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I

En alguna conversación, el profesor Daniel Peñailillo ha señalado


que, durante los últimos años, el área más vibrante del derecho privado
—al menos en términos académicos— ha sido el derecho de contratos.
En esto, como en otras cosas, tiene razón.

Se viven tiempos interesantes en el derecho de contratos; el confuso


y fragmentario paradigma contractual que instaló el Code y,
siguiéndolo, entre nosotros, el Código Civil no solamente ha sido
desafiado, sino que, en buena parte —aunque con matices muy
significativos— está siendo superado.

No es este el lugar para abundar sobre el paradigma contractual que


subyace a las normas del Libro IV del Código Civil, sin embargo, se
puede apuntar una de sus características: un compromiso con aquello
que la codificación pretendía superar. Si se concibe la codificación
como un intento de fijar el Derecho de forma sistemática y sencilla, que
subrogara al abigarrado y caótico panorama imperante, no queda sino
advertir que, tratándose del fenómeno contractual, el resultado, para
decirlo caritativamente, fue modesto.

Los ejemplos son abundantes en el Código Civil. La principal norma


sobre remedios o, si se prefiere, mecanismos de tutela del acreedor, se
encuentra a propósito de la clasificación de las obligaciones; no existe
una definición de incumplimiento, las reglas del cumplimiento del
contrato son consideradas a propósito del pago de las obligaciones; no
existe una norma que, a la manera de los artículos 1553 y 1555 CC,
discipline los efectos del incumplimiento de las obligaciones de dar
(¿es realmente necesario disponer de tres artículos —1489, 1553 y
1555— para identificar los remedios frente al incumplimiento
contractual?); por regla general, los remedios frente al incumplimiento
de los contratos adolecen de un déficit normativo en un doble sentido.
De una parte, no se identifica con precisión su supuesto de hecho y, de
otra, se presta escasa atención a las consecuencias de su aplicación.
La adecuación del precio no está consagrada en términos generales,
sino a propósito de regímenes de protección de contratos que
envuelven obligaciones de entrega, señaladamente, la compraventa. Y
esto plantea la cuestión de los regímenes especiales —el
artículo 1814, la cabida, la evicción y los vicios redhibitorios— que
conviven con un régimen de remedios generales, superponiéndose,
creando incertidumbre. Por otra parte, qua remedio, la suspensión de
la propia prestación no fue tratada por el Código Civil. En fin, los
ejemplos pueden seguir, pero estos son suficientes para hacer el
punto.

Bello, es cierto, fue un genio —muy probablemente, el principal


intelectual de Latinoamérica en el siglo XIX— pero un genio de su
época; y la técnica de fijación de la que se sirvió, muy probablemente,
quiso, simultáneamente, servir compromisos que, hasta cierto punto,
resultaban irreconciliables —así, por ejemplo, de una parte, la
observancia del Digesto y las Siete Partidas y, de otra, de un sistema
contractual que reposaba sobre conceptos y acciones generales.

Acaso el antecedente más notable de un paradigma contractual


diverso al instalado por el Code y popularizado a través de otros
códigos civiles que, de manera más o menos directa, se nutrieron de
él, sea la Convención de Viena de 1980 sobre Compraventa
Internacional de Mercaderías (CISG). No se trata, por supuesto, de un
quiebre absoluto con el modelo de los códigos civiles, sino más bien de
una aproximación al problema menos histórica —y, en cierta medida,
dogmática— y con un mayor compromiso pragmático. Así, por ejemplo,
dogmáticamente, puede hacer perfecto sentido que si la aceptación no
refleja perfectamente la oferta, el contrato no se forme, o bien, que la
falta de objeto determine la nulidad absoluta (¿o la inexistencia?); en
términos pragmáticos, sin embargo, ambos resultados tienden a
producir consecuencias absurdas. La CISG asume que, bajo ciertas
circunstancias, el contrato igual se forma y, en el segundo supuesto, no
se trata de nulidad absoluta, sino de incumplimiento contractual.

Los perfiles del paradigma contractual que ha contribuido a instalar la


CISG no requieren ser pormenorizados aquí1; importa, en cambio,
advertir la enorme influencia que ha tenido sobre el derecho de
contratos, ya sea en su versión legal o a través del soft law2.

Como ya ha quedado dicho, en lo que se refiere a la versión legal,


por lo que toca a los códigos, conviene tener en cuenta el Código Civil
holandés, la reforma del derecho de obligaciones alemana de 20023 y,
muy probablemente, la reciente reforma al Code de 20174. Puede,
además, considerarse el Anteproyecto español5. En conjunto con los
códigos civiles, debe considerarse la Directiva 99/44 que regula
algunos aspectos de la compraventa de consumo (y, sobre esto, no
debe olvidarse que a la base de la regulación de las relaciones de
consumo se encuentra el contrato, por lo mismo, aquello que afecta
nuestra comprensión del fenómeno contractual, inevitablemente,
termina afectando nuestra forma de regular las relaciones de
consumo). Por lo que toca al soft law, ha de considerarse, al menos,
los PECL y PCCI. En el ámbito latinoamericano debe prestarse
atención a los novísimos PLDC. Aunque todavía resta ver la forma en
que los acogerá la doctrina.

Acaso todos estos antecedentes parezcan lejanos e insinuantes,


pero alejados de nuestra realidad. No es así; si bien es cierto que —
llamémoslo así— el paradigma CISG no ha afectado directamente el
diseño de las leyes que disciplinan el fenómeno contractual en Chile, lo
cierto es que ha impregnado —o, más precisamente, se encuentra
impregnando— nuestra comprensión del contrato de otras formas, más
sutiles, pero, en el tiempo, igualmente efectivas. La principal de ellas
es la doctrina. Muy probablemente, no hay exageración en afirmar que,
en el ámbito nacional, el paradigma CISG ha logrado hegemonía entre
la doctrina más autorizada. Desde luego, esto sucede con matices y
distintos grados de adhesión, y debe suceder con perfecta conciencia
de que una cosa es asumir de lege ferenda que se trata de un
paradigma preferible al de la codificación y otra distinta es que, de lege
lata, el modelo que nos impera es el de la codificación. Como sea que
fuere, desde Enrique Barros y Daniel Peñailillo hacia abajo, parece
existir acuerdo respecto a los numerosos problemas del Libro IV del
Código Civil, en lo que se refiere al derecho de contratos; en cuanto a
que el paradigma CISG resulta preferible; y, en fin, respecto a que allí
donde el paradigma de la codificación exhibe porosidad, allí donde
quedan intersticios, resulta deseable infiltrarlo con el paradigma CISG.

Pues bien, esa parece ser la situación del derecho de contratos; una
situación que, según nos parece, se encuentra desacompasada con el
desarrollo monográfico de la materia en Chile. Es cierto, existen
muchos artículos y capítulos de libros al respecto, pero, de manera
bien sorprendente, para nosotros al menos, no existe un texto que
aborde —con atención a estos nuevos desarrollos del derecho de
contratos— el fenómeno contractual ordenando su problemática según
el iter a través del cual se presenta. De hecho, lo cierto es que, hasta
donde llegan nuestras noticias, en Chile no existen textos que aborden
monográficamente el fenómeno contractual siguiendo su iter de la
manera en que resulta frecuente en países tan disímiles en otros
aspectos relativos al derecho de contratos, como Francia e Inglaterra.

Esta situación, unida a la caótica forma en que se enseña derecho de


contratos en Chile, nos ha llevado a este libro. Lo que pretendemos es
un texto que aborde un conjunto de cuestiones que plantea el
fenómeno contractual, ordenadas según su iter y con cierta atención a
desarrollos más o menos recientes, particularmente en el derecho
europeo y en el soft law. Pretendemos, además, vincular esto con la
forma en que los tribunales superiores de justicia han enfrentado estas
cuestiones en Chile.

Conviene ahora algún comentario metodológico y de carácter


substantivo.

Por lo que toca a lo primero, la metodología que hemos empleado


consiste en abordar ciertas cuestiones que plantea el fenómeno
contractual ordenadas, por así decirlo, temporalmente. Cada uno de
los capítulos comienza con un breve ensayo que releva estas
cuestiones e intenta vincularlas con sentencias de los tribunales
superiores de justicia que contribuyan a ilustrarlas. Dichas sentencias
se encuentran extractadas luego de cada ensayo. A continuación,
añadimos bibliografía nacional sobre el tema, un listado de otras
sentencias y una selección de normas que prevén sobre las cuestiones
objeto del respectivo capítulo o parte, según corresponda. En las
normas hemos considerado no sólo las del Código Civil, Código de
Comercio y otras especiales, como la Ley Nº 19.496, sino también
aquellas de la CISG, de los PCCI y, finalmente, de los PLDC. Creemos
que, de esta manera, el texto puede prestar utilidad, de formas
diversas, a distintos operadores jurídicos.

Aunque hemos pretendido cubrir buena parte de los problemas que


suscita el tema general de la disciplina del fenómeno contractual, sin
otra excusa que las limitaciones de tiempo que hemos padecido,
ciertas cuestiones han quedado fuera y, con algo de fortuna, confiamos
incorporarlas en alguna edición posterior. Así, a modo ejemplar, por
citar sólo tres: la fuerza como vicio del consentimiento, la interpretación
de los contratos y la cláusula penal.

En lo que se refiere a lo substantivo ahora. En primer lugar, nuestra


intención —salvo que lo digamos explícitamente de esa manera— no
ha sido proceder, por así decirlo, de lege ferenda indicando cuál es el
derecho más adecuado, sino de lege data, mostrando el derecho que
existe o que, con una lealtad suficiente a las normas disponibles,
puede existir. No nos interesa, entonces, prescribir cuál sería la mejor
norma, sino describir las que tenemos, ofreciendo una lectura más
acorde con las actuales condiciones que configuran el fenómeno
contractual. Aunque, por supuesto, ninguna descripción es aséptica y
ésta tampoco pretende serlo. Nos interesa en cambio desarrollar un
esfuerzo "interpretativo" en el sentido en que emplea Dworkin esta
expresión y que popularizó Stephen Smith respecto del estudio del
derecho de contratos6. En otras palabras, nos interesa intentar la
mejor interpretación del derecho chileno de contratos, prestando
atención no sólo a la ley, sino que también a la doctrina y la actividad
de los tribunales superiores de justicia. En general, con una leve
excepción a propósito de las cláusulas abusivas, el derecho de
contratos al que refiere este libro es el derecho común de contratos. No
consideramos, entonces, los interesantísimos problemas que suscita la
aplicación de la Ley Nº 19.496 sobre protección de los derechos de los
consumidores.

¿Qué ideas hemos querido desarrollar en el libro y en cada capítulo?

Acaso la más general sea una aproximación más pragmática al


contrato, atenta a los diversos intereses que procura servir el derecho
de contratos, y que concibe al contrato como un dispositivo a través del
cual las personas procuran colaborar en la satisfacción de sus
múltiples necesidades e intereses.

En segundo lugar, con respecto al primer capítulo, acerca de la


responsabilidad precontractual por retiro de las tratativas preliminares,
la principal idea es que, durante las negociaciones, las partes se deben
un cierto grado de lealtad, determinado por las exigencias de la buena
fe y que, de una parte, cuál sea ese grado, depende de una cuestión
extremadamente sensible al contexto en el que se desarrollan las
tratativas preliminares —quiénes son las partes, cuál es su relación,
etcétera—; y, de otra, creemos que tratándose de la responsabilidad
precontractual por retiro unilateral de las tratativas preliminares se
entiende de manera más llana las exigencias que impone la buena fe a
las partes que negocian el contrato, si afirmamos que ellas no deben
defraudar las expectativas razonables que han suscitado con su propia
conducta.

Por lo que toca al segundo capítulo, la formación del consentimiento,


nos interesa, en primer lugar, mostrar la pluralidad de regímenes que
existen al respecto —Código de Comercio, CISG y Ley Nº 19.496— y
luego, tratar nada más algunas cuestiones del régimen general.
Comenzamos por la definición de oferta y aceptación y prestamos
atención a algo que la doctrina ha desatendido y que cada vez tiene
mayor importancia: la oferta sujeta a reserva. Presentamos, en
segundo lugar, cierta perplejidad que suscita la regla del espejo, según
la cual la aceptación debe reflejar, exactamente, la oferta. En fin, nos
ocupamos de las ofertas dirigidas a personas indeterminadas y la
formación de los contratos electrónicos. Una cuestión que, si el
comercio electrónico sigue como hasta ahora, se torna particularmente
apremiante.

El tercer capítulo se refiere al error vicio del consentimiento, y tanto


en éste como en el siguiente —relativo al dolo— la principal idea que
presentamos es que, siguiendo a Díez-Picazo, la mejor forma de
comprender el error y el dolo no es como dispositivos de tutela de la
voluntad, sino más bien como "justas causas de desvinculación"7.

Específicamente respecto al error y el dolo, más que tutelar la


voluntad se trata de distribuir los riesgos de la ignorancia —ya sea
espontánea, ya provocada. Tratándose del primero de ellos, esa
administración se lleva a cabo a través de dos operaciones: la
tipificación de los supuestos de ignorancia, que cuentan como error
para el Código Civil y, luego, la cuestión de la excusabilidad. Una vez
que se piensa esto con cuidado se descubre que el error únicamente
de manera excepcional vicia el contrato.

Por su parte, el dolo puede ser, en general, concebido como un error


provocado. Probablemente, las preguntas más desafiantes que se
suscitan en torno a él se refieran a la intención del deceptor y que
cuentan como maniobra dolosa. Respecto de lo primero, nos parece
que no resulta necesaria la intención de dañar, sino, simplemente, la
de engañar. Por otra parte, nos parece que, respecto de las maniobras,
no sólo una mentira puede bastar, sino que el silencio es
perfectamente suficiente y que la duda que allí se abre refiere a los
deberes de información precontractual, después de todo, el dolo por
omisión consiste en callar deliberadamente aquello que se debe
informar con la intención de mantener a la otra parte en la ignorancia.
Sin embargo, igual de cierto que lo anterior es que no todo aquello que
se sabe y puede determinar la voluntad de la otra parte ha de ser
informado. La tensión entre estas dos cuestiones es la que determina
el delicado equilibrio sobre el cual se endereza la arquitectura del dolo
vicio del consentimiento.
El quinto capítulo se refiere al contenido del contrato. Acaso la
primera idea que convenga presentar al respecto es que resulta
preferible hablar más del contenido del contrato que de su objeto. Se
trata de una expresión más comprensiva, acaso también más intuitiva
y, ciertamente, menos ambigua de lo que ha resultado ser "objeto". En
este capítulo mostramos que en ese contenido hay, por supuesto,
deberes de prestación, pero no sólo eso; también que esa prestación
puede organizarse de modos diversos, ya sea comprometiendo un
resultado más allá de una determinada diligencia o únicamente ésta.
Mostramos, además, una cuestión perfectamente obvia, pero no
siempre advertida: ni todo lo que obliga está en el contrato, ni todo lo
que en el contrato pretende obligar lo hace. Así, por ejemplo, respecto
de lo primero, las exigencias de la buena fe y la integración publicitaria;
respecto de lo segundo, las cláusulas abusivas.

El sexto capítulo se ocupa del incumplimiento contractual. El


incumplimiento es la puerta de entrada a los remedios contractuales, el
mínimo común denominador del supuesto de hecho de cada uno de
ellos. Nuestra idea es que no resulta sencillo definir el incumplimiento
en el ámbito nacional pues tiene un tratamiento diferenciado, según si
se trata de obligaciones de especie o cuerpo cierto o, en cambio, de
género. En las primeras de ellas, conspicuamente cuando se trata de
la compraventa, el incumplimiento —que en el Código Civil no se
encuentra definido— parece presentarse asociado a la culpa —así, por
ejemplo, el insoportable artículo 1820. En las segundas, en cambio,
aparece como un concepto más amplio que se asocia a cualquier
desvío de aquello que se ofreció. Por otra parte, la comprensión del
incumplimiento contractual exige formularse una pregunta acerca de
qué es lo que debe cumplir ¿obligaciones fragmentadas con origen en
el contrato o el contrato? La respuesta, quizás, sería otra pregunta
¿cuál es la diferencia? Como esperamos mostrar, la diferencia existe y
es importante.

El séptimo capítulo se refiere a las manifestaciones del


incumplimiento y lo que deseamos mostrar, a través de él, es algo
insinuado en el capítulo anterior: el carácter innecesariamente disperso
y fragmentario de la tutela del acreedor, según la forma en que se
manifiesta el incumplimiento. No procedemos monográficamente, sino
que, a través de un ejemplo, muy probablemente el más interesante de
todos: los cumplimientos imperfectos. Consideramos, aunque
brevemente, sus manifestaciones: aliud pro alio, disconformidad
material y disconformidad jurídica. Creemos que el ejemplo es
suficiente para ilustrar el punto. El sistema de tutela del acreedor
resulta innecesariamente disperso y fragmentado. Esto no obedece a
una necesidad natural o dogmática, obedece más bien a que la
codificación del siglo XIX, mezcló desarrollos propios del derecho
romano o, en el caso chileno, del antiguo derecho español, con otra
forma de comprender el derecho, digamos, en algún sentido, ilustrada,
en torno a conceptos y teorías generales.

El octavo capítulo inicia el estudio de los remedios, o si se quiere, de


los medios de tutela del acreedor frente al incumplimiento contractual.
Se estudia aquí la pretensión de cumplimiento específico,
distinguiéndola de la ejecución en especie. Se diferencia lo sustantivo
de lo procesal. En la primera parte, nos detenemos en las condiciones
de procedencia del remedio, de su límite económico que encuentra su
fundamento en la buena fe; y de las modalidades que puede asumir tal
pretensión en caso de cumplimientos imperfectos, a saber, la
reparación y la sustitución. En la segunda parte, ante la incertidumbre
en relación a la cabida en nuestro derecho de contratos de estas dos
últimas modalidades del cumplimiento específico, nos ocupamos de las
llamadas cláusulas de corrección o correcto cumplimiento del contrato
y los problemas que pueden suscitarse con ocasión de su ejecución.

El noveno capítulo se hace cargo del remedio resolutorio. La primera


parte de este capítulo se encuentra referida al incumplimiento esencial
como parte del supuesto de hecho de dicho remedio, precisando los
tres criterios conforme los cuales los tribunales pueden calificarle como
tal, a saber, el objetivo, que atiende al impacto de la infracción
contractual en el interés del acreedor; el subjetivo, que obliga prestar
atención a la conducta del deudor incumplidor o a su capacidad para
cumplir o subsanar su incumplimiento, y el del pacto de los
contratantes, que confiere transcendencia resolutoria a
incumplimientos específicos. La segunda parte de este capítulo, está
dedicada a dar respuesta a la pregunta que tradicionalmente suscitó la
resolución judicial ¿puede el deudor, demandado de resolución,
enervar la acción respectiva pagando y oponiendo la excepción de
pago según el artículo 310 del Código de Procedimiento Civil?
Adquiere especial relieve la calificación del remedio como derecho
potestativo del acreedor. Y, en fin, la tercera parte de este capítulo,
trata sobre la modulación convencional de la resolución del
artículo 1489 del Código Civil, esto es, las cláusulas resolutorias o de
resolución por comunicación; dando cuenta de los problemas que
éstas ofrecen tanto en lo que refiere a su validez como a su eficacia.

El capítulo décimo es acerca de la suspensión o, si se quiere, de la


excepción de contrato no cumplido como una genuina excusa del
cumplimiento en atención a la infracción contractual de la otra parte,
precisando dos de las condiciones de su supuesto de hecho, una
contingente, la condición de la causalidad; y otra necesaria, la de la
proporcionalidad. En fin, el interés recae en el efecto de la excepción
de contrato no cumplido, dando respuesta a la siguiente interrogante
¿afecta o no al remedio resolutorio? La respuesta, lo podemos
anticipar, es que no afecta la procedencia de la resolución, si afecta, en
cambio, a la procedencia de la indemnización de daños y al
cumplimiento específico, porque para la resolución se requiere de un
incumplimiento esencial, siendo irrelevante, tanto que sea imputable al
deudor, como si quien le pide ha cumplido o no con su parte en el
contrato.

Y, finalmente, el capítulo décimo primero se ocupa del remedio


indemnizatorio. En la primera parte, nos hacemos cargo aquí tanto de
su función como de su supuesto de hecho. Entendemos que su función
consiste, hasta donde el derecho puede, en situar al acreedor en la
posición en que se hubiera encontrado si es que el contrato se hubiera
cumplido perfectamente. Sin embargo, añadimos, que resulta
necesario advertir que para determinar esa posición, resulta
imprescindible considerar qué intereses protegía el contrato. Y una
cuestión nos parece evidente: no todo daño que pueda causar un
incumplimiento contractual es a un interés que el contrato proteja.
Por lo que toca al supuesto de hecho, prestamos atención a la
imputabilidad subjetiva, intentando mostrar que el límite de la
responsabilidad es el caso fortuito y, siguiendo algunos desarrollos
recientes, caracterizamos el caso fortuito. Por otra parte, exploramos
algunas cuestiones respecto de la adecuación causal y, sobretodo
acerca de la previsibilidad, ex artículo 1558, para mostrar que se puede
comprender ya sea como la representación de los riesgos involucrados
en el incumplimiento o bien la aceptación de esos riesgos.

La segunda parte de este capítulo es acerca de las partidas


indemnizatorias. Comienza mostrando que aquello que a veces se ha
considerado como un cumplimiento por equivalencia, corresponde, en
realidad, a una indemnización de perjuicios. Luego se ocupa de
algunas cuestiones relativas al lucro cesante, para, con posterioridad,
dedicar el grueso de su desarrollo al daño moral. La partida
indemnizatoria que, en nuestra opinión, plantea mayores desafíos a la
responsabilidad civil, específicamente, en este caso, a la
responsabilidad contractual.

En lo que se refiere al daño moral, procuramos mostrar que importa


la forma en que se defina pues esto determina la amplitud de su
aplicación. Defendemos, además, ciertos dispositivos para restringir
dicha aplicación, que ha sido extremadamente generosa por parte de
los tribunales superiores de justicia en Chile, y más cauta por parte de
la doctrina.

En fin, la tercera parte de este último capítulo trata sobre un tema


que ha agitado tanto la opinión de la doctrina como la actividad de los
tribunales en las últimas décadas: la autonomía —o no— de la
pretensión indemnizatoria. En esta parte, junto con dar cuenta de la
posición tradicional que sostenía que la pretensión indemnizatoria
debía ejercitarse conjuntamente, o con la acción resolutoria o con la de
cumplimiento específico, mostramos cómo se produce el tránsito al
reconocimiento de la autonomía de este remedio, justificándola en
último término en el contrato, compartiendo la opinión de nuestra Corte
Suprema que, en sentencia de 31 de octubre de 2012 sostiene que la
indemnización de daños corresponde a estar contractualmente
obligado. Para tal efecto se apoya en la norma del inciso 2º del
artículo 1591 del Código Civil. Finalmente, asumiendo que el ejercicio
de los remedios al incumplimiento contractual está sometido a las
exigencias de la buena fe, proponemos como límite al ejercicio
independiente de la acción indemnizatoria el derecho del deudor de
subsanar o corregir su incumplimiento.

Los ensayos de los 11 capítulos que componen este libro han sido
elaborados por Íñigo de la Maza y Álvaro Vidal, y se nutren, de manera
importante, de trabajos anteriores que son el fruto del estudio de los
últimos quince años. Aquellos apartados relativos a bibliografía
nacional y normas aplicables a los temas tratados por los ensayos, son
obra de Ricardo Torres y Pablo Ulloa; en la identificación de las
sentencias y en la elaboración de los extractos trabajó, junto con ellos,
Hernán Cortez, el que además se hizo cargo de la confección de los
índices. En fin, en la edición de este texto hemos contado con la
valiosa colaboración de Vicente Pavani.

Al margen de todos quienes hemos participado en este libro, estamos


bastante seguros de que los errores que, sin duda y no pocos, existen
en este libro, deben imputarse —subjetiva y objetivamente— a Íñigo de
la Maza y Álvaro Vidal.

En fin, Wittgenstein concluye su prólogo de las Investigaciones


Filosóficas señalando lo siguiente: "Me hubiera gustado escribir un
buen libro. No ha resultado ser así; pero la edad en la que podría
haberlo mejorado ya ha pasado"8.

Nuestra tranquilidad —si es que alguna— es que, según esperamos,


nuestra edad aún no ha pasado.

Bibliografía

C , John y W , Simon (eds.) (2017). The Code


Napoléon Rewritten: French Contract Law after the 2016 Reforms
(Studies of the Oxford Institute of European and Comparative Law).
Londres: Hart.
D -P , Luis (2007). Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial I.
Cizur: Thomson Reuters.

F P , Nieves (2006). El sistema de protección del comprador.


Madrid: Colegio Nacional de Registradores de Propiedad y
Mercantiles.

M M , Antonio (2006). La modernización del derecho de


obligaciones, Madrid: Civitas.

S , Steven (2004). Contract Theory. Oxford: Clarendon Press.

W , Ludwig (2017). Investigaciones Filosóficas. Editorial


Trotta.

Z , Reinhard (2008). El nuevo derecho alemán de


obligaciones. Barcelona: Editorial Bosch.

1Sobre el tema puede consultarse, en general, M M , Antonio Manuel


(2006). La modernización del derecho de obligaciones, Madrid: Civitas.

2Principios sobre contratos comerciales internacionales de UNIDROIT -PCCI-, los


Principios Europeos de derecho de contratos - PECL), los Principios
Latinoamericanos de derecho de contratos -PLDC-, entre otros.

3Z , Reinhard (2008), El nuevo derecho alemán de obligaciones.


Barcelona: Editorial Bosch.

4C , John y W , Simon (eds.) (2017). The Code Napoléon


Rewritten: French Contract Law after the 2016 Reforms (Studies of the Oxford
Institute of European and Comparative Law). Londres: Hart.

5F P , Nieves (2006). El sistema de protección del comprador. Madrid:


Colegio Nacional de Registradores de Propiedad y Mercantiles.

6S , Steven (2004). Contract Theory. Oxford: Clarendon Press.

7D -P , Luis (2007). Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial I. Cizur:


Thomson Reuters.

8W , Ludwig (2017). Investigaciones Filosóficas. Editorial Trotta.


C IR

S : I. Las cuestiones; II. Las sentencias; III. Reglas sobre la materia; IV. Bibliografía nacional de consulta; V. Otras
sentencias sobre la materia.

I. L

1. Dos escenarios de la responsabilidad civil9

Los contratos imponen a las partes deberes de cooperación y lealtad. Más allá del contrato, en el
escenario de lo extracontractual, tales deberes resultan más bien excepcionales. La cuestión, por lo que
toca a la responsabilidad extracontractual, consiste en general en no dañar a otros, no en colaborar con su
bienestar. De esta manera, podemos concebir al escenario que configura el contrato como uno de
colaboración y aquel en que tiene lugar la responsabilidad extracontractual como uno de indiferencia, es
decir, uno en el que no existe —generalmente, al menos— obligación de colaborar con otros.

La pregunta que nos planteamos es en cuál de estos dos escenarios —el de la colaboración o el de la
indiferencia— debemos situar los problemas que suscita el retiro de las tratativas preliminares. Y creemos
que esa pregunta tiene una respuesta sencilla y otra algo más compleja.

La respuesta sencilla es que se trata del escenario de lo extracontractual. La sencillez proviene del hecho
que aquello que estamos considerando, por una parte, ocurre sin que haya contrato y, por otra, aquello que
sucede —el retiro de las negociaciones— es, precisamente, lo que determina que no llegue a existir
contrato. De esta manera, si únicamente existen dos estatutos de responsabilidad civil y uno de ellos,
ineludiblemente, exige la existencia de un contrato, a falta de éste, solamente puede acudirse al estatuto de
la responsabilidad aquiliana.

La respuesta menos sencilla pasa por advertir que, aunque nos decantemos por la responsabilidad
extracontractual, tratándose de las negociaciones preliminares, el escenario es diverso al típico de esta
especie de responsabilidad. En este último, lo característico suele ser que las partes carecen de una
relación previa, originada en algún tipo de acuerdo. Las negociaciones de un contrato son, a este respecto,
diversas. Existe una relación y es, precisamente, el retiro unilateral de las negociaciones lo que pone fin a
ella.

De esta manera, aunque no exista un contrato —y, por lo tanto, no se pueda exigir a las partes el tipo de
colaboración y lealtad que este demanda—, tampoco parece ser el caso que puedan actuar con el mismo
nivel de indiferencia que suele caracterizar al escenario de lo extracontractual. Esta idea se encuentra bien
capturada en las siguientes palabras de Barros:

"A pesar de su naturaleza extracontractual, la responsabilidad por incumplimiento de deberes de cuidado durante la
negociación o conclusión de un contrato presenta analogías contractuales, en atención a la relación negocial que
surge con ocasión de las tratativas contractuales. La oferta de contratar y la negociación contractual dan lugar a
deberes de cooperación y lealtad. En otras palabras, no se trata de deberes de cuidado que se tienen de extraños
absolutos, sino de quienes han sido invitados a contratar o con quienes se negocia actualmente un contrato"10.

Es quizás por esto que la doctrina y los tribunales se refieren con tanta insistencia a la buena fe en este
período y, en cambio prestan menos atención a los factores de imputabilidad característicos de la
responsabilidad extracontractual, es decir, la culpa y el dolo.

Una sentencia relativamente reciente de la Corte Suprema11 lo expresa con elocuencia en los siguientes
términos:

"...el retiro durante las tratativas contractuales es un derecho para las partes, pero ello no excluye la
responsabilidad por los daños que segeneren por aquél que se desiste sin causa o arbitrariamente. La buena fe se
dijo, es el fundamento de esa responsabilidad precontractual, pues las partes han de comportarse de modo
honesto, veraz y leal con arreglo a la necesaria colaboración que exige una sana negociación".

Algo semejante en una sentencia de la Corte de Apelaciones de Talca de 8 de noviembre de 1993,


leemos lo siguiente:

"Los sentenciadores participan del criterio expuesto en la antes parcialmente transcrita monografía, sin perjuicio de
lo cual consideran que cualquiera sea la doctrina que se siga, vale decir, sea que se estime que en casos como el
de autos se aplican las normas atinentes a la responsabilidad contractual, sea que se estime que son pertinentes
las que conciernen a los delitos y cuasidelitos, resulta evidente que el fundamento de aquella responsabilidad es el
del respeto a la buena fe y a la lealtad, que han de regir las relaciones habidas entre quienes llevan a cabo
negociaciones encaminadas a la celebración de un determinado contrato, buena fe cuya violación acarrea a su
autor la obligación de resarcir los perjuicios que así haya irrogado a su contraparte. En este sentido y si bien en
tanto no se haya perfeccionado el respectivo contrato persiste la facultad de retractación, ésta no puede ejercitarse
abusivamente, es decir, como lo señala el profesor Pablo Rodríguez, fundándose '... en el contenido de normas que
se aplican con un superado criterio literal' (El abuso del derecho y el abuso circunstancial. Editorial Jurídica 1997,
pág. 387)"12.

Encontramos un tercer ejemplo en la sentencia de la Corte de Apelaciones de Concepción de 30 de


septiembre de 2011, ha tenido la oportunidad de indicar lo que sigue:

"(...) el término de las negociaciones por parte de la demandada cuando había una oferta y una aceptación y
estando las negociaciones en una etapa que estaba más allá de la autonomía que tenían las partes para desistirse
de las negociaciones, implica que el demandado actuó de mala fe, ya que estaba obligado durante las
negociaciones, y en especial en el estado avanzado de ellas, a comportarse en forma leal y honesta, esto es, de
buena fe que, no sólo es exigible en la etapa de ejecución de los contratos, si no también antes de los mismos,
como fundamento de la responsabilidad precontractual. Esta infracción de la obligación de negociar de buena fe, es
abusiva que implica culpa al existir una injustificación unilateral del retiro"13.

Por lo que toca a la doctrina, en el ámbito nacional, Hugo Rosende ha estimado que la responsabilidad
precontractual por retiro de las tratativas surge cuando se infringen las exigencias del principio general de
buena fe14. Lo mismo puede advertirse de las siguientes palabras de Ramón Domínguez Benavente en el
comentario de una importante sentencia sobre la materia:

"Hay pues un deber de negociar de buena fe, con lealtad y diligencia. La infracción de estos deberes tal cual los
señala la sentencia origina responsabilidad y obligación de reparar el daño causado a la otra parte"15.

Por otra parte, en el ámbito francés, Viney ha señalado, a propósito de la noción de falta civil, que
existirían ciertos deberes cuya fuente serían algunos imperativos morales y consideraciones de moral y
utilidad social. La buena fe, la lealtad y la honestidad se encontrarían dentro de los primeros16.

2. Anomia
Una segunda peculiaridad del escenario de lo precontractual es lo que denominaremos "anomia", es decir,
falta de normas. Sobre esto hemos de hacer una primera prevención. No afirmamos que esta ausencia
pueda predicarse respecto de cualquier tipo de normas. De hecho, acabamos de afirmar que, en este
ámbito, se ha entendido que rigen las exigencias que impone el principio general de buena fe.

El punto que queremos destacar es que se trata de un escenario en el que el legislador no ha entregado
soluciones preconfiguradas al juez, que le indiquen si el retiro unilateral de las tratativas preliminares ha de
tener alguna consecuencia jurídica y cuál sería. Lo que existe, como ya hemos indicado, es un principio
general del derecho, la buena fe, y es a partir de él que el juez deberá determinar si es que el retiro
unilateral produce consecuencias jurídicas y cuáles serán éstas.

Ahora bien, sobre esta situación de anomia debemos hacer presente que hasta ahora hemos considerado
exclusivamente el supuesto del retiro de las tratativas preliminares y no, en cambio, la situación de la
retractación de la oferta.

Sobre el particular, hemos de advertir que en el artículo 100 del Código de Comercio existe una respuesta
respecto a sus consecuencias. Como resulta bien sabido, su texto es el siguiente: "La retractación
tempestiva impone al proponente la obligación de indemnizar los gastos en que la persona a quien fue
encaminada la propuesta hubiere hecho, y los daños y perjuicios que hubiere sufrido".

Sobre esta regla Claro Solar nos indica que se encuentra fundada "en una razón de equidad natural"17, y
a igual conclusión llega León Hurtado18.

Como sea que fuere, por lo que respecta a la anomia, es posible que la regla del citado artículo 100
reconozca una segunda limitación; esta provendría del hecho que, si bien es ampliamente aceptado que las
normas del Código de Comercio constituyen el derecho común en materia de formación de consentimiento,
se ha discutido si alcanzarían a la formación de los contratos solemnes y reales19.

Si se acepta que no se aplican a este tipo de contratos, entonces, la anomia respecto al supuesto de
hecho y las consecuencias jurídicas del retiro unilateral, no sólo impregnaría las tratativas preliminares, sino
que, además, la retractación de la oferta cuando se trate de contratos solemnes o reales.

Encontramos un buen ejemplo de esto en la sentencia de la Corte Suprema de 5 de septiembre de


201220. Los hechos consisten en la negociación de un contrato en el que se alcanzó un acuerdo entre las
partes respecto de su contenido, sin embargo, se trataba de un negocio solemne y, no obstante el acuerdo,
una de las dos partes —una sociedad— se dividió en dos personas jurídicas distintas, negándose a otorgar
la solemnidad.

La Corte Suprema considera, correctamente en nuestra opinión, que no obstante existir oferta y
aceptación, no puede existir contrato, pues no se ha cumplido con la solemnidad correspondiente y añade:
"Cabe preguntarse, entonces, que acontece según esta teoría si en este tipo de contratos él no llega a
perfeccionarse por obra de uno de 'los contratantes' ".

Descarta la Corte que exista una especie de contrato preparatorio innominado, en los siguientes términos:

"Que siempre en el caso hipotético de que fuera efectivo el acuerdo para celebrar una compraventa del bien raíz
materia del juicio a que hace alusión la actora, y haciéndose cargo de su pretensión, en cuanto dice que esa
convención constituye un contrato innominado, que produce obligaciones y que, por ende, se puede solicitar su
cumplimiento, hay que anotar que esta tesis no puede acogerse por lo expresado en la letra anterior de esta
consideración. Si no puede exigirse, según la propia tendencia moderna, el cumplimiento de un acuerdo o
convención en fases aún más avanzadas del iter contractual, con mayor razón no podrá hacerse lo querido por la
demandante en una etapa anterior de ella. No puede la demandante pretender desligar el acuerdo que refiere de la
finalidad del mismo".
3. El supuesto de hecho de la indemnización por retiro unilateral de las tratativas preliminares

La anomia que hemos detectado no ha impedido a los tribunales perfilar el supuesto de hecho —es decir,
el conjunto de requisitos necesarios para la procedencia de la indemnización por retiro unilateral— de este
ilícito precontractual.

De esta manera, en una sentencia de la Corte de Apelaciones de Concepción de 30 de septiembre de


201121, se lee lo que sigue:

"Que los supuestos de la responsabilidad precontractual, para que surja el deber de indemnizar los perjuicios
causados, deben cumplir los siguientes requisitos:

a) Consentimiento en negociar, como comienzo de la obligación de negociar de buena fe.

b) Gastos incurridos con la finalidad de celebrar el contrato.

c) Retiro unilateral injustificado de las negociaciones.

d) Infracción a la obligación de negociar de buena fe, imputable a abuso, culpa o dolo (Injustificación del retiro)".

Por su parte, la Corte Suprema, en una sentencia de 29 de diciembre de 2011, con una cita al profesor
Marcelo Barrientos, señala lo siguiente:

"(...) los requisitos para que opere la responsabilidad precontractual son: 'a) La creación de una razonable
confianza en la conclusión o perfeccionamiento del contrato proyectado; b) El carácter injustificado e intempestivo
de la ruptura de los tratos preliminares; c) La producción de un daño en el patrimonio de una de las partes y d) La
relación de causalidad entre el daño al patrimonio por un lado y la confianza que fue promovida y resultó
defraudada por el otro negociante'"22.

Se trata, esta última, de una sistematización particularmente interesante, pues lo cierto es que no se
refiere de manera explícita a la buena fe; sin embargo, una lectura cuidadosa del párrafo extractado nos
enseña que ella se manifiesta en los dos primeros requisitos. Por otra parte, nos parece que los últimos dos
requisitos apuntan no sólo al daño —un requisito común a todo supuesto de responsabilidad civil— sino a
cierta peculiaridad de la responsabilidad precontractual por retiro de las tratativas preliminares, que se
manifiesta cuando se le pone suficiente atención al interés protegido.

4. Libertad contractual y confianza

El párrafo que hemos transcrito de la sentencia de 29 de diciembre de 2011 nos alerta acerca de la
importancia de la confianza durante las negociaciones preliminares. Creemos que se trata de algo
particularmente relevante. De hecho, como sostendremos más adelante, nos parece que la manera en que
se manifiesta el principio general de la buena fe en este supuesto, es a través de la tutela de la confianza
razonable. Sin embargo, eso no es todo.

Parece evidente —por la misma naturaleza de las negociaciones— que durante este período las partes
deben conservar una amplia libertad para retirarse de ellas. Así lo indica, en su considerando quinto, la
citada sentencia de la Corte Suprema de 29 de diciembre de 2011, señalando:

"Que es necesario hacerse cargo del conflicto entre libertad y confianza, la buena fe se limita a exigir el respeto
más elemental de la contraparte. Aún en sistemas jurídicos que reconocen explícitamente deberes
precontractuales, que protegen la confianza creada en la contraparte en la negociación, se asume que ello no
puede ser un camino para que nazcan obligaciones sin consentimiento, ni tampoco para introducir riesgos
imprevisibles por el hecho de iniciar negociaciones".
En un sentido semejante la sentencia de la Corte Suprema de 5 de septiembre de 201223 señala que:

"(...) la autonomía de la voluntad otorga a los individuos la libertad de contratar o no hacerlo. De este modo, la
libertad contractual permite que quienes negocian la celebración de un contrato puedan durante el período
precontractual retirarse de las conversaciones preliminares, sin que ello les signifique consecuencia jurídica
alguna".

Por su parte, Luis Díez-Picazo insiste en la importancia de la libertad para retirarse en los siguientes
términos:

"La cuestión clave que suscita la fase preparatoria del contrato consiste en dilucidar si, como consecuencia del
comportamiento que en ella adoptan las personas entre los cuales los tratos discurren, puede o no derivarse una
determinada responsabilidad (responsabilidad precontractual o culpa in contraendo). Prima facie, la respuesta
parece ser negativa toda vez que no existe ninguna relación jurídica entre los sujetos, estos son libres para
apartarse de las negociaciones o para comportarse en ellas según convenga a sus intereses"24.

Acaso estas ideas de Díez-Picazo resulten excesivas, pues lo cierto es que existe algún tipo de relación
entre las partes que, como hemos dicho, distingue este escenario de aquel más frecuente de la
responsabilidad extracontractual en el cual la relación se genera, precisamente, a partir de la causación del
daño.

Sin embargo, las palabras de Díez-Picazo nos sirven como un recordatorio frente a ciertos excesos en
que se puede incurrir al momento de considerar las exigencias de la buena fe, durante las negociaciones
del contrato. Encontramos una buena muestra de dichos excesos a propósito del recurso al principio
general de la buena fe durante la negociación frente a otra exigencia que plantea este mismo principio: los
deberes precontractuales de información. En este sentido, podemos considerar las siguientes palabras de
Gabriel García Cantero:

"Cabe establecer que, en toda relación contractual, las partes intervinientes tienen la obligación recíproca de
informarse sobre cuántos puntos sean precisos a fin de lograr un consentimiento libre y reflexivo. Este deber
contractual de informar lleva consigo el deber previo de informarse para así poder informar"25.

Algo semejante encontramos en Galgano, quien ha señalado respecto de la buena fe en las


negociaciones de un contrato que:

"En estos casos la buena fe asume, sobre todo, el carácter de un deber de información de una parte respecto de la
otra: cada una de ellas tiene el deber de informar las circunstancias que sean desconocidas para la otra y que
puedan resultar determinantes para la prestación de su onsentimiento (aquellas por las que la otra parte, si las
hubiese sabido, no habría contratado o habría contratado bajo condiciones diversas). Así, por ejemplo, es contrario
a la buena fe no decir mientras se está vendiendo un terreno edificable, que se tiene conocimiento de que un
proyecto de modificación del plan general de ordenación urbana modificará el destino de esa área...; o bien (en la
hipótesis inversa) no decir, mientras se negocia el precio de adquisición de un terreno agrícola, que se tiene
conocimiento de la existencia de una modificación del plan general de ordenación urbana, en trámite de
aprobación, que hace edificable tal terreno lo cual elevaría sensiblemente el precio"26.

Esta concepción de la buena fe como "filantropía" no nos convence; algo semejante, como hemos dicho,
nos sucede con el otro extremo, aquel de Díez-Picazo.

Creemos que resultará útil explicitar la razón que justifica por qué ninguna de estas dos posiciones nos
convence. Ante todo, no creemos que Díez-Picazo, García Cantero y Galgano estén equivocados frente a
cualquier situación en que se suscite la pregunta acerca de la buena fe. Nos parece, en cambio, que la
aproximación de Díez-Picazo puede ser correcta, por ejemplo, en una negociación entre dos empresas que
no tienen relaciones anteriores y en que ambas buscan exclusivamente beneficios patrimoniales. En un
escenario como ese, tendencialmente al menos, las exigencias de la buena fe serán extremadamente
modestas. En cambio, no sucede lo mismo si quienes negocian mantienen relaciones cercanas ya sea por
cuestiones familiares, de amistad u otras semejantes, o bien si aunque se trate de desconocidos, las
negociaciones se encuentran extraordinariamente avanzadas. En supuestos como estos, la aproximación
de García Cantero y Galgano nos parece más apropiada.
Y aquí, en nuestra opinión, se encuentra el error de estos tres autores. Plantean —uno con escepticismo y
los otros con excesivo entusiasmo— las exigencias de la buena fe como si el contexto en el que se
desarrolla la negociación del contrato fuera irrelevante.

La idea que proponemos es que ese contexto hace la diferencia; que en ocasiones puede determinar que
las exigencias de la buena fe sean particularmente intensas y, en otras, casi inexistentes.

5. La confianza razonable

Las exigencias de la buena fe son, hasta cierto punto, contingentes, dependen de las peculiaridades de la
negociación, de la naturaleza del contrato y de otras múltiples circunstancias. Sin embargo, nos parece que
la forma en que se manifiesta la exigencia de conducta que impone el principio general de la buena fe a las
partes es, aunque con una intensidad muy variable, siempre el mismo: no defraudar la confianza razonable
que se ha suscitado en la otra parte.

Encontramos esta idea en múltiples lugares. En primer lugar, nos serviremos de los Principios UNIDROIT
sobre los Contratos Comerciales Internacionales27. Su artículo 2.1.15 dispone que:

(1) Las partes tienen plena libertad para negociar los términos del contrato y no son responsables por el fracaso en
alcanzar un acuerdo.

(2) Sin embargo, la parte que negocia o interrumpe las negociaciones de mala fe es responsable por los daños y
perjuicios causados a la otra parte.

(3) En particular, se considera mala fe que una parte entre o continúe en negociaciones cuando al mismo tiempo
tiene la intención de no llegar a un acuerdo.

El artículo permite varios comentarios; sin embargo, el que nos interesa de inmediato se refiere a la
protección de la confianza razonable. Sobre el punto, el Comentario 4 del precepto indica que:

"El derecho a romper las negociaciones también se encuentra sujeto al principio de la buena fe y lealtad en las
negociaciones". Añade: "una parte puede perder el derecho a interrumpir las negociaciones abruptamente y sin
justificación. En qué momento se llega al punto en que ya no es posible dar marcha atrás, depende de las
circunstancias del caso, especialmente del grado de confiabilidad que una parte pueda obtener, como resultado de
la conducta de la otra parte, depende de la cantidad de puntos relacionados con el futuro contrato sobre los cuales
las partes ya han llegado a un acuerdo"28.

Un segundo lugar en el que encontramos la importancia de la confianza suscitada por la conducta de


quien se retira es, por llamarlo de alguna manera, el derecho de los países europeos. De esta manera, en
un trabajo sobre el particular, María Paz García Rubio y Marta Otero señalan:

"A estas alturas ya podemos afirmar que, tanto en la mayor parte de los ordenamientos jurídicos internos como en
los textos europeos e internacionales de diferente naturaleza y alcance que se han ocupado de la materia en las
dos últimas décadas, se considera que la parte que sin motivo justificado rompe las negociaciones contractuales
después de haber hecho confiar a la otra en que podía llegarse a un acuerdo, es responsable de las consecuencias
patrimoniales negativas que la ruptura le causa a esta otra parte. Así lo reconocen, por ejemplo, el art. 1337 del
Código Civil italiano, el art. 227 del Código Civil portugués, el art. 197 del Código Civil griego, el art. 2:301 PECL o
el art. 2.1.15 Principios Unidroit"29.

El tercer lugar al que pondremos atención para considerar la importancia de la confianza razonable
corresponde a la sentencia de 29 de diciembre de 2011. Queremos recordar, específicamente, los dos
primeros requisitos que establece para que surja la responsabilidad precontractual por retiro de las
tratativas preliminares, a saber: "La creación de una razonable confianza en la conclusión o
perfeccionamiento del contrato proyectado; b) El carácter injustificado e intempestivo de la ruptura de los
tratos preliminares".
Y podemos considerar esos requisitos a la luz de los hechos del caso. Las partes iniciaron serias
negociaciones para celebrar un futuro contrato de compraventa sobre el inmueble que consiste en un
establecimiento comercial de giro supermercado y, frente a la imposibilidad técnica de celebrar el contrato
definitivo de compraventa, acordaron suscribir uno de promesa de compraventa sobre el establecimiento
comercial. De los antecedentes del juicio aparece que las partes estaban conformes con el precio del
establecimiento comercial y en celebrar un contrato de promesa de compraventa; no obstante, tenían
desavenencias en cuanto a la forma de pago y el contenido de la cláusula penal. A juicio del sentenciador,
las tratativas preliminares se encontraban bastante avanzadas, creando un escenario de confianza en el
demandante que se celebraría el contrato de promesa, al punto que iban a firmar la escritura de promesa
en notaría. Pese a lo anterior, el demandado reconoce que no fue a firmar porque el negocio no le
convenía, lo que demuestra, a juicio del Tribunal, claramente su mala fe, pues su desistimiento es
intempestivo y sin justificación legítima.

De esta manera, los hechos del caso muestran que, de una parte, a través de su conducta, el demandado
creó una confianza razonable en que firmaría el contrato y, de otra, que su retiro defrauda esa confianza,
pues es ilegítimo en el sentido en que es contradictorio con sus actos anteriores y el avance de las
negociaciones. Por lo mismo, ha de considerarse como un retiro de mala fe.

Algo semejante sucede en el caso que resolvió la sentencia de la Corte de Apelaciones de Concepción de
30 de septiembre de 201130, en el cual ya había acuerdo entre las partes, sin embargo, restaba la
solemnidad; entiende la Corte que hay mala fe de quien se retira en un estado tan avanzado de las
negociaciones. En palabras de la Corte:

"Que el término de las negociaciones por parte de la demandada cuando había una oferta y una aceptación y
estando las negociaciones en una etapa que estaba más allá de la autonomía que tenían las partes para desistirse
de las negociaciones, implica que el demandado actuó de mala fe, ya que estaba obligado durante las
negociaciones, y en especial en el estado avanzado de ellas, a comportarse en forma leal y honesta, esto es, de
buena fe que, no sólo es exigible en la etapa de ejecución de los contratos, sino también antes de los mismos,
como fundamento de la responsabilidad precontractual. Esta infracción de la obligación de negociar de buena fe, es
abusiva que implica culpa al existir una injustificación unilateral del retiro".

En nuestra opinión, lo que puede extraerse de esta sentencia es que, tratándose de contratos reales o
solemnes en cuya negociación se ha llegado a acuerdo sobre el contenido del negocio restando nada más
la entrega o la solemnidad, la posibilidad de retirarse se torna excepcional. Y se torna excepcional pues las
partes ya han alcanzado el acuerdo, por lo mismo, pueden confiar razonablemente en que, salvo alguna
circunstancia excepcional, el contrato se celebrará.

6. La cuestión de los daños indemnizables

Habiendo identificado el fundamento de esta especie de responsabilidad civil —la buena fe como la
protección de la confianza razonable— cabe preguntarnos qué daños ella comprende. La respuesta la
encontramos en la misma sentencia del 29 de diciembre de 2011, que, en su considerando octavo, expresa:

"Que, en ausencia de estipulaciones sobre gastos o riesgos entre los precontratantes, que es lo que ha acontecido
en el caso en estudio, cabe determinar qué tipo de perjuicios son indemnizables. Una negociación contractual
frustrada puede lesionar diversos intereses de las partes. Ante todo, la negociación supone costos, porque exige
asignar horas de trabajo del propio personal, contratar abogados, auditores y otros especialistas, efectuar viajes y,
en general, realizar las más diversas acciones conducentes a tomar una decisión de negocios. En seguida, puede
ocurrir que una de las partes, en la confianza de que la negociación resultará exitosa, adopte decisiones de
inversión, deje un trabajo o deseche otras oportunidades de negocio. Por lo tanto, en una negociación contractual
están comprometidos intereses que tienen distintos sustentos: los costos que naturalmente supone la negociación,
los gastos y demás perjuicios que se siguen de haber confiado una parte en que el contrato en definitiva se
perfeccionaría y el interés económico representado por el contrato que se negocia (Barros, ob. cit., pág. 1007)".

Y añade que:
"Para discriminar los perjuicios indemnizables en razón de infracciones de deberes precontractuales es necesario
atender al fin de las normas de cuidado que el derecho impone a las partes de una negociación. El ilícito
precontractual no consiste en haberse resistido a celebrar el contrato, sino en haber negociado de mala fe o con
grave desaprensión respecto de los intereses de la otra parte, como en este caso sería respecto de la ocasión de
las rupturas de las negociaciones. En consecuencia, el perjuicio está dado por los efectos que se siguen de haber
puesto la confianza en la diligencia y buena fe de la contraparte, de modo que la pretensión indemnizatoria tiene
por finalidad que el demandado ponga al actor en la situación en que se encontraría si esos específicos ilícitos no
se hubieran realizado. Por estos motivos, la regla general será que el interés protegido no es el beneficio que el
contrato habría reportado al demandante si hubiese llegado a celebrarse, sino los daños que se siguen del ilícito,
como son los costos de negociación y los que se derivan de la confianza creada en la contraparte y contrariada de
mala fe por el demandado (Barros, ob. cit., pág. 1007)".

Los daños objeto de esta responsabilidad, entonces, se encuentran limitados a los gastos en que incurrió
una parte en la confianza creada por la otra, en orden a que el contrato se celebraría, gastos que no
habrían tenido lugar de no haber mediado la confianza creada por la conducta de la otra parte y el acuerdo
sobre los puntos del contrato objeto de la negociación.

Siendo de este modo, esta indemnización, a diferencia de aquélla que nace de delitos y cuasidelitos
(Título XXXV, Libro IV, del Código Civil), tiene por finalidad ubicar a la víctima en la misma posición como si
el ilícito precontractual no hubiere tenido lugar. Ella sólo protege el interés negativo.

Podemos reafirmar esta idea acudiendo a los comentarios al citado artículo 2.1.15 de los Principios de
UNIDROIT reconocen el limitado alcance de la responsabilidad por retiro de las negociaciones de mala fe,
al expresar que:

"La responsabilidad de una parte por las negociaciones de mala fe se limita a los daños y perjuicios causados a la
otra parte (párrafo (2). En otras palabras, la parte agraviada puede recuperar los gastos en que incurrió por las
negociaciones y también podrá ser compensada por la pérdida de oportunidad de celebrar otro contrato con un
tercero (la llamada 'confiabilidad' ('reliance' o interés negativo), pero no podrá en principio, recuperar las ganancias
que hubiera percibido de haberse perfeccionado el contrato original (la llamada expectativa o interés positivo)"31.

Bibliografía

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Montoya. Bogotá: Ediciones de la Universidad del Externado Colombia.

Jurisprudencia citada

Carlos Montino con Metalúrgica San Vicente Limitada (2011): Corte de Apelaciones de Concepción, 30 de
septiembre de 2011, rol Nº 683-2011.

Jiménez Mira, David con Armijo Cerda (2011): Corte Suprema, 29 de diciembre de 2011, rol Nº 1872-2010.

Territorio S.A. con Inmobiliaria Leja Limitada y otra (2012): Corte Suprema, 5 de septiembre de 2012, rol
Nº 3647-2012.

II. L

1. Territorio S.A. con Inmobiliaria Laja Ltda.

Sentencia de la Corte Suprema, 5 de septiembre de 2012, rol Nº 3647-2012

Palabras clave: Compraventa de inmueble — responsabilidad precontractual — retiro unilateral

Normativa aplicada: artículos 1554 y 1801 del Código Civil

a) Resumen. Se negocia la celebración de la compraventa de un inmueble. Las partes negociantes


intercambian comunicaciones escritas en las cuales manifiestan están conformes con el contrato. La parte
demandante entiende que se ha celebrado un contrato preparatorio innominado. La sociedad demandada
se divide en dos personas jurídicas distintas y deja de lado el contrato en cuestión. La contraparte demanda
el cumplimiento del contrato y en subsidio la reparación de los daños. La Corte resuelve que no hay
contrato, pero si hay causal de responsabilidad precontractual, toda vez que las partes están facultadas
para negociar y retirarse de tales tratativas, siempre y cuando tal conducta no contradiga las exigencias de
la buena fe, causando un daño a la contraparte.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"Sentencia de reemplazo.
TERCERO: (...) Corresponde, antes que todo, determinar la efectividad de lo aseverado por la actora en su
demanda principal. En otras palabras, si se encuentra acreditado el hecho en que la apoya, vale decir, que
realmente hizo una oferta de compra del inmueble que indica, a 'Leja Ltda.', que sería la antecesora de 'Vinova
Ltda', la que habría sido aceptada por ella por medio de su representante, facultado para hacerlo, obligándose ésta
a llevar a cabo el contrato de compraventa de dicho bien raíz, que es lo que pretende en su demanda, puesto que
pide que se otorgue y suscriba ese contrato por la demandada en el plazo de tres días, bajo apercibimiento de que
si no lo hace lo hará el juez en su nombre, debiendo hacerse la entrega del bien en el acto mismo de la suscripción
de la compraventa. Lo que se expone es sin perjuicio de que, además, solicita que se le indemnicen los perjuicios
que le hubiere ocasionado el incumplimiento contractual".

ii. Decisión de la corte

"CUARTO: Que la denominada 'oferta de compra' que corre a fs. 329, a la que alude la actora en su demanda y
que dice relación con el inmueble expresado en el motivo primero de este fallo, ha sido acompañada en fotocopia
por la propia parte demandante a fs. 337 del tomo I (punto 5) y tiene fecha 22 de noviembre de 2005.

Pues bien, en la parte final de ella se consigna: 'La presente oferta tendrá vigencia hasta el 9 de diciembre del año
en curso, fecha hasta la cual nos comprometemos a esperar su contestación. Dentro del plazo de treinta días
contados desde la aceptación de la presente oferta se otorgará el correspondiente contrato de promesa de
compraventa que contemplará los términos y condiciones antes señaladas'.

Esa es la oferta aceptada por Juan Carlos Sillano, según se lee (...) el agregado que sigue: 'Esta aceptación está
sujeta a la minimización del impuesto a pagar al fisco de Chile por esta transacción y así evitar una auto
expropiación'.

En los propios correos electrónicos agregados al acta notarial, acompañada también por la actora, se hace
reiterada mención a esa promesa de compraventa. Es más, se acompaña incluso un borrador del contrato de
promesa de compraventa a celebrarse entre 'Inmobiliaria Vinova Limitada' y 'Territoria S.A.' (...).

También se refieren a dicha promesa de compraventa los correos electrónicos acompañados a fs. 337 del tomo I,
igualmente por la parte demandante, que se leen a fs. 334 y 336, siempre del tomo I.

En el pliego de posiciones presentado por quien demanda, para que las absolviera el representante de 'Vinova
Ltda' (...) en la absolución 12), pregunta al absolvente: 'Diga como es efectivo y le consta que con fecha 23 de
mayo de 2006, Ud. recibió un correo electrónico del Sr. Diego Ramírez Cardo, abogado de Territoria S.A., por
medio del cual le remitió el texto de la promesa de compraventa que deberían suscribir Inmobiliaria Vinova Limitada
y Territoria', a lo que el absolvente respondió que era efectivo o debía serlo.

El testigo Jorge Antonio González Morandé, presentado por la parte demandante (...) reconoce su firma estampada
en la denominada 'oferta de compra', (...) como Gerente Comercial de Territoria S.A., y la que, como ya se dijo,
contiene en su parte final la cláusula anotada en el párrafo segundo de este raciocinio, en cuanto a que el contrato
que se suscribiría una vez aceptada tal oferta, sería una promesa de compraventa del inmueble.

Las probanzas en mención, por reunir las exigencias legales para ello, demuestran fehacientemente, de un modo
irredarguible, que la oferta y aceptación que formarían el consentimiento en que la actora apoya su demanda,
contra lo que ella sostiene, no dicen relación con la celebración inmediata de un contrato de compraventa del
inmueble, sino que, previamente, con un contrato de promesa de compraventa de aquél (...).

(...)

SEXTO: Que incluso en el evento hipotético de que la demandante hubiera demostrado que la oferta y aceptación
a que alude hubieren estado relacionadas con la compraventa del bien raíz que menciona; que se tuviera, además,
en consideración que la jueza de primer grado en el basamento trigésimo segundo de su sentencia, ahora
modificado, estableció que Juan Carlos Sillano se encontraba facultado para aceptar la oferta en representación de
'Leja Ltda.' y que verdaderamente la condición de minimizar los impuestos fiscales hubiera sido cumplida, como lo
concluyó la Corte de Apelaciones de esta ciudad, igualmente la demanda principal debía ser rechazada, como se
verá a continuación.

SÉPTIMO: Que la autonomía de la voluntad otorga a los individuos la libertad de contratar o no hacerlo. De este
modo, la libertad contractual permite que quienes negocian la celebración de un contrato, puedan durante el
período precontractual retirarse de las conversaciones preliminares, sin que ello les signifique consecuencia
jurídica alguna. Pero tal facultad no es absoluta como más adelante se señalará.
A lo largo de la vida del negocio jurídico es posible distinguir una serie de fases o etapas. Según Luis Díez-Picazo
(citado por el memorista Tomás Vega Álvarez, en su memoria 'Responsabilidad Precontractual en el
Perfeccionamiento de los Contratos Reales y Solemnes, Universidad Austral de Chile), estas fases serían: la
generación, la perfección y la consumación.

La etapa de perfección del negocio constituye su nacimiento a la vida jurídica, mientras la fase de consumación
comprende el período de cumplimiento del fin para el cual el negocio ha sido celebrado. La primera de las etapas,
esto es, la fase de generación del negocio, corresponde al período precontractual, que tiene lugar, entonces, antes
de perfeccionarse el contrato. En esta fase de generación se distinguen las tratativas preliminares y una segunda
etapa que comienza con la formulación de la oferta.

El autor Hugo Rosende Álvarez ('Responsabilidad Precontractual', Ediciones Universitarias de Valparaíso, pp. 30 y
siguientes), dice que según la doctrina tradicional, en la formación del consentimiento contractual existen tres
períodos fundamentales: a) fase de los meros hechos sociales, b) fase de la oferta y c) fase de la promesa de
contrato, añadiendo que, sin embargo, según la doctrina moderna, las etapas serían: a) de los tratos preliminares,
b) de la oferta, c) del contrato preparatorio y d) del contrato definitivo. También agrega que las etapas enumeradas
no revisten importancia tratándose de contratos instantáneos, o sea, aquellos en que el consentimiento se forma
sin previa elaboración o estudio. (...)

UNDÉCIMO: Que quienes apoyan la tesis denominada moderna, afirman que lo que ocurre en realidad es que en
los contratos reales y solemnes la formación del consentimiento y el perfeccionamiento del contrato son fenómenos
jurídicos distintos. Se expresa que en estos contratos debe existir un consentimiento, al igual que en los contratos
consensuales, porque el consentimiento, sea cual fuere el contrato de que se trate, queda formado con la perfecta
superposición de la oferta y la aceptación. La diferencia entre los contratos consensuales y los reales y solemnes,
en cuanto a la formación del consentimiento, está en que en los primeros, con la formación del consentimiento se
perfecciona el contrato, mientras que en los segundos, el consentimiento no basta para perfeccionar el contrato. En
los contratos reales y solemnes, una vez formado el consentimiento, el contrato no quedará celebrado mientras no
se proceda a la entrega de la cosa o al cumplimiento de la solemnidad correspondiente. La formación del
consentimiento y la perfección del contrato no serán coincidentes, sino que necesariamente una precederá a la otra
(Isabel Zuloaga Ríos, obra antes referida, quien cita además, en este sentido, las opiniones de A. Alessandri, Luis
Claro Solar, Hugo Rosende, Avelino León y Carlos Ducci).

Cabe preguntarse, entonces, que acontece según esta teoría si en este tipo de contratos él no llega a
perfeccionarse por obra de uno de 'los contratantes'.

La mencionada Isabel Zuloaga, en la página 288 de su libro, responde así: 'Perjudica a su contraparte, pues impide
que el contrato se perfeccione'. Luego ella misma se pregunta: '¿Puede el perjudicado forzar a su contraparte a
perfeccionar el contrato o intentar la ejecución forzada del mismo?' y contesta: 'No, puesto que aunque el
consentimiento esté formado, el contrato no lo está, por lo que no puede producir los efectos propios de las
obligaciones contractuales. Sin embargo, resulta evidente que tal conducta no puede quedar sin sanción, por lo que
se ha encontrado aquí un nuevo caso de responsabilidad precontractual' (vuelve a citar el parecer de Carlos Ducci).

Don Hugo Rosende Álvarez en su obra aludida en la motivación séptima, página 111, en un caso prácticamente
igual a la de esta causa, con intervención también de un corredor de propiedades, en que pese a existir
consentimiento —situación que denomina 'cierre de negocio'— el contrato de compraventa no se llevó a cabo por
no cumplirse la solemnidad requerida, también se hace la siguiente pregunta: ¿Qué efectos civiles produce el
consentimiento así formado pero carente de eficacia para dar nacimiento al contrato?'. Su respuesta es: 'En esta
especie de contratos, al existir un consentimiento formado pero ineficaz para perfeccionar el contrato, subsiste el
derecho de retracto para ambas partes, hasta el momento en que se cumpla la solemnidad o se haga entrega de la
cosa, pero la parte que se desiste podrá incurrir en responsabilidad precontractual por los daños y perjuicios que
dicho retracto causa al otro pre-contratante. Esta responsabilidad dimanará de los principios aceptados en el
Código de Comercio, los que constituyen el derecho común en materia de responsabilidad precontractual y el
verdadero criterio con arreglo al cual deben enfocarse las demandas de indemnización'.

La misma Isabel Zuloaga, en las páginas 288 y 289 de su libro, manifiesta: 'El que habiendo concurrido con su
voluntad a la formación del consentimiento, sea que se trate de quien se desempeñó como oferente o de quien
actuó como aceptante, y luego se niega a proceder a la perfección del contrato real o solemne, actúa de manera
contraria a los postulados de la buena fe precontractual, por lo que debe indemnizar a su contraparte los perjuicios
que le haya causado con su negativa'.

Para el profesor Avelino León Hurtado, en asuntos como el que se viene narrando, en que se alcanzó acuerdo por
las partes pero el contrato no llegó a perfeccionarse, debe obligarse a indemnizar a aquel contratante que no
cumplió lo convenido. Esta solución, señala, es la más justa y la más conveniente para asegurar la seriedad de las
transacciones ('La voluntad y la capacidad en los actos jurídicos', Editorial Jurídica de Chile, tercera edición, página
76).

DUODÉCIMO: Que de lo que se viene reseñando queda en evidencia:

a.- Que de seguirse la tesis tradicional en la materia en estudio, la demanda de cumplimiento de contrato
interpuesta por la demandante, de forma alguna pudo tener acogida;

b.- Que de inclinarse los falladores por la posición que se considera moderna, tampoco tal demanda habría podido
prosperar. En efecto, según ésta, en el caso de compraventa de un bien raíz que no se ha perfeccionado por obra
de alguna de las partes que concurren a ella, aún cuando hubo consentimiento para llevarla a cabo, la acción a
seguir debía ser no la de cumplimiento de un contrato no perfeccionado, sino que la de indemnización de perjuicios
por responsabilidad precontractual, que se rige por las normas de la responsabilidad extracontractual. De esta
manera, por lo demás, resolvió la Corte de Apelaciones de Concepción, en una sentencia de 5 de junio de 1996,
dictada en autos caratulados 'Forestal Bío Bío con Madesal', respecto de la que la Corte Suprema rechazó el
recurso de casación en el fondo intentado en su contra, en un caso muy similar al de esta causa. Este fallo es
citado como referente en la materia por la autora Zuloaga Ríos en la página 188 de su obra y, además, ha sido
objeto de innumerables comentarios favorables, como por ejemplo, de los profesores Ramón Domínguez
Benavente, Ramón Domínguez Águila y Carmen Domínguez Hidalgo (Revista de Derecho Universidad de
Concepción, Nº 199, página 179 y siguientes); también de Íñigo de la Maza, en un artículo titulado 'El retiro
unilateral como un caso de responsabilidad precontractual' (Cuadernos de Análisis Jurídico, año 2006, Universidad
Diego Portales). En ella se resolvió que en casos como el que refiere, el retiro durante las tratativas contractuales
es un derecho para las partes, pero ello no excluye la responsabilidad por los daños que se generen por aquel que
se desiste sin causa o arbitrariamente. La buena fe se dijo, es el fundamento de esa responsabilidad
precontractual, pues las partes han de comportarse de modo honesto, veraz y leal con arreglo a la necesaria
colaboración que exige una sana negociación. Se trataba de dos grupos de empresas que durante más de un año
sostuvieron prolongadas y frecuentes conversaciones destinadas a la celebración de un contrato de compraventa
de un conjunto de más de veinte predios forestales en la VIII Región, por un valor de varias decenas de millones de
dólares, para lo que intercambiaron títulos de propiedad, estudios de los mismos, borradores de contratos de
promesa y de mandato, llegando incluso a fijar el día, hora y notaría de la suscripción del contrato de promesa de
venta. Sin embargo, al llegar a la notaría, el grupo vendedor comunicó al grupo comprador que no lo suscribiría
porque otra empresa les pagaba más que lo que ellos habían acordado. En el fallo se estableció, como lo hace la
posición mayoritaria sobre el particular, que la responsabilidad precontractual ha de regirse por las normas de la
denominada responsabilidad extracontractual, puesto que, si aún no hay contrato, la responsabilidad no puede ser
sino extracontractual o, porque si se trata de un abuso de derecho y por ende de responsabilidad por culpa y, no
habiendo contrato como se acaba de señalar, dicha responsabilidad necesariamente es extracontractual; y

c.- Que siempre en el caso hipotético de que fuera efectivo el acuerdo para celebrar una compraventa del bien raíz
materia del juicio a que hace alusión la actora, y haciéndose cargo de su pretensión, en cuanto dice que esa
convención constituye un contrato innominado, que produce obligaciones y que, por ende, se puede solicitar su
cumplimiento, hay que anotar que esta tesis no puede acogerse por lo expresado en la letra anterior de esta
consideración. Si no puede exigirse, según la propia tendencia moderna, el cumplimiento de un acuerdo o
convención en fases aún más avanzadas del iter contractual, con mayor razón no podrá hacerse lo querido por la
demandante en una etapa anterior de ella. No puede la demandante pretender desligar el acuerdo que refiere de la
finalidad del mismo.

Don Manuel María Risueño F., en un artículo denominado 'De las obligaciones precontractuales', publicado en la
Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXXI, páginas 48 y siguientes, citando a Gabrielle Fagella y Raymond
Saleilles, manifiesta que pueden producirse obligaciones con motivo de un contrato durante su formación y con
anterioridad a su perfeccionamiento, las que dependen del objetivo que la voluntad de las partes tengan en vista,
habiendo acuerdos o convenciones que no tienen el carácter de contrato puesto que las partes no entienden aún
obligarse con fuerza obligatoria, y que no deben confundirse 'con aquellos acuerdos a los que las partes quieren
dar fuerza obligatoria, como las promesas de celebrar un contrato y las convenciones relativas a las solemnidades
externas que correspondan en el contrato mismo'. En relación con ello, el profesor Hernán Corral Talciani, también
citado por el memorista Vega Álvarez, postula que el acuerdo alcanzado, pero carente de valor como contrato,
debe ser reconocido como una convención innominada, pero cuyos efectos estarán dados 'ex post', en la
eventualidad de producirse daños para alguna de las partes. Entonces, si el consentimiento se ha formado pero no
es eficaz para perfeccionarse el contrato, no se podrá exigir el cumplimiento de éste, pero si se podrán demandar
los perjuicios que se hubieren producido, cuando procediere.
DECIMOTERCERO: Que acorde con lo expresado en la letra b) del raciocinio precedente, la actora, en el primer
otrosí de su presentación de fs. 18, formuló, en subsidio, demanda de indemnización de perjuicios en contra de
'Leja Ltda.' y 'Vinova Ltda.', por el 'retiro intempestivo' de las negociaciones que realizaban.

Pero, como lo consignó la sentenciadora de primera instancia en la consideración cuadragésima segunda de su


fallo —que se ha reproducido—, la demandante no justificó, como tenía la obligación de hacerlo en conformidad a
lo prevenido en el artículo 1698 del Código Civil, los perjuicios que demandaba. No rindió prueba alguna en el
proceso para demostrarlos. Por lo mismo, su demanda subsidiaria tampoco puede prosperar.

(...)

Por estas reflexiones, disposiciones legales aludidas en lo considerativo y las que se han reproducido del fallo de
primer grado, SE CONFIRMA en lo apelado la sentencia de 3 de agosto de 2010 (...)".

2. Carlos Montino con Metalúrgica San Vicente Limitada

Sentencia de la Corte de Apelaciones de Concepción, 30 de septiembre de 2011, rol Nº 683-2011

Palabras clave: Retiro unilateral — buena fe — compraventa de inmueble

Normativa aplicada: artículos 97 a 108 del Código de Comercio y 1545, 1554 y 2314 del Código Civil

a) Resumen. Se negocia la celebración de un contrato de venta sobre un inmueble. El inmueble se


encontraba embargado como consecuencia de
un juicio laboral en la que la parte vendedora era parte pasiva. La demandante paga las deudas fiscales
que tenía por la propiedad con cargo a un crédito solicitado para tales efectos. La propietaria del inmueble
se retira de las negociaciones antes de concluirse el contrato de venta. La Corte considera que se cumplen
los requisitos de la responsabilidad precontractual, y además señala que en el caso se ha actuado
contrariamente a las exigencias de la buena fe, lo que constituye culpa, y por lo tanto, exigencia de
reparación.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"17º.- Que con la prueba documental rendida por la parte demandante, confirmada con las declaraciones de los
testigos (...) ha quedado establecido que se realizaron tratativas con la demandada en la venta del inmueble de su
propiedad, las que comenzaron una vez que el bien había sido embargado en la causa laboral para ser rematado y
los abogados de las partes en aquella causa, solicitaron al tribunal se aprobara el avenimiento, consistente
básicamente en que estaban de acuerdo en enajenar voluntariamente el bien raíz perteneciente a la demandada, el
cual se encontraba embargado y con el producto de la venta se debía cancelar primeramente la deuda en su
totalidad y el resto pasaría a la demandada. Continuaron las negociaciones con comunicaciones escritas al Banco
Scotiabank, lo que permite presumir, en conjunto con las demás pruebas rendidas, que la compra del demandante
se haría con financiamiento del Banco. Culmina esta negociación con el pago que hace el actor al Fisco por las
deudas que mantenía la vendedora con este último; luego la parte demandada sin justificación se retira de las
negociaciones, negándose el demandado a suscribir la escritura de compraventa, debiendo el actor rematar la
propiedad en la suma de $91.000.000, (noventa y un millones de pesos).

(...)

28º.- Que se encuentra debidamente probado que posteriormente a la negativa del demandado de celebrar el
contrato, el demandado remató la propiedad en la suma de $91.000.000, (noventa y un millones de pesos), que
corresponde a una suma de $16.000.000, (dieciséis millones de pesos) por sobre el precio de la compraventa
acordada.

29º.- Que de la misma forma se encuentra acreditado la deuda que tenía el demandado con el Fisco, las que
fueron canceladas por el actor por la suma de $16.968.757, (dieciséis millones novecientos sesenta y ocho mil
setecientos cincuenta y siete pesos)".

ii. Decisión de la Corte

"4º.- Que los supuestos de la responsabilidad precontractual, para que surja el deber de indemnizar los perjuicios
causados, deben cumplir los siguientes requisitos:

a) Consentimiento en negociar, como comienzo de la obligación de negociar de buena fe.

b) Gastos incurridos con la finalidad de celebrar el contrato.

c) Retiro unilateral injustificado de las negociaciones.

d) Infracción a la obligación de negociar de buena fe, imputable a abuso, culpa o dolo (Injustificación del retiro).

5º.- Que se debe fijar el límite para la existencia de la responsabilidad precontractual, para que se forme el
consentimiento de las partes en el negocio, dado que la regla general en nuestro Código Civil es que en este
período en que las partes desarrollan conductas tendientes a realizar tratativas para un negocio jurídico, no
necesariamente se debe entender que quedan obligadas a realizarlas, toda vez que en esta primera etapa opera el
principio de la autonomía de la voluntad de acuerdo al artículo 1545 del Código Civil.

6º.- Que, en este orden de ideas, el Código Civil no contiene normas sobre la etapa precontractual, a excepción del
contrato de promesa, pero ello circunscrito solamente a que se dé cumplimiento a los requisitos del artículo 1554
del Código Civil, es decir cuando se reúnen todas las circunstancias exigidas en la norma referida. El posterior
desarrollo de la formación del consentimiento lo reglamentó el Código de Comercio en sus artículos 97 a 108,
mediante una propuesta y aceptación válida, lo que origina que las partes queden jurídicamente vinculadas.

7º.- Que, de esta manera cobra importancia la prueba que debe rendir la parte demandante para establecer si ha
logrado superar el límite de la libertad contractual, y arribar a la conclusión que existió abuso y/o culpa, y, como
consecuencia de ello, no se haya verificado el contrato, y por ende se irrogó daño y un ulterior perjuicio.

(...)

25º.- Que el término de las negociaciones por parte de la demandada cuando había una oferta y una aceptación y
estando las negociaciones en una etapa que estaba más allá de la autonomía que tenían las partes para desistirse
de las negociaciones, implica que el demandado actuó de mala fe, ya que estaba obligado durante las
negociaciones, y en especial en el estado avanzado de ellas, a comportarse en forma leal y honesta, esto es, de
buena fe que, no sólo es exigible en la etapa de ejecución de los contratos, sino también antes de los mismos,
como fundamento de la responsabilidad precontractual. Esta infracción de la obligación de negociar de buena fe, es
abusiva que implica culpa al existir una injustificación unilateral del retiro.

(...)

27º.- Que, entonces, procede la responsabilidad extracontractual, dado que la responsabilidad contractual se aplica
ante situaciones jurídicas de incumplimiento de obligaciones derivadas de un contrato y no precontractuales como
en el caso sub judice. Desestimándose la alegación de la parte demandada que estima que el estatuto jurídico
aplicable no es la responsabilidad aquiliana sino la contractual.

(...)

Por estos fundamentos, disposiciones legales citadas, se revoca la sentencia de veintisiete de diciembre de dos mil
diez, escrita de fojas 243 a 250 vta., en la parte que se rechaza la demanda interpuesta, y en su lugar se decide
que ésta queda acogida, sólo en cuanto la demandada deberá cancelar por concepto de indemnización de
perjuicios las siguientes cantidades:

I.- $16.000.000, por sobre el precio de la compraventa acordada (...).

II.- $16.968.757, por deudas que tenía el demandado con el Fisco, las que fueron pagadas por el actor (...).

III.- $1.500.000, por corretaje (...)".


3. Jiménez Mira, David con Armijo Cerda, Antonio

Sentencia de la Corte Suprema, 29 de diciembre de 2011, rol Nº 1872-2010

Palabras clave: Compraventa de inmueble — contrato de promesa — buena fe

Normativa aplicada: artículos 707, 1545, 1546, 1698 y 2314 del Código Civil

a) Resumen. Se negocia la celebración de un contrato de venta sobre un inmueble. Las partes avanzan
en las tratativas hasta el punto de proponer la celebración de una promesa de compraventa. Una de las
partes no concurre a la celebración del contrato de promesa y es demandado de indemnización de
perjuicios por los daños causados. La Corte Suprema resuelve que la demanda debe ser acogida y explica,
largamente, diferentes aspectos de la responsabilidad precontractual: sus requisitos, la buena fe como
factor de imputación, el daño indemnizable correspondiente al interés negativo.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"Sentencia de Reemplazo

NOVENO: (...) resulta un hecho no discutido entre las partes que tanto el demandante como el demandado
iniciaron serias negociaciones para celebrar un futuro contrato de compraventa sobre el inmueble ubicado en
Avenida Fabres (actual Avenida Cartagena) Nº 285, comuna de Cartagena. Que dicho inmueble consiste en un
establecimiento comercial de giro supermercado. Que frente a la imposibilidad técnica de celebrar el contrato
definitivo de compraventa, las partes acordaron suscribir un contrato de promesa de compraventa sobre el
establecimiento comercial anteriormente individualizado.

Que según la prueba documental acompañada por ambas partes, no objetada, (...) y de la prueba confesional
rendida (...) las partes estaban conformes en el precio del establecimiento comercial en la suma de $125.000.000
(ciento veinticinco millones de pesos), además de celebrar un contrato de promesa de compraventa, pero tenían
desavenencias en cuanto al pago del saldo de precio de $25.000.000 (veinticinco millones), además del contenido
de la cláusula penal.

Que las tratativas preliminares entre el demandante y el demandado se encontraban bastante avanzadas, creando
un escenario de confianza en el demandante de que se celebraría el contrato de promesa de compraventa sobre el
establecimiento comercial. Prueba de esto son el inventario realizado por las partes de la mercadería del
establecimiento, la auditoría encargada por el demandante sobre proyección de ganancias, especialmente el hecho
de que iban a concurrir a celebrar el contrato de promesa de compraventa a la notaría (...)".

ii. Decisión de la Corte

"Sentencia de Reemplazo

SEGUNDO: Que la etapa de las tratativas preliminares se encuentra dentro del período precontractual, esto es,
aquella etapa de negociaciones que precede al perfeccionamiento del contrato. Las tratativas constituyen un
conjunto de negociaciones encaminadas a explorar los respectivos intereses de las partes. Comienzan desde el
momento en que las partes manifiestan su voluntad de negociar y se extienden generalmente hasta el momento en
que una de ellas formula una oferta de contrato. No obstante, las tratativas pueden concluir directamente en la
celebración del contrato definitivo o, bien, en la celebración de un contrato de promesa. También es posible
ponerles término a través del desistimiento bilateral de las partes o, como sucedió en este caso, por el retiro
unilateral de una de las partes (Íñigo de la Maza y Carlos Pizarro, Responsabilidad civil. Casos prácticos, Legal
Publishing, Santiago, pág. 49).

Para comenzar a examinar el retiro unilateral conviene tener presente que en las tratativas preliminares las partes
recién se encuentran explorando la posibilidad de celebrar un contrato, por lo mismo, no contraen ninguna
obligación de permanecer en ellas. Éstas conservan su libertad para retirarse unilateralmente en cualquier
momento. En otras palabras, las partes conservan su libertad de contratar o no hacerlo. Este principio de libertad
contractual debe, sin embargo, vincularse con un cierto deber de comportamiento de las partes durante las
tratativas preliminares, cuya infracción es uno de los requisitos de la responsabilidad precontractual (De la Maza y
Pizarro, ob. cit., pág. 49).
En doctrina no se discute el derecho de retirarse de las tratativas, pues sería un derecho absoluto, por lo mismo, no
cabe duda respecto de la posibilidad que tenía el demandado de retirarse de las negociaciones. Lo que se discute
es bajo qué condiciones el retiro genera obligación de indemnizar el daño causado.

TERCERO: Que entre los deberes precontractuales de quienes participan de las tratativas preliminares está el
deber de lealtad, que exige llevar adelante las negociaciones de buena fe, esto es, con el propósito efectivo de
celebrar un contrato; y que también suponen deberes de cuidado al terminar la negociación, cuando se ha creado
en la contraparte la confianza de que se celebrará el contrato. El deber de negociar de buena fe exige someter el
juego puramente estratégico, caracterizado porque cada parte procura su propio interés, a los límites de los
deberes mínimos de lealtad que se pueden esperar de un contratante honesto. Sin embargo, no es posible definir
esos deberes con precisión, porque la buena fe es un estándar abierto, que sólo puede ser aplicado atendiendo a
las circunstancias. Por eso, su concreción depende de la particular relación que surge entre las partes a partir de la
oferta o de las primeras tratativas contractuales (Enrique Barros Bourie, "Tratado de responsabilidad
extracontractual", Editorial Jurídica, Santiago, pág. 1001).

QUINTO: Que es necesario hacerse cargo del conflicto entre libertad y confianza, la buena fe se limita a exigir el
respeto más elemental de la contraparte. Aún en sistemas jurídicos que reconocen explícitamente deberes
precontractuales, que protegen la confianza creada en la contraparte en la negociación, se asume que ello no
puede ser un camino para que nazcan obligaciones sin consentimiento, ni tampoco para introducir riesgos
imprevisibles por el hecho de iniciar negociaciones. Por esto, muy especialmente en el ámbito precontractual, el
deber de cuidado se expresa más claramente en la forma negativa de la mala fe, que incluye tanto el engaño o
inducción voluntaria a error de la contraparte, como la completa desconsideración de la confianza creada (Enrique
Barros, ob. cit., pág. 1002).

La mala fe consiste en el caso de la ruptura injustificada de la relación precontractual, en iniciar los tratos sin
intención seria de contratar, o de prolongarlos sin querer concluir las negociaciones, o romperlas unilateralmente
sin motivo justificado (Marcelo Barrientos Zamorano, "Daños y deberes en las tratativas preliminares de un
contrato", Legal Publishing, Santiago, pág. 51).

SEXTO: Que (...) es necesario dilucidar la naturaleza jurídica de la responsabilidad que acarrea la infracción del
deber de lealtad y de buena fe que tienen las partes en estas tratativas.

En cuanto a la naturaleza jurídica de la responsabilidad precontractual, (...) La autonomía privada se expresa en la


regla del artículo 1545, en cuya virtud el contrato legalmente celebrado es ley para los contratantes. Mientras no
haya consentimiento, no nacen obligaciones contractuales entre las partes, pues éstas tienen por antecedente
necesario la voluntad de obligarse. Sin embargo, durante la negociación del contrato surgen para las partes
deberes de cuidado. Si las partes regulan sus negociaciones mediante acuerdos en principio u otras convenciones
preliminares, los deberes recíprocos devienen en obligaciones contractuales, en los términos de esos acuerdos. A
falta de esos contratos, los deberes de cuidado que las partes deben emplear en la negociación están impuestos
por el derecho, y no por la convención, de modo que la responsabilidad precontractual es extracontractual (Barros,
ob. cit., pág. 1004).

A pesar de su naturaleza extracontractual, la responsabilidad por incumplimiento de deberes de cuidado durante la


negociación o conclusión de un contrato, presenta analogías contractuales, en atención a la relación negocial que
surge con ocasión de las tratativas contractuales. La oferta de contratar y la negociación contractual dan lugar a
deberes de cooperación y lealtad. En otras palabras, no se trata de deberes de cuidado que se tienen respecto de
extraños absolutos, sino de quienes han sido invitados a contratar o con quienes se negocia actualmente un
contrato (...).

SÉPTIMO: Que establecida la naturaleza extracontractual de la responsabilidad precontractual, se debe dilucidar


cuáles son los requisitos para que opere dicha responsabilidad, y por tanto, nazca la obligación de reparar los
daños causados.

Los elementos que deben estar presentes en este tipo de responsabilidad civil, de carácter extracontractual, son: a)
La creación de una razonable confianza en la conclusión o perfeccionamiento del contrato proyectado; b) El
carácter injustificado e intempestivo de la ruptura de los tratos preliminares; c) La producción de un daño en el
patrimonio de una de las partes y d) La relación de causalidad entre el daño al patrimonio por un lado y la confianza
que fue promovida y resultó defraudada por el otro negociante (Barrientos, ob. cit., pág. 51).

OCTAVO: Que en ausencia de estipulaciones sobre gastos o riesgos entre los pre contratantes, que es lo que ha
acontecido en el caso en estudio, cabe determinar qué tipo de perjuicios son indemnizables.
Una negociación contractual frustrada puede lesionar diversos intereses de las partes. Ante todo, la negociación
supone costos, porque exige asignar horas de trabajo del propio personal, contratar abogados, auditores y otros
especialistas, efectuar viajes y, en general, realizar las más diversas acciones conducentes a tomar una decisión de
negocios. En seguida, puede ocurrir que una de las partes, en la confianza de que la negociación resultará exitosa,
adopte decisiones de inversión, deje un trabajo o deseche otras oportunidades de negocio (...).

Para discriminar los perjuicios indemnizables en razón de infracciones de deberes precontractuales es necesario
atender al fin de las normas de cuidado que el derecho impone a las partes de una negociación. El ilícito
precontractual no consiste en haberse resistido a celebrar el contrato, sino en haber negociado de mala fe o con
grave desaprensión respecto de los intereses de la otra parte, como en este caso sería respecto de la ocasión de
las rupturas de las negociaciones. En consecuencia (...) el interés protegido no es el beneficio que el contrato
habría reportado al demandante si hubiese llegado a celebrarse, sino los daños que se siguen del ilícito, como son
los costos de negociación y los que se derivan de la confianza creada en la contraparte y contrariada de mala fe
por el demandado (Barros, ob. cit., pág. 1007).

Rosende Álvarez señala que los gastos pueden ser espontáneos o provocados. Los primeros son los que realiza
una persona en vista de la celebración de un contrato o de una serie de contratos, sin contar para ello con el
consentimiento de la persona con la que se va a contratar. Los segundos requieren el consentimiento en que se
efectúen, que exista una manifestación de voluntad que mueva a realizarlos o se cree la apariencia de que son
indispensables para proseguir las conversaciones. El consentimiento dado a los tratos por sí solo no basta para
hacer nacer la responsabilidad por los gastos efectuados y la relación de causalidad debe encontrarse en un
antecedente más inmediato que no puede ser otro que la voluntad de los interesados en que el gasto se haga (...).

Deben indemnizarse todos los gastos y perjuicios que sean una consecuencia directa de la revocación, en otros
términos, de que se haya privado al destinatario de su facultad de disponer libremente sobre el destino de la oferta
(...).

DÉCIMO: Que por lo anteriormente expuesto se acoge la demanda de autos, en cuanto se fija la indemnización
que le corresponde recibir al actor por concepto de daño emergente (...).

Por estas consideraciones y visto además lo dispuesto en los artículos 1546 y 2314 y siguientes del Código Civil,
SE DECLARA que se REVOCA la sentencia de 5 de enero de 2010, que rola a fojas 299, y en su lugar se declara
que se acoge la demanda de indemnización de perjuicios interpuesta por don David Alejandro Jiménez Mira en
contra de don Antonio de los Ángeles Armijo Cerda sólo en cuanto se condena a este último a pagarle al
demandante la suma de cuatro millones doscientos mil trescientos un pesos, por concepto de daño emergente y
por concepto de daño moral, la cantidad de dos millones quinientos mil pesos, sumas que deben ser reajustadas,
más los intereses legales que correspondan hasta su pago efectivo, sin costas".

iii. Voto disidente de Ministro

"Sentencia de Reemplazo

Se previene que el Ministro señor Sergio Muñoz Gajardo concurre al acuerdo, con las precisiones que expresa a
continuación, sin compartir el carácter extracontractual de la responsabilidad precontractual, la que en su concepto
se rige por las reglas de la responsabilidad contractual, como por el hecho que ésta la determina principalmente el
antecedente de la negociación y la acción u omisión generadora del daño, para lo cual tiene presente las siguientes
consideraciones:

(...)

3º.- Que en síntesis, el sistema clásico de fuente de las obligaciones del Código Civil, ampliado por el Código de
Comercio, el cual añade la voluntad unilateral, recoge los principios destinados a generar confianza en las
tratativas preliminares. Se estructura así un sistema autónomo precontractual, en el cual no alcanza a generarse un
vínculo derivado de un negocio jurídico unilateral o bilateral, arranca del deber de comportarse correctamente,
evitando el fraude y la especulación, que su comportamiento es la expresión seria de vincularse con posterioridad.
Aquí, el presupuesto indispensable está determinado por que no se ha llegado a constituir expresamente una
relación de la cual fluya una obligación.

Si bien el Código Civil reguló la relación jurídica constituida, el Código de Comercio avanzó en mirar los pasos
previos a la generación de la obligación, pero siempre sobre la base de una obligación contraída.
En el caso de autos nos encontramos ante el comportamiento previo a la generación de una obligación específica y
expresa, es una aplicación anticipada de la regla o principio de la buena fe objetiva, la cual impone a los
contratantes el deber de comportarse correcta y lealmente en sus relaciones mutuas. En este sentido cobra plena
aplicación el artículo 1546 del Código Civil, en cuanto exige de las partes un comportamiento ético y leal, de modo
que se requiere de ellas cumplan sus cargas contractuales y precontractuales de acuerdo a todo lo que les sea
exigible teniendo en principal consideración tales parámetros de confianza y fidelidad, los que corresponde
reclamar con mayor intensidad en quienes ofrecen sus servicios al público, con ciertos contornos de certidumbre.
En efecto, será la naturaleza de las cosas la cual determine los contornos de ese comportamiento.

5º.- Que lo expresado da un contexto adecuado que precisa el ámbito de la responsabilidad precontractual, lo cual
tiene relevancia para definir el iter contractual, en la que no se ha generado un vínculo entre las partes. Sin
embargo, esa circunstancia no es determinante en la generación de responsabilidad, si no el resultado de la
actuación misma: el daño, el cual ha sido ocasionado producto de la confianza generada en el demandante y en el
comportamiento desleal de la demandada, todo lo que ha contrariado el principio general de la buena fe.

6º.- Que, en concepto del ministro que previene, la responsabilidad contractual presupone la existencia de un
vínculo preexistente, cuya violación genera la obligación de reparar los perjuicios. Si bien obligación, como
vinculación jurídica ex-ante y responsabilidad, como carga patrimonial ex post, son conceptos diversos, se les
vincula puesto que el incumplimiento de la primera genera la segunda.

En la responsabilidad extracontractual no existe vinculación previa, constituyéndose la acción u omisión


generadora del daño la que determina su estudio, para precisar la concurrencia de los elementos que la
constituyen. Se origina en la transgresión del principio que nadie puede dañar a otro.

La responsabilidad precontractual, si bien participa de la extracontractual en la inexistencia de vinculo, adquiere sus


contornos más apropiados en la de carácter contractual, que, además, en concepto de quien previene constituye el
régimen de responsabilidad general y subsidiario en el derecho civil.

De este modo, la indemnización de perjuicios por responsabilidad civil precontractual, desde un punto de vista
general se puede indicar, en un plano conceptual, que es la necesidad jurídica en que se encuentra una persona de
satisfacer una prestación, como consecuencia y efecto de transgredir la confianza creada en la contraparte y
producto de la deslealtad en su actuar con motivo de los tratos destinados a concluir un negocio jurídico,
concurriendo las demás exigencias legales de capacidad, imputación, culpabilidad, perjuicios y relación de
causalidad entre la acción y el daño".

4. Frutícola El Aromo S.A. con María Consuelo Camposano Ibarra y Otros

Sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago, 10 de octubre de 2014, Rol

Nº 579-2014

Palabras clave: Retiro unilateral — buena fe — responsabilidad precontractual

Normativa aplicada: artículos 98 y 100 del Código de Comercio y 706 y 1698 del Código Civil

a) Resumen. Se negocia la celebración de un contrato de compraventa de inmueble. La propietaria del


bien que sería objeto de la venta, indica a su contraparte que, si las negociaciones no se cierran dentro de
un determinado plazo, el inmueble sería vendido a un tercero. Finalmente, el inmueble es vendido a un
tercero. Se demanda a la propietaria por responsabilidad precontractual. La Corte de Apelaciones confirma
la sentencia de primera instancia que rechaza la demanda pretendida. La Corte resuelve que las partes
tienen el legítimo derecho de retirarse, siempre y cuando no vulnere la buena fe, esto es, compatibilizando
los deberes de lealtad existentes en las negociaciones con los intereses privados de cada una de las
partes.

b) Sentencia
i. Hechos del caso

"SEGUNDO: (...) [T]ras la apreciación y valoración de la prueba rendida en estos autos (...) resultaron acreditados
los siguientes hechos de la causa:

a).- La demandante y los demandados iniciaron conversaciones a fines del año 2007 con la finalidad de que la
primera adquiriera el inmueble de propiedad de los segundos denominado Fundo Tabalí, ubicado en la ciudad de
Ovalle.

b).- Con ocasión de las referidas negociaciones la abogada de los demandados doña Marcela Camposano Aguirre
desarrolló numerosas conversaciones e interacciones con los abogados de la demandante doña María José
Vergara y don Francisco Orrego Bauzá.

c).- Recibidos por la actora los antecedentes enviados por la demandada, con fecha 18 de marzo de 2008, la
abogada Sra. Vergara envió un correo a la abogada Sra. Camposano dándole cuenta de supuestas irregularidades
que encontró en materia de inscripción, solicitándole, además, la remisión de una serie de documentos.

d).- El 4 de mayo de 2009 la abogada Sra. Camposano se comunicó vía correo electrónico con la abogada Sra.
Vergara, aclarándole todos los puntos observados por ella en la comunicación precedentemente individualizada y le
requirió un pronunciamiento definitivo acerca de su voluntad de contratar dentro de la primera quincena de mayo de
2009, a fin de dejar en libertad de acción a sus representados, reiterándole que no existiría posibilidad de alterar o
modificar los títulos inscritos.

e).- Tras posteriores reparos a los títulos registrales del inmueble efectuados por los representantes de la actora, la
demandada manifestó mediante correo de 19 de mayo de 2009 su opinión en orden a que tales objeciones no
hacían sino entrabar el negocio definitivo y que la demandada Marcela Camposano Ibarrra había decidido no
efectuar nuevas solicitudes de inscripción relativas al dominio del bien raíz ante el Conservador de Bienes Raíces
de Ovalle, precisamente por estimar que ellas resultaban claras y que sólo se requerirían las inscripciones relativas
a la posesión efectiva del causante Mauricio Camposano Aguirre.

f).- Las negociaciones se suspendieron durante la tramitación de la posesión efectiva anteriormente aludida,
informándose a la demandante la conclusión de dicho trámite por correo de 7 de enero de 2010, en el sentido de
que tras el mismo, a esa época, los demandados "están en condiciones de vender la propiedad".

g).- Durante el 15 y el 30 de junio de 2010 las partes intercambiaron una serie de correos electrónicos y
documentos relativos al inmueble, efectuando la abogada de la demandante nuevas observaciones a los títulos.

h).- El 27 de julio de 2010 se verificó una reunión entre representantes de ambas partes en el predio constatándose
la presencia de un vecino que ocupaba parte de él.

i).- El 12 de agosto de 2010 doña Marcela Camposano se comunicó telefónicamente con don Nelson Murúa para
informarle que tenía otro interesado en comprar la propiedad, en las condiciones en que se hallaba, en la suma de
$290.000.000 y que se otorgaba a la demandante un plazo para responder acerca de su decisión definitiva sobre el
negocio, el que se extendía hasta el día 16 de agosto de ese año, a las 12:00 horas, manifestándole que se le
otorgaría la primera prioridad al efecto.

j).- No se acreditó que la demandante haya manifestado su voluntad de celebrar el contrato de compraventa en los
términos manifestados por la demandada en su correo electrónico de 12 de agosto de 2010.

k).- Con fecha 18 de agosto de 2010 la demandada vendió el inmueble a un tercero".

ii. Decisión de la Corte

"QUINTO: Que, ahora bien, en relación al contenido de la pretendida buena fe que es dable esperar aún en la fase
precontractual de un negocio es posible expresar que el comportamiento exigido para los involucrados en la
negociación preliminar, dentro del libre juego de los intereses privados, debe responder a valores tales como la
probidad y la honestidad. El deber de lealtad que se reclama también por la actora dice relación precisamente con
la honestidad que le debemos al otro.

El deber de buena fe en el desarrollo de las tratativas contractuales no sólo se vulnera cuando una parte tiene la
intención premeditada de crear perjuicios a la otra, sino cuando la conducta con que se actúa durante el desarrollo
de las negociaciones contrasta objetivamente con el deber jurídico general de corrección que existe en materia de
obligaciones. Luego, el principio que debe aplicarse en nuestra legislación a fin de proteger los patrimonios de los
precontratantes es el concepto de buena fe previsto en el artículo 706 del Código Civil, esto es, el deber de actuar
por medios legítimos, exentos de fraude y de todo otro vicio.

'En el período precontractual, esta buena fe se traduce en un comportamiento honesto, leal y veraz, con arreglo a
la necesaria colaboración que exige una sana negociación, todo ello, sin perjuicio de la libertad para procurarse
ventajas, facultad propia del período precontractual. En otras palabras, se trata de respetar el derecho de las partes
de buscar posiciones de ventaja al llevar a cabo las negociaciones y de mantener la plena libertad de los
precontratantes para proseguirlas o desistirse de ellas cuando lo estiman conveniente, siempre que estos derechos
no se transformen en fuente de actos ilícitos y engaños que causen perjuicios'. (Hugo Rosende Álvarez,
'Responsabilidad Precontractual', Ediciones Universitarias de Valparaíso, pág. 74).

SEXTO: Que en lo que atañe al retiro de las tratativas que, como se infiere de lo expresado en el motivo anterior,
constituye un derecho de los tratantes y un elemento esencial de la negociación, debe enseguida sostenerse que
no es un comportamiento que atente por sí solo en contra de los intereses de las partes, dado que del ejercicio de
un derecho no puede nacer responsabilidad alguna para su titular y que, en consecuencia, será la conducta no
ajustada a la buena fe, culpable o dolosa, la que dará derecho a exigir el resarcimiento de los daños que tal
decisión pudo ocasionar.

En este escenario y pese a que resulta evidente la contradicción en que incurre el libelo de apelación cuando por
una parte insiste en sostener que los demandados no le dieron aviso de su determinación de vender el predio a un
tercero y, por otra, afirma, que la actora comunicó su intensión de comprar el inmueble en la fecha indicada y, en lo
que interesa a la reflexión que se efectúa en este motivo, que la ruptura de las conversaciones se habría suscitado
de forma intempestiva e injustificada, debe necesariamente reflexionarse que entendiendo que la conceptualización
de tales adjetivos importa siempre una calificación subjetiva que deberá ser efectuada en definitiva por el juzgador,
estos sentenciadores estiman que la ruptura de las conversaciones no puede apreciarse en este caso de ningún
modo injustificada, ya que tras varios años de tratativas, como se estableció en el proceso, no existía a esa época
acuerdo en aspectos relevantes y esenciales en orden a celebrar el contrato de compraventa definitivo,
constatación que resulta suficiente para razonablemente concluir que no habiendo consentimiento siquiera
respecto del precio que debía ser satisfecho por la actora, los demandados tenían justificación suficiente para
poner término a tales negociaciones, ya que parece insensato suponer que alguien pueda ser conminado a
mantenerse indisolublemente vinculado a otro en conversaciones en que no se advierten consensos básicos que
serían esperables después de casi tres años de tratos.

Por otra parte, en cuanto a la evaluación de haber sido la ruptura intempestiva ha de expresarse que habida
consideración de la etapa en que se verificó el retiro de las conversaciones, tal actuación fue realizada
precisamente 'en tiempo'.

En efecto, si consideramos que incluso la retractación de la oferta, acto de mayor trascendencia jurídica que las
meras tratativas, no da origen a responsabilidad civil, con excepción los casos a que se refieren los artículos 98
inciso final y 100 del Código de Comercio, con mayor razón el abandono de la negociación antes de su culminación
carecerá, por regla general, de eficacia para originar responsabilidad, salvo que dicho retiro se encuentre calificado
por la culpa —en un sentido genérico— de quien lo lleva a cabo.

SÉPTIMO: Que así las cosas, de conformidad a lo previsto en los artículos 707 y 1698 del Código Civil,
correspondía probar la infracción del deber de buena fe, con dolo o culpa, a la demandante, que fue quien
precisamente alegó dicha transgresión, circunstancia que tal como se desprende de lo que se ha venido razonando
no aconteció en este caso, por lo que, consecuentemente, la demanda de indemnización de perjuicios deberá ser
desestimada".

III. R

1. Legislación nacional aplicable


a) Código Civil

Artículo 1546. "Los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por consiguiente obligan no sólo a lo que en ellos se
expresa, sino a todas las cosas que emanan precisamente de la naturaleza de la obligación, o que por la ley o la
costumbre pertenecen a ella".

b) Código de Comercio

Artículo 100. "La retractación tempestiva impone al proponente la obligación de indemnizar los gastos que la
persona a quien fue encaminada la propuesta hubiere hecho, y los daños y perjuicios que hubiere sufrido.

Sin embargo, el proponente podrá exonerarse de la obligación de indemnizar, cumpliendo el contrato propuesto".

2. Instrumentos del Derecho Uniforme

a) Principios UNIDROIT sobre los contratos comerciales internacionales

Artículo 1.1. (Libertad de contratación): "Las partes son libres para celebrar un contrato y para determinar su
contenido".

Artículo 2.1.15. (Negociaciones de mala fe): "(1) Las partes tienen plena libertad para negociar los términos de
un contrato y no son responsables por el fracaso en alcanzar un acuerdo.

(2) Sin embargo, la parte que negocia o interrumpe las negociaciones de mala fe es responsable por los daños y
perjuicios causados a la otra parte.

(3) En particular, se considera mala fe que una parte entre en o continúe negociaciones cuando al mismo tiempo
tiene la intención de no llegar a un acuerdo".

b) Principios Latinoamericanos de Derecho de Contratos

Artículo 10. "Libertad en las negociaciones: (1) Las partes son libres de negociar el contrato y de retirarse en
cualquier momento, pero esto y aquello deben hacerlo conforme a la buena fe.

Artículo 11. De los daños en la negociación del contrato:

"(2) El daño causado por el retiro de las negociaciones contrario a las exigencias de la buena fe debe ser
indemnizado.

(3) También es obligado a esta reparación el que inicia una negociación o se mantiene en ella sin ánimo o
posibilidad de contratar.

(4) En ningún caso se indemniza la pérdida de los beneficios esperados del contrato no celebrado".

IV. B

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Constructora de Pavimentos Asfálticos Limitada con Servicio de Vivienda y Urbanización Metropolitano


(2014): Corte Suprema, 21 de abril de 2014, rol Nº 2274-2013.

Medina Cusi, Camilo con ASOAGRO A.G. (2012): Corte de Apelaciones de Arica, 17 de agosto de 2012, rol
Nº 179-2012.

Montino, Carlos con Metalúrgica San Vicente Limitada (2011): Corte de Apelaciones de Concepción, 30 de
septiembre de 2011. Rol Nº 683-2011.

Paola Flores Clunes con Parque Arauco S.A. (2015): Corte Suprema, 9 de diciembre de 2015, rol Nº 710-
2015.

Sepúlveda González, Abel. M. con Lacoste Morgado, Marcela (2011): Corte Suprema, 22 septiembre de
2011, rol Nº 4170-2010. Cita online: MJJ29477.
Sepúlveda Rey, Jorge con Banco del Desarrollo (2006): Corte Suprema, 10 de octubre de 2006. Cita online:
MJJ181089.

9Aquí seguimos a D M , Íñigo (2018). "La responsabilidad por retiro unilateral en los Principios Latinoamericanos de
Derecho de los Contratos", en Severin, Gonzalo y Vidal, Álvaro, Principios Latinoamericanos de Derecho de Contratos. Una
perspectiva desde el derecho europeo. En prensa.

10B B , Enrique (2010). Tratado de responsabilidad extracontractual. Santiago. Editorial Jurídica de Chile, p. 1004.

11Territorio S.A. con Inmobiliaria Leja Limitada y otra (2012).

12Citada por D Á , Ramón (2001). G.J., Nº 257, p. 71.

13Carlos Montino con Metalúrgica San Vicente Limitada (2011).

14R Á , Hugo (1979). Algunas consideraciones sobre la responsabilidad precontractual. Valparaíso: Editorial
Universitaria, pp. 69 y ss.

15D B , Ramón (1996). "Comentario de jurisprudencia, Nº 1: Responsabilidad precontractual


extracontractual. Retiro inmotivado de las negociaciones preliminares". Revista de Derecho de la Universidad de Concepción, Nº
199, p. 183. También disponible [en línea]: https://www.google.com/url?
sa=t&&rct=j&&q=&&esrc=s&&source=web&&cd=1&&ved=0ahUKEwiwi9Kd-
NfaAhXIFJAKHZqVD28QFggpMAA&&url=http%3A%2F%2Fwww.revistadederecho.com%2Fpdf.php%3Fid%3D2977&&usg=AOvVaw
(Fecha de consulta: 26 de abril de 2018).

16V , Genevie`ve (2007). Tratado de derecho civil. Introducción a la responsabilidad. (trad.) Fernando Montoya. Bogotá:
Ediciones de la Universidad del Externado Colombia, pp. 363 y ss. En el ámbito europeo, ver G R , María Paz y O
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Derecho, Nº 2. Barcelona. Disponible también [en línea] http://www.indret.com/pdf/731_es.pdf (Fecha de consulta: 26 de abril de
2018).

17C S , Luis (1979). Explicaciones de Derecho civil chileno y comparado, Vol. 5. Santiago: Editorial Jurídica de Chile,
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18L H , Avelino (1991). La voluntad y la capacidad en los actos jurídicos. Santiago: Editorial Jurídica de Chile, 4ª
edición, p. 98.

19L (1991), pp. 69-71.

20Territorio S.A. con Inmobiliaria Laja Limitada (2012).

21Carlos Montino con Metalúrgica San Vicente Limitada (2011).

22Jiménez Mira, David con Armijo Cerda (2011).

23Territorial S.A. con Inmobiliaria Laja Limitada (2012).

24D -P , Luis (2007). Fundamentos de derecho civil patrimonial, Vol. I. Madrid: Thomson Civitas, pp. 314-315.

25C T , José (1992). Derecho civil español, común y foral, tomo III. Derecho de obligaciones. La obligación y el
contrato en general, decimosexta edición, revisada y puesta al día por Gabriel García Cantero. Madrid: Reus, p. 650.

26G , Francesco (1992). El negocio jurídico. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 461.

27Principios UNIDROIT Sobre los contratos comerciales internacionales (2010). Disponibles [en línea]:
https://www.unidroit.org/unidroit-principles-2016/unidroit-principles-2016-overview/spanish-black-letter.

28Principios UNIDROIT (2016), p. 62.

29G yO (2010), p. 33.

30Carlos Montino con Metalúrgica San Vicente Limitada (2011).

31Principios de UNIDROIT (2016), p. 69.


C II L

S : I. Las cuestiones; II. Las sentencias; III. Reglas sobre la materia;


IV. Bibliografía nacional de consulta; V. Otras sentencias sobre la materia.

I. L

1. La regulación de la formación del consentimiento

Los negocios unilaterales exigen declaración de voluntad; los


bilaterales, que se forme el consentimiento, es decir, un encuentro
entre dos declaraciones de voluntad, una que denominamos "oferta" y
otra que denominamos "aceptación" o, para formularlo en los términos
de Luis Claro Solar, la pregunta sería "¿cómo se produce el concurso
de voluntades que forma el consentimiento?"32.

En este sentido, se lee en la sentencia de la Corte Suprema de 16 de


abril de 200833:

"Que como es sabido, para que se produzca como resultado del acuerdo
de voluntades el efecto jurídico de crear una o más obligaciones, es
necesario que culmine un proceso tendiente a la formación del
consentimiento, mediante el concierto de dos actos jurídicos unilaterales e
independientes, derivados uno de aquel que toma la iniciativa y le propone
un negocio a otro, y éste, que es aquel al cual va dirigida la oferta, que
acepta la proposición, con su consentimiento. La yuxtaposición de estas
declaraciones de voluntad, mediante la convergencia de la oferta y la
aceptación, da lugar al consentimiento y, con ello, al contrato".

En el ámbito nacional podemos encontrar la regulación de este


proceso de encuentro en tres lugares diversos, aunque, según
veremos, aún es posible introducir una nueva distinción.

En primer lugar, se encuentran las reglas de los artículos 97 a 106


del Código de Comercio. Se trata, como lo han entendido los tribunales
en Chile, del derecho común en materia de formación del
consentimiento34. Así, por ejemplo, en la sentencia de la Corte
Suprema de 12 de abril de 201235:

"Que, sin que sea necesario repasar todo lo relativo a la formación del
consentimiento en los actos jurídicos bilaterales, ya es un aspecto pacífico,
que el Código de Comercio regula esta materia, estipulaciones a las que se
refiere su Mensaje, al aludir al Libro II, Título I, expresa: 'En este mismo
Título se trata de un asunto difícil como importante, omitido en la
Ordenanza y aun en el Código Civil. Frecuentemente ocurre la necesidad
de fijar el momento y el lugar en que las propuestas verbales o escritas
asumen el carácter de contratos perfectos, y careciendo de reglas claras y
precisas que dirijan el juicio del jurisconsulto e ilustren la conciencia del
magistrado, es indispensable invocar las opiniones acomodaticias e
inseguras de los autores que han examinado con más o menos profundidad
esos puntos. Para obviar dificultades de tanta trascendencia, el Proyecto ha
dado soluciones satisfactorias a las cuestiones principales e incidentes que
ofrece la materia; y de este modo ha llenado un sensible vacío en nuestra
legislación comercial y civil'".

Sin embargo, antes de continuar hacia los que podríamos considerar


los regímenes especiales de la formación del consentimiento, hemos
de advertir que el legislador del Código de Comercio está considerando
la formación de los contratos consensuales. Así aparece sin
demasiadas dudas de la lectura del artículo 101. Su tenor, en lo que
nos interesa, es el siguiente: "Dada la contestación, si en ella se
aprobare pura y simplemente la propuesta, el contrato queda en el acto
perfeccionado y produce todos sus efectos legales". Y esto, al abrigo
del artículo 1443 CC, únicamente puede predicarse respecto de los
contratos consensuales.

Siendo de esta manera, la pregunta, necesariamente, ha de ser ¿qué


sucede tratándose de contratos reales y solemnes? La doctrina
nacional no se ha preocupado particularmente por el tema, aunque en
las menciones que hace, encontramos cierta dispersión de opiniones.
Así, por ejemplo, Domínguez Águila señala: "(...) si las reglas del
Código de Comercio son propias de los negocios consensuales, no por
ello dejan de tener aplicación para otros negocios como expresión de
los acuerdos a que se llega en los tratos preliminares"36. Sin embargo,
Segura señala que: "(...) la jurisprudencia y la doctrina sostienen que
las reglas de formación del consentimiento que contiene el Código de
Comercio chileno son sólo aplicables a los contratos consensuales y,
por lo mismo, en Chile, para esta tesis, los contratos reales y solemnes
carecen de reglas legisladas, obligando a construir unas que le sean
propias"37.

Pues bien, junto a las normas del Código de Comercio, encontramos,


en segundo lugar, las de la Ley Nº 19.496 sobre protección de los
derechos de los consumidores. Y encontramos aquí normas que,
según se ha entendido, vienen a modificar lo dispuesto en el Código de
Comercio, por ejemplo, respecto de lo dispuesto por el artículo 105 del
Código de Comercio. A este respecto, Varas y Momberg han señalado
la diferencia en los siguientes términos:

"Si bien la legislación nacional aplicable (...) no soluciona expresamente la


cuestión, puede deducirse de los artículos 3 letra c), 12 y especialmente del
artículo 13 de la Ley Nº 19.496, que la oferta hecha a consumidores
indeterminados obliga al proveedor"38.

Una segunda cuestión que debe advertirse a propósito de la Ley


Nº 19.496 es que es en ella en donde se disciplina la formación de los
contratos celebrados a distancia y, entre ellos, singularmente, en los
contratos electrónicos. La importancia de este último fenómenono
llevará, más adelante, a considerarlo individualmente, pues estimamos
que la norma del artículo 12 A, que es la que disciplina esta cuestión
en la Ley Nº 19.496, resultaría aplicable en forma general. La razón no
es, por supuesto, que se utilice directamente, sino que, en nuestra
opinión, esa norma manifiesta cuestiones generales en la formación
del consentimiento. Volveremos sobre esto al considerar la formación
de este tipo de contratos.

En fin, el tercer o cuarto régimen —según si se considere o no el de


los contratos electrónicos como uno distinto— es el de la Convención
de Viena de 1980 sobre Compraventa Internacional de Mercaderías.

Se trata, como es bien sabido, de derecho interno; sin embargo, su


importancia no es exclusivamente esa. Creemos que por la enorme
relevancia que ha tenido la Convención en el desarrollo de lo que se ha
venido en llamar el "moderno derecho de las obligaciones", es un
instrumento que presta una extraordinaria utilidad tanto para pensar el
funcionamiento del derecho de contratos en general como su eventual
modificación.

2. La oferta: requisitos y vigencia

Los tribunales han definido la oferta como:

"(...) un acto jurídico unilateral por el cual una persona propone a otra una
determinada convención y como acto jurídico la oferta debe cumplir los
requisitos de existencia y validez que establece la ley, por lo que ésta debe
ser seria, es decir, que exista el propósito de producir un efecto práctico
sancionado por el derecho"39.

De esta definición es posible derivar los requisitos de la oferta.

a) Los requisitos de la oferta


La formación del consentimiento requiere de la concurrencia de las
voluntades que han de encontrarse. Jurídicamente una de ellas
corresponde a la oferta y la otra a la aceptación. La cuestión que es
necesario considerar, entonces, es qué requisitos debe satisfacer una
declaración de voluntad para que pueda calificársela como oferta o
aceptación.

Respecto de la oferta, hacemos bien si separamos el género de la


especie. El género, en este caso, son las proposiciones de celebrar un
contrato; la especie es la oferta. Un ejemplo contribuirá a mostrar la
diferencia. En el caso Urrea Fuentes con Corpbanca40 se indica que
existió un aviso en la página web del banco ofreciendo créditos
hipotecarios. En términos muy generales podemos indicar que se
trataría de una declaración de voluntad cuyo objeto consiste en
proponer al público la celebración de un contrato. Sin embargo, resulta
evidente, no se trata de una oferta, pues carece de ciertas
especificidades propias de ese particular tipo de proposición. De
hecho, ni siquiera podemos afirmar que se trate de una oferta a
persona indeterminada pues, para que así fuera debería satisfacer los
requisitos de la oferta y, muy probablemente, no satisface el requisito
de completitud. Con todo, no se trata de una declaración jurídicamente
inocua pues lo más probable es que pueda calificarse como publicidad,
y siendo de esta manera resulta posible que, según lo dispuesto en el
artículo 1º Nº 4 de la Ley Nº 19.628, se integren al contrato los
contenidos objetivos de dicha publicidad41.

¿Qué requisitos, entonces, exige una proposición de celebrar un


contrato para transformarse en una oferta? La respuesta más sintética
es que, más allá de los requisitos propios de cualquier negocio jurídico,
la proposición debe ser completa —suficientemente precisa— y seria.

Se afirma que una oferta es completa cuando contiene todos los


elementos necesarios del contrato proyectado, los essentialia negotii.
Así, por ejemplo, el artículo 14.1 de la CISG dispone que:

"La propuesta de celebrar un contrato dirigida a una o varias personas


determinadas constituirá oferta si es suficientemente precisa e indica la
intención del oferente de quedar obligado en caso de aceptación. Una
propuesta es suficientemente precisa si indica las mercaderías y, expresa o
tácitamente, señala la cantidad y el precio o prevé un medio para
determinarlos".

No es necesario, como se ve, que consten todos los elementos del


contrato proyectado, sino que nada más aquellos indispensables. El
hecho de no requerir todos los elementos del contrato, sino nada más
los esenciales ha llevado a pensar que la exigencia de completitud
debiese reemplazarse por la de suficiente precisión42.

De faltar alguno de los elementos esenciales, simplemente no existe


oferta. Así, por ejemplo, en una sentencia de la Corte Suprema de 26
de julio de 201643 en que se discutía acerca de la existencia de un
contrato de corretaje, se estimó lo siguiente:

"Que al no estar claramente determinado el valor del contrato de


arrendamiento, por cuanto el monto de la renta que debería servir de base
para calcularlo se fijó en un instrumento posterior en aquella suma que
resultare de 'mayor valor' según los parámetros ya indicados y de acuerdo
a los plazos de vigencia convenidos, no cabe sino concluir que no estaba
definido en la oferta el monto de la remuneración de las corredoras.

Así, al no ser la oferta precisa y completa, la simple firma puesta por el


destinatario no es apta para formar el consentimiento y entender que haya
existido acuerdo de las partes en cuanto al monto de la comisión, lo que si
bien no impide que se haya perfeccionado el contrato de corretaje, desde
que el pacto del honorario no es un requisito de la esencia de esta
prestación de servicios por estar sujeta a las reglas del mandato que es,
por naturaleza, remunerado, al no existir estipulación sobre el particular, la
remuneración ha debido ser determinada por el tribunal de acuerdo a la
costumbre que haya sido probada en el juicio, considerando la naturaleza
de la gestión encomendada, su extensión, la cuantía del negocio y los
resultados obtenidos".

El segundo requisito de la oferta es la seriedad o firmeza. Sobre esto


no hay duda, pero ¿qué significa que la oferta sea seria? La respuesta
más intuitiva es que haya sido formulada con la intención de que su
aceptación perfeccione el negocio proyectado y que esa intención se
manifieste en la declaración de voluntad que constituye la oferta. De
esta manera, podemos considerar la sentencia de la Corte Suprema,
de 25 de abril de 2016, declarando que la oferta no cumple con el
requisito de la seriedad. La razón es la siguiente:

"De lo anterior no puede desprenderse de la carta la seriedad o intención


de obligarse que requiere la oferta ya que si bien Eco Bat declara su
intención de comprar el Grupo Inppamet en un precio de US$ 75.000.000,
en el mismo párrafo se indica que 'el precio está sujeto a la revisión
financiera y legal, el acuerdo legal y la autorización del Directorio', por lo
que éste en realidad no es cierto y carece de toda seriedad, al dejarlo
entregado y condicionado a tres factores futuros, los que vale la pena
reiterar: el due diligence, el acuerdo legal y la autorización del Directorio".

Por su parte, la sentencia de la Corte Suprema de 16 de abril de


2008, enfatiza la intención en los siguientes términos:

"En el Tratado Práctico de Derecho Civil de Marcelo Planiol y Jorge Ripert,


tomo Sexto, Primera Parte, página 170 se expresa que no existe una
verdadera oferta cuando la proposición de contratar ha sido hecha como
diversión o juego; de modo más práctico, siempre que su autor no ha tenido
la intención de obligarse jurídicamente cuando se ha reservado su libertad,
o simplemente cuando sólo ha querido iniciar preliminares de contrato que,
lejos de constituir una oferta, se proponga provocarla".

Ahora bien, la aproximación a la seriedad o firmeza de la oferta que


únicamente pone atención a la intención puede resultar excesivamente
subjetiva.

Desde luego la seriedad involucra una cierta firmeza de la


proposición y, en este sentido tiene razón Domínguez Águila cuando
indica que una proposición destinada a invitar a otros a negociar no
puede considerarse como una oferta44. Sin embargo, como señala
Cuadrado, si únicamente se presta atención a la intención de quien
emite la declaración, se arriesga desatender la razonable tutela del
destinatario de la declaración45. Por lo mismo, no resulta totalmente
exacto afirmar que la seriedad se juega a propósito de la intención del
declarante sino, más bien, que lo relevante es que se haya creado una
apariencia de seriedad o firmeza imputable al declarante, en la cual el
destinatario de la declaración haya podido confiar razonablemente.

A propósito de la seriedad de la oferta, se ha presentado la cuestión


de las ofertas sujetas a reserva46, es decir aquellas en que: "el autor
se reserva la facultad de decidir, ya sobre la celebración misma del
contrato, ya sobre la determinación de alguno de sus elementos
esenciales"47.

La Corte Suprema ha tenido ocasión de pronunciarse tanto respecto


de la seriedad de la oferta, como de las ofertas sujetas a reservas. Así,
por ejemplo, en la sentencia de 16 de abril de 2008 se lee:

"La oferta es un acto jurídico unilateral por el cual una persona propone a
otra una determinada convención y como acto jurídico la oferta debe
cumplir los requisitos de existencia y validez que establece la ley, por lo que
ésta debe ser seria, es decir, que exista el propósito de producir un efecto
práctico sancionado por el derecho. En el Tratado Práctico de Derecho Civil
de Marcelo Planiol y Jorge Ripert, tomo Sexto, Primera Parte, página 170
se expresa que 'no existe una verdadera oferta cuando la proposición de
contratar ha sido hecha como diversión o juego; de modo más práctico,
siempre que su autor no ha tenido la intención de obligarse jurídicamente
cuando se ha reservado su libertad, o simplemente cuando sólo ha querido
iniciar preliminares de contrato que, lejos de constituir una oferta, se
proponga provocarla. Pero es preciso que tal intención sea expresada o
resulte de las circunstancias del caso o de los usos, de no ser así, la
contraparte pudo haber creído hallarse en presencia de una oferta y la
aceptación perfeccionará el contrato'"48.

La existencia de reservas anexas a la proposición de contratar puede


tener un carácter tácito o expreso. El carácter de la reserva será
expreso cuando quien emite la propuesta de contrato formula su
renuencia a quedar obligado por la aceptación de la persona o
personas hacia quienes la dirige en términos directos y explícitos. La
reserva será tácita, en cambio, cuando se desprenda,
indubitadamente, de las circunstancias en las cuales se formula la
proposición de contratar.
El ejemplo más evidente de reservas tácitas se encuentra en las
ofertas dirigidas a persona indeterminada. Así parece desprenderse del
artículo 105 del Código de Comercio y del artículo 14.2 de la
Convención de Viena de 1980. Así lo ha reconocido, por lo demás, la
doctrina comparada49 y nacional. En esta última ha sido frecuente
considerar que las ofertas dirigidas a persona indeterminada "no
obligan verdaderamente al que las hace"50.

Por lo que toca a las reservas expresas, puede considerarse una


cláusula en un contrato electrónico que originó una demanda por un
importante número de consumidores51. La cláusula tenía el siguiente
tenor:

"Los pedidos se aceptarán por escrito, correo electrónico, teléfono o fax y


sólo serán vinculantes una vez aceptados por [el proveedor] mediante la
emisión de una Confirmación del Pedido por cualquiera de los medios de
comunicación antes descritos. Ud. debe verificar la Confirmación del
Pedido y notificarnos, inmediatamente, por escrito, cualquier error. En caso
contrario, la descripción del Producto en la Confirmación del Pedido pasará
a integrar este contrato y será vinculante para las partes".

Como puede advertirse, la cláusula transcrita contiene una reserva


expresa. El proponente ha manifestado su intención de no quedar
vinculado por la aceptación de su propuesta. No se trata de una oferta
contractual, sino de una invitación a formular ofertas.

Se afirma que un tercer requisito de la oferta —al menos en el ámbito


nacional— es que sea dirigida a persona determinada52. Es lo que
pareciera desprenderse del tenor del artículo 105 del Código de
Comercio, su texto es el siguiente:

"Las ofertas indeterminadas contenidas en circulares, catálogos, notas de


precios corrientes, prospectos, o en cualquiera otra especie de anuncios
impresos, no son obligatorias para el que las hace.

Dirigidos los anuncios a personas determinadas, llevan siempre la


condición implícita de que al tiempo de la demanda no hayan sido
enajenados los efectos ofrecidos, de que no hayan sufrido alteración en su
precio, y de que existan en el domicilio del oferente".

La comprensión de esta regla, según nos parece, se puede intentar a


través del artículo 14 de la Convención de Viena, según el cual la
propuesta a persona indeterminada se entenderá como una simple
invitación a hacer ofertas, a menos que se indique expresamente lo
contrario. De esta manera, según creemos, la guía de lectura del
artículo 105 no ha de ser que, necesariamente, las proposiciones
dirigidas a persona indeterminada carezcan del efecto propio de la
oferta, sino que, salvo que se pueda demostrar lo contrario —o que la
ley lo disponga de otra manera53— falla el requisito de la seriedad,
pues se entiende que son invitaciones a ofrecer.

b) La vigencia de la oferta

La vigencia de la oferta depende de dos factores distintos. El hecho


de que haya sido revocada y su caducidad.

El tratamiento de la revocación ofrece en el Código de Comercio


alguna peculiaridad. Desde luego nada de peculiar hay en que se
distinga entre ofertas revocables e irrevocables y los factores de los
que depende la irrevocabilidad. La distinción se encuentra en la CISG
(art. 16) y en los PLDC (art. 18) y los criterios también, aunque tanto la
CISG como los PLDC introducen otro que sería útil en el Código de
Comercio. La oferta se considerará como irrevocable. En la versión del
artículo 16 de la CISG es el siguiente:

"Si el destinatario podía razonablemente considerar que la oferta era


irrevocable y ha actuado basándose en ella".

Lo que resulta peculiar en el Código de Comercio es lo dispuesto en


el artículo 100. Para comprender por qué, parece útil comenzar con su
tenor literal:

"La retractación tempestiva impone al proponente la obligación de


indemnizar los gastos que la persona a quien fue encaminada la propuesta
hubiere hecho, y los daños y perjuicios que hubiere sufrido.
Sin embargo, el proponente podrá exonerarse de la obligación de
indemnizar, cumpliendo el contrato propuesto".

La peculiaridad de la regla se encuentra en que establece una regla


de responsabilidad estricta. A diferencia de lo que, como se ha visto,
sucede con las tratativas preliminares en que únicamente el retiro
unilateral contra las exigencias de la buena fe determina la
procedencia de la indemnización, en este caso basta cualquier
revocación, justificada o no.

Se trata, como lo ha advertido Domínguez, de un caso de


responsabilidad extracontractual; el origen de la obligación de
indemnizar se encuentra en la ley54. Eso no parece particularmente
discutible, lo que, en cambio, si nos lo parece, es que la
responsabilidad sea estricta. Si se trata de proteger la confianza del
destinatario de la oferta parece mucho más prudente hacerlo de la
forma en que se procura tratándose del retiro de las tratativas
preliminares, es decir, evaluando si quien se retira defraudó la
confianza que con sus mismos actos había suscitado en la otra parte.
Quiere decir que, pese a que la norma impone al proponente que se
retracta, la obligación de los gastos que el destinatario de la oferta
hubiera hecho, lo que aquí proponemos es que, por un lado, para que
nazca tal obligación de indemnizar, ha de prestarse atención a si quien
se retractó lo hizo con infracción, o no, de las exigencias de la buena fe
contractual, y por otra, no cualquier gasto será objeto de
indemnización, sino sólo aquellos vinculados causalmente con la
confianza creada, con la oferta, en el destinatario de la oferta.

Por lo que toca a la caducidad de la oferta, sus causales se


encuentran en el artículo 101 en los siguientes términos:

"Dada la contestación, si en ella se aprobare pura y simplemente la


propuesta, el contrato queda en el acto perfeccionado y produce todos sus
efectos legales, a no ser que antes de darse la respuesta ocurra la
retractación, muerte o incapacidad legal del proponente".

Junto a los casos de caducidad por muerte o incapacidad legal, ha de


aceptarse también que la oferta caduca por el transcurso del
tiempo55tal y como lo indican los artículos 97 y 98 del Código de
Comercio. Sobre esto habrá que apuntar lo inadecuado de esas reglas,
pues reposan sobre distinciones que las tecnologías de la información
han convertido en obsoletas. Parece, por lo tanto, aconsejable
abandonar la distinción entre ofertas verbales y escritas y según si las
personas se encuentran en el mismo lugar o en uno distinto y entender
que:

"(...) la oferta se entiende también caducada por el transcurso del tiempo


que razonablemente se entiende como suficiente de acuerdo con los usos
de los negocios y con la naturaleza del asunto"56.

3. La aceptación y la regla del espejo

Señala León Hurtado que: "La aceptación es el acto jurídico mediante


el cual el destinatario de la oferta manifiesta su conformidad con
ella"57, y añade que sus requisitos son dos: que sea pura y simple y
que se dé mientras la oferta esté vigente58.

A la temporalidad o vigencia de la oferta ya nos hemos referido, de


manera que ahora conviene hacerse cargo del primer requisito: que la
aceptación sea pura y simple. Dicha exigencia se justifica en lo
dispuesto en los artículos 101 y 102 del Código de Comercio. Sus
textos son los siguientes:

Art. 101: "Dada la contestación, si en ella se aprobare pura y simplemente


la propuesta, el contrato queda en el acto perfeccionado y produce todos
sus efectos legales, a no ser que antes de darse la respuesta ocurra la
retractación, muerte o incapacidad legal del proponente".

Art. 102: "La aceptación condicional será considerada como una


propuesta".
Se trata de lo que se ha denominado la "regla del espejo", según la
cual el contenido de la oferta debe, por así decirlo, calzar exactamente
con el de la aceptación59.

La aplicación irrestricta de la regla del espejo puede conducirnos a


excesos o resultados no deseados como lo muestra un caso fallado en
China, el 10 de junio de 2002, en el que el tribunal resuelve, aplicando
el artículo 19 de la CISG:

"La compraventa tenía por objeto 10.000 metros cúbicos de un fertilizador


orgánico y la entrega se pactó free on board, es decir, libre a bordo del
buque. El comprador, al aceptar la oferta del vendedor la modificó al indicar
que no estaba de acuerdo que las mercaderías fueran transportadas por un
barco con una antigüedad superior a 20 años. En respuesta, el vendedor —
es decir, el oferente— comunicó por carta al comprador que, considerando
tal modificación, entendía que el contrato no se había formado.

El mismo día, el comprador contestó afirmando que, teniendo en cuenta


que era un contrato con entrega free on board, la modificación a la oferta
respecto de la antigüedad del barco resultaba irrelevante, puesto que, en
esta clase de contratos, el transporte es responsabilidad del comprador.
Por consiguiente, el contrato se había formado.

En la misma comunicación, el comprador recordó al vendedor que él iba a


revender el fertilizante y que, por lo mismo, si no le enviaba la mercadería
incumpliría el contrato.

El vendedor, sin embargo, insistió que el contrato no se había formado


porque la aceptación no coincidió totalmente con su oferta.

Sin embargo, el tribunal arbitral que conoció del caso consideró las cosas
de manera diversa, al estimar que toda vez que el transporte era completa
responsabilidad del comprador, resultaba irrelevante para la formación del
contrato y su cumplimiento que el comprador hubiera introducido una
modificación a la oferta del vendedor respecto de la antigüedad del barco
que transportaría las mercaderías.

Añadió, además, que el vendedor no le había informado con suficiente


celeridad al comprador que no deseaba quedar obligado por el contrato con
la alteración que se le había introducido a su oferta".
Mirado el caso desde la perspectiva del artículo 100 del Código de
Comercio, la sentencia resulta particularmente enigmática. Por lo
pronto, es evidente que la aceptación del comprador modificó la oferta
de su vendedor y, por consiguiente, tendría que considerársela, por
tratarse de una aceptación condicional, una nueva oferta ¿Por qué,
entonces, el tribunal arbitral entiende que el contrato se habría
formado, pese a la modificación hecha por el comprador? Y,
seguidamente, ¿por qué el vendedor debía informar al comprador con
celeridad que no aceptaba el contrato con la modificación que le había
introducido este último?

El carácter enigmático de la sentencia se disuelve con sencillez si se


considera que no se resolvió conforme con el artículo 101 del Código
de Comercio, sino al 19 de la CISG.

En lo que aquí nos interesa, este último artículo dispone lo siguiente:

"1) La respuesta a una oferta que pretenda ser una aceptación y que
contenga adiciones, limitaciones u otras modificaciones se considerará
como rechazo de la oferta y constituirá una contraoferta.

2) No obstante, la respuesta a una oferta que pretenda ser una aceptación


y que contenga elementos adicionales o diferentes que no alteren
sustancialmente los de la oferta constituirá aceptación a menos que el
oferente, sin demora injustificada, objete verbalmente la discrepancia o
envíe una comunicación en tal sentido. De no hacerlo así, los términos del
contrato serán los de la oferta con las modificaciones contenidas en la
aceptación".

En este caso, el tribunal estimó que en la aceptación existía una


modificación a la oferta, sin embargo, no la consideró como una
contraoferta. La razón es que, de una parte, la modificación no alteraba
sustancialmente los términos de la oferta, pues, como ya vimos, no
perjudicaba de ninguna manera relevante la correcta ejecución de las
prestaciones. De otra parte, el oferente no objetó la modificación sin
demora justificada. Desde un punto de vista estricto, las voluntades de
las partes no terminaron de encontrarse, desde que la aceptación no
fue el reflejo exacto de los términos de la oferta. Sin embargo, la
pregunta que hemos de formular es ¿por qué esa circunstancia
debería impedir la formación del contrato?

La respuesta debiese ser que si la discrepancia no obstaculiza que


las partes logren plausiblemente la finalidad que procuraban a través
del contrato, éste debería formarse igualmente. Esa es la conclusión a
que permite llegar el artículo 19 de la CISG y, a la vez, es aquélla que
parece impedir el artículo 101 del Código de Comercio. Y la razón
reside en que la regla de la CISG representa una aproximación más
pragmática a la cuestión de la formación del consentimiento, a
diferencia de la disciplina de la formación del consentimiento del
Código de Comercio, cuyas reglas parecieran desprenderse
axiomáticamente del dogma de la voluntad, sin atender, en lo absoluto,
las consecuencias prácticas que puedan seguirse, en el caso, impedir
la formación de un contrato respecto del cual las partes habían
alcanzado un acuerdo que permitía a ambas alcanzar la finalidad
perseguida al contratar.

De cualquier modo, debemos advertir que el citado artículo 19 de la


CISG, más que introducir una excepción a la regla del espejo, le resta
rigidez, tolerando un margen para la modificación o alteración de la
oferta en la medida que no sean sustanciales y que no haya objeción o
protesta verbal o escrita por parte del oferente. Quiere decir entonces
que, si es sustancial, o no siéndolo y hay objeción del oferente, hemos
de volver a la regla del espejo y debe entenderse que estamos en
presencia de una contraoferta. Se atenúa la regla del espejo contenida
en nuestro Código de Comercio, evitando los excesos a los que se
llegaría con su aplicación estricta.

La cuestión que plantea el precepto es cómo saber si una alteración


o modificación a la oferta es o no sustancial, debiendo precisar que no
depende si ellas se refieren, o no, a los elementos esenciales del
contrato —en este caso precio y cosa—60, sino a otros criterios que la
misma disposición, en su párrafo tercero, a título ejemplar61, enumera:

"Se considerará que los elementos adicionales o diferentes relativos, en


particular, al precio, al pago, a la calidad y cantidad de las mercaderías, al
lugar y fecha de la entrega, al grado de responsabilidad de una parte con
respecto a la otra o a la solución de controversias alteran sustancialmente
los elementos de la oferta".

4. Los contratos a distancia

A diferencia de lo que sucede con la Ley Nº 19.946, el Código de


Comercio no se refiere a los contratos celebrados a distancia. Sin
embargo, en el artículo 98, a propósito de las ofertas formuladas por
escrito se sitúa en un caso en que el oferente y el aceptante se
encuentran en lugares diversos. Por su parte, el artículo 104 dispone lo
siguiente:

"Residiendo los interesados en distintos lugares, se entenderá celebrado el


contrato, para todos sus efectos legales, en el de la residencia del que
hubiere aceptado la propuesta primitiva o la propuesta modificada".

Los contratos celebrados a distancia presentan ciertos problemas


que conviene considerar atendida la parquedad del Código. Acaso el
primero de ellos es qué ha de entenderse por un contrato celebrado a
distancia.

En el Código, la nota caracterizadora se encuentra en que las


personas se encuentren en lugares diversos —esto determinaría que el
contrato sea entre ausentes— lo que, desde luego, a estas alturas no
significa —como en los tiempos del Código— que resulte imposible la
simultaneidad, que es lo que explica la letra del artículo 98.

En el derecho actual, al menos el que disciplina las relaciones de


consumo, la nota caracterizadora de los contratos celebrados a
distancia consiste en el hecho de que se celebren sin la presencia
simultánea de las partes. En este sentido el artículo 2.7 de la Directiva
2011/83 sobre derechos de los consumidores define el contrato a
distancia como:
"Todo contrato celebrado entre un comerciante y un consumidor en el
marco de un sistema organizado de venta o prestación de servicios a
distancia, sin la presencia física simultánea del comerciante y del
consumidor, y en el que se han utilizado exclusivamente una o más
técnicas de comunicación a distancia hasta el momento en que se celebra
el contrato y en la propia celebración del mismo".

La segunda cuestión que presentan los contratos a distancia se


refiere al momento de su perfección y las diversas teorías al respecto
—declaración, expedición, información y recepción—62, y, aunque
resulta interesante, la respuesta que da el artículo 101 parece más
bien lapidaria, se opta por la teoría de la declaración: el contrato se
forma por la simple aceptación de la oferta63.

La tercera cuestión surge a propósito del lugar en que se entienden


formados los contratos a distancia. Sobre esto, el artículo 104 del
Código de Comercio dispone lo siguiente:

"Residiendo los interesados en distintos lugares, se entenderá celebrado el


contrato, para todos sus efectos legales, en el de la residencia del que
hubiere aceptado la propuesta primitiva o la propuesta modificada".

La cuarta cuestión se refiere a los contratos electrónicos64. Aunque


la literatura puede ser extremadamente voluminosa a este respecto65,
aquí únicamente nos interesa anotar que, a diferencia de lo que
sucede en el ámbito europeo, en Chile no existe una norma que, con
pretensión de generalidad, discipline la formación de este tipo de
negocios; existe en cambio la Ley Nº 19.496 que disciplina el proceso
de formación del consentimiento de los contratos celebrados a
distancia y dedica sus artículos 12 A y 32 a los contratos electrónicos y
celebrados a distancia. El texto del primero es el siguiente:

"En los contratos celebrados por medios electrónicos, y en aquellos en que


se aceptare una oferta realizada a través de catálogos, avisos o cualquiera
otra forma de comunicación a distancia, el consentimiento no se entenderá
formado si el consumidor no ha tenido previamente un acceso claro,
comprensible e inequívoco de las condiciones generales del mismo y la
posibilidad de almacenarlos o imprimirlos.

La sola visita del sitio de Internet en el cual se ofrece el acceso a


determinados servicios no impone al consumidor obligación alguna, a
menos que haya aceptado en forma inequívoca las condiciones ofrecidas
por el proveedor.

Una vez perfeccionado el contrato, el proveedor estará obligado a enviar


confirmación escrita del mismo. Esta podrá ser enviada por vía electrónica
o por cualquier medio de comunicación que garantice el debido y oportuno
conocimiento del consumidor, el que se le indicará previamente. Dicha
confirmación deberá contener una copia íntegra, clara y legible del
contrato".

Por lo que toca al artículo 32, dispone que:

"Tratándose de contratos ofrecidos por medios electrónicos o de aquellos


en que se aceptare una oferta realizada a través de catálogos, avisos o
cualquier otra forma de comunicación a distancia, el proveedor deberá
informar, de manera inequívoca y fácilmente accesible, los pasos que
deben seguirse para celebrarlos, e informará, cuando corresponda, si el
documento electrónico en que se formalice el contrato será archivado y si
éste será accesible al consumidor. Indicará, además, su dirección de correo
postal o electrónico y los medios técnicos que pone a disposición del
consumidor para identificar y corregir errores en el envío o en sus datos".

Podemos considerar estas reglas a la luz de un caso resuelto por la


Corte Suprema con fecha 7 de julio de 201666 que resuelve una
demanda por interés colectivo por una cláusula que se consideraba
abusiva en el contrato que disciplinaba el uso de la página web de
Ticketmaster, permitiendo a esta última el tratamiento de los datos
personales de sus usuarios.

La Corte considera la cláusula en cuestión como abusiva y señala lo


siguiente:

"Esta cláusula contiene diversas autorizaciones a Ticketmaster. No son sin


embargo autorizaciones que el usuario dé positiva y especialmente.
Tampoco son autorizaciones supletorias que el usuario pueda denegar si
así lo desea. Son autorizaciones que se entienden concedidas por el
consumidor por el solo hecho de usar el sitio. Esta característica resultará
determinante para establecer el carácter abusivo de buena parte de estas
autorizaciones".

Lo que nos parece es que la razón por la cual la Corte considera


abusiva la cláusula, es la razón que enseña que el contrato no llegó a
perfeccionarse según lo dispuesto en el artículo 12 A de la Ley
Nº 19.49667, pues, convendrá recordarlo:

"La sola visita del sitio de Internet en el cual se ofrece el acceso a


determinados servicios no impone al consumidor obligación alguna, a
menos que haya aceptado en forma inequívoca las condiciones ofrecidas
por el proveedor".

Y eso fue exactamente lo que en opinión de la Corte, sucedió aquí.

En fin, estas reglas resultan aplicables únicamente dentro del ámbito


de la Ley Nº 19.496. Sin embargo, según nos parece, estas dos reglas
instancian cuestiones generales respecto de la formación del
consentimiento, por lo mismo —aunque no directamente— responden
generalmente a la cuestión de la formación del consentimiento
tratándose de contratos que se encuentren más allá del ámbito de
aplicación de la Ley Nº 19.496. Específicamente nos referimos al inciso
primero del artículo 12 A y la idea vertida en el artículo 32 según la cual
el proveedor debe informar al consumidor los pasos que deben
seguirse para celebrar el contrato.

Bibliografía

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comparado, Vol. 5. Santiago: Editorial Jurídica de Chile.
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(trad.) Alcalá-Zamora y Castillo, L.). Buenos Aires: Editorial Jurídica
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S R , Francisco (2006). "Algunas cuestiones actuales en
torno a la oferta y la aceptación", en Colección de Derecho Privado
III. Santiago: Universidad Diego Portales.

Jurisprudencia citada

Bascuñán María y otros con Dell Computer Chile Ltda. (2008): rol
Nº 32796-2008.

María Conejeros Solar y otra con Abelardo Mora Sotomayor y otros


(2015): Corte Suprema, 26 de julio de 2016, rol Nº 9902-2015.

SERNAC con Ticketmaster (2016): Corte Suprema, 7 de julio de 2016,


rol Nº 1533-2015.

SF Comercial Limitada con Adexus S.A. (2008): Corte Suprema, 16 de


abril de 2008, rol Nº 3362-2006.

Urrea Fuentes Cristián con Corpbanca (2012): Corte Suprema, 12 de


abril de 2012, rol Nº 218-2011. Cita online: CL/JUR/788/2012.

II. L

1. SF Comercial Limitada con Adexus S.A.

Corte Suprema, 16 de abril de 2008, rol Nº 3362-2006

Palabras clave: Oferta — seriedad — reserva


Normativa aplicada: artículos 1445 del Código Civil y 98 del Código de
Comercio

a) Resumen. Se celebra un contrato de compraventa sobre


computadoras en la que una persona actúa como representante del
vendedor sin tener poder para ello. Al reclamarse el cumplimiento del
contrato la vendedora se niega a cumplirlo porque no ha prestado su
voluntad. La Corte sostiene que, para la formación del contrato, quien
actúa como oferente debe ser el futuro acreedor o deudor de una
obligación, por lo que en este caso no existió contrato alguno ya que
nunca concurrieron, ni personalmente ni representada, las voluntades
de los deudores.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"TERCERO: Que previo el análisis de los errores de derecho denunciados,


es preciso tener en consideración los siguientes hechos de la causa,
establecidos por los sentenciadores del fondo (considerandos 10º, 11º y
12º):

a) El señor Pedro Pablo Fernández Riesco, es representante legal tanto de


la empresa demandante como de Monge y Cía. S.A. y Trianglesoft S.A., las
que eran empresas relacionadas o asociadas.

b) Don Andrés Gisla Alvial era desde el 7 de junio de 1999, trabajador


dependiente de la empresa Adexus S.A., quien era el encargado de
mantener las relaciones de negocios y ventas referentes a equipos
computacionales pertenecientes a su cartera de clientes, entre los cuales
figuran la demandante y sus empresas asociadas con Adexus. Éste ofrecía
importantes descuentos a las empresas que formaban su cartera de
clientes.

c) La empresa relacionada con la demandante Monge y Cía. S.A., había


realizado compras a la empresa Adexus S.A. por un total de 150
computadores de escritorio, 10 computadores portátiles y 25 servidores.

d) Concluida esta operación el actor solicitó la cotización por 2.500


computadores al Sr. Gisla, quien ofrece a US$299 más IVA la unidad y
emite las notas de ventas 7827 y 7908, por 1.000 y 1.500 PC de fechas 10
y 25 de septiembre de 2001, respectivamente.

e) La oferta del señor Gisla consta en un documento de 25 de septiembre


de 2001, en el cual el precio unitario de los equipos aparece de US$299
más IVA y versa sobre 5.100 PC.

f) El 25 de octubre de 2001, en una reunión entre personeros de las partes,


los de la demandante pusieron en conocimiento de aquella que había un
error en el precio relativo a la venta de 5.100 computadores, porque su
precio estaba bajo el costo, a un tercio de su valor, por lo cual los equipos
no se entregarían.

g) Que con el objeto de acreditar la existencia del contrato de compraventa


en que el demandante funda sus pretensiones, acompañó bajo el
apercibimiento del artículo 346 Nº 3 del Código de Procedimiento Civil, el
instrumento privado de 25 de septiembre de 2001, que da cuenta que las
partes pactaron la venta de 5.100 computadores con un precio de US$299
más IVA cada uno. En sus acápites 3.1 y 4 se estipuló que la demandada
debía entregar la cantidad de 5.100 equipos computacionales a la actora en
cuatro etapas, con fechas 26 de octubre de 2001, para la primera cantidad
requerida de 1.500 equipos; 5 de noviembre de 2001 para la segunda
cantidad requerida de 600 equipos; 15 de noviembre de 2001, para la
tercera cantidad requerida de 1.500 equipos; y 1 de diciembre de 2001,
para la cuarta cantidad requerida de 1.500 equipos.

h) Que dicho instrumento fue objetado por la demandada por ser falso tanto
la firma que aparece en él por la parte vendedora, así como el precio de los
computadores personales. También se objetó por falsa la tarjeta de visita
correspondiente al señor Andres Gisla Alvial, ya que el cargo con el que
aparece en ésta no corresponde con el que detenta dentro de Adexus S.A.,
ejecutivo de cuentas.

CUARTO: Que la sentencia impugnada concluye que se encuentra


establecido en el proceso la existencia del contrato cuyo cumplimiento se
demanda en autos y que como acto mercantil, por regla general es
consensual, sin que tenga mayor relevancia la impugnación documental
que descansa en la falsedad de la firma de un ejecutivo, pues a la
demandante este hecho le era inoponible y ha quedado desvirtuada
también en cuanto a la falta de idoneidad del vendedor.
Continúa la sentencia señalando que el peritaje practicado al documento y
que determinó que la firma puesta en éste no correspondía con las firmas
auténticas de Carlos Busso Vyhmeister no es útil para resolver el dilema
del juicio, cuanto más no se estableció participación de la demandante ni
dolo ni culpa grave suya.

El señor Gisla no es parte en el juicio y el proceso penal no se encuentra


afinado.

Finalmente se sostiene por los jueces del grado que se reúnen las
exigencias que hacen procedente la acción de cumplimiento, desde que el
contrato celebrado por las partes es de carácter bilateral y el demandado
incumplió lo que se había acordado".

ii. Decisión de la Corte

"SEXTO: Que el Código Civil, a semejanza de su modelo francés, no se


refiere al proceso de formación del consentimiento, sino a los caracteres
que debe tener para su existencia y validez.

Es el Código de Comercio el que suple este vacío y lo regula en los


artículos 97 a 109, dada la importancia que tiene en materia mercantil la
aplicación de sus normas, si se considera que la vida del comercio no es
formalista, pues que no se detiene en el contrato escrito el ritmo acelerado
que tiene la circulación de la riqueza.

Que como es sabido, para que se produzca como resultado del acuerdo de
voluntades el efecto jurídico de crear una o más obligaciones, es necesario
que culmine un proceso tendiente a la formación del consentimiento,
mediante el concierto de dos actos jurídicos unilaterales e independientes,
derivados uno de aquel que toma la iniciativa y le propone un negocio a
otro, y éste, que es aquel al cual va dirigida la oferta, que acepta la
proposición, con su consentimiento.

La yuxtaposición de estas declaraciones de voluntad, mediante la


convergencia de la oferta y la aceptación, da lugar al consentimiento y, con
ello, al contrato.

La oferta es un acto jurídico unilateral por el cual una persona propone a


otra una determinada convención y como acto jurídico la oferta debe
cumplir los requisitos de existencia y validez que establece la ley, por lo que
ésta debe ser seria, es decir, que exista el propósito de producir un efecto
práctico sancionado por el derecho.

En el Tratado Práctico de Derecho Civil, de Marcelo Planiol y Jorge Ripert,


tomo Sexto, Primera Parte, página 170, se expresa que no existe una
verdadera oferta cuando la proposición de contratar ha sido hecha como
diversión o juego; de modo más práctico, siempre que su autor no ha tenido
la intención de obligarse jurídicamente cuando se ha reservado su libertad,
o simplemente cuando sólo ha querido iniciar preliminares de contrato que,
lejos de constituir una oferta, se proponga provocarla.

Pero es preciso que tal intención sea expresada o resulte de las


circunstancias del caso o de los usos, de no ser así, la contraparte pudo
haber creído hallarse en presencia de una oferta y la aceptación
perfeccionará el contrato.

La oferta, para que surta efectos debe emanar del futuro acreedor o futuro
deudor, es decir, de cualquiera de los que, de perfeccionarse la convención,
van a tener la calidad de partes.

SÉPTIMO: Que, según se desprende del fundamento 23º de la sentencia


de primer grado reproducida por la de segunda instancia, los jueces del
grado establecieron como hecho de la causa que la firma puesta en el
documento en que consta la oferta de la demandada, es falso por cuanto la
firma puesta en él, no se corresponde con las firmas auténticas del
representante de Adexus S.A., don Carlos Busso Vyhmeister.

OCTAVO: Que debe tener en consideración lo preceptuado en el


artículo 1437 del Código Civil en cuanto señala que las obligaciones nacen,
ya del concurso real de las voluntades de dos o más personas.

A su turno, el artículo 1445 del mismo estatuto jurídico prescribe: Para que
una persona se obligue a otra por un acto o declaración de voluntad es
necesario: 2º que consienta en dicho acto o declaración y su
consentimiento no adolezca de vicio.

De dichos preceptos se desprende como requisitos de validez de los actos


jurídicos la concurrencia de la voluntad, lo que en la especie no ocurrió
puesto que no existe ningún antecedente que permita afirmar que un
representante de Adexus S.A. haya concurrido, con su voluntad, a la
formación del consentimiento necesario para estimar que entre las partes
se celebró el contrato de compraventa en que se funda la demanda.

Sea como fuere, ninguno de los hechos ejecutados por el señor Gisla, en
su condición de vendedor de la demandada, resultan susceptibles de ser
reputados como actos de aquellos que, de acuerdo a las disposiciones
pertinentes del Código de Comercio, configuran una oferta, desde que éste
no tenía la calidad de representante de la demandada.

NOVENO: Que de este modo, al haber tenido por acreditada la existencia


de un contrato de compraventa respecto del cual el demandado vendedor
nunca tuvo la intención o voluntad para obligarse, los jueces del fondo han
cometido error de derecho al infringir los artículos 98 del Código de
Comercio y 1445 del Código Civil, error que ha influido sustancialmente en
lo dispositivo de la sentencia, lo que llevará a esta Corte a acoger la nulidad
de fondo deducida".

2. Servicio Nacional del Consumidor con Ticketmaster Chile S.A.

Corte Suprema, 7 de julio de 2016, rol Nº 1533-2015

Palabras clave: Oferta — aceptación — cláusula abusiva —


contratación a distancia

Normativa aplicada: artículos 12 y 16 g) de la Ley Nº 19.496

a) Resumen. En los términos y condiciones de uso del sitio web de


Ticketmaster, se encuentra una cláusula titulada "Política de
Privacidad" en la que se concede a la empresa el Derecho a obtener y
hacer tratamiento de los datos obtenidos en la navegación de los
usuarios por el solo hecho de usar la página web. La Corte considera
que ese tipo de cláusula es abusiva pues no se trata de una
autorización expresa ni tácita.

b) Sentencia
i. Hechos del caso

"Undécimo: Que la cláusula 'Política de privacidad de Ticketmaster' es del


siguiente tenor:

Ticketmaster podrá revelar la información proporcionada por sus Usuarios a


terceros, incluyendo patrocinadores, publicistas y/o socios comerciales.
Ticketmaster también recolectará información que es derivada de los
gustos, preferencias y en general de la utilización que hacen los Usuarios
de los Servicios. Dicha información derivada, al igual que la información
personal que los Usuarios proporcionen, podrá ser utilizada para diversos
objetivos comerciales, como lo es el proporcionar datos estadísticos (por
ejemplo: 50% de nuestros Usuarios son mujeres) a anunciantes
potenciales, enviar publicidad a los Usuarios de acuerdo a sus intereses
específicos, conducir investigaciones de mercadeo, y otras actividades o
promociones que Ticketmaster considere apropiadas. Ticketmaster también
podrá revelar información cuando por mandato de ley y/o de autoridad
competente le fuere requerido o por considerar de buena fe que dicha
revelación es necesaria para: I) cumplir con procesos legales; II) cumplir
con el Convenio del Usuario; III) responder reclamaciones que involucren
cualquier Contenido que menoscabe derechos de terceros o; IV) proteger
los derechos, la propiedad, o la seguridad de Ticketmaster, sus Usuarios y
el público en general".

ii. Decisión de la Corte

"Undécimo: (...) Esta cláusula contiene diversas autorizaciones a


Ticketmaster. No son sin embargo autorizaciones que el usuario dé positiva
y especialmente. Tampoco son autorizaciones supletorias que el usuario
pueda denegar si así lo desea. Son autorizaciones que se entienden
concedidas por el consumidor por el solo hecho de usar el sitio. Esta
característica resultará determinante para establecer el carácter abusivo de
buena parte de estas autorizaciones.

La primera autorización permite a Ticketmaster 'revelar la información


proporcionada por sus Usuarios a terceros, incluyendo patrocinadores,
publicistas y/o socios comerciales'. Esta autorización para revelar
información supone los dos procesos previos de obtención y
almacenamiento de la información. La obtención de cierta información es
ciertamente necesaria para generar las transacciones comerciales de venta
de entradas. El operador del sitio necesita, al menos, la identidad del
consumidor, la información relativa al medio de pago utilizado e información
para el despacho físico o virtual del comprobante de la transacción. Con tal
objeto, el operador requerirá cierta información a objeto de proceder a la
transacción. La cláusula no limita sin embargo la información requerida a
aquella que sea estrictamente necesaria para cursar la transacción. Por el
contrario, la segunda autorización se refiere precisamente a la recopilación
de información por el operador, que se extiende a la 'derivada de los
gustos, preferencias y en general de la utilización que hacen los Usuarios
de los Servicios'. Pero lo cierto es que la cláusula ni siquiera limita a estos
últimos parámetros la información que pueda requerir del consumidor. En
tal sentido, la referencia a la información "proporcionada" por los usuarios
es engañosa, pues es el propio operador del sitio quien determina qué
información solicitar para procesar la transacción.

Al resolver el presente recurso esta Corte no ha sido llamada a calificar si


esta ilimitada facultad para requerir información es o no contraria a la
buena fe. Ella constituye sin embargo un antecedente de importancia para
evaluar la conformidad de la autorización a revelar información que ahora
se analiza: en la medida en que la información recopilada no aparece
delimitada, la autorización a revelar información a terceros aparece
asimismo ilimitada.

Por su parte, el inciso primero artículo 4º de la Ley Nº 19.628 sobre


protección de datos de carácter personal dispone: "El tratamiento de los
datos personales sólo puede efectuarse cuando esta ley u otras
disposiciones legales lo autoricen o el titular consienta expresamente en
ello". La letra o) del artículo 2º de la misma ley, al definir lo que se entiende
por tratamiento de datos, comprende 'cualquier operación o complejo de
operaciones o procedimientos técnicos, de carácter automatizado o no, que
permitan... comunicar, ceder, transferir... datos de carácter personal'.

En consecuencia, la revelación de datos personales a terceros, salvo que lo


autorice la ley o que el titular de los datos consienta en ello, es ilegal. El
derecho protegido por estas disposiciones es la protección de la vida
privada, explícitamente garantizado por el artículo 19 Nº 4 de la
Constitución Política. Resulta contraria a la buena fe, y en consecuencia
abusiva, la obtención del consentimiento del titular de los datos mediante
una condición general de contratación incluida en una transacción, cuyo
objeto principal es la entrada a un espectáculo. En el contexto de
semejante transacción comercial, tal renuncia a la privacidad de los datos
personales solo es válida si es otorgada en forma explícita y específica.
Duodécimo: Que la cláusula 'Política de Privacidad de Ticketmaster', al
autorizar a recolectar 'información que es derivada de los gustos,
preferencias y en general de la utilización que hacen los Usuarios de los
Servicios', también contraviene la buena fe en los términos proscritos por el
artículo 16 g) de la ley de protección de los derechos del consumidor. Dicha
recopilación está también incluida en el concepto de 'tratamiento de datos'
que utiliza el inciso primero artículo 4º de la Ley Nº 19.628. En efecto, la ya
citada letra o) del artículo 2º de dicha ley, define el tratamiento de datos
como 'cualquier operación o complejo de operaciones o procedimientos
técnicos, de carácter automatizado o no, que permitan recolectar,
almacenar, grabar... datos de carácter personal'. Se trata por otra parte de
información que excede de la necesaria para concluir las transacciones de
compraventa de entradas, de manera que su recolección requiere o
autorización legal o expreso consentimiento del titular de los datos. Por
razones idénticas a las señaladas en el considerando precedente, resulta
abusiva y nula esta cláusula en cuanto por ella se busca obtener tal
consentimiento en forma atada a una operación comercial con un objeto
diferenciado.

Decimotercero: Que la cláusula 'Política de privacidad de Ticketmaster'


también autoriza a la denunciada a utilizar la información obtenida a través
del sitio 'para diversos objetivos comerciales, como lo es el proporcionar
datos estadísticos (por ejemplo: 50% de nuestros Usuarios son mujeres) a
anunciantes potenciales, enviar publicidad a los Usuarios de acuerdo a sus
intereses específicos, conducir investigaciones de mercadeo, y otras
actividades o promociones que Ticektmaster considere apropiadas'.

Esta cláusula contraviene lo dispuesto en el inciso segundo del artículo 3º


de la citada ley de protección de la vida privada: 'El titular puede oponerse
a la utilización de sus datos personales con fines de publicidad,
investigación de mercado o encuestas de opinión'. Esta prohibición no es
más que una particularización de la prohibición genérica del artículo 4º de
la misma ley citado en los motivos precedentes, pues tal utilización de
datos personales también se encuentra incluida en la definición del
'tratamiento de datos'.

Por esta razón, también en este punto la cláusula 'Política de privacidad de


Ticketmaster' resulta abusiva y nula".
3. Inppamet Limitada y Otros con Eco Bat Technologies Limitada

Corte Suprema, 25 de abril de 2016, rol Nº 37210-2015

Palabras clave: Formación del consentimiento, seriedad de la oferta,


compraventa

Normativa aplicada: 99 del Código de Comercio y 1698 del Código Civil

a) Resumen. Se negocia la celebración de un contrato de


compraventa respecto de una empresa. Las partes se envían misivas,
en las cuales se explican los términos del contrato. Tales
comunicaciones se presentan "sujetas a contrato", condicionan el
precio de la compraventa a una revisión financiera y se refiere a la
compraventa como un contrato futuro. La Corte resuelve que la oferta
debe (i) prestarse con la genuina intención de vincularse
contractualmente y (ii) ser completa o precisa, que en el caso de la
compraventa se alcanza por medio de la fijación de las mercaderías,
su cantidad y precio.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"3º.- Que la sentencia cuestionada que reprodujo y confirmó el fallo de


primer grado, establece en primer término como hechos de la causa que:

a) El 24 de agosto de 2007, Inppamet Ltda. y Eco-Bat Technologies


Limited, celebraron un acuerdo de confidencialidad, relativo a la eventual
compra de la Compañía que haría Eco-Bat a Inppamet;

b) Con la misma fecha y entre las mismas partes, Eco-Bat manifiesta al


Grupo Inppamet su intención de comprar el negocio Inppamet, libre de
deuda en la suma de US$75.000.000.
c) Que finalmente la compraventa nunca se materializó, por haberlo
estimado así la demandada".

ii. Decisión de la Corte

"3º.- (...) En base a los hechos reseñados el tribunal circunscribe la


controversia por un lado, en determinar si los documentos antes señalados
revisten el carácter de convenciones creadoras de obligaciones para las
partes, y en la afirmativa la naturaleza de éstos, y por otro si existió
incumplimiento por parte de la demandada a los acuerdos, siguiéndose de
tal circunstancia perjuicios para las actoras. Para ello analiza primeramente
la formación de consentimiento y así poder establecer la existencia de una
obligación que cumplir.

Refiere el fallo que para la compraventa, la precisión y completitud que


debe tener la oferta se alcanza con una triple exigencia: la indicación clara
de las mercaderías; la indicación de la cantidad y la indicación del precio.
En relación a este último aspecto la oferta debe señalarlo expresa o
tácitamente, es decir, que contenga un medio para determinarlo, de manera
que produciéndose la aceptación, el contrato quede perfeccionado y no
haya duda acerca de su precio.

Continúa el fallo exponiendo que en la especie las demandantes le


atribuyen a la carta librada el 24 de agosto de 2007 por Eco-Bat
Technologies Limited, la aptitud de ser una oferta generadora de derechos
y obligaciones y al haber sido aceptada por las demandantes, el
consentimiento se habría perfeccionado.

Sin embargo, del tenor literal de la carta en análisis, se puede apreciar que
ésta se encuentra titulada con la frase 'Sujeto a Contrato', cuestión no
menos relevante, puesto que tal frase, significa que la carta no es un
contrato, circunstancia que a simple vista parece lógica puesto que la
misiva responde a un texto escueto y resumido, de una carilla, de no más
de cuatro párrafos. Además en ella Eco-Bat manifiesta que tiene la
'intención' de comprar el grupo Inppamet, concibiendo intención como la
determinación de la voluntad para alcanzar un fin (según el Diccionario de
la RAE), cual es según el título del documento, la celebración posterior de
un contrato.

De lo anterior, no puede desprenderse de la carta la seriedad o intención de


obligarse que requiere la oferta, ya que si bien Eco-Bat declara su intención
de comprar el Grupo Inppamet en un precio de US$75.000.000, en el
mismo párrafo se indica que 'el precio está sujeto a la revisión financiera y
legal, el acuerdo legal y la autorización del Directorio', por lo que éste en
realidad no es cierto y carece de toda seriedad, al dejarlo entregado y
condicionado a tres factores futuros, los que vale la pena reiterar: el due
diligence, el acuerdo legal y la autorización del Directorio.

Por otro lado la carta expresa también que: 'La estructura de la adquisición
estará sujeta a revisión e información ulterior y excluirá la planta antigua y
otros activos no productivos.', redacción que no resulta fácil de interpretar,
debido a que no se explica cuál es la estructura de la adquisición,
agregándose nuevamente una condición, la de estar sujeta a revisión
posterior, ello sin contar con que, en términos ambiguos, se señala que la
eventual compra excluirá la planta antigua, sin individualizarla, y otros
activos no productivos, sin señalar de forma clara a que activos apunta la
exclusión.

A renglón seguido Eco-Bat indica que en el 'Acuerdo Legal se contendrán


las declaraciones, garantías e indemnizaciones habituales para este tipo de
operaciones', circunstancia que sólo viene a reafirmar lo que se viene
diciendo en torno a la falta de seriedad del comunicado, por lo menos
desde el lado de la oferta, toda vez que pareciera ser que el verdadero
documento vinculante, en lo que a fuente de obligaciones jurídicas se
refiere, se hará en el futuro.

También la carta plantea que en el 'futuro cercano' harán llegar su solicitud


de información para el proceso de revisión financiera y legal y estarán a la
espera de esta información, oración que no viene más que a confirmar la
vaguedad y falta de formalidad en su redacción, puesto que la expresión
futuro cercano, es incierta y dudosa, máxime si después traslada el peso de
la entrega de la información a Inppamet, puesto que alude a que Eco-Bat
estará a la 'espera' de tal información, pareciendo que hubiere señalado la
fecha de la solicitud de información, a pesar de no haberlo hecho.

Por otra parte, el fallo concluye que la misiva en análisis tampoco cumple
con la precisión o completitud que se exige a una oferta para formar el
consentimiento, puesto que como ya se dijo, éstas se ven reflejadas en la
correcta determinación del alcance de lo que se pretende comprar, la
cantidad y el precio, no plasmándose tales aspectos de forma clara en la
carta de fecha 24 de agosto del 2007, sino que por el contrario, cada uno
de esos aspectos son confusos e inducen a error, sin contar con que
además se encuentran sujetos a una condición futura, cual es la revisión
financiera y legal de la información que solicitará la interesada en algún
momento y que al final el proceso debe ser autorizado por el Directorio,
siendo en definitiva la propuesta incompleta e imprecisa.

En cuanto a la fijación del precio, el fallo menciona que la carta ya señalada


no entrega herramientas para su cálculo ni siquiera tácitamente, aspecto
que sólo viene a confirmar que la carta enviada por la demandada a
Inppamet, no puede ser considerada una oferta seria, precisa ni completa,
como elemento del consentimiento, capaz de producir efectos legales, y
menos llegar a pensar que la propuesta, con su sola aceptación, era
constitutiva de contrato alguno, atendido los grandes vacíos observados,
siendo útil recordar que justamente es el precio un elemento de la esencia
del contrato de compraventa.

El fallo además expresa que a las mismas conclusiones se arriban al


revisar el acuerdo de confidencialidad firmado por las partes también el 24
de agosto de 2007 ya que éste señala en el punto 5 que 'a menos que el
Receptor (Eco-Bat) y la Sociedad (Inppamet) celebren un contrato
definitivo, no se estimará que existe un contrato que estipule una operación
entre la Sociedad y el Receptor, y ni la Sociedad ni el Receptor estarán
bajo ninguna obligación de negociar o celebrar ningún contrato u operación
semejante. Nada de lo contenido en esta carta acuerdo compromete a la
Sociedad o al Receptor a ninguna obligación legal de ningún tipo con
respecto a dicho contrato u operación, salvo con respecto a materias
expresamente estipuladas en la misma'.

El tenor de lo transcrito lleva a los sentenciadores a concluir que hasta esa


fecha, 24 de agosto del 2007, las partes del juicio no se encontraban
vinculadas por contrato alguno que las obligare a celebrar una operación,
convención o negociación futura, cuestión de toda sensatez y prudencia, si
se piensa que en este tipo de transacciones, que involucran la posible
adquisición de mega patrimonios, con una compleja estructura societaria,
legal, financiera, etc. deben realizarse estudios acabados del estado de la
compañía que se pretende adquirir, siendo poco probable que antes de
conocer los resultados de tales auditorías las partes adquieran obligaciones
y derechos legales, máxime si las sumas involucradas son millonarias.

Así estiman que la carta de fecha 24 de agosto de 2007, no puede ser


considerada oferta en los términos previstos en el Código de Comercio,
para ser constitutiva del consentimiento, y obligar a la demandada a cumplir
con la obligación de pagar el precio de compra del conjunto de empresas
de las demandantes, por lo que el primero de los requisitos de la
responsabilidad contractual, vale decir la existencia de una obligación
emanada de un contrato, no se tendrá por acreditado.

Por los motivos anteriores también el tribunal desecha la demanda


subsidiaria de incumplimiento de contrato con indemnización de perjuicios,
considerando también que no se logró acreditar el incumplimiento de la
obligación de secreto de información y uso de la misma.

4º.- Que de conformidad con lo reseñado en los motivos que preceden se


observa que los sentenciadores han hecho una correcta aplicación de la
normativa atinente al caso de que se trata.

Cabe señalar en primer lugar que, como es sabido, para que se produzca
como resultado del acuerdo de voluntades el efecto jurídico de crear una o
más obligaciones, es necesario que culmine un proceso tendiente a la
formación del consentimiento, mediante el concierto de dos actos jurídicos
unilaterales e independientes, derivados uno de aquel que toma la iniciativa
y le propone un negocio a otro, y éste, que es aquel al cual va dirigida la
oferta, que acepta la proposición, con su consentimiento. La yuxtaposición
de estas declaraciones de voluntad, mediante la convergencia de la oferta y
la aceptación, da lugar al consentimiento y, con ello, al contrato. En
particular, la oferta es un acto jurídico unilateral por el cual una persona
propone a otra una determinada convención y como acto jurídico la oferta
debe cumplir los requisitos de existencia y validez que establece la ley, por
lo que ésta debe ser seria, es decir, que exista el propósito de producir un
efecto práctico sancionado por el derecho, y también debe ser completa y
precisa. Solo así, una vez que sea aceptada permite colegir la formación
del consentimiento, dando lugar a la celebración del contrato.

(...)

8º.- Que las circunstancias narradas en los párrafos que preceden llevan,
necesariamente, a concluir que el recurso de casación que se analiza
adolece de manifiesta falta de fundamento, motivo por lo que no puede
prosperar [la] casación en el fondo (...)".
4. Territorio S.A. con Inmobiliaria Laja Ltda.

Corte Suprema, 5 de septiembre de 2012, rol Nº 3647-2012

Palabras clave: Formación del consentimiento — compraventa de


inmueble — retiro unilateral

Normativa aplicada: artículos 1554 y 1801 del Código Civil

a) Resumen. Se negocia la celebración de una compraventa de un


inmueble. Las partes negociantes intercambian comunicaciones
escritas en las cuales manifiestan están conformes con el contrato. La
parte demandante entiende que se ha celebrado un contrato
preparatorio innominado. La sociedad demandada se divide en dos
personas jurídicas distintas y deja de lado el contrato en cuestión. La
contraparte demanda el cumplimiento del contrato y en subsidio la
reparación de los daños. La Corte resuelve que no hay contrato, pero
si hay causal de responsabilidad precontractual, toda vez que las
partes están facultadas para negociar y retirarse de tales tratativas,
siempre y cuando tal conducta no contradiga las exigencias dela buena
fe, causando un daño a la contraparte.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"Sentencia de reemplazo

TERCERO: (...) Corresponde, antes que todo, determinar la efectividad de


lo aseverado por la actora en su demanda principal. En otras palabras, si
se encuentra acreditado el hecho en que la apoya, vale decir, que
realmente hizo una oferta de compra del inmueble que indica, a 'Leja Ltda.',
que sería la antecesora de 'Vinova Ltda.', la que habría sido aceptada por
ella por medio de su representante, facultado para hacerlo, obligándose
ésta a llevar a cabo el contrato de compraventa de dicho bien raíz, que es
lo que pretende en su demanda, puesto que pide que se otorgue y suscriba
ese contrato por la demandada en el plazo de tres días, bajo apercibimiento
de que si no lo hace lo hará el juez en su nombre, debiendo hacerse la
entrega del bien en el acto mismo de la suscripción de la compraventa. Lo
que se expone es sin perjuicio de que, además, solicita que se le
indemnicen los perjuicios que le hubiere ocasionado el incumplimiento
contractual".

ii. Decisión de la Corte

"CUARTO: Que la denominada 'oferta de compra' que corre a fs. 329, a la


que alude la actora en su demanda y que dice relación con el inmueble
expresado en el motivo primero de este fallo, ha sido acompañada en
fotocopia por la propia parte demandante a fs. 337 del tomo I (punto 5) y
tiene fecha 22 de noviembre de 2005.

Pues bien, en la parte final de ella se consigna: 'La presente oferta tendrá
vigencia hasta el 9 de diciembre del año en curso, fecha hasta la cual nos
comprometemos a esperar su contestación. Dentro del plazo de treinta días
contados desde la aceptación de la presente oferta se otorgará el
correspondiente contrato de promesa de compraventa que contemplará los
términos y condiciones antes señaladas'.

Esa es la oferta aceptada por Juan Carlos Sillano, según se lee (...) el
agregado que sigue: 'Esta aceptación está sujeta a la minimización del
impuesto a pagar al Fisco de Chile por esta transacción y así evitar una
auto expropiación'.

En los propios correos electrónicos agregados al acta notarial, acompañada


también por la actora, se hace reiterada mención a esa promesa de
compraventa. Es más, se acompaña incluso un borrador del contrato de
promesa de compraventa a celebrarse entre 'Inmobiliaria Vinova Limitada' y
'Territoria S.A.' (...).

También se refieren a dicha promesa de compraventa los correos


electrónicos acompañados a fs. 337 del tomo I, igualmente por la parte
demandante, que se leen a fs. 334 y 336, siempre del tomo I.

En el pliego de posiciones presentado por quien demanda para que las


absolviera el representante de 'Vinova Ltda.' (...) en la absolución 12),
pregunta al absolvente: 'Diga como es efectivo y le consta que con fecha
23 de mayo de 2006, Ud. recibió un correo electrónico del Sr. Diego
Ramírez Cardoen, abogado de Territoria S.A., por medio del cual le remitió
el texto de la promesa de compraventa que deberían suscribir Inmobiliaria
Vinova Limitada y Territoria', a lo que el absolvente respondió que era
efectivo o debía serlo.

El testigo Jorge Antonio González Morandé, presentado por la parte


demandante (...) reconoce su firma estampada en la denominada 'oferta de
compra', (...) como Gerente Comercial de Territoria S.A., y la que, como ya
se dijo, contiene en su parte final la cláusula anotada en el párrafo segundo
de este raciocinio, en cuanto a que el contrato que se suscribiría una vez
aceptada tal oferta, sería una promesa de compraventa del inmueble.

Las probanzas en mención, por reunir las exigencias legales para ello,
demuestran fehacientemente, de un modo irredarguible, que la oferta y
aceptación que formarían el consentimiento en que la actora apoya su
demanda, contra lo que ella sostiene, no dicen relación con la celebración
inmediata de un contrato de compraventa del inmueble, sino que,
previamente, con un contrato de promesa de compraventa de aquél (...).

SEXTO: Que incluso en el evento hipotético de que la demandante hubiera


demostrado que la oferta y aceptación a que alude hubieren estado
relacionadas con la compraventa del bien raíz que menciona; que se
tuviera, además, en consideración que la jueza de primer grado en el
basamento trigésimo segundo de su sentencia, ahora modificado,
estableció que Juan Carlos Sillano se encontraba facultado para aceptar la
oferta en representación de 'Leja Ltda.'; y que verdaderamente la condición
de minimizar los impuestos fiscales hubiera sido cumplida, como lo
concluyó la Corte de Apelaciones de esta ciudad, igualmente la demanda
principal debía ser rechazada, como se verá a continuación.

SÉPTIMO: Que la autonomía de la voluntad otorga a los individuos la


libertad de contratar o no hacerlo. De este modo, la libertad contractual
permite que quienes negocian la celebración de un contrato, puedan
durante el período precontractual retirarse de las conversaciones
preliminares, sin que ello les signifique consecuencia jurídica alguna. Pero
tal facultad no es absoluta como más adelante se señalará.

A lo largo de la vida del negocio jurídico es posible distinguir una serie de


fases o etapas. Según Luis Díez-Picazo (citado por el memorista Tomás
Vega Álvarez, en su memoria 'Responsabilidad Precontractual en el
Perfeccionamiento de los Contratos Reales y Solemnes, Universidad
Austral de Chile), estas fases serían: la generación, la perfección y la
consumación.
La etapa de perfección del negocio constituye su nacimiento a la vida
jurídica, mientras la fase de consumación comprende el período de
cumplimiento del fin para el cual el negocio ha sido celebrado. La primera
de las etapas, esto es, la fase de generación del negocio corresponde al
período precontractual, que tiene lugar, entonces, antes de perfeccionarse
el contrato. En esta fase de generación se distinguen las tratativas
preliminares y una segunda etapa que comienza con la formulación de la
oferta.

El autor Hugo Rosende Álvarez ('Responsabilidad Precontractual',


Ediciones Universitarias de Valparaíso, página 30 y siguientes), dice que
según la doctrina tradicional, en la formación del consentimiento contractual
existen tres períodos fundamentales: a) fase de los meros hechos sociales,
b) fase de la oferta, y c) fase de la promesa de contrato, añadiendo que, sin
embargo, según la doctrina moderna, las etapas serían: a) de los tratos
preliminares, b) de la oferta, c) del contrato preparatorio y d) del contrato
definitivo. También agrega que las etapas enumeradas no revisten
importancia tratándose de contratos instantáneos, o sea, aquellos en que el
consentimiento se forma sin previa elaboración o estudio.

OCTAVO: (...) La particularidad que presenta la oferta en los contratos


consensuales es que con la aceptación pura y simple del destinatario, el
consentimiento queda formado y, a la vez, el contrato perfeccionado (Isabel
Zuloaga Ríos, 'Teoría de la Responsabilidad Precontractual', Legal
Publishing, pág. 195). En los contratos reales y solemnes, sin embargo, ello
no es igual como luego se analizará.

NOVENO: Que en lo tocante a lo últimamente consignado, es decir, en la


formación del consentimiento en los contratos reales y solemnes, don Hugo
Rosende Álvarez, en un artículo publicado en homenaje —junto con otros
articulistas— al profesor Fernando Fueyo Laneri ('Instituciones Modernas
de Derecho Civil'), que titula 'Responsabilidad Precontractual en la
Formación del Consentimiento en los Contratos Reales y Solemnes',
página 337 y siguientes, señala que la doctrina tradicional postula que la
formación del consentimiento en esta clase de contratos se circunscribe a
la promesa de contrato y al contrato definitivo. Su razón fundamental
estriba en que el Código Civil no reglamenta la formación del
consentimiento y respecto de los contratos reales y solemnes sólo hay una
referencia a ellos en la promesa que es solemne y de excepción. Añade
que la doctrina moderna, sin embargo, acepta que en la formación del
consentimiento en esta clase de contratos pueden existir varias etapas:
negociaciones preliminares; puntualización de los puntos esenciales sobre
los cuales están de acuerdo las partes en principio; oferta; cierre de
negocio; contrato preparatorio; y contrato definitivo.

Más adelante se pregunta si es posible considerar en este tipo de contratos


las normas sobre el consentimiento que contempla el Código de Comercio,
y sobre esto anota que la doctrina tradicional señala que ellas alcanzan
solamente a los contratos mercantiles, fundándose esta opinión en que
esos preceptos están contenidos en un Código especial que regula las
obligaciones de los comerciantes que se refieran a operaciones
mercantiles, las obligaciones contraídas por personas no comerciantes
para asegurar el cumplimiento de las obligaciones mercantiles y las
obligaciones que resultan de contratos exclusivamente mercantiles
(artículo 1º del Código de Comercio). No procede aplicar tales normas a los
contratos civiles porque se trata de disposiciones contenidas en un cuerpo
especial de leyes. En materia de responsabilidad por revocación de la
oferta, el ejercicio de ese derecho no puede comprometer la
responsabilidad de quien lo ejerce, por lo que se está en presencia de un
derecho absoluto de retractación. Si la ley comercial estima que puede
haber responsabilidad es de excepción y no puede aplicarse por analogía.
Entonces, esta doctrina establece como principios que en los contratos
reales y solemnes el consentimiento sólo se forma por la tradición o por el
cumplimiento de la solemnidad de que se trata; y que toda etapa
preparatoria del contrato real y del solemne se materializa a través del
contrato de promesa que, por mandato del artículo 1554 del Código Civil,
es también solemne y de excepción.

Acota que esta tesis es acogida por un fallo de la Corte de Apelaciones de


Santiago, de 25 de agosto de 1948 (RDJ., tomo 46, secc. 2ª, pág. 48 a 58).

También manifiesta que la doctrina moderna tiene un criterio diferente,


fundada en el Mensaje del Código Civil, puesto que este antecedente
histórico señala que las normas sobre la formación del consentimiento no
pueden ser interpretadas como normas de excepción aunque estén
contenidas en un cuerpo de leyes especiales; que el conflicto entre el
artículo 2284 del Código Civil y las normas del Código de Comercio sobre
formación del consentimiento es solamente aparente; que el artículo 22 del
Código Civil indica que los pasajes oscuros de una ley pueden ser
ilustrados por medio de otras leyes, particularmente si versan sobre el
mismo asunto. Esta posición considera que frente a la ausencia de
reglamentación de esta materia por la ley civil, debe llenarse este vacío
mediante la ley mercantil y así lo justifica el Mensaje del Código de
Comercio y, entre otros, los artículos 24 del Código Civil, 10 del Código
Orgánico de Tribunales y 170 del Código de Procedimiento Civil.

Dice que de esta manera lo entendió la Corte de Apelaciones de Temuco,


en una sentencia de 5 de agosto de 1935, fundada en el espíritu de la
legislación, la equidad natural y las necesidades prácticas.

DÉCIMO: Que acerca de lo reseñado en el motivo anterior, es menester


traer a colación que esta Corte Suprema, en el caso de un contrato de
compraventa de un inmueble, respecto del cual 'no se ha suscrito ni
otorgado la respectiva escritura pública' (Gaceta Jurídica Nº 277,
noviembre de 2001, páginas 56 a 74, fallo de los Ministros señores S.
Jordán, E. Ortiz y J. Rodríguez, y abogados integrantes señores R. Abeliuk
y A. Rencoret), en la sentencia de reemplazo que pronunció y rechazó la
demanda de cumplimiento de contrato, con indemnización de perjuicios,
señalando: 'Que de acuerdo con lo previsto en el artículo 1801 del Código
Civil, tratándose de inmuebles, la compraventa no se perfecciona, esto es,
no produce efectos o, lo que es lo mismo, no genera obligaciones en el
ámbito contractual mientras no se ha otorgado escritura pública. Que, en
otro orden, correspondiéndole, el actor no demostró la existencia de algún
contrato escrito de promesa de compraventa, en los términos que exige el
artículo 1554 del mismo Código Civil. Que, por consiguiente, si no ha
existido ningún contrato legal y eficazmente celebrado entre los litigantes,
significa que no es posible siquiera instar por su cumplimiento...'; o sea,
siguió la doctrina tradicional.

UNDÉCIMO: Que quienes apoyan la tesis denominada moderna, afirman


que lo que ocurre en realidad es que en los contratos reales y solemnes la
formación del consentimiento y el perfeccionamiento del contrato son
fenómenos jurídicos distintos. Se expresa que en estos contratos debe
existir un consentimiento, al igual que en los contratos consensuales,
porque el consentimiento, sea cual fuere el contrato de que se trate, queda
formado con la perfecta superposición de la oferta y la aceptación. La
diferencia entre los contratos consensuales y los reales y solemnes, en
cuanto a la formación del consentimiento, está en que en los primeros, con
la formación del consentimiento se perfecciona el contrato, mientras que en
los segundos, el consentimiento no basta para perfeccionar el contrato. En
los contratos reales y solemnes, una vez formado el consentimiento, el
contrato no quedará celebrado mientras no se proceda a la entrega de la
cosa o al cumplimiento de la solemnidad correspondiente. La formación del
consentimiento y la perfección del contrato no serán coincidentes, sino que
necesariamente una precederá a la otra (Isabel Zuloaga Ríos, obra antes
referida, quien cita además, en este sentido, las opiniones de A. Alessandri,
Luis Claro Solar, Hugo Rosende, Avelino León y Carlos Ducci).

Cabe preguntarse, entonces, que acontece según esta teoría si en este tipo
de contratos él no llega a perfeccionarse por obra de uno de 'los
contratantes'.

La mencionada Isabel Zuloaga, en la página 288 de su libro, responde así:


'Perjudica a su contraparte, pues impide que el contrato se perfeccione'.
Luego ella misma se pregunta: 'Puede el perjudicado forzar a su
contraparte a perfeccionar el contrato o intentar la ejecución forzada del
mismo?' y contesta: 'No, puesto que aunque el consentimiento esté
formado, el contrato no lo está, por lo que no puede producir los efectos
propios de las obligaciones contractuales. Sin embargo, resulta evidente
que tal conducta no puede quedar sin sanción, por lo que se ha encontrado
aquí un nuevo caso de responsabilidad precontractual' (vuelve a citar el
parecer de Carlos Ducci).

Don Hugo Rosende Álvarez en su obra aludida en la motivación séptima,


página 111, en un caso prácticamente igual a la de esta causa, con
intervención también de un corredor de propiedades, en que pese a existir
consentimiento —situación que denomina 'cierre de negocio'— el contrato
de compraventa no se llevó a cabo por no cumplirse la solemnidad
requerida, también se hace la siguiente pregunta: ¿Qué efectos civiles
produce el consentimiento así formado pero carente de eficacia para dar
nacimiento al contrato?'. Su respuesta es: 'En esta especie de contratos, al
existir un consentimiento formado pero ineficaz para perfeccionar el
contrato, subsiste el derecho de retracto para ambas partes, hasta el
momento en que se cumpla la solemnidad o se haga entrega de la cosa,
pero la parte que se desiste podrá incurrir en responsabilidad
precontractual por los daños y perjuicios que dicho retracto causa al otro
pre-contratante. Esta responsabilidad dimanará de los principios aceptados
en el Código de Comercio, los que constituyen el derecho común en
materia de responsabilidad precontractual y el verdadero criterio con
arreglo al cual deben enfocarse las demandas de indemnización'.

La misma Isabel Zuloaga, en las páginas 288 y 289 de su libro, manifiesta:


'El que habiendo concurrido con su voluntad a la formación del
consentimiento, sea que se trate de quien se desempeñó como oferente o
de quien actuó como aceptante, y luego se niega a proceder a la perfección
del contrato real o solemne, actúa de manera contraria a los postulados de
la buena fe precontractual, por lo que debe indemnizar a su contraparte los
perjuicios que le haya causado con su negativa'.

Para el profesor Avelino León Hurtado, en asuntos como el que se viene


narrando, en que se alcanzó acuerdo por las partes pero el contrato no
llegó a perfeccionarse, debe obligarse a indemnizar a aquel contratante que
no cumplió lo convenido. Esta solución, señala, es la más justa y la más
conveniente para asegurar la seriedad de las transacciones ('La voluntad y
la capacidad en los actos jurídicos', Editorial Jurídica de Chile, tercera
edición, página 76).

DUODÉCIMO: Que de lo que se viene reseñando queda en evidencia:

a.- Que de seguirse la tesis tradicional en la materia en estudio, la


demanda de cumplimiento de contrato interpuesta por la demandante, de
forma alguna pudo tener acogida;

b.- Que de inclinarse los falladores por la posición que se considera


moderna, tampoco tal demanda habría podido prosperar. En efecto, según
ésta, en el caso de compraventa de un bien raíz que no se ha
perfeccionado por obra de alguna de las partes que concurren a ella, aún
cuando hubo consentimiento para llevarla a cabo, la acción a seguir debía
ser no la de cumplimiento de un contrato no perfeccionado, sino que la de
indemnización de perjuicios por responsabilidad precontractual, que se rige
por las normas de la responsabilidad extracontractual. De esta manera, por
lo demás, resolvió la Corte de Apelaciones de Concepción, en una
sentencia de 5 de junio de 1996, dictada en autos caratulados 'Forestal Bío
Bío con Madesal', respecto de la que la Corte Suprema rechazó el recurso
de casación en el fondo intentado en su contra, en un caso muy similar al
de esta causa. Este fallo es citado como referente en la materia por la
autora Zuloaga Ríos en la página 188 de su obra y, además ha sido objeto
de innumerables comentarios favorables, como por ejemplo, de los
profesores Ramón Domínguez Benavente, Ramón Domínguez Aguila y
Carmen Domínguez Hidalgo (Revista de Derecho Universidad de
Concepción, Nº 199, páginas 179 y siguientes); también de Íñigo de la
Maza, en un artículo titulado 'El retiro unilateral como un caso de
responsabilidad precontractual' (Cuadernos de Análisis Jurídico, año 2006,
Universidad Diego Portales). En ella se resolvió que en casos como el que
refiere, el retiro durante las tratativas contractuales es un derecho para las
partes, pero ello no excluye la responsabilidad por los daños que se
generen por aquel que se desiste sin causa o arbitrariamente. La buena fe
se dijo, es el fundamento de esa responsabilidad precontractual, pues las
partes han de comportarse de modo honesto, veraz y leal con arreglo a la
necesaria colaboración que exige una sana negociación. Se trataba de dos
grupos de empresas que durante más de un año sostuvieron prolongadas y
frecuentes conversaciones destinadas a la celebración de un contrato de
compraventa de un conjunto de más de veinte predios forestales en la VIII
Región, por un valor de varias decenas de millones de dólares, para lo que
intercambiaron títulos de propiedad, estudios de los mismos, borradores de
contratos de promesa y de mandato, llegando incluso a fijar el día, hora y
notaría de la suscripción del contrato de promesa de venta. Sin embargo, al
llegar a la notaría, el grupo vendedor comunicó al grupo comprador que no
lo suscribiría porque otra empresa les pagaba más que lo que ellos habían
acordado. En el fallo se estableció, como lo hace la posición mayoritaria
sobre el particular, que la responsabilidad precontractual ha de regirse por
las normas de la denominada responsabilidad extracontractual, puesto que,
si aún no hay contrato, la responsabilidad no puede ser sino
extracontractual o, porque si se trata de un abuso de derecho y por ende de
responsabilidad por culpa y, no habiendo contrato como se acaba de
señalar, dicha responsabilidad necesariamente es extracontractual; y

c.- Que siempre en el caso hipotético de que fuera efectivo el acuerdo para
celebrar una compraventa del bien raíz materia del juicio a que hace
alusión la actora, y haciéndose cargo de su pretensión, en cuanto dice que
esa convención constituye un contrato innominado, que produce
obligaciones y que, por ende, se puede solicitar su cumplimiento, hay que
anotar que esta tesis no puede acogerse por lo expresado en la letra
anterior de esta consideración. Si no puede exigirse, según la propia
tendencia moderna, el cumplimiento de un acuerdo o convención en fases
aún más avanzadas del iter contractual, con mayor razón no podrá hacerse
lo querido por la demandante en una etapa anterior de ella. No puede la
demandante pretender desligar el acuerdo que refiere de la finalidad del
mismo.

Don Manuel María Risueño F., en un artículo denominado 'De las


obligaciones precontractuales', publicado en la Revista de Derecho y
Jurisprudencia, tomo XXXI, páginas 48 y siguientes, citando a Gabrielle
Fagella y Raymond Saleilles, manifiesta que pueden producirse
obligaciones con motivo de un contrato durante su formación y con
anterioridad a su perfeccionamiento, las que dependen del objetivo que la
voluntad de las partes tengan en vista, habiendo acuerdos o convenciones
que no tienen el carácter de contrato puesto que las partes no entienden
aún obligarse con fuerza obligatoria, y que no deben confundirse 'con
aquellos acuerdos a los que las partes quieren dar fuerza obligatoria, como
las promesas de celebrar un contrato y las convenciones relativas a las
solemnidades externas que correspondan en el contrato mismo'. En
relación con ello, el profesor Hernán Corral Talciani, también citado por el
memorista Vega Álvarez, postula que el acuerdo alcanzado, pero carente
de valor como contrato, debe ser reconocido como una convención
innominada, pero cuyos efectos estarán dados 'ex post', en la eventualidad
de producirse daños para alguna de las partes. Entonces, si el
consentimiento se ha formado pero no es eficaz para perfeccionarse el
contrato, no se podrá exigir el cumplimiento de éste, pero si se podrán
demandar los perjuicios que se hubieren producido, cuando procediere.

DECIMOTERCERO: Que acorde con lo expresado en la letra b) del


raciocinio precedente, la actora, en el primer otrosí de su presentación de
fs. 18, formuló, en subsidio, demanda de indemnización de perjuicios en
contra de 'Leja Ltda.' y 'Vinova Ltda.', por el 'retiro intempestivo' de las
negociaciones que realizaban.

Pero, como lo consignó la sentenciadora de primera instancia en la


consideración cuadragésima segunda de su fallo —que se ha reproducido
—, la demandante no justificó, como tenía la obligación de hacerlo en
conformidad a lo prevenido en el artículo 1698 del Código Civil, los
perjuicios que demandaba. No rindió prueba alguna en el proceso para
demostrarlos. Por lo mismo, su demanda subsidiaria tampoco puede
prosperar.

(...)

Por estas reflexiones, disposiciones legales aludidas en lo considerativo y


las que se han reproducido del fallo de primer grado, SE CONFIRMA en lo
apelado la sentencia de 3 de agosto de 2010 (...)".

5. María Conejeros Solar y Otra con Abelardo Mora Sotomayor y Otros


Corte Suprema, 26 de julio de 2016, rol Nº 9902-2015

Palabras clave: Formación del consentimiento — cobro de honorarios


— corretaje

Normativa aplicada: artículos 101 y 102 del Código de Comercio

a) Resumen. Se celebra un contrato de mandato en virtud del cual el


mandatario se obliga a conseguir un arrendatario para un inmueble del
mandante con cargo a un 2% de la renta de arrendamiento. Se
consigue un arrendatario, sin embargo, se establecen dos fórmulas
para establecer la renta, razón por la cual resulta imposible determinar
los honorarios. Se demanda el cumplimiento del contrato, exigiendo el
pago del 2% sobre la base de la fórmula que entrega la suma mayor de
renta. La Corte considera que no ha existido consentimiento respecto
al valor de los honorarios, pero no por eso algo impide la celebración
del contrato, pues no se trata de un elemento de la esencia del
contrato de mandato. Siguiendo la costumbre mercantil la Corte
Suprema determina un monto de honorarios a pagar.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"TERCERO: Que, luego de analizar y ponderar la prueba rendida, los


jueces dejaron asentados, como hechos de la causa, los siguientes:

a) las demandantes desplegaron un conjunto de actos tendientes a buscar


y acercar a las personas interesadas en la conclusión del contrato
proyectado por la parte demandada;

b) existió una relación de corretaje entre las demandantes y los


demandados;

c) las demandantes, cumpliendo el cometido recibido por parte de Abelardo


Mora Sotomayor, por sí y en representación de la sociedad Centro
Comercial Los Pablos Limitada, gestionaron con Cencosud Retail S.A. una
negociación que concluyó en un contrato de subarrendamiento de un local
comercial para concretar un proyecto comercial;
d) las gestiones realizadas por Abelardo Mora Sotomayor con las
demandantes favorecieron también al resto de las demandadas, quienes
recibirán beneficios futuros con esta negociación, para cuyo efecto
constituyeron la sociedad Centro Comercial Los Pablos Limitada;

e) en carta oferta de fecha 12 de abril de 2011, remitida por las


demandantes a la sucesión Abelardo Mora Inostroza y que éste reconoce
haber firmado antes de dar inicio a sus conversaciones con Cencosud S.A.,
se expresa lo siguiente: 'De llegar a feliz término en la negociación, la
oficna (sic) de Macpropiedades, pacta sus honorarios en un 2% sobre el
valor del contrato de arriendo'.

f) el contrato de arrendamiento entre Cencosud Retail S.A. y la sucesión de


Abelardo Mora Inostroza —que para estos efectos debió constituirse en la
sociedad Centro Comercial Espacio Los Pablos Limitada— estipula en la
cláusula quinta de la escritura pública de 13 de agosto de 2012 dos
opciones de cálculo de la renta, una denominada valor porcentual mensual,
que es el valor resultante de calcular el dos por ciento sobre las ventas
netas obtenidas por la arrendataria en la operación del supermercado en un
mes calendario o la fracción mensual que correspondiere, y la otra llamada
valor mínimo mensual, que se calcula multiplicando una fracción de unidad
de fomento más IVA por metro cuadrado de superficie arrendada.

Este valor mínimo mensual se pactó en el que resulte de multiplicar 0,20


UF más IVA por metro cuadrado de superficie arrendable durante el primer
y segundo año, 0,21 UF más IVA por metro cuadrado de superficie
arrendable durante el tercer y cuarto año, y 0,22 UF más IVA por metro
cuadrado a partir del quinto año. La superficie arrendable es el local
comercial destinado a la operación de un supermercado, de tres mil
novecientos cuarenta y ocho metros cuadrados. El plazo de vigencia del
contrato se fijó en veinticinco años, pudiendo prorrogarse automáticamente
por diez años".

ii. Decisión de la Corte

"SÉPTIMO: Que en un segundo capítulo los recurrentes acusan


vulneración del artículo 101, en relación con el 102, ambos del Código de
Comercio, aduciendo que no pudo tenerse por formado el consentimiento
en mérito de una oferta incompleta, como la contenida en la carta oferta de
12 de abril de 2011, que no contiene todos los elementos suficientes para
que, de producirse la aceptación, el contrato quede inmediatamente
configurado. Sostienen los recurrentes que el 2% que en ese documento se
menciona estaba sujeto a las condiciones, plazos y cláusulas específicas
del futuro contrato, argumentando que así lo manifestó Abelardo Mora en la
prueba confesional a que alude el fallo impugnado, en que si bien reconoce
haber firmado el documento, manifiesta que lo hizo cuando aún no se había
determinado el monto sobre el cual se pagaría ese porcentaje, de donde
concluye que esa aceptación, que califica de condicional, no sería apta
para formar el consentimiento acerca del monto de la comisión de las
corredoras.

OCTAVO: Que para determinar si en la especie hubo o no formación del


consentimiento en torno al monto de la comisión —que es la objeción a que
se circunscribe este capítulo del recurso— se hace necesario verificar la
concurrencia de dos actos unilaterales diversos: la oferta y la aceptación.

Al respecto, ha de considerarse que para la formación del consentimiento la


oferta debe reunir los requisitos de toda manifestación de voluntad y
cumplir, además, un requisito específico: 'debe ser completa. Esto significa
que en la oferta deben ir precisados todos los requisitos del contrato que
sean necesarios para que con la simple aceptación del destinatario el
contrato quede perfecto. Bastará que se indiquen los requisitos esenciales
del contrato propuesto, si está reglamentado por la ley, ya que ésta suple el
silencio de las partes sobre los requisitos de la naturaleza'. (Avelino León
Hurtado, La voluntad y la capacidad en los actos jurídicos. Edit. Jurídica,
1979, pág. 72).

Ello es así porque conforme al artículo 101 del Código der Comercio, la
aceptación, como acto jurídico en que el destinatario exterioriza su
conformidad con la oferta, debe ser pura y simple para que quede
perfeccionado el consentimiento y el contrato produzca todos sus efectos.
Una oferta vaga, imprecisa o incompleta no podrá dar lugar a una
aceptación pura y simple suficiente para formar el consentimiento.
Refiriéndose a los requisitos de la manifestación de voluntad, esta Corte
Suprema ha dicho: 'Los hechos constitutivos del consentimiento del
acreedor deben manifestarse de un modo inequívoco, es decir, no debe
dejar duda alguna sobre la voluntad del que consiente..' (Obra citada, pág.
34).

NOVENO: Que según se advierte del documento acompañado a fojas 189,


consistente en la carta oferta de 12 de abril de 2011, las demandantes
ofrecieron los servicios de corretaje por una comisión equivalente al 2% del
valor del contrato. No obstante, el valor real del contrato que se ofrecía no
estaba en esa época determinado ni era conocido por las partes, desde
que la renta de arrendamiento sobre la cual se pretende efectuar el cálculo
fue pactada recién en la cláusula quinta de la escritura pública de fecha 13
de agosto de 2012, la que —según se adelantó— contempla dos opciones
de cálculo de la renta, debiendo pagarse aquella que resulte de mayor valor
según los parámetros que allí se indican, a lo que se agrega que el
arrendamiento tiene un plazo de vigencia de veinticinco años, pudiendo
prorrogarse automáticamente por un período de diez años, sin perjuicio del
derecho del arrendatario de ponerle término al cabo de quince años,
situación que torna aún más incierto el valor real del contrato del cual
dependía el monto de la comisión.

DÉCIMO: Que al no estar claramente determinado el valor del contrato de


arrendamiento, por cuanto el monto de la renta que debería servir de base
para calcularlo se fijó en un instrumento posterior en aquella suma que
resultare de "mayor valor" según los parámetros ya indicados y de acuerdo
a los plazos de vigencia convenidos, no cabe sino concluir que no estaba
definido en la oferta el monto de la remuneración de las corredoras.

Así, al no ser la oferta precisa y completa, la simple firma puesta por el


destinatario no es apta para formar el consentimiento y entender que haya
existido acuerdo de las partes en cuanto al monto de la comisión, lo que si
bien no impide que se haya perfeccionado el contrato de corretaje, desde
que el pacto del honorario no es un requisito de la esencia de esta
prestación de servicios, por estar sujeta a las reglas del mandato que es,
por naturaleza, remunerado, al no existir estipulación sobre el particular, la
remuneración ha debido ser determinada por el tribunal de acuerdo a la
costumbre que haya sido probada en el juicio, considerando la naturaleza
de la gestión encomendada, su extensión, la cuantía del negocio y los
resultados obtenidos.

UNDÉCIMO: Que al asignar valor a una oferta incompleta o indeterminada,


reconociéndole aptitud para formar el consentimiento acerca del monto de
la comisión aplicable, los sentenciadores han incurrido en el error de
derecho denunciado por la recurrente consistente en la vulneración de los
artículos 101 y 102 del Código de Comercio, con influencia en lo resolutivo
de la sentencia, en la medida que impusieron a los demandados el pago de
una comisión en la que no habían consentido, por lo que no les era
obligatoria.
En las condiciones anotadas, los recursos de nulidad en examen deberán
ser acogidos, lo que hace innecesario emitir pronunciamiento acerca de las
restantes infracciones denunciadas por los recurrentes".

III. R

1. Legislación nacional aplicable

a) Código de Comercio

Artículo 97: "Para que la propuesta verbal de un negocio imponga al


proponente la respectiva obligación, se requiere que sea aceptada en el
acto de ser conocida por la persona a quien se dirigiere; y no mediando tal
aceptación, queda el proponente libre de todo compromiso".

Artículo 98: "La propuesta hecha por escrito deberá ser aceptada o
desechada dentro de veinticuatro horas, si la persona a quien se ha dirigido
residiere en el mismo lugar que el proponente, o a vuelta de correo, si
estuviere en otro diverso.

Vencidos los plazos indicados, la propuesta se tendrá por no hecha, aun


cuando hubiere sido aceptada.

En caso de aceptación extemporánea, el proponente será obligado, bajo


responsabilidad de daños y perjuicios, a dar pronto aviso de su
retractación".

Artículo 100: "La retractación tempestiva impone al proponente la


obligación de indemnizar los gastos que la persona a quien fue encaminada
la propuesta hubiere hecho, y los daños y perjuicios que hubiere sufrido.

Sin embargo, el proponente podrá exonerarse de la obligación de


indemnizar, cumpliendo el contrato propuesto".
Artículo 101: "Dada la contestación, si en ella se aprobare pura y
simplemente la propuesta, el contrato queda en el acto perfeccionado y
produce todos sus efectos legales, a no ser que antes de darse la
respuesta ocurra la retractación, muerte o incapacidad legal del
proponente".

Artículo 102: "La aceptación condicional será considerada como una


propuesta".

Artículo 103: "La aceptación tácita produce los mismos efectos y está
sujeta a las mismas reglas que la expresa".

Artículo 105: "Las ofertas indeterminadas contenidas en circulares,


catálogos, notas de precios corrientes, prospectos, o en cualquiera otra
especie de anuncios impresos, no son obligatorias para el que las hace.

Dirigidos los anuncios a personas determinadas, llevan siempre la


condición implícita de que al tiempo de la demanda no hayan sido
enajenados los efectos ofrecidos, de que no hayan sufrido alteración en su
precio, y de que existan en el domicilio del oferente".

b) Convención de Viena sobre los Contratos de Compraventa


Internacional de Mercaderías

Artículo 14: "1) La propuesta de celebrar un contrato dirigida a una o


varias personas determinadas constituirá oferta si es suficientemente
precisa e indica la intención del oferente de quedar obligado en caso de
aceptación. Una propuesta es suficientemente precisa si indica las
mercaderías y, expresa o tácitamente, señala la cantidad y el precio o
prevé un medio para determinarlos.

2) Toda propuesta no dirigida a una o varias personas determinadas será


considerada como una simple invitación a hacer ofertas, a menos que la
persona que haga la propuesta indique claramente lo contrario".

Artículo 18: "1) Toda declaración u otro acto del destinatario que indique
asentimiento a una oferta constituirá aceptación. El silencio o la inacción,
por sí solos, no constituirán aceptación.

2) La aceptación de la oferta surtirá efecto en el momento en que la


indicación de asentimiento llegue al oferente. La aceptación no surtirá
efecto si la indicación de asentimiento no llega al oferente dentro del plazo
que éste haya fijado o, si no se ha fijado plazo, dentro de un plazo
razonable, habida cuenta de las circunstancias de la transacción y, en
particular, de la rapidez de los medios de comunicación empleados por el
oferente. La aceptación de las ofertas verbales tendrá que ser inmediata a
menos que de las circunstancias resulte otra cosa.

3) No obstante, si, en virtud de la oferta, de prácticas que las partes hayan


establecido entre ellas o de los usos, el destinatario puede indicar su
asentimiento ejecutando un acto relativo, por ejemplo, a la expedición de
las mercaderías o al pago del precio, sin comunicación al oferente, la
aceptación surtirá efecto en el momento en que se ejecute ese acto,
siempre que esa ejecución tenga lugar dentro del plazo establecido en el
párrafo precedente".

Artículo 19: "1) La respuesta a una oferta que pretenda ser una aceptación
y que contenga adiciones, limitaciones u otras modificaciones se
considerará como rechazo de la oferta y constituirá una contraoferta.

2) No obstante, la respuesta a una oferta que pretenda ser una aceptación


y que contenga elementos adicionales o diferentes que no alteren
sustancialmente los de la oferta constituirá aceptación a menos que el
oferente, sin demora injustificada, objete verbalmente la discrepancia o
envíe una comunicación en tal sentido. De no hacerlo así, los términos del
contrato serán los de la oferta con las modificaciones contenidas en la
aceptación.

3) Se considerará que los elementos adicionales o diferentes relativos, en


particular, al precio, al pago, a la calidad y la cantidad de las mercaderías,
al lugar y la fecha de la entrega, al grado de responsabilidad de una parte
con respecto a la otra o a la solución de las controversias alteran
sustancialmente los elementos de la oferta".

Artículo 23: "El contrato se perfeccionará en el momento de surtir efecto la


aceptación de la oferta conforme a lo dispuesto en la presente
Convención".

2. Instrumentos del Derecho Uniforme


a) Principios UNIDROIT sobre los contratos comerciales
internacionales

Artículo 2.1.1 (Modo de perfección): "El contrato se perfecciona mediante


la aceptación de una oferta o por la conducta de las partes que sea
suficiente para manifestar un acuerdo".

Artículo 2.1.2 (Definición de la oferta): "Una propuesta para celebrar un


contrato constituye una oferta, si es suficientemente precisa e indica la
intención del oferente de quedar obligado en caso de aceptación".

Artículo 2.1.3 (Retiro de la oferta): "(1) La oferta surte efectos cuando


llega al destinatario.

(2) Cualquier oferta, aun cuando sea irrevocable, puede ser retirada si la
notificación de su retiro llega al destinatario antes o al mismo tiempo que la
oferta.

Artículo 2.1.4 (Revocación de la oferta): "(1) La oferta puede ser


revocada hasta que se perfeccione el contrato, si la revocación llega al
destinatario antes de que éste haya enviado la aceptación.

(2) Sin embargo, la oferta no podrá revocarse:

(a) si en ella se indica, al señalar un plazo fijo para la aceptación o de otro


modo, que es irrevocable, o

(b) si el destinatario pudo razonablemente considerar que la oferta era


irrevocable y haya actuado en consonancia con dicha oferta".

Artículo 2.1.5 (Rechazo de la oferta): "La oferta se extingue cuando la


notificación de su rechazo llega al oferente".

Artículo 2.1.6 (Modo de aceptación): "(1) Constituye aceptación toda


declaración o cualquier otro acto del destinatario que indique asentimiento
a una oferta. El silencio o la inacción, por sí solos, no constituyen
aceptación.

(2) La aceptación de la oferta surte efectos cuando la indicación de


asentimiento llega al oferente.
(3) No obstante, si en virtud de la oferta, o de las prácticas que las partes
hayan establecido entre ellas o de los usos, el destinatario puede indicar su
asentimiento ejecutando un acto sin notificación al oferente, la aceptación
surte efectos cuando se ejecute dicho acto.

Artículo 2.1.7 (Plazo para la aceptación): "La oferta debe ser aceptada
dentro del plazo fijado por el oferente o, si no se hubiere fijado plazo, dentro
del que sea razonable, teniendo en cuenta las circunstancias, incluso la
rapidez de los medios de comunicación empleados por el oferente. Una
oferta verbal debe aceptarse inmediatamente, a menos que de las
circunstancias resulte otra cosa".

Artículo 2.1.8 (Aceptación dentro de un plazo fijo): "El plazo de


aceptación fijado por el oferente comienza a correr desde el momento de
expedición de la oferta. A menos que las circunstancias indiquen otra cosa,
se presume que la fecha que indica la oferta es la de expedición".

Artículo 2.1.9 (Aceptación tardía. Demora en la transmisión): "(1) No


obstante, la aceptación tardía surtirá efectos como aceptación si el
oferente, sin demora injustificada, informa de ello al destinatario o lo notifica
en tal sentido.

(2) Si la comunicación que contenga una aceptación tardía indica que ha


sido enviada en circunstancias tales que si su transmisión hubiera sido
normal habría llegado oportunamente al oferente, tal aceptación surtirá
efecto a menos que, sin demora injustificada, el oferente informe al
destinatario que su oferta ya había caducado".

Artículo 2.1.10 (Retiro de la aceptación): "La aceptación puede retirarse


si su retiro llega al oferente antes o al mismo tiempo que la aceptación haya
surtido efecto".

Artículo 2.1.11 (Aceptación modificada): "(1) La respuesta a una oferta


que pretende ser una aceptación, pero contiene adiciones, limitaciones u
otras modificaciones, es un rechazo de la oferta y constituye una
contraoferta.

(2) No obstante, la respuesta a una oferta que pretende ser una aceptación,
pero contiene términos adicionales o diferentes que no alteren
sustancialmente los de la oferta constituye una aceptación a menos que el
oferente, sin demora injustificada, objete tal discrepancia. De no hacerlo
así, los términos del contrato serán los de la oferta con las modificaciones
contenidas en la aceptación".

b) Principios Latinoamericanos de Derecho de Contratos

Artículo 13. "Perfeccionamiento del contrato. Salvo acuerdo de las


partes o ley en contrario, el contrato se perfecciona en el momento en que
la aceptación produce sus efectos".

Artículo 14. "El consentimiento de las partes. El consentimiento de las


partes se manifiesta por declaraciones o conductas".

Artículo 15. "Definición de oferta. (1) La propuesta de celebrar un


contrato constituye oferta si revela la intención del proponente de quedar
obligado en caso de aceptación y resulta suficientemente precisa.

(2) La oferta puede ser dirigida a una o más personas determinadas, o al


público en general.

Artículo 16. "Efecto y retiro de la oferta. (1) La oferta produce efectos


desde que llega a su destinatario.

(2) La oferta puede retirarse hasta antes de que llegue al destinatario.

Artículo 17. "Revocación de la oferta. (1) La oferta puede revocarse


hasta que el destinatario haya enviado su aceptación.

(2) En los casos en que la aceptación consista en una conducta diversa de


la declaración, puede revocarse hasta el perfeccionamiento del contrato.

Artículo 18. "Oferta irrevocable. La oferta es irrevocable si:

(1) El oferente le ha atribuido ese carácter.

(2) El oferente le ha fijado un plazo para la aceptación, sin reserva expresa


de la facultad de revocarla.

(3) El destinatario hubiera, conforme a la buena fe, podido confiar en su


irrevocabilidad".

Artículo 19. "Caducidad de la oferta. La oferta, aun irrevocable, caduca


si:
(1) Fue rechazada por el destinatario. La caducidad opera desde que el
rechazo llega al oferente.

(2) La respuesta del destinatario contiene adiciones, limitaciones u otras


modificaciones que alteren sustancialmente los términos de la oferta.

(3) El oferente fallece o se incapacita antes de la recepción de la


aceptación.

(4) No es aceptada dentro del plazo fijado por el oferente o, en ausencia de


plazo, dentro de aquel esperable conforme a la buena fe".

Artículo 20. "Definición de aceptación. Constituye aceptación toda


declaración u otra conducta del destinatario que indique conformidad con la
oferta".

Artículo 21. "El silencio como aceptación. El silencio o la inacción por sí


solos no constituyen aceptación, excepto en los casos en que la ley, la
voluntad de las partes, los usos y prácticas, o los comportamientos
precedentes de las partes, le otorguen tal carácter".

Artículo 22. "Efectos de la aceptación. (1) El contrato se perfecciona en


el momento en que la aceptación llega al oferente.

(2) Si la aceptación consiste en una conducta, el perfeccionamiento tendrá


lugar desde el momento en que el oferente la conoce.

(3) Si en virtud de la oferta, o de las prácticas que las partes hayan


establecido entre ellas, el destinatario puede indicar su asentimiento
ejecutando un acto sin notificación al oferente, la aceptación surte efectos
desde que dicho acto se ejecuta".

Artículo 23. "La oportunidad de la aceptación. (1) La aceptación,


cualquiera sea su forma, produce efectos si llega al oferente dentro del
término fijado; a falta de plazo, dentro de aquel que resulte conforme a la
buena fe, atendidas las circunstancias de la negociación y los medios de
comunicación empleados por el oferente.

(2) La aceptación de las ofertas verbales deberá ser inmediata, a menos


que de las circunstancias resulte otra cosa".

Artículo 2. 4. "Aceptación tardía. La aceptación tardía produce efectos si:


(1) El oferente, sin demora, hace llegar su conformidad al destinatario.

(2) De la comunicación escrita que contiene la aceptación tardía se


desprende que debería haber llegado al oferente dentro del plazo".

Artículo 25. "La conformidad con los términos de la oferta. (1) La


respuesta a una oferta que contenga adiciones, limitaciones o
modificaciones constituye una contraoferta.

(2) Sin embargo, si no alteran sustancialmente los términos de la oferta, la


respuesta constituirá una aceptación y el contrato se entenderá
perfeccionado con dichas adiciones, limitaciones o modificaciones.

(3) Aunque las limitaciones o modificaciones no alteran sustancialmente los


términos de la oferta, la respuesta se entenderá como un rechazo en los
siguientes casos:

(a) Si la oferta expresamente exige la conformidad total o parcial con los


términos propuestos.

(b) Si el oferente, sin demora, informa al destinatario su disconformidad con


los cambios".

Artículo 26. "El retiro de la aceptación. La aceptación puede ser retirada


hasta el momento en que produce efectos".

IV. B

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Juan Pablo Bañados Gavilán E.I.R.L. (2016): Corte Suprema, 2 de
mayo de 2016, rol Nº 17207-2015. Cita online: CL/JUR/2852/2016.

32C (1979), p. 54.

33SF Comercial Limitada con Adexus S.A. (2008).

34L (1991), pp. 69-70.

35Urrea Fuentes, Cristián con Corpbanca (2012).

36D Á , Ramón (2012). Teoría general del negocio jurídico.


Santiago: Editorial Jurídica de Chile, p. 49. Ver también L (1991), pp. 69-70.

37S R , Francisco (2006). "Algunas cuestiones actuales en torno a la


oferta y la aceptación", en Colección de Derecho Privado III. Santiago: Universidad
Diego Portales, p. 30.

38M U , Rodrigo y V B , Juan (2006). "La oferta en Chile: un


ordenamiento, tres regímenes", en Colección de Derecho Privado III. Santiago:
Universidad Diego Portales, pp. 77-78.

39SF Comercial Limitada con Adexus S.A. (2008).

40Urrea Fuentes, Cristián con Corpbanca (2012).

41D M , Íñigo (2009). "Ofertas sujetas a reserva: a propósito de los términos


y condiciones en los contratos celebrados por medios electrónicos". Revista de
Derecho (Valdivia) Nº 22, 2ª Ed., pp. 75-95, Valdivia. También disponible [en línea]:
https://scielo.conicyt.cl/pdf/revider/v22n2/art05.pdf (Fecha de consulta: 1 de mayo de
2018).

42D -P (2007), p. 332.

43María Conejeros Solar y otra con Abelardo Mora Sotomayor y otros (2015).

44D Á (2012), p. 45.

45C P , Carlos (2003). Oferta, aceptación y conclusión del contrato.


Zaragoza: Cometa, p. 82.

46Se sigue aquí a D M , Íñigo (2009).

47M Q , Bernardo (1963). La oferta de contrato: génesis del contrato


y responsabilidad antecontractual: doctrina, legislación, comentarios y jurisprudencia.
Barcelona: Nereo, p. 63.

48SF Comercial Limitada con Adexus S.A. (2008).

49Ver, por ejemplo, M , H., L. y J. (1960). Lecciones de derecho civil, tomo II-
1. (trad.) Alcalá-Zamora y Castillo, L.). Buenos Aires: Editorial Jurídica Europa-
América, p. 154.

50D Á (2012), p. 50.

51Ver Bascuñán, María y otros con Dell Computer Chile Ltda. (2008).

52Ver S (2006), p. 40.

53Como se ha sugerido, lo haría el artículo 13 de la Ley Nº 19.496. Sobre esto ver


M V (2006), p. 78.

54D Á (2012), p. 46.

55Así D -P (2007), p. 340.

56D -P (2007), p. 340.

57L (1991), p. 81.

58L (1991), p. 81.

59Sobre el tema puede consultarse el estudio de D P , Salvador (1993).


La formación del contrato. (Tesis doctoral). Barcelona: Universitat Pompeu Fabra, pp.
92-97. Disponible también [en línea]:
http://www.tesisenrEd.net/bitstream/handle/10803/7316/TSDP2de4.pdf?sequence=2
(Fecha de consulta: 2 de mayo de 2018).

60Como afirma Díez-Picazo en el comentario al precepto: "debe quedar claro que


el carácter sustancial o no sustancial es independiente de la construcción dogmática
sobre los llamados essentiala negoti o los naturalia o accidentalia negoti". Y añade:
"del artículo 19 resulta el carácter sustancial de elementos que no pueden ser por sí
mismos calificados essentiali negoti". D -P , Luis (1990). La compraventa
internacional de mercadería. Comentario de la Convención de Viena. Madrid: Civitas,
p. 190.

61La versión en español del artículo 19 de la CISG emplea la expresión "en


particular", en cambio, dando cuenta con mayor claridad este carácter ejempliar, su
versión expresa: "additional o differents terms relating, among other things, to the
price (...)".

62Sobre estas teorías, en el ámbito nacional puede consultarse L (1991), pp.


108-111. Un tratamiento más detallado en C (2003), pp. 241-269.

63C (1979), p. 72.

64En el ámbito nacional no existe una definición de contrato electrónico. Creemos,


sin embargo, que la letra h) del Anexo de la Ley 34/2002, de 11 de julio, de Servicios
de la Sociedad de la Información y del Comercio Electrónico, nos da una buena idea
al respecto. Los define como: "todo contrato en el que la oferta y la aceptación se
transmiten por medio de equipos electrónicos de tratamiento y almacenamiento de
datos, conectados a una red de telecomunicaciones".

65En general puede consultarse P , Ruperto (2006). "Aspectos especiales


en la formación del contrato electrónico", en Colección de Derecho Privado III.
Santiago: Universidad Diego Portales, pp. 95-113 y D M , Íñigo y M ,
Rodrigo (2017): "Términos y condiciones: Acerca del supuesto carácter contractual de
las autorizaciones para el tratamiento de datos personales en sitios web". Revista
Chilena de Derecho y Tecnología, Nº 6, 2ª Ed., pp. 25-55.

66SERNAC con Ticketmaster (2016).

67Un tratamiento más acabado de la cuestión en D M M (2017).


C III E

S : I. Las cuestiones; II. Las sentencias; III. Reglas sobre la materia;


IV. Bibliografía nacional de consulta; V. Otras sentencias sobre la materia.

I. L

1. Las preguntas tras la disciplina del error vicio del consentimiento

Nos ha enseñado Díez-Picazo lo siguiente:

"El punto de vista tradicional considera el contrato como un acuerdo de


voluntades y, por consiguiente, como algo que es una obra libre y
espontánea de sus autores. Para que exista contrato, debe existir un
consentimiento, que ha de ser serio, espontáneo y libre. Cuando alguna de
estas cualidades o condiciones del consentimiento no se da, se dice que el
consentimiento se encuentra viciado, de suerte que en el contrato existe
una irregularidad que ha de determinar, o al menos permitir, su
invalidación"68.

Si así fueran las cosas, entonces la disciplina del error vicio del
consentimiento resultaría casi aritmética en su limpieza. Pero no lo
son; no lo eran en Roma y, desde luego, tampoco ahora.
El mismo Díez-Picazo nos da noticia de una aproximación más
fructífera a la forma en que debiésemos enfrentarnos a los vicios del
consentimiento, y señala lo siguiente:

"...más que una monolítica categoría de dogmática de vicios del


consentimiento contractual, que tenga que ser entendida desde un punto
de vista lógico, existe lo que puede llamarse un casuismo dogmático o, si
se prefiere, una tipificación legal de casos de justicia o injusticia de la
vinculación contractual..."69.

Y al aplicar estas ideas al campo del error, descubrimos que más que
un dispositivo de tutela de la voluntad de los contratantes es, según
una afortunada idea de Antonio Manuel Morales Moreno, uno de los
dispositivos con que cuenta el derecho de contratos para asignar el
riesgo de información defectuosa70.

El dilema que enfrenta la disciplina del error ha sido elocuentemente


expresado por Flume a través de las siguientes palabras:

"El Ordenamiento jurídico se encuentra, en relación a la cuestión de la


consideración del error, ante un dilema: Si el error no se toma en cuenta,
entonces vale una reglamentación que el que yerra en absoluto quería
adoptar. Si atendemos al contrato, éste carece de la justificación de la
autodeterminación por lo que se refiere al que padece el error. En cambio,
si se toma en cuenta el error y se permite que el contrato carezca de
validez porque la autodeterminación de la parte que yerra ha sido
defectuosa, el otro contratante, que ha confiado en la palabra dada, se verá
defraudado en su confianza padeciendo por ello en determinadas
circunstancias daños considerables, y privándosele en cualquier caso de la
ganancia negocial"71.

En fin, con una capacidad de síntesis infrecuente, Federico de Castro


ha planteado la problemática del error en los siguientes términos:
"¿Quién merece protección, respecto de su propio error? ¿A quién le
estará permitido aprovecharse del error ajeno?"72.
2. La anatomía del error

Ni toda equivocación configura un error ni todo error vicia el


consentimiento. Para que una equivocación configure un error debe ser
susceptible de subsumirse en aquellos tipos que el legislador ha
considerado como errores. Y aún si esto sucede, para que el error vicie
el consentimiento, resulta necesario que sea excusable.

La tipicidad del error y su excusabilidad configuran su anatomía.

Podemos adelantar un ejemplo respecto de cada una de estas


cuestiones que ayude a intuirlas. Por lo que toca a la tipicidad puede
considerarse la sentencia de la Corte de Apelaciones de 10 de julio de
201473. En los hechos, el comprador de un inmueble creyó,
erróneamente, que éste se encontraba en un condominio con guardias.
No era así. Demandó la nulidad del contrato señalando que había
incurrido en un error. La Corte, sin embargo, consideró que esa
equivocación no era susceptible de subsumirse en ninguno de los tipos
de error que fijan los artículos 1453 a 1455 CC.

Por lo que toca a la excusabilidad, la sentencia de la Corte Suprema


de 30 de mayo de 200174 resuelve sobre un caso en el cual se
adquiere en pública subasta un bien, creyendo el comprador que
adquiría la cosa, cuando, de hecho, se trataba de derechos sobre la
cosa. Además, al momento en que se intenta la inscripción en el
Conservador, el comprador se percata de que esos derechos no le
pertenecían al vendedor pues habían sido adjudicados a otro
comunero. El tribunal de primera instancia acogió la nulidad por error
obstáculo impetrada por los demandantes. La Corte de Apelaciones de
Temuco la rechazó. En fin, la Corte Suprema confirmó la nulidad. La
Corte Suprema consideró que se trataba de un error obstáculo o
esencial, pero, además se pronunció sobre su excusabilidad, en los
siguientes términos:

"Que en la especie, de acuerdo con los presupuestos fácticos resumidos en


el considerando segundo, los demandantes, fundadamente creyeron
adquirir el dominio pleno sobre el inmueble ubicado en Portales Nº 361 de
Temuco, en circunstancias que se trataba de la venta de una cuota
equivalente al 50% de dicho derecho de dominio, desde que en las bases
de remate se indicó que se vendía el inmueble e igual cosa sucedió en las
publicaciones de los avisos respectivos. Si bien es efectivo que se
señalaba en las bases la inscripción conservatoria del inmueble, donde
fácilmente los demandantes pudieron averiguar exactamente lo que se
enajenaba, no lo es menos el que esta venta se realizó a través de un
procedimiento judicial de cumplimiento forzado de una obligación, donde la
oferta de venta, materializada en las bases de remate y en la publicación
de los a visos, está avalada por el órgano jurisdiccional, de suerte que si se
dice vender el bien raíz referido, los demandantes, racional y
fundadamente, creyeron estar comprando la propiedad plena de la cosa y
no una cuota de aquella".

Al abrigo de las palabras de la Corte, descubrimos que no resulta


suficiente que la equivocación pueda subsumirse en los tipos de error
considerados por el CC; es, además, necesario que resulte excusable
para viciar el consentimiento.

3. Los tipos de error en el Código Civil75

La disciplina del error no se agota en los contratos (así, por ejemplo,


en el error en el testamento) y, desperdigados en el CC existen errores
que no se encuentran entre los artículos 1453 a 1455 (así, por ejemplo,
el error de cálculo en el artículo 2458). Aquí, sin embargo, nos interesa
únicamente la disciplina general del error vicio del consentimiento,
específicamente aquella contenida entre los artículos 1452 a 1455.76

Acaso lo primero que llama la atención al considerar la cuestión de


las equivocaciones que cuentan como errores para el CC es la
exclusión del denominado "error de derecho" según lo dispuesto en el
artículo 1452. Y una cuestión interesante es ¿qué justifica que se
excluya de manera tan terminante el error de derecho? Desde luego no
puede ser la tutela de la voluntad de quien lo padece; dicha tutela, en
realidad, aconsejaría exactamente lo contrario.
La respuesta no es sencilla —ni es el objetivo de este texto procurar
una respuesta exacta—, bien puede ser el caso que, simplemente,
haya sido tomado de las fuentes romanas.77 Como sea, un análisis
detallado del error de derecho no es el objetivo de este trabajo, sin
embargo, intuitivamente al menos, resulta tentador considerar que ese
interés se relaciona, parcialmente con lo que Díez-Picazo ha
denominado la "seguridad del tráfico jurídico"78 y, entre nosotros,
Avelino León Hurtado, la "estabilidad de los negocios". En palabras de
este último autor:

"Hemos dicho que el acto jurídico surge sólo en virtud de la manifestación


de voluntad y deberíamos concluir, entonces, que si esa voluntad está
viciada de error no debería haber acto jurídico. Pero, como la estabilidad de
los negocios exige dar cierta preponderancia a la voluntad declarada sobre
la real, sólo se acepta el error como vicio del consentimiento con muchas
limitaciones"79.

Descontado el error de derecho, el siguiente al que debe hacerse


referencia es el error esencial u obstáculo.

Se trata de supuestos de disenso sobre la identidad del objeto (error


in corpore) o la confusión de una causa con otra (error in negotio). Son
casos en que el disenso entre las partes resulta, en verdad, extremo80.
Así, por ejemplo, el caso ya citado en el que se creyó estar comprando
un inmueble cuando, en realidad, lo que se subastaba eran derechos
sobre él81, o bien el caso en que se creyó estar vendiendo pequeñas
porciones de un fundo y lo que se señalaba en la escritura es que se
vendía el fundo completo82.

Con respecto al denominado "error substancial", lo encontramos en el


inciso primero del artículo 1454. Su texto es el siguiente:

"El error de hecho vicia asimismo el consentimiento cuando la sustancia o


calidad esencial del objeto sobre que versa el acto o contrato, es diversa de
lo que se cree; como si por alguna de las partes se supone que el objeto es
una barra de plata, y realmente es una masa de algún otro metal
semejante".
La principal duda que ha suscitado este tipo de error se refiere a la
inteligencia de la expresión "cualidades esenciales" Y las posibilidades
que se han discutido son dos. Señala León Hurtado, existen dos
criterios diversos para determinar el carácter esencial de una
cualidad83. El primero de ellos es de carácter subjetivo y, por lo tanto,
depende de la intención del contratante que padece el error. El
segundo, es de carácter objetivo y depende de "la opinión general y las
circunstancias del negocio, y no por la sola intención particular del que
invoca el error"84. ¿Cuál de los dos ha de preferirse? Actualmente, la
doctrina nacional parece decantarse por la noción objetiva85. Esta es,
además, la solución que predomina en el derecho comparado86 y
existen buenas razones para que así sea. Morales Moreno señala dos:

"...en primer lugar, el peligro que supone la enorme variedad de posibles


motivos determinantes de la voluntad ¿Es justo que en un contrato, y
particularmente en un contrato oneroso, el otro contratante tenga que
soportar las consecuencias de cualquier falsa apreciación de su
contratante, simplemente porque haya sido para él determinante al
contratar? El buen sentido impone una respuesta negativa (...). De otro
lado, la dificultad de la prueba. Rara vez será posible una prueba directa. A
falta de ella habrá que acudir a la prueba de presunciones: reconstruir, a
través de un juicio hipotético, lo que hubiera podido ser la voluntad, de no
haberse dado el error. Resulta difícil practicar «a posteriori» ese juicio
hipotético, sobre todo si para ser fieles a los postulados voluntaristas
hemos de practicarlo «in concreto», es decir, según lo que hubiera podido
ser la voluntad de ese sujeto y no «in abstracto», aplicando criterios
objetivos de interpretación"87.

Por otra parte, si se considera la opinión de la Corte Suprema al


respecto, no parece existir ninguna duda de que la concepción objetiva
es la que prevalece. Probablemente, la sentencia que lo acredite con
mayor elocuencia es una de la Corte Suprema de 19 de enero de
200888. Se trató de la compra de unos camiones en la que el Tribunal
tuvo por acreditado que una cualidad relevante para efectos del error
era el año de fabricación de los vehículos. En el contrato se establecía
que dicha fecha correspondía a 2000 y 2001, y la verdad es que
habían sido fabricados en 1997 y 1998. La Corte consideró que el año
de fabricación constituía una cualidad esencial de los vehículos para
efectos del artículo 1454. Lo que aquí resulta relevante es por qué lo
estimó de esta manera. Razona el tribunal señalando, en primer lugar,
que la determinación del carácter esencial de una calidad puede
realizarse acudiendo a un enfoque subjetivo o a uno objetivo. A este
respecto, la Corte indica que, en sus decisiones sobre la materia, se ha
optado por el segundo criterio y cita las siguientes palabras de León
Hurtado:

"la calidad esencial deberá fijarla en último término el juez, atendiendo a las
circunstancias en que se celebró el acto jurídico y a lo que conforme con la
noción común, con un criterio general, debe entenderse por tal calidad".

Concluye el Tribunal con las siguientes palabras:

"En el caso de autos, e incluso abstrayendo al contrato de compraventa de


un vehículo motorizado en general, es manifiesto que el año de fabricación
es una cualidad esencial, pues no obstante esta circunstancia no hace que
un vehículo sea lo que es —es decir, no constituye su esencia— ni altera
aquello de que se compone —su materia—, evidentemente le da una
fisonomía propia, desde que es determinante, ni más ni menos, para la
fijación del precio que se paga por él. Este último es, en efecto, un criterio
objetivo al que puede recurrirse para calificar la naturaleza del error. Así, si
existe error acerca del color del vehículo ello no influirá en el monto del
precio que se pague por él y, en este entendido, puede afirmarse que esa
circunstancia es meramente accidental. Mas si para una de las partes el
color del vehículo es motivo principal para contratar y ese motivo ha sido
conocido de la otra, el error viciará consentimiento de conformidad al inciso
2º del artículo 1454".

Por lo que toca ahora al error accidental, a diferencia del error


substancial no se refiere a cualidades que queden comprendidas
dentro del ámbito natural de organización de intereses del contrato, sin
embargo, esto no significa que sea enteramente subjetivo en el sentido
en que baste la equivocación del errans. Así lo ha sugerido entre
nosotros el profesor Ramón Domínguez en los siguientes términos:
"Debe aclararse (...) que aquí no se trata de cualquier error sobre los
motivos, sino de un error sobre alguna calidad de la cosa que es objeto del
negocio y que ha motivado la voluntad. Hay error en cuanto la voluntad ha
sido manifestada con respecto a una cierta calidad que la motivó y que no
es real. Pero es posible que exista, en otras hipótesis, error sobre el motivo
independientemente de las calidades sobre que versa el negocio, como si
se lleva a cabo una venta en atención a una cierta situación económica
supuesta, que no existe en realidad. No hay aquí error sobre la cosa, sino
que exclusivamente sobre el motivo. Y cuando tratamos aquí del error
accidental, nos referimos a un error sobre la calidad de la cosa u objeto
sobre que versa el negocio y que ha sido el motivo de la voluntad. Todo
otro error sobre un motivo, por determinante que sea, no entra en esta
categoría de estudio..."89.

No se trata, entonces, de cualquier equivocación, sino que ha de ser


sobre la cosa u objeto sobre el que versa el negocio.

En conjunto con lo anterior, el error accidental exige que el


destinatario de la declaración debe haber conocido que la cualidad
sobre la cual recae el error era el motivo principal para contratar de
quien lo padeció. De esta manera, como ha sugerido un autor, la
exteriorización del motivo sería un requisito para que la cualidad
entrara al ámbito contractual.90

Respecto a las condiciones de incorporación de estas cualidades al


ámbito de lo contractual, en la sentencia de 10 de julio de 2014 ya
citada se lee lo siguiente:

"Como se aprecia de la transcripción del artículo, la regla general es que el


denominado error accidental no vicie el consentimiento sino cuando
concurran copulativamente las dos circunstancias anotadas: que esa
calidad de la cosa sobre la que se yerra haya sido el principal motivo que la
parte que padece el error tuvo en consideración para celebrar el contrato y
que este hecho haya sido conocido por su contraparte".

Finalmente, el Código se refiere al error en la persona. Según enseña


Claro Solar, se trata de un tipo de error que, por regla general, no vicia
el consentimiento.91 La excepción son aquellos contratos intuitu
personae: aquellos celebrados en consideración a la persona con la
cual se contrata.

Por otra parte, se ha discutido si se trata de errores sobre la identidad


de la otra parte o, además, alcanzan a determinadas cualidades; la
respuesta es la segunda pues, como se ha sugerido, lo determinante
es si el error "se proyecta de modo decisivo sobre la organización de
intereses que el contrato establece".92 Y eso puede suceder sea que
se trate de la identidad o de ciertas características de la persona.

En tercer lugar, existe una característica más digna de mención en el


tratamiento que el artículo 1455 CC prodiga al error en la persona. Se
trata de que la persona con quien erradamente se ha contratado, tiene
derecho a ser indemnizada por los perjuicios en que de buena fe ha
incurrido por la celebración del contrato. Claro Solar toma éste como
un supuesto de culpa in contrahendo93. Se trata de una afirmación
extremadamente discutible al abrigo del tenor de la regla, pues ésta se
limita a exigir que una persona haya padecido error sobre la persona
del otro contratante, no que ese error se haya debido a su falta de
diligencia. Parece tratarse, más bien, de una distribución del riesgo del
error que prefiere a quien es destinatario de una declaración errónea y
confía en ella, que a quien padece el error.

4. La excusabilidad del error94

De manera algo sorprendente, Claro Solar únicamente considera la


cuestión de la excusabilidad a propósito del error obstativo95. León
Hurtado, en cambio, se refiere, en general, señalando lo siguiente:

"Para que el error vicie el consentimiento, se requiere siempre que se trate


de un error excusable (...). Que sea excusable significa en opinión de la
doctrina, que el error no provenga de culpa, imprudencia o supina
ignorancia de quien lo sufre"96.
Algo semejante sucede con Martinic Galetovic y Reveco Urzúa,
quienes, refiriéndose a la diligencia que exige la excusabilidad del error
indican lo siguiente:

"Esta diligencia debiese ser la estándar o del ciudadano común y corriente


y debe analizarse en base a un juicio de responsabilidad donde se valorará
la previsión del sujeto y la conducta hipotética esperada a partir de dicha
previsión, confrontándose con la conducta finalmente desplegada en la
realidad material"97.

En términos semejantes, Domínguez Águila la considera como una


manifestación del nemo auditur y señala:

"Esta norma de moral (...) tiene también aplicación en materia de error. En


efecto, por todos se exige, para que el error llegue a viciar el
consentimiento, en todas las hipótesis vistas un elemento fundamental: que
sea excusable, esto es que no provenga de culpa del que lo alega, o de
imprudencia o supina ignorancia suya. Pues si el error se debe a quien lo
alega y no tomó la más mínima precaución para asegurarse de lo que
estaba haciendo, no puede pedir protección y ampararse en su falta para
exigir la nulidad del negocio"98.

Sin embargo, va más allá de los autores citados, advirtiendo que no


sólo es necesario prestar atención a la situación de la persona que
padece el error pues:

"...la exigencia de la excusabilidad del error permite abordar el problema de


la justa distribución del riesgo en la contratación, usando el criterio ético
que implica juzgar si el error es o no excusable. En efecto, si sólo hubiera
que atenerse a la consideración de la recta formación de la voluntad, en
verdad todo error, desde que determina la formación de la voluntad,
debería incidir en su validez (...) pero en los negocios bilaterales esa sola
consideración conduciría no solamente a la extrema inseguridad comercial,
sino además a injusticias, porque también ha de considerarse el interés de
la contraparte que, en los más de los casos, ninguna influencia ha tenido en
aquel error y que ha confiado en la celebración del negocio. La nulidad por
error ha de balancear entonces los intereses en presencia y distribuir los
riesgos en que incurren ambas partes y uno de los medios de decidir a
favor de uno u otro de estos intereses es, justamente, el principio nemo
auditur aplicado a la doctrina del error"99.

Por lo que toca a los tribunales, acaso la sentencia que en las dos
últimas décadas ha tratado la cuestión con mayor atención sea una de
la Corte Suprema de 30 de mayo de 2001100. Se trataba de un caso
de error obstáculo. Acaeció en la venta en pública subasta de lo que,
tanto en las bases del remate como en las publicaciones respectivas
aparecía como un inmueble y que, en verdad, se trataba de una cuota
equivalente al 50% de dicho inmueble.

En lo que interesa de la discusión, los compradores demandaron la


nulidad absoluta del contrato de venta por error esencial. El Tribunal de
primera instancia declaró la nulidad absoluta de la venta por error
esencial, aunque limitó sus considerandos —en lo que al error refiere—
a cuestiones de subsunción, sin prestar atención a las de
imputación101. Conociendo del recurso de apelación, la Corte de
Apelaciones de Temuco revocó el fallo. Este segundo tribunal se
preocupó de cuestiones propias de la subsunción (estimó que no había
error esencial, sino una venta de cosa ajena) y, obiter dicta, se refirió a
la imputación de los efectos del error, en los siguientes términos:

"Que tan cierto es que los subastadores conocieron las bases de la subasta
y que por tanto supieron o al menos estuvieron en posibilidad de conocer
que el ejecutado no era exclusivo dueño del inmueble, sino conjuntamente
y en comunidad con su hermano que en la demanda expresan que el error
esencial consistió en que en las publicaciones correspondientes... se
señalaba a los interesados que se vendía una propiedad como especie o
cuerpo cierto..., lo cual no se indicaba en las publicaciones, sino
precisamente en las bases".

Este razonamiento no convenció a la Corte Suprema, que,


conociendo de un recurso de casación en el fondo, estimó la existencia
de un error esencial y, específicamente en el tema de la excusabilidad,
señaló lo siguiente:

"Que en la especie, de acuerdo con los presupuestos fácticos resumidos en


el considerando segundo, los demandantes, fundadamente creyeron
adquirir el dominio pleno sobre el inmueble ubicado en Portales Nº 361 de
Temuco, en circunstancias que se trataba de la venta de una cuota
equivalente al 50% de dicho derecho de dominio, desde que en las bases
de remate se indicó que se vendía el inmueble e igual cosa sucedió en las
publicaciones de los avisos respectivos. Si bien es efectivo que se
señalaba en las bases la inscripción conservatoria del inmueble, donde
fácilmente los demandantes pudieron averiguar exactamente lo que se
enajenaba, no lo es menos el que esta venta se realizó a través de un
procedimiento judicial de cumplimiento forzado de una obligación, donde la
oferta de venta, materializada en las bases de remate y en la publicación
de los avisos, está avalada por el órgano jurisdiccional, de suerte que si se
dice vender el bien raíz referido, los demandantes, racional y
fundadamente, creyeron estar comprando la propiedad plena de la cosa y
no una cuota de aquella".

5. La cuestión de los concursos102

Especialmente el caso de los camiones, al que ya nos hemos


referido, permite formularse la siguiente pregunta: ¿resulta posible que
las mismas circunstancias configuren el supuesto de hecho del error
vicio del consentimiento y de un remedio propio del incumplimiento
contractual?

La respuesta parece ser afirmativa, tanto en el ámbito comparado


como en el nacional y, como se verá de inmediato, parece, además,
que en el ámbito nacional frente a un concurso entre acciones de
nulidad —específicamente la propia del error vicio— y aquellas del
incumplimiento —específicamente la resolutoria— es el acreedor quien
elige a través de qué acción encauzar sus pretensiones.

a) Ámbito nacional

En lo que se refiere al ámbito nacional, si se presta atención ahora a


la posición de los tribunales sobre el tema, la cuestión no ha sido —
hasta donde llegan nuestras noticias— directamente resuelta. Sin
embargo, existe una sentencia de la Corte Suprema en la cual se
considera tangencialmente el asunto.103 Se trata de una compraventa
de una importante partida de sal nitrificada en una concentración del
0.8%; lo entregado, sin embargo, fue la cantidad pactada, pero de sal
de cura en una concentración cercana al 8%. Aparentemente, esto
último fue lo que entendió el vendedor. Ahora bien, para efectos de lo
que aquí interesa no es determinante si existió el error —de hecho las
partes no lo alegaron— sino más bien la posición de la Corte Suprema
frente a una eventual presencia de error. Convendrá citar,
extensamente la opinión del máximo tribunal:

"1º) Que el conflicto de autos se resuelve analizando el cumplimiento de las


obligaciones por parte del vendedor, de las cuales la primera es entregar la
cosa vendida al comprador, lo que en este caso se hizo, pero en términos
objetados por éste; y la segunda, es la obligación de garantía, que a su
turno comprende los vicios redhibitorios y el saneamiento de la evicción.

2º) Que, el artículo 1828 del Código Civil expresa que 'el vendedor es
obligado a entregar lo que reza el contrato', de lo que se sigue que, aunque
en el caso de autos el vendedor cumplió con su obligación de entregar la
cosa —la sal—, lo hizo en forma imperfecta al entregar sal en una
concentración distinta a la requerida por el comprador. Esta materia se
encuentra tratada en el artículo 1454 del Código Civil, referida al error de
hecho que se produce cuando 'la sustancia o calidad esencial del objeto
sobre el que versa el acto o contrato, es diversa de lo que se cree'.

3º) Que, en el caso de autos, no se ha demandado la nulidad del contrato


por la existencia de este error sustancial, sino que la resolución del mismo,
conforme lo faculta el artículo 1489 del Código Civil, esto es, que el
contrato se deje sin efecto por el incumplimiento del vendedor, con
indemnización de perjuicios y, en subsidio 'la rescisión', como dice la ley,
por vicios redhibitorios, debiendo la sentencia que se dicte limitarse al
análisis de estas pretensiones y fundamentos.

De esta manera, el conflicto jurídico a que debe avocarse el sentenciador,


es determinar cuál es la sanción por el hecho de haber entregado el
vendedor una cosa distinta a la comprada y que, no sólo no servía para el
objeto que buscaba el comprador, sino que, además, le habría producido
graves perjuicios".
En definitiva, la Corte estima que se trata de un incumplimiento
resolutorio. A este trabajo, sin embargo, interesan los considerandos
segundo y tercero. De conformidad con el primero de ellos, en los
hechos habría existido un error de aquellos considerados en el
artículo 1454 CC. De acuerdo con el segundo considerando citado,
dicho error no se alegó, sino la resolución del contrato. Pues bien,
uniendo ambos considerandos lo que se obtiene es (1) la existencia de
un concurso entre los supuestos de hecho del error y del
incumplimiento resolutorio y (2) la acumulación alternativa de las
acciones de nulidad por error vicio y resolutoria por incumplimiento
contractual104.

b) Soft law

El tema de las consecuencias del concurso entre los supuestos de


hecho del error y del incumplimiento resolutorio no resulta pacífico en
los instrumentos de soft law. Para ilustrarlo conviene prestar atención
al disímil tratamiento que recibe la cuestión en los Principios
UNIDROIT sobre Contratos Comerciales Internacionales (PCCI) y en
los principios Europeos de Derecho de Contratos (PECL).

El artículo 3.7 de los PCCI dispone que: "Una parte no puede anular
el contrato a causa de error si los hechos en los que basa su
pretensión le otorgan o le podrían haber otorgado remedios por
incumplimiento".

Por su parte, el artículo 4.119 de los PECL dispone que "La parte que
tenga derecho a utilizar alguno de los remedios que le concede el
presente capítulo y que se encuentre al mismo tiempo en
circunstancias que le permiten utilizar un remedio fundado en el
incumplimiento, puede optar por cualquiera de ellos".

Como puede advertirse, tanto en los PCCI como en los PECL se


acepta la posibilidad de concurso105, sin embargo, en el primero de
estos instrumentos los remedios determinados por el incumplimiento
desplazan a la normativa del error. En el segundo, en cambio, se
establece un concurso alternativo para el titular de las acciones.
Bibliografía

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Corte Suprema". Revista Chilena de Derecho Privado, Nº 15.

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anulatoria y el incumplimiento resolutorio", en Estudios de derecho
de contratos. Santiago: Thomson Reuters.

D M , Íñigo (2014). "La tutela del comprador frente a la ausencia


de calidades presupuestas en la cosa". Revista de Derecho de la
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Nº 48, 2ª Ed.

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Editorial Ceura.

Jurisprudencia citada

Casa do Brasil Sociedad Limitada con Mall Puente S.A. (2008): Corte
de Apelaciones de Santiago, 10 de enero de 2008, rol Nº 7125-2005.
Cita online: 381166.

Cecinas La Preferida con Comercial Salinak Limitada (2005): Corte


Suprema, 27 de julio de 2005, rol Nº 5320-2003.

Consorcio de Transportes Trancura Limitada con Tocale Tuna, Romilio


(2010): Corte Suprema, 19 de enero de 2010, rol Nº 1908-2008.

Figueroa Fernández, Alexis y otros con Pérez, Luis (2013): 6 de


febrero de 2013. Cita online: CL/JUR/279/2013.

García Pinilla, José y Albornoz Ruedlinger, Nelson con Navarrete,


Hugo Wilhelm y Banco Santiago (1999): Corte Suprema, 30 de mayo
de 2001, rol Nº 4497-1999.

Rámirez Silva, Florinda con Agrícola e Inversiones Los Laureles


Limitada y otros (2016): Corte Suprema, 1 de diciembre de 2016, rol
Nº 41222-2016.
II. L

1. Florinda Ramírez Silva con Agrícola e Inversiones Los Laureles


Limitada y Otros

Corte Suprema, 1 de diciembre de 2016, rol Nº 41222-2016

Palabras clave: Donación — compraventa — error esencial — tipicidad

Normativa aplicada: artículo 1453 del Código Civil

a) Resumen. Una madre decide vender a sus hijos un inmueble, sin


embargo, estos últimos optan por simular una donación con una
compraventa, por lo que establecen un precio de mercado muy bajo y
dejan a su madre el usufructo. La madre nunca recibe el dinero, por lo
que decide demandar la nulidad de la venta por error.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"SÉPTIMO: Que, para una acertada resolución del recurso de nulidad


sustancial, resulta conveniente dejar constancia de los siguientes
antecedentes del proceso:

1. (...) la actora, madre de los demandados, les ofreció traspasar a cada


uno de ellos 1 o 2 hectáreas del resto de la hijuela Nº 3 del fundo 'Los
Laureles', pero que éstos se aprovecharon de su confianza y le hicieron
firmar una escritura en virtud de la cual adquirieron la totalidad de la
propiedad por la suma de $60.000.000, esto es, por un valor inferior al
comercial...

NOVENO: Que en el caso sub lite son hechos establecidos por los jueces
del fondo, los siguientes:
a). Que Florinda Ramírez Silva es madre de cuatro hijos, René Marcedonio,
Haydeé Rosalía, María Angélica y Patricia Florinda, todos Obando
Ramírez, quien al día de dictación de la sentencia de primer grado tenía 85
años.

b). Que la actora tuvo la iniciativa de realizar un negocio jurídico con tres de
sus cuatro hijos, referente a un predio que en aquel entonces era de su
propiedad, con la intención de donarle a los demandados un retazo de
terreno de aproximadamente dos hectáreas a cada uno.

c). Que la demandante no tuvo ninguna incidencia en la elección del


profesional que redactó el negocio jurídico.

d). Que las partes decidieron simular una donación con la celebración de
un contrato de compraventa, suscribiendo uno en el que el precio acordado
resultó por debajo del presunto valor comercial del bien raíz.

e). Que el 4 de enero de 2013, ante notario público, concurrió Florinda


Ramírez Silva, quien vende la nuda propiedad del resto de la hijuela
número 3 del fundo Los Laureles a sus hijos René Marcedonio, Haydeé
Rosalía y Patricia Florinda, todos Obando Ramírez, quienes compran para
sí, en comunidad, reservándose la vendedora de por vida el usufructo del
bien. En dicho acto los compradores se obligaron a pagar un precio de
$60.000.000, dejando constancia en dicha convención que el dinero se
encontraba íntegramente pagado.

f). Que el precio pactado no fue entregado a la actora, ya que si bien en la


escritura pública asevera haberlo recibido, los antecedentes de la causa
dan cuenta de que el pago no fue realizado, ya que el negocio jurídico
consistía en una donación simulada de compraventa'.

ii. Decisión de la Corte

'DÉCIMO: Que en base a los supuestos fácticos antes reseñados, la


sentencia recurrida, que reprodujo y confirmó el fallo de primer grado,
acogió la demanda de nulidad de contrato, reflexionando para ello que la
demandante 'incurrió en un error de hecho esencial al momento de firmar la
escritura pública de cuatro de enero de dos mil trece, por la cual vende la
nuda propiedad de la totalidad del predio del que era titular, el resto de la
hijuela tres del fundo Los Laureles, de la comuna de La Unión, compuesta
por los lotes A y B, en sesenta millones de pesos, a sus hijos René
Marcedonio, Haydeé Rosalía y Patricia Florinda, todos Obando Ramírez'.
Añade que 'tal error tiene el carácter esencial, pues recae en la identidad
de la cosa específica materia del contrato, por una parte, la totalidad de la
nuda propiedad y por la otra un retazo de terreno. El error esencial es de tal
entidad que no hay consentimiento porque falta un requisito establecido por
la ley para el valor del negocio jurídico, en consideración a la naturaleza del
mismo, lo que origina la sanción de nulidad absoluta'.

Del mismo modo estima que 'la conducta de los demandados fue dolosa y
tendiente a producir el error en la demandante', concluyendo que
'entendiendo que el error esencial conlleva nulidad absoluta y el dolo
nulidad relativa, el tribunal declara la nulidad absoluta del contrato de
compraventa celebrado en la Notaría de don Nazael Hernán Riquelme
Espinoza el cuatro de enero de dos mil trece'. (...).

VIGÉSIMO: Que, en consecuencia, el libelo de nulidad, del modo que se


propuso, no resulta apto para los fines que se ha promovido, razón por la
cual necesariamente ha de ser desestimado".

2. José Ortelio García Pinilla y Nelson Albornoz Ruedlinger; con Hugo


Navarrete Willhelm y Banco de Santiago

Corte Suprema, 30 de mayo de 2001, rol Nº 4497-1999

Palabras clave: Nulidad — error — remate

Normativa aplicada: artículos 1453 y 1683 del Código Civil

a) Resumen. El comprador de un inmueble en un remate judicial


alega error ya que, aun cuando en las bases del remate y en las
publicaciones y avisos respectivos se indicaba que se vendía el
inmueble. En realidad, se trataba de una venta del 50% de los
derechos sobre dicho bien raíz. El tribunal de primera instancia declaró
la nulidad solicitada. Decisión revocada por la Corte de Apelaciones.

b) Sentencia
i. Hechos del caso

"SEGUNDO: Que son hechos establecidos en el fallo de segunda instancia,


los siguientes (considerando primero): a) en los autos ejecutivos
caratulados 'Banco Santiago con Navarrete Wilhelm, Hugo', fue
embargado, entre otros inmuebles, el 'ubicado en la ciudad de Temuco,
calle Portales Nº 361, cuyo dominio se encuentra inscrito a fs. 179-213,
bajo el Nº 342 del Conservador de Bienes Raíces de Temuco
correspondiente al año 1994'; b) el inmueble se encontraba inscrito a
nombre de la sucesión de doña Alma Ernestina Wilhelm Fritz formada por
el ejecutado y su hermano Luis Iván Navarrete Wilhelm, constituyendo
ambos comuneros hipoteca en favor del Banco Santiago en 1990; c) en las
bases de remate se indicó que el inmueble a subastar es un inmueble
ubicado en calle Diego Portales Nº 361 de la ciudad de Temuco, señalando
sus deslindes; d) en la publicación de los avisos del remate se hizo
referencia a la ubicación del inmueble, a sus deslindes, a su inscripción
conservatoria, al mínimo para la subasta y a la garantía; e) la subasta fue
realizada el 25 de octubre de 1991, adjudicándose el bien rematado los
demandantes en la suma de $10.500.000, la que pagaron íntegramente,
extendiéndose la escritura de adjudicación el 23 de junio de 1992,
negándose el Conservador de Bienes Raíces de Temuco a practicar la
inscripción en el Registro de Propiedad por no corresponder el dominio
absoluto al demandado y por afectarle una serie de gravámenes y
prohibiciones que señala".

ii. Argumento de las partes

Parte Demandante

"PRIMERO: Que los recurrentes sostienen que la sentencia, al revocar la


decisión de primer grado y rechazar la demanda, ha cometido un primer
error de derecho al infringir el artículo 1453 Código Civil por cuanto,
afirman, la voluntad de su parte, al celebrar el contrato impugnado, se
encontraba viciada por error esencial al ofrecer vender los demandados un
inmueble como especie o cuerpo cierto en circunstancias que sólo se
estaba enajenando una cuota en el dominio del mismo, de suerte que, al
razonar los sentenciadores de segundo grado que no hay error en la
identidad de la cosa específica de que se trata, han cometido la infracción
denunciada, la que ha tenido una influencia sustancial en lo dispositivo de
la sentencia y, por ello, debe ser invalidada.
(...)

TERCERO: Que mediante la interposición de la demanda, los actores han


señalado que al momento de celebrar el contrato, es decir, cuando
subastaron el inmueble, no nació la voluntad de su parte necesaria para
formar el consentimiento, debido a un error esencial, esto es, un concepto
equivocado de la realidad que recayó sobre la identidad de la cosa que se
vendía, pues se enajenaba una cuota en el dominio y ellos creían estar
adquiriendo la propiedad plena".

Parte Demandada106

iii. Decisión de la Corte

"Cuarto: Que el citado artículo 1453 del Código Civil dispone que 'el error
de hecho vicia el consentimiento cuando recae sobre la especie del acto o
contrato que se ejecuta o celebra, como si una de las partes entendiese
empréstito y la otra donación; o sobre la identidad de la cosa específica de
que se trata, como si en el contrato de venta el vendedor entendiese
vender cierta cosa determinada, y el comprador entendiese comprar otra',
siendo estas las dos hipótesis del llamado 'error esencial', que lleva consigo
una ausencia total de voluntad desde que un error de esta magnitud impide
que se produzca el acuerdo de voluntades, adoleciendo el acto en que se
da un error de esta naturaleza, por ende, de nulidad absoluta.

Quinto: Que en la especie, de acuerdo con los presupuestos fácticos


resumidos en el considerando segundo, los demandantes, fundadamente
creyeron adquirir el dominio pleno sobre el inmueble ubicado en Portales
Nº 361 de Temuco, en circunstancias que se trataba de la venta de una
cuota equivalente al 50% de dicho derecho de dominio, desde que en las
bases de remate se indicó que se vendía el inmueble e igual cosa sucedió
en las publicaciones de los avisos respectivos.

Si bien es efectivo que se señalaba en las bases la inscripción


conservatoria del inmueble, donde fácilmente los demandantes pudieron
averiguar exactamente lo que se enajenaba, no lo es menos el que esta
venta se realizó a través de un procedimiento judicial de cumplimiento
forzado de una obligación, donde la oferta de venta, materializada en las
bases de remate y en la publicación de los avisos, está avalada por el
órgano jurisdiccional, de suerte que si se dice vender el bien raíz referido,
los demandantes, racional y fundadamente, creyeron estar comprando la
propiedad plena de la cosa y no una cuota de aquella:

Sexto: Que es efectivo que al momento de extenderse la escritura pública


de adjudicación —el 23 de junio de 1992— los demandantes ya sabían del
vicio que después reclamaron, pero aun así no se aplica a la especie la
prohibición a que se refiere el artículo 1683 del Código Civil, por cuanto
tratándose de ventas forzadas de inmuebles, de acuerdo con el artículo 495
del Código de Procedimiento Civil, se entiende perfecto el contrato desde
que se extiende el acta de remate, pues ésta vale como escritura pública,
exigiendo el artículo 497 del citado cuerpo de leyes la 'escritura pública
definitiva' para los efectos de practicar la inscripción en el Registro de
Propiedad del Conservador de Bienes Raíces, de suerte que, al momento
de celebrarse el contrato cuya nulidad se demanda, esto es, al extenderse
el acta de remate, los demandantes no tenían conocimiento del vicio que
reclaman y, por lo tanto, pueden demandar la nulidad absoluta del acto
jurídico celebrado.

Séptimo: Que, en consecuencia, la Corte de Apelaciones, al revocar la


decisión de primer grado y negar lugar a la demanda, ha cometido error de
derecho, al no haber aplicado el artículo 1453 del Código Civil para la
solución del conflicto de autos y, en su virtud, haber declarado la nulidad
absoluta del contrato aludido, razón por la cual el recurso interpuesto será
acogido, resultando, entonces, innecesario pronunciarse sobre los demás
capítulos de casación denunciados por los demandantes".

3. Consorcio de Transportes Trancura Limitada con Tocale Tuna,


Romilio Perfecto

Corte Suprema, 19 de enero de 2010, rol Nº 1908-2008

Palabras clave: Nulidad — error — compraventa de vehículos

Normativa aplicada: artículos 1454 y 1682 del Código Civil


a) Resumen. Se celebra una compraventa respecto a dos camiones
cuya fecha de fabricación se indicaba en el contrato. No obstante, la
empresa compradora alega la nulidad del negocio al verificar que los
vehículos entregados tenían una fecha distinta a la establecida en el
contrato. El tribunal de primera instancia rechazo la demanda. Decisión
confirmada por la Corte de Apelaciones. Finalmente, la Corte Suprema
determina que se trata de un error en las calidades esenciales de los
camiones, puesto que la fecha de fabricación determina el precio de
los vehículos.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"En estos autos rol Nº 1009-2005 del Primer Juzgado Civil de Arica sobre
juicio ordinario de nulidad relativa de dos contratos de compraventa,
caratulados 'Consorcio Transportes Trancura Limitada con Tocale Tuna,
Romilio', compareció la compañía antes nombrada y dedujo demanda
contra Romilio Perfecto Tocale Tuna, fundada en que por sendos
instrumentos privados de 13 de abril de 2004 se suscribieron por las partes
dos contratos de compraventa recaídos sobre dos camiones, uno de ellos,
de acuerdo a lo que se indicó, fabricado el año 2000 y el otro, según
también se expuso, el año 2001.

El precio por ambos, agregó el actor, ascendió a $66.000.000, de los que


se han pagado $43.590.320. No obstante lo anterior, se indica en la
demanda, los camiones fueron efectivamente fabricados los años 1997 y
1998, de lo que resultó que el actor adquirió vehículos más antiguos que
los pretendidos (...).

SEGUNDO: (...) El camión patente XE-2447, fijan los magistrados como


hecho de la causa, fue fabricado en el año 1997 y el camión patente XE-
2448 fue manufacturado en 1998, y no como se consignó en los
respectivos contratos de compraventa, que los mismos fueron fabricados
en los años 2000 y 2001.

(...)".

ii. Decisión de la Corte


"TERCERO: (...) Por otra parte, debe también tenerse por justificado,
conforme lo han afirmado los jueces de la causa, que la parte demandante
efectivamente incurrió en error, pues creyó equivocadamente que
compraba dos camiones manufacturados los años 2000 y 2001, en
circunstancias que los vehículos habían sido fabricados los años 1997 y
1998.

(...)

CUARTO: Que en el campo contractual el error de hecho, constituido por


una falsa apreciación de la realidad, puede recaer en la especie del
contrato que se celebra o sobre la identidad de la cosa específica de que
se trata —el denominado error obstáculo a que se refiere el artículo 1453
del Código Civil—, sobre la sustancia o calidad esencial del objeto —
denominado error sustancial o esencial, regulado en el inciso 1º del
art. 1454 del mismo cuerpo legal—, sobre una cualidad cualquiera de la
cosa siempre que ella sea el motivo principal por el cual se contrata y este
motivo sea conocido por la contraparte —error accidental del que trata el
inciso 2º de la norma antes citada—, o bien, finalmente, acerca de la
persona con la que se tiene la intención de contratar, si esta consideración
es la causa principal del contrato —error in persona—, aludido en el
artículo 1455 del mencionado Código.

QUINTO: Que según se dijo más arriba, los sentenciadores estimaron que
la actora incurrió efectivamente en error, mas calificaron éste de accidental
(del inciso 2º del artículo 1454), de aquéllos que no vician el
consentimiento. En efecto, el error accidental, de acuerdo a la ley, en
principio no vicia el consentimiento; únicamente lo hace cuando esa otra
calidad de la cosa —distinta de la que constituye su sustancia— ha sido el
principal motivo de una de las partes para contratar y este motivo ha sido
conocido de la otra parte. Esta última expresión de que se vale el legislador
no debe ser entendida en el sentido que la norma exige que el
cocontratante deba saber que su contraparte padece de error —caso en
cual, como se dijo, podría imputársele dolo y anularse la convención por
este motivo—, sino que ese conocimiento debe extenderse al hecho que
una cualidad específica ha sido el principal motivo de este último para
prestar su voluntad y formar el consentimiento.

La cuestión de hecho sobre la que el error recayó, de acuerdo al fallo, fue


el año de fabricación de los camiones objeto de los contratos de
compraventa, la que, según se dijo, fue calificada como accidental por los
magistrados, quienes, para concluir que no vició el consentimiento,
estimaron no probado que esta calidad accidental haya sido determinante
para la celebración del contrato por parte del comprador y que esta
determinación fuera conocida por el vendedor.

(...)

Ahora bien, cuando en la celebración de un contrato se especifica con


precisión alguna determinada característica de la cosa que no forma parte
de su esencia o sustancia, es evidente que se lo hace porque esa cuestión
accidental no es tal y pasa a tener relevancia. Por ejemplo, en la compra de
un vehículo no se especifica el color del mismo —cuestión evidentemente
accidental—, y el comprador cree que está comprando uno blanco, no
podrá alegar que ha sufrido de error si resulta que le venden un vehículo de
color negro. Pero si el comprador le indica al vendedor que el auto que
desea comprar debe ser blanco y éste le vende uno de color negro, es
evidente que la voluntad del comprador adolece de error, pues ha creído
erradamente estar comprando una cosa distinta a la que le vendieron y ese
error ha recaído sobre un accidente de la cosa que la contraparte sabía que
era motivo principal para contratar. No está de más señalar que la ley no
exige que la consideración de esa calidad accidental haya sido el único
motivo para contratar, sino que demanda que haya sido principal y
cuestiones principales puede haber más de una en un contrato.

En estas condiciones, sólo cabe concluir que si el demandado sabía que


los camiones debían ser de los años 2000 y 2001, es porque también sabía
que esta circunstancia era un motivo principal de su contraparte para
contratar, de modo tal que si los vehículos fueron manufacturados los años
1997 y 1998, independiente de la buena fe con que pudo haber obrado el
primero, es evidente que el comprador incurrió en error de hecho que vició
su consentimiento.

SEXTO: (...) En efecto, en la demanda se plantea la nulidad relativa de los


contratos expresando: 'doctrinariamente han surgido dos posturas en torno
al error sustancial: a) interpretación objetiva: en este caso, la 'sustancia' se
define como el conjunto de elementos materiales y calidades que
constituyen la naturaleza específica del objeto, asimilándolo a un género
determinado. b) interpretación subjetiva: en este caso se atiende a la
voluntad de las partes. La calidad substancial debe buscarse
subjetivamente en la apreciación de las partes. Nuestro Código Civil ha
adoptado una postura ecléctica y en este sentido el error substancial
puede, entonces, no sólo recaer sobre la sustancia de la cosa, sobre su
composición, sino que también sobre cualquier otra cualidad que es
determinante para contratar, como la antigüedad o el valor artístico de un
objeto'. Luego en el recurso de casación insiste sobre el tema,
argumentando que no es por razones de costumbre, sino por exigencia
legal, que la individualización de los vehículos debe ser precisa y detallada,
elementos del contrato que resultan esenciales en la formación de la
voluntad contractual. Agrega que si se tiene en consideración que se trata,
además, de vehículos de carga 'resulta esencial el año de fabricación de
los mismos, pues de dicho elemento del contrato se concluyen
consecuencias comerciales vitales en el ejercicio de la actividad productiva
para el cual los vehículos son adquiridos'.

En este contexto, corresponde determinar entonces si, como se propone en


el recurso, el año de fabricación de un vehículo constituye parte de la
sustancia del mismo o si es sólo un accidente, como se postula en el fallo
impugnado.

SÉPTIMO: Que cuando la ley conceptualiza el error obstáculo señala que


éste es el que recae sobre la especie de acto o contrato que se ejecuta o
celebra, como si una de las partes entendiese empréstito y la otra
donación; o sobre la identidad de la cosa específica de que se trata, como
si en el contrato de venta el vendedor entendiese vender cierta cosa
determinada y el comprador entendiese comprar otra. Por su parte, cuando
regula el error sustancial dispone que éste vicia el consentimiento cuando
la sustancia o calidad esencial del objeto sobre que versa el acto o
contrato, es diversa de lo que se cree, como si por alguna de las partes se
supone que el objeto es una barra de plata y realmente es una masa de
algún otro metal semejante.

(...)

Ahora bien, jurídicamente sustancia y calidad esencial si bien no son


sinónimos, sí son equivalentes, y lo revela así la conjunción o de que se
sirve el inciso 1º del artículo 1454 del Código Civil. La ley asimila ambas
expresiones y con esto se quiere significar que en los casos de error
sustancial, las partes están de acuerdo en que la cosa sobre que versa el
contrato es la misma para ambas y que esa cosa es lo que es, pero el yerro
recae, como se dijo, sobre una cualidad que da al objeto una fisonomía
propia que lo distingue de los demás.
(...)

Cabe destacar que la doctrina civil moderna no habla de error sustancial,


sino de error sobre las cualidades relevantes de una cosa, entendiéndose
por tales aquellas determinantes, atrayentes, las que inducen a contratar y
sin las cuales una de las partes, al menos, no habría contratado (Víctor Vial
del Río, 'Teoría General del Acto Jurídico', Ediciones Universidad Católica
de Chile, segunda edición, 1991, página 75).

OCTAVO: Que esta Corte ya ha tenido oportunidad de precisar cuándo


debe estimarse que se está frente a un error sustancial (...).

En efecto, se expuso en esa oportunidad que según el profesor Avelino


León Hurtado, el error sustancial constituye, sin discusión, un vicio del
consentimiento, porque si bien éste se forma, existe un falso concepto de la
realidad que autoriza para pedir la rescisión del contrato. De acuerdo a este
autor, es difícil precisar qué debe entenderse por calidad esencial, puesto
que podría juzgarse con un criterio subjetivo, esto es, atendiendo a la
intención del contratante que padece el error, o bien con uno objetivo,
tomando en cuenta lo que normalmente debe entenderse como calidad
esencial o atributos esenciales que dan a una cosa su fisonomía propia
(Avelino León Hurtado, 'La voluntad y la capacidad en los actos jurídicos',
Editorial Jurídica de Chile, 1952, página 195).

NOVENO: Que como consecuencia de lo razonado precedentemente, debe


reflexionarse si la calidad esencial de la cosa se determinará conforme un
criterio objetivo, es decir, ateniéndose sólo a la intención del contratante
que padece el error, como sostienen en Chile, entre otros, Alessandri
Rodríguez, Alessandri Besa, Claro Solar y Vial del Río, o, por el contrario,
deberán considerarse las cualidades de la cosa cuya reunión determinan
su índole específica, distinguiéndola de acuerdo a la noción común de
todas las demás cosas. Esas cualidades que forman la sustancia de la
cosa serían determinadas, en este último caso, conforme con la opinión
general y las circunstancias del negocio y no por la sola intención particular
del que alega el error.

(...)

En este mismo orden de ideas al investigar el error, como vicio del


consentimiento, respecto de la sustancia este tribunal mantiene la doctrina
manifestada, en orden a que adscribe más bien a la postura que propende
a una interpretación contractual de carácter objetivo, puesto que si se
atiende a la sola intención del contratante que invoca el error, no podrá
otorgarse un índice seguro para distinguir la sustancia de la cosa de otra
cualquiera, permitiendo con ello la prueba de que cualquier diferencia en la
sustancia viciara la intención del contratante, lo que conllevaría a confusión
entre el error sustancial y el accidental.

(...)

De esta forma, se debe recurrir a las circunstancias de la especie, que


'comprenden todos aquellos elementos susceptibles de revelar al
intérprete, sea directamente, sea, sobre todo, mediante inducciones, la
intención común de los contratantes. Estos elementos deben detectarse en
la conducta de las partes, ya en el curso de las negociaciones anteriores a
la convención, ya en el momento de la conclusión misma del contrato o aún
después de su conclusión (Jorge López Santa María, 'Sistema de
Interpretación de los Contratos', Ediciones Universitarias de Valparaíso,
páginas 62 y 63).

(...)

Como concluye el profesor Avelino León, 'la calidad esencial deberá fijarla
en último término el juez, atendiendo a las circunstancias en que se celebró
el acto jurídico y a lo que conforme con la noción común, con un criterio
general, debe entenderse por tal calidad (obra citada, página 174).

DÉCIMO: Que tratando de realizar un planteamiento objetivo sobre la


compra de vehículos con fines comerciales, se puede decir que la calidad
relativa a la antigüedad representa un mayor carácter esencial, mientras
más próxima se afirma que es su fabricación. Así, al adquirir un vehículo
nuevo el año de fabricación tiene una relevancia preponderante, pues se
tiene en consideración para el precio que éste no ha sido usado, de manera
que la expectativa de explotación es mayor. Por el contrario, el transcurso
del tiempo en un vehículo antiguo pasa a ser un aspecto absolutamente
accesorio, dado que se tendrá presente el estado general, pasando a ser
secundario el año de fabricación.

En las circunstancias planteadas, la diferencia en adquirir un vehículo de


trabajo con una diferencia de tres a seis años de antigüedad (1997 o 2000,
en abril de 2004) o de dos a cinco años (1998 o 2001, en abril de 2006), de
lo que resulta que su explotación ha sido por el doble o más del doble del
tiempo, constituye una circunstancia de la especie relevante que permite
concluir, en el proceso de interpretación contractual, que se ha producido
un error en la cualidad esencial de la cosa adquirida, tenido en
consideración para contratar por el comprador, circunstancia conocida por
el vendedor, quien expresa igualmente haber sido engañado por el
exportador, puesto que él también creyó que fueron fabricados los años
2000 y 2001.

Otro factor a considerar es que al tomar conocimiento de los hechos el


comprador los puso en conocimiento del vendedor antes de los cinco
meses e interpuso denuncia ante el Ministerio Público el 23 de septiembre
de 2004, luego dedujo la presente acción el 16 de agosto de 2005, la que
fue notificada el 23 del ciado mes y año, por lo cual no se observa un
aprovechamiento de las circunstancias, sino la voluntad de solucionar
inmediatamente el error en que se incurrió.

En el caso de autos, e incluso abstrayendo al contrato de compraventa de


un vehículo motorizado en general, es manifiesto que el año de fabricación
es una cualidad esencial, pues no obstante esta circunstancia no hace que
un vehículo sea lo que es —es decir, no constituye su esencia— ni altera
aquello de que se compone —su materia—, evidentemente le da una
fisonomía propia, desde que es determinante, ni más ni menos, para la
fijación del precio que se paga por él. Este último es, en efecto, un criterio
objetivo al que puede recurrirse para calificar la naturaleza del error. Así, si
existe error acerca del color del vehículo ello no influirá en el monto del
precio que se pague por él y, en este entendido, puede afirmarse que esa
circunstancia es meramente accidental. Mas si para una de las partes el
color del vehículo es motivo principal para contratar y ese motivo ha sido
conocido de la otra, el error viciará el consentimiento de conformidad al
inciso 2º del artículo 1454.

Lo anteriormente concluido no importa contradicción con aquello que se


afirmó en el párrafo final del fundamento quinto precedente. Esta Corte
Suprema afirma que en las circunstancias de hecho del presente juicio, el
año de fabricación de un vehículo es una calidad esencial del mismo y lo
que más arriba se ha sostenido es que aún en el evento en que se sitúa la
sentencia impugnada, esto es, que tal cuestión es meramente accidental,
de todos modos debió haberse accedido a la nulidad alegada, pues resultó
probado que la circunstancia anotada fue motivo principal de una de las
partes para contratar y ese motivo fue conocida por la otra.
UNDÉCIMO: Que, en consecuencia, puede afirmarse, como se propone
por la recurrente, que el error sobre el año de fabricación de los vehículos
materia de los contratos de compraventa de autos constituye un error
sustancial, que trae aparejado como efecto que la voluntad del comprador
se haya visto afecta por un vicio que invalida el consentimiento expresado y
que conlleva, de conformidad con lo prescrito en el inciso final del
artículo 1682 del Código Civil, la nulidad relativa de ambas convenciones.
Al no haberlo decidido así, los sentenciadores han incurrido en los errores
de derecho denunciados en el recurso, en especial, del inciso 1º del
artículo 1454 del Código Civil, y éstos han influido de manera sustancial en
su parte dispositiva, de modo tal que la casación en el fondo intentada debe
ser acogida".

4. Cecinas La Preferida S.A. con Sociedad Comercial Salinak Limitada

Corte Suprema, 27 de julio de 2005, rol Nº 5320-2003

Cita online: CL/JUR/3930/2005

Palabras clave: Resolución — vicios redhibitorios — error

Normativa aplicada: artículos 1489 y 1858 del Código Civil

a) Resumen. Se compra sal nitrificada con una determinada


concentración. Una vez entregada, se constata que la concentración
no es la pactada en el contrato. La compradora demanda la resolución
del contrato. Se rechaza su pretensión en primera instancia. El tribunal
de alzada la confirma. La Corte Suprema revoca la sentencia de
apelaciones, declarando resuelto el contrato.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"a. La actora, Cecinas La Preferida S.A. solicitó se declarara la resolución


de un contrato de compraventa pactado con la demandada Comercial
Salinak Ltda. fundado en el incumplimiento por parte de ésta de entregar la
cosa objeto del contrato (...)

b. La sentencia de primera instancia (...) estableció en su considerando


decimoprimero que el objeto de la compraventa celebrada entre las partes
litigantes fue 'sal nitrificada' en una concentración de 0,8% y el producto
entregado por la demandada fue 'sal de cura' en una concentración del
8,0% (...)".

ii. Decisión de la Corte

"Sentencia de reemplazo:

1º Que el conflicto de autos se resuelve analizando el cumplimiento de las


obligaciones por parte del vendedor, de las cuales la primera es entregar la
cosa vendida al comprador, lo que en este caso se hizo, pero en términos
objetados por éste y la segunda, es la obligación de garantía, que a su
turno comprende los vicios redhibitorios y el saneamiento de la evicción.

2º (...) [A]unque en el caso de autos el vendedor cumplió con su obligación


de entregar la cosa, la sal, lo hizo en forma imperfecta al entregar sal en
una concentración distinta a la requerida por el comprador. Esta materia se
encuentra tratada en el artículo 1454 del Código Civil, referida al error de
hecho que se produce cuando 'la sustancia o calidad esencial del objeto
sobre el que versa el acto o contrato, es diversa de lo que se cree'.

3º Que, en el caso de autos, no se ha demandado la nulidad del contrato


por la existencia de este error sustancial, sino que la resolución del mismo
(...) De esta manera, el conflicto jurídico a que debe avocarse el
sentenciador, es determinar cuál es la sanción por el hecho de haber
entregado el vendedor una cosa distinta a la comprada y que, no sólo no
servía para el objeto que buscaba el comprador, sino que, además, le
habría producido graves perjuicios.

4º Que, habiendo sido recibida la cosa comprada, se ha producido lo que la


doctrina llama el cumplimiento imperfecto, porque el vendedor cumplió su
obligación de entregar sin reclamo de parte del comprador, pero en
definitiva, como se ha señalado, el producto resultó ser otro diferente al
comprado.
5º) Que corresponde, entonces, determinar cuál es la sanción para este
caso por haberse entregado una cosa diferente a la comprada.

A primera vista, pareciera que se trataría de un caso de vicio redhibitorio,


definido en el artículo 1857 del Código Civil, como la acción que tiene el
comprador para pedir que se 'rescinda' la venta o se rebaje
proporcionalmente el precio, por los vicios ocultos de la cosa vendida.

Sin embargo, ha de destacarse que la acción antedicha, cuyos requisitos


de procedencia se encuentran en el artículo 1858 del Código Civil,
constituye una excepción a la regla general de que el incumplimiento de las
obligaciones de un contrato bilateral da origen a la acción resolutoria,
debiendo entenderse que aun cuando el legislador califica constantemente
la acción por vicios redhibitorios como una acción rescisoria, lo cierto es
que, en verdad, es una acción resolutoria especial y con reglamentación
diferente a la regla general del artículo 1489 del texto legal señalado.

6º (...) [A]nte el cumplimiento imperfecto de la obligación de entregar, puede


suceder que se reúnan los requisitos de los vicios ocultos, (...) pero si no se
dan dichas exigencias puede reclamarse el cumplimiento de la obligación
de entregar por parte del vendedor, a través del artículo 1489 del Código
Civil, si concurren los presupuestos que exige la norma, dando lugar así a
la aplicación de la condición resolutoria tácita de este precepto de
aplicación general.

7º Que, de acuerdo a las disposiciones que reglamentan la institución de


los vicios ocultos, ellas se aplican cuando entregada la cosa realmente
vendida, ésta resulta tener un vicio existente al tiempo de la venta, pero
que no puede ser advertido por el comprador, lo que en este caso se
cumple, como se encuentra establecido en autos. Pero ello sólo puede
tener lugar cuando la cosa entregada es realmente la vendida, lo que no
acontece en autos, donde la cosa entregada es otra, como ha quedado
establecido en la sentencia de primer grado. (...)

9º Que, conforme lo razonado precedentemente, corresponde acoger la


acción principal de resolución de contrato deducida por el actor.

15º (...) Por estas consideraciones, se revoca la sentencia de veinticinco de


octubre de dos mil uno, escrita a fojas 232 y siguientes y, en su lugar, se
decide:
I. Que se acoge la demanda deducida en lo principal de fojas 50 y se
resuelve el contrato de compraventa de sal nitrificada celebrado entre las
partes en el mes de mayo de 1999".

5. Sociedad Agrícola Santa Anita con Faenadora El Milagro S.A.

Corte Suprema, 9 de diciembre de 2015, rol Nº 3657-2015

Palabras clave: Nulidad — error — compraventa de animales

Normativa aplicada: artículos 1454 y 1828 del Código Civil

a) Resumen. Se compran cerdos con el objetivo de comercializarlos,


lo cual no fue posible por encontrarse contaminados con dioxinas que
los hacían no aptos para su consumo. Ante el cobro ejecutivo de las
deudas contenidas en facturas por parte de la vendedora, la empresa
compradora alega haber padecido error sustancial, pretensión que fue
acogida por el tribunal de primera instancia y confirmada por la Corte
de Apelaciones. Ante lo cual la vendedora interpuso recurso de
casación.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"TERCERO: Que el fallo cuestionado dejó asentados, como hechos de la


causa, los siguientes:

a.- Que durante el mes de junio del año 2008 la ejecutada compró cerdos
vivos a la ejecutante, quien tenía la calidad de proveedora de tales
animales en su calidad de dueña de plantas de producción y crianza de
porcinos.

b.- Que tal contrato dio origen a las facturas invocadas por la actora en
estos antecedentes.
c.- Que en el mes de julio de 2008 la autoridad sanitaria de Corea del Sur
notificó al Servicio Agrícola Ganadero (SAG) su decisión de suspender
temporalmente la importación a su mercado de carne de cerdo exportada
por la demandada, a consecuencia de haberse detectado dioxinas en una
partida de carne de cerdo congelada, procediendo a suspender la
certificación del establecimiento para el envío de productos cárnicos a ese
país, iniciando el SAG, a consecuencia de lo anterior, una investigación
para determinar el origen y la causa de esta detección.

d.- Que en la investigación antes indicada se determinó que la producción


con niveles altos de dioxina provenía de 16 planteles productores de
cerdos, dentro de los cuales se encontraba el de la empresa ejecutante.

e.- Que la carne no exportada proveniente de los planteles comprometidos


con dioxina quedó inhabilitada para su exportación, debido a las medidas
preventivas tomadas por la autoridad sanitaria del país, mientras se
investigaba la determinación de la causa de la contaminación.

f.- Que el Servicio Agrícola y Ganadero y la Secretaría Regional Ministerial


de Salud decretaron el decomiso y posterior destrucción de las carnes
contaminadas, tanto las exportadas retornadas como las no exportadas y
que estaban en poder de la ejecutada".

ii. Decisión de la Corte

"SEXTO: (...)

Al respecto, conviene recordar que el vicio del consentimiento en que la


ejecutada sustenta su excepción se encuentra regulado en el artículo 1454
del Código Civil (...).

Es decir, para que el error invalide el consentimiento, deberá recaer sobre


la sustancia de la cosa que fuere objeto del contrato o sobre aquellas
condiciones de la misma que principalmente hubiesen dado motivo a
celebrarlo. En este sentido la doctrina ha entendido que el error constituye
un falso conocimiento de la realidad, capaz de dirigir la voluntad a la
emisión de una declaración no efectivamente querida.

Sobre este tema el profesor Víctor Vial del Río, en su libro sobre la Teoría
General del Acto Jurídico, al tratar el inciso segundo del artículo 1454 del
Código Civil, señala que 'no es posible dar una fórmula para determinar
qué constituye la calidad esencial de una cosa, y sólo el juez puede
establecerla analizando las circunstancias del caso particular sometido a su
conocimiento'. De la misma forma, 'para que el error en una calidad
accidental vicie el consentimiento, es preciso que tal calidad constituya el
motivo determinante que tuvo una de las partes para contratar, y que esto
haya sido conocido por la otra parte'. (Víctor Vial del Río, Teoría General
del Acto Jurídico, Ediciones Universidad Católica de Chile, 1991, página
68).

SÉPTIMO: Que, como se ha venido analizando, para que se produzca la


nulidad del contrato celebrado por las partes, si bien el error debe
producirse al momento de prestarse el consentimiento para la celebración
del acto o contrato, tal afirmación no impide que el vicio en el
consentimiento se descubra con posterioridad a la perfección del contrato,
especialmente cuando éste descansa en el engaño o la ocultación de la
verdadera condición de la cosa vendida. Así, la conducta engañosa u
omisiva de una información leal, veraz y completa sobre el objeto, mueve y
determina la voluntad de la otra parte a celebrar un contrato que de no
concurrir tal ocultación no hubiera manifestado, lo que conlleva la nulidad
del acto celebrado.

De este modo, en ciertas relaciones contractuales complejas, como lo es la


compraventa de cerdos vivos para su posterior faena y exportación de la
carne a mercados internacionales para el consumo humano, la culminación
del contrato, para determinar el momento inicial del plazo de ejercicio de la
acción de anulación del contrato por error o dolo, no puede quedar de fijada
antes de que el comprador cliente haya podido tener conocimiento de la
existencia de dicho error o dolo.

OCTAVO: Que, en razón de lo que se viene señalando, la circunstancia de


haber dictado el Ministerio de Salud la Resolución Exenta 499/2008 con
posterioridad a la entrega de los animales no puede esgrimirse como
causal de justificación para estimar que la demandante vendió cerdos
sanos, por no existir, en ese entonces, regulación a ese respecto.

En efecto, si se considera que la mercadería no pudo comercializarse por


superar los picogramos de dioxina recomendados según la normativa
internacional anterior a los hechos, supuesto fáctico que consta en los
antecedentes del proceso. A ello se suma que no ha sido controvertido la
larga relación comercial que había en las partes, lo que imponía a la
demandante el conocimiento de que los productos vendidos serían
comercializados en el extranjero, por lo que no basta argumentar, como lo
sostiene el recurrente, que el error sustancial debe haberse producido al
momento de otorgar el consentimiento, por ser éste el momento en que se
produce el perfeccionamiento de contrato. En la especie, el error sólo pudo
ser conocido por la ejecutada tras haberse detectado la presencia de
dioxina con niveles peligrosos para el consumo humano en julio de 2008 en
Corea del Sur, destino de la carne faenada por la demandada, pues al
momento de la entrega de los cerdos vivos tal circunstancia no era posible
de conocer.

NOVENO: Que, como se viene analizando, no debe olvidarse que el


artículo 1828 del Código Civil dispone que "el vendedor es obligado a
entregar lo que reza el contrato", y ello, en el caso de autos, corresponde a
partidas de cerdos aptas para el consumo humano, de lo cual
indefectiblemente ha de concluirse que ese deber, al menos en lo que hace
a los contratos que originan las facturas de autos, no aparece satisfecho de
acuerdo a las probanzas rendidas. Es un hecho no controvertido que la
mercadería no pudo comercializarse por encontrarse la carne contaminada
con niveles de dioxina no recomendados para el consumo humano y, a su
vez, la extensa relación comercial habida entre las partes imponía a la
ejecutante el conocimiento de que los productos vendidos serían
comercializados en el extranjero, existiendo regulación tanto en Corea del
Sur como en la Unión Europea respecto del límite máximo de picogramos
de dioxina permitidos, lo que era una obligación y estándar propio del
negocio que no podía ser ignorado por la Sociedad Agrícola Santa Anita
Limitada.

En razón de lo expuesto este tribunal de casación comparte el


razonamiento de los sentenciadores recurridos, en el sentido de que en la
especie existió un error de hecho en cuanto a la sustancia o calidad
esencial del objeto sobre el que versaba el contrato de compraventa
celebrado entre las partes, error que vició el consentimiento de la ejecutada
por existir una falsa representación de la realidad, pues ella concurrió a la
celebración de la compraventa creyendo que la demandante le vendía
cerdos vivos cuya carne era comerciable, apta para el consumo humano, lo
que no sucedió al haberse entregado cerdos contaminados con dioxina, lo
que motivó que la carne de los animales vendidos fuese decomisada y
posteriormente destruida por el Servicio Agrícola y Ganadero en conjunto
con el Ministerio de Salud, antecedentes que de haber sido conocidos al
momento de celebración del contrato en cuestión habrían impedido que la
compradora manifestara su voluntad en orden a perfeccionar dicho acto
jurídico.

DÉCIMO: Que de lo anterior fluye, entonces, que no se produjo en el fallo


cuestionado, en los términos propuestos por el recurrente, la conculcación
de lo estatuido en el artículo 1454 del Código Civil. En razón de lo anterior,
existiendo un error que vició el consentimiento en los términos expuestos
en los considerandos que preceden, mal pueden estimarse infringidos,
como lo hace la recurrente, los artículos 1684, 1550 Nºs. 7 y 9 y 1820 del
Código Civil, lo que determina que el haber acogido la excepción de nulidad
de la obligación se ajusta a derecho".

6. Banco de Chile con Federico Humberto Casaccia Basso

Corte Suprema, 17 de marzo de 2011, rol Nº 7797-2009

Palabras clave: Nulidad — error — depósito bancario

Normativa aplicada: artículos 1454 y 1683 del Código Civil

a) Resumen. Una persona realiza un depósito a plazo por 30 días a


través del servicio de atención remota en la página web del Banco de
Chile, en la cual se indicaba una tasa de interés mensual del 30,91%.
No obstante, el aludido Banco alega que la tasa de interés que figuraba
en la página era errónea, siendo la tasa vigente al momento de
realizarse el depósito del 0,31%. Producto de esta circunstancia, el
Banco demandó la nulidad del contrato. El tribunal de primera instancia
rechazó la demanda. Decisión confirmada por la Corte de Apelaciones.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"SÉPTIMO: Que los sentenciadores dejaron establecidos en el fallo que se


impugna, los siguientes hechos sobre los cuales recayó la aplicación del
derecho sustantivo:
a) con fecha 4 de julio de 2006, don Federico Humberto Cassacia Basso
efectuó en el Banco de Chile, a través de los servicios de atención remota
disponibles en la página web www.bancodechile.cl, la inversión consistente
en el depósito a plazo Nº 994-1100100-149149-0 por 30 días por un capital
inicial de $7.000.000;

b) en la página web las características de la inversión indicada figuraba una


tasa de interés mensual del 30,91%;

c) al vencimiento del plazo respectivo el demandado cobró el depósito


pagándole el Banco de Chile con la tasa de interés de 30,91% mensual, la
suma de $2.142.000, por concepto de intereses y;

d) la página y dominio electrónico web www.bancodechile.cl es un medio


propio, exclusivo idóneo, manejado, controlado y administrado en forma
exclusiva y como parte de vía de publicidad y captación comercial, por el
Banco de Chile".

ii. Decisión de la Corte

"NOVENO: Que el recurrente ha sustentado los restantes errores de


derecho sobre la base de postular la concurrencia, en el caso en análisis,
de un error obstáculo que vicia el consentimiento y, consecuencialmente,
debe ser sancionado con la nulidad absoluta del contrato celebrado entre
las partes.

(...)

DÉCIMO: Que cuando la ley conceptualiza el error obstáculo señala que


éste es el que recae sobre la especie del acto o contrato que se ejecuta o
celebra, como si una de las partes entendiese empréstito y la otra
donación; o sobre la identidad de la cosa específica de que se trata, como
si en el contrato de venta el vendedor entendiese vender cierta cosa
determinada y el comprador entendiese comprar otra. Por su parte, cuando
regula el error sustancial dispone que éste vicia el consentimiento cuando
la sustancia o calidad esencial del objeto sobre que versa el acto o
contrato, es diversa de lo que se cree, como si por alguna de las partes se
supone que el objeto es una barra de plata y realmente es una masa de
algún otro metal semejante. De la definición de ambos tipos de errores
resulta obvio que para la ley es distinta la 'identidad de la cosa específica
de que se trata' y su 'sustancia o calidad esencial'. En el primer caso, es
evidente que hay error si una parte cree, por ejemplo, vender un caballo y
la otra comprar una vaca, pero la ley también se sirve de la voz específica,
a la que es necesario atribuir sentido. Así, pueden las partes entender que
el contrato versa sobre una misma cosa en sentido genérico, pero una de
ellas cree erradamente que se trata de una específica dentro de ese género
y la otra no, como si el vendedor cree vender el caballo A y el comprador
cree comprar el caballo B. En esta hipótesis habrá por cierto error esencial
u obstáculo.

En el segundo caso, es también evidente que el legislador no puede


referirse a sustancia en el sentido de esencia, esto es, de aquello que hace
que una cosa sea lo que es y no otra, pues lógicamente en el evento de
incurrirse en error respecto de ella se estará en la situación descrita en el
párrafo que antecede. Sustancia es la materia concreta que constituye la
cosa, esto es, la materia de que se compone el objeto sobre el que recae la
obligación. Así se desprende del ejemplo que propone el Código, antes
transcrito: como si por alguna de las partes se supone que el objeto es una
barra de plata, y realmente es una masa de algún otro metal semejante.
Calidad esencial, en cambio, es la que da al objeto una fisonomía propia
que lo distingue de los demás.

Ahora bien, jurídicamente sustancia y calidad esencial si bien no son


sinónimos, sí son equivalentes, y lo revela así la conjunción o de que se
sirve el inciso 1º del artículo 1454 del Código Civil. La ley asimila ambas
expresiones y con esto se quiere significar que en los casos de error
sustancial las partes están de acuerdo en que la cosa sobre que versa el
contrato es la misma para ambas y que esa cosa es lo que es, pero el yerro
recae, como se dijo, sobre una cualidad que da al objeto una fisonomía
propia que lo distingue de los demás. Si en el caso de una compraventa el
objeto del contrato es, siguiendo el ejemplo, el caballo A, una de las partes
incurrirá en el error de que trata el artículo 1453 tanto si cree que el
vendedor le está donando el caballo, como si cree que en realidad el
contrato versa sobre una vaca, o bien si sabe que el contrato es una
compraventa, que recae sobre un caballo, pero cree que el caballo es B y
no A. En cambio, si esa misma parte sabe que el contrato es una
compraventa, que recae sobre un caballo y que es el caballo A, pero cree,
equivocadamente, que el caballo es de carrera y resulta que el animal es
de tiro, incurre en error sustancial, pues no obstante haber acuerdo de
voluntades sobre la especie del contrato y sobre la identidad de la cosa
específica sobre que éste versa, no la hay sobre otra cualidad de esa cosa
que es determinante para celebrar el contrato y que le da a ésta una
fisonomía propia que la distingue de las demás. Cabe destacar que la
doctrina civil moderna no habla de error sustancial, sino de error sobre las
cualidades relevantes de una cosa, entendiéndose por tales aquellas
determinantes, atrayentes, las que inducen a contratar y sin las cuales una
de las partes, al menos, no habría contratado (Víctor Vial del Río, 'Teoría
General del Acto Jurídico', Ediciones Universidad Católica de Chile,
segunda edición, 1991, página 75).

UNDÉCIMO: Que esta Corte ya ha tenido oportunidad de precisar cuándo


debe estimarse que se está frente a un error sustancial, con motivo de la
dictación de la sentencia recaída en los autos ingresados bajo el Nº 751-
2007. En efecto, se expuso en esa oportunidad que según el profesor
Avelino León Hurtado, el error sustancial constituye, sin discusión, un vicio
del consentimiento, porque si bien éste se forma, existe un falso concepto
de la realidad que autoriza para pedir la rescisión del contrato. De acuerdo
a este autor, es difícil precisar qué debe entenderse por calidad esencial,
puesto que podría juzgarse con un criterio subjetivo, esto es, atendiendo a
la intención del contratante que padece el error, o bien con uno objetivo,
tomando en cuenta lo que normalmente debe entenderse como calidad
esencial o atributos esenciales que dan a una cosa su fisonomía propia
(Avelino León Hurtado, 'La voluntad y la capacidad en los actos jurídicos',
Editorial Jurídica de Chile, 1952, página 195). La doctrina francesa de
comienzos del siglo XIX —sigue el autor en la cita—, se afirmó también en
ese fallo, echó mano en general a un criterio objetivo para establecer el
error sustancial, circunscribiéndolo únicamente al error que recaía sobre la
sustancia misma de la cosa; posteriormente, Laurent, siguiendo la doctrina
de Domat y Poithier, manifestó que el error sobre la sustancia es, pues, un
error sobre las cualidades, pero todo error sobre las cualidades no es
sustancial, sino que es necesario que recaiga sobre una cualidad principal
y es la intención de las partes la que decidirá si una cualidad es principal o
no, es decir, es preciso determinar lo que las partes han tenido en mira al
contratar. La cuestión es en definitiva, por ende, una de intención, y es el
juez el que deberá decidir según las circunstancias de la causa. Surge
nítidamente en el error sustancial la diferencia entre el que recae en la
conformación material de la cosa y aquel que está referido a la calidad
esencial del objeto.

DUODÉCIMO: Que como consecuencia de lo razonado precedentemente,


debe reflexionarse si la calidad esencial de la cosa se determinará
conforme un criterio objetivo, es decir, ateniéndose sólo a la intención del
contratante que padece el error, como sostienen en Chile, entre otros,
Alessandri Rodríguez, Alessandri Besa, Claro Solar y Vial del Río; o, por el
contrario, deberán considerarse las cualidades de la cosa cuya reunión
determinan su índole específica, distinguiéndola de acuerdo a la noción
común de todas las demás cosas. Esas cualidades que forman la sustancia
de la cosa serían determinadas, en este último caso, conforme con la
opinión general y las circunstancias del negocio y no por la sola intención
particular del que alega el error.

Como ha tenido oportunidad de exponerlo de manera reiterada esta Corte


Suprema, en la interpretación de los contratos se distingue entre los
sistemas que atienden a la intención de las partes, el que se califica de
subjetivo, y el que considera fundamentalmente la declaración. La doctrina
nacional enseña que el Código Civil adscribió al primero de estos sistemas.
Sin embargo, teniendo presente lo dispuesto en los artículos 19, 1069 y
1560 del Código Civil, sólo se recurrirá a la intención o voluntad, en
desmedro de la declaración, cuando aquella consta claramente.

En este mismo orden de ideas al investigar el error, como vicio del


consentimiento, respecto de la sustancia, este tribunal mantiene la doctrina
manifestada, en orden a que adscribe más bien a la postura que propende
a una interpretación contractual de carácter objetivo, puesto que si se
atiende a la sola intención del contratante que invoca el error, no podrá
otorgarse un índice seguro para distinguir la sustancia de la cosa de otra
cualquiera, permitiendo con ello la prueba de que cualquier diferencia en la
sustancia, viciará la intención del contratante, lo que conllevaría a confusión
entre el error sustancial y el accidental. Respecto del error sustancial
derivado de la confusión en la calidad esencial del objeto, al ser diversa de
la que se tiene en mente al contratar, se sostiene por el profesor Avelino
León Hurtado que 'en el Proyecto de Código Civil de 1853, en el
artículo correspondiente, hay una nota de Bello que cita como fuente los
artículos 1837 y 1838 del Código de Luisiana y estos artículos se refieren al
error en la substancia y en las calidades esenciales, entendiendo por estas
últimas las que le dan mayor valor a la cosa. O sea, según la fuente de este
artículo la calidad esencial se debe juzgar con criterio objetivo, pues se
atiende a la calidad que da mayor valor a la cosa, y no la sola intención del
que invoca el error'. Agrega que en este caso el juez debe apreciar los
hechos y específicamente en los que se hace descansar el error 'según las
circunstancias del acto' y no solamente la intención de quien lo invoca (obra
citada, página 173).
De esta forma, se debe recurrir a las circunstancias de la especie, que
'comprenden todos aquellos elementos susceptibles de revelar al
intérprete, sea directamente, sea, sobre todo, mediante inducciones, la
intención común de los contratantes. Estos elementos deben detectarse en
la conducta de las partes, ya en el curso de las negociaciones anteriores a
la convención, ya en el momento de la conclusión misma del contrato o aún
después de su conclusión (Jorge López Santa María, 'Sistema de
Interpretación de los Contratos', Ediciones Universitarias de Valparaíso,
páginas 62 y 63).

El autor citado sobre el tema expresa que el juez 'examinando todas las
circunstancias de la especie y no pudiendo llegar a una certidumbre, no
deberá esforzarse en verificar, sino en «inducir» lo que fue la voluntad
común al fin'; más adelante agrega: 'así, el juez debe tomar en
consideración todas las circunstancias de la especie, todos los hechos
susceptibles de esclarecer el sentido de la convención. Tales hechos, una
vez probados en el proceso, servirán de base al tribunal para inducir la
voluntad común real o virtual de las partes contratantes y permitirá que el
litigio sea solucionado' (obra citada, página 36).

Si se pretende determinar la naturaleza de las circunstancias de la especie,


incluso en un sistema subjetivo de interpretación de los contratos, es
posible diferenciar aquellas que tienen un carácter de inclinación objetiva o
un carácter de inclinación subjetiva. 'En efecto, frecuentemente dichas
circunstancias se presentarán a los ojos del intérprete con una cierta
objetividad', pero 'aún si las circunstancias de la especie no tuvieran nada
de preciso, nada de categórico, si sus características fueran puramente
subjetivas, el juez debe, aún así, tomarlas en consideración y
eventualmente servirse de ellas para motivar su decisión' (obra citada,
página 37).

Como concluye el profesor Avelino León, 'la calidad esencial deberá fijarla
en último término el juez, atendiendo a las circunstancias en que se celebró
el acto jurídico y a lo que conforme con la noción común, con un criterio
general, debe entenderse por tal calidad'. (Obra citada, página 174).

DECIMOTERCERO: Que sentados los parámetros legales, doctrinarios y


jurisprudenciales que enmarcan el asunto postulado y al hacer aplicación
de los mismos al negocio de que se trata, resulta que en la situación que se
analiza no se divisa, como pretende el recurrente, que se haya verificado
un error en el consentimiento prestado de la naturaleza que aquél esgrime,
esto es, de carácter esencial. En efecto, para arribar a la conclusión
precedente debe tenerse especialmente en consideración que fue la propia
entidad bancaria, cuyo consentimiento dice encontrarse viciado, la que
ofreció a través de los servicios de atención remota disponibles en la
página web 'manejada, controlada y administrada en forma exclusiva y
como vía de publicidad y captación comercial por aquélla' una tasa de
interés mensual del 30,91% para los depósitos a plazos que sus clientes
tomaren en dicho Banco, cláusula que revela de manera expresa cual era
la intención de las partes al respecto al momento de contratar, es decir en
cuanto al monto del interés acordado. De forma tal que no puede luego el
demandante, quien precisamente aparece ofertando la celebración del
contrato de depósito en dichos términos, desconocer su voluntad al
respecto, aduciendo la existencia de un error que se sustentaría en un
equivocado ingreso de la verdadera cifra representativa del interés que
pretendía acordar.

DECIMOCUARTO: Que la circunstancia de haber procedido más tarde el


Banco actor a restituir al depositante el dinero entregado con más el interés
que ahora discute, no hace más que corroborar lo que se ha concluido,
desde que demuestra que cumplió la obligación precisamente en los
términos que las partes expresamente habían acordado y que ahora el
depositario repudia.

DECIMOQUINTO: Que de lo colegido en las reflexiones que preceden se


deviene que en el caso de marras no se encuentra acreditada la existencia
de un error en el objeto del contrato de depósito celebrado entre las partes
y, consecuencialmente, aquel no se ha visto afectado por el vicio que ha
invocado el recurrente, el cual pudiera justificar la declaración de nulidad
absoluta solicitada ni una determinación en esa misma dirección que
ameritara fuera dispuesta de oficio por el tribunal al tenor de lo que prevé el
artículo 1683 del Código Civil.

(...)".

III. R
1. Legislación nacional aplicable

a) Código Civil

Artículo 1452. "El error sobre un punto de derecho no vicia el


consentimiento".

Artículo 1453. "El error de hecho vicia el consentimiento cuando recae


sobre la especie de acto o contrato que se ejecuta o celebra, como si una
de las partes entendiese empréstito y la otra donación; o sobre la identidad
de la cosa específica de que se trata, como si en el contrato de venta el
vendedor entendiese vender cierta cosa determinada, y el comprador
entendiese comprar otra".

Artículo 1454. "El error de hecho vicia asimismo el consentimiento cuando


la sustancia o calidad esencial del objeto sobre que versa el acto o
contrato, es diversa de lo que se cree; como si por alguna de las partes se
supone que el objeto es una barra de plata, y realmente es una masa de
algún otro metal semejante.

El error acerca de otra cualquiera calidad de la cosa no vicia el


consentimiento de los que contratan, sino cuando esa calidad es el
principal motivo de una de ellas para contratar, y este motivo ha sido
conocido de la otra parte".

Artículo 1455. "El error acerca de la persona con quien se tiene intención
de contratar no vicia el consentimiento, salvo que la consideración de esta
persona sea la causa principal del contrato.

Pero en este caso la persona con quien erradamente se ha contratado,


tendrá derecho a ser indemnizada de los perjuicios en que de buena fe
haya incurrido por la nulidad del contrato".

Artículo 1682. "La nulidad producida por un objeto o causa ilícita, y la


nulidad producida por la omisión de algún requisito o formalidad que las
leyes prescriben para el valor de ciertos actos o contratos en consideración
a la naturaleza de ellos, y no a la calidad o estado de las personas que los
ejecutan o acuerdan, son nulidades absolutas.
Hay asimismo nulidad absoluta en los actos y contratos de personas
absolutamente incapaces.

Cualquiera otra especie de vicio produce nulidad relativa, y da derecho a la


rescisión del acto o contrato".

2. Instrumentos del Derecho Uniforme

a) Principios UNIDROIT sobre los contratos comerciales


internacionales

Artículo 3.2.1 (Definición del error). "El error consiste en una concepción
equivocada sobre los hechos o sobre el derecho existente al momento en
que se celebró el contrato".

Artículo 3.2.2 (Error determinante). "(1) Una parte puede anular un


contrato a causa de error si al momento de su celebración el error fue de tal
importancia que una persona razonable, en la misma situación de la
persona que cometió el error, no habría contratado o lo habría hecho en
términos sustancialmente diferentes en caso de haber conocido la realidad
de las cosas, y:

(a) la otra parte incurrió en el mismo error, o lo causó, o lo conoció o lo


debió haber conocido y dejar a la otra parte en el error resultaba contrario a
los criterios comerciales razonables de lealtad negocial; o

(b) en el momento de anular el contrato, la otra parte no había actuado aún


razonablemente de conformidad con el contrato.

(2) No obstante, una parte no puede anular un contrato si:

(a) ha incurrido en culpa grave al cometer el error; o

(b) el error versa sobre una materia en la cual la parte equivocada ha


asumido el riesgo del error o, tomando en consideración las circunstancias
del caso, dicha parte debe soportar dicho riesgo".
Artículo 3.2.3 (Error en la expresión o en la transmisión). "Un error en la
expresión o en la transmisión de una declaración es imputable a la persona
de quien emanó dicha declaración".

Artículo 3.2.4 (Remedios por incumplimiento). "Una parte no puede


anular el contrato a causa de error si los hechos en los que basa su
pretensión le otorgan o le podrían haber otorgado remedios por
incumplimiento".

b) Principios Latinoamericanos de Derecho de Contratos

Artículo 28. El error. "El error consiste en la ignorancia o falso concepto de


los hechos o del derecho, de tal magnitud que una persona razonable y en
la misma situación no habría contratado o lo habría hecho en términos
sustancialmente distintos".

Artículo 29. Causales de error. "(1) El error vicia el contrato si:

(a) Es provocado por información suministrada por la otra parte.

(b) La otra parte lo conoció o debió conocerlo y no lo informó, de acuerdo


con lo dispuesto por la buena fe.

(c) Ambas partes han padecido el mismo error.

(2) En estos casos hay nulidad si el error es excusable o el riesgo de su


existencia no fue o debió ser asumido por quien lo padece.

Artículo 30. Impedimento para alegar el error. "La parte que incurre en
error no puede demandar la nulidad del contrato si la otra ofrece ejecutarlo
con las modalidades y el contenido que aquélla entendió celebrarlo".

Artículo 31. Error en la declaración o en la transmisión. "Las


disposiciones de los artículos anteriores son aplicables al error en la
declaración de voluntad y en su transmisión".

Artículo 49. Opción con los medios de tutela. "La parte que tenga
derecho a demandar la nulidad relativa del contrato y, al mismo tiempo,
pueda ejercer alguno de los medios de tutela por incumplimiento, puede
optar entre aquélla y éstos".
IV. B

A B , Arturo (2011). La nulidad y la rescisión en el


Derecho Civil chileno. Santiago: Editorial Jurídica de Chile.

A R , Arturo (2004). De los contratos. Santiago:


Editorial Jurídica de Chile.

C S , Luis (1937). Lecciones de Derecho Civil Chileno y


Comparado, IX. Obligaciones, tomo II. Santiago: Editorial
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D M , Íñigo (2011): "La distribución del riesgo y la buena fe. A


propósito del error, el dolo y los deberes precontractuales de
información". Revista de Derecho de la Pontificia Universidad
Católica de Valparaíso, Nº 37, 2ª Ed.

____________ (2012). "El error vicio del consentimiento: Entre la


protección y el aprovechamiento", en Estudios de Derecho Civil VII.
Santiago: Abeledo Perrot-Legal Publishing.

____________ (2011). "El concurso entre el error con trascendencia


anulatoria y el incumplimiento resolutorio", en Cuaderno de Análisis
Jurídico VII. Colección Derecho Privado. Santiago: Ediciones UDP.

D Á , Ramón (2012). Teoría general del negocio


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L H , Avelino (1991). La voluntad jurídica y la capacidad en


los actos jurídicos. Santiago: Editorial Jurídica de Chile.

V R , Víctor (2003). Teoría general del acto jurídico. Santiago:


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V. O

Armando Díaz con Sociedad Agrícola Los Girasoles Ltda. (2009): Corte
de Apelaciones de Santiago, 28 de mayo de 2009, rol Nº 1136-2008.
Cita online: CL/JUR/8149/2009.

Banco de Chile con Federico Humberto Casaccia Basso (2011): Corte


Suprema, 17 de marzo de 2011, rol Nº 7797-2009. Cita online:
CL/JUR/2212/2011.

Casa do Brasil Sociedad Limitada con Mall Puente S.A. (2008): Corte
de Apelaciones de Santiago, 10 de enero de 2008, rol Nº 7125-2005.
Cita online: 381166.

Guzmán Cortés, Jorge con Guzmán Helo, Mercedes (2006): Corte de


Apelaciones de La Serena, 5 de octubre de 2006, rol Nº 904-2006.
Cita online: CL/JUR/316/2006.

Haindl Ramírez, Josef y otro con Inmobiliaria Espadaña S.A. (2014):


Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 1187-2013. Cita online:
CL/JUR/4384/2014.

Ilustre Municipalidad de Calama con Laura del Tránsito Pereira (2005):


Corte Suprema, 13 de junio de 2005, rol Nº 4751-2003. Cita online:
CL/JUR/1729/2005.

Luis Alberto Muscatt Garrido con Asociación Gremial de Medianos y


Pequeños Industriales y Artesanos de Quinta Normal y Santiago
(2011): Corte de Apelaciones de Santiago, 6 de mayo de 2011, rol
Nº 2259-2010. Cita online: CL/JUR/10041/2011.

Sociedad Estética Rena Limitada con Sociedad del Parque S.A.


(2016): Corte de Apelaciones de Santiago, 15 de junio de 2016, rol
Nº 1855-2016. Cita online: CL/JUR/4049/2016.
68D -P (2007).

69D -P (2007).

70M M , Antonio (1988). El error en los contratos. Madrid: Editorial


Ceura, pp. 88-106.

71F , Werner (1998). El negocio jurídico. Madrid: Fundación cultural del


notariado, p. 496.

72C B , Federico (1988). "De nuevo sobre el error en el


consentimiento", en Anuario de Derecho civil, Nº 41-2, p. 413.

73Figueroa Fernández, Alexis y otros con Pérez, Luis (2013).

74García Pinilla, José y Albornoz Ruedlinger, Nelson con Navarrete Hugo Wilhelm y
Banco Santiago (1999).

75Sobre el tema ver D M , Íñigo (2010). "Comentario Sentencia rol Nº 1908-


2008, Corte Suprema". Revista Chilena de Derecho Privado, Nº 15, pp. 207-223.

76Excluimos, además, el tratamiento del error impropio pues, como ha sugerido


C S , Luis (2013). Explicaciones de Derecho Civil chileno y comparado, Vol.
5. Santiago: Editorial Jurídica de Chile, pp. 128-129: No debe entenderse
comprendido dentro de la disciplina del error vicio del consentimiento.

77Ver, por ejemplo, D. 22. 6. 2 y D. 22. 6. 9.

78D -P (2007), pp. 71-72.

79L (1991), p. 151.

80Lo cual ha llevado a sostener que más que una voluntad viciada, lo que existiría
es una falta de voluntad. Ver, por ejemplo, C (1979), pp. 136-141. La distinción
no parece tener demasiado sentido en el derecho chileno. De una parte, el artículo
1454 comienza disponiendo que; "El error vicia asimismo el consentimiento..." De
otra, en verdad, la estructura del problema es exactamente la misma: se ha declarado
una voluntad contractual determinada por una equivocación respecto a la causa o a la
identidad del objeto. Salvo que se acepte una postura de extrema tutela de la
voluntad interna -a la que el Código, según se ve, no parece adscribir- no parece
haber ninguna buena razón para tratar de este error de forma diversa a los otros.

81Véase nota Nº 66.


82Ramírez Silva, Florinda con Agrícola e Inversiones Los Laureles Limitada y otros
(2016).

83L (1991), pp. 172-175.

84L (1991), p. 172.

85Ver, por todos, L (1991), pp. 170-174.

86Ver K , Ernst (2008). "Mistake", en International Encyclopedia of


Comparative Law, volume II. Contracts in General, part. II. United Kingdom: Herndon,
Mohr Siebeck. Martinus Nijhoff Publishers, p. 8.

87M (1988), pp. 193-194.

88Consorcio de Transportes Trancura Limitada con Tocale Tuna, Romilio (2010).

89D Á (2012), p. 73.

90D Á (2012), p. 74.

91C (2013), p. 159.

92M (1988), p. 172. Ver también C (2013), p. 161.

93C (2013), p. 163.

94Aquí seguimos D M , Íñigo (2017). "La naturaleza recíproca del problema:


A propósito de la excusabilidad del error", en Lo público y lo privado. Santiago:
Thomson Reuters, pp. 489-520.

95C (2013), p. 164.

96L (1991), p. 166.

97L (1991), pp. 140-141.

98L (1991), p. 81.

99L (1991), p. 82.

100Ver nota Nº 56.

101García Pinilla, José y Albornoz Ruedlinger, Nelson con Navarrete Hugo Wilhelm
y Banco Santiago (1998).
102Sobre el tema puede consultarse D M , Íñigo (2014). "La tutela del
comprador frente a la ausencia de calidades presupuestas en la cosa". Revista de
Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Nº 48, 2ª Ed., pp. 117-
159; D M , Íñigo, M M , Antonio y V O , Álvaro (2014).
"El concurso entre el error con trascendencia anulatoria y el incumplimiento
resolutorio", en Estudios de derecho de contratos. Santiago: Thomson Reuters, pp.
309-306.

103Cecinas La Preferida con Comercial Salinak Limitada (2005).

104Un criterio similar utiliza, aparentemente, la Corte de Apelaciones de Santiago,


en un caso de arrendamiento de un local comercial en el cual, en lo que interesa
aquí, el arrendatario demanda su nulidad absoluta por error obstáculo toda vez que
los locales carecían de recepción definitiva. Casa do Brasil Sociedad Limitada con
Mall Puente S.A. (2008). Resultan de interés algunas de las consideraciones del
tribunal de alzada.

"Vigésimo cuarto: Que la segunda causal de nulidad absoluta es la de falta de


consentimiento y se hace consistir, en primer término, en que existió un error
obstáculo o esencial, puesto que no había 'cosa susceptible de darse en arriendo':
Casa Do Brasil siempre entendió que los locales arrendados reunían los requisitos
necesarios para desarrollar los negocios que pensaba instalar y que no existía
restricción para instalar en ellos una cafetería y un restaurante, mientras que Mall
Puente S.A. entendía que era de cargo del arrendatario habilitar los locales para su
explotación comercial.

Vigésimo quinto: Que de conformidad al artículo 1453 del Código Civil existe
nulidad absoluta por error obstáculo o esencial únicamente en dos casos; a) cuando
la equivocación o discrepancia de las partes se refiere a la especie del acto o contrato
que se celebre 'como si una de las partes entendiese empréstito y la otra donación', y
b) cuando este error o discrepancia se produce respecto a la identidad de la cosa
específica de que se trata, 'como si en el contrato de venta el vendedor entendiera
vender cierta cosa determinada, y el comprador entendiese comprar otra'.

Vigésimo sexto: Que como se puede apreciar, en el caso de autos no concurren los
requisitos para configurar el error obstáculo o esencial en términos tales de entender
viciada la formación del consentimiento, ya que es evidente que la voluntad de los
contratantes coincidió perfectamente en la celebración de un contrato de
arrendamiento, esto es, en un pacto específico y nominado, como también, en la cosa
arrendada, la que se identificó e hizo recaer en dos locales comerciales determinados
que se individualizaron con los números 149 y 302 del Mall Puente.
Vigésimo séptimo: Que aún cuando fuera efectivo lo que la demandante afirma en
el sentido que las partes no coincidieron en la cosa arrendada, ya que el arrendatario
creyó que los locales comerciales cumplían con los requerimientos sanitarios y
urbanísticos para desarrollar su actividad, mientras que el arrendador entendía que
ello era de cargo del arrendatario, no se trataría, en tal caso, de un error obstáculo o
esencial, sino de un error sustancial.

Vigésimo octavo: Que tal es así porque la situación descrita se asemejaría a la


regulada en el artículo 1454 del Código Civil, referente a la sustancia o calidad
esencial del objeto cuando es diversa de lo que se cree, error que la doctrina califica
de 'sustancial', que es aquel, en rigor, del que la actora reclama, cuando afirma que
los locales comerciales que recibió en arriendo, y en los cuales ejecutó diversas obras
de instalación, no le resultaron aptos para desarrollar los negocios propios de su giro.

Vigésimo noveno: Que aún en la hipótesis de estimarse acreditada le existencia de


un error sustancial en torno a la cosa arrendada, la demanda igualmente deber ser
rechazada porque esa clase de error sólo produce nulidad relativa, y en estos autos
la actora pretende, únicamente, se declare la nulidad absoluta de dos contratos de
arrendamiento que individualiza.

Trigésimo: Que lo que en verdad Casa do Brasil Limitada le imputa a su contraparte


en el contrato es el incumplimiento de una obligación que estima era de su cargo, al
atribuirle que debía habilitar los locales comerciales que ya había entregado de un
modo tal que le permitieran el desarrollo del negocio o giro que en ellos pretendía
efectuar, lo cual, de ser cierto, solo configuraría un incumplimiento de obligaciones
contractuales, pero jamás podría conducir a estimar que los contratos nacieron
afectos a un vicio de nulidad absoluta".

La lectura de los considerandos citados indica que podría existir un error sustancial,
pero que, sin embargo, lo que, en verdad imputa la arrendataria a su contraparte es
un incumplimiento contractual.

105Y no podía ser de otra manera, ambos instrumentos se sirven de una noción de
incumplimiento a cuyo abrigo los supuestos de hecho de ambas figuras coinciden en
los términos presentados en la primera parte de este trabajo. Sobre esa noción de
incumplimiento ver supra nota.

106Tras la lectura de la sentencia de la Corte Suprema, no fue posible identificar


los argumentos de la parte vendedora. Asimismo, no fue posible acceder a la
sentencia de Corte de Apelaciones ni de primera instancia.
C IV E

S : I. Las cuestiones; II. Las sentencias; III. Reglas sobre la materia;


IV. Bibliografía nacional de consulta; V. Otras sentencias sobre la materia.

I. L 107

1. La estructura del dolo vicio del consentimiento

Luego de advertir que el Código Civil no define al dolo como vicio del
consentimiento, Claro Solar lo define como "toda especie de maniobras
reprobadas por la buena fe, que una persona emplea para hacer que
otra incurra en un error que la determine a contratar"108.

Esta definición permite distinguir dos componentes que determinan la


estructura del dolo vicio in contrahendo. El primero es de carácter
objetivo y corresponde a las maniobras. El segundo es de carácter
subjetivo y se refiere tanto a la intención del deceptor como al
resultado que determina la maniobra en la voluntad del deceptus.
2. Las maniobras: el elemento objetivo

Habrá que comenzar advirtiendo que, tanto en el ámbito nacional


como en el extranjero, se acepta la existencia del dolo por omisión. En
este sentido, en el ámbito nacional, Claro Solar señala: "dolo es un
acto o una omisión dañoso a otro"109. Por su parte, Avelino León
indica lo siguiente:

"Para provocar el engaño se pueden presentar hechos o circunstancias


falsas que alteren la realidad o que coloquen a la víctima en la
imposibilidad de apreciarla debidamente, en cuyo caso el dolo es positivo.
También se puede producir el dolo por omisión; esto es, guardando
deliberadamente silencio sobre algún hecho o circunstancia que la otra
parte necesite conocer para formarse un juicio verdadero de la
realidad"110.

De manera más cauta, Domínguez Águila considera que la definición


que suministra el artículo 44 del Código Civil no excluye la posibilidad
de que la sola omisión constituya dolo, y añade que será el caso
cuando exista una obligación de informar y se incumpla
deliberadamente para capturar la voluntad negocial de la otra parte111.

En el ámbito internacional la literatura es demasiado vasta como para


pretender dar siquiera una visión panorámica; sin embargo, para el
ámbito español puede considerarse Díez-Picazo y Verda y Rojo
Ajuria112; para el francés, Ghestin y Fabre-Magnan113; respecto del
alemán, Flume114; y del italiano, Trabucchi y Bianca115. Lo que, en
general, muestran las obras citadas son dos cosas: la primera de ellas
es que se admite que el dolo pueda configurarse a través de una
omisión; la segunda es que no cualquier omisión configura una
conducta dolosa, sino que únicamente aquellas que merecen un
reproche especial por resultar contrarias a las exigencias de la buena
fe.

La primera conclusión, entonces, resulta suficientemente obvia: las


maniobras incluyen tanto acciones como omisiones. La segunda
conclusión que se puede extraer, acaso un poco menos obvia, es que
no cualquier acción u omisión corresponde a una conducta dolosa,
sino, nada más aquellas que resultan contrarias a la buena fe.

Al respecto Díez-Picazo afirma lo siguiente:

"Ha señalado nuestra jurisprudencia que, en un sentido muy amplio, dolo


es todo complejo de malas artes, contrario a las leyes de la honestidad e
idóneo para sorprender la buena fe ajena, generalmente en propio
beneficio. Desde este punto de vista, el dolo se asimila a la mala fe y se
contrapone a la noción ética de buena fe"116.

Por su parte, Morales Moreno afirma:

"El carácter ilícito de la conducta debe resultar de la consideración de ella


misma (modo en que se manifiesta, medios que utiliza), puesta en relación
con las normas del ordenamiento. De éstas adquiere en este punto
especial relieve el principio de la buena fe. El dolo se considera desde el
derecho romano como una conducta contraria a la buena fe («la buena fe
es contraria al fraude y al dolo», U , D. 17, 2, 3, 3). La buena fe
(lealtad contractual), nos permite concretar o precisar en cada caso los
deberes de conducta de los contratantes durante el desarrollo de los tratos
y en la celebración del contrato, y, consecuentemente nos determina la
existencia de dolo (grave infracción de esos deberes). Las manifestaciones
del dolo son tantas como las infracciones de los deberes que impone la
buena fe (cfr. pp. 7, 16 y siguientes)".

Esta conexión entre las exigencias de la buena fe y el dolo nos lleva


a considerar críticamente una sentencia de la Corte Suprema117. Los
hechos de la causa se originan a propósito de la negociación de la
venta de un inmueble. En la escritura la vendedora afirmó ser titular de
subsidios, sin embargo, esto era falso. La compradora era consciente
tanto de la falsedad como de la importancia de la declaración para el
vendedor. En consideración a estas circunstancias, el vendedor
demandó la nulidad del contrato de compraventa por encontrarse su
voluntad viciada por dolo.

Por lo que toca al dolo, la Corte estimó lo siguiente:


"DECIMOQUINTO: Por otra parte, conforme a la definición consignada en
el artículo 44 del Código Civil, el dolo es una intención 'positiva' de inferir
daño. Y hay consenso, en doctrina y jurisprudencia, que la positividad está
referida al despliegue de actividades o maniobras dirigidas a concretar
aquella intención malsana; así, no basta una pura intención, anidada en la
mente, y aun declarada; y aunque fuere declarada en un instrumento
público o, por cualquier explicación, indubitado. En estos términos (salvo
situaciones muy particulares, entre las que no está el caso), una afirmación
conscientemente falsa podrá ser signo de mala fe, pero no constituye dolo
si el declarante no va más allá de ella; no hay dolo sí, controlándose, no
avanza al despliegue de actividades o maniobras (entonces llamadas
'dolosas') para consumar el engaño, que es lo que conforma el dolo como
vicio del consentimiento. En suma, al menos por regla muy general, la sola
aserción falsa no basta (en este sentido, entre otros, hay fallos en Revista
de Derecho y Jurisprudencia T. 27, secc. 1ª p. 440; Revista de Derecho y
Jurisprudencia T. 45, secc. 1ª p. 568).

La exigencia viene a ensamblar con un mínimo cuidado exigible a todo


contratante en la negociación que emprende. Si para un potencial
contratante tiene importancia la afirmación que recibe del otro, debe
cerciorarse, al menos con mediana diligencia, de la efectividad de lo
afirmado, para que más tarde no pueda ser reprochado de que 'nadie
puede ser oído cuando alega su propia negligencia".

DECIMOSEXTO: Que, al aplicar al caso las reflexiones precedentes resulta


que, del examen de la sentencia se observa que los hechos relativos a los
subsidios fueron establecidos por el fallo recurrido, tal como lo postula el
recurrente; entonces, no hay infracción a los preceptos probatorios
denunciados; ni a las reglas de los instrumentos públicos (artículos 1700 y
1706 del Código Civil) ni, menos, a la del instrumento privado (artículo 1702
del mismo Código) que han sido denunciadas, por lo que el recurso no
puede prosperar por este capítulo.

Y es que la explicación substancial de la insatisfacción del recurrente no


debe ser buscada en el valor probatorio de la prueba instrumental. Radica
en la configuración de los elementos del dolo. Se puede convenir en que la
afirmación de ser titular de los subsidios fue formulada y con toda claridad,
que es lo que reclama el recurrente; y también en que fue falsa; pero es
que eso no basta como se ha dicho para configurar el dolo".
El párrafo extractado amerita un par de comentarios. El primero es
que no parece correcto sostener, de una parte, que una afirmación
deliberadamente falsa evidencia mala fe y, de otra, señalar que no
constituye dolo pues se requieren otras maniobras. Como ha señalado
Bianca al respecto: "El engaño se puede consumar con cualquier
medio útil, y así, también con mentiras, que llegarán a conformar el
supuesto de hecho doloso si resultan idóneas para influir el
consentimiento"118.

El segundo comentario se refiere a la supuesta negligencia del


vendedor que la Corte establece. Y respecto de ella es posible
imaginar dos escenarios distintos en los cuales, sin embargo, la
conclusión es la misma: la conducta del vendedor no entorpece la
posibilidad de declarar la nulidad del negocio por dolo. En el primer
escenario se acepta que el vendedor se comportó negligentemente.
¿Se siguen de allí razones para proteger a la compradora manteniendo
el contrato? La respuesta es no. Si se aplicara el nemo auditur,
tratándose de un caso en que una de las partes se comporta
dolosamente y la otra de forma culpable, se produciría una situación
jurídicamente repugnante: se protegería a quien se comportó
dolosamente en perjuicio de quien se comportó culpablemente.

El segundo escenario cuestiona que el vendedor se haya comportado


de manera negligente. Y lo cuestiona porque es posible asumir que el
vendedor no se comportó negligentemente, sino que confió
razonablemente en los dichos de la compradora. La pregunta,
entonces, es la siguiente: ¿resultaba razonable en este caso creer en
lo que la vendedora afirmaba respecto de los subsidios? La respuesta,
en nuestra opinión, es que sí. Salvo que las partes deban asumir que
las declaraciones deliberadamente falsas se encuentran protegidas por
el Derecho, todo indica que se puede confiar en que quien afirma algo
cuya veracidad debería constarle (es el caso del otorgamiento de los
subsidios) está diciendo la verdad. A este respecto, quizás convenga
tener presente que, aún un derecho de contratos tan extremadamente
atento a la posición adversarial de las partes como el inglés, en el cual
se ha llegado a sostener que las exigencias de la buena fe son
"inerentemente repugnantes" al carácter adversarial de la negociación
de un contrato119, responsabiliza a quien, incluso sin ánimo de
engañar, formula declaraciones falsas120.

Ahora bien, si se presta atención a las omisiones convendrá formular


algún comentario respecto a bajo qué condiciones el principio de la
buena fe exige a las partes suministrarse información que saque del
error a quien lo padece. Una segunda sentencia de la Corte Suprema
puede contribuir a esta tarea121.

Se trata, una vez más, de un contrato de compraventa junto al cual


se celebró lo que la Corte denomina un "contrato de renuncia de
acciones derecho y finiquito" respecto del cual se solicitó la nulidad por
dolo. Un extracto de la sentencia contribuirá a ilustrar la situación:

"...en cuanto al dolo, sostiene el fallo que atendido el rubro al que se dedica
la demandada y a los profesionales que para ello laboran, expertos en el
área inmobiliaria no podría desconocer que la porción de terreno que por la
permuta se le estaba transfiriendo al actor con sus características de
ubicación, sitio eriazo y encerrado por muros divisorios, no iba a poder ser
subdividido y por tanto adjudicado en concreto, como también que en esas
condiciones no podía ser objeto de contrato alguno por estar prohibido.
Conocimiento real y efectivo que no pudo soslayarse de manera que el
haber silenciado la situación jurídica del terreno que ofreció permutar
claramente es constitutiva de dolo al haber tenido por finalidad incidir en la
voluntad del actor para ejecutar el contrato de permuta, que de haber
sabido es claro que no lo habría ejecutado y además intento impedir e
imposibilitar al actor poder resolver o dejar sin efecto dicho contrato".

La sentencia de la Corte es correcta. Sin embargo, entraña una


pregunta: ¿qué es lo que debe informarse en una negociación a riesgo
de que callarlo permita anularlo por dolo como en este caso?

Una posible respuesta a esta pregunta es que debe informarse todo


lo que se sepa o deba saberse, y que sea determinante para la
voluntad negocial de la otra parte. Así, por ejemplo, en el ámbito
español, García Cantero ha señalado lo siguiente:
"(...) parece razonable pensar que dicho subprincipio (de información) ha
de informar no sólo la específica legislación protectora de consumidores y
usuarios, sino la doctrina general del contrato (...) Cabe establecer que, en
toda relación contractual, las partes intervinientes tienen la obligación
recíproca de informarse sobre cuántos puntos sean precisos a fin de lograr
un consentimiento libre y reflexivo. Este deber contractual de informar lleva
consigo el deber previo de informarse para así poder informar"122.

Sin embargo, en nuestra opinión al menos, se trata de una opinión


que no puede compartirse, no en cualquier caso al menos, pues resulta
frecuente que en los contratos los intereses de las partes se
encuentren en contradicción y que, legítimamente, cada una de ellas
aspire a maximizar sus beneficios a través de la ejecución del contrato.
Como ha sugerido Morales Moreno:

"En el contrato, como institución jurídica, se expresa una permanente


tensión entre dos polos antagónicos: De un lado, el que representa la
constante tendencia de cada contratante a aspirar prioritariamente a la
satisfacción del propio interés, aún a costa del de la otra parte. De otro, el
de la necesaria cooperación entre las partes, que la propia institución
contractual necesita"123.

Parece, entonces, correcto afirmar que el deber precontractual de


informar no puede plantearse en términos tan amplios como lo
pretende García Cantero. Por otra parte, resulta igualmente correcto
señalar que si no existe un deber de información, no es posible
incumplir con dicho deber dolosamente; no puede incumplirse un deber
que no existe.

Encontramos un tratamiento mucho más matizado de la cuestión en


el artículo 4.107 de los Principios Europeos de Derecho de los
Contratos124. Su tenor es el siguiente:

"Art. 4.107. Dolo

(1) Cualquiera de las partes puede impugnar el contrato si éste se hubiera


concluido en virtud de una representación fraudulenta creada por la otra
parte, por medio de sus palabras o de su conducta o como consecuencia
de la falta de revelación de información que, de acuerdo con la buena fe y
con la equidad, se hubiera debido poner de manifiesto.

(2) La representación de la parte o la no revelación de información son


fraudulentas si se realiza con el intento de engañar.

(3) Para determinar si la buena fe y la lealtad exigen que una parte revele
una información concreta deben tomarse en cuenta todas las
circunstancias, incluyendo entre ellas:

a) Si la parte poseía una pericia especial;

b) El costo de adquisición de la información relevante;

c) Si la otra parte hubiera podido razonablemente adquirir la información


por sí misma; y

d) La aparente importancia que la información tenía para la otra parte".

Resta, entonces, advertir por qué la Corte estuvo en lo correcto


cuando entendió que en este caso la omisión era dolosa. Aunque en la
sentencia se anula por dolo el contrato de finiquito y renuncia de
acciones, lo cierto es que ese negocio únicamente cobra sentido en el
marco de la negociación del contrato de permuta. El dolo no sólo
incidió en el contrato de finiquito, sino que, como lo señala
expresamente la sentencia, en el de permuta. Pues bien, aún
aceptando que en un contrato como ese hay intereses contrapuestos y
que, en la negociación, cada parte debe cuidar de los suyos, parece
completamente evidente que, por opuestos que sean los intereses,
cada una de las partes puede confiar en que la otra tiene intención de
vincularse por un cierto contrato y que dicho negocio se cumpla. Sin
embargo, según lo acreditado en el proceso, una de las partes —la
demandada— sabía que el objeto de su prestación —el terreno—
adolecía de un vicio jurídico que, en definitiva, determinaba la nulidad
absoluta del negocio, y eso fue, precisamente, lo que no comunicó.

Resulta perfectamente irrelevante cómo se comprendan las


exigencias de la buena fe durante la negociación de un contrato, en la
medida en que se comprendan de alguna manera, éstas cubren el
hecho de que una parte debe informar a la otra que lo desconoce el
hecho de que el contrato adolece de una causal de nulidad absoluta.
Eso es, en definitiva, lo que calló la demandada y lo calló con la
intención de captar la voluntad del demandante para que celebrara el
contrato; por lo mismo, no hay duda, se trata de un caso de dolo por
omisión.

3. La intención y el efecto: el elemento subjetivo

Según hemos sugerido, el elemento subjetivo cubre tanto la intención


del deceptor como el ánimo del deceptus.

Por lo que toca a la intención del deceptor, si se considera la doctrina


nacional, partiendo por Claro Solar, se encuentra lo siguiente: "...es un
acto o una omisión, dañoso a otro, que ha sido ejecutado con el
propósito de perjudicarlo, sea por pura maldad, sea con el deseo de
realizar un provecho"125; y "El dolo implica necesariamente una mala
intención y un fin deshonesto en la legislación moderna"126; y "...el
carácter del dolo es la intención de engañar para lucrar con el perjuicio
causado..."127. Existe una cierta ambigüedad en las palabras de Claro
Solar respecto a si el ánimo es de dañar a la otra parte o, en cambio,
de obtener un provecho. Domínguez Águila, por su parte, entiende que
el dolo supone una intención de dañar128. Una idea que según Banfi
del Río puede considerarse como la posición mayoritaria de la doctrina
respecto del elemento subjetivo del dolo129.

Por lo que toca a los tribunales, existen sentencias que estiman que
no basta la intención de obtener un provecho ajeno, sino que es
necesario un ánimo de dañar. Así, por ejemplo, en una sentencia de la
Corte Suprema de 1 de julio de 1954 citada por Domínguez Águila se
señala: "para que haya dolo es menester que la voluntad del agente
aparezca manifiesta y determinante en actos que demuestren el
propósito de dañar a otro"130. Mucho más recientemente, en una
sentencia de 17 de abril de 2015, la Corte de Apelaciones de La
Serena entiende que hay dolo:

"cuando existe la intención positiva de inferir injuria a la persona o


propiedad de otro" y añade que "la demandante no rindió probanza útil
alguna que permita inferir nítidamente la intención positiva de dañar, esto
es, el propósito o voluntad concreta y demostrada en hechos precisos que,
sin lugar a dudas, establezcan la intención deliberada en algún acto
encaminado claramente a perjudicar a la actora"131.

En un sentido semejante, aunque de manera más atenuada, en una


sentencia de 2 de abril de 2015, la Corte Suprema ha estimado algo
completamente distinto, entendiendo lo siguiente:

"...el dolo en cuanto vicio del consentimiento se encuentra constituido por


los procedimientos o maniobras ilícitas de que una persona se vale para
engañar a otra o mantenerla en el error en que se encuentra, a fin de
inducirla a celebrar el contrato, por lo que no resulta relevante el
procedimiento empleado para engañar al otro contratante, puesto que tal
como se colige de la definición plasmada en el artículo 44 del Código de
Bello, lo que constituye dolo es la 'intención'"132.

Sin embargo, en la sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago


de fecha 5 de noviembre de 2013 se lee: "Para que exista dolo debe
idearse una puesta en escena, un ardid, un engaño, un plan con una
finalidad maliciosa, cuyo propósito es obtener el consentimiento de la
parte víctima de estas maniobras."133De esta manera, lo relevante no
parece ser —explícitamente al menos— la intención de provocar un
daño, sino que, en cambio, la de engañar134.

Al considerar estos breves materiales, aparecen con claridad, en


primer lugar, que qua vicio del consentimiento, el dolo exige un cierto
ánimo por parte del deceptor. En segundo lugar, se observa que no
parece haber acuerdo sobre en qué consiste precisamente ese ánimo.
Una posición aparentemente mayoritaria asume que el ánimo debe ser
de inferir injuria a la otra persona. Otra posición estima que basta una
intención de obtener un provecho y, en fin, la más aséptica de las
posturas parece estimar que bastaría tener la intención de capturar la
voluntad de la otra parte por medios ilegítimos.

En lo que se refiere al impacto del dolo respecto del deceptus, se


señala que el dolo debe ser determinante, esto es, ha de haber sido la
causa principal de que el deceptus haya manifestado su voluntad135.
Con todo, resulta posible —aunque más en términos teóricos que
prácticos— distinguir entre aquel dolo que es determinante y, por lo
tanto, vicia el consentimiento —dolus dans causa contractui— y aquel
que afectando la voluntad no la determina totalmente pues únicamente
afecta las condiciones bajo las que se celebra el contrato —dolus
incidens.

4. El dolo como vicio de la voluntad y como supuesto de


responsabilidad precontractual

Como acaba de quedar dicho, para viciar la voluntad el dolo debe ser
determinante. Ahora se debe agregar que, además, debe ser obra de
una de las partes, una exigencia que, según reporta León Hurtado,
vendría desde el derecho romano y el carácter delictual que allí se
adjudicaba a este vicio136.

Añade León Hurtado que la expresión "partes" comprende, por


supuesto al contratante que haya participado de las maniobras, aún
indirectamente137; añade que también existe dolo si ese contratante
aunque no haya participado del dolo sabe que la otra parte contrata
determinada por el dolo de un tercero (se trataría de una caso de dolo
por omisión); a continuación, no indica que el dolo del mandatario y del
representante legal alcanza a los representados; en fin, concluye que
si hay dolo de ambos contratantes no procede la rescisión138.
El dolo que es obra de una de las partes y resulta determinante vicia
el consentimiento; aquel que no satisface alguno de estos requisitos no
vicia el consentimiento, pero, en la medida en que cause un daño,
puede determinar el surgimiento de un supuesto de responsabilidad
precontractual.

La consideración anterior permite prestar atención al doble carácter


que puede asumir el dolo. De una parte, como ya ha quedado dicho,
puede constituir un vicio del consentimiento y, por lo tanto, determinar
la nulidad relativa del contrato. De otra parte, ya sea que tenga esa
aptitud o no —es el caso del dolo incidental—, el dolo puede configurar
un supuesto de responsabilidad precontractual, permitiendo al
deceptus solicitar la indemnización del interés negativo. Se trata de un
supuesto de responsabilidad extracontractual139.

Bibliografía

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en la responsabilidad contractual. Santiago: LexisNexis.

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Mercedes Bulnes Núñez con H Network S.A. (2015): Corte Suprema, 2


de abril de 2015, rol Nº 24241-2014. Cita online: CL/JUR/1892/2015;
90643.

Pedro Valdebenito Saavedra con Lina Fuentes Rojas (2016): Corte


Suprema, 4 de abril de 2016, rol Nº 10092-2015.

Perla Pastenes Aranda con Inmobiliaria y Comercial Montegrande S.A.


(2015): Corte de Apelaciones de La Serena, 17 de abril de 2015, rol
Nº 100-2014. Cita online: Legal Publishing CL/JUR/2190/2015;
91903.

Tapia Berríos, Juan Luis y otros con Inmobiliaria Caleuche Ltda.


(2013): Corte de Apelaciones de Santiago, de 5 de noviembre de
2013, rol Nº 1116-2011. Cita online: Legal Publishing,
CL/JUR/2541/2013; 66626.

II. L

1. Pedro Valdebenito Saavedra con Lina Fuentes Rojas

Corte Suprema, 4 de abril de 2016, rol Nº 10092-2015

Palabras clave: Nulidad — dolo — compraventa de inmueble

Normativa aplicada: artículos 1458 y 1546 del Código Civil


a) Resumen. Vendedor demanda la nulidad de un contrato de
compraventa de inmueble cuyo precio se pagaría, en parte, con fondos
obtenidos con dos subsidios, alegando que el comprador no era
beneficiario de ninguno de dichos subsidios, por lo que no le fue
pagado el precio del negocio.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"NOVENO: Que los jueces de la instancia concluyeron que son hechos de


la causa los siguientes:

a) El 30 de julio de 2008 las partes celebraron un contrato de compraventa


respecto del inmueble consistente en departamento A del piso 1º del
edificio ubicado en Hualpén, (...).

b) En la cláusula tercera de la referida convención se pactó el precio en la


suma de $11.636.899, que el comprador paga de la siguiente manera: a.-
Con la suma de $6.420.358 que corresponde al Subsidio Habitacional para
la Adquisición de una Vivienda Social, Programa Fondo Solidario de
Vivienda I, reglamentado en los artículos 3º y siguientes del D.S. Nº 174 (V.
y U.) de 2005. b.- Con $200.636 provenientes de ahorro enterado por el
comprador en su Cuenta de Ahorro a Plazo para la Vivienda
Nº 52960506480, Banco del Estado de Chile, facultando el comprador al
vendedor para que en su nombre y representación gire y perciba de dicha
cuenta la cantidad de unidades de fomento señalada, por su valor al día de
su pago efectivo. c.- Con $1.003.181 que corresponden al Subsidio por
Superficie a que se refiere el inciso 3º del artículo 3º del D.S. Nº 174 (V. y
U.) de 2005. Y d.- Con $4.012.724 por el Subsidio Diferenciado a la
Localización a que se refiere el artículo 65 bis del D.S. Nº 174 (V. y U.) de
2005.

(...)

En la misma cláusula el vendedor se obliga a 'acompañar toda la


documentación exigida para el pago de dichos subsidios por las normas
legales y reglamentarias que lo rigen, renunciando desde ya a la acción
resolutoria por el no pago de subsidio por incumplimiento de los requisitos
previstos para su pago en las respectivas normas legales y reglamentarias';
declara, además, haber recibido la totalidad del precio, y, en consecuencia,
estar íntegramente pagado, renunciando ambas partes expresamente a las
acciones resolutorias que pudieren emanar del presente contrato.

Por otro lado, en la estipulación 6ª acordaron que 'a fin de dar cumplimiento
a lo dispuesto por las normas que regulan el Subsidio del Fondo Solidario
de Vivienda I, el comprador constituye prohibición de enajenar la vivienda
adquirida en este instrumento durante el plazo de 15 años contados desde
la fecha de la inscripción de la prohibición en el Conservador de Bienes
Raíces respectivo, sin autorización previa del SERVIU Región del Bío-Bío'.

c) La demandada no era beneficiaria de ninguno de los subsidios


expresados en el contrato, con los cuales habría pagado el precio de
compra del inmueble. Y respecto del valor singularizado en la letra b.- de la
cláusula tercera no consta que el actor, en uso del mandato conferido en la
escritura, haya girado y percibido de dicha cuenta la suma equivalente a 10
UF.

d) El actor no recibió el precio de la compraventa que se consigna en la


escritura aludida; no pudo instar por su pago acompañando la
documentación exigida para el pago de dichos subsidios; y no consta que
haya girado y percibido aquella parte del valor que se dice pagada con el
ahorro enterado por la compradora en su Cuenta de Ahorro a Plazo para la
Vivienda Nº 52960506480, Banco del Estado de Chile".

ii. Decisión de la Corte

"DÉCIMO: Que, como se ha dicho, los jueces del mérito rechazaron las
acciones principal y subsidiaria entabladas.

En cuanto al dolo, porque es menester que existan ciertos hechos que


impliquen maquinaciones, engaños o artificios, respecto de otra persona,
para inducirla a consentir en un contrato que, de no mediar dichas
maniobras, no se habría celebrado. Esos elementos no están demostrados,
resultando insuficiente la prueba rendida en tal sentido, puesto que de ella
no se advierte una conducta de la demandada que vaya más allá de sus
meras afirmaciones y que pueda calificarse como una maniobra ilícita
destinada a inducir al actor a suscribir el contrato de compraventa. En la
escritura no consta que la compradora haya exhibido en ese momento al
vendedor algún documento u otro antecedente tendiente a revestir de
aparente verosimilitud el aserto por el cual "los referidos subsidios fueron
otorgados al comprador por el Servicio de Vivienda y Urbanización Región
del Bío-Bío." Añaden los jueces que en la diligencia de absolución de
posiciones la demandada reconoce que el actor le vendió porque ella le
aseguró previamente que contaba con subsidios habitacionales otorgados
por el Serviu, con los que le pagaría el precio, pero agrega que al 30 de
junio de 2008, fecha de celebración del contrato, tenía aprobado el subsidio
según la Egis, lo que le constaba por lo que le dijeron en esa entidad; y así
justificada —en ausencia de otros elementos de convicción— su sola
aseveración de ser beneficiaria no constituye una falsedad o mentira propia
del elemento material del dolo que se alega.

(...)

DECIMOTERCERO: Que un segundo grupo de infracciones denunciadas


está constituido por los artículos 1700, 1702 y 1706 del Código Civil, y que
el recurso dirige a la nulidad de la compraventa por el vicio del
consentimiento consistente en dolo.

Propone que al rehusar la nulidad de la compraventa por el vicio de dolo el


fallo recurrido infringió esos preceptos por la siguiente explicación. Sostiene
que sea que el contrato cuya nulidad se busca conste en instrumento
público o privado, lo cierto es que los documentos acompañados hacen
plena fe en contra de los contratantes en cuanto a la verdad de las
declaraciones que aparecen formuladas en el documento. Esta situación
resulta suficiente para tener por acreditado el dolo con que actuó la
demandada en la celebración del contrato.

En la sentencia de primera instancia —agrega— el tribunal manifiesta que


para que exista dolo debe concurrir una maquinación fraudulenta, engaños,
artificios, etc., los que supuestamente no se acreditaron, agregando que
solamente se demostró que la demandada mintió sobre su calidad de
beneficiaria del subsidio, lo que, a su entender, no es suficiente para
considerar que existió dolo. Sin embargo, sostiene el recurrente, esta
interpretación es errada porque, además de mentiras de palabra, existe un
documento que acredita la maquinación y los actos positivos con que se
verifica el dolo como vicio del consentimiento. Dicho instrumento —dice—
es precisamente la escritura de compraventa, a la que el juez no le ha
otorgado el valor probatorio que ordenan los artículos citados. Así, las
declaraciones que en ella formula la demandada no pueden ser
consideradas como una simple mentira de palabra, ya que éstas se
encuentran insertas dentro de un contrato que por ley debe celebrarse en
base a la buena fe. Estimar que la mentira vertida en un contrato por una
de las partes no tiene sanción es simplemente despojar de toda eficacia y
aplicación al principio de buena fe contractual establecido en el
artículo 1546 del Código Civil.

(...)

DECIMOQUINTO: Por otra parte, conforme a la definición consignada en el


artículo 44 del Código Civil, el dolo es una intención 'positiva' de inferir
daño. Y hay consenso, en doctrina y jurisprudencia, que la positividad está
referida al despliegue de actividades o maniobras dirigidas a concretar
aquella intención malsana; así, no basta una pura intención, anidada en la
mente, y aun declarada; y aunque fuere declarada en un instrumento
público o, por cualquier explicación, indubitado. En estos términos (salvo
situaciones muy particulares, entre las que no está el caso), una afirmación
concientemente falsa podrá ser signo de mala fe, pero no constituye dolo si
el declarante no va más allá de ella; no hay dolo si, controlándose, no
avanza al despliegue de actividades o maniobras (entonces llamadas
'dolosas') para consumar el engaño, que es lo que conforma el dolo como
vicio del consentimiento. En suma, al menos por regla muy general, la sola
aserción falsa no basta (en este sentido, entre otros, hay fallos en Revista
de Derecho y Jurisprudencia T. 27, secc. 1ª p. 440; Revista de Derecho y
Jurisprudencia, T. 45, secc. 1ª p. 568).

La exigencia viene a ensamblar con un mínimo cuidado exigible a todo


contratante en la negociación que emprende. Si para un potencial
contratante tiene importancia la afirmación que recibe del otro, debe
cerciorarse, al menos con mediana diligencia, de la efectividad de lo
afirmado, para que más tarde no pueda ser reprochado de que 'nadie
puede ser oído cuando alega su propia negligencia'.

DECIMOSEXTO: Que, al aplicar al caso las reflexiones precedentes resulta


que, del examen de la sentencia se observa que los hechos relativos a los
subsidios fueron establecidos por el fallo recurrido, tal como lo postula el
recurrente; entonces, no hay infracción a los preceptos probatorios
denunciados; ni a las reglas de los instrumentos públicos (artículos 1700 y
1706 del Código Civil) ni, menos, a la del instrumento privado (artículo 1702
del mismo Código) que han sido denunciadas, por lo que el recurso no
puede prosperar por este capítulo.
Y es que la explicación substancial de la insatisfacción del recurrente no
debe ser buscada en el valor probatorio de la prueba instrumental. Radica
en la configuración de los elementos del dolo. Se puede convenir en que la
afirmación de ser titular de los subsidios fue formulada y con toda claridad,
que es lo que reclama el recurrente; y también en que fue falsa; pero es
que eso no basta —como se ha dicho— para configurar el dolo.

Y por eso es que, aunque se llegare a detectar una infracción de las reglas
de la valoración de la prueba, dentro de las denunciadas, ese
descubrimiento no cambiaría la decisión final, porque aún así, faltando el
señalado elemento, no habría dolo. En otros términos, la infracción
carecería de influencia substancial en lo dispositivo de la sentencia y el
recurso todavía no podría prosperar.

(...)

Y de conformidad, además, con lo dispuesto en los artículos 764 y 767 del


Código de Procedimiento Civil, se desestiman, sin costas, los recursos de
casación en la forma y en el fondo interpuestos, respectivamente, en lo
principal y primer otrosí de fojas 187 por la parte demandante contra la
sentencia de la Corte de Apelaciones de Concepción de ocho de junio del
año recién pasado, escrita a fojas 186.

(...)".

2. Luis Galán Maturana con Inmobiliaria y Constructora Nacional S.A.

Corte Suprema, 21 de abril de 2016, rol Nº 33649-2015

Palabras clave: Nulidad — dolo — permuta

Normativa aplicada: artículos 69 y 136 de la Ley General de Urbanismo


y Construcción, y 1456, 1458 y 1683 del Código Civil

a) Resumen. Se celebró un contrato de permuta entre Luis Galán


Maturana con Inmobiliaria y Constructora Nacional S.A., obligándose el
primero a la entrega de dos inmuebles y sus derechos de
aprovechamiento de aguas, a cambio de un porcentaje de los derechos
y acciones de otro inmueble, respecto al cual se realizaría una
subdivisión para cumplir con la permuta. Además don Galán suscribió
una renuncia a formular cualquier acción o derecho respecto de la
utilización o usufructo de las aguas provenientes de los pozos objeto
de la permuta, declarando asimismo que autorizó de común acuerdo el
uso y aprovechamiento de los citados derechos de agua.

A pesar de lo anterior, la solicitud de subdivisión fue rechazada ya


que el lote propuesto como Lote B no tiene acceso a una vía pública y
no posee las obras de urbanización suficientes.

El tribunal de primera instancia acogió la demanda y declaró la


nulidad del contrato de permuta por objeto ilícito, y la nulidad relativa
del contrato de finiquito y renuncia de acciones por dolo. Decisión
confirmada por la Corte de Apelaciones, ante lo cual el demandado
interpuso recurso de casación en el fondo y en la forma.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"11º.- Que para resolver el asunto controvertido, los sentenciadores con el


mérito de la prueba rendida asentaron como hechos de la causa que:

a) El 6 de diciembre de 2011 las partes suscribieron un contrato de permuta


en virtud del cual don Luis Galán Maturana, en su calidad de dueño de los
mismos, permutó dos inmuebles de su propiedad ubicados en la comuna
de Pozo Almonte y sus derechos de aprovechamiento de aguas por el
46,5% de los derechos y acciones que equivalen aproximadamente a
4.154,40 metros cuadrados del inmueble de propiedad de la demandada
Inmobiliaria y Constructora Nacional S.A. ubicado en calle Iquique Nº 5169,
transfiriéndose y aceptando para sí tales bienes permutados. En la cláusula
novena de dicho contrato se estableció que la entrega material de los
bienes se realiza con esa misma fecha a satisfacción de ambas partes; y
en la cláusula décimo quinta se deja expresa constancia que es intención
de éstas que se realice en el plazo más breve posible una subdivisión del
inmueble en dos lotes y que una vez subdividida se adjudique a don Luis
Manuel Hernán Galán Maturana uno de los lotes resultante de dicha
subdivisión, que será denominado Lote Nº 2 y que tendrá una superficie de
4.154, 40 metros cuadrados. Dejan constancia que el futuro lote 2
corresponde a lo que actualmente es un sitio eriazo encerrado por muros
divisorios. Los comparecientes se otorgan mandato recíproco para los
efectos de suscribir y presentar ante la Dirección de Obras Municipales de
Antofagasta todos y cada uno de los documentos necesarios tendientes a
materializar la subdivisión de las propiedades.

b) Con la misma fecha, 6 de diciembre de 2011, el demandante suscribió


una renuncia de acciones, de derechos y finiquitos en favor de la Sociedad
Contractual Minera Compañía Salitre y Yodo Cala Cala, en virtud del cual el
primero declara que renuncia a formular cualquier acción o derecho en
contra de la segunda, respecto de la utilización o usufructo de las aguas
provenientes de los pozos objeto de la permuta referida, declarando
asimismo que autorizó de común acuerdo el uso y aprovechamiento de los
citados derechos de agua.

c) En igual fecha el actor suscribió también una Renuncia de acciones,


derechos y finiquito en idénticos términos a la precedente, pero esta vez en
favor de la demandada Inmobiliaria y Constructora Nacional S.A.

d) El 20 de diciembre de 2011 y a requerimiento del actor Luis Galán se


inscribió en el Conservador de Bienes Raíces de Antofagasta el contrato de
permuta consignándose que el demandante de autos es dueño de
derechos y acciones equivalentes al 46,5% sobre el inmueble ubicado en
calle Iquique Nº 5169 de la ciudad de Antofagasta.

e) El 2 de abril de 2012 se inscribieron en el Conservador de Bienes Raíces


de Pozo Almonte a favor de la demanda los derechos de aprovechamientos
de aguas y el inmueble que le permutó el actor.

f) El 30 de octubre de 2012 el actor presentó ante la Dirección de Obras


Municipales la solicitud Nº 177 de aprobación de subdivisión del inmueble
ubicado en calle Iquique Nº 5196 de Antofagasta, la que fue rechazada por
acta de observaciones de 12 de noviembre de 2012, por cuanto los lotes
resultantes deben tener acceso a una vía pública según el artículo 3.1.2 de
la Ordenanza General de Urbanismo y Construcción. Dicha acta fue
aclarada y complementa el 21 de diciembre de 2012 en el sentido que el
lote propuesto como Lote B no tiene acceso a una vía publica y no posee
las obras de urbanización suficientes, conforme lo estipulan los artículos 68
y 134 de la Ley General de Urbanismo y Construcciones".
ii. Decisión de la Corte

"12º.- (...) En relación a la nulidad relativa del contrato de renuncia de


acciones derechos y finiquito celebrado conjuntamente con el de permuta el
tribunal estima que con la prueba rendida no es posible dar por acreditada
la existencia de los actos de fuerza o amenazas en su contra o de su
cónyuge proveniente de personeros de la demandada que significarían
apremios o coacción tendiente a obtener forzadamente la celebración y
suscripción del contrato, razón por la cual desestima el vicio de fuerza
alegado. En cambio, en cuanto al dolo, sostiene el fallo que atendido el
rubro al que se dedica la demandada y a los profesionales que para ello
laboran, expertos en el área inmobiliaria no podría desconocer que la
porción de terreno que por la permuta se le estaba transfiriendo al actor con
sus características de ubicación, sitio eriazo y encerrado por muros
divisorios, no iba a poder ser subdividido y por tanto adjudicado en
concreto, como también que en esas condiciones no podía ser objeto de
contrato alguno por estar prohibido. Conocimiento real y efectivo que no
pudo soslayarse de manera que el haber silenciado la situación jurídica del
terreno que ofreció permutar claramente es constitutiva de dolo al haber
tenido por finalidad incidir en la voluntad del actor para ejecutar el contrato
de permuta, que de haber sabido es claro que no lo habría ejecutado y
además intento impedir e imposibilitar al actor poder resolver o dejar sin
efecto dicho contrato.

En cuanto a la demanda reconvencional de cumplimiento del contrato de


permuta e indemnización de perjuicios, habiéndose acogido la nulidad
absoluta por objeto ilícito del contrato en cuestión, el tribunal la rechaza.

13º.- Que de conformidad con lo reseñado en los motivos que preceden se


observa que los sentenciadores han hecho una correcta aplicación de la
normativa atinente al caso de que se trata. En efecto, tal como fue
asentado en el proceso, el actor, cumpliendo con su carga probatoria,
acreditó los presupuestos de procedencia de las acciones intentadas tanto
respecto del contrato de permuta como del contrato de renuncia de
derechos, acciones y finiquito al quedar establecido en el fallo la existencia
de los vicios reclamados sobre ilicitud del objeto y dolo".
3. Perla Pastenes Aranda con Inmobiliaria y Comercial Montegrande
S.A.

Corte de Apelaciones de La Serena, 17 de abril de 2015. Rol Nº 100-


2014

Palabras clave: Compraventa — dolo — inmueble

Normativa aplicada: artículo 44 del Código Civil

a) Resumen. El comprador de un inmueble interpuso demanda de


nulidad de contrato por dolo, alegando que se le vendió una parcela
con derecho de aprovechamiento de agua, sin que ésta en realidad
contara con ellos.

El tribunal de primera instancia rechazó la demanda, ante lo cual el


demandante interpuso recurso de casación en la forma y apelación.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"SEGUNDO: Que fundamentando el arbitrio procesal entablado el


recurrente expone: (...) que las partes jamás han debatido si el lote Nº 51,
cuyo contrato de compraventa constituye el objeto de la demanda de
nulidad, se vendió o no con derechos de aprovechamientos de agua, por lo
que la juzgadora de primer grado yerra al centrar la discusión en tal
circunstancia, por cuanto del análisis de la respectiva cláusula del aludido
contrato se desprende que los contratantes establecieron que el
mencionado lote obtendría agua de un pozo ubicado en el lote Nº 6, inscrito
en el Registro de Aguas; sin embargo la juez concluye que el lote 51 se
había vendido sin derechos de aprovechamiento de aguas y que al no
precisar el sujeto pasivo de la obligación de proveer dicho elemento, ya que
se señala de dónde se sacaría el agua, pero no quien es el titular del
derecho de aprovechamiento, el hecho de existir un pozo inscrito no afecta
la determinación del dolo o del actuar fraudulento de la demandada (...)".

ii. Decisión de la Corte


"SÉPTIMO: Que del examen de la sentencia recurrida se advierte que la
juzgadora del tribunal a quo, luego de exponer en las consideraciones
décima a decimotercera las razones en virtud de las cuales desestimará la
acción deducida por no haberse acreditado el dolo atribuido a la
demandada, procedió a resolver el asunto controvertido, rechazando la
demanda intentada en todas sus partes, dentro de los términos en que los
contendientes situaron el pleito, no siendo efectivo que se haya extendido a
un punto diverso a la controversia sometida a la decisión jurisdiccional,
como erradamente pretende el recurrente, decisión que resulta compatible
y coherente con las consideraciones de hecho y de derecho efectuadas en
los aludidos fundamentos del fallo, que constituyen los razonamientos
previos que determinan su sentencia, sin perjuicio que dichas reflexiones
no pudieren compartirse.

OCTAVO: Que, por tanto, atendido lo meditado en los que anteceden, no


cabe sino desestimar el recurso de casación en la forma deducido.

En cuanto al recurso de apelación:

(...)

DÉCIMO: Que de conformidad con lo previsto en el artículo 1458 del


Código Civil, el dolo, en cuanto vicio del consentimiento y atendido además,
lo establecido en el artículo 44 del mismo texto legal, se puede definir como
la intención positiva de engañar o de mantener en error a una persona con
el propósito de decidirla a consentir, por lo cual lo que constituye la esencia
del dolo son los procedimientos o maniobras ilícitas de que un sujeto se
vale para engañar a otra o mantenerla en el error en que la persona se
encuentra a objeto de inducirla a celebrar el contrato. El citado artículo 44
no define el dolo según la forma, aspecto o procedimiento de que uno de
los contratantes se valga para inducir a engaño al otro contratante,
conclusión que se obtiene del simple examen de su inciso final, que no
señala en qué consiste ni lo que debe hacer un contratante para engañar al
otro, refiriendo sólo que hay dolo cuando existe la intención positiva de
inferir injuria a la persona o propiedad de otro, precepto que, entonces,
contiene un concepto subjetivo del mencionado vicio del consentimiento; en
consecuencia, faltando la intención no existe dolo en realidad y por ende,
no puede rescindirse el contrato ni pedirse indemnización de perjuicios. En
este orden de ideas, preciso además, es consignar, en primer término, que
el determinar si existe o no tal vicio es una cuestión que dependerá de las
circunstancias de la causa, las que permiten a los jueces formarse un
concepto de si existieron maniobras destinadas a engañar al otro; y, en
segundo lugar, que para que el dolo vicie el consentimiento, conforme a lo
dispuesto en el inciso 1º del citado artículo 1458, requiere copulativamente,
que sea obra de una de las partes y, además, ser tal que sin él no se
hubiera contratado, vale decir, que sea de una entidad que a no mediar el
dolo no hubiera habido contrato, porque no se habría prestado el
consentimiento.

UNDÉCIMO: Que, asimismo, por otra parte, de acuerdo a lo que previene


el artículo 1459 del Código Civil, el dolo no se presume en los contratos,
por lo que debe probarse, (salvo, naturalmente, en los casos especialmente
contemplados en la ley); y para establecerlo puede demostrarse por todos
los medios de prueba establecidos en la legislación. En el caso sub lite, tal
como acertadamente señaló la juez a quo, la demandante no rindió
probanza útil alguna que permita inferir nítidamente la intención positiva de
dañar, esto es, el propósito o voluntad concreta y demostrada en hechos
precisos que, sin lugar a dudas, establezcan la intención deliberada en
algún acto encaminado claramente a perjudicar a la actora. En efecto, la
prueba documental y testimonial, razonadamente analizada en la sentencia
en estudio, se relaciona fundamentalmente en la existencia o no de
derechos de aprovechamientos de aguas respecto de un pozo ubicado en
el denominado lote Nº 6, del cual debía proveerse de agua al lote adquirido
por la demandante; en consecuencia, del contenido de dichas probanzas
no es posible desprender ni siquiera presunciones graves precisas y
concordantes que permitan acreditar la existencia del dolo de la parte a
quien se atribuye la maquinación o astucia para engañar y obtener el
consentimiento de la compradora del predio y, menos aún, que la
circunstancia que de no mediar el dolo no hubiera suscrito el contrato,
resultando conveniente, además, acotar al respecto que las declaraciones
de los testigos presentados por la demandante, esto es, Fernando Vergara
Lamas y Esteban Torrejón Cortés, se limitan a exponer que el lote que doña
Perla Pastene compró a la demandada, carecía de agua, además de otras
consideraciones respecto a la sequedad del terreno.

DUODÉCIMO: Que la prueba confesional provocada por la actora,


consistente en la absolución de posiciones de Juan Fuenzalida Cobo,
carece de mérito probatorio, como quiera que de ella no resultan
consecuencias jurídicas en contra de la demandada.

DECIMOTERCERO: Que estos sentenciadores, asimismo, restan valor


probatorio a la instrumental acompañada por la actora en esta sede, vale
decir, el documento denominado 'Informe Pericial Nº 038.4.2013', que rola
a fojas 799, porque de su análisis no se advierte relación alguna con el
asunto debatido y, por tanto, su contenido no logra convencer respecto de
la existencia de algún vicio del consentimiento que haya inducido a la
demandante a celebrar el contrato de compraventa cuya nulidad se
reclama, toda vez que resulta insuficiente la conclusión que consigna, en
cuanto a la carencia de inscripción registral del denominado 'pozo Lote 6'.

Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en los


artículos 186, 764, 766, 768 y 771 del Código de Procedimiento Civil; se
decide:

En cuanto al recurso de casación en la forma. 1º. Que SE RECHAZA el


recurso de casación en la forma deducido por el apoderado de la actora, en
contra de la sentencia de fecha catorce de octubre del dos mil trece, escrita
de fojas 659 a 686.

En cuanto al recurso de apelación.

2º. Que se CONFIRMA, en todas sus partes, la referida sentencia apelada,


con costas del recurso. Regístrese y devuélvase".

4. Tapia Berríos, Juan Luis y Otros con Inmobiliaria Caleuche Ltda.

Corte de Apelaciones de Santiago, 5 de noviembre de 2013, rol


Nº 1116-2011

Palabras clave: Compraventa — inmuebles — dolo

Normativa aplicada: artículos 44 y 1458 del Código Civil

a) Resumen. Un grupo de personas interpuso demanda de


indemnización de perjuicios en contra de una inmobiliaria, alegando
que esta había ofrecido viviendas con un metraje superior al realmente
entregado.
El tribunal de primera instancia acogió parcialmente la demanda.
Decisión revocada por la Corte de Apelaciones que rechazó la
demanda.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"CUARTO: Que los considerandos anulados del fallo dicen relación con la
existencia de dolo en la conducta de la demandada, al haber ofrecido en
venta determinada clase de viviendas, denominadas Tipo 'A' del Conjunto
Habitacional Los Molinos de Villa Alemana, con una superficie de 103
metros cuadrados, siendo que de conformidad estricta a la Ley General de
Urbanismo y Construcciones, dichas viviendas tienen una superficie útil de
92,12 metros cuadrados. (...)".

ii. Decisión de la Corte

"CUARTO: Que los considerandos anulados del fallo dicen relación con la
existencia de dolo en la conducta de la demandada, al haber ofrecido en
venta determinada clase de viviendas, denominadas Tipo 'A' del Conjunto
Habitacional Los Molinos de Villa Alemana, con una superficie de 103
metros cuadrados, siendo que de conformidad estricta a la Ley General de
Urbanismo y Construcciones, dichas viviendas tienen una superficie útil de
92,12 metros cuadrados. Al encontrarse acreditada debidamente esta
superficie útil, se dirá, entonces, que la publicidad y cotizaciones emanadas
de la demandada (...) constituyen publicidad inexacta, toda vez que esta
información debió contener la verdadera superficie útil calculada en la
forma técnica ya señalada, sin perjuicio de indicar que la diferencia hasta
los 103 metros, constituía una superficie utilizable, real y habitable para
determinado mobiliario y fines. Esta información inexacta que omitió la
superficie medida técnicamente, de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 44 del Código Civil, podría llegar a constituir una hipótesis de 'culpa
grave', toda vez que su responsabilidad como agente de la construcción
convierte a la inexactitud de la información aportada en una acción que no
es admisible ni siquiera para aquellas personas que manejan los negocios
ajenos sin el cuidado que aun las personas negligentes y de poca
prudencia suelen emplear en sus negocios propios.
QUINTO: Que, esta graduación de la culpa se asimila al dolo fundado en
que la parte final del artículo 44 inciso 2º del Código Civil señala que 'esta
culpa en materias civiles equivale al dolo'. En este aspecto no puede
perderse de vista, lo contenido en el inciso final del mismo artículo cuando
señala que 'El dolo consiste en la intención positiva de inferir injuria a la
persona o propiedad de otro'. En tal sentido, la eventual acción negligente
de la demandada en orden a informar que sus inmuebles tipo 'A' contaban
con una superficie superior a la que efectivamente tenían, de conformidad a
lo establecido en la Ley General de Urbanismo, podría llegar a generar un
daño en los receptores de dicha información, quienes legítimamente
podrían formarse una falsa interpretación de la realidad e incurrir en errores
de valoración, dejándolos en una posición deficiente al momento de
contratar. No obstante lo dicho, incide directamente en esta argumentación
de considerar al dolo, en los términos definidos por la ley, como equivalente
a la culpa grave, lo dispuesto en el artículo 1459 del mismo Código Civil,
cuando establece 'El dolo no se presume sino en los casos especialmente
previstos por la ley. En los demás debe probarse'. Así las cosas, en el caso
de autos no resulta posible presumir la existencia de dolo, por lo que para
afirmar su existencia, se hace indispensable probarlo, lo que no ocurre en
el caso sub judice.

SEXTO: Que, ahora bien, la demandante y la sentencia que se revisa


señala que la acción que se imputa a la demandada habría sido ejecutada
con dolo incidental, toda vez que si bien no vicia el consentimiento, de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 1458 inciso 2º del Código Civil,
otorga acción de indemnización de perjuicios. Se sostiene la existencia de
dolo, por la equivalencia a la culpa grave ya referida, sin embargo, esta
equiparación no constituye una regla absoluta, puesto que admite
excepciones. Así, el dolo como vicio del consentimiento se constituye
mediante una maquinación fraudulenta cuyo objeto es crear un falso
concepto de la realidad para que la contraparte consienta en un
determinado acto o contrato. Para que exista dolo debe idearse una puesta
en escena, un ardid, un engaño, un plan con una finalidad maliciosa, cuyo
propósito es obtener el consentimiento de la parte víctima de estas
maniobras. En el caso que se analiza, no se aprecia, ni acredita, ningún
grado de intencionalidad en el actuar gravemente culposo de la
demandada, por lo que necesariamente deberá excluirse toda forma de
dolo en su accionar. Refuerza esta conclusión lo previsto en el
artículo 1458 del Código Civil, que no se refiere a la culpa grave como
fuente de las acciones indemnizatorias que se derivan del dolo como vicio
del consentimiento.

SÉPTIMO: Que, el hecho de que las viviendas tipo 'A', sean idénticas a las
casas piloto que las demandantes visitaron y revisaron —hecho acreditado
entre otros medios, por el peritaje cuyas conclusiones se exponen en el
considerando trigésimo cuarto— no constituye bajo ninguna circunstancia
una eximente o atenuante de la responsabilidad que en esta sentencia se
atribuye a la demandada, ya que si bien los demandantes conocieron y
revisaron las viviendas personalmente, lo hicieron con la legítima
convicción de que las casas tipo 'A' que visitaron tenían 103 metros
cuadrados de superficie, proyectando con dicho conocimiento que
seguramente tendrían mayor confort en una vivienda de 103 metros
cuadrados que en otra de 88. En lo que dice relación con la defensa de la
demandada relativa a que las reales medidas de los inmuebles tipo 'A',
éstas estaban incluidas en las escrituras de compraventa y se hacía
referencia expresa a ellas en los documentos municipales, excluyendo con
ello la posibilidad de que pudiera ocultárseles esa información a los
compradores. Lo anterior, resulta efectivo a la luz de los antecedentes que
obran en autos.

OCTAVO: Que, en relación con la alegación de que el artículo 18 inciso 5º


de la Ley General de Urbanismo y Construcciones, señala expresamente
que 'las condiciones ofrecidas en la publicidad se entenderán incorporadas
al contrato de compraventa', por lo que, con el mérito de los documentos
individualizados en los números 4), 5), 7) y 12) del considerando vigésimo
quinto, apreciados en la forma dispuesta en el considerando cuadragésimo
octavo, habrá de determinarse que la afirmación publicitaria de la
demandada en orden a que las viviendas tipo 'A' tenían una superficie de
103 metros cuadrados se entiende 'incorporada' a los contratos de
compraventa celebrados entre las partes. Ello no es óbice para afirmar,
conforme se encuentra acreditado en los autos, que las viviendas tenían,
en la práctica y realidad de las cosas, los 103 metros cuadrados ofrecidos,
distribuidos de forma idéntica a la casa piloto, inmueble que por propia
declaración contenida en las afirmaciones de las demandantes, los
compradores y demandantes, tuvieron la oportunidad de recorrer, en
algunos casos en múltiples ocasiones y constatar la cabida efectiva del
inmueble, todo según se acredita con la pericia dispuesta como medida
para mejor resolver decretada por la sentenciadora de la instancia. Distinto
es el hecho que las mediciones propuestas en el Permiso de Edificación,
así como aquellas contenidas en el Certificado de Recepción Municipal,
consideren la superficie útil como estrictamente lo contempla la normativa
tanto legal como reglamentaria, que rige la materia, lo que resulta
totalmente lógico pero que no obsta, a que la inmobiliaria vendedora, haya
dejado abierto espacios cuya superficie coincide con la diferencia de
metraje que se alegan, con el objeto que se aprovechara para la instalación
de algún mobiliario u objeto, cuya altura y utilización fuera posible en esos
lugares. Superficies que fueron conocidas y apreciadas en la ya referida,
casa piloto.

NOVENO: Que, por otra parte, como consta en los contratos de


compraventa acompañados por la demandante, individualizados bajo los
números 6) y 8) del considerando vigésimo quinto y apreciados de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 342 Nº 3 del Código de
Procedimiento Civil, es cierto también que al final de la escritura de
compraventa, después de las firmas de las partes del contrato, el notario
certifica que tuvo a la vista el 'certificado de recepción de viviendas', en el
que se señala que la vivienda tipo 'A', tiene una superficie total de 92,12
metros cuadrados. Si bien este documento se encuentra anexado y
transcrito íntegramente al final de la escritura de compraventa, y se anexó
después de la firma de las partes y la autorización del notario, ello no
imposibilita considerarla como un elemento integrante de la misma al
tiempo de la firma del contrato, toda vez que el comprador oportunamente
recibió una copia íntegra de la escritura. Adicionalmente, lo anexado se
trata de instrumentos públicos, otorgados, obviamente, antes de la firma de
la escritura y que habilita la utilización del inmueble, por lo que es
enteramente razonable entender que al ser un documento básico para
perfeccionar la venta, debe suponer su conocimiento previo por parte del
comprador. En este sentido, nada importa el hecho de que las viviendas
hayan sido entregadas antes de la firma de la escritura. Adicionalmente,
antes del Certificado de Recepción Final, existe el Permiso de Edificación y
los planos respectivos, todos existentes con mucha anterioridad, incluso a
la construcción de las viviendas, que permiten al potencial comprador
interiorizarse con detalles de las características y dimensiones de la
propiedad que pretende adquirir y, en toda esa documentación, constan las
dimensiones efectivas y técnicamente medidas del inmueble y
particularmente de su mansarda. Como es de conocimiento corriente, toda
mansarda registra planos inclinados y diversas alturas en su cielo, por eso
debe existir una normativa técnica específica que regule la forma de medir
estas alturas. Pero ello no excluye el que se puedan utilizar espacios que la
norma técnica no reconoce, pero que efectivamente existen y resultan
aprovechables en beneficio del propietario, tal y como se exhibía en la casa
piloto y que por lo demás, son espacios que tienen entre 1,10 metros y 1,60
metros de altura (según pericia de fojas 1097), que como se ha dicho, en
términos técnicos no se consideran superficies útiles, pero que en la
realidad existen múltiples formas de aprovecharlos y reportar beneficios a
los ocupantes de esas mansardas, generalmente, niños. Esta
circunstancia, apreciable a simple vista, no puede permitir alegar ahora no
haber sido conocida previamente, toda vez que, además constituye una
superficie que es más del 10% del metraje total de la propiedad.

(...)

Por estas consideraciones y, además, teniendo presente lo dispuesto en los


artículos 186, 187 y 227 del Código de Procedimiento Civil, SE REVOCA,
en lo apelado, la sentencia de fecha 6 de diciembre de dos mil diez, escrita
a fojas 1114 y siguientes y, en su lugar se declara que SE RECHAZA la
demanda de fojas 9, interpuesta por el abogado Winston Montes Vergara
en representación de las personas a las que representa
convencionalmente, deducida contra 'Inmobiliaria Caleuche Ltda.'. No se
condena en costas a la demandante, por estimar que tuvo motivo plausible
para litigar".

5. Mercedes Bulnes Núñez con H. Network S.A.

Corte Suprema, 2 de abril de 2015. Rol Nº 24241-2014

Palabras clave: Servicios — dolo — nulidad

Normativa aplicada: artículos 44 y 1545 del Código Civil

a) Resumen. Un grupo de personas contrataron con una empresa


que ofrecía servicios vacacionales. No obstante, en dicho negocio no
se indicaban las obligaciones de la empresa, sino sólo la de las
personas que contrataban el servicio. Además de no establecerse los
centros vacacionales incluidos en la prestación.
Lo anterior determinó que los contratantes no pudieran concretar sus
reversas, por lo que se demandó la nulidad absoluta del contrato y, en
subsidio, la nulidad relativa del mismo.

El tribunal de primera instancia acogió la acción subsidiaria. Decisión


revocada por la Corte de Apelaciones. Finalmente, la Corte Suprema
rechazó los recursos de casación interpuestos.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"NOVENO: Que constituyen hechos de la causa, los que adquieren el


carácter de inamovibles al no haberse denunciado infracción a las normas
reguladoras de la prueba, los siguientes:

a) La existencia y celebración entre las partes de los contratos


cuestionados, denominados 'contratación de programa vacacional'; b) La
demandada en su calidad de agente operador turístico, prestaba servicios
de intermediación turística y captación de pasajeros a cambio de una
remuneración y su derivación para los hoteles o centros vacacionales
administrados por ella; c) De acuerdo a los contratos en cuestión, la
demandada suscribe con sus clientes (pasajeros) que capta, un convenio
de intermediación turística, ofreciendo un paquete de vacaciones,
obligándose a proporcionar alojamientos y servicios a los afiliados al
programa 'multivacaciones', para lo cual debía captar y efectuar las
reservas de los servicios hoteleros y vacacionales antes ya comprometidos
con los hoteles con los que convino la intermediación. Estos hoteles debían
cumplir el convenio suscrito con anterioridad por la demandada, prestando
efectivamente los servicios a los usuarios del sistema vacacional mediante
la respectiva reserva que previamente debía gestionar el operador,
pagando por dichos servicios directamente al complejo turístico a través de
cupones que con anterioridad había recibido de parte del operador turístico
a cambio del precio que el cliente/pasajero ha debido pagar al operador en
las cuotas convenidas en el contrato; el operador una vez que recibe los
cupones de parte del centro vacacional, debe pagar su valor directamente
al hotel, quien a cambio le entrega una remuneración; d) Las obligaciones
de la demandada y la forma de prestar el servicio pactado como operador
turístico no se encuentran especificadas ni en el contrato ni en el
reglamento no protocolizado que lo complementa; e) Las obligaciones de
los afiliados demandantes se encuentran reguladas y determinadas, en
cuanto al tipo de plan contratado, monto del mismo, forma y facilidades de
pago, mandato para la suscripción de pagaré por parte del operador
turístico, intereses, multas por mora y por no uso, remuneración que debe
pagar el cliente al operador turístico, cláusula de arbitraje y otras, sin que
se pactara la correspondiente contraprestación que recibirían de H Network
S.A. ni la determinación de los centros vacacionales turísticos a los que
podían acceder".

ii. Decisión de la Corte

"DÉCIMO: Que la sentencia recurrida para revocar la de primer grado y, en


consecuencia, desestimar la demanda subsidiaria de nulidad relativa de los
contratos en cuestión, sostuvo que conforme a la normativa aplicable, el
dolo en cuanto vicio del consentimiento se encuentra constituido por los
procedimientos o maniobras ilícitas de que una persona se vale para
engañar a otra o mantenerla en el error en que se encuentra, a fin de
inducirla a celebrar el contrato, por lo que no resulta relevante el
procedimiento empleado para engañar al otro contratante, puesto que tal
como se colige de la definición plasmada en el artículo 44 del Código de
Bello, lo que constituye dolo es la 'intención'.

Seguidamente, los jueces de alzada centrándose en los fundamentos de la


demanda, esto es, la maquinación fraudulenta de que habrían sido víctimas
los actores de parte de la demandada, según se deriva en palabras de los
mismos de la redacción del contrato, que en la práctica no otorga derecho
alguno al adherente y de la forma en que se obtuvo la suscripción del
mismo, en clara alusión a la técnica de venta utilizada al efecto y a la
naturaleza de contratos de adhesión de las convenciones que por esta vía
se impugnan, concluyen que si bien de los contratos aparece incierto el
beneficio real que los clientes obtendrían en contraprestación conmutativa
a la obligación pecuniaria que adquirieron al suscribirlos, es lo cierto que
ellos se celebraron al amparo de los principios de autonomía de la voluntad
y de libertad contractual que reconoce el artículo 1545 del Código Civil, de
modo que en el evento de ser efectivos los desajustes, vacíos e
incongruencias respecto de las obligaciones que se comprometieron
preliminarmente por la vendedora, asistía a los compradores el derecho de
retracto previsto expresamente en el artículo 3º bis de la Ley Nº 19.496,
facultad de la que no hicieron uso, a lo que debe añadirse que el dolo como
vicio del consentimiento debe concurrir con anterioridad o en forma
coetánea a la celebración del contrato, de manera que dichas
irregularidades en el evento de ser efectivamente acreditadas, ninguna
influencia pudieron tener en ellos para inducirlos a prestar su
consentimiento. Por otra parte, la sentencia rebatida pone de relieve que el
'dolo bueno', que históricamente se ha entendido envuelto en las
recomendaciones desorbitadas de los comerciantes al ponderar sus
mercaderías y en la propaganda que el vendedor hace exagerando la
bondad de su producto, no constituye dolo, puesto que fuera de no revelar
la intención positiva de engañar a la otra parte, el público sabe que tales
alabanzas tienen por objeto atrapar al comprador. Es un engaño, dice, que
la ley y la costumbre toleran y permiten. Luego, afirma que la técnica de
venta empleada en el caso que nos ocupa y la utilización de un contrato de
adhesión como fórmula en que se materializa el consentimiento de las
partes, constituyen prácticas legales explícitamente reconocidas por la
legislación nacional en los artículos 1º Nº 6 y 3º bis a) de la Ley Nº 19.496,
por lo que si bien pudiese ser efectivo que a través de los contratos se
obtuvo una vinculación contractual más favorable a los intereses
patrimoniales del vendedor, no puede desconocerse razonablemente que
los compradores sabían al momento de contratar que quienes les ofrecían
el producto lo hacían utilizando halagos, lisonjas y exageraciones para
'atraparlos', sin que pueda colegirse de su utilización la 'intención positiva
de engañar a la otra parte', aserto del cual debe concluirse que no ha
resultado acreditado el dolo;

(...)

DUODÉCIMO: Que aun cuando lo expuesto es suficiente para minar la


viabilidad del arbitrio en examen, existe una razón más que impide que éste
prospere, toda vez que pese al esfuerzo argumentativo de la impugnante,
su recurso no ha sido encaminado, como debió serlo, abarcando el
basamento jurídico que en propiedad e ineludiblemente resultaba ser
pertinente y de rigor. Esto es así, puesto que la preceptiva legal citada en el
motivo noveno y que constituye, como se ha visto, aquella en que se asila
la estructura normativa sobre la cual viene construido el alegato de
casación de fondo, no es bastante para abordar el examen de la resolución
de la controversia de la forma en que se hizo por los juzgadores, al no venir
denunciada la conculcación de las normas que en la especie tuvieron el
carácter decisorias de la Litis (...)

(...)
DECIMOCUARTO: Que lo razonado conduce derechamente a concluir que
la imputación de desacato a lo dispuesto en los artículos denunciados en el
arbitrio, no puede, por sí sola, servir de apoyo idóneo al remedio procesal
que se examina (...)

(...)

DECIMOQUINTO: Que los razonamientos que anteceden conducen, por


fuerza, a concluir que la sentencia impugnada por la vía de casación en el
fondo no ha incurrido en los yerros preceptivos que se le atribuyen, razón
que hace ineludible concluir que recurso deducido debe ser desestimado. Y
de conformidad, además, a lo preceptuado en los artículos 764, 766 y 767
del Código de Procedimiento Civil, se declara que se rechazan, sin costas,
los recursos de casación en la forma y en el fondo deducidos,
respectivamente, en lo principal y primer otrosí de fojas 635, por la abogada
doña Mercedes Bulnes Núñez, en representación de la parte demandante,
contra la sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago, de once de
agosto del año recién pasado, escrita a fojas 624 y siguientes.

(...)".

III. R

1. Legislación nacional aplicable

a) Código Civil

Artículo 44. "La ley distingue tres especies de culpa o descuido:

Culpa grave, negligencia grave, culpa lata, es la que consiste en no


manejar los negocios ajenos con aquel cuidado que aun las personas
negligentes y de poca prudencia suelen emplear en sus negocios propios.
Esta culpa en materias civiles equivale al dolo.
Culpa leve, descuido leve, descuido ligero, es la falta de aquella diligencia y
cuidado que los hombres emplean ordinariamente en sus negocios propios.
Culpa o descuido, sin otra calificación, significa culpa o descuido leve. Esta
especie de culpa se opone a la diligencia o cuidado
C VE

S : I. Las cuestiones; II. Las sentencias; III. Reglas sobre la materia;


IV. Bibliografía nacional de consulta; V. Otras sentencias sobre la materia.

I. L

El contenido de la Prestación ¿A qué se obliga el deudor?

Introducción

Cualquier pregunta acerca de los remedios frente al incumplimiento


del contrato exige, preliminarmente, determinar si ha existido un
incumplimiento contractual. Por su parte, cualquier pregunta acerca del
incumplimiento contractual exige, preliminarmente, detectar en qué
consiste, exactamente, aquello que debía ser cumplido.

La importancia de esta cuestión debería resultar perfectamente


obvia, sin embargo, convendrá manifestarla a través de un par de
ejemplos.

El primero de ellos corresponde a una sentencia de la Corte Suprema


de fecha 19 de mayo de 2008140 sobre un contrato de arrendamiento
de un predio urbano. La cláusula segunda del contrato indicaba que el
predio debía dedicarse exclusivamente a la instalación y explotación de
un campo de minigolf. El predio es entregado al arrendatario, sin
embargo, cuando éste va a solicitar los permisos necesarios a la
Municipalidad, se le señala que el predio no puede destinarse a ese
uso pues se encuentra afectado por determinadas limitaciones
urbanísticas que lo impiden.

Pues bien, si la prestación consiste en la entrega del predio


singularizado en el contrato, entonces dicha prestación fue cumplida.
Si, en cambio, consiste en la entrega de dicho predio en términos de
que sirva para el uso que determinó la celebración del contrato,
entonces, qué duda cabe, la prestación ha sido incumplida.

El segundo ejemplo, que esta vez corresponde a una sentencia de la


Corte de Apelaciones de Concepción de fecha 1 de diciembre de
1993141 se trata de la venta de un departamento. El departamento en
cuestión se encontraba hipotecado y con prohibición convencional de
gravar y enajenar, situación que la compradora, aparentemente,
ignoraba. La compradora demando el cumplimiento específico (y, en su
opinión, esto exigía que se alzara la hipoteca y la prohibición) e
indemnización de perjuicios. Como ha de resultar evidente, la
plausibilidad de cualquiera de esas dos solicitudes reposaba sobre el
hecho de que entregar el departamento hipotecado constituyera,
efectivamente, un incumplimiento contractual. Por su parte, que
constituyera un incumplimiento contractual, dependía de la o las
prestaciones que configuraban la obligación del vendedor. En
definitiva, entonces, la primera pregunta es si el vendedor se obligó a
la entrega del departamento o bien a la entrega del departamento sin
derechos de terceros.

En este capítulo se trata de examinar el contenido de la prestación


del deudor que configura aquella cosa, conducta o abstención que le
debe.

El orden es el siguiente. En primer lugar, se presta atención a alguna


cuestión conceptual respecto de la relación entre el objeto del negocio
y la prestación a que se encuentra obligado el deudor (1). En segundo
lugar, se advierte que el contenido de la prestación puede quedar
determinado ya sea por la voluntad de las partes o de otras formas
diversas (2). A continuación, se presenta la idea de "propósito práctico"
del contrato. En tercer lugar, la distinción entre obligaciones de medios
y obligaciones de resultado (3). En cuarto lugar, se examina la
integración del contrato, principalmente a través de las exigencias del
principio general de buena fe y de las normas sobre integración
publicitaria (4). En quinto lugar, se presentan ejemplos de algunas
cláusulas que, no obstante encontrarse en el contrato no se les
reconoce efecto (5). En sexto lugar se considera la cuestión de la
integración publicitaria (6). En séptimo lugar se examina de qué
manera las conductas posteriores de las partes determinan el
contenido del contrato (7). Finalmente, en octavo lugar, se presta
atención a la cuestión de las cláusulas abusivas (8).

1. El objeto del contrato y el objeto de la obligación: la prestación y


otros contenidos vinculantes

Convendrá comenzar aquí por el contenido del contrato. Y a este


respecto Bianca distingue entre su contenido formal y su contenido
sustancial142. El primero de ellos corresponde al "conjunto de
declaraciones que comprende el acuerdo contractual"143; el segundo,
al conjunto de esas declaraciones que tienen un carácter dispositivo, a
las cuales, por lo tanto, se puede denominar "disposiciones
contractuales".

No toda declaración contractual, entonces, corresponde a una


disposición contractual144; un enunciado puede limitarse a dar algunos
antecedentes o indicaciones que no se relacionan con aquello que las
partes asumen como derechos y obligaciones. Así, por ejemplo, si
luego de identificar a una de las partes, el contrato abunda sobre ella o
bien si se formulan otros enunciados en el contrato que no se
entienden formar parte de lo que una parte debe en virtud del acuerdo.

La diferencia entre declaraciones de otra naturaleza y disposiciones


contractuales puede apreciarse en un par de decisiones de la Corte
Suprema. En la primera de ellas, de fecha 9 de septiembre de 2014 se
discute acerca de si la declaración existente en el contrato de
compraventa de una pertenencia minera según la cual la cosa se
encontraba libre de hipotecas145. La Corte considera que no se trata
de una disposición contractual, en los siguientes términos:

"Al respecto cabe apuntar que la sentencia apelada señala que no ha


resultado probado que existiese un deber u obligación específico de
entregar la cosa sin el gravamen de hipoteca, con independencia de las
declaraciones que las partes puedan hacer en el contrato, puesto que ellas
son únicamente declaraciones y no el establecimiento de una obligación".

La segunda decisión corresponde a un caso en que se solicitó la


integración a un contrato de prestación de servicios educacionales de
ciertos contenidos publicitarios relacionados con el campo laboral de la
carrera. La Corte señaló lo siguiente:

"Que, a mayor abundamiento, cabe considerar que aún aceptando que la


publicidad tantas veces mencionada integra el contrato y forma parte del
mismo como una condición objetiva, tal integración no se produciría sino
concibiendo al campo educacional en la forma precisa descrita por la
demandada, esto es, como una posibilidad futura que puede acontecer o
no, naturaleza que impide considerar que aquel asuma la existencia del
campo laboral como una obligación"146.

Considerando el contenido sustancial del contrato convendrá ahora


examinar la relación que puede establecerse entre el objeto del
contrato y la prestación a que dicho negocio obliga. Y se trata de una
relación no exenta de dudas pues una forma de entender el objeto es,
precisamente, como la prestación a la que obliga el deudor147.
En el ámbito nacional no cabe duda de que el objeto es un requisito
del negocio jurídico y, por lo tanto, del contrato. Así lo dispone el
artículo 1460, así lo ha entendido la doctrina148. No se trata
únicamente de que aquello que se trata de dar, hacer o no hacer sea
posible, sino que, además, debe ser lícito.

Ahora bien, si sobre la exigencia de que el objeto sea posible y lícito


no se discute, no sucede lo mismo respecto de qué haya que entender
por objeto del contrato. De esta manera, al iniciar su examen del
objeto, Claro Solar señala que el artículo 1460 confunde el objeto del
negocio con el objeto de la obligación149.

Más adelante, el mismo autor señala que objeto del contrato consiste
en crear obligaciones; el objeto de la obligación, en tanto, consistiría en
aquello que se trata de dar, hacer o no hacer150. A esto último
correspondería la prestación151.

Domínguez, en tanto —y luego de señalar que se trata de una


materia poco tratada, oscura y compleja— distingue entre objeto del
contrato, objeto de la obligación y objeto de la prestación152.
Señalando que el primero corresponde a las obligaciones, el segundo
a las prestaciones y el tercero a las cosas que se trata de dar, hacer o
no hacer.

Por su parte, Díez-Picazo, define a la prestación como "el


comportamiento de una de las partes que tiene un valor económico y
ofrece interés para la otra"153.

Es, entonces, en torno a este comportamiento que se formula la


pregunta acerca del contenido a que se refiere esta lección.

Ahora bien, antes de indagar cómo queda determinado ese contenido


sustancial o vinculante del contrato, convendrá advertir que esa noción
de prestación que se ha sugerido puede no agotar dicho contenido.
Para comprender esta idea, resultará útil acudir a una proposición del
contenido vinculante del contrato de Morales154. Sugiere este autor
que resulta posible distinguir entre deberes de prestación, deberes de
cuidado y garantías.

Los deberes de prestación son aquellos referidos, precisamente a la


prestación tal y como aquí se ha entendido. Sin embargo, siguiendo la
práctica alemana, es posible, junto a ellos, identificar deberes de
cuidado; se trata de deberes accesorios cuyo incumplimiento no afecta
a la prestación propiamente tal, pero si que lesiona intereses legítimos
del acreedor. Un ejemplo propuesto por Zimmermann contribuirá a
aclarar las cosas155. Se trata de un pintor que ejecuta pulcramente su
trabajo de pintura de paredes, sin embargo, cada vez que mueve su
escalera causa daños en el piso, las puertas o el mobiliario del
acreedor.

Por lo que toca a las garantías, Morales indica que un contratante


puede asegurar a otro cuestiones que van más allá de su conducta,
así, por ejemplo, la edificabilidad del terreno, la autenticidad de un
cuadro, un mayor precio en la reventa, etc. En situaciones como esas
lo que parece operar es una asunción del riesgo por parte del deudor
respecto de la consecución de aquello que ha garantizado, en términos
tales que, si el terreno no es edificable o lo es en un volumen inferior al
garantizado, o bien el cuadro resulta ser falso, existirá un supuesto de
incumplimiento contractual y, consecuentemente, el acreedor contará,
según las circunstancias, con los remedios pertinentes. Así, por
ejemplo, sucede respecto de la sentencia de la Corte Suprema de 31
de octubre de 2012 sobre la venta de unos rodillos de laminación en
desuso, respecto de los cuales se garantizaba una determinada
concentración de níquel156.

2. La voluntad y todo lo demás


Una cierta idea, que puede denominarse "voluntarismo jurídico"
indica que el fundamento de la obligatoriedad del contrato es la
voluntad de las partes. Si se tratase de una idea correcta, entonces
habría que entender que el contenido de la prestación se explica
también por la voluntad de las partes.

Pero esto no puede ser correcto, no completamente al menos. Por


dos razones evidentes, la primera de ellas es no todo lo que obliga
contractualmente ha sido acordado por las partes. La segunda es que
no todo lo que ha sido acordado por las partes obliga.

La primera razón fuerza a recordar que lo cierto es que no existe


nada así como un "contrato perfecto", es decir, uno en el que las partes
hayan distribuido a través de acuerdos expresos todos los riesgos que
pueden derivarse de un determinado contrato157.

En el ámbito nacional, la necesaria incompletitud de los contratos


aconseja prestar atención al texto del artículo 1546:

"Los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por consiguiente obligan no


sólo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan
precisamente de la naturaleza de la obligación, o que por la ley o la
costumbre pertenecen a ella".

Los contratos, entonces, obligan a lo que en ellos se expresa, pero


también a lo que pertenece a la naturaleza de la obligación o a lo que
por la ley o costumbre pertenecen a ella.

Indica Guzmán Brito que la expresión "cosas que emanan


precisamente de la naturaleza de la obligación" correspondería a un
giro:

"Empleado para expresar la idea de que, a partir del ser, estructura u


organización de cada obligación puede derivarse algo no declarado, pero
que resulta necesario para la total satisfacción de la prestación obligacional
de que se trata. Por lo tanto, es menester un examen caso a caso de la
concreta obligación expresada y de su naturaleza, par a determinar si de
ella emana otra 'cosa' que deba ser considerada también obligatoria, no
bien no haya sido expresada como obligación"158.

Añade este mismo autor que, en lo que se refiere a aquellas cosas


que por ley pertenecen a la obligación, quedan cubiertos no sólo los
elementos de la naturaleza —ex artículo 1444 CC— sino que, además,
otros que la ley designa expresamente y que no corresponden a esa
especie de elementos, así, por ejemplo, lo dispuesto en el
artículo 1548 según el cual "la obligación de dar contiene la de
entregar la cosa"159.

Guzmán Brito considera, también, la costumbre a que refiere el


precepto, señalando que, según lo dispuesto en el artículo 2º del CC
constituye derecho cuando la ley se remite a ella y, añadiendo a
continuación que el artículo 1546 bien puede aplicarse como una
"remisión genérica y abierta a la costumbre"160.

De esta manera, aún en las relaciones disciplinadas exclusivamente


por el Código Civil (y en las que, por tanto, no se aplica la Ley
Nº 19.496 sobre protección de los derechos de los consumidores) no
resulta ser efectivo que únicamente obliga aquello que las partes han
acordado. En realidad, lo más probable es que el acuerdo explícito de
las partes las más de las veces sea modesto y el resto del contenido
de la prestación quede determinado, en parte, por los elementos de la
naturaleza del contrato, en parte por las exigencias que impone a las
partes el principio general de la buena fe y, de manera bastante más
marginal, salvo que se trate de un contrato comercial, por la
costumbre161.

La segunda razón para no tomarse demasiado en serio el


voluntarismo jurídico es que no todo aquello que acuerdan las partes
resulta obligatorio. Desde luego, cuando lo anterior obedece a
situaciones en que está comprometido el interés de terceros o de la
sociedad en su conjunto, el voluntarismo jurídico no sufre mella pues la
razón para desconocer eficacia al pacto es la tutela de terceros. El
problema se encuentra más bien cuando la razón para privar de
eficacia al contrato o una parte de él es, precisamente, la tutela de una
de las partes. En el Código Civil este tipo de interferencia resulta más
bien excepcional162, sin embargo, como se verá de inmediato
constituye la regla general tratándose de la regulación de las
relaciones de consumo.

Existe, todavía, una tercera razón que impide tomarse demasiado en


serio el voluntarismo jurídico. Se trata de la disciplina de los vicios del
consentimiento. Si, en realidad, la voluntad de las partes fuera tan
importante en el contrato no habría cómo entender que el error de
derecho o el error en los motivos no vicie el consentimiento, o bien la
necesidad de que el error resulte excusable para que pueda viciar el
consentimiento163.

Pues bien, al abrigo de todo lo que va dicho, al considerar el


contenido de la prestación no sólo debe tenerse en cuenta las
cláusulas expresamente pactadas por las partes164, sino que,
además, deben tenerse en cuenta los mecanismos de integración del
contrato que reconoce el Derecho, señaladamente las exigencias de la
buena fe.165 Convendrá ilustrar esto último.

La sentencia de 29 de mayo de 2014 de la Corte Suprema166


conoce de un caso de incumplimiento de contrato de edificación. La
discusión se suscita por algunos extremos de la prestación que no
habían sido desarrollados en el documento contractual y de los cuales
dependía que existiese o no incumplimiento. En lo que aquí interesa
inmediatamente la Corte consideró lo siguiente:

"UNDÉCIMO: Que, a partir de lo expresado cobra especial relevancia el


tenor del artículo 1546 del Código Civil, también invocado por la
demandante, de acuerdo al cual los contratos deben ejecutarse de buena
fe, obligan no sólo a lo que en ellos se expresa, sino que a todas las cosas
que emanan de la naturaleza de la obligación o que por la ley o la
costumbre pertenecen a ella. Se trata, entonces, de una extensión del
deber de prestación, conforme a los dictados de la buena fe contractual,
conjugando a los contratantes en una conducta de colaboración mutua en
el cumplimiento de sus obligaciones, orientados a todo aquello que deriva
de la naturaleza de la obligación que cada quien debe acatar.

Respecto a la buena fe contractual, se ha dicho que es 'una actitud de


cooperación que vincula al deudor a poner energías propias al servicio de
los intereses ajenos, a la vista de un cumplimiento que responde con todos
sus bienes' (Emilio Betti, Teoría General de Las Obligaciones, Ed. Rev. de
Derecho Privado, Madrid, pág. 118). En palabras del profesor Jorge López
Santamaría, '[...] la buena fe implica, por consiguiente, la reiteración del
valor fundamental de los usos en la interpretación, salvo en la hipótesis
descrita del acuerdo evidente de las partes destinado a atribuir a la
declaración una significación diversa de la usual. Ahora, si no hubiere ni tal
acuerdo de las partes, ni usos sociales específicos susceptibles de
determinar el sentido de la convención discutida, la buena fe exige, en
último término, que el juez interprete aplicando el criterio del «hombre
correcto», preguntándose cómo el prototipo de hombre normal
comprendería la convención' (Los Contratos, parte general, Ed. Jurídica de
Chile, pág. 377).

Siguiendo al mismo catedrático, no debe olvidarse la evidente función


social y económica que exhibe el contrato en el desenvolvimiento de la
actividad de un país, permitiendo la materialización de las relaciones
económicas entre las personas y, con ellas, la circulación de la riqueza, el
intercambio de bienes y de los servicios. Mirado en ese contexto, el
principio de la buena fe impone a las partes de un contrato 'el deber de
lealtad y corrección frente a la otra durante todo el íter contractual. O sea,
desde las conversaciones preliminares o fase precontractual, pasando por
la celebración, hasta la ejecución del contrato y las relaciones
postcontractuales' (op. cit., pág. 9);

DUODÉCIMO: Que, de esta manera, ha de entenderse que el citado


artículo 1546 contempla una verdadera norma de integración de los
contratos, pues según ella, estos últimos dictan más allá de su letra 'todos
los elementos que emanan precisamente de la naturaleza de la obligación
o que por la ley o la costumbre pertenecen a ella. Esta norma, no obstante
encontrarse ubicada en el Título XII del Libro IV del Código Civil, a
propósito del efecto de las obligaciones, más parece una norma de
integración del contrato, básica de considerar para el proceso interpretativo
posterior' (Corte Suprema, sentencia de 11 de mayo de 1992, R.D.J., T. 89,
secc. 1ª, pág. 46);
DÉCIMO TERCERO: Que, consecuencialmente, una interpretación del
contrato habido entre las partes en la situación sub judice, acorde con la
buena fe a que se ha hecho alusión, nos conduce indefectiblemente a la
conclusión que su cumplimiento debe verificarse en términos tales que los
defectos de construcción, no atribuibles por supuesto a quien demanda,
deben estar ausentes. Ergo, al constatarse la existencia de tales
anomalías, se tendrá por incumplida la obligación del encargado de la obra,
consistente en hacer entrega de la misma, correspondiéndole, por
consiguiente indemnizar los perjuicios que tal incumplimiento han podido
provocar".

En una sentencia de 26 de agosto de 2015167, la Corte Suprema,


conociendo de un recurso de casación a propósito de un caso de
incumplimiento de contrato de mandato, consideró que el Banco
Santander había incumplido con las obligaciones que le imponía un
contrato de mandato para la contratación de determinados seguros,
inserto en un contrato de mutuo con hipoteca.

En el marco de la sentencia —específicamente en el considerando


sexto— se lee lo siguiente:

"(...) ha de entenderse que el citado artículo 1546 del Código Civil


contempla una verdadera norma de integración de los contratos, pues
según ella estos últimos dictan más allá de su letra 'todos los elementos
que emanan precisamente de la naturaleza de la obligación o que por la ley
o la costumbre pertenecen a ella. Esta norma, no obstante encontrarse
ubicada en el Título XII del Libro IV del Código Civil, a propósito del efecto
de las obligaciones, más parece una norma de integración del contrato,
básica de considerar para el proceso interpretativo posterior' (Corte
Suprema, sentencia de 11 de mayo de 1992, R.D.J., T. 89, secc. 1ª, pág.
46)".

Y con cargo a dicho principio, la Corte, en el considerando siguiente


estima:

"Que de este modo la interpretación del contrato habido entre las partes en
la situación sub judice ha debido considerar la buena fe, como un elemento
importante para fijar su correcto sentido y alcance y de las obligaciones que
de él surgen para las partes en virtud de su fuerza obligatoria. Por otro
lado, las conclusiones a que arriban los jueces del fondo en aplicación de
este principio aparecen ajustadas al mismo, en el sentido que la
demandada al haber asumido la ejecución del mandato también adquirió
una serie obligaciones derivadas de éste, como el cumplir con el encargo y
en todo caso de informar cualquier dificultad suscitada al respecto, sobre
todo si esta era de tal trascendencia como la de no haber sido posible la
aseguración de la cosa, pues esta falta determinó la absoluta desprotección
del actor frente al siniestro que finalmente afectó a una de sus propiedades,
la que razonablemente consideraba amparada con una póliza de seguros,
pues conforme quedó asentado en el fallo impugnado, la entidad bancaria
cobraba su valor al actor. Lo anterior no aparece desvirtuado por el carácter
facultativo que las partes asignan al mandato para el banco demandado,
cuestión que por lo demás el fallo también reconoce, pues dicho carácter
en cuanto al origen del mismo no puede constituirse en un elemento que
una vez generado el estado contractual por propia decisión de la
mandataria, sus efectos y obligaciones queden entregados al arbitrio de
ésta o la releven de la exigencia de una conducta debida acorde a la
naturaleza del contrato celebrado entre las partes. De lo anterior se
concluye que la decisión de los sentenciadores no desconoce la existencia
del contrato y el efecto previsto por el artículo 1545 del Código Civil, sino
que contrariamente a lo sostenido por la recurrente, dándole la relevancia
asignada, lo integra con el concepto de buena fe, que por lo demás no es
cuestionado en la nulidad impetrada".

Por su parte, la Corte de Apelaciones de Concepción, en una


sentencia de 6 de octubre de 2015168, conoce de un caso originado
en la compraventa de un vehículo respecto de la cual la compradora
estimó que el vendedor no había cumplido perfectamente con su
obligación de entrega toda vez que el vehículo se encontraba
prendado, cuestión que, desde luego, era ignorada por la compradora.
Con cita a una sentencia de la Corte Suprema, la Corte de Apelaciones
de Concepción consideró lo siguiente:

"(...) se debe tener también presente la buena fe, que considerada por la
doctrina y jurisprudencia en su aspecto objetivo, como la conducta que
puede esperarse de un hombre correcto, que es un estándar de conducta
que al darle contenido es empleado como sinónimo de probidad, confianza,
honorabilidad, considerando, en su caso, la función económica que tienen
los negocios jurídicos. Esta buena fe objetiva es a la que se refiere el
artículo 1546 del Código Civil cuando indica que los contratos deben
ejecutarse de buena fe y que, por consiguiente 'obligan no solo a lo que en
ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan precisamente de la
naturaleza de la obligación, o que por la ley o la costumbre pertenecen a
ella'.

Duodécimo: Que de lo que se viene diciendo, resulta evidente que en el


presente caso no se ha cumplido el contrato de compraventa suscrito entre
la demandante y el vendedor, puesto que si bien se traspasó el dominio del
vehículo, se requiere la inscripción para obtener el beneficio jurídico total de
la tradición.

En este sentido, no puede considerarse que el contrato suscrito entre las


partes se hubiese cumplido de buena fe y en los términos previstos en el
artículo 1546 antes citado, si aquello que emana de la naturaleza de la
obligación como es poder obtener la inscripción del vehículo a nombre del
comprador, efectuada que fuera la tradición no se logra por hechos
atribuibles al demandado por haber omitido aportar los antecedentes y
documentación necesaria para que se realice el trámite de inscripción".

Un tercer ejemplo de integración del contenido de la prestación a


través de las exigencias que formula el principio general de buena fe
se encuentra en una sentencia de la Corte de Apelaciones de
Antofagasta de 25 de julio de 2014169. Se trata, esta vez, de un
contrato de compraventa de un negocio en el cual no se procedió al
traspaso de la patente comercial pues se encontraba a nombre de un
tercero.

Aquí interesa en considerando tercero de la sentencia:

"Que en suma dirimir el conflicto significa referirse a los elementos del


contrato, en términos de lo dispuesto en el artículo 1546 del Código Civil,
sobre el otorgamiento de la patente y la naturaleza de la obligación, puesto
que esta disposición exige la ejecución de los mismos, actuando de buena
fe, lo que significa que las obligaciones contenidas en el contrato no sólo se
extienden a lo que en ello se expresan, sino a todas las cosas que emanan
precisamente de la naturaleza de la obligación. (...) Por consiguiente, no
cabe duda que estamos frente a un elemento de la naturaleza porque
constituye el efecto propio —aunque las partes no lo indiquen—, de la
venta de un kiosco en la forma establecida en el acuerdo de voluntades
cuya copia no objetada de fs. 2 señala y, como se dijo, en este mutuo
acuerdo, las especies no sólo lo constituyen el kiosco y las vitrinas sino el
derecho a piso amparado por patente comercial".

3. La idea de propósito práctico del contrato

Acaso una de las ideas más fértiles de las últimas décadas respecto
del contenido de la prestación sea la del propósito práctico del
contrato, es decir del resultado que las partes se proponen conseguir a
través de él170 y que el contrato protege. De esta manera, como ha
sugerido Díez-Picazo:

"La prestación en cuanto objeto de la obligación no es nunca una entidad o


un fenómeno abstracto, sino que aparece siempre como un cauce de
realización de fines y de intereses de tipo empírico o práctico"171.

La fertilidad de la idea se desenvuelve de dos formas distintas. De


una parte, permite considerar, más allá del contenido típico de cada
contrato, aquel resultado que las partes pretendieron alcanzar a través
de él e integrarlo al contenido de la prestación. De esta manera,
podemos considerar el caso resuelto por la sentencia de la Corte
Suprema de fecha 29 de septiembre de 2003172. En los hechos, se
trató del arrendamiento de un inmueble que se dedicaría a un jardín
infantil. La arrendadora autorizó expresamente a la arrendataria a
solicitar a la Municipalidad de Concepción el cambio de destino del
inmueble. Sin embargo, el permiso fue denegado toda vez que el
inmueble no cumplía con las normas relativas a los permisos ni con las
relativas a la recepción de obras. El resultado que las partes confiaban
lograr aquí consistía en la dedicación del inmueble a un jardín infantil,
este propósito práctico determina el contenido de la prestación, en
términos tales que al no poder conseguirse por un hecho imputable al
acreedor la Corte consideró que el arrendatario tenía derecho a
ponerle término al contrato.
La segunda forma en que la idea de propósito práctico del contrato
contribuye a esclarecer el contenido de la prestación es a través de la
distinción entre "simples motivos" y "motivos incorporados a la
causa"173.

Antes se vio que una primera forma en que se manifiesta la utilidad


del propósito práctico del contrato es aligerando el contrato de una
aproximación excesivamente formalista que no considera
adecuadamente las preferencias de las partes. La segunda forma en
que se manifiesta la utilidad de esta idea corta en el sentido inverso, es
decir, permite evitar un excesivo grado de subjetivismo en el contenido
de la prestación.

Los contratantes se aproximan a la realidad premunidos de un


conjunto de representaciones de la realidad, sin embargo, por así
decirlo, no todas ellas ingresan al contrato y, por lo mismo, no todas
ellas contribuyen a configurar el propósito práctico del contrato y,
consecuentemente, el contenido de la prestación.

De esta manera, para que un simple motivo de una de las partes —


por ejemplo su voluntad de dedicar el inmueble a un jardín infantil—
pase a tener relevancia respecto del propósito práctico es necesario
que, de alguna manera, se incorpore al contrato174, ya sea por el
acuerdo de las partes, las exigencias de la buena fe, los usos del
tráfico jurídico o acudiendo a otro expediente de integración aceptado
por el Derecho. Mientras no sea así, por relevante que sea para la
parte, resultará irrelevante para el contrato.

4. Obligaciones de medios y obligaciones de resultado

El contenido de la prestación corresponde siempre a un determinado


resultado. Según lo dispuesto en el artículo 1460, dicho resultado
puede consistir en un dar, un hacer o una abstención. Por otra parte,
que duda cabe, la ejecución de las prestaciones suele involucrar —las
de no hacer podrían constituir la excepción— el empleo de medios. No
obstante lo anterior, resulta frecuente la distinción entre obligaciones
de medios y obligaciones de resultado175. Y esa distinción resulta
relevante para configurar el contenido de la prestación.

Según se ha señalado, la diferencia entre obligaciones de medios y


de resultado no es, por la razón que ya ha sido indicada, que
únicamente las últimas involucren un resultado —todas lo involucran—
sino más bien, en qué consiste ese resultado.176 Y es esto,
precisamente, lo que define el contenido de la prestación.

Siguiendo las ideas de Jordano Fraga puede señalarse que la


actividad —entendida en un sentido extremadamente amplio— a través
de la cual se intenta cumplir la prestación, siempre va orientada hacia
un determinado fin, sin embargo, puede suceder que ese fin forme o no
parte de la prestación177.

Esta idea se puede aligerar de su abstracción si se considera el


supuesto paradigmático de obligaciones de medio, el de los médicos.
De esta manera, en una sentencia de 25 de abril de 2017178 la Corte
Suprema señala, en el considerando cuarto, lo siguiente:

"(...) un profesional médico tiene una obligación de medios, puesto que


debe ajustar su conducta a la lex artis médica, por cuanto aquel no debe
necesariamente curar o sanar al paciente, sino desplegar su actividad
cumpliendo estándares de conocimiento, prudencia y diligencia (...)".

De esta manera, la prestación del médico, involucra un resultado —


ajustar su conducta a la lex artis. Por lo mismo, resulta perfectamente
consistente afirmar que el médico ha cumplido con su prestación y, sin
embargo, no ha logrado la finalidad que le interesaba al paciente —la
curación—. Algo semejante puede afirmarse tratándose de la defensa
en juicio por parte de un abogado.

Sin embargo, en otros casos, el contenido de la prestación incorpora


el fin hacia el que va orientada la prestación. Así, por ejemplo, para
mantenerse dentro de la responsabilidad médica, si la finalidad
buscada es que el paciente obtenga información, no puede afirmarse
que se cumplió con la prestación, a menos que, efectivamente, se haya
suministrado la información debida al paciente. En este sentido, la
sentencia de 19 de mayo de 2015179 señala en su considerando
quinto:

"Que en la especie la sentencia impugnada señaló en lo que concierne a la


resolución de la causal en examen que 'Si bien, en términos generales, las
obligaciones médicas suelen ser de medios, ellas coexisten con
obligaciones de resultado y, en la especie, la obligación de informar los
hallazgos clínicos encontrados por los patólogos en las muestras del tumor
extraído a la paciente así como las recomendaciones sugeridas por éstos
no puede calificarse sino como una obligación de resultado. Sin embargo y
no obstante lo delicado de la situación, el Servicio nada hizo por comunicar
tales conclusiones y recomendaciones a la paciente, debiendo calificarse
dicha omisión como una manifiesta e injustificada falta del servicio.'
(Considerando primero)"180.

La distinción entre obligaciones de medios y de resultado, entonces,


parecen explicarse, en lo que se refiere a su contenido, por el tipo de
resultado que involucran: una debida diligencia o algo que va más allá.

Una cuestión diversa sucede respecto de otro extremo: la


exoneración de responsabilidad. Y la pregunta aquí debe ser
¿funcionan de manera diversa ambos tipos de obligaciones?
Parcialmente al menos, la respuesta depende de una cuestión que se
discutirá a propósito del remedio indemnizatorio y que consiste en
determinar si el deudor se exonera de responsabilidad probando su
diligencia o, en cambio, debe acreditar el caso fortuito181.

Como sea que fuere, si se asume que es el caso fortuito, Jordano


Fraga parece llevar razón cuando señala que, frente a un
incumplimiento (es decir en aquellos casos en que o bien el deudor no
ha alcanzado el nivel de diligencia requerido tratándose de
obligaciones de medios o bien otro resultado tratándose de
obligaciones de resultado) de cualquiera de estos dos tipos de
obligaciones, la exoneración operará a través de la disciplina del caso
fortuito182. En esto no hay diferencia entre ellas.

5. Declaraciones previas y contenido de la prestación. La integración


publicitaria183

En un trabajo presentado en las Jornadas de 2009 Enrique Barros y


Nicolás Rojas nos recuerdan que, desde la formulación de la doctrina
de la culpa in contrahendo por Ihering, la doctrina se ha preocupado
intensamente de dos temas: los deberes precontractuales de
información y "la responsabilidad que puede surgir para la parte que
durante las negociaciones hace a la otra una declaración que resulta
ser falsa acerca de la cosa o sobre sus intenciones"184.

La responsabilidad —si es que es contractual— que aquí puede


surgir, depende estrictamente de la posibilidad de integrar esas
declaraciones previas al contenido de la prestación.

En el ámbito nacional, el legislador ha considerado explícitamente la


integración de la publicidad al contrato en la Ley Nº 19.496 sobre
protección de los derechos de los consumidores y en la Ley General de
Urbanismo y Construcción.

El artículo 1º-4 de la Ley Nº 19.496 dispone lo siguiente:

"Publicidad: la comunicación que el proveedor dirige al público por


cualquier medio idóneo al efecto, para informarlo y motivarlo a adquirir o
contratar un bien o servicio, entendiéndose incorporadas al contrato las
condiciones objetivas contenidas en la publicidad hasta el momento de
celebrar el contrato. Son condiciones objetivas aquellas señaladas en el
artículo 28".
Por su parte, el inciso quinto del artículo 18 de la LGUC dispone que:
"las condiciones objetivas de la publicidad se entienden incorporadas
al contrato de compraventa".

En una sentencia de 18 de mayo de 2012, la Corte Suprema ha


tenido la oportunidad de pronunciarse sobre este último artículo a
propósito de la venta de un departamento185. En la publicidad del
proyecto inmobiliario se indicaba que la superficie útil del departamento
alcanza 111,29 metros, sin embargo, en realidad, únicamente tenía
104,14 metros. Dos considerandos de la sentencia permitirán apreciar
la forma en que la Corte resuelve el asunto y la justificación de que se
sirve:

"8º.- Que, conviene hacer presente, además, que los recurridos, para
revocar el fallo de primer grado y acoger la demanda de indemnización de
perjuicios opuesta por la actora, reflexionan: '5º) Que, entonces, la solución
al conflicto parece evidente: si se ha entregado una cosa con menos cabida
que la ofrecida, y por tratarse de un predio urbano no tiene aplicación lo
que señala el artículo 1833 del Código Civil, debe acogerse la demanda y
rebajarse el precio en forma proporcional a los metros que faltan. Así, si se
pagó la suma equivalente a 3.497,2800 unidades de fomento por un
departamento supuestamente de 128,38 metros, ello implica un valor de
27,24 unidades de fomento el metro cuadrado, lo que multiplicado por los
metros que faltan, esto es, 9,67, hace un total de 263,42 unidades de
fomento, que la demandada deberá pagar a la actora, más intereses
corrientes para operaciones reajustables desde la fecha de ejecutoriada
esta sentencia y hasta el pago efectivo; 6º) Que no es óbice para razonar
de una manera distinta a la de esta Corte el hecho que en la escritura
pública de compraventa, agregada a fojas 3, se haya indicado en la
cláusula tercera que «la entrega material del inmueble objeto de este
contrato se ha efectuado en este acto, a entera conformidad del
comprador», declarando este último haber comprobado las características y
dimensiones del bien raíz y que revisó los planos respectivos, pues lo cierto
es que también forman parte del contrato, por el sólo ministerio de la Ley
de Urbanismo y Construcciones (inciso 5º de su artículo 18), las
condiciones ofrecidas en la publicidad, según ya se ha dicho, de suerte que
se ha estipulado en el contrato que la cabida era una mayor a la que
realmente tenía el departamento';
9º.- Que, en virtud de lo anterior, no se observa infracción a las normas
contenidas en los artículos 1545, 1560, 1828, 1833 y 1835 del Código Civil
y 18 inciso 5º de la Ley General de Urbanismo y Construcción, por cuanto
esta Corte concuerda con los recurridos en el sentido que la publicidad
efectuada por la demandada para la venta al público de los departamentos,
forma parte del contrato de compraventa celebrado con posterioridad entre
ellas, constando de ella que tanto antes como después de la celebración
del mismo, se ofrecieron departamentos con una superficie de 111,29
metros cuadrados útiles, 14,29 metros cuadrados de terraza y 2,80 metros
cuadrados de logia (fojas 66 y 143), en circunstancias que la superficie útil
real era de sólo 104,14 metros cuadrados".

6. El contenido de la prestación y las conductas posteriores de las


partes. Interpretación auténtica

Que el contenido de la prestación pueda quedar determinado por


conductas (como las declaraciones publicitarias) previas al
perfeccionamiento del contrato parece intuitivamente correcto —otra
cosa es, por supuesto, cuáles son los requisitos para que esto
suceda186. Menos intuitivo, aunque igualmente correcto, resulta ser
que las conductas de las partes, posteriores a la celebración del
contrato contribuyan a determinar la fisonomía de la prestación.

El inciso segundo del artículo 1564 CC dispone que las cláusulas de


un contrato podrán interpretarse "por la aplicación práctica que hayan
hecho de ellas ambas partes, o una de las partes con aprobación de la
otra"187.

La importancia de la interpretación auténtica para determinar el


contenido de la prestación no debe subestimarse. En el ámbito
nacional, los tribunales la utilizan con cierta asiduidad188 no sólo la
han empleado para asignar significado a disposiciones ambiguas del
contrato, sino que, además, para modificar el contenido de la
prestación establecida con claridad en el texto del contrato. En este
sentido, puede considerar la sentencia de la Corte Suprema de 21 de
agosto de 2003189. En los hechos, una Isapre había estado dando
cobertura a una medicina que se encontraba excluida en el contrato de
salud. Cuando dejó de hacerlo, la Corte estimó lo siguiente:

"Que cabe añadir a lo precedentemente expuesto, que la recurrida, tal


como se dijo anteriormente, reconoció que por un período bastante
prolongado de tiempo bonificó la prestación en comento, por lo que desde
el momento en que se dejó sin efecto dicho beneficio, contemplado hasta
ese entonces como exclusión de cobertura, se modificó la aplicación
práctica del contrato de salud que, hasta ese momento hacían ambas
partes (regla de interpretación contenida en el artículo 1564 inciso 2º del
Código Civil), por lo que cabe concluir que, aplicando dicho principio de
interpretación contractual, la cobertura del medicamento denominado
Interferón por parte de la Isapre Banmédica, quedó fuera de la exclusión
contemplada en la letra g) del artículo 4º del contrato de salud suscrito
entre las partes y, en consecuencia, ella debe entenderse incluida, en la
forma que se dice en lo resolutivo, dentro de las prestaciones y beneficios
establecidos en el plan de salud de la recurrente de autos"190.

7. Exclusiones, el caso de las cláusulas abusivas

Fenómenos como la integración contractual a través de la buena fe,


de las declaraciones publicitarias o, en fin, de las conductas de las
partes muestran con claridad que no sólo aquello que las partes pactan
como prestación determina el contenido de la prestación que, en
definitiva, el contrato impone a las partes. Sin embargo, por así decirlo,
las cosas suceden también a la inversa, es decir: no todo aquello que
las parten pactan como prestación resulta contractualmente obligatorio.

Esta segunda cuestión resulta perfectamente obvia, sin embargo,


conviene apuntarla pues el caso es que desde un par de décadas se
han incorporado a las exclusiones más tradicionales vinculadas a los
ejemplos más elocuentes de causa ilícita u objeto ilícito191 como la
condonación del dolo futuro ex artículo 1465, una extremadamente
reciente en el ámbito nacional cuya importancia, cuantitativa al menos,
resulta muy difícil exagerar: las cláusulas abusivas192.

Las cláusulas abusivas merecen una mención especial no sólo por su


importancia cuantitativa; junto a ella, existe un aspecto cualitativo cuya
comprensión permite agudizar la comprensión sobre el fenómeno
contractual. Este aspecto cualitativo consiste en la importancia que
adquiere en la regulación de las relaciones de consumo la
conmutatividad de las prestaciones. Se trata de un fenómeno más bien
ajeno al Código Civil en el cual la justicia contractual tiene un carácter
más procedimental que sustantivo193, de manera tal que, más allá del
error, el dolo o la fuerza, la intervención judicial por razones de
conmutatividad parece limitarse a los supuestos de lesión enorme. Es
este sentido, la célebre frase de Fouillé: "quien dice contractual dice
justo" parece, en general, descriptiva de la aproximación del Código
Civil.

La Ley Nº 19.496 sobre protección de los derechos de los


consumidores, subvierte esta aproximación, desplazando el eje hacia
la justicia sustantiva. De manera tal que esta norma quedaría bien
descrita señalando que: "quien dice justo dice contractual". Es decir,
únicamente si la distribución de derechos y obligaciones realizada a
través del contrato es justa sus cláusulas serán válidas.

Esta idea resulta fácilmente comprensible si se presta atención a la


principal de las reglas sobre cláusulas abusivas, la letra g) del
artículo 16 de la Ley Nº 19.496194. Su texto es el siguiente:

"No producirán efecto alguno en los contratos de adhesión las cláusulas o


estipulaciones que:

(...)

g) En contra de las exigencias de la buena fe, atendiendo para estos


efectos a parámetros objetivos, causen en perjuicio del consumidor, un
desequilibrio importante en los derechos y obligaciones que para las partes
se deriven del contrato. Para ello se atenderá a la finalidad del contrato y a
las disposiciones especiales o generales que lo rigen. Se presumirá que
dichas cláusulas se encuentran ajustadas a exigencias de la buena fe, si
los contratos a que pertenecen han sido revisados y autorizados por un
órgano administrativo en ejecución de sus facultades legales".

Esta norma que, en realidad, define qué debe entenderse por


cláusula abusiva dispone que la validez de una cláusula al interior de
un contrato por adhesión de aquellos cubiertos por el ámbito de
aplicación de la Ley Nº 19.496, depende de que exista un equilibrio
entre las prestaciones de las partes. Y es así como en la Ley Nº 19.496
—y en la enorme cantidad de contratos a que se aplica— no es
únicamente relevante que el consentimiento se haya formado
correctamente, sino que, además, resulta necesario que la distribución
de los derechos y obligaciones establecida por el contrato resulte
equilibrada.

Un ejemplo servirá para ilustrar el punto. Se trata de la


extremadamente importante sentencia de la Corte Suprema de 24 de
abril de 2013195 que consideró como abusivas dos cláusulas del
contrato que disciplinaba el uso de una tarjeta de crédito. Según la
primera de ellas:

"Cualquier cambio de las condiciones de uso y privilegios de la tarjeta


deberá ser informado por escrito al usuario entendiéndose que éste las
acepta si mantiene o utiliza la tarjeta después de 30 días de expedida la
comunicación respectiva.

Si el usuario decidiere no aceptar las variaciones podrá poner término de


inmediato al contrato mediante el aviso a la empresa y haciéndole entrega
material de las tarjetas que hubiere recibido".

Consideró, Sernac, el demandante, que se trataba de una cláusula


abusiva en la medida en que le permitía el proveedor modificar
unilateralmente el contrato. La Corte estuvo de acuerdo, en los
siguientes términos:

"(...) lo que por el artículo 16 letra a) se prohíbe es la posibilidad de que la


empresa/proveedor pueda modificar unilateralmente el contrato. En efecto,
para esta Corte constituye una alteración unilateral a los contratos,
cualquier notificación que se haga a los clientes, si como consecuencia de
ella se procede a modificar los términos del mismo, dejándoles la opción de
aceptar la modificación o de poner término al contrato, desconociendo así
el derecho que les asiste a mantener la convención en los términos
inicialmente pactados, sin la modificación propuesta. Una cláusula que
autoriza este procedimiento, supone darle legitimación a la empresa para
modificar la convención unilateralmente, desde el momento que niega al
consumidor su derecho a mantener la operación del contrato, tal cual se
había inicialmente pactado. No puede ser suficiente para justificar la
cláusula en análisis, el hecho que Cencosud no le impuso al cliente la
modificación, pues, basta para vulnerar el artículo 16 letra a) que el cliente
no pueda continuar con el contrato en los términos inicialmente pactados.
Existe, por este sólo hecho, una contravención al artículo 16 letra a), y la
cláusula debe considerarse abusiva".

De acuerdo a la segunda cláusula:

"Por el presente instrumento, el cliente para los efectos de utilizar los


beneficios derivados de este contrato y su reglamento declara: UNO: Que
para los fines dispuestos en esta cláusula, otorga un mandato especial a
Cencosud Administradora Tarjetas S.A., Rut Nº 99.500.840-8, a fin de que
en mi nombre y representación, acepte letras de cambio, suscriba pagarés
y reconozca deudas a favor de Cencosud Administradora de Tarjetas S.A.,
por los montos de capital, intereses, impuestos, gastos u otros montos
originados por los créditos cursados en virtud del uso de la línea de crédito
referida en el contrato y reglamento, otorgándole expresamente la facultad
de autocontratar. El mandatario hará uso de este mandato, teniendo a la
vista una liquidación practicada por la empresa, que contendrá un detalle
total de la deuda. El mandatario no estará obligado a rendir cuenta de su
encargo conforme a lo dispuesto en el artículo 11 de la Ley Nº 18.092. La
suscripción o aceptación de los mencionados pagarés o letras de cambio,
no constituirán novación de las obligaciones documentadas, pues sólo
tendrán por objeto documentar en títulos ejecutivos tales obligaciones y así
facilitar su cobro. En caso de cobranza judicial, autorizo que se entreguen
para su procedimiento judicial los documentos que se autorizan suscribir,
siendo de mi cargo los gastos y cobranzas respectivas. Dos: El presente
mandato tiene el carácter de irrevocable en los términos del artículo 241 del
Código de Comercio, en tanto se mantenga vigente el contrato y
reglamento que da cuenta este instrumento. Toda revocación del presente
mandato tendrá efecto siempre y cuando no existan saldo adeudados por el
cliente a los dos días hábiles siguientes a la revocación dada por escrito, en
tal sentido, este aviso deberá ser notificado por un notario público, el
gerente general de Cencosud Administradora de Tarjetas S.A., TRES: 'El
presente mandato no se extingue por la muerte del mandante'. El pagaré a
que se refiere esta cláusula puede ser cedido por la empresa libremente a
cualquier banco o institución financiera o empresa comercial, aceptando
desde ya el cliente esta cesión en caso de que ésta ocurra, sin perjuicio de
lo cual, la empresa deberá informar al cliente la o las cesiones que
eventualmente se realicen de cada uno de los pagarés, dentro de los 30
días siguientes al perfeccionamiento de cada cesión. Esta información no
será necesaria, en el evento que la cobranza de la cartera cedida la
mantenga la empresa. Asimismo, que ésta expresamente facultada para
ejecutar, sin previo aviso, protesto ni requerimiento, el pagaré o la letra de
cambio que en representación del cliente suscriba o acepte Cencosud
Administradora de Tarjetas S.A. Asimismo, las partes convienen que la
empresa podrá ceder a terceros el presente contrato y los derechos y
obligaciones que de él emanan, quedando igualmente facultada para ceder
todos y cada uno de los créditos que se originen por la utilización de la
tarjeta, con todos su accesorios, vencidos o por vencer, por lo que en dicho
evento el cliente se encontrará obligado a pagar las cuotas o saldos
pendientes al cesionario. La cesión antes referida será informada mediante
una comunicación incluida en el estado de cuenta mensual".

La opinión de la Corte fue la siguiente:

"Conforme con lo expuesto, del tenor de la cláusula transcrita y su


contraste con lo preceptuado en el artículo 16 letra g) de la Ley en cuestión,
se puede apreciar que se trata de una cláusula que no ofrece un equilibrio
de derechos entre las partes, si se tiene presente que autoriza llenar
documentos en blanco, que los mandatos pueden otorgarse con carácter
de irrevocables, que ellos eximen del deber de rendir cuenta al mandante,
que autorizan a la suscripción de títulos letras, pagarés, sin que ello
importen novación de los créditos, no obstante permitir que sean cedidos a
tercero, lo que supone que podrán existir dos títulos independientes, en
manos de dos acreedores distintos, para cobrar un mismo crédito. De
hecho, tal cual está redactada la cláusula, ella no satisface ni aun hoy día,
las exigencias contenidas en el artículo 17 B, letra g, de la Ley Nº 19.496,
modificada por la Ley Nº 20.555, que introdujo el denominado 'Sernac
financiero', norma que si bien es posterior a la presente litis, sirve para
ilustrar el asunto en debate y que vino a prohibir, entre otras cosas, los
mandatos irrevocables o en blanco y las cláusulas que eximen del deber de
rendir cuenta".

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II. L

1. Glide Diversiones Limitada con Compañía de Inversiones y


Desarrollo Sur S.A.

Corte de Apelaciones de Santiago, 29 de noviembre de 2007, rol


Nº 3073-2003

Palabras clave: Arrendamiento — incumplimiento — propósito práctico

Normativa aplicada: artículo 1456 del Código Civil

a) Resumen. Se celebra un contrato de arrendamiento de bien raíz,


especificándose que solo podría ser empleado para la instalación y
operación de un campo de minigolf. Se pacta que las autorizaciones
para el desarrollo de la actividad quedarían en manos del arrendatario,
sin embargo, durante el proceso de obtención de documentos, se
advierte que el inmueble no contaba con permiso de edificación ni
recepción definitiva. Además, el terreno mayor al que pertenecía no
respetaba la línea oficial, por lo que jamás sería posible obtener la
recepción final.
La Corte interpreta estos acontecimientos como un incumplimiento
contractual. Condenando al pago de una indemnización de perjuicios al
arrendador demandado.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"1. Que la apelación del demandado centra su argumentación,


fundamentalmente, en tres puntos: en primer lugar, en el hecho de que su
parte habría entregado el inmueble en estado de servir para la finalidad
para la que fue arrendado, lo que está directamente relacionado con su
apreciación de que lo resuelto por la Dirección de Obras Municipales de la
I. Municipalidad de Vitacura, al rechazar la solicitud del demandante, no se
ajusta a la ley; en segundo lugar, que no era su obligación informar al
demandante del estado legal en que se encontraba el predio arrendado,
atendido que la cláusula segunda del contrato de arriendo le trasladaba el
riesgo de obtener las autorizaciones municipales correspondientes al
arrendatario y en tercer lugar, que el demandante fue negligente al no
haberse cerciorado previamente a la celebración del contrato, acerca de las
exigencias urbanísticas aplicables al desarrollo del proyecto y errático y
poco diligente al tramitar los permisos y autorizaciones respectivas, ya que
no habría utilizado los recursos existentes para revertir el pronunciamiento
de la autoridad municipal, ni aprovechado las alternativas de la llamada ley
del mono, para regularizar la situación del inmueble.

2. Que cabe precisar, primeramente, entonces, el alcance de la cláusula


segunda del contrato de arrendamiento celebrado entre las partes, cuando
establece que serán de cuenta y cargo de la arrendataria la obtención de
las autorizaciones y permisos que se requieran para el funcionamiento de
la actividad a desarrollar, atendido que la demandada sostiene que ello
tenía por objeto transferirle todo el riesgo a la actora, en razón del apuro
que ella habría tenido en cerrar el negocio y el desconocimiento que su
parte tenía de las particularidades relativas a la actividad del minigolf que el
arrendatario proyectaba desarrollar en el inmueble".

ii. Decisión de la Corte

"6. Que, lo antes razonado impide entender, por otra parte, que la
mencionada cláusula haya liberado a la demandada de su obligación de
informar al demandante acerca del estado o situación legal del inmueble,
obligación a la que, desde luego, no pudo haber renunciado, atendido el
principio de buena fe que debe estar presente en todo contrato. En efecto,
como lo ha comprendido la doctrina y la jurisprudencia en nuestro medio
jurídico, la buena fe contractual que exige el artículo 1546 del Código Civil,
ha de estar presente en todas las etapas de desenvolvimiento del contrato,
esto es, desde las negociaciones preliminares, pasando por la celebración
y ejecución del mismo, hasta las relaciones posteriores al término del
contrato inclusive. La buena fe exige, pues, que al momento de negociar el
contrato, las partes hablen claro (como dice el profesor López Santa
María), lo que implica que se abstengan de hacer afirmaciones inexactas o
de guardar silencio sobre aspectos que puedan conducir a la otra parte a
una errada representación de los elementos del contrato. La expectativa es
que, en esa etapa, los contratantes se den toda la información necesaria
para definir los términos del contrato y que esté orientada a ilustrar de la
mejor forma a la otra parte, en una actitud de corrección y lealtad. En la
especie, los propios testigos de la demandada reconocieron haber
sostenido reuniones previas con la demandante, a efectos de llevar a cabo
las tratativas preliminares, lo que indica que existieron las instancias en que
el demandado pudo y debió haber puesto sobre la mesa todos los
antecedentes disponibles sobre el estado del predio que iba a arrendar,
más allá de que su cocontratante no los hubiera pedido, o hubiera carecido
de la asesoría técnica necesaria para inquirir los aspectos determinantes
relacionados con la materia. Dicho de otra manera, la pasividad o
ingenuidad (como dice la demandada) del demandante, no libera al
demandado de las exigencias que la buena fe y lealtad en el actuar le
imponen, teniendo además presente que su obligación esencial era
entregar al arrendatario la cosa en estado de servir a la finalidad para la
que fue arrendada. No cabe, asimismo, aceptar la alegación de ignorancia
de su parte si se considera que, una de sus defensas, ha sido que la
demandante no le pidió, oportunamente, el certificado de informaciones
previas que se encontraba en su poder, ya que del mérito del expediente
resulta que dicho certificado hacía mención a la franja de utilidad pública a
que estaba afecto el inmueble.

7. Que, en ese contexto, y aun cuando de la prueba rendida en autos se


desprenda que la demandante, efectivamente, pudo haber desplegado una
mayor actividad para conocer el estado del inmueble, en lo que respecta a
las normas urbanísticas aplicables, no estima este Tribunal que haya
incurrido en una conducta excesiva o gravemente descuidada, como
pretende la demandada para morigerar los efectos de su propio
incumplimiento, ya que tratándose de defectos como los evidenciados al
tramitar la solicitud de permiso, no cabe imaginar siquiera que el
arrendador pudiera haberlos obviado en las conversaciones preliminares, lo
que lleva a concluir que la negligencia no estuvo en el arrendatario, que no
conocía la propiedad, sino a sus dueños, que sí debieron haber informado
lealmente al demandante, de la existencia de tales vicios. La propia
demandada reconoce, por otra parte, al hacer sus descargos, que la
preocupación mayor de la demandante era acerca de la condición
vegetativa del predio (sus árboles y otros), lo cual resulta justificado,
atendidas las características de la actividad que proyectaba desarrollar en
el predio.

8. Que en relación a las condiciones en que habría sido entregado el


inmueble al demandante, el mérito del expediente permite sostener que
éste no se encontraba, efectivamente, en condiciones de ser utilizado por
ésta, para los fines que se propuso al arrendarlo y que eran de sobra
conocidos por la demandada. En efecto, no resulta suficiente el acta de
entrega del predio, donde consta que no se hicieron reservas de ninguna
especie, para concluir que el arrendador cumplió con su obligación, toda
vez que, como ha quedado establecido en autos, los problemas
presentados por el inmueble estaban en su estatuto o condición jurídica,
que le impedía obtener la autorización municipal correspondiente para
llevar a cabo las actividades de minigolf proyectadas, mientras no se
hubiera otorgado la recepción final de las obras que existían en el predio
mayor, lo que suponía adoptar la línea oficial y considerar la existencia de
una franja del predio afecta la utilidad pública, que de no ser expropiada por
la autoridad, había de ser cedida a ésta por su dueño".

2. Silva Escandón, María Gabriela con Dosque Contreras, María Luisa

Corte de Apelaciones de Concepción, 1 de diciembre de 1993, rol


Nº 1171-1992

Cita Online: CL/JUR/66/1993


Palabras claves: Evicción — hipoteca — entrega libre de gravamen

Normativa aplicada: artículos 1820 y 1837 del Código Civil

a) Resumen. En el contrato de venta de un inmueble, se declara que


éste se encuentra libre de todo gravamen o derecho de tercero. Sin
embargo, con posterioridad a la venta, el comprador advierte que el
inmueble se encontraba gravado con una hipoteca. La corte falla que
ha existido incumplimiento en la entrega, pero no concede la ejecución
forzada con la indemnización de perjuicios.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"1º La demandada doña María Luisa Dosque Contreras vendió a


Transportes Sierra Nevada Limitada, quien compró para la demandante
doña María Gabriela Silva Escandón, el departamento número once del
primer piso del Bloque A, en la Población Remodelación Lautaro de Penco,
(...) La demandante aceptó expresamente la compra que para ello hizo en
esa escritura Transportes Sierra Nevada Limitada, por escritura de 28 de
julio de 1989 (...)

2º (...) la vendedora hizo el traspaso material del inmueble a que se refiere


la compraventa de 26 de febrero de 1988.

3º Que en dicha compraventa, cláusula cuarta, se dijo por las partes que la
venta se hacía en el estado que se encuentra actualmente el
departamento, con todos sus usos, derechos, costumbres y servidumbres,
libre de todo gravamen, prohibición y embargo, con todo lo edificado y
planteado. Con todo, consta del certificado emitido por el señor
Conservador de Bienes Raíces de Concepción el 5 de junio de 1989 (...)
que a la fecha el departamento objeto de la compraventa estaba gravado
por una hipoteca determinada (...) en favor del Banco del Estado de Chile.
Y que también existía a esa misma fecha, una prohibición de gravar,
enajenar y arrendar, también en favor de ese Banco (...) De modo que está
acreditado que, al tiempo de la compraventa de 26 de febrero de 1988, el
inmueble a que ella se refiere estaba afecto a una hipoteca y a una
prohibición de enajenar.
4º. Que en razón de la existencia de aquella hipoteca y prohibición, la
compradora ha deducido la acción de cumplimiento, de la obligación de
entregar, pidiendo concretamente, se obligue a la vendedora a alzar aquel
gravamen y prohibición en el plazo que indica en su demanda, se le
embarguen bienes para lograr ese alzamiento. Deduce además acción de
perjuicios".

ii. Decisión de la Corte

"8º (...) En efecto, como lo sostienen autorizados doctrinadores, 'si la cosa


vendida está gravada con cargas o si existen derechos de terceros o aun si
la cosa es ajena, la obligación de saneamiento se hace efectiva desde que
el tercero reclame su derecho, en tanto que, mientras ello no suceda, si el
comprador advierte la existencia de tales derechos, aunque no reclamados
por su titular, puede prevalecerse de las acciones a que da lugar el
cumplimiento de la obligación de entregar' (así, F. Messineo, Manual de
Derecho Civil y Comercial, T. 5 n. 18, pág. 98). Esa conclusión, que otras
legislaciones han pormenorizado en reglas explícitas (por ejemplo,
artículo 1489 Código Civil italiano), es también la que resulta de las normas
de nuestro Código, si se tiene presente lo prevenido en los artículos 1828,
1838, 1843 y 1489 del Código Civil. En efecto, el vendedor está obligado a
entregar lo que reza el contrato, regla dispuesta a propósito de la obligación
de entregar (pág. 6 Tít. XXIII, Lib. IV) y que hace de la obligación de
entregar no solamente un paso material y jurídico de la cosa, sino también
comprender en ella, una identidad entre aquello que forma el objeto de la
obligación y lo efectivamente entregado, puesto que, en definitiva, no se
trata sino de la particularización de la regla general del artículo 1569 que
impone como requisito objetivo del cumplimiento la exactitud, identidad e
integridad de la prestación, pues guarda aún vigencia la fórmula del
Derecho Romano aliud pro alio, invito creditori solvi non potest (I.2, 1, D. 1,
así, José Beltrán Heredia y Castaño, El Cumplimiento de las Obligaciones,
págs. 209 y sgtes. Madrid 1956).

En las palabras de eminentes autores 'Cuando la compraventa recaiga


sobre un cuerpo cierto, el vendedor está obligado igualmente a entregar la
cosa tal y como ha sido convenida, querida por las partes; en
consecuencia, si la cosa vendida y entregada está afectada por un vicio
oculto, ignorado por el comprador, o si lleva consigo una posibilidad de
evicción, el vendedor no ha cumplido con su obligación de entrega' (H., L. y
J. Mazeaud, Lecciones de Derecho Civil, parte 3, vol., n. 937). Pero una
vez que un tercero se adelante a reclamar derechos sobre la cosa por
causa anterior a la venta, surge para el vendedor la obligación de defensa y
saneamiento. La distinción entre ambas obligaciones es pues más de
oportunidad que de diferencia de contenido y es lo que explica en
modernas tendencias, se unifiquen ambas en la de entregar. Así entonces,
desde que las partes convinieron en que el departamento once de calle
Infante 145 de la ciudad de Penco se vendía libre de gravámenes y
prohibición, la vendedora no cumplió con exactitud su deber de entregar lo
que reza el contrato, desde que ese inmueble estaba afecto a una hipoteca
y una prohibición en favor del Banco del Estado, según se ha dicho más
arriba".

3. Empresa Minera Oriel Gerardo y Cía. Ltda. con Comercial Minera


San Cristóbal Ltda.

Corte Suprema, 9 de septiembre de 2014, rol Nº 17141-2014

Cita online: CL/JUR/6389/2014

Palabras claves: Resolución — cumplimiento forzado — evicción —


hipoteca

Normativa aplicada: artículos 1489, 1552, 1824, 1828 y 1837 del


Código Civil

a) Resumen. El año 2010 se celebró contrato de compraventa de


pertenencias mineras por el precio de $60.000.000, de los cuales se
pagaron $20.000.000 al contado y el resto en cuotas de diez millones
cada una, pagaderas los cinco de cada mes, hecho que finalmente no
ocurre, ya que quien compró no había sido informado que dicho bien
estaba hipotecado.

Se acoge la resolución del contrato con indemnización de perjuicios,


y rechaza la acción reconvencional de cumplimiento forzado e
indemnización de perjuicios. Apelada la sentencia la Corte confirma el
fallo, por lo que se recurre de casación en el fondo. Finalmente la Corte
Suprema rechaza el recurso de casación en el fondo.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"Que en este procedimiento ordinario, rol Nº 5148-2010, seguido ante el


Juzgado de Letras de Andacollo, caratulado 'Empresa Minera Oriel Gerardo
y Cía. Ltda. con Comercial Minera San Cristóbal Ltda.', la parte demandada
recurre de casación en el fondo en contra de la sentencia de la Corte de
Apelaciones de La Serena de 20 de mayo del año en curso escrita a fojas
652 y siguientes que rechazó el recurso de casación en la forma y confirmó
la de primer grado de fecha 6 de mayo de 2013 que rola a fojas 533 y
siguientes, que acogió la demanda de resolución de contrato, con
declaración que los montos de la indemnización son los fijados en la
sentencia de alzada, y que rechaza la acción reconvencional de
cumplimiento forzado de contrato e indemnización de perjuicios.

Que, de los escritos ya referidos, se puede considerar como hechos no


discutidos, los siguientes:

Que ambas partes celebraron el día 2 de julio de 2010, el contrato de


compraventa de pertenencias mineras denominadas 'Antonio del 1 al 19',
que corresponde al instrumento agregado a fojas 1 y siguientes.

Que se pactó un precio de $60.000.000 pagadero en $20.000.000 de


contado en dicho acto y el monto restante en cuatro sumas mensuales y
sucesivas de $10.000.000 cada una, pagadera los días 5 de cada mes.
(Citar primera instancia)'.

En cuanto al saldo de $40.000.000 no fue pagado pues su representado no


fue informado al momento de efectuar la compraventa que dichas
pertenencias mineras se encontraban hipotecadas a favor de la Empresa
Nacional de Minería (ENAMI), por una deuda por más de $30.000.000.
Manifestando que su representado ha debido asegurar el pago de dicha
deuda para poder continuar con la explotación, pagando la suma de
$2.400.000 y repactar el pago de los dividendos atrasados.

Debe concluirse que con la declaración efectuada en la escritura pública,


debe tenerse por pagado un total de $20.000.000 del precio de la
compraventa.

[N]o se ha podido tener por establecida la existencia de la obligación de


entrega libre de gravámenes que alega el demandado.

(...) La hipoteca había sido publicitada de conformidad con las formalidades


legales y se encontraba inscrita al momento de celebrarse el contrato de
compraventa, más de 7 años después de constituida la hipoteca.

(...) El actor cumplió con su obligación de entrega y no se ha acreditado


que se haya opuesto a cumplir con su obligación de saneamiento pues no
se ha probado que el demandado se encuentre en situación de ser
saneado por evicción o vicios redhibitorios".

ii. Decisión de la Corte

"3º.- Que la sentencia cuestionada, que confirmó con mayores argumentos


el fallo de primer grado acogiendo la demanda de autos y rechazando la
acción reconvencional, reflexiona al efecto que, en cuanto la excepción de
contrato no cumplido, se estima que 'no ha resultado probado que existiese
un deber u obligación específico de entregar la cosa sin el gravamen de
hipoteca, con independencia de las declaraciones que las partes puedan
hacer en el contrato, puesto que ellas son únicamente declaraciones y no el
establecimiento de una obligación'. Agrega que 'junto con declarar que la
transferencia del bien vendido se hace libre de gravámenes o limitaciones
al dominio en la cláusula tercera del contrato, al mismo tiempo en la
cláusula cuarta del propio contrato se indica y declara que la entrega
material se hace en el acto a entera satisfacción del comprador, y con
conocimiento del estado jurídico y material del bien vendido, de modo que
esta segunda declaración viene a contrarrestar a la primera, y la única
forma de armonizarla sería concluir que la primera no excluía la existencia
de la hipoteca, la cual en todo caso el comprador —como se declara en el
propio contrato de compraventa— conocía, en tanto recibió a su entera
satisfacción el bien vendido, y conociendo el estado jurídico del mismo'.

Agrega que 'es perfectamente posible enajenar un bien hipotecado, y ello


no pone al vendedor en un incumplimiento ex ante, y que le impida
demandar el cumplimiento forzado o la resolución del contrato frente al no
pago del precio por parte del comprador. Otra cosa bien distinta de la que
pretende el demandado, es que el vendedor tenga el deber de entregar la
cosa, y, en su caso, la obligación de saneamiento por evicción o por vicios
redhibitorios, como se dispone en los artículos 1837 y siguientes del Código
Civil, pero en el caso que nos ocupa —tal como lo ha indicado la sentencia
impugnada— tampoco concurren los presupuestos que permitan sostener
que ella se ha configurado en la especie. No hay evicción puesto que el
comprador no ha sido privado de la cosa por sentencia judicial. Tampoco
hay vicios redhibitorios, ya que la hipoteca de que se trata estaba inscrita
regularmente con más de 7 años de antelación a la venta, de modo que tal
situación con la debida formalidad por vía de publicidad pudo y debió ser
conocida por el comprador si hubiese desplegado un mínimo de diligencia'.

4º.- Que luego de lo dicho, resulta que las transgresiones que la recurrente
estima se han cometido por los jueces del fondo persiguen desvirtuar —
mediante el establecimiento de nuevos hechos— los supuestos fácticos
fundamentales asentados por aquéllos, esto es, que la demandada no logró
acreditar que la vendedora hubiese incumplido con sus obligaciones, en
especial, la de haber pactado que la cosa vendida se debía entregar libre
de hipotecas y gravámenes, por cuanto no se pudo demostrar que existiese
dicho deber específico; como también no resultó probado un pago por
subrogación que haya sido realizado por la demandante reconvencional".

4. Juana Gloria Muñoz Moreira con José Muñoz Aguayo

Corte de Apelaciones de Concepción, 24 de septiembre de 2002, rol


Nº 1607-2001

Palabras clave: Resolución — arrendamiento — disconformidad


jurídica

Normativa aplicada: artículo 1934 del Código Civil

a) Resumen. Se demanda la resolución con indemnización de


perjuicios de un contrato de arrendamiento de un inmueble, por no
poder éste ser destinado a un jardín infantil como pretendía la
arrendadora. El tribunal de primera instancia acogió la demanda y
declaró resuelto el contrato, decisión revocada por la Corte de
Apelaciones196.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"2º. Que no existe controversia en cuanto a que el inmueble fue arrendado


para ser destinado a jardín infantil (cláusula primera del contrato de fs. 1) y
que la arrendataria declaró recibir en perfecto estado de conservación y a
su entera satisfacción la propiedad arrendada (cláusula tercera).

En el mismo contrato se estipuló que la arrendataria quedaba autorizada


para solicitar el cambio de destino a la I. Municipalidad de Concepción.

Luego, no hay duda que la arrendataria, al momento de arrendar la


propiedad, estaba en pleno conocimiento que el destino del inmueble no
permitía el funcionamiento de un jardín infantil y no obstante ello, recibió la
propiedad a "su entera satisfacción".

ii. Decisión de la Corte

"3º. Que, examinando la procedencia de la acción deducida, si se considera


que el inmueble no reunía las condiciones para ser usado como jardín
infantil y si por ese motivo la municipalidad no autorizó el cambio de
destino, ello lleva a establecer que no se trata entonces de un
incumplimiento contractual, que es el fundamento de la demanda, sino de
un defecto de la cosa arrendada que tiene una causa anterior al contrato;
no hay incumplimiento de obligaciones contractuales si la cosa arrendada
no sirve para el objeto previsto en el contrato.

En efecto, si la cosa arrendada no sirve para el objeto que las partes


tuvieron en vista al contratar, hay incumplimiento de la obligación de
garantía que pesa sobre el arrendador, cuya causa es anterior al contrato, y
por eso los artículos 1932 y siguientes del Código Civil tratan esta cuestión
no como incumplimiento del contrato, sino que da lugar a la terminación si
hay vicio de la cosa en cumplimiento de la obligación de garantía, que es
una acción distinta que no ha sido invocada por la demandante.
4º. Que para que el mal estado de la cosa arrendada, o un defecto de ella
que impida su uso para el que según el contrato debe destinarse pueda dar
lugar a la terminación del contrato, es necesario, por su parte, que el
arrendatario haya empleado la debida diligencia para cercionarse de lo que
tomaba en arrendamiento.

El artículo 1934 del Código Civil contiene esta regla y aplica al


arrendamiento el mismo principio que el artículo 1858 Nº 3 y siguientes
aplican para los vicios redhibitorios en la compraventa y que es aplicación
de un principio general del derecho de obligaciones, del deber de
informarse que existe para las partes en la etapa precontractual.

Este deber de informarse significa que las partes no pueden entrar a


contratar por un puro impulso y sin precauciones.

Los deberes de buena fe determinan que han de informarse


recíprocamente de las condiciones que cada uno conoce de los supuestos
de hecho en que se contratará para que se forme adecuadamente la
voluntad.

Pero ese mismo deber exige que las partes se comporten con diligencia,
tomando las precauciones del caso y requiriendo ellas mismas las
informaciones que necesiten para saber sobre lo que se contrata.

5º. Que la arrendataria tomó en arrendamiento una casa destinada a


habitación, según el plano de fs. 190 que aparece con firma del Director de
Obras Municipales de Concepción, en el que se lee 'Cumple D.F.L. Nº 2 y
Línea. 15 mayo 67', y sobre la firma del Director está escrita una fecha: '20
V 67'.

Se trata de una construcción destinada a vivienda con más de 33 años a la


fecha de iniciación del juicio.

Este documento al menos pone en duda lo aseverado en aquellos


agregados a fs. 108 y 194 que dan cuenta que la vivienda no contaba con
recepción municipal.

Según el documento de fs. 35, el destino de la propiedad es de oficina, lo


que supone que en algún tiempo anterior al contrato y posterior a la
construcción como vivienda D.F.L. Nº 2 fue modificado dicho destino.
Todos estos documentos públicos, respecto de una construcción antigua
ubicada en el centro de la ciudad de Concepción debieron ser conocidos en
forma previa por la arrendataria con un mínimo de diligencia, si pretendía
instalar un jardín infantil a sabiendas que el destino no lo permitía al
celebrar el contrato.

Y también con esa mínima diligencia debió consultar ante las autoridades
pertinentes si el inmueble tenía las condiciones para la instalación de un
jardín infantil y en su caso, cuáles serían las exigencias legales y
reglamentarias para lograrlo, siendo insuficiente que contrate con el solo
dicho del arrendador en cuanto a confiar que la documentación estaba en
orden.

6º. Que, por la misma negligencia demostrada por la actora, el


artículo 1934 del Código Civil la priva de la indemnización de perjuicios.

7º. Que, no existiendo un incumplimiento contractual en la forma señalada


en la demanda, no cabe dar lugar a ella ni a los perjuicios demandados".

5. Eulalia Campos Jiménez con Servicio de Salud del Maule

Corte Suprema, 25 de abril de 2017, rol Nº 38151-2016

Palabras clave: Responsabilidad médica — negligencia —


indemnización

Normativa aplicada: artículos 1547 y 1698 del Código Civil

a) Resumen. Se interpone demanda de indemnización de perjuicios


en contra de un servicio de salud y un grupo de médicos, alegando que
la negligencia de estos determinó que a la paciente se le extirparan sus
trompas de falopio, causando su esterilidad. El tribunal de primera
instancia rechazó la demanda. Decisión confirmada por la Corte de
Apelaciones.

b) Sentencia
i. Hechos del caso

"Sentencia de reemplazo:

Séptimo: Que, constituyen circunstancias fácticas de la causa, las


siguientes:

a) El día 23 de octubre de 2005, Eulalia Campos Jiménez, ingresó al


Hospital San José, dependiente del Servicio de Salud del Maule,
disponiéndose su hospitalización, con diagnóstico de embarazo de más o
menos 6 semanas. Observación embarazo ectópico.

b) El día 24 de octubre de 2005, se advierte un posible embarazo ectópico


(tubario). Se ordena realizar examen de sangre para detectar nivel de
desarrollo de eventual embarazo, practicándose, además, una
ecotomografía ginecológica por la doctora Núñez Ursic, la que en su
conclusión señala: embarazo ectópico.

c) El día 26 de octubre de 2005, se tiene el resultado de su examen de


sangre Beta HCG 120,6. El doctor Arellano, con tal resultado, da de alta a
la paciente y se ordena control, con un nuevo Beta HCG, consignándose
como observación: 'aborto producido'.

d) El día 2 de noviembre de 2005, consulta a la doctora Núñez Ursic, quien


declaró que la sintomatología era concordante con el diagnóstico referido
en el literal precedente, señalando que se presentó sin el examen de Beta
HCG, el que no se realiza en el Hospital San José, por lo que no se pudo
llegar a un diagnóstico distinto.

e) El día 4 de noviembre de 2005, la actora consulta en la urgencia del


Hospital San José, oportunidad en que es atendida por el doctor Torres
Riquelme quien refirió, en declaración ante el Ministerio Público, que no
cuestionó el diagnóstico de aborto producido, puesto que la sintomatología
que presentaba la paciente era concordante con aquello, haciendo
presente que en el hospital, a la hora de la consulta, esto es 22:49 hrs, no
existe apoyo de especialista, ni posibilidad de realizar ecotomografía ni
examen Beta HCG.

e) El 5 de noviembre, fue atendida en su consulta particular por el doctor


Nilo, quien recibe a la paciente con anemia aguda, hemorragia
intrabdominal, evidenciándose en la ecografía que presentaba líquido libre
en la pelvis, lo que es compatible con un embarazo tubario complicado,
razón por la que se dispone su traslado al Hospital San José, lugar en que
fue intervenida quirúrgicamente, realizándose la extirpación de ambas
trompas de falopio.

f) Los hechos materia del libelo de autos, fueron objeto de persecución


penal por parte del Ministerio Público, quien en ejercicio de la facultad
prevista en el artículo 248 letra c) del Código Procesal Penal, comunicó al
Tribunal de Garantía, su decisión de no perseverar en el procedimiento.

g) A la época de los hechos la actora tenía 26 años de edad".

ii. Decisión de la Corte

"Sentencia de reemplazo:

Cuarto: Que en el caso concreto, al alegarse la responsabilidad contractual


de la demandada, la actora escogió una opción que el tribunal debe
observar, ateniéndose a la causa de pedir invocada y, conforme a la cual,
recae sobre la demandante la carga de probar el vínculo contractual que
genera la existencia de la obligación, mientras que el demandado deberá
acreditar su cumplimiento, toda vez, que en esta sede existe una
presunción simplemente legal de culpa a partir del incumplimiento y
derivada de lo dispuesto en el artículo 1547 del Código Civil.

En este aspecto cabe precisar que en doctrina se ha señalado que no


afecta al facultativo la presunción de culpa antes referida, puesto que es
responsabilidad de todo profesional médico poner a disposición del
paciente sus capacidades y conocimientos profesionales de acuerdo a un
estándar general de diligencia, introduciéndose así la distinción entre
obligaciones de medio o general de diligencia y de resultados, señalando
que normalmente las obligaciones de los médicos son de medio, por cuanto
sólo se obligan a desempeñar su actividad de forma diligente, apegándose
a las reglas de su profesión, para procurar lograr un resultado, pero sin que
éste sea garantizado.

En consecuencia, sería carga del actor probar la existencia del contrato,


como fuente de la obligación, cuyo incumplimiento se demanda, del cual se
desprende el vínculo jurídico que le impone al facultativo el deber de
cuidado conforme a las reglas propias de la profesión médica, esto es, la
lex artis, que el mismo médico demandado está en la necesidad jurídica de
acreditar, única forma que permitirá determinar que su proceder se ajustó
en el caso concreto a la previsión general de la lex artis médica, de lo
contrario no será posible efectuar esa comparación y deberá estarse al
incumplimiento de la obligación de patronato o de la debida prestación,
conforme se ha indicado en el motivo tercero.

La anterior opinión no es unánime, precisándose que, si bien un profesional


médico tiene una obligación de medios, puesto que debe ajustar su
conducta a la lex artis médica, por cuanto aquel no debe necesariamente
curar o sanar al paciente, sino desplegar su actividad cumpliendo
estándares de conocimiento, prudencia y diligencia, ello no obsta a que, en
situaciones específicas, se presuma su incumplimiento culpable, cuestión
trascendente en cuanto determina que es de cargo de aquél acreditar que
cumplió con su obligación de cuidado, circunstancia que implica probar que
su actuación obedeció al estándar de conducta que le es exigible, el que
debe determinarse conforme a la lex artis. En este sentido se ha dicho:
'tratándose de obligaciones contractuales, la prueba de la diligencia o
cuidado incumbe siempre al deudor, porque es quien ha debido emplearla
(art. 1547, inc. 3º del Código Civil), y la ley no ha hecho distinciones acerca
de la naturaleza de la obligación. Sea, pues, la obligación de resultado o de
medio, al acreedor le bastará establecer su existencia; es el deudor que
pretende liberarse de responsabilidad quien deberá probar el caso fortuito o
que empleó la debida diligencia o cuidado, a menos que la ley
expresamente ponga la prueba de la culpa a cargo del acreedor (...)'
(Arturo Alessandri Rodríguez, La Responsabilidad Extracontractual en el
Derecho Civil Chileno, Editorial Jurídica, p. 54)".

6. Alejandra Sánchez Jiménez con Santiago Ibáñez Langlois

Corte Suprema, 17 de junio de 2015, rol Nº 11078-2014

Palabras clave: Responsabilidad médica — responsabilidad contractual


— obligación de medios

Normativa aplicada: artículos 1546, 1547 y 1698 del Código Civil


a) Resumen. Por motivos estéticos, una persona se somete a una
cirugía con la técnica Lasik para corregir una miopía y prescindir de
lentes de contacto. No obstante, su condición empeoró tras realizarse
la operación, por lo que interpuso demanda de indemnización de
perjuicios por responsabilidad contractual. El tribunal de primera
instancia acogió la demanda. Decisión revocada por la Corte de
Apelaciones, ante lo cual la demandante interpuso recurso de casación
en el fondo.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"SEGUNDO: Que en lo que interesa al recurso de casación de fondo, el


fallo cuya validez cuestiona la demandante ha dejado establecido, como
hechos de la causa, que:

1. Para corregir una miopía de 4.75 dioptrías en ojo derecho y 5.00


dioptrías en ojo izquierdo, por motivos estéticos y a fin de prescindir de los
lentes de contactos desechables que utilizaba, la demandante, doña
Alejandra Dafnag Sánchez Jiménez, previo acuerdo con el demandado,
señor Santiago Ibáñez Langlois, especialista en oftalmología, se sometió a
una cirugía con la técnica Lasik.

2. Con posterioridad a la operación, la demandante presenta una miopía de


7 dioptrías en ojo derecho y 9.00 dioptrías en ojo izquierdo y un
astigmatismo de 3 dioptrías en ambos ojos, es decir su visión empeoró y
debe usar lentes de contacto permeables al gas, que son los únicos que le
permiten mejorar la visión parcialmente.

3. La demandante presenta una ectasia corneal postquirúrgica


(queratocono grado 2 3).

4. El demandado efectuó una operación correcta e informó debida y


completamente al paciente de los riesgos, limitaciones y resultados
posibles de lograr con su intervención, según dan cuenta lo indicado en el
manual informativo que le fue entregado a la demandante y los testimonios
de los médicos que declararon en la causa.
5. La operación a que fue sometida la paciente no tiene un fin estético o
embellecedor, que se caracteriza por traer consigo una obligación de
resultado, sino una finalidad curativa; y

6. La paciente fue intervenida el año 2002, cuando la implementación de


esta solución operatoria llevaba pocos años de aplicación en Chile y no se
conocían todas sus prevenciones y efectos".

ii. Decisión de la Corte

"SÉPTIMO: Que cabe advertir también que en materia de responsabilidad


médica, como factor de imputabilidad se ha determinado que corresponde
estimarlo constituido cuando no se respeta los dictados de la lex artis,
catálogo de principios, prácticas y conocimientos técnicos no escritos que
integran un código de conducta derivadas de la experiencia, exigida a
quienes despliegan una conducta profesional que crea riesgo.

La legis artis ha emergido como el referente o módulo de comparación para


determinar la existencia de la vinculación normativa, tipicidad u obligación a
la cual debe responder el médico al desempeñar su profesión. Con la
noción de lex artis se consideran los distintos aspectos que llevan a
determinar la naturaleza de la culpa y de estimarse concurrente ese
elemento y por establecidos los demás presupuestos, se genera la
responsabilidad del agente calificado: el médico. Específicamente se
consideran las nociones de negligencia, impericia, imprudencia e
inobservancia de las reglamentaciones.

Entre los componentes de la lex artis, se ha dicho, está precisamente aquel


a que se refiere la recurrente, esto es, la comunicación de los riesgos del
tratamiento al paciente.

Conforme concluye el fallo, ese aspecto sí se cumplió en el caso de autos,


aserto que se determina sobre la base de la prueba documental, testimonial
y los propios dichos de la demandante.

Tal hecho, determinante para la suerte de la pretensión resarcitoria, resulta


inamovible para esta Corte Suprema en tanto tribunal de casación, pues en
el recurso no se ha denunciado la vulneración de aquellas normas que han
permitido a los jueces establecerlo, omisión que impide revisar la manera
en que se ha determinado ese presupuesto fáctico y asentar, en su caso, el
supuesto material que anuncia la impugnante y sobre cuya base aduce
vulneradas las disposiciones legales que indica.

OCTAVO: Que la conclusión anterior también permite desestimar el arbitrio


en cuanto sugiere que el demandado no habría cumplido las obligaciones
emanadas del contrato de las especies, pues en tanto se haya afirmado
que el deudor satisfizo sus deberes con la diligencia debida, no resulta
posible sostener que es contractualmente responsable por el estado de
salud que presenta la actora".

7. Inversiones Clarkson y Compañía Limitada con Humberto Guillermo


Donoso Caamaño

Corte Suprema, 29 de mayo de 2014, rol Nº 2073-2013

Palabras clave: Construcción — cumplimiento imperfecto — suma


alzada

Normativa aplicada: artículos 1489, 1546 y 2003 del Código Civil, y 18


de la Ley General de Urbanismo y Construcción

a) Resumen. Una sociedad contrata la construcción de un inmueble,


la cual es realizada de forma deficiente, presentando desperfectos, por
lo que la empresa interpuso demanda de cumplimiento forzado e
indemnización de perjuicios. El tribunal de primera instancia rechazó la
demanda, decisión confirmada por la Corte de Apelaciones, ante lo
cual el demandante interpuso recursos de casación en la forma y en el
fondo.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"CUARTO: Que, los jueces del mérito, para decidir rechazar la demanda,
luego de dejar fijados como presupuestos fácticos que las partes de este
juicio celebraron un contrato consensual de construcción de obra material,
consistente en una casa y un galpón, obra terminada llave en mano y que
ambas obras presentan deficiencias de distinta naturaleza en su estructura,
han argumentado que sin perjuicio de tener por acreditada la obligación
genérica del demandado en orden a confeccionar una obra material (misma
que fue cumplida por el demandado), las probanzas producidas resultan del
todo insuficientes para tener por legal y válidamente establecidas cuales
eran sus obligaciones exactas, precisas y determinadas.

Razonan que al demandado se le encargó la confección de una obra


material respecto de la cual no existe proyecto ni plano alguno como,
asimismo, tampoco existen especificaciones técnicas, elemento que
conforme a la ciencia o arte de la arquitectura y construcción resultan
básicos para determinar en forma precisa y exacta cuál era la obligación de
hacer que derivaba del contrato de que se trata, para el demandado. Todo
lo anterior, expresan, se desprende de los antecedentes probatorios de
autos, en especial, de la prueba testimonial rendida por ambas partes, de
las cuales se infiere que incluso una de las ocupantes del inmueble de
nombre Erika Gutiérrez, a la sazón, socia de la Compañía actora, daba
órdenes a los jornaleros que se empleaban en la construcción, del todo
diversas a las impartidas por el demandado en cuanto a la confección de
sectores de la obra encomendaba. En las condiciones descritas,
reflexionan, resulta particularmente difícil concluir que el demandado no ha
cumplido su obligación de hacer en forma exacta, íntegra y oportuna, toda
vez que las obligaciones de hacer específicas no existían, particularmente,
en lo que dice relación con los materiales empleados en la obra. Adicionan
que, a mayor abundamiento, aquella se verificó al margen de la legalidad,
pues su construcción no contaba —por lo menos en sus inicios— con los
permisos respectivos de la Dirección de Obras Municipales de la
Municipalidad de San Rafael, cuya obtención eran de cargo de la compañía
que encomendó la confección de la obra.

Agregan sobre este aspecto que el contrato entre las partes fue de
naturaleza consensual, es decir, producto del sólo acuerdo de voluntades
entre ellas sobre la obligación a cumplir y el precio a pagar; que un contrato
de construcción de obra material puede perfeccionarse por esa vía, pues la
ley no ha exigido solemnidades especiales, pero ello trae como efecto que
deberán probar cuales fueron esas obligaciones, su monto, características
y plazos de cumplimiento, todo lo cual se facilitaría con la existencia de un
contrato por escrito, de planos o proyectos de arquitectura, lo que en este
caso no aconteció".
ii. Decisión de la Corte

"UNDÉCIMO: Que, a partir de lo expresado cobra especial relevancia el


tenor del artículo 1546 del Código Civil, también invocado por la
demandante, de acuerdo al cual los contratos deben ejecutarse de buena
fe, obligan no sólo a lo que en ellos se expresa, sino que a todas las cosas
que emanan de la naturaleza de la obligación o que por la ley o la
costumbre pertenecen a ella. Se trata, entonces, de una extensión del
deber de prestación, conforme a los dictados de la buena fe contractual,
conjugando a los contratantes en una conducta de colaboración mutua en
el cumplimiento de sus obligaciones, orientados a todo aquello que deriva
de la naturaleza de la obligación que cada quien debe acatar.

Respecto a la buena fe contractual, se ha dicho que es 'una actitud de


cooperación que vincula al deudor a poner energías propias al servicio de
los intereses ajenos, a la vista de un cumplimiento que responde con todos
sus bienes' (Emilio Betti, Teoría General de Las Obligaciones, Ed. Rev. de
Derecho Privado, Madrid, pág. 118). En palabras del profesor Jorge López
Santamaría, '[...] la buena fe implica, por consiguiente, la reiteración del
valor fundamental de los usos en la interpretación, salvo en la hipótesis
descrita del acuerdo evidente de las partes destinado a atribuir a la
declaración una significación diversa de la usual. Ahora, si no hubiere ni tal
acuerdo de las partes, ni usos sociales específicos susceptibles de
determinar el sentido de la convención discutida, la buena fe exige, en
último término, que el juez interprete aplicando el criterio del «hombre
correcto», preguntándose cómo el prototipo de hombre normal
comprendería la convención' (Los Contratos, parte general, Ed. Jurídica de
Chile, pág. 377).

Siguiendo al mismo catedrático, no debe olvidarse la evidente función


social y económica que exhibe el contrato en el desenvolvimiento de la
actividad de un país, permitiendo la materialización de las relaciones
económicas entre las personas y, con ellas, la circulación de la riqueza, el
intercambio de bienes y de los servicios. Mirado en ese contexto, el
principio de la buena fe impone a las partes de un contrato 'el deber de
lealtad y corrección frente a la otra durante todo el íter contractual. O sea,
desde las conversaciones preliminares o fase precontractual, pasando por
la celebración, hasta la ejecución del contrato y las relaciones
postcontractuales' (op. cit., pág. 9);
DUODÉCIMO: Que, de esta manera, ha de entenderse que el citado
artículo 1546 contempla una verdadera norma de integración de los
contratos, pues según ella, estos últimos dictan más allá de su letra 'todos
los elementos que emanan precisamente de la naturaleza de la obligación
o que por la ley o la costumbre pertenecen a ella. Esta norma, no obstante
encontrarse ubicada en el Título XII del Libro IV del Código Civil, a
propósito del efecto de las obligaciones, más parece una norma de
integración del contrato, básica de considerar para el proceso interpretativo
posterior' (Corte Suprema, sentencia de 11 de mayo de 1992, R.D.J., T. 89,
secc. 1ª, pág. 46).

DECIMOTERCERO: Que, consecuencialmente, una interpretación del


contrato habido entre las partes en la situación sub judice, acorde con la
buena fe a que se ha hecho alusión, nos conduce indefectiblemente a la
conclusión que su cumplimiento debe verificarse en términos tales que los
defectos de construcción, no atribuibles por supuesto a quien demanda,
deben estar ausentes. Ergo, al constatarse la existencia de tales
anomalías, se tendrá por incumplida la obligación del encargado de la obra,
consistente en hacer entrega de la misma, correspondiéndole, por
consiguiente indemnizar los perjuicios que tal incumplimiento han podido
provocar.

DECIMOCUARTO: Que, a idéntica conclusión se arriba si se examina el


caso sub lite a la luz del artículo 1563 del Código citado, norma que regla
que: 'En aquellos casos en que no apareciere voluntad contraria deberá
estarse a la interpretación que mejor cuadre con la naturaleza del contrato.
Las cláusulas de uso común se presumen aunque no se expresen'. En
efecto, aparece indiscutible, atendida la naturaleza del contrato celebrado
entre las partes —que por cierto resulta ser una ley para ellas atento a lo
que prevé el artículo 1545 del Código Civil— que éste no puede tenerse por
cumplido si se presentan falencias en la edificación encargada, sin que
fuera ni siquiera necesario que las partes expresaran una cláusula en tales
términos. Es más, difícilmente podría pensarse que la intención de las
partes fue pactar lo contrario, de manera que también resulta atinente al
efecto lo que expresa el artículo 1560 del mencionado compendio
normativo".
8. Wilibaldo Moreno Loyola con Banco Santander Chile S.A.

Corte Suprema, 26 de agosto de 2015, rol Nº 26847-2015

Palabras clave: Buena fe — mutuo hipotecario — mandato

Normativa aplicada: artículo 1546 del Código Civil

a) Resumen. Se celebró un mutuo hipotecario con un Banco, el cual


incluía un mandato que facultaba a la institución a contratar una serie
de seguros sobre las propiedades que el mutuante adquiriría por medio
del crédito solicitado, cargando dicho costo a su cuenta corriente. No
obstante, la institución no contrató el seguro sobre una de las
propiedades, y aun así descontó el valor de la cuenta corriente del
cliente.

Llegado el terremoto del 27 de febrero de 2010 la casa no asegurada


se destruye. Se demanda el incumplimiento de la institución bancaria y
la Corte Suprema determina que existe tal inobservancia del contrato
por transgresión de una norma integrada con cargo a la buena fe.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"TERCERO: Que son hechos establecidos en el fallo impugnado, en lo


atingente al recurso, los siguientes:

1.- Las partes celebraron un contrato de mutuo e hipoteca, por escritura


pública de 26 de julio de 2004, en cuya cláusula 14º se otorga mandato
facultativo al Banco Santander Chile para contratar seguro de incendio,
sismo y adicionales y cargar su costo en la cuenta corriente del actor,
respecto de una serie de propiedades de éste, entre las cuales se
encuentra la de Rol avalúo Nº 670-01.

2.- El banco dio cumplimiento a dicho mandato contratando el seguro sobre


otras propiedades del demandado.

3.- El banco demandado descontaba de la cuenta corriente que tenía el


actor en dicha entidad el valor del seguro, correspondiente a la propiedad
rol de avalúo Nº 670-01, respecto de la cual no contrató los seguros
referidos en la cláusula 14 del mandato".

ii. Decisión de la Corte

"QUINTO: Que constituyendo la buena fe fundamento para determinar que


la parte demandada ha incurrido en incumplimiento de sus obligaciones
contractuales, corresponde desarrollar algunas consideraciones al
respecto. El diccionario de la Real Academia Española, por Buena Fe
(bona fides, en latín) entiende: 'Rectitud, honradez. Convicción en que se
halla una persona de que hace o posee alguna cosa con derecho legítimo'.

Los principios generales del derecho, entre ellos el de la buena fe, tienen
un carácter formativo del cuerpo legal que los contempla, puesto que las
determinaciones generales y particulares no deben contradecirlos, por lo
anterior es que el intérprete debe tenerlos presente para dar sentido a sus
disposiciones.

A partir de lo expresado cobra especial relevancia el tenor del artículo 1546


del Código Civil, de acuerdo al cual los contratos deben ejecutarse de
buena fe, obligando no sólo a lo que en ellos se expresa, sino que a todas
las cosas que emanan de la naturaleza de la obligación o que por la ley o la
costumbre pertenecen a ella. Se trata, entonces, de una extensión del
deber de prestación, conforme a los dictados de la buena fe contractual,
conjugando a los contratantes en una conducta de colaboración mutua en
el cumplimiento de sus obligaciones, orientados a todo aquello que deriva
de la naturaleza de la obligación que cada quien debe acatar.

Respecto a la buena fe contractual, se ha dicho que es 'una actitud de


cooperación que vincula al deudor a poner energías propias al servicio de
los intereses ajenos, a la vista de un cumplimiento que responde con todos
sus bienes' (Emilio Betti, Teoría General de Las Obligaciones, Ed. Rev. de
Derecho Privado, Madrid, pág. 118). En palabras del profesor Jorge López
Santa María, '... la buena fe implica, por consiguiente, la reiteración del
valor fundamental de los usos en la interpretación, salvo en la hipótesis
descrita del acuerdo evidente de las partes destinado a atribuir a la
declaración una significación diversa de la usual. Ahora, si no hubiere ni tal
acuerdo de las partes, ni usos sociales específicos susceptibles de
determinar el sentido de la convención discutida, la buena fe exige, en
último término, que el juez interprete aplicando el criterio del «hombre
correcto», preguntándose cómo el prototipo de hombre normal
comprendería la convención' (Los Contratos, parte general, Ed. Jurídica de
Chile, pág. 441. V edición, año 2010). Siguiendo al mismo catedrático, no
debe olvidarse la evidente función social y económica que exhibe el
contrato en el desenvolvimiento de la actividad de un país, permitiendo la
materialización de las relaciones económicas entre las personas y, con
ellas, la circulación de la riqueza, el intercambio de bienes y de los
servicios. Mirado en ese contexto, el principio de la buena fe impone a las
partes de un contrato 'el deber de lealtad y corrección frente a la otra
durante todo el íter contractual. O sea, desde las conversaciones
preliminares o fase precontractual, pasando por la celebración, hasta la
ejecución del contrato y las relaciones postcontractuales'. (op. cit., pág. 10).

SEXTO: Que, de esta manera, ha de entenderse que el citado artículo 1546


del Código Civil contempla una verdadera norma de integración de los
contratos, pues según ella estos últimos dictan más allá de su letra 'todos
los elementos que emanan precisamente de la naturaleza de la obligación
o que por la ley o la costumbre pertenecen a ella. Esta norma, no obstante
encontrarse ubicada en el Título XII del Libro IV del Código Civil, a
propósito del efecto de las obligaciones, más parece una norma de
integración del contrato, básica de considerar para el proceso interpretativo
posterior' (Corte Suprema, sentencia de 11 de mayo de 1992, R.D.J., T. 89,
secc. 1ª, pág. 46).

SEPTIMO: Que de este modo la interpretación del contrato habido entre las
partes en la situación sub judice ha debido considerar la buena fe, como un
elemento importante para fijar su correcto sentido y alcance y de las
obligaciones que de él surgen para las partes en virtud de su fuerza
obligatoria. Por otro lado, las conclusiones a que arriban los jueces del
fondo en aplicación de este principio aparecen ajustadas al mismo, en el
sentido que la demandada al haber asumido la ejecución del mandato
también adquirió una serie obligaciones derivadas de éste, como el cumplir
con el encargo y en todo caso de informar cualquier dificultad suscitada al
respecto, sobre todo si esta era de tal trascendencia como la de no haber
sido posible la aseguración de la cosa, pues esta falta determinó la
absoluta desprotección del actor frente al siniestro que finalmente afectó a
una de sus propiedades, la que razonablemente consideraba amparada
con una póliza de seguros, pues conforme quedó asentado en el fallo
impugnado, la entidad bancaria cobraba su valor al actor. Lo anterior no
aparece desvirtuado por el carácter facultativo que las partes asignan al
mandato para el banco demandado, cuestión que por lo demás el fallo
también reconoce, pues dicho carácter en cuanto al origen del mismo no
puede constituirse en un elemento que una vez generado el estado
contractual por propia decisión de la mandataria, sus efectos y obligaciones
queden entregados al arbitrio de ésta o la releven de la exigencia de una
conducta debida acorde a la naturaleza del contrato celebrado entre las
partes.

De lo anterior se concluye que la decisión de los sentenciadores no


desconoce la existencia del contrato y el efecto previsto por el artículo 1545
del Código Civil, sino que contrariamente a lo sostenido por la recurrente,
dándole la relevancia asignada, lo integra con el concepto de buena fe, que
por lo demás no es cuestionado en la nulidad impetrada.

OCTAVO: Que resulta útil tener presente, además, que el artículo 2116 del
Código Civil define al mandato como 'un contrato en que una persona
confía la gestión de uno o más negocios a otra, que se hace cargo de ellos
por cuenta y riesgo de la primera', de lo que se infiere que el elemento
fundamental que caracteriza el contrato es 'la gestión de uno o más
negocios'.

De lo anterior se desprende que son elementos esenciales de dicha figura


jurídica los que siguen: a) debe tratarse de un contrato, esto es, una
convención generadora de obligaciones; b) en razón de este contrato, una
persona confía la gestión de uno o más negocios a otra; y c) ésta se hace
cargo de los negocios por cuenta y riesgo de aquélla.

Por otro lado y de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 2124 del Código
del ramo, el contrato de mandato se reputa perfecto por la aceptación del
mandatario y esta aceptación puede ser expresa o tácita, configurando la
última 'todo acto en ejecución del mandato'.

En la situación en análisis, si bien es cierto en la cláusula décimo-cuarta del


contrato de mandato se determinó que el deudor debía contratar el seguro
de desgravamen, facultándose al Banco para hacerlo por él, no lo es
menos que este último aceptó para este caso la convención en mención, o
sea, la gestión en referencia, haciéndose cargo del seguro, por cuenta y
riesgo del mandante, cargando las respectivas primas en su cuenta,
presupuesto fáctico asentado en el fallo.

(...)
DÉCIMO: Que, en efecto, el citado artículo 2116 del Código Civil estatuye
que en el mandato una persona 'confía' la gestión de uno o más negocios a
otra. Dicha expresión indica que se trata de un contrato de confianza, lo
que debe relacionarse con el imperativo legal que impone la ejecución de
los contratos de acuerdo al principio de buena fe al que se ha hecho
referencia en los motivos precedentes, conforme a lo cual obligan no sólo a
lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan
precisamente de la naturaleza de la obligación, o que por la ley o la
costumbre pertenecen a ella, o sea, la buena fe se traduce en la necesidad
de observar determinados deberes de conducta, exigibles a las partes. En
otras palabras, acorde con el artículo 2116, al emplear el legislador la
palabra 'confía' está dando al mandato el carácter de un contrato de
confianza, inspirado en la fe que el mandante tiene en el mandatario, lo que
necesariamente hace llegar a la conclusión de que la buena fe es
realmente un elemento intrínseco del contrato, dando fisonomía a la
actividad a desplegar por los sujetos de la relación jurídica, en este caso, o
sea en lo que interesa, por el mandatario.

UNDÉCIMO: Que desde esta perspectiva la conducta del banco


demandado, que quedó asentada en el fallo impugnado, resulta contraria a
las obligaciones que la propia naturaleza del contrato de mandato le
imponía, acorde con las exigencias del principio de la buena fe y el deber
de lealtad que pesaban sobre el mismo, conforme a lo cual debió haber
informado la imposibilidad de la no contratación del seguro respecto de la
propiedad materia de autos y, en todo caso, jamás debió proceder al
descuento del valor de un seguro que no fue contratado. Lo expuesto
revela, claramente, que el banco demandado no fue diligente en el
cumplimiento de las obligaciones que en su calidad de mandatario tenía en
lo tocante al mandato materia de esta causa".

9. Ana Olave Hernández con Allan Cepeda Lama

Corte de Apelaciones de Concepción, 6 de octubre de 2015, rol


Nº 975-2015
Palabras clave: Disconformidad jurídica — buena fe — compraventa de
vehículo

Normativa aplicada: artículos 1546 del Código Civil y 33, 35 y 38 de la


Ley Nº 18.290

a) Resumen. El comprador de un vehículo demanda alegando que


no pudo realizar los trámites para la transferencia de dominio en el
registro de vehículos motorizados por tener este una prenda sin
desplazamiento. El tribunal de primera instancia rechazó la demanda
de cumplimiento de contrato con indemnización de perjuicios. Decisión
revocada por la Corte de Apelaciones.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"Quinto: Que en el caso de autos, demandante y demandado celebraron un


contrato de compraventa de un vehículo motorizado que individualizan en
el contrato, cuyas cláusulas señalan lo siguiente: a. Ana María Olave
Hernández vende y transfiere a Allan Cepeda Lama, quien compra y acepta
para sí un Jeep Daihatsu Terio placa patente ZV9413 7; b. Se deja
constancia que el estado del vehículo es conocido por el comprador y no
tiene ningún derecho a reclamo posterior, por lo tanto, el comprador declara
recibirlo a su entera satisfacción; c. El precio de la venta es de $3.400.000.
que el comprador paga al vendedor y que el vendedor declara recibir a su
entera satisfacción; d. Declara el vendedor que le pertenece
exclusivamente, que no tiene deudas ni gravámenes de ninguna especie ni
está afecto a prenda o embargo que ha sido causal determinante de la
presente declaración de esta operación.

Dicho contrato aparece suscrito por el vendedor y la compradora y no ha


sido objeto de debate".

ii. Decisión de la Corte

"Sexto: Que del tenor de las cláusulas de este contrato, se desprende que
éste se llevó a cabo sin problemas, en el sentido que una vez que las
partes consintieron en la cosa y en el precio, el vehículo se le entregó
materialmente a la compradora, y ésta por su parte pagó el precio al
vendedor al contado y en dinero en efectivo; sin embargo, la demandante
no ha podido realizar la transferencia de este vehículo inscribiéndolo a su
nombre en el Registro de Vehículos Motorizados por estar afecto a una
prenda sin desplazamiento a favor de un tercero (...).

Undécimo: Que, en este aspecto se debe tener también presente la buena


fe, que considerada por la doctrina y jurisprudencia en su aspecto objetivo,
como la conducta que puede esperarse de un hombre correcto, que es un
estándar de conducta que al darle contenido es empleado como sinónimo
de probidad, confianza, honorabilidad, considerando, en su caso, la función
económica que tienen los negocios jurídicos. Esta buena fe objetiva es a la
que se refiere el artículo 1546 del Código Civil cuando indica que los
contratos deben ejecutarse de buena fe y que, por consiguiente 'obligan no
sólo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan
precisamente de la naturaleza de la obligación, o que por la ley o la
costumbre pertenecen a ella'.

Duodécimo: Que de lo que se viene diciendo, resulta evidente que en el


presente caso no se ha cumplido el contrato de compraventa suscrito entre
la demandante y el vendedor, puesto que si bien se traspasó el dominio del
vehículo, se requiere la inscripción para obtener el beneficio jurídico total de
la tradición.

En este sentido, no puede considerarse que el contrato suscrito entre las


partes se hubiese cumplido de buena fe y en los términos previstos en el
artículo 1546 antes citado, si aquello que emana de la naturaleza de la
obligación como es poder obtener la inscripción del vehículo a nombre del
comprador, efectuada que fuera la tradición no se logra por hechos
atribuibles al demandado por haber omitido aportar los antecedentes y
documentación necesaria para que se realice el trámite de inscripción.

(...)

Decimocuarto: Que así entonces, desde que las partes convinieron en que
el vehículo se vendía libre de gravámenes, la vendedora no cumplió con
exactitud su deber de entregar lo que reza el contrato, desde que automóvil
se encuentra afecto a una prenda sin desplazamiento que le ha impedido a
la demandante realizar la transferencia del móvil a su nombre.

En efecto, teniendo presente el contrato suscrito por el vendedor, resulta


evidente que para cumplir con su obligación debía entregar el vehículo,
pero no bastaba simplemente el traspaso material y jurídico de la cosa, sino
que además debía efectuar la entrega libre de derechos de terceros, lo que
necesariamente nos lleva al no cumplimiento de la obligación contractual
por parte del demandado.

Por estas consideraciones, normas citadas, y de acuerdo, además, con lo


previsto en los artículos 170, 186 y 227 del Código de Procedimiento Civil,
SE REVOCA la sentencia apelada de diecinueve de noviembre dos mil
catorce, escrita de fojas 80 a 84, en cuanto rechazó la demanda en todas
sus partes sin costas y, en su lugar se declara:

1º Que se acoge la demanda de lo principal de fojas 8, y en consecuencia


se dispone que el demandado deberá cumplir con la entrega del automóvil
vendido ya individualizado, libre de prenda y de todo otro gravamen, de
forma tal que la venta referida en esta demanda pueda inscribirse al igual
que el auto libre de gravámenes a nombre de la demandante, en el
Registro de Vehículos Motorizados.

2. Que se condena al demandado a indemnizar a la demandante los daños


materiales y morales, cuya especie y monto se reservan para otro juicio
diverso, o para la etapa de ejecución de esta sentencia, a elección de la
demandante.

3. Que se condena al demandado a las costas del juicio y del recurso".

10. Alcides Andrés Cortés Tabilo con Eduardo Ernesto Calderón


Machuca

Corte de Apelaciones de Antofagasta, 25 de julio de 2014, rol Nº 165-


2014

Palabras clave: Disconformidad jurídica —buena fe — compraventa

Normativa aplicada: artículos 1444 y 1546 del Código Civil


a) Resumen. El comprador de un kiosco demanda la resolución del
contrato con indemnización de perjuicios, alegando que éste le habría
sido entregado sin la patente comercial.

b) Sentencia

i. Hechos del caso197

"SEGUNDO: Que, según se ha expuesto al final del considerando séptimo


y reflexión undécima, el actor asumió por cuenta y riesgo la circunstancia
referida a la titularidad de la patente comercial que estaba a nombre de un
tercero y que el acuerdo de voluntades, según documento de fs. 2 y
siguiente, refiere la venta de un kiosco de estructuras metálicas, amparado
bajo la patente comercial Nº 3012628 otorgado por la Ilustre Municipalidad
de Calama, expresándose 'dichas especies se encuentran libres de todo
gravamen, litigio y prohibición'.

Asimismo, en el referido contrato de fs. 2, en la cláusula segunda se indica


que las especies se aceptan en el estado en que se encuentran y éstas se
refieren al kiosco, 'cuatro vitrinas de exhibición y estructura, con derecho a
piso todo amparado bajo patente comercial rol Nº 3012628 otorgado en
Ilustre Municipalidad de Calama' (sic).

SEXTO: Que, acorde a lo consignado en lo expositivo precedente, el


demandante dedujo demanda de resolución de contrato con indemnización
de perjuicios, fundado en que en el mes de enero de 2013 celebró un
contrato de compraventa con la demandada por kiosco en funcionamiento
ubicado en el sector centro de Calama, siendo el precio de venta de
$4.500.000. Dicho vehículo se entregó de inmediato, no efectuando la
demandada la tradición de la patente comercial, causándosele con ello
perjuicios materiales y morales.

Estima, de esta manera, que habiendo por parte de la demandada un


incumplimiento de las obligaciones que le imponía el contrato, amerita su
resolución con indemnización de perjuicios".

ii. Decisión de la Corte

"TERCERO: Que en suma dirimir el conflicto significa referirse a los


elementos del contrato, en términos de lo dispuesto en el artículo 1546 del
Código Civil, sobre el otorgamiento de la patente y la naturaleza de la
obligación, puesto que esta disposición exige la ejecución de los mismos,
actuando de buena fe, lo que significa que las obligaciones contenidas en
el contrato no sólo se extienden a lo que en ello se expresan, sino a todas
las cosas que emanan precisamente de la naturaleza de la obligación. El
artículo 1444 del mismo código, establece que son aquellas que sin ser
esenciales en él se entienden pertenecerle, sin necesidad de una cláusula
especial. Por su parte los elementos esenciales son aquellos sin los cuales
o no produce efecto alguno, o degenera en otro contrato diferente. Por
consiguiente, no cabe duda que estamos frente a un elemento de la
naturaleza porque constituye el efecto propio —aunque las partes no lo
indiquen—, de la venta de un kiosco en la forma establecida en el acuerdo
de voluntades cuya copia no objetada de fs. 2 señala y, como se dijo, en
este mutuo acuerdo, las especies no sólo lo constituyen el kiosco y las
vitrinas sino el derecho a piso amparado por patente comercial.

Es decir, las partes dejaron claramente establecida cuál era la obligación.


Por lo demás es de la naturaleza de este contrato, porque no había
necesidad de una cláusula especial, ya que la entrega de la especie no se
agota en sí misma, sino hasta que se otorgue en condiciones de poder
utilizarse, pues de lo contrario estaríamos frente a un vicio oculto, en
cuanto la cosa vendida no sirve para su uso natural o sólo sirve
imperfectamente, debiendo presumirse que el comprador no lo hubiere
adquirido o si lo hubiere celebrado, lo haría en un precio mucho menor. (...).

SEXTO: Que en cuanto a la excepción de conocimiento pleno por parte del


comprador de las condiciones del contrato, opuesta como perentoria,
deberá estarse a lo razonado precedentemente, lo que significa que carece
de relevancia lo destacado por la demandada desde que la forma como se
celebró el contrato —la patente comercial que permita el uso del kiosco—
constituye uno de los elementos del contrato y, por lo tanto, no interesa si
tenía conocimiento o no, sin perjuicio que la prueba testimonial se refiere a
ello pero no influye, pues es el contrato y sus características lo que permitió
la resolución del conflicto. (...).

Por estas consideraciones y visto además lo dispuesto en los artículos 186


y siguientes del Código de Procedimiento Civil, SE REVOCA, con costas
del recurso, la sentencia de fecha veintiséis de diciembre del año dos mil
trece, escrita a fs. 91 y siguientes, en la parte que acoge la excepción de
cumplimiento y rechaza la demanda y, en su lugar se declara, que se
acoge, sin costas de la causa, la demanda de resolución de contrato (...)
debiendo el demandado pagar al actor a título de indemnización de
perjuicios la suma de cuatro millones quinientos mil pesos ($4.500.000),
más intereses corrientes fijados para operaciones de dinero no reajustable,
a contar del día de la notificación de la demanda y hasta el pago efectivo y
a título de indemnización por daño moral la suma de cien mil pesos
($100.000) más los intereses corrientes fijados para operaciones de dinero
no reajustables que se generen entre el día de esta sentencia y aquel que
corresponda al pago efectivo. Se rechaza en lo demás".

11. Muñoz Carvajal, Carmen con Inversiones e Inmobiliaria Las Nieves

Corte Suprema, 18 de mayo de 2011, rol Nº 3298-2011

Palabras clave: Integración publicitaria — compraventa de inmuebles


— disconformidad material

Normativa aplicada: artículos 1545, 1560, 1828, 1833 y 1835 del


Código Civil, y 18 de la Ley General de Urbanismo y Construcción

a) Resumen. La compradora de un departamento alega que el


inmueble no cuenta con las dimensiones anunciadas en la publicidad
presentada por la vendedora, por lo que interpone demanda de
indemnización de perjuicios. El tribunal de primera instancia rechaza la
acción. Decisión revocada por la Corte de Apelaciones.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"5º.- Que, en primer término, conviene tener presente que doña Carmen
Rosa Muñoz Carvajal dedujo demanda de indemnización de perjuicios en
contra de Inversiones e Inmobiliaria Las Nieves S.A. fundada en que esta
última le ofreció a la venta un departamento de 111,29 metros cuadrados
útiles, 14,29 metros cuadrados de terraza y 2,80 metros cuadrados de
logia. No obstante, una vez celebrado el contrato de compraventa se pudo
percatar que la superficie real total era inferior a la ofrecida en 9,67 metros
cuadrados. Por ello, y en virtud de los establecido en los artículos 1438,
1444, 1461, 1545, 1546, 1548 y 1556 del Código Civil, solicita se acoja la
presente demanda y se condene a Inversiones e Inmobiliaria Las Nieves
S.A. al pago de 291 Unidades de Fomento por concepto de indemnización
de perjuicios por los metros faltantes, más una suma de $5.000.000 por
concepto de daño moral".

ii. Decisión de la Corte

"8º.- Que, conviene hacer presente, además, que los recurridos, para
revocar el fallo de primer grado y acoger la demanda de indemnización de
perjuicios opuesta por la actora, reflexionan: '5º) Que, entonces, la solución
al conflicto parece evidente: si se ha entregado una cosa con menos cabida
que la ofrecida, y por tratarse de un predio urbano no tiene aplicación lo
que señala el artículo 1833 del Código Civil, debe acogerse la demanda y
rebajarse el precio en forma proporcional a los metros que faltan. Así, si se
pagó la suma equivalente a 3.497,2800 unidades de fomento por un
departamento supuestamente de 128,38 metros, ello implica un valor de
27,24 unidades de fomento el metro cuadrado, lo que multiplicado por los
metros que faltan, esto es, 9,67, hace un total de 263,42 unidades de
fomento, que la demandada deberá pagar a la actora, más intereses
corrientes para operaciones reajustables desde la fecha de ejecutoriada
esta sentencia y hasta el pago efectivo; 6º) Que no es óbice para razonar
de una manera distinta a la de esta Corte el hecho que en la escritura
pública de compraventa, agregada a fojas 3, se haya indicado en la
cláusula tercera que «la entrega material del inmueble objeto de este
contrato se ha efectuado en este acto, a entera conformidad del
comprador» declarando este último haber comprobado las características y
dimensiones del bien raíz y que revisó los planos respectivos, pues lo cierto
es que también forman parte del contrato, por el sólo ministerio de la Ley
de Urbanismo y Construcciones (inciso 5º de su artículo 18), las
condiciones ofrecidas en la publicidad, según ya se ha dicho, de suerte que
se ha estipulado en el contrato que la cabida era una mayor a la que
realmente tenía el departamento';

9º.- Que, en virtud de lo anterior, no se observa infracción a las normas


contenidas en los artículos 1545, 1560,1828, 1833 y 1835 del Código Civil y
18 inciso 5º de la Ley General de Urbanismo y Construcción, por cuanto
esta Corte concuerda con los recurridos en el sentido que la publicidad
efectuada por la demandada para la venta al público de los departamentos,
forma parte del contrato de compraventa celebrado con posterioridad entre
ellas, constando de ella que tanto antes como después de la celebración
del mismo, se ofrecieron departamentos con una superficie de 111,29
metros cuadrados útiles, 14,29 metros cuadrados de terraza y 2,80 metros
cuadrados de logia (fojas 66 y 143), en circunstancias que la superficie útil
real era de sólo 104,14 metros cuadrados.

A mayor abundamiento, y pese a que la venta se haya efectuado como


especie o cuerpo cierto, no debe olvidarse que se trata de un predio urbano
no siendo aplicables las normas relativas a los predios rústicos del
artículo 1833 del Código Civil, no siendo efectiva la interpretación analógica
que efectúa la demanda del artículo 1835 del mismo cuerpo de leyes.

Finalmente, no existe infracción a las normas contenidas en la Ley General


de Urbanismo y Construcción, desde que se trata de normas especiales de
aplicación preferente a las normas de derecho común, en virtud de la cual
se establece una responsabilidad legal objetiva del propietario primer
vendedor de una construcción. Así, el inciso quinto del artículo 18 del
referido texto legal dispone: 'El propietario primer vendedor estará obligado
a incluir en la escritura pública de compraventa, una nómina que contenga
la individualización de los proyectistas y constructores a quienes pueda
asistir responsabilidad de acuerdo al presente artículo. Tratándose de
personas jurídicas deberá individualizarse a sus representantes legales.
Las condiciones ofrecidas en la publicidad se entenderán incorporadas al
contrato de compraventa';

10º.- Que, en consecuencia, la Corte de Apelaciones respectiva al resolver


como lo hizo, se ajustó a lo establecido en las normas que se dicen
vulneradas, desde que es el propio inciso 5º del artículo 18 antes referido,
el que incorpora al contrato, por mandato expreso del legislador, las
condiciones ofrecidas en la publicidad efectuada por la demandada, siendo
un hecho de la causa que lo ofrecido difería de lo real, como aclaró la
propia inmobiliaria en publicación efectuada el 11 de abril de 2008 (con
posterioridad a la adquisición del inmueble por la demandada), que consta
a fojas 72, en la que precisa que la medida de los departamentos de cuatro
dormitorios es de 104,14 metros cuadrados útiles y no 111,29 como
anteriormente se había ofrecido a través de diversas y reiteradas
publicaciones".
12. Gonzalo Godoy Balbontín y Patricia Pizarro Tonini con Isapre I.N.G.

Corte de Apelaciones de Santiago, 2 de noviembre de 2005, rol


Nº 2779-2005

Palabras clave: Recurso de protección — Isapre — contrato de salud

Normativa aplicada: artículo 1546 del Código Civil

a) Resumen. Una pareja recurre de protección en contra de una


Isapre, alegando que ésta habría rechazado la bonificación de
hospitalización para la administración de un medicamento.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"4º. Que, en la especie, el actor, fundando la acción de amparo


constitucional deducida, expone, en síntesis, que la Isapre I.N.G. por carta
de 1 de abril de dos mil cinco, habría rechazado la bonificación de
hospitalización para la administración del medicamento Infliximab,
estimando ilegal y arbitrario el actuar de la recurrida, por cuanto vulneraría
la ley del contrato, sin perjuicio de que dicha resolución estima que
obedecería al mero capricho de la recurrida".

ii. Decisión de la Corte

"8º. Que en cuanto al fondo, cabe tener presente que la cuestión debatida
en estos autos se reduce a determinar si la Isapre I.N.G. está obligada a
otorgar cobertura a la cónyuge del actor en cuanto a suministrarle el
medicamento Infliximab en la forma señalada por su médico tratante, esto
es, hospitalario, a lo que se opone la recurrida por considerar que no se
concibe la cobertura de medicamentos durante la hospitalización cuando el
suministro del mismo es la razón, el único motivo de la hospitalización.
9º. Que dentro de las normas de interpretación de los contratos, es de suyo
importante la contenida en el artículo 1546 del Código Civil que establece
que los contratos deben ejecutarse de buena fe y no sólo obligan a lo que
en ello se expresa, sino que también a las cosas que emanan de la
naturaleza de la obligación o que por la ley o la costumbre pertenecen a
ella.

Complementa esta norma de hermenéutica, entre otras, la que señala que


las cláusulas de un contrato pueden interpretarse por la aplicación práctica
que hayan hecho de ellas ambas partes, o una de ellas con la aprobación
de la otra, artículo 1564, inciso 2º, del Código Civil.

Extrapolando estas normas interpretativas al caso sub judice, el contrato de


salud celebrado entre don Gonzalo Godoy Balbontín y la Isapre I.N.G.,
extensivo a su cónyuge doña Patricia Pizarro Tonini, contempla la
obligación de entregar medicamentos en el caso de hospitalización, sin
distinguir si la causa de la hospitalización sea la de suministrarle algún
medicamento o no. Más aún, hubo una primera hospitalización con el
determinado objeto de suministrarle a la señora Pizarro Tonini el
medicamento Infliximab, la que fue cubierta y bonificada por la Isapre,
cumpliendo con lo determinado por la médico tratante doña Ana María
Moënne, que tuvo en cuenta el estado crítico de salud de la paciente y los
beneficios que le deparó el fármaco Infliximab (anticuerpos anti T.N.F.,
remicode laboratorio Schering Ploeigh).

10º. Que para estos jueces no cabe duda que la Isapre I.N.G. se encuentra
obligada a bonificar la hospitalización para suministrarle el medicamento
Infliximab por así requerirlo el estado de salud de la enferma según lo
dispuso la médico tratante y por haberlo entendido así la propia recurrida
en una primera oportunidad, ocasión en que no puso objeción alguna a
aquello.

11º. Que, en consecuencia, el actuar de la recurrida ha sido ilegal y


arbitrario al desconocer la ley del contrato (pacta sunt servanda) y negar sin
motivo y sólo producto del capricho la bonificación solicitada, vulnerando
las garantías constitucionales invocadas contempladas en los numerales 1
y 24 del artículo 19 de la Constitución Política de la República.

12º. Que, en consecuencia, el existir un acto arbitrario e ilegal en la forma


descrita en los basamentos que anteceden, corresponde a esta Corte
restaurar el imperio del derecho acogiendo la pretensión cautelar contenida
en lo principal del libelo de fojas 12 en los términos que se dirá en lo
decisorio".

iii. Voto disidente de Ministro

"Acordada con el voto en contra del señor Fiscal Judicial don Benjamín
Vergara, quien estuvo por declarar inadmisible el recurso de protección de
autos, teniendo para ello en consideración lo siguiente:

(...)

2º. Que, como ya lo ha sostenido ampliamente la jurisprudencia, tanto de


las Cortes de Apelaciones, como de la Excma. Corte Suprema, la
interpretación que las partes puedan dar a un contrato, no puede calificarse
de arbitraria e ilegal; o que la ejecución o cumplimiento de una obligación
contractual es una materia que, por su naturaleza, no es dable discutir y
resolver en un recurso de protección.

(...)

4º. Que, a mayor abundamiento, y bajo ningún respecto el actuar de la


recurrida puede considerarse arbitrario o ilegal, si al final del mismo
documento que se estima como constitutivo de la ilegalidad o arbitrariedad
se informa a la recurrente que tiene la posibilidad de solicitar la intervención
de la Superintendencia de Isapres, impugnando la determinación de no
bonificar, lo cual está en plena concordancia con el artículo 14 de las
Condiciones Generales por la que se rige el contrato de salud que liga a la
partes y que en fotocopia rola a fojas 34".

13. Servicio Nacional del Consumidor con Cencosud Administradora de


Tarjetas S.A.

Corte Suprema, 24 de abril de 2013, rol Nº 12355-2011

Palabras clave: Clausula abusiva — contenido del contrato —


exclusión de contenido
Normativa aplicada: artículo 16 a) y g) de la Ley Nº 19.496

a) Resumen. SERNAC demanda la declaración de ineficacia de dos


cláusulas contenidas en un contrato que regulaba el uso de tarjetas de
crédito con Cencosud. Una que permitía modificar unilateralmente el
contrato y la segunda constituía un mandato amplio que incluía —entre
otras— la posibilidad de suscribir documentos en blanco. En ambos
casos la Corte resolvió que se trataba de clausulas abusivas puesto
que rompían con el equilibrio entre los derechos y obligaciones de las
partes a la luz de las exigencias de la buena fe.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"QUINTO: Que las disposiciones que los demandantes estiman abusivas


son las contenidas en los numerales 9 y 16 del contrato y del reglamento.
Respecto de la última cláusula, ella reza textualmente: 'Cualquier cambio
de las condiciones de uso y privilegios de la tarjeta deberá ser informado
por escrito al usuario, entendiéndose que éste acepta si mantiene o utiliza
la tarjeta después de 30 días de expedida la comunicación respectiva. Si el
usuario decidiere no aceptar las variaciones podrá poner término de
inmediato al contrato mediante el aviso a la empresa y haciéndole entrega
material de las tarjetas que hubiere recibido'. El Sernac ha denunciado esta
cláusula por estimar que vulnera lo dispuesto en la letra a) del artículo 16
de la Ley Nº 19.496, referida a las cláusulas abusivas, al considerar como
tales aquellas que: 'Otorguen a una de las partes la facultad de dejar sin
efecto o modificar a su solo arbitrio el contrato o de suspender
unilateralmente su ejecución, salvo cuando ella se conceda al comprador
en las modalidades de venta por correo...'. Por su parte, Cencosud
esgrimió que la referida estipulación no es abusiva, entre otros argumentos,
porque la comunicación que se hizo en su momento a los clientes, basado
precisamente en esta parte del Reglamento de las tarjetas, no suponía una
modificación unilateral del contrato, por tratarse de una oferta o propuesta
de aumento del monto de la comisión que el cliente no estaba obligado a
aceptar y, que bien podía desechar, desahuciando el contrato, sin que
estuviera obligado a ello. También sostuvo que las modificaciones fueron
aceptadas por los clientes-consumidores, sin que pueda entenderse que se
ha incurrido en una ilicitud, ni mucho menos que ha considerado como
eficaz para manifestar el consentimiento, el silencio de los tarjetahabientes,
pues, éstos han consentido tácitamente a la modificación...

OCTAVO: Que respecto de la cláusula novena, ella reza textualmente: 'Por


el presente instrumento, el cliente para los efectos de utilizar los beneficios
derivados de este contrato y su reglamento declara: UNO: Que para los
fines dispuesto en esta cláusula, otorga un mandato especial a Cencosud
Administradora de Tarjetas S.A., Rut Nº 99.500.840-8, a fin de que en mi
nombre y representación, acepte letras de cambio, suscriba 6 pagarés y
reconozca deudas a favor de Cencosud Administradora de Tarjetas S.A.,
por los montos de capital, intereses, impuestos, gastos u otros montos
originados por los créditos cursados en virtud del uso de la línea de crédito
referida en el contrato y reglamento, otorgándole expresamente la facultad
de autocontratar. El mandatario hará uso de este mandato, teniendo a la
vista una liquidación practicada por la empresa, que contendrá un detalle
total de la deuda. El mandatario no estará obligado a rendir cuenta de su
encargo conforme a lo dispuesto en el artículo 11 de la Ley Nº 18.092. La
suscripción o aceptación de los mencionados pagarés o letras de cambio,
no constituirán novación de las obligaciones documentadas, pues sólo
tendrán por objeto documentar en títulos ejecutivos tales obligaciones y así
facilitar su cobro. En caso de cobranza judicial, autorizo que se entreguen
para su procedimiento judicial los documentos que se autorizan suscribir,
siendo de mi cargo los gastos y cobranzas respectivas. Dos: El presente
mandato tiene el carácter de irrevocable en los términos del artículo 241 del
Código de Comercio, en tanto se mantenga vigente el contrato y
reglamento que da cuenta este instrumento. Toda revocación del presente
mandato tendrá efecto siempre y cuando no existan saldo adeudados por el
cliente a los dos días hábiles siguientes a la revocación dada por escrito, en
tal sentido, este aviso deberá ser notificado por un notario público, el
gerente general de Cencosud Administradora de Tarjetas S.A., TRES: 'El
presente mandato no se extingue por la muerte del mandante'. El pagaré a
que se refiere esta cláusula puede ser cedido por la empresa libremente a
cualquier banco o institución financiera o empresa comercial, aceptando
desde ya el cliente esta cesión en caso de que ésta ocurra, sin perjuicio de
lo cual, la empresa deberá informar al cliente la o las cesiones que
eventualmente se realicen de cada uno de los pagarés, dentro de los 30
días siguientes al perfeccionamiento de cada cesión. Esta información no
será necesaria, en el evento que la cobranza de la cartera cedida la
mantenga la empresa. Asimismo, que ésta expresamente facultada para
ejecutar, sin previo aviso, protesto ni requerimiento, el pagaré o la letra de
cambio que en representación del cliente suscriba o acepte Cencosud
Administradora de Tarjetas S.A. Asimismo, las partes convienen que la
empresa podrá ceder a terceros el presente contrato y los derechos y
obligaciones que de él emanan, quedando igualmente facultada para ceder
todos y cada uno de los créditos que se originen por la utilización de la
tarjeta, con todos su accesorios, vencidos o por vencer, por lo que en dicho
evento el cliente se encontrará obligado a pagar las cuotas o saldos
pendientes al cesionario. La cesión antes referida será informada mediante
una comunicación incluida en el estado de cuenta mensual'. La denuncia
respecto de esta cláusula se hace consistir en que ella infringiría lo
dispuesto en la letra g) del artículo 16 de la Ley Nº 19.496, que considera
abusivas aquellas cláusulas que se imponen: 'g) En contra de las
exigencias de la buena fe, atendiendo para estos efectos a parámetros
objetivos, causen en perjuicio del consumidor, un desequilibrio importante
en los derechos y obligaciones que para las partes se deriven del contrato.
Para ello se atenderá a la finalidad del contrato y a las disposiciones
especiales o generales que lo rigen. Se presumirá que dichas cláusulas se
encuentran ajustadas a las exigencias la buena fe, si los contratos a que
pertenecen han sido revisados por un órgano administrativo en ejecución
de sus facultades legales'".

ii. Decisión de la Corte

"QUINTO (...) Empero, lo que por el artículo 16 letra a) se prohíbe es la


posibilidad de que la empresa/proveedor pueda modificar unilateralmente el
contrato. En efecto, para esta Corte constituye una alteración unilateral a
los contratos, cualquier notificación que se haga a los clientes, si como
consecuencia de ella se procede a modificar los términos del mismo,
dejándoles la opción de aceptar la modificación o de poner término al
contrato, desconociendo así el derecho que les asiste a mantener la
convención en los términos inicialmente pactados, sin la modificación
propuesta. Una cláusula que autoriza este procedimiento, supone darle
legitimación a la empresa para modificar la convención unilateralmente,
desde el momento que niega al consumidor su derecho a mantener la
operación del contrato, tal cual se había inicialmente pactado. No puede ser
suficiente para justificar la cláusula en análisis, el hecho que Cencosud no
le impuso al cliente la modificación, pues, basta para vulnerar el artículo 16
letra a) que el cliente no pueda continuar con el contrato en los términos
inicialmente pactados. Existe, por este sólo hecho, una contravención al
artículo 16 letra a), y la cláusula debe considerarse abusiva. (...).
OCTAVO: (...) Conforme con lo expuesto, del tenor de la cláusula transcrita
y su contraste con lo preceptuado en el artículo 16 letra g) de la Ley en
cuestión, se puede apreciar que se trata de una cláusula que no ofrece un
equilibrio de derechos entre las partes, si se tiene presente que autoriza
llenar documentos en blanco, que los mandatos pueden otorgarse con
carácter de irrevocables, que ellos eximen del deber de rendir cuenta al
mandante, que autorizan a la suscripción de títulos, letras, pagarés, sin que
ello importen novación de los créditos, no obstante permitir que sean
cedidos a terceros, lo que supone que podrán existir dos títulos
independientes, en manos de dos acreedores distintos, para cobrar un
mismo crédito. De hecho, tal cual está redactada la cláusula, ella no
satisface ni aun hoy día, las exigencias contenidas en el artículo 17 B, letra
g, de la Ley Nº 19.496, modificada por la Ley Nº 20.555, que introdujo el
denominado 'Sernac financiero', norma que si bien es posterior a la
presente litis, sirve para ilustrar el asunto en debate y que vino a prohibir,
entre otras cosas, los mandatos irrevocables o en blanco y las cláusulas
que eximen del deber de rendir cuenta".

14. Ilustre Municipalidad de Pudahuel contra Starco S.A.

Corte Suprema, 4 de mayo de 2005, rol Nº 3111-2003

Palabras clave: interpretación — contenido del contrato

Normativa aplicada: artículos 1545 y 1564 del Código Civil

a) Resumen. Se discute la interpretación de una cláusula de reajuste


en un contrato de prestación de servicios consistente en la recolección
de basura.

La Municipalidad demanda la restitución de los fondos entregados en


exceso, pues para ella, el reajuste debía llevarse a cabo el año 1992,
mientras que la empresa demandada alega que debe llevarse a cabo
el año 1991, por lo que el reajuste habría sido correcto.
La Corte de Apelaciones revoca el fallo de primera instancia que
resolvió a favor de la demandante, dándole la razón a la parte
demandada. Luego, en Casación, la Corte resuelve que no le
corresponde alterar la interpretación contractual pues se trata de un
asunto de hecho.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"Segundo: Que para una adecuada inteligencia del recurso en estudio,


deben tenerse presente las siguientes circunstancias del proceso:

a) La Municipalidad de Pudahuel dedujo demanda en juicio ordinario en


contra de la sociedad Starco S.A., cuyo giro es la recolección y transporte
de basura.

Expresa que por escritura pública de 1 de julio de 1990 su parte celebró


con la demandada un contrato por medio del cual ésta se obligaba a
prestar los servicios de recolección de basuras domiciliarias y limpieza y
barrido de calles en la comuna de Pudahuel, en la forma establecida en el
mismo contrato y en las Bases Administrativas que lo regularon.

Dicho contrato se pactó a siete años plazo.

Agrega que conforme a la cláusula 5ª del contrato, el precio a pagar por la


Municipalidad por este servicio se reajustaría por dos vías: 1) por la
variación del I.P.C. y 2) por el incremento poblacional, según lo establecido
en el punto 3.2 de las Bases Administrativas.

Este último reajuste, de acuerdo con las señaladas bases, empezaría a


regir 'a contar del inicio del segundo año de operaciones'.

Afirma el municipio que por una aplicación errónea del contrato Starco S.A.
obtuvo el pago del reajuste por incremento poblacional a partir del 1 de
enero de 1991, en circunstancias que procedía, en su concepto, a contar
del 1 de enero de 1992 y, por consiguiente; su parte ha pagado lo no
debido y la demandada debe restituirle la cantidad de $85.650.902;

b) Starco S.A., contestando, señaló que la correcta interpretación de la


norma sobre reajustabilidad de las bases en su punto 3.2 lleva a concluir
que debía aplicarse a contar del 1 de enero de 1991, que es la fecha del
inicio del segundo año de operaciones, pues el 1 de enero de 1992 sería el
inicio del tercer año de operaciones.

Luego, el reajuste hecho en su oportunidad obedece a que se estipuló en el


contrato y no ha habido pago de lo no debido sino, estricto cumplimiento
del acto jurídico.

Además, esa ha sido la interpretación que por casi siete años las partes
han dado al contrato y faltando dos meses para su término, el municipio
sostiene, yendo contra sus propios actos, que el reajuste por incremento
poblacional se debió aplicar a contar del 1 de enero de 1992.

Deduce Starco S.A., además, en contra de la Municipalidad de Pudahuel,


acción reconvencional por la suma de $1.987.572 por servicios prestados,
dinero que sostiene el municipio ha retenido en forma ilegítima,
imputándolo a lo que supuestamente pagó indebidamente a su parte;

c) La sentencia de segunda instancia, revocando la de primer grado, luego


de interpretar el contrato de acuerdo con las reglas de los artículos 1560 y
1564 inciso final del Código Civil, rechazó la demanda principal,
sosteniendo que 'el inicio del segundo año de operaciones' no es otro que
el 1 de enero de 1991 y por consiguiente, al aplicarse el reajuste por
incremento poblacional en esa data, se cumplió con lo que estipulaba la
convención referida.

La sentencia también acogió la acción reconvencional y ordenó a la


Municipalidad pagar $1.987.572, más reajustes e intereses, a su
contraparte".

ii. Decisión de la Corte

"Cuarto: Que, en consecuencia, en la especie, el precisar el momento en


que debe reajustarse el precio del contrato celebrado por las partes el 1 de
julio de 1990 por incremento poblacional, es una cuestión de determinación
del sentido y alcance de dicha convención, lo que, como se viene
señalando, escapa al control de esta Corte de Casación.

No aparece, así, que en dicha determinación se hayan vulnerado las


disposiciones sobre interpretación de los contratos que la recurrente
denuncia como infringidas.
Los jueces del fondo, precisamente, ocupando las reglas de interpretación
de los contratos que entrega el Código Civil, específicamente la contenida
en el inciso final del artículo 1564 del Código Civil, como se dijo determinar
que dicha fecha era el 1 de enero de 1991 que, por consiguiente, el pago
hecho por el municipio desde esa data por concepto de reajuste por
incremento poblacional, no es pago de lo no debido sino, por el contrario, el
cumplimiento de una obligación cuya fuente es el tantas veces mencionado
contrato de 1 de julio de 1990.

Queda de manifiesto, entonces, que lo que la recurrente pretende con sus


dos primeros capítulos de casación es que este tribunal revea la
interpretación del contrato que hicieron los jueces de la instancia, cuestión
de orden fáctico que, ya está dicho, no puede abordarse (...)".

III. R

1. Legislación nacional aplicable

a) Código Civil

Artículo 2º. "La costumbre no constituye derecho sino en los casos en que
la ley se remite a ella".

Artículo 1444. "Se distinguen en cada contrato las cosas que son de su
esencia, las que son de su naturaleza, y las puramente accidentales. Son
de la esencia de un contrato aquellas cosas sin las cuales o no produce
efecto alguno, o degenera en otro contrato diferente; son de la naturaleza
de un contrato las que no siendo esenciales en él, se entienden
pertenecerle, sin necesidad de una cláusula especial; y son accidentales a
un contrato aquellas que ni esencial ni naturalmente le pertenecen, y que
se le agregan por medio de cláusulas especiales".
Artículo 1545. "Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los
contratantes, y no puede ser invalidado sino por su consentimiento mutuo o
por causas legales".

Artículo 1546. "Los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por


consiguiente obligan no sólo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las
cosas que emanan precisamente de la naturaleza de la obligación, o que
por la ley o la costumbre pertenecen a ella".

Artículo 1560. "Conocida claramente la intención de los contratantes, debe


estarse a ella más que a lo literal de las palabras".

Artículo 1561 "No pudiendo aplicarse ninguna de las reglas precedentes


de interpretación, se interpretarán las cláusulas ambiguas a favor del
deudor".

Pero las cláusulas ambiguas que hayan sido extendidas o dictadas por una
de las partes, sea acreedora o deudora, se interpretarán contra ella,
siempre que la ambigüedad provenga de la falta de una explicación que
haya debido darse por ella".

Artículo 1568. "El pago efectivo es la prestación de lo que se debe".

Artículo 1569 "El pago se hará bajo todos los respectos en conformidad al
tenor de la obligación; sin perjuicio de lo que en casos especiales
dispongan las leyes.

El acreedor no podrá ser obligado a recibir otra cosa que lo que se le deba
ni aun a pretexto de ser de igual o mayor valor a la ofrecida".

Artículo 1828. "El vendedor es obligado a entregar lo que reza el contrato".

b) Código de Comercio

Artículo 4º. "Las costumbres mercantiles suplen el silencio de la ley,


cuando los hechos que las constituyen son uniformes, públicos,
generalmente ejecutados en la República o en una determinada localidad, y
reiterados por un largo espacio de tiempo, que se apreciará
prudencialmente por los juzgados de comercio".
c) D.F.L Nº 458 de 1976: Ley General de Urbanismo y
Construcciones

Artículo 18. Inc. 7º. "(...) Las condiciones ofrecidas en la publicidad y la


información que se entregue al comprador se entenderán incorporadas al
contrato de compraventa. Tal información deberá expresar claramente la
superficie total y útil de la o las unidades que se están ofertando, la de sus
terrazas, bodegas y estacionamientos. Los planos y las especificaciones
técnicas, definitivos, como asimismo el Libro de Obras a que se refiere el
artículo 143, se mantendrán en un archivo en la Dirección de Obras
Municipales a disposición de los interesados".

d) Ley Nº 19.496 sobre Protección de los Derechos de los


Consumidores

Artículo 1º. "La presente ley tiene por objeto normar las relaciones entre
proveedores y consumidores, establecer las infracciones en perjuicio del
consumidor y señalar el procedimiento aplicable en estas materias.

Para los efectos de esta ley se entenderá por:

4.- Publicidad: la comunicación que el proveedor dirige al público por


cualquier medio idóneo al efecto, para informarlo y motivarlo a adquirir o
contratar un bien o servicio, entendiéndose incorporadas al contrato las
condiciones objetivas contenidas en la publicidad hasta el momento de
celebrar el contrato. Son condiciones objetivas aquellas señaladas en el
artículo 28".

Artículo 28. "Comete infracción a las disposiciones de esta ley el que, a


sabiendas o debiendo saberlo y a través de cualquier tipo de mensaje
publicitario induce a error o engaño respecto de:

a) Los componentes del producto y el porcentaje en que concurren;

b) La idoneidad del bien o servicio para los fines que se pretende satisfacer
y que haya sido atribuida en forma explícita por el anunciante;

c) Las características relevantes del bien o servicio destacadas por el


anunciante o que deban ser proporcionadas de acuerdo a las normas de
información comercial;
d) El precio del bien o la tarifa del servicio, su forma de pago y el costo del
crédito en su caso, en conformidad a las normas vigentes;

e) Las condiciones en que opera la garantía;

f) Su condición de no producir daño al medio ambiente, a la calidad de vida


y de ser reciclable o reutilizable".

e) Convención de Viena sobre Compraventa Internacional de


Mercaderías

Artículo 7º. "2) Las cuestiones relativas a las materias que se rigen por la
presente Convención que no estén expresamente resueltas en ella se
dirimirán de conformidad con los principios generales en los que se basa la
presente Convención o, a falta de tales principios, de conformidad con la
ley aplicable en virtud de las normas de derecho internacional privado".

Artículo 8º. "1) A los efectos de la presente Convención, las declaraciones


y otros actos de una parte deberán interpretarse conforme a su intención
cuando la otra parte haya conocido o no haya podido ignorar cuál era esa
intención.

2) Si el párrafo precedente no fuere aplicable, las declaraciones y otros


actos de una parte deberán interpretarse conforme al sentido que les
habría dado en igual situación una persona razonable de la misma
condición que la otra parte.

3) Para determinar la intención de una parte o el sentido que habría dado


una persona razonable deberán tenerse debidamente en cuenta todas las
circunstancias pertinentes del caso, en particular las negociaciones,
cualesquiera prácticas que las partes hubieran establecido entre ellas, los
usos y el comportamiento ulterior de las partes".

Artículo 9º. "1) Las partes quedarán obligadas por cualquier uso en que
hayan convenido y por cualquier práctica que hayan establecido entre ellas.

2) Salvo pacto en contrario, se considerará que las partes han hecho


tácitamente aplicable al contrato o a su formación un uso del que tenían o
debían haber tenido conocimiento y que, en el comercio internacional, sea
ampliamente conocido y regularmente observado por las partes en
contratos del mismo tipo en el tráfico mercantil de que se trate".
2. Instrumentos de Derecho Uniforme

a) Principios UNIDROIT sobre los contratos comerciales


internacionales

Artículo 1.9 (Usos y prácticas). "(1) Las partes están obligadas por
cualquier uso en que hayan convenido y por cualquier práctica que hayan
establecido entre ellas.

(2) Las partes están obligadas por cualquier uso que sea ampliamente
conocido y regularmente observado en el comercio internacional por los
sujetos participantes en el tráfico mercantil de que se trate, a menos que la
aplicación de dicho uso sea irrazonable".

Artículo 4.8 (Integración del contrato). "(1) Cuando las partes no se


hayan puesto de acuerdo acerca de un término importante para determinar
sus derechos y obligaciones, el contrato será integrado con un término
apropiado a las circunstancias.

(2) Para determinar cuál es el término más apropiado, se tendrán en


cuenta, entre otros factores, los siguientes:

(a) la intención de las partes;

(b) la naturaleza y finalidad del contrato;

(c) la buena fe y la lealtad negocial;

(d) el sentido común".

b) Principios Latinoamericanos de Derecho de Contratos

Artículo 7. Buena fe. "(1) Las partes deben comportarse conforme a las
exigencias de la buena fe.

(2) Las limitaciones convencionales contrarias a la buena fe no producen


efecto alguno".
Artículo 69. Intención común de las partes. "El contrato debe
interpretarse de acuerdo con la intención común de las partes".

Artículo 76. Interpretación conforme a la buena fe. "En todo caso el


contrato debe ser interpretado de acuerdo con la buena fe".

Artículo 77. Concepto de Cumplimiento. "Cumplimiento es la ejecución


del contrato en los términos en que fue acordado".

Artículo 78. Lugar del cumplimiento. "(1) El contrato debe cumplirse en el


lugar que éste determine, expresa o tácitamente, o que sea determinable
conforme a éste.

Artículo 79. Momento del cumplimiento. "(1) El contrato debe cumplirse


en el momento que éste determine, y si no lo dispusiere, se debe estar a
las siguientes reglas:

(a) Si puede ejecutarse inmediatamente, su cumplimiento debe tener lugar


en el más breve plazo posible desde que se perfeccionó.

(b) Si por su naturaleza supone necesariamente un lapso para su


ejecución, debe cumplirse en el más breve plazo posible desde que se
perfeccionó.

(2) Si no fuere posible establecer el momento de cumplimiento de acuerdo


con esas pautas, se debe estar al que resulte de su naturaleza, los usos o
la buena fe.

IV. B

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Comunidad de Copropietarios de Golf Lomas de la Dehesa con


Inversiones Lomas de la Dehesa Limitada (2011): Corte de
Apelaciones de Santiago, 9 de agosto de 2013, rol Nº 272-2011. Cita
online: CL/JUR/1784/2013.

González Valenzuela con Corporación Santo Tomás (2012): Corte


Suprema, 11 de mayo de 2012, Rol, Nº 8935-2011.

Tapia Berríos, Juan Luis con Inmobiliaria Caleuche Ltda. (2014): Corte
Suprema, 3 de noviembre de 2014, rol Nº 16602-2013.

140Glide Diversiones Ltda. con Compañía de Inversiones y Desarrollo Sur S.A


(2008).

141Silva Escandón, María Gabriela con Dosque Contreras, Maria Luisa (1993).

142B (2007), pp. 337-338. Ver también, para el ámbito inglés, C (2012),
p. 116.

143B (2007), p. 337.

144Por otra parte, no toda declaración que hagan las partes con anterioridad al
contrato o al momento de celebrarlo debe entenderse como generadora de contenido
sustancial. Una buena aproximación a las condiciones que deben satisfacer dichas
declaraciones se encuentra en PECL 6:101 (1). Su texto es el siguiente:

Una declaración hecha por alguna de las partes antes o durante la conclusión del
contrato, se debe considerar fuente de obligación contractual si la otra parte,
lógicamente y de acuerdo con las circunstancias, así la entendió, teniendo en cuenta:

(a) La importancia aparente de la declaración para la otra parte.

(b) Si la parte formuló la declaración en el marco de una operación de negocios.

(c) Y la experiencia profesional de cada una de las partes.

145Empresa Minera Oriel Jeraldo y Cía. Ltda. con Minera Comercial San Cristóbal
Ltda. (2014).

146Celedón Fernández con Corporación Santo Tomás (2012).

147D -P (2007), p. 232.

148Ver, por todos, Claro Solar (2015).

149C S (2015), p. 222.

150C S (2015), pp. 224-225.

151C S (2015), p. 225.

152D Á (2012), p. 125.

153D -P (2007), p. 232.

154M M , Antonio Manuel (2014). "La noción unitaria de


incumplimiento en la Propuesta de Modernización del Código Civil", en González,
Isabel y García, Carmen (coords.), Estudios sobre el incumplimiento y resolución.
Navarra: Cizúr Menor, pp. 33-44.

155Z , Reinhard (2008). El nuevo derecho alemán de obligaciones.


Barcelona: Editorial Bosch, p. 59.

156Zorín S.A. con Compañía Siderúrgica Huachipato (2012).

157B S , Omri (2004). "Agreeing to Disagree': Filling Gaps in Deliberately


Incomplete Contracts. Michigan Law and Economics Research Paper, Nº 04-002, p.
5.

158G B , Alejandro (2002). "La buena fe en el Código Civil de Chile".


Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica, Nº 29, Ed. 1. p. 16.

159G B (2002), p. 18.


160G B (2002), p. 19.

161El artículo 4 del Código de Comercio dispone que: "Las costumbres mercantiles
suplen el silencio de la ley, cuando los hechos que las constituyen son uniformes,
públicos, generalmente ejecutados en la República o en una determinada localidad, y
reiterados por un largo espacio de tiempo, que se apreciará prudencialmente por los
juzgados de comercio".

162Un ejemplo podría ser la lesión enorme.

163Sobre esto D M (2017).

164Como se verá más adelante, en ocasiones, de hecho, hay buenas razones para
no considerar lo que las partes pactaron explícitamente.

165Un desarrollo de dichas exigencias puede encontrarse en L (2017) y en


B (2011).

166Inversiones Clarkson y Compañía Limitada c. Humberto Guillermo Donoso


Caamaño (2014).

167Wilibaldo Moreno Loyola con Banco Santander Chile S.A. (2015).

168Ana Olave Hernández con Allan Cepeda Lama (2015).

169Alcides Andrés Cortés Tabilo con Eduardo Ernesto Calderón Machuca (2014).

170Ver C (1981).

171D -P (2008), p. 271.

172Juana Gloria Muñoz Moreira con José Muñoz Aguayo (2003).

173La terminología pertenece a M M , Antonio Manuel (2006). "El


'propósito práctico' y la idea de negocio jurídico", en C , Federico, La
Modernización del Derecho de las Obligaciones. Madrid: Thomson Civitas, p. 332.

174Esta es una idea que ha desarrollado M M , Antonio Manuel


(1988). El error en los contratos. Madrid: Editorial Ceura, pp. 201-202 respecto del
error, pero que, como otros desarrollos del error, contribuye al esclarecimiento de
temas relacionados con el incumplimiento y la tutela del acreedor.

175En el ámbito nacional ver, por todos, P (2003), pp. 223-230.


176Ver J F , Jesús (1991). "Obligaciones de medios y de resultados (a
propósito de alguna jurisprudencia reciente)", en Anuario de derecho civil XLIV.

177J F (1991), p. 11.

178Eulalia Campos Jiménez con Servicio de Salud del Maule (2017).

179Alberto Gotelli Rivera con Servicio de Salud Concepción (2016).

180La Corte también ha considerado, aunque obiter dicta, que existen obligaciones
de resultado tratándose de cirugías con fines estéticos o embellecedores. Ver, por
ejemplo, la sentencia de 17 de junio de 2015, Alejandra Sánchez Jiménez con
Santiago Ibáñez Langlois (2015).

181Sobre esta discusión ver capítulo 14 (exoneración).

182J F (1991).

183Sobre el tema, en general, puede consultarse D M , Íñigo (2015). "La


integración publicitaria y la publicidad engañosa como supuestos de error inducido",
en AA.VV., Estudios de Derecho Privado, Homenaje al profesor Ramón Domínguez
Águila. Santiago: Thomson Reuters.

184B B , Enrigue y R C , Nicolás (2009).


"Responsabilidad por declaraciones y garantías contractuales", en Estudios de
Derecho Civil V. Santiago: LegalPublishing, p. 512.

185Muñoz Carvajal Carmen con Inversiones e Inmobiliaria Las Nieves.

186Sobre esto puede consultarse D M (2015).

187Sobre la interpretación auténtica en el ámbito nacional puede consultarse L


(2017), pp. 399-401.

188Ilustre Municipalidad de Pudahuel contra Starco S.A. (2005). Ver, en sentido


semejante, Jorge Abud Bannen y Compañía Limitada con Rafael Middleton Barahona
(2012); Patricio Mira Fernández y otro con I. Municipalidad de Viña del Mar (2012);
Telechea González, Juan Carlos contra Banco Santander Santiago (2010); Tilt S.A.
con Entel Telefonía Local S.A. (2008).

189María Carolina Cortés Novoa contra Isapre Banmédica S.A. (2003).

190Ver también Gonzalo Godoy Balbontín contra Isapre ING (2005).

191Sobre estos ejemplos puede consultarse C S (1979).


192La bibliografía aquí es extremadamente cuantiosa, para una muestra de ella
puede consultarse D M , Íñigo (2003). "Contratos por adhesión porque el
estado y no solo mercado". Revista Chilena de Derecho Privado, Nº 1.

193Sobre la diferencia entre justicia procedimental y sustantiva ver D M ,


Íñigo (2004). "El control de las cláusulas abusivas y la letra g)". Revista Chilena de
Derecho Privado, Nº 3.

194Sobre la norma puede consultarse D M (2007).

195Servicio Nacional del Consumidor con Cencosud Administradora de Tarjetas


S.A. (2013).

196Posteriormente la Corte Suprema, con fecha 29 de septiembre de 2003,


rechazó el recurso de casación en el fondo presentado, pero anuló de oficio la
sentencia por un vicio de forma, confirmado la sentencia de primera instancia. Rol Nº
4312-2003.

197Los hechos fueron extractado de la sentencia dictada por el 1er Juzgado de


Letras de Calama con fecha 26 de diciembre de 2013. Rol Nº C-1328-2013.
C VI L

S : I. Las cuestiones; II. Las sentencias; III. Reglas sobre la materia;


IV. Bibliografía nacional de consulta; V. Otras sentencias sobre la materia.

I. L

Introducción

El capítulo anterior examinó el contenido del contrato, al hacerlo


advertimos que, parcialmente al menos, dicho contenido está
compuesto por deberes de prestación. Lo que nos interesa aquí es
considerar el fenómeno del incumplimiento; al hacerlo, advertiremos
que la falta de cumplimiento puede predicarse tanto de esos deberes
de prestación como del contrato en su conjunto y que hacerlo de una u
otra manera trae consecuencias relevantes. Defenderemos que en el
Código Civil, en general, resulta preferible hablar de incumplimiento del
contrato. No obstante lo anterior, encontramos una excepción respecto
de las obligaciones de especie o cuerpo cierto. Sin embargo, aún
respecto de ellas encontramos sentencias que emplean la idea de
incumplimiento del contrato. Al hacerlo de esta manera tiende a diluirse
la diferencia entre un régimen general de tutela del acreedor y otros
especiales.

1. En el Código Civil

El Código Civil, no define el "incumplimiento", ni lo regula


sistemáticamente. En él únicamente encontramos una disciplina, si es
que podemos denominarla así, bastante dispersa, en la que conviven
unas reglas generales —de aplicación a toda especie de obligación
contractual, piénsese en los artículos 1489, 1547, 1553, 1555, 1556 y
1558, entre otros— y otras especiales de aplicación únicamente a
alguna clase de obligaciones, nacidas de tipos contractuales
particulares, como en la compraventa (artículos 1826, 1831, 1838 y
1857); y en el arrendamiento (artículos 1924, 1926, 1927 y 1930).
Conviven un régimen general y otros especiales, ofreciendo al
acreedor soluciones diversas para el evento del incumplimiento.

El Código Civil, entonces, en contraste con los instrumentos que


integran el moderno derecho de contratos —como la CISG, los PCCI,
los PECL, los PLDC y la reciente reforma francesa de 2016— carece
de una definición de incumplimiento y de un régimen que lo
reglamente. Así, a vía ejemplar, los PLDC, prevén un régimen para el
incumplimiento del contrato, que principia con su definición "como no
ejecución de lo pactado", y, además, los medios de tutela del acreedor
—remedios—, enumerándolos y dando reglas particulares para cada
uno (Capítulo 8, artículos 86 al 116)198.

Esta dispersión normativa y la aludida fragmentación trasuntan en


distintos niveles de protección para el acreedor ante el incumplimiento
según la obligación infringida199. El modelo del codificador
decimonónico tanto de vinculación contractual, como de obligación, no
se ajusta al imperante en el tráfico y en el moderno derecho de
contratos. Hemos transitado desde la idea del contrato como conjunto
de obligaciones unidireccionales a otro que envuelve una garantía de
satisfacción del interés del acreedor y que impone al deudor la
realización del contrato, de lo pactado200.

2. La necesidad de un concepto unitario de incumplimiento y la


superación de la pluralidad de regímenes de tutela del acreedor

La ausencia de un concepto general de incumplimiento, dispersión y


superposición de normativas, junto a la fragmentación de las
obligaciones contractuales y de sus efectos en caso de incumplimiento,
producen en los jueces —estatales y privados— y abogados, una
incertidumbre no deseada. Con único propósito de mostrarles las
perplejidades que provoca un régimen como el del Código Civil. Las
siguiente sentencias evidencian el problema.

Comencemos por los hechos de una sentencia bien conocida de la


Corte Suprema de 27 de julio de 2005201. Se trata de un contrato de
compraventa en el que la vendedora se obligó a entregar 7.000 kilos
de "sal nitrificada" con una concentración del 0,8% de nitrito de sodio y
entregó la cantidad de sal acordada, pero con una concentración del
8.0%, es decir "sal de cura". La compradora demandó, en lo principal,
resolución del contrato de compraventa y, en subsidio, la rescisión por
vicios redhibitorios. La vendedora se defiende, alegando que la acción
procedente sería esta última y no la primera. En lo que respecta a esta
última pretensión, la Corte Suprema declara que, a primera vista,
pareciera que se trataría de un caso de vicio redhibitorio, destacando
que debe entenderse que la acción redhibitoria es una resolutoria
especial, sometida a una regulación distinta de la general del
artículo 1489 del Código Civil. Añade que, ante el cumplimiento
imperfecto de la obligación de entregar, si bien puede ocurrir que éste
reúna los requisitos de los vicios ocultos, siendo aplicable su
regulación particular. Si no es el caso, resulta aplicable el citado
artículo, procediendo así, si se cumplen los requisitos, la resolución del
contrato. En seguida, el sentenciador examina si concurren, o no, las
condiciones de un vicio redhibitorio y advierte que en el caso no se
entregó la cosa realmente vendida, sino otra distinta, un aliud pro alio;
y que la primera condición para estar ante un vicio de esta especie es
que se trata de la misma cosa, pero con un defecto. Por esta
consideración, se hace lugar a la resolución del citado artículo 1489
que fuera demandada en lo principal202.

Sigamos con una segunda sentencia, también de la Corte Suprema,


de fecha 13 de marzo de 2017203. Ella recoge la doctrina de la
sentencia anterior. La compradora demanda la resolución del contrato,
fundándose en que ella compró tres toneladas de sulfato de zinc
granulado, destinado a fertilizar una plantación de nogales de la
variedad "Chandler" y que, sin embargo, el vendedor le entregó sulfato
que contenía un alto porcentaje de boro, situación que determinó que
el fertilizante intoxicara a las plantas, arriesgando la subsistencia de
algunas y un retraso en el crecimiento de otras. El vendedor cuestionó
que procediera la resolución. Según su opinión se trataba de un caso
de vicios redhibitorios y, en consecuencia, la acción rescisoria —no la
resolutoria del artículo 1489 del Código Civil, se encontraba prescrita.
La Corte Suprema rechaza la defensa del vendedor expresando que lo
entregado por la parte demandada no era lo que el contrato obligaba,
sino que entregó una cosa distinta de la pactada. Y, agrega como
argumento adicional que, al ser una obligación de género, resulta
aplicable el artículo 1509 del Código Civil, conforme con el cual el
deudor queda libre de ella, entregando cualquier individuo del género,
con tal de que sea de una calidad a lo menos mediana. Concluye que
debe acogerse la demanda de resolución conforme el citado
artículo 1489 del Código Civil, porque el vendedor entregó una cosa
distinta de la vendida, descartándose, de este modo, la existencia de
un vicio redhibitorio y la excepción de prescripción del artículo 1867.

En tercer lugar, detengámonos en la sentencia de la Corte Suprema


de 24 de marzo de 2011204. Las partes celebran un contrato de
compraventa mercantil de dos semi-remolcadores "tolva", descritos en
las facturas correspondientes, a un precio de $24.395.000 cada uno. El
vendedor demanda en juicio ordinario al comprador por el pago del
saldo de precio y el demandado opone la excepción de contrato no
cumplido del artículo 1552 del Código Civil, habida cuenta que el
demandante incumplió su obligación de entregar determinados bienes,
al entregar algo muy distinto a lo pactado. Las mercaderías no
cumplían con las especificaciones técnicas ofrecidas, lo que significó
que nunca pudieron servir, completa y eficientemente, en las faenas
para las cuales habían sido adquiridas. El vendedor se defendió,
alegando que la excepción opuesta no se fundaba en un
incumplimiento contractual, sino en un vicio redhibitorio y que, por
ende, las acciones del comprador se encontrarían prescritas, por lo
que mal podría invocarse tal incumplimiento como fundamento de la
excepción en cuestión. La Corte Suprema rechaza tal alegación porque
el derecho que invoca el comprador ha derivado de la inejecución de la
obligación de entrega del vendedor y no de un vicio redhibitorio.

En cuarto lugar, visitemos la sentencia de la Corte Suprema, de fecha


6 de diciembre de 2016205. El comprador celebró una compraventa de
un bus nuevo, con especificaciones técnicas claras, con la finalidad de
transportar personas con éste. Con todo, el vehículo entregado
presentó fallas de fabricación de distinta índole. El comprador
demandó la resolución del contrato más indemnización de perjuicios en
virtud del artículo 1489 del Código Civil, alegando que se le entregó
una cosa distinta a la pactada, a saber, un vehículo con defectos
materiales que, al no cumplir con los requisitos mínimos para su uso, lo
hacen inhábil para cumplir el objeto de la compraventa. En subsidio,
interpuso demanda de resolución por vicio redhibitorio, junto con la
indemnización de perjuicios. En primera instancia, el Tribunal declaró
que el comprador sólo puede ejercitar las acciones generales por
incumplimiento cuando no concurran los requisitos de los vicios
redhibitorios; de concurrir tales requisitos, deberá ejercitar las acciones
para tales vicios, debido al carácter especial de las reglas que le
gobiernan. Estimó que en este caso efectivamente se trataba de un
vicio redhibitorio, razón por la cual rechazó la demanda principal y
acogió la demanda subsidiaria, declarando la recisión del contrato. Sin
embargo, rechazó la indemnización de perjuicios, en atención a que los
defectos del vehículo provenían de fábrica, no siendo por tanto de
aquellos que el vendedor conocía o que debía conocer en atención a
su profesión u oficio. De esta manera, no se cumplía con el requisito de
procedencia de la indemnización de daños del 1861 del Código Civil.
La Corte de Apelaciones y la Corte Suprema confirman el fallo.

En quinto lugar, la sentencia de la Corte Suprema, de fecha 18 de


mayo de 2011206. Las partes celebraron un contrato de compraventa
de un departamento que, según la publicidad objetiva, tenía una
superficie determinada; sin embargo, el vendedor al recibir el inmueble
constató que el departamento tenía una superficie real menor en 9,67
metros cuadrados a la declarada en la publicidad, que se integró por
aplicación de la norma de la Ley General de Urbanismo y
Construcciones (artículo 18, inciso 5º). Fundado en lo anterior,
demandó la respectiva indemnización de perjuicios por incumplimiento
de la obligación de entrega. En primera instancia se rechazó la
demanda. La Corte de Apelaciones respectiva revoca el fallo, y acoge
la acción deducida. La parte demandada deduce recurso de casación,
alegando que no es posible aplicar los artículos 1833 y 1835 del
Código Civil —que disponen sobre la diferencia de cabida como
hipótesis particular de incumplimiento— toda vez que refieren
exclusivamente a la compraventa de un inmueble a medida, no siendo
el caso de autos, que trata sobre la venta de un inmueble como
especie o cuerpo cierto. Además, añade que, el comprador había
declarado, en la escritura pública, recibir el inmueble a su entera
satisfacción. Entonces, basándose en estos dos argumentos, alega
que el comprador no puede alegar como incumplimiento la diferencia
de superficie (declarada y real). La Corte rechaza el recurso deducido,
expresando que, efectivamente no son aplicables los artículos 1833 y
siguientes, toda vez que ellos sólo son aplicables a la compraventa de
predios rústicos y en el caso se trataba de un inmueble urbano. Hay
incumplimiento de la obligación de entrega. El vendedor no entregó lo
que rezaba el contrato según el artículo 1828 del Código Civil.

3. ¿Qué hay de común en todos estos casos?


Primero, en la mayoría de los casos, el acreedor (el comprador),
ejercita los remedios generales fundándose en un incumplimiento del
contrato por parte del deudor (el vendedor no entregó lo que rezaba el
contrato).

Segundo, en todos los casos el deudor se defiende alegando que no


hay incumplimiento general, sino una infracción sometida a un régimen
especial que hacía improcedente la demanda principal o excepción.

Tercero, en todos aparece la tensión entre el régimen general del


incumplimiento y los regímenes especiales, debido a los distintos
niveles de protección que confieren al acreedor.

Y, Cuarto, en todos los casos, pese a la discusión en torno al régimen


aplicable y las acciones procedentes, si hacemos abstracción de los
regímenes especiales, lo que habría es incumplimiento de contrato,
siendo procedentes las acciones generales a que este último da lugar.

En todos los fallos, salvo el que se pronuncia sobre el bus nuevo con
defectos, la Corte Suprema adhiere a un concepto amplio y unitario de
incumplimiento, confiriendo, de este modo, la misma protección al
acreedor afectado.

A lo anterior, hemos de añadir que en otros casos, sin alegarse sobre


si hay o no incumplimiento, la Corte Suprema, al justificar su
resolución, razona en términos como si de un incumplimiento se
tratase. Así, la sentencia de la Corte Suprema, de 9 de diciembre de
2015207que, al declarar la nulidad de una compraventa por error
sustancial, fundamenta su resolución en que en virtud de este contrato,
el vendedor debe entregar lo que reza el contrato, de acuerdo con el
artículo 1828 del Código Civil y que, al entregar una cosa que no posee
la cualidad material que determinó su celebración, habría incumplido
tal obligación, siendo procedente la declaración de nulidad por error
sustancial.

Una sociedad compra cerdos para faenarlos y, posteriormente,


vender su carne para el consumo humano en el extranjero. Sin
embargo, el comprador no pudo comercializar la carne porque ella
contenía altos niveles de dioxina, situación que los hacía inidóneos
para el consumo humano. La compradora se niega a pagar el precio y
la vendedora demanda ejecutivamente el cobro de las facturas
impagas. A la parte compradora, al ser demandada ejecutivamente,
sólo le queda oponer la excepción de nulidad relativa alegando que
padeció de un error sustancial sobre la calidad de los cerdos, ya que
los entregados no poseían la calidad que les hacía idóneos para ser
comercializados. En ambas instancias se acogió la excepción
deducida; y el ejecutante interpuso recurso de casación en el fondo y
que la Corte Suprema rechazó, fundando su fallo en el artículo 1828
del Código Civil, dado que el vendedor no entregó lo que rezaba el
contrato. La Corte declara que, indiscutiblemente, el vendedor debió
haber entregado partidas de cerdos aptas para el consumo humano,
cosa que no sucedió.

4. Una cuestión clave. El modelo de vinculación contractual ¿a qué se


obliga el deudor?

Para dar respuesta sobre si hubo cumplimiento o incumplimiento del


deudor, previamente debemos dilucidar a qué se obligó en virtud del
contrato. Tal interrogante no concierne ni al contenido del contrato, ni a
su determinación —problema objeto del capítulo anterior—, sino al
modelo de vinculación contractual que hemos de adoptar, para
alcanzar una correcta y adecuada comprensión de la noción de
incumplimiento y, seguidamente, de sus efectos.

Dos son los modelos de vinculación contractual a los que debemos


prestar atención. El primero, que la concibe como un conjunto de
deberes de conducta —entiéndase obligaciones contractuales—, que
podemos calificar de "fragmentado"; y, el segundo, que la concibe
como una garantía de realización del contrato, entendido como unidad,
y, consiguientemente, de la satisfacción del interés del acreedor208. El
primero es característico del derecho civil decimonónico, mientras que
el segundo lo es del common law, y hoy de la CISG y otros
instrumentos del moderno derecho de contratos, como los PCCI, los
PECL y los PLDC, entre otros209. En el modelo fragmentado, el
deudor se obliga a ejecutar obligaciones contractuales y si no lo hace o
lo hace imperfectamente, infringe la obligación concernida; en el
segundo, en cambio, su obligación consiste en realizar el contrato,
entendiéndose que no lo hace cuando el deudor no ejecuta lo pactado,
provocando la insatisfacción del interés del acreedor. Quiere decir que
en uno, el deudor cumple e incumple la obligación; y, en el otro, cumple
o incumple el contrato210.

Morales Moreno, refiriéndose a la vinculación contractual de los


códigos decimonónicos, afirma que:

"esta construcción, aunque pueda parecer muy clara y fácil de explicar, es


excesivamente esquemática y limitada, pues sólo contempla los deberes de
conducta del deudor. No considera la vinculación contractual desde la
perspectiva del acreedor (desde la satisfacción de su interés). Resulta, por
ello, insuficiente para incorporar todos los contenidos de la vinculación
contractual. Así, por ejemplo, impide, o al menos dificulta, que las
cualidades (materiales y jurídicas) que debe tener la cosa específica
vendida, para satisfacer el interés del comprador, sean contenido del deber
de prestación"211.

En cambio, aludiendo ahora al modelo de la CISG —el de garantía


de realización del contrato— expresa que en él están presentes dos
aspectos fundamentales de los que carecería el modelo anterior:

"Primero: las cualidades que debe tener la cosa (y no sólo la entrega de


misma), forman parte del contenido del deber de prestación del vendedor.
El problema teórico que pudo plantear la imposibilidad inicial de que la cosa
específica vendida deba tener las cualidades que no tiene, ha sido
superado.

Segundo: el comprador dispone de un sistema de remedios del


incumplimiento, y no, simplemente, del sistema de protección del
saneamiento (acciones edilicias). El sistema de remedios del
incumplimiento garantiza al comprador (en la medida del fin de protección
del contrato) la satisfacción de su interés en que la cosa tenga las
cualidades que debe tener conforme al contrato: el sistema de
saneamiento, como hemos visto, normalmente no"212.

La pregunta que debemos formularnos, entonces, refiere a si es


posible, o no, sostener este segundo modelo de vinculación en nuestro
Código Civil.

Si pensamos, únicamente, en las obligaciones de dar nacidas de un


contrato bilateral —como en la compraventa— coincidiremos que, si se
trata de obligaciones que tienen por objeto una especie o cuerpo cierto,
existen buenas razones para entender que el modelo de vinculación es
el primero; sin embargo, la respuesta varía si pensamos en
obligaciones de dar individuos de un género. Respecto de éstas, la
vinculación contractual se aproxima más a aquella de la CISG, cuyo
modelo es el contrato con objeto fungible. Desde este punto es posible
avanzar hacia una relectura de las normas sobre incumplimiento y sus
efectos, aproximando el derecho decimonónico al del nuevo derecho
de contratos213.

Si estamos en lo correcto, quiere decir que el ámbito de los


regímenes especiales que el Código Civil prevé en la compraventa
para las entregas defectuosas —o con anomalías materiales y jurídicas
—, estaría limitado a aquellas ventas de especie o cuerpo cierto,
respecto de las cuales el modelo de vinculación sería el primero, es
decir, el contrato como fuente de obligaciones particulares. En cambio,
para las compraventas que recaen en individuos de un género, el
modelo sería uno muy próximo, sino idéntico, al de la vinculación
contractual garantía. Esta delimitación daría cuenta que en nuestro
Código Civil, convivirían los dos modelos; y que, además, tratándose
de las ventas específicas se plantea el problema del concurso de
acciones para las hipótesis de cumplimientos defectuosos, tal como lo
mostraremos en el capítulo siguiente.

Puestas así las cosas, podemos avanzar en el sentido que,


tratándose de las obligaciones de dar individuos de un género, la
vinculación sería más próxima a la imperante en el nuevo derecho de
contratos, razón por la cual no habría discusión acerca de que el
deudor compromete en ellas la realización del contrato, la ejecución de
lo pactado; y, por consiguiente, el incumplimiento no estaría referido a
obligaciones particulares, sino al contrato como una unidad.

El punto que queda por develar, pese a la división anterior, refiere a si


podemos, o no, extender este modelo de vinculación a las restantes las
obligaciones contractuales, incluidas las de dar una especie o cuerpo
cierto.

Si aceptamos la posibilidad de concurso de acciones en hipótesis de


entrega defectuosa, concurso de acciones que, en nuestra opinión,
presupone que unas mismas circunstancias de hecho pueden
calificarse, a la vez, de incumplimiento y, por ejemplo, de vicio
redhibitorio; y si aceptamos, además, como lo ha hecho nuestra Corte
Suprema, que la opción de la acción corresponde al acreedor, la única
justificación de esta solución se halla en la vinculación garantía de
realización del contrato. Quiere decir, entonces, que incumplió.

¿Qué conclusiones podemos extraer de lo expresado?

Primero, que tratándose de las obligaciones de dar individuos de un


género, el modelo de vinculación se aproxima con aquel que la concibe
como garantía de realización del contrato.

Segundo, que el modelo de vinculación para las obligaciones de dar


una especie o cuerpo cierto es el fragmentado; sin embargo, habría
buenas razones para entender que tal modelo conviviría con el de
garantía de realización del contrato.

Y, tercero, que tratándose de las otras obligaciones, las de hacer, no


habría ninguna razón para negar como modelo de vinculación el de
garantía de realización del contrato. Así pareciere recogerse de dos
sentencias que se pronuncian sobre el incumplimiento de obligaciones
de hacer, resaltando que el deudor se obliga a desplegar una cierta
actividad orientada a la satisfacción del interés del acreedor, más que a
la realización de específicos deberes de conducta.

La primera, la sentencia de la Corte Suprema de 6 de diciembre de


2011, que se pronuncia sobre el incumplimiento de contrato de
mandato judicial, en la que se lee:

"En esas condiciones, los magistrados del fondo concluyen que, siendo una
obligación, la asumida por los demandados, de poner en beneficio de su
mandante el comportamiento y diligencia debidos, por efecto de la referida
omisión, ocasionaron negligentemente al actor un perjuicio irreparable, que
incide en el resultado de su pretensión y que configura el incumplimiento de
las obligaciones contractuales de los demandados, al no poner a favor del
mandante el comportamiento o actividad debida para finalizar con éxito lo
que, hasta la dictación de la sentencia definitiva, había logrado"
(considerando tercero)214.

Y, la segunda, también de la Corte Suprema, de 5 de junio de 2013,


que al juzgar sobre el incumplimiento de un contrato de prestación de
servicios médicos, expresa:

"Que en el ejercicio del acto médico, el profesional se obliga a emplear


todos sus conocimientos y medios suficientes y disponibles con el objetivo
de precaver, diagnosticar, tratar y curar la enfermedad. Conforme con ello,
determinaron que la culpa de la que responde el médico se origina por no
haber empleado los medios suficientes para el propósito encomendado o
no haber sido diligente o prudente en tomar todas las precauciones que
hubieran evitado el daño. No obstante lo anterior, también consideraron que
el médico está obligado a cumplir 3 obligaciones de resultado: el deber de
información, la obligación por los materiales y productos y la obligación
relativa a los exámenes y análisis simples, ya que los diagnósticos y
resultados están sujetos a la interpretación del profesional acerca de su
alcance y posibles efectos, y que en relación a la obligación de medios, el
profesional debe atenerse a su lex artis, que impone los deberes de seguir
los progresos de la ciencia; mantener una práctica adecuada de los
protocolos; obedecer las reglas generalmente admitidas por la ciencia y el
arte de la salud especializada a cual se dedica; conocer sus personales
limitaciones frente al acto que debía realizar; y mantener una observancia
del reglamento destinados a normar las acciones de salud, los protocolos
médicos quirúrgicos, etc." (considerando cuarto)215.

¿Podemos afirmar el modelo de vinculación garantía en nuestro


Código Civil?

Para dar respuesta a esta interrogante, de nuevo resultan muy


sugerentes las palabras de Morales Moreno, quien sostiene que es
posible identificar en el Código Civil español, el modelo de vinculación
garantía, al afirmar que:

"Quizás pueda parecer que el nuevo modo de entender la vinculación


contractual (...) es una construcción importada del Common Law, extraña a
la concepción de los Derechos continentales, y que, por tanto, no procede
tomarla en cuenta en nuestro Ordenamiento. Esta consideración, a mi
modo de ver, sería incorrecta. (...). Para ponerlo de manifiesto voy a
recordar, a continuación, cómo Federico de Castro en su construcción del
concepto de negocio jurídico siguió un método parecido".

Luego, en su trabajo acerca de "El propósito práctico y la idea de


negocio jurídico en Federico de Castro", en el que se ocupó del modo
de entender el negocio jurídico por de Castro, advertía que:

"El negocio jurídico debe ser entendido, siguiendo la idea de Castro, no


simplemente como un mecanismo de creación, modificación o extinción de
relaciones jurídicas, aunque también le cabe ese cometido, sino como algo
más complejo y de más amplio alcance: como un medio para organizar los
particulares intereses. Extrayendo las consecuencias que pueden derivarse
de este enfoque, resulta que todo negocio jurídico, en sí mismo
considerado, justifica en quienes lo han celebrado un determinado interés,
que razonablemente aspiran a ver satisfecho y que, también, por múltiples
causas, unas imputables a la conducta de la otra parte y otros no
imputables a ella, puede quedar sin satisfacción (...)"216.

Esta extensa cita nos permite afirmar que, tal como lo sugieren,
primero, de Castro y, después, Morales Moreno, si bien el contrato
cumple la tarea de crear derechos y obligaciones, constituye, por sobre
todo, un dispositivo que tiene por finalidad que las partes satisfagan el
interés que determinó la celebración del contrato; interés que, por
causas imputables o no al deudor, puede quedar insatisfecho. Así
parece recogerlo el artículo 1926 de nuestro Código Civil que, de una
parte, utiliza como criterio para definir los efectos del incumplimiento —
el retardo en la entrega— la utilidad del contrato para el acreedor
conectada con las circunstancias que motivaron la celebración del
contrato. Y, de otro, permite escindir los efectos del incumplimiento de
la imputabilidad, al limitarla, como condición de procedencia, sólo a la
pretensión indemnizatoria, no así a la resolución del contrato. De la
norma se infiere que el interés del acreedor puede quedar sin
satisfacción por causas imputables, o no, al deudor. Si lo son, procede
la indemnización; si no, sólo la resolución.

Quiere decir, entonces, que los problemas de cumplimiento e


incumplimiento de contrato son, al mismo tiempo, de satisfacción e
insatisfacción del interés del acreedor, siendo determinante a estos
efectos, tal como lo hemos explicado en el capítulo anterior, descubrir
el propósito práctico de las partes incorporado al contrato; propósito
que permite no sólo definir el interés del acreedor, sino también su fin
de protección.

¿Qué consecuencias se siguen de afirmar que nuestro Código Civil


recoge el modelo de vinculación contractual garantía de la realización
del contrato?

Que el deudor, al contratar, se obliga a realizar el contrato,


garantizando la satisfacción del interés del acreedor y que cualquiera
desviación respecto de lo pactado, constituye incumplimiento y pone a
disposición del acreedor los remedios generales al mismo. Y que, en la
tarea de definir si el deudor cumplió o no el contrato, resulta irrelevante
si la causa fue o no le fue imputable217. Aparece la noción de
incumplimiento como hecho amplio y objetivo o neutro.

Nuestra Corte Suprema, en sentencia de 10 de diciembre de 2012,


recoge esta idea de incumplimiento entendido como insatisfacción del
interés del acreedor y que confiere al acreedor una serie de remedios,
al declarar en su considerando cuarto que:
"Cuarto: Que de la sola existencia del incumplimiento contractual,
entendido este como la insatisfacción del interés del acreedor, no se
desprende necesaria y directamente la consecuencia demandada, esto es,
la resolución del contrato y la consiguiente indemnización de perjuicios".

Queda pendiente entonces ahora, averiguar si el incumplimiento así


entendido tiene, o no, asiento normativo en nuestro Código Civil.

5. Una noción unitaria de incumplimiento en el Código Civil218

El incumplimiento se entiende como un hecho amplio y objetivo cuyo


efecto inmediato es la insatisfacción del interés del acreedor, al punto
que se sostiene —a partir del concepto realista de contrato arriba
examinado— que para comprender el fenómeno del cumplimiento y el
incumplimiento de contrato, hemos de examinarlo como un problema
de satisfacción e insatisfacción del mencionado interés.

Es un hecho amplio puesto que para establecerlo basta la simple


constatación de la falta de coincidencia entre el objeto ideal —lo
idealmente prometido por el deudor— y el objeto real —lo
efectivamente ejecutado por el deudor; cualquiera desviación respecto
del objeto ideal implica el incumplimiento del deudor. De forma que el
deudor no incumple una o más obligaciones aisladas, sino el contrato
todo, siendo indiferente, en principio, la clase o tipo de obligación
incumplida. De cualquier modo, el carácter amplio del incumplimiento
no puede significar que, cualquiera sea su manifestación, hará
procedente cualquier remedio. Siempre hemos de estar a si concurren,
o no, las condiciones que configuran su supuesto de hecho. Así, en la
exposición de motivos de la Propuesta de Modernización del Código
Civil español en materia de obligaciones, se lee:

"El dibujo de los incumplimientos no es el mismo en cada uno de los


remedios (acción de cumplimiento, resolución por incumplimiento,
pretensión de indemnización de daños), pero, sin duda, también que puede
tener vigencia un sistema que generalice la figura del incumplimiento"219.

Por su parte, el artículo 91 de los PLDC plasma la idea del


incumplimiento unitario que permite articular un elenco de remedios,
cada uno con sus propias condiciones de procedencia que configuran
su supuesto de hecho específico. Así se extrae del encabezado de su
párrafo (1), al prescribir: "En caso de incumplimiento, el acreedor
puede ejercer, a su elección y según proceda, alguno de los siguientes
medios de tutela".

Y el incumplimiento es un hecho objetivo o neutro porque prescinde


de su causa, de la valoración de la conducta del deudor; no interesa si
se debió o no a un caso fortuito, únicamente interesa que el deudor no
ejecutó lo pactado, provocando la insatisfacción del acreedor220. Ese
incumplimiento que tuvo por causa un caso fortuito permite,
igualmente, al acreedor disponer de alguno de los remedios.
Explicando este carácter neutro, Nieves Fenoy, afirma que:

"Y el tercer y último rasgo del incumplimiento de la Propuesta civil es que el


incumplimiento es un concepto neutro desde el punto de vista de la
imputación subjetiva al deudor. Basta constatar que ha habido una
divergencia entre lo materialmente ejecutado y lo diseñado y exigible según
el contrato, para que pueda decirse que el deudor ha incumplido. El
incumplimiento incluye el incumplimiento inexcusable y el excusable"221.

Los instrumentos del nuevo derecho de contratos, como la CISG, los


PCCI, los PECL, los PLDC y, también, la reforma al Code Civil de
2016, entre otros, recogen esta noción unitaria de incumplimiento
amplia y objetiva. Noción de incumplimiento que encierra todas sus
manifestaciones, incluso el error vicio del contrato y la imposibilidad
originaria —carácter amplio— sin que resulte relevante si el
incumplimiento —así concebido— se debió a una causa imputable o no
al deudor —carácter objetivo222.

A este efecto, resulta especialmente conspicua la definición de


"incumplimiento de contrato" y su regulación en los PLDC, la que
destaca por su simplicidad y porque explicita todo aquello a lo que se
ha llegado por la vía interpretativa de la disciplina del incumplimiento
en los restantes instrumentos de referencia. En efecto, el capítulo 8 de
los PLDC disciplinan el incumplimiento del contrato y el artículo 86 lo
define como: "la falta de ejecución del contrato en la forma pactada",
añadiendo que el incumplimiento imperfecto comprende toda
disconformidad entre lo acordado y lo ejecutado por el deudor. Así, el
incumplimiento del contrato es el reverso de su cumplimiento, de modo
que se incumple el contrato cuando no se realiza lo acordado o se
realiza imperfectamente. Como hemos afirmado en otro sitio:

"En los Principios, al igual que en los instrumentos de derechos uniforme, el


Código Civil francés y las propuestas de reforma al Código Civil español, el
incumplimiento constituye un hecho amplio y objetivo. Por lo que toca a la
amplitud, (...) éste incorpora cualquiera hipótesis de desviación respecto de
lo pactado, absorbiendo categorías que en la tradición decimonónica se
someten a disciplinas especiales, excluyéndose del régimen general del
incumplimiento, como la imposibilidad, los vicios ocultos y la evicción (...)
Por lo que se refiere ahora al carácter objetivo de incumplimiento, en los
PLDC resulta irrelevante para definir si hay o no incumplimiento, si éste
tuvo su causa en la propia conducta del deudor, del acreedor o de sus
auxiliares, de caso fortuito o de fuerza mayor..."223.

Volviendo a nuestro Código Civil, hemos de advertir que el carácter


objetivo del incumplimiento reviste, por así decirlo, un interés más bien
teórico que práctico. Bien sabemos que, en nuestro Código Civil, a
partir del inciso 3º del artículo 1547, se entiende que los
incumplimientos se reputan imputables al deudor mientras éste no
acredite un caso fortuito o de fuerza mayor (inciso 4º). Quiere decir,
entonces, que el incumplimiento atribuye responsabilidad, mientras el
deudor no acredite una causa de exoneración. Así los recoge, por lo
demás, explícitamente el citado artículo 1926 del Código Civil224.

En cambio, el carácter amplio del incumplimiento reviste una


insospechada importancia en la práctica de nuestros Tribunales,
siendo tal carácter la consecuencia inmediata, como hemos destacado,
de adherir a la vinculación contractual garantía de realización del
contrato. Esta noción amplia de incumplimiento permite simplificar y
aglutinar las distintas manifestaciones del incumplimiento, desde la
falta de actividad del deudor, el retardo en el cumplimiento, como
aquellas hipótesis de cumplimientos imperfectos debido a que el objeto
de la prestación adolece de anomalías materiales o jurídicas, y otras,
como el error, vicio del consentimiento225. Esta noción absorbe las
distintas manifestaciones de incumplimiento, a las que nos referiremos
en el capítulo que sigue.

Así, en el caso de los cerdos, si el vendedor no se hubiera


adelantado, iniciando el juicio ejecutivo de cobro de pesos en contra
del comprador, éste no habría alegado la nulidad relativa por error
sustancial del artículo 1454, sino la resolución por incumplimiento de
contrato según el artículo 1489 del Código Civil y, ante la alegación del
demandado que lo que allí hay es un error o un vicio redhibitorio, el
Tribunal se hubiera limitado a afirmar que ciertamente hay
incumplimiento, porque el vendedor no hizo entrega de lo que rezaba
el contrato.

Y en el caso de los buses, podríamos transitar entre el error y el


incumplimiento, pasando por los vicios redhibitorios y, concluir, pese al
criterio de la Corte Suprema que aplica al caso, que, desde la óptica
del artículo 1828 del Código Civil, el vendedor no entregó al comprador
lo que rezaba el contrato, a saber, un bus nuevo, libre de cualquiera de
las anomalías materiales que lo hiciera inhábil para la finalidad que
determinó la decisión de comprar. Resolvemos el conflicto acudiendo a
la doctrina del aliud pro alio funcional. Verda y Beamonte afirma que,
junto con esta versión material del aliud pro alio, en la que lo relevante
es la identidad física de la cosa entregada, es posible detectar otra en
la práctica de los tribunales españoles, a la cual denomina "funcional".
En esta segunda versión, el aliud pro alio comprendería supuestos en
que existe identidad física entre lo debido y lo entregado, sin embargo,
la cosa resulta "funcionalmente incapaz de desempeñar el destino
económico-social a que se destina y, por ende, de satisfacer aquellas
concretas necesidades que indujeron al comprador a efectuar su
adquisición"226.
Ambos casos nos permiten ilustrar sobre las consecuencias
derivadas de una comprensión amplia del incumplimiento entendido,
sencillamente, como la no realización de lo pactado o su realización no
conforme.

6. ¿Cuál es el asiento normativo de un concepto amplio de


incumplimiento en el Código Civil?

La construcción de una noción amplia de incumplimiento en nuestro


Código Civil puede asentarse en las reglas de los artículos 1568, 1569
y 1828227, pues de estas tres disposiciones extraemos que el
incumplimiento consiste en la realización de la prestación no conforme
con el contrato228. Quiere decir, entonces, que los conflictos de
incumplimiento lo son también de cumplimiento, y que el juez resolverá
conforme con la regla contractual, cobrando especial interés la
determinación del contenido del contrato, problema que fuera objeto
del capítulo anterior.

Entonces, si el pago no se efectúa bajo todo respecto conforme con


el contrato (artículos 1545 y 1546 del Código Civil), hay
incumplimiento. El pago imperfecto no produce su efecto liberador,
abriendo paso a los remedios del acreedor, cuyo fundamento se
explica, precisamente, en la subsistencia del contrato229.

Sobre el particular hemos de prestar atención a dos sentencias de


nuestros Tribunales superiores de Justicia. La primera, es la sentencia
de la Corte de Apelaciones de Concepción de 1 de diciembre de
1993230, que se pronuncia sobre un caso de entrega de un inmueble
que adolece de un defecto jurídico, como lo es la existencia de una
hipoteca no declarada por el vendedor, al expresar:

"... el vendedor está obligado a entregar lo que reza el contrato, regla


dispuesta a propósito de la obligación de entregar (Ti´t. XXIII, Lib. IV) y que
hace de la obligación de entregar no solamente un paso material y jurídico
de la cosa, sino también comprender en ella, una identidad entre aquello
que forma el objeto de la obligación y lo efectivamente entregado, puesto
que, en definitiva, no se trata sino de la particularización de la regla general
del artículo 1569 que impone como requisito objetivo del cumplimiento la
exactitud, identidad e integridad de la prestación, pues guarda aún vigencia
la fórmula del Derecho Romano aliud pro alio, invito creditori solvi non
potest (I.2, 1, D.1, así José Beltrán Heredia y Castaño, El Cumplimiento de
las Obligaciones, págs. 209 y sgtes. Madrid 1956). En las palabras de
eminentes autores: Cuando la compraventa recaiga sobre un cuerpo cierto,
el vendedor está obligado igualmente a entregar la cosa tal y como ha sido
convenida, querida por las partes; en consecuencia, si la cosa vendida y
entregada está afectada por un vicio oculto, ignorado por el comprador, o si
lleva consigo una posibilidad de evicción, el vendedor no ha cumplido con
su obligación de entrega (H., L. y J. Mazeaud, Lecciones de Derecho Civil,
parte 3, vol., n. 937)"231.

Del considerando transcrito se extrae la idea de incumplimiento,


entendido como la discordancia entre el objeto ideal —la cosa como
debe ser (lo pactado)— y el objeto real —la cosa tal cual es (lo
ejecutado por el deudor).

La segunda sentencia a la que hemos de prestar atención, sentencia


de la Corte Suprema, de 31 de octubre de 2012232. Se pronuncia
sobre una compraventa cuyo objeto eran 1.500 toneladas de rodillos
de laminación en desuso, que debían tener una determinada
composición química, particularmente de Níquel. No obstante, la
vendedora entrega los rodillos en la cantidad pactada, empero no
poseen la calidad pactada, esto es, la concentración de Níquel, lo que
hace al objeto real (los rodillos entregados) inhábiles para el fin
perseguido por la compradora. Y, en lo que toca al incumplimiento de la
vendedora, el Tribunal expresa:

"Que conforme con el artículo 1828 del Código Civil, el vendedor es


obligado a entregar lo que reza el contrato, lo que supone un cumplimiento
estricto a los términos del mismo, norma que debe complementarse con lo
que disponen los artículos 1568 y 1569 del mismo Código. Estas
disposiciones describen el pago efectivo como la prestación de lo que se
debe, ordenan que el pago se hará 'bajo todos los respectos en
conformidad al tenor de la obligación', salvo casos especiales
contemplados por las leyes, y prescriben que 'el acreedor no podrá ser
obligado a recibir otra cosa que lo que se le deba ni aun a pretexto de ser
igual o mayor valor la ofrecida'" (Considerando cuarto).

Las dos sentencias, se sirven de las normas generales del pago


(artículos 1568 y 1569 del Código Civil) y de la particular, dada para la
compraventa, la del artículo 1828 del Código Civil, para justificar el
incumplimiento del deudor, en ambos casos, desplazando la disciplina
de los regímenes especiales —en el primero la de la evicción y en el
segundo la de los vicios redhibitorios, acudiendo, en su lugar, a la de
general aplicación a todo incumplimiento, la norma del artículo 1489
del mismo código. Sin embargo, de lo expresado podría subsistir una
inquietud. En concreto, si es posible afirmar este concepto amplio de
incumplimiento cuando se trata de obligaciones de hacer, sea positivas
o negativas. Y nuestra primera intuición es que sí es posible, intuición
que podemos confirmar normativamente si prestamos atención, de una
parte, a la disposición general del artículo 1555 del Código Civil para el
incumplimiento de las obligaciones de no hacer, cuyo supuesto es uno
amplio —la contravención— y, de otra, a la especial dada para la
ejecución del encargo, objeto del contrato de mandato, aquella que
contiene el artículo 2131 del mismo código, que, al igual que el
artículo 1828 comentado, no es sino una particularización de la regla
de la identidad y exactitud del pago, contenida en el artículo 1569.
Quiere decir, entonces, que, tratándose de un contrato que impone una
obligación de hacer, si el deudor contraviene lo pactado, o no ejecuta la
prestación ciñéndose rigurosamente a lo pactado, habrá
incumplimiento, desplegándose los efectos que le son propios.

7. Dos prevenciones, la teoría de los riesgos y la nulidad por falta de


objeto
Hemos señalado que es posible construir una noción de
incumplimiento amplia y objetiva en el Código Civil. Ahora resulta
necesario precisar los límites que el Código Civil impone a esto.

El primero de ellos se manifiesta a propósito de la teoría de los


riesgos. No resulta posible afirmar el carácter amplio del
incumplimiento cuando se trata de hipótesis de pérdida o destrucción
de la cosa específica debida. La razón es que, según lo dispuesto en
los artículos 1550 y 1820 del Código Civil, en tal caso la obligación del
deudor se extingue, subsistiendo la obligación correlativa de la otra
parte (la contraprestación).

Rige, de esta manera, la regla del res perit creditori. El riesgo de la


cosa específica es soportado por el acreedor. Por aplicación de esta
regla, no sería posible hablar de incumplimiento del deudor pues su
obligación se extingue, no obstante lo cual, la otra parte sigue obligada
a su contraprestación, debiendo pagar el precio a pesar que nada
recibirá a cambio.

Como se ve, tratándose de esta clase de obligaciones, no procede la


resolución, pues la regla del riesgo de la contraprestación lo impide. La
solución varía si la regla fuera la del res perit debitoris, sea porque la
ley la prevé o porque las partes la acordaron233. Allí sí habría
incumplimiento y procedería la resolución, siendo irrelevante que la
imposibilidad no le sea imputable al deudor. Así se desprende del
artículo 83 de los PLDC, disposición conforme la cual la imposibilidad
total o parcial no imputable al deudor, produce o la resolución, la
reducción del precio o la cesión de derechos y acciones del deudor
contra terceros.

Habrá que advertir, sin embargo, que la denominada teoría de los


riesgos, ha sido repudiada en Chile por la doctrina más autorizada y su
ámbito de aplicación jibarizado hasta donde ha resultado posible según
lo muestra el trabajo más importante acerca de la materia en Chile,
publicado por el profesor Fabián Elorriaga234.
El segundo límite se manifiesta a propósito de la imposibilidad
inicial235. Tratándose de la cosa que no existe, pero se supone
existente. El inciso primero del artículo 1814 dispone que: "La venta de
una cosa que al tiempo de perfeccionarse el contrato se supone
existente y no existe, no produce efecto alguno". Alessandri Rodríguez
ilustra el supuesto de hecho de la norma con una antigua sentencia de
la Corte de Apelaciones sobre una compraventa de terrenos de sales
potásicas, en la cual se estableció que dichas sales no habían existido
nunca236.

¿Configura esta situación un incumplimiento de las obligaciones del


vendedor? Si se adopta una noción amplia de incumplimiento, la
respuesta es desde luego que sí, el vendedor ha dejado de realizar la
prestación debida. Así, por ejemplo, se considera en la Convención de
Viena sobre Compraventa Internacional de Mercaderías (CV)237, los
Principios Europeos de Derecho de los Contratos (PECL)238 o en los
Principios UNIDROIT sobre Contratos Comerciales Internacionales
(PCCI)239.

Sin embargo, ésta no es la opción que asume el Código Civil chileno.


Si la cosa no existe240, el contrato es totalmente ineficaz por carecer
de objeto241. Se trata, según advierte D -P , de una antigua
regla, cuyos antecedentes pueden rastrearse en el Digesto (18, 1,
15)242, más tarde en las Partidas (5, 5, 14) y en el artículo 1601 del
Code243. Una regla que, además, resulta frecuente en los
ordenamientos europeos244.

Pues bien, como puede verse, únicamente en un sentido no técnico


puede hablarse en este caso de incumplimiento, pues se trataría de
uno que no constituye la premisa de ninguno de los remedios propios
del incumplimiento contractual, sino más bien de la acción de nulidad
absoluta245.
8. ¿Cuál es la conclusión general que podemos extraer de lo hasta
aquí expuesto?

Si la actividad desplegada por el deudor (objeto real) se adecúa a lo


pactado, a lo que reza el contrato (objeto ideal), observándose el
principio de identidad y exactitud de pago, hay cumplimiento y el de
deudor se libera del contrato. En cambio, si no se da tal adecuación
entre el objeto real y el objeto ideal, hay incumplimiento del
contrato246. Se supera, desde esta mirada, la dispersión, el
fraccionamiento y la superposiciónn de regímenes, y la noción amplia
de incumplimiento, construida desde las normas del pago, lo es del
contrato y, de esta forma, permite aglutinar, las distintas
manifestaciones de incumplimiento, manifestaciones que serán objeto
del capítulo que sigue.

Bibliografía

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Jurisprudencia citada

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Suprema, 18 de mayo de 2011, rol Nº 3298-2011.

Cecinas La Preferida S.A. con sociedad Comercial Salinak Limitada


(2005): Corte Suprema, 27 de julio de 2005, rol Nº 5320-2003.

Combustibles y Servicios Lepe y Álamo con Sociedad Le Pascui S.A.


(2016): Corte Suprema, 6 de diciembre de 2016, rol Nº 45309-2016.

Fuentes Rodríguez, José Belisario con Canteras Lonco S.A. (2011):


Corte Suprema, 24 de marzo de 2011, rol Nº 3789-2009.

Mario Enrique Villagrán Medina con Guillermo Hernán Godoy


Fernández; Sergio Villagrán Medinala (2006).
Orellana Cáceres, Cristián con Prado Berger, Jaime y Belmar
Palavecino, Cecilia (2011): Corte Suprema, 6 de diciembre de 2011,
rol Nº 192-2010.

Silva Escandón, María Gabriela con Dosque Contreras, María Luisa


(1993): Corte de Apelaciones de Concepción, 1 de diciembre de
1993, rol Nº 1171-1992.

Sociedad Agrícola Santa Anita con Faenadora El Milagro (2015): Corte


Suprema, 9 de diciembre de 2015, rol Nº 3657-2015.

Sociedad Agrícola y Forestal Vista El Volcán Limitada con Coagra S.A.


(2017): Corte Suprema, 13 de marzo de 2017, rol Nº 39979-2016.

Treizman Sacks Lucy, Rado Kovari Rolando, Rado Treizman Sandra


con Erazo Reyes Rodrigo, Clínica Las Condes S.A. (2013): Corte
Suprema, 5 de junio de 2013, rol Nº 5883-2012.

Transportes Sierra Nevada con Dosque (1993).

Zorin S.A. con Compañía Siderúrgica Huachipato S.A. (2012): Corte


Suprema, 31 de octubre de 2012, rol Nº 3325-2012.

II. L

1. Cecinas La Preferida S.A. con Sociedad Comercial Salinak Limitada

Corte Suprema, 27 de julio de 2005, rol Nº 5320-2003

Cita Online: CL/JUR/3930/2005)

Palabras clave: Resolución — vicios redhibitorios — error


Normativa aplicada: artículos 1489 y 1858 del Código Civil

a) Resumen. Se compra sal nitrificada con una determinada


concentración. Una vez entregada, se constata que la concentración
no es la pactada en el contrato. La compradora demanda la resolución
del contrato. Se rechaza su pretensión en primera instancia. El tribunal
de alzada la confirma. La Corte Suprema revoca la sentencia de
apelaciones, declarando resuelto el contrato.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"a. La actora, Cecinas La Preferida S.A. solicitó se declarara la resolución


de un contrato de compraventa pactado con la demandada Comercial
Salinak Ltda. fundado en el incumplimiento por parte de ésta de entregar la
cosa objeto del contrato (...)

b. La sentencia de primera instancia (...) estableció en su considerando


decimoprimero que el objeto de la compraventa celebrada entre las partes
litigantes fue 'sal nitrificada' en una concentración de 0,8% y el producto
entregado por la demandada fue 'sal de cura' en una concentración del
8,0%. (...)".

ii. Decisión de la Corte

"Sentencia de reemplazo:

1º Que el conflicto de autos se resuelve analizando el cumplimiento de las


obligaciones por parte del vendedor, de las cuales la primera es entregar la
cosa vendida al comprador, lo que en este caso se hizo, pero en términos
objetados por éste y la segunda, es la obligación de garantía, que a su
turno comprende los vicios redhibitorios y el saneamiento de la evicción.

2º (...) [A]unque en el caso de autos el vendedor cumplió con su obligación


de entregar la cosa la sal lo hizo en forma imperfecta al entregar sal en una
concentración distinta a la requerida por el comprador. Esta materia se
encuentra tratada en el artículo 1454 del Código Civil, referida al error de
hecho que se produce cuando 'la sustancia o calidad esencial del objeto
sobre el que versa el acto o contrato, es diversa de lo que se cree'.
3º Que, en el caso de autos, no se ha demandado la nulidad del contrato
por la existencia de este error sustancial, sino que la resolución del mismo
(...). De esta manera, el conflicto jurídico a que debe avocarse el
sentenciador, es determinar cuál es la sanción por el hecho de haber
entregado el vendedor una cosa distinta a la comprada y que, no sólo no
servía para el objeto que buscaba el comprador, sino que, además, le
habría producido graves perjuicios.

4º Que, habiendo sido recibida la cosa comprada, se ha producido lo que la


doctrina llama el cumplimiento imperfecto, porque el vendedor cumplió su
obligación de entregar sin reclamo de parte del comprador, pero en
definitiva, como se ha señalado, el producto resultó ser otro diferente al
comprado.

5º) Que corresponde, entonces, determinar cuál es la sanción para este


caso por haberse entregado una cosa diferente a la comprada.

A primera vista, pareciera que se trataría de un caso de vicio redhibitorio,


definido en el artículo 1857 del Código Civil, como la acción que tiene el
comprador para pedir que se 'rescinda' la venta o se rebaje
proporcionalmente el precio, por los vicios ocultos de la cosa vendida.

Sin embargo, ha de destacarse que la acción antedicha, cuyos requisitos


de procedencia se encuentran en el artículo 1858 del Código Civil,
constituye una excepción a la regla general de que el incumplimiento de las
obligaciones de un contrato bilateral da origen a la acción resolutoria,
debiendo entenderse que aun cuando el legislador califica constantemente
la acción por vicios redhibitorios como una acción rescisoria, lo cierto es
que, en verdad, es una acción resolutoria especial y con reglamentación
diferente a la regla general del artículo 1489 del texto legal señalado.

6º (...) [A]nte el cumplimiento imperfecto de la obligación de entregar, puede


suceder que se reúnan los requisitos de los vicios ocultos, (...) pero si no se
dan dichas exigencias puede reclamarse el cumplimiento de la obligación
de entregar por parte del vendedor, a través del artículo 1489 del Código
Civil, si concurren los presupuestos que exige la norma, dando lugar así a
la aplicación de la condición resolutoria tácita de este precepto de
aplicación general.

7º Que, de acuerdo a las disposiciones que reglamentan la institución de


los vicios ocultos, ellas se aplican cuando entregada la cosa realmente
vendida, ésta resulta tener un vicio existente al tiempo de la venta, pero
que no puede ser advertido por el comprador, lo que en este caso se
cumple, como se encuentra establecido en autos. Pero ello sólo puede
tener lugar cuando la cosa entregada es realmente la vendida, lo que no
acontece en autos, donde la cosa entregada es otra, como ha quedado
establecido en la sentencia de primer grado. (...).

9º Que, conforme lo razonado precedentemente, corresponde acoger la


acción principal de resolución de contrato deducida por el actor.

15º (...) Por estas consideraciones, se revoca la sentencia de veinticinco de


octubre de dos mil uno, escrita a fojas 232 y siguientes y, en su lugar, se
decide:

I. Que se acoge la demanda deducida en lo principal de fojas 50 y se


resuelve el contrato de compraventa de sal nitrificada celebrado entre las
partes en el mes de mayo de 1999".

2. Sociedad Agrícola y Forestal Vista El Volcán con Coagra S.A.

Corte Suprema, 13 de marzo de 2017, rol Nº 39979-2016

Palabras clave: Resolución — vicios redhibitorios— aliud pro alio

Normativa aplicada: artículos 1489,1509 y 1867 del Código Civil

a) Resumen. Una empresa compró tres toneladas de sulfato de zinc


granulado para fertilizar una plantación de nogales, pero el vendedor
entregó sulfato con alta concentración de boro, que determinó que las
plantas se intoxicaran.

Producto de lo anterior, el comprador demandó la resolución del


contrato. Ante lo cual el vendedor se defendió alegando que se trataba
de un supuesto de vicios redhibitorios, por lo que la acción se
encontraba prescrita.
El tribunal de primera instancia acogió parcialmente la demanda,
declarando resuelto el contrato. Decisión confirmada por la Corte de
Apelaciones.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"OCTAVO: Que para la correcta comprensión del recurso en estudio cabe


tener presente que en estos autos Agrícola y Forestal Vista El Volcán
Limitada demandó la resolución del contrato de compraventa celebrado con
Coagra S.A. con fecha 30 de junio de 2008, por el cual esta última le vendió
tres toneladas de sulfato de zinc granulado destinadas a fertilizar una
plantación de nogales de exportación de la variedad 'Chandler', acción que
se basó en el incumplimiento por parte de la demandada y vendedora, toda
vez que el sulfato de zinc que entregó contenía un alto porcentaje de boro,
situación oculta e irregular que trajo como efecto que el fertilizante vendido
intoxicara las plantas de nogales al punto de provocar la muerte de algunas
y un retraso en el crecimiento de otras".

ii. Decisión de la Corte

"NOVENO: Que de lo expuesto precedentemente y del mérito del recurso


que se examina se colige que las infracciones normativas que se
denuncian exigen determinar cuál es la sanción aplicable por el hecho de
haber entregado el vendedor una cosa distinta a la comprada y que no sólo
no servía para el objeto que buscaba el comprador, sino que, además, le
habría producido graves perjuicios.

DÉCIMO: Que, al respecto, es del caso considerar que al haber recibido el


comprador las tres toneladas de sulfato de zinc respecto de las que
posteriormente reparó un contenido de boro inadecuado y dañino para las
plantas en las que fueron aplicadas, se ha producido lo que la doctrina
llama un cumplimiento imperfecto, porque en principio el vendedor cumple
la obligación de entregar sin reclamo de parte del comprador, pero, en
definitiva, el producto resulta ser otro diferente al comprado.

UNDÉCIMO: Que, entonces, corresponde determinar cuál es la sanción


para este caso por haberse entregado una cosa diferente a la comprada.
A primera vista pareciera que se trataría de un caso de vicio redhibitorio,
definido en el artículo 1857 del Código Civil, como la acción que tiene el
comprador para pedir que se 'rescinda' la venta o se rebaje
proporcionalmente el precio, por los vicios ocultos de la cosa vendida.

Sin embargo, debe destacarse que la acción antedicha, cuyos requisitos de


procedencia se encuentran en el artículo 1858 del Código Civil, constituye
una excepción a la regla general relativa a que el incumplimiento de las
obligaciones derivadas de un contrato bilateral da origen a la acción
resolutoria, por lo que debe entenderse que aun cuando el legislador
califica constantemente la acción por vicios redhibitorios como una acción
rescisoria, lo cierto es que, verdaderamente, es una acción resolutoria
especial y con una reglamentación diferente a la regla general prevista en
el artículo 1489 del Código sustantivo, tal como lo sostuvo esta Corte en la
causa rol Nº 5320-2003.

DUODÉCIMO: Que, en este contexto, para que se apliquen las normas que
reglamentan la institución de los vicios ocultos, se requiere que se cumplan
todos y cada uno de sus requisitos, en particular que la cosa entregada sea
efectivamente 'la cosa vendida', tal como lo exige el artículo 1857 del
Código Civil, lo que no se cumple en autos dado que la cosa entregada es
otra, como ha quedado establecido en la sentencia impugnada, al decir que
el contenido de boro inadecuado, dañino y no informado al comprador
alteró la naturaleza o la esencia del fertilizante adquirido.

Por lo demás, considerando que la obligación que pesaba sobre el


vendedor era la de entregar tres toneladas de sulfato de zinc, también
resulta aplicable el artículo 1509 del Código Civil, norma que dispone que
en la obligación de género como la de autos el deudor queda libre de ella
entregando cualquier individuo del género, con tal que sea de una calidad a
lo menos mediana. En la especie no cabe duda de que el vendedor no
entregó individuos del género 'sulfato de zinc', sino que 'sulfato de zinc con
boro inadecuado y dañino' y, por tanto, menos aún puede entenderse que
haya entregado individuos de 'una calidad a lo menos mediana'.

Por consiguiente, al no cumplirse la exigencia fundamental que hace


aplicable la acción redhibitoria, cual es entregar 'la cosa vendida', resulta
imperioso resolver el presente caso de acuerdo a la regla general del
artículo 1489 del Código Civil, ya que el incumplimiento del vendedor reúne
todos los requisitos para que proceda la resolución del contrato, puesto que
cumplió en forma imperfecta con la señalada obligación al entregar sulfato
de zinc granulado con una concentración de boro inadecuada no informada
al comprador y más aún no requerida por éste.

DECIMOTERCERO: Que, conforme lo razonado precedentemente, los


jueces del fondo no han infringido los dos grupos de normas que denuncia
el recurrente, por cuanto, por una parte, resulta inconcuso que no se aplica
la prescripción especial de la acción por vicios redhibitorios prevista en el
artículo 1866 del Código Civil sino la prescripción general de cinco años
contemplada para la acción resolutoria tácita prevista en el artículo 1489
del Código Civil y, por otro lado, establecido el cumplimiento imperfecto de
la obligación de entrega por parte del vendedor, resultaba ajustado a
derecho dar lugar a la acción resolutoria intentada por el comprador en
cuanto contratante cumplidor y a la indemnización de perjuicios que
contempla el artículo 1556 del mismo Código, razones que justifican el
rechazo del recurso de casación en el fondo deducido por la parte
demandada".

3. Fuentes Rodríguez, José Belisario con Canteras Lonco S.A.

Corte Suprema, 24 de marzo de 2011, rol Nº 3789-2009

Palabras clave: Vicios redhibitorios — compraventa — excepción de


contrato no cumplido

Normativa aplicada: artículo 1552 del Código Civil

a) Resumen. Se celebró un contrato de compraventa de dos


semirremolques, los cuales no cumplieron con las especificaciones
técnicas ofrecidas. Frente a la demanda del vendedor para obtener el
pago del precio pendiente, el demandado opuso excepción de contrato
no cumplido, alegando el incumplimiento de la obligación de entrega
del vendedor. El tribunal de primera instancia acogió la excepción de
contrato no cumplido y rechazó la demanda. Decisión confirmada por
la Corte de Apelaciones.

b) Sentencia
i. Hechos del caso

"CUARTO: Que, teniendo en consideración que no se ha denunciado la


transgresión de normas reguladoras de la prueba, resultan ser hechos de la
causa, que adquieren el carácter de inamovibles y, de acuerdo a los cuales
corresponde resolver los errores de derecho que se han reclamado, los
siguientes:

a.- La demandada Canteras Lonco S.A. celebró un contrato de


compraventa de dos semirremolques tolva con el demandante José
Belisario Fuentes Rodríguez, que se detallan en las copias de facturas
números 0797 y 0798, cuyo precio fue la suma de $24.395.000 cada uno.

b.- El 12 de noviembre de 2004 se descontó de cada factura indicada la


suma de $1.547.000.

c.- Las especies objeto del contrato fueron recibidas por el demandado.

d.- Las bateas o semirremolques tolva adquiridos por el demandado al


actor, tuvieron un sinnúmero de inconvenientes en su operación, sufriendo
desperfectos de soldaduras, paquetes de resortes, llantas y pulmones de
aire, los que finalizaron con el accidente que afectó a una de ellas a
mediados de noviembre de 2004, fecha desde la cual ninguna de ambas
especies continuó ocupándose en las faenas para las cuales habían sido
adquiridas.

e.- Los semirremolques no cumplían con las especificaciones técnicas


ofrecidas, lo que significó que nunca pudieron servir, completa y
eficientemente, a las faenas para las cuales habían sido adquiridas.

f.- Los continuos desperfectos indicados estaban en conocimiento del


vendedor".

ii. Decisión de la Corte

"OCTAVO: Que, la existencia de facturas y la recepción de las tolvas sin


protesta de parte del comprador no son razones suficientes para sostener
la inaplicabilidad del artículo 1552 del Código Civil, pues el objeto de la
compraventa en el presente caso, atendida su naturaleza y características,
requiere naturalmente de un uso razonable para concluir su adecuación o
no a los diseños convenidos y, consiguientemente, si hubo o no
incumplimiento de contrato. (...).

DECIMOTERCERO: Que, en el caso sub lite, se cumplen las exigencias


requeridas para aplicar el artículo 1552 del Código Civil, porque se trata de
obligaciones recíprocas exigibles que constan en un mismo vínculo
contractual, concurre buena fe de parte de quien alega la excepción de
contrato no cumplido y son faltas o infracciones que emanan del contrato a
favor de quien alega la citada infracción.

DECIMOCUARTO: Que fundada en principios de equidad, buena fe y en la


teoría de la causa, la inejecución atribuída al acreedor demandante en el
caso sub lite incide en una obligación relevante, de real trascendencia en el
contrato cuyo incumplimiento en lo concerniente a las especificaciones
técnicas convenidas llegaron al extremo que las tolvas objeto del contrato
resultaron ulteriormente inservibles para los fines que le son propios.

DECIMOQUINTO: Que, los hechos establecidos ya citados, no se


corresponden con las exigencias jurídicas de los vicios redhibitorios —
artículo 1858 del Código Civil— ni ha sido esta institución jurídica objeto de
alguna acción. El derecho que invoca el comprador ha derivado de la
inejecución en la obligación del vendedor y no de un vicio redhibitorio.

De conformidad, además, con lo dispuesto en los artículos 764, 676 y 768


del Código de Procedimiento Civil, se rechaza, con costas, el recurso de
casación en el fondo deducido en lo principal de fojas 214 por el
demandante Ramón Valverde Prats, en contra de la sentencia de la Corte
de Apelaciones de Concepción, de fecha veintitrés de abril de dos mil
nueve, que se lee a fojas 212.

Se previene que el Ministro señor Muñoz concurre al rechazo del recurso


(...)".

4. Combustibles y Servicios Lepe y Álamo Limitada con Sociedad Le


Pascui S.A.
Corte Suprema, 6 de diciembre de 2016, rol Nº 45309-2016

Palabras clave: Resolución — vicios redhibitorios — indemnización

Normativa aplicada: artículos 1489 y 1857 del Código Civil

a) Resumen. Se celebró una compraventa respecto a un bus nuevo,


el cual sería destinado al transporte de personas. No obstante, el
vehículo presentó diversas fallas, por lo que el comprador demandó la
resolución del contrato con indemnización de perjuicios y en subsidio,
solicitó la resolución por vicios redhibitorios con indemnización de
perjuicios.

El tribunal de primera instancia rechazó la demanda de resolución y


acogió la pretensión subsidiaria de recisión por vicios redhibitorios,
descartando la indemnización. Decisión confirmada por la Corte de
Apelaciones.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"SEGUNDO: Que son antecedentes de la causa, que conviene dejar


anotados, los que siguen:

a.- Que Iván Paredes Romero, abogado, en representación convencional


de Combustibles y Servicios Lepe y Álamo Ltda., dedujo demanda de
resolución de contrato con indemnización de perjuicios en contra de Le
Pascui S.A., solicitando que se declare resuelto el contrato de compraventa
celebrado entre las partes con indemnización de perjuicios, por existir
incumplimiento grave de la demandada.

Señala que el 11 de septiembre de 2013 celebró un contrato de


compraventa de un bus nuevo, año 2013, marca Ashok Leyland, modelo
Eagle 814, por la suma de US$46.370 (cuarenta y seis mil trescientos
setenta dólares americanos), el que sería destinado al trasporte de
pasajeros.

Adiciona que no obstante haberse pagado el precio convenido, la


vendedora le entregó una cosa distinta, ya que los desperfectos que el
vehículo presentó lo hacían inhábil para su uso natural.

Expone que el fin de la adquisición de dicho bien tenía un carácter


netamente económico, razón por la que celebró un contrato de
arrendamiento con la Sociedad de Inversiones y Comercial Lepe y Álamo
Limitada, en virtud del cual dio en arriendo el bus adquirido, para que esta
última lo utilizara para trasportar pasajeros, lo que no fue posible.

Concluye indicando que la cosa vendida no reúne los requisitos mínimos


exigidos, pues su funcionamiento pone en riesgo la seguridad de sus
ocupantes, razón por la que no ha sido utilizada desde el 8 de diciembre de
2013.

En forma subsidiaria, el mismo litigante interpone demanda de resolución


de contrato por vicios redhibitorios con indemnización de perjuicios,
añadiendo que la demandada, en su calidad de importadora de vehículos,
debió conocer los desperfectos que tenía la cosa objeto de la compraventa,
lo que no informó a su parte".

ii. Decisión de la Corte

"SÉPTIMO: Que, sin perjuicio de lo razonado en los motivos que preceden,


en relación al segundo capítulo del presente arbitrio, el que refiere a la
indemnización de perjuicio solicitada en autos consistente en la suma de
$18.000.000 (dieciocho millones de pesos) por concepto de lucro cesante y
$15.000.000 (quince millones por daño moral), el fallo recurrido confirmó
sin otros fundamentos el de primer grado, rechazando esta pretensión.

Al efecto reflexiona que tratándose de la acción por vicios redhibitorios 'sólo


procede la indemnización de perjuicios en aquellos casos en que el
vendedor conocía el vicio y lo ocultó, o que en razón de su profesión u
oficio debía conocerlos, actuando con negligencia, es decir, exige la norma
culpa del vendedor'. Añade que 'al efecto, habiéndose establecido en el
motivo noveno que los defectos de que adolece el vehículo de marras son
de fabricación, resulta lógico concluir, que tratándose de un bus cero
kilómetro, el vendedor no conoció ni pudo conocer los vicios, toda vez que
éste no está obligado —como dueño de su empresa— a conocer los
desperfectos que se produzcan en los procedimientos de fabricación en los
cuales no interviene, ya que no es el fabricante del vehículo nuevo y,
conocer de un vicio de fabricación importa exigir un estándar de suma
diligencia que, caracteriza a la culpa levísima, de lo cual no responde el
vendedor'.

(...)

NOVENO: Que los jueces del fondo dieron por establecido como hecho de
la causa que los vicios que presentaba el bus que adquirió la actora eran
graves, desde que la cosa vendida presentaba fallas estructurales y
funcionales que impiden su uso natural. Además, de haber sido estos
conocidos por el comprador, este no habría celebrado el respectivo contrato
de compraventa, ya que a través de esta convención el adquirente
perseguía que el vehículo le prestara una utilidad económica, por tratarse
de un bus con capacidad para 33 pasajeros, lo que no produjo los efectos
deseados pues los desperfectos que tenía el bus ponían en riesgo la
integridad de sus ocupantes.

Del análisis de autos se advierte que si bien eventualmente pudiese


discutirse la procedencia de la acción general resolutoria del artículo 1489
del Código Civil, para que proceda la indemnización de perjuicios solicitada
por la actora en cuanto al lucro cesante y el daño moral es necesario en
dicho caso concurran los presupuestos necesarios para ello.

Sobre esta materia la doctrina define la indemnización de perjuicios como


'la cantidad de dinero que el acreedor puede exigir del deudor cuando éste
no cumple oportunamente su obligación' (Arturo Alessandri R., Tratado de
las Obligaciones, tomo II, Editorial Jurídica de Chile, segunda edición, año
2004, página 263). Para su procedencia se requiere la infracción de una
obligación y que la misma cause un daño para el acreedor, es decir, que
uno de los contratantes sufra una lesión resarcible en sus intereses
patrimoniales o no patrimoniales a consecuencia de la infracción del
contrato por parte del deudor.

En consecuencia, es necesario que el solicitante pruebe la existencia de los


perjuicios sufridos por el acreedor y, sólo una vez demostrado aquello, cabe
avaluarlos en cuanto a su monto o cuantía. La determinación de los
mismos puede hacerla la ley, el juez o las partes. En este último caso
siempre será necesario que el acreedor pruebe la existencia y cuantía de
aquellos, de manera que para establecer el monto a indemnizar el juez
debe atenerse a la prueba que se haya allegado al proceso en forma legal.
En otras palabras, en el caso de autos, en que la actora solicita al tribunal
que determine tanto el lucro cesante como el daño moral que dice haber
sufrido con ocasión de la adquisición de un bus defectuoso, sobre dicho
litigante pesaba la carga de la prueba en orden a demostrar tales
supuestos fácticos, de manera que sólo se podría acceder a la
indemnización en la medida que los daños reclamados se logren acreditar".

5. Muñoz Carvajal, Carmen con Inversiones e Inmobiliaria Las Nieves

Corte Suprema, 18 de mayo de 2011, rol Nº 3298-2011

Palabras clave: Integración publicitaria — compraventa de inmuebles


— disconformidad material

Normativa aplicada: artículos 1545, 1560, 1828, 1833 y 1835 del


Código Civil, y 18 de la Ley General de Urbanismo y Construcción

a) Resumen. La compradora de un departamento alega que el


inmueble no cuenta con las dimensiones anunciadas en la publicidad
presentada por la vendedora, por lo que interpone demanda de
indemnización de perjuicios. El tribunal de primera instancia rechaza la
acción. Decisión revocada por la Corte de Apelaciones.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"1º.- Que en estos autos rol Nº 12930-2008, sobre juicio ordinario de menor
cuantía por indemnización de perjuicios, seguidos ante el Décimo Quinto
Juzgado Civil de Santiago, caratulados 'Muñoz Carvajal Carmen con
Inversiones e Inmobiliaria Las Nieves', la demandada recurre de casación
en la forma en contra de la sentencia dictada por una de las Salas de la
Corte de Apelaciones de esta ciudad, de tres de marzo de dos mil once (...)
que revocó la sentencia de primer grado de treinta de octubre de dos mil
nueve (...) que rechazó, sin costas, la demanda, declarando en su lugar
que ésta quedaba parcialmente acogida, debiendo la demandada
indemnizar a la actora 263,42 Unidades de Fomento por los metros
cuadrados faltantes en su departamento (...).

5º.- (...) dedujo demanda de indemnización de perjuicios en contra de


Inversiones e Inmobiliaria Las Nieves S.A. fundada en que esta última le
ofreció a la venta un departamento de 111,29 metros cuadrados útiles,
14,29 metros cuadrados de terraza y 2,80 metros cuadrados de logia. No
obstante, una vez celebrado el contrato de compraventa se pudo percatar
que la superficie real total era inferior a la ofrecida en 9,67 metros
cuadrados (...)".

ii. Decisión de la Corte

"8º.- Que, conviene hacer presente, además, que los recurridos, para
revocar el fallo de primer grado y acoger la demanda de indemnización de
perjuicios opuesta por la actora, reflexionan: '5º) Que, entonces, la solución
al conflicto parece evidente: si se ha entregado una cosa con menos cabida
que la ofrecida, y por tratarse de un predio urbano no tiene aplicación lo
que señala el artículo 1833 del Código Civil, debe acogerse la demanda y
rebajarse el precio en forma proporcional a los metros que faltan. Así, si se
pagó la suma equivalente a 3.497,2800 unidades de fomento por un
departamento supuestamente de 128,38 metros, ello implica un valor de
27,24 unidades de fomento el metro cuadrado, lo que multiplicado por los
metros que faltan, esto es, 9,67, hace un total de 263,42 unidades de
fomento, que la demandada deberá pagar a la actora, más intereses
corrientes para operaciones reajustables desde la fecha de ejecutoriada
esta sentencia y hasta el pago efectivo; 6º) Que no es óbice para razonar
de una manera distinta a la de esta Corte el hecho que en la escritura
pública de compraventa, agregada a fojas 3, se haya indicado en la
cláusula tercera que «la entrega material del inmueble objeto de este
contrato se ha efectuado en este acto, a entera conformidad del
comprador», declarando este último haber comprobado las características y
dimensiones del bien raíz y que revisó los planos respectivos, pues lo cierto
es que también forman parte del contrato, por el sólo ministerio de la Ley
de Urbanismo y Construcciones (inciso 5º de su artículo 18), las
condiciones ofrecidas en la publicidad, según ya se ha dicho, de suerte que
se ha estipulado en el contrato que la cabida era una mayor a la que
realmente tenía el departamento'.
9º.- Que, en virtud de lo anterior, no se observa infracción a las normas
contenidas en los artículos 1545, 1560,1828, 1833 y 1835 del Código Civil y
18 inciso 5º de la Ley General de Urbanismo y Construcción, por cuanto
esta Corte concuerda con los recurridos en el sentido que la publicidad
efectuada por la demandada para la venta al público de los departamentos,
forma parte del contrato de compraventa celebrado con posterioridad entre
ellas, constando de ella que tanto antes como después de la celebración
del mismo, se ofrecieron departamentos con una superficie de 111,29
metros cuadrados útiles, 14,29 metros cuadrados de terraza y 2,80 metros
cuadrados de logia (fojas 66 y 143), en circunstancias que la superficie útil
real era de sólo 104,14 metros cuadrados.

A mayor abundamiento, y pese a que la venta se haya efectuado como


especie o cuerpo cierto, no debe olvidarse que se trata de un predio urbano
no siendo aplicables las normas relativas a los predios rústicos del
artículo 1833 del Código Civil, no siendo efectiva la interpretación analógica
que efectúa la demanda del artículo 1835 del mismo cuerpo de leyes.

(...)

10º.- Que, en consecuencia, la Corte de Apelaciones respectiva al resolver


como lo hizo, se ajustó a lo establecido en las normas que se dicen
vulneradas, desde que es el propio inciso 5º del artículo 18 antes referido,
el que incorpora al contrato, por mandato expreso del legislador, las
condiciones ofrecidas en la publicidad efectuada por la demandada, siendo
un hecho de la causa que lo ofrecido difería de lo real, como aclaró la
propia inmobiliaria en publicación efectuada el 11 de abril de 2008 (con
posterioridad a la adquisición del inmueble por la demandada), que consta
a fojas 72, en la que precisa que la medida de los departamentos de cuatro
dormitorios es de 104,14 metros cuadrados útiles y no 111,29 como
anteriormente se había ofrecido a través de diversas y reiteradas
publicaciones.

11º.- Que, por los razonamientos anteriores, y no siendo efectivas las


infracciones de ley denunciadas por la demandada, el recurso de casación
en el fondo deducido no podrá ser admitido a tramitación por adolecer de
manifiesta falta de fundamento, motivo por el que no podrá prosperar".
6. Sociedad Agrícola Santa Anita con Faenadora El Milagro S.A.

Corte Suprema, 9 de diciembre de 2015, rol Nº 3657-2015

Palabras clave: Nulidad — error — compraventa de animales

Normativa aplicada: artículos 1454 y 1828 del Código Civil

a) Resumen. Se compran cerdos con el objetivo de comercializarlos,


lo cual no fue posible por encontrarse contaminados con dioxinas que
los hacían no aptos para su consumo. Ante el cobro ejecutivo de las
deudas contenidas en facturas por parte de la vendedora, la empresa
compradora alega haber padecido error sustancial, pretensión que fue
acogida por el tribunal de primera instancia y confirmada por la Corte
de Apelaciones. Ante lo cual la vendedora interpuso recurso de
casación.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"TERCERO: Que el fallo cuestionado dejó asentados, como hechos de la


causa, los siguientes:

a.- Que durante el mes de junio del año 2008 la ejecutada compró cerdos
vivos a la ejecutante, quien tenía la calidad de proveedora de tales
animales en su calidad de dueña de plantas de producción y crianza de
porcinos.

b.- Que tal contrato dio origen a las facturas invocadas por la actora en
estos antecedentes.

c.- Que en el mes de julio de 2008 la autoridad sanitaria de Corea del Sur
notificó al Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) su decisión de suspender
temporalmente la importación a su mercado, de carne de cerdo exportada
por la demandada, a consecuencia de haberse detectado dioxinas en una
partida de carne de cerdo congelada, procediendo a suspender la
certificación del establecimiento para el envío de productos cárnicos a ese
país, iniciando el SAG, a consecuencia de lo anterior, una investigación
para determinar el origen y la causa de esta detección.
d.- Que en la investigación antes indicada se determinó que la producción
con niveles altos de dioxina provenía de 16 planteles productores de
cerdos, dentro de los cuales se encontraba el de la empresa ejecutante.

e.- Que la carne no exportada proveniente de los planteles comprometidos


con dioxina quedó inhabilitada para su exportación, debido a las medidas
preventivas tomadas por la autoridad sanitaria del país, mientras se
investigaba la determinación de la causa de la contaminación.

f.- Que el Servicio Agrícola y Ganadero y la Secretaría Regional Ministerial


de Salud decretaron el decomiso y posterior destrucción de las carnes
contaminadas, tanto las exportadas retornadas como las no exportadas y
que estaban en poder de la ejecutada".

ii. Decisión de la Corte

"NOVENO: Que, como se viene analizando, no debe olvidarse que el


artículo 1828 del Código Civil dispone que 'el vendedor es obligado a
entregar lo que reza el contrato', y ello, en el caso de autos, corresponde a
partidas de cerdos aptas para el consumo humano, de lo cual
indefectiblemente ha de concluirse que ese deber, al menos en lo que hace
a los contratos que originan las facturas de autos, no aparece satisfecho de
acuerdo a las probanzas rendidas. Es un hecho no controvertido que la
mercadería no pudo comercializarse por encontrarse la carne contaminada
con niveles de dioxina no recomendados para el consumo humano y, a su
vez, la extensa relación comercial habida entre las partes imponía a la
ejecutante el conocimiento de que los productos vendidos serían
comercializados en el extranjero, existiendo regulación tanto en Corea del
Sur como en la Unión Europea respecto del límite máximo de picogramos
de dioxina permitidos, lo que era una obligación y estándar propio del
negocio que no podía ser ignorado por la Sociedad Agrícola Santa Anita
Limitada.

En razón de lo expuesto, este tribunal de casación comparte el


razonamiento de los sentenciadores recurridos, en el sentido de que en la
especie existió un error de hecho en cuanto a la sustancia o calidad
esencial del objeto sobre el que versaba el contrato de compraventa
celebrado entre las partes, error que vició el consentimiento de la ejecutada
por existir una falsa representación de la realidad, pues ella concurrió a la
celebración de la compraventa, creyendo que la demandante le vendía
cerdos vivos cuya carne era comerciable, apta para el consumo humano, lo
que no sucedió al haberse entregado cerdos contaminados con dioxina, lo
que motivó que la carne de los animales vendidos fuese decomisada y
posteriormente destruida por el Servicio Agrícola y Ganadero en conjunto
con el Ministerio de Salud, antecedentes que de haber sido conocidos al
momento de celebración del contrato en cuestión, habrían impedido que la
compradora manifestara su voluntad en orden a perfeccionar dicho acto
jurídico.

DÉCIMO: Que de lo anterior fluye, entonces, que no se produjo en el fallo


cuestionado, en los términos propuestos por el recurrente, la conculcación
de lo estatuido en el artículo 1454 del Código Civil. En razón de lo anterior,
existiendo un error que vició el consentimiento en los términos expuestos
en los considerandos que preceden, mal pueden estimarse infringidos,
como lo hace la recurrente, los artículos 1684, 1550 Nºs. 7 y 9 y 1820 del
Código Civil, lo que determina que el haber acogido la excepción de nulidad
de la obligación se ajusta a derecho".

7. Orellana Cáceres, Cristián con José Camarena y Compañía Ltda.

Corte Suprema, 6 de diciembre de 2011, rol Nº 192-2010

Palabras clave: Obligación de medios — responsabilidad profesional —


mandato judicial

Normativa aplicada: artículos 1489 y 1553 del Código Civil

a) Resumen. Una persona demandó a su empleadora por daño


moral. Si bien obtuvo una sentencia favorable, el procedimiento
terminó con la declaración de abandono del procedimiento debido a la
inactividad de los abogados de la demandante una vez dictada la
sentencia definitiva. Producto de lo anterior, el cliente de dichos
abogados los demandó, solicitando una indemnización por daño
emergente, lucro cesante y daño moral. El tribunal de primera instancia
acogió la demanda. Decisión confirmada por la Corte de Apelaciones,
ante lo cual los demandados interpusieron recurso de casación en el
fondo.
b) Sentencia

i. Hechos del caso

"SEGUNDO: (...) los sentenciadores tuvieron asentados, como hechos de


la causa, los siguientes:

a) Que la causa laboral a la que refieren los basamentos de la litis, fue


incoada en septiembre de 1994 y terminó con la declaración de abandono
del procedimiento en el mes de marzo de 2000 (sic).

(...)

c) Que los defensores tuvieron activa participación en las etapas de


discusión y prueba, pero una vez que se dictó la sentencia definitiva, se
aprecia un período de inactividad que fue sancionado con el abandono del
procedimiento y, los argumentos en contrario hechos valer por los ahora
demandados resultaron ineficaces".

ii. Decisión de la Corte

"TERCERO: (...).

En cuanto a la incidencia de la gratuidad del mandato alegada por los


demandados, se expresa en la sentencia que es un principio del foro el que
la defensa de los trabajadores se realice con cargo a un porcentaje,
previamente pactado entre los contratantes pacto de cuota litis, de lo que
se obtiene, naturalmente, que los mandatarios asuman los gastos del juicio,
los que son descontados en su oportunidad; consideración con la cual los
jueces del grado descartan que el mandato, en esas condiciones, se
transforme en uno gratuito, pues la sola estipulación de una remuneración,
aunque dependa de una contingencia incierta de ganancia y pérdida, no le
quita el carácter de contrato oneroso, perteneciendo a la categoría de
contratos aleatorios.

Asimismo, teniendo presente que en la especie, la de los demandados era


una prestación de servicios personales que suponen conocimientos y
habilidades especiales, la responsabilidad profesional de aquellos se
manifestó en la omisión de dar curso progresivo al juicio, por ser
precisamente ellos quienes tenían la carga de brindarle el impulso procesal,
por el que tenían el deber de instar, hasta obtener el resultado de la acción,
lo que debió manifestarse en la atención, preocupación y oportunidad en
que debieron realizar las acciones propias de la causa que estaban
defendiendo.

En esas condiciones, los magistrados del fondo concluyen que, siendo una
obligación, la asumida por los demandados, de poner en beneficio de su
mandante el comportamiento y diligencia debidos, por efecto de la referida
omisión, ocasionaron negligentemente al actor un perjuicio irreparable, que
incide en el resultado de su pretensión y que configura el incumplimiento de
las obligaciones contractuales de los demandados, al no poner a favor del
mandante el comportamiento o actividad debida para finalizar con éxito lo
que, hasta la dictación de la sentencia definitiva, había logrado (...).

Es precisamente la falta de diligencia de los abogados demandados en la


interposición de los recursos dirigidos a impugnar el abandono del
procedimiento decretado en la causa laboral a su cargo y similar actitud en
orden a recurrir contra la determinación del tribunal de alzada que confirmó
dicho abandono que era susceptible de casación la que configura el
incumplimiento contractual imputado a título de fuente de la responsabilidad
que se les achaca a los profesionales demandados.

Resulta evidente, entonces, que el manifiesto descuido de los ocurrentes


de casación en la notificación de la sentencia, que había acogido
parcialmente las pretensiones de su mandante en el juicio laboral de
marras, fue determinante en el abandono del procedimiento decretado por
el tribunal de la instancia, que tampoco se pudo revertir por no interponerse
en su contra y en todos los grados los recursos que la ley les franqueaba.
Tal situación, por cierto, no es equiparable a la institución del caso fortuito,
desde que los abogados del litigio laboral tuvieron la opción de recurrir
contra las resoluciones perjudiciales para sus clientes y se abstuvieron de
hacerlo, evento que, en modo alguno, puede evaluarse como un imprevisto
que era imposible de subsanarse con sólo emplear un mínimo celo
profesional.

Por consiguiente, los juzgadores no incurrieron en transgresión de los


artículos mencionados de la recopilación civil (...);

Y de conformidad, además, a lo dispuesto en los artículos 764 y 767 del


Código de Procedimiento Civil, se rechaza, sin costas, el recurso de
casación en el fondo (...)".
8. Lucy Treizman Sacks y Otros con Erazo Reyes, Rodrigo y Otra

Corte Suprema, 5 de junio de 2013, rol Nº 5883-2012

Palabras clave: Responsabilidad médica — tratamiento psiquiátrico —


diagnóstico erróneo

Normativa aplicada: artículos 1552, 1557, 2158 y 2329 del Código Civil

a) Resumen. Se demanda de indemnización de perjuicios por


responsabilidad contractual a un médico que diagnosticó erróneamente
una enfermedad, manteniéndose dicho diagnóstico durante varios
años. El tribunal de primera instancia acogió la demanda en contra del
médico y la rechazó respecto a la clínica. Desición confirmada por la
Corte de Apelaciones. Finalmente, el médico demandado y los
demandantes interpusieron recurso de casación en el fondo.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"TERCERO: Que, para la resolución del recurso y en lo que al mismo


interesa, es conveniente dejar expresado, que los sentenciadores fijaron
como hechos de la causa, los siguientes:

a) Que doña Lucy Treizman Sacks fue tratada como paciente particular del
demandado Dr. Rodrigo Erazo Reyes, a partir del mes de junio del año
1999, quien motivado por los síntomas que ella presentaba, ordenó su
hospitalización en la Clínica Congregación del Amor Misericordioso
Pensionado San José, desde 25 al 29 de junio de 1999; b) Que durante su
estadía en dicha clínica, el Dr. Erazo Reyes ordenó un tratamiento con
medicamentos y la realización del examen de Escalas de Batería
neuropsicológica Luria y Nebraska, procedimiento que aplicó la psicóloga
doña Ximena Rubio, así como otros exámenes, dando las órdenes en
forma telefónica, al igual que el alta de la paciente.
c) Que con los resultados de los exámenes, específicamente el test
aplicado por la psicóloga, el Dr. Erazo Reyes concluyó que la paciente
padecía de un deterioro orgánico cerebral, atribuible a un tipo de demencia
presenil, llamada Enfermedad de Pick.

d) Que tras ello comenzó un tratamiento con medicamentos y visitas a su


consulta particular por lo menos una vez al año, más la evaluación vía
telefónica que constantemente realizaba él mismo o por llamadas de la
propia paciente o de algún familiar, la mayoría de las veces su cónyuge.

e) Que el demandado fue el médico tratante de doña Lucy Treizman al


menos hasta el mes de enero de 2004, época en que tuvo que emitir un
certificado médico para la tramitación de su pensión de invalidez, en el cual
se afirma que ella presenta un cuadro de demencia frontal progresiva del
tipo Enfermedad de Pick, cuadro que tiene un carácter progresivo,
invalidante e irreversible, dado que se trata de un proceso
neurodegenerativo del encéfalo".

ii. Decisión de la Corte

"CUARTO: Que conforme con dicho sustrato fáctico y sobre la base que la
relación que une a doña Lucy Treizman con el psiquiatra Dr. Erazo Reyes,
deriva de un contrato médico, en la especie de tracto sucesivo y que
comprende una evaluación de los síntomas, su diagnóstico y tratamiento,
los sentenciadores de fondo —haciendo suyos los fundamentos del fallo de
primera instancia— estimaron que en el ejercicio del acto médico, el
profesional se obliga a emplear todos sus conocimientos y medios
suficientes y disponibles con el objetivo de precaver, diagnosticar, tratar y
curar la enfermedad. Conforme con ello, determinaron que la culpa de la
que responde el médico se origina por no haber empleado los medios
suficientes para el propósito encomendado o no haber sido diligente o
prudente en tomar todas las precauciones que hubieran evitado el daño. No
obstante lo anterior, también consideraron que el médico está obligado a
cumplir 3 obligaciones de resultado: el deber de información, la obligación
por los materiales y productos y la obligación relativa a los exámenes y
análisis simples, ya que los diagnósticos y resultados están sujetos a la
interpretación del profesional acerca de su alcance y posibles efectos, y
que en relación a la obligación de medios, el profesional debe atenerse a
su lex artis, que impone los deberes de seguir los progresos de la ciencia;
mantener una práctica adecuada de los protocolos; obedecer las reglas
generalmente admitidas por la ciencia y el arte de la salud especializada a
la cual se dedica; conocer sus personales limitaciones frente al acto que
debía realizar y mantener una observancia del reglamento destinados a
normar las acciones de salud, los protocolos médicos quirúrgicos etc (...).

SEXTO: Que en el escenario indicado, esto es, un contrato de prestación


médica —del cual se ha derivado un resultado no deseado—, el facultativo
queda sujeto al paciente por un vínculo de obligación, en cuyo
cumplimiento debe emplear el debido cuidado y resulta que la cita de las
disposiciones legales que se dicen vulneradas por el demandado en los
apartados primero y segundo del recurso, esto es, los artículos 2158 Nº 1,
1552, 1557 y 2329 del Código Civil y el artículo 425 del Código de
Procedimiento Civil, así como los argumentos esgrimidos en apoyo de sus
afirmaciones, tienen por objeto sustentar, fundamentalmente —en relación
a dichos capítulos— que una adecuada valoración de las pruebas
allegadas a la causa y en especial del informe pericial agregado a fojas
613, debió conducir a los sentenciadores a concluir que, en la especie, no
concurren los requisitos que hacen procedente la responsabilidad
contractual, en atención, por un lado, al incumplimiento de las obligaciones
de doña Lucy Treizman Sacks en su calidad de paciente, al no asistir de
manera periódica a la consulta particular del médico tratante y no
efectuarse los exámenes de imágenes que le habría requerido, y por otro, a
que el médico demandado actuó conforme a la lex artis, por lo que su
actuar no puede ser considerado negligente, en circunstancias que la
sentencia recurrida, sobre la base fáctica precedentemente descrita, dio por
acreditados los requisitos que estructuran la acción de indemnización de
perjuicios contractual, de lo que se sigue que las infracciones denunciadas
persiguen desvirtuar los supuestos de hecho fundamentales asentados los
jueces del fondo, mediante el establecimiento de nuevos hechos que
permitan sostener el rechazo de la demanda.

Asimismo la infracción que se denuncia en relación a los artículos 1698,


305, 47, 2314 y 2329 del Código Civil y 425 del Código de Procedimiento
Civil, ahora en los apartados tercero y cuarto del libelo, lo lleva a
contradecir lo aseverado en la sentencia impugnada, en orden a que la
gravedad de los hechos que en ella se describen, lleva a concluir que el
sufrimiento padecido por el cónyuge y las hijas de la paciente tiene su
causa en la mala praxis del profesional demandado, sobre la base de los
antecedentes fácticos que sirven de sustento a la responsabilidad
extracontractual que se deriva del actuar del demandado en relación a los
actores don Rolando Radó Kovari y doña Sandra y doña Claudia Radó
Treizman, cuestionamiento que importa apartarse de dichos supuestos
para sostener que la demanda deducida por los mencionados actores
resulta improcedente.

(...)

DUODÉCIMO: Que sentado lo anterior, resulta patente que la infracción


denunciada en relación, a los artículos 2158 Nº 1, 1552, 1557 y 2329, todos
del Código Civil, sustentada por un lado, en el supuesto incumplimiento de
los demandantes, atendido que la paciente asistió en escasas
oportunidades a la consulta médica privada del facultativo, situación que no
permitiría constituir en mora al deudor y tornaría aplicable la excepción de
contrato no cumplido, y por otro, en el actuar plenamente ajustado a la lex
artis médica del facultativo demandado, que impediría el incumplimiento de
las obligaciones contraídas por el demandado en virtud del contrato de
prestaciones médicas, descansa sobre la base de hechos que la sentencia
no ha dado por acreditados, desde que por la misma se ha estimado lo
contrario, esto es, que el facultativo no dio cumplimiento a sus obligaciones
contractuales para con la paciente doña Lucy Treizman y que su actuar no
se ajustó a la buena praxis médica y se ejecutó sin emplear la diligencia
debida en el diagnóstico y tratamiento aplicado, manteniéndolo a lo largo
de los años no obstante que la enfermedad no evolucionaba conforme los
efectos esperados, impidiéndole su pleno desarrollo en diversos ámbitos,
ocasionándole daños que deben ser compensados.

(...)

DECIMOCUARTO: Que en razón de los fundamentos y al no haberse


cometido en la sentencia impugnada los errores de derecho que se aducen
como fundamento del recurso de casación en estudio, procede decidir su
rechazo.

(...)".

9. Silva Escandón, María Gabriela con Dosque Contreras, María Luisa

Corte de Apelaciones de Concepción, 1 de diciembre de 1993, rol


Nº 1171-1992
Cita Online: CL/JUR/66/1993

Palabras clave: Evicción — hipoteca — entrega libre de gravamen

Normativa aplicada: artículos 1820 y 1837 del Código Civil

a) Resumen. En el contrato de venta de un inmueble, se declara que


este se encuentra libre de todo gravamen o derecho de tercero. Sin
embargo, con posterioridad a la venta, el comprador advierte que el
inmueble se encontraba gravado con una hipoteca. La corte falla que
ha existido incumplimiento en la entrega, pero no concede la ejecución
forzada con la indemnización de perjuicios.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"1º La demandada doña María Luisa Dosque Contreras vendió a


Transportes Sierra Nevada Limitada, quien compró para la demandante
doña María Gabriela Silva Escandón, el departamento número once del
primer piso del Bloque A, en la Población Remodelación Lautaro de Penco
(...). La demandante aceptó expresamente la compra que para ello hizo en
esa escritura Transportes Sierra Nevada Limitada, por escritura de 28 de
julio de 1989 (...).

2º (...) la vendedora hizo el traspaso material del inmueble a que se refiere


la compraventa de 26 de febrero de 1988.

3º Que en dicha compraventa, cláusula cuarta, se dijo por las partes que la
venta se hacía en el estado que se encuentra actualmente el
departamento, con todos sus usos, derechos, costumbres y servidumbres,
libre de todo gravamen, prohibición y embargo, con todo lo edificado y
planteado. Con todo, consta del certificado emitido por el señor
Conservador de Bienes Raíces de Concepción el 5 de junio de 1989 (...)
que a la fecha el departamento objeto de la compraventa estaba gravado
por una hipoteca determinada (...) en favor del Banco del Estado de Chile.
Y que también existía a esa misma fecha, una prohibición de gravar,
enajenar y arrendar, también en favor de ese Banco (...). De modo que está
acreditado que, al tiempo de la compraventa de 26 de febrero de 1988, el
inmueble a que ella se refiere estaba afecto a una hipoteca y a una
prohibición de enajenar.

4º Que en razón de la existencia de aquella hipoteca y prohibición, la


compradora ha deducido la acción de cumplimiento, de la obligación de
entregar, pidiendo concretamente, se obligue a la vendedora a alzar aquel
gravamen y prohibición en el plazo que indica en su demanda, se le
embarguen bienes para lograr ese alzamiento. Deduce además acción de
perjuicios".

ii. Decisión de la Corte

"8º Que, si bien el Código Civil distingue la obligación de entregar de la de


saneamiento de la evicción, ello no ha de llevar a la conclusión que se trate
de obligaciones absolutamente desligadas, de forma que, habiéndose
hecho la tradición y la entrega material, esté cumplida la primera y que todo
derecho existente en favor de terceros sobre la cosa sea objeto únicamente
de la obligación de saneamiento de la evicción.

En efecto, como lo sostienen autorizados doctrinadores, 'si la cosa vendida


está gravada con cargas o si existen derechos de terceros o aun si la cosa
es ajena, la obligación de saneamiento se hace efectiva desde que el
tercero reclame su derecho, en tanto que, mientras ello no suceda, si el
comprador advierte la existencia de tales derechos, aunque no reclamados
por su titular, puede prevalecerse de las acciones a que da lugar el
cumplimiento de la obligación de entregar' (así, F. Messineo, Manual de
Derecho Civil y Comercial, T. 5, n. 18, pág. 98). Esa conclusión, que otras
legislaciones han pormenorizado en reglas explícitas (por ejemplo,
artículo 1489 Código Civil italiano), es también la que resulta de las normas
de nuestro Código, si se tiene presente lo prevenido en los artículos 1828,
1838, 1843 y 1489 del Código Civil. En efecto, el vendedor está obligado a
entregar lo que reza el contrato, regla dispuesta a propósito de la obligación
de entregar (pág. 6 Tít. XXIII, Lib. IV) y que hace de la obligación de
entregar no solamente un paso material y jurídico de la cosa, sino también
comprender en ella, una identidad entre aquello que forma el objeto de la
obligación y lo efectivamente entregado, puesto que, en definitiva, no se
trata sino de la particularización de la regla general del artículo 1569 que
impone como requisito objetivo del cumplimiento la exactitud, identidad e
integridad de la prestación, pues guarda aún vigencia la fórmula del
Derecho Romano aliud pro alio, invito creditori solvi non potest (I.2, 1, D. 1,
así, José Beltrán Heredia y Castaño, El Cumplimiento de las Obligaciones,
pág. 209 y sgtes. Madrid 1956).

En las palabras de eminentes autores 'Cuando la compraventa recaiga


sobre un cuerpo cierto, el vendedor está obligado igualmente a entregar la
cosa tal y como ha sido convenida, querida por las partes; en
consecuencia, si la cosa vendida y entregada está afectada por un vicio
oculto, ignorado por el comprador, o si lleva consigo una posibilidad de
evicción, el vendedor no ha cumplido con su obligación de entrega' (H., L. y
J. Mazeaud, Lecciones de Derecho Civil, parte 3, vol., n. 937). Pero una
vez que un tercero se adelante a reclamar derechos sobre la cosa por
causa anterior a la venta, surge para el vendedor la obligación de defensa y
saneamiento. La distinción entre ambas obligaciones es pues más de
oportunidad que de diferencia de contenido y es lo que explica en
modernas tendencias, se unifiquen ambas en la de entregar. Así entonces,
desde que las partes convinieron en que el departamento once de calle
Infante 145 de la ciudad de Penco se vendía libre de gravámenes y
prohibición, la vendedora no cumplió con exactitud su deber de entregar lo
que reza el contrato, desde que ese inmueble estaba afecto a una hipoteca
y una prohibición en favor del Banco del Estado, según se ha dicho más
arriba".

10. Zorín S.A. con Compañía Siderúrgica Huachipato S.A.

Corte Suprema, 31 de octubre de 2012, rol Nº 3325-2012

Cita online: CL/JUR/2412/2012

Palabras clave: Indemnización autónoma — cualidad atribuida por las


partes

Normativa aplicada: artículos 1556, 1568, 1569, 1826 y 1828 del


Código Civil

a) Resumen. Se compra una determinada cantidad de rodillos de


laminación en desuso. Estos debían tener una determinada
concentración de níquel, lo cual en la especie no se verifica. Ante ello,
la compradora demanda indemnización de perjuicios. En primera
instancia se acoge la pretensión. El tribunal de alzada la revoca. La
Corte Suprema anula la sentencia de apelaciones.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"SEXTO: Que de los antecedentes allegados al proceso es dable


establecer los siguientes hechos:

1º.- Que en octubre del año 2006, el señor Luis Acosta, quien hacía de
intermediario entre las partes de este juicio, se contactó con don Francisco
Barriga, jefe de la unidad de materiales de Compañía Siderúrgica
Huachipato S.A., y este último le ofertó la compraventa de chatarra e
insumos químicos de una cantidad de rodillos en desuso. Oferta que se
materializó mediante la exhibición de una planilla, en la que se
individualizan y aparecen las características y composición química de los
mentados rodillos.

2º.- Dentro de esta nómina, aparecen unos rodillos con un contenido del
elemento químico Níquel mayor al de otros rodillos del mismo listado,
según se desprende de la simple lectura de la planilla.

3º.- Entre las Empresas Receptoras de la oferta, se encuentra la Sociedad


demandante, la que, una vez analizada la planilla por medio de la cual se
ofertaron los rodillos, demuestra interés sólo por aquellos rodillos en los
cuales el contenido de níquel era mayor.

SEPTIMO: (...) Desde el momento en que Zorín S.A entregó a título de


arras parte del precio, esto es, la suma de $25.000.000, en señal expresa
de quedar convenidos, se ha reputado perfecto el contrato de compraventa
entre la Sociedad demandante y la Sociedad demandada".

ii. Decisión de la Corte

"Sentencia de reemplazo

CUARTO: Que conforme con el artículo 1828 del Código Civil, el vendedor
es obligado a entregar lo que reza el contrato, lo que supone un
cumplimiento estricto a los términos del mismo, norma que debe
complementarse con lo que disponen los artículos 1568 y 1569 del mismo
Código. Estas disposiciones describen el pago efectivo como la prestación
de lo que se debe, ordenan que el pago se hará 'bajo todos los respectos
en conformidad al tenor de la obligación', salvo casos especiales
contemplados por las leyes, y prescriben que 'el acreedor no podrá ser
obligado a recibir otra cosa que lo que se le deba ni aun a pretexto de ser
igual o mayor valor la ofrecida'(...).

SÉPTIMO: Que esta Corte ha llegado a la convicción que los rodillos no


tenían la composición química que se había convenido. (...).

OCTAVO: Que en consecuencia, debe dilucidarse si efectivamente esta


circunstancia plantea un caso de incumplimiento contractual que daría
derecho a la compradora a ser indemnizada. Para resolver esta cuestión,
es preciso determinar si la obligación de entrega que el comprador asume,
en virtud del contrato de compraventa se satisface con la mera entrega
física de la cosa comprada, que en este caso no hay duda de que
efectivamente ocurrió, pues, las partes no han discrepado sobre este
hecho, o por el contrario es imprescindible que el bien entregado reúna las
calidades que se habían ofrecido y que las partes habían convenido. Sobre
este punto, esta Corte entiende que, en una compraventa de estas
características, el hecho de que la cosa no reúna las características o
cualidades ofrecidas —no apareciendo que se trata de una cosa comprada
a la vista, de acuerdo con los artículos 133 y 134 del Código de Comercio—
configura un incumplimiento del vendedor, quien no ha cumplido
cabalmente con la obligación de entrega, conforme con los artículos 1828,
1568 y 1569 del Código Civil. La cosa que ha entregado el vendedor es
distinta a la comprada, lo que permite calificar a este hecho de un
cumplimiento imperfecto, conforme con el artículo 1556 del Código Civil.
Esta doctrina ha sido reconocida por la sentencia de esta misma Sala, rol
Nº 5320-2003.

(...)

DUODÉCIMO: Que también la demandada ha sostenido que el


consentimiento recayó exclusivamente en rodillos de laminación de
desecho, sin que en la nota de venta se hicieran más especificaciones, y
que ellos fueron entregados tal cual se habían ofertado, por lo que no ha
habido incumplimiento, ni menos una acción dolosa de parte de la
demandada. Esta alegación no puede aceptarse, porque del conjunto de la
prueba rendida, especialmente la que consta de carpeta de investigación
RIT Nº 2810-2008, RUC Nº 0810015540-1, agregada al proceso, aparece
claramente que la vendedora aseguró a la compradora que los rodillos
tenían unas características determinadas, que fueron consideradas en el
acuerdo contractual, por lo que se estima que la vendedora no entregó lo
que efectivamente se había obligado, según ya se ha reflexionado.

(...)

VIGÉSIMO PRIMERO: a) Se revoca la decisión apelada de fecha treinta de


noviembre de dos mil nueve, escrita desde fojas 532 B a 547,
complementada el tres de junio de dos mil once, según se lee a fojas 714,
en cuanto por ella se condenó al demandado al pago de $243.673.148 por
concepto de daño emergente y $500.000.000 a título de daño moral,
resolviéndose en su lugar que, por estos acápites la demanda queda
desestimada.

b) Se la confirma, con declaración que se reduce la condena del


demandado por concepto de lucro cesante, al pago de la suma de
$114.000.000. (ciento catorce millones de pesos), más reajustes e
intereses corrientes para operaciones no reajustables que correrán desde
el día 8 de octubre de 2008, hasta el día del pago efectivo, sin costas.

c) Se desechan las excepciones opuestas en segunda instancia, tanto de


cosa juzgada como de prescripción".

III. R

1. Legislación nacional aplicable

a) Código Civil

Artículo 1489. "En los contratos bilaterales va envuelta la condición


resolutoria de no cumplirse por uno de los contratantes lo pactado.
Pero en tal caso podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución
o el cumplimiento del contrato, con indemnización de perjuicios".

Artículo 1545. "Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los
contratantes, y no puede ser invalidado sino por su consentimiento mutuo o
por causas legales".

Artículo 1566. "La indemnización de perjuicios comprende el daño


emergente y lucro cesante, ya provengan de no haberse cumplido la
obligación, o de haberse cumplido imperfectamente, o de haberse
retardado el cumplimiento.

Exceptúanse los casos en que la ley la limita expresamente al daño


emergente".

Artículo 1568. "El pago efectivo es la prestación de lo que se debe".

Artículo 1569. "El pago se hará bajo todos respectos en conformidad al


tenor de la obligación; sin perjuicio de lo que en casos especiales
dispongan las leyes".

El acreedor no podrá ser obligado a recibir otra cosa que lo que se le deba
ni aun a pretexto de ser de igual o mayor valor la ofrecida".

Artículo 1590. "Si la deuda es de un cuerpo cierto, debe el acreedor


recibirlo en el estado en que se halle; a menos que se haya deteriorado y
que los deterioros provengan del hecho o culpa del deudor, o de las
personas por quienes éste es responsable; o a menos que los deterioros
hayan sobrevenido después que el deudor se ha constituido en mora, y no
provengan de un caso fortuito a que la cosa hubiese estado igualmente
expuesta en poder del acreedor.

En cualquiera de estas dos suposiciones se puede pedir por el acreedor la


rescisión del contrato y la indemnización de perjuicios; pero si el acreedor
prefiere llevarse la especie, o si el deterioro no pareciere de importancia, se
concederá solamente la indemnización de perjuicios.

Si el deterioro ha sobrevenido antes de constituirse el deudor en mora, pero


no por hecho o culpa suya, sino de otra persona por quien no es
responsable, es válido el pago de la cosa en el estado en que se
encuentre; pero el acreedor podrá exigir que se le ceda la acción que tenga
su deudor contra el tercero, autor del daño".

Artículo 1591. "El deudor no puede obligar al acreedor a que reciba por
partes lo que se le deba, salvo el caso de convención contraria; y sin
perjuicio de lo que dispongan las leyes en casos especiales.

El pago total de la deuda comprende el de los intereses e indemnizaciones


que se deban".

Artículo 1828. "El vendedor es obligado a entregar lo que reza el contrato".

b) Convención de Viena sobre Compraventa Internacional de


Mercaderías

Artículo 45. "1) Si el vendedor no cumple cualquiera de las obligaciones


que le incumben conforme al contrato o a la presente Convención, el
comprador podrá: (...)".

Artículo 61. "1) Si el vendedor no cumple cualquiera de las obligaciones


que le incumben conforme al contrato o a la presente Convención, el
comprador podrá: (...)".

Artículo 79. "1) Una parte no será responsable de la falta de cumplimiento


de cualquiera de sus obligaciones si prueba que esa falta de cumplimiento
se debe a un impedimento ajeno a su voluntad y si no cabía
razonablemente esperar que tuviese en cuenta el impedimento en el
momento de la celebración del contrato, que lo evitase o superase, o que
evitase o superase sus consecuencias.

2) Si la falta de cumplimiento de una de las partes se debe a la falta de


cumplimiento de un tercero al que haya encargado la ejecución total o
parcial del contrato, esa parte sólo quedará exonerada de responsabilidad:

a) si está exonerada conforme al párrafo precedente, y

b) si el tercero encargado de la ejecución también estaría exonerado en el


caso de que se le aplicaran las disposiciones de ese párrafo.

3) La exoneración prevista en este artículo surtirá efecto mientras dure el


impedimento.
4) La parte que no haya cumplido sus obligaciones deberá comunicar a la
otra parte el impedimento y sus efectos sobre su capacidad para
cumplirlas.

Si la otra parte no recibiera la comunicación dentro de un plazo razonable


después de que la parte que no haya cumplido tuviera o debiera haber
tenido conocimiento del impedimento, esta última parte será responsable
de los daños y perjuicios causados por esa falta de recepción.

5) Nada de lo dispuesto en este artículo impedirá a una u otra de las partes


ejercer cualquier derecho distinto del derecho a exigir la indemnización de
los daños y perjuicios conforme a la presente Convención".

Artículo 80. "Una parte no podrá invocar el incumplimiento de la otra en la


medida en que tal incumplimiento haya sido causado por acción u omisión
de aquélla".

2. Instrumentos de Derecho Uniforme

a) Principios UNIDROIT sobre los contratos comerciales


internacionales

Artículo 7.1.1 (Definición del incumplimiento). "El incumplimiento


consiste en la falta de ejecución por una parte de alguna de sus
obligaciones contractuales, incluyendo el cumplimiento defectuoso o el
cumplimiento tardío".

Artículo 7.1.2 (Interferencia de la otra parte). "Una parte no podrá


ampararse en el incumplimiento de la otra parte en la medida en que tal
incumplimiento haya sido causado por acción u omisión de la primera o por
cualquier otro acontecimiento por el que ésta haya asumido el riesgo".

Artículo 7.1.6 (Cláusulas de exoneración). "Una cláusula que limite o


excluya la responsabilidad de una parte por incumplimiento o que le
permita ejecutar una prestación sustancialmente diversa de lo que la otra
parte razonablemente espera, no puede ser invocada si fuere
manifiestamente desleal hacerlo, teniendo en cuenta la finalidad del
contrato".
Artículo 7.1.7 (Fuerza mayor). "(1) El incumplimiento de una parte se
excusa si esa parte prueba que el incumplimiento fue debido a un
impedimento ajeno a su control y que, al momento de celebrarse el
contrato, no cabía razonablemente esperar, haberlo tenido en cuenta, o
haber evitado o superado sus consecuencias.

(2) Cuando el impedimento es sólo temporal, la excusa tiene efecto durante


un período de tiempo que sea razonable en función del impacto del
impedimento en el cumplimiento del contrato.

(3) La parte incumplidora debe notificar a la otra parte acerca del


impedimento y su impacto en su aptitud para cumplir. Si la notificación no
es recibida por la otra parte en un plazo razonable a partir de que la parte
incumplidora supo o debió saber del impedimento, esta parte será
responsable de indemnizar los daños y perjuicios causados por la falta de
recepción.

(4) Nada de lo dispuesto en este artículo impide a una parte ejercitar el


derecho a resolver el contrato, suspender su cumplimiento o a reclamar
intereses por el dinero debido".

b) Principios Latinoamericanos de Derecho de Contratos

Artículo 86. Concepto de incumplimiento "(1) Incumplimiento es la falta


de ejecución de la prestación en la forma pactada.

(2) El cumplimiento imperfecto comprende toda disconformidad entre lo


acordado y lo ejecutado por el deudor.

(3) El incumplimiento del deudor comprende el hecho de las personas que


emplee para ejecutar su prestación".

Artículo 88. Acción u omisión del acreedor "El acreedor no puede


invocar el incumplimiento causado por su propia acción u omisión".

Artículo 89. Fuerza mayor o caso fortuito. "Fuerza mayor o caso fortuito
es un hecho ajeno al control del deudor, cuyo riesgo no asumió, y que le
impide cumplir la obligación, temporal o definitivamente, y cuyo
acaecimiento o efectos no ha podido resistir".
Artículo 90. Imposibilidad total o parcial de cumplimiento. "(1) La
imposibilidad sobreviniente total y definitiva para cumplir una obligación
contractual, causada por caso fortuito, extingue la obligación y libera al
deudor. En tal caso, el acreedor puede optar por resolver el contrato o
reclamar la cesión de los derechos y acciones que, en razón de la
imposibilidad, el deudor detenta contra un tercero.

(2) Si la imposibilidad es parcial o temporal, el acreedor puede suspender la


contraprestación o reducirla en una proporción equivalente, salvo si, como
consecuencia de la imposibilidad, se ve privado de aquello que podía
sustancialmente esperar al tiempo de celebrarse el contrato. En este último
supuesto rige la opción prevista en el punto (1)".

IV. B

A M , René (2008). Las Obligaciones, tomo II.


Santiago: Editorial Jurídica de Chile.

A R , Arturo et al. (2004). Tratado de las


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Jurídica de Chile.

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________________ (2006). La protección del comprador. Régimen de


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Guzmán Brito, Alejandro (coord.), El Código Civil (1855-2005).
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V. O

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Corte Suprema, 7 de marzo de 2012, rol Nº 3946-2011.

Luis Aguilera Ordenes Bernardo y otros con Inmobiliaria Trébol Icafal


Limitada (2010): Corte de Apelaciones de Santiago, 7 de junio de
2010, rol Nº 7399-2008.

Leonidas Molina Bustos con Nubia Candia Cárdenas (2016): Corte


Suprema, 17 de marzo de 2016, rol Nº 11881-2015.

Sociedad Inmobiliaria Ene S.A. con Marta Fuenzalida Gutiérrez (2016):


Corte Suprema, 6 de septiembre de 2016, rol Nº 28913-2015.

Comunidad de Copropietarios de Golf Lomas de La Dehesa con


Inversiones Lomas de La Dehesa Limitada (2013). Corte de
Apelaciones de Santiago, 9 de agosto de 2013, rol Nº 272-2011
198Para un comentario sobre las reglas del incumplimiento y sus efectos, véase:
D M , Íñigo y V O , Álvaro (2018). Los Principios Latinoamericanos
de Derecho de los Contratos, Texto, Presentación y contenidos fundamentales.
Madrid: BOE, pp. 51-75.

199V O , Álvaro (2017). "La protección del comprador en el Código Civil:


desde la fragmentación a un modelo unitario como instrumento eficaz para la
resolución de conflictos en torno al incumplimiento del vendedor, en Contardo, Juan
Ignacio y De la Maza, Íñigo (dirs.). La compraventa. Estudios. Santiago: Thomson
Reuters, pp. 233-284.

200M M , Antonio Manuel (2014). "Claves de la modernización del


derecho de contratos", en De la Maza, Íñigo, Morales Moreno, Antonio Manuel y Vidal
Olivares, Álvaro, Estudios de derecho de Contratos, Formación, Cumplimiento e
incumplimiento. Santiago: Thomson Reuters, pp. 27-38 y pp. 77-86.

201Cecinas La Preferida S.A. con sociedad Comercial Salinak Limitada (2005).

202Véase los considerandos 5º a 7º de la sentencia.

203Sociedad Agrícola y Forestal Vista El Volcán Limitada con Coagra S.A. (2017).

204Fuentes Rodríguez, José Belisario con Canteras Lonco S.A. (2011).

205Combustibles y Servicios Lepe y Álamo con Sociedad Le Pascui S.A. (2016).

206Carmen Muñoz Carvajal con Inmobiliaria Las Nieves S.A. (2011).

207Sociedad Agrícola Santa Anita con Faenadora El Milagro (2015).

208Z (2008), pp. 112-113.

209D M yV (2018), pp. 48-49.

210M M , Antonio Manuel (2014). "La noción unitaria de


incumplimiento en la Propuesta de Modernización del Código Civil", en González
Isabel y García, Carmen (coords.), Estudios sobre el incumplimiento y resolución.
Navarra: Cizúr Menor, p. 27.

211M (2014), p. 83.

212M M , Antonio Manuel (2012). "Tres modelos de vinculación del


vendedor en las cualidades de las cosas", en Anuario de derecho civil LXV., p. 8.
213V O , Álvaro (2009). "La noción de incumplimiento esencial en el
Código Civil". Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso,
Nº 32, 1ª Ed.,pp. 495-550.

214Orellana Cáceres, Cristián con Prado Berger, Jaime y Belmar Palavecino,


Cecilia (2011).

215Treizman Sacks Lucy, Rado Kovari Rolando, Rado Treizman Sandra con Erazo
Reyes Rodrigo, Clínica Las Condes S.A. (2013).

216M (2014), p. 85.

217M M (2014), p. 19

218P P , Fernando (1993). "Las nuevas bases de la responsabilidad


contractual", en ADC., Nº 46, pp. 1720-1721; M M (2014), pp. 32-33;
F P , Nieves (2010). "La modernización del régimen del incumplimiento del
contrato: Propuestas de la Comisión General de Codificación. Parte primera: aspectos
generales. El incumplimiento", en ADC,, tomo XIII, fasc. I, pp. 70-71. En Chile: V
O , Álvaro (2007). "Cumplimiento e Incumplimiento Contractual en el Código
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W , Carlos (2008), "Hacia un sistema de remedios al incumplimiento
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Santiago: Legal Publishing, pp. 399-400; y M A , Claudia (2008). "El
incumplimiento contractual y sus modalidades", en Guzmán Brito, Alejandro (editor),
Estudios de Derecho civil III. Santiago: Legal Publishing, pp. 459-478.

219M J (2009). "Exposición de motivos", en Propuesta para la


modernización del Derecho de Obligaciones y Contratos. Madrid: Ministerio de
Justicia, Apartado VII.

220Cabe consignar, algunos cuestionan el carácter objetivo del incumplimiento


tratándose de obligaciones de medios. En ellas la culpa es un elemento constitutivo
del incumplimiento. Por todos: P W , Carlos (2008). "La culpa como
elemento constitutivo del incumplimiento en las obligaciones de medio o de
diligencia". Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Nº
31, pp. 257-260. Disponible también [en ínea]:
https://scielo.conicyt.cl/pdf/rdpucv/n31/a05.pdf (Fecha de consulta: 5 junio 2018). A
nuestro modo de ver, esta posición confundiría la noción de incumplimiento -no
realización del contrato, cualquiera sea la obligación concernida- con el criterio de
atribución de responsabilidad que implica la inobservancia de la diligencia promotora
del cumplimiento. B Z , María Graciela y V O , Álvaro (2013).
"Obligación, incumplimiento, y responsabilidad civil del mandatario en el Código Civil
chileno". Revista Chilena de Derecho Privado, Nº 40, 2ª Ed., pp. 416-420. Disponible
también [en línea]: https://scielo.conicyt.cl/pdf/rchilder/v40n2/art03.pdf (Fecha de
consulta: 5 de junio 2018).

221F (2010), p. 70.

222F P , Nieves (1996). Falta de conformidad del objeto, modelo de


compraventa y sistema de acciones. Madrid: Colegio de Registradores de la
propiedad, Mercantiles y Bienes Muebles de España, p. 200.

223D M V (2018), pp. 51 y 54.

224G , Thomas (2007). La résolution du contrat pour inexécution. Paris:


L.D.G.J., pp. 206-207.

225F (1996), pp. 183-187, 222. L , Ole y H , Beale (2003). Principios


de Derecho contractual Europeo. Los trabajos de la "Comisión de Derecho
contractual europeo. Madrid, p. 163. D -P , Luis, R T , Encarna,
M M , Antonio Manuel (2002). Los principios del Derecho Europeo de
Contratos. Madrid: Civitas, p. 317.

226V B , José (2010). Saneamiento por vicios ocultos. Las acciones


edilicias. Navarra: Cizúr Menor, Thomson Reuters, p. 314.

227M A (2008), pp. 476-477.

228V (2007), pp. 501-502; B G , Jorge (1998). El retraso en el


cumplimiento de las obligaciones. Madrid: Dykinson, p. 89; P W (2007),
p. 400; G (2007), pp. 206-207.

229D -P (2008), p. 572.

230Silva Escandón, María Gabriela con Dosque Contreras, María Luisa (1993).

231Transportes Sierra Nevada con Dosque (1993).

232Zorin S.A. con Compañía Siderúrgica Huachipato S.A. (2012).

233Para un estudio de la regla del riego de la contraprestación en nuestro Código


Civil, una crítica y vinculación con el incumplimiento del contrato, véase: E
B , Fabián (2000), en Estudios sobre reformas al Código Civil y Código de
Comercio, tomo II. Santiago: Editorial Jurídica de Chile. L S M , Jorge y
E B , Fabián (2016). Los Contratos. Parte General. Santiago:
Thomson Reuters; y P W , Carlos y V O , Álvaro (2017).
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Derecho Civil Chileno", en Lo público y lo privado en el derecho. Estudios en
homenaje al profesor Enrique Barros Bourie, Santiago: Thomson Reuters.

234E (2000).

235Tomamos esto de D M (2012).

236A (2003), p. 194.

237Ver artículo 79-5. Sobre el precepto puede consultarse S (1997), p.


653.

238Artículo 4:102, ver comentario al respecto en D -P , R y M


(2002), pp. 219-223.

239Artículo 3.3.

240Y esto ha de entenderse como que carezca de realidad, no que no exista en


manos del deudor. Al respecto puede consultarse Mario Enrique Villagrán Medina con
Guillermo Hernán Godoy Fernández; Sergio Villagrán Medinala (2006).

241Ver A (2003), p. 193.

242Aunque, según señalan D -P ,R yM (2002), pp. 221-222, un


romanista de la talla de Betti consideraba que en el derecho romano la regla carecía
de la amplitud con que pasó a los códigos civiles decimonónicos.

243D -P (2010), p. 73.

244Sobre el tema puede consultarse M (2006), p. 118.

245Situación que según relata Z (2008), p. 42, había sido considerada


como "perturbadora, tanto desde el punto de vista conceptual como desde el punto de
vista práctico" por la doctrina alemana antes de la modificación del régimen del
derecho de las obligaciones de 2001.

246Cfr. P (1993), pp. 1720-1721; C P , Ángel (2010).


Derecho de Contratos. Madrid: Thomson Civitas, p. 866.
C VII M

S : I. Las cuestiones; II. Las sentencias; III. Reglas sobre la materia;


IV. Bibliografía nacional de consulta; V. Otras sentencias sobre la materia.

I. L

1. Múltiples manifestaciones247

El incumplimiento contractual puede manifestarse de formas muy


diversas. Así, por ejemplo, en su comprensivo estudio comparativo de
los tipos de incumplimiento contractual en el civil law y en el common
law, Jones y Schlechtriem, identifican, tratándose del civil law, tres
grupos de supuestos: el primero de ellos queda configurado por
aquellos supuestos en los que el cumplimiento resulta imposible; el
segundo grupo reúne aquellos casos de retardo en el cumplimento;
finalmente, el tercer grupo contiene un amplio y disímil conjunto de
supuestos cuyo común denominador es que no caben dentro de los
otros dos y que incluyen hipótesis de cumplimientos imperfectos,
incumplimiento de obligaciones secundarias e incumplimiento
anticipado (anticipatory breach)248.
Por su parte, en un buen esfuerzo de síntesis, Díez-Picazo ha
señalado que es posible detectar dos situaciones de lesión del derecho
de crédito, aquella en que el deudor no ha realizado acto alguno
dirigido a poner en práctica la prestación comprometida y aquella en
que, no obstante haber llevado a cabo ciertos actos, éstos no llegan a
concretar el programa de prestación según lo exigía el contrato249. A
partir de estas situaciones, indica el autor, pueden presentarse
combinaciones diversas250.

En el ámbito nacional, Abeliuk Manasevich señala que: "...hay


incumplimiento cuando la obligación no se cumple, se cumple
imperfectamente o se retarda su cumplimiento"251. Inmediatamente
después, clasifica el incumplimiento, distinguiendo entre aquellos que
son voluntarios e involuntarios; los totales y los parciales; definitivos y
temporales y, en fin, aquellos que generan responsabilidad y aquellos
que no252. Por su parte, Gatica Pacheco distingue, en primer lugar,
según las causas del incumplimiento, identificando aquellos
provocados por hechos imputables a la voluntad del deudor y por
hechos ajenos a ella; en segundo lugar, utiliza como criterio la
naturaleza del incumplimiento y distingue, la falta total de
incumplimiento, su cumplimiento imperfecto y el retardo en el
incumplimiento253. Finalmente, Fueyo Laneri identifica el
incumplimiento propio o absoluto, el incumplimiento imperfecto o
impropio y el cumplimiento atrasado254.

Por su parte, el Código Civil, como se sabe, carece de un tratamiento


sistemático de la lesión del crédito, por lo tanto, no ha de extrañar que
así como no existe una noción de incumplimiento, sus principales
manifestaciones se traten de manera algo oblicua a propósito de la
indemnización de perjuicios en el artículo 1556, distinguiendo la falta
de cumplimiento, su cumplimiento imperfecto y el retardo en el
cumplimiento.

En este capítulo no nos interesa examinar cualquier manifestación de


incumplimiento, sino, nada más aquellas que nos parecen
dogmáticamente más desafiantes: los cumplimientos imperfectos.

2. Los cumplimientos imperfectos255

De las diversas manifestaciones del incumplimiento interesa aquí lo


que suele denominarse cumplimiento defectuoso. El examen de este
tipo de incumplimiento aconseja comenzar por algún breve esfuerzo
analítico que contribuya a esclarecer el uso que damos a la expresión.
En este sentido resultará útil determinar cuándo nos encontramos
frente a este tipo de incumplimiento. Sobre el particular Díez-Picazo
indica que:

"En términos generales, existe cumplimiento inexacto o defectuoso de la


obligación siempre que el comportamiento solutorio llevado a cabo por el
deudor no se ajuste a los presupuestos que aquel pago reclama para
producir plenos efectos liberatorios y satisfactivos"256.

De manera que, continúa este autor, los tipos de inexactitud pueden


ser los siguientes:

"1.º La inexactitud relativa a los sujetos del acto de cumplimiento (...);

2.º La inexactitud que se refiere al objeto de la prestación, cuando se


produce una contravención de los requisitos de identidad e integridad del
pago;

3.º La inexactitud relativa al lugar de la prestación, que se produce cuando


el deudor cumple o pretende cumplir en un lugar diferente del señalado en
la obligación.

4.º La inexactitud relativa al tiempo de la prestación, que se reconduce a


los supuestos de cumplimiento anticipado y de cumplimiento retrasado"257.

Y concluye señalando:
"De todos los casos antes enumerados que se pueden englobar bajo la
amplia rúbrica de cumplimiento inexacto de la obligación sólo el señalado
en segundo lugar requiere un tratamiento especial, pues todos los demás
casos encuentran su solución, entre nosotros, dentro de la normativa del
pago.

Por eso, el cumplimiento inexacto se puede calificar como «ejecución de


una prestación defectuosa». La diferencia más importante que esta figura
ofrece, frente al incumplimiento definitivo y a la mora es que, así como en
estos últimos casos se ha producido una omisión total de prestación, en el
nuestro existe un comportamiento positivo del deudor dirigido a cumplir,
que, sin embargo, no se ajusta a los términos del programa establecido en
el acto de constitución de la relación obligatoria. Dicho más claramente, no
es que el deudor no haya hecho nada, sino que lo que ha hecho está mal
hecho"258.

Se trata de una larga cita, pero ampliamente justificada. En primer


lugar, la noción de cumplimiento defectuoso agrupa diversos
supuestos; sin embargo, como sucede en el ámbito español,
tratándose del ordenamiento jurídico chileno, los que realmente
presentan problemas y que no pueden solucionarse sin más acudiendo
a reglas del pago —generales o específicas de la compraventa— son
las relativas al objeto de la prestación; tratándose de la compraventa, a
la cosa.

3. Aliud pro alio259

Como nos recuerda Nieves Fenoy la doctrina del aliud pro alio (una
cosa por otra) tiene sus orígenes en el derecho romano a propósito de
la determinación de la relevancia del error en la substancia,
específicamente en D. 18.1.9.2260. Sin embargo, sigue esta autora, el
Tribunal Supremo Español la ha utilizado más bien en relación con el
incumplimiento de las obligaciones del vendedor261.
Por su parte, José Ramón de Verda y Beamonte, revisando las
decisiones de los tribunales superiores españoles al respecto, ha
concluido que la doctrina puede asumir dos versiones262.Según la
primera de ellas, existe aliud pro alio en aquellos supuestos en los
cuales se entrega una cosa diversa en su identidad física a la prevista
en el contrato. A esta primera versión Verda y Beamontela la denomina
"material"263. Junto a ella, el autor identifica una segunda versión, a la
cual denomina "funcional". En esta segunda versión, el aliud pro alio
comprendería supuestos en que existe identidad física entre lo debido
y lo entregado, sin embargo la cosa resulta:

"funcionalmente incapaz de desempeñar el destino económico-social a que


se destina y, por ende, de satisfacer aquellas concretas necesidades que
indujeron al comprador a efectuar su adquisición"264.

El mismo autor suministra un abultado elenco de casos en los que el


Tribunal Supremo español ha aplicado la doctrina en cuestión265.
Entre ellos los siguientes: el motor cuya entrega se debía tiene una
potencia de 75 HP, el entregado únicamente de 27 HP; el
departamento entregado tiene una grieta irreparable; unas máquinas
vibrotamices para tratamiento de carbón no corresponden a la marca
pactada; un molino de piensos tiene una capacidad de moliendas
sensiblemente inferior a la convenida; las máquinas de juegos
recreativas vendidas como nuevas son, en realidad, usadas; el parquet
entregado está afectado por carcoma en estado larvario; los equipos
informáticos entregados son obsoletos e ineficaces para desempeñar
la función para la cual se adquirieron; los relojes vendidos,
supuestamente de una prestigioso marca resultan, en definitiva
falsificaciones.

Dos sentencias ilustran bien esta primera manifestación del


incumplimiento contractual.

La primera de ellas es la conocida sentencia de la Corte Suprema de


fecha 27 de julio de 2005266 a la cual ya nos hemos referido.
Convendrá, sin embargo, recordarla. Se trata de un contrato de
compraventa de sal nitrificada en una concentración del 0,8%, sin
embargo, la vendedora entregó la cantidad acordada, pero nitrificada al
8,0%. Por su parte, la compradora demandó la resolución del contrato
por incumplimiento de la obligación de entrega y, en subsidio, solicitó la
rescisión por la presencia de vicios redhibitorios. Convendrá reproducir
extensamente los razonamientos de la Corte Suprema contenidos en la
sentencia que rechaza el recurso de casación en el fondo intentado por
la vendedora:

"1º) Que el conflicto de autos se resuelve analizando el cumplimiento de las


obligaciones por parte del vendedor, de las cuales la primera es entregar la
cosa vendida al comprador, lo que en este caso se hizo, pero en términos
objetados por éste y la segunda, es la obligación de garantía, que a su
turno comprende los vicios redhibitorios y el saneamiento de la evicción.

2º) Que, el artículo 1828 del Código Civil expresa que 'el vendedor es
obligado a entregar lo que reza el contrato', de lo que se sigue que, aunque
en el caso de autos el vendedor cumplió con su obligación de entregar la
cosa, la sal, lo hizo en forma imperfecta al entregar sal en una
concentración distinta a la requerida por el comprador. Esta materia se
encuentra tratada en el artículo 1454 del Código Civil, referida al error de
hecho que se produce cuando 'la sustancia o calidad esencial del objeto
sobre el que versa el acto o contrato, es diversa de lo que se cree'.

3º) Que, en el caso de autos, no se ha demandado la nulidad del contrato


por la existencia de este error sustancial, sino que la resolución del mismo,
conforme lo faculta el artículo 1489 del Código Civil, esto es, que el
contrato se deje sin efecto por el incumplimiento del vendedor, con
indemnización de perjuicios y, en subsidio 'la rescisión', como dice la ley,
por vicios redhibitorios, debiendo la sentencia que se dicte limitarse al
análisis de estas pretensiones y fundamentos.

De esta manera, el conflicto jurídico a que debe avocarse el sentenciador,


es determinar cuál es la sanción por el hecho de haber entregado el
vendedor una cosa distinta a la comprada y que, no sólo no servía para el
objeto que buscaba el comprador, sino que, además, le habría producido
graves perjuicios.

4º) Que, habiendo sido recibida la cosa comprada, se ha producido lo que


la doctrina llama el cumplimiento imperfecto, porque el vendedor cumplió su
obligación de entregar sin reclamo de parte del comprador, pero en
definitiva, como se ha señalado, el producto resultó ser otro diferente al
comprado.

5º) Que corresponde, entonces, determinar cuál es la sanción para este


caso por haberse entregado una cosa diferente a la comprada.

A primera vista, pareciera que se trataría de un caso de vicio redhibitorio,


definido en el artículo 1857 del Código Civil, como la acción que tiene el
comprador para pedir que se 'rescinda' la venta o se rebaje
proporcionalmente el precio, por los vicios ocultos de la cosa vendida.

Sin embargo, ha de destacarse que la acción antedicha, cuyos requisitos


de procedencia se encuentran en el artículo 1858 del Código Civil,
constituye una excepción a la regla general de que el incumplimiento de las
obligaciones de un contrato bilateral da origen a la acción resolutoria,
debiendo entenderse que aun cuando el legislador califica constantemente
la acción por vicios redhibitorios como una acción rescisoria, lo cierto es
que, en verdad, es una acción resolutoria especial y con reglamentación
diferente a la regla general del artículo 1489 del texto legal señalado.

6º) Que, en consecuencia, la situación se traduce en que, ante el


cumplimiento imperfecto de la obligación de entregar, puede suceder que
se reúnan los requisitos de los vicios ocultos, en cuyo caso se aplican las
normas del párrafo 8º del Título XXIII del Libro Cuarto del Código Civil, pero
si no se dan dichas exigencias, puede reclamarse el cumplimiento de la
obligación de entregar por parte del vendedor, a través del artículo 1489 del
Código Civil, si concurren los presupuestos que exige la norma, dando
lugar así a la aplicación de la condición resolutoria tácita de este precepto
de aplicación general.

7º) Que, de acuerdo a las disposiciones que reglamentan la institución de


los vicios ocultos, ellas se aplican cuando entregada la cosa realmente
vendida, ésta resulta tener un vicio existente al tiempo de la venta, pero
que no puede ser advertido por el comprador, lo que en este caso se
cumple, como se encuentra establecido en autos. Pero ello sólo puede
tener lugar cuando la cosa entregada es realmente la vendida, lo que no
acontece en autos, donde la cosa entregada es otra, como ha quedado
establecido en la sentencia de primer grado.
Por ende, no cumpliéndose esta exigencia fundamental para aplicar la
acción redhibitoria, debemos volver a la regla general del artículo 1489 del
Código Civil, ya que el incumplimiento del vendedor reúne todos los
requisitos para que proceda la resolución del contrato.

(...)

9º) Que, conforme lo razonado precedentemente, corresponde acoger la


acción principal de resolución de contrato deducida por el actor".

La segunda sentencia de la Corte Suprema es de 13 de marzo de


2017267 y, según se recordará, se pronuncia sobre un juicio ordinario
de resolución de contrato. La compradora indica que compró tres
toneladas de sulfato de zinc granulado, destinado a fertilizar una
plantación de nogales de la variedad "Chandler". Añade que el sulfato
que le entregaron contenía un alto porcentaje de boro, situación que
determinó que el fertilizante intoxicara a las plantas, arriesgando la
subsistencia de algunas y un retraso en el crecimiento de otras.

Cuestionó el vendedor que procediera la resolución. Según su


opinión se trataba de un caso de vicios redhibitorios. La calificación
determinaba una consecuencia relevante pues, como indicó el
vendedor en su escrito de casación en el fondo, si se trataba de vicios
redhibitorios, la acción rescisoria se encontraba prescrita.

La Corte no se dejó persuadir por los argumentos del vendedor. Su


razonamiento queda bien plasmado en los siguientes considerandos
de la sentencia:

"NOVENO: Que de lo expuesto precedentemente y del mérito del recurso


que se examina se colige que las infracciones normativas que se
denuncian exigen determinar cuál es la sanción aplicable por el hecho de
haber entregado el vendedor una cosa distinta a la comprada y que no sólo
no servía para el objeto que buscaba el comprador, sino que, además, le
habría producido graves perjuicios.

DÉCIMO: Que, al respecto, es del caso considerar que al haber recibido el


comprador las tres toneladas de sulfato de zinc respecto de las que
posteriormente reparó un contenido de boro inadecuado y dañino para las
plantas en las que fueron aplicadas, se ha producido lo que la doctrina
llama un cumplimiento imperfecto, porque en principio el vendedor cumple
la obligación de entregar sin reclamo de parte del comprador, pero, en
definitiva, el producto resulta ser otro diferente al comprado.

UNDÉCIMO: Que, entonces, corresponde determinar cuál es la sanción


para este caso por haberse entregado una cosa diferente a la comprada".

A primera vista pareciera que se trataría de un caso de vicio


redhibitorio, definido en el artículo 1857 del Código Civil, como la
acción que tiene el comprador para pedir que se "rescinda" la venta o
se rebaje proporcionalmente el precio, por los vicios ocultos de la cosa
vendida.

Sin embargo, debe destacarse que la acción antedicha, cuyos


requisitos de procedencia se encuentran en el artículo 1858 del Código
Civil, constituye una excepción a la regla general relativa a que el
incumplimiento de las obligaciones derivadas de un contrato bilateral
da origen a la acción resolutoria, por lo que debe entenderse que aun
cuando el legislador califica constantemente la acción por vicios
redhibitorios como una acción rescisoria, lo cierto es que,
verdaderamente, es una acción resolutoria especial y con una
reglamentación diferente a la regla general prevista en el artículo 1489
del Código sustantivo, tal como lo sostuvo esta Corte en la causa rol
Nº 5320-2003.

"DUODÉCIMO: Que, en este contexto, para que se apliquen las normas


que reglamentan la institución de los vicios ocultos, se requiere que se
cumplan todos y cada uno de sus requisitos, en particular que la cosa
entregada sea efectivamente 'la cosa vendida', tal como lo exige el
artículo 1857 del Código Civil, lo que no se cumple en autos dado que la
cosa entregada es otra, como ha quedado establecido en la sentencia
impugnada, al decir que el contenido de boro inadecuado, dañino y no
informado al comprador alteró la naturaleza o la esencia del fertilizante
adquirido'.

Por lo demás, considerando que la obligación que pesaba sobre el


vendedor era la de entregar tres toneladas de sulfato de zinc, también
resulta aplicable el artículo 1509 del Código Civil, norma que dispone que
en la obligación de género como la de autos el deudor queda libre de ella
entregando cualquier individuo del género, con tal que sea de una calidad a
lo menos mediana. En la especie no cabe duda de que el vendedor no
entregó individuos del género 'sulfato de zinc', sino que 'sulfato de zinc con
boro inadecuado y dañino' y, por tanto, menos aún puede entenderse que
haya entregado individuos de 'una calidad a lo menos mediana'.

Por consiguiente, al no cumplirse la exigencia fundamental que hace


aplicable la acción redhibitoria, cual es entregar 'la cosa vendida', resulta
imperioso resolver el presente caso de acuerdo a la regla general del
artículo 1489 del Código Civil, ya que el incumplimiento del vendedor reúne
todos los requisitos para que proceda la resolución del contrato, puesto que
cumplió en forma imperfecta con la señalada obligación al entregar sulfato
de zinc granulado con una concentración de boro inadecuada no informada
al comprador y más aún no requerida por éste.

DECIMOTERCERO: Que, conforme lo razonado precedentemente, los


jueces del fondo no han infringido los dos grupos de normas que denuncia
el recurrente, por cuanto, por una parte, resulta inconcuso que no se aplica
la prescripción especial de la acción por vicios redhibitorios prevista en el
artículo 1866 del Código Civil, sino la prescripción general de cinco años
contemplada para la acción resolutoria tácita prevista en el artículo 1489
del Código Civil y, por otro lado, establecido el cumplimiento imperfecto de
la obligación de entrega por parte del vendedor, resultaba ajustado a
derecho dar lugar a la acción resolutoria intentada por el comprador en
cuanto contratante cumplidor y a la indemnización de perjuicios que
contempla el artículo 1556 del mismo Código, razones que justifican el
rechazo del recurso de casación en el fondo deducido por la parte
demandada".

4. Disconformidad material

La idea de disconformidad material parece haber sido popularizada


por la Convención de Viena y supone una falta de adecuación material
de la cosa con el contrato268. Esa falta de adecuación puede
manifestarse de dos formas diversas: cualitativa y cuantitativa. Es
decir, puede que las cualidades de la cosa no resultan aptas para el fin
que protege el contrato o bien que la cantidad entregada sea inferior a
la pactada.

Con respecto a la disconformidad material originada por cuestiones


cuantitativas acaso el supuesto más conspicuo en el Código Civil, se
refiera al régimen de las ventas por cabida. Sin embargo, junto a ellas
es posible advertir casos semejantes, pero tratándose de predios
urbanos. Así, por ejemplo, en la sentencia de fecha 18 de mayo de
2011269. Los hechos del caso quedan configurados por la venta de un
predio urbano como especie o cuerpo cierto. Según consta en la
escritura de compraventa, la compradora (que en el juicio es la
demandante) recibió el inmueble a su entera satisfacción. Sin
embargo, con posterioridad, la compradora demandó indemnización de
perjuicios a la inmobiliaria vendedora. Señaló que en la publicidad del
proyecto inmobiliario se ofrecía la venta de un departamento de 111,29
metros cuadrados útiles. Una vez celebrado el contrato, se percató de
que la superficie real total era inferior a la ofrecida en 9,67 metros
cuadrados.

Además de la cabida y la integración publicitaria, es posible encontrar


casos de disconformidad material por cuestiones cuantitativas que se
reclaman a través del artículo 1814 CC. De esta manera, en una
sentencia de la Corte de Apelaciones de Valdivia, de 5 de noviembre
de 2009270 resuelve un caso originado en la compra de un vuelo
forestal de la especie pino Oregón a la que le faltaban 4,7 de las 13,3
hectáreas que se suponían existir. El comprador solicita la rebaja del
precio, más indemnización de perjuicios conforme con el artículo 1814
del Código Civil.

En lo que se refiere a la disconformidad material relativa a las


cualidades de la cosa, las hipótesis resultan extremadamente variadas.
Acaso las más conspicuas se encuentren al abrigo de los vicios
redhibitorios. Así, por ejemplo, una sentencia de 6 de diciembre de
2016271ya referida en el capítulo anterior se hace cargo de los
siguientes hechos: el 11 de septiembre de 2013, las partes celebraron
contrato de compraventa en virtud del cual el demandado entregó al
actor un vehículo nuevo, tipo bus, marca Ashok Leyland, modelo Eagle
814, año 2013, transmisión mecánica nueva, sin uso, 3 puertas y con
capacidad de 33 asientos y otras características; y que el demandado
pagó el precio pactado, ascendiente a la suma de US$46.370. El
vehículo presentó problemas mecánicos como excesos de temperatura
en el sistema de frenos y en las mazas, provocando una fuga en el sitio
de los rodamientos y, además, el tablero de instrumentos tiene
indicadores sin funcionar, como el de la temperatura, combustible y
aceite; desperfectos que, en atención al kilometraje del vehículo,
correspondían a fallas de fabricación, anteriores a la compraventa.

Junto al régimen de los vicios redhibitorios, se encuentran casos en


los que las anomalías cualitativas se reclaman a través de las reglas
generales sobre incumplimiento (art. 1489 CC). Así un caso bien
conocido resuelto por la Corte Suprema en una sentencia de 31 de
octubre de 2012272. Se trata de la venta de 1.500 toneladas de rodillos
de laminación en desuso. La compradora alega que esos rodillos se le
ofrecieron con una determinada concentración de níquel de la cual, en
los hechos, carecían. La vendedora alega que el objeto de la venta
eran las 1500 toneladas de rodillos de laminación en desuso y que eso
fue lo que se entregó. De una manera, quizás excesivamente
formalista, podríamos decir que existió un cumplimiento, después de
todo se entregaron las 1.500 toneladas individualizadas en el contrato.
Sin embargo, lo entregado no era apto para conseguir el resultado
cuya consecución garantizaba el contrato (la reventa de las 1.500
toneladas). La Corte Suprema entendió que este resultado se había
incorporado al contrato y, por lo tanto, la eficacia del negocio
determinaba que aquello que se había entregado fuera apto para
conseguir ese resultado. Siendo las cosas de otra manera, no obstante
la entrega, la vendedora había incumplido su prestación y la condenó a
indemnizar perjuicios según lo dispuesto en el artículo 1489.

En tercer lugar, aparecen casos en que la anomalía cualitativa se


reclama a través del régimen de la Ley General de Urbanismo y
Construcciones. Así, por ejemplo, en una sentencia de la Corte
Suprema de 31 de enero de 2011273, a la cual hemos hecho mención
en el capítulo anterior, el comprador de unos predios demanda
incumplimiento del contrato toda vez que el inmueble que se le entregó
no satisfacía las condiciones de la publicidad, en particular respecto a
la pavimentación de dos calzadas que circundaban un condominio, en
términos que se trataba de un camino de ripio compactado cuyas
partículas se desprendían causando contaminación, suciedad e
inundaciones en las épocas de lluvia.

En cuarto lugar, y de manera muy comprensible, resulta frecuente


que este tipo de anomalías se reclamen a través de la disciplina de la
Ley Nº 19.496 sobre protección de los derechos de los
consumidores274.

Finalmente, existen casos en que las anomalías cualitativas se


reclaman a través de la disciplina de los vicios del consentimiento275.
Así, por ejemplo, el caso de los camiones, que se ha considerado ya a
propósito del error es uno de disconformidad material276.

5. Disconformidad jurídica

Entendemos que existe disconformidad jurídica en aquellas


situaciones en que la prestación, tal y como la ejecuta el deudor no
logra situar al acreedor en la situación jurídica que el contrato le
aseguraba277.

Como sucedía con la disconformidad material, las manifestaciones


de la disconformidad jurídica son múltiples y se tratan de maneras
diversas, por lo mismo, más que un examen sistemático de la cuestión
nos proponemos aquí ilustrarla. Acaso los contratos que permitan
hacerlo de manera más intuitiva sean la compraventa y el
arrendamiento.
Por lo que toca a la compraventa, un primer supuesto de
disconformidad jurídica podría presentarse en la venta de cosa ajena
en aquellos casos en que el vendedor se ha obligado a transferir el
dominio278.

El segundo supuesto correspondería a la existencia de derechos de


terceros incompatibles con la posición que procura garantizar el
contrato al comprador. Esos derechos pueden ser reales; así, por
ejemplo, Alessandri Rodríguez menciona una antigua sentencia de la
Corte de Apelaciones de 1888 en la que, respecto de la evicción se
lee:

"Que la existencia de una hipoteca o censo inscrito gravando la cosa


comprada puede traer y trae, en efecto, la privación del todo o parte de esa
misma cosa, puesto que el acreedor en uso de su derecho puede hacer
vender, con intervención de la justicia y para pagarse, la propiedad afecta a
su crédito"279.

Puede, también, tratarse de acciones posesorias; de esta manera


nos encontramos con una sentencia de la Corte de Apelaciones de
Santiago280, relativa a una querella de restitución, en la que la parte
demandada promovió un incidente sobre citación de evicción. La Corte,
junto con señalar que la acción para pedir el saneamiento de la
evicción no sólo procede en el juicio ordinario sino que en cualquiera,
ratificando lo que venimos diciendo en torno a su amplio ámbito de
aplicación, establece que el objeto de la evicción es "amparar al
comprador no sólo en el dominio, sino que también en la posesión".

En tercer lugar, se ha recurrido al régimen de la evicción tratándose


de cargas y limitaciones administrativas. De esta manera, la sentencia
de 31 de diciembre de 1982 de la Corte de Apelaciones de
Santiago281, se pronuncia sobre un caso en el que el dueño de un
inmueble interpuso un reclamo de ilegalidad en contra de la I.
Municipalidad de Las Condes, con ocasión de la dictación de un
decreto alcaldicio que ordenó la demolición de un cierre exterior del
inmueble, por cuanto se verificó una disconformidad con el respectivo
plano de loteo. En el trámite de las gestiones indicadas, el reclamante
solicitó que se cite de evicción a la Sociedad Financiera
Latinoamericana de Desarrollo S.A., de quien adquirió la propiedad.
Sobre la petición, la Corte establece en el considerando 5º:

"Que resulta obvio que al dictarse un decreto por parte de la Ilustre


Municipalidad de Las Condes que ordena la demolición dentro del plazo de
30 días de un cierre exterior de la propiedad del reclamante, está afectando
el dominio y la posesión de parte de su propiedad, por cuanto su superficie
está expuesta a ser reducida, y en tal caso el afectado se encuentra en el
legítimo derecho de citar a su vendedor a fin de que lo asista en su
defensa, en los términos y bajo los apercibimientos que establece la
ley"282.

Y agrega:

"Que no obsta a lo anterior la circunstancia de tratarse de un procedimiento


especial de reclamo de ilegalidad de un decreto alcaldicio. Lo importante es
tener en cuenta que la sola dictación del decreto en referencia, y su
notificación para que sea cumplido dentro de cierto plazo que se ha fijado,
constituye una pretensión cierta de amenaza de la posesión de parte del
predio, suficiente para que el afectado haga uso de sus derechos en
relación a su tradente (...)"283.

En lo que se refiere ahora al contrato de arrendamiento284, la


cuestión de la disconformidad jurídica se ha planteado, también, a
propósito de la existencia de derechos de terceros, acudiendo de una
parte, cuando esos derechos tienen una causa anterior al contrato al
régimen del saneamiento de la evicción y a la expiración del contrato
cuando se trata de derechos sobrevinientes que ponen término al
derecho del arrendador en conformidad a los artículos 1958 y 1961.

Junto a los derechos de terceros, también es posible detectar otras


situaciones que originan disconformidad jurídica sin que haya
presencia de terceros y que resulta posible ilustrar a través de
numerosos casos285. El primero de ellos corresponde a un caso
fallado por la Corte de Apelaciones de Antofagasta con fecha 27 de
marzo de 2003286. Se trató del arrendamiento de un inmueble que se
destinaría al almacenaje y venta de productos. Sin embargo, por
limitaciones del plan regulador no resultaba posible asignarle ese
destino.

El segundo caso es uno fallado por la Corte Suprema con fecha 29


de septiembre de 2003287. En los hechos, se trató del arrendamiento
de un inmueble que se dedicaría a un jardín infantil. La arrendadora
autorizó expresamente a la arrendataria a solicitar a la Municipalidad
de Concepción el cambio de destino del inmueble. Sin embargo, el
permiso fue denegado toda vez que el inmueble no cumplía con las
normas relativas a los permisos ni con las relativas a la recepción de
obras.

El tercer ejemplo, corresponde a una conocida sentencia de la Corte


de Apelaciones de Santiago de 29 de noviembre de 2007288,
confirmada luego por la Corte Suprema. Se trata del arrendamiento de
un predio, especificándose en el contrato que únicamente podría
dedicarse a instalar y operar un campo de minigolf. Se estableció que
la arrendataria tramitaría los permisos, sin embargo, al solicitarlos, se
encontró con que no era posible asignarle dicho uso pues el predio no
estaba urbanizado, no contaba con permiso de edificación ni recepción
definitiva y, además, el terreno mayor al que pertenecía el predio no
respetaba la línea oficial, de manera que nunca obtendría patente ni la
recepción final.

El cuarto ejemplo corresponde a una sentencia de la Corte de


Apelaciones de Santiago de 6 de enero de 2010289. Esta vez se trató
del arrendamiento de un inmueble para dedicarlo a oficinas
comerciales. Sin embargo, el uso del suelo establecido por el plan
regulador de la comuna impedía asignarle ese destino.

Un quinto ejemplo puede encontrarse en la sentencia de la Corte de


Apelaciones de Santiago de 28 de marzo de 2014290. Esta vez, el
contrato de arrendamiento tuvo como objeto un inmueble que
registraba deudas extraordinariamente cuantiosas por agua potable y
por luz eléctrica, por lo cual, ambos servicios se encontraban cortados.

El sexto ejemplo proviene de una sentencia de la Corte Suprema;


esta vez de 13 de agosto de 2015291. Se arrendó un departamento
para un uso diverso del que permitía el condominio en el que se
encontraba, por lo mismo, el arrendatario no pudo destinar el inmueble
al uso que garantizaba el contrato.

En fin, el séptimo caso corresponde a una sentencia de 6 de octubre


de 2016292. Se arrendó un inmueble para dedicarlo a actividades
educacionales. Sin embargo, en la recepción definitiva de edificaciones
realizadas en el inmueble —anterior al contrato de arrendamiento— se
señalaba que se excluían las actividades de educación.

En todos estos casos, los tribunales los han considerado al abrigo de


los artículos 1932 y siguientes, es decir, a propósito de una garantía
que parece relacionarse más bien con la obligación del arrendador de
entregar la cosa y de mantenerla en estado de servir para los fines que
fue arrendada293.

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Jurisprudencia citada

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Avalos Vera, Catherine con Antil Lepin, Rosalma (2014).

Cabrera Pacheco, Alejandra con SQM Nitratos S.A. (2003).

Cecinas La Preferida S.A. con Sociedad Comercial Salinak Limitada


(2006): Corte Suprema, 27 de julio de 2005, rol Nº 5320-2003.

Consorcio de Transportes Trancura Limitada con Tocale Tuna, Romilio


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Combustibles y Servicios Lepe y Alamo con Sociedad Le Pascui S.A.


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Muñoz Carvajal, Carmen con Inversiones e Inmobiliaria Las Nieves
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Sociedad Agrícola y Forestal Vista El Volcán Limitada con Coagra S.A.


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Zorín S.A. con Compañía Siderúrgica Huachipato S.A. (2012): Corte


Suprema, 31 de octubre de 2012, rol Nº 3325-2012.

II. L

1. Cecinas La Preferida S.A. con Sociedad Comercial Salinak Limitada

Corte Suprema, 27 de julio de 2005, rol Nº 5320-2003

Cita online: CL/JUR/3930/2005

Palabras clave: Resolución — vicios redhibitorios — error

Normativa aplicada: artículos 1489 y 1858 del Código Civil

a) Resumen. Se compra sal nitrificada con una determinada


concentración. Una vez entregada, se constata que la concentración
no es la pactada en el contrato. La compradora demanda la resolución
del contrato. Se rechaza su pretensión en primera instancia. El tribunal
de alzada la confirma. La Corte Suprema revoca la sentencia de
apelaciones, declarando resuelto el contrato.
b) Sentencia

i. Hechos de la causa

"a. La actora, Cecinas La Preferida S.A. solicitó se declarara la resolución


de un contrato de compraventa pactado con la demandada Comercial
Salinak Ltda. fundado en el incumplimiento por parte de ésta de entregar la
cosa objeto del contrato (...).

b. La sentencia de primera instancia (...) estableció en su considerando


decimoprimero que el objeto de la compraventa celebrada entre las partes
litigantes fue 'sal nitrificada' en una concentración de 0,8% y el producto
entregado por la demandada fue 'sal de cura' en una concentración del
8,0% (...)".

ii. Decisión de la Corte

"1º Que el conflicto de autos se resuelve analizando el cumplimiento de las


obligaciones por parte del vendedor, de las cuales la primera es entregar la
cosa vendida al comprador, lo que en este caso se hizo, pero en términos
objetados por éste y la segunda, es la obligación de garantía, que a su
turno comprende los vicios redhibitorios y el saneamiento de la evicción.

2º (...) [A]unque en el caso de autos el vendedor cumplió con su obligación


de entregar la cosa, la sal, lo hizo en forma imperfecta al entregar sal en
una concentración distinta a la requerida por el comprador. Esta materia se
encuentra tratada en el artículo 1454 del Código Civil, referida al error de
hecho que se produce cuando "la sustancia o calidad esencial del objeto
sobre el que versa el acto o contrato, es diversa de lo que se cree (...).

4º Que, habiendo sido recibida la cosa comprada, se ha producido lo que la


doctrina llama el cumplimiento imperfecto, porque el vendedor cumplió su
obligación de entregar sin reclamo de parte del comprador, pero en
definitiva, como se ha señalado, el producto resultó ser otro diferente al
comprado. (...).

6º (...) [A]nte el cumplimiento imperfecto de la obligación de entregar, puede


suceder que se reúnan los requisitos de los vicios ocultos, (...) pero si no se
dan dichas exigencias puede reclamarse el cumplimiento de la obligación
de entregar por parte del vendedor, a través del artículo 1489 del Código
Civil, si concurren los presupuestos que exige la norma, dando lugar así a
la aplicación de la condición resolutoria tácita de este precepto de
aplicación general.

9º Que, conforme lo razonado precedentemente, corresponde acoger la


acción principal de resolución de contrato deducida por el actor.

15º (...) Por estas consideraciones, se revoca la sentencia de veinticinco de


octubre de dos mil uno, escrita a fojas 232 y siguientes y, en su lugar, se
decide:

I. Que se acoge la demanda deducida en lo principal de fojas 50 y se


resuelve el contrato de compraventa de sal nitrificada celebrado entre las
partes en el mes de mayo de 1999".

2. Sociedad Agrícola y Forestal Vista El Volcán con Coagra S.A.

Corte Suprema, 13 de marzo de 2017. Rol Nº 39979-2016

Palabras clave: Resolución — vicios redhibitorios — aliud pro alio

Normativa aplicada: artículos 1489, 1509 y 1867 del Código Civil

a) Resumen. Una empresa compró tres toneladas de sulfato de zinc


granulado para fertilizar una plantación de nogales, pero el vendedor
entregó sulfato con alta concentración de boro, que determinó que las
plantas se intoxicaran. Producto de lo anterior, el comprador demandó
la resolución del contrato. Ante lo cual el vendedor se defendió
alegando que se trataba de un supuesto de vicios redhibitorios, por lo
que la acción se encontraba prescrita.

El tribunal de primera instancia acogió parcialmente la demanda,


declarando resuelto el contrato. Decisión confirmada por la Corte de
Apelaciones.

b) Sentencia
i. Hechos del caso

"OCTAVO: Que para la correcta comprensión del recurso en estudio cabe


tener presente que en estos autos Agrícola y Forestal Vista El Volcán
Limitada demandó la resolución del contrato de compraventa celebrado con
Coagra S.A. con fecha 30 de junio de 2008, por el cual esta última le vendió
tres toneladas de sulfato de zinc granulado destinadas a fertilizar una
plantación de nogales de exportación de la variedad 'Chandler', acción que
se basó en el incumplimiento por parte de la demandada y vendedora, toda
vez que el sulfato de zinc que entregó contenía un alto porcentaje de boro,
situación oculta e irregular que trajo como efecto que el fertilizante vendido
intoxicara las plantas de nogales al punto de provocar la muerte de algunas
y un retraso en el crecimiento de otras".

ii. Decisión de la Corte

"NOVENO: Que de lo expuesto precedentemente y del mérito del recurso


que se examina se colige que las infracciones normativas que se
denuncian exigen determinar cuál es la sanción aplicable por el hecho de
haber entregado el vendedor una cosa distinta a la comprada y que no sólo
no servía para el objeto que buscaba el comprador, sino que, además, le
habría producido graves perjuicios.

DÉCIMO: Que, al respecto, es del caso considerar que al haber recibido el


comprador las tres toneladas de sulfato de zinc respecto de las que
posteriormente reparó un contenido de boro inadecuado y dañino para las
plantas en las que fueron aplicadas, se ha producido lo que la doctrina
llama un cumplimiento imperfecto, porque en principio el vendedor cumple
la obligación de entregar sin reclamo de parte del comprador, pero, en
definitiva, el producto resulta ser otro diferente al comprado.

UNDÉCIMO: Que, entonces, corresponde determinar cuál es la sanción


para este caso por haberse entregado una cosa diferente a la comprada.

A primera vista pareciera que se trataría de un caso de vicio redhibitorio,


definido en el artículo 1857 del Código Civil, como la acción que tiene el
comprador para pedir que se 'rescinda' la venta o se rebaje
proporcionalmente el precio, por los vicios ocultos de la cosa vendida.

Sin embargo, debe destacarse que la acción antedicha, cuyos requisitos de


procedencia se encuentran en el artículo 1858 del Código Civil, constituye
una excepción a la regla general relativa a que el incumplimiento de las
obligaciones derivadas de un contrato bilateral da origen a la acción
resolutoria, por lo que debe entenderse que aun cuando el legislador
califica constantemente la acción por vicios redhibitorios como una acción
rescisoria, lo cierto es que, verdaderamente, es una acción resolutoria
especial y con una reglamentación diferente a la regla general prevista en
el artículo 1489 del Código sustantivo, tal como lo sostuvo esta Corte en la
causa rol Nº 5320-2003.

DUODÉCIMO: Que, en este contexto, para que se apliquen las normas que
reglamentan la institución de los vicios ocultos, se requiere que se cumplan
todos y cada uno de sus requisitos, en particular que la cosa entregada sea
efectivamente 'la cosa vendida', tal como lo exige el artículo 1857 del
Código Civil, lo que no se cumple en autos dado que la cosa entregada es
otra, como ha quedado establecido en la sentencia impugnada, al decir que
el contenido de boro inadecuado, dañino y no informado al comprador
alteró la naturaleza o la esencia del fertilizante adquirido.

Por lo demás, considerando que la obligación que pesaba sobre el


vendedor era la de entregar tres toneladas de sulfato de zinc, también
resulta aplicable el artículo 1509 del Código Civil, norma que dispone que
en la obligación de género como la de autos el deudor queda libre de ella
entregando cualquier individuo del género, con tal que sea de una calidad a
lo menos mediana. En la especie no cabe duda de que el vendedor no
entregó individuos del género 'sulfato de zinc', sino que 'sulfato de zinc con
boro inadecuado y dañino' y, por tanto, menos aún puede entenderse que
haya entregado individuos de 'una calidad a lo menos mediana'.

Por consiguiente, al no cumplirse la exigencia fundamental que hace


aplicable la acción redhibitoria, cual es entregar 'la cosa vendida', resulta
imperioso resolver el presente caso de acuerdo a la regla general del
artículo 1489 del Código Civil, ya que el incumplimiento del vendedor reúne
todos los requisitos para que proceda la resolución del contrato, puesto que
cumplió en forma imperfecta con la señalada obligación al entregar sulfato
de zinc granulado con una concentración de boro inadecuada no informada
al comprador y más aún no requerida por éste.

DECIMOTERCERO: Que, conforme lo razonado precedentemente, los


jueces del fondo no han infringido los dos grupos de normas que denuncia
el recurrente, por cuanto, por una parte, resulta inconcuso que no se aplica
la prescripción especial de la acción por vicios redhibitorios prevista en el
artículo 1866 del Código Civil sino la prescripción general de cinco años
contemplada para la acción resolutoria tácita prevista en el artículo 1489
del Código Civil y, por otro lado, establecido el cumplimiento imperfecto de
la obligación de entrega por parte del vendedor, resultaba ajustado a
derecho dar lugar a la acción resolutoria intentada por el comprador en
cuanto contratante cumplidor y a la indemnización de perjuicios que
contempla el artículo 1556 del mismo Código, razones que justifican el
rechazo del recurso de casación en el fondo deducido por la parte
demandada".

3. Muñoz Carvajal, Carmen con Inversiones e Inmobiliaria Las Nieves

Corte Suprema, 18 de mayo de 2011, rol Nº 3298-2011

Palabras clave: Integración publicitaria — compraventa de inmuebles


— disconformidad material

Normativa aplicada: artículos 1545, 1560, 1828, 1833 y 1835 del


Código Civil, y 18 de la Ley General de Urbanismo y Construcción

a) Resumen. La compradora de un departamento alega que el


inmueble no cuenta con las dimensiones anunciadas en la publicidad
presentada por la vendedora, por lo que interpone demanda de
indemnización de perjuicios. El tribunal de primera instancia rechaza la
acción. Decisión revocada por la Corte de Apelaciones.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"1º.- Que en estos autos rol Nº 12930-2008, sobre juicio ordinario de menor
cuantía por indemnización de perjuicios, seguidos ante el Décimo Quinto
Juzgado Civil de Santiago, caratulados 'Muñoz Carvajal Carmen con
Inversiones e Inmobiliaria Las Nieves', la demandada recurre de casación
en la forma en contra de la sentencia dictada por una de las Salas de la
Corte de Apelaciones de esta ciudad de tres de marzo de dos mil once (...)
que revocó la sentencia de primer grado de treinta de octubre de dos mil
nueve (...) que rechazó, sin costas, la demanda, declarando en su lugar
que ésta quedaba parcialmente acogida, debiendo la demandada
indemnizar a la actora 263,42 Unidades de Fomento por los metros
cuadrados faltantes en su departamento.

5º.- Que, en primer término, conviene tener presente que doña Carmen
Rosa Muñoz Carvajal dedujo demanda de indemnización de perjuicios en
contra de Inversiones e Inmobiliaria Las Nieves S.A. fundada en que esta
última le ofreció a la venta un departamento de 111,29 metros cuadrados
útiles, 14,29 metros cuadrados de terraza y 2,80 metros cuadrados de
logia. No obstante, una vez celebrado el contrato de compraventa se pudo
percatar que la superficie real total era inferior a la ofrecida en 9,67 metros
cuadrados. Por ello, y en virtud de los establecido en los artículos 1438,
1444, 1461, 1545, 1546, 1548 y 1556 del Código Civil, solicita se acoja la
presente demanda y se condene a Inversiones e Inmobiliaria Las Nieves
S.A. al pago de 291 Unidades de Fomento por concepto de indemnización
de perjuicios por los metros faltantes, más una suma de $5.000.000 por
concepto de daño moral".

ii. Decisión de la Corte

"8º.- Que, conviene hacer presente, además, que los recurridos, para
revocar el fallo de primer grado y acoger la demanda de indemnización de
perjuicios opuesta por la actora, reflexionan: '... 6º) Que no es óbice para
razonar de una manera distinta a la de esta Corte el hecho que en la
escritura pública de compraventa, agregada a fojas 3, se haya indicado en
la cláusula tercera que «la entrega material del inmueble objeto de este
contrato se ha efectuado en este acto, a entera conformidad del
comprador», declarando este último haber comprobado las características y
dimensiones del bien raíz y que revisó los planos respectivos, pues lo cierto
es que también forman parte del contrato, por el sólo ministerio de la Ley
de Urbanismo y Construcciones (inciso 5º de su artículo 18), las
condiciones ofrecidas en la publicidad, según ya se ha dicho, de suerte que
se ha estipulado en el contrato que la cabida era una mayor a la que
realmente tenía el departamento'.

9º.- Que, en virtud de lo anterior, no se observa infracción a las normas


contenidas en los artículos 1545, 1560, 1828, 1833 y 1835 del Código Civil
y 18 inciso 5º de la Ley General de Urbanismo y Construcción, por cuanto
esta Corte concuerda con los recurridos en el sentido que la publicidad
efectuada por la demandada para la venta al público de los departamentos,
forma parte del contrato de compraventa celebrado con posterioridad entre
ellas, constando de ella que tanto antes como después de la celebración
del mismo, se ofrecieron departamentos con una superficie de 111,29
metros cuadrados útiles, 14,29 metros cuadrados de terraza y 2,80 metros
cuadrados de logia (fojas 66 y 143), en circunstancias que la superficie útil
real era de sólo 104,14 metros cuadrados.

A mayor abundamiento, y pese a que la venta se haya efectuado como


especie o cuerpo cierto, no debe olvidarse que se trata de un predio urbano
no siendo aplicables las normas relativas a los predios rústicos del
artículo 1833 del Código Civil, no siendo efectiva la interpretación analógica
que efectúa la demanda del artículo 1835 del mismo cuerpo de leyes.

Finalmente, no existe infracción a las normas contenidas en la Ley General


de Urbanismo y Construcción, desde que se trata de normas especiales de
aplicación preferente a las normas de derecho común, en virtud de la cual
se establece una responsabilidad legal objetiva del propietario primer
vendedor de una construcción. Así, el inciso quinto del artículo 18 del
referido texto legal dispone: 'El propietario primer vendedor estará obligado
a incluir en la escritura pública de compraventa, una nómina que contenga
la individualización de los proyectistas y constructores a quienes pueda
asistir responsabilidad de acuerdo al presente artículo. Tratándose de
personas jurídicas deberá individualizarse a sus representantes legales.
Las condiciones ofrecidas en la publicidad se entenderán incorporadas al
contrato de compraventa'.

10º.- Que, en consecuencia, la Corte de Apelaciones respectiva al resolver


como lo hizo, se ajustó a lo establecido en las normas que se dicen
vulneradas, desde que es el propio inciso 5º del artículo 18 antes referido,
el que incorpora al contrato, por mandato expreso del legislador, las
condiciones ofrecidas en la publicidad efectuada por la demandada, siendo
un hecho de la causa que lo ofrecido difería de lo real, como aclaró la
propia inmobiliaria en publicación efectuada el 11 de abril de 2008 (con
posterioridad a la adquisición del inmueble por la demandada), que consta
a fojas 72, en la que precisa que la medida de los departamentos de cuatro
dormitorios es de 104,14 metros cuadrados útiles y no 111,29 como
anteriormente se había ofrecido a través de diversas y reiteradas
publicaciones".
4. Ricardo Sandoval con Municipalidad de Futrono

Corte de Apelaciones de Santiago, 5 de noviembre del 2009, rol


Nº 581-2009

Cita online: CL/JUR/3147/2009

Palabras clave: Existencia del objeto — rebaja del precio — diferencia


considerable

Normativa aplicada: artículos 1814, 1683 y 685 del Código Civil

a) Resumen. Se compra vuelo forestal de la especie pino Oregón. Al


vuelo forestal entregado le falta cerca del 35% del estipulado en el
contrato, por lo que la compradora demanda la rebaja del precio más la
indemnización de perjuicios respectiva. Primera instancia rechaza la
pretensión. Apelado el fallo por el demandante, Corte de Apelaciones
revoca el fallo, acogiendo sólo la reducción del precio, no así la
indemnización solicitada.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"PRIMERO: Que, en síntesis extrema, el presente litigio trata de la compra


de un vuelo forestal de la especie Pseudotsuga menziesii (pino oregón) a la
I. Municipalidad de Futrono, a la que le faltaban 4,7 de las 13,3 hectáreas
que se suponían existir, en razón de lo cual el comprador y demandante
pide la rebaja del precio, más indemnización de perjuicios conforme al
artículo 1814 del Código Civil (...)".

ii. Decisión de la Corte

"SEGUNDO: (...) [E]l conflicto jurídico de autos dice relación con materias
relativas a la existencia y determinación del objeto de un negocio jurídico
de compraventa de un vuelo forestal.
TERCERO: Que tales materias se hallan legalmente vinculadas a la
existencia y valor del negocio jurídico de que se trata, y específicamente, la
falta de objeto o de su determinación acarrea la nulidad absoluta del
mismo.

Lo establecen de esa manera con total claridad el propio inciso primero del
artículo 1814 ('La venta de una cosa que al tiempo de perfeccionarse el
contrato se supone existente y no existe, no produce efecto alguno.') y
luego, el artículo 1682, que dispone que 'la nulidad producida por un objeto
o causa ilícita, y la nulidad producida por la omisión de algún requisito o
formalidad que las leyes prescriben para el valor de ciertos actos o
contratos en consideración a la naturaleza de ellos, y no a la calidad o
estado de las personas que los ejecutan o acuerdan, son nulidades
absolutas'.

QUINTO: (...) [S]e trató de un contrato de compraventa, en el que la


obligación principal es de dar, y no de algún otro contrato innominado con
obligación de hacer en que la obligación sea 'explotar'.

En este caso, la explotación dentro de un plazo no es más que la forma


física de realizar la tradición de lo vendido, que es un vuelo forestal de pino
Oregón, conforme al artículo 685 del Código Civil.

NOVENO: Que la diferencia de superficie de bosque de la que se trata en


el presente caso excede con mucho el margen de tolerancia permitido por
la expresión 'aproximado', puesto que se trata de una diferencia que supera
el 35%, y en tal sentido, sobrepasa cualquier posible entendimiento de la
expresión 'aproximado', y por cierto, sobrepasa con mucho ese margen
más restringido que lingüísticamente queda sobreentendido cuando la cifra
en torno a la cual se aproxima es muy precisa, como ocurre en la especie
con las '13,3 hectáreas aproximadas'.

DÉCIMO: Que una diferencia de envergadura, para hacer operar el


mecanismo de rebaja del precio del artículo 1814, debe ser 'considerable'.
Conforme al Diccionario de la RAE 'considerable' es 'digno de
consideración' o 'suficientemente grande, cuantioso o importante.' Se trata,
pues, de uno de esos conceptos legales de contenido indeterminado que
corresponde a la judicatura precisar en el caso concreto.

Respecto de una compraventa de vuelos forestales, en que las partes


pactaron la cabida de modo 'aproximado' resultaría dudosa una diferencia
de entre un 10 y 20 por ciento, pero no cabe duda que una diferencia de
más del 30 por ciento debe reputarse considerable, atendidos los márgenes
de utilidad esperables del negocio, que se ven radicalmente afectados en
un caso y en otro. Y por cierto, tampoco resultaría dudosa una diferencia
menor al 10%, porque seguramente ella quedaría cubierta por la
'aproximación' en la determinación del objeto.

UNDÉCIMO: Que en tales condiciones, no cabe sino concluir que en el


contrato de autos efectivamente faltaba, de modo objetivo, una parte
considerable del objeto que se suponía existir, y ello hace que deba
hacerse lugar a la demanda de rebaja del precio, según se dirá en lo
resolutivo de esta sentencia".

5. Combustibles y Servicios Lepe y Álamo Limitada con Sociedad Le


Pascui S.A.

Corte Suprema, 6 de diciembre de 2016, rol Nº 45309-2016

Palabras clave: Resolución — vicios redhibitorios — indemnización

Normativa aplicada: artículos 1489 y 1857 del Código Civil

a) Resumen. Se celebró una compraventa respecto a un bus nuevo,


el cual sería destinado al transporte de personas. No obstante, el
vehículo presentó diversas fallas, por lo que el comprador demandó la
resolución del contrato con indemnización de perjuicios. Y, en subsidio,
solicitó la resolución por vicios redhibitorios con indemnización de
perjuicios.

El tribunal de primera instancia rechazó la demanda de resolución y


acogió la pretensión subsidiaria de recisión por vicios redhibitorios,
descartando la indemnización. Decisión confirmada por la Corte de
Apelaciones. Finalmente, la Corte Suprema sostiene que no se
lograron acreditar los daños.
b) Sentencia

i. Hechos del caso

"SEGUNDO: Que son antecedentes de la causa, que conviene dejar


anotados, los que siguen:

a.- Que Iván Paredes Romero, abogado, en representación convencional


de Combustibles y Servicios Lepe y Álamo Ltda., dedujo demanda de
resolución de contrato con indemnización de perjuicios en contra de Le
Pascui S.A., solicitando que se declare resuelto el contrato de compraventa
celebrado entre las partes con indemnización de perjuicios, por existir
incumplimiento grave de la demandada.

Señala que el 11 de septiembre de 2013 celebró un contrato de


compraventa de un bus nuevo, año 2013, marca Ashok Leyland, modelo
Eagle 814, por la suma de US$46.370 (cuarenta y seis mil trescientos
setenta dólares americanos), el que sería destinado al trasporte de
pasajeros.

Adiciona que no obstante haberse pagado el precio convenido, la


vendedora le entregó una cosa distinta, ya que los desperfectos que el
vehículo presentó lo hacían inhábil para su uso natural.

Expone que el fin de la adquisición de dicho bien tenía un carácter


netamente económico, razón por la que celebró un contrato de
arrendamiento con la Sociedad de Inversiones y Comercial Lepe y Álamo
Limitada, en virtud del cual dio en arriendo el bus adquirido, para que esta
última lo utilizara para trasportar pasajeros, lo que no fue posible.

Concluye indicando que la cosa vendida no reúne los requisitos mínimos


exigidos, pues su funcionamiento pone en riesgo la seguridad de sus
ocupantes, razón por la que no ha sido utilizada desde el 8 de diciembre de
2013.

En forma subsidiaria, el mismo litigante interpone demanda de resolución


de contrato por vicios redhibitorios con indemnización de perjuicios,
añadiendo que la demandada, en su calidad de importadora de vehículos,
debió conocer los desperfectos que tenía la cosa objeto de la compraventa,
lo que no informó a su parte".
ii. Decisión de la Corte

"SÉPTIMO: Que, sin perjuicio de lo razonado en los motivos que preceden,


en relación al segundo capítulo del presente arbitrio, el que refiere a la
indemnización de perjuicio solicitada en autos consistente en la suma de
$18.000.000 (dieciocho millones de pesos) por concepto de lucro cesante y
$15.000.000 (quince millones por daño moral), el fallo recurrido confirmó
sin otros fundamentos el de primer grado, rechazando esta pretensión.

Al efecto reflexiona que tratándose de la acción por vicios redhibitorios 'sólo


procede la indemnización de perjuicios en aquellos casos en que el
vendedor conocía el vicio y lo ocultó, o que en razón de su profesión u
oficio debía conocerlos, actuando con negligencia, es decir, exige la norma
culpa del vendedor'. Añade que 'al efecto, habiéndose establecido en el
motivo noveno que los defectos de que adolece el vehículo de marras son
de fabricación, resulta lógico concluir, que tratándose de un bus cero
kilómetro, el vendedor no conoció ni pudo conocer los vicios, toda vez que
éste no está obligado —como dueño de su empresa— a conocer los
desperfectos que se produzcan en los procedimientos de fabricación en los
cuales no interviene, ya que no es el fabricante del vehículo nuevo y,
conocer de un vicio de fabricación importa exigir un estándar de suma
diligencia que, caracteriza a la culpa levísima, de lo cual no responde el
vendedor'(...).

NOVENO: Que los jueces del fondo dieron por establecido como hecho de
la causa que los vicios que presentaba el bus que adquirió la actora eran
graves, desde que la cosa vendida presentaba fallas estructurales y
funcionales que impiden su uso natural. Además, de haber sido estos
conocidos por el comprador, éste no habría celebrado el respectivo contrato
de compraventa, ya que a través de esta convención el adquirente
perseguía que el vehículo le prestara una utilidad económica, por tratarse
de un bus con capacidad para 33 pasajeros, lo que no produjo los efectos
deseados pues los desperfectos que tenía el bus ponían en riesgo la
integridad de sus ocupantes.

Del análisis de autos se advierte que si bien eventualmente pudiese


discutirse la procedencia de la acción general resolutoria del artículo 1489
del Código Civil, para que proceda la indemnización de perjuicios solicitada
por la actora en cuanto al lucro cesante y el daño moral es necesario en
dicho caso concurran los presupuestos necesarios para ello".
6. Zorín S.A con Compañía Siderúrgica Huachipato S.A.

Corte Suprema, 31 de octubre de 2012, rol Nº 3325-2012

Cita online: CL/JUR/2412/2012

Palabras clave: Indemnización autónoma — cualidad atribuida por las


partes

Normativa aplicada: artículos 1556, 1568, 1569, 1826 y 1828 del


Código Civil

a) Resumen. Se compra una determinada cantidad de rodillos de


laminación en desuso. Estos debían tener una determinada
concentración de níquel, lo cual en la especie no se verifica. Ante ello,
la compradora demanda indemnización de perjuicios. En primera
instancia se acoge la pretensión. El tribunal de alzada la revoca. La
Corte Suprema anula la sentencia de apelaciones.

b) Sentencia

i. Hechos del caso294

"SEXTO: Que de los antecedentes allegados al proceso es dable


establecer los siguientes hechos:

1º.- Que en octubre del año 2006, el señor Luis Acosta, quien hacía de
intermediario entre las partes de este juicio, se contactó con don Francisco
Barriga, jefe de la unidad de materiales de Compañía Siderúrgica
Huachipato S.A., y este último le ofertó la compraventa de chatarra e
insumos químicos de una cantidad de rodillos en desuso. Oferta que se
materializó mediante la exhibición de una planilla, en la que se
individualizan y aparecen las características y composición química de los
mentados rodillos.
2º.- Dentro de esta nómina, aparecen unos rodillos con un contenido del
elemento químico Níquel mayor al de otros rodillos del mismo listado,
según se desprende de la simple lectura de la planilla.

3º.- Entre las Empresas Receptoras de la oferta, se encuentra la Sociedad


demandante, la que, una vez analizada la planilla por medio de la cual se
ofertaron los rodillos, demuestra interés sólo por aquellos rodillos en los
cuales el contenido de níquel era mayor.

SÉPTIMO: (...) Desde el momento en que Zorin S.A entregó a título de


arras parte del precio, esto es, la suma de $25.000.000, en señal expresa
de quedar convenidos, se ha reputado perfecto el contrato de compraventa
entre la Sociedad demandante y la Sociedad demandada".

ii. Decisión de la Corte

"SEXTO: Que, de acuerdo con la Nota de venta de 10 de mayo de 2007, la


venta recayó sobre 1.500 rodillos de laminación en desuso, que debían
tener determinada composición química, particularmente de Níquel, todo
ello consta en la carpeta de investigación RIT Nº 2810-2008, RUC
Nº 0810015540-1, agregada al proceso, particularmente de las
declaraciones de los señores Eugenio Delgado y Francisco Barriga,
empleados de Siderúrgica Huachipato, con fecha 25 de septiembre de
2008, ante la Policía de Investigaciones de Chile.

SÉPTIMO: Que esta Corte ha llegado a la convicción que los rodillos no


tenían la composición química que se había convenido. A este respecto,
forman convicción los antecedentes que obran en la carpeta de
investigación, RIT Nº 2810-2008, RUC Nº 0810015540-1, agregada al
proceso, y particularmente el Informe Técnico Complementario Zorín S.A.
013/2010, emanado de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de
Santiago y suscrito por el ingeniero Doctor Carlos Iglesias Torres, que
concluye que 'los valores reales son muchísimo menores si se pondera por
el equivalente en volumen de cada zona, con respecto a los cálculos
considerando sólo su manto'.

OCTAVO: Que en consecuencia, debe dilucidarse si efectivamente esta


circunstancia plantea un caso de incumplimiento contractual que daría
derecho a la compradora a ser indemnizada. Para resolver esta cuestión,
es preciso determinar si la obligación de entrega que el comprador asume,
en virtud del contrato de compraventa se satisface con la mera entrega
física de la cosa comprada, que en este caso no hay duda de que
efectivamente ocurrió, pues, las partes no han discrepado sobre este
hecho, o por el contrario es imprescindible que el bien entregado reúna las
calidades que se habían ofrecido y que las partes habían convenido. Sobre
este punto, esta Corte entiende que, en una compraventa de estas
características, el hecho de que la cosa no reúna las características o
cualidades ofrecidas —no apareciendo que se trata de una cosa comprada
a la vista, de acuerdo con los artículos 133 y 134 del Código de Comercio—
configura un incumplimiento del vendedor, quien no ha cumplido
cabalmente con la obligación de entrega, conforme con los artículos 1828,
1568 y 1569 del Código Civil. La cosa que ha entregado el vendedor es
distinta a la comprada, lo que permite calificar a este hecho de un
cumplimiento imperfecto, conforme con el artículo 1556 del Código Civil.
Esta doctrina ha sido reconocida por la sentencia de esta misma Sala, rol
Nº 5320-2003.

DUODÉCIMO: Que también la demandada ha sostenido que el


consentimiento recayó exclusivamente en rodillos de laminación de
desecho, sin que en la nota de venta se hicieran más especificaciones, y
que ellos fueron entregados tal cual se habían ofertado, por lo que no ha
habido incumplimiento, ni menos una acción dolosa de parte de la
demandada. Esta alegación no puede aceptarse, porque del conjunto de la
prueba rendida, especialmente la que consta de carpeta de investigación
RIT Nº 2810-2008, RUC Nº 0810015540-1, agregada al proceso, aparece
claramente que la vendedora aseguró a la compradora que los rodillos
tenían unas características determinadas, que fueron consideradas en el
acuerdo contractual, por lo que se estima que la vendedora no entregó lo
que efectivamente se había obligado, según ya se ha reflexionado.

VIGÉSIMO PRIMERO: a) Se revoca la decisión apelada de fecha treinta de


noviembre de dos mil".

7. Glide Diversiones Limitada con Compañía de Inversiones y


Desarrollo Sur S.A.

Corte de Apelaciones de Santiago, 29 de noviembre de 2007, rol


Nº 3073-2003
Palabras clave: arrendamiento — incumplimiento — propósito práctico

Normativa aplicada: artículo 1456 del Código Civil

a) Resumen. Se celebra un contrato de arrendamiento de bien raíz,


especificándose que sólo podría ser empleado para la instalación y
operación de un campo de minigolf. Se pacta que las autorizaciones
para el desarrollo de la actividad quedarían en manos del arrendatario,
sin embargo, durante el proceso de obtención de documentos, se
advierte que el inmueble no contaba con permiso de edificación ni
recepción definitiva. Además, el terreno mayor al que pertenecía no
respetaba la línea oficial, por lo que jamás sería posible obtener la
recepción final.

La Corte interpreta estos acontecimientos como un incumplimiento


contractual. Condenando al pago de una indemnización de perjuicios al
arrendador demandado.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"1. Que la apelación del demandado centra su argumentación,


fundamentalmente, en tres puntos: en primer lugar, en el hecho de que su
parte habría entregado el inmueble en estado de servir para la finalidad
para la que fue arrendado, lo que está directamente relacionado con su
apreciación de que lo resuelto por la Dirección de Obras Municipales de la
I. Municipalidad de Vitacura, al rechazar la solicitud del demandante, no se
ajusta a la ley; en segundo lugar, que no era su obligación informar al
demandante del estado legal en que se encontraba el predio arrendado,
atendido que la cláusula segunda del contrato de arriendo le trasladaba el
riesgo de obtener las autorizaciones municipales correspondientes al
arrendatario y en tercer lugar, que el demandante fue negligente al no
haberse cerciorado previamente a la celebración del contrato, acerca de las
exigencias urbanísticas aplicables al desarrollo del proyecto y errático y
poco diligente al tramitar los permisos y autorizaciones respectivas, ya que
no habría utilizado los recursos existentes para revertir el pronunciamiento
de la autoridad municipal, ni aprovechado las alternativas de la llamada ley
del mono, para regularizar la situación del inmueble.
2. Que cabe precisar, primeramente, entonces, el alcance de la cláusula
segunda del contrato de arrendamiento celebrado entre las partes, cuando
establece que serán de cuenta y cargo de la arrendataria la obtención de
las autorizaciones y permisos que se requieran para el funcionamiento de
la actividad a desarrollar, atendido que la demandada sostiene que ello
tenía por objeto transferirle todo el riesgo a la actora, en razón del apuro
que ella habría tenido en cerrar el negocio y el desconocimiento que su
parte tenía de las particularidades relativas a la actividad del minigolf que el
arrendatario proyectaba desarrollar en el inmueble".

ii. Decisión de la Corte

"6. Que, lo antes razonado impide entender, por otra parte, que la
mencionada cláusula haya liberado a la demandada de su obligación de
informar al demandante acerca del estado o situación legal del inmueble,
obligación a la que, desde luego, no pudo haber renunciado, atendido el
principio de buena fe que debe estar presente en todo contrato. En efecto,
como lo ha comprendido la doctrina y la jurisprudencia en nuestro medio
jurídico, la buena fe contractual que exige el artículo 1546 del Código Civil,
ha de estar presente en todas las etapas de desenvolvimiento del contrato,
esto es, desde las negociaciones preliminares, pasando por la celebración
y ejecución del mismo, hasta las relaciones posteriores al término del
contrato inclusive. La buena fe exige, pues, que al momento de negociar el
contrato, las partes hablen claro (como dice el profesor López Santa
María), lo que implica que se abstengan de hacer afirmaciones inexactas o
de guardar silencio sobre aspectos que puedan conducir a la otra parte a
una errada representación de los elementos del contrato. La expectativa es
que, en esa etapa, los contratantes se den toda la información necesaria
para definir los términos del contrato y que esté orientada a ilustrar de la
mejor forma a la otra parte, en una actitud de corrección y lealtad. En la
especie, los propios testigos de la demandada reconocieron haber
sostenido reuniones previas con la demandante, a efectos de llevar a cabo
las tratativas preliminares, lo que indica que existieron las instancias en que
el demandado pudo y debió haber puesto sobre la mesa todos los
antecedentes disponibles sobre el estado del predio que iba a arrendar,
más allá de que su cocontratante no los hubiera pedido, o hubiera carecido
de la asesoría técnica necesaria para inquirir los aspectos determinantes
relacionados con la materia. Dicho de otra manera, la pasividad o
ingenuidad (como dice la demandada) del demandante, no libera al
demandado de las exigencias que la buena fe y lealtad en el actuar le
imponen, teniendo además presente que su obligación esencial era
entregar al arrendatario la cosa en estado de servir a la finalidad para la
que fue arrendada. No cabe, asimismo, aceptar la alegación de ignorancia
de su parte si se considera que, una de sus defensas, ha sido que la
demandante no le pidió, oportunamente, el certificado de informaciones
previas que se encontraba en su poder, ya que del mérito del expediente
resulta que dicho certificado hacía mención a la franja de utilidad pública a
que estaba afecto el inmueble.

7. Que, en ese contexto, y aun cuando de la prueba rendida en autos se


desprenda que la demandante, efectivamente, pudo haber desplegado una
mayor actividad para conocer el estado del inmueble, en lo que respecta a
las normas urbanísticas aplicables, no estima este Tribunal que haya
incurrido en una conducta excesiva o gravemente descuidada, como
pretende la demandada para morigerar los efectos de su propio
incumplimiento, ya que tratándose de defectos como los evidenciados al
tramitar la solicitud de permiso, no cabe imaginar siquiera que el
arrendador pudiera haberlos obviado en las conversaciones preliminares, lo
que lleva a concluir que la negligencia no estuvo en el arrendatario, que no
conocía la propiedad, sino a sus dueños, que sí debieron haber informado
lealmente al demandante, de la existencia de tales vicios. La propia
demandada reconoce, por otra parte, al hacer sus descargos, que la
preocupación mayor de la demandante era acerca de la condición
vegetativa del predio (sus árboles y otros), lo cual resulta justificado,
atendidas las características de la actividad que proyectaba desarrollar en
el predio.

8. Que en relación a las condiciones en que habría sido entregado el


inmueble al demandante, el mérito del expediente permite sostener que
éste no se encontraba, efectivamente, en condiciones de ser utilizado por
ésta, para los fines que se propuso al arrendarlo y que eran de sobra
conocidos por la demandada. En efecto, no resulta suficiente el acta de
entrega del predio, donde consta que no se hicieron reservas de ninguna
especie, para concluir que el arrendador cumplió con su obligación, toda
vez que, como ha quedado establecido en autos, los problemas
presentados por el inmueble estaban en su estatuto o condición jurídica,
que le impedía obtener la autorización municipal correspondiente para
llevar a cabo las actividades de minigolf proyectadas, mientras no se
hubiera otorgado la recepción final de las obras que existían en el predio
mayor, lo que suponía adoptar la línea oficial y considerar la existencia de
una franja del predio afecta la utilidad pública, que de no ser expropiada por
la autoridad, había de ser cedida a ésta por su dueño".

8. Macarena Bustos Valdés con María Lombardi Aranda

Corte Suprema, 14 de noviembre de 2016, rol Nº 5746-2016

Palabras clave: Servicios de banquetearía — cumplimiento imperfecto


— indemnización

Normativa aplicada: artículos 1545, 1546, 1556 y 1569 del Código Civil

a) Resumen. Se demanda a una empresa con la cual se contrataron


servicios de banquetería para un matrimonio, alegando que se
incumplieron algunos de los servicios que ésta debía prestar según el
contrato celebrado.

El tribunal de primera instancia acogió la demanda de indemnización


de perjuicios. Decisión revocada por la Corte de Apelaciones.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"SEGUNDO: Que para el adecuado entendimiento del asunto, es preciso


consignar, como hechos establecidos en el proceso, los siguientes:

1.- Las partes celebraron un contrato de prestación de servicios de


banquetería para una cena de celebración de matrimonio, mediante
escritura privada de fecha 14 de diciembre de 2013, cuyas estipulaciones
no han sido objeto de discusión y en las cuales se describe
pormenorizadamente la carta de productos, sus características, los
servicios adicionales y condiciones específicas a que quedó sujeta la
contratación.

2.- No se justificó en el proceso la existencia de todas y cada una de las


contravenciones contractuales que en la demanda se imputan a la
demandada, pero sí quedó acreditado que la demandada ejecutó la
prestación de lo debido en forma incompleta, de una manera distinta a la
convenida, infringiendo en algunos casos el texto de la convención.

3.- La demandante pagó la suma de $4.498.150 que corresponde al precio


total convenido en el contrato por la realización de la cena de matrimonio
que se celebró el 8 de noviembre de 2014".

ii. Decisión de la Corte

"QUINTO: (...) Finalmente el inciso 1º del artículo 1556 del Código Civil
dispone que: 'La indemnización de perjuicios comprende el daño
emergente y el lucro cesante, ya provengan de no haberse cumplido la
obligación, o de haberse cumplido imperfectamente, o de haberse
retardado el cumplimiento'.

SEXTO: Que de las exigencias contenidas en los preceptos transcritos, en


el caso en estudio resulta de particular relevancia aquella contenida en la
última de las normas citadas, considerando que no se ha atribuido a la
demandada el incumplimiento total de las obligaciones emanadas del
contrato, sino la ejecución inexacta o imperfecta de las mismas, puesto que
si bien existió prestación de algunos de los servicios contratados, estos
fueron deficientes, ya que no se verificaron conforme a las estipulaciones
contenidas en la convención.

SÉPTIMO: Que la prestación del servicio pactado constituye el elemento


objetivo de la obligación, ya que es lo que se debe, y el incumplimiento
viene dado por la falta de satisfacción de lo debido, ya sea total o
parcialmente. Así, es el contrato el que determina la forma en la que debe
cumplirse la prestación, de modo que todo aquello que no satisfaga los
requerimientos que allí se estipulan constituye un incumplimiento.

Lo anterior resulta concordante con lo señalado en el artículo 1556 del


Código del ramo, que dispone que el incumplimiento se configura cuando la
obligación —es decir, la prestación debida— no se cumple, se cumple
imperfectamente o se retarda el cumplimiento.

OCTAVO: Que cuando se trata de dilucidar el contenido de las obligaciones


asumidas por las partes cobra especial importancia el principio general de
buena fe que consagra el artículo 1546 del Código sustantivo como
elemento integrador de los contratos, los cuales obligan no sólo a lo que en
ellos se expresa sino a todas las cosas que emanan precisamente de la
naturaleza de la obligación, entre ellas las que gobiernan el pago o
cumplimiento de la misma. Al respecto, el artículo 1569 del mismo cuerpo
legal establece que el acreedor no puede ser obligado a recibir una cosa
distinta de la que se deba, por lo que dando aplicación al mismo principio
se colige que el acreedor tiene también derecho a exigir que la prestación
de servicios se ajuste a la prevista en la convención.

Luego, el deudor deberá desarrollar toda la actividad necesaria para


alcanzar la finalidad prevista en el contrato procurando dar satisfacción al
interés de su acreedor, en este caso para brindar un buen servicio de
banquetería, cumpliendo a cabalidad con las prestaciones ofrecidas de
forma que satisfaga las expectativas que se tuvo en vista al contratar.

NOVENO: Que atendido el mérito de lo expuesto, yerran los


sentenciadores al rechazar la demanda basados en que no se logró
acreditar la gravedad de los incumplimientos demandados, tanto más si se
considera que no se ha demandado la resolución del contrato, centrándose
el debate en los efectos que cabe asignar al cumplimiento parcial o
imperfecto de las obligaciones pactadas en la convención.

En efecto, ante el cumplimiento imperfecto en la prestación de los servicios


pactados en el contrato, es legítima la pretensión indemnizatoria que ha
hecho valer la actora en su demanda, lo que permite aseverar que asiste
razón al recurrente cuando acusa error de derecho en la aplicación de los
artículos 1545, 1546, 1547 inciso 3º y 1556 inciso 1º del Código Civil".

9. Lorca Villagrán, Nelson Andrés con Sociedad Comercial Horizonte


Limitada

Corte Suprema, 18 de marzo de 2014, rol Nº 951-2013

Palabras clave: Excepción de contrato no cumplido — resolución —


compraventa de inmuebles

Normativa aplicada: artículo 1552 del Código Civil


a) Resumen. El comprador de un inmueble demanda la resolución
del contrato, alegando que la vendedora no le entregó el inmueble,
sino que lo enajenó a un tercero, quien inscribió dicho inmueble a su
nombre.

El tribunal de primera instancia acogió la demanda de resolución de


contrato con indemnización de perjuicios. Decisión confirmada por la
Corte de Apelaciones sólo respecto a la resolución.

b) Sentencia

i. Hechos de la causa

"PRIMERO: Que, son hechos de la causa:

A.- Las partes de esta causa celebraron el contrato de compraventa,


hipoteca y prohibición, con fecha 14 de enero de 2009, respecto de la
parcela Nº 24, de 5.041,65 metros cuadrados, de que da cuenta la copia
del contrato acompañado de fs. 1 a 3, en la suma de $12.000.000
pagaderos en la forma estipulada en el contrato.

B.- Que la entrega del inmueble se efectuó el mismo día de su celebración,


como señala la cláusula octava del contrato referido, no así la inscripción
del mismo en el Registro del Conservador de Bienes Raíces respectivo.

C.- Que, al concurrir a practicar la inscripción correspondiente en el


Conservador de Bienes Raíces, el demandante tomó conocimiento que
éste ya se encontraba inscrito a nombre de doña Hilda Rosa Cáceres
Vivanco (cónyuge del representante de la sociedad vendedora), como
consta de la cláusula segunda del contrato, de manera que no pudo
proceder a su inscripción.

D.- Que, tal como lo reconoce el actor en su demanda, él canceló


$1.500.000 y sólo la primera cuota ascendente a $120.000 de un total de
90 cuotas más una última cuota de $90.000".

ii. Decisión de la Corte

"Sentencia de reemplazo:
5º.- Que, por consiguiente, corresponde dilucidar si la obligación que el
actor alega, efectivamente fue incumplida por la demandada. Al respecto se
debe tener presente que, además de no haber desconocido el demandado
esta circunstancia —haber vendido el bien raíz dos veces, al actor y luego
a doña Hilda Cáceres Vivanco, sin haber mediado contrato de resciliación
entre la celebración de uno y otro negocio jurídico, lo que impidió la
inscripción de aquél a nombre del demandante en el registro respectivo del
Conservador de Bienes Raíces— tal presupuesto fáctico ha quedado
justificado con la documental aportada a fojas 4 y 142, consistente en la
escritura pública de compraventa suscrita el 24 de junio de 2009, entre el
demandado y la mencionada Cáceres Vivanco y, con el correspondiente
certificado de inscripción del inmueble.

6º.- Que, así, la parte demandada, de modo alguno acreditó haber


cumplido la obligación de efectuar la tradición aludida, que le imponía el
contrato, ni que ésta se hubiera extinguido por otro modo de extinguir las
obligaciones de los establecidos por la ley.

(...)

14º.- Que dadas las anteriores consideraciones, se accederá a la petición


del actor en orden a declarar la resolución del contrato por incumplimiento
de la obligación de la demandada de hacer entrega jurídica del inmueble
objeto del contrato".

10. Hugo Berríos Zárate con Comercial Los Arcos Limitada

Corte de Apelaciones de Rancagua, 14 de octubre de 2016, rol Nº 443-


2016

Palabras clave: Indemnización de perjuicios —causalidad— compra de


combustible

Normativa aplicada: artículos 1489, 1547, 1556, 1558 y 1698 del


Código Civil
a) Resumen. Se demanda de indemnización de perjuicios alegando
que el combustible comprado en una estación de servicio contenía
diésel mezclado con parafina, causando daños al vehículo del
comprador.

El tribunal de primera instancia condena a la empresa al pago de una


indemnización. Decisión ante la cual ambos litigantes interponen
recurso de apelación.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"4.- En el caso de marras, como bien lo dice la sentencia de primer grado,


no hay controversia que entre las partes se celebró un contrato de
compraventa de combustible, específicamente del tipo diesel, el día 5 de
julio de 2013, en la estación de servicio administrada por Comercial Los
Arcos Limitada ubicada en el Kilómetro 118 de la carretera conocida como
Panamericana Sur, comuna de Rengo, alegando el actor el incumplimiento
imperfecto de la obligación, pues habría recibido diesel mezclado con
parafina, causándole daño a su vehículo, lo que, en todo caso, es negado
por la demandada, quien afirma que cumplió con su obligación de modo
perfecto, desde que la estación de servicio que administra no expende
parafina, por lo que mal pudo mezclarse el diesel vendido con dicho
combustible".

ii. Decisión de la Corte

"5.- Así las cosas, a diferencia de lo que sostiene el demandante —y


replica el sentenciador— que la obligación incumplida es una obligación de
no hacer, lo cierto es que tratándose de un contrato de compraventa, cuyo
objeto es la tradición de la cosa vendida —combustible tipo diesel— la
obligación que deriva de tal convención para el vendedor (Comercial Los
Arcos Limitada) es una obligación de dar, y dicha obligación conforme al
artículo 1548 del Código Civil contiene la de entregar la cosa. En armonía
con la disposición anterior está el artículo 1824 del aludido código, que nos
enseña que las principales obligaciones del vendedor son la entrega o
tradición y el saneamiento de la cosa vendida, todo lo cual nos demuestra
cual es la naturaleza de la obligación que incide en la presente acción
indemnizatoria. Aclarado lo anterior, habrá que decir también que la
jurisprudencia de nuestra Corte Suprema desde hace unos años a la fecha
es conteste en permitir el ejercicio de la pretensión indemnizatoria de
manera autónoma, no sólo tratándose de obligaciones de hacer y no hacer,
sino que, también, extendiendo este criterio a obligaciones de dar, cuyo es
el caso, en razón de distintos argumentos, por decir algunos, someramente,
porque el acreedor tiene un derecho de opción, por la reparación integral
del daño, el carácter principal de la acción indemnizatoria y la interpretación
lógica y armónica del artículo 1489 del Estatuto Civil.

(...)

7. No hay que olvidar que en el estatuto jurídico de la responsabilidad


contractual el artículo 1547 inciso 3º del Código Civil ha establecido una
presunción legal de culpa en contra del deudor, bastando para ello que se
acredite la existencia del vínculo contractual y la afirmación del acreedor
que hay incumplimiento o cumplimiento imperfecto. Acreditado en autos,
por el demandante, la existencia del contrato habido entre las partes y
habiendo alegado el demandando el cumplimiento de la obligación, a este
último correspondía acreditar dicha circunstancia, pues lo que afirma en
definitiva es la extinción de su obligación, lo que, conforme a la segunda
premisa contenida en el artículo 1698 del Código Civil, debía probar,
precisamente, acreditando el cumplimiento diligente del contrato, o en su
defecto probar que su responsabilidad quedaba excluida por caso fortuito o
fuerza mayor, lo que, en la especie, no ha sucedido, sin que haya podido,
en consecuencia, desvirtuar la presunción que se le enrostra. Como de
modo alguno acreditó que suministró entregó combustible diesel en
perfecto estado, pudiendo haber solicitado una pericia o evacuado algún
informe técnico acerca de la calidad del combustible que mantiene en sus
depósitos, haber acompañado copia de las boletas o facturas de venta de
diesel del mismo día de los hechos correspondiente a otros clientes, etc.,
no queda más que aplicar la presunción en comento y dar por acreditado el
cumplimiento imperfecto de la obligación y la culpa.

(...)

12. Como bien dice la ley el daño que se reclama debe ser consecuencia
cierta y directa de la conducta que se imputa a la contraparte, y en autos la
prueba aportada por el actor es, a todas luces, deficiente, desde que no
hay certitud alguna que el muestreo utilizado por la empresa SGS
corresponda efectivamente al combustible que el demandado expendió al
actor, siendo carga de éste acreditar fehacientemente este presupuesto de
la responsabilidad contractual. Más todavía, cuando el informe aludido
emana de un tercero ajeno al juicio que ni siquiera compareció
corroborando sus conclusiones.

(...)

14. En suma, por todo cuanto se ha venido razonando no queda más que
rechazar la demanda de indemnización de perjuicios deducida en autos".

11. Alberto Pérez Retamal con Guillermo Cáceres Yáñez

Corte Suprema, 15 de diciembre de 2016, rol Nº 44118-2016

Palabras clave: Aliud pro alio — resolución — compraventa de


vehículos

Normativa aplicada: artículos 1489, 1793 y 1824 del Código Civil

a) Resumen. Se compra un camión. Tiempo después, el comprador


advierte que el número de patente no se condice con el de motor y
chasis, razón que justifica demanda de resolución de contrato con
indemnización de perjuicios. En primera instancia se rechaza la
demanda, el tribunal de alzada revoca la de primer grado.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"3º.- Que la sentencia de segunda instancia para revocar el fallo de primer


grado y acoger la demanda tuvo en consideración que es un hecho
reconocido por la demandada que las placas patentes del camión
entregado materialmente al comprador al igual que su número de motor y
chasis no correspondían a la especie objeto del contrato de compraventa
suscrito entre las partes, lo que además tuvo por acreditado con el informe
pericial físico técnico acompañado en autos, por lo que concluyeron los
sentenciadores que el vendedor no cumplió con la obligación de entregar
materialmente el camión objeto del contrato de compraventa al haber
entregado uno distinto".

ii. Decisión de la Corte

"5º.- Que la falta de cualquier aspecto que comprenda la obligación de


hacer entrega de la especie objeto del contrato de compraventa, por parte
del vendedor al comprador, importa incumplimiento de la misma. Por ello la
satisfacción de una o más de tales particularidades determina el
cumplimiento parcial de la obligación por parte del vendedor.

6º.- Que en el caso sub lite ha quedado acreditado que el vendedor hizo
entrega de una cosa distinta de la que fue objeto del contrato de
compraventa, lo que importa un incumplimiento de las obligaciones que
imponía el contrato, de modo que los sentenciadores han hecho una
correcta aplicación de la normativa atinente al caso de que se trata
resolviendo el conflicto jurídico sometido a su decisión con apego a
derecho, aplicando correctamente las normas que se denunciaron como
infringidas, por lo que sólo cabe desestimar el recurso de casación en el
fondo por manifiesta falta de fundamento".

12. Sociedad Forestal El Quilo con Melo Rebolledo, Elena Morelia

Corte de Apelaciones de Santiago, 28 de septiembre de 2009, rol


Nº 4189-2008

Cita online: CL/JUR/1454/2009

Palabras clave: Reducción del precio — menos superficie de lo


pactado

Normativa aplicada: artículo 1832 del Código Civil

a) Resumen. Se compra un inmueble señalando en la escritura que


se vende según su cabida, y determinando la superficie del predio, la
cual en los hechos resulta ser menor. Comprador demanda
disminución proporcional del precio. En primera instancia se rechaza la
demanda, luego la Corte de Apelaciones revoca.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"Primero: (...) Sociedad Forestal El Quilo S.A., representada por don Reni
Müller Knoop, ha demandado de disminución proporcional del precio, a
doña Elena Morelia Melo Rebolledo, a raíz de haberle adquirido (...) Fundo
San Cristóbal (...) por una superficie de 202,84 hectáreas, inscribiéndola en
el Conservador de Bienes Raíces de Bulnes, conjuntamente con el plano
de ubicación (...) en que se fijaron los deslindes y la cabida del predio.

(...)

Tercero: Que una vez pagado el precio de la compraventa, la vendedora


habría entregado el predio y la demandante para completar y revisar los
cierres del predio, procedió a solicitarle a la Sociedad Asysfor Ltda., un
levantamiento topográfico de la superficie adquirida, la cual en su informe,
debidamente acompañado en autos y no objetado de contrario, concluyó
que la superficie del predio era tan sólo de 153,1 hectáreas y no de 202,
84, como se consignara en la Escritura Pública, por lo amparado en el
artículo 1832 del Código Civil el actor ha pedido la reducción del precio en
$42.913.135,26, suma que corresponde al valor del número de hectáreas
faltantes a un valor unitario de $863.749".

ii. Decisión de la Corte

"Cuarto: (...) [E]l objeto del juicio, luego de acreditado la existencia del
contrato de compraventa, la efectividad de haberse declarado en ella la
cabida del predio, su magnitud y la superficie real de éste, se encauzó a
establecer si la venta se realizó en relación a la cabida o se hizo en la
modalidad de especie o cuerpo cierto.

(...)

Sexto: (...) [H]a de entenderse que tanto los testigos como el perito son
personas especializadas en una profesión, corredores de propiedades los
primeros e ingeniero forestal el último, que han declarado y opinado acerca
de un hecho que cae en la esfera de sus conocimientos, como lo es la
cabida y precio de un predio, permitiendo de esas probanzas concluir que
la venta de autos lo ha sido en relación a la superficie del predio, como lo
han expresado directamente las partes en el contrato y por lo mismo, el
precio fijado en relación a esa cabida.

Séptimo: (...) [L]a compradora al celebrar el contrato no ha expresado en


momento alguno la intención de renunciar a la acción de exigir una
disminución de su precio, en el caso de ser la cabida inferior a la que reza
el contrato, como es el caso de autos, por consiguiente al venderse el
Fundo San Cristóbal con indicación y señalamiento de sus deslindes, deja
a la vendedora en la obligación de entregarle toda la extensión del terreno
comprendida en ellos, esto es, las 202,84 hectáreas, conforme lo dispone
la regla del predio según su cabida, de lo contrario ha de disminuir
proporcionalmente el precio y reembolsarle el saldo al demandante,
independiente de la circunstancia de haberse expresado en la escritura que
el predio era vendido como especie y cuerpo cierto.

Octavo: Que, esta intención de los contratantes, de ser la venta en relación


a su cabida y no de especie o cuerpo cierto, se desprende de lo expresado
por los testigos Julio César Gudenschwager Inostroza y Raúl Ángel
Gallegos Venegas, corredores de propiedades, personas que intermediaron
la venta del predio en representación de las partes y que no han dudado en
señalar que la negociación consideró la venta del predio según su cabida,
sin atisbo alguno de ambigüedad, generalidad o indeterminación.

Noveno: Que, a mayor abundamiento, reafirma lo expresado por los


testigos de haberse vendido el predio en relación a su cabida de 202,84
hectáreas, la pericia que encargara el tribunal, en cuanto por ella se
concluyó que el precio pagado por hectárea a la fecha del contrato fue de
$1.134.890 y no los $860.000, como era lo acordado.

(...) [S]e revoca la sentencia apelada de dieciocho de diciembre de dos mil


siete (...) y en su lugar se declara; que ha lugar a la demanda deducida en
lo principal (...) condenándose a doña Elena Morelia Melo Rebolledo a
reembolsarle a la actora, la suma de $42.913.135,26, debidamente
reajustados de acuerdo al Índice de Precios al Consumidor, sin intereses".
13. José Alejandro Valdivia Lucero con Madrid && Madrid Limitada

Corte Suprema, 16 de abril 2013, rol Nº 6840-2012

Cita online: CL/JUR/797/2013

Palabras clave: Resolución — obligación de dar una especie y cuerpo


cierto — indivisibilidad

Normativa aplicada: artículos 1489, 1545, 1546 y 1556 del Código Civil

a) Resumen. Se pacta la construcción y entrega de una casa


destinada a la habitación. Verificada la entrega, ésta no cuenta ni con
la instalación eléctrica ni con el permiso de recepción municipal. La
compradora demanda resolución con indemnización de perjuicios. En
primera instancia se acoge la demanda, el tribunal de alzada la revoca,
y la Corte Suprema acoge casación en el fondo interpuesta por la
compradora.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"2º.- No ha sido motivo de discusión la existencia del acuerdo de


voluntades entre Valdivia y Empresas Same, que tiene fecha nueve de
diciembre de 2008 y el rótulo 'Contrato de Compraventa'.

El exordio hace constar que 'acuerdan otorgar el presente CONTRATO DE


COMPRAVENTA', precisándose en su cláusula primera que Madrid &&
Madrid y Cía. Limitada 'construye el inmueble que se individualiza en la
planta de arquitectura... cuyas características son:...', especificándose un
rubro 'OTROS', en el que se lee que la 'Electricidad será embutida con
conduit PVC de 20mm con 19 centros eléctricos' (fs. 6).

La cláusula segunda expresa 'Que por este acto «el comprador» adquiere
para sí el bien antes señalado, con todas las características antes
especificadas' (fs. 7).

En la siguiente se dice que 'El precio del inmueble es de $8.336.639 pesos,


más el 19% de IVA, siendo el precio final de venta la suma de $9.920.600
(nueve millones, novecientos veinte mil, seiscientos pesos)', cantidad que
se paga en el acto (apartado cuarto).

El capítulo sexto indica que 'La entrega del inmueble se realizará como
especie o cuerpo cierto... En un plazo de 7 semanas' (fs. 8).

(...)

11º.- La perseguida vendió un inmueble para vivienda del comprador; la


compraventa comprendió, por contrato, la instalación eléctrica y, por ley, la
recepción y regularización; transcurrido el plazo convencionalmente
pactado para el cumplimiento del contrato, la casa no contaba con la
instalación eléctrica ni con recepción conforme a derecho. En este sentido,
el contrato no fue cumplido por la firma".

ii. Decisión de la Corte

"9º.- A juicio de esta Corte no puede ponerse en duda que aquello a que se
sometió la demandada fue a lo que se expresó en el contrato, esto es, a
vender un inmueble con las especificaciones detalladas, entre las cuales la
instalación eléctrica, dentro del término de siete semanas.

10º.- Por otra parte, la venta de un inmueble indiscutidamente destinado a


servir de habitación conlleva la carga de su regularización administrativa,
como quiera que sin ella —que sucede a la necesaria recepción de la obra
— no se legitima su uso, cual se desprende de la Ley General de
Urbanismo y Construcciones y de su Reglamento, particularmente del
artículo 144 de aquélla.

11º.- La perseguida vendió un inmueble para vivienda del comprador; la


compraventa comprendió, por contrato, la instalación eléctrica y, por ley, la
recepción y regularización; transcurrido el plazo convencionalmente
pactado para el cumplimiento del contrato, la casa no contaba con la
instalación eléctrica ni con recepción conforme a derecho. En este sentido,
el contrato no fue cumplido por la firma.

12º.- Si bien la electricidad no es algo de la esencia de un hogar, pues de


hecho puede substituírsela por otro tipo de energía, no puede prescindirse
—porque forma parte de la experiencia, que no requiere de prueba— de la
ya antigua exigencia en orden a incluirla en las urbanizaciones que
conforman las ciudades, en este caso, calle Naranjal 172 de Machalí.
(...)

14º.- Ese predicamento evoca el tema de la clasificación de las


obligaciones en divisibles e indivisibles.

Según el artículo 1524 de la compilación en referencia 'La obligación es


divisible o indivisible según tenga o no por objeto una cosa susceptible de
división, sea física, sea intelectual o de cuota'.

15º.- Por su misma naturaleza, no es ni puede ser una 'casa' algo física ni
intelectualmente divisible, siendo cada una de sus partes o dependencias
constitutivas de un todo funcional, como al cuerpo le son sus órganos.

(...) Por consiguiente, no merece dudas a estos juzgadores que la


obligación que contrajo el vendedor no está cumplida por mientras no se
entregue al comprador el inmueble como un todo, tal cual reza el contrato
—especie o cuerpo cierto— en estado de ser utilizado para el propósito que
ambas partes entendieron al consentir, es decir, de vivienda; tan así, que 'la
cosa' fue instalada en sitio de dominio de Valdivia".

14. David Benítez Rivas con Mundaca Del Río y Compañía Limitada

Corte Suprema, 23 de mayo de 2016, rol Nº 18409-2015

Cita online: CL/JUR/3359/2016

Palabras clave: Inscripción — tradición — vehículo — resolución

Normativa aplicada: artículo 1489 del Código Civil

a) Resumen. La parte compradora demanda la resolución del


contrato celebrado en virtud del cual compró una motocicleta, la que
sin embargo no pudo ser inscrita en el Registro de Vehículos
Motorizados por tener el bien problemas de ingreso ante el Servicio
Nacional de Aduanas. Su pretensión es rechazada tanto en primera
como en segunda instancia. Deducidos recursos de casación en la
forma y en el fondo por la demandante, el arbitrio procesal es acogido,
por lo que es anulado el fallo de apelación y se dicta sentencia de
reemplazo, la cual acoge la acción resolutoria incoada.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"2º. (...) [S]e encuentra acreditado que la empresa Mundaca del Río y Cía.
Ltda. con fecha 26 de junio de 2013 vendió a David Feliciano Benítez Rivas
una motocicleta nueva, marca Gas Gas modelo EC 450 F Racing, año
2013, Nº chasis VTRFS45YONO620156, en la suma de $5.990.000.

3º. (...) [E]n la internación de la motocicleta en referencia se cometió un


error al troquelar el número VIN del vehículo modelo EC 450 F Racing,
marca GAS GAS, al utilizarse erróneamente una N de la décima posición
en vez de la letra C que era la correcta.

(...) [L]a solicitud de inscripción de la motocicleta objeto de la compraventa


se rechazó por errores en el ingreso en el Servicio Nacional de Aduanas.

(...) [E]l apoderado de la parte demandada reconoció que la motocicleta


vendida al demandante jamás va a poder circular por los caminos (...).

4º. Que, por consiguiente, se encuentra acreditado en el proceso que la


motocicleta entregada al comprador no puede ser inscrita en el Registro de
Vehículos Motorizados, no cuenta con placas patentes y no puede circular
por la vía pública, todo lo cual deriva de errores en la internación de dicho
vehículo al país (...).

ii. Decisión de la Corte

"6º. (...) La entrega de la cosa vendida tiene entonces un claro componente


material y otro jurídico que no es posible confundir. De esta manera, para
que la obligación de entrega se repute cumplida se requiere: 1) que exista
la intención de entregarla por el vendedor y de adquirirla por el comprador;
2) que el vendedor se despoje de todos los derechos que le asistan sobre
la especie, haciendo la tradición; 3) que el vendedor abandone la cosa para
que el comprador pueda utilizarla; y 4) que el comprador pueda ejercer
todas las facultades de dueño, recibiendo la posesión real, de hecho,
efectiva de la cosa. (Alessandri, op. cit., página 667).
Dicho de otro modo, para que la entrega se entienda cumplida es necesario
que se satisfagan los aspectos jurídicos y materiales expresados; en tanto
ellos no tengan lugar integralmente, la obligación de entregar la especie no
está cumplida verdaderamente, de forma que, faltando cualquiera de tales
componentes, es posible solicitar la resolución del contrato. Si no se
hubiera hecho la entrega material, aun cuando se hubiese realizado la
entrega legal, el comprador puede ejercer la acción resolutoria del contrato
de compraventa. (Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo 27, sección
primera, página 190, citada por Raúl Diez Duarte y Carlos Guzmán Correa,
Promesa de Contrato, Compraventa, Permutación, Imprenta Editorial
Fantasía, 1976, página 80).

7º. Que las explicaciones que preceden resultan suficientes para anotar
una conclusión general: la falta de cualquier aspecto que comprenda la
obligación de hacer entrega de la especie objeto del contrato de
compraventa, por parte del vendedor al comprador, importa incumplimiento
de la misma. Por ello la satisfacción de una o más de tales particularidades
determina el cumplimiento parcial de la obligación por parte del vendedor.

8º. Que en el caso sub lite, si bien la empresa vendedora efectuó la entrega
material del vehículo, cuestión que a su vez se confunde con la tradición,
resulta indudable que dicha entrega no dejó al comprador en condiciones
de usar y obtener los beneficios que tuvo en mente al adquirir la
motocicleta, pues, como quedó establecido, al no contar con la inscripción
en el Registro de Vehículos Motorizados tampoco posee placas patentes
identificatorias y, por tanto, no puede circular por la vía pública, todo lo cual
no deriva de hechos imputables al comprador sino de errores en el proceso
de internación del bien que no pueden ser traspasados al demandante en
cuanto se trata del consumidor final.

9º. Que en razón de lo reflexionado, resulta indudable que la entrega de


una motocicleta que no puede ser inscrita en el Registro de Vehículos
Motorizados y que conforme a ello no puede circular por la vía pública,
importa un incumplimiento de las obligaciones del vendedor, que incide en
un aspecto relevante y principal del contrato considerando la finalidad a la
cual está destinado un vehículo motorizado, por lo que, teniendo en vista la
intención presunta de los contratantes en el momento inicial, como la actual
situación impeditiva para el actor, procede decretar la resolución del
contrato de compraventa invocada en la demanda.
10º. Que si bien el artículo 1489 del Código Civil permite demandar la
resolución del contrato o su cumplimiento con indemnización de perjuicios,
en la especie el demandante se ha limitado a pedir que las partes sean
restituidas al mismo estado en que se hallarían si no hubiese celebrado el
contrato, a lo que se hará lugar en cuanto se trata de una consecuencia de
la resolución".

III. R

1. Legislación nacional aplicable

a) Código Civil

Artículo 1423. "Las donaciones con causa onerosa no dan acción de


saneamiento por evicción, sino cuando el donante ha dado una cosa ajena
a sabiendas.

Con todo, si se han impuesto al donatario gravámenes pecuniarios o


apreciables en dinero, tendrá siempre derecho para que se le reintegre lo
que haya invertido en cubrirlos, con los intereses corrientes, que no
parecieren compensados por los frutos naturales y civiles de las cosas
donadas.

Cesa en lo tocante a este reintegro el beneficio de competencia del


donante".

Artículo 1435. "El donatario que sufriere evicción de la cosa que le ha sido
donada en remuneración, tendrá derecho a exigir el pago de los servicios
que el donante se propuso remunerarle con ella, en cuanto no aparecieren
haberse compensado por los frutos".

Artículo 1453. "El error de hecho vicia el consentimiento cuando recae


sobre la especie de acto o contrato que se ejecuta o celebra, como si una
de las partes entendiese empréstito y la otra donación; o sobre la identidad
de la cosa específica de que se trata, como si en el contrato de venta el
vendedor entendiese vender cierta cosa determinada, y el comprador
entendiese comprar otra".

Artículo 1454. "El error de hecho vicia asimismo el consentimiento cuando


la sustancia o calidad esencial del objeto sobre que versa el acto o
contrato, es diversa de lo que se cree; como si por alguna de las partes se
supone que el objeto es una barra de plata, y realmente es una masa de
algún otro metal semejante.

El error acerca de otra cualquiera calidad de la cosa no vicia el


consentimiento de los que contratan, sino cuando esa calidad es el
principal motivo de una de ellas para contratar, y este motivo ha sido
conocido de la otra parte".

Artículo 1489. "En los contratos bilaterales va envuelta la condición


resolutoria de no cumplirse por uno de los contratantes lo pactado. Pero en
tal caso podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución o el
cumplimiento del contrato, con indemnización de perjuicios".

Artículo 1556. "La indemnización de perjuicios comprende el daño


emergente y lucro cesante, ya provengan de no haberse cumplido la
obligación, o de haberse cumplido imperfectamente, o de haberse
retardado el cumplimiento.

Exceptúense los casos en que la ley la limita expresamente al daño


emergente".

Artículo 1568. "El pago efectivo es la prestación de lo que se debe".

Artículo 1569. "El pago se hará bajo todos respectos en conformidad al


tenor de la obligación; sin perjuicio de lo que en casos especiales
dispongan las leyes".

Artículo 1575. "El pago en que se debe transferir la propiedad no es válido,


sino en cuanto el que paga es dueño de la cosa pagada, o la paga con el
consentimiento del dueño.

Tampoco es válido el pago en que se debe transferir la propiedad, sino en


cuanto el que paga tiene facultad de enajenar.
Sin embargo, cuando la cosa pagada es fungible y el acreedor la ha
consumido de buena fe, se valida el pago, aunque haya sido hecho por el
que no era dueño, o no tuvo facultad de enajenar".

Artículo 1590. "Si la deuda es de un cuerpo cierto, debe el acreedor


recibirlo en el estado en que se halle; a menos que se haya deteriorado y
que los deterioros provengan del hecho o culpa del deudor, o de las
personas por quienes éste es responsable; o a menos que los deterioros
hayan sobrevenido después que el deudor se ha constituido en mora, y no
provengan de un caso fortuito a que la cosa hubiese estado igualmente
expuesta en poder del acreedor.

En cualquiera de estas dos suposiciones se puede pedir por el acreedor la


rescisión del contrato y la indemnización de perjuicios; pero si el acreedor
prefiere llevarse la especie, o si el deterioro no pareciere de importancia, se
concederá solamente la indemnización de perjuicios.

Si el deterioro ha sobrevenido antes de constituirse el deudor en mora, pero


no por hecho o culpa suya, sino de otra persona por quien no es
responsable, es válido el pago de la cosa en el estado en que se
encuentre; pero el acreedor podrá exigir que se le ceda la acción que tenga
su deudor contra el tercero, autor del daño".

Artículo 1591. "El deudor no puede obligar al acreedor a que reciba por
partes lo que se le deba, salvo el caso de convención contraria; y sin
perjuicio de lo que dispongan las leyes en casos especiales".

Artículo 1814. "La venta de una cosa que al tiempo de perfeccionarse el


contrato se supone existente y no existe, no produce efecto alguno.

Si faltaba una parte considerable de ella al tiempo de perfeccionarse el


contrato, podrá el comprador a su arbitrio desistir del contrato, o darlo por
subsistente, abonando el precio a justa tasación.

El que vendió a sabiendas lo que en el todo o en una parte considerable no


existía, resarcirá los perjuicios al comprador de buena fe".

Artículo 1831. "Un predio rústico puede venderse con relación a su cabida
o como una especie o cuerpo cierto.
Se vende con relación a su cabida, siempre que ésta se expresa de
cualquier modo en el contrato, salvo que las partes declaren que no
entienden hacer diferencia en el precio, aunque la cabida real resulte mayor
o menor que la cabida que reza el contrato.

Es indiferente que se fije directamente un precio total, o que éste se


deduzca de la cabida o número de medidas que se expresa, y del precio de
cada medida.

Es asimismo indiferente que se exprese una cabida total o las cabidas de


las varias porciones de diferentes calidades y precios que contenga el
predio, con tal que de estos datos resulte el precio total y la cabida total.

Lo mismo se aplica a la enajenación de dos o más predios por una sola


venta.

En todos los demás casos se entenderá venderse el predio o predios como


un cuerpo cierto".

Artículo 1832. "Si se vende el predio con relación a su cabida, y la cabida


real fuere mayor que la cabida declarada, deberá el comprador aumentar
proporcionalmente el precio; salvo que el precio de la cabida que sobre,
alcance a más de una décima parte del precio de la cabida real; pues en
este caso podrá el comprador, a su arbitrio, o aumentar proporcionalmente
el precio o desistir del contrato; y si desiste, se le resarcirán los perjuicios
según las reglas generales.

Y si la cabida real es menor que la cabida declarada, deberá el vendedor


completarla; y si esto no le fuere posible, o no se le exigiere, deberá sufrir
una disminución proporcional del precio; pero si el precio de la cabida que
falte alcanza a más de una décima parte del precio de la cabida completa,
podrá el comprador, a su arbitrio, o aceptar la disminución del precio, o
desistir del contrato en los términos del precedente inciso".

Artículo 1833. "Si el predio se vende como un cuerpo cierto, no habrá


derecho por parte del comprador ni del vendedor para pedir rebaja o
aumento del precio, sea cual fuere la cabida del predio.

Sin embargo, si se vende con señalamiento de linderos, estará obligado el


vendedor a entregar todo lo comprendido en ellos; y si no pudiere o no se
le exigiere, se observará lo prevenido en el inciso 2º del
artículo precedente".

Artículo 1837. "La obligación de saneamiento comprende dos objetos:


amparar al comprador en el dominio y posesión pacífica de la cosa
vendida, y responder de los defectos ocultos de ésta, llamados vicios
redhibitorios".

Artículo 1838. "Hay evicción de la cosa comprada, cuando el comprador


es privado del todo o parte de ella, por sentencia judicial".

Artículo 1839. "El vendedor es obligado a sanear al comprador todas las


evicciones que tengan una causa anterior a la venta, salvo en cuanto se
haya estipulado lo contrario".

Artículo 1843. "El comprador a quien se demanda la cosa vendida, por


causa anterior a la venta, deberá citar al vendedor para que comparezca a
defenderla.

Esta citación se hará en el término señalado por el Código de


Enjuiciamiento.

Si el comprador omitiere citarle, y fuere evicta la cosa, el vendedor no será


obligado al saneamiento; y si el vendedor citado no compareciere a
defender la cosa vendida, será responsable de la evicción; a menos que el
comprador haya dejado de oponer alguna defensa o excepción suya, y por
ello fuere evicta la cosa".

Artículo 1857. "Se llama acción redhibitoria la que tiene el comprador para
que se rescinda la venta o se rebaje proporcionalmente el precio por los
vicios ocultos de la cosa vendida, raíz o mueble, llamados redhibitorios".

Artículo 1858. "Son vicios redhibitorios los que reúnen las calidades
siguientes:

1a. Haber existido al tiempo de la venta;

2a. Ser tales, que por ellos la cosa vendida no sirva para su uso natural, o
sólo sirva imperfectamente, de manera que sea de presumir que
conociéndolos el comprador no la hubiera comprado o la hubiera comprado
a mucho menos precio;
3a. No haberlos manifestado el vendedor, y ser tales que el comprador
haya podido ignorarlos sin negligencia grave de su parte, o tales que el
comprador no haya podido fácilmente conocerlos en razón de su profesión
u oficio".

Artículo 1860. "Los vicios redhibitorios dan derecho al comprador para


exigir o la rescisión de la venta o la rebaja del precio, según mejor le
pareciere".

Artículo 1861. "Si el vendedor conocía los vicios y no los declaró, o si los
vicios eran tales que el vendedor haya debido conocerlos por razón de su
profesión u oficio, será obligado, no sólo a la restitución o la rebaja del
precio, sino a la indemnización de perjuicios; pero si el vendedor no
conocía los vicios ni eran tales que por su profesión u oficio debiera
conocerlos, sólo será obligado a la restitución o la rebaja del precio".

Artículo 1863. "Las partes pueden por el contrato hacer redhibitorios los
vicios que naturalmente no lo son".

Artículo 1868. "Si los vicios ocultos no son de la importancia que se


expresa en el número 2 del artículo 1858, no tendrá derecho el comprador
para la rescisión de la venta sino sólo para la rebaja del precio".

Artículo 1932. "El arrendatario tiene derecho a la terminación del


arrendamiento y aun a la rescisión del contrato, según los casos, si el mal
estado o calidad de la cosa le impide hacer de ella el uso para que ha sido
arrendada, sea que el arrendador conociese o no el mal estado o calidad
de la cosa al tiempo del contrato; y aun en el caso de haber empezado a
existir el vicio de la cosa después del contrato, pero sin culpa del
Arrendatario.

Si el impedimento para el goce de la cosa es parcial o si la cosa se


destruye en parte, el juez decidirá, según las circunstancias, si debe tener
lugar la terminación del arrendamiento, o concederse una rebaja del precio
o renta".

Artículo 1930. "Si el arrendatario es turbado en su goce por vías de hecho


de terceros, que no pretenden derecho a la cosa arrendada, el arrendatario
a su propio nombre perseguirá la reparación del daño.
Y si es turbado o molestado en su goce por terceros que justifiquen algún
derecho sobre la cosa arrendada, y la causa de este derecho hubiere sido
anterior al contrato, podrá el arrendatario exigir una disminución
proporcionada en el precio o renta del arriendo, para el tiempo restante.

Y si el arrendatario, por consecuencia de los derechos que ha justificado un


tercero, se hallare privado de tanta parte de la cosa arrendada, que sea de
presumir que sin esa parte no habría contratado, podrá exigir que cese el
arrendamiento.

Además, podrá exigir indemnización de todo perjuicio, si la causa del


derecho justificado por el tercero fue o debió ser conocida del arrendador al
tiempo del contrato, pero no lo fue del arrendatario, o siendo conocida de
éste, intervino estipulación especial de saneamiento con respecto a ella.

Pero si la causa del referido derecho no era ni debía ser conocida del
arrendador al tiempo del contrato, no será obligado el arrendador a abonar
el lucro cesante".

Artículo 1931. "La acción de terceros que pretendan derecho a la cosa


arrendada, se dirigirá contra el arrendador.

El arrendatario será sólo obligado a noticiarle la turbación o molestia que


reciba de dichos terceros, por consecuencia de los derechos que alegan, y
si lo omitiere o dilatare culpablemente, abonará los perjuicios que de ello se
sigan al arrendador".

b) Convención de Viena sobre Compraventa Internacional de


Mercaderías

Artículo 35. "1) El vendedor deberá entregar mercaderías cuya cantidad,


calidad y tipo correspondan a los estipulados en el contrato y que estén
envasadas o embaladas en la forma fijada por el contrato.

2) Salvo que las partes hayan pactado otra cosa, las mercaderías no serán
conformes al contrato a menos:

a) que sean aptas para los usos a que ordinariamente se destinen


mercaderías del mismo tipo;
b) que sean aptas para cualquier uso especial que expresa o tácitamente
se haya hecho saber al vendedor en el momento de la celebración del
contrato, salvo que de las circunstancias resulte que el comprador no
confió, o no era razonable que confiara, en la competencia y el juicio del
vendedor;

c) que posean las cualidades de la muestra o modelo que el vendedor haya


presentado al comprador;

d) que estén envasadas o embaladas en la forma habitual para tales


mercaderías o, si no existe tal forma, de una forma adecuada para
conservarlas y protegerlas.

3) El vendedor no será responsable, en virtud de los apartados a) a d) del


párrafo precedente, de ninguna falta de conformidad de las mercaderías
que el comprador conociera o no hubiera podido ignorar en el momento de
la celebración del contrato".

Artículo 36. "1) El vendedor será responsable, conforme al contrato y a la


presente Convención, de toda falta de conformidad que exista en el
momento de la transmisión del riesgo al comprador, aun cuando esa falta
sólo sea manifiesta después de ese momento.

2) El vendedor también será responsable de toda falta de conformidad


ocurrida después del momento indicado en el párrafo precedente y que sea
imputable al incumplimiento de cualquiera de sus obligaciones, incluido el
incumplimiento de cualquier garantía de que, durante determinado período,
las mercaderías seguirán siendo aptas para su uso ordinario o para un uso
especial o conservarán las cualidades y características especificadas".

Artículo 38. "1) El comprador deberá examinar o hacer examinar las


mercaderías en el plazo más breve posible atendidas las circunstancias.

2) Si el contrato implica el transporte de las mercaderías, el examen podrá


aplazarse hasta que éstas hayan llegado a su destino.

3) Si el comprador cambia en tránsito el destino de las mercaderías o las


reexpide sin haber tenido una oportunidad razonable de examinarlas y si en
el momento de la celebración del contrato el vendedor tenía o debía haber
tenido conocimiento de la posibilidad de tal cambio de destino o
reexpedición, el examen podrá aplazarse hasta que las mercaderías hayan
llegado a su nuevo destino".

Artículo 39. "1) El comprador perderá el derecho a invocar la falta de


conformidad de las mercaderías si no lo comunica al vendedor,
especificando su naturaleza, dentro de un plazo razonable a partir del
momento en que la haya o debiera haberla descubierto.

2) En todo caso, el comprador perderá el derecho a invocar la falta de


conformidad de las mercaderías si no lo comunica al vendedor en un plazo
máximo de dos años contados desde la fecha en que las mercaderías se
pusieron efectivamente en poder del comprador, a menos que ese plazo
sea incompatible con un período de garantía contractual".

Artículo 40. "El vendedor no podrá invocar las disposiciones de los


artículos 38 y 39 si la falta de conformidad se refiere a hechos que conocía
o no podía ignorar y que no haya revelado al comprador".

Artículo 41. "El vendedor deberá entregar las mercaderías libres de


cualesquiera derechos o pretensiones de un tercero, a menos que el
comprador convenga en aceptarlas sujetas a tales derechos o
pretensiones. No obstante, si tales derechos o pretensiones se basan en la
propiedad industrial u otros tipos de propiedad intelectual, la obligación del
vendedor se regirá por el artículo 42".

Artículo 42. "1) El vendedor deberá entregar las mercaderías libres de


cualesquiera derechos o pretensiones de un tercero basados en la
propiedad industrial u otros tipos de propiedad intelectual que conociera o
no hubiera podido ignorar en el momento de la celebración del contrato,
siempre que los derechos o pretensiones se basen en la propiedad
industrial u otros tipos de propiedad intelectual:

a) en virtud de la ley del Estado en que hayan de revenderse o utilizarse las


mercaderías, si las partes hubieren previsto en el momento de la
celebración del contrato que las mercaderías se revenderían o utilizarían en
ese Estado; o

b) en cualquier otro caso, en virtud de la ley del Estado en que el


comprador tenga su establecimiento.
2) La obligación del vendedor conforme al párrafo precedente no se
extenderá a los casos en que:

a) en el momento de la celebración del contrato, el comprador conociera o


no hubiera podido ignorar la existencia del derecho o de la pretensión; o

b) el derecho o la pretensión resulten de haberse ajustado el vendedor a


fórmulas, diseños y dibujos técnicos o a otras especificaciones análogas
proporcionados por el comprador".

Artículo 66. "La pérdida o el deterioro de las mercaderías sobrevenidos


después de la transmisión del riesgo al comprador no liberarán a éste de su
obligación de pagar el precio, a menos que se deban a un acto u omisión
del vendedor".

Artículo 67. "1) Cuando el contrato de compraventa implique el transporte


de las mercaderías y el vendedor no esté obligado a entregarlas en un
lugar determinado, el riesgo se transmitirá al comprador en el momento en
que las mercaderías se pongan en poder del primer porteador para que las
traslade al comprador conforme al contrato de compraventa. Cuando el
vendedor esté obligado a poner las mercaderías en poder de un porteador
en un lugar determinado, el riesgo no se transmitirá al comprador hasta que
las mercaderías se pongan en poder del porteador en ese lugar. El hecho
de que el vendedor esté autorizado a retener los documentos
representativos de las mercaderías no afectará a la transmisión del riesgo.

2) Sin embargo, el riesgo no se transmitirá al comprador hasta que las


mercaderías estén claramente identificadas a los efectos del contrato
mediante señales en ellas, mediante los documentos de expedición,
mediante comunicación enviada al comprador o de otro modo".

Artículo 68. "El riesgo respecto de las mercaderías vendidas en tránsito se


transmitirá al comprador desde el momento de la celebración del contrato.
No obstante, si así resultare de las circunstancias, el riesgo será asumido
por el comprador desde el momento en que las mercaderías se hayan
puesto en poder del porteador que haya expedido los documentos
acreditativos del transporte. Sin embargo, si en el momento de la
celebración del contrato de compraventa el vendedor tuviera o debiera
haber tenido conocimiento de que las mercaderías habían sufrido pérdida o
deterioro y no lo hubiera revelado al comprador, el riesgo de la pérdida o
deterioro será de cuenta del vendedor".
Artículo 69. "1) En los casos no comprendidos en los artículos 67 y 68, el
riesgo se transmitirá al comprador cuando éste se haga cargo de las
mercaderías o, si no lo hace a su debido tiempo, desde el momento en que
las mercaderías se pongan a su disposición e incurra en incumplimiento del
contrato al rehusar su recepción.

2) No obstante, si el comprador estuviere obligado a hacerse cargo de las


mercaderías en un lugar distinto de un establecimiento del vendedor, el
riesgo se transmitirá cuando deba efectuarse la entrega y el comprador
tenga conocimiento de que las mercaderías están a su disposición en ese
lugar.

3) Si el contrato versa sobre mercaderías aún sin identificar, no se


considerará que las mercaderías se han puesto a disposición del
comprador hasta que estén claramente identificadas a los efectos del
contrato".

Artículo 70. "Si el vendedor ha incurrido en incumplimiento esencial del


contrato, las disposiciones de los artículos 67, 68 y 69 no afectarán a los
derechos y acciones de que disponga el comprador como consecuencia del
incumplimiento".

b) Código de Comercio

Artículo 154. "El vendedor está obligado a sanear las mercaderías


vendidas y a responder de los vicios ocultos que contengan conforme a las
reglas establecidas en el título De la compraventa del Código Civil".

Las acciones redhibitorias prescribirán por el lapso de seis meses contados


desde el día de la entrega real de la cosa.

c) D.F.L Nº 458 de 1976 Ley General de Urbanismo y


Construcciones

Artículo 18. Inc. 7. "(...) Las condiciones ofrecidas en la publicidad y la


información que se entregue al comprador se entenderán incorporadas al
contrato de compraventa. Tal información deberá expresar claramente la
superficie total y útil de la o las unidades que se están ofertando, la de sus
terrazas, bodegas y estacionamientos. Los planos y las especificaciones
técnicas, definitivos, como asimismo el Libro de Obras a que se refiere el
artículo 143, se mantendrán en un archivo en la Dirección de Obras
Municipales a disposición de los interesados".

2. Instrumentos de Derecho Uniforme

a) Principios UNIDROIT sobre los contratos comerciales


internacionales

Artículo 7.1.1 (Definición del incumplimiento). "El incumplimiento


consiste en la falta de ejecución por una parte de alguna de sus
obligaciones contractuales, incluyendo el cumplimiento defectuoso o el
cumplimiento tardío".

Artículo 3.2.1 (Definición del error). "El error consiste en una concepción
equivocada sobre los hechos o sobre el derecho existente al momento en
que se celebró el contrato".

Artículo 3.2.2 (Error determinante). "(1) Una parte puede anular un


contrato a causa de error si al momento de su celebración el error fue de tal
importancia que una persona razonable, en la misma situación de la
persona que cometió el error, no habría contratado o lo habría hecho en
términos sustancialmente diferentes en caso de haber conocido la realidad
de las cosas, y:

(a) la otra parte incurrió en el mismo error, o lo causó, o lo conoció o lo


debió haber conocido y dejar a la otra parte en el error resultaba contrario a
los criterios comerciales razonables de lealtad negocial; o

(b) en el momento de anular el contrato, la otra parte no había actuado aún


razonablemente de conformidad con el contrato.

(2) No obstante, una parte no puede anular un contrato si:

(a) ha incurrido en culpa grave al cometer el error; o

(b) el error versa sobre una materia en la cual la parte equivocada ha


asumido el riesgo del error o, tomando en consideración las circunstancias
del caso, dicha parte debe soportar dicho riesgo".
Artículo 3.2.3 (Error en la expresión o en la transmisión). "Un error en la
expresión o en la transmisión de una declaración es imputable a la persona
de quien emanó dicha declaración".

Artículo 3.2.4 (Remedios por incumplimiento). "Una parte no puede


anular el contrato a causa de error si los hechos en los que basa su
pretensión le otorgan o le podrían haber otorgado remedios por
incumplimiento".

b) Principios Latinoamericanos de Derecho de Contratos

Artículo 49. Opción con los medios de tutela. "La parte que tenga
derecho a demandar la nulidad relativa del contrato y, al mismo tiempo,
pueda ejercer alguno de los medios de tutela por incumplimiento, puede
optar entre aquella y éstos".

Artículo 86. Concepto de incumplimiento. "(1) Incumplimiento es la falta


de ejecución de la prestación en la forma pactada.

(2) El cumplimiento imperfecto comprende toda disconformidad entre lo


acordado y lo ejecutado por el deudor.

(3) El incumplimiento del deudor comprende el hecho de las personas que


emplee para ejecutar su prestación".

Artículo 92. Comunicación en los cumplimientos imperfectos. "(1) En


caso de cumplimiento imperfecto, el acreedor debe comunicar la
disconformidad en un plazo razonable contado desde el momento en que
tuvo o debió tener conocimiento.

(2) A falta de comunicación, el acreedor no puede exigir el cumplimiento, ni


resolver el contrato".

Artículo 93. Plazo de subsanación. "(1) Salvo incumplimiento esencial, el


acreedor debe otorgar un plazo adicional de duración razonable al deudor
para que subsane su incumplimiento.

(2) Mientras se encuentre pendiente el plazo, el acreedor no puede ejercer


ningún medio de tutela que sea incompatible con la subsanación, pero
subsiste su derecho a la indemnización.
(3) Si el deudor no subsana dentro del plazo o declara que no lo hará, el
acreedor puede servirse de cualquiera medio de tutela".

IV. B

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V. O

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Fisco de Chile con Sociedad Comercial e Industrial Norma Seguin


Limitada (2017): Corte de Apelaciones de Santiago, 3 de mayo de
2017, rol Nº 62-2017.
Inversiones y Negocios S.A. Empresa Administradora de Créditos S.A.
con Madison Inmobiliaria (2007): Corte de Apelaciones de Santiago,
12 de noviembre de 2007, rol Nº 5757-2002.

Inversiones Clarkson y Compañía Limitada con Humberto Guillermo


Donoso Caamaño (2014): Corte Suprema, 29 de mayo de 2014, rol
Nº 2073-2013.

Sociedad de Inversiones Masso Limitada con Sociedad Jiménez y


Polanco Compañía Limitada (2016): Corte de Apelaciones de
Copiapó, 12 de enero de 2016, rol Nº 570-2015.

Venegas León con Glasstech S.A. (2017): Corte de Apelaciones de


Santiago, 24 de febrero de 2017, rol Nº 953-2016.

Aliud pro alio

Combustibles y Servicios Lepe y Alamo Limitada con Sociedad Le


Pascui S.A. (2016): Corte Suprema, 6 de diciembre de 2016, rol
Nº 45309-2016.

José Ortelio García Pinilla y Nelson Albornoz Ruedlinger con Hugo


Navarrete Wilhelm y Banco de Santiago (2001): Corte Suprema, 30
de mayo de 2001.

María Soledad Bórquez Olivari con Falabella Retail S.A. (2014): Corte
de Apelaciones de Valparaíso, 30 de abril de 2014, rol Nº 96-2014.

Silva Escandón María Gabriela contra Dosque Contreras María Luisa.


(1993): Corte de Apelaciones de Concepción, 1 de diciembre de
1993, rol Nº 1171-1992.
Defectos materiales

Alejandro Medina Rojas con Natural Home S.A. (2001): Corte de


Apelaciones de Santiago, 5 de septiembre de 2001.

Berríos Flores con Las Brisas (2007): Corte de Apelaciones de


Concepción, 6 de marzo de 2007, rol Nº 4633-2004.

El Águila Limitada con Pablo Jaramillo Peralta (2014): Corte de


Apelaciones de Santiago, 21 de julio de 2014, rol Nº 6145-2013.

Empresa Constructora Alfa Ltda. con Halabi, Álvaro Juan y otro (2012):
Corte Suprema, 23 de marzo de 2012, rol Nº 1222-2012.

Gladys Nash Báez con Molina Morel Inmobiliaria y Constructora S.A.


(2012): Corte Suprema, 10 de enero de 2012, rol Nº 11924-2011.

Larzabal Beraza, Rosario con Sociedad Inmobiliaria Talasia Limitada


(2008): Corte Suprema, 27 de marzo de 2008, rol Nº 6700-2006.

Polietilenos Bioplastic Chile Limitada con Benjamín Celedón Silva


(2016): Corte Suprema, 20 de enero de 2016, rol Nº 8671-2015.

Quezada Romero con Unimarc (2006): Corte de Apelaciones de San


Miguel, 28 de junio de 2006, rol Nº 1033-2004.

Vyhmeister Siebald Egon con Llanos y Wammes Sociedad Comercial


Limitada (2012): Corte Suprema, 30 de noviembre de 2012, rol
Nº 522-2012.

247Ver D M , Íñigo (2012). "El régimen de los cumplimientos defectuosos en


la compraventa". Revista Chilena de Derecho, Nº 39, 3ª Ed. Disponible también [en
línea]: https://scielo.conicyt.cl/pdf/rchilder/v39n3/art03.pdf (Fecha de consulta: 22 de
mayo de 2018).

248J , Gareth y S , Peter (1977): "Breach of Contract (Deficience


in a Party's Performance)", en M , Arthur (Ed.) International Encyclopedia
of Comparative Law. Contracts in General, Vol. VII, tomo II. Boston: Nijhoff Publishers,
cap. 15, p. 91.
249P (2008), p. 654.

250Ibíd., p. 655. Las situaciones son las siguientes:

La primera situación corresponde a aquella en que "El deudor no ha realizado


ninguna prestación en el momento en que estaba obligado a ejecutarla, pero la
prestación objetivamente considerada es todavía posible y realizada tardíamente es
idónea para satisfacer el interés del acreedor" (Loc cit). En la segunda situación
tampoco se ha realizado ninguna prestación en el momento debido y, objetivamente,
aún es posible realizarla, pero ya no resulta idónea para satisfacer el interés del
acreedor. En la tercera situación el deudor no ha realizado ninguna prestación y la
posibilidad de realizarla se ha tornado definitivamente imposible. En la cuarta
situación se ha realizado una prestación defectuosa, dentro del tiempo establecido,
sin embargo, ésta es defectuosa, pero, en términos tales, que podría corregirse de
manera de lograr la satisfacción del interés del acreedor. Finalmente, la última
situación, es idéntica a la cuarta, salvo en el hecho de que los defectos no admiten
corrección. Las combinaciones identificadas por Díez-Picazo capturan, según me
parece, más adecuadamente la facticidad del incumplimiento. Los criterios aquí
resultan ser, de una parte, el hecho de que al tiempo en que era exigible la prestación
no se haya ejecutado o se haya efectuado defectuosamente. De otra parte, si no se
ha ejecutado, habrá que distinguir si todavía es posible o no y, de serlo, si resulta
idónea o no para satisfacer el interés del acreedor. En tercer lugar, si se ha ejecutado
defectuosamente, habrá que distinguir si se puede o no corregir.

251A (2008), p. 793. En el mismo sentido F L , Fernando (2004).


Cumplimiento e incumplimiento de las obligaciones. Santiago: Editorial Jurídica de
Chile, 3ª Ed. actualizada por G. Figueroa Yáñez, p. 252.

252A (2008), p. 793.

253G P , Sergio (1959). Aspectos de la indemnización de perjuicios por


incumplimiento contractual. Santiago: Editorial Jurídica, pp. 77-78.

254F (2004), pp. 253-254.

255Ver D M (2012) pp. 633-636.

256D -P (2008), p. 699.

257Ibíd., pp. 699-700.

258Ibíd., p. 700.
259Tomamos esta sección de D M (2012), pp. 638-64, y D M
V (2018).

260F P (1996), p. 196.

261Ibíd., pp. 196-197.

262V B , José Ramón (2009). Saneamiento por vicios ocultos. Las


acciones edilicias. Navarra: Cizúr Menor-Thomson Reuters, 2ª edición, pp. 312-317.

263Ibíd., p. 314.

264Loc cit.

265Ibíd., pp. 314-316.

266Cecinas La Preferida S.A. con Sociedad Comercial Salinak Limitada (2006).


Con comentario en (2006). Revista Chilena de Derecho Privado, Nº 6, pp. 155-162.

267Sociedad Agrícola y Forestal Vista El Volcán Limitada con Coagra S.A. (2017).

268Ver D M , Íñigo (2015). "La conformidad de la cosa vendida: adecuación


material". Revista de Derecho Universidad Austral, Nº 28, 1ª Ed., pp. 79-100.
Disponible también [en línea]: http://mingaonline.uach.cl/pdf/revider/v28n1/art04.pdf
(Fecha de consulta: 22 de mayo de 2018), conformidad UA.

269Muñóz Carvajal, Carmen con Inversiones e Inmobiliaria Las Nieves S.A. (2011).

270Sandoval, Ricardo con Ilustre Municipalidad de Futrono (2009).

271Combustibles y Servicios Lepe y Alamo con Sociedad Le Pascui S.A. (2016).

272Zorín S.A. con Compañía Siderúrgica Huachipato S.A. (2012).

273Alarcón Pizarro, José con Inversiones e Inmobiliaria Campanario Limitada


(2009).

274B C , Francisca (2016). La garantía Legal. Santiago: Thomson


Reuters.

275Consorcio de Transportes Trancura Limitada con Tocale Tuna, Romilio Perfecto


(2010).

276Sobre los concursos entre el error y los vicios del consentimiento ver D
M (2011).
277Sobre el tema ver, en general, A , Juan Pablo y D M , Íñigo (2015).
"Falta de conformidad jurídica y tutela del comprador". Revista Ius et Praxis, Nº 2, pp.
61-108. Disponible también [en línea]:
https://scielo.conicyt.cl/pdf/iusetp/v21n2/art03.pdf (Fecha de consulta: 22 de mayo de
2018).

278Se trata de una obligación que las partes debieran pactar pues en Chile la
opinión mayoritaria, tanto de la doctrina como de la Corte Suprema, es que la
compraventa no impone al vendedor la obligación de transferir el dominio. Sobre esto
ver D M , Íñigo y T U , Ricardo (2015). "La protección del
comprador en la venta de cosa ajena". Revista Chilena de Derecho, Nº 42, 3ª Ed.
Disponible también [en línea]: https://scielo.conicyt.cl/pdf/rchilder/v42n3/art03.pdf
(Fecha de consulta: 22 de mayo de 2018).

279A (2003), p. 51.

280Corte de Apelaciones de Santiago, no registra rol, de 31 de agosto de 1949.

281Corte de Apelaciones de Santiago, no registra rol, de 31 de diciembre de 1982.

282Corte de Apelaciones de Santiago, no registra rol, de 31 de diciembre de 1982,


considerando 5º.

283Corte de Apelaciones de Santiago, no registra rol, de 31 de diciembre de 1982,


considerando 6º.

284Sobre este tema puede consultarse D M , Íñigo y U , Pablo (2018).


"La tutela del arrendatario frente a las turbaciones jurídicas en el arrendamiento de
inmuebles". Revista Ius et Praxis; en prensa, aceptado.

285Tomados de D M yU (2018).

286Cabrera Pacheco, Alejandra con SQM Nitratos S.A. (2003).

287Juana Gloria Muñoz Moreira con José Muñoz Aguayo (2003).

288Glide Diversiones Limitada con Inversiones y Desarrollo Sur S.A. (2003).

289Aguilera Parada, Raúl con GSE Lining Technology Chile S.A. (2010).

290Avalos Vera, Catherine con Antil Lepin, Rosalma (2014).

291Corte Suprema, rol Nº 7205-2015, de 13 de agosto de 2015.

292Corte Suprema, rol Nº 55067-2016, de 6 de octubre de 2016.


293C A , Pablo (2012). El contrato de arrendamiento de bienes
raíces urbanos. Santiago: Abeledo Perrot-Thomson Reuters, pp. 186-187.

294 Hechos se encontraron en la sentencia de primera instancia, 5º Juzgado Civil


de Santiago, rol Nº C-20400-2008.
C VIII P

S : A. La pretensión de cumplimiento específico y su inserción en el


sistema de remedios por incumplimiento en el Código Civil: I. Las cuestiones; II.
Las sentencias; III. Reglas sobre la materia; IV. Bibliografía nacional de consulta;
V. Otras sentencias sobre la materia. B. Regulación convencional del
cumplimiento específico: I. Las cuestiones; II. Las sentencias; III. Reglas sobre la
materia; IV. Bibliografía nacional de consulta; V. Otras sentencias sobre la
materia.

A. LA PRETENSIÓN DE CUMPLIMIENTO ESPECÍFICO Y SU


INSERCIÓN EN EL SISTEMA DE REMEDIOS POR
INCUMPLIMIENTO EN EL CÓDIGO CIVIL295

I. L

Introducción
La pretensión de cumplimiento específico es un remedio cuyo objeto
es la obtención de la prestación debida y así la realización del acreedor
en forma específica.

En el ámbito nacional no ha resultado infrecuente que la doctrina


considere el cumplimiento específico como remedio primario y, en
subsidio, cuando no sea posible, con la indemnización de daños
(remedio secundario)296.

Atendida la importancia que parece reconocerse a este remedio, dos


cosas llaman poderosamente la atención. La primera de ellas es su
escuálido tratamiento en el Código Civil: sólo dos disposiciones
generales reconocen este derecho al acreedor; los artículos 1489,
1553 y 1555. Según el primero de ellos, en caso de no cumplirse lo
pactado en un contrato bilateral, el acreedor puede optar entre el
cumplimiento específico y la resolución; mientras que el segundo
reconoce al acreedor el derecho a exigir el cumplimiento de las
obligaciones de hacer, sea compeliendo al propio deudor, sea por
medio de la autorización para que lo haga un tercero a costa del
deudor. El tercero, confiere al acreedor, bajo ciertas condiciones, el
derecho a exigir la destrucción de lo ejecutado en contravención de
una obligación no hacer, reiterando la regla del artículo 1553. No se
prevén normas sustantivas que establezcan los requisitos y
condiciones de la pretensión y su relación con los restantes remedios
del acreedor297. El Código de Procedimiento Civil, en cambio, regula
en detalle los procedimientos de ejecución forzosa de las obligaciones
da dar, hacer y no hacer.

Lo segundo que llama la atención es una cierta desaprensión frente a


él por parte de la doctrina más autorizada298en términos tales que,
hasta el año 2018, carecía de un tratamiento monográfico299.

En general, los autores se limitan a vincularlo con el derecho de


garantía general del artículo 2465 CC y, seguidamente, examinan las
normas procesales del Código de Procedimiento Civil, referidas a la
ejecución misma, según sea la clase de obligación300y no a la
pretensión misma para reclamarla. La explicación, probablemente, es
que el Código Civil, a diferencia del Código de Procedimiento Civil,
carece de una regulación sobre el particular.

Estas dos carencias —el vacío en el Código Civil y la falta de una


atención suficiente por parte de la doctrina— aconsejan el intento de
construir su régimen a partir de las normas diseminadas en el Código
Civil que prescriben sobre los efectos del incumplimiento contractual y
los principios subyacentes en ellas. Para este objeto es necesario dar
respuesta al menos a tres cuestiones: ¿cuándo procede el remedio?;
¿el acreedor está forzado a ejercerlo, o puede optar entre éste y los
otros remedios?; y, finalmente, ¿procede o no el remedio en casos de
cumplimientos defectuosos? Intentaremos plantear estas cuestiones y
aproximarnos a su respuesta. Ello ya implica un avance que da cierta
dosis de tranquilidad.

a) El supuesto de hecho del remedio

Como cualquier otro remedio, éste tiene su propio supuesto de


hecho, diverso del de los demás301. Esto, que debería resultar
trivialmente obvio no lo ha sido para la opinión mayoritaria en nuestra
doctrina que identifica al incumplimiento culpable del deudor con el
supuesto de todos los remedios302.

No es así. El supuesto de hecho del cumplimiento específico consiste


en un incumplimiento, cualquiera que sea su clase (artículo 1489 "no
ejecutarse lo pactado"), y que el cumplimiento ulterior sea
objetivamente posible303. Así, por ejemplo, una sentencia de la Corte
de Apelaciones de Concepción304rechaza la pretensión de
cumplimiento específico de la vendedora de un departamento. El
inmueble se había vendido como libre de hipotecas y gravámenes; sin
embargo, se encontraba hipotecado. Estimó la Corte que existía
incumplimiento contractual, sin embargo, consideró que no podía
acceder a la pretensión de la demandante consistente en que se
condenara a la vendedora a cumplir forzosamente alzando la hipoteca
que gravaba al departamento pues dependía de un tercero, el acreedor
hipotecario. Por su parte, en una sentencia de la Corte de Apelaciones
de San Miguel, de 26 de septiembre de 1995305, se establece la
imposibilidad de obligar a entregar la casa prometida, pues ya se le
había vendido a otro.

La pretensión de cumplimiento, entonces, actúa al margen de la


culpa del deudor306. Dicho de otra manera, la culpa del deudor no
integra el supuesto de esta pretensión.

La falta de imputabilidad puede incidir en la titularidad y ejercicio de


la pretensión. Ella priva al acreedor por vía indirecta del remedio
porque la obligación se extinguió por imposibilidad sobrevenida no
imputable al deudor; o puede suspender su ejercicio porque la causa
del incumplimiento fue un caso fortuito que deja subsistente la
obligación. Se suma un cuarto elemento conectado con la falta de
imputabilidad del deudor: que la obligación no se haya extinguido por
imposibilidad no imputable307 y, no sólo ello, sino que ella sea
exigible. De cualquier modo, lo que nos interesa destacar es que la
imputabilidad (dolo o culpa del deudor) no constituye una condición de
procedencia del remedio308.

En conjunto con lo anterior, resulta necesario advertir que, aun


cuando es posible, digamos, en términos sustantivos, el cumplimiento
específico puede ser impracticable por norma procesal.

Encontramos una manifestación de lo anterior en las obligaciones da


dar un cuerpo cierto cuando éste no está en poder del deudor, o en el
caso de las obligaciones genéricas en que la ley procesal renuncia a
su ejecución forzada. El legislador renuncia a la realización de interés
in natura y abre paso a una por equivalencia, inmediatamente en la
segunda clase de obligaciones. Lo mismo acontece, aunque menos
violentamente, con las obligaciones de hacer (artículo 543 Código de
Procedimiento Civil). Hay un límite procesal a la pretensión de
cumplimiento del deudor, que, en definitiva, se opone a la realización
específica del interés del acreedor. Este sería un elemento a
considerar, ya no para la procedencia del remedio, sino para la
ejecución in natura del derecho del acreedor. Este límite procesal
evidencia un fuerte debilitamiento del derecho que, desde el derecho
civil, es el más importante y característico de los derechos y acciones
del acreedor afectado por el incumplimiento del contrato.

1. ¿Remedio de ejercicio necesario o facultad del acreedor?

La segunda cuestión a la que nos interesa prestar atención es al


carácter facultativo del remedio. La pregunta puede plantearse de la
siguiente manera ¿debe necesariamente el acreedor ejercitar el
remedio o bien puede optar entre éste y alguno de los restantes?
¿Existe, o no, una jerarquía entre estos remedios?

Conforme el artículo 1489 del Código Civil no hay duda respecto de


la resolución, la opción pertenece al acreedor en la medida que el
incumplimiento sea calificado de resolutorio. Respecto de la
indemnización, el precepto es menos transparente.

Tradicionalmente, el cumplimiento específico se concibe como un


remedio primario y la indemnización de daños, como uno secundario,
condicionado a la imposibilidad del primero.

Esta concepción responde al modelo de obligación considerado por


Andrés Bello en el Código Civil (obligación unilateral de dar una
especie o cuerpo cierto)309 y, en particular, a la regla del artículo 1672
del Código Civil, que la doctrina ha generalizado para todas las
obligaciones e incumplimientos. Se plantean dos clases de
incumplimientos: la falta de cumplimiento por imposibilidad imputable y
el cumplimiento retardado (mora). En el cumplimiento retardado
procedería la indemnización conjuntamente con la pretensión de
cumplimiento específico o bien, exclusivamente cuando el deudor
cumple, pero lo hace tardíamente. Claramente, la indemnización del
valor de la prestación no constituye una alternativa para el acreedor a
menos que la prestación se haya tornado imposible y el deudor no
acredite el caso fortuito (extinción de la obligación).

Para considerar la cuestión, conviene distinguir entre las obligaciones


específicas y aquellas que tienen un objeto fungible310.

En las obligaciones con objeto fungible (dar y hacer) hay norma


expresa, a diferencia de aquellas específicas (dar). En ellas el
acreedor, o directamente y sin más, no tiene derecho a exigir el
cumplimiento específico, o puede optar libremente entre éste y la
indemnización de daños en toda su extensión. En efecto, en las
obligaciones de dar cosas genéricas no hay una norma que confiera la
opción, sin embargo, ella fluye lógicamente del régimen de ejecución
de esta clase de obligaciones que renuncia desde ya a la ejecución in
natura311 y de la doctrina de Claro Solar que reconoce al acreedor la
facultad de procurarse en el mercado las cosas del género y demandar
al deudor la indemnización de daños312. Para las obligaciones de
hacer, en cambio, hay norma expresa; la del artículo 1553 de Código
Civil, que la reconoce la opción al acreedor313 y agrega una
modalidad de ejecución in natura, para que se autorice al acreedor
mandar a ejecutar la prestación a expensas de deudor incumplidor
(artículo 1553 Nº 2)314.

Como puede verse, en las obligaciones de objeto fungible, si el


deudor incumple, el acreedor no está obligado a ejercer la pretensión
de cumplimiento. Puede, en cambio, optar entre ella, la resolución —si
procede— o la indemnización de manera autónoma.

Una solución como esta es, desde luego, preferible a la que impone
el cumplimiento específico. Como la satisfacción del interés del
acreedor puede obtenerse no sólo del deudor, sino también de otros
operadores del tráfico, no es razonable imponer al acreedor que insista
en el cumplimiento del deudor incumplidor, en quien muy
probablemente ya no confía como antes; más aún si el sistema
procesal de ejecución de las obligaciones no le garantiza que por
medio de sus procedimientos obtendrá el cumplimiento in natura. Al
acreedor se le debe reconocer la opción arriba descrita. Para él seguir
uno u otro camino no es indiferente.

Así, por ejemplo, si los precios en el mercado han experimentado un


alza, al acreedor le interesará la indemnización del actual valor de la
prestación. Si para la prestación no existe un mercado muy apropiado
o éste es escaso, el interés será insistir en el cumplimiento específico.
Si los precios han bajado notablemente y el incumplimiento es
esencial, al acreedor le convendrá resolver el contrato y obtener la
restitución del precio.

Conviene, ahora, prestar atención a las obligaciones de dar una


especie o cuerpo cierto. La posición mayoritaria parece ser que el
cumplimiento específico es el remedio primario, debiendo el acreedor
siempre intentarlo en contra de su deudor y, sólo cuando se imposible,
podría demandar la indemnización del daño intrínseco (valor de la
prestación). Con todo, algunos sostienen la opción del acreedor,
aduciendo que la regla es precisamente ésta y no la contraria315. Así
lo confirmarían los artículos 1553, 1555, 1537 y 1557316, todos del
Código Civil. Al no existir norma expresa debiese reconocerse al
acreedor la opción, como lo hace el artículo 1553 para las obligaciones
de hacer.

No existe, sin embargo, un precepto que, de manera explícita


imponga la jerarquía entre el cumplimiento específico e indemnización
de perjuicios. El supuesto predominio del cumplimiento específico se
extrae del artículo 1672.

No nos parece convincente. Este último artículo únicamente prevé un


límite a la pretensión de cumplimiento específico al privar de ella al
acreedor. En ese caso, el acreedor sólo tiene derecho a la
indemnización de daños.

Atendida la inexistencia de una norma expresa que zanje la cuestión


y, el hecho de las limitaciones procesales que experimenta el
cumplimiento específico, gracias al cual la opción parece pertenecer
más bien al deudor incumplidor317, nos parece sensato reconocer la
opción al acreedor de demandar autónomamente la indemnización de
perjuicios318.

Por consiguiente, puede afirmarse con propiedad que cualquiera sea


la clase de obligación el sólo incumplimiento permitiría el tránsito desde
la obligación a los remedios por incumplimiento que comprende un
abanico de remedios, incluida la indemnización de daños, entre los
cuales el acreedor puede optar libremente, si es que concurre el
respectivo supuesto de hecho319.

2. ¿Cumplimiento por equivalencia o indemnización de perjuicios?320

Para hacerse cargo de este punto conviene recurrir a las palabras de


Díez-Picazo quien, al pronunciarse acerca de la recepción en el Código
Civil español del cumplimiento en equivalencia como un remedio
diverso al de la indemnizatoria, afirma:

"Algunos autores han considerado que la objetivación que supone


reconocer el derecho a la estimación del valor de la prestación otorga al
acreedor una situación mejor que el derecho a la indemnización de daños y
perjuicios, presuponiendo que ésta sólo se debe a culpa. Sin embargo, a
nuestro juicio no existe para mantener este criterio ninguna razón de fondo.
No hay, por consiguiente, más que indemnización, y no se puede separar el
régimen de la llamada aestmatiorei del de los restantes daños"321.

Esta cita nos lleva a reflexionar sobre la respuesta a la pregunta


formulada: ¿se justifica en nuestro derecho civil distinguir una
pretensión de cumplimiento en equivalente de la indemnización como
remedios diversos? O, por el contrario, ¿debiéramos sostener "la
unidad de la pretensión de indemnización de daños" cuyo contenido se
extendería desde el valor del objeto de la prestación (o su disminución
por causa de un defecto en el cumplimiento), hasta aquellas pérdidas
distintas a dicho valor y que integran del fin de resguardo del contrato
conforme el artículo 1558 del Código Civil?322.

Esta discusión no ha provocado el suficiente interés en la doctrina


nacional, en contraste con otros ordenamientos como el español o el
argentino323. En Chile, Pizarro Wilson ha estudiado detenidamente la
cuestión planteada, sin llegar a una posición concluyente debido a que,
en su opinión, en la doctrina y jurisprudencia existe confusión sobre lo
que debe entenderse por responsabilidad civil contractual, que se
explicaría principalmente por la falta de sistematización de la
regulación del incumplimiento y de la indemnización por infracción de
contrato en nuestro Código Civil324.

Para quienes sostienen la separación entre ambas pretensiones,


junto con limitar el ámbito de la indemnización a aquellos denominados
daños extrínsecos o subsecuentes, entienden que la condición de la
"imputabilidad del incumplimiento" aplicaría sólo a la indemnización, no
así al cumplimiento en equivalente, que procedería al margen de ella,
al igual el cumplimiento específico325.

En cambio, quienes niegan la distinción, sosteniendo la unidad de la


pretensión indemnizatoria comprensiva tanto de los daños al objeto de
la prestación, como también de aquellos daños resultantes de la lesión
de otros intereses del acreedor (daños extrínsecos o subsecuentes).
La indemnización sería una sola y, como tal, requeriría para que fuera
procedente, entre otras condiciones, de la imputabilidad de la
infracción al contrato326.

No hay duda que quienes defienden la separación de pretensiones


persiguen —como lo anticipa Díez-Picazo— una mayor objetivación del
sistema de remedios contractuales y, en particular, del reintegro del
valor del objeto de la prestación, al entender que ella queda sometida a
las mismas condiciones del cumplimiento específico que, como bien
sabemos, prescinde de la imputabilidad. Tal distinción es uno de los
varios caminos orientados hacia a esta finalidad327.
En nuestra opinión, tal como lo hemos apuntado en el capítulo de
indemnización de daños, en nuestro Código Civil se reconoce una sola
pretensión al acreedor, la de indemnización de daños, no teniendo
cabida la de cumplimiento en equivalente328. La fragmentación de
remedio indemnizatorio —pretensión por el valor del objeto de la
prestación e indemnización de otros daños— no sólo carece de
sustento en nuestro derecho de contratos, sino que, además, ella no
alcanza los resultados que, en abstracto, postulan quienes la
defienden: la objetivación de la pretensión por el valor de la
prestación329.

En la disciplina decimonónica de los efectos de las obligaciones, la


indemnización de daños abarca el interés del acreedor en total
dimensión, extendiéndose desde aquél que recae en el objeto de la
prestación hasta los otros intereses insertos en el fin de protección del
contrato y su finalidad no es otra que colocar a esta parte en la misma
posición en la que se hallaría de haberse cumplido el contrato
conforme lo pactado330. Basta con que tengamos a la vista el
precepto del artículo 1590 del Código Civil, norma que, al pronunciarse
sobre cómo realizar el pago en hipótesis de cumplimiento defectuoso,
reconoce al acreedor, como remedio alternativo a la resolución más
indemnización de daños, la pretensión de indemnización plena —del
menor valor de la cosa por el deterioro y de los otros daños.

Si bien podríamos estimar que el artículo 1672 del Código Civil se


opondría a la unidad de la indemnización, puesto que, ante la pérdida o
destrucción de la especie o cuerpo cierto, imputable al deudor, recoge
la regla romana de la "perpetuatio obligationis", que confiere el
acreedor derecho al "precio de la cosa" —aestimatiorei— y a la
indemnización por la mora —id quodinterest— (daños subsecuentes o
extrínsecos). La primera sería una acción de cumplimiento en
equivalencia, en cambio, la segunda sería una acción propiamente
indemnizatoria.

No obstante, desde una comprensión amplia del incumplimiento331,


la imposibilidad sobrevenida por pérdida de la especie o cuerpo cierto
debido, imputable al deudor, es constitutiva de incumplimiento y como
tal, daría lugar a la indemnización del valor de la prestación y de los
daños por la mora. La solución del citado precepto presupone la culpa
del deudor. De no mediar culpa, sino el caso fortuito, el efecto sería
otro, el de la extinción de la obligación. La hipótesis del artículo 1672
debe resolverse en la forma prescrita por el comentado artículo 1590.

Nuestros Tribunales han negado al cumplimiento por equivalencia el


carácter remedio distinto al de la indemnización de daños, rechazando
la pretensión del actor por tratarse de esta última clase de acción y no
una de cumplimiento. Se trata de la sentencia de la Corte Suprema, de
22 de septiembre de 2008, que expresa:

"QUINTO: Que, en consecuencia, a fin de establecer si la regla del inciso 1º


del artículo 1672 cuya contravención se denuncia en el recurso resulta
aplicable al caso de autos, aparece indispensable determinar, como
primera cuestión, si la obligación que la actora dice asumió la demandada
en el contrato que habrían celebrado el 6 de diciembre de 2001, fue una de
género o bien una de especie o cuerpo cierto.

Al efecto, en la demanda se indica que, en la fecha indicada, MAGROMER


S.A. acordó comprar a la Sociedad Agrícola SACOR Ltda. y ésta vender a
la primera, la cantidad de 150.000 cueros lanares a un precio de US$2,05.
por unidad, de lo que se desprende inequívocamente que aquello que los
contratantes convinieron como objeto de la obligación fue una cantidad
específica de un individuo indeterminado, de una clase o género
determinado, especificación que se subsume de modo perfecto en el
concepto que de obligaciones de género consagra el citado artículo 1508
del Código Civil.

De esta forma, no cabe sino concluir que, siendo la obligación pactada una
de género de lo que se sigue que la pérdida de algunas de las cosas que lo
componen no extingue la obligación, el inciso 1º del artículo 1672 del
Código Civil no tiene cabida en un caso como el del presente litigio, de
manera tal que no pudieron los sentenciadores infringir este precepto en su
decisión.

SEXTO: Que la conclusión anterior trae aparejada como necesaria


consecuencia que lo pedido por la actora no pudo ser el cumplimiento
forzado parcial por equivalencia, como se pretendió hacer valer en el
escrito de réplica, sino que la acción ejercida en la demanda fue como en
ella por lo demás se indicó únicamente la de indemnización de perjuicios.
(...)

SÉPTIMO: (...) Si la obligación es de hacer o no hacer y el deudor se halla


constituido en mora, puede el acreedor, prescindiendo del cumplimiento de
la obligación, solicitar la indemnización compensatoria, a la vez que la
moratoria.

El artículo 1553 del Código Civil faculta expresamente al acreedor para


pedir dicha indemnización compensatoria en lugar de la prestación de
hacer a que el deudor estaba obligado; y en las obligaciones de no hacer,
el artículo 1555 del mismo Código establece que se transforma en la de
indemnizar perjuicios si el deudor la contraviene.

En cambio, si la obligación que se dice no cumplida es de dar, cuyo es el


caso de autos, el acreedor no puede pedir la indemnización compensatoria,
sino cuando el cumplimiento directo del contrato se ha hecho imposible por
la pérdida de la cosa debida, cuestión que, como se dejó establecido en los
fundamentos precedentes de esta sentencia, no ha ocurrido, por tratarse la
obligación de una de género"332.

¿Qué conclusión podemos extraer de la sentencia?

Si bien podría pensarse que la Corte Suprema entiende que sólo en


el caso de las obligaciones de dar individuos del género, la pérdida
total o parcial de los mismos haría procedente la indemnización de
daños, no así para el caso de destrucción o pérdida en las obligaciones
de dar una especie o cuerpo cierto, que haría procedente una acción
de cumplimiento en equivalente, y no una indemnizatoria. Lo cierto es
que lo que nos enseña la Corte Suprema es precisamente lo contrario.
Que, en el caso de las obligaciones de dar una especie o cuerpo cierto,
la acción prevista por el artículo 1672 del Código Civil, cuyo objeto es
el precio de la cosa, no es de cumplimiento en equivalencia, sino una
de indemnización de daños. Quiere decir que, cualquiera sea el objeto
de la obligación de dar, ante la pérdida total de su objeto, imputable al
deudor, el acreedor es titular de la acción indemnizatoria.
3. La genuina ejecución en equivalencia: desde lo sustantivo a lo
procesal

Cuestión distinta, hemos de precisar, es la conversión dineraria de


las obligaciones no dinerarias —de dar y de hacer— por prescripción
de la norma procesal que gobierna la ejecución, respecto de la cual sí
puede hablarse de una ejecución por equivalencia, pero no como
remedio distinto del acreedor, sino como efecto de la impracticabilidad
de la ejecución en naturaleza de la sentencia de condena. El valor del
objeto deriva de la modificación de la obligación no dineraria originaria
que en sede procesal no es susceptible de una exacta ejecución333.

4. Los límites del cumplimiento específico(I): CISG y Soft Law334

Estos límites se encuentran suficientemente asentados en el derecho


uniforme, europeo y latinoamericano de los contratos, entre los que se
debe considerar el carácter personalísimo de la prestación de hacer y
los esfuerzos excesivos o no razonables que puede imponer el
cumplimiento para el deudor en comparación con la utilidad de la
ejecución contractual para el deudor335.

Un ejemplo de esta última hipótesis la entregan los comentarios al


artículo III. 3:302 DCFR y que refiere al caso de una compañía que
arrendó un inmueble a una empresa minera comprometiéndose ésta a
restaurar el terreno una vez expirado el contrato. Si bien es cierto que
la propietaria del terreno lo arrendó al ejército para realizar
entrenamiento con tanques, la exigencia de satisfacer la obligación por
vía del cumplimiento específico aparece como desproporcionada,
siendo que no le generará utilidad alguna. En este caso parece más
razonable atendido el interés plasmado en el contrato que se proceda
a la indemnización de los gastos que significaría la restauración del
terreno.

Incorporar este límite, implica el abandono de la concepción absoluta


de la fuerza obligatoria del contrato entendida como un dogma, dado
que, bajo ciertas circunstancias, éste se atempera por la aplicación de
otro principio: el de la buena fe objetiva que actúa como fuente de
deberes de conducta que, en su conjunto, le imponen una razonable
gestión de los efectos del incumplimiento. Son casos en los que, a
pesar de la posibilidad —objetiva y jurídica— del cumplimiento o su
corrección, se niega lugar a la pretensión del acreedor debido al coste
o sacrificio económicos, no razonables, que imponen al deudor336. El
cumplimiento, pese a su posibilidad, sería improcedente por estimarse
abusivo según las exigencias del principio general de la buena fe
contractual. Se volverá sobre el particular en el apartado que sigue.

Antes de volver al derecho civil chileno, y a la posible incorporación


de este límite y las condiciones bajo las que debiera concebirse,
conviene precisar que de una mirada del modelo de nuevo derecho de
contratos337, puede concluirse que el límite económico opera: (1)
tanto para la falta de cumplimiento como para los cumplimientos
imperfectos o, falta de conformidad de la prestación, excepto en la
CISG, que limita su ámbito a la falta de conformidad de las
mercaderías; (2) que este límite puede actuar aisladamente siendo
suficiente atender al esfuerzo o coste no razonable que el
cumplimiento impone al deudor; o bien, vinculándolo con la existencia
de una alternativa de satisfacción razonable, sea a través de una
operación de reemplazo, sea por medio del ejercicio de cualquiera otro
remedio que aparezca como razonable atendidas las circunstancias y
no implique inconvenientes significativos para el acreedor. En el primer
caso, la pretensión de cumplimiento específico queda sujeta a un límite
económico que se traduce en una desproporción absoluta de la
ejecución, que en sí impone unos costos excesivos o no razonables al
deudor; y en el segundo —sea limitado a la resolución o referido a
todos los remedios del acreedor— el límite económico se aplica
siempre que el acreedor disponga de un remedio menos costoso para
el deudor, cuyo ejercicio sea razonable, habida cuenta las
circunstancias e igualmente idóneo para la satisfacción de su interés.
Esta distinción aparece marcadamente en el CESL: desproporción
absoluta (artículo 110 (1)); y relativa (artículo 111). Igual distinción,
aunque no tan nítida, se observa en los PCCI, PECL y MCR, no así en
la Propuesta española338.

5. Los límites del cumplimiento específico (II): El derecho nacional

¿Puede incorporarse un límite económico al ejercicio de la pretensión


de cumplimiento específico en nuestro derecho civil de los contratos?

En Chile, recientemente el profesor Pizarro Wilson ha planteado que


la pretensión de cumplimiento específico está sujeta a ciertos límites
que conducirían al rechazo de la demanda en juicio declarativo. Los
límites que propone son (1) la imposibilidad del cumplimiento; (2) los
límites provenientes del estándar contractual de lo razonable,
incluyendo tres supuestos: el de los costes desproporcionados, el de la
alternativa de ejecución más económica y el de las obligaciones de
hacer personalísimas; y, (3) aquellos que las partes pacten en el
contrato339. Y, en lo que concierne al límite económico, entiende que
se trataría de una manifestación del principio de la razonable gestión
de los remedios y de la mitigación y que, en principio, su incorporación
en Chile requeriría de una reforma legal. Sin embargo, expresa:

"Sin perjuicio de la necesidad de afrontar esa tarea mayor, en la que


podamos articular de mejor manera los remedios al incumplimiento
contractual, erigiendo al acreedor como centro de interés, solo a partir
de un estándar o cláusula general podría estimarse viable la
introducción de ese límite económico a la pretensión de cumplimiento
específico. Tratándose del derecho continental, el estándar que podría
usarse es el del abuso del derecho. Si bien el acreedor tiene la facultad
de ejercer el remedio que mejor le parezca, no puede abusar de esa
prerrogativa". Y más adelante sostiene esta teoría: "Podría ser el
recipiente que justificara los límites al cumplimiento excesivamente
oneroso, la operación de reemplazo u otros remedios o, todavía, el
ejercicio en un contexto temporal desproporcionado"340. Y habría
abuso del derecho, en la opinión del profesor Pizarro, siguiendo una
reciente jurisprudencia de la Corte de Apelaciones de Santiago, en
casos de exceso o desviación de un interés jurídicamente protegido
por el derecho positivo y que, en el del incumplimiento, los jueces
deberían realizar un ejercicio de ponderación entre el derecho al
cumplimiento específico y la alternativa a otros remedios que permitan
al acreedor alcanzar la finalidad o motivo que le indujo a contratar, esto
es, la satisfacción de su interés contractual341. Y concluye: "En suma,
recurrir a la teoría del abuso del derecho, permitiría que los jueces
decidieran si prospera el cumplimiento específico o, en cambio,
concurre otra vía remedial más propicia en atención a la ponderación
del interés contractual. Con todo, no se nos escapa que el juez no está
habilitado en nuestro sistema procesal a sustituir la acción del
demandante, por lo que el ejercicio abusivo de la pretensión específica
se traduciría en el rechazo de la demanda"342.

En nuestra opinión, la incorporación del límite económico al ejercicio


de la pretensión de cumplimiento específico, en último término se
justificaría, como se ha expresado en líneas anteriores, en la buena fe
objetiva del artículo 1546 del Código Civil, como fuente de deberes de
conducta que debe observar el acreedor pese a su condición de
víctima del incumplimiento, enmarcando a este límite en la idea de
razonable gestión de los remedios y en el principio de la mitigación.

En la doctrina española, ya hace años, Pantaleón Prieto, refiriéndose


a la pretensión de cumplimiento específico, proponiendo una nueva
lectura de la responsabilidad civil contractual en sentido amplio
(comprensiva de todos los remedios) y pronunciándose sobre los
posibles límites a que puede quedar sujeto su ejercicio, expresa que:
"El supuesto de hecho de la pretensión de cumplimiento específico
consiste, sencillamente, en que la prestación sea todavía posible, que no
resulte física, jurídica o prácticamente imposible para el común de los
mortales. Ahora bien, como excepción, el deudor podrá oponerse con éxito,
cuando (sic, la) buena fe (art. 71,1 CC), el cumplimiento en las condiciones
pactadas no le sea exigible, por concurrir los requisitos de la excesiva
onerosidad de la prestación" (...) o cuando el ejercicio de la pretensión de
cumplimiento deba considerarse abusivo (art. 7º 2 CC), porque el coste del
incumplimiento resulte absolutamente desproporcionado con la utilidad que
proporcionaría al acreedor, en comparación con los otros posibles
remedios".

Y ofrece un ejemplo, extraído de un caso norteamericano (Jacobs&&


Young Inc. v Kent, 1921) y que refiere a que en un contrato de
construcción uno de los contratistas instaló en la vivienda cañerías de
una marca, pero, se había pactado la instalación de otra diversa. El
error se descubrió una vez terminadas las paredes del edificio y la
sustitución implicaba un coste muy elevado y el valor de la vivienda,
con una u otra cañería, era idéntico. En efecto, en el mercado, ambas
marcas de cañerías se consideraban de igual calidad. El Juez
Cardozo, expresando el voto de mayoría, afirmó que si: "el coste de
corrección del defecto es exagerado e inequitativamente mayor que la
ventaja que al dueño de la obra reporta el arreglo (y no ha existido dolo
por parte del contratista), lo que ha de concederse al dueño de la obra
no es aquel coste, sino el menor valor de lo construido a causa del
defecto"343. Y, en otro sitio, agrega que: "no es necesario codificar los
casos en que el ejercicio de la pretensión de cumplimiento será
abusivo: básicamente, cuando el muy elevado coste del cumplimiento
resulte desproporcionado con la utilidad que proporcionará al acreedor
en comparación con otros posibles remedios"344.

Quiere decir que el límite económico, tal como se ha expresado,


puede extraerse aún sin norma expresa, ni necesidad de una reforma
legal, por aplicación directa y concreta del principio de la buena fe
objetiva al que he aludido, prevaleciendo sobre la fuerza obligatoria del
contrato345.
La idea de extraer este límite del principio de la buena fe objetiva, no
se opone a la opinión del profesor Pizarro. Muy por el contrario, existe
coincidencia desde que su punto de partida, al igual que el que se ha
plasmado a lo largo de este trabajo, es precisamente el razonable
ejercicio de los remedios del acreedor y la mitigación de los costes del
incumplimiento, llegando a la doctrina del abuso del derecho en una
visión más bien objetiva —coincidente con la doctrina y jurisprudencia
española— con el objeto de salvar la ausencia de una norma legal
expresa que precise este límite económico. Sea que el problema se
resuelva desde la buena fe objetiva o desde la doctrina del abuso del
derecho, en ambos casos, no hay duda, que se está ante una hipótesis
en las que el acreedor, al insistir en el cumplimiento, no está actuando
al modo como lo haría una persona razonable en el ejercicio de sus
derechos como acreedor afectado por el incumplimiento. El derecho
contractual sanciona tal conducta excesiva por la vía de excluir la
pretensión de cumplimiento y el consecuente rechazo de la demanda.

La siguiente pregunta que conviene formularse se refiere a si el límite


económico debe considerarse teniendo o no en consideración la
satisfacción del interés del acreedor

Como se explicó en el acápite anterior, en el modelo del nuevo


derecho de los contratos, la pretensión de cumplimiento específico está
sujeta a un límite económico absoluto (desproporción absoluta) —en sí
impone costos excesivos o no razonables en comparación al beneficio
que reporta al acreedor— y a otro relativo (desproporción relativa), que
atiende no sólo a los costes del cumplimiento, sino también a que el
acreedor dispone de un remedio alternativo menos gravoso para el
deudor e igualmente idóneo para la satisfacción de su interés.

Dado que el límite económico absoluto atiende exclusivamente al


coste que impone el cumplimiento al deudor en comparación al
beneficio que la ejecución del contrato representa para el acreedor,
estimamos que su aceptación, sin mediar una reforma legal, pone en
serio riesgo el principio de la fuerza obligatoria, que en nuestro sistema
constituye una de las piedras angulares del derecho contractual. Frente
a la ausencia de una regulación de la imprevisión por excesiva
onerosidad y sus remedios y el rechazo sistemático por parte de la
justicia ordinaria346, podría abrirse una puerta para aquellos deudores
que, habiendo incumplido el contrato, se opongan al cumplimiento
específico, alegando como excusa su coste excesivo o
desproporcionado, burlando, de este modo, las estrictas exigencias de
procedencia de los remedios a la imprevisión contractual, siendo más
complejo si se atiende a que en nuestro derecho civil no tiene ni
regulación ni acogida jurisprudencial. En otros términos, admitir un
límite económico absoluto autorizaría a los deudores alegar como
excusa los costos excesivos del cumplimiento específico, sin que sea
necesaria la calificación sobre si su causa fue, o no, razonablemente y
previsible al tiempo de la celebración del contrato. A mi juicio, el límite
así concebido debe rechazarse.

Por esta razón, su aceptación debiera implicar, necesariamente,


conciliar los intereses en juego: del acreedor afectado y del deudor
incumplidor. De esta forma, la aplicación del límite económico obliga,
forzosamente, a considerar el interés de acreedor en términos tales
que éste sólo será privado del ejercicio del cumplimiento específico
cuando el remedio imponga al deudor costos excesivos, en
circunstancias que existía otra opción razonable y menos costosa,
igualmente apta para la satisfacción de su interés afectado. No es
bastante considerar el costo económico, en orden a si supera o no el
valor de la prestación, o si tal costo no redunda en un beneficio
económico significativo para el acreedor, resta por considerar la
efectiva posibilidad de satisfacción del interés del acreedor incorporado
y garantizado por el contrato. Es esa su función última: la satisfacción
de tal interés.

Esta es la regla que recogen los PLDC en su artículo 94 (2) al


prescribir que la pretensión de cumplimiento específico no es
procedente cuando ella resultare extremadamente gravosa para el
deudor, habida cuenta que el acreedor puede, igualmente, satisfacer
su interés a través del ejercicio de otro medio de tutela y a un menor
costo.
De lo que se ha explicado es posible inferir que, si el acreedor no
dispone de un remedio distinto al cumplimiento específico para la
satisfacción de su interés contractual, cuyo ejercicio sea razonable
atendidas las circunstancias, el juez deberá acoger su pretensión, sin
prestar atención a los costos excesivos que pudiera imponer al deudor.
Pese a lo anterior, al deudor no le quedaría otra alternativa que cumplir.
En el supuesto planteado previamente, la pretensión de cumplimiento
cede, y en el último prevalece. Es evidente la colisión entre los dos
principios generales de la contratación, el de la fuerza obligatoria que
justifica y ordena el cumplimiento; y el de la buena fe objetiva, que
actúa como freno del mismo pese a lo pactado por las partes. Y el
criterio que permite resolver tal colisión es el interés contractual del
acreedor, que bajo ninguna circunstancia puede sacrificarse. El
contrato actúa como mecanismo de garantía de satisfacción de tal
interés. De modo que, si no existe alternativa razonable, prevalece la
fuerza obligatoria y, de paso, la protección del interés del acreedor.

En conjunto con el límite económico ha de considerarse como límite


de la pretensión de cumplimiento específico la eventual afectación de
derechos fundamentales. De esta manera se ha recogido, según nos
recuerda la profesora Claudia Bahamondes, ya sea en el Code
después de su modificación, en el § 275 (3) del BGB, en los Principios
UNIDROIT, los PECL y los Principios Latinoamericanos de Derecho de
los Contratos347.

6. El cumplimiento específico frente a los cumplimientos defectuosos

¿Puede asumir el cumplimiento específico las modalidades de


reparación o substitución en el caso de cumplimientos defectuosos?

Tanto en la Ley Nº 19.496 como en la CISG y en el derecho


comparado se acepta la pretensión, denominada de corrección, y ella
asume una doble modalidad: la reparación y la sustitución de la
prestación defectuosa o no conforme. Al acreedor afectado se le
reconoce el derecho a pedir al deudor, o la reparación de la prestación
o su sustitución por otra conforme al contrato. Que corrija su
incumplimiento.

¿Qué ocurre en las compraventas civiles y mercantiles y en general


en las restantes obligaciones de dar (específicas o genéricas)?

El Código Civil carece de una norma general que reconozca al


acreedor esta facultad, Sin embargo, existen algunas que permiten
inducir prima facie que, para esta clase de incumplimientos, el
legislador reconoce al acreedor el derecho a la indemnización del
menor valor de la prestación, quedando obligado a conservar la
prestación defectuosa o no conforme a menos que el defecto sea tan
grave como para autorizar la resolución del contrato.

Así resulta de las reglas sobre el pago de obligaciones de dar una


especie o cuerpo cierto (artículo 1590 Código Civil) y las que imponen
al vendedor la obligación de saneamiento de los vicios ocultos o
redhibitorios (artículos 1860 y concordantes). Parece que el riesgo de
la reparación o corrección de la prestación se pone de cargo del
acreedor. Sin embargo, el Código en materia de contrato de obra
(artículo 2002) prevé un caso de cumplimiento defectuoso o imperfecto
("no haberse ejecutado debidamente") y reconoce al acreedor, si la
alegación suya fuera fundada, la opción entre la indemnización de
daños o la sustitución de la prestación ("hacerla de nuevo"). Si al
acreedor se le autoriza a lo más —que es la sustitución de la obra—
igualmente estaría autorizado para lo menos, que es la reparación. Por
ello, creo que esta disposición podría estimarse como manifestación de
un principio general y servir de fundamento para la pretensión de
sustitución y reparación en las obligaciones de hacer no ejecutadas
debidamente. En ambos casos la pretensión se sometería a las reglas
sobre ejecución de las obligaciones de hacer del Código Civil y del
Código de Procedimiento Civil.

En conjunto con lo anterior, puede considerarse algún desarrollo de


la doctrina española que, mutatis mutandis, puede prestar utilidad para
ilustrar lo que ahora nos interesa.
En la doctrina española desde hace algunos años se ha intentado
justificar la procedencia de estos remedios para los cumplimientos
defectuosos348 y, hoy día, por la incorporación de la Directiva
1999/44/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de 25 de mayo de
1999 sobre determinados aspectos de la venta y las garantías de los
bienes de consumo (99/44/CEE)349 al ordenamiento español por la
Ley 23/2003, que adopta el sistema de la Convención de Viena sólo
para las compraventas de consumo y no para todas las
compraventas350, como sí ocurre en el BGB con la reforma del
2002351, que uniforma todo el derecho de la compraventa en materia
de falta de conformidad352. Los españoles discuten si es posible hacer
encajar estas modalidades del cumplimiento específico en el sistema
de responsabilidad de Código Civil español sin necesidad de una
reforma legal.

Muy sintéticamente, distinguen según la compraventa sea específica


o genérica y si el vendedor, aparte de vender la cosa, la ha
fabricado353. En el caso de la compraventa específica, por su propio
objeto no cabría la sustitución; a diferencia de la genérica, que como
todos los individuos del género son idóneos para satisfacer el interés
de acreedor, la sustitución debe aceptarse354. La reparación, en
cambio, quedaría reservada exclusivamente para aquellas
compraventas en las que el vendedor, además, se ha obligado a
fabricar la cosa. En los restantes casos, la reparación rebasa la
prestación objeto del contrato al imponer al deudor una obligación
ajena a la que originariamente contrajo, una de hacer.

Desde luego este mismo razonamiento puede trasladarse al Código


Civil chileno. Para resultar persuasivo, sin embargo, ha de anclarse en
algunas de sus disposiciones.

En esta empresa se puede comenzar por lo dispuesto por el


artículo 1545 del Código Civil según el cual el contrato vincula a las
partes como si de una ley se tratase. Por otro lado, se puede continuar
con el principio de la identidad de pago del artículo 1569 y al mismo
artículo 1489 que prevé, indistintamente, la no ejecución de lo pactado
como supuesto de los remedios355. A partir de estos preceptos se
puede formular la siguiente pregunta: ¿está legitimado el acreedor para
exigir al deudor la reparación o sustitución de la prestación defectuosa
o no conforme?

A nuestro juicio, la sustitución de la prestación defectuosa cabría


siempre que el objeto de la prestación fuere fungible, que el defecto
sea grave, en términos que permita presumir que si el acreedor
hubiese tenido en cuenta ese defecto o falta de conformidad no
hubiere celebrado el contrato (incumplimiento esencial) y que ello no
resulte desproporcionado atendido el contenido de la regla contractual
concreta y las circunstancias del caso356. El régimen aplicable a esta
pretensión será el de las obligaciones de dar o hacer, según el caso.

Para la reparación la cuestión resulta más compleja dado que es


discutible si cae dentro del contenido de la obligación el que el deudor
deba desplegar una actividad destinada a la corrección de la
prestación, por defectuosa que ella sea. Podría pensarse que por una
decisión de política legislativa la cuestión se zanjó asignando al
acreedor el riesgo de la reparación de la prestación defectuosa a
cambio de la correspondiente indemnización por el menor valor de la
prestación. La pregunta que debe formularse es la siguiente ¿esa
obligación de hacer —la reparación— puede encajarse dentro de los
deberes iniciales del deudor? o bien ¿el deudor debió prever, dentro de
su deber de diligencia, el despliegue de una actividad tendiente a ese
objeto, para alcanzar la satisfacción in natura del interés de acreedor
mediante una actividad posterior al incumplimiento?

En el caso de una obligación de hacer, ya se ha explicado, sea o no


ésta personalísima, el deudor quedaría obligado a la corrección o
reparación de lo indebidamente ejecutado. En las obligaciones de dar,
será el juez quien al interpretar la regla contractual deberá descubrir si
la obligación de reparar la prestación defectuosa forma parte de la
misma o no. Si el deudor se obligó, además a la fabricación o
manufactura de la cosa o el bien, éste será un antecedente importante
para resolver a favor de la pretensión del acreedor, pero no
determinante. Este remedio, al igual que la sustitución, aunque
proceda atendiendo únicamente a la obligación del deudor, no debe ser
desproporcionado. Otro camino que nos permitiría justificar la
procedencia de este remedio, el de la reparación, tratándose de las
obligaciones de dar, es aquél que refiere a la vinculación contractual.
Tal como lo explicamos en el capítulo sobre la noción de
incumplimiento, es posible justificar en nuestro Código Civil la
vinculación de garantía de la realización del contrato y la ulterior
satisfacción del interés del acreedor y es esta comprensión de la
vinculación la que nos permitiría encajar la pretensión de reparación
entre los remedios del acreedor en caso de entregas con anomalías
materiales.

De cualquier forma, la decisión acerca de si proceden o no estos


remedios, necesariamente debe conjugarse con los otros remedios y
las posibilidades de satisfacción del interés del acreedor por otro
medio, como podría ser la indemnización de daños o la resolución del
contrato.

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Jurisprudencia citada

Hormázabal Jacobi, René Ramón contra Daza Concha, Luis Del


Rosario. Jorge Plaza Oviedo con Sociedad Agrícola Sacor Limitada
(1995): Corte de Apelaciones de San Miguel, 29 de septiembre de
1995, rol Nº 420-1995.

Silva Escandón, María Gabriela con Dosque Contreras, María Luisa


(1993): Corte de Apelaciones de Concepción, 1 de diciembre de
1993, rol Nº 1171-1992.

Corte de Apelaciones de Santiago, 16 de abril de 2002, en G.J. Nº 262


(2002), p. 92.

Corte de Apelaciones de Santiago, 11 de octubre de 2013, rol Nº 5066-


2011. Cita online: CL/JUR/2247/2013; 66415.

Corte Suprema, rol Nº 1782-2007.


II. L

1. Silva Escandón, María Gabriela con Dosque Contreras, María Luisa

Corte de Apelaciones de Concepción, 1 de diciembre de 1993, rol


Nº 1171-1992

Cita online: CL/JUR/66/1993

Palabras clave: Evicción — hipoteca — entrega libre de gravamen

Normativa aplicada: artículos 1820 y 1837 del Código Civil

a) Resumen. En el contrato de venta de un inmueble, se declara que


este se encuentra libre de todo gravamen o derecho de tercero. Sin
embargo, posteriormente el comprador advierte que éste se
encontraba gravado con una hipoteca.

La Corte de Apelaciones falla que ha existido incumplimiento en la


entrega, pero no concede la ejecución forzada, que consistía en alzar
la hipoteca que gravaba al departamento pues esto dependía de un
tercero; el acreedor hipotecario.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"1º La demandada doña María Luisa Dosque Contreras vendió a


Transportes Sierra Nevada Limitada, quien compró para la demandante
doña María Gabriela Silva Escandón, el departamento (...). La demandante
aceptó expresamente la compra que para ello hizo en esa escritura
Transportes Sierra Nevada Limitada, por escritura de 28 de julio de 1989
(...)
2º (...) la vendedora hizo el traspaso material del inmueble a que se refiere
la compraventa de 26 de febrero de 1988.

3º Que en dicha compraventa, cláusula cuarta, se dijo por las partes que la
venta se hacía en el estado que se encuentra actualmente el
departamento, con todos sus usos, derechos, costumbres y servidumbres,
libre de todo gravamen, prohibición y embargo, con todo lo edificado y
planteado. Con todo, consta del certificado emitido por el señor
Conservador de Bienes Raíces de Concepción el 5 de junio de 1989 (...)
que a la fecha el departamento objeto de la compraventa estaba gravado
por una hipoteca determinada (...) en favor del Banco del Estado de Chile.
Y que también existía a esa misma fecha, una prohibición de gravar,
enajenar y arrendar, también en favor de ese Banco (...) De modo que está
acreditado que, al tiempo de la compraventa de 26 de febrero de 1988, el
inmueble a que ella se refiere estaba afecto a una hipoteca y a una
prohibición de enajenar.

4º. Que en razón de la existencia de aquella hipoteca y prohibición, la


compradora ha deducido la acción de cumplimiento, de la obligación de
entregar, pidiendo concretamente, se obligue a la vendedora a alzar aquel
gravamen y prohibición en el plazo que indica en su demanda, se le
embarguen bienes para lograr ese alzamiento. Deduce además acción de
perjuicios".

ii. Decisión de la Corte

"9º. Que, sin embargo, de ello no es posible concluir que, en caso de existir
un derecho en favor de un tercero, habiendo el vendedor declarado que la
cosa se vendía libre de gravámenes, el comprador pueda, accionando de
cumplimiento en especie, exigir que el vendedor sea condenado a alzar los
gravámenes (...). En efecto, si bien el artículo 1489 del Código Civil,
concede al contratante, frente al incumplimiento de su contraparte, en un
contrato bilateral, una elección entre las acciones de cumplimiento y
resolución, el cumplimiento en especie no siempre es posible, como ocurre
por ejemplo, si tratándose de una obligación de dar, la cosa está en manos
de un tercero, o si un tercero tiene derechos sobre ella, tal cual ocurre en el
caso de autos en relación con el Banco del Estado, porque éste no puede
ser alcanzado por el efecto de una acción personal que sólo tiene vigencia
entre las partes.
Mal podría ordenarse el cumplimiento en tal evento porque éste dependería
de la aquiescencia de un tercero —el Banco del Estado— y no del efecto
compulsivo de la sentencia que acogiera la acción. Y ello no implica privar
al comprador a su derecho a la resolución del contrato, porque es claro que
si éste (el cumplimiento) no es posible, no quedará otro camino que solicitar
la resolución, a fin de desatarlo del vínculo jurídico que lo une y exigir las
indemnizaciones que correspondan (E. Vió Vásquez. Las Obligaciones
Condicionales, n. 301, Concepción 1945). Por ello es que el artículo 1184
inciso segundo del Código francés, prefirió señalar lo que, de todos es
obvio, al mandar que, en caso de operar la condición resolutoria tácita La
parte a quien se faltó a lo pactado puede elegir entre forzar a la otra al
cumplimiento de la convención cuando ello es posible, o a demandar la
resolución con indemnización de perjuicios".

2. Hormázabal Jacobi, René Ramón contra Daza Concha, Luis del


Rosario

Corte de Apelaciones de San Miguel, 29 de septiembre de 1995, rol


Nº 420-1995

Palabras clave: Promesa — compraventa de inmueble — cumplimiento


específico

Normativa aplicada: artículos 1489 y 1554 del Código Civil

a) Resumen. El promitente vendedor de un contrato de compraventa,


demandó solicitando que se condenara al promitente comprador a
otorgar el contrato definitivo.

La Corte de Apelaciones determina inoficioso acoger la demanda, al


ser imposible para el demandado cumplir con la prestación ya que una
proporción en los bienes y derechos de agua objeto del contrato ya
habían sido vendidos a un tercero.

b) Sentencia
i. Hechos del caso

"En lo principal de fojas 7, comparece don René Ramón Hormazábal


Jacobi, vendedor, domiciliado en calle Yarur Nº 1985, de Santiago, quien
entabla demanda en juicio ordinario de cumplimiento de contrato de
promesa de compraventa en contra de don Luis del Rosario Daza Concha
(...) a fin de que se le condene a otorgar el contrato definitivo de
compraventa (...) todo con indemnización de perjuicios, cuyo monto se
reserva para la etapa de cumplimiento del fallo, con costas.

(...)

Tercero: Que (...) ha demostrado que celebró con el señor Luis del Rosario
Daza Concha, la promesa de compraventa indicada en el considerando
primero y del análisis del documento, debe concluirse que éste cumple con
todos los requisitos que, para esta clase de contratos, exige el
artículo 1554, del Código Civil. (...).

Quinto: Que el demandante acreditó (...) que cumplió con la obligación de


pagar el precio prometido, que alcanzó a $3.600.000 con la sola excepción
de $200.000. (...).

(...)

Séptimo: Que el demandado no demostró, en forma alguna haber cumplido


las obligaciones que para él emanaban del referido contrato de fojas 5".

ii. Decisión de la Corte

"Octavo: Que, sin embargo, el propio demandante, acompañó, a fojas 27,


copia de la escritura pública de fecha 13 de diciembre de 1993, otorgada
ante el Notario de Santiago don Fernando Alzate y copia de la inscripción
de fojas 62 Nº 68, del Registro de Propiedad de 1994, del Conservador de
Bienes Raíces de Talagante, que demuestran que vendió y transfirió a don
Carlos Alejandro Acuña Rivera el inmueble, proporción en los bienes
comunes y derechos de agua que se había obligado a vender al
demandante, lo que hace inoficioso acoger la demanda, pues el
demandado se halla en la imposibilidad de cumplir con la prestación a que,
según el mérito de los antecedentes procede condenarlo.
Noveno: Que, por otra parte, es claro que el actor conserva otras acciones
para la defensa de sus derechos".

3. Jorge Plaza Oviedo con Sociedad Agrícola Sacor Limitada

Corte Suprema, 22 de septiembre de 2008, rol Nº 1782-2007

Palabras clave: Compraventa — cumplimiento por equivalencia —


obligación de género

Normativa aplicada: artículos 1489, 1508 y 1672 del Código Civil

a) Resumen. Producto del incumplimiento de un contrato de


compraventa de cuero, el comprador interpuso acción de cumplimiento
forzado, solicitando el cumplimiento por equivalencia, señalando que la
prestación original ya no podría ser cumplida por el vendedor.

El tribunal de primera instancia rechazó la demanda. Decisión


confirmada por la Corte de Apelaciones, ante lo cual el demandante
interpuso recurso de casación en el fondo, en virtud del cual la Corte
Suprema niega al cumplimiento por equivalencia el carácter remedio
distinto al de la indemnización de daños, rechazando la pretensión del
actor por tratarse de esta última clase de acción y no una de
cumplimiento.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"VISTOS:

En estos autos rol Nº 81085-2003 del Primer Juzgado Civil de Punta


Arenas sobre juicio ordinario de indemnización de perjuicios por
responsabilidad contractual, caratulados Plaza Oviedo, Jorge Alejandro con
Sociedad Agrícola SACOR Ltda., por sentencia de trece de abril de dos mil
seis, escrita a fojas 542, la señora Juez Titular del referido tribunal rechazó
la demanda en todas sus partes.

Apelado este fallo por la parte demandante, una de las Salas de la Corte de
Apelaciones de Punta Arenas, en sentencia de nueve de enero de dos mil
siete, que se lee a fojas 611, lo confirmó.

En contra de esta última decisión la sociedad demandante ha deducido


recurso de casación en el fondo.

(...)".

ii. Decisión de la Corte

"QUINTO: Que, en consecuencia, a fin de establecer si la regla del inciso 1º


del artículo 1672 cuya contravención se denuncia en el recurso resulta
aplicable al caso de autos, aparece indispensable determinar, como
primera cuestión, si la obligación que la actora dice asumió la demandada
en el contrato que habrían celebrado el 6 de diciembre de 2001, fue una de
género o bien una de especie o cuerpo cierto.

Al efecto, en la demanda se indica que, en la fecha indicada, MAGROMER


S.A. acordó comprar a la Sociedad Agrícola SACOR Ltda. y ésta vender a
la primera, la cantidad de 150.000 cueros lanares a un precio de US$2,05.
por unidad, de lo que se desprende inequívocamente que aquello que los
contratantes convinieron como objeto de la obligación fue una cantidad
específica de un individuo indeterminado, de una clase o género
determinado, especificación que se subsume de modo perfecto en el
concepto que de obligaciones de género consagra el citado artículo 1508
del Código Civil.

De esta forma, no cabe sino concluir que, siendo la obligación pactada una
de género de lo que se sigue que la pérdida de algunas de las cosas que lo
componen no extingue la obligación, el inciso 1º del artículo 1672 del
Código Civil no tiene cabida en un caso como el del presente litigio, de
manera tal que no pudieron los sentenciadores infringir este precepto en su
decisión.

SEXTO: Que la conclusión anterior trae aparejada como necesaria


consecuencia que lo pedido por la actora no pudo ser el cumplimiento
forzado parcial por equivalencia, como se pretendió hacer valer en el
escrito de réplica, sino que la acción ejercida en la demanda fue como en
ella por lo demás se indicó únicamente la de indemnización de perjuicios.

(...)

SÉPTIMO: Que, en efecto, si el deudor no cumple culpablemente su


obligación, el acreedor tiene derecho de pedir, a su entero arbitrio, o la
resolución o el cumplimiento de la convención, y en ambos casos con
indemnización de perjuicios.

(...)

Si la obligación es de hacer o no hacer y el deudor se halla constituido en


mora, puede el acreedor, prescindiendo del cumplimiento de la obligación,
solicitar la indemnización compensatoria, a la vez que la moratoria.

El artículo 1553 del Código Civil faculta expresamente al acreedor para


pedir dicha indemnización compensatoria en lugar de la prestación de
hacer a que el deudor estaba obligado; y en las obligaciones de no hacer,
el artículo 1555 del mismo Código establece que se transforma en la de
indemnizar perjuicios si el deudor la contraviene.

En cambio, si la obligación que se dice no cumplida es de dar, cuyo es el


caso de autos, el acreedor no puede pedir la indemnización compensatoria,
sino cuando el cumplimiento directo del contrato se ha hecho imposible por
la pérdida de la cosa debida, cuestión que, como se dejó establecido en los
fundamentos precedentes de esta sentencia, no ha ocurrido, por tratarse la
obligación de una de género.

La obligación de indemnizar perjuicios nace como consecuencia del


incumplimiento o cumplimiento imperfecto o tardío de aquello a que el
deudor se obligó, pero sólo se entiende si se ha declarado, a su vez, la
resolución del contrato o se ha dispuesto su cumplimiento.

En tales condiciones, al concluirse en el fallo impugnado que la petición


aislada de indemnización de perjuicios no resulta procedente en tanto no se
pida en conjunto con ella la resolución del contrato o su cumplimiento, no
se han vulnerado los preceptos invocados en el recurso que se analiza".
III. R

1. Legislación nacional aplicable

a) Código Civil

Artículo 1489. "En los contratos bilaterales va envuelta la condición


resolutoria de no cumplirse por uno de los contratantes lo pactado. Pero en
tal caso podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución o el
cumplimiento del contrato, con indemnización de perjuicios".

Artículo 1553. "Si la obligación es de hacer y el deudor se constituye en


mora, podrá pedir el acreedor, junto con la indemnización de la mora,
cualquiera de estas tres cosas, a elección suya:

1ª. Que se apremie al deudor para la ejecución del hecho convenido;

2ª. Que se le autorice a él mismo para hacerlo ejecutar por un tercero a


expensas del deudor;

3ª. Que el deudor le indemnice de los perjuicios resultantes de la infracción


del contrato".

Artículo 1555. "Toda obligación de no hacer una cosa se resuelve en la de


indemnizar los perjuicios, si el deudor contraviene y no puede deshacerse
lo hecho.

Pudiendo destruirse la cosa hecha, y siendo su destrucción necesaria para


el objeto que se tuvo en mira al tiempo de celebrar el contrato, será el
deudor obligado a ella, o autorizado el acreedor para que la lleve a efecto a
expensas del deudor.

Si dicho objeto puede obtenerse cumplidamente por otros medios, en este


caso será oído el deudor que se allane a prestarlo.

El acreedor quedará de todos modos indemne".


Artículo 2002. "Si el que encargó la obra alegare no haberse ejecutado
debidamente, se nombrarán por las dos partes peritos que decidan. Siendo
fundada la alegación del que encargó la obra, el artífice podrá ser obligado,
a elección del que encargó la obra, a hacerla de nuevo o a la
indemnización de perjuicios. La restitución de los materiales podrá hacerse
con otros de igual calidad o en dinero".

b) Ley Nº 19.496 sobre protección de los Derechos de los


consumidores

Artículo 20. "En los casos que a continuación se señalan, sin perjuicio de
la indemnización por los daños ocasionados, el consumidor podrá optar
entre la reparación gratuita del bien o, previa restitución, su reposición o la
devolución de la cantidad pagada:

a) Cuando los productos sujetos a normas de seguridad o calidad de


cumplimiento obligatorio no cumplan las especificaciones correspondientes;

b) Cuando los materiales, partes, piezas, elementos, sustancias o


ingredientes que constituyan o integren los productos no correspondan a
las especificaciones que ostenten o a las menciones del rotulado;

c) Cuando cualquier producto, por deficiencias de fabricación, elaboración,


materiales, partes, piezas, elementos, sustancias, ingredientes, estructura,
calidad o condiciones sanitarias, en su caso, no sea enteramente apto para
el uso o consumo al que está destinado o al que el proveedor hubiese
señalado en su publicidad;

d) Cuando el proveedor y consumidor hubieren convenido que los


productos objeto del contrato deban reunir determinadas especificaciones y
esto no ocurra;

e) Cuando después de la primera vez de haberse hecho efectiva la garantía


y prestado el servicio técnico correspondiente, subsistieren las deficiencias
que hagan al bien inapto para el uso o consumo a que se refiere la letra c).
Este derecho subsistirá para el evento de presentarse una deficiencia
distinta a la que fue objeto del servicio técnico, o volviere a presentarse la
misma, dentro de los plazos a que se refiere el artículo siguiente;

f) Cuando la cosa objeto del contrato tenga defectos o vicios ocultos que
imposibiliten el uso a que habitualmente se destine;
g) Cuando la ley de los metales en los artículos de orfebrería, joyería y
otros sea inferior a la que en ellos se indique.

Para los efectos del presente artículo se considerará que es un solo bien
aquel que se ha vendido como un todo, aunque esté conformado por
distintas unidades, partes, piezas o módulos, no obstante que éstas puedan
o no prestar una utilidad en forma independiente unas de otras. Sin
perjuicio de ello, tratándose de su reposición, ésta se podrá efectuar
respecto de una unidad, parte, pieza o módulo, siempre que sea por otra
igual a la que se restituye".

c) Convención de Viena sobre los Contratos de Compraventa


Internacional de Mercaderías

Artículo 45. "1) Si el vendedor no cumple cualquiera de las obligaciones


que le incumben conforme al contrato o a la presente Convención, el
comprador podrá:

a) ejercer los derechos establecidos en los artículos 46 a 52;

b) exigir la indemnización de los daños y perjuicios conforme a los


artículos 74 a 77.

2) El comprador no perderá el derecho a exigir la indemnización de los


daños y perjuicios aunque ejercite cualquier otra acción conforme a su
derecho.

3) Cuando el comprador ejercite una acción por incumplimiento del


contrato, el juez o el árbitro no podrán conceder al vendedor ningún plazo
de gracia".

Artículo 46. "1) El comprador podrá exigir al vendedor el cumplimiento de


sus obligaciones, a menos que haya ejercitado un derecho o acción
incompatible con esa exigencia.

2) Si las mercaderías no fueren conformes al contrato, el comprador podrá


exigir la entrega de otras mercaderías en sustitución de aquéllas sólo si la
falta de conformidad constituye un incumplimiento esencial del contrato y la
petición de sustitución de las mercaderías se formula al hacer la
comunicación a que se refiere el artículo 39 o dentro de un plazo razonable
a partir de ese momento.
3) Si las mercaderías no fueren conformes al contrato, el comprador podrá
exigir al vendedor que las repare para subsanar la falta de conformidad, a
menos que esto no sea razonable habida cuenta de todas las
circunstancias. La petición de que se reparen las mercaderías deberá
formularse al hacer la comunicación a que se refiere el artículo 39 o dentro
de un plazo razonable a partir de ese momento".

Artículo 47. "1) El comprador podrá fijar un plazo suplementario de


duración razonable para el cumplimiento por el vendedor de las
obligaciones que le incumban.

2) El comprador, a menos que haya recibido la comunicación del vendedor


de que no cumplirá lo que le incumbe en el plazo fijado conforme al párrafo
precedente, no podrá, durante ese plazo, ejercitar acción alguna por
incumplimiento del contrato. Sin embargo, el comprador no perderá por ello
el derecho a exigir la indemnización de los daños y perjuicios por demora
en el cumplimiento".

Artículo 48. "1) Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 49, el vendedor


podrá, incluso después de la fecha de entrega, subsanar a su propia costa
todo incumplimiento de sus obligaciones, si puede hacerlo sin una demora
excesiva y sin causar al comprador inconvenientes excesivos o
incertidumbre en cuanto al reembolso por el vendedor de los gastos
anticipados por el comprador. No obstante, el comprador conservará el
derecho a exigir la indemnización de los daños y perjuicios conforme a la
presente Convención.

2) Si el vendedor pide al comprador que le haga saber si acepta el


cumplimiento y el comprador no atiende la petición en un plazo razonable,
el vendedor podrá cumplir sus obligaciones en el plazo indicado en su
petición. El comprador no podrá, antes del vencimiento de ese plazo,
ejercitar ningún derecho o acción incompatible con el cumplimiento por el
vendedor de las obligaciones que le incumban.

3) Cuando el vendedor comunique que cumplirá sus obligaciones en un


plazo determinado, se presumirá que pide al comprador que le haga saber
su decisión conforme al párrafo precedente.

4) La petición o comunicación hecha por el vendedor conforme al párrafo 2)


o al párrafo 3) de este artículo no surtirá efecto a menos que sea recibida
por el comprador".
Artículo 50. "Si las mercaderías no fueren conformes al contrato, háyase
pagado o no el precio, el comprador podrá rebajar el precio
proporcionalmente a la diferencia existente entre el valor que las
mercaderías efectivamente entregadas tenían en el momento de la entrega
y el valor que habrían tenido en ese momento mercaderías conformes al
contrato. Sin embargo, el comprador no podrá rebajar el precio si el
vendedor subsana cualquier incumplimiento de sus obligaciones conforme
al artículo 37 o al artículo 48, o si el comprador se niega a aceptar el
cumplimiento por el vendedor conforme a esos artículos".

2. Instrumentos del Derecho Uniforme

a) Principios UNIDROIT sobre los contratos comerciales


internacionales

Artículo 7.1.6 (Cláusulas de exoneración) "Una cláusula que limite o


excluya la responsabilidad de una parte por incumplimiento o que le
permita ejecutar una prestación sustancialmente diversa de lo que la otra
parte razonablemente espera, no puede ser invocada si fuere
manifiestamente desleal hacerlo, teniendo en cuenta la finalidad del
contrato".

Artículo 7.1.7 (Fuerza mayor)

"(1) El incumplimiento de una parte se excusa si esa parte prueba que el


incumplimiento fue debido a un impedimento ajeno a su control y que, al
momento de celebrarse el contrato, no cabía razonablemente esperar,
haberlo tenido en cuenta, o haber evitado o superado sus consecuencias.

(2) Cuando el impedimento es sólo temporal, la excusa tiene efecto durante


un período de tiempo que sea razonable en función del impacto del
impedimento en el cumplimiento del contrato.

(3) La parte incumplidora debe notificar a la otra parte acerca del


impedimento y su impacto en su aptitud para cumplir. Si la notificación no
es recibida por la otra parte en un plazo razonable a partir de que la parte
incumplidora supo o debió saber del impedimento, esta parte será
responsable de indemnizar los daños y perjuicios causados por la falta de
recepción.

(4) Nada de lo dispuesto en este artículo impide a una parte ejercitar el


derecho a resolver el contrato, suspender su cumplimiento o a reclamar
intereses por el dinero debido".

Artículo 7.2.1 (Cumplimiento de obligaciones dinerarias) "Si una parte


que está obligada a pagar dinero no lo hace, la otra parte puede reclamar el
pago".

Artículo 7.2.2 (Cumplimiento de obligaciones no dinerarias) "Si una


parte no cumple una obligación distinta a la de pagar una suma de dinero,
la otra parte puede reclamar la prestación, a menos que:

(a) tal prestación sea jurídica o físicamente imposible;

(b) la prestación o, en su caso, la ejecución forzosa, sea excesivamente


gravosa u onerosa;

(c) la parte legitimada para recibir la prestación pueda razonablemente


obtenerla por otra vía;

(d) la prestación tenga carácter exclusivamente personal; o

(e) la parte legitimada para recibir la prestación no la reclame dentro de un


plazo razonable desde de que supo o debió haberse enterado del
incumplimiento".

Artículo 7.2.3 (Reparación y reemplazo de la prestación defectuosa) "El


derecho al cumplimiento incluye, cuando haya lugar a ello, el derecho a
reclamar la reparación, el reemplazo u otra subsanación de la prestación
defectuosa. Lo dispuesto en los Artículos 7.2.1 y 7.2.2 se aplicará según
proceda".

b) Principios Latinoamericanos de Derecho de los Contratos

Artículo 91. "De los medios de tutela

(1) En caso de incumplimiento, el acreedor puede ejercer, a su elección y


según proceda, alguno de los siguientes medios de tutela:
(a) Cumplimiento específico;

(b) Reducción del precio;

(c) Resolución del contrato;

(d) Suspensión del cumplimiento e

(e) Indemnización de perjuicios.

(2) La indemnización de perjuicios puede ejercerse de manera autónoma, o


en conjunto con los demás medios de tutela".

Artículo 92. "Comunicación en los cumplimientos imperfectos

(1) En caso de cumplimiento imperfecto, el acreedor debe comunicar la


disconformidad en un plazo razonable contado desde el momento en que
tuvo o debió tener conocimiento.

(2) A falta de comunicación, el acreedor no puede exigir el cumplimiento, ni


resolver el contrato".

Artículo 93. "Plazo de subsanación

(1) Salvo incumplimiento esencial, el acreedor debe otorgar un plazo


adicional de duración razonable al deudor para que subsane su
incumplimiento.

(2) Mientras se encuentre pendiente el plazo, el acreedor no puede ejercer


ningún medio de tutela que sea incompatible con la subsanación, pero
subsiste su derecho a la indemnización.

(3) Si el deudor no subsana dentro del plazo o declara que no lo hará, el


acreedor puede servirse de cualquiera medio de tutela".

Artículo 94. "Cumplimiento específico

(1) El cumplimiento específico procede siempre en las obligaciones


dinerarias.

(2) Si se trata de obligaciones no dinerarias, el cumplimiento específico se


sujeta a las limitaciones siguientes:
(a) No procede cuando el cumplimiento sea imposible. Sin embargo, el
acreedor puede exigir al deudor la cesión de las acciones y derechos que
tuviere contra terceros.

(b) Aun siendo posible el cumplimiento específico, éste no procede cuando


resultare extremadamente gravoso para el deudor, teniendo en cuenta que
el acreedor puede satisfacer su interés con otro medio de tutela.

(c) No procede cuando su ejecución signifique una afectación a la dignidad


de la persona".

Artículo 95. Reparación y sustitución en los cumplimientos


imperfectos "(1) Tratándose de cumplimientos imperfectos, el
cumplimiento específico comprende, con las mismas limitaciones del
artículo anterior, la reparación o la corrección de la falta de conformidad o la
sustitución.

(2) La sustitución requiere siempre el incumplimiento esencial".

IV. B

A M , René (2008). Las Obligaciones, tomo II.


Santiago: Editorial Jurídica de Chile.

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B. R

I. L 357

Introducción

En la práctica es usual que las partes modulen convencionalmente la


pretensión de corrección del cumplimiento defectuoso, incorporando al
contrato —como el de compraventa o el de ejecución de una obra— la
conocida cláusula de "garantía de correcto cumplimiento" o de
"garantía técnica", que reconoce al acreedor el derecho a hacer
cumplir el contrato en caso de cumplimiento defectuoso. Normalmente,
esta estipulación privilegia la ejecución de lo pactado sobre los otros
remedios del acreedor, sin perjuicio de ser compatible con la
indemnización de los daños subsecuentes o, si se prefiere, de la
indemnización que va al lado de la prestación.

1. Necesidad de una modulación contractual

La necesaria certidumbre de las partes respecto de los remedios de


que dispone ante el incumplimiento hace que resulte insuficiente el
esfuerzo dogmático por suplir la ausencia de régimen para esta
pretensión de corrección, explica la inclusión al contrato de esta
especie de cláusula porque permite a las partes situarse en un terreno
firme. La ley del contrato reconoce al acreedor el derecho a exigir la
corrección del cumplimiento imperfecto. Los contratantes, haciendo
uso de su libertad de pacto, incorporan esta vertiente del derecho al
cumplimiento, despejando toda duda o discusión sobre su cabida o no
en nuestro modelo legal supletorio.

A pesar de lo expresado, y la importancia de la voluntad respecto de


la pretensión de cumplimiento específico, la doctrina no ha prestado la
suficiente atención a estas cláusulas, a diferencia de lo que acontece
con aquellas de exoneración o limitación de responsabilidad del deudor
o de avaluación anticipada de los perjuicios. Tal falta de interés por el
estudio de estas estipulaciones no se condice con los problemas a que
pueden dar origen cuya solución no sólo es importante en el plano
dogmático, sino también en la práctica.

Bien es sabido que la fuente de los remedios al incumplimiento es el


propio contrato, instrumento que prevé tanto para el cumplimiento,
como para el incumplimiento. Las partes al configurar el contenido de
la convención son libres para darse las reglas que estimen
convenientes con el objeto de que el acreedor satisfaga su interés en
caso de incumplimiento. Así, Carrasco Perera afirma que "los
contratantes pueden alterar o modificar los derechos y obligaciones
predeterminadas en la ley, pero puede mantener intacto este cuerpo
sustantivo y manipular por pacto la disponibilidad y el alcance de los
remedios contractuales que aseguran la efectividad del
cumplimiento"358. Y Pizarro Wilson, refiriéndose a la cláusula
resolutoria como concreción convencional de la resolución, sostiene
que: "Existiendo claridad sobre la calificación de la condición
resolutoria tácita como elemento de la naturaleza, pudiendo excluirse
por las partes, no cabe duda de que puedan modificarse sus efectos o
características a partir del acuerdo de las partes. No es más que una
manifestación de la libertad contractual, pudiendo incluso renunciarse
(...) conforme al artículo 12 del Código Civil"359.

A diferencia de los pactos sobre la resolución —pactos comisorios o


cláusulas resolutorias— e indemnización de daños —la cláusula penal,
de exoneración o atenuación de responsabilidad—, aquellos que
recaen sobre la pretensión de cumplimiento específico, como lo hemos
anticipado, no han despertado interés en la doctrina. Y, dos son los
pactos de esta especie que podemos distinguir: los de exclusión del
derecho al cumplimiento específico y aquellos de modulación de éste.
En este capítulo nos referiremos a los segundos, presentando los
problemas que ellos ofrecen y sus posibles soluciones.

Si bien estas cláusulas pueden referir a toda clase de incumplimiento,


centraremos nuestra atención en aquellas que prevén para los
cumplimientos imperfectos. El uso de la expresión "cláusulas de
modulación" alude a pactos que tienen por objeto precisar el régimen
particular de la pretensión de corrección de la prestación no conforme
con lo debido. Y en esta materia, al no existir un modelo legal
supletorio, tiene amplia cabida la libertad de configuración cuyo
ejercicio no reconoce más límites que los generales a todo acto o
contrato (artículos 1445 y 1887 CC). Las partes, haciendo uso de esta
libertad, junto con reconocer el derecho a favor del acreedor, pueden
definir las infracciones que lo hacen procedente: sus condiciones,
forma de ejercicio y sus límites, como asimismo su relación con los
restantes remedios del acreedor, como la resolución y la indemnización
de daños.
Zimmerman reconoce que, en la práctica contractual, ante la
insuficiencia del antiguo régimen legal alemán de las acciones edilicias
que no confería al acreedor el derecho a la corrección del cumplimiento
y los esfuerzos de la doctrina por incluirlo entre los remedios, las partes
incorporaban cláusulas que proporcionaban al comprador un derecho
adicional al obtener la corrección del cumplimiento no conforme. Nos
advierte que esta clase de cláusulas no sólo resultan atractivas para
los vendedores, sino que, en ocasiones, pueden interesar
especialmente a los compradores que, antes de verse obligados a
recurrir a los remedios de los vicios redhibitorios —resolución y rebaja
del precio— tenían derecho a la corrección del defecto de la cosa.
Finaliza afirmando que la falta de reconocimiento legal de este derecho
fue algo generalmente percibido como una carencia del viejo BGB,
motivando la inclusión de esta especie de cláusulas360.

Entonces, el autor germano reconoce frente al vacío del BGB sobre


la materia, la conveniencia para las partes de incluir esta especie de
cláusulas y entiende que, incluso después de su reforma que colmó tal
vacío legal, continúan siendo un dispositivo útil para los contratantes, al
permitirles alejarse de la solución vigente, por ejemplo, restringiendo la
opción del comprador entre reparación y sustitución o establecer un
orden de prelación entre ambas u otorgar la opción al vendedor y no al
comprador361.

Claramente, estas cláusulas adquieren mayor relieve en aquellos


ordenamientos, como el chileno, que no reconocen explícitamente al
acreedor este derecho a la corrección de la prestación defectuosa. Y
es así porque, a pesar que la doctrina reconoce tal derecho al acreedor
y despliega un esfuerzo dogmático para suplir un indiscutido vacío
legal; tal esfuerzo no ofrece a las partes la suficiente certidumbre en
torno a si el acreedor detenta o no tal pretensión de corrección. Ella
sólo se alcanzaría con la incorporación de pactos que blinden la
posición de ambas partes, tanto en lo que concierne a las condiciones
de procedencia de la pretensión de corrección, como a los límites de
su ejercicio y a su relación con los otros remedios.
Estas cláusulas favorecen la satisfacción de su interés contractual y,
a la vez, la conservación del negocio. Sí, hemos de considerar que la
voluntad de los contratantes juega un rol capital. Si ella es completa y
clara el juez o árbitro simplemente deberán estar a lo acordado. En
cambio, si es incompleta y/o ambigua, pueden dar origen a problemas
cuya solución requerirá fijar su verdadero sentido y alcance y, si es el
caso, integrarlas.

2. Dos problemas en torno a la ejecución de la cláusula de corrección

Asumiendo que el supuesto de hecho para poner en movimiento el


derecho objeto de esta cláusula es, precisamente, el defecto en el
cumplimiento —la falta de conformidad con lo pactado—, su ejecución
plantea algunas interrogantes relacionadas con los remedios del
acreedor, debiendo detenernos en la relación entre la pretensión
convencional de corrección y los otros remedios del acreedor.

En las líneas que siguen plantearemos dos problemas, ambos


estrechamente vinculados, y que pueden originarse con ocasión de la
ejecución de esta cláusula contractual, entendida como concreción de
la pretensión de cumplimiento específico.

a) Primer problema: relación entre la pretensión de corrección y


los otros remedios

Dos son las interrogantes que envuelve este problema. De una parte,
¿la inclusión de una cláusula de corrección desplaza los restantes
remedios del acreedor?; y, de otra, si de ser negativa la respuesta,
¿existe una relación de jerarquía entre la pretensión de corrección y los
otros remedios?

Para dar respuesta a estas dos interrogantes, consideremos un


primer caso, fallado por sentencia de fecha 16 de junio de 2011, de la
Corte de Apelaciones de San Miguel362.
Se celebra un contrato de compraventa que recae sobre un cooler y
una vitrina refrigerada, ambas cosas usadas. En virtud del contrato, la
vendedora se obligó, en caso de desperfectos o mal funcionamiento de
las cosas objeto de la compraventa, a repararlas a su costo. En otros
términos, la vendedora garantizó a la compradora la conformidad de
las cosas vendidas, dentro de un límite de tiempo definido —dos años
—. Una vez realizada la entrega, la compradora se percata que ambas
cosas no funcionaban, debido a que —confirmado luego por un técnico
— los motores de ambas se hallaban quemados.

En el caso, entonces, frente a la falla o defecto de las cosas


compradas —constitutiva de un incumplimiento contractual—, la
cláusula de corrección o garantía ¿desplaza a los restantes remedios
del acreedor: resolución, ¿rebaja del precio o pretensión
indemnizatoria? o, por el contrario, ¿igualmente puede ejercitarlos
alternativamente y en complemento en el caso de la indemnización de
daños? Si la cláusula de corrección no excluye los otros remedios,
inmediatamente surge otra pregunta: ¿debe la compradora
primeramente intentar satisfacer su interés, ejecutando la garantía de
buen funcionamiento y sólo cuando ella no sea posible o sea
improcedente podrá alcanzar tal satisfacción, ejercitando alguno de los
otros remedios?

Detengámonos en un segundo caso, conocido y resuelto por la Corte


de Apelaciones de Santiago.

Carabineros de Chile celebra un contrato de compraventa con la


sociedad Desarrollo y Comercio S.A., para que esta última
confeccionase y entregara vestimenta oficial de la institución de
Carabineros, conforme con unos estándares de producción y calidad
definidos en el contrato. Entre las distintas estipulaciones del contrato,
figuraban las siguientes: a) las tenidas materia de la compraventa
serían recibidas por una comisión de recepción, integrada por personal
de la Sección de Control de Calidad para verificar la conformidad de
las prendas; b) en el evento que no se diese cumplimiento a los
estándares definidos, el vendedor se obliga a reemplazar dentro de
plazo de 15 días, contados desde la fecha en que se enviase una
comunicación escrita de parte del comprador, en la que le comunicare
al vendedor la no conformidad de las especies entregadas.

Una vez recibidas las mercaderías en las bodegas por la Sección de


Almacenamiento y Distribución de Carabineros la totalidad de las
especies, esto es, las 542 Tenidas de Campaña materia de la
compraventa, elegidas al azar 13 de ellas, fueron enviadas al Instituto
de Investigación y Control IDIC a fin de efectuar el análisis técnico de
las mismas. En la conclusión del informe emitido se señala que "la
muestra analizada no cumple con la especificación técnica allí citada y
que de los no cumplimientos detectados, el siguiente incide en la
aptitud de uso del material: Huincha de ajuste interior quepí, solidez de
color al sudor (manchado) lo que afectará la presentación del usuario y
podrá transferir colorante a la piel". La compradora comunicó a la
vendedora que rechaza las mercaderías, por lo que deberá efectuar los
cursos de acción para corregir el defecto señalado en el quepí de la
tenida. La vendedora estaba obligada a sustituir las tenidas
defectuosas dentro del plazo pactado y no lo hizo, dejando transcurrir
el plazo.

La Corte dio por establecido que las especies objeto del contrato de
compraventa no cumplían los requisitos de calidad estipulados por las
partes, independiente de la mayor o menor relevancia del defecto
constatado, pues su sola existencia basta para tener incumplido el
contrato y, que siendo así, cabía dar aplicación a lo pactado en el
contrato conforme con lo cual la demandada debió reemplazar las
piezas defectuosas dentro de los 15 días que le fue comunicado el
rechazo o no conformidad de las especies entregadas, cosa que no
hizo.

b) La respuesta a las dos interrogantes

A la primera interrogante. Asumiendo que no hay estipulación alguna


entre las partes que restrinja los remedios del acreedor a la pretensión
de corrección, excluyendo a los restantes, debemos concluir que esta
cláusula —que reconoce el derecho a la reparación (en el primer caso)
o sustitución (en el segundo caso) de la prestación no conforme con el
contrato— no priva al acreedor, ni de la indemnización como
complemento de la corrección, ni en forma autónoma, ni de la
resolución del contrato más indemnización de daños. Persiste la
pluralidad de remedios, siendo necesario que concurra el supuesto de
hecho de cada uno. No hemos de olvidar que, ante el silencio de los
contratantes se integran a la convención las normas dispositivas
constitutivas de elementos que naturalmente pertenecen a ella según
el artículo 1444 del Código civil.

Surge, tal como anticipamos una segunda interrogante: ¿Mantiene el


acreedor la opción entre los diversos remedios o existe una relación de
jerarquía entre la pretensión de corrección y los restantes? Esta
interrogante sólo refiere a la indemnización plena (autónoma) y a la
resolución; no así a aquella indemnización que va al lado de la
prestación, siempre compatible con la pretensión de cumplimiento
específico. Sobre el particular podemos sostener que, a menos que las
partes convengan lo contrario, no existe justificación alguna para
sostener un orden jerárquico entre los remedios. Y no la hay: primero,
porque el hecho de que se regule convencionalmente un remedio no le
imprime el carácter de primario, sobre todo si consideramos que un
mismo contrato puede contener regulación no solamente del
cumplimiento específico, sino también de la resolución y la
indemnización de daños.

Seguidamente, y este es el argumento más contundente, si de


acuerdo con las normas dispositivas del Código Civil rige la
horizontalidad de los remedios y la libre opción del acreedor, ¿por qué
el sólo hecho de incorporar una cláusula de cumplimiento específico
podría privar al acreedor de esa opción? Entonces, salvo voluntad
contraria, al tratarse de un incumplimiento el acreedor conserva su
opción.

De este modo, si volvemos al primer caso, al no contar con


antecedentes para afirmar la prevalencia de la garantía sobre los
restantes remedios, ni la exclusión de la indemnización de daños,
podríamos concluir que la compradora, afectada por el incumplimiento,
podría haber resuelto directamente siempre con derecho a
indemnización de daños.

En cambio, en el segundo caso, —el de los uniformes— aparece de


la propia configuración de la cláusula el carácter primario de la
pretensión de corrección respecto de los otros remedios. Siendo de
este modo, si el comprador al examinar los uniformes detecta una falta
de conformidad, queda vinculado a insistir en que se cumpla lo
pactado, exigiendo la sustitución de los uniformes defectuosos. En
consecuencia, únicamente en el evento que el vendedor no corrija o lo
haga imperfectamente, el comprador podrá ejercitar los restantes
remedios. El derecho a la indemnización al lado de la prestación
procederá según las reglas generales.

Entonces, podemos extraer dos conclusiones de lo hasta aquí


expresado.

Primero, que si las partes nada acuerdan, hemos de entender que la


cláusula de corrección se halla en un plano de horizontalidad con los
otros remedios. En caso contrario, la relación entre los remedios será
jerárquica. El acreedor sólo podrá resolver el contrato o pedir la
indemnización autónoma, si el deudor no ejecuta la obligación que
impone la cláusula de corrección.

Segundo, que cualquiera sea la relación entre la cláusula de


corrección y los otros remedios del acreedor, éste siempre conservará
el derecho a la indemnización que va al lado de la prestación, porque
de lo que no hay duda es que el deudor ha cumplido, pero lo ha hecho
imperfectamente.

c) Segundo problema: efectos de la infracción de la obligación


de corrección

El segundo problema refiere a la infracción de la garantía de


corrección por el deudor y podemos expresarlo en dos interrogantes:
¿Cuál es el efecto de la infracción de la obligación de corrección, en el
sentido que, lo requerido por el acreedor el deudor no lo corrija o lo
haga imperfectamente?; y, la segunda, íntimamente conectada con la
anterior, ¿queda el acreedor vinculado por su opción inicial —la
corrección— o a él le pertenece la opción entre insistir en el
cumplimiento, ahora judicialmente, y ejercitar cualquiera de los otros
remedios?

En el primer caso —cooler y vitrinas—, recordemos que la


compradora exige la reparación de los motores defectuosos y la
vendedora no hace nada, subsistiendo el defecto —la falla de los
motores. La pregunta que surge es ¿está el comprador vinculado por la
pretensión de cumplimiento específico, en términos que sólo le queda
insistir, ahora judicialmente, en la corrección de las cosas compradas?
O, por el contrario, ¿puede optar entre requerir el cumplimiento
específico y ejercitar cualquiera de los otros remedios.

El segundo caso, plantea el mismo problema; el que el vendedor deja


pasar el plazo para sustituir las mercaderías defectuosas.

Si es que consideramos que el supuesto que hace exigible la


obligación de corrección es el cumplimiento imperfecto (falla o defecto),
la respuesta a estas interrogantes resulta ser relevante para el
acreedor ahora afectado por la infracción de la garantía de corrección.

La respuesta de la naturaleza jurídica que atribuyamos a esta


cláusula de corrección. Y ella podemos calificarla; o como obligación
contractual, un efecto más del contrato, o como remedio al
incumplimiento: la pretensión de cumplimiento específico, ahora
modulada convencionalmente.

Si entendemos que es una obligación contractual, la infracción de la


garantía equivaldría a un incumplimiento y como confiere al acreedor el
abanico de remedios, como si de un incumplimiento originario se
tratase. En cambio, si se considera que constituye un remedio al
incumplimiento, quiere decir que el acreedor al ejecutar la garantía
optó por el cumplimiento específico, sin que le esté permitido cambiar o
alterar su pretensión. El ejercicio de la pretensión de cumplimiento le
vincularía, quedándole como única alternativa insistir, esta vez
judicialmente, en la corrección de la prestación.

No obstante lo anterior, creemos que la cláusula de garantía


contractual es, al mismo tiempo, remedio contractual (derecho del
acreedor) y obligación del deudor. En efecto, el acreedor al ejecutar la
garantía e insistir en el cumplimiento de lo pactado, lo que hace es
actualizar la obligación incumplida. De modo que, si ahora el deudor no
la cumple, corrigiendo el defecto, al acreedor se le abre el abanico
inicial de remedios entre los cuales, desde luego, está el cumplimiento
específico. En otras palabras, frente a la infracción de la garantía el
acreedor puede optar entre insistir en el cumplimiento, resolver el
contrato —en ambos casos con indemnización de daños— o demandar
exclusivamente esta última. Quiere decir que cuando el deudor
incumple o ejecuta la garantía imperfectamente, no existirían buenas
razones para obligar al acreedor —salvo que así lo quiera o se haya
pactado— a insistir en la corrección del cumplimiento, siendo más bien
esperable que, frente a la infracción de la garantía, prefiera resolver el
contrato y celebrar una operación de reemplazo o demandar directa y
en forma exclusiva la indemnización de daños.

La hipótesis se asimila a la de pérdida de confianza de acreedor que


hace procedente la resolución363.

Si volvemos a los casos presentados. En el primero364, la vendedora


no repara los refrigeradores a pesar de los requerimientos de la
compradora y ésta demanda la indemnización de los daños,
fundándose en el cumplimiento defectuoso, al haberse hecho la
entrega de cosas que no servían al propósito que motivó la celebración
del contrato. Y el Tribunal acoge la demanda indemnizatoria, con base
en el cumplimiento defectuoso, pues se entregaron unas cosas que no
eran útiles para su fin propio, y en la infracción a la garantía provista
por el vendedor, que era reparar las anomalías que pudiesen afectar a
los refrigeradores365. En la sentencia se lee:
"Tercero: Que es preciso considerar que los contratos deben ejecutarse de
buena fe, de conformidad a lo dispuesto por el artículo 1546 del Código
Civil y, por consiguiente obligan no sólo a lo que en ellos se expresa, sino a
todas las cosas que emanan precisamente de la naturaleza de la
obligación, o que por la ley o la costumbre pertenecen a ella. En efecto, en
la especie significaba que al vendedor del rubro refrigeración y línea
blanca, no sólo le asistía la obligación de entregar materialmente las cosas,
una vitrina refrigerada y un cooler usados, sino que además proporcionar
todo lo necesario para que las especies vendidas pudieran cumplir con los
fines que son propios de las mismas y con los de la actividad comercial del
comprador a la que estaba destinada, esto es preservar los elementos
perecibles que vendía en su almace´n el comprador. Sin embargo, ello no
ocurrió en el presente caso, ya que tales máquinas vendidas nunca
funcionaron, incumplie´ndose así con la obligación del vendedor. Asimismo,
no se encuentra acreditado que aquel diera cumplimiento a la garantía que
se encontraba pactada por el plazo de dos años.

Cuarto: Que el demandante de autos cumplió con su obligación de pagar el


precio de las máquinas adquiridas, lo cual no ha sido cuestionado por el
demandado, en cambio éste último incumplió en forma parcial el contrato
de compraventa, ya que si bien entregó las especies vendidas, estas no
funcionaron para el fin para el cual fueron adquiridas y, al representar el
comprador esta anomalía, el vendedor no las reparó como debía hacerlo
por estar obligado por la garantía pactada.

Quinto: Que, como ha quedado acreditado precedentemente, la obligación


que le correspondía al vendedor Juan Orlando Carren~o Cabrera, respecto
a las cosas vendidas, era entregarlas en perfecto estado de funcionamiento
a don Alex Patricio Rivera Vergara y, si ello no ocurría, debió haberlas
reparado en el plazo de la garantía pactada, siendo un hecho natural y
obvio que este incumplimiento le causó perjuicios al comprador, los cuales
deben ser subsanados por quién los provocó, daño que debe ser
indemnizado al demandante por el demandado, conforme se indicará en lo
resolutivo".

En el segundo caso, sobre el cual se pronunció la Corte de


Apelaciones de Santiago, el vendedor, pese a la comunicación del
comprador requiriendo la sustitución de los uniformes, deja pasar el
plazo de 15 días sin hacer nada. Infringe, con ello, la garantía. Frente a
tal infracción, el comprador demanda la resolución del contrato más la
indemnización de perjuicio, alegando incumplimiento esencial del
contrato y la Corte de Apelaciones acoge esta demanda, dando por
establecido que las especies objeto del contrato de compraventa no
cumplían los requisitos de calidad estipulados por las partes,
independientemente de la mayor o menor relevancia del defecto
constatado, pues su sola existencia basta para tener incumplido el
contrato y que, siendo así, cabía dar aplicación a lo pactado en el
contrato conforme con lo cual la demandada debió reemplazar las
piezas defectuosas dentro de los 15 días que le fue comunicado el
rechazo o no conformidad de las especies entregadas, cosa que no
hizo.

En este segundo caso, a diferencia del primero, es evidente que la


Corte de Apelaciones no atiende a la gravedad del incumplimiento
mismo, sino a la conducta contumaz del vendedor, configurándose, tal
como ya lo hemos expresado, una hipótesis de incumplimiento
esencial por pérdida de confianza.

Sin embargo, en ambos casos, el Tribunal presta atención, no a la


infracción de la garantía, sino al cumplimiento imperfecto que la activa.

Finalmente, cabe consignar que la figura de la cláusula de corrección


tiende asimilarse con la facultad que la CISG confiere al acreedor de
conceder al deudor un plazo suplementario para que cumpla el
contrato. Si bien, en ella no se prevé expresamente para la falta de
conformidad, hay consenso en extenderla a esta especie de
incumplimiento. El presupuesto para la concesión de este plazo es el
incumplimiento del contrato; y si no lo corrige dentro del plazo o
declara que no lo hará, al acreedor se le concede la facultad para
resolver el contrato cualquiera sea la gravedad del incumplimiento. Y
es así, porque la propia conducta del deudor —que se muestra
indiferente, incluso rebelde ante el requerimiento del acreedor—
provoca la pérdida de la confianza de este último en un ulterior
cumplimiento o corrección de la prestación defectuosa. Mientras no
transcurre el plazo otorgado al deudor o no intervenga la declaración
suya en el sentido que no cumplirá, pese a haber incumplimiento, el
acreedor no puede ejercitar ningún remedio sin perjuicio de
reconocerle el derecho a la indemnización de daños derivados del
incumplimiento (artículos 47 y 63 GISG).

Quiere decir, entonces, que ante la infracción de la obligación de


corrección, el acreedor podrá resolver el contrato fundándose en el
incumplimiento esencial por pérdida de confianza.

Bibliografía

C P , Ángel (2011). Derecho de contratos. Navarra:


Aranzadi.

D -P , Luis (2007). Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial I,


Teoría del Contrato. Navarra: Civitas.

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resolver el contrato a la luz de las disposiciones del Código Civil", en
De la Maza, Íñigo (coord.), Incumplimiento contractual. Nuevas
perspectivas, Cuadernos de Análisis Jurídico VII. Santiago:
Ediciones Universidad Diego Portales.

P W , Carlos (2012). "Cláusula resolutoria y pacto


comisorio calificado. Tan lejos tan cerca", en Estudios de Derecho
Civil VIII. Santiago: Thomson Reuters.

V O , Álvaro (2009). "La noción de incumplimiento esencial


en el Código Civil". Revista de Derecho de la Pontificia Universidad
Católica de Valparaíso, Nº 32, 1ª Ed.

_____________ (2016). "La llamada cláusula de garantía contractual


como concreción de la pretensión de cumplimiento específico", en
Barría Paredes, M. (coord.), Estudios de Derecho Civil XI. Santiago:
Thomson Reuters.
Z , Reinhard. (2008). The new german obligations law,
historical and comparative perspectives. Oxford: Oxford University
Press.

Jurisprudencia citada

Rivera Vergara, Alex con Carreño Cabrera, Juan (2011): Corte de


Apelaciones de San Miguel, 16 de junio de 2011, rol Nº 201-2011.

II. L

1. Rivera Vergara, Alex con Carreño Cabrera, Juan

Corte de Apelaciones de San Miguel, 16 de junio de 2011, rol Nº 201-


2011

Palabras clave: Compraventa de bien mueble — desperfectos —


incumplimiento de garantía

Normativa aplicada: artículo 1546 del Código Civil

a) Resumen. El comprador de una vitrina refrigerada y un cooler


usados demanda al vendedor al no respetar la garantía acordada al no
reparar los bienes cuando presentaron desperfectos. Se demanda por
perjuicios, acción que es rechazada en primera instancia. La decisión
es revocada por la Corte de Apelaciones.

b) Sentencia
i. Hechos del caso

"Primero: Que con la prueba rendida en segunda instancia, absolución de


posiciones de Juan Orlando Carreño Cabrera, de fs 85, se tiene por
acreditado que el demandado vendió a don Alex Rivera Vergara, el 13 de
abril de 2006, una vitrina refrigerada y un cooler, máquinas que eran
usadas y que el comprador recibió aquellas en su domicilio. Asimismo
consta que el demandado no las reparó cuando presentaron desperfectos,
pese a que se comprometió a arreglarlas cuando concurrió a la citación de
la Corporación ya que tenían garantía. Lo anterior, unido al instrumento
privado acompañado por el actor en la letra a) del primer otrosí de la
demanda de fs 1 y guardado en custodia según certificación de fs. 75 vta.,
se encuentra probado que entre las partes se celebró un contrato de
compraventa, existiendo acuerdo sobre las cosas vendidas, un refrigerador
y un cooler y en el precio, trescientos treinta mil pesos; se realizó la entrega
de las cosas muebles al comprador, sin embargo no se respetó la garantía
que se podía hacer efectiva hasta abril de 2008, habiéndose presentado la
demanda el 30 de noviembre de 2007".

ii. Argumentos de las partes

Parte compradora366

"Funda su pretensión en que con el objeto de iniciar un negocio en su casa,


(...) adquirió en el local de Refrigeración y línea Blanca de propiedad del
demandado, quien lo atendió personalmente, una vitrina refrigerada y un
cooler, usados, por un valor de $330.000, otorgándole una garantía de dos
años, y comprometiéndose a ir a su domicilio, en un plazo de 3 días, para
efectuar la instalación de las máquinas, lo que nunca ocurrió, y que,
transcurridos los días, al intentar hacerlas funcionar, se percató que no
funcionaban, razón por la que consultó a un técnico, el que al revisarlas le
indicó que los motores de ambas máquinas se encontraban quemados.

Agrega que desde esa fecha hasta ahora ha concurrido en innumerables


oportunidades al local del demandado sin haber obtenido solución alguna,
que al principio le señaló que iba a responder reparándolas y que pasados
los meses ello no ocurrió, finalmente se negaba cada vez que fue a exigir
una solución.

(...)
Esgrime que queda en evidencia que el demandado ha violado el contrato
que suscribieron al vender productos defectuosos y no dar cumplimiento a
las garantías comprometidas, provocando otros perjuicios que son el haber
imposibilitado la iniciación de un negocio, lo que a su vez ha provocado un
grave daño financiero y moral (...)".

Parte vendedora367

iii. Decisión de la Corte

"Tercero: Que es preciso considerar que los contratos deben ejecutarse de


buena fe, de conformidad a lo dispuesto por el artículo 1546 del Código
Civil y, por consiguiente obligan no sólo a lo que en ellos se expresa, sino a
todas las cosas que emanan precisamente de la naturaleza de la
obligación, o que por la ley o la costumbre pertenecen a ella. En efecto, en
la especie significaba que al vendedor del rubro refrigeración y línea
blanca, no sólo le asistía la obligación de entregar materialmente las cosas,
una vitrina refrigerada y un cooler usados, sino que además proporcionar
todo lo necesario para que las especies vendidas pudieran cumplir con los
fines que son propios de las mismas y con los de la actividad comercial del
comprador a la que estaba destinada, esto es preservar los elementos
perecibles que vendía en su almacén el comprador. Sin embargo, ello no
ocurrió en el presente caso, ya que tales máquinas vendidas nunca
funcionaron, incumpliéndose así con la obligación del vendedor. Asimismo,
no se encuentra acreditado que aquel diera cumplimiento a la garantía que
se encontraba pactada por el plazo de dos años.

Cuarto: Que el demandante de autos cumplió con su obligación de pagar el


precio de las máquinas adquiridas, lo cual no ha sido cuestionado por el
demandado, en cambio éste último incumplió en forma parcial el contrato
de compraventa, ya que si bien entregó las especies vendidas, estas no
funcionaron para el fin para el cual fueron adquiridas y, al representar el
comprador esta anomalía, el vendedor no las reparó como debía hacerlo
por estar obligado por la garantía pactada.

Quinto: Que, como ha quedado acreditado precedentemente, la obligación


que le correspondía al vendedor Juan Orlando Carreño Cabrera, respecto a
las cosas vendidas, era entregarlas en perfecto estado de funcionamiento a
don Alex Patricio Rivera Vergara y, si ello no ocurría, debió haberlas
reparado en el plazo de la garantía pactada, siendo un hecho natural y
obvio que este incumplimiento le causó perjuicios al comprador, los cuales
deben ser subsanados por quién los provocó, daño que debe ser
indemnizado al demandante por el demandado, conforme se indicará en lo
resolutivo.

(...)

Por estas consideraciones y visto además lo dispuesto por los artículos 186
y siguientes del Código de Procedimiento Civil, SE DECLARA que:

SE REVOCA la sentencia apelada de treinta de junio de dos mil diez,


escrita a fs. 51 que rechazó la acción interpuesta, sólo en cuanto se declara
que SE ACOGE la demanda de fs. 1 por concepto del daño emergente
sufrido por don Alex Patricio Rivera Vergara y SE CONDENA a Juan
Orlando Carreño Cabrera a pagar al demandante la cantidad de trescientos
treinta mil pesos, suma que deberá enterarse con los reajustes ya
señalados, intereses corrientes desde que el deudor se constituya en mora,
más las costas de la causa".

2. Comercial Automotriz Quilín Limitada contra Ide Sanzberro, Julián

Corte Suprema, 19 de noviembre de 2009, rol Nº 6153-2009368

Palabras clave: Compraventa — vehículos motorizados —


reparaciones

Normativa aplicada: artículo 1546 del Código Civil

a) Resumen. El comprador de un vehículo que debió ingresar en


reiteradas oportunidades al taller producto de diversas fallas, demanda
al vendedor solicitando la resolución del contrato, la cual fue acogida
en primera instancia. Decisión confirmada por la Corte de Apelaciones.

Finalmente, la Corte Suprema rechaza los recursos de casación en la


forma y en el fondo interpuestos por el demandado.
b) Sentencia

i. Hechos del caso

"5º- Que en la sentencia cuestionada, los jueces del grado han concluido
que las partes celebraron un contrato de compraventa cuyo objeto era una
camioneta por un precio total de $12.840.000, cumpliendo con las
obligaciones principales del contrato, esto es, el pago del precio y la
entrega de la cosa, presentando la camioneta diversas fallas mecánicas por
lo que el demandante ingresó su vehículo al servicio técnico de la
demandada en cinco ocasiones.

Asimismo, es necesario señalar que la primera falla que presentó el


vehículo fue con fecha 23 de junio de 2004, esto es, a menos de dos
meses de su adquisición y con sólo 5.000 kilómetros de recorrido,
presentando problemas de alineación, y posteriormente, problemas
mecánicos de mayor envergadura, dejando en más de una ocasión sin
poder utilizar el vehículo al actor, obrando el demandante de buena fe al
concurrir al servicio técnico de la demandada a fin de obtener una solución
definitiva a los problemas técnicos que presentaba su vehículo, situación
que permaneció desde el mes de junio a diciembre de 2004, período en el
cual al vehículo le surgieron diversas fallas mecánicas que imposibilitaban
su uso cotidiano en forma normal, precisándose que el último ingreso a
taller se produjo con fecha 23 de diciembre de 2004.

(...)".

ii. Decisión de la Corte

"5º- (...) Por otra parte, al señalar la demandada que los plazos para
reclamar del incumplimiento del referido contrato se encuentran prescritos,
se estima improcedente acoger dicha afirmación, toda vez que el actor
acudió oportunamente y a menos de dos meses de adquirido su vehículo al
servicio técnico de la demandada, por lo cual al alegar la demandada
prescripción de la acción, no hace sino reflexionar en el sentido de que
acogiendo su tesis, los consumidores de éste tipo de bienes obviarían
recurrir a los servicios técnicos de las automotoras a reclamar la garantía
que se les otorga, recurriendo inmediatamente a reclamar la resolución de
sus contratos, pues el lapso de tiempo entre el ingreso a taller de
cualquiera de los vehículos vendidos y la salida de estos, serviría como un
astuto método de alegar posteriormente al no solucionar los desperfectos
de los vehículos en forma completa, rápida y eficaz la prescripción de la
acción, abusando del derecho y obviando el principio rector del
ordenamiento jurídico de la buena fe contractual consagrado en el
artículo 1546 del Código Civil.

Que la demandante en su actuar ha obrado desde el momento de la


adquisición del vehículo con buena fe, pues recurrió a la demandada a que
le solucionaran los desperfectos del vehículo vendido, empero, la
camioneta después de cinco reparaciones no puede entenderse que tenga
un defecto de fábrica que sólo con una reparación se solucione.

Que por todo lo antes razonado y de acuerdo al artículo 1489 del Código
Civil que establece la institución de condición resolutoria tácita, la
sentenciadora declarara resuelto el contrato, por lo que las cosas deberán
restituirse recíprocamente entre las partes. En cuanto a la restitución del
vehículo, dicho trámite se obviará, toda vez que la especie se encuentra en
poder de la demandada.

(...)".

3. Consejo de Defensa del Estado contra Desarrollo y Comercio S.A.

Corte de Apelaciones de Santiago, 20 de octubre de 2009, rol Nº 7320-


2008369

Palabras clave: Compraventa — disconformidad material — remedios


convencionales

Normativa aplicada: artículo 1546 del Código Civil

a) Resumen. Carabineros de Chile encarga la confección de tenidas


de campaña, cuya calidad sería verificada por una comisión de
recepción, debiendo el vendedor reemplazarlas en caso de que los
productos no alcanzaran la calidad establecida.
No obstante, frente a problemas con las prendas, el vendedor no las
reemplazó, por lo que el comprador interpuso demanda de resolución
por incumplimiento.

El tribunal de primera instancia rechazó la demanda, decisión


revocada por la Corte de Apelaciones.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"1º) Que en el contrato de compraventa suscrito por las partes el 26 de abril


de 2005 constan las siguientes estipulaciones:

a) que las tenidas de campaña materia de la compraventa serían recibidas


por una comisión de recepción integrada por personal de la Sección Control
de Calidad para verificar la calidad del producto.

b) en el evento no corresponder el producto a la calidad establecida, el


vendedor se obliga a reemplazarlo dentro del plazo de 15 días contados
desde la fecha en el que comprador comunique por escrito la no
conformidad de las especies entregadas.

c) que en caso de entregarse productos que no se reciban conforme a las


estipulaciones pactadas y no fueren reemplazadas dentro del plazo
señalado, la vendedora pagaría una multa del 1% diario del valor de las
especies no recibidas conforme.

d) que para garantizar la obligación de entregar las especies con la calidad


especificada, el proveedor entregó al firmar el contrato una boleta bancaria
de garantía por el 10% del valor total de la operación, por US$3.060, la que
se mantendría en custodia en dependencias de la institución compradora.

A su vez, en las bases administrativas para la propuesta pública en cuyo


ámbito se celebró el contrato, incorporadas a éste, se establece que, una
vez adjudicada la venta al proveedor, la Sección Control de Calidad de la
Subdirección de Logística de Carabineros remitirá para análisis técnico de
calidad "un ejemplar" de la especie que se encuentre en proceso de
producción y/o producto terminado a fin de certificar si la calidad técnica
está conforme a las respectivas especificaciones.
(...)

3º) Que una vez recepcionadas en sus bodegas por la Sección de


Almacenamiento y Distribución de Carabineros la totalidad de las especies,
esto es, las 542 Tenidas de Campaña materia de la compraventa, elegidas
al azar 13 de ellas, fueron enviadas al Instituto de Investigación y Control
IDIC a fin de efectuar el análisis técnico de las mismas.

Este informe es el que en copia rola a fojas 74 bajo el Nº 586 de fecha 20


de septiembre de 2006, en cuya conclusión se señala que la muestra
analizada no cumple con la especificación técnica allí citada y que de los no
cumplimientos detectados, el siguiente incide en la aptitud de uso del
material: Huincha de ajuste interior quepí, solidez del color al sudor
(manchado), lo que afectará la presentación del usuario y podrá transferir
colorante a la piel.

Conforme a este informe, por Oficio Nº 2694 de 28 de septiembre de 2006


el Departamento de Adquisiciones y Abastecimiento de Carabineros
comunicó a la demandada que rechaza la mercancía, por lo que el
proveedor deberá efectuar los cursos de acción para corregir el defecto
señalado en el quepí de la tenida.

(...)".

ii. Argumento de las partes

Parte Compradora370

"3º Que, las partes convencionalmente acordaron respecto de las especies


objeto de la compraventa que se remitirían a una comisión de la sección
Control de Calidad de la Subdirección de Logística, para verificar la calidad
de los productos comerciados. Del mismo modo se pactó por éstas, que en
el evento de no corresponder el producto a la calidad requerida, el
vendedor debía reemplazar las especies rechazadas, dentro de los 15 días
siguientes a la fecha en que Carabineros comunique la no conformidad con
los bienes, lo que sucedió a juicio de la actora, respecto de la compraventa
de 542 Tenidas de Campaña. Con fecha 22 de septiembre de 2006, las
unidades entregadas fueron objeto de rechazo por parte de la Sección
Registro y Control de Calidad, circunstancia que fue comunicada a la
empresa proveedora mediante oficio de 28 de septiembre de 2006,
requiriendo la reposición de las especies, lo que no ha ocurrido.
(...)".

Parte Vendedora371

"5º Que, con fecha 25 de mayo de 2006, por instrucciones de Carabineros


el laboratorio INSTITUTO Y CONTROL, IDIC, emitió un Certificado de
conformidad a las muestras entregadas por su representada. Dicho informe
concluye que: "de los resultados obtenidos se concluye que la muestra
analizada cumple con la especificación técnica citada en "antecedentes 3",
presentado solo observaciones menores que no tiene incidencia alguna en
la aptitud de uso material". Señala de toda la tenida, sólo el quepí, que
consiste en el gorro o visera, tiene una huincha de ajuste, que corre en el
interior del gorro, puede afectar la presentación y "podrá transferir colorante
a la piel", lo anterior a juicio de la demandada constituye solo presunción no
acreditada científicamente ni con los medios técnicos. Bajo el mérito de ese
informe se hizo entrega de las prendas concernientes a las 542 tenidas de
campaña con quepis, en tiempo y forma. Este informe se le hizo llegar a
través de Oficio Nº 2.694, de 28 de septiembre de 2006, esto es cuatro
meses después de la entrega de las mercaderías. En base al referido
informe Carabineros, ha rechazado la partida de prendas materia del
contrato, informe que a juicio de la demandada y según propias
averiguaciones para tener certeza de la autenticidad y validez de éstos,
pudo constatar que no se encuentra certificado por ninguna autoridad
pública, para que pueda emitir certificados de calidad, como el aludido".

ii. Decisión de la Corte

"4º) Que este informe técnico de la calidad del producto, contemplado por
las partes contratantes para ser realizado luego de la entrega, por el
organismo técnico competente, es suficiente para acreditar que las
especies materia del contrato de compraventa no cumplían los requisitos
de calidad estipulados por las partes, independientemente de la mayor o
menor relevancia del defecto constatado, pues su sola existencia basta
para tener por incumplido el contrato. En tal situación cabía dar aplicación a
lo pactado en la cláusula sexta del contrato, conforme a la cual la
demandada debió reemplazar las piezas defectuosas dentro de 15 días de
comunicado que le fue el rechazo o no conformidad de las especies
entregadas, cosa que no hizo, pues ningún antecedente existe al respecto.
Lo anterior, sin perjuicio de haberse devengado, además, la multa
estipulada del 1% del valor total de las especies que no se recibieron
conformes, esto es, los quepis correspondientes a las 542 tenidas de
campaña materia del contrato.

5º) Que establecido el incumplimiento del contrato por parte de la


demandada, de conformidad a lo dispuesto en el artículo 1489 del Código
Civil, procede declarar la resolución del mismo, como lo solicita el
demandante.

(...)

Por estas consideraciones, y de conformidad a lo dispuesto en el


artículo 186 del Código de Procedimiento Civil, SE REVOCA la sentencia
apelada, de veintidós de mayo de dos mil ocho, escrita a fojas 125 y
siguientes, que rechaza en todas sus partes, sin costas, la demanda
deducida a fojas 35, y se decide, en cambio, que dicha demanda es
acogida sólo en cuanto se declara la resolución del contrato de
compraventa celebrado por las partes con fecha 26 de abril de 2005, y se la
desestima respecto a lo demás solicitado, sin costas, por no haber sido la
demandada totalmente vencida".

III. R

1. Legislación nacional aplicable

a) Código Civil

Artículo 1444. "Se distinguen en cada contrato las cosas que son de su
esencia, las que son de su naturaleza, y las puramente accidentales. Son
de la esencia de un contrato aquellas cosas sin las cuales o no produce
efecto alguno, o degenera en otro contrato diferente; son de la naturaleza
de un contrato las que no siendo esenciales en él, se entienden
pertenecerle, sin necesidad de una cláusula especial; y son accidentales a
un contrato aquellas que ni esencial ni naturalmente le pertenecen, y que
se le agregan por medio de cláusulas especiales".

Artículo 1545. "Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los
contratantes, y no puede ser invalidado sino por su consentimiento mutuo o
por causas legales".

Artículo 1887. "Pueden agregarse al contrato de venta cualesquiera otros


pactos accesorios lícitos; y se regirán por las reglas generales de los
contratos".

b) Ley Nº 19.496 sobre protección de los Derechos de los


consumidores

Artículo 21. "El ejercicio de los derechos que contemplan los artículos 19 y
20 deberá hacerse efectivo ante el vendedor dentro de los tres meses
siguientes a la fecha en que se haya recibido el producto, siempre que éste
no se hubiere deteriorado por hecho imputable al consumidor. Si el
producto se hubiere vendido con determinada garantía, prevalecerá el
plazo por el cual ésta se extendió, si fuere mayor. (...)

Tratándose de bienes amparados por una garantía otorgada por el


proveedor, el consumidor, antes de ejercer alguno de los derechos que le
confiere el artículo 20, deberá hacerla efectiva ante quien corresponda y
agotar las posibilidades que ofrece, conforme a los términos de la póliza".

c) Convención de las Naciones Unidas sobre los Contratos de


Compraventa Internacional de Mercaderías

Artículo 6. "Las partes podrán excluir la aplicación de la presente


Convención o, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 12, establecer
excepciones a cualquiera de sus disposiciones o modificar sus efectos".

Artículo 39. "1) El comprador perderá el derecho a invocar la falta de


conformidad de las mercaderías si no lo comunica al vendedor,
especificando su naturaleza, dentro de un plazo razonable a partir del
momento en que la haya o debiera haberla descubierto.

2) En todo caso, el comprador perderá el derecho a invocar la falta de


conformidad de las mercaderías si no lo comunica al vendedor en un plazo
máximo de dos años contados desde la fecha en que las mercaderías se
pusieron efectivamente en poder del comprador, a menos que ese plazo
sea incompatible con un período de garantía contractual".

Artículo 46. "1) El comprador podrá exigir al vendedor el cumplimiento de


sus obligaciones, a menos que haya ejercitado un derecho o acción
incompatible con esa exigencia.

2) Si las mercaderías no fueren conformes al contrato, el comprador podrá


exigir la entrega de otras mercaderías en sustitución de aquéllas sólo si la
falta de conformidad constituye un incumplimiento esencial del contrato y la
petición de sustitución de las mercaderías se formula al hacer la
comunicación a que se refiere el artículo 39 o dentro de un plazo razonable
a partir de ese momento.

3) Si las mercaderías no fueren conformes al contrato, el comprador podrá


exigir al vendedor que las repare para subsanar la falta de conformidad, a
menos que esto no sea razonable habida cuenta de todas las
circunstancias. La petición de que se reparen las mercaderías deberá
formularse al hacer la comunicación a que se refiere el artículo 39 o dentro
de un plazo razonable a partir de ese momento".

2. Instrumentos de Derecho contractual Uniforme

a) Principios UNIDROIT sobre los contratos comerciales


internacionales

Artículo 1.1 (Libertad de contratación) "Las partes son libres para


celebrar un contrato y para determinar su contenido".

Artículo 1.3 (Carácter vinculante de los contratos) "Todo contrato


válidamente celebrado es obligatorio para las partes. Sólo puede ser
modificado o extinguido conforme a lo que él disponga, por acuerdo de las
partes o por algún otro modo conforme a estos Principios".

Artículo 7.1.5 (Período suplementario para el cumplimiento) "(1) En


caso de incumplimiento, la parte perjudicada podrá conceder, mediante
notificación a la otra parte, un período suplementario para que cumpla.
(2) Durante el período suplementario, la parte perjudicada puede suspender
el cumplimiento de sus propias obligaciones correlativas y reclamar el
resarcimiento, pero no podrá ejercitar ningún otro remedio. La parte
perjudicada puede ejercitar cualquiera de los remedios previstos en este
Capítulo si la otra parte le notifica que no cumplirá dentro del período
suplementario o si éste finaliza sin que la prestación debida haya sido
realizada.

(3) En caso de que la demora en el cumplimiento no sea esencial, la parte


perjudicada que ha notificado a la otra el otorgamiento de un período
suplementario de duración razonable, puede resolver el contrato al final de
dicho período. El período suplementario que no sea de una duración
razonable puede extenderse en consonancia con dicha duración. La parte
perjudicada puede establecer en su notificación que el contrato quedará
resuelto automáticamente si la otra parte no cumple.

(4) El párrafo (3) no se aplicará cuando la prestación incumplida sea tan


sólo una mínima parte de la obligación contractual asumida por la parte
incumplidora".

Artículo 7.2.3 (Reparación y reemplazo de la prestación defectuosa) "El


derecho al cumplimiento incluye, cuando haya lugar a ello, el derecho a
reclamar la reparación, el reemplazo u otra subsanación de la prestación
defectuosa. Lo dispuesto en los Artículos 7.2.1 y 7.2.2 se aplicará según
proceda".

b) Principios Latinoamericanos de Derecho de los Contratos

Artículo 5. Libertad de contratación "Las partes son libres para celebrar


contratos y para determinar su contenido, no siendo contra el orden público
o la ley".

Artículo 6. Fuerza obligatoria del contrato "Todo contrato válidamente


celebrado es obligatorio para las partes".

Artículo 93. Plazo de subsanación "(1) Salvo incumplimiento esencial, el


acreedor debe otorgar un plazo adicional de duración razonable al deudor
para que subsane su incumplimiento.

(2) Mientras se encuentre pendiente el plazo, el acreedor no puede ejercer


ningún medio de tutela que sea incompatible con la subsanación, pero
subsiste su derecho a la indemnización.

(3) Si el deudor no subsana dentro del plazo o declara que no lo hará, el


acreedor puede servirse de cualquiera medio de tutela".

Artículo 95. Reparación y sustitución en los cumplimientos


imperfectos "(1) Tratándose de cumplimientos imperfectos, el
cumplimiento específico comprende, con las mismas limitaciones del
artículo anterior, la reparación o la corrección de la falta de conformidad o la
sustitución.

(2) La sustitución requiere siempre el incumplimiento esencial".

IV. B

C G , Juan Ignacio (2017). "El derecho del deudor a


la subsanación o corrección del cumplimiento no conforme (right to
cure). Acercamiento desde los instrumentos de derecho contractual
uniforme hacia derecho chileno de contratos". Revista Ius Et Praxis,
Nº 23, Ed. 1).

V O , Álvaro (2016). "La llamada cláusula de garantía


contractual como concreción de la pretensión de cumplimiento
específico", en Barría Paredes, M. (coord.), Estudios de Derecho
Civil XI. Santiago: Thomson Reuters.

295Este capítulo tiene su origen en V O , Álvaro (2017). "El reintegro del


valor del objeto de la prestación. ¿Cumplimiento en equivalencia o indemnización de
daños?", en Estudios de Derecho Civil XII. Santiago: Thomson Reuters.

296Así C S , Luis (1992). Explicaciones de Derecho Civil Chileno y


Comparado, De las Obligaciones XI, tomo II. Santiago: Editorial Jurídica de Chile, pp.
554-556; A R , Arturo (1988). Teoría de las Obligaciones.
Santiago: Editorial Jurídica de Chile, p. 63; M B , Ramón (1963). Manual de
Derecho Civil. De las obligaciones. Santiago: Editorial Jurídica de Chile, p. 200;
A M , René (1993). Las obligaciones, tomo II. Santiago: Editorial
Jurídica de Chile, pp. 656 y 670-672. Recientemente en la Jurisprudencia: Corte de
Apelaciones de Santiago, 16 de abril de 2002, en G.J. Nº 262 (2002), p. 92.

297Esta situación no se condice con el papel primordial que se le asigna por la


doctrina a este remedio, que es el principal de que dispone el acreedor. En otros
ordenamientos, como el de la Convención de Viena (CV), se regula especialmente
este remedio. Los artículos 45 y 61 reconocen este derecho o pretensión al acreedor
afectado y los artículos 46 y 62 disponen sobre su procedencia, previendo la facultad
del acreedor de otorgar un plazo suplementario de duración razonable al deudor
incumplidor para que cumpla o corrija su cumplimiento defectuoso (artículos 47 y 63
de la CV). En el caso de la falta de conformidad el artículo 46, en sus párrafos 2 y 3
se establecen los requisitos de procedencia de dos modalidades de este remedio: la
pretensión de reparación y de sustitución de las mercaderías.

298En la doctrina del derecho civil español se destacan dos trabajos sobre el
cumplimiento específico. V S (1995). El cumplimiento forzoso de las
obligaciones. Bolonia; y recientemente, M M , Antonio Manuel,
"Pretensión de cumplimiento y pretensión indemnizatoria: límites de su ejercicio y
naturaleza de las medidas de ejecución de la Ley de Enjuicimiento Civil", en Libro
Homenaje al profesor Manuel Amorós (pendiente de publicación y que su autor
amablemente facilitó).

299Hasta el libro de B , Claudia (2018). El cumplimiento específico de


los contratos. Santiago: Ediciones Der.

300Véase por todos: F (2004), pp. 269-292.

301En su reciente trabajo el profesor Morales Moreno hace notar que la pretensión
de cumplimiento específico posee su propio supuesto de hecho que no coincide con
el de la indemnización de daños, ni tampoco con el de los otros remedios. El autor
afirma: "En el nuevo modelo de construcción de la responsabilidad contractual, al que
me he referido al comienzo de este trabajo, la pretensión de cumplimiento y la
indemnizatoria se conciben como dos remedios diferenciados, cuyo supuesto de
aplicación, fuera de la exigencia de incumplimiento, no tiene necesariamente que
coincidir. En una correcta ordenación de la responsabilidad contractual, la utilización
de cada uno de estos remedios estará determinada por una decisión del legislador,
que pondere adecuadamente la relación de coste y beneficio existente entre uno y
otro, en los diferentes casos típicos en que se postule su aplicación. Una ordenación
afinada del reparto del riesgo del incumplimiento, como corresponde al moderno
derecho de la contratación, hace necesario, por tanto, utilizar un modelo dogmático
de construcción de la relación obligatoria que permita separar el supuesto de cada
uno de estos remedios". M (2018), p. 10.
302Por todos: A (1993), pp. 654-656. C (1992), pp. 555-556, p. 497
(para la ejecución forzosa); y p. 554 (para la indemnización de daños).

303Si no lo es, los efectos para el acreedor varían según sea la causa de la
imposibilidad. Si es la culpa del deudor, el acreedor tiene derecho a la indemnización
de daños, la que incluye tanto el daño intrínseco (valor de la prestación), como los
daños extrínsecos ex artículo 1558 del Código Civil. Así se infiere del artículo 1672
del Código Civil. Si la causa es el caso fortuito, la obligación se extingue. Un detallado
y correcto tratamiento de las vicisitudes de la posibilidad e imposibilidad en
B (2018), pp. 160-170.

304Rol Nº 1171-1992.

305Rol Nº 420-1995.

306P P , Fernando (1991). "Sistema de responsabilidad contractual


(Materiales para un debate)", en ADC. 44. Madrid, p. 1046. V S (1995),
p. 136; M (2018), p. 11. En contra, incluyendo la culpa del deudor dentro del
supuesto de la pretensión de cumplimiento: B C , Ferran (1987). La
diligencia y la culpa del deudor en la obligación civil. Bolonia, pp. 262-265. Para el
autor la fundamentación subjetiva de la indemnización de daños coincide con la de la
ejecución forzosa.

307Como se explicó, el acreedor tampoco dispone de este remedio cuando el


cumplimiento es imposible por una causa imputable al deudor. Allí, el Código Civil
pone límite al remedio y reconoce directamente al acreedor el derecho a la
indemnización de daños, asegurándole una medida mínima, el daño intrínseco (valor
de la prestación).

308Ello se aprecia nítidamente en los cumplimientos defectuosos. Si se admite el


cumplimiento específico en estas obligaciones a través de las pretensiones de
corrección y sustitución, no queda duda que el caso fortuito es irrelevante de cara al
derecho del acreedor. El deudor igual quedará obligado a la reparación o sustitución.

309V O , Álvaro (2007). "El incumplimiento de obligaciones con objeto


fungible y los remedios del acreedor afectado. Un intento de relectura de las
disposiciones del Código Civil sobre incumplimiento", en Guzmán Brito, Alejandro
(Ed.), El Código Civil de Chile (1855-2005). Santiago: LexisNexis.

310Una obligación tiene objeto fungible cuando su objeto es recíprocamente


sustituible o intercambiable por otro; sin lesionar la efectiva satisfacción del interés del
acreedor. La posibilidad de satisfacción no es única, sino hay que hay tantas como
las disponibles en el tráfico. En cambio, la obligación con objeto no fungible es
aquella que admite una sola posibilidad de satisfacción del interés del acreedor, la
proveniente del propio deudor.

311El artículo 235, Nº 4, de Código de Procedimiento Civil, regula el procedimiento


de ejecución de las obligaciones de dar un género determinado, ordenando que se
proceda conforme las reglas de la ejecución de las obligaciones dinerarias, esto es
aquellas que imponen la dación de una suma de dinero (artículo 235 Nº 3 Código de
Procedimiento Civil). Estas obligaciones no admiten ejecución en naturaleza, sino
únicamente en equivalente.

312Claro Solar explica que cuando se trata de obligaciones de dar individuos de un


género determinado, al acreedor se le reconoce directamente el derecho a la
indemnización de daños. Si en esta clase de obligaciones el acreedor lo pide podrá
ser autorizado para procurarse la cosa de género a expensas del deudor; y si se trata
de mercaderías que tengan un curso cierto, es decir, fungibles, basta que se dé al
acreedor la indemnización de daños y perjuicios que represente la diferencia entre el
precio de la compra y el curso de los objetos adquiridos el día fijado para la entrega.
C (1992), p. 556.

313Ver Capítulo indemnización de daños (autonomía) obligaciones de hacer

314Esta disposición debe leerse conjuntamente con las normas que da el Código
de Procedimiento Civil para la ejecución de las obligaciones hacer, del Título II del
Libro III (artículo 530 y siguientes). Se distingue según sea el objeto de la obligación,
la suscripción de un documento (artículo 532) o la ejecución de una obra material
(artículo 533 y ss.). En lo que concierne a la obra material, la norma procesal limitaría
la opción de acreedor según el artículo 1553 del Código Civil. Así se infiere del
artículo 536. En efecto, según la disposición, el acreedor sólo puede solicitar que se
le autorice para llevar a cabo la obra por medio de un tercero y a expensas del
deudor, cuando el deudor se niegue a cumplir el mandamiento ejecutivo o la
sentencia si las excepciones que opuso fueron rechazadas; o bien, cuando
principiando las obras, las abandona. Habría una jerarquía entre los numerales 1 y 2
del artículo 1553, donde el acreedor no podría optar libremente entre uno y otro.
Tanto es así que el artículo 533 dispone que el mandamiento de ejecución debe
contener, en primer lugar, la orden de requerir al deudor para que cumpla la
obligación (Nº 1). Esta lectura apegada al tenor literal de los preceptos podría
oponerse al interés de acreedor cuando tenga buenas razones para no insistir en su
cumplimiento por parte del deudor. En estos casos, como la norma limitaría su opción
para que la obligación la ejecute un tercero, sólo le quedaría demandar directamente
la indemnización de daños conforme el numeral 3 del artículo 1553, opción que no se
vería afectada por la norma procesal, a pesar de la letra del artículo 542 del código
procesal. Así lo reconoce: A (1993), p. 554.
315Somarriva Undurraga se inclina por la opción del acreedor. A
R , Arturo y S U , Manuel (1941). Curso de Derecho
civil, De las Obligaciones, tomo III. Santiago, pp. 179-180.

316La procedencia de la indemnización de daños, sin distinción, depende de la


constitución en mora del deudor. Entonces, constituido en mora el deudor, el acreedor
dispone del remedio de la indemnización de daños.

317La norma procesal deja al arbitrio del deudor la ejecución in natura, por lo que
es razonable y constituye una exigencia para la seguridad del tráfico el reconocer la
opción al acreedor.

318Discutimos otros ángulos de esta cuestión en el capitulo XI.

319Recientemente, P W , Carlos (2006). "Las cláusulas resolutorias en


el Derecho Civil chileno", en CAJ. 3, pp. 247-249.

320Sobre esto ver V (2017), pp. 495-500.

321D -P , Luis (2008). Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial. Las


relaciones obligatorias, tomo II. Cizur, 7ª Ed., pp. 780-781

322M M , Antonio Manuel (2010). Incumplimiento del contrato y lucro


cesante. Navarra, Cizur Menor: Thomson Reuters, pp. 93-94.

323En España: S C , Juan David (2010). "El cumplimiento por


equivalente: ¿un modo de evitar los requisitos imprescindibles en toda pretensión
indemnizatoria?", en Anuario de Derecho Civil LXIII. Madrid, pp. 1726-1787 y L
P , Eugenio (2015). "Doctrina del TS sobre el daño in re ipsa". Práctica de
Derecho de Daños, Nº 122. Madrid. En Argentina: W , Ernesto C. (20169. "Mora,
ejecución forzada y cumplimiento por equivalente". La Ley, Nº 1, 10/11/ 2016.
Disponible en: AR/DOC/3495/2016; y P , Sebastián (2015), en Lorenzeti,
Ricardo (dir.), Código Civil y Comercial de la Nación comentado, tomo VIII. Santa Fe:
RubinzalCulzoni Editores, p. 679.

324P W , Carlos (2003). Étude critique sur la


responsabilitécontractuelle en droitpositifchilien, Paris: Thèse Paris II, p. 36 y ss.

325L P , Eugenio (1999). Cumplimiento por equivalente y resarcimiento


del daño al acreedor. Entre la aestimatiorei y el id quodinterest. Madrid, Tribium, p. 17
y ss.; P , Sebastián (2012). "La distinción entre la ejecución forzada por
equivalente dinerario y la responsabilidad por los daños sufridos por el acreedor:
apuntes para un debate necesario", en Soto Coáguila, Carlos A. (coord.), Teoría
general del contrato. Homenaje al profesor doctor Ricardo L. Lorenzetti, tomo II.
Buenos Aires: IDPL-La Ley, pp. 1403-1421; C P , Ángel (1989).
"Artículo 1101", en Albaladejo, Manuel (dir.), Comentarios al Código Civil y
Compilaciones Forales, Nº 1. Madrid: Editorial Revista de Derecho Privado, pp. 407-
409; C T , Hernán (2010). Contratos y daños por incumplimiento.
Santiago: Thomson Reuters-Albedo Perrot, p. 141 y ss.; P A , Daniel
(2009). "Responsabilidad contractual objetiva", en Pizarro Wilson, Carlos (coord.),
Estudios de Derecho Civil IV. Santiago: Legal Publishing, pp. 343-344 y 335-340.

326P W , Carlos (2010). "La responsabilidad contractual en el derecho


chileno: función y autonomía", en Pizarro Wilson, Carlos y Vidal Olivares, Álvaro,
Incumplimiento contractual, resolución e indemnización, Bogotá: Universidad del
Rosario, pp. 299-308; L D , Patricia (2015). La autonomía de la indemnización
de daños por incumplimiento de un contrato bilateral en el Código Civil chileno.
Santiago: Thomson Reuters, pp. 167-173; M M , Antonio Manuel
(2006). "Pretensión de cumplimiento y pretensión indemnizatoria", en Modernización
del derecho de obligaciones. Madrid: Civitas, pp. 48-50; D -P (2008), pp. 780-
781; P (1991), pp. 1020-1021.

327Otro lo sería la distinción entre obligaciones de medios y de resultado.


P (2009), p. 343-344.

328V O , Álvaro (2011). "La indemnización de daños y la opción del


acreedor frente al incumplimiento", en Figueroa Yáñez, Gonzalo y Tapia Rodríguez,
Mauricio (coords.), Estudios de Derecho Civil IV. Santiago: Abeledo Perrot, pp. 109-
116; V (2007), pp. 764-768; M (2016), pp. 39,49 y 87.

329V (2017), pp. 495-500.

330Así se recoge en: D M , Íñigo, M M , Antonio Manuel y


V O , Álvaro (2014). "Incumplimiento por inhabilidad de objeto e
indemnización de daños. Comentario de la sentencia de la Corte Suprema de 31 de
octubre de 2012". Revista Chilena de Derecho, Nº 41, 3ª Ed., p. 1167.

331Véase Capítulo XI.

332Corte Suprema, rol Nº 1782-2007.

333Sobre el tema ver el completo y adecuado análisis de B (2018), pp.


71-98.

334Sobre el tema ver V O , Álvaro (2014). "La pretensión de


cumplimiento específico de las obligaciones no dinerarias y los costes excesivos para
el deudor como límite a su ejercicio", en Estudios de Derecho Civil X. Santiago:
Thomson Reuters, pp. 564-568.
335M (2018), pp. 67-68. Cfr. C P , Ángel (2010). Derecho de
los Contratos. Navarra: Civitas, p. 982; P (2014)s. pp. 203-219.

336D -P , Luis, R T , Encarna y M M , Antonio Manuel.


Los Principios. pp. 341-342.

337V (2014), pp. 565-568.

338Distinguiendo y explicando la diferencia entre la desproporción absoluta y


relativa en los artículos 110 y 111 del CESL, véase: Z (2012), en Schulze, Reiner
(Ed.), CommonEuropean Sales Law (CESL), Commentary, pp. 506-510.

339P (2014).

340P (2014), p. 213. En el derecho español, justificando el límite económico


a la pretensión de cumplimiento en el abuso del derecho objetivo: C (1989),
p. 982. El autor entiende que uno de los supuestos en que se produciría este abuso
del derecho objetivo refiere a aquellos casos en los que la utilidad del cumplimiento
para el acreedor se reduzca sustancialmente. Y en la nota 50 expresa: "Ejemplo
clásico del deudor que se compromete a entregar un objeto de escaso valor, que
luego se hunde en el fondo del mar".

341Corte de Apelaciones de Santiago, 11 de octubre de 2013, rol Nº 5066-2011.

342P (2014)s, p. 213.

343P (1991), p. 1046.

344P P , Fernando (1993). "Las nuevas bases de la responsabilidad


contractual", en Anuario de Derecho Civil 46, p. 1728.

345Nieves Fenoy, comentando el artículo 1193. II.3º de la Propuesta española,


afirma que: "es una específica aplicación del artículo 7 CC, creo (por todo ello) que el
artículo 1193.II.3º PC debería suprimirse", F P , Nieves (nota 51), p. 1531.
En el Comentario 3.b del artículo 7.2.2 (b) la excepción se fundamenta en el principio
general de la buena fe y la lealtad negocial (artículo 1.7 Buena fe y lealtad negocial),
UNIDROIT, p. 219. En el ámbito nacional ver B (2018), pp. 188-206.

346La redacción de la norma del artículo 1193.II.2º de la Propuesta española que


define como límite "la excesiva onerosidad del cumplimiento" y la del artículo 1213 de
la misma propuesta que prevé sobre el cambio extraordinario e imprevisible de las
circunstancias que sirvieron de base al contrato, exigen de grandes esfuerzos para
delinear el ámbito de aplicación de cada disposición, a objeto de evitar la confusión
entre el límite económico a la pretensión de cumplimiento específico y la imprevisión
por excesiva onerosidad. Así se desprende de: F (20), pp. 1517-1523. La jurista
expresa: "En conclusión, puede interpretarse: a) Si el cumplimiento es excesivamente
oneroso para el deudor en relación con el interés que aquél proporciona al acreedor
procede aplicar el artículo 1192.II. 2º PC, b). Si el cumplimiento es oneroso debido a
una alteración extraordinaria de las circunstancias básicas del contrato, procede
aplicar el artículo 1213 PC".

347B (2018), pp. 219-220.

348Cabe precisar que antes del año 2003 ya se reconocía, entre los remedios de
que dispone el acreedor afectado por un cumplimiento defectuoso, la pretensión de
corrección o reparación de la misma o su sustitución. Véase: D -P , Luis
(1996). Fundamentos de Derecho civil patrimonial, Las relaciones obligatorias, tomo
II. Madrid, p. 670; P (1993), pp. 1728 y 1737 y D -P G , Gema
(1996). La mora y la responsabilidad contractual. Madrid, p. 393; y para la
compraventa: F P , Nieves (1996). Falta de conformidad e incumplimiento
en la compraventa (Evolución del ordenamiento español). Madrid, p. 94. A diferencia
de lo anteriores, la autora intenta justificar la procedencia de estos remedios,
distinguiendo entre las compraventas específicas y genéricas, sin conformarse con
admitirlas lisa y llanamente.

349La Directiva desplaza para esta clase de compraventas el tradicional sistema de


las acciones edilicias por uno más amplio, el de la falta de conformidad de la cosa,
siguiendo el modelo de la Convención de Viena. El artículo 3 de la Directiva 99/44 CE
que establece los derechos del consumidor en caso de falta de conformidad,
reconoce el derecho a la reparación y sustitución en los siguientes términos: "2. En
caso de falta de conformidad, el consumidor podrá exigir que los bienes sean puestos
en conformidad mediante la reparación o la sustitución del bien sin cargo alguno, de
conformidad con el apartado 3, o una reducción adecuada del precio o la resolución
del contrato respecto de dicho bien, de conformidad con los apartados 5 y 6.3. En
primer lugar, el consumidor podrá exigir al vendedor que repare el bien o que lo
sustituya, en ambos casos sin cargo alguno, salvo que ello resulte imposible o
desproporcionado". Y agrega que: "Se considerará desproporcionada toda forma de
saneamiento que imponga al vendedor costes que, en comparación con la otra forma
de saneamiento, no sean razonables, teniendo en cuenta: el valor que tendría el bien
si no hubiera falta de conformidad, -la relevancia de la falta de conformidad, y- si la
forma de saneamiento alternativa pudiese realizarse sin inconvenientes mayores para
el consumidor". Y finaliza disponiendo: "Toda reparación o sustitución deberá llevarse
a cabo en un plazo razonable y sin mayores inconvenientes para el consumidor,
habida cuenta de la naturaleza de los bienes y de la finalidad que tuvieran los bienes
para el consumidor".
350Recientemente en España se publicó una Propuesta de Anteproyecto de ley de
modificación del Código Civil en materia de contrato de compraventa, elaborada por
miembros de la Comisión General de Codificación que persigue avanzar en el
proceso de modernización del derecho de las obligaciones. El artículo 1483 del
referido anteproyecto dispone que el derecho al cumplimiento permite al comprador
elegir entre que el vendedor subsane la falta de conformidad de la cosa o que
entregue otra conforme con el contrato", en BIMJ. (2005) Madrid, 1988, pp. 2089.
Anteriormente, anticipándose al anteproyecto y explicando los efectos de
transposición de la Directiva 44/99 CE en el derecho civil español, véase: M
M , Antonio Manuel (2003). "Adaptación del Código Civil al Derecho Europeo:
La compraventa", en ADC. Madrid, pp. 1639-1640.

351Véase: § 439 del BGB (derecho al cumplimiento posterior en caso de falta de


conformidad). Según el precepto el cumplimiento posterior o saneamiento puede
consistir en la eliminación del vicio (pretensión a una mejora posterior) o en el envío
de una cosa libre de vicio (pretensión a la sustitución). A D , Klaus Jochen
(2002). "Un nuevo derecho de las obligaciones. La reforma 2002 del BGB", en ADC
55, pp. 1204-1205. Para un estudio de los alcances de la reforma al BGB del 2002,
véase también: A D , Klaus Jochen (2002). "La modernización del
derecho de las obligaciones en Alemania: un paso hacia la europeización del derecho
privado", en RDP., p. 187 y ss.; I R , Francisco (2002). "Apuntes sobre la
Reforma alemana sobre el Derecho de las Obligaciones: la necesitada modernización
del Derecho de las Obligaciones y la gran solución". RDPa., Nº 8, p. 152 y ss.;
L M , Albert (2007). "La modernización del derecho alemán de las
obligaciones: la reforma de BGB", Indret, Nº 2, disponible también [en línea]:
www.indret.com; E , Martin. (2003). "La nueva regulación del incumplimiento
contractual en el BGB, tras la Ley de modernización del Derecho de obligaciones de
2002", en ADC. 56, pp. 1575-1608.

352Para una visión general de la protección del comprador en el derecho europeo


por la falta de conformidad: S , Hanna (2005). The Buyer`s Remedies for non-
conforming goods, Should there be free choice or are restrictions are necessary?
Munich; y M L , Manuel J. (2004). Las garantías en la venta de bienes de
consumo en la Unión Europea, La Directiva 1999/44/CE y su incorporación en los
Estados miembros. Madrid.

353Véase: M M , Antonio Manuel (2005). "El derecho a la reparación


o sustitución de la cosa no conforme y la naturaleza de la obligación del vendedor",
en Mélanges offerts à Jean-Luc Aubert: Propos sur les obligations et quelques autres
thèmes fondamenteaux du droit. Paris, pp. 261-270. Ya antes: F (1996) y,
recientemente, en: (2006). Sistema de protección del comprador. Madrid: Cuadernos
de Derecho Registral.
354Se hace la prevención que no son pocas las obligaciones específicas que de
acuerdo a la verdadera intención de los contratantes son más bien fungibles, como el
caso del automóvil de segunda mano.

355Si uno examina la doctrina que comenta el artículo 1489 del Código civil la
discusión se ha centrado en la procedencia de ejercicio de la facultad resolutoria y en
particular sobre cuáles son los incumplimientos resolutorios y ello, porque como la
expresión del precepto es una muy amplia, en principio, comprende todas las
modalidades de incumplimiento contractual: falta de cumplimiento, cumplimiento
retardado y defectuoso o imperfecto. De la discusión se desprende que para los otros
remedios: el cumplimiento específico y la indemnización de daños, la entidad de
incumplimiento es indiferente; para el primero basta el solo incumplimiento y para el
segundo la existencia del daño y la ausencia de una causa de exoneración.
Entonces, si la norma emplea la expresión "no ejecutarse lo pactado" en un sentido
amplio, la pretensión de cumplimiento no estaría limitada a la hipótesis de falta de
cumplimiento, sino que extendería a todas y, si es así, habría que desvelar qué
modalidad debe asumir el cumplimiento específico cuando el cumplimiento es
defectuoso o imperfecto y allí aparecerían los remedios de la reparación y sustitución
de la prestación.

356Ese límite no lo establece la Convención de Viena (artículo 46 (2) CV), sí en la


Directiva 44/1999/CE y en la Ley de incorporación española del 2003. El artículo 3 (1)
(Derechos del consumidor) de la Directiva limita la procedencia de la reparación y la
sustitución a aquellos casos que no sea desproporcionado y agrega que se
considerará desproporcionado "toda forma de saneamiento que imponga al vendedor
costes que, en comparación con otra forma de saneamiento, no sean razonables,
teniendo en cuenta: el valor que tendría el bien si no hubiera falta de conformidad; la
relevancia de la falta de conformidad; y si la forma de saneamiento alternativa
pudiese realizarse sin inconvenientes mayores para el consumidor". El artículo 5
(Reparación y sustitución del bien) de la reitera la disposición comunitaria. En los
PECL, también, la pretensión de cumplimiento específico procede a condición de que
no cause al deudor un esfuerzo o un gasto no razonable (artículo 9102).

357Para un estudio más detenido acerca de la pretensión de corrección y su


regulación convencional, véase V O , Álvaro (2016). "La llamada cláusula
de garantía contractual como concreción de la pretensión de cumplimiento
específico", en Barría Paredes, M. (coord.), Estudios de Derecho Civil XI.Santiago:
Thomson Reuters.

358C (2011), p. 66. Díez-Picazo, pronunciándose sobre la libertad


contractual afirma que ella significa la posibilidad de modificar, también, libremente,
en los contratos regulados por la ley, el contenido legal de estos contratos,
sustituyéndolo por otro distinto. D -P (2007).
359P W , Carlos (2012). "Cláusula resolutoria y pacto comisorio
calificado. Tan lejos tan cerca", en Estudios de Derecho Civil VIII. Santiago: Thomson
Reuters, p. 360.

360Z (2008), pp. 101-102.

361Z (2008), p. 102.

362Rivera Vergara, Alex con Carreño Cabrera, Juan (2011).

363V (2009), p. 243; Principios Unidroit, Artículo 7.3.1, cuyo texto indica: "a) el
incumplimiento priva sustancialmente a la parte perjudicada de lo que tenía derecho a
esperar en virtud del contrato, a menos que la otra parte no hubiera previsto ni podido
prever razonablemente ese resultado; (b) el cumplimiento estricto de la obligación era
esencial dentro del contrato; (c) el incumplimiento fue intencional o temerario; (d) el
incumplimiento da a la parte perjudicada razones para creer que no puede confiar en
el cumplimiento futuro de la otra parte; (e) la resolución del contrato hará sufrir a la
parte incumplidora una pérdida desproporcionada como consecuencia de su
preparación o cumplimiento". Por su parte, los Principios Latinoamericanos de
Derecho de los Contratos (PLDC), establece en su artículo 87 que "se entiende que el
incumplimiento es esencial cuando:

(a) Las partes así lo han acordado respecto de obligaciones determinadas o de


supuestos específicos de incumplimiento; (b) Es doloso; (c) La conducta del deudor
incumplidor hace perder razonablemente al acreedor la confianza en el cumplimiento
posterior del contrato; (d) Prive sustancialmente al acreedor de aquello que podía
esperar de acuerdo con lo que era previsible para las partes al tiempo de celebrarse
el contrato; (e) El deudor no cumple dentro del plazo de subsanación del artículo 93".

364Rivera Vergara, Alex con Carreño Cabrera, Juan (2011).

365M A , Claudia (2011). "El incumplimiento que faculta a resolver el


contrato a la luz de las disposiciones del Código Civil", en De la Maza, Íñigo (coord.),
Incumplimiento contractual. Nuevas perspectivas, Cuadernos de Análisis Jurídico VII.
Santiago: Ediciones Universidad Diego Portales, p. 182 y ss.; V (2009), pp. 237-
240.

366Argumento extraído de la sentencia dictada por el 3er Juzgado Civil de San


Miguel con fecha treinta de junio de dos mil diez, rol Nº C-17615-2007.

367Tras la lectura de la sentencia de Corte de Apelaciones no fue posible identificar


los argumentos de la parte demandada. En la sentencia dictada por el 3er Juzgado
Civil de San Miguel con fecha treinta de junio de dos mil diez, rol Nº C-17615-2007,
se determinó que el demandado se encontraba en rebeldía.
368Disponible en buscador del Poder Judicial https://www.pjud.cl.

369Disponible en buscador del Poder Judicial https://www.pjud.cl.

370Argumento extraído de la sentencia dictada por el 21º Juzgado Civil de Santiago


con fecha 22 de mayo de 2008, rol Nº C-21937-2006.

371Argumento extraído de la sentencia dictada por el 21º Juzgado Civil de Santiago


con fecha 22 de mayo de 2008, rol Nº C-21937-2006.
El mismo Clemente Meoro explica que, "Ante el riesgo de pérdida de la contraprestación el ordenamiento
faculta al contratante no incumplidor para desligarse de un vínculo del que no ha obtenido la ventaja que
preveía, de forma de que pueda acudir al mercado y buscar formas más adecuadas y convenientes para
satisfacer sus intereses"379. En esta mirada más amplia de la resolución, ella normalmente va seguida de
una operación de reemplazo380. Subyace la idea de que el modelo de obligación que impera en el tráfico
es el de aquellas con objeto fungible381.

Nos preocupa, entonces, dilucidar cuándo el incumplimiento es suficientemente grave para justificar que
el acreedor por decisión propia deje sin efecto el contrato. Y a este incumplimiento suficientemente grave se
le califica de esencial y constituye la única condición para la procedencia de la resolución. Hay acuerdo en
orden a que no hace falta, ni que sea imputable al deudor —procediendo incluso cuando el incumplimiento
tenga su causa en un caso fortuito—, ni tampoco que el contratante que la pida haya, a su vez, cumplido o
esté llano a hacerlo382.

Quiere decir que la resolución es procedente incluso cuando el incumplimiento tiene su origen en un caso
fortuito.

Frente a esta conclusión es, sin embargo, necesario recordar lo expresado a propósito del carácter amplio
y objetivo del incumplimiento. (Nota cruzada con incumplimiento).

2. La resolución. Un remedio limitado a incumplimientos graves o esenciales

a) En el Código Civil

La resolución del contrato requiere de un incumplimiento que sea lo suficientemente grave o, lo que es
igual, que tenga el carácter de esencial. La cuestión es ¿cuándo el incumplimiento satisface esta exigencia?

A pesar del tenor literal del artículo 1489 Código Civil, hay acuerdo en que la resolución no procede
cuando el incumplimiento es insignificante o de poca importancia383. Digamos que es una discusión
superada y un punto que convoca acuerdo unánime.

En apoyo a esta opinión, basta con advertir que no pocas disposiciones del Código Civil restringen la
resolución para los incumplimientos de importancia, de todas las cuales, pese a su carácter especial y ante
la ausencia de una norma general en contrario, es plausible extraer un principio: no todo incumplimiento
haría procedente la resolución del contrato, quedando el acreedor forzado a conservar una prestación
inexacta, no obstante su derecho a exigir su corrección o la indemnización de daños384. Tal idea se extrae
del artículo 1569 del Código Civil, que establece el principio de identidad y exactitud del pago, en cuya
virtud el acreedor no sólo está obligado a recibir el pago cuando la prestación sea conforme al contrato,
sino, también, cuando no lo es; puede conservarla si el incumplimiento no es significativo, sin perjuicio, en
esta última hipótesis, del ejercicio de otros remedios diversos a la resolución que sean pertinentes según el
caso.

Entre tales disposiciones385, fuera de la del citado artículo 1590, ciertamente destaca la del artículo 1926
que prevé para el retardo del arrendador y que limita la procedencia de la resolución (desistimiento) cuando
constituye un incumplimiento de importancia, ofreciendo un criterio para definirlo. El precepto nos permite
engarzar la noción de incumplimiento esencial con el propósito práctico del acreedor. El ejercicio de la
facultad resolutoria está limitado para aquellos incumplimientos que hagan disminuir notablemente la
utilidad del contrato para el acreedor, sea por haberse deteriorado el objeto de la prestación o —lo que
interesa a efectos de este trabajo— por haber cesado las circunstancias que motivaron su celebración.
La norma considera los motivos que inducen a las partes a la celebración del contrato, ya no para el
control de la validez del contrato —artículo 1467 del Código Civil—, sino para definir qué efectos produce la
infracción contractual; motivos que, como se ha explicado en el capítulo sobre el contenido del contrato;
sólo son relevantes siempre que se hubieran incorporados expresa o tácitamente al contrato.

Entonces, del examen de las disposiciones del Código Civil resulta que la resolución es un remedio de
procedencia limitada únicamente para ciertos incumplimientos ¿cuáles? Aquellos que revistan una cierta
importancia. De no tener tal calidad, el acreedor debe conservar la prestación, sin perjuicio de los otros
remedios de que disponga.

b) En la jurisprudencia

Debemos prestar atención a algunas sentencias que, descartando la resolución, limitan su ámbito de
procedencia a incumplimientos graves y significativos386, y que, más o menos en términos similares,
declaran que corresponde al juez la apreciación de si el incumplimiento alegado reviste o no, esta entidad
para servir de fundamento para destruir el contrato, apoyándose en el principio de la buena fe del
artículo 1546 del Código Civil.

De especial relieve resulta la sentencia de la Corte de Apelaciones de Rancagua de 8 de marzo de 2016.


En ella se lee:

"Que en suma, la noción de incumplimiento contractual debe ser analizada siempre desde la perspectiva de la real
intención contractual, y con el objetivo de que el contrato deba surtir sus efectos, o el propósito práctico del mismo.
En este contexto, es cierto que Daniel Sepúlveda Cruz no pagó el 50% del total del precio pactado al inicio de la
obra, esto es el 12 de diciembre de 2012, pero sí ya en el mes de abril del año 2013, tenía pagado más de 20
millones de pesos, según da cuenta el documento rolante fs. 53., y pese a dicho retraso, Carlos Pacheco comenzó
igual a ejecutar la obra, acción que claramente demuestra que tal incumplimiento, para él no resultaba esencial,
pues de serlo, no habría comenzado o continuado con la ejecución de la obra".

En el mismo sentido, la sentencia pronunciada por la Corte Suprema, el 31 de octubre de 2007387,


pronunciándose sobre una demanda por incumplimiento contractual de un contrato de compraventa de un
automóvil, la Corte expresa que la falta de frenos ABS, incorporado como una cualidad del vehículo
comprado, no constituye un incumplimiento de la gravedad suficiente para admitir la resolución del contrato,
pues se trataba de un elemento accidental del negocio, no así principal. En ella se lee que:

"SÉPTIMO: Que, en razón de lo reflexionado, cabe sostener que no procede pedir la resolución del contrato de
compraventa suscrito entre las partes por incumplimiento de obligaciones accesorias, no condicionantes de escasa
entidad, si se han cumplido las obligaciones principales (...).

OCTAVO: Que en razón de lo señalado, es posible discurrir que los sentenciadores del fondo no están en lo
correcto al disponer la resolución del contrato de compraventa en base a un incumplimiento parcial del vendedor
que dice relación con un elemento accidental del contrato, cual era, la inclusión en el equipamiento del vehículo
materia de la compraventa de un sistema de frenos especial denominado ABS".

Finalmente, la Corte Suprema, en sentencia de 27 de mayo de 2014, declara que:

"Es útil tener en consideración que, coherente con los principios que informan el derecho de los contratos,
específicamente el de la fuerza obligatoria y el de la conservación del negocio jurídico, la resolución debe tener un
carácter excepcional, ello por cuanto no todo incumplimiento tiene un carácter resolutorio (...) la resolución requiere
de un incumplimiento que sea lo suficientemente grave o lo que es igual que tenga el carácter de esencial"388.

c) En la doctrina

La doctrina, desde temprano, ha limitado el ejercicio de la facultad resolutoria a los incumplimientos


graves o de importancia, reconociendo su carácter excepcional. Se entiende que la resolución sólo procede
ante incumplimientos de cierta gravedad o significancia. Y para determinarlo presta atención, por un lado, a
la obligación incumplida, a si ésta es principal o accesoria; o si es esencial o accidental389; o a si la
obligación incumplida se identifica con la esencia de lo pactado390; y, por otro, al impacto que el
incumplimiento en sí mismo produce en el interés del acreedor391, cuestión que —como afirma Fueyo
Laneri392— el juez deberá examinar caso a caso según el contenido del contrato y su economía; y,
también, la posible vulneración del principio de la buena fe objetiva. Por su parte, Elgueta Ortíz sostiene que
la resolución procederá si el incumplimiento destruye el interés que determinó al acreedor a contratar, esto
es, si cree que ya no le será posible obtener el pago de la prestación o estima que no le servirá el
cumplimiento tardío para llenar la finalidad a la que aspiraba. Hemos de destacar que este autor reconoce a
la resolución un ambito bastante amplio, alcanzando, inclusive, supuestos en los que el acreedor resuelve
para celebrar posteriormente una operación de reemplazo.

Hoy se impone la segunda aproximación, aquella que atiende al impacto que el incumplimiento produce
en el interés del acreedor y no a la obligación incumplida, quedando limitada la resolución a
incumplimientos esenciales. Se sostiene que si el acreedor pide la resolución, fundando su demanda en un
incumplimiento nimio o insignificante, actuando en contravención a las exigencias de la buena fe del
artículo 1546 del Código Civil393, debe rechazarse la resolución. Si bien esta afirmación es correcta, nos
resulta insuficiente y es por esta razón que la doctrina ha avanzado, proponiendo criterios para definir
cuándo el incumplimiento reviste el carácter de esencial o resolutorio394. Si prestamos atención a algunas
sentencias de nuestros Tribunales, advertimos que estos criterios nos permiten entender por qué, en
algunos casos, se declara la resolución y en otros no.

En la proposición de estos criterios se sigue muy de cerca al modelo del nuevo derecho de los contratos,
razón por la cual dedicaremos algunas líneas a la disciplina del incumplimiento esencial en tal modelo.

3. El incumplimiento esencial en el nuevo derecho de contratos

Si nuestro punto de partida es la CISG, hemos de precisar tres cosas.

La primera, que en ella el incumplimiento esencial es la condición de procedencia de dos remedios, la


resolución de los artículos 49 y 64; y la sustitución de las mercaderías no conformes del artículo 46 (2). La
segunda, que, tratándose de la resolución del contrato, se prevén tres hipótesis de incumplimiento esencial.

a) Una genérica. El artículo 25 que dispone:

"El incumplimiento del contrato por una de las partes será esencial cuando cause a la otra parte un perjuicio tal que
la prive sustancialmente de lo que tenía derecho a esperar en virtud del contrato, salvo que la parte que haya
incumplido no hubiera previsto tal resultado y que una persona razonable de la misma condición no lo hubiera
previsto en igual situación".

b) Dos específicas. La falta de cumplimiento —entrega de mercaderías o pago del precio— (artículos 49
(2) y 64 (2) CISG); y cuando el acreedor confiere al deudor un plazo adicional (artículos 47 y 63 CISG), de
duración razonable, para que subsane su incumplimiento y este último declara que no lo subsanará o lo
deja pasar sin subsanarlo (artículo 49 (1), letras a) y b)). Regla similar, pero no idéntica a la del Nachfrist,
porque el otorgamiento del plazo adicional no es vinculante para el acreedor, sino que se configura como
una facultad que le confiere el contrato una vez producido el incumplimiento.

La tercera precisión es que la disciplina del incumplimiento esencial de la CISG es incompleta, por lo que
hemos de proceder a su integración según su artículo 7 (2), aplicando el artículo 7.3.1 de los PCCI —
entendido como manifestación de principio general en que se basa la CISG—395.

El párrafo (1) del citado artículo 7.3.1, reconoce la facultad de terminar el contrato si una de las partes
incurre en incumplimiento esencial; y el párrafo (2) dispone que para determinar que un incumplimiento es
esencial se tendrá en cuenta, entre otras, si:
"a) el incumplimiento priva sustancialmente a la parte perjudicada de lo que tenía derecho a esperar en virtud del
contrato, a menos que la otra parte no hubiera previsto ni podido prever razonablemente ese resultado; (b) el
cumplimiento estricto de la obligación era esencial dentro del contrato; (c) el incumplimiento fue intencional o
temerario; (d) el incumplimiento da a la parte perjudicada razones para creer que no puede confiar en el
cumplimiento futuro de la otra parte; (...)"396.

Y su párrafo (3) agrega que el acreedor podrá terminar el contrato, también; "En caso de demora, la parte
perjudicada podrá dar por terminado el contrato si la otra parte no cumple antes de la expiración del plazo
adicional previsto en el artículo 7.1.5".

De conjugar las disposiciones de la CISG con el artículo 7.3.1 de los PCCI, resulta una tipología completa
de los incumplimientos esenciales, que luego pasa a otros instrumentos de derecho armonizado, como los
PECL y los PLDC.

Por su parte, en el caso alemán, tras la reforma del año 2001, la resolución queda desvinculada
completamente de la culpa del deudor y según el párrafo (1) del § 323, el acreedor puede resolver si ha
otorgado al deudor un plazo razonable de cumplimiento o para corregir el cumplimiento imperfecto, y
siempre que el plazo hubiere transcurrido sin que la prestación se cumpla o corrija (Nachfrist).
Excepcionalmente, podrá resolver directamente, sin necesidad de plazo adicional alguno y el párrafo II del
mismo § 323 prevé la resolución sin necesidad de fijación de un plazo adicional, cuando el incumplimiento
es en sí grave y se sustituye el plazo adicional por una intimación al deudor para que cumpla o corrija
(párrafo III). Finalmente, el párrafo V del mismo precepto, excluye la resolución cuando la violación de la
prestación es irrelevante o insignificante397.

Cobra interés el caso alemán porque los PLDC recogen una disciplina similar al BGB para los
incumplimientos esenciales398.

Primeramente, el artículo 93. "Plazo de subsanación", prescribe que:

"(1) Salvo incumplimiento esencial, el acreedor debe otorgar un plazo adicional de duración razonable al deudor
para que subsane su incumplimiento. (2) Mientras se encuentre pendiente el plazo, el acreedor no puede ejercer
ningún medio de tutela que sea incompatible con la subsanación, pero subsiste su derecho a la indemnización. (3)
Si el deudor no subsana dentro del plazo o declara que no lo hará, el acreedor puede servirse de cualquiera medio
de tutela".

El artículo 87, por su parte, plasma una tipología de incumplimientos esenciales, al disponer que:

"Se entiende que el incumplimiento es esencial cuando: (a) Las partes así lo han acordado respecto de
obligaciones determinadas o de supuestos específicos de incumplimiento. (b) Es doloso. (c) La conducta del
deudor incumplidor hace perder razonablemente al acreedor la confianza en el cumplimiento posterior del contrato.
(d) Prive sustancialmente al acreedor de aquello que podía esperar de acuerdo con lo que era previsible para las
partes al tiempo de celebrarse el contrato. (e) El deudor no cumple dentro del plazo de subsanación del
artículo 93".

Y, finalmente, el párrafo (1) del artículo 97. "Resolución por incumplimiento", expresa que: "(1) Cualquiera
de las partes puede resolver el contrato cuando la otra haya incurrido en un incumplimiento esencial".

Quiere decir, entonces, que, en los PLDC, como en el BGB, hay dos supuestos de procedencia de la
resolución: la del incumplimiento esencial según los literales a) hasta el d) del artículo 87, siendo suficiente
la comunicación al acreedor, aunque igualmente se prevé la posibilidad de una resolución judicial; y aquella
que refiere al caso en que el deudor deja transcurrir el plazo de subsanación o declara que no subsanará
dentro del mismo, solución que se aproxima bastante a la que ofrece el párrafo I del § 323 del BGB.
4. Una tipología de incumplimientos esenciales en el derecho civil chileno

La pregunta que hemos de plantear es si ¿podemos proponer para nuestro derecho civil una tipología de
incumplimiento esencial similar a la del nuevo derecho de contratos? ¿Existen argumentos suficientes que
la soporten? Y seguidamente, lo más importante, la interrogante que surge es ¿podemos detectar en
nuestra jurisprudencia casos que calcen con tal tipología y se justifiquen en los criterios en que se asientan?
La respuesta a ambas cuestiones es afirmativa399. Veamos.

Asumiendo que la procedencia de la resolución contractual requiere de un incumplimiento esencial, de


uno que sea lo suficientemente grave para explicar la ineficacia del negocio —hablamos del incumplimiento
esencial—, y si prestamos atención a la disciplina del incumplimiento esencial en la CISG y en los otros
instrumentos del nuevo derecho de contratos, podemos afirmar, tal como lo hemos anticipado, que son tres
los tipos de infracción contractual que revisten este carácter de esencial, a saber: a) cuando el
incumplimiento priva sustancialmente al acreedor del resultado o beneficio que esperaba obtener con la
celebración y ejecución del contrato; b) cuando el deudor incumple el contrato con dolo o con culpa grave o,
bien, en aquellos casos en los que, atendiendo a su conducta posterior a su inejecución, incluso por mera
negligencia, el acreedor no tiene motivos para confiar en su ulterior subsanación; y c) cuando las partes así
lo hubieren estipulado específicamente en su contrato.

Entonces, son tres los tipos de incumplimiento esencial, cada uno asociado a un criterio bien definido.
Uno objetivo que atiende al impacto del incumplimiento en el interés del acreedor; otro subjetivo, que presta
atención a la conducta del deudor incumplidor; y, finalmente, la voluntad específica de las partes.

a) En primer lugar, el criterio objetivo refiere a incumplimientos que privan sustancialmente al acreedor de
aquello a lo que tenía derecho a esperar en virtud del contrato, siempre que tal resultado hubiere sido
razonablemente previsible para el deudor al tiempo del contrato. El supuesto coincide con al concepto
genérico del artículo 25 de la CISG y comprende las siguientes hipótesis:

i. aquella de frustración definitiva del propósito del acreedor, sea porque la prestación se hace imposible o
porque, aunque aún posible, deja de interesarle al acreedor o porque lo ejecutado por el deudor es distinta
a debido (aliud pro alio);

ii. aquella en que no obstante persistir el interés del acreedor en la prestación, el incumplimiento le priva
sustancialmente del beneficio o resultado práctico que perseguía obtener con la ejecución de ese contrato.
La gravedad es objetiva y está determinada por el impacto de la infracción contractual en el interés del
acreedor.

No son pocas las sentencias que, al definir si el incumplimiento es o no lo suficientemente grave, más que
atender a la clase de obligación incumplida, acuden al criterio de la repercusión o impacto de éste en la
finalidad económica que determinó la decisión de las partes en orden a contratar400. Un caso conspicuo
que permite ilustrar lo que hemos venido explicando es aquel en que recae la sentencia de la Corte
Suprema, de 10 de diciembre de 2012401. En ella, al pronunciarse sobre la procedencia de la resolución de
un contrato de confección de prendas de vestir, se expresa que:

"Sexto: Que de lo anterior se desprende que la gravedad del incumplimiento contractual ha de ser analizada desde
una perspectiva centrada en el interés y satisfacción de las partes, siendo en consecuencia resolutorio cuando
termina frustrando el fin de contrato, es decir, cuando el perjuicio causado a la contraparte sea tal que la prive
sustancialmente de lo que tenía derecho a esperar en virtud del contrato, situación que es justamente la que
ocurrió en el caso de autos, pues el demandante principal ante los constantes incumplimientos en que incurrió su
contraparte vio frustrada la perspectiva de cumplimiento que aseguraba el contrato, en otras palabras, la conducta
de Italmod S.A. se constituyó en un hecho que destruyó la perspectiva que tuvo Gonzalo Romero Acuña Diseño
E.I.R.L. al momento de contratar en las condiciones que hizo, siendo en consecuencia dicho incumplimiento
esencial, lo que acarrea la ineficacia del contrato debiéndose en consecuencia resolverse".
Seguidamente, otra sentencia a la que hemos de prestar atención es la de la Corte Suprema de 19 de
mayo de 2008, que se pronuncia sobre el incumplimiento de un contrato de arrendamiento de un predio
para ser destinado a la instalación y explotación de un mini golf. En los hechos, la arrendataria se vio
impedida de desarrollar su proyecto debido a la existencia de limitaciones urbanísticas (la cosa adolecía de
una anomalía jurídica que la hacía inhábil para objeto propuesto). La Corte expresó que, habida cuenta lo
convenido por los contratantes, constituía una obligación esencial nacida del arrendamiento, la entrega al
arrendatario del predio en estado de servir a la finalidad para la que fue arrendada. Por lo demás, las
partes, junto con declarar en el contrato el propósito para el cual se celebraba el contrato, lo elevaron a la
calidad de esencial402. La sentencia, reproduciendo el considerando sexto de la sentencia de primera
instancia403, expresa:

"Que, de acuerdo a la cláusula segunda del contrato suscrito por las partes, el destino del inmueble seria
exclusivamente la instalación, manejo y desarrollo de un mini golf y sus instalaciones complementarias y
adicionales relacionadas con la operación del negocio con sujeción estricta a los permisos y autorizaciones
municipales u otras pertinentes que regulan la actividad de la arrendataria. Por tanto, esa es la finalidad que daría
al predio, la cual tuvieron en vista las partes al momento de contratar, y siendo tal fin conocido y aceptado por
ambos contratantes, se elevó a la categoría de elemento esencial del contrato celebrado por las partes (...)".

Inferimos de las dos sentencias anteriores, en especial de la última, que resulta relevante la finalidad del
acreedor a efectos de definir acerca de la procedencia de la resolución, siempre que ella haya sido
incorporada al contrato —expresa o tácitamente—, de modo tal que el impacto del incumplimiento en tal
finalidad haya sido previsible para el deudor al tiempo de contratar.

b) En segundo lugar, el criterio subjetivo que aglutina a los incumplimientos dolosos o con culpa grave o
cuando, habida cuenta las circunstancias, se concluya inequívocamente que el acreedor tras la infracción
contractual ya no tiene motivos para confiar en el ulterior cumplimiento o subsanación por parte del
deudor404.

Aquí, es la conducta del deudor, contraria la buena fe objetiva del artículo 1546 CC, la que hace perder la
confianza del acreedor en un cumplimiento futuro o en la subsanación del incumplimiento, confianza que la
buena fe protege. El deudor es renuente a cumplir, desconoce el contrato, quedando el acreedor liberado
para resolver el contrato, cualquiera sea la objetiva gravedad del incumplimiento. En esta hipótesis la
gravedad es, por así decirlo, subjetiva y está determinada por la conducta del deudor contraria la buena fe
objetiva del artículo 1546 CC, que justificaba la expectativa del acreedor de que su deudor, incluso después
de producida la infracción contractual, cumpliría o subsanaría su incumplimiento. Sin embargo, el mismo
deudor, con su conducta, —coetánea o posterior al incumplimiento— fractura esa confianza, haciendo
procedente la resolución del contrato.

En nuestra jurisprudencia se detectan algunos casos en que se advierte que la definición de


incumplimiento grave atiende a este criterio de la pérdida de confianza y no a otro. Resulta pertinente
detenerse en tres sentencias.

La primera se pronuncia sobre el incumplimiento de un contrato de compraventa de uniformes para


Carabineros de Chile y que fue conocida y resuelta por la Corte de Apelaciones de Santiago. Carabineros
de Chile celebró un contrato de compraventa con la empresa Desarrollo y Comercio S.A., con el propósito
que ésta entregase una partida de uniformes, confeccionados según los estándares de calidad definidos por
el contrato. Realizada la entrega, una comisión especial dispuesta para evaluar la aptitud de las prendas
determinó que las prendas no cumplían con tales estándares de calidad. Que no eran conformes al
contrato. Y, de acuerdo con las propias previsiones del contrato, la vendedora estaba obligada a sustituir las
prendas dentro de un plazo de 15 días. No obstante la comunicación; la vendedora del incumplimiento dejó
transcurrir el plazo y no cumplió con su obligación de garantía —sustitución de los uniformes defectuosos—,
de forma que la compradora demandó la resolución del contrato, invocando el artículo 1489 del Código
Civil.

Y la Corte de Apelaciones, fundamentando su decisión de acoger la demanda resolutoria, declaró, en sus


considerandos cuarto y quinto:
"4º) Que este informe técnico de la calidad del producto, contemplado por las partes contratantes para ser realizado
luego de la entrega, por el organismo técnico competente, es suficiente para acreditar que las especies materia del
contrato de compraventa no cumplían los requisitos de calidad estipulados por las partes, independientemente de
la mayor o menor relevancia del defecto constatado, pues su sola existencia basta para tener por incumplido el
contrato. En tal situación cabía dar aplicación a lo pactado en la cláusula sexta del contrato, conforme a la cual la
demandada debió reemplazar las piezas defectuosas dentro de 15 días de comunicado que le fue el rechazo o no
conformidad de las especies entregadas, cosa que no hizo, pues ningún antecedente existe al respecto. Lo
anterior, sin perjuicio de haberse devengado, además, la multa estipulada del 1% del valor total de las especies que
no se recibieron conformes, esto es, los quepis correspondientes a las 542 tenidas de campaña materia del
contrato.

5º) Que establecido el incumplimiento del contrato por parte de la demandada, de conformidad a lo dispuesto en el
artículo 1489 del Código Civil, procede declarar la resolución del mismo, como lo solicita el demandante".

De la lectura de los considerados extraemos que el Tribunal al declarar procedente la resolución, no


atendió a la gravedad del defecto en el cumplimiento —anomalía de los uniformes—, sino a la actitud
contumaz del vendedor, contratante que pese a que fue requerido, según lo pactado, para sustituir las
prendas no conformes, dejó transcurrir el plazo, sin adoptar ninguna acción405.

La segunda, es la sentencia de 20 de octubre de 2009 de la Corte Suprema406, recaída en el


incumplimiento de la obligación de entrega en una compraventa de un automóvil. En este caso, el Tribunal
justifica la resolución del contrato en la ineptitud técnica de la vendedora para reparar un defecto de fábrica
del automóvil objeto del contrato. En la sentencia se lee:

"Al señalar la demandada que los plazos para reclamar del incumplimiento del referido contrato se encuentran
prescritos, se estima improcedente acoger dicha afirmación, toda vez que el actor acudió oportunamente y a menos
de dos meses de adquirido su vehículo al servicio técnico de la demandada, por lo cual al alegar la demandada
prescripción de la acción, no hace sino reflexionar en el sentido de que acogiendo su tesis, los consumidores de
éste tipo de bienes obviarían recurrir a los servicios técnicos de las automotoras a reclamar la garantía que se les
otorga, recurriendo inmediatamente a reclamar la resolución de sus contratos, pues el lapso de tiempo entre el
ingreso a taller de cualquiera de los vehículos vendidos y la salida de estos, serviría como un astuto método de
alegar posteriormente al no solucionar los desperfectos de los vehículos en forma completa, rápida y eficaz la
prescripción de la acción, abusando del derecho y obviando el principio rector del ordenamiento jurídico de la
buena fe contractual consagrado en el artículo 1546 del Código Civil.

Que la demandante en su actuar ha obrado desde el momento de la adquisición del vehículo con buena fe, pues
recurrió a la demandada a que le solucionaran los desperfectos del vehículo vendido, empero, la camioneta
después de cinco reparaciones no puede entenderse que tenga un defecto de fábrica que sólo con una reparación
se solucione".

En este segundo caso, el deudor, a diferencia del anterior, está dispuesto a subsanar el defecto de que
adolece el vehículo, sin embargo, es técnicamente incapaz y tal incapacidad es la que explicaría que el
acreedor pierda la confianza en el ulterior cumplimiento de la vendedora y, al mismo tiempo, que el Tribunal,
no obstante tratarse de un defecto menor, concluyera que la única forma de repararlo era declarando la
resolución del contrato. El comprador pierde la confianza en el deudor, pero por una causa diversa; su
incapacidad técnica. Y esa pérdida de confianza, nuevamente, explicaría la procedencia de la resolución.

En ambos casos, entonces, la declaración de resolución del contrato descansaría en la valoración de la


conducta del deudor y en el impacto que ella produce, ya no en el interés del acreedor (primer criterio:
objetivo), sino en su confianza protegida por la buena fe del artículo 1546 del Código Civil.

c) Tercero, el criterio de la voluntad de la parte. Son las partes las que han estipulado específica y
claramente, directamente tipificando incumplimientos resolutorios o indirectamente elevando ciertas y
concretas obligaciones a la calidad de esenciales. Aquí la resolución es procedente porque así lo han
querido las partes, sin que sea pertinente que el juez intervenga, controlando el acuerdo, con la finalidad de
determinar si el incumplimiento es, o no, objetiva o subjetivamente grave. La parte y el juez están
vinculados por la ley del contrato del artículo 1545407.
En síntesis, la noción de incumplimiento esencial agrupa a una serie de hipótesis diversas cuyo elemento
común es que, en consideración al interés o la confianza del acreedor o, bien lo pactado por las partes, el
incumplimiento se estima lo suficientemente significativo como para justificar la resolución del contrato.

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Consejo de Defensa del Estado con Desarrollo y Comercio S.A. (2009): Corte de Apelaciones de Santiago,
20 de octubre de 2009, rol Nº 7320-2008.

Glide Diversiones Limitada con Compañía de Inversiones y Desarrollo Sur S.A. (2003): 24º Juzgado Civil de
Santiago, rol Nº 2050-2002.

Glide Diversiones Limitada con Compañía de Inversiones y Desarrollo Sur S.A. (2008): Corte de
Apelaciones de Santiago, 29 de noviembre de 2007, rol Nº 3073-2003.

Gonzalo Romero Acuña Diseño E.I.R.L. con Italmod S.A. (2012): Corte Suprema, 10 de diciembre de 2012,
rol Nº 3320-2012.

Jelves con Peralta (2013): Corte Suprema, 27 de mayo de 2014, rol Nº 3407-2013.

Raab Ilhareborde, Alberto con Comercial Automotriz Expo Autos Limitada (2007): Corte Suprema, 31 de
octubre de 2007, rol Nº 4693-2006.

Sepúlveda Cruz, Daniel con Pacheco Saavedra, Carlos (2016). Sentencia de la Corte Suprema de 24 de
julio de 2007, rol Nº 3485-2015.
Sentencia de la Corte de Apelaciones de Talca, de 12 de noviembre de 1920.

Corte de Apelaciones de Concepción, 4 de octubre de 2007, disponible [en línea]: www.thomsonreuters.cl;


identificador 37415.

Corte de Apelaciones de Santiago, 3 de julio de 2008, rol Nº 721-2006.

II. L

1. Sepulveda Cruz, Daniel Alonso con Pacheco Saavedra, Carlos

Corte de Apelaciones de Rancagua, 8 de marzo de 2016, rol Nº 3485-2015

Palabras clave: Construcción — mora — indemnización

Normativa aplicada: artículo 1489 del Código Civil

a) Resumen. Se demanda de indemnización de perjuicios por incumplimiento de contrato alegando que el


demandado habría incurrido en atraso en la entrega de la obra finalizada, además de una serie de
incumplimientos en la ejecución de la obra. Por su parte, el demandado interpone demanda reconvencional
de resolución de contrato con indemnización de perjuicios. El tribunal de primera instancia acoge la
demanda principal y rechaza la reconvencional.

Las partes interponen sendos recursos de apelación, alegando, la demandante que, pese a que el
Tribunal acogió la acción indemnizatoria, lo hizo de manera parcial y por montos menores a los
demandados y, la demandada, por haber acogido la acción indemnizatoria y por estimar que el
incumplimiento en los pagos del precio por parte de la demandante, hacían procedente la acción resolutoria
por él intentada.

b) Sentencia

i. Hechos del caso408

"NOVENO: Que, de lo expuesto por las partes se alzan como inconcusos los siguientes hechos:

— Que las partes celebraron con fecha 23 de noviembre del año 2012 un contrato de trabajo por obra vendida,
consistente en la construcción y elevación de una propiedad sólida desde sus cimientos, en inmueble de propiedad
del demandado.

— Que los trabajos comenzarían el día 12 de diciembre del año 2012, debiendo finalizar en los 140 días hábiles
posteriores al inicio.

— Que el valor total de la obra vendida sería de $42.860.000, pagaderos de la siguiente forma: a) 50% al inicio de
la obra; b) 30 % 45 das después de iniciados los trabajos y c) 20% al finalizar la obra. Modificado mediante Anexo
Nº 4 de fecha 23 de noviembre del 2013, mediante el cual se sustituyó el precio del contrato, quedando en
definitiva por la suma de $47.120.000.

— Que los pagos parciales, se depositarán en la cuenta (...) a nombre de doña Ana María Sepúlveda Reyes.

— Que en el pago de las parcialidades del precio de la obra, el demandado incurrió en mora, como consecuencia
de no haber sido aprobado el crédito hipotecario de autoconstrucción".
ii. Decisión de la Corte

"6.- Que sabido es que la facultad de resolver el contrato bilateral, se encuentra prevista en el artículo 1489 del
Código Civil, norma que confiere al acreedor lesionado por el incumplimiento la opción de demandar su ejecución
forzada o bien la resolución del contrato, ambas opciones con la respectiva indemnización de perjuicios. Si bien
dicha norma no contempla qué clases de incumplimiento es la que permite ejercer tal acción, lo cierto es que éste
debe revestir algún grado de gravedad, según su efecto en el interés del acreedor. Esta graduación en el
incumplimiento incluso ostenta respaldo normativo en algunos artículos aislados del Código Civil, que permiten
darle cierta orgánica interpretativa al artículo 1489. Así, podemos citar el artículo 1926 del Código de Bello, que nos
habla de la noción de incumplimiento esencial. Otro tanto ocurre con el artículo 1590 del mismo cuerpo legal,
cuando si bien en principio confiere al acreedor la facultad de resolver el contrato, contempla una excepción y esto
es precisamente cuando 'el deterioro no pareciere de importancia, se concederá sólo la indemnización de
perjuicios'. Lo mismo se repite en el artículo 1852 Nº 2 del Código sustantivo, que faculta la acción resolutoria sólo
si los vicios son graves. Por su parte, muchos autores se refieren a ello en diversas publicaciones, como el profesor
Peñailillo, cuando afirma que en aquellos casos que el incumplimiento sea leve, de escaza envergadura,
irrelevante, atendida las características del contrato, sólo procederá pedir el cumplimiento y no la resolución.
(Obligaciones: Teoría General y Clasificaciones: La resolución por incumplimiento, Santiago, Ed. Jurídica, 2003,
p. 407). Otro tanto ocurre con el clásico profesor Fueyo, cuando afirmaba que la resolución no puede proceder
siempre, cualquiera que sea la importancia, trascendencia o entidad de lo incumplido. En su momento, ya
planteaba que no era posible dar una solución a priori por tratarse de un problema de casos, y corresponderá al
juez apreciarlo con sujeción a las reglas de la reciprocidad de las obligaciones, apreciando la repercusión
económica o moral de lo que se ha dejado de cumplir. (Cumplimiento e Incumplimiento de las Obligaciones, Chile,
Ed. Jurídica, 2004, p. 307). Por su parte, el profesor Álvaro Vidal, vincula la gravedad del incumplimiento con la
insatisfacción del interés del acreedor. Afirma que el supuesto de procedencia de la resolución es un
incumplimiento lo suficientemente grave como para justificar la aniquilación del contrato, lo que el denomina
'incumplimiento esencial', que no es otra cosa que privación sustancial al acreedor de aquello a lo que tenía
derecho a esperar en virtud del contrato. (La noción de incumplimiento esencial en el Código Civil. Revista de
Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Vol. 32, Valparaíso, 2009, pp. 245 a 248.

7.- Que en suma, la noción de incumplimiento contractual debe ser analizada siempre desde la perspectiva de la
real intención contractual, y con el objetivo de que el contrato deba surtir sus efectos, o el propósito práctico del
mismo. En este contexto, es cierto que Daniel Sepúlveda Cruz no pagó el 50% del total del precio pactado al inicio
de la obra, esto es el 12 de diciembre de 2012, pero sí ya en el mes de abril del año 2013, tenía pagado más de 20
millones de pesos, según da cuenta el documento rolante fs. 53., y pese a dicho retraso, Carlos Pacheco comenzó
igual a ejecutar la obra, acción que claramente demuestra que tal incumplimiento, para él no resultaba esencial,
pues de serlo, no habría comenzado o continuado con la ejecución de la obra.

8.- Que además de lo previamente señalado, resuelve de manera correcta la jueza a quo, cuando rechaza la
acción resolutoria por no cumplir el actor con el requisito de que quien intenta la pretendida acción debe haber
cumplido su parte del contrato o estar llano a cumplirla, lo que claramente no fue así, ya que tanto la inspección
personal del Tribunal de fs. 376, así como el informe pericial de fs. 446 y siguientes, demuestran a las claras que lo
que alcanzó a construir el aquí demandante, fue una obra absolutamente reñida con lo señalado en las
especificaciones técnicas del contrato, y en muchas partidas incluso contraria a la normativa mínima vigente,
hechos que no fueron desvirtuados y que hacen inviable la acción ejercida.

9.- Que en consecuencia, la demanda de resolución de contrato no pueda prosperar, primero, ya que el
incumplimiento no tuvo la entidad de permitir la resolución del negocio y segundo, porque el demandante de la
acción resolutoria cumplió de manera imperfecta su parte del negocio contractual, no siendo una alegación
plausible el hecho de que Sepúlveda le haya prohibido el ingreso a las faenas, porque ello ocurrió no sólo por el
retardo manifiesto —el que quizás podía justificarse en el mismo atraso en los pagos—, sino que lo fue
principalmente por los evidentes y manifiestos vicios en la construcción, razones que hacen que no se de las
hipótesis que contempla la norma, razón por la cual la apelación, también en este punto, será rechazada".

2. Corporación Habitacional Cámara Chilena de la Construcción con Inmobiliaria San Lorenzo S.A.

Corte de Apelaciones, 21 de julio de 2005, rol Nº 204-2005

Palabras clave: Mandato — revocación — acción resolutoria tácita


Normativa aplicada: artículo 1556 del Código Civil

a) Resumen. Se otorgó mandato irrevocable a la Corporación Habitacional Cámara Chilena de la


Construcción para que ésta vendiera o prometiera vender un inmueble del mandante, otorgándole una
comisión de un porcentaje de la venta. No obstante lo anterior, el mandato fue revocado y el mandante
procedió a vender el inmueble.

Producto de lo anterior interpuso demanda de resolución con indemnización de perjuicios, la cual fue
acogida parcialmente en primera instancia, donde se declara que la acción resolutoria tácita es la que
emana de la condición resolutoria en los casos en que ella requiere sentencia judicial, y en cuya virtud el
contratante diligente solicita que se deje sin efecto el contrato por no haber cumplido la contraparte algunas
de las obligaciones emanadas de él, lo cual fue posteriormente confirmado por la Corte de Apelaciones.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"Décimo: Que del mérito de autos, y el análisis de los antecedentes probatorios del mismo, efectuados en el
considerando decimocuarto reproducido, surge la constatación de los siguientes hechos: a) que por escritura
pública de 24 de agosto de 1989 la Sociedad Inmobiliaria San Lorenzo Limitada S.A. confirió mandato especial e
irrevocable a la demandante y apelante, Corporación Habitacional de la Cámara Chilena de la Construcción, para
que ésta última, en nombre y representación de la mandante, venda, ceda, transfiera o prometa vender, ceder o
transferir terrenos de que la sociedad es propietaria correspondientes al inmueble denominado Villa Siloli,
reconociéndole una comisión del 5% del valor definitivo; b) El 13 de agosto de 2003, por escritura pública otorgada
ante escribano de la ciudad de Calama, la demandada y actual recurrida, revocó el mandato señalado en la letra a)
que antecede; c) Que el 16 de enero de 2004, la demandada vendió el inmueble Uno D Uno de dichos terrenos.

El mandato se refiere a terrenos sin especificación de cabida, es decir, puede entenderse, en su totalidad o no, la
potestad translaticia otorgada al mandatario".

ii. Decisión de la Corte

"Decimoprimero: Que en armonía con lo razonado en el motivo 15º reproducido [409], cabe acotar que la llamada
condición resolutoria tácita, consagrada en el precepto allí indicado, es el acontecimiento futuro e incierto, implícito
en los contratos bilaterales, de no cumplirse por una de las partes lo pactado, incumplimiento que faculta al otro
contratante para pedir a su arbitrio o la resolución o el cumplimiento del contrato, con indemnización de perjuicios.

A esta condición resolutoria se la llama tácita, porque no se estipula formalmente, sino que el legislador la da por
supuesta o implícita. Tratado de las Obligaciones, Alessandri, Somarriva, Vodanovic. Editorial Jurídica de Chile, 2ª
edición, 2001, tomo I, página 268".

3. Seguridad Vialher Chile Limitada con Convenio Servicio de Salud Talcahuano

Corte de Apelaciones de Concepción, 4 de octubre de 2007, rol Nº 1980-2002

Palabras clave: Cláusula resolutoria — pacto comisorio simple — contrato de seguridad

Normativa aplicada: artículo 1489 del Código Civil

a) Resumen. Se celebró un contrato de seguridad que incluía una cláusula que facultaba a las partes a
poner término al contrato por incumplimiento de las estipulaciones.

Frente a un incumplimiento de Seguridad Vialher, el Servicio de Salud decidió poner término al contrato
sirviéndose de la mencionada cláusula. Ante lo cual Seguridad Vialher demandó la resolución del contrato
con indemnización de perjuicios.
El tribunal de primera instancia acogió la demanda. Decisión confirmada por la Corte de Apelaciones.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"8) Que en estos autos la actora sociedad Seguridad Vialher Chile Limitada demandó la resolución del contrato
celebrado con el Servicio de Salud Talcahuano denominado Convenio Servicio de Salud Talcahuano con Seguridad
Vialher Chile Limitada, de fecha 30 de diciembre de 1998 (debió decir 1999), con indemnización de perjuicios por el
daño patrimonial que su parte sufrió a partir del 21 de diciembre de 2000 y hasta el mes de diciembre de 2001, que
le significó dejar de ganar una suma (...).

9) Que del examen del indicado contrato se constata que efectivamente se estableció lo que la actora señaló,
debiendo agregarse que el pago de sus servicios se convino efectuarlo en forma mensual por sumas de
$2.256.325 IVA incluido y reajustes, que el contrato tendría una duración de un año a contar del 31 de diciembre de
1999, siendo este plazo prorrogable en forma automática y tácita por período iguales y sucesivos, siempre que
existiera provisión de fondos y que ninguna de las partes manifestara a la otra por escrito y con un plazo a lo
menos de treinta días su intención de ponerle término o modificarlo.

Por consiguiente, se trata de un contrato bilateral, oneroso y conmutativo".

ii. Argumento de las partes

Parte demandada

"1) Que en su apelación la parte demandada Servicio de Salud Talcahuano reiteró que en la cláusula cuarta del
contrato denominado Convenio Servicio Salud Talcahuano con Seguridad Vialher Chile Ltda. se estipuló un pacto
comisario calificado, por cuanto la expresión poner término en cualquier momento al contrato que utiliza, debe ser
comprendida y analizada en su totalidad y contexto y no a través del análisis de cada palabra en particular, como lo
hace el considerando 15º de la sentencia impugnada, ya que de esta manera su comprensión y finalidad se
pierden.

Agregó que no existen fórmulas sacramentales para redactar dicho pacto y por ello no es necesario incorporar la
expresión ipso facto para su existencia, bastando que aparezca clara la intención de las partes en el sentido de que
ante el solo incumplimiento de las obligaciones contenidas en el contrato se faculta a la parte cumplidora para
ponerle término inmediato.

Hizo presente que en el caso de autos reafirma lo antes expuesto el hecho que si una empresa ha sido contratada
para resguardar la seguridad de las personas y bienes que trabajan y existen en un servicio público, un
incumplimiento debe necesariamente implicar el término del contrato, por lo que no es pertinente que aquella parte
que requiere la seguridad deba esperar el pronunciamiento de los tribunales para ponerle término, aunque la
relación contractual sólo le brinde inseguridad.

(...)

3) Que la apelante adujo, enseguida, que el fallo le causa agravio porque consideró que el atraso de dos meses en
el pago de las cotizaciones previsionales de los trabajadores de la actora constituía un incumplimiento que no daba
lugar a poner término al contrato, dado que el Servicio de Salud estaba facultado para retener el pago mensual de
los servicios contratados.

Agregó que si bien no se estableció expresamente que ese hecho pondría término al contrato, sin duda el mismo
implicaba un funcionamiento irregular de la empresa Vialher, ya que provocaba una mala relación con sus
trabajadores, que derivó en continuas amenazas de huelga o paralización, con las consecuencias que ello podía
traer para la seguridad de las instalaciones de su representada, lo que finalmente no ocurrió, no por el accionar
diligente de la actora, sino de directivos del Servicio de Salud que lo impidieron.

De esta manera, añadió, al no existir un funcionamiento adecuado y seguro del servicio de vigilancia y protección,
la actora incumplió su principal obligación de prestar seguridad a quienes la contrataron, siendo ésta una obligación
esencial del contrato".

Parte demandante410
ii. Decisión de la Corte

"2) Que consta de la cláusula cuarta del aludido contrato que se tiene a la vista, que luego de convenirse que
tendría una duración de un año contado desde el 31 de diciembre de 1999, prorrogable en forma automática y
tácita por períodos iguales y sucesivos, siempre que exista la provisión de fondos correspondiente y que ninguna
de las partes manifieste a la otra por escrito y con un plazo a lo menos de treinta días su intención de ponerle
término, se consignó la siguiente estipulación: Sin perjuicio de lo anterior cualquiera de las partes podrá poner
término en cualquier momento al contrato por incumplimiento de la contraparte de las estipulaciones contractuales.

El examen de esta estipulación conduce inevitablemente a la conclusión de que ella constituye un pacto comisario
simple, por cuanto, por la forma en que aparece redactada, la resolución no opera de pleno derecho, pues
constituye una mera facultad para la parte cumplidora poner término a la relación contractual, lo que resulta de toda
evidencia por el empleo del vocablo podrá, no siendo, por tanto, el mero incumplimiento el que genera la
resolución, sino la actividad del contratante diligente tendiente a producir este efecto.

Cabe señalar que si bien es efectivo que no se requieren términos sacramentales para establecer un pacto
comisario calificado, debe desprenderse a lo menos de su texto que fue ésa la intención de las partes, lo que no
ocurre en el caso de autos desde que se deja al arbitrio de la parte cumplidora, y no del hecho objetivo del
incumplimiento de la contraparte, resolver o no el contrato.

Por consiguiente, en el caso que se juzga, al no operarse de pleno derecho la extinción de la relación contractual,
correspondía, de acuerdo a las reglas generales que gobiernan la institución, que el juez pronunciara la resolución,
sin que fuera óbice para ello que la naturaleza de los servicios prestados por la actora hiciera exigible obrar con
urgencia ante su eventual incumplimiento, porque entonces debieron tomarse todos los resguardos contractuales
para precaver esa situación.

(...)

4) Que, al respecto, debe decirse que estos sentenciadores concuerdan con lo señalado por el juez a quo en el
motivo 17º del fallo en estudio, pues si bien la actora admitió implícitamente la falta de pago de dos meses de
cotizaciones previsionales de sus trabajadores, tal situación se encontraba expresamente prevista en el punto 6 del
documento tenido a la vista denominado Términos de Referencia Prestación de Servicios de Vigilancia y
Protección, que complementaba el contrato, pues en tal caso el Servicio de Salud estaba facultado para retener los
pagos mensuales de los servicios contratados mientras dicha situación no fuera regularizada.

Por lo tanto, la sanción contemplada en el contrato era la retención de los pagos y no la terminación de la relación
contractual, disposición que por ser especial primaba sobre la general relativa a la resolución.

En todo caso es necesario enfatizar que en su contestación de la demanda la demandada no esgrimió como causal
para poner término al contrato la falta de pago de cotizaciones de los trabajadores de la actora, sino sólo la falta de
supervisión de éstos, como se dirá enseguida, de manera que lo señalado precedentemente no formó parte de la
litis de este juicio y, por tanto, esta cuestión sólo fue examinada a mayor abundamiento.

(...)

6) Que, examinados los tres legajos correspondientes a páginas de los denominados Libros de Novedades, se
constata que efectivamente en las anotaciones correspondientes al día 15 de diciembre de 2000 no se registra
firma y timbre del funcionario de la empresa Vialher encargado de supervisar a sus trabajadores en terreno (...).

(...)

No obstante, estos sentenciadores estiman que la referida omisión incidía en aspectos secundarios y muy
accesorios de las obligaciones contraídas por la actora, cuya obligación principal la constituía la prestación de
servicios de vigilancia y seguridad de las instalaciones de la demandada; y, en cuanto a esta obligación, no se ha
alegado que en dicha oportunidad, esto es, el día 15 de diciembre de 2000, ella haya dejado de cumplirse, por lo
que ningún perjuicio le ha podido causar la falta de supervisión durante dicho día, y sólo por esa vez, ya que
tampoco se ha sostenido que esa infracción haya sido reiterada en el tiempo.

En consecuencia, y a pesar de los términos absolutos en que aparece redactado el artículo 1489 del Código Civil,
su correcta interpretación en el contexto del cuerpo legal en que se encuentra inserto, conduce a estimar que el
incumplimiento de obligaciones de escasa entidad o importancia, que ninguna o nula influencia pueden tener en la
normalidad del cumplimiento de las obligaciones principales, no puede autorizar la resolución de un contrato; ello
implicaría el ejercicio abusivo de un derecho al afectar los principios de equidad natural y de buena fe, que exigen
que los contratos se cumplan de un modo que alcancen la finalidad que ambas partes tuvieron en vista al
celebrarlo, objetivo que se frustraría de aceptarse que las minucias tengan más trascendencia que aquello que es
sustancial en la relación contractual, poniéndose de esta manera en jaque el principio de la ley del contrato
(artículo 1545 del Código Civil) y, por ende, el normal desenvolvimiento de los negocios jurídicos.

Por lo tanto, un incumplimiento como el examinado, que carece de trascendencia para la normalidad de las
relaciones jurídicas entre las partes, no faculta para demandar la resolución del contrato, por lo que esta alegación
debe desestimarse.

(...)

10) Que de acuerdo a lo prescrito en el artículo 1489 del Código Civil, en los contratos bilaterales va envuelta la
condición resolutoria de no cumplirse por uno de los contratantes lo pactado, caso en el cual el otro contratante
podrá pedir a su arbitrio la resolución o el cumplimiento del contrato, con indemnización de perjuicios.

La actora, como se ha visto, optó discrecionalmente por pedir la resolución del contrato, que toma el nombre de
terminación tratándose de uno de tracto sucesivo como el de autos, con más indemnización de perjuicios.

Desde luego, cabe hacer presente que la demandada admitió haber puesto término en forma unilateral al contrato
entre las partes.

Los motivos fundantes de la decisión de la demandada no fueron acogidos por el tribunal, según ha quedado
consignado en esta sentencia y en la de primer grado, de manera que lo que corresponde solamente es determinar
el quantum de la indemnización".

4. Raab Ilhareborde, Alberto Jorge con Comercial Automotriz ExpoAutos Limitada

Corte Suprema, 31 de octubre de 2007, rol Nº 4693-2006

Palabras clave: Cláusula resolutoria — incumplimiento esencial o grave

Normativa aplicada: artículos 1489, 1444 y 1546 del Código Civil

a) Resumen. Se demanda la resolución del contrato e indemnización de perjuicios de un contrato de


compraventa de un vehículo, el cual no tenía incorporado a su equipamiento el sistema de frenos ABS;
accesorio que, a la fecha de la entrega, ambos contratantes dieron por sentado que estaba incorporado en
el móvil. Al momento de razonar sobre la entidad del incumplimiento, la Corte Suprema estimó que no se
está en lo correcto al disponer la resolución del contrato de compraventa en base a un incumplimiento
parcial del vendedor que dice relación con un elemento accidental del contrato, cual era, la inclusión en el
equipamiento del vehículo materia de la compraventa de un sistema de frenos ABS.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"SEGUNDO: Que los jueces de la instancia dieron por establecido, como hechos de la causa:

1.- Que el actor celebró con la demandada un contrato de compraventa con fecha 19 de junio de 1996,
estipulándose que la cosa vendida era un automóvil nuevo marca Chrysler, modelo Stratus ABS 2.4i AT, color
blanco, año 1996 y que el precio era la suma de $13.700.000.

2.- Que el comprador entregó el precio de venta al contado y que el vendedor entregó puntualmente el vehículo
antes individualizado, el cual no tenía incorporado a su equipamiento el sistema de frenos ABS, accesorio que, a la
fecha de la entrega, ambos contratantes dieron por sentado que estaba incorporado en el móvil".

ii. Decisión de la Corte


"TERCERO: Que tales hechos, como los antecedentes generales del proceso relacionados en la parte expositiva,
dejan en claro que el problema planteado a la resolución de los tribunales de la instancia, como a esta Corte de
Casación, se refiere a decidir si puede considerarse suficiente un incumplimiento parcial —consistente en este caso
en la entrega del vehículo sin el sistema de frenos ABS—, para admitir en definitiva que la compradora obtenga la
resolución judicial del contrato de compraventa.

(...)

SEXTO: Que en relación a la controversia planteada respecto de si basta un incumplimiento parcial para que pueda
recabarse la resolución del contrato, al igual que ocurre con la excepción de contrato no cumplido, resulta
pertinente considerar que la doctrina se ha pronunciado también sobre el particular manifestando al efecto que El
Código Civil Italiano se pronuncia negativamente en el artículo 1455: no se podrá resolver el contrato si el
incumplimiento de una de las partes tuviese escasa importancia, habida cuenta del interés de la otra.

A igual conclusión ha llegado la jurisprudencia gala, aunque el artículo 1184 del Código francés no lo dice
expresamente, sobre la base de que la ley permite al tribunal conceder al deudor un plazo de gracia para que
ejecute lo que todavía no ha cumplido.

En Chile generalmente se considera que el juez debe pronunciar la resolución incluso si el incumplimiento del
deudor es pequeño y relativo a una obligación secundaria.

No participamos de esta opinión: creemos que el problema tiene que zanjarse de manera casuística y flexible,
siendo posible que el tribunal niegue lugar alguna vez a la resolución, si el estándar de la buena fe así lo aconseja.
(Jorge López Santa María, Los Contratos, Parte General, Tomo II, páginas 564 y 565, Editorial Jurídica, Santiago
de Chile, 2005).

En relación a la controversia en estudio, don Fernando Fueyo Laneri señala "La solución, sin embargo, no podría
darse concretamente a priori: se trata, como nunca, de un problema de caso.

Corresponderá al juez apreciarlo con sujeción a las reglas de la reciprocidad de las obligaciones y atendiendo, más
que nada, a la repercusión económica —y aún moral— de lo que se ha dejado de cumplir.

Además, apreciando el mérito y valor que para el acreedor tiene lo que se ha cumplido efectivamente en relación
con aquello incumplido, mirándose para ello tanto la intención presunta de los contratantes en el momento inicial,
como la situación reinante en el del incumplimiento. (Fernando Fueyo Laneri, obra citada, página 306);

SÉPTIMO: Que en razón de lo reflexionado, cabe sostener que no procede pedir la resolución del contrato de
compraventa suscrito entre las partes por incumplimiento de obligaciones accesorias, no condicionantes de escasa
entidad, si se han cumplido las obligaciones principales.

Así se desprende, además, de la interpretación del artículo 1489 del Código Civil, ya que el aparente mandato
absoluto en que su tenor literal aparece concebido, no es tal por que es la misma ley la que le resta ese carácter
cuando en el inciso final del artículo 1852 del citado código dispone que si la evicción no recae sobre toda la cosa
vendida y la parte evicta es tal que sea de presumir que no se habría comprado la cosa sin ella, habrá derecho a
pedir la resolución de la venta.

De esta forma es dable concluir que no todos los incumplimientos llevan necesariamente a la resolución;

OCTAVO: Que en razón de lo señalado, es posible discurrir que los sentenciadores del fondo no están en lo
correcto al disponer la resolución del contrato de compraventa en base a un incumplimiento parcial del vendedor
que dice relación con un elemento accidental del contrato, cual era, la inclusión en el equipamiento del vehículo
materia de la compraventa de un sistema de frenos especial denominado ABS;

NOVENO: Que por las razones expresadas se han configurado los errores de derecho denunciados, habiendo sido
infringidos los artículos 1489, 1444 y 1546 del Código Civil; el primero al haber sido indebidamente aplicado en la
sentencia y los siguientes al haberse omitido indebidamente su aplicación, errores que han tenido influencia
substancial en lo dispositivo del fallo, al darse lugar a una demanda que debió ser rechazada, por lo que
corresponde acoger el recurso de casación interpuesto".
5. Jacob Jelves Hermosilla con Carlos Peralta Friz

Corte Suprema, 27 de mayo de 2014, rol Nº 3407-2013

Palabras clave: Resolución — incumplimiento esencial o grave

Normativa aplicada: artículo 1489 del Código Civil

a) Resumen. Demandante interpone recurso de casación en el fondo contra la sentencia de la Corte de


Apelaciones, que revocó la sentencia de primer grado, que acogió la demanda de resolución de contrato de
compraventa y ordenó la restitución del inmueble de autos y, en su lugar, declaró que rechaza la demanda
en todas sus partes.

La Corte Suprema rechaza el recurso de nulidad substancial deducido, y declara que la resolución tiene
un carácter excepcional, y que no todo incumplimiento tiene un carácter resolutorio.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"SEGUNDO: Que para una adecuada resolución, cabe tener presente que son hechos no discutidos en la causa,
los siguientes:

a) Que por escritura pública de fecha 7 de mayo de 2007 celebrada ante el Notario Público de Lebu don Luis Gillet
Bebin, el demandante don Jacob Jelvez Hermosilla, con la autorización de su cónyuge, vende a don Carlos
Salvador Peralta Friz, un inmueble ubicado en la comuna de Lebu, denominado Lote Dos en el sector de Santa
Rosa, con una cabida aproximada de 0,5 hectáreas o cinco mil metros cuadrados, acordándose como precio la
suma de $5.000.000, que se paga con $1.700.000 al contado el mismo acto del contrato y el saldo de $3.300.000
se pagará en un plazo máximo de un año.

b) Que por escritura pública de fecha 19 de febrero de 2009 celebrada ante la Notario suplente de Cañete, doña
Carla Andrea Bocaz Burgos, don Jacob Jelvez Hermosilla con la autorización de su cónyuge, en conjunto con don
Carlos Salvador Peralta Friz, modifican el contrato de compraventa acordado entre ellos en lo correspondiente al
pago del saldo insoluto de $3.300.000, monto que las partes fijan a la fecha de la escritura modificatoria de
$3.000.000. Expresa la cláusula tercera de este contrato, que dicho saldo se pagará de la siguiente forma: A) con
la suma de cien mil pesos pagada al contado en este acto, monto que Jacob Jélvez Hermosilla recibe a su entera
conformidad; y B) el saldo insoluto de $2.900.000, se pagará en 29 cuotas mensuales iguales y sucesivas de cien
mil pesos, que se pagarán el último día hábil de cada mes, principiando el 31 de marzo de 2009 y debiendo
finalizar el pago el último día hábil del mes de julio de 2011.

c) Que en la cláusula quinta del contrato modificatorio, individualizado en el acápite anterior, se dice: 'Las partes
acuerdan que el incumplimiento o mora del comprador en el pago de alguna de las cuotas, dará lugar al cobro de la
totalidad de las cuotas restantes como plazo vencido, en subsidio podrá el vendedor pedir la resolución del
contrato, quedando lo pagado a modo de indemnización de perjuicios'.

d) Que con fecha 14 de octubre de 2011, don Jacob Jélvez Hermosilla, dedujo demanda en contra de don Carlos
Salvador Peralta Friz, de resolución del contrato de compraventa celebrado el 7 de mayo de 2007 y modificado el
19 de febrero de 2009, con indemnización de perjuicios, fundada en que el comprador no pagó las cuotas a que se
obligó por la modificación de contrato. Agrega el actor en su libelo de fojas 6 y siguientes, que conforme a la
cláusula quinta del contrato de modificación, el vendedor podrá pedir el pago de la totalidad de las cuotas
restantes, como plazo vencido o bien pedir la resolución, con indemnización de perjuicios".

ii. Decisión de la Corte

"TERCERO: Que con el mérito del sustrato fáctico recién descrito, el tribunal de segundo grado procedió a
determinar el sentido y alcance de la cláusula quinta del contrato modificatorio de la primitiva compraventa, en el
cual las partes regularon la forma de pago del saldo insoluto y las acciones para el caso de mora del comprador,
concluyendo que de acuerdo con los términos de dicha estipulación, la demandante, en caso de incumplimiento del
comprador en el pago del saldo de precio, no podía solicitar directamente la resolución del contrato sino que ha
debido primeramente pedir el pago efectivo de todo lo adeudado, puesto que a ello lo obligaba la ley del contrato.
CUARTO: Que las disposiciones legales denunciadas por el recurrente, expuestas en el motivo primero, tienen por
objeto sustentar, en lo medular, que la interpretación que los jueces hacen de la cláusula quinta del contrato
modificatorio de la primitiva compraventa, detallada en la letra c) del motivo segundo de este fallo, por la cual
estiman que no era posible demandar directamente la resolución del contrato, atenta contra la reglas de
interpretación de los contratos previstas en los artículos 1560 y 1563 del Código Civil, en cuanto priva al
demandante de ejercer un derecho que, en su concepto, se entiende siempre incluido en un contrato bilateral y en
particular en la compraventa, de pedir la resolución del contrato, con indemnización de perjuicios, cuando el
comprador incumple con su obligación de pago del precio, de acuerdo con los artículos 1873 y 1489 del citado
Código.

(...)

OCTAVO: Que, la interpretación del contrato efectuada por los jueces del fondo, en los términos señalados, arranca
en primer lugar, según se colige del fundamento quinto del fallo censurado, del hecho que las partes, por el
segundo contrato de 19 de febrero de 2009, modificatorio de la compraventa original de 7 de mayo de 2007, en el
que se contiene la cláusula quinta cuya exégesis se cuestiona, variaron el primitivo contrato, rebajando el saldo
insoluto del precio, extendiendo la fecha dentro del cual éste debía pagarse, del 8 de mayo de 2008 al último día
hábil del mes de julio de 2011 y estableciendo nuevas modalidades para el caso de incumplimiento en el pago del
saldo de precio, como la consagración de una cláusula de aceleración.

Luego, para afirmar que la resolución del contrato sólo podía ser demandada por el vendedor en subsidio del cobro
del total del saldo de precio, conforme a la cláusula de aceleración convenida, los sentenciadores agregan, en su
motivación quinta, que las partes, en virtud de la autonomía de la voluntad, pueden silenciar o modificar la
resolución tácita contenida en el artículo 1489 del Código Civil.

NOVENO: Que al efecto es útil tener en consideración que, coherente con los principios que informan el derecho
de los contratos, específicamente el de fuerza obligatoria y el de conservación del negocio jurídico, la resolución
debe tener un carácter excepcional, ello por cuanto no todo incumplimiento tiene un carácter resolutorio (Mejías
Alonzo, Claudia. El Incumplimiento Resolutorio en la Jurisprudencia Nacional, en Estudios de Derecho Civil VI,
Jornadas Nacionales, Olmué, 2010, Abeledo Perrot, pág. 753). La resolución del contrato requiere de un
incumplimiento que sea lo suficientemente grave o lo que es igual que tenga el carácter de esencial.

En este mismo sentido, se ha dicho que: 'Existiendo claridad sobre la calificación de la condición resolutoria tácita
como elemento de la naturaleza, pudiendo excluirse por las partes, no cabe duda de que puedan modificarse sus
efectos o características a partir del acuerdo de las partes. No es más que una manifestación de la libertad
contractual, pudiendo incluso renunciarse, como es usual en las promesas de compraventa, conforme el artículo 12
del Código Civil' (Pizarro Wilson, Carlos. Cláusula Resolutoria y Pacto Comisorio Calificado, en Estudios de
Derecho Civil VIII, Jornadas Nacionales, Santa Cruz, 2010, Abeledo Perrot, pág. 360).

Ahora bien, de lo antes consignado, es dable concluir que si las partes de un contrato pueden renunciar a la
condición resolutoria tácita, perfectamente pueden establecer condiciones o modalidades para su ejercicio, pues,
como se dijo, se trata de un elemento de la naturaleza que los contratantes pueden alterar, modificar o excluir. Lo
anterior no obsta al hecho de que se trate de un contrato de compraventa, pues el artículo 1873 del Código Civil no
hace otra cosa que reiterar la norma del artículo 1489, pero referida específicamente respecto de la mora en el
pago del precio en el lugar y tiempo convenido, otorgándole al vendedor el derecho de exigir el precio o la
resolución de la venta, con resarcimiento de perjuicios, norma que ha de regir para el caso que las partes no hayan
convenido en una estipulación diversa, en base a la autonomía de la voluntad.

Considerando lo anterior, la enunciación que las partes le den a la cláusula específica que regula el incumplimiento,
puede influir en forma significativa en los efectos de la misma. En este sentido, se ha dicho que: 'La voluntad,
entonces, en la redacción de la cláusula —de resolución— no sólo importa para el efecto resolutorio, sino para
modelar el incumplimiento que lo origina, erradicando redacciones generales, lo que constituye un límite relevante
a las cláusulas resolutorias. El formalismo constituye un límite a la eficacia de las cláusulas resolutorias. A través
de lo que se califica como cláusula ambigua ingresa el control judicial quedando las partes compelidas a manifestar
en forma muy clara su intención tratándose de las cláusulas resolutorias. La voluntad de las partes debe ser cierta,
otorgándosele realidad a la cláusula resolutoria atendido su carácter de sanción convencional al incumplimiento
contractual' (Pizarro W. Carlos, ob. cit., pág. 362).

DÉCIMO: Que, conforme a lo expuesto, los jueces del grado han ajustado su interpretación del contrato a los
parámetros contenidos en los artículos 1560 y 1563 del Código Civil, por cuanto sin perjuicio de atender a lo literal
de los términos de la mentada cláusula quinta, en que se dispone que en subsidio —del cobro de la totalidad de las
cuotas restantes— podrá el vendedor pedir la resolución del contrato, han considerado la intención de los
contratantes, reflejada en el hecho de haber modificado el contrato primitivo con el propósito de hacerlo perdurar, al
rebajar el saldo insoluto y ampliar el plazo para el pago del precio. Es decir, los sentenciadores han considerado
que la voluntad primordial de las partes, para el caso de incumplimiento del pago del saldo del precio, no es instar
por la resolución del contrato, sino por el cobro del saldo insoluto, en aras de la subsistencia o conservación de la
compraventa, lo que a su vez, resulta coherente con el hecho, consignado en el motivo séptimo del fallo recurrido,
que el actor reconoce las 26 letras de cambio acompañadas por el demandado, como correspondientes a 26 de las
29 cuotas en que se dividió el saldo de precio, las que fueron canceladas por el comprador.

A su vez, la interpretación criticada por el recurrente, guarda relación con el carácter excepcional que se le debe
atribuir a la condición resolutoria, con la circunstancia que ésta puede ser modificada e incluso renunciada por la
voluntad de las partes y con el hecho que el efecto resolutorio de un pacto comisorio sólo puede surgir de una
cláusula redactada en términos claros y precisos. De este modo, si las partes no estipulan una cláusula precisa de
resolución para el caso del no pago de precio, el juez debe privilegiar la conservación del contrato, más aún si
como ocurre en la especie, los contratantes postergaron la acción de resolución a los resultados del cobro del saldo
insoluto, cumplimiento forzado que al no haberse ejercido por el recurrente, impide que el actor pueda accionar
directamente la resolución de la compraventa de marras, tal como resolvieron los jueces del grado.

UNDÉCIMO: Que de lo reflexionado fluye en forma ostensible que los jueces de la instancia, al determinar el
sentido y alcance de los pactos contractuales a los que concierne la litis, en busca de la intención de sus
otorgantes, han respetado la naturaleza de la convención en referencia y, con ello, la delimitación de los derechos y
las obligaciones que de ellas emanaron para las partes.

De esta manera, no se visualizan en el razonamiento efectuado por los sentenciadores recurridos, los errores de
derecho invocados por la recurrente en la aplicación de las normas denunciadas en términos que importen
violación de la ley del contrato que los vincula y, es por ello, que tampoco se ha visto conculcado lo estatuido en los
artículos 1873, 1877 y 1878 del Código Civil, en la medida que el fallo no desvirtuó los compromisos que ligaron
recíprocamente a los contratantes.

DUODÉCIMO: Que los razonamientos que anteceden conducen, por fuerza, a concluir que la sentencia impugnada
por la vía de casación en el fondo no ha incurrido en los yerros preceptivos que se le atribuyen, razón por la cual el
recurso deducido debe ser desestimado".

6. Inmobiliaria e Inversiones Inal Ltda. con Asesorías e Inversiones C y C Limitada-Calcagni Castillo, José
Enrique

Corte de Apelaciones de Santiago, 3 de julio de 2008, rol Nº 721-2006

Palabras clave: Arrendamiento — disconformidad jurídica — permiso municipal

Normativa aplicada: artículos 1546 y 1924 del Código Civil; 1º, 8º y 9º de la Ley Nº 18.101

a) Resumen. La arrendadora de un inmueble demanda el cobro de las rentas adeudadas contra una
arrendadora, quien se defiende alegando que no ha podido ocupar la propiedad arrendada para su destino
ya que la arrendadora no consiguió los permisos municipales requeridos. También interpuso demanda
reconvencional de indemnización de perjuicios. El tribunal de primera instancia acogió parcialmente la
demanda y rechazó la demanda reconvencional. Decisión confirmada por la Corte de Apelaciones.

b) Sentencia

i. Hechos del caso411

"Vistos:

(...)
Que según consta de contrato de arrendamiento celebrado por instrumento privado con fecha 14 de marzo de
2005, la sociedad que representa entregó en arriendo a la sociedad Asesorías e Inversiones C y C Limitada,
sociedad comercial, representada por don José Enrique Calcagni Castillo, ingeniero, ambos con domicilio en
Nuestra Señora del Rosario Nº 17, comuna de Las Condes, la propiedad ubicada en Lo Plaza Nº 2521, comuna de
Macul, Santiago.

Que el contrato tiene un plazo de vigencia de dos años, terminando en consecuencia el día 14 de marzo de 2007,
renovable tácitamente salvo comunicación en contrario dentro de los plazos que el instrumento señala.

Que se estipuló que la renta de arrendamiento sería la suma de $220.000 mensuales pagadera anticipadamente
dentro de los cinco primeros días de cada mes, estipulándose igualmente una multa equivalente al 1% de la renta
pactada por cada día de atraso en el pago. Que se obligó además a pagar los gastos comunes y de consumo.

(...)

Que la arrendataria se encuentra atrasada en el pago de la renta del mes de Mayo de 2005, por lo que por dicho
concepto adeuda un mes de renta, esto es un total de $220.000, más la multa establecida de un 1% de la renta
pactada por cada día de atraso, deconoce lo que pueda adeudar por concepto de servicios comunes y consumos
(...)".

ii. Decisión de la Corte

"3º Que en el caso del contrato de arrendamiento esta conclusión resulta clara si se considera que la ley sanciona
expresamente ciertas obligaciones de las partes contratantes pero sólo en casos que se refieren a obligaciones
propias de cosas de su esencia o de su naturaleza; sin embargo, en la especie se puede apreciar de la sola lectura
del contrato de arrendamiento, que el destino para el cual fue arrendada la propiedad no fue en esencia o
exclusivamente el de bodega como lo sostiene la demandada y demandante reconvencional; en efecto, de la
cláusula uno del contrato de arrendamiento suscrito por las partes se comprueba que la propiedad se arrendó para
ser destinada a la habitación y además para servir de bodega; por lo que la obligación que el apelante alega como
incumplida, aún en el caso de ser efectiva su ocurrencia, es una cosa accidental del contrato materia de la
demanda, carácter que se verifica totalmente al observar lo establecido por las partes en relación a ella y cuyos
efectos son los que estas expresamente establecieron en la cláusula catorce del contrato, en relación con las
obligaciones impuestas por la autoridad en razón de uso que se destinará al inmueble.

Y, visto, además, lo dispuesto en los artículos 1º y 8º número 9 de la Ley Nº 18.101, se confirma la sentencia
apelada de fecha 28 de noviembre de dos mil cinco, escrita a fojas 52 y siguientes. (...)".

7. Romero Acuña, Gonzalo con Italmod S.A.

Corte Suprema, 10 de diciembre de 2012, rol Nº 3320-2012412

Palabras clave: Prestación de servicios — disconformidad material — cuantitativa

Normativa aplicada: artículo 1489 del Código Civil

a) Resumen. Se celebró un contrato mediante el cual una empresa se obligó a confeccionar cierto
número de prendas de vestir, y la otra a proporcionar mensualmente las materias primas necesarias.

Además, la empresa que confeccionaría las prendas entregó máquinas en comodato a la otra empresa,
las que se pagarían mediante descuento mensual de la facturación, siempre que la carga de trabajo y la
facturación mensual superara cierta cantidad.

No obstante lo anterior, ambas empresas incumplieron con sus obligaciones. Por lo que Gonzalo Romero
Acuña E.I.R.L. demandó, alegando que Italmod S.A. no entregó las prendas. Esta última, a su vez, dedujo
demanda reconvencional arguyendo que la empresa no pagó las cuotas acordadas.
El tribunal de primera instancia rechazó la demanda y acogió la demanda reconvencional. Decisión
confirmada por la Corte de Apelaciones. Finalmente, el demandante dedujo recurso de casación en la forma
y en el fondo.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"Sentencia de reemplazo

Primero: Que es un hecho plenamente reconocido por las partes y debidamente acreditado que las partes
celebraron en el mes de octubre de 2006 un contrato cuya duración era hasta el mes de noviembre de 2008, cuyas
principales obligaciones eran, respecto de la parte demandante el confeccionar prendas de vestir, las que serían
adquiridas por la demandada Italmod S.A., y respecto de la demandada el entregar una carga mínima de material
que se determinó en 2300 prendas mensuales.

Segundo: Que de los dichos de la demandada al contestar la acción interpuesta en su contra es posible dejar
asentado que las cargas mínimas de entrega que debía realizar al demandante no se cumplieron, justificando dicho
incumplimiento contractual en la incapacidad que tendría el demandante de ejecutar su obligación, aserto que no
sólo no ha sido probado, sino que además se encuentra absolutamente desvirtuado con la prueba documental que
da cuenta de las gestiones desarrolladas por el demandante tendiente a solucionar los eventuales problemas que
se le produjeron, conducta que deja establecido la voluntad que siempre tuvo de cumplir con la regla contractual".

ii. Decisión de la Corte

"Cuarto: Que de la sola existencia del incumplimiento contractual, entendido este como la insatisfacción del interés
del acreedor, no se desprende necesaria y directamente la consecuencia demandada, esto es, la resolución del
contrato y la consiguiente indemnización de perjuicios.

Lo anterior toda vez que para que se produzca el efecto resolutorio del incumplimiento se requiere que este
justamente tenga dicha entidad, y ello es así pues el artículo 1489 del Código Civil no se ha referido
'determinadamente a la totalidad de las obligaciones principales que nacen del contrato, sino a lo pactado' es decir,
'puede ocurrir que la inejecución de las obligaciones principales sean sólo parcial, o que se refiera a obligaciones
accesorias, habiéndose cumplido las obligaciones principales que esencialmente constituyen el contrato.' (Claro
Solar, Luis, 'Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado', Editorial Nascimento, 1956, T. X. de las
obligaciones, p. 130). Así y analizando el sistema que nuestro Código Civil establece frente a las situaciones de
incumplimiento contractual y teniendo como punto de partida el supuesto de que lo que debe primar es el interés
del acreedor, en cuanto a la satisfacción de su interés, es posible afirmar, como lo hace el profesor Carlos Pizarro
Wilson que 'el artículo 1489 Código Civil pone a disposición del acreedor afectado la facultad resolutoria, la que
queda reservada para aquellos incumplimientos que revistan una cierta gravedad según su efecto en el interés del
acreedor.

El supuesto de hecho de este remedio se identifica con un incumplimiento grave o esencial, siendo indiferente si es
o no imputable al deudor que incumple' (Pizarro Wilson, Carlos, 'Hacia un sistema de remedios al incumplimiento
contractual', en Estudios de Derecho Civil III. Jornadas Nacionales de Derecho Civil, Valparaíso, 2007, Santiago,
Legal Publishing, 2008, p. 401), lo que conduce a señalar que la relación contractual es más que mera suma de
obligaciones recíprocas y por ende la determinación de si se está o no frente a un incumplimiento que acarree la
resolución ha de verse desde la perspectiva de intereses satisfechos.

Quinto: Que en el caso de autos el interés que subyace a la relación contractual y que se extrae de la norma
contractual, era de parte del demandante principal el tener asegurado un mínimo de producción que a su vez
encontraba una oferta segura y garantizada; y, por parte del demandado principal, el tener un proveedor que le
aseguraba cierta calidad en la confección y épocas de entregas aseguradas, elementos que venían dado por la
condición de ex-trabajador del empresario individual con quien contrató.

Sexto: Que de lo anterior se desprende que la gravedad del incumplimiento contractual ha de ser analizada desde
una perspectiva centrada en el interés y satisfacción de las partes, siendo en consecuencia resolutorio cuando
termina frustrando el fin de contrato, es decir, cuando el perjuicio causado a la contraparte sea tal que la prive
sustancialmente de lo que tenía derecho a esperar en virtud del contrato, situación que es justamente la que
ocurrió en el caso de autos, pues el demandante principal ante los constantes incumplimientos en que incurrió su
contraparte vio frustrada la perspectiva de cumplimiento que aseguraba el contratos, en otras palabras, la conducta
de Italmod S.A. se constituyó en un hecho que destruyó la perspectiva que tuvo Gonzalo Romero Acuña Diseño
E.I.R.L. al momento de contratar en las condiciones que hizo, siendo en consecuencia dicho incumplimiento
esencial, lo que acarrea la ineficacia del contrato debiéndose en consecuencia resolverse".

8. Glide Diversiones Limitada con Compañía de Inversiones y Desarrollo Sur S.A.

Corte de Apelaciones de Santiago, 29 de noviembre de 2007, rol Nº 3073-2003413

Palabras clave: Cláusula resolutoria — arrendamiento — disconformidad jurídica

Normativa aplicada: artículo 1546 del Código Civil

a) Resumen. Se celebró un contrato de arrendamiento sobre un predio con la finalidad de destinarlo a un


campo de mini golf, lo cual no se pudo llevar acabo por parte del arrendatario, al no contar con los permisos
y autorizaciones necesarias por existir ciertas limitaciones urbanísticas que afectaban al predio.

b) Sentencia

i. Hechos del caso414

"Cuarto: que la existencia del contrato de arrendamiento que vincula a las partes, y sus términos, se encuentra
justificada mediante instrumento privado agregado a fs. 1, no objetado, el cual da cuenta de un arrendamiento entre
las partes, sobre el predio urbano formado por el polígono a b c d, con una superficie aproximada de 3.200 metros
cuadrados, ubicado en un terreno de mayor extensión con acceso por avda. Las Condes Nº 1956, de la comuna de
Vitacura, según croquis agregado a fs. 6 anexado al contrato vigente a partir del 1 de octubre de 2001, por una
renta pagadera por mensualidades anticipadas de 125 U.F.

La entrega material del inmueble se realizó con fecha 2 de octubre de 2001 según acta de entrega agregada a fs. 5
y anexada al contrato, recibiendo el predio, el arrendatario sin formular objeciones.

Por lo demás no fue controvertido tal arrendamiento.

Quinto: que, acreditada la existencia del arrendamiento y verificada la entrega material del inmueble corresponde
determinar si se entregó el predio en estado de servir para el fin que se tuvo en vista a la época de celebrar el
contrato de arrendamiento, dado que tal cuestión es el fundamento de las pretensiones de la actora principal.

Sexto: que de acuerdo a la cláusula segunda del contrato suscrito por las partes, el destino del inmueble sería
exclusivamente la instalación, manejo y desarrollo de un mini golf y sus instalaciones complementarias y
adicionales relacionadas con la operación del negocio con sujeción estricta a los permisos y autorizaciones
municipales u otras pertinentes que regulan la actividad de la arrendataria. Por tanto, esa es la finalidad que daría
al predio, la cual tuvieron en vista las partes al momento de contratar, y siendo tal fin conocido y aceptado por
ambos contratantes, se elevó a la categoría de elemento esencial del contrato celebrado por las partes".

ii. Decisión de la Corte

"3. (...) En la especie, con el mérito de la prueba rendida, dichos de los testigos y de las propias partes, no puede
sino concluirse que la voluntad de éstas, en relación a este punto, no fue otra que la que quedó expresada en el
tenor de la cláusula analizada, que establece, en forma expresa, que la tarea de obtener las autorizaciones y
permisos que se requieran para el funcionamiento de la actividad a desarrollar será del arrendatario.

Colabora en la comprensión de esta afirmación, la lectura de toda la cláusula en análisis que, en su primer párrafo,
establece que el fin exclusivo al que destinará el predio la arrendataria es la instalación, manejo y desarrollo de un
Mini Golf, con sujeción estricta a los permisos y autorizaciones municipales pertinentes que regulan la actividad de
la arrendataria, en tanto que, el párrafo tercero, faculta al arrendatario, mediante el mismo contrato, para solicitar
todos los permisos y autorizaciones que requiera para desarrollar su actividad.
4. Que lo anterior indica que la voluntad de las partes, o el entendimiento que éstas le dieron a la referida cláusula,
es el de que el arrendatario asumía el diligenciamiento de todas las autorizaciones y permisos que su actividad
requiriera, esto es, la instalación de la cancha de Mini Golf, lo cual es coincidente con lo sostenido por el
demandado al justificar la referida cláusula, en el sentido que no le cabía a él ocuparse de aquello, por no conocer
las particularidades de la actividad que la arrendataria pretendía explotar en el inmueble.

5. Que, en consecuencia, resulta improcedente que la demandada pretenda extender el alcance de lo acordado en
la cláusula segunda, a todas aquellas autorizaciones o permisos municipales que, por cualquier otro motivo, el
inmueble pudiera requerir, más allá de lo fuere necesario para instalar la cancha de Mini Golf para la que el
arrendatario utilizaría el predio.

El riesgo del negocio ha de entenderse circunscrito, por lógica, tanto al éxito o fracaso que pudiera tener el
arrendatario en la obtención de los permisos necesarios para echar a andar su proyecto, como, fundamentalmente,
al desarrollo de la actividad misma del Mini Golf".

9. Consejo de Defensa del Estado contra Desarrollo y Comercio S.A.

Corte de Apelaciones de Santiago, 20 de octubre de 2009. Rol Nº 7320-2008415

Palabras clave: Compraventa — disconformidad material — remedios convencionales

Normativa aplicada: artículo 1489 del Código Civil

a) Resumen. Carabineros de Chile encarga la confección de tenidas de campaña, cuya calidad sería
verificada por una comisión de recepción, debiendo el vendedor reemplazarlas en caso de que los
productos no alcanzaran la calidad establecida.

No obstante, frente a problemas con las prendas, el vendedor no las reemplazó, por lo que el comprador
interpuso demanda de resolución por incumplimiento.

El tribunal de primera instancia rechazó la demanda, decisión revocada por la Corte de Apelaciones.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"1º) Que en el contrato de compraventa suscrito por las partes el 26 de abril de 2005 constan las siguientes
estipulaciones:

a) que las tenidas de campaña materia de la compraventa serían recibidas por una comisión de recepción
integrada por personal de la Sección Control de Calidad para verificar la calidad del producto.

b) en el evento no corresponder el producto a la calidad establecida, el vendedor se obliga a reemplazarlo dentro


del plazo de 15 días contados desde la fecha en el que comprador comunique por escrito la no conformidad de las
especies entregadas.

c) que en caso de entregarse productos que no se reciban conforme a las estipulaciones pactadas y no fueren
reemplazadas dentro del plazo señalado, la vendedora pagaría una multa del 1% diario del valor de las especies no
recibidas conforme.

d) que para garantizar la obligación de entregar las especies con la calidad especificada, el proveedor entregó al
firmar el contrato una boleta bancaria de garantía por el 10% del valor total de la operación, por US$3.060, la que
se mantendría en custodia en dependencias de la institución compradora.

A su vez, en las bases administrativas para la propuesta pública en cuyo ámbito se celebró el contrato,
incorporadas a éste, se establece que, una vez adjudicada la venta al proveedor, la Sección Control de Calidad de
la Subdirección de Logística de Carabineros remitirá para análisis técnico de calidad 'un ejemplar' de la especie
que se encuentre en proceso de producción y/o producto terminado a fin de certificar si la calidad técnica está
conforme a las respectivas especificaciones.

(...)

3º) Que una vez recepcionadas en sus bodegas por la Sección de Almacenamiento y Distribución de Carabineros
la totalidad de las especies, esto es, las 542 Tenidas de Campaña materia de la compraventa, elegidas al azar 13
de ellas, fueron enviadas al Instituto de Investigación y Control IDIC a fin de efectuar el análisis técnico de las
mismas.

Este informe es el que en copia rola a fojas 74 bajo el Nº 586 de fecha 20 de septiembre de 2006, en cuya
conclusión se señala que la muestra analizada no cumple con la especificación técnica allí citada y que de los no
cumplimientos detectados, el siguiente incide en la aptitud de uso del material: Huincha de ajuste interior quepí,
solidez del color al sudor (manchado), lo que afectará la presentación del usuario y podrá transferir colorante a la
piel.

Conforme a este informe, por Oficio Nº 2.694 de 28 de septiembre de 2006 el Departamento de Adquisiciones y
Abastecimiento de Carabineros comunicó a la demandada que rechaza la mercancía, por lo que el proveedor
deberá efectuar los cursos de acción para corregir el defecto señalado en el quepí de la tenida.

(...)".

ii. Decisión de la Corte

"4º) Que este informe técnico de la calidad del producto, contemplado por las partes contratantes para ser realizado
luego de la entrega, por el organismo técnico competente, es suficiente para acreditar que las especies materia del
contrato de compraventa no cumplían los requisitos de calidad estipulados por las partes, independientemente de
la mayor o menor relevancia del defecto constatado, pues su sola existencia basta para tener por incumplido el
contrato. En tal situación cabía dar aplicación a lo pactado en la cláusula sexta del contrato, conforme a la cual la
demandada debió reemplazar las piezas defectuosas dentro de 15 días de comunicado que le fue el rechazo o no
conformidad de las especies entregadas, cosa que no hizo, pues ningún antecedente existe al respecto. Lo
anterior, sin perjuicio de haberse devengado, además, la multa estipulada del 1% del valor total de las especies que
no se recibieron conformes, esto es, los quepis correspondientes a las 542 tenidas de campaña materia del
contrato.

5º) Que establecido el incumplimiento del contrato por parte de la demandada, de conformidad a lo dispuesto en el
artículo 1489 del Código Civil, procede declarar la resolución del mismo, como lo solicita el demandante".

10. Comercial Automotriz Quilín Limitada contra Julián Ide Sanzberro

Corte Suprema, 19 de noviembre de 2009, rol Nº 6153-2009416

Palabras clave: Compraventa — vehículos motorizados — reparaciones

Normativa aplicada: artículo 1546 del Código Civil

a) Resumen. El comprador de un vehículo que debió ingresar en reiteradas oportunidades al taller


producto de diversas fallas, demanda al vendedor solicitando la resolución del contrato, la cual fue acogida
en primera instancia. Decisión confirmada por la corte de apelaciones.

Finalmente, la corte suprema rechaza los recursos de casación en la forma y en el fondo interpuestos por
el demandado.

b) Sentencia

i. Hechos del caso


"5º- Que en la sentencia cuestionada, los jueces del grado han concluido que las partes celebraron un contrato de
compraventa cuyo objeto era una camioneta por un precio total de $12.840.000, cumpliendo con las obligaciones
principales del contrato, esto es, el pago del precio y la entrega de la cosa, presentando la camioneta diversas
fallas mecánicas por lo que el demandante ingresó su vehículo al servicio técnico de la demandada en cinco
ocasiones.

Asimismo, es necesario señalar que la primera falla que presentó el vehículo fue con fecha 23 de junio de 2004,
esto es, a menos de dos meses de su adquisición y con sólo 5.000 kilómetros de recorrido, presentando problemas
de alineación, y posteriormente, problemas mecánicos de mayor envergadura, dejando en más de una ocasión sin
poder utilizar el vehículo al actor, obrando el demandante de buena fe al concurrir al servicio técnico de la
demandada a fin de obtener una solución definitiva a los problemas técnicos que presentaba su vehículo, situación
que permaneció desde el mes de junio a diciembre de 2004, período en el cual al vehículo le surgieron diversas
fallas mecánicas que imposibilitaban su uso cotidiano en forma normal, precisándose que el último ingreso a taller
se produjo con fecha 23 de diciembre de 2004.

(...)".

ii. Decisión de la Corte

"5º- (...) Por otra parte, al señalar la demandada que los plazos para reclamar del incumplimiento del referido
contrato se encuentran prescritos, se estima improcedente acoger dicha afirmación, toda vez que el actor acudió
oportunamente y a menos de dos meses de adquirido su vehículo al servicio técnico de la demandada, por lo cual
al alegar la demandada prescripción de la acción, no hace sino reflexionar en el sentido de que acogiendo su tesis,
los consumidores de éste tipo de bienes obviarían recurrir a los servicios técnicos de las automotoras a reclamar la
garantía que se les otorga, recurriendo inmediatamente a reclamar la resolución de sus contratos, pues el lapso de
tiempo entre el ingreso a taller de cualquiera de los vehículos vendidos y la salida de estos, serviría como un astuto
método de alegar posteriormente al no solucionar los desperfectos de los vehículos en forma completa, rápida y
eficaz la prescripción de la acción, abusando del derecho y obviando el principio rector del ordenamiento jurídico de
la buena fe contractual consagrado en el artículo 1546 del Código Civil.

Que la demandante en su actuar ha obrado desde el momento de la adquisición del vehículo con buena fe, pues
recurrió a la demandada a que le solucionaran los desperfectos del vehículo vendido, empero, la camioneta
después de cinco reparaciones no puede entenderse que tenga un defecto de fábrica que sólo con una reparación
se solucione.

Que por todo lo antes razonado y de acuerdo al artículo 1489 del Código Civil que establece la institución de
condición resolutoria tácita, la sentenciadora declarara resuelto el contrato, por lo que las cosas deberán restituirse
recíprocamente entre las partes. En cuanto a la restitución del vehículo, dicho trámite se obviará, toda vez que la
especie se encuentra en poder de la demandada".
III. R

1. Legislación nacional aplicable

a) Código Civil

Artículo 1489. "En los contratos bilaterales va envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por uno de los
contratantes lo pactado.

Pero en tal caso podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución o el cumplimiento del contrato, con
indemnización de perjuicios".

Artículo 1590. "Si la deuda es de un cuerpo cierto, debe el acreedor recibirlo en el estado en que se halle; a menos
que se haya deteriorado y que los deterioros provengan del hecho o culpa del deudor, o de las personas por
quienes éste es responsable; o a menos que los deterioros hayan sobrevenido después que el deudor se ha
constituido en mora, y no provengan de un caso fortuito a que la cosa hubiese estado igualmente expuesta en
poder del acreedor.

En cualquiera de estas dos suposiciones se puede pedir por el acreedor la rescisión del contrato y la indemnización
de perjuicios; pero si el acreedor prefiere llevarse la especie, o si el deterioro no pareciere de importancia, se
concederá solamente la indemnización de perjuicios. (...)".

Artículo 1826. "El vendedor es obligado a entregar la cosa vendida inmediatamente después del contrato o a la
época prefijada en él.

Si el vendedor por hecho o culpa suya ha retardado la entrega, podrá el comprador a su arbitrio perseverar en el
contrato o desistir de él, y en ambos casos con derecho para ser indemnizado de los perjuicios según las reglas
generales. (...)".

Artículo 1858. "Son vicios redhibitorios los que reúnen las calidades siguientes:

1a. Haber existido al tiempo de la venta;

2a. Ser tales, que por ellos la cosa vendida no sirva para su uso natural, o sólo sirva imperfectamente, de manera
que sea de presumir que conociéndolos el comprador no la hubiera comprado o la hubiera comprado a mucho
menos precio;

3a. No haberlos manifestado el vendedor, y ser tales que el comprador haya podido ignorarlos sin negligencia
grave de su parte, o tales que el comprador no haya podido fácilmente conocerlos en razón de su profesión u
oficio".

Artículo 1860. "Los vicios redhibitorios dan derecho al comprador para exigir o la rescisión de la venta o la rebaja
del precio, según mejor le pareciere".

Artículo 1868. "Si los vicios ocultos no son de la importancia que se expresa en el número 2.º del artículo 1858, no
tendrá derecho el comprador para la rescisión de la venta sino sólo para la rebaja del precio".

Artículo 1873. "Si el comprador estuviere constituido en mora de pagar el precio en el lugar y tiempo dichos, el
vendedor tendrá derecho para exigir el precio o la resolución de la venta, con resarcimiento de perjuicios".

b) Código de Comercio

Artículo 134. "La compra por orden de una cosa designada sólo por su especie, y que el vendedor debe remitir al
comprador, implica de parte de éste la facultad de resolver el contrato, si la cosa no fuere sana y de regular calidad.
Siendo la cosa designada a la vez por su especie y calidad, el comprador tendrá también la facultad de resolver el
contrato si la cosa no fuere de la calidad estipulada.

Habiendo desacuerdo entre las partes en los dos casos propuestos, se ordenará que la cosa sea reconocida por
peritos".

Artículo 135. "Cuando la compra fuere ejecutada sobre muestras, lleva implícita la condición de resolverse el
contrato si las mercaderías no resultaren conformes con las muestras".

Artículo 153. "Rehusando el comprador, sin justa causa, la recepción de las mercaderías compradas, el vendedor
podrá solicitar la rescisión de la venta con indemnización de perjuicios, o el pago del precio con los intereses
legales, poniendo las mercaderías a disposición del juzgado de comercio para que ordene su depósito y venta en
martillo por cuenta del comprador.

El vendedor podrá igualmente solicitar el depósito siempre que el comprador retardare la recepción de las
mercaderías; y en este caso serán de cargo del último los gastos de traslación de las mercaderías al depósito y de
su conservación en él".

Artículo 156. "No entregando el vendedor dentro del plazo estipulado las mercaderías vendidas, el comprador
podrá solicitar el cumplimiento o la rescisión del contrato, y en uno u otro caso la reparación de los perjuicios que
hubiere sufrido".

c) Convención de las Naciones Unidas sobre los Contratos de Compraventa Internacional de


Mercaderías

Artículo 25. "El incumplimiento del contrato por una de las partes será esencial cuando cause a la otra parte un
perjuicio tal que la prive sustancialmente de lo que tenía derecho a esperar en virtud del contrato, salvo que la parte
que haya incumplido no hubiera previsto tal resultado y que una persona razonable de la misma condición no lo
hubiera previsto en igual situación".

Artículo 26. "La declaración de resolución del contrato surtirá efecto sólo si se comunica a la otra parte".

Artículo 45. "1) Si el vendedor no cumple cualquiera de las obligaciones que le incumben conforme al contrato o a
la presente Convención, el comprador podrá:

a) ejercer los derechos establecidos en los artículos 46 a 52;

b) exigir la indemnización de los daños y perjuicios conforme a los artículos 74 a 77.

2) El comprador no perderá el derecho a exigir la indemnización de los daños y perjuicios aunque ejercite cualquier
otra acción conforme a su derecho.

3) Cuando el comprador ejercite una acción por incumplimiento del contrato, el juez o el árbitro no podrán conceder
al vendedor ningún plazo de gracia".

Artículo 46. "1) El comprador podrá exigir al vendedor el cumplimiento de sus obligaciones, a menos que haya
ejercitado un derecho o acción incompatible con esa exigencia.

2) Si las mercaderías no fueren conformes al contrato, el comprador podrá exigir la entrega de otras mercaderías
en sustitución de aquéllas sólo si la falta de conformidad constituye un incumplimiento esencial del contrato y la
petición de sustitución de las mercaderías se formula al hacer la comunicación a que se refiere el artículo 39 o
dentro de un plazo razonable a partir de ese momento. (...)".

Artículo 47. "1) El comprador podrá fijar un plazo suplementario de duración razonable para el cumplimiento por el
vendedor de las obligaciones que le incumban.

2) El comprador, a menos que haya recibido la comunicación del vendedor de que no cumplirá lo que le incumbe
en el plazo fijado conforme al párrafo precedente, no podrá, durante ese plazo, ejercitar acción alguna por
incumplimiento del contrato. Sin embargo, el comprador no perderá por ello el derecho a exigir la indemnización de
los daños y perjuicios por demora en el cumplimiento".

Artículo 49. "1) El comprador podrá declarar resuelto el contrato:


a) si el incumplimiento por el vendedor de cualquiera de las obligaciones que le incumban conforme al contrato o a
la presente Convención constituye un incumplimiento esencial del contrato; o

b) en caso de falta de entrega, si el vendedor no entrega las mercaderías dentro del plazo suplementario fijado por
el comprador conforme al párrafo 1) del artículo 47 o si declara que no efectuará la entrega dentro del plazo así
fijado.

2) No obstante, en los casos en que el vendedor haya entregado las mercaderías, el comprador perderá el derecho
a declarar resuelto el contrato si no lo hace:

a) en caso de entrega tardía, dentro de un plazo razonable después de que haya tenido conocimiento de que se ha
efectuado la entrega:

b) en caso de incumplimiento distinto de la entrega tardía, dentro de un plazo razonable:

i) después de que haya tenido o debiera haber tenido conocimiento del incumplimiento;

ii) después del vencimiento del plazo suplementario fijado por el comprador conforme al párrafo 1) del artículo 47, o
después de que el vendedor haya declarado que no cumplirá sus obligaciones dentro de ese plazo suplementario;
o

iii) después del vencimiento del plazo suplementario indicado por el vendedor conforme al párrafo 2) del artículo 48,
o después de que el comprador haya declarado que no aceptará el cumplimiento".

Artículo 51. "1) Si el vendedor sólo entrega una parte de las mercaderías o si sólo una parte de las mercaderías
entregadas es conforme al contrato, se aplicarán los artículos 46 a 50 respecto de la parte que falte o que no sea
conforme.

2) El comprador podrá declarar resuelto el contrato en su totalidad sólo si la entrega parcial o no conforme al
contrato constituye un incumplimiento esencial de éste".

Artículo 63. "1) El vendedor podrá fijar un plazo suplementario de duración razonable para el cumplimiento por el
comprador de las obligaciones que le incumban. 2) El vendedor, a menos que haya recibido comunicación del
comprador de que no cumplirá lo que le incumbe en el plazo fijado conforme al párrafo precedente, no podrá,
durante ese plazo, ejercitar acción alguna por incumplimiento del contrato. Sin embargo, el vendedor no perderá
por ello el derecho que pueda tener a exigir la indemnización de los daños y perjuicios por demora en el
cumplimiento".

Artículo 64. "1) El vendedor podrá declarar resuelto el contrato:

a) si el incumplimiento por el comprador de cualquiera de las obligaciones que le incumban conforme al contrato o
a la presente Convención constituye un incumplimiento esencial del contrato; o

b) si el comprador no cumple su obligación de pagar el precio o no recibe las mercaderías dentro del plazo
suplementario fijado por el vendedor conforme al párrafo 1) del artículo 63 o si declara que no lo hará dentro del
plazo así fijado.

2) No obstante, en los casos en que el comprador haya pagado el precio, el vendedor perderá el derecho a
declarar resuelto el contrato si no lo hace:

a) en caso de cumplimiento tardío por el comprador, antes de que el vendedor tenga conocimiento de que se ha
efectuado el cumplimiento; o

b) en caso de incumplimiento distinto del cumplimiento tardío por el comprador, dentro de un plazo razonable:

i) después de que el vendedor haya tenido o debiera haber tenido conocimiento del incumplimiento; o

ii) después del vencimiento del plazo suplementario fijado por el vendedor conforme al párrafo 1) del artículo 63, o
después de que el comprador haya declarado que no cumplirá sus obligaciones dentro de ese plazo
suplementario".

Artículo 72. "1) Si antes de la fecha de cumplimiento fuere patente que una de las partes incurrirá en
incumplimiento esencial del contrato, la otra parte podrá declararlo resuelto.
2) Si hubiere tiempo para ello, la parte que tuviere la intención de declarar resuelto el contrato deberá comunicarlo
con antelación razonable a la otra parte para que ésta pueda dar seguridades suficientes de que cumplirá sus
obligaciones.

3) Los requisitos del párrafo precedente no se aplicarán si la otra parte hubiere declarado que no cumplirá sus
obligaciones".

Artículo 73. "1) En los contratos que estipulen entregas sucesivas de mercaderías, si el incumplimiento por una de
las partes de cualquiera de sus obligaciones relativas a cualquiera de las entregas constituye un incumplimiento
esencial del contrato en relación con esa entrega, la otra parte podrá declarar resuelto el contrato en lo que
respecta a esa entrega.

2) Si el incumplimiento por una de las partes de cualquiera de sus obligaciones relativas a cualquiera de las
entregas da a la otra parte fundados motivos para inferir que se producirá un incumplimiento esencial del contrato
en relación con futuras entregas, esa otra parte podrá declarar resuelto el contrato para el futuro, siempre que lo
haga dentro de un plazo razonable.

3) El comprador que declare resuelto el contrato respecto de cualquier entrega podrá, al mismo tiempo, declararlo
resuelto respecto de entregas ya efectuadas o de futuras entregas si, por razón de su interdependencia, tales
entregas no pudieren destinarse al uso previsto por las partes en el momento de la celebración del contrato".

Artículo 81. "1) La resolución del contrato liberará a las dos partes de sus obligaciones, salvo a la indemnización
de daños y perjuicios que pueda ser debida.

La resolución no afectará a las estipulaciones del contrato relativas a la solución de controversias ni a ninguna otra
estipulación del contrato que regule los derechos y obligaciones de las partes en caso de resolución.

2) La parte que haya cumplido total o parcialmente el contrato podrá reclamar a la otra parte la restitución de lo que
haya suministrado o pagado conforme al contrato. Si las dos partes están obligadas a restituir, la restitución deberá
realizarse simultáneamente".

Artículo 82. "1) El comprador perderá el derecho a declarar resuelto el contrato o a exigir al vendedor la entrega de
otras mercaderías en sustitución de las recibidas cuando le sea imposible restituir éstas en un estado
sustancialmente idéntico a aquél en que las hubiera recibido.

2) El párrafo precedente no se aplicará:

a) si la imposibilidad de restituir las mercaderías o de restituirlas en un estado sustancialmente idéntico a aquél en


que el comprador las hubiera recibido no fuere imputable a un acto u omisión de éste;

b) si las mercaderías o una parte de ellas hubieren perecido o se hubieren deteriorado como consecuencia del
examen prescrito en el artículo 38; o

c) si el comprador, antes de que descubriera o debiera haber descubierto la falta de conformidad, hubiere vendido
las mercaderías o una parte de ellas en el curso normal de sus negocios o las hubiere consumido o transformado
conforme a un uso normal".

Artículo 83. "El comprador que haya perdido el derecho a declarar resuelto el contrato o a exigir al vendedor la
entrega de otras mercaderías en sustitución de las recibidas, conforme al artículo 82, conservará todos los demás
derechos y acciones que le correspondan conforme al contrato y a la presente Convención".

Artículo 84. "1) El vendedor, si estuviere obligado a restituir el precio, deberá abonar también los intereses
correspondientes a partir de la fecha en que se haya efectuado el pago.

2) El comprador deberá abonar al vendedor el importe de todos los beneficios que haya obtenido de las
mercaderías o de una parte de ellas:

a) cuando deba restituir las mercaderías o una parte de ellas; o

b) cuando le sea imposible restituir la totalidad o una parte de las mercaderías o restituir la totalidad o una parte de
las mercaderías en un estado sustancialmente idéntico a aquél en que las hubiera recibido, pero haya declarado
resuelto el contrato o haya exigido al vendedor la entrega de otras mercaderías en sustitución de las recibidas".
2. Instrumentos del Derecho Uniforme

a) Principios UNIDROIT sobre los contratos comerciales internacionales

Artículo 5.1.8 (Contrato de tiempo indefinido). "Cualquiera de las partes puede resolver un contrato de tiempo
indefinido, notificándolo con razonable anticipación".

Artículo 7.1.5 (Período suplementario para el cumplimiento). "(1) En caso de incumplimiento, la parte
perjudicada podrá conceder, mediante notificación a la otra parte, un período suplementario para que cumpla.

(2) Durante el período suplementario, la parte perjudicada puede suspender el cumplimiento de sus propias
obligaciones correlativas y reclamar el resarcimiento, pero no podrá ejercitar ningún otro remedio. La parte
perjudicada puede ejercitar cualquiera de los remedios previstos en este Capítulo si la otra parte le notifica que no
cumplirá dentro del período suplementario o si éste finaliza sin que la prestación debida haya sido realizada.

(3) En caso de que la demora en el cumplimiento no sea esencial, la parte perjudicada que ha notificado a la otra el
otorgamiento de un período suplementario de duración razonable, puede resolver el contrato al final de dicho
período. El período suplementario que no sea de una duración razonable puede extenderse en consonancia con
dicha duración. La parte perjudicada puede establecer en su notificación que el contrato quedará resuelto
automáticamente si la otra parte no cumple.

(4) El párrafo (3) no se aplicará cuando la prestación incumplida sea tan sólo una mínima parte de la obligación
contractual asumida por la parte incumplidora".

Artículo 7.3.1 (Derecho a resolver el contrato). "(1) Una parte puede resolver el contrato si la falta de
cumplimiento de una de las obligaciones de la otra parte constituye un incumplimiento esencial.

(2) Para determinar si la falta de cumplimiento de una obligación constituye un incumplimiento esencial se tendrá
en cuenta, en particular, si:

(a) el incumplimiento priva sustancialmente a la parte perjudicada de lo que tenía derecho a esperar en virtud del
contrato, a menos que la otra parte no hubiera previsto ni podido prever razonablemente ese resultado;

(b) la ejecución estricta de la prestación insatisfecha era esencial según el contrato;

(c) el incumplimiento fue intencional o temerario;

(d) el incumplimiento da a la parte perjudicada razones para desconfiar de que la otra cumplirá en el futuro;

(e) la resolución del contrato hará sufrir a la parte incumplidora una pérdida desproporcionada como consecuencia
de su preparación o cumplimiento.

(3) En caso de demora, la parte perjudicada también puede resolver el contrato si la otra parte no cumple antes del
vencimiento del período suplementario concedido a ella según el Artículo 7.1.5".

Artículo 7.3.2 (Notificación de la resolución). "(1) El derecho de una parte a resolver el contrato se ejercita
mediante una notificación a la otra parte.

(2) Si la prestación ha sido ofrecida tardíamente o de otro modo no conforme con el contrato, la parte perjudicada
perderá el derecho a resolver el contrato a menos que notifique su decisión a la otra parte en un período razonable
después de que supo o debió saber de la oferta o de la prestación defectuosa".

Artículo 7.3.3 (Incumplimiento anticipado). "Si antes de la fecha de cumplimiento de una de las partes fuere
patente que una de las partes incurrirá en un incumplimiento esencial, la otra parte puede resolver el contrato".

Artículo 7.3.4 (Garantía adecuada de cumplimiento). "Una parte que crea razonablemente que habrá un
incumplimiento esencial de la otra parte puede reclamar una garantía adecuada del cumplimiento y, mientras tanto,
puede suspender su propia prestación. Si esta garantía no es otorgada en un plazo razonable, la parte que la
reclama puede resolver el contrato".
Artículo 7.3.5 (Efectos generales de la resolución). "(1) La resolución del contrato releva a ambas partes de la
obligación de efectuar y recibir prestaciones futuras.

(2) La resolución no excluye el derecho a reclamar una indemnización de los daños y perjuicios causados por el
incumplimiento.

(3) La resolución no afecta cualquier término del contrato relativo al arreglo de controversias o cualquier otra
cláusula del contrato destinada a operar aún después de haber sido resuelto".

Artículo 7.3.6 (Restitución en el caso de contratos de ejecución instantánea). "(1) Al resolver un contrato cuyo
cumplimiento tiene lugar en un solo momento, cada parte puede reclamar a la otra la restitución de lo entregado en
virtud de dicho contrato, siempre que tal parte restituya a la vez lo que haya recibido.

(2) Si no es posible o apropiada la restitución en especie, procederá una compensación en dinero, siempre que sea
razonable.

(3) La parte que se benefició con el cumplimiento no está obligada a la compensación en dinero si la imposibilidad
de la restitución en especie es imputable a la otra parte.

(4) Puede exigirse una compensación por aquellos gastos razonablemente necesarios para proteger o conservar lo
recibido".

Artículo 7.3.7 (Restitución en el caso de contratos de ejecución sucesiva). "(1) Al resolver un contrato cuyo
cumplimiento se extiende en el tiempo, solamente se puede reclamar la restitución para el período posterior a la
resolución, siempre que el contrato sea divisible.

(2) En la medida en que proceda la restitución, se aplicarán las disposiciones del Artículo 7.3.6".

b) Principios Latinoamericanos de Derecho de los Contratos

Artículo 87. Carácter esencial del incumplimiento

"Se entiende que el incumplimiento es esencial cuando:

(a) Las partes así lo han acordado respecto de obligaciones determinadas o de supuestos específicos de
incumplimiento.

(b) Es doloso.

(c) La conducta del deudor incumplidor hace perder razonablemente al acreedor la confianza en el cumplimiento
posterior del contrato.

(d) Prive sustancialmente al acreedor de aquello que podía esperar de acuerdo con lo que era previsible para las
partes al tiempo de celebrarse el contrato.

(e) El deudor no cumple dentro del plazo de subsanación del artículo 93".

Artículo 91. De los medios de tutela

"(1) En caso de incumplimiento, el acreedor puede ejercer, a su elección y según proceda, alguno de los siguientes
medios de tutela:

(a) Cumplimiento específico;

(b) Reducción del precio;

(c) Resolución del contrato;

(...)".

Artículo 92. Comunicación en los cumplimientos imperfectos

"(1) En caso de cumplimiento imperfecto, el acreedor debe comunicar la disconformidad en un plazo razonable
contado desde el momento en que tuvo o debió tener conocimiento.
(2) A falta de comunicación, el acreedor no puede exigir el cumplimiento, ni resolver el contrato".

Artículo 93. Plazo de subsanación

"(1) Salvo incumplimiento esencial, el acreedor debe otorgar un plazo adicional de duración razonable al deudor
para que subsane su incumplimiento.

(2) Mientras se encuentre pendiente el plazo, el acreedor no puede ejercer ningún medio de tutela que sea
incompatible con la subsanación, pero subsiste su derecho a la indemnización.

(3) Si el deudor no subsana dentro del plazo o declara que no lo hará, el acreedor puede servirse de cualquiera
medio de tutela".

Artículo 97. Resolución por incumplimiento

"(1) Cualquiera de las partes puede resolver el contrato cuando la otra haya incurrido en un incumplimiento
esencial.

(2) El incumplimiento recíproco no impide la resolución del contrato.

(3) La resolución puede ser judicial o por comunicación".

Artículo 98. Resolución por comunicación

"La resolución opera mediante comunicación escrita a la otra parte y produce efectos desde su recepción".

Artículo 99. De los efectos de la resolución

"(1) La resolución produce la extinción del contrato, salvo que sea parcial. Empero, no afecta las cláusulas que las
partes hayan previsto para la solución de controversias, las relativas al incumplimiento mismo o cualquier otra
cláusula destinada a surtir efecto aun después de la resolución del contrato.

(2) Las restituciones proceden conforme los artículos 119 a 123".

IV. B

A R , Enrique (2003). "Acción resolutoria y excepción de contrato no cumplido". Revista


Actualidad Jurídica, Nº 8.

M A , Claudia (2011). El incumplimiento resolutorio en el Código Civil. Santiago: Legal


Publishing.

P A , Daniel (2003). Obligaciones: teoría general y clasificaciones, la resolución por


incumplimiento. Santiago: Editorial Jurídica de Chile.

P A , Daniel (2012). "Algunas reformas a la resolución por incumplimiento". Revista de


Derecho Universidad de Concepción, Nº 80.

P W , Carlos (2013). "Cláusulas resolutorias y pacto comisorio calificado. Tan lejos tan cerca",
en Estudios de Derecho Civil VIII. Santiago: Thomsom Reuters.

V O , Álvaro (2009). "La noción de incumplimiento esencial en el 'código civil'". Revista de


Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Nº 32.

V. O
Roberto Hart Guevara con Sociedad Inmobiliaria Ayko Limitada, Corte de Apelaciones de Valdivia, de 21 de
noviembre de 2014, rol Nº 540-2014. Cita Online: CL/JUR/8874/2014.

Set Moena Chandía con Enrique Quidel Llanquihuen y otro, Corte Suprema Cuarta Sala, de 2 de junio de
2016, rol Nº 6528-2015. Cita Online: CL/JUR/3640/2016.

Dagoberto Zavala Jiménez con Banco de Crédito e Inversiones, Corte de Apelaciones de Antofagasta, de
12 de junio de 2015, rol Nº 1577-2014. Cita Online: CL/JUR/3350/2015.

Fresia Patricia Arancibia Hodges con Renato Weisser Hernández, Corte Suprema Primera Sala, de 18 de
agosto de 2011, rol Nº 3140-2010. Cita Online: CL/JUR/6696/2011.

Corte de Apelaciones de Rancagua, 8 de junio de 2001, rol Nº 17043.

B. S .L

I. L

La cuestión del artículo 310 del Código de Procedimiento Civil y el funcionamiento de la acción resolutoria

La cuestión puede plantearse con una sencillez que tiende a ocultar cierta complejidad del problema que,
como se verá, en ocasiones, ha entorpecido su adecuado tratamiento por parte de los tribunales: ¿hasta
cuándo puede el deudor enervar la acción resolutoria con el pago de la obligación?

La respuesta a esta pregunta en el ámbito nacional ha dado lugar a dos problemas diversos que, sin
embargo, se relacionan. El primero de ellos se manifiesta a través de la relación entre la facultad resolutoria
y el artículo 310 del CPC. El segundo problema vuelve a referir a la facultad resolutoria, pero esta vez en
relación al hecho de que, salvo cláusula expresa, la resolución no opera ipso facto.

a) Dos preguntas distintas

La pregunta acerca de hasta cuándo se puede pagar, en términos que dicho pago enerve la acción
resolutoria, debe distinguirse de otra, a saber: ¿hasta cuándo puede oponerse la excepción de pago?

Debe distinguirse, pues, como resulta evidente, de que se trata de cuestiones distintas y porque de no
hacerlo se incurre en el riesgo —acaecido en algunas sentencias de los tribunales superiores de justicia—
de responder a la segunda pregunta cuando de lo que se trataba era de responder a la primera.

Convendrá aclarar estas ideas. El texto del artículo 310 del CPC dispone lo siguiente:

"No obstante lo dispuesto en el artículo anterior, las excepciones de prescripción, cosa juzgada, transacción y pago
efectivo de la deuda, cuando ésta se funde en un antecedente escrito, podrán oponerse en cualquier estado de la
causa; pero no se admitirán si no se alegan por escrito antes de la citación para sentencia en primera instancia, o
de la vista de la causa en segunda.
Si se formulan en primera instancia, después de recibida la causa a prueba, se tramitarán como incidentes, que
pueden recibirse a prueba, si el tribunal lo estima necesario, y se reservará su resolución para definitiva.

Si se deducen en segunda, se seguirá igual procedimiento, pero en tal caso el tribunal de alzada se pronunciará
sobre ellas en única instancia".

A partir de dicho texto, y considerando que, salvo que exista una cláusula resolutoria expresa, la
resolución no opera automáticamente por el incumplimiento, sino que debe ser declarada judicialmente. Se
ha señalado que el plazo dentro del cual se puede pagar, enervando la acción resolutoria, correspondería a
aquel que le fija el artículo 310 del CPC a la interposición de la excepción de pago cuando conste por
escrito.

Así, por ejemplo, lo sostiene Abeliuk:

"En nuestra legislación, en cambio, el acreedor tiene que demandar la resolución por medio de la acción
resolutoria, y como ella no se produce mientras no es declarada, el deudor puede, segun decíamos, pagar la
obligación impidiendo la resolución hasta el momento en que se dicte la sentencia respectiva. Así lo han estimado
en forma unanime la doctrina y jurisprudencia.

De acuerdo al art. 310 del C.P.C, la excepción perentoria de pago de la deuda que se funde en antecedente escrito
puede oponerse hasta la citación para sentencia en primera instancia y hasta antes de la vista de la causa en
segunda. Hasta ese momento el deudor puede pagar"417.

Al margen de cuál sea la respuesta a la pregunta acerca de hasta cuándo se puede enervar la acción
resolutoria con el pago de la obligación, lo que resulta evidente es que la respuesta —aunque fuera idéntica
a la del artículo 310 CPC— no se puede justificar en el artículo 310 CPC, pues dicho precepto está
respondiendo a una cuestión distinta, a saber y como ya se ha dicho: ¿hasta cuándo se puede oponer la
excepción de pago cuando esta se funda en un antecedente escrito?

b) Una respuesta más allá del artículo 310 CPC

La tentativa de una respuesta propia a la pregunta acerca de hasta cuándo se puede enervar la acción
resolutoria, aparece con toda claridad en una sentencia de la Corte Suprema de 15 de mayo de 2014418
que presenta con acierto lo que podría considerarse la jurisprudencia de dicho tribunal durante la mayor
parte de la última década.

Los hechos acreditados, tal y como los expone la sentencia, son los siguientes:

"a) Las partes celebraron un contrato de compraventa, en los términos expuestos en la demanda;

b) Los demandados se encontraban en mora en el pago de las cuotas del saldo del precio de la convención aludida
al momento de notificarse la demanda;

c) La demanda se notificó el 22 de marzo de 2011 y el pago con que se ha pretendido impugnar la acción
resolutoria se efectuó el 7 de abril de 2011, cuando el acreedor ya había manifestado su decisión de no perseverar
en el contrato".

El tribunal de instancia consideró que dicho pago era suficiente para enervar la acción resolutoria. La
Corte de Apelaciones y la Suprema discreparon. En lo que toca a la segunda, sus argumentos fueron los
siguientes:

"CUARTO: Que lo que corresponde dilucidar es el alcance de la excepción de pago efectivo de la deuda a que se
refiere el artículo 310 del Código de Procedimiento Civil. Esta excepción, como la de prescripción, cosa juzgada y
transacción puede oponerse en cualquier estado de la causa antes de la citación para sentencia en primera
instancia, o de la vista de la causa en segunda, debiendo fundarse en un antecedente escrito.

A estas defensas se les denominan 'excepciones anómalas', en atención a que por su naturaleza de perentorias
pueden oponerse después de contestada la demanda, a diferencia de las restantes que deben deducirse en la
contestación de la demanda, conforme al artículo 309 Nº 3 del Código de Enjuiciamiento Civil. En armonía con la
norma citada, el artículo 312 del mismo código, dispone que en los escritos de réplica y dúplica las partes podrán
ampliar, adicionar o modificar las acciones y excepciones que hayan formulado en la demanda y la contestación,
pero sin que puedan alterar lo que sea objeto principal del pleito.

Este carácter especial relativo a la época hasta cuando pueden oponerse, y del que deriva su denominación de
anómalas, lo señala el artículo 310 del cuerpo de leyes citado, que inicia su redacción restrictiva con los términos
'No obstante lo dispuesto en el artículo anterior....'.

Ahora bien, aplicando lo dicho al caso concreto, es posible aseverar que esa posibilidad que la ley entrega al
demandado no trae como consecuencia que éste pueda enervar la demanda de resolución pagando después de
notificada la demanda y establecida la relación procesal entre las partes, puesto que en tal caso no tendría ningún
sentido la opción que el inciso segundo del artículo 1489 del Código Civil otorga al contratante diligente quien
puede elegir, a su arbitrio, la resolución del contrato y no el cumplimiento. Misma opción que el artículo 1873 del
Código Civil otorga al vendedor quién 'tendrá derecho para exigir el precio o la resolución de la venta, con
resarcimiento de perjuicios'.

Luego, de estimarse efectiva la posibilidad del demandado si se considera que puede enervarse la acción de
resolución mediante el pago efectivo de lo adeudado, quién tendría la opción sería el contratante incumplidor, ya
que podría dilatar el juicio y optar antes de la sentencia en pagar y dejar sin destino la demanda de resolución que
ha impetrado el contratante diligente. Lo anterior no se aviene con el texto y el sentido del inciso segundo del
artículo 1489 del Código Civil y con el artículo 1873 del mismo código. Si bien la resolución del contrato requiere de
una sentencia judicial que así lo declare, esto no significa que pueda pagarse en cualquier estado del juicio, antes
de la citación para sentencia. Lo que sí puede hacer el deudor es oponer la excepción de pago efectivo, fundada en
un antecedente escrito, pero cuando tal pago se ha efectuado antes de la notificación de la demanda.

De esta manera se evita que por falta de información, poco plazo para contestar, u otra circunstancia el deudor no
haya podido excepcionarse con un pago ya efectuado. Así las cosas, puede oponer la excepción de un pago ya
ejecutado antes de notificarse la demanda de resolución, pero esto no significa que pueda pagar durante el
transcurso del juicio si la acción entablada por el demandante es la de resolución, en armonía con su derecho de
optar que le confieren los artículos 1489 y 1873 del Código Civil. De esta manera, existe concordancia entre los
artículos 1489 y 1873 del Código Civil con el artículo 310 del Código de Procedimiento Civil.

QUINTO: Que en el mismo sentido que se indica en el motivo precedente se pronuncia el profesor Daniel Peñailillo
Arévalo. 'Concordamos en que la resolución no opera de pleno derecho. Pero de esa afirmación no tiene por qué
extraerse necesariamente que el deudor puede pagar durante todo el curso del pleito. De ser así, se estaría
transgrediendo el art. 1489, el cual ordena que la opción la tiene el contratante cumplidor, lo cual es bien justificado.
Con aquella conclusión la opción pasaría al deudor, el cual podría cumplir el contrato o dejar que se resuelva y,
más aún, gobernaría, tendría en sus manos la suerte del contrato durante todo el proceso; hasta última hora podría
pagar o dejar que el contrato se resuelva. Estimamos que, obedeciendo al art. 1489, la opción la tiene el cumplidor,
el cual la ejercita al interponer la demanda. Desde entonces, el deudor ya no puede pagar. Pero el contrato no se
resuelve al demandar; es necesaria la sentencia, en la que se declarará (si fuere el caso) que la opción del actor
estuvo ajustada a derecho. Nótese que no porque el actor presente una demanda al tribunal ha de estar todo
conforme; debe oírse a la contraria, por si sostiene que la demanda es improcedente porque él cumplió, o que el
actor tampoco ha cumplido, etc. Entonces el fallo declarará si están o no reunidas todas las exigencias para la
resolución y, si es así, constatando todos los supuestos, declarará que el contrato está resuelto. Esta solución, que
nos parece justa y lógica, no encuentra tropiezo legal alguno, antes bien, se ajusta al texto del art. 1489, que
confiere la opción al cumplidor. Resta hacerse cargo del citado art. 310 del CPC. Podría objetarse que esta
solución contradice al art. 310 pero no es así. Lo que el art. 310 dispone es que la excepción de puede oponerse
en cualquier estado del juicio, no que se pueda pagar en cualquier estado del juicio (la excepción es tan
trascendente que la ley persigue evitar que por no oponerse durante el breve plazo de la contestación de la
demanda se produzca la injusticia de que el deudor se vea obligado a un doble pago, por lo que le permite oponer
esa excepción en cualquier tiempo durante el pleito). Esto significa simplemente que si el deudor había pagado
(antes de la demanda), puede oponer la excepción de pago durante todo el litigio, pero no significa que pueda
pagar después de la demanda, porque entonces la opción, como se dijo, la tendría él, lo que es contrario al texto
legal; él es el incumplidor; y habiéndose optado por la resolución por quien tenía la opción, ya no es tiempo de que
pague'. (Daniel Peñailillo Arévalo. Obligaciones. Teoría General y Clasificaciones. La resolución por incumplimiento.
Editorial Jurídica de Chile. 2008. Páginas 417 y 418)".

Se trata de una transcripción extensa; sin embargo, a partir de ella no sólo puede acreditarse el error en
que se padece al confundir las dos preguntas, sino que, además, resulta posible enderezar una respuesta a
la pregunta acerca del plazo del pago que enerva la resolución.
Para precisar esta respuesta, convendrá considerar un aspecto del funcionamiento de la acción
resolutoria en relación al hecho que el artículo 1489 consagra una facultad de resolver el contrato para el
acreedor.

c) El funcionamiento de la resolución: declaración judicial y facultad resolutoria

Resulta evidente: el artículo 310 CPC no responde a la pregunta acerca de hasta cuándo se puede pagar,
por lo mismo no constituye un argumento que pueda utilizarse a estos efectos.

La extensa transcripción anterior nos indica hasta cuándo se puede pagar y relaciona esta fecha con el
ejercicio de la facultad resolutoria. Resulta interesante considerar brevemente la cuestión con el objeto de
disolver otro error cuyo origen, muy probablemente pueda encontrarse en Alessandri, acompañó a algunas
sentencias de la Corte Suprema hasta hace no demasiado tiempo.

La sentencia de la Corte Suprema de 26 de octubre de 1994419 lo ilustra bien. Se trataba de un contrato


de cesión de derechos hereditarios, obligándose el demandado a pagar la suma de $5.000.000. Dicha
deuda fue documentada en cheques, varios de los cuales no fueron pagados. Sin embargo, con
posterioridad a la notificación de la demanda resolutoria, pero con anterioridad a la dictación de la
sentencia, el demandado pagó el precio completo.

La Corte razona que la condición resolutoria tácita no produce sus efectos ipso facto y, por lo tanto,
mientras no se declare la resolución, el deudor puede enervar la acción y hacer subsistir el pago.

Por otra parte, en la sentencia de la Corte Suprema de 2 de mayo de 2012420, se lee lo siguiente:

"5º.- Que, sentados los presupuestos fácticos y el encuadre legal que regula la situación en análisis, corresponde
poner de relieve que, la resolución impetrada con arreglo a lo prevenido en el inciso segundo del artículo 1489 del
Código de Procedimiento Civil no opera de pleno derecho, sino que requiere de una sentencia judicial que la
declare, para que ello ocurra es menester que el contratante cumplidor demande impetrando la resolución, ergo,
habiendo dejado de lado la posibilidad de instar por el cumplimiento del contrato incumplido.

Esto es así, precisamente porque el claro tenor del precepto en referencia lo establece al otorgar al acreedor el
derecho a escoger entre pedir la resolución o el cumplimiento del contrato. Esta alternativa a la que queda sujeta la
petición que en el caso de la condición resolutoria tácita se concede al contratante diligente, conduce de modo
ineluctable a concluir que la resolución requiere de una sentencia judicial que se pronuncie sobre aquella solicitud.

De este modo, si para que tenga lugar la resolución, el acreedor debe solicitarla, para lo cual, a su vez, debe haber
optado conforme a la facultad que le señala la ley, quiere decir que la resolución no opera de pleno derecho sólo
por acaecer el evento de la condición.

Así lo han venido sosteniendo ampliamente la doctrina y la jurisprudencia en nuestro ordenamiento.

Don Arturo Alessandri Rodríguez enseña: 'dentro de nuestro Código, la resolución proveniente de la condición
resolutoria tácita no opera de pleno derecho sino en virtud de sentencia judicial y mientras ésta no se dicte, el
contrato subsiste, por lo que el comprador, a fin de enervar la acción resolutoria, puede pagar válidamente el precio
durante el curso del juicio, hasta el mismo momento de dictarse aquélla.' (De la compraventa y de la promesa de
compraventa. Editorial Jurídica, página 420).

Esta Corte Suprema, por su parte, ha seguido la misma línea en diversos casos. Demostrativos de lo anterior son
los fallos de 23 de abril de 1964 en causa caratulada 'Perlwitz con Figueroa' (RDJ, T.61, Sec. 1ª, 2ª parte, pág. 58);
de 10 de diciembre de 1968 en causa caratulada 'Luis Palma con Álvaro Valenzuela', Nº 7966 (Fallos del Mes
Nº 119, sent. Nº 5, pág. 217) y en sentencia de 26 de octubre de 1994, en causa Nº 8917, en la que se consideró:
'Que, asimismo, la condición resolutoria tácita que va envuelta en todo contrato bilateral, no produce la resolución
ipso facto del contrato, porque conforme al artículo 1489 del Código Civil el contratante diligente puede pedir el
cumplimiento del contrato o su resolución, mediante la interposición de una demanda ante el tribunal competente y,
mientras no se dicte una sentencia por el órgano jurisdiccional que declare la resolución del contrato, en el evento
que esa sea la acción ejercida por el vendedor, puede el comprador enervar la acción y hacer subsistir el contrato,
pagando el precio debido.' (Gaceta Jurídica Nº 175, sentencia 3ª, pág. 30).
6º.- Que de lo que hasta aquí se lleva dicho, se desprende que mientras no exista una decisión jurisdiccional que
declare la resolución demandada, el deudor puede cumplir con lo debido durante el curso del juicio incoado para
obtener la resolución, hasta antes que se pronuncie la sentencia respectiva.

Así, dado que la resolución no ha tenido lugar mientras no exista una sentencia que la declare, ha de entenderse
que lo que se encuentra de lado del acreedor que deduzca una demanda impetrándola es precisamente el derecho
a pedirla, empero una vez que haya ejercitado su acción, habrá de estarse al destino de ella, supeditado a lo que
ocurra en el proceso con el proceder de la contraria, quien puede detenerla o neutralizarla, pagando.

Entenderlo de otra manera, sería igual a considerar que la sentencia tiene el carácter de una mera declaración de
certeza y, según ya se ha visto, ello no es así".

Este razonamiento ha contagiado algunas sentencias de Cortes de Apelaciones de manera bien reciente.
Así, por ejemplo, en la sentencia de la Corte de Apelaciones de La Serena de 6 de marzo de 2015421 en
cuyo considerando tercero se lee lo siguiente:

"Que en relación al hecho de haber sido enervada la acción de resolución de contrato, mediante pago por depósito
judicial, consta a fojas 17, el comprobante en la cuenta corriente del tribunal por la suma de cinco millones, que no
fue objetado de manera alguna que el deudor demandado pago el precio antes de la sentencia definitiva, acorde
con el criterio de la Excma. Corte Suprema en los antecedentes 'Montenegro Pedreros, Juan A. con Urrutia
Gamboa, María A.' 2 de mayo de 2012, rol Nº 3965-2011. 'Mientras no exista una decisión jurisdiccional que
declare la resolución demandada, el deudor puede cumplir con lo debido durante el curso del juicio incoado para
obtener la resolución, hasta antes que se pronuncie la sentencia respectiva. Así, dado que la resolución no ha
tenido lugar mientras no exista una sentencia que la declare, ha de entenderse que lo que se encuentra de lado del
acreedor que deduzca una demanda impetrándola es precisamente el derecho a pedirla, empero una vez que se
haya ejercitado su acción, habrá de estarse al destino de ella, supeditado a lo que ocurra en el proceso con el
proceder de la contraria quien puede detenerla o neutralizarla, pagando', que fue lo que ocurrió en este caso en
cuya virtud se enervó la acción instaurada con el pago del precio, en armonía con la jurisprudencia citada".

Por supuesto es correcto que, salvo que las partes lo hayan pactado de esta manera, la resolución no
opera ipso iure (con todos los problemas a que da origen en torno a la eficacia de esta especie de
cláusulas); que de allí se siga que se puede enervar la acción resolutoria hasta antes de que sea declarada
judicialmente la resolución. Una sentencia de la Corte Suprema de 14 de marzo de 2016422 lo explica
adecuadamente. Se trataba de la venta de un predio cuyo precio debía pagarse en cuotas. La compradora
no pagó la primera cuota, la vendedora solicitó la resolución. Con posterioridad a la notificación de la
demanda hubo un pago por parte de un tercero y la pregunta es si dicho pago tenía la entidad para enervar
la acción resolutoria.

En el considerando noveno de la sentencia se lee lo siguiente:

"Que en definitiva el problema de derecho se circunscribe a la procedencia del pago parcial efectuado por la
sociedad Inmobiliaria e Inversiones El Melado S.A., actual propietaria del inmueble objeto de la compraventa que
se pretende resolver, mediante el cual se buscó enervar la acción resolutoria echando mano a lo dispuesto en el
artículo 1572 del Código Civil. Según lo manifiesta el recurrente la facultad prevista en el artículo 1489 del Código
Civil permite al acreedor optar entre la acción de cumplimiento o aquella resolutoria, además de los perjuicios. En
estos autos la demandante escogió la acción resolutoria en razón de no haberse pagado el precio. Correspondía al
deudor y comprador, en consecuencia, conforme lo dispuesto en el artículo 1698 del Código Civil, acreditar el pago.
Sin embargo, lejos de acreditarlo se allanó a la demanda, señalando que no había pagado ni que tampoco pagaría,
quedando asentado el incumplimiento de la obligación de pagar el precio. El hecho, también cierto, que el actual
propietario del inmueble y, además, demandado de reivindicación, haya pagado el saldo adeudado a la época en
que acompañó el vale vista ya mencionado, no puede enervar la decisión del vendedor de resolver el contrato. Si
bien cualquiera puede pagar una deuda con o sin el conocimiento del deudor y aún contra su voluntad, salvo
aquellas personalísimas, lo previsto en el artículo 1572 del Código Civil no puede significar desvirtuar la opción que
concede el artículo 1489 del mismo Código. Manifestada la decisión de resolver el contrato, salvo que no se
satisfagan las condiciones de este remedio extrínseco, el deudor ni tampoco un tercero pueden cumplir la
obligación en desmedro del interés del acreedor en resolver el vínculo contractual. Diversa es la situación si el pago
se hubiere verificado con anterioridad a que la acción resolutoria fuere incoada, lo que permitiría de manera
correcta oponer la excepción de pago fundada en un antecedente previo al juicio. Pero no es eso lo que ocurrió en
estos autos, sino que un tercero al contrato de compraventa paga la deuda ya iniciado el juicio resolutorio. En
consecuencia, el error denunciado en la sentencia se verifica, pues al haber desechado la resolución del contrato
encontrándose acreditado el incumplimiento y siendo improcedente su cumplimiento, salvo acuerdo del acreedor,
se infringió el artículo 1489 del Código Civil al no haberse aplicado en forma adecuada y también se infringió el
artículo 1572 del Código Civil al haberse aplicado en forma impropia".

Como se ve, entonces, de la mano de autores como Agusto Elgueta423, Daniel Peñailillo424 o Enrique
Barros425, la sentencia estima que la acción resolutoria se puede enervar, únicamente, hasta que el
acreedor haya notificado la demanda de resolución de contrato pues, de otra manera, no se tomaría en
serio la opción que reconoce el artículo 1489 CC al acreedor entre exigir el cumplimiento específico o la
resolución. Sobre la misma idea, Barros señala que una interpretación que permitiera enervar la acción
resolutoria con el pago mientras no exista una resolución judicial que declare la resolución:

"(...) desnaturaliza por completo el interés del remedio resolutorio de proteger el interés contractual del acreedor
que ha cumplido o está dispuesto a cumplir su propia obligación. Una resolución retardada por el tiempo que toma
un juicio ordinario deja de ser el instrumento expedito que requiere el acreedor para terminar la relación contractual
infértil y obtener de un tercero el interés contractual. Aún más grave es que el acreedor deba soportar el riesgo de
que para el deudor incumplidor llegue a ser conveniente pagar, porque en medio de las cambiantes circunstancias
ocurridas durante un largo pleito, le resulte ventajoso pagar la deuda y enervar la pretensión resolutoria del
acreedor".

Bibliografía

A M , René (2010). Las obligaciones, tomo I. Santiago: Editorial Jurídica de Chile.

B B , Enrique (2008). "Finalidad y alcances de los remedios contractuales, en Guzmán Brito,


Alejandro (editor), Estudios de Derecho Civil III. Santiago: Legal Publishing.

C S , Luis (1978). Explicaciones de derecho civil chileno y comparados, tomo V: De las


obligaciones. Santiago: Editorial Jurídica de Chile.

E A , Augusto (1981). Resolución de contrato y excepción de pago. Santiago: Editorial


Jurídica de Chile, p. 97 y ss.

P A , Daniel (2003). Obligaciones: Teoría General y clasificaciones, la resolución por


incumplimiento. Santiago: Editorial Jurídica de Chile.

_____________ (2012): "Algunas reformas a la resolución por incumplimiento". Revista de Derecho


Universidad de Concepción, Nº 80.

Jurisprudencia citada

Agrícola María Inés Ltda. con Fuentes Araya Londres y otro (2013): Corte Suprema, 15 de mayo de 2014,
rol Nº 291-2013.

Aguilera Yáñez, Enrique con Guzmán Vera, Gastón (2015): Corte de Apelaciones de la Serena, 6 de marzo
de 2015, rol Nº 1689-2013.

Montenegro Pedreros, Juan Alberto con Urrutia Gamboa, María Angélica (2012). Corte Suprema, 2 de
mayo de 2012, rol Nº 3965-2011.
II. L

1. Agrícola María Inés Ltda. con Fuentes Araya Londres y Otro

Corte Suprema, 15 de mayo de 2014, rol Nº 291-2013426

Palabras clave: Compraventa — resolución — excepción anómala

Normativa aplicada: artículos 1489 y 1873 del Código Civil

a) Resumen. Frente a una demanda por resolución de un contrato de compraventa con indemnización de
perjuicios, el demandado opuso excepción de pago y, en subsidio, contesto la demanda.

El tribunal de primera instancia rechazó la demanda. Decisión revocada por la Corte de Apelaciones, que
declaró resuelto el contrato de compraventa, ante lo cual el demandado interpuso recurso de casación en el
fondo.

b) Resumen

i. Hechos del caso

"SEGUNDO: Que son hechos de la causa, que adquieren el carácter de inamovibles por no haberse denunciado la
infracción de las normas que regulan la prueba y, sobre cuya base corresponde resolver el problema planteado a
esta Corte, los siguientes:

a) Las partes celebraron un contrato de compraventa, en los términos expuestos en la demanda;

b) Los demandados se encontraban en mora en el pago de las cuotas del saldo del precio de la convención aludida
al momento de notificarse la demanda;

c) La demanda se notificó el 22 de marzo de 2011 y el pago con que se ha pretendido impugnar la acción
resolutoria se efectuó el 7 de abril de 2011, cuando el acreedor ya había manifestado su decisión de no perseverar
en el contrato".

ii. Decisión de la Corte

"CUARTO: Que lo que corresponde dilucidar es el alcance de la excepción de pago efectivo de la deuda a que se
refiere el artículo 310 del Código de Procedimiento Civil. Esta excepción, como la de prescripción, cosa juzgada y
transacción puede oponerse en cualquier estado de la causa antes de la citación para sentencia en primera
instancia, o de la vista de la causa en segunda, debiendo fundarse en un antecedente escrito.

A estas defensas se les denominan 'excepciones anómalas', en atención a que por su naturaleza de perentorias
pueden oponerse después de contestada la demanda, a diferencia de las restantes que deben deducirse en la
contestación de la demanda, conforme al artículo 309 Nº 3 del Código de Enjuiciamiento Civil. En armonía con la
norma citada, el artículo 312 del mismo código, dispone que en los escritos de réplica y dúplica las partes podrán
ampliar, adicionar o modificar las acciones y excepciones que hayan formulado en la demanda y la contestación,
pero sin que puedan alterar lo que sea objeto principal del pleito.

Este carácter especial relativo a la época hasta cuando pueden oponerse, y del que deriva su denominación de
anómalas, lo señala el artículo 310 del cuerpo de leyes citado, que inicia su redacción restrictiva con los términos
'No obstante lo dispuesto en el artículo anterior...'.
Ahora bien, aplicando lo dicho al caso concreto, es posible aseverar que esa posibilidad que la ley entrega al
demandado no trae como consecuencia que éste pueda enervar la demanda de resolución pagando después de
notificada la demanda y establecida la relación procesal entre las partes, puesto que en tal caso no tendría ningún
sentido la opción que el inciso segundo del artículo 1489 del Código Civil otorga al contratante diligente quien
puede elegir, a su arbitrio, la resolución del contrato y no el cumplimiento. Misma opción que el artículo 1873 del
Código Civil otorga al vendedor quién 'tendrá derecho para exigir el precio o la resolución de la venta, con
resarcimiento de perjuicios'.

Luego, de estimarse efectiva la posibilidad del demandado si se considera que puede enervarse la acción de
resolución mediante el pago efectivo de lo adeudado, quién tendría la opción sería el contratante incumplidor, ya
que podría dilatar el juicio y optar antes de la sentencia en pagar y dejar sin destino la demanda de resolución que
ha impetrado el contratante diligente. Lo anterior no se aviene con el texto y el sentido del inciso segundo del
artículo 1489 del Código Civil y con el artículo 1873 del mismo código. Si bien la resolución del contrato requiere de
una sentencia judicial que así lo declare, esto no significa que pueda pagarse en cualquier estado del juicio, antes
de la citación para sentencia. Lo que sí puede hacer el deudor es oponer la excepción de pago efectivo, fundada en
un antecedente escrito, pero cuando tal pago se ha efectuado antes de la notificación de la demanda.

De esta manera se evita que por falta de información, poco plazo para contestar, u otra circunstancia el deudor no
haya podido excepcionarse con un pago ya efectuado. Así las cosas, puede oponer la excepción de un pago ya
ejecutado antes de notificarse la demanda de resolución, pero esto no significa que pueda pagar durante el
transcurso del juicio si la acción entablada por el demandante es la de resolución, en armonía con su derecho de
optar que le confieren los artículos 1489 y 1873 del Código Civil. De esta manera, existe concordancia entre los
artículos 1489 y 1873 del Código Civil con el artículo 310 del Código de Procedimiento Civil.

QUINTO: Que en el mismo sentido que se indica en el motivo precedente se pronuncia el profesor Daniel Peñailillo
Arévalo. 'Concordamos en que la resolución no opera de pleno derecho. Pero de esa afirmación no tiene por qué
extraerse necesariamente que el deudor puede pagar durante todo el curso del pleito. De ser así, se estaría
transgrediendo el art. 1489, el cual ordena que la opción la tiene el contratante cumplidor, lo cual es bien justificado.
Con aquella conclusión la opción pasaría al deudor, el cual podría cumplir el contrato o dejar que se resuelva y,
más aún, gobernaría, tendría en sus manos la suerte del contrato durante todo el proceso; hasta última hora podría
pagar o dejar que el contrato se resuelva. Estimamos que, obedeciendo al art. 1489, la opción la tiene el cumplidor,
el cual la ejercita al interponer la demanda. Desde entonces, el deudor ya no puede pagar. Pero el contrato no se
resuelve al demandar; es necesaria la sentencia, en la que se declarará (si fuere el caso) que la opción del actor
estuvo ajustada a derecho. Nótese que no porque el actor presente una demanda al tribunal ha de estar todo
conforme; debe oírse a la contraria, por si sostiene que la demanda es improcedente porque él cumplió, o que el
actor tampoco ha cumplido, etc. Entonces el fallo declarará si están o no reunidas todas las exigencias para la
resolución y, si es así, constatando todos los supuestos, declarará que el contrato está resuelto. Esta solución, que
nos parece justa y lógica, no encuentra tropiezo legal alguno, antes bien, se ajusta al texto del art. 1489, que
confiere la opción al cumplidor. Resta hacerse cargo del citado art. 310 del CPC. Podría objetarse que esta
solución contradice al art. 310. Pero no es así. Lo que el art. 310 dispone es que la excepción de pago puede
oponerse en cualquier estado del juicio, no que se pueda pagar en cualquier estado del juicio (la excepción es tan
trascendente que la ley persigue evitar que por no oponerse durante el breve plazo de la contestación de la
demanda se produzca la injusticia de que el deudor se vea obligado a un doble pago, por lo que le permite oponer
esa excepción en cualquier tiempo durante el pleito). Esto significa simplemente que si el deudor había pagado
(antes de la demanda), puede oponer la excepción de pago durante todo el litigio, pero no significa que pueda
pagar después de la demanda, porque entonces la opción, como se dijo, la tendría él, lo que es contrario al texto
legal; él es el incumplidor; y habiéndose optado por la resolución por quien tenía la opción, ya no es tiempo de que
pague'. (Daniel Peñailillo Arévalo. Obligaciones. Teoría General y Clasificaciones. La resolución por incumplimiento.
Editorial Jurídica de Chile. 2008. Páginas 417 y 418)".

2. Aguilera Yáñez, Enrique con Guzmán Vera, Gastón

Corte de Apelaciones de La Serena, 6 de marzo de 2015, rol Nº 1689-2013427

Palabras clave: Compraventa — resolución — excepción de contrato no cumplido

Normativa aplicada: artículo 1552 del Código Civil


a) Resumen. El vendedor de un inmueble interpuso demanda de resolución de contrato con
indemnización de perjuicios en contra del comprador, quién opuso excepción de contrato no cumplido, la
cual fue rechazada en primera instancia. Apelada dicha sentencia, la Corte de Apelaciones acogió la
excepción de contrato no cumplido.

b) Sentencia

i. Hechos del caso428

"CUARTO: Que haciendo la apreciación conforme a las reglas reguladoras de la prueba legal respecto de los
elementos probatorios indicados precedentemente, el tribunal llega a las siguientes conclusiones:

a) (...) con fecha treinta de abril del año dos mil cuatro, ante doña Elena Leyton Carvajal, Notario Público Titular de
la Tercera Notaría de esta ciudad, comparecieron Enrique Alfonso Aguilera Yáñez y Gastón Eduardo Guzmán Vera
y celebraron un contrato de compraventa respecto del inmueble (...) acordándose que el precio ascendería a la
suma de $5.000.000, el que se pagaría en el plazo de cinco años, contados desde la fecha de celebración de dicho
contrato, estipulándose que la entrega del inmueble se efectuaría en ese acto.

(...)

c) La prueba (...) se estima suficiente para tener por acreditado que el demandante cumplió con las obligaciones
contraídas en el contrato de compraventa celebrado por las partes".

ii. Argumento de las partes

Parte Demandante429

"VISTOS:

(...)

Funda su solicitud en el hecho de que con fecha 30 de abril del año 2004, celebró con el demandado, mediante
escritura pública, un contrato de compraventa respecto del inmueble consistente en sitio y casa ubicada en calle
Julio Díaz Guerrero Nº 391, de la manzana Nº 20 de la Población Ampliación, La Serena, que tiene los siguientes
deslindes particulares: Norte: con calle Julio Díaz Guerrero; al Sur: con propiedad del señor Figari; al Oriente: con
Lote Nº 392; al Poniente: con Lote Nº 390; inmueble que figura con el Rol de Avalúo Nº 349-2004. Asevera que
dicha propiedad se inscribió a nombre del comprador a fojas 1.478 Nº 1.412 del Registro de Propiedad del
Conservador de Bienes Raíces de La Serena, correspondiente al año 2004.

Puntualiza que el precio pactado fue la cantidad de $5.000.000 pagaderos dentro de un plazo de cinco años,
contados desde la fecha de la referida escritura, el cual hasta el día de la presentación de la demanda (más de 6
años desde la firma de la compraventa señalada) el demandado no ha pagado. Agrega que el demandado tampoco
tiene la voluntad de restituir el inmueble, lo cual le ha acarreado gravísimos perjuicios, ya que señala sentirse
burlado, engañado e impotente al no poder disponer del inmueble ni obtener el pago que con justo derecho le
corresponde, razón por la cual demanda la indemnización de perjuicio por concepto de daño moral, por la suma de
$5.000.000.

Acto seguido y previa cita de normas legales, solicita tener por interpuesta demanda de resolución de contrato, en
contra del demandado ya individualizado, acogerla a tramitación y en definitiva declarar la resolución del contrato
de compraventa celebrado el 30 de abril de 2004 y que sea condenado a restituir a la demandante el inmueble
objeto de dicho contrato, más el daño moral reclamado ascendente a $5.000.000, todo ello con expresa
condenación en costas, o a lo que este tribunal en mérito a la prueba rendida estime ajustada en derecho, con
costas.

(...)".

Parte Demandada430

"VISTOS:

(...)
A fojas 12, el demandado contesta la demanda, expresando que corresponde su rechazo, con costas, sosteniendo
que el vendedor y demandante, quien es su padrastro, no cumplió su obligación principal de entregar el inmueble,
no siendo efectivo lo declarado en la compraventa, ya que hasta la fecha la parte vendedora continúa en mora de
su obligación principal, siendo ocupado el inmueble actualmente por doña Luzmenia del Carmen Vega Vega junto
con otros parientes.

Argumenta que para que el actor pueda ejercer la acción de resolución del contrato, debe haber cumplido con la
obligación que le imponía el contrato de entregar el inmueble, citando para fundamentar sus dichos, los
artículos 1552 y 1546 del Código Civil.

Posteriormente agrega que la actual ocupante del inmueble es la madre de la cónyuge del actor, por lo que resulta
falsa la pretensión del demandante en orden a que se le condene a entregar un inmueble que jamás le ha sido
entregado.

Por último alega que la consecuencia jurídica necesaria que conlleva la excepción de contrato no cumplido es
impedir acoger las pretensiones contenidas en la demanda, incluida el daño moral reclamado.

Asevera que no se pactó por las partes la resolución de pleno derecho del contrato de compraventa por no pago
del precio por lo que está en condiciones de enervar la acción pagando mediante depósito judicial, haciendo
presente que el plazo de 24 horas desde la notificación judicial se aplica sólo al pacto comisorio calificado conforme
al artículo 1879 del Código Civil, precisando que el depósito se efectuará al día siguiente, por todo lo cual solicita el
rechazo de la demanda, con costas.

(...)".

iii. Decisión de la Corte

"SEGUNDO: Que, entonces ha quedado establecido la inobservancia de las obligaciones contraídas por el actor en
el contrato de compraventa de haber cumplido con su obligación de la entrega material del inmueble;

TERCERO: Que en relación al hecho de haber sido enervada la acción de resolución de contrato, mediante pago
por depósito judicial, consta a fojas 17, el comprobante en la cuenta corriente del tribunal por la suma de cinco
millones, que no fue objetado de manera alguna que el deudor demandado pago el precio antes de la sentencia
definitiva, acorde con el criterio de la Excma. Corte Suprema en los antecedentes 'Montenegro Pedreros, Juan A.
con Urrutia Gamboa, María A.' 2 de mayo de 2012, rol Nº 3965-2011. 'Mientras no exista una decisión jurisdiccional
que declare la resolución demandada, el deudor puede cumplir con lo debido durante el curso del juicio incoado
para obtener la resolución, hasta antes que se pronuncie la sentencia respectiva. Así, dado que la resolución no ha
tenido lugar mientras no exista una sentencia que la declare, ha de entenderse que lo que se encuentra de lado del
acreedor que deduzca una demanda impetrándola es precisamente el derecho a pedirla, empero una vez que se
haya ejercitado su acción, habrá de estarse al destino de ella, supeditado a lo que ocurra en el proceso con el
proceder de la contraria quien puede detenerla o neutralizarla, pagando', que fue lo que ocurrió en este caso en
cuya virtud se enervó la acción instaurada con el pago del precio, en armonía con la jurisprudencia citada.

CUARTO: Que, en armonía con lo que ha venido reflexionando no resulta plausible acceder al libelo de demanda y,
en consecuencia, la acción impetrada corresponde sea desestimada".

3. Inmobiliaria Piemonte Lobos (Ltda.) con Central Hidroeléctrica El Melado S.A.

Corte Suprema, 14 de marzo de 2016, rol Nº 3956-2015431

Palabras clave: Compraventa — resolución — excepción anómala

Normativa aplicada: artículo 1489 del Código Civil

a) Resumen. La empresa vendedora de un inmueble interpuso demanda de resolución de contrato e


indemnización de perjuicios en contra de la empresa compradora por no haberse pagado la primera de las
cuotas acordadas. Con posterioridad a la notificación de la demanda hubo un pago por parte de un tercero
ante lo cual se discute si dicho pago tenía la entidad para enervar la acción resolutoria.

El tribunal de primera instancia rechazó la demanda. Decisión confirmada por la Corte de Apelaciones,
ante lo cual se interpuso recurso de casación.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"SÉPTIMO: Que es necesario considerar los hechos asentados en la causa:

1º La celebración entre la demandante y la demandada sociedad Hidroeléctrica El Melado de compraventa de


inmueble celebrada el 11 de julio de 2007 cuyo objeto fue el lote B) del Fundo El Melado, situado en la comuna de
Colbún, Linares, Séptima Región, con una cabida aproximada de cuarenta y cuatro mil novecientas ochenta y tres
hectáreas, practicándose inscripción del mismo en el Conservador de Bienes Raíces de Linares.

2º El precio de la referida compraventa fue $162.000.000, cuyo pago se pactó en un millón al contado y el saldo en
veinte cuotas iguales, anuales y sucesivas, con vencimiento la primera el 30 de diciembre de 2009, no siendo
pagada ninguna de las cuotas por la compradora sociedad Central Hidroeléctrica El Melado S.A.

3º Con fecha 3 de abril de 2009 Inmobiliaria e Inversiones El Melado S.A. adquirió por aporte que le hiciera la
sociedad Central Hidroeléctrica El Melado S.A. el inmueble ya individualizado, practicándose inscripción ante el
Conservador de Bienes Raíces de Linares.

4º La sociedad Inmobiliaria e Inversiones El Melado S.A. acompañó vale vista bancario por $40.250.000 con el cual
pretende pagar lo adeudado hasta esa fecha por concepto de precio de la compraventa cuya resolución se
pretende.

5º Con fecha 23 de noviembre de 2011, la demandante renuncia acción resolutoria impetrada en lo que refiere a los
Lotes Uno, Dos y Tres producto de la subdivisión del Lote B del Fundo El Melado, lotes que aparecen
individualizados en el plano elaborado por don Juan Sohrens Péndola, protocolizado bajo el número quince mil
quinientos ochenta y nueve/dos mil once de la Notaría de don Patricio Zaldivar Mackenna.

6º Que el inmueble en cuestión, Lote B del Fundo El Melado, además, fue objeto de expropiación parcial, conforme
documentos acompañados a fojas 262 a 265".

ii. Argumento de las partes

Parte Demandante

"QUINTO: Que la parte demandante denuncia la transgresión de lo preceptuado en los artículos 1698, 1699, 1700,
1706, 1713, 1489, 1491, 1591, 1871, 1873 y 1876 del Código Civil.

(...)

Añade que el fallo recurrido obliga al vendedor a recibir un pago del precio inoportuno e insuficiente, realizado por
un tercero, estimando además que ese pago impedía declarar resuelto el contrato de compraventa cuya resolución
se demandó, desechando además la demanda de reivindicación en contra del tercer poseedor, al considerar que la
resolución del contrato de compraventa no alcanza a ese tercero y que, además, el contrato se encontraría
cumplido. Indica que los jueces omitieron tener por acreditado que la sociedad compradora se encontraba en mora
de pagar el saldo de precio, no obstante que la carga de la prueba en cuanto a la circunstancia de haberse pagado
en tiempo y forma el saldo de precio convenido pesaba sobre la demandada, quien reconoció encontrarse en mora.

Aduce que el alcance de la excepción de pago efectivo de la deuda a que se refiere el artículo 310 del Código de
Procedimiento Civil, en un caso de resolución de contrato de compraventa por haber operado la condición
resolutoria tácita, resulta del todo improcedente, ya que esa posibilidad que la ley entrega al demandado no cabe
en este caso y no puede enervar la demanda de resolución pagando después de notificada la demanda y, menos
aún, cuando ya se ha establecido la relación procesal entre las partes, puesto que en tal caso no tendría ningún
sentido la opción que el inciso segundo del artículo 1489 del Código Civil otorga al contratante diligente.

(...)".
Parte Demandada

"SEXTO:(...)

b.- Que la demandada Central Hidroeléctrica El Melado S.A. se allanó en todas su partes a la demanda de
resolución de contrato. Trámite que, respecto de la demandada Inmobiliaria El Melado S.A., fue evacuado en
rebeldía.

c.- Que antes de la citación a las partes para oír sentencia, la Sociedad Inmobiliaria e Inversiones El Melado S.A.
opuso la excepción de pago, fundada en los artículos 310 del Código de Procedimiento Civil y 1572 del Código
Civil, acompañando vale vista por el monto de las cuotas pendientes de pago.

(...)".

iii. Decisión de la Corte

"NOVENO: Que en definitiva el problema de derecho se circunscribe a la procedencia del pago parcial efectuado
por la sociedad Inmobiliaria e Inversiones El Melado S.A., actual propietaria del inmueble objeto de la compraventa
que se pretende resolver, mediante el cual se buscó enervar la acción resolutoria echando mano a lo dispuesto en
el artículo 1572 del Código Civil. Según lo manifiesta el recurrente la facultad prevista en el artículo 1489 del
Código Civil permite al acreedor optar entre la acción de cumplimiento o aquella resolutoria, además de los
perjuicios. En estos autos la demandante escogió la acción resolutoria en razón de no haberse pagado el precio.
Correspondía al deudor y comprador, en consecuencia, conforme lo dispuesto en el artículo 1698 del Código Civil,
acreditar el pago. Sin embargo, lejos de acreditarlo se allanó a la demanda, señalando que no había pagado ni que
tampoco pagaría, quedando asentado el incumplimiento de la obligación de pagar el precio. El hecho, también
cierto, que el actual propietario del inmueble y, además, demandado de reivindicación, haya pagado el saldo
adeudado a la época en que acompañó el vale vista ya mencionado, no puede enervar la decisión del vendedor de
resolver el contrato. Si bien cualquiera puede pagar una deuda con o sin el conocimiento del deudor y aún contra
su voluntad, salvo aquellas personalísimas, lo previsto en el artículo 1572 del Código Civil no puede significar
desvirtuar la opción que concede el artículo 1489 del mismo Código. Manifestada la decisión de resolver el
contrato, salvo que no se satisfagan las condiciones de este remedio extrínseco, el deudor ni tampoco un tercero
pueden cumplir la obligación en desmedro del interés del acreedor en resolver el vínculo contractual. Diversa es la
situación si el pago se hubiere verificado con anterioridad a que la acción resolutoria fuere incoada, lo que
permitiría de manera correcta oponer la excepción de pago fundada en un antecedente previo al juicio. Pero no es
eso lo que ocurrió en estos autos, sino que un tercero al contrato de compraventa paga la deuda ya iniciado el
juicio resolutorio. En consecuencia, el error denunciado en la sentencia se verifica, pues al haber desechado la
resolución del contrato encontrándose acreditado el incumplimiento y siendo improcedente su cumplimiento, salvo
acuerdo del acreedor, se infringió el artículo 1489 del Código Civil al no haberse aplicado en forma adecuada y
también se infringió el artículo 1572 del Código Civil al haberse aplicado en forma impropia".

4. Montenegro Pedreros, Juan Alberto con Urrutia Gamboa, María Angélica

Corte Suprema, 2 de mayo de 2012, rol Nº 3965-2011432

Palabras clave: Promesa — resolución — teoría de los actos propios

Normativa aplicada: artículos 1489 y 1546 del Código Civil

a) Resumen. Producto del atraso en el pago de algunos pagos, el promitente vendedor de un inmueble
demandó solicitando que se declarara resuelto el contrato y que lo pagado a la fecha fuera considerado
como indemnización de perjuicios. En primera instancia se rechazó la acción del promitente vendedor, así
como la demanda reconvencional presentada por el demandado. Decisión revocada por la Corte de
Apelaciones que declaró resuelto el contrato. Finalmente, la demanda interpuso recurso de casación en la
forma y en el fondo.

b) Sentencia
i. Hechos del caso

"Sentencia de reemplazo

3º.- Que constituyen hechos de la causa los siguientes:

a) Las partes con fecha 17 de noviembre de 2005 celebraron por escritura pública, un contrato de promesa de
compraventa sobre el inmueble en cuestión, en que el actor prometió vender, ceder y trasferir a la promitente
compradora la propiedad raíz individualizada, fijándose el precio de la compraventa prometida en la suma única y
total de $9.800.000, pagaderos con $1.400.000 de contado en ese acto y el saldo restante de $8.400.000, haciendo
cargo la promitente compradora de la deuda hipotecaria que para compra de la referida finca mantiene el
promitente vendedor con el Banco del Estado de Chile, obligando a pagar los dividendos en forma oportuna y en la
fecha fijada para el efecto;

b) Los suscribientes, además estipularon en la cláusula séptima de la referida convención "El atraso en uno o más
de los dividendos a cuyo pago se comprometió la promitente compradora, facultará al promitente vendedor para
pedir la resolución del contrato, y la promitente compradora, perderá, a título de indemnización de perjuicios, las
sumas que hubiese pagado en virtud del presente contrato";

c) La demandada al 15 de julio del año 2008, no había cumplido con la obligación de pagar los dividendos
correspondientes a los meses de junio y julio del año 2008;

d) El demandante aceptó los pagos efectuados por la demandada, con sus respectivos intereses, posteriormente al
retraso a que se hizo alusión en el literal que antecede, continuando esta última con el pago de las mensualidades
siguientes".

ii. Decisión de la Corte

"Sentencia de reemplazo

5º.- Que, sentados los presupuestos fácticos y el encuadre legal que regula la situación en análisis, corresponde
poner de relieve que, la resolución impetrada con arreglo a lo prevenido en el inciso segundo del artículo 1489 del
Código de Procedimiento Civil no opera de pleno derecho, sino que requiere de una sentencia judicial que la
declare, para que ello ocurra es menester que el contratante cumplidor demande impetrando la resolución, ergo,
habiendo dejado de lado la posibilidad de instar por el cumplimiento del contrato incumplido.

Esto es así, precisamente porque el claro tenor del precepto en referencia lo establece al otorgar al acreedor el
derecho a escoger entre pedir la resolución o el cumplimiento del contrato. Esta alternativa a la que queda sujeta la
petición que en el caso de la condición resolutoria tácita se concede al contratante diligente, conduce de modo
ineluctable a concluir que la resolución requiere de una sentencia judicial que se pronuncie sobre aquella solicitud.

De este modo, si para que tenga lugar la resolución, el acreedor debe solicitarla, para lo cual, a su vez, debe haber
optado conforme a la facultad que le señala la ley, quiere decir que la resolución no opera de pleno derecho sólo
por acaecer el evento de la condición.

Así lo han venido sosteniendo ampliamente la doctrina y la jurisprudencia en nuestro ordenamiento.

Don Arturo Alessandri Rodríguez enseña: 'dentro de nuestro Código, la resolución proveniente de la condición
resolutoria tácita no opera de pleno derecho sino en virtud de sentencia judicial y mientras ésta no se dicte, el
contrato subsiste, por lo que el comprador, a fin de enervar la acción resolutoria, puede pagar válidamente el precio
durante el curso del juicio, hasta el mismo momento de dictarse aquélla.' (De la compraventa y de la promesa de
compraventa. Editorial Jurídica, página 420).

Esta Corte Suprema, por su parte, ha seguido la misma línea en diversos casos. Demostrativos de lo anterior son
los fallos de 23 de abril de 1964 en causa caratulada 'Perlwitz con Figueroa' (RDJ, T.61, Sec. 1ª, 2ª parte, pág. 58);
de 10 de diciembre de 1968 en causa caratulada 'Luis Palma con Álvaro Valenzuela', Nº 7966 (Fallos del Mes
Nº 119, sent. Nº 5, pág. 217) y en sentencia de 26 de octubre de 1994, en causa Nº 8917, en la que se consideró:
'Que, asimismo, la condición resolutoria tácita que va envuelta en todo contrato bilateral, no produce la resolución
ipso facto del contrato, porque conforme al artículo 1489 del Código Civil el contratante diligente puede pedir el
cumplimiento del contrato o su resolución, mediante la interposición de una demanda ante el tribunal competente y,
mientras no se dicte una sentencia por el órgano jurisdiccional que declare la resolución del contrato, en el evento
que esa sea la acción ejercida por el vendedor, puede el comprador enervar la acción y hacer subsistir el contrato,
pagando el precio debido.' (Gaceta Jurídica Nº 175, sentencia 3ª, pág. 30).

6º.- Que de lo que hasta aquí se lleva dicho, se desprende que mientras no exista una decisión jurisdiccional que
declare la resolución demandada, el deudor puede cumplir con lo debido durante el curso del juicio incoado para
obtener la resolución, hasta antes que se pronuncie la sentencia respectiva.

Así, dado que la resolución no ha tenido lugar mientras no exista una sentencia que la declare, ha de entenderse
que lo que se encuentra de lado del acreedor que deduzca una demanda impetrándola es precisamente el derecho
a pedirla, empero una vez que haya ejercitado su acción, habrá de estarse al destino de ella, supeditado a lo que
ocurra en el proceso con el proceder de la contraria, quien puede detenerla o neutralizarla, pagando. Entenderlo de
otra manera, sería igual a considerar que la sentencia tiene el carácter de una mera declaración de certeza y,
según ya se ha visto, ello no es así.

7º.- Que en la especie, atento a las reflexiones que anteceden concernientes a lo preceptuado en el artículo 1489
del Código Civil, no sólo es posible verificar que la demandada pagó antes de contestar la demanda efectuó, sin
objeción de la contraria, la suma que, dado los restantes comprobantes de pago de los dividendos, corresponden al
monto total supuestamente adeudado, en exceso incluso, sino que además, según se concluye de la documental
aparejada a fojas 85, quien pagó —aunque con retraso el 6 de agosto de 2008— los dividendos de los meses de
junio y julio del mismo año, fue la propia demandada, por un total de $135.746, lo que resulta plenamente
concordante con el certificado emitido por el banco recaudador de fojas 3 y 110 a 114, que da cuenta que respecto
de esos meses no ha existido un doble pago, resultando aquí más relevante la propia documental acompañada por
el actor de fojas 1 y 2, que permite acreditar que su parte dio satisfacción únicamente al dividendo del mes de
mayo del 2008 por $67.462, más no a aquellos que configuran la hipótesis de incumplimiento que atribuye a la
promitente compradora;

8º.- Que, por consiguiente, sólo resta sostener que al tiempo de la interposición de la demanda, y en lo que interesa
a las pretensiones del actor, no existía deuda impaga de las mensualidades en cuestión, no sólo porque la
demandada pagó en el mes de agosto del año 2008 los dividendos de junio y julio del mismo año, con intereses por
la mora, situación que por lo demás era de habitual ocurrencia, según se desprende de los comprobantes de
recaudación acompañados al proceso, sino que además, el actor permitió que la demandada continuara pagando
los dividendos, a lo menos hasta el febrero del año 2010, que corresponde al dividendo número 116, de acuerdo a
los cupones allegados a estos autos.

9º.- Que según los razonamientos que hasta aquí se han vertido, se encuentra justificado el pago con la fuerza de
enervar la acción de resolución del contrato, demostrativo del esfuerzo de la demandada de perseverar en el
mismo y la aceptación que de la voluntad de la demandada hizo el actor, desplazando esta conducta su derecho a
reclamar la resolución del contrato (...)".

III. R

1. Legislación nacional aplicable

a) Código Civil

Artículo 1489. "En los contratos bilaterales va envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por uno de los
contratantes lo pactado. Pero en tal caso podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución o el
cumplimiento del contrato, con indemnización de perjuicios".

b) Código de Procedimiento Civil

Artículo 310. "No obstante lo dispuesto en el artículo anterior, las excepciones de prescripción, cosa juzgada,
transacción y pago efectivo de la deuda, cuando ésta se funde en un antecedente escrito, podrán oponerse en
cualquier estado de la causa; pero no se admitirán si no se alegan por escrito antes de la citación para sentencia
en primera instancia, o de la vista de la causa en segunda".

Si se formulan en primera instancia, después de recibida la causa a prueba, se tramitarán como incidentes, que
pueden recibirse a prueba, si el tribunal lo estima necesario, y se reservará su resolución para definitiva.

Si se deducen en segunda, se seguirá igual procedimiento, pero en tal caso el tribunal de alzada se pronunciará
sobre ellas en única instancia".

2. Instrumentos del Derecho Uniforme

a) Principios UNIDROIT sobre los contratos comerciales internacionales

Artículo 7.3.2 (Notificación de la resolución) "(1) El derecho de una parte a resolver el contrato se ejercita
mediante una notificación a la otra parte.

(2) Si la prestación ha sido ofrecida tardíamente o de otro modo no conforme con el contrato, la parte perjudicada
perderá el derecho a resolver el contrato a menos que notifique su decisión a la otra parte en un período razonable
después de que supo o debió saber de la oferta o de la prestación defectuosa".

b) Principios Latinoamericanos de Derecho de Contratos

Artículo 97. Resolución por incumplimiento "(1) Cualquiera de las partes puede resolver el contrato cuando la
otra haya incurrido en un incumplimiento esencial.

(2) El incumplimiento recíproco no impide la resolución del contrato.

(3) La resolución puede ser judicial o por comunicación (...)".

Artículo 98. Resolución por comunicación "La resolución opera mediante comunicación escrita a la otra parte y
produce efectos desde su recepción".

IV. B

A M , René (2014). Las obligaciones. Santiago: Thomson Reuters.

A , Arturo, S , Manuel y V , Antonio (2016). Tratado de las obligaciones.


Santiago: EJS.

P A , Daniel (2003). Obligaciones: teoría general y clasificaciones, la resolución por


incumplimiento. Santiago: Editorial Jurídica de Chile.

_____________ (2012). "Algunas reformas a la resolución por incumplimiento". Revista de Derecho


Universidad de Concepción, Nº 80.

V. O

Bernardo Gabriel Contreras Ibacache con Gerardo Ernesto Findel Westermeier (2014): Corte de
Apelaciones de La Serena, 24 de julio de 2014, rol Nº 1455-2013. Cita Online: CL/JUR/4824/2014.
Canales Lavín, Carmen contra Riveros Bianchi, Gerardo (2010): Corte Suprema, 31 de marzo de 2010, rol
Nº 3614-2008. Cita Online:
CL/JUR/1994/2010.

Corte de Apelaciones de Chillán, 14 de noviembre de 2008, rol Nº 212-2008. Cita Online:


CL/JUR/4089/2008.

Industria de Sacos S.A. con Largio Romero González (1997): Corte de Apelaciones de Santiago, 16 de
enero de 1997, rol Nº 3095-1996. Cita Online: CL/JUR/2169/1997.

Ivanyi Gaspar, Andrea contra Emben Blumer, Juan Carlos (2010), Corte Suprema, 14 de enero de 2010, rol
Nº 5431-2008. Cita Online:
CL/JUR/792/2010.

Lucy Brockmann Weidenslaufer con Jaime Campos Pérez y otra (2016): Corte Suprema, 15 de junio de
2016, rol Nº 24968-2014, Cita Online: CL/JUR/4154/2016.

Roberto Gallardo Lara con Carlos Roa Torres (2011): Corte Suprema, 25 de mayo de 2011, rol Nº 6676-
2009. Cita Online: CL/JUR/10011/2011.

C. T .L 433

I. L

Las partes, en el ejercicio de su libertad contractual, pueden modular los remedios frente al
incumplimiento. Asumiendo que el contrato es un dispositivo que prevé, tanto para el cumplimiento, como
para su incumplimiento434, las partes pueden, entre otras cosas, incorporar pactos o cláusulas que fijen, en
todo o parte, la disciplina de los remedios del acreedor para el evento del incumplimiento. En caso contrario,
será la norma dispositiva la que integrará al contrato, supliendo la voluntad de las partes. Es decir, el
artículo 1545 del Código Civil.

Las reglas que disciplinan los efectos del incumplimiento comportan elementos de la naturaleza de todo
contrato, pues así lo dispone el artículo 1444 de Código Civil. En tal calidad, los contratantes, haciendo uso
de su libertad contractual, pueden modificar o excluir (con algunos límites), incorporando pactos accesorios
(elementos accidentales), modulando, de esta forma, —según lo estimen conveniente a sus intereses— el
incumplimiento y sus efectos.

Esta libertad de pacto encuentra reconocimiento expreso, para la compraventa, en el artículo 1887 del
Código Civil, al disponer que: "Pueden agregarse al contrato de venta cualesquiera otros pactos accesorios
lícitos; y se regirán por las reglas generales de los contratos". Asumiendo el carácter general de esta regla,
encontramos en ella un reconocimiento a la libertad contractual (de configuración interna), cuyo ejercicio
queda sometido a los límites propios que imponen las reglas generales de los contratos, es decir, la ley, el
orden público y las buenas costumbres, además de, en la opinión de Clemente Meoro435, la buena fe y la
lealtad negocial436.

Por lo tanto, la disciplina legal de los remedios contractuales forma parte de la regla contractual, en tanto
ella no sea desplazada de forma total o parcial por la incorporación de estipulaciones expresas lícitas. A
tales normas legales y/o estipulaciones de las partes se someterá el incumplimiento contractual y sus
efectos. Lo cual significa que, si las partes nada dicen, aplica la norma dispositiva, en particular el
artículo 1489 CC.

1. Necesidad de modular convencionalmente el remedio resolutorio: artículo 1489

Al examinar la regla contenida en el artículo 1489, podemos detectar una serie de inconvenientes que
invitan a las partes a configurar de forma convencional el remedio resolutorio. En primer lugar, el carácter
potestativo del remedio, es decir, la resolución opera por sentencia judicial, por lo que el comprador debe
iniciar un juicio ordinario (resolución por declaración judicial)437; en segundo lugar, los resultados del juicio
son inciertos porque dependen de la calificación que haga el juez acerca del carácter esencial o no del
incumplimiento.

Ambas consideraciones son suficientemente poderosas como para justificar la regulación convencional de
la resolución del contrato, introduciendo una cláusula accidental según la cual las partes configuran la
facultad de resolver el contrato, superando los inconvenientes señalados, al establecer, por ejemplo, una
resolución extrajudicial invirtiendo la carga de accionar del acreedor al deudor438. En el nuevo derecho de
contratos (CISG, UNIDROIT, PECL, PLDC, entre otros), este es el modelo que predomina; el de la
resolución por comunicación. Incluso en los PLDC439 se regula expresamente la cláusula resolutoria,
siguiendo el modelo del Codice Civile440 y del nuevo Código Civil y Comercial argentino441.

Para el caso de los PLDC, la regulación de las cláusulas resolutorias establece lo siguiente:

"2:101 (Cláusulas resolutorias):

(1) Las partes pueden incorporar al contrato cláusulas que confieran al acreedor la facultad de resolverlo.

(2) La cláusula debe indicar las obligaciones cuyo incumplimiento conlleva resolución.

(3) Estas cláusulas no privan al acreedor de la posibilidad de optar por cualquiera de los otros medios de tutela".

Podemos sintetizar que, a partir de lo expresado, los elementos comunes a la cláusulas resolutorias bajo
los esquemas de los instrumentos de derecho uniforme y comparado: en primer lugar, son pactos que las
partes introducen al contrato con el propósito de conferir la facultad de resolver el contrato mediante
comunicación; en segundo lugar, la cláusula deberá especificar los incumplimientos resolutorios, o bien las
obligaciones determinadas, cuyo incumplimiento facultará la resolución del contrato; y, por último, hecha la
comunicación, la resolución opera extrajudicialmente y de pleno derecho.

La interrogante que se presenta a continuación refiere a las reglas que gobiernan este tipo de cláusulas.
El Código Civil regula el "pacto comisorio"442 en la compraventa, pacto en virtud del cual las partes
estipulan que, si el comprador no paga el precio, el contrato se resuelve, sin perjuicio de la opción del
vendedor de conservar el contrato, demandando el cumplimiento de la obligación (artículos 1877 y 1879
CC). Y también que este pacto comisorio puede ser de dos clases: simple o calificado. Por este último, las
partes acuerdan la resolución "ipso facto"; no obstante, como sabemos, ella igualmente requiere de
demanda judicial, al punto que el comprador puede hacer subsistir el contrato si paga dentro de las 24
horas siguientes a su notificación. Si no lo hace, opera la resolución y la sentencia así lo constatará.

El pacto comisorio, ya calificado, ya simple, no priva al vendedor de la opción prevista en el artículo 1873
del Código Civil; por tanto, la diferencia entre el pacto comisorio simple y calificado reside en que el primero
no hace diferencia con la regla general del artículo 1489 y la particular del citado artículo 1873, al punto que
se afirma que es una condición resolutoria tácita expresada443. En cambio, en el pacto comisorio
calificado, si el vendedor se inclina por la resolución igualmente debe demandar, siendo dos las
particularidades que hemos de destacar: a) basta para la resolución el no pago del precio; b) la resolución
opera automáticamente si el comprador no paga dentro de las 24 horas siguientes a la notificación de la
demanda.

Sin embargo, a pesar de la literalidad de la regla, para el pacto comisorio calificado no se produce la
resolución ipso jure del contrato. Por consiguiente, en nuestro Código Civil no se reconocen, ni regulan, las
cláusulas resolutorias o de resolución extrajudicial. Es por esta razón que preferimos abandonar la
discusión acerca de la aplicación extensiva del pacto comisorio a otras obligaciones en la compraventa y a
otros contratos bilaterales444.

Asumiremos que en todo contrato bilateral las partes, en ejercicio de su autonomía de la voluntad, son
libres para incorporar cláusulas resolutorias cuyos efectos quedan sometidos a las reglas generales de los
actos y contratos (artículo 1887 CC)445. La construcción dogmática de las cláusulas resolutorias a partir del
pacto comisorio de la compraventa da lugar más a problemas que a soluciones.

2. Los problemas de las cláusulas resolutorias en el derecho civil chileno

Ante todo, huelga definir qué son las cláusulas resolutorias. Se trata de aquellas por la que las partes
confieren trascendencia resolutoria a determinados incumplimientos de un contrato bilateral, pudiendo ellas
resolver el contrato en forma extrajudicial.

No se descartan las cláusulas que provocan la resolución automática, sin perjuicio de la discusión a que
da lugar su eficacia y a la que nos referimos más abajo.

Como lo demuestra la experiencia del derecho comparado y la práctica contractual local, la genuina
cláusula resolutoria es la que, frente a determinados incumplimientos —que por voluntad de las partes
tienen transcendencia resolutoria—, confieren al acreedor la facultad de resolver extrajudicialmente el
contrato.

Ante la falta de regulación de las cláusulas resolutorias en nuestro Código Civil, en la práctica ellas dan
lugar a una serie de problemas respecto de su validez y efectos. Entre tales problemas, destacan: (a) El
primero, refiere a la validez de las cláusulas resolutorias; (b) el segundo, al de la eficacia de las cláusulas
de resolución automática; (c) el tercero, el de la definición de los incumplimientos resolutorios; y (c), el
cuarto, aquél sobre si la inclusión de una cláusula resolutoria impide o no el recurso a la resolución judicial
conforme con el artículo 1489 CC.

a) Validez de las cláusulas resolutorias

Según lo expuesto, las partes pueden disponer del artículo 1489 del Código Civil. En lo que concierne a
los pactos modificatorios, sabemos que su licitud está condicionada a la observancia de las reglas
generales de los actos y contratos.

Entonces, las cláusulas resolutorias tienen como presupuesto: primero, la naturaleza dispositiva de este
último artículo y, seguidamente, la facultad de las partes de modificarla.

La Corte Suprema reconociendo el desplazamiento de la norma dispositiva, siempre que la cláusula sea
lícita, expresa que:

"Judicializar el pacto comisorio calificado repugna a la esencia de este pacto, afectando con ello el principio de la
libertad contractual, toda vez que si las partes acordaron que el incumplimiento acarrea la resolución de pleno
derecho debe respetarse la voluntad expresada en el contrato, puesto que si hubieren querido otra cosa lo habrían
especificado, salvo en aquellos casos en que exista un interés superior comprometido, o se afecte el orden público,
la moral o las buenas costumbres, lo que no ocurre en la especie"446.
Podemos afirmar que la validez de esta clase de cláusulas se verá afectada si existe alguna norma
limitativa de la libertad contractual, indisponible por voluntad de las partes. Dos casos pueden ilustrar el
punto: el primero, el de la cláusula resolutoria o pacto comisorio calificado por no pago de la renta en un
contrato de arrendamiento regido por la Ley Nº 18.101; y aquellas incorporadas en contratos de adhesión
sometidos a la Ley Nº 19.496. En lo que concierne a estas últimas, la respuesta es sencilla, la cláusula
sería nula si por aplicación de la regla de la letra g) del artículo 16 se estima abusiva447.

Respecto de los contratos de arrendamiento, existen dos líneas jurisprudenciales. La primera que le resta
validez a la cláusula, al entender que las normas de los artículos 1977 del Código Civil y del artículo 10 de
la Ley Nº 18.101 son imperativas e indisponibles, de modo que, si el arrendatario no paga la renta, estas
disposiciones son las que fijan el camino al arrendador para la terminación del contrato (la forma en que
opera la resolución), asumiendo que el último precepto reconoce un derecho a favor del arrendatario y que
conforme con el artículo 19 de la misma ley, sería irrenunciable. Así, en la sentencia de la Corte de
Apelaciones de Santiago de 6 de noviembre de 2015448 se lee:

"Quinto: Por lo tanto, el incumplimiento de la obligación de pagar la renta tiene una normativa particular, en el
sentido que el arrendador sólo está facultado para poner término al contrato una vez que el arrendatario sea
constituido en mora por un período entero y únicamente después de haberse efectuado las dos reconvenciones
judiciales que manda la ley. Ahora, no puede descartarse a priori que tal regla pueda alterarse a través de la ley del
contrato o, que es lo mismo, por medio de un acuerdo de las partes, en ejercicio de la autonomía de la voluntad.
Empero, para ese efecto sería preciso asumir que las normas aludidas integran aquello que puede estar sujeto a la
libre disposición de los contratantes. Sin embargo, el artículo 19 la Ley Nº 18.101 establece de modo inequívoco
que 'Son irrenunciables los derechos que esta ley concede a los arrendatarios'. De ahí que sea dable concluir que
se trata de normas de orden público; que, en el extremo que se examina, el arrendamiento es un contrato dirigido y
que, por ende, tales disposiciones legales no están sujetas a la libre disponibilidad de los contratantes".

Sin embargo, la sentencia de 11 de mayo de 2016449, la Corte Suprema, sentando una doctrina contraria,
reconoce la plena validez y eficacia del pacto comisorio calificado, al expresar en lo que nos interesa que:

"El artículo 1977 no tiene sin embargo la forma de una disposición limitativa de la autonomía contractual. Por el
contrario, ella concede un derecho al arrendador y regula la forma de su ejercicio: 'la mora de un período entero en
el pago de la renta, dará derecho al arrendador...'. Este derecho legal del arrendador no excluye que las partes
puedan pactar la terminación ipso facto del contrato. Lo anterior es sin perjuicio de las limitaciones procedimentales
que sí establece el artículo 4º de la Ley Nº 18.101 y que en la especie se cumplieron a cabalidad. En efecto, incluso
si las partes pactaron la terminación ipso facto del contrato, el arrendador solo puede solicitar judicialmente la
restitución del inmueble. Pero en este caso, el arrendatario no podrá ya enervar esta acción de restitución mediante
el pago de lo adeudado. En atención a lo razonado, esta Corte concluye que la sentencia impugnada no ha
incurrido en la infracción del artículo 1977 del Código Civil que se le reprocha".

Coincidimos con la interpretación que ofrece la Corte Suprema en esta sentencia, desde que el
artículo 1977 y 10 de la Ley Nº 18.101 reconocen al arrendador el derecho a terminar el contrato y la forma
de ejercerlo, por lo que mal podría estimarse aplicable el artículo 19 de la citada ley. Sin embargo, nos
parece que su validez es discutible, no por los argumentos que da la Corte de Apelaciones de Santiago,
sino por tratarse de una cláusula abusiva contraria al orden público, esto es, aplicando no el Derecho de
Consumo, sino las reglas de la nulidad del Derecho común, como lo hizo la Corte de Apelaciones de
Santiago, en sentencia de 4 de junio de 2010, que declara nula una cláusula penal en un contrato de
leasing por estimarla abusiva.

b) ¿Resolución automática o por comunicación?

Ahora nos ocupa la eficacia de una cláusula de resolución automática o de pleno derecho. La cuestión es
si esta clase de pactos producen el efecto de resolver el contrato por el solo hecho del incumplimiento o si,
por el contrario, el acreedor tiene el derecho a atajar el efecto resolutorio, insistiendo en el cumplimiento,
exigiéndolo, más una indemnización de daños o ejercitando la pretensión indemnizatoria autónoma.
Entonces, la cuestión concierne a si a pesar del acuerdo de las partes, la resolución igualmente requiere de
un acto recepticio que contenga su voluntad de resolver el contrato. De una comunicación.
Cómo poner en duda que las partes, haciendo ejerciendo su libertad contractual, pueden introducir al
contrato una cláusula de resolución de pleno derecho y que por aplicación del principio de la fuerza
obligatoria no quedaría más que respetar lo acordado por los contratantes: que la resolución opere de pleno
derecho. Claramente es una lectura acorde con una mirada tradicional de la fuerza obligatoria del
artículo 1545 del Código Civil y pareciera ser la que defiende Pizarro Wilson, quien, a propósito de la
compatibilidad entre la cláusula resolutoria por comunicación y la acción resolutoria del artículo 1489 del
Código Civil, afirma que:

"Para estos efectos, resulta relevante la distinción entre el pacto comisorio calificado en otros contratos diversos a
la compraventa y a la obligación de pagar el precio en que se ha estipulado el efecto resolutorio de pleno derecho,
de aquella cláusula resolutoria en que el acreedor debe manifestarse para que opere la resolución. Sólo en esta
última está abierta la posibilidad al acreedor de judicializar la resolución ejerciendo la acción resolutoria, pues
tratándose de un pacto comisorio calificado la resolución se generó por el mero incumplimiento sin que ninguna de
las partes pueda evitarlo"450.

Más adelante el autor nos explica que, en su opinión, la diferencia entre una cláusula resolutoria y un
pacto comisorio calificado es precisamente que en este último "Basta el incumplimiento para entender
verificada la resolución", entendiendo que es inherente a este último el efecto de pleno derecho451.

Y, finalmente, afirma que:

"Las partes pueden otorgarle o no el efecto resolutorio de pleno derecho al incumplimiento, no pudiendo exigirse
una manifestación de voluntad mediante un acto recepticio si las partes no lo han querido. Desde una perspectiva
práctica parece conveniente que así sea, pero la ausencia de esa condición no puede introducirse por vía de
interpretación contra la voluntad de las partes. Lo que las partes convinieron fue un pacto comisorio calificado y no
una cláusula resolutoria"452.

Sin embargo, existe otra lectura —que es la que aquí defendemos— que vincula de modo necesario a las
cláusulas resolutorias con la facultad de resolver del artículo 1489 del Código Civil, ahora, eso sí, modelada
convencionalmente, razón por la cual hay una fuerte resistencia en aceptar el efecto resolutorio automático
por el solo incumplimiento. Y se llega a esta solución, bien por la vía de sostener que el efecto resolutorio
es renunciable conforme con el artículo 12 del Código Civil, desde que éste cede sólo a favor del acreedor,
sin estar prohibida su renuncia; o por la vía de sostener que, pese a lo pactado, como de lo que se trata es
de la resolución del contrato entendida como remedio al incumplimiento, ella siempre requerirá de un acto
recepticio o de una comunicación del acreedor al deudor que contenga la voluntad del primero de resolver
el contrato. Así, el acreedor siempre conservaría la opción entre resolver el contrato y ejercer otro remedio
distinto en su lugar: el cumplimiento o una indemnización. Por lo demás, así se desprendería del
artículo 1878 que declara que el pacto comisorio —sin distinguir según sea simple o calificado— no priva al
vendedor de la opción de ejercer la pretensión de cumplimiento.

La Corte Suprema, en sentencia de 30 de diciembre de 2009, recoge esta segunda lectura, restando
eficacia a la cláusula de resolución automática, expresando lo que:

"No obstante lo anterior, atendido su origen histórico y el principio de la autonomía de la voluntad que informa al
derecho privado, resulta indiscutible actualmente para la doctrina y la jurisprudencia que el pacto de este tipo de
estipulaciones no se encuentra limitado únicamente a la compraventa, pudiendo acordarse en cualquier tipo de
convenciones o negocios.

Del mismo modo, debe también considerarse que afirmar que el mero incumplimiento acarrea la resolución de
contrato importa, desde ya contradecir, la evolución comparada de la institución y sus desarrollos dogmáticos más
modernos, todos los cuales, como se ha dicho, tanto en los ordenamientos que contemplan el pacto comisorio de
modo general o únicamente a propósito del contrato de compraventa, estiman fundamental para la resolución
acontezca, un acto unilateral recepticio por parte del acreedor diligente en el sentido de prevalerse de la
cláusula"453.

Si nos preguntamos acerca de la conveniencia de estas cláusulas, la respuesta es evidente: no resultan


convenientes porque el respeto de la voluntad o de la ley del contrato coloca la suerte del contrato (su vida)
en manos del deudor, a quien para dejarlo sin efecto le bastará incumplir lo pactado454.

En fin, si bien ambas posiciones son atendibles, no hay duda de que una cláusula como la presentada
puede originar controversia en torno a su eficacia, de modo que el propósito de las partes es modular la
resolución judicial, con la finalidad de superar sus inconvenientes, por qué no replantearnos la cláusula,
reconociéndole siempre al acreedor la facultad de resolver o no el contrato. En otros términos, sustituir el
efecto resolutorio automático por la facultad de resolver en manos del acreedor, pasando de una resolución
automática a otra por comunicación. De esta forma, evitamos una posible discusión que obstaculizará
aquello que las partes persiguen al incorporar una cláusula resolutoria, que es modular convencionalmente
la facultad que reconoce el artículo 1489 del Código Civil.

c) Especificidad de la cláusula resolutoria

Es usual que en la práctica contractual nos encontremos con cláusulas que reconocen al acreedor la
facultad de resolver el contrato. Asimismo, se pueden identificar casos en que se dispone la resolución
automática para el evento que la otra parte incumpla cualquiera de las obligaciones contraídas o, que para
efectos de la resolución o terminación del contrato las partes elevan a la calidad de esencial todas las
obligaciones contractuales. Es decir, se introducen pactos con una alusión genérica a los incumplimientos
que activarán la cláusula resolutoria. Sobre esto, conviene traer las palabras de Verdera Server:

"La cuestión cobra una especial importancia a la vista de la frecuencia (muy a menudo convertidas en auténticas
cláusulas de estilo) con las que se incluyen en las estipulaciones contractuales condiciones resolutorias de perfiles
difusos o se indica, como regla de cierre, que todas las obligaciones contractuales (sean cuales sean) tienen el
carácter esencial para las partes y permiten la resolución del contrato" (CCJC, 2014).

El autor entiende que respecto de estas cláusulas resolutorias cabría el control judicial sobre si el
incumplimiento en que se funda la resolución tiene o no el carácter de esencial, pasando por sobre la ley
del contrato, pudiendo declarar la impertinencia de la resolución.

Una reciente sentencia de 27 de septiembre de 2016455, de la Corte Suprema, pronunciándose sobre


cómo opera la resolución en un caso de cláusula resolutoria por comunicación, indirectamente reconoce
plenos efectos a una cláusula contenida en unas "condiciones generales", que confiere a una de las partes
la facultad de resolver el contrato frente a cualquier incumplimiento de las obligaciones contraídas por la
otra parte.

El recurrente alega que procede la resolución judicial según el artículo 1489 CC, dado que la otra parte se
limitó a comunicar la resolución sin especificar el incumplimiento en que la funda.

En la sentencia se lee:

"DECIMOQUINTO: Que del análisis del anexo 'Condiciones Generales', que forma parte integrante de cada uno de
los contratos suscritos por las partes, se aprecia que estas expresamente contemplaron la facultad de poner
término anticipado, ipso facto y unilateralmente al contrato ante cualquier incumplimiento de las obligaciones que
eran de cargo de INELCO.

Es decir, los contratantes expresamente establecieron la procedencia del pacto comisorio calificado, sin necesidad
de declaración judicial previa, de manera que se debe estar a esa manifestación de voluntad, la que no puede ser
desconocida por ninguna de las partes que la suscribieron. Luego, siendo un hecho establecido en la causa que
INELCO incumplió sus obligaciones al no emplear la debida diligencia y cuidado en la ejecución de las obras
encomendadas, la demandada principal y demandante reconvencional se encontraba facultada para poner término
a la relación contractual que la vinculaba con la contraria, resultando para ello suficiente la comunicación efectuada
mediante carta, sin que sea exigible en la especie, dado los términos del pacto comisorio calificado, accionar ante
el órgano jurisdiccional con el fin de perseguir que éste declare la resolución de los contratos".

Sin embargo, encontramos dos sentencias que restan eficacia a una cláusula que tipifica genéricamente
los incumplimientos con trascendencia resolutoria.
En la primera, de la Corte de Apelaciones de Santiago, de 3 de julio de 2008, el Tribunal, pese al tenor
literal de la cláusula "genérica" de incumplimiento esencial, no da lugar a la resolución dado que se trata de
una obligación accidental y su incumplimiento sólo daría lugar a la resolución si las partes lo hubieren
acordado expresamente. Y, en la segunda, la Corte de Apelaciones de La Serena, desconoce efectos a la
cláusula resolutoria que declara que: cualquiera falta en el cumplimiento del contrato daba derecho al
arrendador a hacerlo cesar, sin que el arrendatario pueda por ello hacer reclamo alguno o cobrar perjuicios.
El arrendatario incurrió en mora respecto de un canon de arrendamiento.

Esta línea jurisprudencial resulta coherente con las exigencias de la buena fe, dado que cláusulas como
las descritas necesariamente nos hacen regresar al artículo 1489 del Código Civil, pues el juez conserva
sus facultades para calificar si el incumplimiento es o no esencial.

Entendemos que la posición que aquí se defiende, en principio, contraría la regla de la fuerza obligatoria
del contrato del artículo 1545, dado que implica pasar por sobre lo querido por las partes, y lo querido por
las partes fue que, ante cualquier incumplimiento procede la resolución del contrato. Sin embargo, es la
buena fe objetiva la que viene a morigerar la vigencia de este principio.

Por lo demás, este tipo de cláusulas normalmente son impuestas por una de las partes a la otra,
reservándose ella la facultad de resolver el contrato. Y la pregunta es ¿una persona razonable, en un pie de
igualdad, aceptaría una cláusula como ésta? ¿Consentiría libremente en ella? La respuesta es negativa.

Nuestra opinión es que estas cláusulas resolutorias genéricas son incompletas dado que omiten un
elemento fundamental ¿cuál es?; la definición específica de aquellos incumplimientos u obligaciones cuya
infracción tiene trascendencia resolutoria. Y como es incompleta, el desplazamiento del artículo 1489 del
Código Civil es parcial, conservando el juez la facultad de calificar si el incumplimiento invocado es o no
esencial.

La exigencia se aprecia con nitidez si recordamos aquella condición que torna procedente el remedio
resolutorio, cual es la esencialidad del incumplimiento. Para estos efectos, resulta particularmente
gravitante la calificación que las partes asignen al incumplimiento del contrato, especificando el tipo de
incumplimiento que hará procedente el ejercicio de la facultad resolutoria456. Sólo de esta forma, y no de
otra, se satisfará el requisito de la precisión y especificad de los incumplimientos resolutorios en este tipo de
cláusulas.

Un caso resulta ilustrativo sobre la especificidad del incumplimiento resolutorio457. Una empresa arrienda
a otra un inmueble, con el objeto de instalar y operar en él un campo de mini golf. Celebrado el contrato, la
arrendataria se vio imposibilitada de llevar adelante el proyecto del campo de mini golf, pues la normativa
urbanística prohibía el uso comercial de ese inmueble, cuestión que no le fue informada por parte de la
arrendadora al tiempo del perfeccionamiento del contrato. La arrendataria demanda la resolución del
contrato y la indemnización de perjuicios. La Corte de Apelaciones de Santiago acogió la demanda de
terminación del contrato, aduciendo que las partes incorporaron al contrato, como una obligación esencial,
el que el inmueble arrendado estuviera en condiciones de ser utilizado para los fines para los que se
celebró el contrato, esto es, instalar y operar un campo de mini golf.

d) Coexistencia entre la cláusula resolutoria y el artículo 1489 del CC

Resta considerar si, al incorporar una cláusula resolutoria, las partes han excluido la resolución judicial del
artículo 1489 del Código Civil; o, en otros términos, si es compatible, o no, la resolución convencional por
comunicación y la resolución judicial del artículo 1489.

Una sentencia de la Corte Suprema, la de 9 de diciembre de 2008, que se pronuncia sobre la posibilidad
de demandar la resolución judicial conforme el artículo 1489 del Código Civil, a pesar de que las partes
incorporaron a un contrato de arrendamiento un pacto comisorio calificado con comunicación, expresando
en su considerando octavo:
"Que, sin perjuicio de lo antes indicado, el incumplimiento contractual en que ha incurrido la arrendataria ha hecho
operar, en virtud de lo dispuesto en el artículo 1489 del Código Civil, la condición resolutoria envuelta tácitamente
en todo contrato bilateral, que, en el caso del arrendamiento, por su especial naturaleza de contrato de tracto
sucesivo, opera como causal de término o expiración del mismo y no, en estricto rigor, de resolución. Pues bien, el
hecho de haber estipulado las partes un pacto comisorio no puede ser obstáculo, como se afirma en el recurso,
para el ejercicio de la acción resolutoria que emana de la condición resolutoria tácita y al haberse verificado el
hecho de que pendía tal condición, según se tuvo por acreditado por los jueces de la instancia, debió la sentencia
haber declarado el término del arrendamiento y, consecuencialmente, condenar al pago de las rentas
insolutas"458.

No hay por ahora una respuesta definitiva a esta interrogante. De una parte, la incorporación de una
cláusula resolutoria no descarta, necesariamente, la resolución judicial; de otra, no podemos afirmar la
opción del acreedor, entre la resolución por comunicación y la judicial, a pretexto que la cláusula resolutoria
es renunciable conforme con el artículo 12 del Código Civil.

La cláusula resolutoria no está establecida en el sólo interés del acreedor, sino que en el de ambas
partes, pues es a través de ella que las partes distribuyen los riesgos anexos a la destrucción del contrato.
Habida cuenta que la cláusula es parte integrante del contrato, el reconocimiento de la facultad del acreedor
para renunciar a ella implica aceptar una modificación unilateral del contrato. No debemos confundir el
carácter renunciable de la facultad resolutoria, e incluso del efecto resolutorio en una cláusula de resolución
automática, con la renuncia unilateral de la cláusula que es parte del contenido contractual.

Distinto será que, desde una interpretación de la cláusula, se extraiga que la común intención de los
contratantes no fue limitar la resolución a las hipótesis previstas por la cláusula contractual, sino que dejar
abierta la posibilidad de la resolución judicial. El régimen de resolución convencional no es exhaustivo, por
lo que no excluye la resolución judicial del citado artículo 1489, conviviendo ambas modalidades de
resolución de contrato.

Sin perjuicio de lo anterior, hemos de advertir un caso en el que puede producir un desplazamiento de la
cláusula resolutoria, permitiendo al acreedor volver al derecho común o dispositivo, privando, de este modo,
al deudor de la protección que ella le confiere. Pensamos en el caso de los incumplimientos dolosos. De
igual forma, cuando las partes introducen una cláusula resolutoria la prevén para incumplimientos casuales
o meramente negligentes (culpa leve), no para los dolosos o con culpa grave.

Si este es el caso, que el incumplimiento del deudor es doloso o con culpa grave, y si consideramos que
la cláusula resolutoria confiere una dosis importante de protección al deudor, limitando los efectos nocivos
de su incumplimiento, la aplicación de un principio transversal en materia de remedios al incumplimiento
contractual impide al deudor que comete dolo o culpa grave al infringir el contrato invocar la protección
conferida por el mismo. Ha sido el mismo deudor el que ha cometido tal infracción no sólo desconociendo la
regla convenida, sino también despreciando el interés de su contraparte.

Es por este orden de consideraciones que el acreedor queda autorizado a proceder como si se tratase de
una cláusula no escrita, lo que en este caso se traduce en volver al Derecho común respecto del remedio
de la resolución contractual, transitando, ahora de vuelta, desde una resolución por comunicación a una por
declaración judicial, siendo aplicable la regla del artículo 1489 del Código Civil.

Bibliografía

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Jurisprudencia citada

Banco Security con Sociedad de Transportes San Marcos (2008): Corte Suprema, 9 de diciembre de 2008,
rol Nº 5821-2007.

Bice Vida Compañía de Seguros S.A. con Constructora Santa Beatriz S.A. (2015): Corte de Apelaciones de
Santiago, 6 de noviembre de 2015, rol Nº 8276-2015.

Glide Diversiones Limitada con Compañía de Inversiones y Desarrollo Sur S.A. (2008): Corte de
Apelaciones de Santiago, 29 de noviembre de 2007, rol Nº 3073-2003.

Ingeniería Eléctrica y Construcción Limitada con Sociedad Austral de Electricidad S.A. (2016): Corte
Suprema, 29 de septiembre de 2016, rol Nº 17061-2016.

Oyaneder Meléndez, Pedro con Lucero Araya, Juan (2016): Corte Suprema, 11 de mayo de 2016, rol
Nº 4804-2015.

Roa Longueira Fernando y Otros con Tapia Hermanos Limitada (2009): Corte Suprema, 30 de diciembre de
2009, rol Nº 5817-2008.
II. L

1. Ingeniería Eléctrica y Construcción Limitada con Sociedad Austral de Electricidad S.A.

Corte Suprema, 29 de septiembre de 2016, rol Nº 17061-2016459

Palabras clave: Cláusula resolutoria — ejecución de obra material — cumplimiento imperfecto

Normativa aplicada: artículos 1489, 1877, 1878, 1879 y 1880 del Código Civil

a) Resumen. Se celebró un contrato mediante el cual Ingeniería Eléctrica y Construcción Ltda., se


obligaba a la instalación eléctrica en diversas obras, lo cual realizó de forma imperfecta en varias de dichas
obras.

Producto de lo anterior, la empresa contratante utilizó la facultad dispuesta en el contrato de poner término
anticipado, ipso facto y unilateralmente al negocio, ante cualquier incumplimiento de las obligaciones de
Ingeniería Eléctrica y Construcción, ante lo cual el recurrente alega que procede la resolución judicial según
el artículo 1489 del Código Civil, dado que la otra parte se limitó a comunicar la resolución sin especificar el
incumplimiento en que la funda.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"SEGUNDO: Que, para una acertada resolución del recurso de nulidad sustancial, es conveniente dejar constancia
de los siguientes antecedentes del proceso:

1. Que (...) Ingeniería Eléctrica y Construcción Ltda., INELCO, interpone demanda de resolución de contrato con
indemnización de perjuicios en contra de la empresa Sociedad Austral de Electricidad S.A. (SAESA).

Señala que su representada se validó como contratista de la demandada con el fin de participar en diversas obras,
en las que le correspondería efectuar la instalación eléctrica. En ese contexto se adjudicó cuatro proyectos, el
Terminal y Hotel de Puerto Montt, el Conjunto Residencial Osorno, el Conjunto Residencial Parque Universitario
Osorno y el Mall de Castro, obras que fueron ejecutadas inicialmente por un mandante principal, de manera que el
inicio y avance de su trabajo dependía de terceros.

Añade que, si bien existieron retrasos en las obras encomendadas, ello tuvo su origen en tres factores no
imputables a su representada, pero no obstante ello la demandada, sin negociación previa, le envió una
comunicación en la que manifestaba su intención de no continuar con dos de las obras. Lo anterior a su juicio
carece de toda validez legal, puesto el pacto comisorio requiere una causa legal que sea declarada judicialmente.

En forma subsidiaria solicita el cumplimiento forzado de las obras que indica, toda vez que si bien recibió una carta
comunicando el término de las mismas, su representada está llana a cumplir con la obligación encomendada.

(...)

3. Que el juez de primer grado rechazó la demanda principal, desestimó la acción subsidiaria y acogió la demanda
reconvencional de indemnización de perjuicios por incumplimiento contractual. Dicho fallo fue apelado la actora y,
conociendo una sala de la Corte de Apelaciones de Valdivia de dicho recurso, lo confirmó.

(...)
SEXTO: Que en el caso sub lite son hechos establecidos por los jueces del fondo, los siguientes:

a). Que SAESA no incurrió en incumplimiento culpable o doloso de las obligaciones que le imponían los contratos
suscritos por las partes.

b). Que INELCO incurrió en incumplimiento de las obligaciones, toda vez que: 1) respecto del contrato Terminal de
Buses de Puerto Montt ejecutó menos obras que las pagadas; 2) en el Conjunto Residencial Osorno incurrió en
atrasos y tampoco terminó completamente las obras; y 3) en el Mall de Castro y Conjunto Residencial Osorno
incurrió en insuficiencia y ausencia de personal.

c). Que SAESA terminó los contratos el 3 de febrero de 2012, decisión anticipada a INELCO por carta y aceptada
por ésta".

ii. Argumento de las partes

Parte Demandante

"PRIMERO: Que la parte recurrente sostiene que la sentencia objetada ha infringido los artículos 1545, 1879, 1873,
1489, 1697 y siguientes del Código Civil; 384, 428, 429 del Código de Procedimiento Civil.

Alega que la acción presentada se originó con ocasión del anuncio efectuado por la demandada en relación a su
intención de terminar dos de los cuatro contratos que ligaban a las partes, sin que mediara una declaración judicial
previa en tal sentido. Explica que en las cartas remitidas la contraria no dio explicación alguna de cuál sería el
supuesto incumplimiento reclamado, limitándose a hacer una referencia genérica respecto de una supuesta falta de
cumplimiento de lo acordado, de forma tal que su representada no aceptó los términos de la aludida comunicación.

Expresa que los contratos no pueden ser dejados sin efecto en forma unilateral, toda vez que para la procedencia
del pacto comisorio calificado se requiere una declaración judicial previa que acoja la solicitud de término del
contrato por alguna causa legal. Reclama que lo resuelto por el tribunal, en cuanto a que la demandada no debía
ejercer acción alguna de resolución ya que los contratos se terminaron al momento de la verificación del supuesto
incumplimiento, resulta ser una postura repudiada por la jurisprudencia y doctrina mayoritaria.

Adiciona que incluso en el hipotético caso en que se adoptare la posición minoritaria, esto es, que el pacto
comisorio calificado pone fin al contrato sin necesidad de gestión judicial previa, debe existir un estándar mínimo
que lo autorice, puesto que, de otra manera, la cláusula del pacto comisorio se convertiría en una condición
meramente potestativa del deudor. Y, en el caso de autos, las cartas enviadas por la demandada no mencionan
ningún incumplimiento en particular, ya que sólo se remiten a una cláusula del contrato que tampoco enumera o
distingue situaciones específicas, por lo que de la lectura combinada de ambos documentos no puede deducirse a
qué incumplimiento se estaría refiriendo.

(...)".

Parte Demandada

"SEGUNDO: (...)

(...)

2. Que la demandada solicitó el rechazo de la demanda, explicando que de acuerdo al Anexo 'Condiciones
Generales', que forma parte de los contratos suscritos por las partes, se contempló la facultad de SAESA de
ponerles término anticipado, ipso facto y unilateralmente, ante cualquier incumplimiento de las obligaciones que
eran de cargo de la demandante. Afirma entonces que habiéndose declarado la resolución de los contratos con
ocasión de los reiterados incumplimientos de la actora, no resulta procedente en estos autos solicitar idéntica
declaración, toda vez que su representada nada adeuda por concepto de gastos y obras ejecutadas.

A su vez, interpone demanda reconvencional de indemnización de perjuicios por incumplimiento contractual,


argumentando que INELCO no sólo no cumplió con sus obligaciones, sino que situó a su representada en un
complejo escenario frente a terceros forzando la necesidad de asumir la ejecución de los trabajos, sus costos y
deberes laborales que eran de la exclusiva responsabilidad de la demandada reconvencional. Adiciona que a la
fecha de término de la relación las cuatro obras encomendadas no habían sido concluidas, las que presentaban
serias falencias en cuanto a sus condiciones y especificaciones técnicas, ocasionando perjuicios que deben ser
indemnizados".
iii. Decisión de la Corte

"CUARTO: Que para un adecuado análisis de los errores de derecho invocados por el recurrente de casación cabe
tener presente que la cita de las disposiciones legales denunciadas, expuestas previamente en el motivo primero y
los argumentos esgrimidos en apoyo de sus afirmaciones en tal sentido, tienen por objeto sustentar que dichas
infracciones se habrían cometido por los jueces del fondo: 1. al estimar que el pacto comisorio calificado operó sin
necesidad de una declaración judicial previa que pusiera término al contrato; 2. al concluir que la prueba rendida en
autos acreditaba el incumplimiento de su parte respecto de las obligaciones del contrato; y 3. al desconocer que su
representada no aceptó el término de los contratos, por considerar que las cartas enviadas constituían una mera
invitación a negociar.

QUINTO: Que en el contexto de la controversia sub lite, en primer lugar, resulta pertinente recordar que la
condición resolutoria tácita surge del texto del artículo 1489 del Código Civil. Se ha entendido que este precepto
envuelve una regla que rige exclusivamente la situación que se produce en los contratos bilaterales cuando una de
las partes ha cumplido o está llana a cumplir el contrato y la otra se niega a hacerlo.

Para que opere la acción resolutoria deben concurrir los siguientes supuestos: a) que se trate de un contrato
bilateral, b) que las obligaciones estén pendientes en la época de su resolución, c) que no se cumpla por una de las
partes lo pactado, y d) que el contratante que pide la resolución debe haber cumplido por su parte o debe estar
llano a cumplir en tiempo y forma.

La disposición en estudio se encarga de disponer la resolución de todo contrato bilateral en que una de las partes
'cumplidora o llana a cumplir' se enfrenta a un co contratante que no hace lo propio. Es una norma legal destinada
a proteger el cumplimiento de aquella parte que cumple para exigir de la otra lo mismo, resolviéndose el contrato si
ese fin principal no pudiere conseguirse.

(...)

DÉCIMO: Que, descartada la infracción a las leyes reguladoras de la prueba, es menester entrar al análisis de las
restantes infracciones que la parte demandante alega y que dicen relación con normas sustantivas que habrían
sido vulneradas, esto es, los artículos 1545 y 1879 del Código Civil en relación con los artículos 1873 y 1489 del
mismo cuerpo legal. En este capítulo, el impugnante refuta la procedencia de un pacto comisorio calificado sin
declaración judicial previa, argumentando que la doctrina y jurisprudencia no admiten que uno de los contratantes
ponga término unilateralmente al contrato sin previo pronunciamiento judicial.

Lo que se reclama consiste, básicamente, en haber concluido que la demandada no requería ejercer acción alguna
de resolución de los contratos que vinculaban a las partes, permitiendo que dichas convenciones pudieran darse
por terminadas al momento de verificarse el supuesto incumplimiento contractual que reclama la contraria.

UNDÉCIMO: Que nuestro Código Civil establece la condición resolutoria tácita en relación con los contratos
bilaterales, como se desprende del tenor literal del artículo 1489 (...).

(...)

Tal como ya se anunciara, el hecho constitutivo de la condición resolutoria tácita es la infracción de una obligación
por una de las partes, lo que significa que si ese hecho se produce, la condición se cumple. En consecuencia,
frente al incumplimiento de una de las partes el contratante diligente puede ejercer la acción resolutoria que
contempla el artículo 1489 ya citado.

DUODÉCIMO: Que, sin perjuicio de lo anterior, el Código Civil reglamenta en los artículos 1877 a 1880 el pacto
comisorio como una convención accesoria al contrato de compraventa, en virtud de la cual las partes estipulan que
el incumplimiento de la obligación del comprador de pagar el precio traerá como consecuencia la resolución del
contrato. Este pacto regulado por la ley es conocido como el pacto comisorio típico.

Las normas del pacto comisorio no prevén una convención similar referida al incumplimiento de otras obligaciones
distintas de la que contrae el comprador de pagar el precio. El Código Civil tampoco contempla esta convención en
otros contratos, lo que ha llevado a la doctrina y jurisprudencia a preguntarse si es legalmente posible la
estipulación de un pacto comisorio que no coincida con el regulado por la ley.

Sobre este punto el profesor Víctor Vial del Río sostiene que 'si bien es cierto que el legislador solamente
reglamenta el pacto comisorio típico e ignora la existencia de convenciones similares que no coincidan con la
descrita en los artículos antes citados, no prohíbe su estipulación. En consecuencia, y aplicando el principio de la
libertad contractual, la doctrina acepta la estipulación de pactos comisorios atípicos; ello, porque los contratantes
pueden crear figuras jurídicas que no coincidan con las previstas por el legislador, a menos que atenten contra la
ley, la moral, las buenas costumbres o el orden público' (Manual de las Obligaciones en el Código Civil Chileno, 2ª
edición, Editorial Biblioteca Americana, año 2007, página 77).

DECIMOTERCERO: Que, en tal sentido, existe por parte de la doctrina un reconocimiento en cuanto a que el pacto
comisorio calificado puede establecerse en otros contratos. Esta convención ha sido llamada como pacto comisorio
atípico, a diferencia del regulado en la compraventa por el incumplimiento de la obligación del comprador de pagar
el precio.

Se ha entendido entonces que en ausencia de una norma legal que determine los efectos del pacto comisorio
atípico, se debe atender a la intención de las partes con su estipulación. En efecto, las partes pueden querer que
se produzcan los efectos de la condición resolutoria tácita, lo que supone una sentencia judicial que declare el
contrato resuelto como consecuencia del ejercicio de la acción resolutoria o, por el contrario, que los efectos se
produzcan de pleno derecho. En consecuencia, las palabras utilizadas por las partes van a constituir un elemento
importante para conocer su intención.

En la práctica, lo usual es la estipulación de un pacto comisorio que produzca de pleno derecho la resolución del
contrato, específicamente, cuando se estima que la infracción de una determinada obligación hace que el contrato
pierda el sentido para el cual fue convenido y, por lo tanto, deja de constituir el medio idóneo para satisfacer
legítimos intereses. Resulta entonces necesario que del solo tenor literal del contrato se desprenda claramente la
intención de que este se extinga sin necesidad de sentencia judicial, por el solo hecho de verificarse la infracción
de obligación.

DECIMOCUARTO: Que, como se ha venido analizando, el principio de la libertad contractual permite que los
contratantes expresamente estipulen que la sanción al incumplimiento del contrato será la resolución del mismo,
sin necesidad de declaración judicial. De esta forma, nada impide a las partes establecer una cláusula resolutoria
expresa con independencia de la normativa aplicable al incumplimiento del pago del precio en la compraventa,
como también determinar que dicho pacto operará sin intervención judicial. En otras palabras, el pacto comisorio
calificado podrá producir un efecto resolutorio sin intervención judicial si los contratantes lo estipularon
expresamente, de manera que el contratante diligente no requerirá intervención judicial frente al incumplimiento del
otro.

DECIMOQUINTO: Que del análisis del anexo 'Condiciones Generales', que forma parte integrante de cada uno de
los contratos suscritos por las partes, se aprecia que estas expresamente contemplaron la facultad de poner
término anticipado, ipso facto y unilateralmente al contrato ante cualquier incumplimiento de las obligaciones que
eran de cargo de INELCO.

Es decir, los contratantes expresamente establecieron la procedencia del pacto comisorio calificado, sin necesidad
de declaración judicial previa, de manera que se debe estar a esa manifestación de voluntad, la que no puede ser
desconocida por ninguna de las partes que la suscribieron. Luego, siendo un hecho establecido en la causa que
INELCO incumplió sus obligaciones al no emplear la debida diligencia y cuidado en la ejecución de las obras
encomendadas, la demandada principal y demandante reconvencional se encontraba facultada para poner término
a la relación contractual que la vinculaba con la contraria, resultando para ello suficiente la comunicación efectuada
mediante carta, sin que sea exigible en la especie, dado los términos del pacto comisorio calificado, accionar ante
el órgano jurisdiccional con el fin de perseguir que éste declare la resolución de los contratos.

Judicializar el pacto comisorio calificado repugna a la esencia de este pacto, afectando con ello el principio de la
libertad contractual, toda vez que si las partes acordaron que el incumplimiento acarrea la resolución de pleno
derecho debe respetarse la voluntad expresada en el contrato, puesto que si hubieren querido otra cosa lo habrían
especificado, salvo en aquellos casos en que exista un interés superior comprometido, o se afecte el orden público,
la moral o las buenas costumbres, lo que no ocurre en la especie.

DECIMOSEXTO: Que las reflexiones que preceden llevan ineludiblemente a concluir que los magistrados de la
instancia han hecho una correcta aplicación de la normativa atinente al caso de que se trata, razón por la cual la
sentencia objeto del recurso no ha incurrido en los errores de derecho que se le atribuyen por la impugnante y, por
ello, el arbitrio de casación en el fondo debe ser desestimado (...)".
2. Bice Vida Compañía de Seguros S.A. con Constructora Santa Beatriz S.A.

Corte de Apelaciones de Santiago, 6 de noviembre de 2015, rol Nº 8276-2015460

Palabras clave: Cláusula resolutoria — arrendamiento — mora

Normativa aplicada: artículo 1977 del Código Civil, 10 Ley Nº 18.010

a) Resumen. Se celebró un contrato de arriendo que incluía un pacto comisorio calificado, del cual se
sirvió el arrendador para demandar la restitución de la propiedad objeto del contrato, pidiendo en subsidio la
terminación del negocio por no pago de rentas, con indemnización de perjuicios.

El tribunal de primera instancia acogió la demanda. Ante lo cual la arrendataria interpuso recurso de
apelación.

b) Sentencia

i. Hechos del caso461

ii. Argumento de las partes

Parte Arrendataria

"I. Antecedentes del proceso. Primero: Como se dijo, a través del libelo de fojas 66 la actora formuló dos
pretensiones: a) Una pretensión principal, sustentada en que el contrato de arrendamiento celebrado contenía un
pacto comisorio calificado, aduciendo entonces que el contrato expiró el día 23 de junio de 2014. Según se indica
en las peticiones consignadas en la conclusión, la demandante solicitó al tribunal que declare lo siguiente: '1. Que
el contrato de arrendamiento...ha terminado por haber operado el pacto comisorio calificado' y '2. Que, como
consecuencia de lo anterior, Constructora Santa Beatriz S.A. deberá restituir los lotes C 8, C 9, C 12 y C 14...dentro
de tercero día desde que la sentencia que S.S. dicte cause ejecutoria..., bajo apercibimiento de lanzamiento...'; y b)
Solamente en subsidio de tales peticiones, para el caso que se estimara que no existe pacto comisorio calificado, la
demandante pidió declarar terminado el contrato 'por incumplimiento culpable de la arrendataria'; que, como
consecuencia de ello, debía ordenarse la restitución correlativa; que los demandados estaban obligados a pagar
las rentas vencidas y no pagadas desde el 1 de diciembre de 2013 (3.910,71 UF); que también tienen que pagar
las rentas de ocupación, con indemnización de perjuicios moratorios; que igualmente deben pagar las sumas
adeudadas a título de contribuciones de bienes raíces; que además deben responder por la cláusula penal
pactada; y, en fin, que deben pagar los consumos por servicios domiciliarios y las costas de la causa".

Parte Arrendadora462

iii. Decisión de la Corte

"II. Sobre las reconvenciones de pago y el pacto comisorio calificado.

Cuarto: El artículo 1977 del Código Civil establece que: 'La mora de un período entero en el pago de la renta, dará
derecho al arrendador, después de dos reconvenciones entre las cuales medien a lo menos cuatro días, para hacer
cesar inmediatamente el arriendo, si no presta seguridad competente de que se verificará el pago dentro de un
plazo razonable, que no bajará de treinta días'. En consonancia con ello, el artículo 10 de la Ley Nº 18.101
prescribe que 'Cuando la terminación del arrendamiento se pida por falta de pago de la renta, de conformidad con
lo dispuesto en el artículo 1977 del Código Civil, la segunda de las reconvenciones de pago a que dicho precepto
se refiere se practicará en la audiencia de contestación de la demanda'.

Quinto: Por lo tanto, el incumplimiento de la obligación de pagar la renta tiene una normativa particular, en el
sentido que el arrendador sólo está facultado para poner término al contrato una vez que el arrendatario sea
constituido en mora por un período entero y únicamente después de haberse efectuado las dos reconvenciones
judiciales que manda la ley. Ahora, no puede descartarse a priori que tal regla pueda alterarse a través de la ley del
contrato o, que es lo mismo, por medio de un acuerdo de las partes, en ejercicio de la autonomía de la voluntad.
Empero, para ese efecto sería preciso asumir que las normas aludidas integran aquello que puede estar sujeto a la
libre disposición de los contratantes. Sin embargo, el artículo 19 de la Ley Nº 18.101 establece de modo inequívoco
que 'Son irrenunciables los derechos que esta ley concede a los arrendatarios'. De ahí que sea dable concluir que
se trata de normas de orden público; que, en el extremo que se examina, el arrendamiento es un contrato dirigido y
que, por ende, tales disposiciones legales no están sujetas a la libre disponibilidad de los contratantes.

Sexto: Luego de lo dicho, resulta indudable concluir que en el ámbito de este contrato de arrendamiento y respecto
de la obligación de pagar la renta, impera la 'regla particular' del artículo 1977 del Código Civil, en virtud de la cual,
ya no el incumplimiento sino que ni siquiera la mora dará derecho al arrendador para resolver el contrato, puesto
que se requiere siempre 'la mora de un periodo entero' seguida de dos reconvenciones judiciales de pago.
Consecuentemente, en esta clase de procesos el emplazamiento del demandado se configura mediante un trámite
complejo que se inicia con la notificación de la demanda y concluye con la segunda intimación al deudor de pagar
lo adeudado, de manera que un proceder distinto importa restringir el derecho de defensa del demandado,
circunstancia no deseada por el legislador procesal, atento siempre a favorecer el ejercicio de esta garantía
constitucional y a vencer sus limitaciones".

3. Pedro Oyaneder Meléndez con Juan Lucero Araya

Corte Suprema, 11 de mayo de 2016, rol Nº 4804-2015463

Palabras clave: Cláusula resolutoria — arrendamiento — mora

Normativa aplicada: artículos 1977 del Código Civil, 3º y 4º Ley Nº 18.101

a) Resumen. Se celebra un contrato de arrendamiento de un inmueble por un plazo de tres años,


pactándose que éste se renovaría automáticamente por períodos de un año si ninguna de las partes
manifestaba su intención de ponerle término, además de la terminación ipso facto del mismo de no pagarse
la renta en el período estipulado.

Al no pagarse las rentas, el arrendador demandó la terminación del contrato, pidiendo en subsidio la
restitución del inmueble. El tribunal de primera instancia acogió la demanda subsidiaria, rechazando la
principal. Decisión confirmada por la Corte de Apelaciones, ante lo cual la demandada interpuso recurso de
casación en la forma (que fue declarado inadmisible) y en el fondo.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"Tercero: Que son hechos establecidos por los jueces del fondo:

1. Por contrato de fecha 6 de agosto de 2007 el demandante dio en arrendamiento al demandado, desde el 15 de
agosto de 2007 y por un plazo de tres años, el inmueble de calle Antonio Poupin Nº 1103, de la ciudad de
Antofagasta.

2. En dicho contrato las partes pactaron que el arrendamiento se renovaría automáticamente por períodos de un
año si ninguna de ellas manifestaba su intención de ponerle término mediante aviso escrito con una anticipación de
tres meses a lo menos del período inicial o de las sucesivas renovaciones.

3. En dicho contrato las partes también pactaron la terminación ipso facto del arrendamiento en caso de que el
arrendatario no pagase por anticipado la renta fijada, los días quince de cada mes.

4. Al momento de notificarse la demanda el arrendatario se encontraba en mora del pago de las rentas de
arrendamiento".

ii. Decisión de la Corte

"Octavo: Que para estimar infringidos los artículos 1545 del Código Civil en relación con la cláusula tercera del
contrato de arrendamiento y los artículos 1570, 1977 y 1698 del citado código, la recurrente alega que habiendo
más de tres cartas de pago se debía presumir el pago de las rentas anteriores.

Esta alegación no encuentra fundamentos en los hechos establecidos en esta causa y que esta Corte no puede
modificar a menos que se haya infringido alguna ley reguladora de la prueba. (...).

Noveno: Que la recurrente justifica la supuesta infracción del artículo 1977 del Código Civil en el hecho de que la
sentencia impugnada haya estimado que el contrato había expirado antes de la segunda reconvención de pago.

La sentencia impugnada, en este punto, incurre en un error. En efecto, ella estimó que el contrato había quedado
terminado ipso facto por mora en el pago de las rentas, de conformidad con lo pactado por las partes en su
cláusula décimo tercera. Esta afirmación obligaba a acoger la demanda principal de terminación del contrato por no
pago de rentas. No obstante lo anterior, la sentencia confirmó el rechazo de esta demanda y el acogimiento de la
demanda subsidiaria de desahucio. No es éste sin embargo el vicio que denuncia la recurrente.

Esta sostiene que de conformidad con el artículo 1977 del Código Civil el contrato no podía terminar antes de la
segunda reconvención de pago a que se refiere dicho artículo. En otras palabras, la recurrente indica que la citada
disposición constituye una limitación a la autonomía de las partes para pactar la terminación ipso facto del contrato
por mora en el pago de las rentas.

El artículo 1977 no tiene sin embargo la forma de una disposición limitativa de la autonomía contractual. Por el
contrario, ella concede un derecho al arrendador y regula la forma de su ejercicio: 'la mora de un período entero en
el pago de la renta, dará derecho al arrendador...'. Este derecho legal del arrendador no excluye que las partes
puedan pactar la terminación ipso facto del contrato.

Lo anterior es sin perjuicio de las limitaciones procedimentales que sí establece el artículo 4º de la Ley Nº 18.101 y
que en la especie se cumplieron a cabalidad. En efecto, incluso si las partes pactaron la terminación ipso facto del
contrato, el arrendador solo puede solicitar judicialmente la restitución del inmueble. Pero en este caso, el
arrendatario no podrá ya enervar esta acción de restitución mediante el pago de lo adeudado.

En atención a lo razonado, esta Corte concluye que la sentencia impugnada no ha incurrido en la infracción del
artículo 1977 del Código Civil que se le reprocha.

Décimo: Que el tercer vicio de casación que se alega es la supuesta falsa aplicación del artículo 3º de la Ley
Nº 18.101. Lo razonado en el motivo séptimo supra es suficiente para desechar la existencia de este vicio".

4. Roa Longueira, Fernando y Otros con Tapia Hermanos Limitada

Corte Suprema, 30 de diciembre de 2009, rol Nº 5817-2008464

Palabras clave: Arrendamiento — resolución — pacto comisorio

Normativa aplicada: artículos 1489, 1915 y 1977 del Código Civil, 10 y 19 de la Ley Nº 18.101

a) Resumen. Se celebró un contrato de arrendamiento de inmueble en el cual se estipuló la facultad del


arrendador de poner fin al contrato sin necesidad de requerimiento judicial, en caso de mora o simple
retardo del arrendatario.

Frente al incumplimiento de la arrendadora, se demandó la restitución de la propiedad y el cobro de las


rentas insolutas. Pretensión que fue rechaza tanto en primera como en segunda instancia, ante lo cual el
demandante interpuso recurso de casación en el fondo.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"SEGUNDO: Que para una adecuada inteligencia del asunto y resolución del recurso de casación en el fondo
interpuesto, cabe tener presente las siguientes circunstancias del proceso:
1º.- Que los demandantes en virtud de un contrato celebrado por escritura pública de fecha 15 de julio de 1995,
modificado el 13 de diciembre de 1995, dieron en arrendamiento a la demandada, sociedad Tapia Hermanos
Limitada, un inmueble ubicado en calle Froilan Roa Nº 5272, que corresponde a un lote de aproximadamente 2.500
metros cuadrados, que se destina a la explotación de una estación de servicio dedicada a la comercialización y
distribución de combustible.

2º.- Que el contrato de arrendamiento convenido por un plazo de veinte años a contar del 1 de diciembre de 1995,
fijó el monto de la renta en la suma de 40 U.F. mensuales, cantidad que debía ser pagada dentro de los cinco
primeros días de cada mes, en el domicilio de los arrendadores.

3º.- Que en la cláusula cuarta del contrato de arrendamiento las partes convinieron que "La mora o simple retardo
en el pago de la renta de arrendamiento pondrá término de pleno derecho al presente contrato, sin necesidad de
requerimiento judicial, quedando obligada la sociedad arrendataria a restituir el inmueble arrendado, sin perjuicio de
pagar las rentas de ocupación que se devenguen hasta la fecha de su restitución efectiva".

4º.- Que los arrendadores solicitaron la restitución de la propiedad arrendada y el pago de las rentas impagas, las
que según señalaron, correspondían a la época de interposición de la demanda, a un saldo insoluto del mes de
febrero de 2004 y a marzo de ese mismo año, más las que se devengarán hasta la restitución efectiva del
inmueble.

5º.- Que la arrendataria se atrasó efectivamente en el pago de las rentas y solucionó la última en la que presentaba
retardo, que correspondía al mes de junio del año 2004, el día 15 de ese mismo mes y año.

6º.- Que la demanda de autos que fue presentada a distribución el 26 de marzo de 2004, fue notificada a los
demandados con fechas 11 de junio y 7 de julio de 2004".

ii. Argumentos de las partes

Parte Demandante

"PRIMERO: (...) Afirma que con el mérito del contrato de arrendamiento celebrado con fecha 15 de julio de 1993,
se encuentra suficientemente acreditado en la causa que las partes libremente y dentro del ámbito legítimo de la
autonomía de la voluntad, acordaron que la mora o simple retardo en el pago de la renta de arrendamiento pondría
término de pleno derecho al contrato, sin necesidad de requerimiento judicial alguno (...).

Dice, igualmente, que la sentencia infringió el artículo 19 de la Ley Nº 18.101, puesto que para descartar la
aplicación del pacto comisorio, sostuvo la supuesta irrenunciabilidad del derecho que contempla el artículo 1977 del
Código Civil a favor del arrendatario, irrenunciabilidad que, a su juicio, no es tal, puesto que las partes del contrato
de arrendamiento se encontraban plenamente habilitadas y facultadas para acordar el pacto comisorio calificado
(...).

(...)".

Parte Demandada

"VISTO:

(...)

Añaden, asimismo, que resulta improcedente la acción de término de contrato en razón de haber operado el pacto
comisorio calificado, por cuanto dicha institución jurídica sería inaplicable al arrendamiento; ello porque dicha
estipulación no produciría el término de la convención de pleno derecho, debiendo intervenir siempre demanda
formal previa; y, además, porque su aplicación vulneraría principios de orden público que amparan al arrendatario
cuyos derechos son irrenunciables. Agregan que el pacto comisorio calificado está regulado en nuestra legislación
a propósito de la compraventa que es un contrato de ejecución inmediata a diferencia del de arrendamiento que es
una convención de tracto sucesivo y que, por lo demás, de acuerdo al artículo 19 de la Ley Nº 18.101, son
irrenunciables los derechos que esa ley confiere a los arrendatarios y de admitirse la terminación del contrato de
pleno derecho, no tendría ninguna aplicación el doble requerimiento de pago que debe hacerse al arrendatario
conforme al artículo 10 del aludido estatuto legal".

iii. Decisión de la Corte


"SÉPTIMO: (...) el problema planteado a la resolución de los tribunales de la instancia, como a esta Corte de
Casación, radica en resolver si el pago de las rentas atrasadas, acaecido con fecha anterior a la época en que se
trabó la litis, tuvo la virtud de enervar los efectos de la acción intentada, la cual, como se ha dicho, se fundó
exclusivamente en el cumplimiento de la condición de que pendía la exigibilidad de la sanción convenida con
ocasión de contemplar un pacto comisorio calificado en el contrato de arrendamiento;

(...)

UNDÉCIMO: (...) No obstante lo anterior, atendido su origen histórico y el principio de la autonomía de la voluntad
que informa al derecho privado, resulta indiscutible actualmente para la doctrina y la jurisprudencia que el pacto de
este tipo de estipulación no se encuentra limitado únicamente a la compraventa, pudiendo acordarse en cualquier
tipo de contratos, orientándose más bien la discusión académica respecto de sus efectos en este otro tipo de
convenciones o negocios;

DUODÉCIMO: Que frente a cierta doctrina minoritaria, encabezada primordialmente por el profesor Abeliuk, que
afirma que en los casos en que se haya estipulado un pacto comisorio calificado en un contrato diverso a la
compraventa o, en ella, pero respecto de obligaciones diversas a la de pagar el precio, sería menester no aplicar el
artículo 1879 del Código Civil, debiendo imperar exclusivamente la ley del contrato, produciéndose, en
consecuencia, la resolución de pleno derecho y por el mero hecho del incumplimiento, cabe resaltar, de contrario,
el parecer de los tratadistas Alessandri y Claro Solar, entre otros, quienes frente a este postulado, esgrimen que el
pacto comisorio calificado no produce la resolución por el sólo hecho del incumplimiento o de la mora automática
del deudor, sino, al menos, por un acto jurídico recepticio que debe llevar a cabo el contratante diligente.

Las razones en cuya virtud la opinión a favor de un efecto destructivo del mero incumplimiento, debiera ser
rechazada por errónea, a juicio de esta segunda corriente doctrinal, son en primer lugar de origen histórico, puesto
que la lex commissoria no contempló que el sólo incumplimiento o la mora de uno de los contratantes provocara la
resolución.

En segundo término, ello obedecería a que una posición distinta significaría que el pacto se encuentra estatuido
indistintamente en favor de la parte que quisiera aprovecharse de él y no en beneficio del contratante diligente,
situación que contradice el evidente fundamento del instituto, que es dejar a merced del diligente el vínculo
negocial. Por otra parte, si la resolución se provocara por el mero incumplimiento, el pacto comisorio quedaría
asimilado a la condición resolutoria ordinaria, contradiciéndose así el fundamento principal del pacto que consiste
en expresar el sinalagma funcional que caracteriza a los negocios bilaterales y que se manifiesta en el desarrollo
histórico de la institución, puesto que en el derecho romano se habría aceptado como institución análoga a la
condictio causa data causa non secuta. Del mismo modo, debe también considerarse que afirmar que el mero
incumplimiento acarrea la resolución del contrato importa, desde ya, contradecir la evolución comparada de la
institución y sus desarrollos dogmáticos más modernos, todos los cuales, como se ha dicho, tanto en los
ordenamientos que contemplan al pacto comisorio de modo general o únicamente a propósito del contrato de
compraventa, estiman fundamental para que la resolución acontezca, un acto unilateral recepticio por parte del
acreedor diligente en el sentido de prevalerse de la cláusula.

Finalmente, se señala también como una de las razones que debe ser tenida en cuenta para afianzar esta tesis
doctrinal, la circunstancia de ser un principio general del derecho, el de que ha de favorecerse la subsistencia de la
voluntad negocial, principio que resulta negado al sostener que el mero incumplimiento provocaría, de suyo, la
resolución del contrato;

DÉCIMO TERCERO: Que siendo esta segunda postura doctrinal de interpretación legal, es decir, aquella que
aboga porque el pacto comisorio calificado en contratos distintos a la compraventa supone, para provocar la
resolución del negocio en el que incide, un acto recepticio por parte del contratante diligente en el sentido de
prevalerse de la resolución, acto recepticio que usualmente y conforme las reglas generales de nuestro
ordenamiento jurídico se corresponderá con la notificación judicial de la demanda hecha por el contratante
diligente, en la que solicitará hacer suyos los efectos que la resolución provoca, la que este Tribunal considera por
las razones expuestas, más ajustada al espíritu del legislador y sistemáticamente más acorde con las demás
instituciones de nuestro ordenamiento jurídico, es necesario, por cierto, abordar la situación que nos convoca, esto
es, los efectos del establecimiento de un pacto comisorio calificado en un contrato de arrendamiento.

Al efecto, cabe resaltar que la doctrina nacional se inclina por las interpretaciones que, con arreglo a los principios
antes mencionados y al derecho comparado, favorecen la pervivencia del contrato. Por una parte, los profesores
Alessandri Rodríguez y Somarriva sostienen la tesis de que la regulación efectuada por el artículo 1879 del Código
Civil, del pacto comisorio calificado en el contrato de compraventa, poseería aplicación general.
Don Luis Claro Solar, por su parte, afirmará con ocasión de sus 'Explicaciones de Derecho Civil Chileno y
Comparado' una tesis aún más radical, sosteniendo que la regla del mencionado artículo 1879 será únicamente
aplicable al contrato de compraventa, de manera que en los demás casos, como por ejemplo en el arrendamiento,
el deudor podrá cumplir y por ende, enervar la acción, hasta que 'se dicte la sentencia que resuelva el contrato';

(...).

DÉCIMO SEXTO: Que en este contexto, resulta ineludible apreciar que el artículo 19 de la Ley Nº 18.101 establece
que 'Son irrenunciables los derechos que esta ley confiere a los arrendatarios'. A su vez, el artículo 10 de la Ley
Nº 18.101 estatuye que 'Cuando la terminación del arrendamiento se pida por falta de pago de la renta, de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 1977 del Código Civil, la segunda de las reconvenciones a que dicho
precepto se refiere se practicará en la audiencia de contestación de la demanda. Al ejercitarse la acción aludida en
el inciso precedente podrán deducirse también, conjuntamente, la de cobro de las rentas insolutas en que aquélla
se funde y las de pago de consumos de luz eléctrica, gas, agua potable y de riego; gastos por servicios comunes y
de otras prestaciones análogas que se adeuden.

Demandadas estas prestaciones, se entenderán comprendidas en la acción las de igual naturaleza a las
reclamadas que se devenguen durante la tramitación del juicio y hasta que la restitución o el pago se efectúe'.

A su turno el artículo 1977 del Código Civil expresa que 'La mora de un periodo entero en el pago de la renta, dará
derecho al arrendador, después de dos reconvenciones, entre las cuales medien a lo menos cuatro días, para
hacer cesar inmediatamente el arriendo, si no se presta seguridad competente se que se verificará el pago dentro
de un plazo razonable, que no bajará de treinta días';

DÉCIMO SÉPTIMO: Que ahora bien, en este contexto, resulta indudable que en el ámbito del contrato de
arrendamiento y respecto de la obligación de pagar la renta impera la 'regla particular' del artículo 1977 del Código
Civil, en virtud de la cual, ya no el incumplimiento sino que ni siquiera la mora dará derecho al arrendador para
resolver el contrato, puesto que tal como lo expresa el aludido precepto legal, se requerirá al efecto la mora de un
periodo entero seguida de dos reconvenciones judiciales de pago. En este escenario, la intención legislativa de
favorecer la pervivencia del contrato, destacada por los profesores Alessandri y Claro Solar, aparece manifiesta,
asomando el aludido artículo 1977 con una función normativa análoga a la del artículo 1879, en pos de limitar la
autonomía de la voluntad.

El análisis histórico del mencionado precepto ratifica lo sostenido. Así el actual artículo 1977 aparece por primera
vez en el artículo 36 del libro De los contratos, del proyecto de Código Civil de los años 1841-1845, expresando
que 'Si nada se ha estipulado relativamente al periodo de los pagos, deberá pagarse el alquiler al vencimiento de
cada mes.

La mora de un periodo entero en el pago del alquiler correspondiente al mes anterior, dará derecho al arrendador
para hacer cesar de inmediato el arriendo, sino se presta fianza u otra seguridad competente de que se verificará el
pago durante el periodo inmediato; pero la mora de dos periodos enteros dará derecho al arrendador para hacer
cesar inmediatamente el arriendo, aunque se le ofrezca seguridad de pago'.

El mismo precepto aparece nuevamente en el artículo 439 del libro De los contratos, del Proyecto de Código Civil
de los años 1846-1847. En el proyecto correspondiente al año 1853, se repite igual disposición, con idéntica
redacción, en el artículo 2154.

En el llamado Proyecto Inédito, en cambio, en el artículo 2154 aparece recién la norma tal cual hoy conocemos en
el artículo 1977. En esta evolución, dos son los cambios más notorios que son dables de apreciar, la supresión del
inciso primero y la eliminación de la última frase del inciso final, modificación, la primera, cuyo objetivo más
plausible fue la de esclarecer que el precepto no es meramente supletorio de la voluntad de las partes, como
posiblemente daba a entender el inciso suprimido al manifestar 'si nada se ha estipulado', y que en el segundo
caso, es demostrativo de la intención del legislador de favorecer la vigencia del contrato y de otorgar al arrendatario
la posibilidad de hacerlo pervivir, sin que el arrendador pueda oponerse a ello".

5. Glide Diversiones Limitada con Compañía de Inversiones y Desarrollo Sur S.A.

Corte de Apelaciones de Santiago, 29 de noviembre de 2007, rol Nº 3073-2003465


Palabras clave: Cláusula resolutoria — arrendamiento — disconformidad jurídica

Normativa aplicada: artículo 1546 del Código Civil

a) Resumen. Se celebró un contrato de arrendamiento sobre un predio con la finalidad de destinarlo a un


campo de mini golf. Lo cual no pudo ser realizado por el arrendatario al no contar con los permisos y
autorizaciones necesarias. Se acoge la acción resolutoria, ya que se entendió por los tribunales que el
destino del predio fue una cuestión elevada a esencial por las partes, y, por tanto, hacía procedente la
Resolución.

b) Sentencia

i. Hechos del caso466

"Cuarto: que la existencia del contrato de arrendamiento que vincula a las partes, y sus términos, se encuentra
justificada mediante instrumento privado agregado a fs. 1, no objetado, el cual da cuenta de un arrendamiento entre
las partes, sobre el predio urbano formado por el polígono a b c d, con una superficie aproximada de 3200 metros
cuadrados, ubicado en un terreno de mayor extensión con acceso por avda. Las Condes Nº 1956, de la comuna de
Vitacura, según croquis agregado a fs. 6 anexado al contrato vigente a partir del 1 de octubre de 2001, por una
renta pagadera por mensualidades anticipadas de 125 U.F.

La entrega material del inmueble se realizó con fecha 2 de octubre de 2001 según acta de entrega agregada a fs. 5
y anexada al contrato, recibiendo el predio, el arrendatario sin formular objeciones.

Por lo demás no fue controvertido tal arrendamiento.

Quinto: que, acreditada la existencia del arrendamiento y verificada la entrega material del inmueble corresponde
determinar si se entregó el predio en estado de servir para el fin que se tuvo en vista a la época de celebrar el
contrato de arrendamiento, dado que tal cuestión es el fundamento de las pretensiones de la actora principal.

Sexto: que de acuerdo a la cláusula segunda del contrato suscrito por las partes, el destino del inmueble sería
exclusivamente la instalación, manejo y desarrollo de un mini golf y sus instalaciones complementarias y
adicionales relacionadas con la operación del negocio con sujeción estricta a los permisos y autorizaciones
municipales u otras pertinentes que regulan la actividad de la arrendataria. Por tanto, esa es la finalidad que daría
al predio, la cual tuvieron en vista las partes al momento de contratar, y siendo tal fin conocido y aceptado por
ambos contratantes, se elevó a la categoría de elemento esencial del contrato celebrado por las partes".

ii. Decisión de la Corte

"3. (...) En la especie, con el mérito de la prueba rendida, dichos de los testigos y de las propias partes, no puede
sino concluirse que la voluntad de éstas, en relación a este punto, no fue otra que la que quedó expresada en el
tenor de la cláusula analizada, que establece, en forma expresa, que la tarea de obtener las autorizaciones y
permisos que se requieran para el funcionamiento de la actividad a desarrollar será del arrendatario.

Colabora en la comprensión de esta afirmación, la lectura de toda la cláusula en análisis que, en su primer párrafo,
establece que el fin exclusivo al que destinará el predio la arrendataria es la instalación, manejo y desarrollo de un
Mini Golf, con sujeción estricta a los permisos y autorizaciones municipales pertinentes que regulan la actividad de
la arrendataria, en tanto que, el párrafo tercero, faculta al arrendatario, mediante el mismo contrato, para solicitar
todos los permisos y autorizaciones que requiera para desarrollar su actividad.

4. Que lo anterior indica que la voluntad de las partes, o el entendimiento que éstas le dieron a la referida cláusula,
es el de que el arrendatario asumía el diligenciamiento de todas las autorizaciones y permisos que su actividad
requiriera, esto es, la instalación de la cancha de Mini Golf, lo cual es coincidente con lo sostenido por el
demandado al justificar la referida cláusula, en el sentido que no le cabía a él ocuparse de aquello, por no conocer
las particularidades de la actividad que la arrendataria".

6. Banco Security con Sociedad de Transportes San Marcos


Corte Suprema, 9 de diciembre de 2008, rol Nº 5821-2007467

Palabras clave: Cláusula resolutoria — arrendamiento — mora

Normativa aplicada: artículos 1489 y 1545 del Código Civil

a) Resumen. Se celebró un arrendamiento con opción de compra que incluía una cláusula que facultaba
a la arrendadora a poner término ipso facto al contrato y a exigir el valor de la renta de arrendamiento por el
período del total del contrato en caso de cualquier incumplimiento de la arrendataria.

Frente al incumplimiento del arrendatario, el arrendador interpuso demanda de término del contrato de
arriendo y cobro de rentas insolutas, las cuales fueron rechazadas en primera instancia, confirmando dicha
decisión la Corte de Apelaciones.

Producto de lo anterior, la demandante interpuso recurso de casación en el fondo.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"SEGUNDO: Que el fallo objeto del recurso establece que correspondiéndole a la demandada demostrar que las
rentas que se cobran las pagó en su integridad, ésta no lo hizo.

(...)

CUARTO: Que la existencia del contrato de arrendamiento y la satisfacción de las obligaciones que emanan de
éste para el demandante no fue controvertida y, por lo mismo, se tuvo estos hechos por demostrados.

Asimismo, el fallo objeto del recurso ha establecido que correspondiéndole a la demandada probar que las rentas
que se le cobran las pagó en su integridad, ésta no lo hizo.

QUINTO: Que los hechos anteriores, en cuanto importan tener por acreditado el incumplimiento de la obligación
que la ley impone al arrendatario en el inciso 1º del artículo 1942 del Código Civil, tornan plausible la acción
ejercida por Banco Security, en orden a pedir la terminación del contrato de arrendamiento y el pago de las rentas
insolutas.

No obstante lo anterior, la sentencia recurrida ha desestimado la demanda, pues, en concepto de los magistrados,
el arrendador demandante no dio cumplimiento a la exigencia que le imponía la estipulación 15ª de la convención".

ii. Argumento de las partes

Parte Arrendadora

"PRIMERO: (...)

A juicio del recurrente se ha vulnerado el aludido artículo 1545 porque la sentencia desnaturalizó lo pactado en la
letra d) de la cláusula 15ª del contrato, pues la estipulación sólo establece que la remisión de la carta tiene por
objeto la terminación del contrato o la exigibilidad de la renta de arrendamiento, no estableciendo como condición
esencial para accionar ante la justicia que tal misiva sea remitida.

Pues bien, se argumenta en el recurso, lo cierto es que la carta fue enviada por el demandante a la arrendataria y
en tal comunicación, precisamente, manifestó en forma clara e inequívoca su intención de poner término al contrato
sub lite.

Evidentemente, sigue el recurrente, en esa misiva el arrendador resolvió solicitar de la justicia ordinaria la
declaración de terminación del arrendamiento suscrito por las partes, independiente de cuál haya sido el motivo
que lo impulsó para solicitar esa declaración, que no fue otro que la mora de la arrendataria en el pago de las
rentas de abril de 2000 en adelante.

Por otra parte, sostiene el recurrente, el fallo contraviene el artículo 1560 del Código Civil pues la verdadera
intención de los contratantes fue la de comunicar a la parte incumplidora que el contrato estaba terminado o que se
exigía el pago de las rentas.

Así las cosas, concluye, al interpretar la cláusula los jueces han exigido requisitos que no fueron previstos por las
partes al contratar, esto es, se desnaturalizó la convención al haberse entendido en la sentencia que era necesario
el envío de la carta en cuestión para accionar ante los tribunales de justicia, lo que en ningún caso fue así.

El tercer precepto legal que se alega infringido en el recurso es el artículo 1489 del Código Civil y, al efecto, expone
el recurrente que tal vulneración se produce al no aplicarse esta disposición, en circunstancias que se configuran
todos y cada uno de sus presupuestos de hecho, sin perjuicio que además se había estipulado por las partes un
pacto comisorio, en virtud de la cláusula 15ª del arrendamiento, contrato que, también por este motivo, resulta
desnaturalizado.

Incluso aceptando que la carta no fue remitida, termina el recurso sobre este punto, lo cierto es que de todos
modos habría operado la referida cláusula 15ª y con ella el efecto propio de la resolución.

(...)".

Parte Arrendataria468

iii. Decisión de la Corte

"SEXTO: Que la cláusula 15ª del contrato de arrendamiento con opción de compra (...) establece en su primera
parte que en caso de que la arrendataria no dé íntegro y oportuno cumplimiento a una cualesquiera de las
obligaciones que asume en este contrato, Security Leasing S.A. tendrá derecho a ponerle término ipso facto y a
exigir inmediatamente el valor de la renta de arrendamiento por el período del total del contrato, cuyas cuotas se
considerarán de plazo vencido, sin perjuicio de poder ejercer los demás derechos que le confiere la ley.

Agrega la misma estipulación que la terminación de este contrato o la exigibilidad de la renta de arrendamiento, en
su caso, conforme lo indicado en esta cláusula, será comunicada por Security Leasing S.A. a la arrendataria por
carta certificada, o bien por carta entregada por notario público, y producirá sus efectos a contar del tercer día hábil
de la fecha de expedición por correo de dicha carta o en la misma fecha de notificación por notario, según el caso.

SÉPTIMO: Que lo anteriormente estipulado es el denominado pacto comisorio con cláusula de resolución ipso
facto.

Ahora bien, este pacto ha sido reglamentado por el Código Civil como uno accesorio al contrato de compraventa y
restringido únicamente a la obligación de pagar el precio.

La doctrina tradicionalmente ha distinguido entre pacto comisorio simple y pacto comisorio calificado o con cláusula
de resolución ipso facto y la misma doctrina y también la jurisprudencia, han afirmado que en virtud del principio de
la autonomía de la voluntad pueden las partes estipular el pacto comisorio, sea simple o calificado, en otros
contratos distintos de la compraventa o incluso en esta última, pero relativo a la obligación de entregar la cosa.

Esto es, según se dijo más arriba, lo que ha ocurrido en el caso de autos, en que las partes acordaron un pacto
comisorio con cláusula de resolución ipso facto en un contrato de arrendamiento con opción de compra.

OCTAVO: Que sin perjuicio de lo antes indicado, el incumplimiento contractual en que ha incurrido la arrendataria
ha hecho operar, en virtud de lo dispuesto en el artículo 1489 del Código Civil, la condición resolutoria envuelta
tácitamente en todo contrato bilateral, que en el caso del arrendamiento, por su especial naturaleza de contrato de
tracto sucesivo, opera como causal de término o expiración del mismo y no, en estricto rigor, de resolución.

Pues bien, el hecho de haber estipulado las partes un pacto comisorio no puede ser obstáculo, como se afirma en
el recurso, para el ejercicio de la acción resolutoria que emana de la condición resolutoria tácita y al haberse
verificado el hecho de que pendía tal condición, según se tuvo por acreditado por los jueces de la instancia, debió
la sentencia haber declarado el término del arrendamiento y, consecuencialmente, condenar al pago de las rentas
insolutas.

En efecto, si se convino por las partes un pacto comisorio calificado, esto es, con cláusula de resolución ipso facto,
y se sujetó la producción de su efecto de resolución o término del contrato de pleno derecho, sin necesidad de
declaración judicial, al cumplimiento de alguna otra exigencia suplementaria en la especie, el envío de una carta
certificada o entregada por notario comunicando el término de la convención, la falta de verificación de esta última
condición adicional únicamente puede producir como consecuencia que el efecto propio del pacto no opere, pero
no impide que el acreedor diligente, frente al incumplimiento de su deudor, ejerza la acción resolutoria que nace del
artículo 1489 del Código Civil.

Esta última es la situación del caso de autos, en que Security Leasing S.A. ha invocado en su demanda, al
enunciar los fundamentos de derecho en que la apoya en cumplimiento de lo dispuesto en la segunda parte del
Nº 4 del artículo 254 del Código de Procedimiento Civil, precisamente, el citado artículo 1489 del Código Civil.

NOVENO: Que, de este modo, al rechazar la demanda de término de contrato de arrendamiento y pago de rentas
insolutas, no obstante encontrarse probada tanto la existencia de la convención como el incumplimiento del deudor,
los sentenciadores han infringido el artículo 1489 del Código Civil y, con ello, incurrido en uno de los errores de
derecho que se denuncia en el recurso, razón por la cual, al haber influido tal yerro de forma sustancial en lo
dispositivo de la decisión, la casación en el fondo intentada debe ser acogida.

(...)".

III. R

1. Legislación nacional aplicable

a) Código Civil

Artículo 1489. "En los contratos bilaterales va envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por uno de los
contratantes lo pactado.

Pero en tal caso podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución o el cumplimiento del contrato, con
indemnización de perjuicios".

Artículo 1877. "Por el pacto comisorio se estipula expresamente que, no pagándose el precio al tiempo convenido,
se resolverá el contrato de venta.

Entiéndese siempre esta estipulación en el contrato de venta; y cuando se expresa, toma el nombre de pacto
comisorio, y produce los efectos que van a indicarse".

Artículo 1878. "Por el pacto comisorio no se priva al vendedor de la elección de acciones que le concede el
artículo 1873".

Artículo 1879. "Si se estipula que por no pagarse el precio al tiempo convenido, se resuelva ipso facto el contrato
de venta, el comprador podrá, sin embargo, hacerlo subsistir, pagando el precio, lo más tarde, en las veinticuatro
horas subsiguientes a la notificación judicial de la demanda".

Artículo 1880. "El pacto comisorio prescribe al plazo prefijado por las partes, si no pasare de cuatro años,
contados desde la fecha del contrato.

Transcurridos estos cuatro años, prescribe necesariamente, sea que se haya estipulado un plazo más largo o
ninguno".

Artículo 1977. "La mora de un período entero en el pago de la renta, dará derecho al arrendador, después de dos
reconvenciones, entre las cuales medien a lo menos cuatro días, para hacer cesar inmediatamente el arriendo, si
no se presta seguridad competente de que se verificará el pago dentro de un plazo razonable, que no bajará de
treinta días".
2. Instrumentos del Derecho Uniforme

a) Principios Latinoamericanos de derecho de los Contratos

Artículo 101. Cláusulas resolutorias

"(1) Las partes pueden incorporar al contrato cláusulas que confieran al acreedor la facultad de resolverlo.

(2) La cláusula debe indicar las obligaciones cuyo incumplimiento conlleva resolución.

(3) Estas cláusulas no privan al acreedor de la posibilidad de optar por cualquiera de los otros medios de tutela".

IV. B

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Jarufe Robles y Cía. Ltda. con Sandoval Jara Felicia Mireya (2014), Corte de Apelaciones de Concepción,
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Marcos Reyes Fuenzalida con Administradora de Parques y Cementerios S.A. (2015): Corte de Apelaciones
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Mila Eugenia Machiavillo López contra Leticia Carrasco Contreras (2005): Corte de Apelaciones de
Concepción, 16 de noviembre de 2005, rol Nº 3461-2005. Cita Online: CL/JUR/1740/2005.

Patricia Ramona Gavilán Avello con Genoveva Toro Toro; Humberto Bernasconi Apolonio (2005): Corte de
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Peña Araya Gabriel Eduardo con Morales González Sergio (2014): Corte de Apelaciones de La Serena, 23
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384P (2003), p. 410.

385También, el artículo 1590, inciso segundo; el artículo 1814; y el artículo 1868, todos del Código Civil.

386Sepúlveda Cruz, Daniel con Pacheco Saavedra, Carlos (2016); Corte de Apelaciones de Concepción, 4 de octubre de 2007;
Sentencia de la Corte de Apelaciones de Talca, de 12 de noviembre de 1920.

387Raab Ilhareborde, Alberto con Comercial Automotriz Expo Autos Limitada (2007).

388Jelves con Peralta (2013).

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395S y H (2016). Commentary on the UN Convention on the International Sale of Goods (CISG), art. 7.
Schlechtriem && Schwenzer, 4th Ed., pp. 133-142.

396Cfr. artículo 8:103 PECL.

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399M (2011).

400Corte de Apelaciones de Santiago, 3 de julio de 2008, rol Nº 721-2006.

401Gonzalo Romero Acuña Diseño E.I.R.L. con Italmod S.A. (2012).

402Glide Diversiones Limitada con Compañía de Inversiones y Desarrollo Sur S.A. (2008).

403Glide Diversiones Limitada con Compañía de Inversiones y Desarrollo Sur S.A. (2003).

404D -P (2008), p. 865. Sobre la voluntad deliberadamente rebelde del deudor en la doctrina y jurisprudencia españolas
como supuesto de incumplimiento resolutorio, véase: C (1998), pp. 357-418.

405Consejo de Defensa del Estado con Desarrollo y Comercio S.A. (2009). Se lee en el considerando cuarto de la sentencia lo
siguiente: "Que este informe técnico de la calidad del producto, contemplado por las partes contratantes para ser realizado luego
de la entrega, por el organismo técnico competente, es suficiente para acreditar que las especies materia del contrato de
compraventa no cumplían los requisitos de calidad estipulados por las partes, independientemente de la mayor o menor
relevancia del defecto constatado, pues su sola existencia basta para tener por incumplido el contrato. En tal situación cabía dar
aplicación a lo pactado en la cláusula sexta del contrato, conforme a la cual la demandada debió reemplazar las piezas
defectuosas dentro de 15 días de comunicado que le fue el rechazo o no conformidad de las especies entregadas, cosa que no
hizo, pues ningún antecedente existe al respecto".

406Comercial Automotriz Quilín Limitada con Ide Sanzberro, Julián (2009).

407Este criterio lo revisaremos y profundizaremos, al considerar las cláusulas resolutorias y la importancia de la voluntad de las
partes al momento de definir los incumplimientos con aptitud resolutoria.

408Hechos extraídos de la sentencia dictada por el 2º Juzgado Civil de Rancagua con fecha 1 de agosto de 2015. Rol Nº C-
15541-2013.

409Nota agregada. Tercer Juzgado de Letras de Antofagasta, rol Nº 49181: "Decimoquinto: Que según lo dispone el artículo
1489 el Código Civil, en los contratos bilaterales va envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por uno de los contratantes
lo pactado; en tal caso el otro contratante podrá pedir la resolución del contrato o el cumplimiento, con indemnización de
perjuicios.

Que la acción resolutoria tácita es la que emana de la condición resolutoria en los casos en que ella requiere sentencia judicial,
y en cuya virtud el contratante diligente solicita que se deje sin efecto el contrato por no haber cumplido la contraparte algunas de
las obligaciones emanadas de él. En otras palabras y según lo señala el profesor Fernando Fueyo Laneri en su libro sobre
cumplimiento e incumplimiento de las obligaciones, la ley impone al Juez la apreciación de si la falta de ejecución, reprochada al
deudor, por el demandante de resolución, es lo suficientemente grave como para justificar la destrucción completa y retroactiva
del contrato. La regla de derecho funciona como una resolución judicial de los contratos fundada en la inejecución".

410Tras la lectura de la sentencia de la Corte de Apelaciones no fue posible identificar los argumentos de la demandante.
Asimismo, no fue posible acceder a la sentencia de primera instancia.

411Los hechos del caso fueron extraídos de la sentencia de primera instancia, dictada por el 5º Juzgado Civil de Santiago con
fecha 28 de noviembre de 2005. Rol Nº C-5263-2005.

412Disponible en buscador del Poder Judicial https://www.pjud.cl.

413 Disponible en buscador del Poder Judicial https://www.pjud.cl.

414Hechos extraídos de la sentencia de primera instancia.

415 Disponible en buscador del Poder Judicial https://www.pjud.cl.

416 Disponible en buscador del Poder Judicial https://www.pjud.cl.

417A M , René (2010). Las obligaciones, tomo I. Santiago: Editorial Jurídica de Chile, p. 520. En este mismo
sentido, C S , Luis (1978), p. 671.

418Agrícola María Inés Ltda. con Fuentes Araya Londres y otro (2013).

419G.J. Nº 175 (1995), pp. 30-31.

420Montenegro Pedreros, Juan Alberto con Urrutia Gamboa, María Angélica (2012).

421Aguilera Yáñez, Enrique con Guzmán Vera, Gastón (2015).

422Inmobiliaria Piemonte Lobos Ltda. con Central Hidroeléctrica El Melado S.A. (2016).

423E A (1981), p. 97 y ss.

424P A , Daniel (2012): "Algunas reformas a la resolución por incumplimiento". Revista de Derecho Universidad
de Concepción, Nº 80, pp. 231-232; P (2003).

425B (2008), pp. 406-421.

426 Disponible en buscador del Poder Judicial https://www.pjud.cl.

427 Disponible en buscador del Poder Judicial https://www.pjud.cl.

428Extraído de la sentencia dictada por el Primer Juzgado de letras la Serena con fecha 28 de agosto de 2013, rol Nº C-2885-
2011.

429Extraído de la sentencia dictada por el Primer Juzgado de letras la Serena con fecha 28 de agosto de 2013, rol Nº C-2885-
2011.

430Extraído de la sentencia dictada por el Primer Juzgado de letras la Serena con fecha 28 de agosto de 2013. Rol Nº C-2885-
2011.

431 Disponible en buscador del Poder Judicial https://www.pjud.cl.

432 Disponible en buscador del Poder Judicial https://www.pjud.cl.

433Sobre los problemas en torno a la eficacia de las cláusulas resolutorias, véase: V O , Álvaro (2018). "La cláusula
resolutoria como manifestación de la facultad de resolver el contrato. Cuestiones en torno a su validez y eficacia". Revista
Vniversitas, Colombia (en prensa).

434V (2000), pp. 209-227.

435C M , M. (1998). La facultad de resolver los contratos por incumplimiento. Valencia: Editorial Tirant lo Blanch,
p. 424.

436Díez-Picazo, pronunciándose sobre la libertad contractual afirma que ella significa la posibilidad de modificar, también,
libremente, en los contratos regulados por la ley, el contenido legal de estos contratos, sustituyéndolo por otro distinto. D -
P (2007), p. 155. Por su parte, Carrasco Perera añade, más específicamente y con relación al punto de nuestro interés que,
"los contratantes pueden alterar o modificar los derechos y obligaciones predeterminadas en la ley, pero puede mantener intacto
este cuerpo sustantivo y manipular por pacto la disponibilidad y el alcance de los remedios contractuales que aseguran la
efectividad del cumplimiento", C P , Ángel (2011). Derecho de contratos. Navarra: Aranzadi, p. 66; G ,
Beatriz (2015). Cláusula resolutoria y control del incumplimiento. Madrid: Derecho Privado, BOE, p. 33; P W , Carlos
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437C , M., cit. (n. 14), p. 39. B , Enrique, "Finalidad y alcance de las acciones y los remedios contractuales", en
Estudios de derecho civil III (Valparaíso, Lexis Nexis, 2007), p. 403. En esta dirección Perlingieri nos aclara: "La situación
subjetiva activa que definimos como derecho potestativo atribuye a su titular el poder de provocar unilateralmente un hecho
jurídico que comporta consecuencias desfavorables para otro sujeto. Por esta razón, el derecho potestativo también puede
denominarse poder formativo: su titular puede constituir, modificar o extinguir una situación subjetiva, unilateralmente, a pesar de
que eso signifique la invasión de la esfera jurídica de otro sujeto que, además, no puede evitar tal acción, es decir, debe
someterse al ejercicio del poder. El derecho potestativo se ejercita con una manifestación unilateral de voluntad, aunque, según
algunos autores, en ciertos casos, para realizar el resultado favorable al titular, hace falta, además de la manifestación unilateral
de voluntad, la sentencia de un juez". P , Pietro, El derecho civil en la legalidad constitucional según el sistema ítalo
comunitario de las fuentes (3ª edición, trad.cast. Agustín Luna et al, Madrid, Dykinson, 2008), p. 621.

438P (2013), p. 362.

439Para el caso de los PLDC, el artículo 97 (Resolución por incumplimiento) establece: (1) Cualquiera de las partes puede
resolver el contrato cuando la otra haya incurrido en un incumplimiento esencial. (2) El incumplimiento recíproco no impide la
resolución del contrato. (3) La resolución opera mediante comunicación escrita a la otra parte y produce efectos desde su
recepción. Luego, el artículo 98 (Resolución por comunicación) señala: La resolución opera mediante comunicación escrita a la
otra parte y produce efectos desde su recepción.

440El artículo 1456 del Códice Civile Italiano prescribe que: "Los contratantes pueden acordar expresamente que el contrato se
resuelva en el supuesto que una obligación determinada no se ha cumplido conforme lo establecido. En este caso, la resolución
se verifica de derecho cuando la parte interesada declara a la otra que pretende valerse de la cláusula resolutoria" (traducción del
autor).

441El nuevo Código Civil y Comercial argentino dispone en su artículo 1086 lo siguiente: "Cláusula resolutoria expresa. Las
partes pueden pactar expresamente que la resolución se produzca en caso de incumplimientos genéricos o específicos
debidamente identificados. En este supuesto, la resolución surte efectos a partir que la parte interesada comunica a la
incumplidora en forma fehaciente su voluntad de resolver".

442B M , Andrea (2011). "El pacto comisorio como manifestación de la facultad resolutoria". Revista Chilena
de Derecho Privado, Nº 17, pp. 80-86, 93-98. Disponible también [en línea]: https://www.google.com/url?
sa=t&&rct=j&&q=&&esrc=s&&source=web&&cd=1&&cad=rja&&uact=8&&ved=0ahUKEwjk2u7MprDaAhVMjpAKHe4vA2YQFggqMAA
80722011000200003%26script%3Dsci_abstract%26tlng%3Den&&usg=AOvVaw2JxqsQJTnU-2-DQlbWQUAt

443C S (1979), p. 197; A M , René (1993). Las obligaciones, tomo I. Santiago: Editorial Jurídica de
Chile, 3ª edición, p. 422; A R , Arturo (2003). De la compraventa y de la promesa de venta, tomo II. Santiago:
Editorial Jurídica de Chile, pp. 329 y 458.

444A (2003), p. 462; R P , René (2008). De las obligaciones. Santiago: LexisNexis, 3ª edición, pp. 181-182.

445P W , Carlos (2006). "Las cláusulas resolutorias en el derecho civil chileno", en Cuadernos de Análisis Jurídico,
Colección de Derecho Privado III, pp. 256-257. Disponible también [en línea]: http://derecho.udp.cl/wp-
content/uploads/2016/08/clausulas_resolutorias_DerechoCivilchileno_CarlosPizarro.pdf

446Ingeniería Eléctrica y Construcción Limitada con Sociedad Austral de Electricidad S.A. (2016).

447Art. 16, letra g): "En contra de las exigencias de la buena fe, atendiendo para estos efectos a parámetros objetivos, causen
en perjuicio del consumidor, un desequilibrio importante en los derechos y obligaciones que para las partes se deriven del
contrato. Para ello se atenderá a la finalidad del contrato y a las disposiciones especiales o generales que lo rigen. Se presumirá
que dichas cláusulas se encuentran ajustadas a exigencias de la buena fe, si los contratos a que pertenecen han sido revisados y
autorizados por un órgano administrativo en ejecución de sus facultades legales".

448Bice Vida Compañía de Seguros S.A. con Constructora Santa Beatriz S.A. (2015).

449Oyaneder Meléndez, Pedro con Lucero Araya, Juan (2016).

450P (2013), p. 362.

451Ídem, p. 363.
452Ídem, p. 364.

453Corte Suprema, 30 de diciembre de 2009, rol Nº 5817-2008. Para un comentario crítico de esta sentencia, véase: P
(2013), p. 364.

454P G , Carlos. La resolución como ineficacia extrínseca, apunte docente (inédito), pp. 10-11.

455Ingeniería Eléctrica y Construcción Limitada con Sociedad Austral de Electricidad S.A. (2016).

456En los PCCI, se lee en su artículo 7.3.1 que "b) el cumplimiento estricto de la obligación era esencial dentro del contrato";
los PLDC, por su parte, señalan en su artículo 87 que el incumplimiento será esencial cuando "(a) Las partes así lo han acordado
respecto de obligaciones determinadas o de supuestos específicos de incumplimiento".

457Glide Diversiones Limitada con Compañía de Inversiones y Desarrollo Sur S.A. (2008).

458Banco Security con Sociedad de Transportes San Marcos (2008). Defendiendo la misma lectura, P (2013), p. 362.

459 Disponible en buscador del Poder Judicial https://www.pjud.cl.

460 Disponible en buscador del Poder Judicial https://www.pjud.cl.

461Tras la lectura de la sentencia de Corte de Apelaciones no fue posible identificar los hechos del caso. Asimismo, no fue
posible acceder a la sentencia de primera instancia.

462Tras la lectura de la sentencia de Corte de Apelaciones no fue posible identificar los argumentos de la arrendadora.
Asimismo, no fue posible acceder a la sentencia de primera instancia.

463 Disponible en buscador del Poder Judicial https://www.pjud.cl.

464 Disponible en buscador del Poder Judicial https://www.pjud.cl.

465 Disponible en buscador del Poder Judicial https://www.pjud.cl.

466Hechos obtenidos de la sentencia de primera instancia.

467 Disponible en buscador del Poder Judicial https://www.pjud.cl.

468Tras la lectura de la sentencia de la Corte Suprema y de la Corte de Apelaciones no fue posible identificar los argumentos
de la arrendataria. Asimismo, no fue posible acceder a la sentencia de primera instancia.
C XL

S : I. Las cuestiones; II. Las sentencias; III. Reglas sobre la materia;


IV. Bibliografía nacional de consulta; V. Otras sentencias sobre la materia.

I. L

1. La ausencia de un tratamiento sistemático

Una primera cuestión que ha de tenerse presente es que, como


sucedía en el antiguo diseño del Code o en el actual del Código Civil
español, en el Código Civil chileno no se encuentra regulada de
manera sistemática aquella situación en que ambas partes incumplen
obligaciones derivadas de un contrato sinalagmático que las vincula.
De esta manera, el Código Civil no ha disciplinado ni el supuesto de
hecho ni las consecuencias de la excepción de contrato no cumplido o,
si se prefiere, del incumplimiento recíproco.

Encontramos, sin embargo, al menos dos disposiciones específicas


en el Código Civil que, junto con contener su fundamento, son una
manifestación de este remedio. La primera, a propósito de la mora, en
el artículo 1552 y, la segunda, respecto del incumplimiento de las
obligaciones del comprador en el inciso final del artículo 1826. Junto a
ellas, también ha de prestarse atención al artículo 2159.

Es a partir de la primera de ellas que, tanto la doctrina como la


jurisprudencia, han derivado un remedio con alcances más generales;
una defensa frente a la pretensión de cumplimiento específico, la
facultad resolutoria o la acción indemnizatoria: la excepción de contrato
no cumplido.

La situación es, desde luego, desafortunada, por dos razones de


déficit normativo. La primera respecto al supuesto de hecho de este
remedio; la segunda a sus efectos, como se verá en el ámbito
nacional, en sus relaciones con el remedio indemnizatorio. Sobre
ninguno de estos dos aspectos trata el elegante y lacónico
artículo 1552.

2. La disciplina de la suspensión del cumplimiento del nuevo derecho


del contrato

Esta situación del Código Civil, contrasta con lo que sucede en el


nuevo derecho de los contratos, entre otros los PCCI, los PECL, los
PLDC y, la reciente reforma francesa. En todos estos instrumentos
normativos se reconoce, con el carácter de general, el remedio de la
suspensión del cumplimiento, con una regulación más o menos,
semejante, salvo en los tres últimos, cuya disciplina es más bien
sintética, empero con un mismo contenido. Así, podemos advertir dos
modelos, el de los PCCI y los PECL, de una parte; y, de otra, el de los
PLDC, el Código Civil y comercial argentino y, finalmente, el del Code
Civil.

En el primer modelo, el artículo 7.1.3 (Suspensión del cumplimiento)


de los PCCI, reconoce de forma expresa y general este remedio a
favor del acreedor, en los siguientes términos:
"1) Cuando las partes han de cumplir simultáneamente, cada parte puede
suspender el cumplimiento de su prestación hasta que la otra ofrezca su
prestación.

(2) Cuando las partes han de cumplir de modo sucesivo, la parte que ha de
cumplir después puede suspender su cumplimiento hasta que la parte que
ha de hacerlo primero haya cumplido".

Y, con un mayor detalle, en la Sección 2: Excepción de


incumplimiento contractual, el artículo 9:201: derecho a suspender la
ejecución de la prestación, de los PECL, en cuyo texto se lee:

"1) La parte que deba cumplir su obligación al mismo tiempo que la otra
parte o después de ella, podrá suspender la ejecución de su prestación
hasta que la otra parte haya ofrecido el cumplimiento de su obligación o la
haya cumplido efectivamente. La primera parte puede suspender total o
parcialmente el cumplimiento de su obligación, según lo que resulte
razonable conforme a las circunstancias.

(2) Igualmente, una parte podrá suspender el cumplimiento de su


obligación tan pronto como resulte claro que la otra parte no cumplirá su
obligación cuando llegue el vencimiento de la misma".

Resulta especialmente conspicua la regla del artículo 91 de los PLDC


(medios de tutela del acreedor) que, en lo pertinente prescribe: "(1) En
caso de incumplimiento, el acreedor puede ejercer, a su elección y
según proceda, alguno de los siguientes medios de tutela: (...) (a)
Suspensión del cumplimento".

Y, por su parte, el artículo 102 (suspensión del cumplimiento), cuyo


tenor es: "Cada parte puede negarse a ejecutar el contrato si la otra no
lo ejecuta, a menos que por su naturaleza o por acuerdo de las partes
el cumplimiento de una deba anteceder al de la otra".

Como podemos advertir, los PLDC introducen dos peculiaridades a la


disciplina de la excepción de incumplimiento contractual o facultad de
suspender el cumplimiento. La primera, que explicita su carácter de
remedio o medio de tutela del acreedor. La segunda, que introduce un
criterio temporal, ausente en los PCCI y en los PECL, criterio que
permite distinguir hipótesis de incumplimientos recíprocos de otros que
no lo son. Y habrá incumplimiento recíproco, reconociéndosele al
acreedor el medio de tutela en cuestión, cuando las prestaciones de
las partes sean exigible al mismo tiempo. No así, cuando, por
naturaleza del objeto o acuerdo de las partes, una deba anteceder a la
otra469.

Finalmente, el artículo 1131 del Código Civil y comercial argentino,


reconoce al acreedor la facultad de suspensión del cumplimiento, que
puede ejercitarse por vía de acción o de excepción, al prescribir que:

"En los contratos bilaterales, cuando las partes deben cumplir


simultáneamente, una de ellas puede suspender el cumplimiento de la
prestación, hasta que la otra cumpla u ofrezca cumplir. La suspensión
puede ser deducida judicialmente como acción o como excepción. Si la
prestación es a favor de varios interesados, puede suspenderse la parte
debida a cada uno hasta la ejecución completa de la contraprestación".

La norma nos entrega otro elemento configurador del remedio


examinado, a saber, que no solo cabe su ejercicio como excepción,
sino también como acción. Mas hemos de advertir que tal ejercicio,
alejándose los instrumentos de referencia, incluidos los PLDC, debe
necesariamente ser judicial.

3. El supuesto de hecho de la excepción de contrato no cumplido

Como de costumbre, empleamos la expresión supuesto de hecho


para designar aquel conjunto de circunstancias que han de concurrir
para justificar la interposición de esta excepción. Y este supuesto se
expresa sintéticamente en términos que ambos contratantes incumplen
lo pactado en el contrato. La excepción de contrato cumplido
presupone la existencia de incumplimientos recíprocos, con
independencia de la relación entre ellos.
Se ha planteado la discusión acerca de su ámbito de aplicación,
considerando si se aplica únicamente a los incumplimientos en
contratos bilaterales o si puede extenderse a otras situaciones
diversas470; sin embargo, en estas páginas nos interesa limitar
nuestra atención al supuesto de los contratos bilaterales que es el que
parece haber agitado mayormente a los tribunales superiores de
justicia.

Descontado el ámbito de aplicación, el supuesto de hecho de la


excepción precisa, ante todo, una obligación de la contraparte, exigible
y que se haya incumplido. A continuación, ha de ser el caso que dicho
incumplimiento justifique el incumplimiento de quien interpone la
excepción —el excipiens—. Y dicha justificación exige poner atención,
de una parte, a la relación de causalidad y, de otra, a la relación de
proporcionalidad que sea posible trazar entre ambas obligaciones o, si
se prefiere, entre ambos incumplimientos471.

a) La exigibilidad de las obligaciones

Al menos tratándose de contratos sinalagmáticos, el fundamento


menos discutible de la excepción de contrato no cumplido parece ser la
interdependencia de las prestaciones; de esta manera, si debiendo
hacerlo una parte no cumple, como si se tratará del reflejo de esta
omisión, la otra parte tampoco debe hacerlo, confiriéndosele la facultad
de suspender su cumplimiento. Por así decirlo, esta última parte se
halla excusada de cumplir lo pactado, mientras la primera no cumpla o
no esté llana a cumplir lo suyo.

De esta manera, al momento en que se opone la excepción, la


obligación en contra de quien deduce ha de serle exigible pues, de otra
manera, ¿cómo podría alegarse su incumplimiento?472

Con todo, habrá que advertir que no resulta suficiente la existencia


de una obligación objetivamente incumplida de la otra parte para poder
oponer la excepción; es necesario, además, que su ejecución le sea
exigible. Así, por ejemplo, para considerar un ejemplo que utilizaremos
después473, una parte se obliga a entregar a otra un semirremolque y
la otra a pagar dentro de un plazo. La parte que debía la entrega
cumple imperfectamente; el comprador, por su parte, no paga dentro
de plazo y, por lo tanto, en términos objetivos, incumple su obligación.
Sin embargo, según nos parece evidente, no puede afirmarse que
dicha obligación de pagar el precio le fuera exigible. Por esta razón, si
fuera el comprador quien hubiera demandado, por ejemplo, la
sustitución del semirremolque defectuoso por otro conforme con el
contrato, más indemnización de daños y el vendedor intenta, como
defensa, la excepción de contrato no cumplido fundada en el
incumplimiento de la obligación de pagar el precio, ésta no prosperará
porque tal obligación no le era exigible.

La conclusión anterior nos lleva a pensar la cuestión de la


causalidad.

b) La cuestión de la causalidad

Según ha sostenido la profesora Mejías, la relación de causalidad ha


sido utilizada tanto para acoger como para rechazar la excepción de
contrato no cumplido474. De esta manera, en primer lugar, se ha
resuelto que ha de rechazarse la excepción cuando el incumplimiento
de quien alega la excepción se explica en términos causales; quiere
decir, que tal incumplimiento fue originado por uno anterior suyo, al
dejar de cumplir lo pactado.

Previo a detenernos en una hipótesis en que la causalidad justifica el


rechazo de la excepción y otro en el que ella permite justificar que sea
acogida, hemos de distinguir la cuestión de la causalidad como
elemento que integra el supuesto de hecho de la excepción de contrato
no cumplido, de aquella referida a la conducta del acreedor —acción u
omisión— como condición del cumplimiento de la otra parte. Y esta
conducta impuesta al acreedor en cuanto tal, puede tener su origen en
el propio contrato o en la buena fe que le impone ciertos deberes de
colaboración. No son propiamente obligaciones, sino más bien cargas
contractuales del acreedor. Es por este orden de consideraciones que
no pueden confundirse ambas hipótesis.
No parece entenderlo de esta forma Yusari, cuando para explicar el
criterio de la causalidad nos recuerda el ejemplo de Clemente Meoro
de un contrato de confección de vestuario, en que una parte se obliga
a entregar los diseños y la otra a confeccionar unas prendas a partir de
esos diseños. Para ambos autores se trataría de un supuesto de
incumplimientos recíprocos (excepción de contrato no cumplido) y
entienden que resulta bastante evidente que si quien ordenó la
confección no entrega los diseños, quien se obligó a confeccionar las
prendas tampoco podrá cumplir con su obligación475. Sin embargo, en
nuestra opinión este caso no es uno en que el incumplimiento de una
parte se justifica causalmente en el de la otra, sino un caso en que es
la omisión del acreedor (su conducta) la que impide que el deudor
ejecute su prestación.

Los PCCI, PECL y los PLDC, entre otros, establecen claramente esta
división.

En efecto, como se mostró al principio de este capítulo, la excepción


de contrato no cumplido o facultad de suspender el cumplimiento está
expresamente reconocida por el artículo 7.13 (suspensión del
cumplimiento) de los PCCI; artículo 9:201 (excepción de
incumplimiento contractual); y en los artículos 91 (medios de tutela del
acreedor) y 102 (suspensión del cumplimiento) de los PLDC. Los
mismos instrumentos disciplinan separadamente el supuesto en que el
incumplimiento tenga su causa en la acción u omisión del acreedor, y
la solución que se establece es la de privarle al acreedor del derecho a
invocar tal incumplimiento en contra del deudor y, consiguientemente,
de cualquier remedio contractual. Esta regla tiene su antecedente en el
artículo 80 CISG.

A modo ejemplar, el artículo 88 (Acción u omisión del acreedor) de


los PLDC dispone: "El acreedor no puede invocar el incumplimiento
causado por su propia acción u omisión"476. En otro sitio, explicando
el alcance de la regla, expresamos que:

"La norma del artículo 88 se refiere a aquellos casos en los que el


incumplimiento es absolutamente imputable al acreedor, sea que se trate
de la inobservancia de un deber contractualmente pactado o que éste fluya
de la propia naturaleza de la obligación por aplicación del principio de la
buena fe en función de interpretación integradora. Es una regla de sentido
común y que es una evidente concreción de la doctrina de los actos
propios, porque precisamente se está reprimiendo la contradicción de una
conducta anterior propia, la del acreedor que habiendo provocado
exclusivamente el incumplimiento, ahora pretende demandar al deudor por
tal incumplimiento, ejercitando un remedio o medio de tutela"477.

En nuestro derecho de contratos podríamos llegar a la misma


solución, sea por la regla de causalidad del artículo 1558 Código Civil,
sea por la buena fe del artículo 1546 del mismo cuerpo normativo
(debe de colaboración o actos propios)478.

Regresemos a la cuestión de la causalidad como criterio justificativo


para rechazar o acoger la excepción de contrato no cumplido, e
ilustremos cómo actúa en uno y otro sentido (para rechazar y para
acoger).

Primero, pensemos en un caso en el que quien demanda por


incumplimiento contractual es el contratante que dejó de cumplir lo
pactado, provocando el incumplimiento del otro contratante. Este es el
caso sobre el que se pronuncia la sentencia de la Corte Suprema de
31 de octubre de 2012. Como sabemos, el vendedor entregó
mercaderías con anomalías materiales. Luego, opuso al comprador,
entre otras defensas, la excepción de contrato no cumplido por no
haber pagado el precio del contrato, solicitando el rechazo de la
pretensión indemnizatoria autónoma. La Corte Suprema,
pronunciándose sobre ella declara en su considerando 13º:

"Que tampoco se acogerá la excepción de contrato no cumplido, fundado


en el artículo 1552 del Código Civil, basado en el hecho de que la actora
adeuda parte del precio convenido en la compraventa, porque la demanda
de autos se basa en que las cosas vendidas no reunían las calidades que
se habían convenido, lo que le ha supuesto perjuicios, por lo que parece
perfectamente esperable que en esas circunstancias se haya suspendido el
pago del saldo de precio. Cuando la demandante debió pagar el saldo de
precio, la demandada ya había incurrido en el incumplimiento que por este
juicio se le reprocha"479.

Segundo, resulta posible pensar un caso en que la causalidad actúa


en el sentido inverso, es decir, en el que ella autoriza a oponer la
excepción de contrato no cumplido. Un buen ejemplo de esto se
encuentra en la sentencia de la Corte Suprema de 24 de marzo de
2011480. Se trata de un contrato de compraventa de unos
semirremolques tolva. Los semirremolques no cumplían con las
especificaciones pactadas por las partes. Por lo mismo, frente a la
demanda de pago del precio incoada por el vendedor, el comprador
opuso la excepción de contrato no cumplido.

Resolviendo la procedencia de la excepción, la Corte Suprema


plantea lo siguiente:

"Que, en el caso sub lite, se cumplen las exigencias requeridas para aplicar
el artículo 1552 del Código Civil, porque se trata de obligaciones recíprocas
exigibles que constan en un mismo vínculo contractual, concurre buena fe
de parte de quien alega la excepción de contrato no cumplido y son faltas o
infracciones que emanan del contrato a favor de quien alega la citada
infracción.

Que, fundada en principios de equidad, buena fe y en la teoría de la causa,


la inejecución atribuida al acreedor demandante en el caso sub lite incide
en una obligación relevante, de real trascendencia en el contrato cuyo
incumplimiento en lo concerniente a las especificaciones técnicas
convenidas llegaron al extremo que las tolvas objeto del contrato resultaron
ulteriormente inservibles para los fines que le son propios".

Pues bien, la interrogante ha de ser la siguiente: ¿por qué el


comprador no pagó el precio al comprador? Y la respuesta —ésta es
nuestra interpretación de la sentencia de la Corte— es porque la
obligación a que se encontraba enlazado dicho pago fue incumplida
primero por el vendedor; en este sentido, puede decirse que el
incumplimiento de la obligación del vendedor causó el incumplimiento
de la del comprador.
Ahora bien, hemos de preguntarnos si la causalidad como criterio
que justifica acoger la excepción de contrato no cumplido siempre
integra su supuesto de hecho. Y la respuesta es no necesariamente.
Resulta perfectamente plausible que no podamos hablar de relación de
causalidad entre los incumplimientos y aun así sea procedente la
excepción. Así será, por ejemplo, cuando existe incumplimiento
simultáneo de ambas partes, en cuyo caso ¿cómo podría afirmarse
que uno es causa del otro?

Así, por ejemplo, tomando con alguna distancia los hechos de una
sentencia de la Corte Suprema de 4 de diciembre 2003481. Se trataba
de un contrato de promesa de compraventa en el que una parte se
obligó a reunir todos los derechos en una sucesión y la otra a
conseguir el dinero necesario —a través de un mutuo— para pagar el
precio convenido. Ambas obligaciones se definen como exigibles en un
mismo momento y ambas son incumplidas en ese mismo momento.

Clemente Meoro nos presenta un caso de incumplimientos


simultáneos y que trata —aunque, con el fin de simplificarlo, con
algunas modificaciones— de un contrato por el cual una parte se obliga
a pagar el precio y la otra a suscribir la correspondiente escritura de
compraventa. Ambas incumplen, ni la una paga el precio, ni la otra
suscribe la escritura. Ambas obligaciones se entienden exigibles al
mismo tiempo y se producen incumplimientos recíprocos
simultáneos482.

Pues bien, en casos como estos no ha de resultar dudoso que, de


una parte, no pueda afirmarse que un incumplimiento sea causa del
otro; pero, según creemos, tampoco puede afirmarse que no proceda
la excepción de contrato no cumplido. En realidad, al menos tal y como
hemos presentado el caso, es un ejemplo extremadamente claro de
procedencia.

Entonces, al explorar la relación de causalidad descubrimos que ella


no necesariamente forma parte del supuesto de hecho de la excepción
de contrato no cumplido, pues hay casos en los cuales la circunstancia
que concurre para configurar su supuesto de hecho es otra: la de los
incumplimientos simultáneos.

c) Buena fe y proporcionalidad

Se ha señalado respecto del remedio resolutorio que no cualquier


incumplimiento, sino nada más aquellos que pueden ser calificados
como esenciales, permiten su aplicación.

Una discusión semejante se ha suscitado respecto de la excepción


de contrato no cumplido. Como resulta bien sabido, el artículo 1552
dispone que: "En los contratos bilaterales ninguno de los contratantes
está en mora dejando de cumplir lo pactado, mientras el otro no lo
cumple por su parte, o no se allana a cumplirlo en la forma y tiempo
debidos".

La cuestión es la siguiente ¿qué alcanza a cubrir la expresión


"dejando de cumplir lo pactado"?, ¿cualquier incumplimiento o, en
cambio y como sucede con la resolución, es necesario calificar dicho
incumplimiento? Y si es necesario calificarlo, entonces surge otra duda:
¿dicha calificación opera de la misma manera que en la resolución?

La respuesta a ambas preguntas aconseja comenzar advirtiendo que


el escenario en que se presenta no es el de un incumplimiento total; en
ese caso, qué duda cabe, la excepción procede. La procedencia, sin
embargo, deja de ser obvia en algunas de las múltiples
manifestaciones del cumplimiento imperfecto.

En el ámbito nacional parece encontrarse asentada la idea de que no


cualquier incumplimiento la permite, sino nada más aquellos que
resulten graves483 y, en ocasiones, se ha considerado que el criterio
para determinar la gravedad debiese ser el mismo de la resolución por
incumplimiento, tanto por la doctrina484 como por los tribunales485 (y
aquí ha aparecido la segunda pregunta).

Los tribunales también han exigido una cierta entidad al


incumplimiento y la han justificado en las exigencias que impone el
principio de buena fe a los contratantes. Así, por ejemplo, frente a un
contrato de arrendamiento de inmueble en el que la arrendataria
alegaba ciertos defectos del inmueble, la Corte de Apelaciones de San
Miguel, estima que la buena fe exige que el incumplimiento tenga una
cierta envergadura486. En ella se lee:

"(...) esta excepción universalmente conocida como exceptio non adimpleti


contractus, institución característica de los contratos bilaterales o
sinalagmáticos, cuya fundamentación radica en la teoría de la causa y el
principio de la buena fe que debe presidir la ejecución de los contratos".

Ahora bien, para seguir avanzando, se puede estar de acuerdo en


que cualquier incumplimiento que permita resolver el contrato permite,
a la vez, oponer la excepción de contrato no cumplido. Sin embargo, al
revés las cosas no funcionan de la misma manera; es decir, no
cualquier incumplimiento que justifica la excepción de contrato no
cumplido permite declarar resuelto un contrato.

Sugiere Claudia Mejías que, en principio, cualquier incumplimiento


contractual posibilita la excepción de contrato no cumplido; sin
embargo, su ejercicio no debe ser contrario a la buena fe487.
Entonces, en la opinión de la profesora, el dispositivo de la buena fe
permitiría distinguir entre aquellos incumplimientos de envergadura o
de suficiente entidad para justificar la suspensión de la ejecución de lo
pactado. Nos parece que se trata de una idea correcta; creemos —
también junto a Mejías— que la exigencia de proporcionalidad de los
incumplimientos es una manifestación conspicua de los límites que
impone la buena fe en el ejercicio de este remedio488.

Una sentencia de la Corte Suprema de 31 de marzo de 2003489


permite ilustrar lo dicho. Ambas partes incurrieron en incumplimientos
según lo informa el considerando 42º de la sentencia en los siguientes
términos:

"(...) es preciso recordar que constituyen hechos de la causa —que, como


tales, han quedado establecidos en la sentencia recurrida— que, en lo
concerniente al cumplimiento de las obligaciones que le imponía el contrato
de maquila, ENAMI no satisfizo aquélla consistente en suministrar 30.000
toneladas mensuales de mineral para su tratamiento por parte de
'INCOMIN S.A.'; y ésta cumplió con su obligación de someter al
procedimiento de lixiviación el material en bruto que le entregaba ENAMI,
construyendo una planta para realizar ese tratamiento, pero incurrió, a su
vez, en otra clase de incumplimientos de obligaciones reguladas en el
contrato, al haber devuelto productos con exceso de humedad y con menor
cantidad de ley de cobre, de acuerdo a la regulación estipulada sobre la
materia; por haber incurrido en retrasos al devolver los productos; y por
adeudar ciertas prestaciones a ENAMI, a causa de la utilización de un
cargador frontal de propiedad de ésta".

Luego, en el considerando 45º:

"(...) según aparece de los antecedentes de la sentencia recurrida,


establecidos en ella como hechos de la causa, el contrato de maquila
celebrado entre ENAMI e 'INCOMIN S.A.' impuso a éstas, obligaciones de
diversa índole y trascendencia, siendo las principales: para ENAMI, la de
entregar a 'INCOMIN S.A.' 30.000 toneladas de cobre en bruto para su
procesamiento en la Cancha del Salar del Carmen y para 'INCOMIN S.A.',
la de someter esos minerales a un tratamiento de lixiviación e instalar una
planta para realizar dicho procedimiento".

Es conveniente centrar el interés en la observación anterior porque el


incumplimiento que ENAMI atribuye a "INCOMIN S.A." en las
alegaciones que se han venido analizando se encuentra referido
únicamente a las obligaciones que, en el contexto de lo estipulado,
exhiben una importancia de menor relieve respecto de aquéllas que se
acaba de destacar.

En tercer lugar, el considerando 47º:

"Que para que esta excepción resulte atendible, en caso de plantearse en


la oportunidad procesal adecuada —condición que, en definitiva, no se
presenta en este caso, según se advirtió anteriormente— es necesario que
la inejecución atribuida al acreedor que demanda en el juicio incida en una
obligación que tenga asignada una real trascendencia en el contrato.

Por consiguiente, no puede esgrimirse como basamento de ella la falta de


cumplimiento de una obligación que, en el ámbito de los compromisos
pactados por las partes, revista una significación jurídica menor.

La fundamentación de este medio de defensa en una inejecución de


escasa entidad puede atentar contra un principio rector en la ejecución de
los contratos, como es la buena fe.

Acerca de este punto se ha dicho que: '... no podría admitirse la excusa


válida de incumplimiento ante defectos u omisiones irrisorias, inocuas o
intrascendentes que no deben tener repercusión jurídica. Antes bien,
revelarían un afán de lucro ilícito y aún dolo, de parte de aquél que quisiera
valerse de estos verdaderos pretextos. Si en este punto no se obra con
cautela y mesura, fácil sería llegar a una puerta ancha que diera entrada al
aprovechamiento doloso en una materia que está precisamente formulada
en el campo de la excepcionalidad y de la riqueza de valores jurídicos del
más alto nivel' (Fernando Fueyo Laneri. 'Cumplimiento e Incumplimiento de
las Obligaciones'; página 235. Editorial Jurídica. Santiago de Chile. 1991).

Coinciden en el criterio de no reconocer eficacia a los incumplimientos de


menor trascendencia como sustento válido de la excepción en comento
otros tratadistas nacionales, que han analizado el tema: Jorge López Santa
María. 'Los Contratos' (Parte General). Página 417. Editorial Jurídica.
Santiago de Chile. 1986; René Abeliuk Manasevich. 'Las Obligaciones'.
Tomo II. Página 845. Editorial Jurídica. Santiago de Chile. Año 2001".

Y, finalmente, el considerando 48:

"Que, resumiendo lo razonado en las consideraciones precedentes —y al


margen de la inoportunidad y consiguiente improcedencia de su
formulación— la pretendida defensa de ENAMI, fundada en el
incumplimiento parcial de 'INCOMIN S.A.' respecto de las obligaciones que,
en el contexto global del contrato, presentan una envergadura menor, no
constituía un motivo suficientemente serio que la excusase de satisfacer su
compromiso principal y básico para la ejecución del contrato como era
aquél de entregar a 'INCOMIN S.A.' la cantidad acordada de mineral en
bruto para el procedimiento de lixiviación".

Como puede verse, la Corte estima que, de acuerdo con las


exigencias, el incumplimiento de INCOMIN debía tener una cierta
entidad como para justificar la suspensión de la entrega de 30.000
toneladas mensuales de mineral para su tratamiento que pretendía
Enami. A su vez —esto lo muestra el considerando 48º— dicha
entidad, por así decirlo, se mide contra la obligación cuya suspensión
se pretende.

Una segunda sentencia, ahora de la Corte de Apelaciones de


Temuco de 11 de septiembre de 2015490, pronunciándose sobre la
procedencia de la excepción de incumplimiento contractual del
arrendador al entregar el inmueble con serios defectos materiales que
impidieron su uso como hostería. En su considerando 7º se lee:

"(...) el demandado fundamenta la referida excepción esencialmente en dos


líneas de argumentación. En primer lugar, y desde un punto de vista fáctico,
en que el inmueble arrendado no cumplía las características necesarias
para permitir el desarrollo de la actividad económica de hostería, que es
precisamente la finalidad para la cual se arrendó. En segundo lugar, y
desde un punto de vista normativo, la excepción se funda en que la
propiedad no contaba con la recepción definitiva de las obras por parte de
la Municipalidad de Villarrica, de modo que, en realidad, ningún negocio
podía realizarse en el mismo".

Y en el considerando 8º, citando a Mejías Alonzo, el sentenciador fija


los requisitos que deben concurrir para acoger la excepción de contrato
no cumplido, Expresando que:

"En cuanto a los requisitos de esta excepción, señala la misma autora que
'la doctrina suele mencionar: que estemos en presencia de un contrato
bilateral; que las obligaciones sean actualmente exigibles; que el acreedor,
contra quien se opone la excepción, no haya cumplido con su prestación ni
se encuentre llano a hacerlo y, se agrega, por la mayoría de los autores,
que el deudor la oponga de buena fe' (Claudia Mejías Alonzo, 'La
excepción de contrato no cumplido, un análisis de su aplicación en la
jurisprudencia reciente y en la doctrina', en Revista de Derecho de la
Universidad Católica del Norte, número 21, volumen 1, 2014, p. 113)".

Y en los considerandos 12º y 13º el Tribunal examina si el


demandado interpuso la excepción conforme a la buena fe, precisando
que:
"(...) la buena fe desaparece, en primer lugar, si el incumplimiento del
acreedor es de pequeña monta, es decir, irrelevante o no presenta
conexión con las obligaciones que deben ser cumplidas por el deudor. En
segundo lugar, si dicho incumplimiento es consecuencia del incumplimiento
en que previamente ha incurrido el deudor (...) (Considerando duodécimo)
(...) se debe hacer presente que el incumplimiento en que ha incurrido el
arrendador demandante no puede calificarse de irrelevante y tiene directa
relación con el incumplimiento que se reprocha al arrendatario demandado.
Por otra parte, el deudor, esto es, el arrendatario demandado, no ha
incurrido previamente en el incumplimiento, desde que entregó la renta de
arrendamiento correspondiente al primer año completo, y las reparaciones
para superar los problemas que presentaba el inmueble se iniciaron tan
solo tres meses después de suscrito el respectivo contrato (Considerando
decimotercero)".

¿Qué conclusión podemos extraer de lo expresado?

Que, aunque ambas partes incumplan sus obligaciones contractuales


(exista relación de causalidad o de simultaneidad), si no existe
proporcionalidad, sea entre las dos obligaciones (aquella que se
incumplió y aquella cuya ejecución se procura suspender), sea entre
los incumplimientos (aquel que sirve de fundamento de la excepción y
aquel en que incurre la parte que la interpone), es bastante claro,
entonces, el remedio no debe prosperar.

4. Efectos de la excepción de contrato no cumplido

Examinar los efectos de la excepción de contrato no cumplido


equivale a preguntarse acerca de su relación frente al ejercicio de los
remedios ante los cuales el excipiens intenta excepcionarse.

Para dar respuesta a esta pregunta, necesariamente ha de


considerarse que la excepción de contrato no cumplido confiere al
excipiens la facultad de suspender el cumplimiento de su obligación
debido a que el otro contratante no ha cumplido lo pactado o lo ha
hecho imperfectamente. El incumplimiento de una parte obsta la
exigibilidad de la obligación de la otra. Entonces, si bien hay
objetivamente incumplimiento de ambas partes, a una le asiste una
excusa que le justifica, operando un efecto similar al del caso fortuito.

Desde esta mirada, resulta bastante claro que la excepción de


contrato no cumplido incide en la procedencia de, al menos, dos
remedios contractuales: la pretensión de cumplimiento específico y la
indemnización de daños. Ambas presuponen que la obligación le sea
exigible al deudor y que, no obstante, no cumpla. En el ámbito nacional
no parece dudarse que la excepción obstaculiza estos dos medios de
tutela del acreedor491.

Respecto de la pretensión indemnizatoria, el Código Civil establece


regla expresa sobre el particular. El artículo 1557 dispone que la
indemnización se debe desde que el deudor esta en mora. Y,
complementando la regla para los contratos bilaterales, el artículo 1552
prescribe que en esta clase de contratos ninguno de los contratantes
está en mora de cumplir mientras el otro contratante no cumpla lo
pactado o no esté llano a cumplirlo. Entonces, ¿quién puede discutir
que la excepción de contrato no cumplido incide en la procedencia de
la indemnización de daños?

Y, en lo que concierne a la pretensión de cumplimiento específico, si


bien no existen disposiciones generales en el Código Civil, la misma
solución que para la indemnización la podemos extraer del principio de
la fuerza obligatoria del artículo 1545 del Código Civil, conforme con el
cual la ejecución de la obligación presupone que ella sea exigible. Una
de las condiciones para la ejecución de una obligación es que ella sea
actualmente exigible (artículo 437 CPC). Además, hemos de
considerar la disposición del inciso 3º del artículo 1826, conforme con
el cual la procedencia de la acción de cumplimiento de la obligación de
entrega requiere que el comprador haya pagado o esté llano a pagar el
precio del contrato492.

Pensemos en la sentencia de los semirremolques tolva. Recordemos


que el comprador no cumple porque antes su vendedor incumplió su
obligación de entrega. Hay incumplimientos recíprocos, empero
causalmente vinculados. Frente al incumplimiento del comprador de
pagar el precio —que objetivamente sí tuvo lugar— el vendedor
ejercita en su contra la pretensión de cumplimiento especifico, más
indemnización de daños (intereses) y el comprador se defiende,
oponiéndole la excepción de contrato no cumplido del artículo 1552 del
Código Civil. La Corte resuelve, expresando que:

"Que, en el caso sub lite, se cumplen las exigencias requeridas para aplicar
el artículo 1552 del Código Civil, porque se trata de obligaciones recíprocas
exigibles que constan en un mismo vínculo contractual, concurre buena fe
de parte de quien alega la excepción de contrato no cumplido y son faltas o
infracciones que emanan del contrato a favor de quien alega la citada
infracción (Considerando 13).

Que, fundada en principios de equidad, buena fe y en la teoría de la causa,


la inejecución atribuida al acreedor demandante en el caso sub lite incide
en una obligación relevante, de real trascendencia en el contrato cuyo
incumplimiento en lo concerniente a las especificaciones técnicas
convenidas llegaron al extremo que las tolvas objeto del contrato resultaron
ulteriormente inservibles para los fines que le son propios" (Considerando
14).

La Corte Suprema, en definitiva, rechaza la demanda de


cumplimiento de contrato e indemnización de daños, acogiendo la
excepción de contrato no cumplido deducida por la compradora.

El principal problema que suscita la excepción de contrato no


cumplido es respecto de la resolución. A él dedicamos lo que resta de
este capítulo.

a) Excepción de contrato no cumplido y resolución

Aunque sobre el efecto de la excepción de contrato no cumplido


existe un valioso cuestionamiento por parte del profesor Bruno
Caprile493, nos centraremos en el remedio resolutorio pues, como se
verá, es aquel que mayores problemas ha dado a los tribunales y a la
doctrina.
La cuestión puede plantearse de la siguiente manera ¿resulta posible
enervar una acción resolutoria a través de una excepción de contrato
no cumplido?

La doctrina y jurisprudencia tradicional en Chile defienden que la


excepción de contrato no cumplido sirve como medio para evitar la
resolución de contrato. Esta postura se funda en el artículo 1489 del
Código Civil. En particular, se sostiene que las condiciones que
integran el supuesto de hecho de la resolución son el incumplimiento
grave e imputable al deudor y que quien la pida sea el "contratante
diligente", esto es, aquel que hubiere cumplido o esté llano a cumplir
sus obligaciones494. La mora del deudor incumplidor no sólo es
requisito para la indemnización y el cumplimiento específico, sino
también para la resolución495. La doctrina lee conjuntamente las
disposiciones de los artículos 1489 y 1552496. Así lo reconoce
Alessandri, quien, al criticar profusamente la sentencia de la Corte
Suprema de 9 de julio de 1931, caratulada "Aravena con Lizarralde"
(Revista de Derecho y Jurisprudencia (1931), I, p. 689), sentencia que
dio lugar a la resolución a la resolución un caso de incumplimiento
recíproco sostiene:

"Esta solución aparece como un medio ideado para mantener la decisión


de los jueces sentenciadores que, si estaba reñida con la ley, se
conformaba con la equidad. Como dice el considerando 20º, la cuestión
sometida a la casación era determinar si pudo el demandante, que no
cumplió sus obligaciones, impetrar la resolución del contrato frente al
demandado que tampoco dio cumplimiento a las suyas. Esta cuestión,
contrario a lo que dice la Corte, está resuelta en forma concreta por el
Código Civil en sus artículos 1489 y 1552 CCCh, ya que éstos, como la
misma Corte lo establece en sus considerandos 13º a 17º, sólo confieren la
acción resolutoria al contratante que cumplió o que está llano a cumplir el
contrato contra el otro que se niega a hacerlo. Por esto estimo quebrantado
el artículo 1489 CCCh. Pues la sentencia recurrida admitió la acción
resolutoria deducida por el contratante que no cumplió su obligación es
contra el otro que tampoco habría cumplido las suyas"497.

Compartiendo la doctrina de Alessandri, Rodríguez Grez, afirma que:


"La referida conclusión no nos parece acertada, por una cuestión
fundamental: la mora es condición de exigibilidad de una obligación para
todos los efectos relacionados con la interposición de acciones, así sea de
cumplimiento, resolución o indemnización (...)". Si, como nosotros
sostenemos, la mora es presupuesto de la exigibilidad de las obligaciones
nacidas de los contratos bilaterales, estando pendiente el cumplimiento de
la obligación correlativa que nace del contrato bilateral, queda suspendida
la ejecución de dichas obligaciones y, como es obvio, no podrá
demandarse ni la resolución ni el cumplimiento forzoso. La mora, como se
dijo, es un estado jurídico especial según el cual el retardo en el
cumplimiento de la obligación es imputable al deudor. A partir de ese
instante puede este último ser sujeto de la acción de cumplimiento forzoso
o resolución y, en ambos casos, con más una indemnización de perjuicios,
derecho que, tratándose de obligaciones pendientes, deberá ir unido a otra
cosa (ejecución forzosa o resolución)"498.

Por su parte, en la doctrina moderna del derecho de contratos,


aunque sin acudir al artículo 1552, se excluye la procedencia de la
resolución por inejecución para hipótesis de incumplimientos
recíprocos. Así, Pizarro Wilson afirma que:

"En mi opinión, el incumplimiento recíproco de las obligaciones impide


resolver el contrato no en razón de la excepción prevista en el artículo 1552
CCCH, sino que, invocando la falta de un elemento de la acción resolutoria,
cuál es la calidad de acreedor diligente del demandante. Basta constatar el
incumplimiento de sus obligaciones por el demandante para rechazar la
demanda de resolución de contrato"499.

Por último, nuestra jurisprudencia, no sólo de la primera mitad del


siglo XIX, sino también algunas sentencias más recientes han fallado
acogiendo la excepción de contrato no cumplido y rechazando la
acción resolutoria por no hacerla ejercitado el contratante diligente500.
Así, por ejemplo, la sentencia de la Corte Suprema de 31 de diciembre
de 2014501, donde se señala que:

"10º (...)Así, el acreedor que demanda el cumplimiento de una obligación o


bien persigue la resolución de un contrato por incumplimiento del deudor no
puede estar de buena fe si por su parte no ha cumplido con su propia
obligación, es decir, no puede exigirse lo que no se está dispuesto a dar.

11º.- Luego, no procede sino acoger la excepción de contrato no cumplido


a que alude el artículo 1552 del Código Civil, por haberse verificado en el
caso de marras los presupuestos que la constituyen, desde que el contrato
que liga a las partes es bilateral, la actora no lo ha cumplido ni se ha
allanado a hacerlo y la obligación de la acreedora contra quien se opone la
excepción es exigible, sin que sea necesario analizar las demás
alegaciones formuladas por la demandada en su escrito de apelación, por
cuyo intermedio se persigue la revocación del fallo en alzada, sólo en
cuanto acogió la acción resolutoria, presentación a la que debe
circunscribirse la labor de revisión solicitada por dicha parte".

En contra de esta posición tradicional, que extiende la eficacia de la


excepción de contrato no cumplido incluso a la resolución, se alza la
opinión mayoritaria que defiende la procedencia de la resolución del
contrato. Entre ellos, destaca Caprile quien, cuestionando la posición
tradicional, para mostrar sus consecuencias desfavorables formula una
serie de interrogantes:

"Si el promitente comprador no puede demandar la resolución del contrato


de promesa de compraventa, ¿cómo obtendrá la restitución del anticipo de
precio que pagó? En el mismo sentido, si el promitente vendedor anticipó la
entrega material del inmueble, ¿cómo lo recupera? (...) Si no procede la
acción resolutoria: ¿hasta cuándo quedará en suspenso el contrato? ¿Lo
anterior significa que, mientras corren los cinco años hasta que se cumpla
el plazo de prescripción de las obligaciones contractuales, el promitente
vendedor no podrá transferir el inmueble a un tercero, pues la promesa
sigue vigente? Y si lo hace, ¿el tercero adquirente quedará expuesto a una
acción de responsabilidad aquiliana que pueda dirigir en su contra el
promitente comprador, por haber cooperado o haberse constituido cómplice
en la violación de una obligación contractual? En el mismo sentido,
¿significa que, en cualquier momento, cualquiera de las partes puede
razonar que ahora el negocio le conviene y, por ende, exigir su
cumplimiento, allanándose naturalmente a cumplir sus propias
obligaciones?"502.

Hoy, la opinión predominante es que en hipótesis de incumplimientos


recíprocos —simultáneos en nuestra terminología— la excepción de
contrato no cumplido no impide la resolución. Así lo reconoce la
sentencia de la Corte Suprema de 4 de diciembre de 2003503. Los
hechos sobre los que recae se resumen como sigue:

Un Centro Médico y Dental celebró un contrato de promesa de cesión


de derechos hereditarios con el demandado por un precio de
$50.000.000 y se convino el pago de la suma de $2.000.000 al
celebrarse el contrato de promesa. El saldo se pagaría al momento de
otorgarse el contrato definitivo. Queda establecido que ambas partes
habían incumplido sus obligaciones. La promitente vendedora no había
logrado adquirir la totalidad de los derechos hereditarios y, por esta
razón, le era imposible venderlos y transferirlos al demandado. Y, el
promitente comprador no obtuvo financiamiento para el pago del saldo
del precio. El banco había rechazado el crédito. El promitente
comprador demandó la resolución del contrato de promesa y el pago
de la cláusula penal convenida por la suma de $10.000.000.

En primera instancia se rechaza la demanda de resolución y de


indemnización de daños por aplicación del artículo 1552 del Código
Civil. La sentencia de segunda instancia confirma, pero por una razón
diversa; la promesa se habría extinguido porque el plazo fijado era
extintivo. La Corte Suprema casa de oficio y dicta sentencia de
reemplazo, acogiendo la resolución del contrato y la restitución del
anticipo y rechaza la demanda de indemnización de daños.

En el considerando 1º de la sentencia de reemplazo se lee:

"1º Que la demandada al contestar pidió que se rechazara la acción de


indemnización en atención a que se debe entender resuelto el contrato de
promesa por la aquiescencia tácita de las partes o mutuo disenso, toda vez
que las partes han quedado en igualdad de condiciones, impedidas de
cobrar indemnización en tanto son recíprocamente deudoras".

Prosigue en el considerando 2º, reconociendo el incumplimiento


recíproco de las partes y el 3º, afirma la existencia de vacío legal,
razonando en los siguientes términos:
"3º Que el artículo 1489 del Código Civil envuelve una regla que rige
exclusivamente la situación que se produce en los contratos bilaterales
cuando una de las partes ha cumplido o está llana a cumplir el contrato y la
otra se niega a hacerlo, ya que así lo expresa de un modo inequívoco el
inciso primero al disponer que en los contratos bilaterales va envuelta la
condición resolutoria de no cumplirse por uno de los contratantes lo
pactado y el inciso segundo corrobora este sentido otorgando al otro
contratante el derecho alternativo de pedir la resolución o el cumplimiento
del contrato con indemnización de perjuicios, sanción esta que sería
absolutamente antijurídica y, por lo mismo, fuera de la razón si se estimare
que la ley la acuerda a favor del otro contratante que tampoco hubiera
cumplido con sus obligaciones".

Y, finalmente, en la labor de integrar este vacío legal, justifica la


procedencia de la resolución, los considerandos 4º y 5º expresan:

"4º Que confirman esta interpretación los fundamentos racionales y de


equidad y justicia que inspiran esa disposición que no son otros que
presumir que en los contratos bilaterales cada una de las partes consienten
en obligarse a condición que la otra se obligue a su vez para con ella, o
sea, la reciprocidad de las obligaciones acarrea necesariamente la de las
prestaciones;

5º Que aunque no hay precepto alguno que resuelva la cuestión de si uno


de los contratantes que no ha cumplido las obligaciones contraídas puede o
no solicitar la resolución de la promesa de venta en contra de la otra parte
que tampoco ha dado cumplimiento a las suyas, los jueces están en el
deber de juzgarla del modo que más conforme parezca al espíritu general
de la legislación y a la equidad natural de acuerdo con lo preceptuado en el
Nº 5 del artículo 170 del Código de Procedimiento Civil. En efecto no
parece justo ni equitativo dejar a las partes ligadas por un contrato que
ambas no quieren cumplir y que de hecho aparece así ineficaz por voluntad
de las mismas. Luego no pugna, por lo tanto, con la índole y naturaleza de
los principios jurídicos que informan la acción resolutoria que ella se acoja
en este caso, porque la resolución, precisamente el medio que la ley otorga
para romper un contrato que nació a la vida del derecho, pero que no está
llamado a producir sus naturales consecuencias en razón de que las partes
se niegan a respetarlo y todavía, porque acogiéndola se llega a la realidad
propia de toda resolución, cual es que las cosas puedan restituirse al
estado anterior, como si el contrato no hubiese existido, sin embargo no
procede la indemnización de perjuicios pedida pues ella requiere de mora y
en este caso no podría existir para ninguna de las partes de conformidad
con lo dispuesto en el artículo 1552 del citado Código Civil./ 6º. Que la
referida conclusión ha sido aceptada por la jurisprudencia (R.D.J. T. 28
sección 1ª, páginas 687 y 57, sección 1ª, página 274) y corroborada por la
doctrina".

Otra sentencia de la misma Corte Suprema, de 18 de enero de 2016,


que se pronuncia sobre la resolución e indemnización por
incumplimiento de un contrato de prestación de servicios, siguiendo la
doctrina de la sentencia de 4 de diciembre de 2003, reconociendo un
vacío en el artículo 1489 Código Civil —que la parte que pida la
resolución no haya cumplido ni éste llana a cumplir con su parte en el
contrato—, expresa en su considerando Nº 11 que:

"En efecto, no parece justo ni equitativo dejar a las partes ligadas por un
contrato que ambas no quieren cumplir y que de hecho aparece así ineficaz
por voluntad de las mismas. Luego no pugna, por lo tanto, con la índole y
naturaleza de los principios jurídicos que informan la acción resolutoria que
ella se acoja en este caso, porque la resolución es precisamente el medio
que la ley otorga para romper un contrato que nació a la vida del derecho,
pero que no está llamado a producir sus naturales consecuencias en razón
de que las partes se niegan a respetarlo y, todavía, porque acogiéndola se
llega a la realidad propia de toda resolución, cual es que las cosas puedan
restituirse al estado anterior, como si el contrato no hubiese existido. Sin
embargo, en el caso en cuestión no procede la indemnización de perjuicios
pedida, pues ella requiere de mora y en este caso no podría existir para
ninguna de las partes de conformidad con lo dispuesto en el artículo 1552
del citado Código Civil, que dispone que en los contratos bilaterales
ninguna de las partes está en mora dejando de cumplir lo pactado, mientras
el otro no lo cumple por su parte o no se allana a cumplirlo, motivo que
decidirá a estos sentenciadores a hacer lugar a la acción de resolución del
contrato, en los términos que se declarará en la parte resolutiva del fallo
(...)"504.

Quiere decir que, en casos de incumplimiento simultáneo, ambas


partes son titulares de la facultad de suspender su propio cumplimiento
y oponer la excepción de contrato no cumplido, cuyos efectos se
limitarían, en el caso planteado, a la exclusión indemnización de
daños, no así de la resolución por inejecución, cuya procedencia solo
requiere de un incumplimiento esencial.

Hemos de destacar, entonces, que esta solución resulta de especial


interés en casos en que alguna de las partes que incumple —excusada
en el incumplimiento de la otra— hubiera cumplido parcialmente sus
obligaciones, como es el caso de la citada sentencia de 4 de diciembre
de 2003, que junto con acoger la resolución de un contrato de
promesa, da lugar a sus efectos restitutorios, permitiendo al promitente
comprador obtener la restitución de aquella parte del precio que pagó
al momento de la celebración del contrato recíprocamente incumplido.

¿Qué conclusión podemos extraer de lo expresado hasta aquí?

Que para la Corte Suprema el artículo 1489 del Código Civil sólo
prevé para un supuesto, aquel en el que una de las partes no cumple y
la otra si o está llana a hacerlo. El Código Civil adolecería de un vacío
o una laguna para el supuesto que ambos contratantes incumplan sus
obligaciones y que, en opinión de la Corte Suprema, debe llenarse
conforme con el artículo 170 Nº 5 del Código de Procedimiento Civil,
aplicando la equidad y el espíritu general de la legislación para acoger
la acción resolutoria y declarar resuelto el contrato.

La solución de la procedencia de la resolución del contrato para los


incumplimientos recíprocos ha sido acogida mayoritariamente por
nuestra doctrina, empero apoyándose en diversos argumentos.

Destaca la opinión de Elgueta Ortiz, opinión que es precisamente la


que adopta nuestra Corte Suprema. Para el autor constituye un error
desestimar la resolución en caso de incumplimiento recíproco, pues se
daría lugar a una exigencia impropia, cual es condicionar la titularidad
de la acción resolutoria a haber cumplido las propias obligaciones.
Añade que el artículo 1489 del Código Civil nada dispone para esta
hipótesis, existiendo un vacío legal al respecto. Concluye que, si
ninguna de las partes ha cumplido, cualquiera puede pedir la
resolución505.
Por su parte, María Sara Rodríguez Pinto, comentando la sentencia
del 2003, explica que:

"Al deducir la resolutoria, la demandante pretende, en realidad, una


restitución. El recurso del tribunal al espíritu general de la legislación y a la
equidad natural (artículo 24 del Código civil) es, en realidad, una aplicación
del principio de que nadie puede enriquecerse injustamente a costa de otro
al supuesto de incumplimientos recíprocos, cuando una parte ha dado o
pagado algo en virtud del contrato que pide resolver y lo que se pretende
con la resolución es obtener una restitución que la otra parte se niega a
hacer"506.

Caprile, acepta la procedencia de la resolución pese a la oposición


de la excepción de contrato no cumplido, pero tomando distancia de
los argumentos de la Corte Suprema, fundando su opinión
particularmente en que la mora no constituye condición de la
resolución, sí de la indemnización y, al mismo tiempo, que no podemos
confundir la mora y la excepción de contrato no cumplido, cada una
con ámbitos de aplicación diferenciados. El autor afirma que:

"Por lo demás, la prescindencia de la mora como requisito de la acción


resolutoria es coincidente con la tendencia del nuevo derecho de los
contratos a considerar el incumplimiento como un hecho objetivo,
desprovisto de consideraciones subjetivas relativas a la culpa, a las que
necesariamente conduce la mora, al ser conceptualizada ésta como el
retardo imputable en el cumplimiento de una obligación, después que el
deudor ha sido requerido o interpelado por el acreedor"507.

Y añade que:

"La mora y la excepción de contrato no cumplido son instituciones distintas,


pese a que en nuestro medio se tiende a confundirlas. Los artículos 1551 y
1552 CCCh. regulan la primera, en tanto que la segunda carece de
regulación positiva, aun cuando no cabe duda que nuestro sistema jurídico
la acoge. Si se leen detenidamente los artículos 1551 y 1552 CCCh, se
observa que ambos regulan la mora. El primero establece la forma de
constituir al deudor en mora y el segundo prescribe que la mora de uno de
los contratantes purga la del otro. Ninguna de esas disposiciones regula la
excepción de inejecución; una cosa es prescribir que la mora de una de las
partes purga la de la otra, pero cosa distinta es autorizar derechamente a
una de las partes a abstenerse de ejecutar su prestación en tanto la otra no
la cumpla o se allane a hacerlo"508.

En síntesis, la doctrina mayoritaria está conteste en que, en hipótesis


de incumplimientos recíprocos, la excepción de contrato no cumplido
no impide la resolución del contrato; su procedencia requiere de la
existencia de un incumplimiento esencial. Quiere decir que ambas
partes son titulares de la excepción de contrato no cumplido y, al
mismo tiempo, de la acción de resolución.

b) La excepción de incumplimientos vinculados causalmente y


la resolución del contrato

Queda por referirnos a los supuestos de excepción de


incumplimientos causalmente vinculados. Una de las partes deja de
cumplir o cumple imperfectamente, autorizando a la otra parte
incumplir lo pactado y oponer la excepción de contrato no cumplido
Existe relación de causalidad entre el primer incumplimiento y el que le
sigue.

En esta hipótesis, ¿es procedente la resolución? Para dar respuesta


a esta interrogante, hemos de recordar que el criterio de la causalidad
va en dos sentidos. En el primero, la parte que incumple provocando
que otra parte suspenda su cumplimiento, carece de la excepción de
contrato no cumplido; y, en el segundo, la parte que suspende su
cumplimiento en razón del cumplimiento anterior, sí puede oponerla a
su contratante incumplidor. Procedamos en orden inverso.

i. Es procedente la excepción de contrato no cumplido. En el caso de


los semirremolques tolva, si bien el comprador se limitó a oponer la
excepción de contrato no cumplido, podría perfectamente haber
demandado reconvencionalmente la resolución del contrato de
compraventa. Si tal hubiera sido el caso, aplicando el criterio de la
causalidad como argumento justificativo del rechazo de la excepción
de contrato no cumplido, la resolución no quedaría sujeta a otro límite
que a la calificación de esencial del incumplimiento, y en el caso lo era
porque las anomalías materiales de la cosa eran de tal entidad que la
hacían inhábil para la finalidad por la que fueron comprados. Así se lee
en la sentencia:

"DÉCIMO CUARTO: Que fundada en principios de equidad, buena fe y en


la teoría de la causa, la inejecución atribuida al acreedor demandante en el
caso sub lite incide en una obligación relevante, de real trascendencia en el
contrato cuyo incumplimiento en lo concerniente a las especificaciones
técnicas convenidas llegaron al extremo que las tolvas objeto del contrato
resultaron ulteriormente inservibles para los fines que le son propios"509.

Desde luego la respuesta es tan obvia porque, como hemos


explicado, en una hipótesis como ésta, el vendedor no es titular de la
excepción de contrato no cumplido.

ii. El contratante que incumple no es titular de la excepción de


contrato no cumplido. En este supuesto la causalidad del
incumplimiento —que justifica el rechazo de la excepción— plantea
ciertas perplejidades, dado que la doctrina mayoritaria sostiene que el
contratante que provoca el incumplimiento de la otra no sólo está
privado de la excepción de contrato no cumplido, sino también de la
acción de resolución del contrato510. En otros términos, en este
supuesto la excepción de contrato no cumplido de la otra parte, no sólo
evitaría la pretensión de cumplimiento específico y la de
indemnización, sino también la acción resolutoria.

Y para ilustrar lo expresado conviene preguntarnos acerca de la


posición en que queda el vendedor de los semirremolques tolva
defectuosos. Y la pregunta se justifica porque al privarle de la acción
resolutoria le estamos impidiendo obtener la restitución de los
semirremolques tolvas que, por muy defectuosos que sean, algún valor
representa para el vendedor. Hemos de considerar que, al privar al
vendedor de la acción resolutoria, estaríamos aceptando un
enriquecimiento sin causa para el comprador que conservaría los
camiones sin haber pagado suma alguna a título de precio. El
vendedor, entonces, no tendría otro medio que la acción in rem verso
para obtener la restitución de los camiones en cuestión. El punto es
que no alcanzamos a divisar cuáles serían las razones que justificarían
una solución como está, más cuando hay acuerdo en orden a que el
supuesto de hecho de la resolución se limita única y exclusivamente a
la existencia de un incumplimiento esencial. Sin embargo, para este
caso, se restituiría la antigua exigencia en orden a que quien puede
pedir la resolución es el contratante diligente —el que cumplió lo
pactado o está llano a hacerlo—.

Todo pareciera indicar que se estaría imponiendo una suerte de


sanción al contratante que incumple haciendo procedente la excepción
de contrato no cumplido. Habría un reproche a su conducta, todo lo
cual resulta bastante ajeno a la actual construcción del derecho de
contratos, sin llegar a considerar la ausencia de una norma que prive a
este contratante de la acción resolutoria.

En nuestra opinión, en principio no habría buenas razones para


negar a este contratante la acción de resolución, mas sí las habría para
reconocérsela. De cualquier modo, la objeción a este postulado es que
reconocer la titularidad de la acción resolutoria en este supuesto podría
significar dejar abierta una puerta para que los contratantes incumplan
y posteriormente soliciten la resolución, obteniendo un provecho de su
propio dolo o culpa grave (porque si es el caso, al menos habría
actuado con culpa grave). Bueno, si se diera la situación y se logra
acreditar en juicio que el contratante que pide la resolución incumplió
con dolo o culpa grave, podríamos adoptar una solución similar a la
que se extrae del inciso segundo del artículo 1558 del Código Civil,
esto es, dejar a un lado el contrato que reconoce la acción resolutoria
al contratante afectado por un incumplimiento esencial, privándole de
la acción.

En síntesis:

1.- La excepción de contrato no cumplido confiere a los contratantes


la facultad de suspender el cumplimiento de su parte en el contrato y
siempre presupone incumplimientos recíprocos, sea simultáneos, sea
uno consecuencia de otro.
2.- El incumplimiento en que se funda la excepción de contrato no
cumplido debe ser de entidad o envergadura o, si se prefiere,
proporcional al incumplimiento de quien la opone en juicio.

3.- La excepción de contrato no cumplido, en atención a que la


exigibilidad de la obligación de quien interpone se ve afectada por el
incumplimiento, sólo sirve para evitar la pretensión de cumplimiento
específico y la indemnización de daños, no así la resolución. Esta
última sólo requiere de un incumplimiento que pueda calificarse de
esencial.

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II. L

1. Fuentes Rodríguez, José Belisario con Canteras Lonco S.A.

Corte Suprema, 24 de marzo de 2011, rol Nº 3789-2009511

Palabras clave: Vicios redhibitorios — compraventa — excepción de


contrato no cumplido

Normativa aplicada: artículo 1552 del Código Civil

a) Resumen. Se celebró un contrato de compraventa de dos


semirremolques, los cuales no cumplieron con las especificaciones
técnicas ofrecidas.

Frente a la demanda del vendedor para obtener el pago del precio


pendiente, el demandado opuso excepción de contrato no cumplido,
alegando el incumplimiento de la obligación de entrega del vendedor.

El tribunal de primera instancia acogió la excepción de contrato no


cumplido y rechazó la demanda. Decisión confirmada por la Corte de
Apelaciones.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"CUARTO: Que, teniendo en consideración que no se ha denunciado la


transgresión de normas reguladoras de la prueba, resultan ser hechos de la
causa, que adquieren el carácter de inamovibles y, de acuerdo a los cuales
corresponde resolver los errores de derecho que se han reclamado, los
siguientes:

a.- La demandada Canteras Lonco S.A. celebró un contrato de


compraventa de dos semirremolques tolva con el demandante José
Belisario Fuentes Rodríguez, que se detallan en las copias de facturas
números 0797 y 0798, cuyo precio fue la suma de $24.395.000 cada uno.

b.- El 12 de noviembre de 2004 se descontó de cada factura indicada la


suma de $1.547.000.

c.- Las especies objeto del contrato fueron recibidas por el demandado.

d.- Las bateas o semirremolques tolva adquiridos por el demandado al


actor, tuvieron un sinnúmero de inconvenientes en su operación, sufriendo
desperfectos de soldaduras, paquetes de resortes, llantas y pulmones de
aire, los que finalizaron con el accidente que afectó a una de ellas a
mediados de noviembre de 2004, fecha desde la cual ninguna de ambas
especies continuó ocupándose en las faenas para las cuales habían sido
adquiridas.

e.- Los semirremolques no cumplían con las especificaciones técnicas


ofrecidas, lo que significó que nunca pudieron servir, completa y
eficientemente, a las faenas para las cuales habían sido adquiridas.

f.- Los continuos desperfectos indicados estaban en conocimiento del


vendedor".
ii. Argumento de las partes

Parte Demandante

"PRIMERO: (...)

En cuanto a la transgresión referida al primero de los preceptos citados,


indica el recurrente que ha dejado de aplicarse. Plantea que al efecto se
torna improcedente la aplicación del artículo 1552 del Código Civil para
acoger la excepción de contrato no cumplido, toda vez que, el actor jamás
demandó por saneamientos de vicios, sólo se limitó a alegar el
incumplimiento de contrato una vez que fue demandado por el no pago del
precio de la cosa vendida.

Haciéndose cargo del reproche referido al artículo 158 del Código de


Comercio asevera que en el caso de autos ha quedado de manifiesto que
el contrato celebrado entre las partes corresponde a un contrato mercantil
entre dos empresas, prueba de ello es la factura entregada por la
demandante por las mercaderías vendidas. Dichas mercaderías fueron
recepcionadas por la parte compradora sin previa protesta, situación que
hace improcedente la aplicación del artículo 1552 del Código Civil.

(...)

Finalmente señala que se ha dado errónea aplicación del artículo '1152 del
Código Civil' (sic), toda vez que tratándose de un acto de comercio el
tribunal debió aplicar la norma establecida en el artículo 154 del Código del
ramo y no el principio de la mora purga la mora. (...)".

Parte Demandada

"TERCERO: Que por su parte, la demandada al evacuar el traslado pidió


rechazar la demanda en todas sus partes por no ser efectivos ninguno de
los hechos en que el actor funda sus pretensiones. Luego, opone la
excepción de contrato no cumplido prevista en el artículo 1552 del Código
Civil expresando que la contraria fue quien incumplió con la obligación que
tenía de entregar determinados bienes a la demandada, al entregar algo
muy distinto a lo pactado entre las partes".

iii. Decisión de la Corte


"OCTAVO: Que, la existencia de facturas y la recepción de las tolvas sin
protesta de parte del comprador no son razones suficientes para sostener
la inaplicabilidad del artículo 1552 del Código Civil, pues el objeto de la
compraventa en el presente caso, atendida su naturaleza y características,
requiere naturalmente de un uso razonable para concluir su adecuación o
no a los diseños convenidos y, consiguientemente, si hubo o no
incumplimiento de contrato.

NOVENO: Que, así las cosas, corresponde aplicar la legislación de fondo


civil sobre excepción de contrato no cumplido como lo ha hecho el fallo
recurrido acorde con la doctrina y la jurisprudencia nacional.

DÉCIMO: Que, en efecto, tratándose de un contrato bilateral, existe una


relación de interdependencia entre las obligaciones que emanan del mismo
para las partes, en la que cada una de esas obligaciones es causa de la
obligación correlativa. Este es el fundamento de la excepción de contrato
no cumplido —artículo 1552 del Código Civil—, norma que impide que el
contratante que está en mora pueda exigir el cumplimiento de la obligación
de la otra parte. Es una causa legal que no solo es elemento de la
perfección del contrato sino que persiste durante la ejecución del mismo y
que habilita para suspender la ejecución de una obligación mientras quien
reclame el cumplimiento no cumple a su vez la suya.

UNDÉCIMO: Que, la jurisprudencia ha acogido ampliamente la excepción


de contrato no cumplido sosteniendo por ejemplo: 'De esta manera se
puede explicar la razón jurídica de los efectos que tanto el inciso 1º del
artículo 1489 como el artículo 1552 del Código Civil atribuyen a los
contratos bilaterales. Este último precepto consagra la excepción non
adimpleti contractus, derivada de la teoría de la causa y como una
consecuencia de su aplicación a los contratos bilaterales en que la
obligación de una de las partes es la causa de la obligación que la otra
contrae y, por consiguiente, no cumpliendo una de ellas su obligación, la
otra puede dejar de cumplir la suya, porque ha dejado de tener la causa
que le dio vida, perdiendo su soporte jurídico. Siendo la obligación de uno
el fundamento de la del otro, dice Domat, el primer efecto de la convención
es el que cada uno de los contratantes puede obligar al otro a cumplir su
obligación cumpliendo él la suya por su parte'. 'El artículo 1552 del Código
Civil tiene un alcance más amplio que el que pudiera dársele sin atender a
la noción jurídica que en él se envuelve, y de ahí que sea necesario
reconocer que dicho precepto no rige simplemente la situación jurídica de
la mora, sino que consagra precisamente la excepción non adimpleti
contractus'. 'Esto es tanto más indiscutible si se tiene presente que en los
contratos bilaterales cada parte se obliga teniendo como fin jurídico, como
causa, el obtener la prestación consentida por la otra parte, y nada sería
más contrario a la noción misma de la causa, consagrada como un
elemento fundamental de toda obligación, si una parte hubiese de quedar
obligada a entregar lo que ha prometido sin recibir aquello que se le
prometió a cambio'. (Repertorio de Legislación y Jurisprudencia Chilena,
Editorial Jurídica de Chile. tercera edición. 1997, Tomo V. pág. 276).

DUODÉCIMO: Que los hechos fijados definitivamente en el considerando


cuarto de esta sentencia, no desafiados por infracciones a normas
reguladoras de la prueba, han dejado establecida la mora de la
demandante y por consiguiente, aplicable la excepción citada, calificación
hecha por el tribunal a quo al aceptar los fundamentos fácticos y jurídicos
de la referida excepción.

DÉCIMO TERCERO: Que, en el caso sub lite, se cumplen las exigencias


requeridas para aplicar el artículo 1552 del Código Civil, porque se trata de
obligaciones recíprocas exigibles que constan en un mismo vínculo
contractual, concurre buena fe de parte de quien alega la excepción de
contrato no cumplido y son faltas o infracciones que emanan del contrato a
favor de quien alega la citada infracción.

DÉCIMO CUARTO: Que fundada en principios de equidad, buena fe y en la


teoría de la causa, la inejecución atribuída al acreedor demandante en el
caso sub lite incide en una obligación relevante, de real trascendencia en el
contrato cuyo incumplimiento en lo concerniente a las especificaciones
técnicas convenidas llegaron al extremo que las tolvas objeto del contrato
resultaron ulteriormente inservibles para los fines que le son propios.

DÉCIMO QUINTO: Que, los hechos establecidos ya citados, no se


corresponden con las exigencias jurídicas de los vicios redhibitorios —
artículo 1858 del Código Civil— ni ha sido esta institución jurídica objeto de
alguna acción. El derecho que invoca el comprador ha derivado de la
inejecución en la obligación del vendedor y no de un vicio redhibitorio (...)".
2. Moyano Sepúlveda, Kathia Pamela con González Pereira, Eduardo
Gastón

Corte de Apelaciones de San Miguel, 7 de septiembre de 2012, rol


Nº 486-2012512

Palabras clave: Arrendamiento — terminación — excepción de contrato


no cumplido

Normativa aplicada: artículo 1552 del Código Civil

a) Resumen. Se interpuso demanda solicitando la terminación del


arrendamiento y el pago de las rentas insolutas, ante lo cual el
demandado alegó la excepción de contrato no cumplido.

El tribunal de primera instancia acogió la demanda, frente a lo cual el


demandado interpuso recurso de casación en la forma y apelación, en
la cual la corte consideró que la buena fe exige que el incumplimiento
tenga una cierta envergadura.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"Cuarto: Que a fojas 1, don Eduardo Gastón González Pereira interpuso


demanda de terminación de contrato de arrendamiento y reconvenciones
de pago por rentas insolutas en contra de doña Kathia Pamela Moyano
Sepúlveda, señalando que con fecha 17 de enero de 2011 celebró con la
demandada un contrato de arrendamiento del inmueble (...).

Agrega que la demandada dejó de pagar las rentas desde el mes de julio
de 2011, ascendiendo las sumas impagas, a la fecha de interposición de la
demanda, a la cantidad de $810.000.

Concluye señalando en su libelo que tampoco ha pagado la arrendataria


oportunamente los consumos domiciliarios básicos.
Quinto: Que según consta a fojas 13, con fecha 21 de diciembre de 2011
tuvo lugar el comparendo de contestación, conciliación y prueba decretado,
ratificando la actora la demanda interpuesta y practicándose la segunda
reconvención de pago a la demandada.

Esta última, por su parte, interpuso, por escrito, excepción de contrato no


cumplido, contestando, además, la demanda de autos".

ii. Argumento de las partes

Parte Demandada

"Tercero: Que la demandada, en su libelo recursivo, solicita se acoja la


excepción de contrato no cumplido y se rechace la demanda en todas sus
partes, con condenación en costas del actor, eximiéndola a ella del pago de
las mismas, a las cuales fue condenada por el sentenciador de primer
grado.

Expresa la apelante que opuso la excepción precedentemente señalada,


contemplada en el artículo 1552 del Código Civil, por cuanto el actor ha
incumplido la obligación que le impone el artículo 1924 del Código Civil de
mantener la cosa en el estado de servir para el fin a que ha sido arrendada,
"toda vez que al momento de celebrar el contrato de arrendamiento, el
inmueble arrendado no se encontraba en el estado de servir para el fin para
el cual había sido arrendado, vale decir, para un fin habitacional".

(...)".

Parte Demandante

"Quinto: (...)

La actora solicitó el rechazo de la excepción deducida, argumentando que


la demandada, al momento de firmar el contrato de locación, en la cláusula
segunda, declaró recibir en buen estado de conservación y a su entera
satisfacción la propiedad objeto del contrato.

(...)".

iii. Decisión de la Corte


"Sexto: Que de lo expuesto salta a la vista que el tribunal de primer grado
contrariamente a lo sostenido por la recurrente sí ha emitido
pronunciamiento acerca de la excepción de contrato no cumplido deducida
por la demandada, según consta a fojas 15.

(...)

Habiéndose pronunciado el tribunal sobre esta excepción, rechazándola, y


encontrándose dicha resolución firme, no pueden estos sentenciadores
más que rechazar el recurso interpuesto en contra de la sentencia definitiva
de primer grado.

Séptimo: Que sin perjuicio de lo señalado en el motivo precedente, es del


caso mencionar que la antedicha excepción, consagrada en términos
generales en el artículo 1552 del Código Civil, para poder ser acogida,
requiere de la concurrencia de tres requisitos, a saber: a) que se trate de un
contrato bilateral; b) que la parte demandante, contra quien se opone la
excepción, no haya cumplido la prestación que le corresponde ni se haya
allanado a cumplirla, y c) que la obligación del demandante sea
actualmente exigible.

Ahora bien, el segundo de los requisitos señalados, exige que el


incumplimiento del demandante sea de cierta envergadura, pues aceptar
esta excepción ante incumplimientos insignificantes del actor, atentaría
contra la buena fe con que deben ejecutarse los contratos, según dispone
el artículo 1546 del Código Civil.

A este respecto, señala René Abeliuk (Las Obligaciones, Tomo II, Editorial
Jurídica de Chile, pág. 778) que 'por eso no podrá oponerse frente a
incumplimientos insignificantes, como si un comprador pretendiera negarse
a pagar la compra de una casa porque una llave gotea'.

En el mismo sentido se pronuncia Jorge López Santa María (Los Contratos.


Parte General, Editorial Jurídica de Chile, 1986, pág. 416), quien expresa
que la insignificancia o pequeñez del incumplimiento del actor debe llevar al
rechazo de la exceptio non rite adimpleti contractus o excepción de
cumplimiento no ritual, 'pues atenta contra la buena fe objetiva'.

La demandada sostiene en su escrito de apelación que 'el inmueble


arrendado no se encontraba en estado de servir para el fin para el cual
había sido arrendado, vale decir, para un fin habitacional'.
Así las cosas, si la arrendataria estimaba que los defectos que atribuye al
inmueble objeto del contrato de locación eran de tal envergadura que
impedían dar al inmueble el destino para el cual lo había arrendado, debió
poner término al contrato; sin embargo, no existe constancia alguna de que
haya manifestado su voluntad en aquel sentido y, ni siquiera, de haber
exigido al arrendador que efectuara los arreglos cuya omisión le reprocha
(en este mismo sentido se pronuncia la sentencia de la Corte Suprema de
25 de enero de 2010, dictada en causa rol Nº 7762-2008).

En efecto, no se ha rendido en esta causa prueba alguna por parte de la


demandada destinada a acreditar el incumplimiento contractual que
atribuye a la actora.

(...)

Es del caso señalar que la prueba de la excepción de contrato no cumplido


correspondía efectuarla a quien la alegó, es decir, a la demandada, y no lo
hizo.

A mayor abundamiento, debemos mencionar que el contrato suscrito entre


las partes señala en su cláusula segunda que 'la arrendataria declara
recibir en buen estado de conservación y a su entera satisfacción la
propiedad (...)', lo cual, sumado a la falta de prueba de los incumplimientos
que atribuye al actor, hacía imposible que el tribunal a quo acogiera la
excepción deducida.

Por lo demás, si existieren tales incumplimientos, no han sido de la


envergadura suficiente como para impedir que se dé al inmueble el fin
habitacional para el cual fue arrendado, pues, precisamente, la demandada
lo ha empleado para su destino natural.

(...)".

3. Enami con Incomin S.A.

Corte Suprema, 31 de marzo de 2003, rol Nº 1594-2001513


Palabras clave: Resolución — indemnización — excepción de contrato
no cumplido

Normativa aplicada: artículo 1552 del Código Civil

a) Resumen. INCOMIN S.A. demandó el cumplimiento forzado con


indemnización de perjuicios del contrato de maquila de minerales
celebrado con ENAMI, el cual fue rechazado, aceptándose la petición
subsidiaria de resolución con indemnización de perjuicios, además de
acogerse la demanda reconvencional presentada por la demandada,
compensando hasta cierto monto la deuda de la demandada por los
perjuicios indemnizatorios.

La Corte de Apelaciones confirmó la decisión de primera instancia,


ante lo cual se interpuso recurso de casación en la forma y en el fondo,
alegándose que se haya condenado a ENAMI al pago de una
indemnización de perjuicios, en circunstancias de no encontrarse en
mora, desatendiendo con ello el principio jurídico contenido en el
aforismo "la mora purga la mora".

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"VISTOS:

(...)

Para una debida compresión de la materia, debe consignarse que el fallo


de primera instancia rechazó la demanda presentada por 'INCOMIN S.A.'
en contra de ENAMI, en cuanto aquélla pidió el cumplimiento del referido
contrato de maquila y acogió, empero, la demanda subsidiaria, declarando
resuelto dicho contrato, por no haberse cumplido por ENAMI con su
obligación de suministrar treinta mil toneladas mensuales de mineral de
óxido de cobre a la Planta Lixiviadora de propiedad de INCOMIN S.A.,
señalando, además, que este incumplimiento fue culpable y, por lo tanto,
ENAMI debe indemnizar todos los perjuicios ocasionados a 'INCOMIN S.A.'
y que se deriven de tal incumplimiento; y declaró, asimismo, que 'INCOMIN
S.A.' cumplió debidamente con sus obligaciones contractuales. Se acogió,
también, el resto de la demanda de ésta sólo en cuanto se fijan los
perjuicios en la forma señalada en los motivos 34º, 35º, 39º a 46º, que
deben pagarse dentro de tercero día de ejecutoriada la sentencia. En lo
demás, el fallo rechazó la demanda.

La misma sentencia, acogiendo una demanda reconvencional presentada


por ENAMI en contra de 'INCOMIN S.A.', compensó, hasta el monto de los
valores reconocidos, la deuda mayor que, por los perjuicios
indemnizatorios, corresponde a ENAMI satisfacer en su favor.

El juicio se inició, mediante demanda presentada por 'INCOMIN S.A.' en


contra de ENAMI, para que se condenara a esta última al cumplimiento del
contrato de maquila de minerales oxidados de cobre, pactado entre ambas,
según consta de los documentos datados el 31 de octubre de 1984, el 2 de
marzo de 1990 y del Convenio de Aclaración y Complementación de 30 de
enero de 1991; y, en subsidio, en el caso de considerarse imposible el
cumplimiento del contrato, para que se declarara la resolución del mismo,
condenándose, en ambos eventos, a la demandada, a la indemnización de
perjuicios que su incumplimiento ha causado a la actora.

(...)

45º.- Que, desde otro punto de vista, conviene tener en consideración que,
según aparece de los antecedentes de la sentencia recurrida, establecidos
en ella como hechos de la causa, el contrato de maquila celebrado entre
ENAMI e 'INCOMIN S.A.' impuso a éstas, obligaciones de diversa índole y
trascendencia, siendo las principales: para ENAMI, la de entregar a
'INCOMIN S.A.' 30.000 toneladas de cobre en bruto para su procesamiento
en la Cancha del Salar del Carmen y para 'INCOMIN S.A.', la de someter
esos minerales a un tratamiento de lixiviación e instalar una planta para
realizar dicho procedimiento.

(...)".

ii. Argumentos de las partes

Parte Demandante

"VISTOS:

(...)
Explica ésta en su libelo que, después de haber ENAMI en un inicio
satisfecho adecuadamente su compromiso, adoptó, más tarde, una actitud
de renuencia, pretendiendo, primero, rescindir de manera unilateral el
contrato y, luego, poniendo trabas para su cumplimiento hasta llegarse a
una modificación del mismo el 2 de marzo de 1990, en que se acordó que
ENAMI debía entregar mensualmente 30.000 toneladas de material a
'INCOMIN S.A.' y se aumentó a 8 años la duración del contrato; el que, en
definitiva, fue incumplido por ENAMI.

(...)".

Parte Demandada

"VISTOS:

(...)

Esta sostiene, al contestar la demanda, que no se eximió de la obligación


de entregar abastecimientos menores a 30.000 toneladas mensuales de
mineral por su sola voluntad sino debido a diversos factores que
provocaron la depresión de la actividad del sector minero; situación esta
que 'INCOMIN S.A.' conoció y aceptó siempre.

Reseña el comportamiento de la actividad minera durante los años 1987 y


1992, señalando que se produjo una depresión en el sector, que se tradujo
en una disminución del abastecimiento de minerales; y estima que a
'INCOMIN S.A.' le corresponde probar que tal depresión no se produjo.

Plantea una demanda reconvencional en contra de 'INCOMIN S.A.'


cobrándole diversas prestaciones consistentes en multas por concepto de
exceso de humedad y menor ley de cobre en los productos devueltos a
ENAMI y por atraso en dicha devolución; además, reclama el pago de
servicios prestados por un cargador frontal.

(...)

II.- EN CUANTO AL RECURSO DE CASACIÓN EN EL FONDO:

(...)

9º.- Que la primera de las transgresiones normativas en que —según se


expresa en el libelo del recurso— habría incurrido la sentencia impugnada
se configuró al condenar a ENAMI el pago de una indemnización de
perjuicios, en circunstancias de no encontrarse en mora, desatendiendo
con ello el principio jurídico, expresado en el aforismo 'la mora purga la
mora'; y al establecer que 'INCOMIN S.A.' cumplió con sus obligaciones
contractuales, con lo que vulneró las normas relativas al pago.

(...)

10º.- Que, fundamentando este primer rubro de contravenciones, explica la


recurrente que la sentencia de segunda instancia, confirmando en este
aspecto lo decidido por aquélla de primer grado, condenó a ENAMI a pagar
una indemnización de perjuicios a favor de 'INCOMIN S.A.', por
incumplimiento culpable de la obligación de suministrar 30.000 toneladas
mensuales de óxido de cobre a la planta lixiviadora de propiedad de esta
última, en virtud del contrato de maquila pactado entre ambas (que se
declara resuelto).

Hace presente que el mismo fallo confirmó también la decisión de la


sentencia de primera instancia en cuanto acogió íntegramente la demanda
reconvencional deducida por ENAMI contra 'INCOMIN S.A.', por haber ésta
incumplido algunas obligaciones derivadas del contrato mencionado;

11º.- Que, en las circunstancias expuestas —prosigue la recurrente—


constituyendo un hecho del juicio la mora de 'INCOMIN S.A.' en el
cumplimiento de las obligaciones que le imponía el contrato de maquila
celebrado con ENAMI, no resultaba procedente acoger la resolución de
dicho contrato, con indemnización de perjuicios, impetrada por 'INCOMIN
S.A.' en contra de ENAMI, por incumplir obligaciones procedentes de la
misma convención, puesto que la indemnización de perjuicios se debe
desde que el deudor se encuentra en mora y ENAMI, a causa del
incumplimiento de 'INCOMIN S.A.', no podía considerarse en tal situación;

12º.- Que la sentencia recurrida —continúa—, al decidir de la manera


descrita, contravino el articulado del Código Civil a que antes se hizo
mención.

Sostiene, al respecto, que, si bien, de acuerdo con lo que se previene en el


artículo 1489 del Código Civil, en los contratos bilaterales va envuelta la
condición resolutoria de no cumplirse por uno de los contratantes lo
pactado; caso en que el otro contratante queda facultado para pedir la
resolución del contrato, con indemnización de perjuicios; para que se deba
esta indemnización es requisito indispensable que el deudor haya incurrido
en mora —en los términos contemplados por el artículo 1551—, acorde con
lo que prescribe el artículo 1557 (según el cual, se debe la indemnización
de perjuicios desde que el deudor se ha constituido en mora); disposición
ésta que, para los efectos del recurso, debe relacionarse con lo dispuesto
en el artículo 1552 en el sentido de que, en los contratos bilaterales
ninguno de los contratantes está en mora, dejando de cumplir lo pactado,
mientras el otro no lo cumple por su parte o no se allana a cumplirlo en la
forma y tiempo debidos;

(...)

14º.- Que, explicando la forma como los errores de derecho cometidos por
los sentenciadores de segunda instancia en torno a la precitada normativa
que regula las instituciones de la mora y el pago influyen en lo sustancial de
su resolución, apunta el recurso que, en el caso de haberse aplicado
correctamente tales preceptos, aquéllos habrían concluido que ENAMI no
se encontraba en mora, debido a la mora en que, a su turno, había
incurrido la otra contratante, 'INCOMIN S.A.' (la mora de ésta purgaba la
mora de aquélla); y que, por consiguiente, resultaba imperativo —a la
inversa de lo que decidieron— desestimar la acción sobre resolución del
contrato de maquila, con indemnización de perjuicios incoada en su contra
por la aludida 'INCOMIN S.A.'".

iii. Decisión de la Corte

"38º.- Que, como se recordará, el primer grupo de errores de derecho que


el recurso imputa a la sentencia se hizo consistir en infracciones a
preceptos legales —citados en su oportunidad— relativos al principio de 'la
mora purga la mora' y a la institución del pago, como medio de extinguir las
obligaciones.

La transgresión normativa que se censura en el recurso habría tenido lugar


por el hecho de haber condenado el fallo a ENAMI a una indemnización de
perjuicios a favor de 'INCOMIN S.A.', considerándola morosa en el
cumplimiento de la obligación de entregarle a esta última 30.000 toneladas
de mineral de cobre para el procedimiento de lixiviación previsto en el
contrato de maquila celebrado entre ambas, en circunstancias que la
misma sentencia, en otro de sus apartados, al acoger una demanda
reconvencional de ENAMI dirigida en contra de 'INCOMIN S.A.', había
condenado también a ésta a pagar determinadas sumas, por haber
incumplido obligaciones provenientes del referido contrato de maquila;

39º.- Que el núcleo en torno al cual la recurrente construye este capítulo


inicial, encaminado a destacar las infracciones al derecho en que habría
incurrido la sentencia, consiste en no haberse dado aplicación por quienes
la suscriben al artículo 1552 del Código Civil, de acuerdo con el cual,
ninguno de los contratantes está en mora dejando de cumplir lo pactado,
mientras el otro no lo cumple por su parte o no se allana a cumplirlo en la
forma y tiempo debidos.

Esta disposición consagra el principio de 'la mora purga la mora', según


cuyo enunciado, ninguna de las partes de un contrato del que nacen
obligaciones recíprocas incurre en mora en el cumplimiento de éstas si la
otra se encuentra en idéntica situación respecto de las obligaciones que, en
virtud de la misma convención, le conciernen;

40º.- Que la misma norma precitada sirve de fundamento a la excepción de


contrato no cumplido ('exceptio non adimpleti contractus'), medio de
defensa de que se puede valer el deudor de un contrato bilateral para
negarse a cumplir su obligación mientras la otra parte, a su vez, no cumple
con la suya o, al menos, se allana a satisfacerla; y que se apoya en los
principios generales del derecho, consistentes en la buena fe y la equidad,
puesto que evidentemente sería contraria a dichos principios la pretensión
de uno de los contratantes en orden a exigir los beneficios que el contrato
le reporta, desconociendo, al mismo tiempo, las cargas que, en virtud de
ese acuerdo de voluntades, debe asumir, a manera de compensación, en
favor de la otra parte;

41º.- Que, proyectados los razonamientos anteriores a la situación


propuesta en el presente recurso, corresponde poner de relieve, desde ya,
una primera razón que lleva a desconocer todo sustento jurídico a dicho
medio de impugnación en su intento de anular lo decidido en su perjuicio
por los jueces de fondo.

La alegación basada en el artículo 1552 del Código Civil, la cual, como se


expresó, configura en esencia la 'expresión de contrato no cumplido'
representa un medio de defensa nuevo en el transcurso del proceso,
puesto que recién aparece invocándose al formularse el recurso de
casación en examen; no se hizo valer, en efecto, por quien ahora lo
plantea, en la oportunidad que, para oponer las excepciones perentorias,
se establece en el Código de Procedimiento Civil.

Tanto por no ser jurídicamente correcto esgrimir semejante defensa en un


recurso que sólo permite el examen de cuestiones de derecho —los hechos
fijados por los jueces del fondo resultan intangibles—; como por la obvia
razón de que no es aceptable imputar a dichos jueces la inobservancia de
la normativa referente a una materia que no le fue sometida a su
conocimiento; deviene imperativo desestimar este rubro de transgresiones
de derecho que se han invocado por ENAMI con miras a lograr la invalidez
de la sentencia impugnada;

42º.- Que, sin perjuicio de la reflexión precedente que, por si sola, como se
viene de apuntar, es apta para conducir, sin más, al rechazo del primer
capítulo de la casación, avanzando en otro orden de consideraciones, es
preciso recordar que constituyen hechos de la causa —que, como tales,
han quedado establecidos en la sentencia recurrida— que, en lo
concerniente al cumplimiento de las obligaciones que le imponía el contrato
de maquila, ENAMI no satisfizo aquélla consistente en suministrar 30.000
toneladas mensuales de mineral para su tratamiento por parte de
'INCOMIN S.A.'; y ésta cumplió con su obligación de someter al
procedimiento de lixiviación el material en bruto que le entregaba ENAMI,
construyendo una planta para realizar ese tratamiento, pero incurrió, a su
vez, en otra clase de incumplimientos de obligaciones reguladas en el
contrato, al haber devuelto productos con exceso de humedad y con menor
cantidad de ley de cobre, de acuerdo a la regulación estipulada sobre la
materia; por haber incurrido en retrasos al devolver los productos; y por
adeudar ciertas prestaciones a ENAMI, a causa de la utilización de un
cargador frontal de propiedad de ésta.

43º.- Que, como se dejó apuntado con anterioridad, ENAMI dedujo en


estos autos en contra de 'INCOMIN S.A.' una demanda reconvencional,
mediante la cual le cobró a ésta ciertas sumas, por concepto de multas
pactadas en el contrato para el caso de incumplimiento de esas
obligaciones específicas a que se viene de hacer referencia.

Consta que dicha pretensión de ENAMI fue acogida por la sentencia de


primera instancia —confirmada en esta parte por aquélla de la alzada—,
que dispuso la compensación de los valores en que se fijaron esas deudas
con el monto mayor de la indemnización de perjuicios establecida a favor
de 'INCOMIN S.A.';
44º.- Que de lo recién expuesto se colige palmariamente que, en la
oportunidad procesal adecuada, ENAMI optó reclamar el incumplimiento de
'INCOMIN S.A.' en los rubros señalados, por medio de una demanda
reconvencional, la que, a mayor abundamiento, fue aceptada por los jueces
de fondo, quedando de tal manera satisfechos los intereses de su
pretensión en dicha materia;

Mal puede, entonces, ENAMI sin que ello repugne a elementales criterios
de lógica, a estas alturas del desarrollo del proceso, insistir, en el contexto
de un recurso, como el que se analiza, —que incide únicamente en
cuestiones de derecho— en reponer un argumento constitutivo, como se
dijo, de una excepción perentoria no propuesta en el tiempo oportuno, y
cuyos antecedentes en su momento ella misma encauzó por una vía
procesal diferente;

45º.- Que, desde otro punto de vista, conviene tener en consideración que,
según aparece de los antecedentes de la sentencia recurrida, establecidos
en ella como hechos de la causa, el contrato de maquila celebrado entre
ENAMI e 'INCOMIN S.A.' impuso a éstas, obligaciones de diversa índole y
trascendencia, siendo las principales: para ENAMI, la de entregar a
'INCOMIN S.A.' 30.000 toneladas de cobre en bruto para su procesamiento
en la Cancha del Salar del Carmen y para 'INCOMIN S.A.', la de someter
esos minerales a un tratamiento de lixiviación e instalar una planta para
realizar dicho procedimiento.

Es conveniente centrar el interés en la observación anterior porque el


incumplimiento que ENAMI atribuye a 'INCOMIN S.A.' en las alegaciones
que se han venido analizando se encuentra referido únicamente a las
obligaciones que, en el contexto de lo estipulado, exhiben una importancia
de menor relieve respecto de aquéllas que se acaba de destacar;

46º.- Que, sentada esta premisa, la argumentación de ENAMI, en cuanto


limita a determinados aspectos específicos el incumplimiento de 'INCOMIN
S.A.', viene a configurar la excepción de inejecución parcial del contrato
('exceptio non rite adompleti contractus');

47º.- Que para que esta excepción resulte atendible, en caso de plantearse
en la oportunidad procesal adecuada —condición que, en definitiva, no se
presenta en este caso, según se advirtió anteriormente— es necesario que
la inejecución atribuida al acreedor que demanda en el juicio incida en una
obligación que tenga asignada una real trascendencia en el contrato.
Por consiguiente, no puede esgrimirse como basamento de ella la falta de
cumplimiento de una obligación que, en el ámbito de los compromisos
pactados por las partes, revista una significación jurídica menor.

La fundamentación de este medio de defensa en una inejecución de


escasa entidad puede atentar contra un principio rector en la ejecución de
los contratos, como es la buena fe.

Acerca de este punto se ha dicho que: '... no podría admitirse la excusa


válida de incumplimiento ante defectos u omisiones irrisorias, inocuas o
intrascendentes que no deben tener repercusión jurídica. Antes bien,
revelarían un afán de lucro ilícito y aún dolo, de parte de aquél que quisiera
valerse de estos verdaderos pretextos. Si en este punto no se obra con
cautela y mesura, fácil sería llegar a una puerta ancha que diera entrada al
aprovechamiento doloso en una materia que está precisamente formulada
en el campo de la excepcionalidad y de la riqueza de valores jurídicos del
más alto nivel' (Fernando Fueyo Laneri. 'Cumplimiento e Incumplimiento de
las Obligaciones'; página 235. Editorial Jurídica. Santiago de Chile. 1991).

Coinciden en el criterio de no reconocer eficacia a los incumplimientos de


menor trascendencia como sustento válido de la excepción en comento
otros tratadistas nacionales, que han analizado el tema: Jorge López Santa
María. 'Los Contratos' (Parte General). Página 417. Editorial Jurídica.
Santiago de Chile. 1986; René Abeliuk Manasevich. 'Las Obligaciones'.
Tomo II. Página 845. Editorial Jurídica. Santiago de Chile. Año 2001;

48º.- Que, resumiendo lo razonado en las consideraciones precedentes —y


al margen de la inoportunidad y consiguiente improcedencia de su
formulación— la pretendida defensa de ENAMI, fundada en el
incumplimiento parcial de 'INCOMIN S.A.' respecto de las obligaciones que,
en el contexto global del contrato, presentan una envergadura menor, no
constituía un motivo suficientemente serio que la excusase de satisfacer su
compromiso principal y básico para la ejecución del contrato como era
aquél de entregar a 'INCOMIN S.A.' la cantidad acordada de mineral en
bruto para el procedimiento de lixiviación;

49º.- Que, por consiguiente, los jueces de fondo no cometieron los errores
de derecho denunciados en el recurso y que se relacionan con infracciones
al principio de la 'mora purga la mora', al apreciar de la manera como lo
hicieron, el incumplimiento por parte de ENAMI de la principal obligación
que le exigía el contrato de maquila y declarar la resolución de éste,
ordenando el pago de una indemnización a favor de la otra contratante,
'INCOMIN S.A.'".

4. Zorín S.A. con Compañía Siderúrgica Huachipato S.A.

Corte Suprema, 31 de octubre de 2012, rol Nº 3325-2012

Cita online: CL/JUR/2412/2012

Palabras clave: Indemnización autónoma — cualidad atribuida por las


partes — excepción de contrato no cumplido

Normativa aplicada: artículos 1552, 1556, 1568, 1569, 1826 y 1828 del
Código Civil

a) Resumen. Se compra una determinada cantidad de rodillos de


laminación en desuso. Estos debían tener una determinada
concentración de níquel, lo cual en la especie no se verifica. Ante ello,
la compradora demanda indemnización de perjuicios, usando la
empresa vendedora como una de sus defensas la excepción de
contrato no cumplido.

En primera instancia se acoge la pretensión. El tribunal de alzada la


revoca. La Corte Suprema anula la sentencia de apelaciones.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"SEXTO: Que de los antecedentes allegados al proceso es dable


establecer los siguientes hechos:

1º.- Que en octubre del año 2006, el señor Luis Acosta, quien hacía de
intermediario entre las partes de este juicio, se contactó con don Francisco
Barriga, jefe de la unidad de materiales de Compañía Siderúrgica
Huachipato S.A., y este último le ofertó la compraventa de chatarra e
insumos químicos de una cantidad de rodillos en desuso. Oferta que se
materializó mediante la exhibición de una planilla, en la que se
individualizan y aparecen las características y composición química de los
mentados rodillos.

2º.- Dentro de esta nómina, aparecen unos rodillos con un contenido del
elemento químico Níquel mayor al de otros rodillos del mismo listado,
según se desprende de la simple lectura de la planilla.

3º.- Entre las Empresas Receptoras de la oferta, se encuentra la Sociedad


demandante, la que, una vez analizada la planilla por medio de la cual se
ofertaron los rodillos, demuestra interés sólo por aquellos rodillos en los
cuales el contenido de níquel era mayor.

SÉPTIMO: (...) Desde el momento en que Zorín S.A. entregó a título de


arras parte del precio, esto es, la suma de $25.000.000, en señal expresa
de quedar convenidos, se ha reputado perfecto el contrato de compraventa
entre la Sociedad demandante y la Sociedad demandada".

ii. Argumento de las partes

Parte compradora

"Considerando SEGUNDO: (...)

En virtud de lo expuesto, y haciendo fe de la seriedad de la oferta hecha


por la conocida y prestigiosa Compañía Siderúrgica Huachipato S.A. y
habiéndose confirmado por parte del vendedor la calidad y composición de
los elementos minerales de los que estaban hechos los rodillos, su parte
vendió, a su vez a la empresa americana, Triorient Trade, Inc., los rodillos
12 y 8b adquiridos, ya que según la cantidad de níquel señalada por la
demandada, podían ser considerados en su composición como Ni-Hard,
esto es, como metales con alta presencia de este mineral.

(...)

En efecto, de la revisión de los restos de los rodillos, se pudo constatar el


engaño de que fue víctima su representada, toda vez que las especies
adquiridas no reunían las calidades ofrecidas. De manera que la
información proporcionada por la contraria era falsa tanto respecto a la
calidad de los rodillos como a la composición química, siendo esta última,
la condición esencial que llevó a la demandante a manifestar el
consentimiento necesario para adquirir las especies.

(...)".

Parte vendedora

"SEGUNDO: (...)

(...)

Por otro lado, señala que resulta improcedente la responsabilidad


contractual que se le atribuye, alegando en esta materia la excepción de
contrato no cumplido. En efecto, explica que la contraria asevera que en la
especie concurren todos los requisitos de procedencia para la
responsabilidad civil contractual, empero omitido referirse a la mora.

En este contexto, para que exista responsabilidad contractual se requiere


que el incumplimiento sea imputable a una de las partes y que éste haya
ocasionado perjuicios, existiendo la debida relación de causalidad entre
ambos, ya que se requiere, además, que el deudor esté en mora, según lo
estatuye el artículo 1557 del Código Civil. Para el caso que se estime que
el demandado incumplió dolosamente la obligación de entregar el objeto
vendido, la presente demanda de responsabilidad contractual no puede
prosperar, porque la demandada no está constituida en mora, oponiendo al
efecto la excepción de contrato no cumplido, desde que la demandante ha
incumplido la principal obligación que le asiste como comprador, cual es la
de pagar el precio en su totalidad, conforme lo dispone el artículo 1871 del
cuerpo de leyes citados, por cuanto sólo ha satisfecho $25.000.000 del total
del valor pactado, adeudando hasta la fecha la suma de $107.261.358 por
concepto de capital, más intereses y reajustes que correspondan.

De esta forma, habiéndose pagado tan sólo parte del precio, cobra
aplicación la expresión que señala que 'la mora purga a la mora'.

(...)".

iii. Decisión de la Corte

"Sentencia de reemplazo
(...)

SÉPTIMO: Que esta Corte ha llegado a la convicción que los rodillos no


tenían la composición química que se había convenido. (...)

(...)

DECIMOTERCERO: Que tampoco se acogerá la excepción de contrato no


cumplido, fundado en el artículo 1552 del Código Civil, basado en el hecho
de que la actora adeuda parte del precio convenido en la compraventa,
porque la demanda de autos se basa en que las cosas vendidas no reunían
las calidades que se habían convenido, lo que le ha supuesto perjuicios,
por lo que parece perfectamente esperable que en esas circunstancias se
haya suspendido el pago del saldo de precio. Cuando la demandante debió
pagar el saldo de precio, la demandada ya había incurrido en el
incumplimiento que por este juicio se le reprocha. En estas circunstancias,
el incumplimiento que la demandada denuncia en contra de la actora no
aparece adecuado para enervar la acción indemnizatoria, menos aún
cuando consta en autos que la demandada ha accionado judicialmente
para el cobro de las facturas, a partir de la sentencia rol Nº 960-2008, del
Primer Juzgado Civil de Talcahuano, acompañada en autos. Debe tenerse
presente, en este sentido, que la excepción de incumplimiento contractual
debe ser ejercida siempre de una manera proporcionada, calidad que la
excepción de incumplimiento contractual opuesta por la demandada no
reúne, desde el momento que la excepción que opone no es apropiada
para oponerse a que este tribunal pueda valorar los perjuicios derivados de
la entrega imperfecta de la cosa comprada. Distinto es que, después de
determinada la indemnización en favor de la actora, se compensen total o
parcialmente las respectivas obligaciones, en el caso que corresponda.
(...)".

5. Ademar Teodomiro Suárez con Christel y Nicolás Mazet Limitada

Corte de Apelaciones de Temuco, de 11 de septiembre de 2015, rol


Nº 758-2014

Palabras clave: arrendamiento — excepción de contrato no cumplido


Normativa aplicada: artículo 1552 del Código Civil

a) Resumen. En un contrato de arrendamiento, el demandado


interpone recurso de apelación en contra de la sentencia que no dio
lugar a la excepción de contrato no cumplido opuesta, en virtud de la
cual se alegaba que el demandante entregó inmueble con serios
defectos materiales que impidieron usar el inmueble para el fin que se
había contratado (hostería).

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"I. Antecedentes generales del caso y pretensiones de las partes.

PRIMERO: Que la presente causa se inicia por demanda de terminación de


contrato de arrendamiento por no pago de la renta deducida por el abogado
don Víctor Hugo Castillo Fica, en representación de don Ademar Teodomiro
Suárez, empresario, en contra de la sociedad Christel y Nicolás Mazet
Limitada, representada legalmente por don Nicolás Mazet, chef, ciudadano
francés.

En virtud de la referida presentación, el actor solicitó, en lo que en este


momento interesa, (1) que se declarara terminado el contrato de
arrendamiento celebrado entre las partes con fecha 10 de mayo del año
2011 por no pago de la renta; (2) que la demandada fuera condenada al
pago de 24 millones de pesos por concepto de rentas insolutas, más el
interés promedio bancario correspondiente, y un interés penal pactado
equivalente al 2 % mensual por cada mes de mora; y (3) la restitución de la
propiedad dada en arrendamiento, dentro de tercero día desde que el fallo
cause ejecutoria, bajo apercibimiento de lanzamiento con el auxilio de la
fuerza pública, todo con expresa condena en costas de la demandada.

En subsidio, y para el evento que aquella pretensión no fuera acogida,


declaró que no deseaba perseverar en el contrato y, por tanto, pidió se
notificara la solicitud de terminación del contrato de arrendamiento y de
restitución del inmueble al demandado.

SEGUNDO: Que, contestando, la demandada opuso la excepción de


contrato no cumplido, fundado en lo dispuesto por el artículo 1552 del
Código Civil, la que tiene su origen en la circunstancia de no encontrarse el
inmueble en condiciones ni materiales ni jurídicas de ser utilizado para los
fines respecto de los cuales fue arrendado.

En cuanto a las deficiencias materiales del inmueble, hizo presente que el 7


de junio de 2011 el inmueble fue afectado por un tornado que azotó la
ciudad de Villarrica, lo que implicó el cierre de la hostería, hasta el mes de
septiembre del mismo año, siendo necesario realizar las primeras labores
de reparación, en ventanas, vidrios y techos. Estos daños fueron costeados
por el demandado y arrendatario, y no por el arrendador demandante y
dueño del inmueble. A propósito del mismo fenómeno se advirtió que la
edificación carecía de aislación en techos y paredes, que la estructura
estaba parcialmente podrida y que la cocina no cumplía con las exigencias
normativas vigentes. Luego refiere las reparaciones que habría realizado
en el inmueble.

En cuanto a los problemas jurídicos del inmueble, hace presente que en


agosto del año 2011 concurrió a la Municipalidad de Villarrica con el objeto
de solicitar y obtener una patente de alcoholes para el restaurant. Declara
que en la oportunidad descubrió, a raíz de la referida solicitud, que la
hostería no tenía recepción definitiva de obras. De este modo, concluye, la
situación legal del inmueble transgrede la ley de Urbanismo y Construcción,
lo que hace que la cosa arrendada no sea apta para ninguna actividad
comercial.

En cuanto a los intereses demandados por el actor, sostiene la demandada


que el 2% mensual establecido en el contrato es una cláusula contraria a lo
dispuesto en el artículo 21 de la Ley Nº 18.101, que establecería el monto
de dicho interés, y constituye un abuso del Derecho.

En subsidio, y para el evento que se acoja la acción deducida por el


demandante, solicita se ordene la restitución de la garantía que entregó al
momento de suscribirse el contrato de arrendamiento, cuyo monto alcanza
los 8.000 dólares, debidamente reajustados en la forma que indica.

(...)".

ii. Decisión de la Corte

"(...) SÉPTIMO: Que el segundo problema que debe ser resuelto por esta
Corte consiste en determinar si resulta posible acoger la excepción de
contrato no cumplido que ha opuesto la demandada y recurrente en esta
causa.

Según se ha expresado, el demandado fundamenta la referida excepción


esencialmente en dos líneas de argumentación. En primer lugar, y desde
un punto de vista fáctico, en que el inmueble arrendado no cumplía las
características necesarias para permitir el desarrollo de la actividad
económica de hostería, que es precisamente la finalidad para la cual se
arrendó. En segundo lugar, y desde un punto de vista normativo, la
excepción se funda en que la propiedad no contaba con la recepción
definitiva de las obras por parte de la Municipalidad de Villarrica, de modo
que, en realidad, ningún negocio podía realizarse en el mismo.

Corresponde, por tanto, analizar los requisitos de la excepción de contrato


no cumplido para determinar, acto seguido, si aquellos concurren en el
presente caso.

OCTAVO: Que, según explica la Doctora Claudia Mejías, 'La excepción de


contrato no cumplido es un mecanismo de defensa del deudor que
encuentra su fundamento en el principio de ejecución simultánea de las
obligaciones que emanan de un contrato bilateral, que le permite, no
obstante haber incumplido con su obligación, suspender el cumplimiento
mientras el acreedor no cumpla o se allane a hacerlo' (Claudia Mejías
Alonzo, 'La excepción de contrato no cumplido, un análisis de su aplicación
en la jurisprudencia reciente y en la doctrina'. Revista de Derecho de la
Universidad Católica del Norte, número 21, volumen 1, 2014, p. 112).

En el presente caso no existen dudas respecto del incumplimiento de sus


obligaciones por parte del deudor, esto es, el arrendatario demandado y
ahora recurrente. Es precisamente en calidad de deudor y en virtud de su
situación de incumplimiento contractual que opone la excepción en análisis.

En cuanto a los requisitos de esta excepción, señala la misma autora que


'la doctrina suele mencionar: que estemos en presencia de un contrato
bilateral; que las obligaciones sean actualmente exigibles; que el acreedor,
contra quien se opone la excepción, no haya cumplido con su prestación ni
se encuentre llano a hacerlo y, se agrega, por la mayoría de los autores,
que el deudor la oponga de buena fe' (Claudia Mejías Alonzo, 'La
excepción de contrato no cumplido, un análisis de su aplicación en la
jurisprudencia reciente y en la doctrina'. Revista de Derecho de la
Universidad Católica del Norte, número 21, volumen 1, 2014, p. 113).
En el presente caso no existen dudas en cuanto a que se trata de un
contrato bilateral y que las obligaciones son actualmente exigibles.
Corresponde, por tanto, analizar los otros dos requisitos, esto es, que el
acreedor no haya cumplido con su obligación ni se encuentre llano a
hacerlo y que el deudor la oponga de buena fe.

(...)

DUODÉCIMO: Que en cuanto al requisito de la buena fe del deudor, explica


la profesora Claudia Mejías: 'Tras analizar los casos resueltos por nuestros
tribunales ello acontece si el incumplimiento del acreedor, en el que se
funda la excepción, es desproporcionado, o es consecuencia directa del
incumplimiento del propio deudor, o bien este con su conducta le ha
restado entidad porque ha avalado la ejecución del contrato en términos
distintos de lo pactado' (Claudia Mejías Alonzo, 'La excepción de contrato
no cumplido, un análisis de su aplicación en la jurisprudencia reciente y en
la doctrina'. Revista de Derecho de la Universidad Católica del Norte,
número 21, volumen 1, 2014, p. 147.

De este modo, la buena fe desaparece, en primer lugar, si el


incumplimiento del acreedor es de pequeña monta, es decir, irrelevante o
no presenta conexión con las obligaciones que deben ser cumplidas por el
deudor. En segundo lugar, si dicho incumplimiento es consecuencia del
incumplimiento en que previamente ha incurrido el deudor. Por último, la
buena fe desaparece si el deudor ha aceptado que el contrato se cumpla
de una manera diversa a aquella que fue originalmente pactado.

DECIMOTERCERO: Que el requisito de la buena fe del deudor en el


presente caso no ha desaparecido porque aquello debe ser probado por el
acreedor, es decir, por el arrendador y demandante en el presente caso,
quien no aportó prueba al efecto.

Sin perjuicio de lo anterior, que por sí solo basta para mantener la


presunción de buena fe del deudor, se debe hacer presente que el
incumplimiento en que ha incurrido el arrendador demandante no puede
calificarse de irrelevante y tiene directa relación con el incumplimiento que
se reprocha al arrendatario demandado.

Por otra parte, el deudor, esto es, el arrendatario demandado, no ha


incurrido previamente en el incumplimiento, desde que entregó la renta de
arrendamiento correspondiente al primer año completo, y las reparaciones
para superar los problemas que presentaba el inmueble se iniciaron tan
solo tres meses después de suscrito el respectivo contrato.

Por último, el arrendatario demandado no ha aceptado una modificación en


el modo en que deben ser cumplidas las obligaciones por parte del
arrendador, según lo evidencian los mensajes de correo electrónico que
obran de fojas 21 y siguientes y la presentación de la demanda deducida
por el ahora demandado y demandante reconvencional en contra del actor
y demandado reconvencional.

Por tanto, tampoco aparece alguna de las hipótesis señaladas para


entender que ha desaparecido la buena fe.

DECIMOCUARTO: Que por lo expresado en los considerandos


precedentes, deberá acogerse la excepción de contrato no cumplido, según
se dirá en lo resolutivo".

6. Gaedechens Betteley, Christian con Bas González, Álvaro

Corte Suprema, 31 de diciembre de 2014, rol Nº 2740-2014514

Palabras clave: Compraventa — resolución — excepción de contrato


no cumplido

Normativa aplicada: artículo 1552 del Código Civil

a) Resumen. El vendedor de un contrato de compraventa de


acciones demandó al comprador solicitando la resolución del contrato
con indemnización de perjuicios.

El tribunal de primera instancia acogió la resolución, desestimando el


resto de las pretensiones, incluida la acción reconvencional presentada
por el demandado. Decisión confirmada por la Corte de Apelaciones.

Ante esta última decisión, el demandante interpuso recurso de


casación en la forma y en el fondo. En lo pertinente, se acoge la
excepción de contrato no cumplido y se rechaza la acción resolutoria
por no ejercitarla el contratante diligente.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"CUARTO: Que el fallo de primer grado, confirmado por el de alzada, dejó


asentado que:

1. Mediante escritura pública otorgada el 18 de agosto de 2006, don


Christian Gaedechens Betteley y don Christian Plass Encina constituyeron
la Sociedad Anónima Cerrada 'Inmobiliaria e Inversiones Promesa S.A.',
con un capital social de $15.000.000 dividido en 1.500 acciones
nominativas, adquiriendo el socio don Christian Gaedechens Betteley 1.485
acciones a un valor de $1.485.000 (debió decir $14.850.000) y el socio don
Christian Plass Encina, 15 acciones, por un valor de $150.000;

2.- Por instrumento privado autorizado ante notario de fecha 8 de marzo de


2007, los socios aludidos vendieron al demandado la cantidad de 750
acciones; enajenando don Christian Gaedechens Batteley 735 acciones y
don Christian Plass Encima, 15 acciones, a un valor de $10.000 cada
acción;

3.- Conforme a este último instrumento, la sociedad quedó conformada por


sus dos únicos socios, el actor don Christian Gaedechens Betteley, con un
50% de las acciones y el demandado don Álvaro Bas González, con el
restante 50% de los derechos en la sociedad, equivalentes cada porcentaje
a 750 acciones, completando el capital de 1.500 acciones;

4.- Con fecha 27 de abril de 2010, con antelación a la notificación de la


demanda, el demandado efectuó un depósito judicial por la suma de
$7.350.000, no existiendo constancia en el proceso que dicha consignación
haya sido efectuada en la cuenta corriente del Tribunal de la causa;

5.- El demandado no controvirtió el hecho de no haber pagado el precio de


la compraventa de las acciones vendidas en el contrato de 8 de marzo de
2007; y

6.- El demandado principal y actor reconvencional no comprobó que su


contraparte no le hubiere hecho entrega de los títulos relativos a su
transferencia y que no las hubiese inscrito en el Registro de Accionistas, sin
haber acompañado, o instar porque se exhibiera, el Reglamento acordado
por dicha sociedad y en el cual debieran constar las formalidades previstas
para la suscripción de dichas acciones y para su posterior transferencia".

ii. Argumento de las partes

Parte Demandante

"SEGUNDO: Que, en estos autos, don Christian Gaedechens Betteley


accionó en contra de don Álvaro Bas González, con el objeto de que se
declarara resuelto el contrato de compraventa de acciones otorgado entre
las partes el 8 de marzo de 2007, atendido el incumplimiento del
demandado de su obligación de pagar el precio de las 735 acciones de la
sociedad 'Inmobiliaria e Inversiones Promesa S.A.', que adquirió del
demandante mediante dicho título, solicitando dejar sin efecto las
anotaciones e inscripciones de esas acciones a nombre del comprador y
una indemnización de perjuicios a título de daño emergente y lucro
cesante.

(...)".

Parte Demandada

"Al primer otrosí de la presentación de fojas 83, el demandado contestó la


demanda de autos, exponiendo, en lo que interesa a lo que se decidirá, que
en el contrato de compraventa no se determinó la forma de entrega y
emisión de los títulos de las mismas, los que no le fueron entregados al
celebrar el contrato, a diferencia de lo que sucedió respecto de otras
acciones que también adquirió de un tercero. Expuso también que pese a
poseer el 50% del capital social, nunca ha sido citado legalmente a la
celebración de alguna junta ordinaria o extraordinaria de accionistas, sin
tener acceso a los libros sociales, dando cuenta que el no pago oportuno
del precio, en el tiempo y forma pactados, se debe al incumplimiento de
una serie de obligaciones legales y estatutarias, entre las cuales se
encuentran la no entrega de los títulos representativos de sus acciones, la
negativa a proporcionarle información y al hecho de haber sido marginado
de la administración.

Opuso también una excepción de pago, bajo la modalidad del pago por
consignación, configurado con el depósito en la cuenta corriente
jurisdiccional de fecha 27 de abril de 2010, por la suma de $7.350.000,
equivalente al precio de compraventa de las acciones vendidas —lo que,
en su concepto, ha tenido la aptitud de enervar la acción, de conformidad a
lo prevenido en los artículos 1489 y 1877 del Código Civil— y también la
excepción de contrato no cumplido, imputando a la actora el incumplimiento
en la entrega de los títulos accionarios, deber que la demandante debía
satisfacer, debiendo instar, además —en su calidad de gerente general de
la compañía— por la inscripción de esas acciones a nombre del comprador
en los registros de la sociedad, controvirtiendo, finalmente la existencia y
cuantía de los perjuicios demandados.

Por último, dedujo acción reconvencional de cumplimiento de contrato (...)

(...)".

iii. Decisión de la Corte

"DUODÉCIMO: Que por las razones expresadas en las motivaciones


anteriores, se procederá a ejercer las facultades que le permiten a esta
Corte casar en la forma de oficio.

(...)

Sentencia de reemplazo

5º.- En consecuencia, debe concluirse que la obligación de venta de


acciones asumida en el contrato de compraventa de marras por el
vendedor, demandante en estos autos, debía ser satisfecha
inmediatamente después del contrato, con la entrega de los respectivos
títulos, ya que para la posterior inscripción en el Registro de Accionistas era
menester no sólo acompañar el contrato de cesión, sino que también 'el
título de las acciones'.

Respecto a este asunto, la demandada alegó que nada recibió del


vendedor, haciendo consistir su incumplimiento tanto en la falta de entrega
como en la falta de inscripción del traspaso de acciones, atendida su
condición de gerente general de la sociedad, calidad esta última que no ha
sido negada por la actora, quien señaló únicamente haber cumplido
susobligaciones;
6º.- No obstante, obran en autos probanzas suficientes para concluir que el
vendedor no cumplió con la obligación asumida. (...).

(...)

8º.- Así, de los presupuestos fácticos anotados en el fallo que se revisa y


del cúmulo de circunstancias recién reseñadas cabe desprender, al tenor
de lo que disponen los artículo 426 del Código de Procedimiento Civil y
1712 del Código Civil, presunciones graves, precisas y concordantes,
suficientes a juicio del tribunal, para formar el convencimiento legal de que
el contrato de marras también fue incumplido por el vendedor, quien no
proporcionó a su compradora los títulos de las acciones que enajenó,
antecedente que era necesario para poder posteriormente inscribirlas a
nombre de la compradora, actuación que tampoco se verificó.

(...)

elemento fundamental de toda obligación, si una parte hubiese de quedar


obligada a entregar lo que ha prometido sin recibir aquello que se le
prometió a cambio'. (Repertorio de Legislación y Jurisprudencia Chilena,
Editorial Jurídica de Chile. Tercera edición. 1997, Tomo V. pág. 276).

También la doctrina ha señalado que 'el principio primario sobre el cual


reposa la exceptio non adimpleti contractus es, sin duda, la equidad' 'Por
consiguiente, para que tenga cabida la excepción de inejecución se
requiere en primer lugar que exista entre las partes una relación
sinalagmática obligatoria, en que la parte perseguida sea efectivamente
deudora de una prestación emanada de esta relación y al mismo tiempo
acreedora de una contraprestación no efectuada aun por la otra parte. El
Código se refiere expresamente a los contratos bilaterales; y por lo mismo,
a los llamados bilaterales perfectos que al perfeccionarse dan nacimiento a
dos obligaciones recíprocas que afectan una a una de las partes y la otra a
la otra parte.' (Luis Claro Solar, Derecho Civil Chileno y Comparado, pág.
788).

Don René Abeliuk, de su parte, enseña que 'La excepción de contrato no


cumplido entronca en un principio de carácter más general en el Derecho:
no puede exigirse lo que no se está dispuesto a dar. La buena fe debe
presidir el Derecho, y evidentemente no la tiene el acreedor en esa
circunstancia'. (René Abeliuk, 'Las Obligaciones', Editorial Jurídica, Nº 941,
página 596).
Sobre el instituto en referencia también se ha dicho: 'la excepción de
incumplimiento —que puede hacerse valer solamente en el contrato con
prestaciones recíprocas y no en el contrato con prestación de una sola
parte ni tampoco en el contrato llamado sinalagmático imperfecto—
consiste en la posibilidad de que un contratante se abstenga
(legítimamente) de cumplir (es decir, suspenda) la prestación, si el otro no
cumpliese (o no ofreciese cumplir) simultáneamente la suya, salvo que para
el cumplimiento de ambas prestaciones las partes hubiesen establecido
términos distintos o que éstas resultaren de la naturaleza del contrato. La
parte que se excepciona, además de substraerse legítimamente (aunque
sea en forma provisional) al deber de cumplir a su vez, queda asimismo
eximida de las consecuencias de su incumplimiento (voluntario), esto es,
escapa a la posibilidad de sufrir la ejecución forzada, a la compensación y a
los intereses moratorios (Messineo, 'Doctrina general del contrato', citado
en el Repertorio de Legislación y Jurisprudencia, Tomo IV, pág. 208);

11º.- Luego, no procede sino acoger la excepción de contrato no cumplido


a que alude el artículo 1552 del Código Civil, por haberse verificado en el
caso de marras los presupuestos que la constituyen, desde que el contrato
que liga a las partes es bilateral, la actora no lo ha cumplido ni se ha
allanado a hacerlo y la obligación de la acreedora contra quien se opone la
excepción es exigible, sin que sea necesario analizar las demás
alegaciones formuladas por la demandada en su escrito de apelación, por
cuyo intermedio se persigue la revocación del fallo en alzada, sólo en
cuanto acogió la acción resolutoria, presentación a la que debe
circunscribirse la labor de revisión solicitada por dicha parte.

Por estas consideraciones, de conformidad con lo previsto en los preceptos


reseñados y lo dispuesto en las normas legales citadas y lo previsto en el
artículo 186 del Código de Procedimiento Civil, se revoca la sentencia de
veinte de septiembre de dos mil doce, escrita a fojas 200 y siguientes, en
cuanto hizo lugar a la acción de resolución de contrato y en su lugar se
declara que dicha demanda queda rechazada, confirmándose en lo demás
el señalado pronunciamiento, con declaración que la demanda de
indemnización de perjuicios impetrada por la actora queda desestimada a
consecuencia de haberse desechado la acción resolutoria que le servía de
sustento.

Se previene que en lo relativo a la decisión de desestimar la demanda de


resolución de contrato, el abogado integrante señor Vial concurre al
acuerdo únicamente sobre la base de los siguientes razonamientos:
1.- Que, a juicio del previniente, el artículo 1552 del Código Civil tiene un
alcance diferente al que le atribuye la doctrina tradicional. En efecto, hay
que tener presente que el citado artículo se encuentra ubicado entre las
disposiciones que reglamentan la indemnización de perjuicios,
constituyendo la mora del deudor uno de los requisitos que hacen
procedente dicha indemnización;

2.- Que, entonces, lo que el citado artículo 1552 establece es que aun
cuando una de las partes del contrato bilateral no haya cumplido su
obligación, la contraparte no puede constituirla en mora si esta última no ha
cumplido o no está llana a cumplir las obligaciones que para ella engendra
el contrato. En otras palabras, aunque se infrinja la obligación por una de
las partes en el contrato bilateral, és ta, al no poder ser constituida en mora,
no debe indemnizar los perjuicios. La calidad de contratante negligente de
la parte que quiere acogerse a la resolución no impide que ésta opere; sin
embargo el juez no puede condenar a indemnizar perjuicios.

Tal es el sentido que, en opinión del previniente, presenta la denominada


excepción de contrato no cumplido, y que consiste en que no puede ser
acogida la demanda de indemnización de perjuicios que entabla el
contratante que también ha sido negligente, lo que no obsta a que el juez
declare la resolución del contrato. En consecuencia, dicha excepción no
está vinculada con la resolución del contrato, sino que con la indemnización
de perjuicios;

3.- Que, sin embargo, no puede dejar de tenerse en consideración que de


acuerdo con lo preceptuado por el artículo 1546 del Código Civil, los
contratos no sólo deben ejecutarse de buena fe, sino que obligan a todo
aquello que la buena fe impone atendida la particular naturaleza de la
relación de obligación, de lo que se hace posible colegir que para que un
contratante ejerza los derechos que establece en su beneficio el
artículo 1489 del Código Civil, la buena fe le impone el deber de haber
cumplido o estar llano a cumplir una obligación contraída por su parte que
presenta el carácter de relevante, pues es indispensable para que el otro
contratante obtenga la satisfacción del interés que lo impulsó a celebrar la
convención. En cambio, se ha comprobado en la especie que el
demandante no cumplió su obligación contractual ni se encontraba llano a
cumplirla. En estas condiciones, mal ha podido ejercitar el derecho que
consagra el artículo 1489 del Código Civil, pues esa facultad se encuentra
reservada únicamente al contratante que cumple los parámetros que
considera el artículo 1546 del mismo cuerpo sustantivo".
III. R

1. Legislación nacional aplicable

a) Código Civil

Artículo 1552. "En los contratos bilaterales ninguno de los contratantes


está en mora dejando de cumplir lo pactado, mientras el otro no lo cumple
por su parte, o no se allana a cumplirlo en la forma y tiempo debidos".

Artículo 1826. "El vendedor es obligado a entregar la cosa vendida


inmediatamente después del contrato o a la época prefijada en él. Si el
vendedor por hecho o culpa suya ha retardado la entrega, podrá el
comprador a su arbitrio perseverar en el contrato o desistir de él, y en
ambos casos con derecho para ser indemnizado de los perjuicios según las
reglas generales. Todo lo cual se entiende si el comprador ha pagado o
está pronto a pagar el precio íntegro o ha estipulado pagar a plazo. Pero si
después del contrato hubiere menguado considerablemente la fortuna del
comprador, de modo que el vendedor se halle en peligro inminente de
perder el precio, no se podrá exigir la entrega aunque se haya estipulado
plazo para el pago del precio, sino pagando, o asegurando el pago".

Artículo 2159. "El mandante que no cumple por su parte aquello a que es
obligado, autoriza al mandatario para desistir de su encargo".

b) Convención de Viena sobre los Contratos de Compraventa


Internacional de Mercaderías

Artículo 71

"1) Cualquiera de las partes podrá diferir el cumplimiento de sus


obligaciones si, después de la celebración del contrato, resulta manifiesto
que la otra parte no cumplirá una parte sustancial de sus obligaciones a
causa de: a) un grave menoscabo de su capacidad para cumplirlas o de su
solvencia, o b) su comportamiento al disponerse a cumplir o al cumplir el
contrato.

2) El vendedor, si ya hubiere expedido las mercaderías antes de que


resulten evidentes los motivos a que se refiere el párrafo precedente, podrá
oponerse a que las mercaderías se pongan en poder del comprador, aun
cuando éste sea tenedor de un documento que le permita obtenerlas. Este
párrafo concierne sólo a los derechos respectivos del comprador y del
vendedor sobre las mercaderías.

3) La parte que difiera el cumplimiento de lo que le incumbe, antes o


después de la expedición de las mercaderías, deberá comunicarlo
inmediatamente a la otra parte y deberá proceder al cumplimiento si esa
otra parte da seguridades suficientes de que cumplirá sus obligaciones".

Artículo 80. "Una parte no podrá invocar el incumplimiento de la otra en la


medida en que tal incumplimiento haya sido causado por acción u omisión
de aquélla".

2. Instrumentos del Derecho Uniforme

a) Principios UNIDROIT sobre los contratos comerciales


internacionales

Artículo 7.1.3 (Suspensión del cumplimiento) "(1) Cuando las partes han
de cumplir simultáneamente, cada parte puede suspender el cumplimiento
de su prestación hasta que la otra ofrezca su prestación.

(2) Cuando las partes han de cumplir de modo sucesivo, la parte que ha de
cumplir después puede suspender su cumplimiento hasta que la parte que
ha de hacerlo primero haya cumplido".

b) Principios Latinoamericanos de Derecho de Contratos

Artículo 88. Acción u omisión del acreedor


"El acreedor no puede invocar el incumplimiento causado por su propia
acción u omisión".

Artículo 91. De los medios de tutela "(1) En caso de incumplimiento, el


acreedor puede ejercer, a su elección y según proceda, alguno de los
siguientes medios de tutela:

(a) Cumplimiento específico;

(b) Reducción del precio;

(c) Resolución del contrato;

(d) Suspensión del cumplimiento e

(e) Indemnización de perjuicios.

(2) La indemnización de perjuicios puede ejercerse de manera autónoma, o


en conjunto con los demás medios de tutela".

Artículo 97. Resolución por incumplimiento

"(1) Cualquiera de las partes puede resolver el contrato cuando la otra haya
incurrido en un incumplimiento esencial.

(2) El incumplimiento recíproco no impide la resolución del contrato.

(3) La resolución puede ser judicial o por comunicación".

Artículo 102. Suspensión del cumplimiento "Cada parte puede negarse


a ejecutar el contrato si la otra no lo ejecuta, a menos que por su naturaleza
o por acuerdo de las partes el cumplimiento de una deba anteceder al de la
otra".

Artículo 103. Suspensión anticipada del cumplimiento "Una parte


puede negarse a ejecutar el contrato cuando, antes de la fecha de
cumplimiento, sea evidente que el deudor no podrá cumplirlo. La
suspensión cesa si el deudor cumple o da garantías suficientes para el
cumplimiento".
IV. B

A M , René (2010). Las obligaciones, tomo II.


Santiago: Editorial Jurídica de Chile, 5ª edición.

A R , Enrique (2003). "Acción resolutoria y excepción


de contrato no cumplido. Algunas precisiones fundamentales
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Massimo (eds.), Estudios Jurídicos en homenaje al profesor
Alejandro Guzmán Brito. Milán: Edizioni dell'Orso.

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C B , Bruno (2012). "Algunos problemas ofrecidos por la


excepción de contrato no cumplido y, en especial, el de su invocación
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C S , Luis (1978). Derecho civil chileno y comparado, tomo X:


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Derecho Civil VII. Santiago: Abeledo Perrot.
V. O

Javier Medina Casanova con Instituto de Normalización Previsional


(2016): Corte de Apelaciones de Santiago, 18 de enero de 2016, rol
Nº 6212-2015. Cita online: CL/JUR/421/2016.

Klenner Schaefer, Jorge c/ Garrido Solis, Marcelo (2011): Corte


Suprema, 5 de octubre de 2011, rol Nº 6523-2010. Cita online:
MJJ29495.

Packans Limitada con Zhong Xiao Fan (2016): Corte Suprema, 25 de


octubre de 2016, rol Nº 81-2016. Cita online: CL/JUR/7212/2016.

Sociedad Plaspak Maquinarias Limitada con Flor de Fruta Limitada


(2016): Corte Suprema, 13 de junio de 2016, rol Nº 28411-2015. Cita
online: CL/JUR/3914/2016.

Oscar Alejandro Villanueva González con Sonia Edita Calderón


Rebolledo (2015): Corte Suprema, 13 de agosto de 2015, rol
Nº 1475-2015. Cita online: CL/JUR/4606/2015.

469Anticipándonos, no hemos de identificar la excepción de contrato no cumplido


con la idea de incumplimientos simultáneos porque lo fundamental no se halla en la
simultaneidad de los incumplimientos, sino en la exigibilidad de las obligaciones. Así
pareciere recogerlo el citado artículo 102. Es evidente ¿cómo podrá una parte
suspender su cumplimiento a favor de la otra, si la obligación de esta última no es
aún exigible?

470Sobre la posibilidad de extender la excepción a otras situaciones ver C


B , Bruno (2012). "Algunos problemas ofrecidos por la excepción de contrato
no cumplido y, en especial, el de su invocación para atajar la acción resolutoria en el
caso de incumplimiento recíproco de los contratantes". RDPUCV., Nº 39, Ed. 2.

471M A , Claudia (2013). "La excepción de contrato no cumplido y su


consagración en el Código Civil Chileno". RCHD, Nº 40, 2ª Ed., pp. 390-396.
472Salvo, por supuesto, que se acepte que procede frente a incumplimientos
anticipados. Ver M A , Claudia (2014). "La excepción de contrato no
cumplido, un análisis de su aplicación en la jurisprudencia nacional reciente y en la
doctrina", en RDUCN, año 21, Nº 1 pp. 116-122; C G , Juan (2013).
"La resolución por anticipación o por incumplimiento previsible. Intento de
construcción a partir de los artículos 1826 del Código Civil y 147 del Código de
Comercio", en Domínguez, Carmen (editora), Estudios de Derecho Civil VIII.
Santiago. Thomson Reuters, pp. 267-280.

473Ver nota 13.

474M (2013), p. 136.

475Y , Tarek (2012). Incumplimiento recíproco y remedios contractuales.


Santiago: Thomson Reuters; C (2008), p. 179.

476La misma regla se encuentra en los artículos 7.1.2 de los PCCI y 8:101 (3) de
los PECL, entre otros.

477D M yV (2017), pp. 53-54.

478En Chile el deber de colaboración del acreedor ha sido calificado como una
genuina obligación, así: P L , Pamela (2015). La colaboración del acreedor
en los contratos civiles. Santiago: Thomson Reuters; P L , Pamela (2016).
"La inobservancia al deber de colaboración del acreedor en el derecho chileno: un
caso de incumplimiento contractual". Revista de Derecho (Valdivia), Nº 29, 2ª Ed., pp.
59-83; o como un deber de conducta cuya infracción acarrea la obligación de
indemnizar, S M N , Lilian (2011). "Sobre la naturaleza jurídica de la
'cooperación' del acreedor al cumplimiento de la obligación". Revista de Derecho
Privado (Colombia), Nº 21, pp. 273-325; o como una carga contractual impuesta por
el contrato o la buena fe objetiva del artículo 1546 CC, A B , Cristián
(2008). "Cargas o deberes en la posición contractual del acreedor con especial
referencia a su mora de recibir", en Colección de estudios de Derecho civil en
homenaje a la profesora Inés Pardo de Carvallo. Valparaíso: Ediciones Universitarias
de Valparaíso, pp. 281-303. En España, F P , Nieves (2010). "La
modernización del régimen del incumplimiento del contrato: Propuestas de la
Comisión General de Codificación. Parte primera: Aspectos generales. El
incumplimiento", en ADC. LXIII, fasc. I. Madrid: BOE, pp. 93-97; C
S , Antonio (1988). Las cargas del acreedor en el derecho civil y mercantil.
Madrid: Montecorvo, p. 91 y ss.; L M , Albert (2001). El hecho del
acreedor y la imposibilidad de la prestación. Bolonia: Publicaciones del Real Colegio
de España, p. 53; H , Fernando (2002). Tratado de las obligaciones.
Concepto, estructura y vicisitudes. Bogotá: Universidad del Externado de Colombia,
p. 541. Finalmente, con referencia a los PECL, C E
C L (2000), en Ole Lando, Hugh Beale (eds.), Principles of European
Contract Law, The Hague: Kluwer Law International, Parts I and II, "Comment B (iii)
del artículo 8:101 PECL", p. 361.

479Corte Suprema, 31 de octubre de 2012, rol Nº 3325-2012.

480Fuentes Rodríguez, José Belisario con Canteras Lonco S.A. (2009).

481Centro Médico Dental Santa Marta con Verdugo (2003). Decimos con cierta
distancia porque, como apunta correctamente Y (2012), p. 26, Los hechos del
caso muestran que puede establecerse una relación causal entre ambos
incumplimientos.

482C (2008), p. 179; C (2012), pp. 77-79.

483M (2014), pp. 123-131.

484F (2004), p. 241. C (2012), pp. 58-59.

485Ver ejemplos en M (2014).

486Moyano Sepúlveda, Kathia Pamela con González Pereira, Eduardo Gastón


(2012).

487M (2014) p. 127. Una idea que ya aparece en C (2003), p. 694.

488Igualmente, simpatizamos con la idea de B H , Sebastián (2014). "La


'excepción de contrato no cumplido adecuada o regularmente' y su régimen en el
derecho civil español", en RDPUCV, Nº 42, p. 105, según la cual un cumplimiento
defectuoso que sea de fácil subsanación no debería, al menos en principio, justificar
la excepción de contrato no cumplido.

489Incomin con Enami (2001).

490Ademar Teodomiro Suárez con Christel y Nicolás Mazet Limitada (2015).

491C (2012), pp. 79-90.

492En contra: A R , Enrique (2003). "Acción resolutoria y


excepción de contrato no cumplido, algunas precisiones fundamentales respecto del
ámbito de aplicación". Revista Actualidad Jurídica, Nº 8, pp. 69-93. Para el autor la
excepción de contrato no cumplido sólo ataja a la acción indemnizatoria, no así a la
acción de cumplimiento ni la de resolución.
493C (2012), pp. 53-93.

494A ,S yV (2004), p. 295 y ss.; A (2012), p.


941; R (2004), p. 125 y ss.; P W , Carlos (2005). "La excepción
por incumplimiento contractual en el Derecho civil chileno", en Cuadernos de Análisis
Jurídico, Universidad Diego Portales, Nº II, Colección de Derecho Privado, pp. 324-
334.

495Por todos: R G , Pablo (2004a). "Sobre la excepción del contrato


no cumplido". Revista de Actualidad Jurídica, Nº 5, 19ª Ed., pp. 126-127.

496"Si se aplican estos postulados, la derivación lógica es que, en caso de


incumplimiento recíproco, cualquiera de los contratantes podrá oponer la excepción
de inejecución y, de esa forma, paralizar las acciones de su contraparte. En el
lenguaje tradicional, 'la mora purgaría la mora' o, si se quiere, 'incumplo porque
incumples'". C , p. 65.

497A R , Arturo (1931). "Comentario a una sentencia de la


Corte Suprema, 9.07.1931". Revista de Derecho y Jurisprudencia, p. 693.

498R (2004a), pp. 126-127; R G , Pablo (2004). "A propósito


de la excepción del contrato no cumplido". Revista de Actualidad Jurídica, Nº 5, 10ª
Ed., p. 299. En este mismo sentido: R E , Emilio (2004). "Precisiones
sobre la excepción del contrato no cumplido". Revista de Actualidad Jurídica, Nº 5,
10ª Ed. p. 296.

499P (2005), p. 332.

500Mariela Renee Luza Tapia con Sociedad Constructora Inmobiliaria Delfos S.A.
(2003); García Valente, Joaquín con Comercial Multicentro (2011); Alcar con U.
Católica del Norte (2011); Pirodais con Serena (2012).

501Gaedechens Betteley, Christian con Bas González, Álvaro (2014).

502C (2012), pp. 68-72.

503Centro Médico Dental Santa Marta con Verdugo (2003). En el mismo sentido,
Parra Riffo, Héctor con Rafide Morales, Juan (2008).

504Javier Medina Casanova con Instituto de Normalización Previsional (2016).

505E O , Augusto (1947). La resolución y el incumplimiento recíproco


(estudio de un caso de interpretación del art. 1489 del código civil y de integración de
una laguna legal mediante el procedimiento por analogía). Santiago: Memoria de
prueba para optar al grado de licenciado en la facultad de ciencias jurídicas y sociales
de la Universidad de Chile, pp. 94, 96 y 98. En el mismo sentido E (1981), pp.
55-61. M E , Fabricio (2007). "La excepción de incumplimiento en el
Derecho privado colombiano", en Mantilla, Fabricio y Ternera, Francisco (editores).
Bogotá: Legis-Universidad del Rosario, p. 282.

506R P , María Sara (2006). "El principio 'Nadie debe hacerse más
rico en detrimento de otro' (D.12, 6, 14) en la resolución de un contrato de promesa
por incumplimientos recíprocos: una tendencia jurisprudencial chilena", en Estudios
de Derecho Civil II. Santiago: LexisNexis, pp. 33-34.

507C (2012), pp. 79-80; En el mismo sentido: C (2008), pp. 346-


349; y D -P , Luis (2008). Fundamentos de derecho civil patrimonial, tomo II.
Madrid: Civitas, pp. 622-625.

508Ibíd., p. 82.

509Fuentes Rodríguez, José Belisario con Canteras Lonco S.A. (2011).

510C (2012), p. 77; M (2014), pp. 136-138; C (2008), p. 179.

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C XI I

S : A. Función y supuesto de hecho: I. Las cuestiones II. Las sentencias; III. Reglas sobre la
materia; IV. Bibliografía nacional de consulta; V. Otras sentencias sobre la materia. B. Partidas
indemnizatorias: I. Las cuestiones II. Las sentencias; III. Reglas sobre la materia; IV. Bibliografía
nacional de consulta; V. Otras sentencias sobre la materia. C. Autonomía del ejercicio de la acción
indemnizatoria: I. Las cuestiones II. Las sentencias; III. Reglas sobre la materia; IV. Bibliografía
nacional de consulta; V. Otras sentencias sobre la materia.

A. F

I. L

La indemnización de daños y perjuicios: función y supuesto de hecho

Introducción

Nos interesa comenzar el tratamiento del remedio indemnizatorio prestando atención


a su función y supuesto de hecho. ¿Qué es lo que se procura conseguir cuando se
ordena indemnizar? Nuestra respuesta es, en principio, hasta donde el Derecho puede
situar al acreedor en la posición en que se encontraría si el contrato se hubiera
cumplido íntegra y oportunamente. Esta es una respuesta suficientemente aceptada.
Sin embargo, según sugerimos, conviene un matiz. Ese matiz queda determinado por
el ámbito de resguardo del contrato. Los daños que se indemnizan no comprenden
todos los que pudo haber causado el incumplimiento, sino que, en cambio, los daños e
intereses protegidos por el contrato. Esta precisión permite que la indemnización
cumpla la función aludida.

La segunda cuestión que consideramos es el supuesto de hecho del remedio


indemnizatorio, es decir, las condiciones que deben concurrir para posibilitar la
aplicación del remedio. Sobre esto, damos una mirada a la relación de causalidad y
previsibilidad y a la imputación subjetiva.

1. La función del remedio indemnizatorio515

a) Como si el contrato se hubiera cumplido íntegra y oportunamente

En el ámbito nacional se ha señalado que el remedio indemnizatorio tendría una


"naturaleza compensatoria"516; su función consistiría en reparar los daños que ha
causado al acreedor el incumplimiento contractual.

Siendo las cosas de esta manera, comprender la función del remedio indemnizatorio
exige determinar qué ha de entenderse por "daño". El Código Civil no define la
expresión; acaso lo más cercano que llega a esto es a través de una breve taxonomía
en el artículo 1556. La indemnización de perjuicios comprende el daño emergente y
lucro cesante, ya provengan de no haberse cumplido la obligación, o de haberse
cumplido imperfectamente, o de haberse retardado el cumplimiento".

Entendemos la noción de daño contractual como la consecuencia material derivada


de la lesión que irroga el incumplimiento al interés del acreedor, interés que comprende
desde aquél que recae en el objeto de la prestación misma —la cosa o el hecho debido
— hasta la indemnidad del contratante —la integridad física o psíquica—, pasando por
el interés de intercambio y de uso o explotación de la cosa —de obtener un lucro o
ganancia—. Expresadas las cosas de otra forma, la noción de daño comprende desde
el que recae en el valor del objeto de la prestación o su disminución por el defecto del
cumplimiento, hasta el lucro cesante y el daño moral (daños extrínsecos o
subsecuentes)517. Así, el interés contractual está compuesto por una serie de bienes
que integra el fin de protección del contrato, matiz que, como anticipamos, permite que
la indemnización cumpla la finalidad que le es propia. No obstante esta noción amplia
de daño, la indemnización sólo lo comprenderá en toda su plenitud cuando el acreedor
la reclame autónomamente, aunque la regla será que se limite a los daños
subsecuentes complementando la resolución o el cumplimiento específico.

Para ilustrar lo expresado, pensemos en la hipótesis del artículo 1590 del Código Civil
y que refiere a una entrega por anomalías materiales por infracción del deber de
conservar que va envuelto en toda obligación de dar una especie o cuerpo cierto. Si el
deudor entrega la especie o cuerpo cierto, pero con deterioros y éstos son imputables
al deudor o a sus auxiliares por los que este último es responsable, el acreedor puede
optar entre resolver el contrato con indemnización de daños, o conservar la cosa con
defectos, pero con derecho a indemnización de daños. Si bien el acreedor, en ambos
casos tiene derecho a indemnización, su alcance difiere. En el primer caso se limitará a
los daños subsecuentes (a modo de ejemplo, lucro cesante); y en el segundo, el
acreedor tendrá derecho a una reparación plena, comprendiendo la indemnización,
además, el menor valor de la especie o cuerpo cierto entregado a causa del deterioro.

Entonces, el daño contractual, así concebido, correspondería a lo siguiente: el


incumplimiento del contrato generaría una situación (S1) que ha de compararse con
otra situación hipotética (S2): la del cumplimiento. Si resulta ser cierto que en S1 se
produjeron pérdidas que no habrían tenido lugar en S2, o bien que en S2 se habrían
producido ganancias que no tuvieron lugar en S1, entonces habría espacio para acudir
al remedio indemnizatorio frente al incumplimiento contractual. Entendida de esta
manera, la función compensatoria de la responsabilidad contractual, se asume que la
medida del daño —aquello que debe ser indemnizado— corresponde a la diferencia
entre S1 y S2518.

Aunque expresada de otra manera, la idea que subyace a esta formulación no parece
extraña al derecho chileno. Así, por ejemplo, Gatica Pacheco ha señalado lo siguiente:
"El incumplimiento contractual es causa frecuente de perjuicios para el acreedor. La
reparación a que ello le da derecho debe proporcionarle el beneficio mismo que le
hubiere reportado su cabal ejecución"519.

Por su parte, Abeliuk Manasevich ha dicho lo siguiente: "La indemnización de


perjuicios tiende a obtener un cumplimiento de la obligación por equivalencia, o sea,
que el acreedor obtenga económicamente tanto como le habría significado el
cumplimiento íntegro y oportuno"520.

Nuestros tribunales también han reconocido esta finalidad. Destaca la sentencia de la


Corte Suprema de 2 de octubre de 2013, que en su considerando 20º, expresa:

"Que, procede consignar, a continuación, que el incumplimiento de las obligaciones o su


cumplimiento imperfecto genera, entre otros efectos, que deba satisfacerse la prestación de
manera voluntaria o forzadamente, en naturaleza o por equivalencia. Nace así la
responsabilidad civil, esto es, la necesidad jurídica en que se encuentra una persona de
reparar los perjuicios que a otra ocasionó, que se concreta generalmente en indemnizar los
perjuicios, 'cantidad de dinero que debe pagar el deudor al acreedor y que equivalga o
represente lo que éste habría obtenido con el cumplimiento efectivo, íntegro y oportuno de la
obligación' (René Abeliuk, Las Obligaciones, T. II. Ed. Jurídica de Chile, pág. 518).

Esta Corte Suprema ha señalado que los presupuestos copulativos para la procedencia de la
indemnización de perjuicios contractuales son: a) Vinculación jurídica, negocio, convención o
contrato; b) Obligaciones que dan origen a prestaciones que debe satisfacer el deudor al
acreedor; c) Incumplimiento de la obligación previamente establecida o cumplimiento
imperfecto o tardío de la misma d) Hecho de la imputación del incumplimiento o culpabilidad;
c) Perjuicios; d) Relación de causalidad entre incumplimiento y perjuicios, e) Ausencia de
causales de justificación, exención y extinción de responsabilidad del deudor, y f) Mora del
deudor"521.

También, reconociendo que la indemnización de daños ocupa el lugar del


cumplimiento, encontramos la sentencia de la Corte Suprema de 16 de agosto de 2007,
que, en su considerando noveno, expresa:

"Que en cuanto al derecho que confiere el Nº 3 del artículo 1553, éste evidentemente se está
refiriendo a la indemnización compensatoria, pues el enunciado de la norma deja a salvo
siempre el derecho a pedir se le indemnicen los perjuicios moratorios. Ambas
indemnizaciones reemplazan en el patrimonio del acreedor lo que habría significado
económicamente el cumplimiento fiel de la obligación"522.

Las citas de Gatica Pacheco, Abeliuk y de las sentencias de la Corte Suprema, se


asemejan a una célebre cita del Baron Parke, de 1848, que ha sido incontablemente
repetida en el derecho inglés, según la cual: "Where a party sustains loss by reason of
a breach of contract, he isso far as money can do it to be placed in the same situation,
with respect to damages, as if the contract had been performed"523.

Existe también semejanza con lo dispuesto en el artículo 9502 de los Principios


Europeos de Derecho de los Contratos524, cuyo tenor literal es el siguiente:

"The general measure of damages is such a sum as will putt he aggrieved party as nearly as
possible into the position in which it would have been if the contract had been duly performed.
Such damages cover the loss which the aggrieved party has suffered and the gain of which it
has been deprived".

Pronunciándose sobre el citado precepto, Díez-Picazo, Roca Trias y Morales,


expresan que:

"La medida de la indemnización de los daños es, por regla general, la cantidad que permita
colocar, en lo posible, a la parte insatisfecha en la posición en que se habría encontrado si el
contrato hubiere sido adecuadamente cumplido. La indemnización cubre el daño que la parte
insatisfecha ha sufrido y la ganancia de la que habría sido privado (art. 9502)"525.

Al comprender de esta manera la función del remedio indemnizatorio, se entiende a la


vez qué es aquello que, para estos efectos, se designa como daño. Se trata entonces
de la diferencia entre dos estados patrimoniales, el primero real correspondiente a la
situación en que se encuentra el acreedor a resultas del incumplimiento. El segundo,
hipotético, correspondiente a la situación en que se encontraría si el contrato se
hubiera cumplido.

b) El ámbito de resguardo de los contratos


En Livingstone v Raywards Coal Co., un caso de 1880, Lord Blackburn señaló que la
medida de la indemnización era la siguiente:

"That sum of money which will put the party who has been injured, or who has suffered, in the
same position as he would have been in if he had not sustained the wrong for which he is
now getting his compensation or reparation"526.

Ciento diecisiete años después, en Banque Bruxelles Lambert v Eagle Star Insurance
Co., Lord Hoffman comentó este pasaje señalando lo siguiente:

"I think that this was the wrong place to begin. Before one can consider the principle on which
should calculate the damages to which a plaintiff is entitled as compensation for loss, it is
necessary to decide for what kind of loss he is entitled to compensation"527.

La idea de Lord Hoffman entronca con otra de la misma familia, aunque esta vez
expuesta por Federico de Castro, la del propósito práctico de los contratos. Para
presentarla convendrá comenzar por la noción de negocio jurídico que acuñó de
Castro; en sus palabras, es:

"...la declaración o acuerdo de voluntades, con los que los particulares se proponen
conseguir un resultado, que el Derecho estima digno de especial tutela, sea en base sólo a
dicha declaración de voluntad, sea complementada con otros hechos o actos"528.

Y es que los contratos —piensa de Castro— tienen una cierta finalidad, aspiran a
conseguir un cierto estado de cosas, ya sea porque el legislador los ha diseñado de
esta manera o bien las partes lo han dispuesto de esa forma.

El parecido de familia entre las ideas de Lord Hoffman y las de Castro se advierte a
través de una tercera idea, la de "ámbito de resguardo" del contrato. Una idea que es
posible extraer de algunas sentencias de la Corte Suprema. Así, por ejemplo, conviene
prestar atención a la sentencia de 25 de marzo de 2008529, a propósito de
responsabilidad médica por negligencia en una circuncisión, en cuyos considerando
décimo y undécimo se lee lo siguiente:

"Que en cuanto a la infracción del artículo 1556 del Código Civil, que se vincula con la
circunstancia de que los sentenciadores concluyeron que es procedente la indemnización del
daño moral en sede contractual sin que exista fundamento legal para ello, es preciso poner
de relieve que, al contrario de lo que sostiene el recurrente, sí se admite la indemnización del
daño moral en el ámbito de la responsabilidad contractual.

Este tribunal ha reconocido su pertinencia en esta esfera de responsabilidad, concediéndola,


empero, sólo en aquellos casos en que las obligaciones a que da lugar el negocio contractual
de que se trata no se limitan exclusivamente al logro de resultados puramente materiales o
patrimoniales.

En efecto, esta clase de resarcimiento procede únicamente en eventos en los que la


convención extiende su ámbito al resguardo o protección de bienes extrapatrimoniales o
cuando comprende intereses que claramente ya no conciernen al patrimonio sino a la
personalidad moral del sujeto, como su afectividad, su estabilidad emocional, su integridad
moral, etc.

Que de esta manera, entonces, es posible explicar que si de ordinario el incumplimiento en


este ámbito sólo lesiona de modo directo intereses económicos o concernientes al patrimonio
del contratante acreedor, el Código Civil, en su artículo 1556, señale únicamente como
rubros de lesión o detrimento a considerar en la avaluación judicial provocada por tal
incumplimiento el daño emergente y el lucro cesante, ambos de indiscutible carácter material.

Por el contrario, es posible afirmar que si el negocio afecta, dirige no sólo a derechos o
intereses patrimoniales, su inejecución puede, causal y directamente, menoscabar derechos
o intereses de una naturaleza puramente personal, propia de la intimidad del acreedor,
circunstancia que hace posible el otorgamiento de una indemnización que repare el dolor o
quebranto espiritual sufrido por el demandante...".

Volvemos a encontrar la misma idea en el voto disidente de la sentencia de la Corte


Suprema de 26 de septiembre de 2013 sobre un contrato de construcción530. En él, el
Ministro Pierry señala lo siguiente:

"Primero: Que si bien se admite la indemnización del daño moral en la esfera de la


responsabilidad contractual, tal como lo ha reconocido esta Corte, concediéndola, ello sólo
ha sido aceptado en aquellos casos en que las obligaciones a que da lugar el negocio
contractual de que se trata, no se limitan exclusivamente al logro de resultados puramente
materiales o patrimoniales.

En efecto, esta clase de resarcimiento procede únicamente en eventos en que la convención


extiende su ámbito al resguardo o protección de bienes extrapatrimoniales, o cuando
comprende intereses que claramente ya no conciernen al patrimonio sino a la personalidad
moral del sujeto, como su afectividad, su estabilidad emocional, su integridad moral, etc.

Segundo: Que de esta manera, entonces, es posible explicar que si de ordinario el


incumplimiento en este orden sólo lesiona de modo directo intereses económicos o
concernientes al patrimonio del contratante acreedor, el Código Civil, en su artículo 1556,
señale únicamente como rubros de lesión o detrimento a considerar en la avaluación judicial
provocada por tal incumplimiento el daño emergente y el lucro cesante, ambos de indiscutible
carácter material.

Por el contrario, es posible afirmar que si el negocio afecta no sólo a derechos e intereses
patrimoniales, su inejecución puede, causal y directamente, menoscabar derechos o
intereses de una naturaleza puramente personal, propia de la intimidad del acreedor,
circunstancia que hace posible el otorgamiento de una indemnización que repare el dolor o
quebranto espiritual sufrido por la demandada.

Tercero: Que, en la especie, atendido el contenido y la naturaleza de la convención que


origina la controversia —un contrato de ejecución de obras— las obligaciones a que ella dio
lugar quedaron limitadas exclusivamente al resultado material de las mismas. Por ello, no
resulta procedente acceder al daño moral solicitado por la actora en su demanda, como lo
hizo la sentencia recurrida, pues en este caso no se dan los supuestos a que se ha hecho
referencia en los motivos anteriores; y, en consecuencia, al acceder a su resarcimiento, los
sentenciadores de la instancia han incurrido en una infracción del artículo 1556 del Código
Civil, la que ha influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo y que sólo puede ser
remediada mediante la invalidación del mismo. Y la consecuente sentencia de reemplazo".

Ahora podemos considerar las tres ideas en conjunto. Los contratos procuran
satisfacer un cierto propósito práctico. Es ese propósito el que nos permite fijar su
ámbito de resguardo y una vez que lo tenemos fijado sabemos que deben
indemnizarse únicamente los daños a aquellos intereses que se encuentran dentro de
ese ámbito de resguardo. Y tales daños puede alcanzar desde el valor del objeto de la
prestación o su disminución a causa de un defecto, hasta otros daños subsecuentes
que sean consecuencia de la lesión de intereses que integren el referido ámbito de
resguardo.

2. El supuesto de hecho: Imputabilidad, adecuación causal y previsibilidad

a) La imputabilidad del incumplimiento y caso fortuito

i. La cuestión de la imputabilidad

Como hemos dicho en el capítulo relativo al incumplimiento contractual, éste debe


tratarse como un fenómeno neutro, es decir, que funciona con independencia del
reproche subjetivo que se pueda dirigir al deudor.

Conviene, sin embargo, advertir que si bien el incumplimiento, definido de esta


manera, es un requisito necesario de cualquier remedio, no es un requisito suficiente
de cualquiera.

A estas alturas, esta conclusión debería resultar perfectamente obvia, pues basta
recordar lo dicho respecto del incumplimiento esencial respecto del remedio resolutorio.
Pues bien, tratándose del remedio indemnizatorio no se requiere que el incumplimiento
sea esencial; no obstante, la entidad del incumplimiento, resulta posible solicitar una
indemnización por los daños causados.

La pregunta que, en cambio, se suscita —y que ya se examinó respecto del remedio


resolutorio— es si cualquier incumplimiento, o únicamente aquellos en que existe culpa
o dolo, permiten solicitar una indemnización de perjuicios. Morales Moreno, sobre el
punto, nos dice que:

"El hecho que el incumplimiento no exija la culpabilidad del deudor no significa que la culpa
no pueda jugar algún papel en el supuesto específico de alguno de los remedios del
incumplimiento, particularmente en el indemnizatorio"531.

Por su parte, Díez-Picazo explica que:


"La responsabilidad del deudor subsiste mientras no se produzca una causa de exoneración
que es la que menciona el art. 1105. No existe tampoco dificultad para considerar que la
causa de exoneración de responsabilidad prevenida en el art. 1105 puede calificarse, de
acuerdo a la doctrina tradicional, como caso fortuito"532.

En el ámbito nacional, Baraona ha sugerido que el debate contemporáneo acerca de


la responsabilidad contractual se caracteriza por un serio replanteamiento de la
centralidad de la culpa533. Añade luego, que la doctrina chilena más tradicional, aún se
encuentra anclada a la culpa o el dolo como factores de imputación subjetiva.534Sin
embargo, en las últimas dos décadas parece haber cobrado fuerza la idea según la
cual la exoneración de responsabilidad tendría lugar únicamente a través de la
alegación y prueba del caso fortuito535.

¿Cuál sería, entonces, la función de la culpa ex artículos 44 y 1547 CC? La respuesta


que nos parece plausible a la luz de estas ideas exige formular una distinción respecto
de la función que desempeña la diligencia. A este respecto, se ha sugerido que puede
cumplir una función integradora de la prestación (es decir, forma parte de la prueba del
contenido y cumplimiento mismo de la obligación) o bien una función promotora (es
decir, una destinada a hacer factible el cumplimiento de la obligación)536.

De esta manera, si se asume que en un contrato el deudor responde de culpa leve lo


que esto significa es que únicamente cumple con su obligación si ejecuta la prestación
con la diligencia debida. De otra manera, existe incumplimiento.

Ahora bien, ¿basta ese incumplimiento para justificar la pretensión indemnizatoria? La


respuesta es afirmativa, salvo que el deudor pueda acreditar que la falta de diligencia
con que ejecutó la prestación se explica por un caso fortuito. La diligencia, a la que
denominamos promotora, es la que permite definir los elementos de la fisonomía del
caso fortuito: la imprevisibilidad del suceso u obstáculo al tiempo del contrato y el
carácter inevitable e insuperable del suceso u obstáculo en sí o en sus consecuencias.
Es esta diligencia la que impone al deudor el deber de prever, evitar y superar todo
suceso que impida el fiel y oportuno cumplimiento. La profesora María Graciela Brantt
afirma:

"En la construcción de la imprevisibilidad e irresistibilidad del caso fortuito, se observa el rol


de la diligencia exigible al deudor. Ésta, en su función promotora del cumplimiento recogida
en el artículo 1547 del Código Civil, se encuentra presente en toda clase de obligaciones,
sean de medios o de resultado, desde la celebración del contrato y a lo largo de toda su
ejecución, impulsando su cumplimiento e imponiendo en concreto al deudor una conducta
previsora y de resistencia a los acontecimientos que —originados fuera de su ámbito de
riesgos— puedan afectar el cumplimiento de su obligación"537.

Y lo que de esto se sigue es que, como ha sugerido Jordano Fraga538, siguiendo


cierta doctrina italiana, ya sea tratándose de obligaciones de medios o de resultado, el
límite de la responsabilidad es siempre el caso fortuito.
Entonces, la distinción entre obligaciones de medios y resultado es de extremada
utilidad para la definición de la prestación debida y, también, para la configuración del
incumplimiento —así lo explicamos en el capítulo de contenido del contrato.539 Sin
embargo, en nada incide en lo que concierne a la atribución de responsabilidad; en
ambas el deudor queda obligado a la diligencia promotora y el incumplimiento se
considera imputable al deudor a menos que intervenga el caso fortuito como causa de
exoneración540.

Puestas de esta manera las cosas, lo que parece indispensable es prestarle alguna
atención al caso fortuito.

ii. El caso fortuito

El caso fortuito suele definirse como un hecho ajeno al deudor, imprevisible e


irresistible; sin embargo, la profesora Brantt, propone una revisión del concepto,
elementos y función del caso fortuito como límite de la responsabilidad civil contractual,
afirmando que:

"La reformulación del concepto y función del caso fortuito supone considerar, por una parte,
la perspectiva realista del contrato, entendido como mecanismo para la satisfacción de los
intereses de las partes, e instrumento para distribuir riesgos entre las mismas; y por otra, el
predominio de las obligaciones de contenido fungible que hoy se observa en las relaciones
jurídico-contractuales. La finalidad práctica perseguida por todo contrato y las amplias
posibilidades de satisfacción del acreedor que habitualmente existirán, muestran la
necesidad de replantear la manera que comúnmente se ha entendido el caso fortuito como
límite de la responsabilidad contractual"541.

Tal proposición, fuera de apoyarse en la regla de atribución de responsabilidad de la


CISG (artículo 79), sigue muy estrechamente la interpretación que del caso fortuito se
ha ofrecido por algunos autores españoles, entre los que se destaca Díez-Picazo,
quien comentando el artículo 1105 del Código Civil español expresa:

"El art. 1105 permite, sin embargo, otra interpretación, que a nosotros nos parece más
conforme con su sentido. Como ha recordado Badosa, no puede pasar inadvertido que el
Código hable de 'sucesos', con lo cual está haciendo referencia a que los hechos
determinantes del impedimento de prestación han debido romper la relación de causalidad
existente entre las acciones u omisiones del deudor y los daños experimentados por el
acreedor; y está haciendo referencia a las que el Código Civil francés llama 'causas extrañas'
al deudor, lo que rectamente entendido debe significar eventos o hechos exteriores que
quedan fuera del ámbito o marco de control del deudor. Naturalmente, el marco o ámbito de
control guarda una evidente relación con el tipo de diligencia que le sea exigible y será
diferente según que la diligencia sea de una persona media o sea de un profesional o de un
empresario, por existir en uno y en otro caso esferas de control diferentes, pero resta la idea
del carácter extraño y normalmente insuperable"542.
La exterioridad significaría que se trata de un hecho independiente de la voluntad del
deudor543 o que no se encuentre causalmente vinculado a él. Recientemente, sin
embargo, la profesora María Graciela Brantt ha ofrecido una lectura alternativa de este
requisito. Señala lo siguiente:

"El contenido de la exterioridad puede definirse simplemente reconociendo la función que,


desde un punto de vista práctico, desempeña todo contrato: distribuir una serie de riesgos
entre las partes, dentro de los cuales se encuentra el del incumplimiento. La perspectiva
realista del contrato implica tomar en consideración la función económica que éste
desempeña en vistas a satisfacer los intereses de los contratantes"544.

Por lo que toca a la imprevisibilidad e irresistibilidad del caso fortuito, tradicionalmente


se han entendido en términos absolutos; es decir únicamente tendrían lugar si resulta
ser que ninguna persona hubiese podido anticipar o resistir el hecho545. Una vez más,
la profesora Brantt, de manera persuasiva, estima que se trata de un error546.

Por lo que concierne a la previsibilidad, señala lo siguiente:

"(...) para saber si un determinado hecho puede calificarse como imprevisible, será preciso
establecer si el deudor, de acuerdo a la diligencia exigible, debía o no representarse
previamente su verificación, e instar, de ser así, por regularlo particularmente en el
contrato"547.

En lo que se refiere a la resistibilidad del caso fortuito, señala lo siguiente:

"(...) esta visión tan extrema de la irresistibilidad no es aceptable por dos razones. En primer
lugar, porque implica confundir dos aspectos diversos dentro de la noción de caso fortuito,
como son sus requisitos y sus efectos, cuando en realidad una cuestión es la irresistibilidad
del hecho constitutivo de caso fortuito, y otra diferente es qué consecuencias va a ocasionar
ese evento en la prestación del deudor. Y, en segundo lugar, porque una concepción tan
absoluta del requisito debe quedar excluida, si se tiene en consideración que la actividad de
resistencia del deudor a los obstáculos ajenos a sus riesgos típicos e imprevisibles al
contratar, viene impuesta por la diligencia promotora del cumplimiento, siendo ésta su fuente
y medida. Esto impone considerar la irresistibilidad del caso fortuito como un requisito
esencialmente relativo, vinculado directamente con la diligencia exigible en el caso
concreto"548.

Recientemente, Tapia Rodríguez, también reconociendo la conexión entre los


elementos del caso fortuito y la diligencia debida por el deudor, nos dice:

"(...) tanto la imprevisibilidad como la irresistibilidad constituyen 'estándares jurídicos', esto


es, instrumentos jurídicos para señalar la razonabilidad o la anormalidad de un
comportamiento.

Es por eso, como ya se ha dicho, que ambos estándares se encuentran, en definitiva,


determinados por la diligencia debida por el deudor o agente, del que no son sino una
contrapartida. Aquello que corresponde al cuidado debido, previsible y resistible, formando
parte del ámbito de las obligaciones del deudor o agente; aquello que escapa al
comportamiento razonable, es imprevisible e irresistible, constituyendo una hipótesis de caso
fortuito si, además, reúne el requisito de la exterioridad"549.

Finalmente, con respecto a la función del caso fortuito, hasta el momento se ha


señalado que sería una causa de exoneración de responsabilidad del deudor que ha
incumplido. Sin embargo, habrá que añadir que puede desempeñar una función diversa
respecto de otros remedios. Así, por ejemplo, cuando es de carácter transitorio, puede
suspender la ejecución forzada de la prestación mientras persistan los efectos del caso
fortuito, esto es, en tanto sean insuperables sus consecuencias. Y la razón reside en
que el caso fortuito afecta a la exigibilidad de la obligación, siendo esta la justificación
por la cual no podría reclamarse al deudor ni el cumplimiento ni la indemnización. Sin
embargo, esta incidencia no se da cuando el deudor ha cumplido defectuosamente; en
nada afecta la irresistibilidad del caso fortuito la pretensión de corrección de la
prestación imperfecta —la reparación o la sustitución550.

Esta función de exoneración o límite de la responsabilidad civil contractual halla su


asiento normativo general en dos preceptos, el inciso segundo del artículo 1547 y el
inciso final del artículo 1558. Además, hemos de considerar lo prescrito por el inciso
segundo del artículo 1926 que, en materia de arrendamiento, distingue según el retardo
del arrendador es, o no, esencial —con trascendencia resolutoria— y si lo es hace
procedente la resolución del contrato de arrendamiento (desistimiento), que irá
acompañada de la indemnización de daños, a menos que el retardo se haya debido a
un caso fortuito o de fuerza mayor. Las tres disposiciones sitúan al caso fortuito en el
ámbito de la responsabilidad civil —deber de indemnizar—, sin que su concurrencia, de
acuerdo con la segunda incida en la procedencia de la resolución por
incumplimiento551.

En resumen, entonces, y en lo que interesa directamente aquí, el caso fortuito


constituye, por así decirlo, el límite de la responsabilidad del deudor. Ese límite se
configura objetivamente desde el contrato, es éste —debidamente integrado por las
exigencias de la diligencia debida— el que ha de utilizarse para la configuración de los
requisitos del caso fortuito y como causa de exclusión del deber de indemnizar.
Entonces, el deudor no será responsable del caso fortuito, sin perjuicio de los restantes
remedios de que sea titular el acreedor por el incumplimiento.

Hemos de diferenciar, por consiguiente, el caso fortuito —causa de exoneración de


responsabilidad ex. inciso 2º del artículo 1547 del Código Civil—, de la imposibilidad
sobrevenida no imputable al deudor —medio de extinción de las obligaciones ex
artículo 1567, Nº 7, del Código Civil. Nuevamente, resultan útiles de las palabras de
Brantt, quien expresa (nota 586):

"El examen de la doctrina nacional tradicional muestra entonces que si bien el estudio del
caso fortuito se ubica en la sede que le es propia —la responsabilidad por el incumplimiento
contractual, y más precisamente, en relación con la indemnización de perjuicios— siendo
calificado como causa de exoneración de la misma, a la hora de definir o precisar sus
efectos, es correcta ubicación inicial se ve alterada. Y ello se debe a que se entiende que el
caso fortuito genera necesariamente una imposibilidad de cumplimiento, que hace operativo
dicho modo de extinguir, y como consecuencia de ello es que el deudor queda también
exento de la indemnización"552.

Y añade, refiriéndose a la imposibilidad sobrevenida no imputable, que:

"(...) para la configuración de su supuesto de hecho y, consecuentemente, para que opere


extinguiendo la obligación, es necesaria la reunión de dos elementos. En primer lugar, uno de
carácter objetivo, que incide directamente en la prestación, y que se traduce en su
inviabilidad o imposibilidad en sentido estricto. Y además, se requiere la inimputabilidad del
elemento anterior al deudor, representada por el caso fortuito. (...) debe descartarse como
efecto propio del caso fortuito la extinción de la obligación"553.

Y en otro sitio nos explica que:

"La función del caso fortuito dentro del supuesto de hecho de la imposibilidad sobrevenida es
la de integrarse en su supuesto de hecho para determinar su naturaleza jurídica: modo de
extinguir la obligación.

(...) el caso fortuito en sí mismo no debe ser entendido ni es equiparable a una imposibilidad
absoluta de cumplimiento y, por lo tanto, no es posible atribuirle una función extintiva, sino
simplemente suspensiva de la obligación y exoneratoria de responsabilidad para el
deudor"554.

La distinción entre caso fortuito —causa de exoneración que excluye la imputabilidad


del incumplimiento e imposibilidad sobrevenida por caso fortuito—, en los PLDC se
recoge con nitidez. En efecto, junto con definir el caso fortuito o fuerza mayor
(artículo 89), se prevé expresamente que "si el incumplimiento se produjo por caso
fortuito, no hay lugar a la indemnización" (artículo 104, i. 2); se fija una disciplina para
imposibilidad —total y parcial— por caso fortuito (no imputable al deudor). El artículo 90
de los PLDC dispone:

"(1) La imposibilidad sobreviniente total y definitiva para cumplir una obligación contractual,
causada por caso fortuito, extingue la obligación y libera al deudor. En tal caso, el acreedor
puede optar por resolver el contrato o reclamar la cesión de los derechos y acciones que, en
razón de la imposibilidad, el deudor detenta contra un tercero.

(2) Si la imposibilidad es parcial o temporal, el acreedor puede suspender la contraprestación


o reducirla en una proporción equivalente, salvo si, como consecuencia de la imposibilidad,
se ve privado de aquello que podía sustancialmente esperar al tiempo de celebrarse el
contrato. En este último supuesto rige la opción prevista en el punto (1)"555.

¿Cómo han entendido el caso fortuito nuestros Tribunales?

Hemos de precisar que las sentencias que se pronuncian sobre el caso fortuito como
causa de exoneración del deudor incumplidor son muy escasas, a lo que se une que no
hay sentencia conocida que haya acogida la defensa del deudor, lo que es indiciario de
que nuestro régimen de responsabilidad civil contractual, aunque se apoye en la
imputabilidad, es bastante estricto. Visitemos dos de estas sentencias.

La primera, la de la Corte de Apelaciones de Santiago, 4 de junio de 2014556, se


define al caso fortuito y enumera las condiciones necesarias para configurar la causa
de exoneración, sin embargo, no alcanza a examinar su concurrencia debido a que los
contratantes incorporaron a su contrato una cláusula por la que el deudor asumía el
riesgo del suceso que invoca como constitutivo de caso fortuito. En la sentencia se lee:

"Duodécimo: Que el demandado, al señalar que la pérdida de la mercadería experimentada


por Tecnoglobal S.A. no le es imputable por la concurrencia de caso fortuito que lo exonera
de responder por el valor de la misma, está indicando que a su respecto no concurre el tercer
requisito de existencia de la responsabilidad contractual antedicho, esto es, que la
inejecución de la conducta debida no está acompañada de un reproche subjetivo u objetivo
en los términos descritos en la ley. Por el contrario, al demandado acepta el vínculo
contractual, la existencia de la obligación asumida y el hecho de que las mercaderías no
llegaron a destino en los términos pactados.

Décimo Tercero: Que, de lo anterior, fluye que el demandado al exonerarse de su


responsabilidad contractual se refiere a una causa extraña a la relación obligacional que
elimina los efectos del factor de imputación o atribución, esto es, la existencia de caso fortuito
que lo exonera de toda responsabilidad civil, instituto que se encuentra definido en el inciso
final del artículo 45 del Código Civil, que dice 'se llama fuerza mayor o caso fortuito el
imprevisto que no es posible resistir, como un naufragio, un terremoto, el apresamiento de
enemigos, los actos de autoridad ejercidos por un funcionario público etc.'.

Décimo Cuarto: Que de la norma trascrita se infiere que dicho instituto se configura sobre la
base de cinco elementos: es un hecho, sobreviniente, independiente de la voluntad de las
partes, imprevisto e irresistible.

Décimo Quinto: Que conforme al contrato de prestación de servicios suscrito por Tecnoglobal
S.A. y la demandada —como se vio— se consideró en este expresamente que el
demandado era responsable por la pérdida de mercadería que eventualmente experimentara
la empresa antedicha con ocasión de la ocurrencia de un robo.

Décimo Sexto: Que de ello se deriva entonces que el caso fortuito en el cual pretende
ampararse el demandado no es concurrente, ya que su aceptación pasa por la acreditación
de que previamente no se había renunciado al mismo. Sin embargo, al estar expresamente
considerada su responsabilidad en el contrato que se viene analizando, por la existencia de
dicho evento, implica que las partes se representaron su ocurrencia e imaginaron su
producción al momento de contratar (...), derivándose de ello en consecuencia, que el
demandado debe responder por la obligación así asumida, por robo de la mercadería
perpetrado el día 28 de agosto de 2009 en esta ciudad.

Décimo Séptimo: Que lo anterior encuentra su fundamento último en la intención de los


contratantes al momento de celebrar la convención, lo cual queda dentro del margen de la
autonomía privada, por lo que se está en presencia de una situación en la cual el deudor
responde por el caso fortuito o, dicho de otro modo, sobre él recaen los efectos del caso
fortuito, dado que en esta materia predomina el principio de la autonomía privada,
consignada en el artículo 1547 del Código Civil. El inciso 2º de dicha norma expresa que 'el
deudor no es responsable del caso fortuito' y el inciso final agrega: 'todo lo cual, sin embargo,
se entiende sin perjuicio de las estipulaciones expresas de las partes'. Por su lado, el
artículo 1673 del mismo texto legal señala que 'si el deudor se ha constituido responsable de
todo caso fortuito, o de alguno en particular, se observará lo pactado'"557.

De la sentencia pueden extraerse las siguientes conclusiones. Primero, que ante la


concurrencia de un caso fortuito no se excluye el incumplimiento. Hay incumplimiento,
pero éste no es imputable al deudor. Segundo, que el caso fortuito debe reunir ciertas
condiciones, a saber, que sea un hecho sobreviniente —ajeno a la voluntad de las
partes— imprevisto e irresistible. Tercero, que las partes pueden estipular que el
deudor se constituye responsable de todo caso fortuito, o de alguno en particular,
conforme con los artículos 1677 y el inciso final del artículo 1547 CC. Quiere decir, que
ante un suceso o hecho extraño que impida el incumplimiento del deudor, a lo primero
que hemos de prestar atención es a la distribución de riesgos entre las partes o, más
particularmente, sobre si el deudor asumió o no el riesgo de la ocurrencia de tal suceso
o hecho extraño impeditivo. Esta idea de asunción de riesgo por parte del deudor,
estrechando el ámbito del caso fortuito, la recoge la definición del artículo 89 de los
PLDC, al disponer que:

"un hecho ajeno al control del deudor, cuyo riesgo no asumió, y que le impide cumplir la
obligación, temporal o definitivamente, y cuyo acaecimiento o efectos no ha podido
resistir"558.

En efecto, en el caso sobre el que recae la sentencia de la Corte de Apelaciones de


Santiago, el deudor asumió el riesgo de la ocurrencia del robo de las mercaderías, de
modo que resulta impertinente examinar si concurren, o no, las condiciones del caso
fortuito que alega el demandado.

La segunda, es la sentencia de 21 de enero de 2008559; la Corte Suprema se


pronuncia sobre los elementos constitutivos del caso fortuito del artículo 45 del Código
Civil, al expresar en su considerando cuarto:

"De esta definición (la del artículo 45 CC) se desprenden sus elementos constitutivos, a
saber: 1º. causa extraña al deudor o dicho en otros términos, el hecho no debe serle
imputable; 2º. el hecho debe ser imprevisto, imposible de conjeturar lo que ha de suceder en
un cálculo de probabilidades, es decir, cuando no hay ninguna razón para creer en su
realización; y 3º. hecho imposible de resistir, lo que significa que el evento que acontece es
insuperable en su constitución y efectos, de manera que ni el deudor ni persona alguna que
se coloque en tal circunstancia podría impedir lo sucedido".

Entonces, son tres elementos constitutivos del caso fortuito: que se trate de una
causa extraña; que sea imprevisible e irresistible, entendiendo por tal aquel hecho
imprevisible e insuperable en sí y en sus efectos, de manera que ni el deudor ni
persona alguna en su lugar podría impedir lo sucedido. Y aquello que el deudor debe
superar, se entiende de la sentencia, es el hecho en sí y sus efectos, a saber, el
incumplimiento de contrato.

Y el considerando sexto expresa que:

"Que el inciso segundo del artículo 1547 señala los efectos del caso fortuito, al preceptuar 'el
deudor no es responsable del caso fortuito' y ello es natural, toda vez que nadie puede ser
obligado a lo imposible. En consecuencia, si el deudor no cumple las obligaciones que
contrae por la concurrencia de un caso fortuito o fuerza mayor, su incumplimiento es
excusable".

Quiere decir que, para la Corte Suprema, el caso fortuito hace inexigible la obligación
para el deudor y por esta razón no puede cumplir. Hay incumplimiento del deudor —
objetivo—, sin embargo, excusable.

Más adelante la sentencia se detiene en el carácter irresistible del caso fortuito,


distinguiendo el carácter irresistible del hecho en que consiste el caso fortuito —que es
la regla—, de sus efectos. El sentenciador vincula la superación de tales efectos con el
grado de diligencia exigible al deudor. En el considerando octavo se lee:

"Que para una adecuada definición de la irresistibilidad del hecho positivo (...), resulta
fundamental distinguir previamente si la imposibilidad jurídica de desarrollar la conducta
impuesta por la obligación atiende al hecho sobreviviente o a los efectos del hecho
irresistible, entendiendo por cierto, que en numerosas oportunidades el hecho mismo en que
consiste el caso fortuito o fuerza mayor es irresistible, pero sus efectos pueden ser atajados
por el responsable de dar cumplimiento a la obligación contractual.

En el entendido que el caso fortuito o fuerza mayor es irresistible en cuanto hecho, pero no
respecto de sus efectos, es necesario clasificar la imposibilidad que él produce en absoluta y
relativa. En el primer caso resulta evidente que la obligación se extingue por imposibilidad
física o jurídica que el deudor no puede despejar. En el segundo, los efectos del caso fortuito
pueden atajarse, no obstante, la inevitabilidad de su ocurrencia. Surgirá entonces el
problema de clarificar en qué ocasiones el deudor será responsable o, más precisamente,
cuándo estará obligado a salvar los aludidos efectos. Esta situación se deberá transparentar
atendiendo al grado de diligencia y cuidado que le imponía la obligación. En casos —como el
de autos—, en que se responda de culpa leve, deberá el deudor emplear en el salvamento
de la especie la diligencia del buen padre de familia, esto es, aquella que ordinariamente
ocupan los hombres en sus negocios propios".

La Corte Suprema diferencia la imposibilidad que extingue la obligación, a la que


califica de absoluta; de la imposibilidad relativa que deja subsistente la obligación, no
obstante eximir al deudor de su deber de indemnizar. La clave, entonces, se encuentra
definir, de acuerdo a la diligencia debida por el deudor, si está o no obligado a atajar las
consecuencias del hecho extraño, imprevisible e inevitable en sí. Si es el caso, la
imposibilidad es relativa y su efecto es el del inciso 2º del artículo 1547 de Código Civil,
a saber, "el deudor no será responsable" por el caso fortuito. Claramente, la Corte,
aunque sin emplear nuestra terminología, distingue la imposibilidad con eficacia
extintiva de la obligación, del caso fortuito con eficacia de exoneración de
responsabilidad.

Y, seguidamente, ahora descendiendo al caso objeto del juicio, el considerando


noveno expresa que:

"(...) cabe recordar que es un hecho establecido en la causa, que pese a haberse incautado
el vehículo objeto del contrato de leasing con fecha 13 de diciembre de 1996, la arrendadora
Santiago Leasing S.A. siguió percibiendo las cuotas restantes, cumpliendo la arrendataria
con todos sus pagos oportunamente en la forma estipulada en el contrato, habiéndose
solucionado la última cuota el 15 de octubre de 1997, esto es, diez meses más allá de la
fecha de incautación de la camioneta.

Siguiendo el razonamiento efectuado en el motivo precedente debe afirmarse entonces que


el deudor que pretende liberarse de responsabilidad alegando caso fortuito, deberá acreditar
que empleó la debida diligencia, esto es, aquella que le imponía la ley según la naturaleza de
la obligación".

Y añade que:

"En las obligaciones de dar, sea una especie o un género y en las de ejecutar un hecho, la
imposibilidad de cumplir ha de ser absoluta, al decir de los autores, no siendo causa de
exención la mayor dificultad, aunque ésta aumente la intensidad. En el cumplimiento o pago
de una obligación la dificultad absoluta es la única eximente o excusa (...).

En el caso que nos ocupa, demandado pudo él efectivamente cumplir las obligaciones que le
imponía el contrato de leasing librando al vehículo materia del contrato de los vicios que
motivaron el acto de autoridad dispuesto en su contra, pagando los respectivos impuestos y,
habiendo aceptado el pago de las rentas y el íntegro y cabal cumplimiento de las
obligaciones de la arrendataria durante, a lo menos diez meses, sin que existiera
reciprocidad en las contraprestaciones emanadas de su propia parte, no pudo excusarse del
cumplimiento que le correspondía alegando un exceso de onerosidad en su prestación, aún
que aquel le impusiese una conducta y un desembolso de dinero originalmente no previstos,
ya que al aceptar el íntegro, total y oportuno cumplimiento de las obligaciones de la
contraparte en pleno conocimiento de la situación fáctica que afectaba al objeto del contrato,
consintió tácitamente en que también debía cumplir con aquello a lo que se había
comprometido vender el vehículo, para lo cual debió realizar todo lo que fuese necesario".

El Tribunal, ahora reconoce, aunque oblicuamente, que, en sede de responsabilidad


civil contractual, el deudor no puede alegar como excusa el mayor coste que le pueda
significar la superación de las consecuencias del caso fortuito, aunque sea el hecho en
que consiste fuera imprevisible al tiempo del contrato. El deudor se habría obligado
tácitamente a ello al comprometer el cumplimiento íntegro y oportuno del contrato,
quedando vinculado a realizar todo esfuerzo que fuere necesario, dentro de la
diligencia debida. Concluye la sentencia, descartando el caso fortuito, por tratarse de
un hecho cuyas consecuencias eran superables considerando la diligencia exigible, y
entiende que el incumplimiento no es excusable, razón por la cual el deudor es
responsable frente al acreedor. En el considerando décimo se lee:
"DÉCIMO: Que atendido lo razonado precedentemente y teniendo en consideración,
además, que del mérito del contrato de leasing celebrado entre las partes se desprende que
el arrendador vendedor respondía de culpa leve, cabe concluir, en consecuencia, que debió
emplear en el salvamento de los efectos de la orden de incautación emanada del Tribunal
Aduanero de San Antonio, que afectó a la camioneta objeto del contrato de leasing, la
diligencia del buen padre de familia, comportamiento que en la especie debió traducirse en el
pago de los derechos de internación que motivaron la instrucción de la causa en que se
ordenó la medida administrativa sobreviviente que privó inesperadamente a las partes del
uso, goce y disposición de la especie, no vislumbrándose que su dictación excusara el
cumplimiento de las obligaciones esenciales del arrendador vendedor, cuales eran la de
liberar al arrendatario de toda turbación o embarazo en el goce de la cosa y la de formalizar
su venta, en atención a la oferta irrevocable formulada en el contrato de leasing por el
demandado a la demandante".

De lo hasta aquí expresado, podemos concluir lo que sigue. Primero, que conforme
con el inciso 2º del artículo 1547 y el inciso final del artículo 1558, ambos del Código
Civil, el deudor no es responsable del incumplimiento cuando éste tiene su causa en un
caso fortuito, y no lo es porque el incumplimiento es excusable. Segundo, que el caso
fortuito en su actual comprensión requiere de la concurrencia de tres elementos. a) que
se trate de un hecho ajeno a la esfera de control del deudor (ajenidad); b) que sea
imprevisible al tiempo del contrato; y c) que sea irresistible, esto es, que sea inevitable
e insuperable en sí y en sus consecuencias. Tercero, para apreciar la concurrencia del
primer elemento hemos de prestar atención al contrato y la de los dos restantes, a la
diligencia exigible al deudor, quiere decir, si otra parte diligente, en lugar del deudor
incumplidor, debió o no prever al tiempo del contrato el hecho ajeno a su control y de
no ser el caso, si ese mismo deudor, actuando con la diligencia que le era exigible,
debió o no evitar y superar tal hecho ajeno imprevisible, en sí o en sus consecuencias.
Cuarto, el caso fortuito, entonces, es el hecho ajeno al control del deudor, imprevisible
e irresistible conforme la diligencia que es exigible de acuerdo al contrato (artículo 1547
o las estipulaciones de las partes). Así se configura la causa de exoneración que
excluye la imputabilidad del incumplimiento y, por consiguiente, la indemnización de
daños. Y, quinto, el caso fortuito es causa de exoneración y difiere de la imposibilidad
no imputable, a la que la Corte Suprema denomina "imposibilidad absoluta", cuyo
efecto es el de extinguir la obligación. Se supera así una confusión que persiste por
años en nuestra doctrina, siendo que el artículo 1567 que dispone sobre los medios de
extinguir las obligaciones, no prevé como tal al caso fortuito, sí a la pérdida de la cosa
que incorpora en su supuesto de hecho al caso fortuito.

Finalmente, todo parece indicar que, del examen de las condiciones del caso fortuito,
en los términos explicados, podemos aproximarnos a dar respuesta a una pregunta que
debiésemos formularnos al examinar las condiciones de la indemnización de daños,
esto es, ¿cuándo el incumplimiento es imputable y atribuye responsabilidad al deudor
incumplidor? Tres debieran ser las reglas, sin perjuicio de las estipulaciones de las
partes sobre el particular. La primera. Cuando el incumplimiento tenga su causa en un
impedimento u obstáculo localizado en su esfera o ámbito de control. Que no sea ajeno
al deudor. La segunda. Ya situados fuera de tal esfera o ámbito, que el deudor,
empleando la diligencia debida, hubiera debido prever el impedimento u obstáculo que
origina el incumplimiento. Y, la tercera, que, aunque tal impedimento u obstáculo
hubiera sido imprevisible, que, de acuerdo a la diligencia debida, haya sido evitable o
superable en sí y en sus consecuencias. Estos serían los criterios que explicarían el
por qué el deudor es responsable o está obligado a indemnizar los daños que irroga su
incumplimiento560.

b) Causalidad y previsibilidad

El incumplimiento debe causar daños; por regla general —salvo dolo o culpa grave—
la indemnización se limita a los daños previsibles, según lo dispone el artículo 1558
CC, debe ser previsible.

i. La relación de causalidad

Por lo que toca a la relación de causalidad en materia de responsabilidad contractual,


la cuestión ha sido escasamente explorada en el ámbito nacional, aunque debe
considerarse el valioso trabajo del profesor Hernán Corral al respecto561.

No obstante, lo que puede tenerse por cierto es lo mismo que no se duda respecto de
la responsabilidad extracontractual, a saber, que tratándose de este requisito se
procede correctamente cuando se distingue la causalidad de hecho de la causalidad
jurídica562.

En segundo lugar, al considerar las cuestiones de causalidad jurídica aparece que,


así como tratándose de la responsabilidad extracontractual existe, a propósito de la
imputación normativa, un criterio denominado "fin de protección de la norma",
tratándose de la responsabilidad contractual existe, como ya se ha visto —y se insistirá
al considerar los perjuicios de carácter extrapatrimonial— un ámbito de resguardo del
contrato.

Resultará útil prestar atención a algunos casos en los que se presenta la cuestión de
la causalidad en materia contractual para ilustrar lo que se viene diciendo.

El primero de ellos corresponde a una sentencia de la Corte de Apelaciones de


Concepción del 4 de junio de 2010563. Se trataba del protesto de dos cheques que se
encontraban caducados. Frente a este incumplimiento, la cuentacorrentista demanda el
daño moral que le habría causado esta situación. La Corte señala que no es posible
acreditar que los daños morales provienen necesaria y directamente de los dos
cheques, toda vez que la actora presentaba protestos de cheques anteriores y
posteriores a los alegados.

El segundo caso corresponde a una sentencia de la Corte de Apelaciones de


Santiago de fecha 18 de julio de 2007564. En este caso, el cuentacorrentista entregó
sus datos a terceros, quienes extrajeron dinero de la cuenta. Se alegó incumplimiento
contractual y se solicitó la indemnización por daños morales. Estimó la Corte que la
verdadera causa del daño sufrido por el demandante no fue el actuar del Banco, sino
su exposición imprudente al daño al entregar las claves secretas a un tercero, quien
abusó de la confianza depositada en él.

El tercer caso lo encontramos en una sentencia de la Corte de Apelaciones de


Concepción de 26 de junio de 2015565. Un cuentacorrentista ingresa a la página de su
banco, sin advertir que, en verdad, había ingresado a una página administrada por
terceros, quienes le sustrajeron su número de cuenta y su clave secreta. Con los datos
personales de la cuenta, los terceros le sustrajeron la totalidad del dinero de la cuenta.

La Corte estimó que existía incumplimiento del contrato y, podemos agregar, que la
infracción de la obligación de seguridad del Banco podía considerarse como la causa
del daño moral que experimentaba el cuentacorrentista.

ii. La cuestión de la previsibilidad

Por lo que toca a la previsibilidad, Antonio Manuel Morales se ha preguntado acerca


del significado de la fórmula: "Si no se puede imputar dolo al deudor, sólo es
responsable de los perjuicios que se previeron o pudieron preverse al tiempo del
contrato..." empleada por el artículo 1558. Señala que las alternativas posibles son dos:
"o es una norma dispositiva (que incorpora contenidos al contrato, excluibles mediante
el pacto), o una norma que, simplemente, nos remite al contenido del contrato"566.

Conviene considerar con alguna detención estas dos alternativas. En palabras de


Morales Moreno:

"(a) Empecemos atribuyendo a la regla de la previsibilidad la naturaleza de norma dispositiva.


Daño previsto o previsible se entiende en este caso conforme al criterio que ha prevalecido
en el Common Law hasta el momento actual. Es todo daño que, en el momento de contratar,
el contratante incumplidor previó o pudo prever que ocasionaría el incumplimiento al otro
contratante. Este daño debe ser indemnizado, salvo que se excluya por la autonomía de la
voluntad. El fin de protección del contrato, el deber de indemnizar daños, depende del
conocimiento (real o imputable) del contratante, al contratar.

De entender así la expresión legal, el artículo 1558 I contendría una norma dispositiva que,
salvo pacto en contrario, establecería el contenido del contrato, en lo que se refiere a la
obligación de indemnizar, remitiéndose al dato del conocimiento del contratante. La norma,
así entendida, añadiría contenidos vinculantes al contrato, al margen de la voluntad del
obligado; aunque, por ser una norma dispositiva, podrían ser excluidos o modificados por la
autonomía de la voluntad.

(b) La otra alternativa es considerar la regla del art. 1558 I CC ch, no como una norma
dispositiva, sino como una norma enunciativa, que remite a lo que en cada caso disponga el
contrato. El fin de protección del contrato lo determina, primariamente, la autonomía de la
voluntad y no una norma. Y, como no es frecuente que los contratantes pacten de modo
explícito sobre los daños indemnizables, esta alternativa hace, a menudo, necesario
interpretar el contrato para determinar cuál es su fin de protección y los daños
indemnizables"567.

Una mirada a un importante sector de la doctrina muestra una preferencia por la


segunda alternativa: entender la previsibilidad como riesgo asumido568. Estos autores
y autoras han considerado la cuestión exclusivamente a propósito del daño moral que
es donde parece haberse presentado con mayor intensidad. En términos más
generales —es decir, respecto del daño contractual en general—, la profesora Lilian
San Martín, lo ha considerado de una manera semejante, aunque, probablemente, con
mayor articulación, tratándose del daño contractual en general569.

La importancia de esta regla se aprecia si es que se la considera como dispositivo de


distribución de riesgos, en particular aquél que refiere a los daños que cause el
incumplimiento, permitiéndonos distinguir, en materia contractual, entre daños
causados y daños indemnizables, siendo, precisamente, el criterio de la previsibilidad
del artículo 1558 del Código Civil el que nos permite incluir ciertos daños a la
indemnización y excluir otros. Así cuando hablamos del fin de protección o de
resguardo del contrato, estamos haciendo referencia a una regla que cede en beneficio
de ambos contratantes. Respecto del acreedor, el contrato le asegura la indemnización
de aquellos daños previsibles al tiempo del contrato y respecto de los cuales pertenece
al deudor el riesgo de su ocurrencia. Y, respecto del deudor, el mismo contrato le
asegura que ciertos daños, aunque causados por su incumplimiento, la indemnización
nos los incluirá porque el riesgo de su ocurrencia no le fue asignado por el contrato,
sino que, por así decirlo, lo retuvo el mismo acreedor.

Esta regla permite definir, ahora para el evento del incumplimiento, los efectos del
contrato, ahora entendidos como satisfacción del interés del acreedor en equivalencia o
en dinero. Producido el cumplimiento exacto del contrato, sus efectos se identifican con
la cosa o el hecho objeto del mismo; en cambio, una vez que incumple el deudor, tal
coincidencia no se produce necesariamente, aflora el interés contractual en toda su
dimensión, así los efectos del contrato, aquello que permitirá ubicar al acreedor, en la
medida de los razonable, en la misma posición como si el cumplimiento hubiera tenido
lugar y es, precisamente, la regla de previsibilidad la que permitirá medir en todo
(indemnización autónoma) o en parte (indemnización en complemento a otro remedio)
los efectos del incumplimiento.

Morales Moreno, pronunciándose sobre los lucros del acreedor, permite ilustrar lo
expresado:

"Cuando se cumple el contrato, corre a iniciativa y riesgo del acreedor obtener los lucros a
partir del cumplimiento. El acreedor ejercita así su libertad en el ámbito económico. No
existen más límites para obtener lucros que los que impongan las normas jurídicas. Cuando
no se cumple el contrato, el lucro que el acreedor puede obtener por medio de la
indemnización, no es todo el que hubiera podido conseguir de haberse cumplido el contrato,
sino sólo el garantizado por el contrato. El lucro indemnizable es necesariamente un lucro
limitado. Depende del fin de protección del contrato.

La idea de la indemnización integral de los daños (...) o la que se considera función de la


indemnización colocar al acreedor en la misma situación en la que se encontraría de haberse
cumplido el contrato, no son más que meras ideas aproximativas que requieren la aplicación
previa de los criterios jurídicos necesarios para imputar objetivamente los daños. No todas
las ventajas que el acreedor hubiera podido obtener, de haberse cumplido el contrato son
daño indemnizable"570.

Este modo de entender las cosas justifica la afirmación de la Corte Suprema en la


sentencia de 31 de octubre de 2012, en orden a que la indemnización corresponde a
estar contractualmente obligado y en ella cuando se da lugar a la indemnización del
lucro cesante, se cita el artículo 1558 del Código Civil. Entonces, cuando el
artículo 1591 inciso 2º dispone que el pago comprende las indemnizaciones, éstas
deberán medirse conforme a la regla en estudio; sólo así la indemnización permitirá la
satisfacción del acreedor y, al mismo tiempo, la liberación del deudor.

Destacan los considerandos décimo y decimoctavo de la sentencia de 31 de octubre


de 2012, que expresan:

"DÉCIMO: Que, en todo caso, una demanda de daños y perjuicios en los términos que se
han descrito, debe ser considerada como parte de lo que el vendedor debe en 'cumplimiento
del contrato', de acuerdo con los términos del artículo 1489 del Código Civil. En efecto,
conforme con el artículo 1591, 'el pago total de la deuda comprende el de los intereses e
indemnizaciones que se deban'. Dado que en este juicio se pretenden indemnizaciones
derivadas de un incumplimiento contractual, asociadas a una entrega imperfecta de la cosa
vendida, debe entenderse que el deudor está ejerciendo una acción de cumplimiento
contractual, para ser debidamente pagado por el deudor, aunque la acción esté reducida a
las indemnizaciones que el actor estima que la sociedad demandada le adeuda por
incumplimiento del contrato.

(...)

DECIMOCTAVO: (...) Este negocio no prosperó, porque los rodillos en cuestión carecían de
la composición de Níquel requerido por la compañía norteamericana. De acuerdo con estos
antecedentes, y con la declaración del demandante en su escrito de demanda, la utilidad que
debía arrojar este negocio a la fecha de presentación de la demanda era de $114.400.000,
monto que estima perfectamente como beneficio o utilidad del negocio y, por lo mismo, se
concederá una indemnización por este rubro, más los reajustes e intereses corrientes para
operaciones no reajustables, desde el día de presentación de la demanda hasta el día de
pago efectivo. La frustración de un negocio de esta naturaleza parecía perfectamente
previsible, al tiempo de celebrar el contrato, para los efectos del artículo 1558 del Código
Civil, pues, era natural que la empresa compradora quisiera revender el material de chatarra
que estaba adquiriendo (...)"571.

Dolo o culpa grave: desplazamiento de la regla de la previsibilidad por la regla de la


causalidad
Pues bien, no obstante ser esta la regla, que el contrato determina un ámbito de
resguardo permitiendo incorporar a la indemnización sólo algunos daños, aquellos
previsibles al tiempo de la celebración del contrato, esta regla, conforme con el mismo
artículo 1558 del Código Civil, establece un límite que se traduce en el desplazamiento
de aquel de la previsibilidad ocupando en su lugar el de la causalidad, en términos que
el deudor será responsable de todo daño que sea una consecuencia directa o
inmediata del incumplimiento cuando el acreedor logre imputarle y probar que el
incumplimiento tuvo su origen en el dolo del deudor, excepción que, por aplicación del
artículo 44 del Código Civil, se extiende a la culpa grave. Entonces, si el acreedor
prueba que el incumplimiento del deudor se debió a dolo o culpa grave la regla de la
previsibilidad es desplazada y en su lugar rige exclusivamente la regla de la causalidad,
fijando el límite externo de la indemnización contractual.

Una sentencia de la Corte de Apelaciones de Antofagasta de 30 de noviembre de


2017572, prescinde de la regla de la previsibilidad, sin considerar el ámbito de
resguardo del contrato, precisamente porque califica que la conducta del deudor, un
banco comercial, fue dolosa al incumplimiento voluntariamente el contrato, fundando en
ese argumento la procedencia de la indemnización del daño año moral, punto en el que
nos detendremos en el apartado que sigue. Por ahora nos interesa mostrar cómo al
incumplimiento doloso desplaza la regla de la previsibilidad, sin someter a la
indemnización a otro límite que al de la causalidad. En la sentencia se lee:

"Establecido lo anterior, incluso podría concluirse que la demandada obró dolosamente. Así,
conforme a los hechos y la circunstancia de tratarse de una empresa que se dedica
profesionalmente a la actividad bancaria, necesariamente tuvo pleno conocimiento del
carácter antijurídico de su actuar al sustraerse de su obligación contractual, vulnerando,
como se indicó, la buena fe contractual, y el deber de respetar lo pactado, todo realizado con
plena conciencia del derecho que la asistía a la contraparte, mas ello no la refrenó,
aceptando el daño que su conducta indefectiblemente provocaría en la deudora.

Si se estima, estricta legis, que el artículo 44 del Código Civil al señalar que el dolo es la
intención positiva de inferir injuria en la persona o propiedad de otro, supone una conducta
dirigida exclusiva y directamente al daño, debe concluirse que la demandada obró con culpa
grave.

En efecto, cuando el banco demandado derechamente decide no cumplir con su obligación


sin más antecedentes que una eventual evaluación comercial, que no se efectuó
oportunamente o no se consideró por sus propios representantes al momento de decidir el
otorgamiento del crédito, de modo evidente incumple, no sólo el deber de diligencia y
cuidado ordinario y normal, sino que da cuenta que no manejó negocios ajenos ni siquiera
con el cuidado que aun las personas negligentes y de poca prudencia emplean en sus
negocios propios, incurriendo en culpa grave o lata.

Establecido lo anterior, puede soslayarse incluso que los perjuicios experimentados por la
actora no fueran previsibles pues este grado de culpa equivale, conforme a lo previsto en el
artículo 44 inciso segundo el Código Civil, al dolo y, consecuentemente, escapan a la regla
del artículo 1558 de dicho cuerpo legal, conforme la misma norma lo encabeza.
QUINTO: Que debe convenirse con la demandada que no cualquier incumplimiento
contractual es capaz de provocar daño moral y el mismo debe probarse y, salvo en casos
como el que nos ocupa en que concurre culpa grave o dolo, ser previsibles a la época de
celebración del contrato".

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Jurisprudencia citada

Almacenes Pullman Limitada con Santiago Leasing S.A. (2006): Corte Suprema, 21 de
enero de 2008, rol Nº 5055-2006.

Constructora Monteverde LTDA con Ilustre Municipalidad de La Ligua (2013): Corte


Suprema, 26 de septiembre de 2013, rol Nº 375-2013.

Interamericana Compañía y Seguros Generales S.A. con Rojas y Espinoza Ltda.


(2014): Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 4996-2013. Cita online:
CL/JUR/2953/2014.

La Interamericana Compañía de Seguros con Rojas y Espinoza Ltda. (2014): Corte de


Apelaciones de Santiago, 4 de junio de 2014, rol Nº 4996-2013.

Mahuzier García, Oscar A. con Corpbanca (2013): Corte de Apelaciones de


Concepción, 25 de junio de 2015, rol Nº 83-2015.
Miguel Thomson San Martín con Banco Sudamericano (2007): Corte de Apelaciones de
Santiago, rol Nº 6349-2002.

Rochet Argandoña Paola Guadalupe con Oksenberg Reisberg Tomás y Clínica Las
Nieves S.A. (2006): Corte Suprema, 25 de marzo de 2008, rol Nº 4931-2006.

Stange Hoffmann, Eduardo con Ripley Puerto Montt South STO (2012): Corte
Suprema, 2 de octubre de 2013, rol Nº 8607-2012.

Vásquez con Banco del Estado de Chile (2017): Corte de Apelaciones de Antofagasta,
30 de noviembre de 2017, rol Nº 713-2017.

Corte de Apelaciones de Concepción, rol Nº 1419-2009.

Transportes Aeropuerto Express LTDA. con LADECO S.A. (2005): Corte Suprema, 16
de agosto de 2007, rol Nº 6042-2005.

Corte Suprema, 20 de junio de 1949.

Corte Suprema, 2 de mayo de 1963.

Corte Suprema, 21 de enero de 2008.

Corte de Apelaciones de Santiago, 23 de enero de 2008.

Corte Suprema, rol Nº 3325-2012.

II. L

1. Stange Hoffman, Eduardo con Ripley Puerto Montt

Corte Suprema, 2 de octubre de 2013, rol Nº 8607-2012

Palabras clave: Transacción — indemnización — daño moral

Normativa aplicada: artículo 1489 del Código Civil

a) Resumen. Una persona interpuso demanda de indemnización de perjuicios


alegando el incumplimiento del contrato de transacción celebrado con el demandado,
ya que este publicó antecedentes comerciales con su nombre como deudor moroso.
El tribunal de primera instancia acogió la acción indemnizatoria, solo respecto al daño
moral. Decisión confirmada por la Corte de Apelaciones.

Finalmente, la demandada interpuso recurso de casación en la forma, el cual fue


acogido, dictándose sentencia de reemplazo.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"Sentencia de reemplazo

"21º.- (...) entre las partes se celebró con fecha 20 de mayo de 2005, un contrato de
transacción cuyo tenor se encuentra contenido en el documento agregado a fojas 50 de
estos autos, que fue objetado por parte de la demandada, impugnación que fue
oportunamente desechada y no atacada por medio de los recursos procesales pertinentes.

22º.- (...) del mérito de los antecedentes probatorios reseñados en el considerando 15º de
esta sentencia, aparece que efectivamente la celebración del contrato de transacción tantas
veces referido, imponía al demandado las siguientes obligaciones: a.- Rebajar la deuda que
el actor mantenía de $1.555.367 a $700.000; b.- Darle un plazo de 60 días, hasta el 25 de
julio de 2005, para cancelar la referida cantidad; c.- Eliminarlo del boletín de informes
comerciales el 24 de mayo de 2005, una vez firmado el acuerdo por ambas partes".

ii. Argumento de las partes

Parte demandada

"Sentencia de reemplazo

2º.- Que al contestar el libelo, el demandado alegó entre otras cuestiones, la improcedencia
de pretender única y exclusivamente la indemnización de perjuicios derivados de un
supuesto incumplimiento de su parte, ya que, habiéndose accionado bajo las normas de la
responsabilidad contractual, debía haberse demandando en conjunto con el cumplimiento o
la resolución del contrato, agregando que sólo en aquellos casos en que la acción se
interpone como consecuencia de la responsabilidad extracontractual, podía el actor
demandar directamente el pago del daño emergente, del lucro cesante o el daño moral por la
acción ilegítima del demandado".

Parte demandante

"SEGUNDO: (...)

a.- Compareció don Eduardo Stange Hoffmann, quien dedujo demanda en juicio ordinario de
indemnización de perjuicios en contra de Ripley Puerto Montt (South Store S.A.),
representada por don Pablo Lara Barbieri, y solicitó se lo condenara al pago de $30.000.000
(treinta millones de pesos), o la suma que prudencialmente determine el tribunal, más el
daño moral que tenga a bien regular, con expresa condena en costas. Fundamentando su
acción señala que interpone demanda por los daños que le ha causado la demandada al
incumplir con dolo civil el contrato de transacción celebrado entre ambos el 20 de mayo de
2005, y publicar, sin derecho alguno, en el boletín de informaciones comerciales, su nombre
como deudor moroso, por una deuda inexistente, y que por contrato, expresamente había
remitido (...)".

iii. Decisión de la Corte

"Sentencia de reemplazo

17º.- Que siguiendo la argumentación expuesta en los considerandos anteriores y


enfrentados los presupuestos aludidos con el contrato cuyo incumplimiento es base de los
perjuicios demandados, no puede sino concluirse que la transacción suscrita por las partes
cumple todos y cada uno de los requisitos enunciados. (...).

(...)

20º.- Que, procede consignar, a continuación, que el incumplimiento de las obligaciones o su


cumplimiento imperfecto genera, entre otros efectos, que deba satisfacerse la prestación de
manera voluntaria o forzadamente, en naturaleza o por equivalencia. Nace así la
responsabilidad civil, esto es, la necesidad jurídica en que se encuentra una persona de
reparar los perjuicios que a otra ocasionó, que se concreta generalmente en indemnizar los
perjuicios, 'cantidad de dinero que debe pagar el deudor al acreedor y que equivalga o
represente lo que éste habría obtenido con el cumplimiento efectivo, íntegro y oportuno de la
obligación' (René Abeliuk, Las Obligaciones, T. II. Ed. Jurídica de Chile, pág. 518).

Esta Corte Suprema ha señalado que los presupuestos copulativos para la procedencia de la
indemnización de perjuicios contractuales son: a) Vinculación jurídica, negocio, convención o
contrato; b) Obligaciones que dan origen a prestaciones que debe satisfacer el deudor al
acreedor; c) Incumplimiento de la obligación previamente establecida o cumplimiento
imperfecto o tardío de la misma d) Hecho de la imputación del incumplimiento o culpabilidad;
c) Perjuicios; d) Relación de causalidad entre incumplimiento y perjuicios, e) Ausencia de
causales de justificación, exención y extinción de responsabilidad del deudor, y f) Mora del
deudor.

(...)

25º.- Que, por lo anterior resta, entonces, aún verificar si el demandado, por su parte,
cumplió con el cometido a que se encontraba obligado en los términos que han quedado
precedentemente anotados.

Hechas estas consideraciones y de cara a los antecedentes que obran en este proceso
resulta que no pueden considerarse cumplidas las obligaciones que del contrato en cuestión
han nacido para el demandado, cuando de los antecedentes probatorios referidos —
especialmente confesional rendida por el representante de la misma empresa demandada y
antecedentes que emanan del Recurso de Protección rol Nº 191-2006— aparece que no
obstante el actor efectuó el pago de la suma de $700.000 a la que quedó reducida la deuda
que mantenía con el demandado, éste no lo eliminó de los registros del boletín de
informaciones comerciales.

26º.- Que corresponde entonces, y a continuación, analizar la acción de indemnización de


perjuicios. Al efecto y establecido que ha quedado el incumplimiento contractual atribuido a la
demandada, se examinará la concurrencia de los perjuicios reclamados y la vinculación de
éstos con la falta de cumplimiento anotada, considerando que no se han alegado causales
de justificación, exención o extinción de responsabilidad del deudor.

(...)

29º.- Que conforme a todo lo reseñado, no cabe duda que el incumplimiento imputable al
demandado lesionó la integridad psíquica del demandante, por cuanto de manera arbitraria,
es decir, sin causa, y no obstante haber cumplido con el acuerdo a que las partes habían
arribado, procedió a autoasignarse la vigencia de un crédito en mora por una suma ya
condonada, afectando así el derecho a la honra, al incluirlo en el boletín de informaciones
comerciales, con conocimiento que el actor por dedicarse a la vida comercial, las
consecuencias que ello le acarrearía, implicaban la privación de acceso a créditos de toda
clase, presentándose, de esta manera, como una persona morosa en sus obligaciones
crediticias.

(...)

Y visto además, lo dispuesto en los artículos 1489, 1545, 1547, 1551, 1552, 1556, 1558 y
2446 del Código Civil y 160, 170, 186, 341, 342, 348, 384, 385 y 399 del Código de
Procedimiento Civil, se confirma la sentencia apelada de veinte de marzo de dos mil ocho,
escrita a fojas 91 y siguientes, complementada por resolución de primero de julio del mismo
año, que rola a fojas 127, con declaración que se acoge la demanda de fojas 1, interpuesta
por don Eduardo Stange Hoffman en contra de Ripley Puerto Montt, derivada del
incumplimiento del contrato de transacción celebrado el 20 de mayo de 2005, condenando al
demandado al pago de la suma de $4.000.000 (cuatro millones de pesos) por concepto de
daño moral, reajustada de conformidad a la variación que experimente el Índice de Precios al
Consumidor desde la fecha de la presente sentencia hasta su pago, confirmándosela en lo
demás".

2. Transportes Aeropuerto Express Limitada con LADECO S.A.

Corte Suprema, 16 de agosto de 2007, rol Nº 6042-2005

Palabras clave: Indemnización — obligación de hacer

Normativa aplicada: artículo 1553 del Código Civil

a) Resumen. Se interpuso demanda de indemnización de perjuicios en contra de una


empresa, ya que esta habría incumplido su obligación de realizar reservas de sus
pasajeros para el servicio de transporte que presta.

El tribunal de primera instancia rechazó la demanda y acogió parcialmente la acción


reconvencional, decisión revocada por la Corte de Apelaciones, que determinó
rechazar la acción reconvencional y confirmar en lo demás la sentencia.
Finalmente, el demandante reconvenido interpuso recurso de casación en la forma y
en el fondo, los cuales son rechazados por la Corte Suprema, donde, sobre la
indemnización de perjuicios, declara que esta cumple la función de reemplazar en el
patrimonio lo que habría significado el cumplimiento fiel de la obligación.

b) Sentencia

i. Hechos del caso573

"SEXTO: Que el fallo objeto del recurso establece que la demandante ha señalado que el
contrato materia del litigio imponía a la demandada LADECO S.A. una obligación de hacer,
consistente en efectuar reservas de sus pasajeros para el servicio de transporte por ella
prestado, lo que dejó de cumplir a partir del 7 de marzo de 1996. Sobre esta base, agrega la
sentencia, se asila en la disposición del artículo 1553 del Código Civil, requiriendo la
indemnización de perjuicios correspondiente, comprendiendo ésta, al parecer, la moratoria en
carácter principal y la compensatoria en carácter alternativo; nada dice la actora respecto de
la condición resolutoria tácita".

ii. Decisión de la Corte

"SÉPTIMO: Que la esencia del problema planteado en este litigio radica en dilucidar si,
tratándose del incumplimiento de una obligación de hacer, puede el acreedor demandar
únicamente la indemnización de los perjuicios sufridos o debe también y necesariamente,
solicitar se declare resuelto el contrato o su cumplimiento forzado.

(...)

NOVENO: Que en cuanto al derecho que confiere el Nº 3 del artículo 1553, éste
evidentemente se está refiriendo a la indemnización compensatoria, pues el enunciado de la
norma deja a salvo siempre el derecho a pedir se le indemnicen los perjuicios moratorios.

Ambas indemnizaciones reemplazan en el patrimonio del acreedor lo que habría significado


económicamente el cumplimiento fiel de la obligación.

Ahora bien, el acreedor puede solicitar la indemnización compensatoria aun cuando fuere
posible el cumplimiento forzado por naturaleza, ya que el precepto en estudio lo deja a su
opción.

En efecto, la frase de que se sirve la norma cualquiera de estas tres cosas, a elección suya
da claramente a entender que la indemnización de perjuicios es concebible como solicitud
autónoma, sin necesidad de ir aparejada a la petición de cumplimiento o de resolución del
contrato de que esa obligación de hacer incumplida emanó.

(...)

UNDÉCIMO: Que, en consecuencia, en la especie al haberse reconocido el vínculo


contractual deberá determinarse si la demandada LADECO S.A. dio cumplimiento a las
obligaciones que le imponía el contrato celebrado con la demandante o si existía causa legal
que justificara no hacerlo.
Sobre este punto debe tenerse en consideración que la demandada atribuyó a la actora
diversos incumplimientos y entre ellos, el más importante, la falta de pago de las comisiones
pactadas.

La demandante reconoció este hecho, pero intentó justificarlo en una aquiescencia que
habría prestado LADECO S.A., cuestión esta última que no quedó en lo absoluto
demostrada.

De este modo, tratándose el celebrado entre las partes de un contrato bilateral, cobra
relevancia lo dispuesto en el artículo 1552 del Código Civil, de conformidad al cual, en esta
clase de convenciones ninguno de los contratantes está en mora de cumplir lo pactado,
mientras el otro no lo cumple por su parte, o no se allana a cumplirlo en la forma y tiempo
debidos.

Así las cosas, la mora de la demandada fue purgada por la mora de la demandante y al no
configurarse este presupuesto de la responsabilidad contractual, no resulta procedente
acceder a una pretensión indemnizatoria como la que se persigue en este litigio.

DUODÉCIMO: Que en razón de lo dicho en los motivos precedentes, resulta manifiesto que
el error de derecho que se atribuye a la sentencia recurrida no ha influido sustancialmente en
su parte dispositiva, pues aun en el evento de no haberse incurrido en él, de todos modos se
habría impuesto el rechazo de la demanda.

Atendido lo anterior y de acuerdo a lo prescrito en el artículo 767 del Código de


Procedimiento Civil, el recurso de casación en el fondo deducido debe ser desestimado.

Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en las normas legales citadas y en
los artículos 764, 765, 766, 767 y 808 del Código de Procedimiento Civil, SE RECHAZAN los
recursos de casación en la forma y en el fondo deducidos por la parte demandante en lo
principal y primer otrosí, respectivamente, de la presentación de fojas 669, contra la
sentencia de veintitrés de junio de dos mil cinco, escrita a fojas 666".

3. Rochet Argandoña, Paola Guadalupe con Oksenberg Reisberg, Tomás, Clínica Las
Nieves S.A.

Corte Suprema, 25 de marzo de 2008, rol Nº 4931-2006

Palabras clave: Responsabilidad médica — negligencia — indemnización

Normativa aplicada: artículo 1556 del Código Civil

a) Resumen. Se interpuso demanda en contra de un médico y una clínica, alegando


la responsabilidad contractual del primero (en subsidio, su responsabilidad
extracontractual) y la responsabilidad extracontractual de la segunda, producto de la
negligencia del profesional al realizar una operación.
El tribunal de primera instancia acogió la demanda y condenó a ambos demandados
al pago solidario de una indemnización de perjuicios. Decisión revocada por la Corte de
Apelaciones, rechazando la demanda respecto a Clínica las Nieves S.A., y
determinando que la otra demandada debía pagar una indemnización por daño moral
además del monto establecido por perjuicio material.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"SEXTO: Que para resolver el asunto sometido a la decisión de esta Corte, debe consignarse
previamente que son hechos establecidos por los jueces del fondo, los siguientes:

1.- que el contrato de asistencia médica en que la actora funda su demanda se encuentra
reconocido por ambas partes y que por él se acordó la realización, el 6 de abril de 2001, de
una cirugía destinada a corregir una hernia inguinal del menor de autos y a practicarle una
circuncisión ritual;

2.- que una vez verificada la intervención quirúrgica aludida a Federico Estévez Rochet y su
control postoperatorio, los padres del menor encomendaron a otro profesional (cirujano
infantil Sra. Sonia Sirebrenik Cohen) la realización de una nueva operación al menor, la que
se llevó a cabo el 17 de abril de 2001 y respondió al diagnóstico realizado, por el que se
advirtió que el pene del menor presentaba una "herida deshiciente con un gran hematoma,
un orificio y pérdida de tejido, descritas como complicaciones post circuncisión". Añade el
sentenciador que la intervención tuvo por fin eliminar tejido necrótico, retirar el hematoma,
avivar los bordes y suturar el tejido sano;

3.- que el demandado Tomás Oksenberg Reisberg incurrió en negligencia en la realización


de la circuncisión que le fue encomendada, ocasionando tal conducta un daño a la salud del
infante;

4.- que la demandante sufrió un daño emergente por la suma de $1.393.297,


correspondiente a servicios profesionales y hospitalarios vinculados a la nueva operación a la
que debió ser sometido su hijo y, además, daño moral vinculado al sufrimiento y angustia que
experimentó al percibir los padecimientos de su hijo;

Estos hechos aparecen claramente consignados en los fundamentos décimo, décimo tercero,
décimo sexto, décimo octavo y vigésimo del fallo de primer grado y undécimo y vigésimo de
la sentencia de segunda instancia".

ii. Decisión de la Corte

"DÉCIMO: Que en cuanto a la infracción del artículo 1556 del Código Civil, que se vincula
con la circunstancia de que los sentenciadores concluyeron que es procedente la
indemnización del daño moral en sede contractual sin que exista fundamento legal para ello,
es preciso poner de relieve que, al contrario de lo que sostiene el recurrente, sí se admite la
indemnización del daño moral en el ámbito de la responsabilidad contractual. Este tribunal ha
reconocido su pertinencia en esta esfera de responsabilidad, concediéndola, empero, sólo en
aquellos casos en que las obligaciones a que da lugar el negocio contractual de que se trata
no se limitan exclusivamente al logro de resultados puramente materiales o patrimoniales. En
efecto, esta clase de resarcimiento procede únicamente en eventos en los que la convención
extiende su ámbito al resguardo o protección de bienes extrapatrimoniales o cuando
comprende intereses que claramente ya no conciernen al patrimonio sino a la personalidad
moral del sujeto, como su afectividad, su estabilidad emocional, su integridad moral, etc.

UNDÉCIMO: Que de esta manera, entonces, es posible explicar que si de ordinario el


incumplimiento en este ámbito sólo lesiona de modo directo intereses económicos o
concernientes al patrimonio del contratante acreedor, el Código Civil, en su artículo 1556,
señale únicamente como rubros de lesión o detrimento a considerar en la avaluación judicial
provocada por tal incumplimiento el daño emergente y el lucro cesante, ambos de indiscutible
carácter material. Por el contrario, es posible afirmar que si el negocio afecta dirige no sólo a
derechos o intereses patrimoniales, su inejecución puede, causal y directamente,
menoscabar derechos o intereses de una naturaleza puramente personal, propia de la
intimidad del acreedor, circunstancia que hace posible el otorgamiento de una indemnización
que repare el dolor o quebranto espiritual sufrido por el demandante;

DUODÉCIMO: Que en estas condiciones resulta evidente que los sentenciadores, al ordenar
el resarcimiento del daño moral demandado, no incurrieron en el error de derecho que por
este capítulo se les atribuye;

(...)".

4. Constructora Monteverde Ltda. con I. Municipalidad de La Ligua

Corte Suprema, 26 de septiembre de 2013, rol Nº 375-2013

Palabras clave: Construcción — suma alzada — daño moral

Normativa aplicada: artículos 1545, 1546 y 1556 del Código Civil

a) Resumen. Se celebró un contrato de construcción a suma alzada, para cuya


ejecución la empresa constructora debió ejecutar una serie de obras y gestiones
adicionales a las pactadas originalmente, producto de gestiones previas que no fueron
realizadas por la municipalidad que encargó la construcción.

A pesar de lo anterior, la municipalidad incumplió las prestaciones derivadas del


contrato, y el pago de obras adicionales y aumentos de obra encargados por ella
misma.

El tribunal de primera instancia acogió la demanda interpuesta por la constructora,


declarando resuelto el contrato de ejecución de obra y condenando a la demandada a
pagar una indemnización por daño patrimonial y moral. Decisión confirmada por la
Corte de Apelaciones con reducción del monto a indemnizar por daño moral.

b) Sentencia
i. Hechos del caso

"TERCERO: Que son hechos de la causa, por así haberlos establecido los jueces del grado,
los siguientes:

a.- La demandante, en calidad de contratista, y la demandada, como unidad técnica,


suscribieron un contrato para la ejecución de las obras del proyecto denominado
'Construcción Obras Saneamiento Básico Villa Trece Sur, La Ligua';

b.- Esta convención, financiada a través del Fondo de Desarrollo Regional, es un contrato de
'suma alzada', definido por las Bases Administrativas Generales y Especiales;

c.- El contrato referido, establece en su cláusula tercera, que se eleva a la categoría de


esencial, que la demandada contrata al contratista a fin que ejecute el proyecto 'de acuerdo a
los antecedentes entregados por la Municipalidad de La Ligua, al llamado a propuesta
pública, esto es, conforme a las indicaciones establecidas en las bases administrativas,
especificaciones, aclaraciones, oferta económica y todos aquellos documentos adicionales o
complementarios que se considere necesario o conveniente incluir';

d.- A la fecha de la suscripción del contrato en cuestión, el proyecto de alcantarillado


'Extensión de red de agua potable Población Trece Sur La Ligua', de ESVAL S.A., se
encontraba vencido hace más de un año, incluso al inicio del proceso de licitación pública
efectuado por la demandada el 23 de agosto de 2009, no obstante lo cual, el 28 del mismo
mes y año, el Municipio demandado comunicó al contratista demandante que dicho proyecto
se encontraba aprobado;

e.- A la fecha de suscripción del contrato en referencia, el proyecto de agua potable


'Extensión de red de agua potable Población Trece Sur La Ligua', de ESVAL S.A., estaba
vencido, sin embargo la Municipalidad de la Ligua, como unidad técnica, indicó en la fecha
referida en el literal que precede, que el señalado proyecto se encontraba aprobado, en
circunstancias que no existía;

f.- A la fecha de celebración del contrato de marras, no se encontraban saneadas,


regularizadas e inscritas las servidumbres de paso o comunidades de desagüe necesarias
para obtener la aprobación de ESVAL S.A., sin perjuicio de lo cual la Municipalidad
demandada informó en la fecha ya indicada, que las señaladas servidumbres estaban
saneadas;

g.- La demandante requirió reiteradamente del municipio que tales gestiones se realizaran;

h.- El contratista, por medio de su personal profesional, debió patrocinar y gestionar los
planos de arquitectura de las casetas sanitarias para obtener los permisos de edificación por
parte de la Dirección de Obras Municipales, los que fueron otorgados el 29 de enero y 6 de
abril de 2010;

i.- La demandante debió ejecutar una serie de obras adicionales y extraordinarias, cuya
ejecución fue oportunamente informada y autorizada por la Municipalidad de La Ligua en su
carácter de unidad técnica, sin contar con la aprobación del mandante, esto es, del Gobierno
Regional. Estas obras fueron: 1.- Proyecto Casetas Sanitarias; 2.- Proyecto domiciliario; 3.-
Arranques domiciliarios y redes intermedias e interiores; 4.- Uniones domiciliarias y rasantes;
5.- Arranque y unión domiciliaria; 6.- Cámaras intermedias; 7.- Empalme a colector existente;
8.- Conexión a red de agua potable existente; y, 9.- Extensión de matriz;

j.- Tales obras adicionales y extraordinarias ascienden a las siguientes sumas: 1.- Obras
adicionales de agua potable: $8.513.639; 2.- Obras adicionales de colectores $12.697.215; y
3.- Gestión y aprobación de proyectos $11.262.240;

k.- La demandada incumplió las prestaciones derivadas del contrato, como asimismo el pago
de obras adicionales y aumentos de obra encargados por ella misma, sin informar ni obtener
autorización previa del mandante, Gobierno Regional, y que exceden aquellas contenidas en
el presupuesto que fundó la celebración del contrato;

l.- La demandante cumplió con sus obligaciones;

m.- A la fecha de celebración del contrato de ejecución de obra, el demandante mantenía


una imagen comercial intachable, al no figurar con registros de morosidad en el sistema
Dicom, circunstancia que mutó al concluir la obra encargada, puesto que, como
consecuencia de esto, la demandante fue incluida en dicho registro;

n.- La Municipalidad de La Ligua, al no poder recepcionarse la obra ni provisoria ni


definitivamente por falta de permisos y proyectos, retuvo la boleta bancaria de garantía".

ii. Decisión de la Corte

"DECIMOCUARTO: Que en consideración a lo que se viene expresando, resulta patente que


no puede constituir un error de derecho, la circunstancia que la sentencia impugnada
concluyera la existencia de responsabilidad contractual de la demandada bajo la forma de
una declaración condenatoria de indemnización patrimonial, por cuanto la circunstancia de
ser un contrato a suma alzada el celebrado por las partes, no implica que el contratista deba
asumir riesgos o imponderables de la obra cuando ellos sean imputables —como se acreditó
en estos antecedentes— al actuar negligente del mandante. Al respecto, se tuvo por
asentado que la Municipalidad demandada, en su calidad de unidad técnica, estaba obligada
a proporcionar a la actora al momento de celebrar el contrato, los proyectos de alcantarillado,
agua potable y los planos de arquitectura de las casetas sanitarias a construir, obligaciones
que incumplió. En el mismo sentido, se tuvo por probado que ante la inexistencia de los
referidos proyectos, la actora debió asumir su confección, lo que trajo como consecuencia la
realización de obras adicionales con el objeto de actualizarlas a los estándares exigidos por
ESVAL S.A. Por último, los sentenciadores tuvieron en consideración que, para los efectos
de llevar a cabo estas nuevas obras, el contratista cumplió con la ritualidad prevista en las
Bases Administrativa —que se entienden formar parte del contrato— esto es, solicitar
autorización por escrito y a través del Libro de Obras a la Inspección Técnica de Obras.

DECIMOQUINTO: Que teniendo en consideración lo que se ha relacionado, se debe llegar a


la conclusión que la actuación de la demandante en el cumplimiento del contrato de
ejecución 'Construcción de Obras de Saneamiento Básico Villa Trece Sur, La Ligua', se
efectuó con estricto apego a lo regulado en la referida convención administrativa de suma
alzada. (...)

VIGESIMOCUARTO: Que, corresponde hacerse cargo de la violación denunciada del


artículo 1556 en relación con los artículos 2314 y 2329, todos del Código Civil. (...).
VIGESIMOQUINTO: Que no obstante lo expuesto es suficiente para minar la pretensión
invalidatoria, en relación con la alegación relativa a la improcedencia del daño moral por
tratarse la víctima de una empresa, es necesario señalar que, como lo ha dicho esta Corte en
otras oportunidades, múltiples son los fundamentos y teorías para aceptar la
conceptualización del daño moral respecto de las personas jurídicas, alzándose una de
carácter Constitucional, como es el principio de igualdad y de no discriminación, además de
una de naturaleza legal, derivada de la indemnización de todo daño, que dispone el
artículo 2329 del Código Civil y que no existe precepto alguno que la descarte, de manera
que toda argumentación que pretenda restringir el derecho a impetrar una indemnización de
esta índole a una persona jurídica, resulta improcedente.

Al respecto corresponde señalar que las nuevas tendencias sobre el resarcimiento del daño
moral, derivado del incumplimiento de contratos, entiende que el concepto de 'daño
emergente', que emplea como categoría normativa del artículo 1556 del Código Civil,
comprende no solamente el daño pecuniario sino —en una concepción más desarrollada que
el mero argumento de la dimensión de sentimiento espiritual del dolor predicable a las
personas físicas— extendiendo también el agravio o afectación a un derecho subjetivo de
carácter inmaterial e inherente a toda persona natural proyectado también una entidad
jurídica que goza de bienes atribuidos y titularidades de derechos reconocidas susceptibles
de ser acreditados y consecuencialmente indemnizados como daño moral.

En esta dirección, resulta obvio que una persona jurídica, como entidad ontológicamente
ficticia no sufre en su ser el dolor o molestia predicable para una persona física, sino que
experimenta un detrimento o perjuicio de carácter inmaterial que recae bajo la forma de un
menoscabo en su reputación económica, su imagen, pérdida de fama, honor, prestigio o el
crédito que la identifica y que mitigan, o frustran, en definitiva, su capacidad productiva y de
las personas que están detrás, ocasionada por un acto ajeno que, una vez acreditado, debe
ser objeto de reparación. Esta concepción que amplía y extiende el concepto clásico del
daño moral, no sólo es posible, sino que plenamente justificable y reconocible en el texto
actual del mencionado artículo, primero porque la voz 'daño' que emplea la disposición y que
no se encuentra definida en la ley, corresponde, según el Diccionario de la Real Academia de
la Lengua Española, a todo 'detrimento, perjuicio, menoscabo, dolor o molestia', es decir, a
toda privación de bienes materiales, inmateriales o morales y, porque, como antes quedó
consignado, lo preceptuado en el citado artículo no excluye bajo ningún respecto la
consideración de otros perjuicios que no sean sólo los materiales.

(...)

VIGESIMOSÉPTIMO: Que, por último, en lo relativo a la infracción del artículo 1556, en


relación con los artículos 2314 y 2329, todos del Código Civil, fundando en que se habría
vinculado el daño moral con agravios no directamente relacionados con el supuesto
incumplimiento, si bien es efectivo que el fallo de primer grado —en su considerando
vigesimoséptimo— tuvo por justificado que la demandante sufrió daño moral derivado, entre
otras cuestiones, 'de la pérdida de capital de trabajo y rentabilidad', la sentencia de segunda
instancia, al pronunciarse acerca del recurso de apelación deducido por la demandada en
contra de la decisión de primera, rebajó la suma que por daño moral se había otorgado,
teniendo en cuenta precisamente que 'no se estableció en el juicio (...) las contrataciones que
la empresa demandante se vio impedida de realizar por tal motivo o la pérdida de
oportunidades que ello significó', de manera que el sustento de este acápite de la nulidad es
inexistente.
VIGESIMOCTAVO: Que las reflexiones que anteceden conducen, por fuerza, a concluir que
la sentencia impugnada por la vía de la casación en el fondo no ha incurrido en los errores de
derecho que se le atribuyen en los términos descritos por el recurrente, razón por la cual el
recurso deducido debe ser desestimado".

iii. Voto de minoría de Ministro

"Primero: Que si bien se admite la indemnización del daño moral en la esfera de la


responsabilidad contractual, tal como lo ha reconocido esta Corte, concediéndola, ello sólo
ha sido aceptado en aquellos casos en que las obligaciones a que da lugar el negocio
contractual de que se trata, no se limitan exclusivamente al logro de resultados puramente
materiales o patrimoniales.

En efecto, esta clase de resarcimiento procede únicamente en eventos en que la convención


extiende su ámbito al resguardo o protección de bienes extrapatrimoniales, o cuando
comprende intereses que claramente ya no conciernen al patrimonio sino a la personalidad
moral del sujeto, como su afectividad, su estabilidad emocional, su integridad moral, etc.

Segundo: Que de esta manera, entonces, es posible explicar que si de ordinario el


incumplimiento en este orden sólo lesiona de modo directo intereses económicos o
concernientes al patrimonio del contratante acreedor, el Código Civil, en su artículo 1556,
señale únicamente como rubros de lesión o detrimento a considerar en la avaluación judicial
provocada por tal incumplimiento el daño emergente y el lucro cesante, ambos de indiscutible
carácter material.

Por el contrario, es posible afirmar que si el negocio afecta no sólo a derechos e intereses
patrimoniales, su inejecución puede, causal y directamente, menoscabar derechos o
intereses de una naturaleza puramente personal, propia de la intimidad del acreedor,
circunstancia que hace posible el otorgamiento de una indemnización que repare el dolor o
quebranto espiritual sufrido por la demandada.

Tercero: Que, en la especie, atendido el contenido y la naturaleza de la convención que


origina la controversia —un contrato de ejecución de obras— las obligaciones a que ella dio
lugar quedaron limitadas exclusivamente al resultado material de las mismas. Por ello, no
resulta procedente acceder al daño moral solicitado por la actora en su demanda, como lo
hizo la sentencia recurrida, pues en este caso no se dan los supuestos a que se ha hecho
referencia en los motivos anteriores; y, en consecuencia, al acceder a su resarcimiento, los
sentenciadores de la instancia han incurrido en una infracción del artículo 1556 del Código
Civil, la que ha influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo y que sólo puede ser
remediada mediante la invalidación del mismo. Y la consecuente sentencia de reemplazo".

5. La Interamericana Compañía de Seguros con Rojas y Espinoza Ltda.

Corte de Apelaciones de Santiago, 4 de junio de 2014, rol Nº 4996-2013

Palabras clave: Transporte — caso fortuito — indemnización


Normativa aplicada: artículos 45, 1547 y 1558 del Código Civil

a) Resumen. Se interpuso demanda de indemnización de perjuicios en contra de una


empresa alegando el incumplimiento de un contrato de transporte de mercadería, ante
lo cual el demandado se defendió alegando la existencia de un caso fortuito.

El tribunal de primera instancia rechazó la demanda. Decisión revocada por la Corte


de Apelaciones, atendiendo a que los contratantes incorporaron a su contrato una
cláusula por la que el deudor asumía el riesgo del suceso que se invocaba como
constitutivo de caso fortuito.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"Primero: Que se ha discutido en autos la responsabilidad contractual de la demandada


Empresa Rojas y Espinoza Ltda., cuyo rubro es el transporte de mercaderías, derivada del
incumplimiento de las obligaciones que emanan de la cláusula séptima del contrato de
transporte terrestre de mercadería celebrado el día 16 de mayo de 2008 con la empresa
Tecnoglobal S.A., subrogándose en los derechos de ésta Interamericana Compañía de
Seguros Generales S.A., de conformidad a lo dispuesto en el artículo 1608 del Código Civil,
la que en virtud de lo anterior demandó indemnización de perjuicios en contra de Empresa
Rojas y Espinoza Ltda. conforme a lo dispuesto en los artículos 1545 y 2013 del Código Civil
y 166 del Código de Comercio".

ii. Argumento de las partes

Parte demandante

"Tercero: Que la demandante Interamericana Compañía de Seguros Generales S.A., por el


contrario, ha señalado que atendida la cláusula pactada de manera expresa por el
demandado en el contrato de prestación de servicios a Tecnoglobal S.A., éste se obligó aún
en la circunstancia por él alegada a responder por dicha pérdida.

Cuarto: Que el fundamento expresado por la demandante en su líbelo se encuentra en la


cláusula séptima del contrato antes aludido, suscrito el día 16 de mayo de 2008, en el cual se
pactó entre la empresa Tecnoglobal S.A. y la demandada: 'El proveedor será exclusivamente
responsable de los bienes que le corresponda transportar por encargo de Tecnoglobal S.A.
como parte del servicio prestado, a virtud del presente contrato. Por lo tanto el proveedor
deberá responder por cualquier daño, extravío, robo o hurto sobre los bienes transportados'".

Parte demandada

"Segundo: Que la demandada Empresa Rojas y Espinoza Ltda. se ha eximido del


cumplimiento de su obligación contractual, fundado en la existencia de caso fortuito, atendido
que el camión a su cargo fue asaltado y que a consecuencia de este hecho se perdió la
mercadería de propiedad de Tecnoglobal S.A., que transportaba un dependiente,
acontecimiento el referido que se encuadraría bajo el concepto antes aludido, al amparo de
los dispuesto en los artículos 45 y 1547 del Código Civil y que en consecuencia queda
eximido de la obligación de responder por ello, de conformidad a lo dispuesto en el
artículo 184 inciso primero del Código de Comercio".

iii. Decisión de la Corte

"Duodécimo: Que el demandado, al señalar que la pérdida de la mercadería experimentada


por Tecnoglobal S.A. no le es imputable por la concurrencia de caso fortuito que lo exonera
de responder por el valor de la misma, está indicando que a su respecto no concurre el tercer
requisito de existencia de la responsabilidad contractual antedicho, esto es, que la
inejecución de la conducta debida no está acompañada de un reproche subjetivo u objetivo
en los términos descritos en la ley. Por el contrario, al demandado acepta el vínculo
contractual, la existencia de la obligación asumida y el hecho de que las mercaderías no
llegaron a destino en los términos pactados.

Décimo Tercero: Que, de lo anterior, fluye que el demandado al exonerarse de su


responsabilidad contractual se refiere a una causa extraña a la relación obligacional que
elimina los efectos del factor de imputación o atribución, esto es, la existencia de caso fortuito
que lo exonera de toda responsabilidad civil, instituto que se encuentra definido en el inciso
final del artículo 45 del Código Civil, que dice 'se llama fuerza mayor o caso fortuito el
imprevisto que no es posible resistir, como un naufragio, un terremoto, el apresamiento de
enemigos, los actos de autoridad ejercidos por un funcionario público etc.'.

Décimo Cuarto: Que de la norma trascrita se infiere que dicho instituto se configura sobre la
base de cinco elementos: es un hecho, sobreviniente, independiente de la voluntad de las
partes, imprevisto e irresistible.

Décimo Quinto: Que conforme al contrato de prestación de servicios suscrito por Tecnoglobal
S.A. y la demandada —como se vio— se consideró en este expresamente que el
demandado era responsable por la pérdida de mercadería que eventualmente experimentara
la empresa antedicha con ocasión de la ocurrencia de un robo.

Décimo Sexto: Que de ello se deriva entonces que el caso fortuito en el cual pretende
ampararse el demandado no es concurrente, ya que su aceptación pasa por la acreditación
de que previamente no se había renunciado al mismo. Sin embargo, al estar expresamente
considerada su responsabilidad en el contrato que se viene analizando, por la existencia de
dicho evento, implica que las partes se representaron su ocurrencia e imaginaron su
producción al momento de contratar, por lo que en consecuencia y al amparo de los
dispuesto en el artículo 1558 del Código Civil que señala: 'Si no se puede imputar dolo al
deudor, sólo es responsable de los perjuicios que se previeron o pudieron preverse al tiempo
del contrato', derivándose de ello en consecuencia, que el demandado debe responder por la
obligación así asumida, por robo de la mercadería perpetrado el día 28 de agosto de 2009 en
esta ciudad.

Décimo Séptimo: Que lo anterior encuentra su fundamento último en la intención de los


contratantes al momento de celebrar la convención, lo cual queda dentro del margen de la
autonomía privada, por lo que se está en presencia de una situación en la cual el deudor
responde por el caso fortuito o, dicho de otro modo, sobre él recaen los efectos del caso
fortuito, dado que en esta materia predomina el principio de la autonomía privada,
consignada en el artículo 1547 del Código Civil. El inciso 2º de dicha norma expresa que 'el
deudor no es responsable del caso fortuito' y el inciso final agrega: 'todo lo cual, sin embargo
se entiende sin perjuicio de las estipulaciones expresas de las partes'. Por su lado, el
artículo 1673 del mismo texto legal señala que 'si el deudor se ha constituido responsable de
todo caso fortuito, o de alguno en particular, se observará lo pactado'.

Décimo Octavo: Que en consecuencia de lo anterior, se sigue naturalmente que habiendo


asumido el demandado en el contrato de prestación de servicios a Trecnoglobal S.A. que se
ha venido analizando, en su cláusula séptima de manera expresa la responsabilidad de que
los efectos del caso fortuito derivados de un robo de la mercadería a su cargo de transportar
y de propiedad de Tecnoglobal, se encontraba obligado a responder contractualmente por el
valor de las mismas, cualquiera que sea el grado de culpa de que se responda, no puede
exonerarse de su responsabilidad, alegando la existencia de caso fortuito.

(...)

Vigésimo Segundo: Que, al no existir constancia que los montos pagados por la demandante
Interamericana Compañía de Seguros Generales S.A. a Tecnoglobal S.A., con ocasión del
robo denunciado y las pérdidas acreditadas con ocasión del mismo hayan sido inferiores a
los asegurados, se debe excluir la posibilidad que Tecnoglobal S.A. para cubrir una eventual
diferencia, conforme a lo pactado en la parte final de la cláusula séptima, haya aplicado para
cubrir la misma la boleta de garantía a que se refiere la cláusula octava del contrato de
prestación de servicios ya aludido y que de ese modo el demandado hubiere pagado con
antelación a la presente demandada, eventualmente parte de los daños que se cobran en
esta y, en consecuencia, que por medio del presente libelo se le pretenda hacer exigible su
responsabilidad de manera total o parcial por segunda vez.

Vigésimo Tercero: Que de este modo, necesariamente la excepción de caso fortuito opuesta
por la demandada debe ser rechazada y ser acogida en parte la demanda por la suma
equivalente a 285,43 UF., valor que corresponde a los perjuicios producidos y pagados a la
empresa siniestrada, excluido el monto por concepto de deducible".

6. Almacenes Pullman Limitada con Santiago Leasing S.A.

Corte Suprema, 21 de enero de 2008, rol Nº 5055-2006

Palabras clave: Leasing — resolución — caso fortuito

Normativa aplicada: artículos 45 y 1547 del Código Civil

a) Resumen. Se celebró un contrato de leasing que incluía una oferta irrevocable de


venta del vehículo objeto del contrato.

No obstante, tras pagar todas las cuotas, el vendedor no entrego el vehículo por
haber sido este incautado por el Tribunal Aduanero.

El tribunal de primera instancia declaró terminado el contrato y la restitución de las


rentas pagadas. Decisión revocada por la Corte de Apelaciones que rechazó la
demanda.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"SEGUNDO: Que para una adecuada comprensión del asunto, se hace necesario efectuar
una reseña de los antecedentes del proceso, a saber:

1.- La sociedad demandante Almacenes Pullman Limitada y la demandada Santiago Leasing


S.A. celebraron el 15 de noviembre de 1995 un contrato de arrendamiento con opción de
compra sobre una camioneta marca Chevrolet Blazer, año 1996, nueva y sin uso.

2.- El arriendo se pactó por un plazo fijo de veinticuatro meses, la primera cuota con un valor
de 349,26 U.F. y las veintitrés restantes mensuales y sucesivas por un valor de 60,16 U.F.
cada una, más el IVA correspondiente.

3.- Conforme a la cláusula novena del contrato de leasing el demandado formuló una oferta
irrevocable de venta a la demandante.

4.- El 13 de diciembre de 1996 por orden del Tribunal Aduanero de San Antonio, Sección
Fraude, se efectuó la incautación de la camioneta objeto del contrato de leasing.

5.-. La actora cumplió con todos sus pagos oportunamente en la forma estipulada en el
contrato. La última cuota se solucionó el 15 de octubre de 1997, esto es, diez meses más allá
de la fecha de incautación de vehículo.

6.- La opción de compra de la actora, de conformidad a la cláusula novena del contrato de


leasing, fue formulada mediante carta cerificada de 15 de octubre de 1997, aceptando así la
oferta irrevocable de venta hecha por Santiago Leasing S.A.

7.- La demandada comunicó a la actora mediante carta de 18 de noviembre de 1997 que se


encontraba imposibilitada en forma absoluta de vender la camioneta objeto del contrato, por
que ésta se encontraba incautada por orden del Tribunal Aduanero de San Antonio desde el
13 de diciembre de 1996".

ii. Decisión de la Corte

"CUARTO: Que el caso fortuito o fuerza mayor, llamado también Vis Divina o Fatum Fatalitas,
es definido por el Código Civil en su artículo 45 como 'el imprevisto a que no es posible
resistir'. De esta definición se desprenden sus elementos constitutivos, a saber: 1º.- causa
extraña al deudor o dicho en otros términos, el hecho no debe serle imputable; 2º.- el hecho
debe ser imprevisto, imposible de conjeturar lo que ha de suceder en un cálculo de
probabilidades, es decir, cuando no hay ninguna razón para creer en su realización; y
3º.hecho imposible de resistir, lo que significa que el evento que acontece es insuperable en
su constitución y efectos, de manera que ni el deudor ni persona alguna que se coloque en
tal circunstancia podría impedir lo sucedido;

QUINTO: Que dentro de los ejemplos que el legislador entrega como ilustrativas de caso
fortuito, es posible advertir que tales se refieren a situaciones fácticas, como naufragio,
terremoto, apresamiento de enemigos y actos de autoridad ejercidos por un funcionario
público.

La jurisprudencia nos da otros ejemplos, tales como, mar agitado, enfermedad, ley de
Moratoria, etc.

Este último ejemplo, está contenido en una sentencia de la Corte de Talca de 8 de agosto de
1901 (Gaceta 1901, tomo II, página 251) que razona señalando que entre los actos de
autoridad que menciona por vía ejemplar el artículo 45, se incluyen los que provienen del
poder legislativo, no existiendo razón legal o de equidad para restringir dicho concepto a
actuaciones emanadas únicamente de determinadas autoridades, excluyendo los que
provienen de otras;

SEXTO: Que el inciso segundo del artículo 1547 señala los efectos del caso fortuito, al
preceptuar el deudor no es responsable del caso fortuito y ello es natural, toda vez que nadie
puede ser obligado a lo imposible.

En consecuencia si el deudor no cumple las obligaciones que contrae por la concurrencia de


un caso fortuito o fuerza mayor, su incumplimiento es excusable.

La ocurrencia de caso fortuito puede liberar en parte al deudor, cuando éste tiene atinencia
con una parte de la obligación contraída, ya sea en su contenido o en el tiempo,
circunstancia que permite la liberación del deudor en esa parte, rigiendo en lo demás la
exigibilidad de la obligación;

SÉPTIMO: Que extrapolando estos principios doctrinarios al caso sub judice y en especial, al
recurso de invalidación que se solicita por error de derecho, en el que se señalan entre otras
infracciones de disposiciones legales, los artículos 45 y 1545 del Código Civil, que
constituyen el meollo de la cuestión debatida, toda vez que la recurrente considera infringido
el artículo 45 del Código Civil que conceptualiza el caso fortuito o fuerza mayor como el
imprevisto imposible de resistir, menester será razonar respecto del citado elemento, a fin de
determinar su efectiva concurrencia en el acto de autoridad que ordenó la incautación del
vehículo objeto del contrato de leasing.

OCTAVO: Que para una adecuada definición de la irresistibilidad del hecho positivo que
alteró el marco fáctico en el cual las partes contrataron, resulta fundamental distinguir
previamente si la imposibilidad jurídica de desarrollar la conducta impuesta por la obligación
atiende al hecho sobreviviente o a los efectos del hecho irresistible, entendiendo por cierto,
que en numerosas oportunidades el hecho mismo en que consiste el caso fortuito o fuerza
mayor es irresistible, pero sus efectos pueden ser atajados por el responsable de dar
cumplimiento a la obligación contractual.

En el entendido que el caso fortuito o fuerza mayor es irresistible en cuanto hecho, pero no
respecto de sus efectos, es necesario clasificar la imposibilidad que él produce es absoluta y
relativa.

En el primer caso resulta evidente que la obligación se extingue por imposibilidad física o
jurídica que el deudor no puede despejar.

En el segundo, los efectos del caso fortuito pueden atajarse, no obstante la inevitabilidad de
su ocurrencia.
Surgirá entonces el problema de clarificar en qué ocasiones el deudor será responsable o,
más precisamente, cuándo estará obligado a salvar los aludidos efectos.

Esta situación se deberá transparentar atendiendo al grado de diligencia y cuidado que le


imponía la obligación.

En casos como el de autos, en que se responda de culpa leve, deberá el deudor emplear en
el salvamento de la especie la diligencia del buen padre de familia, esto es, aquella que
ordinariamente ocupan los hombres en sus negocios propios.

De lo expuesto se desprende que la doctrina clásica sobre esta materia ha confundido la


irresistibilidad del caso fortuito (imposibilidad del deudor de evitar su ocurrencia) con la
imposibilidad de ejecutar la prestación convenida.

Asimismo se ha confundido la imposibilidad absoluta con la imposibilidad relativa,


desconociéndose que los efectos del caso fortuito pueden y deben atajarse en algunos
casos, lo que dependerá de la diligencia y cuidado de que responda el deudor.

(Responsabilidad Contractual, Pablo Rodríguez Grez, página 185, Editorial Jurídica de Chile,
año 2005).

NOVENO: Que a mayor abundamiento, cabe recordar que es un hecho establecido en la


causa, que pese a haberse incautado el vehículo objeto del contrato de leasing con fecha 13
de diciembre de 1996, la arrendadora Santiago Leasing S.A. siguió percibiendo las cuotas
restantes, cumpliendo la arrendataria con todos sus pagos oportunamente en la forma
estipulada en el contrato, habiéndose solucionado la última cuota el 15 de octubre de 1997,
esto es, diez meses más allá de la fecha de incautación de la camioneta. Siguiendo el
razonamiento efectuado en el motivo precedente debe afirmarse entonces que el deudor que
pretende liberarse de responsabilidad alegando caso fortuito, deberá acreditar que empleó la
debida diligencia, esto es, aquella que le imponía la ley según la naturaleza de la obligación.

Dicho en otros términos, lamentablemente cayendo en la forma negativa, acreditará que su


culpa no alcanza a ser de la intensidad a contar de la cual la ley le hace responsable. Por
ejemplo, si la ley le hace responsable de la culpa grave acreditará que su diligencia le exime
de caer en tal culpa y que a lo sumo, habría incurrido en la culpa leve o media, de la cual no
responde. Esto es, demostrará que ha obrado sin culpa suficiente. Llegamos de este modo a
la formulación del tema que se conoce con el nombre de incumplimiento sin culpa.
(Cumplimiento e Incumplimiento de las Obligaciones, Fernando Fueyo Laneri, página 392,
Editorial Jurídica de Chile, año 1991). Así, cabe señalar, que existirá incumplimiento sin culpa
cuando el deudor acredita que para cumplir habría sido menester emplear una diligencia
mayor que la exigible de acuerdo a la índole de la obligación a que se encontraba
comprometido.

En las obligaciones de dar, sea una especie o un género y en las de ejecutar un hecho, la
imposibilidad de cumplir ha de ser absoluta, al decir de los autores, no siendo causa de
exención la mayor dificultad, aunque ésta aumente la intensidad. En el cumplimiento o pago
de una obligación la dificultad absoluta es la única eximente o excusa, cuyo requisito de la
ejecución de buena fe limita la onerosidad para una de las partes, la que, por supuesto, no
puede ser excesiva. (Op. Cit.).
En el caso que nos ocupa, pudo el demandado efectivamente cumplir las obligaciones que le
imponía el contrato de leasing librando al vehículo materia del contrato de los vicios que
motivaron el acto de autoridad dispuesto en su contra, pagando los respectivos impuestos y,
habiendo aceptado el pago de las rentas y el íntegro y cabal cumplimiento de las
obligaciones de la arrendataria durante, a lo menos diez meses, sin que existiera
reciprocidad en las contraprestaciones emanadas de su propia parte, no pudo excusarse del
cumplimiento que le correspondía alegando un exceso de onerosidad en su prestación, aún
que aquel le impusiese una conducta y un desembolso de dinero originalmente no previstos,
ya que al aceptar el íntegro, total y oportuno cumplimiento de las obligaciones de la
contraparte en pleno conocimiento de la situación fáctica que afectaba al objeto del contrato,
consintió tácitamente en que también debía cumplir con aquello a lo que se había
comprometido —vender el vehículo—, para lo cual debió realizar todo lo que fuese
necesario.

DÉCIMO: Que atendido lo razonado precedentemente y teniendo en consideración, además,


que del mérito del contrato de leasing celebrado entre las partes se desprende que el
arrendador-vendedor respondía de culpa leve, cabe concluir, en consecuencia, que debió
emplear en el salvamento de los efectos de la orden de incautación emanada del Tribunal
Aduanero de San Antonio, que afectó a la camioneta objeto del contrato de leasing, la
diligencia del buen padre de familia, comportamiento que en la especie debió traducirse en el
pago de los derechos de internación que motivaron la instrucción de la causa en que se
ordenó la medida administrativa sobreviviente que privó inesperadamente a las partes del
uso, goce y disposición de la especie, no vislumbrándose que su dictación excusara el
cumplimiento de las obligaciones esenciales del arrendador-vendedor, cuales eran la de
liberar al arrendatario de toda turbación o embarazo en el goce de la cosa y la de formalizar
su venta, en atención a la oferta irrevocable formulada en el contrato de leasing por el
demandado a la demandante;

UNDÉCIMO: Que consecuente con lo expresado en el razonamiento que antecede, los


jueces del fondo han incurrido en error de derecho al considerar que la dictación de la orden
de incautación emanada del Tribunal Aduanero de San Antonio, en causa rol Nº 039-1996,
de fecha 13 de diciembre de 1996 pueda constituir un caso fortuito o fuerza mayor que hacía
inimputable el cumplimiento de la demandada de las obligaciones que le imponía el contrato
de leasing celebrado entre Sociedad Almacenes Pullman Limitada y Santiago Leasing S.A.
con fecha 15 de noviembre de 1995, dejando sin aplicación la ley del contrato, el pacta sunt
servanda contenido en el artículo 1545 del Código Civil".

7. Mahuzier García, Oscar A. con Corpbanca

Corte de Apelaciones de Concepción, 25 de junio de 2015, rol Nº 83-2015

Palabras clave: Bancos — cuenta corriente — daño moral

Normativa aplicada: artículos 1444 y 1546 del Código Civil


a) Resumen. Un cuentacorrentista ingresó a la página de su banco, sin advertir que,
en verdad, había ingresado a una página administrada por terceros, quienes le
sustrajeron su número de cuenta y su clave secreta. Con los datos personales de la
cuenta, los terceros le sustrajeron la totalidad del dinero de su cuenta.

El tribunal de primera instancia acogió la demanda y condenó a la empresa al pago


de una indemnización por daño emergente y moral. Decisión confirmada por la Corte
de Apelaciones.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"1º) (...) el demandante era el titular de la cuenta corriente (...) abierta en el banco Corpbanca
(...) el cual permitía —en la materia que nos ocupa— el acceso de Oscar Mahuzier García a
los servicios de internet ofrecidos por el banco Corpbanca, utilizando para ello su número de
rol único tributario, su número de clave secreta u otro mecanismo según indicación del banco
(...). En esas condiciones, las solicitudes del titular Mahuzier García, se aceptaban sólo
previa mención de su número secreto y demás antecedentes indicados y exigidos en la
página web del banco, cursándose ellas previa verificación de los datos solicitados por la
institución financiera.

(...)

4º) Que, en la especie ocurrió lo que en materia de delitos informáticos se denomina 'phising',
que es una técnica que permite obtener los datos de contraseñas, número de usuario, claves
de acceso u otra información confidencial de personas, para posteriormente hacerse pasar
por ellas en algún portal electrónico, accediendo a sus cuentas corrientes u otros productos
bancarios y/o financieros, con los que los afectados operan en internet y despojarlos de sus
fondos.

Es indudable que mediante engaño y valiéndose de alguna manipulación informática, un


tercero indujo a Oscar Mahuzier García, a creer que había accedido a la página web del
banco Corpbanca, obteniendo de éste los datos necesarios para ejecutar transferencias de
dinero desde su cuenta corriente, sin que el titular pudiera advertir y menos impedir la
sustracción de sus fondos".

ii. Decisión de la Corte

"7º) Que, a mayor abundamiento, en la causa apelada el demandado no acreditó haber


advertido al demandante, con anterioridad al 24 de agosto de 2011, que la página web del
banco Corpbanca fuese insegura o que había algún riesgo de que al acceder el titular a ella,
éste pudiera quedar a merced de terceros extraños a esa institución y ser objeto de la
sustracción electrónica de sus fondos depositados en la cuenta corriente.

8º) Que, conforme al escenario descrito, el demandado no puede excusarse de responder


por los perjuicios sufridos por el actor, al haberse visto privado de la totalidad de sus fondos
depositados en la cuenta corriente Nº 62-401680, abierta ante el banco Corpbanca y de la
que era su único titular, mediante cinco transferencias electrónicas efectuadas todas el 24 de
agosto de 2011, por los montos y en beneficio de las personas que se indican, por ejemplo,
en el oficio que rola fojas 309 y 310 de autos.

9º) Que, tampoco exonera al banco demandado de su obligación de resarcimiento, la


circunstancia de que haya sido el propio cuentacorrentista quien proporcionó las
coordenadas de su clave dinámica, pues lo hizo ignorando completamente que había
accedido a una página web falsa y que aparentaba ser aquella administrada por el banco
Corpbanca.

10º) Que, la reparación del daño moral debe comprender el justo resarcimiento del perjuicio
extrapatrimonial o inmaterial sufrido por el contratante diligente, derivado del incumplimiento
del deudor. Es evidente que el perjuicio señalado lo sufrió el actor al haberse visto privado de
un momento a otro de la totalidad de sus haberes depositados en la cuenta corriente Nº 62-
401680, de la cual éste era su titular ante el banco Corpbanca.

Sin duda que cualquier persona debe sentirse turbada y afectada en su ánimo, si
intempestivamente no puede contar con los medios suficientes y necesarios para mantener a
su familia; en el presente caso, se trata de un matrimonio con cinco hijos y el monto de lo
sustraído ascendió a la suma de $3.224.470. Por lo demás, los testimonios que se leen a
fojas 123 y siguientes de los autos, dan debida cuenta que los fondos depositados en la
cuenta corriente señalada, estaban destinados para solventar los gastos de alimentación, de
educación y demás compromisos económicos de su grupo familiar, luego, al no poder contar
con dichos medios, lógico resulta concluir que efectivamente el actor sufrió una perturbación
y alteración en su vida familiar, derivada de la sustracción señalada.

(...)".

8. Zorín S.A. con Compañía Siderúrgica Huachipato S.A.

Corte Suprema, 31 de octubre de 2012, rol Nº 3325-2012

Cita online: CL/JUR/2412/2012

Palabras clave: Indemnización autónoma — cualidad atribuida por las partes

Normativa aplicada: artículos 1556, 1568, 1569, 1826 y 1828 del Código Civil

a) Resumen. Se compra una determinada cantidad de rodillos de laminación en


desuso. Estos debían tener una determinada concentración de níquel, lo cual en la
especie no se verifica. Ante ello, la compradora demanda indemnización de perjuicios.
En primera instancia se acoge la pretensión. El tribunal de alzada la revoca. La Corte
Suprema anula la sentencia de apelaciones.

b) Sentencia
i. Hechos del caso574

"SEXTO: Que de los antecedentes allegados al proceso es dable establecer los siguientes
hechos:

1º.- Que en octubre del año 2006, el señor Luis Acosta, quien hacía de intermediario entre
las partes de este juicio, se contactó con don Francisco Barriga, jefe de la unidad de
materiales de Compañía Siderúrgica Huachipato S.A., y este último le ofertó la compraventa
de chatarra e insumos químicos de una cantidad de rodillos en desuso. Oferta que se
materializó mediante la exhibición de una planilla, en la que se individualizan y aparecen las
características y composición química de los mentados rodillos.

2º.- Dentro de esta nómina, aparecen unos rodillos con un contenido del elemento químico
Níquel mayor al de otros rodillos del mismo listado, según se desprende de la simple lectura
de la planilla.

3º.- Entre las Empresas Receptoras de la oferta, se encuentra la Sociedad demandante, la


que, una vez analizada la planilla por medio de la cual se ofertaron los rodillos, demuestra
interés sólo por aquellos rodillos en los cuales el contenido de níquel era mayor.

SÉPTIMO: (...) Desde el momento en que º S.A entregó a título de arras parte del precio,
esto es, la suma de $25.000.000, en señal expresa de quedar convenidos, se ha reputado
perfecto el contrato de compraventa entre la Sociedad demandante y la Sociedad
demandada".

ii. Decisión de la Corte

"Sentencia de reemplazo

SEGUNDO: Que la actora ha pedido ser indemnizada de perjuicios, como efecto y


consecuencia de dicho incumplimiento, pero no reclamó la resolución contractual, derivada
del artículo 1489, o la especial que la doctrina y jurisprudencia ha entendido asociada a la
acción redhibitoria contenida en los artículos 1857 y siguientes del Código Civil. Tampoco ha
pretendido que el referido contrato sea inexistente o nulo.

(...)

DÉCIMO: Que, en todo caso, una demanda de daños y perjuicios en los términos que se han
descrito, debe ser considerada como parte de lo que el vendedor debe en 'cumplimiento del
contrato', de acuerdo con los términos del artículo 1489 del Código Civil. En efecto, conforme
con el artículo 1591, 'el pago total de la deuda comprende el de los intereses e
indemnizaciones que se deban'. Dado que en este juicio se pretenden indemnizaciones
derivadas de un incumplimiento contractual, asociadas a una entrega imperfecta de la cosa
vendida, debe entenderse que el deudor está ejerciendo una acción de cumplimiento
contractual, para ser debidamente pagado por el deudor, aunque la acción esté reducida a
las indemnizaciones que el actor estima que la sociedad demandada le adeuda por
incumplimiento del contrato.

(...)
DECIMOQUINTO: Que, entrando al estudio de la acción de daños y perjuicios que se ha
deducido, debe señalarse que la demandada reclama la cantidad de $950.000.000
(novecientos cincuenta millones de pesos) por los siguientes rubros indemnizatorios: a) por
daño emergente, la cantidad de $100.000.000 (cien millones de pesos), que se
descomponen en $75.000.000, por concepto del corte de los rodillos que se enviaron a los
Estados Unidos; y $25.000.000, por adelanto del precio pagado; b) lucro cesante, la cantidad
de $114.400.000, que es la utilidad que generaría el negocio por la venta de los rodillos
enviados a los Estados Unidos y otras ventas frustradas por $2.000.000 (dos millones de
dólares de los Estados Unidos de América); c) daño moral y asociado a la imagen de la
empresa, que no se determina en el cuerpo de la demanda y que resulta de la diferencia
entre el daño total estimado y los valores en que estima el daño emergente y el lucro
cesante.

(...)

DECIMOCTAVO: Respecto del rubro que se ha demandado por lucro cesante, se ha


acreditado sólo parcialmente, con la carta de crédito acompañada a fs. 9 de autos, no
objetada, y con los antecedentes que obran en la carpeta de investigación RIT Nº 2810-2008,
RUC Nº 0810015540-1, agregada al proceso, de los cuales se puede concluir que
efectivamente la demandante vio frustrado un negocio de venta de rodillos con la empresa
Triorient INC, de los Estados Unidos de Norteamérica, por un total de facturación de
US$330.000. Este negocio no prosperó, porque los rodillos en cuestión carecían de la
composición de Níquel requerido por la compañía norteamericana. De acuerdo con estos
antecedentes, y con la declaración del demandante en su escrito de demanda, la utilidad que
debía arrojar este negocio a la fecha de presentación de la demanda era de $114.400.000,
monto que estima perfectamente como beneficio o utilidad del negocio y, por lo mismo, se
concederá una indemnización por este rubro, más los reajustes e intereses corrientes para
operaciones no reajustables, desde el día de presentación de la demanda hasta el día de
pago efectivo. La frustración de un negocio de esta naturaleza parecía perfectamente
previsible, al tiempo de celebrar el contrato, para los efectos del artículo 1558 del Código
Civil, pues, era natural que la empresa compradora quisiera revender el material de chatarra
que estaba adquiriendo. No hay prueba en el proceso que permita concluir que se hayan
producido otros daños por estos conceptos".

9. Vásquez con Banco del Estado de Chile

Corte de Apelaciones de Antofagasta, 30 de noviembre de 2017, rol Nº 713-2017

Palabras clave: Banco — mutuo — desistimiento — dolo

Normativa aplicada: artículo 1489 del Código Civil

a) Resumen. Tras la celebración de un contrato de mutuo, el Banco se negó a


entregar el dinero acordado a la acreedora al determinar que ésta excedió su límite de
endeudamiento al ser aval de otra operación financiera.
El tribunal de primera instancia acogió la demanda de resolución con indemnización
de perjuicios por daño moral y restitución de los gastos operacionales. Decisión
confirmada por la Corte de Apelaciones, que elevo el monto a indemnizar a título de
daño moral.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"SEGUNDO: Que no ha sido discutido en esta sede que se está ante un contrato de mutuo
constitutivo de una operación de crédito de dinero regida por la Ley Nº 18.010, en que el
mutuante se obligó a entregar la suma de dinero dentro de cierto plazo (...).

Tampoco se discutió el incumplimiento del banco. En efecto, conforme determinó el señor


juez de la causa, el banco se desistió del contrato una vez que el mismo fue celebrado, por
cuanto en un análisis comercial se estimó rechazar a la actora por 'pauta de evaluación', lo
que se ve ratificado por la circunstancia que fuera la abogado del banco quien retirara la
escritura de las oficinas del Conservador de Bienes Raíces de esta ciudad, como este
funcionario informó al tribunal. Debe agregarse que, conforme informó el banco demandado,
la actora mantenía la calidad de deudora hipotecaria indirecta en cuanto aval de otra
operación de fecha 30 de junio del año 2009, lo que corrobora la afirmación de esta en orden
a que el banco le informó que por esta deuda excedía su límite de endeudamiento como
persona natural.

Luego, los antecedentes mencionados originan presunciones judiciales que, por reunir los
requisitos de gravedad, precisión y concordancia previstos en el artículo 1712 del Código
Civil, llevan a establecer, como hecho de la causa, que el banco demandado incumplió la
obligación de entrega del dinero que había asumido en el contrato respectivo, decisión
unilateral, inconsulta y voluntariamente asumida, sin que exista elemento alguno que permita
siquiera presumir que concurriera caso fortuito o fuerza mayor o que la demandante no
estuviera llana a cumplir".

ii. Decisión de la Corte

CUARTO: Que encontrándose acreditado el incumplimiento imputable de la demandada


quien, quebrantando todo principio básico de buena fe, decidió voluntariamente dejar de
cumplir lo acordado, resulta también comprobado que actuó culposamente.

(...)

Establecido lo anterior, incluso podría concluirse que la demandada obró dolosamente. Así,
conforme a los hechos y la circunstancia de tratarse de una empresa que se dedica
profesionalmente a la actividad bancaria, necesariamente tuvo pleno conocimiento del
carácter antijurídico de su actuar al sustraerse de su obligación contractual, vulnerando,
como se indicó, la buena fe contractual, y el deber de respetar lo pactado, todo realizado con
plena conciencia del derecho que la asistía a la contraparte, mas ello no la refrenó,
aceptando el daño que su conducta indefectiblemente provocaría en la deudora.

Si se estima, estricta legis, que el artículo 44 del Código Civil al señalar que el dolo es la
intención positiva de inferir injuria en la persona o propiedad de otro, supone una conducta
dirigida exclusiva y directamente al daño, debe concluirse que la demandada obró con culpa
grave. En efecto, cuando el banco demandado derechamente decide no cumplir con su
obligación sin más antecedentes que una eventual evaluación comercial, que no se efectuó
oportunamente o no se consideró por sus propios representantes al momento de decidir el
otorgamiento del crédito, de modo evidente incumple, no sólo el deber de diligencia y
cuidado ordinario y normal, sino que da cuenta que no manejó negocios ajenos ni siquiera
con el cuidado que aun las personas negligentes y de poca prudencia emplean en sus
negocios propios, incurriendo en culpa grave o lata. Establecido lo anterior, puede soslayarse
incluso que los perjuicios experimentados por la actora no fueran previsibles pues este grado
de culpa equivale, conforme a lo previsto en el artículo 44 inciso segundo el Código Civil, al
dolo y, consecuentemente, escapan a la regla del artículo 1558 de dicho cuerpo legal,
conforme la misma norma lo encabeza.

QUINTO: Que debe convenirse con la demandada que no cualquier incumplimiento


contractual es capaz de provocar daño moral y el mismo debe probarse y, salvo en casos
como el que nos ocupa en que concurre culpa grave o dolo, ser previsibles a la época de
celebración del contrato. Así, por ejemplo se ha dicho: 'Este daño moral derivado del
incumplimiento, igual que el extracontractual, debe ser significativo, de lo contrario
jurídicamente no constituiría daño y mal podría concederse al acreedor una indemnización.
No basta la mera inejecución de la convención, sino que ésta produzca, como consecuencia
directa e inmediata, una lesión de intereses no patrimoniales o derechos personalísimos del
acreedor que integren el fin de protección del contrato, asumiendo como regla general
justificativa de la previsibilidad. Aunque se resista el acreedor debe pechar con las
consecuencias de la realización del riesgo normal del incumplimiento, no así con el daño
moral que efectivamente padece.' (Álvaro Vidal Olivares, Criterios para la procedencia de la
indemnización del daño moral por incumplimiento contractual. Una mirada desde el derecho
contractual, en Estudios de derecho Civil VIII (Santiago, Thomson Reuters, 2013, pág. 649).

Sin embargo, en este caso, se reúnen todas las exigencias para hacer lugar a la demanda
por daño moral.

La adquisición de una vivienda, para una persona de ingresos medios, constituye un proceso
largo y dificultoso, que supone una etapa de ahorro previo y la obtención de financiamiento
bancario o de otro origen, que se da en medio de esperanzas y anhelos de obtener una
seguridad para la vida futura, más aún si se trata de una persona adulta y con una familia.
Cuando, como en el caso que nos ocupa, ello se frustra por el incumplimiento total y
voluntario de las obligaciones contraídas por un banco que, obviamente, se dedica al
financiamiento de operaciones como esta y que, por lo mismo, debiera otorgar mayor
garantía de seriedad y profesionalismo, ello necesariamente afecta intereses
extrapatrimoniales de la persona afectada de modo grave y prolongado, originando daño
moral obligando a la reparación. En todo caso lo cierto es que, por lo mismo, conocida por el
banco las circunstancias sociales y económicas de la demandada, precisamente por tratarse
de su cliente, la posibilidad que la retractación intempestiva de un contrato celebrado
produzca una afectación a la integridad psicológica del afectado cae en la esfera de
previsibilidad pues la organización por experticia profesional no puede sino conocer que
afecta gravemente un proyecto familiar.

Ciertamente que ello resulta independiente de los problemas personales de la actora y, por sí
mismo origina el daño pues, cuales fueran sus circunstancias, por las razones anotadas,
deriva del incumplimiento contractual flagrante de la demandada.
(...)

Por estas consideraciones, y visto, además, lo dispuesto en los artículos 186 y siguientes del
Código de Procedimiento Civil, se declara que SE CONFIRMA, con costas del recurso, la
sentencia de veintisiete de julio del año en curso CON DECLARACIÓN que se eleva el
monto que deberán pagar la demandada por concepto de daño moral a la suma de diez
millones de pesos ($10.000.000).

(...)".

III. R

1. Legislación nacional aplicable

a) Código Civil

Artículo 1556. "La indemnización de perjuicios comprende el daño emergente y lucro


cesante, ya provengan de no haberse cumplido la obligación, o de haberse cumplido
imperfectamente, o de haberse retardado el cumplimiento.

Exceptúense los casos en que la ley la limita expresamente al daño emergente".

Artículo 1557. "Se debe la indemnización de perjuicios desde que el deudor se ha


constituido en mora, o si la obligación es de no hacer, desde el momento de la
contravención".

Artículo 1558. "Si no se puede imputar dolo al deudor, sólo es responsable de los perjuicios
que se previeron o pudieron preverse al tiempo del contrato; pero si hay dolo, es responsable
de todos los perjuicios que fueron una consecuencia inmediata o directa de no haberse
cumplido la obligación o de haberse demorado su cumplimiento.

La mora producida por fuerza mayor o caso fortuito no da lugar a indemnización de


perjuicios.

Las estipulaciones de los contratantes podrán modificar estas reglas".

b) Convención de Viena sobre los Contratos de Compraventa Internacional de


Mercaderías

Artículo 44. "No obstante lo dispuesto en el párrafo 1) del artículo 39 y en el párrafo 1) del
artículo 43, el comprador podrá rebajar el precio conforme al artículo 50 o exigir la
indemnización de los daños y perjuicios, excepto el lucro cesante, si puede aducir una
excusa razonable por haber omitido la comunicación requerida".
Artículo 45.

"1) Si el vendedor no cumple cualquiera de las obligaciones que le incumben conforme al


contrato o a la presente Convención, el comprador podrá:

a) ejercer los derechos establecidos en los artículos 46 a 52;

b) exigir la indemnización de los daños y perjuicios conforme a los artículos 74 a 77.

2) El comprador no perderá el derecho a exigir la indemnización de los daños y perjuicios


aunque ejercite cualquier otra acción conforme a su derecho.

3) Cuando el comprador ejercite una acción por incumplimiento del contrato, el juez o el
árbitro no podrán conceder al vendedor ningún plazo de gracia".

Artículo 61.

"1) Si el comprador no cumple cualquiera de las obligaciones que le incumben conforme al


contrato o a la presente Convención, el vendedor podrá:

a) ejercer los derechos establecidos en los artículos 62 a 65;

b) exigir la indemnización de los daños y perjuicios conforme a los artículos 74 a 77.

2) El vendedor no perderá el derecho a exigir la indemnización de los daños y perjuicios


aunque ejercite cualquier otra acción conforme a su derecho.

3) Cuando el vendedor ejercite una acción por incumplimiento del contrato, el juez o el árbitro
no podrán conceder al comprador ningún plazo de gracia".

Artículo 74. "La indemnización de daños y perjuicios por el incumplimiento del contrato en
que haya incurrido una de las partes comprenderá el valor de la pérdida sufrida y el de la
ganancia dejada de obtener por la otra parte como consecuencia del incumplimiento. Esa
indemnización no podrá exceder de la pérdida que la parte que haya incurrido en
incumplimiento hubiera previsto o debiera haber previsto en el momento de la celebración del
contrato, tomando en consideración los hechos de que tuvo o debió haber tenido
conocimiento en ese momento, como consecuencia posible del incumplimiento del contrato".

Artículo 77. "La parte que invoque el incumplimiento del contrato deberá adoptar las
medidas que sean razonables, atendidas las circunstancias, para reducir la pérdida, incluido
el lucro cesante, resultante del incumplimiento. Si no adopta tales medidas, la otra parte
podrá pedir que se reduzca la indemnización de los daños y perjuicios en la cuantía en que
debía haberse reducido la perdida".

Artículo 79. "1) Una parte no será responsable de la falta de cumplimiento de cualquiera de
sus obligaciones si prueba que esa falta de cumplimiento se debe a un impedimento ajeno a
su voluntad y si no cabía razonablemente esperar que tuviese en cuenta el impedimento en
el momento de la celebración del contrato, que lo evitase o superase, o que evitase o
superase sus consecuencias.
2) Si la falta de cumplimiento de una de las partes se debe a la falta de cumplimiento de un
tercero al que haya encargado la ejecución total o parcial del contrato, esa parte sólo
quedará exonerada de responsabilidad:

a) si está exonerada conforme al párrafo precedente, y

b) si el tercero encargado de la ejecución también estaría exonerado en el caso de que se le


aplicaran las disposiciones de ese párrafo.

3) La exoneración prevista en este artículo surtirá efecto mientras dure el impedimento.

4) La parte que no haya cumplido sus obligaciones deberá comunicar a la otra parte el
impedimento y sus efectos sobre su capacidad para cumplirlas. Si la otra parte no recibiera la
comunicación dentro de un plazo razonable después de que la parte que no haya cumplido
tuviera o debiera haber tenido conocimiento del impedimento, esta última parte será
responsable de los daños y perjuicios causados por esa falta de recepción.

5) Nada de lo dispuesto en este artículo impedirá a una u otra de las partes ejercer cualquier
derecho distinto del derecho a exigir la indemnización de los daños y perjuicios conforme a la
presente Convención".

Artículo 81. "1) La resolución del contrato liberará a las dos partes de sus obligaciones,
salvo a la indemnización de daños y perjuicios que pueda ser debida. La resolución no
afectará a las estipulaciones del contrato relativas a la solución de controversias ni a ninguna
otra estipulación del contrato que regule los derechos y obligaciones de las partes en caso de
resolución. (...)".

2. Instrumentos del Derecho Uniforme

a) Principios UNIDROIT sobre los contratos comerciales internacionales

Artículo 7.1.6 (Cláusulas de exoneración) "Una cláusula que limite o excluya la


responsabilidad de una parte por incumplimiento o que le permita ejecutar una prestación
sustancialmente diversa de lo que la otra parte razonablemente espera, no puede ser
invocada si fuere manifiestamente desleal hacerlo, teniendo en cuenta la finalidad del
contrato".

Artículo 7.1.7 (Fuerza mayor)

"(1) El incumplimiento de una parte se excusa si esa parte prueba que el incumplimiento fue
debido a un impedimento ajeno a su control y que, al momento de celebrarse el contrato, no
cabía razonablemente esperar, haberlo tenido en cuenta, o haber evitado o superado sus
consecuencias.

(2) Cuando el impedimento es sólo temporal, la excusa tiene efecto durante un período de
tiempo que sea razonable en función del impacto del impedimento en el cumplimiento del
contrato.
(3) La parte incumplidora debe notificar a la otra parte acerca del impedimento y su impacto
en su aptitud para cumplir. Si la notificación no es recibida por la otra parte en un plazo
razonable a partir de que la parte incumplidora supo o debió saber del impedimento, esta
parte será responsable de indemnizar los daños y perjuicios causados por la falta de
recepción.

(4) Nada de lo dispuesto en este artículo impide a una parte ejercitar el derecho a resolver el
contrato, suspender su cumplimiento o a reclamar intereses por el dinero debido".

Artículo 7.4.1 (Derecho al resarcimiento) "Cualquier incumplimiento otorga a la parte


perjudicada derecho al resarcimiento, bien exclusivamente o en concurrencia con otros
remedios, salvo que el incumplimiento sea excusable conforme a estos Principios".

Artículo 7.4.2 (Reparación integral). "(1) La parte perjudicada tiene derecho a la reparación
integral del daño causado por el incumplimiento. Este daño comprende cualquier pérdida
sufrida y cualquier ganancia de la que fue privada, teniendo en cuenta cualquier ganancia
que la parte perjudicada haya obtenido al evitar gastos o daños y perjuicios.

(2) Tal daño puede ser no pecuniario e incluye, por ejemplo, el sufrimiento físico y la angustia
emocional".

Artículo 7.4.3 (Certeza del daño) "(1) La compensación sólo se debe por el daño,
incluyendo el daño futuro, que pueda establecerse con un grado razonable de certeza.

(2) La compensación puede deberse por la pérdida de una expectativa en proporción a la


probabilidad de que acontezca.

(3) Cuando la cuantía de la indemnización de los daños y perjuicios no puede establecerse


con suficiente grado de certeza, queda a discreción del tribunal fijar el monto del
resarcimiento".

Artículo 7.4.4 (Previsibilidad del daño) "La parte incumplidora es responsable solamente
del daño previsto, o que razonablemente podría haber previsto, como consecuencia probable
de su incumplimiento, al momento de celebrarse el contrato".

Artículo 7.4.7 (Daño parcialmente imputable a la parte perjudicada) "Cuando el daño se


deba en parte a un acto u omisión de la parte perjudicada o a otro acontecimiento por el que
esa parte asume el riesgo, la cuantía del resarcimiento se reducirá en la medida en que tales
factores hayan contribuido al daño, tomando en consideración la conducta de cada una de
las partes".

Artículo 7.4.8 (Atenuación del daño) "(1) La parte incumplidora no es responsable del daño
sufrido por la parte perjudicada en tanto que el daño pudo haber sido reducido si esa parte
hubiera adoptado medidas razonables.

(2) La parte perjudicada tiene derecho a recuperar cualquier gasto razonablemente efectuado
en un intento por reducir el daño".

Artículo 7.4.13 (Pago estipulado para el incumplimiento)


"(1) Cuando el contrato establezca que la parte incumplidora ha de pagar una suma
determinada a la parte perjudicada por tal incumplimiento, la parte perjudicada tiene derecho
a cobrar esa suma sin tener en cuenta el daño efectivamente sufrido.

(2) No obstante, a pesar de cualquier pacto en contrario, la suma determinada puede


reducirse a un monto razonable cuando fuere notablemente excesiva con relación al daño
ocasionado por el incumplimiento y a las demás circunstancias".

b) Principios Latinoamericanos de Derecho de los Contratos

Artículo 89. Fuerza mayor o caso fortuito "Fuerza mayor o caso fortuito es un hecho ajeno
al control del deudor, cuyo riesgo no asumió, y que le impide cumplir la obligación, temporal o
definitivamente, y cuyo acaecimiento o efectos no ha podido resistir".

Artículo 91. De los medios de tutela "(1) En caso de incumplimiento, el acreedor puede
ejercer, a su elección y según proceda, alguno de los siguientes medios de tutela:

(a) Cumplimiento específico;

(b) Reducción del precio;

(c) Resolución del contrato;

(d) Suspensión del cumplimiento e

(e) Indemnización de perjuicios.

(2) La indemnización de perjuicios puede ejercerse de manera autónoma, o en conjunto con


los demás medios de tutela".

Artículo 104. Indemnización de perjuicios "Cuando el incumplimiento cause perjuicios, el


deudor debe indemnizar.

Si el incumplimiento se produjo por caso fortuito, no hay lugar a indemnización".

Artículo 105. Perjuicios indemnizables "Los perjuicios comprenden el daño patrimonial y


extrapatrimonial".

Artículo 106. Intereses e indemnización de perjuicios "El incumplimiento de una


obligación dineraria da lugar al pago de los intereses, sin perjuicio de la indemnización de
otros perjuicios".

Artículo 107. De la previsibilidad del perjuicio indemnizable "(1) El deudor responde de


los perjuicios previsibles al tiempo de celebración del contrato y que provengan del
incumplimiento.

(2) En caso de dolo o culpa grave, el deudor responde de todos los perjuicios que sean
consecuencia del incumplimiento".

Artículo 108. Contribución del acreedor a su perjuicio "La indemnización queda sujeta a
reducción si el acreedor, con su acción u omisión, contribuyó a que se produjera el perjuicio".
Artículo 109. Mitigación de perjuicios "(1) La indemnización queda sujeta a reducción si el
acreedor no adopta las medidas que, de acuerdo con la buena fe, son razonables para
mitigar el perjuicio. La reducción corresponde a la cuantía en que hubiere podido mitigarse.

(2) El acreedor tiene derecho a la indemnización de lo que haya invertido en las medidas de
mitigación, aun cuando éstas hayan sido infructuosas".

IV. B

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V. O

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Corporación Habitacional Cámara Chilena de la Construcción con Inmobiliaria San


Lorenzo S.A. (2007): Corte Suprema, 24 de julio de 2007, rol Nº 4303-2005. Cita
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Lucy Treizman Sacks y otros con Erazo Reyes, Rodrigo y otra (2013): Corte Suprema,
5 de junio de 2013, rol Nº 5883-2012. Cita online: CL/JUR/1219/2013.

Jenny Cortes Morgado con Fernando García Brito (2011): Corte Suprema, 12 de
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Patricio Vergara Ibarra con Sociedad Comercial de Instrumentación Electrónica S.A.


INTRONSA (2008): Corte de Apelaciones de Santiago, 23 de enero de 2008, rol
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Sociedad Aussicht Chile Ltda. con Municipalidad San Francisco Mostazal (2006): Corte
Suprema, 24 de agosto de 2006, rol Nº 1913-2004.

Corte de Apelaciones de La Serena, 12 de diciembre de 2006, rol Nº 971-2006. Cita


online: CL/JUR/3946/2006.
B. P

I. L

La indemnización de daños y perjuicios: Partidas indemnizatorias

Introducción

Según nos parece, de las partidas indemnizatorias aquellas que presentan mayores
desafíos son el lucro cesante y el daño moral. Por lo que toca al primero nos interesa
primero caracterizarlo, luego, mostrar el matiz que debe introducirse al requisito de
certeza del daño para considerarlo y, en tercer lugar, presentar algunas de sus
manifestaciones.

Por lo que toda al daño moral, atendido la frecuencia e importancia que ha tenido en
las sentencias de los tribunales superiores de justicia, el tratamiento ha de ser más
detallado. De esta manera, comenzamos mostrando la evolución que registra;
continuamos prestando atención a la forma en que lo tribunales han justificado su
procedencia y, en tercer lugar, presentamos la forma en que lo han definido los
tribunales. Finalmente, mostramos cómo el contrato limita su procedencia.

1. Una cuestión previa ¿cumplimiento por equivalencia o indemnización?

Hay dos respuestas; una que concibe la responsabilidad civil contractual en sentido
estricto575, conforme la cual la indemnización sólo comprendería los daños diversos al
valor del objeto de la prestación, por ejemplo, el lucro cesante o el daño moral. La
indemnización se extiende únicamente a los daños diversos al valor del objeto de la
prestación. El valor del objeto de esta última o su disminución por el defecto del
cumplimiento, no constituiría indemnización, sino manifestación de cumplimiento en
equivalente.
Sin embargo, como uno de nosotros lo ha indicado en otra parte576, la indemnización
de daños también puede concebirse en un sentido más amplio y, por no decir, unitario,
comprendiendo también el daño al objeto de la prestación —su valor o la disminución
del mismo. Tal como lo explicamos en el capítulo de la pretensión de cumplimiento
específico577, nuestro Código Civil no recoge la distinción entre cumplimiento en
equivalente (valor objeto de la prestación) e indemnización propiamente tal (daños
subsecuentes). La ejecución en equivalencia pertenece al ámbito procesal y opera
cuando no es procedente la ejecución en naturaleza, sea por imposibilidad o
impracticabilidad procesal.

Resultan muy pertinentes las palabras de Díez-Picazo, quien al pronunciarse acerca


de la recepción en el Código Civil español sobre el cumplimiento en equivalencia como
una pretensión diversa a la indemnizatoria, nos dice:

"Algunos autores han considerado que la objetivación que supone reconocer el derecho a la
estimación del valor de la prestación otorga al acreedor una situación mejor que el derecho a
la indemnización de daños y perjuicios, presuponiendo que ésta sólo se debe a culpa. Sin
embargo, a nuestro juicio no existe para mantener este criterio ninguna razón de fondo. No
hay, por consiguiente, más que indemnización, y no se puede separar el régimen de la
llamada aestmatio rei del de los restantes daños"578.

Expresado, en otros términos, afirmamos la unidad de la indemnización de daños,


distinguiendo en su interior, aquella indemnización que se de en lugar de la prestación
(valor de la prestación), de aquella que va al lado de la prestación (daño subsecuente).
Ambas, en conjunto, representan la indemnización plena, cuya finalidad es permitirle al
acreedor alcanzar la posición en que habría quedado de haberse ejecutado lo
pactado579.

Así lo recoge el artículo 1590 del Código Civil. En la hipótesis del precepto, ante la
entrega de una cosa (objeto de la prestación) con deterioros, el acreedor puede optar
entre la resolución más indemnización de daños, o por la indemnización plena. En el
primer caso, la indemnización corresponde a aquella que va al lado de la prestación; y,
en el segundo, corresponde a la indemnización que va "en lugar" y "al lado" de la
prestación —valor de la prestación y daño subsecuente. Así, si el valor de la cosa,
como consecuencia del deterioro, disminuye en la suma de 50 y, además, el acreedor
se ve privado de una ganancia por un total de 30. Entonces, si el acreedor resuelve el
contrato, tiene derecho a una indemnización de 30 (que va al lado de la prestación
extinguida por resolución). En cambio, si prefiere conservar la cosa o no le queda otra
alternativa (deterioro no es de importancia), la indemnización ascenderá a la suma de
80. En este último caso, el legislador reconoce la autonomía de la indemnización, el
acreedor da la espalda al contrato y pide sólo dinero, extinguiéndolo de esta forma el
contrato.

¿Qué conclusión podemos extraer de lo expuesto?


Si compartimos que la indemnización cubre tanto el daño al objeto de la prestación —
su valor— (indemnización en lugar de la prestación), como los subsecuentes
(indemnización al lado de la prestación), estamos reconociendo que el acreedor, frente
al incumplimiento, puede optar entre la resolución y cumplimiento específico, más
indemnización de daños (la que va al lado de la prestación) o la indemnización plena
que comprende toda clase de daño (aquella que va en lugar y al lado de la prestación).

2. El lucro cesante

De manera más bien lacónica, el artículo 1556 dispone que la indemnización de


perjuicios comprende el daño emergente y el lucro cesante. Se trata de una distinción
que no siempre es clara580 y cuya utilización no debe ensombrecer el hecho que la
función del remedio indemnizatorio consiste, en general y con los adecuados matices,
en situar al acreedor en la posición en que se hubiera encontrado si es que el contrato
se hubiese cumplido íntegra y oportunamente.

De estas dos partidas aquella que parece haber resultado dogmáticamente más
vistosa es el lucro cesante. Convienen algunos comentarios al respecto.

Por lucro cesante la Corte ha entendido "la utilidad que deja de percibir el acreedor
por el incumplimiento o cumplimiento tardío de la obligación"581. Sobre esto, podemos
advertir que la idea de utilidad no ha de confundirse con aquello que tiene derecho a
recibir el acreedor del cumplimiento del contrato, sino aquello descontados los costos y
gastos asociados a la ejecución. Así, por ejemplo, la Corte Suprema, en una sentencia
de 21 de diciembre de 2017582 señala:

"Que en lo que respecta al lucro cesante, este ascendería en concepto del actor a un total de
$1.105.867.278, que viene a significar la legítima utilidad que le generaría al demandante la
prestación de los servicios contratados hasta la conclusión natural de la convención, en
razón de $24.040.593 por mes, suma que no puede ser reconocida en los términos pedidos,
pues cualquier razonamiento en contrario implicaría admitir que en el precio total del contrato
no se incluyen costos y gastos asociados a su ejecución, cuestión contraria a la lógica y para
cuya mejor comprensión, cabe remitirse a lo señalado en los considerandos noveno y décimo
de la sentencia de casación, que para este efecto se tuvieron por expresamente
reproducidos".

Una buena ilustración de esta partida se encuentra en la sentencia de la Corte


Suprema de 31 de diciembre de 2012, allí se lee:

"(...) de los cuales (los antecedentes) se puede concluir que efectivamente la demandante vio
frustrado un negocio de venta de rodillos con la empresa Triorient INC, de los Estados Unidos
de Norteamérica, por un total de facturación de US$330.000. Este negocio no prosperó,
porque los rodillos en cuestión carecían de la composición de Níquel requerido por la
compañía norteamericana. De acuerdo con estos antecedentes, y con la declaración del
demandante en su escrito de demanda, la utilidad que debía arrojar este negocio a la fecha
de presentación de la demanda era de $114.400.000, monto que estima perfectamente como
beneficio o utilidad del negocio y, por lo mismo, se concederá una indemnización por este
rubro, más los reajustes e intereses corrientes para operaciones no reajustables, desde el
día de presentación de la demanda hasta el día de pago efectivo. La frustración de un
negocio de esta naturaleza parecía perfectamente previsible, al tiempo de celebrar el
contrato, para los efectos del artículo 1558 del Código Civil, pues, era natural que la empresa
compradora quisiera revender el material de chatarra que estaba adquiriendo"583.

Tradicionalmente, en el ámbito nacional, la doctrina ha manifestado algún recelo


respecto de esta partida indemnizatoria. Así, por ejemplo, Alessandri Rodríguez se
refirió a él como "algo hipotético"584 y Gatica Pacheco a su carácter "esencialmente
eventual que lo transforma en un principio jurídico lleno de vaguedades e
incertidumbres"585.

Se trata, sin embargo, de un recelo que la Corte Suprema ya no parece compartir.


Así, por ejemplo, en una sentencia del 13 de marzo de 2017 sobre resolución de un
contrato de venta de fertilizantes586 se lee lo siguiente respecto a esta partida
indemnizatoria:

"Que, en cuanto al lucro cesante, se ha dicho que éste corresponde a la utilidad que deja de
percibir el acreedor por el incumplimiento o cumplimiento tardío de la obligación, o, dicho de
otro modo, es la ganancia frustrada sobre la base de lo que probablemente habría ganado el
acreedor.

Ahora bien, como ha sostenido esta Corte Suprema, el lucro cesante suele ser difícil de
acreditar, pues debe tenerse siempre presente que uno de los requisitos para que el daño
resulte indemnizable es que éste sea cierto y en la alegación de lucro cesante siempre se
alega una hipótesis de ganancia.

Sin embargo, aun cuando lo dicho puede satisfacer las exigencias de seguridad o certeza,
ante la lógica y necesaria distinción entre un interés fundado con rigor y las ganancias
dudosas e inseguras, cabe señalar que las expectativas de justicia impiden negar, siempre y
en todo caso, la indemnización por lucro cesante. Es por ello que la regulación de este tipo
de indemnización supone emplear un juicio de probabilidad a fin de arribar a la conclusión de
ser presumible una cierta utilidad no obtenida o, como se dijo, frustrada, con una reparación
calculada de manera estimativa sobre la base de presunciones".

Por lo que toca a las manifestaciones del lucro cesante en la responsabilidad


contractual, el profesor Antonio Manuel Morales Moreno se ha referido a las siguientes.
En primer lugar, a las ventajas y desventajas económicas en el intercambio (que
incluirían el interés en obtener o realizar la prestación al precio del contrato587, el
interés en incorporar al patrimonio un determinado valor588 y el interés en limitar
temporalmente el efecto desfavorable del cambio de precios en el mercado589). En
segundo lugar, al interés en la prestación590 (es decir, al interés conectado al provecho
obtenible de la correcta ejecución del contrato); así, por ejemplo, al precio o la renta, la
retribución de un servicio, el uso de una cosa, los frutos y productos, etc. En tercer
lugar, se refiere el profesor Morales al interés de conservación, es decir al interés de
cualquier persona en que el incumplimiento del contrato no dañe a su persona o a sus
bienes. Así, por ejemplo, cuando unas semillas infectadas por hongos no solo resultan
inhabiles, sino que, además, inutilizan el terreno en el que fueron sembradas para otros
sembradíos591.

3. El daño moral592

a) Tres etapas del daño moral en las sentencias de la Corte Suprema

Una mirada a las sentencias de la Corte Suprema muestra que resulta posible
distinguir tres etapas. La primera de ellas corresponde a una disciplinada negativa en lo
que se refiere a esta partida indemnizatoria. La segunda, a la que vamos a denominar
una aceptación específica y; la tercera, que corresponde a una aceptación general y
abstracta.

La disciplinada negativa se extiende, aproximadamente, hasta mediados del siglo XX


y corresponde al rechazo de esta partida indemnizatoria justificada en que la
patrimonialidad de los contratos la excluía593.

A partir de la década del 50, según reportan los autores, los tribunales comienzan a
aceptar la indemnización respecto de ciertos contratos. Así, por ejemplo, de
transporte594, trabajo595 o préstamo de dinero596. Existe de este modo una segunda
etapa.

Como se ve, entonces, lo que separa esta etapa de la previa es que se abandona el
rechazo irrestricto de la anterior. Lo que, en cambio, la diferencia de la posterior es que
no existe todavía en ella (en la segunda) una argumentación que, en términos
generales —es decir, no limitada a uno o más tipos contractuales— acepte la
indemnización del daño moral en materia contractual.

Esto último parece ser distintivo de la tercera etapa y resulta claro en la sentencia
que, probablemente, la inaugura: la sentencia de la Corte Suprema de 20 de octubre de
1994597. Es en este fallo donde —hasta donde llegan nuestras noticias— por primera
vez la Corte Suprema se hace cargo de manera sistemática de un conjunto de
argumentos que justifican de manera amplia —no limitada a determinados contratos—
la procedencia de la indemnización del daño moral por incumplimiento contractual. En
palabras de la profesora Carmen Domínguez598esa sentencia se transforma en
jurisprudencia a partir de otra de la Corte Suprema, esta vez, de 5 de noviembre de
2001599.
b) La justificación de la procedencia del daño moral en materia contractual

Parte importante de la justificación de la procedencia del daño moral en materia


contractual se encuentra en la sentencia de 1994 ya citada. Ésta es complementada
por otra de 24 de septiembre de 2007 sobre incumplimiento de un contrato de
prestaciones médicas600. La transcripción de los considerandos resulta
particularmente extensa pues no sólo involucra los argumentos de la sentencia de 20
de octubre de 1994, sino que añade otros nuevos que luego irán siento repetidos por
sentencias posteriores, por lo mismo, conviene la transcripción en extenso.

"TRIGÉSIMO PRIMERO: Que resulta pertinente para sustentar el rechazo del recurso por
este capítulo, que esta Corte ya ha resuelto reiteradamente la procedencia del daño moral en
materia contractual, en los fallos de 20 de octubre de 1994 y 16 de junio de 1997, publicadas
en la Revista de Derecho y Jurisprudencia Tomo 91, sección primera, página 100 y Tomo 94,
sección tercera, página 94, pero, en especial en las sentencias de esta Primera Sala Civil de
la Corte Suprema de fecha veintiocho de noviembre de dos mil seis, once de abril, tres de
julio y 28 de agosto del año en curso, recaídas en los ingresos rol Nº 320-2005, Nº 3291-
2005, Nº 3901-2005 y Nº 3750-2005, que representan una línea jurisprudencial de los
ministros que las suscriben. Los fundamentos expresados para sostener la procedencia del
daño moral, en tales fallos se pueden resumir en las siguientes argumentaciones: 1.-
Aplicación literal del artículo 1556 del Código Civil. El marco restrictivo que imperaba en las
indemnizaciones en el ámbito contractual y que nacía de la aplicación literal del artículo 1556
del Código Civil, tuvo su principal sostenedor y defensor en el profesor Arturo Alessandri,
cuyo criterio sobre la improcedencia del daño moral en materia contractual, se mantuvo casi
inalterable en las sentencias de los tribunales de justicia hasta años recientes. En el ámbito
contractual se consideró que la indemnización por daños extrapatrimoniales (sic) no era
posible y aceptable y ello porque se entendió que el texto del artículo 1556 se refería
únicamente a daños patrimoniales, o perjuicios pecuniarios, lo que no es así, pues no existe
referencia a tal restricción o calificación en el texto del artículo. 2.- Nueva doctrina
jurisprudencial. El criterio de marco rígido evolucionó y como ejemplo de este cambio, se
encuentra la sentencia de 20 de octubre de 1994 de esta Corte Suprema, que rechaza un
recurso de casación de fondo deducido por una institución bancaria que impugna la
aceptación del daño moral en sede contractual, decisión que se une a otros fallos de esta
Corte en el mismo sentido, de 3 de julio de 1951 y de 14 de abril de 1954, dictadas en
recursos de casación de fondo (Rev. de D. y J. tomo 91, págs. 100 a 105). 3.- El legislador
acepta el daño moral. No se ha excluido el daño moral por el legislador. La norma del
artículo 1556 del Código Civil no excluye el daño moral, como tampoco dispone que la
indemnización sólo comprenda o abarque los rubros de daño emergente y lucro cesante. En
efecto, no podría excluir el daño moral, puesto que la ley no ha prohibido que la
indemnización por daño moral pueda invocarse fuera del ámbito de los delitos o cuasidelitos,
por el contrario, el artículo 544, en relación con el 539 y el 1544 del Código Civil, posibilitan
esa clase de reparación de daños no patrimoniales, el uno en las relaciones de familia y el
otro en el área de las convenciones. 4.- Concepción del daño emergente.- Las nuevas
doctrinas sobre el resarcimiento del daño moral, derivado del incumplimiento de contratos,
entiende que el concepto de 'daño emergente', que emplea la norma del artículo 1556 del
Código Civil, comprende no solamente el daño pecuniario sino también el extrapatrimonial o
moral. Esta interpretación que no sólo es posible, sino que plenamente aceptable en su texto
actual del mencionado artículo, primero porque la voz 'daño' que emplea la disposición y que
no se encuentra definida en la ley, corresponde, según el Diccionario de la Real Academia de
la Lengua Española, a todo 'detrimento, perjuicio, menoscabo, dolor o molestia', es decir, a
toda privación de bienes materiales, inmateriales o morales y, porque, como antes quedó
consignado, lo preceptuado en el citado artículo no excluye la consideración de otros
perjuicios que no sean sólo los materiales. 5.- Aceptación por la doctrina.- Los estudiosos del
Derecho, como parte de la jurisprudencia, recientemente han ido aceptando el resarcimiento
del daño moral en los casos de incumplimiento de obligaciones contractuales. El profesor
Fernando Fueyo Laneri en su obra 'Instituciones de Derecho Civil Moderno' afirma: 'Para mi
es como un axioma que el concepto jurídico de daños abarca toda forma de daños, esto es,
tanto el patrimonial como el extramatrimonial', agregando que 'la jurisprudencia chilena ha
tenido la oportunidad de recalcar que la palabra daño comprende el perjuicio, dolor o
molestia que se cause, por lo cual, interpretando este vocablo en su sentido natural y obvio,
debe entenderse que corresponde, además del perjuicio pecuniario, el de carácter inmaterial
que se ocasione por acto ajeno' (página 69). Sostiene que siendo el daño por esencia
patrimonial y extrapatrimonial, del mismo modo el daño moral juega tanto en la
responsabilidad extracontractual como en la contractual (página 71). Otros autores
nacionales participan del mismo parecer, como Leslie Tomasello Hart, en su estudio sobre 'El
Daño Moral en la Responsabilidad Contractual' (Editorial Jurídica, 1969); René Abeliuk
Manasevich, Las Obligaciones, Tomo II, Nº 892, páginas 789 y 790; Ramón Domínguez
Águila en sus 'Consideraciones en torno al daño en la responsabilidad civil. Una visión
comparatista' (Revista de Derecho Universidad de Concepción, Nº 188, 1990); Ramón
Domínguez Benavente en Comentarios de Jurisprudencia (publicada en la antes citada
revista universitaria Nº 198) y recientemente doña Carmen Domínguez Hidalgo en su obra 'El
Daño Moral' (Editorial Jurídica año 2000). Estableciendo ciertas diferencias, también
comparte esta procedencia Enrique Barros Bourie, en su obra antes citada, páginas 335 a
345. 6.- Igualdad ante la ley. La sentencia de esta Corte de octubre de 1994, expresa al
respecto que 'los bienes extrapatrimoniales de una persona, como el honor y la fama, tienen
un valor que de ordinario sobrepasa el de los bienes materiales con mayor razón si se trata
de la salud o la integridad física o psíquica', y agrega que si la jurisprudencia ha dado cabida
desde hace tiempo a la indemnización exclusivamente moral respecto de los perjuicios o
daños causados por un delito o cuasidelito civil, no se divisa el motivo que justifique que se la
niegue si la lesión a esos intereses extrapatrimoniales procede de la defección culpable o
maliciosa de uno de los contratantes. Donde existe la misma razón debe existir la misma
disposición.

TRIGÉSIMO SEGUNDO: Que en la misma línea argumental surgen, además, razones


específicas, ampliamente difundidas por la doctrina, pero que limitan los alcances del daño
moral en materia contractual, pues pretenden su aceptación en casos particulares, como es
en el contrato de transporte, accidentes del trabajo y responsabilidad médica, entre otros,
llegando a confundir su procedencia con su previsibilidad, aspectos relacionados, pero que
se encuentran en contextos diversos. Se expresa aquí la crítica que dependerá del título que
se esgrima al demandar, la procedencia del daño moral, situación que se ejemplariza con el
contrato de transporte, pues ante un hecho del tránsito se excluirá este capítulo de la
responsabilidad respecto de los pasajeros, pero quedarán cubiertos los peatones o terceros
ocupantes de otros vehículos. También han surgido argumentaciones que, en el orden de
una interpretación integral y sistemática, persiguen extender el ámbito material a ciertas
expresiones del daño moral, sobre la base de ideas cada vez amplias del perjuicio
patrimonial y la limitación de la moral. En este esfuerzo se encuadra la distinción entre daño
moral puro y con repercusiones patrimoniales, a lo cual se suma el otorgar al daño moral un
carácter general compensatorio, por la pérdida de un beneficio cualquiera sea éste. Se llega
en este empeño a adoptar la moderna concepción de patrimonio, que comprende unitaria,
permanente y de manera universal la totalidad de los valores, intereses, derechos,
obligaciones y cargas relativas a una persona en sus dimensiones, cualidades, propiedades
o prerrogativas, que posibilitan realizar las conductas permitidas por el ordenamiento jurídico
y social en vista a lograr su más completa realización. De esta forma integran el patrimonio
todas las ventajas y cualidades (sic) con que las personas actúan en sociedad, de modo que
cualquier detrimento de ellas puede ser indemnizable, en la medida que se las afecte de
manera injustificada. Se une en tal voluntad comprensiva, el razonamiento que el daño moral
queda incorporado en el daño emergente, ya que 'el legislador no ha distinguido entre los
daños materiales y los morales, sino que se ha limitado a referirse al daño emergente, y
donde no distingue el legislador no es lícito al intérprete hacerlo' agregándose que 'reafirma
esta interpretación la definición dada de la voz emergente por el Diccionario de la Real
Academia de la Lengua Española y según la cual se dice que algo es emergente cuando
nace de otra cosa. De forma que cuando el legislador empleó el adjetivo emergente para
calificar el substantivo daño, estaba queriendo decir, simplemente, que este daño provenía
de ni haberse cumplido la obligación, de haberse cumplido imperfectamente o de haberse
retardado el cumplimiento' (Carmen Domínguez Hidalgo, El daño moral, Editorial Jurídica,
Tomo I, página 346, citando a Ruiz González, El transporte de pasajeros en la doctrina y la
jurisprudencia, Memoria de Licenciatura, año 1962).

TRIGÉSIMO TERCERO: Que para sostener su determinación de acceder a indemnizar los


daños morales justificados en autos, los jueces del fondo, invocan la Constitución Política de
la República, que consagra el derecho a la salud y otorga acción para recurrir a los tribunales
en contra de quien la afecte. Además señalan otras fuentes del derecho, como son los
principios de buena fe en las contrataciones y de responsabilidad, con los cuales esta Corte
concuerda en los términos que se indicarán.

TRIGÉSIMO CUARTO: Que acudiendo a la norma de interpretación de la ley prevista en el


artículo 24 del Código Civil, como a lo dispuesto en el artículo 170 Nº 5 del Procedimiento
Civil e integrando una falta de pronunciamiento del legislador del Código Civil, se puede
sostener que nuestro Estado ha establecido que es una República Democrática, cuyas
características fundamentales, a los efectos de resolver la presente causa, se encuentran en
la responsabilidad de todos los individuos y autoridades en un plano de igualdad, tanto ante
la ley, como ante la justicia, proscribiéndose (sic.) cualquier discriminación proveniente del
establecimiento de diferencias arbitrarias, de forma tal que permitiendo expresamente la
Carta Fundamental la reparación del daño moral en el artículo 19, Nº 7, letra i), no se
observan fundamentos para excluirla en algunas materias específicas, que no sea mediante
una razonada justificación, como ocurre en el artículo 19 Nº 24, inciso cuarto, en que el
interés social impone limitar la indemnización al daño patrimonial efectivamente causado, a
quien se ve expuesto a la privación forzada de su propiedad mediante un acto de autoridad,
como es la expropiación. Estas premisas, además, del principio de supremacía constitucional
y aplicación directa de las normas de la Carta Política, impone, entre sus efectos particulares,
preferir la interpretación de los textos legales en el sentido que mejor se cumpla con las
disposiciones fundamentales del Estado. En efecto, la responsabilidad en el Derecho
constituye un principio general, el que referido al Derecho Civil se plantea en el axioma que
nadie puede dañar a otro sin reparación, en el evento que no concurra una causal de
justificación. Esta responsabilidad en el Derecho Civil corresponde sea integral e igualitaria
en su extensión, si no existen argumentaciones concretas que ameriten establecer fundadas
diferencias. Es por ello 'que en función de la teoría de la unidad de la responsabilidad', la
distinción actualmente imperante respecto de la procedencia del daño moral en sede
contractual y extracontractual, resulta absurda (René Abeliuk Manasevich, Las Obligaciones,
Tomo II, Editorial Jurídica, página 789), contradicción y falta de congruencia que destacan la
mayoría los autores citados con anterioridad y que se pronuncian por la aceptación del daño
moral en sede contractual. Una interpretación contraria mantiene una desigualdad
injustificada y por lo tanto puede constituir una discriminación arbitraria, por la falta de
fundamentos de esta diferencia, que a lo más llega a sustentarse sobre la base de una
interpretación exegética y literal, puesto que en el régimen del Código Civil, al regular la
responsabilidad extracontractual se dispone que, por regla general, se indemniza 'todo daño',
según reza el artículo 2329, al igual que en responsabilidad contractual, en el evento que se
impute dolo o culpa grave, que equivale al dolo, en el incumplimiento contractual, al señalar
el artículo 1558 que en ese evento se responde de 'todos los perjuicios'. De lo anterior se
sigue que el daño moral se encontraría excluido únicamente en sede contractual cuando la
ley exija culpa leve o levísima para justificar la responsabilidad de la parte incumplidora.
Incluso tal procedencia puede verse ampliada a todo evento en que, existiendo perjuicios
morales, una de las partes pruebe la concurrencia de hechos que permitan ser calificados de
culpa grave o dolo en el incumplimiento de otra de las partes, puesto que la ley no ha
impedido esta posibilidad, de tal forma que la diferencia descansaría más que en la ley en la
posibilidad que tengan las partes de aportar antecedentes fácticos que permitan calificarlos
en el sentido indicado y si se quiere extremar el argumento, la distinción pasaría a radicar en
la decisión concreta de los tribunales al efectuar la calificación de la culpa. Lo injustificado de
la diferencia anotada queda de manifiesto precisamente en materias propias de la
responsabilidad médica, pues ante la posible opción de responsabilidades, resulta más
beneficioso en la extensión del daño accionar por la vía extracontractual, por la limitación que
contemplaría la legislación en sede contractual, sin que exista fundamentación plausible que
avale tal distinción. Esta visión integral del Derecho lleva a superar la exclusión del daño
moral en la responsabilidad contractual, limitando su procedencia a la justificación del mismo
en los casos concretos de que se trata".

¿Cuáles son, entonces, los argumentos que desarrolla el fallo? (1) el artículo 1556 no
debe interpretarse literalmente; (2) los tribunales han aceptado el daño moral desde
1994; (3) el legislador acepta el daño moral, el artículo 1556 no lo excluye; (4) el daño
moral quedaría comprendido por el daño emergente a que se refiere el artículo 1556;
(5) la doctrina ha aceptado la indemnización del daño moral en sede contractual (6) la
igualdad ante la ley exige que se repare el daño moral en materia contractual. Junto a
estos argumentos, la Corte se refiere, de manera muy confusa a una supuesta
distinción entre procedencia y previsibilidad y otra, no menos confusa, entre daño moral
puro y con repercusiones patrimoniales. Se añade, a continuación, un argumento de
carácter constitucional, al abrigo de los artículos 19 Nº 7 letra i) y 19 Nº 24, además de
la idea de supremacía constitucional y aplicación directa de la Constitución. Luego, la
Corte se refiere a la "teoría de la unidad de la responsabilidad" que justificaría que el
daño moral únicamente se excluyera de la responsabilidad contractual cuando la ley
exija culpa leve o levísima.

Más allá de los seis primeros argumentos, la argumentación de la Corte resulta


extremadamente confusa y más bien carente de ilación, sin embargo, resulta necesario
algún esfuerzo de sistematización. En primer lugar, existen un par de argumentos que
podrían denominarse "de autoridad" (la Corte y la doctrina lo han aceptado antes). En
segundo lugar, existen argumentos de carácter literal (el artículo 1556 no excluye el
daño moral y éste podría quedar cubierto por la expresión "daño emergente" que utiliza
el precepto). En tercer lugar, hay argumentos que, de alguna manera se refieren a la
fisonomía y función de la responsabilidad civil (la "unidad" de la responsabilidad civil y
alguna idea relativa a la "reparación integral de los perjuicios" que procura anclarse en
el texto constitucional respecto a la igualdad ante la ley).

Lo que, sin embargo, no hay, son argumentos respecto al contrato como un


dispositivo que asigna los riesgos del incumplimiento y que, eventualmente, limita la
procedencia del daño moral. La Corte únicamente se refiere, de manera más bien
confusa, a la previsibilidad, indicando que no debe confundirse con la procedencia del
daño moral.

De esta manera, la Corte no se ocupa de la relación entre previsibilidad y procedencia


del daño moral en el sentido que la primera podría limitar la segunda.

Pues bien, la cuestión es, entonces, que en sus esfuerzos argumentativos más
cuidadosos acerca del daño moral en materia contractual, la Corte parece haber
obviado la forma en que el contrato puede limitar la procedencia de la indemnización
por daño moral.

c) La noción de daño moral

En una sentencia de 26 de octubre de 2015 sobre responsabilidad del propietario


primer vendedor, la Corte Suprema, define al daño moral en los siguientes términos:

"El daño moral se define como el sufrimiento, trastorno sicológico, afección espiritual o lesión
de un interés personalísimo, ocasionado a la espiritualidad del ofendido, como consecuencia
de la comisión de un hecho ilícito o de la vulneración de un derecho subjetivo, no definible
por parámetros objetivos, susceptible de afligir a la víctima o a un tercero, y que puede
traducirse en un daño moral puro o bien de índole pecuniario, cuando indirectamente
menoscaba la capacidad productiva del perjudicado"601.

Por otra parte, la Corte ha explicitado que no es posible acudir a parámetros


objetivos. En este sentido puede considerarse la sentencia de la Corte Suprema de 30
de marzo de 2012 respecto de un contrato de cuenta corriente en el que el Banco pagó
un cheque con firma disconforme602 y en cuyo considerando duodécimo se lee lo
siguiente:

"Que entendido el daño moral como el sufrimiento, trastorno sicológico, afección espiritual o
lesión de un interés personalísimo, causado a la espiritualidad de la víctima como
consecuencia de la comisión de un hecho ilícito o de la infracción a un derecho subjetivo, no
definible por parámetros objetivos, que puede afectar a la víctima o a un tercero..."603.
En un sentido semejante, en una sentencia de 12 de agosto de 2015, la Corte
Suprema se ha referido a "la índole netamente subjetiva que tiene el daño moral y que
encuentra su fundamento en la naturaleza afectiva del ser humano"604.

El punto, entonces, es claro: consistentemente la Corte Suprema ha concebido el


daño moral de manera subjetiva y, podría agregarse, muy amplia. Así, por ejemplo, en
la sentencia de la Corte Suprema de 2 de octubre de 2013 sobre incumplimiento de
contrato de avenimiento se lee lo siguiente:

"Es así como se ha entendido el daño moral como el pesar, dolor o molestia que sufre una
persona en su sensibilidad física o en sus sentimientos, creencias o afectos. Si atendemos al
concepto, éste abarca no sólo las lesiones a bienes de la personalidad, lo que en estricto
rigor constituye daño moral, sino que además quedan comprendidos las lesiones corporales,
la aflicción psicológica y la pérdida de oportunidades para disfrutar de la vida"605.

d) Limitaciones a la procedencia de la indemnización por daño moral en materia


contractual

La doctrina nacional ha sido enfática en que del hecho que proceda la indemnización
del daño moral frente al incumplimiento contractual no se sigue que deba proceder
frente a cualquier incumplimiento contractual606. Así, por ejemplo, en la que
probablemente sea la obra más citada sobre daño moral en materia contractual,
Carmen Domínguez Hidalgo, ha señalado:

"... aunque aboguemos por un claro reconocimiento del daño moral en esta esfera [la
contractual] de la responsabilidad, creemos que ello no ha de suponer ni supone una
indebida aplicación del ámbito del contrato que pueda conducirnos a una verdadera fantasía
contractual. No se trata ciertamente de conceder esta índole de reparación por
consecuencias no económicas remotas que de ninguna manera han podido entrar en el
cálculo de riesgos del deudor. La infracción del contrato supone siempre molestias y
desagrados, pero ello no significa que éstos puedan y deban ser indemnizados como daño
moral. Por el contrario, sólo debe ser resarcido por vía contractual el perjuicio
extrapatrimonial producido a resultas del incumplimiento y no ocasionalmente por él..."607.

En esa misma obra, con anterioridad —y de manera más bien crítica— la profesora
Domínguez considera que la limitación de la indemnización del daño moral quedaría
determinada por la exigencia de previsibilidad que configura el artículo 1558 del Código
Civil608. Algo semejante entiende Hugo Cárdenas Villarreal, aunque su postura
respecto a la deseabilidad de este límite resulta más ambigua609.

Por otra parte, la profesora Domínguez indica que para determinar qué perjuicios son
previsibles debe atenderse a la naturaleza de la obligación o a las circunstancias que
rodean a ésta610. Más adelante, añade que la previsibilidad puede provenir del
incumplimiento de una obligación de seguridad611 y, en definitiva, concluye que la
previsibilidad depende del contenido del contrato.612 Concluye señalando que la
justificación de la previsibilidad se encontraría en el respeto a la voluntad
contractual613.

El profesor Ramón Domínguez Águila comenta una sentencia de la Corte Suprema


de 3 de enero de 2000 sobre incumplimiento contractual en la que se demanda la
indemnización del daño moral alegado por el representante de la Fábrica de
Maestranzas del Ejército por el no pago de determinadas comisiones.614 La Corte
niega lugar a la indemnización, señalando que el simple incumplimiento de un contrato
no origina daño moral pues carece de aptitud para lesionar intereses
extrapatrimoniales.

El profesor Domínguez manifiesta su acuerdo con la decisión, sin embargo, añade


que la justificación no es adecuada. Estima que lo determinante consiste en precisar el
"estricto ámbito contractual". Sirviéndose de la distinción entre contratos personales y
comerciales, concluye:

"Un contrato de representación de una empresa productora de armamento y su ejecución por


parte del representante no parece, en caso alguno, que pueda comprender dentro de su
'ámbito' la consideración de intereses o situaciones no económicas en aquel sentido y que
puedan ser 'consecuencias virtualmente comprendidas en él', de modo que es imposible
pretender que la falta de pago de las comisiones previstas pueda generar un daño
moral"615.

En un importante trabajo sobre indemnización del daño moral en materia contractual,


Andrés Jana y Mauricio Tapia se manifiestan de acuerdo con las ideas de Domínguez
Águila616. Señalan lo siguiente:

"...en otros contratos (denominados por el Common Law, commercial contracts), por su
naturaleza fundada esencialmente fundada en el intercambio comercial de bienes y servicios,
resulta extraño a la naturaleza y riesgos tenidos a la vista por las partes al tiempo de
contratar que el incumplimiento tenga consecuencias extrapatrimoniales para el
acreedor"617.

Jana y Tapia prestan especial atención al artículo 1558 y establecen como límite de la
indemnización del daño moral la previsibilidad618, señalando una sentencia de la Corte
Suprema de 1954 que lo indicaba de esta manera. Añaden que se trata de una idea —
la previsibilidad como límite del daño indemnizable— introducida por Pothier y que
debe emparentarse con la noción de riesgo. En sus palabras:

"Esta idea, la de dar contenido a la noción de previsibilidad a partir de la noción de riesgo,


pareciera ser un camino particularmente fértil para fijar el ámbito de los daños indemnizables.
Así, la pregunta acerca de cuáles daños es previsibles y cuáles no, podría replantearse
entonces desde la perspectiva de ¿a quién pertenece el riesgo que ocasiona el daño: ¿debe
el daño ocurrido ser tratado como parte del riesgo de una parte o de la otra?"619.
Para responder a la pregunta acerca de qué riesgos asumieron las partes, Jana y
Tapia indican que, aunque no de manera excluyente, debe prestarse atención a la
naturaleza del contrato y a la obligación implícita de seguridad620.

Por su parte, el profesor Barros Bourie, también considera que el límite de la


indemnización del daño moral se encuentra determinado por la previsibilidad y
comparte la idea de dotar de inteligibilidad a esa noción a partir del riesgo asumido por
las partes621. Señala Barros que existen algunos contratos que naturalmente
involucran la protección de intereses extrapatrimoniales y que, en cambio, existen otros
que resultan netamente comerciales622.

En el último tiempo, el profesor Vidal Olivares ha articulado una persuasiva


presentación de los límites del daño moral623. Indica que el verdadero problema hoy
en día es la amplitud de la aceptación de la indemnización por daño moral frente al
incumplimiento contractual624 y añade que la doctrina se encuentra de acuerdo en que
el límite debe ser la previsibilidad625. Señala que, como cuestión previa, debe
advertirse que no cualquier incumplimiento contractual genera un daño moral, pues la
molestia debe tener cierta significancia —diversa a las que, inevitablemente, genera el
incumplimiento contractual— para configurarse como daño moral626. Con
posterioridad, establece criterios para definir la procedencia del daño moral en sede
contractual e indica que un primer criterio quedaría configurado por el contenido
personal del contrato; si en cambio se trata de contratos con contenido patrimonial, la
procedencia de la indemnización por daño moral por incumplimiento quedaría
determinada por la presencia de culpa grave o dolo, factores que, por así decirlo,
disolverían las limitaciones que impone el contrato a la procedencia del daño moral627.

Tras estas ideas del profesor Vidal propone una semejante a las de Jana y Tapia por
una parte y Barros por la otra. Vidal la expone de la siguiente manera:

"Para examinar los criterios o condiciones para la compensación del daño moral contractual
es esencial tener en cuenta que la fuente de la obligación de indemnizar, cualquiera sea la
naturaleza del daño, es el propio contrato entendido como mecanismo de reparto de riesgos
entre las partes y que no prevé sólo para el cumplimiento sino también para el evento de su
infracción, imputando responsabilidad al deudor según tal reparto"628.

Pues bien, una mirada a la doctrina muestra que ha prestado atención a la cuestión
de los límites del daño moral en sede contractual. Por otra parte, esos límites suelen
asociarse con la previsibilidad y la previsibilidad, por su parte, se asocia con la
distribución de riesgos que hace el contrato. En tercer lugar, esa distribución de riesgos
queda determinada por el contenido del contrato.

De la lectura de algunas sentencias de los tribunales superiores puede desprenderse


una idea semejante. Así, por ejemplo, puede considerarse la sentencia de 12 de abril
de 2011 sobre responsabilidad médica629. En su considerando décimo se lee lo
siguiente:

"Que el artículo 1556 del Código Civil no incluya en la indemnización de perjuicios al daño
moral no impide su procedencia en el ámbito de la responsabilidad contractual, toda vez que
dicha norma está referida a los daños patrimoniales. En el caso de autos, como puede
advertirse, el objeto del contrato celebrado entre las partes es extrapatrimonial, de manera
que su incumplimiento importa la posibilidad de indemnización de dicho rubro. Es un hecho
establecido en la causa que el médico incumplió su deber de cuidado, provocando el daño
que motivó esta demanda, de manera que resulta procedente la condena al pago de una
indemnización por el daño moral causado a la actora, como lo resolvieron los jueces del
fondo. En efecto, el artículo 1558 del Código Civil establece que si no se puede imputar dolo
al deudor, cuyo es el caso de autos, éste es responsable de los perjuicios que se previeron o
pudieron preverse al tiempo del contrato. No cabe duda que en un contrato de prestación de
servicios médicos, específicamente para la realización de una cirugía, como lo es una
mamoplastía reductiva, está prevista la existencia del daño moral, en el caso que por alguna
complicación de que el médico sea responsable resulte dañada la persona de la paciente".

En el mismo sentido, en el voto de minoría del ministro Pierry en la sentencia de la


Corte Suprema de 26 de septiembre de 2013, sobre incumplimiento de un contrato de
construcción a suma alzada. En su considerando 28º, se lee lo siguiente:

"En efecto, esta clase de resarcimiento procede únicamente en eventos en que la convención
extiende su ámbito al resguardo o protección de bienes extrapatrimoniales, o cuando
comprende intereses que claramente ya no conciernen al patrimonio sino a la personalidad
moral del sujeto, como su afectividad, su estabilidad emocional, su integridad moral, etc.

Segundo: Que de esta manera, entonces, es posible explicar que si de ordinario el


incumplimiento en este orden sólo lesiona de modo directo intereses económicos o
concernientes al patrimonio del contratante acreedor, el Código Civil, en su artículo 1556,
señale únicamente como rubros de lesión o detrimento a considerar en la avaluación judicial
provocada por tal incumplimiento el daño emergente y el lucro cesante, ambos de indiscutible
carácter material.

Por el contrario, es posible afirmar que si el negocio afecta no sólo a derechos e intereses
patrimoniales, su inejecución puede, causal y directamente, menoscabar derechos o
intereses de una naturaleza puramente personal, propia de la intimidad del acreedor,
circunstancia que hace posible el otorgamiento de una indemnización que repare el dolor o
quebranto espiritual sufrido por la demandada.

Que, en la especie, atendido el contenido y la naturaleza de la convención que origina la


controversia —un contrato de ejecución de obras— las obligaciones a que ella dio lugar
quedaron limitadas exclusivamente al resultado material de las mismas. Por ello, no resulta
procedente acceder al daño moral solicitado por la actora en su demanda, como lo hizo la
sentencia recurrida, pues en este caso no se dan los supuestos a que se ha hecho referencia
en los motivos anteriores; y, en consecuencia, al acceder a su resarcimiento, los
sentenciadores de la instancia han incurrido en una infracción del artículo 1556 del Código
Civil, la que ha influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo y que sólo puede ser
remediada mediante la invalidación del mismo. Y la consecuente sentencia de
reemplazo"630.

Bibliografía

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Arturo Videla Perroni y otros con Clínica Presbiteriana Madre e Hijo (2017): Corte
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CL/JUR/6030/2017.

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21 de diciembre de 2017, rol Nº 4001-2017.

Hugo Ruiz Ruiz con Laboratorio Biológico S.A. y otros (1994): Corte Suprema, 5 de
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Peralta Sarmiento, Leslie con Hospital Clinico U. de Chile (2011): Corte Suprema, 12 de
abril de 2011, rol Nº 6778-2008.

Olivi Meléndez con Banco Santander Chile (2012): Corte Suprema, 30 de marzo de
2012, rol Nº 2560-2011.

Quiero con Sociedad de Turismo Concepción (2015): Corte Suprema, 12 de agosto de


2015, rol Nº 8340-2015.

Mouthon con Banco de Chile (1994): Corte Suprema, 20 de octubre de 1994, Revista
de Derecho y Jurisprudencia, tomo 91 sección 1ª, pp. 101-105.

Stange Hoffman, Eduardo con Ripley Puerto Montt (Corte Suprema, 2 de octubre de
2013. Rol Nº 8607-2012).
Trujillo con Mundi y otros (2015): Corte Suprema, 26 de octubre de 2015, rol Nº 24995-
2014.

Zorín S.A. con Compañía Siderúrgica Huachipato S.A. (2012): Corte Suprema, 31 de
octubre de 2012, rol Nº 3325-2012. Cita online: CL/JUR/2412/2012.

II. L

1. Constructora Monteverde Ltda. con I. Municipalidad de La Ligua

Corte Suprema, 26 de septiembre de 2013, rol Nº 375-2013

Palabras clave: Construcción — suma alzada — daño moral

Normativa aplicada: artículos 1545, 1546 y 1556 del Código Civil

a) Resumen. Se celebró un contrato de construcción a suma alzada, para cuya


ejecución la empresa constructora debió ejecutar una serie de obras y gestiones
adicionales a las pactadas originalmente, producto de gestiones previas que no fueron
realizadas por la municipalidad que encargó la construcción.

A pesar de lo anterior, la municipalidad incumplió las prestaciones derivadas del


contrato, y el pago de obras adicionales y aumentos de obra encargados por ella
misma.

El tribunal de primera instancia acogió la demanda interpuesta por la constructora,


declarando resuelto el contrato de ejecución de obra y condenando a la demandada a
pagar una indemnización por daño patrimonial y moral. Decisión confirmada por la
Corte de Apelaciones con reducción del monto a indemnizar por daño moral.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"TERCERO: Que son hechos de la causa, por así haberlos establecido los jueces del grado,
los siguientes:

a.- La demandante, en calidad de contratista, y la demandada, como unidad técnica,


suscribieron un contrato para la ejecución de las obras del proyecto denominado
'Construcción Obras Saneamiento Básico Villa Trece Sur, La Ligua';
b.- Esta convención, financiada a través del Fondo de Desarrollo Regional, es un contrato de
'suma alzada', definido por las Bases Administrativas Generales y Especiales;

c.- El contrato referido, establece en su cláusula tercera, que se eleva a la categoría de


esencial, que la demandada contrata al contratista a fin que ejecute el proyecto 'de acuerdo a
los antecedentes entregados por la Municipalidad de La Ligua, al llamado a propuesta
pública, esto es, conforme a las indicaciones establecidas en las bases administrativas,
especificaciones, aclaraciones, oferta económica y todos aquellos documentos adicionales o
complementarios que se considere necesario o conveniente incluir';

d.- A la fecha de la suscripción del contrato en cuestión, el proyecto de alcantarillado


'Extensión de red de agua potable Población Trece Sur La Ligua', de ESVAL S.A., se
encontraba vencido hace más de un año, incluso al inicio del proceso de licitación pública
efectuado por la demandada el 23 de agosto de 2009, no obstante lo cual, el 28 del mismo
mes y año, el Municipio demandado comunicó al contratista demandante que dicho proyecto
se encontraba aprobado;

e.- A la fecha de suscripción del contrato en referencia, el proyecto de agua potable


'Extensión de red de agua potable Población Trece Sur La Ligua', de ESVAL S.A., estaba
vencido, sin embargo la Municipalidad de la Ligua, como unidad técnica, indicó en la fecha
referida en el literal que precede, que el señalado proyecto se encontraba aprobado, en
circunstancias que no existía;

f.- A la fecha de celebración del contrato de marras, no se encontraban saneadas,


regularizadas e inscritas las servidumbres de paso o comunidades de desagüe necesarias
para obtener la aprobación de ESVAL S.A., sin perjuicio de lo cual la Municipalidad
demandada informó en la fecha ya indicada, que las señaladas servidumbres estaban
saneadas;

g.- La demandante requirió reiteradamente del municipio que tales gestiones se realizaran;

h.- El contratista, por medio de su personal profesional, debió patrocinar y gestionar los
planos de arquitectura de las casetas sanitarias para obtener los permisos de edificación por
parte de la Dirección de Obras Municipales, los que fueron otorgados el 29 de enero y 6 de
abril de 2010;

i.- La demandante debió ejecutar una serie de obras adicionales y extraordinarias, cuya
ejecución fue oportunamente informada y autorizada por la Municipalidad de La Ligua en su
carácter de unidad técnica, sin contar con la aprobación del mandante, esto es, del Gobierno
Regional. Estas obras fueron: 1.- Proyecto Casetas Sanitarias; 2.- Proyecto domiciliario; 3.-
Arranques domiciliarios y redes intermedias e interiores; 4.- Uniones domiciliarias y rasantes;
5.- Arranque y unión domiciliaria; 6.- Cámaras intermedias; 7.- Empalme a colector existente;
8.- Conexión a red de agua potable existente; y, 9.- Extensión de matriz;

j.- Tales obras adicionales y extraordinarias ascienden a las siguientes sumas: 1.- Obras
adicionales de agua potable: $8.513.639; 2.- Obras adicionales de colectores $12.697.215; y
3.- Gestión y aprobación de proyectos $11.262.240;

k.- La demandada incumplió las prestaciones derivadas del contrato, como asimismo el pago
de obras adicionales y aumentos de obra encargados por ella misma, sin informar ni obtener
autorización previa del mandante, Gobierno Regional, y que exceden aquellas contenidas en
el presupuesto que fundó la celebración del contrato;

l.- La demandante cumplió con sus obligaciones;

m.- A la fecha de celebración del contrato de ejecución de obra, el demandante mantenía


una imagen comercial intachable, al no figurar con registros de morosidad en el sistema
Dicom, circunstancia que mutó al concluir la obra encargada, puesto que, como
consecuencia de esto, la demandante fue incluida en dicho registro;

n.- La Municipalidad de La Ligua, al no poder recepcionarse la obra ni provisoria ni


definitivamente por falta de permisos y proyectos, retuvo la boleta bancaria de garantía.

(...)".

ii. Decisión de la Corte

"DECIMOCUARTO: Que en consideración a lo que se viene expresando, resulta patente que


no puede constituir un error de derecho, la circunstancia que la sentencia impugnada
concluyera la existencia de responsabilidad contractual de la demandada bajo la forma de
una declaración condenatoria de indemnización patrimonial, por cuanto la circunstancia de
ser un contrato a suma alzada el celebrado por las partes, no implica que el contratista deba
asumir riesgos o imponderables de la obra cuando ellos sean imputables —como se acreditó
en estos antecedentes— al actuar negligente del mandante. Al respecto, se tuvo por
asentado que la Municipalidad demandada, en su calidad de unidad técnica, estaba obligada
a proporcionar a la actora al momento de celebrar el contrato, los proyectos de alcantarillado,
agua potable y los planos de arquitectura de las casetas sanitarias a construir, obligaciones
que incumplió. En el mismo sentido, se tuvo por probado que ante la inexistencia de los
referidos proyectos, la actora debió asumir su confección, lo que trajo como consecuencia la
realización de obras adicionales con el objeto de actualizarlas a los estándares exigidos por
ESVAL S.A. Por último, los sentenciadores tuvieron en consideración que, para los efectos
de llevar a cabo estas nuevas obras, el contratista cumplió con la ritualidad prevista en las
Bases Administrativa —que se entienden formar parte del contrato— esto es, solicitar
autorización por escrito y a través del Libro de Obras a la Inspección Técnica de Obras.

DECIMOQUINTO: Que teniendo en consideración lo que se ha relacionado, se debe llegar a


la conclusión que la actuación de la demandante en el cumplimiento del contrato de
ejecución 'Construcción de Obras de Saneamiento Básico Villa Trece Sur, La Ligua', se
efectuó con estricto apego a lo regulado en la referida convención administrativa de suma
alzada. (...)

VIGESIMOCUARTO: Que, corresponde hacerse cargo de la violación denunciada del


artículo 1556 en relación con los artículos 2314 y 2329, todos del Código Civil. (...).

VIGESIMOQUINTO: Que no obstante lo expuesto es suficiente para minar la pretensión


invalidatoria, en relación con la alegación relativa a la improcedencia del daño moral por
tratarse la víctima de una empresa, es necesario señalar que, como lo ha dicho esta Corte en
otras oportunidades, múltiples son los fundamentos y teorías para aceptar la
conceptualización del daño moral respecto de las personas jurídicas, alzándose una de
carácter Constitucional, como es el principio de igualdad y de no discriminación, además de
una de naturaleza legal, derivada de la indemnización de todo daño, que dispone el
artículo 2329 del Código Civil y que no existe precepto alguno que la descarte, de manera
que toda argumentación que pretenda restringir el derecho a impetrar una indemnización de
esta índole a una persona jurídica, resulta improcedente.

Al respecto corresponde señalar que las nuevas tendencias sobre el resarcimiento del daño
moral, derivado del incumplimiento de contratos, entiende que el concepto de 'daño
emergente', que emplea como categoría normativa del artículo 1556 del Código Civil,
comprende no solamente el daño pecuniario sino —en una concepción más desarrollada que
el mero argumento de la dimensión de sentimiento espiritual del dolor predicable a las
personas físicas— extendiendo también el agravio o afectación a un derecho subjetivo de
carácter inmaterial e inherente a toda persona natural proyectado también una entidad
jurídica que goza de bienes atribuidos y titularidades de derechos reconocidas susceptibles
de ser acreditados y consecuencialmente indemnizados como daño moral.

En esta dirección, resulta obvio que una persona jurídica, como entidad ontológicamente
ficticia no sufre en su ser el dolor o molestia predicable para una persona física, sino que
experimenta un detrimento o perjuicio de carácter inmaterial que recae bajo la forma de un
menoscabo en su reputación económica, su imagen, pérdida de fama, honor, prestigio o el
crédito que la identifica y que mitigan, o frustran, en definitiva, su capacidad productiva y de
las personas que están detrás, ocasionada por un acto ajeno que, una vez acreditado, debe
ser objeto de reparación. Esta concepción que amplía y extiende el concepto clásico del
daño moral, no sólo es posible, sino que plenamente justificable y reconocible en el texto
actual del mencionado artículo, primero porque la voz 'daño' que emplea la disposición y que
no se encuentra definida en la ley, corresponde, según el Diccionario de la Real Academia de
la Lengua Española, a todo 'detrimento, perjuicio, menoscabo, dolor o molestia', es decir, a
toda privación de bienes materiales, inmateriales o morales y, porque, como antes quedó
consignado, lo preceptuado en el citado artículo no excluye bajo ningún respecto la
consideración de otros perjuicios que no sean sólo los materiales.

(...)

VIGESIMOSÉPTIMO: Que, por último, en lo relativo a la infracción del artículo 1556, en


relación con los artículos 2314 y 2329, todos del Código Civil, fundando en que se habría
vinculado el daño moral con agravios no directamente relacionados con el supuesto
incumplimiento, si bien es efectivo que el fallo de primer grado —en su considerando
vigesimoséptimo— tuvo por justificado que la demandante sufrió daño moral derivado, entre
otras cuestiones, 'de la pérdida de capital de trabajo y rentabilidad', la sentencia de segunda
instancia, al pronunciarse acerca del recurso de apelación deducido por la demandada en
contra de la decisión de primera, rebajó la suma que por daño moral se había otorgado,
teniendo en cuenta precisamente que 'no se estableció en el juicio (...) las contrataciones que
la empresa demandante se vio impedida de realizar por tal motivo o la pérdida de
oportunidades que ello significó', de manera que el sustento de este acápite de la nulidad es
inexistente.

VIGESIMOCTAVO: Que las reflexiones que anteceden conducen, por fuerza, a concluir que
la sentencia impugnada por la vía de la casación en el fondo no ha incurrido en los errores de
derecho que se le atribuyen en los términos descritos por el recurrente, razón por la cual el
recurso deducido debe ser desestimado".
iii. Voto de minoría de Ministro

"Primero: Que si bien se admite la indemnización del daño moral en la esfera de la


responsabilidad contractual, tal como lo ha reconocido esta Corte, concediéndola, ello sólo
ha sido aceptado en aquellos casos en que las obligaciones a que da lugar el negocio
contractual de que se trata, no se limitan exclusivamente al logro de resultados puramente
materiales o patrimoniales (...) en este orden sólo lesiona de modo directo intereses
económicos o concernientes al patrimonio del contratante acreedor, el Código Civil, en su
artículo 1556, señale únicamente como rubros de lesión o detrimento a considerar en la
avaluación judicial provocada por tal incumplimiento el daño emergente y el lucro cesante,
ambos de indiscutible carácter material.

Por el contrario, es posible afirmar que si el negocio afecta no sólo a derechos e intereses
patrimoniales, su inejecución puede, causal y directamente, menoscabar derechos o
intereses de una naturaleza puramente personal, propia de la intimidad del acreedor,
circunstancia que hace posible el otorgamiento de una indemnización que repare el dolor o
quebranto espiritual sufrido por la demandada.

Tercero: Que, en la especie, atendido el contenido y la naturaleza de la convención que


origina la controversia —un contrato de ejecución de obras— las obligaciones a que ella dio
lugar quedaron limitadas exclusivamente al resultado material de las mismas. Por ello, no
resulta procedente acceder al daño moral solicitado por la actora en su demanda, como lo
hizo la sentencia recurrida, pues en este caso no se dan los supuestos a que se ha hecho
referencia en los motivos anteriores; y, en consecuencia, al acceder a su resarcimiento, los
sentenciadores de la instancia han incurrido en una infracción del artículo 1556 del Código
Civil, la que ha influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo y que sólo puede ser
remediada mediante la invalidación del mismo. Y la consecuente sentencia de reemplazo".

2. Montecinos Peralta, Héctor con Hospital Clínico Pontificia Universidad Católica de


Chile

Corte Suprema, 24 de septiembre de 2007, rol Nº 4103-2005

Palabras clave: Responsabilidad médica — clínicas — daño moral

Normativa aplicada: artículos 1546, 1547 y 1558 del Código Civil

a) Resumen. Una persona demandó al Hospital Clínico Pontificia Universidad


Católica de Chile alegando que la institución incumplió con su obligación de
proporcionar materiales en buen estado y productos sin vicios para las intervenciones a
las que debió someterse.

El tribunal de primera instancia acogió parcialmente la demanda y condenó a la


demandada a pagar una indemnización a título de daño patrimonial y moral. Decisión
revocada por la Corte de Apelaciones, solo respecto a uno de los pagos a título de
daño patrimonial a los que se condenó a la demandada, confirmando en lo demás.

Finalmente, la demandada interpuso recurso de casación en la forma y en el fondo.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"DÉCIMO CUARTO: Que para un adecuado análisis del segundo capítulo de los errores de
derecho, resulta pertinente señalar que los sentenciadores de la instancia dieron por
establecido los siguientes antecedentes de hecho en sus sentencias:

a) El demandante, Héctor Enrique Montecinos Peralta, ingresó al Hospital Clínico de la


Universidad Católica donde se sometió el 19 de agosto de 1995 a una intervención
quirúrgica, con el diagnóstico de hernia incisional atascada gigante, íleo mecánico
(obstrucción intestinal).

(...)

d) Durante la operación se comprobó que existía ausencia de pared abdominal en un


diámetro aproximado de 25 por 25 centímetros.

Dada la imposibilidad de cerrar la pared abdominal se decidió la instalación de una prótesis


(malla); se instalaron gruesos drenajes aspiratorios a la cavidad; se cerró el celular con
puntos de vicryl y la piel con ganchos metálicos.

A continuación se vendó toda la zona con tensoplast y sobre esto se instaló una faja
abdominal.

(...)

h) El día 21 de enero de 1996 le fue dada el alta, sin germen y con indicaciones, entre otras,
curación una vez al día y control en el Policlínico de Cirugía.

El paciente cumplió con dichas indicaciones.

(...)

k) En junio se constató herida limpia y con escasa secreción, paciente en buenas


condiciones generales y posibilidades de cierre de herida operatoria, proponiéndosele una
plastía.

El último control fue el 20 de agosto de 1996.

l) El 30 de noviembre de 1996 el actor fue sometido a otra intervención quirúrgica en el


Hospital del Profesor, por un equipo médico dirigido por el doctor Jorge Rodríguez Bastías,
instalándosele una malla de propilén.

(...)
ñ) El estado físico en que se encontraba el demandante y las patologías que presentaba, el
criterio utilizado por la demandada de resolver la urgencia y reparar la herida en cuya
cavidad se alojaron anormalmente los intestinos obstruidos, con adherencias y otras
alteraciones y que lo condujera a la situación límite en que pidió atención de urgencia, no
puede calificarse como errado o negligente, toda vez que tuvo en cuenta evitar someter 2
veces al demandante a los riesgos de anestesia y corregir la causa mediata de la
obstrucción, asumiendo desde luego y sobre sí mayor responsabilidad por los otros riesgos,
los cuales, en su mayor parte, pudo controlar.

o) No hay prueba sobre la existencia de la bacteria en la piel del demandante antes de su


intervención quirúrgica en el hospital de la demandada y que presentó la infección días
después, en circunstancias que luego de su operación fue conducido a la unidad de
tratamientos intensivos, lugar propio de la bacteria.

p) El retiro de la malla puesta al demandante no se realizó el día 16 de octubre de 1995.

q) No hubo falta a la Lex Artis en el manejo global del paciente en el Hospital demandado,
con excepción de que en el manejo específico de la infección por la demandada fue
negligente.

r) No se logró justificar los costos del servicio doméstico.

(...)

t) Fue en el período post operatorio que (el demandante) contrajo una infección por
Staphylococcus Áureo multirresistente.

Fue esta infección la que le provocó la mayoría de los inconvenientes del post operatorio,
pues pese a que permaneció por cinco meses en el señalado hospital, consta que lo dieron
de alta con la herida abierta y sin que la infección haya sido superada.

u) Una vez de alta, (el demandante) concurría a realizarse todos los controles que le fueron
indicados, incluso asistió a interconsultas entre los médicos del indicado hospital
especialistas en infectología, sin que lograran erradicar la infección ni que se cerrara del todo
la herida.

v) El demandante concurre ante el médico Jorge Bastías Rodríguez, quien luego de una
preparación de diez días lo opera, extrayendo de la herida pedazos de la malla que
anteriormente le habían colocado, le procura un tratamiento adecuado para detener la
infección y logra darle de alta, quedando de esta manera su herida cerrada y la infección
controlada.

w) El tratamiento post operatorio que se le brindó al demandante por los médicos del Hospital
Clínico de la Universidad Católica de Chile no fue el adecuado.

x) La larga permanencia del demandante en el hospital de la demandada, se debió a que el


tratamiento que se le brindó no logró que la herida operatoria cerrara del todo y lograra
controlar la infección que allí contrajo por Staphylococcus Áureo Multirresistente, lo que
posteriormente sí se logró mediante una operación y tratamiento adecuado en el Hospital del
Profesor, donde se le extrajo partes de la malla que había permanecido en la herida.
y) El daño moral se produce por los sufrimientos, dolores y angustia sufrida por el
demandante, considerando la larga permanencia de su hospitalización, sin que se advirtiera
mejoría, pese a que cumplía cabalmente con todas las instrucciones médicas que se le
entregaban".

ii. Argumento de las partes

Parte demandante

"VISTOS:

(...)

Encontrándose el paciente en recuperación de la anestesia expone la demandante, se le


produjo una insuficiencia cardiorrespiratoria y después de una serie de tratamientos para
aliviar ésta y otras complicaciones post operatorias, se comprobó la existencia de una
infección en la herida con la bacteria Staphylococcus Áureos multirresistente.

El actor luego señaló que no obstante no encontrarse totalmente recuperado, el paciente fue
dado de alta el 22 de enero de 1996 (cinco meses y tres días después de su ingreso), en
circunstancias que tenía una herida abierta de veinticuatro centímetros de longitud, con una
parte de la piel sin pegar al epiplón y con la infección producida por el Staphylococcus
Áureos.

Lo anterior hizo necesario que siguiera efectuándose exámenes de cultivo en forma particular
y el 26 de febrero de 1996, uno de estos exámenes comprobó que la bacteria mencionada
continuaba infectando la herida.

Recién el 30 de noviembre de 1996 el señor Montecinos Peralta fue operado por el médico
Jorge Bastías Rodríguez en el Hospital del Profesor, quien le procuró un tratamiento
adecuado para detener la infección.

Lo que finalmente se logra, dándosele de alta el 8 de diciembre del mismo año.

En cuanto al Derecho, la demandante afirmó que la responsabilidad civil contractual supone


un acto o una abstención, es decir, el incumplimiento de una obligación preexistente que el
contrato imponía al Hospital Clínico de la Universidad Católica: la obligación de proporcionar
para la ejecución de las tareas médicas un material en buen estado y productos sin vicios,
obligación incumplida por los hechos antes relatados.

(...)".

Parte demandada

"VIGÉSIMO CUARTO: Que para un adecuado análisis de lo planteado por el recurrente,


resulta necesario determinar los distintos conceptos de su reproche, los que se pueden
resumir en los siguientes aspectos:

a) La extensión de los perjuicios que son de su responsabilidad, se limita a los daños


directos, esto es los consecuencia directa e inmediata del incumplimiento establecido y que
se previeron o pudieron preverse al tiempo del contrato;
b) No responde de los perjuicios indirectos, los que atribuye conforme al fallo directamente a
los facultativos, los que no fueron demandados, y

c) Los facultativos no son jurídicamente agentes ni órganos de la Universidad, por lo que ésta
ni puede responder por ellos.

Este planteamiento de la demandada constituye una alegación nueva en el juicio, puesto que
en los escritos de discusión no fundamentó sus defensas en una pretendida falta de
legitimación pasiva, como tampoco se refirió a la extensión de los daños, simplemente se
limitó a negar el incumplimiento contractual.

En la contestación de la demanda, de manera subsidiaria, planteo controversia, además,


sobre la existencia y monto de los daños cuya indemnización se pretendía y la relación de
causalidad entre el incumplimiento y el daño reclamado, refiriéndose luego al daño moral.

(...)".

iii. Decisión de la Corte

"TRIGÉSIMO PRIMERO: Que resulta pertinente para sustentar el rechazo del recurso por
este capítulo, que esta Corte ya ha resuelto reiteradamente la procedencia del daño moral en
materia contractual, en los fallos de 20 de octubre de 1994 y 16 de junio de 1997, publicadas
en la Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo 91, sección primera, página 100 y tomo 94,
sección tercera, página 94, pero, en especial en las sentencias de esta Primera Sala Civil de
la Corte Suprema de fecha veintiocho de noviembre de dos mil seis, once de abril, tres de
julio y 28 de agosto del año en curso, recaídas en los ingresos rol Nº 320-2005, Nº 3291-
2005, Nº 3901-2005 y Nº 3750-2005, que representan una línea jurisprudencial de los
ministros que las suscriben. Los fundamentos expresados para sostener la procedencia del
daño moral, en tales fallos se pueden resumir en las siguientes argumentaciones: 1.-
Aplicación literal del artículo 1556 del Código Civil. El marco restrictivo que imperaba en las
indemnizaciones en el ámbito contractual y que nacía de la aplicación literal del artículo 1556
del Código Civil, tuvo su principal sostenedor y defensor en el profesor Arturo Alessandri,
cuyo criterio sobre la improcedencia del daño moral en materia contractual, se mantuvo casi
inalterable en las sentencias de los tribunales de justicia hasta años recientes. En el ámbito
contractual se consideró que la indemnización por daños extrapatrimoniales (sic) no era
posible y aceptable y ello porque se entendió que el texto del artículo 1556 se refería
únicamente a daños patrimoniales, o perjuicios pecuniarios, lo que no es así, pues no existe
referencia a tal restricción o calificación en el texto del artículo. 2.- Nueva doctrina
jurisprudencial. El criterio de marco rígido evolucionó y como ejemplo de este cambio, se
encuentra la sentencia de 20 de octubre de 1994 de esta Corte Suprema, que rechaza un
recurso de casación de fondo deducido por una institución bancaria que impugna la
aceptación del daño moral en sede contractual, decisión que se une a otros fallos de esta
Corte en el mismo sentido, de 3 de julio de 1951 y de 14 de abril de 1954, dictadas en
recursos de casación de fondo (Rev. de D. y J. tomo 91, págs. 100 a 105). 3.- El legislador
acepta el daño moral. No se ha excluido el daño moral por el legislador. La norma del
artículo 1556 del Código Civil no excluye el daño moral, como tampoco dispone que la
indemnización sólo comprenda o abarque los rubros de daño emergente y lucro cesante. En
efecto, no podría excluir el daño moral, puesto que la ley no ha prohibido que la
indemnización por daño moral pueda invocarse fuera del ámbito de los delitos o cuasidelitos,
por el contrario, el artículo 544, en relación con el 539 y el 1544 del Código Civil, posibilitan
esa clase de reparación de daños no patrimoniales, el uno en las relaciones de familia y el
otro en el área de las convenciones. 4.- Concepción del daño emergente. Las nuevas
doctrinas sobre el resarcimiento del daño moral, derivado del incumplimiento de contratos,
entiende que el concepto de 'daño emergente', que emplea la norma del artículo 1556 del
Código Civil, comprende no solamente el daño pecuniario sino también el extrapatrimonial o
moral. Esta interpretación que no sólo es posible, sino que plenamente aceptable en su texto
actual del mencionado artículo, primero porque la voz 'daño' que emplea la disposición y que
no se encuentra definida en la ley, corresponde, según el Diccionario de la Real Academia de
la Lengua Española, a todo 'detrimento, perjuicio, menoscabo, dolor o molestia', es decir, a
toda privación de bienes materiales, inmateriales o morales y, porque, como antes quedó
consignado, lo preceptuado en el citado artículo no excluye la consideración de otros
perjuicios que no sean sólo los materiales. 5.- Aceptación por la doctrina. Los estudiosos del
Derecho, como parte de la jurisprudencia, recientemente han ido aceptando el resarcimiento
del daño moral en los casos de incumplimiento de obligaciones contractuales. El profesor
Fernando Fueyo Laneri en su obra 'Instituciones de Derecho Civil Moderno' afirma: 'Para mi
es como un axioma que el concepto jurídico de daños abarca toda forma de daños, esto es,
tanto el patrimonial como el extramatrimonial', agregando que 'la jurisprudencia chilena ha
tenido la oportunidad de recalcar que la palabra daño comprende el perjuicio, dolor o
molestia que se cause, por lo cual, interpretando este vocablo en su sentido natural y obvio,
debe entenderse que corresponde, además del perjuicio pecuniario, el de carácter inmaterial
que se ocasione por acto ajeno' (página 69). Sostiene que siendo el daño por esencia
patrimonial y extrapatrimonial, del mismo modo el daño moral juega tanto en la
responsabilidad extracontractual como en la contractual (página 71). Otros autores
nacionales participan del mismo parecer, como Leslie Tomasello Hart, en su estudio sobre 'El
Daño Moral en la Responsabilidad Contractual' (Editorial Jurídica, 1969); René Abeliuk
Manasevich, Las Obligaciones, Tomo II, Nº 892, páginas 789 y 790; Ramón Domínguez
Águila en sus 'Consideraciones en torno al daño en la responsabilidad civil. Una visión
comparatista' (Revista de Derecho Universidad de Concepción, Nº 188, 1990); Ramón
Domínguez Benavente en Comentarios de Jurisprudencia (publicada en la antes citada
revista universitaria Nº 198) y recientemente doña Carmen Domínguez Hidalgo en su obra 'El
Daño Moral' (Editorial Jurídica año 2000). Estableciendo ciertas diferencias, también
comparte esta procedencia Enrique Barros Bourie, en su obra antes citada, páginas 335 a
345. 6.- Igualdad ante la ley. La sentencia de esta Corte de octubre de 1994, expresa al
respecto que 'los bienes extrapatrimoniales de una persona, como el honor y la fama, tienen
un valor que de ordinario sobrepasa el de los bienes materiales con mayor razón si se trata
de la salud o la integridad física o psíquica', y agrega que si la jurisprudencia ha dado cabida
desde hace tiempo a la indemnización exclusivamente moral respecto de los perjuicios o
daños causados por un delito o cuasidelito civil, no se divisa el motivo que justifique que se la
niegue si la lesión a esos intereses extrapatrimoniales procede de la defección culpable o
maliciosa de uno de los contratantes. Donde existe la misma razón debe existir la misma
disposición.

TRIGÉSIMO SEGUNDO: Que en la misma línea argumental surgen, además, razones


específicas, ampliamente difundidas por la doctrina, pero que limitan los alcances del daño
moral en materia contractual, pues pretenden su aceptación en casos particulares, como es
en el contrato de transporte, accidentes del trabajo y responsabilidad médica, entre otros,
llegando a confundir su procedencia con su previsibilidad, aspectos relacionados, pero que
se encuentran en contextos diversos. Se expresa aquí la crítica que dependerá del título que
se esgrima al demandar, la procedencia del daño moral, situación que se ejemplariza con el
contrato de transporte, pues ante un hecho del tránsito se excluirá este capítulo de la
responsabilidad respecto de los pasajeros, pero quedarán cubiertos los peatones o terceros
ocupantes de otros vehículos. También han surgido argumentaciones que, en el orden de
una interpretación integral y sistemática, persiguen extender el ámbito material a ciertas
expresiones del daño moral, sobre la base de ideas cada vez amplias del perjuicio
patrimonial y la limitación de la moral. En este esfuerzo se encuadra la distinción entre daño
moral puro y con repercusiones patrimoniales, a lo cual se suma el otorgar al daño moral un
carácter general compensatorio, por la pérdida de un beneficio cualquiera sea éste. Se llega
en este empeño a adoptar la moderna concepción de patrimonio, que comprende unitaria,
permanente y de manera universal la totalidad de los valores, intereses, derechos,
obligaciones y cargas relativas a una persona en sus dimensiones, cualidades, propiedades
o prerrogativas, que posibilitan realizar las conductas permitidas por el ordenamiento jurídico
y social en vista a lograr su más completa realización. De esta forma integran el patrimonio
todas las ventajas y cualidades (sic) con que las personas actúan en sociedad, de modo que
cualquier detrimento de ellas puede ser indemnizable, en la medida que se las afecte de
manera injustificada. Se une en tal voluntad comprensiva, el razonamiento que el daño moral
queda incorporado en el daño emergente, ya que 'el legislador no ha distinguido entre los
daños materiales y los morales, sino que se ha limitado a referirse al daño emergente, y
donde no distingue el legislador no es lícito al intérprete hacerlo' agregándose que 'reafirma
esta interpretación la definición dada de la voz emergente por el Diccionario de la Real
Academia de la Lengua Española y según la cual se dice que algo es emergente cuando
nace de otra cosa. De forma que cuando el legislador empleó el adjetivo emergente para
calificar el substantivo daño, estaba queriendo decir, simplemente, que este daño provenía
de ni haberse cumplido la obligación, de haberse cumplido imperfectamente o de haberse
retardado el cumplimiento' (Carmen Domínguez Hidalgo, El daño moral, Editorial Jurídica,
Tomo I, página 346, citando a Ruiz González, El transporte de pasajeros en la doctrina y la
jurisprudencia, Memoria de Licenciatura, año 1962).

TRIGÉSIMO TERCERO: Que para sostener su determinación de acceder a indemnizar los


daños morales justificados en autos, los jueces del fondo, invocan la Constitución Política de
la República, que consagra el derecho a la salud y otorga acción para recurrir a los tribunales
en contra de quien la afecte. Además señalan otras fuentes del derecho, como son los
principios de buena fe en las contrataciones y de responsabilidad, con los cuales esta Corte
concuerda en los términos que se indicarán.

TRIGÉSIMO CUARTO: Que acudiendo a la norma de interpretación de la ley prevista en el


artículo 24 del Código Civil, como a lo dispuesto en el artículo 170 Nº 5 del Procedimiento
Civil e integrando una falta de pronunciamiento del legislador del Código Civil, se puede
sostener que nuestro Estado ha establecido que es una República Democrática, cuyas
características fundamentales, a los efectos de resolver la presente causa, se encuentran en
la responsabilidad de todos los individuos y autoridades en un plano de igualdad, tanto ante
la ley, como ante la justicia, proscribiéndose (sic.) cualquier discriminación proveniente del
establecimiento de diferencias arbitrarias, de forma tal que permitiendo expresamente la
Carta Fundamental la reparación del daño moral en el artículo 19, Nº 7, letra i), no se
observan fundamentos para excluirla en algunas materias específicas, que no sea mediante
una razonada justificación, como ocurre en el artículo 19 Nº 24, inciso cuarto, en que el
interés social impone limitar la indemnización al daño patrimonial efectivamente causado, a
quien se ve expuesto a la privación forzada de su propiedad mediante un acto de autoridad,
como es la expropiación. Estas premisas, además, del principio de supremacía constitucional
y aplicación directa de las normas de la Carta Política, impone, entre sus efectos particulares,
preferir la interpretación de los textos legales en el sentido que mejor se cumpla con las
disposiciones fundamentales del Estado. En efecto, la responsabilidad en el Derecho
constituye un principio general, el que referido al Derecho Civil se plantea en el axioma que
nadie puede dañar a otro sin reparación, en el evento que no concurra una causal de
justificación. Esta responsabilidad en el Derecho Civil corresponde sea integral e igualitaria
en su extensión, si no existen argumentaciones concretas que ameriten establecer fundadas
diferencias. Es por ello 'que en función de la teoría de la unidad de la responsabilidad', la
distinción actualmente imperante respecto de la procedencia del daño moral en sede
contractual y extracontractual, resulta absurda (René Abeliuk Manasevich, Las Obligaciones,
Tomo II, Editorial Jurídica, página 789), contradicción y falta de congruencia que destacan la
mayoría los autores citados con anterioridad y que se pronuncian por la aceptación del daño
moral en sede contractual. Una interpretación contraria mantiene una desigualdad
injustificada y por lo tanto puede constituir una discriminación arbitraria, por la falta de
fundamentos de esta diferencia, que a lo más llega a sustentarse sobre la base de una
interpretación exegética y literal, puesto que en el régimen del Código Civil, al regular la
responsabilidad extracontractual se dispone que, por regla general, se indemniza 'todo daño',
según reza el artículo 2329, al igual que en responsabilidad contractual, en el evento que se
impute dolo o culpa grave, que equivale al dolo, en el incumplimiento contractual, al señalar
el artículo 1558 que en ese evento se responde de 'todos los perjuicios'. De lo anterior se
sigue que el daño moral se encontraría excluido únicamente en sede contractual cuando la
ley exija culpa leve o levísima para justificar la responsabilidad de la parte incumplidora.
Incluso tal procedencia puede verse ampliada a todo evento en que, existiendo perjuicios
morales, una de las partes pruebe la concurrencia de hechos que permitan ser calificados de
culpa grave o dolo en el incumplimiento de otra de las partes, puesto que la ley no ha
impedido esta posibilidad, de tal forma que la diferencia descansaría más que en la ley en la
posibilidad que tengan las partes de aportar antecedentes fácticos que permitan calificarlos
en el sentido indicado y si se quiere extremar el argumento, la distinción pasaría a radicar en
la decisión concreta de los tribunales al efectuar la calificación de la culpa. Lo injustificado de
la diferencia anotada queda de manifiesto precisamente en materias propias de la
responsabilidad médica, pues ante la posible opción de responsabilidades, resulta más
beneficioso en la extensión del daño accionar por la vía extracontractual, por la limitación que
contemplaría la legislación en sede contractual, sin que exista fundamentación plausible que
avale tal distinción. Esta visión integral del Derecho lleva a superar la exclusión del daño
moral en la responsabilidad contractual, limitando su procedencia a la justificación del mismo
en los casos concretos de que se trata.

TRIGÉSIMO QUINTO: Que por las razones expresadas los errores de derecho planteados
por la parte demandada no se han producido, ya que el sistema de fuentes del derecho que
constituye nuestro ordenamiento jurídico, incorpora en su integridad las disposiciones
constitucionales y legales, como los principios, libertades y garantías que éste mismo prevé,
conforme a los cuales se ha procedido a resolver el presente caso, todo lo cual lleva a
rechazar este capítulo del recurso".

3. Peralta Sarmiento, Leslie con Hospital Clínico U. de Chile

Corte Suprema, 12 de abril de 2011, rol Nº 6778-2008


Palabras clave: Prestaciones médicas — negligencia — indemnización

Normativa aplicada: artículo 1556 del Código Civil

a) Resumen. Se interpuso demanda en contra de un médico por el incumplimiento al


deber de cuidado que le obligaba el contrato, con ocasión de la realización de una
mamoplastía reductiva.

El tribunal de primera instancia acogió la demanda subsidiaria y condenó al


profesional a pagar una indemnización por los perjuicios patrimoniales y morales
ocasionados. Decisión confirmada por la Corte de Apelaciones, aumentando el monto
indemnizatorio por daño moral. La demandada presenta recurso de casación en el
fondo, el cual es rechazado por la Corte Suprema, confirmando la procedencia del
daño moral en el contrato.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"NOVENO: Que entrando al análisis del recurso cabe consignar que se estableció como
hechos de la causa que entre la demandante doña Leslie Peralta y el demandado don Alex
Eulufi existió una relación contractual para prestaciones médicas, en virtud de la cual el 1 de
junio de 1998 éste le practicó a aquélla una mamoplastía reductiva bilateral en el Hospital de
la Universidad de Chile y que, producto de una infección en ambas zonas operatorias, se le
produjo a doña Leslie Peralta la pérdida del tejido aerolar".

ii. Argumento de las partes

Parte demandante

"PRIMERO: Que el recurso acusa la infracción del artículo 1679 del Código Civil, la que se
produce al no acoger la demanda respecto del Hospital Clínico de la Universidad de Chile
pese a que en autos se encuentra acreditado que tal disposición resulta plenamente
aplicable. Durante el juicio se acreditó afirma, que la demandante no contrató de manera
directa al médico sino que concurrió al Hospital de la Universidad de Chile, lugar donde le
recomendaron al médico Eulafi, profesional dependiente de dicho centro asistencial. Así
entonces el hospital proveyó los profesionales que realizaron la intervención, el personal
paramédico y arsenaleras. Los pagos se hicieron al centro asistencial, por lo que éste debe
responder por el hecho o culpa de las personas por quienes fuere responsable".

Parte demandada

"QUINTO: Que el recurso denuncia, en primer término, la infracción del artículo 1556 del
Código Civil al condenar a su parte al pago de una indemnización de perjuicios por concepto
de daño moral derivado de una relación contractual. Afirma que la doctrina y la jurisprudencia
han establecido que no es indemnizable el daño moral en materia de responsabilidad civil
contractual ya que, a diferencia de lo que ocurre en la responsabilidad extracontractual,
ámbito en que resulta aplicable el artículo 2329 del Código Civil que se refiere a 'todo daño',
en materia contractual no hay una disposición que comprenda la indemnización por este
concepto. El artículo 1556 del Código Civil establece que la indemnización comprende daño
emergente y lucro cesante, sin mencionar el daño moral. (...)".

iii. Decisión de la Corte

"DÉCIMO: Que el artículo 1556 del Código Civil no incluya en la indemnización de perjuicios
al daño moral no impide su procedencia en el ámbito de la responsabilidad contractual, toda
vez que dicha norma está referida a los daños patrimoniales. En el caso de autos, como
puede advertirse, el objeto del contrato celebrado entre las partes es extrapatrimonial, de
manera que su incumplimiento importa la posibilidad de indemnización de dicho rubro. Es un
hecho establecido en la causa que el médico incumplió su deber de cuidado, provocando el
daño que motivó esta demanda, de manera que resulta procedente la condena al pago de
una indemnización por el daño moral causado a la actora, como lo resolvieron los jueces del
fondo. En efecto, el artículo 1558 del Código Civil establece que si no se puede imputar dolo
al deudor, cuyo es el caso de autos, éste es responsable de los perjuicios que se previeron o
pudieron preverse al tiempo del contrato. No cabe duda que en un contrato de prestación de
servicios médicos, específicamente para la realización de una cirugía, como lo es una
mamoplastía reductiva, está prevista la existencia del daño moral, en el caso que por alguna
complicación de que el médico sea responsable resulte dañada la persona de la paciente.

UNDÉCIMO: Que en cuanto a la infracción del artículo 2314 del Código Civil que se
denuncia, por haber sido mencionado en las citas legales por el fallo de primer grado,
confirmado por el de segunda instancia, es preciso tener presente que tal sentencia cita
además los artículos 1545, 1546, 1556 y siguientes del Código Civil, disposiciones decisoria
litis, de manera que la mención que pueda existir al artículo 2314 antes indicado, aun de
constituir un error de derecho, carece de influencia en lo dispositivo del fallo.

DUODÉCIMO: Que finalmente, en lo relativo al último capítulo de la casación, cabe tener


presente que es la ley, específicamente el artículo 1547 del Código Civil, la que establece
que la prueba de la diligencia o cuidado incumbe al que ha debido emplearlo, disposición que
agrega que la prueba del caso fortuito corresponde al que lo alega. Por ello, al dar aplicación
a esta norma los sentenciadores, contrariamente a lo que sostiene el demandado en su
recurso, no han incurrido en el error de derecho que se les imputa, desde que no se invirtió la
carga de la prueba al exigírsele la prueba de la diligencia o cuidado que alegó, sino que se
limitaron a dar aplicación correcta y cabal a la norma en cuestión.

DECIMOTERCERO: Que atento lo razonado en los considerandos precedentes el recurso de


casación en el fondo ha de ser desestimado.

(...)".

4. Agric. y Forestal Vista El Volcán con Coagra S.A.

Corte Suprema, 13 de marzo de 2017. Rol Nº 30979-2016

Palabras clave: Compraventa — resolución — vicios ocultos


Normativa aplicada: artículos 1509 y 1857 del Código Civil

a) Resumen. Se interpuso demanda de resolución de contrato con indemnización de


perjuicios en contra del vendedor de fertilizante que entregó el producto, pero con un
alto porcentaje de boro.

El tribunal de primera instancia acogió la resolución, pero rechazó la indemnización


por lucro cesante. Decisión confirmada por la Corte de Apelaciones.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"OCTAVO: Que para la correcta comprensión del recurso en estudio cabe tener presente que
en estos autos Agrícola y Forestal Vista El Volcán Limitada demandó la resolución del
contrato de compraventa celebrado con Coagra S.A. con fecha 30 de junio de 2008, por el
cual esta última le vendió tres toneladas de sulfato de zinc granulado destinadas a fertilizar
una plantación de nogales de exportación de la variedad 'Chandler', acción que se basó en el
incumplimiento por parte de la demandada y vendedora, toda vez que el sulfato de zinc que
entregó contenía un alto porcentaje de boro, situación oculta e irregular que trajo como efecto
que el fertilizante vendido intoxicara las plantas de nogales al punto de provocar la muerte de
algunas y un retraso en el crecimiento de otras.

(...)".

ii. Decisión de la Corte

"Sentencia de reemplazo

2º. Que en cuanto al lucro cesante, se ha dicho que este corresponde a la utilidad que deja
de percibir el acreedor por el incumplimiento o cumplimiento tardío de la obligación o, dicho
de otro modo, es la ganancia frustrada sobre la base de lo que probablemente habría ganado
el acreedor.

Ahora bien, como ha sostenido esta Corte Suprema, el lucro cesante suele ser difícil de
acreditar, pues debe tenerse siempre presente que uno de los requisitos para que el daño
resulte indemnizable es que éste sea cierto y en la alegación de lucro cesante siempre se
alega una hipótesis de ganancia.

Sin embargo, aun cuando lo dicho puede satisfacer las exigencias de seguridad o certeza,
ante la lógica y necesaria distinción entre un interés fundado con rigor y las ganancias
dudosas e inseguras, cabe señalar que las expectativas de justicia impiden negar, siempre y
en todo caso, la indemnización por lucro cesante. Es por ello que la regulación de este tipo
de indemnización supone emplear un juicio de probabilidad a fin de arribar a la conclusión de
ser presumible una cierta utilidad no obtenida o, como se dijo, frustrada, con una reparación
calculada de manera estimativa sobre la base de presunciones.

3º. Que, considerando lo anterior y teniendo en cuenta que la vinculación contractual que
unió a las partes se limitó a un acto jurídico específico como la compraventa efectuada el 30
de junio de 2008 de los fertilizantes necesarios para plantar nogales de exportación, no
parece razonable que la demandada tenga el deber de asumir las pérdidas futuras de la
demandante más allá del primer año de producción, pues si bien se acepta indemnizar una
ganancia hipotética esta siempre debe ser probable, juicio que sin duda se aleja en la medida
que las proyecciones futuras son también lejanas.

4º. Que, en mérito de lo anterior, sólo se procederá a indemnizar por lucro cesante la menor
producción del primer año de la misma, la que, según el peritaje del Ingeniero Agrónomo
Carlos Vega Rivera, que rola a fojas 899, es de 275 kilos de nueces por hectárea. Ahora
bien, considerando que la plantación abarcaba un total de 60 hectáreas, hecho no discutido
por las partes, la producción total para el primer año de la plantación correspondiente al 2011
ascendería a 16.500 kilos.

Sin embargo, es el propio demandante quien en su demanda proyecta la producción para el


primer año a solo 148 kilos por hectárea, es decir, menos que lo planteado por el perito, lo
que en todo caso resulta ajustado a los datos contenidos en la Ficha de Valorización de
Resultados que rola a fojas 200, emitida por la Fundación para la Innovación Agraria del
Ministerio de Agricultura, la que si bien se refiere al cultivo de nogales en la zona sur,
también puede resultar aplicable como parámetro de cálculo para la producción de la zona
central, que es donde se ubica la plantación del actor, situada en la comuna de Requínoa,
Sexta Región, por cuanto en el referido documento que sirve de base a una presunción
judicial se indica que 'La productividad potencial del negocio Nogales Sur sería similar a la
del modelo tradicional de huertos plantados en la zona central del país'.

Dicho instrumento consigna que la producción por hectárea para el primer año es de 150
kilos, cifra que por ser acorde a la propuesta por la propia demandante y emanar de un
estudio elaborado por la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción, a través
de las evaluaciones de distintos predios y en la estación experimental 'El Nogal' que se bien
se sitúa en la Octava Región, se cataloga como Valle Central, resulta más acorde a la
realidad y al mérito del proceso.

Conforme lo anterior y considerando que el demandante al pedir la indemnización por lucro


cesante facultó al tribunal para fijar la suma mayor o menor que se determine de acuerdo al
mérito del proceso, se procederá a fijar un valor de producción por hectárea de 150 kilos, por
lo que la producción del primer año de las 60 hectáreas correspondería a 9.000 kilos.

(...)".

III. R

1. Legislación nacional aplicable

a) Código Civil
Art. 1553. "Si la obligación es de hacer y el deudor se constituye en mora, podrá pedir el
acreedor, junto con la indemnización de la mora, cualquiera de estas tres cosas, a elección
suya:

1ª. Que se apremie al deudor para la ejecución del hecho convenido;

2ª. Que se le autorice a él mismo para hacerlo ejecutar por un tercero a expensas del deudor;

3ª. Que el deudor le indemnice de los perjuicios resultantes de la infracción del contrato".

Artículo 1556. "La indemnización de perjuicios comprende el daño emergente y lucro


cesante, ya provengan de no haberse cumplido la obligación, o de haberse cumplido
imperfectamente, o de haberse retardado el cumplimiento.

Exceptúanse los casos en que la ley la limita expresamente al daño emergente".

Artículo 1557. "Se debe la indemnización de perjuicios desde que el deudor se ha


constituido en mora, o si la obligación es de no hacer, desde el momento de la
contravención".

Artículo 1558. "Si no se puede imputar dolo al deudor, sólo es responsable de los perjuicios
que se previeron o pudieron preverse al tiempo del contrato; pero si hay dolo, es responsable
de todos los perjuicios que fueron una consecuencia inmediata o directa de no haberse
cumplido la obligación o de haberse demorado su cumplimiento.

La mora producida por fuerza mayor o caso fortuito no da lugar a indemnización de


perjuicios.

Las estipulaciones de los contratantes podrán modificar estas reglas".

Artículo 1590. "Si la deuda es de un cuerpo cierto, debe el acreedor recibirlo en el estado en
que se halle; a menos que se haya deteriorado y que los deterioros provengan del hecho o
culpa del deudor, o de las personas por quienes éste es responsable; o a menos que los
deterioros hayan sobrevenido después que el deudor se ha constituido en mora, y no
provengan de un caso fortuito a que la cosa hubiese estado igualmente expuesta en poder
del acreedor.

En cualquiera de estas dos suposiciones se puede pedir por el acreedor la rescisión del
contrato y la indemnización de perjuicios; pero si el acreedor prefiere llevarse la especie, o si
el deterioro no pareciere de importancia, se concederá solamente la indemnización de
perjuicios.

Si el deterioro ha sobrevenido antes de constituirse el deudor en mora, pero no por hecho o


culpa suya, sino de otra persona por quien no es responsable, es válido el pago de la cosa
en el estado en que se encuentre; pero el acreedor podrá exigir que se le ceda la acción que
tenga su deudor contra el tercero, autor del daño".

Artículo 1591. "El deudor no puede obligar al acreedor a que reciba por partes lo que se le
deba, salvo el caso de convención contraria; y sin perjuicio de lo que dispongan las leyes en
casos especiales. El pago total de la deuda comprende el de los intereses e indemnizaciones
que se deban".
Artículo 1672. "Si el cuerpo cierto perece por culpa o durante la mora del deudor, la
obligación del deudor subsiste, pero varía de objeto; el deudor es obligado al precio de la
cosa y a indemnizar al acreedor.

Sin embargo, si el deudor está en mora y el cuerpo cierto que se debe perece por caso
fortuito que habría sobrevenido igualmente a dicho cuerpo en poder del acreedor, sólo se
deberá la indemnización de los perjuicios de la mora. Pero si el caso fortuito pudo no haber
sucedido igualmente en poder del acreedor, se debe el precio de la cosa y los perjuicios de la
mora".

Artículo 2015. "El acarreador es responsable del daño o perjuicio que sobrevenga a la
persona por la mala calidad del carruaje, barco o navío en que se verifica el transporte.

Es asimismo responsable de la destrucción y deterioro de la carga, a menos que se haya


estipulado lo contrario, o que se pruebe vicio de la carga, fuerza mayor o caso fortuito.

Y tendrá lugar la responsabilidad del acarreador no sólo por su propio hecho, sino por el de
sus agentes o sirvientes".

b) Ley Nº 19.496 de protección de los derechos de los consumidores

Artículo 3º.- Son derechos y deberes básicos del consumidor:

"(...) e) El derecho a la reparación e indemnización adecuada y oportuna de todos los daños


materiales y morales en caso de incumplimiento de cualquiera de las obligaciones contraídas
por el proveedor, y el deber de accionar de acuerdo a los medios que la ley le franquea (...)".

c) Ley Nº 20.584 regula los derechos y deberes que tienen las personas en
relación con acciones vinculadas a su atención en salud

Artículo 4º. "Toda persona tiene derecho a que, en el marco de la atención de salud que se
le brinda, los miembros del equipo de salud y los prestadores institucionales cumplan las
normas vigentes en el país, y con los protocolos establecidos, en materia de seguridad del
paciente y calidad de la atención de salud, referentes a materias tales como infecciones
intrahospitalarias, identificación y accidentabilidad de los pacientes, errores en la atención de
salud y, en general, todos aquellos eventos adversos evitables según las prácticas
comúnmente aceptadas. Adicionalmente, toda persona o quien la represente tiene derecho a
ser informada acerca de la ocurrencia de un evento adverso, independientemente de la
magnitud de los daños que aquel haya ocasionado.

Las normas y protocolos a que se refiere el inciso primero serán aprobados por resolución
del Ministro de Salud, publicada en el Diario Oficial, y deberán ser permanentemente
revisados y actualizados de acuerdo a la evidencia científica disponible".

d) Convención de Viena sobre los Contratos de Compraventa Internacional de


Mercaderías

Artículo 74. "La indemnización de daños y perjuicios por el incumplimiento del contrato en
que haya incurrido una de las partes comprenderá el valor de la pérdida sufrida y el de la
ganancia dejada de obtener por la otra parte como consecuencia del incumplimiento. Esa
indemnización no podrá exceder de la pérdida que la parte que haya incurrido en
incumplimiento hubiera previsto o debiera haber previsto en el momento de la celebración del
contrato, tomando en consideración los hechos de que tuvo o debió haber tenido
conocimiento en ese momento, como consecuencia posible del incumplimiento del contrato".

Artículo 77. "La parte que invoque el incumplimiento del contrato deberá adoptar las
medidas que sean razonables, atendidas las circunstancias, para reducir la pérdida, incluido
el lucro cesante, resultante del incumplimiento. Si no adopta tales medidas, la otra parte
podrá pedir que se reduzca la indemnización de los daños y perjuicios en la cuantía en que
debía haberse reducido la pérdida".

2. Instrumentos del Derecho Uniforme

a) Principios UNIDROIT sobre los contratos comerciales internacionales

Artículo 7.4.1 (Derecho al resarcimiento) "Cualquier incumplimiento otorga a la parte


perjudicada derecho al resarcimiento, bien exclusivamente o en concurrencia con otros
remedios, salvo que el incumplimiento sea excusable conforme a estos Principios".

Artículo 7.4.2 (Reparación integral) "(1) La parte perjudicada tiene derecho a la reparación
integral del daño causado por el incumplimiento. Este daño comprende cualquier pérdida
sufrida y cualquier ganancia de la que fue privada, teniendo en cuenta cualquier ganancia
que la parte perjudicada haya obtenido al evitar gastos o daños y perjuicios.

(2) Tal daño puede ser no pecuniario e incluye, por ejemplo, el sufrimiento físico y la angustia
emocional".

Artículo 7.4.3 (Certeza del daño) "(1) La compensación sólo se debe por el daño,
incluyendo el daño futuro, que pueda establecerse con un grado razonable de certeza.

(2) La compensación puede deberse por la pérdida de una expectativa en proporción a la


probabilidad de que acontezca.

(3) Cuando la cuantía de la indemnización de los daños y perjuicios no puede establecerse


con suficiente grado de certeza, queda a discreción del tribunal fijar el monto del
resarcimiento".

Artículo 7.4.4 (Previsibilidad del daño) "La parte incumplidora es responsable solamente
del daño previsto, o que razonablemente podría haber previsto, como consecuencia probable
de su incumplimiento, al momento de celebrarse el contrato".

Artículo 7.4.8 (Atenuación del daño) "(1) La parte incumplidora no es responsable del daño
sufrido por la parte perjudicada en tanto que el daño pudo haber sido reducido si esa parte
hubiera adoptado medidas razonables.

(2) La parte perjudicada tiene derecho a recuperar cualquier gasto razonablemente efectuado
en un intento por reducir el daño".
b) Principios Latinoamericanos de Derecho de los Contratos

Artículo 91. De los medios de tutela "(1) En caso de incumplimiento, el acreedor puede
ejercer, a su elección y según proceda, alguno de los siguientes medios de tutela:

(a) Cumplimiento específico;

(b) Reducción del precio;

(c) Resolución del contrato;

(d) Suspensión del cumplimiento e

(e) Indemnización de perjuicios.

(2) La indemnización de perjuicios puede ejercerse de manera autónoma, o en conjunto con


los demás medios de tutela".

Artículo 104. Indemnización de perjuicios "Cuando el incumplimiento cause perjuicios, el


deudor debe indemnizar.

Si el incumplimiento se produjo por caso fortuito, no hay lugar a indemnización".

Artículo 105. Perjuicios indemnizables "Los perjuicios comprenden el daño patrimonial y


extrapatrimonial".

Artículo 106. Intereses e indemnización de perjuicios "El incumplimiento de una


obligación dineraria da lugar al pago de los intereses, sin perjuicio de la indemnización de
otros perjuicios".

Artículo 107. De la previsibilidad del perjuicio indemnizable "(1) El deudor responde de


los perjuicios previsibles al tiempo de celebración del contrato y que provengan del
incumplimiento.

(2) En caso de dolo o culpa grave, el deudor responde de todos los perjuicios que sean
consecuencia del incumplimiento".

Artículo 108. Contribución del acreedor a su perjuicio "La indemnización queda sujeta a
reducción si el acreedor, con su acción u omisión, contribuyó a que se produjera el perjuicio".

Artículo 109. Mitigación de perjuicios "(1) La indemnización queda sujeta a reducción si el


acreedor no adopta las medidas que, de acuerdo con la buena fe, son razonables para
mitigar el perjuicio. La reducción corresponde a la cuantía en que hubiere podido mitigarse.

(2) El acreedor tiene derecho a la indemnización de lo que haya invertido en las medidas de
mitigación, aun cuando éstas hayan sido infructuosas".

IV. B
A , René (2014). Las obligaciones. Santiago: Thomson Reuters.

A R., A., S U., M. y V H., A. (2016). Tratado de las


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V. O

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Espacio y Jardín Limitada con Ilustre Municipalidad de Iquique (2017): Corte Suprema,
21 de diciembre de 2017, rol Nº 4001-2017.
Hugo Ruiz Ruiz con Laboratorio Biológico S.A. y otros (1994): Corte Suprema, 5 de
noviembre de 2001, rol Nº 1368-2000. Cita online: CL/JUR/1640/2001.

Mouthon con Banco de Chile (1994): Corte Suprema, 20 de octubre de 1994. Revista
de Derecho y Jurisprudencia, tomo 91 sección 1ª, pp. 101-105.

Olivi Meléndez con Banco Santander Chile (2012): Corte Suprema, 30 de marzo de
2012, rol Nº 2560-2011.

Quiero con Sociedad de Turismo Concepción (2015): Corte Suprema, 12 de agosto de


2015, rol Nº 8340-2015.

Stange Hoffman, Eduardo con Ripley Puerto Montt (2013): Corte Suprema, 2 de
octubre de 2013, rol Nº 8607-2012.

Trujillo con Mundi y otros (2015): Corte Suprema, 26 de octubre de 2015, rol Nº 24995-
2014.

Zorín S.A. con Compañía Siderúrgica Huachipato S.A. (2012): Corte Suprema, 31 de
octubre de 2012, rol Nº 3325-2012. Cita online:
CL/JUR/2412/2012.

C. A

I. L

La indemnización de daños y perjuicios: Autonomía del ejercicio de la acción


indemnizatoria

Introducción
En esta última parte del remedio indemnizatorio nos interesa considerar una discusión
que, durante largas décadas, agitó tanto a la doctrina como a los tribunales: la
autonomía de la pretensión indemnizatoria. Indicaremos que ninguno de los
argumentos que se han empleado para negar este carácter autónomo son persuasivos
y, por lo tanto, pueden ser superados con sencillez. Sin embargo, queda un extremo
pendiente que presta mayor interés: el límite del ejercicio autónomo. Del hecho que, en
abstracto, no existan obstáculos para aceptar la pretensión autónoma no se sigue que
ésta siempre deba aceptarse; como veremos, a veces la buena fe impide dicho
ejercicio autónomo.

1. La negación de la autonomía de la pretensión indemnizatoria

Por casi un siglo, nuestros Tribunales rechazaron mayoritariamente la autonomía a la


pretensión indemnizatoria. El ejercicio del remedio indemnizatorio, entonces, quedaba
subordinado al de la acción resolutoria, o bien a la pretensión de cumplimiento. En
otras palabras, la resolución del contrato o su ejecución constituirían una condición o
antecedente jurídico necesario para la procedencia de indemnización, al punto que, si
se rechaza la resolución o el cumplimiento, sería improcedente la indemnización a
pesar de acreditarse el incumplimiento y los daños631.

Una sentencia la Corte Suprema de 22 de septiembre de 2008 permite ilustrar las


consecuencias de esta idea. En ella, la Corte, junto con declarar que el cumplimiento o
resolución del contrato del artículo 1489 son derechos principales y que la
indemnización es un derecho secundario que, citando el considerando segundo de la
sentencia de la Corte de Apelaciones632, expresa lo siguiente:

"La acción de indemnización que ha sido presentada por el demandante, es la que emana de
la responsabilidad contractual —incumplimiento de un contrato— y, por tanto, debió solicitar o
la resolución de dicho contrato, más la respectiva indemnización lo que no hizo en el caso de
autos, en que simplemente dedujo la acción indemnizatoria en forma independiente, sin
solicitar ninguno de los derechos alternativos reseñados".

Aunque, como veremos, esta posición ha sido abandonada por la Corte, aún en 2010,
en una sentencia de 7 de diciembre633, encontramos un voto disidente que la sustenta
en los siguientes términos:

"Para quienes suscriben el voto de prevención, la resolución del contrato que el acreedor
puede pedir es el efecto de verificarse el hecho de que pende la condición resolutoria tácita
que, según el artículo 1489 del Código Civil, va envuelta en los contratos bilaterales y, por su
parte, la ejecución forzada o cumplimiento, es el efecto propio de toda obligación. Ambas
alternativas que la ley confiere al contratante diligente son derechos principales, que se
complementan con un derecho secundario, cual es obtener la indemnización de los perjuicios
sufridos, esto es, el resarcimiento de los daños que le haya causado la falta de cumplimiento
total o parcial de la obligación o la simple demora en el cumplimiento: en el primer caso, la
indemnización se denomina compensatoria; en el segundo, moratoria. De esta forma, la
petición de resarcimiento de perjuicios, sin el ejercicio conjunto de algunas de las acciones
optativas antes indicadas, no resulta procedente en sede de responsabilidad contractual.
Luego, son dos los requisitos copulativos que deben anteceder al ejercicio de la acción de
perjuicios a) La constatación de haberse faltado por una de las partes al cumplimiento de sus
obligaciones, y b) El ejercicio de una de las acciones que la norma le franquea para
resarcirse de tal incumplimiento"634.

En tercer lugar, encontramos una sentencia de la Corte Suprema de 10 de septiembre


de 2013 respecto de un contrato de arrendamiento en la que considera que la
obligación de restituir es una de hacer y, por lo mismo, con cargo al artículo 1553635,
considera que la indemnización puede ejercerse de manera autónoma. El problema es
que, de manera algo oblicua, parece asumir que, tratándose de obligaciones de dar,
dicho ejercicio autónomo no procedería. Conviene prestar atención a los considerandos
pertinentes:

"Que la recurrente reprocha, también, la contravención a lo dispuesto en el artículo 1489 del


Código Civil, pues sostiene que una vez rechazada la demanda de terminación del contrato
de arriendo, el acogimiento de la demanda de indemnización de perjuicios no resultaba
factible.

(...) se advierte que la acción resarcitoria interpuesta se basa en la responsabilidad


contractual atribuida a la arrendataria por los daños producidos a causa del incendio que
afectó el segundo piso del inmueble arrendado.

(...) Es claro que el libelo encuentra su fundamento en la inobservancia asignada a la


arrendataria respecto a las obligaciones que asumiera en las cláusulas sexta y séptima del
contrato sub lite, en orden a conservar el bien entregado en arriendo y a restituirlo en el
mismo estado en que lo recibió; (...) (considerando décimo cuarto).

De allí, entonces, que no resulta acertado señalar, como hace el recurso, que, desechada la
demanda de terminación del contrato, por no pago de rentas, la acción indemnizatoria
debiera haber tenido el mismo destino, toda vez que cada una se apoyó en incumplimientos
contractuales diversos, razón por la cual, la de suerte de la primera no condicionaba,
necesariamente, la suerte de la segunda;(considerando décimo quinto).

Que, además, la recurrente cimenta la lesión al referido artículo 1489 en un enlace forzoso
que habría de existir entre la acción resolutoria —en autos de terminación— y la
indemnización de perjuicios referidas ambas al mismo contrato, habida cuenta que esta
acción reparatoria es compensatoria y accesoria de la de terminación del contrato, de
manera tal que no podría ejercérsela sino conjuntamente con esta última. El tema planteado
se conecta con la eventual autonomía de la indemnización compensatoria por incumplimiento
de un contrato bilateral, que la doctrina y jurisprudencia tradicionales desestiman, invocando
el tenor literal del inciso segundo del artículo 1489 en mención.

Sin embargo, una nueva interpretación que esta Corte ha venido amparando otorga al
contratante cumplidor el derecho a demandar indistintamente, en caso de incumplimiento de
un contrato bilateral, el cumplimiento forzado, la resolución o la indemnización de perjuicios;
para lo cual, se aborda el sentido y alcance del artículo 1489 del Código Civil a la luz de su
contexto, vinculándolo a otras normas del mismo cuerpo legal, especialmente las
relacionadas con el incumplimiento de las obligaciones de hacer y de no hacer (considerando
décimo sexto);

Que en el caso de autos, las obligaciones que la demandante acusa desacatadas por parte
de la arrendataria demandada y recurrente son de hacer: conservar y restituir el bien
arrendado en el mismo estado en que fue recibido. Por ende, se las debe relacionar con el
artículo 1553 del cuerpo de normas en mención, que faculta al acreedor para pedir, cuando el
deudor se constituya en mora, 'cualquiera de estas tres cosas, a elección suya: 1ª Que se
apremie al deudor para la ejecución del hecho convenido; 2ª Que se le autorice a él mismo
para hacerlo ejecutar por un tercero a expensas del deudor; 3ª Que el deudor le indemnice
de los perjuicios resultantes de la infracción del contrato'.

La discordancia normativa entre el artículo 1489, que no prevé en forma expresa la


posibilidad de escoger entre la resolución o el cumplimiento y la indemnización de perjuicios,
y el artículo 1553, que sí autoriza para impetrar la reparación ante la inejecución del deudor,
sin exigir como requisito previo que el acreedor demande la resolución o cumplimiento
forzado del contrato, debe resolverse por aplicación del principio de especialidad, a favor del
último de estas disposiciones" (considerando décimo séptimo).

La negación de la autonomía de la pretensión indemnizatoria parece fundarse, al


menos, en dos argumentos. El primero de ellos corresponde a una lectura
exageradamente literal del artículo 1489, según la cual, el precepto no consideraría
como independiente el remedio636.

El segundo argumento se refiere, por así decirlo, al destino del contrato. Se señala
que, al permitir la indemnización autónoma surgiría un problema respecto a la
subsistencia del contrato, puesto que, a diferencia de la resolución o el cumplimiento, la
indemnización mantendría vigente el vínculo contractual637.

2. La aceptación de la autonomía de la pretensión indemnizatoria

Todo parece indicar que, actualmente, la posición dominante, tanto en la doctrina más
autorizada638 como en la opinión de los tribunales superiores de justicia,
particularmente en la de la Corte Suprema, aunque con alguna excepción639, es la
aceptación de la autonomía de la pretensión indemnizatoria.

Por lo que toca a la doctrina, los trabajos más relevantes corresponden a la profesora
Patricia López640.

Por lo que toca al argumento literal, la profesora López demuestra su debilidad,


señalando lo siguiente:
"Así, interpretando de modo armónico los incisos segundos de los artículos 1489, 1590 y
1814 del Código Civil relativos a la inejecución de una obligación de dar, podría arribar a la
conclusión de que el legislador otorga al acreedor de dicha obligación una opción en favor de
la indemnización autónoma, por lo que no procede desestimar dicha solicitud. Por otra parte,
si el acreedor frente al incumplimiento de una obligación de hacer o de una obligación de no
hacer, no invoca, respectivamente, el artículo 1553 o el artículo 1555 del Código Civil, el juez
no puede omitir la aplicación de tales normas"641.

En lo que se refiere al segundo argumento, en la doctrina nacional se han sostenido


dos opiniones. Según la primera, el contrato se extinguiría por resolución tácita642; de
acuerdo a otra, subsistiría643. Por su parte, la profesora Patricia López, tanto en un
artículo de 2014 en que examina las sentencias que han reconocido la autonomía a
esa fecha644 y en su monografía de 2015 en que trata la autonomía de la
indemnización de daños645, ha señalado que para determinar el efecto que acarrea la
indemnización autónoma deben considerarse al menos tres factores: la entidad del
incumplimiento, la forma de ejecución del contrato y la cuantía de la indemnización que
el acreedor demande. En tal sentido expresa que en el evento que el incumplimiento
sea total o absoluto, como no quedan prestaciones pendientes de ejecución, la
indemnización reemplazará al cumplimiento, extinguiendo el contrato. En cambio,
precisa que si la ejecución es parcial o imperfecta y el contrato es de tracto sucesivo,
atendido que aún quedan prestaciones pendientes de ejecución, la indemnización
podría reemplazar sólo aquellas prestaciones incumplidas, dejando subsistente el
contrato (si el monto de la indemnización demandada sólo cubre las prestaciones
incumplidas) o agotarlo (en el evento que además comprenda aquellas pendientes de
ejecución futura)646. Distinta es la situación, a su juicio, si el acreedor frente al
cumplimiento imperfecto o parcial de un contrato de ejecución instantánea o diferida,
demanda la indemnización, ya que ella concurrirá junto al cumplimiento específico del
contrato o la resolución, en el evento que el acreedor inste por esta última.

La aceptación de la autonomía de la pretensión indemnizatoria por parte de la Corte


Suprema puede ilustrarse a través de cuatro sentencias que son las que recogen con
elocuencia la doctrina jurisprudencial de la autonomía de la acción indemnizatoria.

La primera, de 28 de enero de 2013, que se extiende, argumentando a favor de la


tesis del carácter autónomo o independiente de la acción indemnizatoria, expresando:

"Que abordando esta última tesitura, y en concordancia con lo razonado en los motivos 1º y
2º de este sentencia de reemplazo, todo ello enmarcado en el rol orientador en la aplicación
del derecho que le cabe a esta Corte Suprema, debe decirse que respecto de la
indemnización de perjuicios pura y simple descartada por la sentencia recurrida, en atención
a su carácter accesorio a la resolución o cumplimiento forzado del contrato conforme a los
principios que integran el Código Civil, no se observan las particulares motivaciones que
podrían inducir a privar a los afectados de dirigir las acciones en la forma y del modo como
mejor se ajusten a sus intereses, desde el momento que el derecho civil otorga a las
personas el principio de libre disposición de sus bienes y autonomía de la voluntad, todo lo
cual lleva a reconocer las mayores prerrogativas al momento de someter las pretensiones al
órgano jurisdiccional. Por lo anterior que esta Corte Suprema ha reconocido la independencia
y autonomía de las acciones indemnizatorias, sean estas moratorias o perentorias, las que
cualquiera sea la naturaleza del objeto de la prestación, pueden impetrarse en forma
exclusiva, desde el momento que el legislador ha establecido su procedencia y la forma más
usual de interposición, pero no ha prohibido la que en mejor forma repare integralmente el
daño derivado del incumplimiento. En efecto, la acción indemnizatoria no se encuentra ligada
únicamente en sede contractual a la resolución o cumplimiento forzado de lo pactado, puede
entonces cobrar identidad propia, como acción principal, aunque asociada a una de las
variantes referidas resolución o cumplimiento forzado, como a ninguna de ellas, sin perjuicio
que para ponderar esta pretensión resulta indispensable vincularla con el hecho en que se le
hace descansar. Entonces, ante la entidad independiente que la ley prevé en general, no
existen razones para vincularla de manera determinante con cada una de aquellas acciones
de resolución y cumplimiento, como tampoco para entenderla accesoria a las mismas. Una
razón fundamental surge para ello: tanto la teoría clásica, al considerar que la indemnización
es la misma obligación cuyo cumplimiento se logra por medio de la justicia en naturaleza o
por equivalencia, como por la teoría moderna que indica que la indemnización es una nueva
obligación, lo que permite arribar a la conclusión que se trata de una obligación principal,
nunca accesoria. En sentido contrario, la interpretación exegética del artículo 1489 del
Código Civil deriva de una lectura literal del mismo, se contrapone a la reparación integral del
acreedor"647.

La segunda, la sentencia de la Corte Suprema de 31 de octubre de 2012 se lee que:

"SEGUNDO: Que la actora ha pedido ser indemnizada de perjuicios, como efecto y


consecuencia de dicho incumplimiento, pero no reclamó la resolución contractual, derivada
del artículo 1489, o la especial que la doctrina y jurisprudencia ha entendido asociada a la
acción redhibitoria contenida en los artículos 1857 y siguientes del Código Civil. Tampoco ha
pretendido que el referido contrato sea inexistente o nulo.

(...)

DÉCIMO: Que, en todo caso, una demanda de daños y perjuicios en los términos que se han
descrito, debe ser considerada como parte de lo que el vendedor debe en 'cumplimiento del
contrato', de acuerdo con los términos del artículo 1489 del Código Civil. En efecto, conforme
con el artículo 1591, 'el pago total de la deuda comprende el de los intereses e
indemnizaciones que se deban'. Dado que en este juicio se pretenden indemnizaciones
derivadas de un incumplimiento contractual, asociadas a una entrega imperfecta de la cosa
vendida, debe entenderse que el deudor está ejerciendo una acción de cumplimiento
contractual, para ser debidamente pagado por el deudor, aunque la acción esté reducida a
las indemnizaciones que el actor estima que la sociedad demandada le adeuda por
incumplimiento del contrato"648.

En tercer lugar, la sentencia de la Corte Suprema, de 26 de noviembre de 2014, en su


considerando sexto expresa:

"La interpretación exegética del artículo 1489 del Código Civil no se aviene con las
tendencias modernas que inspiran el derecho de daños que postula la reparación integral del
acreedor a través de una indemnización que satisfaga en plenitud los perjuicios irrogados por
causa del incumplimiento. Si al acreedor no se le permitiera optar por demandar directamente
la indemnización de los perjuicios derivados del incumplimiento del contrato podría significar
que no se alcance el propósito de la indemnización plena. En tal contingencia entonces,
entendiendo que el ejercicio de la acción indemnizatoria implica la renuncia al cumplimiento
forzado o a la resolución del contrato, la indemnización se erige, así como un remedio
autónomo, cualquiera sea la forma en que se ejecute la obligación, lo que se manifiesta con
mayor vigor tratándose de contratos de tracto sucesivo en donde el acreedor sigue vinculado
jurídicamente al deudor, una vez que éste le indemnice los perjuicios. Más claro aún si el
contrato es de ejecución instantánea en donde al seguir la exegética interpretación de la
precitada disposición legal la opción del acreedor se ve reducida. Esta es, por tanto, la forma
correcta de entender la autonomía de la acción indemnizatoria por incumplimiento de un
contrato bilateral"649.

En fin, la cuarta de 3 de octubre de 2016, se lee:

"DÉCIMO TERCERO: Que la procedencia de la acción, circunscrita a la sola indemnización


de los perjuicios causados como consecuencia de un incumplimiento contractual, con
fundamento en lo estatuido en el artículo 1489 del Código Civil, y sin que se ejerza
conjuntamente con ella la de cumplimiento del contrato que une a las partes, ha sido
reconocida por esta Corte.

DÉCIMO CUARTO: Que al respecto se ha dicho que, si bien autores clásicos estiman
necesario que ambas pretensiones sean formuladas de manera conjunta, 'la más moderna
doctrina y jurisprudencia refutan este punto de vista' (Sentencia 20 de junio de 2012, rol
Nº 8123-2010). En ese fallo se cita a Carlos Pizarro Wilson ('La responsabilidad contractual
derecho chileno', en
http://www.fundacionfueyo.udp.cl/articulos/carlos_pizarro/Responsabilidad%20contractual.pdf),
quien postula que en los contratos sinalagmáticos la acción indemnizatoria es independiente
de la de ejecución forzada, estimando que 'la interpretación exegética del artículo 1489
responde a una lectura literal del precepto que obstaculiza la reparación integral del
acreedor'. Enrique Barros Bourie, sostiene que 'no hay razón, desde el punto de vista de la
justicia correctiva, para exigir, salvo imposibilidad, que el cumplimiento específico esté
siempre disponible, porque en algunos casos es defendible que la solución más justa sea la
reparación indemnizatoria' ('Finalidad y alcances de las acciones y los remedios
contractuales', en: Alejandro Guzmán Brito (editor), 'Estudios de Derecho Civil', Ed. Legal
Publishing, Stgo., 2008, p. 409). La misma sentencia antes citada hace referencia a diversa
doctrina que apoya esta tesis y concluye 'La opción elegida por la actora de impetrar sólo la
indemnización de perjuicios, se adecua y no contraviene el alcance que cabe otorgarle al
artículo 1489 del código sustantivo'.

DÉCIMO QUINTO: Que en efecto, la acción indemnizatoria no se encuentra ligada


únicamente en sede contractual a la resolución o al cumplimiento forzado de lo pactado.
Puede cobrar identidad propia, como acción principal y no estar vinculada a ninguna de ellas,
sin perjuicio que para ponderar esta pretensión resulta indispensable relacionarla con el
hecho en que se le hace descansar; el ilícito del incumplimiento de obligaciones emanadas
del contrato. Esta Corte en fallo rol Nº 3341-2009 pone de relieve el carácter independiente
de la acción de indemnización de perjuicios, señalando que, conforme a la teoría clásica o a
la moderna, es posible entender que dicha obligación es de carácter principal y no accesoria,
permitiendo satisfacer el interés del acreedor, lo que otros remedios jurídicos no logran"650.
Pues bien, ¿qué conclusiones podemos extraer de estas sentencias? La primera, y
más evidente, que el artículo 1489 no limita el ejercicio autónomo de la acción
indemnizatoria, que tal limitación obedece a una lectura literal del precepto. Segundo,
que ha de reconocerse al acreedor libertad para la elección de aquel remedio que más
conveniente resulte a sus intereses y que éste puede ser la indemnización autónoma.
Tercero, si consideramos que la obligación de indemnizar corresponde a la misma
obligación contractual incumplida o que se trate de una obligación nueva, no hay
razones para privarle de su carácter independiente o autónomo. Y cuarto, y estimamos
que el más interesante dogmáticamente, porque define el asiento normativo del
carácter autónomo de la indemnización de daños, al sostenerse que la indemnización
corresponde a estar contractualmente obligado, dado que, según el inciso segundo del
artículo 1591 CC, el pago —entiéndase el cumplimiento— comprende, entre otras
cosas, las indemnizaciones que procedan.

Sobre esto último, que parece la conclusión más interesante, podemos insistir acerca
de la sentencia de 2 de octubre de 2013, que en su considerando 20º, expresa:

"Que, procede consignar, a continuación, que el incumplimiento de las obligaciones o su


cumplimiento imperfecto genera, entre otros efectos, que deba satisfacerse la prestación de
manera voluntaria o forzadamente, en naturaleza o por equivalencia. Nace así la
responsabilidad civil, esto es, la necesidad jurídica en que se encuentra una persona de
reparar los perjuicios que a otra ocasionó, que se concreta generalmente en indemnizar los
perjuicios, 'cantidad de dinero que debe pagar el deudor al acreedor y que equivalga o
represente lo que éste habría obtenido con el cumplimiento efectivo, íntegro y oportuno de la
obligación' (René Abeliuk, Las Obligaciones, T. II. Ed. Jurídica de Chile, pág. 518).

Esta Corte Suprema ha señalado que los presupuestos copulativos para la procedencia de la
indemnización de perjuicios contractuales son: a) Vinculación jurídica, negocio, convención o
contrato; b) Obligaciones que dan origen a prestaciones que debe satisfacer el deudor al
acreedor; c) Incumplimiento de la obligación previamente establecida o cumplimiento
imperfecto o tardío de la misma d) Hecho de la imputación del incumplimiento o culpabilidad;
c) Perjuicios; d) Relación de causalidad entre incumplimiento y perjuicios, e) Ausencia de
causales de justificación, exención y extinción de responsabilidad del deudor, y f) Mora del
deudor"651.

También, reconociendo que la indemnización de daños ocupa el lugar del


cumplimiento, encontramos la sentencia de la Corte Suprema de 16 de agosto de 2007,
que, en su considerando noveno, expresa:

"Que en cuanto al derecho que confiere el Nº 3 del artículo 1553, éste evidentemente se está
refiriendo a la indemnización compensatoria, pues el enunciado de la norma deja a salvo
siempre el derecho a pedir se le indemnicen los perjuicios moratorios. Ambas
indemnizaciones reemplazan en el patrimonio del acreedor lo que habría significado
económicamente el cumplimiento fiel de la obligación"652.

Como se ha sostenido en otras oportunidades653, la indemnización no debe


comprenderse como un equivalente pecuniario de la obligación incumplida. El propósito
de este remedio es, pues, la satisfacción del interés del acreedor, el cual se halla
garantizado por el contrato y que, como consecuencia del incumplimiento, se vio
frustrado. De esta manera, cuando el acreedor opta por demandar la indemnización de
manera autónoma, la base de su pretensión es el propio contrato, pues el deudor sigue
obligado en virtud de él. La indemnización representa así la garantía para con el
acreedor de posicionarle en el mismo estado que habría alcanzado de haberse
cumplido el contrato654, con la consecuente satisfacción de su interés. La
indemnización autónoma, en los términos hasta ahora expuestos, se funda en la norma
prevista por el artículo 1591, desde que en ella el legislador consagró el principio de la
identidad del pago, de acuerdo con el cual solo el pago conforme, idéntico, exacto e
íntegro libera al deudor. Para el supuesto de incumplimiento, entonces, la
indemnización constituye la causa de extinción del contrato.

Finalmente, si bien en los instrumentos del nuevo derecho de contratos no se discute


sobre el particular, no existe norma expresa que reconozca tal carácter autónomo, sí
podríamos decir que los artículos 45 y 61 de la CISG lo reconocerían al prever como
posibilidad el ejercicio conjunto de la indemnización con los otros remedios, sin
descartar que el acreedor reclama directamente la indemnización, en forma autónoma.

La excepción la hallamos en los PLDC que, con el fin de disipar cualquier duda sobre
el particular, declaran expresamente que la indemnización puede pedirse en forma
autónoma o en conjunto con cualquiera de los otros medios de tutela del acreedor. En
efecto, su artículo 91, al disponer sobre los medios de tutela del acreedor, expresa que:

"(1) En caso de incumplimiento, el acreedor puede ejercer, a su elección y según proceda,


alguno de los siguientes medios de tutela:

(a) Cumplimiento específico; (b) Reducción del precio; (c) Resolución del contrato; (d)
Suspensión del cumplimiento e (e) Indemnización de perjuicios. (2) La indemnización de
perjuicios puede ejercerse de manera autónoma, o en conjunto con los demás medios de
tutela".

No obstante, el ejercicio de este medio de tutela, como el de cualquier otro —con la


excepción de la resolución por incumplimiento esencial— queda sujeto a un límite
general representado por el derecho del deudor a subsanar su incumplimiento. El
artículo 93 (Plazo de subsanación), dispone que:

"(1) Salvo incumplimiento esencial, el acreedor debe otorgar un plazo adicional de duración
razonable al deudor para que subsane su incumplimiento. (2) Mientras se encuentre
pendiente el plazo, el acreedor no puede ejercer ningún medio de tutela que sea
incompatible con la subsanación, pero subsiste su derecho a la indemnización. (3) Si el
deudor no subsana dentro del plazo o declara que no lo hará, el acreedor puede servirse de
cualquiera medio de tutela".

Si bien esta última disposición es de carácter general, al imponer al acreedor, en todo


caso, salvo incumplimiento esencial, la carga de conceder al deudor un plazo razonable
de subsanación, en la disposición encontramos un claro límite al ejercicio directo y
autónomo de la pretensión indemnizatoria. Sobre el particular nos referiremos en la
sección que sigue.

3. La buena fe como límite de la pretensión indemnizatoria

Que la autonomía de la pretensión indemnizatoria proceda no significa que siempre


proceda; como todo remedio, se encuentra limitado por las exigencias de la buena fe.

Según nos parece, la manifestación más evidente de este límite se encuentra en la


posibilidad de que, con cargo al principio general de buena fe, se le reconoce al deudor
de subsanar o corregir su incumplimiento655.

A diferencia de lo que sucede en el derecho comparado y uniforme de contratos,


como en la CISG656, los PCCI657y los PLDC658, entre otros, sí reconocen al deudor
este este derecho al deudor. Ni nuestro Código Civil, ni el Código de Comercio, como
tampoco la Ley Nº 19.496 de protección a los derechos de del consumidor, reconocen
explícitamente este derecho al deudor. Sí hemos de reconocer que ciertos preceptos
del Código Civil lo dan por subentendido; tal es el caso del artículo 1977, que en
materia de arrendamiento supedita la terminación por no pago de las rentas a las
respectivas reconvenciones de pago al arrendatario y, el artículo 1879, que le confiere
al comprador (deudor) el derecho a subsanar su incumplimiento —pagando el precio—,
incluso después de notificada la demanda, dentro de las 24 horas subsiguientes.

No obstante el silencio del legislador, la jurisprudencia y doctrina han considerado que


asiste al deudor la facultad de enervar la acción resolutoria, pagando durante la
secuela del juicio. Tal doctrina reconoce el derecho del deudor a cumplir pese no solo a
su incumplimiento, sino al ejercicio, por parte del acreedor, de la acción resolutoria. Si
bien tal posición cambia en el sentido que se niega la posibilidad de enervar la acción
resolutoria mediante el pago659, al deudor igualmente se le reconoce este derecho,
pero ahora sujeto a un límite temporal, y puede pagar hasta antes de la judicialización
del asunto en torno al incumplimiento, al notificarse al deudor la demanda de resolución
por inejecución del artículo 1489 del Código Civil660.

¿Qué conclusión podemos extraer de lo expresado en este apartado?

Que, si bien en Chile no existe reconocimiento al derecho a subsanación, éste ha sido


aceptado desde antiguo por la doctrina y la jurisprudencia, cuyo límite para ejercitarlo
está representado hasta antes de la judicialización de la controversia de
incumplimiento. Sin embargo, es tarea pendiente fijar sus restantes condiciones de
ejercicio.
No hay duda que producida la infracción contractual, el derecho del deudor a cumplir
se debilita porque ya no sólo concierne a su interés, sino también al interés del
acreedor afectado por tal infracción, siendo fundamental conciliar ambos intereses: el
del deudor en cumplir y el del acreedor en satisfacer su interés contractual.

El ejercicio de este derecho queda sujeto a las exigencias de la buena fe objetiva,


pues cada parte espera de la otra un comportamiento conforme a las mismas.
Podemos afirmar, entonces, que ambas partes tienen la expectativa recíproca de un
actuar razonable. En relación a estas condiciones de ejercicio, podemos precisar que:

"Por un lado, la propuesta debe ser razonable e idónea para satisfacer el interés del
acreedor. Y por otro, que la negativa del acreedor debe estar justificada en su propio interés,
como, por ejemplo, si el incumplimiento fuera esencial o porque su aceptación incrementaría
los daños, entre otras".

Ahora, ¿cómo actúa este derecho del deudor como límite al ejercicio de la
indemnización autónoma?

Hasta aquí podemos decir que, si bien el acreedor puede ejercitar autónomamente la
acción indemnizatoria, tal ejercicio queda sujeto, al menos, a un límite, y que refiere a
aquellos casos en que el deudor, ejerciendo su derecho a subsanar su incumplimiento,
en términos oportunos y razonables, el acreedor lo rechaza sin una causa justificada.

Sin embargo, queda pendiente dilucidar ¿qué consecuencias se siguen de la


transgresión de este límite?

La respuesta dependerá de la calificación jurídica del deber correlativo que este


derecho del deudor impone al acreedor. Descartando que se trate de una obligación,
estimamos que el ejercicio del derecho impone al acreedor una carga contractual, cuya
infracción privaría al acreedor del derecho a la indemnización del daño en lugar de la
prestación. Aplicamos la regla de la mitigación de las pérdidas, entendiendo que la
negativa injustificada representa la omisión de una medida que, conforme a las
exigencias de la buena fe, era razonable para mitigar el daño.

Si bien esta solución pareciera muy severa, no debemos olvidar que fue el acreedor
quien, pese a la oferta de subsanación, la rechaza sin justificación, haciendo un
ejercicio abusivo de la acción indemnizatoria.

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Roberto Gallardo Lara con Carlos Roa Torres (2010).

Sociedad Cuenca Ingenieros Consultores Limitada con I. Municipalidad de Cabildo


(2016): Corte Suprema, 3 de octubre de 2016, rol Nº 37715-2015.

Stange Hoffmann con Ripley Puerto Montt South STO (2013): Corte Suprema, de 2 de
octubre de 2013, rol Nº 8607-2012.

Steffen Cáceres con Fundación Mi casa (2013): Corte Suprema, 10 de septiembre de


2013, rol Nº 885-2013.

Transportes Aeropuertos Express Limitada con LADECO S.A. (2007): Corte Suprema,
16 de agosto de 2007, rol Nº 6042-2005. Cita online: CL/JUR/6092/2007.

Zorín S.A. con Compañía Siderúrgica Huachipato S.A. (2012): Corte Suprema, 31 de
octubre de 2012, rol Nº 3325-2012. Cita online: CL/JUR/2412/2012.

Corte Suprema de 27 de enero de 1993, citada en la Revista de Derecho y


Jurisprudencia, tomo 90, Santiago, enero-abril 1993, sección segunda.

II. L

1. María Guisella Steffen Cáceres con Fundación Mi Casa


Corte Suprema, 10 de septiembre de 2013, rol Nº 885-2013

Palabras clave: Arrendamiento — terminación — indemnización

Normativa aplicada: artículos 1489 y 1553 del Código Civil

a) Resumen. La arrendadora de un inmueble interpuso demanda de terminación del


contrato de arriendo con indemnización de perjuicios. Pretensión que fue acogida
parcialmente en primera instancia, solo respecto a la indemnización.

La Corte de apelaciones confirmó la sentencia de primea instancia, ante lo cual la


demandada interpuso recurso de casación en el fondo. Este último fue rechazado por
la Corte Suprema, que estimó que la acción indemnizatoria es independiente a la
terminación del contrato.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"SEGUNDO: Que para una mejor inteligencia del recurso interpuesto, es fundamental
recordar que los sentenciadores tuvieron asentados, como hechos de la causa, los
siguientes:

a) En junio de 2011 la arrendataria pagó la renta correspondiente a ese mes;

La arrendataria no pagó las rentas a partir de julio de 2011;

b) Con fecha 16 de junio de 2011, el inmueble arrendado fue afectado por un incendio que
destruyó parte importante del segundo piso;

c) Por medio de cartas, la arrendataria comunicó a la arrendadora su determinación de no


perseverar en el arriendo, debido al siniestro afectó al inmueble por fallas eléctricas,
aduciendo que razones de seguridad no le permitían mantener la Residencia Vida Familiar
Vilma Reyes".

ii. Decisión de la Corte

"DECIMOCUARTO: Que la recurrente reprocha, también, la contravención a lo dispuesto en


el artículo 1489 del Código Civil, pues sostiene que una vez rechazada la demanda de
terminación del contrato de arriendo, el acogimiento de la demanda de indemnización de
perjuicios no resultaba factible.

Pues bien, del tenor de la demanda de fojas 200, se advierte que la acción resarcitoria
interpuesta se basa en la responsabilidad contractual atribuida a la arrendataria por los
daños producidos a causa del incendio que afectó el segundo piso del inmueble arrendado y
que, de hecho, fue el motivo por el cual los tribunales de la instancia desestimaron la
pretensión de la arrendadora en orden a que su contraparte mantuviera la obligación de
pagar el canon de arriendo tras dicho siniestro, dado que el bien había dejado de servir para
el objeto del contrato. Es claro que el libelo encuentra su fundamento en la inobservancia
asignada a la arrendataria respecto a las obligaciones que asumiera en las cláusulas sexta y
séptima del contrato sub lite, en orden a conservar el bien entregado en arriendo y a
restituirlo en el mismo estado en que lo recibió;

DECIMOQUINTO: (...)

De allí, entonces, que no resulta acertado señalar, como hace el recurso, que desechada la
demanda de terminación del contrato, por no pago de rentas, la acción indemnizatoria
debiera haber tenido el mismo destino, toda vez que cada una se apoyó en incumplimientos
contractuales diversos, razón por la cual, la de suerte de la primera no condicionaba,
necesariamente, la suerte de la segunda;

DECIMOSEXTO: Que, además, la recurrente cimenta la lesión al referido artículo 1489 en un


enlace forzoso que habría de existir entre la acción resolutoria —en autos de terminación— y
la indemnización de perjuicios referidas ambas al mismo contrato, habida cuenta que esta
acción reparatoria es compensatoria y accesoria de la de terminación del contrato, de
manera tal que no podría ejercérsela sino conjuntamente con esta última.

El tema planteado se conecta con la eventual autonomía de la indemnización compensatoria


por incumplimiento de un contrato bilateral, que la doctrina y jurisprudencia tradicionales
desestiman, invocando el tenor literal del inciso segundo del artículo 1489 en mención.

Sin embargo, una nueva interpretación que esta Corte ha venido amparando otorga al
contratante cumplidor el derecho a demandar indistintamente, en caso de incumplimiento de
un contrato bilateral, el cumplimiento forzado, la resolución o la indemnización de perjuicios;
para lo cual, se aborda el sentido y alcance del artículo 1489 del Código Civil a la luz de su
contexto, vinculándolo a otras normas del mismo cuerpo legal, especialmente las
relacionadas con el incumplimiento de las obligaciones de hacer y de no hacer;

DECIMOSÉPTIMO: Que en el caso de autos, las obligaciones que la demandante acusa


desacatadas por parte de la arrendataria demandada y recurrente son de hacer: conservar y
restituir el bien arrendado en el mismo estado en que fue recibido. Por ende, se las debe
relacionar con el artículo 1553 del cuerpo de normas en mención, que faculta al acreedor
para pedir, cuando el deudor se constituya en mora, 'cualquiera de estas tres cosas, a
elección suya: 1ª Que se apremie al deudor para la ejecución del hecho convenido; 2ª Que
se le autorice a él mismo para hacerlo ejecutar por un tercero a expensas del deudor; 3ª Que
el deudor le indemnice de los perjuicios resultantes de la infracción del contrato'.

La discordancia normativa entre el artículo 1489, que no prevé en forma expresa la


posibilidad de escoger entre la resolución o el cumplimiento y la indemnización de perjuicios,
y el artículo 1553, que sí autoriza para impetrar la reparación ante la inejecución del deudor,
sin exigir como requisito previo que el acreedor demande la resolución o cumplimiento
forzado del contrato, debe resolverse por aplicación del principio de especialidad, a favor del
último de estas disposiciones.

(...)

DECIMOCTAVO: Que, corolario de lo expresado, es que la acción indemnizatoria intentada


por la demandante en el primer otrosí de su demanda no se encontraba indisolublemente
anexada a una acción de terminación (resolución) del contrato de arrendamiento, porque una
interpretación del contexto en el que se inserta la regla del artículo 1489, en su relación con
el artículo 1553, ambos del Código de Bello, permite colegir que el contratante cumplidor
estaba en situación de impetrar la acción de resarcimiento de los perjuicios, con autonomía
de cualquiera otra petición. Esta es la inteligencia que conviene a esta aparente colisión de
normas, que corresponde resolver mediante el artículo 22 del mismo ordenamiento. Así lo ha
definido esta Corte al resolver en los citados autos Nº 6042-2005, con fecha 16 de agosto de
2007 y en causa Nº 192-2010, de 6 de diciembre de 2011;

DECIMONOVENO: Que, por consiguiente, no queda sino concluir que no ha mediado el


quebrantamiento del artículo 1489 que el recurso denuncia, como tampoco ha ocurrido tal
respecto al artículo 1557, igualmente del Código Civil, puesto que la constitución en mora de
la demandada —como uno de los presupuestos que sostienen el estatuto de la
responsabilidad contractual— encuentra su fundamento en el artículo 1551 de dicho cuerpo
normativo;

(...)".

2. Eduardo Alfredo Opazo Lamana y Otros con Inmunomédica Laboratorio Limitada

Corte Suprema, 7 de diciembre de 2010, rol Nº 3341-2009

Palabras clave: Resolución — indemnización — prestación de servicios

Normativa aplicada: artículos 1489 y 1553 del Código Civil

a) Resumen. Se interpuso demanda de resolución de contrato con indemnización de


perjuicios, alegando que la demandada no prestó debidamente el servicio contratado,
consistente en la realización de exámenes de laboratorio. Pretensión que fue acogida
en primera instancia, sólo respecto a la indemnización por daño moral.

Apelada dicha decisión, la Corte de Apelaciones revocó la sentencia y rechazó la


demanda. Decisión ante lo cual se interpuso recurso de casación en el fondo y en la
forma.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"SEGUNDO: Que para resolver el recurso interpuesto resulta clarificador tener presente los
siguientes antecedentes y circunstancias del proceso:

1) Que comparece en autos don Marcelo Parodi García, abogado en representación


convencional de Eduardo Opazo Lamana, Berta Ziebrecht Quiñones, quien comparece por sí
y en representación de su hijo Eduardo Opazo Ziebrecht, Alejandra y Elizabeth, ambas
Opazo Ziebrecht, solicitando se declare la resolución del contrato de prestación de servicios
celebrado con la demandada por incumplimiento de ésta, con indemnización de perjuicios y
en subsidio, indemnización de perjuicios por responsabilidad extracontractual.
Reseña en los antecedentes de la demanda, que con fecha 27 de mayo de 2003 el
demandante y menor de edad Eduardo Opazo Ziebrecht a raíz de una intervención
quirúrgica, por diagnóstico de varicoceles, debió realizarse diversos exámenes
preoperatorios, los que fueron efectuados por la demandada al día siguiente, sin embargo
uno de ellos, según les informó el médico tratante, arrojó alteración en la coagulación
sanguínea, antecedente que hizo suponer al especialista una enfermedad hepática o
hematológica, razón por la que fue descartada la intervención, ordenando este último la
realización de nuevos exámenes en un centro de atención distinta, lo que ocurrió el 2 de
junio del mismo año, resultados que permitieron descartar algún tipo de alteración como la
detectada por la demandada, por lo que el menor fue intervenido exitosamente el día 9 de
junio de dicho año.

Dice que toda la situación descrita imputable a la demandada, produjo en los actores
perjuicios materiales y morales, afectando seriamente la estabilidad familiar, obligándolos a
realizar desembolsos económicos extras, unido a la derivación a otro especialista y el retardo
de una cirugía que requería urgencia.

En lo que respecta a la responsabilidad de la demandada, argumenta que ésta se deriva de


los actos, omisiones e intervenciones de la contraria a lo menos con culpa, toda vez que ha
actuado de manera imprudente, sin adoptar los resguardos mínimos necesarios para tomar y
preservar adecuadamente las muestras de sangre del menor demandante, afectando la
integridad física y síquica de los actores.

(...)

DÉCIMO: (...) cabe estimar como inamovible la situación fáctica sobre cuya base se
pronunció dicho fallo, esto es, que la parte demandante contrató del demandado la
prestación de servicios que consistieron en la realización de exámenes de laboratorio,
específicamente de un examen de sangre preparatorio para una intervención quirúrgica,
contrato que fue cumplido por el demandado".

ii. Decisión de la Corte

"DECIMOTERCERO: Que la indemnización de perjuicios pura y simple fue descartada por la


sentencia recurrida, sea por su improcedencia en atención a su carácter accesorio en, este
caso a la resolución del contrato, sea porque no fue en esos términos solicitada. Sobre esta
última argumentación resulta evidente que su sustento se encuentra engarzado con lo que se
puede resolver respecto de la procedencia o improcedencia de reclamar directamente la
indemnización de perjuicio con total independencia de las restantes hipótesis anotadas, más
cuando la sobrevivencia de esta petición supera la resolución del contrato, en atención a la
naturaleza de la prestación de que se trata.

DECIMOCUARTO: Que sobre la materia no puede soslayarse que, conforme a los principios
que integran el Código Civil, no se observan las particulares motivaciones que podrían
inducir a privar a los afectados de dirigir las acciones en la forma y del modo como mejor se
ajusten a sus intereses, desde el momento que el derecho civil otorga a las personas el
principio de libre disposición de sus bienes y autonomía de la voluntad, todo lo cual lleva a
reconocer las mayores prerrogativas al momento de someter las pretensiones al órgano
jurisdiccional. Es por lo anterior que esta Corte Suprema ha reconocido la independencia y
autonomía de las acciones indemnizatorias, sean estas moratorias o perentorias, las que
cualquiera sea la naturaleza del objeto de la prestación, pueden impetrarse en forma,
exclusiva, desde el momento que el legislador ha establecido su procedencia y la forma más
usual de interposición; pero no ha prohibido la que en mejor forma repare integralmente el
daño derivado del incumplimiento.

En efecto, la acción indemnizatoria no se encuentra ligada únicamente en sede contractual a


la resolución o cumplimiento forzado de lo pactado, puede entonces cobrar identidad propia,
como acción principal, aunque asociada a una de las variantes referidas resolución o
cumplimiento forzado, como a ninguna de ellas, sin perjuicio que para ponderar esta
pretensión resulta indispensable vincularla con el hecho en que se le hace descansar.

Entonces ante la entidad independiente que la ley prevé en general, no existen razones para
vincularla de manera determinante con cada una de aquellas acciones de resolución y
cumplimiento, como tampoco para entenderla accesoria a las mismas, en especial cuando se
reclama la reparación de dados morales. Una razón fundamental surge para ello: tanto la
teoría clásica, al considerar que la indemnización es la misma obligación cuyo cumplimiento
se logra por medio de la justicia en naturaleza o por equivalencia, como por la teoría
moderna que indica que la indemnización es una nueva obligación, lo que permite arribar a la
conclusión que se trata de una obligación principal, nunca accesoria.

En sentido contrario, la interpretación exegética del artículo 1489 del Código Civil deriva de
una lectura literal del mismo, se contrapone a la reparación integral del acreedor. 'La
indemnización permite colmar toda aquélla parte del interés del acreedor insatisfecho por
causa de incumplimiento, a la que los otros remedios no llegan o no pueden llegar,
permitiendo así la realización del interés del acreedor en la prestación, afectada por el
incumplimiento' (Álvaro Vidal, La protección del comprador: Régimen de la Convención de
Viena y su contraste con el Código Civil, Edit. Universitarias de Valparaíso, pág. 198).

(...)

DECIMOCTAVO: Que siguiendo el análisis, el derecho que confiere el Nº 3 del artículo 1553,
evidentemente se está refiriendo a la indemnización compensatoria, pues el enunciado de la
norma deja a salvo siempre el derecho pedir se le indemnicen los perjuicios moratorios.
Ambas indemnizaciones reemplazan en el patrimonio del acreedor lo que habría significado
económicamente el cumplimiento fiel de la obligación. Ahora bien, el acreedor puede solicitar
la indemnización compensatoria aun cuando fuere posible el cumplimiento forzado por
naturaleza, ya que el precepto en estudio lo deja a su opción. En efecto, la frase de que se
sirve la norma cualquiera de estas tres cosas, a elección suya da claramente a entender que
la indemnización de perjuicios es concebible como solicitud autónoma, sin necesidad de ir
aparejada a la petición de cumplimiento o de resolución del contrato de que esa obligación
de hacer incumplida emanó.

DECIMONOVENO: Que así las cosas, procede consignar que los sentenciadores equivocan
al fundamentar la decisión en la forma antedicha.

(...)".

iii. Voto disidente de Ministro

"(...)
La resolución del contrato que el acreedor puede pedir es el efecto de verificarse el hecho de
que pende la condición resolutoria tácita que, según el artículo 1489, va envuelta en los
contratos bilaterales y, por su parte, la ejecución forzada o cumplimiento, es el efecto propio
de toda obligación. Ambas alternativas que la ley confiere al contratante diligente son
derechos principales, que se complementan con un derecho secundario, cual es obtener la
indemnización de los perjuicios sufridos, esto es, el resarcimiento de los daños que le haya
causado la falta de cumplimiento total o parcial de la obligación o la simple demora en el
cumplimiento: En el primer caso, la indemnización se denomina compensatoria; en el
segundo, moratoria.

En cuanto a la compensatoria; como por medio de ella se reemplaza la prestación a que el


deudor está obligado (como su nombre lo indica), no puede ser pedida sino en lugar de ésta.
Si la obligación es de hacer o no hacer y el deudor se halla constituido en mora, puede el
acreedor, prescindiendo del cumplimiento de la obligación, solicitar la indemnización
compensatoria, a la vez que la moratoria. El artículo 1553 del Código Civil faculta
expresamente al acreedor para pedir dicha indemnización compensatoria en lugar de la
prestación de hacer a que el deudor estaba obligado; y en las obligaciones de no hacer, el
artículo 1555 del mismo Código establece que se transforma en la de indemnizar perjuicios si
el deudor la contraviene; derecho que no se encuentra previsto de tal manera en el
artículo 1489.

De esta forma, la petición de resarcimiento de perjuicios, sin el ejercicio conjunto de algunas


de las acciones optativas antes indicadas, no resulta procedente en sede de responsabilidad
contractual.

Luego, son dos los requisitos copulativos que deben anteceder al ejercicio de la acción de
perjuicios: a) La constatación de haberse faltado por una de las partes al cumplimiento de
sus obligaciones, y b) El ejercicio de una de las acciones que la norma le franquea para
resarcirse de tal incumplimiento.

(...)".

3. José Ampuero Asencio con Alfonso Castillo Hernández

Corte Suprema, 28 de enero de 2013, rol Nº 5898-2012

Palabras clave: Indemnización — prestación de servicios — mandato judicial

Normativa aplicada: artículo 1489 del Código Civil

a) Resumen. Se demandó a un abogado por incumplimiento contractual,


solicitándose indemnización de perjuicios.

El tribunal de primera instancia acogió la excepción de prescripción y rechazó la


demanda. Decisión revocada por la Corte de Apelaciones, que desestimó la excepción
de prescripción, pero mantuvo el rechazo de la demanda.
Finalmente, la Corte Suprema dictó sentencia de reemplazo, tras anular de oficio la
sentencia, acogiendo la autonomía de la pretensión indemnizatoria.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"Sentencia de reemplazo

2º. (...)

Que en seguida corresponde dejar consignado, en aras a despejar la controversia suscitada


en autos y, desde luego, en cumplimiento del cometido al que se hizo alusión en el motivo
que anteprecede, que no ha existido controversia entre las partes del litigio respecto de las
siguientes circunstancias:

a) Con fecha 22 de agosto del año 2003, las partes suscribieron un contrato que
denominaron Convenio de Honorarios (...);

b) El contrato en referencia motivó la presentación por parte del demandado, en su calidad


de abogado patrocinante, de una demanda laboral ante el Segundo Juzgado del Trabajo de
la Ciudad de Puerto Montt, que roló con el Nº 395-2003, proceso que incluyó al mencionado
Ampuero Asencio en conjunto con otros cinco trabajadores, quienes dedujeron demanda de
despido injustificado y cobro de otras prestaciones de índole laboral en contra de su ex
empleador Barraca de Madera Bohle (documento de fojas 8);

c) La causa laboral en cuestión se encuentra afinada por conciliación a la que arribaron las
partes de aquél juicio, en virtud de la cual el empleador demandado se obligó a pagar la
suma total de $34.000.000, de los cuales $4.000.000 fueron entregados al abogado Alfonso
Castillo Hernández por concepto de costas personales y los restantes $30.000.000 se
destinaron a los trabajadores demandantes (documento de fojas 22);

d) El demandado en el juicio laboral (ex empleador) dio cumplimiento al acuerdo referido en


el literal que precede y, que por ese concepto el demandante recibió la suma de $3.000.000".

ii. Decisión de la Corte

"Sentencia de reemplazo

17º. Que como corolario de los raciocinios que preceden, sólo resta concluir que, el
demandado incumplió las obligaciones que en virtud de la convención le correspondía
satisfacer, desde que desatendiendo el mandato conferido no restituyó lo que le correspondía
al actor, al tenor de lo pactado;

(...)

19º. Que corresponde entonces, y a continuación, analizar la acción de indemnización de


perjuicios.

Empero, resulta propicio traer a colación los cuestionamientos que sobre este tópico
surgieron a lo largo del proceso, destinados, principalmente, a controvertir la procedencia de
la acción de marras, por entender que se había ejercido el derecho a indemnización que
consagra el artículo 1489 del Código Civil, sin vincularlo a la resolución o cumplimiento
forzado del contrato, única manera se sostuvo de impetrar este tipo de acción;

20º. Que abordando esta última tesitura, y en concordancia con lo razonado en los motivos
1º y 2º de este sentencia de reemplazo, todo ello enmarcado en el rol orientador en la
aplicación del derecho que le cabe a esta Corte Suprema, debe decirse que respecto de la
indemnización de perjuicios pura y simple descartada por la sentencia recurrida, en atención
a su carácter accesorio a la resolución o cumplimiento forzado del contrato conforme a los
principios que integran el Código Civil, no se observan las particulares motivaciones que
podrían inducir a privar a los afectados de dirigir las acciones en la forma y del modo como
mejor se ajusten a sus intereses, desde el momento que el derecho civil otorga a las
personas el principio de libre disposición de sus bienes y autonomía de la voluntad, todo lo
cual lleva a reconocer las mayores prerrogativas al momento de someter las pretensiones al
órgano jurisdiccional.

Es por lo anterior que esta Corte Suprema ha reconocido la independencia y autonomía de


las acciones indemnizatorias, sean estas moratorias o perentorias, las que cualquiera sea la
naturaleza del objeto de la prestación, pueden impetrarse en forma exclusiva, desde el
momento que el legislador ha establecido su procedencia y la forma más usual de
interposición, pero no ha prohibido la que en mejor forma repare integralmente el daño
derivado del incumplimiento.

En efecto, la acción indemnizatoria no se encuentra ligada únicamente en sede contractual a


la resolución o cumplimiento forzado de lo pactado, puede entonces cobrar identidad propia,
como acción principal, aunque asociada a una de las variantes referidas resolución o
cumplimiento forzado, como a ninguna de ellas, sin perjuicio que para ponderar esta
pretensión resulta indispensable vincularla con el hecho en que se le hace descansar.

Entonces, ante la entidad independiente que la ley prevé en general, no existen razones para
vincularla de manera determinante con cada una de aquellas acciones de resolución y
cumplimiento, como tampoco para entenderla accesoria a las mismas.

Una razón fundamental surge para ello: tanto la teoría clásica, al considerar que la
indemnización es la misma obligación cuyo cumplimiento se logra por medio de la justicia en
naturaleza o por equivalencia, como por la teoría moderna que indica que la indemnización
es una nueva obligación, lo que permite arribar a la conclusión que se trata de una obligación
principal, nunca accesoria.

En sentido contrario, la interpretación exegética del artículo 1489 del Código Civil deriva de
una lectura literal del mismo, se contrapone a la reparación integral del acreedor.

La indemnización permite colmar toda aquella parte del interés del acreedor insatisfecho por
causa de incumplimiento, a la que los otros remedios no llegan o no pueden llegar,
permitiendo así la realización del interés del acreedor en la prestación, afectada por el
incumplimiento (Álvaro Vidal, La protección del comprador: Régimen de la Convención de
Viena y su contraste con el Código Civil, Edit. Universitarias de Valparaíso, pág. 198).

En este mismo sentido, la profesora Patricia López Díaz, en su publicación sobre La


indemnización compensatoria por incumplimiento de los contratos bilaterales como remedio
autónomo en el Derecho Civil Chileno (Revista Chilena de Derecho Privado Nº 15) sostiene:
Un segundo enfoque para abordar dicha autonomía, consiste en sostener que el acreedor
opta por demandar directamente la indemnización de los perjuicios derivados del
incumplimiento del contrato, con el sólo propósito de alcanzar la indemnización plena.

El acreedor no podría obtener tal indemnización si demandara el cumplimiento forzado del


contrato pues no existirían perjuicios por incumplimiento compensatorio o la resolución dado
que en este caso la indemnización tendría el carácter de complementaria, de modo que no
abarcaría todos los perjuicios derivados del incumplimiento.

Continúa señalando que el ejercicio de la acción indemnizatoria implica la renuncia al


cumplimiento forzado o a la resolución del contrato.

La indemnización se presenta entonces como un remedio autónomo, cualquiera sea la forma


en que se ejecute la obligación; la única diferencia es el efecto inmediato derivado de la
indemnización, toda vez que si se trata de un contrato de tracto sucesivo permite al acreedor
seguir vinculado jurídicamente al deudor, una vez que éste le indemnice los perjuicios; y si el
contrato es de ejecución instantánea o ejecución diferida conlleva la extinción del contrato
efecto que el acreedor ha asumido, y por consiguiente, le resulta irrelevante.

Nótese que tal extinción del contrato no equivale a la resolución, dado que si así fuera la
indemnización de perjuicios sería complementaria y no plena.

Esta es, por tanto, la forma correcta de entender la autonomía indemnizatoria por
incumplimiento de un contrato bilateral.

(...)

26º. Que, en consecuencia, procede dar lugar a la demanda de indemnización de perjuicios


por daño patrimonial, según se dirá en la parte resolutiva de la presente sentencia, pero en lo
que respecta al daño emergente según se analizó en el motivo 24º que precede, desde que
las restante pretensión vertida en esa misma dirección no fue justificada por el actor".

4. Zorín S.A. con Compañía Siderúrgica Huachipato S.A.

Corte Suprema, 31 de octubre de 2012, rol Nº 3325-2012

Cita online: CL/JUR/2412/2012

Palabras clave: Indemnización autónoma — cualidad atribuida por las partes

Normativa aplicada: artículos 1556, 1568, 1569, 1826 y 1828 del Código Civil

a) Resumen. Se compra una determinada cantidad de rodillos de laminación en


desuso. Estos debían tener una determinada concentración de níquel, lo cual en la
especie no se verifica. Ante ello, la compradora demanda indemnización de perjuicios.
En primera instancia se acoge la pretensión. El tribunal de alzada la revoca. La Corte
Suprema anula la sentencia de apelaciones.

b) Sentencia

i. Hechos del caso661

"SEXTO: Que de los antecedentes allegados al proceso es dable establecer los siguientes
hechos:

1º.- Que en octubre del año 2006, el señor Luis Acosta, quien hacía de intermediario entre
las partes de este juicio, se contactó con don Francisco Barriga, jefe de la unidad de
materiales de Compañía Siderúrgica Huachipato S.A., y este último le ofertó la compraventa
de chatarra e insumos químicos de una cantidad de rodillos en desuso. Oferta que se
materializó mediante la exhibición de una planilla, en la que se individualizan y aparecen las
características y composición química de los mentados rodillos.

2º.- Dentro de esta nómina, aparecen unos rodillos con un contenido del elemento químico
Níquel mayor al de otros rodillos del mismo listado, según se desprende de la simple lectura
de la planilla.

3º.- Entre las Empresas Receptoras de la oferta, se encuentra la Sociedad demandante, la


que, una vez analizada la planilla por medio de la cual se ofertaron los rodillos, demuestra
interés sólo por aquellos rodillos en los cuales el contenido de níquel era mayor.

SÉPTIMO: (...) Desde el momento en que Zorin S.A. entregó a título de arras parte del
precio, esto es, la suma de $25.000.000, en señal expresa de quedar convenidos, se ha
reputado perfecto el contrato de compraventa entre la Sociedad demandante y la Sociedad
demandada.

ii. Decisión de la Corte

"Sentencia de reemplazo

SEGUNDO: Que la actora ha pedido ser indemnizada de perjuicios, como efecto y


consecuencia de dicho incumplimiento, pero no reclamó la resolución contractual, derivada
del artículo 1489, o la especial que la doctrina y jurisprudencia ha entendido asociada a la
acción redhibitoria contenida en los artículos 1857 y siguientes del Código Civil. Tampoco ha
pretendido que el referido contrato sea inexistente o nulo.

(...)

NOVENO: Una vez establecido que efectivamente ha existido un incumplimiento del contrato,
corresponde determinar si la actora ha podido ejercer la acción indemnizatoria, como lo ha
hecho, prescindiendo de lo que disponen los artículos 1489 y 1826 del Código Civil, que
parecen indicar que tal acción no es autónoma, sino que debe siempre ir acompañada sea
de la petición de resolución contractual o bien de la exigencia de cumplimiento del contrato.
Como ya lo ha resuelto esta Corte en otras oportunidades, y siguiendo una moderna
tendencia doctrinal (rol Nº 3341-2012), se estima que, en este caso, la demandante ha
podido plantear su demanda de responsabilidad civil contractual, sin asociarla a la resolución
del contrato, pues, la entrega material de los rodillos está cumplida y parte de ellos fueron
cortados.

DÉCIMO: Que, en todo caso, una demanda de daños y perjuicios en los términos que se han
descrito, debe ser considerada como parte de lo que el vendedor debe en 'cumplimiento del
contrato', de acuerdo con los términos del artículo 1489 del Código Civil. En efecto, conforme
con el artículo 1591, 'el pago total de la deuda comprende el de los intereses e
indemnizaciones que se deban'. Dado que en este juicio se pretenden indemnizaciones
derivadas de un incumplimiento contractual, asociadas a una entrega imperfecta de la cosa
vendida, debe entenderse que el deudor está ejerciendo una acción de cumplimiento
contractual, para ser debidamente pagado por el deudor, aunque la acción esté reducida a
las indemnizaciones que el actor estima que la sociedad demandada le adeuda por
incumplimiento del contrato".

5. Laboratorio de Control Técnico Llay-Llay Ltda. con Celestron Limitada

Corte Suprema, 26 de noviembre de 2014, rol Nº 14008-2013

Palabras clave: Compraventa — indemnización — autonomía de la acción

Normativa aplicada: artículo 1489 del Código Civil

a) Resumen. El comprado de una máquina interpuso demanda de indemnización de


perjuicios en contra del vendedor, ya que el bien entregado no funcionó
adecuadamente.

El tribunal de primera instancia acogió la demanda y condenó al vendedor al pago de


una indemnización por daño emergente y lucro cesante.

Esta decisión fue revocada por la Corte de Apelaciones, que rechazó la demanda,
ante lo cual se interpuso recurso de casación en el fondo.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"SEGUNDO: Que constituyen hechos de la causa que adquieren el carácter de inamovibles


por no haberse denunciado infracción a las normas reguladoras de la prueba, los siguientes:

a) La demandante adquirió de la demandada una consola de control automatic, Automax 5,


modelo 50-Q5112, serie Nº 07010015, de origen italiano, en la suma de $10.823.405 para
modernizar una máquina alemana antigua de ensayo de hormigón;

b) Dicha consola fue entregada en diciembre de 2007 con daños provenientes del transporte
internacional, razón por la cual se efectuó una nueva importación de las partes dañadas;
c) La máquina quedó operativa en el mes de julio de 2008;

d) En septiembre de 2008, la demandada extendió una garantía por dos años;

e) En el mes de noviembre de 2008 se pidió al Instituto de Ensayo de Materiales de la


Universidad de Chile (IDIEM) una recalibración de la máquina, requiriendo la demandante
una visita técnica del personal de la demandada ese mismo mes;

f) En mayo de 2009 la actora hizo uso de la garantía por segunda vez, cambiándose el lector
Automax 5;

g) La máquina no funcionó adecuadamente de manera constante en el tiempo, no pudiendo


usarse en la actualidad;

h) La parte demandada se obligó tanto a vender al cliente-demandante un equipo de alta


tecnología para ser instalado en una máquina más antigua y a participar en su instalación;

i) El demandado no cumplió las obligaciones que asumió en virtud del contrato".

ii. Decisión de la Corte

"CUARTO: Que en lo que toca a la procedencia y autonomía de la pretensión resarcitoria en


relación con las acciones destinadas a obtener el cumplimiento o la resolución del contrato,
parece oportuno aclarar que, conforme a los principios que integran el Código Civil, no se
observan las particulares motivaciones que podrían inducir a privar a los afectados de dirigir
las acciones en la forma y del modo como mejor se ajusten a sus intereses, desde el
momento que el derecho civil le reconoce a las personas el principio de libre disposición de
sus bienes y autonomía de la voluntad, todo lo cual lleva a reconocer las mayores
prerrogativas al momento de someter las pretensiones al órgano jurisdiccional. Es por lo
anterior que esta Corte Suprema ha reconocido la independencia y autonomía de las
acciones indemnizatorias, sean estas moratorias o perentorias, las que cualquiera sea la
naturaleza del objeto de la prestación, pueden impetrarse en forma exclusiva, desde el
momento que el legislador ha establecido su procedencia y la forma más usual de
interposición, pero no ha prohibido la que en mejor forma repare integralmente el daño
derivado del incumplimiento;

QUINTO: Que establecido que la acción indemnizatoria no se encuentra ligada únicamente


en sede contractual a la resolución o cumplimiento forzado de lo pactado, por lo que puede
entonces cobrar identidad propia, como acción principal, aunque asociada a una de las
variantes referidas —resolución o cumplimiento forzado— como a ninguna de ellas, conviene
precisar que para ponderar esta pretensión resulta indispensable vincularla con el hecho en
que se le hace descansar.

SEXTO: Que antes parece necesario explicitar las razones que llevan a reconocer la
independencia de la acción indemnizatoria de la acción de resolución y/o cumplimiento del
contrato con indemnización de perjuicios.

Una razón fundamental surge para ello: tanto la teoría clásica, al considerar que la
indemnización es la misma obligación cuyo cumplimiento se logra por medio de la justicia en
naturaleza o por equivalencia, como por la teoría moderna que indica que la indemnización
es una nueva obligación, permiten arribar a la conclusión que se trata de una acción
principal, nunca accesoria.

La interpretación exegética del artículo 1489 del Código Civil no se aviene con las tendencias
modernas que inspiran el derecho de daños que postula la reparación integral del acreedor a
través de una indemnización que satisfaga en plenitud los perjuicios irrogados por causa del
incumplimiento. Si al acreedor no se le permitiera optar por demandar directamente la
indemnización de los perjuicios derivados del incumplimiento del contrato podría significar
que no se alcance el propósito de la indemnización plena. En tal contingencia entonces,
entendiendo que el ejercicio de la acción indemnizatoria implica la renuncia al cumplimiento
forzado o a la resolución del contrato, la indemnización se erige así como un remedio
autónomo, cualquiera sea la forma en que se ejecute la obligación, lo que se manifiesta con
mayor vigor tratándose de contratos de tracto sucesivo en donde el acreedor sigue vinculado
jurídicamente al deudor, una vez que éste le indemnice los perjuicios. Más claro aún si el
contrato es de ejecución instantánea en donde al seguir la exegetita interpretación de la
precitada disposición legal la opción del acreedor se ve reducida. Esta es, por tanto, la forma
correcta de entender la autonomía de la acción indemnizatoria por incumplimiento de un
contrato bilateral;

(...)".

6. Sociedad Cuenca Ingenieros Consultores Limitada con I. Municipalidad de Cabildo

Corte Suprema, 3 de octubre de 2016, rol Nº 37715-2015

Palabras clave: Servicios — terminación — indemnización

Normativa aplicada: artículo 1489 del Código Civil

a) Resumen. Una Sociedad dedujo demanda de cumplimiento de contrato con


indemnización de perjuicios en contra de la Municipalidad de Cabildo, ya que ésta no
habría pagado las obligaciones asumidas con ocasión de un contrato de prestación de
servicios, los cuales fueron terminados unilateralmente por la entidad.

El tribunal de primera instancia acogió la demanda. Decisión revocada por la Corte de


Apelaciones, ante lo cual se interpuso recurso de casación en el fondo, la cual, en lo
pertinente, acoge la procedencia de la pretensión indemnizatoria de forma autónoma.

b) Sentencia

i. Hechos el caso

"QUINTO: Que constituyen hechos de la causa, por haberlos establecido así los
sentenciadores del mérito, los siguientes: A. La Municipalidad de Cabildo suscribió los
contratos de prestación de servicios antes referidos, de acuerdo a lo dispuesto en la Ley
Nº 19.886 sobre Bases de los Contratos de Suministro, la Ley Orgánica Constitucional de
Municipalidades, Ley Orgánica Constitucional de Gobierno y Administración Regional, Ley
Anual de Presupuesto de la Nación y Bases Administrativas de Licitación correspondientes.
B. Los contratos administrativos suscritos entre 'Cuenca Ingenieros Consultores Limitada' y la
Municipalidad de Cabildo, referidos al 'Manejo, Gestión y Administración Recursos Hídricos
cuenca río La Ligua, Etapas A y B', fueron terminados unilateralmente por ésta a través de
los Decretos Alcaldicios Nº 2.077/2012, de 20 de noviembre de 2012, y Nº 899/2013, de 30
de abril de 2013 y cobradas las boletas de garantía correspondientes, fundada en el
incumplimiento grave de obligaciones que impone el contrato por parte a la sociedad, en
conformidad a lo establecido en el artículo 13 de la Ley Nº 19.886 ya citado, y lo dispuesto en
las Bases Administrativas correspondientes".

ii. Decisión de la Corte

"DÉCIMO: Que en cuanto al segundo error de derecho denunciado, amén de lo expresado


precedentemente, en cuanto a que los referidos contratos no estaban terminados por
decisión de la autoridad administrativa, al entablarse el juicio y establecida la existencia de
incumplimiento contractual de la Municipalidad demandada, en cuanto al pago de valores
demandados y que se pagaron después de notificarse la demanda, sin que se haya probado
el incumplimiento imputado a la demandante, de igual forma el tribunal del fondo debió
pronunciarse, por aplicación de lo establecido en el artículo 1489 del Código Civil, acerca de
la procedencia de la demanda en lo que dice relación, únicamente, con la acción de
indemnización de perjuicios entablada.

UNDÉCIMO: Que, en efecto, al entender que el contrato de que se trata se encontraba


terminado por una decisión administrativa fundada en incumplimientos contractuales
imputando a la demandante, decisión investida de la presunción de legalidad del art. 3º inciso
final de la Ley Nº 19.980, los sentenciadores del mérito no podían, sin incurrir en error de
derecho, dar lugar a la demanda de cumplimiento, en contra de la Municipalidad y que
supone que el incumplimiento es solo de ésta pues tal conclusión contradiría los
fundamentos de su propia decisión, lo estatuido en los artículos 1489 y 1545 del Código Civil,
desconociendo la validez y eficacia de una determinación cuya existencia los mismos jueces
establecieron.

DUODÉCIMO: Que, sin embargo, esta última circunstancia no es óbice para que los
falladores debieran examinar y pronunciarse derechamente acerca de la acción de
indemnización de perjuicios también interpuesta.

DÉCIMO TERCERO: Que la procedencia de la acción, circunscrita a la sola indemnización


de los perjuicios causados como consecuencia de un incumplimiento contractual, con
fundamento en lo estatuido en el artículo 1489 del Código Civil, y sin que se ejerza
conjuntamente con ella la de cumplimiento del contrato que une a las partes, ha sido
reconocida por esta Corte.

DÉCIMO CUARTO: Que al respecto se ha dicho que, si bien autores clásicos estiman
necesario que ambas pretensiones sean formuladas de manera conjunta, 'la más moderna
doctrina y jurisprudencia refutan este punto de vista' (Sentencia 20 de junio de 2012, rol
Nº 8123-2010). En ese fallo se cita a Carlos Pizarro Wilson ('La responsabilidad contractual
derecho chileno', en http://www.fundacionfueyo.udp.cl/articulos/carlos_pizarro/R
esponsabilidad%20contractual.pdf), quien postula que en los contratos sinalagmáticos la
acción indemnizatoria es independiente de la de ejecución forzada, estimando que 'la
interpretación exegética del artículo 1489 responde a una lectura literal del precepto que
obstaculiza la reparación integral del acreedor'. Enrique Barros Bourie, sostiene que 'no hay
razón, desde el punto de vista de la justicia correctiva, para exigir, salvo imposibilidad, que el
cumplimiento específico esté siempre disponible, porque en algunos casos es defendible que
la solución más justa sea la reparación indemnizatoria' ('Finalidad y alcances de las acciones
y los remedios contractuales', en: Alejandro Guzmán Brito (editor), Estudios de Derecho
Civil", Ed. Legal Publishing, Stgo., 2008, p. 409). La misma sentencia antes citada hace
referencia a diversa doctrina que apoya esta tesis y concluye 'La opción elegida por la actora
de impetrar sólo la indemnización de perjuicios, se adecua y no contraviene el alcance que
cabe otorgarle al artículo 1489 del código sustantivo'.

DÉCIMO QUINTO: Que en efecto, la acción indemnizatoria no se encuentra ligada


únicamente en sede contractual a la resolución o al cumplimiento forzado de lo pactado.
Puede cobrar identidad propia, como acción principal y no estar vinculada a ninguna de ellas,
sin perjuicio que para ponderar esta pretensión resulta indispensable relacionarla con el
hecho en que se le hace descansar; el ilícito del incumplimiento de obligaciones emanadas
del contrato. Esta Corte en fallo rol Nº 3341-2009 pone de relieve el carácter independiente
de la acción de indemnización de perjuicios, señalando que, conforme a la teoría clásica o a
la moderna, es posible entender que dicha obligación es de carácter principal y no accesoria,
permitiendo satisfacer el interés del acreedor, lo que otros remedios jurídicos no logran.

DÉCIMO SEXTO: Que, en conclusión, conforme a la más reciente doctrina y con fundamento
en lo resuelto con anterioridad por esta propia Corte, es posible y razonable sostener que,
terminado el contrato y establecido el incumplimiento reprochado al demandado, los
falladores han debido hacerse cargo derechamente de la acción de indemnización de
perjuicios deducida por la demandante y que, justificada la existencia de los perjuicios
reclamados y derivados del incumplimiento, han podido acceder a ella, sin necesidad de
aceptar previamente a la demanda de resolución o de cumplimiento de un contrato que ya ha
sido declarado terminado.

DÉCIMO SÉPTIMO: Que habiéndose reconocido la procedencia de una acción


indemnizatoria autónoma a partir de establecerse la inejecución de obligaciones
contractuales por la I. Municipalidad de Cabildo, corresponde atender a la reparación de los
rubros de daño que dispone el art. 1556 del Código Civil que fueron demandados, esto es, el
daño emergente, constituido en este caso como valor de reemplazo por los menoscabos
patrimoniales que afectaron injustamente a la demandante, esto es, el monto de la boleta de
garantía hecha efectiva, los valores retenidos de sus estados de pago y los créditos
pendientes, por el precio o valor de los informes que evacuara la actora como Consultora de
Ingeniería. Todo sin perjuicio que a los valores correspondientes se descuente el monto de lo
pagado o abonado por la Municipalidad demandada mediante transferencias de 3 de julio de
2013, luego de la notificación de la demanda. Por otra parte, en cuanto al rubro lucro
cesante, atendida la naturaleza de las obligaciones incumplidas, cuyo objeto es dinero, y a
falta de prueba de mayores daños, él está constituido sólo por intereses moratorios según
art. 1559 del Código Civil. De este modo, la diferencia insoluta que se determine, luego de
practicarse el descuento indicado, devengará intereses corrientes desde la notificación de la
demanda que constituyó en mora a la demandada, según art. 1551 Nº 3 del mismo cuerpo
legal, y hasta su pago efectivo.
DÉCIMO OCTAVO: Que atendido el mérito de lo resuelto, resulta inoficioso pronunciarse
sobre los otros errores de derecho denunciados. Por estas consideraciones y lo dispuesto en
los artículos 764, 767 y 785 del Código de Procedimiento Civil, se acoge el recurso de
casación en el fondo (...)".

7. Transportes Aeropuerto Express Limitada con LADECO S.A.

Corte Suprema, 16 de agosto de 2007, rol Nº 6042-2005

Palabras clave: Indemnización — obligación de hacer

Normativa aplicada: artículo 1553 del Código Civil

a) Resumen. Se interpuso demanda de indemnización de perjuicios en contra de una


empresa, ya que esta habría incumplido su obligación de realizar reservas de sus
pasajeros para el servicio de transporte que presta.

El tribunal de primera instancia rechazó la demanda y acogió parcialmente la acción


reconvencional, decisión revocada por la Corte de Apelaciones que determinó rechazar
la acción reconvencional y confirmar en lo demás la sentencia.

Finalmente, el demandante reconvenido interpuso recurso de casación en la forma y


en el fondo, los cuales son rechazados por la Corte, que, en relación a la
indemnización de perjuicios reconoce que esta ocupa el lugar del cumplimiento.

b) Sentencia

i. Hechos del caso662

"SEXTO: Que el fallo objeto del recurso establece que la demandante ha señalado que el
contrato materia del litigio imponía a la demandada LADECO S.A. una obligación de hacer,
consistente en efectuar reservas de sus pasajeros para el servicio de transporte por ella
prestado, lo que dejó de cumplir a partir del 7 de marzo de 1996. Sobre esta base, agrega la
sentencia, se asila en la disposición del artículo 1553 del Código Civil, requiriendo la
indemnización de perjuicios correspondiente, comprendiendo ésta, al parecer, la moratoria en
carácter principal y la compensatoria en carácter alternativo; nada dice la actora respecto de
la condición resolutoria tácita".

ii. Decisión de la Corte

"SÉPTIMO: Que la esencia del problema planteado en este litigio radica en dilucidar si,
tratándose del incumplimiento de una obligación de hacer, puede el acreedor demandar
únicamente la indemnización de los perjuicios sufridos o debe también y necesariamente,
solicitar se declare resuelto el contrato o su cumplimiento forzado.
(...)

NOVENO: Que en cuanto al derecho que confiere el Nº 3 del artículo 1553, éste
evidentemente se está refiriendo a la indemnización compensatoria, pues el enunciado de la
norma deja a salvo siempre el derecho a pedir se le indemnicen los perjuicios moratorios.

Ambas indemnizaciones reemplazan en el patrimonio del acreedor lo que habría significado


económicamente el cumplimiento fiel de la obligación.

Ahora bien, el acreedor puede solicitar la indemnización compensatoria aun cuando fuere
posible el cumplimiento forzado por naturaleza, ya que el precepto en estudio lo deja a su
opción.

En efecto, la frase de que se sirve la norma cualquiera de estas tres cosas, a elección suya
da claramente a entender que la indemnización de perjuicios es concebible como solicitud
autónoma, sin necesidad de ir aparejada a la petición de cumplimiento o de resolución del
contrato de que esa obligación de hacer incumplida emanó.

(...)

UNDÉCIMO: Que, en consecuencia, en la especie al haberse reconocido el vínculo


contractual deberá determinarse si la demandada LADECO S.A. dio cumplimiento a las
obligaciones que le imponía el contrato celebrado con la demandante o si existía causa legal
que justificara no hacerlo.

Sobre este punto debe tenerse en consideración que la demandada atribuyó a la actora
diversos incumplimientos y entre ellos, el más importante, la falta de pago de las comisiones
pactadas.

La demandante reconoció este hecho, pero intentó justificarlo en una aquiescencia que
habría prestado LADECO S.A., cuestión esta última que no quedó en lo absoluto
demostrada.

De este modo, tratándose el celebrado entre las partes de un contrato bilateral, cobra
relevancia lo dispuesto en el artículo 1552 del Código Civil, de conformidad al cual, en esta
clase de convenciones ninguno de los contratantes está en mora de cumplir lo pactado,
mientras el otro no lo cumple por su parte, o no se allana a cumplirlo en la forma y tiempo
debidos.

Así las cosas, la mora de la demandada fue purgada por la mora de la demandante y al no
configurarse este presupuesto de la responsabilidad contractual, no resulta procedente
acceder a una pretensión indemnizatoria como la que se persigue en este litigio.

DUODÉCIMO: Que en razón de lo dicho en los motivos precedentes, resulta manifiesto que
el error de derecho que se atribuye a la sentencia recurrida no ha influido sustancialmente en
su parte dispositiva, pues aun en el evento de no haberse incurrido en él, de todos modos se
habría impuesto el rechazo de la demanda.

Atendido lo anterior y de acuerdo a lo prescrito en el artículo 767 del Código de


Procedimiento Civil, el recurso de casación en el fondo deducido debe ser desestimado.
Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en las normas legales citadas y en
los artículos 764, 765, 766, 767 y 808 del Código de Procedimiento Civil, SE RECHAZAN los
recursos de casación en la forma y en el fondo deducidos por la parte demandante en lo
principal y primer otrosí, respectivamente, de la presentación de fojas 669, contra la
sentencia de veintitrés de junio de dos mil cinco, escrita a fojas 666".

8. Stange Hoffman, Eduardo con Ripley Puerto Montt

Corte Suprema, 2 de octubre de 2013, rol Nº 8607-2012

Palabras clave: Trasacción — indemnización — daño moral

Normativa aplicada: artículo 1489 del Código Civil

a) Resumen. Una persona interpuso demanda de indemnización de perjuicios


alegando el incumplimiento del contrato de transacción celebrado con el demandado,
ya que este publicó antecedentes comerciales con su nombre como deudor moroso.

El tribunal de primera instancia acogió la acción indemnizatoria, sólo respecto al daño


moral. Decisión confirmada por la Corte de Apelaciones.

Finalmente, la demandada interpuso recurso de casación en la forma, el cual fue


acogido, dictándose sentencia de reemplazo.

b) Sentencia

i. Hechos del caso

"Sentencia de reemplazo

21º.- (...) entre las partes se celebró con fecha 20 de mayo de 2005, un contrato de
transacción cuyo tenor se encuentra contenido en el documento agregado a fojas 50 de
estos autos, que fue objetado por parte de la demandada, impugnación que fue
oportunamente desechada y no atacada por medio de los recursos procesales pertinentes.

22º.- (...) del mérito de los antecedentes probatorios reseñados en el considerando 15º de
esta sentencia, aparece que efectivamente la celebración del contrato de transacción tantas
veces referido, imponía al demandado las siguientes obligaciones: a.- Rebajar la deuda que
el actor mantenía de $1.555.367 a $700.000; b.- Darle un plazo de 60 días, hasta el 25 de
julio de 2005, para cancelar la referida cantidad; c.- Eliminarlo del boletín de informes
comerciales el 24 de mayo de 2005, una vez firmado el acuerdo por ambas partes".

ii. Decisión de la Corte

"Sentencia de reemplazo
19º.- Que despejado este aspecto de la controversia, corresponde determinar la procedencia
de la acción de indemnización de perjuicios en relación a la pertinencia de esta acción de
manera autónoma dentro de la responsabilidad contractual. Que al respecto resulta
pertinente puntualizar que la labor primordial de los tribunales de justicia es dar amparo a las
pretensiones con mérito suficiente en los hechos y el derecho, atendiendo a los aspectos
materiales o substanciales de las mismas, sin que consideraciones de carácter formal
impidan un pronunciamiento de fondo. Esta filosofía permite otorgar calidad a la
administración de justicia, aspecto que se extiende a todos los estadios del procedimiento.
Luego, el tribunal que conoció del asunto debe resolver el fondo de la controversia, en
atención a las alegaciones vertidas por las partes, la apreciación de las pruebas aportadas al
proceso y la aplicación del derecho que para el caso concreto corresponda.

En este contexto, puede afirmarse que la indemnización de perjuicios, pura y simple, se


encuentra engarzada con lo que se puede resolver respecto de la procedencia o
improcedencia de reclamarla directamente, con total independencia de las restantes
hipótesis que en materia contractual y, para el caso de incumplimiento, contempla el
artículo 1489 del Código Civil.

Sobre la materia no puede soslayarse que, conforme a los principios que integran el Código
Civil, no se observan las particulares motivaciones que podrían inducir a privar a los
afectados de dirigir las acciones en la forma y del modo como mejor se ajusten a sus
intereses, desde el momento que el Derecho Civil otorga a las personas el principio de libre
disposición de sus bienes y autonomía de la voluntad, todo lo cual lleva a reconocer las
mayores prerrogativas al momento de someter las pretensiones al órgano jurisdiccional. Es
por lo anterior que esta Corte Suprema ha reconocido la independencia y autonomía de las
acciones indemnizatorias, sean estas moratorias o perentorias, las que cualquiera sea la
naturaleza del objeto de la prestación, pueden impetrarse en forma exclusiva, desde el
momento que el legislador ha establecido su procedencia y la forma más usual de
interposición, pero no ha prohibido la que en mejor forma repare integralmente el daño
derivado del incumplimiento.

En efecto, la acción indemnizatoria no se encuentra ligada únicamente en sede contractual a


la resolución o cumplimiento forzado de lo pactado, puede entonces cobrar identidad propia,
como acción principal, aunque asociada a una de las variantes referidas —resolución o
cumplimiento forzado— como a ninguna de ellas, sin perjuicio que para ponderar esta
pretensión resulta indispensable vincularla con el hecho en que se le hace descansar.

20º.- Que, procede consignar, a continuación, que el incumplimiento de las obligaciones o su


cumplimiento imperfecto genera, entre otros efectos, que deba satisfacerse la prestación de
manera voluntaria o forzadamente, en naturaleza o por equivalencia. Nace así la
responsabilidad civil, esto es, la necesidad jurídica en que se encuentra una persona de
reparar los perjuicios que a otra ocasionó, que se concreta generalmente en indemnizar los
perjuicios, 'cantidad de dinero que debe pagar el deudor al acreedor y que equivalga o
represente lo que éste habría obtenido con el cumplimiento efectivo, íntegro y oportuno de la
obligación' (René Abeliuk, Las Obligaciones, T. II. Ed. Jurídica de Chile, pág. 518).

Esta Corte Suprema ha señalado que los presupuestos copulativos para la procedencia de la
indemnización de perjuicios contractuales son: a) Vinculación jurídica, negocio, convención o
contrato; b) Obligaciones que dan origen a prestaciones que debe satisfacer el deudor al
acreedor; c) Incumplimiento de la obligación previamente establecida o cumplimiento
imperfecto o tardío de la misma; d) Hecho de la imputación del incumplimiento o culpabilidad;
e) Perjuicios; f) Relación de causalidad entre incumplimiento y perjuicios, g) Ausencia de
causales de justificación, exención y extinción de responsabilidad del deudor, y h) Mora del
deudor.

(...)

25º.- Que, por lo anterior resta, entonces, aún verificar si el demandado, por su parte,
cumplió con el cometido a que se encontraba obligado en los términos que han quedado
precedentemente anotados.

Hechas estas consideraciones y de cara a los antecedentes que obran en este proceso
resulta que no pueden considerarse cumplidas las obligaciones que del contrato en cuestión
han nacido para el demandado, cuando de los antecedentes probatorios referidos —
especialmente confesional rendida por el representante de la misma empresa demandada y
antecedentes que emanan del Recurso de Protección rol Nº 191-2006— aparece que no
obstante el actor efectuó el pago de la suma de $700.000 a la que quedó reducida la deuda
que mantenía con el demandado, éste no lo eliminó de los registros del boletín de
informaciones comerciales.

26º.- Que corresponde entonces, y a continuación, analizar la acción de indemnización de


perjuicios. Al efecto y establecido que ha quedado el incumplimiento contractual atribuido a la
demandada, se examinará la concurrencia de los perjuicios reclamados y la vinculación de
éstos con la falta de cumplimiento anotada, considerando que no se han alegado causales
de justificación, exención o extinción de responsabilidad del deudor.

(...)

29º.- Que conforme a todo lo reseñado, no cabe duda que el incumplimiento imputable al
demandado lesionó la integridad psíquica del demandante, por cuanto de manera arbitraria,
es decir, sin causa, y no obstante haber cumplido con el acuerdo a que las partes habían
arribado, procedió a autoasignarse la vigencia de un crédito en mora por una suma ya
condonada, afectando así el derecho a la honra, al incluirlo en el boletín de informaciones
comerciales, con conocimiento que el actor por dedicarse a la vida comercial, las
consecuencias que ello le acarrearía, implicaban la privación de acceso a créditos de toda
clase, presentándose, de esta manera, como una persona morosa en sus obligaciones
crediticias.

(...)

Y visto además, lo dispuesto en los artículos 1489, 1545, 1547, 1551, 1552, 1556, 1558 y
2446 del Código Civil y 160, 170, 186, 341, 342, 348, 384, 385 y 399 del Código de
Procedimiento Civil, se confirma la sentencia apelada de veinte de marzo de dos mil ocho,
escrita a fojas 91 y siguientes, complementada por resolución de primero de julio del mismo
año, que rola a fojas 127, con declaración que se acoge la demanda de fojas 1, interpuesta
por don Eduardo Stange Hoffman en contra de Ripley Puerto Montt, derivada del
incumplimiento del contrato de transacción celebrado el 20 de mayo de 2005, condenando al
demandado al pago de la suma de $4.000.000 (cuatro millones de pesos) por concepto de
daño moral, reajustada de conformidad a la variación que experimente el Índice de Precios al
Consumidor desde la fecha de la presente sentencia hasta su pago, confirmándosela en lo
demás".

III. R

1. Legislación nacional aplicable

a) Código Civil

Artículo 1489. "En los contratos bilaterales va envuelta la condición resolutoria de no


cumplirse por uno de los contratantes lo pactado.

Pero en tal caso podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución o el cumplimiento
del contrato, con indemnización de perjuicios".

Artículo 1553. "Si la obligación es de hacer y el deudor se constituye en mora, podrá pedir el
acreedor, junto con la indemnización de la mora, cualquiera de estas tres cosas, a elección
suya:

1ª. Que se apremie al deudor para la ejecución del hecho convenido;

2ª. Que se le autorice a él mismo para hacerlo ejecutar por un tercero a expensas del deudor;

3ª. Que el deudor le indemnice de los perjuicios resultantes de la infracción del contrato".

Artículo 1590. "Si la deuda es de un cuerpo cierto, debe el acreedor recibirlo en el estado en
que se halle; a menos que se haya deteriorado y que los deterioros provengan del hecho o
culpa del deudor, o de las personas por quienes éste es responsable; o a menos que los
deterioros hayan sobrevenido después que el deudor se ha constituido en mora, y no
provengan de un caso fortuito a que la cosa hubiese estado igualmente expuesta en poder
del acreedor.

En cualquiera de estas dos suposiciones se puede pedir por el acreedor la rescisión del
contrato y la indemnización de perjuicios; pero si el acreedor prefiere llevarse la especie, o si
el deterioro no pareciere de importancia, se concederá solamente la indemnización de
perjuicios.

Si el deterioro ha sobrevenido antes de constituirse el deudor en mora, pero no por hecho o


culpa suya, sino de otra persona por quien no es responsable, es válido el pago de la cosa
en el estado en que se encuentre; pero el acreedor podrá exigir que se le ceda la acción que
tenga su deudor contra el tercero, autor del daño".
Artículo 1591. "El deudor no puede obligar al acreedor a que reciba por partes lo que se le
deba, salvo el caso de convención contraria; y sin perjuicio de lo que dispongan las leyes en
casos especiales.

El pago total de la deuda comprende el de los intereses e indemnizaciones que se deban".

Artículo 1814. "La venta de una cosa que al tiempo de perfeccionarse el contrato se supone
existente y no existe, no produce efecto alguno.

Si faltaba una parte considerable de ella al tiempo de perfeccionarse el contrato, podrá el


comprador a su arbitrio desistir del contrato, o darlo por subsistente, abonando el precio a
justa tasación.

El que vendió a sabiendas lo que en el todo o en una parte considerable no existía, resarcirá
los perjuicios al comprador de buena fe".

Artículo 1861. "Si el vendedor conocía los vicios y no los declaró, o si los vicios eran tales
que el vendedor haya debido conocerlos por razón de su profesión u oficio, será obligado, no
sólo a la restitución o la rebaja del precio, sino a la indemnización de perjuicios; pero si el
vendedor no conocía los vicios ni eran tales que por su profesión u oficio debiera conocerlos,
sólo será obligado a la restitución o la rebaja del precio".

b) Convención de Viena sobre los Contratos de Compraventa Internacional de


Mercaderías

Artículo 45. "1) Si el vendedor no cumple cualquiera de las obligaciones que le incumben
conforme al contrato o a la presente Convención, el comprador podrá:

a) ejercer los derechos establecidos en los artículos 46 a 52;

b) exigir la indemnización de los daños y perjuicios conforme a los artículos 74 a 77.

2) El comprador no perderá el derecho a exigir la indemnización de los daños y perjuicios


aunque ejercite cualquier otra acción conforme a su derecho.

3) Cuando el comprador ejercite una acción por incumplimiento del contrato, el juez o el
árbitro no podrán conceder al vendedor ningún plazo de gracia".

Artículo 47.

"1) El comprador podrá fijar un plazo suplementario de duración razonable para el


cumplimiento por el vendedor de las obligaciones que le incumban.

2) El comprador, a menos que haya recibido la comunicación del vendedor de que no


cumplirá lo que le incumbe en el plazo fijado conforme al párrafo precedente, no podrá,
durante ese plazo, ejercitar acción alguna por incumplimiento del contrato. Sin embargo, el
comprador no perderá por ello el derecho a exigir la indemnización de los daños y perjuicios
por demora en el cumplimiento".

Artículo 48.
"1) Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 49, el vendedor podrá, incluso después de la
fecha de entrega, subsanar a su propia costa todo incumplimiento de sus obligaciones, si
puede hacerlo sin una demora excesiva y sin causar al comprador inconvenientes excesivos
o incertidumbre en cuanto al reembolso por el vendedor de los gastos anticipados por el
comprador. No obstante, el comprador conservará el derecho a exigir la indemnización de los
daños y perjuicios conforme a la presente Convención.

2) Si el vendedor pide al comprador que le haga saber si acepta el cumplimiento y el


comprador no atiende la petición en un plazo razonable, el vendedor podrá cumplir sus
obligaciones en el plazo indicado en su petición. El comprador no podrá, antes del
vencimiento de ese plazo, ejercitar ningún derecho o acción incompatible con el
cumplimiento por el vendedor de las obligaciones que le incumban.

3) Cuando el vendedor comunique que cumplirá sus obligaciones en un plazo determinado,


se presumirá que pide al comprador que le haga saber su decisión conforme al párrafo
precedente. 4) La petición o comunicación hecha por el vendedor conforme al párrafo 2) o al
párrafo 3) de este artículo no surtirá efecto a menos que sea recibida por el comprador".

Artículo 61. "1) Si el comprador no cumple cualquiera de las obligaciones que le incumben
conforme al contrato o a la presente Convención, el vendedor podrá:

a) ejercer los derechos establecidos en los artículos 62 a 65;

b) exigir la indemnización de los daños y perjuicios conforme a los artículos 74 a 77.

2) El vendedor no perderá el derecho a exigir la indemnización de los daños y perjuicios


aunque ejercite cualquier otra acción conforme a su derecho.

3) Cuando el vendedor ejercite una acción por incumplimiento del contrato, el juez o el árbitro
no podrán conceder al comprador ningún plazo de gracia".

2. Instrumentos del Derecho Uniforme

a) Principios UNIDROIT sobre los contratos comerciales internacionales

Artículo 7.1.4 (Subsanación del incumplimiento)

"(1) La parte incumplidora puede subsanar a su cargo cualquier incumplimiento, siempre y


cuando:

(a) notifique sin demora injustificada a la parte perjudicada la forma y el momento propuesto
para la subsanación;

(b) la subsanación sea apropiada a las circunstancias;

(c) la parte perjudicada carezca de interés legítimo para rechazarla; y

(d) dicha subsanación se lleve a cabo sin demora.


(2) La notificación de que el contrato ha sido resuelto no excluye el derecho a subsanar el
incumplimiento.

(3) Los derechos de la parte perjudicada que sean incompatibles con el cumplimiento de la
parte incumplidora se suspenden desde la notificación efectiva de la subsanación hasta el
vencimiento del plazo para subsanar.

(4) La parte perjudicada puede suspender su propia prestación mientras se encuentre


pendiente la subsanación.

(5) A pesar de la subsanación, la parte perjudicada conserva el derecho a reclamar el


resarcimiento por el retraso y por cualquier daño causado o que no pudo ser evitado por la
subsanación".

Artículo 7.1.5 (Período suplementario para el cumplimiento)

"(1) En caso de incumplimiento, la parte perjudicada podrá conceder, mediante notificación a


la otra parte, un período suplementario para que cumpla.

(2) Durante el período suplementario, la parte perjudicada puede suspender el cumplimiento


de sus propias obligaciones correlativas y reclamar el resarcimiento, pero no podrá ejercitar
ningún otro remedio. La parte perjudicada puede ejercitar cualquiera de los remedios
previstos en este Capítulo si la otra parte le notifica que no cumplirá dentro del período
suplementario o si éste finaliza sin que la prestación debida haya sido realizada.

(3) En caso de que la demora en el cumplimiento no sea esencial, la parte perjudicada que
ha notificado a la otra el otorgamiento de un período suplementario de duración razonable,
puede resolver el contrato al final de dicho período. El período suplementario que no sea de
una duración razonable puede extenderse en consonancia con dicha duración. La parte
perjudicada puede establecer en su notificación que el contrato quedará resuelto
automáticamente si la otra parte no cumple.

(4) El párrafo (3) no se aplicará cuando la prestación incumplida sea tan sólo una mínima
parte de la obligación contractual asumida por la parte incumplidora".

Artículo 7.4.1 (Derecho al resarcimiento)

"Cualquier incumplimiento otorga a la parte perjudicada derecho al resarcimiento, bien


exclusivamente o en concurrencia con otros remedios, salvo que el incumplimiento sea
excusable conforme a estos Principios".

Artículo 7.4.8 (Atenuación del daño)

"(1) La parte incumplidora no es responsable del daño sufrido por la parte perjudicada en
tanto que el daño pudo haber sido reducido si esa parte hubiera adoptado medidas
razonables.

(2) La parte perjudicada tiene derecho a recuperar cualquier gasto razonablemente efectuado
en un intento por reducir el daño".

c) Principios Latinoamericanos de Derecho de los Contratos


Artículo 91. De los medios de tutela "(1) En caso de incumplimiento, el acreedor puede
ejercer, a su elección y según proceda, alguno de los siguientes medios de tutela:

(a) Cumplimiento específico;

(b) Reducción del precio;

(c) Resolución del contrato;

(d)Suspensión del cumplimiento e

(e) Indemnización de perjuicios.

(2) La indemnización de perjuicios puede ejercerse de manera autónoma, o en conjunto con


los demás medios de tutela".

Artículo 93. Plazo de subsanación

"(1) Salvo incumplimiento esencial, el acreedor debe otorgar un plazo adicional de duración
razonable al deudor para que subsane su incumplimiento.

(2) Mientras se encuentre pendiente el plazo, el acreedor no puede ejercer ningún medio de
tutela que sea incompatible con la subsanación, pero subsiste su derecho a la
indemnización.

(3) Si el deudor no subsana dentro del plazo o declara que no lo hará, el acreedor puede
servirse de cualquiera medio de tutela".

Artículo 108. Contribución del acreedor a su perjuicio

"La indemnización queda sujeta a reducción si el acreedor, con su acción u omisión,


contribuyó a que se produjera el perjuicio".

Artículo 109. Mitigación de perjuicios

"(1) La indemnización queda sujeta a reducción si el acreedor no adopta las medidas que, de
acuerdo con la buena fe, son razonables para mitigar el perjuicio. La reducción corresponde
a la cuantía en que hubiere podido mitigarse.

(2) El acreedor tiene derecho a la indemnización de lo que haya invertido en las medidas de
mitigación, aun cuando éstas hayan sido infructuosas".

IV. B

D M , Íñigo y V O , Álvaro (2014). "Propósito práctico, incumplimiento


contractual y remedios del acreedor con ocasión de tres recientes sentencias de la
Corte Suprema". Revista Ius et Praxis Nº 20, 1ª Ed.
L D , Patricia (2014). "La autonomía de la indemnización de daños en la
jurisprudencia nacional reciente: ¿un cambio de paradigma?". Revista Chilena de
Derecho Privado, Nº 23.

___________ (2014). "El aliud pro alio: un supuesto de indemnización de daños


autónoma o exclusiva frente al incumplimiento del deudor", en Estudios de Derecho
Civil IX. Santiago: Editorial Legal Publishing-Thomson Reuters.

___________ (2015), La autonomía de la indemnización de daños por incumplimiento


de un contrato bilateral en el Código Civil Chileno. Santiago: Editorial Thomson
Reuters-Legal Publishing.

___________ (2015). La autonomía de la indemnización de daños por incumplimiento


de un contrato bilateral en el código civil chileno. Santiago: Legal Publishing.

P W , Carlos (2007). "La responsabilidad contractual en el Derecho


Chileno", en Mantilla, Fabricio (coord.), Problemas de Derecho de los Contratos.
Bogotá: Editorial Legis.

V. O

Asociación de Productores de Huevos de Chile y Banco de Chile (2010): Corte


Suprema, 31 de agosto de 2011. Vlex Nº 333763730.

Faúndez Mora con Compañía de Telecomunicaciones de Chile S.A. (2011): Corte de


Apelaciones de Concepción, 29 de marzo de 2011, rol Nº 1258-2011. Legal
Publishing Nº 48526.

Fisco de Chile con Sociedad Ingeniería y Construcción del Sur S.A. (2012): Corte
Suprema, 20 de noviembre de 2012 (casación en el fondo). Cita online:
CL/JUR/2468/2012.

Instituto de Normalización Previsional con Banco Santander Chile (2006): Corte


Suprema, 26 de diciembre de 2006. Microjuris Nº MJJ9037.

Reyes Valdivia, Rodrigo con Escuela de Tripulantes y Portuaria (2012): Corte Suprema,
10 de julio de 2012 (casación en el fondo). Cita online: CL/JUR/1308/2012.

Toro Fuentealba con Concha Sandoval (2012): Corte Suprema, 13 de junio de 2012.
Cita online: CL/JUR/1092/2012.

515Sobre esto ver D M , Íñigo (2016): "Prever y asegurar", en Barría, Manuel (coord..), Estudios
de Derecho Civil XI. Santiago: Thomson Reuters, pp. 553-583.
516F (2004), p. 344.

517Morales Moreno distingue una serie de intereses que el contrato protege en caso de incumplimiento
que irrogue lesión a los mismos y se pregunta, aunque limitadamente para el lucro cesante, interrogante
igualmente válida para cualquiera clase de daño: ¿cuáles son las manifestaciones de los intereses del
acreedor, cuya lesión, producida el incumplimiento del contrato, puede privarle de lucros o ventajas
patrimoniales (léase daños indemnizables)?, e identifica, primeramente, el interés en la prestación en sí,
ejecutada conforme al contrato; el interés en el intercambio de ella y que garantiza un lucro al acreedor
siempre que esté en el ámbito de protección del contrato; y, en la conservación o de integridad de que es
titular cualquier sujeto y que refiere no sean dañados por otro -el deudor- sus bienes, personales o
patrimoniales. Así se recoge en: M M , Antonio Manuel (2011). "Indemnización del lucro
cesante en caso de incumplimiento de contrato", en Pizarro Wilson, Carlos (coord.), Cuadernos de
Análisis Jurídico VII. Santiago: Ediciones Universidad Diego Portales, pp. 263 y 269 a 273. Por su parte,
Carrasco Perera emplea la expresión daño a intereses de indemnidad y afirma que esa lesión a otro
interés del acreedor, diversos de la prestación, también están comprendidos en el daño contractual
resarcible. C (2010), p. 1179.

518Una posición semejante en K , Adam (2014). The Law of Contract Damages. Sydney: Hart
Publishing, p. 15.

519G (1959), p. 13.

520A (2008) p. 809.

521Stange Hoffmann, Eduardo con Ripley Puerto Montt South STO (2012).

522Transportes Aeropuerto Express LTDA. con LADECO S.A. (2005).

523Tomamos la cita de K (2014), p. 12.

524En el mismo sentido hemos de prestar atención al artículo 160 de la Propuesta de Reglamento del
Parlamento Europeo y del Consejo relativo a una normativa común de compraventa europea (en adelante
CESL), bajo el título "Criterios generales para el cálculo de la indemnización por daños y perjuicios", cuyo
tenor es el siguiente: "El cálculo de la indemnización por pérdidas ocasionadas por el incumplimiento de
una obligación se hará de forma que el acreedor quede en la posición en la que se habría encontrado si
se hubiera cumplido debidamente la obligación, o de no ser posible, en una posición lo más parecida
posible. La indemnización cubrirá las pérdidas que el acreedor haya sufrido y las ganancias que haya
dejado de obtener". La idea responde al principio contenido en el parágrafo 249 del BGB.

525D -P ,R T ,M (2002), p. 374. En Chile, tradicionalmente, se ha reconocido


como principio de la indemnización de daños, por todos: A (2010), p. 809.

526Según la cita de E , James, V , James y C , Simon (2014), en McGregor,


Damages. Londres: Sweet && Maxwell, 19ª Ed., p. 14.

527Ídem.

528D C (1997), parágrafo 33.

529Rochet Argandoña, Paola Guadalupe con Oksenberg Reisberg, Tomás y Clínica Las Nieves S.A.
(2006).

530Constructora Monteverde LTDA. con Ilustre Municipalidad de La Ligua (2013).


531M M , Antonio Manuel (2006). "Evolución del concepto de obligación en Derecho
español", en La Modernización del Derecho de Obligaciones. Navarra: Civitas, p. 51.

532D -P Luis (2008). Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, tomo II. Las relaciones
obligatorias. Madrid: Civitas, p. 726.

533B , Jorge (1997). "Responsabilidad contractual y factores de imputación de daños: apuntes


para una relectura en clave objetiva". Revista Chilena de Derecho, Nº 24, p. 151.

534Loc cit.

535P (2009), p. 340.

536Para la situación española, D -P (2008), p. 1092.

Cabe consignar que algunos cuestionan el carácter objetivo del incumplimiento tratándose de
obligaciones de medios. En ellas la culpa es un elemento constitutivo del incumplimiento. Por todos:
P W , Carlos (2008) "La culpa como elemento constitutivo del incumplimiento en las
obligaciones de medio o de diligencia". Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de
Valparaíso, Nº 31, pp. 257-260. A nuestro modo de ver, esta posición confundiría la noción de
incumplimiento -no realización del contrato, cualquiera sea la obligación concernida-; con el criterio de
atribución de responsabilidad que implica la inobservancia de la diligencia promotora del cumplimiento.
B Z , María Graciela y V O , Álvaro (2013). "Obligación, incumplimiento, y
responsabilidad civil del mandatario en el Código Civil chileno". Revista Chilena de Derecho Privado, Nº
40, 2ª Ed., pp. 416-420; P ~ (2009), pp. 487-502.

537B Z , María Graciela (2010). El caso fortuito y su incidencia en el derecho de la


responsabilidad civil contractual. Concepto y función del caso fortuito en el Código Civil chileno. Santiago:
Legal Publishing, p. 220.

538J (1991).

539Morales Moreno expresa, al tratar el carácter nuestro del incumplimiento, que: "Esto sucede en toda
clase de obligaciones, tanto en las denominadas obligaciones de resultado como en las de medios. En
estas últimas, la culpa del deudor, que ha de probar el acreedor, no es otra cosa que la omisión de la
conducta debida, es decir, no es otra cosa que el propio incumplimiento". M M (2010), p.
30.

540B yV (2013), pp. 416-420.

541B (2010),p. 219.

542D -P (2008), p. 726; P (1994), p. 1064; M M (2006), pp. 51-52;


C (2010), p. 981.

543Ver, por ejemplo, A , S y V (2016), p. 279. Por lo que toca a las


decisiones de los tribunales superiores, puede consultase la sentencia de la Corte de Apelaciones de
Santiago de 23 de enero de 2008; Sentencia Corte Suprema, de 21 de enero de 2008.

544B Z , María Graciela (2011). "El caso fortuito como límite de la responsabilidad
contractual", en Cuadernos de Análisis Jurídico. Colección Derecho Privado VII. Santiago: Ediciones
Universidad Diego Portales, p. 51.

545Así, por ejemplo, A , S y V (2016), p. 280. En lo que toca a las


decisiones de los tribunales superiores, se pueden citar dos fallos de la Corte Suprema que la adoptan.
En el primero de ellos, de 20 de junio de 1949, cit. (n. 7), se afirma como necesario que "[...] ni el agente
ni ninguna otra persona colocada en las mismas circunstancias habría podido preverlo [el hecho]". En la
segunda sentencia, de 2 de mayo de 1963, en RDJ., Nº 60 (1963), secc. 1ª, se repite la misma idea,
agregando además que el que un hecho constituya caso fortuito "dependerá de si el agente estuvo o no
en la absoluta imposibilidad de preverlo y evitarlo". Por lo que toca a la irresistibilidad, ver sentencia de la
Corte Suprema de 2 de mayo de 1963. En sentido similar se encuentra un fallo del mismo tribunal de 20
de junio de 1949. En este último, la Corte Suprema sostiene la necesidad de que el hecho haya sido
irresistible en términos tales que ni el deudor ni ninguna otra persona ubicada en sus mismas
circunstancias habría podido evitarlo.

546B (2011), pp. 59-62.

547B (2011), p. 63.

548B (2011), p. 145.

549T R , Mauricio (2013). Caso fortuito en el derecho civil chileno. Santiago: Thomson
Reuters, p. 45.

550Así se recoge en: B (2010), pp. 191-206. Extendiendo también los efectos del caso fortuito al
contrato (subsistencia o suspensión de las obligaciones de las partes: T (2013). El autor no separa el
caso fortuito -causa de exoneración- de la imposibilidad -causa de extinción. En su opinión se pasaría de
un estadio a otro cuando el caso fortuito sea total y permanente. Y afirma que: "En efecto, si el caso
fortuito es total y permanente, la obligación contractual se extinguirá porque su cumplimiento se vuelve
imposible (modo de extinguir las obligaciones en los artículos 1670 y siguientes del Código Civil). En
cambio, si el caso fortuito es temporal, sólo suspenderá momentáneamente el cumplimiento, pues en tal
caso la obligación sigue vigente", pp. 17-18. Si bien, podríamos entender que ambos autores postulan lo
mismo, dado que Brantt distingue el efecto transitorio del caso fortuito de su efecto permanente, uniendo
a este último con la imposibilidad, la diferencia reside en que, para la autora el caso fortuito exoneraría al
deudor, incluso cuando lo debido sean individuos de un género.

551B (2010), pp. 203-204. Con la opinión que el caso fortuito que el caso fortuito frena no sólo la
indemnización, sino también la pretensión de cumplimiento, sin distinción: T (2013), p. 121.

552B (2010), pp. 161-162.

553B (2010), pp. 174-175.

554B Z , María Graciela (2018). "Exoneración de responsabilidad y extinción de la


obligación: la delimitación entre el caso fortuito y la imposibilidad sobrevenida de la prestación", en Vidal
Olivares, Álvaro y Momberg Uribe, Rodrigo (eds.), Cumplimiento específico y ejecución forzada del
contrato. De lo sustantivo a la procesal. Valparaíso: Ediciones Universitarias de Valparaíso, pp. 188-189.
Diferenciando el caso fortuito como causa de exoneración de la imposibilidad sobrevenida como causa
de extinción: C (1989), p. 48 y C (2010), pp. 992-993; L P , Eugenio (2000).
"Artículo 1105", en Pasquau Liaño, Miguel (dir.), en Jurisprudencia Civil Comentada, Código Civil, tomo II.
Granada: Comares, p. 1845.

555Para un comentario de la disposición, véase: V O , Álvaro (2015). "Incumplimiento


contractual y pretensión de cumplimiento específico en los principios latinoamericanos de derecho de
contratos (PLDC)", en Vaquer, Antoni, Bosch, Esteve y Sánchez, María Paz (eds.), El derecho común
europeo de la compraventa y la modernización del derecho de contratos. Madrid: Atelier, pp. 745-767 y
D M , Íñigo y V , Álvaro (2018). El contenido de los PLDC: una primera aproximación, pp. 52-
53.
556Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 4996-2013.

557Interamericana Compañía y Seguros Generales S.A. con Rojas y Espinoza Ltda. (2014).

558D M yV . "Contenido de los PLDC: una primera aproximación", pp. 54-55.

559Almacenes Pullman Limitada con Santiago Leasing S.A. (2006).

560V O , Álvaro (2010). "El incumplimiento de obligaciones con objeto fungible y los
remedios del acreedor afectado. Una relectura de las disposiciones del Código Civil sobre
incumplimiento", en Pizarro, C. y Vidal, A., Incumplimiento contractual, Resolución e Indemnización de
daños. Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, pp. 137-208.

561C T , Hernán (2010). Contratos y daños por incumplimiento. Santiago: Abeledo Perrot.

562En materia extracontractual, ver B B , Enrique (2010). Tratado de responsabilidad


extracontractual. Santiago: Editorial Jurídica de Chile.

563Corte de Apelaciones de Concepción (2010), rol Nº 1419-2009.

564Miguel Thomson San Martín con Banco Sudamericano (2007).

565Mahuzier García, Oscar A. con Corpbanca (2013).

566M (2011), p. 286.

567Loc cit.

568Así, por ejemplo, la profesora D , Carmen (2000). El daño moral. Santiago: Editorial
Jurídica de Chile, p. 559, señala que la previsibilidad depende del contenido del contrato; los profesores
Jana y Tapia (pp. 193-194) señalando que la idea de previsibilidad debe emparentarse con la de riesgo
asumido, J , Andrés y T , Mauricio (2004). "Daño moral en la responsabilidad contractual a
propósito de un fallo de la Corte Suprema de 5 de noviembre de 2001", en Cuadernos de Análisis
Jurídico. Colección derecho privado, tomo I. Santiago: Ediciones Universidad Diego Portales; en el mismo
sentido B (2010) p. 343 y V (2013), pp. 657-660.

569S M , Lilian (2014). "La previsibilidad como límite al resarcimiento del daño", en Turner, S. y
Varas. J. A. (coords.), Estudios de Derecho Civil IX. Santiago: Thomson Reuters, p. 667.

570M M (2010), p. 32.

571Corte Suprema, rol Nº 3325-2012.

572Corte de Apelaciones de Antofagasta, rol Nº 713-2017.

573Tras la lectura de las sentencias de Corte de Apelaciones y Corte Suprema, no fue posible
identificar los hechos acreditados. Asimismo, no fue posible acceder a la sentencia de primera instancia.

574Hechos se encontraron en la sentencia de primera instancia, 5º Juzgado Civil de Santiago, rol Nº C-


20400-2008.

575Sobre este punto, P (2007), pp. 396-402.

576V (2016), pp. 493-494. Ibíd.

577Ibíd.
578D -P (2008), pp. 780-781.

579Sobre este punto, D M ,M yV (2014), pág. 1167.

580Ver C (2011), pp. 1176-1178. Una clasificación diversa puede ser entre interés de
cumplimiento e interés de confianza. Sobre esto puede consultarse

581Arturo Videla Perroni y otros con Clínica Presbiteriana Madre e Hijo (2017).

582Espacio y Jardín Limitada con Ilustre Municipalidad de Iquique (2017).

583Zorín con Compañía Siderúrgica Huachipato (2012).

584A (1988), p. 97, en igual sentido F (2004), p. 453.

585G (1959), p. 108.

586Rol Nº 30979-2016.

587M M (2010), pp. 41-43.

588Ibíd., pp. 45-46.

589Ibíd., pp. 46-59.

590Ibíd., pp. 49-75.

591Ibíd., pp. 87-93.

592Este apartado está tomado D M (2017) y D M (2018).

593En este sentido J yT (2004), p. 176, señalan que: "hasta el año 1950 existió una posición
jurisprudencial unánimemente hostil a la indemnización de estos perjuicios en sede contractual, fundada
en que la patrimonialidad de los contratos excluía tal posibilidad". Sobre el argumento de la
patrimonialidad puede consultarse D H (2000), pp. 170-227.

594Ver J yT (2004), p. 178.

595Ver J yT (2004), p. 178.

596Ver D (2000) pp. 351-352.

597Rafael Mouthon, María con Banco de Chile (1994).

598D H (2006), p. 231.

599Hugo Ruiz Ruiz; con Laboratorio Biológico S.A. y otros (2001).

600Montecinos con Hospital Clínico Pontificia Universidad Católica de Chile (2007).

601Trujillo con Mundi y otros (2015), considerando 3º.

602Olivi, Germán con Banco Santander Chile (2011).

603Olivi, Germán con Banco Santander Chile (2011), considerando 12º.

604Quiero con Sociedad de Turismo Concepción (2015).


605Stange Hoffman, Eduardo con Ripley Puerto Montt (2013).

606B (2006), pp. 338-339; D (2000), p. 305; D M (2016), pp. 553-583 y V


(2012), pp. 641-661

607D H (2000) p. 355.

608Ibíd., pp. 489-591.

609C (2005).

610D H (2000), p. 547.

611Ibíd., p. 550.

612Ibíd.,p. 559.

613Ibíd.,p. 563.

614D Á (2000), pp. 173-177.

615Ibíd., p. 176.

616J yT (2004), p. 194.

617Loc cit.

618Ibíd., p. 192.

619Loc cit.

620Ibíd., pp. 193-194.

621B (2006), p. 343.

622Ibíd., pp. 343-344.

623V (2013), pp. 641-661.

624Ibíd., p. 644.

625Ibíd., p. 646.

626Ibíd., pp. 648-651.

627Ibíd., pp. 657-660.

628Ibíd., p. 644.

629Corte Suprema, rol Nº 6778-2008.

630Constructora Monteverde LDTA. Con Ilustre Municipalidad de la Ligua (2013), considerando 28º.

631Así lo declara la jurisprudencia. Destacan dos sentencias. La primera, de la Corte Suprema de 27


de enero de 1993, citada en la Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo 90, Santiago, enero-abril 1993,
sección segunda, pp. 14-21, que rechaza la indemnización de daños por incumplimiento de una
compraventa de acciones, expresando que los daños cuya indemnización se pretende son "una
consecuencia directa e inmediata del incumplimiento contractual que se demanda" y que como no se dio
lugar a la acción resolutoria tampoco es procedente dar lugar a la acción de indemnización. La segunda,
de la Corte de Apelaciones de La Serena de 3 de marzo de 2008 que declara que no procede la
indemnización de daños, sin haberse ejercitado alguna de las dos acciones del artículo 1489 del Código
Civil, dado que "ellas son el antecedente jurídico de donde arranca la acción indemnizatoria"; Aranda
Villalobos con Major Drilling Chile S.A. (2008): Corte de Apelaciones de La Serena, 3 de marzo de 2008,
rol Nº 1821-2007. Cita en línea: CL/JUR/400/2008

632Cita online: CL/JUR/4978/2007.

633Opazo Lamana y otros con Inmunomédica Laboratorio Limitada (2009).

634Quienes suscriben el voto disidente incurren en dos errores relevantes que no podemos soslayar.
Primero, infringen el principio de no contradicción al expresar que, tanto el ejercicio de la indemnización
compensatoria, como la moratoria están subordinadas al de alguna de estas dos acciones alternativas,
en circunstancia que la primera no es compatible ni con la resolución, ni con el cumplimiento específico,
al cubrir el valor de la prestación no ejecutada o disminución por la parte que falte por cumplir. Enseguida,
el rechazo de la autonomía refiere, en este caso, al incumplimiento de una obligación de hacer,
contraviniendo abiertamente la norma del artículo 1553 del CC.

635Steffen Cáceres con Fundación Mi casa (2013). Así también en la sentencia Laboratorios de
Control Técnico Llay Llay Ltda. con Celestron Ltda. (2014).

636B G , Jorge (1997). "Responsabilidad contractual y factores de imputación de


daños: apuntes para una relectura en clave objetiva". Revista Chilena de Derecho, Nº 24, 1ª Ed., pp. 151-
177; F L , (2004); T L , Hernán (2011). De las obligaciones. Santiago:
Thomson Reuters; A M , René (2008). Las obligaciones, tomo II. Santiago: Editorial
Jurídica de Chile; M B , Ramón (2007). Manual de Derecho Civil. De las Obligaciones.
Santiago: editorial jurídica de Chile.

637P C , Joaquín (2016). "Algunas reflexiones sobre la indemnización de perjuicios como


remedio autónomo frente al incumplimiento de obligaciones de dar una especie o cuerpo cierto, en
particular a la luz del caso 'Zorín S.A. con Compañía Siderúrgica Huachipato', en Estudios de Derecho
Civil XI. Santiago: Thomson Reuters.

638B B , Enrique (2008). "Finalidad y alcances de las acciones y los remedios


contractuales", en Guzmán Brito, Alejandro (editor), Estudios de Derecho Civil. Santiago: Legal
Publishing, p. 409; D M ,M yV (2014), pp. 1155-1178.

639Aún encontramos sentencias aisladas, incluso referidas a obligaciones de hacer respecto de las
cuales no existe discusión sobre la autonomía de la indemnización, que sostienen el carácter accesorio
de la indemnización. Así, la sentencia de 1 de mayo de 2010, en la que se lee: "DUODÉCIMO: Que la
acción de indemnización de perjuicios es accesoria a la de resolución hecha valer y debe, por su
naturaleza, seguir la suerte de ésta, que constituye su antecedente jurídico necesario. Excluida la
procedencia de la resolución, tampoco puede prosperar la acción de reparación supletoria, si con ello
vulnerar también los preceptos que se ha declarado equivocadamente aplicados". Corte Suprema, rol Nº
2457-2008.

640L D , Patricia (2010). "La indemnización compensatoria por incumplimiento de los contratos
bilaterales como remedio autónomo en el derecho civil chileno". Revista Chilena de Derecho Privado, Nº
15, pp. 65-113; L D , Patricia (2014). "La autonomía de la indemnización de daños en la
jurisprudencia nacional reciente: ¿un cambio de paradigma?". Revista Chilena de Derecho Privado, Nº
23, pp. 139-207.
641L (2014), p. 196.

642P W , Carlos (2007). "La responsabilidad contractual en el Derecho Chileno", en


Mantilla, Fabricio (coord.), Problemas de Derecho de los Contratos. Bogotá: Editorial Legis, p. 216.
Precisando que la obligación pendiente de cumplimiento se puede extinguir por una especie de
resolución tácita o por pago o por la indemnización: D M , Íñigo y V O , Álvaro (2014).
"Propósito práctico, incumplimiento contractual y remedios del acreedor con ocasión de tres recientes
sentencias de la Corte Suprema". Revista Ius et Praxis, Nº 20, 1ª Ed., pp. 33-34.

643Así C T , Hernán (2010). Contratos y Daños por Incumplimiento. Santiago: Editorial


Abeledo Perrot-Legal Publishing, pp. 232-233, a propósito de los contratos de larga duración. En tanto,
reconociendo este efecto de la autonomía para la generalidad de los supuestos en que ella se solicite, al
menos en su planteamiento inicial, V (2011), pp. 774, 776 y 778. En igual sentido E
B , Fabián (2012). "Las dificultades de los remedios por incumplimiento contractual en la experiencia
chilena", en Soto Coaguila, Carlos A. (coord.), Teoría General del Contrato. Homenaje al profesor Doctor
Ricardo L. Lorenzetti, tomo II. Buenos Aires: La Ley, pp. 1371 y 1374 y L (2010), pp. 87-88 para el
incumplimiento de un contrato de tracto sucesivo.

644L (2014).

645L D , Patricia Verónica (2015). La autonomía de la indemnización de daños por


incumplimiento de un contrato bilateral en el Código Civil Chileno. Santiago: Editorial Thomson Reuters-
Legal Publishing, pp. 344-352.

646En tal sentido precisa que el agotamiento o extinción del contrato no equivale a su resolución, en
atención a dos consideraciones. En primer lugar, porque existe relativo consenso en la doctrina nacional
en orden a sostener que para que opere la resolución, ésta debe solicitarse expresamente y declararse
por sentencia judicial, pues el juez no puede inferir la voluntad tácita del acreedor en tal sentido. En
segundo lugar, dado que tal planteamiento equivaldría a sostener que puede sustituirse el medio de
tutela escogido por el acreedor, en circunstancias que el juez no puede subrogarse en dicha opción.
Agrega que el ejercicio de la acción indemnizatoria en forma autónoma implica la renuncia a demandar el
cumplimiento o la resolución del contrato, de modo que sería el acreedor quien decide cuál es la
consecuencia derivada de impetrar la indemnización exclusiva, en la medida que logre acreditar el daño
que reclama; L (2015), pp. 176-178.

647José Ampuero Asencio con Alfonso Castillo Hernández: Corte Suprema (2013). En este mismo
sentido, el considerando 14º de la sentencia de Corte Suprema de 7 de diciembre de 2010. Reiterando
los mismos argumentos, Coexpan Chile S.A. con Banco Security (2014).

648Zorín S.A. con Compañía Siderúrgica Huachipato S.A. (2012).

649Corte Suprema, 26 de noviembre de 2014.

650Sociedad Cuenca Ingenieros Consultores Limitada con I. Municipalidad de Cabildo (2016).

651Stange Hoffmann con Ripley Puerto Montt South STO (2013).

652Transportes Aeropuertos Express Limitada con LADECO S.A. (2007).

653V O , Álvaro (2014). "La indemnización de dan~os por incumplimiento y estar


'contractualmente obligado'", en Estudios de Derecho Civil IX. Santiago: Legal Publishing-Thomson
Reuters, pp. 711-742.

654D M ,M M yV (2014), p. 1165.


655En nuestro medio sobre el derecho a subsanar en general, C G , Juan (2017). "El
derecho del deudor a la subsanación o corrección del cumplimiento no conforme (right to cure:
Acercamiento desde los instrumentos de derecho contractual uniforme hacia el derecho chileno de
contratos". Revista Ius et Praxis, Nº 23, 1ª Ed., pp. 153-194. Y como límite a la autonomía de la
indemnización, véase V O , Álvaro (2017). "El derecho a subsanar el incumplimiento como
límite a la autonomía de la indemnización en derecho de contratos", en Estudios de Derecho Civil XV, en
prensa.

656S (2016), pp. 629-635; M yC (2016), pp. 755-774.

657Los artículos 7.1.4 y 7.1.5 de los PCCI reconocen el derecho de subsanar el incumplimiento por
parte del deudor, y de la posibilidad de concederle a este un plazo adicional para cumplir por parte del
acreedor, respectivamente. S (2015), en V , pp. 845-857.

658D M yV . "Contenidos...".

659P (2003), pp. 416-418.

660En este sentido, B (2008), pp. 403-428, es quien releva la distinción en torno a la finalidad
del remedio resolutorio como mecanismo de protección del interés contractual del acreedor, el cual se
vería mermado de conferir al deudor la alternativa de, en cualquier momento del juicio, pagar. De la
misma forma, D M (2011), pp. 247-259; P (2003); V (2009), pp. 347-368. De la
misma forma, jurisprudencia reciente ha acogido esta interpretación. Entre ellas, Roberto Gallardo Lara
con Carlos Roa Torres (2010); Agrícola María Inés Limitada con Londres Fuentes Araya y otra (2014);
Inmobiliaria Piemonte Lobos Limitada con Central Hidroeléctrica El Melado S.A. y otra (2016).
Recientemente, Contardo sostiene que el reconocimiento de este derecho a subsanar afirmando que el
deudor debe una segunda oportunidad para cumplir. Concluye que las actuales condiciones del tráfico
aconsejan reconocer este derecho al deudor, siempre que la propuesta sea razonable y que tenga lugar
antes de la judicialización. C (2017), pp. 183-189.

661Hechos se encontraron en la sentencia de primera instancia, 5º Juzgado Civil de Santiago, rol Nº C-


20400-2008.

662Tras la lectura de las sentencias de Corte de Apelaciones y Corte Suprema, no fue posible
identificar los hechos acreditados. Asimismo, no fue posible acceder a la sentencia de primera instancia.
Í

A M , Rene: 362, 363, 367, 432, 483, 510, 566, 612, 614, 727, 302

A B , Juan Pablo: 313

A B , Cristián: 555

A D , Alejandra: 429

A D , Klaus: 384

A R , Enrique: 429, 564

A R , Arturo: 268, 313, 361, 368, 430, 510, 566, 621, 622, 682

B C , Ferran: 364

B O , Claudia: 362, 364, 374, 379

B R , Cristián: 151, 152

B G , Jorge: 264, 618, 727

B C , Francisca: 312

B B , Enrique: 14, 193, 267, 427, 428, 490, 508, 634, 636, 692, 694, 728,
737

B S , Omri: 183

B , Massimo: 144, 147, 179

B G , Cristián: 185

B M , Andrea: 509

B H , Sebastián: 560
B Z , María Graciela: 261, 619, 620, 621, 622, 623, 624, 625

C S , Antonio: 556

C B , Bruno: 552, 558, 559, 564, 565, 566, 569, 573, 575

C V , Hugo: 693

C P , Ángel: 269, 371, 375, 377, 507, 611, 621, 626, 681

C , John: 179

C , John: 3, 148

C T , José: 21

C B , Federico: 102, 189, 190

C S , Luis: 17, 51, 104, 105, 109, 143, 144, 151, 180, 181, 196, 361, 363,
367, 433, 483, 510, 560

C M , Mario: 427, 428, 439, 507, 508, 554, 558, 573, 575

C , Simon: 614

C G , Juan: 248, 553, 736, 738

C A , Pablo: 316

C T , Hernán: 371, 634, 729

C P , Carlos: 57, 66

D C , Federico: 615

D M G , Íñigo: 13, 55, 57, 66, 68, 104, 109, 112, 143, 150, 184, 193,
195, 197, 248, 254, 262, 267, 301, 303, 304, 310, 312, 313, 315, 372, 412, 428, 436,
555, 610, 626, 628, 680, 683, 692, 728, 729, 735, 737

D -P G , Gema: 383

D -P , Luis: 6, 20, 56, 61, 65, 101, 102, 105, 144, 145, 180, 181, 189, 263,
264, 268, 302, 303, 369, 371, 375, 383, 404, 429, 439, 507, 573, 614, 618, 619, 621,
679

D Á , Ramón: 15, 53, 57, 59, 61, 108, 144, 151, 152, 153, 181, 193

D B , Ramón: 16
D H , Carmen: 507, 553, 636, 684, 692, 693

D P , Salvador: 62

E , Martin: 384

E , James: 614

E A , Augusto: 433, 490

E O , Augusto: 428, 429, 572

E B , Fabián: 267, 433, 729

F -M , Muriel: 144

F P , Nieves: 3, 260, 261, 262, 263, 305, 379, 380, 383, 384, 556

F , Werner: 102, 144

F L , Fernando: 143, 302, 303, 363, 427, 430, 433, 450, 559, 610, 682, 727

G , Francesco: 21

G C , Gabriel: 21

G R , María Paz: 16, 23

G P , Sergio: 303, 612, 682

G , Thomas: 263, 264

G , Jacques: 144

G , Beatriz: 507

G B , Alejandro: 183, 184, 260

H , Fernando: 556

H , Beale: 263

I R , Francisco: 384

J , Andrés: 636, 684, 694

J , Gareth: 301
J F , Jesús: 191, 193, 620

K , Adam: 106, 612, 613

L M , Albert: 384, 556

L , Ole: 263

L H , Avelino: 10, 17, 52, 53, 62, 66, 105, 106, 110, 111, 144, 153

L P , Eugenio: 370, 626

L D , Patricia: 371, 728, 729, 730

L S M , Jorge: 185, 195, 267, 433

M E , Fabricio: 572

M L , Manuel: 384

M , Henri: 58

M , Jean: 58

M , Leon: 58

M A , Cláudia: 260, 264, 412, 428, 433, 437, 552, 553, 559, 560, 572

M B , Ramón: 362, 430, 727

M U , Rodrigo: 53, 60, 66, 68

M M , Antonio: 2, 102, 106, 109, 112, 149, 181, 190, 248, 254, 255, 258,
259, 260, 263, 268, 362, 363, 364, 370, 371, 372, 375, 384, 610, 611, 614, 618, 620,
621, 635, 637, 680, 683, 728, 735

M Q , Bernardo: 58

M yC : 737

O C , Marta: 16, 23

P P , Fernando: 260, 269, 364, 371, 379, 383, 621

P G , Carlos: 516

P A , Daniel: 191, 371, 429, 430, 433, 490, 618, 619, 737
P , Pietro: 508

P , Sebastián: 370

P O , Ruperto: 66

P W , Carlos: 260, 261, 267, 370, 371, 375, 377, 378, 428, 436, 444, 508,
511, 515, 516, 520, 567, 611, 619, 633, 679, 729

P C , Joaquín: 727

P L , Pamela: 555

R P , René: 510

R E , Emilio: 567

R T , Encarna: 263, 268, 375, 614

R G , Pablo: 566, 567

R P , María Sara: 573

R C , Nicolás: 193

R Á , Hugo: 16

S : 268

S M N , Lilian: 555, 636

S C , Juan David: 370

S : 737

S , Peter: 301

S yH : 434, 737

S R , Francisco: 53, 59

S , Hanna: 384

S , Steven: 5

S U , Manuel: 368, 429, 430, 566, 621, 622

T R , Mauricio: 623, 624, 636, 684, 694


T U , Ricardo: 313

T , Alberto: 144

T L , Hernán: 727

U V , Pablo: 315

V B , Juan Andrés: 53, 60

V , James: 614

V , Robustiano: 430

V B , José Ramón: 154, 264, 305

V S , Rafael: 362, 364

V O , Álvaro: 112, 248, 254, 255, 260, 261, 262, 264, 267, 304, 361, 369,
371, 372, 375, 376, 403, 411, 412, 427, 429, 433, 436, 506, 555, 619, 620, 626, 628,
633, 636, 679, 680, 692, 695, 728, 729, 735, 737

V , Geneviéve: 16

V H , Antonio: 566, 621, 622

V : 737

W , Ernesto: 370

W , Simon: 3

W , Ludwig: 11

Y , Tarek: 554, 557

Z , Reinhard: 3, 182, 254, 405, 406, 435

Z : 376
Í

A. L

Abud Bannen y Compañía Limitada con Middleton Barahona, Rol Nº 10784-


2014: 195

Ademar Teodomiro Suárez con Christel y Nicolás Mazet Limitada, Rol


Nº 758-2014: 562, 596

Agric. y Forestal Vista el Volcán con Coagra S.A., Rol Nº 30979-2016: 250,
274, 308, 320, 715

Agrícola María Inés Ltda. con Fuentes Araya Londres y otro, Rol Nº 291-
2013: 483, 491, 738

Aguilera Parada con GSE Lining Technology Chile S.A., Rol Nº 7153-2008:
316

Aguilera Yáñez con Guzmán Vera, Rol Nº 1689-2013: 488, 494

Alarcón Pizarro con Inversiones e Inmobiliaria Campanario Limitada, Rol


Nº 5818-2009: 312

Alcar con U. Católica del Norte: 567

Almacenes Pullman Limitada con Santiago Leasing S.A., Rol Nº 5055-2006:


629, 659
Ampuero Asencio con Alfonso Castillo Hernández, Rol Nº 5898-2012: 731,
748

Aranda Villalobos con Major Drilling Chile S.A. (2008), Rol Nº 1821-2007: 724

Avalos Vera con Antil Lepin: 316

Banco de Chile con Casaccia Basso, Rol Nº 7797-2009: 133

Banco Security con Sociedad de Transportes San Marcos, Rol Nº 5821-2007:


520, 541

Bascuñán y otros con Dell Computer Chile Ltda., Rol Nº 32796-2008: 59

Benítez Rivas con Del Río y Compañía Limitada, Rol Nº 18409-2015: 344

Berríos Zárate con Comercial Los Arcos Limitada, Rol Nº 443-2016: 337

Bice Vida Compañía de Seguros S.A. con Constructora Santa Beatriz S.A.,
Rol Nº 8276-2015: 513, 530

Bulnes Núñez con H Network S.A., Rol Nº 24241-2014: 152, 169

Bustos Valdés con Lombardi Aranda, Rol Nº 5746-2016: 334

Cabrera Pacheco con SQM Nitratos S.A.: 315

Campos Jiménez con Servicio de Salud del Maule, Rol Nº 38151-2016: 191,
213

Carlos Montino con Metalúrgica San Vicente Limitada, Rol Nº 683-2011: 16,
18, 24, 34

Casa do Brasil Sociedad Limitada con Mall Puente S.A., Rol Nº 7125-2005:
114, 115

Cataldo Uribe Jaime con Empresa Portuaria San Antonio, Rol Nº 2457-2008:
728

Cecinas La Preferida con Comercial Salinak Limitada, Rol Nº 5320-2003:


113, 128, 249, 272, 306, 318

Celedón Fernández con Corporación Santo Tomás, Rol Nº 8931-2011: 180


Centro Médico Dental Santa Marta con Verdugo: 557, 569

Coexpan Chile S.A. con Banco Security, Rol Nº 720-13: 731

Combustibles y Servicios Lepe y Alamo con Sociedad Le Pascui S.A., Rol


Nº 45.309-2016: 251, 278, 311, 326

Comercial Automotriz Quilín Limitada con Ide Sanzberro, Julián, Rol Nº 6153-
2009: 418, 441, 470

Comercial Y Servicios Chileemprende Ltda con Inmobiliaria Elissalde


Candela Ltda., Rol Nº 7205-2015: 316

Conejeros Solar y otra con Mora Sotomayor y otros, Rol Nº 9902-2015: 56,
89

Consejo de Defensa del Estado con Desarrollo y Comercio S.A., Rol


Nº 7320-2008: 419, 441, 468

Consorcio de Transportes Trancura Limitada con Tocale Tuna, Rol N°1908-


2008: 107, 122, 312

Constructora Monteverde LTDA. con Ilustre Municipalidad de La Ligua, Rol


Nº 375-2013: 616, 651, 697, 699

Corporación Habitacional Cámara Chilena de la Construcción con


Inmobiliaria San Lorenzo S.A., Rol Nº 204-2005: 449

CIDEF S.A. con Vitalino Nafria Y Otros, Rol Nº 5066-2011: 377

Cortés Novoa contra Isapre Banmédica S.A., Rol: 2973-2003: 196

Cortés Tabilo con Calderón Machuca, Rol Nº 165-2014: 188, 227

Empresa Minera Oriel Jeraldo y Cía. Ltda. con Minera Comercial San
Cristóbal Ltda., Rol Nº 17141-2014: 180, 208

Espacio y Jardín Limitada con Ilustre Municipalidad de Iquique, Rol Nº 4001-


2017: 681

Figueroa Fernández y otros con Pérez, Rol Nº 1961-2012: 103


Frutícola El Aromo S.A. Con María Consuelo Camposano Ibarra Y Otros, Rol
Nº 579-2014: 43

Fuentes Rodríguez con Canteras Lonco S.A., Rol Nº 3789-2009: 250, 277,
556, 575, 579

Gaedechens Betteley con Bas González (2014), Rol Nº 2740—2014: 568,


600

Galán Maturana con Inmobiliaria y Constructora Nacinoal S.A., Rol Nº 33649-


2015: 148, 159

García Pinilla y Albornoz Ruedlinger con Navarrete y Banco Santiago, Rol


Nº 4497-1999: 103, 111, 119

García Valente con Comercial Multicentro: 567

Glide Diversiones Limitada con Compañía de Inversiones y Desarrollo Sur


S.A., Rol Nº 2050-2002: 439

Glide Diversiones Limitada con Compañía de Inversiones y Desarrollo Sur


S.A., Rol Nº 3073-2003: 177, 203, 315, 331, 439, 466, 519, 540

Godoy Balbontín contra Isapre ING (2005), Rol Nº 2779-2005: 196, 231

Gonzalo Romero Acuña Diseño E.I.R.L. con Italmod S.A., Rol Nº 3320-2012:
438, 463

Gotelli Rivera con Servicio de Salud Concepción, Rol Nº 4388-2015: 192

Hormázabal Jacobi, con Daza Concha, Luis del Rosario, Rol Nº 420-1995:
393

Ilustre Municipalidad de Pudahuel contra Starco S.A., Rol Nº3111-2003: 195,


237

Incomin con Enami, Rol Nº 1594-2001: 560, 586

Ingeniería Eléctrica y Construcción Limitada con Sociedad Austral de


Electricidad S.A. (2016), Rol Nº 17061-2016: 512, 517, 523
Inmobiliaria e Inversiones Inal Ltda. con Asesorías e Inversiones C Y C
Limitada-Calcagni Castillo José Enrique, Rol Nº 721-2006: 462

Inmobiliaria Piemonte Lobos Ltda. con Central Hidroeléctrica El Melado S.A.,


Rol Nº 3956-2015: 489, 498, 738

Inppamet Limitada y Otros con Eco Bat Technologies Limitada, Rol Nº 37210-
2015: 77

Interamericana Compañía y Seguros Generales S.A. con Rojas y Espinoza


Ltda., Rol Nº 4996-2013: 628, 656

Inversiones Clarkson y Compañía Limitada con Donoso Caamaño, Rol


Nº 2073-2013: 185, 218

Jelves con Peralta, Rol Nº 3407-2013: 432, 457

Jiménez Mira, David con Armijo Cerda, Rol Nº 1872-2010: 19, 37

Laboratorios de Control Técnico Llay Llay Ltda. con Celestron Ltda., Rol
Nº 14008-2013: 725, 753

Lorca Villagrán con Sociedad Comercial Horizonte Limitada, Rol Nº 951-


2013: 336

Luza Tapia con Sociedad Constructora Inmobiliaria Delfos S.A.: 567

Mahuzier García A. con Corpbanca, Rol Nº 83-2015: 635, 664

Medina Casanova con Instituto de Normalización Previsional (2016), Rol


Nº 6212-2015: 571

Mira Fernández y otro con I. Municipalidad de Viña del Mar, Rol Nº 4053-
2010: 195

Montecinos con Hospital Clínico Pontificia Universidad Católica de Chile, Rol


Nº 4103-2005: 685, 704

Montenegro Pedreros con Urrutia Gamboa, Rol Nº 3965-2011: 487, 501

Moreno Loyola con Banco Santander Chile S.A., Rol Nº 26847-2015: 186,
221
Mouthon con Banco de Chile: 684

Moyano Sepúlveda con González Pereira, Rol Nº 486-2012: 559, 583

Muñoz Carvajal con Inmobiliaria Las Nieves S.A., Rol Nº 3298-2011: 194,
229, 251, 281, 310, 322

Muñoz Moreira con Muñoz Aguayo, Rol Nº 1607-2001: 189, 211, 315

Olave Hernández con Cepeda Lama, Rol Nº 975-2015: 188, 225

Olivi con Banco Santander Chile, Rol Nº 2560-2011: 691

Opazo Lamana y Otros con Inmunomédica Laboratorio Limitada, Rol


Nº 3341-2009: 725, 744

Orellana Cáceres con Camarena y Compañía Ltda., Rol Nº 192-2010: 285

Oyaneder Meléndez con Lucero Araya, Rol Nº 4804-2015: 513, 532

Parra Riffo con Rafide Morales (2008): 569

Pastenes Aranda con Inmobiliaria y Comercial Montegrande S.A., Rol


Nº 100-2014: 152, 162

Peralta Sarmiento con Hospital Clínico U. de Chile, Rol Nº 6778-2008: 696,


713

Perez Cabeza con Banco Del Estado De Chile, Rol Nº 1419-2009: 634

Pérez Retamal con Cáceres Yáñez, Rol Nº 44118-2016: 244, 339

Pirodais con Serena (2012): 567

Plaza Oviedo con Sociedad Agrícola Sacor Limitada, Rol Nº 1782-2007: 394

Quiero con Sociedad de Turismo Concepción (2015), Rol Nº 8340-2015: 691

Raab Ilhareborde con Comercial Automotriz Expo Autos Limitada, Rol


Nº 4693-2006: 431, 455

Rámirez Silva con Agrícola e Inversiones Los Laureles Limitada y otros, Rol
Nº 41222-2016: 105, 117
Rivera Vergara con Carreño Cabrera, Rol Nº 201-2011: 407, 412, 415

Roa Longueira Fernando y Otros con Tapia Hermanos Limitada, Rol Nº 5817-
2008: 534

Rochet Argandoña con Oksenberg Reisberg y Clínica Las Nieves S.A., Rol
Nº 4931-2006: 615, 649

Ruiz Ruiz; con Laboratorio Biológico S.A. y otros, Rol Nº 1368-2000: 684

Sánchez Jiménez con Ibáñez Langlois, Rol Nº 11078-2014: 192, 216

Sandoval con Ilustre Municipalidad de Futrono, Rol Nº 581-2009: 311, 325

Seguridad Vialher Chile Limitada con Convenio Servicio De Salud


Talcahuano, Rol Nº 1980-2002: 450

Sepúlveda Cruz con Pacheco Saavedra, Rol Nº 3485-2015: 431, 446

SERNAC con Ticketmaster, Rol Nº 1533-2015: 68, 74

SERNAC con Cencosud Administradora de Tarjetas S.A., Rol Nº 12355-2011:


198, 233

SF Comercial Limitada con Adexus S.A., Rol Nº 3362-2006: 51, 54, 58, 70

Silva Escandón con Dosque Contreras, Rol Nº 1171-1992: 178, 206, 265,
291, 391

Soc. de Enseñanza Practica con Fresard Figueroa, Rol Nº 55067-2016: 316

Sociedad Agrícola Santa Anita con Faenadora El Milagro S.A., Rol Nº 3657-
2015: 130, 253, 283

Sociedad Agrícola y Forestal Vista El Volcán Limitada con Coagra S.A., Rol
Nº 39.979-2016: 250, 274, 308, 320, 715

Sociedad Cuenca Ingenieros Consultores Limitada con I. Municipalidad de


Cabildo, Rol Nº 37715-2015: 733, 756

Sociedad Forestal El Quilo con Melo Rebolledo, Rol Nº 4189-2008: 340


Stange Hoffman con Ripley Puerto Montt (2013), Rol Nº 8607-2012: 643,
692, 761

Steffen Cáceres con Fundación Mi casa (2013), Rol Nº 885-2013: 725, 742

Tapia Berríos y otros con Inmobiliaria Caleuche Ltda., Rol N°1116-2011: 152,
165

Telechea González, contra Banco Santander Santiago, Rol Nº 1587-2009:


195

Territorio S.A. con Inmobiliaria Leja Limitada y otra, Rol Nº 3647-2012: 14, 18,
28, 81

Thomson San Martín con Banco Sudamericano, Rol Nº 6349-2002: 634

Tilt S.A. con Entel Telefonía Local S.A., Rol Nº 2076-2006: 195

Transportes Aeropuerto Express Ltda. con LADECO S.A., Rol Nº 6042-2005:


613, 647, 735, 759

Transportes Sierra Nevada con Dosque, Rol Nº 1171-1992: 265

Treizman Sacks, Rado Kovari, Rado Treizman con Erazo Reyes, Clínica Las
Condes S.A., Rol Nº 5883-2012: 257, 287

Trujillo con Mundi y otros (2015), Rol Nº 24995-2014: 691

Urrea Fuentes con Corpbanca, Rol Nº 218-2011: 52, 55

Valdebenito Saavedra con Fuentes Rojas, Rol Nº 10092-2015: 145, 155

Valdivia con Madrid && Madrid Limitada, Rol Nº 6840-2012: 342

Vásquez con Banco del Estado de Chile, Rol Nº 713-2017: 639, 668

Videla Perroni y otros con Clínica Presbiteriana Madre e Hijo, Rol Nº 400-
2017: 681

Villagrán Medina con Godoy Fernández, Villagrán Medinala, Rol Nº 1211-


2004: 268
Zorín S.A. con Compañía Siderúrgica Huachipato S.A., Rol Nº 3325-2012:
182, 203, 265, 293, 311, 329, 593, 666, 682, 727, 732, 751

Sentencias citadas sin Rol ni partes

Corte de Apelaciones de Santiago de 23 de enero de 2008; 621

Corte de Apelaciones de Santiago, de 31 de agosto de 1949: 313

Corte de Apelaciones de Santiago, de 31 de diciembre de 1982: 314

Corte Suprema 2 de mayo de 1963: 622

Corte Suprema 20 de junio de 1949: 622

Corte Suprema de 27 de enero de 1993: 724

Corte Suprema de 7 de diciembre de 2010: 731

Corte Suprema, 26 de noviembre de 2014: 732

Corte Suprema, de 21 de enero de 2008: 621

B. P

C I-R
Carlos Montino con Metalúrgica San Vicente Limitada, Rol Nº 683-2011: 16,
18, 24, 34

Frutícola El Aromo S.A. Con María Consuelo Camposano Ibarra Y Otros, Rol
Nº 579-2014: 43

Jiménez Mira, David con Armijo Cerda, Rol Nº 1872-2010: 19, 37

Territorio S.A. con Inmobiliaria Leja Limitada y otra, Rol Nº 3647-2012: 14, 18,
28, 81

C II - L

Bascuñán y otros con Dell Computer Chile Ltda., Rol Nº 32796-2008: 59

Conejeros Solar y otra con Mora Sotomayor y otros, Rol Nº 9902-2015: 56,
89

Inppamet Limitada y Otros con Eco Bat Technologies Limitada, Rol Nº 37210-
2015: 77

SERNAC con Ticketmaster, Rol Nº 1533-2015: 68, 74

SF Comercial Limitada con Adexus S.A., Rol Nº 3362-2006: 51, 54, 58, 70

Urrea Fuentes con Corpbanca, Rol Nº 218-2011: 52, 55

C III - E

Banco de Chile con Casaccia Basso, Rol Nº 7797-2009: 133

Casa do Brasil Sociedad Limitada con Mall Puente S.A., Rol Nº 7125-2005:
114, 115
Cecinas La Preferida con Comercial Salinak Limitada, Rol Nº 5320-2003:
113, 128

Consorcio de Transportes Trancura Limitada con Tocale Tuna, Rol Nº 1908-


2008: 107, 122

Figueroa Fernández y otros con Pérez, Rol Nº 1961-2012: 103

García Pinilla y Albornoz Ruedlinger con Navarrete y Banco Santiago, Rol


Nº 4497-1999: 103, 111, 119

Rámirez Silva con Agrícola e Inversiones Los Laureles Limitada y otros, Rol
Nº 41222-2016: 105, 117

Sociedad Agrícola Santa Anita con Faenadora El Milagro S.A., Rol Nº 3657-
2015: 130

C IV - E

Bulnes Núñez con H Network S.A., Rol Nº 24241-2014: 152, 169

Galán Maturana con Inmobiliaria y Constructora Nacinoal S.A., Rol Nº 33649-


2015: 148, 159

Pastenes Aranda con Inmobiliaria y Comercial Montegrande S.A., Rol


Nº 100-2014: 152, 162

Tapia Berríos y otros con Inmobiliaria Caleuche Ltda., Rol Nº 1116-2011: 152,
165

Valdebenito Saavedra con Fuentes Rojas, Rol Nº 10092-2015: 145, 155

C V-E
Abud Bannen y Compañía Limitada con Middleton Barahona, Rol Nº 10784-
2014: 244

Campos Jiménez con Servicio de Salud del Maule, Rol Nº 38151-2016: 191,
213

Celedón Fernández con Corporación Santo Tomás, Rol Nº 8931-2011: 180

Cortés Novoa contra Isapre Banmédica S.A., Rol Nº 2973-2003: 196

Cortés Tabilo con Calderón Machuca, Rol Nº 165-2014: 188, 227

Empresa Minera Oriel Jeraldo y Cía. Ltda. con Minera Comercial San
Cristóbal Ltda., Rol Nº 17141-2014: 180, 208

Glide Diversiones Ltda. con Compañía de Inversiones y Desarrollo Sur S.A.,


Rol Nº 3073-2003: 177, 203

Godoy Balbontín contra Isapre ING (2005), Rol Nº 2779-2005: 196, 231

Gotelli Rivera con Servicio de Salud Concepción, Rol Nº 4388-2015: 192

Ilustre Municipalidad de Pudahuel contra Starco S.A., Rol Nº 3111-2003: 195,


237

Inversiones Clarkson y Compañía Limitada con Donoso Caamaño, Rol


Nº 2073-2013: 185, 218

Mira Fernández y otro con I. Municipalidad de Viña del Mar, Rol Nº 4053-
2010: 195

Moreno Loyola con Banco Santander Chile S.A., Rol Nº 26847-2015: 186,
221

Muñoz Carvajal con Inversiones e Inmobiliaria Las Nieves, Rol Nº 3298-2011:


194, 229

Muñoz Moreira con Muñoz Aguayo, Rol Nº 1607-2001: 189, 211

Olave Hernández con Cepeda Lama, Rol Nº 975-2015: 188, 225

Sánchez Jiménez con Ibáñez Langlois, Rol Nº 11078-2014: 192, 216


SERNAC con Cencosud Administradora de Tarjetas S.A., Rol Nº 12355-2011:
198, 233

Silva Escandón con Dosque Contreras, Rol Nº 1171-1992: 178, 206

Telechea González, contra Banco Santander Santiago, Rol Nº 1587-2009:


195

Tilt S.A. con Entel Telefonía Local S.A., Rol Nº 2076-2006: 195

Zorín S.A. con Compañía Siderúrgica Huachipato, Rol Nº 3325-2012: 182,


203

C VI - L

Cecinas La Preferida S.A. con sociedad Comercial Salinak Limitada, Rol


Nº 5320-2003: 249, 272

Combustibles y Servicios Lepe y Álamo con Sociedad Le Pascui S.A., Rol


N°45.309-2016: 251, 278

Fuentes Rodríguez, con Canteras Lonco S.A., Rol Nº 3789-2009: 250, 277

Muñoz Carvajal con Inmobiliaria Las Nieves S.A., Rol Nº 3298-2011: 251, 281

Orellana Cáceres con Camarena y Compañía Ltda., Rol Nº 192-2010: 285

Silva Escandón con Dosque Contreras, Rol Nº 1171-1992: 265, 291

Sociedad Agrícola Santa Anita con Faenadora El Milagro, Rol Nº 3657-2015:


253, 283

Sociedad Agrícola y Forestal Vista El Volcán Limitada con Coagra S.A., Rol
Nº 39.979-2016: 250, 274

Transportes Sierra Nevada con Dosque, Rol Nº 1171-1992: 265

Treizman Sacks, Rado Kovari, Rado Treizman con Erazo Reyes, Clínica Las
Condes S.A., Rol Nº 5883-2012: 257, 287
Villagrán Medina con Godoy Fernández, Villagrán Medinala, Rol Nº 1211-
2004: 268

Zorin S.A. con Compañía Siderúrgica Huachipato S.A., Rol Nº 3325-2012:


265, 293

C VII - M

Aguilera Parada con GSE Lining Technology Chile S.A., Rol Nº 7153-2008:
316

Alarcón Pizarro con Inversiones e Inmobiliaria Campanario Limitada, Rol


Nº 5818-2009: 312

Avalos Vera con Antil Lepin: 316

Benítez Rivas con Del Río y Compañía Limitada, Rol N°18409-2015: 344

Berríos Zárate con Comercial Los Arcos Limitada, Rol Nº 443-2016: 337

Bustos Valdés con Lombardi Aranda, Rol Nº 5746-2016: 334

Cabrera Pacheco con SQM Nitratos S.A.: 315

Cecinas La Preferida S.A. con Sociedad Comercial Salinak Limitada, Rol


Nº 5320-2003: 306, 318

Combustibles y Servicios Lepe y Alamo con Sociedad Le Pascui S.A., Rol


Nº 45.309-2016: 311, 326

Comercial Y Servicios Chileemprende Ltda. con Inmobiliaria Elissalde


Candela Ltda., Rol Nº 7205-2015: 316

Consorcio de Transportes Trancura Limitada con Tocale Tuna, Rol Nº 1908-


2008: 312

Soc. de Enseñanza Practica con Fresard Figueroa, Rol Nº 55067-2016: 316


Glide Diversiones Limitada con Inversiones y Desarrollo Sur S.A., Rol
Nº 3073-2003: 315, 331

Lorca Villagrán con Sociedad Comercial Horizonte Limitada, Rol Nº 951-


2013: 336

Muñóz Carvajal con Inversiones e Inmobiliaria Las Nieves S.A., Rol Nº 3298-
2011: 310, 322

Muñoz Moreira con Muñoz Aguayo, Rol Nº 1607-2001: 315

Pérez Retamal con Cáceres Yáñez, Rol Nº 44118-2016: 339

Sandoval con Ilustre Municipalidad de Futrono, Rol Nº 581-2009: 311, 325

Sociedad Agrícola y Forestal Vista El Volcán Limitada con Coagra S.A., Rol
Nº 30.979-2016: 308, 320

Sociedad Forestal El Quilo con Melo Rebolledo, Rol Nº 4189-2008: 340

Valdivia con Madrid && Madrid Limitada, Rol Nº 6840-2012: 342

Zorín S.A. con Compañía Siderúrgica Huachipato S.A., Rol Nº 3325-2012:


311, 329

Sentencias citadas sin Rol ni partes

Corte de Apelaciones de Santiago, de 31 de agosto de 1949: 313

Corte de Apelaciones de Santiago, de 31 de diciembre de 1982: 314

C VIII - P
A. La pretensión de cumplimiento específico y su inserción en el
sistema de remedios por incumplimiento en el código civil

CIDEF S.A. con Vitalino Nafria Y Otros, Rol Nº 5066-2011: 377

Hormázabal Jacobi, con Daza Concha, Luis del Rosario, Rol Nº 420-1995:
393

Plaza Oviedo con Sociedad Agrícola Sacor Limitada, Rol Nº 1782-2007: 394

Silva Escandón con Dosque Contreras María Luisa, Rol Nº 1171-1992: 391

B. Regulación convencional del cumplimiento específico

Comercial Automotriz Quilín Limitada contra Ide Sanzberro, Rol Nº 6153-


2009: 418

Consejo de Defensa del Estado contra Desarrollo y Comercio S.A., Rol


Nº 7320-2008: 419

Rivera Vergara con Carreño Cabrera, Rol Nº 201-2011: 407, 412, 415

C IX - R

A. Primera Parte. El incumplimiento esencial


Comercial Automotriz Quilín Limitada con Ide Sanzberro, Julián, Rol Nº 6153-
2009: 441, 470

Consejo de Defensa del Estado con Desarrollo y Comercio S.A., Rol


Nº 7320-2008: 461, 468

Corporación Habitacional Cámara Chilena de la Construcción con


Inmobiliaria San Lorenzo S.A., Rol Nº 204-2005: 449

Glide Diversiones Limitada con Compañía de Inversiones y Desarrollo Sur


S.A. (2008), Rol Nº 3073-2003: 439, 466

Glide Diversiones Limitada con Compañía de Inversiones y Desarrollo Sur


S.A., Rol Nº 2050-2002: 439

Gonzalo Romero Acuña Diseño E.I.R.L. con Italmod S.A., Rol Nº 3320-2012:
438, 463

Inmobiliaria c Inversiones Inal Ltda. con Asesorías e Inversiones C Y C


Limitada-Calcagni Castillo José Enrique, Rol Nº 721-2006: 462

Jelves con Peralta, Rol N°3407-2013: 432, 457

Raab Ilhareborde con Comercial Automotriz Expo Autos Limitada, Rol


Nº 4693-2006: 431, 455

Seguridad Vialher Chile Limitada con Convenio Servicio De Salud


Talcahuano, Rol Nº 1980-2002: 450

Sepúlveda Cruz con Pacheco Saavedra, Rol Nº 3485-2015: 431, 446

B. Segunda parte. La excepción anómala de pago y el funcionamiento


de la resolución

Agrícola María Inés Ltda. con Fuentes Araya Londres y otro, Rol Nº 291-
2013: 483, 491
Aguilera Yáñez con Guzmán Vera, Rol Nº 1689-2013: 488, 494

Inmobiliaria Piemonte Lobos Ltda. con Central Hidroeléctrica El Melado S.A.,


Rol Nº 3956-2015: 489, 498

Montenegro Pedreros con Urrutia Gamboa, Rol Nº 3965-2011: 487, 501

C. Tercera parte. Las cláusulas resolutorias

Banco Security con Sociedad de Transportes San Marcos, Rol Nº 5821-2007:


520, 541

Bice Vida Compañía de Seguros S.A. con Constructora Santa Beatriz S.A.,
Rol Nº 8276-2015: 513, 530

Glide Diversiones Limitada con Compañía de Inversiones y Desarrollo Sur


S.A., Rol Nº 3073-2003: 519, 540

Ingeniería Eléctrica y Construcción Limitada con Sociedad Austral de


Electricidad S.A. (2016), Rol Nº 17061-2016: 512, 517, 523

Oyaneder Meléndez con Lucero Araya, Rol Nº 4804-2015: 513, 532

Roa Longueira Fernando y Otros con Tapia Hermanos Limitada, Rol Nº 5817-
2008: 534

C X-L

Ademar Teodomiro Suárez con Christel y Nicolás Mazet Limitada, Rol


Nº 758-2014: 562, 596

Alcar con U. Católica del Norte: 567

Centro Médico Dental Santa Marta con Verdugo: 557, 569


Fuentes Rodríguez con Canteras Lonco S.A., Rol Nº 3789-2009: 556, 575,
579

Gaedechens Betteley con Bas González (2014), Rol Nº 2740—2014: 568,


600

García Valente con Comercial Multicentro: 567

Incomin con Enami, Rol Nº 1594-2001: 560, 586

Luza Tapia con Sociedad Constructora Inmobiliaria Delfos S.A.: 567

Medina Casanova con Instituto de Normalización Previsional (2016), Rol


Nº 6212-2015: 571

Moyano Sepúlveda con González Pereira, Rol Nº 486-2012: 559, 583

Parra Riffo con Rafide Morales (2008): 569

Pirodais con Serena (2012): 567

Zorín S.A. con Compañía Siderúrgica Huachipato S.A., Rol Nº 3325-2012:


593

C XI - I

A. Función y supuesto de hecho

Almacenes Pullman Limitada con Santiago Leasing S.A., Rol Nº 5055-2006:


629, 659

Constructora Monteverde LTDA. con Ilustre Municipalidad de La Ligua, Rol


Nº 375-2013: 616, 651
Interamericana Compañía y Seguros Generales S.A. con Rojas y Espinoza
Ltda., Rol Nº 4996-2013: 628, 656

Mahuzier García A. con Corpbanca, Rol Nº 83-2015: 635, 664

Perez Cabeza con Banco Del Estado De Chile, Rol Nº 1419-2009: 634

Rochet Argandoña con Oksenberg Reisberg y Clínica Las Nieves S.A., Rol
Nº 4931-2006: 615, 649

Stange Hoffmann con Ripley Puerto Montt South STO, Rol Nº 8607-2012:
643

Thomson San Martín con Banco Sudamericano, Rol Nº 6349-2002: 634

Transportes Aeropuerto Express Ltda. con LADECO S.A., Rol Nº 6042-2005:


613, 647

Vásquez con Banco del Estado de Chile, Rol Nº 713-2017: 639, 668

Zorín S.A. con Compañía Siderúrgica Huachipato S.A., Rol Nº 3325-2012:


666

Sentencias citadas sin Rol ni partes

Corte de Apelaciones de Santiago de 23 de enero de 2008: 621

Corte Suprema, de 21 de enero de 2008: 621

Corte Suprema 20 de junio de 1949: 622

Corte Suprema 2 de mayo de 1963: 622

B. Partidas indemnizatorias
Agric. y Forestal Vista el Volcán con Coagra S.A., Rol Nº 30979-2016: 715

Constructora Monteverde Ltda. con Ilustre Municipalidad de La Ligua, Rol


Nº 375-2013: 697, 699

Espacio y Jardín Limitada con Ilustre Municipalidad de Iquique, Rol Nº 4001-


2017: 681

Montecinos con Hospital Clínico Pontificia Universidad Católica de Chile, Rol


Nº 4103-2005: 685, 704

Mouthon con Banco de Chile: 684

Olivi con Banco Santander Chile, Rol Nº 2560-2011: 691

Peralta Sarmiento con Hospital Clínico U. de Chile, Rol Nº 6778-2008: 696,


713

Quiero con Sociedad de Turismo Concepción (2015), Rol Nº 8340-2015: 691

Ruiz Ruiz; con Laboratorio Biológico S.A. y otros, Rol Nº 1368-2000: 684

Sociedad Agrícola y Forestal Vista El Volcán Limitada con Coagra S.A., Rol
Nº 30.979-2016: 715

Stange Hoffman con Ripley Puerto Montt (2013), Rol Nº 8607-2012: 692

Trujillo con Mundi y otros (2015), Rol Nº 24995-2014: 691

Videla Perroni y otros con Clínica Presbiteriana Madre e Hijo, Rol Nº 400-
2017: 681

Zorín con Compañía Siderúrgica Huachipato, Rol Nº 3325-2012: 682

C. Autonomía del ejercicio de la acción indemnizatoria

Ampuero Asencio con Castillo Hernández, Rol Nº 5898-2012: 731, 748

Aranda Villalobos con Major Drilling Chile S.A. (2008): Rol Nº 1821-2007: 724
Coexpan Chile S.A. con Banco Security, Rol Nº 720-13: 731

Cataldo Uribe Jaime con Empresa Portuaria San Antonio, Rol Nº 2457-2008:
728

Laboratorios de Control Técnico Llay Llay Ltda. con Celestron Ltda., Rol
N°14008-2013: 725, 753

Opazo Lamana y Otros con Inmunomédica Laboratorio Limitada, Rol


Nº 3341-2009: 725, 744

Sociedad Cuenca Ingenieros Consultores Limitada con I. Municipalidad de


Cabildo, Rol Nº 37715-2015: 733, 756

Stange Hoffmann con Ripley Puerto Montt South, Rol Nº 8607-2012: 761

Steffen Cáceres con Fundación Mi Casa, Rol Nº 885-2013: 725, 742

Transportes Aeropuertos Express Limitada con LADECO S.A., Rol Nº 6042-


2005: 735, 759

Zorín S.A. con Compañía Siderúrgica Huachipato S.A., Rol Nº 3325-2012:


727, 732, 751

Sentencias citadas sin Rol ni partes

Corte Suprema de 27 de enero de 1993: 724

Corte Suprema de 7 de diciembre de 2010: 731

Corte Suprema, 26 de noviembre de 2014: 732


Í

A. P
Aceptación: 74

Aliud pro alio: 274, 320, 339

Arrendamiento: 203, 211, 331, 462, 466, 530, 532, 534, 540, 541, 583, 596, 742

Banco: 664, 668

Buena fe: 34, 37, 43, 221, 225, 227

Caso fortuito: 656, 659

Causalidad: 337

Cláusula abusiva: 74, 233

Clínicas: 704

Cobro de honorarios: 89

Compraventa: 77, 117, 122, 130, 162, 225, 227, 277, 283, 337, 339, 394, 418, 419,
468, 470, 491, 494, 498, 579, 600, 715, 753

Compraventa de inmueble: 28, 34, 37, 81, 155, 162, 165, 229, 281, 322, 336, 393,
415

Construcción: 218, 446, 651, 699


Contenido del contrato: 233, 237

Contratación a distancia: 74

Contrato de promesa: 37, 393, 501

Contrato de salud: 231

Contrato de seguridad: 450

Corretaje: 89

Cualidad atribuida por las partes: 293, 329, 593, 666, 751

Cuenta corriente: 664

Cumplimiento específico: 393

Cumplimiento forzado: 208

Cumplimiento imperfecto: 218, 334, 523

Cumplimiento por equivalencia: 394

Daño moral: 643, 651, 664, 699, 704, 761

Depósito bancario: 133

Desistimiento: 668

Desperfectos: 415

Diagnóstico erróneo: 287

Diferencia considerable: 325

Disconformidad jurídica: 211, 225, 227, 462, 466, 540

Disconformidad material: 229, 281, 322, 419, 463, 468

Dolo: 155, 159, 162, 165, 169, 668

Donación: 117

Ejecución de obra material: 523

Entrega libre de gravamen: 206, 391


Error: 117, 119, 122, 128, 130, 133, 272, 283, 318

Especie y cuerpo cierto: 342

Evicción: 206, 208, 391

Excepción anómala: 491, 498

Excepción de contrato no cumplido: 277, 336, 494, 579, 583, 586, 593, 596, 600

Exclusión de contenido: 233

Existencia del objeto: 325

Formación del consentimiento: 77, 81, 89

Hipoteca: 206, 208, 391

Incumplimiento de garantía: 415

Incumplimiento esencial o grave: 455, 457

Indemnización: 213, 278, 326, 334, 337, 446, 586, 643, 647, 649, 656, 713, 742, 744,
748, 753, 756, 759, 761

Indemnización autónoma: 293, 329, 593, 666, 751, 753

Indivisibilidad: 342

Inscripción: 344

Integración publicitaria: 229, 281, 322

Interpretación: 237

Isapre: 231

Leasing: 659

Mandato: 221, 449

Mandato judicial: 285, 748

Menos superficie de lo pactado: 340

Mora: 446, 530, 532, 541

Mutuo: 668
Mutuo hipotecario: 221

Negligencia: 213, 649, 713

Nulidad: 119, 122, 130, 133, 155, 159, 169, 283

Obligación de género: 394

Obligación de hacer: 647, 759

Obligación de medios: 216, 285

Oferta: 70, 74, 77

Pacto comisorio: 450, 534

Permiso municipal: 462

Permuta: 159

Propósito práctico: 203, 331

Rebaja del precio: 325, 340

Recurso de protección: 231

Remate: 119

Remedios convencionales: 419, 468

Reparaciones: 418, 470

Reserva: 70

Resolución: 128, 208, 211, 272, 274, 278, 318, 320, 326, 336, 339, 342, 344, 449,
455, 457, 466, 491, 494, 498, 501, 523, 530, 532, 534, 540, 541 586, 600, 659, 715,
744

Responsabilidad médica: 213, 216, 287, 649, 704, 713

Responsabilidad precontractual: 28, 43

Responsabilidad profesional: 285

Retiro unilateral: 28, 34, 43, 81

Revocación: 449
Servicios: 169, 334, 463, 744, 748, 756

Suma alzada: 218, 651, 699

Teoría de los actos propios: 501

Terminación: 583, 742, 756

Tipicidad: 117

Tradición: 344

Transacción: 643, 761

Transporte: 656

Tratamiento psiquiátrico: 287

Vehículo: 122, 225, 339, 344, 418, 470

Vicios redhibitorios: 128, 272, 274, 277, 278, 318, 320, 326, 579, 715

B. P
C C
Artículo 44: 162, 165, 169

Artículo 45: 656, 659

Artículo 685: 325

Artículo 706: 43

Artículo 707: 37

Artículo 1444: 227, 455, 664

Artículo 1445: 70

Artículo 1453: 117, 119

Artículo 1454: 122, 130, 133, 283


Artículo 1456: 159, 203, 331

Artículo 1458: 155, 159, 165

Artículo 1489: 128, 208, 218, 272, 274, 278, 285, 318, 320, 326, 337, 339, 342, 344,
393, 394, 446, 450, 455, 457, 463, 468, 491, 498, 501, 523, 534, 541, 643, 668,
742, 744, 748, 753, 756, 761

Artículo 1508: 394

Artículo 1509: 274, 320, 715

Artículo 1545: 34, 37, 169, 229, 237, 281, 322, 334, 342, 541, 651, 699

Artículo 1546: 37, 155, 216, 218, 221, 225, 227, 231, 237, 334, 342, 415, 418, 419,
455, 462, 466, 470, 501, 540, 651, 664, 699, 704

Artículo 1547: 213, 216, 337, 656, 659, 704

Artículo 1552: 208, 277, 287, 336, 494, 579, 583, 586, 593, 596, 600

Artículo 1553: 285, 647, 742, 744, 759

Artículo 1554: 28, 34, 81, 393

Artículo 1556: 293, 329, 334, 337, 342, 449, 593, 649, 651, 666, 699, 713, 751

Artículo 1557: 287

Artículo 1558: 337, 656, 704

Artículo 1560: 229, 281, 322

Artículo 1564:

Artículo 1568: 293, 329, 593, 666, 751

Artículo 1569: 293, 329, 334, 593, 666, 751

Artículo 1672: 394

Artículo 1682: 122

Artículo 1683: 119, 133, 159, 325

Artículo 1698: 37, 77, 337, 43, 213, 216

Artículo 1793: 339


Artículo 1801: 28, 81

Artículo 1814: 325

Artículo 1820: 206, 391

Artículo 1824: 208, 339

Artículo 1826: 293, 329, 593, 666, 751

Artículo 1828: 130, 208, 229, 281, 283, 293, 322, 329, 593, 666, 751

Artículo 1832: 340

Artículo 1833: 229, 281, 322

Artículo 1835: 229, 281, 322

Artículo 1837: 206, 208, 391

Artículo 1857: 278, 326, 715

Artículo 1858: 128, 272, 318

Artículo 1867: 274, 320

Artículo 1873: 491

Artículo 1877: 523

Artículo 1878: 523

Artículo 1879: 523

Artículo 1880: 523

Artículo 1915: 534

Artículo 1924: 462

Artículo 1934: 211

Artículo 1977: 530, 532, 534

Artículo 2003: 218

Artículo 2158: 287


Artículo 2314: 34, 37

Artículo 2329: 287

C C
Artículo 97: 34

Artículo 98: 34, 43, 70

Artículo 99: 34, 77

Artículo 100: 34, 43

Artículo 101: 34, 89

Artículo 102: 34, 89

Artículo 103: 34

Artículo 104: 34

Artículo 105: 34

Artículo 106: 34

Artículo 107: 34

Artículo 108: 34

L P D C
Artículo 12: 74

Artículo 16: 74, 233

L G U C
Artículo 18: 218, 229, 281, 322

Artículo 69: 159

Artículo 136: 159

L T
Artículo 33: 225
Artículo 35: 225

Artículo 38: 225

L O C D
Artículo 1: 462

Artículo 3: 532

Artículo 4: 532

Artículo 8: 462

Artículo 9: 462

Artículo 10: 530, 534

Artículo 19: 534


Í

A. L
Aceptación condicional: 62

Aceptación: 62

Aliud pro alio: 249, 263, 304

Buena fe: 15, 19, 61, 145, 147, 185, 196, 378, 453, 518, 554, 558, 563, 736

Cabida: 310

Caso fortuito: 267, 372, 620, 632

Causalidad: 554, 633

Cláusula resolutoria: 506

Cláusulas abusivas: 196

Concurso de remedios: 112, 263

Confianza razonable: 22, 57

Consumidor: 53, 66, 184, 193, 196, 512

C : Ver capítulo V

Contratos a distancia: 53, 65


Corrección de la prestación: 382, 403

Culpa: 617

C : Ver capitulo VIII y 366, 376, 564

Cumplimiento imperfecto: 303, 405, 558

Cumplimiento por equivalencia: 369

Daño contractual: 610

Daño moral: 683

Deber de información: 21

Diligencia promotora: 619

Dolo por omisión: 144

D : Ver capítulo IV

Enervar resolución: 565

Error accidental: 108

Error en la persona: 109

Error esencial u obstáculo: 105

Error sustancial: 105

E : Ver capitulo III

E : Ver capitulo X

Excepción de pago: 482

Excusabilidad del error: 103, 109

Extensión de la indemnización: 735

Falta de objeto: 267

Fin de protección del contrato: 636

F : Ver capitulo II
Incumplimiento esencial: 429, 437

Incumplimiento reciproco: 552

Incumplimiento unitario: 260

I : Ver capítulo VI

Incumplimientos vinculados: 574

Indemnización autónoma: 724, 733

I : Ver capítulo XI y 25

Integración del contrato: 185, 506

Integración publicitaria: 193, 251, 310

Interpretación: 195

Jerarquía de remedios: 366, 407

Limitación administrativa: 314

Lucro cesante: 680

M : Ver capitulo VII

Mora: 564, 566

Objeto: 180

Obligación de género o especie: 256, 365, 374

Obligación de medios o resultados: 191

Oferta: 54

Pacto comisorio: 509

Pérdida de confianza: 411, 436, 439

Previsibilidad: 635, 692

Proporcionalidad entre incumplimientos: 552, 563

Propósito práctico: 258, 315


Reserva: 57

Resolución ipso facto: 486, 509, 514

Resolución por comunicación: 508, 514

R : Ver capítulo IX

Responsabilidad estricta: 60

Responsabilidad precontractual: 18, 153

R : Ver capítulo I

Riesgo Asumido: 694

Tipicidad del error: 103,3

Venta de cosa ajena: 313

Vicio redhibitorio: 249, 308, 310

Voluntad: 182

B. P

C I - R

Buena fe: 15, 19

Confianza razonable: 22

Deber de información: 21

Indemnización de perjuicios: 25

Responsabilidad precontractual: 18

C II - L
Aceptación condicional: 62
Aceptación: 62

Buena fe: 61

Confianza razonable: 57

Consumidor: 53, 66

Contratos a distancia: 53, 65

Oferta: 54

Reserva: 57

Responsabilidad estricta: 60

C III - E
Concurso de remedios: 112

Error accidental: 108

Error en la persona: 109

Error esencial u obstáculo: 105

Error sustancial: 105

Excusabilidad del error: 103, 109

Tipicidad del error: 103

C IV - E
Buena fe: 145, 147

Deber de informar: 149

Dolo por omisión: 144

Responsabilidad precontractual: 153

C V-E
Buena fe: 185, 196

Cláusulas abusivas: 196


Consumidor: 184, 193, 196

Deber de informar: 193

Integración publicitaria: 193

Integración del contrato: 185

Interpretación: 195

Objeto: 180

Obligación de medios o resultados: 191

Propósito práctico: 189

Voluntad: 182

C VI - L
Aliud pro alio:

Cabida: 249, 263

Caso fortuito: 267

Concurso de remedios: 263

Error sustancial: 253

Falta de objeto: 267

Incumplimiento unitario: 260

Integración publicitaria: 251

Obligación de género o especie: 256

Propósito práctico: 258

Vicio redhibitorio: 249

C VII - M
Aliud pro alio: 304

Cabida: 310
Cumplimiento imperfecto: 303

Integración publicitaria: 310

Limitación administrativa: 314

Propósito práctico: 315

Venta de cosa ajena: 313

Vicio redhibitorio: 308, 310

C VIII - P

Buena fe: 378

Caso fortuito: 372

Corrección de la prestación: 382, 403

Cumplimiento específico: 366, 376

Cumplimiento imperfecto: 405

Cumplimiento por equivalencia: 369

Indemnización: 368, 370 409

Jerarquía de remedios: 366, 407

Obligación de género o especie: 365, 374

Pérdida de confianza: 411

Propósito practico: 381

C IX - R
Buena fe: 453, 518

Cláusula resolutoria: 506

Consumidor: 512

Excepción de pago: 482

Incumplimiento esencial: 429, 437


Integración del contrato: 506

Jerarquía de remedios: 520

Pacto comisorio: 509

Pérdida de confianza: 436, 439

Propósito practico: 431, 437

Resolución ipso facto: 486, 509, 514

Resolución por comunicación: 508, 514

C X-L
Buena fe: 554, 558, 563

Causalidad: 554

Cumplimiento específico: 564

Cumplimiento imperfecto: 558

Enervar resolución: 565

Incumplimiento recíproco: 552

Incumplimientos vinculados: 574

Indemnización: 564

Mora: 564, 566

Proporcionalidad entre incumplimientos: 552, 563

C XI - I
Buena fe: 736

Caso fortuito: 620, 632

Causalidad: 633

Culpa: 617

Daño contractual: 610


Daño moral: 683

Diligencia promotora: 619

Extensión de la indemnización: 735

Fin de protección del contrato: 636

Indemnización autónoma: 724, 733

Jerarquía de remedios: 724, 733

Lucro cesante: 680

Previsibilidad: 635, 692

Propósito práctico: 615

Riesgo Asumido: 694

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