impacto de éste en la
finalidad económica que determinó la decisión de las partes en orden a contratar400. Un caso conspicuo
que permite ilustrar lo que hemos venido explicando es aquel en que recae la sentencia de la Corte
Suprema, de 10 de diciembre de 2012401. En ella, al pronunciarse sobre la procedencia de la resolución de
un contrato de confección de prendas de vestir, se expresa que:
"Sexto: Que de lo anterior se desprende que la gravedad del incumplimiento contractual ha de ser analizada desde
una perspectiva centrada en el interés y satisfacción de las partes, siendo en consecuencia resolutorio cuando
termina frustrando el fin de contrato, es decir, cuando el perjuicio causado a la contraparte sea tal que la prive
sustancialmente de lo que tenía derecho a esperar en virtud del contrato, situación que es justamente la que
ocurrió en el caso de autos, pues el demandante principal ante los constantes incumplimientos en que incurrió su
contraparte vio frustrada la perspectiva de cumplimiento que aseguraba el contrato, en otras palabras, la conducta
de Italmod S.A. se constituyó en un hecho que destruyó la perspectiva que tuvo Gonzalo Romero Acuña Diseño
E.I.R.L. al momento de contratar en las condiciones que hizo, siendo en consecuencia dicho incumplimiento
esencial, lo que acarrea la ineficacia del contrato debiéndose en consecuencia resolverse".
Seguidamente, otra sentencia a la que hemos de prestar atención es la de la Corte Suprema de 19 de
mayo de 2008, que se pronuncia sobre el incumplimiento de un contrato de arrendamiento de un predio
para ser destinado a la instalación y explotación de un mini golf. En los hechos, la arrendataria se vio
impedida de desarrollar su proyecto debido a la existencia de limitaciones urbanísticas (la cosa adolecía de
una anomalía jurídica que la hacía inhábil para objeto propuesto). La Corte expresó que, habida cuenta lo
convenido por los contratantes, constituía una obligación esencial nacida del arrendamiento, la entrega al
arrendatario del predio en estado de servir a la finalidad para la que fue arrendada. Por lo demás, las
partes, junto con declarar en el contrato el propósito para el cual se celebraba el contrato, lo elevaron a la
calidad de esencial402. La sentencia, reproduciendo el considerando sexto de la sentencia de primera
instancia403, expresa:
"Que, de acuerdo a la cláusula segunda del contrato suscrito por las partes, el destino del inmueble seria
exclusivamente la instalación, manejo y desarrollo de un mini golf y sus instalaciones complementarias y
adicionales relacionadas con la operación del negocio con sujeción estricta a los permisos y autorizaciones
municipales u otras pertinentes que regulan la actividad de la arrendataria. Por tanto, esa es la finalidad que daría
al predio, la cual tuvieron en vista las partes al momento de contratar, y siendo tal fin conocido y aceptado por
ambos contratantes, se elevó a la categoría de elemento esencial del contrato celebrado por las partes (...)".
Inferimos de las dos sentencias anteriores, en especial de la última, que resulta relevante la finalidad del
acreedor a efectos de definir acerca de la procedencia de la resolución, siempre que ella haya sido
incorporada al contrato —expresa o tácitamente—, de modo tal que el impacto del incumplimiento en tal
finalidad haya sido previsible para el deudor al tiempo de contratar.
b) En segundo lugar, el criterio subjetivo que aglutina a los incumplimientos dolosos o con culpa grave o
cuando, habida cuenta las circunstancias, se concluya inequívocamente que el acreedor tras la infracción
contractual ya no tiene motivos para confiar en el ulterior cumplimiento o subsanación por parte del
deudor404.
Aquí, es la conducta del deudor, contraria la buena fe objetiva del artículo 1546 CC, la que hace perder la
confianza del acreedor en un cumplimiento futuro o en la subsanación del incumplimiento, confianza que la
buena fe protege. El deudor es renuente a cumplir, desconoce el contrato, quedando el acreedor liberado
para resolver el contrato, cualquiera sea la objetiva gravedad del incumplimiento. En esta hipótesis la
gravedad es, por así decirlo, subjetiva y está determinada por la conducta del deudor contraria la buena fe
objetiva del artículo 1546 CC, que justificaba la expectativa del acreedor de que su deudor, incluso después
de producida la infracción contractual, cumpliría o subsanaría su incumplimiento. Sin embargo, el mismo
deudor, con su conducta, —coetánea o posterior al incumplimiento— fractura esa confianza, haciendo
procedente la resolución del contrato.
5º) Que establecido el incumplimiento del contrato por parte de la demandada, de conformidad a lo dispuesto en el
artículo 1489 del Código Civil, procede declarar la resolución del mismo, como lo solicita el demandante".
"Al señalar la demandada que los plazos para reclamar del incumplimiento del referido contrato se encuentran
prescritos, se estima improcedente acoger dicha afirmación, toda vez que el actor acudió oportunamente y a menos
de dos meses de adquirido su vehículo al servicio técnico de la demandada, por lo cual al alegar la demandada
prescripción de la acción, no hace sino reflexionar en el sentido de que acogiendo su tesis, los consumidores de
éste tipo de bienes obviarían recurrir a los servicios técnicos de las automotoras a reclamar la garantía que se les
otorga, recurriendo inmediatamente a reclamar la resolución de sus contratos, pues el lapso de tiempo entre el
ingreso a taller de cualquiera de los vehículos vendidos y la salida de estos, serviría como un astuto método de
alegar posteriormente al no solucionar los desperfectos de los vehículos en forma completa, rápida y eficaz la
prescripción de la acción, abusando del derecho y obviando el principio rector del ordenamiento jurídico de la
buena fe contractual consagrado en el artículo 1546 del Código Civil.
Que la demandante en su actuar ha obrado desde el momento de la adquisición del vehículo con buena fe, pues
recurrió a la demandada a que le solucionaran los desperfectos del vehículo vendido, empero, la camioneta
después de cinco reparaciones no puede entenderse que tenga un defecto de fábrica que sólo con una reparación
se solucione".
En este segundo caso, el deudor, a diferencia del anterior, está dispuesto a subsanar el defecto de que
adolece el vehículo, sin embargo, es técnicamente incapaz y tal incapacidad es la que explicaría que el
acreedor pierda la confianza en el ulterior cumplimiento de la vendedora y, al mismo tiempo, que el Tribunal,
no obstante tratarse de un defecto menor, concluyera que la única forma de repararlo era declarando la
resolución del contrato. El comprador pierde la confianza en el deudor, pero por una causa diversa; su
incapacidad técnica. Y esa pérdida de confianza, nuevamente, explicaría la procedencia de la resolución.
c) Tercero, el criterio de la voluntad de la parte. Son las partes las que han estipulado específica y
claramente, directamente tipificando incumplimientos resolutorios o indirectamente elevando ciertas y
concretas obligaciones a la calidad de esenciales. Aquí la resolución es procedente porque así lo han
querido las partes, sin que sea pertinente que el juez intervenga, controlando el acuerdo, con la finalidad de
determinar si el incumplimiento es, o no, objetiva o subjetivamente grave. La parte y el juez están
vinculados por la ley del contrato del artículo 1545407.
En síntesis, la noción de incumplimiento esencial agrupa a una serie de hipótesis diversas cuyo elemento
común es que, en consideración al interés o la confianza del acreedor o, bien lo pactado por las partes, el
incumplimiento se estima lo suficientemente significativo como para justificar la resolución del contrato.
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Perspectives. United Kingdom: Oxford University Press.
Jurisprudencia citada
Comercial Automotriz Quilín Limitada con Ide Sanzberro, Julián (2009): Corte Suprema, 19 de noviembre de
2009, rol Nº 6153-2009.
Consejo de Defensa del Estado con Desarrollo y Comercio S.A. (2009): Corte de Apelaciones de Santiago,
20 de octubre de 2009, rol Nº 7320-2008.
Glide Diversiones Limitada con Compañía de Inversiones y Desarrollo Sur S.A. (2003): 24º Juzgado Civil de
Santiago, rol Nº 2050-2002.
Glide Diversiones Limitada con Compañía de Inversiones y Desarrollo Sur S.A. (2008): Corte de
Apelaciones de Santiago, 29 de noviembre de 2007, rol Nº 3073-2003.
Gonzalo Romero Acuña Diseño E.I.R.L. con Italmod S.A. (2012): Corte Suprema, 10 de diciembre de 2012,
rol Nº 3320-2012.
Jelves con Peralta (2013): Corte Suprema, 27 de mayo de 2014, rol Nº 3407-2013.
Raab Ilhareborde, Alberto con Comercial Automotriz Expo Autos Limitada (2007): Corte Suprema, 31 de
octubre de 2007, rol Nº 4693-2006.
Sepúlveda Cruz, Daniel con Pacheco Saavedra, Carlos (2016). Sentencia de la Corte Suprema de 24 de
julio de 2007, rol Nº 3485-2015.
Sentencia de la Corte de Apelaciones de Talca, de 12 de noviembre de 1920.
II. L
Las partes interponen sendos recursos de apelación, alegando, la demandante que, pese a que el
Tribunal acogió la acción indemnizatoria, lo hizo de manera parcial y por montos menores a los
demandados y, la demandada, por haber acogido la acción indemnizatoria y por estimar que el
incumplimiento en los pagos del precio por parte de la demandante, hacían procedente la acción resolutoria
por él intentada.
b) Sentencia
"NOVENO: Que, de lo expuesto por las partes se alzan como inconcusos los siguientes hechos:
— Que las partes celebraron con fecha 23 de noviembre del año 2012 un contrato de trabajo por obra vendida,
consistente en la construcción y elevación de una propiedad sólida desde sus cimientos, en inmueble de propiedad
del demandado.
— Que los trabajos comenzarían el día 12 de diciembre del año 2012, debiendo finalizar en los 140 días hábiles
posteriores al inicio.
— Que el valor total de la obra vendida sería de $42.860.000, pagaderos de la siguiente forma: a) 50% al inicio de
la obra; b) 30 % 45 das después de iniciados los trabajos y c) 20% al finalizar la obra. Modificado mediante Anexo
Nº 4 de fecha 23 de noviembre del 2013, mediante el cual se sustituyó el precio del contrato, quedando en
definitiva por la suma de $47.120.000.
— Que los pagos parciales, se depositarán en la cuenta (...) a nombre de doña Ana María Sepúlveda Reyes.
— Que en el pago de las parcialidades del precio de la obra, el demandado incurrió en mora, como consecuencia
de no haber sido aprobado el crédito hipotecario de autoconstrucción".
ii. Decisión de la Corte
"6.- Que sabido es que la facultad de resolver el contrato bilateral, se encuentra prevista en el artículo 1489 del
Código Civil, norma que confiere al acreedor lesionado por el incumplimiento la opción de demandar su ejecución
forzada o bien la resolución del contrato, ambas opciones con la respectiva indemnización de perjuicios. Si bien
dicha norma no contempla qué clases de incumplimiento es la que permite ejercer tal acción, lo cierto es que éste
debe revestir algún grado de gravedad, según su efecto en el interés del acreedor. Esta graduación en el
incumplimiento incluso ostenta respaldo normativo en algunos artículos aislados del Código Civil, que permiten
darle cierta orgánica interpretativa al artículo 1489. Así, podemos citar el artículo 1926 del Código de Bello, que nos
habla de la noción de incumplimiento esencial. Otro tanto ocurre con el artículo 1590 del mismo cuerpo legal,
cuando si bien en principio confiere al acreedor la facultad de resolver el contrato, contempla una excepción y esto
es precisamente cuando 'el deterioro no pareciere de importancia, se concederá sólo la indemnización de
perjuicios'. Lo mismo se repite en el artículo 1852 Nº 2 del Código sustantivo, que faculta la acción resolutoria sólo
si los vicios son graves. Por su parte, muchos autores se refieren a ello en diversas publicaciones, como el profesor
Peñailillo, cuando afirma que en aquellos casos que el incumplimiento sea leve, de escaza envergadura,
irrelevante, atendida las características del contrato, sólo procederá pedir el cumplimiento y no la resolución.
(Obligaciones: Teoría General y Clasificaciones: La resolución por incumplimiento, Santiago, Ed. Jurídica, 2003,
p. 407). Otro tanto ocurre con el clásico profesor Fueyo, cuando afirmaba que la resolución no puede proceder
siempre, cualquiera que sea la importancia, trascendencia o entidad de lo incumplido. En su momento, ya
planteaba que no era posible dar una solución a priori por tratarse de un problema de casos, y corresponderá al
juez apreciarlo con sujeción a las reglas de la reciprocidad de las obligaciones, apreciando la repercusión
económica o moral de lo que se ha dejado de cumplir. (Cumplimiento e Incumplimiento de las Obligaciones, Chile,
Ed. Jurídica, 2004, p. 307). Por su parte, el profesor Álvaro Vidal, vincula la gravedad del incumplimiento con la
insatisfacción del interés del acreedor. Afirma que el supuesto de procedencia de la resolución es un
incumplimiento lo suficientemente grave como para justificar la aniquilación del contrato, lo que el denomina
'incumplimiento esencial', que no es otra cosa que privación sustancial al acreedor de aquello a lo que tenía
derecho a esperar en virtud del contrato. (La noción de incumplimiento esencial en el Código Civil. Revista de
Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Vol. 32, Valparaíso, 2009, pp. 245 a 248.
7.- Que en suma, la noción de incumplimiento contractual debe ser analizada siempre desde la perspectiva de la
real intención contractual, y con el objetivo de que el contrato deba surtir sus efectos, o el propósito práctico del
mismo. En este contexto, es cierto que Daniel Sepúlveda Cruz no pagó el 50% del total del precio pactado al inicio
de la obra, esto es el 12 de diciembre de 2012, pero sí ya en el mes de abril del año 2013, tenía pagado más de 20
millones de pesos, según da cuenta el documento rolante fs. 53., y pese a dicho retraso, Carlos Pacheco comenzó
igual a ejecutar la obra, acción que claramente demuestra que tal incumplimiento, para él no resultaba esencial,
pues de serlo, no habría comenzado o continuado con la ejecución de la obra.
8.- Que además de lo previamente señalado, resuelve de manera correcta la jueza a quo, cuando rechaza la
acción resolutoria por no cumplir el actor con el requisito de que quien intenta la pretendida acción debe haber
cumplido su parte del contrato o estar llano a cumplirla, lo que claramente no fue así, ya que tanto la inspección
personal del Tribunal de fs. 376, así como el informe pericial de fs. 446 y siguientes, demuestran a las claras que lo
que alcanzó a construir el aquí demandante, fue una obra absolutamente reñida con lo señalado en las
especificaciones técnicas del contrato, y en muchas partidas incluso contraria a la normativa mínima vigente,
hechos que no fueron desvirtuados y que hacen inviable la acción ejercida.
9.- Que en consecuencia, la demanda de resolución de contrato no pueda prosperar, primero, ya que el
incumplimiento no tuvo la entidad de permitir la resolución del negocio y segundo, porque el demandante de la
acción resolutoria cumplió de manera imperfecta su parte del negocio contractual, no siendo una alegación
plausible el hecho de que Sepúlveda le haya prohibido el ingreso a las faenas, porque ello ocurrió no sólo por el
retardo manifiesto —el que quizás podía justificarse en el mismo atraso en los pagos—, sino que lo fue
principalmente por los evidentes y manifiestos vicios en la construcción, razones que hacen que no se de las
hipótesis que contempla la norma, razón por la cual la apelación, también en este punto, será rechazada".
2. Corporación Habitacional Cámara Chilena de la Construcción con Inmobiliaria San Lorenzo S.A.
Producto de lo anterior interpuso demanda de resolución con indemnización de perjuicios, la cual fue
acogida parcialmente en primera instancia, donde se declara que la acción resolutoria tácita es la que
emana de la condición resolutoria en los casos en que ella requiere sentencia judicial, y en cuya virtud el
contratante diligente solicita que se deje sin efecto el contrato por no haber cumplido la contraparte algunas
de las obligaciones emanadas de él, lo cual fue posteriormente confirmado por la Corte de Apelaciones.
b) Sentencia
"Décimo: Que del mérito de autos, y el análisis de los antecedentes probatorios del mismo, efectuados en el
considerando decimocuarto reproducido, surge la constatación de los siguientes hechos: a) que por escritura
pública de 24 de agosto de 1989 la Sociedad Inmobiliaria San Lorenzo Limitada S.A. confirió mandato especial e
irrevocable a la demandante y apelante, Corporación Habitacional de la Cámara Chilena de la Construcción, para
que ésta última, en nombre y representación de la mandante, venda, ceda, transfiera o prometa vender, ceder o
transferir terrenos de que la sociedad es propietaria correspondientes al inmueble denominado Villa Siloli,
reconociéndole una comisión del 5% del valor definitivo; b) El 13 de agosto de 2003, por escritura pública otorgada
ante escribano de la ciudad de Calama, la demandada y actual recurrida, revocó el mandato señalado en la letra a)
que antecede; c) Que el 16 de enero de 2004, la demandada vendió el inmueble Uno D Uno de dichos terrenos.
El mandato se refiere a terrenos sin especificación de cabida, es decir, puede entenderse, en su totalidad o no, la
potestad translaticia otorgada al mandatario".
"Decimoprimero: Que en armonía con lo razonado en el motivo 15º reproducido [409], cabe acotar que la llamada
condición resolutoria tácita, consagrada en el precepto allí indicado, es el acontecimiento futuro e incierto, implícito
en los contratos bilaterales, de no cumplirse por una de las partes lo pactado, incumplimiento que faculta al otro
contratante para pedir a su arbitrio o la resolución o el cumplimiento del contrato, con indemnización de perjuicios.
A esta condición resolutoria se la llama tácita, porque no se estipula formalmente, sino que el legislador la da por
supuesta o implícita. Tratado de las Obligaciones, Alessandri, Somarriva, Vodanovic. Editorial Jurídica de Chile, 2ª
edición, 2001, tomo I, página 268".
a) Resumen. Se celebró un contrato de seguridad que incluía una cláusula que facultaba a las partes a
poner término al contrato por incumplimiento de las estipulaciones.
Frente a un incumplimiento de Seguridad Vialher, el Servicio de Salud decidió poner término al contrato
sirviéndose de la mencionada cláusula. Ante lo cual Seguridad Vialher demandó la resolución del contrato
con indemnización de perjuicios.
El tribunal de primera instancia acogió la demanda. Decisión confirmada por la Corte de Apelaciones.
b) Sentencia
"8) Que en estos autos la actora sociedad Seguridad Vialher Chile Limitada demandó la resolución del contrato
celebrado con el Servicio de Salud Talcahuano denominado Convenio Servicio de Salud Talcahuano con Seguridad
Vialher Chile Limitada, de fecha 30 de diciembre de 1998 (debió decir 1999), con indemnización de perjuicios por el
daño patrimonial que su parte sufrió a partir del 21 de diciembre de 2000 y hasta el mes de diciembre de 2001, que
le significó dejar de ganar una suma (...).
9) Que del examen del indicado contrato se constata que efectivamente se estableció lo que la actora señaló,
debiendo agregarse que el pago de sus servicios se convino efectuarlo en forma mensual por sumas de
$2.256.325 IVA incluido y reajustes, que el contrato tendría una duración de un año a contar del 31 de diciembre de
1999, siendo este plazo prorrogable en forma automática y tácita por período iguales y sucesivos, siempre que
existiera provisión de fondos y que ninguna de las partes manifestara a la otra por escrito y con un plazo a lo
menos de treinta días su intención de ponerle término o modificarlo.
Parte demandada
"1) Que en su apelación la parte demandada Servicio de Salud Talcahuano reiteró que en la cláusula cuarta del
contrato denominado Convenio Servicio Salud Talcahuano con Seguridad Vialher Chile Ltda. se estipuló un pacto
comisario calificado, por cuanto la expresión poner término en cualquier momento al contrato que utiliza, debe ser
comprendida y analizada en su totalidad y contexto y no a través del análisis de cada palabra en particular, como lo
hace el considerando 15º de la sentencia impugnada, ya que de esta manera su comprensión y finalidad se
pierden.
Agregó que no existen fórmulas sacramentales para redactar dicho pacto y por ello no es necesario incorporar la
expresión ipso facto para su existencia, bastando que aparezca clara la intención de las partes en el sentido de que
ante el solo incumplimiento de las obligaciones contenidas en el contrato se faculta a la parte cumplidora para
ponerle término inmediato.
Hizo presente que en el caso de autos reafirma lo antes expuesto el hecho que si una empresa ha sido contratada
para resguardar la seguridad de las personas y bienes que trabajan y existen en un servicio público, un
incumplimiento debe necesariamente implicar el término del contrato, por lo que no es pertinente que aquella parte
que requiere la seguridad deba esperar el pronunciamiento de los tribunales para ponerle término, aunque la
relación contractual sólo le brinde inseguridad.
(...)
3) Que la apelante adujo, enseguida, que el fallo le causa agravio porque consideró que el atraso de dos meses en
el pago de las cotizaciones previsionales de los trabajadores de la actora constituía un incumplimiento que no daba
lugar a poner término al contrato, dado que el Servicio de Salud estaba facultado para retener el pago mensual de
los servicios contratados.
Agregó que si bien no se estableció expresamente que ese hecho pondría término al contrato, sin duda el mismo
implicaba un funcionamiento irregular de la empresa Vialher, ya que provocaba una mala relación con sus
trabajadores, que derivó en continuas amenazas de huelga o paralización, con las consecuencias que ello podía
traer para la seguridad de las instalaciones de su representada, lo que finalmente no ocurrió, no por el accionar
diligente de la actora, sino de directivos del Servicio de Salud que lo impidieron.
De esta manera, añadió, al no existir un funcionamiento adecuado y seguro del servicio de vigilancia y protección,
la actora incumplió su principal obligación de prestar seguridad a quienes la contrataron, siendo ésta una obligación
esencial del contrato".
Parte demandante410
ii. Decisión de la Corte
"2) Que consta de la cláusula cuarta del aludido contrato que se tiene a la vista, que luego de convenirse que
tendría una duración de un año contado desde el 31 de diciembre de 1999, prorrogable en forma automática y
tácita por períodos iguales y sucesivos, siempre que exista la provisión de fondos correspondiente y que ninguna
de las partes manifieste a la otra por escrito y con un plazo a lo menos de treinta días su intención de ponerle
término, se consignó la siguiente estipulación: Sin perjuicio de lo anterior cualquiera de las partes podrá poner
término en cualquier momento al contrato por incumplimiento de la contraparte de las estipulaciones contractuales.
El examen de esta estipulación conduce inevitablemente a la conclusión de que ella constituye un pacto comisario
simple, por cuanto, por la forma en que aparece redactada, la resolución no opera de pleno derecho, pues
constituye una mera facultad para la parte cumplidora poner término a la relación contractual, lo que resulta de toda
evidencia por el empleo del vocablo podrá, no siendo, por tanto, el mero incumplimiento el que genera la
resolución, sino la actividad del contratante diligente tendiente a producir este efecto.
Cabe señalar que si bien es efectivo que no se requieren términos sacramentales para establecer un pacto
comisario calificado, debe desprenderse a lo menos de su texto que fue ésa la intención de las partes, lo que no
ocurre en el caso de autos desde que se deja al arbitrio de la parte cumplidora, y no del hecho objetivo del
incumplimiento de la contraparte, resolver o no el contrato.
Por consiguiente, en el caso que se juzga, al no operarse de pleno derecho la extinción de la relación contractual,
correspondía, de acuerdo a las reglas generales que gobiernan la institución, que el juez pronunciara la resolución,
sin que fuera óbice para ello que la naturaleza de los servicios prestados por la actora hiciera exigible obrar con
urgencia ante su eventual incumplimiento, porque entonces debieron tomarse todos los resguardos contractuales
para precaver esa situación.
(...)
4) Que, al respecto, debe decirse que estos sentenciadores concuerdan con lo señalado por el juez a quo en el
motivo 17º del fallo en estudio, pues si bien la actora admitió implícitamente la falta de pago de dos meses de
cotizaciones previsionales de sus trabajadores, tal situación se encontraba expresamente prevista en el punto 6 del
documento tenido a la vista denominado Términos de Referencia Prestación de Servicios de Vigilancia y
Protección, que complementaba el contrato, pues en tal caso el Servicio de Salud estaba facultado para retener los
pagos mensuales de los servicios contratados mientras dicha situación no fuera regularizada.
Por lo tanto, la sanción contemplada en el contrato era la retención de los pagos y no la terminación de la relación
contractual, disposición que por ser especial primaba sobre la general relativa a la resolución.
En todo caso es necesario enfatizar que en su contestación de la demanda la demandada no esgrimió como causal
para poner término al contrato la falta de pago de cotizaciones de los trabajadores de la actora, sino sólo la falta de
supervisión de éstos, como se dirá enseguida, de manera que lo señalado precedentemente no formó parte de la
litis de este juicio y, por tanto, esta cuestión sólo fue examinada a mayor abundamiento.
(...)
6) Que, examinados los tres legajos correspondientes a páginas de los denominados Libros de Novedades, se
constata que efectivamente en las anotaciones correspondientes al día 15 de diciembre de 2000 no se registra
firma y timbre del funcionario de la empresa Vialher encargado de supervisar a sus trabajadores en terreno (...).
(...)
No obstante, estos sentenciadores estiman que la referida omisión incidía en aspectos secundarios y muy
accesorios de las obligaciones contraídas por la actora, cuya obligación principal la constituía la prestación de
servicios de vigilancia y seguridad de las instalaciones de la demandada; y, en cuanto a esta obligación, no se ha
alegado que en dicha oportunidad, esto es, el día 15 de diciembre de 2000, ella haya dejado de cumplirse, por lo
que ningún perjuicio le ha podido causar la falta de supervisión durante dicho día, y sólo por esa vez, ya que
tampoco se ha sostenido que esa infracción haya sido reiterada en el tiempo.
En consecuencia, y a pesar de los términos absolutos en que aparece redactado el artículo 1489 del Código Civil,
su correcta interpretación en el contexto del cuerpo legal en que se encuentra inserto, conduce a estimar que el
incumplimiento de obligaciones de escasa entidad o importancia, que ninguna o nula influencia pueden tener en la
normalidad del cumplimiento de las obligaciones principales, no puede autorizar la resolución de un contrato; ello
implicaría el ejercicio abusivo de un derecho al afectar los principios de equidad natural y de buena fe, que exigen
que los contratos se cumplan de un modo que alcancen la finalidad que ambas partes tuvieron en vista al
celebrarlo, objetivo que se frustraría de aceptarse que las minucias tengan más trascendencia que aquello que es
sustancial en la relación contractual, poniéndose de esta manera en jaque el principio de la ley del contrato
(artículo 1545 del Código Civil) y, por ende, el normal desenvolvimiento de los negocios jurídicos.
Por lo tanto, un incumplimiento como el examinado, que carece de trascendencia para la normalidad de las
relaciones jurídicas entre las partes, no faculta para demandar la resolución del contrato, por lo que esta alegación
debe desestimarse.
(...)
10) Que de acuerdo a lo prescrito en el artículo 1489 del Código Civil, en los contratos bilaterales va envuelta la
condición resolutoria de no cumplirse por uno de los contratantes lo pactado, caso en el cual el otro contratante
podrá pedir a su arbitrio la resolución o el cumplimiento del contrato, con indemnización de perjuicios.
La actora, como se ha visto, optó discrecionalmente por pedir la resolución del contrato, que toma el nombre de
terminación tratándose de uno de tracto sucesivo como el de autos, con más indemnización de perjuicios.
Desde luego, cabe hacer presente que la demandada admitió haber puesto término en forma unilateral al contrato
entre las partes.
Los motivos fundantes de la decisión de la demandada no fueron acogidos por el tribunal, según ha quedado
consignado en esta sentencia y en la de primer grado, de manera que lo que corresponde solamente es determinar
el quantum de la indemnización".
b) Sentencia
"SEGUNDO: Que los jueces de la instancia dieron por establecido, como hechos de la causa:
1.- Que el actor celebró con la demandada un contrato de compraventa con fecha 19 de junio de 1996,
estipulándose que la cosa vendida era un automóvil nuevo marca Chrysler, modelo Stratus ABS 2.4i AT, color
blanco, año 1996 y que el precio era la suma de $13.700.000.
2.- Que el comprador entregó el precio de venta al contado y que el vendedor entregó puntualmente el vehículo
antes individualizado, el cual no tenía incorporado a su equipamiento el sistema de frenos ABS, accesorio que, a la
fecha de la entrega, ambos contratantes dieron por sentado que estaba incorporado en el móvil".
(...)
SEXTO: Que en relación a la controversia planteada respecto de si basta un incumplimiento parcial para que pueda
recabarse la resolución del contrato, al igual que ocurre con la excepción de contrato no cumplido, resulta
pertinente considerar que la doctrina se ha pronunciado también sobre el particular manifestando al efecto que El
Código Civil Italiano se pronuncia negativamente en el artículo 1455: no se podrá resolver el contrato si el
incumplimiento de una de las partes tuviese escasa importancia, habida cuenta del interés de la otra.
A igual conclusión ha llegado la jurisprudencia gala, aunque el artículo 1184 del Código francés no lo dice
expresamente, sobre la base de que la ley permite al tribunal conceder al deudor un plazo de gracia para que
ejecute lo que todavía no ha cumplido.
En Chile generalmente se considera que el juez debe pronunciar la resolución incluso si el incumplimiento del
deudor es pequeño y relativo a una obligación secundaria.
No participamos de esta opinión: creemos que el problema tiene que zanjarse de manera casuística y flexible,
siendo posible que el tribunal niegue lugar alguna vez a la resolución, si el estándar de la buena fe así lo aconseja.
(Jorge López Santa María, Los Contratos, Parte General, Tomo II, páginas 564 y 565, Editorial Jurídica, Santiago
de Chile, 2005).
En relación a la controversia en estudio, don Fernando Fueyo Laneri señala "La solución, sin embargo, no podría
darse concretamente a priori: se trata, como nunca, de un problema de caso.
Corresponderá al juez apreciarlo con sujeción a las reglas de la reciprocidad de las obligaciones y atendiendo, más
que nada, a la repercusión económica —y aún moral— de lo que se ha dejado de cumplir.
Además, apreciando el mérito y valor que para el acreedor tiene lo que se ha cumplido efectivamente en relación
con aquello incumplido, mirándose para ello tanto la intención presunta de los contratantes en el momento inicial,
como la situación reinante en el del incumplimiento. (Fernando Fueyo Laneri, obra citada, página 306);
SÉPTIMO: Que en razón de lo reflexionado, cabe sostener que no procede pedir la resolución del contrato de
compraventa suscrito entre las partes por incumplimiento de obligaciones accesorias, no condicionantes de escasa
entidad, si se han cumplido las obligaciones principales.
Así se desprende, además, de la interpretación del artículo 1489 del Código Civil, ya que el aparente mandato
absoluto en que su tenor literal aparece concebido, no es tal por que es la misma ley la que le resta ese carácter
cuando en el inciso final del artículo 1852 del citado código dispone que si la evicción no recae sobre toda la cosa
vendida y la parte evicta es tal que sea de presumir que no se habría comprado la cosa sin ella, habrá derecho a
pedir la resolución de la venta.
De esta forma es dable concluir que no todos los incumplimientos llevan necesariamente a la resolución;
OCTAVO: Que en razón de lo señalado, es posible discurrir que los sentenciadores del fondo no están en lo
correcto al disponer la resolución del contrato de compraventa en base a un incumplimiento parcial del vendedor
que dice relación con un elemento accidental del contrato, cual era, la inclusión en el equipamiento del vehículo
materia de la compraventa de un sistema de frenos especial denominado ABS;
NOVENO: Que por las razones expresadas se han configurado los errores de derecho denunciados, habiendo sido
infringidos los artículos 1489, 1444 y 1546 del Código Civil; el primero al haber sido indebidamente aplicado en la
sentencia y los siguientes al haberse omitido indebidamente su aplicación, errores que han tenido influencia
substancial en lo dispositivo del fallo, al darse lugar a una demanda que debió ser rechazada, por lo que
corresponde acoger el recurso de casación interpuesto".
5. Jacob Jelves Hermosilla con Carlos Peralta Friz
La Corte Suprema rechaza el recurso de nulidad substancial deducido, y declara que la resolución tiene
un carácter excepcional, y que no todo incumplimiento tiene un carácter resolutorio.
b) Sentencia
"SEGUNDO: Que para una adecuada resolución, cabe tener presente que son hechos no discutidos en la causa,
los siguientes:
a) Que por escritura pública de fecha 7 de mayo de 2007 celebrada ante el Notario Público de Lebu don Luis Gillet
Bebin, el demandante don Jacob Jelvez Hermosilla, con la autorización de su cónyuge, vende a don Carlos
Salvador Peralta Friz, un inmueble ubicado en la comuna de Lebu, denominado Lote Dos en el sector de Santa
Rosa, con una cabida aproximada de 0,5 hectáreas o cinco mil metros cuadrados, acordándose como precio la
suma de $5.000.000, que se paga con $1.700.000 al contado el mismo acto del contrato y el saldo de $3.300.000
se pagará en un plazo máximo de un año.
b) Que por escritura pública de fecha 19 de febrero de 2009 celebrada ante la Notario suplente de Cañete, doña
Carla Andrea Bocaz Burgos, don Jacob Jelvez Hermosilla con la autorización de su cónyuge, en conjunto con don
Carlos Salvador Peralta Friz, modifican el contrato de compraventa acordado entre ellos en lo correspondiente al
pago del saldo insoluto de $3.300.000, monto que las partes fijan a la fecha de la escritura modificatoria de
$3.000.000. Expresa la cláusula tercera de este contrato, que dicho saldo se pagará de la siguiente forma: A) con
la suma de cien mil pesos pagada al contado en este acto, monto que Jacob Jélvez Hermosilla recibe a su entera
conformidad; y B) el saldo insoluto de $2.900.000, se pagará en 29 cuotas mensuales iguales y sucesivas de cien
mil pesos, que se pagarán el último día hábil de cada mes, principiando el 31 de marzo de 2009 y debiendo
finalizar el pago el último día hábil del mes de julio de 2011.
c) Que en la cláusula quinta del contrato modificatorio, individualizado en el acápite anterior, se dice: 'Las partes
acuerdan que el incumplimiento o mora del comprador en el pago de alguna de las cuotas, dará lugar al cobro de la
totalidad de las cuotas restantes como plazo vencido, en subsidio podrá el vendedor pedir la resolución del
contrato, quedando lo pagado a modo de indemnización de perjuicios'.
d) Que con fecha 14 de octubre de 2011, don Jacob Jélvez Hermosilla, dedujo demanda en contra de don Carlos
Salvador Peralta Friz, de resolución del contrato de compraventa celebrado el 7 de mayo de 2007 y modificado el
19 de febrero de 2009, con indemnización de perjuicios, fundada en que el comprador no pagó las cuotas a que se
obligó por la modificación de contrato. Agrega el actor en su libelo de fojas 6 y siguientes, que conforme a la
cláusula quinta del contrato de modificación, el vendedor podrá pedir el pago de la totalidad de las cuotas
restantes, como plazo vencido o bien pedir la resolución, con indemnización de perjuicios".
"TERCERO: Que con el mérito del sustrato fáctico recién descrito, el tribunal de segundo grado procedió a
determinar el sentido y alcance de la cláusula quinta del contrato modificatorio de la primitiva compraventa, en el
cual las partes regularon la forma de pago del saldo insoluto y las acciones para el caso de mora del comprador,
concluyendo que de acuerdo con los términos de dicha estipulación, la demandante, en caso de incumplimiento del
comprador en el pago del saldo de precio, no podía solicitar directamente la resolución del contrato sino que ha
debido primeramente pedir el pago efectivo de todo lo adeudado, puesto que a ello lo obligaba la ley del contrato.
CUARTO: Que las disposiciones legales denunciadas por el recurrente, expuestas en el motivo primero, tienen por
objeto sustentar, en lo medular, que la interpretación que los jueces hacen de la cláusula quinta del contrato
modificatorio de la primitiva compraventa, detallada en la letra c) del motivo segundo de este fallo, por la cual
estiman que no era posible demandar directamente la resolución del contrato, atenta contra la reglas de
interpretación de los contratos previstas en los artículos 1560 y 1563 del Código Civil, en cuanto priva al
demandante de ejercer un derecho que, en su concepto, se entiende siempre incluido en un contrato bilateral y en
particular en la compraventa, de pedir la resolución del contrato, con indemnización de perjuicios, cuando el
comprador incumple con su obligación de pago del precio, de acuerdo con los artículos 1873 y 1489 del citado
Código.
(...)
OCTAVO: Que, la interpretación del contrato efectuada por los jueces del fondo, en los términos señalados, arranca
en primer lugar, según se colige del fundamento quinto del fallo censurado, del hecho que las partes, por el
segundo contrato de 19 de febrero de 2009, modificatorio de la compraventa original de 7 de mayo de 2007, en el
que se contiene la cláusula quinta cuya exégesis se cuestiona, variaron el primitivo contrato, rebajando el saldo
insoluto del precio, extendiendo la fecha dentro del cual éste debía pagarse, del 8 de mayo de 2008 al último día
hábil del mes de julio de 2011 y estableciendo nuevas modalidades para el caso de incumplimiento en el pago del
saldo de precio, como la consagración de una cláusula de aceleración.
Luego, para afirmar que la resolución del contrato sólo podía ser demandada por el vendedor en subsidio del cobro
del total del saldo de precio, conforme a la cláusula de aceleración convenida, los sentenciadores agregan, en su
motivación quinta, que las partes, en virtud de la autonomía de la voluntad, pueden silenciar o modificar la
resolución tácita contenida en el artículo 1489 del Código Civil.
NOVENO: Que al efecto es útil tener en consideración que, coherente con los principios que informan el derecho
de los contratos, específicamente el de fuerza obligatoria y el de conservación del negocio jurídico, la resolución
debe tener un carácter excepcional, ello por cuanto no todo incumplimiento tiene un carácter resolutorio (Mejías
Alonzo, Claudia. El Incumplimiento Resolutorio en la Jurisprudencia Nacional, en Estudios de Derecho Civil VI,
Jornadas Nacionales, Olmué, 2010, Abeledo Perrot, pág. 753). La resolución del contrato requiere de un
incumplimiento que sea lo suficientemente grave o lo que es igual que tenga el carácter de esencial.
En este mismo sentido, se ha dicho que: 'Existiendo claridad sobre la calificación de la condición resolutoria tácita
como elemento de la naturaleza, pudiendo excluirse por las partes, no cabe duda de que puedan modificarse sus
efectos o características a partir del acuerdo de las partes. No es más que una manifestación de la libertad
contractual, pudiendo incluso renunciarse, como es usual en las promesas de compraventa, conforme el artículo 12
del Código Civil' (Pizarro Wilson, Carlos. Cláusula Resolutoria y Pacto Comisorio Calificado, en Estudios de
Derecho Civil VIII, Jornadas Nacionales, Santa Cruz, 2010, Abeledo Perrot, pág. 360).
Ahora bien, de lo antes consignado, es dable concluir que si las partes de un contrato pueden renunciar a la
condición resolutoria tácita, perfectamente pueden establecer condiciones o modalidades para su ejercicio, pues,
como se dijo, se trata de un elemento de la naturaleza que los contratantes pueden alterar, modificar o excluir. Lo
anterior no obsta al hecho de que se trate de un contrato de compraventa, pues el artículo 1873 del Código Civil no
hace otra cosa que reiterar la norma del artículo 1489, pero referida específicamente respecto de la mora en el
pago del precio en el lugar y tiempo convenido, otorgándole al vendedor el derecho de exigir el precio o la
resolución de la venta, con resarcimiento de perjuicios, norma que ha de regir para el caso que las partes no hayan
convenido en una estipulación diversa, en base a la autonomía de la voluntad.
Considerando lo anterior, la enunciación que las partes le den a la cláusula específica que regula el incumplimiento,
puede influir en forma significativa en los efectos de la misma. En este sentido, se ha dicho que: 'La voluntad,
entonces, en la redacción de la cláusula —de resolución— no sólo importa para el efecto resolutorio, sino para
modelar el incumplimiento que lo origina, erradicando redacciones generales, lo que constituye un límite relevante
a las cláusulas resolutorias. El formalismo constituye un límite a la eficacia de las cláusulas resolutorias. A través
de lo que se califica como cláusula ambigua ingresa el control judicial quedando las partes compelidas a manifestar
en forma muy clara su intención tratándose de las cláusulas resolutorias. La voluntad de las partes debe ser cierta,
otorgándosele realidad a la cláusula resolutoria atendido su carácter de sanción convencional al incumplimiento
contractual' (Pizarro W. Carlos, ob. cit., pág. 362).
DÉCIMO: Que, conforme a lo expuesto, los jueces del grado han ajustado su interpretación del contrato a los
parámetros contenidos en los artículos 1560 y 1563 del Código Civil, por cuanto sin perjuicio de atender a lo literal
de los términos de la mentada cláusula quinta, en que se dispone que en subsidio —del cobro de la totalidad de las
cuotas restantes— podrá el vendedor pedir la resolución del contrato, han considerado la intención de los
contratantes, reflejada en el hecho de haber modificado el contrato primitivo con el propósito de hacerlo perdurar, al
rebajar el saldo insoluto y ampliar el plazo para el pago del precio. Es decir, los sentenciadores han considerado
que la voluntad primordial de las partes, para el caso de incumplimiento del pago del saldo del precio, no es instar
por la resolución del contrato, sino por el cobro del saldo insoluto, en aras de la subsistencia o conservación de la
compraventa, lo que a su vez, resulta coherente con el hecho, consignado en el motivo séptimo del fallo recurrido,
que el actor reconoce las 26 letras de cambio acompañadas por el demandado, como correspondientes a 26 de las
29 cuotas en que se dividió el saldo de precio, las que fueron canceladas por el comprador.
A su vez, la interpretación criticada por el recurrente, guarda relación con el carácter excepcional que se le debe
atribuir a la condición resolutoria, con la circunstancia que ésta puede ser modificada e incluso renunciada por la
voluntad de las partes y con el hecho que el efecto resolutorio de un pacto comisorio sólo puede surgir de una
cláusula redactada en términos claros y precisos. De este modo, si las partes no estipulan una cláusula precisa de
resolución para el caso del no pago de precio, el juez debe privilegiar la conservación del contrato, más aún si
como ocurre en la especie, los contratantes postergaron la acción de resolución a los resultados del cobro del saldo
insoluto, cumplimiento forzado que al no haberse ejercido por el recurrente, impide que el actor pueda accionar
directamente la resolución de la compraventa de marras, tal como resolvieron los jueces del grado.
UNDÉCIMO: Que de lo reflexionado fluye en forma ostensible que los jueces de la instancia, al determinar el
sentido y alcance de los pactos contractuales a los que concierne la litis, en busca de la intención de sus
otorgantes, han respetado la naturaleza de la convención en referencia y, con ello, la delimitación de los derechos y
las obligaciones que de ellas emanaron para las partes.
De esta manera, no se visualizan en el razonamiento efectuado por los sentenciadores recurridos, los errores de
derecho invocados por la recurrente en la aplicación de las normas denunciadas en términos que importen
violación de la ley del contrato que los vincula y, es por ello, que tampoco se ha visto conculcado lo estatuido en los
artículos 1873, 1877 y 1878 del Código Civil, en la medida que el fallo no desvirtuó los compromisos que ligaron
recíprocamente a los contratantes.
DUODÉCIMO: Que los razonamientos que anteceden conducen, por fuerza, a concluir que la sentencia impugnada
por la vía de casación en el fondo no ha incurrido en los yerros preceptivos que se le atribuyen, razón por la cual el
recurso deducido debe ser desestimado".
6. Inmobiliaria e Inversiones Inal Ltda. con Asesorías e Inversiones C y C Limitada-Calcagni Castillo, José
Enrique
Normativa aplicada: artículos 1546 y 1924 del Código Civil; 1º, 8º y 9º de la Ley Nº 18.101
a) Resumen. La arrendadora de un inmueble demanda el cobro de las rentas adeudadas contra una
arrendadora, quien se defiende alegando que no ha podido ocupar la propiedad arrendada para su destino
ya que la arrendadora no consiguió los permisos municipales requeridos. También interpuso demanda
reconvencional de indemnización de perjuicios. El tribunal de primera instancia acogió parcialmente la
demanda y rechazó la demanda reconvencional. Decisión confirmada por la Corte de Apelaciones.
b) Sentencia
"Vistos:
(...)
Que según consta de contrato de arrendamiento celebrado por instrumento privado con fecha 14 de marzo de
2005, la sociedad que representa entregó en arriendo a la sociedad Asesorías e Inversiones C y C Limitada,
sociedad comercial, representada por don José Enrique Calcagni Castillo, ingeniero, ambos con domicilio en
Nuestra Señora del Rosario Nº 17, comuna de Las Condes, la propiedad ubicada en Lo Plaza Nº 2521, comuna de
Macul, Santiago.
Que el contrato tiene un plazo de vigencia de dos años, terminando en consecuencia el día 14 de marzo de 2007,
renovable tácitamente salvo comunicación en contrario dentro de los plazos que el instrumento señala.
Que se estipuló que la renta de arrendamiento sería la suma de $220.000 mensuales pagadera anticipadamente
dentro de los cinco primeros días de cada mes, estipulándose igualmente una multa equivalente al 1% de la renta
pactada por cada día de atraso en el pago. Que se obligó además a pagar los gastos comunes y de consumo.
(...)
Que la arrendataria se encuentra atrasada en el pago de la renta del mes de Mayo de 2005, por lo que por dicho
concepto adeuda un mes de renta, esto es un total de $220.000, más la multa establecida de un 1% de la renta
pactada por cada día de atraso, deconoce lo que pueda adeudar por concepto de servicios comunes y consumos
(...)".
"3º Que en el caso del contrato de arrendamiento esta conclusión resulta clara si se considera que la ley sanciona
expresamente ciertas obligaciones de las partes contratantes pero sólo en casos que se refieren a obligaciones
propias de cosas de su esencia o de su naturaleza; sin embargo, en la especie se puede apreciar de la sola lectura
del contrato de arrendamiento, que el destino para el cual fue arrendada la propiedad no fue en esencia o
exclusivamente el de bodega como lo sostiene la demandada y demandante reconvencional; en efecto, de la
cláusula uno del contrato de arrendamiento suscrito por las partes se comprueba que la propiedad se arrendó para
ser destinada a la habitación y además para servir de bodega; por lo que la obligación que el apelante alega como
incumplida, aún en el caso de ser efectiva su ocurrencia, es una cosa accidental del contrato materia de la
demanda, carácter que se verifica totalmente al observar lo establecido por las partes en relación a ella y cuyos
efectos son los que estas expresamente establecieron en la cláusula catorce del contrato, en relación con las
obligaciones impuestas por la autoridad en razón de uso que se destinará al inmueble.
Y, visto, además, lo dispuesto en los artículos 1º y 8º número 9 de la Ley Nº 18.101, se confirma la sentencia
apelada de fecha 28 de noviembre de dos mil cinco, escrita a fojas 52 y siguientes. (...)".
a) Resumen. Se celebró un contrato mediante el cual una empresa se obligó a confeccionar cierto
número de prendas de vestir, y la otra a proporcionar mensualmente las materias primas necesarias.
Además, la empresa que confeccionaría las prendas entregó máquinas en comodato a la otra empresa,
las que se pagarían mediante descuento mensual de la facturación, siempre que la carga de trabajo y la
facturación mensual superara cierta cantidad.
No obstante lo anterior, ambas empresas incumplieron con sus obligaciones. Por lo que Gonzalo Romero
Acuña E.I.R.L. demandó, alegando que Italmod S.A. no entregó las prendas. Esta última, a su vez, dedujo
demanda reconvencional arguyendo que la empresa no pagó las cuotas acordadas.
El tribunal de primera instancia rechazó la demanda y acogió la demanda reconvencional. Decisión
confirmada por la Corte de Apelaciones. Finalmente, el demandante dedujo recurso de casación en la forma
y en el fondo.
b) Sentencia
"Sentencia de reemplazo
Primero: Que es un hecho plenamente reconocido por las partes y debidamente acreditado que las partes
celebraron en el mes de octubre de 2006 un contrato cuya duración era hasta el mes de noviembre de 2008, cuyas
principales obligaciones eran, respecto de la parte demandante el confeccionar prendas de vestir, las que serían
adquiridas por la demandada Italmod S.A., y respecto de la demandada el entregar una carga mínima de material
que se determinó en 2300 prendas mensuales.
Segundo: Que de los dichos de la demandada al contestar la acción interpuesta en su contra es posible dejar
asentado que las cargas mínimas de entrega que debía realizar al demandante no se cumplieron, justificando dicho
incumplimiento contractual en la incapacidad que tendría el demandante de ejecutar su obligación, aserto que no
sólo no ha sido probado, sino que además se encuentra absolutamente desvirtuado con la prueba documental que
da cuenta de las gestiones desarrolladas por el demandante tendiente a solucionar los eventuales problemas que
se le produjeron, conducta que deja establecido la voluntad que siempre tuvo de cumplir con la regla contractual".
"Cuarto: Que de la sola existencia del incumplimiento contractual, entendido este como la insatisfacción del interés
del acreedor, no se desprende necesaria y directamente la consecuencia demandada, esto es, la resolución del
contrato y la consiguiente indemnización de perjuicios.
Lo anterior toda vez que para que se produzca el efecto resolutorio del incumplimiento se requiere que este
justamente tenga dicha entidad, y ello es así pues el artículo 1489 del Código Civil no se ha referido
'determinadamente a la totalidad de las obligaciones principales que nacen del contrato, sino a lo pactado' es decir,
'puede ocurrir que la inejecución de las obligaciones principales sean sólo parcial, o que se refiera a obligaciones
accesorias, habiéndose cumplido las obligaciones principales que esencialmente constituyen el contrato.' (Claro
Solar, Luis, 'Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado', Editorial Nascimento, 1956, T. X. de las
obligaciones, p. 130). Así y analizando el sistema que nuestro Código Civil establece frente a las situaciones de
incumplimiento contractual y teniendo como punto de partida el supuesto de que lo que debe primar es el interés
del acreedor, en cuanto a la satisfacción de su interés, es posible afirmar, como lo hace el profesor Carlos Pizarro
Wilson que 'el artículo 1489 Código Civil pone a disposición del acreedor afectado la facultad resolutoria, la que
queda reservada para aquellos incumplimientos que revistan una cierta gravedad según su efecto en el interés del
acreedor.
El supuesto de hecho de este remedio se identifica con un incumplimiento grave o esencial, siendo indiferente si es
o no imputable al deudor que incumple' (Pizarro Wilson, Carlos, 'Hacia un sistema de remedios al incumplimiento
contractual', en Estudios de Derecho Civil III. Jornadas Nacionales de Derecho Civil, Valparaíso, 2007, Santiago,
Legal Publishing, 2008, p. 401), lo que conduce a señalar que la relación contractual es más que mera suma de
obligaciones recíprocas y por ende la determinación de si se está o no frente a un incumplimiento que acarree la
resolución ha de verse desde la perspectiva de intereses satisfechos.
Quinto: Que en el caso de autos el interés que subyace a la relación contractual y que se extrae de la norma
contractual, era de parte del demandante principal el tener asegurado un mínimo de producción que a su vez
encontraba una oferta segura y garantizada; y, por parte del demandado principal, el tener un proveedor que le
aseguraba cierta calidad en la confección y épocas de entregas aseguradas, elementos que venían dado por la
condición de ex-trabajador del empresario individual con quien contrató.
Sexto: Que de lo anterior se desprende que la gravedad del incumplimiento contractual ha de ser analizada desde
una perspectiva centrada en el interés y satisfacción de las partes, siendo en consecuencia resolutorio cuando
termina frustrando el fin de contrato, es decir, cuando el perjuicio causado a la contraparte sea tal que la prive
sustancialmente de lo que tenía derecho a esperar en virtud del contrato, situación que es justamente la que
ocurrió en el caso de autos, pues el demandante principal ante los constantes incumplimientos en que incurrió su
contraparte vio frustrada la perspectiva de cumplimiento que aseguraba el contratos, en otras palabras, la conducta
de Italmod S.A. se constituyó en un hecho que destruyó la perspectiva que tuvo Gonzalo Romero Acuña Diseño
E.I.R.L. al momento de contratar en las condiciones que hizo, siendo en consecuencia dicho incumplimiento
esencial, lo que acarrea la ineficacia del contrato debiéndose en consecuencia resolverse".
b) Sentencia
"Cuarto: que la existencia del contrato de arrendamiento que vincula a las partes, y sus términos, se encuentra
justificada mediante instrumento privado agregado a fs. 1, no objetado, el cual da cuenta de un arrendamiento entre
las partes, sobre el predio urbano formado por el polígono a b c d, con una superficie aproximada de 3.200 metros
cuadrados, ubicado en un terreno de mayor extensión con acceso por avda. Las Condes Nº 1956, de la comuna de
Vitacura, según croquis agregado a fs. 6 anexado al contrato vigente a partir del 1 de octubre de 2001, por una
renta pagadera por mensualidades anticipadas de 125 U.F.
La entrega material del inmueble se realizó con fecha 2 de octubre de 2001 según acta de entrega agregada a fs. 5
y anexada al contrato, recibiendo el predio, el arrendatario sin formular objeciones.
Quinto: que, acreditada la existencia del arrendamiento y verificada la entrega material del inmueble corresponde
determinar si se entregó el predio en estado de servir para el fin que se tuvo en vista a la época de celebrar el
contrato de arrendamiento, dado que tal cuestión es el fundamento de las pretensiones de la actora principal.
Sexto: que de acuerdo a la cláusula segunda del contrato suscrito por las partes, el destino del inmueble sería
exclusivamente la instalación, manejo y desarrollo de un mini golf y sus instalaciones complementarias y
adicionales relacionadas con la operación del negocio con sujeción estricta a los permisos y autorizaciones
municipales u otras pertinentes que regulan la actividad de la arrendataria. Por tanto, esa es la finalidad que daría
al predio, la cual tuvieron en vista las partes al momento de contratar, y siendo tal fin conocido y aceptado por
ambos contratantes, se elevó a la categoría de elemento esencial del contrato celebrado por las partes".
"3. (...) En la especie, con el mérito de la prueba rendida, dichos de los testigos y de las propias partes, no puede
sino concluirse que la voluntad de éstas, en relación a este punto, no fue otra que la que quedó expresada en el
tenor de la cláusula analizada, que establece, en forma expresa, que la tarea de obtener las autorizaciones y
permisos que se requieran para el funcionamiento de la actividad a desarrollar será del arrendatario.
Colabora en la comprensión de esta afirmación, la lectura de toda la cláusula en análisis que, en su primer párrafo,
establece que el fin exclusivo al que destinará el predio la arrendataria es la instalación, manejo y desarrollo de un
Mini Golf, con sujeción estricta a los permisos y autorizaciones municipales pertinentes que regulan la actividad de
la arrendataria, en tanto que, el párrafo tercero, faculta al arrendatario, mediante el mismo contrato, para solicitar
todos los permisos y autorizaciones que requiera para desarrollar su actividad.
4. Que lo anterior indica que la voluntad de las partes, o el entendimiento que éstas le dieron a la referida cláusula,
es el de que el arrendatario asumía el diligenciamiento de todas las autorizaciones y permisos que su actividad
requiriera, esto es, la instalación de la cancha de Mini Golf, lo cual es coincidente con lo sostenido por el
demandado al justificar la referida cláusula, en el sentido que no le cabía a él ocuparse de aquello, por no conocer
las particularidades de la actividad que la arrendataria pretendía explotar en el inmueble.
5. Que, en consecuencia, resulta improcedente que la demandada pretenda extender el alcance de lo acordado en
la cláusula segunda, a todas aquellas autorizaciones o permisos municipales que, por cualquier otro motivo, el
inmueble pudiera requerir, más allá de lo fuere necesario para instalar la cancha de Mini Golf para la que el
arrendatario utilizaría el predio.
El riesgo del negocio ha de entenderse circunscrito, por lógica, tanto al éxito o fracaso que pudiera tener el
arrendatario en la obtención de los permisos necesarios para echar a andar su proyecto, como, fundamentalmente,
al desarrollo de la actividad misma del Mini Golf".
a) Resumen. Carabineros de Chile encarga la confección de tenidas de campaña, cuya calidad sería
verificada por una comisión de recepción, debiendo el vendedor reemplazarlas en caso de que los
productos no alcanzaran la calidad establecida.
No obstante, frente a problemas con las prendas, el vendedor no las reemplazó, por lo que el comprador
interpuso demanda de resolución por incumplimiento.
El tribunal de primera instancia rechazó la demanda, decisión revocada por la Corte de Apelaciones.
b) Sentencia
"1º) Que en el contrato de compraventa suscrito por las partes el 26 de abril de 2005 constan las siguientes
estipulaciones:
a) que las tenidas de campaña materia de la compraventa serían recibidas por una comisión de recepción
integrada por personal de la Sección Control de Calidad para verificar la calidad del producto.
c) que en caso de entregarse productos que no se reciban conforme a las estipulaciones pactadas y no fueren
reemplazadas dentro del plazo señalado, la vendedora pagaría una multa del 1% diario del valor de las especies no
recibidas conforme.
d) que para garantizar la obligación de entregar las especies con la calidad especificada, el proveedor entregó al
firmar el contrato una boleta bancaria de garantía por el 10% del valor total de la operación, por US$3.060, la que
se mantendría en custodia en dependencias de la institución compradora.
A su vez, en las bases administrativas para la propuesta pública en cuyo ámbito se celebró el contrato,
incorporadas a éste, se establece que, una vez adjudicada la venta al proveedor, la Sección Control de Calidad de
la Subdirección de Logística de Carabineros remitirá para análisis técnico de calidad 'un ejemplar' de la especie
que se encuentre en proceso de producción y/o producto terminado a fin de certificar si la calidad técnica está
conforme a las respectivas especificaciones.
(...)
3º) Que una vez recepcionadas en sus bodegas por la Sección de Almacenamiento y Distribución de Carabineros
la totalidad de las especies, esto es, las 542 Tenidas de Campaña materia de la compraventa, elegidas al azar 13
de ellas, fueron enviadas al Instituto de Investigación y Control IDIC a fin de efectuar el análisis técnico de las
mismas.
Este informe es el que en copia rola a fojas 74 bajo el Nº 586 de fecha 20 de septiembre de 2006, en cuya
conclusión se señala que la muestra analizada no cumple con la especificación técnica allí citada y que de los no
cumplimientos detectados, el siguiente incide en la aptitud de uso del material: Huincha de ajuste interior quepí,
solidez del color al sudor (manchado), lo que afectará la presentación del usuario y podrá transferir colorante a la
piel.
Conforme a este informe, por Oficio Nº 2.694 de 28 de septiembre de 2006 el Departamento de Adquisiciones y
Abastecimiento de Carabineros comunicó a la demandada que rechaza la mercancía, por lo que el proveedor
deberá efectuar los cursos de acción para corregir el defecto señalado en el quepí de la tenida.
(...)".
"4º) Que este informe técnico de la calidad del producto, contemplado por las partes contratantes para ser realizado
luego de la entrega, por el organismo técnico competente, es suficiente para acreditar que las especies materia del
contrato de compraventa no cumplían los requisitos de calidad estipulados por las partes, independientemente de
la mayor o menor relevancia del defecto constatado, pues su sola existencia basta para tener por incumplido el
contrato. En tal situación cabía dar aplicación a lo pactado en la cláusula sexta del contrato, conforme a la cual la
demandada debió reemplazar las piezas defectuosas dentro de 15 días de comunicado que le fue el rechazo o no
conformidad de las especies entregadas, cosa que no hizo, pues ningún antecedente existe al respecto. Lo
anterior, sin perjuicio de haberse devengado, además, la multa estipulada del 1% del valor total de las especies que
no se recibieron conformes, esto es, los quepis correspondientes a las 542 tenidas de campaña materia del
contrato.
5º) Que establecido el incumplimiento del contrato por parte de la demandada, de conformidad a lo dispuesto en el
artículo 1489 del Código Civil, procede declarar la resolución del mismo, como lo solicita el demandante".
Finalmente, la corte suprema rechaza los recursos de casación en la forma y en el fondo interpuestos por
el demandado.
b) Sentencia
Asimismo, es necesario señalar que la primera falla que presentó el vehículo fue con fecha 23 de junio de 2004,
esto es, a menos de dos meses de su adquisición y con sólo 5.000 kilómetros de recorrido, presentando problemas
de alineación, y posteriormente, problemas mecánicos de mayor envergadura, dejando en más de una ocasión sin
poder utilizar el vehículo al actor, obrando el demandante de buena fe al concurrir al servicio técnico de la
demandada a fin de obtener una solución definitiva a los problemas técnicos que presentaba su vehículo, situación
que permaneció desde el mes de junio a diciembre de 2004, período en el cual al vehículo le surgieron diversas
fallas mecánicas que imposibilitaban su uso cotidiano en forma normal, precisándose que el último ingreso a taller
se produjo con fecha 23 de diciembre de 2004.
(...)".
"5º- (...) Por otra parte, al señalar la demandada que los plazos para reclamar del incumplimiento del referido
contrato se encuentran prescritos, se estima improcedente acoger dicha afirmación, toda vez que el actor acudió
oportunamente y a menos de dos meses de adquirido su vehículo al servicio técnico de la demandada, por lo cual
al alegar la demandada prescripción de la acción, no hace sino reflexionar en el sentido de que acogiendo su tesis,
los consumidores de éste tipo de bienes obviarían recurrir a los servicios técnicos de las automotoras a reclamar la
garantía que se les otorga, recurriendo inmediatamente a reclamar la resolución de sus contratos, pues el lapso de
tiempo entre el ingreso a taller de cualquiera de los vehículos vendidos y la salida de estos, serviría como un astuto
método de alegar posteriormente al no solucionar los desperfectos de los vehículos en forma completa, rápida y
eficaz la prescripción de la acción, abusando del derecho y obviando el principio rector del ordenamiento jurídico de
la buena fe contractual consagrado en el artículo 1546 del Código Civil.
Que la demandante en su actuar ha obrado desde el momento de la adquisición del vehículo con buena fe, pues
recurrió a la demandada a que le solucionaran los desperfectos del vehículo vendido, empero, la camioneta
después de cinco reparaciones no puede entenderse que tenga un defecto de fábrica que sólo con una reparación
se solucione.
Que por todo lo antes razonado y de acuerdo al artículo 1489 del Código Civil que establece la institución de
condición resolutoria tácita, la sentenciadora declarara resuelto el contrato, por lo que las cosas deberán restituirse
recíprocamente entre las partes. En cuanto a la restitución del vehículo, dicho trámite se obviará, toda vez que la
especie se encuentra en poder de la demandada".
III. R
a) Código Civil
Artículo 1489. "En los contratos bilaterales va envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por uno de los
contratantes lo pactado.
Pero en tal caso podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución o el cumplimiento del contrato, con
indemnización de perjuicios".
Artículo 1590. "Si la deuda es de un cuerpo cierto, debe el acreedor recibirlo en el estado en que se halle; a menos
que se haya deteriorado y que los deterioros provengan del hecho o culpa del deudor, o de las personas por
quienes éste es responsable; o a menos que los deterioros hayan sobrevenido después que el deudor se ha
constituido en mora, y no provengan de un caso fortuito a que la cosa hubiese estado igualmente expuesta en
poder del acreedor.
En cualquiera de estas dos suposiciones se puede pedir por el acreedor la rescisión del contrato y la indemnización
de perjuicios; pero si el acreedor prefiere llevarse la especie, o si el deterioro no pareciere de importancia, se
concederá solamente la indemnización de perjuicios. (...)".
Artículo 1826. "El vendedor es obligado a entregar la cosa vendida inmediatamente después del contrato o a la
época prefijada en él.
Si el vendedor por hecho o culpa suya ha retardado la entrega, podrá el comprador a su arbitrio perseverar en el
contrato o desistir de él, y en ambos casos con derecho para ser indemnizado de los perjuicios según las reglas
generales. (...)".
Artículo 1858. "Son vicios redhibitorios los que reúnen las calidades siguientes:
2a. Ser tales, que por ellos la cosa vendida no sirva para su uso natural, o sólo sirva imperfectamente, de manera
que sea de presumir que conociéndolos el comprador no la hubiera comprado o la hubiera comprado a mucho
menos precio;
3a. No haberlos manifestado el vendedor, y ser tales que el comprador haya podido ignorarlos sin negligencia
grave de su parte, o tales que el comprador no haya podido fácilmente conocerlos en razón de su profesión u
oficio".
Artículo 1860. "Los vicios redhibitorios dan derecho al comprador para exigir o la rescisión de la venta o la rebaja
del precio, según mejor le pareciere".
Artículo 1868. "Si los vicios ocultos no son de la importancia que se expresa en el número 2.º del artículo 1858, no
tendrá derecho el comprador para la rescisión de la venta sino sólo para la rebaja del precio".
Artículo 1873. "Si el comprador estuviere constituido en mora de pagar el precio en el lugar y tiempo dichos, el
vendedor tendrá derecho para exigir el precio o la resolución de la venta, con resarcimiento de perjuicios".
b) Código de Comercio
Artículo 134. "La compra por orden de una cosa designada sólo por su especie, y que el vendedor debe remitir al
comprador, implica de parte de éste la facultad de resolver el contrato, si la cosa no fuere sana y de regular calidad.
Siendo la cosa designada a la vez por su especie y calidad, el comprador tendrá también la facultad de resolver el
contrato si la cosa no fuere de la calidad estipulada.
Habiendo desacuerdo entre las partes en los dos casos propuestos, se ordenará que la cosa sea reconocida por
peritos".
Artículo 135. "Cuando la compra fuere ejecutada sobre muestras, lleva implícita la condición de resolverse el
contrato si las mercaderías no resultaren conformes con las muestras".
Artículo 153. "Rehusando el comprador, sin justa causa, la recepción de las mercaderías compradas, el vendedor
podrá solicitar la rescisión de la venta con indemnización de perjuicios, o el pago del precio con los intereses
legales, poniendo las mercaderías a disposición del juzgado de comercio para que ordene su depósito y venta en
martillo por cuenta del comprador.
El vendedor podrá igualmente solicitar el depósito siempre que el comprador retardare la recepción de las
mercaderías; y en este caso serán de cargo del último los gastos de traslación de las mercaderías al depósito y de
su conservación en él".
Artículo 156. "No entregando el vendedor dentro del plazo estipulado las mercaderías vendidas, el comprador
podrá solicitar el cumplimiento o la rescisión del contrato, y en uno u otro caso la reparación de los perjuicios que
hubiere sufrido".
Artículo 25. "El incumplimiento del contrato por una de las partes será esencial cuando cause a la otra parte un
perjuicio tal que la prive sustancialmente de lo que tenía derecho a esperar en virtud del contrato, salvo que la parte
que haya incumplido no hubiera previsto tal resultado y que una persona razonable de la misma condición no lo
hubiera previsto en igual situación".
Artículo 26. "La declaración de resolución del contrato surtirá efecto sólo si se comunica a la otra parte".
Artículo 45. "1) Si el vendedor no cumple cualquiera de las obligaciones que le incumben conforme al contrato o a
la presente Convención, el comprador podrá:
2) El comprador no perderá el derecho a exigir la indemnización de los daños y perjuicios aunque ejercite cualquier
otra acción conforme a su derecho.
3) Cuando el comprador ejercite una acción por incumplimiento del contrato, el juez o el árbitro no podrán conceder
al vendedor ningún plazo de gracia".
Artículo 46. "1) El comprador podrá exigir al vendedor el cumplimiento de sus obligaciones, a menos que haya
ejercitado un derecho o acción incompatible con esa exigencia.
2) Si las mercaderías no fueren conformes al contrato, el comprador podrá exigir la entrega de otras mercaderías
en sustitución de aquéllas sólo si la falta de conformidad constituye un incumplimiento esencial del contrato y la
petición de sustitución de las mercaderías se formula al hacer la comunicación a que se refiere el artículo 39 o
dentro de un plazo razonable a partir de ese momento. (...)".
Artículo 47. "1) El comprador podrá fijar un plazo suplementario de duración razonable para el cumplimiento por el
vendedor de las obligaciones que le incumban.
2) El comprador, a menos que haya recibido la comunicación del vendedor de que no cumplirá lo que le incumbe
en el plazo fijado conforme al párrafo precedente, no podrá, durante ese plazo, ejercitar acción alguna por
incumplimiento del contrato. Sin embargo, el comprador no perderá por ello el derecho a exigir la indemnización de
los daños y perjuicios por demora en el cumplimiento".
b) en caso de falta de entrega, si el vendedor no entrega las mercaderías dentro del plazo suplementario fijado por
el comprador conforme al párrafo 1) del artículo 47 o si declara que no efectuará la entrega dentro del plazo así
fijado.
2) No obstante, en los casos en que el vendedor haya entregado las mercaderías, el comprador perderá el derecho
a declarar resuelto el contrato si no lo hace:
a) en caso de entrega tardía, dentro de un plazo razonable después de que haya tenido conocimiento de que se ha
efectuado la entrega:
i) después de que haya tenido o debiera haber tenido conocimiento del incumplimiento;
ii) después del vencimiento del plazo suplementario fijado por el comprador conforme al párrafo 1) del artículo 47, o
después de que el vendedor haya declarado que no cumplirá sus obligaciones dentro de ese plazo suplementario;
o
iii) después del vencimiento del plazo suplementario indicado por el vendedor conforme al párrafo 2) del artículo 48,
o después de que el comprador haya declarado que no aceptará el cumplimiento".
Artículo 51. "1) Si el vendedor sólo entrega una parte de las mercaderías o si sólo una parte de las mercaderías
entregadas es conforme al contrato, se aplicarán los artículos 46 a 50 respecto de la parte que falte o que no sea
conforme.
2) El comprador podrá declarar resuelto el contrato en su totalidad sólo si la entrega parcial o no conforme al
contrato constituye un incumplimiento esencial de éste".
Artículo 63. "1) El vendedor podrá fijar un plazo suplementario de duración razonable para el cumplimiento por el
comprador de las obligaciones que le incumban. 2) El vendedor, a menos que haya recibido comunicación del
comprador de que no cumplirá lo que le incumbe en el plazo fijado conforme al párrafo precedente, no podrá,
durante ese plazo, ejercitar acción alguna por incumplimiento del contrato. Sin embargo, el vendedor no perderá
por ello el derecho que pueda tener a exigir la indemnización de los daños y perjuicios por demora en el
cumplimiento".
a) si el incumplimiento por el comprador de cualquiera de las obligaciones que le incumban conforme al contrato o
a la presente Convención constituye un incumplimiento esencial del contrato; o
b) si el comprador no cumple su obligación de pagar el precio o no recibe las mercaderías dentro del plazo
suplementario fijado por el vendedor conforme al párrafo 1) del artículo 63 o si declara que no lo hará dentro del
plazo así fijado.
2) No obstante, en los casos en que el comprador haya pagado el precio, el vendedor perderá el derecho a
declarar resuelto el contrato si no lo hace:
a) en caso de cumplimiento tardío por el comprador, antes de que el vendedor tenga conocimiento de que se ha
efectuado el cumplimiento; o
b) en caso de incumplimiento distinto del cumplimiento tardío por el comprador, dentro de un plazo razonable:
i) después de que el vendedor haya tenido o debiera haber tenido conocimiento del incumplimiento; o
ii) después del vencimiento del plazo suplementario fijado por el vendedor conforme al párrafo 1) del artículo 63, o
después de que el comprador haya declarado que no cumplirá sus obligaciones dentro de ese plazo
suplementario".
Artículo 72. "1) Si antes de la fecha de cumplimiento fuere patente que una de las partes incurrirá en
incumplimiento esencial del contrato, la otra parte podrá declararlo resuelto.
2) Si hubiere tiempo para ello, la parte que tuviere la intención de declarar resuelto el contrato deberá comunicarlo
con antelación razonable a la otra parte para que ésta pueda dar seguridades suficientes de que cumplirá sus
obligaciones.
3) Los requisitos del párrafo precedente no se aplicarán si la otra parte hubiere declarado que no cumplirá sus
obligaciones".
Artículo 73. "1) En los contratos que estipulen entregas sucesivas de mercaderías, si el incumplimiento por una de
las partes de cualquiera de sus obligaciones relativas a cualquiera de las entregas constituye un incumplimiento
esencial del contrato en relación con esa entrega, la otra parte podrá declarar resuelto el contrato en lo que
respecta a esa entrega.
2) Si el incumplimiento por una de las partes de cualquiera de sus obligaciones relativas a cualquiera de las
entregas da a la otra parte fundados motivos para inferir que se producirá un incumplimiento esencial del contrato
en relación con futuras entregas, esa otra parte podrá declarar resuelto el contrato para el futuro, siempre que lo
haga dentro de un plazo razonable.
3) El comprador que declare resuelto el contrato respecto de cualquier entrega podrá, al mismo tiempo, declararlo
resuelto respecto de entregas ya efectuadas o de futuras entregas si, por razón de su interdependencia, tales
entregas no pudieren destinarse al uso previsto por las partes en el momento de la celebración del contrato".
Artículo 81. "1) La resolución del contrato liberará a las dos partes de sus obligaciones, salvo a la indemnización
de daños y perjuicios que pueda ser debida.
La resolución no afectará a las estipulaciones del contrato relativas a la solución de controversias ni a ninguna otra
estipulación del contrato que regule los derechos y obligaciones de las partes en caso de resolución.
2) La parte que haya cumplido total o parcialmente el contrato podrá reclamar a la otra parte la restitución de lo que
haya suministrado o pagado conforme al contrato. Si las dos partes están obligadas a restituir, la restitución deberá
realizarse simultáneamente".
Artículo 82. "1) El comprador perderá el derecho a declarar resuelto el contrato o a exigir al vendedor la entrega de
otras mercaderías en sustitución de las recibidas cuando le sea imposible restituir éstas en un estado
sustancialmente idéntico a aquél en que las hubiera recibido.
b) si las mercaderías o una parte de ellas hubieren perecido o se hubieren deteriorado como consecuencia del
examen prescrito en el artículo 38; o
c) si el comprador, antes de que descubriera o debiera haber descubierto la falta de conformidad, hubiere vendido
las mercaderías o una parte de ellas en el curso normal de sus negocios o las hubiere consumido o transformado
conforme a un uso normal".
Artículo 83. "El comprador que haya perdido el derecho a declarar resuelto el contrato o a exigir al vendedor la
entrega de otras mercaderías en sustitución de las recibidas, conforme al artículo 82, conservará todos los demás
derechos y acciones que le correspondan conforme al contrato y a la presente Convención".
Artículo 84. "1) El vendedor, si estuviere obligado a restituir el precio, deberá abonar también los intereses
correspondientes a partir de la fecha en que se haya efectuado el pago.
2) El comprador deberá abonar al vendedor el importe de todos los beneficios que haya obtenido de las
mercaderías o de una parte de ellas:
b) cuando le sea imposible restituir la totalidad o una parte de las mercaderías o restituir la totalidad o una parte de
las mercaderías en un estado sustancialmente idéntico a aquél en que las hubiera recibido, pero haya declarado
resuelto el contrato o haya exigido al vendedor la entrega de otras mercaderías en sustitución de las recibidas".
2. Instrumentos del Derecho Uniforme
Artículo 5.1.8 (Contrato de tiempo indefinido). "Cualquiera de las partes puede resolver un contrato de tiempo
indefinido, notificándolo con razonable anticipación".
Artículo 7.1.5 (Período suplementario para el cumplimiento). "(1) En caso de incumplimiento, la parte
perjudicada podrá conceder, mediante notificación a la otra parte, un período suplementario para que cumpla.
(2) Durante el período suplementario, la parte perjudicada puede suspender el cumplimiento de sus propias
obligaciones correlativas y reclamar el resarcimiento, pero no podrá ejercitar ningún otro remedio. La parte
perjudicada puede ejercitar cualquiera de los remedios previstos en este Capítulo si la otra parte le notifica que no
cumplirá dentro del período suplementario o si éste finaliza sin que la prestación debida haya sido realizada.
(3) En caso de que la demora en el cumplimiento no sea esencial, la parte perjudicada que ha notificado a la otra el
otorgamiento de un período suplementario de duración razonable, puede resolver el contrato al final de dicho
período. El período suplementario que no sea de una duración razonable puede extenderse en consonancia con
dicha duración. La parte perjudicada puede establecer en su notificación que el contrato quedará resuelto
automáticamente si la otra parte no cumple.
(4) El párrafo (3) no se aplicará cuando la prestación incumplida sea tan sólo una mínima parte de la obligación
contractual asumida por la parte incumplidora".
Artículo 7.3.1 (Derecho a resolver el contrato). "(1) Una parte puede resolver el contrato si la falta de
cumplimiento de una de las obligaciones de la otra parte constituye un incumplimiento esencial.
(2) Para determinar si la falta de cumplimiento de una obligación constituye un incumplimiento esencial se tendrá
en cuenta, en particular, si:
(a) el incumplimiento priva sustancialmente a la parte perjudicada de lo que tenía derecho a esperar en virtud del
contrato, a menos que la otra parte no hubiera previsto ni podido prever razonablemente ese resultado;
(d) el incumplimiento da a la parte perjudicada razones para desconfiar de que la otra cumplirá en el futuro;
(e) la resolución del contrato hará sufrir a la parte incumplidora una pérdida desproporcionada como consecuencia
de su preparación o cumplimiento.
(3) En caso de demora, la parte perjudicada también puede resolver el contrato si la otra parte no cumple antes del
vencimiento del período suplementario concedido a ella según el Artículo 7.1.5".
Artículo 7.3.2 (Notificación de la resolución). "(1) El derecho de una parte a resolver el contrato se ejercita
mediante una notificación a la otra parte.
(2) Si la prestación ha sido ofrecida tardíamente o de otro modo no conforme con el contrato, la parte perjudicada
perderá el derecho a resolver el contrato a menos que notifique su decisión a la otra parte en un período razonable
después de que supo o debió saber de la oferta o de la prestación defectuosa".
Artículo 7.3.3 (Incumplimiento anticipado). "Si antes de la fecha de cumplimiento de una de las partes fuere
patente que una de las partes incurrirá en un incumplimiento esencial, la otra parte puede resolver el contrato".
Artículo 7.3.4 (Garantía adecuada de cumplimiento). "Una parte que crea razonablemente que habrá un
incumplimiento esencial de la otra parte puede reclamar una garantía adecuada del cumplimiento y, mientras tanto,
puede suspender su propia prestación. Si esta garantía no es otorgada en un plazo razonable, la parte que la
reclama puede resolver el contrato".
Artículo 7.3.5 (Efectos generales de la resolución). "(1) La resolución del contrato releva a ambas partes de la
obligación de efectuar y recibir prestaciones futuras.
(2) La resolución no excluye el derecho a reclamar una indemnización de los daños y perjuicios causados por el
incumplimiento.
(3) La resolución no afecta cualquier término del contrato relativo al arreglo de controversias o cualquier otra
cláusula del contrato destinada a operar aún después de haber sido resuelto".
Artículo 7.3.6 (Restitución en el caso de contratos de ejecución instantánea). "(1) Al resolver un contrato cuyo
cumplimiento tiene lugar en un solo momento, cada parte puede reclamar a la otra la restitución de lo entregado en
virtud de dicho contrato, siempre que tal parte restituya a la vez lo que haya recibido.
(2) Si no es posible o apropiada la restitución en especie, procederá una compensación en dinero, siempre que sea
razonable.
(3) La parte que se benefició con el cumplimiento no está obligada a la compensación en dinero si la imposibilidad
de la restitución en especie es imputable a la otra parte.
(4) Puede exigirse una compensación por aquellos gastos razonablemente necesarios para proteger o conservar lo
recibido".
Artículo 7.3.7 (Restitución en el caso de contratos de ejecución sucesiva). "(1) Al resolver un contrato cuyo
cumplimiento se extiende en el tiempo, solamente se puede reclamar la restitución para el período posterior a la
resolución, siempre que el contrato sea divisible.
(2) En la medida en que proceda la restitución, se aplicarán las disposiciones del Artículo 7.3.6".
(a) Las partes así lo han acordado respecto de obligaciones determinadas o de supuestos específicos de
incumplimiento.
(b) Es doloso.
(c) La conducta del deudor incumplidor hace perder razonablemente al acreedor la confianza en el cumplimiento
posterior del contrato.
(d) Prive sustancialmente al acreedor de aquello que podía esperar de acuerdo con lo que era previsible para las
partes al tiempo de celebrarse el contrato.
(e) El deudor no cumple dentro del plazo de subsanación del artículo 93".
"(1) En caso de incumplimiento, el acreedor puede ejercer, a su elección y según proceda, alguno de los siguientes
medios de tutela:
(...)".
"(1) En caso de cumplimiento imperfecto, el acreedor debe comunicar la disconformidad en un plazo razonable
contado desde el momento en que tuvo o debió tener conocimiento.
(2) A falta de comunicación, el acreedor no puede exigir el cumplimiento, ni resolver el contrato".
"(1) Salvo incumplimiento esencial, el acreedor debe otorgar un plazo adicional de duración razonable al deudor
para que subsane su incumplimiento.
(2) Mientras se encuentre pendiente el plazo, el acreedor no puede ejercer ningún medio de tutela que sea
incompatible con la subsanación, pero subsiste su derecho a la indemnización.
(3) Si el deudor no subsana dentro del plazo o declara que no lo hará, el acreedor puede servirse de cualquiera
medio de tutela".
"(1) Cualquiera de las partes puede resolver el contrato cuando la otra haya incurrido en un incumplimiento
esencial.
"La resolución opera mediante comunicación escrita a la otra parte y produce efectos desde su recepción".
"(1) La resolución produce la extinción del contrato, salvo que sea parcial. Empero, no afecta las cláusulas que las
partes hayan previsto para la solución de controversias, las relativas al incumplimiento mismo o cualquier otra
cláusula destinada a surtir efecto aun después de la resolución del contrato.
IV. B
P W , Carlos (2013). "Cláusulas resolutorias y pacto comisorio calificado. Tan lejos tan cerca",
en Estudios de Derecho Civil VIII. Santiago: Thomsom Reuters.
V. O
Roberto Hart Guevara con Sociedad Inmobiliaria Ayko Limitada, Corte de Apelaciones de Valdivia, de 21 de
noviembre de 2014, rol Nº 540-2014. Cita Online: CL/JUR/8874/2014.
Set Moena Chandía con Enrique Quidel Llanquihuen y otro, Corte Suprema Cuarta Sala, de 2 de junio de
2016, rol Nº 6528-2015. Cita Online: CL/JUR/3640/2016.
Dagoberto Zavala Jiménez con Banco de Crédito e Inversiones, Corte de Apelaciones de Antofagasta, de
12 de junio de 2015, rol Nº 1577-2014. Cita Online: CL/JUR/3350/2015.
Fresia Patricia Arancibia Hodges con Renato Weisser Hernández, Corte Suprema Primera Sala, de 18 de
agosto de 2011, rol Nº 3140-2010. Cita Online: CL/JUR/6696/2011.
B. S .L
I. L
La cuestión del artículo 310 del Código de Procedimiento Civil y el funcionamiento de la acción resolutoria
La cuestión puede plantearse con una sencillez que tiende a ocultar cierta complejidad del problema que,
como se verá, en ocasiones, ha entorpecido su adecuado tratamiento por parte de los tribunales: ¿hasta
cuándo puede el deudor enervar la acción resolutoria con el pago de la obligación?
La respuesta a esta pregunta en el ámbito nacional ha dado lugar a dos problemas diversos que, sin
embargo, se relacionan. El primero de ellos se manifiesta a través de la relación entre la facultad resolutoria
y el artículo 310 del CPC. El segundo problema vuelve a referir a la facultad resolutoria, pero esta vez en
relación al hecho de que, salvo cláusula expresa, la resolución no opera ipso facto.
La pregunta acerca de hasta cuándo se puede pagar, en términos que dicho pago enerve la acción
resolutoria, debe distinguirse de otra, a saber: ¿hasta cuándo puede oponerse la excepción de pago?
Debe distinguirse, pues, como resulta evidente, de que se trata de cuestiones distintas y porque de no
hacerlo se incurre en el riesgo —acaecido en algunas sentencias de los tribunales superiores de justicia—
de responder a la segunda pregunta cuando de lo que se trataba era de responder a la primera.
Convendrá aclarar estas ideas. El texto del artículo 310 del CPC dispone lo siguiente:
"No obstante lo dispuesto en el artículo anterior, las excepciones de prescripción, cosa juzgada, transacción y pago
efectivo de la deuda, cuando ésta se funde en un antecedente escrito, podrán oponerse en cualquier estado de la
causa; pero no se admitirán si no se alegan por escrito antes de la citación para sentencia en primera instancia, o
de la vista de la causa en segunda.
Si se formulan en primera instancia, después de recibida la causa a prueba, se tramitarán como incidentes, que
pueden recibirse a prueba, si el tribunal lo estima necesario, y se reservará su resolución para definitiva.
Si se deducen en segunda, se seguirá igual procedimiento, pero en tal caso el tribunal de alzada se pronunciará
sobre ellas en única instancia".
A partir de dicho texto, y considerando que, salvo que exista una cláusula resolutoria expresa, la
resolución no opera automáticamente por el incumplimiento, sino que debe ser declarada judicialmente. Se
ha señalado que el plazo dentro del cual se puede pagar, enervando la acción resolutoria, correspondería a
aquel que le fija el artículo 310 del CPC a la interposición de la excepción de pago cuando conste por
escrito.
"En nuestra legislación, en cambio, el acreedor tiene que demandar la resolución por medio de la acción
resolutoria, y como ella no se produce mientras no es declarada, el deudor puede, segun decíamos, pagar la
obligación impidiendo la resolución hasta el momento en que se dicte la sentencia respectiva. Así lo han estimado
en forma unanime la doctrina y jurisprudencia.
De acuerdo al art. 310 del C.P.C, la excepción perentoria de pago de la deuda que se funde en antecedente escrito
puede oponerse hasta la citación para sentencia en primera instancia y hasta antes de la vista de la causa en
segunda. Hasta ese momento el deudor puede pagar"417.
Al margen de cuál sea la respuesta a la pregunta acerca de hasta cuándo se puede enervar la acción
resolutoria con el pago de la obligación, lo que resulta evidente es que la respuesta —aunque fuera idéntica
a la del artículo 310 CPC— no se puede justificar en el artículo 310 CPC, pues dicho precepto está
respondiendo a una cuestión distinta, a saber y como ya se ha dicho: ¿hasta cuándo se puede oponer la
excepción de pago cuando esta se funda en un antecedente escrito?
La tentativa de una respuesta propia a la pregunta acerca de hasta cuándo se puede enervar la acción
resolutoria, aparece con toda claridad en una sentencia de la Corte Suprema de 15 de mayo de 2014418
que presenta con acierto lo que podría considerarse la jurisprudencia de dicho tribunal durante la mayor
parte de la última década.
Los hechos acreditados, tal y como los expone la sentencia, son los siguientes:
"a) Las partes celebraron un contrato de compraventa, en los términos expuestos en la demanda;
b) Los demandados se encontraban en mora en el pago de las cuotas del saldo del precio de la convención aludida
al momento de notificarse la demanda;
c) La demanda se notificó el 22 de marzo de 2011 y el pago con que se ha pretendido impugnar la acción
resolutoria se efectuó el 7 de abril de 2011, cuando el acreedor ya había manifestado su decisión de no perseverar
en el contrato".
El tribunal de instancia consideró que dicho pago era suficiente para enervar la acción resolutoria. La
Corte de Apelaciones y la Suprema discreparon. En lo que toca a la segunda, sus argumentos fueron los
siguientes:
"CUARTO: Que lo que corresponde dilucidar es el alcance de la excepción de pago efectivo de la deuda a que se
refiere el artículo 310 del Código de Procedimiento Civil. Esta excepción, como la de prescripción, cosa juzgada y
transacción puede oponerse en cualquier estado de la causa antes de la citación para sentencia en primera
instancia, o de la vista de la causa en segunda, debiendo fundarse en un antecedente escrito.
A estas defensas se les denominan 'excepciones anómalas', en atención a que por su naturaleza de perentorias
pueden oponerse después de contestada la demanda, a diferencia de las restantes que deben deducirse en la
contestación de la demanda, conforme al artículo 309 Nº 3 del Código de Enjuiciamiento Civil. En armonía con la
norma citada, el artículo 312 del mismo código, dispone que en los escritos de réplica y dúplica las partes podrán
ampliar, adicionar o modificar las acciones y excepciones que hayan formulado en la demanda y la contestación,
pero sin que puedan alterar lo que sea objeto principal del pleito.
Este carácter especial relativo a la época hasta cuando pueden oponerse, y del que deriva su denominación de
anómalas, lo señala el artículo 310 del cuerpo de leyes citado, que inicia su redacción restrictiva con los términos
'No obstante lo dispuesto en el artículo anterior....'.
Ahora bien, aplicando lo dicho al caso concreto, es posible aseverar que esa posibilidad que la ley entrega al
demandado no trae como consecuencia que éste pueda enervar la demanda de resolución pagando después de
notificada la demanda y establecida la relación procesal entre las partes, puesto que en tal caso no tendría ningún
sentido la opción que el inciso segundo del artículo 1489 del Código Civil otorga al contratante diligente quien
puede elegir, a su arbitrio, la resolución del contrato y no el cumplimiento. Misma opción que el artículo 1873 del
Código Civil otorga al vendedor quién 'tendrá derecho para exigir el precio o la resolución de la venta, con
resarcimiento de perjuicios'.
Luego, de estimarse efectiva la posibilidad del demandado si se considera que puede enervarse la acción de
resolución mediante el pago efectivo de lo adeudado, quién tendría la opción sería el contratante incumplidor, ya
que podría dilatar el juicio y optar antes de la sentencia en pagar y dejar sin destino la demanda de resolución que
ha impetrado el contratante diligente. Lo anterior no se aviene con el texto y el sentido del inciso segundo del
artículo 1489 del Código Civil y con el artículo 1873 del mismo código. Si bien la resolución del contrato requiere de
una sentencia judicial que así lo declare, esto no significa que pueda pagarse en cualquier estado del juicio, antes
de la citación para sentencia. Lo que sí puede hacer el deudor es oponer la excepción de pago efectivo, fundada en
un antecedente escrito, pero cuando tal pago se ha efectuado antes de la notificación de la demanda.
De esta manera se evita que por falta de información, poco plazo para contestar, u otra circunstancia el deudor no
haya podido excepcionarse con un pago ya efectuado. Así las cosas, puede oponer la excepción de un pago ya
ejecutado antes de notificarse la demanda de resolución, pero esto no significa que pueda pagar durante el
transcurso del juicio si la acción entablada por el demandante es la de resolución, en armonía con su derecho de
optar que le confieren los artículos 1489 y 1873 del Código Civil. De esta manera, existe concordancia entre los
artículos 1489 y 1873 del Código Civil con el artículo 310 del Código de Procedimiento Civil.
QUINTO: Que en el mismo sentido que se indica en el motivo precedente se pronuncia el profesor Daniel Peñailillo
Arévalo. 'Concordamos en que la resolución no opera de pleno derecho. Pero de esa afirmación no tiene por qué
extraerse necesariamente que el deudor puede pagar durante todo el curso del pleito. De ser así, se estaría
transgrediendo el art. 1489, el cual ordena que la opción la tiene el contratante cumplidor, lo cual es bien justificado.
Con aquella conclusión la opción pasaría al deudor, el cual podría cumplir el contrato o dejar que se resuelva y,
más aún, gobernaría, tendría en sus manos la suerte del contrato durante todo el proceso; hasta última hora podría
pagar o dejar que el contrato se resuelva. Estimamos que, obedeciendo al art. 1489, la opción la tiene el cumplidor,
el cual la ejercita al interponer la demanda. Desde entonces, el deudor ya no puede pagar. Pero el contrato no se
resuelve al demandar; es necesaria la sentencia, en la que se declarará (si fuere el caso) que la opción del actor
estuvo ajustada a derecho. Nótese que no porque el actor presente una demanda al tribunal ha de estar todo
conforme; debe oírse a la contraria, por si sostiene que la demanda es improcedente porque él cumplió, o que el
actor tampoco ha cumplido, etc. Entonces el fallo declarará si están o no reunidas todas las exigencias para la
resolución y, si es así, constatando todos los supuestos, declarará que el contrato está resuelto. Esta solución, que
nos parece justa y lógica, no encuentra tropiezo legal alguno, antes bien, se ajusta al texto del art. 1489, que
confiere la opción al cumplidor. Resta hacerse cargo del citado art. 310 del CPC. Podría objetarse que esta
solución contradice al art. 310 pero no es así. Lo que el art. 310 dispone es que la excepción de puede oponerse
en cualquier estado del juicio, no que se pueda pagar en cualquier estado del juicio (la excepción es tan
trascendente que la ley persigue evitar que por no oponerse durante el breve plazo de la contestación de la
demanda se produzca la injusticia de que el deudor se vea obligado a un doble pago, por lo que le permite oponer
esa excepción en cualquier tiempo durante el pleito). Esto significa simplemente que si el deudor había pagado
(antes de la demanda), puede oponer la excepción de pago durante todo el litigio, pero no significa que pueda
pagar después de la demanda, porque entonces la opción, como se dijo, la tendría él, lo que es contrario al texto
legal; él es el incumplidor; y habiéndose optado por la resolución por quien tenía la opción, ya no es tiempo de que
pague'. (Daniel Peñailillo Arévalo. Obligaciones. Teoría General y Clasificaciones. La resolución por incumplimiento.
Editorial Jurídica de Chile. 2008. Páginas 417 y 418)".
Se trata de una transcripción extensa; sin embargo, a partir de ella no sólo puede acreditarse el error en
que se padece al confundir las dos preguntas, sino que, además, resulta posible enderezar una respuesta a
la pregunta acerca del plazo del pago que enerva la resolución.
Para precisar esta respuesta, convendrá considerar un aspecto del funcionamiento de la acción
resolutoria en relación al hecho que el artículo 1489 consagra una facultad de resolver el contrato para el
acreedor.
Resulta evidente: el artículo 310 CPC no responde a la pregunta acerca de hasta cuándo se puede pagar,
por lo mismo no constituye un argumento que pueda utilizarse a estos efectos.
La extensa transcripción anterior nos indica hasta cuándo se puede pagar y relaciona esta fecha con el
ejercicio de la facultad resolutoria. Resulta interesante considerar brevemente la cuestión con el objeto de
disolver otro error cuyo origen, muy probablemente pueda encontrarse en Alessandri, acompañó a algunas
sentencias de la Corte Suprema hasta hace no demasiado tiempo.
La Corte razona que la condición resolutoria tácita no produce sus efectos ipso facto y, por lo tanto,
mientras no se declare la resolución, el deudor puede enervar la acción y hacer subsistir el pago.
Por otra parte, en la sentencia de la Corte Suprema de 2 de mayo de 2012420, se lee lo siguiente:
"5º.- Que, sentados los presupuestos fácticos y el encuadre legal que regula la situación en análisis, corresponde
poner de relieve que, la resolución impetrada con arreglo a lo prevenido en el inciso segundo del artículo 1489 del
Código de Procedimiento Civil no opera de pleno derecho, sino que requiere de una sentencia judicial que la
declare, para que ello ocurra es menester que el contratante cumplidor demande impetrando la resolución, ergo,
habiendo dejado de lado la posibilidad de instar por el cumplimiento del contrato incumplido.
Esto es así, precisamente porque el claro tenor del precepto en referencia lo establece al otorgar al acreedor el
derecho a escoger entre pedir la resolución o el cumplimiento del contrato. Esta alternativa a la que queda sujeta la
petición que en el caso de la condición resolutoria tácita se concede al contratante diligente, conduce de modo
ineluctable a concluir que la resolución requiere de una sentencia judicial que se pronuncie sobre aquella solicitud.
De este modo, si para que tenga lugar la resolución, el acreedor debe solicitarla, para lo cual, a su vez, debe haber
optado conforme a la facultad que le señala la ley, quiere decir que la resolución no opera de pleno derecho sólo
por acaecer el evento de la condición.
Don Arturo Alessandri Rodríguez enseña: 'dentro de nuestro Código, la resolución proveniente de la condición
resolutoria tácita no opera de pleno derecho sino en virtud de sentencia judicial y mientras ésta no se dicte, el
contrato subsiste, por lo que el comprador, a fin de enervar la acción resolutoria, puede pagar válidamente el precio
durante el curso del juicio, hasta el mismo momento de dictarse aquélla.' (De la compraventa y de la promesa de
compraventa. Editorial Jurídica, página 420).
Esta Corte Suprema, por su parte, ha seguido la misma línea en diversos casos. Demostrativos de lo anterior son
los fallos de 23 de abril de 1964 en causa caratulada 'Perlwitz con Figueroa' (RDJ, T.61, Sec. 1ª, 2ª parte, pág. 58);
de 10 de diciembre de 1968 en causa caratulada 'Luis Palma con Álvaro Valenzuela', Nº 7966 (Fallos del Mes
Nº 119, sent. Nº 5, pág. 217) y en sentencia de 26 de octubre de 1994, en causa Nº 8917, en la que se consideró:
'Que, asimismo, la condición resolutoria tácita que va envuelta en todo contrato bilateral, no produce la resolución
ipso facto del contrato, porque conforme al artículo 1489 del Código Civil el contratante diligente puede pedir el
cumplimiento del contrato o su resolución, mediante la interposición de una demanda ante el tribunal competente y,
mientras no se dicte una sentencia por el órgano jurisdiccional que declare la resolución del contrato, en el evento
que esa sea la acción ejercida por el vendedor, puede el comprador enervar la acción y hacer subsistir el contrato,
pagando el precio debido.' (Gaceta Jurídica Nº 175, sentencia 3ª, pág. 30).
6º.- Que de lo que hasta aquí se lleva dicho, se desprende que mientras no exista una decisión jurisdiccional que
declare la resolución demandada, el deudor puede cumplir con lo debido durante el curso del juicio incoado para
obtener la resolución, hasta antes que se pronuncie la sentencia respectiva.
Así, dado que la resolución no ha tenido lugar mientras no exista una sentencia que la declare, ha de entenderse
que lo que se encuentra de lado del acreedor que deduzca una demanda impetrándola es precisamente el derecho
a pedirla, empero una vez que haya ejercitado su acción, habrá de estarse al destino de ella, supeditado a lo que
ocurra en el proceso con el proceder de la contraria, quien puede detenerla o neutralizarla, pagando.
Entenderlo de otra manera, sería igual a considerar que la sentencia tiene el carácter de una mera declaración de
certeza y, según ya se ha visto, ello no es así".
Este razonamiento ha contagiado algunas sentencias de Cortes de Apelaciones de manera bien reciente.
Así, por ejemplo, en la sentencia de la Corte de Apelaciones de La Serena de 6 de marzo de 2015421 en
cuyo considerando tercero se lee lo siguiente:
"Que en relación al hecho de haber sido enervada la acción de resolución de contrato, mediante pago por depósito
judicial, consta a fojas 17, el comprobante en la cuenta corriente del tribunal por la suma de cinco millones, que no
fue objetado de manera alguna que el deudor demandado pago el precio antes de la sentencia definitiva, acorde
con el criterio de la Excma. Corte Suprema en los antecedentes 'Montenegro Pedreros, Juan A. con Urrutia
Gamboa, María A.' 2 de mayo de 2012, rol Nº 3965-2011. 'Mientras no exista una decisión jurisdiccional que
declare la resolución demandada, el deudor puede cumplir con lo debido durante el curso del juicio incoado para
obtener la resolución, hasta antes que se pronuncie la sentencia respectiva. Así, dado que la resolución no ha
tenido lugar mientras no exista una sentencia que la declare, ha de entenderse que lo que se encuentra de lado del
acreedor que deduzca una demanda impetrándola es precisamente el derecho a pedirla, empero una vez que se
haya ejercitado su acción, habrá de estarse al destino de ella, supeditado a lo que ocurra en el proceso con el
proceder de la contraria quien puede detenerla o neutralizarla, pagando', que fue lo que ocurrió en este caso en
cuya virtud se enervó la acción instaurada con el pago del precio, en armonía con la jurisprudencia citada".
Por supuesto es correcto que, salvo que las partes lo hayan pactado de esta manera, la resolución no
opera ipso iure (con todos los problemas a que da origen en torno a la eficacia de esta especie de
cláusulas); que de allí se siga que se puede enervar la acción resolutoria hasta antes de que sea declarada
judicialmente la resolución. Una sentencia de la Corte Suprema de 14 de marzo de 2016422 lo explica
adecuadamente. Se trataba de la venta de un predio cuyo precio debía pagarse en cuotas. La compradora
no pagó la primera cuota, la vendedora solicitó la resolución. Con posterioridad a la notificación de la
demanda hubo un pago por parte de un tercero y la pregunta es si dicho pago tenía la entidad para enervar
la acción resolutoria.
"Que en definitiva el problema de derecho se circunscribe a la procedencia del pago parcial efectuado por la
sociedad Inmobiliaria e Inversiones El Melado S.A., actual propietaria del inmueble objeto de la compraventa que
se pretende resolver, mediante el cual se buscó enervar la acción resolutoria echando mano a lo dispuesto en el
artículo 1572 del Código Civil. Según lo manifiesta el recurrente la facultad prevista en el artículo 1489 del Código
Civil permite al acreedor optar entre la acción de cumplimiento o aquella resolutoria, además de los perjuicios. En
estos autos la demandante escogió la acción resolutoria en razón de no haberse pagado el precio. Correspondía al
deudor y comprador, en consecuencia, conforme lo dispuesto en el artículo 1698 del Código Civil, acreditar el pago.
Sin embargo, lejos de acreditarlo se allanó a la demanda, señalando que no había pagado ni que tampoco pagaría,
quedando asentado el incumplimiento de la obligación de pagar el precio. El hecho, también cierto, que el actual
propietario del inmueble y, además, demandado de reivindicación, haya pagado el saldo adeudado a la época en
que acompañó el vale vista ya mencionado, no puede enervar la decisión del vendedor de resolver el contrato. Si
bien cualquiera puede pagar una deuda con o sin el conocimiento del deudor y aún contra su voluntad, salvo
aquellas personalísimas, lo previsto en el artículo 1572 del Código Civil no puede significar desvirtuar la opción que
concede el artículo 1489 del mismo Código. Manifestada la decisión de resolver el contrato, salvo que no se
satisfagan las condiciones de este remedio extrínseco, el deudor ni tampoco un tercero pueden cumplir la
obligación en desmedro del interés del acreedor en resolver el vínculo contractual. Diversa es la situación si el pago
se hubiere verificado con anterioridad a que la acción resolutoria fuere incoada, lo que permitiría de manera
correcta oponer la excepción de pago fundada en un antecedente previo al juicio. Pero no es eso lo que ocurrió en
estos autos, sino que un tercero al contrato de compraventa paga la deuda ya iniciado el juicio resolutorio. En
consecuencia, el error denunciado en la sentencia se verifica, pues al haber desechado la resolución del contrato
encontrándose acreditado el incumplimiento y siendo improcedente su cumplimiento, salvo acuerdo del acreedor,
se infringió el artículo 1489 del Código Civil al no haberse aplicado en forma adecuada y también se infringió el
artículo 1572 del Código Civil al haberse aplicado en forma impropia".
Como se ve, entonces, de la mano de autores como Agusto Elgueta423, Daniel Peñailillo424 o Enrique
Barros425, la sentencia estima que la acción resolutoria se puede enervar, únicamente, hasta que el
acreedor haya notificado la demanda de resolución de contrato pues, de otra manera, no se tomaría en
serio la opción que reconoce el artículo 1489 CC al acreedor entre exigir el cumplimiento específico o la
resolución. Sobre la misma idea, Barros señala que una interpretación que permitiera enervar la acción
resolutoria con el pago mientras no exista una resolución judicial que declare la resolución:
"(...) desnaturaliza por completo el interés del remedio resolutorio de proteger el interés contractual del acreedor
que ha cumplido o está dispuesto a cumplir su propia obligación. Una resolución retardada por el tiempo que toma
un juicio ordinario deja de ser el instrumento expedito que requiere el acreedor para terminar la relación contractual
infértil y obtener de un tercero el interés contractual. Aún más grave es que el acreedor deba soportar el riesgo de
que para el deudor incumplidor llegue a ser conveniente pagar, porque en medio de las cambiantes circunstancias
ocurridas durante un largo pleito, le resulte ventajoso pagar la deuda y enervar la pretensión resolutoria del
acreedor".
Bibliografía
Jurisprudencia citada
Agrícola María Inés Ltda. con Fuentes Araya Londres y otro (2013): Corte Suprema, 15 de mayo de 2014,
rol Nº 291-2013.
Aguilera Yáñez, Enrique con Guzmán Vera, Gastón (2015): Corte de Apelaciones de la Serena, 6 de marzo
de 2015, rol Nº 1689-2013.
Montenegro Pedreros, Juan Alberto con Urrutia Gamboa, María Angélica (2012). Corte Suprema, 2 de
mayo de 2012, rol Nº 3965-2011.
II. L
a) Resumen. Frente a una demanda por resolución de un contrato de compraventa con indemnización de
perjuicios, el demandado opuso excepción de pago y, en subsidio, contesto la demanda.
El tribunal de primera instancia rechazó la demanda. Decisión revocada por la Corte de Apelaciones, que
declaró resuelto el contrato de compraventa, ante lo cual el demandado interpuso recurso de casación en el
fondo.
b) Resumen
"SEGUNDO: Que son hechos de la causa, que adquieren el carácter de inamovibles por no haberse denunciado la
infracción de las normas que regulan la prueba y, sobre cuya base corresponde resolver el problema planteado a
esta Corte, los siguientes:
b) Los demandados se encontraban en mora en el pago de las cuotas del saldo del precio de la convención aludida
al momento de notificarse la demanda;
c) La demanda se notificó el 22 de marzo de 2011 y el pago con que se ha pretendido impugnar la acción
resolutoria se efectuó el 7 de abril de 2011, cuando el acreedor ya había manifestado su decisión de no perseverar
en el contrato".
"CUARTO: Que lo que corresponde dilucidar es el alcance de la excepción de pago efectivo de la deuda a que se
refiere el artículo 310 del Código de Procedimiento Civil. Esta excepción, como la de prescripción, cosa juzgada y
transacción puede oponerse en cualquier estado de la causa antes de la citación para sentencia en primera
instancia, o de la vista de la causa en segunda, debiendo fundarse en un antecedente escrito.
A estas defensas se les denominan 'excepciones anómalas', en atención a que por su naturaleza de perentorias
pueden oponerse después de contestada la demanda, a diferencia de las restantes que deben deducirse en la
contestación de la demanda, conforme al artículo 309 Nº 3 del Código de Enjuiciamiento Civil. En armonía con la
norma citada, el artículo 312 del mismo código, dispone que en los escritos de réplica y dúplica las partes podrán
ampliar, adicionar o modificar las acciones y excepciones que hayan formulado en la demanda y la contestación,
pero sin que puedan alterar lo que sea objeto principal del pleito.
Este carácter especial relativo a la época hasta cuando pueden oponerse, y del que deriva su denominación de
anómalas, lo señala el artículo 310 del cuerpo de leyes citado, que inicia su redacción restrictiva con los términos
'No obstante lo dispuesto en el artículo anterior...'.
Ahora bien, aplicando lo dicho al caso concreto, es posible aseverar que esa posibilidad que la ley entrega al
demandado no trae como consecuencia que éste pueda enervar la demanda de resolución pagando después de
notificada la demanda y establecida la relación procesal entre las partes, puesto que en tal caso no tendría ningún
sentido la opción que el inciso segundo del artículo 1489 del Código Civil otorga al contratante diligente quien
puede elegir, a su arbitrio, la resolución del contrato y no el cumplimiento. Misma opción que el artículo 1873 del
Código Civil otorga al vendedor quién 'tendrá derecho para exigir el precio o la resolución de la venta, con
resarcimiento de perjuicios'.
Luego, de estimarse efectiva la posibilidad del demandado si se considera que puede enervarse la acción de
resolución mediante el pago efectivo de lo adeudado, quién tendría la opción sería el contratante incumplidor, ya
que podría dilatar el juicio y optar antes de la sentencia en pagar y dejar sin destino la demanda de resolución que
ha impetrado el contratante diligente. Lo anterior no se aviene con el texto y el sentido del inciso segundo del
artículo 1489 del Código Civil y con el artículo 1873 del mismo código. Si bien la resolución del contrato requiere de
una sentencia judicial que así lo declare, esto no significa que pueda pagarse en cualquier estado del juicio, antes
de la citación para sentencia. Lo que sí puede hacer el deudor es oponer la excepción de pago efectivo, fundada en
un antecedente escrito, pero cuando tal pago se ha efectuado antes de la notificación de la demanda.
De esta manera se evita que por falta de información, poco plazo para contestar, u otra circunstancia el deudor no
haya podido excepcionarse con un pago ya efectuado. Así las cosas, puede oponer la excepción de un pago ya
ejecutado antes de notificarse la demanda de resolución, pero esto no significa que pueda pagar durante el
transcurso del juicio si la acción entablada por el demandante es la de resolución, en armonía con su derecho de
optar que le confieren los artículos 1489 y 1873 del Código Civil. De esta manera, existe concordancia entre los
artículos 1489 y 1873 del Código Civil con el artículo 310 del Código de Procedimiento Civil.
QUINTO: Que en el mismo sentido que se indica en el motivo precedente se pronuncia el profesor Daniel Peñailillo
Arévalo. 'Concordamos en que la resolución no opera de pleno derecho. Pero de esa afirmación no tiene por qué
extraerse necesariamente que el deudor puede pagar durante todo el curso del pleito. De ser así, se estaría
transgrediendo el art. 1489, el cual ordena que la opción la tiene el contratante cumplidor, lo cual es bien justificado.
Con aquella conclusión la opción pasaría al deudor, el cual podría cumplir el contrato o dejar que se resuelva y,
más aún, gobernaría, tendría en sus manos la suerte del contrato durante todo el proceso; hasta última hora podría
pagar o dejar que el contrato se resuelva. Estimamos que, obedeciendo al art. 1489, la opción la tiene el cumplidor,
el cual la ejercita al interponer la demanda. Desde entonces, el deudor ya no puede pagar. Pero el contrato no se
resuelve al demandar; es necesaria la sentencia, en la que se declarará (si fuere el caso) que la opción del actor
estuvo ajustada a derecho. Nótese que no porque el actor presente una demanda al tribunal ha de estar todo
conforme; debe oírse a la contraria, por si sostiene que la demanda es improcedente porque él cumplió, o que el
actor tampoco ha cumplido, etc. Entonces el fallo declarará si están o no reunidas todas las exigencias para la
resolución y, si es así, constatando todos los supuestos, declarará que el contrato está resuelto. Esta solución, que
nos parece justa y lógica, no encuentra tropiezo legal alguno, antes bien, se ajusta al texto del art. 1489, que
confiere la opción al cumplidor. Resta hacerse cargo del citado art. 310 del CPC. Podría objetarse que esta
solución contradice al art. 310. Pero no es así. Lo que el art. 310 dispone es que la excepción de pago puede
oponerse en cualquier estado del juicio, no que se pueda pagar en cualquier estado del juicio (la excepción es tan
trascendente que la ley persigue evitar que por no oponerse durante el breve plazo de la contestación de la
demanda se produzca la injusticia de que el deudor se vea obligado a un doble pago, por lo que le permite oponer
esa excepción en cualquier tiempo durante el pleito). Esto significa simplemente que si el deudor había pagado
(antes de la demanda), puede oponer la excepción de pago durante todo el litigio, pero no significa que pueda
pagar después de la demanda, porque entonces la opción, como se dijo, la tendría él, lo que es contrario al texto
legal; él es el incumplidor; y habiéndose optado por la resolución por quien tenía la opción, ya no es tiempo de que
pague'. (Daniel Peñailillo Arévalo. Obligaciones. Teoría General y Clasificaciones. La resolución por incumplimiento.
Editorial Jurídica de Chile. 2008. Páginas 417 y 418)".
b) Sentencia
"CUARTO: Que haciendo la apreciación conforme a las reglas reguladoras de la prueba legal respecto de los
elementos probatorios indicados precedentemente, el tribunal llega a las siguientes conclusiones:
a) (...) con fecha treinta de abril del año dos mil cuatro, ante doña Elena Leyton Carvajal, Notario Público Titular de
la Tercera Notaría de esta ciudad, comparecieron Enrique Alfonso Aguilera Yáñez y Gastón Eduardo Guzmán Vera
y celebraron un contrato de compraventa respecto del inmueble (...) acordándose que el precio ascendería a la
suma de $5.000.000, el que se pagaría en el plazo de cinco años, contados desde la fecha de celebración de dicho
contrato, estipulándose que la entrega del inmueble se efectuaría en ese acto.
(...)
c) La prueba (...) se estima suficiente para tener por acreditado que el demandante cumplió con las obligaciones
contraídas en el contrato de compraventa celebrado por las partes".
Parte Demandante429
"VISTOS:
(...)
Funda su solicitud en el hecho de que con fecha 30 de abril del año 2004, celebró con el demandado, mediante
escritura pública, un contrato de compraventa respecto del inmueble consistente en sitio y casa ubicada en calle
Julio Díaz Guerrero Nº 391, de la manzana Nº 20 de la Población Ampliación, La Serena, que tiene los siguientes
deslindes particulares: Norte: con calle Julio Díaz Guerrero; al Sur: con propiedad del señor Figari; al Oriente: con
Lote Nº 392; al Poniente: con Lote Nº 390; inmueble que figura con el Rol de Avalúo Nº 349-2004. Asevera que
dicha propiedad se inscribió a nombre del comprador a fojas 1.478 Nº 1.412 del Registro de Propiedad del
Conservador de Bienes Raíces de La Serena, correspondiente al año 2004.
Puntualiza que el precio pactado fue la cantidad de $5.000.000 pagaderos dentro de un plazo de cinco años,
contados desde la fecha de la referida escritura, el cual hasta el día de la presentación de la demanda (más de 6
años desde la firma de la compraventa señalada) el demandado no ha pagado. Agrega que el demandado tampoco
tiene la voluntad de restituir el inmueble, lo cual le ha acarreado gravísimos perjuicios, ya que señala sentirse
burlado, engañado e impotente al no poder disponer del inmueble ni obtener el pago que con justo derecho le
corresponde, razón por la cual demanda la indemnización de perjuicio por concepto de daño moral, por la suma de
$5.000.000.
Acto seguido y previa cita de normas legales, solicita tener por interpuesta demanda de resolución de contrato, en
contra del demandado ya individualizado, acogerla a tramitación y en definitiva declarar la resolución del contrato
de compraventa celebrado el 30 de abril de 2004 y que sea condenado a restituir a la demandante el inmueble
objeto de dicho contrato, más el daño moral reclamado ascendente a $5.000.000, todo ello con expresa
condenación en costas, o a lo que este tribunal en mérito a la prueba rendida estime ajustada en derecho, con
costas.
(...)".
Parte Demandada430
"VISTOS:
(...)
A fojas 12, el demandado contesta la demanda, expresando que corresponde su rechazo, con costas, sosteniendo
que el vendedor y demandante, quien es su padrastro, no cumplió su obligación principal de entregar el inmueble,
no siendo efectivo lo declarado en la compraventa, ya que hasta la fecha la parte vendedora continúa en mora de
su obligación principal, siendo ocupado el inmueble actualmente por doña Luzmenia del Carmen Vega Vega junto
con otros parientes.
Argumenta que para que el actor pueda ejercer la acción de resolución del contrato, debe haber cumplido con la
obligación que le imponía el contrato de entregar el inmueble, citando para fundamentar sus dichos, los
artículos 1552 y 1546 del Código Civil.
Posteriormente agrega que la actual ocupante del inmueble es la madre de la cónyuge del actor, por lo que resulta
falsa la pretensión del demandante en orden a que se le condene a entregar un inmueble que jamás le ha sido
entregado.
Por último alega que la consecuencia jurídica necesaria que conlleva la excepción de contrato no cumplido es
impedir acoger las pretensiones contenidas en la demanda, incluida el daño moral reclamado.
Asevera que no se pactó por las partes la resolución de pleno derecho del contrato de compraventa por no pago
del precio por lo que está en condiciones de enervar la acción pagando mediante depósito judicial, haciendo
presente que el plazo de 24 horas desde la notificación judicial se aplica sólo al pacto comisorio calificado conforme
al artículo 1879 del Código Civil, precisando que el depósito se efectuará al día siguiente, por todo lo cual solicita el
rechazo de la demanda, con costas.
(...)".
"SEGUNDO: Que, entonces ha quedado establecido la inobservancia de las obligaciones contraídas por el actor en
el contrato de compraventa de haber cumplido con su obligación de la entrega material del inmueble;
TERCERO: Que en relación al hecho de haber sido enervada la acción de resolución de contrato, mediante pago
por depósito judicial, consta a fojas 17, el comprobante en la cuenta corriente del tribunal por la suma de cinco
millones, que no fue objetado de manera alguna que el deudor demandado pago el precio antes de la sentencia
definitiva, acorde con el criterio de la Excma. Corte Suprema en los antecedentes 'Montenegro Pedreros, Juan A.
con Urrutia Gamboa, María A.' 2 de mayo de 2012, rol Nº 3965-2011. 'Mientras no exista una decisión jurisdiccional
que declare la resolución demandada, el deudor puede cumplir con lo debido durante el curso del juicio incoado
para obtener la resolución, hasta antes que se pronuncie la sentencia respectiva. Así, dado que la resolución no ha
tenido lugar mientras no exista una sentencia que la declare, ha de entenderse que lo que se encuentra de lado del
acreedor que deduzca una demanda impetrándola es precisamente el derecho a pedirla, empero una vez que se
haya ejercitado su acción, habrá de estarse al destino de ella, supeditado a lo que ocurra en el proceso con el
proceder de la contraria quien puede detenerla o neutralizarla, pagando', que fue lo que ocurrió en este caso en
cuya virtud se enervó la acción instaurada con el pago del precio, en armonía con la jurisprudencia citada.
CUARTO: Que, en armonía con lo que ha venido reflexionando no resulta plausible acceder al libelo de demanda y,
en consecuencia, la acción impetrada corresponde sea desestimada".
El tribunal de primera instancia rechazó la demanda. Decisión confirmada por la Corte de Apelaciones,
ante lo cual se interpuso recurso de casación.
b) Sentencia
2º El precio de la referida compraventa fue $162.000.000, cuyo pago se pactó en un millón al contado y el saldo en
veinte cuotas iguales, anuales y sucesivas, con vencimiento la primera el 30 de diciembre de 2009, no siendo
pagada ninguna de las cuotas por la compradora sociedad Central Hidroeléctrica El Melado S.A.
3º Con fecha 3 de abril de 2009 Inmobiliaria e Inversiones El Melado S.A. adquirió por aporte que le hiciera la
sociedad Central Hidroeléctrica El Melado S.A. el inmueble ya individualizado, practicándose inscripción ante el
Conservador de Bienes Raíces de Linares.
4º La sociedad Inmobiliaria e Inversiones El Melado S.A. acompañó vale vista bancario por $40.250.000 con el cual
pretende pagar lo adeudado hasta esa fecha por concepto de precio de la compraventa cuya resolución se
pretende.
5º Con fecha 23 de noviembre de 2011, la demandante renuncia acción resolutoria impetrada en lo que refiere a los
Lotes Uno, Dos y Tres producto de la subdivisión del Lote B del Fundo El Melado, lotes que aparecen
individualizados en el plano elaborado por don Juan Sohrens Péndola, protocolizado bajo el número quince mil
quinientos ochenta y nueve/dos mil once de la Notaría de don Patricio Zaldivar Mackenna.
6º Que el inmueble en cuestión, Lote B del Fundo El Melado, además, fue objeto de expropiación parcial, conforme
documentos acompañados a fojas 262 a 265".
Parte Demandante
"QUINTO: Que la parte demandante denuncia la transgresión de lo preceptuado en los artículos 1698, 1699, 1700,
1706, 1713, 1489, 1491, 1591, 1871, 1873 y 1876 del Código Civil.
(...)
Añade que el fallo recurrido obliga al vendedor a recibir un pago del precio inoportuno e insuficiente, realizado por
un tercero, estimando además que ese pago impedía declarar resuelto el contrato de compraventa cuya resolución
se demandó, desechando además la demanda de reivindicación en contra del tercer poseedor, al considerar que la
resolución del contrato de compraventa no alcanza a ese tercero y que, además, el contrato se encontraría
cumplido. Indica que los jueces omitieron tener por acreditado que la sociedad compradora se encontraba en mora
de pagar el saldo de precio, no obstante que la carga de la prueba en cuanto a la circunstancia de haberse pagado
en tiempo y forma el saldo de precio convenido pesaba sobre la demandada, quien reconoció encontrarse en mora.
Aduce que el alcance de la excepción de pago efectivo de la deuda a que se refiere el artículo 310 del Código de
Procedimiento Civil, en un caso de resolución de contrato de compraventa por haber operado la condición
resolutoria tácita, resulta del todo improcedente, ya que esa posibilidad que la ley entrega al demandado no cabe
en este caso y no puede enervar la demanda de resolución pagando después de notificada la demanda y, menos
aún, cuando ya se ha establecido la relación procesal entre las partes, puesto que en tal caso no tendría ningún
sentido la opción que el inciso segundo del artículo 1489 del Código Civil otorga al contratante diligente.
(...)".
Parte Demandada
"SEXTO:(...)
b.- Que la demandada Central Hidroeléctrica El Melado S.A. se allanó en todas su partes a la demanda de
resolución de contrato. Trámite que, respecto de la demandada Inmobiliaria El Melado S.A., fue evacuado en
rebeldía.
c.- Que antes de la citación a las partes para oír sentencia, la Sociedad Inmobiliaria e Inversiones El Melado S.A.
opuso la excepción de pago, fundada en los artículos 310 del Código de Procedimiento Civil y 1572 del Código
Civil, acompañando vale vista por el monto de las cuotas pendientes de pago.
(...)".
"NOVENO: Que en definitiva el problema de derecho se circunscribe a la procedencia del pago parcial efectuado
por la sociedad Inmobiliaria e Inversiones El Melado S.A., actual propietaria del inmueble objeto de la compraventa
que se pretende resolver, mediante el cual se buscó enervar la acción resolutoria echando mano a lo dispuesto en
el artículo 1572 del Código Civil. Según lo manifiesta el recurrente la facultad prevista en el artículo 1489 del
Código Civil permite al acreedor optar entre la acción de cumplimiento o aquella resolutoria, además de los
perjuicios. En estos autos la demandante escogió la acción resolutoria en razón de no haberse pagado el precio.
Correspondía al deudor y comprador, en consecuencia, conforme lo dispuesto en el artículo 1698 del Código Civil,
acreditar el pago. Sin embargo, lejos de acreditarlo se allanó a la demanda, señalando que no había pagado ni que
tampoco pagaría, quedando asentado el incumplimiento de la obligación de pagar el precio. El hecho, también
cierto, que el actual propietario del inmueble y, además, demandado de reivindicación, haya pagado el saldo
adeudado a la época en que acompañó el vale vista ya mencionado, no puede enervar la decisión del vendedor de
resolver el contrato. Si bien cualquiera puede pagar una deuda con o sin el conocimiento del deudor y aún contra
su voluntad, salvo aquellas personalísimas, lo previsto en el artículo 1572 del Código Civil no puede significar
desvirtuar la opción que concede el artículo 1489 del mismo Código. Manifestada la decisión de resolver el
contrato, salvo que no se satisfagan las condiciones de este remedio extrínseco, el deudor ni tampoco un tercero
pueden cumplir la obligación en desmedro del interés del acreedor en resolver el vínculo contractual. Diversa es la
situación si el pago se hubiere verificado con anterioridad a que la acción resolutoria fuere incoada, lo que
permitiría de manera correcta oponer la excepción de pago fundada en un antecedente previo al juicio. Pero no es
eso lo que ocurrió en estos autos, sino que un tercero al contrato de compraventa paga la deuda ya iniciado el
juicio resolutorio. En consecuencia, el error denunciado en la sentencia se verifica, pues al haber desechado la
resolución del contrato encontrándose acreditado el incumplimiento y siendo improcedente su cumplimiento, salvo
acuerdo del acreedor, se infringió el artículo 1489 del Código Civil al no haberse aplicado en forma adecuada y
también se infringió el artículo 1572 del Código Civil al haberse aplicado en forma impropia".
a) Resumen. Producto del atraso en el pago de algunos pagos, el promitente vendedor de un inmueble
demandó solicitando que se declarara resuelto el contrato y que lo pagado a la fecha fuera considerado
como indemnización de perjuicios. En primera instancia se rechazó la acción del promitente vendedor, así
como la demanda reconvencional presentada por el demandado. Decisión revocada por la Corte de
Apelaciones que declaró resuelto el contrato. Finalmente, la demanda interpuso recurso de casación en la
forma y en el fondo.
b) Sentencia
i. Hechos del caso
"Sentencia de reemplazo
a) Las partes con fecha 17 de noviembre de 2005 celebraron por escritura pública, un contrato de promesa de
compraventa sobre el inmueble en cuestión, en que el actor prometió vender, ceder y trasferir a la promitente
compradora la propiedad raíz individualizada, fijándose el precio de la compraventa prometida en la suma única y
total de $9.800.000, pagaderos con $1.400.000 de contado en ese acto y el saldo restante de $8.400.000, haciendo
cargo la promitente compradora de la deuda hipotecaria que para compra de la referida finca mantiene el
promitente vendedor con el Banco del Estado de Chile, obligando a pagar los dividendos en forma oportuna y en la
fecha fijada para el efecto;
b) Los suscribientes, además estipularon en la cláusula séptima de la referida convención "El atraso en uno o más
de los dividendos a cuyo pago se comprometió la promitente compradora, facultará al promitente vendedor para
pedir la resolución del contrato, y la promitente compradora, perderá, a título de indemnización de perjuicios, las
sumas que hubiese pagado en virtud del presente contrato";
c) La demandada al 15 de julio del año 2008, no había cumplido con la obligación de pagar los dividendos
correspondientes a los meses de junio y julio del año 2008;
d) El demandante aceptó los pagos efectuados por la demandada, con sus respectivos intereses, posteriormente al
retraso a que se hizo alusión en el literal que antecede, continuando esta última con el pago de las mensualidades
siguientes".
"Sentencia de reemplazo
5º.- Que, sentados los presupuestos fácticos y el encuadre legal que regula la situación en análisis, corresponde
poner de relieve que, la resolución impetrada con arreglo a lo prevenido en el inciso segundo del artículo 1489 del
Código de Procedimiento Civil no opera de pleno derecho, sino que requiere de una sentencia judicial que la
declare, para que ello ocurra es menester que el contratante cumplidor demande impetrando la resolución, ergo,
habiendo dejado de lado la posibilidad de instar por el cumplimiento del contrato incumplido.
Esto es así, precisamente porque el claro tenor del precepto en referencia lo establece al otorgar al acreedor el
derecho a escoger entre pedir la resolución o el cumplimiento del contrato. Esta alternativa a la que queda sujeta la
petición que en el caso de la condición resolutoria tácita se concede al contratante diligente, conduce de modo
ineluctable a concluir que la resolución requiere de una sentencia judicial que se pronuncie sobre aquella solicitud.
De este modo, si para que tenga lugar la resolución, el acreedor debe solicitarla, para lo cual, a su vez, debe haber
optado conforme a la facultad que le señala la ley, quiere decir que la resolución no opera de pleno derecho sólo
por acaecer el evento de la condición.
Don Arturo Alessandri Rodríguez enseña: 'dentro de nuestro Código, la resolución proveniente de la condición
resolutoria tácita no opera de pleno derecho sino en virtud de sentencia judicial y mientras ésta no se dicte, el
contrato subsiste, por lo que el comprador, a fin de enervar la acción resolutoria, puede pagar válidamente el precio
durante el curso del juicio, hasta el mismo momento de dictarse aquélla.' (De la compraventa y de la promesa de
compraventa. Editorial Jurídica, página 420).
Esta Corte Suprema, por su parte, ha seguido la misma línea en diversos casos. Demostrativos de lo anterior son
los fallos de 23 de abril de 1964 en causa caratulada 'Perlwitz con Figueroa' (RDJ, T.61, Sec. 1ª, 2ª parte, pág. 58);
de 10 de diciembre de 1968 en causa caratulada 'Luis Palma con Álvaro Valenzuela', Nº 7966 (Fallos del Mes
Nº 119, sent. Nº 5, pág. 217) y en sentencia de 26 de octubre de 1994, en causa Nº 8917, en la que se consideró:
'Que, asimismo, la condición resolutoria tácita que va envuelta en todo contrato bilateral, no produce la resolución
ipso facto del contrato, porque conforme al artículo 1489 del Código Civil el contratante diligente puede pedir el
cumplimiento del contrato o su resolución, mediante la interposición de una demanda ante el tribunal competente y,
mientras no se dicte una sentencia por el órgano jurisdiccional que declare la resolución del contrato, en el evento
que esa sea la acción ejercida por el vendedor, puede el comprador enervar la acción y hacer subsistir el contrato,
pagando el precio debido.' (Gaceta Jurídica Nº 175, sentencia 3ª, pág. 30).
6º.- Que de lo que hasta aquí se lleva dicho, se desprende que mientras no exista una decisión jurisdiccional que
declare la resolución demandada, el deudor puede cumplir con lo debido durante el curso del juicio incoado para
obtener la resolución, hasta antes que se pronuncie la sentencia respectiva.
Así, dado que la resolución no ha tenido lugar mientras no exista una sentencia que la declare, ha de entenderse
que lo que se encuentra de lado del acreedor que deduzca una demanda impetrándola es precisamente el derecho
a pedirla, empero una vez que haya ejercitado su acción, habrá de estarse al destino de ella, supeditado a lo que
ocurra en el proceso con el proceder de la contraria, quien puede detenerla o neutralizarla, pagando. Entenderlo de
otra manera, sería igual a considerar que la sentencia tiene el carácter de una mera declaración de certeza y,
según ya se ha visto, ello no es así.
7º.- Que en la especie, atento a las reflexiones que anteceden concernientes a lo preceptuado en el artículo 1489
del Código Civil, no sólo es posible verificar que la demandada pagó antes de contestar la demanda efectuó, sin
objeción de la contraria, la suma que, dado los restantes comprobantes de pago de los dividendos, corresponden al
monto total supuestamente adeudado, en exceso incluso, sino que además, según se concluye de la documental
aparejada a fojas 85, quien pagó —aunque con retraso el 6 de agosto de 2008— los dividendos de los meses de
junio y julio del mismo año, fue la propia demandada, por un total de $135.746, lo que resulta plenamente
concordante con el certificado emitido por el banco recaudador de fojas 3 y 110 a 114, que da cuenta que respecto
de esos meses no ha existido un doble pago, resultando aquí más relevante la propia documental acompañada por
el actor de fojas 1 y 2, que permite acreditar que su parte dio satisfacción únicamente al dividendo del mes de
mayo del 2008 por $67.462, más no a aquellos que configuran la hipótesis de incumplimiento que atribuye a la
promitente compradora;
8º.- Que, por consiguiente, sólo resta sostener que al tiempo de la interposición de la demanda, y en lo que interesa
a las pretensiones del actor, no existía deuda impaga de las mensualidades en cuestión, no sólo porque la
demandada pagó en el mes de agosto del año 2008 los dividendos de junio y julio del mismo año, con intereses por
la mora, situación que por lo demás era de habitual ocurrencia, según se desprende de los comprobantes de
recaudación acompañados al proceso, sino que además, el actor permitió que la demandada continuara pagando
los dividendos, a lo menos hasta el febrero del año 2010, que corresponde al dividendo número 116, de acuerdo a
los cupones allegados a estos autos.
9º.- Que según los razonamientos que hasta aquí se han vertido, se encuentra justificado el pago con la fuerza de
enervar la acción de resolución del contrato, demostrativo del esfuerzo de la demandada de perseverar en el
mismo y la aceptación que de la voluntad de la demandada hizo el actor, desplazando esta conducta su derecho a
reclamar la resolución del contrato (...)".
III. R
a) Código Civil
Artículo 1489. "En los contratos bilaterales va envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por uno de los
contratantes lo pactado. Pero en tal caso podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución o el
cumplimiento del contrato, con indemnización de perjuicios".
Artículo 310. "No obstante lo dispuesto en el artículo anterior, las excepciones de prescripción, cosa juzgada,
transacción y pago efectivo de la deuda, cuando ésta se funde en un antecedente escrito, podrán oponerse en
cualquier estado de la causa; pero no se admitirán si no se alegan por escrito antes de la citación para sentencia
en primera instancia, o de la vista de la causa en segunda".
Si se formulan en primera instancia, después de recibida la causa a prueba, se tramitarán como incidentes, que
pueden recibirse a prueba, si el tribunal lo estima necesario, y se reservará su resolución para definitiva.
Si se deducen en segunda, se seguirá igual procedimiento, pero en tal caso el tribunal de alzada se pronunciará
sobre ellas en única instancia".
Artículo 7.3.2 (Notificación de la resolución) "(1) El derecho de una parte a resolver el contrato se ejercita
mediante una notificación a la otra parte.
(2) Si la prestación ha sido ofrecida tardíamente o de otro modo no conforme con el contrato, la parte perjudicada
perderá el derecho a resolver el contrato a menos que notifique su decisión a la otra parte en un período razonable
después de que supo o debió saber de la oferta o de la prestación defectuosa".
Artículo 97. Resolución por incumplimiento "(1) Cualquiera de las partes puede resolver el contrato cuando la
otra haya incurrido en un incumplimiento esencial.
Artículo 98. Resolución por comunicación "La resolución opera mediante comunicación escrita a la otra parte y
produce efectos desde su recepción".
IV. B
V. O
Bernardo Gabriel Contreras Ibacache con Gerardo Ernesto Findel Westermeier (2014): Corte de
Apelaciones de La Serena, 24 de julio de 2014, rol Nº 1455-2013. Cita Online: CL/JUR/4824/2014.
Canales Lavín, Carmen contra Riveros Bianchi, Gerardo (2010): Corte Suprema, 31 de marzo de 2010, rol
Nº 3614-2008. Cita Online:
CL/JUR/1994/2010.
Industria de Sacos S.A. con Largio Romero González (1997): Corte de Apelaciones de Santiago, 16 de
enero de 1997, rol Nº 3095-1996. Cita Online: CL/JUR/2169/1997.
Ivanyi Gaspar, Andrea contra Emben Blumer, Juan Carlos (2010), Corte Suprema, 14 de enero de 2010, rol
Nº 5431-2008. Cita Online:
CL/JUR/792/2010.
Lucy Brockmann Weidenslaufer con Jaime Campos Pérez y otra (2016): Corte Suprema, 15 de junio de
2016, rol Nº 24968-2014, Cita Online: CL/JUR/4154/2016.
Roberto Gallardo Lara con Carlos Roa Torres (2011): Corte Suprema, 25 de mayo de 2011, rol Nº 6676-
2009. Cita Online: CL/JUR/10011/2011.
C. T .L 433
I. L
Las partes, en el ejercicio de su libertad contractual, pueden modular los remedios frente al
incumplimiento. Asumiendo que el contrato es un dispositivo que prevé, tanto para el cumplimiento, como
para su incumplimiento434, las partes pueden, entre otras cosas, incorporar pactos o cláusulas que fijen, en
todo o parte, la disciplina de los remedios del acreedor para el evento del incumplimiento. En caso contrario,
será la norma dispositiva la que integrará al contrato, supliendo la voluntad de las partes. Es decir, el
artículo 1545 del Código Civil.
Las reglas que disciplinan los efectos del incumplimiento comportan elementos de la naturaleza de todo
contrato, pues así lo dispone el artículo 1444 de Código Civil. En tal calidad, los contratantes, haciendo uso
de su libertad contractual, pueden modificar o excluir (con algunos límites), incorporando pactos accesorios
(elementos accidentales), modulando, de esta forma, —según lo estimen conveniente a sus intereses— el
incumplimiento y sus efectos.
Esta libertad de pacto encuentra reconocimiento expreso, para la compraventa, en el artículo 1887 del
Código Civil, al disponer que: "Pueden agregarse al contrato de venta cualesquiera otros pactos accesorios
lícitos; y se regirán por las reglas generales de los contratos". Asumiendo el carácter general de esta regla,
encontramos en ella un reconocimiento a la libertad contractual (de configuración interna), cuyo ejercicio
queda sometido a los límites propios que imponen las reglas generales de los contratos, es decir, la ley, el
orden público y las buenas costumbres, además de, en la opinión de Clemente Meoro435, la buena fe y la
lealtad negocial436.
Por lo tanto, la disciplina legal de los remedios contractuales forma parte de la regla contractual, en tanto
ella no sea desplazada de forma total o parcial por la incorporación de estipulaciones expresas lícitas. A
tales normas legales y/o estipulaciones de las partes se someterá el incumplimiento contractual y sus
efectos. Lo cual significa que, si las partes nada dicen, aplica la norma dispositiva, en particular el
artículo 1489 CC.
Al examinar la regla contenida en el artículo 1489, podemos detectar una serie de inconvenientes que
invitan a las partes a configurar de forma convencional el remedio resolutorio. En primer lugar, el carácter
potestativo del remedio, es decir, la resolución opera por sentencia judicial, por lo que el comprador debe
iniciar un juicio ordinario (resolución por declaración judicial)437; en segundo lugar, los resultados del juicio
son inciertos porque dependen de la calificación que haga el juez acerca del carácter esencial o no del
incumplimiento.
Ambas consideraciones son suficientemente poderosas como para justificar la regulación convencional de
la resolución del contrato, introduciendo una cláusula accidental según la cual las partes configuran la
facultad de resolver el contrato, superando los inconvenientes señalados, al establecer, por ejemplo, una
resolución extrajudicial invirtiendo la carga de accionar del acreedor al deudor438. En el nuevo derecho de
contratos (CISG, UNIDROIT, PECL, PLDC, entre otros), este es el modelo que predomina; el de la
resolución por comunicación. Incluso en los PLDC439 se regula expresamente la cláusula resolutoria,
siguiendo el modelo del Codice Civile440 y del nuevo Código Civil y Comercial argentino441.
Para el caso de los PLDC, la regulación de las cláusulas resolutorias establece lo siguiente:
(1) Las partes pueden incorporar al contrato cláusulas que confieran al acreedor la facultad de resolverlo.
(2) La cláusula debe indicar las obligaciones cuyo incumplimiento conlleva resolución.
(3) Estas cláusulas no privan al acreedor de la posibilidad de optar por cualquiera de los otros medios de tutela".
Podemos sintetizar que, a partir de lo expresado, los elementos comunes a la cláusulas resolutorias bajo
los esquemas de los instrumentos de derecho uniforme y comparado: en primer lugar, son pactos que las
partes introducen al contrato con el propósito de conferir la facultad de resolver el contrato mediante
comunicación; en segundo lugar, la cláusula deberá especificar los incumplimientos resolutorios, o bien las
obligaciones determinadas, cuyo incumplimiento facultará la resolución del contrato; y, por último, hecha la
comunicación, la resolución opera extrajudicialmente y de pleno derecho.
La interrogante que se presenta a continuación refiere a las reglas que gobiernan este tipo de cláusulas.
El Código Civil regula el "pacto comisorio"442 en la compraventa, pacto en virtud del cual las partes
estipulan que, si el comprador no paga el precio, el contrato se resuelve, sin perjuicio de la opción del
vendedor de conservar el contrato, demandando el cumplimiento de la obligación (artículos 1877 y 1879
CC). Y también que este pacto comisorio puede ser de dos clases: simple o calificado. Por este último, las
partes acuerdan la resolución "ipso facto"; no obstante, como sabemos, ella igualmente requiere de
demanda judicial, al punto que el comprador puede hacer subsistir el contrato si paga dentro de las 24
horas siguientes a su notificación. Si no lo hace, opera la resolución y la sentencia así lo constatará.
El pacto comisorio, ya calificado, ya simple, no priva al vendedor de la opción prevista en el artículo 1873
del Código Civil; por tanto, la diferencia entre el pacto comisorio simple y calificado reside en que el primero
no hace diferencia con la regla general del artículo 1489 y la particular del citado artículo 1873, al punto que
se afirma que es una condición resolutoria tácita expresada443. En cambio, en el pacto comisorio
calificado, si el vendedor se inclina por la resolución igualmente debe demandar, siendo dos las
particularidades que hemos de destacar: a) basta para la resolución el no pago del precio; b) la resolución
opera automáticamente si el comprador no paga dentro de las 24 horas siguientes a la notificación de la
demanda.
Sin embargo, a pesar de la literalidad de la regla, para el pacto comisorio calificado no se produce la
resolución ipso jure del contrato. Por consiguiente, en nuestro Código Civil no se reconocen, ni regulan, las
cláusulas resolutorias o de resolución extrajudicial. Es por esta razón que preferimos abandonar la
discusión acerca de la aplicación extensiva del pacto comisorio a otras obligaciones en la compraventa y a
otros contratos bilaterales444.
Asumiremos que en todo contrato bilateral las partes, en ejercicio de su autonomía de la voluntad, son
libres para incorporar cláusulas resolutorias cuyos efectos quedan sometidos a las reglas generales de los
actos y contratos (artículo 1887 CC)445. La construcción dogmática de las cláusulas resolutorias a partir del
pacto comisorio de la compraventa da lugar más a problemas que a soluciones.
Ante todo, huelga definir qué son las cláusulas resolutorias. Se trata de aquellas por la que las partes
confieren trascendencia resolutoria a determinados incumplimientos de un contrato bilateral, pudiendo ellas
resolver el contrato en forma extrajudicial.
No se descartan las cláusulas que provocan la resolución automática, sin perjuicio de la discusión a que
da lugar su eficacia y a la que nos referimos más abajo.
Como lo demuestra la experiencia del derecho comparado y la práctica contractual local, la genuina
cláusula resolutoria es la que, frente a determinados incumplimientos —que por voluntad de las partes
tienen transcendencia resolutoria—, confieren al acreedor la facultad de resolver extrajudicialmente el
contrato.
Ante la falta de regulación de las cláusulas resolutorias en nuestro Código Civil, en la práctica ellas dan
lugar a una serie de problemas respecto de su validez y efectos. Entre tales problemas, destacan: (a) El
primero, refiere a la validez de las cláusulas resolutorias; (b) el segundo, al de la eficacia de las cláusulas
de resolución automática; (c) el tercero, el de la definición de los incumplimientos resolutorios; y (c), el
cuarto, aquél sobre si la inclusión de una cláusula resolutoria impide o no el recurso a la resolución judicial
conforme con el artículo 1489 CC.
Según lo expuesto, las partes pueden disponer del artículo 1489 del Código Civil. En lo que concierne a
los pactos modificatorios, sabemos que su licitud está condicionada a la observancia de las reglas
generales de los actos y contratos.
Entonces, las cláusulas resolutorias tienen como presupuesto: primero, la naturaleza dispositiva de este
último artículo y, seguidamente, la facultad de las partes de modificarla.
La Corte Suprema reconociendo el desplazamiento de la norma dispositiva, siempre que la cláusula sea
lícita, expresa que:
"Judicializar el pacto comisorio calificado repugna a la esencia de este pacto, afectando con ello el principio de la
libertad contractual, toda vez que si las partes acordaron que el incumplimiento acarrea la resolución de pleno
derecho debe respetarse la voluntad expresada en el contrato, puesto que si hubieren querido otra cosa lo habrían
especificado, salvo en aquellos casos en que exista un interés superior comprometido, o se afecte el orden público,
la moral o las buenas costumbres, lo que no ocurre en la especie"446.
Podemos afirmar que la validez de esta clase de cláusulas se verá afectada si existe alguna norma
limitativa de la libertad contractual, indisponible por voluntad de las partes. Dos casos pueden ilustrar el
punto: el primero, el de la cláusula resolutoria o pacto comisorio calificado por no pago de la renta en un
contrato de arrendamiento regido por la Ley Nº 18.101; y aquellas incorporadas en contratos de adhesión
sometidos a la Ley Nº 19.496. En lo que concierne a estas últimas, la respuesta es sencilla, la cláusula
sería nula si por aplicación de la regla de la letra g) del artículo 16 se estima abusiva447.
Respecto de los contratos de arrendamiento, existen dos líneas jurisprudenciales. La primera que le resta
validez a la cláusula, al entender que las normas de los artículos 1977 del Código Civil y del artículo 10 de
la Ley Nº 18.101 son imperativas e indisponibles, de modo que, si el arrendatario no paga la renta, estas
disposiciones son las que fijan el camino al arrendador para la terminación del contrato (la forma en que
opera la resolución), asumiendo que el último precepto reconoce un derecho a favor del arrendatario y que
conforme con el artículo 19 de la misma ley, sería irrenunciable. Así, en la sentencia de la Corte de
Apelaciones de Santiago de 6 de noviembre de 2015448 se lee:
"Quinto: Por lo tanto, el incumplimiento de la obligación de pagar la renta tiene una normativa particular, en el
sentido que el arrendador sólo está facultado para poner término al contrato una vez que el arrendatario sea
constituido en mora por un período entero y únicamente después de haberse efectuado las dos reconvenciones
judiciales que manda la ley. Ahora, no puede descartarse a priori que tal regla pueda alterarse a través de la ley del
contrato o, que es lo mismo, por medio de un acuerdo de las partes, en ejercicio de la autonomía de la voluntad.
Empero, para ese efecto sería preciso asumir que las normas aludidas integran aquello que puede estar sujeto a la
libre disposición de los contratantes. Sin embargo, el artículo 19 la Ley Nº 18.101 establece de modo inequívoco
que 'Son irrenunciables los derechos que esta ley concede a los arrendatarios'. De ahí que sea dable concluir que
se trata de normas de orden público; que, en el extremo que se examina, el arrendamiento es un contrato dirigido y
que, por ende, tales disposiciones legales no están sujetas a la libre disponibilidad de los contratantes".
Sin embargo, la sentencia de 11 de mayo de 2016449, la Corte Suprema, sentando una doctrina contraria,
reconoce la plena validez y eficacia del pacto comisorio calificado, al expresar en lo que nos interesa que:
"El artículo 1977 no tiene sin embargo la forma de una disposición limitativa de la autonomía contractual. Por el
contrario, ella concede un derecho al arrendador y regula la forma de su ejercicio: 'la mora de un período entero en
el pago de la renta, dará derecho al arrendador...'. Este derecho legal del arrendador no excluye que las partes
puedan pactar la terminación ipso facto del contrato. Lo anterior es sin perjuicio de las limitaciones procedimentales
que sí establece el artículo 4º de la Ley Nº 18.101 y que en la especie se cumplieron a cabalidad. En efecto, incluso
si las partes pactaron la terminación ipso facto del contrato, el arrendador solo puede solicitar judicialmente la
restitución del inmueble. Pero en este caso, el arrendatario no podrá ya enervar esta acción de restitución mediante
el pago de lo adeudado. En atención a lo razonado, esta Corte concluye que la sentencia impugnada no ha
incurrido en la infracción del artículo 1977 del Código Civil que se le reprocha".
Coincidimos con la interpretación que ofrece la Corte Suprema en esta sentencia, desde que el
artículo 1977 y 10 de la Ley Nº 18.101 reconocen al arrendador el derecho a terminar el contrato y la forma
de ejercerlo, por lo que mal podría estimarse aplicable el artículo 19 de la citada ley. Sin embargo, nos
parece que su validez es discutible, no por los argumentos que da la Corte de Apelaciones de Santiago,
sino por tratarse de una cláusula abusiva contraria al orden público, esto es, aplicando no el Derecho de
Consumo, sino las reglas de la nulidad del Derecho común, como lo hizo la Corte de Apelaciones de
Santiago, en sentencia de 4 de junio de 2010, que declara nula una cláusula penal en un contrato de
leasing por estimarla abusiva.
Ahora nos ocupa la eficacia de una cláusula de resolución automática o de pleno derecho. La cuestión es
si esta clase de pactos producen el efecto de resolver el contrato por el solo hecho del incumplimiento o si,
por el contrario, el acreedor tiene el derecho a atajar el efecto resolutorio, insistiendo en el cumplimiento,
exigiéndolo, más una indemnización de daños o ejercitando la pretensión indemnizatoria autónoma.
Entonces, la cuestión concierne a si a pesar del acuerdo de las partes, la resolución igualmente requiere de
un acto recepticio que contenga su voluntad de resolver el contrato. De una comunicación.
Cómo poner en duda que las partes, haciendo ejerciendo su libertad contractual, pueden introducir al
contrato una cláusula de resolución de pleno derecho y que por aplicación del principio de la fuerza
obligatoria no quedaría más que respetar lo acordado por los contratantes: que la resolución opere de pleno
derecho. Claramente es una lectura acorde con una mirada tradicional de la fuerza obligatoria del
artículo 1545 del Código Civil y pareciera ser la que defiende Pizarro Wilson, quien, a propósito de la
compatibilidad entre la cláusula resolutoria por comunicación y la acción resolutoria del artículo 1489 del
Código Civil, afirma que:
"Para estos efectos, resulta relevante la distinción entre el pacto comisorio calificado en otros contratos diversos a
la compraventa y a la obligación de pagar el precio en que se ha estipulado el efecto resolutorio de pleno derecho,
de aquella cláusula resolutoria en que el acreedor debe manifestarse para que opere la resolución. Sólo en esta
última está abierta la posibilidad al acreedor de judicializar la resolución ejerciendo la acción resolutoria, pues
tratándose de un pacto comisorio calificado la resolución se generó por el mero incumplimiento sin que ninguna de
las partes pueda evitarlo"450.
Más adelante el autor nos explica que, en su opinión, la diferencia entre una cláusula resolutoria y un
pacto comisorio calificado es precisamente que en este último "Basta el incumplimiento para entender
verificada la resolución", entendiendo que es inherente a este último el efecto de pleno derecho451.
"Las partes pueden otorgarle o no el efecto resolutorio de pleno derecho al incumplimiento, no pudiendo exigirse
una manifestación de voluntad mediante un acto recepticio si las partes no lo han querido. Desde una perspectiva
práctica parece conveniente que así sea, pero la ausencia de esa condición no puede introducirse por vía de
interpretación contra la voluntad de las partes. Lo que las partes convinieron fue un pacto comisorio calificado y no
una cláusula resolutoria"452.
Sin embargo, existe otra lectura —que es la que aquí defendemos— que vincula de modo necesario a las
cláusulas resolutorias con la facultad de resolver del artículo 1489 del Código Civil, ahora, eso sí, modelada
convencionalmente, razón por la cual hay una fuerte resistencia en aceptar el efecto resolutorio automático
por el solo incumplimiento. Y se llega a esta solución, bien por la vía de sostener que el efecto resolutorio
es renunciable conforme con el artículo 12 del Código Civil, desde que éste cede sólo a favor del acreedor,
sin estar prohibida su renuncia; o por la vía de sostener que, pese a lo pactado, como de lo que se trata es
de la resolución del contrato entendida como remedio al incumplimiento, ella siempre requerirá de un acto
recepticio o de una comunicación del acreedor al deudor que contenga la voluntad del primero de resolver
el contrato. Así, el acreedor siempre conservaría la opción entre resolver el contrato y ejercer otro remedio
distinto en su lugar: el cumplimiento o una indemnización. Por lo demás, así se desprendería del
artículo 1878 que declara que el pacto comisorio —sin distinguir según sea simple o calificado— no priva al
vendedor de la opción de ejercer la pretensión de cumplimiento.
La Corte Suprema, en sentencia de 30 de diciembre de 2009, recoge esta segunda lectura, restando
eficacia a la cláusula de resolución automática, expresando lo que:
"No obstante lo anterior, atendido su origen histórico y el principio de la autonomía de la voluntad que informa al
derecho privado, resulta indiscutible actualmente para la doctrina y la jurisprudencia que el pacto de este tipo de
estipulaciones no se encuentra limitado únicamente a la compraventa, pudiendo acordarse en cualquier tipo de
convenciones o negocios.
Del mismo modo, debe también considerarse que afirmar que el mero incumplimiento acarrea la resolución de
contrato importa, desde ya contradecir, la evolución comparada de la institución y sus desarrollos dogmáticos más
modernos, todos los cuales, como se ha dicho, tanto en los ordenamientos que contemplan el pacto comisorio de
modo general o únicamente a propósito del contrato de compraventa, estiman fundamental para la resolución
acontezca, un acto unilateral recepticio por parte del acreedor diligente en el sentido de prevalerse de la
cláusula"453.
En fin, si bien ambas posiciones son atendibles, no hay duda de que una cláusula como la presentada
puede originar controversia en torno a su eficacia, de modo que el propósito de las partes es modular la
resolución judicial, con la finalidad de superar sus inconvenientes, por qué no replantearnos la cláusula,
reconociéndole siempre al acreedor la facultad de resolver o no el contrato. En otros términos, sustituir el
efecto resolutorio automático por la facultad de resolver en manos del acreedor, pasando de una resolución
automática a otra por comunicación. De esta forma, evitamos una posible discusión que obstaculizará
aquello que las partes persiguen al incorporar una cláusula resolutoria, que es modular convencionalmente
la facultad que reconoce el artículo 1489 del Código Civil.
Es usual que en la práctica contractual nos encontremos con cláusulas que reconocen al acreedor la
facultad de resolver el contrato. Asimismo, se pueden identificar casos en que se dispone la resolución
automática para el evento que la otra parte incumpla cualquiera de las obligaciones contraídas o, que para
efectos de la resolución o terminación del contrato las partes elevan a la calidad de esencial todas las
obligaciones contractuales. Es decir, se introducen pactos con una alusión genérica a los incumplimientos
que activarán la cláusula resolutoria. Sobre esto, conviene traer las palabras de Verdera Server:
"La cuestión cobra una especial importancia a la vista de la frecuencia (muy a menudo convertidas en auténticas
cláusulas de estilo) con las que se incluyen en las estipulaciones contractuales condiciones resolutorias de perfiles
difusos o se indica, como regla de cierre, que todas las obligaciones contractuales (sean cuales sean) tienen el
carácter esencial para las partes y permiten la resolución del contrato" (CCJC, 2014).
El autor entiende que respecto de estas cláusulas resolutorias cabría el control judicial sobre si el
incumplimiento en que se funda la resolución tiene o no el carácter de esencial, pasando por sobre la ley
del contrato, pudiendo declarar la impertinencia de la resolución.
El recurrente alega que procede la resolución judicial según el artículo 1489 CC, dado que la otra parte se
limitó a comunicar la resolución sin especificar el incumplimiento en que la funda.
En la sentencia se lee:
"DECIMOQUINTO: Que del análisis del anexo 'Condiciones Generales', que forma parte integrante de cada uno de
los contratos suscritos por las partes, se aprecia que estas expresamente contemplaron la facultad de poner
término anticipado, ipso facto y unilateralmente al contrato ante cualquier incumplimiento de las obligaciones que
eran de cargo de INELCO.
Es decir, los contratantes expresamente establecieron la procedencia del pacto comisorio calificado, sin necesidad
de declaración judicial previa, de manera que se debe estar a esa manifestación de voluntad, la que no puede ser
desconocida por ninguna de las partes que la suscribieron. Luego, siendo un hecho establecido en la causa que
INELCO incumplió sus obligaciones al no emplear la debida diligencia y cuidado en la ejecución de las obras
encomendadas, la demandada principal y demandante reconvencional se encontraba facultada para poner término
a la relación contractual que la vinculaba con la contraria, resultando para ello suficiente la comunicación efectuada
mediante carta, sin que sea exigible en la especie, dado los términos del pacto comisorio calificado, accionar ante
el órgano jurisdiccional con el fin de perseguir que éste declare la resolución de los contratos".
Sin embargo, encontramos dos sentencias que restan eficacia a una cláusula que tipifica genéricamente
los incumplimientos con trascendencia resolutoria.
En la primera, de la Corte de Apelaciones de Santiago, de 3 de julio de 2008, el Tribunal, pese al tenor
literal de la cláusula "genérica" de incumplimiento esencial, no da lugar a la resolución dado que se trata de
una obligación accidental y su incumplimiento sólo daría lugar a la resolución si las partes lo hubieren
acordado expresamente. Y, en la segunda, la Corte de Apelaciones de La Serena, desconoce efectos a la
cláusula resolutoria que declara que: cualquiera falta en el cumplimiento del contrato daba derecho al
arrendador a hacerlo cesar, sin que el arrendatario pueda por ello hacer reclamo alguno o cobrar perjuicios.
El arrendatario incurrió en mora respecto de un canon de arrendamiento.
Esta línea jurisprudencial resulta coherente con las exigencias de la buena fe, dado que cláusulas como
las descritas necesariamente nos hacen regresar al artículo 1489 del Código Civil, pues el juez conserva
sus facultades para calificar si el incumplimiento es o no esencial.
Entendemos que la posición que aquí se defiende, en principio, contraría la regla de la fuerza obligatoria
del contrato del artículo 1545, dado que implica pasar por sobre lo querido por las partes, y lo querido por
las partes fue que, ante cualquier incumplimiento procede la resolución del contrato. Sin embargo, es la
buena fe objetiva la que viene a morigerar la vigencia de este principio.
Por lo demás, este tipo de cláusulas normalmente son impuestas por una de las partes a la otra,
reservándose ella la facultad de resolver el contrato. Y la pregunta es ¿una persona razonable, en un pie de
igualdad, aceptaría una cláusula como ésta? ¿Consentiría libremente en ella? La respuesta es negativa.
Nuestra opinión es que estas cláusulas resolutorias genéricas son incompletas dado que omiten un
elemento fundamental ¿cuál es?; la definición específica de aquellos incumplimientos u obligaciones cuya
infracción tiene trascendencia resolutoria. Y como es incompleta, el desplazamiento del artículo 1489 del
Código Civil es parcial, conservando el juez la facultad de calificar si el incumplimiento invocado es o no
esencial.
La exigencia se aprecia con nitidez si recordamos aquella condición que torna procedente el remedio
resolutorio, cual es la esencialidad del incumplimiento. Para estos efectos, resulta particularmente
gravitante la calificación que las partes asignen al incumplimiento del contrato, especificando el tipo de
incumplimiento que hará procedente el ejercicio de la facultad resolutoria456. Sólo de esta forma, y no de
otra, se satisfará el requisito de la precisión y especificad de los incumplimientos resolutorios en este tipo de
cláusulas.
Un caso resulta ilustrativo sobre la especificidad del incumplimiento resolutorio457. Una empresa arrienda
a otra un inmueble, con el objeto de instalar y operar en él un campo de mini golf. Celebrado el contrato, la
arrendataria se vio imposibilitada de llevar adelante el proyecto del campo de mini golf, pues la normativa
urbanística prohibía el uso comercial de ese inmueble, cuestión que no le fue informada por parte de la
arrendadora al tiempo del perfeccionamiento del contrato. La arrendataria demanda la resolución del
contrato y la indemnización de perjuicios. La Corte de Apelaciones de Santiago acogió la demanda de
terminación del contrato, aduciendo que las partes incorporaron al contrato, como una obligación esencial,
el que el inmueble arrendado estuviera en condiciones de ser utilizado para los fines para los que se
celebró el contrato, esto es, instalar y operar un campo de mini golf.
Resta considerar si, al incorporar una cláusula resolutoria, las partes han excluido la resolución judicial del
artículo 1489 del Código Civil; o, en otros términos, si es compatible, o no, la resolución convencional por
comunicación y la resolución judicial del artículo 1489.
Una sentencia de la Corte Suprema, la de 9 de diciembre de 2008, que se pronuncia sobre la posibilidad
de demandar la resolución judicial conforme el artículo 1489 del Código Civil, a pesar de que las partes
incorporaron a un contrato de arrendamiento un pacto comisorio calificado con comunicación, expresando
en su considerando octavo:
"Que, sin perjuicio de lo antes indicado, el incumplimiento contractual en que ha incurrido la arrendataria ha hecho
operar, en virtud de lo dispuesto en el artículo 1489 del Código Civil, la condición resolutoria envuelta tácitamente
en todo contrato bilateral, que, en el caso del arrendamiento, por su especial naturaleza de contrato de tracto
sucesivo, opera como causal de término o expiración del mismo y no, en estricto rigor, de resolución. Pues bien, el
hecho de haber estipulado las partes un pacto comisorio no puede ser obstáculo, como se afirma en el recurso,
para el ejercicio de la acción resolutoria que emana de la condición resolutoria tácita y al haberse verificado el
hecho de que pendía tal condición, según se tuvo por acreditado por los jueces de la instancia, debió la sentencia
haber declarado el término del arrendamiento y, consecuencialmente, condenar al pago de las rentas
insolutas"458.
No hay por ahora una respuesta definitiva a esta interrogante. De una parte, la incorporación de una
cláusula resolutoria no descarta, necesariamente, la resolución judicial; de otra, no podemos afirmar la
opción del acreedor, entre la resolución por comunicación y la judicial, a pretexto que la cláusula resolutoria
es renunciable conforme con el artículo 12 del Código Civil.
La cláusula resolutoria no está establecida en el sólo interés del acreedor, sino que en el de ambas
partes, pues es a través de ella que las partes distribuyen los riesgos anexos a la destrucción del contrato.
Habida cuenta que la cláusula es parte integrante del contrato, el reconocimiento de la facultad del acreedor
para renunciar a ella implica aceptar una modificación unilateral del contrato. No debemos confundir el
carácter renunciable de la facultad resolutoria, e incluso del efecto resolutorio en una cláusula de resolución
automática, con la renuncia unilateral de la cláusula que es parte del contenido contractual.
Distinto será que, desde una interpretación de la cláusula, se extraiga que la común intención de los
contratantes no fue limitar la resolución a las hipótesis previstas por la cláusula contractual, sino que dejar
abierta la posibilidad de la resolución judicial. El régimen de resolución convencional no es exhaustivo, por
lo que no excluye la resolución judicial del citado artículo 1489, conviviendo ambas modalidades de
resolución de contrato.
Sin perjuicio de lo anterior, hemos de advertir un caso en el que puede producir un desplazamiento de la
cláusula resolutoria, permitiendo al acreedor volver al derecho común o dispositivo, privando, de este modo,
al deudor de la protección que ella le confiere. Pensamos en el caso de los incumplimientos dolosos. De
igual forma, cuando las partes introducen una cláusula resolutoria la prevén para incumplimientos casuales
o meramente negligentes (culpa leve), no para los dolosos o con culpa grave.
Si este es el caso, que el incumplimiento del deudor es doloso o con culpa grave, y si consideramos que
la cláusula resolutoria confiere una dosis importante de protección al deudor, limitando los efectos nocivos
de su incumplimiento, la aplicación de un principio transversal en materia de remedios al incumplimiento
contractual impide al deudor que comete dolo o culpa grave al infringir el contrato invocar la protección
conferida por el mismo. Ha sido el mismo deudor el que ha cometido tal infracción no sólo desconociendo la
regla convenida, sino también despreciando el interés de su contraparte.
Es por este orden de consideraciones que el acreedor queda autorizado a proceder como si se tratase de
una cláusula no escrita, lo que en este caso se traduce en volver al Derecho común respecto del remedio
de la resolución contractual, transitando, ahora de vuelta, desde una resolución por comunicación a una por
declaración judicial, siendo aplicable la regla del artículo 1489 del Código Civil.
Bibliografía
D -P , Luis (2007). Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial I, Teoría del Contrato. Navarra:
Civitas.
G , Beatriz (2015). Cláusula resolutoria y control del incumplimiento. Madrid: Derecho Privado,
BOE.
_____________ (2013). "Cláusula resolutoria y pacto comisorio calificado. Tan lejos tan cerca", en
Domínguez, C.; González, J.; Barrientos, M.: Goldemberg, J. (coords.), Estudios de Derecho Civil VIII.
Santiago: Thomson Reuters.
V O , Álvaro (2000). "La construcción de la regla contractual en el derecho civil de los contratos".
Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Nº 21.
_____________ (2018). "La cláusula resolutoria como manifestación de la facultad de resolver el contrato.
Cuestiones en torno a su validez y eficacia". Revista Vniversitas, Colombia (en prensa).
Jurisprudencia citada
Banco Security con Sociedad de Transportes San Marcos (2008): Corte Suprema, 9 de diciembre de 2008,
rol Nº 5821-2007.
Bice Vida Compañía de Seguros S.A. con Constructora Santa Beatriz S.A. (2015): Corte de Apelaciones de
Santiago, 6 de noviembre de 2015, rol Nº 8276-2015.
Glide Diversiones Limitada con Compañía de Inversiones y Desarrollo Sur S.A. (2008): Corte de
Apelaciones de Santiago, 29 de noviembre de 2007, rol Nº 3073-2003.
Ingeniería Eléctrica y Construcción Limitada con Sociedad Austral de Electricidad S.A. (2016): Corte
Suprema, 29 de septiembre de 2016, rol Nº 17061-2016.
Oyaneder Meléndez, Pedro con Lucero Araya, Juan (2016): Corte Suprema, 11 de mayo de 2016, rol
Nº 4804-2015.
Roa Longueira Fernando y Otros con Tapia Hermanos Limitada (2009): Corte Suprema, 30 de diciembre de
2009, rol Nº 5817-2008.
II. L
Normativa aplicada: artículos 1489, 1877, 1878, 1879 y 1880 del Código Civil
Producto de lo anterior, la empresa contratante utilizó la facultad dispuesta en el contrato de poner término
anticipado, ipso facto y unilateralmente al negocio, ante cualquier incumplimiento de las obligaciones de
Ingeniería Eléctrica y Construcción, ante lo cual el recurrente alega que procede la resolución judicial según
el artículo 1489 del Código Civil, dado que la otra parte se limitó a comunicar la resolución sin especificar el
incumplimiento en que la funda.
b) Sentencia
"SEGUNDO: Que, para una acertada resolución del recurso de nulidad sustancial, es conveniente dejar constancia
de los siguientes antecedentes del proceso:
1. Que (...) Ingeniería Eléctrica y Construcción Ltda., INELCO, interpone demanda de resolución de contrato con
indemnización de perjuicios en contra de la empresa Sociedad Austral de Electricidad S.A. (SAESA).
Señala que su representada se validó como contratista de la demandada con el fin de participar en diversas obras,
en las que le correspondería efectuar la instalación eléctrica. En ese contexto se adjudicó cuatro proyectos, el
Terminal y Hotel de Puerto Montt, el Conjunto Residencial Osorno, el Conjunto Residencial Parque Universitario
Osorno y el Mall de Castro, obras que fueron ejecutadas inicialmente por un mandante principal, de manera que el
inicio y avance de su trabajo dependía de terceros.
Añade que, si bien existieron retrasos en las obras encomendadas, ello tuvo su origen en tres factores no
imputables a su representada, pero no obstante ello la demandada, sin negociación previa, le envió una
comunicación en la que manifestaba su intención de no continuar con dos de las obras. Lo anterior a su juicio
carece de toda validez legal, puesto el pacto comisorio requiere una causa legal que sea declarada judicialmente.
En forma subsidiaria solicita el cumplimiento forzado de las obras que indica, toda vez que si bien recibió una carta
comunicando el término de las mismas, su representada está llana a cumplir con la obligación encomendada.
(...)
3. Que el juez de primer grado rechazó la demanda principal, desestimó la acción subsidiaria y acogió la demanda
reconvencional de indemnización de perjuicios por incumplimiento contractual. Dicho fallo fue apelado la actora y,
conociendo una sala de la Corte de Apelaciones de Valdivia de dicho recurso, lo confirmó.
(...)
SEXTO: Que en el caso sub lite son hechos establecidos por los jueces del fondo, los siguientes:
a). Que SAESA no incurrió en incumplimiento culpable o doloso de las obligaciones que le imponían los contratos
suscritos por las partes.
b). Que INELCO incurrió en incumplimiento de las obligaciones, toda vez que: 1) respecto del contrato Terminal de
Buses de Puerto Montt ejecutó menos obras que las pagadas; 2) en el Conjunto Residencial Osorno incurrió en
atrasos y tampoco terminó completamente las obras; y 3) en el Mall de Castro y Conjunto Residencial Osorno
incurrió en insuficiencia y ausencia de personal.
c). Que SAESA terminó los contratos el 3 de febrero de 2012, decisión anticipada a INELCO por carta y aceptada
por ésta".
Parte Demandante
"PRIMERO: Que la parte recurrente sostiene que la sentencia objetada ha infringido los artículos 1545, 1879, 1873,
1489, 1697 y siguientes del Código Civil; 384, 428, 429 del Código de Procedimiento Civil.
Alega que la acción presentada se originó con ocasión del anuncio efectuado por la demandada en relación a su
intención de terminar dos de los cuatro contratos que ligaban a las partes, sin que mediara una declaración judicial
previa en tal sentido. Explica que en las cartas remitidas la contraria no dio explicación alguna de cuál sería el
supuesto incumplimiento reclamado, limitándose a hacer una referencia genérica respecto de una supuesta falta de
cumplimiento de lo acordado, de forma tal que su representada no aceptó los términos de la aludida comunicación.
Expresa que los contratos no pueden ser dejados sin efecto en forma unilateral, toda vez que para la procedencia
del pacto comisorio calificado se requiere una declaración judicial previa que acoja la solicitud de término del
contrato por alguna causa legal. Reclama que lo resuelto por el tribunal, en cuanto a que la demandada no debía
ejercer acción alguna de resolución ya que los contratos se terminaron al momento de la verificación del supuesto
incumplimiento, resulta ser una postura repudiada por la jurisprudencia y doctrina mayoritaria.
Adiciona que incluso en el hipotético caso en que se adoptare la posición minoritaria, esto es, que el pacto
comisorio calificado pone fin al contrato sin necesidad de gestión judicial previa, debe existir un estándar mínimo
que lo autorice, puesto que, de otra manera, la cláusula del pacto comisorio se convertiría en una condición
meramente potestativa del deudor. Y, en el caso de autos, las cartas enviadas por la demandada no mencionan
ningún incumplimiento en particular, ya que sólo se remiten a una cláusula del contrato que tampoco enumera o
distingue situaciones específicas, por lo que de la lectura combinada de ambos documentos no puede deducirse a
qué incumplimiento se estaría refiriendo.
(...)".
Parte Demandada
"SEGUNDO: (...)
(...)
2. Que la demandada solicitó el rechazo de la demanda, explicando que de acuerdo al Anexo 'Condiciones
Generales', que forma parte de los contratos suscritos por las partes, se contempló la facultad de SAESA de
ponerles término anticipado, ipso facto y unilateralmente, ante cualquier incumplimiento de las obligaciones que
eran de cargo de la demandante. Afirma entonces que habiéndose declarado la resolución de los contratos con
ocasión de los reiterados incumplimientos de la actora, no resulta procedente en estos autos solicitar idéntica
declaración, toda vez que su representada nada adeuda por concepto de gastos y obras ejecutadas.
"CUARTO: Que para un adecuado análisis de los errores de derecho invocados por el recurrente de casación cabe
tener presente que la cita de las disposiciones legales denunciadas, expuestas previamente en el motivo primero y
los argumentos esgrimidos en apoyo de sus afirmaciones en tal sentido, tienen por objeto sustentar que dichas
infracciones se habrían cometido por los jueces del fondo: 1. al estimar que el pacto comisorio calificado operó sin
necesidad de una declaración judicial previa que pusiera término al contrato; 2. al concluir que la prueba rendida en
autos acreditaba el incumplimiento de su parte respecto de las obligaciones del contrato; y 3. al desconocer que su
representada no aceptó el término de los contratos, por considerar que las cartas enviadas constituían una mera
invitación a negociar.
QUINTO: Que en el contexto de la controversia sub lite, en primer lugar, resulta pertinente recordar que la
condición resolutoria tácita surge del texto del artículo 1489 del Código Civil. Se ha entendido que este precepto
envuelve una regla que rige exclusivamente la situación que se produce en los contratos bilaterales cuando una de
las partes ha cumplido o está llana a cumplir el contrato y la otra se niega a hacerlo.
Para que opere la acción resolutoria deben concurrir los siguientes supuestos: a) que se trate de un contrato
bilateral, b) que las obligaciones estén pendientes en la época de su resolución, c) que no se cumpla por una de las
partes lo pactado, y d) que el contratante que pide la resolución debe haber cumplido por su parte o debe estar
llano a cumplir en tiempo y forma.
La disposición en estudio se encarga de disponer la resolución de todo contrato bilateral en que una de las partes
'cumplidora o llana a cumplir' se enfrenta a un co contratante que no hace lo propio. Es una norma legal destinada
a proteger el cumplimiento de aquella parte que cumple para exigir de la otra lo mismo, resolviéndose el contrato si
ese fin principal no pudiere conseguirse.
(...)
DÉCIMO: Que, descartada la infracción a las leyes reguladoras de la prueba, es menester entrar al análisis de las
restantes infracciones que la parte demandante alega y que dicen relación con normas sustantivas que habrían
sido vulneradas, esto es, los artículos 1545 y 1879 del Código Civil en relación con los artículos 1873 y 1489 del
mismo cuerpo legal. En este capítulo, el impugnante refuta la procedencia de un pacto comisorio calificado sin
declaración judicial previa, argumentando que la doctrina y jurisprudencia no admiten que uno de los contratantes
ponga término unilateralmente al contrato sin previo pronunciamiento judicial.
Lo que se reclama consiste, básicamente, en haber concluido que la demandada no requería ejercer acción alguna
de resolución de los contratos que vinculaban a las partes, permitiendo que dichas convenciones pudieran darse
por terminadas al momento de verificarse el supuesto incumplimiento contractual que reclama la contraria.
UNDÉCIMO: Que nuestro Código Civil establece la condición resolutoria tácita en relación con los contratos
bilaterales, como se desprende del tenor literal del artículo 1489 (...).
(...)
Tal como ya se anunciara, el hecho constitutivo de la condición resolutoria tácita es la infracción de una obligación
por una de las partes, lo que significa que si ese hecho se produce, la condición se cumple. En consecuencia,
frente al incumplimiento de una de las partes el contratante diligente puede ejercer la acción resolutoria que
contempla el artículo 1489 ya citado.
DUODÉCIMO: Que, sin perjuicio de lo anterior, el Código Civil reglamenta en los artículos 1877 a 1880 el pacto
comisorio como una convención accesoria al contrato de compraventa, en virtud de la cual las partes estipulan que
el incumplimiento de la obligación del comprador de pagar el precio traerá como consecuencia la resolución del
contrato. Este pacto regulado por la ley es conocido como el pacto comisorio típico.
Las normas del pacto comisorio no prevén una convención similar referida al incumplimiento de otras obligaciones
distintas de la que contrae el comprador de pagar el precio. El Código Civil tampoco contempla esta convención en
otros contratos, lo que ha llevado a la doctrina y jurisprudencia a preguntarse si es legalmente posible la
estipulación de un pacto comisorio que no coincida con el regulado por la ley.
Sobre este punto el profesor Víctor Vial del Río sostiene que 'si bien es cierto que el legislador solamente
reglamenta el pacto comisorio típico e ignora la existencia de convenciones similares que no coincidan con la
descrita en los artículos antes citados, no prohíbe su estipulación. En consecuencia, y aplicando el principio de la
libertad contractual, la doctrina acepta la estipulación de pactos comisorios atípicos; ello, porque los contratantes
pueden crear figuras jurídicas que no coincidan con las previstas por el legislador, a menos que atenten contra la
ley, la moral, las buenas costumbres o el orden público' (Manual de las Obligaciones en el Código Civil Chileno, 2ª
edición, Editorial Biblioteca Americana, año 2007, página 77).
DECIMOTERCERO: Que, en tal sentido, existe por parte de la doctrina un reconocimiento en cuanto a que el pacto
comisorio calificado puede establecerse en otros contratos. Esta convención ha sido llamada como pacto comisorio
atípico, a diferencia del regulado en la compraventa por el incumplimiento de la obligación del comprador de pagar
el precio.
Se ha entendido entonces que en ausencia de una norma legal que determine los efectos del pacto comisorio
atípico, se debe atender a la intención de las partes con su estipulación. En efecto, las partes pueden querer que
se produzcan los efectos de la condición resolutoria tácita, lo que supone una sentencia judicial que declare el
contrato resuelto como consecuencia del ejercicio de la acción resolutoria o, por el contrario, que los efectos se
produzcan de pleno derecho. En consecuencia, las palabras utilizadas por las partes van a constituir un elemento
importante para conocer su intención.
En la práctica, lo usual es la estipulación de un pacto comisorio que produzca de pleno derecho la resolución del
contrato, específicamente, cuando se estima que la infracción de una determinada obligación hace que el contrato
pierda el sentido para el cual fue convenido y, por lo tanto, deja de constituir el medio idóneo para satisfacer
legítimos intereses. Resulta entonces necesario que del solo tenor literal del contrato se desprenda claramente la
intención de que este se extinga sin necesidad de sentencia judicial, por el solo hecho de verificarse la infracción
de obligación.
DECIMOCUARTO: Que, como se ha venido analizando, el principio de la libertad contractual permite que los
contratantes expresamente estipulen que la sanción al incumplimiento del contrato será la resolución del mismo,
sin necesidad de declaración judicial. De esta forma, nada impide a las partes establecer una cláusula resolutoria
expresa con independencia de la normativa aplicable al incumplimiento del pago del precio en la compraventa,
como también determinar que dicho pacto operará sin intervención judicial. En otras palabras, el pacto comisorio
calificado podrá producir un efecto resolutorio sin intervención judicial si los contratantes lo estipularon
expresamente, de manera que el contratante diligente no requerirá intervención judicial frente al incumplimiento del
otro.
DECIMOQUINTO: Que del análisis del anexo 'Condiciones Generales', que forma parte integrante de cada uno de
los contratos suscritos por las partes, se aprecia que estas expresamente contemplaron la facultad de poner
término anticipado, ipso facto y unilateralmente al contrato ante cualquier incumplimiento de las obligaciones que
eran de cargo de INELCO.
Es decir, los contratantes expresamente establecieron la procedencia del pacto comisorio calificado, sin necesidad
de declaración judicial previa, de manera que se debe estar a esa manifestación de voluntad, la que no puede ser
desconocida por ninguna de las partes que la suscribieron. Luego, siendo un hecho establecido en la causa que
INELCO incumplió sus obligaciones al no emplear la debida diligencia y cuidado en la ejecución de las obras
encomendadas, la demandada principal y demandante reconvencional se encontraba facultada para poner término
a la relación contractual que la vinculaba con la contraria, resultando para ello suficiente la comunicación efectuada
mediante carta, sin que sea exigible en la especie, dado los términos del pacto comisorio calificado, accionar ante
el órgano jurisdiccional con el fin de perseguir que éste declare la resolución de los contratos.
Judicializar el pacto comisorio calificado repugna a la esencia de este pacto, afectando con ello el principio de la
libertad contractual, toda vez que si las partes acordaron que el incumplimiento acarrea la resolución de pleno
derecho debe respetarse la voluntad expresada en el contrato, puesto que si hubieren querido otra cosa lo habrían
especificado, salvo en aquellos casos en que exista un interés superior comprometido, o se afecte el orden público,
la moral o las buenas costumbres, lo que no ocurre en la especie.
DECIMOSEXTO: Que las reflexiones que preceden llevan ineludiblemente a concluir que los magistrados de la
instancia han hecho una correcta aplicación de la normativa atinente al caso de que se trata, razón por la cual la
sentencia objeto del recurso no ha incurrido en los errores de derecho que se le atribuyen por la impugnante y, por
ello, el arbitrio de casación en el fondo debe ser desestimado (...)".
2. Bice Vida Compañía de Seguros S.A. con Constructora Santa Beatriz S.A.
a) Resumen. Se celebró un contrato de arriendo que incluía un pacto comisorio calificado, del cual se
sirvió el arrendador para demandar la restitución de la propiedad objeto del contrato, pidiendo en subsidio la
terminación del negocio por no pago de rentas, con indemnización de perjuicios.
El tribunal de primera instancia acogió la demanda. Ante lo cual la arrendataria interpuso recurso de
apelación.
b) Sentencia
Parte Arrendataria
"I. Antecedentes del proceso. Primero: Como se dijo, a través del libelo de fojas 66 la actora formuló dos
pretensiones: a) Una pretensión principal, sustentada en que el contrato de arrendamiento celebrado contenía un
pacto comisorio calificado, aduciendo entonces que el contrato expiró el día 23 de junio de 2014. Según se indica
en las peticiones consignadas en la conclusión, la demandante solicitó al tribunal que declare lo siguiente: '1. Que
el contrato de arrendamiento...ha terminado por haber operado el pacto comisorio calificado' y '2. Que, como
consecuencia de lo anterior, Constructora Santa Beatriz S.A. deberá restituir los lotes C 8, C 9, C 12 y C 14...dentro
de tercero día desde que la sentencia que S.S. dicte cause ejecutoria..., bajo apercibimiento de lanzamiento...'; y b)
Solamente en subsidio de tales peticiones, para el caso que se estimara que no existe pacto comisorio calificado, la
demandante pidió declarar terminado el contrato 'por incumplimiento culpable de la arrendataria'; que, como
consecuencia de ello, debía ordenarse la restitución correlativa; que los demandados estaban obligados a pagar
las rentas vencidas y no pagadas desde el 1 de diciembre de 2013 (3.910,71 UF); que también tienen que pagar
las rentas de ocupación, con indemnización de perjuicios moratorios; que igualmente deben pagar las sumas
adeudadas a título de contribuciones de bienes raíces; que además deben responder por la cláusula penal
pactada; y, en fin, que deben pagar los consumos por servicios domiciliarios y las costas de la causa".
Parte Arrendadora462
Cuarto: El artículo 1977 del Código Civil establece que: 'La mora de un período entero en el pago de la renta, dará
derecho al arrendador, después de dos reconvenciones entre las cuales medien a lo menos cuatro días, para hacer
cesar inmediatamente el arriendo, si no presta seguridad competente de que se verificará el pago dentro de un
plazo razonable, que no bajará de treinta días'. En consonancia con ello, el artículo 10 de la Ley Nº 18.101
prescribe que 'Cuando la terminación del arrendamiento se pida por falta de pago de la renta, de conformidad con
lo dispuesto en el artículo 1977 del Código Civil, la segunda de las reconvenciones de pago a que dicho precepto
se refiere se practicará en la audiencia de contestación de la demanda'.
Quinto: Por lo tanto, el incumplimiento de la obligación de pagar la renta tiene una normativa particular, en el
sentido que el arrendador sólo está facultado para poner término al contrato una vez que el arrendatario sea
constituido en mora por un período entero y únicamente después de haberse efectuado las dos reconvenciones
judiciales que manda la ley. Ahora, no puede descartarse a priori que tal regla pueda alterarse a través de la ley del
contrato o, que es lo mismo, por medio de un acuerdo de las partes, en ejercicio de la autonomía de la voluntad.
Empero, para ese efecto sería preciso asumir que las normas aludidas integran aquello que puede estar sujeto a la
libre disposición de los contratantes. Sin embargo, el artículo 19 de la Ley Nº 18.101 establece de modo inequívoco
que 'Son irrenunciables los derechos que esta ley concede a los arrendatarios'. De ahí que sea dable concluir que
se trata de normas de orden público; que, en el extremo que se examina, el arrendamiento es un contrato dirigido y
que, por ende, tales disposiciones legales no están sujetas a la libre disponibilidad de los contratantes.
Sexto: Luego de lo dicho, resulta indudable concluir que en el ámbito de este contrato de arrendamiento y respecto
de la obligación de pagar la renta, impera la 'regla particular' del artículo 1977 del Código Civil, en virtud de la cual,
ya no el incumplimiento sino que ni siquiera la mora dará derecho al arrendador para resolver el contrato, puesto
que se requiere siempre 'la mora de un periodo entero' seguida de dos reconvenciones judiciales de pago.
Consecuentemente, en esta clase de procesos el emplazamiento del demandado se configura mediante un trámite
complejo que se inicia con la notificación de la demanda y concluye con la segunda intimación al deudor de pagar
lo adeudado, de manera que un proceder distinto importa restringir el derecho de defensa del demandado,
circunstancia no deseada por el legislador procesal, atento siempre a favorecer el ejercicio de esta garantía
constitucional y a vencer sus limitaciones".
Al no pagarse las rentas, el arrendador demandó la terminación del contrato, pidiendo en subsidio la
restitución del inmueble. El tribunal de primera instancia acogió la demanda subsidiaria, rechazando la
principal. Decisión confirmada por la Corte de Apelaciones, ante lo cual la demandada interpuso recurso de
casación en la forma (que fue declarado inadmisible) y en el fondo.
b) Sentencia
"Tercero: Que son hechos establecidos por los jueces del fondo:
1. Por contrato de fecha 6 de agosto de 2007 el demandante dio en arrendamiento al demandado, desde el 15 de
agosto de 2007 y por un plazo de tres años, el inmueble de calle Antonio Poupin Nº 1103, de la ciudad de
Antofagasta.
2. En dicho contrato las partes pactaron que el arrendamiento se renovaría automáticamente por períodos de un
año si ninguna de ellas manifestaba su intención de ponerle término mediante aviso escrito con una anticipación de
tres meses a lo menos del período inicial o de las sucesivas renovaciones.
3. En dicho contrato las partes también pactaron la terminación ipso facto del arrendamiento en caso de que el
arrendatario no pagase por anticipado la renta fijada, los días quince de cada mes.
4. Al momento de notificarse la demanda el arrendatario se encontraba en mora del pago de las rentas de
arrendamiento".
"Octavo: Que para estimar infringidos los artículos 1545 del Código Civil en relación con la cláusula tercera del
contrato de arrendamiento y los artículos 1570, 1977 y 1698 del citado código, la recurrente alega que habiendo
más de tres cartas de pago se debía presumir el pago de las rentas anteriores.
Esta alegación no encuentra fundamentos en los hechos establecidos en esta causa y que esta Corte no puede
modificar a menos que se haya infringido alguna ley reguladora de la prueba. (...).
Noveno: Que la recurrente justifica la supuesta infracción del artículo 1977 del Código Civil en el hecho de que la
sentencia impugnada haya estimado que el contrato había expirado antes de la segunda reconvención de pago.
La sentencia impugnada, en este punto, incurre en un error. En efecto, ella estimó que el contrato había quedado
terminado ipso facto por mora en el pago de las rentas, de conformidad con lo pactado por las partes en su
cláusula décimo tercera. Esta afirmación obligaba a acoger la demanda principal de terminación del contrato por no
pago de rentas. No obstante lo anterior, la sentencia confirmó el rechazo de esta demanda y el acogimiento de la
demanda subsidiaria de desahucio. No es éste sin embargo el vicio que denuncia la recurrente.
Esta sostiene que de conformidad con el artículo 1977 del Código Civil el contrato no podía terminar antes de la
segunda reconvención de pago a que se refiere dicho artículo. En otras palabras, la recurrente indica que la citada
disposición constituye una limitación a la autonomía de las partes para pactar la terminación ipso facto del contrato
por mora en el pago de las rentas.
El artículo 1977 no tiene sin embargo la forma de una disposición limitativa de la autonomía contractual. Por el
contrario, ella concede un derecho al arrendador y regula la forma de su ejercicio: 'la mora de un período entero en
el pago de la renta, dará derecho al arrendador...'. Este derecho legal del arrendador no excluye que las partes
puedan pactar la terminación ipso facto del contrato.
Lo anterior es sin perjuicio de las limitaciones procedimentales que sí establece el artículo 4º de la Ley Nº 18.101 y
que en la especie se cumplieron a cabalidad. En efecto, incluso si las partes pactaron la terminación ipso facto del
contrato, el arrendador solo puede solicitar judicialmente la restitución del inmueble. Pero en este caso, el
arrendatario no podrá ya enervar esta acción de restitución mediante el pago de lo adeudado.
En atención a lo razonado, esta Corte concluye que la sentencia impugnada no ha incurrido en la infracción del
artículo 1977 del Código Civil que se le reprocha.
Décimo: Que el tercer vicio de casación que se alega es la supuesta falsa aplicación del artículo 3º de la Ley
Nº 18.101. Lo razonado en el motivo séptimo supra es suficiente para desechar la existencia de este vicio".
Normativa aplicada: artículos 1489, 1915 y 1977 del Código Civil, 10 y 19 de la Ley Nº 18.101
b) Sentencia
"SEGUNDO: Que para una adecuada inteligencia del asunto y resolución del recurso de casación en el fondo
interpuesto, cabe tener presente las siguientes circunstancias del proceso:
1º.- Que los demandantes en virtud de un contrato celebrado por escritura pública de fecha 15 de julio de 1995,
modificado el 13 de diciembre de 1995, dieron en arrendamiento a la demandada, sociedad Tapia Hermanos
Limitada, un inmueble ubicado en calle Froilan Roa Nº 5272, que corresponde a un lote de aproximadamente 2.500
metros cuadrados, que se destina a la explotación de una estación de servicio dedicada a la comercialización y
distribución de combustible.
2º.- Que el contrato de arrendamiento convenido por un plazo de veinte años a contar del 1 de diciembre de 1995,
fijó el monto de la renta en la suma de 40 U.F. mensuales, cantidad que debía ser pagada dentro de los cinco
primeros días de cada mes, en el domicilio de los arrendadores.
3º.- Que en la cláusula cuarta del contrato de arrendamiento las partes convinieron que "La mora o simple retardo
en el pago de la renta de arrendamiento pondrá término de pleno derecho al presente contrato, sin necesidad de
requerimiento judicial, quedando obligada la sociedad arrendataria a restituir el inmueble arrendado, sin perjuicio de
pagar las rentas de ocupación que se devenguen hasta la fecha de su restitución efectiva".
4º.- Que los arrendadores solicitaron la restitución de la propiedad arrendada y el pago de las rentas impagas, las
que según señalaron, correspondían a la época de interposición de la demanda, a un saldo insoluto del mes de
febrero de 2004 y a marzo de ese mismo año, más las que se devengarán hasta la restitución efectiva del
inmueble.
5º.- Que la arrendataria se atrasó efectivamente en el pago de las rentas y solucionó la última en la que presentaba
retardo, que correspondía al mes de junio del año 2004, el día 15 de ese mismo mes y año.
6º.- Que la demanda de autos que fue presentada a distribución el 26 de marzo de 2004, fue notificada a los
demandados con fechas 11 de junio y 7 de julio de 2004".
Parte Demandante
"PRIMERO: (...) Afirma que con el mérito del contrato de arrendamiento celebrado con fecha 15 de julio de 1993,
se encuentra suficientemente acreditado en la causa que las partes libremente y dentro del ámbito legítimo de la
autonomía de la voluntad, acordaron que la mora o simple retardo en el pago de la renta de arrendamiento pondría
término de pleno derecho al contrato, sin necesidad de requerimiento judicial alguno (...).
Dice, igualmente, que la sentencia infringió el artículo 19 de la Ley Nº 18.101, puesto que para descartar la
aplicación del pacto comisorio, sostuvo la supuesta irrenunciabilidad del derecho que contempla el artículo 1977 del
Código Civil a favor del arrendatario, irrenunciabilidad que, a su juicio, no es tal, puesto que las partes del contrato
de arrendamiento se encontraban plenamente habilitadas y facultadas para acordar el pacto comisorio calificado
(...).
(...)".
Parte Demandada
"VISTO:
(...)
Añaden, asimismo, que resulta improcedente la acción de término de contrato en razón de haber operado el pacto
comisorio calificado, por cuanto dicha institución jurídica sería inaplicable al arrendamiento; ello porque dicha
estipulación no produciría el término de la convención de pleno derecho, debiendo intervenir siempre demanda
formal previa; y, además, porque su aplicación vulneraría principios de orden público que amparan al arrendatario
cuyos derechos son irrenunciables. Agregan que el pacto comisorio calificado está regulado en nuestra legislación
a propósito de la compraventa que es un contrato de ejecución inmediata a diferencia del de arrendamiento que es
una convención de tracto sucesivo y que, por lo demás, de acuerdo al artículo 19 de la Ley Nº 18.101, son
irrenunciables los derechos que esa ley confiere a los arrendatarios y de admitirse la terminación del contrato de
pleno derecho, no tendría ninguna aplicación el doble requerimiento de pago que debe hacerse al arrendatario
conforme al artículo 10 del aludido estatuto legal".
(...)
UNDÉCIMO: (...) No obstante lo anterior, atendido su origen histórico y el principio de la autonomía de la voluntad
que informa al derecho privado, resulta indiscutible actualmente para la doctrina y la jurisprudencia que el pacto de
este tipo de estipulación no se encuentra limitado únicamente a la compraventa, pudiendo acordarse en cualquier
tipo de contratos, orientándose más bien la discusión académica respecto de sus efectos en este otro tipo de
convenciones o negocios;
DUODÉCIMO: Que frente a cierta doctrina minoritaria, encabezada primordialmente por el profesor Abeliuk, que
afirma que en los casos en que se haya estipulado un pacto comisorio calificado en un contrato diverso a la
compraventa o, en ella, pero respecto de obligaciones diversas a la de pagar el precio, sería menester no aplicar el
artículo 1879 del Código Civil, debiendo imperar exclusivamente la ley del contrato, produciéndose, en
consecuencia, la resolución de pleno derecho y por el mero hecho del incumplimiento, cabe resaltar, de contrario,
el parecer de los tratadistas Alessandri y Claro Solar, entre otros, quienes frente a este postulado, esgrimen que el
pacto comisorio calificado no produce la resolución por el sólo hecho del incumplimiento o de la mora automática
del deudor, sino, al menos, por un acto jurídico recepticio que debe llevar a cabo el contratante diligente.
Las razones en cuya virtud la opinión a favor de un efecto destructivo del mero incumplimiento, debiera ser
rechazada por errónea, a juicio de esta segunda corriente doctrinal, son en primer lugar de origen histórico, puesto
que la lex commissoria no contempló que el sólo incumplimiento o la mora de uno de los contratantes provocara la
resolución.
En segundo término, ello obedecería a que una posición distinta significaría que el pacto se encuentra estatuido
indistintamente en favor de la parte que quisiera aprovecharse de él y no en beneficio del contratante diligente,
situación que contradice el evidente fundamento del instituto, que es dejar a merced del diligente el vínculo
negocial. Por otra parte, si la resolución se provocara por el mero incumplimiento, el pacto comisorio quedaría
asimilado a la condición resolutoria ordinaria, contradiciéndose así el fundamento principal del pacto que consiste
en expresar el sinalagma funcional que caracteriza a los negocios bilaterales y que se manifiesta en el desarrollo
histórico de la institución, puesto que en el derecho romano se habría aceptado como institución análoga a la
condictio causa data causa non secuta. Del mismo modo, debe también considerarse que afirmar que el mero
incumplimiento acarrea la resolución del contrato importa, desde ya, contradecir la evolución comparada de la
institución y sus desarrollos dogmáticos más modernos, todos los cuales, como se ha dicho, tanto en los
ordenamientos que contemplan al pacto comisorio de modo general o únicamente a propósito del contrato de
compraventa, estiman fundamental para que la resolución acontezca, un acto unilateral recepticio por parte del
acreedor diligente en el sentido de prevalerse de la cláusula.
Finalmente, se señala también como una de las razones que debe ser tenida en cuenta para afianzar esta tesis
doctrinal, la circunstancia de ser un principio general del derecho, el de que ha de favorecerse la subsistencia de la
voluntad negocial, principio que resulta negado al sostener que el mero incumplimiento provocaría, de suyo, la
resolución del contrato;
DÉCIMO TERCERO: Que siendo esta segunda postura doctrinal de interpretación legal, es decir, aquella que
aboga porque el pacto comisorio calificado en contratos distintos a la compraventa supone, para provocar la
resolución del negocio en el que incide, un acto recepticio por parte del contratante diligente en el sentido de
prevalerse de la resolución, acto recepticio que usualmente y conforme las reglas generales de nuestro
ordenamiento jurídico se corresponderá con la notificación judicial de la demanda hecha por el contratante
diligente, en la que solicitará hacer suyos los efectos que la resolución provoca, la que este Tribunal considera por
las razones expuestas, más ajustada al espíritu del legislador y sistemáticamente más acorde con las demás
instituciones de nuestro ordenamiento jurídico, es necesario, por cierto, abordar la situación que nos convoca, esto
es, los efectos del establecimiento de un pacto comisorio calificado en un contrato de arrendamiento.
Al efecto, cabe resaltar que la doctrina nacional se inclina por las interpretaciones que, con arreglo a los principios
antes mencionados y al derecho comparado, favorecen la pervivencia del contrato. Por una parte, los profesores
Alessandri Rodríguez y Somarriva sostienen la tesis de que la regulación efectuada por el artículo 1879 del Código
Civil, del pacto comisorio calificado en el contrato de compraventa, poseería aplicación general.
Don Luis Claro Solar, por su parte, afirmará con ocasión de sus 'Explicaciones de Derecho Civil Chileno y
Comparado' una tesis aún más radical, sosteniendo que la regla del mencionado artículo 1879 será únicamente
aplicable al contrato de compraventa, de manera que en los demás casos, como por ejemplo en el arrendamiento,
el deudor podrá cumplir y por ende, enervar la acción, hasta que 'se dicte la sentencia que resuelva el contrato';
(...).
DÉCIMO SEXTO: Que en este contexto, resulta ineludible apreciar que el artículo 19 de la Ley Nº 18.101 establece
que 'Son irrenunciables los derechos que esta ley confiere a los arrendatarios'. A su vez, el artículo 10 de la Ley
Nº 18.101 estatuye que 'Cuando la terminación del arrendamiento se pida por falta de pago de la renta, de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 1977 del Código Civil, la segunda de las reconvenciones a que dicho
precepto se refiere se practicará en la audiencia de contestación de la demanda. Al ejercitarse la acción aludida en
el inciso precedente podrán deducirse también, conjuntamente, la de cobro de las rentas insolutas en que aquélla
se funde y las de pago de consumos de luz eléctrica, gas, agua potable y de riego; gastos por servicios comunes y
de otras prestaciones análogas que se adeuden.
Demandadas estas prestaciones, se entenderán comprendidas en la acción las de igual naturaleza a las
reclamadas que se devenguen durante la tramitación del juicio y hasta que la restitución o el pago se efectúe'.
A su turno el artículo 1977 del Código Civil expresa que 'La mora de un periodo entero en el pago de la renta, dará
derecho al arrendador, después de dos reconvenciones, entre las cuales medien a lo menos cuatro días, para
hacer cesar inmediatamente el arriendo, si no se presta seguridad competente se que se verificará el pago dentro
de un plazo razonable, que no bajará de treinta días';
DÉCIMO SÉPTIMO: Que ahora bien, en este contexto, resulta indudable que en el ámbito del contrato de
arrendamiento y respecto de la obligación de pagar la renta impera la 'regla particular' del artículo 1977 del Código
Civil, en virtud de la cual, ya no el incumplimiento sino que ni siquiera la mora dará derecho al arrendador para
resolver el contrato, puesto que tal como lo expresa el aludido precepto legal, se requerirá al efecto la mora de un
periodo entero seguida de dos reconvenciones judiciales de pago. En este escenario, la intención legislativa de
favorecer la pervivencia del contrato, destacada por los profesores Alessandri y Claro Solar, aparece manifiesta,
asomando el aludido artículo 1977 con una función normativa análoga a la del artículo 1879, en pos de limitar la
autonomía de la voluntad.
El análisis histórico del mencionado precepto ratifica lo sostenido. Así el actual artículo 1977 aparece por primera
vez en el artículo 36 del libro De los contratos, del proyecto de Código Civil de los años 1841-1845, expresando
que 'Si nada se ha estipulado relativamente al periodo de los pagos, deberá pagarse el alquiler al vencimiento de
cada mes.
La mora de un periodo entero en el pago del alquiler correspondiente al mes anterior, dará derecho al arrendador
para hacer cesar de inmediato el arriendo, sino se presta fianza u otra seguridad competente de que se verificará el
pago durante el periodo inmediato; pero la mora de dos periodos enteros dará derecho al arrendador para hacer
cesar inmediatamente el arriendo, aunque se le ofrezca seguridad de pago'.
El mismo precepto aparece nuevamente en el artículo 439 del libro De los contratos, del Proyecto de Código Civil
de los años 1846-1847. En el proyecto correspondiente al año 1853, se repite igual disposición, con idéntica
redacción, en el artículo 2154.
En el llamado Proyecto Inédito, en cambio, en el artículo 2154 aparece recién la norma tal cual hoy conocemos en
el artículo 1977. En esta evolución, dos son los cambios más notorios que son dables de apreciar, la supresión del
inciso primero y la eliminación de la última frase del inciso final, modificación, la primera, cuyo objetivo más
plausible fue la de esclarecer que el precepto no es meramente supletorio de la voluntad de las partes, como
posiblemente daba a entender el inciso suprimido al manifestar 'si nada se ha estipulado', y que en el segundo
caso, es demostrativo de la intención del legislador de favorecer la vigencia del contrato y de otorgar al arrendatario
la posibilidad de hacerlo pervivir, sin que el arrendador pueda oponerse a ello".
b) Sentencia
"Cuarto: que la existencia del contrato de arrendamiento que vincula a las partes, y sus términos, se encuentra
justificada mediante instrumento privado agregado a fs. 1, no objetado, el cual da cuenta de un arrendamiento entre
las partes, sobre el predio urbano formado por el polígono a b c d, con una superficie aproximada de 3200 metros
cuadrados, ubicado en un terreno de mayor extensión con acceso por avda. Las Condes Nº 1956, de la comuna de
Vitacura, según croquis agregado a fs. 6 anexado al contrato vigente a partir del 1 de octubre de 2001, por una
renta pagadera por mensualidades anticipadas de 125 U.F.
La entrega material del inmueble se realizó con fecha 2 de octubre de 2001 según acta de entrega agregada a fs. 5
y anexada al contrato, recibiendo el predio, el arrendatario sin formular objeciones.
Quinto: que, acreditada la existencia del arrendamiento y verificada la entrega material del inmueble corresponde
determinar si se entregó el predio en estado de servir para el fin que se tuvo en vista a la época de celebrar el
contrato de arrendamiento, dado que tal cuestión es el fundamento de las pretensiones de la actora principal.
Sexto: que de acuerdo a la cláusula segunda del contrato suscrito por las partes, el destino del inmueble sería
exclusivamente la instalación, manejo y desarrollo de un mini golf y sus instalaciones complementarias y
adicionales relacionadas con la operación del negocio con sujeción estricta a los permisos y autorizaciones
municipales u otras pertinentes que regulan la actividad de la arrendataria. Por tanto, esa es la finalidad que daría
al predio, la cual tuvieron en vista las partes al momento de contratar, y siendo tal fin conocido y aceptado por
ambos contratantes, se elevó a la categoría de elemento esencial del contrato celebrado por las partes".
"3. (...) En la especie, con el mérito de la prueba rendida, dichos de los testigos y de las propias partes, no puede
sino concluirse que la voluntad de éstas, en relación a este punto, no fue otra que la que quedó expresada en el
tenor de la cláusula analizada, que establece, en forma expresa, que la tarea de obtener las autorizaciones y
permisos que se requieran para el funcionamiento de la actividad a desarrollar será del arrendatario.
Colabora en la comprensión de esta afirmación, la lectura de toda la cláusula en análisis que, en su primer párrafo,
establece que el fin exclusivo al que destinará el predio la arrendataria es la instalación, manejo y desarrollo de un
Mini Golf, con sujeción estricta a los permisos y autorizaciones municipales pertinentes que regulan la actividad de
la arrendataria, en tanto que, el párrafo tercero, faculta al arrendatario, mediante el mismo contrato, para solicitar
todos los permisos y autorizaciones que requiera para desarrollar su actividad.
4. Que lo anterior indica que la voluntad de las partes, o el entendimiento que éstas le dieron a la referida cláusula,
es el de que el arrendatario asumía el diligenciamiento de todas las autorizaciones y permisos que su actividad
requiriera, esto es, la instalación de la cancha de Mini Golf, lo cual es coincidente con lo sostenido por el
demandado al justificar la referida cláusula, en el sentido que no le cabía a él ocuparse de aquello, por no conocer
las particularidades de la actividad que la arrendataria".
a) Resumen. Se celebró un arrendamiento con opción de compra que incluía una cláusula que facultaba
a la arrendadora a poner término ipso facto al contrato y a exigir el valor de la renta de arrendamiento por el
período del total del contrato en caso de cualquier incumplimiento de la arrendataria.
Frente al incumplimiento del arrendatario, el arrendador interpuso demanda de término del contrato de
arriendo y cobro de rentas insolutas, las cuales fueron rechazadas en primera instancia, confirmando dicha
decisión la Corte de Apelaciones.
b) Sentencia
"SEGUNDO: Que el fallo objeto del recurso establece que correspondiéndole a la demandada demostrar que las
rentas que se cobran las pagó en su integridad, ésta no lo hizo.
(...)
CUARTO: Que la existencia del contrato de arrendamiento y la satisfacción de las obligaciones que emanan de
éste para el demandante no fue controvertida y, por lo mismo, se tuvo estos hechos por demostrados.
Asimismo, el fallo objeto del recurso ha establecido que correspondiéndole a la demandada probar que las rentas
que se le cobran las pagó en su integridad, ésta no lo hizo.
QUINTO: Que los hechos anteriores, en cuanto importan tener por acreditado el incumplimiento de la obligación
que la ley impone al arrendatario en el inciso 1º del artículo 1942 del Código Civil, tornan plausible la acción
ejercida por Banco Security, en orden a pedir la terminación del contrato de arrendamiento y el pago de las rentas
insolutas.
No obstante lo anterior, la sentencia recurrida ha desestimado la demanda, pues, en concepto de los magistrados,
el arrendador demandante no dio cumplimiento a la exigencia que le imponía la estipulación 15ª de la convención".
Parte Arrendadora
"PRIMERO: (...)
A juicio del recurrente se ha vulnerado el aludido artículo 1545 porque la sentencia desnaturalizó lo pactado en la
letra d) de la cláusula 15ª del contrato, pues la estipulación sólo establece que la remisión de la carta tiene por
objeto la terminación del contrato o la exigibilidad de la renta de arrendamiento, no estableciendo como condición
esencial para accionar ante la justicia que tal misiva sea remitida.
Pues bien, se argumenta en el recurso, lo cierto es que la carta fue enviada por el demandante a la arrendataria y
en tal comunicación, precisamente, manifestó en forma clara e inequívoca su intención de poner término al contrato
sub lite.
Evidentemente, sigue el recurrente, en esa misiva el arrendador resolvió solicitar de la justicia ordinaria la
declaración de terminación del arrendamiento suscrito por las partes, independiente de cuál haya sido el motivo
que lo impulsó para solicitar esa declaración, que no fue otro que la mora de la arrendataria en el pago de las
rentas de abril de 2000 en adelante.
Por otra parte, sostiene el recurrente, el fallo contraviene el artículo 1560 del Código Civil pues la verdadera
intención de los contratantes fue la de comunicar a la parte incumplidora que el contrato estaba terminado o que se
exigía el pago de las rentas.
Así las cosas, concluye, al interpretar la cláusula los jueces han exigido requisitos que no fueron previstos por las
partes al contratar, esto es, se desnaturalizó la convención al haberse entendido en la sentencia que era necesario
el envío de la carta en cuestión para accionar ante los tribunales de justicia, lo que en ningún caso fue así.
El tercer precepto legal que se alega infringido en el recurso es el artículo 1489 del Código Civil y, al efecto, expone
el recurrente que tal vulneración se produce al no aplicarse esta disposición, en circunstancias que se configuran
todos y cada uno de sus presupuestos de hecho, sin perjuicio que además se había estipulado por las partes un
pacto comisorio, en virtud de la cláusula 15ª del arrendamiento, contrato que, también por este motivo, resulta
desnaturalizado.
Incluso aceptando que la carta no fue remitida, termina el recurso sobre este punto, lo cierto es que de todos
modos habría operado la referida cláusula 15ª y con ella el efecto propio de la resolución.
(...)".
Parte Arrendataria468
"SEXTO: Que la cláusula 15ª del contrato de arrendamiento con opción de compra (...) establece en su primera
parte que en caso de que la arrendataria no dé íntegro y oportuno cumplimiento a una cualesquiera de las
obligaciones que asume en este contrato, Security Leasing S.A. tendrá derecho a ponerle término ipso facto y a
exigir inmediatamente el valor de la renta de arrendamiento por el período del total del contrato, cuyas cuotas se
considerarán de plazo vencido, sin perjuicio de poder ejercer los demás derechos que le confiere la ley.
Agrega la misma estipulación que la terminación de este contrato o la exigibilidad de la renta de arrendamiento, en
su caso, conforme lo indicado en esta cláusula, será comunicada por Security Leasing S.A. a la arrendataria por
carta certificada, o bien por carta entregada por notario público, y producirá sus efectos a contar del tercer día hábil
de la fecha de expedición por correo de dicha carta o en la misma fecha de notificación por notario, según el caso.
SÉPTIMO: Que lo anteriormente estipulado es el denominado pacto comisorio con cláusula de resolución ipso
facto.
Ahora bien, este pacto ha sido reglamentado por el Código Civil como uno accesorio al contrato de compraventa y
restringido únicamente a la obligación de pagar el precio.
La doctrina tradicionalmente ha distinguido entre pacto comisorio simple y pacto comisorio calificado o con cláusula
de resolución ipso facto y la misma doctrina y también la jurisprudencia, han afirmado que en virtud del principio de
la autonomía de la voluntad pueden las partes estipular el pacto comisorio, sea simple o calificado, en otros
contratos distintos de la compraventa o incluso en esta última, pero relativo a la obligación de entregar la cosa.
Esto es, según se dijo más arriba, lo que ha ocurrido en el caso de autos, en que las partes acordaron un pacto
comisorio con cláusula de resolución ipso facto en un contrato de arrendamiento con opción de compra.
OCTAVO: Que sin perjuicio de lo antes indicado, el incumplimiento contractual en que ha incurrido la arrendataria
ha hecho operar, en virtud de lo dispuesto en el artículo 1489 del Código Civil, la condición resolutoria envuelta
tácitamente en todo contrato bilateral, que en el caso del arrendamiento, por su especial naturaleza de contrato de
tracto sucesivo, opera como causal de término o expiración del mismo y no, en estricto rigor, de resolución.
Pues bien, el hecho de haber estipulado las partes un pacto comisorio no puede ser obstáculo, como se afirma en
el recurso, para el ejercicio de la acción resolutoria que emana de la condición resolutoria tácita y al haberse
verificado el hecho de que pendía tal condición, según se tuvo por acreditado por los jueces de la instancia, debió
la sentencia haber declarado el término del arrendamiento y, consecuencialmente, condenar al pago de las rentas
insolutas.
En efecto, si se convino por las partes un pacto comisorio calificado, esto es, con cláusula de resolución ipso facto,
y se sujetó la producción de su efecto de resolución o término del contrato de pleno derecho, sin necesidad de
declaración judicial, al cumplimiento de alguna otra exigencia suplementaria en la especie, el envío de una carta
certificada o entregada por notario comunicando el término de la convención, la falta de verificación de esta última
condición adicional únicamente puede producir como consecuencia que el efecto propio del pacto no opere, pero
no impide que el acreedor diligente, frente al incumplimiento de su deudor, ejerza la acción resolutoria que nace del
artículo 1489 del Código Civil.
Esta última es la situación del caso de autos, en que Security Leasing S.A. ha invocado en su demanda, al
enunciar los fundamentos de derecho en que la apoya en cumplimiento de lo dispuesto en la segunda parte del
Nº 4 del artículo 254 del Código de Procedimiento Civil, precisamente, el citado artículo 1489 del Código Civil.
NOVENO: Que, de este modo, al rechazar la demanda de término de contrato de arrendamiento y pago de rentas
insolutas, no obstante encontrarse probada tanto la existencia de la convención como el incumplimiento del deudor,
los sentenciadores han infringido el artículo 1489 del Código Civil y, con ello, incurrido en uno de los errores de
derecho que se denuncia en el recurso, razón por la cual, al haber influido tal yerro de forma sustancial en lo
dispositivo de la decisión, la casación en el fondo intentada debe ser acogida.
(...)".
III. R
a) Código Civil
Artículo 1489. "En los contratos bilaterales va envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por uno de los
contratantes lo pactado.
Pero en tal caso podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución o el cumplimiento del contrato, con
indemnización de perjuicios".
Artículo 1877. "Por el pacto comisorio se estipula expresamente que, no pagándose el precio al tiempo convenido,
se resolverá el contrato de venta.
Entiéndese siempre esta estipulación en el contrato de venta; y cuando se expresa, toma el nombre de pacto
comisorio, y produce los efectos que van a indicarse".
Artículo 1878. "Por el pacto comisorio no se priva al vendedor de la elección de acciones que le concede el
artículo 1873".
Artículo 1879. "Si se estipula que por no pagarse el precio al tiempo convenido, se resuelva ipso facto el contrato
de venta, el comprador podrá, sin embargo, hacerlo subsistir, pagando el precio, lo más tarde, en las veinticuatro
horas subsiguientes a la notificación judicial de la demanda".
Artículo 1880. "El pacto comisorio prescribe al plazo prefijado por las partes, si no pasare de cuatro años,
contados desde la fecha del contrato.
Transcurridos estos cuatro años, prescribe necesariamente, sea que se haya estipulado un plazo más largo o
ninguno".
Artículo 1977. "La mora de un período entero en el pago de la renta, dará derecho al arrendador, después de dos
reconvenciones, entre las cuales medien a lo menos cuatro días, para hacer cesar inmediatamente el arriendo, si
no se presta seguridad competente de que se verificará el pago dentro de un plazo razonable, que no bajará de
treinta días".
2. Instrumentos del Derecho Uniforme
"(1) Las partes pueden incorporar al contrato cláusulas que confieran al acreedor la facultad de resolverlo.
(2) La cláusula debe indicar las obligaciones cuyo incumplimiento conlleva resolución.
(3) Estas cláusulas no privan al acreedor de la posibilidad de optar por cualquiera de los otros medios de tutela".
IV. B
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Marcos Reyes Fuenzalida con Administradora de Parques y Cementerios S.A. (2015): Corte de Apelaciones
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404D -P (2008), p. 865. Sobre la voluntad deliberadamente rebelde del deudor en la doctrina y jurisprudencia españolas
como supuesto de incumplimiento resolutorio, véase: C (1998), pp. 357-418.
405Consejo de Defensa del Estado con Desarrollo y Comercio S.A. (2009). Se lee en el considerando cuarto de la sentencia lo
siguiente: "Que este informe técnico de la calidad del producto, contemplado por las partes contratantes para ser realizado luego
de la entrega, por el organismo técnico competente, es suficiente para acreditar que las especies materia del contrato de
compraventa no cumplían los requisitos de calidad estipulados por las partes, independientemente de la mayor o menor
relevancia del defecto constatado, pues su sola existencia basta para tener por incumplido el contrato. En tal situación cabía dar
aplicación a lo pactado en la cláusula sexta del contrato, conforme a la cual la demandada debió reemplazar las piezas
defectuosas dentro de 15 días de comunicado que le fue el rechazo o no conformidad de las especies entregadas, cosa que no
hizo, pues ningún antecedente existe al respecto".
407Este criterio lo revisaremos y profundizaremos, al considerar las cláusulas resolutorias y la importancia de la voluntad de las
partes al momento de definir los incumplimientos con aptitud resolutoria.
408Hechos extraídos de la sentencia dictada por el 2º Juzgado Civil de Rancagua con fecha 1 de agosto de 2015. Rol Nº C-
15541-2013.
409Nota agregada. Tercer Juzgado de Letras de Antofagasta, rol Nº 49181: "Decimoquinto: Que según lo dispone el artículo
1489 el Código Civil, en los contratos bilaterales va envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por uno de los contratantes
lo pactado; en tal caso el otro contratante podrá pedir la resolución del contrato o el cumplimiento, con indemnización de
perjuicios.
Que la acción resolutoria tácita es la que emana de la condición resolutoria en los casos en que ella requiere sentencia judicial,
y en cuya virtud el contratante diligente solicita que se deje sin efecto el contrato por no haber cumplido la contraparte algunas de
las obligaciones emanadas de él. En otras palabras y según lo señala el profesor Fernando Fueyo Laneri en su libro sobre
cumplimiento e incumplimiento de las obligaciones, la ley impone al Juez la apreciación de si la falta de ejecución, reprochada al
deudor, por el demandante de resolución, es lo suficientemente grave como para justificar la destrucción completa y retroactiva
del contrato. La regla de derecho funciona como una resolución judicial de los contratos fundada en la inejecución".
410Tras la lectura de la sentencia de la Corte de Apelaciones no fue posible identificar los argumentos de la demandante.
Asimismo, no fue posible acceder a la sentencia de primera instancia.
411Los hechos del caso fueron extraídos de la sentencia de primera instancia, dictada por el 5º Juzgado Civil de Santiago con
fecha 28 de noviembre de 2005. Rol Nº C-5263-2005.
417A M , René (2010). Las obligaciones, tomo I. Santiago: Editorial Jurídica de Chile, p. 520. En este mismo
sentido, C S , Luis (1978), p. 671.
418Agrícola María Inés Ltda. con Fuentes Araya Londres y otro (2013).
420Montenegro Pedreros, Juan Alberto con Urrutia Gamboa, María Angélica (2012).
422Inmobiliaria Piemonte Lobos Ltda. con Central Hidroeléctrica El Melado S.A. (2016).
424P A , Daniel (2012): "Algunas reformas a la resolución por incumplimiento". Revista de Derecho Universidad
de Concepción, Nº 80, pp. 231-232; P (2003).
428Extraído de la sentencia dictada por el Primer Juzgado de letras la Serena con fecha 28 de agosto de 2013, rol Nº C-2885-
2011.
429Extraído de la sentencia dictada por el Primer Juzgado de letras la Serena con fecha 28 de agosto de 2013, rol Nº C-2885-
2011.
430Extraído de la sentencia dictada por el Primer Juzgado de letras la Serena con fecha 28 de agosto de 2013. Rol Nº C-2885-
2011.
433Sobre los problemas en torno a la eficacia de las cláusulas resolutorias, véase: V O , Álvaro (2018). "La cláusula
resolutoria como manifestación de la facultad de resolver el contrato. Cuestiones en torno a su validez y eficacia". Revista
Vniversitas, Colombia (en prensa).
435C M , M. (1998). La facultad de resolver los contratos por incumplimiento. Valencia: Editorial Tirant lo Blanch,
p. 424.
436Díez-Picazo, pronunciándose sobre la libertad contractual afirma que ella significa la posibilidad de modificar, también,
libremente, en los contratos regulados por la ley, el contenido legal de estos contratos, sustituyéndolo por otro distinto. D -
P (2007), p. 155. Por su parte, Carrasco Perera añade, más específicamente y con relación al punto de nuestro interés que,
"los contratantes pueden alterar o modificar los derechos y obligaciones predeterminadas en la ley, pero puede mantener intacto
este cuerpo sustantivo y manipular por pacto la disponibilidad y el alcance de los remedios contractuales que aseguran la
efectividad del cumplimiento", C P , Ángel (2011). Derecho de contratos. Navarra: Aranzadi, p. 66; G ,
Beatriz (2015). Cláusula resolutoria y control del incumplimiento. Madrid: Derecho Privado, BOE, p. 33; P W , Carlos
(2013). "Cláusula resolutoria y pacto comisorio calificado. Tan lejos tan cerca", en Domínguez, C.; González, J.; Barrientos, M.;
Goldemberg, J. (coords.), Estudios de Derecho Civil VIII. Santiago: Thomson Reuters, p. 360.
437C , M., cit. (n. 14), p. 39. B , Enrique, "Finalidad y alcance de las acciones y los remedios contractuales", en
Estudios de derecho civil III (Valparaíso, Lexis Nexis, 2007), p. 403. En esta dirección Perlingieri nos aclara: "La situación
subjetiva activa que definimos como derecho potestativo atribuye a su titular el poder de provocar unilateralmente un hecho
jurídico que comporta consecuencias desfavorables para otro sujeto. Por esta razón, el derecho potestativo también puede
denominarse poder formativo: su titular puede constituir, modificar o extinguir una situación subjetiva, unilateralmente, a pesar de
que eso signifique la invasión de la esfera jurídica de otro sujeto que, además, no puede evitar tal acción, es decir, debe
someterse al ejercicio del poder. El derecho potestativo se ejercita con una manifestación unilateral de voluntad, aunque, según
algunos autores, en ciertos casos, para realizar el resultado favorable al titular, hace falta, además de la manifestación unilateral
de voluntad, la sentencia de un juez". P , Pietro, El derecho civil en la legalidad constitucional según el sistema ítalo
comunitario de las fuentes (3ª edición, trad.cast. Agustín Luna et al, Madrid, Dykinson, 2008), p. 621.
439Para el caso de los PLDC, el artículo 97 (Resolución por incumplimiento) establece: (1) Cualquiera de las partes puede
resolver el contrato cuando la otra haya incurrido en un incumplimiento esencial. (2) El incumplimiento recíproco no impide la
resolución del contrato. (3) La resolución opera mediante comunicación escrita a la otra parte y produce efectos desde su
recepción. Luego, el artículo 98 (Resolución por comunicación) señala: La resolución opera mediante comunicación escrita a la
otra parte y produce efectos desde su recepción.
440El artículo 1456 del Códice Civile Italiano prescribe que: "Los contratantes pueden acordar expresamente que el contrato se
resuelva en el supuesto que una obligación determinada no se ha cumplido conforme lo establecido. En este caso, la resolución
se verifica de derecho cuando la parte interesada declara a la otra que pretende valerse de la cláusula resolutoria" (traducción del
autor).
441El nuevo Código Civil y Comercial argentino dispone en su artículo 1086 lo siguiente: "Cláusula resolutoria expresa. Las
partes pueden pactar expresamente que la resolución se produzca en caso de incumplimientos genéricos o específicos
debidamente identificados. En este supuesto, la resolución surte efectos a partir que la parte interesada comunica a la
incumplidora en forma fehaciente su voluntad de resolver".
442B M , Andrea (2011). "El pacto comisorio como manifestación de la facultad resolutoria". Revista Chilena
de Derecho Privado, Nº 17, pp. 80-86, 93-98. Disponible también [en línea]: https://www.google.com/url?
sa=t&&rct=j&&q=&&esrc=s&&source=web&&cd=1&&cad=rja&&uact=8&&ved=0ahUKEwjk2u7MprDaAhVMjpAKHe4vA2YQFggqMAA
80722011000200003%26script%3Dsci_abstract%26tlng%3Den&&usg=AOvVaw2JxqsQJTnU-2-DQlbWQUAt
443C S (1979), p. 197; A M , René (1993). Las obligaciones, tomo I. Santiago: Editorial Jurídica de
Chile, 3ª edición, p. 422; A R , Arturo (2003). De la compraventa y de la promesa de venta, tomo II. Santiago:
Editorial Jurídica de Chile, pp. 329 y 458.
444A (2003), p. 462; R P , René (2008). De las obligaciones. Santiago: LexisNexis, 3ª edición, pp. 181-182.
445P W , Carlos (2006). "Las cláusulas resolutorias en el derecho civil chileno", en Cuadernos de Análisis Jurídico,
Colección de Derecho Privado III, pp. 256-257. Disponible también [en línea]: http://derecho.udp.cl/wp-
content/uploads/2016/08/clausulas_resolutorias_DerechoCivilchileno_CarlosPizarro.pdf
446Ingeniería Eléctrica y Construcción Limitada con Sociedad Austral de Electricidad S.A. (2016).
447Art. 16, letra g): "En contra de las exigencias de la buena fe, atendiendo para estos efectos a parámetros objetivos, causen
en perjuicio del consumidor, un desequilibrio importante en los derechos y obligaciones que para las partes se deriven del
contrato. Para ello se atenderá a la finalidad del contrato y a las disposiciones especiales o generales que lo rigen. Se presumirá
que dichas cláusulas se encuentran ajustadas a exigencias de la buena fe, si los contratos a que pertenecen han sido revisados y
autorizados por un órgano administrativo en ejecución de sus facultades legales".
448Bice Vida Compañía de Seguros S.A. con Constructora Santa Beatriz S.A. (2015).
451Ídem, p. 363.
452Ídem, p. 364.
453Corte Suprema, 30 de diciembre de 2009, rol Nº 5817-2008. Para un comentario crítico de esta sentencia, véase: P
(2013), p. 364.
454P G , Carlos. La resolución como ineficacia extrínseca, apunte docente (inédito), pp. 10-11.
455Ingeniería Eléctrica y Construcción Limitada con Sociedad Austral de Electricidad S.A. (2016).
456En los PCCI, se lee en su artículo 7.3.1 que "b) el cumplimiento estricto de la obligación era esencial dentro del contrato";
los PLDC, por su parte, señalan en su artículo 87 que el incumplimiento será esencial cuando "(a) Las partes así lo han acordado
respecto de obligaciones determinadas o de supuestos específicos de incumplimiento".
457Glide Diversiones Limitada con Compañía de Inversiones y Desarrollo Sur S.A. (2008).
458Banco Security con Sociedad de Transportes San Marcos (2008). Defendiendo la misma lectura, P (2013), p. 362.
461Tras la lectura de la sentencia de Corte de Apelaciones no fue posible identificar los hechos del caso. Asimismo, no fue
posible acceder a la sentencia de primera instancia.
462Tras la lectura de la sentencia de Corte de Apelaciones no fue posible identificar los argumentos de la arrendadora.
Asimismo, no fue posible acceder a la sentencia de primera instancia.
468Tras la lectura de la sentencia de la Corte Suprema y de la Corte de Apelaciones no fue posible identificar los argumentos
de la arrendataria. Asimismo, no fue posible acceder a la sentencia de primera instancia.
C XL
I. L
(2) Cuando las partes han de cumplir de modo sucesivo, la parte que ha de
cumplir después puede suspender su cumplimiento hasta que la parte que
ha de hacerlo primero haya cumplido".
"1) La parte que deba cumplir su obligación al mismo tiempo que la otra
parte o después de ella, podrá suspender la ejecución de su prestación
hasta que la otra parte haya ofrecido el cumplimiento de su obligación o la
haya cumplido efectivamente. La primera parte puede suspender total o
parcialmente el cumplimiento de su obligación, según lo que resulte
razonable conforme a las circunstancias.
b) La cuestión de la causalidad
Los PCCI, PECL y los PLDC, entre otros, establecen claramente esta
división.
"Que, en el caso sub lite, se cumplen las exigencias requeridas para aplicar
el artículo 1552 del Código Civil, porque se trata de obligaciones recíprocas
exigibles que constan en un mismo vínculo contractual, concurre buena fe
de parte de quien alega la excepción de contrato no cumplido y son faltas o
infracciones que emanan del contrato a favor de quien alega la citada
infracción.
Así, por ejemplo, tomando con alguna distancia los hechos de una
sentencia de la Corte Suprema de 4 de diciembre 2003481. Se trataba
de un contrato de promesa de compraventa en el que una parte se
obligó a reunir todos los derechos en una sucesión y la otra a
conseguir el dinero necesario —a través de un mutuo— para pagar el
precio convenido. Ambas obligaciones se definen como exigibles en un
mismo momento y ambas son incumplidas en ese mismo momento.
c) Buena fe y proporcionalidad
"En cuanto a los requisitos de esta excepción, señala la misma autora que
'la doctrina suele mencionar: que estemos en presencia de un contrato
bilateral; que las obligaciones sean actualmente exigibles; que el acreedor,
contra quien se opone la excepción, no haya cumplido con su prestación ni
se encuentre llano a hacerlo y, se agrega, por la mayoría de los autores,
que el deudor la oponga de buena fe' (Claudia Mejías Alonzo, 'La
excepción de contrato no cumplido, un análisis de su aplicación en la
jurisprudencia reciente y en la doctrina', en Revista de Derecho de la
Universidad Católica del Norte, número 21, volumen 1, 2014, p. 113)".
"Que, en el caso sub lite, se cumplen las exigencias requeridas para aplicar
el artículo 1552 del Código Civil, porque se trata de obligaciones recíprocas
exigibles que constan en un mismo vínculo contractual, concurre buena fe
de parte de quien alega la excepción de contrato no cumplido y son faltas o
infracciones que emanan del contrato a favor de quien alega la citada
infracción (Considerando 13).
"En efecto, no parece justo ni equitativo dejar a las partes ligadas por un
contrato que ambas no quieren cumplir y que de hecho aparece así ineficaz
por voluntad de las mismas. Luego no pugna, por lo tanto, con la índole y
naturaleza de los principios jurídicos que informan la acción resolutoria que
ella se acoja en este caso, porque la resolución es precisamente el medio
que la ley otorga para romper un contrato que nació a la vida del derecho,
pero que no está llamado a producir sus naturales consecuencias en razón
de que las partes se niegan a respetarlo y, todavía, porque acogiéndola se
llega a la realidad propia de toda resolución, cual es que las cosas puedan
restituirse al estado anterior, como si el contrato no hubiese existido. Sin
embargo, en el caso en cuestión no procede la indemnización de perjuicios
pedida, pues ella requiere de mora y en este caso no podría existir para
ninguna de las partes de conformidad con lo dispuesto en el artículo 1552
del citado Código Civil, que dispone que en los contratos bilaterales
ninguna de las partes está en mora dejando de cumplir lo pactado, mientras
el otro no lo cumple por su parte o no se allana a cumplirlo, motivo que
decidirá a estos sentenciadores a hacer lugar a la acción de resolución del
contrato, en los términos que se declarará en la parte resolutiva del fallo
(...)"504.
Que para la Corte Suprema el artículo 1489 del Código Civil sólo
prevé para un supuesto, aquel en el que una de las partes no cumple y
la otra si o está llana a hacerlo. El Código Civil adolecería de un vacío
o una laguna para el supuesto que ambos contratantes incumplan sus
obligaciones y que, en opinión de la Corte Suprema, debe llenarse
conforme con el artículo 170 Nº 5 del Código de Procedimiento Civil,
aplicando la equidad y el espíritu general de la legislación para acoger
la acción resolutoria y declarar resuelto el contrato.
Y añade que:
En síntesis:
Bibliografía
Jurisprudencia citada
II. L
b) Sentencia
c.- Las especies objeto del contrato fueron recibidas por el demandado.
Parte Demandante
"PRIMERO: (...)
(...)
Finalmente señala que se ha dado errónea aplicación del artículo '1152 del
Código Civil' (sic), toda vez que tratándose de un acto de comercio el
tribunal debió aplicar la norma establecida en el artículo 154 del Código del
ramo y no el principio de la mora purga la mora. (...)".
Parte Demandada
b) Sentencia
Agrega que la demandada dejó de pagar las rentas desde el mes de julio
de 2011, ascendiendo las sumas impagas, a la fecha de interposición de la
demanda, a la cantidad de $810.000.
Parte Demandada
(...)".
Parte Demandante
"Quinto: (...)
(...)".
(...)
A este respecto, señala René Abeliuk (Las Obligaciones, Tomo II, Editorial
Jurídica de Chile, pág. 778) que 'por eso no podrá oponerse frente a
incumplimientos insignificantes, como si un comprador pretendiera negarse
a pagar la compra de una casa porque una llave gotea'.
(...)
(...)".
b) Sentencia
"VISTOS:
(...)
(...)
45º.- Que, desde otro punto de vista, conviene tener en consideración que,
según aparece de los antecedentes de la sentencia recurrida, establecidos
en ella como hechos de la causa, el contrato de maquila celebrado entre
ENAMI e 'INCOMIN S.A.' impuso a éstas, obligaciones de diversa índole y
trascendencia, siendo las principales: para ENAMI, la de entregar a
'INCOMIN S.A.' 30.000 toneladas de cobre en bruto para su procesamiento
en la Cancha del Salar del Carmen y para 'INCOMIN S.A.', la de someter
esos minerales a un tratamiento de lixiviación e instalar una planta para
realizar dicho procedimiento.
(...)".
Parte Demandante
"VISTOS:
(...)
Explica ésta en su libelo que, después de haber ENAMI en un inicio
satisfecho adecuadamente su compromiso, adoptó, más tarde, una actitud
de renuencia, pretendiendo, primero, rescindir de manera unilateral el
contrato y, luego, poniendo trabas para su cumplimiento hasta llegarse a
una modificación del mismo el 2 de marzo de 1990, en que se acordó que
ENAMI debía entregar mensualmente 30.000 toneladas de material a
'INCOMIN S.A.' y se aumentó a 8 años la duración del contrato; el que, en
definitiva, fue incumplido por ENAMI.
(...)".
Parte Demandada
"VISTOS:
(...)
(...)
(...)
(...)
(...)
14º.- Que, explicando la forma como los errores de derecho cometidos por
los sentenciadores de segunda instancia en torno a la precitada normativa
que regula las instituciones de la mora y el pago influyen en lo sustancial de
su resolución, apunta el recurso que, en el caso de haberse aplicado
correctamente tales preceptos, aquéllos habrían concluido que ENAMI no
se encontraba en mora, debido a la mora en que, a su turno, había
incurrido la otra contratante, 'INCOMIN S.A.' (la mora de ésta purgaba la
mora de aquélla); y que, por consiguiente, resultaba imperativo —a la
inversa de lo que decidieron— desestimar la acción sobre resolución del
contrato de maquila, con indemnización de perjuicios incoada en su contra
por la aludida 'INCOMIN S.A.'".
42º.- Que, sin perjuicio de la reflexión precedente que, por si sola, como se
viene de apuntar, es apta para conducir, sin más, al rechazo del primer
capítulo de la casación, avanzando en otro orden de consideraciones, es
preciso recordar que constituyen hechos de la causa —que, como tales,
han quedado establecidos en la sentencia recurrida— que, en lo
concerniente al cumplimiento de las obligaciones que le imponía el contrato
de maquila, ENAMI no satisfizo aquélla consistente en suministrar 30.000
toneladas mensuales de mineral para su tratamiento por parte de
'INCOMIN S.A.'; y ésta cumplió con su obligación de someter al
procedimiento de lixiviación el material en bruto que le entregaba ENAMI,
construyendo una planta para realizar ese tratamiento, pero incurrió, a su
vez, en otra clase de incumplimientos de obligaciones reguladas en el
contrato, al haber devuelto productos con exceso de humedad y con menor
cantidad de ley de cobre, de acuerdo a la regulación estipulada sobre la
materia; por haber incurrido en retrasos al devolver los productos; y por
adeudar ciertas prestaciones a ENAMI, a causa de la utilización de un
cargador frontal de propiedad de ésta.
Mal puede, entonces, ENAMI sin que ello repugne a elementales criterios
de lógica, a estas alturas del desarrollo del proceso, insistir, en el contexto
de un recurso, como el que se analiza, —que incide únicamente en
cuestiones de derecho— en reponer un argumento constitutivo, como se
dijo, de una excepción perentoria no propuesta en el tiempo oportuno, y
cuyos antecedentes en su momento ella misma encauzó por una vía
procesal diferente;
45º.- Que, desde otro punto de vista, conviene tener en consideración que,
según aparece de los antecedentes de la sentencia recurrida, establecidos
en ella como hechos de la causa, el contrato de maquila celebrado entre
ENAMI e 'INCOMIN S.A.' impuso a éstas, obligaciones de diversa índole y
trascendencia, siendo las principales: para ENAMI, la de entregar a
'INCOMIN S.A.' 30.000 toneladas de cobre en bruto para su procesamiento
en la Cancha del Salar del Carmen y para 'INCOMIN S.A.', la de someter
esos minerales a un tratamiento de lixiviación e instalar una planta para
realizar dicho procedimiento.
47º.- Que para que esta excepción resulte atendible, en caso de plantearse
en la oportunidad procesal adecuada —condición que, en definitiva, no se
presenta en este caso, según se advirtió anteriormente— es necesario que
la inejecución atribuida al acreedor que demanda en el juicio incida en una
obligación que tenga asignada una real trascendencia en el contrato.
Por consiguiente, no puede esgrimirse como basamento de ella la falta de
cumplimiento de una obligación que, en el ámbito de los compromisos
pactados por las partes, revista una significación jurídica menor.
49º.- Que, por consiguiente, los jueces de fondo no cometieron los errores
de derecho denunciados en el recurso y que se relacionan con infracciones
al principio de la 'mora purga la mora', al apreciar de la manera como lo
hicieron, el incumplimiento por parte de ENAMI de la principal obligación
que le exigía el contrato de maquila y declarar la resolución de éste,
ordenando el pago de una indemnización a favor de la otra contratante,
'INCOMIN S.A.'".
Normativa aplicada: artículos 1552, 1556, 1568, 1569, 1826 y 1828 del
Código Civil
b) Sentencia
1º.- Que en octubre del año 2006, el señor Luis Acosta, quien hacía de
intermediario entre las partes de este juicio, se contactó con don Francisco
Barriga, jefe de la unidad de materiales de Compañía Siderúrgica
Huachipato S.A., y este último le ofertó la compraventa de chatarra e
insumos químicos de una cantidad de rodillos en desuso. Oferta que se
materializó mediante la exhibición de una planilla, en la que se
individualizan y aparecen las características y composición química de los
mentados rodillos.
2º.- Dentro de esta nómina, aparecen unos rodillos con un contenido del
elemento químico Níquel mayor al de otros rodillos del mismo listado,
según se desprende de la simple lectura de la planilla.
Parte compradora
(...)
(...)".
Parte vendedora
"SEGUNDO: (...)
(...)
De esta forma, habiéndose pagado tan sólo parte del precio, cobra
aplicación la expresión que señala que 'la mora purga a la mora'.
(...)".
"Sentencia de reemplazo
(...)
(...)
b) Sentencia
(...)".
"(...) SÉPTIMO: Que el segundo problema que debe ser resuelto por esta
Corte consiste en determinar si resulta posible acoger la excepción de
contrato no cumplido que ha opuesto la demandada y recurrente en esta
causa.
(...)
b) Sentencia
Parte Demandante
(...)".
Parte Demandada
Opuso también una excepción de pago, bajo la modalidad del pago por
consignación, configurado con el depósito en la cuenta corriente
jurisdiccional de fecha 27 de abril de 2010, por la suma de $7.350.000,
equivalente al precio de compraventa de las acciones vendidas —lo que,
en su concepto, ha tenido la aptitud de enervar la acción, de conformidad a
lo prevenido en los artículos 1489 y 1877 del Código Civil— y también la
excepción de contrato no cumplido, imputando a la actora el incumplimiento
en la entrega de los títulos accionarios, deber que la demandante debía
satisfacer, debiendo instar, además —en su calidad de gerente general de
la compañía— por la inscripción de esas acciones a nombre del comprador
en los registros de la sociedad, controvirtiendo, finalmente la existencia y
cuantía de los perjuicios demandados.
(...)".
(...)
Sentencia de reemplazo
(...)
(...)
2.- Que, entonces, lo que el citado artículo 1552 establece es que aun
cuando una de las partes del contrato bilateral no haya cumplido su
obligación, la contraparte no puede constituirla en mora si esta última no ha
cumplido o no está llana a cumplir las obligaciones que para ella engendra
el contrato. En otras palabras, aunque se infrinja la obligación por una de
las partes en el contrato bilateral, és ta, al no poder ser constituida en mora,
no debe indemnizar los perjuicios. La calidad de contratante negligente de
la parte que quiere acogerse a la resolución no impide que ésta opere; sin
embargo el juez no puede condenar a indemnizar perjuicios.
a) Código Civil
Artículo 2159. "El mandante que no cumple por su parte aquello a que es
obligado, autoriza al mandatario para desistir de su encargo".
Artículo 71
Artículo 7.1.3 (Suspensión del cumplimiento) "(1) Cuando las partes han
de cumplir simultáneamente, cada parte puede suspender el cumplimiento
de su prestación hasta que la otra ofrezca su prestación.
(2) Cuando las partes han de cumplir de modo sucesivo, la parte que ha de
cumplir después puede suspender su cumplimiento hasta que la parte que
ha de hacerlo primero haya cumplido".
"(1) Cualquiera de las partes puede resolver el contrato cuando la otra haya
incurrido en un incumplimiento esencial.
476La misma regla se encuentra en los artículos 7.1.2 de los PCCI y 8:101 (3) de
los PECL, entre otros.
478En Chile el deber de colaboración del acreedor ha sido calificado como una
genuina obligación, así: P L , Pamela (2015). La colaboración del acreedor
en los contratos civiles. Santiago: Thomson Reuters; P L , Pamela (2016).
"La inobservancia al deber de colaboración del acreedor en el derecho chileno: un
caso de incumplimiento contractual". Revista de Derecho (Valdivia), Nº 29, 2ª Ed., pp.
59-83; o como un deber de conducta cuya infracción acarrea la obligación de
indemnizar, S M N , Lilian (2011). "Sobre la naturaleza jurídica de la
'cooperación' del acreedor al cumplimiento de la obligación". Revista de Derecho
Privado (Colombia), Nº 21, pp. 273-325; o como una carga contractual impuesta por
el contrato o la buena fe objetiva del artículo 1546 CC, A B , Cristián
(2008). "Cargas o deberes en la posición contractual del acreedor con especial
referencia a su mora de recibir", en Colección de estudios de Derecho civil en
homenaje a la profesora Inés Pardo de Carvallo. Valparaíso: Ediciones Universitarias
de Valparaíso, pp. 281-303. En España, F P , Nieves (2010). "La
modernización del régimen del incumplimiento del contrato: Propuestas de la
Comisión General de Codificación. Parte primera: Aspectos generales. El
incumplimiento", en ADC. LXIII, fasc. I. Madrid: BOE, pp. 93-97; C
S , Antonio (1988). Las cargas del acreedor en el derecho civil y mercantil.
Madrid: Montecorvo, p. 91 y ss.; L M , Albert (2001). El hecho del
acreedor y la imposibilidad de la prestación. Bolonia: Publicaciones del Real Colegio
de España, p. 53; H , Fernando (2002). Tratado de las obligaciones.
Concepto, estructura y vicisitudes. Bogotá: Universidad del Externado de Colombia,
p. 541. Finalmente, con referencia a los PECL, C E
C L (2000), en Ole Lando, Hugh Beale (eds.), Principles of European
Contract Law, The Hague: Kluwer Law International, Parts I and II, "Comment B (iii)
del artículo 8:101 PECL", p. 361.
481Centro Médico Dental Santa Marta con Verdugo (2003). Decimos con cierta
distancia porque, como apunta correctamente Y (2012), p. 26, Los hechos del
caso muestran que puede establecerse una relación causal entre ambos
incumplimientos.
500Mariela Renee Luza Tapia con Sociedad Constructora Inmobiliaria Delfos S.A.
(2003); García Valente, Joaquín con Comercial Multicentro (2011); Alcar con U.
Católica del Norte (2011); Pirodais con Serena (2012).
503Centro Médico Dental Santa Marta con Verdugo (2003). En el mismo sentido,
Parra Riffo, Héctor con Rafide Morales, Juan (2008).
506R P , María Sara (2006). "El principio 'Nadie debe hacerse más
rico en detrimento de otro' (D.12, 6, 14) en la resolución de un contrato de promesa
por incumplimientos recíprocos: una tendencia jurisprudencial chilena", en Estudios
de Derecho Civil II. Santiago: LexisNexis, pp. 33-34.
508Ibíd., p. 82.
S : A. Función y supuesto de hecho: I. Las cuestiones II. Las sentencias; III. Reglas sobre la
materia; IV. Bibliografía nacional de consulta; V. Otras sentencias sobre la materia. B. Partidas
indemnizatorias: I. Las cuestiones II. Las sentencias; III. Reglas sobre la materia; IV. Bibliografía
nacional de consulta; V. Otras sentencias sobre la materia. C. Autonomía del ejercicio de la acción
indemnizatoria: I. Las cuestiones II. Las sentencias; III. Reglas sobre la materia; IV. Bibliografía
nacional de consulta; V. Otras sentencias sobre la materia.
A. F
I. L
Introducción
Siendo las cosas de esta manera, comprender la función del remedio indemnizatorio
exige determinar qué ha de entenderse por "daño". El Código Civil no define la
expresión; acaso lo más cercano que llega a esto es a través de una breve taxonomía
en el artículo 1556. La indemnización de perjuicios comprende el daño emergente y
lucro cesante, ya provengan de no haberse cumplido la obligación, o de haberse
cumplido imperfectamente, o de haberse retardado el cumplimiento".
Para ilustrar lo expresado, pensemos en la hipótesis del artículo 1590 del Código Civil
y que refiere a una entrega por anomalías materiales por infracción del deber de
conservar que va envuelto en toda obligación de dar una especie o cuerpo cierto. Si el
deudor entrega la especie o cuerpo cierto, pero con deterioros y éstos son imputables
al deudor o a sus auxiliares por los que este último es responsable, el acreedor puede
optar entre resolver el contrato con indemnización de daños, o conservar la cosa con
defectos, pero con derecho a indemnización de daños. Si bien el acreedor, en ambos
casos tiene derecho a indemnización, su alcance difiere. En el primer caso se limitará a
los daños subsecuentes (a modo de ejemplo, lucro cesante); y en el segundo, el
acreedor tendrá derecho a una reparación plena, comprendiendo la indemnización,
además, el menor valor de la especie o cuerpo cierto entregado a causa del deterioro.
Aunque expresada de otra manera, la idea que subyace a esta formulación no parece
extraña al derecho chileno. Así, por ejemplo, Gatica Pacheco ha señalado lo siguiente:
"El incumplimiento contractual es causa frecuente de perjuicios para el acreedor. La
reparación a que ello le da derecho debe proporcionarle el beneficio mismo que le
hubiere reportado su cabal ejecución"519.
Esta Corte Suprema ha señalado que los presupuestos copulativos para la procedencia de la
indemnización de perjuicios contractuales son: a) Vinculación jurídica, negocio, convención o
contrato; b) Obligaciones que dan origen a prestaciones que debe satisfacer el deudor al
acreedor; c) Incumplimiento de la obligación previamente establecida o cumplimiento
imperfecto o tardío de la misma d) Hecho de la imputación del incumplimiento o culpabilidad;
c) Perjuicios; d) Relación de causalidad entre incumplimiento y perjuicios, e) Ausencia de
causales de justificación, exención y extinción de responsabilidad del deudor, y f) Mora del
deudor"521.
"Que en cuanto al derecho que confiere el Nº 3 del artículo 1553, éste evidentemente se está
refiriendo a la indemnización compensatoria, pues el enunciado de la norma deja a salvo
siempre el derecho a pedir se le indemnicen los perjuicios moratorios. Ambas
indemnizaciones reemplazan en el patrimonio del acreedor lo que habría significado
económicamente el cumplimiento fiel de la obligación"522.
"The general measure of damages is such a sum as will putt he aggrieved party as nearly as
possible into the position in which it would have been if the contract had been duly performed.
Such damages cover the loss which the aggrieved party has suffered and the gain of which it
has been deprived".
"La medida de la indemnización de los daños es, por regla general, la cantidad que permita
colocar, en lo posible, a la parte insatisfecha en la posición en que se habría encontrado si el
contrato hubiere sido adecuadamente cumplido. La indemnización cubre el daño que la parte
insatisfecha ha sufrido y la ganancia de la que habría sido privado (art. 9502)"525.
"That sum of money which will put the party who has been injured, or who has suffered, in the
same position as he would have been in if he had not sustained the wrong for which he is
now getting his compensation or reparation"526.
Ciento diecisiete años después, en Banque Bruxelles Lambert v Eagle Star Insurance
Co., Lord Hoffman comentó este pasaje señalando lo siguiente:
"I think that this was the wrong place to begin. Before one can consider the principle on which
should calculate the damages to which a plaintiff is entitled as compensation for loss, it is
necessary to decide for what kind of loss he is entitled to compensation"527.
La idea de Lord Hoffman entronca con otra de la misma familia, aunque esta vez
expuesta por Federico de Castro, la del propósito práctico de los contratos. Para
presentarla convendrá comenzar por la noción de negocio jurídico que acuñó de
Castro; en sus palabras, es:
"...la declaración o acuerdo de voluntades, con los que los particulares se proponen
conseguir un resultado, que el Derecho estima digno de especial tutela, sea en base sólo a
dicha declaración de voluntad, sea complementada con otros hechos o actos"528.
Y es que los contratos —piensa de Castro— tienen una cierta finalidad, aspiran a
conseguir un cierto estado de cosas, ya sea porque el legislador los ha diseñado de
esta manera o bien las partes lo han dispuesto de esa forma.
El parecido de familia entre las ideas de Lord Hoffman y las de Castro se advierte a
través de una tercera idea, la de "ámbito de resguardo" del contrato. Una idea que es
posible extraer de algunas sentencias de la Corte Suprema. Así, por ejemplo, conviene
prestar atención a la sentencia de 25 de marzo de 2008529, a propósito de
responsabilidad médica por negligencia en una circuncisión, en cuyos considerando
décimo y undécimo se lee lo siguiente:
"Que en cuanto a la infracción del artículo 1556 del Código Civil, que se vincula con la
circunstancia de que los sentenciadores concluyeron que es procedente la indemnización del
daño moral en sede contractual sin que exista fundamento legal para ello, es preciso poner
de relieve que, al contrario de lo que sostiene el recurrente, sí se admite la indemnización del
daño moral en el ámbito de la responsabilidad contractual.
Por el contrario, es posible afirmar que si el negocio afecta, dirige no sólo a derechos o
intereses patrimoniales, su inejecución puede, causal y directamente, menoscabar derechos
o intereses de una naturaleza puramente personal, propia de la intimidad del acreedor,
circunstancia que hace posible el otorgamiento de una indemnización que repare el dolor o
quebranto espiritual sufrido por el demandante...".
Por el contrario, es posible afirmar que si el negocio afecta no sólo a derechos e intereses
patrimoniales, su inejecución puede, causal y directamente, menoscabar derechos o
intereses de una naturaleza puramente personal, propia de la intimidad del acreedor,
circunstancia que hace posible el otorgamiento de una indemnización que repare el dolor o
quebranto espiritual sufrido por la demandada.
Ahora podemos considerar las tres ideas en conjunto. Los contratos procuran
satisfacer un cierto propósito práctico. Es ese propósito el que nos permite fijar su
ámbito de resguardo y una vez que lo tenemos fijado sabemos que deben
indemnizarse únicamente los daños a aquellos intereses que se encuentran dentro de
ese ámbito de resguardo. Y tales daños puede alcanzar desde el valor del objeto de la
prestación o su disminución a causa de un defecto, hasta otros daños subsecuentes
que sean consecuencia de la lesión de intereses que integren el referido ámbito de
resguardo.
i. La cuestión de la imputabilidad
A estas alturas, esta conclusión debería resultar perfectamente obvia, pues basta
recordar lo dicho respecto del incumplimiento esencial respecto del remedio resolutorio.
Pues bien, tratándose del remedio indemnizatorio no se requiere que el incumplimiento
sea esencial; no obstante, la entidad del incumplimiento, resulta posible solicitar una
indemnización por los daños causados.
"El hecho que el incumplimiento no exija la culpabilidad del deudor no significa que la culpa
no pueda jugar algún papel en el supuesto específico de alguno de los remedios del
incumplimiento, particularmente en el indemnizatorio"531.
Puestas de esta manera las cosas, lo que parece indispensable es prestarle alguna
atención al caso fortuito.
"La reformulación del concepto y función del caso fortuito supone considerar, por una parte,
la perspectiva realista del contrato, entendido como mecanismo para la satisfacción de los
intereses de las partes, e instrumento para distribuir riesgos entre las mismas; y por otra, el
predominio de las obligaciones de contenido fungible que hoy se observa en las relaciones
jurídico-contractuales. La finalidad práctica perseguida por todo contrato y las amplias
posibilidades de satisfacción del acreedor que habitualmente existirán, muestran la
necesidad de replantear la manera que comúnmente se ha entendido el caso fortuito como
límite de la responsabilidad contractual"541.
"El art. 1105 permite, sin embargo, otra interpretación, que a nosotros nos parece más
conforme con su sentido. Como ha recordado Badosa, no puede pasar inadvertido que el
Código hable de 'sucesos', con lo cual está haciendo referencia a que los hechos
determinantes del impedimento de prestación han debido romper la relación de causalidad
existente entre las acciones u omisiones del deudor y los daños experimentados por el
acreedor; y está haciendo referencia a las que el Código Civil francés llama 'causas extrañas'
al deudor, lo que rectamente entendido debe significar eventos o hechos exteriores que
quedan fuera del ámbito o marco de control del deudor. Naturalmente, el marco o ámbito de
control guarda una evidente relación con el tipo de diligencia que le sea exigible y será
diferente según que la diligencia sea de una persona media o sea de un profesional o de un
empresario, por existir en uno y en otro caso esferas de control diferentes, pero resta la idea
del carácter extraño y normalmente insuperable"542.
La exterioridad significaría que se trata de un hecho independiente de la voluntad del
deudor543 o que no se encuentre causalmente vinculado a él. Recientemente, sin
embargo, la profesora María Graciela Brantt ha ofrecido una lectura alternativa de este
requisito. Señala lo siguiente:
"(...) para saber si un determinado hecho puede calificarse como imprevisible, será preciso
establecer si el deudor, de acuerdo a la diligencia exigible, debía o no representarse
previamente su verificación, e instar, de ser así, por regularlo particularmente en el
contrato"547.
"(...) esta visión tan extrema de la irresistibilidad no es aceptable por dos razones. En primer
lugar, porque implica confundir dos aspectos diversos dentro de la noción de caso fortuito,
como son sus requisitos y sus efectos, cuando en realidad una cuestión es la irresistibilidad
del hecho constitutivo de caso fortuito, y otra diferente es qué consecuencias va a ocasionar
ese evento en la prestación del deudor. Y, en segundo lugar, porque una concepción tan
absoluta del requisito debe quedar excluida, si se tiene en consideración que la actividad de
resistencia del deudor a los obstáculos ajenos a sus riesgos típicos e imprevisibles al
contratar, viene impuesta por la diligencia promotora del cumplimiento, siendo ésta su fuente
y medida. Esto impone considerar la irresistibilidad del caso fortuito como un requisito
esencialmente relativo, vinculado directamente con la diligencia exigible en el caso
concreto"548.
"El examen de la doctrina nacional tradicional muestra entonces que si bien el estudio del
caso fortuito se ubica en la sede que le es propia —la responsabilidad por el incumplimiento
contractual, y más precisamente, en relación con la indemnización de perjuicios— siendo
calificado como causa de exoneración de la misma, a la hora de definir o precisar sus
efectos, es correcta ubicación inicial se ve alterada. Y ello se debe a que se entiende que el
caso fortuito genera necesariamente una imposibilidad de cumplimiento, que hace operativo
dicho modo de extinguir, y como consecuencia de ello es que el deudor queda también
exento de la indemnización"552.
"La función del caso fortuito dentro del supuesto de hecho de la imposibilidad sobrevenida es
la de integrarse en su supuesto de hecho para determinar su naturaleza jurídica: modo de
extinguir la obligación.
(...) el caso fortuito en sí mismo no debe ser entendido ni es equiparable a una imposibilidad
absoluta de cumplimiento y, por lo tanto, no es posible atribuirle una función extintiva, sino
simplemente suspensiva de la obligación y exoneratoria de responsabilidad para el
deudor"554.
"(1) La imposibilidad sobreviniente total y definitiva para cumplir una obligación contractual,
causada por caso fortuito, extingue la obligación y libera al deudor. En tal caso, el acreedor
puede optar por resolver el contrato o reclamar la cesión de los derechos y acciones que, en
razón de la imposibilidad, el deudor detenta contra un tercero.
Hemos de precisar que las sentencias que se pronuncian sobre el caso fortuito como
causa de exoneración del deudor incumplidor son muy escasas, a lo que se une que no
hay sentencia conocida que haya acogida la defensa del deudor, lo que es indiciario de
que nuestro régimen de responsabilidad civil contractual, aunque se apoye en la
imputabilidad, es bastante estricto. Visitemos dos de estas sentencias.
Décimo Cuarto: Que de la norma trascrita se infiere que dicho instituto se configura sobre la
base de cinco elementos: es un hecho, sobreviniente, independiente de la voluntad de las
partes, imprevisto e irresistible.
Décimo Quinto: Que conforme al contrato de prestación de servicios suscrito por Tecnoglobal
S.A. y la demandada —como se vio— se consideró en este expresamente que el
demandado era responsable por la pérdida de mercadería que eventualmente experimentara
la empresa antedicha con ocasión de la ocurrencia de un robo.
Décimo Sexto: Que de ello se deriva entonces que el caso fortuito en el cual pretende
ampararse el demandado no es concurrente, ya que su aceptación pasa por la acreditación
de que previamente no se había renunciado al mismo. Sin embargo, al estar expresamente
considerada su responsabilidad en el contrato que se viene analizando, por la existencia de
dicho evento, implica que las partes se representaron su ocurrencia e imaginaron su
producción al momento de contratar (...), derivándose de ello en consecuencia, que el
demandado debe responder por la obligación así asumida, por robo de la mercadería
perpetrado el día 28 de agosto de 2009 en esta ciudad.
"un hecho ajeno al control del deudor, cuyo riesgo no asumió, y que le impide cumplir la
obligación, temporal o definitivamente, y cuyo acaecimiento o efectos no ha podido
resistir"558.
"De esta definición (la del artículo 45 CC) se desprenden sus elementos constitutivos, a
saber: 1º. causa extraña al deudor o dicho en otros términos, el hecho no debe serle
imputable; 2º. el hecho debe ser imprevisto, imposible de conjeturar lo que ha de suceder en
un cálculo de probabilidades, es decir, cuando no hay ninguna razón para creer en su
realización; y 3º. hecho imposible de resistir, lo que significa que el evento que acontece es
insuperable en su constitución y efectos, de manera que ni el deudor ni persona alguna que
se coloque en tal circunstancia podría impedir lo sucedido".
Entonces, son tres elementos constitutivos del caso fortuito: que se trate de una
causa extraña; que sea imprevisible e irresistible, entendiendo por tal aquel hecho
imprevisible e insuperable en sí y en sus efectos, de manera que ni el deudor ni
persona alguna en su lugar podría impedir lo sucedido. Y aquello que el deudor debe
superar, se entiende de la sentencia, es el hecho en sí y sus efectos, a saber, el
incumplimiento de contrato.
"Que el inciso segundo del artículo 1547 señala los efectos del caso fortuito, al preceptuar 'el
deudor no es responsable del caso fortuito' y ello es natural, toda vez que nadie puede ser
obligado a lo imposible. En consecuencia, si el deudor no cumple las obligaciones que
contrae por la concurrencia de un caso fortuito o fuerza mayor, su incumplimiento es
excusable".
Quiere decir que, para la Corte Suprema, el caso fortuito hace inexigible la obligación
para el deudor y por esta razón no puede cumplir. Hay incumplimiento del deudor —
objetivo—, sin embargo, excusable.
"Que para una adecuada definición de la irresistibilidad del hecho positivo (...), resulta
fundamental distinguir previamente si la imposibilidad jurídica de desarrollar la conducta
impuesta por la obligación atiende al hecho sobreviviente o a los efectos del hecho
irresistible, entendiendo por cierto, que en numerosas oportunidades el hecho mismo en que
consiste el caso fortuito o fuerza mayor es irresistible, pero sus efectos pueden ser atajados
por el responsable de dar cumplimiento a la obligación contractual.
En el entendido que el caso fortuito o fuerza mayor es irresistible en cuanto hecho, pero no
respecto de sus efectos, es necesario clasificar la imposibilidad que él produce en absoluta y
relativa. En el primer caso resulta evidente que la obligación se extingue por imposibilidad
física o jurídica que el deudor no puede despejar. En el segundo, los efectos del caso fortuito
pueden atajarse, no obstante, la inevitabilidad de su ocurrencia. Surgirá entonces el
problema de clarificar en qué ocasiones el deudor será responsable o, más precisamente,
cuándo estará obligado a salvar los aludidos efectos. Esta situación se deberá transparentar
atendiendo al grado de diligencia y cuidado que le imponía la obligación. En casos —como el
de autos—, en que se responda de culpa leve, deberá el deudor emplear en el salvamento
de la especie la diligencia del buen padre de familia, esto es, aquella que ordinariamente
ocupan los hombres en sus negocios propios".
"(...) cabe recordar que es un hecho establecido en la causa, que pese a haberse incautado
el vehículo objeto del contrato de leasing con fecha 13 de diciembre de 1996, la arrendadora
Santiago Leasing S.A. siguió percibiendo las cuotas restantes, cumpliendo la arrendataria
con todos sus pagos oportunamente en la forma estipulada en el contrato, habiéndose
solucionado la última cuota el 15 de octubre de 1997, esto es, diez meses más allá de la
fecha de incautación de la camioneta.
Y añade que:
"En las obligaciones de dar, sea una especie o un género y en las de ejecutar un hecho, la
imposibilidad de cumplir ha de ser absoluta, al decir de los autores, no siendo causa de
exención la mayor dificultad, aunque ésta aumente la intensidad. En el cumplimiento o pago
de una obligación la dificultad absoluta es la única eximente o excusa (...).
En el caso que nos ocupa, demandado pudo él efectivamente cumplir las obligaciones que le
imponía el contrato de leasing librando al vehículo materia del contrato de los vicios que
motivaron el acto de autoridad dispuesto en su contra, pagando los respectivos impuestos y,
habiendo aceptado el pago de las rentas y el íntegro y cabal cumplimiento de las
obligaciones de la arrendataria durante, a lo menos diez meses, sin que existiera
reciprocidad en las contraprestaciones emanadas de su propia parte, no pudo excusarse del
cumplimiento que le correspondía alegando un exceso de onerosidad en su prestación, aún
que aquel le impusiese una conducta y un desembolso de dinero originalmente no previstos,
ya que al aceptar el íntegro, total y oportuno cumplimiento de las obligaciones de la
contraparte en pleno conocimiento de la situación fáctica que afectaba al objeto del contrato,
consintió tácitamente en que también debía cumplir con aquello a lo que se había
comprometido vender el vehículo, para lo cual debió realizar todo lo que fuese necesario".
De lo hasta aquí expresado, podemos concluir lo que sigue. Primero, que conforme
con el inciso 2º del artículo 1547 y el inciso final del artículo 1558, ambos del Código
Civil, el deudor no es responsable del incumplimiento cuando éste tiene su causa en un
caso fortuito, y no lo es porque el incumplimiento es excusable. Segundo, que el caso
fortuito en su actual comprensión requiere de la concurrencia de tres elementos. a) que
se trate de un hecho ajeno a la esfera de control del deudor (ajenidad); b) que sea
imprevisible al tiempo del contrato; y c) que sea irresistible, esto es, que sea inevitable
e insuperable en sí y en sus consecuencias. Tercero, para apreciar la concurrencia del
primer elemento hemos de prestar atención al contrato y la de los dos restantes, a la
diligencia exigible al deudor, quiere decir, si otra parte diligente, en lugar del deudor
incumplidor, debió o no prever al tiempo del contrato el hecho ajeno a su control y de
no ser el caso, si ese mismo deudor, actuando con la diligencia que le era exigible,
debió o no evitar y superar tal hecho ajeno imprevisible, en sí o en sus consecuencias.
Cuarto, el caso fortuito, entonces, es el hecho ajeno al control del deudor, imprevisible
e irresistible conforme la diligencia que es exigible de acuerdo al contrato (artículo 1547
o las estipulaciones de las partes). Así se configura la causa de exoneración que
excluye la imputabilidad del incumplimiento y, por consiguiente, la indemnización de
daños. Y, quinto, el caso fortuito es causa de exoneración y difiere de la imposibilidad
no imputable, a la que la Corte Suprema denomina "imposibilidad absoluta", cuyo
efecto es el de extinguir la obligación. Se supera así una confusión que persiste por
años en nuestra doctrina, siendo que el artículo 1567 que dispone sobre los medios de
extinguir las obligaciones, no prevé como tal al caso fortuito, sí a la pérdida de la cosa
que incorpora en su supuesto de hecho al caso fortuito.
Finalmente, todo parece indicar que, del examen de las condiciones del caso fortuito,
en los términos explicados, podemos aproximarnos a dar respuesta a una pregunta que
debiésemos formularnos al examinar las condiciones de la indemnización de daños,
esto es, ¿cuándo el incumplimiento es imputable y atribuye responsabilidad al deudor
incumplidor? Tres debieran ser las reglas, sin perjuicio de las estipulaciones de las
partes sobre el particular. La primera. Cuando el incumplimiento tenga su causa en un
impedimento u obstáculo localizado en su esfera o ámbito de control. Que no sea ajeno
al deudor. La segunda. Ya situados fuera de tal esfera o ámbito, que el deudor,
empleando la diligencia debida, hubiera debido prever el impedimento u obstáculo que
origina el incumplimiento. Y, la tercera, que, aunque tal impedimento u obstáculo
hubiera sido imprevisible, que, de acuerdo a la diligencia debida, haya sido evitable o
superable en sí y en sus consecuencias. Estos serían los criterios que explicarían el
por qué el deudor es responsable o está obligado a indemnizar los daños que irroga su
incumplimiento560.
b) Causalidad y previsibilidad
El incumplimiento debe causar daños; por regla general —salvo dolo o culpa grave—
la indemnización se limita a los daños previsibles, según lo dispone el artículo 1558
CC, debe ser previsible.
i. La relación de causalidad
No obstante, lo que puede tenerse por cierto es lo mismo que no se duda respecto de
la responsabilidad extracontractual, a saber, que tratándose de este requisito se
procede correctamente cuando se distingue la causalidad de hecho de la causalidad
jurídica562.
Resultará útil prestar atención a algunos casos en los que se presenta la cuestión de
la causalidad en materia contractual para ilustrar lo que se viene diciendo.
La Corte estimó que existía incumplimiento del contrato y, podemos agregar, que la
infracción de la obligación de seguridad del Banco podía considerarse como la causa
del daño moral que experimentaba el cuentacorrentista.
De entender así la expresión legal, el artículo 1558 I contendría una norma dispositiva que,
salvo pacto en contrario, establecería el contenido del contrato, en lo que se refiere a la
obligación de indemnizar, remitiéndose al dato del conocimiento del contratante. La norma,
así entendida, añadiría contenidos vinculantes al contrato, al margen de la voluntad del
obligado; aunque, por ser una norma dispositiva, podrían ser excluidos o modificados por la
autonomía de la voluntad.
(b) La otra alternativa es considerar la regla del art. 1558 I CC ch, no como una norma
dispositiva, sino como una norma enunciativa, que remite a lo que en cada caso disponga el
contrato. El fin de protección del contrato lo determina, primariamente, la autonomía de la
voluntad y no una norma. Y, como no es frecuente que los contratantes pacten de modo
explícito sobre los daños indemnizables, esta alternativa hace, a menudo, necesario
interpretar el contrato para determinar cuál es su fin de protección y los daños
indemnizables"567.
Esta regla permite definir, ahora para el evento del incumplimiento, los efectos del
contrato, ahora entendidos como satisfacción del interés del acreedor en equivalencia o
en dinero. Producido el cumplimiento exacto del contrato, sus efectos se identifican con
la cosa o el hecho objeto del mismo; en cambio, una vez que incumple el deudor, tal
coincidencia no se produce necesariamente, aflora el interés contractual en toda su
dimensión, así los efectos del contrato, aquello que permitirá ubicar al acreedor, en la
medida de los razonable, en la misma posición como si el cumplimiento hubiera tenido
lugar y es, precisamente, la regla de previsibilidad la que permitirá medir en todo
(indemnización autónoma) o en parte (indemnización en complemento a otro remedio)
los efectos del incumplimiento.
Morales Moreno, pronunciándose sobre los lucros del acreedor, permite ilustrar lo
expresado:
"Cuando se cumple el contrato, corre a iniciativa y riesgo del acreedor obtener los lucros a
partir del cumplimiento. El acreedor ejercita así su libertad en el ámbito económico. No
existen más límites para obtener lucros que los que impongan las normas jurídicas. Cuando
no se cumple el contrato, el lucro que el acreedor puede obtener por medio de la
indemnización, no es todo el que hubiera podido conseguir de haberse cumplido el contrato,
sino sólo el garantizado por el contrato. El lucro indemnizable es necesariamente un lucro
limitado. Depende del fin de protección del contrato.
"DÉCIMO: Que, en todo caso, una demanda de daños y perjuicios en los términos que se
han descrito, debe ser considerada como parte de lo que el vendedor debe en 'cumplimiento
del contrato', de acuerdo con los términos del artículo 1489 del Código Civil. En efecto,
conforme con el artículo 1591, 'el pago total de la deuda comprende el de los intereses e
indemnizaciones que se deban'. Dado que en este juicio se pretenden indemnizaciones
derivadas de un incumplimiento contractual, asociadas a una entrega imperfecta de la cosa
vendida, debe entenderse que el deudor está ejerciendo una acción de cumplimiento
contractual, para ser debidamente pagado por el deudor, aunque la acción esté reducida a
las indemnizaciones que el actor estima que la sociedad demandada le adeuda por
incumplimiento del contrato.
(...)
DECIMOCTAVO: (...) Este negocio no prosperó, porque los rodillos en cuestión carecían de
la composición de Níquel requerido por la compañía norteamericana. De acuerdo con estos
antecedentes, y con la declaración del demandante en su escrito de demanda, la utilidad que
debía arrojar este negocio a la fecha de presentación de la demanda era de $114.400.000,
monto que estima perfectamente como beneficio o utilidad del negocio y, por lo mismo, se
concederá una indemnización por este rubro, más los reajustes e intereses corrientes para
operaciones no reajustables, desde el día de presentación de la demanda hasta el día de
pago efectivo. La frustración de un negocio de esta naturaleza parecía perfectamente
previsible, al tiempo de celebrar el contrato, para los efectos del artículo 1558 del Código
Civil, pues, era natural que la empresa compradora quisiera revender el material de chatarra
que estaba adquiriendo (...)"571.
"Establecido lo anterior, incluso podría concluirse que la demandada obró dolosamente. Así,
conforme a los hechos y la circunstancia de tratarse de una empresa que se dedica
profesionalmente a la actividad bancaria, necesariamente tuvo pleno conocimiento del
carácter antijurídico de su actuar al sustraerse de su obligación contractual, vulnerando,
como se indicó, la buena fe contractual, y el deber de respetar lo pactado, todo realizado con
plena conciencia del derecho que la asistía a la contraparte, mas ello no la refrenó,
aceptando el daño que su conducta indefectiblemente provocaría en la deudora.
Si se estima, estricta legis, que el artículo 44 del Código Civil al señalar que el dolo es la
intención positiva de inferir injuria en la persona o propiedad de otro, supone una conducta
dirigida exclusiva y directamente al daño, debe concluirse que la demandada obró con culpa
grave.
Establecido lo anterior, puede soslayarse incluso que los perjuicios experimentados por la
actora no fueran previsibles pues este grado de culpa equivale, conforme a lo previsto en el
artículo 44 inciso segundo el Código Civil, al dolo y, consecuentemente, escapan a la regla
del artículo 1558 de dicho cuerpo legal, conforme la misma norma lo encabeza.
QUINTO: Que debe convenirse con la demandada que no cualquier incumplimiento
contractual es capaz de provocar daño moral y el mismo debe probarse y, salvo en casos
como el que nos ocupa en que concurre culpa grave o dolo, ser previsibles a la época de
celebración del contrato".
Bibliografía
Jurisprudencia citada
Almacenes Pullman Limitada con Santiago Leasing S.A. (2006): Corte Suprema, 21 de
enero de 2008, rol Nº 5055-2006.
Rochet Argandoña Paola Guadalupe con Oksenberg Reisberg Tomás y Clínica Las
Nieves S.A. (2006): Corte Suprema, 25 de marzo de 2008, rol Nº 4931-2006.
Stange Hoffmann, Eduardo con Ripley Puerto Montt South STO (2012): Corte
Suprema, 2 de octubre de 2013, rol Nº 8607-2012.
Vásquez con Banco del Estado de Chile (2017): Corte de Apelaciones de Antofagasta,
30 de noviembre de 2017, rol Nº 713-2017.
Transportes Aeropuerto Express LTDA. con LADECO S.A. (2005): Corte Suprema, 16
de agosto de 2007, rol Nº 6042-2005.
II. L
b) Sentencia
"Sentencia de reemplazo
"21º.- (...) entre las partes se celebró con fecha 20 de mayo de 2005, un contrato de
transacción cuyo tenor se encuentra contenido en el documento agregado a fojas 50 de
estos autos, que fue objetado por parte de la demandada, impugnación que fue
oportunamente desechada y no atacada por medio de los recursos procesales pertinentes.
22º.- (...) del mérito de los antecedentes probatorios reseñados en el considerando 15º de
esta sentencia, aparece que efectivamente la celebración del contrato de transacción tantas
veces referido, imponía al demandado las siguientes obligaciones: a.- Rebajar la deuda que
el actor mantenía de $1.555.367 a $700.000; b.- Darle un plazo de 60 días, hasta el 25 de
julio de 2005, para cancelar la referida cantidad; c.- Eliminarlo del boletín de informes
comerciales el 24 de mayo de 2005, una vez firmado el acuerdo por ambas partes".
Parte demandada
"Sentencia de reemplazo
2º.- Que al contestar el libelo, el demandado alegó entre otras cuestiones, la improcedencia
de pretender única y exclusivamente la indemnización de perjuicios derivados de un
supuesto incumplimiento de su parte, ya que, habiéndose accionado bajo las normas de la
responsabilidad contractual, debía haberse demandando en conjunto con el cumplimiento o
la resolución del contrato, agregando que sólo en aquellos casos en que la acción se
interpone como consecuencia de la responsabilidad extracontractual, podía el actor
demandar directamente el pago del daño emergente, del lucro cesante o el daño moral por la
acción ilegítima del demandado".
Parte demandante
"SEGUNDO: (...)
a.- Compareció don Eduardo Stange Hoffmann, quien dedujo demanda en juicio ordinario de
indemnización de perjuicios en contra de Ripley Puerto Montt (South Store S.A.),
representada por don Pablo Lara Barbieri, y solicitó se lo condenara al pago de $30.000.000
(treinta millones de pesos), o la suma que prudencialmente determine el tribunal, más el
daño moral que tenga a bien regular, con expresa condena en costas. Fundamentando su
acción señala que interpone demanda por los daños que le ha causado la demandada al
incumplir con dolo civil el contrato de transacción celebrado entre ambos el 20 de mayo de
2005, y publicar, sin derecho alguno, en el boletín de informaciones comerciales, su nombre
como deudor moroso, por una deuda inexistente, y que por contrato, expresamente había
remitido (...)".
"Sentencia de reemplazo
(...)
Esta Corte Suprema ha señalado que los presupuestos copulativos para la procedencia de la
indemnización de perjuicios contractuales son: a) Vinculación jurídica, negocio, convención o
contrato; b) Obligaciones que dan origen a prestaciones que debe satisfacer el deudor al
acreedor; c) Incumplimiento de la obligación previamente establecida o cumplimiento
imperfecto o tardío de la misma d) Hecho de la imputación del incumplimiento o culpabilidad;
c) Perjuicios; d) Relación de causalidad entre incumplimiento y perjuicios, e) Ausencia de
causales de justificación, exención y extinción de responsabilidad del deudor, y f) Mora del
deudor.
(...)
25º.- Que, por lo anterior resta, entonces, aún verificar si el demandado, por su parte,
cumplió con el cometido a que se encontraba obligado en los términos que han quedado
precedentemente anotados.
Hechas estas consideraciones y de cara a los antecedentes que obran en este proceso
resulta que no pueden considerarse cumplidas las obligaciones que del contrato en cuestión
han nacido para el demandado, cuando de los antecedentes probatorios referidos —
especialmente confesional rendida por el representante de la misma empresa demandada y
antecedentes que emanan del Recurso de Protección rol Nº 191-2006— aparece que no
obstante el actor efectuó el pago de la suma de $700.000 a la que quedó reducida la deuda
que mantenía con el demandado, éste no lo eliminó de los registros del boletín de
informaciones comerciales.
(...)
29º.- Que conforme a todo lo reseñado, no cabe duda que el incumplimiento imputable al
demandado lesionó la integridad psíquica del demandante, por cuanto de manera arbitraria,
es decir, sin causa, y no obstante haber cumplido con el acuerdo a que las partes habían
arribado, procedió a autoasignarse la vigencia de un crédito en mora por una suma ya
condonada, afectando así el derecho a la honra, al incluirlo en el boletín de informaciones
comerciales, con conocimiento que el actor por dedicarse a la vida comercial, las
consecuencias que ello le acarrearía, implicaban la privación de acceso a créditos de toda
clase, presentándose, de esta manera, como una persona morosa en sus obligaciones
crediticias.
(...)
Y visto además, lo dispuesto en los artículos 1489, 1545, 1547, 1551, 1552, 1556, 1558 y
2446 del Código Civil y 160, 170, 186, 341, 342, 348, 384, 385 y 399 del Código de
Procedimiento Civil, se confirma la sentencia apelada de veinte de marzo de dos mil ocho,
escrita a fojas 91 y siguientes, complementada por resolución de primero de julio del mismo
año, que rola a fojas 127, con declaración que se acoge la demanda de fojas 1, interpuesta
por don Eduardo Stange Hoffman en contra de Ripley Puerto Montt, derivada del
incumplimiento del contrato de transacción celebrado el 20 de mayo de 2005, condenando al
demandado al pago de la suma de $4.000.000 (cuatro millones de pesos) por concepto de
daño moral, reajustada de conformidad a la variación que experimente el Índice de Precios al
Consumidor desde la fecha de la presente sentencia hasta su pago, confirmándosela en lo
demás".
b) Sentencia
"SEXTO: Que el fallo objeto del recurso establece que la demandante ha señalado que el
contrato materia del litigio imponía a la demandada LADECO S.A. una obligación de hacer,
consistente en efectuar reservas de sus pasajeros para el servicio de transporte por ella
prestado, lo que dejó de cumplir a partir del 7 de marzo de 1996. Sobre esta base, agrega la
sentencia, se asila en la disposición del artículo 1553 del Código Civil, requiriendo la
indemnización de perjuicios correspondiente, comprendiendo ésta, al parecer, la moratoria en
carácter principal y la compensatoria en carácter alternativo; nada dice la actora respecto de
la condición resolutoria tácita".
"SÉPTIMO: Que la esencia del problema planteado en este litigio radica en dilucidar si,
tratándose del incumplimiento de una obligación de hacer, puede el acreedor demandar
únicamente la indemnización de los perjuicios sufridos o debe también y necesariamente,
solicitar se declare resuelto el contrato o su cumplimiento forzado.
(...)
NOVENO: Que en cuanto al derecho que confiere el Nº 3 del artículo 1553, éste
evidentemente se está refiriendo a la indemnización compensatoria, pues el enunciado de la
norma deja a salvo siempre el derecho a pedir se le indemnicen los perjuicios moratorios.
Ahora bien, el acreedor puede solicitar la indemnización compensatoria aun cuando fuere
posible el cumplimiento forzado por naturaleza, ya que el precepto en estudio lo deja a su
opción.
En efecto, la frase de que se sirve la norma cualquiera de estas tres cosas, a elección suya
da claramente a entender que la indemnización de perjuicios es concebible como solicitud
autónoma, sin necesidad de ir aparejada a la petición de cumplimiento o de resolución del
contrato de que esa obligación de hacer incumplida emanó.
(...)
La demandante reconoció este hecho, pero intentó justificarlo en una aquiescencia que
habría prestado LADECO S.A., cuestión esta última que no quedó en lo absoluto
demostrada.
De este modo, tratándose el celebrado entre las partes de un contrato bilateral, cobra
relevancia lo dispuesto en el artículo 1552 del Código Civil, de conformidad al cual, en esta
clase de convenciones ninguno de los contratantes está en mora de cumplir lo pactado,
mientras el otro no lo cumple por su parte, o no se allana a cumplirlo en la forma y tiempo
debidos.
Así las cosas, la mora de la demandada fue purgada por la mora de la demandante y al no
configurarse este presupuesto de la responsabilidad contractual, no resulta procedente
acceder a una pretensión indemnizatoria como la que se persigue en este litigio.
DUODÉCIMO: Que en razón de lo dicho en los motivos precedentes, resulta manifiesto que
el error de derecho que se atribuye a la sentencia recurrida no ha influido sustancialmente en
su parte dispositiva, pues aun en el evento de no haberse incurrido en él, de todos modos se
habría impuesto el rechazo de la demanda.
Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en las normas legales citadas y en
los artículos 764, 765, 766, 767 y 808 del Código de Procedimiento Civil, SE RECHAZAN los
recursos de casación en la forma y en el fondo deducidos por la parte demandante en lo
principal y primer otrosí, respectivamente, de la presentación de fojas 669, contra la
sentencia de veintitrés de junio de dos mil cinco, escrita a fojas 666".
3. Rochet Argandoña, Paola Guadalupe con Oksenberg Reisberg, Tomás, Clínica Las
Nieves S.A.
b) Sentencia
"SEXTO: Que para resolver el asunto sometido a la decisión de esta Corte, debe consignarse
previamente que son hechos establecidos por los jueces del fondo, los siguientes:
1.- que el contrato de asistencia médica en que la actora funda su demanda se encuentra
reconocido por ambas partes y que por él se acordó la realización, el 6 de abril de 2001, de
una cirugía destinada a corregir una hernia inguinal del menor de autos y a practicarle una
circuncisión ritual;
2.- que una vez verificada la intervención quirúrgica aludida a Federico Estévez Rochet y su
control postoperatorio, los padres del menor encomendaron a otro profesional (cirujano
infantil Sra. Sonia Sirebrenik Cohen) la realización de una nueva operación al menor, la que
se llevó a cabo el 17 de abril de 2001 y respondió al diagnóstico realizado, por el que se
advirtió que el pene del menor presentaba una "herida deshiciente con un gran hematoma,
un orificio y pérdida de tejido, descritas como complicaciones post circuncisión". Añade el
sentenciador que la intervención tuvo por fin eliminar tejido necrótico, retirar el hematoma,
avivar los bordes y suturar el tejido sano;
Estos hechos aparecen claramente consignados en los fundamentos décimo, décimo tercero,
décimo sexto, décimo octavo y vigésimo del fallo de primer grado y undécimo y vigésimo de
la sentencia de segunda instancia".
"DÉCIMO: Que en cuanto a la infracción del artículo 1556 del Código Civil, que se vincula
con la circunstancia de que los sentenciadores concluyeron que es procedente la
indemnización del daño moral en sede contractual sin que exista fundamento legal para ello,
es preciso poner de relieve que, al contrario de lo que sostiene el recurrente, sí se admite la
indemnización del daño moral en el ámbito de la responsabilidad contractual. Este tribunal ha
reconocido su pertinencia en esta esfera de responsabilidad, concediéndola, empero, sólo en
aquellos casos en que las obligaciones a que da lugar el negocio contractual de que se trata
no se limitan exclusivamente al logro de resultados puramente materiales o patrimoniales. En
efecto, esta clase de resarcimiento procede únicamente en eventos en los que la convención
extiende su ámbito al resguardo o protección de bienes extrapatrimoniales o cuando
comprende intereses que claramente ya no conciernen al patrimonio sino a la personalidad
moral del sujeto, como su afectividad, su estabilidad emocional, su integridad moral, etc.
DUODÉCIMO: Que en estas condiciones resulta evidente que los sentenciadores, al ordenar
el resarcimiento del daño moral demandado, no incurrieron en el error de derecho que por
este capítulo se les atribuye;
(...)".
b) Sentencia
i. Hechos del caso
"TERCERO: Que son hechos de la causa, por así haberlos establecido los jueces del grado,
los siguientes:
b.- Esta convención, financiada a través del Fondo de Desarrollo Regional, es un contrato de
'suma alzada', definido por las Bases Administrativas Generales y Especiales;
g.- La demandante requirió reiteradamente del municipio que tales gestiones se realizaran;
h.- El contratista, por medio de su personal profesional, debió patrocinar y gestionar los
planos de arquitectura de las casetas sanitarias para obtener los permisos de edificación por
parte de la Dirección de Obras Municipales, los que fueron otorgados el 29 de enero y 6 de
abril de 2010;
i.- La demandante debió ejecutar una serie de obras adicionales y extraordinarias, cuya
ejecución fue oportunamente informada y autorizada por la Municipalidad de La Ligua en su
carácter de unidad técnica, sin contar con la aprobación del mandante, esto es, del Gobierno
Regional. Estas obras fueron: 1.- Proyecto Casetas Sanitarias; 2.- Proyecto domiciliario; 3.-
Arranques domiciliarios y redes intermedias e interiores; 4.- Uniones domiciliarias y rasantes;
5.- Arranque y unión domiciliaria; 6.- Cámaras intermedias; 7.- Empalme a colector existente;
8.- Conexión a red de agua potable existente; y, 9.- Extensión de matriz;
j.- Tales obras adicionales y extraordinarias ascienden a las siguientes sumas: 1.- Obras
adicionales de agua potable: $8.513.639; 2.- Obras adicionales de colectores $12.697.215; y
3.- Gestión y aprobación de proyectos $11.262.240;
k.- La demandada incumplió las prestaciones derivadas del contrato, como asimismo el pago
de obras adicionales y aumentos de obra encargados por ella misma, sin informar ni obtener
autorización previa del mandante, Gobierno Regional, y que exceden aquellas contenidas en
el presupuesto que fundó la celebración del contrato;
Al respecto corresponde señalar que las nuevas tendencias sobre el resarcimiento del daño
moral, derivado del incumplimiento de contratos, entiende que el concepto de 'daño
emergente', que emplea como categoría normativa del artículo 1556 del Código Civil,
comprende no solamente el daño pecuniario sino —en una concepción más desarrollada que
el mero argumento de la dimensión de sentimiento espiritual del dolor predicable a las
personas físicas— extendiendo también el agravio o afectación a un derecho subjetivo de
carácter inmaterial e inherente a toda persona natural proyectado también una entidad
jurídica que goza de bienes atribuidos y titularidades de derechos reconocidas susceptibles
de ser acreditados y consecuencialmente indemnizados como daño moral.
En esta dirección, resulta obvio que una persona jurídica, como entidad ontológicamente
ficticia no sufre en su ser el dolor o molestia predicable para una persona física, sino que
experimenta un detrimento o perjuicio de carácter inmaterial que recae bajo la forma de un
menoscabo en su reputación económica, su imagen, pérdida de fama, honor, prestigio o el
crédito que la identifica y que mitigan, o frustran, en definitiva, su capacidad productiva y de
las personas que están detrás, ocasionada por un acto ajeno que, una vez acreditado, debe
ser objeto de reparación. Esta concepción que amplía y extiende el concepto clásico del
daño moral, no sólo es posible, sino que plenamente justificable y reconocible en el texto
actual del mencionado artículo, primero porque la voz 'daño' que emplea la disposición y que
no se encuentra definida en la ley, corresponde, según el Diccionario de la Real Academia de
la Lengua Española, a todo 'detrimento, perjuicio, menoscabo, dolor o molestia', es decir, a
toda privación de bienes materiales, inmateriales o morales y, porque, como antes quedó
consignado, lo preceptuado en el citado artículo no excluye bajo ningún respecto la
consideración de otros perjuicios que no sean sólo los materiales.
(...)
Por el contrario, es posible afirmar que si el negocio afecta no sólo a derechos e intereses
patrimoniales, su inejecución puede, causal y directamente, menoscabar derechos o
intereses de una naturaleza puramente personal, propia de la intimidad del acreedor,
circunstancia que hace posible el otorgamiento de una indemnización que repare el dolor o
quebranto espiritual sufrido por la demandada.
b) Sentencia
Parte demandante
Parte demandada
Décimo Cuarto: Que de la norma trascrita se infiere que dicho instituto se configura sobre la
base de cinco elementos: es un hecho, sobreviniente, independiente de la voluntad de las
partes, imprevisto e irresistible.
Décimo Quinto: Que conforme al contrato de prestación de servicios suscrito por Tecnoglobal
S.A. y la demandada —como se vio— se consideró en este expresamente que el
demandado era responsable por la pérdida de mercadería que eventualmente experimentara
la empresa antedicha con ocasión de la ocurrencia de un robo.
Décimo Sexto: Que de ello se deriva entonces que el caso fortuito en el cual pretende
ampararse el demandado no es concurrente, ya que su aceptación pasa por la acreditación
de que previamente no se había renunciado al mismo. Sin embargo, al estar expresamente
considerada su responsabilidad en el contrato que se viene analizando, por la existencia de
dicho evento, implica que las partes se representaron su ocurrencia e imaginaron su
producción al momento de contratar, por lo que en consecuencia y al amparo de los
dispuesto en el artículo 1558 del Código Civil que señala: 'Si no se puede imputar dolo al
deudor, sólo es responsable de los perjuicios que se previeron o pudieron preverse al tiempo
del contrato', derivándose de ello en consecuencia, que el demandado debe responder por la
obligación así asumida, por robo de la mercadería perpetrado el día 28 de agosto de 2009 en
esta ciudad.
(...)
Vigésimo Segundo: Que, al no existir constancia que los montos pagados por la demandante
Interamericana Compañía de Seguros Generales S.A. a Tecnoglobal S.A., con ocasión del
robo denunciado y las pérdidas acreditadas con ocasión del mismo hayan sido inferiores a
los asegurados, se debe excluir la posibilidad que Tecnoglobal S.A. para cubrir una eventual
diferencia, conforme a lo pactado en la parte final de la cláusula séptima, haya aplicado para
cubrir la misma la boleta de garantía a que se refiere la cláusula octava del contrato de
prestación de servicios ya aludido y que de ese modo el demandado hubiere pagado con
antelación a la presente demandada, eventualmente parte de los daños que se cobran en
esta y, en consecuencia, que por medio del presente libelo se le pretenda hacer exigible su
responsabilidad de manera total o parcial por segunda vez.
Vigésimo Tercero: Que de este modo, necesariamente la excepción de caso fortuito opuesta
por la demandada debe ser rechazada y ser acogida en parte la demanda por la suma
equivalente a 285,43 UF., valor que corresponde a los perjuicios producidos y pagados a la
empresa siniestrada, excluido el monto por concepto de deducible".
No obstante, tras pagar todas las cuotas, el vendedor no entrego el vehículo por
haber sido este incautado por el Tribunal Aduanero.
b) Sentencia
"SEGUNDO: Que para una adecuada comprensión del asunto, se hace necesario efectuar
una reseña de los antecedentes del proceso, a saber:
2.- El arriendo se pactó por un plazo fijo de veinticuatro meses, la primera cuota con un valor
de 349,26 U.F. y las veintitrés restantes mensuales y sucesivas por un valor de 60,16 U.F.
cada una, más el IVA correspondiente.
3.- Conforme a la cláusula novena del contrato de leasing el demandado formuló una oferta
irrevocable de venta a la demandante.
4.- El 13 de diciembre de 1996 por orden del Tribunal Aduanero de San Antonio, Sección
Fraude, se efectuó la incautación de la camioneta objeto del contrato de leasing.
5.-. La actora cumplió con todos sus pagos oportunamente en la forma estipulada en el
contrato. La última cuota se solucionó el 15 de octubre de 1997, esto es, diez meses más allá
de la fecha de incautación de vehículo.
"CUARTO: Que el caso fortuito o fuerza mayor, llamado también Vis Divina o Fatum Fatalitas,
es definido por el Código Civil en su artículo 45 como 'el imprevisto a que no es posible
resistir'. De esta definición se desprenden sus elementos constitutivos, a saber: 1º.- causa
extraña al deudor o dicho en otros términos, el hecho no debe serle imputable; 2º.- el hecho
debe ser imprevisto, imposible de conjeturar lo que ha de suceder en un cálculo de
probabilidades, es decir, cuando no hay ninguna razón para creer en su realización; y
3º.hecho imposible de resistir, lo que significa que el evento que acontece es insuperable en
su constitución y efectos, de manera que ni el deudor ni persona alguna que se coloque en
tal circunstancia podría impedir lo sucedido;
QUINTO: Que dentro de los ejemplos que el legislador entrega como ilustrativas de caso
fortuito, es posible advertir que tales se refieren a situaciones fácticas, como naufragio,
terremoto, apresamiento de enemigos y actos de autoridad ejercidos por un funcionario
público.
La jurisprudencia nos da otros ejemplos, tales como, mar agitado, enfermedad, ley de
Moratoria, etc.
Este último ejemplo, está contenido en una sentencia de la Corte de Talca de 8 de agosto de
1901 (Gaceta 1901, tomo II, página 251) que razona señalando que entre los actos de
autoridad que menciona por vía ejemplar el artículo 45, se incluyen los que provienen del
poder legislativo, no existiendo razón legal o de equidad para restringir dicho concepto a
actuaciones emanadas únicamente de determinadas autoridades, excluyendo los que
provienen de otras;
SEXTO: Que el inciso segundo del artículo 1547 señala los efectos del caso fortuito, al
preceptuar el deudor no es responsable del caso fortuito y ello es natural, toda vez que nadie
puede ser obligado a lo imposible.
La ocurrencia de caso fortuito puede liberar en parte al deudor, cuando éste tiene atinencia
con una parte de la obligación contraída, ya sea en su contenido o en el tiempo,
circunstancia que permite la liberación del deudor en esa parte, rigiendo en lo demás la
exigibilidad de la obligación;
SÉPTIMO: Que extrapolando estos principios doctrinarios al caso sub judice y en especial, al
recurso de invalidación que se solicita por error de derecho, en el que se señalan entre otras
infracciones de disposiciones legales, los artículos 45 y 1545 del Código Civil, que
constituyen el meollo de la cuestión debatida, toda vez que la recurrente considera infringido
el artículo 45 del Código Civil que conceptualiza el caso fortuito o fuerza mayor como el
imprevisto imposible de resistir, menester será razonar respecto del citado elemento, a fin de
determinar su efectiva concurrencia en el acto de autoridad que ordenó la incautación del
vehículo objeto del contrato de leasing.
OCTAVO: Que para una adecuada definición de la irresistibilidad del hecho positivo que
alteró el marco fáctico en el cual las partes contrataron, resulta fundamental distinguir
previamente si la imposibilidad jurídica de desarrollar la conducta impuesta por la obligación
atiende al hecho sobreviviente o a los efectos del hecho irresistible, entendiendo por cierto,
que en numerosas oportunidades el hecho mismo en que consiste el caso fortuito o fuerza
mayor es irresistible, pero sus efectos pueden ser atajados por el responsable de dar
cumplimiento a la obligación contractual.
En el entendido que el caso fortuito o fuerza mayor es irresistible en cuanto hecho, pero no
respecto de sus efectos, es necesario clasificar la imposibilidad que él produce es absoluta y
relativa.
En el primer caso resulta evidente que la obligación se extingue por imposibilidad física o
jurídica que el deudor no puede despejar.
En el segundo, los efectos del caso fortuito pueden atajarse, no obstante la inevitabilidad de
su ocurrencia.
Surgirá entonces el problema de clarificar en qué ocasiones el deudor será responsable o,
más precisamente, cuándo estará obligado a salvar los aludidos efectos.
En casos como el de autos, en que se responda de culpa leve, deberá el deudor emplear en
el salvamento de la especie la diligencia del buen padre de familia, esto es, aquella que
ordinariamente ocupan los hombres en sus negocios propios.
(Responsabilidad Contractual, Pablo Rodríguez Grez, página 185, Editorial Jurídica de Chile,
año 2005).
En las obligaciones de dar, sea una especie o un género y en las de ejecutar un hecho, la
imposibilidad de cumplir ha de ser absoluta, al decir de los autores, no siendo causa de
exención la mayor dificultad, aunque ésta aumente la intensidad. En el cumplimiento o pago
de una obligación la dificultad absoluta es la única eximente o excusa, cuyo requisito de la
ejecución de buena fe limita la onerosidad para una de las partes, la que, por supuesto, no
puede ser excesiva. (Op. Cit.).
En el caso que nos ocupa, pudo el demandado efectivamente cumplir las obligaciones que le
imponía el contrato de leasing librando al vehículo materia del contrato de los vicios que
motivaron el acto de autoridad dispuesto en su contra, pagando los respectivos impuestos y,
habiendo aceptado el pago de las rentas y el íntegro y cabal cumplimiento de las
obligaciones de la arrendataria durante, a lo menos diez meses, sin que existiera
reciprocidad en las contraprestaciones emanadas de su propia parte, no pudo excusarse del
cumplimiento que le correspondía alegando un exceso de onerosidad en su prestación, aún
que aquel le impusiese una conducta y un desembolso de dinero originalmente no previstos,
ya que al aceptar el íntegro, total y oportuno cumplimiento de las obligaciones de la
contraparte en pleno conocimiento de la situación fáctica que afectaba al objeto del contrato,
consintió tácitamente en que también debía cumplir con aquello a lo que se había
comprometido —vender el vehículo—, para lo cual debió realizar todo lo que fuese
necesario.
b) Sentencia
"1º) (...) el demandante era el titular de la cuenta corriente (...) abierta en el banco Corpbanca
(...) el cual permitía —en la materia que nos ocupa— el acceso de Oscar Mahuzier García a
los servicios de internet ofrecidos por el banco Corpbanca, utilizando para ello su número de
rol único tributario, su número de clave secreta u otro mecanismo según indicación del banco
(...). En esas condiciones, las solicitudes del titular Mahuzier García, se aceptaban sólo
previa mención de su número secreto y demás antecedentes indicados y exigidos en la
página web del banco, cursándose ellas previa verificación de los datos solicitados por la
institución financiera.
(...)
4º) Que, en la especie ocurrió lo que en materia de delitos informáticos se denomina 'phising',
que es una técnica que permite obtener los datos de contraseñas, número de usuario, claves
de acceso u otra información confidencial de personas, para posteriormente hacerse pasar
por ellas en algún portal electrónico, accediendo a sus cuentas corrientes u otros productos
bancarios y/o financieros, con los que los afectados operan en internet y despojarlos de sus
fondos.
10º) Que, la reparación del daño moral debe comprender el justo resarcimiento del perjuicio
extrapatrimonial o inmaterial sufrido por el contratante diligente, derivado del incumplimiento
del deudor. Es evidente que el perjuicio señalado lo sufrió el actor al haberse visto privado de
un momento a otro de la totalidad de sus haberes depositados en la cuenta corriente Nº 62-
401680, de la cual éste era su titular ante el banco Corpbanca.
Sin duda que cualquier persona debe sentirse turbada y afectada en su ánimo, si
intempestivamente no puede contar con los medios suficientes y necesarios para mantener a
su familia; en el presente caso, se trata de un matrimonio con cinco hijos y el monto de lo
sustraído ascendió a la suma de $3.224.470. Por lo demás, los testimonios que se leen a
fojas 123 y siguientes de los autos, dan debida cuenta que los fondos depositados en la
cuenta corriente señalada, estaban destinados para solventar los gastos de alimentación, de
educación y demás compromisos económicos de su grupo familiar, luego, al no poder contar
con dichos medios, lógico resulta concluir que efectivamente el actor sufrió una perturbación
y alteración en su vida familiar, derivada de la sustracción señalada.
(...)".
Normativa aplicada: artículos 1556, 1568, 1569, 1826 y 1828 del Código Civil
b) Sentencia
i. Hechos del caso574
"SEXTO: Que de los antecedentes allegados al proceso es dable establecer los siguientes
hechos:
1º.- Que en octubre del año 2006, el señor Luis Acosta, quien hacía de intermediario entre
las partes de este juicio, se contactó con don Francisco Barriga, jefe de la unidad de
materiales de Compañía Siderúrgica Huachipato S.A., y este último le ofertó la compraventa
de chatarra e insumos químicos de una cantidad de rodillos en desuso. Oferta que se
materializó mediante la exhibición de una planilla, en la que se individualizan y aparecen las
características y composición química de los mentados rodillos.
2º.- Dentro de esta nómina, aparecen unos rodillos con un contenido del elemento químico
Níquel mayor al de otros rodillos del mismo listado, según se desprende de la simple lectura
de la planilla.
SÉPTIMO: (...) Desde el momento en que º S.A entregó a título de arras parte del precio,
esto es, la suma de $25.000.000, en señal expresa de quedar convenidos, se ha reputado
perfecto el contrato de compraventa entre la Sociedad demandante y la Sociedad
demandada".
"Sentencia de reemplazo
(...)
DÉCIMO: Que, en todo caso, una demanda de daños y perjuicios en los términos que se han
descrito, debe ser considerada como parte de lo que el vendedor debe en 'cumplimiento del
contrato', de acuerdo con los términos del artículo 1489 del Código Civil. En efecto, conforme
con el artículo 1591, 'el pago total de la deuda comprende el de los intereses e
indemnizaciones que se deban'. Dado que en este juicio se pretenden indemnizaciones
derivadas de un incumplimiento contractual, asociadas a una entrega imperfecta de la cosa
vendida, debe entenderse que el deudor está ejerciendo una acción de cumplimiento
contractual, para ser debidamente pagado por el deudor, aunque la acción esté reducida a
las indemnizaciones que el actor estima que la sociedad demandada le adeuda por
incumplimiento del contrato.
(...)
DECIMOQUINTO: Que, entrando al estudio de la acción de daños y perjuicios que se ha
deducido, debe señalarse que la demandada reclama la cantidad de $950.000.000
(novecientos cincuenta millones de pesos) por los siguientes rubros indemnizatorios: a) por
daño emergente, la cantidad de $100.000.000 (cien millones de pesos), que se
descomponen en $75.000.000, por concepto del corte de los rodillos que se enviaron a los
Estados Unidos; y $25.000.000, por adelanto del precio pagado; b) lucro cesante, la cantidad
de $114.400.000, que es la utilidad que generaría el negocio por la venta de los rodillos
enviados a los Estados Unidos y otras ventas frustradas por $2.000.000 (dos millones de
dólares de los Estados Unidos de América); c) daño moral y asociado a la imagen de la
empresa, que no se determina en el cuerpo de la demanda y que resulta de la diferencia
entre el daño total estimado y los valores en que estima el daño emergente y el lucro
cesante.
(...)
b) Sentencia
"SEGUNDO: Que no ha sido discutido en esta sede que se está ante un contrato de mutuo
constitutivo de una operación de crédito de dinero regida por la Ley Nº 18.010, en que el
mutuante se obligó a entregar la suma de dinero dentro de cierto plazo (...).
Luego, los antecedentes mencionados originan presunciones judiciales que, por reunir los
requisitos de gravedad, precisión y concordancia previstos en el artículo 1712 del Código
Civil, llevan a establecer, como hecho de la causa, que el banco demandado incumplió la
obligación de entrega del dinero que había asumido en el contrato respectivo, decisión
unilateral, inconsulta y voluntariamente asumida, sin que exista elemento alguno que permita
siquiera presumir que concurriera caso fortuito o fuerza mayor o que la demandante no
estuviera llana a cumplir".
(...)
Establecido lo anterior, incluso podría concluirse que la demandada obró dolosamente. Así,
conforme a los hechos y la circunstancia de tratarse de una empresa que se dedica
profesionalmente a la actividad bancaria, necesariamente tuvo pleno conocimiento del
carácter antijurídico de su actuar al sustraerse de su obligación contractual, vulnerando,
como se indicó, la buena fe contractual, y el deber de respetar lo pactado, todo realizado con
plena conciencia del derecho que la asistía a la contraparte, mas ello no la refrenó,
aceptando el daño que su conducta indefectiblemente provocaría en la deudora.
Si se estima, estricta legis, que el artículo 44 del Código Civil al señalar que el dolo es la
intención positiva de inferir injuria en la persona o propiedad de otro, supone una conducta
dirigida exclusiva y directamente al daño, debe concluirse que la demandada obró con culpa
grave. En efecto, cuando el banco demandado derechamente decide no cumplir con su
obligación sin más antecedentes que una eventual evaluación comercial, que no se efectuó
oportunamente o no se consideró por sus propios representantes al momento de decidir el
otorgamiento del crédito, de modo evidente incumple, no sólo el deber de diligencia y
cuidado ordinario y normal, sino que da cuenta que no manejó negocios ajenos ni siquiera
con el cuidado que aun las personas negligentes y de poca prudencia emplean en sus
negocios propios, incurriendo en culpa grave o lata. Establecido lo anterior, puede soslayarse
incluso que los perjuicios experimentados por la actora no fueran previsibles pues este grado
de culpa equivale, conforme a lo previsto en el artículo 44 inciso segundo el Código Civil, al
dolo y, consecuentemente, escapan a la regla del artículo 1558 de dicho cuerpo legal,
conforme la misma norma lo encabeza.
Sin embargo, en este caso, se reúnen todas las exigencias para hacer lugar a la demanda
por daño moral.
La adquisición de una vivienda, para una persona de ingresos medios, constituye un proceso
largo y dificultoso, que supone una etapa de ahorro previo y la obtención de financiamiento
bancario o de otro origen, que se da en medio de esperanzas y anhelos de obtener una
seguridad para la vida futura, más aún si se trata de una persona adulta y con una familia.
Cuando, como en el caso que nos ocupa, ello se frustra por el incumplimiento total y
voluntario de las obligaciones contraídas por un banco que, obviamente, se dedica al
financiamiento de operaciones como esta y que, por lo mismo, debiera otorgar mayor
garantía de seriedad y profesionalismo, ello necesariamente afecta intereses
extrapatrimoniales de la persona afectada de modo grave y prolongado, originando daño
moral obligando a la reparación. En todo caso lo cierto es que, por lo mismo, conocida por el
banco las circunstancias sociales y económicas de la demandada, precisamente por tratarse
de su cliente, la posibilidad que la retractación intempestiva de un contrato celebrado
produzca una afectación a la integridad psicológica del afectado cae en la esfera de
previsibilidad pues la organización por experticia profesional no puede sino conocer que
afecta gravemente un proyecto familiar.
Ciertamente que ello resulta independiente de los problemas personales de la actora y, por sí
mismo origina el daño pues, cuales fueran sus circunstancias, por las razones anotadas,
deriva del incumplimiento contractual flagrante de la demandada.
(...)
Por estas consideraciones, y visto, además, lo dispuesto en los artículos 186 y siguientes del
Código de Procedimiento Civil, se declara que SE CONFIRMA, con costas del recurso, la
sentencia de veintisiete de julio del año en curso CON DECLARACIÓN que se eleva el
monto que deberán pagar la demandada por concepto de daño moral a la suma de diez
millones de pesos ($10.000.000).
(...)".
III. R
a) Código Civil
Artículo 1558. "Si no se puede imputar dolo al deudor, sólo es responsable de los perjuicios
que se previeron o pudieron preverse al tiempo del contrato; pero si hay dolo, es responsable
de todos los perjuicios que fueron una consecuencia inmediata o directa de no haberse
cumplido la obligación o de haberse demorado su cumplimiento.
Artículo 44. "No obstante lo dispuesto en el párrafo 1) del artículo 39 y en el párrafo 1) del
artículo 43, el comprador podrá rebajar el precio conforme al artículo 50 o exigir la
indemnización de los daños y perjuicios, excepto el lucro cesante, si puede aducir una
excusa razonable por haber omitido la comunicación requerida".
Artículo 45.
3) Cuando el comprador ejercite una acción por incumplimiento del contrato, el juez o el
árbitro no podrán conceder al vendedor ningún plazo de gracia".
Artículo 61.
3) Cuando el vendedor ejercite una acción por incumplimiento del contrato, el juez o el árbitro
no podrán conceder al comprador ningún plazo de gracia".
Artículo 74. "La indemnización de daños y perjuicios por el incumplimiento del contrato en
que haya incurrido una de las partes comprenderá el valor de la pérdida sufrida y el de la
ganancia dejada de obtener por la otra parte como consecuencia del incumplimiento. Esa
indemnización no podrá exceder de la pérdida que la parte que haya incurrido en
incumplimiento hubiera previsto o debiera haber previsto en el momento de la celebración del
contrato, tomando en consideración los hechos de que tuvo o debió haber tenido
conocimiento en ese momento, como consecuencia posible del incumplimiento del contrato".
Artículo 77. "La parte que invoque el incumplimiento del contrato deberá adoptar las
medidas que sean razonables, atendidas las circunstancias, para reducir la pérdida, incluido
el lucro cesante, resultante del incumplimiento. Si no adopta tales medidas, la otra parte
podrá pedir que se reduzca la indemnización de los daños y perjuicios en la cuantía en que
debía haberse reducido la perdida".
Artículo 79. "1) Una parte no será responsable de la falta de cumplimiento de cualquiera de
sus obligaciones si prueba que esa falta de cumplimiento se debe a un impedimento ajeno a
su voluntad y si no cabía razonablemente esperar que tuviese en cuenta el impedimento en
el momento de la celebración del contrato, que lo evitase o superase, o que evitase o
superase sus consecuencias.
2) Si la falta de cumplimiento de una de las partes se debe a la falta de cumplimiento de un
tercero al que haya encargado la ejecución total o parcial del contrato, esa parte sólo
quedará exonerada de responsabilidad:
4) La parte que no haya cumplido sus obligaciones deberá comunicar a la otra parte el
impedimento y sus efectos sobre su capacidad para cumplirlas. Si la otra parte no recibiera la
comunicación dentro de un plazo razonable después de que la parte que no haya cumplido
tuviera o debiera haber tenido conocimiento del impedimento, esta última parte será
responsable de los daños y perjuicios causados por esa falta de recepción.
5) Nada de lo dispuesto en este artículo impedirá a una u otra de las partes ejercer cualquier
derecho distinto del derecho a exigir la indemnización de los daños y perjuicios conforme a la
presente Convención".
Artículo 81. "1) La resolución del contrato liberará a las dos partes de sus obligaciones,
salvo a la indemnización de daños y perjuicios que pueda ser debida. La resolución no
afectará a las estipulaciones del contrato relativas a la solución de controversias ni a ninguna
otra estipulación del contrato que regule los derechos y obligaciones de las partes en caso de
resolución. (...)".
"(1) El incumplimiento de una parte se excusa si esa parte prueba que el incumplimiento fue
debido a un impedimento ajeno a su control y que, al momento de celebrarse el contrato, no
cabía razonablemente esperar, haberlo tenido en cuenta, o haber evitado o superado sus
consecuencias.
(2) Cuando el impedimento es sólo temporal, la excusa tiene efecto durante un período de
tiempo que sea razonable en función del impacto del impedimento en el cumplimiento del
contrato.
(3) La parte incumplidora debe notificar a la otra parte acerca del impedimento y su impacto
en su aptitud para cumplir. Si la notificación no es recibida por la otra parte en un plazo
razonable a partir de que la parte incumplidora supo o debió saber del impedimento, esta
parte será responsable de indemnizar los daños y perjuicios causados por la falta de
recepción.
(4) Nada de lo dispuesto en este artículo impide a una parte ejercitar el derecho a resolver el
contrato, suspender su cumplimiento o a reclamar intereses por el dinero debido".
Artículo 7.4.2 (Reparación integral). "(1) La parte perjudicada tiene derecho a la reparación
integral del daño causado por el incumplimiento. Este daño comprende cualquier pérdida
sufrida y cualquier ganancia de la que fue privada, teniendo en cuenta cualquier ganancia
que la parte perjudicada haya obtenido al evitar gastos o daños y perjuicios.
(2) Tal daño puede ser no pecuniario e incluye, por ejemplo, el sufrimiento físico y la angustia
emocional".
Artículo 7.4.3 (Certeza del daño) "(1) La compensación sólo se debe por el daño,
incluyendo el daño futuro, que pueda establecerse con un grado razonable de certeza.
Artículo 7.4.4 (Previsibilidad del daño) "La parte incumplidora es responsable solamente
del daño previsto, o que razonablemente podría haber previsto, como consecuencia probable
de su incumplimiento, al momento de celebrarse el contrato".
Artículo 7.4.8 (Atenuación del daño) "(1) La parte incumplidora no es responsable del daño
sufrido por la parte perjudicada en tanto que el daño pudo haber sido reducido si esa parte
hubiera adoptado medidas razonables.
(2) La parte perjudicada tiene derecho a recuperar cualquier gasto razonablemente efectuado
en un intento por reducir el daño".
Artículo 89. Fuerza mayor o caso fortuito "Fuerza mayor o caso fortuito es un hecho ajeno
al control del deudor, cuyo riesgo no asumió, y que le impide cumplir la obligación, temporal o
definitivamente, y cuyo acaecimiento o efectos no ha podido resistir".
Artículo 91. De los medios de tutela "(1) En caso de incumplimiento, el acreedor puede
ejercer, a su elección y según proceda, alguno de los siguientes medios de tutela:
(2) En caso de dolo o culpa grave, el deudor responde de todos los perjuicios que sean
consecuencia del incumplimiento".
Artículo 108. Contribución del acreedor a su perjuicio "La indemnización queda sujeta a
reducción si el acreedor, con su acción u omisión, contribuyó a que se produjera el perjuicio".
Artículo 109. Mitigación de perjuicios "(1) La indemnización queda sujeta a reducción si el
acreedor no adopta las medidas que, de acuerdo con la buena fe, son razonables para
mitigar el perjuicio. La reducción corresponde a la cuantía en que hubiere podido mitigarse.
(2) El acreedor tiene derecho a la indemnización de lo que haya invertido en las medidas de
mitigación, aun cuando éstas hayan sido infructuosas".
IV. B
V. O
Lucy Treizman Sacks y otros con Erazo Reyes, Rodrigo y otra (2013): Corte Suprema,
5 de junio de 2013, rol Nº 5883-2012. Cita online: CL/JUR/1219/2013.
Jenny Cortes Morgado con Fernando García Brito (2011): Corte Suprema, 12 de
septiembre de 2011, rol Nº 2314-2010, 12.09.2011. Cita online: CL/JUR/7587/2011.
Sociedad Aussicht Chile Ltda. con Municipalidad San Francisco Mostazal (2006): Corte
Suprema, 24 de agosto de 2006, rol Nº 1913-2004.
I. L
Introducción
Según nos parece, de las partidas indemnizatorias aquellas que presentan mayores
desafíos son el lucro cesante y el daño moral. Por lo que toca al primero nos interesa
primero caracterizarlo, luego, mostrar el matiz que debe introducirse al requisito de
certeza del daño para considerarlo y, en tercer lugar, presentar algunas de sus
manifestaciones.
Por lo que toda al daño moral, atendido la frecuencia e importancia que ha tenido en
las sentencias de los tribunales superiores de justicia, el tratamiento ha de ser más
detallado. De esta manera, comenzamos mostrando la evolución que registra;
continuamos prestando atención a la forma en que lo tribunales han justificado su
procedencia y, en tercer lugar, presentamos la forma en que lo han definido los
tribunales. Finalmente, mostramos cómo el contrato limita su procedencia.
Hay dos respuestas; una que concibe la responsabilidad civil contractual en sentido
estricto575, conforme la cual la indemnización sólo comprendería los daños diversos al
valor del objeto de la prestación, por ejemplo, el lucro cesante o el daño moral. La
indemnización se extiende únicamente a los daños diversos al valor del objeto de la
prestación. El valor del objeto de esta última o su disminución por el defecto del
cumplimiento, no constituiría indemnización, sino manifestación de cumplimiento en
equivalente.
Sin embargo, como uno de nosotros lo ha indicado en otra parte576, la indemnización
de daños también puede concebirse en un sentido más amplio y, por no decir, unitario,
comprendiendo también el daño al objeto de la prestación —su valor o la disminución
del mismo. Tal como lo explicamos en el capítulo de la pretensión de cumplimiento
específico577, nuestro Código Civil no recoge la distinción entre cumplimiento en
equivalente (valor objeto de la prestación) e indemnización propiamente tal (daños
subsecuentes). La ejecución en equivalencia pertenece al ámbito procesal y opera
cuando no es procedente la ejecución en naturaleza, sea por imposibilidad o
impracticabilidad procesal.
"Algunos autores han considerado que la objetivación que supone reconocer el derecho a la
estimación del valor de la prestación otorga al acreedor una situación mejor que el derecho a
la indemnización de daños y perjuicios, presuponiendo que ésta sólo se debe a culpa. Sin
embargo, a nuestro juicio no existe para mantener este criterio ninguna razón de fondo. No
hay, por consiguiente, más que indemnización, y no se puede separar el régimen de la
llamada aestmatio rei del de los restantes daños"578.
Así lo recoge el artículo 1590 del Código Civil. En la hipótesis del precepto, ante la
entrega de una cosa (objeto de la prestación) con deterioros, el acreedor puede optar
entre la resolución más indemnización de daños, o por la indemnización plena. En el
primer caso, la indemnización corresponde a aquella que va al lado de la prestación; y,
en el segundo, corresponde a la indemnización que va "en lugar" y "al lado" de la
prestación —valor de la prestación y daño subsecuente. Así, si el valor de la cosa,
como consecuencia del deterioro, disminuye en la suma de 50 y, además, el acreedor
se ve privado de una ganancia por un total de 30. Entonces, si el acreedor resuelve el
contrato, tiene derecho a una indemnización de 30 (que va al lado de la prestación
extinguida por resolución). En cambio, si prefiere conservar la cosa o no le queda otra
alternativa (deterioro no es de importancia), la indemnización ascenderá a la suma de
80. En este último caso, el legislador reconoce la autonomía de la indemnización, el
acreedor da la espalda al contrato y pide sólo dinero, extinguiéndolo de esta forma el
contrato.
2. El lucro cesante
De estas dos partidas aquella que parece haber resultado dogmáticamente más
vistosa es el lucro cesante. Convienen algunos comentarios al respecto.
Por lucro cesante la Corte ha entendido "la utilidad que deja de percibir el acreedor
por el incumplimiento o cumplimiento tardío de la obligación"581. Sobre esto, podemos
advertir que la idea de utilidad no ha de confundirse con aquello que tiene derecho a
recibir el acreedor del cumplimiento del contrato, sino aquello descontados los costos y
gastos asociados a la ejecución. Así, por ejemplo, la Corte Suprema, en una sentencia
de 21 de diciembre de 2017582 señala:
"Que en lo que respecta al lucro cesante, este ascendería en concepto del actor a un total de
$1.105.867.278, que viene a significar la legítima utilidad que le generaría al demandante la
prestación de los servicios contratados hasta la conclusión natural de la convención, en
razón de $24.040.593 por mes, suma que no puede ser reconocida en los términos pedidos,
pues cualquier razonamiento en contrario implicaría admitir que en el precio total del contrato
no se incluyen costos y gastos asociados a su ejecución, cuestión contraria a la lógica y para
cuya mejor comprensión, cabe remitirse a lo señalado en los considerandos noveno y décimo
de la sentencia de casación, que para este efecto se tuvieron por expresamente
reproducidos".
"(...) de los cuales (los antecedentes) se puede concluir que efectivamente la demandante vio
frustrado un negocio de venta de rodillos con la empresa Triorient INC, de los Estados Unidos
de Norteamérica, por un total de facturación de US$330.000. Este negocio no prosperó,
porque los rodillos en cuestión carecían de la composición de Níquel requerido por la
compañía norteamericana. De acuerdo con estos antecedentes, y con la declaración del
demandante en su escrito de demanda, la utilidad que debía arrojar este negocio a la fecha
de presentación de la demanda era de $114.400.000, monto que estima perfectamente como
beneficio o utilidad del negocio y, por lo mismo, se concederá una indemnización por este
rubro, más los reajustes e intereses corrientes para operaciones no reajustables, desde el
día de presentación de la demanda hasta el día de pago efectivo. La frustración de un
negocio de esta naturaleza parecía perfectamente previsible, al tiempo de celebrar el
contrato, para los efectos del artículo 1558 del Código Civil, pues, era natural que la empresa
compradora quisiera revender el material de chatarra que estaba adquiriendo"583.
"Que, en cuanto al lucro cesante, se ha dicho que éste corresponde a la utilidad que deja de
percibir el acreedor por el incumplimiento o cumplimiento tardío de la obligación, o, dicho de
otro modo, es la ganancia frustrada sobre la base de lo que probablemente habría ganado el
acreedor.
Ahora bien, como ha sostenido esta Corte Suprema, el lucro cesante suele ser difícil de
acreditar, pues debe tenerse siempre presente que uno de los requisitos para que el daño
resulte indemnizable es que éste sea cierto y en la alegación de lucro cesante siempre se
alega una hipótesis de ganancia.
Sin embargo, aun cuando lo dicho puede satisfacer las exigencias de seguridad o certeza,
ante la lógica y necesaria distinción entre un interés fundado con rigor y las ganancias
dudosas e inseguras, cabe señalar que las expectativas de justicia impiden negar, siempre y
en todo caso, la indemnización por lucro cesante. Es por ello que la regulación de este tipo
de indemnización supone emplear un juicio de probabilidad a fin de arribar a la conclusión de
ser presumible una cierta utilidad no obtenida o, como se dijo, frustrada, con una reparación
calculada de manera estimativa sobre la base de presunciones".
3. El daño moral592
Una mirada a las sentencias de la Corte Suprema muestra que resulta posible
distinguir tres etapas. La primera de ellas corresponde a una disciplinada negativa en lo
que se refiere a esta partida indemnizatoria. La segunda, a la que vamos a denominar
una aceptación específica y; la tercera, que corresponde a una aceptación general y
abstracta.
A partir de la década del 50, según reportan los autores, los tribunales comienzan a
aceptar la indemnización respecto de ciertos contratos. Así, por ejemplo, de
transporte594, trabajo595 o préstamo de dinero596. Existe de este modo una segunda
etapa.
Como se ve, entonces, lo que separa esta etapa de la previa es que se abandona el
rechazo irrestricto de la anterior. Lo que, en cambio, la diferencia de la posterior es que
no existe todavía en ella (en la segunda) una argumentación que, en términos
generales —es decir, no limitada a uno o más tipos contractuales— acepte la
indemnización del daño moral en materia contractual.
Esto último parece ser distintivo de la tercera etapa y resulta claro en la sentencia
que, probablemente, la inaugura: la sentencia de la Corte Suprema de 20 de octubre de
1994597. Es en este fallo donde —hasta donde llegan nuestras noticias— por primera
vez la Corte Suprema se hace cargo de manera sistemática de un conjunto de
argumentos que justifican de manera amplia —no limitada a determinados contratos—
la procedencia de la indemnización del daño moral por incumplimiento contractual. En
palabras de la profesora Carmen Domínguez598esa sentencia se transforma en
jurisprudencia a partir de otra de la Corte Suprema, esta vez, de 5 de noviembre de
2001599.
b) La justificación de la procedencia del daño moral en materia contractual
"TRIGÉSIMO PRIMERO: Que resulta pertinente para sustentar el rechazo del recurso por
este capítulo, que esta Corte ya ha resuelto reiteradamente la procedencia del daño moral en
materia contractual, en los fallos de 20 de octubre de 1994 y 16 de junio de 1997, publicadas
en la Revista de Derecho y Jurisprudencia Tomo 91, sección primera, página 100 y Tomo 94,
sección tercera, página 94, pero, en especial en las sentencias de esta Primera Sala Civil de
la Corte Suprema de fecha veintiocho de noviembre de dos mil seis, once de abril, tres de
julio y 28 de agosto del año en curso, recaídas en los ingresos rol Nº 320-2005, Nº 3291-
2005, Nº 3901-2005 y Nº 3750-2005, que representan una línea jurisprudencial de los
ministros que las suscriben. Los fundamentos expresados para sostener la procedencia del
daño moral, en tales fallos se pueden resumir en las siguientes argumentaciones: 1.-
Aplicación literal del artículo 1556 del Código Civil. El marco restrictivo que imperaba en las
indemnizaciones en el ámbito contractual y que nacía de la aplicación literal del artículo 1556
del Código Civil, tuvo su principal sostenedor y defensor en el profesor Arturo Alessandri,
cuyo criterio sobre la improcedencia del daño moral en materia contractual, se mantuvo casi
inalterable en las sentencias de los tribunales de justicia hasta años recientes. En el ámbito
contractual se consideró que la indemnización por daños extrapatrimoniales (sic) no era
posible y aceptable y ello porque se entendió que el texto del artículo 1556 se refería
únicamente a daños patrimoniales, o perjuicios pecuniarios, lo que no es así, pues no existe
referencia a tal restricción o calificación en el texto del artículo. 2.- Nueva doctrina
jurisprudencial. El criterio de marco rígido evolucionó y como ejemplo de este cambio, se
encuentra la sentencia de 20 de octubre de 1994 de esta Corte Suprema, que rechaza un
recurso de casación de fondo deducido por una institución bancaria que impugna la
aceptación del daño moral en sede contractual, decisión que se une a otros fallos de esta
Corte en el mismo sentido, de 3 de julio de 1951 y de 14 de abril de 1954, dictadas en
recursos de casación de fondo (Rev. de D. y J. tomo 91, págs. 100 a 105). 3.- El legislador
acepta el daño moral. No se ha excluido el daño moral por el legislador. La norma del
artículo 1556 del Código Civil no excluye el daño moral, como tampoco dispone que la
indemnización sólo comprenda o abarque los rubros de daño emergente y lucro cesante. En
efecto, no podría excluir el daño moral, puesto que la ley no ha prohibido que la
indemnización por daño moral pueda invocarse fuera del ámbito de los delitos o cuasidelitos,
por el contrario, el artículo 544, en relación con el 539 y el 1544 del Código Civil, posibilitan
esa clase de reparación de daños no patrimoniales, el uno en las relaciones de familia y el
otro en el área de las convenciones. 4.- Concepción del daño emergente.- Las nuevas
doctrinas sobre el resarcimiento del daño moral, derivado del incumplimiento de contratos,
entiende que el concepto de 'daño emergente', que emplea la norma del artículo 1556 del
Código Civil, comprende no solamente el daño pecuniario sino también el extrapatrimonial o
moral. Esta interpretación que no sólo es posible, sino que plenamente aceptable en su texto
actual del mencionado artículo, primero porque la voz 'daño' que emplea la disposición y que
no se encuentra definida en la ley, corresponde, según el Diccionario de la Real Academia de
la Lengua Española, a todo 'detrimento, perjuicio, menoscabo, dolor o molestia', es decir, a
toda privación de bienes materiales, inmateriales o morales y, porque, como antes quedó
consignado, lo preceptuado en el citado artículo no excluye la consideración de otros
perjuicios que no sean sólo los materiales. 5.- Aceptación por la doctrina.- Los estudiosos del
Derecho, como parte de la jurisprudencia, recientemente han ido aceptando el resarcimiento
del daño moral en los casos de incumplimiento de obligaciones contractuales. El profesor
Fernando Fueyo Laneri en su obra 'Instituciones de Derecho Civil Moderno' afirma: 'Para mi
es como un axioma que el concepto jurídico de daños abarca toda forma de daños, esto es,
tanto el patrimonial como el extramatrimonial', agregando que 'la jurisprudencia chilena ha
tenido la oportunidad de recalcar que la palabra daño comprende el perjuicio, dolor o
molestia que se cause, por lo cual, interpretando este vocablo en su sentido natural y obvio,
debe entenderse que corresponde, además del perjuicio pecuniario, el de carácter inmaterial
que se ocasione por acto ajeno' (página 69). Sostiene que siendo el daño por esencia
patrimonial y extrapatrimonial, del mismo modo el daño moral juega tanto en la
responsabilidad extracontractual como en la contractual (página 71). Otros autores
nacionales participan del mismo parecer, como Leslie Tomasello Hart, en su estudio sobre 'El
Daño Moral en la Responsabilidad Contractual' (Editorial Jurídica, 1969); René Abeliuk
Manasevich, Las Obligaciones, Tomo II, Nº 892, páginas 789 y 790; Ramón Domínguez
Águila en sus 'Consideraciones en torno al daño en la responsabilidad civil. Una visión
comparatista' (Revista de Derecho Universidad de Concepción, Nº 188, 1990); Ramón
Domínguez Benavente en Comentarios de Jurisprudencia (publicada en la antes citada
revista universitaria Nº 198) y recientemente doña Carmen Domínguez Hidalgo en su obra 'El
Daño Moral' (Editorial Jurídica año 2000). Estableciendo ciertas diferencias, también
comparte esta procedencia Enrique Barros Bourie, en su obra antes citada, páginas 335 a
345. 6.- Igualdad ante la ley. La sentencia de esta Corte de octubre de 1994, expresa al
respecto que 'los bienes extrapatrimoniales de una persona, como el honor y la fama, tienen
un valor que de ordinario sobrepasa el de los bienes materiales con mayor razón si se trata
de la salud o la integridad física o psíquica', y agrega que si la jurisprudencia ha dado cabida
desde hace tiempo a la indemnización exclusivamente moral respecto de los perjuicios o
daños causados por un delito o cuasidelito civil, no se divisa el motivo que justifique que se la
niegue si la lesión a esos intereses extrapatrimoniales procede de la defección culpable o
maliciosa de uno de los contratantes. Donde existe la misma razón debe existir la misma
disposición.
¿Cuáles son, entonces, los argumentos que desarrolla el fallo? (1) el artículo 1556 no
debe interpretarse literalmente; (2) los tribunales han aceptado el daño moral desde
1994; (3) el legislador acepta el daño moral, el artículo 1556 no lo excluye; (4) el daño
moral quedaría comprendido por el daño emergente a que se refiere el artículo 1556;
(5) la doctrina ha aceptado la indemnización del daño moral en sede contractual (6) la
igualdad ante la ley exige que se repare el daño moral en materia contractual. Junto a
estos argumentos, la Corte se refiere, de manera muy confusa a una supuesta
distinción entre procedencia y previsibilidad y otra, no menos confusa, entre daño moral
puro y con repercusiones patrimoniales. Se añade, a continuación, un argumento de
carácter constitucional, al abrigo de los artículos 19 Nº 7 letra i) y 19 Nº 24, además de
la idea de supremacía constitucional y aplicación directa de la Constitución. Luego, la
Corte se refiere a la "teoría de la unidad de la responsabilidad" que justificaría que el
daño moral únicamente se excluyera de la responsabilidad contractual cuando la ley
exija culpa leve o levísima.
Pues bien, la cuestión es, entonces, que en sus esfuerzos argumentativos más
cuidadosos acerca del daño moral en materia contractual, la Corte parece haber
obviado la forma en que el contrato puede limitar la procedencia de la indemnización
por daño moral.
"El daño moral se define como el sufrimiento, trastorno sicológico, afección espiritual o lesión
de un interés personalísimo, ocasionado a la espiritualidad del ofendido, como consecuencia
de la comisión de un hecho ilícito o de la vulneración de un derecho subjetivo, no definible
por parámetros objetivos, susceptible de afligir a la víctima o a un tercero, y que puede
traducirse en un daño moral puro o bien de índole pecuniario, cuando indirectamente
menoscaba la capacidad productiva del perjudicado"601.
"Que entendido el daño moral como el sufrimiento, trastorno sicológico, afección espiritual o
lesión de un interés personalísimo, causado a la espiritualidad de la víctima como
consecuencia de la comisión de un hecho ilícito o de la infracción a un derecho subjetivo, no
definible por parámetros objetivos, que puede afectar a la víctima o a un tercero..."603.
En un sentido semejante, en una sentencia de 12 de agosto de 2015, la Corte
Suprema se ha referido a "la índole netamente subjetiva que tiene el daño moral y que
encuentra su fundamento en la naturaleza afectiva del ser humano"604.
"Es así como se ha entendido el daño moral como el pesar, dolor o molestia que sufre una
persona en su sensibilidad física o en sus sentimientos, creencias o afectos. Si atendemos al
concepto, éste abarca no sólo las lesiones a bienes de la personalidad, lo que en estricto
rigor constituye daño moral, sino que además quedan comprendidos las lesiones corporales,
la aflicción psicológica y la pérdida de oportunidades para disfrutar de la vida"605.
La doctrina nacional ha sido enfática en que del hecho que proceda la indemnización
del daño moral frente al incumplimiento contractual no se sigue que deba proceder
frente a cualquier incumplimiento contractual606. Así, por ejemplo, en la que
probablemente sea la obra más citada sobre daño moral en materia contractual,
Carmen Domínguez Hidalgo, ha señalado:
"... aunque aboguemos por un claro reconocimiento del daño moral en esta esfera [la
contractual] de la responsabilidad, creemos que ello no ha de suponer ni supone una
indebida aplicación del ámbito del contrato que pueda conducirnos a una verdadera fantasía
contractual. No se trata ciertamente de conceder esta índole de reparación por
consecuencias no económicas remotas que de ninguna manera han podido entrar en el
cálculo de riesgos del deudor. La infracción del contrato supone siempre molestias y
desagrados, pero ello no significa que éstos puedan y deban ser indemnizados como daño
moral. Por el contrario, sólo debe ser resarcido por vía contractual el perjuicio
extrapatrimonial producido a resultas del incumplimiento y no ocasionalmente por él..."607.
En esa misma obra, con anterioridad —y de manera más bien crítica— la profesora
Domínguez considera que la limitación de la indemnización del daño moral quedaría
determinada por la exigencia de previsibilidad que configura el artículo 1558 del Código
Civil608. Algo semejante entiende Hugo Cárdenas Villarreal, aunque su postura
respecto a la deseabilidad de este límite resulta más ambigua609.
Por otra parte, la profesora Domínguez indica que para determinar qué perjuicios son
previsibles debe atenderse a la naturaleza de la obligación o a las circunstancias que
rodean a ésta610. Más adelante, añade que la previsibilidad puede provenir del
incumplimiento de una obligación de seguridad611 y, en definitiva, concluye que la
previsibilidad depende del contenido del contrato.612 Concluye señalando que la
justificación de la previsibilidad se encontraría en el respeto a la voluntad
contractual613.
"...en otros contratos (denominados por el Common Law, commercial contracts), por su
naturaleza fundada esencialmente fundada en el intercambio comercial de bienes y servicios,
resulta extraño a la naturaleza y riesgos tenidos a la vista por las partes al tiempo de
contratar que el incumplimiento tenga consecuencias extrapatrimoniales para el
acreedor"617.
Jana y Tapia prestan especial atención al artículo 1558 y establecen como límite de la
indemnización del daño moral la previsibilidad618, señalando una sentencia de la Corte
Suprema de 1954 que lo indicaba de esta manera. Añaden que se trata de una idea —
la previsibilidad como límite del daño indemnizable— introducida por Pothier y que
debe emparentarse con la noción de riesgo. En sus palabras:
Tras estas ideas del profesor Vidal propone una semejante a las de Jana y Tapia por
una parte y Barros por la otra. Vidal la expone de la siguiente manera:
"Para examinar los criterios o condiciones para la compensación del daño moral contractual
es esencial tener en cuenta que la fuente de la obligación de indemnizar, cualquiera sea la
naturaleza del daño, es el propio contrato entendido como mecanismo de reparto de riesgos
entre las partes y que no prevé sólo para el cumplimiento sino también para el evento de su
infracción, imputando responsabilidad al deudor según tal reparto"628.
Pues bien, una mirada a la doctrina muestra que ha prestado atención a la cuestión
de los límites del daño moral en sede contractual. Por otra parte, esos límites suelen
asociarse con la previsibilidad y la previsibilidad, por su parte, se asocia con la
distribución de riesgos que hace el contrato. En tercer lugar, esa distribución de riesgos
queda determinada por el contenido del contrato.
"Que el artículo 1556 del Código Civil no incluya en la indemnización de perjuicios al daño
moral no impide su procedencia en el ámbito de la responsabilidad contractual, toda vez que
dicha norma está referida a los daños patrimoniales. En el caso de autos, como puede
advertirse, el objeto del contrato celebrado entre las partes es extrapatrimonial, de manera
que su incumplimiento importa la posibilidad de indemnización de dicho rubro. Es un hecho
establecido en la causa que el médico incumplió su deber de cuidado, provocando el daño
que motivó esta demanda, de manera que resulta procedente la condena al pago de una
indemnización por el daño moral causado a la actora, como lo resolvieron los jueces del
fondo. En efecto, el artículo 1558 del Código Civil establece que si no se puede imputar dolo
al deudor, cuyo es el caso de autos, éste es responsable de los perjuicios que se previeron o
pudieron preverse al tiempo del contrato. No cabe duda que en un contrato de prestación de
servicios médicos, específicamente para la realización de una cirugía, como lo es una
mamoplastía reductiva, está prevista la existencia del daño moral, en el caso que por alguna
complicación de que el médico sea responsable resulte dañada la persona de la paciente".
"En efecto, esta clase de resarcimiento procede únicamente en eventos en que la convención
extiende su ámbito al resguardo o protección de bienes extrapatrimoniales, o cuando
comprende intereses que claramente ya no conciernen al patrimonio sino a la personalidad
moral del sujeto, como su afectividad, su estabilidad emocional, su integridad moral, etc.
Por el contrario, es posible afirmar que si el negocio afecta no sólo a derechos e intereses
patrimoniales, su inejecución puede, causal y directamente, menoscabar derechos o
intereses de una naturaleza puramente personal, propia de la intimidad del acreedor,
circunstancia que hace posible el otorgamiento de una indemnización que repare el dolor o
quebranto espiritual sufrido por la demandada.
Bibliografía
Jurisprudencia citada
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de 2017. Rol Nº 30979-2016.
Arturo Videla Perroni y otros con Clínica Presbiteriana Madre e Hijo (2017): Corte
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de Derecho y Jurisprudencia, tomo 91 sección 1ª, pp. 101-105.
Stange Hoffman, Eduardo con Ripley Puerto Montt (Corte Suprema, 2 de octubre de
2013. Rol Nº 8607-2012).
Trujillo con Mundi y otros (2015): Corte Suprema, 26 de octubre de 2015, rol Nº 24995-
2014.
Zorín S.A. con Compañía Siderúrgica Huachipato S.A. (2012): Corte Suprema, 31 de
octubre de 2012, rol Nº 3325-2012. Cita online: CL/JUR/2412/2012.
II. L
b) Sentencia
"TERCERO: Que son hechos de la causa, por así haberlos establecido los jueces del grado,
los siguientes:
g.- La demandante requirió reiteradamente del municipio que tales gestiones se realizaran;
h.- El contratista, por medio de su personal profesional, debió patrocinar y gestionar los
planos de arquitectura de las casetas sanitarias para obtener los permisos de edificación por
parte de la Dirección de Obras Municipales, los que fueron otorgados el 29 de enero y 6 de
abril de 2010;
i.- La demandante debió ejecutar una serie de obras adicionales y extraordinarias, cuya
ejecución fue oportunamente informada y autorizada por la Municipalidad de La Ligua en su
carácter de unidad técnica, sin contar con la aprobación del mandante, esto es, del Gobierno
Regional. Estas obras fueron: 1.- Proyecto Casetas Sanitarias; 2.- Proyecto domiciliario; 3.-
Arranques domiciliarios y redes intermedias e interiores; 4.- Uniones domiciliarias y rasantes;
5.- Arranque y unión domiciliaria; 6.- Cámaras intermedias; 7.- Empalme a colector existente;
8.- Conexión a red de agua potable existente; y, 9.- Extensión de matriz;
j.- Tales obras adicionales y extraordinarias ascienden a las siguientes sumas: 1.- Obras
adicionales de agua potable: $8.513.639; 2.- Obras adicionales de colectores $12.697.215; y
3.- Gestión y aprobación de proyectos $11.262.240;
k.- La demandada incumplió las prestaciones derivadas del contrato, como asimismo el pago
de obras adicionales y aumentos de obra encargados por ella misma, sin informar ni obtener
autorización previa del mandante, Gobierno Regional, y que exceden aquellas contenidas en
el presupuesto que fundó la celebración del contrato;
(...)".
Al respecto corresponde señalar que las nuevas tendencias sobre el resarcimiento del daño
moral, derivado del incumplimiento de contratos, entiende que el concepto de 'daño
emergente', que emplea como categoría normativa del artículo 1556 del Código Civil,
comprende no solamente el daño pecuniario sino —en una concepción más desarrollada que
el mero argumento de la dimensión de sentimiento espiritual del dolor predicable a las
personas físicas— extendiendo también el agravio o afectación a un derecho subjetivo de
carácter inmaterial e inherente a toda persona natural proyectado también una entidad
jurídica que goza de bienes atribuidos y titularidades de derechos reconocidas susceptibles
de ser acreditados y consecuencialmente indemnizados como daño moral.
En esta dirección, resulta obvio que una persona jurídica, como entidad ontológicamente
ficticia no sufre en su ser el dolor o molestia predicable para una persona física, sino que
experimenta un detrimento o perjuicio de carácter inmaterial que recae bajo la forma de un
menoscabo en su reputación económica, su imagen, pérdida de fama, honor, prestigio o el
crédito que la identifica y que mitigan, o frustran, en definitiva, su capacidad productiva y de
las personas que están detrás, ocasionada por un acto ajeno que, una vez acreditado, debe
ser objeto de reparación. Esta concepción que amplía y extiende el concepto clásico del
daño moral, no sólo es posible, sino que plenamente justificable y reconocible en el texto
actual del mencionado artículo, primero porque la voz 'daño' que emplea la disposición y que
no se encuentra definida en la ley, corresponde, según el Diccionario de la Real Academia de
la Lengua Española, a todo 'detrimento, perjuicio, menoscabo, dolor o molestia', es decir, a
toda privación de bienes materiales, inmateriales o morales y, porque, como antes quedó
consignado, lo preceptuado en el citado artículo no excluye bajo ningún respecto la
consideración de otros perjuicios que no sean sólo los materiales.
(...)
VIGESIMOCTAVO: Que las reflexiones que anteceden conducen, por fuerza, a concluir que
la sentencia impugnada por la vía de la casación en el fondo no ha incurrido en los errores de
derecho que se le atribuyen en los términos descritos por el recurrente, razón por la cual el
recurso deducido debe ser desestimado".
iii. Voto de minoría de Ministro
Por el contrario, es posible afirmar que si el negocio afecta no sólo a derechos e intereses
patrimoniales, su inejecución puede, causal y directamente, menoscabar derechos o
intereses de una naturaleza puramente personal, propia de la intimidad del acreedor,
circunstancia que hace posible el otorgamiento de una indemnización que repare el dolor o
quebranto espiritual sufrido por la demandada.
b) Sentencia
"DÉCIMO CUARTO: Que para un adecuado análisis del segundo capítulo de los errores de
derecho, resulta pertinente señalar que los sentenciadores de la instancia dieron por
establecido los siguientes antecedentes de hecho en sus sentencias:
(...)
A continuación se vendó toda la zona con tensoplast y sobre esto se instaló una faja
abdominal.
(...)
h) El día 21 de enero de 1996 le fue dada el alta, sin germen y con indicaciones, entre otras,
curación una vez al día y control en el Policlínico de Cirugía.
(...)
(...)
ñ) El estado físico en que se encontraba el demandante y las patologías que presentaba, el
criterio utilizado por la demandada de resolver la urgencia y reparar la herida en cuya
cavidad se alojaron anormalmente los intestinos obstruidos, con adherencias y otras
alteraciones y que lo condujera a la situación límite en que pidió atención de urgencia, no
puede calificarse como errado o negligente, toda vez que tuvo en cuenta evitar someter 2
veces al demandante a los riesgos de anestesia y corregir la causa mediata de la
obstrucción, asumiendo desde luego y sobre sí mayor responsabilidad por los otros riesgos,
los cuales, en su mayor parte, pudo controlar.
q) No hubo falta a la Lex Artis en el manejo global del paciente en el Hospital demandado,
con excepción de que en el manejo específico de la infección por la demandada fue
negligente.
(...)
t) Fue en el período post operatorio que (el demandante) contrajo una infección por
Staphylococcus Áureo multirresistente.
Fue esta infección la que le provocó la mayoría de los inconvenientes del post operatorio,
pues pese a que permaneció por cinco meses en el señalado hospital, consta que lo dieron
de alta con la herida abierta y sin que la infección haya sido superada.
u) Una vez de alta, (el demandante) concurría a realizarse todos los controles que le fueron
indicados, incluso asistió a interconsultas entre los médicos del indicado hospital
especialistas en infectología, sin que lograran erradicar la infección ni que se cerrara del todo
la herida.
v) El demandante concurre ante el médico Jorge Bastías Rodríguez, quien luego de una
preparación de diez días lo opera, extrayendo de la herida pedazos de la malla que
anteriormente le habían colocado, le procura un tratamiento adecuado para detener la
infección y logra darle de alta, quedando de esta manera su herida cerrada y la infección
controlada.
w) El tratamiento post operatorio que se le brindó al demandante por los médicos del Hospital
Clínico de la Universidad Católica de Chile no fue el adecuado.
Parte demandante
"VISTOS:
(...)
El actor luego señaló que no obstante no encontrarse totalmente recuperado, el paciente fue
dado de alta el 22 de enero de 1996 (cinco meses y tres días después de su ingreso), en
circunstancias que tenía una herida abierta de veinticuatro centímetros de longitud, con una
parte de la piel sin pegar al epiplón y con la infección producida por el Staphylococcus
Áureos.
Lo anterior hizo necesario que siguiera efectuándose exámenes de cultivo en forma particular
y el 26 de febrero de 1996, uno de estos exámenes comprobó que la bacteria mencionada
continuaba infectando la herida.
Recién el 30 de noviembre de 1996 el señor Montecinos Peralta fue operado por el médico
Jorge Bastías Rodríguez en el Hospital del Profesor, quien le procuró un tratamiento
adecuado para detener la infección.
(...)".
Parte demandada
c) Los facultativos no son jurídicamente agentes ni órganos de la Universidad, por lo que ésta
ni puede responder por ellos.
Este planteamiento de la demandada constituye una alegación nueva en el juicio, puesto que
en los escritos de discusión no fundamentó sus defensas en una pretendida falta de
legitimación pasiva, como tampoco se refirió a la extensión de los daños, simplemente se
limitó a negar el incumplimiento contractual.
(...)".
"TRIGÉSIMO PRIMERO: Que resulta pertinente para sustentar el rechazo del recurso por
este capítulo, que esta Corte ya ha resuelto reiteradamente la procedencia del daño moral en
materia contractual, en los fallos de 20 de octubre de 1994 y 16 de junio de 1997, publicadas
en la Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo 91, sección primera, página 100 y tomo 94,
sección tercera, página 94, pero, en especial en las sentencias de esta Primera Sala Civil de
la Corte Suprema de fecha veintiocho de noviembre de dos mil seis, once de abril, tres de
julio y 28 de agosto del año en curso, recaídas en los ingresos rol Nº 320-2005, Nº 3291-
2005, Nº 3901-2005 y Nº 3750-2005, que representan una línea jurisprudencial de los
ministros que las suscriben. Los fundamentos expresados para sostener la procedencia del
daño moral, en tales fallos se pueden resumir en las siguientes argumentaciones: 1.-
Aplicación literal del artículo 1556 del Código Civil. El marco restrictivo que imperaba en las
indemnizaciones en el ámbito contractual y que nacía de la aplicación literal del artículo 1556
del Código Civil, tuvo su principal sostenedor y defensor en el profesor Arturo Alessandri,
cuyo criterio sobre la improcedencia del daño moral en materia contractual, se mantuvo casi
inalterable en las sentencias de los tribunales de justicia hasta años recientes. En el ámbito
contractual se consideró que la indemnización por daños extrapatrimoniales (sic) no era
posible y aceptable y ello porque se entendió que el texto del artículo 1556 se refería
únicamente a daños patrimoniales, o perjuicios pecuniarios, lo que no es así, pues no existe
referencia a tal restricción o calificación en el texto del artículo. 2.- Nueva doctrina
jurisprudencial. El criterio de marco rígido evolucionó y como ejemplo de este cambio, se
encuentra la sentencia de 20 de octubre de 1994 de esta Corte Suprema, que rechaza un
recurso de casación de fondo deducido por una institución bancaria que impugna la
aceptación del daño moral en sede contractual, decisión que se une a otros fallos de esta
Corte en el mismo sentido, de 3 de julio de 1951 y de 14 de abril de 1954, dictadas en
recursos de casación de fondo (Rev. de D. y J. tomo 91, págs. 100 a 105). 3.- El legislador
acepta el daño moral. No se ha excluido el daño moral por el legislador. La norma del
artículo 1556 del Código Civil no excluye el daño moral, como tampoco dispone que la
indemnización sólo comprenda o abarque los rubros de daño emergente y lucro cesante. En
efecto, no podría excluir el daño moral, puesto que la ley no ha prohibido que la
indemnización por daño moral pueda invocarse fuera del ámbito de los delitos o cuasidelitos,
por el contrario, el artículo 544, en relación con el 539 y el 1544 del Código Civil, posibilitan
esa clase de reparación de daños no patrimoniales, el uno en las relaciones de familia y el
otro en el área de las convenciones. 4.- Concepción del daño emergente. Las nuevas
doctrinas sobre el resarcimiento del daño moral, derivado del incumplimiento de contratos,
entiende que el concepto de 'daño emergente', que emplea la norma del artículo 1556 del
Código Civil, comprende no solamente el daño pecuniario sino también el extrapatrimonial o
moral. Esta interpretación que no sólo es posible, sino que plenamente aceptable en su texto
actual del mencionado artículo, primero porque la voz 'daño' que emplea la disposición y que
no se encuentra definida en la ley, corresponde, según el Diccionario de la Real Academia de
la Lengua Española, a todo 'detrimento, perjuicio, menoscabo, dolor o molestia', es decir, a
toda privación de bienes materiales, inmateriales o morales y, porque, como antes quedó
consignado, lo preceptuado en el citado artículo no excluye la consideración de otros
perjuicios que no sean sólo los materiales. 5.- Aceptación por la doctrina. Los estudiosos del
Derecho, como parte de la jurisprudencia, recientemente han ido aceptando el resarcimiento
del daño moral en los casos de incumplimiento de obligaciones contractuales. El profesor
Fernando Fueyo Laneri en su obra 'Instituciones de Derecho Civil Moderno' afirma: 'Para mi
es como un axioma que el concepto jurídico de daños abarca toda forma de daños, esto es,
tanto el patrimonial como el extramatrimonial', agregando que 'la jurisprudencia chilena ha
tenido la oportunidad de recalcar que la palabra daño comprende el perjuicio, dolor o
molestia que se cause, por lo cual, interpretando este vocablo en su sentido natural y obvio,
debe entenderse que corresponde, además del perjuicio pecuniario, el de carácter inmaterial
que se ocasione por acto ajeno' (página 69). Sostiene que siendo el daño por esencia
patrimonial y extrapatrimonial, del mismo modo el daño moral juega tanto en la
responsabilidad extracontractual como en la contractual (página 71). Otros autores
nacionales participan del mismo parecer, como Leslie Tomasello Hart, en su estudio sobre 'El
Daño Moral en la Responsabilidad Contractual' (Editorial Jurídica, 1969); René Abeliuk
Manasevich, Las Obligaciones, Tomo II, Nº 892, páginas 789 y 790; Ramón Domínguez
Águila en sus 'Consideraciones en torno al daño en la responsabilidad civil. Una visión
comparatista' (Revista de Derecho Universidad de Concepción, Nº 188, 1990); Ramón
Domínguez Benavente en Comentarios de Jurisprudencia (publicada en la antes citada
revista universitaria Nº 198) y recientemente doña Carmen Domínguez Hidalgo en su obra 'El
Daño Moral' (Editorial Jurídica año 2000). Estableciendo ciertas diferencias, también
comparte esta procedencia Enrique Barros Bourie, en su obra antes citada, páginas 335 a
345. 6.- Igualdad ante la ley. La sentencia de esta Corte de octubre de 1994, expresa al
respecto que 'los bienes extrapatrimoniales de una persona, como el honor y la fama, tienen
un valor que de ordinario sobrepasa el de los bienes materiales con mayor razón si se trata
de la salud o la integridad física o psíquica', y agrega que si la jurisprudencia ha dado cabida
desde hace tiempo a la indemnización exclusivamente moral respecto de los perjuicios o
daños causados por un delito o cuasidelito civil, no se divisa el motivo que justifique que se la
niegue si la lesión a esos intereses extrapatrimoniales procede de la defección culpable o
maliciosa de uno de los contratantes. Donde existe la misma razón debe existir la misma
disposición.
TRIGÉSIMO QUINTO: Que por las razones expresadas los errores de derecho planteados
por la parte demandada no se han producido, ya que el sistema de fuentes del derecho que
constituye nuestro ordenamiento jurídico, incorpora en su integridad las disposiciones
constitucionales y legales, como los principios, libertades y garantías que éste mismo prevé,
conforme a los cuales se ha procedido a resolver el presente caso, todo lo cual lleva a
rechazar este capítulo del recurso".
b) Sentencia
"NOVENO: Que entrando al análisis del recurso cabe consignar que se estableció como
hechos de la causa que entre la demandante doña Leslie Peralta y el demandado don Alex
Eulufi existió una relación contractual para prestaciones médicas, en virtud de la cual el 1 de
junio de 1998 éste le practicó a aquélla una mamoplastía reductiva bilateral en el Hospital de
la Universidad de Chile y que, producto de una infección en ambas zonas operatorias, se le
produjo a doña Leslie Peralta la pérdida del tejido aerolar".
Parte demandante
"PRIMERO: Que el recurso acusa la infracción del artículo 1679 del Código Civil, la que se
produce al no acoger la demanda respecto del Hospital Clínico de la Universidad de Chile
pese a que en autos se encuentra acreditado que tal disposición resulta plenamente
aplicable. Durante el juicio se acreditó afirma, que la demandante no contrató de manera
directa al médico sino que concurrió al Hospital de la Universidad de Chile, lugar donde le
recomendaron al médico Eulafi, profesional dependiente de dicho centro asistencial. Así
entonces el hospital proveyó los profesionales que realizaron la intervención, el personal
paramédico y arsenaleras. Los pagos se hicieron al centro asistencial, por lo que éste debe
responder por el hecho o culpa de las personas por quienes fuere responsable".
Parte demandada
"QUINTO: Que el recurso denuncia, en primer término, la infracción del artículo 1556 del
Código Civil al condenar a su parte al pago de una indemnización de perjuicios por concepto
de daño moral derivado de una relación contractual. Afirma que la doctrina y la jurisprudencia
han establecido que no es indemnizable el daño moral en materia de responsabilidad civil
contractual ya que, a diferencia de lo que ocurre en la responsabilidad extracontractual,
ámbito en que resulta aplicable el artículo 2329 del Código Civil que se refiere a 'todo daño',
en materia contractual no hay una disposición que comprenda la indemnización por este
concepto. El artículo 1556 del Código Civil establece que la indemnización comprende daño
emergente y lucro cesante, sin mencionar el daño moral. (...)".
"DÉCIMO: Que el artículo 1556 del Código Civil no incluya en la indemnización de perjuicios
al daño moral no impide su procedencia en el ámbito de la responsabilidad contractual, toda
vez que dicha norma está referida a los daños patrimoniales. En el caso de autos, como
puede advertirse, el objeto del contrato celebrado entre las partes es extrapatrimonial, de
manera que su incumplimiento importa la posibilidad de indemnización de dicho rubro. Es un
hecho establecido en la causa que el médico incumplió su deber de cuidado, provocando el
daño que motivó esta demanda, de manera que resulta procedente la condena al pago de
una indemnización por el daño moral causado a la actora, como lo resolvieron los jueces del
fondo. En efecto, el artículo 1558 del Código Civil establece que si no se puede imputar dolo
al deudor, cuyo es el caso de autos, éste es responsable de los perjuicios que se previeron o
pudieron preverse al tiempo del contrato. No cabe duda que en un contrato de prestación de
servicios médicos, específicamente para la realización de una cirugía, como lo es una
mamoplastía reductiva, está prevista la existencia del daño moral, en el caso que por alguna
complicación de que el médico sea responsable resulte dañada la persona de la paciente.
UNDÉCIMO: Que en cuanto a la infracción del artículo 2314 del Código Civil que se
denuncia, por haber sido mencionado en las citas legales por el fallo de primer grado,
confirmado por el de segunda instancia, es preciso tener presente que tal sentencia cita
además los artículos 1545, 1546, 1556 y siguientes del Código Civil, disposiciones decisoria
litis, de manera que la mención que pueda existir al artículo 2314 antes indicado, aun de
constituir un error de derecho, carece de influencia en lo dispositivo del fallo.
(...)".
b) Sentencia
"OCTAVO: Que para la correcta comprensión del recurso en estudio cabe tener presente que
en estos autos Agrícola y Forestal Vista El Volcán Limitada demandó la resolución del
contrato de compraventa celebrado con Coagra S.A. con fecha 30 de junio de 2008, por el
cual esta última le vendió tres toneladas de sulfato de zinc granulado destinadas a fertilizar
una plantación de nogales de exportación de la variedad 'Chandler', acción que se basó en el
incumplimiento por parte de la demandada y vendedora, toda vez que el sulfato de zinc que
entregó contenía un alto porcentaje de boro, situación oculta e irregular que trajo como efecto
que el fertilizante vendido intoxicara las plantas de nogales al punto de provocar la muerte de
algunas y un retraso en el crecimiento de otras.
(...)".
"Sentencia de reemplazo
2º. Que en cuanto al lucro cesante, se ha dicho que este corresponde a la utilidad que deja
de percibir el acreedor por el incumplimiento o cumplimiento tardío de la obligación o, dicho
de otro modo, es la ganancia frustrada sobre la base de lo que probablemente habría ganado
el acreedor.
Ahora bien, como ha sostenido esta Corte Suprema, el lucro cesante suele ser difícil de
acreditar, pues debe tenerse siempre presente que uno de los requisitos para que el daño
resulte indemnizable es que éste sea cierto y en la alegación de lucro cesante siempre se
alega una hipótesis de ganancia.
Sin embargo, aun cuando lo dicho puede satisfacer las exigencias de seguridad o certeza,
ante la lógica y necesaria distinción entre un interés fundado con rigor y las ganancias
dudosas e inseguras, cabe señalar que las expectativas de justicia impiden negar, siempre y
en todo caso, la indemnización por lucro cesante. Es por ello que la regulación de este tipo
de indemnización supone emplear un juicio de probabilidad a fin de arribar a la conclusión de
ser presumible una cierta utilidad no obtenida o, como se dijo, frustrada, con una reparación
calculada de manera estimativa sobre la base de presunciones.
3º. Que, considerando lo anterior y teniendo en cuenta que la vinculación contractual que
unió a las partes se limitó a un acto jurídico específico como la compraventa efectuada el 30
de junio de 2008 de los fertilizantes necesarios para plantar nogales de exportación, no
parece razonable que la demandada tenga el deber de asumir las pérdidas futuras de la
demandante más allá del primer año de producción, pues si bien se acepta indemnizar una
ganancia hipotética esta siempre debe ser probable, juicio que sin duda se aleja en la medida
que las proyecciones futuras son también lejanas.
4º. Que, en mérito de lo anterior, sólo se procederá a indemnizar por lucro cesante la menor
producción del primer año de la misma, la que, según el peritaje del Ingeniero Agrónomo
Carlos Vega Rivera, que rola a fojas 899, es de 275 kilos de nueces por hectárea. Ahora
bien, considerando que la plantación abarcaba un total de 60 hectáreas, hecho no discutido
por las partes, la producción total para el primer año de la plantación correspondiente al 2011
ascendería a 16.500 kilos.
Dicho instrumento consigna que la producción por hectárea para el primer año es de 150
kilos, cifra que por ser acorde a la propuesta por la propia demandante y emanar de un
estudio elaborado por la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción, a través
de las evaluaciones de distintos predios y en la estación experimental 'El Nogal' que se bien
se sitúa en la Octava Región, se cataloga como Valle Central, resulta más acorde a la
realidad y al mérito del proceso.
(...)".
III. R
a) Código Civil
Art. 1553. "Si la obligación es de hacer y el deudor se constituye en mora, podrá pedir el
acreedor, junto con la indemnización de la mora, cualquiera de estas tres cosas, a elección
suya:
2ª. Que se le autorice a él mismo para hacerlo ejecutar por un tercero a expensas del deudor;
3ª. Que el deudor le indemnice de los perjuicios resultantes de la infracción del contrato".
Artículo 1558. "Si no se puede imputar dolo al deudor, sólo es responsable de los perjuicios
que se previeron o pudieron preverse al tiempo del contrato; pero si hay dolo, es responsable
de todos los perjuicios que fueron una consecuencia inmediata o directa de no haberse
cumplido la obligación o de haberse demorado su cumplimiento.
Artículo 1590. "Si la deuda es de un cuerpo cierto, debe el acreedor recibirlo en el estado en
que se halle; a menos que se haya deteriorado y que los deterioros provengan del hecho o
culpa del deudor, o de las personas por quienes éste es responsable; o a menos que los
deterioros hayan sobrevenido después que el deudor se ha constituido en mora, y no
provengan de un caso fortuito a que la cosa hubiese estado igualmente expuesta en poder
del acreedor.
En cualquiera de estas dos suposiciones se puede pedir por el acreedor la rescisión del
contrato y la indemnización de perjuicios; pero si el acreedor prefiere llevarse la especie, o si
el deterioro no pareciere de importancia, se concederá solamente la indemnización de
perjuicios.
Artículo 1591. "El deudor no puede obligar al acreedor a que reciba por partes lo que se le
deba, salvo el caso de convención contraria; y sin perjuicio de lo que dispongan las leyes en
casos especiales. El pago total de la deuda comprende el de los intereses e indemnizaciones
que se deban".
Artículo 1672. "Si el cuerpo cierto perece por culpa o durante la mora del deudor, la
obligación del deudor subsiste, pero varía de objeto; el deudor es obligado al precio de la
cosa y a indemnizar al acreedor.
Sin embargo, si el deudor está en mora y el cuerpo cierto que se debe perece por caso
fortuito que habría sobrevenido igualmente a dicho cuerpo en poder del acreedor, sólo se
deberá la indemnización de los perjuicios de la mora. Pero si el caso fortuito pudo no haber
sucedido igualmente en poder del acreedor, se debe el precio de la cosa y los perjuicios de la
mora".
Artículo 2015. "El acarreador es responsable del daño o perjuicio que sobrevenga a la
persona por la mala calidad del carruaje, barco o navío en que se verifica el transporte.
Y tendrá lugar la responsabilidad del acarreador no sólo por su propio hecho, sino por el de
sus agentes o sirvientes".
c) Ley Nº 20.584 regula los derechos y deberes que tienen las personas en
relación con acciones vinculadas a su atención en salud
Artículo 4º. "Toda persona tiene derecho a que, en el marco de la atención de salud que se
le brinda, los miembros del equipo de salud y los prestadores institucionales cumplan las
normas vigentes en el país, y con los protocolos establecidos, en materia de seguridad del
paciente y calidad de la atención de salud, referentes a materias tales como infecciones
intrahospitalarias, identificación y accidentabilidad de los pacientes, errores en la atención de
salud y, en general, todos aquellos eventos adversos evitables según las prácticas
comúnmente aceptadas. Adicionalmente, toda persona o quien la represente tiene derecho a
ser informada acerca de la ocurrencia de un evento adverso, independientemente de la
magnitud de los daños que aquel haya ocasionado.
Las normas y protocolos a que se refiere el inciso primero serán aprobados por resolución
del Ministro de Salud, publicada en el Diario Oficial, y deberán ser permanentemente
revisados y actualizados de acuerdo a la evidencia científica disponible".
Artículo 74. "La indemnización de daños y perjuicios por el incumplimiento del contrato en
que haya incurrido una de las partes comprenderá el valor de la pérdida sufrida y el de la
ganancia dejada de obtener por la otra parte como consecuencia del incumplimiento. Esa
indemnización no podrá exceder de la pérdida que la parte que haya incurrido en
incumplimiento hubiera previsto o debiera haber previsto en el momento de la celebración del
contrato, tomando en consideración los hechos de que tuvo o debió haber tenido
conocimiento en ese momento, como consecuencia posible del incumplimiento del contrato".
Artículo 77. "La parte que invoque el incumplimiento del contrato deberá adoptar las
medidas que sean razonables, atendidas las circunstancias, para reducir la pérdida, incluido
el lucro cesante, resultante del incumplimiento. Si no adopta tales medidas, la otra parte
podrá pedir que se reduzca la indemnización de los daños y perjuicios en la cuantía en que
debía haberse reducido la pérdida".
Artículo 7.4.2 (Reparación integral) "(1) La parte perjudicada tiene derecho a la reparación
integral del daño causado por el incumplimiento. Este daño comprende cualquier pérdida
sufrida y cualquier ganancia de la que fue privada, teniendo en cuenta cualquier ganancia
que la parte perjudicada haya obtenido al evitar gastos o daños y perjuicios.
(2) Tal daño puede ser no pecuniario e incluye, por ejemplo, el sufrimiento físico y la angustia
emocional".
Artículo 7.4.3 (Certeza del daño) "(1) La compensación sólo se debe por el daño,
incluyendo el daño futuro, que pueda establecerse con un grado razonable de certeza.
Artículo 7.4.4 (Previsibilidad del daño) "La parte incumplidora es responsable solamente
del daño previsto, o que razonablemente podría haber previsto, como consecuencia probable
de su incumplimiento, al momento de celebrarse el contrato".
Artículo 7.4.8 (Atenuación del daño) "(1) La parte incumplidora no es responsable del daño
sufrido por la parte perjudicada en tanto que el daño pudo haber sido reducido si esa parte
hubiera adoptado medidas razonables.
(2) La parte perjudicada tiene derecho a recuperar cualquier gasto razonablemente efectuado
en un intento por reducir el daño".
b) Principios Latinoamericanos de Derecho de los Contratos
Artículo 91. De los medios de tutela "(1) En caso de incumplimiento, el acreedor puede
ejercer, a su elección y según proceda, alguno de los siguientes medios de tutela:
(2) En caso de dolo o culpa grave, el deudor responde de todos los perjuicios que sean
consecuencia del incumplimiento".
Artículo 108. Contribución del acreedor a su perjuicio "La indemnización queda sujeta a
reducción si el acreedor, con su acción u omisión, contribuyó a que se produjera el perjuicio".
(2) El acreedor tiene derecho a la indemnización de lo que haya invertido en las medidas de
mitigación, aun cuando éstas hayan sido infructuosas".
IV. B
A , René (2014). Las obligaciones. Santiago: Thomson Reuters.
V. O
Arturo Videla Perroni y otros con Clínica Presbiteriana Madre e Hijo (2017): Corte
Suprema, 14 de septiembre de 2017, rol Nº 400-2017. Cita online:
CL/JUR/6030/2017.
Espacio y Jardín Limitada con Ilustre Municipalidad de Iquique (2017): Corte Suprema,
21 de diciembre de 2017, rol Nº 4001-2017.
Hugo Ruiz Ruiz con Laboratorio Biológico S.A. y otros (1994): Corte Suprema, 5 de
noviembre de 2001, rol Nº 1368-2000. Cita online: CL/JUR/1640/2001.
Mouthon con Banco de Chile (1994): Corte Suprema, 20 de octubre de 1994. Revista
de Derecho y Jurisprudencia, tomo 91 sección 1ª, pp. 101-105.
Olivi Meléndez con Banco Santander Chile (2012): Corte Suprema, 30 de marzo de
2012, rol Nº 2560-2011.
Stange Hoffman, Eduardo con Ripley Puerto Montt (2013): Corte Suprema, 2 de
octubre de 2013, rol Nº 8607-2012.
Trujillo con Mundi y otros (2015): Corte Suprema, 26 de octubre de 2015, rol Nº 24995-
2014.
Zorín S.A. con Compañía Siderúrgica Huachipato S.A. (2012): Corte Suprema, 31 de
octubre de 2012, rol Nº 3325-2012. Cita online:
CL/JUR/2412/2012.
C. A
I. L
Introducción
En esta última parte del remedio indemnizatorio nos interesa considerar una discusión
que, durante largas décadas, agitó tanto a la doctrina como a los tribunales: la
autonomía de la pretensión indemnizatoria. Indicaremos que ninguno de los
argumentos que se han empleado para negar este carácter autónomo son persuasivos
y, por lo tanto, pueden ser superados con sencillez. Sin embargo, queda un extremo
pendiente que presta mayor interés: el límite del ejercicio autónomo. Del hecho que, en
abstracto, no existan obstáculos para aceptar la pretensión autónoma no se sigue que
ésta siempre deba aceptarse; como veremos, a veces la buena fe impide dicho
ejercicio autónomo.
"La acción de indemnización que ha sido presentada por el demandante, es la que emana de
la responsabilidad contractual —incumplimiento de un contrato— y, por tanto, debió solicitar o
la resolución de dicho contrato, más la respectiva indemnización lo que no hizo en el caso de
autos, en que simplemente dedujo la acción indemnizatoria en forma independiente, sin
solicitar ninguno de los derechos alternativos reseñados".
Aunque, como veremos, esta posición ha sido abandonada por la Corte, aún en 2010,
en una sentencia de 7 de diciembre633, encontramos un voto disidente que la sustenta
en los siguientes términos:
"Para quienes suscriben el voto de prevención, la resolución del contrato que el acreedor
puede pedir es el efecto de verificarse el hecho de que pende la condición resolutoria tácita
que, según el artículo 1489 del Código Civil, va envuelta en los contratos bilaterales y, por su
parte, la ejecución forzada o cumplimiento, es el efecto propio de toda obligación. Ambas
alternativas que la ley confiere al contratante diligente son derechos principales, que se
complementan con un derecho secundario, cual es obtener la indemnización de los perjuicios
sufridos, esto es, el resarcimiento de los daños que le haya causado la falta de cumplimiento
total o parcial de la obligación o la simple demora en el cumplimiento: en el primer caso, la
indemnización se denomina compensatoria; en el segundo, moratoria. De esta forma, la
petición de resarcimiento de perjuicios, sin el ejercicio conjunto de algunas de las acciones
optativas antes indicadas, no resulta procedente en sede de responsabilidad contractual.
Luego, son dos los requisitos copulativos que deben anteceder al ejercicio de la acción de
perjuicios a) La constatación de haberse faltado por una de las partes al cumplimiento de sus
obligaciones, y b) El ejercicio de una de las acciones que la norma le franquea para
resarcirse de tal incumplimiento"634.
De allí, entonces, que no resulta acertado señalar, como hace el recurso, que, desechada la
demanda de terminación del contrato, por no pago de rentas, la acción indemnizatoria
debiera haber tenido el mismo destino, toda vez que cada una se apoyó en incumplimientos
contractuales diversos, razón por la cual, la de suerte de la primera no condicionaba,
necesariamente, la suerte de la segunda;(considerando décimo quinto).
Que, además, la recurrente cimenta la lesión al referido artículo 1489 en un enlace forzoso
que habría de existir entre la acción resolutoria —en autos de terminación— y la
indemnización de perjuicios referidas ambas al mismo contrato, habida cuenta que esta
acción reparatoria es compensatoria y accesoria de la de terminación del contrato, de
manera tal que no podría ejercérsela sino conjuntamente con esta última. El tema planteado
se conecta con la eventual autonomía de la indemnización compensatoria por incumplimiento
de un contrato bilateral, que la doctrina y jurisprudencia tradicionales desestiman, invocando
el tenor literal del inciso segundo del artículo 1489 en mención.
Sin embargo, una nueva interpretación que esta Corte ha venido amparando otorga al
contratante cumplidor el derecho a demandar indistintamente, en caso de incumplimiento de
un contrato bilateral, el cumplimiento forzado, la resolución o la indemnización de perjuicios;
para lo cual, se aborda el sentido y alcance del artículo 1489 del Código Civil a la luz de su
contexto, vinculándolo a otras normas del mismo cuerpo legal, especialmente las
relacionadas con el incumplimiento de las obligaciones de hacer y de no hacer (considerando
décimo sexto);
Que en el caso de autos, las obligaciones que la demandante acusa desacatadas por parte
de la arrendataria demandada y recurrente son de hacer: conservar y restituir el bien
arrendado en el mismo estado en que fue recibido. Por ende, se las debe relacionar con el
artículo 1553 del cuerpo de normas en mención, que faculta al acreedor para pedir, cuando el
deudor se constituya en mora, 'cualquiera de estas tres cosas, a elección suya: 1ª Que se
apremie al deudor para la ejecución del hecho convenido; 2ª Que se le autorice a él mismo
para hacerlo ejecutar por un tercero a expensas del deudor; 3ª Que el deudor le indemnice
de los perjuicios resultantes de la infracción del contrato'.
El segundo argumento se refiere, por así decirlo, al destino del contrato. Se señala
que, al permitir la indemnización autónoma surgiría un problema respecto a la
subsistencia del contrato, puesto que, a diferencia de la resolución o el cumplimiento, la
indemnización mantendría vigente el vínculo contractual637.
Todo parece indicar que, actualmente, la posición dominante, tanto en la doctrina más
autorizada638 como en la opinión de los tribunales superiores de justicia,
particularmente en la de la Corte Suprema, aunque con alguna excepción639, es la
aceptación de la autonomía de la pretensión indemnizatoria.
Por lo que toca a la doctrina, los trabajos más relevantes corresponden a la profesora
Patricia López640.
"Que abordando esta última tesitura, y en concordancia con lo razonado en los motivos 1º y
2º de este sentencia de reemplazo, todo ello enmarcado en el rol orientador en la aplicación
del derecho que le cabe a esta Corte Suprema, debe decirse que respecto de la
indemnización de perjuicios pura y simple descartada por la sentencia recurrida, en atención
a su carácter accesorio a la resolución o cumplimiento forzado del contrato conforme a los
principios que integran el Código Civil, no se observan las particulares motivaciones que
podrían inducir a privar a los afectados de dirigir las acciones en la forma y del modo como
mejor se ajusten a sus intereses, desde el momento que el derecho civil otorga a las
personas el principio de libre disposición de sus bienes y autonomía de la voluntad, todo lo
cual lleva a reconocer las mayores prerrogativas al momento de someter las pretensiones al
órgano jurisdiccional. Por lo anterior que esta Corte Suprema ha reconocido la independencia
y autonomía de las acciones indemnizatorias, sean estas moratorias o perentorias, las que
cualquiera sea la naturaleza del objeto de la prestación, pueden impetrarse en forma
exclusiva, desde el momento que el legislador ha establecido su procedencia y la forma más
usual de interposición, pero no ha prohibido la que en mejor forma repare integralmente el
daño derivado del incumplimiento. En efecto, la acción indemnizatoria no se encuentra ligada
únicamente en sede contractual a la resolución o cumplimiento forzado de lo pactado, puede
entonces cobrar identidad propia, como acción principal, aunque asociada a una de las
variantes referidas resolución o cumplimiento forzado, como a ninguna de ellas, sin perjuicio
que para ponderar esta pretensión resulta indispensable vincularla con el hecho en que se le
hace descansar. Entonces, ante la entidad independiente que la ley prevé en general, no
existen razones para vincularla de manera determinante con cada una de aquellas acciones
de resolución y cumplimiento, como tampoco para entenderla accesoria a las mismas. Una
razón fundamental surge para ello: tanto la teoría clásica, al considerar que la indemnización
es la misma obligación cuyo cumplimiento se logra por medio de la justicia en naturaleza o
por equivalencia, como por la teoría moderna que indica que la indemnización es una nueva
obligación, lo que permite arribar a la conclusión que se trata de una obligación principal,
nunca accesoria. En sentido contrario, la interpretación exegética del artículo 1489 del
Código Civil deriva de una lectura literal del mismo, se contrapone a la reparación integral del
acreedor"647.
(...)
DÉCIMO: Que, en todo caso, una demanda de daños y perjuicios en los términos que se han
descrito, debe ser considerada como parte de lo que el vendedor debe en 'cumplimiento del
contrato', de acuerdo con los términos del artículo 1489 del Código Civil. En efecto, conforme
con el artículo 1591, 'el pago total de la deuda comprende el de los intereses e
indemnizaciones que se deban'. Dado que en este juicio se pretenden indemnizaciones
derivadas de un incumplimiento contractual, asociadas a una entrega imperfecta de la cosa
vendida, debe entenderse que el deudor está ejerciendo una acción de cumplimiento
contractual, para ser debidamente pagado por el deudor, aunque la acción esté reducida a
las indemnizaciones que el actor estima que la sociedad demandada le adeuda por
incumplimiento del contrato"648.
"La interpretación exegética del artículo 1489 del Código Civil no se aviene con las
tendencias modernas que inspiran el derecho de daños que postula la reparación integral del
acreedor a través de una indemnización que satisfaga en plenitud los perjuicios irrogados por
causa del incumplimiento. Si al acreedor no se le permitiera optar por demandar directamente
la indemnización de los perjuicios derivados del incumplimiento del contrato podría significar
que no se alcance el propósito de la indemnización plena. En tal contingencia entonces,
entendiendo que el ejercicio de la acción indemnizatoria implica la renuncia al cumplimiento
forzado o a la resolución del contrato, la indemnización se erige, así como un remedio
autónomo, cualquiera sea la forma en que se ejecute la obligación, lo que se manifiesta con
mayor vigor tratándose de contratos de tracto sucesivo en donde el acreedor sigue vinculado
jurídicamente al deudor, una vez que éste le indemnice los perjuicios. Más claro aún si el
contrato es de ejecución instantánea en donde al seguir la exegética interpretación de la
precitada disposición legal la opción del acreedor se ve reducida. Esta es, por tanto, la forma
correcta de entender la autonomía de la acción indemnizatoria por incumplimiento de un
contrato bilateral"649.
DÉCIMO CUARTO: Que al respecto se ha dicho que, si bien autores clásicos estiman
necesario que ambas pretensiones sean formuladas de manera conjunta, 'la más moderna
doctrina y jurisprudencia refutan este punto de vista' (Sentencia 20 de junio de 2012, rol
Nº 8123-2010). En ese fallo se cita a Carlos Pizarro Wilson ('La responsabilidad contractual
derecho chileno', en
http://www.fundacionfueyo.udp.cl/articulos/carlos_pizarro/Responsabilidad%20contractual.pdf),
quien postula que en los contratos sinalagmáticos la acción indemnizatoria es independiente
de la de ejecución forzada, estimando que 'la interpretación exegética del artículo 1489
responde a una lectura literal del precepto que obstaculiza la reparación integral del
acreedor'. Enrique Barros Bourie, sostiene que 'no hay razón, desde el punto de vista de la
justicia correctiva, para exigir, salvo imposibilidad, que el cumplimiento específico esté
siempre disponible, porque en algunos casos es defendible que la solución más justa sea la
reparación indemnizatoria' ('Finalidad y alcances de las acciones y los remedios
contractuales', en: Alejandro Guzmán Brito (editor), 'Estudios de Derecho Civil', Ed. Legal
Publishing, Stgo., 2008, p. 409). La misma sentencia antes citada hace referencia a diversa
doctrina que apoya esta tesis y concluye 'La opción elegida por la actora de impetrar sólo la
indemnización de perjuicios, se adecua y no contraviene el alcance que cabe otorgarle al
artículo 1489 del código sustantivo'.
Sobre esto último, que parece la conclusión más interesante, podemos insistir acerca
de la sentencia de 2 de octubre de 2013, que en su considerando 20º, expresa:
Esta Corte Suprema ha señalado que los presupuestos copulativos para la procedencia de la
indemnización de perjuicios contractuales son: a) Vinculación jurídica, negocio, convención o
contrato; b) Obligaciones que dan origen a prestaciones que debe satisfacer el deudor al
acreedor; c) Incumplimiento de la obligación previamente establecida o cumplimiento
imperfecto o tardío de la misma d) Hecho de la imputación del incumplimiento o culpabilidad;
c) Perjuicios; d) Relación de causalidad entre incumplimiento y perjuicios, e) Ausencia de
causales de justificación, exención y extinción de responsabilidad del deudor, y f) Mora del
deudor"651.
"Que en cuanto al derecho que confiere el Nº 3 del artículo 1553, éste evidentemente se está
refiriendo a la indemnización compensatoria, pues el enunciado de la norma deja a salvo
siempre el derecho a pedir se le indemnicen los perjuicios moratorios. Ambas
indemnizaciones reemplazan en el patrimonio del acreedor lo que habría significado
económicamente el cumplimiento fiel de la obligación"652.
La excepción la hallamos en los PLDC que, con el fin de disipar cualquier duda sobre
el particular, declaran expresamente que la indemnización puede pedirse en forma
autónoma o en conjunto con cualquiera de los otros medios de tutela del acreedor. En
efecto, su artículo 91, al disponer sobre los medios de tutela del acreedor, expresa que:
(a) Cumplimiento específico; (b) Reducción del precio; (c) Resolución del contrato; (d)
Suspensión del cumplimiento e (e) Indemnización de perjuicios. (2) La indemnización de
perjuicios puede ejercerse de manera autónoma, o en conjunto con los demás medios de
tutela".
"(1) Salvo incumplimiento esencial, el acreedor debe otorgar un plazo adicional de duración
razonable al deudor para que subsane su incumplimiento. (2) Mientras se encuentre
pendiente el plazo, el acreedor no puede ejercer ningún medio de tutela que sea
incompatible con la subsanación, pero subsiste su derecho a la indemnización. (3) Si el
deudor no subsana dentro del plazo o declara que no lo hará, el acreedor puede servirse de
cualquiera medio de tutela".
"Por un lado, la propuesta debe ser razonable e idónea para satisfacer el interés del
acreedor. Y por otro, que la negativa del acreedor debe estar justificada en su propio interés,
como, por ejemplo, si el incumplimiento fuera esencial o porque su aceptación incrementaría
los daños, entre otras".
Ahora, ¿cómo actúa este derecho del deudor como límite al ejercicio de la
indemnización autónoma?
Hasta aquí podemos decir que, si bien el acreedor puede ejercitar autónomamente la
acción indemnizatoria, tal ejercicio queda sujeto, al menos, a un límite, y que refiere a
aquellos casos en que el deudor, ejerciendo su derecho a subsanar su incumplimiento,
en términos oportunos y razonables, el acreedor lo rechaza sin una causa justificada.
Si bien esta solución pareciera muy severa, no debemos olvidar que fue el acreedor
quien, pese a la oferta de subsanación, la rechaza sin justificación, haciendo un
ejercicio abusivo de la acción indemnizatoria.
Bibliografía
Jurisprudencia citada
Agrícola María Inés Limitada con Londres Fuentes Araya y otra (2014).
Aranda Villalobos con Major Drilling Chile S.A. (2008): Corte de Apelaciones de La
Serena, 3 de marzo de 2008, rol Nº 1821-2007. Cita onlíne: CL/JUR/400/2008.
Coexpan Chile S.A. con Banco Security (2014): Corte Suprema, de 15 de mayo de
2014, rol Nº 720-2013. Cita online: CL/JUR/2572/2014.
Inmobiliaria Piemonte Lobos Limitada con Central Hidroeléctrica El Melado S.A. y otra
(2016).
José Ampuero Asencio con Alfonso Castillo Hernández: Corte Suprema (2013), 28 de
enero de 2013, rol Nº 5898-2012. Cita online:
CL/JUR/174/2013.
Laboratorios de Control Técnico Llay Llay Ltda. con Celestron Ltda. (2014): Corte
Suprema, de 26 de noviembre de 2014, rol Nº 14008-2013. Cita en línea:
CL/JUR/8990/2014.
Opazo Lamana y otros con Inmunomédica Laboratorio Limitada (2009): Corte Suprema
de 7 de diciembre de 2010, rol Nº 3341-2009. Cita online: CL/JUR/12005/2010.
Stange Hoffmann con Ripley Puerto Montt South STO (2013): Corte Suprema, de 2 de
octubre de 2013, rol Nº 8607-2012.
Transportes Aeropuertos Express Limitada con LADECO S.A. (2007): Corte Suprema,
16 de agosto de 2007, rol Nº 6042-2005. Cita online: CL/JUR/6092/2007.
Zorín S.A. con Compañía Siderúrgica Huachipato S.A. (2012): Corte Suprema, 31 de
octubre de 2012, rol Nº 3325-2012. Cita online: CL/JUR/2412/2012.
II. L
b) Sentencia
"SEGUNDO: Que para una mejor inteligencia del recurso interpuesto, es fundamental
recordar que los sentenciadores tuvieron asentados, como hechos de la causa, los
siguientes:
b) Con fecha 16 de junio de 2011, el inmueble arrendado fue afectado por un incendio que
destruyó parte importante del segundo piso;
Pues bien, del tenor de la demanda de fojas 200, se advierte que la acción resarcitoria
interpuesta se basa en la responsabilidad contractual atribuida a la arrendataria por los
daños producidos a causa del incendio que afectó el segundo piso del inmueble arrendado y
que, de hecho, fue el motivo por el cual los tribunales de la instancia desestimaron la
pretensión de la arrendadora en orden a que su contraparte mantuviera la obligación de
pagar el canon de arriendo tras dicho siniestro, dado que el bien había dejado de servir para
el objeto del contrato. Es claro que el libelo encuentra su fundamento en la inobservancia
asignada a la arrendataria respecto a las obligaciones que asumiera en las cláusulas sexta y
séptima del contrato sub lite, en orden a conservar el bien entregado en arriendo y a
restituirlo en el mismo estado en que lo recibió;
DECIMOQUINTO: (...)
De allí, entonces, que no resulta acertado señalar, como hace el recurso, que desechada la
demanda de terminación del contrato, por no pago de rentas, la acción indemnizatoria
debiera haber tenido el mismo destino, toda vez que cada una se apoyó en incumplimientos
contractuales diversos, razón por la cual, la de suerte de la primera no condicionaba,
necesariamente, la suerte de la segunda;
Sin embargo, una nueva interpretación que esta Corte ha venido amparando otorga al
contratante cumplidor el derecho a demandar indistintamente, en caso de incumplimiento de
un contrato bilateral, el cumplimiento forzado, la resolución o la indemnización de perjuicios;
para lo cual, se aborda el sentido y alcance del artículo 1489 del Código Civil a la luz de su
contexto, vinculándolo a otras normas del mismo cuerpo legal, especialmente las
relacionadas con el incumplimiento de las obligaciones de hacer y de no hacer;
(...)
(...)".
b) Sentencia
"SEGUNDO: Que para resolver el recurso interpuesto resulta clarificador tener presente los
siguientes antecedentes y circunstancias del proceso:
Dice que toda la situación descrita imputable a la demandada, produjo en los actores
perjuicios materiales y morales, afectando seriamente la estabilidad familiar, obligándolos a
realizar desembolsos económicos extras, unido a la derivación a otro especialista y el retardo
de una cirugía que requería urgencia.
(...)
DÉCIMO: (...) cabe estimar como inamovible la situación fáctica sobre cuya base se
pronunció dicho fallo, esto es, que la parte demandante contrató del demandado la
prestación de servicios que consistieron en la realización de exámenes de laboratorio,
específicamente de un examen de sangre preparatorio para una intervención quirúrgica,
contrato que fue cumplido por el demandado".
DECIMOCUARTO: Que sobre la materia no puede soslayarse que, conforme a los principios
que integran el Código Civil, no se observan las particulares motivaciones que podrían
inducir a privar a los afectados de dirigir las acciones en la forma y del modo como mejor se
ajusten a sus intereses, desde el momento que el derecho civil otorga a las personas el
principio de libre disposición de sus bienes y autonomía de la voluntad, todo lo cual lleva a
reconocer las mayores prerrogativas al momento de someter las pretensiones al órgano
jurisdiccional. Es por lo anterior que esta Corte Suprema ha reconocido la independencia y
autonomía de las acciones indemnizatorias, sean estas moratorias o perentorias, las que
cualquiera sea la naturaleza del objeto de la prestación, pueden impetrarse en forma,
exclusiva, desde el momento que el legislador ha establecido su procedencia y la forma más
usual de interposición; pero no ha prohibido la que en mejor forma repare integralmente el
daño derivado del incumplimiento.
Entonces ante la entidad independiente que la ley prevé en general, no existen razones para
vincularla de manera determinante con cada una de aquellas acciones de resolución y
cumplimiento, como tampoco para entenderla accesoria a las mismas, en especial cuando se
reclama la reparación de dados morales. Una razón fundamental surge para ello: tanto la
teoría clásica, al considerar que la indemnización es la misma obligación cuyo cumplimiento
se logra por medio de la justicia en naturaleza o por equivalencia, como por la teoría
moderna que indica que la indemnización es una nueva obligación, lo que permite arribar a la
conclusión que se trata de una obligación principal, nunca accesoria.
En sentido contrario, la interpretación exegética del artículo 1489 del Código Civil deriva de
una lectura literal del mismo, se contrapone a la reparación integral del acreedor. 'La
indemnización permite colmar toda aquélla parte del interés del acreedor insatisfecho por
causa de incumplimiento, a la que los otros remedios no llegan o no pueden llegar,
permitiendo así la realización del interés del acreedor en la prestación, afectada por el
incumplimiento' (Álvaro Vidal, La protección del comprador: Régimen de la Convención de
Viena y su contraste con el Código Civil, Edit. Universitarias de Valparaíso, pág. 198).
(...)
DECIMOCTAVO: Que siguiendo el análisis, el derecho que confiere el Nº 3 del artículo 1553,
evidentemente se está refiriendo a la indemnización compensatoria, pues el enunciado de la
norma deja a salvo siempre el derecho pedir se le indemnicen los perjuicios moratorios.
Ambas indemnizaciones reemplazan en el patrimonio del acreedor lo que habría significado
económicamente el cumplimiento fiel de la obligación. Ahora bien, el acreedor puede solicitar
la indemnización compensatoria aun cuando fuere posible el cumplimiento forzado por
naturaleza, ya que el precepto en estudio lo deja a su opción. En efecto, la frase de que se
sirve la norma cualquiera de estas tres cosas, a elección suya da claramente a entender que
la indemnización de perjuicios es concebible como solicitud autónoma, sin necesidad de ir
aparejada a la petición de cumplimiento o de resolución del contrato de que esa obligación
de hacer incumplida emanó.
DECIMONOVENO: Que así las cosas, procede consignar que los sentenciadores equivocan
al fundamentar la decisión en la forma antedicha.
(...)".
"(...)
La resolución del contrato que el acreedor puede pedir es el efecto de verificarse el hecho de
que pende la condición resolutoria tácita que, según el artículo 1489, va envuelta en los
contratos bilaterales y, por su parte, la ejecución forzada o cumplimiento, es el efecto propio
de toda obligación. Ambas alternativas que la ley confiere al contratante diligente son
derechos principales, que se complementan con un derecho secundario, cual es obtener la
indemnización de los perjuicios sufridos, esto es, el resarcimiento de los daños que le haya
causado la falta de cumplimiento total o parcial de la obligación o la simple demora en el
cumplimiento: En el primer caso, la indemnización se denomina compensatoria; en el
segundo, moratoria.
Luego, son dos los requisitos copulativos que deben anteceder al ejercicio de la acción de
perjuicios: a) La constatación de haberse faltado por una de las partes al cumplimiento de
sus obligaciones, y b) El ejercicio de una de las acciones que la norma le franquea para
resarcirse de tal incumplimiento.
(...)".
b) Sentencia
"Sentencia de reemplazo
2º. (...)
a) Con fecha 22 de agosto del año 2003, las partes suscribieron un contrato que
denominaron Convenio de Honorarios (...);
c) La causa laboral en cuestión se encuentra afinada por conciliación a la que arribaron las
partes de aquél juicio, en virtud de la cual el empleador demandado se obligó a pagar la
suma total de $34.000.000, de los cuales $4.000.000 fueron entregados al abogado Alfonso
Castillo Hernández por concepto de costas personales y los restantes $30.000.000 se
destinaron a los trabajadores demandantes (documento de fojas 22);
"Sentencia de reemplazo
17º. Que como corolario de los raciocinios que preceden, sólo resta concluir que, el
demandado incumplió las obligaciones que en virtud de la convención le correspondía
satisfacer, desde que desatendiendo el mandato conferido no restituyó lo que le correspondía
al actor, al tenor de lo pactado;
(...)
Empero, resulta propicio traer a colación los cuestionamientos que sobre este tópico
surgieron a lo largo del proceso, destinados, principalmente, a controvertir la procedencia de
la acción de marras, por entender que se había ejercido el derecho a indemnización que
consagra el artículo 1489 del Código Civil, sin vincularlo a la resolución o cumplimiento
forzado del contrato, única manera se sostuvo de impetrar este tipo de acción;
20º. Que abordando esta última tesitura, y en concordancia con lo razonado en los motivos
1º y 2º de este sentencia de reemplazo, todo ello enmarcado en el rol orientador en la
aplicación del derecho que le cabe a esta Corte Suprema, debe decirse que respecto de la
indemnización de perjuicios pura y simple descartada por la sentencia recurrida, en atención
a su carácter accesorio a la resolución o cumplimiento forzado del contrato conforme a los
principios que integran el Código Civil, no se observan las particulares motivaciones que
podrían inducir a privar a los afectados de dirigir las acciones en la forma y del modo como
mejor se ajusten a sus intereses, desde el momento que el derecho civil otorga a las
personas el principio de libre disposición de sus bienes y autonomía de la voluntad, todo lo
cual lleva a reconocer las mayores prerrogativas al momento de someter las pretensiones al
órgano jurisdiccional.
Entonces, ante la entidad independiente que la ley prevé en general, no existen razones para
vincularla de manera determinante con cada una de aquellas acciones de resolución y
cumplimiento, como tampoco para entenderla accesoria a las mismas.
Una razón fundamental surge para ello: tanto la teoría clásica, al considerar que la
indemnización es la misma obligación cuyo cumplimiento se logra por medio de la justicia en
naturaleza o por equivalencia, como por la teoría moderna que indica que la indemnización
es una nueva obligación, lo que permite arribar a la conclusión que se trata de una obligación
principal, nunca accesoria.
En sentido contrario, la interpretación exegética del artículo 1489 del Código Civil deriva de
una lectura literal del mismo, se contrapone a la reparación integral del acreedor.
La indemnización permite colmar toda aquella parte del interés del acreedor insatisfecho por
causa de incumplimiento, a la que los otros remedios no llegan o no pueden llegar,
permitiendo así la realización del interés del acreedor en la prestación, afectada por el
incumplimiento (Álvaro Vidal, La protección del comprador: Régimen de la Convención de
Viena y su contraste con el Código Civil, Edit. Universitarias de Valparaíso, pág. 198).
Nótese que tal extinción del contrato no equivale a la resolución, dado que si así fuera la
indemnización de perjuicios sería complementaria y no plena.
Esta es, por tanto, la forma correcta de entender la autonomía indemnizatoria por
incumplimiento de un contrato bilateral.
(...)
Normativa aplicada: artículos 1556, 1568, 1569, 1826 y 1828 del Código Civil
b) Sentencia
"SEXTO: Que de los antecedentes allegados al proceso es dable establecer los siguientes
hechos:
1º.- Que en octubre del año 2006, el señor Luis Acosta, quien hacía de intermediario entre
las partes de este juicio, se contactó con don Francisco Barriga, jefe de la unidad de
materiales de Compañía Siderúrgica Huachipato S.A., y este último le ofertó la compraventa
de chatarra e insumos químicos de una cantidad de rodillos en desuso. Oferta que se
materializó mediante la exhibición de una planilla, en la que se individualizan y aparecen las
características y composición química de los mentados rodillos.
2º.- Dentro de esta nómina, aparecen unos rodillos con un contenido del elemento químico
Níquel mayor al de otros rodillos del mismo listado, según se desprende de la simple lectura
de la planilla.
SÉPTIMO: (...) Desde el momento en que Zorin S.A. entregó a título de arras parte del
precio, esto es, la suma de $25.000.000, en señal expresa de quedar convenidos, se ha
reputado perfecto el contrato de compraventa entre la Sociedad demandante y la Sociedad
demandada.
"Sentencia de reemplazo
(...)
NOVENO: Una vez establecido que efectivamente ha existido un incumplimiento del contrato,
corresponde determinar si la actora ha podido ejercer la acción indemnizatoria, como lo ha
hecho, prescindiendo de lo que disponen los artículos 1489 y 1826 del Código Civil, que
parecen indicar que tal acción no es autónoma, sino que debe siempre ir acompañada sea
de la petición de resolución contractual o bien de la exigencia de cumplimiento del contrato.
Como ya lo ha resuelto esta Corte en otras oportunidades, y siguiendo una moderna
tendencia doctrinal (rol Nº 3341-2012), se estima que, en este caso, la demandante ha
podido plantear su demanda de responsabilidad civil contractual, sin asociarla a la resolución
del contrato, pues, la entrega material de los rodillos está cumplida y parte de ellos fueron
cortados.
DÉCIMO: Que, en todo caso, una demanda de daños y perjuicios en los términos que se han
descrito, debe ser considerada como parte de lo que el vendedor debe en 'cumplimiento del
contrato', de acuerdo con los términos del artículo 1489 del Código Civil. En efecto, conforme
con el artículo 1591, 'el pago total de la deuda comprende el de los intereses e
indemnizaciones que se deban'. Dado que en este juicio se pretenden indemnizaciones
derivadas de un incumplimiento contractual, asociadas a una entrega imperfecta de la cosa
vendida, debe entenderse que el deudor está ejerciendo una acción de cumplimiento
contractual, para ser debidamente pagado por el deudor, aunque la acción esté reducida a
las indemnizaciones que el actor estima que la sociedad demandada le adeuda por
incumplimiento del contrato".
Esta decisión fue revocada por la Corte de Apelaciones, que rechazó la demanda,
ante lo cual se interpuso recurso de casación en el fondo.
b) Sentencia
b) Dicha consola fue entregada en diciembre de 2007 con daños provenientes del transporte
internacional, razón por la cual se efectuó una nueva importación de las partes dañadas;
c) La máquina quedó operativa en el mes de julio de 2008;
f) En mayo de 2009 la actora hizo uso de la garantía por segunda vez, cambiándose el lector
Automax 5;
SEXTO: Que antes parece necesario explicitar las razones que llevan a reconocer la
independencia de la acción indemnizatoria de la acción de resolución y/o cumplimiento del
contrato con indemnización de perjuicios.
Una razón fundamental surge para ello: tanto la teoría clásica, al considerar que la
indemnización es la misma obligación cuyo cumplimiento se logra por medio de la justicia en
naturaleza o por equivalencia, como por la teoría moderna que indica que la indemnización
es una nueva obligación, permiten arribar a la conclusión que se trata de una acción
principal, nunca accesoria.
La interpretación exegética del artículo 1489 del Código Civil no se aviene con las tendencias
modernas que inspiran el derecho de daños que postula la reparación integral del acreedor a
través de una indemnización que satisfaga en plenitud los perjuicios irrogados por causa del
incumplimiento. Si al acreedor no se le permitiera optar por demandar directamente la
indemnización de los perjuicios derivados del incumplimiento del contrato podría significar
que no se alcance el propósito de la indemnización plena. En tal contingencia entonces,
entendiendo que el ejercicio de la acción indemnizatoria implica la renuncia al cumplimiento
forzado o a la resolución del contrato, la indemnización se erige así como un remedio
autónomo, cualquiera sea la forma en que se ejecute la obligación, lo que se manifiesta con
mayor vigor tratándose de contratos de tracto sucesivo en donde el acreedor sigue vinculado
jurídicamente al deudor, una vez que éste le indemnice los perjuicios. Más claro aún si el
contrato es de ejecución instantánea en donde al seguir la exegetita interpretación de la
precitada disposición legal la opción del acreedor se ve reducida. Esta es, por tanto, la forma
correcta de entender la autonomía de la acción indemnizatoria por incumplimiento de un
contrato bilateral;
(...)".
b) Sentencia
i. Hechos el caso
"QUINTO: Que constituyen hechos de la causa, por haberlos establecido así los
sentenciadores del mérito, los siguientes: A. La Municipalidad de Cabildo suscribió los
contratos de prestación de servicios antes referidos, de acuerdo a lo dispuesto en la Ley
Nº 19.886 sobre Bases de los Contratos de Suministro, la Ley Orgánica Constitucional de
Municipalidades, Ley Orgánica Constitucional de Gobierno y Administración Regional, Ley
Anual de Presupuesto de la Nación y Bases Administrativas de Licitación correspondientes.
B. Los contratos administrativos suscritos entre 'Cuenca Ingenieros Consultores Limitada' y la
Municipalidad de Cabildo, referidos al 'Manejo, Gestión y Administración Recursos Hídricos
cuenca río La Ligua, Etapas A y B', fueron terminados unilateralmente por ésta a través de
los Decretos Alcaldicios Nº 2.077/2012, de 20 de noviembre de 2012, y Nº 899/2013, de 30
de abril de 2013 y cobradas las boletas de garantía correspondientes, fundada en el
incumplimiento grave de obligaciones que impone el contrato por parte a la sociedad, en
conformidad a lo establecido en el artículo 13 de la Ley Nº 19.886 ya citado, y lo dispuesto en
las Bases Administrativas correspondientes".
DUODÉCIMO: Que, sin embargo, esta última circunstancia no es óbice para que los
falladores debieran examinar y pronunciarse derechamente acerca de la acción de
indemnización de perjuicios también interpuesta.
DÉCIMO CUARTO: Que al respecto se ha dicho que, si bien autores clásicos estiman
necesario que ambas pretensiones sean formuladas de manera conjunta, 'la más moderna
doctrina y jurisprudencia refutan este punto de vista' (Sentencia 20 de junio de 2012, rol
Nº 8123-2010). En ese fallo se cita a Carlos Pizarro Wilson ('La responsabilidad contractual
derecho chileno', en http://www.fundacionfueyo.udp.cl/articulos/carlos_pizarro/R
esponsabilidad%20contractual.pdf), quien postula que en los contratos sinalagmáticos la
acción indemnizatoria es independiente de la de ejecución forzada, estimando que 'la
interpretación exegética del artículo 1489 responde a una lectura literal del precepto que
obstaculiza la reparación integral del acreedor'. Enrique Barros Bourie, sostiene que 'no hay
razón, desde el punto de vista de la justicia correctiva, para exigir, salvo imposibilidad, que el
cumplimiento específico esté siempre disponible, porque en algunos casos es defendible que
la solución más justa sea la reparación indemnizatoria' ('Finalidad y alcances de las acciones
y los remedios contractuales', en: Alejandro Guzmán Brito (editor), Estudios de Derecho
Civil", Ed. Legal Publishing, Stgo., 2008, p. 409). La misma sentencia antes citada hace
referencia a diversa doctrina que apoya esta tesis y concluye 'La opción elegida por la actora
de impetrar sólo la indemnización de perjuicios, se adecua y no contraviene el alcance que
cabe otorgarle al artículo 1489 del código sustantivo'.
DÉCIMO SEXTO: Que, en conclusión, conforme a la más reciente doctrina y con fundamento
en lo resuelto con anterioridad por esta propia Corte, es posible y razonable sostener que,
terminado el contrato y establecido el incumplimiento reprochado al demandado, los
falladores han debido hacerse cargo derechamente de la acción de indemnización de
perjuicios deducida por la demandante y que, justificada la existencia de los perjuicios
reclamados y derivados del incumplimiento, han podido acceder a ella, sin necesidad de
aceptar previamente a la demanda de resolución o de cumplimiento de un contrato que ya ha
sido declarado terminado.
b) Sentencia
"SEXTO: Que el fallo objeto del recurso establece que la demandante ha señalado que el
contrato materia del litigio imponía a la demandada LADECO S.A. una obligación de hacer,
consistente en efectuar reservas de sus pasajeros para el servicio de transporte por ella
prestado, lo que dejó de cumplir a partir del 7 de marzo de 1996. Sobre esta base, agrega la
sentencia, se asila en la disposición del artículo 1553 del Código Civil, requiriendo la
indemnización de perjuicios correspondiente, comprendiendo ésta, al parecer, la moratoria en
carácter principal y la compensatoria en carácter alternativo; nada dice la actora respecto de
la condición resolutoria tácita".
"SÉPTIMO: Que la esencia del problema planteado en este litigio radica en dilucidar si,
tratándose del incumplimiento de una obligación de hacer, puede el acreedor demandar
únicamente la indemnización de los perjuicios sufridos o debe también y necesariamente,
solicitar se declare resuelto el contrato o su cumplimiento forzado.
(...)
NOVENO: Que en cuanto al derecho que confiere el Nº 3 del artículo 1553, éste
evidentemente se está refiriendo a la indemnización compensatoria, pues el enunciado de la
norma deja a salvo siempre el derecho a pedir se le indemnicen los perjuicios moratorios.
Ahora bien, el acreedor puede solicitar la indemnización compensatoria aun cuando fuere
posible el cumplimiento forzado por naturaleza, ya que el precepto en estudio lo deja a su
opción.
En efecto, la frase de que se sirve la norma cualquiera de estas tres cosas, a elección suya
da claramente a entender que la indemnización de perjuicios es concebible como solicitud
autónoma, sin necesidad de ir aparejada a la petición de cumplimiento o de resolución del
contrato de que esa obligación de hacer incumplida emanó.
(...)
Sobre este punto debe tenerse en consideración que la demandada atribuyó a la actora
diversos incumplimientos y entre ellos, el más importante, la falta de pago de las comisiones
pactadas.
La demandante reconoció este hecho, pero intentó justificarlo en una aquiescencia que
habría prestado LADECO S.A., cuestión esta última que no quedó en lo absoluto
demostrada.
De este modo, tratándose el celebrado entre las partes de un contrato bilateral, cobra
relevancia lo dispuesto en el artículo 1552 del Código Civil, de conformidad al cual, en esta
clase de convenciones ninguno de los contratantes está en mora de cumplir lo pactado,
mientras el otro no lo cumple por su parte, o no se allana a cumplirlo en la forma y tiempo
debidos.
Así las cosas, la mora de la demandada fue purgada por la mora de la demandante y al no
configurarse este presupuesto de la responsabilidad contractual, no resulta procedente
acceder a una pretensión indemnizatoria como la que se persigue en este litigio.
DUODÉCIMO: Que en razón de lo dicho en los motivos precedentes, resulta manifiesto que
el error de derecho que se atribuye a la sentencia recurrida no ha influido sustancialmente en
su parte dispositiva, pues aun en el evento de no haberse incurrido en él, de todos modos se
habría impuesto el rechazo de la demanda.
b) Sentencia
"Sentencia de reemplazo
21º.- (...) entre las partes se celebró con fecha 20 de mayo de 2005, un contrato de
transacción cuyo tenor se encuentra contenido en el documento agregado a fojas 50 de
estos autos, que fue objetado por parte de la demandada, impugnación que fue
oportunamente desechada y no atacada por medio de los recursos procesales pertinentes.
22º.- (...) del mérito de los antecedentes probatorios reseñados en el considerando 15º de
esta sentencia, aparece que efectivamente la celebración del contrato de transacción tantas
veces referido, imponía al demandado las siguientes obligaciones: a.- Rebajar la deuda que
el actor mantenía de $1.555.367 a $700.000; b.- Darle un plazo de 60 días, hasta el 25 de
julio de 2005, para cancelar la referida cantidad; c.- Eliminarlo del boletín de informes
comerciales el 24 de mayo de 2005, una vez firmado el acuerdo por ambas partes".
"Sentencia de reemplazo
19º.- Que despejado este aspecto de la controversia, corresponde determinar la procedencia
de la acción de indemnización de perjuicios en relación a la pertinencia de esta acción de
manera autónoma dentro de la responsabilidad contractual. Que al respecto resulta
pertinente puntualizar que la labor primordial de los tribunales de justicia es dar amparo a las
pretensiones con mérito suficiente en los hechos y el derecho, atendiendo a los aspectos
materiales o substanciales de las mismas, sin que consideraciones de carácter formal
impidan un pronunciamiento de fondo. Esta filosofía permite otorgar calidad a la
administración de justicia, aspecto que se extiende a todos los estadios del procedimiento.
Luego, el tribunal que conoció del asunto debe resolver el fondo de la controversia, en
atención a las alegaciones vertidas por las partes, la apreciación de las pruebas aportadas al
proceso y la aplicación del derecho que para el caso concreto corresponda.
Sobre la materia no puede soslayarse que, conforme a los principios que integran el Código
Civil, no se observan las particulares motivaciones que podrían inducir a privar a los
afectados de dirigir las acciones en la forma y del modo como mejor se ajusten a sus
intereses, desde el momento que el Derecho Civil otorga a las personas el principio de libre
disposición de sus bienes y autonomía de la voluntad, todo lo cual lleva a reconocer las
mayores prerrogativas al momento de someter las pretensiones al órgano jurisdiccional. Es
por lo anterior que esta Corte Suprema ha reconocido la independencia y autonomía de las
acciones indemnizatorias, sean estas moratorias o perentorias, las que cualquiera sea la
naturaleza del objeto de la prestación, pueden impetrarse en forma exclusiva, desde el
momento que el legislador ha establecido su procedencia y la forma más usual de
interposición, pero no ha prohibido la que en mejor forma repare integralmente el daño
derivado del incumplimiento.
Esta Corte Suprema ha señalado que los presupuestos copulativos para la procedencia de la
indemnización de perjuicios contractuales son: a) Vinculación jurídica, negocio, convención o
contrato; b) Obligaciones que dan origen a prestaciones que debe satisfacer el deudor al
acreedor; c) Incumplimiento de la obligación previamente establecida o cumplimiento
imperfecto o tardío de la misma; d) Hecho de la imputación del incumplimiento o culpabilidad;
e) Perjuicios; f) Relación de causalidad entre incumplimiento y perjuicios, g) Ausencia de
causales de justificación, exención y extinción de responsabilidad del deudor, y h) Mora del
deudor.
(...)
25º.- Que, por lo anterior resta, entonces, aún verificar si el demandado, por su parte,
cumplió con el cometido a que se encontraba obligado en los términos que han quedado
precedentemente anotados.
Hechas estas consideraciones y de cara a los antecedentes que obran en este proceso
resulta que no pueden considerarse cumplidas las obligaciones que del contrato en cuestión
han nacido para el demandado, cuando de los antecedentes probatorios referidos —
especialmente confesional rendida por el representante de la misma empresa demandada y
antecedentes que emanan del Recurso de Protección rol Nº 191-2006— aparece que no
obstante el actor efectuó el pago de la suma de $700.000 a la que quedó reducida la deuda
que mantenía con el demandado, éste no lo eliminó de los registros del boletín de
informaciones comerciales.
(...)
29º.- Que conforme a todo lo reseñado, no cabe duda que el incumplimiento imputable al
demandado lesionó la integridad psíquica del demandante, por cuanto de manera arbitraria,
es decir, sin causa, y no obstante haber cumplido con el acuerdo a que las partes habían
arribado, procedió a autoasignarse la vigencia de un crédito en mora por una suma ya
condonada, afectando así el derecho a la honra, al incluirlo en el boletín de informaciones
comerciales, con conocimiento que el actor por dedicarse a la vida comercial, las
consecuencias que ello le acarrearía, implicaban la privación de acceso a créditos de toda
clase, presentándose, de esta manera, como una persona morosa en sus obligaciones
crediticias.
(...)
Y visto además, lo dispuesto en los artículos 1489, 1545, 1547, 1551, 1552, 1556, 1558 y
2446 del Código Civil y 160, 170, 186, 341, 342, 348, 384, 385 y 399 del Código de
Procedimiento Civil, se confirma la sentencia apelada de veinte de marzo de dos mil ocho,
escrita a fojas 91 y siguientes, complementada por resolución de primero de julio del mismo
año, que rola a fojas 127, con declaración que se acoge la demanda de fojas 1, interpuesta
por don Eduardo Stange Hoffman en contra de Ripley Puerto Montt, derivada del
incumplimiento del contrato de transacción celebrado el 20 de mayo de 2005, condenando al
demandado al pago de la suma de $4.000.000 (cuatro millones de pesos) por concepto de
daño moral, reajustada de conformidad a la variación que experimente el Índice de Precios al
Consumidor desde la fecha de la presente sentencia hasta su pago, confirmándosela en lo
demás".
III. R
a) Código Civil
Pero en tal caso podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución o el cumplimiento
del contrato, con indemnización de perjuicios".
Artículo 1553. "Si la obligación es de hacer y el deudor se constituye en mora, podrá pedir el
acreedor, junto con la indemnización de la mora, cualquiera de estas tres cosas, a elección
suya:
2ª. Que se le autorice a él mismo para hacerlo ejecutar por un tercero a expensas del deudor;
3ª. Que el deudor le indemnice de los perjuicios resultantes de la infracción del contrato".
Artículo 1590. "Si la deuda es de un cuerpo cierto, debe el acreedor recibirlo en el estado en
que se halle; a menos que se haya deteriorado y que los deterioros provengan del hecho o
culpa del deudor, o de las personas por quienes éste es responsable; o a menos que los
deterioros hayan sobrevenido después que el deudor se ha constituido en mora, y no
provengan de un caso fortuito a que la cosa hubiese estado igualmente expuesta en poder
del acreedor.
En cualquiera de estas dos suposiciones se puede pedir por el acreedor la rescisión del
contrato y la indemnización de perjuicios; pero si el acreedor prefiere llevarse la especie, o si
el deterioro no pareciere de importancia, se concederá solamente la indemnización de
perjuicios.
Artículo 1814. "La venta de una cosa que al tiempo de perfeccionarse el contrato se supone
existente y no existe, no produce efecto alguno.
El que vendió a sabiendas lo que en el todo o en una parte considerable no existía, resarcirá
los perjuicios al comprador de buena fe".
Artículo 1861. "Si el vendedor conocía los vicios y no los declaró, o si los vicios eran tales
que el vendedor haya debido conocerlos por razón de su profesión u oficio, será obligado, no
sólo a la restitución o la rebaja del precio, sino a la indemnización de perjuicios; pero si el
vendedor no conocía los vicios ni eran tales que por su profesión u oficio debiera conocerlos,
sólo será obligado a la restitución o la rebaja del precio".
Artículo 45. "1) Si el vendedor no cumple cualquiera de las obligaciones que le incumben
conforme al contrato o a la presente Convención, el comprador podrá:
3) Cuando el comprador ejercite una acción por incumplimiento del contrato, el juez o el
árbitro no podrán conceder al vendedor ningún plazo de gracia".
Artículo 47.
Artículo 48.
"1) Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 49, el vendedor podrá, incluso después de la
fecha de entrega, subsanar a su propia costa todo incumplimiento de sus obligaciones, si
puede hacerlo sin una demora excesiva y sin causar al comprador inconvenientes excesivos
o incertidumbre en cuanto al reembolso por el vendedor de los gastos anticipados por el
comprador. No obstante, el comprador conservará el derecho a exigir la indemnización de los
daños y perjuicios conforme a la presente Convención.
Artículo 61. "1) Si el comprador no cumple cualquiera de las obligaciones que le incumben
conforme al contrato o a la presente Convención, el vendedor podrá:
3) Cuando el vendedor ejercite una acción por incumplimiento del contrato, el juez o el árbitro
no podrán conceder al comprador ningún plazo de gracia".
(a) notifique sin demora injustificada a la parte perjudicada la forma y el momento propuesto
para la subsanación;
(3) Los derechos de la parte perjudicada que sean incompatibles con el cumplimiento de la
parte incumplidora se suspenden desde la notificación efectiva de la subsanación hasta el
vencimiento del plazo para subsanar.
(3) En caso de que la demora en el cumplimiento no sea esencial, la parte perjudicada que
ha notificado a la otra el otorgamiento de un período suplementario de duración razonable,
puede resolver el contrato al final de dicho período. El período suplementario que no sea de
una duración razonable puede extenderse en consonancia con dicha duración. La parte
perjudicada puede establecer en su notificación que el contrato quedará resuelto
automáticamente si la otra parte no cumple.
(4) El párrafo (3) no se aplicará cuando la prestación incumplida sea tan sólo una mínima
parte de la obligación contractual asumida por la parte incumplidora".
"(1) La parte incumplidora no es responsable del daño sufrido por la parte perjudicada en
tanto que el daño pudo haber sido reducido si esa parte hubiera adoptado medidas
razonables.
(2) La parte perjudicada tiene derecho a recuperar cualquier gasto razonablemente efectuado
en un intento por reducir el daño".
"(1) Salvo incumplimiento esencial, el acreedor debe otorgar un plazo adicional de duración
razonable al deudor para que subsane su incumplimiento.
(2) Mientras se encuentre pendiente el plazo, el acreedor no puede ejercer ningún medio de
tutela que sea incompatible con la subsanación, pero subsiste su derecho a la
indemnización.
(3) Si el deudor no subsana dentro del plazo o declara que no lo hará, el acreedor puede
servirse de cualquiera medio de tutela".
"(1) La indemnización queda sujeta a reducción si el acreedor no adopta las medidas que, de
acuerdo con la buena fe, son razonables para mitigar el perjuicio. La reducción corresponde
a la cuantía en que hubiere podido mitigarse.
(2) El acreedor tiene derecho a la indemnización de lo que haya invertido en las medidas de
mitigación, aun cuando éstas hayan sido infructuosas".
IV. B
V. O
Fisco de Chile con Sociedad Ingeniería y Construcción del Sur S.A. (2012): Corte
Suprema, 20 de noviembre de 2012 (casación en el fondo). Cita online:
CL/JUR/2468/2012.
Reyes Valdivia, Rodrigo con Escuela de Tripulantes y Portuaria (2012): Corte Suprema,
10 de julio de 2012 (casación en el fondo). Cita online: CL/JUR/1308/2012.
Toro Fuentealba con Concha Sandoval (2012): Corte Suprema, 13 de junio de 2012.
Cita online: CL/JUR/1092/2012.
515Sobre esto ver D M , Íñigo (2016): "Prever y asegurar", en Barría, Manuel (coord..), Estudios
de Derecho Civil XI. Santiago: Thomson Reuters, pp. 553-583.
516F (2004), p. 344.
517Morales Moreno distingue una serie de intereses que el contrato protege en caso de incumplimiento
que irrogue lesión a los mismos y se pregunta, aunque limitadamente para el lucro cesante, interrogante
igualmente válida para cualquiera clase de daño: ¿cuáles son las manifestaciones de los intereses del
acreedor, cuya lesión, producida el incumplimiento del contrato, puede privarle de lucros o ventajas
patrimoniales (léase daños indemnizables)?, e identifica, primeramente, el interés en la prestación en sí,
ejecutada conforme al contrato; el interés en el intercambio de ella y que garantiza un lucro al acreedor
siempre que esté en el ámbito de protección del contrato; y, en la conservación o de integridad de que es
titular cualquier sujeto y que refiere no sean dañados por otro -el deudor- sus bienes, personales o
patrimoniales. Así se recoge en: M M , Antonio Manuel (2011). "Indemnización del lucro
cesante en caso de incumplimiento de contrato", en Pizarro Wilson, Carlos (coord.), Cuadernos de
Análisis Jurídico VII. Santiago: Ediciones Universidad Diego Portales, pp. 263 y 269 a 273. Por su parte,
Carrasco Perera emplea la expresión daño a intereses de indemnidad y afirma que esa lesión a otro
interés del acreedor, diversos de la prestación, también están comprendidos en el daño contractual
resarcible. C (2010), p. 1179.
518Una posición semejante en K , Adam (2014). The Law of Contract Damages. Sydney: Hart
Publishing, p. 15.
521Stange Hoffmann, Eduardo con Ripley Puerto Montt South STO (2012).
524En el mismo sentido hemos de prestar atención al artículo 160 de la Propuesta de Reglamento del
Parlamento Europeo y del Consejo relativo a una normativa común de compraventa europea (en adelante
CESL), bajo el título "Criterios generales para el cálculo de la indemnización por daños y perjuicios", cuyo
tenor es el siguiente: "El cálculo de la indemnización por pérdidas ocasionadas por el incumplimiento de
una obligación se hará de forma que el acreedor quede en la posición en la que se habría encontrado si
se hubiera cumplido debidamente la obligación, o de no ser posible, en una posición lo más parecida
posible. La indemnización cubrirá las pérdidas que el acreedor haya sufrido y las ganancias que haya
dejado de obtener". La idea responde al principio contenido en el parágrafo 249 del BGB.
527Ídem.
529Rochet Argandoña, Paola Guadalupe con Oksenberg Reisberg, Tomás y Clínica Las Nieves S.A.
(2006).
532D -P Luis (2008). Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, tomo II. Las relaciones
obligatorias. Madrid: Civitas, p. 726.
534Loc cit.
Cabe consignar que algunos cuestionan el carácter objetivo del incumplimiento tratándose de
obligaciones de medios. En ellas la culpa es un elemento constitutivo del incumplimiento. Por todos:
P W , Carlos (2008) "La culpa como elemento constitutivo del incumplimiento en las
obligaciones de medio o de diligencia". Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de
Valparaíso, Nº 31, pp. 257-260. A nuestro modo de ver, esta posición confundiría la noción de
incumplimiento -no realización del contrato, cualquiera sea la obligación concernida-; con el criterio de
atribución de responsabilidad que implica la inobservancia de la diligencia promotora del cumplimiento.
B Z , María Graciela y V O , Álvaro (2013). "Obligación, incumplimiento, y
responsabilidad civil del mandatario en el Código Civil chileno". Revista Chilena de Derecho Privado, Nº
40, 2ª Ed., pp. 416-420; P ~ (2009), pp. 487-502.
538J (1991).
539Morales Moreno expresa, al tratar el carácter nuestro del incumplimiento, que: "Esto sucede en toda
clase de obligaciones, tanto en las denominadas obligaciones de resultado como en las de medios. En
estas últimas, la culpa del deudor, que ha de probar el acreedor, no es otra cosa que la omisión de la
conducta debida, es decir, no es otra cosa que el propio incumplimiento". M M (2010), p.
30.
544B Z , María Graciela (2011). "El caso fortuito como límite de la responsabilidad
contractual", en Cuadernos de Análisis Jurídico. Colección Derecho Privado VII. Santiago: Ediciones
Universidad Diego Portales, p. 51.
549T R , Mauricio (2013). Caso fortuito en el derecho civil chileno. Santiago: Thomson
Reuters, p. 45.
550Así se recoge en: B (2010), pp. 191-206. Extendiendo también los efectos del caso fortuito al
contrato (subsistencia o suspensión de las obligaciones de las partes: T (2013). El autor no separa el
caso fortuito -causa de exoneración- de la imposibilidad -causa de extinción. En su opinión se pasaría de
un estadio a otro cuando el caso fortuito sea total y permanente. Y afirma que: "En efecto, si el caso
fortuito es total y permanente, la obligación contractual se extinguirá porque su cumplimiento se vuelve
imposible (modo de extinguir las obligaciones en los artículos 1670 y siguientes del Código Civil). En
cambio, si el caso fortuito es temporal, sólo suspenderá momentáneamente el cumplimiento, pues en tal
caso la obligación sigue vigente", pp. 17-18. Si bien, podríamos entender que ambos autores postulan lo
mismo, dado que Brantt distingue el efecto transitorio del caso fortuito de su efecto permanente, uniendo
a este último con la imposibilidad, la diferencia reside en que, para la autora el caso fortuito exoneraría al
deudor, incluso cuando lo debido sean individuos de un género.
551B (2010), pp. 203-204. Con la opinión que el caso fortuito que el caso fortuito frena no sólo la
indemnización, sino también la pretensión de cumplimiento, sin distinción: T (2013), p. 121.
557Interamericana Compañía y Seguros Generales S.A. con Rojas y Espinoza Ltda. (2014).
560V O , Álvaro (2010). "El incumplimiento de obligaciones con objeto fungible y los
remedios del acreedor afectado. Una relectura de las disposiciones del Código Civil sobre
incumplimiento", en Pizarro, C. y Vidal, A., Incumplimiento contractual, Resolución e Indemnización de
daños. Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, pp. 137-208.
561C T , Hernán (2010). Contratos y daños por incumplimiento. Santiago: Abeledo Perrot.
567Loc cit.
568Así, por ejemplo, la profesora D , Carmen (2000). El daño moral. Santiago: Editorial
Jurídica de Chile, p. 559, señala que la previsibilidad depende del contenido del contrato; los profesores
Jana y Tapia (pp. 193-194) señalando que la idea de previsibilidad debe emparentarse con la de riesgo
asumido, J , Andrés y T , Mauricio (2004). "Daño moral en la responsabilidad contractual a
propósito de un fallo de la Corte Suprema de 5 de noviembre de 2001", en Cuadernos de Análisis
Jurídico. Colección derecho privado, tomo I. Santiago: Ediciones Universidad Diego Portales; en el mismo
sentido B (2010) p. 343 y V (2013), pp. 657-660.
569S M , Lilian (2014). "La previsibilidad como límite al resarcimiento del daño", en Turner, S. y
Varas. J. A. (coords.), Estudios de Derecho Civil IX. Santiago: Thomson Reuters, p. 667.
573Tras la lectura de las sentencias de Corte de Apelaciones y Corte Suprema, no fue posible
identificar los hechos acreditados. Asimismo, no fue posible acceder a la sentencia de primera instancia.
577Ibíd.
578D -P (2008), pp. 780-781.
580Ver C (2011), pp. 1176-1178. Una clasificación diversa puede ser entre interés de
cumplimiento e interés de confianza. Sobre esto puede consultarse
581Arturo Videla Perroni y otros con Clínica Presbiteriana Madre e Hijo (2017).
586Rol Nº 30979-2016.
593En este sentido J yT (2004), p. 176, señalan que: "hasta el año 1950 existió una posición
jurisprudencial unánimemente hostil a la indemnización de estos perjuicios en sede contractual, fundada
en que la patrimonialidad de los contratos excluía tal posibilidad". Sobre el argumento de la
patrimonialidad puede consultarse D H (2000), pp. 170-227.
609C (2005).
611Ibíd., p. 550.
612Ibíd.,p. 559.
613Ibíd.,p. 563.
615Ibíd., p. 176.
617Loc cit.
618Ibíd., p. 192.
619Loc cit.
624Ibíd., p. 644.
625Ibíd., p. 646.
628Ibíd., p. 644.
630Constructora Monteverde LDTA. Con Ilustre Municipalidad de la Ligua (2013), considerando 28º.
634Quienes suscriben el voto disidente incurren en dos errores relevantes que no podemos soslayar.
Primero, infringen el principio de no contradicción al expresar que, tanto el ejercicio de la indemnización
compensatoria, como la moratoria están subordinadas al de alguna de estas dos acciones alternativas,
en circunstancia que la primera no es compatible ni con la resolución, ni con el cumplimiento específico,
al cubrir el valor de la prestación no ejecutada o disminución por la parte que falte por cumplir. Enseguida,
el rechazo de la autonomía refiere, en este caso, al incumplimiento de una obligación de hacer,
contraviniendo abiertamente la norma del artículo 1553 del CC.
635Steffen Cáceres con Fundación Mi casa (2013). Así también en la sentencia Laboratorios de
Control Técnico Llay Llay Ltda. con Celestron Ltda. (2014).
639Aún encontramos sentencias aisladas, incluso referidas a obligaciones de hacer respecto de las
cuales no existe discusión sobre la autonomía de la indemnización, que sostienen el carácter accesorio
de la indemnización. Así, la sentencia de 1 de mayo de 2010, en la que se lee: "DUODÉCIMO: Que la
acción de indemnización de perjuicios es accesoria a la de resolución hecha valer y debe, por su
naturaleza, seguir la suerte de ésta, que constituye su antecedente jurídico necesario. Excluida la
procedencia de la resolución, tampoco puede prosperar la acción de reparación supletoria, si con ello
vulnerar también los preceptos que se ha declarado equivocadamente aplicados". Corte Suprema, rol Nº
2457-2008.
640L D , Patricia (2010). "La indemnización compensatoria por incumplimiento de los contratos
bilaterales como remedio autónomo en el derecho civil chileno". Revista Chilena de Derecho Privado, Nº
15, pp. 65-113; L D , Patricia (2014). "La autonomía de la indemnización de daños en la
jurisprudencia nacional reciente: ¿un cambio de paradigma?". Revista Chilena de Derecho Privado, Nº
23, pp. 139-207.
641L (2014), p. 196.
644L (2014).
646En tal sentido precisa que el agotamiento o extinción del contrato no equivale a su resolución, en
atención a dos consideraciones. En primer lugar, porque existe relativo consenso en la doctrina nacional
en orden a sostener que para que opere la resolución, ésta debe solicitarse expresamente y declararse
por sentencia judicial, pues el juez no puede inferir la voluntad tácita del acreedor en tal sentido. En
segundo lugar, dado que tal planteamiento equivaldría a sostener que puede sustituirse el medio de
tutela escogido por el acreedor, en circunstancias que el juez no puede subrogarse en dicha opción.
Agrega que el ejercicio de la acción indemnizatoria en forma autónoma implica la renuncia a demandar el
cumplimiento o la resolución del contrato, de modo que sería el acreedor quien decide cuál es la
consecuencia derivada de impetrar la indemnización exclusiva, en la medida que logre acreditar el daño
que reclama; L (2015), pp. 176-178.
647José Ampuero Asencio con Alfonso Castillo Hernández: Corte Suprema (2013). En este mismo
sentido, el considerando 14º de la sentencia de Corte Suprema de 7 de diciembre de 2010. Reiterando
los mismos argumentos, Coexpan Chile S.A. con Banco Security (2014).
657Los artículos 7.1.4 y 7.1.5 de los PCCI reconocen el derecho de subsanar el incumplimiento por
parte del deudor, y de la posibilidad de concederle a este un plazo adicional para cumplir por parte del
acreedor, respectivamente. S (2015), en V , pp. 845-857.
658D M yV . "Contenidos...".
660En este sentido, B (2008), pp. 403-428, es quien releva la distinción en torno a la finalidad
del remedio resolutorio como mecanismo de protección del interés contractual del acreedor, el cual se
vería mermado de conferir al deudor la alternativa de, en cualquier momento del juicio, pagar. De la
misma forma, D M (2011), pp. 247-259; P (2003); V (2009), pp. 347-368. De la
misma forma, jurisprudencia reciente ha acogido esta interpretación. Entre ellas, Roberto Gallardo Lara
con Carlos Roa Torres (2010); Agrícola María Inés Limitada con Londres Fuentes Araya y otra (2014);
Inmobiliaria Piemonte Lobos Limitada con Central Hidroeléctrica El Melado S.A. y otra (2016).
Recientemente, Contardo sostiene que el reconocimiento de este derecho a subsanar afirmando que el
deudor debe una segunda oportunidad para cumplir. Concluye que las actuales condiciones del tráfico
aconsejan reconocer este derecho al deudor, siempre que la propuesta sea razonable y que tenga lugar
antes de la judicialización. C (2017), pp. 183-189.
662Tras la lectura de las sentencias de Corte de Apelaciones y Corte Suprema, no fue posible
identificar los hechos acreditados. Asimismo, no fue posible acceder a la sentencia de primera instancia.
Í
A M , Rene: 362, 363, 367, 432, 483, 510, 566, 612, 614, 727, 302
A B , Cristián: 555
A D , Alejandra: 429
A D , Klaus: 384
A R , Arturo: 268, 313, 361, 368, 430, 510, 566, 621, 622, 682
B C , Ferran: 364
B C , Francisca: 312
B B , Enrique: 14, 193, 267, 427, 428, 490, 508, 634, 636, 692, 694, 728,
737
B S , Omri: 183
B G , Cristián: 185
B M , Andrea: 509
B H , Sebastián: 560
B Z , María Graciela: 261, 619, 620, 621, 622, 623, 624, 625
C S , Antonio: 556
C B , Bruno: 552, 558, 559, 564, 565, 566, 569, 573, 575
C V , Hugo: 693
C P , Ángel: 269, 371, 375, 377, 507, 611, 621, 626, 681
C , John: 179
C , John: 3, 148
C T , José: 21
C S , Luis: 17, 51, 104, 105, 109, 143, 144, 151, 180, 181, 196, 361, 363,
367, 433, 483, 510, 560
C M , Mario: 427, 428, 439, 507, 508, 554, 558, 573, 575
C , Simon: 614
C A , Pablo: 316
C P , Carlos: 57, 66
D C , Federico: 615
D M G , Íñigo: 13, 55, 57, 66, 68, 104, 109, 112, 143, 150, 184, 193,
195, 197, 248, 254, 262, 267, 301, 303, 304, 310, 312, 313, 315, 372, 412, 428, 436,
555, 610, 626, 628, 680, 683, 692, 728, 729, 735, 737
D -P G , Gema: 383
D -P , Luis: 6, 20, 56, 61, 65, 101, 102, 105, 144, 145, 180, 181, 189, 263,
264, 268, 302, 303, 369, 371, 375, 383, 404, 429, 439, 507, 573, 614, 618, 619, 621,
679
D Á , Ramón: 15, 53, 57, 59, 61, 108, 144, 151, 152, 153, 181, 193
D B , Ramón: 16
D H , Carmen: 507, 553, 636, 684, 692, 693
D P , Salvador: 62
E , Martin: 384
E , James: 614
F -M , Muriel: 144
F P , Nieves: 3, 260, 261, 262, 263, 305, 379, 380, 383, 384, 556
F L , Fernando: 143, 302, 303, 363, 427, 430, 433, 450, 559, 610, 682, 727
G , Francesco: 21
G C , Gabriel: 21
G , Jacques: 144
G , Beatriz: 507
H , Fernando: 556
H , Beale: 263
I R , Francisco: 384
J , Gareth: 301
J F , Jesús: 191, 193, 620
L , Ole: 263
L H , Avelino: 10, 17, 52, 53, 62, 66, 105, 106, 110, 111, 144, 153
M E , Fabricio: 572
M L , Manuel: 384
M , Henri: 58
M , Jean: 58
M , Leon: 58
M A , Cláudia: 260, 264, 412, 428, 433, 437, 552, 553, 559, 560, 572
M M , Antonio: 2, 102, 106, 109, 112, 149, 181, 190, 248, 254, 255, 258,
259, 260, 263, 268, 362, 363, 364, 370, 371, 372, 375, 384, 610, 611, 614, 618, 620,
621, 635, 637, 680, 683, 728, 735
M Q , Bernardo: 58
M yC : 737
O C , Marta: 16, 23
P G , Carlos: 516
P A , Daniel: 191, 371, 429, 430, 433, 490, 618, 619, 737
P , Pietro: 508
P , Sebastián: 370
P O , Ruperto: 66
P W , Carlos: 260, 261, 267, 370, 371, 375, 377, 378, 428, 436, 444, 508,
511, 515, 516, 520, 567, 611, 619, 633, 679, 729
P C , Joaquín: 727
P L , Pamela: 555
R P , René: 510
R E , Emilio: 567
R C , Nicolás: 193
R Á , Hugo: 16
S : 268
S : 737
S , Peter: 301
S yH : 434, 737
S R , Francisco: 53, 59
S , Hanna: 384
S , Steven: 5
T , Alberto: 144
T L , Hernán: 727
U V , Pablo: 315
V , James: 614
V , Robustiano: 430
V O , Álvaro: 112, 248, 254, 255, 260, 261, 262, 264, 267, 304, 361, 369,
371, 372, 375, 376, 403, 411, 412, 427, 429, 433, 436, 506, 555, 619, 620, 626, 628,
633, 636, 679, 680, 692, 695, 728, 729, 735, 737
V , Geneviéve: 16
V : 737
W , Ernesto: 370
W , Simon: 3
W , Ludwig: 11
Z : 376
Í
A. L
Agric. y Forestal Vista el Volcán con Coagra S.A., Rol Nº 30979-2016: 250,
274, 308, 320, 715
Agrícola María Inés Ltda. con Fuentes Araya Londres y otro, Rol Nº 291-
2013: 483, 491, 738
Aguilera Parada con GSE Lining Technology Chile S.A., Rol Nº 7153-2008:
316
Aranda Villalobos con Major Drilling Chile S.A. (2008), Rol Nº 1821-2007: 724
Benítez Rivas con Del Río y Compañía Limitada, Rol Nº 18409-2015: 344
Berríos Zárate con Comercial Los Arcos Limitada, Rol Nº 443-2016: 337
Bice Vida Compañía de Seguros S.A. con Constructora Santa Beatriz S.A.,
Rol Nº 8276-2015: 513, 530
Campos Jiménez con Servicio de Salud del Maule, Rol Nº 38151-2016: 191,
213
Carlos Montino con Metalúrgica San Vicente Limitada, Rol Nº 683-2011: 16,
18, 24, 34
Casa do Brasil Sociedad Limitada con Mall Puente S.A., Rol Nº 7125-2005:
114, 115
Cataldo Uribe Jaime con Empresa Portuaria San Antonio, Rol Nº 2457-2008:
728
Comercial Automotriz Quilín Limitada con Ide Sanzberro, Julián, Rol Nº 6153-
2009: 418, 441, 470
Conejeros Solar y otra con Mora Sotomayor y otros, Rol Nº 9902-2015: 56,
89
Empresa Minera Oriel Jeraldo y Cía. Ltda. con Minera Comercial San
Cristóbal Ltda., Rol Nº 17141-2014: 180, 208
Fuentes Rodríguez con Canteras Lonco S.A., Rol Nº 3789-2009: 250, 277,
556, 575, 579
Godoy Balbontín contra Isapre ING (2005), Rol Nº 2779-2005: 196, 231
Gonzalo Romero Acuña Diseño E.I.R.L. con Italmod S.A., Rol Nº 3320-2012:
438, 463
Hormázabal Jacobi, con Daza Concha, Luis del Rosario, Rol Nº 420-1995:
393
Inppamet Limitada y Otros con Eco Bat Technologies Limitada, Rol Nº 37210-
2015: 77
Laboratorios de Control Técnico Llay Llay Ltda. con Celestron Ltda., Rol
Nº 14008-2013: 725, 753
Mira Fernández y otro con I. Municipalidad de Viña del Mar, Rol Nº 4053-
2010: 195
Moreno Loyola con Banco Santander Chile S.A., Rol Nº 26847-2015: 186,
221
Mouthon con Banco de Chile: 684
Muñoz Carvajal con Inmobiliaria Las Nieves S.A., Rol Nº 3298-2011: 194,
229, 251, 281, 310, 322
Muñoz Moreira con Muñoz Aguayo, Rol Nº 1607-2001: 189, 211, 315
Perez Cabeza con Banco Del Estado De Chile, Rol Nº 1419-2009: 634
Plaza Oviedo con Sociedad Agrícola Sacor Limitada, Rol Nº 1782-2007: 394
Rámirez Silva con Agrícola e Inversiones Los Laureles Limitada y otros, Rol
Nº 41222-2016: 105, 117
Rivera Vergara con Carreño Cabrera, Rol Nº 201-2011: 407, 412, 415
Roa Longueira Fernando y Otros con Tapia Hermanos Limitada, Rol Nº 5817-
2008: 534
Rochet Argandoña con Oksenberg Reisberg y Clínica Las Nieves S.A., Rol
Nº 4931-2006: 615, 649
Ruiz Ruiz; con Laboratorio Biológico S.A. y otros, Rol Nº 1368-2000: 684
SF Comercial Limitada con Adexus S.A., Rol Nº 3362-2006: 51, 54, 58, 70
Silva Escandón con Dosque Contreras, Rol Nº 1171-1992: 178, 206, 265,
291, 391
Sociedad Agrícola Santa Anita con Faenadora El Milagro S.A., Rol Nº 3657-
2015: 130, 253, 283
Sociedad Agrícola y Forestal Vista El Volcán Limitada con Coagra S.A., Rol
Nº 39.979-2016: 250, 274, 308, 320, 715
Steffen Cáceres con Fundación Mi casa (2013), Rol Nº 885-2013: 725, 742
Tapia Berríos y otros con Inmobiliaria Caleuche Ltda., Rol N°1116-2011: 152,
165
Territorio S.A. con Inmobiliaria Leja Limitada y otra, Rol Nº 3647-2012: 14, 18,
28, 81
Tilt S.A. con Entel Telefonía Local S.A., Rol Nº 2076-2006: 195
Treizman Sacks, Rado Kovari, Rado Treizman con Erazo Reyes, Clínica Las
Condes S.A., Rol Nº 5883-2012: 257, 287
Vásquez con Banco del Estado de Chile, Rol Nº 713-2017: 639, 668
Videla Perroni y otros con Clínica Presbiteriana Madre e Hijo, Rol Nº 400-
2017: 681
B. P
C I-R
Carlos Montino con Metalúrgica San Vicente Limitada, Rol Nº 683-2011: 16,
18, 24, 34
Frutícola El Aromo S.A. Con María Consuelo Camposano Ibarra Y Otros, Rol
Nº 579-2014: 43
Territorio S.A. con Inmobiliaria Leja Limitada y otra, Rol Nº 3647-2012: 14, 18,
28, 81
C II - L
Conejeros Solar y otra con Mora Sotomayor y otros, Rol Nº 9902-2015: 56,
89
Inppamet Limitada y Otros con Eco Bat Technologies Limitada, Rol Nº 37210-
2015: 77
SF Comercial Limitada con Adexus S.A., Rol Nº 3362-2006: 51, 54, 58, 70
C III - E
Casa do Brasil Sociedad Limitada con Mall Puente S.A., Rol Nº 7125-2005:
114, 115
Cecinas La Preferida con Comercial Salinak Limitada, Rol Nº 5320-2003:
113, 128
Rámirez Silva con Agrícola e Inversiones Los Laureles Limitada y otros, Rol
Nº 41222-2016: 105, 117
Sociedad Agrícola Santa Anita con Faenadora El Milagro S.A., Rol Nº 3657-
2015: 130
C IV - E
Tapia Berríos y otros con Inmobiliaria Caleuche Ltda., Rol Nº 1116-2011: 152,
165
C V-E
Abud Bannen y Compañía Limitada con Middleton Barahona, Rol Nº 10784-
2014: 244
Campos Jiménez con Servicio de Salud del Maule, Rol Nº 38151-2016: 191,
213
Empresa Minera Oriel Jeraldo y Cía. Ltda. con Minera Comercial San
Cristóbal Ltda., Rol Nº 17141-2014: 180, 208
Godoy Balbontín contra Isapre ING (2005), Rol Nº 2779-2005: 196, 231
Mira Fernández y otro con I. Municipalidad de Viña del Mar, Rol Nº 4053-
2010: 195
Moreno Loyola con Banco Santander Chile S.A., Rol Nº 26847-2015: 186,
221
Tilt S.A. con Entel Telefonía Local S.A., Rol Nº 2076-2006: 195
C VI - L
Fuentes Rodríguez, con Canteras Lonco S.A., Rol Nº 3789-2009: 250, 277
Muñoz Carvajal con Inmobiliaria Las Nieves S.A., Rol Nº 3298-2011: 251, 281
Sociedad Agrícola y Forestal Vista El Volcán Limitada con Coagra S.A., Rol
Nº 39.979-2016: 250, 274
Treizman Sacks, Rado Kovari, Rado Treizman con Erazo Reyes, Clínica Las
Condes S.A., Rol Nº 5883-2012: 257, 287
Villagrán Medina con Godoy Fernández, Villagrán Medinala, Rol Nº 1211-
2004: 268
C VII - M
Aguilera Parada con GSE Lining Technology Chile S.A., Rol Nº 7153-2008:
316
Benítez Rivas con Del Río y Compañía Limitada, Rol N°18409-2015: 344
Berríos Zárate con Comercial Los Arcos Limitada, Rol Nº 443-2016: 337
Muñóz Carvajal con Inversiones e Inmobiliaria Las Nieves S.A., Rol Nº 3298-
2011: 310, 322
Sociedad Agrícola y Forestal Vista El Volcán Limitada con Coagra S.A., Rol
Nº 30.979-2016: 308, 320
C VIII - P
A. La pretensión de cumplimiento específico y su inserción en el
sistema de remedios por incumplimiento en el código civil
Hormázabal Jacobi, con Daza Concha, Luis del Rosario, Rol Nº 420-1995:
393
Plaza Oviedo con Sociedad Agrícola Sacor Limitada, Rol Nº 1782-2007: 394
Silva Escandón con Dosque Contreras María Luisa, Rol Nº 1171-1992: 391
Rivera Vergara con Carreño Cabrera, Rol Nº 201-2011: 407, 412, 415
C IX - R
Gonzalo Romero Acuña Diseño E.I.R.L. con Italmod S.A., Rol Nº 3320-2012:
438, 463
Agrícola María Inés Ltda. con Fuentes Araya Londres y otro, Rol Nº 291-
2013: 483, 491
Aguilera Yáñez con Guzmán Vera, Rol Nº 1689-2013: 488, 494
Bice Vida Compañía de Seguros S.A. con Constructora Santa Beatriz S.A.,
Rol Nº 8276-2015: 513, 530
Roa Longueira Fernando y Otros con Tapia Hermanos Limitada, Rol Nº 5817-
2008: 534
C X-L
C XI - I
Perez Cabeza con Banco Del Estado De Chile, Rol Nº 1419-2009: 634
Rochet Argandoña con Oksenberg Reisberg y Clínica Las Nieves S.A., Rol
Nº 4931-2006: 615, 649
Stange Hoffmann con Ripley Puerto Montt South STO, Rol Nº 8607-2012:
643
Vásquez con Banco del Estado de Chile, Rol Nº 713-2017: 639, 668
B. Partidas indemnizatorias
Agric. y Forestal Vista el Volcán con Coagra S.A., Rol Nº 30979-2016: 715
Ruiz Ruiz; con Laboratorio Biológico S.A. y otros, Rol Nº 1368-2000: 684
Sociedad Agrícola y Forestal Vista El Volcán Limitada con Coagra S.A., Rol
Nº 30.979-2016: 715
Stange Hoffman con Ripley Puerto Montt (2013), Rol Nº 8607-2012: 692
Videla Perroni y otros con Clínica Presbiteriana Madre e Hijo, Rol Nº 400-
2017: 681
Aranda Villalobos con Major Drilling Chile S.A. (2008): Rol Nº 1821-2007: 724
Coexpan Chile S.A. con Banco Security, Rol Nº 720-13: 731
Cataldo Uribe Jaime con Empresa Portuaria San Antonio, Rol Nº 2457-2008:
728
Laboratorios de Control Técnico Llay Llay Ltda. con Celestron Ltda., Rol
N°14008-2013: 725, 753
Stange Hoffmann con Ripley Puerto Montt South, Rol Nº 8607-2012: 761
A. P
Aceptación: 74
Arrendamiento: 203, 211, 331, 462, 466, 530, 532, 534, 540, 541, 583, 596, 742
Causalidad: 337
Clínicas: 704
Cobro de honorarios: 89
Compraventa: 77, 117, 122, 130, 162, 225, 227, 277, 283, 337, 339, 394, 418, 419,
468, 470, 491, 494, 498, 579, 600, 715, 753
Compraventa de inmueble: 28, 34, 37, 81, 155, 162, 165, 229, 281, 322, 336, 393,
415
Contratación a distancia: 74
Corretaje: 89
Cualidad atribuida por las partes: 293, 329, 593, 666, 751
Desistimiento: 668
Desperfectos: 415
Donación: 117
Excepción de contrato no cumplido: 277, 336, 494, 579, 583, 586, 593, 596, 600
Indemnización: 213, 278, 326, 334, 337, 446, 586, 643, 647, 649, 656, 713, 742, 744,
748, 753, 756, 759, 761
Indivisibilidad: 342
Inscripción: 344
Interpretación: 237
Isapre: 231
Leasing: 659
Mutuo: 668
Mutuo hipotecario: 221
Permuta: 159
Remate: 119
Reserva: 70
Resolución: 128, 208, 211, 272, 274, 278, 318, 320, 326, 336, 339, 342, 344, 449,
455, 457, 466, 491, 494, 498, 501, 523, 530, 532, 534, 540, 541 586, 600, 659, 715,
744
Revocación: 449
Servicios: 169, 334, 463, 744, 748, 756
Tipicidad: 117
Tradición: 344
Transporte: 656
Vicios redhibitorios: 128, 272, 274, 277, 278, 318, 320, 326, 579, 715
B. P
C C
Artículo 44: 162, 165, 169
Artículo 706: 43
Artículo 707: 37
Artículo 1445: 70
Artículo 1489: 128, 208, 218, 272, 274, 278, 285, 318, 320, 326, 337, 339, 342, 344,
393, 394, 446, 450, 455, 457, 463, 468, 491, 498, 501, 523, 534, 541, 643, 668,
742, 744, 748, 753, 756, 761
Artículo 1545: 34, 37, 169, 229, 237, 281, 322, 334, 342, 541, 651, 699
Artículo 1546: 37, 155, 216, 218, 221, 225, 227, 231, 237, 334, 342, 415, 418, 419,
455, 462, 466, 470, 501, 540, 651, 664, 699, 704
Artículo 1552: 208, 277, 287, 336, 494, 579, 583, 586, 593, 596, 600
Artículo 1556: 293, 329, 334, 337, 342, 449, 593, 649, 651, 666, 699, 713, 751
Artículo 1564:
Artículo 1828: 130, 208, 229, 281, 283, 293, 322, 329, 593, 666, 751
C C
Artículo 97: 34
Artículo 103: 34
Artículo 104: 34
Artículo 105: 34
Artículo 106: 34
Artículo 107: 34
Artículo 108: 34
L P D C
Artículo 12: 74
L G U C
Artículo 18: 218, 229, 281, 322
L T
Artículo 33: 225
Artículo 35: 225
L O C D
Artículo 1: 462
Artículo 3: 532
Artículo 4: 532
Artículo 8: 462
Artículo 9: 462
A. L
Aceptación condicional: 62
Aceptación: 62
Buena fe: 15, 19, 61, 145, 147, 185, 196, 378, 453, 518, 554, 558, 563, 736
Cabida: 310
C : Ver capítulo V
Culpa: 617
Deber de información: 21
D : Ver capítulo IV
E : Ver capitulo X
F : Ver capitulo II
Incumplimiento esencial: 429, 437
I : Ver capítulo VI
I : Ver capítulo XI y 25
Interpretación: 195
Objeto: 180
Oferta: 54
R : Ver capítulo IX
Responsabilidad estricta: 60
R : Ver capítulo I
Voluntad: 182
B. P
C I - R
Confianza razonable: 22
Deber de información: 21
Indemnización de perjuicios: 25
Responsabilidad precontractual: 18
C II - L
Aceptación condicional: 62
Aceptación: 62
Buena fe: 61
Confianza razonable: 57
Consumidor: 53, 66
Oferta: 54
Reserva: 57
Responsabilidad estricta: 60
C III - E
Concurso de remedios: 112
C IV - E
Buena fe: 145, 147
C V-E
Buena fe: 185, 196
Interpretación: 195
Objeto: 180
Voluntad: 182
C VI - L
Aliud pro alio:
C VII - M
Aliud pro alio: 304
Cabida: 310
Cumplimiento imperfecto: 303
C VIII - P
C IX - R
Buena fe: 453, 518
Consumidor: 512
C X-L
Buena fe: 554, 558, 563
Causalidad: 554
Indemnización: 564
C XI - I
Buena fe: 736
Causalidad: 633
Culpa: 617