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EL RECURSO

DE NULIDAD LABORAL
ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS

OMAR ASTUDILLO CONTRERAS


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL
ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS
© OMAR ASTUDILLO CONTRERAS
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contener ninguna referencia directa o indirecta que permita identi¿car al autor.
A mis padres, porque es mucho lo que les debo.
Especialmente a mi madre, porque su recuerdo se ha
impregnado en estas páginas.
“…existen condiciones de trabajo
que entrañan tal grado de injusticia, miseria y privaciones
para gran número de seres humanos, que el descontento causado
constituye una amenaza para la paz y armonía universales…”
(PREÁMBULO CONSTITUCIÓN DE LA ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO)
ÍNDICE

PRÓLOGO.............................................................................................. XI

CAPÍTULO I
INTRODUCCIÓN
1. EL PANORAMA ACTUAL .................................................................. 1
2. EL ALCANCE Y FINALIDAD DE ESTE TRABAJO ................................... 7

CAPÍTULO II
CIERTAS APROXIMACIONES PRELIMINARES
1. SOBRE LA NATURALEZA DEL RECURSO DE NULIDAD LABORAL ............ 11
2. SOBRE LOS FINES U OBJETIVOS DEL RECURSO DE NULIDAD LA-
BORAL.......................................................................................... 13
2.1. Fines inmediatos ................................................................. 13
2.2. Fines mediatos .................................................................... 15
3. CARACTERÍSTICAS DEL RECURSO DE NULIDAD LABORAL .................... 15
3.1. ¿Es un recurso extraordinario? ........................................... 15
3.2. Es un recurso de derecho estricto, pero ¿qué significa
eso? ................................................................................... 17
4. EL RECURSO DE NULIDAD Y SU RELACIÓN CON OTROS RECURSOS ......... 21
4.1. El recurso de nulidad y el recurso de casación (en
el fondo)............................................................................ 21
4.1.1. Referencias históricas ............................................. 21
4.1.2. La casación en nuestro derecho .............................. 25
4.1.3. El kayros de la casación, su tiempo justo ............... 27
4.1.4. Conclusiones........................................................... 30
II ÍNDICE

Página

4.2. El recurso de nulidad y la apelación ................................. 33


4.3. A modo de conclusión comparativa .................................. 35
5. EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL Y LA INMEDIACIÓN..................... 36

CAPÍTULO III
LAS CAUSALES DEL RECURSO DE NULIDAD
INTRODUCCIÓN ...................................................................................... 43
A. LA CAUSAL GENÉRICA SOBRE VULNERACIÓN DE DERECHOS Y
GARANTÍAS CONSTITUCIONALES ..................................................... 45
1. GENERALIDADES ........................................................................... 45
2. DERECHOS PROTEGIDOS ................................................................ 50
3. FASES O ETAPAS DE EVENTUAL VULNERACIÓN .................................. 51
3.1. Infracciones durante la tramitación del procedi-
miento ............................................................................... 51
3.2. Infracciones en la sentencia definitiva .............................. 53
4. EXIGENCIAS DE CONFIGURACIÓN..................................................... 55
4.1. La relevancia ..................................................................... 55
4.2. La ilegalidad...................................................................... 61
B. LA CAUSAL GENÉRICA SOBRE INFRACCIÓN DE LEY ........................... 63
1. SENTIDO Y FINALIDAD DE ESTA CAUSAL .......................................... 63
2. “LA LEY” COMO NOCIÓN INTEGRADORA DE LA CAUSAL .................... 65
2.1. Extremos pacíficos o evidentes ......................................... 66
2.2. Extremos discutidos/discutibles ........................................ 66
a) La ley del contrato ...................................................... 66
b) Los principios de derecho ........................................... 67
3. EL ERROR DE DERECHO Y SUS FORMAS DE COMISIÓN ........................ 69
3.1. Contravención formal ....................................................... 70
3.2. Falta de aplicación ............................................................ 70
3.3. Aplicación indebida .......................................................... 71
3.4. Interpretación y aplicación errónea ................................... 71
a) El control de la interpretación .................................... 71
b) Reglas generales de interpretación ............................. 72
c) Reglas especiales de interpretación ............................ 72
ÍNDICE III

Página

4. EXIGENCIA DE CONFIGURACIÓN ...................................................... 74


4.1. La influencia sustancial..................................................... 74
4.2. La naturaleza de la ley infringida...................................... 75
5. MODO DE PROPOSICIÓN DE LA CAUSAL ............................................ 76

CAPÍTULO IV
CAUSALES ESPECÍFICAS DEL RECURSO DE NULIDAD
INTRODUCCIÓN ...................................................................................... 80
A. LA INCOMPETENCIA COMO MOTIVO DE NULIDAD............................... 81
1. PREÁMBULO ................................................................................. 81
2. GENERALIDADES SOBRE LA (IN) COMPETENCIA JURISDICCIONAL ......... 81
2.1. Factores de competencia en materia laboral ..................... 82
2.1.1. Competencia absoluta ............................................ 83
2.1.2. Competencia relativa ............................................. 86
3. LA INCOMPETENCIA PERSONAL O SUBJETIVA..................................... 88
3.1. Consideraciones generales ................................................ 88
3.2. Mecanismos de inhabilitación........................................... 91
a) Declaración de o¿cio .................................................. 91
b) Recusación amistosa .................................................. 92
c) Incidente de inhabilidad ............................................. 92
3.3. Configuración de la causal de nulidad .............................. 93
B. LA INFRACCIÓN DE LAS REGLAS DE LA SANA CRÍTICA COMO MO-
TIVO DE NULIDAD .......................................................................... 94
1. GENERALIDADES SOBRE LA VALORACIÓN PROBATORIA EN SANA
CRÍTICA ........................................................................................ 94
1.1. Las reglas de la lógica ....................................................... 98
1.2. Las máximas o reglas de experiencia................................ 104
1.3. Los conocimientos científicos........................................... 112
2. CRITERIOS DE SANA CRÍTICA PARA LA DECISIÓN PROBATORIA
FINAL ........................................................................................... 113
3. CONFIGURACIÓN DE LA CAUSAL Y EL ROL DEL TRIBUNAL DE NU-
LIDAD .......................................................................................... 120
3.1. La infracción de las reglas de la sana crítica..................... 121
IV ÍNDICE

Página

3.2. El carácter manifiesto de la infracción.............................. 124


3.3. La necesaria influencia sustancial ..................................... 126
4. DOS EJEMPLOS DE EVENTUAL INFRACCIÓN EN SANA CRÍTICA ............. 126
C. LA ERRÓNEA CALIFICACIÓN JURÍDICA COMO MOTIVO DE NULIDAD ........ 129
1. GENERALIDADES ........................................................................... 129
2. APROXIMACIONES SOBRE LA CALIFICACIÓN JURÍDICA ........................ 132
2.1. La calificación jurídica propiamente dicha ....................... 135
2.2. La calificación jurídica como valoración .......................... 135
3. ÁMBITO DE LA CAUSAL.................................................................. 138
D. LA FALTA DE INMEDIACIÓN COMO MOTIVO DE NULIDAD ................... 139
1. PREÁMBULO ................................................................................. 139
2. LA INMEDIACIÓN COMO CONDICIÓN DE VALIDEZ DEL PROCEDI-
MIENTO ........................................................................................ 140
2.1. Normas de aplicación general ........................................... 142
2.2. Falta de inmediación en la audiencia preparatoria ............ 142
2.3. Falta de inmediación en la audiencia de juicio ................. 143
3. LA OMISIÓN DE UN TRÁMITE O DILIGENCIA ESENCIAL........................ 144
E. LA SENTENCIA FORMALMENTE DEFECTUOSA COMO MOTIVO DE
NULIDAD ...................................................................................... 146
1. PREÁMBULO ................................................................................. 146
2. EL CASO DE LA SENTENCIA DEFECTUOSA, POR OMISIÓN DE RE-
QUISITOS ...................................................................................... 146
2.1. El requisito de la motivación fáctica ................................. 148
2.1.1. El sentido ¿nal de esta exigencia ........................... 148
2.1.2. Componentes de una motivación fáctica ade-
cuada a la ley.......................................................... 153
a) Falta total de fundamentación .......................... 154
b) Fundamentación parcial o incompleta ............. 155
c) Fundamentación defectuosa............................. 155
2.1.3. Estructura medular de la motivación fáctica ......... 156
2.1.4. Distinción entre las cuestiones de forma y de
fondo...................................................................... 160
ÍNDICE V

Página

2.1.5. Hipótesis de motivación fáctica defectuosa........... 161


a) Omisión de hecho relevante............................. 162
b) Errores de interpretación de la prueba ............. 163
c) Falta de logicidad ............................................. 165
2.1.6. El alcance de la exigencia y configuración de
la causal ................................................................. 165
2.1.7. Un ejemplo de motivación fáctica incompleta ......... 167
2.2. El requisito de la motivación jurídica ............................... 168
2.2.1. Generalidades ......................................................... 168
2.2.2. Estructura de la motivación jurídica ....................... 171
2.2.3. Análisis crítico de la motivación jurídica ............... 173
3. EL CASO DE LA SENTENCIA DEFECTUOSA POR DECISIONES CON-
TRADICTORIAS............................................................................... 174
4. EL CASO DE LA SENTENCIA DEFECTUOSA POR DECISIÓN INCON-
GRUENTE ...................................................................................... 176
4.1. El principio de la congruencia o coherencia ..................... 176
4.2. Hipótesis de decisión incongruente .................................. 178
4.2.1. La “ultra petita” ..................................................... 178
4.2.2. La “extra petita”..................................................... 179
4.2.3. La “infra petita” ..................................................... 179
a) Falta de concreción de la condena.................... 180
b) Falta de pronunciamiento por aparente
incompatibilidad .............................................. 182
F. LA COSA JUZGADA COMO MOTIVO DE NULIDAD ................................ 185
1. GENERALIDADES ........................................................................... 185
2. LA CAUSAL DE NULIDAD Y SU CONFIGURACIÓN ................................ 186
2.1. El fallo recurrido vulnera la cosa juzgada......................... 186
a) Legitimación ................................................................ 188
b) Límite subjetivo........................................................... 188
c) Límite objetivo ............................................................ 188
2.2. Alegación oportuna de la excepción ................................. 189
3. SUPUESTOS DE LAS RESULTAS DE LA EXCEPCIÓN DE COSA JUZ-
GADA ........................................................................................... 190
3.1. El rechazo de la excepción ................................................ 190
3.2. El acogimiento de la excepción ........................................ 191
VI ÍNDICE

Página

CAPÍTULO V
ALGUNOS ASPECTOS ATINENTES A LA TRAMITACIÓN DEL RECURSO
A. LA ADMISIBILIDAD DEL RECURSO DE NULIDAD ................................. 193
1. GENERALIDADES ........................................................................... 193
2. LA LEGITIMACIÓN PARA RECURRIR .................................................. 196
3. LA FUNDAMENTACIÓN DEL RECURSO DE NULIDAD LABORAL .............. 197
3.1. Exigencia común............................................................... 197
3.1.1. El señalamiento de la causal .................................. 199
3.1.2. Los fundamentos de hecho .................................... 199
3.1.3. Los fundamentos de derecho ................................. 200
3.2. Exigencia específica.......................................................... 201
3.3. Otras menciones recomendables ....................................... 201
4. LAS PETICIONES CONCRETAS........................................................... 202
5. LA PREPARACIÓN DEL RECURSO DE NULIDAD LABORAL ..................... 202
5.1. Generalidades.................................................................... 202
5.2. Modo de preparación ........................................................ 203
5.3. Casos liberados de preparación ......................................... 204
5.4. Ámbito de exigibilidad de la preparación ......................... 204
6. CRITERIOS FRECUENTES DE INADMISIBILIDAD ................................... 205
6.1. Inadmisibilidad por falta de fundamentos......................... 206
6.2. Inadmisibilidad por falta de peticiones concretas ............. 207
6.3. Inadmisibilidad por falta de preparación .......................... 208
B. LA PROPOSICIÓN MÚLTIPLE DE CAUSALES ........................................ 208
1. GENERALIDADES ........................................................................... 208
2. LA PROPOSICIÓN CONJUNTA DE CAUSALES ....................................... 209
2.1. Proposición conjunta propiamente tal............................... 209
2.2. Proposición simplemente simultánea................................ 210
3. LA PROPOSICIÓN SUBSIDIARIA DE CAUSALES .................................... 211
4. LA FORMA DE ESGRIMIR CAUSALES SUBSIDIARIAS Y EL ORDEN DE
PROPOSICIÓN ................................................................................. 213
5. SITUACIONES ESPECIALES DE CAUSALES MÚLTIPLES Y CONJUNTAS ........ 216
5.1. Pluralidad de capítulos de impugnación ........................... 216
5.2. Infracción de ley con infracción de sana crítica................ 217
ÍNDICE VII

Página

5.3. Causal del artículo 478 letra e) con la del artículo 478,
letra b) ............................................................................... 219
5.4. Omisión de análisis probatorio y aviso de despido........... 221
6. FALTA DE EXPLICITACIÓN DEL MODO DE ESGRIMIR CAUSALES ............ 223
6.1. Planteamientos incompatibles........................................... 223
6.2. Planteamientos compatibles .............................................. 224
C. LA PRUEBA DE LA CAUSAL ............................................................. 225
1. GENERALIDADES ........................................................................... 225
2. FINALIDAD DE LA PRUEBA.............................................................. 225
3. CAUSALES SUSCEPTIBLES DE PRUEBA .............................................. 227
4. PRUEBA SUSCEPTIBLE DE RENDIR .................................................... 228
5. SOLICITUD Y OFRECIMIENTO DE PRUEBA .......................................... 229
6. PRODUCCIÓN DE LA PRUEBA DE LA CAUSAL ..................................... 230

CAPÍTULO VI
EL FALLO DEL RECURSO DE NULIDAD
A. EL TRIBUNAL DECIDE EL RECHAZO DEL RECURSO DE NULIDAD ............. 233
1. GENERALIDADES ........................................................................... 233
2. RECHAZO POR INTERPOSICIÓN DEFECTUOSA ..................................... 234
2.1. Por el modo de proposición de las causales ...................... 234
2.2. Por contrariarse los hechos fijados en el fallo .................. 234
2.3. Por fundamentación defectuosa o insuficiente ................. 235
3. RECHAZO POR RAZONES “DE FONDO” .............................................. 236
3.1. Por inexistencia del vicio o del error ................................ 236
3.2. Por falta de relevancia ....................................................... 236
a) En causal de vulneración de garantías ........................ 237
b) En causal de error de derecho .................................... 238
c) En causales especí¿cas .............................................. 238
B. EL TRIBUNAL DECIDE ACOGER EL RECURSO DE NULIDAD ................... 239
1. GENERALIDADES ........................................................................... 239
2. SE ANULA EL PROCEDIMIENTO Y LA SENTENCIA ................................ 240
2.1. En causal del artículo 477, primera parte.......................... 241
VIII ÍNDICE

Página

2.2. En causal del artículo 478, letra a) .................................... 242


2.3. En causal del artículo 478, letra d).................................... 242
3. SE ANULA ÚNICAMENTE LA SENTENCIA DEFINITIVA ........................... 243
3.1. Generalidades sobre reenvío y sentencia de reem-
plazo .................................................................................. 243
3.2. Hipótesis de sentencia de reemplazo ................................ 246
a) En causales por errores “in iudicando” ...................... 246
b) En causales por errores “in procedendo” ................... 248
c) En la causal por errores en la valoración de la
prueba ........................................................................ 251

CAPÍTULO VII
SOBRE CIERTAS SITUACIONES EN PARTICULAR
A. ANULACIÓN DE OFICIO POR LA CORTE............................................ 253
1. CONSIDERACIONES GENERALES ...................................................... 253
2. REQUISITOS DE LA ACTUACIÓN OFICIOSA ......................................... 254
2.1. Existencia de recurso admitido ......................................... 254
2.2. Por un motivo distinto del recurso .................................... 254
2.3. Por causales del artículo 478............................................. 255
2.4. Actuación a favor del recurrente ....................................... 256
3. ACTUACIÓN ENTERAMENTE OFICIOSA .............................................. 256
B. LA NULIDAD PARCIAL .................................................................... 258
1. PREÁMBULO ................................................................................. 258
2. CONSIDERACIONES PRELIMINARES ................................................... 259
2.1. En cuanto al carácter de los recursos ................................ 259
2.2. En cuanto a las limitaciones del tribunal de nulidad......... 260
2.3. En cuanto a los efectos de la nulidad en general .............. 260
3. SOLUCIONES POSIBLES ................................................................... 261
3.1. Errores de decisión o de fondo.......................................... 261
3.2. Errores de actividad .......................................................... 261
3.3. Situaciones especiales ....................................................... 262
3.4. La forma del fallo en caso de nulidad parcial ................... 263
C. CORRECCIÓN DE OFICIO DE LA SENTENCIA, QUE NO IMPORTA
NULIDAD ...................................................................................... 264
ÍNDICE IX

Página

1. PREÁMBULO ................................................................................. 264


2. RECTIFICACIONES EN LA PARTE EXPOSITIVA...................................... 265
3. RECTIFICACIONES EN LA PARTE CONSIDERATIVA ................................ 266
3.1. Errores de derecho sin influencia ...................................... 266
3.2. Simples deficiencias.......................................................... 267
4. RECTIFICACIONES EN LA PARTE DISPOSITIVA ..................................... 268

CAPÍTULO VIII
EL CONTROL DE LOS HECHOS A TRAVÉS DEL RECURSO DE NULIDAD
1. INTRODUCCIÓN ............................................................................. 269
2. FASE PRELIMINAR DE ESTUDIO ........................................................ 269
3. SEPARACIÓN DE LOS HECHOS DEL DERECHO ..................................... 270
3.1. Generalidades.................................................................... 270
3.2. Identificación de los hechos .............................................. 272
4. ANÁLISIS CRÍTICO DEL FALLO ......................................................... 274
5. FORMAS DE IMPUGNACIÓN DE LOS HECHOS ...................................... 276
5.1. Impugnación indirecta (artículo 478 letra e) del Có-
digo del Trabajo)............................................................... 276
5.2. Impugnación directa (artículo 478 letra b) del Código
del Trabajo) ....................................................................... 279
5.2.1. Modo de proposición de la causal del artículo
478, letra b) ............................................................ 282

CAPÍTULO IX
PALABRAS FINALES.................................. 285

CAPÍTULO X
ANEXOS
ANEXO Nº 1
RESULTADO RECURSOS DE NULIDAD ADMITIDOS A TRAMITACIÓN
(ENERO DE 2011 A MAYO DE 2012) ........................................................ 291
ANEXO Nº 2
RECURSOS NULIDAD LABORAL FALLADOS. IC SANTIAGO 2011. DES-
GLOSADOS POR CAUSAL .......................................................................... 292
X ÍNDICE

Página

ANEXO Nº 3
TÉRMINO DE RECURSOS NULIDAD LABORAL. ICS 2011 ............................. 293
ANEXO Nº 4
RECURSOS DE UNIFICACIÓN DE JURISPRUDENCIA (ENERO 2011 A JUNIO
2012) ................................................................................................... 294

CAPÍTULO XI
BIBLIOGRAFÍA
PUBLICACIONES .................................................................................... 302
OTRAS FUENTES .................................................................................... 304
PRÓLOGO

Prologar esta obra es, por un lado, un honor y, por el otro, un desafío.
Lo primero, ya que esta es una obra fruto de la experiencia y del estudio de
años. Su autor día a día trabaja con el recurso de nulidad en materia laboral
y le corresponde enfrentar las distintas realidades en torno a éste, su objeto
de estudio. Es un juez de la República, ministro de la Corte de Apelaciones
de Santiago, el autor de estas líneas que aspiro prologar con altura de miras.
Lo segundo, ya que este producto generado por un operador cali¿cado del
sistema de justicia, como lo es el amigo y respetado autor don Omar As-
tudillo Contreras, debiera, en tanto palabras que preceden a la obra, poder
dialogar con ella y no simplemente describirla.

Creo, sin temor a equivocarme, que nos encontramos con uno de los
principales, sino el más importante, aporte, para el estudio del recurso de
nulidad en la justicia del trabajo. En efecto, el autor no asume sus carac-
terísticas vía abstracción de la realidad en la que podría pecar un simple
académico. Tampoco se cobija en los laberintos epistolares de la llamada
práctica forense, para evadir interrogantes. La obra es efectivamente un
tratamiento desde lo académico con el importante agregado de las preocupa-
ciones prácticas cuya fuente es el contacto con el objeto estudiado. A nadie
podría serle indiferente que el recurso de nulidad se ha convertido en un
verdadero punto de inÀexión frente al cual algunos vaticinan la violación
al debido proceso en tanto eliminación del derecho al recurso, otros reco-
miendan reincorporar la apelación por la arbitrariedad en la admisibilidad
y fundabilidad de un recurso de este tipo. También están los defensores del
recurso por el avance signi¿cativo en la posibilidad del control, incluso de
respeto a garantías y derechos fundamentales constitucionales y los conteni-
XII OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

dos en tratados internacionales de derechos humanos. Finalmente, no faltan


los que adscriben a una u otra visión según las utilidades que obtienen del
recurso exitoso o fracasado.

La propuesta en esta obra es repensar al recurso de nulidad laboral y


quitarle los ropajes de mitos y concepciones que lo limitan como tal. El
autor sostiene que “Si algún objetivo se persigue a través de estas páginas
es sugerir que, contrariamente a lo que hayamos podido considerar, el re-
curso de nulidad ofrece amplias posibilidades de impugnación, incluyendo
en ello la eventual refutación de los hechos que se han tenido por probados
y que este instrumento no se realiza ni agota en los formalismos, que no
son más que la antesala para el verdadero y necesario cuestionamiento
o control”. Es que quizás todos los puntos de vistas quepan en la visión
propuesta: “Se dijo que no parece discutible la di¿cultad que enfrenta
un abogado litigante en la utilización de un instrumento como el recurso
de nulidad. Es igualmente efectivo que los jueces también acometemos
una tarea difícil al tiempo de abordar la resolución de un recurso de
esta clase. Sin embargo, suele ocurrir que unos y otros tendemos a ver
complejidad donde existe simpleza o asumimos como sencillo algo que
en verdad presenta ciertas complicaciones. Este recurso no escapa a esa
suerte de regla. No es tan simple, pero tampoco es tan complejo como a
veces se nos hace creer”.

Si algún punto de partida común debiera aunar posiciones tal vez se


componga de tres principios: el recurso es una técnica propositiva de una
mejor solución a la impugnada; segundo, no tiene en su ADN ser emplea-
do como mecanismo dilatorio que sólo sirva (incluso si lograra obtener
su acogimiento) a los intereses del recurrente y según su ánimo y táctica
procesal; tercero, el recurso genera un costo económico y de tiempo a
los litigantes como al tribunal no pudiendo acudirse sino a reglas claras
y objetivas para asumir su conocimiento y decisión. Emplear eufemismos
en sacramentalidades ni siquiera contempladas por el legislador cimentan
un exceso ritual mani¿esto que deviene en arbitrariedad.

El Tribunal Constitucional chileno tuvo oportunidad de dejar sentada


una posición clara al respecto: “puede concluirse que la motivación de la
sentencia es connatural a la jurisdicción y fundamento indispensable para
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS XIII

su ejercicio. Es inherente al derecho a la acción y, por ende, a la concreción


de la tutela judicial efectiva, elementos propios de las garantías de un pro-
cedimiento racional y justo” (considerando decimoquinto, sentencia Rol
1373-09-INA). Es que la decisión es el inicio y ¿n del recurso de nulidad,
y no justamente la decisión del tribunal superior, sino la del inferior. En
un sistema de justicia que adopta la oralidad en la modalidad del proceso
por audiencias, la sentencia del inferior es la protagonista.

El autor desafía las clasi¿caciones y caracterizaciones tradicionales


que se hacen del recurso y que serán de tratamiento lineal en la obra: si
es un “recurso extraordinario”, si es de “estricto derecho”. En todo caso,
sostiene que “se trata de clasi¿caciones que no debieran prevalecer como
una suerte de reglas de interpretación que de¿nan la admisibilidad y
procedencia del medio de impugnación”.

No se trata de divagar en cali¿caciones y estereotipos simplemente,


sino partir de la realidad que indica: primero, que el recurso de nulidad
laboral es el recurso común en materia laboral y, segundo, que los requi-
sitos de admisibilidad y procedencia del mismo han sido explicitados por
el legislador. Efectivamente quizás llegó la hora de superar clasi¿caciones
que incluso no son unánimes en sus criterios como lo de “extraordinario”.
¿Reviste esta calidad el recurso ya que procede sólo contra determinadas
resoluciones? Pregunta poco válida si se parte de la base que es el recur-
so común pensado contra las sentencias de¿nitivas. ¿Será pues que lo
es entonces por tener modalidades de agravio especí¿cas? Interrogante
que tampoco convence ante la pluralidad de supuestos, que difícilmente
sean dirimentes y coadyuven a cali¿carlo de extraordinario. ¿Podría ser
entonces lo estricto en sus requisitos de admisibilidad? El legislador ha
sido moderadamente estricto, la rigidez en la admisibilidad del recurso
se asimila mucho a la asumida frente al recurso de casación en el fondo
por parte de la Corte Suprema y… ¿En todo caso no corresponde ello con
la cali¿cación de “recurso de derecho estricto”? Como última alternativa
propuesta en este abanico de preguntas y auto respuestas que me hago
¿Será pues extraordinario ya que sólo permite se conozca del derecho y
no de los hechos? Creo que de este planteo es importante despojarse. Cada
vez soy más escéptico en poder escindir (cual actividad analítica y de
laboratorio) los hechos del derecho, como tradicionalmente y, por cierto,
tal cual muchos predican, en relación a este recurso en especial.
XIV OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

Las restricciones a la revisibilidad absoluta y plena en materia laboral


surgen del fortalecimiento propio y la técnica de proceso por audiencias
del grado inferior o hablaré para referirme a ello de “instancia ordina-
ria”, para diferenciarla de la “extraordinaria” que corresponde al recurso
de nulidad. Una amplitud sin límites para lo fáctico y lo jurídico de la
primera versus una limitación y necesidad de concentración por distintas
razones en la segunda. Sólo para integrar los datos estadísticos que el
propio autor propone dejando abierto al examen y curiosidad del lector
el agudo análisis que pueda hacerse. Veamos los datos estadísticos a nivel
nacional, entre la implementación de la reforma y el mes de marzo de
2011: 80% de los recursos de nulidad fueron rechazados y/o declarados
inadmisibles. Ahora, entre enero y noviembre del mismo año 2011, sólo
un 12,3% de ese universo de admitidos fueron acogidos. En Santiago en
el año 2011, la Corte de Apelaciones de Santiago acogió los recursos en
un 9,3% (Fuente: Registro de sentencias de recursos de nulidad, año 2011,
Corte de Apelaciones de Santiago, Secretaría Especial). Volviendo a nivel
país, entre enero de 2011 y mayo de 2012, admitidos 4.430 recursos de
nulidad: un 64% fueron rechazados (2.836), un 14% resultaron acogidos
(587), y el 22% restante (911) corresponde a recursos abandonados (737),
desistidos (119) y transigidos (55).

La obra se compone de 11 capítulos, los tres ¿nales contienen la referencia


al material bibliográ¿co, unas apreciaciones relevantes de conclusión por
parte del autor, y datos estadísticos de interés. Luego de una introducción
pasa una parte general donde se ofrecen ciertas aproximaciones teóricas y
globales del recurso de nulidad, dentro del contexto recursivo general en el
derecho procesal chileno. El autor continuará con los detalles relacionados
a las causales del recurso de nulidad laboral que diferenciará entre genera-
les y especí¿cas, para luego proceder a un desarrollo pormenorizado con
abundante jurisprudencia y sustento doctrinario. Continúa con los capítulos
quinto y sexto donde aborda la tramitación y la decisión del recurso de
nulidad laboral para completar con el séptimo que desarrolla situaciones
particulares como la nulidad y corrección de o¿cio, para luego concluir con
un capítulo dedicado de lleno al control y examen de los hechos mediante
este medio de impugnación.

La obra que se presenta es esencialmente destinada al diálogo y a la


discusión. Es la propuesta misma del autor y, me consta, no en carácter de
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS XV

falsa humildad, sino en la convicción absoluta de la necesidad de crítica


y compromiso con el Derecho Procesal Laboral, donde la atracción de lo
adjetivo parte de una profunda convicción y amor a lo sustantivo.

PROF. DR. ÁLVARO PÉREZ-RAGONE


Ponti¿cia Universidad Católica de Valparaíso
CAPÍTULO I
INTRODUCCIÓN

SUMARIO: 1. El panorama actual. 2. El alcance y ¿nalidad de este trabajo.

1. EL PANORAMA ACTUAL

El recurso de nulidad contemplado por nuestro ordenamiento jurídico


laboral impone a los jueces, y especialmente a los litigantes, un desafío
mayor que el derivado del antiguo régimen procesal laboral. En términos
de resultados, cuando ya han transcurrido varios años desde que la reforma
aludida fuera puesta en marcha, las cifras son elocuentes. Un número elevado
de los recursos, son rechazados1. No sería aventurado sostener que, dentro
de esa cifra, la gran mayoría de las decisiones desestimatorias obedecen –en
verdad– a motivos de inadmisibilidad encubierta o de supuesta elaboración
defectuosa de los escritos. Las explicaciones para esa realidad pueden ser
múltiples, desde el uso indiscriminado del mecanismo de impugnación, a
la falta de una adaptación completa al nuevo régimen recursivo, compren-
diendo en esto último a todos los actores, hasta la imposición de exigencias
formales que poco o nada tendrían que ver con la naturaleza del recurso.
Comoquiera que sea, debe existir consenso en que un sistema de decisiones

1 A nivel nacional, entre la implementación de la reforma y el mes de marzo de 2011, prác-

ticamente el 80% de los recursos de nulidad fueron rechazados y/o declarados inadmisibles.
Siempre a nivel nacional, entre los meses de enero y noviembre del mismo año 2011, sólo un
12,3% de esos recursos fueron acogidos (Fuente Administración IC Santiago). Durante el año
2011, en la Corte de Apelaciones de Santiago el nivel de aceptación de recursos alcanzó un
9,3% (Fuente: Registro de sentencias de recursos de nulidad, año 2011, Corte de Apelaciones
de Santiago, Secretaría Especial). En cifras nacionales, entre enero de 2011 y mayo de 2012,
de un total de 4.430 recursos de nulidad admitidos a tramitación y “terminados”, un 64% de
esa cifra fueron rechazados (2.836), un 14% resultaron acogidos (587), pero el 22% restante
(911) corresponde a recursos abandonados (737), desistidos (119) y transigidos (55). Fuente:
Corporación Administrativa del Poder Judicial. Ver Anexos 1, 2 y 3.
2 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

a¿ncado esencial o preponderantemente en las formas, no puede contribuir


al enriquecimiento del debate, ni al de la jurisprudencia, que es su correlato
necesario. No se trata de despreciar las formas, que también son expresión
del debido proceso. Lo que se quiere signi¿car es que puede estar presente
en ello alguna sensación de injusticia para las partes o que merodea una
incertidumbre razonable acerca de si el sistema jurisdiccional está produ-
ciendo las soluciones jurídicas debidas, para los casos que ingresan a la
administración de justicia.

En una suerte de vacilación pendular que parece caracterizarnos como


nación, oscilamos de un extremo a otro, como si el Derecho no fuera ca-
paz de ofrecernos soluciones intermedias. En ese contexto, no son pocas
las voces que se han alzado reclamando el resurgimiento del recurso de
apelación para impugnar las sentencias de¿nitivas2, erigiéndolo en única
solución a ese diagnóstico, omitiendo quizá la consideración que el régi-
men de los recursos está íntima y directamente relacionado con el modelo
de juicio que el Estado implementa para el conocimiento y decisión de los
asuntos. Un tipo de impugnación, como el recurso de apelación, funciona
cabalmente y es coherente con los procedimientos escritos, desde que el
doble grado supone un examen reiterado de cuanto se haya realizado en la
primera instancia o, cuando menos, de parte de lo actuado, pero siempre
de un modo directo e inclusive con posibilidad de producir nueva prueba
en sede de recurso. De ahí que su eventual reedición supondría también
la necesidad de restablecer antiguas formas de enjuiciamiento, en cuyas
de¿ciencias no parece necesario detenerse. De cualquier modo, al margen
de los reproches dogmáticos que pueda formularse, no está tan claro ni se
dispone de información estadística certera que permita dilucidar en qué me-
dida la reinstauración de ese recurso tradicional haría variar los resultados.
Comparativamente, ¿era verdaderamente superior el nivel de revocación o

2 En tal sentido, se ha pregonado, inclusive, que la oralidad compatibilizaría perfectamente

con el recurso de apelación, citándose como ejemplo el régimen de recursos que impera en
los procedimientos de familia (Ver Moción Parlamentaria, Boletín Nº 6.970-13, de 2 de junio
de 2010, disponible en www.bcn.cl). No, eso no. Quienes tenemos que lidiar “en terreno” con
ese modelo somos testigos privilegiados de las dificultades y precariedades que significa. El
procedimiento de familia fue concebido a partir de un juicio oral y con apreciación de la prue-
ba conforme a las reglas de la sana crítica. Empero, en materia de recursos, prácticamente se
retornó al mismo sistema que consulta nuestro todavía vigente Código de Procedimiento Civil,
a pesar que éste se encuentra estructurado en torno a un procedimiento escrito y con prueba
legalmente tasada. Una antinomia esencial.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 3

de modi¿cación de las sentencias de primer grado?, o ¿la tendencia franca-


mente mayoritaria era la con¿rmación de lo resuelto en primera instancia?
En ¿n, ¿garantizaba efectivamente el recurso de apelación un reexamen
cabal de lo resuelto en primera instancia?

Lo cierto es que con motivo de las últimas reformas procesales imple-


mentadas en Chile, el juicio oral se ha llegado a asumir como un instrumento
central para realización del derecho a un debido proceso, en la idea que está
asociado a determinados medios o técnicas de conocimiento –la oralidad/
inmediación, la publicidad y la contradicción– que permiten asegurarlo de
una mejor manera. Ese debiera ser el punto de partida. Mucho antes que un
mecanismo de control en relación de jerarquía, el recurso expresa un derecho
de parte. Por lo tanto, la facultad de recurrir también puede ser entendida
como un elemento integrante del debido proceso, en el sentido de posibilitar
que determinados asuntos puedan ser objeto de revisión por un tribunal su-
perior3. Con todo, tratándose de un modelo diseñado a partir del juicio oral,
esa ¿nalidad debe lograrse merced a una ecuación que suponga equilibrar
las legítimas aspiraciones y exigencias del litigante de someter a control las
decisiones de base y la necesaria protección o preservación de esa forma de
juicio, como componente relevante del debido proceso. Uno de los aspec-
tos más sensibles en la materia se re¿ere a la eventual impugnación de los
hechos, cuestión principal, sino determinante, en la resolución de cualquier
asunto jurisdiccional. Impresiona como algo obvio que el derecho depende
fundamentalmente de los hechos y de las pruebas. Empero, esa obviedad
no siempre se reÀeja en las decisiones hasta ahora recaídas en los recursos
de nulidad. En nombre de la oralidad (inmediación) se ha instalado una
resistencia poderosa, prácticamente infranqueable, para comprender en el
análisis la actividad de la valoración judicial probatoria y el subsecuente
establecimiento de los hechos, a pesar que –como se ha dicho– son ellos
los que acaban condicionando el derecho aplicable. No debieran existir
obstáculos para que pueda llevarse a cabo un examen como el insinuado. El
deber de fundamentación que ha de imperar en toda sentencia resulta a estas
alturas una verdad irrefutable y ello comprende, desde luego, lo atingente a
la ¿jación de los hechos. Acontece que la exigencia de motivar un fallo no
tendría justi¿cación si no fuera posible su control. Expresado en otras pala-

3 Así lo ha declarado el Tribunal Constitucional en sus sentencias. V. gr., Roles Nºs. 986,

1432, 1443 y 1448, entre otras, disponibles en www.tribunalconstitucional.cl.


4 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

bras, la motivación fáctica cobra verdadero sentido en función de su revisión


posterior, porque no sirve de mucho conocer las razones que sustentan una
decisión si luego va a estar vedado o restringido su cuestionamiento. Al de-
cir de Marina GASCÓN, la proscripción de la arbitrariedad de las decisiones
sólo resulta plenamente e¿caz si se instauran al propio tiempo mecanismos
jurídicos de control –los recursos– orientados a comprobar su racionalidad4.
En similar sentido, Luigi FERRAJIOLI asigna a la justi¿cación el valor de una
garantía de cierre para el sistema de garantías que concibe, expresando a ese
efecto que “la motivación permite la fundamentación y el control de las de-
cisiones tanto en derecho, por violación de ley o defectos de interpretación o
subsunción, como en hecho, por defecto o insu¿ciencia de pruebas o bien por
una inadecuada explicación del nexo entre convicción y pruebas. Y no sólo
en apelación sino también en casación”5. En rigor, antes que la posibilidad
de tachar la valoración de las pruebas realizada por el juez que las percibiera,
las di¿cultades para la oralidad pueden surgir –aunque no necesariamente– al
tiempo de discernir el ámbito de las atribuciones del tribunal de nulidad, para
el caso que estime concurrente algún vicio o error en esa actividad de valora-
ción. En general, las opciones legislativas locales –aludimos en particular a
los asuntos de orden penal– han propendido a restringir en la mayor medida
posible la alternativa que sea ese tribunal superior quien tome la decisión
sobre el fondo del asunto, promoviendo, en cambio, que se disponga la repe-
tición del juicio, en lo que ha demostrado ser una protección desmedida de la
inmediación, con efectos contraproducentemente perniciosos6.

Con el desarrollo del derecho constitucional y de los tratados internacio-


nales de derechos humanos, se ha venido consolidando el derecho que tiene

4 GASCÓN ABELLÁN, Marina, Los Hechos en el Derecho. Bases Argumentales de la Prueba,

Marcial Pons, 3ª edición, Madrid, 2010, p. 179.


5 FERRAJIOLI, Luigi, Derecho y Razón. Teoría del Garantismo Penal, Editorial Trotta, Ma-

drid, 2009, p. 623.


6 Los por¿ados hechos han dado cuenta que no ha sido una decisión legislativa totalmente
acertada, porque la repetición de un juicio no signi¿ca, de suyo, un bene¿cio absoluto. Sin contar
las demoras en la solución del asunto ni los gastos ingentes que ello trae consigo, lo cierto es
que la búsqueda del doble conforme –pensada para el imputado– se ha visto distorsionada por
el carácter bilateral del régimen de recursos (la parte acusadora puede recurrir pidiendo mayor
pena y hasta condena donde hubo absolución) y por el riesgo previsible (y aparentemente
con¿rmado en la práctica) de que en el segundo juicio el acusado pueda verse expuesto a una
pena más gravosa que la impuesta en el primer juicio (el anulado). Más adelante retomaremos
este aspecto.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 5

la parte vencida en un procedimiento –particularmente el acusado– para


obtener una revisión “integral” de la sentencia que le perjudica, incluyendo
en ello la posibilidad de cuestionar las decisiones probatorias7. Su pertinen-
cia en materias penales parece incontestable y no logran advertirse razones
valederas para que ello no pueda extenderse a otras áreas del derecho. Es
efectivo que un proceso penal puede concluir con decisiones que terminan
afectando con mayor o menor intensidad un valor tan preciado como la li-
bertad de las personas, pero no son pocas las ocasiones en que ello comporta
un compromiso puramente pecuniario o sanciones de indudable relevancia
menor. Desde esa perspectiva, la entidad de las consecuencias jurídicas
que pueden seguirse de una sentencia en materias laborales no tienen por
qué ser tratadas como necesariamente superÀuas en términos que estemos
dispuestos a tolerar, sin más, el error en las decisiones. Para comprender la
importancia de lo que está involucrado en los recursos bastaría con aludir
al sentido ¿nal o a los propósitos de las regulaciones del derecho social,
fuertemente inspiradas en morigerar la desigualdad, la resignación de las
libertades del trabajador, en promover el respeto de su dignidad y en atender
al contexto de satisfacción de sus necesidades económicas y de realización
personal, que están presentes en la contratación, en el desarrollo de la rela-
ción laboral y en la eventual terminación de ese vínculo.

En cualquier caso, la misma Corte Interamericana de Derechos Humanos


ha declarado que a pesar que el artículo 8 de la Convención Americana sobre
“Garantías Judiciales” no especi¿ca garantías mínimas “en materias que
conciernen a la determinación de los derechos y obligaciones de orden civil,
laboral, ¿scal o de cualquier otro carácter, el elenco de garantías mínimas

7 En el caso “Herrera Ulloa con Costa Rica” (2 de julio de 2004), la Corte Interamericana
de Derechos Humanos declaró que “Independientemente de la denominación que se le dé
al recurso existente para recurrir un fallo, lo importante es que dicho recurso garantice un
examen integral de la decisión recurrida”, en el sentido que es menester que se trate de un
recurso amplio de manera tal que permita que el tribunal superior realice un análisis o examen
comprensivo e integral de todas las cuestiones debatidas y analizadas en el tribunal inferior.
Esto ha sido leído por algunos como una alusión directa al recurso de apelación. Empero, el
Comité de Derechos Humanos de la ONU –cuya opinión es citada en ese mismo fallo– ya
había dado a entender con anterioridad y en comunicaciones posteriores que el propio recurso
de casación puede satisfacer tales imperativos, dependiendo del alcance y extensión que se le
asigne y en la medida que no quede restringido por formalismos excesivos o circunscrito a la
revisión de aspectos puramente legales o formales. Ver fallo disponible en www.corteidh.or.cr.
Otras precisiones en las palabras finales de este trabajo.
6 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

establecido en el numeral 2 del mismo precepto se aplica también a esos


órdenes y, por ende, en ese tipo de materias el individuo tiene también el
derecho, en general, al debido proceso que se aplica en materia penal”8.
Cabe recordar que el artículo 8.2, letra h, de la Convención consulta, den-
tro de esas garantías mínimas, “el derecho a recurrir del fallo ante juez o
tribunal superior” y, como quedó consignado en la respectiva nota a pie
de página (Nº 5), dicho tribunal ha entendido que un recurso garantiza el
debido proceso en la medida que permita una revisión integral del fallo.

A partir de un preámbulo como el reseñado, tendría que concluirse que un


modo de conciliar aquellos objetivos de difícil combinación o de antinomia
aparente –necesidad de control y preservación de la oralidad– consistiría en
que la labor de revisión se centre en veri¿car tanto la corrección del proce-
dimiento como la rectitud del contenido del fallo. Aunque dicho a propósito
de los asuntos de orden penal, parecen igualmente válidas para este caso
las expresiones de Luigi FERRAJIOLI, en cuanto a que la casación (nulidad
para nosotros) importa la realización de un “juicio sobre el juicio”9. Por lo
tanto, cuando llegan a producirse de¿ciencias relevantes, ya sea en la sus-
tanciación del procedimiento, en la observancia de las reglas de valoración
de la prueba o en la legalidad de la decisión del asunto, signi¿caría que no
existe un acto digno de subsistir, de modo que tendría que propenderse a la
realización de un nuevo juicio o al reemplazo de la decisión viciada, en su
caso. TARUFFO expresa que la justicia de la decisión está condicionada por la
corrección del proceso, por la veracidad de los hechos determinados y por la
interpretación adecuada de las normas10. Por lo tanto, esos extremos deben
ser susceptibles de enjuiciamiento, pero todo ello desde una perspectiva o
visión crítica de la sentencia, que el recurso debiera propiciar. Entonces, a
partir del agravio, esto es, desde la pérdida, afectación o merma del dere-
cho subjetivo que provoca la decisión, los cuestionamientos del recurrente

8 Caso “Tribunal Constitucional vs. Perú”, sentencia de 31 de enero de 2011, párrafo 70. La

misma doctrina ya había sido sustentada por esa Corte en la sentencia de 2 de febrero de 2001
del caso “Baena Ricardo y otros con Panamá”, párrafo 125 y en el caso “Paniagua Morales
y otros”, sentencia de 8 de marzo de 1998, Serie C, Nº 37, párrafo 149. Todas disponibles en
www.corteidh.or.cr.
9 FERRAJOLI, Luigi, “Los Valores de la Doble Instancia y de la Nomo¿laquia”, en Revista

Nueva Doctrina Penal, Ediciones del Puerto, Buenos Aires, 1996, p. 448.
10 TARUFFO, Michele, La Prueba, Artículos y Conferencias, Editorial Metropolitana, San-

tiago, 2009, p. 31.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 7

debieran dirigirse a convencer y demostrar que ese agravio es consecuencia


de alguno de esos defectos, antes aludidos; que las de¿ciencias en la sustan-
ciación del proceso, en el establecimiento de los hechos o en la resolución
del asunto, son la causa del agravio experimentado.

Aparentemente no estarían realizándose a cabalidad la justi¿cación y


razón de ser del recurso de nulidad. Queda la sensación que una explicación
posible para ello sería, de un lado, la defectuosa elaboración de los escritos
de impugnación y un cierto rigorismo formal –probablemente excesivo– que
pudiéramos estarle asignando, del otro.

2. EL ALCANCE Y FINALIDAD DE ESTE TRABAJO

Se dijo que no parece discutible la di¿cultad que enfrenta un abogado


litigante en la utilización de un instrumento como el recurso de nulidad. Es
igualmente efectivo que los jueces también acometemos una tarea difícil al
tiempo de abordar la resolución de un recurso de esta clase. Sin embargo,
suele ocurrir que unos y otros tendemos a ver complejidad donde existe
simpleza o asumimos como sencillo algo que en verdad presenta ciertas
complicaciones. Este recurso no escapa a esa suerte de regla. No es tan
simple, pero tampoco es tan complejo como a veces se nos hace creer.

A pesar de tenerse conciencia de las limitaciones propias, se da a co-


nocer este documento de trabajo sin más pretensión que la de compartir
algunas vivencias profesionales en torno a este recurso, que han posibilita-
do una reformulación, por parte de quien las entrega, de las concepciones
inicialmente incorporadas a su quehacer jurisdiccional. Es preciso hacer
la salvedad que se ha intentado poner el énfasis en los aspectos técnicos,
denominación que busca reducir el diámetro de estos apuntes, aludiendo
a las dimensiones prácticas del tema, en el entendido, ya presuntuoso, que
pudiera signi¿car algún grado de aporte, porque –indudablemente– para las
implicaciones doctrinarias del recurso de nulidad son otros los que deben
darnos las luces necesarias. Por lo mismo, en obsequio a la honestidad, no
existen enfoques novedosos ni originales y es muy probable que se generen
más dudas que respuestas o que se contengan más errores que aciertos, aun-
que existen ocasiones en que, inclusive desde la equivocación, se muestra
un camino –el que no debe recorrerse– lo que desde ya es una contribución
al aprendizaje.
8 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

Si algún objetivo se persigue a través de estas páginas es sugerir que,


contrariamente a lo que hayamos podido considerar, el recurso de nulidad
ofrece amplias posibilidades de impugnación, incluyendo en ello la eventual
refutación de los hechos que se han tenido por probados y que este instru-
mento no se realiza ni agota en los formalismos, que no son más que la
antesala para el verdadero y necesario cuestionamiento o control. Empero,
los litigantes tendrían que asumir que existe cierta técnica en su proposición
que debe ser observada y que la legislación no les franquea un mecanismo
de mera dilación, sino un instrumento que debiera resultar funcional para
propósitos más altruistas, la consecución de la justicia; entretanto, los jueces
tendríamos que abrirnos a la posibilidad de considerar que esas formas, que
rodean al recurso, no debieran ser elevadas a una suerte de rango sacramen-
tal, como si los modos de plantear el reclamo constituyeran el propósito que
justi¿ca la misión y existencia del tribunal de nulidad.

Las líneas que se escriben no tienen otra connotación que la de simples


rudimentos, impresiones sobre el tema. Dentro de su precariedad no abarcan
toda la temática del recurso de nulidad, únicamente aquellos aspectos que se
ha juzgado más relevantes y susceptibles de abordar en unos apuntes de esta
clase. En cuanto a la estructura del documento, en la sección inicial se intenta
explicar algunas nociones elementales (y de forma también elemental), con
la idea que su modo de concebirlas determina en gran medida la visión,
los alcances y los efectos de las diversas dimensiones comprometidas en el
recurso de nulidad, que son analizadas en las partes siguientes, vale decir,
a los ¿nes de su admisibilidad y procedencia, de la manera en que la ley ha
enunciado las distintas causales, de las circunstancias de con¿guración de
unas y de otras y, en ¿n, al tiempo de de¿nir el destino, éxito o fracaso, el
acogimiento o rechazo, del recurso de nulidad.

Resta indicar que ha de coincidirse con Gonzalo CORTÉS cuando sostiene


que los recursos encuentran su origen en una base procesal común y que
responden a unos mismos principios fundamentales11, de modo que muchos
de los lineamientos que se han escrito en otras áreas sobre los medios de
impugnación, son transportables a los asuntos laborales, sin perjuicio de
los particularismos que deriven de la naturaleza de la materia regulada. En

11 CORTÉS M., Gonzalo, El Recurso de Nulidad. Doctrina y Jurisprudencia, LegalPublishing,

2ª edición, Santiago, 2006, pp. 1-2.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 9

ese orden de ideas, este documento de trabajo se ha nutrido de pareceres


vertidos a propósito de los medios de impugnación en cuestiones de orden
civil y se han tenido particularmente en consideración los tópicos relacio-
nados con el régimen de recursos en el “nuevo” proceso penal, de singular
pertinencia para este caso, si se tiene en cuenta que de la sola comparación
de los textos que consagran los respectivos recursos de nulidad, surge un
parentesco indudablemente cercano.
CAPÍTULO II
CIERTAS APROXIMACIONES PRELIMINARES

SUMARIO: 1. Sobre la naturaleza del recurso de nulidad laboral. 2. Sobre


los ¿nes u objetivos del recurso de nulidad laboral. 2.1. Fines inmediatos.
2.2. Fines mediatos. 3. Características del recurso de nulidad laboral. 3.1. ¿Es
un recurso extraordinario? 3.2. Es de derecho estricto, pero ¿qué signi¿ca eso?
4. El recurso de nulidad y su relación con otros recursos. 4.1. El recurso de
nulidad y la casación (en el fondo). 4.1.1. Referencias históricas. 4.1.2. La casa-
ción en nuestro ordenamiento. 4.1.3. El kayros de la casación, su tiempo justo.
4.1.3. Conclusiones. 4.2. El recurso de nulidad y la apelación. 4.3. A modo de
conclusión comparativa. 5. El recurso de nulidad laboral y la inmediación.

Habrá de concordarse en que el recurso de nulidad corresponde a un


medio de impugnación que interpone la parte agraviada contra una sentencia
de¿nitiva, cuya ¿nalidad inmediata es obtener que el “superior” competente
invalide el procedimiento y la sentencia o sólo la sentencia, en los casos y
en la forma prevista por la ley.

No tendría que existir novedad en ello.

Aceptando como acertada la descripción anterior, a la hora de compene-


trarse en la elaboración o en la resolución de un recurso de esta índole no
debieran perderse de vista algunas cuestiones igualmente fundamentales,
que pueden hacer la diferencia y que, en la comprensión que se tiene sobre
el tema examinado, serían capaces de retornar a este recurso a sus objetivos
primordiales.

1. SOBRE LA NATURALEZA DEL RECURSO DE NULIDAD LABORAL

En términos muy generales, los medios de impugnación son los arbitrios


destinados a contradecir o refutar lo establecido o declarado por la autoridad
judicial, a ¿n de obtener la reforma de lo resuelto cuando fuere injusto12. Los
recursos corresponden a una especie de impugnación de actos procesales

12 NÚÑEZ VÁSQUEZ, J. Cristóbal, Tratado de los Recursos Jurisdiccionales y Administrativos,

Editorial La Ley, 1994, p. 28.


12 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

determinados, las resoluciones jurisdiccionales, cuyo propósito es propiciar


su revisión y eventual modi¿cación.

Resulta inevitable efectuar un paralelo entre el tratamiento de los recur-


sos en un sistema escrito, con relación a los de carácter oral, fuertemente
impregnados de notas adversariales. A riesgo de incurrir en estereotipos o
en reduccionismos excesivos, en un modelo escrito los recursos están más
cercanos a la idea de un control jerárquico. De hecho, la escrituración se
presenta como funcional a la posibilidad que el tribunal superior esté en
condiciones de examinar la información de un modo exacto, auténtico, a lo
que se agregan –por un lado– la existencia de reglas rígidas para conducir el
procedimiento, para valorar las pruebas y para decidir el asunto, de manera
de propender a un resultado “único” –y por el otro– la profusión de los
mecanismos de impugnación que deriva en la realidad que prácticamente
todas las decisiones de base son susceptibles de algún tipo de impugnación.
Los modelos basados en la oralidad, en cambio, son más tendentes a po-
tenciar el rol de las partes y a propiciar la estabilidad de las decisiones, en
términos que las revisiones quedan generalmente restringidas y, en cualquier
caso, sometidas a la iniciativa de los litigantes, de lo que se sigue que la
revisión ya no es necesariamente un componente que pueda identi¿carse
como integrador de la responsabilidad de los tribunales13.

De otro lado, debe destacarse igualmente que, en cuanto derecho de parte,


es ineludible concebir a los recursos –y en particular al de nulidad– como
el mecanismo disponible para que el litigante pueda revertir el éxito o el
fracaso de una determinada pretensión. En efecto, no debe olvidarse que
el recurso de nulidad no se desplaza en los territorios de la mera teoría o
de la abstracción. Atañe a situaciones de la cotidianeidad de la persona de
los justiciables. Cuando un demandante o un demandado reclaman de una
sentencia jurisdiccional que les afecta, no lo están haciendo como un ejer-
cicio académico sino que en función de obtener un resultado que buscan,
la indemnización que le ha sido negada, el pago de las prestaciones que le
adeudan o lo justi¿cado de una decisión que le ha sido reprochada. En una
asimilación poco prolija, se acerca a lo que la doctrina señala como el “ius
litigatoris”, para diferenciar el interés de la parte de aquellas intervenciones

13 DAMASKA, Mirjan, Las Caras de la Justicia y el Poder del Estado, Editorial Jurídica de

Chile, Santiago, 2000, pp. 250-252.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 13

que se legitiman “en el solo interés de la ley”. En de¿nitiva, este recurso es


el medio concebido por el ordenamiento jurídico para que impere el dere-
cho, pero como expresión valedera para que el litigante alcance la “justicia
concreta” que demanda su caso concreto, cuestión que adquiere progresiva
relevancia en una sociedad cada vez más consciente de sus prerrogativas.

2. SOBRE LOS FINES U OBJETIVOS DEL RECURSO DE NULIDAD LABORAL

Dentro de los objetivos, entendidos como el resultado o las consecuen-


cias que se siguen del acogimiento de un recurso de nulidad, sería posible
distinguir unos de carácter inmediato y otros de índole mediata, palabras
que –valga la aclaración– sólo aluden a la proximidad, que no a una insi-
nuación de prioridades.

2.1. Fines u objetivos inmediatos

La producción de los efectos de la serie de actos que conforman el proceso


está sujeta al cumplimiento de algunas exigencias o requisitos establecidos
en la ley, de manera que su inobservancia trae consigo la nulidad parcial o
total de tales actos. Desde luego, las partes pueden provocar esa declaración
de nulidad. Los recursos son algunos de los medios que se franquea para esos
¿nes. De la propia de¿nición del recurso de nulidad laboral, generalmente
compartida, surge que su propósito más próximo –o evidente si se quiere–,
consiste en obtener la invalidación del procedimiento y de la sentencia o
sólo de la sentencia, según cual fuere la hipótesis de nulidad veri¿cada, con
miras a modi¿car la decisión adoptada o, simplemente, dejarla sin efecto.

Ahora bien, entre las de¿ciencias en que puede incurrirse con motivo
de la sustanciación de un juicio –que pueden dar lugar a ese efecto de anu-
lación–, la doctrina tradicional acostumbra a distinguir entre los vicios de
procedimiento (“errores in procedendo”), esto es, aquellos atingentes a la
forma y requisitos de los actos procesales, también conocidos como errores
de actividad, porque constituyen una desviación o apartamiento del derro-
tero señalado al juez para la dirección del proceso y para el ejercicio de la
jurisdicción, y los errores derivados de la aplicación del derecho material o
de fondo, vale decir, las reglas de derecho que permiten decidir en su mérito
las pretensiones de los litigantes (“errores in iudicando”). CARNELUTTI en-
seña que se les llama “errores” porque corresponden a un contraste entre lo
14 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

que el juez ha hecho y lo que hubiere debido hacer y que existe entre ellos
una relación de medio a ¿n. Explica que unos conciernen a una desviación
del procedimiento que está ordenado de modo previo para garantizar la
justicia de la decisión, de manera que la incorrección formal constituye un
síntoma de injusticia (“errores in procedendo”), y que los otros se re¿eren
a la solución de la cuestión de fondo, que comportan una equivocación en
el juicio de derecho que, como tal, arroja un resultado injusto, de manera
que este tipo error no es síntoma, sino causa de injusticia (“errores in
iudicando”)14. Dentro de los errores en el juicio de derecho, la evolución
de la ciencia jurídica ha ido incorporando como tales la infracción de ciertas
generalizaciones empíricas, comúnmente aceptadas, esto es, las reglas de
experiencia y los conocimientos técnico-cientí¿cos, que están llamadas a
operar como mecanismos de validación de las conclusiones fácticas alcanza-
das en una sentencia. Para algunos, habría que incluir también dentro de ellos
los principios de la lógica, en cuanto tendrían como propósito asegurarse de
la corrección no sólo formal sino que, además, del contenido sustancial del
razonamiento. Asimismo, entre nosotros, se ha añadido ahora de un modo
explícito la vulneración de determinados derechos de carácter fundamental,
cobijados en lo que se ha venido en denominar como la “constitucionali-
zación del derecho”15, esto es, en una primera etapa, la incorporación de
normas de contenido general y laboral a los textos constitucionales y, en
una fase más actual, la idea de la eventual aplicación directa, el imperio de
los derechos fundamentales en el ámbito de la relación laboral.

En resumen, la impugnación dirigida a provocar la invalidación de lo


actuado puede sustentarse en la falta de ciertos requisitos de forma, previs-
tos para que el acto procesal sea capaz de generar las consecuencias que
le asigna el ordenamiento jurídico, o en la circunstancia de que, a pesar de
cumplirse tales exigencias, se han desatendido otras reglas cuyo destino es
asegurar que el resultado pueda ser considerado como justo.

14
CARNELUTTI, Francesco, Instituciones del Proceso Civil, traducción de Santiago Sentís
Melendo, Librería El Foro, Buenos Aires, 1997, vol. II, pp. 249 a 251 y 258.
15
Re¿riendo los diversos sentidos de la noción, Guastini explica que con ella se designa
hoy en día al proceso de transformación de un ordenamiento jurídico, al término del cual “el
ordenamiento en cuestión resulta totalmente ‘impregnado’ de las normas constitucionales. Un
ordenamiento jurídico constitucionalizado está caracterizado por una Constitución extrema-
damente invasiva y desbordante”. GUASTINI, Riccardo, Interpretación, Estado y Constitución,
ARA Editores, Lima, 2010, p. 155.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 15

2.2. Fines u objetivos mediatos

Todos esos objetivos, de preservar la corrección tanto adjetiva como


sustantiva de una decisión, están comprendidos en el ámbito del recurso de
nulidad laboral. Si se hurga en lo que subyace tras el efecto inmediato de la
invalidación del acto procesal, se tiene que –en último término– ella resulta
instrumental a otros ¿nes o funciones, mediatos, del recurso de nulidad, que
no son otros que los de velar por el respeto de las “formas” legales del proce-
dimiento, en cuanto expresión del proceso racional, de propiciar la correcta
aplicación del derecho, como medio para asegurar la legalidad/justicia de la
decisión y, a ¿n de cuentas, posibilitar la defensa de las garantías y de los
derechos fundamentales, lo que puede asumirse como manifestación de lo
mismo. En síntesis, en cuanto inserto en un proceso, podría entenderse al
recurso de nulidad como un mecanismo de tutela efectiva de los derechos
esenciales, a cuyo servicio tendría que estar16.

3. CARACTERÍSTICAS DEL RECURSO DE NULIDAD LABORAL

3.1. ¿Es un recurso extraordinario?

Suele catalogarse al recurso de nulidad como un recurso de carácter


extraordinario. No se trata acá de la osadía de cuestionar clasi¿caciones
dogmáticas, desde luego fundadas y de larga elaboración. Antes bien, como
las “palabras hacen realidades”, lo que se busca enfatizar es que ello estaría
sugiriendo entre nosotros la idea de una procedencia “excepcional”, en
contraposición a lo común, frecuente u ordinario que signi¿caría el recurso
de apelación. Da la impresión que esas denominaciones han levantado un
muro inabordable que impide acceder al estudio integral de las materias
que están detrás del recurso y que han contribuido a restringir el vigor del
recurso de nulidad, arrinconándolo, hasta des¿gurarlo. Acontece que esa
no es nuestra realidad actual. Hoy en día la apelación no es alternativa al
recurso de nulidad ni pervive con él, como sucedía en los tiempos de la

16 En sentencia de 7 de julio de 2011 (motivo décimo), recaída en requerimiento de inapli-


cabilidad, Rol Nº 1.838-2010, el Tribunal Constitucional expresó que un procedimiento debe
ser racional y justo. Racional, para configurar un proceso lógico y carente de arbitrariedad “Y
justo para orientarlo a un sentido que cautele los derechos fundamentales de los participantes
en un proceso”. Disponible en www.tribunalconstitucional.cl.
16 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

casación17. Actualmente la nulidad es el único recurso posible de deducir,


realidad de la que no podemos sustraernos, en el sentido que nuestro orde-
namiento procesal no contempla otro recurso, hacia el nivel superior, para
enmendar los errores que pueda cometerse en el desarrollo y resolución
del asunto en el tribunal de base. Una cosa es que deba privilegiarse la
celeridad en la decisión de las materias de orden social, que por su natu-
raleza exigen de una pronta solución, y otra, muy diferente, es que deban
sacri¿carse garantías del justiciable. “Ni tanta economía que la justicia
sufra quebrantos, ni tanta discusión que prolongue inde¿nidamente el
día de la justicia”18. En referencia al recurso de nulidad en materia penal,
DUCE y RIEGO enfatizan que con ese nuevo recurso se ha buscado superar
los problemas de formalismo de la casación “sobre todo con el ¿n de fa-
vorecer su ejercicio como recurso ordinario” y respaldan tal aseveración
exactamente en la circunstancia “que se trata del único recurso disponible
y por lo tanto en él se juega la garantía básica del derecho a obtener una
revisión de la condena”19. A lo expresado sigue señalar que si lo que dis-
tinguiera a un recurso ordinario de uno extraordinario es su procedencia
contra la generalidad de las resoluciones jurisdiccionales, ha de ponerse de
relieve que, aparte de tratarse del único medio de impugnación disponible,
la nulidad es al mismo tiempo un recurso que procede contra todas las
sentencias de¿nitivas, como lo dejan en evidencia los artículos 477, 502
y 503 del Código del Trabajo.

De otra parte, aunque no por ello menos relacionado con lo que se intenta
explicar, no resulta ocioso poner de relieve que ese carácter extraordina-
rio que se asigna a los recursos, rememora casi de modo automático a la
casación. Pues bien, entre otras implicaciones, esa cualidad extraordinaria
podía atribuírsele porque original y generalmente el tribunal de casación se
limitaba a anular el fallo defectuoso, reenviando el asunto al tribunal inferior
que debía resolver sobre el fondo. Acontece que, tratándose del recurso de

17 Inclusive, si lo “ordinario” atendiera a la generalidad de la procedencia del recurso, a estas

alturas habría que cuestionarse también si el recurso de apelación sigue siendo un recurso “ordi-
nario”, en la medida que han sido notoriamente limitadas sus posibilidades de interposición.
18 COUTURE, Eduardo, Fundamentos del Derecho Procesal Civil, Editorial B de F, Buenos

Aires, 2010, 4ª edición, p. 141.


19 DUCE J., Mauricio y RIEGO R., Cristián, Proceso Penal. El Recurso de Nulidad en el Nuevo

Sistema Procesal Penal, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2007, p. 515.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 17

nulidad laboral, son múltiples –en verdad francamente mayoritarias– las


hipótesis en que el tribunal superior ejerce jurisdicción positiva, vale decir,
no debe limitarse a invalidar el fallo, puesto que el mandato legal le asigna
la obligación de fallar la cuestión debatida que ha sido objeto del recurso,
actuando entonces cual si fuera el juez del juicio, lo que le acerca a los
modelos de casación conocidos como “de (tercera) instancia”.

Desde esa perspectiva, y en el sentido que ha pretendido expresarse, el


de nulidad puede ser entendido como un recurso de carácter “ordinario”
y no “extraordinario”. En cualquier caso, debe hacerse especial hincapié
que se trata de clasi¿caciones que no debieran prevalecer como una suerte
de reglas de interpretación que de¿nan la admisibilidad y procedencia del
medio de impugnación. Más allá de las caracterizaciones o categorías, lo
que interesa es dejar instalada la idea que el recurso de nulidad laboral es
el medio común y de única oportunidad para que las garantías de tutela
judicial efectiva del justiciable salgan de los textos y lleguen a instalarse
en la realidad, bajo la forma de resultados tangibles y concretos.

3.2. Es un recurso de derecho estricto, pero ¿qué significa eso?

De otro lado, pareciera haber relativo acuerdo en que se trata de un


recurso de derecho estricto, es decir, que está sujeto a determinadas
causales previstas en la ley (cualidad que también suele recogerse bajo
la denominación de “extraordinario”). Para impugnar una sentencia no
basta que sea desfavorable a los intereses de la parte, no es su¿ciente que
el litigante haya resultado total o parcialmente vencido. Es menester que
concurra alguno de los motivos consultados en la ley para legitimar su
interposición, alguna de las causales que han sido predeterminadas legal-
mente con ese objeto. Conforme se explicara precedentemente, para que
haya lugar a la impugnación, es de rigor que ese agravio tenga su origen
en algún tipo de de¿ciencia que el legislador ha consultado dentro de las
cláusulas que contempla para promover la invalidación. Esto trae consigo
dos tipos de restricciones:

a) Para el recurrente, porque su aspiración de revertir la decisión que


pueda desfavorecerle está condicionada a la concurrencia de algún vicio o
error de aquellos que la ley considera en los artículos 477 y 478 del Código
del Trabajo, como razones poderosas para anular lo obrado, y
18 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

b) Para el tribunal de nulidad, porque su competencia queda delimitada


por el recurso deducido, en una doble dimensión. Por un lado, puesto que su
margen de intervención queda restringido por el que derive de las causales
que se ha hecho valer y, por el otro, para el caso de ser estimado el recurso,
porque tanto la invalidación que deba disponerse como la eventual sentencia
de reemplazo que deba dictarse, han de circunscribirse a las circunstancias
que determinaron la con¿guración de la causal.

Con todo, la condición de derecho estricto no es sinónimo de rigor formal,


como posiblemente hayamos podido entenderlo. Sería inútil desconocer
que este recurso está sujeto a una ritualidad legal que concierne a aspectos
tan diversos, como el plazo, las resoluciones susceptibles de impugnar por
este medio y su forma de deducirlo, exigencias que, a ¿n de cuentas, son
comunes a cualquier recurso. La misma apelación ha estado sujeta a condi-
cionamientos similares, particularmente, de fundamentación y de peticiones
concretas, pero la praxis nunca les ha conferido dimensiones extremas que
importen desechar masivamente esos recursos con sesgos de elusión de los
aspectos sustanciales. Huelga decir que se está lejos de propiciar un relajo o
abrogación virtual de las condiciones de admisibilidad y procedencia, pero
no se advierte razón para que esos requisitos, sobre forma de proposición,
deban adquirir una intensidad particularmente mayor en este caso20, por-
que ello no tendría que ver con la naturaleza del recurso. Desde hace rato
la doctrina nacional está dando señales de alerta que, si bien se iniciaron
como referidas al recurso de nulidad penal, deben ser atendidas acá. “Esta
concepción restrictiva y formalista del recurso de nulidad obedece a las más
variadas justi¿caciones, debiendo reconocerse la creatividad que en este
aspecto exhibe la jurisprudencia nacional, llegándose, en casos extremos,
a causales de inadmisión no previstas por el legislador”21. Se une a ese
reclamo lo manifestado por Diego PALOMO, cuando denuncia “la irrupción
de un criterio muy restrictivo, sumado a un excesivo rigor formal como
notas distintivas del recurso de nulidad penal, materializándose una inter-
pretación absolutamente divorciada de la genuina concepción del recurso,
que, desde luego, atenta contra del derecho al recurso”, protestas que luego
extiende a las materias laborales al manifestar que “se ha importado tanto
el rigor formal como el criterio restrictivo que ha caracterizado al recurso

20 CORTÉS M., Gonzalo, ob. cit., p. 17.


21 CORTÉS M., Gonzalo, ob. cit., pp. 39 y 40.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 19

de nulidad penal que, según se lee en las sentencias, estarían justi¿cados


desde el momento que el recurso de nulidad laboral es ‘extraordinario’,
de ‘derecho estricto’ y ‘excepcional’…”22.

No existe obra humana perfecta, ni debe pretenderse un purismo absoluto.


Si para disponer la anulación de los actos procesales es menester que los
defectos sean relevantes, la coherencia indica que lo propio debería regir
al tiempo de juzgar la concurrencia de los requisitos formales en un libelo
de impugnación. ¿Es tan indispensable que el recurrente indique de modo
expreso y solemne que impugna la sentencia por la causal del artículo 477,
inciso primero, parte ¿nal del Código del Trabajo, o lo que verdaderamente
importa es que señale que recurre porque en su concepto existe una infrac-
ción de ley que ha inÀuido sustancialmente en la decisión y que desarrolle en
su libelo tanto el error de derecho que postula como las consecuencias que
derivan de su veri¿cación?; en la misma causal, ¿es estrictamente necesario
que singularice con cita exacta que la regla legal que estima infringida es el
artículo 172 inciso segundo del Código del Trabajo o basta que justi¿que su
protesta en que es equivocado considerar para la base de cálculo la última
remuneración mensual devengada cuando lo procedente sería el promedio de
las tres últimas?; en ¿n, ¿puede entenderse que el recurso está mal interpuesto
cuando no se precisa si las causales se deducen conjunta o subsidiariamente
si de la argumentación efectuada Àuye que esas causales no se contraponen y
que corresponden a fundamentos que conducen a un mismo resultado o que
se dirigen a cuestionar aspectos diferentes del fallo, claramente diferencia-
bles? Dejando a salvo situaciones de litigación mani¿estamente defectuosa,
de escaso profesionalismo, si ya resulta difícil que el justiciable pueda com-
prender nuestro lenguaje técnico, todavía más incomprensible tendría que
resultarle que pierda su proceso por exigencias formalistas. Está en juego la
credibilidad del recurso y el prestigio de la administración de justicia.

En relación a lo indicado, no debe olvidarse la posición contraria a los


formalismos que impidan el conocimiento del recurso, en cuanto se erijan

22 PALOMO VELEZ, Diego, “Apelación, doble instancia y proceso civil oral. A propósito de
la Reforma en Trámite”, Revista de Estudios Constitucionales, año 8, Nº 2, 2010, p. 495, y
“Declaraciones de Inadmisibilidad del Recurso de Nulidad Laboral como Restricción Inde-
bida al Derecho al Recurso: Jurisprudencia Correctiva de la Excma. Corte Suprema”, Revista
de Derecho, Universidad Católica del Norte, Sección Comentarios de Jurisprudencia, año
18-Nº 2-2011, p. 414.
20 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

en obstáculo para la revisión de los fallos, que dejó insinuada la Corte In-
teramericana de Derechos Humanos en la citada sentencia sobre el “Caso
Herrera Ulloa con Costa Rica”, al manifestar lo que se transcribe enseguida,
en su párrafos pertinentes:

“…161. De acuerdo al objeto y fin de la Convención Americana, cual es la


eficaz protección de los derechos humanos, se debe entender que el recurso
que contempla el artículo 8.2.h. de dicho tratado debe ser un recurso ordina-
rio eficaz mediante el cual un juez o tribunal superior procure la corrección
de decisiones jurisdiccionales contrarias al derecho. Si bien los Estados
tienen un margen de apreciación para regular el ejercicio de ese recurso,
no pueden establecer restricciones o requisitos que infrinjan la esencia
misma del derecho de recurrir del fallo. Al respecto, la Corte ha establecido
que ‘no basta con la existencia formal de los recursos sino que éstos deben
ser eficaces’, es decir, deben dar resultados o respuestas al fin para el cual
fueron concebidos”.

“164. La posibilidad de ‘recurrir del fallo’ debe ser accesible, sin requerir
mayores complejidades que tornen ilusorio este derecho…”23.

En cualquier caso, la cualidad de derecho estricto tampoco implica que


los hechos de la causa sean totalmente ajenos al recurso o que tales hechos
estén absolutamente al margen de la revisión o del control que puede supo-
ner el recurso de nulidad, como si fuera un recurso de “puro” derecho que
interesa únicamente a los letrados o académicos, en circunstancias que –en
verdad– es un instrumento funcional a la búsqueda de la mejor solución
para un conÀicto cuyas consecuencias, favorables o desfavorables, son
experimentadas por personas “de carne y hueso”, que viven en el “mundo
real” y no en el universo de las palabras técnicas o de las abstracciones. La
revisión de los hechos está comprendida en las potencialidades del recurso,
conforme habrá ocasión de explicarlo.

Entonces, que sea de derecho estricto “sólo” importa que las posibilida-
des de impugnación del recurrente se encuentran supeditadas a la invocación
de alguna de las causales establecidas en la ley y que las posibilidades de
actuación del tribunal de nulidad están condicionadas a su vez a la con¿gu-
ración de alguna de esas causales. Únicamente eso, nada más que eso.

23 Fuente: www.corteidh.or.cr.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 21

4. EL RECURSO DE NULIDAD Y SU RELACIÓN CON OTROS RECURSOS

Una alternativa para situar el recurso de nulidad laboral en sus expresiones


más exactas podría pasar por su contraste con otros medios de impugnación
y, entre ellos, los que nuestro ordenamiento ha conocido o ha instituido para
la impugnación de las sentencias de¿nitivas.

4.1. El recurso de nulidad y el recurso de casación (en el fondo)

Precisamente a partir de aquellos caracteres, de “extraordinario” y/o “de


derecho estricto”, ha resultado inevitable asociar el recurso de nulidad –si no
derechamente identi¿car– con el recurso de casación, aunque en sus expre-
siones más clásicas, esto es, como un mecanismo de control esencialmente
jurídico o de exclusiva legalidad. Las semejanzas son evidentes, no pueden
desconocerse, máxime si se tiene en cuenta que la formulación legal de los
motivos de uno y otro recurso evidencian identidades indesmentibles. Con
todo, debe anticiparse, desde ya, que queda la impresión que ambos recursos
no son exactamente lo mismo, cuando menos en la acepción original de la
casación. Asumiendo que el de nulidad se ha nutrido de la casación y que
reconoce en ella a su fuente generadora, querría signi¿car que un adecuado
paralelo de esos mecanismos de impugnación exige algunas referencias
históricas, porque los orígenes estarían operando como una especie de no-
mo¿laquia del instituto, como una suerte de defensa o ¿delidad a la casación
en sus concepciones primigenias que, como antecedentes históricos que son,
no debieran tener la potencialidad para mantenerla en un cierto inmovilismo
que, para muchos, ha signi¿cado que entrara en crisis.

4.1.1. Una brevísima referencia sobre los orígenes de la casación24

En una síntesis que por menguada va a resultar irrespetuosa, la doctrina


mayoritaria considera que el recurso de casación –en las expresiones que

24 Sobre los orígenes históricos de la casación, fundamentalmente, CALAMANDREI, Piero, La

Casación Civil, traducción de Santiago Sentís Melendo, Librería El Foro, Buenos Aires, Tomo
II, Título V; NIEVA FENOLL, Jordi, El Hecho y el Derecho en la Casación Penal, JM Bosch Editor,
Barcelona, 2000, pp. 23 y ss.; DE LA RÚA, Fernando, La Casación Penal en el Nuevo Código
Procesal Penal de la Nación, Editorial LexisNexis, 2ª edición, Buenos Aires, 2006, pp. 4-18;
GUASCH FERNÁNDEZ, Sergi, El Hecho y el Derecho en la Casación Civil, José María Bosch Editor,
Barcelona, 1998, pp. 32 a 39, y, en alguna medida, MORELLO, Augusto M., La Casación. Un
modelo intermedio Eficiente, Librería Editora Platense, Buenos Aires, pp. 5-14.
22 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

hemos llegado a conocerle en los tiempos contemporáneos– tuvo sus prime-


ras insinuaciones en la Francia monárquica. Su propósito original, de corte
eminentemente político, consistió en sofocar los atisbos de rebelión hacia
la autoridad del Rey, que personi¿caba la ley. En las fricciones surgidas
entre el poder monárquico y los parlamentos resultó necesario acudir al
expediente de anular los actos de estos últimos, cuando resultaban contra-
rios a las ordenanzas o edictos reales. Se llegó a generar así un órgano no
jurisdiccional, asesor del monarca (“Conseil des Parties”), cuya misión
era anular las decisiones que no se ajustaran al sentido abstracto o genuino
de la norma, como expresión de la voluntad del soberano, para cuyo efec-
to podía servirse de los reclamos que formularan los particulares. Como
órgano político que era, se limitaba a invalidar la resolución infractora de
ley. No tomaba la decisión del asunto. En su germen, la casación nunca se
pensó como un recurso para la defensa de los derechos de las partes. Su
objetivo era controlar a los jueces/parlamentos, imponer la voluntad del
soberano25. Aunque con algunos grados de renuencia, porque entiende que
la complejidad del instituto hace que no pudiera surgir “de golpe”, CALA-
MANDREI sitúa el origen histórico de la casación en la Francia revolucionaria,
a partir del establecimiento de un Tribunal de Casación, con los decretos

25En una referencia limitadísima, cabe mencionar que en la compleja organización juris-
diccional de la monarquía francesa (“imbroglio judiciare”), el monarca concentraba todo el
poder. Empero, en lo que atañe a la función jurisdiccional, al cabo del tiempo se llegaron a
estructurar formas de justicia delegada y retenida. Los parlamentos se insertaban en la moda-
lidad de justicia delegada ordinaria. Originariamente, existía sólo el Parlamento de París, pero
a medida que el reino iba anexando territorios, como una manera de mantener el equilibrio y a
modo de prerrogativas, se creaban parlamentos provinciales, sin perjuicio de corresponder el de
París al de mayor jerarquía. En lenguaje actual, sus integrantes fueron inamovibles y los cargos
tuvieron un carácter patrimonial y transmisible. Los Parlamentos no sólo ejecutaban funciones
de orden judicial sino que –por la fuerza de los hechos, por una deformación del diseño original
o por espacios que fueron conquistando–, llegaron a desarrollar funciones de índole política,
de reglamentación e inclusive de administración del reino. En particular, los Parlamentos se
atribuyeron en la práctica facultades de índole legislativa, expresadas en su eventual negativa al
registro de algunas disposiciones reales (“Enregistrement”) y de formular una especie de veto
o censura a los edictos reales, con lo que se entrababa su cumplimiento, cuando juzgaban que
ellos no se ajustaban a las leyes del reino. En la época se consideraba que el registro era nece-
sario para que la respectiva disposición entrara en vigencia y fuese considerada vinculante, no
obstante lo cual –en general– el rey conservaba la posibilidad de “insistir”, para lo cual –como
última medida– debía constituirse en el Parlamento, porque de esa manera cesaba la delegación
y prevalecía su voluntad (“lit de justice”). PARDO LÓPEZ, Magnolia, Magistratura Profesional,
Editorial Tirant Lo Blanch, Valencia, 2009, Capítulos Segundo a Cuarto, y comentarios inéditos
del profesor Eduardo ALDUNATE, sobre Independencia Judicial.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 23

de 27 de noviembre y de 1 de diciembre de 1790, que ordenaban anular


toda sentencia que contuviera una contravención expresa al texto de la ley,
y marca su consolidación a contar de la posterior instauración de la Corte
de Casación, en cuanto asume la forma de un órgano propiamente judicial
para uni¿car la jurisprudencia de los tribunales26. Empero, es preciso re-
marcar que en sus orígenes esa casación conservó la estructura procesal
esencial, heredada del Antiguo Régimen. En una visión crítica del tema, no
sería tan desacertado sostener que con la Revolución Francesa se mantuvo
el carácter político de la casación, en cuanto defendía ahora la separación
de poderes, en términos de impedir que el sentido de la norma fuera defor-
mado con interpretaciones judiciales o eventuales precisiones doctrinarias
que podían devenir en la generación de una “nueva” ley. Sólo cambió la
autoridad a respetar, esta vez fuertemente inspirada en la idea de que era
la ley –como manifestación de voluntad soberana (general o popular) y no
regia– la que debía ser estrictamente acatada, tal cual había sido concebida,
conforme a su texto preciso. Se trataba ahora de proteger al poder legislativo
de hipotéticas invasiones del poder judicial e impedir su rebelión, lo que
se lograba haciendo respetar el sentido “exacto”, “único” de la norma. El
concepto que existía en esa época lo resume CALAMANDREI con exactitud:
“Al legislador, se dice, corresponde establecer la ley en abstracto, al juez,
aplicarla en el caso concreto; el juez, por consiguiente, debe limitarse a
aceptar la ley, tal cual le es ofrecida por el legislador, y a sacar de ella,
mecánicamente, automáticamente, las consecuencias particulares; pues
cuando el juez, al dictar su sentencia, quisiera sustraerse al mandato legal,
vendría a usurpar las atribuciones del legislador, violando de tal modo el
principio de la separación de poderes”27. El mismo maestro italiano deja
en evidencia que la creación del tribunal de casación estuvo fuertemente
inspirada en las ideas de MONTESQUIEU, cuyas conocidas expresiones resue-
nan hasta nuestros días: “Pero los jueces de la nación, como es sabido, no

26 Así lo entiende el maestro italiano en su monumental estudio histórico, porque, en su


concepto, para hablar de Casación es menester una tríada que supone la concurrencia de los
fines de nomofilaquia, la institucionalización de un recurso y, por fin, la existencia de un tribunal
de casación, reunión que recién logra verificarse desde esa época. En efecto, apunta que aun
cuando había antecedentes de los objetivos que posteriormente se refunden en la casación y
hasta mecanismos más o menos formales de impugnación, asimilables a la idea de los recursos,
sólo a partir del Nuevo Régimen se crea un tribunal propiamente dicho. CALAMANDREI, Piero,
ob. cit., Tomo II, pp. 367-377.
27 CALAMANDREI, Piero, ob. cit., p. 44.
24 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

son más ni menos que la boca que pronuncia las palabras de la ley, seres
inanimados que no pueden mitigar la fuerza y el rigor de la ley misma”28.
En la expresión más pura y primitiva del recurso, importaban poco o nada
los fundamentos del fallo. Lo relevante era que lo dispuesto en la sentencia
no vulnerara el mandato legal, haciéndose patente la magni¿cencia que se
atribuía a la ley en esos tiempos. De hecho, llegó a estar proscrita cualquier
actividad de interpretación, en la idea que “interpretar signi¿ca sustituir
a quien ha escrito la ley, indagar qué hubiese dicho el legislador acerca
de un supuesto sobre el que la ley no se pronuncia claramente. Interpretar
signi¿ca hacer decir al legislador más de lo que ha dicho, y, ese más, es la
medida de la facultad legislativa que se atribuye el juez”29. Hay razones
para pensar que tales concepciones armonizan con la preocupación social
permanente de limitar el poder de los jueces, impidiendo la interpretación
judicial, en la pretensión “ingenua” de imponer la aplicación mecánica del
texto legal, manifestaciones que no son necesariamente una cosa del pasado,
dado que continúan expresándose hasta nuestros días en la modalidad de
métodos de enseñanza del derecho y de selección profesional, basados en
la “memorización y recitado de normas”30.

Si se acepta que esos fueron los objetivos fundacionales del recurso


de casación31, puede entenderse que quedara limitado a las cuestiones de
derecho. En un esquema como el descrito, las decisiones sobre los hechos
no interesaban a la autoridad. No había razón para controlar los aspectos

28
MONTESQUIEU, Del Espíritu de las Leyes, Editorial Eliasta, Buenos Aires, 1984, Libro
XI, cap. VI, p. 194.
29
P. VERRI, citado por PIETRO SANCHÍS, Luis, La ¿losofía penal de la Ilustración, Palestra
Editores, Lima, 2007, p. 64.
30 IBÁÑEZ, Perfecto Andrés, En torno a la Jurisdicción, Editores del Puerto, Buenos Aires,

2007, pp. 39 y 40.


31 No obstante, es preciso dejar señalado que en una primera fase la casación fue concebida

como un instrumento que excluía cualquier tipo de interpretación judicial o de función “creadora”
de derecho. Inclusive se consultaba el “référé”, esto es, que en caso de duda o di¿cultad para la
interpretación y aplicación de la ley, el Tribunal de Casación debía remitir el asunto al Poder
Legislativo a objeto que éste dictara la ley interpretativa que solucionara el caso. En una fase
posterior se asumió como posible que una ley podía ser interpretada de formas diversas y que
con ello era también factible que un mismo asunto pudiera ser resuelto de maneras diversas, de
lo que surgió la necesidad de asignar a la casación una ¿nalidad uni¿cadora o uniformadora del
Derecho, lo que se reÀejó en la creación de la Corte de Casación, con funciones propiamente
jurisdiccionales y como un ente separado del Poder Legislativo.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 25

de mérito. SATTA, citado por DE LA RÚA, re¿ere que de esos antecedentes


“Ha quedado todo… porque ha quedado la misma casación…en la cual la
escisión del juicio de derecho del juicio de hecho… tiene su origen preci-
samente en el sentimiento místico de la ley”32. Inclusive se llegó a sostener
que lo relevante no era la justicia o injusticia de la decisión, sino la defensa
del ordenamiento jurídico. Si a ello se agrega que no era propiamente un
derecho de las partes, la limitación resultaba natural. “Repulsión al hecho.
Fobia a las cuestiones de hecho. He aquí otra gran característica de la
Casación, que nunca admitió el análisis de las cuestiones de hecho. Para
sus grandes de¿nidores, ésta surgió como un fetichismo a la ley y con un
temor obsesionante a los hechos. Los oradores de la Asamblea llevaron su
obsesión hasta el punto de prohibir cualquier forma de interpretación del
Derecho y todo tipo de análisis del hecho…”33.

4.1.2. La casación en nuestro Derecho

El recurso de casación se incorpora formal y de¿nitivamente en nuestro


ordenamiento jurídico, con la entrada en vigencia del Código de Procedi-
miento Civil, en los albores del siglo XX34. Entre los antecedentes de su
establecimiento consta que su esencia recogió la expresión francesa del
recurso y no podía ser de otra manera si se parte de la base que las raíces
de ese instrumento son las que se remontan al Antiguo y Nuevo Régimen35.

32 DE LA RÚA, Fernando, ob. cit., p. 16.


33 SILVA VALLEJO, José Antonio, La Casación Civil. Su crisis actual, ARA Editores, Lima,
2010, p. 21.
34 En cuanto a la historia y reformas al recurso de casación en Chile, ver PAZ FLORIDO,
Cecilia, “El recurso de casación civil: Antecedentes históricos y su per¿l actual”, Revista
de Derecho Nº 12, disponible en www.cde.cl; ROMERO, Alejandro, La Jurisprudencia de los
Tribunales como Fuente del Derecho, Editorial Jurídica de Chile, 2004, pp. 67-90, y ATRIA,
Fernando, “La Casación como Problema”, Revista de Derecho de la Universidad Adolfo Ibáñez
Nº 2, 2005, pp. 249-269.
35 En sesión de 27 de agosto de 1874, el Diputado Enrique Tocornal expresó en su inter-
vención: “La Corte de Casación no es una jerarquía del poder judicial, porque jamás juzga
ni debe juzgar cuestiones entre partes. Su objeto es más elevado; tiene la misión de conservar
la uniformidad de la lei en todo el país, para que no haya jurisprudencia en una Corte diversa
en otra i que las cuestiones se resuelvan en tal o cual sentido, según el tribunal donde se lle-
van”. Citado por TAVOLARI OLIVEROS, Raúl, Recursos de Casación y de Queja. Nuevo Régimen,
Editorial Jurídica ConoSur, Santiago, 1996, p. 31.
26 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

Empero, al margen que en Chile ya existía un recurso de nulidad destinado


a velar por el respeto de las formas procesales, lo cierto es también que
dicha casación ingresó a nuestro sistema procesal con fuertes inÀuencias de
la raigambre jurisdiccional de la casación española –para bien o para mal,
fuimos su colonia–, caracterizada por la extensión de las posibilidades de
dictar sentencia de reemplazo, que en Francia eran muy limitadas. Como
demostración de esa naturaleza ecléctica, un pasaje su¿cientemente escla-
recedor del mensaje de ese Código: “La casación en el fondo introduce
en nuestra legislación una novedad reclamada por las necesidades de dar
uniforme aplicación a las leyes. Se ha limitado sólo a las sentencias de
las Cortes de Alzada, como encargadas de dar la norma para el correcto
funcionamiento de los tribunales inferiores”, agregándose a continuación
que “Aún cuando, para conservar a la casación su verdadero sentido y
elevado carácter, aconsejan muchos jurisconsultos limitar las funciones
del tribunal a sólo la declaración que invalida el fallo reclamado, se ha
creído preferible encomendarle también la resolución del asunto en que
la casación recae, con el ¿n de evitar dilaciones y gastos a los litigantes y
una organización más vasta del tribunal a quien se encarga esta misión”.
En su devenir reciente, queda la impresión que la casación en el fondo ha
sido fundamentalmente asumida y aplicada en su impronta más clásica,
alejada de sus concepciones “bastardas”36. Sin embargo, es oportuno
recalcar que esa casación en el fondo no estaba absolutamente ajena al
control de los hechos, sólo acontecía que la revisión quedaba supeditada
a la vulneración de las reglas reguladoras de la prueba, entendiendo por
tales aquellas que rigen el onus probandi, las que señalan los medios de
convicción admisibles, las que ¿jan su valor de un modo obligatorio o que
indican su orden de precedencia37. Con todo, acontece también que, en
rigor, en Chile no ha existido un sistema absoluto de prueba legal sino que
uno de carácter mixto, que combina reglas legales con otras de sana críti-

36V. gr., en una doctrina que se ha mantenido en términos más o menos similares, la Corte
Suprema ha expresado en sus fallos que el recurso de casación en el fondo se instituyó con fines
de interés público, consistentes en velar por la correcta aplicación de la ley y lograr la unidad
de la jurisprudencia, señalando frecuentemente que no constituye una tercera instancia.
37 La reseñada es doctrina reiterada y sostenida en el tiempo, de la Excma. Corte Suprema.

Como muestra aleatoria, Rol Nº 1.351-2004, de 5 de mayo de 2005; Rol Nº 1.289-2003, de 1


de junio de 2007; Rol Nº 6.627-2008, de 25 de octubre de 2010, y Rol Nº 527-2009, de 5 de
abril de 2011. Todas disponibles en www.poderjudicial.cl.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 27

ca38. Esa conformación bifronte ha hecho que dichas normas reguladoras


no tuvieran todo el peso especí¿co que inicialmente pudiera pensarse, en
la medida que las reglas de la sana crítica entregan (o entregaban) márge-
nes su¿cientes de discrecionalidad, respecto de los cuales –generalmente,
aunque no siempre–, se ha operado como si no fueran susceptibles de
ningún tipo de revisión. Vistas así las cosas, se retornaba a un escenario de
control fundamentalmente jurídico, o sea, la limitación del ámbito y de la
e¿cacia de la casación a las cuestiones de derecho, de interpretación y de
aplicación de la ley, excluyéndose de su campo de refutación los aspectos
atingentes a posibles errores en la determinación de los hechos.

4.1.3. El kayros de la casación, su tiempo justo

En tiempos más recientes se ha ido adquiriendo paulatina conciencia


que puede llegar a producirse una tensión entre los ¿nes tradicionalmente
asignados al recurso de casación (nomo¿laquia y uniformidad en la apli-
cación del derecho) y la necesidad de dar una solución justa para el caso
concreto. El imperativo de compatibilizar esos ¿nes ha provocado que se
busque la forma de ampliar las posibilidades de examen. Así, dentro del
rigor de la Casación, se han ido abriendo espacios para la revisión del ma-
terial fáctico, lo que se ha venido concretando y consolidando a través del
control de la adecuada motivación de la sentencia (error cogitando/control
de logicidad) e inclusive la revisión de aquellos aspectos de hecho que no
dependan directamente y únicamente de la inmediación, en aplicación de la
teoría alemana conocida como “capacidad de rendimiento”, según la cual
el tribunal de casación debe revisar todo lo que pueda revisar o agotar la
revisión de lo que sea revisable. Gran parte de lo que se ha venido diciendo,
incluidos los antecedentes históricos de la casación, es posible encontrarlo
expresado en una sentencia, de singular doctrina, conocida como “Fallo
Casal”, de la Corte Suprema de la Nación, Argentina39.

38 V. gr., artículos 1700 y 1713 del Código Civil, “versus” artículos 384 regla tercera, 425
y 428, todos del Código de Procedimiento Civil.
39 Corte Suprema de Justicia de la Nación, 20 de septiembre de 2005, recurso de Hecho,
C 1757 XL, que incide en causa 1681, “Casal, Matías Eugenio y otro”, robo simple en grado
de tentativa. Disponible en www.csjn.gov.ar. Un comentario ilustrativo de esa sentencia, en
LEDESMA, Ángela, “El derecho al recurso y la casación penal”, en La Casación Civil, Penal
y Laboral en la Nación y en la Provincia de Buenos Aires, Editorial Ad Hoc, Buenos Aires,
2008, pp. 64-84.
28 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

Uno de los reproches que acostumbra hacerse a las concepciones menos


rigoristas de la casación, que tienden a privilegiar sus potencialidades de
cautela de los derechos del litigante (“ius litigatoris”), es que de esa manera
se la alejaría de sus ¿nes esenciales, de salvaguardar la recta y uniforme
aplicación del derecho (“ius constitutionis”). Se trataría de la contraposi-
ción entre el interés público y el interés privado. Se explica en tal sentido
que, al colocarse el foco de atención en la justicia del caso concreto, lo que
se termina produciendo es una particularización del recurso, de manera
que la interpretación y aplicación de la ley queda fuertemente determinada
por las circunstancias especí¿cas del caso conocido, con lo que no resulta
posible la adopción de lineamientos generales, capaces de funcionar como
irradiación a la hora de resolver asuntos futuros40. A ese respecto –al margen
que la casación instaurada en Chile no se identi¿caría plenamente en sus
raíces con el prototipo francés– parece en todo caso legítimo cuestionarse
cuánto de ese modelo puro –defendido por Calamandrei–, puede mante-
nerse en la actualidad recursiva, marcadamente asociada a la protección de
los derechos individuales. En efecto, uno de los propósitos que se predica
de la casación es la de servir de instrumento de control de la legalidad de
la decisión, lo que puede realizarse en su relación con el ordenamiento
jurídico en general (visión objetiva) o con miras a proteger el derecho
individual, de manera de asegurar ese control al sujeto involucrado en la
controversia (visión subjetiva). En esa disyuntiva, como lo reseña TARUFFO,
aparentemente sin compartirlo, se postula que el contenido predominante
de la garantía de la legalidad estaría dado por su ¿nalidad de satisfacer los
derechos individuales y que, por lo mismo, sería el caso concreto el que ¿ja
el campo dentro del cual debe llevarse a cabo dicho control, prevaleciendo
entonces la tutela de los intereses especí¿cos de los litigantes41. Quienes así
lo consideran sostienen que “un proceso no es un instituto destinado a pro-
teger el ordenamiento jurídico, por lo que si la casación es verdaderamente
un ente procesal y no un aparato político… la función de protección del
ordenamiento jurídico tiene que serle directa e inmediatamente ajena…”,
agregándose, de igual manera, que la función uniformadora sólo consigue

40TARUFFO, Michele, “La Corte de Casación, entre la función de control de legitimidad y


la de instancia”, en Estudios de Derecho Procesal en honor de Víctor Fairén Guillén, Editorial
Tirant lo Blanch, Valencia, 1990, p. 554.
41 TARUFFO, Michele, El Vértice Ambiguo. Ensayos sobre la casación, Palestra Editores,

Lima, 2006, pp. 22-26.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 29

desnaturalizar la verdadera esencia de la función jurisdiccional del proce-


so, que no es otra que su idea de¿nidora de satisfacción de pretensiones42.
En posturas semejantes, MORELLO manifestaba que “en los umbrales del
nuevo milenio” lo que mejor justi¿ca a la casación es la realización de la
justicia en la solución ¿nal de la controversia, postulando el “tríptico del
porvenir” de la Casación, esto es, la concurrencia de sus tres ¿nes: nomo-
¿láctico, uniformador y dikeológico, pero destacando que ese recurso no
se agota en la defensa de la ley sino que es “un formidable instrumento
para hacer justicia. Resguarda el interés tutelable del litigante, y de su
derecho a recurrir. Nos parece que no es otra su más importante razón
de ser”43.

Aferrándose a esas precisiones dogmáticas, podría entenderse que la


misión del Poder Judicial es administrar justicia, pero que esa labor debe
cumplirse con el derecho disponible y sin más sujeción ni dependencia
que la derivada de ese mismo derecho, de manera que no estaría entre sus
cargas la de responder a una pretensión de generalidad, que es más propia
de la ley.

Con motivo de las Sextas Jornadas Iberoamericanas de Derecho Proce-


sal, realizadas en agosto de 1978, en Valencia, Venezuela, Hernando DEVIS
ECHANDÍA dio a conocer a la comunidad jurídica su ponencia “Presente y
Futuro de la Casación Civil”. Tras un ilustrado estudio comparativo de
la situación de ese recurso en las legislaciones de Francia, España, Italia,
Colombia y en otros países de América Latina, el connotado profesor co-
lombiano postuló la necesidad de implementar ciertas reformas al recurso
de casación, como una manera de potenciar sus virtudes y de superar las
de¿ciencias de que adolecía. En una fundamentada exposición propuso para
esos efectos la atenuación de las exigencias técnicas de formulación del
recurso, la eliminación de los trámites innecesarios y formalidades excesi-
vas, la supresión del reenvío, sindicándolo como culpable de las tremendas
demoras en la ¿nalización del proceso y, en lo que resulta particularmente
pertinente e interesante –si no derechamente visionario para nuestro recurso
de nulidad–, la extensión de las facultades de la Corte al aspecto fáctico de

42 GUASP, Jaime y ARAGONESE, Pedro, Derecho Procesal Civil, Thomson Civitas, 7ª edición,

Madrid, 2006, Tomo II, p. 504.


43 MORELLO, Augusto M., ob. cit., p. 110.
30 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

la causa, con el objeto de corregir los errores de carácter “mani¿esto” o


“protuberante”, entre otras enmiendas44.

4.1.4. Conclusiones

De todos los antecedentes que han sido apretadamente resumidos, Àuye


entonces que el recurso de nulidad laboral se presenta en Chile como la
adecuación legislativa que los nuevos tiempos exigen de la casación, lo que
se reÀejaría en múltiples aspectos:

a) Para los ¿nes de la nulidad se han concebido causales genéricas o


hipótesis “abiertas” que autorizan la invalidación de un fallo (por ejemplo,
las causales del artículo 477 del Código del Trabajo y, particularmente, la
relativa a la vulneración sustancial de derechos o garantías), cuyo propó-
sito no ha podido ser otro que extender el abanico de posibilidades o de
situaciones susceptibles de encuadrar en la hipótesis legal respectiva. Di-
cho en otras palabras, la existencia de causales genéricas produce el efecto
de ampli¿car las potencialidades del recurso45, con lo que –por cierto– se
morigera ostensiblemente su cualidad de derecho estricto, de momento
que esas causales eÀuyen por cauces anchos, reservándose el sendero más
estrecho para las cláusulas “tipi¿cadas”, que toman la forma de “causales
especí¿cas”;

b) A lo expresado debe añadirse que las restricciones inherentes a la


casación tradicional, en su expresión más pura de “nomo¿laquia”, es decir,
sin ningún tipo de control sobre los hechos, pueden encontrar su explica-
ción en la naturaleza efectivamente excepcional de ese recurso, desde que
se insertaba en el contexto de un procedimiento escrito, con recurso de
apelación, y en el que había mediado un doble examen del asunto, tanto

44
DEVIS ECHANDÍA, Hernando, Estudios de Derecho Procesal, Editorial Zavalia, Buenos
Aires, 1984, pp. 87-104.
45
En sentido similar, “Los Regímenes recursivos en los Sistemas Procesales Penales
Acusatorios en las Américas”, Informe CEJAS para la Comisión Interamericana de Dere-
chos Humanos, versión ¿nal, 31 de agosto de 2009, disponible en www.cejaamericas.org
(Biblioteca Virtual, documentos, informes comparativos), y RIETOURD ALVARADO, Andrés, El
Recurso de Nulidad en el Nuevo Proceso Penal, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2007,
pp. 13 y 14.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 31

en los hechos como en el derecho, con la misma o similar información y


en dos grados diferentes, de manera que difícilmente podía defenderse la
necesidad de una suerte de tercera instancia. Como nada de ello acontece
en el recurso de nulidad, debiera concluirse que este último, a diferencia de
esa casación, permite el control fáctico. Esto que se dice puede constituir
una obviedad, si se considera que existe una causal o motivo que autoriza
expresamente esa revisión [artículo 478 letra b) del Código del Trabajo].
Sin embargo, a juzgar por los resultados y por el tenor de algunas opiniones
que se oyen en la materia, se ha entronizado una suerte de inmutabilidad
de los hechos que no siempre tiene un asidero correcto. Los hechos son
revisables y, en su caso, pueden ser objeto de modi¿cación. Más adelante
se volverá sobre el punto;

c) A pesar que el extremo que se pasa a referir no fue algo desconocido


para nuestra casación, entendemos que, en su nuevo contexto, la virtual
supresión del reenvío contribuye de un modo relevante a la modernización
del recurso y a la modulación de respuestas que puedan adaptarse de mejor
manera a los requerimientos del debido proceso. En efecto, la celeridad del
procedimiento, la búsqueda de la solución justa para el caso (coherente con
el derecho), la congruencia interna de las decisiones que se adopten (pues-
to que el mismo tribunal que acoge el recurso es el que debe reemplazar
la decisión anulada) y la evidente ampliación de las causales que pueden
dar lugar a la invalidación, hacen que resulte especialmente potenciado el
recurso y el rol que se asigna al tribunal de nulidad, dotándolo de las facul-
tades necesarias para decidir el asunto, en la mayor parte de las hipótesis,
reduciendo a sus expresiones menores el reenvío o, más propiamente, la
reposición de la causa a un estado determinado;

d) Finalmente, no puede dejar de mencionarse un aspecto que impresiona


como atingente al aspecto que se examina. Un factor que ha tenido una in-
cidencia relevante a la hora de restringir los ámbitos o las posibilidades de
extensión del recurso de casación, es la profusión de recursos que conges-
tionan de un modo inmanejable a la Corte de Casación, lo que ha generado
–como reacción casi inevitable– el establecimiento de ¿ltros rigurosos de
admisibilidad y la resistencia natural a la revisión del juicio fáctico, lo que
resulta particularmente explicable cuando se trata de sistemas unitarios en
que es uno solo el tribunal abocado a la resolución de tales asuntos. Dentro
de las funciones que comúnmente se reconocen como inherentes al recur-
so de casación, se menciona su rol de asegurar el respeto a la legalidad en
32 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

la sentencia y el de posibilitar la aplicación uniforme del derecho, como


manifestación de la igualdad de trato y seguridad jurídica, todo ello –se en-
tiende– con miras a propender a la solución justa del litigio. Sucede que con
el recurso de nulidad laboral se ha producido una escisión y modi¿cación
sustancial en la materia, que debiera tener algún tipo de incidencia en el
aspecto que se analiza. De todos esos propósitos, el de velar por la unidad o
uniformidad del derecho se ha con¿ado al máximo tribunal de la República,
a través de un recurso especí¿co, distinto, el de uni¿cación de jurispruden-
cia46. Consecuentemente, el conocimiento de los recursos de nulidad y con
ello la prosecución de sus otros objetivos, ha quedado distribuido en las 17
Cortes de Apelaciones del país. Desde esa perspectiva, la “creación” virtual
e indirecta de esos múltiples tribunales de nulidad, entre otras consecuencias,
tendría que restar sustento a la mantención de los diques arti¿ciales que
pudieron erigirse en el pasado, para contener la avalancha.

En consecuencia, el recurso de nulidad laboral presenta similitudes in-


negables con la casación, resultando también indudable que se ha estructu-
rado a partir de ella. Sin embargo, por las razones antes expresadas, siendo
moderados, podría concluirse que el recurso de nulidad es una versión
“aggiornada”, rejuvenecida de la casación. Primero, porque el recurso de
nulidad se inserta en un tipo de procedimiento que di¿ere sustancialmente
del que le antecediera, un nuevo procedimiento que tiende a desprenderse de
las formas atávicas o desprovistas de sentido ¿nal (la forma por la forma) y
marcado por la celeridad; enseguida, porque –cuando menos en inspiración–
se ha procurado simpli¿car el ejercicio del recurso, alejándolo también de
los formalismos excesivos que llegaron a caracterizar a la casación; luego,
porque se ha “democratizado” el mecanismo de impugnación, en el sentido
que ya no está asociado a un solo y único tribunal, llamado a “decir el dere-
cho”, con lo que debieran intensi¿carse las posibilidades de tutela judicial
efectiva, en su expresión de verdadero acceso al recurso, y, en ¿n, porque se
han remarcado sus notas de instancia –desde luego no el sentido de reabrir
debates, de producir nuevas pruebas o de propiciar un reexamen de todos los

46 El efecto de “descongestión” del máximo tribunal parece comenzar a evidenciarse. Entre

los meses de enero de 2011 a junio de 2012, el total de recursos de unificación de jurisprudencia
alcanzó a 726 ingresos, esto es, un promedio de 40 recursos por mes. En el lapso comprendido
entre enero de 2011 y mayo de 2012, los ingresos de recursos de nulidad, en las 17 Cortes
de Apelaciones del país, alcanzaron a 5.476. Fuente: Corporación Administrativa del Poder
Judicial. Ver anexos 1 y 4.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 33

extremos del juicio– sino que en la idea de posibilitar el control de los hechos
y de promover una nueva decisión por parte del tribunal de nulidad, lo que
se mani¿esta en la amplitud de hipótesis para dictar sentencia de reemplazo
o, que es lo mismo, en la restricción y virtual supresión de las posibilidades
de reenvío. En suma, se trata de un recurso distinto. No es casación. A lo
más, podría concederse que se trataría de una casación ampliada, renovada,
mejorada y diversi¿cada. Despojada de todo el lastre formalista con el que
debió cargar la casación y, por lo mismo, diferente de ella47.

4.2. El recurso de nulidad y el recurso de apelación

Con lo que va dicho hasta aquí parece válido cuestionarse entonces acerca
de qué distinguiría al recurso de nulidad del recurso de apelación, si es que
fuera cierto que ambos permiten la impugnación de los hechos que se ha
tenido por probados. Es mani¿esto que existen diferencias entre uno y otro
recurso. Tomando palabras de FERRAJIOLI, la apelación signi¿ca un reexamen
de la materia del juicio, lo que puede traer consigo la renovación integral
de ese juicio ante un juez distinto, con posibilidades de evaluar en forma
diferente la prueba ejecutada en primera instancia, e incluso, considerando
la eventualidad de valorar prueba distinta de la que fuera producida ante el
juez a quo48, lo cual no resulta exactamente realizable en un recurso de nu-
lidad. Con todo, cabe referir que, contrariamente a lo que pudiera pensarse,
las diferencias entre uno y otro recurso no son tan radicales. La apelación
está indisolublemente asociada a la idea de instancia. Ha de reiterarse que,
en su concepción primitiva, la apelación permitía el paso de un grado a otro
en el desarrollo del proceso, de modo que abría la ruta a la realización de un
nuevo juicio en el grado posterior. Empero, en la actualidad se ha llegado
a una concepción más restringida. COUTURE lo expresa con la claridad de
los sabios: “La primera instancia debe ser siempre destinada a recoger

47 Refiriéndose al recurso de nulidad proyectado para el nuevo Código Procesal Civil,


Raúl Núñez Ojeda manifestó que “…el reemplazo del recurso de casación por el de nulidad
permite, por una parte, liberarse de de la tradición excesivamente formalista que siempre ha
acompañado al instituto, como también por otra, escapar de la propia auto compresión que
nuestra Corte Suprema tiene de la Casación que, por decir lo menos, bordea lo racionalmente
aceptable”. NÚÑEZ OJEDA, Raúl, “El Sistema de Recursos Procesales en el ámbito civil en
un Estado democrático deliberativo”, Ius et Praxis [online], 2008, vol. 14, n. 1, pp. 199-223,
disponible en www.scielo.cl.
48 FERRAJIOLI, Luigi, Los Valores…, p. 447.
34 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

las exposiciones de las partes y los materiales de prueba requeridos por la


decisión. La tendencia actual es a con¿ar en un juez unipersonal la tarea de
recoger esos materiales. Un cuerpo colegiado es, por propia composición,
menos apto para realizar ese cometido. Pero en cambio, el juez uniperso-
nal ofrece menos garantías en la decisión; y de aquí surge la necesidad
de no dar a ese órgano unipersonal, los plenos poderes de decisión, única
e irrevocable, sobre la conducción del procedimiento o la decisión del
asunto”49. Las coincidencias, entonces, son evidentes. Retomando la idea,
probablemente la falta de semejanza entre apelación y recurso de nulidad
no tendría que encontrarse en la posibilidad o imposibilidad de revisar los
hechos, porque en ambos recursos puede resultar factible esa revisión. La
diferencia pareciera estar en la manera o en las condiciones bajo las cuales ese
control se lleva a cabo. Tratándose del recurso de apelación, especialmente
en el contexto de un proceso escrito, el control se realiza en forma directa,
casi prescindiendo del contenido de la sentencia de primera instancia. El
tribunal de apelación veri¿ca un examen “de primera fuente”, esto es, revisa
nuevamente la misma información que tuvo el juez de la causa y la percibe
en condiciones similares o equivalentes (sustancialmente a través de actas).
En el recurso de nulidad, en cambio, ese control se realiza esencialmente con
la intermediación de la sentencia, o sea, con la información proporcionada
por el fallo y a través de la motivación de ese fallo. Dicho en otras palabras,
por medio de la exposición de las pruebas, del correspondiente análisis de las
mismas y de las razones que sustentan la decisión fáctica, todos contenidos
de la sentencia de¿nitiva. Planteado de otro modo, lo que se ejecuta es un
juicio de validez de la sentencia de¿nitiva y, en particular, de la valoración
probatoria vertida en ella. De esta manera, la exigencia de justi¿cación
explícita es la que hace que resulte posible recurrir de la decisión y la que
permite someterla a control por un tribunal superior, incluso cuando los
imperativos de la valoración racional no hayan sido observados50.

Al margen de las modalidades que puedan singularizar a un recurso del


otro, sigue siendo cierto que el recurso de nulidad y el de apelación conÀuyen
en sus motivaciones esenciales. Cuando se recurre de apelación el ataque al

49 COUTURE, Eduardo J., ob. cit., p. 141.


50
ACCATINO, Daniela, “El Modelo de Justi¿cación de los Enunciados Probatorios en las
Sentencias Penales y su Control a través del Recurso de Nulidad”, en Formación y Valoración
de la Prueba en el Proceso Penal, Abeledo Perrot, Santiago, 2010, p. 120.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 35

fallo se fundamenta en la existencia de errores en la interpretación y aplica-


ción de la ley o de errores en la valoración de las pruebas, acometimientos
que, con las particularidades del caso, también están considerados en el
recursos de nulidad, a través de las causales consultadas en sus artículos
477 y 478 letra b).

4.3. A modo de conclusión comparativa

Finalmente, de lo que se ha venido expresando no parece tan extraviado


sostener que el recurso de nulidad laboral tiene campos de acción inclusive
superiores al de esos otros recursos, en la medida que comprende los objetos
de unos y de otros.

En efecto, lo propio e inherente a la casación en el fondo y a la apelación,


en su caso, era la recti¿cación de los errores “in iudicando”, es decir, las
incorrecciones identi¿cadas con el juicio de derecho; en tanto que la correc-
ción de los errores “in procedendo”, atingentes a las reglas impartidas al
juez para la sustanciación del asunto, quedaba reservada a la casación en la
forma, y, ¿nalmente, la apelación conservaba para sí el agravio sustentado
en los errores de apreciación de la prueba. Hoy en día se tiene que, a través
de la multiplicidad de causales o motivos que consultan los artículos 477
y 478 del Código del Trabajo, el recurso de nulidad comprende todos esos
objetivos. Y ocurre que, además de ellos, le han sido incorporadas ¿nalidades
de supremacía constitucional o, más propiamente, de ¿scalización directa del
respeto a los derechos fundamentales, que los otros medios de impugnación
no comprendían, cuando menos no del modo explícito que actualmente se
asigna al recurso de nulidad laboral y que, en su momento, a propósito del
recurso de casación en el fondo, dieron pie para considerar que la causal
sobre “infracción de ley” sólo incluía a las reglas legales propiamente dichas,
excluyéndose entonces las normas de la Carta Fundamental51.

Consecuentemente, una mirada plausible y diferente en la materia,


consistiría en comprender que el legislador ha puesto a disposición de los

51 Sobre el particular, ROMERO SEGUEL, Alejandro, “El Recurso de Casación en el Fondo


como medio para denunciar la infracción de la Constitución”, Revista Chilena de Derecho,
vol. 32, Nº 3, pp. 495-500, y ROMERO SEGUEL, Alejandro, AGUERRIZABAL GRUNSTEIN, Maite y
BARAONA GONZÁLEZ, Jorge, “Revisión Crítica de la causal fundante del recurso de casación en
el fondo en materia civil”, Revista Ius et Praxis, año 14, Nº 1, pp. 235-236.
36 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

litigantes un instrumento potente de impugnación, capaz de abarcar en su


radio de acción múltiples hipótesis de defectos en la resolución de las causas,
como nunca antes existiera en nuestro ordenamiento jurídico.

5. EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL Y LA INMEDIACIÓN

Si es posible que a través del recurso de nulidad se promueva la revi-


sión de los hechos que se ha tenido por probados, e incluso su eventual
modi¿cación, es legítimo plantearse ahora cuál sería, entonces, el rol que
desempeña la inmediación, en la medida que es frecuentemente invocada
como un sello de exclusividad para las decisiones probatorias y, por lo
mismo, como un freno para su revisión. Desde luego, su valor agregado
se expresa real y cabalmente en la producción y percepción de la prueba
personal, oral o “viva” (testigos, peritos, declaraciones de parte)52. Tratán-
dose de ellas no puede discutirse que el juez del juicio tiene una posición
privilegiada, directa, inmediata y hasta puede concederse que su interven-
ción resulta también irrepetible. La duda que se cierne cuando se la postula
como una especie de principio probatorio no transigible, hasta su virtual
misti¿cación, es que no logra advertirse la línea que separe esa forma de
defensa de la inmediación, de la libre o íntima convicción judicial, teñida
de subjetividad, que no concilia con un sistema probatorio cimentado en la
persuasión racional o, más precisamente, con una concepción racionalista
de la valoración probatoria. FERRER mani¿esta que la otra cara de la versión
fuerte de la inmediación (como dogma) es que de esa manera se torna casi
innecesaria la justi¿cación, porque el juez de base siempre estaría en mejor
posición epistemológica que cualquier otro juez o tribunal, con lo que que-
daría prácticamente imposibilitada la revisión del juicio fáctico en sede de
recursos, a menos que se quiera tolerar un inaceptable “mi convicción di¿ere
de la del juez de instancia y yo mando más”53. A propósito de la oralidad
–que junto a la inmediación y concentración son expresiones de un mismo

52 Porque con relación a la prueba documental existe una “par conditio” entre el tribunal del

juicio y el de nulidad. Sin embargo, ha de apuntarse que se han postulado ideas que relativizan
dicha aserción, señalándose que el régimen de sana crítica exige una valoración individual
y conjunta de los medios de prueba, de modo que la inmediación que se tiene con la prueba
personal puede terminar incidiendo en la apreciación que se tenga de los documentos.
53 FERRER BELTRÁN, Jordi, La Valoración Racional de la Prueba, Marcial Pons, Madrid,

2007, pp. 63 y 64.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 37

objetivo– CAPPELLETTI re¿ere opiniones en orden a que no representa, en sí y


por sí, un ¿n o valor preciso que pueda quizá creerse esencial al proceso en
general o al proceso civil en especial. Representa sólo un medio, dice, con
el cual pueda perseguirse el ¿n del proceso o antes bien de la jurisdicción
(de “tutela” o de “puesta en ejecución” o cualquiera que fuere)54.

Tanto en derecho comparado (especialmente en jurisprudencia española)


como en alguna doctrina y jurisprudencia nacional, se ha deslizado la idea
que en un procedimiento basado en la oralidad, un juez que no ha visto ni
oído a los testigos o peritos no estaría en condiciones de apreciar la veracidad
de sus declaraciones. BACIGALUPO, que parece haber tenido un fuerte inÀujo
en la materia, plantea que en la ponderación de la prueba se distinguirían
dos momentos o niveles. Uno, relacionado con la percepción directa de la
prueba personal, cuya veracidad estaría sustancialmente determinada por la
inmediación (que liga a cuestiones sensoriales), de modo que, “en princi-
pio”, no es controlable en el marco de la casación, y otro momento o nivel,
vinculado con el soporte racional del juicio sobre la prueba, que puede ser
atacado en casación, pero sólo demostrando que el tribunal de instancia
ha infringido las reglas de la lógica, de la experiencia o los conocimientos
cientí¿cos55. A pesar de los puntos de encuentro a los que parece llegar, esa
tesis es rudamente cuestionada por IGARTÚA (“…no estoy de acuerdo con
una teoría, como ésta, que tiene menos alcance que un vuelo gallináceo”),
expresando que la “verdad” de un testimonio o la “corrección” de un informe
pericial no pueden ser percibidos ni por la vista, el oído, el gusto o el olfato.
Lo que sí ocurre, apunta, es que las informaciones que se registran a través
de los sentidos dan lugar para inferir después determinadas conclusiones,
pero éstas deben ser justi¿cadas. Recapitula sus ideas indicando que dar por
bueno o malo un medio de prueba implica una actividad inferencial; que
esa inferencia debe ser racionalmente justi¿cada; que esa justi¿cación debe
explicitarse en la motivación de la sentencia, y que, siendo así, no existen
impedimentos técnicos para que el control casación se extienda hasta allí,
remarcando que ese control debe desplegarse en los dos niveles señalados
por Bacigalupo. Añade que es efectivo que el juez de la instancia está en

54 CAPPELLETTI, Mauro, El testimonio de la parte en el sistema de la oralidad, Librería

Editora Platense, Buenos Aires, 2002, Parte Primera, p. 29.


55 BACIGALUPO, Enrique, La impugnación de los Hechos Probados en la Casación Penal y

otros estudios, Editorial Ad Hoc, Buenos Aires, 1994, pp. 66-68.


38 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

condiciones de determinar si un declarante titubeó al contestar, si no se in-


mutó al hacerlo, si aduce “lapsus” de memoria ante preguntas incómodas,
etcétera, pero hasta ahí llegan los bene¿cios de la inmediación, puesto que
luego debe ponderar esas declaraciones en base a máximas de experiencia.
De este modo, a¿rma, juzgar sobre la idoneidad y la correcta aplicación de
esas máximas está al alcance de quienes no hayan presenciado el juicio,
porque ello depende del intelecto, y puede efectuarse aunque el que haga
esa revisión “se halle en ultramar”56.

En nuestro ordenamiento procesal la inmediación se identi¿ca con el


imperativo de que las audiencias deban realizarse siempre con la presencia
del juez, quedando prohibida la delegación de funciones, precisándose en
parte de la legislación nacional que “El juez formará su convicción sobre la
base de las alegaciones y las pruebas que personalmente haya recibido…”57.
Habría que pensar entonces que la interacción de los litigantes y de ese juez,
que entran en contacto directo con la fuente de la información, es la que
permite optimizar el resultado probatorio. Por ende, la inmediación puede
ser mirada como una técnica que se emplea para obtener información de
calidad, que aseguraría el logro de la mejor resolución del asunto58. De esta
manera, menos que una prerrogativa, es un deber que se impone al juzgador
para que presencie y participe directamente tanto en el debate como en la
generación del material probatorio para que, por sí mismo, logre su con-
vencimiento y, luego, para que ese mismo juez que presenció y participó,
sea quien tome la decisión, sustentándola racionalmente. Por consiguien-
te, las impresiones de la realidad que obtenga de la prueba rendida, debe
traspasarlas a su fallo a través de un razonamiento escrito –exteriorizado
en razones aceptables o posibles de compartir– que en cuanto tal debe ser
también susceptible de controlar. Se ha dicho sobre el particular “…que el
testigo resulte o no creíble no porque así le parezca al tribunal –‘en virtud
de la inmediación’: una virtud que la inmediación no tiene, en contra de lo
que suele a¿rmarse– sino porque lo sea o no lo manifestado por él, a tenor

56 IGARTÚA SALAVERRIA, Juan, Valoración de la prueba, motivación y control en el proceso


penal, Tirant lo Blanch, Valencia, 1994, pp. 105 a 109 y 162.
57 Artículo 12 de la Ley Nº 19.968, que Crea los Tribunales de Familia.
58 IACOVELLO expresa que la inmediación es una técnica de formación de las pruebas, no
un método para el convencimiento del juez. Citado por IBÁÑEZ, Perfecto Andrés, En torno a la
Jurisdicción, ob. cit., p. 159.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 39

de lo obtenido de otras fuentes de prueba…”59. Daniel GONZÁLEZ LAGIER lo


coloca en términos todavía más explícitos, manifestando que es cierto que
existe determinada información importante para valorar la prueba que sólo
puede obtenerse cuando se está presente al momento de su ejecución. Con
todo, enfatiza que si esas impresiones no resultan susceptibles de justi¿car,
no debieran usarse en el proceso, destacando que puede emplearse toda la
información que se obtiene con la inmediación, inclusive si el testigo estaba
más o menos nervioso o si dudaba, por ejemplo, pero esto último sólo en la
medida que cualquier sujeto que hubiera estado presente habría obtenido
la misma impresión, porque de lo contrario ingresan los prejuicios y las
intuiciones sin fundamento60. Retornando, las innegables cualidades de la
inmediación pueden justi¿car que se estime necesario “protegerla” con la
implementación de “barreras de contención” que “di¿culten” la alteración
de los hechos. Empero, ello no puede conducir al extremo de considerar la
inmediación como un valor absoluto. Ha de concederse que esas restriccio-
nes existen y que se expresan precisamente en el recurso de nulidad. Así,
por ejemplo, para que haya lugar a la revisión de los hechos es necesario
que exista un vicio o error en materia de prueba, que ese vicio o error tenga
incidencia relevante en la decisión e inclusive, en su caso, que el corres-
pondiente error tenga un carácter “mani¿esto”. En de¿nitiva, es preciso que
se con¿gure alguna causal de nulidad. Sin embargo, la posibilidad existe.
Desde esa óptica, si hay algo de valor absoluto en la inmediación, puede
decirse que estaría en garantizar la presencia efectiva de los litigantes y, de
modo especial, del tribunal que fallará el asunto, en su labor insustituible de
participar personalmente en el proceso formativo de la decisión, participa-
ción que –por cierto– comprende de modo principal la labor de ejecución,
percepción y examen de las probanzas. En otras palabras, el ¿n último de
la inmediación sería impedir la delegación de facultades61. En términos

59 IBÁÑEZ,Perfecto Andrés, “Sobre prueba y motivación”, en Consideraciones sobre la


Prueba Judicial, Fundación Coloquio Jurídico Europeo, Madrid, 2009, p. 88.
60GONZÁLEZ LAGIER, Daniel, “Argumentación y Prueba Judicial”, en Estudios sobre la
Prueba, Distribuciones Fontamara, México, 2008, p. 143.
61 Esto que se dice ya fue sostenido en la doctrina nacional, en ideas prácticamente idén-
ticas: “La inmediación sólo designa, junto a la oralidad y la contradicción, una técnica de
formación de la prueba y su contenido especí¿co consiste en requerir la presencia ininterrum-
pida de los sujetos procesales, a ¿n de excluir la delegación en la recepción de la prueba…
y a asegurar el principio de contradicción, especialmente en el ámbito del interrogatorio y
el contra-interrogatorio de los testigos y peritos…”. ACCATINO, Daniela. “Forma y Sustancia
40 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

normativos, esta aproximación podría sustentarse en las reglas contenidas


en el artículo 425 inciso tercero del Código del Trabajo (en cuanto señala
que las actuaciones deben efectuarse “por o ante el juez de la causa”); en
el inciso primero del artículo 427 (que dispone expresamente que “Las
audiencias se desarrollarán en su totalidad ante el juez de la causa, el que
las presidirá y no podrá delegar su ministerio”, sancionando con nulidad
su infracción); en el artículo 429 inciso segundo (desde que virtualmente
declara insubsanable el vicio de vulneración del artículo 427 inciso pri-
mero); en el artículo 460 (en el sentido que ordena la celebración de una
nueva audiencia de juicio cuando el juez que la presidió no puede dictar
sentencia), y, en ¿n, en el artículo 478 letra d), que es corolario de todo lo
anterior. Sin embargo, desde allí es mucho el camino que debe recorrerse
para consagrar la intangibilidad de los hechos, por la sola circunstancia que
el juez ha percibido directamente “la manera” en que se dijeron las cosas,
porque “ha visto y oído” las fuentes de prueba.

Técnicamente, la sola revisión de la motivación fáctica del fallo no pone


en riesgo la inmediación, porque, al hacerlo, el tribunal de nulidad no está
efectuando una nueva valoración de las pruebas, como ocurre en la apelación,
en el sentido de apreciarlas y percibirlas otra vez, como si fuera la prime-
ra. Lo que se somete a escrutinio en el recurso de nulidad son las razones
vertidas en la sentencia para justi¿car la e¿cacia o ine¿cacia de la prueba
rendida. Señalado en términos distintos, lo que permite el recurso de nulidad
es llevar a cabo un juicio de validez de las decisiones probatorias contenidas
en el fallo, lo que se logra mediante el examen de la fundamentación. A decir
verdad, si algún compromiso surge para la oralidad no se mani¿esta en ese
tipo de control sino que al tiempo de pronunciarse la posible sentencia de
reemplazo, e inclusive en esa eventualidad, no siempre llega a producirse
la di¿cultad anotada. En efecto, en un hipotético fallo de reemplazo por
infracción de las reglas de la sana crítica, no se toma contacto directo con
la fuente de prueba –de hecho no es posible– sino que, en su caso, lo que
tendría que hacerse es sustituir las inferencias o conclusiones que provengan

Continuación nota 61
en el Razonamiento Probatorio, el Alcance del Control Sobre la valoración de la Prueba en
el Recurso de Nulidad Penal”, Revista de Derecho de la Ponti¿cia Universidad Católica de
Valparaíso, XXXII, pp. 347-362. En sentido semejante, HERRERA ABIÁN, R., La inmediación
como garantía procesal (en el proceso civil y penal), Editorial Comares, Granada, 2006, citado
por PALOMO VELEZ, Diego, ob. cit., p. 474.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 41

de ella, pero siempre a partir de la información que proporciona la sentencia.


Si algún “peligro” existe para la inmediación, pudiera expresarse con cierta
intensidad, por ejemplo, cuando llega a disponerse una invalidación por la
causal del artículo 478 letra e) del Código del Trabajo, en la hipótesis de falta
de análisis de prueba personal. En ese evento, el mandato legal es que debe
dictarse una sentencia de reemplazo que, por lo mismo, habrá de realizar el
análisis omitido. Esto supone que la actividad de valoración de las probanzas
orales silenciadas tendría que efectuarla un tribunal diferente del que las
recibiera, con el inconveniente que en Chile, en pleno Siglo XXI, conta-
mos con un pobre sistema de registro y reproducción (el audio). En rigor,
podría concederse que lo deseable sería que las invalidaciones por motivos
formales, como el caso aludido, no dieran lugar a sentencia de reemplazo
sino que al reenvío, esto es, que debiera procederse a la invalidación de la
sentencia y a la reposición de la causa al estado de realizarse un nuevo juicio
por un juez no inhabilitado. Empero, nuestra legislación ha optado por un
camino diferente, asignando al tribunal de nulidad el pronunciamiento de
la decisión de fondo. Esto tendría que entenderse como un “sacri¿cio” de
la inmediación en pos de un valor que se ha estimado superior para estos
¿nes. A saber, la celeridad en la sustanciación del procedimiento. Y otro ¿n
más pedestre, si se quiere, el ahorro de recursos económicos.
CAPÍTULO III
LAS CAUSALES DEL RECURSO DE NULIDAD

SUMARIO: Introducción. A. La causal genérica sobre vulneración de derechos y


garantías constitucionales. 1. Generalidades. 2. Derechos Protegidos. 3. Fases o
etapas de eventual vulneración. 3.1. Infracciones durante la tramitación del pro-
cedimiento. 3.2. Infracciones en la sentencia de¿nitiva. 4. Exigencias de con¿gu-
ración. 4.1. La relevancia. 4.2. La ilegalidad. B. La causal genérica sobre infracción
de ley. 1. Sentido y ¿nalidad de esta causal. 2. “La Ley” como noción integradora
de la causal. 2.1. Extremos pací¿cos o evidentes. 2.2. Extremos discutidos/discu-
tibles. a) La ley del contrato. b) Los principios de derecho. 3. El error de derecho
y sus formas de comisión. 3.1. Contravención formal. 3.2. Falta de aplicación.
3.3. Aplicación indebida. 3.4. Interpretación y aplicación errónea. a) El control
de la interpretación. b) Reglas generales de interpretación. c) Reglas especiales
de interpretación. 4. Exigencia de con¿guración. 4.1. La inÀuencia sustan-
cial. 4.2. La naturaleza de la ley infringida. 5. Modo de proposición de la causal.

INTRODUCCIÓN

El Código del Trabajo ha enunciado y desarrollado las causales del re-


curso de nulidad en una relación de género a especie.

Las causales de género o genéricas, están contenidas en el artículo 477


–primera parte– del inciso primero del Código del Trabajo, esto es, las re-
lativas a la vulneración sustancial de derechos y garantías constitucionales
cometidas tanto en la sustanciación del procedimiento como en la dictación
de la sentencia de¿nitiva, y la del mismo artículo 477 inciso primero, se-
gunda parte, sobre infracción de ley que ha inÀuido sustancialmente en lo
dispositivo del fallo. Las causales especí¿cas están contempladas en los
distintos literales del artículo 478 del Código del Trabajo.

El género lleva ínsita la idea de amplitud y, la especie, la de corresponder


a una especi¿cación de ese género. En efecto, en las dos causales genéricas
que contempla el citado artículo 477, la ley no ha acotado el vicio, el error o
el defecto concreto que puede autorizar la invalidación. Lejos de ello, se ha
valido de fórmulas globales y comprensivas de una multiplicidad de situacio-
nes, en términos que cabe al recurrente y al tribunal de nulidad de¿nir si los
hechos veri¿cados en un proceso determinado comportan la con¿guración de
la causal genérica que se haga valer. Esta cualidad, como se ha dicho, tiene
44 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

por objeto ampli¿car las potencialidades del recurso, haciéndolo extensivo


a una vasta variedad de situaciones que cualquier ejercicio de previsión no
sería capaz de abarcar.

La relación de género a especie que se postula Àuye de la circunstancia que


las diferentes causales especí¿cas pueden encontrar su correlato en alguno de
los motivos genéricos de nulidad, desarrollados en el artículo 477 del Código
del Trabajo. Por ejemplo, el pronunciamiento de un fallo por un juez inhabili-
tado signi¿ca la concurrencia de la causal del artículo 478 letra a), del Código
del Trabajo, pero al mismo tiempo importaría la vulneración de la garantía del
debido proceso, en la forma de parcialidad del juez y, por ende, con¿guraría
la causal del artículo 477, primera parte; o el pronunciamiento de una sen-
tencia que acoge una demanda de despido injusti¿cado por considerarse que
no es grave el incumplimiento contractual de un trabajador, puede signi¿car
que se estaría en presencia de una cali¿cación jurídica errónea, en cuyo caso
resultaría pertinente la causal del artículo 478 letra c) del mismo Código,
pero –a la vez– pudiera comportar infracción de su artículo 160 Nº 7, lo que
haría procedente la causal del artículo 477, segunda parte; o la vulneración
de las reglas de la sana crítica, que signi¿caría de igual manera la con¿gu-
ración de la causal del artículo 477, segunda parte, en cuanto infracción del
artículo 456 del Código del Trabajo, en su extremo pertinente, y, por cierto,
la causal del artículo 478 letra b), que es especi¿cación de lo mismo.

Planteado grosso modo, la causal genérica del artículo 477 inciso primero
del Código del Trabajo, sobre vulneración sustancial de garantías constitu-
cionales en la tramitación del procedimiento (debido proceso), tendría su
correlato en las causales especí¿cas del artículo 478 letras a), d), e) y f) del
mismo Código; la causal genérica del mismo artículo 477, relativa a la in-
fracción de ley, podría tener su correspondencia con la causal del artículo 478
letra b) del Código del Trabajo (si se acepta que puede asociarse a un error
in iudicando) y, evidentemente, con la causal del artículo 478, letra c).

Con todo, es preciso hacer la salvedad que si la ley ha singularizado el


vicio, error o defecto que tiene precisa correspondencia con la situación del
caso concreto, signi¿ca que lo debido sería esgrimir esa causal especí¿ca y
no la genérica, porque esta última estaría llamada a recoger los otros casos
que no han sido especialmente consultados en el catálogo de hipótesis del
señalado artículo 478.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 45

En los apartados siguientes serán abordadas las diversas causales con-


templadas en la ley para el recurso de nulidad, en el mismo orden de su
formulación legal, partiendo por las de carácter genérico y continuando
con las de naturaleza especí¿ca, procurando en cada caso desentrañar el
sentido de las distintas causales, sus márgenes de operación, los supuestos
bajo los cuales pueden con¿gurarse y, ¿nalmente, las exigencias que de
ellas derivan, tanto para la forma de interposición del recurso como para
su hipotética aceptación.

A. LA CAUSAL GENÉRICA SOBRE


VULNERACIÓN DE DERECHOS Y GARANTÍAS CONSTITUCIONALES

1. GENERALIDADES

Como se dijo antes, esta causal genérica está contemplada en el artículo


477 del Código del Trabajo. Conforme a ese texto legal, el recurso de nu-
lidad puede tener lugar:

“…cuando en la tramitación del procedimiento o en la dictación de la senten-


cia definitiva se hubieren infringido sustancialmente derechos o garantías
constitucionales…”.

La dinámica del derecho ha ido colocando al ser humano y a su dignidad


en el centro de las regulaciones. Antes que trabajadores, los trabajadores son
personas y, como tales, titulares de derechos esenciales. En esa condición
inalienable se incorporan a una organización empresarial. Es mani¿esto que a
través de esta causal se ha implementado un nuevo mecanismo que propende
a otorgar mayor preeminencia y e¿cacia a los derechos fundamentales, en lo
que pudiera corresponder a una expresión de alguna manera permeada por
lo que se ha venido en designar como “neoconstitucionalismo”, noción casi
inasible, polisémica, a la que se asignan dimensiones teóricas, metodológicas
e ideológicas del derecho, mencionándose como sus principales precursores
a Ronald Dworkin y a Robert Alexy62. Entre sus múltiples facetas estaría la

62 Sobre una descripción y visión crítica, ver COMANDUCCI, Paolo, “Formas de (Neo) Cons-

titucionalismo: Un Análisis Metateórico”, en Neconstitucionalismo(s), edición de Miguel


CARBONELL, Editorial Trotta, Madrid, 2009, pp. 75-98; del mismo autor, “Constitucionaliza-
ción y Neoconstitucionalismo”, en Positivismo Jurídico y Neoconstitucionalismo, Fundación
46 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

de promover un nuevo tipo de Estado de Derecho (el Estado Constitucional


de Derecho) que lo coloca como una alternativa al iuspositivismo tradicional
y a la clásica centralidad de la ley; la de entender que el derecho está com-
puesto de normas, cuya formulación, contenido y estructura hace necesario
distinguir entre reglas y principios; la de asignar un carácter capital a los
derechos fundamentales y a sus mecanismos de tutela; la de asumir que los
derechos humanos en particular y las prescripciones de la Constitución, en
general, son normas de principios, representativas de valores (que vinculan
el derecho con la moral)63; la de propugnar la idea de la fuerza normativa

Continuación nota 62
Coloquio Europeo, Madrid, 2009, pp. 85-121; PRIETO SANCHÍS, Luis, “Neconstitucionalismo y
ponderación judicial”, en Neconstitucionalismo(s), ob. cit., pp. 123-158; ALDUNATE, Eduardo,
“Aproximación Conceptual y Crítica al Neoconstitucionalismo”, Revista de Derecho, Vol.
XXIII, Nº 1, julio 2010, pp. 86-95.
63 En tal sentido, Comanducci expresa que para el neoconstitucionalismo metodológico los

principios constitucionales operan como un puente entre el derecho y la moral, añadiendo que
“La tesis neoconstitucionalista es que cualquier decisión jurídica, y en particular la decisión ju-
dicial, está justi¿cada si deriva, en última instancia de una norma moral…”, COMADUCCI, Paolo,
“Formas de (Neo) Constitucionalismo: Un Análisis Metateórico”, en Neconstitucionalismo(s),
ob. cit., pp. 93-94. Josep Aguiló explica que, en esta nueva mirada (que designa como post-
positivismo) no hay una separación tajante entre el razonamiento político o moral y el razona-
miento jurídico. Agrega que el razonamiento político del legislador se juridi¿ca porque la ley
no es creación ex novo, sino desarrollo o concreción de principios constitucionales, en tanto
que el razonamiento jurídico se moraliza, puesto que incorpora un compromiso con los valores
y ¿nes constitucionales, con los principios y/o derechos constitucionales. AGUILÓ, Josep, Sobre
derecho y argumentación, Lleonard Muntaner Editor, Mallorca, 2008, p. 21. De otra parte, se
ha precisado que “El argumento de los principios es el núcleo de lo que podría denominarse
un ‘no positivismo principialista’, cuya tesis básica, consecuentemente, podría formularse
así: si existen principios en el Derecho, entonces existe una relación conceptual necesaria
entre Derecho y moral…”, GARCÍA FIGUEROA, Alfonso, “La Teoría del Derecho en los tiempos
del Constitucionalismo”, en Neoconstitucionalismo(s), ob. cit. p. 179, y que “En un Estado
constitucional, cuya Constitución presenta ciertos ideales y cuya sociedad es pluralista, la
única forma de que ese orden normativo sea operativo, consiste en que cuente con al menos
dos rasgos interdependientes, uno de carácter sustantivo y otro de carácter estructural. El
sustantivo consiste en que el orden normativo cuente con una intensa base moral. Es decir,
es necesario que el Derecho cuente con una axiología. A su vez, esa axiología debe ser capaz
no sólo de preservar los derechos individuales importantes, sino que también debe aspirar a
mejorar nuestras sociedades y todo ello sin perder de vista el pluralismo. La axiología cons-
tructivista y aspiracional debe contar así con una deontología que le permita desplegar con
naturalidad su carga deontológica. Esa deontología consiste en la con¿guración de las normas
jusfundamentales (e infracontitucionales, por irradiación) como condiciones derrotables. La
derrotabilidad de las normas de un ordenamiento constitucionalizado deja de ser así el sín-
toma de un problema del que debemos guarecernos (la incertidumbre), para convertirse en el
instrumento estructural y funcional de que se sirve el Derecho para ser operativo a la hora de
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 47

de la Constitución, de lo que se siguen su efectos horizontales y aplicación


directa64. En nuestro ordenamiento jurídico este último aspecto encontraría
sustento primordial en el artículo 6º inciso segundo de la Carta Política (“Los
preceptos de esta Constitución obligan tanto a los titulares o integrantes de
dichos órganos [del Estado] como a toda persona, institución o grupo”), de
modo que resultarían inmediatamente exigibles en los procesos jurisdicciona-
les, efecto que se vería particularmente reforzado a nivel infra constitucional
con la regla del artículo 459 Nº 5 del Código del Trabajo, de momento que
insta a fundamentar la sentencia de¿nitiva en “los preceptos constitucio-
nales” con arreglo a los cuales se adopta la decisión. Conforme a ello, las
normas de la Carta Fundamental y, en especí¿co –podríamos agregar–, las
relativas a los derechos esenciales de la persona humana, debieran recibir
una aplicación directa porque estarían dotadas de fuerza normativa propia,
de modo que no necesitarían de mediación legislativa para su vigencia res-
pecto de hechos o situaciones concretas, a menos que la propia Constitución
Política así lo exija65. En posiciones más intensas, se ha argumentado por

Continuación nota 63
resolver conÀictos…”, GARCÍA FIGUEROA, Alfonso, Criaturas de la Moralidad, Editorial Trotta,
Madrid, 2009, p. 262. A partir de esa conexión necesaria entre el derecho y la moral que se
atribuye al neoconstitucionalismo, algunos autores ven en esta tendencia una expresión renovada
del iusnaturalismo: Citando a Ferrajoli, Luis Prieto Sanchís, indica que “el constitucionalismo
moderno ‘ha incorporado gran parte de los contenidos o valores de justicia elaborados por el
iusnaturalismo ilustrado y racionalista’, añadiendo por su parte que “El papel que desempeñaba
antes el Derecho Natural respecto del soberano, lo desempeña ahora la Constitución respecto
del legislador”. PRIETO SANCHÍS, Luis, “Ley, principios y derechos”, Cuadernos Bartolomé de
las Casas Nº 7, Ediciones Dykinson, Madrid, 1998, p. 37.
64 GUASTINI, describe que la “constitucionalización” se reÀeja en múltiples manifestaciones.

Entre ellas menciona: a) la fuerza vinculante de la Constitución, esto es, la idea de que cada
norma constitucional– independientemente de su estructura o contenido normativo –es una
genuina norma jurídica, vinculante y capaz de producir efectos jurídicos; b) la “sobreinterpre-
tación” de la Constitución, en el sentido de obtener del texto fundamental las normas idóneas
para disciplinar cualquier aspecto de la vida social y política, de modo que no existen “lagunas”
normativas ni tampoco “vacíos” por donde pueda escurrirse la discrecionalidad legislativa;
c) la aplicación directa de las normas constitucionales, según la cual tales preceptos –especial-
mente todos los principios generales y las “normas programáticas”– pueden producir efectos
directos y pueden ser directamente aplicados por cualquier juez, en cualquier controversia; y
d) la interpretación “conforme” de las leyes, esto es, asumiendo que las reglas legales tienen
más de un signi¿cado, el juez siempre debe optar por la norma (signi¿cado) que evite toda
contradicción con la Constitución. GUASTINI, Riccardo, ob. cit., pp. 160-165.
65 FERNÁNDEZ, Miguel Ángel, “Constitución y Casación. ¿De la Falta de Aplicación al

Monopolio Constitucional?”, Estudios Constitucionales, Revista Centro de Estudios Consti-


tucionales, año 3, Nº 1, 2005, pp. 97 a 118.
48 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

José Luis UGARTE que “En este nuevo paradigma, la clave será considerar
que las normas constitucionales tienen todas – sin distinción – plena e¿cacia
vinculante, incluidas, especialmente, las que estipulan derechos fundamen-
tales de las personas (e¿cacia directa de la Constitución) y que, por tanto,
son susceptibles de producir efectos jurídicos inmediatos, sin necesidad de
mediación legal de ningún tipo”, agregando más adelante –en su estilo agudo
y punzante– “No hay en el Derecho del Trabajo, como en rigor tampoco en
el ámbito constitucional, espacio para el so¿sticado debate alemán entre
e¿cacia directa o indirecta de los derechos fundamentales. Lo interesante
de esto es que en nuestro orden jurídico laboral, los derechos fundamenta-
les del trabajador no caen por la estrecha gotera de la e¿cacia indirecta o
mediata, y sus ¿ntas procesales, que a ¿n de cuentas dejan todo en manos
del legislador o del juez, sino que se cuelan a raudales inmediatamente en
las relaciones laborales, recon¿gurando las relaciones laborales a partir de
la supremacía jurídica de los derechos fundamentales66. En una muestra del
avance incontenible de tendencias semejantes, se ha pasado de los conceptos
tradicionales –que suponían exigibles esos derechos del individuo frente al
Estado– a una noción complementaria, de reconocerlos como imperantes en
las vinculaciones entre particulares (e¿cacia horizontal), ante la constatación
de la existencia de centros de poder en esas relaciones privadas, capaces de
repercutir en las libertades de las personas. Se a¿rma –inclusive– que si bien
en nuestra Carta Fundamental no se aprecia un reconocimiento expreso para
esa e¿cacia horizontal, tampoco se la excluye y que habría sustento normativo
su¿ciente para proclamar su vigencia inmediata67. En lo que interesa para
estos ¿nes, se postula que las normas constitucionales deben tener inciden-
cia en la regulación y desarrollo de las relaciones laborales, especialmente
aquellas que con¿guran derechos subjetivos fundamentales, cuya titularidad
recae en el trabajador, es decir, la e¿cacia horizontal de tales preceptos, en
oposición al concepto tradicional que tiene a la autoridad pública como único
destinatario de esos derechos fundamentales. Dentro de esos derechos se
comprenden los asociados a la libertad sindical, los vinculados al conÀicto
colectivo y los propiamente laborales (derechos especí¿cos) y, además, los

66
UGARTE CATALDO, José Luis, Tutela de Derechos Fundamentales del trabajador, Legal-
Publishing, Santiago, 2009, pp. 9 y 23.
67 MELIS VALENCIA, Christian, “Derechos Fundamentales y Empresa: Apuntes para una

con¿guración dogmático jurídica”, en Derechos Fundamentales, Anuario de Derecho del


Trabajo y Seguridad Nº 3/2004, Sociedad Chilena de Derecho del Trabajo y de la Seguridad
Social, pp. 71 a 75.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 49

relacionados con la persona del trabajador, que forman parte de los derechos
constitucionales de carácter general (derechos inespecí¿cos, integradores de
la ciudadanía en la empresa). Se ha escrito también que la reforma procesal
laboral corresponde al primer paso del orden jurídico laboral para “tomarse
en serio” esa clase de derechos, comenzando a desmontarse poco a poco
el modelo cerrado de empresa, inicialmente circunscrito al imperativo de
condiciones laborales mínimas, para la instalación de un espacio jurídico
público en esa organización, expuesto al efecto expansivo de los derechos
fundamentales68. Por su lado, Eduardo ALDUNATE plantea opiniones o sal-
vedades que buscan situar la e¿cacia horizontal en el contexto morigerado
que señala, esto es, que no estaría dotado de toda la amplitud que parte de
los autores nacionales le han asignado con entusiasmo, sustentándose para
ello en una doctrina que ni siquiera estaría totalmente a¿anzada en su país
de origen, Alemania. Explica –sin embargo– que en nuestro ordenamiento
jurídico ese efecto horizontal podría desplegarse claramente al menos en dos
ámbitos, uno de los cuales es precisamente el Código del Trabajo, a partir de
la incorporación del actual inciso primero de su artículo 5º (“El ejercicio de
las facultades que la ley reconoce al empleador tiene como límite el respeto
a las garantías constitucionales de los trabajadores, en especial cuando pu-
dieran afectar la intimidad, la vida privada o la honra de éstos”). Concluye
que con ello se ha asumido como posible la lesión directa del derecho funda-
mental de un particular respecto de otro. Empero, advierte que es discutible la
posibilidad de derivar directamente, a partir de los derechos fundamentales,
deberes de actuación o de abstención para otros particulares, es decir, una
e¿cacia horizontal inmediata, porque la idea de la vinculación directa de los
particulares, a los derechos fundamentales, puede conducir a resultados tan
absurdos como el abandono de la ley como reguladora de la libertad de uno
en relación a la libertad del otro y dejar entregada al juez esa delimitación,
sin parámetros normativos generales69. En una línea que parece ser una pro-

68 UGARTE CATALDO, José Luis, Derechos, Trabajo y Privacidad, Abeledo Perrot, Santiago,
2011, Capítulo II. Del mismo autor, “Los Derechos Fundamentales del Trabajador: El nuevo
procedimiento de tutela laboral”, Revista Ensayos Jurídicos, Universidad Alberto Hurtado,
Nº 2-2006, p. 9, y El Nuevo Derecho del Trabajo, LexisNexis, Santiago, 2007, pp. 115-131. En
sentido similar, GAMONAL CONTRERAS, Sergio, Fundamentos de derecho Laboral, LexisNexis,
2011, pp. 36-55, y El Procedimiento de Tutela de Derechos Laborales, LexisNexis, Santiago,
2008, pp. 3-10 y 61-82.
69 ALDUNATE LIZANA, Eduardo, Derechos Fundamentales, LegalPublishing, Santiago, 2008,

pp. 221 y 222.


50 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

longación de ese modo de comprender la temática esbozada, se ha indicado


que “el procedimiento de tutela laboral y el recurso de nulidad constituyen
casos de aplicación indirecta o mediata de la norma constitucional, porque
es la ley la que prescribe que para el caso de infracción a ciertas normas
constitucionales se apliquen los mecanismos que ella misma dispone”70.

En lo que concierne directamente a la formulación legal del motivo de


nulidad que se examina, resulta indispensable efectuar algunas precisiones,
referidas a los derechos comprendidos, los ámbitos o fases capaces de com-
prometer esos derechos y sus exigencias de con¿guración, aspectos que se
pasan a abordar –con las limitaciones del caso– en las líneas siguientes:

2. DERECHOS PROTEGIDOS

De acuerdo con el texto de la norma, los derechos y garantías que son


objeto de protección a través de este motivo genérico son aquellos de carácter
“constitucional”. En una primera aproximación, tendría que concordarse
en que son tales los derechos y garantías contemplados en la Constitución
Política de la República. Luego, como la ley no ha hecho distingo alguno,
tendría que concluirse también que comprende la protección de cualquiera
de esos derechos o garantías, en la medida que son los que nuestra Carta
Fundamental asegura a todas las personas, es decir, tanto los de naturaleza
especí¿ca como inespecí¿ca. En términos todavía más concretos, el catálogo
de derechos y garantías ni siquiera parece estar circunscrito a los derechos
enunciados en el artículo 485 del Código del Trabajo, cuya enumeración
tendría por único objeto acotar la aplicación del procedimiento de tutela
laboral, como puede inferirse de lo previsto en la regla del artículo 487 del
mismo Código, en cuanto dispone que “Este procedimiento queda limitado
a la tutela de derechos fundamentales a que se re¿ere el artículo 485”.

Ahora bien, teniendo en cuenta lo establecido en el inciso segundo


del artículo 5º de la Carta Fundamental, tendrían que considerarse como
incluidos en esa nomenclatura a los derechos consagrados en Tratados In-
ternacionales que hayan pasado a formar parte del derecho interno. Entre
ellos, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,

70 HUEPE ARTIGAS, Fabián, “La aplicación Directa de la Constitución por parte del juez ordina-

rio. Sentido y alcance”, Revista de Derecho Universidad de Concepción Nº 227-228, p. 178.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 51

el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el “Pacto de San


José de Costa Rica” y los Convenios Fundamentales de la OIT, a saber: El
Convenio Nº 87 sobre la Libertad Sindical y la Protección del Derecho de
Sindicación, de 1948; el Convenio Nº 98 sobre el Derecho de Sindicación
y de Negociación Colectiva, de 1949; el Convenio Nº 100 sobre Igualdad
de Remuneración, de 1951; el Convenio Nº 103 sobre la Protección de la
Maternidad, de 1952; el Convenio Nº 105 sobre la Abolición del Trabajo
Forzoso, de 1957; el Convenio Nº 111 sobre la Discriminación (empleo y
ocupación), de 1958, y el Convenio Nº 138 sobre la Edad Mínima de Acceso
al Empleo, de 1973.

3. FASES O ETAPAS DE EVENTUAL VULNERACIÓN

A lo expresado sigue agregar que en la formulación legal es posible


distinguir dos vertientes que integran esta causal genérica. Una de ellas
está constituida por la hipótesis de vulneración de los derechos y garantías
durante la “tramitación del procedimiento” y la otra alude a la conculcación
producida “en la dictación de la sentencia de¿nitiva”.

3.1. Infracciones durante la tramitación del procedimiento

En lo que se re¿ere a esta primera hipótesis, cabe reiterar lo señalado


en cuanto a que puede abarcar cualquier derecho o garantía de los consa-
grados en la Constitución Política de la República. Ahora bien, como se
trata de vulneraciones acaecidas en la sustanciación del procedimiento,
lo más frecuente será que se comprometan la tutela judicial efectiva y el
debido proceso. En su dimensión estrictamente procesal –no orgánica (que
atañe al juez natural e imparcial)– el Tribunal Constitucional ha señalado
sobre ese derecho esencial que “…El debido proceso, como siempre se ha
entendido, exhibe tanto una faz adjetiva –referida a la racionalidad en el
ordenamiento formal de las actuaciones– como una sustancial –atingente
a la justicia de la decisión–…

…Como ha señalado esta Magistratura, ‘el derecho a un proceso previo,


legalmente tramitado, racional y justo, que la Constitución asegura a todas
las personas, debe contemplar las siguientes garantías: la publicidad de los
actos jurisdiccionales, el derecho a la acción, el oportuno conocimiento de
ella por la parte contraria, el emplazamiento, adecuada defensa y asesoría
52 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

con abogados, la producción libre de pruebas conforme a la ley, el examen


y objeción de la evidencia rendida, la bilateralidad de la audiencia, la
facultad de interponer recursos para revisar las sentencias dictadas por
tribunales inferiores’…”71.

Dentro de las tantas situaciones cubiertas por este motivo de nulidad,


cabe mencionar los casos de intervención de un juez inhabilitado (por im-
plicancia o recusación) cuando se produce en una fase anterior a la audien-
cia de juicio y sentencia (porque en la fase de sentencia existe un motivo
especí¿co), las hipótesis de denegación del derecho a ser oído, de omisión
de la recepción de la causa a prueba, de trabas o impedimentos ilegales al
derecho a presentar pruebas o a producir prueba admitida, también los casos
de admisión o valoración de prueba ilícita, de limitaciones del derecho a
recurrir y, en general, cualquier afectación de esos derechos que provoque
indefensión.

Como ejemplos un poco más concretos de lo que se viene re¿riendo,


eventualmente capaces de comportar esa vulneración, puede mencionarse
situaciones en que el juez altere ilegalmente el orden de producción de las
probanzas, dejando a alguna de las partes en la imposibilidad de rendir la
suya; casos en que se niegue la participación letrada con la explicación de
que el mandatario carece de poder para transigir (como podría exigirse en
los procedimientos monitorios); eventualidades en que se limite o prescinda
de la prueba testimonial, en el mal entendido de corresponder a inútil rei-
teración de hechos su¿cientemente esclarecidos; la aceptación y ejecución
de prueba no ofrecida en su oportunidad; la falta de recepción de la causa a
prueba en procedimientos que se veri¿can sin contestación del demandado,
pero con la concurrencia de éste a la audiencia preparatoria72, impidiéndole

71 Sentencia del Tribunal Constitucional, de fecha 14 de junio de 2011, fundamento

séptimo, recaída en requerimiento de inaplicabilidad Rol Nº 1.718-2010, disponible en


www.tribunalconstitucional.cl, entre otras.
72En causa sobre despido injusti¿cado, con aviso de término del contrato, pero sin con-
testación de la demanda, la juez de la causa prescindió de la recepción de la causa a prueba,
estimando que estaban tácitamente admitidos los hechos contenidos en la demanda y dictó
sentencia en la audiencia preparatoria, declarando injusti¿cada la exoneración. Se acogió un
recurso de nulidad por infracción al debido proceso, por considerarse indispensable la apertura
de la fase probatoria, desde que es meramente facultativa la posibilidad de entender aceptados
los hechos de la demanda y porque conforme al artículo 454 Nº 1 del Código del Trabajo, el
empleador está obligado a probar los hechos contenidos en la carta (y no en su contestación).
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 53

el contra examen u observación de las probanzas y, en su caso, la producción


de prueba73, etcétera.

3.2. Infracciones verificadas en la dictación de la sentencia definitiva

La segunda dimensión de esta causal parece concernir esencialmente a


cuestiones de fondo, relacionadas con la solución jurídica del asunto y que
puedan afectar alguno de esos derechos fundamentales74. Se alude bási-
camente a lo que debiera ser una fuente probablemente fecunda de casos
susceptibles de recoger a través de ella, esto es, las situaciones de colisión
de derechos en el ámbito de la relación laboral, cuando los derechos in-
herentes a la personalidad del trabajador se ven afectados con motivo del

Continuación nota 72
Ver sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 22 de junio de 2012, ingreso Rol Nº 1.842-11,
disponible en www.poderjudicial.cl.
73 La rebeldía correspondería a un mecanismo sustitutivo para evitar el estancamiento del

proceso ante actitudes de falta de cooperación, de manera que quien no colabora (el “rebelde”)
se coloca en la imposibilidad de obtener la tutela jurisdiccional debida. Empero, existen grados
en ese comportamiento que pueden ir desde una colaboración imperfecta a una falta absoluta
de cooperación. Por lo mismo, sus consecuencias di¿eren en intensidad, dependiendo de ese
grado y de los actos procesales comprendidos en ello. Así, no es lo mismo no comparecer nunca
que dejar de participar en actos determinados, de manera que las soluciones legislativas son
diversas y, dentro de ellas, está la posibilidad de considerar como verdaderas las alegaciones de
hecho efectuadas por la contraria, en la medida que se trate de derechos disponibles (a lo que
podríamos agregar que tendría que tratarse de hechos susceptibles de admitir o cuyo conoci-
miento sea posible de atribuir a quien se tiene “por confeso”). Exceptuando el añadido, las ideas
restantes vertidas por ORELLANA TORRES, Fernando y PÉREZ RAGONE, Álvaro, en “Radiografía
de la Rebeldía en el Proceso Civil: Tópicos hacia una adecuada regulación en la nueva justicia
civil”. Revista Ius et Praxis, año 13, Nº 2, pp. 13-44.
74 Se emplea la expresión “esencialmente” porque podría darse el caso que la vulneración
del debido proceso se produzca exclusivamente “en la sentencia” (y no durante la tramitación
del procedimiento), para cuyo efecto la ley no consulte una causal especí¿ca. Así acontecería,
por ejemplo, tratándose de una sentencia recaída en un procedimiento monitorio, que omita
dar razones para sustentar la decisión adoptada. Como se sabe, el artículo 501 del Código del
Trabajo libera a ese tipo de fallos de la exigencia prevista en su artículo 459 Nº 4, lo que hace
improcedente la causal del artículo 478 letra e) por una falencia de ese tipo. Sin embargo, ha-
bría algún margen para sostener que ello no excluiría, a priori, la causal genérica del artículo
477, en su primera parte, referida a la vulneración de derechos o garantías constitucionales,
en relación a lo que prescribe el artículo 456 del Código del Trabajo. En una línea semejante,
aunque no idéntica, ver prevención contenida en sentencia del Tribunal Constitucional, sobre
requerimiento de inaplicabilidad, de fecha 12/10/2010, Rol Nº 1.514-09, disponible en www.
tribunalconstitucional.cl.
54 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

ejercicio de las facultades de dirección legalmente reconocidas al emplea-


dor. Se hace referencia, a ¿n de cuentas, a eventuales conÀictos entre el
ejercicio de las potestades de mando del empleador –que generalmente son
manifestaciones de sus derechos de propiedad y de libertad empresarial– y
los derechos fundamentales, de índole laboral e inespecí¿cos o de corte
ciudadano, que la Constitución Política reconoce a los trabajadores, como
a cualquier persona.

Sólo a modo de ejemplo, el uso de las tecnologías de la información,


en cuanto herramientas de trabajo (navegación en internet, la utilización
de medios de comunicación electrónica, etcétera) y los mecanismos de
control que implemente el empleador para asegurarse de su uso correcto o
para la prevención de ilícitos, pueden dar lugar a casos de vulneración de
otros derechos fundamentales –diferentes del debido proceso– tales como
la privacidad, la inviolabilidad de las comunicaciones o la libertad de ex-
presión del trabajador, que motiven un procedimiento de tutela de derechos
fundamentales, cuya decisión desestimatoria signi¿que mantener indemne
el acto vulnerador y que, por lo tanto, pudieran entenderse comprendidos
en esta causal; o la autodeterminación y privacidad que también pueden
verse afectadas en situaciones diferentes como, v. gr., la de un trabajador
que se desempeñe como recepcionista de un hotel y que es despedido por
dejarse crecer su pelo y barba, en razón de que ello contraría las políticas
de imagen de la empresa75; o el empleo de redes sociales (“facebook”,
“twitter”), a través de las cuales el trabajador pueda agraviar a la persona
de su empleador o a la empresa76; o, en ¿n, el uso de “GPS” (sistemas de
posicionamiento global) en medios de transporte, con ¿nes extendidos de
vigilancia de las actividades personales de un trabajador, etcétera.

75 Ejemplo extraído de AGUSTINA SANLLEHÍ, José Ramón, Privacidad del Trabajador versus

Deberes de prevención del delito en la empresa, Edisofer, Madrid, 2009, p. 13.


76 Existió un caso en nuestros tribunales, en que un trabajador inició un procedimiento de

tutela, por despido con vulneración de su derecho a la privacidad y libertad de expresión, al ser
separado de su cargo por la causal del artículo 160 Nº 1 letra d) del Código del Trabajo (injurias
al empleador), puesto que en su cuenta de twitter había escrito las expresiones siguientes:”un
nuevo día en el único circo donde las perras y los caballos hablan”; “Comenzando un nuevo
día en el único circo donde las perras y los ponys hablan”; “Comenzando un día más en el
circo chamorro”; “Un día más de reclusión pagada”; “Un nuevo día ¿rmando en la cárcel”.
La demanda de tutela fue desestimada por el carácter público de la red social y porque no hubo
un ejercicio legítimo de la libertad de expresión. No obstante, se acogió la demanda subsidiaria
de despido injusti¿cado.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 55

4. EXIGENCIA DE CONFIGURACIÓN

En esta materia resulta necesario cuando menos bosquejar dos temáticas


que se relacionan con la posibilidad de estimar concurrente el motivo de
nulidad en comento. Una de ellas atañe a la sustancialidad o relevancia de
la vulneración a que hace referencia la cláusula legal y la otra concierne
a la hipotética necesidad de que el acto, hecho o actuación reprochada a
través de esta causal de invalidación, importe al mismo tiempo ilegalidad,
esto es, la infracción de alguna regla legal especí¿ca que pueda actuar como
mecanismo de garantía o de protección del derecho fundamental.

4.1. La relevancia

Conforme a lo establecido en la disposición pertinente del Código del


Trabajo, la con¿guración de este motivo exige que la vulneración del dere-
cho o de la garantía constitucional sea de carácter “sustancial”. Desde un
punto de vista gramatical, dicha expresión alude a la parte más importante de
algo, de lo que pudiera seguirse que se alude al núcleo esencial del derecho
que, conforme lo dispone el artículo 19 Nº 26 (“la garantía de las garan-
tías”) de la Constitución Política de la República, no puede ser afectado.
En consonancia con ello, nuestro Tribunal Constitucional ha indicado que
“un derecho es afectado en su esencia cuando se le priva de aquello que
le es consustancial, de manera tal que deja de ser reconocible”, añadiendo
que se impide su libre ejercicio en aquellos casos en que (el legislador) “lo
somete a exigencias que lo hacen irrealizable, más allá de lo razonable o
lo privan de tutela jurídica”77.

El Tribunal Constitucional español ha declarado que para aproximarse


al “contenido esencial” de un derecho es posible seguir dos caminos. El
primero, ha dicho, consiste en acudir a la naturaleza jurídica, al modo o
sentido que en un momento histórico determinado se atribuye al derecho
fundamental, en términos que puede estar constituido por aquellas facul-
tades de actuación necesarias para que el derecho sea reconocible como
pertinente al tipo descrito en la norma y sin las cuales deja de pertenecer
a ese tipo, pasando a quedar comprendido en otro, desnaturalizándose. El

77 Considerando 21, sentencia del Tribunal Constitucional, 16 de enero de 1987, Rol Nº 43-

87, disponible en www.tribunalconstitucional.cl.


56 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

otro camino está en identi¿car los “intereses jurídicamente protegidos


como núcleo y médula de los derechos subjetivos. Se puede entonces ha-
blar de una esencialidad del contenido del derecho que es absolutamente
necesaria para que los intereses jurídicamente protegibles, que dan vida al
derecho, resulten real, concreta y efectivamente protegidos. De este modo,
se rebasa o se desconoce el contenido esencial cuando el derecho queda
sometido a limitaciones que lo hacen impracticable, lo di¿cultan más allá
de lo razonable o lo despojan de la necesaria protección…”. Ha precisado
igualmente que esos dos caminos o vías no son antitéticos, sino que pueden
considerarse como complementarios78. Robert ALEXY reseña que las teorías
sobre el contenido esencial de un derecho pueden ordenarse en torno a dos
líneas de argumentación: a) posiciones objetivas y subjetivas, y b) teorías
absolutas y relativas. Expresa que las primeras tienden a impedir que una
garantía pierda su importancia para la totalidad o generalidad de las personas
(tesis objetiva) o procuran que esa defensa se haga en consideración a la
posición individual de la persona (tesis subjetiva). Respecto de las segundas,
mani¿esta que según la teoría relativa “el contenido esencial es aquello
que queda después de una ponderación. Las restricciones que son acordes
con el principio de proporcionalidad no vulneran la garantía del conteni-
do esencial, aun cuando en el caso particular no dejen nada del derecho
fundamental”, en tanto que para las teorías absolutas “existe un núcleo de
cada derecho fundamental que, en ningún caso, puede ser afectado”79.

En relación a la causal del artículo 373 letra a) del Código Procesal Pe-
nal –cuya formulación legal es muy semejante a la del recurso de nulidad
laboral– la jurisprudencia de la Excma. Corte Suprema ha asociado la “sus-
tancialidad” al principio de la trascendencia, común a toda invalidación.
De acuerdo con esa línea jurisprudencial, la sola vulneración del derecho o
garantía no es su¿ciente sino que resulta necesario que sea de cierta entidad,
grave, de mucha importancia, que haga ine¿caz la garantía y que ello se
reÀeje en algún perjuicio para el litigante. Así, en sentencia de 2 de mayo
de 2011 se señaló que: “…tal como lo ha expresado esta Corte en otras
ocasiones, ‘El referido medio de impugnación debe entenderse regido por

78 Motivo 8º de la sentencia de 8 de abril de 1981 (STC 11/1981), disponible en www.tribunal

constitucional.es.
79 ALEXY, Robert, Teoría de los Derechos Fundamentales, traducción de Carlos Bernal

Pulido, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid 2012, pp. 257-259.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 57

los mismos principios y reglas generales que gobiernan la nulidad procesal.


Por consiguiente, para su procedencia deben concurrir los presupuestos
básicos de ésta, entre los cuales se encuentra el llamado ‘principio de
trascendencia’ que, por lo demás, recoge el artículo 375 de la recopilación
procesal criminal. En virtud de dicho axioma, para que la transgresión
denunciada pueda servir de soporte al arbitrio de marras debe constituir
un atentado de tal magnitud que importe un perjuicio al litigante afectado,
que conduzca a la ine¿cacia de la garantía, resultando de ello un desco-
nocimiento del núcleo esencial de ésta, privándola de toda e¿ciencia, en
otras palabras, se exige que el vicio sea sustancial, trascendente, de mucha
importancia o gravedad, de suerte que el defecto entrabe, limite o elimine
el derecho preterido’ (SCS, 22 de mayo de 2007, causa Rol Nº 1300-07)…”,
remarcando enseguida que: “…En consecuencia, para la procedencia de
este medio de impugnación no sólo se exige que la infracción de garantías
sea efectivamente veri¿cable, sino también que la transgresión denunciada
cause un perjuicio constatable, que permita concluir que la garantía en
cuestión ha sido efectivamente transgredida, perdiendo su esencia jurídico
constitucional, trascendencia que, además de estar recogida en la norma
del artículo 375 del Código del ramo, encuentra su consagración en la
propia causal del artículo 373 letra a), en cuanto exige que la infracción
de las garantías y derechos fundamentales sea sustancial…”80. En senten-
cias posteriores, la Corte Suprema ha asimilado derechamente el carácter
sustancial a la noción de inÀuencia en lo dispositivo del fallo, puesto que
ha desestimado los recursos cuando considera que, aun de ser efectiva la
vulneración del derecho fundamental que se denuncia, el proceso registra
prueba de cargo su¿ciente para condenar81.

De lo señalado surge que, conforme lo ha dictaminado la jurisprudencia


del referido tribunal, la “sustancialidad” se relacionaría con dos aspectos:
primero, con una afectación importante (esencial) de la garantía o del de-

80 Sentencia de la Excma. Corte Suprema de 2 de mayo de 2011, recaída en el ingreso Rol


Nº 2.095-2011. Disponible en www.poderjudicial.cl.
81 V. gr., sentencia de 29 de febrero de 2012, ingreso Rol Nº 978-2012, igualmente disponible

en www.poderjudicial.cl. Esta manera de entender la relevancia del vicio es considerada por


alguna doctrina como un típico caso de juicios hipotéticos que importan valorar la su¿ciencia
o insu¿ciencia del material probatorio restante (ver nota Nº 257). ACCATINO, Daniela, Forma y
Sustancia…, ob. cit., pp. 360 y 361.
58 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

recho asegurado o con un impedimento para su ejercicio y, luego, con la


exigencia que de ello se siga la decisión equivocada.

En particular, tratándose de las vulneraciones acaecidas en la sustancia-


ción del procedimiento, si se atiende a los efectos que provoca la causal,
nada menos que la invalidación de lo actuado y la reposición de la causa a
un estado procesal determinado –que supone volver a hacer lo realizado,
esta vez sin de¿ciencias– puede concluirse que para la anulación no basta
cualquier imperfección en la tramitación del procedimiento. Es menester que
se trate de un defecto de actividad que comprometa el derecho en su esencia,
que lo limite, o que comporte un impedimento para su ejercicio efectivo y
es indispensable también que de ello derive una decisión que, por viciada,
no puede tenerse por correcta. En lo que interesa destacar, resulta entonces
necesario que exista algún nexo, cercano, entre la de¿ciencia denunciada y la
decisión que se supone afectada por ese vicio. Ahora bien, una de¿nición de
esa índole no puede ser el resultado de un ejercicio especulativo ni de mera
suposición, sino que –de modo primordial, aunque no exclusivo– ha de ser
el producto de un análisis de la sentencia, en términos que surja de algún
modo en la comparación de las de¿ciencias acusadas con las reÀexiones y
conclusiones contenidas en el fallo.

En los casos que ha habido ocasión de juzgar este aspecto en materias


laborales puede mencionarse, a guisa de ejemplo, los siguientes:

a) En una causa sobre indemnización por accidente del trabajo, la em-


pleadora demandada denuncia la supuesta vulneración de las garantías
constitucionales de la igualdad ante la ley y de igual protección de la ley
en el ejercicio de los derechos, consagradas en los numerales 2 y 3 del
artículo 19 de la Carta Fundamental, puesto que en la audiencia de juicio
se admitió la producción de un medio probatorio no ofrecido en su opor-
tunidad, constituido por una “evaluación de terapia ocupacional”, en la
que se concluía que la vivienda del actor no era apta para su condición de
movilidad limitada. Ocurría que ese instrumento no era siquiera mencio-
nado en el fallo y la única indemnización concedida correspondía a daño
moral (“pretium doloris”), para cuya determinación tampoco fue tomado en
cuenta. Por consiguiente, no existía conexión entre el contenido probatorio
del documento aludido y la clase de daño que el juez había regulado; la
prueba cuestionada no había tenido incidencia en la decisión, es decir, la
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 59

eventual vulneración de derechos no revestía el carácter de “sustancial”.


Más precisamente, podría decirse que no existía afectación;

b) En un proceso de despido, el trabajador demandante reclamó la vul-


neración de la garantía del debido proceso, porque en la audiencia de juicio
el juez le impidió rendir prueba testimonial, dirigida a demostrar que el
proceder que se le reprochaba en el aviso de despido correspondía a una
práctica aceptada e institucionalizada en la empresa, por estimarla sobrea-
bundante. Ocurría que en su demanda el actor había negado tajantemente
la efectividad de los hechos que le eran atribuidos en la comunicación de
despido, es decir, nunca sostuvo lo que después pretendía probar. Por lo
tanto, al margen que el proceder del juez no se hubiera ajustado exactamente
a la posibilidad de excluir prueba en la audiencia de juicio, lo cierto es que
la hipotética vulneración al debido proceso no podía incidir en la decisión,
desde que el pretendido no era un hecho a probar (ni siquiera estaba com-
prendido en la interlocutoria de prueba), y

c) En un juicio sobre despido, el juez alteró el orden de producción de


las probanzas, en el sentido de partir con la ejecución de las pruebas del
actor, el que había alegado despido verbal. Como su apoderado no se había
incorporado aún a la audiencia, no pudo rendirla. En su sentencia el juez
razonó expresando que desechaba la hipótesis de despido verbal alegado
por el trabajador, ya que no se había rendido prueba sobre el particular. En
este caso es evidente la vulneración del debido proceso, porque se impidió
realizar prueba merced a una infracción legal (artículo 454 Nº 1 del Códi-
go del Trabajo) y, de ese modo, se produjo una infracción sustancial del
derecho al debido proceso, tanto porque se afectó el derecho en su esencia
como porque ello se vio reÀejado en la decisión.

Se volverá más adelante sobre este aspecto, al examinarse las exigencias


de fundamentación del recurso y los motivos para su rechazo, precisamente
cuando se juzga el imperativo de la entidad del vicio o defecto reclamado.

En relación a las vulneraciones producidas en la sentencia de¿nitiva, pa-


rece aconsejable mencionar que los dilemas de interpretación constitucional
son distintos de los conÀictos interpretativos de la ley, porque la eventual
contraposición de normas fundamentales no puede solucionarse de acuerdo
con los clásicos criterios de jerarquía, temporalidad o especialidad, aplica-
bles a las reglas jurídicas, de acuerdo con los cuales una excluye (“derrota”)
60 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

de¿nitivamente a la otra. Luis PRIETO SANCHÍS explica que no ocurre lo mismo


con la Constitución, porque sus normas presentan la misma fuerza jurídica,
son coetáneas y no siempre admiten el criterio de la especialidad, de forma
que una antinomia a nivel constitucional exige ponderar puesto que sólo
así es posible conservar en pie de igualdad abstracta normas o derechos
que reÀejan valores heterogéneos propios “de una sociedad plural que,
sin embargo, se quiere unida y consensuada en torno a la Constitución”82.
Con un afán meramente enunciativo, en lo que concierne a las hipótesis de
colisión de derecho fundamentales – básicamente, las situaciones que con-
sulta el artículo 485 del Código del Trabajo – corresponde aseverar que el
legislador ha precisado las circunstancias bajo las cuales puede entenderse
lesionado el derecho y garantía, prescribiendo que se veri¿ca cuando “se
limita el pleno ejercicio” y en la medida que ello tenga lugar en alguna de
estas tres eventualidades: a) sin justi¿cación su¿ciente; b) en forma arbitraria
o desproporcionada; o c) sin respeto a su contenido esencial. Cuando se está
en presencia del ejercicio (“legítimo”) de un derecho/potestad por parte del
empleador, que provoca ese tipo de lesión a los derechos o garantías del
trabajador, se demanda del sentenciador un ejercicio de ponderación, para
de¿nir cuál de los derechos debe desplazarse en bene¿cio del otro (orien-
taciones de necesidad, idoneidad y proporcionalidad en sentido estricto).
La doctrina “neoconstitucionalista” designa a los derechos fundamentales
como normas de principios, “de textura abierta” y, a partir de la inÀuencia
de Robert ALEXY, generalmente se las considera como mandatos de opti-
mización, esto es, normas que ordenan que algo se realice “en la mayor
medida posible”, en relación a las posibilidades fácticas y jurídicas del caso.
El gran desafío que se plantea en la materia atañe a la determinación y/o
delimitación de su contenido, puesto que es ello lo que ¿nalmente de¿ne el
espacio o amplitud de los derechos fundamentales. La ponderación permite
discernir cuál de esos derechos debe replegarse, bajo qué circunstancias y
en qué medida debe hacerlo83. Con todo, son necesarias dos salvedades. En
primer término, que la actividad de ponderación supondría la existencia de
dos derechos fundamentales que entran en conÀicto, pero en sus ámbitos

82 PRIETO SANCHÍS, Luis, Ley, principios…, ob. cit., pp. 39, 40 y 61.
83 Sobre el particular, ver ALEXY, Robert, Teoría de los Derechos Fundamentales, traducción

de Carlos Bernal Pulido, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid 2012, pp. 79-95, y UGARTE,
José Luis, “Los derechos en su nueva hora: La Teoría Externa de los Derechos Fundamentales”,
Revista de Derecho Universidad Católica del Norte, año 18, Nº 2, 2011, pp. 361-373.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 61

de expresión legítima o en manifestaciones que resulten susceptibles de


amparar por el Derecho. Aunque suene a tautología, deben existir derechos
o principios en colisión. Por lo tanto, sería posible entender que cuando
ése no sea el caso, como si se tratara de una agresión brutal o abiertamente
vulneradora del derecho fundamental del trabajador (porque no existe el
“derecho” a golpear al trabajador ni el “derecho” a acosarle sexualmente),
no hay ponderación posible. En segundo término, que la llamada “garan-
tía de la indemnidad” (penúltimo inciso del artículo 485 del Código del
Trabajo, esto es, la prohibición de represalias contra los trabajadores en
razón o como consecuencia de la labor ¿scalizadora de la Dirección del
Trabajo o por el ejercicio de acciones judiciales) impresiona concebida en
nuestro ordenamiento como una regla jurídica, vale decir, como una norma
“cerrada”, porque están previstas en ella sus condiciones de aplicación. De
asumirse que se trata de una regla, signi¿caría entonces que está sujeta a
la subsunción y no a la ponderación. En ese orden de ideas, se ha acotado
que la veri¿cación de una conducta de represalia “no admite justi¿cación o
ponderación alguna por el juez, no aplicándose a su respecto la operación
de valoración o contrapeso de los derechos fundamentales a que se re¿ere
el primer párrafo del inciso 3º del artículo 485 del Código del Trabajo.
Tampoco sería aplicable, por tanto, la exoneración de responsabilidad
del empleador a través de los fundamentos que expliquen las medidas o
señalen su proporcionalidad, como lo dispone el artículo 493 del Código,
ya que implicarían una debilitación de la prohibición legal establecida…”,
adicionándose que: “La a¿rmación anterior, lejos de debilitar la posición
de los trabajadores, tendría una consecuencia favorable a la protección
de los derechos de éstos, ya que supondría una prohibición absoluta para
el empleador que no requiere conexión alguna con otros derechos funda-
mentales o admisión de afectaciones parciales del empleador” 84.

4.2. La ilegalidad

Resta dejar solamente enunciada una faceta que puede estar relaciona-
da con la con¿guración de la causal, particularmente, en su expresión del

84 La cita transcrita, de FERRADA, Juan Carlos y DÍAZ, Rodolfo, “La Tutela Laboral de

derechos Fundamentales en el Código del Trabajo o la aplicación del derecho como ‘arte de
magia’”, Revista de Derecho, Universidad de Concepción, Nºs. 227-228, año LXXVIII (enero-
diciembre 2010), p. 217.
62 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

derecho al debido proceso. Como se sabe, la Carta Fundamental dispone


que “corresponderá al legislador establecer siempre las garantías de un
procedimiento y de una investigación racionales y justos”. Tanto es así
que las leyes procesales son susceptibles de considerar como la expresión
de ese mandato, de modo que un aspecto a despejar –para los ¿nes de esa
con¿guración– sería la eventual necesidad de vincular el derecho funda-
mental con la vulneración de alguna regla legal concreta que exprese, a
nivel infra constitucional, la protección del derecho fundamental invocado
en el recurso. Cuando el juez de la causa altera el orden en que las partes
deben producir las probanzas en un juicio de despido o cuando no admite
prueba testimonial por aparente sobreabundancia, la afectación del derecho
de defensa supondría que se ha producido la infracción del artículo 454 del
Código del Trabajo, en sus numerales 1) y 5), respectivamente, de manera
que sería la ilegalidad de la actuación la que conduce a la afectación del
derecho constitucional. En suma, lo que se plantea es si para la con¿gu-
ración de esta causal resulta precisa la identi¿cación de la garantía o del
mecanismo cautelar quebrantado, establecido en la ley, para proteger el
derecho que se garantiza.

Disyuntivas de dimensiones similares se han planteado en relación al


procedimiento de tutela y al elenco de derechos a los que se re¿eren las
acciones respectivas. Indudablemente, lo que se insinúa tiene que ver con la
posición que pueda tenerse acerca de los espacios de aplicación directa de la
normas de la Constitución Política de la República. Así como hay quienes
–conforme se ha visto– que no dudan en postular esa forma de e¿cacia como
una cuestión su¿cientemente asentada, también existen los que consideran
que la protección de los derechos fundamentales está mediatizada por la
ley, de manera que para entender vulnerado alguno de esos derechos, sería
necesario que –en forma previa– se juzgue la legalidad o ilegalidad de la
actuación cuestionada85. En sus clases, UGARTE sostiene que no existe tal
disyuntiva, porque habrá casos de aplicación indirecta, cuando la regla legal
logra dilucidarse en función de la norma o principio constitucional a la que
responde (la decisión de hacer o no lugar al desafuero de una trabajadora pasa
por de¿nir que su separación no involucre discriminación; o la de¿nición
de qué comprende la prohibición de reemplazo de trabajadores en huelga,

85 SILVA IRARRÁZABAL, Luis, “Supremacía Constitucional y Tutela Laboral”, Revista de

Derecho Valdivia, vol. XXIV, Nº 1, julio 2011, pp. 31 a 48, en www.scielo.cl.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 63

vale decir, si la contratación propiamente tal o, además, la “reasignación de


funciones”, debe dirimirse conforme a la solución que mejor concilie con
la autonomía sindical que consagra el artículo 19 Nº 19 de la Constitución
Política de la República); y otros casos en que la resolución del fondo del
asunto debe efectuarse con la aplicación directa de la norma constitucional,
como ocurre con los denominados derechos “inespecí¿cos”, porque ellos
no tienen regulación legal que explicite su contorno y contenido. En sín-
tesis, el profesor citado asevera que la aplicación directa e indirecta no se
contraponen, que una no excluye necesariamente a la otra.

B. LA CAUSAL GENÉRICA SOBRE INFRACCIÓN DE LEY

1. SENTIDO Y FINALIDAD DE ESTA CAUSAL

Si se considera el texto con el que ha sido expresada esta causal (cuando


la sentencia de¿nitiva “…se hubiere dictado con infracción de ley que hu-
biere inÀuido sustancialmente en lo dispositivo del fallo”) sería atendible
sostener que constituiría la clásica expresión de los ¿nes u objetivos de
nomo¿laquia”86, vale decir, los de proteger la observancia, signi¿cado y
alcance de la ley, velar por la aplicación del derecho en su sentido verdadero
y genuino. Eludiendo las referencias a la discusión dogmática acerca de si
existe o no un sentido verdadero y genuino de la norma y hasta qué punto
la aplicación del derecho importa o no una actividad creadora, interesa
referir que esta causal se presentaría como heredera de la casación en el
fondo tradicional, asociada a sus objetivos inherentes87. Con todo, esto que
impresiona como unívoco en verdad resulta equívoco porque la doctrina no

86 Expresión difundida por Calamandrei, conocida también como nomofilaxis y nomofilác-

tica, quien la concibe como la necesidad política de defender la ley contra eventuales transgre-
siones de los jueces. Tanto es así, que define la casación como “un instituto judicial consistente
en un órgano único en el Estado (Corte de Casación) que, a fin de mantener la exactitud y la
uniformidad de la interpretación jurisprudencial dada por los tribunales al derecho objetivo,
examina, sólo en cuanto a la decisión de las cuestiones de derecho, las sentencias de los jueces
inferiores cuando las mismas son impugnadas por los interesados mediante un remedio judicial
(recurso de casación) utilizable solamente contra las sentencias que contengan un error de
derecho en la resolución del mérito”. (Tomo II, p. 376) CALAMANDREI, Piero, ob. cit., pp. 85,
228, 231, 236, 192, 302, 306 y 370.
87 De hecho, la formulación de esta causal conserva la misma nomenclatura de la que todavía

contempla el artículo 767 de nuestro Código de Procedimiento Civil.


64 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

es uniforme a la hora de describir en qué se traducen esos objetivos. Mucho


de ello tiene que ver con la existencia de sistemas diversos de casación que
comprenden un modelo “puro”, identi¿cado con el prototipo francés en que
lo relevante es ¿jar una interpretación de la norma con vocaciones de gene-
ralidad, de manera que la sentencia de casación pueda servir como derrotero
a seguir para la solución de casos futuros y que, por lo mismo, trasciende
el caso particular (donde generalmente el tribunal de casación se limita al
reenvío, no decide el caso especí¿co, no dicta sentencia de reemplazo); un
modelo de casación “revisora” o “germánico”, singularizado por constituir
una nueva instancia de discusión, pero en que prevalece la técnica del re-
envío del asunto al juez de mérito que, en todo caso, queda vinculado por
las razones de la invalidación, y un modelo “mixto” o “intermedio”, carac-
terizado por la prevalencia o ampliación de las posibilidades de revisión y
del pronunciamiento de la sentencia de reemplazo88. Aparentemente lo que
subyace en esa diversidad es algún grado de colisión entre los intereses que
se procura proteger a través de este instrumento. O se asegura la uniformi-
dad del derecho o se busca favorecer la solución justa del caso especí¿co.
Así las cosas, la nomo¿laquia puede ser entendida como la formulación
de términos generales de la norma sometida a juicio (su ¿n), a partir del
caso concreto que es utilitario a ese propósito (el medio), pero también es
posible de asumir como el instrumento funcional a la tutela de la legalidad
de la decisión adoptada para ese caso, de modo que la interpretación pasa
a ser el medio y no el ¿n de la casación, o sea, antes que la interpretación
general, lo que verdaderamente importa es la manera en que la norma va
a ser aplicada al caso concreto89. En dicho escenario, tomando distancia
de visiones maniqueas, debiera compartirse aquello de que el instituto de
la casación y, en especí¿co, la causal que se analiza, cautela la vigencia
del principio de legalidad, de modo que satisface tanto el interés público
de anular sentencias que infrinjan la ley como el interés privado de tutela
legal del recurrente; coadyuva a la centralidad de la ley como fuente del
derecho y, consiguientemente, es un mecanismo de defensa del principio
democrático, asegurando el imperio de la ley y con ello un más perfecto

88
TARUFFO, Michele, El Vértice Ambiguo…, ob. cit., p. 11, 62 y 80; del mismo autor “La
Prueba, Artículos y Conferencias”, ob. cit., pp. 205-226; ROXIN, Claus, Derecho Procesal Penal,
Ediciones del Puerto, Buenos Aires, 2000, pp. 483 y 484; NIEVA FENOLL, Jordi, El Hecho y el
Derecho…, ob. cit., pp. 51-71.
89 TARUFFO, Michele, El Vértice Ambiguo…, ob. cit., p. 15.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 65

Estado de Derecho90. Para despejar sospechas de concepciones formalistas


o de defensa extrema de la ley, es preciso hacer especial hincapié en que
ese propósito inicial y público, de preservación del derecho en su expresión
auténtica y uniformadora (ius constitutionis), se incardina con la actividad
de un litigante que, si bien reclama la intervención del aparato jurisdiccio-
nal, lo hace en función de su interés particular (ius litigatoris). Así, debiera
ponerse de mani¿esto que la casación/nulidad tendría que terminar operan-
do como el fruto de una yuxtaposición histórica que refunde la protección
de la norma jurídica con la protección del derecho de los litigantes91. En
de¿nitiva, a pesar que pueda importar que se deje el asunto en su punto de
partida, lo que debe propiciar el recurso es la búsqueda de la solución justa
que el derecho entrega para el caso concreto, porque se hace difícil concebir
la protección de un interés general, dando la espalda a los intereses parti-
culares que lo componen. En expresiones de ALCALÁ ZAMORA y CASTILLO,
citado por Morello, los términos de contraposición entre ius constitutionis
y ius litigatoris deben contemplarse de ahora en adelante desde un ángulo
distinto de aquel bajo el cual surgió la casación en Francia, o sea, cargando
el acento en el segundo que constituye, en rigor, su motor y su razón de ser.
Siguiendo al mismo MORELLO, el interés público ínsito en esta causal no es
ya la defensa de la ley “tal como ‘salió’ del Parlamento”, para asegurar “la
voluntad” del legislador que crea la norma, porque su objetivo es mucho
más sutil, propender a que se respete el derecho, en una faena dinámica,
mutable y creadora, en continua adaptación92.

2. “LA LEY” COMO NOCIÓN INTEGRADORA DE LA CAUSAL

El artículo 477 del Código del Trabajo hace anulable un fallo cuando
“se hubiere dictado con infracción de ley”. En lo inmediato, surge como
necesario destacar que en este caso se acudió a la fórmula concebida en el
artículo 767 del Código de Procedimiento Civil y no a la modalidad em-
pleada en su símil, el artículo 373 letra b) del Código Procesal Penal, que

90 ZÚÑIGA URBINA, Francisco, “Control de Constitucionalidad y Casación”, Estudios Cons-

titucionales, Revista Centro de Estudios Constitucionales, año 3, Nº 2, 2005, p. 20.


91 UGALDE, José Ignacio, El recurso de casación laboral, Editorial La Ley, Madrid, 2009,
p. 48.
92 MORELLO, Augusto M., ob. cit., pp. 558, 107 y 108.
66 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

alude a la errónea aplicación “del derecho”93. Esta última denominación


es generalmente entendida como de una amplitud mayor en la medida que
resultaría comprensiva no sólo de la ley sino que de otras fuentes que inte-
gran el ordenamiento jurídico, de lo que podría seguirse la inclusión menos
discutida, entre otros, de los contratos –individuales o colectivos– y de los
principios reguladores del derecho en general y del derecho del trabajo en
particular.

2.1. Extremos pacíficos o evidentes

En lo que parece haber consenso es que la expresión “ley” alude a la


norma de la Constitución Política de la República, cuando ella resulte di-
rectamente aplicable, sin necesidad de mediación legislativa, lo que desde
luego no excluye el imperativo de interpretar las normas legales “conforme”
a la Constitución Política de la República, de un modo que concilie con
las prescripciones de la Carta Fundamental; la ley propiamente dicha, los
decretos leyes, decretos con fuerza de ley y los tratados internacionales
incorporados al derecho interno y la costumbre, en los casos en que la ley
se remita a ella.

2.2. Extremos discutidos/discutibles

a) La ley de contrato

Un aspecto anunciado precedentemente y relacionado con este tema, se


re¿ere a la ley del contrato como razón delineadora de la causal. La doctrina
–y en alguna medida la jurisprudencia– se debaten entre admitirla o des-
estimarla. Se aduce, por un lado, que no es una ley en su acepción formal
y que el contrato rige sólo relaciones privadas, cuya eventual vulneración

93Recordemos que en nuestro ordenamiento jurídico positivo la expresión “error de de-


recho” fue incorporada al artículo 772 del Código de Procedimiento Civil, con las reformas
de la ley Nº 19.374 (18.02.1995) que pretendieron desformalizar el recurso de casación en el
fondo, como reacción a la jurisprudencia en extremo rigurosa que imponía como condición
de admisibilidad el señalamiento preciso de la norma legal infringida. Empero, a pesar de esa
reforma, se mantuvieron inalterados los artículos 767 y 785 que señalaban (señalan) como mo-
tivo de invalidación la infracción de “ley”. Al ser así, la jurisprudencia asumió la morigeración
instaurada como extensiva solamente a la admisibilidad del recurso, pero no como condición
para su eventual acogimiento.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 67

carecería de interés para los ¿nes de la casación (recurso de nulidad, en este


caso); por el otro lado, se asevera que si los contratos tienen fuerza obliga-
toria, es porque la propia ley así lo dispone, de manera que su infracción
es también una infracción de ley94, a lo que pudiera añadirse que en las
cuestiones laborales están comprometidos intereses que rebasan el interés
estrictamente privado, para ubicarse en lo social. Por ende, una manera de
asumir el extremo señalado pasaría entonces por considerar que la estipu-
lación contractual (individual) del trabajo está integrada con las reglas que
contemplan los artículos 1545 del Código Civil y 5º inciso del Código del
Ramo –este último en cuanto condiciona expresamente la modi¿cación del
contrato a la existencia de un mutuo acuerdo – que, como tales, podrían
servir de fundamento a la causal sobre infracción de ley. Lo propio podría
predicarse respecto del contrato colectivo, en función de lo que disponen,
entre otros, los artículos 344, 346 y 348 del Código del Trabajo.

Todo ello, bajo el supuesto que la impugnación compromete el extremo


jurídico del conÀicto, porque establecer la existencia del contrato, el texto
de sus cláusulas y/o la intención que se tuvo en mente al celebrarlo, son
cuestiones de hecho; sin embargo, discernir la cali¿cación jurídica y los
efectos que pueden atribuirse al acuerdo, es una cuestión de derecho, desde
que exige ceñirse a las normas legales atingentes al asunto y que, por lo
mismo, pueden formar parte del control inherente a esta causal.

b) Los principios de derecho

Si se atiende al rol prioritario que cumplen, que no es otro que el de


servir de sustrato informador, integrador y delineador del ordenamiento
jurídico, no parece dudoso que revisten un carácter jurídico. No debiera
existir discusión en ello. Sin embargo, pensando en el recurso de nulidad,
la faceta a explorar se re¿ere a si esos lineamientos directrices pueden ser
invocados como “ley” infringida al amparo de la causal del artículo 477
del Código del Trabajo. Es patente que no constituyen ley desde un punto

94 SOLÍS DE OVANDO, Alejandro, De los Recursos Procesales en el Código de Procedimien-


to Civil, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1985, pp. 178-180; MOSQUERA RUIZ, Mario y
MATURANA MIQUEL, Cristián, Los Recursos Procesales, Editorial Jurídica de Chile. Segunda
Edición, Santiago 2012, pp. 303 y 304, y también ROMERO SEGUEL, Alejandro, AGUERRIZÁBAL
GRUNSTEIN, Maite y BARAONA GONZÁLEZ, Jorge, ob. cit., pp. 252 a 254.
68 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

de vista formal, en cuanto a su generación. Con todo, en el área del dere-


cho laboral sus normas están esencialmente creadas a partir de principios
rectores como el de la protección a los intereses del trabajador, expresados
en la continuidad o estabilidad laboral, en la irrenunciabilidad de derechos.
De igual manera, puede acontecer que los alcances y aplicación de las nor-
mas laborales logren dilucidarse atendiendo a la consideración de criterios
particulares como la regla más favorable, la condición más bene¿ciosa o
el in dubio pro operario. Américo PLÁ de¿nió los principios como “Líneas
directrices que informan algunas normas e inspiran directa o indirecta-
mente una serie de soluciones por lo que pueden servir para promover y
encauzar la aprobación de nuevas normas, orientar la interpretación de las
existentes y resolver los casos no previstos”95. LIZAMA y UGARTE explican
que los principios generales del derecho constituyen un argumento para la
justi¿cación de la decisión interpretativa y utilizable para colmar vacíos
normativos, señalando que, por lo mismo, cumplen una función de carácter
interpretativa e integradora. Agregan que los principios jurídicos con valor
normativo pueden ser: a) positivos o explícitos (cuando están consagrados
en una disposición de derecho positivo, como acontece con la no discri-
minación laboral que contempla el artículo 19 Nº 16 inciso tercero de la
Constitución Política de la República); b) implícitos (aquellos que pueden
deducirse de alguna regla legal, como la primacía de la realidad que Àuye
de lo establecido en los artículos 4º, 7º, 8º y 9º del Código del Trabajo), y c)
“extra sistémicos o inexpresos” (en el sentido que no están incorporados en
el sistema jurídico, pero que suelen emplearse en la actividad jurisdiccional,
tal como ocurre con los aforismos y los principios del Derecho del Trabajo,
desarrollados por Américo Plá Rodríguez)96. De ahí que la fuerza normativa
de los principios alcance su concreción cuando aparecen mani¿estamente
vinculados a una regla especí¿ca del derecho positivo, es decir, cuando son
reconocibles en ella o cuando actúan como fuente subsidiaria del derecho.
Miradas así las cosas, sería dable asumir que el control de la aplicación de
tales principios podría veri¿carse a través de la causal del artículo 477, de
dos maneras. Una primera modalidad, cuando la aplicación de la regla legal
–que sería la infringida– no condice al principio que la sostiene y justi¿ca,

95 PLÁ RODRÍGUEZ, Américo, Los Principios del Derecho del Trabajo, Ediciones Depalma,

Buenos Aires, 3ª edición, 1998, p. 14.


96 LIZAMA PORTAL, Luis y UGARTE CATALDO, José Luis, Interpretación y Derechos Funda-

mentales, Editorial ConoSur Ltda., Santiago, pp. 103 y 104.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 69

y la otra, en la eventualidad –probablemente extraña– que no exista nor-


ma que solucione el asunto y en que, por ende, resulte necesario acudir a
alguno de esos principios (v. gr., pro operario) que, entonces, adquieren la
operatoria de la “ley” que lo resuelve. GAMONAL a¿rma que el criterio pro
operario tiene tres vertientes: a) la legislativa, toda vez que el legislador
crea las normas para equiparar la desigualdad, protegiendo al trabajador;
b) la judicial interpretativa, que hace extensiva a los casos difíciles, vale
decir, aquellas que no pueden resolverse de acuerdo a los métodos tradi-
cionales de subsunción de deducción (“in dubio pro operario”), y c) la
judicial integradora, esto es, cuando el juez debe hacer frente a una laguna
normativa (contratos de reemplazo) o axiológica (el perdón de la causal)
o cuando advierte que la aplicación de la norma va a resultar inicua, caso
en el que estaría llamado a crear una regla especí¿ca para el caso concreto,
conforme al criterio pro operario97. Quizá a estas últimas hipótesis hace
alusión el artículo 459 Nº 5 del Código del Trabajo, al preceptuar que el fallo
debe contener “los principios de derecho” en que se funda. Rea¿rma este
aserto una interesante sentencia de la Corte Suprema, citada por QUINTANA
BRAVO, que, precisando la noción de “error de derecho” incorporada con
la reforma de la ley Nº 19.374, dejó expresado en su parte pertinente lo que
se transcribe: “…amplió la causal del recurso de casación en el fondo en
resguardo de todos los preceptos de carácter legal, entre los cuales deben
incluirse los principios generales de la legislación, que se desprenden de la
misma ley, ya por mención expresa, como en el caso del inciso segundo del
artículo 2º del Código del Trabajo, como aquellos que emanan del conjunto
de sus normas, todos los cuales tienen por objeto dar mayor estabilidad y
certidumbre a las relaciones particulares”98.

3. EL ERROR DE DERECHO Y SUS FORMAS O MODALIDADES DE COMISIÓN

La causal del artículo 477 del Código del Trabajo, sobre infracción de ley,
concierne entera y exclusivamente a la revisión del “juzgamiento jurídico”
del caso o, que es lo mismo, al “juicio de derecho” contenido en la sentencia.
Oportunamente se consignó las clases de errores de posible producción en
la resolución de un asunto, capaces de generar la invalidación de un fallo.

97 GAMONAL, Sergio, Fundamentos de Derecho Laboral, ob. cit., pp. 108 y 109.
98 QUINTANA BRAVO, Fernando, Interpretación y Argumentación Jurídica, Editorial Jurídica

de Chile, Santiago, 2006, p. 335.


70 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

En ese tipo de nomenclatura, la causal en comento persigue poner remedio


a los conocidos como “errores in iudicando”.

Cuando se trata de esta causal se produce lo que pudiera entenderse como


una confrontación de la sentencia con la ley que regula el caso.

Toda sentencia es fundamentalmente la expresión de un silogismo –en


verdad adopta la forma de una cadena de silogismos–, donde las de¿cien-
cias a que se re¿ere este motivo de nulidad atingen a la premisa mayor (la
norma jurídica) y a la conclusión o consecuencia (resultado de la aplicación)
que surge de la subsunción de los hechos probados (premisa menor) en el
enunciado legal. El proceso lógico a que se alude es complejo de momento
que exige la realización de una serie de operaciones que conducen a la so-
lución del caso. Una primera operación consiste en determinar la ley o leyes
con arreglo a las cuales debe juzgarse el asunto, tendría que sucederle la
de¿nición del signi¿cado o sentido que cabe asignar a la ley elegida como
correspondiente a los hechos, luego la comparación del caso concreto con
la base jurídica escogida, de lo que debiera seguirse la respectiva conclusión
o resultado. Consecuentemente, los defectos en que puede incurrirse en ese
proceso y que están comprendidos en esta causal, atañen a la actividad de
discernir la norma aplicable a un caso, el modo en que ella debe ser entendida
y aplicada y las consecuencias jurídicas que derivan de ese proceder.

Acerca de cómo detectar y controlar el proceso de aplicación de la ley,


es un asunto que será tratado más adelante, a propósito de la exigencia de
motivación jurídica de la sentencia. Por el momento, baste indicar lo que
es generalmente aceptado, vale decir, que esta causal opera en las hipótesis
siguientes:

3.1. Contravención formal del texto de la ley. Esta hipótesis corresponde al


caso en que se produce una abierta transgresión de la norma, lo que comporta
su falta de acatamiento. Se trata de un caso extremo, en que la antinomia surge
de la sola comparación del texto de la norma con lo expresado en la senten-
cia. Como tal, es lindante con la prevaricación y de muy rara ocurrencia;

3.2. Falta de aplicación. Ocurre cuando se deja de aplicar una ley no obs-
tante que es la llamada a resolver el asunto. Podría decirse que corresponde
a una hipótesis de desconocimiento o ignorancia de la regla legal que, en
los tiempos que corren, de inusitada fertilidad de los cuerpos colegisladores,
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 71

no tendría que ser de muy extraña ocurrencia. En este tipo de situaciones,


entonces, el error se ubica en la fase de identi¿cación o de selección de la
norma pertinente al caso;

3.3. Aplicación indebida. Se veri¿ca cuando la ley es aplicada a un caso


para el que no ha sido prevista. Acá el error se produce en el proceso de
subsunción, vale decir, se yerra al asumir que los hechos probados enca-
jan en el supuesto legal respectivo, lo que también se conoce como “falsa
aplicación” de la ley. En de¿nitiva, sucede cuando los hechos probados no
están regulados por la norma aplicada. Esta situación puede producirse si el
caso concreto no tiene correspondencia con la descripción legal, sea porque
sencillamente no encuadra en ella o porque falta algún supuesto de hecho
que pueda hacerlo ingresar a la previsión legal respectiva, y

3.4. Interpretación y aplicación errónea. Tiene lugar cuando se asigna a


la ley un sentido (signi¿cado) distinto del que corresponde, es decir, no se la
entiende; o bien cuando le es atribuido un alcance (¿nalidad) diferente del
que se busca a través de ella. Esto puede tener lugar tanto si se amplía como
si se restringe equivocadamente su signi¿cación, su “espíritu”, la “ratio” o
el objeto perseguido por la norma. Por lo tanto, ocurre como consecuencia
de un error en la determinación del signi¿cado de la regla; o en razón de
que, no obstante acertarse en la interpretación y subsunción, se yerra en la
de¿nición de las consecuencias jurídicas que provienen de ella, hipótesis que
también se conocen como constitutivas de “falsa aplicación” de la ley.

Tratándose del error de interpretación, pueden ser necesarias algunas


precisiones:

a) La circunstancia de que, al interpretar la ley, el juez adscriba a algu-


no de sus signi¿cados posibles no signi¿ca que su actividad esté ajena al
control que supone el recurso de nulidad, a través de la causal en análisis.
No se trata de una facultad discrecional. Esa eventual dualidad o variedad
de formas de asumir el alcance y sentido de una norma –en el entendido
que la opción tomada en el fallo ha sido debidamente fundamentada– sólo
permite excluir el abuso, pero no descarta el error de derecho. Precisamente
la misión asignada por el ordenamiento jurídico al tribunal de nulidad está
en discernir cuál de esos signi¿cados o aplicaciones susceptibles de elegir es
el que mejor se ajusta a la correcta y justa solución del caso. En expresiones
de nuestra Corte Suprema “al expresar…que una errónea interpretación de
72 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

la ley no es susceptible de ser revisada por vía del recurso de nulidad, los
jueces han contradicho de manera evidente el sentido del artículo 477 del
Código del Trabajo, pues el recurso de nulidad por infracción de ley que
inÀuye sustancialmente en lo dispositivo del fallo exige claramente de¿nir
cuál de las posibles interpretaciones de una determinada norma legal es
la que corresponde asumir, en el caso concreto”99;

b) La veri¿cación de un error de interpretación signi¿caría que, al decidir,


el juez probablemente se ha apartado de alguna de las disposiciones comunes
o generales que reglan la materia (v. gr., artículos 19 a 24 del Código Civil),
lo que frecuentemente lleva a los recurrentes a denunciar en su recurso la
infracción de esas normas como soporte de la causal del artículo 477 del
Código del Trabajo, segunda parte. No obstante que las mencionadas son
leyes que pueden reglar el proceso de determinación del alcance y sentido
de una norma y prescindiendo –por ahora– que en materia laboral pueden
tener cabida reglas especiales, lo cierto es que los parámetros de hermenéu-
tica se traducen, en rigor, en el camino que conduce a la infracción de la
norma interpretada, cuya aplicación es la que verdaderamente determina la
resolución del asunto (norma “decisoria litis”). De ese modo, por ejemplo,
si la controversia jurídica ha versado sobre el derecho al bene¿cio de la
“semana corrida”, lo propio sería centrar la fundamentación del recurso en
la vulneración del artículo 45 del Código del Trabajo, porque aun cuando
pueda ser cierto que su aplicación incorrecta es consecuencia de un defecto
en su interpretación, que supondría desatender los lineamientos de interpre-
tación legal, no lo es menos que la norma ¿nalmente infringida sigue siendo
el artículo 45, ya que es ésa la ley que resuelve el litigio. Por lo mismo,
sin perjuicio de entregar como argumento una equivocada inteligencia o
aplicación de las reglas o principios de interpretación, el recurso tendría
que apoyarse en la infracción de la norma que resultaría mal aplicada, en
el ejemplo, el citado artículo 45 del Código del Trabajo y no en la norma
de hermenéutica, cualquiera que ésta fuere, y

c) Finalmente, en materia de interpretación y de aplicación de la ley


laboral, cabe al menos dejar enunciada la existencia de reglas especiales
que deben ser tenidas en cuenta como criterios orientadores. Entre ellas, la

99 Excma. Corte Suprema, fundamento sexto de sentencia de 18 de marzo de 2011, recaída

en recurso de unificación de jurisprudencia Rol Nº 6.931-2010, disponible en www.poderju-


dicial.cl.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 73

regla del “in dubio pro operario” conforme a la cual, en casos dudosos o
difíciles, que no son posibles de dilucidar con los métodos tradicionales o
que conduzcan a resultados injustos, ha de optarse por la interpretación que
más favorezca al trabajador; la regla de la “norma más favorable”, esto es,
que ante la existencia de más de una norma aplicable a un caso concreto,
que no admiten aplicación conjunta, debe prevalecer aquella que resulte
más bene¿ciosa para el trabajador, sea que se trate de normas de diferente
jerarquía o de normas legales o contractuales (el contrato individual puede
prevalecer sobre el contrato colectivo o viceversa), y la regla de la “con-
dición más bene¿ciosa”, que dictamina que una nueva norma laboral no
debiera servir para disminuir las condiciones preexistentes que sean más
favorables para el trabajador, pero que, indudablemente, plantea conÀictos
entre derechos adquiridos y la posibilidad de que existan reformas legales
o convenios colectivos “in peius”100.

De otra parte, conviene en todo caso recalcar que las cuatro modalidades
de error de derecho que se ha indicado anteriormente tienen únicamente una
vocación explicativa, porque no se trata que actúen como una especie de
presupuesto de procedencia de la causal, ya que para la con¿guración del
motivo de nulidad sólo es menester que exista una “infracción de ley que
inÀuya sustancialmente en lo dispositivo del fallo”, esto es, que la sentencia
contenga la vulneración de alguna regla legal, de carácter relevante, sin que
ello quede condicionado a alguna forma especí¿ca de infracción, como se
exige en otras legislaciones. De esta manera, la formulación de un recurso de
nulidad al amparo de esta causal no debiera ser algo tan complejo. No se trata
que el recurrente desarrolle un tratado de derecho para plantear el error que
reclama ni es preciso que especi¿que si postula una contravención formal,
falta de aplicación, aplicación indebida o interpretación errónea. Al fallar un
asunto los jueces no hacemos ni lo uno ni lo otro. De lo que se trata es que
sea capaz de identi¿car el error, de darlo a entender y de persuadir que existe
la equivocación que postula101. Así, por ejemplo, para la determinación de la

100 Abundan en ello, con las debidas precisiones, requisitos y excepciones: PLÁ RODRÍGUEZ,
Américo, ob. cit., pp. 84, 99 y 108; ACKERMAN, Mario y TOSCA, Diego, Tratado de Derecho del
Trabajo, Rubinzal-Culzoni Editores, Buenos Aires, Tomo I, pp. 327-351, y GAMONAL, Sergio,
Fundamentos…, ob. cit., pp. 106-112.
101 Se hace esta prevención para mantener distancia de la “cirugía semántica” a que alude

Jordi Nieva en referencia a doctrinas del Tribunal Supremo en la materia, resumiéndola, con
sorna, en estas palabras: “si una norma hubiere sido ‘violada’, había que entender que se ponía
74 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

remuneración que debe servir de base de cálculo para las indemnizaciones


del despido, un eventual error sería considerar el concepto que prevé el ar-
tículo 41 del Código del Trabajo, dejándose de aplicar su artículo 172 que
sería la norma pertinente que regula el asunto o viceversa; tratándose de la
responsabilidad del empresario principal (artículos 183 B, 183 C y 183 D
del Código del Trabajo), ¿sus deberes de ¿scalización se cumplen exigiendo
los certi¿cados respectivos y efectuando la correspondiente retención o se
requiere también una actitud proactiva para cerciorarse de la efectividad o
veracidad de tales certi¿cados?; en este último ejemplo, el camino por el
que se opte puede determinar que se incurra en una errónea interpretación
de tales reglas, restringiéndolas, o que se impongan exigencias que ellas
no establecen, ampliando indebidamente su signi¿cado; en ¿n, si procede
o no procede la aplicación de la sanción pecuniaria de la denominada “Ley
Bustos” en los casos de auto despido o despido indirecto, es también un
extremo susceptible de cuestionar a través de este medio y tiene que ver
con el alcance y aplicación que pueda atribuirse a los artículos 162 y 171
del Código del Trabajo. Son sólo algunas de las múltiples posibilidades
capaces de contenerse en esta causal.

4. EXIGENCIA DE CONFIGURACIÓN

4.1. Sobre la influencia sustancial

De manera semejante –pero no idéntica– que en la causal genérica ante-


rior, este motivo de nulidad exige también que el error de derecho cometido
tenga inÀuencia “sustancial” en la decisión. Esto quiere decir que debe existir
una relación de causa a efecto entre el error producido y la decisión adoptada
por el juez. Para veri¿car la concurrencia de este requisito generalmente se
acude al procedimiento de la “supresión mental hipotética” o de exclusión

Continuación nota 101


en cuestión la existencia y aspectos extrínsecos de la norma, pero en ese caso no había sido
‘erróneamente interpretada’. Porque si había sido ‘erróneamente interpretada’ no existía tal
‘violación’ sino sólo una ‘interpretación errónea’, o un error de comprensión. Y por supuesto,
todo ello era incompatible con la ‘aplicación indebida’, puesto que cuando una norma había
sido ‘aplicada indebidamente’, había que entender que la ‘interpretación’ pudiera ser correc-
ta, sólo que aplicada a una situación equivocada. Y si la ‘interpretación’ podía ser correcta,
no cabía que existiera ‘violación’…”. NIEVA FENOLL, Jordi, El recurso de casación, Abeledo
Perrot, Santiago, 2010, p. 95.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 75

del error, o sea, un ejercicio dirigido a comprobar si la resolución del asun-


to habría sido diferente, de no haber mediado la incorrección denunciada.
Expresado en palabras distintas, es menester que la eliminación del error
de derecho o que la aplicación de la regla legal vulnerada, de un modo di-
ferente al contenido en el fallo, tenga la virtud de hacer variar, por sí sola,
la resolución del asunto. De esto se sigue que si en la sentencia existe otra
razón de derecho, correcta o no atacada en el recurso, pero que sirve igual-
mente de sustento a la decisión, querría decir que no concurre la inÀuencia
sustancial y que, por lo tanto, el recurso no podrá prosperar. Algo similar se
produce cuando la norma legal que se entiende vulnerada en el recurso no
es aquella que resuelve el asunto o no es la que ha determinado la decisión
contenida en el fallo impugnado o cuando la razón cuestionada no es la
que sirve de sustento al fallo o cuando, a pesar del error, en la sentencia no
¿guran establecidos todos los hechos que permitirían el pronunciamiento
de la correspondiente sentencia de reemplazo102.

Todo esto tiene que ver con el sentido práctico del recurso, con la ne-
cesidad y e¿ciencia de la invalidación, que lo alejan de las declaraciones
meramente abstractas o teóricas, porque las que se haga deben ser funcio-
nales a la pretensión ¿nal del recurrente, vale decir, modi¿car la decisión
contenida en el fallo impugnado, sea en sentido positivo, de acoger su
petición, o negativo, de rechazar la solicitud de la contraria.

4.2. Sobre la naturaleza de la ley infringida

Un aspecto que no siempre es pací¿co en la doctrina, y tampoco en la


jurisprudencia, se re¿ere al tipo de ley que puede con¿gurar esta causal.
En la dogmática se distingue entre ley material o sustancial y ley adjetiva.
Las primeras corresponden a aquellas que con¿eren derechos o establecen
obligaciones, que los modi¿can o extinguen, en oposición a las segundas,
cuya ¿nalidad es reglar el procedimiento. Esto es causa o derivación, según
quiera verse, de la escisión entre errores de fondo (in iudicando) y errores

102 Aun cuando no sea una norma directamente aplicable a la especie, no deja de ser cierto
que el artículo 785 del Código de Procedimiento Civil imparte un criterio orientador en la ma-
teria, al señalar que –de acogerse un recurso de casación en el fondo– debe dictarse “sobre la
materia del juicio que haya sido objeto del recurso, la sentencia que crea conforme a la ley y
al mérito de los hechos tales como se han dado por establecidos en el fallo recurrido...”.
76 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

de forma (in procedendo). Algunos piensan que el derecho es uno solo, que
no caben ese tipo de divisiones y que sea cuestión de forma o cuestión de
fondo, donde quiera que se ubique el vicio, al ¿nal del día se traduce en una
sola cosa: en infracción de ley. Existen casos en que esa distinción resulta
útil desde un punto de vista académico y también práctico, pero –como suele
ocurrir en estas disciplinas– hay también situaciones en que la jurisprudencia
es vacilante para asignarles su ubicación, como acontece con la cosa juzgada,
cuya de¿nición pasaría por determinar –entre otras consideraciones– si se
la estima una regla de procedimiento o de enjuiciamiento.

En general, se ha entendido que “la ley” de cuya infracción se trata en


una causal de esta clase, es la ley “decisoria litis”, esto es, aquella confor-
me a la cual debe fallarse el asunto, que preferentemente será una norma
de contenido material o sustancial. Con todo, a propósito de la casación
en el fondo, han existido posiciones en orden a que la infracción de una
ley procesal puede estar igualmente comprendida dentro de la causal co-
rrelativa, en la medida que tenga ese carácter decisorio103. Cosa distinta
es si la vulneración de ley está contemplada en las restantes causales del
recurso, porque, de ser así, es la causal especí¿ca la que debe esgrimirse.
Por lo tanto, si ese no fuera el caso, podría ocurrir que no obstante su ca-
rácter procesal, la infracción de dichas reglas tenga cabida en el motivo de
la segunda parte del artículo 477 del Código del Trabajo. Sólo a modo de
ejemplo: En relación a la cosa juzgada, el motivo de nulidad (artículo 478
letra f) del Código del Trabajo) parte de la base que el juez de la instancia
rechazó la excepción respectiva, de forma que el modo de insistir en la
excepción es haciendo valer esa causal. Empero, si el juez ha acogido la
excepción, no sería procedente la impugnación por el artículo 478, letra
f), lo que daría pie para estimar abierta la posibilidad para recurrir por
infracción de ley, que en el ejemplo sería el artículo 177 del Código de
Procedimiento Civil.

5. MODO DE PROPOSICIÓN DE LA CAUSAL

En lo que se re¿ere a su formulación, esta causal exige o supone la acep-


tación de los hechos, tal y como han sido determinados en el fallo. En suma,

103 SOLÍS DE OVANDO, Alejandro Espinoza, ob. cit., pp. 175-177.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 77

su intangibilidad. Como su propósito primordial es hacer que prevalezca el


mandato legal, vale decir, que el asunto sea solucionado y resuelto del modo
que se ha previsto en la norma respectiva, signi¿ca que el cuestionamiento
del recurrente debe dirigirse al proceso de interpretación y de aplicación de
la ley, en relación a los hechos que se ha tenido por probados y del modo en
que se los ha tenido por probados, esto es, conforme al caso concreto. De
ahí que si el recurso desarrolla la infracción de ley a partir de hechos que no
se tuvieron por acreditados en la sentencia o en torno a hechos distintos de
aquellos que se han dado por establecidos en el mismo fallo o consideran-
do hechos que no forman parte de los ¿jados en la resolución impugnada,
signi¿caría que el recurso está destinado al rechazo104.

Retomando uno de los ejemplos anteriores, para que tenga cabida la


discusión jurídica sobre el tipo de responsabilidad de la empresa principal
(solidaria o subsidiaria) es menester que sea un hecho ¿jado en la sentencia
que dicho empresario obtuvo los certi¿cados correspondientes, que ellos
dan cuenta del pago de las remuneraciones y cotizaciones en el período
respectivo y, en su caso, que efectuó la debida retención. Sólo a partir de
tales supuestos puede generarse el debate sobre una eventual infracción de
ley, dependiendo de los alcances que se hayan asignado en la sentencia a
las normas legales que regulan esa responsabilidad.

En una variación del tema reseñado, un caso de contrariedad de los


hechos: Asumamos que en un juicio de despido la empresa principal fue
condenada solidariamente al pago de las indemnizaciones y remuneracio-
nes respectivas, por todo el lapso de prestación de servicios del trabajador,
estableciéndose que ese período es coincidente con la duración del vínculo
de contratación entre la contratista y la empresa principal, esto es, entre el
15 de marzo de 2010 y el 31 de marzo de 2011. La dueña de la obra recurre
de nulidad por la causal del artículo 477 sobre infracción de ley, denunciado
como infringido el artículo 183 B del Código del Trabajo, aduciendo que su
relación comercial con la contratista expiró el 12 de marzo de 2011 y que,
por ende, es un error la condena dispuesta porque excede el lapso de pres-

104 La experiencia enseña que en esos casos el recurrente tendría que haber intentado, pre-

viamente, causales diversas, como puede serlo la del artículo 478 letra e) por la falta de análisis
de las pruebas que conducirían a los hechos faltantes o a la causal del artículo 478 letra b), para
destruir los hechos que estuvieran erróneamente asentados.
78 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

tación de servicios en régimen de subcontratación. En una situación como


la descrita es mani¿esto que en el recurso se incurre en la impropiedad de
insertar la infracción de ley en torno a hechos distintos de los asentados en
el fallo, puesto que se pretende sostener que la contratación se extendió por
un período diferente del ¿jado en la sentencia.
CAPÍTULO IV
CAUSALES ESPECÍFICAS DEL RECURSO DE NULIDAD

SUMARIO: Introducción. A. La incompetencia como motivo de nulidad. 1. Preám-


bulo. 2. Generalidades sobre la (in) competencia jurisdiccional. 2.1. Factores de
competencia en materia laboral. 2.1.1. Competencia absoluta. 2.1.2. Competencia
relativa. 3. La incompetencia personal o subjetiva. 3.1. Consideraciones genera-
les. 3.2. Mecanismos de inhabilitación. a) Declaración de o¿cio. b) Recusación
amistosa. c) Incidente de inhabilidad. 3.3. Con¿guración de la causal de nulidad.
B. La infracción de las reglas de la sana crítica como motivo de nulidad. 1. Gene-
ralidades sobre la valoración probatoria en sana crítica. 1.1. Las reglas de la lógica.
1.2. Las máximas o reglas de experiencia. 1.3. Los conocimientos cientí¿cos.
2. Criterios de sana crítica para la decisión probatoria ¿nal. 3. Con¿guración de
la causal y rol del tribunal de nulidad. 3.1. La infracción de las reglas de la sana
crítica. 3.2. El carácter mani¿esto de la infracción. 3.3. La necesaria inÀuencia
sustancial. 4. Dos ejemplos de eventual infracción en sana crítica. C. La errónea
cali¿cación jurídica como motivo de nulidad. 1. Generalidades. 2. Aproximacio-
nes sobre la cali¿cación jurídica. 2.1. La cali¿cación jurídica propiamente dicha.
2.2. La cali¿cación jurídica como valoración. 3. Ámbito de la causal. D. La falta
de inmediación como motivo de nulidad. 1. Preámbulo. 2. La inmediación como
condición de validez del procedimiento. 2.1. Normas de aplicación general.
2.2. Falta de inmediación en la audiencia preparatoria. 2.3. Falta de inmediación
en la audiencia de juicio. 3. La omisión de un trámite o diligencia esencial. E. La
sentencia formalmente defectuosa como motivo de nulidad. 1. Preámbulo. 2. El
caso de la sentencia defectuosa, por omisión de requisitos. 2.1. El requisito de la
motivación fáctica. 2.1.1. El sentido ¿nal de esta exigencia. 2.1.2. Componentes
de una motivación fáctica adecuada a la ley. a) Falta total de fundamentación.
b) Fundamentación parcial o incompleta. c) Fundamentación defectuosa.
2.1.3. Estructura medular de la motivación fáctica. 2.1.4. Distinción entre las
cuestiones de forma y de fondo. 2.1.5. Hipótesis de motivación fáctica defec-
tuosa. a) Omisión de hecho relevante. b) Errores de interpretación de la prueba.
c) Falta de logicidad. 2.1.6. El alcance de la exigencia y con¿guración de la
causal. 2.1.7. Un ejemplo de motivación fáctica incompleta. 2.2. El requisito de
la motivación jurídica. 2.2.1. Generalidades. 2.2.2. Estructura de la motivación
jurídica. 2.2.3. Análisis crítico de la motivación jurídica. 3. El caso de la sentencia
defectuosa por decisiones contradictorias. 4. El caso de la sentencia defectuosa
por decisión incongruente. 4.1. El principio de la congruencia o coherencia.
4.2. Hipótesis de decisión incongruente. 4.2.1. La “ultra petita”. 4.2.2. La “extra
petita”. 4.2.3. La “infra petita”. a) Falta de concreción de la condena. b) Falta
de pronunciamiento por aparente incompatibilidad. F. La cosa juzgada como
motivo de nulidad. 1. Generalidades. 2. La causal de nulidad y su con¿guración.
2.1. El fallo recurrido vulnera la cosa juzgada. a) legitimación. b) Límite subjetivo.
80 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

c) Límite objetivo. 2.2. Alegación oportuna de la excepción. 3. Supuestos de


las resultas de la excepción de cosa juzgada. 3.2. El rechazo de la excepción.
3.3. El acogimiento de la excepción.

INTRODUCCIÓN

En las palabras preliminares se advirtió que este trabajo no pretende, ni


con mucho, agotar el tema del recurso de nulidad. Los contenidos de este
documento no pasan de ser meros acercamientos sobre la materia.

Conforme a esa intención, en los párrafos siguientes se analizan los


aspectos que se ha considerado ineludibles, de algunas de las causales de
nulidad, poniendo el énfasis en aquellas que son de frecuente invocación.
Con todo, entre tales motivos, se ha intentado únicamente delinear la causal
del artículo 478 letra b) del Código del Trabajo. Es una falencia conscien-
te. Su tratamiento, inescindiblemente ligado a la sana crítica, demanda un
estudio que rebasaría los límites de estas notas y tenemos la impresión que
es un tema respecto del cual los actores del sistema tenemos todavía mucho
por aprender. Por lo mismo, es presentado, a lo más, en la forma de simples
trazos que demandan un desarrollo posterior.

En términos generales, debe reiterarse que las causales especí¿cas im-


portan –valga la redundancia– una especi¿cación de las causales genéricas
del artículo 477 del Código del Trabajo. En su gran mayoría, signi¿can un
catálogo de casos de vulneración del “debido proceso”. Actúan como un
criterio orientador para la causal de la primera parte del artículo 477. Así
acontece con las causales establecidas en las letras a), d), e) y f) del Código
del Trabajo; en tanto que las previstas en las letras b) y c) del artículo 478
del Código del Trabajo presentan mayores grados de cercanía con la causal
genérica del artículo 477, inciso primero, relativa a la infracción de ley.

Siempre en este contexto de consideraciones previas, debe añadirse


que estas causales especí¿cas tienen en común, con las causales genéricas,
que para su con¿guración también es menester que concurra la relevancia
necesaria. En efecto, no cualquier vicio de procedimiento, no cualquier
violación de las formas procesales y, en su caso, no cualquier error de dere-
cho cometido, trae consigo la respectiva invalidación, puesto que para ello
es preciso que tengan la debida incidencia en la decisión adoptada. Deben
impactar en ella. Esto que se dice tiene respaldo normativo en la regla del
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 81

inciso tercero del artículo 478 del Código del Ramo, conforme al cual “no
producirán la nulidad aquellos defectos que no inÀuyan en lo dispositivo
del fallo”, idea que es remarcada en el inciso tercero de su artículo 482,
cuando se establece que si los errores no inÀuyeren en la parte dispositiva
de la sentencia, “la Corte podrá corregir los que advirtiere durante el co-
nocimiento del recurso”, norma cuyos alcances procurará dilucidarse en
un capítulo especial de este documento.

Al margen de las diferencias evidentes que surgen de la manera diversa


en que han sido formuladas, debe anticiparse que una de las cualidades que
las distingue de las causales genéricas es que sólo las causales especí¿cas
autorizan la eventual actuación de o¿cio por parte del tribunal de nulidad,
cuestión que será igualmente analizada por separado.

En los párrafos que siguen se intentará explicar las diversas causales espe-
cí¿cas de nulidad, consultadas en el artículo 478 del Código del Trabajo.

A. LA INCOMPETENCIA COMO MOTIVO DE NULIDAD

1. PREÁMBULO

El artículo 478 del Código del Trabajo establece a este respecto la si-
guiente causal:

“Artículo 478. El recurso de nulidad procederá, además:

…e) Cuando la sentencia haya sido pronunciada por juez incompetente, le-
galmente implicado, o cuya recusación se encuentre pendiente o haya sido
declarada por tribunal competente…”.

Ésta, como varias de las causales especí¿cas, está conformada a su vez


por hipótesis múltiples que, en cuanto tales, deben ser analizadas separa-
damente, lo que se ensayará a continuación.

2. GENERALIDADES SOBRE LA (IN) COMPETENCIA JURISDICCIONAL

Impresiona como necesario referirse en primer término al fundamento


constitucional de la competencia. Como lo destaca con acierto Juan COLOM-
82 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

BO, la competencia, en cuanto atribución asignada a los tribunales de justicia,


está cabalmente reconocida en la Carta Fundamental, que le otorga pleno
sustento constitucional. Viene al caso referir que la regulación de la compe-
tencia, en su dimensión de reparto de funciones públicas, está consagrada en
el artículo 7º de la Constitución Política de la República, al prescribir que
“Los órganos del Estado actúan válidamente, previa investidura regular
de sus integrantes, dentro de su competencia y en la forma que prescriba la
ley”; precepto que debe entenderse complementado con el artículo 76 inciso
1º de la Carta Política, en cuanto asigna exclusivamente el ejercicio de la
jurisdicción a los tribunales establecidos por la ley. Desde una perspectiva
orgánica, y como elemento integrante del debido proceso, la competencia se
encuentra estatuida en el artículo 19 Nº 3 inciso 5º de la Carta Fundamental,
en la medida que considera como un componente esencial de ese derecho, la
condición que la sentencia provenga de un órgano que ejerza jurisdicción, y
en su artículo 76, en cuanto encomienda a una ley orgánica constitucional
la misión de determinar la organización y atribuciones (competencia) de los
tribunales necesarios para una pronta y cumplida administración de justicia
en todo el territorio de la República105.

2.1. Factores de competencia en materia laboral

Como se sabe, el ejercicio de la jurisdicción se distribuye entre los tribu-


nales establecidos por la ley, atendiendo a criterios o factores que sirven para
de¿nirla. Generalmente, son la materia, la cuantía, el fuero y el territorio.
De su aplicación Àuye la precisión del tipo o jerarquía del tribunal llamado a
conocer y resolver de un asunto y, dentro de esa clase, el tribunal especí¿co
–de los de igual clase o jerarquía– que corresponde al “juez natural” para
la causa y para las partes.

A nivel infra constitucional, el Código Orgánico de Tribunales es la ley


matriz que determina la organización y atribuciones de los tribunales de
justicia. En lo que concierne a su organización, el artículo 5º de esa ley
orgánica distingue entre tribunales ordinarios y especiales. Dentro de estos
últimos menciona a los Juzgados de Letras del Trabajo y a los Juzgados de

105 COLOMBO CAMPBELL, Juan, La Competencia, Editorial Jurídica de Chile, 2ª edición Ac-

tualizada, Santiago, 2012, pp. 91-99.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 83

Cobranza Laboral y Previsional, disponiendo que tales tribunales se rigen,


en su organización y atribuciones, por el Código del Trabajo y sus leyes
complementarias, resultándoles aplicables las disposiciones del Código
Orgánico “sólo cuando los cuerpos legales citados se remitan en forma
expresa a él”. El artículo 418 del Código del Trabajo dispone que a esos
tribunales se aplican las reglas del Código Orgánico de Tribunales, relati-
vas a la organización administrativa y funcionamiento de los juzgados de
garantía y tribunales de juicio oral en lo penal.

De lo expresado se sigue que, de los factores de atribución de competencia


antes mencionados, en los asuntos laborales son únicamente pertinentes la
materia (artículos 420, 421 y 422 del Código del Trabajo) y el territorio
(artículo 423 del Código del Trabajo). En consecuencia, ni el fuero ni la
cuantía, como factores de competencia, tendrían aplicación en los asuntos
de orden laboral. No rige el fuero, porque la respectiva regla del Código
Orgánico de Tribunales (artículo 50) no es de aquellas que hace aplicables el
artículo 418 del Código del Trabajo y, en todo caso, porque aun de acuerdo
con ella, el fuero, como privilegio personal, sólo se hace extensivo a las
causas “civiles”. Tampoco se incluye la cuantía, porque –antes que un factor
de asignación de competencia– en el Código del Trabajo opera como una
regla para determinar el tipo de procedimiento aplicable en la sustanciación
de determinados asuntos (procedimiento monitorio, artículo 496 del Código
del Trabajo106). En esa virtud, para la con¿guración de la causal de nulidad
de que se trata (“Cuando la sentencia haya sido pronunciada por juez in-
competente”), habría que entender que se alude tanto a la incompetencia
absoluta (materia) como a la incompetencia relativa (territorio).

2.1.1. Competencia absoluta

Conforme se ha explicado, la competencia absoluta es la que permite


de¿nir la jerarquía o clase del tribunal –ordinario o especial– que, de acuerdo
con la ley, debe intervenir en el conocimiento de un asunto. Se dijo también
que en el orden procesal laboral la competencia absoluta queda de¿nida
únicamente por la consideración de un factor objetivo, la materia.

106 El artículo 496 del Código del Trabajo dispone, en lo pertinente, que: “Respecto de las

contiendas cuya cuantía sea igual o inferior a diez ingresos mínimos mensuales… se aplicará
el procedimiento que a continuación se señala”.
84 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

Las reglas de atribución de competencia material están consultadas en


los artículos 420, 421 y 422 del Código del Trabajo, a cuyos textos cabe
remitirse para estos efectos. En términos generales, se ha entendido que,
para de¿nir la competencia, el tribunal sólo debiera discernir si el asunto
que se propone a través de la respectiva pretensión está comprendido en
dichas reglas legales, de modo que para esos efectos no cabría atender al
estatuto jurídico que, en la versión de los litigantes, correspondería asignar
a la relación involucrada ni a la cali¿cación jurídica que pueda atribuirse
a ese vínculo –como si de un lado se sostiene la existencia de una relación
laboral y del otro una de naturaleza civil–, porque esas son cuestiones que
sólo pueden elucidarse tras el juicio correspondiente.

A modo puramente descriptivo, podría indicarse que en la asignación


de competencia el artículo 420 del Código del Trabajo considera en al-
gunos casos una especie de combinación entre las cuestiones materiales,
esto es, el objeto del juicio, con los sujetos de la acción, como queda de
relieve en su letra c. (cuestiones de previsión o seguridad social, siempre
que sean planteadas por pensionados, trabajadores activos o empleadores,
excluyéndose, por ende, a las instituciones previsionales), y en la letra f.
(sobre las acciones para hacer efectiva la responsabilidad del empleador
por accidentes del trabajo), que, en la inteligencia que ha hecho parte de
la jurisprudencia, quedaría circunscrita a la demanda del trabajador contra
su empleador y, excepcionalmente, la demanda de los causahabientes del
trabajador, contra el ex empleador, pero sólo cuando reclamen pretensiones
derivadas de derechos adquiridos por transmisión.

En lo que se re¿ere a las implicaciones concretas del tema de la com-


petencia, resulta inevitable advertir que las disgregaciones que pueda
hacerse en este ámbito no son irrelevantes porque no sólo traen consigo
la de¿nición del tribunal señalado por la ley para resolver un asunto, sino
que, además –como una suerte de efecto expansivo–, determinan también el
procedimiento pertinente, el sistema probatorio aplicable, el rigor del onus
probandi, el régimen de recursos, la vigencia de principios que inspiran o
integran el derecho respectivo, entre otras derivaciones.

La praxis da cuenta que el defecto examinado se produce respecto de


asuntos fronterizos entre la judicatura ordinaria (civil) y la de naturaleza
laboral, como suele acontecer con las pretensiones sobre responsabilidad
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 85

por accidentes del trabajo ejercidas por herederos del trabajador, reclamando
daño propio; las pretensiones de contenido laboral o de tutela de derechos
fundamentales, a favor de personas que se desempeñan en el sector públi-
co107; acciones del empleador para impugnar la validez de la constitución
de organizaciones sindicales; acciones de un ex empleador, para hacer efec-
tivas cláusulas de exclusividad o de limitación a la libertad de contratación,
respecto de su ex trabajador, sustentado en razones de competencia desleal
o en la vulneración de secretos industriales; demandas reconvencionales o
excepciones de compensación del empleador, fundamentadas en la existencia
de préstamos de dinero que ha efectuado al trabajador durante la vigencia
de la relación laboral108, entre otras hipótesis.

En el contexto que interesa a los ¿nes de este trabajo, debe hacerse hin-
capié que el vicio que se examina consiste en que el tribunal se atribuye
competencia respecto de un asunto o materia que, de acuerdo con la ley,
corresponde a un tribunal de otra clase o naturaleza. Las reglas de compe-
tencia absoluta son de orden público, esto es, su establecimiento atiende
a consideraciones de interés general e inclusive superior al de los propios
litigantes. Corresponden a reglas de Derecho Público y, como tales, no son
disponibles109. La doctrina asigna a la competencia absoluta el carácter de
un presupuesto o de condición de validez indispensable para el ejercicio
de la función jurisdiccional. Por lo tanto, su falta comporta un vicio que
afecta e invalida el procedimiento, cuestión que hace patente el motivo de
nulidad que se examina.

107 En casos como el aludido, la Corte Suprema ha acogido recursos de unificación de ju-
risprudencia, adscribiendo a la teoría de que el procedimiento de tutela sólo sería aplicable en
el contexto de una relación laboral y no en aquellas de carácter estatutario, regidas por normas
especiales. (Sentencia de 5 de octubre de 2011, Rol Nº 1.972-2011). Asimismo, por sentencias
de 3 de junio de 2011 y de 10 de junio de 2011, la Corte de Apelaciones de Santiago (Rol
Nº 296-2011 y Rol Nº 1.752-2010), acogió recursos de nulidad deducidos por el Consejo de
Defensa del Estado, por la causal del artículo 378 letra a) del Código del Trabajo. Todos los
fallos, disponibles en www.poderjudicial.cl.
108 A través de sentencia de 6 de julio de 2011, en causa Rol Nº 1.782-2010, por la vía de
rechazar un recurso de nulidad deducido por la empleadora, la Corte de Apelaciones de San-
tiago validó la sentencia del a quo que se estimó incompetente para conocer y resolver sobre
una demanda reconvencional en que se pretendía el pago de préstamos otorgados al trabajador.
Disponible en www.poderjudicial.cl.
109 COLOMBO CAMPBELL, Juan, La Competencia, ob. cit., p. 174.
86 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

2.1.2. Competencia relativa

Por su lado, la competencia relativa es la que determina cuál de los


tribunales, dentro de una clase o naturaleza determinada, es el que debe
intervenir en el conocimiento y resolución del asunto. Al igual que en las
reglas del derecho común, la competencia relativa queda de¿nida por la
consideración del factor territorial.

Las disposiciones para la asignación de la competencia relativa están


contenidas en el artículo 423 del Código del Trabajo. De ellas ha de referirse,
en primer término, que impresionan como reglas establecidas a favor del
trabajador, en una de las tantas manifestaciones del carácter protector del
Derecho Laboral, porque pretenden facilitar el acceso a la justicia. Por lo
tanto, las reglas respectivas debieran leerse en clave común, vale decir, que
es el trabajador quien demanda. Ahora bien, en lo que atañe a la distribución
territorial, es posible distinguir reglas de carácter general y otras de índole
especial. Así se tiene que:

a) La regla general consiste en que es competente para conocer de las


causas laborales el juez del domicilio del demandado o el del lugar donde
se prestaron los servicios, a elección del demandante, y

b) La regla especial –de corte facultativo– dictamina que, de igual manera,


puede interponerse la demanda ante el tribunal del domicilio del demandante,
cuando el trabajador haya tenido que trasladar su residencia con motivo del
contrato de trabajo, siempre que ello conste en el instrumento respectivo.

El inciso segundo del artículo 423 Código del Trabajo prohíbe la prórroga
expresa de la competencia territorial. Como la ley sólo proscribe la prórroga
expresa, podría sostenerse que no existe obstáculo para la prórroga tácita.
Sucede, sin embargo, que el artículo 447 ordena al juez declarar de o¿cio
su incompetencia, añadiendo que en tal caso debe señalar el tribunal com-
petente, a quien ha de remitir los antecedentes. Esta última norma alude a
la incompetencia, a secas, sin ningún distingo, lo que llevaría a pensar que
esa declaración o¿ciosa pudiera comprender la incompetencia relativa, lo
que se rea¿rmaría con el mandato de remitir los antecedentes al tribunal
que se estima competente, puesto que ello es más propio de ese tipo de
incompetencia. Si ello fuera así, se haría impracticable la prórroga tácita.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 87

Asumiendo que quien deduce la demanda es el trabajador, no logra adver-


tirse razón atendible para que el juez repela de o¿cio su demanda. Lo que
la ley impide es la prórroga expresa, restricción que resultaría explicable
porque un pacto de esa naturaleza puede perjudicar al trabajador y porque
la legitimidad de un acuerdo de esa índole sería susceptible de poner en
entredicho en una relación que es de naturaleza asimétrica, nada de lo cual
podría predicarse cuando se está en presencia de un acto indudablemente
voluntario del trabajador y con la debida asistencia letrada110. Entendemos
que no habría impedimento para una prórroga tácita. A este respecto, es
preciso mencionar que la posición que se adopte en la materia puede traer
aparejadas consecuencias de¿nitivas sobre la oportunidad en el ejercicio de
la pretensión o sobre una eventual caducidad de la acción111.

Otra situación que ha podido presentarse en la práctica corresponde a


aquellos casos de pluralidad de demandados y, por lo mismo, con domici-
lios situados en distintos territorios jurisdiccionales, como suele acontecer
cuando la pretensión del actor se dirige contra el empleador y contra el
responsable solidario y/o subsidiario, caso en el que debieran seguir impe-
rando las reglas aludidas y, en todo caso, la posibilidad de elección que la
ley concede al trabajador que –por lo demás– compatibiliza con las reglas
generales que prevén, entre otros, los artículos 140 y 141 del Código Orgá-
nico de Tribunales. Cabe añadir que, tratándose de un demandado solidario,
su condición de tal, equivalente a la del demandado principal, tendría que
provocar como efecto que se vea vinculado por la competencia que derive
del domicilio del empleador que, normalmente, será coincidente con la
facilidad de acceso a la justicia que favorece al trabajador.

En cuanto motivo de invalidación y, en especí¿co, como causal del


recurso de nulidad, ha de reiterarse que el sustrato ¿nal de la competencia
territorial estaría en hacer e¿caz la garantía de acceso a la justicia a las
partes, en el sentido que la ubicación del tribunal hace más expedita la
tutela judicial efectiva. Como tal, su propósito mira preponderantemente

110 En ideas semejantes y mejor desarrolladas, LANATA FUENZALIDA, Gabriela, El Sistema de

Recursos en el Proceso Laboral Chileno, Abeledo Perrot, 2011, pp. 171-174.


111 Con todo, se ha entendido también que como la incompetencia relativa, a diferencia de

la absoluta, no comporta la anulación de lo actuado, la presentación y/o la noti¿cación de la


demanda producirían igualmente sus efectos de interrupción o de paralización del transcurso
de los plazos.
88 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

al interés de los litigantes. De ahí que las eventuales de¿ciencias no vicien


de suyo la validez del procedimiento y que cuando la causa es asumida por
un tribunal que territorialmente no es el que corresponde, debiera alegarse
por quien se vea afectado, como excepción dilatoria –en primer lugar– o
como motivo de nulidad, en su caso, so pena de mediar la prórroga tácita,
que importa convalidación de lo actuado.

3. LA INCOMPETENCIA (INCAPACIDAD) PERSONAL O SUBJETIVA

3.1. Consideraciones generales

“La independencia está lejos de ser un ¿n en sí misma porque sólo


tiene un valor instrumental, cuyo objeto es salvaguardar otro, relacionado
con la seguridad jurídica, pero diferente y mucho más ‘¿nalista’ que es la
imparcialidad judicial”112. Consecuentemente, la independencia no es una
prerrogativa profesional, no se encuentra establecida a favor de los jueces
sino que tiene el carácter de una garantía que cede en bene¿cio de los ciuda-
danos, para hacer posible la actuación imparcial del juez en el proceso113. La
independencia es funcional a la imparcialidad. A su turno, la imparcialidad
hunde sus raíces en el derecho al debido proceso. Andrés BORDALÍ destaca
que uno de los aspectos menos desarrollados por la dogmática constitucio-
nal y procesal chilenas se relaciona con las garantías de independencia e
imparcialidad, como condiciones del debido proceso, porque, generalmente,
se pone el acento en su faceta propiamente procesal, como si el derecho
fundamental se agotara en los consabidos parámetros de la existencia de un
contradictorio, de las posibilidades de prueba y de defensa. Al margen de la
opinión crítica que llega a plantear en cuanto al estado de las prerrogativas
atinentes a la imparcialidad en el derecho chileno, postula la disyuntiva de si
los mecanismos para apartar a un juez de la causa, por falta de imparcialidad,
son únicamente las causas de abstención que establecen los artículos 195 y
196 del Código Orgánico de Tribunales, caso en que el asunto se mantiene
en un plano de pura legalidad, o si, por el contrario, es posible sobrepasar
esos límites de previsión legislativa expresa, considerando particularmente

112 CAPPELLETTI, Mauro, La Responsabilidad de los Jueces, Editorial Communitas, Lima,

2009, p. 53.
113 BINDER, Alberto M., Introducción al Derecho Procesal Penal, Editorial Ad-Hoc, Buenos

Aires, 2009, p. 153; IBÁÑEZ, Perfecto Andrés, En torno a la Jurisdicción, ob. cit., p. 50.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 89

que las reglas legales datan del siglo XIX y que no siempre responden a
los requerimientos del contexto en que actualmente se desarrolla la función
jurisdiccional, para llegar a un ámbito de integración constitucional que
asigne cabal contenido al debido proceso, en la necesidad de contar con un
juez que otorgue garantías a los litigantes114.

CHIOVENDA asocia la idea de la imparcialidad e independencia al concepto


de capacidad subjetiva. No basta, dice, que un funcionario esté regularmente
investido para actuar a nombre del Estado y que sea competente en la causa;
debe, además, encontrarse en condiciones subjetivas determinadas, sin las
cuales la ley le tiene por incapaz. Agrega que esa relación de imparcialidad e
independencia debe darse con relación a las partes de la causa y con relación
a su objeto115. AGUILÓ añade que “la imparcialidad podría de¿nirse como
la independencia frente a las partes y el objeto del proceso” y, en tiempos
en que ciertos sectores cuestionan enérgicamente las facultades probatorias
de los jueces116, resultan especialmente oportunos los conceptos con los que
da contenido a tal aseveración, precisando que el juez imparcial es el juez
obediente al Derecho, el juez que aplica el Derecho y que lo hace por las
razones que el Derecho le suministra, de modo que es falsa la imagen de la
imparcialidad como equidistancia entre las partes. “El Derecho no exige
al juez equidistancia entre violador y violada o entre acreedor y deudor
moroso…” (Entre trabajador y empleador, podríamos decir perfectamente).
“…El Derecho resuelve conÀictos de intereses y realiza valorizaciones, y el
juez imparcial es el que incorpora los balances de intereses y valores que
hace el Derecho y con mucha frecuencia éstos no se sitúan precisamente
en el punto medio”117.

114 BORDALÍ SALAMANCA, Andrés, La Independencia Judicial en el Derecho Chileno, Legal-

Publishing, 2010, pp. 83-97.


115 CHIOVENDA, Giusseppe, Instituciones de Derecho Procesal Civil, traducción de E. Gómez

Orbaneja, Cárdenas Editor y Distribuidor, México, 1989, volumen II, p. 273.


116 Existen posiciones denominadas “revisionistas” que han reaccionado ante la tendencia
de la “publicización” del proceso, una de cuyas manifestaciones es la iniciativa probatoria del
juez. Aparte de entender comprometida la imparcialidad, quienes piensan de ese modo llegan al
extremo de relacionar tal forma de intervención judicial con ideologías totalitarias, “fascistas” o
“comunistas”. Una adecuada reseña de tales posiciones con una propuesta de solución ecléctica,
en PICÓ I JUNOY, Joan, “El derecho procesal entre el garantismo y la e¿cacia: Un debate mal
planteado”, en Cuestiones Jurídicas, Revista de Ciencias Jurídicas de la Universidad Rafael
Urdaneta, Venezuela, Vol. VI, Nº 1 (enero-junio 2012), disponible en www.uru.edu.
117 AGUILÓ, Josep, Sobre derecho y argumentación, ob. cit. pp. 43, 46, y 49.
90 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

En consecuencia, de lo señalado es posible inferir que un juez determi-


nado puede estar en posición de ejercer su ministerio respecto de un asunto
en que es competente conforme a las atribuciones que le son reconocidas
por la ley, pero que quede en una situación de pérdida de las condiciones
subjetivas que le habilitan para actuar. De este modo, veri¿cada que sea la
ausencia de ese atributo esencial, se tiene que el juez naturalmente llamado
a conocer del asunto puede ser reemplazado por otro. Empero, precisamente
porque está involucrado en ello una cuestión de legalidad del tribunal, el
mismo ordenamiento jurídico toma el recaudo de que tal sustitución sólo
pueda llevarse a cabo a través de causales justi¿cadas o veri¿cables. La im-
parcialidad, como principio determinante de la actuación de un juez, tiene un
valor relevante. En contrapunto, el derecho al juez natural, concretado en la
de¿nición previa del órgano judicial llamado a resolver el asunto y obtenida
merced a la aplicación de normas generales que precisan su competencia,
trae consigo el impedimento de inÀuir indebidamente en la designación del
tribunal o de provocar la modi¿cación del que haya resultado designado.
De este modo, para su apartamiento no puede bastar la mera impresión o
sensación de la parte litigante de estar sometida a un juez parcial, toda vez
que aceptarlo importaría concederle la opción de escoger la persona del
juzgador. Al mismo tiempo, lo expresado también signi¿ca que ese juez no
puede abandonar el caso por su simple voluntad, porque el asunto sólo puede
sustraerse de su juzgamiento o abandonarse por éste, por causales taxativas
y establecidas por el propio legislador118. En consecuencia, las partes no
pueden escoger al juez, pero el juez tampoco puede escoger la causa.

Sin perjuicio de compartirse las sugerencias de lege ferenda que postula


el autor nacional antes citado, el modo en que ha sido concebida la causal
de nulidad de que se trata (“Cuando la sentencia haya sido pronunciada por
juez… legalmente implicado, o cuya recusación se encuentre pendiente o
haya sido declarada por tribunal competente…”) y el mandato contenido en
el artículo 113 del Código de Procedimiento Civil (“Sólo podrá inhabilitarse
a los jueces… por las causales de implicancia o recusación que señala el
Código Orgánico de Tribunales”), no debiera dejar margen a dudas que el
ámbito de este motivo de nulidad es de estricta legalidad. Cuestión diferente

118 Con matices diferentes, sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago, de 27 de

mayo de 2008, Rol Nº 7.326-2007, redactada por la Ministra de ese tribunal, Adelita Ravanales
Arriagada, disponible en www.poderjudicial.cl.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 91

es que, ante situaciones que no sean susceptibles de subsumir en las reglas


legales, pero que no obstante tengan la entidad necesaria para generar un
compromiso serio de la imparcialidad, puedan hacerse valer al amparo de la
causal genérica del artículo 477 del Código del Trabajo, como vulneración
del debido proceso.

3.2. Mecanismos de inhabilitación

Efectuadas esas consideraciones generales, ha de indicarse que en nuestro


ordenamiento legal la forma de hacer efectiva la falta de imparcialidad es
a través de la inhabilitación del juzgador, como consecuencia o resultado
de la con¿guración de una causal de implicancia (artículo 195 del Código
Orgánico de Tribunales) o de recusación (artículo 196 del mismo cuerpo
legal). Aun cuando sus efectos son idénticos, porque ambas clases de inha-
bilidad signi¿can apartar al juez de la causa, las primeras tienen el carácter
de verdaderas prohibiciones, puesto que subyace en ellas la protección de
un interés público; las segundas, en cambio, miran al interés del litigante
y, por lo mismo, son renunciables.

Siempre en este orden de impresiones lato sensu, y en función de la


causal del recurso de nulidad, consideramos necesario hacer breves refe-
rencias instrumentales acerca de los modos por los cuales puede producirse
la inhabilidad de un juez unipersonal, en la medida que tienen relevancia
para los ¿nes de la preparación del recurso119. En ese orden de ideas, de
las reglas pertinentes del Código Orgánico de Tribunales y del Código de
Procedimiento Civil, surge que existen tres maneras para una declaración
de inhabilidad120:

a) Declaración de o¿cio o motu proprio: Está regulada en el artículo 199


del Código Orgánico de Tribunales. Conforme a esta norma, cuando un

119 A los fines de la preparación y particularmente en lo que concierne a la recusación,


debe recordarse el mandato del artículo 114 del Código de Procedimiento Civil, que ordena
promover la solicitud “antes de toda gestión que ataña el fondo del negocio, o antes que co-
mience a actuar la persona contra quien se dirige, siempre que la causa alegada exista ya y sea
conocida de la parte”.
120 ANABALÓN SANDERSON, Carlos, Tratado Práctico de Derecho Procesal Chileno, Ediciones

Seminario, Chile, 1970, Tomo I, volumen I, pp. 124 y 125.


92 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

juez unipersonal se considera comprendido en una causal de implicancia


o de recusación, debe hacerlo constar en el proceso y, además, declarar él
mismo su inhabilidad para seguir funcionando.

La resolución que declare la inhabilidad por implicancia es inapelable y,


de modo diferente, es susceptible de apelación, cuando se fundamenta en
un motivo de recusación (artículo 126 del Código de Procedimiento Civil
y 205 del Código Orgánico de Tribunales);

b) La recusación amistosa: Se re¿ere a ella el artículo 124 del Código


de Procedimiento Civil. Como su nombre lo indica, sólo resulta aplicable
para las causales de recusación. Es un mecanismo expedito y menos for-
malizado, que supone que el litigante acude directamente al juez, a quien
se pretende inhabilitar, exponiéndole los hechos que constituirían el motivo
de inhabilidad y pidiéndole que la declare sin más trámite.

Es apelable únicamente la resolución a través de la cual el juez acepta


la recusación amistosa (artículos 126 del Código de Procedimiento Civil y
205 del Código Orgánico de Tribunales);

c) El incidente de inhabilidad: Comprende tanto las hipótesis de impli-


cancia como de recusación. En este caso la parte interesada debe promover
la solicitud de inhabilitación ante el tribunal que, de acuerdo con la ley, debe
conocer de ella. Tratándose de un juez del trabajo, según lo prevén los artícu-
los 202 y 204 del Código Orgánico de Tribunales, cabe distinguir: i) Si se trata
de una causal de implicancia, el incidente debe promoverse ante el mismo
juez cuya inhabilidad se persigue; ii) Si se trata de una causal de recusación,
el incidente debe promoverse ante la Corte de Apelaciones respectiva.

En cuanto a la forma de sustanciación del incidente, rigen las reglas


previstas en los artículos 113 a 128 del Código de Procedimiento Civil, de
las que cabe poner el énfasis en dos aspectos. Primero, que en el incidente
de inhabilidad tiene lugar lo que se denomina el “bastanteo de la causal”
que supone una apreciación preliminar de plausibilidad de la causal, cuyo
efecto es provocar la separación transitoria del juez del conocimiento del
asunto, hasta que se resuelva el incidente, y, enseguida, que sólo es apelable
la sentencia que pronuncia el juez unipersonal, desechando la implicancia
deducida ante él.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 93

3.3. Configuración de la causal de nulidad

Siguiendo el tenor de la norma legal respectiva, el Código del Trabajo


–como acontecía en su semejante del Código de Procedimiento Civil, sobre
casación en la forma– otorga un tratamiento diferenciado según se trate de
una causal de implicancia o de recusación. Sin embargo, cualquiera que
sea el caso, es preciso indicar que el vicio se veri¿ca en la medida que
alguna de esas dos eventualidades –implicancia o recusación– haya estado
presente al tiempo de pronunciarse la sentencia recurrida. En concreto,
este motivo de nulidad supone que la razón de inhabilidad afecta al juez
que dicta la sentencia, es decir, el que ha intervenido en la audiencia de
juicio. Con todo, si la falta de imparcialidad es atribuible a un juez que ha
intervenido en etapas anteriores –v. gr, en la audiencia preparatoria, que
incluye actuaciones tan relevantes como la conciliación o la ¿jación de los
hechos a probar, entre otras– eso no signi¿ca que no exista un motivo de
invalidación, porque en un caso como ése resultaría pertinente la causal del
artículo 477, sobre infracción de garantías constitucionales (debido proceso).
Retomando, respecto a la con¿guración de la causal del artículo 478 letra
a), habría que agregar:

3.3.1. Si el motivo de la inhabilidad corresponde a una causal de impli-


cancia, atendida su naturaleza de orden público, el vicio se con¿gura con
tal que el juez haya estado “legalmente implicado”, vale decir, no sería
necesaria una declaración previa121;

3.3.2. En cambio, si la razón de la inhabilidad se re¿ere a una causal


de recusación, es necesario que “se encuentre pendiente o haya sido de-

121 MOSQUERA RUIZ, Mario y MATURANA MIQUEL, Cristián, ob. cit., p. 250. Así se infiere
también de la sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago, recaída en recurso de nulidad
Rol Nº 396-2011, disponible en www.poderjudicial.cl. (En causa sustanciada en procedimiento
monitorio se estimó configurada una causal de implicancia, por el hecho que el juez tanto en la
conciliación como en el curso de la audiencia habría anticipado su opinión sobre el fondo del
asunto; primero, porque reiterada e insistentemente instó a la actora a desistirse de su acción,
luego porque manifestó que en casos similares ya había fallado en diversas ocasiones que era
improcedente un reclamo como el planteado por la trabajadora y hasta habría manifestado que
“no le temblará la mano para condenar en costas a la demandante”). Con todo, una visión
crítica de la misma sentencia de nulidad, en Diego PALOMO VÉLEZ y Pedro MATAMALA SOUPER,
“Los Problemas de los poderes ex of¿cio del juez laboral. Ahora a propósito de la potestad
conciliatoria”, Revista Ius et Praxis, año 18, Nº 1, pp. 453-455.
94 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

clarada por tribunal competente”. Entendemos que esas hipótesis serían


reconocibles cuando se ha declarado bastante la causal (artículos 119 y 120
del Código de Procedimiento Civil) y, por cierto, cuando se ha aceptado
la recusación amistosa o se ha acogido el incidente de recusación por la
Corte de Apelaciones respectiva. Resultaría bastante discutible, aunque
no necesariamente descartable que, para satisfacer el carácter pendiente a
que se re¿ere la ley, sea su¿ciente la sola presentación de la solicitud de
recusación.

B. LA INFRACCIÓN DE LAS REGLAS DE


LA SANA CRÍTICA COMO MOTIVO DE NULIDAD

1. GENERALIDADES SOBRE LA VALORACIÓN PROBATORIA EN SANA CRÍTICA

En términos muy generales –porque el tema enunciado no es el propósito


de este trabajo– la valoración de las pruebas se identi¿ca con el juicio de
aceptabilidad de los resultados o del contenido de los medios de prueba.
Importa asignar un determinado peso o e¿cacia a tales medios en función de
las a¿rmaciones fácticas realizadas en el proceso, respecto a los enunciados
de las normas que deciden el asunto. En de¿nitiva, hace referencia a la acti-
vidad intelectual del juez dirigida a determinar el grado de convicción que
llega a alcanzar con las probanzas ejecutadas por las partes, en términos de
considerar como verdaderas, como probadas o no probadas las aserciones
que sobre los hechos han efectuado los litigantes. DEVIS ECHANDÍA señala
que por valoración o apreciación de la prueba se entiende “la operación
mental que tiene por ¿n conocer el mérito o el valor de convicción que puede
deducirse de su contenido”, agregando que cuando se habla de apreciación o
de valoración de la prueba se comprende un estudio individual y un estudio
crítico de conjunto, tanto de los varios medios aportados por una parte para
demostrar sus alegaciones de hecho, como de los que adujo la contraria
para desvirtuarlos o para oponer otros hechos y los que el juez ha decretado
o¿ciosamente122. Marina GASCÓN remarca que la valoración de las pruebas
es el juicio de aceptabilidad de los resultados producidos por los medios
de prueba, agregando que consiste en la veri¿cación de los enunciados de

122 DEVIS ECHANDÍA, Hernando, Teoría General de la Prueba Judicial, Editorial Temis S.A.,

Bogotá, 2006, Tomo Primero, p. 273.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 95

hecho introducidos al proceso a través de los medios de prueba, así como en


el reconocimiento a ellos de un determinado valor o peso en la formación
de la convicción del juzgador123. TARUFFO la describe como una actividad
que consiste en determinar el valor probatorio de cada medio de prueba
en relación a un hecho especí¿co y que su objeto es establecer cuándo y
en qué grado pude ser considerado “verdadero” el enunciado que a¿rma
la ocurrencia de ese hecho, sobre la base de las pruebas relevantes124. En
una línea que arranca desde un concepto diferente de la prueba, marcada
por la idea de su ¿nalidad de persuadir o de formar en el juez un estado de
convencimiento psicológico, GUASP plantea que la valoración probatoria es
el acto por el que el juez ¿ja la e¿cacia de los medios de prueba, en torno
a la existencia o inexistencia de un dato procesal determinado125.

La valoración probatoria es, sin lugar a dudas, un proceso intelectual y,


por lo mismo, complejo, que comprende aspectos diversos. Entre ellos, la
doctrina menciona la percepción, que se asocia a operaciones esencialmente
sensoriales (ver, oír, palpar y oler), interpretar (procesar la información y
entenderla) y, luego, la extracción de resultados, las conclusiones que logran
obtenerse de los datos o de la información percibida y procesada. Esta última
fase es entendida como valoración propiamente dicha y es identi¿cada con
una actividad racional que opera por inducción o por deducción126.

Ahora, de momento que la valoración probatoria, y con ella la ¿jación


de los hechos, se produce dentro de un procedimiento judicial, signi¿ca
que ha de existir también un modelo institucionalizado para esos ¿nes
que, en nuestro ordenamiento jurídico procesal laboral, es el régimen de
la sana crítica. Se ha indicado sobre el particular que “La sana crítica está
referida a la valoración y ponderación de la prueba, esto es, la actividad
encaminada a determinar primero los aspectos que inciden la decisión de

123 GASCÓN ABELLÁN, Marina, Los Hechos en el Derecho. Bases Argumentales de la Prueba,

ob. cit., pp. 140 y 141.


124TARUFFO, Michele, La Prueba. Traducción de Laura Manríquez y Jordi Ferrer Beltrán,
Marcial Pons, Madrid, 2008, p. 139.
125 GUASP, Jaime y ARAGONESE, Pedro, ob. cit., pp. 392 y 393.
126 DEVIS ECHANDÍA, Hernando, Teoría General…, ob. cit., pp. 276-278; MONTERO AROCA,
Juan, La Prueba en el Proceso Civil, Editorial Thomson Reuters, Madrid, 2011, pp. 589-592;
NIEVA FENOLL, Jordi, La Valoración…, ob. cit. p. 34.
96 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

considerar aisladamente los medios probatorios, para precisar su e¿cacia,


pertinencia, fuerza, vinculación con el juicio y cuanto pueda producir fe en
el juzgador respecto de su validez y su contribución al establecimiento de
la verdad de los hechos controvertidos, esto es, el mérito que puede incidir
en la convicción del sentenciador. Luego, en una valoración conjunta de
los medios probatorios así determinados, extraer las conclusiones perti-
nentes en cuanto a los hechos y ¿jar la forma en que sucedieron los hechos.
En ambos escalones deberá tener presente el magistrado las leyes de la
lógica, la experiencia y los conocimientos cientí¿camente a¿anzados en
la comunidad en un momento determinado, por ello es que son variables
en el tiempo y en el espacio, pero estables en el pensamiento humano y la
razón. Este es el contenido de la sana crítica o su núcleo medular; son los
aspectos que no pueden ser desatendidos…”127.

En un sistema de tarifa legal o de prueba tasada, a partir de criterios de


normalidad o de lo que suele acontecer en la práctica, el legislador ¿ja el
valor que se asigna a los medios de prueba, de modo que el juez debe aplicar
dichas reglas, que están predeterminadas con ese preciso objeto. Como lo
indica COUTURE, con su precisión acostumbrada, el criterio que singulariza a
las que denomina “pruebas legales”, es la imputación anticipada en la nor-
ma de una medida de e¿cacia128. En la vereda de enfrente, bajo el sistema
de sana crítica, la regla de valoración es escogida y de¿nida por el juez,
quien tiene atribuciones para elegir el material probatorio, jerarquizarlo y
ponderarlo. Esto, que puede ser entendido como una suerte de abdicación
de la soberanía legislativa en favor de poderes que se entregan al juzgador
–lo que podría conducir a un estado de libertad plena en la ¿jación del re-
sultado de la actividad probatoria–, no es tal, porque es la misma ley la que
coloca límites a esa actividad, desde que concibe un método de valoración
racional de la prueba que supone la existencia de ciertas pautas regula-
doras que no pueden contrariarse: las “reglas de la sana crítica”. MAIER
explica que esa “libertad” sólo signi¿ca que no existen reglas abstractas
y generales de valoración probatoria que transformen la decisión en una

127
Prevención suscrita por el Ministro de la Excma. Corte Suprema, don Sergio Muñoz
Gajardo, en sentencia de 11 de agosto de 2011, recaída en recurso de casación Rol Nº 249-2010.
Disponible en www.poderjudicial.cl.
128 COUTURE, Eduardo, Estudios de Derecho Procesal Civil, Editorial Thomson Reuters

Puntolex, 2010, Tomo III, volumen 2, p. 169.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 97

operación jurídica de veri¿car las condiciones establecidas en la ley para


a¿rmar o negar un hecho, pero aclara que ello no implica carencia absoluta
de reglas, ya que se exige fundamentación y una valoración racional de la
prueba, lo que importa el respeto de las leyes del pensamiento (lógica) y
de la experiencia (leyes de la ciencia natural)129. A nivel normativo laboral,
estas restricciones surgen de la interrelación de dos disposiciones legales.
De un lado, el artículo 456 del Código del Trabajo, al prescribir la clase de
razones que ha de expresar el tribunal en la apreciación de las pruebas (lo
que signi¿ca que son las que debe tener en cuenta), vale decir, “las razones
jurídicas y las simplemente lógicas cientí¿cas, técnicas o de experiencia
en cuya virtud les asigne valor o las desestime”, y también al señalar que
ese tribunal “tomará en especial consideración la multiplicidad, gravedad,
precisión, concordancia y conexión de las pruebas o antecedentes del pro-
ceso que utilice” (guías para el convencimiento racional), y, del otro, surge
igualmente de lo establecido en el artículo 478 letra b) del mismo cuerpo
legal, cuando contempla que un fallo es susceptible de anulación si ha sido
pronunciado “con infracción mani¿esta de las normas de apreciación de
la prueba conforme a las reglas de la sana crítica”.

En de¿nitiva, la sana crítica corresponde a un sistema de valoración


probatoria a¿ncado en un método racional. A pesar de ser cierto que en
la ley no se ha pre¿jado el peso, contundencia o e¿cacia de los medios de
convicción y que el juzgador dispone de facultades para escoger, jerarqui-
zar y ponderar los medios de prueba, no deja de serlo igualmente que ese
mismo juez está sujeto a la observancia de criterios de racionalidad que
comportan un límite a su actividad de evaluación. Puede decirse entonces
que el juez no es “soberano”. En un régimen en que impera la razón nadie
puede asumir una concentración de poder ilimitado como el que sugiere
esa denominación regia. Admitirlo supondría que el sentenciador no tie-
ne más restricción que su propia conciencia, signi¿caría cercenar de un
modo esencial las posibilidades de control, e inclusive, si los hechos que
determinan el derecho están des¿gurados o erróneamente asentados, im-
plicaría tornar fatua la revisión del juzgamiento jurídico. Parafraseando a
FERRAJIOLI, la principal garantía contra la arbitrariedad, contra el abuso o el
simple error, es la impugnación, de modo que una falta de control dejaría
la imparcialidad y el deber de sujeción del juez al derecho, desprovistos de

129 MAIER, Julio B.J., ob. cit., pp. 870 y 871.


98 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

garantía130. Existen reglas que pueden ser quebrantadas en la actividad de


valoración probatoria y que, por lo mismo, están destinadas a gobernar el
ejercicio de esas atribuciones que, si bien pudieran ser discrecionales, no
generan espacios para el arbitrio.

¿Cuáles son esos criterios? La doctrina coincide en que están dados por las
reglas de experiencia, por los conocimientos cientí¿cos y por la lógica.

1.1. Las reglas de la lógica131

Se nos ha dicho que las leyes de la lógica son leyes universales, a priori,
que se presentan como necesarias al raciocinio exteriorizado, para asegurarse
de su corrección y que están constituidas por las leyes fundamentales de la
coherencia y de la derivación. La coherencia es entendida como la concor-
dancia que ha de existir entre los elementos del pensamiento, de la que se
deducen sus principios formales, o sea: i. el de identidad, conforme al cual
una cosa sólo puede y debe ser igual a sí misma, lo que signi¿ca que si se
atribuye a un elemento un contenido determinado, debe mantenerse en todo el
curso racional; ii. el de la no contradicción, que nos indica que si dos juicios
se contraponen, implica que ambos no pueden ser verdaderos, porque una
misma cosa no puede ser dos cosas a la vez o algo que es, no puede no ser
al mismo tiempo, e iii. el del tercero excluido, que dictamina que si una cosa
sólo puede explicarse dentro de una de dos proposiciones contrapuestas, una
debe ser falsa y la otra verdadera, pero no puede haber una tercera posible.
A su vez, la derivación es concebida como una regla que expresa que cada
pensamiento debe provenir de otro con el cual está relacionado, ley de la que
se extrae el principio de la razón su¿ciente132 según el cual, para ser verda-
dero, todo juicio necesita de una razón su¿ciente. En términos más comunes
nada es “porque sí”, sino que debe estar su¿cientemente fundado.

130 FERRAJOLI, Luigi, Los Valores…, ob. cit., pp. 446 y 447.
131 Con mayores y mejores precisiones, COPI, Irving M., Introducción a la Lógica, Editorial

Eudeba, Buenos Aires, 1995, pp. 321 a 323; RIVANO, Juan, Lógica Elemental, Editorial Univer-
sitaria, Santiago, 1996, pp. 17-21; DE LA RÚA, Fernando, ob. cit., p. 145-162; COUTURE, Eduar-
do, Estudios de Derecho Procesal Civil, ob. cit., pp. 144 y 145; CERDA SAN MARTÍN, Rodrigo,
Valoración de la Prueba. Sana Crítica, Editorial Librotecnia, Santiago, 2008, pp. 42-51.
132 Debe indicarse que los estudiosos de la lógica no mencionan a la razón su¿ciente como

uno de sus principios.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 99

De lo reseñado se sigue que una motivación fáctica puede ser cali¿cada


de lógica cuando se sujeta a las reglas para el recto entendimiento humano
exteriorizado. Por ende, debe ser coherente (cuando respeta los principios
de identidad, no contradicción y tercero excluido), de modo que podrá ta-
charse de defectuosa si es incongruente, contradictoria, equívoca o ambigua,
y, además, debe ser derivada, en términos que se encuentre constituida por
inferencias razonables, deducidas de las pruebas y de la sucesión de datos
extraídos de las probanzas.

Con todo, la doctrina advierte que la lógica es la herramienta que per-


mite evaluar la validez formal de los argumentos, pero no la verdad de las
premisas empleadas. En palabras diferentes, permite predicar la corrección
estructural de la motivación, examinando los elementos de que está com-
puesto el razonamiento y la relación que existe entre ellos, sin garantizar el
carácter verdadero de las premisas que le sirven de sustento. Dicho de otro
modo, esta modalidad de control comprendería la estructura en que ha sido
presentada la motivación. La calidad del esquema sólo sería indicativa de su
corrección formal, con prescindencia de la sustancialidad o materialidad, de
lo acertado o desacertado de lo que se dice a través suyo133. Lo que garantiza
la lógica es que para el caso que las premisas sean verdaderas, entonces la
conclusión también será verdadera, pero no asegura la verdad de las premi-
sas. Consecuentemente, lo que permite dilucidar la lógica es que existe un
modo de ordenación de las ideas y de las razones que resulta válido, pero
que –en principio– no es necesariamente indiciario de si el contenido de esas
razones es aceptable. Una sentencia puede estar fundamentada y, no obstante,
puede ser equivocada. Esto que se insinúa tiene que ver con la idea que las
reglas de la lógica son de un carácter eminentemente universal y abstracto,
de lo que pudiera seguirse que son capaces de funcionar perfectamente con
prescindencia de la realidad de lo que se predica por su intermedio. Se ha
explicado, en tal sentido, que el silogismo se considera materialmente ver-
dadero cuando las proposiciones de que consta sean realmente verdaderas
y que es formalmente verdadero, cuando es lógicamente correcto, sin que
las proposiciones de que consta hayan de ser de modo necesario verdaderas
realmente, concluyéndose –por ende– que puede suceder que un silogismo

133 ATIENZA, Manuel, Las Razones del Derecho. Teoría de la argumentación jurídica, Uni-

versidad Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Jurídicas, México, 2007, pp. 8-9
y 13-14.
100 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

sea formalmente verdadero (o sea, lógicamente correcto) y materialmente


falso134. En tal sentido, Manuel ATIENZA destaca que “Los criterios de co-
rrección de las argumentaciones materiales, o sea, lo que hace que algo
pueda considerarse como una buena explicación, justi¿cación, etc., no es,
simplemente, que podamos ponerlas en una determinada forma lógica. Lo
que importa son los criterios que utilizamos –máximas de experiencia, leyes
cientí¿cas, reglas de la técnica, principios morales, etc.– y los fundamentos
para avalar la verdad –en sentido amplio– de las premisas”135. En ideas
similares, COUTURE señala que la corrección lógica no basta para convalidar
la sentencia, porque la elaboración del juez puede ser perfecta en su sentido
lógico-formal y la sentencia ser errónea, remarcando que la sentencia no se
agota en una pura operación lógica, sino que responde además a una serie
de advertencias que forman parte del conocimiento mismo de la vida, alu-
diendo directamente a las reglas de experiencia136. En síntesis, la corrección
lógica del razonamiento es condición necesaria, aunque no su¿ciente, de
una decisión racional137 (aceptable).

TARUFFO indica que las máximas de experiencia no deben confundirse


con las reglas de la lógica y de la argumentación racional porque estas
últimas no se derivan de la experiencia sino del contexto de los criterios
que determinan la corrección del razonamiento. Agrega que las reglas de
la lógica no expresan conocimientos sobre los hechos y comportamientos
sino que prescriben los criterios que deben seguirse para construir un razo-
namiento lógicamente correcto138. NIEVA lo expresa con su¿ciente claridad.
“Si un juez determina que Cayo murió por as¿xia al serle seccionada la
tráquea por el reo, está actuando a través de la lógica: Los seres humanos
necesitan la tráquea para respirar. Cayo es un ser humano. Cayo murió
por as¿xia. Ese sería el esquema lógico. Pero tras ese esquema es evidente
que subyace una máxima de experiencia que con¿gura la premisa mayor

134
MANS PUIGARNAU, Jaime M., Lógica para Juristas, Editorial Bosch, Barcelona, 1978,
pp. 86-87.
135 ATIENZA, Manuel, El Derecho como argumentación, Ariel Derecho, Madrid, 2010, p. 92.
136 COUTURE, Eduardo, Estudios…, ob. cit., pp. 145 y 146.
137
GARCÍA AMADO, Juan Antonio, Del Método Jurídico a las Teorías de la Argumentación,
Anuario de Filosofía del Derecho, vol. III, pp. 168 y 169.
138 TARUFFO, Michele, Páginas sobre la Justicia Civil, traducción de Maximiliano Aramburo

Calle, Marcial Pons, Madrid, 2009, p. 441.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 101

del silogismo, y es la que será analizada en casación: Los seres humanos


necesitan la tráquea para respirar”139.

Lo que se intenta signi¿car concierne al dilema de cuál sería el espacio


o medio de control para el respeto de las reglas de la lógica, si como condi-
ción de corrección estrictamente formal de la motivación o como regla de
la sana crítica propiamente dicha. El primer escenario implica que debieran
analizarse en función del cumplimiento del requisito que prevé el artículo
459 Nº 4 del Código del Trabajo, en relación a lo que dispone su artículo
456 en aquella sección que manda “expresar las razones jurídicas y las
simplemente lógicas…”. Por ende, serían revisables a través de la primera
parte de la causal del artículo 478 letra e), dependiendo de la extensión e
intensidad que se asigne al requisito de la fundamentación; la segunda mo-
dalidad signi¿caría que el control respectivo tendría que hacerse por medio
del motivo de nulidad del artículo 478 letra b) del Código del Trabajo.

Señalado en parámetros de frecuencia, el vicio de falta de logicidad se


presenta comúnmente bajo la forma de motivaciones fácticas contradicto-
rias, que al estar referidas a un mismo hecho y al contraponerse, se eliminan
recíprocamente; o con la formulación de derivaciones obtenidas de la prueba
que revelan la existencia de “saltos” o “vacíos”, la falta de eslabones en la
cadena de inducciones que invalidan el proceso; o a través de la exposición
de inferencias de un modo que resulta ambiguo o equívoco; o en la falta
de explicaciones o respuestas para hipótesis alternativas razonablemente
posibles y que no han resultado excluidas, etcétera, tornando inconsistente
la fundamentación. En casos como ésos, podría concluirse que la sentencia
queda desprovista de soporte racional, no es válida. Ese tendría que ser el
ámbito inherente para el control que supone la causal del artículo 478 e)
del Código del Trabajo.

Pues bien, ocurre que, como actividad racional que es, el proceso que
conduce a la apreciación o valoración de la prueba corresponde a un juicio
fáctico, cuya premisa mayor debiera estar constituida por la regla de expe-
riencia o por el conocimiento que guía al juez a la obtención de la inferencia.
Ello se reÀeja o tendría que reÀejarse en el fallo, básicamente, en la forma
de un silogismo, de manera que su estructura debiera presentarse como

139 NIEVA FENOLL, Jordi, El Hecho y el Derecho en la Casación Penal, ob. cit., p. 153.
102 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

expresión de ese método lógico-silogístico140. El juez puede percibir de las


declaraciones de los testigos que éstos aseveran que el demandante estuvo
muy triste, decaído, que no quería levantarse y que lloraba todo el día después
del fallecimiento de su hijo, pero hasta ese momento el juez sólo tiene que
esos testigos dicen que el demandante experimentó la congoja y depresión
que ellos describen. Que ello sea efectivo, es otra cosa. De tales dichos el
sentenciador puede inferir como cierto que el actor tuvo esos padecimien-
tos, porque una regla de experiencia le indica que los padres sufren con la
muerte de sus hijos. Por lo tanto, otra manera de entender la incidencia de
las reglas de la lógica estaría en considerar que el razonamiento judicial
deba ser sometido, además, a un examen de coherencia entre las premisas y
la conclusión, vale decir, comprobar si la conclusión se sigue lógicamente
de las premisas141. En suma, la validación de la llamada “justi¿cación inter-
na”, de modo de sujetar la exposición de las razones vertidas a un examen
más riguroso, para discernir si la decisión puede ser tenida por correcta o
aceptable. Implica examinar, por ende, que la conclusión alcanzada tenga
la virtud de corresponder a la consecuencia natural del proceso intelectual
desarrollado, como el día que sigue a la noche. En el ejemplo dado, la pre-
misa mayor es la regla de experiencia (los padres sufren con la muerte de
sus hijos), la premisa menor, la información que dan los testigos (este padre
sufrió con la muerte de su hijo), la inferencia, es la conclusión, el hecho que
se da por probado (el actor experimentó ese padecimiento). Por lo tanto,
las de¿ciencias detectadas en la revisión de ese proceso, esto es, cuando la
inferencia no sea el resultado “lógico” de las premisas empleadas, podrían
cuestionarse a través de la causal del artículo 478 letra b) del Código del
Trabajo. Más adelante reanudaremos el intento de explicar esto.

Sin embargo, es necesario advertir que el análisis del cumplimiento


de las exigencias “formales” suele emplearse como un medio aceptado o
como estrategia “legítima” para reexaminar y refutar las cuestiones fácticas,
como un camino para controlar lo acertado o desacertado de la decisión
probatoria, accediéndose con ello a la modi¿cación de los hechos que se
ha tenido por probados. En efecto, en parte de la doctrina nacional y en
alguna jurisprudencia pronunciada en materias de orden procesal penal, se

140 DEVIS ECHANDÍA, Hernando, Teoría General…, ob. cit., Tomo Primero, pp. 278-281.
141 ITURRALDE-SESMA, Victoria, Aplicación del Derecho y Justi¿cación de la Decisión Judi-

cial, Editorial Tirant lo Blanch, Valencia, 2003, p. 266.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 103

ha señalado que la exigencia de motivación, en su equivalente en el Código


Procesal Penal (artículo 374 letra e) en relación a lo previsto en su artículo
297) supone la revisión del soporte racional de la fundamentación fáctica,
pero, en lo que interesa, se ha sugerido que ese control no se agota en una
cuestión puramente formal sino que permitiría velar por el respeto sustancial
de los principios de la lógica, de las máximas de la experiencia y de los
conocimientos cientí¿camente a¿anzados. Por lo tanto, cuando esos límites
son rebasados, el tribunal respectivo tendría que anular la sentencia por mo-
tivación defectuosa142. Ese método genera algunos reparos en la doctrina.
“El vicio de la motivación es una etiqueta que cubre todo: errores en la
aplicación de las normas, omisiones de motivación, ilogicidades mani¿estas,
travestismo del hecho, simples críticas del discurso justi¿cativo, verdaderas
y propias censuras sobre el mérito”143. Al decir de Jordi NIEVA FENOLL, en
situaciones como ésas, se entraría a los hechos “por la puerta de atrás”144 o,
recogiendo palabras de CALAMANDREI, –reconocido defensor de la casación
en su versión más pura– signi¿caría practicar un reexamen subrepticio del
juicio de hecho, bajo lo que denominaba un vicio “omnibus”145. Con todo,
son ineludibles dos salvedades que hacen la diferencia. En primer término,
que en materia procesal penal prácticamente no existe la posibilidad de
dictar sentencia de reemplazo, en términos que no resulta factible la modi-
¿cación fáctica y, enseguida, que allí no se contempla una causal explícita
como la que consulta el artículo 478 letra b) del Código del Trabajo. Si en
el orden laboral existe esta causal especí¿ca, quiere decir que se ha previsto
un mecanismo idóneo para el control fáctico sustancial, de lo que debiera
seguirse que no resulta necesario acudir a medios sucedáneos o al subsidio
de motivos diferentes. Según veremos, los hechos probados pueden ser
directamente cuestionados, sea por un error de logicidad en la inferencia,
sea por un mal empleo de la premisa mayor en el juicio fáctico.

142 Entre otros, HORVITZ LENNON, María Inés y LÓPEZ MASLE, Julián, Derecho Procesal
Penal Chileno, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2008, Tomo II, pp. 421 y 422; PRAMBS
JULIÁN, Claudio, El Control del Establecimiento de los Hechos en las Sentencias Penales,
Editorial Metropolitana, Santiago, 2005, pp. 372, 375, 387 y 388; CORTÉS M., Gonzalo, ob.
cit., pp. 224-226.
143 LATTANZI, G., “La Corte di Cazzazione tras vecchio e nuovo proceso penale”, citado por

IGARTÚA, Juan, ob. cit., p. 158.


144 NIEVA FENOLL, Jordi, El Hecho y el Derecho…, ob. cit., p. 217.
145 CALAMANDREI, Piero, La Casación Civil, ob. cit., Tomo III, p. 378.
104 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

1.2. Las máximas o reglas de experiencia

Constituye a estas alturas casi un lugar común la ya clásica de¿nición


entregada por Friedrich STEIN (“Son de¿niciones o juicios hipotéticos de
contenido general, desligados de los hechos concretos que se juzgan en el
proceso, procedentes de la experiencia, pero independientes de los casos
particulares de cuya observación se han inducido y que, por encima de esos
casos, pretenden tener validez para otros nuevos”), quien precisa también
que, como toda proposición obtenida de la inducción, una máxima de ex-
periencia no es más que un valor aproximado a la verdad y que, como tal,
sólo tiene vigencia mientras nuevos casos observados no muestren que la
regla empleada hasta entonces era falsa146.

A partir de las lecciones del profesor alemán puede ensayarse que las
máximas de la experiencia corresponden al conocimiento que se tiene de
lo usual, de lo acostumbrado, que provienen de lo que suele acontecer en
la realidad. Actúan como tesis hipotéticas en el sentido que, frente a de-
terminados supuestos o condiciones que se repiten, es dable esperar que
se produzca el mismo fenómeno. STEIN explica que cuando el juez recibe
el material probatorio simplemente está al inicio de su actividad. No tiene
más que materia prima en espera de la sentencia de¿nitiva, porque le resta
todavía la apreciación de esas pruebas, el enlace de los hechos probados
con los supuestos de hecho, la comparación del hecho que ha obtenido con
el supuesto de hecho contemplado en la ley. Agrega que el veredicto del
juez es indefectiblemente una conclusión que se obtiene a partir de un juicio
fáctico sustentado en una premisa mayor. Destaca que esa premisa mayor
es raramente expresada de un modo explícito y que eso habría sido causa
que la teoría de la prueba no se hubiere ocupado de ella. Ejempli¿ca que
la frase “este testigo no es digno de crédito debido a su parentesco con la
parte” corresponde a una conclusión de una premisa mayor: los parien-
tes no suelen ser muy ¿ables, sino que declaran a favor de los parientes.
COUTURE, transitando por la senda que trazara Stein, de¿ne las llamadas
máximas de experiencia como “normas de valor general, independientes
del caso especí¿co, pero que, extraídas de cuanto ocurre generalmente en
múltiples casos, son susceptibles de aplicación en todos los otros casos de

146 STEIN, Friedrich, El conocimiento Privado del Juez, Editorial Temis S.A. Colombia.

1999, pp. 27 y 37.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 105

la misma especie”147. Podría entenderse entonces que las máximas de la


experiencia están asociadas a lo verosímil, a lo habitual. Responden a cri-
terios de normalidad. Desde esa perspectiva, se presentan como vinculadas
al sentido común, de momento que se identi¿can con aquello que acontece
regularmente o que es posible que suceda y que pertenecen a categorías de
conocimientos compartidos de manera que cualquier persona pueda enten-
derlos y asumirlos como aceptables. En materia probatoria actúan como
criterios de inferencia tanto para valorar un medio de prueba en particular
como para relacionar los distintos elementos de prueba disponibles respecto
de alguna de las hipótesis sujeta a con¿rmación. Es preciso remarcar que
se trata de generalizaciones empíricas obtenidas de lo cotidiano, de cono-
cimientos comunes alcanzados en determinado tiempo y lugar, de modo
que pueden estar sujetas a variación. Enseguida, cuando no es la ley la que
las establece, la inferencia que se obtiene de ellas (el hecho que se busca
averiguar) opera por inducción. Por lo tanto, no entrega un conocimiento
seguro o certero sino que sólo probable.

Siguiendo a Stein, CARNELUTTI refería que la inferencia efectuada en la


prueba indirecta se traduce en un silogismo donde la libertad del juez está
en la elección de la norma o premisa mayor a partir de la cual podrá deducir
el hecho a probar, precisando que esa norma pertenece a todos los campos:
al saber técnico o al de los conocimientos comunes, al de la psicología
o al de la economía, añadiendo que de la mayor o menor seguridad de la
regla de experiencia empleada, depende precisamente el mayor o menor
fundamento de la conclusión, es decir, el grado mayor o menor de verosi-
militud del hecho aceptado por el juez148. A su turno, DÖHRING expresaba
que la regla de experiencia no es una simple conexión de acontecimientos
vividos, toda vez que ellos sólo constituyen el material del cual se deriva
una regla, por abstracción. Agregaba que el “averiguador” saca el resultado,
haciendo una síntesis de los eventos anteriores y así llega a formar una
aserción que pretende ser válida para casos posteriores similares y de la
cual pueden extraerse puntos de apoyo sobre cómo sucedió el hecho que
investiga. Planteaba también que la fuerza de convicción de la regla de
experiencia reposa en la expectativa de que las observaciones coinciden-

147 COUTURE, Eduardo, Fundamentos…, ob. cit., p. 189.


148 CARNELUTTI, Francesco, La Prueba Civil, traducción de Niceto Alcalá-Zamora y Castillo,

Ediciones Depalma, Buenos Aires, 2000, pp. 63-67.


106 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

tes, hechas en situaciones similares, serán nuevamente avaladas por los


hechos149.

COUTURE en su obra ya citada, da como ejemplo que un demente no


puede ser testigo porque la experiencia demuestra que frecuentemente
dicen despropósitos y que no existe garantía de que sea apto para decir la
verdad150; o, como decía BENTHAM, que la disposición a creer es el estado
habitual, de modo que para no creer hace siempre falta una objeción, una
razón especial, añadiendo que se cree en el testimonio humano por la mis-
ma razón que se cree en la materia, es decir, en virtud de una experiencia
general con¿rmada por la de cada individuo. Explica que, dentro de esas
razones para descreer en un testimonio, está la improbabilidad de los hechos
alegados, esto es, aquellos que sean contrarios al curso natural de las cosas,
precisando que “si el hecho a¿rmado le parece (al juez) incompatible con
aquel conjunto de hechos cuya existencia le asegura su experiencia per-
sonal, el hecho a¿rmado deberá ser incluido por él en la categoría de los
hechos increíbles”151. (Sobre esto último, un apunte al pasar. Esos hechos
frecuentemente son confundidos en los recursos con la lógica, aduciéndose
que tal o cual hecho asentado en el fallo no es “lógico” o que resulta “ilógi-
co”, cuando lo que se quiere signi¿car es que son “imposibles”, “increíbles”
o contrarios a la normalidad).

En lo que se re¿ere a la caracterización o descripción de las máximas


de la experiencia, nuestra doctrina ha señalado ciertos elementos comu-
nes. A saber: “1º Son juicios, esto es, valoraciones que no están referidas
a los hechos que son materia del proceso, sino que poseen un contenido
general. Tienen un valor propio e independiente, lo que permite darle a
la valoración un carácter lógico. 2º Estos juicios tienen vida propia, se
generan de hechos particulares y reiterativos, se nutren de la vida en so-
ciedad, aÀorando por el proceso inductivo del juez que los aplica. 3º No
nacen ni fenecen con los hechos, sino que se prolongan más allá de los

149
DÖHRING, Erich, La Prueba. Su práctica y apreciación. Traducción de Tomás Banzhaf,
Ediciones Jurídicas Europa América, Buenos Aires, 1986, p. 324.
150 COUTURE, Eduardo, Estudios…, ob. cit., vol. 2, p. 147.
151
BENTHAM, Jeremías, Tratado de las Pruebas Judiciales, Obra Compilada de los Manus-
critos del autor por E. Dumont, Traducción de Santiago Sentís Melendo, Ediciones Jurídica
Europa-América, 1971, volumen I, pp. 38 y 43.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 107

mismos, y van a tener validez para otros nuevos. 4º Son razones inductivas
acreditadas en la regularidad o normalidad de la vida (Carnelli), y, por lo
mismo, implican una regla, susceptible de ser utilizada por el juez para un
hecho similar. 5º Las máximas carecen de universalidad. Están restringidas
al medio físico en que actúa el juez, puesto que ellas nacen de las relacio-
nes de la vida y comprenden todo lo que el juez tenga como experiencia
propia”152.

Suele presentarse al sistema de tarifa legal en contraposición absoluta


a la sana crítica. Ha de indicarse a ese respecto que muchas de las normas
de prueba tasada no eran (o no son) otra cosa que reglas de la experiencia,
criterios de racionalidad o de sentido común, elevadas a la categoría de
normas legales, en la medida que respondían a parámetros de valoración
extraídos de lo que ocurre con frecuencia o de la observación de la realidad.
En ese orden de ideas, MONTERO AROCA asevera que la prueba legal que hoy
de¿ende la doctrina se justi¿ca en la seguridad jurídica (como sería el caso
del valor de la escritura pública, de una inscripción conservatoria, por ejem-
plo), explicando que la valoración probatoria se resuelve en un silogismo en
que la premisa menor es la fuente/medio de prueba, la premisa mayor una
máxima de experiencia y la conclusión es la a¿rmación de la existencia o
inexistencia del hecho que se pretende probar. Agrega que en el sistema de
prueba legal la máxima de la experiencia viene establecida por el legislador
como un método para conseguir certeza, remarcando que responde a un cri-
terio de normalidad jurídica derivado del “id quod plerumque accidit” (las
cosas que ocurren con frecuencia). Concluye, entonces, que lo característico
del sistema de sana crítica es que el silogismo que resuelve la valoración
probatoria está dado por una premisa mayor (la máxima de experiencia)
que es determinada por el juez, lo que conduce a una valoración motivada,
razonada y responsable153.

Sin ir muy lejos, podría agregarse como criterios de racionalidad o de


experiencia, entre otras posibilidades, que para valorar la credibilidad de
un testimonio debiera tenerse en cuenta que lo común o frecuente es que
esté mejor informada una persona que ha presenciado un hecho, respecto

152 OBERG, Héctor, Revista de Derecho Universidad de Concepción Nº 178 (julio-diciembre

1985), pp. 54 y 55.


153 MONTERO AROCA, Juan, ob. cit., pp. 598-601.
108 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

de quien sólo ha recibido esa información de terceros; que se ajusta a lo


esperable y aceptable otorgar un peso probatorio mayor a quien explique
los motivos en virtud de los cuales ha tomado conocimiento de los hechos
sobre los que declara, con preferencia de aquél que no lo haga; que deba
prevalecer la declaración de quien aparezca mejor informado por su capa-
cidad para proporcionar detalles de contexto, situación o lugar, relativos a
los sucesos de que da cuenta, por sobre el que no sea capaz de entregarlos;
que incide en la credibilidad y valoración de las declaraciones la posibilidad
que estén con¿rmadas por otras declaraciones o antecedentes. Acontece
que lineamientos similares son los que se contienen en los artículos 383 y
384 del Código de Procedimiento Civil (bajo las fórmulas de “dar razón
de sus dichos”, “estar mejor instruido de los hechos”, “de ser contestes”,
“más conformes con otras pruebas”, etcétera). De un modo muy semejante,
para los ¿nes de valorar la prueba personal en sana crítica (declaraciones
de testigos, de peritos y de parte), Jordi NIEVA expresa que lo que debe ser
objeto de valoración es lo dicho por el declarante y no su persona y que,
para esos ¿nes, las circunstancias que puede controlar un juez están dadas
por la aplicación de algunos parámetros o derroteros a seguir, entre los que
menciona la coherencia del relato, su contextualización y las que denomina
“corroboraciones periféricas” (que asocia a la eventualidad de que existan
otros datos que corroboren los dichos y que, indirectamente, acrediten la
veracidad de la declaración)154.

Una interesante sentencia de la Sala Penal de la Corte Suprema de


Colombia se re¿ere a las reglas de experiencia, de un modo que pudiera
clari¿car lo que procura indicarse:

“…7.1. …En igual sentido (esta Corte) dijo: Recuérdese que la regla de la
experiencia es una forma específica de conocimiento que se origina por la
recepción inmediata de una impresión. Es experiencia todo lo que se llega o se
percibe a través de los sentidos, lo cual supone que lo experimentado no sea un
fenómeno transitorio, sino un hecho que amplía y enriquece el pensamiento de
manera estable. (…) Atrás se dijo que la experiencia forma conocimiento y que
los enunciados basados en ésta generalización, los cuales deben ser expresados
en términos racionales para fijar reglas con pretensión de universalidad, por
cuanto, se agrega, comunican determinado grado de validez y factibilidad, en

154 NIEVA FENOLL, Jordi, La Valoración de la Prueba, Marcial Pons, Madrid, 2010, pp. 222-

226.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 109

un contexto socio histórico específico. En ese sentido, para que ofrezca credi-
bilidad una premisa elaborada a partir de un dato o regla de la experiencia
ha de ser expuesta a modo de operador lógico, así: siempre o casi siempre se
da A, entonces sucede B…”.

“…En dicha proyección, las máximas de experiencia pueden ser tenidas como
el resultado de prácticas colectivas sociales que por lo consuetudinarias se
repiten dadas las mismas causas y condiciones y producen con regularidad los
mismos efectos y resultados, al punto que comienzan a tener visos de validez
para otros, y a partir de ellas se pueden explicar de una manera lógica y causal
acontecimientos o formas de actuar que en principio tengan la apariencia de
extrañas o delictuosas...”.

“…Todas las máximas de la experiencia son notorias, y expresan frecuencias


de fenómenos (hechos observados) tendencias generales u opiniones; es de este
elenco de pautas del sentido común que el juez puede extraer criterios a partir
de los cuales es posible plantear inferencias de carácter probatorio. Tales guías
del sentido común se expresan de múltiples maneras y abarcan una gran diver-
sidad de situaciones. Estas máximas remiten a criterios de inferencia respecto
de los pasos enunciados relativos a hechos; sin embargo, tales máximas han
de ser de carácter general y no se deben limitar a ser únicamente expresión de
valoraciones, de suerte que no todo razonamiento basado en dichas máximas
resulta aceptable. Tales máximas se encuentran asociadas con lo verosímil,
que corresponde a lo normal o habitual…”.

“…Dentro del universo de las máximas de experiencia se incluyen también, las


que ‘sólo son conocidas en círculos reducidos gracias a conocimientos técnicos
específicos en cuanto a principios de un arte o ciencia’, de donde se traduce
que por la circunstancia de tratarse de unos órdenes de saber altamente espe-
cializados, el juez recurre a la prueba pericial para que sean evaluadas en el
caso concreto de que se trate y a partir de los dictámenes proceder a efectuar
las inferencias que correspondan.

Aquellas pues, resultan instrumentales y aplicativas como ‘premisas mayores’


con referencia a unos hechos objeto de valoración, y a partir de ellas se pueden
construir hipótesis de responsabilidad penal o de exclusión de la misma.

Debe hacerse claridad que las máximas de experiencia entendidas así, no


expresan ni reflejan algo en concreto. Por el contrario, por tratarse de gene-
ralidades, su función está dada en ser útiles en la aclaración o explicación del
por qué de un determinado comportamiento.
110 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

Para el caso concreto, no es dable tener como conducta ciudadana generalizada


y con ribetes de postulado de sana crítica, lo planteado por el casacionista,
pues ello equivaldría a considerar que a las manifestaciones airadas y de rabia
de quienes son objeto de atropellos por parte de servidores públicos, les sigue
la no credibilidad en la justicia por razones de impunidad, forma de actuar o
de reaccionar que de manera singular ocurre, pero que no se puede elevar al
estatus de comportamiento colectivo…”155.

Para hacer más patente lo que se quiere signi¿car, un ejemplo real, ex-
traído de la práctica laboral, puede ser útil para explicar lo que no se logra
con las abstracciones:

– En su demanda la actora dice haber prestado servicios para el deman-


dado, como trabajadora de casa particular, sin contrato escrito, de lunes a
viernes (10:00 a 17:00 horas) y sábado por medio (de 10:00 a 14:00 horas),
entre el 1 de octubre de 2005 y el 15 de diciembre de 2010, fecha esta última
en que habría sido despedida luego que reclamara la escrituración de su
contrato y el pago de las remuneraciones adeudadas de los meses de marzo
a diciembre de 2010. El demandado niega el vínculo laboral;

– Como prueba para acreditar sus hechos, rinde la prueba siguiente: a) la


declaración del cónyuge de la demandante, quien manifestó que ocasional-
mente, en unas tres oportunidades, ejecutó labores de jardinero en la misma
casa, por lo que le consta que ella también trabajó allí; b) otra testigo, que
dice haber concurrido en dos oportunidades a esa casa, donde vio prestando
servicios a la actora; c) un certi¿cado de cotizaciones de la trabajadora que
evidencia pago de imposiciones por una tercera persona en los meses de
septiembre y octubre de 2010;

– En su sentencia, el juez razona del modo siguiente: a) que el primer


testigo no le merece credibilidad, porque es el cónyuge de la actora; b) que
los dichos de la otra testigo son “vagos” e imprecisos y que, en todo caso,
a¿rma que sólo en dos ocasiones fue al lugar de trabajo de la demandante;
c) que el certi¿cado de cotizaciones de la trabajadora evidencia pago de
imposiciones por una tercera persona en los meses de septiembre y octu-

155 Corte de Suprema de Justicia Colombia, Sala de Casación Penal, sentencia de 22 de

julio de 2009, radicación Nº 31338, Magistrado Yesid Ramírez Bastías. Disponible en www.
cortesuprema.gov.co.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 111

bre de 2010, lo que no es concordante con el período y jornada completa


durante la cual la demandante asegura haber trabajado para el demandado,
y d) que resulta contrario a las reglas de la lógica y las máximas de la ex-
periencia que un trabajador preste funciones durante casi diez meses sin
recibir remuneración.

Prescindiendo de la opinión que pueda tenerse sobre el sentido de la


decisión, y aunque no hayan sido necesariamente explicitadas, de lo seña-
lado surge que en la valoración de la prueba fueron empleadas reglas de
experiencia. A saber: a) que, por los lazos afectivos evidentes, una persona
tiende a favorecer con su dichos a su cónyuge y no a un extraño; b) que la
mayor o menor credibilidad de un testigo también está asociada a la posi-
bilidad de haber presenciado un hecho; c) que es un hecho incompatible
con la realidad (increíble) que alguien pueda prestar servicios personales de
esta clase, a jornada completa y en dos lugares diferentes, al mismo tiempo,
y d) que la disposición natural de la cosas indica que este tipo de servicios
–de naturaleza remunerada– no se ejecutan en forma gratuita, por lapsos
objetivamente prolongados de tiempo (prácticamente 10 meses).

Criterios similares hacen, v. gr., que en materia laboral esté dentro del
ámbito de las posibilidades del juzgador hacer que prevalezcan los dichos
de los testigos por sobre los instrumentos, porque los registros escritos no
siempre reÀejan la realidad en cuanto a las fechas de ingreso de un trabajador,
del monto verdadero de sus remuneraciones, de los días y horas trabajadas;
o que en la valoración de la prueba testimonial pueda imponerse un rigor
mayor en el análisis de los testimonios de quienes deponen a favor de la
demandada, cuando son dependientes de ella, porque puede ser esperable
que procuren no perjudicar con sus dichos a la empleadora, en aras de con-
servar su fuente laboral, entre muchas alternativas.

En consecuencia, mirado bajo el prisma del recurso de nulidad y de la


causal en comento, el control correlativo se orienta a poner “a prueba”, a
refutar o, en su caso, a validar las premisas mayores que sustentan el juicio
fáctico: las máximas de experiencia. En el ejemplo utilizado, si pueden con-
siderarse como reglas de experiencia las relativas a falta de credibilidad por
parentesco, por la falta de calidad epistémica del testimonio, por el carácter
increíble del hecho o por la carencia de normalidad del suceso aseverado;
enseguida, si ellas son pertinentes al caso y, en ¿n, si han sido acertadas o
si fueron desacertadamente aplicadas.
112 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

1.3. Los conocimientos científicos156

Como lo ha observado la doctrina, el juez es un técnico o experto en


derecho, pero respecto de los otros saberes, que se ubican fuera de las
fronteras del derecho, dispone únicamente de conocimientos comunes, del
entendimiento o cultura media que es generalmente compartida por quienes
no profesan una ciencia, especialidad o arte determinado. En el campo del
proceso, la prueba cientí¿ca suele tener una mayor relevancia en los ámbitos
del derecho penal. Sin embargo, en las otras áreas son cada vez mayores
las situaciones en que los litigantes se valen de pruebas cientí¿cas como
instrumento para la búsqueda de la verdad y pueden darse situaciones en
que ese tipo de medios de convicción resultan decisivos. Si se considera que
la ciencia corresponde a una disciplina eminentemente racional, los datos
cientí¿cos aportados a un proceso debieran imponerse en la formación del
convencimiento por el juez, de modo que éste no tendría margen para una
valoración “libre”. Por lo tanto, en cuanto límite para la apreciación proba-
toria, un dato o información cientí¿ca –validado– no puede ser desatendido
por el juez, en el entendido que está avalado por un método que otorga
seguridad o su¿cientes grados de certeza, de manera que una conclusión
diferente haría devenir su resolución en arbitraria.

Inevitablemente, cuando se habla de conocimientos cientí¿cos, se está ha-


ciendo referencia a la prueba pericial. Tradicionalmente el uso de las pericias
se reducía a las áreas de la medicina, de la contabilidad, de la mecánica, de
la ingeniería, pero ahora se les han añadido otras motejadas como ciencias
“blandas” tales como la sociología, la psicología, la psiquiatría o la econo-
mía, a lo que se agrega la complejidad de no ser infrecuente que las partes
presenten, cada una por su lado, dictámenes contrapuestos de especialistas,
sobre un mismo punto. El juez no tiene por qué ser un erudito en todas las
especialidades y lo más probable es que no lo sea. Sin embargo, ello no
signi¿ca que deba aceptar sin ningún tipo de cuestionamiento el saber que
intenta proporcionársele a través de la pericia. Lejos de ello, debe llevar a
cabo un control riguroso del pretendido conocimiento cientí¿co, con los

156
ITURRALDE-SESMA, Victoria, ob. cit., p. 348; TARUFFO, Michele, Páginas…, ob. cit.,
pp. 455-480; GASCÓN ABELLÁN, Marina, “Sobre la Posibilidad de Formular Estándares de Prue-
ba Objetivos”, en Proceso, Prueba y Estándar, Nº 2, ARA Editores, Lima, 2009, pp. 33-50;
TARUFFO, Michele, La Prueba, traducción de Laura Manríquez y Jordi Ferrer Beltrán, Marcial
Pons, Madrid, 2008, pp. 97-100.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 113

instrumentos que están a su alcance. En consecuencia, tendría que tomar


en consideración aspectos tales como las condiciones de legitimación del
perito, su experiencia práctica o ejercicio efectivo de la especialidad sobre
la que dictamina, sus antecedentes curriculares, y, en cuanto al dictamen
propiamente dicho, debiera efectuar un análisis para de¿nir el grado de
aceptabilidad de la metodología empleada por el experto, la existencia de
razones en el informe y la admisibilidad de los argumentos con los que
justi¿ca sus conclusiones, el grado de seguridad o certeza que el experto
asigna a sus resultados, la posibilidad de existir otras hipótesis cientí¿cas
capaces de refutar la que ha sido propuesta, entre otros lineamientos157.

2. CRITERIOS DE SANA CRÍTICA PARA LA DECISIÓN PROBATORIA FINAL

En su obra Los Hechos en el Derecho, y a partir del modelo de probabi-


lidad inductiva de Cohen, Marina GASCÓN formula un esquema racional de
valoración de la prueba. La autora enseña que los esquemas basados en los
grados de con¿rmación de una o de varias hipótesis sobre los hechos de la
causa y la necesidad de establecer cuál de ellas resulta más aceptable a la
luz de las pruebas disponibles, son los que mejor se adecuan a los problemas
probatorios de un proceso. Conforme a ello, propone reglas diferentes para
la aceptabilidad individual de una hipótesis y para la elección entre varias
hipótesis igualmente veri¿cadas. En un acto de nueva osadía, sus ideas
pueden resumirse en los términos siguientes:

Una hipótesis es aceptable si ha sido su¿cientemente con¿rmada me-


diante las pruebas disponibles y mientras no esté refutada por ellas. Lo
que supone entonces el requisito de la con¿rmación y la exigencia de la
no refutación.

a) Con¿rmación individual de una hipótesis: Es la inferencia que se


obtiene de la conexión entre las pruebas y la hipótesis, con una regla de
experiencia que permite aceptar la veracidad de esa hipótesis. La entidad
de la con¿rmación está determinada a su vez por algunas condicionantes.
A saber: i) el grado de fundamento o de seguridad de la máxima de la expe-
riencia empleada; ii) la calidad de la información de las pruebas utilizadas;

157 NIEVA FENOLL, Jordi, La Valoración…, ob. cit., pp. 285-309.


114 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

iii) el número de pasos inferenciales que componen la cadena de con¿rma-


ción (a mayor número de pasos, menor grado de con¿rmación, lo que se
traduce en que las pruebas “directas” tendrían mayor fuerza probatoria que
las “indirectas”); iv) la cantidad y variedad de las pruebas que con¿rman
la hipótesis;

b) La exigencia de la no refutación: Para resultar aceptable, además de


con¿rmada, la hipótesis no debe estar refutada por las pruebas disponibles.
Esto supone, desde luego, otorgar a las partes la posibilidad de destruir la
hipótesis de la contraria, lo que se logra mediante un contradictorio.

En síntesis, expresa la autora citada: “el juicio de aceptabilidad de una


hipótesis es un juicio sobre su con¿rmación y no refutación. De manera que
si la hipótesis no es con¿rmada por las pruebas disponibles, debe abando-
narse. Pero si es con¿rmada, debe someterse aún a refutación, examinando
los posibles hechos que –de existir– invalidarían (o harían menos probable)
la hipótesis. Si ¿nalmente la hipótesis no resulta refutada, porque no existen
tales pruebas, puede entenderse veri¿cada; si por el contrario tales pruebas
existen, debe abandonarse”.

Añade que ante hipótesis equivalentemente con¿rmadas o no refutadas,


para la elección correspondiente se pudiera acudir a criterios extra empíricos
como el de la simplicidad y el de la coherencia narrativa, conforme a los
cuales debiera optarse por aquella hipótesis que naturalmente pueda explicar
el mayor número de hechos y por aquella que sea capaz de explicar de mejor
manera los hechos. Culmina indicando que puede ocurrir que ninguna de
las hipótesis resulte probada o que la probabilidad que resulte de ella sea
insu¿ciente según los estándares institucionales. Como el juez debe resolver
igualmente, esa necesidad queda “cubierta” con reglas de juicio tales como
el in dubio pro reo o de la carga de la prueba158.

En ideas muy semejantes, Daniel GONZÁLEZ LAGIER postula que la infe-


rencia probatoria puede ser representada de acuerdo con el esquema de los
argumentos de Toulmin159. Como en toda argumentación, aquello que se

158 GASCÓN ABELLÁN, Marina, Los Hechos en el Derecho…, ob. cit., pp. 155-167.
159 Para una extensa explicación y visión crítica del modelo de Toulmin, ver ATIENZA, Ma-

nuel, Las Razones…, ob. cit., pp. 81-104.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 115

necesita fundamentar (los hechos a probar o hipótesis) debe ser apoyado por
razones, por hechos que den cuenta de la corrección de lo fundamentado
(hechos o medios probatorios) e inclusive a veces es necesario explicitar
por qué esas razones pueden servir de apoyo a la conclusión, lo que se
logra a través de una garantía que corresponde siempre a una regla, norma
o enunciado general (máxima de experiencia) que, a su vez, puede ser sus-
tentada por un respaldo que procura mostrar la vigencia de esa regularidad
(información que sustenta la máxima de experiencia). Conforme a ello
distingue entre los hechos probatorios (las razones de la inferencia), la
garantía o conexión (la máxima de la experiencia) y los hechos a probar
(la hipótesis). A partir de esas nociones –injustamente resumidas en este
trabajo– plantea criterios para de¿nir la validez de la inferencia probatoria.
Así, respecto de los hechos probatorios sugiere criterios de ¿abilidad o
precisión (según su carácter directo o inferencial), de su¿ciencia (pluralidad
de hechos probatorios que apunten a la misma hipótesis), de variedad (de
medios de prueba), de pertinencia (según la relación que tengan con el hecho
a probar). Respecto de la garantía o conexión, mani¿esta que debe consi-
derarse su grado de fundamento cognoscitivo (por ejemplo, que responda
a reglas cientí¿cas o conocimientos cientí¿cos socializados y ampliamente
con¿rmados y no a generalizaciones apresuradas o prejuicios) y su grado
de probabilidad causal (la posibilidad de que a un fenómeno le siga efec-
tivamente el otro). Y, respecto de la hipótesis, que no haya sido refutada,
que no estén con¿rmadas las hipótesis derivadas, que hayan sido elimina-
das las hipótesis alternativas y, como criterios de elección entre hipótesis
con grados de con¿rmación semejante, los de coherencia narrativa y de
simpleza160.

Por su lado, FERRAJIOLI –tras hacer un paralelo entre la verdad proce-


sal fáctica y la verdad histórica– a¿rma a este respecto que la tarea de la
investigación judicial, como la de cualquier otra clase de investigación
o explicación, consiste en eliminar el dilema a favor de la hipótesis más
simple, dotada de mayor capacidad explicativa y particularmente aquella
que resulte compatible con el mayor número de elementos de prueba y de
conocimientos adquiridos con anterioridad161.

160 GONZÁLEZ LAGIER, Daniel, ob. cit., pp. 128-141.


161 FERRAJIOLI, Luigi, Derecho y Razón…, ob. cit., p. 53.
116 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

En efecto, una vez que se ha reunido el material probatorio, el juez debe


evaluarlo, confrontar recíprocamente los testimonios, las declaraciones de
parte, los documentos, las pericias, etcétera, con el objeto de discernir el
grado de corroboración o de apoyo empírico que esos elementos, individual-
mente y en conjunto, proporcionan a las hipótesis en conÀicto. FERRER hace
notar que la valoración probatoria, por sí sola, no determina la decisión a
adoptar. El mayor o menor grado de con¿rmación de una hipótesis todavía
no de¿ne –según el autor– el hecho que puede tenerse por probado, porque
para ese efecto es necesaria la intermediación de algún estándar de prueba
que es el que permite decidir si existe o no una base su¿ciente para dar por
establecidos los hechos162.

A diferencia de lo que ocurre en materia procesal penal (“más allá de toda


duda razonable”), el Código del Trabajo no ha hecho una denominación
directa del estándar que permita considerar como probada o no probada
una hipótesis. Empero, de un modo aparentemente indirecto, ha sugerido al
juez lo que pudiera estimarse como un modelo de probabilidad muy seme-
jante al explicado, desde que en su artículo 456 le señala que “En general,
tomará en especial consideración la multiplicidad, gravedad, precisión,
concordancia y conexión de las pruebas o antecedentes del proceso que
utilice, de manera que el examen conduzca lógicamente a la conclusión
que convence al sentenciador”.

En lo inmediato, cabe destacar que, no obstante el carácter aparentemente


imperativo de la norma (“tomará”), le antecede una expresión y le sigue una
frase, que morigeran su tenor (“En general,…” y “en especial considera-
ción”). De ello podría concluirse que, en último término, el legislador está
consagrando un lineamiento preferente que ha estimado como aconsejable
y adecuado para asegurarse de la probabilidad de la conclusión asentada,
pero no implicaría un estándar rígido ni menos la indicación de condiciones
copulativas para ese ¿n. Los estándares probatorios tienen que ver con la
veri¿cación de dos errores posibles: aceptar como verdadero un hecho que
puede ser falso o dar por no probado un hecho, en circunstancias que es
verdadero. Por lo tanto, la de¿nición pasa por discernir cuál de esos errores
se está dispuesto a tolerar, según la relevancia del derecho comprometi-

162 FERRER BELTRÁN, Jordi, ob. cit., pp. 45-49.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 117

do163. Conforme a ello, el estándar puede ser más o menos exigente, más
o menos Àexible. LAUDAN a¿rma que los estándares de prueba son locales
y dependen del contexto especí¿co, porque no tienen que ver con la credi-
bilidad general (universal), sino con el grado de fuerza probatoria que se
demanda en una situación concreta. Tienen que responder a una pregunta
“¿Qué debería aceptar como probado?”164. El Derecho laboral es marcada-
mente casuístico y difícilmente podría erigirse un modelo único para alcanzar
el convencimiento necesario. Enseguida, su razón de ser esencial se identi-
¿ca con la protección de los derechos de los trabajadores y su justi¿cación
primordial está en la falta de paridad en la relación laboral individual. Desde
esa perspectiva, habría que entender que los criterios de mayor Àexibilidad
pudieran imperar en “situaciones límite”, por ejemplo, ante la necesidad del
trabajador de probar el hecho del despido cuando la exoneración es negada
por el empleador, por las di¿cultades probatorias evidentes que ello implica
(acceso a la prueba, “clandestinidad” o “informalidad” de la exoneración,
etcétera); o tratándose de la vulneración de derechos fundamentales, porque
normalmente los actos que los generan no son necesariamente visibles, tie-
nen un carácter “mani¿estamente hundido”165 o se encubren de modo que
no es simple la tarea de elucidar, v. gr., si la decisión empresarial obedece
efectivamente a una legítima gestión de su actividad o si, de modo diferente,
se trata de meras apariencias bajo las cuales se agazapa la lesión del derecho
fundamental. Son los casos “dudosos”. “No se trata de cualquier hipótesis
de duda, ni tampoco de la simple duda, sin más ni más. Sobre el hecho,
procesado, no se ha traído prueba directa, asertiva, concluyente. Existen
indicios y presunciones. La valoración armónica de tales datos sirve para
inclinar al juez a favor de una de las soluciones posibles, en cuanto a la
existencia del hecho”166. En tales hipótesis un criterio orientador para esos
casos es precisamente el que proporciona el artículo 493 del Código del
Trabajo, al señalar que para la comprobación del hecho basta la existencia

163 GASCÓN ABELLÁN, Marina, “Sobre la Posibilidad de Formular Estándares…”, ob. cit.,
pp. 20 y 21.
164
LAUDAN, Larry, El estándar de prueba y las garantías en el proceso penal, Editorial
Hammurabi, Buenos Aires, 2011, p. 110.
165 UGARTE CATALDO, José Luis, “Tutela Laboral de derechos fundamentales y carga de la

prueba”, Revista de Derecho Ponti¿cia Universidad Católica de Valparaíso, XXXIII, Segundo


Semestre 2009, p. 217.
166 SOMARÉ, José Isidro, citado por PLÁ, Américo, ob. cit., pp. 92 y 93.
118 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

“de indicios su¿cientes”167. Pareciera que, en lugar de una atenuación de


la carga probatoria, en esa norma legal se contempla una morigeración del
estándar de prueba, porque –a ¿n de cuentas– el trabajador sigue soportando
el peso de demostrar la efectividad de los hechos que con¿guran la vulne-
ración de su derecho fundamental. La carga de la prueba corresponde a una
regla que le indica al juez cómo debe resolver en casos de incertidumbre,
una vez culminada la valoración probatoria y cuando el hecho a¿rmado no
ha llegado a ser probado, ni positiva, ni negativamente. Su fundamento es
la prohibición del non liquet168, de modo que, aun en ese contexto, de falta
de certeza, el juez debe decidir igualmente. En tal sentido, MICHELI aclara
que la regla de juicio (carga de la prueba) produce sus efectos cuando la fase
probatoria se ha cerrado negativamente, esto es, cuando el juez “comprue-
ba” la insu¿ciencia de los elementos probatorios169. El onus probandi no
resultaría susceptible de reducir, puesto que se tiene o no se tiene el riesgo
de no probar un hecho. Lo que podría “graduarse” entonces es el nivel de
con¿rmación exigido para tener por probado o no probado ese hecho, que es
cosa distinta. Por lo tanto, al tiempo de aquilatarse el valor y su¿ciencia de
la prueba rendida, el grado de convicción debe “medirse” merced al estándar
probatorio pertinente y, con ello, ha de resolverse el verdadero dilema. ¿Qué
error estamos dispuestos a tolerar?; ¿que el trabajador pierda un derecho no
obstante que es probable que le corresponda o que el empleador obtenga en
circunstancias que no debía?

En situaciones como las aludidas, casos “difíciles” o “dudosos”, antes


de la aplicación de la regla de juicio, en forma previa a que el asunto pueda
ser resuelto por el onus probandi, debiera acudirse al in dubio pro operario,
en términos que la duda pueda ser resuelta a favor del trabajador, como
manifestación concreta del principio protector. Empero, cabe señalar que
uno de los extremos más polémicos de la regla del in dubio pro operario,
en que la dogmática no parece estar de acuerdo, atañe precisamente a la

167
El artículo 493 del Código del Trabajo dispone que “Cuando de los antecedentes apor-
tados por la parte denunciante resulten indicios suficientes de que se ha producido la vulne-
ración de derechos fundamentales, corresponderá al denunciado explicar los fundamentos de
las medidas adoptadas y de su proporcionalidad”.
168 MONTERO AROCA, Juan, La Prueba en el Proceso Civil, ob. cit., p. 121.
169 MICHELLI, Gian Antonio, La Carga de la Prueba, traducida por Santiago Sentís Melendo,

Editorial Temis S.A., Bogotá, 2004, pp. 171 y 172.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 119

posibilidad de hacerla extensiva a la actividad de determinación de los


hechos en un proceso jurisdiccional. Se observan posiciones encontradas
y, aparentemente, la balanza se inclinaría por negarla170.

En lo que concierne a los parámetros concretos que enuncia el artícu-


lo 456 del Código del Trabajo (“la multiplicidad, gravedad, precisión,
concordancia y conexión de las pruebas o antecedentes del proceso que
utilice…”), ha de indicarse que, en alguna medida, tales nociones ya habían
sido postuladas por BECCARIA quien manifestaba que “Cuando las pruebas
de un hecho dependen todas de una sola, el número de ellas no aumenta
ni disminuye la probabilidad del hecho, porque todo su valor se resuelve
en el valor de aquella sola de quien dependen. Cuando las pruebas son
independientes la una de la otra, esto es, cuando los indicios se prueban
de otra parte, no de sí mismos, cuanto mayores pruebas se traen, tanto más
crece la probabilidad del hecho, porque la falacia de una prueba no inÀuye
sobre la otra…”171. Comoquiera que haya sido, la terminología de la parte
¿nal del artículo 456 del Código del Trabajo no es desconocida en nuestro
derecho, porque condiciones similares a las allí previstas son las que se exi-
gen todavía –en parte de nuestra legislación– para construir las presunciones
judiciales172. La doctrina y jurisprudencia ha de¿nido tales parámetros.
Así: a) la multiplicidad es asumida como indicadora de una necesidad de
pluralidad y variedad de medios de prueba; b) la gravedad concierne a la
circunstancia que ha de existir una relación de causa efecto entre el medio
de prueba y el hecho al que conduce; c) la precisión alude al imperativo que
el medio de prueba no sea susceptible de más de una interpretación, que
sea certero en su signi¿cado y que, por ende, no se preste para conducir a
conclusiones distintas; d) la concordancia, en el sentido que los medios de
prueban deben guiar todos a un mismo objetivo, y e) la conexión, es decir,
que los medios de convicción deben estar entrelazados de tal manera que

170 ACKERMAN, Mario y TOSCA, Diego, ob. cit., pp. 384-387.


171 BECCARIA, César, De los Delitos y las Penas, Fondo de Cultura México, México, 2006,
p. 241.
172 El artículo 1712 inciso tercero del Código Civil prescribe que las presunciones judiciales

deben ser “graves, precisas y concordantes”, en tanto que el actual artículo 426 del Código
de Procedimiento Civil señala que una sola presunción judicial puede constituir plena prueba,
cuando a juicio del tribunal tenga caracteres de “gravedad y precisión” su¿cientes para formar
su convencimiento.
120 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

impongan la exclusión o la depreciación de aquellos medios desconectados


o aislados del resto del material probatorio173.

Por lo tanto, para tener por probado o no probado un hecho, en la sen-


tencia tendrían que tomarse en consideración los señalados lineamientos de
multiplicidad, gravedad, precisión, concordancia y conexión. En síntesis,
la correspondiente decisión probatoria tendría que quedar de¿nida por el
grado o nivel de con¿rmación que el material probatorio proporciona a los
hechos aseverados por el respectivo litigante.

Del enunciado legal podría colegirse, además, que para formar el


convencimiento, la inferencia que surja de la interrelación de los medios
(información probatoria) con la regla empleada para la inducción, debe
ser preferentemente “directa” en el sentido que “entre el dato conocido y
el dato por conocer no debe intercalarse más de una sola inferencia”174
y que ella se dirija natural y llanamente al resultado de dar por probado o
no probado el hecho o, como reza la norma, “…de manera que el examen
conduzca lógicamente a la conclusión que convence al sentenciador”. Estas
últimas dimensiones pudieran dar lugar a un error “lógico” de inferencia,
susceptible de impugnar a través de la causal del artículo 478 letra b) que
se examina. Trataremos de incursionar en esos aspectos.

3. EXIGENCIA DE CONFIGURACIÓN DE LA
CAUSAL Y EL ROL DEL TRIBUNAL DE NULIDAD

La causal del artículo 478, letra b) del Código del Trabajo ha sido con-
cebida en los términos siguientes:

“Artículo 478. El recurso de nulidad procederá además:

…b) Cuando haya sido pronunciada (la sentencia) con infracción manifiesta
de las normas de apreciación de la prueba conforme a las reglas de la sana
crítica;”.

173 RIOSECO ENRÍQUEZ, Emilio, La Prueba ante la Jurisprudencia, Editorial Jurídica de Chile,

Santiago, 1995, Tomo II, Capítulo VI.


174 SILVA CANCINO, Mauricio, Las Presunciones Judiciales y Legales, Editorial Jurídica

ConoSur, 2ª edición, Santiago, 1995, pp. 141-146.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 121

Debe recordarse que el propósito de la causal del artículo 478, letra b)


es la modi¿cación de los hechos que se ha tenido por probados, pero ello
sólo puede tener lugar cuando se incurra en infracciones que, conforme a
la ley, pueden dar lugar a una nueva determinación fáctica.

3.1. La infracción de las reglas de la sana crítica:


cómo y cuándo puede producirse

Victoria ITURRALDE señala que cualquier razonamiento puede ser anali-


zado desde dos puntos de vista: desde su estructura, examinando los ele-
mentos de que está compuesto y la relación que existe entre ellos, y desde
su fuerza, analizando en qué medida las premisas del razonamiento son
“buenas razones” para apoyar la conclusión. Agrega que en la literatura
jurídica estos aspectos del razonamiento son denominados como justi¿ca-
ción interna y externa, precisando que a la justi¿cación externa compete
el análisis de las razones sustantivas en apoyo de cada una de las premisas
que forman el razonamiento judicial, en tanto que la justi¿cación interna
tiene por objeto examinar la “coherencia” entre las premisas y la conclu-
sión, comprobar si la conclusión se sigue lógicamente de las premisas175.
Por su lado, GUASCH re¿ere que existe justi¿cación interna cuando la lógica
de la inferencia garantiza la conclusión, de modo que la decisión aparece
justi¿cada por un silogismo que permite apreciar que, de los elementos de
prueba practicados y de las máximas de la experiencia utilizadas, puede
inferirse lógicamente la conclusión; mientras que la justi¿cación externa
–que liga a casos generalmente complicados– exige justi¿car las premisas
que se emplea176.

A partir de una noción de “plenitud” de la motivación, que concibe como


la necesidad de indicar respecto de cada punto decidido las premisas y crite-
rios que justi¿can la decisión, TARUFFO distingue también entre justi¿cación
interna y externa, expresando que la primera se cumple con la enunciación
de las premisas desde las que se formula la decisión; en tanto que la justi¿-
cación externa exige la convalidación racional de esas mismas premisas y
que se traduce en la indicación de las razones en virtud de las cuales ellas
pueden asumirse como “buenas”. Advierte que puede prescindirse de la

175 ITURRALDE-SESMA, Victoria, ob. cit., pp. 265 y 266.


176 GUASCH FERNÁNDEZ, Sergi, ob. cit., pp. 469 y 470.
122 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

justi¿cación externa cuando las premisas se apoyan en el sentido común, en


cánones de la razón generalmente aceptados y que, de ese modo, el empleo
de una máxima de experiencia o de un criterio de inferencia probatorio puede
no estar especí¿camente justi¿cado si pertenece claramente a la “cultura
media”, pero debe serlo si diverge del sentido común o de opiniones acre-
ditadas. De ahí que el control de la motivación comprenda la elección de la
máxima de la experiencia, cuando ella es errada, cuando está superada por
la “cultura media” o cuando está contradicha por conocimientos técnicos o
cientí¿cos, casos en los cuales no puede entenderse como premisa válida
para una decisión racionalmente aceptable, porque “el error en la elección
de la máxima introduce una premisa falsa en la justi¿cación de la decisión,
lo que equivale a decir que ésta no está correctamente motivada”. Lo mismo
vale, dice el autor citado, para el caso del uso impropio de la máxima de
experiencia, vale decir, cuando no obstante ser verdadera la máxima, el juez
extrae de ella una consecuencia errónea177. El mismo profesor alerta sobre
lo riesgoso e impreciso de la noción de “máximas de experiencia”, por el
subjetivismo al que pueden conducir. Con todo, señala que la legitimación
para su uso podría encontrarse en dos indicadores: a) la veri¿cación empírica
de la admisibilidad de las nociones de experiencia común, sobre la base de
los conocimientos cientí¿cos disponibles, lo que trae consigo que deban
excluirse o desecharse aquellas que estén contradichas por la ciencia, y
b) si esa corroboración cientí¿ca no es posible, el juez puede utilizar las que
escoja, pero tras un proceso de control y búsqueda “dirigido a elegir aquellas
nociones que parezcan dotadas de un su¿ciente grado de admisibilidad y de
un adecuado grado de aceptación y consenso general”, agregando que “En
esencia, lo primero que debe hacer el juez es someter a control crítico las
nociones que la experiencia y el sentido común le suministran, veri¿cando
el fundamento de aceptabilidad de estas nociones”178.

Someramente expuesto, el examen de la justi¿cación interna posibili-


taría entonces discernir la corrección lógica de un argumento, veri¿cando
que la conclusión esté de alguna manera presente en las premisas, de modo
que éstas conduzcan “lógicamente” a dicha conclusión. En cambio, la jus-
ti¿cación externa supone revisar, cuestionar y controlar el soporte de las

177 TARUFFO, Michele, El Vértice Ambiguo…, ob. cit., pp. 207-210.


178 TARUFFO, Michele, Sobre las Fronteras. Escritos sobre la justicia civil, Editorial Temis,

Bogotá, 2006, p. 129.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 123

premisas. Por lo tanto, un razonamiento estará externamente justi¿cado si


y sólo si las premisas son sólidas o correctas.

En consecuencia, al esgrimirse el motivo de nulidad del artículo 478 letra


b) del Código del Trabajo, signi¿caría que la impugnación podría estar esen-
cialmente dirigida a dos extremos de la decisión probatoria: a) el referido a
la elección y a la aplicación de los criterios de validación de la valoración
probatoria, esto es, a la pertinencia y corrección de la premisa mayor que
sustenta el juicio fáctico, sea que se trate de una máxima de experiencia o
del conocimiento cientí¿co, técnico o jurídico empleado para ese ¿n. Por lo
mismo, la labor del tribunal de nulidad consiste en comprobar la existencia
de la máxima de experiencia y cali¿car si ella ha sido correctamente apli-
cada al valorar la prueba, y b) el relativo a un eventual error de inferencia,
de manera de veri¿car si cualquier otro juez o persona habría llegado a la
misma conclusión del hecho que se ha declarado como probado179, dentro
de lo cual podría entenderse comprendida la desatención de los parámetros
de multiplicidad, gravedad, precisión, concordancia y conexión a que se
re¿ere la ley.

A partir de esas elucubraciones, podría ensayarse –tentativamente– al-


gunas hipótesis de errores o infracciones que pudieran denunciarse a través
de esta causal180:

a) Cuando en la sentencia se invoca y aplica como máxima o regla de


experiencia una que no reviste el carácter de tal (v. gr., se trata de meros
proverbios, prejuicios, vulgarizaciones de conocimientos pseudocientí-
¿cos, etcétera, es decir, meras a¿rmaciones que carecen de fundamento
atendible);

b) Cuando en la sentencia se emplea una máxima de experiencia reco-


nocida como tal, pero que no resulta pertinente al caso;

c) Cuando en la sentencia se emplea una máxima de experiencia “no


¿able” por estar falsada por algún conocimiento cientí¿co reconocible;

179 PRAMBS JULIÁN, Claudio, ob. cit., p. 393.


180 Estas formulaciones recogen, en su mayoría, posibilidades que ha ido de¿niendo la juris-

prudencia colombiana y otras derivan de lo que ha podido extraerse de literatura consultada.


124 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

d) Cuando en la sentencia se utiliza una máxima de experiencia que,


aunque pueda aceptarse en esa calidad, está contradicha o refutada por otra
máxima de experiencia igualmente válida, y

e) Cuando en la sentencia se deja de aplicar una máxima de experiencia,


no obstante que debía ser considerada en la valoración probatoria.

De las posibilidades enunciadas habría que enfatizar los casos en que las
conclusiones probatorias derechamente contrarían un conocimiento cien-
tí¿co validado y debieran añadirse los defectos de “logicidad” inferencial,
a los que se ha hecho referencia, en el entendido que no comportan una
de¿ciencia pura o estrictamente formal, identi¿cable con el cumplimiento
del requisito previsto en el artículo 459 Nº 4 del Código del Trabajo, esto
es, básicamente, cuando el defecto consiste en que el examen de las prue-
bas o antecedentes del proceso no conduce lógicamente a la conclusión
que convence al sentenciador. En suma, cuando el error se produce en la
derivación.

3.2. El carácter manifiesto de la infracción

Por mucho que a lo largo de este trabajo se haya defendido la factibilidad


de la revisión de los hechos probados, debe concederse que su eventual
modi¿cación –que supone la anulación del fallo– no está concebida en el
Código del Trabajo como cosa común ni habitual. Antes bien, responde
a una idea de singularidad que se intensi¿ca al estarse en presencia de
procedimientos orales, en cuanto se asume en ellos que el juicio oral (o
la audiencia de juicio) es un mecanismo central para la realización de las
garantías del debido proceso, en el entendido que la formación o adquisi-
ción del conocimiento está fuertemente determinado por la inmediación,
la contradicción y la publicidad, como medios que aseguran la calidad de
la información. Por la razón que fuere, el recurso de nulidad no constituye
una instancia sino que corresponde a un instrumento dirigido a controlar la
legalidad de la decisión adoptada. Por lo tanto, la regla general es que los
hechos establecidos en la sentencia del tribunal de base tiendan a mantenerse
inalterados, a menos que se haya producido una infracción de las reglas
enunciadas. Aun así, no basta cualquier infracción a las reglas de la sana
crítica. Por expreso mandato legal resulta indispensable que esa infracción
tenga el carácter de “mani¿esta”.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 125

De acuerdo con su uso común o frecuente, en su primera acepción, lo


mani¿esto designa lo “descubierto, patente, claro”. El artículo 459 del
Código del Trabajo exige que el fallo contenga el análisis de “toda” la
prueba rendida y su artículo 456 impone el deber de expresar las razones
“jurídicas, y las simplemente lógicas, cientí¿cas, técnicas o de experiencia”
por las que el juez asigna valor o desestima el valor de las pruebas. Sólo
una vez explicitados, exteriorizados o conocidos esos motivos, el tribunal
de nulidad está en condiciones de examinar si las reglas de valoración
evidenciadas en el fallo son correctas o incorrectas y si han sido correcta o
incorrectamente aplicadas. Luego, de asumirse que la función del tribunal
de nulidad no es valorar nuevamente la prueba sino que veri¿car la validez,
corrección y pertinencia de las reglas de la sana crítica empleadas, y de to-
marse en cuenta que ese control ha de efectuarlo a través de la motivación
expresada en la sentencia, se tiene que un derrotero posible para entender
“lo mani¿esto” es que la infracción denunciada deba ser clara, ostensible,
evidente, pero no en el sentido de burda o grosera sino en la idea que no
precise de elucubraciones, conjeturas o suposiciones alambicadas y que,
además, emane del acto escrito que se revisa (la sentencia), que surja de su
propio texto, en cuanto elemento idóneo para veri¿car la vulneración que se
denuncia. En jurisprudencia extranjera se ha indicado sobre el particular que
“en casos excepcionales, los yerros denunciados, a más de trascendentes,
pueden ser cali¿cados de notorios, palmarios o mani¿estos, es decir, que
su individualización y prueba aÀore sin mayores esfuerzos, raciocinios o
elucubraciones, al punto que resulte francamente inocultable para cual-
quiera e imponga el quiebre de una decisión judicial… el recurso sólo está
llamado a enmendar aquellos yerros mayúsculos o protuberantes, de cuya
existencia nadie pueda dudar y que, por lo tanto, no corresponden a simples
disputas de pareceres, puntos de vista o criterios…”181. Podría aventurarse
que lo mani¿esto se asimila a la doctrina del “absurdo” de la casación
argentina. MORELLO asevera que la pretendida soberanía de los jueces y el
amplio grado de acción del que estarían provistos para la apreciación de la
prueba de los hechos, no son más que aparentes, ya que prevalecen única-
mente en la medida que no incurran en absurdo o arbitrariedad, destacando
que la evolución jurisprudencial ha sometido al raciocinio de los fallos a
un doble tamiz, el clásico –de legalidad– y el de razonabilidad interior de

181 Corte de Suprema de Justicia Colombia, Sala de Casación Civil, sentencia de 13 de mayo

de 2008, expediente Nº 11001-3103-006-1997-09327-01, Magistrado César Julio Valencia,


motivo primero, párrafo 4 y 5. Disponible en www.cortesuprema.gov.co.
126 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

sus fundamentos o motivos, de modo que de la veri¿cación de las correctas


aplicaciones del derecho se pasó a la necesaria revisión del juicio de hecho,
en casos de “error grave y mani¿esto que conduce a conclusiones contra-
dictorias e incongruentes, incompatibles con las circunstancias objetivas
de la causa”, precisando que “la anómala des¿guración de lo probado
(absurdo material) y la desvirtuación en concreto de los principios y reglas
que deben gobernar el recto desarrollo del pensamiento (absurdo formal),
no hacen sentencia”. El absurdo, subraya, debe ser frontalmente repudiado
por el sentido común182.

3.3. La necesaria influencia sustancial

Este es un presupuesto compartido por todas las causales del recurso de


nulidad y ya ha existido ocasión de referirnos a esta exigencia de con¿gura-
ción. Debe reiterarse, en consecuencia, que el error o infracción denunciada ha
de tener un alcance o importancia decisiva, en términos que el razonamiento
probatorio equivocado tiene que ser determinante, que su eventual correc-
ción sea capaz de cambiar el sentido de la resolución. Señalado en términos
diferentes, no existirá esa inÀuencia si merced a la inclusión o exclusión de
los hechos que se impugna, el fallo seguiría siendo el mismo.

4. DOS EJEMPLOS DE (EVENTUAL) INFRACCIÓN DE LAS REGLAS DE LA SANA CRÍTICA

4.1. Primer Caso

Un trabajador, que se desempeña como vigilante en las instalaciones de


una empresa de vestuario es despedido por falta de probidad, atribuyéndo-
sele la sustracción de prendas de vestir desde las bodegas de dicha empresa,
porque las cámaras de seguridad lo registran saliendo, en horas de la noche
y en dos días distintos, desde esas bodegas, portando bolsas y en circunstan-
cias que no le correspondía vigilar ese sector. El trabajador aduce que esas
bolsas contenían escombros que había recogido ya que las instalaciones de
la empresa habían quedado dañadas producto del terremoto.

Los hechos son prácticamente pací¿cos. El juez en su fallo, asienta otros


hechos adicionales. A saber:

182 MORELLO, Augusto M., ob. cit., pp. 347, 352, 361 y 362.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 127

a) que, en sus labores de vigilante, el trabajador no estaba autorizado


para recorrer ese sector ni para ingresar a las bodegas;

b) que dichas bodegas sólo contenían prendas de vestir;

c) que las bolsas portaban objetos livianos, pues se aprecia que el traba-
jador las tomó con facilidad y ágilmente, amén que la empresa no evidenció
daños con el terremoto, lo que hace poco creíble su hipótesis alternativa,
de haber estado sacando escombros del lugar;

d) que se logró determinar que la empresa sufrió la pérdida de prendas


de vestir por un valor de $ 1.500.000;

Con todo, en relación a tales hechos, asevera que la prueba rendida no


demuestra el contenido de las bolsas; que a ese efecto las pruebas son cir-
cunstanciales y que, por lo mismo, resultan insu¿cientes para acreditar el
hecho imputado.

En la primera sección aparece realizado un uso correcto de las reglas de


experiencia (v. gr., la inferencia relativa al peso de las bolsas y la exclusión
de la hipótesis alternativa). No obstante, sería atendible reprochar un empleo
cuando menos discutible de la reglas de la sana crítica en la conclusión asen-
tada, en el sentido que la inferencia aparece “desconectada” de los pasos
que le preceden. Si es cierto que al trabajador no le correspondía cumplir
labores en el sector respectivo y que tampoco le estaba permitido ingresar
a las bodegas, si es cierto que el trabajador ingresa y sale de esas bodegas
con bolsas, si es cierto que en esas bodegas sólo se contenía ropa, si es cierto
que existe un “faltante” de prendas de vestir que estaban almacenadas en
esa bodega y si es cierto que tales bolsas no contenían escombros como lo
adujo la defensa, entonces lo más probable es que contenían prendas de
vestir. En síntesis, el análisis efectuado en el fallo no conduce lógicamente
a la conclusión que convenciera al sentenciador.

4.2. Segundo Caso

En una causa por despido injusti¿cado, el actor –vendedor de una em-


presa– asevera que fue despedido “de facto” el día 30 de marzo de 2012,
porque no le permitieron el ingreso a las instalaciones de la empresa, cuando
128 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

regresaba de sus visitas a terreno. La empleadora demandada asevera que


el trabajador no volvió más a trabajar después del día 30 de marzo de 2012.
Se producen las pruebas siguientes:

a) formulario de reclamo ante la Inspección del Trabajo, en que se deja


constancia que el trabajador acudió a las 17:30 del día 30/03/2012 a dicho ser-
vicio administrativo, señalando que había sido despedido ese mismo día;

b) el testimonio de dos clientes de la empresa, quienes aseguran que


el día 30 de marzo de 2012, el trabajador les hizo la visita regular para la
compra y posterior despacho de productos;

c) citado a prestar declaración, el representante de la demandada no


compareció a la audiencia respectiva;

d) declaran tres testigos por la demandada, compañeros de trabajo del


actor. Aseveran que escucharon decir al trabajador que había llegado a un
acuerdo con el gerente y que se iba ir a trabajar a otra empresa, en busca de
mejores expectativas. Entienden que renunció;

e) en su declaración de parte, promovida por la demandada, el demandante


mani¿esta que nunca pensó siquiera en renunciar, porque estaba “bien” en
su trabajo; que ese día 30 de marzo no lo dejaron ingresar a la empresa, lo
que “se lo esperaba”, porque había tenido un problema con unas ventas a
clientes porque “tenían Dicom” y que había ofrecido al gerente reemplazar
los cheques de esos clientes por documentos propios o de su señora;

f) No existe aviso de despido, pero la empleadora remitió cartas al traba-


jador, fechadas 2, 3 y 4 de abril de 2012, amonestándole por sus inasistencias
esos días y advirtiéndole de un eventual despido.

De todos esos antecedentes el juez re¿ere que:

– El demandante no precisa quién le habría impedido el ingreso; que el


reclamo ante la inspección nada aporta, porque emana del propio deman-
dante; que los clientes no se re¿eren al hecho del despido y que no hará
uso de la facultad de presumir como efectivos los hechos aseverados en
la demanda, por su falta de corroboración y concordancia con los demás
medios de prueba;
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 129

– En cambio, dice, los testigos de la demandada dan razón de sus dichos,


explican cómo y por qué saben lo que aseveran y son concordantes con
el mérito de las cartas de amonestación, que excluyen el despido, y que,
además, son coetáneas a los hechos.

Concluye entonces que la demandada no hizo uso de las causales que le


otorga la ley para poner término al contrato de trabajo y que, en cambio, optó
por una sanción menos gravosa, esto es, amonestarlo por sus inasistencias,
de modo que no está acreditado el hecho del despido.

Una hipotética impugnación, brevemente enunciada, supondría postular


la infracción de reglas de experiencia. A saber: a) que lo común y frecuente
es que, al ser despedidos, como primera medida, los trabajadores suelen
acudir a la Inspección del Trabajo a dejar constancia del hecho; b) que el
juez prescinde de una premisa mayor dotada de seguridad –legal– que no
es otra que presumir como efectivos los hechos aseverados en la demanda,
ante la incomparecencia del demandado; c) que no se ajusta a la normali-
dad que un trabajador deseche su fuente de trabajo, sin contar con otra de
reemplazo. Tanto es así que la ley exige formalizar las renuncias; d) que el
testimonio de los clientes debe ser analizado con un criterio de coherencia,
en función de lo que pudieron efectivamente presenciar, o sea, de lo que
dicen y no de lo que no dicen. La información que aportan es que el día 30
de marzo de 2011 el trabajador prestó servicios, lo que da consistencia a la
versión del demandante en orden a que, luego de su ruta, regresó al lugar de
trabajo. Eso es lo habitual; e) que el examen de los testigos de la demandada
debe ser sometido a un rigor mayor, en su condición de dependientes de
ella, cuyas aseveraciones no concuerdan ni son coherentes con las cartas de
amonestación que suponen vigencia de la relación laboral y no renuncia.

C. LA ERRÓNEA CALIFICACIÓN JURÍDICA COMO MOTIVO DE NULIDAD

1. GENERALIDADES

La causal del recurso de nulidad dispone:

“Artículo 478. El recurso de nulidad procederá, además:

…c) Cuando sea necesaria la alteración de la calificación jurídica de los he-


chos, sin modificar las conclusiones fácticas del tribunal inferior”.
130 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

Al abordar la exigencia de la motivación jurídica de una sentencia vere-


mos nuevamente que el proceso de aplicación de la ley es complejo y que, al
menos para su presentación esquemática, está compuesto de fases diversas
que parten desde la elección de la norma legal aplicable, su interpretación,
la subsunción de los hechos probados en esa norma y la aplicación propia-
mente dicha, que conduce a la solución del caso. Dentro de ese proceso se
inserta la “cali¿cación jurídica” que, por cierto, corresponde a una cuestión
de derecho, desde que se re¿ere, a ¿n de cuentas, a la determinación de si un
hecho establecido se encuentra regulado por la norma legal que resuelve el
asunto. Esto que se dice lo hace ver el citado artículo 478 letra c) al señalar
que la revisión permitida a través de la causal que establece esa norma tiene
un límite, esto es, que con ella no se puede “modi¿car las conclusiones
fácticas del tribunal inferior”, dejando de ese modo en evidencia su alcance
estrictamente jurídico. Conforme a ello, este motivo de nulidad presenta
indudables semejanzas con la causal genérica sobre “infracción de ley”
que contempla el artículo 477 del Código del Trabajo, lo que ha llevado a
cuestionarse acerca de su verdadera necesidad o de una eventual sobreabun-
dancia legislativa, porque para la revisión del juicio jurídico pudiera bastar
con ese motivo genérico. Sin embargo, la circunstancia de que el legislador
haya instituido la causal especí¿ca hace pensar que, no obstante la similitud,
debiera tener un ámbito de actuación propio. Esto impulsa la necesidad de
incursionar en cuál pudo ser la intención que se tuvo al instituirla, en qué
consiste ella y, eventualmente, conocer cuáles pueden ser los intersticios
en los que se despliega el campo de actuación de esta causal.

En la historia legislativa, siendo más exactos, en los antecedentes de


tramitación de las leyes que dieron origen a la reforma procesal laboral, no
se han encontrado datos certeros que posibiliten arrojar luces sobre este as-
pecto. Sólo ha sido posible tomar nota que en el mensaje de la ley Nº 20.087
(artículo 1º, número 2), que consultaba el establecimiento de un recurso de
apelación laboral, se consideró como una de sus causales, en el que pasaba
a ser el artículo 496 letra c), la de “Alterar la cali¿cación jurídica de los
hechos, sin modi¿car las conclusiones fácticas del tribunal inferior”. Ese
motivo de impugnación –y el recurso mismo, dicho sea de paso– experimentó
inclusiones y exclusiones, un ir y un venir en los vericuetos de la tramitación
parlamentaria, sin mayores precisiones acerca de la ¿nalidad perseguida183.

183 Historia de la ley Nº 20.087 y de la ley Nº 20.260, ambas disponibles en www.bcn.cl.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 131

Es sabido que la reforma al proceso laboral no tuvo una generación espon-


tánea, sino que responde al fruto de un largo trabajo en que el foro laboral
contribuyó de manera relevante. En tal sentido, en un ejercicio que puede
ser meramente especulativo, un germen del origen de esa norma podría
estar en el documento denominado “Bases Fundamentales para la Reforma
de la Justicia Laboral y Previsional”184, donde quedó consignado que esa
instancia de expertos propuso la instauración de un “Recurso de Apelación
Laboral”, señalando que uno de sus objetivos debía ser “iii) en los juicios
sobre terminación del contrato de trabajo, el Tribunal Superior, sin alterar
las conclusiones fácticas a que se llegó en la instancia, podrá decidir la
alteración de la conclusión jurídica”. La comparación de ese texto, con el
del proyecto de la ley Nº 20.087 y, luego, con el que actualmente se plasma
en letra c) del artículo 478 (“Cuando sea necesaria la alteración de la ca-
li¿cación jurídica de los hechos, sin modi¿car las conclusiones fácticas del
tribunal inferior”), sugiere que allí estarían sus raíces. Enseguida, resulta
inevitable destacarlo, la propuesta del foro hacía pertinente ese fundamento
de impugnación para “los juicios sobre terminación del contrato de trabajo”,
cuestión no menor, si se considera que ellos representan un conÀicto típico
–por no decir especialmente capital y voluminoso– en la judicatura laboral.
Acontece que, al menos a la sazón, la jurisprudencia de la Corte Suprema
consideraba que la cali¿cación de ciertos hechos correspondía a cuestiones
cuya determinación recaía en los jueces de las instancias, dentro de sus atribu-
ciones, agregando que esa actividad no era revisable en recursos de casación
en el fondo y que, por ejemplo, la circunstancia de revestir o no el carácter
de “grave” una causal de despido del trabajador, era materia de decisión del
sentenciador de mérito, quien debía utilizar para ello las normas de la sana
crítica, sirviéndose de las probanzas rendidas en el proceso. En efecto, era
doctrina reiterada de la Corte Suprema sostener que “….el recurrente impug-
na la cali¿cación de los hechos establecidos en el fallo atacado, desde que
alega que tales presupuestos debieron estimarse constitutivos de la causal
de despido invocada…, desconociendo que tal cali¿cación corresponde a
cuestiones de hecho que determinan los jueces del fondo dentro de la esfera
de sus atribuciones, sin que ella resulte susceptible de revisarse por medio de
la vía intentada, sobre todo si se considera que la circunstancia de revestir o
no el carácter de grave una causal de despido de un trabajador, es materia

184 Disponible en el sitio web del Centro de Estudios de Justicia de las Américas, www.

cejamericas.org, sección documentos.


132 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

de interpretación del sentenciador, utilizando para ello las normas de la sana


crítica, en el examen de las probanzas rendidas en el proceso…”185.

La constatación de esas realidades marca un camino posible para acer-


carse al ámbito de esta causal y hace pensar que su ¿nalidad pudiera estar
constituida por la necesidad de asegurar algún espacio para la impugnación
de las decisiones que se sostengan en esta clase de evaluaciones, asociadas
a la cali¿cación jurídica de los hechos asentados.

2. APROXIMACIONES SOBRE LA CALIFICACIÓN JURÍDICA

Se ha escrito que la cali¿cación jurídica designa la operación lógica


consistente en veri¿car si y en qué medida la situación de hecho concreta
corresponde al supuesto legal, en el cual se asume que deba reentrar y
reencontrar los lineamientos para su tratamiento jurídico posterior186. CA-
LAMANDREI sindica la cali¿cación jurídica como integrante del silogismo,
capaz de comportar un error in iudicando, cuando se traduce en un error
en la selección de los hechos de relevancia jurídica que deban servir para
que el caso “entre” en la regulación normativa. La describe como “una
operación mental preparatoria y precedente a la de aplicación del dere-
cho”, haciendo la salvedad que en la práctica se confunde (fusiona) con la
aplicación de la ley porque al escoger el material de hecho el juez ya tiene
presente el hecho especí¿co que la norma jurídica considera como corres-
pondiente al caso187. Neil MACCORMICK expresaba que el silogismo, por sí
solo, en cuanto estructura lógica, no determina el resultado del caso, porque
algunos o todos los términos de la ley deben ser interpretados y los hechos
del caso han de interpretarse y evaluarse para determinar si verdaderamente
cuentan, si realmente encajan en la ley, lo que se mani¿esta especialmente
cuando en ese proceso surgen imperativos de cali¿cación, esto es, la consi-
deración de si los hechos particulares están comprendidos en los supuestos
de la norma o la necesidad de un juicio de valor ante el uso de expresiones

185 Corte Suprema, sentencia de 19 de abril de 2006, recaída en ingreso Rol Nº 5.192-2005. En

direcciones semejantes, sentencia de 18 de noviembre de 2003 (Rol Nº 3.841-2003) y sentencia


de 31 de diciembre de 2008 (Rol Nº 7.137-2008), todas disponibles en www.poderjudicial.cl.
186 BETTI, Emilio, La Interpretación Jurídica, Compilación y Traducción de Alejandro

Vergara Blanco, LegalPublishing, Santiago, 2009, p. 75.


187 CALAMANDREI. Piero, La Casación Civil, ob. cit., p. 292.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 133

valorativas en la disposición legal188. TARUFFO sitúa la cali¿cación jurídica


como integradora del proceso de interpretación/aplicación de la ley, que se
traduce en la adecuación del hecho concreto, según el supuesto de hecho
abstracto previsto en la ley. La estima constitutiva de una fase en que el
juez extrapola el hecho a la previsión de las normas que pretende aplicar y
que, para esos ¿nes, debe escoger los elementos cali¿cadores de la situación
concreta, dentro de las circunstancias de hecho que están a su disposición.
Adiciona, por otra parte, que a veces ocurre que la situación concreta no
puede colocarse directamente dentro del núcleo del signi¿cado normativo,
caso en que la norma abre espacio para las elecciones valorativas del juez,
pero la circunstancia de que la situación concreta entre o no entre en las
situaciones reguladas, hace necesario precisar y actualizar el signi¿cado
de la regla, con referencia a la situación concreta en particular189. En áreas
relacionadas con el derecho penal, aunque no por ello menos pertinentes
a la materia, se ha explicado que una descripción legal suele servirse de
conceptos y valoraciones que la caracterizan, señalándose que los prime-
ros se expresan en de¿niciones dogmáticas que deben ser analizadas, en
función del ¿n perseguido por la norma y que las segundas, cuando recaen
primordialmente en el juez, exigen un juicio de valor que supone la elección
de una norma extrajurídica, de un estándar o de un criterio que fundamente
la valoración y que pueda sustentar esa opción190. En la doctrina nacional
se ha expresado que cali¿car es asignar al acto o declaración de voluntad
el tipo o categoría jurídica a la que pertenece y que, por ejemplo, importa
cali¿cación a¿rmar que un contrato celebrado es compraventa y no permuta,
remarcándose que –sin duda– la cali¿cación es una cuestión de derecho
susceptible de controlar por la Corte de Casación191. También se ha expli-
cado que la cali¿cación de los hechos y de los actos jurídicos consiste en
identi¿car una situación de hecho con una noción legal, determinar en qué
categoría jurídica entra el hecho o el acto cuya existencia ha sido comprobada

188 MACCORMICK, Neil, “La argumentación silogística: una defensa matizada”, en www.
cervantesvirtual.com.
189TARUFFO, Michele, El Vértice Ambiguo…, ob. cit., p. 169, y del mismo autor, La Moti-
vación de la Sentencia Civil, Editorial Trotta, Madrid, 2011, pp. 227-241.
190 BACIGALUPO, Enrique, ob. cit., pp. 92-97.
191 ALESSANDRI R., Arturo, SOMARRIVA U., Manuel y VODANOVIC, Antonio, Tratado de De-
recho Civil: Partes Preliminar y General, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2005, Tomo
II, p. 517.
134 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

y, por consiguiente, apreciar qué regla legal le es aplicable192. Por su lado,


DUCCI mani¿esta que la función judicial de interpretar consiste en una serie
de valorizaciones, de normas, de conductas, de intereses, etcétera. Dentro
de esas valorizaciones, el juez debe efectuar una apreciación legal de los
hechos y de las cosas y de las consecuencias legales que ellos contienen, lo
que corresponde a su cali¿cación jurídica. En otros términos, dice, una vez
establecido el hecho, el juez debe establecer también su calidad jurídica y,
efectuada esa cali¿cación, determinar sus efectos. Agrega que un último
proceso de valorización judicial consiste en que, en determinados casos,
debe efectuarse una valorización de conductas, de magnitudes psíquicas o
bien de conceptos jurídicos indeterminados (dolo o culpa, buena o mala fe,
prudencia, justo error, previsión, entre otros). En esos casos el juez no valo-
riza hechos sino conductas y, algunas veces, intenciones y ha de cali¿carlos
con los elementos de que disponga. En el fondo, dice, son juicios de valor,
pero no de naturaleza jurídica porque para establecerlos debe recurrirse a
criterios de índole económica, técnica, social o moral193. FUEYO LANERI pone
de relieve que las leyes pueden expresar órdenes o valores “en blanco” que
están dirigidos al juez para que éste haga uso necesario de ellos al tiempo
de aplicar el derecho, los que adquieren denominaciones diversas como
“normas Àexibles o indeterminadas”, “estándares jurídicos”, “máximas de
experiencia”, “conceptos válvulas”, etcétera. Agrega que la norma no está
dada en la ley, pero que tampoco se trata de una laguna legal. Existe una
regla, aunque resulta insu¿ciente por sí misma y requiere que el juez la
complete, la integre, que ¿je límites o medidas, que valore, en torno a una
norma meramente orientadora194.

A partir de esas nociones, imperfectamente bosquejadas, podría esbozar-


se que la subsunción y aplicación de la ley es una operación de múltiples
dimensiones por lo que, para llegar a ellas, puede resultar necesario un
ejercicio de acotación previa, susceptible de aprehender bajo el concepto de
“cali¿cación jurídica” que, a su vez, comporta dos actividades que pudieran
resultar, teóricamente, diferenciables:

192 PAILLÁS, Enrique, El recurso de Casación, Editorial ConoSur, Santiago, 1999, p. 144.
193
DUCCI CLARO, Carlos, Interpretación Jurídica: En general y en la dogmática chilena,
Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1997, pp. 39, 60, 75 y 77.
194 FUEYO LANERI, Fernando, Interpretación y Juez, Universidad de Chile y Centro de Es-

tudios “Ratio Iuris”, Santiago, 1976, p. 109.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 135

2.1. La cali¿cación jurídica propiamente dicha. Con esto se pretende


designar la labor de identi¿cación de la naturaleza jurídica de los hechos
probados, esto es, la de¿nición de su esencia y propiedades características,
actividad que tendrá que ejecutarse conforme a la relación o correspon-
dencia que puedan tener esos hechos con la previsión legal respectiva. Por
lo tanto, esto trae consigo que el juez deberá ubicar la norma legal que
sea la pertinente al caso, dentro de aquellas que el ordenamiento jurídico
franquea para la solución del asunto y, en función de ello, tendrá también
que seleccionar el material de hecho que resulte pertinente o relevante
para ese ¿n. En la mayoría de los casos adquiere ribetes de una evaluación
prácticamente implícita, difícilmente discernible de la subsunción, a menos
que el debate se centre de modo preciso en el carácter, tipo o especie de los
hechos probados, como normalmente ocurre al tener que decidirse si una
determinada convención participa de un contrato de trabajo o “a honorarios”
(de prestación de servicios o de arrendamiento de servicios) o si el contrato
de trabajo es de plazo ¿jo, por obra o inde¿nido, eventualidades en que los
jueces suelen expresar las reÀexiones de esa de¿nición preliminar, que les
conducen a la aplicación de la norma legal que resulta escogida;

2.2. La cali¿cación jurídica como valoración. Nos referimos acá al


proceso de precisión de alguna parte de la norma pertinente a la materia
del juicio, vale decir, la concreción de conceptos o estándares indetermi-
nados, contenidos en ella, que pueden conducir a la consecuencia prevista
en la ley. Se alude a los casos en que los componentes de la regla no están
constituidos sólo por aspectos puramente descriptivos, de forma que la
consecuencia jurídica aparece determinada por ciertos términos o nociones
que emplea el legislador para Àexibilizar la regla legal, haciéndola adapta-
ble a las múltiples situaciones que aporta la realidad o a los cambios que
frecuentemente experimentan las relaciones en sociedad. VIOLA y ZACCARIA
a¿rman que en tales situaciones el legislador recurre a categorías particula-
res de normas-estándar o supuestos de hecho “abiertos”, que representan
una de las formas empleadas en los sistemas jurídicos ante una realidad
social cada vez más compleja e irreductible a un único patrón, porque es
estructuralmente pluralista195. TARUFFO apunta que es cada vez más frecuente
que el legislador formule las normas incluyendo términos vagos, conceptos

195 VIOLA, Francesco y ZACCARIA, Guiseppe, Derecho e Interpretación. Elementos de Teoría

Hermenéutica del Derecho, Editorial Dikinson, Madrid, 2007, pp. 259 y 260.
136 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

indeterminados o cláusulas generales, casos en los cuales se habla de una


“supletoriedad” del legislador por parte del juez196. Se trata de términos
“centralmente vagos” y que no sólo tienen una “periferia de textura
abierta” sino que en la inmensa mayoría de los casos reales se exige una
tarea de concreción, vale decir, una ponderación de factores relevantes cuya
identidad y posibles combinaciones no resultan anticipables197. En efecto,
como esas nociones son de contornos difusos, exigen un juicio de valor del
tribunal, para darle contenido concreto. Así ocurre, por ejemplo, en mate-
rias civiles, con denominaciones tales como “buenas costumbres”; o en
materias penales, con las expresiones “pequeñas cantidades” o “notable-
mente deforme”, y en materias laborales, tratándose, v. gr., de los artículos
12, 160 Nº 7 ó 182 del Código del Trabajo, en que su aplicación pasa por
dilucidar previamente en qué condiciones se provoca un “menoscabo” o
cuándo puede considerarse que un incumplimiento contractual es “grave”
o bajo qué circunstancias es posible concluir que las medidas de seguridad
son “e¿caces”. En sentencia de 5 de abril de 2011, la Corte de Apelacio-
nes de Santiago expresó sobre el particular, de un modo singularmente
preclaro, que: “La voz ‘gravedad’ que emplea la disposición legal que el
recurrente considera infringida, no es una que pueda razonablemente ser
inmersa dentro del aspecto fáctico que conlleva el derecho. Tratase de un
substantivo adjetivado incompatible con las descripciones que constituyen
la marca de los juicios de realidad, únicos soportes de las esferas fácticas
del pensamiento. Nadie puede describir la realidad de una ‘gravedad’,
pues no pertenece al orden óntico del ser, sino del valer; debe necesaria-
mente asumírsela como una gradación, categorización o jerarquización
de una realidad determinada. No es la gravedad un hecho sino un grado
de apreciación o juicio que recae sobre una experiencia. La jurisdicción
se hace esencialmente a base de tales juicios de valor, los que en el orden
de lo procesal son identi¿cados con la voz ‘cali¿cación’. Al enjuiciar o
calibrar las dos conductas más arriba enunciadas, extrayendo de ellas su
mayor o menor peso, recorre una escala que va desde la nada hasta lo
extremo… Sigue de lo dicho que el reclamante erró en la formulación de
esta primera parte de su arbitrio, pues su fundamentación no con¿gura

196 TARUFFO, Michele, “Jueces y Política”, Isonomía Nº 22, abril de 2005, p. 14, www.

cervantesvirtual.com.
197 ATIENZA, Manuel y RUIZ MANERO, Juan, “Sobre Principios y Reglas”, DOXA Nº 10,

Alicante, 1991, p. 104.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 137

la causa que hace valer (del artículo 477 del Código del Trabajo, sobre
infracción de ley). Como es sabido, los yerros de cali¿cación conforman
la letra c) del artículo 478, que no ha sido esgrimida...”198.

De esta manera, según cual fuere la posición que se adopte –que no es una
simple de¿nición199–, se tendrá que los hechos acreditados pueden tener o no
tener correspondencia con la regla legal aplicable al caso. En la doctrina se
enseña que ese tipo de nociones no admiten cuanti¿cación ni medida exacta,
no son sensoriales (nadie ha “visto” la gravedad), pero que son susceptibles
de precisar de algún modo al momento de decidir la aplicación de la ley, a
través de la cali¿cación de las circunstancias del caso concreto y que, para
esos ¿nes, dentro del marco normativo, el juez debe acudir a las máximas
de experiencia, es decir, a los juicios generales fundados en la observación
de la realidad que pueden hacerse por cualquier persona común y/o a las
normas ético-sociales o de contenido cultural/extrajurídico, dicen otros y
hay quienes agregan que también debe tomarse en cuenta el conjunto del
ordenamiento jurídico pertinente. Como quiera que sea, en cuanto involucran
una opción por un criterio determinado, exigen una justi¿cación particular-
mente intensa de parte del juez. Desde luego, la circunstancia que deba ser
el sentenciador quien complete o asigne contenido a dichos conceptos no
quiere decir que quede facultado para verter su opinión personal, sus pro-
pias impresiones. Antes bien, está constreñido a buscar el criterio que mejor
se adecue al núcleo del concepto y a la norma del que éste forma parte200.
En efecto, la circunstancia de que el juez se vea en la necesidad de emitir
un juicio de valor no signi¿ca que deba emitir un reproche propio de des-
aprobación o su parecer singular de aprobación, sino que debe interpretar
y recoger lo que el medio o el grupo social registre a ese respecto.

Entendemos, no obstante, que este tipo de precisiones otorgan importantes


márgenes de discrecionalidad, fuertemente impregnados con las particula-
ridades del caso a resolver. Sin embargo, ello no es óbice para la instala-

198 Fundamento tercero de la referida sentencia, recaída en la causa Rol Nº 1.590-2010,


redactada por el Ministro Carlos Cerda Fernández. Disponible en www.poderjudicial.cl.
199 MEZGER, citado por Bacigalupo, sostenía que allí donde los juicios de valor son ineludi-

bles, es preciso tener el valor de valorar y no esconderse detrás de imágenes cripto-normativas.


BACIGALUPO, Enrique, ob. cit., p. 93.
200 SAINZ MORENO, Fernando, citado por GUASCH FERNÁNDEZ, Sergi, ob. cit., p. 548.
138 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

ción y consideración de parámetros globales que puedan servir como guía


para la solución de casos semejantes, propendiendo de ese modo a grados
aceptables de seguridad o certeza y a los tratamientos igualitarios, cuestión
que de alguna manera se ha venido observando, por ejemplo, en materia
de terminación de contratos de trabajo, donde la gravedad generalmente se
juzga y de¿ne en función a la entidad misma del hecho, pero en una suerte
de balanceo con elementos tales como la antigüedad del trabajador, las
funciones desarrolladas por éste, el contexto en que se ejecutan los hechos,
el daño provocado, etcétera. Es decir, merced a la aplicación de criterios de
proporcionalidad entre el hecho y la sanción.

3. ÁMBITO DE LA CAUSAL

De este modo, volviendo a uno de los ejemplos, si la controversia se


entronca con dilucidar la naturaleza jurídica de los hechos, esto es, la co-
rrespondencia que ellos puedan o no puedan tener con los elementos que
con¿guran un contrato de trabajo, indudablemente el juez va a ejecutar una
actividad identi¿cable con la cali¿cación jurídica y, por lo mismo, pudiera
estar abarcada por este motivo de invalidación. Con todo, lo más frecuente
habrá de ser que para esos ¿nes se sirva de tipologías, de¿niciones o su-
puestos, que están acotados en la norma, de modo que su proceder podría
asociarse más propiamente con la subsunción. De esta manera, los yerros en
que pueda incurrir en esa actividad normalmente se traducirán en la infracción
de la ley respectiva –artículos 7º y 8º del Código del Trabajo–, de forma que
con¿gurarían la causal del artículo 477, parte ¿nal, del mismo Código.

Por lo tanto, a partir de lo que se ha procurado indicar, es posible sostener


que esta causal de la cali¿cación jurídica tendría su perímetro especí¿co en
una de las dimensiones antes mencionadas y, particularmente, cuando se de-
mande del juez una precisión de aquellos elementos normativos (estándares)
que no se agotan en la comprobación de hechos ni en el mero contraste de
esos hechos con los enunciados de la norma, dado que requieren de un juicio
de valor que tenga la virtud (o el defecto) de sustraer o de incorporar al caso
concreto en el supuesto legal. No puede negarse que la línea divisoria que
separa este motivo de la infracción de ley, de existir ese deslinde, es muy
tenue, pero –regresando al punto de partida– si se ha incluido esta causal
de nulidad es porque debe estar dotada de autonomía. Asumamos que la
cuestión debatida atañe a un despido sustentado en la causal del artículo 160
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 139

Nº 1 letra c) del Código del Trabajo (vías de hecho). Cuando se hace valer
el motivo de infracción de ley del artículo 477 no se cuestiona la efectividad
de los hechos establecidos en la sentencia, en lo que es coincidente con
la invalidación por error en la cali¿cación jurídica; tampoco se ponen en
duda los supuestos considerados en la ley para regir el caso y, en especial,
que la conducta prevista en la regla legal deba ser grave. Al esgrimirse la
causal de infracción de ley el cuestionamiento concierne básicamente a la
inteligencia o entendimiento que se ha hecho de la norma legal aludida,
a la subsunción y al modo en que ella fuera aplicada al caso concreto.
V. gr., sería propio de la causal de infracción de ley determinar si el golpe
de puño que un trabajador propina al empleador en un restaurante, con
motivo de una celebración de aniversario de la empresa y fuera del horario
de trabajo, con¿gura o no la causal del artículo 160 Nº 1 letra c). Supon-
gamos ahora que el acometimiento consiste en que, tras una discusión por
aumento de sueldo, en las o¿cinas de la empresa, el trabajador lanza unos
papeles a su jefe directo. Cabe entonces la posibilidad que se postule que los
hechos no estarían comprendidos en la descripción legal, pero por la falta
de gravedad que pueda asignarse al hecho asentado. Entonces signi¿caría
que el asunto se relaciona con una de¿nición previa. Expresado en otros
términos, no se trata de una actividad de puro o exclusivo encuadre de los
hechos en la tipología legal sino que comporta la impugnación de aspectos
valorativos, propios de la cali¿cación jurídica. Ése tendría que ser el margen
dentro del cual pudiera tener especialmente cabida la con¿guración de la
causal del artículo 478, letra c) del Código del Trabajo.

D. LA FALTA DE INMEDIACIÓN COMO MOTIVO DE NULIDAD

1. PREÁMBULO

El enunciado, que explicita esta causal en la respectiva norma legal, está


referido en los términos que se pasa a transcribir:

“Artículo 478. El recurso de nulidad procederá, además:

…d) Cuando en el juicio hubieren sido violadas las disposiciones establecidas


por la ley sobre inmediación o cualquier otro requisito para los cuales la ley
haya previsto expresamente la nulidad o lo haya declarado como esencial
expresamente…”.
140 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

Ésta también es una causal de conformación múltiple o compleja, porque


bajo una misma denominación se ha consultado más de una hipótesis de
invalidación. En la especie, es dable distinguir la exigencia de inmediación
como condición de validez del procedimiento y la omisión de requisitos
esenciales, cuya ausencia es sancionada con nulidad.

2. LA INMEDIACIÓN COMO CONDICIÓN DE VALIDEZ DEL PROCEDIMIENTO

Existe cierto consenso en que uno de los grandes defensores y precurso-


res de la oralidad fue CHIOVENDA, dedicando a ella varios pasajes de su obra
tantas veces citada. La función de la prueba –apuntaba el maestro italiano–
está íntimamente ligada con la forma del proceso. Un proceso dominado por
la libre convicción del juez y que pretenda realizarla seriamente no puede ser
sino oral. Agregaba que el proceso oral se descompone en la aplicación de
ciertos principios, a saber, el predominio de la palabra hablada como medio
de expresión, atenuado por el uso de los escritos de preparación (demanda
y contestación) y de documentación (registro); la identidad física de las
personas que constituyen el tribunal durante el juicio; la concentración de
la sustanciación del juicio, esto es, su desarrollo en una audiencia única
o en el menor número posible de audiencias próximas; la publicidad, de
modo que todos los actos procesales se realicen con la participación de
las partes, y, en ¿n, la inmediación. La inmediación, remarcó, exige que
el juez que debe pronunciar la sentencia haya asistido a la práctica de las
pruebas de que saca su convencimiento, y haya entrado, por lo tanto, en
relación directa con las partes, con los testigos, con los peritos y con los
objetos del juicio, de forma que pueda apreciar las declaraciones de tales
personas y las condiciones de los sitios y cosas litigiosas, fundándose en la
impresión inmediata que reciba de ellos y no en referencias ajenas. Como
corolario para las ideas que vierte, dejó expresado que “El principio de la
inmediación no está sólo estrechamente unido al de la oralidad, en cuan-
to a que sólo en el proceso oral puede ser plena y e¿cazmente aplicado,
sino que verdaderamente constituye la esencia del proceso oral”201. A su
turno, CAPPELLETTI, discípulo de Calamandrei, profundiza vastamente en
el concepto de la inmediación. Aparte de acentuar que no tendría sentido
alguno una inmediación que no estuviera en función de la libre valoración

201 CHIOVENDA, Giusseppe, ob. cit., volumen III, p. 177 y volumen I, pp. 60 y 149.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 141

de la prueba (en oposición a un sistema de prueba legalmente tasada),


precisa que es un error pensar que en un proceso oral prevalece indiscri-
minadamente la forma oral, porque la oralidad atañe sólo a las pruebas y,
dentro de ellas, a las solas declaraciones procesales-informativas de los
hechos (declaraciones de las partes y de los terceros). La inmediación,
continúa, tampoco signi¿ca contacto directo del juez con los litigantes u
otros sujetos en cada momento del proceso “sino solamente cuando las
partes y terceros deben ser oídos a título de información”, esto es, como
modo de recepción de esa prueba. En un fugaz repaso de sus planteamien-
tos, considera como componentes de la inmediación su elemento espacial
(contacto directo del juez con la fuente de prueba e identidad entre el juez
que recibe y el juez que valora la prueba misma), su elemento temporal
(porque las ventajas de la inmediación espacial se verían anuladas si media
un tiempo excesivo entre el momento de recibirse la prueba y el momento
de la decisión), su relevancia funcional (la seguridad de la prueba está en
relación directa con su inmediatez, porque en lo que crece el número de
los hechos intermedios –fuentes de prueba– crece también la probabilidad
de los errores de percepción o deducción) y, ¿nalmente, como presupuesto
indispensable para su concreción, los poderes de dirección y de impulso
procesal del juez (de carácter formal, para propiciar la concentración y
celeridad)202.

Consecuentemente, oralidad, inmediación y concentración mantienen


entre sí una estrecha e indisoluble relación, con lo que podría llegar a sos-
tenerse –como ya se ha hecho por opiniones realmente versadas– que en
verdad son aspectos distintos de una misma cosa. Habría que mencionar que,
dentro de las notas más destacadas de la inmediación, está que sus virtudes
se realzan de modo especial en la recepción de la prueba personal –gené-
ricamente, testimonial o de representación– porque su observación directa
por el juez es el camino más seguro para conducirle a un convencimiento
optimizado, de una calidad indudablemente mayor del que podría lograr a
través de un contacto mediatizado o referenciado. Podría añadirse que esa
forma de recibir la prueba – que supone presencia – es también susceptible
de maximizar con una intervención directa del juez, porque impresiona
como algo plausible que un partícipe en la ejecución de las probanzas podrá
lograr mejores resultados que un simple espectador, sin que ello importe

202 CAPPELLETTI, Mauro, El testimonio de la parte…, ob. cit., pp. 123-126 y 135-140.
142 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

abrogar el rol de las partes, desde que son ellas las que están principalmente
llamadas a aportar los elementos de convicción.

Con el establecimiento de esta causal de nulidad parece indudable que


se ha instaurado un mecanismo dirigido a promover y garantizar la efectiva
aplicación de la inmediación. Empero, el propio fraseo del motivo legal
(“Cuando en el juicio hubieren sido violadas las disposiciones establecidas
por la ley sobre inmediación”) torna indispensable partir con una revisión
de las reglas legales a que se alude en el citado artículo 478 letra d).

2.1. Normas de aplicación general

Por lo pronto, la inmediación es consultada en nuestra legislación laboral


como una característica esencial y distintiva del procedimiento, disponién-
dose en tal sentido –en el artículo 425 del Código del Trabajo– que en los
procedimientos del trabajo debe primar la inmediación, sugiriéndose allí
mismo que las audiencias realizadas oralmente (deben veri¿carse) “por o
ante el juez de la causa”. Esta declaración, que no es puramente progra-
mática, como solía ocurrir con otras similares de nuestro ordenamiento
jurídico, cobra todavía mayor fuerza, se hace e¿ciente y efectiva, con el
mandato inequívoco de su artículo 427 al prescribir que “Las audiencias se
desarrollarán en su totalidad ante el juez de la causa, el que las presidirá
y no podrá delegar su ministerio. El incumplimiento de este deber será
sancionado con la nulidad insaneable de las actuaciones y de la audiencia,
la que deberá declarar el juez de o¿cio o a petición de parte…”, lo que
es enfatizado –casi hasta la redundancia– en el inciso segundo del artículo
429, al señalarse que “En el caso previsto en el artículo 427, el tribunal no
podrá excusarse de decretar la nulidad”.

De las reglas transcritas surge que los mecanismos dirigidos a proteger la


inmediación se concretan y se hacen realidad en el modelo de audiencias, lo
que lleva a examinar el asunto desde la perspectiva de la estructura formal
del proceso matriz.

2.2. Falta de inmediación en la audiencia preparatoria

Las normas de aplicación general, antes referidas, exigen la presencia


del juez en todas las audiencias y durante todo su desarrollo, lo que desde
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 143

luego comprende a la audiencia preparatoria. El artículo 453 –que la regula


especí¿camente– hace notar el imperativo de esa presencia indelegable en
los hitos respectivos de la actuación procesal. A saber, porque para dar inicio
a la audiencia, manda al juez efectuar una relación somera de los escritos de
discusión fundamental, resolver de inmediato ciertas excepciones y, en caso
de mediar allanamiento, precisar los hechos en los que existe conformidad
(numeral 1); agotada la etapa de discusión, le ordena efectuar el llamado a
conciliación, asignándole una misión activa en la propuesta de bases para
una posible acuerdo (numeral 2); seguidamente, le encomienda recibir la
causa a prueba, ¿jando los hechos a probar e inclusive dictar sentencia de
inmediato, en su caso (numeral 3); a los ¿nes de la preparación del juicio,
entre otras intervenciones personales, le impone decidir sobre la pertinencia
y admisibilidad de la prueba ofrecida por las partes (numeral 4), e inclu-
sive le permite decretar, o¿ciosamente, la prueba que estime pertinente
(numeral 9).

La relación y concordancia de esta secuencia de actos –que implican


de modo directo el requisito de la presencia/participación del juez–, con
la normativa general ya citada, llevan a concluir que la inmediación en el
comienzo, desarrollo y conclusión de la audiencia preparatoria es condición
sine qua non para su validez. Así se in¿ere, especialmente, de lo establecido
en los mencionados artículos 427 y 429, que sancionan su falta con nulidad.
De no disponerse así, el proceso contendría el germen de la invalidación
y, por ende, sería eventualmente anulable a través de la causal del artículo
478, letra d), del Código del Trabajo.

2.3. Falta de inmediación en la audiencia de juicio

Resultaría reiterativo insistir en que la inmediación cobra toda su rele-


vancia a la hora de ejecutar y recibir las pruebas, cuya no es otra la ¿nali-
dad fundamental de la audiencia de juicio, etapa del proceso en que ella se
mani¿esta en toda su magnitud. Las expresiones concretas de ese método
rector emergen a la super¿cie en el artículo 454 del Código del Trabajo, que
regula la audiencia de juicio, tanto a propósito de los poderes de dirección
atribuidos al juez (exclusión o reducción de prueba sobreabundante, rechazo
de preguntas, ampliación de prueba testimonial, forma de incorporación de
prueba no reglada), como de la participación activa que se demanda de ese
juez (interrogatorio a las partes o testigos para aclarar sus dichos).
144 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

De igual manera que en el caso anterior, cabe enfatizar que la circunstan-


cia de que el juez no esté presente en esta audiencia y/o delegue su ministerio,
está expresamente sancionada con la nulidad de la audiencia. Todavía más,
en una suerte de mecanismo adicional de defensa y de preservación de la
inmediación, el artículo 460 del Código del Trabajo dispone llevar a cabo
nuevamente la audiencia de juicio, cuando el juez que la presidió no puede
dictar la sentencia. A este último respecto, Gabriela LANATA hace notar que
no existe una regla semejante –a la del artículo 460– para el caso que deba
dictarse la sentencia por el juez que presidió la audiencia preparatoria, esto
es, según entendemos, cuando no hubo recepción de la causa a prueba (ar-
tículo 453 numeral 3), parte ¿nal). Ella sugiere que esa ausencia normativa
pudiera signi¿car una excepción al principio de la inmediación203. Sobre
su observación, habría que decir que si se asume la inmediación como una
exigencia exclusivamente relacionada con el acto de recibir las pruebas,
sería un punto de vista válido; en cambio, de entendérsela –además– como
comprensiva del contacto directo con las partes, con el debate, con el objeto
del juicio, la solución tendría una dimensión bastante diversa.

Como quiera que sea, dejando a salvo las sanciones previstas en los
artículos 427, 429 y 460, y en el entendido que ellas no han operado en su
oportunidad, resta decir que la infracción del artículo 454 del Código del
Trabajo, que reglamenta la audiencia de juicio, por la falta de inmediación,
puede con¿gurar la causal del recurso de nulidad del artículo 478 letra d)
del citado cuerpo legal.

3. LA OMISIÓN DE ALGÚN TRÁMITE O DILIGENCIA ESENCIAL

La segunda parte del motivo de nulidad que se analiza ha sido concebido


en la ley en los términos que nuevamente se pasa a reproducir: “Cuando
en el juicio hubieren sido violadas las disposiciones establecidas por la ley
sobre… cualquier otro requisito para los cuales la ley haya previsto expre-
samente la nulidad o lo haya declarado como esencial expresamente…”.

Aunque pueda resultar una perogrullada, es inevitable destacar que, de


acuerdo con texto citado, la con¿guración de esta causal exige dos supuestos:
a) que en el juicio se infrinja (por omisión o por cumplimiento imperfecto)

203 LANATA FUENZALIDA, Gabriela, ob. cit., p. 194.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 145

alguna disposición legal que establezca algún requisito para un acto o ac-
tuación determinada, y b) que ese requisito se haya declarado esencial por
la ley o cuya inobservancia esté expresamente sancionada con nulidad.

En lo inmediato, habría que prescindir para estos efectos de las de¿cien-


cias relacionadas con la inmediación, como con¿gurativa de esta hipótesis
de invalidación, porque están explícitamente reguladas en la primera parte
de la norma. Luego, la formulación adicional de la causal de nulidad que se
examina conduce a pensar que debieran existir otras situaciones susceptibles
de subsumir en ella. Ocurre que, al poco andar de la reforma procesal labo-
ral, se puso de relieve la circunstancia que en el Código del Trabajo no es
posible encontrar alguna norma que haga mención inequívoca de requisitos
para la realización de los actos204 y, lo que es más importante, que se haya
previsto expresamente la nulidad o que se los haya declarado como esen-
ciales, como acontece con la inmediación. Atendiendo a la similitud en su
redacción, puede colegirse que esta causal ha tenido su fuente de inspiración
en la causal de casación en la forma estatuida en el artículo 768 Nº 9 del
Código de Procedimiento Civil. Sin embargo, esa causal estaba integrada
–en lo que es pertinente– por la regla de su artículo 795, que enumeraba
los correspondientes trámites o diligencias esenciales, disposiciones que no
resultan directamente aplicables al procedimiento laboral porque las normas
de remisión del Código del Trabajo (artículos 432 y 474), no las incluyen.
La inconsistencia destacada no es de entidad menor, de momento que es
pací¿co el carácter de derecho estricto del recurso de nulidad, de lo que se
sigue que ese medio de impugnación sólo está autorizado por la ley en la
forma y condiciones que se han previsto por ella. De ahí que si no existe
norma legal que atribuya a un trámite o diligencia la calidad de esencial o
para cuya omisión se haya previsto expresamente la nulidad como su sanción
correlativa, signi¿ca que esta causal no se con¿gura.

En cualquier caso, es forzoso mencionarlo, la circunstancia que el artículo


795 del Código de Procedimiento Civil no pueda recibir aplicación directa
en materias laborales no es obstáculo para que el listado de trámites que
enuncia –con las adaptaciones del caso– pueda servir como criterio orien-

204 JUICA ARANCIBIA, Milton, “Los Recursos Procesales en el Nuevo Proceso Laboral”,

Charla dictada el 31 de marzo de 2009, edición del Colegio de Abogados de Chile A.G., Los
martes al colegio, p. 19.
146 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

tador para hipótesis susceptibles de recoger, pero a través de otro motivo


de nulidad, el del artículo 477, primera parte, en su forma de vulneración
del debido proceso.

E. LA SENTENCIA FORMALMENTE DEFECTUOSA COMO MOTIVO DE NULIDAD

1. PREÁMBULO

La norma legal pertinente prescribe, a la letra, lo siguiente:

“Artículo 478. El recurso de nulidad procederá, además:

…e) Cuando la sentencia se hubiere dictado con omisión de cualquiera de los


requisitos establecidos en los artículos 459, 495 ó 501, inciso final, de este
Código, según corresponda; contuviese decisiones contradictorias; otorgare
más allá de lo pedido por las partes, o se extendiere a puntos no sometidos a
la decisión del tribunal…”.

Es indudablemente una causal de formulación múltiple, en el sentido que


bajo una misma enunciación se contienen tres motivos distintos de nulidad,
cuyo denominador común está en corresponder a vicios o defectos formales
en el pronunciamiento de la sentencia. Esos vicios son los que se indica:
a) los atingentes a la omisión de requisitos previstos en la ley para la dictación
de una sentencia de¿nitiva; b) la continencia de decisiones contradictorias
en un mismo fallo, y c) lo que genéricamente se denomina como decisión
incongruente.

2. EL CASO DE LA SENTENCIA DEFINITIVA


FORMALMENTE DEFECTUOSA, POR INOBSERVANCIA
DE LOS REQUISITOS LEGALES PARA SU PRONUNCIAMIENTO

El artículo 478, letra e) del Código del Trabajo dispone, en lo pertinente,


lo que se transcribe a continuación:

“Artículo 478. El recurso de nulidad procederá, además:

…e) Cuando la sentencia se hubiere dictado con omisión de cualquiera de los


requisitos establecidos en los artículos 459, 495 ó 501, inciso final, de este
Código, según corresponda;…”.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 147

De acuerdo con la regla legal citada, es razón su¿ciente para invalidar una
sentencia de¿nitiva si ella se ha dictado, entre otras hipótesis, con omisión de
cualquiera de los requisitos previstos en el artículo 459 del mismo Código.

Sobre la importancia de este imperativo, nada mejor que acudir a la


elocuencia y prosa elegante de un maestro:

“El fundamento de las diversas impugnaciones, que la parte vencida puede


intentar ante el mismo juez o ante un juez superior, constituye en la mayor parte
de los casos un vicio, un error o una desviación efectuados en el iter lógico
recorrido por el juzgador, que en un cierto momento le han llevado fuera del
camino, llegando así a una meta equivocada en los puntos resolutivos, es decir,
a una conclusión diversa de la que debe estimarse justa. Entonces la motiva-
ción, que es un balance escrito en la sentencia, de los fundamentos de hecho y
de derecho que llevan al juez a la conclusión (por lo que podría calificarse de
diario de viaje de la lógica judicial) constituye el trámite indispensable para
introducir al lector dentro del pensamiento del juez, con el objeto de darle
la posibilidad de controlar si en el camino de sus silogismos ha existido, en
cualquier punto, una caída o una desviación en el camino recto. La motiva-
ción llega a ser de este modo el espejo revelador de los errores del juzgador.
Cuando el abogado examina una sentencia para descubrir en ella motivos
pertinentes de impugnación, el terreno en el cual va a la caza de errores se
localiza fundamentalmente en la motivación, en la cual escudriña cada una de
sus frases y palabras, porque puede suceder que precisamente en una palabra
o hasta en un signo gramatical se esconda la fractura sutil de carácter lógico,
suficiente para introducir en el fallo la palanca de la impugnación, y de esta
manera, hacer saltar todo el edificio…”205.

De las diversas exigencias que contempla el señalado artículo 459, nos


centraremos en las que imponen los numerales 4 y 5 de ese artículo 459,
vale decir, las atingentes a la motivación fáctica y jurídica206, en el enten-
dido que conforman el núcleo o elemento primordial que cualquier fallo
de¿nitivo debe expresar.

205 CALMANDREI, Piero, “Proceso y Democracia”, Conferencias Pronunciadas en la Facultad de


Derecho de la Universidad Autónoma de México, Ediciones Jurídicas Europa América, Buenos
Aires, 1960, Capítulo IV, La Crisis de la Motivación, pp. 118-119.
206 Aun cuando la dogmática distingue entre motivación, argumentación y fundamentación,

observando diferencias entre esos conceptos, en este caso se incurrirá en la impropiedad de


emplearlos como términos equivalentes.
148 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

2.1. El requisito de la motivación fáctica

Según lo prescribe el numeral 4 del artículo 459 del Código del Trabajo,
las sentencias de¿nitivas deben contener el “análisis de toda la prueba
rendida, los hechos que (se) estime probados y el razonamiento que con-
duce a esta estimación”. Este requisito debe entenderse desarrollado o,
más exactamente, complementado con lo que ordena el artículo 456 del
mismo Código, pero sólo en aquella parte que manda efectuar el análisis
probatorio, expresando “las razones jurídicas y las simplemente lógicas,
cientí¿cas, técnicas o de experiencia”, en cuya virtud el juez asigna valor
o desestima el valor probatorio de las probanzas producidas. En efecto,
conforme habrá oportunidad de indicarlo más adelante, el artículo 456 del
Código del Trabajo contiene prescripciones de naturaleza diversa. En lo
que resulta aplicable a la motivación fáctica, en el inciso segundo de esa
regla se contiene el mandato de expresar, de fundamentar en el fallo la
valoración probatoria efectuada, indicándose al juez el tipo de razones que
debe manifestar para esos ¿nes.

En las primeras líneas de este documento quedó anticipado que su pre-


tensión, seguramente infundada, es la de hacer algún tipo de contribución en
los aspectos prácticos o técnicos de las temáticas relacionadas con el recurso
de nulidad. Desde esa perspectiva, el método empleado para el análisis de
esta exigencia parte con una breve referencia –en rigor expositiva– sobre su
sentido ¿nal, para luego adentrarse en los que podrían considerarse como
los componentes de una motivación fáctica legalmente adecuada, siguien-
do con lo que debiera ser la estructura esencial de una motivación fáctica,
continuando con algunas hipótesis de motivación defectuosa del juicio de
hecho y terminando con las condiciones necesarias para la con¿guración
del vicio respectivo.

2.1.1. El sentido final de la exigencia

El requisito formal que se pasa analizar está llamado a permitir que


se vierta de la mejor manera posible el respectivo “juicio de hecho”. La
exteriorización del razonamiento es un imperativo inherente al régimen
probatorio de la sana crítica, de momento que dicho sistema se erige desde
el convencimiento racional. Ambos constituyen un binomio indisoluble.
Cuando se valora sin explicitar las razones, no se actúa bajo el régimen
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 149

de la sana crítica sino que se ingresa en los terrenos del absurdo, de la


arbitrariedad, del voluntarismo. En un sistema de prueba tasada, al me-
nos en su expresión más pura, las probanzas son valoradas por la ley en
forma previa o apriorística, esto es, aún antes de ser producidas, de modo
que el sentenciador ejecuta esencialmente una labor de subsunción del
hecho percibido con la norma legal abstracta que asigna un peso o valor
a esa información. En el régimen de sana crítica, en cambio, se entrega al
juez la posibilidad de hacer por sí mismo dicha “tasación”, una vez que
ha conocido las pruebas207. A ese efecto le son otorgadas las atribuciones
correspondientes, en el entendido que serán funcionales a la obtención de
un mejor resultado probatorio, vale decir, uno que pueda ser más cercano
a la realidad, privilegiándose la búsqueda de la solución justa por sobre la
seguridad que otorgaría el sistema de prueba tasada, certeza que, en rigor,
puede resultar ¿nalmente ilusoria o engañosa. El “precio” que debe pagar-
se por ese acto de con¿anza no puede ser menor, por la indudable entidad
de la atribución conferida, ya que en el ámbito de los poderes públicos las
mayores facultades no signi¿can mayores prerrogativas, sólo comportan
mayores deberes y responsabilidades. Disponer de esa posibilidad trae con-
sigo la obligación de explicitar las razones que determinan las decisiones
probatorias, cuestión que es toda evidencia en un Estado de Derecho que
se precie de tal, siempre gobernado por la razón. En expresiones de otros,
el requisito formal examinado es la contrapartida, el contrapeso para esas
atribuciones en materia de valoración probatoria. La libertad que tiene el
juez para decidir exige la necesidad de justi¿car la racionalidad y razona-
bilidad de la opción elegida respecto del factum probandum208. En similar
dirección, no es ocioso reiterar una idea su¿cientemente acendrada, vale
decir, que, como cualquier fundamentación, la motivación de una sentencia
es el mecanismo idóneo para otorgar legitimidad al ejercicio del poder juris-
diccional, bajo el predicamento que en un orden republicano/democrático,
toda autoridad tiene que justi¿car sus decisiones209. Bordali apunta que el

207 Jordi Nieva llega manifestar, de un modo un tanto extremo, que si el sistema de prueba
legal ayuda al juez a juzgar, aunque sea mal, el sistema de valoración libre no le ayuda en ab-
soluto, quedando todo en manos de que el juez sea honesto, imparcial y tenga un buen criterio
personal. NIEVA FENOLL, Jordi, La Valoración…, ob. cit., p. 97.
208 COLOMER, Ignacio, La Motivación de las sentencias: sus exigencias constitucionales y

legales, Editorial Tirant lo Blanch, Valencia, 2003, pp. 188-189.


209 GASCÓN ABELLÁN, Marina, Los Hechos en el Derecho…, ob. cit., pp. 168 a 173.
150 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

Poder Judicial no es un poder social ni político sino jurídico, de modo que


no requiere legitimidad popular. “La legitimidad de los jueces caminaría
por otras vías, desde la auctoritas, a su independencia y sometimiento a
derecho tanto en el debate procesal como en la decisión de fondo. Para
este último aspecto, indispensable será que los jueces fundamenten tanto
fáctica como jurídicamente sus resoluciones judiciales y las den a conocer
a las partes y a la opinión pública”210.

De otra parte, ese imperativo de reÀexión exteriorizada puede ser en-


tendido también como el costo que trae consigo la inmediación. En efecto,
asumiendo que el contacto directo con las pruebas otorga una posición
innegablemente privilegiada, el desafío del juzgador está en responder a
esa suerte de prerrogativa, extrayendo de las pruebas, que percibe y co-
noce personalmente, los datos necesarios y la información susceptible de
racionalizar, de modo que a partir de ella puedan construirse las inferencias
racionales, fundadas en reglas aceptables e identi¿cables211.

Tomándolo desde la ¿losofía de las ciencias, en la teoría de la argumen-


tación jurídica los autores acostumbran a distinguir entre el “contexto de
descubrimiento” y el “contexto de justi¿cación”, es decir, entre el proce-
dimiento mediante el cual se llega a establecer una premisa o conclusión
(“descubrimiento”) y el que consiste en justi¿car esa premisa o conclusión
(“justi¿cación”)212. Dicho de manera diferente, el plano relativo al iter
mental, al proceso interno que ha llevado al juez a tener por verdadero
algún enunciado y el que concierne a las razones que ese juez entrega para
comunicar intersubjetivamente, a otros, ese procedimiento interno. En
sus versiones más “psicologistas”, esta última fase de justi¿cación se ha
asociado a una suerte de reconstrucción del proceso desencadenado en la
psiquis del juez, la explicitación de los impulsos que mueven al juzgador,
sean políticos, sociológicos o ideológicos, y que, ¿nalmente, desembocan
en la resolución del asunto213 (hay quienes creen ver una manifestación de

210 BORDALI SALAMANCA, Andrés, “Independencia y Responsabilidad de los Jueces”, Revista

de Derecho, Universidad Autral de Chile, Vol. XIV, julio 2003, p. 162.


211 TARUFFO, Michele, La Prueba. Artículos y Conferencias, ob. cit., p. 26.
212 ATIENZA, Manuel, Las Razones…, ob. cit., pp. 4-7.
213 En una interesante manera de abordar esta temática, a partir de las causales de abstención

(implicancia) y recusación, Josep Aguiló indica que en todas ellas su denominador común es
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 151

ello en el artículo 297 del Código Procesal Penal, cuando proclama que
“Esta fundamentación deberá permitir la reproducción del razonamiento
utilizado para alcanzar las conclusiones a que llegare la sentencia”. Nótese
que se alude a la sentencia y no al sentenciador). Entendemos que, desde
una perspectiva funcional y práctica, ese contexto de justi¿cación no puede
versar sobre la descripción de un fenómeno que es indescriptible. En la
mente Àuyen ideas, prejuicios, cavilaciones, presentimientos, corazonadas,
un ir y venir, que hasta puede ser incoherente o contradictorio. La justi¿-
cación que se precisa, se traduce en el deber que tiene el juez de buscar y
entregar razones que otorguen soporte a sus conclusiones probatorias, de un
modo racional y ordenado. Cómo y por qué otorgó mayor e¿cacia a unos
testigos en desmedro de otros, cómo y por qué extrae de las declaraciones
de la parte las consecuencias o hechos que asienta, cómo y por qué asigna
a los documentos el valor que les atribuye. A la postre, lo que posibilita el
convencimiento de las partes, el ejercicio de los recursos y el debido con-
trol a través de ellos, es el vigor o la endeblez de las razones que esgrime
un juez. “Importa un bledo que esas razones hayan sido pensadas antes,
durante o después de tomada la decisión. Por ello, hay que salir al paso de
la temerosa sospecha de que, a veces, los jueces justi¿can sus decisiones
ex post, como si esto fuera un componente tramposo”214. En la sentencia
deben darse razones, pero aquellas que sean susceptibles de aceptar por
los demás, de modo que en la fundamentación no pueden tener cabida las
meras impresiones o apreciaciones subjetivas –las intuiciones, los impul-
sos– ya que no son evaluables por un lector externo. Desde esa mirada, es
dable concluir, también, que el primer destinatario de la fundamentación
–por proximidad, que no por prioridad– es el propio juez. En consecuencia,
si en la elaboración de su sentencia se da cuenta que no existen razones

Continuación nota 213


el reconocimiento de la fuerza motivacional en la decisión, concluyendo que el derecho no
se desentiende de la vinculación que existe entre el contexto de descubrimiento y las razones
explicativas de la decisión judicial. Plantea, en de¿nitiva, que los motivos por los que se decide
deben coincidir con la justi¿cación de la decisión, entendiendo que está comprometido en ello
la credibilidad de las decisiones y de las razones jurídicas. AGUILÓ, Josep, Sobre Derecho y
Argumentación, ob. cit., pp. 43-50.
214 IGARTÚA SALAVIERRA, Juan, ob. cit., p. 149, quien –no obstante– reconoce que presenta
su idea de un modo tajante y extremo, para marcar su contraste con posiciones antagónicas,
aclarando que su aseveración debe matizarse, puesto que de¿ende que el proceso de decisión
debe ser racional, pero que la razón desempeña funciones diferentes en las fases de decisión
y de justi¿cación.
152 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

justi¿cables, tendrá entonces un indicador potente que el camino que está


siguiendo no es el adecuado y que, muy probablemente, la decisión no es
la acertada215.

De lo que se ha venido expresando hasta ahora surge como colofón que


el requisito formal analizado actúa como el medio o el vehículo a través del
cual debe resultar posible el control de las decisiones probatorias y de la
actividad de valoración de las pruebas, puesto que el imperativo se extiende
a la necesidad de justi¿car expresamente por qué se excluyen pruebas ini-
cialmente admitidas y, desde luego, alcanza a la condición indispensable de
tener que demostrar racionalmente lo correcto de la ponderación probatoria
efectuada en el fallo216. En el desarrollo de la casación, de un modelo impo-
luto –por no decir fundamentalista– de defensa de la ley, en que interesaba
primordialmente su exacta observancia con prescindencia de la justicia
o injusticia de la decisión; en el que se desdeñaba el examen del error de
hecho por estar limitado al caso singular; o en que el vicio de la motivación
omitida se circunscribía a la ausencia total de fundamentación, de modo que
se renegaba de la motivación defectuosa, esto es, el reproche al juez “no
por no haber dicho, sino por no haber pensado”217, por considerárselas
como desviaciones o degeneraciones del instituto que tendían a un retorno
a la tercera instancia; se ha pasado a otro estadio en que la misma casación
ha debido evolucionar como consecuencia de la elevación del estándar de
exigencia de la motivación, sea para que ésta atienda a su función extra-
procesal, de raigambre democrática, vale decir, como instrumento para el
control ciudadano, de dar cuenta cómo se ejerce el poder por los jueces, y,
en lo que interesa especialmente a los ¿nes de este trabajo, para satisfacer
su propósito endoprocesal, esto es, como expresión o exteriorización de las

215 Calamandrei escribió: “La motivación es una comprobación lógica para controlar a

la luz de la razón, la bondad de una decisión surgida del sentimiento; es la ‘racionalización’


del sentido de la justicia; es la demostración que el juzgador se quiere dar a sí mismo antes
que a las partes de la ‘ratio scripta’ que convalida el descubrimiento nacido de su intuición”.
CALMANDREI, Piero, Proceso y Democracia, ob. cit., p. 125.
216
TARUFFO, Michele, La Prueba de los Hechos, Editorial Trotta. Madrid, 2011, p. 435, y
del mismo autor, La Motivación de la Sentencia Civil, ob. cit., pp. 403-409.
217
Expresión atribuida a Carnellutti, frente a la cual Calamandrei retrucaba que con esa
frase se invertía el signi¿cado original del motivo de casación que no era otro que reprochar al
juez “no por no haber pensado sino por no haber dicho; no por haber razonado erróneamente,
sino por no haber expresado cómo se había desarrollado su razonamiento”. CALAMANDREI,
Piero, ob. cit. Tomo III, Capítulo XII, p. 377 y, en lo demás, pp. 355, 373 y 381.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 153

razones, de modo que se haga posible el efectivo control de las decisiones


judiciales, dentro del proceso218. Esto, en la idea de tornar expedita tanto
su impugnación como la respectiva revisión del tribunal superior, lo que
permite, de paso, que las funciones y e¿cacia del recurso se optimicen a
través del examen de la motivación de la sentencia, en la medida que el
tribunal de nulidad queda de ese modo en condiciones de revisar hasta el
juicio de hecho, tanto desde una perspectiva de coherencia y su¿ciencia de la
fundamentación como desde la óptica del respeto de los límites legalmente
asignados a los poderes de convicción del juez.

De ahí que el estándar o los niveles de exigencia de la motivación se in-


tensi¿quen y se eleven ostensiblemente cuando la valoración de las pruebas
se ejecuta de acuerdo con el régimen de la sana crítica.

2.1.2. Componentes de una motivación fáctica legalmente adecuada

De acuerdo con el imperativo legal (artículo 459 Nº 4 del Código del


Trabajo, en relación a su artículo 456), la motivación fáctica de las sen-
tencias de¿nitivas debe estar compuesta por tres grandes elementos que,
secuencialmente ordenados, son los que siguen:

a) el análisis de toda la prueba rendida, que supone un examen integral


de ellas y la necesidad de expresar las razones jurídicas y las simplemente
lógicas, cientí¿cas, técnicas o de experiencia, en virtud de las cuales juez
asigna valor o desestima el valor probatorio, de las probanzas producidas;

b) el razonamiento que conduce a estimar como probados los hechos, y

c) la consignación explícita de los hechos que se ha estimado probados.

Como se está en presencia de una exigencia de procedimiento, relacionada


con la manera en que debe expedirse el acto procesal, su falta de acata-
miento comporta un error in procedendo. Por lo tanto, aunque se re¿era al
juicio de hecho, la mirada crítica a realizar, tanto por el litigante como por
el tribunal de nulidad, tendría que hacerse en función del cumplimiento del
mandato legal y bajo un tamiz preponderantemente estructural, de forma,

218 GASCÓN ABELLÁN, Marina, Los Hechos en el Derecho…, ob. cit., pp. 178 y 179.
154 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

antes que de contenido. Consecuentemente, sirviéndonos de la ordenación


propuesta por Daniela ACCATINO219, con las salvedades que derivan de las
particularidades inherentes a las causales de nulidad en materia laboral, el
control de legalidad, que puede derivar en la invalidación de la sentencia,
debería llevarse a cabo ante la falta de fundamentación (total o parcial) y
ante la fundamentación defectuosa, todas las cuales corresponderían a la
expresión de un mismo vicio: el previsto como causal de nulidad en el ar-
tículo 478 letra e) del Código del Trabajo, por omisión de la exigencia que
contempla el mencionado numeral 4 de su artículo 459.

a) Falta total de fundamentación

La ausencia absoluta de la motivación fáctica debiera tener una relevancia


eminentemente teórica, de momento que, a estas alturas del desarrollo de la
actividad jurisdiccional, resulta inconcebible una sentencia que omita total-
mente la exigencia aludida, de un modo claro, directo, patente. Sin embargo,
puede ocurrir que esta forma de veri¿cación del vicio analizado tenga lugar
en hipótesis que no son tan burdas, pero que igualmente signi¿quen falta de
motivación, en circunstancias que pueden asimilarse a la omisión completa
del requisito legal. Ello acontecería, por ejemplo, cuando la fundamentación
de la sentencia sea sólo aparente, como ocurriría si las razones probatorias
no tienen ninguna relación con la causa (los errores del “copy paste” hoy
en día no son tan extraños); o cuando en la sentencia no exista más que una
exposición resumida del contenido de los medios de prueba (qué dijeron
los testigos, qué concluyó el perito, qué se lee en los documentos, etcétera),
sin que vaya acompañada de un razonamiento propio del sentenciador; o
cuando a través suyo no se expresa una verdadera justi¿cación sino que
meras generalidades que pueden servir para cualquier caso, es decir, cuando
se acude a fórmulas preconcebidas o “motivos tipo” que en el fondo nada
dicen sobre la situación en particular o, en ¿n, cuando se vierten simples
a¿rmaciones, carentes de sustento. Aparte de lo señalado, es posible también
que en la sentencia se omita conscientemente el análisis probatorio, dándose
una explicación para dicho proceder, como cuando se aduce que resulta
innecesario, inconducente o incompatible con alguna decisión previa, tal
como puede ocurrir al estimarse, equivocadamente, que el aviso de despido
no consigna hechos o que concurre la prescripción o la cosa juzgada, ca-

219 ACCATINO, Daniela, El Modelo de Justificación..., ob. cit., p. 143.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 155

sos en los cuales puede ocurrir que el juez no realice el respectivo análisis
probatorio, extremos que serán abordados más adelante.

b) Fundamentación parcial o incompleta

Probablemente lo más frecuente será que la omisión tenga la cualidad de


parcial y que se produzca en alguna fase o sección del razonamiento proba-
torio o que en su fallo el juez se re¿era solamente a alguno de los extremos
del debate comprendido en el juicio. De este modo, la de¿ciencia puede
manifestarse esencialmente en alguna de las fases que se indica: i) en el aná-
lisis de la prueba rendida, porque se deja de analizar uno o más medios de
prueba, porque no se los examina en integridad o porque no se explicita los
conocimientos jurídicos, técnicos, cientí¿cos ni las reglas de experiencia de
los que se sirve el juez para su análisis, en el entendido que se trata de reglas
que no son reconocibles ni resultan susceptibles de inferir de la motivación
(porque puede ocurrir situaciones en que tales reglas sean evidentes y apa-
rezcan implícitas en la fundamentación); ii) en el razonamiento propiamente
tal, cuando no se expresa la relación de corroboración entre los elementos de
juicio y el enunciado probatorio, el cómo y el por qué se llega a la conclusión
fáctica asentada en el fallo, y, en ¿n, iii) en la consignación de los hechos
probados, cuando se los omite en el fallo, desde que su función principal es la
de contribuir a la ¿jación del caso concreto, en torno al cual deberá ejecutarse
la actividad de interpretación, de subsunción y de aplicación de la ley.

c) Fundamentación defectuosa

En este caso se está haciendo referencia a la necesidad de que toda


motivación fáctica deba ser lógica, porque, en cuanto expresión escrita
del pensamiento, no puede estar ajena al respeto de las reglas del discurrir
correcto. Su ¿scalización se ejecuta a través del denominado control de
logicidad que consiste en el examen realizado por el tribunal de nulidad
con el objeto de de¿nir si el razonamiento contenido en la sentencia es
formalmente correcto, esto es, si cumple con las reglas que rigen el sano
pensamiento exteriorizado, en términos de dar lugar a una fundamentación
coherente y dotada de la necesaria consistencia. En relación a esta hipótesis
debemos remitirnos a lo señalado a propósito del análisis de la causal del
artículo 478 letra b) del Código del Trabajo, reiterando que esta de¿ciencia
suele evidenciarse bajo la forma de consideraciones contradictorias o en que
156 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

la argumentación expresada revela la existencia de “saltos” o “vacíos” en


el derrotero que lleva a las conclusiones alcanzadas por el sentenciador o
porque en su fallo el juez no se hace cargo de la hipótesis alternativa, para
excluirla o desestimarla.

2.1.3. Estructura medular de la motivación fáctica

Perfecto Andrés IBÁÑEZ resume con acierto la estructura o esquema de


lo que debiera contener una motivación fáctica adecuada, expresando so-
bre el particular, que: “…como primer presupuesto, claridad acerca de las
hipótesis en presencia y sobre la composición del cuadro probatorio en su
integridad. Esto exige la individualidad de las fuentes de prueba y la iden-
ti¿cación de los datos empíricos que el uso de los diversos medios puestos
en práctica haya permitido obtener en cada caso. Y conciencia igualmente
clara de los pasos inferenciales dados a partir de aquéllos. Objetivada
así la información disponible, en un segundo momento (obviamente no en
sentido cronológico), habrá que llevar a cabo el cruce de esos datos de
diversa procedencia, para valorar si prestan o no soporte y en qué medida
a alguna de aquellas hipótesis. Que sólo lo tendrá en el caso de que todos
sus elementos constitutivos cuenten con fundamento probatorio…”220.

GORPHE postula que en la apreciación judicial de las pruebas el juez debe


aplicar un método de examen crítico que ha de entenderse en un sentido
positivo, conforme a su ¿n de buscar la verdad, merced a la eliminación
de los errores. El método que sugiere implica que, a través de la crítica,
se debe seleccionar el material probatorio, descartando aquellos que sean
inciertos y sospechosos, operación que se va repitiendo a medida que se
avanza, hasta que subsista una sola hipótesis que no merezca dudas. En los
casos “sencillos”, o sea, aquellos que no exigen de una opción entre hipó-
tesis diversas o en que el examen se reduce a una sola prueba, en lugar de
eliminar los elementos de convicción, el juez debe examinar intrínsecamente
la credibilidad de esa prueba. Añade que la crítica judicial comprende todos
los medios probatorios y que no obstante conservar su base común, debe
adaptarse a la naturaleza de cada uno de ellos, porque no puede procederse

220 IBÁÑEZ, Perfecto Andrés, “Sobre Prueba y Motivación”, en Consideraciones sobre la

Prueba Judicial, Fundación Coloquio Jurídico Europeo, Madrid, 2009, pp. 94 y 95.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 157

de igual manera con los indicios que con los testimonios, con los documentos
que con las pericias, etc., precisando que en la práctica las pruebas no se
presentan separadas sino como elementos mezclados, de modo que deben
ser examinadas en su propia conformación y en sus relaciones. Remarca
sus ideas expresando que en determinadas condiciones “cada uno de los
elementos de prueba sería, por sí solo, bastante frágil; pero su encadena-
miento puede resultar probatorio, si el valor respectivo y el de su conexión
queda reconocido como consecuencia de un serio examen crítico221. El
mismo autor, citado por GUASCH, a¿rmaba que el tribunal puede fundarse
en un determinado medio de prueba, pero en ningún caso puede prescindir
de los demás, pues examinándolos aisladamente y comparándolos luego,
es posible llegar a la exclusión progresiva de unos y a la síntesis ¿nal afor-
tunada222. A partir de nuestra regulación positiva en materias procesales
penales –que en su esencia es asimilable a los asuntos laborales– Daniela
ACCATINO destaca que se ha diseñado un modelo atomista de motivación,
en contraposición al estilo holista o narrativo (como contar una historia
en términos globales, optando por la narración que sea más coherente y
omnicomprensiva), en el sentido que se demanda del juez un análisis in-
dividualizado y consistente de las pruebas y de las inferencias probatorias
que las conectan con los enunciados de hecho que se tenga por probados;
pero, además, se exige que ese análisis sea completo, que comprenda todas
las pruebas, inclusive aquellas que prima facie puedan favorecer hipótesis
distintas de las que se ha considerado probadas. En suma, un modelo ana-
lítico integral que comprenda las pruebas y contrapruebas que surgen de
un proceso contradictorio223.

En consecuencia, la valoración probatoria exige del juez un análisis in-


dividual y conjunto de los medios de convicción. En efecto, cada elemento
de prueba debe ser separadamente examinado, atendiendo a su naturaleza,
contenido, pertinencia, credibilidad y calidad de la información que pro-
porciona. Ese tipo de análisis individual debe comprender al medio de
prueba en toda su extensión, a plenitud y no sólo en aquellos aspectos que
puedan ser funcionales a la hipótesis que ha convencido al sentenciador,

221 GORPHE, François, Apreciación Judicial de las Pruebas: ensayo de un método técnico,

Editorial Temis, Bogotá, 1989, pp. 112 a 129.


222 GUASCH FERNÁNDEZ, Sergi, ob. cit., p. 568.
223 ACCATINO, Daniela, El Modelo de Justi¿cación…, ob. cit., pp. 123 y 124.
158 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

porque sólo ese derrotero hace posible la relación de unos medios con otros,
de modo que puedan con¿rmar la conclusión o de manera que entren en
contraposición con ella. GUASCH explica que la apreciación conjunta es la
apreciación de cada prueba en función de las demás, porque aisladamente
consideradas pueden ser débiles, pero si se complementan con las restantes
serían capaces de formar el convencimiento o, en la pugna, tornan nece-
sario justi¿car por qué se pre¿ere a unas en desmedro de otras. Añade que
en la interrelación de los medios de prueba pueden surgir los fenómenos
que la doctrina denomina como concurrencia (coincidencia), incidencia
y contradicción (discrepancia). La idea de la concurrencia concierne a la
posibilidad que los distintos elementos de prueba, debidamente asociados,
conduzcan la convicción del juez hacia un mismo destino, en una suerte
de suma de sus valores probatorios; la incidencia, cuando determinados
medios de prueba eliminan la e¿cacia de otros, como ocurre al demostrarse
la falsedad de un documento, y la contradicción, cuando los elementos de
convicción se contraponen en su contenido, esto es, “dicen” cosas que se
oponen de modo que tienden a suprimirse recíprocamente, caso en que el
juez debe optar, otorgando valor a unos y negándoselo a otros, pero siempre
que sean todos apreciados y no simplemente excluidos224.

Consecuentemente, en términos concretos (y también ideales), una


sentencia de la que pueda predicarse la satisfacción de tales requisitos y
propósitos, debiera observar lo siguiente: 1) analizar toda la prueba rendida,
lo que se traduce en una exigencia múltiple, en el sentido que comporta
la necesidad de reseñar y describir la totalidad del material probatorio, sin
exclusiones; proceder a su examen integral y relacionado; separar y precisar
las pruebas que serán utilizadas, de aquellas que resultarán desestimadas,
y, en cada caso, expresando las razones que justi¿can una y otra decisión;
2) demostrar y justi¿car cómo o por qué las probanzas escogidas pueden
conducir a la conclusión que convence al sentenciador; 3) señalar los hechos
que se estiman probados y aquellos que no fueron probados, justi¿cando
respectivamente el enunciado, y 4) en un orden más propiamente formal,
cuidar que la redacción propenda a la consistencia y claridad, evitando las
simples aseveraciones, desprovistas de respaldo, o el empleo de frases am-
biguas, susceptibles de entender de maneras diversas y que, por lo mismo,
pueden dar lugar a dudas, incertidumbre o confusión.

224 GUASCH FERNÁNDEZ, Sergi, ob. cit., pp. 554-568.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 159

Al margen de los estilos propios de cada personalidad, y sin que im-


porte la formulación de un orden sacramental ni menos taxativo sino que
un simple esquema, en la lectura de la motivación fáctica de una sentencia
tendría que ser posible reconocer una estructura medular como la que se
indica a continuación:

a) La fase inicial de precisar o indicar los hechos “pací¿cos” (los no


discutidos) y aquellos que no requieren prueba, sea por su carácter notorio
o imposible;

b) La indicación de la controversia central o relevante225 y de los hechos


a probar;

c) La descripción resumida y esencial de todos y cada uno de los medios


probatorios producidos, en función del debate relevante;

d) El señalamiento de las pruebas desestimadas, expresando el motivo que


justi¿ca esa decisión, que puede estar relacionado con la ¿abilidad del medio
de prueba226 –cuestión formal de exclusión–, es decir, las razones de ilicitud
o ilegalidad; o con la credibilidad –aspecto sustancial de la exclusión– vale
decir, razones de impertinencia, falta de idoneidad, falta de concordancia,
de incoherencia, inconsistencia, de refutación por otros medios de mejor
calidad, por imposibilidad de los hechos aseverados, etcétera;

e) La mención del material probatorio “restante”, procediendo a su


examen individual y comparativo, conforme a criterios de idoneidad, con-
tundencia, calidad epistémica, precisión, concordancia, etcétera;

f) La demostración del cómo y del por qué tales probanzas pueden


conducir a la conclusión –a¿rmativa y/o negativa– que ha convencido al
sentenciador, que supone explicitar las inferencias obtenidas y el grado o

225 El carácter relevante va a estar determinado por los supuestos fácticos contenidos en
el enunciado de la regla legal respectiva, esto es, aquella involucrada en el asunto debatido o
que permite resolverlo.
226 “El juicio de ¿abilidad probatoria tiene por objeto que el juzgador compruebe y ve-

ri¿que que la prueba practicada reúne todos los requisitos formales y materiales que le son
exigibles para ser un mecanismo válido de transmisión y acreditación de un concreto hecho”,
COLOMER, Ignacio, ob. cit., p. 213.
160 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

nivel de respaldo probatorio con que cuentan, conforme a parámetros de


multiplicidad, precisión, gravedad, concordancia y conexión (que importa
la justi¿cación acerca de en qué medida las pruebas son su¿cientes o insu¿-
cientes para corroborar o descartar alguna de las hipótesis involucradas).

En resumen, los elementos signados con las letras d), e) y f) deben reÀejar
la expresión y aplicación de “las razones jurídicas y las simplemente lógicas,
cientí¿cas, técnicas o de experiencia” y los criterios de con¿rmación de la
hipótesis, a que se re¿ere la ley en el artículo 456 del Código del Trabajo;

g) Como consecuencia del proceso anterior, la narración o precisión de


los hechos que se ha tenido por probados y de cuáles no fueron probados.

2.1.4. La necesaria distinción entre


las cuestiones de forma y las cuestiones de fondo

A propósito de la necesidad de explicitar las razones que sustentan la


valoración probatoria, parece ineludible aclarar que la analizada es una
exigencia de carácter formal y que, por lo mismo, está referida exclusi-
vamente al modo de elaboración de una sentencia que, a lo más, pudiera
involucrar un reproche sobre la su¿ciencia o insu¿ciencia de los motivos
que se expresan, porque tampoco basta con manifestar “algo” o con dar
razones meramente aparentes para satisfacer el imperativo legal, como si
se tratara simplemente de producir un acto escrito. Lo que se quiere decir
es que el requisito no llega al extremo de poner en entredicho lo acertado
o desacertado de las razones que se vierten, puesto que para ese ¿n la ley
ha previsto la causal del artículo 478 letra b) del Código del Trabajo, en
la medida que signi¿que la existencia de una vulneración de las reglas de
la sana crítica y en la medida que esa infracción sea, además, mani¿esta.
Por lo mismo, sólo una vez conocidas esas razones –que es en de¿nitiva
el propósito de la motivación fáctica– el recurrente está en condiciones
de cuestionar y el tribunal de nulidad en condiciones de examinar, si las
reglas de valoración evidenciadas en el fallo son tales, si son correctas o
incorrectas y, en su caso, si han sido correcta o incorrectamente aplicadas.
Ese pareciera ser el deslinde que separa la función de percepción y sub-
secuente valoración de la prueba, reservada al juez del juicio, y la misión
de controlar el respeto de las reglas de la sana crítica para esa valoración,
asignada al tribunal de nulidad. Por lo tanto, si esas reglas no se “ponen de
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 161

mani¿esto” ni es posible extraerlas de la fundamentación227, difícilmente


puede tener lugar la causal del artículo 478 letra b) del Código del Trabajo.
Antes bien, signi¿caría que la sentencia adolece de un defecto de carácter
formal, previo, que no es otro que la falta de observancia del requisito que
se examina (459 Nº 4 del Código del Trabajo).

Ahora bien, ello signi¿ca, entonces, que quien pretenda impugnar una
sentencia por de¿ciencias relacionadas con el establecimiento de los hechos,
deberá discernir previamente si el defecto tiene que ver con la omisión del
requisito formal o si, de modo diferente, con¿gura una infracción de las re-
glas de la sana crítica, que rigen la valoración de la prueba. De esta manera,
cuando el juez juzga la credibilidad de las declaraciones de los testigos puede
limitarse a expresar simplemente que cree más a los testigos de la deman-
dante, pero esa no es una razón, se trata de una simple a¿rmación que, a lo
más, sería una pura aseveración de autoridad. De ser así, implicaría que en
el fallo se incumple la exigencia de la fundamentación y que, por ende, se
trata de un problema de carácter formal (causal del artículo 478 letra e). En
una situación semejante, ante testigos igualmente informados y legitimados,
el juez podría indicar que otorga mayor peso probatorio a los testigos de
la actora porque son mayores en número (tres frente a uno solo) o porque,
en su concepto, el testigo de la demandada no es creíble ya que ocupa un
cargo directivo en la empresa demandada y asume que en su testimonio ha
tendido a favorecerla. En estas últimas ejempli¿caciones, existen razones.
Difícilmente podría reprocharse la omisión del condicionamiento respectivo.
Por lo tanto, la eventual impugnación debería sustentarse en la causal del
artículo 478 letra b) del Código del Trabajo, puesto que el tema involucrado
atañe a de¿nir si las razones invocadas en el fallo pueden identi¿carse con
alguna regla de experiencia, utilizable en la valoración probatoria y, de ser
así, si ella ha sido adecuadamente aplicada.

2.1.5. Algunas hipótesis de motivación fáctica defectuosa

La confrontación de los lineamientos antes enunciados, con algunas de


las sentencias dictadas en los procesos laborales, permite aseverar que los

227 STEIN observaba que las premisas mayores del juicio fáctico (máximas o reglas de ex-

periencia), son raramente expresadas en forma explícita. STEIN, Friedrich, ob. cit., p. 16. Por lo
tanto, lo más frecuente es que estén implícitas en la conclusión respectiva, de modo que muchas
veces el lector se verá en la necesidad de “extraer” la máxima tenida en cuenta por el juez.
162 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

casos más recurrentes de motivación fáctica defectuosa son aquellos en que


los jueces no analizamos la totalidad de la prueba rendida; nos limitamos a
resumir los medios de prueba, sin efectuar un verdadero análisis; derecha-
mente consignamos las conclusiones fácticas, lo que no viene precedido
del razonamiento que permitiría llegar a ellas; no expresamos las razones
por las cuales desestimamos determinados medios de prueba; acudimos al
empleo de fórmulas genéricas que a veces nada dicen; no abordamos los
aspectos contradictorios de pruebas o declaraciones que se contraponen,
cuando versan sobre un mismo hecho, entre otras de¿ciencias.

Dentro de esas posibilidades de imperfección, parece necesario dete-


nerse en algunos casos que suelen presentarse en la práctica, cuya falta de
detección acertada puede incidir en la equivocada elección de la causal,
por parte de los litigantes. Aludimos a situaciones en que la sentencia omite
asentar algún hecho relevante que interesa al recurrente (a); aquellas en
que se atribuye a algún medio de prueba un contenido diferente del que
tiene verdaderamente (b), y el caso de la sentencia defectuosa por falta de
logicidad (c). En las líneas que siguen procuraremos explicar esas even-
tualidades:

a) Omisión del hecho relevante: Una de¿ciencia de esta clase puede


explicarse primordialmente porque en el fallo se ha dejado de analizar el o
los medios de prueba que conducirían al establecimiento de ese hecho. Tam-
bién puede darse la hipótesis que en la sentencia se mencione esas pruebas
y que se las desestime, pero sin darse razones o sin que se viertan razones
bastantes para sustentar la decisión. De ser así, lo propio sería esgrimir la
causal del artículo 478 letra e) del Código del Trabajo, por incumplimiento
del requisito previsto en su artículo 459 Nº 4.

Sin embargo, olvidando (o quizá sin advertirlo) que para ello precisan
del hecho omitido, es bastante frecuente que en sus recursos los litigantes
acudan directamente a la causal del artículo 477, por infracción de ley, con
lo que terminan contrariando impropiamente el marco fáctico que –bien
o mal– ha quedado asentado en el fallo. En rigor, como se insistirá en un
capítulo posterior, antes del acometimiento del fallo, un recurrente debiera
examinar con acuciosidad la ley sustantiva que rige el asunto, particular-
mente los presupuestos fácticos en torno a los cuales ella opera, y, luego,
cotejarla con el escenario de hechos descrito en la sentencia. Ese derrotero
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 163

tendría que permitirle detectar si ese fallo contiene o no contiene todos los
hechos que necesita para conducir con éxito su impugnación sustancial.

Una situación diferente es el caso en que el fallo analiza dichas pruebas


y las desestima, dando las razones para su proceder. El camino a seguir
debiera ser refutar la corrección de esas razones, pero al amparo de la cau-
sal del artículo 478 letra b), cuestión que ha sido varias veces abordada en
este documento, particularmente en el capítulo respectivo a dicha causal
de nulidad;

b) Errores de interpretación de la prueba: Puede acontecer también que


en la sentencia se atribuya a algún medio de prueba un contenido diferente
del que verdaderamente tiene. MONTERO AROCA, siguiendo a Calamandrei,
designa a este tipo de incorrecciones como errores de interpretación de la
prueba, identi¿cándola como integradora de una fase intelectual anterior al
de su valoración. Explica que, después de practicada la prueba, lo primero
que debe hacer el juez es determinar el resultado que se desprende de los
medios probatorios ejecutados, esto es, establecer qué es lo que dijo el testi-
go, qué es lo que realmente se expresa en el documento, cuáles han sido las
conclusiones del perito, etc. Concluye señalando que un error de interpreta-
ción supone que no se ha captado por el juzgador el contenido exacto de las
probanzas228. Por su lado, MAIER designa ese tipo de imperfecciones como
de “falsa percepción” de los medios de prueba, a¿rmando que el derecho al
recurso se justi¿ca cuando se ha cometido esa clase de fallas, las que no sólo
deben ser argumentadas sino que acreditadas, probadas por el recurrente, en
sede de recurso. Explica que en esas situaciones no se trata que el tribunal
de casación valore nuevamente la prueba sino que el recurrente demuestre
a través del recurso (rindiendo prueba) que el sentido en el cual se utiliza
un elemento probatorio por parte del tribunal, no se corresponde con el
sentido de la información que aporta229. En el ordenamiento procesal penal
colombiano se considera a ese tipo de situaciones como constitutivas de un
error de hecho en su forma de “falso juicio de identidad”, que se produce
cuando el juzgador equivoca la lectura del medio probatorio, distorsionando
su esencia, sea porque cercena su verdadero contenido, porque lo aumenta
o porque lo tergiversa. En de¿nitiva, tiene lugar cuando no existe coinci-

228 MONTERO AROCA, Juan, ob. cit., pp. 589 a 592.


229 MAIER, Julio, ob. cit., pp. 722 y 723.
164 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

dencia entre la descripción efectuada en el fallo y el contenido real de la


probanza230. Por su parte, en el Código Procesal del Trabajo de Colombia
se denomina este tipo de incorrecciones como “errores de hecho” y se los
estima capaces de con¿gurar un motivo de casación cuando aparezcan “de
un modo mani¿esto en los autos”, en el entendido que importan una mo-
dalidad de violación indirecta del derecho que permite discutir los hechos
¿jados judicialmente231. En concreto, la jurisprudencia social de ese país ha
indicado que una de las formas de comisión de ese tipo de error de hecho
se produce “cuando el sentenciador hace decir al medio probatorio algo
que ostensiblemente no indica”232.

Aunque pueda repercutir en la valoración probatoria, si se asume que el


apuntado no es un defecto de valoración de la prueba, porque concierne a
una etapa preparatoria y anterior233, en esa hipótesis resultaría desacerta-
do impugnar el fallo por la causal del artículo 478 letra b) del Código del
Trabajo y pareciera que lo más ajustado sería que se haga valer la causal
del artículo 478 letra e) del Código del Trabajo, por incumplimiento de la
exigencia prevista en su artículo 459 Nº 4. El cuestionamiento a que puede
dar lugar la causal del artículo 478 letra b) del Código del Trabajo parte
de la base que los medios de prueba son lo que son y que su contenido
material es el que se expresa en la sentencia, toda vez que la impugnación
sólo podría referirse a la aplicación de los criterios de validación de la
valoración probatoria, esto es, a la pertinencia y corrección de la premisa
mayor que sustenta el juicio fáctico, sea que se trate de la máxima de ex-
periencia o del conocimiento cientí¿co, técnico o jurídico empleado para
ese ¿n. Por lo tanto, escaparían de su ámbito las cuestiones relativas a una
falsa percepción del sentido o materialidad de los medios probatorios. Si
ello fuera así– lo que debe demostrarse por el recurrente –signi¿caría que

230
RAMÍREZ POVEDA, Samuel José, Los Errores de Hecho en la Casación Penal, Ediciones
Jurídicas Gustavo Ibáñez, Bogotá, 2002, pp. 209-216.
231
Artículo 81 del Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social de Colombia,
disponible en www.secretariasenado.gov.co.
232
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral, Sentencia de 27 de mayo de 2009,
Radicación Nº 35435, Magistrado Isaura Vargas Díaz, disponible en www.cortesuprema.gov.co.
233 Otros autores, como J. NIEVA, consideran que no cabría distinguir entre errores de inter-

pretación y de valoración, “puesto que el juez valorará lo que cree haber oído. Y su valoración
será tan errónea como si hubiera estimado que el testigo es o no creíble”. NIEVA FENOLL, Jordi,
La Valoración…, ob. cit., p. 30.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 165

no se han examinado las pruebas ejecutadas y que, por lo tanto, la sentencia


adolecería de un defecto de forma, por omisión de los requisitos que la ley
prevé para su elaboración, defecto que es jurídicamente anterior al acto de
tachar el análisis probatorio. En síntesis, la de¿ciencia consistiría en que no
fueron analizados los medios de prueba efectivamente producidos, lo que
sería igual o equivalente a que no se analicen, y

c) Sentencia formalmente defectuosa por falta de logicidad: En el con-


texto de la casación –ahora nulidad– se ha reconocido y aceptado como
condición de validez la necesidad de que el fallo se sujete a las leyes de la
lógica, que funcionan como un medio de control lícito de las reÀexiones
probatorias de una sentencia. De acuerdo con lo que se ha intentado explicar
en su oportunidad, en el capítulo relativo a la causal del artículo 478 letra b)
del Código del Trabajo, las reglas aludidas están constituidas por las leyes
fundamentales de coherencia y derivación y por los principios lógicos de
identidad, contradicción, tercero excluido y razón su¿ciente.

Si se parte de la premisa que esas leyes tendrían por ¿nalidad asegurar la


existencia de una motivación o fundamentación válida, resultaría entonces
que su inobservancia deviene generalmente en una fundamentación defec-
tuosa o, que es lo mismo para estos ¿nes, en la falta de motivación. De ahí
que sería dable sostener que las de¿ciencias de ese tipo signi¿carían un
vicio generalmente identi¿cable con la omisión del requisito consultado en
el artículo 459 Nº 4 del Código del Trabajo, que está recogido en la causal
de su artículo 478 letra e).

2.1.6. El alcance de esta exigencia


sobre análisis probatorio y la necesidad de
relevancia como supuesto para la configuración de la causal

De todo lo que se ha venido expresando Àuye como ineludible hacerse


cargo de un aspecto relacionado con la “completitud” (extensión) de la fun-
damentación. Esta arista conduce indefectiblemente a ensayar cuál debiera
ser el alcance o contenido que, en la formulación legal, se ha podido tener
en cuenta para entender satisfecho el deber de motivar la sentencia en su
fase de análisis probatorio. En términos muy generales, ya se dijo que la
exigencia de la motivación, particularmente la fundamentación fáctica,
166 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

tiene una ¿nalidad endoprocesal –de evitar la arbitrariedad y de permitir


a las partes el ejercicio de sus derechos– que se traduce en la posibilidad
de refutar y de revertir las decisiones adversas, a través de la interposición
de los correspondientes recursos. De consiguiente, se dijo igualmente, el
requisito en cuestión persigue dejar al tribunal superior en condiciones de
llevar a cabo el correspondiente control de la decisión cuestionada. Una
alternativa para comprender el tema estaría en imponer, en nombre de este
requisito, que la sentencia cubra todas las posibilidades imaginables, todos
los aspectos involucrados en la prueba, es decir, una exigencia de orden
cuantitativo. Sucede que la interpretación, apreciación o valoración de las
pruebas puede resultar susceptible de múltiples enfoques. Razonablemente,
resultará entonces muchas veces virtualmente imposible asumir todos esos
extremos, máxime en casos en que los litigantes se prodigan de modos
pocos comunes en aportar abundantes elementos de convicción. Como
al ¿nal del día lo que está inserto en esta exigencia es obligar al juez a
exteriorizar las razones que determinan su decisión, saber cómo y por qué
accede a la conclusión que adopta; primero, para dar cuenta de sus actos,
enseguida para controlar él mismo su propia decisión y, enseguida, para
allanar el camino a una ulterior impugnación, se tiene que los principios que
estarían detrás del requisito en comento serían los de proteger el derecho
de defensa y de legitimar la decisión. Así las cosas, no podría entenderse
con¿gurado el vicio que se imputa a un fallo cuando, cualquiera que sea el
parecer que se tenga sobre lo que en él se ha decidido, sobre la valoración
que se haya hecho de la prueba rendida, permita entender el derrotero
seguido, “el razonamiento que conduce” a la estimación probatoria y,
más importante aún, que posibilite al litigante saber cuáles han sido las
razones tenidas en cuenta. Desde esa perspectiva, la exigencia no debiera
manifestarse necesariamente en una cuestión de cantidad o de extensión,
sino que de su¿ciencia y plenitud. Al margen de su brevedad, concisión o
largueza, una motivación podría estimarse su¿ciente en la medida que esté
justi¿cada, sustentada en razones que descarten el voluntarismo, que per-
mitan conocer los criterios racionales seguidos en la valoración probatoria
y el modo en que tales criterios –de aceptación y/o desestimación– fueron
aplicados al caso, en términos que quede marcado el sendero que condujo
a la correspondiente decisión234.

234 GUASH FERNÁNDEZ, Sergi, ob. cit., pp. 455-458; TARUFFO, Michele, El Vértice Ambiguo...,

ob. cit., p. 212.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 167

No está demás reiterar que, para los ¿nes del recurso de nulidad o para
la con¿guración de la causal en comento, en cualquiera de sus modalidades,
sea por falta de motivación o por defectos en su elaboración, el vicio debe
ser de una entidad tal que prive de sustento a la decisión, que no resulte
idónea para justi¿carla o legitimarla debidamente. En suma, que tenga la
necesaria inÀuencia en lo dispositivo. Una ejempli¿cación por vía negativa
puede resultar útil. Supongamos que en una sentencia, tras enumerarse y
resumirse todos los medios de prueba rendidos por las partes, se pase a
indicar de inmediato –sin reÀexión previa– los hechos que se tiene por
probados, de modo que no es posible encontrar en ella “el razonamiento
que conduce” al sentenciador a estimar como acreditados ciertos hechos,
el señalamiento de las pruebas con las cuales los considera demostrados
y el modo en que se logra el convencimiento. Un fallo extendido en esas
condiciones adolece de una de¿ciencia. Incumple un imperativo legal o
un requisito de forma. Con todo, puede acontecer también que, a pesar de
ese vicio, en el fallo se establezcan y determinen, precisamente, los hechos
que el recurrente reclama como supuestamente omitidos o los que pretende
incorporar no logran variar lo decidido. Así las cosas, no obstante existir el
vicio, difícilmente podría hablarse de algún defecto revestido de la necesaria
inÀuencia, puesto que tal falencia no trasciende a la decisión probatoria ni
afecta a ese hipotético recurrente.

2.1.7. Ejemplos de motivación fáctica incompleta

a) En un juicio sobre despido el trabajador ejerció la acción de “nulidad”


a que se re¿ere el artículo 162 del Código del Trabajo. En su sentencia el
juez de la causa hizo lugar a esa pretensión, condenando a la empleadora
al pago de las remuneraciones y demás prestaciones laborales pactadas en
el contrato de trabajo, devengadas desde la fecha del despido, ocurrido el
día 12 de marzo de 2010, hasta la fecha de convalidación del mismo, en
base a la última remuneración mensual del actor, que ascendía a la suma de
$ 1.060.313. Para sustentar esa decisión se apoyó en un informe remitido
por AFP respectiva en el que constaba que las cotizaciones previsionales
del actor estaban pagadas, por todo el período trabajado, con excepción
de las cotizaciones correspondientes a los meses septiembre a noviembre
de 2008. Empero, en el mismo fallo se dejó consignado que la demandada
incorporó a la causa las planillas de pago de cotizaciones previsionales y
depósito de ahorro voluntario, fondos de pensiones y seguro de cesantía,
168 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

relativas a los períodos imponibles de los meses de septiembre, octubre


y noviembre de 2008, las que ¿guraban enteradas y pagadas con fecha
2 de junio de 2009. Con todo, aparte de esa reseña, en el fallo no existía
ningún análisis de esa documentación que contradecía la información
del instituto previsional. La inÀuencia del vicio es evidente, porque esa
prueba era potencialmente capaz de desvirtuar la otra producida en senti-
do inverso y, además, podía igualmente hacer que variara la decisión, de
condena (acogimiento de la pretensión) a absolución (rechazo de la pre-
tensión).

b) En causa sobre despido injusti¿cado y cobro de prestaciones diversas


(sueldo y comisiones), el juez respectivo declara injusti¿cada la exoneración
del trabajador. Para determinar la base de cálculo de las indemnizaciones
correspondientes, tiene por acreditado el monto de la remuneración con las
tres últimas liquidaciones, que no están ¿rmadas por el trabajador. De otro
lado, hace lugar al pago de sueldo y comisiones porque las liquidaciones
respectivas no están suscritas por el trabajador. En este ejemplo, sería dable
atribuir a la sentencia un discurso incongruente, porque se asigna contun-
dencia a los comprobantes de liquidación para un ¿n determinado (base
de cálculo de las indemnizaciones) y, al mismo tiempo, se les niega toda
e¿cacia a objeto de acreditar el pago del sueldo y de las comisiones, en
circunstancias que el contenido de los documentos es el mismo en ambos
casos. En suma, no se observa el principio de identidad en todo el curso
racional de la motivación y, por ende, aparece afectada de un vicio de
logicidad.

2.2. El requisito de motivación jurídica

2.1. Generalidades

De acuerdo con lo que manda el artículo 459 Nº 5 del Código del Trabajo,
las sentencias de¿nitivas deben contener “Los preceptos constitucionales,
legales o los contenidos en tratados internacionales rati¿cados por Chile
y que se encuentren vigentes, las consideraciones jurídicas y los principios
de derecho o de equidad en que el fallo se funda”.

Si el requisito antes analizado tiene correspondencia con el juicio de


hecho, el que se pasa a examinar atañe al “juicio de derecho” que invo-
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 169

lucra la resolución de cualquier asunto jurisdiccional. Es el desarrollo


y expresión de la actividad de subsunción y de aplicación de la ley. No
existe aplicación del derecho sin justi¿cación, de manera que siempre es
indispensable dar a conocer las razones que sirven de apoyo a la deci-
sión jurisdiccional. A los efectos de su control, el recorrido por esta fase
del fallo tendría que permitir el conocimiento de la reÀexión jurídica de
los jueces. En de¿nitiva, lo que ha de expresarse es lo que tradicional-
mente se designa como el silogismo235, entendido, sucintamente, como
la sindicación de la premisa mayor o de la regla empleada (enunciado
universal), su comparación con la premisa menor o con el caso concreto
(enunciado particular) y la consecuencia necesaria que surge de ese pro-
ceso. Aun cuando pueda aceptarse la fórmula silogística, lo que no debe
perderse de vista es que la premisa mayor no está “dada” previamente
sino que es necesario construirla a partir de interpretaciones que permitan
establecer dicha premisa. Asignar sentido a una norma no es “algo que
esté ahí para ser recogido como un objeto, sino que hay que buscarlo
y establecerlo, mediante operaciones constructivas”236. En efecto, aun
cuando pueda haber casos “simples”, esto es, aquellos en que los hechos
probados y sometidos a cali¿cación jurídica son susceptibles de ingresar
en la prescripción respectiva, la norma ya no se asume sencillamente como
un enunciado que tenga un signi¿cado claro y predeterminado sino que
su signi¿cación debe ser establecida merced a la actividad interpretativa
que supone elecciones diversas. Lo que se pretende indicar es que ya se

235 Criticado y atacado, pero subsistente. Desde luego, se lo alude en cuanto esquema

lógico para presentar la idea y no como una suerte de fórmula mecánica que colocaría al juez
en una posición de mero espectador del proceso y de su resultado. Calamandrei, que en su
juventud fue un franco partidario de la forma silogística (como queda en evidencia en sus
estudios sobre la casación civil), en su etapa más madura hacía notar que reducir la función
del juez a una simple actividad de silogismos es empobrecerla. Remarcando sus ideas, acudió
a una figura casi literaria: En la plaza está un ahorcado, condenado a muerte por un juez,
pero el ahorcado era inocente. ¿Quién debe responder? ¿El legislador que ha establecido la
pena de muerte en abstracto o el juez que la ha aplicado al caso concreto? El legislador dirá
que puede dormir tranquilo porque se limitó a construir la premisa mayor y que ha sido el
juez quien extrajo de la premisa inofensiva la conclusión mortífera. El juez dirá, por su lado,
que puede dormir tranquilo porque no ha hecho otra cosa que extraer la conclusión de la
premisa que le ha sido impuesta por el legislador. Ambos pueden dormir tranquilos, “mien-
tras el inocente se mece en la horca”. CALMANDREI, Piero, Proceso y Democracia, ob. cit.,
pp. 80-82.
236 QUINTANA BRAVO, Fernando, ob. cit., pp. 265 y 284.
170 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

hace muy difícil sostener que la interpretación de la ley sea una activi-
dad puramente lógica, puesto que a menudo el Derecho deja espacios de
discrecionalidad que realzan la labor del intérprete y que pueden tornar
como meramente ideal la pretendida “neutralidad” que busca asignársele.
El propio BOBBIO señalaba que “la teoría mecanicista de la interpretación
está abandonada casi completamente…Con esto no se quiere condenar al
ostracismo a la concepción mecanicista de la interpretación; pero se le da
el puesto que se merece, que no es ya el de ser el ¿el reÀejo de aquello que
sucede de hecho en los sistemas de predominio legislativo, sino una de las
posibles actitudes que el juez puede asumir frente a las reglas que debe
aplicar.”, concluyendo que “…desde la época del fetichismo legislativo,
ha pasado mucha agua bajo los puentes y ya nadie cree seriamente que
el juez sea un autómata”237. Por consiguiente, en esta fase de la sentencia
se espera que el juez deje en evidencia las múltiples decisiones u opcio-
nes que adopta en el camino que le lleva a la resolución del caso. En lo
inmediato, debe discernir y luego explicitar cuál es la norma aplicable
al caso concreto, de¿niendo si ella es la adecuada, para cuyo efecto ha
de considerar todos los datos que caracterizan la situación establecida.
Enseguida, como se ha escrito por algunos autores, el juez debe tener en
cuenta que su decisión es una decisión doblemente limitada. De un lado,
por el principio de legalidad que implica que el juez tiene que tomar su
decisión aplicando el ordenamiento jurídico, o sea, que su resolución debe
corresponder a una decisión “legal”. Sin embargo, como el ordenamiento
jurídico no determina totalmente la solución a los casos individuales,
existe un segundo límite que tiene que ver con la correcta justi¿cación
de la decisión, que supone expresar las razones a favor de las diferentes
opciones que le son planteadas al juez en el proceso de aplicación238. De
ahí que lo decisivo en la aplicación judicial del derecho no sería sólo la
aplicación propiamente dicha de los enunciados jurídicos, sino que, espe-
cialmente, las razones que se vierten para privilegiar unos frente a otros
que pudieran ser pertinentes, los motivos que se expresen para asignar
a las normas un signi¿cado especí¿co en desmedro de otros posibles, la

237 BOBBIO, Norberto, El Problema del Positivismo Jurídico, Editorial Fontamara, México,

2012, pp. 64, 65 y 71.


238 ITURRALDE-SESMA, Victoria, ob. cit., pp. 251-258; NÚÑEZ OJEDA, Raúl, ob. cit., pp. 199-
223.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 171

justi¿cación del porqué los hechos probados encajan en alguna categoría


jurídica determinada y las reÀexiones dirigidas a dirimir cuál es la conse-
cuencia jurídica correcta, dentro de las alternativas que el derecho pueda
plantear.

2.2. Estructura de la motivación jurídica

En términos igualmente ideales, en esta sección de la sentencia debiera ser


posible distinguir o identi¿car el proceso seguido por el juez en su labor de
interpretación y de aplicación de la ley. En una ordenación que únicamente
persigue enunciar gruesamente el tema, tendría que ser posible encontrar
las siguientes etapas239:

a) La identi¿cación de la norma aplicable, esto es, de aquella que solu-


ciona el asunto debatido;

b) La de¿nición del alcance y sentido de esa norma, es decir, el llamado


“descubrimiento”240 o la develación del principio que está detrás de la regla,
la de¿nición de la razón que la justi¿ca, en función de su ¿nalidad y cohe-
rencia con el resto del ordenamiento jurídico, para cuyo efecto el juez de-
biera servirse de los métodos gramatical, sistemático, histórico, teleológico.
Siguiendo a VIOLA y ZACCARIA, el método gramatical no es necesariamente
el más seguro ni certero y ha perdido progresivamente peso y relevancia,
tanto por la plurivalencia del lenguaje como por la ambigüedad que resulta
a veces necesaria en el proceso formativo de la ley, como consecuencia de
los acuerdos políticos que dan nacimiento a la legislación contemporánea.
Los mismos autores apuntan que todos esos métodos actúan de un modo
complementario, se entrelazan de diversa manera y su peso especí¿co y
prioridad se resuelve en cada caso, sobre todo con miras al resultado que
puedan ofrecer en la controversia singular241.

239 BACIGALUPO, Enrique, ob. cit., pp. 75-101; TARUFFO, Michele, El Vértice Ambiguo…,
ob. cit., pp. 168 y 169.
240 Taruffo reniega de esa expresión, indicando que en el acto de interpretar en verdad el
juez “adscribe” un signi¿cado al enunciado normativo, porque en la interpretación judicial
se decide escoger uno de los signi¿cados posibles. TARUFFO, Michele, El Vértice Ambiguo…,
ob. cit., pp. 125 y 126.
241 VIOLA, Francesco y ZACCARIA Guiseppe, ob. cit., pp. 220 y 225.
172 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

Cabría agregar a lo indicado que el realce del elemento gramatical suele


asociarse a posiciones exegéticas que privilegian la literalidad de la regla
como medio para limitar las funciones del juez a los solos términos de la
ley, bajo paradigmas como el de la autosu¿ciencia del texto para transmitir
una supuesta “voluntad genuina” del legislador, la idea de un legislador
infalible y consciente y la fusión (confusión) de la norma con lo que sería el
propósito de su autor. Se refugia en ello una suerte de cerco que posibilitaría
la mantención de la separación de poderes, en la forma de (compartimentos)
estancos.

Lo que se busca, al ¿nal del día, es que –a partir del núcleo esencial
de la regla– pueda atribuírsele el mejor signi¿cado posible en función del
caso a resolver y de acuerdo a su coherencia con el resto del ordenamiento
jurídico.

c) La subsunción de los hechos probados en la previsión legal respecti-


va. Se identi¿ca con la decisión de si el caso concreto corresponde o no al
establecido en la ley. En palabras de BACIGALUPO, “es una operación mental
consistente en vincular un hecho con un pensamiento y comprobar que los
elementos del pensamiento se reproducen en el hecho”242. En de¿nitiva, es
el “ajuste” o “encuadre” de los hechos probados con la regla legal respectiva,
de modo que resulta necesario demostrar que el caso particular o concreto
está caracterizado, descrito o establecido en la ley.

Es aconsejable insistir en que la labor de un juez consiste en tomar el


enunciado legal y hacerlo corresponder con el caso a decidir, debe apli-
carlo, lo que no es fruto de un contraste automático o casi irreÀexivo que
se resuelve en un mero silogismo “no se desconoce con esto el llamado
silogismo jurídico como forma de realizar la subsunción, sino que se adopta
desde un punto de vista diferente que consiste en considerar la aplicación
como una mediación que lleva a cabo el intérprete entre el pasado y el
presente”243, y

d) La aplicación de la norma legal escogida, de¿nida y decidida como


correspondiente al caso probado. Es el derivado del proceso anterior. Si el

242 BACIGALUPO, Enrique, ob. cit., p. 82.


243 QUINTANA BRAVO, Fernando, ob. cit., p. 142.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 173

hecho tiene correspondencia con la previsión legal, entonces debe seguirse


la consecuencia jurídica preestablecida.

Con todo, debe reiterarse una vez más que la secuencia precedentemente
descrita sólo pretende ordenar su presentación, porque –como cualquier
proceso de elaboración mental– el de aplicación de la ley es complejo y,
en realidad, no se evidencia necesariamente de ese modo sino que esas
distintas etapas pueden entrecruzarse unas con otras, hasta fusionarse y
confundirse. Se trata de una operación de múltiples dimensiones y para
llegar a ella puede resultar necesario un ejercicio intelectual previo, que
corresponde a la “cali¿cación jurídica” de los hechos, aspecto que ya fue
tratado a propósito de la causal respectiva, a cuyo análisis cabe remitirse
para evitar repeticiones innecesarias.

2.2.3. Análisis crítico de la motivación jurídica

En cuanto requisito para la elaboración o redacción de un fallo, puede


decirse que el control que supone la causal del artículo 478 letra e) del
Código del Trabajo es puramente formal. Sólo busca que se entreguen las
razones que expliquen la decisión jurídica. En efecto, aun cuando esta sec-
ción del fallo es la que permite constatar la existencia de un eventual “error
de derecho” o de alguna infracción legal en la resolución del asunto, lo cierto
es que la revisión de su contenido, el modo de impugnar lo desacertado
del juicio de derecho es a través del empleo de la causal del artículo 477,
segunda parte, del Código del Trabajo o, en su caso, por la de su artículo 478
letra c).

Con todo, para discernir la vía idónea que permita contradecir la fase
propiamente jurídica de la sentencia, sea por forma (de¿ciencias en la funda-
mentación), pero especialmente por cuestiones de fondo (en términos genéri-
cos, por infracción de ley) el litigante tendría que efectuar un estudio crítico
del fallo que –como habrá ocasión de insistir a propósito del acometimiento
fáctico, en la parte ¿nal de estos apuntes– no se agota en la simple lectura
de la sentencia, sino que exige un análisis exhaustivo de la misma. Como
método para esa tarea, debiera llevarse a cabo la disección que se sugiere:
a) efectuar una síntesis o resumen de la sentencia para comprender qué se
dice en ella; b) detectar cuáles son los hechos ¿jados en el fallo, tanto por
su falta de controversia como aquellos que, habiendo sido objeto de debate,
174 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

fueron “decididos” por el juez; c) determinar el tema jurídico involucrado en


el caso y las normas jurídicas implicadas; d) precisar la decisión de derecho
contenida en el fallo y, especialmente, la “ratio decidendi”, el porqué, la
razón que ha llevado al juez a asumirla como la correcta.

Realizado ese estudio, quien pretenda recurrir ha de colocarse en una ac-


titud de refutación de la sentencia. El fallo es la conclusión de una etapa del
proceso. Por lo tanto, una estrategia equivocada sería continuar postulando
lo mismo que se ha sostenido en la contestación o en la demanda, como si
después de ellas nada hubiera ocurrido, cuando en verdad es mucho lo que
ha cambiado. Entonces, una manera de entender el recurso es considerarlo
como un instrumento que se hace cargo de lo dicho y resuelto en el fallo,
posibilitando la confrontación de la tesis manifestada por el juez con los
argumentos, refutaciones y respaldos del recurrente.

3. EL CASO DE LA SENTENCIA DEFINITIVA FORMALMENTE


DEFECTUOSA, POR CONTENER DECISIONES CONTRADICTORIAS

Esta causal de nulidad también está considerada en el artículo 478 letra


e) del Código del Trabajo, cuyo tenor literal es el siguiente:

“Artículo 478. El recurso de nulidad procederá, además:

…e) Cuando la sentencia…contuviese decisiones contradictorias”.

Este motivo legal debe relacionarse con la norma establecida en el artículo


459 del mismo cuerpo legal que en su numeral 6. establece la exigencia de
resolver “las cuestiones sometidas a la decisión del tribunal”.

Interesa destacar acá que el vicio o defecto se con¿gura bajo el supuesto


que la contradicción se produzca en la parte dispositiva de la sentencia, esto
es, en la sección donde el juez emite su pronunciamiento ¿nal sobre el éxito
o fracaso, la aceptación o el rechazo de las pretensiones planteadas por los
litigantes. Se hace este énfasis porque constituye un error muy común de
los recurrentes confundir la existencia de los considerandos contradictorios
con las decisiones contradictorias. Los considerandos son las razones que
sirven de sustento a la decisión y esta última corresponde a la declaración
que efectúa el juez con relación a las pretensiones planteadas por las partes
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 175

y que comúnmente se expresa en la fórmula de acoger o de rechazar la ac-


ción o excepción, en su caso. De existir contraposición en los fundamentos,
razones, considerandos o motivos del fallo, la causal especí¿ca es también
la del artículo 478 letra e) del Código del Trabajo, pero por omisión del
requisito previsto en su artículo 459 Nº 4 ó 5, según correspondiere. En
efecto, si bien no existe regla legal expresa que así lo indique, lo señalado
no es sino manifestación del principio lógico de la no contradicción, en el
entendido que las razones contrapuestas se eliminan recíprocamente, de
lo que se sigue que el fallo queda desprovisto de consideraciones. Resulta
igualmente oportuno señalar que, en rigor, no existen los llamados “con-
siderandos resolutivos”. Formalmente hablando, las únicas y verdaderas
decisiones, que pueden con¿gurar el defecto en examen, son aquellas que
se vierten en la parte dispositiva del fallo. Sólo allí se contienen las deci-
siones. No existen otras.

Cuestión muy diferente, pero que también puede producirse en la práctica,


es que las razones expresadas en la parte considerativa de la sentencia no
tengan correspondencia con la decisión adoptada o viceversa, caso en que los
recurrentes creen ver con¿gurado el vicio de las decisiones contradictorias,
en una suerte de contraposición entre las razones dadas y la resolución del
asunto. Es verdad que ello involucra una falta de coherencia, pero lo cierto
es que una situación como la descrita signi¿ca que la decisión carece de
respaldo o, que es lo mismo, que faltan en la sentencia los fundamentos
que sustenten la resolución adoptada sobre la cuestión sometida al tribunal.
Por lo tanto, tampoco se trata de decisiones contradictorias sino que de la
omisión de alguno de los requisitos que prevén los numerales 4 y/o 5 del
citado artículo 459.

Ahora bien, despejadas esas confusiones relativamente comunes, es


preciso indicar que para la con¿guración del vicio aludido es necesario
que el fallo contenga más de una decisión, porque, de no ser así, no hay
colisión posible, y, enseguida, es igualmente necesario que esas varias
decisiones no concilien entre ellas, de modo que racionalmente no puedan
coexistir o, en términos prácticos, que no sean susceptibles de cumplirse
o de ejecutarse simultáneamente. Como si se hace lugar a la excepción de
prescripción de la acción para el cobro de las horas extraordinarias y, al
mismo tiempo, se acoge la demanda, condenando a la demandada al pago
de esa misma prestación.
176 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

4. EL CASO DE LA SENTENCIA DEFINITIVA


FORMALMENTE DEFECTUOSA, POR DECISIÓN INCONGRUENTE

4.1. El principio de la congruencia

El principio procesal de la congruencia, también conocido como de co-


herencia, implica la necesidad de una debida correlación o identidad entre
las pretensiones planteadas por los litigantes y la decisión judicial que está
llamada a recaer en ellas. En de¿nitiva, este principio importa una delimi-
tación para el ámbito y el contenido de las resoluciones jurisdiccionales,
en cuanto a que las mismas deben pronunciarse con sujeción al alcance y
sentido de las solicitudes formuladas por las partes en el proceso.

A ese respecto, nuestra Corte Suprema ha declarado que: “El principio


de congruencia se basa en diversos fundamentos, ámbitos de aplicación y
objetivos de la actividad jurisdiccional. Primeramente, busca vincular a
las partes y al juez al debate y, por tanto, conspira en su contra la falta del
necesario encadenamiento de los actos que lo conforman, a los que pretende
dotar de e¿cacia. Por tanto, se trata de un principio que enlaza la pretensión,
la oposición, la prueba, la sentencia y los recursos, al mismo tiempo que cau-
tela la conformidad que debe existir entre todos los actos del procedimiento
que componen el proceso. Si bien la doctrina enfatiza los nexos que han de
concurrir entre las pretensiones sostenidas por el actor y la sentencia, la
misma vinculación resulta de la misma alta importancia tratándose de la
oposición, la prueba y los recursos, encontrando su mayor limitación en
los hechos, pues aunque el órgano jurisdiccional no queda circunscrito a
los razonamientos jurídicos expresados por las partes, ello no aminora la
exigencia según la cual el derecho aplicable debe enlazarse a las acciones y
excepciones, alegaciones y defensas que las partes han sostenido en el plei-
to…”, añadiendo más adelante que: “…A su vez, en derecho comparado se
ha resuelto que la congruencia consiste en el deber de los órganos judiciales
de decidir los litigios sometidos a su consideración, dando respuesta a las
distintas pretensiones formuladas por las partes a lo largo del proceso, a todas
ellas, pero sólo a ellas, evitando que se produzca un desajuste entre el fallo
judicial y los términos en que las partes formularon sus pretensiones…”244.

244 Corte Suprema, sentencia de 4 de abril de 2011, fundamentos quinto y sexto, recurso de

casación en la forma, Rol Nº 7.270-2009, disponible en www.poderjudicial.cl.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 177

Parece pertinente indicar que la pretensión no está constituida sólo por


las peticiones concretas que se plantean al tribunal (la cosa pedida). Está
integrada también por las razones que sustentan dicha solicitud (la causa de
pedir). Por lo tanto, en términos generales, la incoherencia se produce en
el caso que se sobrepase los límites cuantitativos que ha ¿jado la petición
concreta del litigante, pero puede tener lugar igualmente si en la justi¿ca-
ción de la decisión se produce una desviación de entidad tal que involucre
modi¿car las razones en virtud de las cuales fue planteada la petición. En
una situación como esa se estaría emitiendo un pronunciamiento sobre un
asunto o materia que no fue planteado por la parte, es decir, se resuelve algo
diferente de lo reclamado. Ahora bien, el desajuste también puede produ-
cirse por omisión, lo que acontece en el evento que se deje de resolver una
materia o petición debidamente formulada.

En síntesis, como dicen los españoles, la congruencia exige que el fallo


no contenga ni más, ni menos, ni nada distinto de lo pretendido245.

Sigue a ello indicar que cuando en una sentencia se incurre en vicios de


esa índole, signi¿ca que el juez se ha apartado del debate. En efecto, si en
su sentencia el juez se extiende a cuestiones que no han sido materia del
juicio, signi¿ca que está abordando aspectos que los litigantes no tuvieron
la posibilidad de discutir, de contradecir, de probar o de desvirtuar, en su
caso; cuando deja de resolver un asunto, debida y oportunamente planteado,
no sólo deja sin respuesta al litigante, sino que le priva de la posibilidad de
impugnar la decisión sobre un tema propuesto. A ¿n de cuentas, entonces,
el principio de la coherencia procesal propende a asegurar a las partes su
derecho a defensa.

La congruencia de las resoluciones jurisdiccionales se mide y veri¿ca por


la adecuación que tiene que existir entre la parte dispositiva de la sentencia,
con los términos en que los litigantes han formulado sus planteamientos. En
palabras concretas, para veri¿car la concurrencia de alguna de las hipótesis
de incoherencia debe realizarse un ejercicio de comparación de los escritos
fundamentales, con la parte dispositiva de la sentencia y eventualmente con

245 ESPINOZA CASARES, Ignacio, Técnica del Recurso de Suplicación, Editorial Aranzadi,

Pamplona, 1998, p. 71.


178 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

su fundamentación246, de manera que el surgimiento de algún desajuste en


ese tipo de cotejo, será indicativo de la incongruencia que puede dar lugar al
vicio apuntado. Por cierto, no se trata de una cuestión de carácter literal sino
que debe atenderse tanto al sentido y alcance de la proposición efectuada
por el litigante como al sentido y alcance del fallo pronunciado. Comporta,
entonces, un ejercicio de interpretación y no de simple gramaticalidad, sin
perjuicio que pueda haber situaciones en que el solo texto baste para de¿nir
la concurrencia del vicio.

4.2. Hipótesis de decisión incongruente

Las ideas precedentemente indicadas –que forman parte del acervo deri-
vado de la casación en la forma– son recogidas por la norma legal respectiva
bajo el enunciado siguiente:

“Artículo 478. El recurso de nulidad procederá, además:

…e) Cuando la sentencia se hubiere dictado con omisión de cualquiera de los


requisitos establecidos en los artículos 459, 495 ó 501, inciso final, de este Có-
digo, según corresponda;…otorgare más allá de lo pedido por las partes, o se
extendiere a puntos no sometidos a la consideración del tribunal, sin perjuicio
de las facultades para fallar de oficio que la ley expresamente otorgue…”247.

De lo expresado surge que la de¿ciencia se con¿gura en tres hipótesis.


Las dos primeras constituyen la causal del artículo 478 letra e) del Código
del Trabajo, en su parte ¿nal y, la tercera, la misma causal del artículo 478
letra e), pero por omisión del requisito que impone el artículo 459 Nº 6 del
mismo Código. Las tres hipótesis a que se alude son las siguientes:

4.2.1. “Ultra petita”: En principio, tiene lugar cuando en la sentencia


se otorga más de lo pedido por alguna de las partes. Desde esa perspectiva,

246
Esto, bajo el predicamento que los considerandos y la parte dispositiva forman una
unidad (la sentencia), de modo que para fijar el alcance y sentido de las disposiciones puede
resultar necesario acudir a la fundamentación.
247 En la nueva regulación procesal laboral casos asimilables a la reserva legal aludida, sobre

actuación o¿ciosa, pudieran corresponder a los expresados en el artículo 447, aun cuando sería
dable sostener que en tales situaciones no existe propiamente un “fallo” del asunto, por la etapa
preliminar en que se provocan esos pronunciamientos.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 179

sería un vicio puramente cuantitativo, como cuando se otorga un bene¿cio


por una cantidad mayor de la pedida. En realidad, este defecto debiera ser
de muy extraña con¿guración en materia laboral, de momento que –respec-
to del trabajador– los bene¿cios están concedidos por leyes imperativas y
generalmente corresponden a derechos indisponibles, de modo que resulta
obligatorio otorgarlos, en el entendido que es el bene¿cio (no su monto) lo
que forma parte de lo debatido y que han sido acreditados los supuestos de
hecho que lo hacen procedente. Por lo tanto, normalmente se entenderán
comprendidos dentro de la pretensión. Así, por ejemplo, lo relevante sería
que el actor demande el pago de la indemnización sustitutiva del aviso previo
y no la cuantía que pueda haberle asignado a esa prestación248;

4.2.2. “Extra petita”: Este vicio se veri¿ca cuando en su sentencia el


juez se extiende a cuestiones que no fueron sometidas a su decisión. A di-
ferencia del anterior, es un vicio más bien cualitativo y de exceso de poder,
en el sentido que supone un pronunciamiento sobre una cuestión o mate-
ria que no fue postulada ni pedida por las partes. Como ejemplos, puede
mencionarse los casos en que se falla una acción o excepción planteada en
forma subsidiaria de otra principal que resultó cogida; cuando se falla una
acción o una excepción distinta de la que se ha hecho valer por las partes,
como consecuencia de haberse alterado por el juez su causa de pedir o la
cosa pedida (v. gr. cuando la demanda se ejerce contra una persona en su
condición de empresa principal y se la condena como “coempleadora”);
cuando la demanda resulta acogida respecto de una persona distinta de la
que ha sido demandada; o cuando sólo se demanda feriado proporcional y
se concede, además, feriado anual, etcétera.

4.2.3. “Infra petita” o “citra petita”249: Esta hipótesis se produce


cuando en la sentencia se omite resolver una cuestión (acción o excepción)

248 Sin perjuicio de lo indicado, existe jurisprudencia que considera configurado el vicio
cuando el actor limita su pretensión (feriado proporcional, por ejemplo), a una cantidad deter-
minada de dinero, como fue resuelto en causa Rol Nº 1623-2010, de la Corte de Apelaciones
de Santiago, por sentencia de 11 de abril de 2011, disponible en www.poderjudicial.cl.
249 En este caso se han asimilado las dos modalidades, aun cuando existe doctrina y ju-
risprudencia que hacen distingos entre una y otra. Se dice que la infra petita es un defecto
cuantitativo, cuando se decide sobre una pretensión en menor medida que lo solicitado, sea
que se conceda o se niegue, en el entendido que se ha requerido una cantidad determinada y no
otra, produciéndose también cuando se otorga inclusive menos de lo reconocido por el propio
180 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

legal y oportunamente sometida a la decisión del tribunal. En este caso


sencillamente se silencia el pronunciamiento o decisión sobre una petición
determinada.

Entendemos que este vicio puede producirse igualmente en el caso de


acogerse la pretensión por una cantidad menor que la reclamada, cuando
ella ha sido reconocida por el demandado.

Existen dos modalidades especiales, relacionadas con este último vicio,


que merecen ser tratadas por separado. A saber:

a) Falta de concreción de la condena (sumas que se ordena pagar):

La exigencia de resolver las cuestiones sometidas al tribunal no se agota


en la sola decisión de acoger o rechazar las acciones y excepciones que se
haya hecho valer en el juicio. Por mandato legal explícito debe comprender,
además, la “expresa determinación de las sumas que ordene pagar o las
bases necesarias para la liquidación, si ello fuere procedente;…” (artículo
459 Nº 6 del Código del Trabajo).

Es preciso enfatizar que la orden impartida al juez es que en su sentencia


determine la suma o monto a pagar. En otras palabras, tratándose de una
obligación de dar, la cantidad que se ordena pagar ha de ser líquida. Ese
carácter líquido no puede sino entenderse como condición indispensable
para su posterior ejecución, en función de lo que dispone el artículo 464
Nº 1 del Código del Trabajo, que con¿ere mérito ejecutivo a las sentencias
laborales ejecutoriadas. Por lo tanto, en el fallo que se pronuncie, la obliga-
ción debe aparecer determinada y precisada con exactitud (cantidad propia-
mente líquida) o, en su defecto, han de contenerse las bases que permitan
determinar su monto por medio de simples operaciones aritméticas, pero
exclusivamente a partir de los datos que proporcione el título, sin que sea

Continuación nota 249


demandado. La citra petita tiene lugar cuando se omite total o parcialmente la decisión de un
asunto cuya resolución formó parte de la contienda, sin autorización legal que permita actuar
de esa manera; o cuando se expresa que no se decide una acción o excepción por incompatibi-
lidad, la cual resulta inexistente o cuando se reserva el pronunciamiento para otra etapa u otro
juicio, en circunstancias que no fue solicitado en tales condiciones y la ley tampoco lo ordena.
Excma. Corte Suprema, sentencia de 3 de enero de 2012, Rol Nº 2.517-2011. Disponible en
www.poderjudiucial.cl.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 181

necesario recurrir a otros antecedentes distintos de aquellos comprendidos


en la sentencia (cantidad liquidable)250. Entendemos que de lo que se trata,
en último término, es que no puede haber lugar a una reserva, explícita o
encubierta, para que esa determinación quede postergada para la etapa de
ejecución. Suele acontecer que algunas sentencias pronunciadas en materia
laboral no se ajustan adecuadamente a ese imperativo, conteniendo declara-
ciones tales como “se condena al pago de semana corrida del mes de marzo
de 2011, a calcularse en la etapa de ejecución” o que “se acoge la demanda
en orden a asistirle al actor, el derecho al pago de la semana corrida, en
el periodo del… al…, cuyo monto se determinará en la etapa de ejecución
del fallo”; otras de evidente carácter eventual como “se condena a la de-
mandada a pagar a los actores la diferencia existente entre el sueldo base
pagado a cada uno de ellos entre los meses de julio de 2010 a enero de 2011
y el ingreso mínimo vigente a esa época, o bien el monto proporcional del
ingreso mínimo mensual que corresponda en el caso que el demandante no
haya prestado servicios durante la totalidad de los días que conforman el
correspondiente mes”; u otras que virtualmente reservan para la ejecución
una fase de prueba y debate, declarando que “una vez que sea establecido el
monto de remuneración percibido por cada demandante, que deberá servir
de cálculo para ordenar el pago de las prestaciones, deberá determinarse
en la etapa de cumplimiento del presente fallo, si existe alguna diferencia a
pagar por los conceptos pagados por la demandada en favor de cada actora,
en virtud de la sentencia parcial”, entre múltiples ejemplos semejantes.

Queda la impresión que sentencias de ese tipo incumplen un mandato


legal e incurren en el vicio de omisión del requisito que prescribe el artícu-
lo 459 Nº 6 del Código del Trabajo y, por lo mismo, serían impugnables a
través de la causal del artículo 478 letra e), en su extremo pertinente, porque
pudiera darse el caso que –en determinadas condiciones– la condena no era
procedente.

El condicionamiento que se examina es el correlato evidente y necesario


al requisito que consulta el artículo 446 del Código del Trabajo, en cuanto
impone que la demanda ha de contener “la enunciación precisa y concreta

250 Lo sostenido es lo que tradicionalmente se ha señalado en la jurisprudencia respecto de

la exigencia a cumplir para que un título tenga mérito o fuerza ejecutiva. V. gr., Excma. Corte
Suprema, Rol Nº 1.916-2010, de 1 de septiembre de 2011, disponible en www.poderjudicial.cl.
182 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

de las peticiones que se someten a la resolución del tribunal”. Es muy


probable que las declaraciones imprecisas a que se ha hecho referencia
obedezcan a casos de “demandas masivas” (multiplicidad de trabajadores
que ejercen sus pretensiones en un mismo libelo), que no aportan la infor-
mación necesaria. Por lo tanto, al proveer la demanda (principal o recon-
vencional), en la audiencia preparatoria o en cualquier momento oportuno
en que el tribunal advierta alguna de¿ciencia en tal sentido –sin que ello
die pie para alteraciones sustanciales–, debiera adoptar las providencias
para que se subsanen las eventuales de¿ciencias, porque ello es presupuesto
indispensable para el pronunciamiento concreto, líquido o verdaderamente
liquidable, que la ley le exige.

b) Falta de pronunciamiento por aparente incompatibilidad:

Otro aspecto que impresiona como relacionado con el vicio signado como
“infra petita” –aunque no siempre con¿gure necesariamente la causal exa-
minada– es uno que puede producirse en la realidad jurisdiccional. Atañe al
caso en que se ha opuesto en el juicio una excepción de carácter perentorio,
prescripción extintiva o cosa juzgada, por ejemplo, cuya resolución se deja
para de¿nitiva. En eventualidades como ésa es posible advertir que en sus
sentencias los tribunales se limitan a acoger la excepción, omitiendo todo
tipo de pronunciamiento sobre el fondo del asunto. En particular, nada se
expresa sobre la prueba producida respecto de la pretensión que promo-
viera el actor. Asumamos que esa decisión es impugnada por el trabajador
demandante y que el tribunal de nulidad concuerda con el recurrente en
que se ha infringido la ley, al declararse prescrita una acción que está vi-
gente o al estimarse que no cabía la realización del proceso por impedirlo
la cosa juzgada, en circunstancias que no había tal (causal del artículo 477,
segunda parte, del Código del Trabajo, por infracción de las normas legales
comprometidas).

La anomalía que se produce consiste en que, no obstante ser procedente


la invalidación, lo cierto es que en una eventual sentencia de reemplazo
la Corte sólo podría resolver –en principio– el rechazo de la excepción
de prescripción o de cosa juzgada; primero, porque ése sería el ámbito de
la causal con¿gurada y porque, además, no tendría un marco fáctico para
decidir el fondo del asunto. Empero, no hacerlo tampoco de¿niría el juicio.
Las soluciones para esta di¿cultad, pueden ser diversas:
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 183

i. Que la Corte dicte la sentencia de reemplazo sobre el fondo del


asunto. Esta no parece ser la mejor de las alternativas, desde que signi¿-
caría realizar un primer y único análisis –sin posibilidad de impugnación
posterior– y porque, todavía más, signi¿caría tomar contacto directo con
información de¿cientemente reproducida (registro de audio). Aparte de
ello, el punto sigue siendo que la sola causal del artículo 477 –en el ejem-
plo, por vulneración del artículo 510 del Código del Trabajo o del artículo
177 del Código de Procedimiento Civil, en su caso– tampoco habilitaría
para hacerlo, ya que el único error detectado se re¿ere a la aceptación de
la respectiva excepción. En el caso propuesto no se habría reclamado del
vicio sobre el análisis omitido (no la decisión), lo que pudiera signi¿car
un obstáculo para que la Corte se pronuncie sobre el particular en el fallo
de reemplazo251. En consecuencia, si en la sentencia se incumple el deber
de analizar las pruebas, para que –teóricamente– pudiera haber lugar a un
fallo de reemplazo sobre el fondo, el recurrente tendría que impugnarla,
además, en forma conjunta, por la causal sobre vulneración de garantías
(artículo 19 Nº 3 de la Constitución Política de la República), lo que per-
mitiría la anulación –aunque no el reenvío porque la infracción se produce
en la dictación de la sentencia– o, conjuntamente, por la causal del artículo
478 letra e) del Código del Trabajo, en relación a la exigencia del artículo
459 Nº 4, que también haría procedente la anulación por ese defecto. Con
todo, en ambos casos, con el inconveniente antes acusado, vale decir, que
importarían el pronunciamiento de una sentencia de reemplazo en condi-
ciones francamente desaconsejables;

ii. Que la Corte disponga el reenvío al juez del juicio para que emita
pronunciamiento sobre el fondo. Respecto de la causal del artículo 477, sobre
infracción de ley, el Código del Trabajo no precisa si debe dictarse sentencia
de reemplazo o si debe procederse al reenvío, de manera que cualquiera de
esas posibilidades está disponible, dependiendo de la razón o causa que ha
dado lugar a la invalidación. Como en el caso que se analiza el juez no ha

251 Sin embargo, esta no es una aseveración necesariamente compartida. En la causa Rol
Nº 1.304-2010, por sentencia de 28.01.2011, la Corte de Apelaciones de Santiago acogió un
recurso de nulidad respecto de un fallo que erróneamente hizo lugar a una excepción de cosa
juzgada. La invalidación se sustentó en la causal del artículo 477 del Código del Trabajo, por
infracción del artículo 177 del Código de Procedimiento Civil. En su sentencia de reemplazo
la Corte debió fallar el fondo del asunto, examinando toda la prueba rendida, aspecto que no
había sido abordado en la resolución de instancia. Disponible en www.poderjudicial.cl.
184 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

emitido pronunciamiento sobre la pretensión misma (se limitó a acoger la


prescripción o la cosa juzgada) y habiendo la Corte despejado o resuelto ese
tópico, no cabría entender que dicho juez esté inhabilitado para resolver el
fondo, porque precisamente no ha decidido sobre el particular. Por ende, otra
solución posible –aparentemente la más práctica y realizable– sería que la
Corte falle lo relativo a las excepciones y que, al mismo tiempo, reenvíe la
causa para que el juez decida sobre el fondo252. Desde luego, tiene el incon-
veniente de sacri¿car la inmediación temporal y de aletargar la resolución
del asunto, pero cuenta con la ventaja que será el mismo juez que recibió y
percibió las pruebas quien tendrá que analizarlas y decidir;

iii. Que el juez del juicio analice las pruebas, sin perjuicio de acoger las
excepciones perentorias. En un escenario como el descrito precedentemen-
te, habría espacio para postular que la verdadera o mejor solución –aunque
pueda ser la menos practicable– sería que el juez del juicio, no obstante
haber tomado la decisión de aceptar la excepción perentoria, realice en su
fallo el respectivo análisis probatorio para los efectos pertinentes, esto es,
para el caso que, siendo impugnada su decisión, el tribunal de nulidad la
estime desacertada y deba dejarla sin efecto. Es efectivo que el artículo
458 del Código del Trabajo libera al juez de su deber de pronunciarse sobre
las acciones (e inclusive respecto de las excepciones), pero únicamente
cuando existen incidentes promovidos que están pendientes de resolución
y sólo cuando ellos sean previos e incompatibles con las acciones y excep-
ciones aludidas. Expresado en otras palabras, regula una situación distinta
de la que se ha tratado de explicar. En una dirección parecida de la que
se promueve, el artículo 170 Nº 6 del Código de Procedimiento Civil, de
aplicación supletoria en la especie, permite omitir la “resolución” de las
acciones o excepciones que sean incompatibles con las aceptadas. De ahí
que sería dable postular que el sentido ¿nal de tales liberaciones es respetar
la coherencia, evitar la contradicción. Pues bien, ello puede observarse
igualmente si el juez –sin que llegue a manifestar si acoge o desestima la
pretensión del actor–, lleva a cabo el análisis de la prueba, esto es, si da
cumplimiento al requisito del artículo 459 Nº 4 del Código del Trabajo,

252
Una solución muy semejante es la que adopta la legislación procesal española, cuando
se acoge un recurso extraordinario por infracción procesal y el motivo de esa invalidación es
la errónea aceptación de una excepción de incompetencia, siempre que ello hubiere acontecido
después de contestarse la demanda y después de haberse practicado las pruebas. Artículo 476.2
de la Ley de Enjuiciamiento Civil. Su texto puede consultarse en www.boe.es.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 185

consignando en su sentencia que ejecuta esa actividad para los ¿nes con-
siguientes, vale decir, para la sola eventualidad que sea dejada sin efecto
su decisión de hacer lugar a la excepción respectiva. A nuestro entender,
al proceder de esa manera no estaría “resolviendo” la acción253, pero sí
estaría cautelando las posibilidades de defensa, que corresponde a un deber
suyo. Lo que se quiere signi¿car es que una de¿ciencia u omisión de esa
clase adquiere particular relevancia si se considera que podría generar un
estado de indefensión para el recurrente, que vería objetivamente mermadas
sus posibilidades de revisión e, hipotéticamente, un riesgo evitable para la
inmediación. El juez debe responder a la posición de privilegio que tiene
al tomar contacto directo con las pruebas, analizándolas, aun en eventua-
lidades como la indicada.

F. LA COSA JUZGADA COMO MOTIVO DE NULIDAD

1. GENERALIDADES

El Código de Hammurabi, que ha trascendido al paso del tiempo por el


conocimiento vastamente socializado de su rigor y, en especial, por “la ley
del talión”, tendría la virtud de contener lo que parece ser el primer prece-
dente legal de la cosa juzgada, considerando que el origen de ese cuerpo
normativo se remonta al año 1753 A. de C. Su regla V, señalada por su
contenido jurídico dentro de los delitos del orden judicial, prescribía que:

“Si un juez ha juzgado una causa, pronunciado sentencia (y) depositado el


documento sellado, si, a continuación, cambia su decisión, se le probará que
el juez cambió la sentencia que había dictado y pagará hasta doce veces la
cuantía de lo que motivó la causa. Además, públicamente, se le hará levantar
de su asiento de justicia (y) no volverá más. Nunca más podrá sentarse con
los jueces en un proceso”254.

En la doctrina existen múltiples acepciones de la cosa juzgada y variadas


explicaciones acerca de su naturaleza jurídica, cuya enunciación –amén de

253 En apoyo de ese planteamiento, puede citarse lo expresado por PEÑAILILLO ARÉVALO,
Daniel, La Prueba en Materia Sustantiva Civil. Parte General, Editorial Jurídica de Chile.
1989, pp. 96 y 97.
254 LARA PEINADO, Federico, Código de Hammurabi, Editora Nacional, Madrid, 1982,

pp. 44, 50 y 91.


186 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

frondosa– haría perder la perspectiva de estos apuntes, de modo que nos


remitiremos a ella255. En lo que resulta especialmente atingente al objetivo
de estas notas, ha de indicarse que puede ser factible que algún litigante
busque la manera de obtener un resultado diferente del que dimane de
una primera decisión jurisdiccional. La institución de la cosa juzgada se
incardina con esas realidades. Su funcionalidad, relacionada con la intan-
gibilidad de lo declarado y resuelto, está inspirada en consideraciones de
seguridad, certidumbre y estabilidad jurídica, en términos de asumir que,
bajo determinadas circunstancias, un asunto queda de¿nitivamente zanjado
tanto para la causa donde se origina el pronunciamiento como para futuros
y eventuales procesos diferentes.

2. LA CAUSAL DE NULIDAD Y SU CONFIGURACIÓN

La disposición legal atingente señala, a la letra, lo que se indica:

“Artículo 478. El recurso de nulidad procederá, además:

…f) Cuando la sentencia haya sido dictada contra otra pasada en autoridad
de cosa juzgada y hubiere sido ello alegado oportunamente en el juicio…”.

La descomposición del enunciado contenido en la letra f) del artículo 478


del Código del Trabajo permite colegir que los requisitos de con¿guración de
este motivo son los que se enuncia enseguida: 2.1. que la sentencia recurrida
se haya dictado contra otra pasada en autoridad de cosa juzgada, y 2.2. que
la cosa juzgada se haya alegado oportunamente en el juicio.

2.1. El fallo recurrido vulnera la cosa juzgada

El Código del Trabajo no consulta reglas especiales acerca de este


instituto, de modo que se hace necesario acudir a la normativa procesal
común, contenida en el Código de Procedimiento Civil y, en especial, a las

255 Únicamente a modo de referencia, COUTURE, Eduardo, Fundamentos…, ob. cit., p. 330 a

334; PEREIRA ANABALÓN, Hugo, La Cosa Juzgada en el Proceso Civil, Editorial Jurídica ConoSur
Ltda., Santiago, 1997, pp. 35-53; ROMERO SEGUEL, Alejandro, La Cosa Juzgada en el Proceso
Civil Chileno, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2002, pp. 11-18; CARNELUTTI, Francesco,
Instituciones…, ob. cit., pp. 136-146; CHIOVENDA, Giusseppe, ob. cit., pp. 432-448.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 187

disposiciones de sus artículos 175 y 177, cuya aplicación supletoria está


permitida por el artículo 432 del Código del Trabajo.

La doctrina y jurisprudencia nacionales distinguen entre cosa juzgada


formal y cosa juzgada material. La cosa juzgada formal es entendida como
el efecto que provoca una sentencia ¿rme o ejecutoriada en el sentido que
no es susceptible de ningún tipo de impugnación, dentro del proceso en
que ha recaído, pero que resulta eventualmente mutable en virtud de un
procedimiento ulterior, lo que generalmente acontece tratándose de asun-
tos sustanciados por vía ejecutiva, sumarísima, provisional o meramente
cautelar, que pueden dejar a salvo discusiones posteriores. La cosa juzgada
material o sustancial, en cambio, es el efecto que produce una sentencia
¿rme en cuanto a que, amén de resultar inimpugnable, no puede ser objeto
de modi¿cación, sea en el mismo juicio en que se ha pronunciado o en un
procedimiento diverso256. Es la expresión de la certeza más absoluta que
puede derivar de una decisión judicial. En la dogmática se habla también del
efecto positivo y negativo de la cosa juzgada. En virtud del efecto negativo
se impide un nuevo pronunciamiento sobre el asunto que ya fue resuelto
con anterioridad; el efecto positivo atañe a la idea que lo decidido en virtud
de una sentencia ¿rme no puede ser desatendido, más bien debe servir de
base para eventuales pronunciamientos posteriores.

Hugo PEREIRA ANABALÓN precisa que la inmutabilidad perpetua del fallo


¿rme se hace efectiva mediante la excepción de cosa juzgada, remarcando
–para que no quepa lugar a dudas– que es la cosa juzgada material o sus-
tancial la propia y verdadera cosa juzgada257.

Ahora bien, de la regulación consultada en el artículo 177 del Código


de Procedimiento Civil surgen las condiciones o presupuestos para la con-
currencia de la cosa juzgada material a que se re¿ere el motivo del recurso
nulidad laboral:

256 PEREIRA ANABALÓN, Hugo, ob. cit. y, como ejemplos de lo sostenido por la jurispru-
dencia, Excma. Corte Suprema, Roles Nºs. 4.416-2004, de 13 de septiembre de 2006; 3.862-
2006, de 11 de septiembre de 2007; 4.529-2008, de 11 de diciembre de 2008, 3.673-2010, de
9 de septiembre de 2010, y 4.543-2010, de 12 de septiembre de 2011, todas disponibles en
www.poderjudicial.cl.
257 PEREIRA ANABALÓN, Hugo, ob. cit., p. 59.
188 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

a) legitimación para oponer la excepción: El inciso primero del artículo


177 señala a ese respecto que puede alegarla “el litigante que haya obtenido
en el juicio y por todos aquellos a quienes según la ley aprovecha el fallo”.
Consecuentemente, para favorecerse del efecto inmanente de la cosa juzgada
(como excepción) no es preciso haber tenido la calidad de parte en el juicio
donde se emitiera el fallo ¿rme que sustenta la excepción, pero, como se
trata de una excepción, parece evidente que quien la oponga ha de tener la
calidad de demandado –principal o reconvencional– en el nuevo juicio;

b) identidad legal de personas (límite subjetivo): Sin perjuicio de la


situación que atañe al tercero a quien aproveche la sentencia que causa la
cosa juzgada –que como vimos está legitimado para oponer la excepción
en el nuevo juicio–, la ley exige que entre la nueva demanda y la resuelta
anteriormente exista esta forma de identidad subjetiva. Por lo pronto, es
preciso consignar que la coincidencia ha de ser legal y no física, esto es,
atiende al rol, función o calidad en la que se actúa en el proceso. Enseguida,
es menester que se haya tenido la calidad de parte o litigante en el juicio,
lo que comprende a todos aquellos que intervinieran procesalmente en la
causa, o sea, como partes directas o principales o como partes secundarias
o cuyo derecho deriva de alguno de esos litigantes. Así, están comprendidos
los demandantes, los demandados, los casos de litis consorcio, los terceros
a que se re¿ere el artículo 21 del Código de Procedimiento Civil, los here-
deros o cesionarios de alguno de ellos, etcétera;

c) identidad de cosa pedida y de causa de pedir (límite objetivo): En


de¿nitiva, de lo que se trata es que el contenido de la litis debe ser el mismo
en ambos procesos. Respecto de la causa de pedir, la ley se ha encargado de
de¿nirla, indicando que es “el fundamento del derecho deducido en juicio”.
En cambio, no conceptualiza la cosa pedida. La jurisprudencia ha precisado
que es el bene¿cio jurídico inmediato que se reclama.

En suma, la veri¿cación de la cosa juzgada supone la realización de


un contraste entre la decisión contenida en la sentencia ¿rme que se hace
valer y los elementos que componen la acción ejercida en el nuevo juicio,
para cuyo efecto el tribunal de nulidad debe ser provisto de la informa-
ción (prueba) que permita llevar a cabo esa comparación. Las líneas que
preceden dan cuenta de la estructura tradicional en torno a la que debiera
llevarse a cabo ese confronte, bajo el predicamento que la regulación legal
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 189

aplicable así lo indica. Empero, es preciso advertir que lo verdaderamente


relevante pareciera consistir en dilucidar qué fue lo juzgado, antes que la
de¿nición de quiénes y cómo litigaron. Ya se dijo, la institución de la cosa
juzgada encontraría su explicación en la realidad de una posible repetición
de asuntos. En ese contexto, difícilmente existirá un juicio exactamente
igual al otro y lo más probable será que, para emprender una nueva acción,
los litigantes busquen el modo de eludir el efecto impeditivo de la cosa
juzgada. Desde ese punto de vista, se dice, la cosa juzgada no sería más
que una prohibición de reiteración de juicios. Cuando un juez ha fallado
sobre un asunto concreto, nadie más, ni siquiera él mismo, pueden volver
a fallarlo, de forma que lo único que realmente interesa es discernir la res
que ha sido iudicata, esto es, cuál ha sido el objeto del juicio y, dentro del
mismo, debiera averiguarse qué enjuiciamientos requieren estabilidad para
que no se desvirtúe el juicio ya realizado258.

2.2. La excepción debe haber sido oportunamente alegada

Una condición necesaria para que pueda con¿gurarse el motivo de nu-


lidad que se examina es que el demandado haga valer en su oportunidad
la excepción de cosa juzgada. Resulta llamativa esta exigencia porque es
pací¿co tanto en la jurisprudencia como en la doctrina que en la cosa juz-
gada están comprometidas cuestiones de orden o de interés público, lo que
en otras legislaciones se traduce en la posibilidad de ser declarada de o¿cio
por el tribunal. De hecho, en el proyecto de ley del nuevo Código Procesal
Civil (artículo 218) se contempla la posibilidad que en la audiencia preli-
minar el tribunal actúe de propia iniciativa en la materia, cuando aprecie
la existencia una sentencia ¿rme anterior sobre el mismo objeto259. Con
todo, en la legislación actualmente vigente esa actuación o¿ciosa no está
permitida, de modo que es indispensable la alegación de parte y, en concreto,
que se esgrima la excepción correspondiente. En cuanto a la oportunidad
para hacerlo, pareciera que las únicas posibles serían dentro del plazo para
contestar la demanda, tratándose del demandado principal (artículo 452
del Código del Trabajo); o en la audiencia preparatoria, en lo que atañe al

258 NIEVA FENOLL, Jordi, La Cosa Juzgada. El fin de un mito, Abeledo Perrot, 2010, pp. 11-14.
259 Sin embargo, para los efectos de la con¿guración de la respectiva causal del llamado
recurso de “apelación”, el artículo 381, letra b), del mismo proyecto exige que la cosa juzgada
se haya alegado oportunamente.
190 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

demandado reconvencional (artículo 453 Nº 1 del mismo Código). Recor-


demos que en sus artículos 304 y 310 el Código de Procedimiento Civil
concede múltiples oportunidades para oponer la excepción de cosa juzgada
(como excepción dilatoria, antes de contestar, como excepción perentoria
al contestar y en la prosecución del juicio, hasta antes de la citación a oír
sentencia en primera instancia e inclusive en forma previa a la vista de la
causa en segunda), reglas que, no obstante estar incluidas en el Libro II de
ese cuerpo normativo, no podrían aplicarse supletoriamente en materias
laboral, en el entendido que resultarían contrarias a los principios formati-
vos de celeridad y concentración y a la naturaleza del recurso de nulidad,
en cuanto a que no constituye instancia.

Sin perjuicio de lo indicado, debe hacerse especial mención de las si-


tuaciones especiales de sentencia ejecutoriada parcial que consultan los
numerales 1) y 2) del artículo 453 del Código del Trabajo, eventualidades
en las que el juez queda vinculado para su pronunciamiento posterior, ¿nal
o de¿nitivo, respecto de aquellos hechos o prestaciones no disputadas y,
en su caso, pagadas. En tales casos, evidentemente no existe oportunidad
para “alegar” la excepción si la sentencia de¿nitiva desconoce el efecto de
cosa juzgada que deriva de la sentencia parcial, de manera que no sería una
exigencia pertinente para que se esgrima la causal del artículo 478 letra f)
del Código del Trabajo y, desde luego, corresponde a un caso muy particular
en que puede con¿gurarse ese motivo de invalidación, en la forma de cosa
juzgada “positiva”260.

3. SUPUESTOS EN LAS RESULTAS DE LA EXCEPCIÓN DE COSA JUZGADA

De acuerdo con lo señalado, las ¿nalidades de seguridad y estabilidad


jurídica a que se ha hecho referencia, como sustrato de la cosa juzgada, están
garantizadas en el ordenamiento procesal laboral con la instauración de la
causal de nulidad relacionada. Interesa ahora hacerse cargo de las hipótesis
que pueden provocarse cuando se opone dicha excepción:

3.1. El juez del trabajo rechaza la excepción de cosa juzgada: Signi¿-


caría entonces que entró a conocer del fondo del asunto y que, por ende,

260 Así lo entendió la Corte de Apelaciones de Santiago en sentencia de 7 de julio de 2011.

Ingreso Rol Nº 449-2011, disponible en www.poderjudicial.cl.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 191

el demandado estaría en condiciones de impugnar ese rechazo a través de


la causal del artículo 478 letra f) del Código del Trabajo, caso en que el
tribunal de nulidad –de estimar que concurre la excepción– tendría que
invalidar la sentencia de base, dictando en su reemplazo el fallo en que se
acoja la excepción, prescindiendo de la resolución del fondo del asunto
porque, precisamente, la cosa juzgada impide hacerlo. Es lo que se procura
evitar a través de ella;

3.2. El juez del trabajo acoge la excepción de cosa juzgada: En este


caso implicaría, muy probablemente, que se limitó a resolver la excepción,
omitiendo todo juicio sobre la pretensión planteada por el actor. Acá el
modo de impugnación se torna un poco más complejo, porque la ley no
ha contemplado expresamente la situación. Resultando discutible, hipoté-
ticamente, el acometimiento podría concretarse a través de alguna de las
causales genéricas. Una posibilidad, sería a través de la causal del artículo
477 del Código del Trabajo, segunda parte, por una posible infracción del
artículo 177 del Código de Procedimiento Civil; o, eventualmente, por el
mismo artículo 477, pero en su primera parte, asumiendo que podría existir
en la dictación de la sentencia de¿nitiva una vulneración del derecho a la
tutela judicial efectiva, la que, conforme lo ha resuelto nuestro Tribunal
Constitucional, “incluye el libre acceso a la jurisdicción, el derecho a ob-
tener una resolución acerca de la pretensión deducida”261. Si el tribunal de
nulidad llega a la conclusión que no se veri¿ca la cosa juzgada, en ambas
hipótesis tendría que dictar la sentencia de reemplazo con el inconveniente
–no menor– de que, en principio, en ese fallo de reemplazo sólo podría
rechazar la excepción, ya que ése sería el alcance de las causales y porque
carecería de hechos a partir de los cuales resolver la pretensión. Este aspecto
ya fue analizado en el capítulo relativo a la sentencia formalmente defec-
tuosa por decisión incongruente, especí¿camente, en el caso de la falta de
pronunciamiento por aparente incompatibilidad, elucubraciones a las que
nos remitimos para evitar reiteraciones excesivas.

261 Sentencia del tribunal Constitucional, Rol Nº 815, de 19 de agosto de 2008, considerando

noveno y en sentido similar, Rol Nº 1.535 de 28 de enero de 2010, considerando 18º, entre
otros, ambos disponibles en www.tribunalconstitucional.cl.
CAPÍTULO V
ALGUNOS ASPECTOS ATINENTES A LA TRAMITACIÓN DEL RECURSO

SUMARIO: A. La admisibilidad del recurso de nulidad. 1. Generalidades. 2. La


Legitimación para recurrir. 3. La fundamentación del recurso de nulidad laboral.
3.1. Exigencia común. 3.1.1. El señalamiento de la causal. 3.1.2. Los funda-
mentos de hecho. 3.1.3. Los fundamentos de derecho. 3.2. Exigencia especí¿ca.
3.3. Otras menciones recomendables. 4. Las peticiones concretas. 5. La pre-
paración del recurso de nulidad laboral. 5.1. Generalidades. 5.2. Modo de pre-
paración. 5.3. Casos liberados de preparación. 5.4. Ámbito de exigibilidad de
la preparación. 6. Criterios frecuentes de inadmisibilidad. 6.1. Inadmisibilidad
por falta de fundamentos. 6.2. Inadmisibilidad por falta de peticiones concretas.
6.3. Inadmisibilidad por falta de preparación. B. La proposición múltiple de
causales. 1. Generalidades. 2. La proposición conjunta de causales. 2.1. Pro-
posición conjunta propiamente tal. 2.2. Proposición simplemente simultánea.
3. La proposición subsidiaria de causales. 4. La forma de esgrimir las causales
subsidiarias y el orden de proposición. 5. Situaciones especiales sobre causales
múltiples y conjuntas. 5.1. Pluralidad de capítulos de impugnación. 5.2. Infracción
de ley con infracción de sana crítica. 5.3. Causal del artículo 478 letra e) con la
del artículo 478, letra b). 5.4. Omisión de análisis probatorio y aviso de despido
sin hechos. 6. Falta de explicitación del modo de esgrimir las causales. 6.1. Plan-
teamientos incompatibles. 6.2. Planteamientos compatibles. C. La prueba de la
causal. 1. Generalidades. 2. Finalidad de la prueba. 3. Causales susceptibles de
prueba. 4. Prueba susceptible de rendir. 5. Solicitud y ofrecimiento de prueba.
6. Producción de la prueba de la causal.

A. LA ADMISIBILIDAD DEL RECURSO DE NULIDAD

1. GENERALIDADES

Se ha expresado de un modo cercano a la majadería que la ¿nalidad de


este trabajo se relaciona con la posibilidad de pasar revista a parte de los
extremos del recurso de nulidad y que, por lo mismo, no aspira a la comple-
titud. Siendo congruentes con esa advertencia, serán obviadas ciertas reglas
de la sustanciación del recurso bajo el predicamento que no representarían
una complejidad mayor porque, de optarse por ese otro camino, su trata-
miento pudiera reducirse a la mera transcripción de normas su¿cientemente
conocidas. Partiendo de esa base, nos centraremos en lo que parecieran
ser los aspectos más relevantes, desde la perspectiva de un litigante y del
tribunal ad quem, considerando a ese efecto las cuestiones relativas a la
194 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

admisibilidad del recurso de nulidad –ni siquiera todas ellas– y otras que
se relacionan con la proposición múltiple de causales y con la prueba de la
causal. Aunque están igualmente relacionadas con la tramitación de la nuli-
dad, se ha estimado aconsejable dedicar capítulos separados para el fallo del
recurso nulidad y, vinculado con esto último, el tratamiento de situaciones
especí¿cas que pueden producirse en el devenir de este recurso, a saber, las
relacionadas con la anulación de o¿cio, la nulidad parcial y la corrección
de errores que no importan la anulación del fallo impugnado.

La procedencia del recurso de nulidad está determinada por la observancia


o cumplimiento de ciertos requisitos, cuya satisfacción se ha estimado en
la ley como necesaria para que pueda emitirse un pronunciamiento sobre
el fondo de la impugnación. En términos muy generales, las exigencias a
que se alude tienen que ver con la concurrencia de condiciones previas,
relacionadas con la legitimación necesaria para interponer el recurso, con la
manera en que debe ser deducido, el tiempo dentro del cual puede hacerse
valer y el carácter o naturaleza de la resolución que se pretende atacar por
esta vía.

La materia está reglada en el artículo 477 del Código del Trabajo (en
cuanto dispone que sólo son recurribles de nulidad las sentencias de¿ni-
tivas), en su artículo 478 inciso penúltimo (en cuanto exige al recurrente
preparar su recurso), en su artículo 479 (en cuanto regula el plazo, forma y
la fundamentación del recurso) y en su artículo 480 inciso ¿nal (en cuanto
impone la necesidad de que el recurso cuente con fundamentos de hecho
y de derecho y que cumpla el requisito de plantear peticiones concretas).
A partir de lo que indica la práctica y la experiencia hasta ahora conocida,
revestiría especial interés el análisis de los extremos referidos a la legiti-
midad, la fundamentación, el planteamiento de peticiones concretas y la
preparación del recurso.

Como toda regla legal, las de carácter procesal son susceptibles de


comprender desde visiones diversas o con matices que hacen verdaderas
diferencias. Cualquiera que sea la posición que se adopte respecto a los
criterios para de¿nir la admisibilidad o inadmisibilidad de un recurso de
nulidad, la misma debiera pasar por la necesaria consideración que se está
en presencia de un medio de impugnación único, de última posibilidad de
control de la decisión de instancia, que la falibilidad es consustancial a la
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 195

naturaleza humana y que, en de¿nitiva, todos esos aspectos terminan vin-


culándose con el derecho a la tutela judicial efectiva de un litigante. Sigue
a ello indicar que la tendencia moderna pareciera propender a la simpli¿-
cación y amplitud de los recursos, máxime cuando se está en presencia de
esquemas de única instancia. De ahí que las de¿niciones por las que se opte
pueden signi¿car la mantención de un error e, inclusive, si la de¿ciencia
no existe, la labor de demostrar al recurrente que no tiene la razón en sus
reclamos, será siempre una mejor alternativa que la falta de respuesta a
sus impugnaciones. Un derrotero posible sería circunscribir el examen de
admisibilidad a las implicaciones estrictamente objetivas de las condiciones
involucradas, a una simple revisión de requisitos previos, la sola veri¿cación
de su existencia262, toda vez que rebasar esos límites podría implicar un
pronunciamiento sobre el fondo del asunto, reservado para la fase terminal
de la impugnación. De este modo, por ejemplo, en sede de admisibilidad
sería su¿ciente constatar que el recurso tenga fundamentos y no que sea
verdaderamente fundado, es decir, bastaría que los tenga, sean o no certe-
ros, acertados o desacertados, porque ese último es un juicio que tendría
que ser posterior. La de¿nición no es necesariamente irrelevante. Es muy
posible que en esta etapa el tribunal quede con la impresión, proyectada a
futuro, que el medio de impugnación no tendría destino o que no estaría en
condiciones de ser aceptado. Con todo, se trata de una revisión preliminar,
desprovista de todos los elementos de análisis que los litigantes debieran
ser capaces de aportar en la vista de una causa. Todavía más –en un efecto
probablemente no buscado– signi¿caría desestimar, implícitamente, y a
priori, una hipotética anulación de o¿cio, que –en la inteligencia que se
tiene de ella– resultaría únicamente procedente cuando existe un recurso
admitido a tramitación.

La impresión que se tiene es que el estándar concebido en la ley para


juzgar la admisibilidad del recurso, no es riguroso. Antes bien, involucra
una revisión estrictamente formal. No puede negarse la realidad del ejercicio
a veces abusivo del derecho al recurso y de su empleo con ¿nes dilatorios
subalternos. De hecho los elevados índices de abandono de recursos, de

262 En sentido semejante se pronunció en reiteradas ocasiones la Corte Suprema, invocando

el derecho al recurso como integrante del debido proceso y procediendo de oficio a propósito
de recursos de queja interpuestos contra resoluciones que declararon la inadmisibilidad de
recursos de nulidad. (Por ejemplo, Roles Nºs. 873-2010 y 2.141-2010, disponibles en www.
poderjudicial.cl.
196 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

desistimiento y de casos en que las Cortes omiten pronunciamiento (que


generalmente obedecen a desistimientos implícitos por transacción)263 son
indicadores elocuentes que generan la plataforma necesaria para apoyar
dicha aseveración. Con todo, esa realidad indeseada no puede justi¿car que
“paguen justos por pecadores”.

Finalmente, parece pertinente destacar que la declaración de admisi-


bilidad de un recurso de nulidad, efectuada en la etapa respectiva, resulta
vinculante para la sala que debe revisar el fondo del recurso, previa vista
del mismo. La Corte Suprema ha invocado razones de “preclusión” y de
“inexcusabilidad” para sustentar su doctrina relativa al efecto de coherencia
o encadenamiento que representa, para la decisión futura, la resolución de la
sala tramitadora que admite a tramitación un recurso, examinando y dando
por cumplidas las condiciones que prevé la ley en la materia264.

2. LA LEGITIMACIÓN PARA RECURRIR

La condición necesaria para recurrir de cualquier sentencia de¿nitiva


está supeditada a la necesidad de tener el recurrente la calidad de parte en el
juicio y, enseguida, el carácter de parte agraviada. Esto último se identi¿ca
con el perjuicio, con el interés concreto que se ve afectado por la decisión
impugnada. Expresado de un modo más sencillo, es menester que la sen-
tencia sea desfavorable para el recurrente. Así, por ejemplo, una resolución
puede “agraviar” a la parte demandante cuando se rechaza totalmente su
demanda, cuando se la acoge sólo parcialmente o cuando no se emite un
pronunciamiento sobre el fondo del asunto. Ahora bien, tratándose de un
recurso de nulidad, debe repetirse lo indicado al inicio de este documento.
Como el que se analiza es un recurso de derecho estricto, el agravio propia-
mente dicho es sólo uno de los presupuestos para obtener la invalidación del
fallo y, a través de ello, la reparación de la pérdida que se reclama. Podría
decirse que acá “el agravio” es un concepto complejo, toda vez que no es
su¿ciente la sola afectación de un derecho subjetivo. Resulta particular-
mente indispensable que ese agravio tenga como causa la circunstancia de
haberse incurrido en un vicio de procedimiento o en un error de derecho
que afecta de modo preciso al recurrente y que sea susceptible de enmendar

263 Ver anexos 1, 2 y 3, en la parte final de este trabajo.


264 Corte Suprema, Roles Nºs. 9.064-2010 y 983-2011, disponibles en www.poderjudicial.cl.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 197

merced a la correspondiente invalidación. Por lo tanto, es posible que una


sentencia omita resolver alguna excepción opuesta por el demandado y que,
no obstante, rechace la demanda en la parte relacionada con esa excepción.
En un fallo pronunciado en esas condiciones existe un defecto mani¿esto.
Con todo, el demandante no podría reclamarlo, porque esa omisión no le
concierne ni le afecta. No podría servirse de esa de¿ciencia para acceder a
la modi¿cación de otros extremos del fallo que puedan perjudicarle.

3. LA FUNDAMENTACIÓN DEL RECURSO DE NULIDAD LABORAL

Se indicó con anterioridad que el recurso de nulidad no es ni tan complejo


como pareciera ni tan simple como se quisiera, porque, indudablemente,
debe tener fundamentos y ha de ser fundado para resultar ¿nalmente acep-
tado. Si la exigencia de la motivación del fallo es el desafío que tenemos
los jueces, la fundamentación del recurso es la valla que deben ser capaces
de superar los litigantes.

En cuanto condición de admisibilidad, de las reglas contenidas en los


artículos 479 y 480 del Código del Trabajo, se desprende que existen
exigencias de fundamentación comunes a cualquier tipo de causal y otras
especí¿cas para las causales del artículo 477 del citado cuerpo de normas.

3.1. Exigencia común (fundamentos de hecho y de derecho)

Todo recurso de nulidad, como cualquier acto procesal que pueda tenerse
por e¿caz y e¿ciente, debe desarrollar los fundamentos de hecho y de dere-
cho en los que se sustenta. Así ocurre con la demanda, con la contestación
y con la propia sentencia. Indudablemente en esta parte ha de contenerse la
esencia del recurso. La argumentación del litigante no puede circunscribirse
a consideraciones generales ni agotarse en el mero reclamo o protesta de lo
desfavorable o “injusto” que le resulta el fallo. A estos efectos, el litigante
debe adoptar una postura crítica respecto de la sentencia y no de mero di-
senso. Tiene que realizar un ejercicio de refutación, de contra argumento,
acerca de los fundamentos del fallo, para demostrar y convencer que existe
un vicio, un defecto o un error y no limitarse a la simple exposición de su
desacuerdo con lo razonado y resuelto. Debe llevar a cabo un “diálogo” con
la sentencia y/o con el proceso, porque lo que está haciendo es impugnarlos
y no ejercer una acción o plantear una pretensión, como lo hiciera al inter-
198 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

poner la demanda. Sus esfuerzos tienen que desplegarse para persuadir que
concurre alguna de las causales que prevén los artículos 477 ó 478 del Código
del Trabajo y que los hechos (fundamentos) que se aduce, encuadran en
alguna de ellas. Ya se dijo, el recurso de nulidad es uno de derecho estricto,
en términos que su condición ineludible es la invocación y con¿guración
de un motivo que posibilite la invalidación pretendida. Para ese efecto,
entonces, la fundamentación del recurso ha de orientarse dependiendo del
motivo de nulidad que se invoque, según se trate de causales atingentes a
las formas procesales o a las normas de derecho con arreglo a las cuales
debe resolverse el fondo del asunto.

En cualquier caso, es inevitable subrayar que la labor del abogado recu-


rrente es estudiar su caso, veri¿car si la situación acaecida respecto de su
representado es susceptible de asociar a una o más de las causales previstas
en los citados artículos 477 y 478 del Código del Trabajo y, una vez de¿ni-
da cuál o cuáles de esas hipótesis tienen la debida correspondencia, ha de
afrontar la tarea de elaborar su recurso con miras a convencer al tribunal
que su caso está “tipi¿cado” en la ley.

En doctrina se distingue entre la nulidad que opera cuando en los ac-


tos procesales se incumplen solemnidades o requisitos previstos para su
validez (“vicio”) y aquella que tiene lugar cuando es la decisión misma la
que vulnera el derecho aplicable (rescisión). Esta distinción parece estar
presente en el inciso segundo del artículo 479 del Código del Trabajo, al
prescribirse allí que en el escrito correspondiente “deberá expresarse el
vicio que se reclama, la infracción de garantías constitucionales o de ley,
según corresponda…”. Por consiguiente, en su caso, el recurrente tiene
que explicar en qué consiste y cuál es el vicio que denuncia (el defecto
en la ritualidad del procedimiento o la vulneración de las formas legales),
demostrar su concurrencia y señalar de qué modo le afecta; en la causal del
artículo 477, primera parte, deberá hacer lo propio, indicando los derechos
o garantías constitucionales infringidos, el modo y por qué lo han sido, y
en el motivo del artículo 477, segunda parte, tendrá que explicar el error de
derecho que postula, preferentemente señalando la norma legal infringida
y la manera en que se ha producido su vulneración, entre otras tantas po-
sibilidades. Merece la pena insistir, la dialéctica, el discurso del recurrente
debe dirigirse a convencer cómo y por qué la situación que denuncia, esto
es, la acaecida durante el procedimiento, en el juicio y/o en la sentencia,
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 199

según fuere la hipótesis, puede ser considerada como defectuosa o errónea


y, luego, que dicha situación se identi¿ca con el supuesto que describe la
causal que esgrime en su recurso.

Un método de análisis posible para satisfacer esta condición de admi-


sibilidad, que no implica necesariamente la indicación de un orden para
los componentes de la fundamentación ni un modo exacto de proposición,
pasaría por la consideración de al menos tres elementos, que examinaremos
en función de una situación hipotética o por vía de ejempli¿cación y, desde
luego, resumida:

3.1.1. El señalamiento de la causal o de las causales

En primer término, para evitar equívocos o fracasos evitables, en la fun-


damentación de su libelo el recurrente debiera partir por indicar la ley que
establece la causal o las causales invocadas en el recurso. Ejemplo: Causal
del artículo 478 letra e) del Código del Trabajo, en relación a su artículo
459 Nº 6, cuando lo denunciado sea la falta de decisión de las cuestiones
sometidas a la decisión del tribunal265.

3.1.2. Fundamentos de hecho

Entendemos que nada obsta para que el recurrente haga una referencia
contextual acerca de los hechos de la causa, porque el recurso no es un ejer-
cicio de abstracción sino que tiene relación directa con una situación o caso
concreto266. A pesar de ello, lo verdaderamente relevante es poner el acento
en los hechos especí¿cos que revisten incidencia para con¿gurar la causal o
las causales que se esgrime, puesto que son ellos los llamados a constituir

265 Lo expresado supone asumir el criterio más riguroso en la materia (no necesariamente
compartido por todos), porque, prescindiendo de ese rigor formal, pudiera bastar que del
libelo respectivo fluya en forma inequívoca o fácilmente deducible el motivo invocado en el
recurso.
266 Dicho sea de paso, eso debe reÀejarse también en los alegatos de la vista de la causa,
puesto que –al no existir intervención de relator– el recurrente debe asumir la carga de propor-
cionar la información pertinente al tribunal, de un modo objetivo, sin cali¿caciones ni juicios
de valor. Debe tratarse de una exposición introductoria y breve (materia del juicio, una síntesis
de lo debatido y de lo resuelto, entre las más indispensables).
200 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

el fundamento del recurso. No es posible consignar en estas notas todas las


combinaciones que surgen en la praxis. Sin embargo, dos ejemplos pudie-
ran contribuir a la explicación que se intenta. Si la impugnación tiene que
ver con el juzgamiento jurídico del asunto resulta altamente recomendable
señalar los hechos ¿jados en la sentencia, relacionados con la infracción de
ley que se postula, y a partir de ellos desarrollar los fundamentos de dere-
cho del recurso. Retornando a la línea derivada de la causal señalada en el
punto 3.1.1, en tal caso el recurrente tendría que hacer una breve exposición
del debate o controversia, precisando las pretensiones planteadas, lo que
ha pedido concretamente al juzgado de instancia (imprescindible si quien
recurre es el demandante) y/o de las excepciones opuestas (indispensable si
quien recurre es el demandado). Seguidamente, debiera referir el contenido
de la parte dispositiva del fallo impugnado, de manera de dejar en evidencia
el aspecto omitido o que se dejó de resolver en la sentencia.

3.1.3. Fundamentos de derecho

Continuando con el mismo ejemplo, sobre falta de decisión, la fundamen-


tación jurídica debiera consistir en demostrar que lo ocurrido en la causa
comporta la veri¿cación de algún vicio considerado como tal por una regla
legal determinada, es decir, explicar que se ha incumplido algún requisito
establecido por la ley para la validez del acto procesal y del proceso. En
la especie, la exigencia que contempla el artículo 459 Nº 6 del Código del
Trabajo, poniendo de relieve que existe un extremo que fue efectivamente
sometido a la decisión del tribunal y que, no obstante ello, en la sentencia
se ha silenciado todo pronunciamiento sobre el particular.

Tratándose de las causales del artículo 477 del Código del Trabajo, la
disposición legal pertinente (artículo 479) manda “expresar… la infracción
de garantías constitucionales o de ley de que adolece…” el procedimiento
y/ o la sentencia. En consecuencia, lo deseable es singularizar, respecti-
vamente, el derecho fundamental o la garantía constitucional conculcada
y la norma o normas legales infringidas, lo que debe ir acompañado de la
argumentación que persuada y convenza sobre la manera en que esos errores
se han producido en el caso.

Dentro de esta fundamentación es también necesario manifestar lo


pertinente a la preparación del recurso de nulidad, esto es, indicar cómo y
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 201

cuándo se lo ha hecho, si resulta exigible dicha preparación, cuestión que


será explicada más adelante. (Cabe adelantar que en el caso utilizado para
ejempli¿car no es necesaria la preparación)

3.2. Exigencia específica

Para el caso del motivo de nulidad relativo a la infracción de ley (artículo


477, inciso primero, segunda parte), el Código del Trabajo establece un
requisito adicional, esto es, que el recurrente señale “de qué modo dichas
infracciones de ley inÀuyen sustancialmente en lo dispositivo del fallo”.
Cabe repetir que, como condición de admisibilidad, la exigencia se satisface
con expresar esa inÀuencia, al margen de si ello sea o no efectivo, cuestión
que sólo cabría examinar en la vista del recurso, vale decir, en la resolución
del fondo del asunto propuesto. De lo que se trata, conforme se ha tenido
ocasión de explicar en este trabajo, es que el recurrente de a entender la
forma y medida en que se alteraría la decisión, de no haberse producido la
infracción de ley que denuncia.

3.3. Otras menciones recomendables

Aun cuando no son requisitos estrictamente exigibles para la admisibili-


dad de un recurso de nulidad, la aceptación o rechazo futuro de un recurso
puede quedar determinado por otro tipo de falencias, de manera que su
observancia debe tenerse igualmente en cuenta. Entre ellas:

a) Es necesario explicitar el perjuicio provocado con el vicio o error que


se denuncia, esto es, en qué derecho o pretensión y en qué medida se ve
concretamente afectada la parte litigante, como consecuencia del defecto
reclamado. En una analogía desprolija, comporta lo que en la terminología
de la apelación constituiría el gravamen que justi¿caba ese recurso;

b) Debe explicarse la “relevancia” (inÀuencia o sustancialidad) del vicio


o error reclamado. Es efectivo que la ley establece esa mención únicamente
como presupuesto de admisibilidad para la causal de infracción de ley. Con
todo, resulta igualmente necesario recordar que ello no es óbice para que la
“sustancialidad” e “inÀuencia” sigan siendo condiciones necesarias para
la con¿guración de las restantes causales, esto es, para las posibilidades de
202 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

éxito ¿nal, aspectos que ya fueron explicados en su momento y sobre los


que se insistirá al examinar los motivos de rechazo de los recursos. Por lo
mismo, también es aconsejable que el recurrente se haga cargo en su escrito
de este imperativo de prosperidad de la impugnación.

4. EL PLANTEAMIENTO DE PETICIONES CONCRETAS

En una simpli¿cación que puede resultar excesiva, podría decirse que el


recurso es la llave que permite al litigante abrir la puerta para el resultado
¿nal que le interesa. Hay, entonces, una relación de medio (el recurso) a
¿n (su interés particular, la satisfacción de su pretensión). Por lo mismo,
el recurrente no debe olvidar que la invalidación es el paso ineludible y
necesario para el propósito terminal que busca. Esa ¿nalidad puede consistir
en obtener una invalidación propiamente tal y/o, eventualmente, además,
el reemplazo de la decisión viciada, dependiendo de la causal que se pos-
tule. Por ende, la solicitud concreta debe tener correspondencia con los
efectos que la ley asigna a la causal respectiva y, conforme a ello, dicha
petición podrá comprender una o ambas dimensiones. En lo que hace a
esa primera dimensión (la sola anulación), por ejemplo, si se trata de la
causal del artículo 477, primera parte, por vulneración de alguna garantía
en la sustanciación del procedimiento, tendría que solicitarse la invalida-
ción de lo actuado, incluida la sentencia de¿nitiva, y la reposición de la
causa al estado que corresponda, según fuere la etapa de veri¿cación del
vicio reclamado. En los casos en que estén comprendidas ambas dimen-
siones (nulidad y sustitución de la decisión defectuosa), v. gr, en alguna
de las causales del artículo 478 letra e), debiera pedirse la invalidación de
la sentencia impugnada y la dictación de una de reemplazo en el sentido
pretendido por el recurrente (de acoger o rechazar la demanda, según corres-
ponda).

5. LA PREPARACIÓN DEL RECURSO DE NULIDAD LABORAL

5.1. GENERALIDADES

A nivel normativo, la preparación está prevista en el penúltimo inciso


del artículo 478 del Código del Trabajo, al prescribirse que no producirán
la nulidad “los vicios que, conocidos, no hayan sido reclamados oportu-
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 203

namente por todos los medios de impugnación existentes”. Además, está


mencionada como condición de admisibilidad del recurso en la parte ¿nal
del artículo 480, desde que manda declararlo inadmisible cuando “no se
hubiere preparado oportunamente”.

La preparación corresponde, entonces, a una exigencia de admisibilidad.


Aparece inspirada en los principios de la buena fe, de la concentración y
de la economía procesal, y procura promover que los litigantes reclamen
de los defectos producidos, tan pronto como toman conocimiento de su
veri¿cación, con lo que se persigue impedir que omitan su planteamiento
a la espera de resultados posteriores. Evita el factor sorpresa, la actitud de
guardar una “carta bajo la manga”.

Puede decirse que la preparación involucra un límite para la sanción de


nulidad, en el entendido que la falta de reclamación oportuna signi¿caría
convalidación.

5.2. Modo de preparación del recurso

A diferencia de lo que ocurría con el recurso de casación en la forma


(artículo 769 del Código de Procedimiento Civil), la ley procesal laboral
no ha precisado expresa e inequívocamente la manera en que el recurrente
debe hacer efectiva la preparación que se le exige. Empero, teniendo espe-
cialmente presente los principios de buena fe y celeridad que consagra su
artículo 425 y, de modo particular, la declaración contenida en el penúltimo
inciso del artículo 478 –en cuanto señala que no producirán la nulidad “los
vicios que, conocidos, no hayan sido reclamados oportunamente por todos
los medios de impugnación existentes”–, puede inferirse la manera de llevar
a cabo la preparación. A saber: a) que el recurrente haya promovido con
anterioridad la corrección del mismo vicio, de la misma falta o del mismo
defecto que actualmente motiva su recurso de nulidad, y b) que, para ese
¿n, haya ejercido todos los medios de impugnación que el ordenamiento
jurídico le franquea. Como la ley alude a los “medios de impugnación”,
habría que entender que se hace referencia a los recursos disponibles (repo-
sición, apelación y recurso de hecho, según procediere). Con todo, no sería
necesariamente descartable la exigencia de deducir el respectivo incidente
de nulidad, en su caso.
204 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

5.3. Casos liberados del requisito de la preparación

Ahora bien, la preparación del recurso de nulidad no es exigible en los


casos siguientes: a) Cuando la ley no admite ningún recurso contra la reso-
lución que contiene el error o vicio denunciado; b) Cuando el vicio o la falta
se contiene en la sentencia de¿nitiva, y c) Cuando el vicio o la falta han sido
conocidos por la parte después de pronunciada la sentencia de¿nitiva.

Como se dijo, el sustrato de la preparación es posible encontrarlo en los


principios generales de la buena fe, de la concentración, de la economía
procesal y de la convalidación. De ahí que en las hipótesis mencionadas no
se exija preparación, por la sencilla razón que el recurrente no ha dispuesto
de la posibilidad de hacerlo.

5.4. Ámbito de exigibilidad de la preparación

El extremo enunciado alude a si la preparación requerida en materia


laboral atañe a las causales de índole adjetiva (“errores in procedendo”) y
también a las de naturaleza sustantiva (“errores in iudicando”) o sólo a las
primeras. La respuesta no es necesariamente obvia, porque las normas que
contemplan los respectivos incisos de los artículos 478 y 480 del Código
del Trabajo no hacen la precisión. Las dudas se acrecientan al tomar en
cuenta que la primera de esas reglas –que versa sobre el modo de ejecutar la
preparación– integra una disposición que estatuye causales de ambas clases.
Nuevamente, el parangón con la casación en la forma resulta inevitable.
A diferencia de lo que ocurre en la ley procesal laboral, el artículo 769 del
Código de Procedimiento Civil señalaba expresamente que la preparación
era condición necesaria para admitir un recurso de casación en la forma.

No obstante esa falta de explicitación en materia laboral, aparentemente,


el requisito de la preparación sólo resultaría pertinente para causales “adje-
tivas”, es decir, aquellas que están referidas a las formas o a la ritualidad del
procedimiento. De hecho, en la historia de la ley se registran antecedentes
en orden a que se quiso seguir el mismo predicamento que existe en el
artículo 768 del Código de Procedimiento Civil, para la preparación del
recurso de casación en la forma267. Por lo tanto, habría que entender –con

267 Ver Historia de la Ley Nº 20.260, Segundo Informe de la Comisión de Trabajo y Previsión

Social del Senado, Boletín Nº 4.814-13, p. 279, disponible en www.bcn.cl.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 205

los riesgos que importa cualquier generalización– que, en principio, sería


necesario preparar el recurso de nulidad tratándose de la causal del artículo
477, sobre vulneración de garantías veri¿cadas en la sustanciación del pro-
cedimiento y de la causal prevista en la letra a) del artículo 478, en algunas
de sus hipótesis, cuando menos, tratándose del caso del juez comprendido
en una causal de recusación y de la incompetencia relativa, y, desde lue-
go, en la del artículo 478 letra f), porque el texto de la ley requiere que la
cosa juzgada se haya “alegado oportunamente en el juicio”. Quedarían
derechamente excluidas las causales del artículo 477 sobre vulneración de
garantías cometida en la sentencia, la del mismo 477 por infracción de ley
y las del artículo 478 letras b), c) y e), por el respectivo carácter sustantivo
de todas ellas (salvo la de la letra e) y porque, al contenerse el error o el
vicio en la sentencia, ninguna es susceptible de preparación. En un área a
de¿nir quedan las hipótesis de incompetencia absoluta y de implicancia
que prevé el artículo 478 letra a). En ambos casos están comprometidas
cuestiones de orden público, que no son susceptibles de convalidación, de
forma que podría entenderse que están exentas del deber de preparación.
En lo que respecta a la causal del artículo 478 letra d), sobre falta de inme-
diación, en razón del tenor imperativo e inexcusable del artículo 427 del
Código del Trabajo, que sanciona su inobservancia con nulidad, declarando
que es una nulidad “insaneable”, pareciera que tampoco es necesaria la
preparación.

Tratándose de las causales atingentes al derecho sustantivo o material,


aun cuando no es exactamente preparación, parece oportuno indicar que no
resultaría aceptable que se planteen alegaciones ni menos acciones o ex-
cepciones “nuevas”, esto es, cuestiones que no han sido materia del debate
en el juicio, porque aceptarlo importaría generar una discusión anómala
en sede de nulidad lo que, claramente, no es su propósito, ya que lo único
debatible es la con¿guración de alguna causal de nulidad. Por lo demás,
admitirlo signi¿caría transformar el recurso en una nueva instancia, cualidad
que naturalmente no tiene.

6. CRITERIOS FRECUENTES DE INADMISIBILIDAD

Al margen de la opinión personal que pueda tenerse sobre los criterios


que se pasa a enunciar, en términos muy generales, las razones que suelen
aducirse en resoluciones que declaran la inadmisibilidad de los recursos
206 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

de nulidad, son susceptibles de resumir o de agrupar bajo los rótulos si-


guientes:

6.1. Inadmisibilidad por falta de fundamentos

Bajo esta modalidad pueden mencionarse, entre otras, las posibilidades


que se expresa enseguida:

a) Cuando el recurrente derechamente no indica la causal, esto es, omite


señalar la ley que establece el motivo de nulidad postulado;

b) Cuando en un mismo recurso se hacen valer conjuntamente causales


cuyos fundamentos se contraponen, caso en que se asume que el recurso
carece de fundamentación, por aplicación del principio lógico de la no
contradicción;

c) Cuando las argumentaciones o los fundamentos desarrollados en


el recurso no tienen correspondencia con la causal que se hace valer. En
lenguaje jurisprudencial esta de¿ciencia de proposición se enuncia bajo la
fórmula de que “los hechos no constituyen la causal”. Un caso ya visto
se identi¿ca con esta situación, vale decir, cuando se aduce –por ejemplo–
la existencia de considerandos contradictorios al amparo de la causal del
artículo 478 letra e), sobre decisiones contradictorias268;

d) Cuando el recurso sólo contiene exposiciones o meras consideracio-


nes generales que no explican ni sindican el vicio o error. Es el típico caso
en que el recurrente se limita a formular su reclamo o denuncia de mero
agravio, como si se tratara de un recurso de apelación, en lugar de enfocar
su libelo para hacer patente la concurrencia de alguna de las causales de
nulidad.

268 En los casos b) y c) antes referidos, resulta altamente discutible que puedan ser conside-

radas como condiciones de admisibilidad. De existir inconsistencias de esa índole parecerían


más bien aspectos relacionados con una eventual interposición defectuosa del recurso. En
cualquier caso, la discusión a veces tiene que ver más con la fase o etapa en que puede decla-
rarse tal deficiencia si se asume que el medio de impugnación no estaría en condiciones de
ser aceptado. Con todo, ya advertimos que la definición no es irrelevante, porque puede tener
incidencia para una eventual anulación de oficio, toda vez que –según entendemos– ella exige
un recurso admitido a tramitación.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 207

6.2. Inadmisibilidad por falta de peticiones concretas

Es igualmente frecuente que los recursos de nulidad no sean admitidos


a tramitación al veri¿carse alguna de las de¿ciencias que se menciona:

a) Cuando en el recurso no se consigna con la debida precisión la petición


planteada al tribunal de nulidad. Este es un defecto que fue posible advertir
en las etapas de inicio de la reforma procesal laboral, en que era común
que se solicitara simplemente “revocar la sentencia” o “anular el fallo”, sin
especi¿car, según procediere, si se pretendía reponer la causa a un estado
determinado o si la pretensión era el pronunciamiento de una sentencia de
reemplazo y el sentido en que ésta debía pronunciarse;

b) Cuando la solicitud concreta que se plantea en el recurso no es con-


cordante con el efecto que provoca la causal esgrimida. Así, por ejemplo,
suele ocurrir que se pida el pronunciamiento de una sentencia de reemplazo
cuando lo que corresponde es el “reenvío” del asunto al tribunal de base en
un estado de sustanciación procesal determinado o, a la inversa, que se pida
esto último cuando lo pertinente es dictar una sentencia de reemplazo269;

c) Cuando en el recurso se consignan varias solicitudes y ellas no conci-


lian entre sí. Nuevamente es aplicación del principio de la no contradicción,
una cuestión de racionalidad básica. Normalmente se produce cuando se
han formulado varias causales cuyos efectos son disímiles y el recurrente
no toma la precaución de separar debidamente esas peticiones, de un modo
correlativo a los distintos motivos de nulidad que esgrime. En palabras
sencillas, lo que se hace es “mezclar” las peticiones en la parte ¿nal del
recurso, omitiendo el necesario distingo de cuál de dichas pretensiones se
identi¿ca con la o las causales de nulidad que hace valer y sin que, desde
luego, se especi¿que que una la plantea en subsidio de la otra270.

269 En tal sentido, Corte de Apelaciones de Santiago, sentencia de 9 de junio de 2011, Rol
Nº 1.728-2010, disponible en www.poderjudicial.cl. Sin perjuicio de lo indicado, debe mencio-
narse que –en términos generales– es la ley (artículos 477 y 478 del Código del Trabajo) la que
regula el efecto de la invalidación que sigue a las respectivas causales (anular el procedimiento
y la sentencia o sólo la sentencia), de modo que una imprecisión o incorrección en tal sentido
no tendría que determinar necesariamente la inadmisibilidad o el rechazo del recurso.
270 Como ejemplo de lo que se indica, Corte de Apelaciones de Santiago, sentencia de

3 de junio de 2011, Rol Nº 92-2011, www.poderjudicial.cl. Con todo, de manera similar


208 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

6.3. Inadmisibilidad por falta de preparación

Conforme lo dispone el artículo 480 inciso ¿nal del Código del Trabajo,
la falta de preparación es un motivo de inadmisibilidad. Sobre el particular
y a objeto de evitar reiteraciones innecesarias, nos remitimos a lo expresado
precedentemente sobre la preparación del recurso.

B. LA PROPOSICIÓN MÚLTIPLE DE CAUSALES

1. GENERALIDADES

El inciso ¿nal del artículo 478 del Código del Trabajo consulta la siguiente
regla relacionada con el tema de la referencia:

“Si un recurso se fundare en distintas causales, deberá señalarse si se invocan


conjunta o subsidiariamente”.

Por lo pronto, de la norma legal transcrita es dable inferir algo que


puede resultar demasiado obvio y evidente, que no por ello debe dejar de
mencionarse, vale decir, que es perfectamente posible que en un mismo
recurso se haga valer más de una causal. Ahora bien, siendo ese el caso,
la ley manda señalar “si se invocan conjunta o subsidiariamente”. Hasta
donde entendemos, esto ha generado di¿cultades y discrepancias en la
práctica. Existen visiones distintas y la que se pasa a indicar es una más
de las formas posibles de asumir ese imperativo. Si existen varias cau-
sales, la praxis ha demostrado que ellas pueden concurrir en relaciones
diversas, esto es, en una relación de complementariedad, de contraposi-
ción, pero también de independencia. Por ende, la pluralidad de causales
en un mismo escrito trae consigo la necesidad de discernir el signi¿cado
que pude asignarse a esas modalidades, las implicancias que pueden traer
aparejadas consigo e inclusive el orden que debiera observarse en su postu-
lación.

Continuación nota 270


a las posibles imperfecciones de la fundamentación, la profundidad o entidad del defecto
puede tener incidencia en el destino del recurso, toda vez que no es descartable que una
inteligencia adecuada del libelo permita hacer, sin mayor esfuerzo, la correspondiente disgre-
gación.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 209

2. LA PROPOSICIÓN CONJUNTA DE CAUSALES

En relación a la formulación conjunta de causales, a nuestro modo de


ver, existirían dos posibilidades:

2.1. Proposición conjunta propiamente tal: En una acepción literal o se-


mántica, lo conjunto designa lo que va unido a otra cosa. De ahí que pueda
sostenerse que la proposición conjunta alude al caso en que los múltiples
motivos se esgrimen unos con otros en una composición complementaria
o de soporte recíproco, porque así resulta necesario tanto a los ¿nes de
provocar la invalidación de la sentencia impugnada como para de¿nir los
alcances de la sentencia de reemplazo a que pueda haber lugar. Con estricto
apego al sentido casi gramatical del instituto, se tiene entonces que la for-
mulación “conjunta” comprende la hipótesis en que las causales interactúan
de modo que la una precisa de la otra, de lo que se sigue que el éxito del
recurso está condicionado a la con¿guración de todas ellas. Señalado en
expresiones diferentes, la impugnación se sustenta de igual manera en los
diversos motivos (causales) que se hace valer.

Esta modalidad para esgrimir las causales no tiene tanto que ver con el
modo de proposición asignado por el recurrente sino que –primordialmente–
con la circunstancia de que la situación postulada, de suyo, así lo impone. Se
dice esto último porque se ha advertido que en muchos recursos se esgrimen
conjuntamente las causales sobre infracción de ley y sobre infracción de las
reglas de la sana crítica, pero tras el estudio de la impugnación es posible
concluir que –en verdad– el recurrente no está pretendiendo la modi¿ca-
ción de los hechos ni necesita hacerlo, puesto que lo único que plantea a
la postre es una revisión del derecho aplicado, alrededor de los hechos que
ha sido precisamente ¿jados en el fallo. En tal caso, no hay realmente una
proposición conjunta. No pasa de ser un planteamiento inadecuado y pres-
cindible. De consiguiente, el hecho que esté innecesariamente esgrimida
la causal del artículo 478 letra b), no liberaría al tribunal de su deber de
hacerse cargo del capítulo relativo a la infracción de ley, en el entendido
que –en ese contexto– la otra causal (del artículo 477) es autosu¿ciente, se
basta a sí misma.

Por lo tanto, sólo cuando las causales tienen efectivamente esa cualidad de
interrelación esencial y se las hace valer en forma conjunta, la consecuencia
210 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

que se sigue es que la prosperidad del recurso queda sujeta a la aceptación


o con¿guración de todas ellas.

A diferencia de lo que pudiera parecer a primera vista, esta forma de pro-


posición conjunta resulta verdaderamente necesaria en contadas ocasiones
y responde a situaciones bastante particulares. En los párrafos siguientes
mencionaremos algunos casos.

2.2. Proposición simplemente simultánea: Entendemos que en la mecáni-


ca del recurso es bastante más posible otra forma de proposición “conjunta”
de varias causales, que deriva de una realidad indesmentible. En materias
laborales es muy frecuente que los litigantes planteen al tribunal a quo una
multiplicidad de peticiones concretas o de solicitudes, tales como el pago
de horas extras, de diferencias de remuneración, cotizaciones y cobro de
prestaciones en general, cada una de las cuales exige o supone un pronun-
ciamiento o condena especí¿ca en lo dispositivo de las sentencias de¿ni-
tivas. Esa realidad puede tornar necesario que los respectivos motivos de
nulidad deban esgrimirse en el mismo recurso, cuando buscan impugnar
esos distintos extremos del fallo. Normalmente acontece también que, ade-
más de diversos, esos extremos de la decisión son también independientes,
de manera que –por derivación lógica– los fundamentos de refutación del
recurso son igualmente autónomos, no precisan unos de otros. Como no
tienen esa relación de complementariedad, una alternativa para hacer valer
las causales sería el planteamiento subsidiario, pero el sustrato de ese modo
de proposición es el de permitir la formulación de peticiones incompatibles.
En la situación sugerida, los argumentos rara vez se conectan, de manera
que difícilmente llegan a contrariarse entre sí. Si ese fuera el caso, no podría
obligarse al recurrente a que los haga valer uno en subsidio del otro, ya
que se le estaría forzando a renunciar a su reclamo respecto de un perjuicio
determinado, no obstante que le afecta. Tampoco sería aceptable entender
que se trate de un caso en que las distintas causales se interrelacionan o
que tengan una vinculación de dependencia, de modo que la estimación del
recurso exija la prosperidad de todos los motivos, precisamente porque no
hay conexión. En consecuencia, habría que entender que, en tales hipótesis,
la proposición conjunta adquiere la forma de lo simplemente múltiple y
simultáneo, de lo que se sigue que las distintas causales podrían postularse
de esa manera y que, por ende, exigirían un pronunciamiento especí¿co.
Por lo mismo, pueden ser aceptadas todas, rechazadas todas, aceptadas
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 211

algunas o desestimadas algunas. En otras palabras, debieran recibir un tra-


tamiento equivalente al que –como pretensiones– tuvieron en la instancia
respectiva.

Por las mismas razones de independencia y autonomía indicadas, bajo


determinadas condiciones y en la medida que se impugnen por separado
distintas decisiones u omisiones del fallo impugnado, puede resultar factible
que se propongan de modo “simultáneo” –en un mismo recurso– diversas
infracciones de ley e, incluso, en conjunto con causales de orden formal
(como falta de consideraciones u omisión de pronunciamiento), siempre que
los respectivos planteamientos no comporten contraposición. Asumamos
que el juicio versó sobre el cobro de indemnización por todos los años de
servicios prestados por el trabajador (35 años) y sobre el pago de horas
extraordinarias y que la sentencia acoge la primera con un tope de 11 años,
pero rechaza la segunda, sin dar razones para ello. En tal caso, el recurrente
estaría en condiciones de impugnar la primera decisión por una eventual
infracción de ley y, respecto de lo segundo, por la causal del artículo 478
letra e), en relación a lo previsto en el artículo 459 numerales 4 y 5; todo
ello, en forma conjunta.

3. LA PROPOSICIÓN SUBSIDIARIA DE CAUSALES

Este caso implica que las varias causales se plantean de un modo su-
cesivo, esto es, una por vía principal y la otra o las otras sólo para el caso
que sea desestimada la que respectivamente le preceda. El sentido esencial
de esta exigencia sería observar el principio de la no contradicción o de
la coherencia. Como se supone que los fundamentos y propósitos de las
distintas causales no concilian entre sí, ya que se sostienen en razones que
si bien corren por carriles diferentes, se contraponen e inclusive pueden
apuntar a resultados disímiles (v. gr., unas a invalidar el proceso y obtener
su reanudación y otras a lograr el cambio de la decisión), signi¿ca que de-
ben postularse necesariamente de ese modo alternativo. Esto es de alguna
manera asimilable a la idea que inspira o que subyace en el inciso segundo
del artículo 17 del actualmente vigente Código de Procedimiento Civil, en
cuanto permite plantear acciones incompatibles en una misma demanda, con
tal que se lo haga para que deban ser resueltas “una como subsidiaria de la
otra”. Ahora bien, el planteamiento subsidiario trae consigo que recae en
el recurrente la decisión de asignar a las distintas causales (subsidiarias) la
212 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

debida prelación o preferencia, toda vez que la aceptación de la primera hace


que quede satisfecha su expectativa, tornando improcedente –por incompe-
tencia– un pronunciamiento sobre los restantes motivos de nulidad.

Siempre en esa misma línea de razonamiento, es preciso indicar que den-


tro de una misma causal no es posible postular conjuntamente argumentos
incompatibles porque igualmente devienen en interposición defectuosa, de
modo que lo propio es hacerlo en forma subsidiaria. Esto se veri¿ca a veces
cuando se esgrime la causal del artículo 477, referida a la infracción de ley.
Se ha detectado en la práctica que, al amparo de ese motivo de invalidación,
el recurrente da por infringidas normas diversas, sustentando sus argumen-
taciones de un modo que resulta inconciliable. Veamos dos ejemplos:

– Un empleador/demandado recurre de nulidad contra una sentencia


que declaró injusti¿cado el despido, siendo condenado al pago de las
indemnizaciones correlativas. En su recurso hace valer la mencionada
causal, denunciando conjuntamente la infracción de los artículos 41, 172
y 160 Nº 7 del Código del Trabajo. En sus argumentos explica que existe
error de derecho en la determinación de la base de cálculo de la indemni-
zación (por la inclusión del anticipo de grati¿cación y de la asignación de
movilización) y, al mismo tiempo, que los hechos establecidos en el fallo
impugnado con¿guran la causal de despido reclamada. Ello supone que,
simultáneamente, el recurrente está cuestionando el monto de las indemni-
zaciones, lo que signi¿ca que acepta la falta de justi¿cación del término de
contrato, y, no obstante, acto seguido, pretende algo radicalmente opuesto,
esto es, que no incurrió en la causal de terminación contractual invocada.
Esas dos argumentaciones no pueden coexistir, de manera que es imperativo
que deban formularse una en subsidio de la otra, en el orden que deriva de
su efecto e incidencia. Naturalmente, primero el cuestionamiento principal
(si los hechos encuadran en el artículo 160 Nº 7) y, en seguida, de modo
subsidiario, el de naturaleza secundaria (la base de cálculo);

– En un procedimiento de aplicación general, sobre indemnización por


accidente del trabajo, el empleador demandado recurre de nulidad contra la
sentencia de¿nitiva que le condenó al pago de indemnizaciones por concepto
de lucro cesante, estimándose en dicho fallo que incumplió su deber de pro-
tección, de un modo culpable. En el recurso se esgrime la causal del artículo
477, sobre infracción de ley, denunciándose como reglas legales infringidas
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 213

–de modo conjunto– las relativas a la responsabilidad contractual, a la culpa


y al lucro cesante. Postula, al mismo tiempo, que el accidente del trabajo
se debió al comportamiento culpable o negligente del trabajador y que a la
cantidad ¿jada por concepto de lucro cesante debieron imputarse o deducirse
los valores que el trabajador recibió por concepto de pensión de incapacidad.
No es muy difícil concluir el carácter defectuoso de la interposición, toda
vez que los argumentos no son conciliables. El primero se dirige a destruir
un presupuesto de la responsabilidad, no hay culpa del demandado y, por
ende, que no cabe condena alguna. En el segundo se asume la procedencia
de esa misma condena que antes se cuestiona, desde que lo único que se
busca es reducir el monto del resarcimiento. En resumen, los capítulos de
impugnación tendrían que haberse formulado subsidiariamente.

4. LA FORMA DE ESGRIMIR LAS CAUSALES


SUBSIDIARIAS Y EL ORDEN PARA SU PROPOSICIÓN

De¿nir el modo de interposición de las causales subsidiarias corresponde


a una de¿nición estratégica del litigante, en función del objetivo que busque
o que le sea posible alcanzar. De esto se siguen dos consecuencias:

i) que es el recurrente y sólo el recurrente el único llamado a determinar


cuál de las causales plantea primero, para cuyos ¿nes debe tener en cuenta
que, de aceptarse la que plantee con preferencia de las restantes, va a pro-
vocar como efecto que el tribunal no pueda pronunciarse respecto de las
demás. Por ende, la prioridad que debiera tener en cuenta el litigante tendría
que estar determinada por la importancia del vicio o error, por la entidad
del perjuicio y por las consecuencias que puedan derivarse del acogimiento
de la causal respectiva, y

ii) que, a su vez, el tribunal no podría desestimar el recurso aduciendo


únicamente que correspondía esgrimir alguna causal antes que otra –como
en el caso del empleador recurrente que cuestiona primero la cuantía de la
indemnización ¿jada en un accidente del trabajo y luego la responsabilidad
que le es atribuida– ni menos por razones de supuesta incompatibilidad,
puesto que, precisamente, es lo que permite el planteamiento subsidiario. En
el ejemplo, es indiscutible que lo más acertado sería la formulación inversa.
Sin embargo, es el recurrente quien “corre el riego” de obtener menos de
lo que pudo haber obtenido, porque si prospera su capítulo relativo a la
214 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

cuantía de la indemnización, no habrá posibilidad de pasar al otro motivo


de impugnación que es mucho más relevante. Empero, esa fue su opción.
También es efectivo que se produce algún grado de “incomodidad” para el
fallo del asunto, porque para resolver el primer capítulo el tribunal de nulidad
debe partir de la base que se acepta la responsabilidad y, en el siguiente,
el punto de partida es contrario: la falta de responsabilidad. Con todo, la
incompatibilidad estaría salvada con la formulación subsidiaria.

En cuanto al orden de planteamiento de las causales subsidiarias y la


manera de hacerlas valer, las generalizaciones no son una vía segura y tam-
poco es fácil la entrega de reglas uniformes. Dejando a salvo situaciones
excepcionales, podría señalarse algunos parámetros que están inspirados en
la idea de una hipotética (más bien teórica) impugnación, porque se ensayará
un modelo comprensivo de casi todas las causales, lo que difícilmente puede
darse en la práctica, con esos rasgos de multiplicidad exagerada. Veamos:

a) Si el recurso contiene causales múltiples y variadas, lo adecuado sería


formular, en primer término, las causales de índole “adjetiva” (atingentes a la
ritualidad o formas del proceso, v. gr., 477 primera parte, sobre vulneración
de garantías en la tramitación del procedimiento, 478, letras a, d, e y f), y
luego las de carácter “sustantivo” (referidas al derecho material o de fondo,
esto es, 477, en sus respectivos extremos y 478, letras b y c). Dicho en pala-
bras diferentes, la disposición natural de las cosas indica que primero debiera
impugnarse el “continente” y sólo después de ello el “contenido”. Sin que
importe una regla sacramental, sólo con ¿nes demostrativos de la secuencia
que se insinúa, si se cuestiona la competencia, primero debiera esgrimirse
la causal correlativa (478 letra a) del Código del Trabajo); enseguida, de ser
el caso, debieran postularse –en subsidio– los defectos de procedimiento
esenciales (477, sobre vulneración de garantías en la tramitación o 478 letra
d), por falta de inmediación, por ejemplo); luego, de resultar procedente y
en forma subsidiaria, tendrían que plantearse las de¿ciencias formales en la
elaboración del fallo (478 letra e) del citado Código); si se pretende cues-
tionar los hechos, debiera promoverse subsidiariamente, a continuación, la
causal del artículo 478 letra b), y, en ¿n, si después de todo ello se pretende
propugnar la infracción de leyes que resuelven el asunto, habría que hacer
valer, en subsidio, la causal respectiva del artículo 477;

b) Respecto de la manera de hacerlas valer, siempre como regla general


(que puede admitir excepciones), si el recurso contempla una causal de orden
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 215

adjetivo o formal y otra de orden sustantivo o material, sería inadecuado


esgrimirlas conjuntamente, porque el cuestionamiento del asunto de fondo
normalmente supone aceptar la validez de las cuestiones formales. Así, no
pareciera aceptable –por ejemplo– que se sostenga que una sentencia no
contiene consideraciones para decidir si los hechos probados con¿guran
un contrato de trabajo y que, de modo conjunto o simultáneo, se postule
que es un error de derecho que la sentencia cali¿que la convención como
constitutiva de ese contrato, porque –a ¿n de cuentas– puede importar que
se estime jurídicamente equivocadas esas mismas razones que se tachan de
inexistentes; o que en un juicio de despido se sostenga la concurrencia de
la cosa juzgada sobre la separación del trabajador y, al mismo tiempo, que
esa exoneración –que no tendría que ser nuevamente juzgada– ha tenido el
carácter de justi¿cada, dado que esto último implica aceptar la renovación
del juzgamiento.

En similar sentido, si las varias causales –sean adjetivas (relativas a nor-


mas procesales) y/o sustantivas (relativas al fondo, esto es, reglas legales
cuyo contenido consiste en crear, modi¿car o extinguir derechos y obliga-
ciones)– comportan fundamentos que no concilian entre sí, lo aconsejable
sería esgrimirlas en forma subsidiaria.

Es de reiterada ocurrencia que los recursos deducidos no se sujetan a


estos lineamientos, lo que normalmente se traduce en su rechazo. Sin em-
bargo, debe hacerse una precisión y una reiteración. En el entendimiento
que se tiene del tema, la que se ha postulado en las líneas que preceden
corresponde a una proposición ideal que optimiza las potencialidades del
recurso, pero su inobservancia no llega al extremo de autorizar el recha-
zo de la impugnación por la sola circunstancia que no se ha seguido esa
disposición de las causales. Podría ocurrir, por ejemplo, que en el recurso
se esgrima por vía principal una causal de fondo (477, sobre infracción de
ley) y, en subsidio, otra de forma (478 letra e), por la falta fundamentación
del fallo). Es razonable sostener que eso no es lo más acertado, porque el
orden natural indicaría que debieron proponerse al revés. Con todo, ello no
signi¿caría que el recurso deba fracasar por esa sola circunstancia. No hay
contraposición, dado que las causales se plantean en subsidio. Al ser así, el
tribunal de nulidad tendría que fallar el recurso, pronunciándose sobre sus
fundamentos. De lo contrario, podría estar invadiendo un terreno que es
propio de la opción y decisión que la ley asigna al litigante.
216 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

5. SITUACIONES ESPECIALES SOBRE LAS CAUSALES MÚLTIPLES Y CONJUNTAS

Entre las tantas situaciones que pueden producirse, surgen algunas que
impresionan como pertinentes de abordar en forma especial. Entre ellas
cabe referir las siguientes:

5.1. Pluralidad de capítulos de impugnación, postulados conjuntamen-


te. Ocurre con frecuencia que bajo una misma ley que concede el recurso
–normalmente la del artículo 477, segunda parte– el recurrente señala como
infringidas diversas disposiciones legales. En casos como ese pareciera
necesario desentrañar el tipo de argumentación empleado para sustentar
dichas infracciones de ley, es decir, si se está en presencia de uno o de
varios capítulos de impugnación. Por lo tanto, al margen de la variedad de
leyes que se den por vulneradas, cuando en de¿nitiva el centro de gravedad
del libelo está constituido por una sola gran argumentación, el rechazo de
ese capítulo determina que no pueda prosperar el recurso. Algo similar
acontecerá cuando existan varias razones concatenadas, pero en que una
sola de ellas es la que sirve de sustento a las demás o cuando esas diver-
sas argumentaciones están entrelazadas de tal manera que, cualquiera que
falle, hace que las restantes queden sin sustento. Por lo tanto, a contrario
sensu, si cada uno de los capítulos de impugnación es autónomo, de ma-
nera que por sí solos son capaces de conferir sustrato al recurso, signi¿ca
que lo pertinente sería hacerse cargo de todos ellos, para el caso que deba
desestimarse el recurso; o que baste pronunciarse sobre uno solo, cuando
lo procedente sea acogerlo, en la medida que, por vías diferentes, apunten
a un mismo extremo de la decisión. De modo distinto, si la autonomía está
dada no sólo por la línea argumental sino también por la independencia de
las decisiones que se cuestionan, querrá decir que en el fallo de nulidad de-
berán abordarse todos los capítulos que revistan esa cualidad, toda vez que
de esa manera quedan coherentemente acotados los márgenes dentro de los
cuales debe dictarse la sentencia de reemplazo. No está de más recordar que
en el Código del Trabajo no existe una norma similar a la del artículo 384
del Código Procesal Penal que permite al tribunal de nulidad limitarse en
su fallo a pronunciarse sólo sobre la causal o causales que permitan acoger
el recurso, cuando fueren su¿cientes, lo que podría explicarse porque, en
ese tipo de procedimiento, el efecto común u ordinario es la invalidación
propiamente dicha, con reenvío, esto es, sin sentencia de reemplazo. En
la comprensión que tenemos del asunto, al reemplazar la decisión sobre
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 217

el fondo, la Corte que conoce de un recurso de nulidad laboral no estaría


legitimada para resolver cuestiones que no hayan sido motivo que justi¿-
cara la invalidación de la sentencia recurrida. En resumen, siguiendo con
el ejemplo de la causal de infracción de ley, en la sentencia de reemplazo
únicamente podrían sustituirse las decisiones anuladas por su condición de
jurídicamente equivocadas, cuando ese error ha sido precisamente demos-
trado en el fallo de nulidad.

5.2. Proposición conjunta de la causal de infracción de ley y de la causal


relativa a infracción de las reglas de la sana crítica. Otra arista vinculada
con el tema que se examina se re¿ere al modo en que debiera plantearse la
causal del artículo 477 del Código del Trabajo, por infracción de ley, cuando
también se postula la causal de su artículo 478 letra b).

En lo inmediato, parece pertinente la salvedad que no sería estrictamente


indispensable esgrimir ambas causales, aspecto que se intentará explicar
más adelante. Admitiendo que pueda ser necesaria su formulación en un
mismo recurso, todavía surge la duda si han de plantearse una en subsidio
de la otra o de modo conjunto y, en esa última hipótesis, el orden para su
planteamiento.

Planteado grosso modo, la causal del artículo 477 del Código del Traba-
jo, sobre infracción de ley, supone circunscribir la impugnación al aspecto
puramente jurídico del asunto, buscando exclusivamente la recta aplicación
del derecho, de manera que opera en el entendido que los hechos ¿jados
en la causa son aceptados por el recurrente. A su turno, la del artículo 478,
letra b) tiene como objeto preciso alterar los hechos que se ha tenido por
probados en la sentencia, cuando se desatienden las reglas de la sana crítica.
Desde esa perspectiva, como sus ¿nalidades evidenciarían una contraposi-
ción esencial, no sería aceptable que se las haga valer en forma conjunta.
O el error está en el establecimiento de los hechos, o el error se ubica en la
aplicación del derecho. Esa sería la disyuntiva.

Con todo, técnicamente resultaría valedera la proposición conjunta para


el caso que se propugne la modi¿cación de los hechos asentados en el fallo
y que, como consecuencia de los “nuevos” hechos a que habría lugar, tras
la recta aplicación de las reglas de la sana crítica, se tendría como resultado
que una ley determinada se dejó de aplicar o que se aplicó mal al caso con-
218 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

creto, en su nueva con¿guración. Un ejemplo conscientemente simpli¿cado


debiera contribuir a explicar lo sostenido. Supongamos que en una senten-
cia se establece como hecho que un trabajador no concurrió a sus labores
los días 7 y 8 de noviembre de 2011, sin aviso y sin que existiera ningún
antecedente o razón que pudiera explicar esa conducta, motivo por el que
se declara justi¿cada la causal de despido del artículo 160 Nº 3 del Código
del Trabajo, invocada por el empleador. Merced a la causal del artículo
478, letra b), el recurrente podría promover (y eventualmente obtener) la
modi¿cación de ese fallo en cuanto asienta la inconcurrencia laboral en el
día 8 de noviembre de 2011. De ello se seguiría que, en ese nuevo escenario
fáctico, resultaría entonces infringido el artículo 160 Nº 3 antes citado, en la
medida que termina siendo aplicado –por la vía de rechazar la demanda– a
un caso para el que no fue previsto, desde que la norma supone inasistencias
injusti¿cadas durante dos días seguidos, lo que haría también procedente la
causal del artículo 477 del Código del Trabajo, sección ¿nal, por infracción
del citado artículo 160 Nº 3.

El explicado sería un caso típico de proposición conjunta propiamente


tal, porque para que haya lugar al error de derecho que se postula es previo
e indispensable que prospere la modi¿cación de los hechos. En otras pala-
bras, el éxito de la causal del artículo 477, sobre infracción de ley, queda
condicionado a la aceptación de la causal del artículo 478 del Código del
Trabajo, letra b).

En cuanto al orden de proposición de esas dos causales –cuando resulte


posible hacerlas valer conjuntamente– si el recurso pretende la revisión de
los hechos probados y al mismo tiempo el modo en que se ha aplicado el
derecho atingente al caso, lo adecuado sería promover, en primer término,
la causal relativa al control fáctico y luego la pertinente a la infracción de
ley, porque para la aplicación de la norma jurídica siempre va a ser nece-
sario que los hechos estén previa y correctamente ¿jados. De esto se sigue
también que es necesario que en el recurso estén debidamente separadas
las razones que sustentan una y otra causal271.

Se dijo que, en situaciones como las del ejemplo, resulta discutible


imponer la necesidad de postular ambas causales (la del artículo 477

271 ESPINOZA CASARES, Ignacio, ob. cit., p. 107.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 219

del Código del Trabajo, por infracción ley, y la de la letra b) del artículo
478). Si es efectivo que en el ejercicio de la jurisdicción los casos son
solucionados conforme a la ley que rige un caso concreto, modi¿cado
que sea el escenario fáctico, el error de derecho caería “por su propio
peso”. Retomemos el mismo ejemplo anterior. En ese caso la aplicación
del artículo 160 Nº 3 del Código del Trabajo opera bajo el supuesto que
el trabajador tampoco asistió a sus labores el día 8 de noviembre de 2011,
de modo que la sola circunstancia que esa inconcurrencia deje de ser un
hecho de la causa, hace que –per se– resulte mal aplicada la norma legal
aludida. Contribuye a sustentar este argumento considerar que el Código
del Trabajo con¿ere un carácter autosu¿ciente a la causal del artículo 478
letra b), en la medida que el inciso segundo de dicho artículo dispone que
la aceptación de un recurso por ese motivo, debe traer consigo el pronun-
ciamiento de la sentencia de reemplazo. Con todo, las posiciones y algunos
fallos –particularmente en materia de casación, cuando se trataba de las
leyes reguladoras de la prueba– no son necesariamente uniformes en este
aspecto y existe alguna tendencia proclive a entender que sería necesario
esgrimir las dos causales. En abono de esta última manera de ver el tema
involucrado, se sostiene que la modi¿cación de los hechos no es un ¿n
en sí mismo sino que únicamente el medio para insertar el error de dere-
cho o la infracción de ley que se propugna, de modo que el recurrente no
debiera contentarse con refutar los hechos sino que tendría que conducir
esa recti¿cación fáctica a una argumentación jurídica capaz de sustituir
la decisión cuestionada. En otras palabras, si no demuestra –además– la
consecuencia jurídica que deriva de ese nuevo contexto de hechos, su re-
curso quedaría desprovisto de objeto ¿nal272. Por lo tanto, al margen de las
disquisiciones efectuadas, pareciera que lo aconsejable sería postular ambas
causales.

5.3. La proposición conjunta de la causal del artículo 478 letra e) con


la del artículo 478 letra b), sobre infracción de las reglas de la sana crí-
tica. ¿Es posible? Como corresponde a una cuestión muy reiterada en los
recursos, parece interesante hacerse cargo de esta situación para insistir en
el ámbito de actuación de la causal sobre forma de la sentencia y la referida
a la infracción de las reglas de la sana crítica.

272 ESPINOZA CASARES, Ignacio, ob. cit., p. 108.


220 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

El artículo 456 del Código del Trabajo dispone lo que se transcribe:

“Artículo 456. El tribunal apreciará la prueba conforme a las reglas de la


sana crítica.

Al hacerlo, el tribunal deberá expresar las razones jurídicas y las simplemente


lógicas, científicas, técnicas o de experiencia, en cuya virtud les asigne valor o
las desestime. En general, tomará en especial consideración la multiplicidad,
gravedad, precisión, concordancia y conexión de las pruebas o antecedentes
que utilice, de manera que el examen conduzca lógicamente a la conclusión
que convence al sentenciador”.

La disposición legal que se trae a colación contiene regulaciones de


diversa índole o naturaleza. El primero de sus incisos consagra a la sana
crítica como sistema de valoración probatoria. En su inciso siguiente, pa-
recieran verterse enunciados ambivalentes. De un lado, se contempla un
mandato relacionado con la manera de elaborar el razonamiento probatorio,
desde que se insta al juez a “expresar”, esto es, a manifestar, decir, dar a
conocer. En otros términos, a “escribir en su sentencia”, las razones que
tuvo en cuenta para asignar valor a las probanzas rendidas y/o para desechar
la e¿cacia de los respectivos medios de prueba. Enseguida, le proporciona
ciertas guías para esa actividad de evaluación: a) guías sobre el tipo, clase
o naturaleza de las razones que debe manifestar –que comportan también
su límite– (“jurídicas y las simplemente lógicas, cientí¿cas, técnicas o de
experiencia”); b) guías sobre los lineamientos a los que puede sujetarse
para formar su convencimiento (“la multiplicidad, gravedad, precisión,
concordancia y conexión de las pruebas o antecedentes que utilice”), y
c) guías sobre la corrección lógica de la decisión probatoria que adopte (“de
manera que el examen conduzca lógicamente a la conclusión que convence
al sentenciador”).

Entendemos que todo lo que concierne al deber de “expresión”, se re-


laciona con una exigencia de orden procesal o funcional. Por lo tanto, se
re¿ere a la forma de la sentencia. De allí que si ese imperativo no es acata-
do, se produce un vicio, un “error in procedendo”, que con¿gura la causal
del artículo 478 letra e) del Código del Trabajo, en relación a su artículo
459 Nº 4. En lo restante, las infracciones a que pueda haber lugar –en los
términos que pretendió explicarse en la parte pertinente de este trabajo–
estarían comprendidas en la causal del artículo 478, letra b) del Código del
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 221

Trabajo y, por lo mismo, atañen a una cuestión más sustantiva (el respeto
de las reglas de la sana crítica).

En la práctica, un número considerable de recursos fundamenta la cau-


sal del señalado artículo 478 letra b) en la circunstancia de que el juez no
analizaría toda la prueba o no consignaría las razones que permitieran dar
soporte a ese análisis. Aparentemente esto no sería acertado, porque, de ser
efectivas esas falencias, signi¿caría que se ha omitido un requisito especí¿co
(artículo 459 Nº 4), que la ley señala como condición para la validez del
fallo (artículo 478 letra e) del Código del Trabajo). También sucede que los
recurrentes hacen valer en forma conjunta esas dos causales, lo que tampoco
sería correcto, porque se provoca contraposición. Al esgrimirse la causal
del artículo 478 letra e) lo que se está haciendo es sostener que en el fallo
no existen justi¿caciones que otorguen respaldo a la valoración probatoria,
mientras que con la otra causal lo que en de¿nitiva se está diciendo es que
esas motivaciones son equivocadas. No puede pretenderse, al mismo tiempo,
que unas razones supuestamente inexistentes son también erradas, porque
implicaría que existen. Las cosas no pueden ser y no ser a la vez. En efecto,
la causal del artículo 478, letra b), del Código del Trabajo apunta a controlar
la corrección material, la sustancialidad de las razones probatorias, la pre-
servación y respeto de las reglas de la sana crítica. Por consiguiente, esa vía
de impugnación concierne a una fase intelectualmente posterior. Necesita
de la existencia de fundamentos en el fallo. Sólo si ellos están presentes es
posible aducir que no se ajustan a los criterios y límites de valoración que
la ley busca resguardar por intermedio de la citada causal de nulidad.

Bajo las circunstancias explicadas no sería posible la formulación conjun-


ta de esas dos causales. En principio, es una o la otra. Si no hay razones en
el fallo, procede el motivo del artículo 478 letra e) del Código del Trabajo.
Ahora, si la situación llegara a permitir que se formulen ambas –para cubrir
la eventualidad que la Corte estime que la valoración probatoria está moti-
vada– tendrían que hacerse valer, enseguida y de modo subsidiario, la causal
del artículo 478 letra b) del mismo Código, de modo conjunto con la causal
del artículo 477, sobre infracción de ley, cuestión que ya fue explicada.

5.4. El caso del aviso de despido cuestionado por no consignar los hechos
en que se funda y la subsecuente omisión del análisis de la prueba producida
sobre la justi¿cación del despido. Se ha observado en algunos casos que en
222 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

la audiencia preparatoria se recibe la causa a prueba, se ¿jan como hechos a


probar los relacionados con la motivación del despido del trabajador y que
en la audiencia de juicio se rinde prueba sobre el particular. Sin embargo,
en la sentencia de¿nitiva el juez argumenta que el aviso no cumple la exi-
gencia del artículo 162 del Código del Ramo (“…el empleador… deberá
comunicarlo al trabajador… expresando la o las causales invocadas y los
hechos en que se funda”), de modo que estima improcedente e innecesario
analizar los medios de prueba producidos en la materia, declarando injus-
ti¿cada la separación del trabajador.

La situación propuesta genera dudas acerca de cuál pudiera ser, teóri-


camente, la manera de impugnar una decisión de ese tipo. Es evidente que
la sentencia carece de una exigencia formal (artículo 459 Nº 4 del Código
del Trabajo, porque no analiza la prueba producida sobre los hechos que
pudieran justi¿car el despido), pero lo es igualmente que se trata de una
omisión sustentada en una motivación precisa, relacionada con la exigencia
del artículo 162 y con el imperativo legal de que sólo pueden ser hechos a
probar los que ¿guren como imputados en la respectiva comunicación, según
lo dispone el artículo 454 Nº 1 del Código del Trabajo. Por consiguiente,
ése es ¿nalmente el soporte de la resolución eventualmente susceptible de
cuestionar. Huelga decir que no se alude a hipótesis de falta extrema en el
aviso de despido, sino a casos en que el juez postula la necesidad de una
imputación detallada, con toda menudencia. Podría sostenerse que no se
trata de una cuestión de hecho, porque difícilmente va a estar discutido el
texto del documento. Antes bien, normalmente el debate se re¿ere a si la
comunicación satisface o no la exigencia del artículo 162 y/o si permite la
producción de prueba, de la manera que indica el artículo 454, lo que lleva
a que sea necesario discernir cuál es el sentido y alcance de las normas ju-
rídicas que reglan la comunicación del despido, los propósitos perseguidos
en ellas y, por ende, cuál debe ser el modo correcto de aplicarlas. Estaría
involucrada entonces una cuestión de derecho, de subsunción, de contraste
entre el aviso de despido y la regla que lo rige. Por lo mismo, un desacierto en
esa operatoria pudiera signi¿car una infracción de tales normas, susceptible
de reconducir a la causal del artículo 477, segunda parte273. Empero, el tema

273 Con todo, existen opiniones en sentido inverso, conforme a las cuales decidir si un aviso

contiene o no contiene hechos, corresponde –valga la redundancia– a una cuestión de hecho,


sensorial y no jurídica.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 223

¿nal sigue siendo la justi¿cación del despido. En consecuencia, partiendo


de la base que hubo un yerro en el fallo al estimar que el aviso carecía de
hechos o que no está fundado, signi¿caría que ya no puede sostenerse la
falta del análisis probatorio pertinente. Por lo tanto, ahora sí, sería dable
atribuir a la sentencia el defecto formal de desatención del requisito del
artículo 459 Nº 4 que conduciría a la con¿guración de la causal del artículo
459 Nº 4. En la especulación efectuada, quizá tendrían que hacerse valer
conjuntamente las causales aludidas, comenzando por la del artículo 477
del Código del Trabajo (para cuestionar la cali¿cación jurídica del aviso de
despido), seguida de la que prevé su artículo 478 letra e), en la parte que
corresponde (por la falta de análisis de la prueba).

6. FALTA DE EXPLICITACIÓN SOBRE


EL MODO DE HACER VALER LAS CAUSALES

Como se ha visto, cuando el recurso se funda en causales distintas, el


inciso ¿nal del artículo 478 del Código del Trabajo impone la exigencia de
señalar si ellas “…se invocan conjunta o subsidiariamente…”. La ley no
ha precisado la sanción para el caso que se omita ese señalamiento. Habría
que descartar que se trate de un requisito de admisibilidad, porque no está
expresamente considerado como tal, pero debe tener algún sentido y éste
sería propender a la correcta interposición del recurso, de manera de con-
ferir certeza a la ¿nalidad perseguida por el recurrente con la impugnación,
posibilitando que el tribunal de nulidad quede en condiciones de saber
cuál el reclamo, en qué consiste su protesta y, especialmente, cuáles son
las resultas buscadas por el recurrente con su impugnación. Es atendible
cuestionarse acerca del destino del recurso cuando se silencia el modo en
que son deducidas las varias causales. Habría que distinguir, al menos, dos
hipótesis:

6.1. Planteamientos incompatibles

De lo que va dicho hasta ahora pareciera que lo verdaderamente relevante


es evitar la contradicción, lo que se logra explicitando que las causales se
esgrimen subsidiariamente. Por lo tanto, si nada se dice y se postulan causa-
les que no concilian entre sí, es evidente que el recurso va a adolecer de una
interposición o formalización defectuosa, lo que generalmente se traduce
224 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

en el rechazo de la impugnación. El tribunal no podría escoger la causal


que prevalezca, porque –de hacerlo– estaría abandonando su posición de
imparcialidad. Ahora bien, parece necesaria una salvedad. A vía ejemplar,
podría darse el caso que se esgriman tres causales en un mismo recurso y
que la contradicción se produzca únicamente en dos de ellas. En tal caso,
la interposición defectuosa sólo alcanza a esas dos causales, de lo que se
seguiría que sería necesario un pronunciamiento sobre la restante274.

6.2. Planteamientos compatibles

Es posible, ¿nalmente, que las diferentes causales armonicen entre sí


o que no se contrapongan porque cuestionan aspectos diferentes del fallo
y, luego, que del contexto y peticiones del escrito aparezca de un modo
fácilmente deducible que se las ha hecho valer en forma conjunta o simul-
tánea. Concediendo que se trata de una visión menos rigorista del asunto
planteado, pudiera darse el caso que la de¿ciencia se traduzca en la ausencia
de la sola mención literal de la voz “conjunta”, pero que ello Àuya de una
adecuada interpretación del libelo y de la línea de argumentación seguida
en su desarrollo, esto es, que del mismo surja que se trata de impugnaciones
independientes o de causales que se sostienen recíprocamente. En derecho
las cosas son lo que indica su naturaleza y contenido, más allá o más acá
de la literalidad. Si ese fuera el caso, es decir, si la adecuada inteligencia
del libelo, sin mayores esfuerzos ni disquisiciones, permite arribar a esa
conclusión, no se ve inconveniente para asumirlo de esa manera275.

274 Este parecer podría inferirse de la resolución pronunciada por la Excma. Corte Suprema

al acoger un recurso de queja (Rol CS 3.237-2011, de fecha 8 de agosto de 2011) contra una
sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago (Rol Nº 74-2011, de 14 de abril de 2011), que
había desestimado un recurso de nulidad penal sustentado en 4 causales, deducidas en forma
conjunta, por considerar que al haber incompatibilidad entre dos de ellas no cabía pronuncia-
miento sobre las restantes. Ambos fallos disponibles en www.poderjudicial.cl.
275
De ese modo procedió la Corte de Apelaciones de Valparaíso en sentencia de 4 de junio
de 2012 (fundamento segundo), recaída en ingreso Rol Nº 149-2012. En un mismo recurso se
esgrimió la causal del artículo 478 letra b) del Código del Trabajo, para impugnar la declaración
de injusti¿cado del despido y la causal del artículo 478 letra e), “extra petita”, para cuestionar
que se hubiera condenado al pago de feriado anual no pedido en la demanda. El recurrente
no precisó el modo de interposición de las causales, pero la Corte estimó que el recurso era
“inteligible” y permitía comprender que se las hacía valer de un modo conjunto o simultáneo.
Sentencia disponible en www.poderjudicial.cl.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 225

C. LA PRUEBA DE LA CAUSAL

1. GENERALIDADES

A juzgar por lo que ha podido apreciarse en la práctica, aparentemente este


es un instrumento poco utilizado por los recurrentes y, en las oportunidades
en que busca usárselo, no es frecuente que se acierte con las modalidades y
objetivos de esta prueba. Al mismo tiempo, la experiencia también da cuenta
que en los tribunales de nulidad no siempre evidenciamos criterios uniformes
e inequívocos acerca de los propósitos, alcance y aspectos formales relativos
a este instituto. Todo esto pudiera explicarse por la escasa regulación del
Código del Trabajo en la materia, lo que da espacio a disparidades y, dicho
sea de paso, hace que las impresiones que se enuncia enseguida no tengan
más connotación que caminos posibles para asumir el tema. Precisamente
esos “vacíos” normativos aparentes –que en verdad no son tales– sugieren
como pertinente esbozar algunas ideas sobre el particular.

2. LA FINALIDAD DE ESTA CLASE DE PRUEBA

La regla legal respectiva, el inciso tercero del artículo 481 del Código del
Trabajo, dispone en lo pertinente que: “…No será admisible prueba alguna,
salvo las necesarias para probar la causal de nulidad alegada…”.

Habría que partir señalando que este instituto no se re¿ere a la acredi-


tación de los hechos atingentes a la controversia de fondo, vale decir, no
signi¿ca la producción de prueba nueva o de prueba sobre hechos nuevos,
ni menos importaría la posibilidad de reeditar la ya producida en el juicio276.
Existe consenso en orden a que el recurso de nulidad no involucra ni cons-
tituye instancia y de ahí que deba concluirse que no resultarían admisibles
ese tipo de probanzas. Aceptarlo importaría generar un juicio en sede de
nulidad, lo que llevaría a desnaturalizar este medio de impugnación. Desde
esa perspectiva, parece exacto sostener que la sentencia de¿nitiva dictada
por el respectivo Juzgado de Letras del Trabajo es de “única instancia”.

276 De hecho el proyecto de la ley Nº 20.087 contemplaba una disposición que, aunque

excepcionalmente, permitía rendir prueba documental en el tribunal de alzada, siempre que


se justificara imposibilidad de haberla rendido en “primera instancia”, lo que –por cierto– no
prosperó (artículo 497 del proyecto iniciado por mensaje).
226 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

La prueba a que se alude en la norma legal es exclusivamente aquella


dirigida a demostrar la concurrencia de los supuestos de hecho de la causal
de nulidad que se hace valer, en los casos que necesiten ser acreditados.
La necesidad a que se alude involucra que la con¿guración del motivo de
nulidad precise tener como verdaderas o efectivas las cuestiones históricas
que la componen (hechos), que las mismas tengan relación con las hipótesis
fácticas previstas en la ley que concede el recurso (en el enunciado de la
causal) y –lo que es especialmente importante–, que tales supuestos sean
objeto de controversia, porque puede ocurrir que lo litigantes no discutan
lo acaecido en el proceso y que circunscriban su debate a la consecuencias
o efectos jurídicos de los hechos respectivos277. Consecuentemente, su ¿-
nalidad sería comprobar la efectividad del vicio o del defecto que se aduce
como constitutivo del motivo de invalidación legal. Unos ejemplos podrían
aclarar lo que se indica:

2.1. Si se hace valer la causal del artículo 478 letra a) del Código del
Trabajo, por haberse dictado la sentencia por un juez inhabilitado por recu-
sación, entonces el recurrente debería ofrecer y, en su momento acompañar,
los documentos que den cuenta de ello, que debieran estar constituidos, v.
gr., por la copia del escrito en que se formulara la recusación y la respectiva
resolución de la Corte de Apelaciones que declara esa inhabilidad o que ha
estimado bastante la causal, o

2.2. Si se aduce la causal del artículo 478 letra e), en relación a su artículo
459 Nº 4, por falta de análisis de toda la prueba rendida, habría que ofrecer
y luego rendir como medio de acreditación la pista del registro audio en que
conste la probanza silenciada, asumiendo que el audio es constitutivo de
medio de prueba para estos ¿nes278. Su confrontación con el fallo tendría
que dejar en evidencia el vicio que se reclama o, en ¿n;

2.3. Si se interpone el recurso por la misma causal del artículo 478 letra
e), en relación a su artículo 459 Nº 4, en los casos de percepción errónea de

277
De momento que el Código del Trabajo no contempla un período de observaciones al
recurso –tal como acontece en el artículo 382 del Código Procesal Penal– una alternativa posible
para disipar si existe controversia sería conferir traslado de la petición de prueba de la causal o
que en la audiencia de vista del recurso se oiga sobre el particular a la parte “recurrida”.
278 De acuerdo con lo que se explica más adelante, existen criterios según los cuales el

registro de audio no es prueba que deba ofrecerse y rendirse, porque formaría parte de los
“antecedentes del recurso”.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 227

la prueba producida, esto es, las situaciones en que el defecto consiste en


que el juez atribuye a las partes, testigos o peritos dichos diferentes de los
que realmente vertieron en la causa o asigna a los documentos una versión
diferente de lo que en ellos consta, debiera observarse un proceder similar,
o sea, ofrecer, como prueba a rendir posteriormente, la pista de audio en que
haya quedado registrada la declaración (con la salvedad indicada, esto es,
que se la considere como prueba) o, en su caso, el documento comprometido
en el error de percepción, de manera que la comparación correspondiente
permita hacer mani¿esta la imperfección denunciada.

3. CAUSALES SUSCEPTIBLES DE PRUEBA

En lo que atañe al alcance de esa forma de acreditación, puede decirse


que, en general, concierne sólo a las causales “adjetivas” o atingentes a
defectos de procedimiento, de modo que estarían excluidas las causales del
artículo 477, primera parte, sobre vulneración de derechos y garantías en la
sentencia (en sus aspectos sustantivos279), la del artículo 477, segunda parte,
sobre infracción de ley, la causal del artículo 478 letra c), sobre cali¿cación
jurídica y la causal del artículo 478 letra b), todos del Código del Trabajo.

Cabe reiterar que el objeto de esta clase de prueba es demostrar la concu-


rrencia de los supuestos fácticos de la causal que se hace valer en el recurso,
de modo que no podrían entenderse incorporadas en su ámbito las cuestiones
atingentes al fondo del asunto. Es difícil imaginar cómo podría ser posible
“probar” un error de derecho, una infracción de ley, una equivocada cali¿-
cación jurídica o que una decisión contenida en el fallo comporte la vulne-
ración de un derecho asegurado en la Constitución Política de la República,
sin que ello signi¿que retornar a los hechos debatidos en la causa. Menos
posible resulta si se considera que todos los extremos aludidos atañen al
juicio de derecho, al enjuiciamiento jurídico del asunto. Algo similar puede
predicarse respecto de la causal del artículo 478 letra b) del Código del Tra-
bajo, en la medida que se la considere inherente a la observancia de reglas de
connotación jurídica a las que debe sujetarse el juicio fáctico del fallo.

Los que son susceptibles de acreditar son los hechos de la causal y no


los hechos de la causa. De ahí que su campo de acción esté circunscrito a la

279 Se excluyen casos como el referido en la nota Nº 74 de estos apuntes.


228 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

constatación de los defectos de procedimiento o de los errores in proceden-


do. CHIOVENDA señala como una de las funciones del tribunal de casación la
de examinar las actividades procesales y que para anularlas debe veri¿car
que son defectuosas, de modo que ha de efectuar “un examen de hecho”
dirigido a conocer cuál fue efectivamente la actividad realizada, en cuanto
resulta de los autos del proceso280.

En cualquier caso, no debiera olvidarse que en nuestro ordenamiento posi-


tivo el antecedente inmediato de la institución relativa a la prueba de la cau-
sal es posible encontrarlo en la normativa atingente al recurso de casación.
Acontece que tanto los artículos 799 y 807 del Código de Procedimiento
Civil como el artículo 542 del Código de Procedimiento Penal, limitan (o
limitaban) la prueba de la causal al recurso de casación en la forma, y que el
mismo artículo 807 del Código de Procedimiento Civil señala (o señalaba)
de modo expreso que en el recurso de casación en el fondo no se admiten
pruebas de ninguna clase que tiendan a establecer o esclarecer los hechos
controvertidos en el juicio en que haya recaído la sentencia recurrida, todo
lo cual rea¿rma la aseveración planteada.

4. PRUEBA SUSCEPTIBLE DE RENDIR

En lo que atañe al contenido, naturaleza o la clase de prueba aceptable,


a falta de regla especial, habría que acudir a las normas generales sobre
pertinencia, admisibilidad e idoneidad. Desde ese punto de vista, pudiera
sostenerse que –en principio– no existirían probanzas excluidas a priori.
Enseguida, la multiplicidad de situaciones que suele aportar la praxis hace
bastante difícil postular reglas ¿jas o uniformes. Sin embargo, debe hacerse
especial hincapié que se está en presencia de una hipótesis legal excepcional
(“…No será admisible prueba alguna, salvo…”) y que los hechos a acre-
ditar van a estar siempre determinados por las exigencias que deriven de la
respectiva causal de nulidad. Al ser así, podría señalarse como parámetro
que generalmente se tratará de pistas de audio, copias de actuaciones o de
resoluciones, porque impresionan como los elementos aptos para asentar
la ocurrencia de hechos o situaciones acaecidas en la sustanciación de la
causa o en el pronunciamiento del fallo, que son los tópicos que pueden
tener correspondencia con las respectivas hipótesis de nulidad que con-

280 CHIOVENDA, Giusseppe, ob. cit., volumen II, pp. 114 y 115.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 229

templan los artículos 477 y 478 del Código del Trabajo, en sus extremos
correspondientes.

Sin embargo, cabe hacer mención a posiciones conforme a las cuales


el registro de audio no sería un medio de prueba de aquellos a los que im-
plícitamente alude el inciso tercero del artículo 481, porque ese registro
forma parte de los antecedentes del recurso, conforme se in¿ere del inciso
segundo del artículo 480, que establece la obligación del tribunal a quo de
remitirlo a la Corte, al conceder el recurso o al declararlo admisible. Por
ende, los que así lo entienden, concluyen que la prueba a que se re¿ere la ley
correspondería a otros elementos de convicción que no consten en el registro
de audio. Con todo, siendo efectivo que existe la obligación de remitir el
registro de audio con el recurso, podría sostenerse que la circunstancia de
su remisión sólo tendría propósitos de expedición o de economía procesal
y que la necesidad de contar con un registro íntegro de la audiencia debiera
tener ¿nes demostrativos sobre el modo en que la misma se desarrolló, de la
observancia de las formalidades respectivas y de las actuaciones realizadas
en ella, en cuanto instrumento “apto para producir fe”, tal como lo dispone
el artículo 425 inciso ¿nal del Código del Trabajo, es decir, como un medio
de prueba inobjetable281.

5. SOLICITUD Y OFRECIMIENTO DE PRUEBA DE LA CAUSAL

Una petición de esta clase está conformada por la solicitud propiamente


tal y por el ofrecimiento de la prueba a producir.

Desde luego, el recurrente debe pedir al respectivo tribunal que se acepte


la producción de prueba de la causal, explicando cómo y por qué resulta
necesaria. Por aplicación de las reglas generales, sería también necesario,
al mismo tiempo, que señale y precise debidamente el o los medios de
prueba de los que pretende valerse y los hechos que busca acreditar con

281 En la posición de estimar procedente el registro de audio como prueba de la causal, Corte

de Apelaciones de Santiago, sentencia redactada por la Ministra de ese tribunal, Jéssica González
Troncoso, de 2 de mayo de 2011, motivos sexto a octavo, Rol Nº 1.687-2010. Disponible en
www.poderjudicial.cl. Además, en la sustanciación de los recursos de nulidad penal, la Excma.
Corte Suprema ha procedido en el entendido que el registro de audio constituye un medio de
prueba de la causal, que debe ser ofrecida y que, por ende, puede ser rendida para acreditarla.
230 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

esos medios, lo que –en rigor– constituye el “ofrecimiento”. Si se acepta


que los registros de audio son “prueba” idónea para demostrar los hechos
que sustentan la causal, habría que especi¿car la pista o tramo concreto del
registro de audio donde constaría el hecho que pudiera constituir el vicio
o defecto que se reclama.

La observancia de dichas exigencias haría posible que el tribunal de nu-


lidad esté en condiciones de resolver adecuadamente la solicitud de prueba,
decisión que tendría que adoptarse antes de la vista del recurso (podría serlo
por la sala tramitadora que examina la admisibilidad o, en su defecto, en la
misma audiencia de vista del recurso).

En lo que se re¿ere a la oportunidad para el ofrecimiento de esa prueba,


para despejar cualquier duda sobre una eventual extemporaneidad, tendría
que serlo al tiempo de presentación del recurso y en el mismo escrito que
lo contiene, a la manera que dispone el artículo 359 del Código Procesal
Penal282. En todo caso, con semejante objeto de precaver reproches de falta
de oportunidad y ante las escasas certezas en la materia, resultaría igualmente
aconsejable reiterar la petición respectiva ante el tribunal de nulidad, una vez
que los antecedentes han sido ingresados a la Corte de Apelaciones283.

6. PRODUCCIÓN DE LA PRUEBA DE LA CAUSAL

Finalmente, respecto a la forma de ejecución de esa prueba, tendría que


darse aplicación a las reglas del procedimiento de aplicación general. Por
lo tanto, una vez que el tribunal de nulidad ha aceptado la producción de
la prueba ofrecida por el recurrente, tendría que rendirse de la manera que
resulte concordante con el tipo o naturaleza de la prueba a realizar.

En cuanto al momento especí¿co para la ejecución de la prueba ofrecida


y admitida, debiera serlo en la misma audiencia de vista del recurso, esto

282 En el Código Procesal Penal, artículo 359, sobre prueba en los recursos, se indica expre-

samente que la prueba debe ser ofrecida “en el escrito de interposición del recurso”.
283 En la práctica, los litigantes plantean la solicitud en su recurso, a lo que el juzgado del

trabajo respectivo suele proveer “ocúrrase ante quien corresponda” o con otra fórmula seme-
jante que importa diferir el asunto y, sin embargo, los recurrentes no reiteran la solicitud en el
tribunal de nulidad.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 231

es, al inicio de ella, antes de entrar a conocer las alegaciones sobre el re-
curso mismo y, por cierto, en presencia de quienes se personen a esa vista.
Esto que se dice parece propio a la bilateralidad en la audiencia, en cuanto
componente del debido proceso y como principio formativo legalmente
recogido en el artículo 425 del Código del Trabajo. Así, por ejemplo, la
circunstancia de que los registros de audio formen parte de la causa no
tendría que signi¿car que el tribunal de nulidad pueda examinarlos por sí
y ante sí284. En el contexto de un recurso de nulidad, en que el debate de
las partes se circunscribe a la con¿guración de una causal determinada y,
en lo especí¿co, a la concurrencia de los presupuestos fácticos capaces de
constituirla, sería factible concluir que los litigantes están naturalmente
llamados a intervenir en un acto tan fundamental como el de producción de
ese tipo de prueba. En otros términos, tienen derecho a ser oídos.

284 Lo que también lleva a cuestionarse acerca de cuál podría ser la ocasión y forma alter-

nativa de hacerlo. Resulta cuando menos discutible que dicho examen pueda hacerse después
de oídas las alegaciones y más todavía que, en los hechos, pueda llevarse a cabo por uno solo
de los integrantes del tribunal de nulidad.
CAPÍTULO VI
EL FALLO DEL RECURSO DE NULIDAD

SUMARIO: A. El tribunal decide el rechazo del recurso de nulidad. 1. Gene-


ralidades. 2. Rechazo por interposición defectuosa. 2.1. Por el modo de pro-
posición de las causales. 2.2. Por contrariarse los hechos ¿jados en el fallo.
2.3. Por fundamentación defectuosa o insu¿ciente. 3. Rechazo por razones “de
fondo”. 3.1. Por inexistencia del vicio o del error. 3.2. Por falta de relevancia.
a) En causal de vulneración de garantías. b) En causal de error de derecho.
c) En causales especí¿cas. B. El tribunal decide acoger el recurso de nulidad.
1. Generalidades. 2. Se anula el procedimiento y la sentencia. 2.1. En causal
del artículo 477, primera parte. 2.2. En causal del artículo 478, letra a). 2.3. En
causal del artículo 478, letra d). 3. Se anula únicamente la sentencia de¿nitiva.
3.1. Generalidades sobre reenvío y sentencia de reemplazo. 3.2. Hipótesis de
sentencia de reemplazo. a) En las causales por errores “in procedendo”. b) En
las causales por errores “in iudicando”. c) En la causal sobre valoración de la
prueba.

Concluida la vista de la causa, el tribunal de nulidad puede adoptar tres


actitudes, luego de haber conocido del recurso: rechazarlo, acogerlo, o bien,
anular de o¿cio, si se cumplen las condiciones para ello. Además, es posible
que surjan eventualidades particulares asociadas a los alcances de la invali-
dación de la sentencia (nulidad parcial o total del fallo) y a la corrección de
errores que no signi¿quen anulación. Examinaremos inicialmente esas dos
primeras posibilidades, dejando para su análisis por separado la actuación
de o¿cio y las otras situaciones peculiares.

A. EL TRIBUNAL DECIDE EL RECHAZO DEL RECURSO DE NULIDAD

1. GENERALIDADES

El rechazo del recurso puede producirse por distintos órdenes de razones.

Unas son de índole más bien formal, desde que conciernen al modo de
proposición contenido en el recurso. Las rotularemos como de “interposi-
ción o formalización defectuosa”. En cuanto tales, ocupan un área difusa,
susceptible de confundir con los criterios de inadmisibilidad, dependiendo
de los límites que se asigne a ese tipo de examen. Si las exigencias de ad-
misibilidad se asumen como meras condiciones de existencia, entonces las
234 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

de¿ciencias de proposición del recurso, que rebasen ese margen, quedan


reservadas para esta fase. De modo diferente, para quienes las condiciones de
admisibilidad se entienden como un tamiz que apunta a algo más sustancial,
exigiendo que el recurso esté provisto de coherencia y de sustento material,
entonces este tipo de defectos suelen reprocharse en esa etapa inicial.

Las otras razones de rechazo son de raigambre más sustancial, puesto


que suponen desestimar la existencia del vicio o error que se aduce, o bien,
aceptar su concurrencia, pero señalando la presencia de otras justi¿caciones
que impiden el éxito del recurso. Esta clase de motivos los denominaremos
como razones “de fondo”.

2. RECHAZO POR INTERPOSICIÓN O FORMALIZACIÓN DEFECTUOSA

Entre los casos más frecuentes:

2.1. Por el modo de interposición de las causales

Atañe a la posibilidad que el recurrente haga valer conjuntamente varias


causales, que pueden contraponerse o cuando, siendo contradictorias, omita
señalar el modo de esgrimirlas, vale decir, no tiene el cuidado de manifestar
que las propone de modo subsidiario. Como se produce contradicción, los
capítulos de impugnación no pueden coexistir, de manera que el tribunal no
podría efectuar una suerte de elección o de de¿nición de cuál de las causales
debiera prevalecer porque, de actuar de ese modo, comprometería su debida
posición de imparcialidad.

2.2. Por contrariarse los hechos fijados en la sentencia

Esta modalidad de formalización defectuosa se produce en las hipótesis


en que se hace valer la causal de infracción de ley del artículo 477 y/o la
de cali¿cación jurídica del artículo 478 letra c), dado que ambas imponen
aceptar los hechos asentados en el fallo, de momento que –conceptualmen-
te– signi¿can circunscribir la impugnación a las dimensiones puramente
jurídicas del asunto. Es bastante común que los recursos sean desestimados
en virtud de pretenderse la aplicación del derecho a una realidad distinta de
la que Àuye de los hechos que se ha tenido por probados o por no probados
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 235

en la sentencia recurrida. Tomando un ejemplo anteriormente utilizado, pero


en el entendido que no se ha invocado una eventual infracción de las reglas
de la sana crítica, un recurso sustentado en la causal del artículo 477, parte
¿nal, por infracción del artículo 160 Nº 3 del Código del Trabajo, estará
destinado al fracaso cuando sus argumentaciones impliquen sostener que el
trabajador tuvo razones para no asistir en alguno de esos días o que acudió
a prestar sus servicios el 8 de noviembre o ambos días. Si así fuera, querría
decir que antes de la impugnación propiamente jurídica era preciso modi¿-
car alguno de los hechos establecidos (a través de la causal del artículo 478
b) del Código del Trabajo); o bien, que resultaba indispensable incorporar
algún hecho faltante (por medio de la misma causal del artículo 478 letra
b) o por la del artículo 478 letra e), en relación al artículo 459 Nº 4, en este
último caso, si hubiera prueba omitida que demostrara ese hecho).

2.3. Por fundamentación insuficiente o deficiente

Puede darse el caso que el recurso esté formalmente fundamentado o que


contenga una apariencia de fundamentación, pero que –en rigor– no logre
explicar ni demostrar el vicio o el error que se arguye como justi¿cante para
la invalidación reclamada. Las situaciones son múltiples y variadas. Entre
ellas puede mencionarse algunas:

a) En cualquiera de las causales, el recurso sólo contiene meras protestas


o consideraciones de orden general que lo identi¿can más con la apelación
que con el recurso de nulidad;

b) En la causal del artículo 478 letra b), el recurrente se limita a discrepar


del resultado de la valoración probatoria efectuada, a¿rmando simplemen-
te que los hechos habrían sido probados o que ellos no habrían resultado
acreditados; o bien no identi¿ca el hecho impugnado285 ni las reglas su-
puestamente vulneradas o tampoco argumenta sobre el modo en que tales
reglas se habrían infringido ni la incidencia que ello tendría en la decisión
probatoria cuestionada;

285 En general, no puede pretenderse que a través de esta causal el tribunal de nulidad lleve a

cabo la revisión de cada uno de los hechos debatidos y de todos los medios producidos, porque,
de aceptarse ello, significaría propiciar un reexamen del asunto, más propio de un recurso de
apelación o de la doble instancia.
236 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

c) En la causal del artículo 477, sobre infracción de ley, el recurrente no


identi¿ca la norma legal vulnerada ni explica cómo se habría producido su
infracción o no demuestra realmente la manera en que ello repercute en la
parte dispositiva de la sentencia286;

d) En la misma causal del artículo 477, sobre infracción de ley, el recu-


rrente asevera que la ley aplicada por el juez en su sentencia no es la que
corresponde a los hechos, pero no desarrolla sus fundamentos para señalar
cuál sería entonces la que debiera aplicarse al caso concreto.

3. RECHAZO POR RAZONES DE “FONDO”

En líneas muy generales, cuando se trata de este tipo de situaciones


signi¿ca que en su sentencia el tribunal de nulidad responde directamente
los planteamientos del recurso, desvirtuando sus fundamentos y explicando
por qué no puede ser aceptado. Sin perjuicio de ello, hay también matices
o algunas particularidades que merecen ser enunciadas:

3.1. Rechazo por inexistencia del vicio o del error denunciado

Es constitutivo del rechazo propiamente dicho. El recurso no prospera


porque no se ha producido ninguna vulneración de derechos o garantías
constitucionales o porque en la sentencia se ha hecho una correcta inteli-
gencia y aplicación del derecho o porque no existen los defectos formales
que se aducen, o sea, no es efectivo el vicio ni el error aseverado por el
recurrente. En de¿nitiva, el tribunal de nulidad llega a la conclusión que no
se ha con¿gurado ninguna de las causales postuladas en el recurso.

3.2. Rechazo por falta de “relevancia”

En el capítulo correspondiente de este trabajo, relativo a las causales ge-


néricas del artículo 477 del Código del Trabajo, se hizo especial referencia

286 Nuevamente es preciso advertir que una decisión de esta clase suele estar determinada por

el rigor formal que se asigne al recurso, porque podría ser bastante que el recurrente denuncie
y demuestre el error de derecho, de manera que sea fácilmente identificable la regla específica
que entiende vulnerada y la incidencia que ello tiene en la decisión.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 237

a este factor de entidad, como condición necesaria para el éxito del recurso.
Importa tanto un límite para las pretensiones del recurrente como para una
eventual actuación, inclusive de o¿cio, por parte del tribunal de nulidad.
En consecuencia, hipotéticamente es factible que se haya veri¿cado un
vicio o que en la sentencia se exprese algún tipo de error jurídico y que, a
pesar de ello, deba desestimarse la impugnación del litigante. Analizaremos
este condicionamiento, en función de las distintas categorías de causales
de nulidad:

a) Falta de relevancia en la vulneración de garantías: A modo de expli-


cación, pensando especí¿camente en la garantía del debido proceso, puede
decirse que no existe un proceso perfecto, en términos que las eventuales
falencias deben ser juzgadas conforme a un criterio de “razonabilidad”, en
relación a las circunstancias concretas del caso y entendiendo que se produ-
ce una natural tendencia de las personas a cometer errores, de manera que
“las imperfecciones que necesariamente existirán pueden o no cuestionar
la legitimidad del juzgamiento, según afecten o no su razonabilidad”287. El
recurso de nulidad no está llamado a promover el purismo formal absoluto.
Es preciso que se trate de un vicio relevante, de naturaleza tal que “con-
tamine” la decisión, en términos que la nulidad se impone como el medio
indispensable y, sobre todo, ineludible, para restablecer el imperio del de-
recho. Por lo tanto, tratándose de la causal sobre vulneración de derechos y
garantías, relacionadas con el debido proceso, si la de¿ciencia producida no
ha signi¿cado para el litigante un impedimento en el ejercicio de algún dere-
cho ni ha importado alguna limitación esencial, quiere decir que el recurso
debe ser desestimado. En de¿nitiva, este tipo de impugnación exige, por lo
pronto, que el recurrente señale las normas o garantías del procedimiento
infringidas y, luego, debe demostrar que ello le ha provocado indefensión,
entendida en este caso como un perjuicio efectivo y no meramente presunto.
De esa manera y, en lo inmediato, no habrá indefensión cuando se dispuso
de la posibilidad y no obstante ello no se ejerció el derecho reclamado o
cuando el derecho fue ejercido (casos en los que, más exactamente, no existe
vulneración). En lo que resulta especialmente pertinente para los efectos que

287 DUCE, Mauricio, MARÍN, Felipe y RIEGO, Cristián, “Reformas a los Procesos Orales:

Consideraciones desde el Debido Proceso y Calidad de la Información”, en Justicia Civil: Pers-


pectivas para una reforma en América Latina, Centro de Estudios de Justicia de las Américas,
Santiago, 2008, pp. 20 y 21 (disponible en www.cejasamericas.org).
238 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

se pretende destacar, no habría relevancia cuando la reparación del defecto


que se alega, en un juicio hipotético racional, de inclusión o de exclusión,
no haría variar el resultado producido, es decir, no tiene el poder necesario
para cambiar la sentencia dictada. Por ejemplo, la ejecución de algún me-
dio probatorio obtenido o producido ilícitamente, que no es considerado
en el fallo, no tendría por qué provocar su invalidación; o el caso en que,
no obstante que se le ha tomado en cuenta, no acarrearía necesariamente
su nulidad si existen otras pruebas incuestionables que también sustentan
el juicio fáctico, lo que dejaría en evidencia la falta de sustancialidad de
la vulneración. Todo ello, sin perjuicio de la salvedad que más adelante se
expresa, respecto de las causales de índole procesal, cuyas advertencias
pueden aplicarse a esta hipótesis.

b) Falta de relevancia del error de derecho: En la causal sobre infracción


de ley es exigible la inÀuencia sustancial en lo dispositivo del fallo. Como
se dijo, esto signi¿ca que la supresión intelectual del error debe tener la
potencialidad necesaria para modi¿car, por sí solo, la decisión o el resultado.
Por ende, si la ley sustantiva o de derecho material que asume como infrin-
gida el recurrente no es la que resuelve el asunto, el recurso fracasa. Algo
semejante sucede cuando el fallo está fundamentado en razones variadas
y el recurrente impugna sólo una de ellas o cuando la razón impugnada no
es la que sostiene la decisión del asunto.

c) Falta de relevancia en las causales especí¿cas: En lo que concier-


ne a las causales del artículo 478 del Código del Trabajo, cabe reiterar lo
expresado anteriormente sobre el particular y la regla del inciso tercero de
esa norma legal, de acuerdo con la cual “no producirán la nulidad aquellos
defectos que no inÀuyan en lo dispositivo del fallo”. En situaciones como
ésa se produce una situación similar a la que ha sido precedentemente
reseñada, en el sentido que también resulta necesaria la realización de un
juicio hipotético. Sin embargo, a lo señalado cabe añadir algunas conside-
raciones relacionadas con ciertas causales de naturaleza formal o adjetiva y,
en particular, aquellas que puedan traducirse en una falta de motivación del
fallo o una motivación viciada del mismo, caso en el que ha de veri¿carse
igualmente un juicio de inclusión o de supresión mental hipotética, según
lo imponga la de¿ciencia reclamada. Volvamos al ejemplo que lo compro-
metido sea algún medio probatorio juzgado como esencial en el recurso
y que se desatendió en el fallo. Evidentemente, no habrá relevancia si el
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 239

medio que se omite no ha sido válidamente producido. Con todo, acontece


que puede haber situaciones en que ello no sea así, de modo que el juicio
hipotético hará necesario que el tribunal de nulidad realice el ejercicio de
incluir o de excluir la probanza involucrada. Expresado en términos exa-
geradamente simpli¿cados, la cuestión que suscita dudas se re¿ere, v. gr.,
a si la sola circunstancia que se omita el análisis de un medio de prueba o
que el mismo sea parcialmente examinado, debe conducir necesariamen-
te a la invalidación de la sentencia. La solución pasaría por un necesario
examen y consideración del material probatorio restante o disponible, a
objeto de de¿nir si esos otros antecedentes bastan para mantener el juicio
fáctico. Ocurre que cuando se trata de juzgar la su¿ciencia de las razones
probatorias no es fácilmente distinguible el deslinde que separe el control
de la motivación, de la actividad de valoración de las pruebas. Habrá quien
piense que, en tal evento, el tribunal de nulidad estará, lisa y llanamente,
valorando las probanzas o, que es lo mismo, realizando un juicio de valor
sobre el mérito de la prueba producida288.

B. EL TRIBUNAL DECIDE ACOGER EL RECURSO DE NULIDAD

1. GENERALIDADES

Como cuestión previa, parece pertinente insistir en que la actuación


anulatoria del tribunal de nulidad tiene únicamente lugar cuando se veri-
¿que la concurrencia de algún defecto de actividad relevante o de algún
error de carácter sustancial y decisivo. Seguidamente, que la Corte puede
resolver el aspecto de fondo sólo en aquellos casos en que la ley se lo ha

288 En relación a este tema, ver la opinión de Daniela Accatino. Explica que en sentencias
de recursos de nulidad en materia penal, las Cortes observarían una concepción vacilante sobre
el alcance del control de la justificación, puesto que –en general– la jurisprudencia se limitaría
a efectuar una revisión puramente formal del razonamiento probatorio, excluyendo el control
sustancial de la valoración de la prueba (un juicio sobre su suficiencia). Empero, existen otros
fallos que para estimar configurado el vicio –asilándose en el artículo 375 del Código Procesal
Penal (“…no causan nulidad los errores de la sentencia recurrida que no influyeren en su
parte dispositiva…”)– exigen que la omisión o defecto en la valoración de la prueba tenga el
efecto de disminuir o aumentar la suficiencia probatoria, de modo que permita tener o no tener
por acreditado un hecho, según se trate de una sentencia absolutoria o condenatoria. Remarca
que esa clase de juicios hipotéticos no son otra cosa que valorar la suficiencia o insuficiencia
del material probatorio restante. ACCATINO, Daniela, “Forma y Sustancia…”, ob. cit., pp. 353
y 354, 360 y 361.
240 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

permitido y, por cierto, en la medida que se haya producido la invalidación


de la sentencia. He aquí una diferencia fundamental con la apelación. En
teoría, mientras pende el recurso de apelación no existe ninguna sentencia
¿nal, de manera que nada obsta para efectuar un reexamen integral y directo
del asunto. De hecho, se ha llegado a explicar que en tanto sea apelable,
la sentencia de primer grado es una mera “posibilidad de sentencia”, de
modo que lo que es objeto del examen del juez de segunda instancia no es
la sentencia de primer grado, sino que, derecha y directamente, la relación
jurídica controvertida289. Lo que se dice tiene también estrecha relación con
la categoría de medio de gravamen que se asigna a la apelación, en cuanto
persigue la modi¿cación de lo resuelto en primera instancia, sin mediación
alguna, versus los que se designan como medios de impugnación que se
dirigen a restar validez a la sentencia por de¿ciencias en su elaboración o en
el proceso que la genera, categoría esta última a la que pertenece el recurso
de nulidad, toda vez que la actividad de revisión y de eventual modi¿cación
de lo decidido exige previamente un juicio de validez del fallo o del proce-
dimiento y sólo una vez que se ha concluido que existe un defecto capaz de
anularlo, puede provocarse el reexamen, en el sentido que es posible dictar
la sentencia de reemplazo290.

Realizado ese preámbulo, lo que interesa destacar son los efectos que
se siguen cuando el recurso es acogido. Como consecuencia de ello pue-
den producirse dos situaciones diversas, dependiendo de la causal que se
ha estimado con¿gurada, es decir, la anulación del procedimiento y de la
sentencia o únicamente la anulación de la sentencia de¿nitiva. En las líneas
que siguen nos referiremos brevemente a ello.

2. SE ANULA EL PROCEDIMIENTO Y LA SENTENCIA

Este efecto puede tener lugar en alguna de las siguientes hipótesis:


a) Cuando concurre la causal del artículo 477, primera parte, por la vulnera-
ción de derechos o garantías producidas en la tramitación del procedimiento,
y b) Tratándose de la con¿guración de las causales de las letras a) y d) del
artículo 478 del Código del Trabajo.

289 CHIOVENDA, Giusseppe, ob. cit., volumen II, p. 110.


290 NÚÑEZ VÁSQUEZ, J. Cristóbal, ob. cit., pp. 46 y 47; MOSQUERA RUIZ, Mario y MATURANA

MIQUEL, Cristián, ob. cit., pp. 55 y 56.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 241

En todos esos casos, opera lo que se conoce como la regla del


“reenvío”291. Como el defecto evidenciado consiste en un apartamiento
relevante de las formas legales del procedimiento o en una desviación que
comporta indefensión o afectación de los derechos fundamentales insertos
en la ritualidad del proceso, lo que corresponde es devolver el asunto al
tribunal inferior, dejándolo en un punto anterior al de la veri¿cación de ese
vicio. Esto es propio de cualquier nulidad, en el sentido que la invalidación
de un acto determinado trae consigo la necesidad de dejar sin efecto las ac-
tuaciones posteriores, que estén ligadas o que dependan de ese acto viciado.
Por lo tanto, al acogerse un recurso por alguna de las causales señaladas, la
Corte debe determinar en su sentencia de nulidad el estado en que deja el
procedimiento y, de resultar procedente, ha de ordenar la remisión de los
antecedentes al juez no inhabilitado que corresponde, para que continúe con
la sustanciación del asunto hasta su conclusión de¿nitiva. Cabe enfatizar,
entonces, que en casos como los aludidos el tribunal de nulidad no adopta
una decisión sobre el fondo de la pretensión. Dicho en términos sencillos, no
resuelve si se acoge o se rechaza la demanda, por ejemplo. Sólo ejerce los
que la doctrina denomina como jurisdicción o competencia “negativa”.

En concreto, los efectos de la anulación pueden diferir dependiendo del


motivo o causal que la justi¿cara. Veamos:

2.1. Causal del artículo 477, primera parte

El estado de reposición de la causa dependerá del momento procesal,


del trámite o actuación que exprese la vulneración de derechos o garantías
producidas en la tramitación del procedimiento. Por lo tanto, dicha restitu-
ción podrá ir desde el instante en que se admite la demanda, pasando por
el emplazamiento y llegando hasta la veri¿cación de la audiencia prepara-
toria o de juicio. La reanudación del proceso puede disponerse a partir de
cualquiera de esas fases o desde algún trámite intermedio, de acuerdo con
el tipo o naturaleza del vicio que se hubiere detectado.

291 Expresión que empleamos por el peso de la tradición y para diferenciarla de la sentencia

de reemplazo. En verdad no existe “reenvío” en términos exactos, porque con ello se signifi-
caba la remisión de los autos al tribunal de instancia para que tomara de nuevo la decisión y
acá existe nulidad y la reposición de la causa a una posición determinada, con el objeto que se
continúe con la sustanciación en el punto que corresponda.
242 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

2.2. Causal del artículo 478, letra a)

Conforme se ha visto, contempla distintas situaciones, que pueden dar


lugar, también, a distintas consecuencias. A saber:

2.2.1. Si la anulación tiene que ver con la incompetencia relativa, lo pro-


pio sería anular, declarar la incompetencia y ordenar al juez de la instancia
que remita los antecedentes al tribunal que se ha entendido competente;

2.2.2. Si el recurso se ha acogido por incompetencia absoluta, lo corres-


pondiente sería anular lo que se haya actuado (todo el juicio o únicamente
aquello que concierna a la materia ajena al asunto laboral292), disponiendo
que el actor acuda ante el tribunal llamado a conocer de su pretensión;

2.2.3. Si el motivo de la anulación se sustenta en la inhabilidad del juez


que dictó la sentencia (sea por implicancia o recusación), habría que dis-
poner la reposición de la causa al estado de veri¿carse una nueva audiencia
de juicio, ante juez no inhabilitado. Sobre esto, dos explicaciones: a) No
cabría ordenar la reposición de la causa al estado de ejecutarse nuevamente
la audiencia preparatoria porque la causal se con¿gura cuando el juez está
inhabilitado para dictar la sentencia. Si la implicancia o recusación atañe
a fases anteriores, podría tratarse de una vulneración del debido proceso
y, por lo mismo, de una causal diferente; b) Tampoco podría disponerse
directamente la dictación de una sentencia por un juez no inhabilitado, por
respeto al principio de la inmediación y por imposición de las reglas de los
artículos 427 y 460 del Código del Trabajo que proscriben absolutamente
que la sentencia pueda ser dictada por un juez que no ha intervenido en
la audiencia de juicio, es decir, que no ha tomado contacto directo con las
pruebas.

2.3. Causal del artículo 478, letra d)

La causa deberá ser repuesta al estado de veri¿carse alguna de las audien-


cias en las que se produjo la delegación de facultades o en cuya veri¿cación

292 Podría darse el caso que la incompetencia no se refiera a la materia u objeto del juicio

en su integridad, como acontece con demandas reconvencionales o con excepciones ajenas a


la naturaleza laboral. V. gr., cobro de pagarés suscritos por el trabajador.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 243

no estuvo presente el juez respectivo, es decir, a la audiencia preliminar/


preparatoria o a la audiencia de juicio.

3. SE ANULA ÚNICAMENTE LA SENTENCIA DEFINITIVA

Este efecto puede generarse en alguna de las hipótesis que se indica a


continuación: a) por la con¿guración de la causal del artículo 477, primera
parte, del Código del Trabajo, cuando la vulneración sustancial de derechos
o garantías se produce en la dictación de la sentencia; b) por la concurrencia
de la causal del artículo 477, segunda parte, del Código del Trabajo, sobre
infracción de ley, y c) por la aceptación del recurso por las causales del
artículo 478 letras b), c), e) y f) del Código del Trabajo.

En todos esos casos la Corte debe dictar la correspondiente “sentencia


de reemplazo”, es decir, no sólo está llamada a invalidar la decisión del
tribunal de base sino que debe sustituirla, pronunciando otra en su lugar.

En esta materia existen tópicos diversos que deben ser analizados, de


los cuales entendemos necesario hacer algunas referencias generales sobre
el reenvío y la sentencia de reemplazo y, de modo muy especial, sobre el
ámbito o competencia del tribunal de nulidad en el pronunciamiento de la
sentencia de reemplazo, particularmente en función de los hechos estable-
cidos en la sentencia impugnada.

3.1. Generalidades sobre el reenvío y la sentencia de reemplazo

Recordemos que la casación nació como un mecanismo político de defen-


sa del ordenamiento jurídico, de tutela de la norma legal abstracta –asumida
como expresión de la voluntad del poder legislativo–, protección que se
expresaba en la invalidación de la sentencia, cuando llegaba a contrariar el
mandato del monarca o el mandato popular, en su caso. Originariamente el
órgano de casación no era un tribunal y de ahí que nunca tomaba la deci-
sión. Se limitaba a anular y a reenviar el asunto al juez de la instancia, para
que éste adoptara una nueva resolución. Históricamente, el mantenimiento
de ese sistema en el derecho comparado generó demoras irracionales en la
¿nalización del proceso y disputas absurdas entre las Cortes de Casación
y los tribunales de instancia, cuando éstos se resistían a resolver el asunto
244 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

de un modo coherente al motivo de la anulación, dando lugar a casaciones


sucesivas inaceptables.

La contracara del reenvío es la dictación de la sentencia de reemplazo.


Las resistencias a permitir que el tribunal de casación o de nulidad ejerza
la jurisdicción positiva, esto es, que pueda sustituir la decisión errada o vi-
ciada, pronunciándose sobre el fondo del caso, parecieran sustentarse en el
propósito de impedir que contamine su función de tribunal de derecho con
las cuestiones de mérito, evitar que por esa vía el recurso pueda convertirse
en una nueva instancia. En contraposición a ello, GUASP plantea que la limi-
tación de la casación (o nulidad) a la mera eliminación del fallo de instancia,
sin decidir el fondo del asunto, convierte a lo que es un tribunal auténtico
en algo distinto, un órgano político, porque la ¿nalidad del proceso de im-
pugnación no admitiría ese tipo de distinciones293. En el rigor doctrinario
más estricto o purista de la casación, o de la nulidad, el pronunciamiento de
una sentencia de reemplazo sólo debiera producirse cuando la invalidación
se dispone en virtud de defectos sustanciales o de fondo y no de forma,
máxime si se está en presencia de procedimientos basados en la oralidad. Si
los defectos conciernen a la ritualidad o a los medios que la ley ha previsto
para garantizar que la decisión sea el fruto o resultado de un proceso debi-
damente conducido, entonces signi¿ca que la sentencia queda afectada por
esas de¿ciencias, de manera que lo correspondiente sería volver a hacer lo
realizado incorrectamente, observando esta vez las formas violentadas. De
modo diferente, si el error se contiene en la decisión misma, la de¿ciencia
se supera corrigiéndola, enmendándola, cambiando la decisión.

Esos criterios no son tan absolutos en materia laboral, conforme pasa a


explicarse.

Se ha sostenido en este trabajo que no parece discutible que el recurso


de nulidad laboral tuvo su fuente de inspiración más cercana en el recurso
de nulidad que contempla el Código Procesal Penal. Sin embargo, en el as-
pecto que se examina, ese Código de enjuiciamiento optó por una solución
sensiblemente diferente. En materia penal la regla general es el “reenvío”.
En efecto, la gran mayoría de las causales de nulidad dan lugar a la reali-
zación de un nuevo juicio, en términos que las posibilidades para que el

293 GUASP, Jaime y ARAGONESE, Pedro, ob. cit., p. 503.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 245

tribunal de nulidad emita una decisión sobre el fondo del asunto tienen un
carácter marcadamente excepcional, quedando reducidas a los casos en que
se veri¿ca un error estrictamente jurídico –que no alcanza a las formalida-
des del juicio ni a los hechos que se dieran por probados– y siempre que
la actuación subsecuente importe favorecer al imputado294. En cambio, en
materia laboral se tiene que no sólo defectos de inequívoco alcance sustancial
sino que también otros de orden formal, como son los comprendidos en el
artículo 478 letra e) del Código del Trabajo, pueden dar lugar a la sentencia
de reemplazo. Inclusive, cuando menos nominalmente, son más las hipótesis
de sentencia de reemplazo, que aquellas en que lo procedente es ordenar
la realización de un nuevo juicio o la reanudación del procedimiento. El
camino escogido en materias laborales tiene un derrotero muy diferente y
hasta podría decirse que acá la regla general es el pronunciamiento de una
sentencia de reemplazo y que el reenvío constituye la excepción. Todavía
más, si se aguza un poco la mirada, podría advertirse que los casos de reenvío
(artículo 477, por vulneración de derechos y garantías en la tramitación del
proceso, y artículo 478 letras a) y d) del Código del Trabajo), en verdad no
son tales, toda vez que el asunto no es redirigido directamente al tribunal
del juicio para que tome una nueva decisión sobre el caso, sino que se trata
de hipótesis de invalidación o de nulidad del proceso propiamente dicha,
porque lo que se hace es dejar sin efecto lo actuado para que se continúe
con la tramitación de la causa, por quien corresponda y en el estado que
corresponda. La amplitud del reemplazo de la decisión es una opción de
política legislativa, que podrá ser discutible, que podrá reprobarse por
comportar una especie de riesgo exagerado para la oralidad –particular-

294 El exceso de celo en materia procesal penal, para preservar la inmediación, ha generado

indirectamente efectos indeseados como la “inhibición o retraimiento impugnatorio” del que


habla Ignacio Barrientos Pardo (“Irracionalidad y desproporcionalidad del sistema recursivo
penal: Tres ejemplos”. Disponible en www.cejasamericas.org). El autor citado asocia tales
consecuencias a un entendimiento restrictivo de la reformatio in peius por parte de los tribu-
nales, porque en su concepto una visión integral de ese principio tendría que conducir a que
la sentencia del segundo juicio nunca debiera ser más gravosa que la impuesta en el primero.
Entendemos que ese efecto no querido puede también explicarse por la amplitud excesiva de
las hipótesis de reenvío o, que es lo mismo, por la restricción desmesurada de las posibilidades
de dictar sentencia de reemplazo. Resulta difícil de entender la razón que pueda justificar el
impedimento para que sea el tribunal de nulidad quien tome la decisión de fondo, por ejemplo,
en casos de falta fundamentación, de incongruencia o de vicios parciales, susceptibles de aco-
tar, cuando la decisión de reemplazo deba ser absolutoria o derivar en una pena menor que la
inicialmente impuesta en el juicio invalidado.
246 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

mente, tratándose la causal prevista en el artículo 478, letra e), por omisión
de requisitos del fallo– pero que muy probablemente está inspirada en la
necesidad altruista de otorgar la debida celeridad en la sustanciación de los
asuntos y en la necesidad, quizá “profana”, de ahorrar recursos económicos,
siempre escasos en países emergentes. En cualquier caso, el reenvío –en su
forma de repetición del juicio– tampoco representa necesariamente un valor
en sí mismo. La práctica en materias procesales penales ha dado cuenta de
un efecto de “simulación” que tiene el primer juicio, en el sentido que se
provoca una suerte de “mejoramiento arti¿cial” de la calidad de la prueba.
Las partes, los testigos y los peritos ya saben lo que tienen que decir y cómo
decirlo en el segundo juicio, porque adquieren una especie de destreza tras
la veri¿cación del juicio que resultara anulado.

3.2. Hipótesis de sentencia de reemplazo

Adelantábamos que la dictación de la sentencia de reemplazo es una


obligación del tribunal de nulidad cuando la invalidación se produce por
alguno de los motivos consultados en la materia. Dentro de esas causales
existen algunas de indudable naturaleza sustantiva o de fondo (relativas
a errores “in iudicando”), otras de carácter derechamente formal, o más
identi¿cables con reglas procesales (referidas a “errores in procedendo”)
y otra, de naturaleza especial, referida a la valoración de la prueba, que
contempla el artículo 478 letra b) del Código del Trabajo. Procuraremos
analizar cómo debiera procederse en uno y otro caso:

a) Causales por errores “in iudicando”: En términos esenciales, se hace


referencia a las causales que prevé el artículo 477, sobre infracción de
derechos y garantías constitucionales, cometidas en la sentencia; el mismo
artículo 477, sobre infracción de ley, y la del artículo 478 letra c), sobre
equivocada cali¿cación jurídica. La doctrina incluye también en esta clase
de errores los relacionados con la vulneración de la cosa juzgada, pero
para efectos del tratamiento de este tema la ubicaremos entre los errores
“in procedendo”.

Quedó señalado precedentemente que dos de las tres situaciones que


se consultan el artículo 477 del Código del Trabajo pueden dar lugar a la
dictación de una sentencia de reemplazo. Ya ha sido comentada en otras
publicaciones la sensible omisión legislativa, en el sentido que sólo para
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 247

el caso de las causales previstas en el artículo 478 del Código del Trabajo
se precisó debidamente cuándo debe dictarse esa sentencia y cuándo ha de
disponerse la reanudación del procedimiento. Con todo, por las razones
que fueron antes esbozadas (en el capítulo de las generalidades), aparen-
temente lo correcto sería emitir la correspondiente sentencia de reemplazo
en los aludidos casos del artículo 477. Primero, porque en ninguna de esas
situaciones se hace lugar a la nulidad por de¿ciencias atingentes a las for-
malidades del procedimiento; enseguida, porque tampoco se compromete
la inmediación, en la medida que los cuestionamientos atañen a la solución
estrictamente jurídica del asunto, es decir, los hechos se mantienen inal-
terados, y, en ¿n, porque la celeridad, la economía procesal y la necesaria
coherencia determinan que deba ser el tribunal de nulidad quien decida el
caso, ya que ha sido éste quien estableció el error que propiciara la nulidad,
en términos que un proceder diferente haría que carezca de mayor sentido
reenviar el asunto al tribunal de base para el solo efecto que dicte un fallo
que debiera ser concordante con una invalidación que no dispuso y con la
que, inclusive, pudiera no estar de acuerdo.

Como cuestión relevante, cabe insistir en que en este tipo de causales está
únicamente comprometido el enjuiciamiento jurídico del asunto, de manera
que la misma restricción a la que debe sujetarse el recurrente –cuando pro-
pone su recurso– es la que debe observar el tribunal de nulidad al pronunciar
la sentencia de reemplazo, vale decir, los hechos no se tocan. La sentencia
de reemplazo debe emitirse a partir de esos hechos y con estricta sujeción
a ellos. Esto que se dice lo expresa (o expresaba) con meridiana claridad
el artículo 785 del Código de Procedimiento Civil, al disponer que debe
dictarse “sobre la materia del juicio que haya sido objeto del recurso, la
sentencia que crea conforme a la ley y al mérito de los hechos tales como
se han dado por establecidos en el fallo recurrido...”, lineamiento que es
perfectamente atingente en la materia.

A lo expresado sigue señalar que la dictación de esa sentencia de reem-


plazo tendría que llevarse a cabo de un modo que resulte concordante con
la razón y con el alcance del motivo que diera lugar a la respectiva invali-
dación, ya que es ésa la justi¿cación que legitima la anulación dispuesta.
Resulta inevitable recordar a este respecto que la competencia del tribunal
de nulidad está limitada por la causal que se haya hecho valer y en virtud
de la cual se ha llegado a acoger el recurso. Ése es uno de los sentidos que
248 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

cabe asignar a su naturaleza de “derecho estricto” y a la restricción que


encierra el inciso tercero del artículo 479 del Código del Código del Tra-
bajo al disponer que “Una vez interpuesto el recurso, no podrá invocarse
nuevas causales”. En una ejempli¿cación algo reduccionista del tema, si la
invalidación se sustenta en la errónea aplicación del artículo 172 del Código
del Trabajo, por lo que se estimó como una equivocada determinación de
la base de cálculo para las indemnizaciones de un despido injusti¿cado, la
Corte no tiene competencia para pronunciarse sobre la procedencia o im-
procedencia de esa exoneración. Por lo tanto, en la sentencia de reemplazo
únicamente podría declarar la respectiva condena por los montos que se ha
considerado correctos.

b) Causales por errores “in procedendo”: Merece la pena precisar que


bajo esta denominación se agrupa a las causales del artículo 478 letra e), en
todas sus manifestaciones (sentencia formalmente defectuosa, por falta de
requisitos y por decisión incongruente) y la de la letra f) del mismo artículo
478, sobre cosa juzgada.

Por lo pronto, debe advertirse que en estas situaciones la ley no ha im-


partido indicaciones para la manera (no el sentido) en que debe extenderse
la sentencia de reemplazo, limitándose a expresar que deberá dictarse “la
sentencia correspondiente con arreglo a la ley”, emulando la regla del
artículo 786 inciso tercero del Código de Procedimiento Civil. En una
concepción extrema del aspecto involucrado, a veces se sostiene que como
el fallo es invalidado, desaparece, se torna inexistente, de modo que el tri-
bunal de nulidad pasaría a ocupar la posición del tribunal de base, lo que
daría pábulo para que adopte la decisión subsecuente con plena libertad. Al
margen que en derecho las generalizaciones suelen resultar casi imposibles
y en todo caso, riesgosas, entendemos difíciles de aceptar visiones tan abso-
lutas. Pareciera que existen restricciones. Todas las que pueden derivar de
la naturaleza del recurso, de las postulaciones y debate, de los alcances del
vicio, de la con¿guración de la causal aceptada y, en ¿n, de la competencia
asignada al tribunal de nulidad.

En lo inmediato, ha de compartirse las ideas de Fernando ATRIA, cuan-


do señala que una de esas limitaciones consiste en que, no obstante que la
cosa juzgada o las decisiones incongruentes (“ultra petita”, “extra petita” o
“infra petita” y decisiones contradictorias) atañen a causales ligadas a las
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 249

formas, la Corte está igualmente vinculada por las cuestiones fácticas, tal
como se han establecido en el fallo recurrido, porque para la sentencia de
reemplazo las partes no tienen la posibilidad de hacer nuevas alegaciones
(se pronuncia separadamente, sin nueva vista); porque de un modo diferente
el tribunal de nulidad se transformaría derechamente en uno de instancia;
porque no se ha demostrado la existencia de un error en la determinación
de los hechos ni ha sido ésa la razón de la invalidación, y porque sólo de
ese modo puede quedar delimitada de una mejor manera su competencia.
Ejempli¿ca que si el motivo del exceso es la concesión de intereses, pues
entonces basta con “recortar” la decisión dada de más. No entenderlo así,
remarca, daría a entender que el vicio que posibilita la invalidación no es
más que una excusa para abocarse al conocimiento (íntegro) del caso. El
mismo autor advierte, en lo que se coincide igualmente, que una de las
zonas más grises en esta materia corresponde al caso en que la anulación
se produce por la omisión de requisitos de la sentencia295, particularmente
cuando ello roza o alcanza la valoración de la prueba. En diversas partes
de este trabajo se ha insistido en forma persistente acerca de la importan-
cia capital de la motivación fáctica y en las de¿ciencias relacionadas con
ella que pueden dar lugar a la invalidación. También se adelantó que una
de las eventualidades más problemáticas podía ser el caso en que el juez
deja de analizar determinados medios de prueba o en que sólo los examina
parcialmente. En principio, ello pudiera justi¿car la anulación. Puede haber
casos “sencillos” para el fallo de reemplazo, determinados por la falta de
complejidad del debate (controversia reducida a aspectos mínimos, v. gr.,
el pago de una cotización previsional) o por la naturaleza de la prueba in-
volucrada (estrictamente documental, por ejemplo) y por la poca densidad
de los restantes elementos probatorios, si los hubiere. Sin embargo, podrá
haber casos complejos (con profusión de prueba y debates centrales, v. gr., la
existencia de hechos que puedan con¿gurar la relación laboral), situaciones
en que, aun prescindiendo de la naturaleza del medio probatorio silenciado,
discernir sobre la entidad del vicio y su inÀuencia en la decisión no es un
tema menor, porque hacerlo implica un ejercicio de proyección o de prog-
nosis sobre la incidencia que tendría el medio omitido, en circunstancias
que valorar en sana crítica supone la apreciación no sólo individual sino
conjunta de los medios de prueba, en su relación –de corroboración o de
contraposición– de unos frente a otros, con lo que se involucrarían otros

295 ATRIA, Fernando, ob. cit., pp. 321 y 322.


250 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

medios que sí fueron apreciados por el juez y que no fueron percibidos por
el tribunal de nulidad. La solución de¿nitivamente no es fácil y hasta puede
decirse que su búsqueda no ha terminado. Las experiencias que podrían
recogerse de la casación no son necesariamente trasladables al recurso de
nulidad, por la simple (más bien compleja) razón que los sistemas procesales
y probatorios, las reglas de valoración, no resultan asimilables. Escrituración
versus oralidad, mediación versus inmediación, prueba legalmente tasada
versus sana crítica. Con todo, podría sostenerse, como un mero criterio
orientador, que la percepción de las pruebas y los hechos asentados por el
juez del juicio, deben prevalecer hasta cuanto sea posible, de forma que la
intervención del tribunal de nulidad se circunscriba estrictamente a los már-
genes acotados del vicio que pueda dar lugar a la invalidación. En la Ley de
Jurisdiccional Social de España se consultan reglas que, con matices, van en
esa línea. Así, el artículo 202.2, relativo al recurso de suplicación (“casación
chica”, como la designan los españoles), prevé que cuando el fallo recurrido
incurre en el vicio de incumplir las reglas reguladoras para su elaboración,
puede dictarse sentencia de reemplazo siempre que sea su¿ciente el relato
de hechos de la resolución recurrida y en la medida que pueda completarse
por el cauce procesal correspondiente. Reglas similares se contemplan en
el artículo 202.3, relativo a ese mismo recurso, y en el artículo 215 letras b)
y c), referidas al fallo de reemplazo cuando se estima (acoge) un recurso de
casación296. De otro lado, si el defecto se re¿ere a un aspecto o parcela del
asunto, sólo esa porción puede ser tocada. Todo esto que se insinúa tiene
mucho que ver con la coherencia que ha de existir entre el motivo de la
invalidación y el contenido de la sentencia de reemplazo. Creemos evidente
que esta última nunca tendría que rebasar los límites que hayan quedado
¿jados en la sentencia de nulidad. No hay un “borrón y cuenta nueva”. Es
verdad que la Corte de Apelaciones actúa en esto en una doble función.
Primero, como tribunal de nulidad, para juzgar la concurrencia de un vicio
que autorice disponer la invalidación del fallo; enseguida, sólo después que
ha de¿nido el defecto, precisándolo, delimitándolo, es decir, una vez que ha
justi¿cado su resolución de acoger el recurso, sólo entonces puede actuar
como si fuera un tribunal de instancia –sin serlo en el sentido clásico de la
expresión– modi¿cando la decisión que esté afectada por el vicio que ha
de¿nido, pero únicamente en aquella parte que se encuentre exactamente
afectada con la de¿ciencia. Que el tribunal de nulidad, del modo indicado,

296 El texto de la ley puede consultarse en www.boe.es.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 251

pueda llegar a ocupar la posición del tribunal del juicio, no signi¿ca que pase
a serlo, no quiere decir que lo reemplace. Se trata más bien de una ¿cción,
cuya ¿nalidad es posibilitar la sustitución de la decisión viciada.

c) En la causal por errores en la valoración de la prueba: Se comprenden


bajo esta hipótesis las situaciones contempladas en la causal del artículo
478 letra b) del Código del Trabajo.

Indudablemente, en este caso el tribunal de nulidad no queda vinculado


por los hechos asentados por el juez del juicio, en la medida –por cierto–
que el motivo de la invalidación sea precisamente la circunstancia que se
han vulnerado de un modo “mani¿esto” las normas de apreciación de la
prueba conforme a las reglas de la sana crítica, puesto que de eso trata, de
revisar los hechos ¿jados y, de resultar procedente, reemplazarlos, pero en
función de modi¿car la decisión, que sólo podría enmendarse de un modo
que armonice con la alteración fáctica a que se haya hecho lugar. Podrá
haber también casos en que el error resulte susceptible “encapsular” y que
no contamine íntegramente todos los extremos del fallo, de manera que la
variación de los hechos tendría que circunscribirse a ello, en cuanto sea
posible.

Ahora bien, hemos dicho con anterioridad que esta causal supone la
revisión o control de los criterios de validación probatoria, el respeto de las
reglas de la sana crítica, y que esa actividad se ejecuta a partir de la motiva-
ción de la sentencia, a través de la fundamentación fáctica contenida en el
fallo. Por lo tanto, para que opere esta causal es menester que en la senten-
cia impugnada quede expresado todo el proceso intelectual de valoración
probatoria efectuada por el juez de base. Deben contemplarse, por ende,
la reseña del contenido de los medios de prueba, la interpretación que de
ellos ha hecho el sentenciador, las razones de exclusión o de depreciación
de las probanzas, su análisis individual y comparativo, las inferencias que
va obteniendo a partir de ellos, con indicación de las reglas de experiencia,
técnicas, cientí¿cas o jurídicas de las que se ha servido para esos ¿nes y, ge-
néricamente señalada para estos efectos, la conclusión o decisión probatoria
a la que accede. De observarse ese derrotero, cuando el tribunal de nulidad
examina la motivación está premunido de todos los datos que le permitan
de¿nir lo acertado o desacertado del juicio fáctico. No valora de nuevo las
pruebas. Lo que lleva a cabo es un análisis del empleo de las reglas de la sana
252 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

crítica. Por lo tanto, aun cuando sea posible modi¿car los hechos, no debiera
comprometerse la inmediación, puesto que lo que tendría que hacerse es
demostrar el uso incorrecto de tales parámetros, identi¿cando las inferencias
erradas y haciendo patente que se han obtenido incorrectamente. En suma,
se examina una actividad intelectual y no sensorial. Por lo mismo, lo que
reemplaza el tribunal de nulidad son las conclusiones fácticas, el resultado
de la valoración. Y esto, como dice Juan IGARTÚA, lo puede hacer cualquier
observador racional aunque “se halle en ultramar”297.

En los ejemplos dados como casos de eventual vulneración de las re-


glas de la sana crítica298 es posible advertir que una hipotética sentencia
de nulidad y de reemplazo no precisaría percibir la prueba producida ni
violentaría la inmediación puesto que –desde la información contenida en
la sentencia impugnada– el tribunal de nulidad puede estar en condiciones
de llevar a cabo un nuevo juicio fáctico. En esos ejemplos, está dentro de
lo realizable concluir que el trabajador efectivamente sustrajo las prendas
de vestir (ejemplo Nº 1) o que el (otro) trabajador realmente fue despedido
en forma verbal en las circunstancias y en el día que asevera en su demanda
(ejemplo Nº 2).

297 IGARTÚA SALAVERRIA, Juan, ob. cit., p. 162.


298 Ver capítulos 4.1 y 4.2, en el apartado referido a la causal del artículo 478, letra b) del

Código del Trabajo.


CAPÍTULO VII
SOBRE CIERTAS SITUACIONES EN PARTICULAR

SUMARIO: A. Anulación de o¿cio por la Corte. 1. Consideraciones Generales.


2. Requisitos de la actuación o¿ciosa. 2.1. Existencia de un recurso admitido.
2.2. En virtud de un motivo distinto del señalado en el recurso. 2.3. Justi¿cada
sólo en causales del artículo 478. 2.4. La actuación debe ser a favor del recu-
rrente. 3. Actuación enteramente o¿ciosa. B. La nulidad parcial. 1. Preámbulo.
2. Consideraciones preliminares. 2.1. En cuanto al carácter de los recursos.
2.2. En cuanto a las limitaciones del tribunal de nulidad. 2.3. En cuanto a los
efectos de la nulidad en general. 3. Soluciones posibles. 3.1. Errores de decisión
o de fondo. 3.2. Errores de actividad. 3.3. Situaciones especiales. C. La correc-
ción de o¿cio de la sentencia, que no importa nulidad. 1. Preámbulo. 2. Recti-
¿caciones en la parte expositiva. 3. Recti¿caciones en la parte considerativa.
3.1. Errores de derecho sin inÀuencia. 3.2. Simples de¿ciencias. 4. Recti¿ca-
ciones en la parte dispositiva.

A. ANULACIÓN DE OFICIO POR LA CORTE

1. CONSIDERACIONES GENERALES

Una de las características comúnmente predicadas respecto de la nulidad


procesal es que para su declaración es necesario que medie la solicitud de
parte legitimada para hacerlo. La nulidad debe alegarse. Excepcionalmen-
te, la ine¿cacia de los actos procesales puede ser declarada de o¿cio por
el tribunal, siempre que la ley autorice esa forma de intervención y en la
medida que se trate de vicios o defectos que comprometan el interés social
o el orden público, de modo que el juez se ve legitimado para intervenir,
precisamente en defensa de esos valores, cuando están involucradas actua-
ciones que atañen a la validez o e¿cacia de actos esenciales en el proceso,
tales como el emplazamiento, la capacidad de las partes o la competencia
absoluta. Eso, en términos generales.

En el procedimiento laboral y, especí¿camente, a propósito del recurso


de nulidad, la posibilidad para que el tribunal de nulidad actúe motu proprio,
de propia iniciativa o más exactamente con prescindencia de la causal y/o
de los argumentos planteados por el recurrente, está autorizada en el artículo
479 inciso tercero del Código del Trabajo.
254 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

De acuerdo con la norma legal citada “…la Corte, de o¿cio, podrá acoger
el recurso deducido por un motivo distinto del invocado por el recurrente,
cuando corresponda a alguno de los señalados en el artículo 478”.

En principio, pareciera poco feliz la expresión empleada en la norma legal


de permitir a la Corte “acoger” el recurso deducido cuando, en verdad, se
está haciendo algo diferente, como es actuar de o¿cio. No obstante, con ello
puede estarse signi¿cando que ha de existir algún grado de conexión entre
el proceder de o¿cio del tribunal con la parte que ha protestado contra la
decisión que le afecta y, particularmente, con el interés que ella manifestara
como comprometido. Por ende, pareciera que esas posibilidades o¿ciosas
no son ilimitadas. En lo inmediato, impresiona como atendible sostener que
no sería aceptable actuar de o¿cio a favor de quien no ha recurrido, entre
otras derivaciones299.

2. REQUISITOS DE LA ACTUACIÓN OFICIOSA

Además de lo expresado, de la norma legal transcrita es posible postu-


lar que para que haya lugar a una actuación de o¿cio serían necesarias las
condiciones siguientes:

2.1. Debe existir un recurso admitido, precisamente porque en la regla


legal se alude a la posibilidad de “acoger el recurso deducido por un motivo
distinto”, de lo que se sigue que, cuando menos, el recurso tiene que haber
superado esa etapa preliminar de admisibilidad;

2.2. Debe basarse en un “motivo distinto” del postulado por el recurrente.


Cierta doctrina sostiene que una causal es de composición compleja. Está
conformada por la cita de la ley que la establece, lo que es propiamente la
“causal” [Por ejemplo, el artículo 478 letra a) del Código del Trabajo], y
por las razones o hechos que la constituyen en el caso especí¿co (el “mo-

299 No obstaría a lo expresado la situación regulada en el artículo 480 inciso cuarto del Código

del Trabajo, en el entendido que la consultada en esa norma no sería una actuación de oficio
sino que la irradiación de los efectos de un recurso de nulidad acogido. La regla equivalente en
el Código Procesal Penal (artículo 360) reafirma esta aseveración, desde que dicha norma está
referida a las “Decisiones sobre los recursos”. Además, como el artículo 480 del Código del
Trabajo no hace distingo alguno, significaría que en dicha regla estarían incluidas las causales
del artículo 477 que, como es sabido, no permiten una actuación de oficio.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 255

tivo”). Sin embargo, entendemos que cuando la ley se re¿ere al “motivo”,


está expresando una idea omnicomprensiva, desde que alude a todas las
causales del artículo 478 (“cuando corresponda a alguno de los señalados
en el artículo 478”). Consecuentemente, habría margen para considerar
que la invalidación de o¿cio pueda sustentarse en fundamentos distintos de
los planteados por el recurrente, en términos que nada obstaría para que se
trate de la “misma” causal esgrimida en el recurso, esto es, de la misma ley
que recoge ese motivo, aunque por razones diferentes, y que también sería
procedente la anulación de o¿cio por razones y por una causal, diferentes
de las postuladas en el recurso, sin perjuicio de la conexión a que se hace
referencia en el numeral 2.4. de esta enunciación;

2.3. Sólo puede sustentarse en alguna de las causales consultadas en el


artículo 478 del Código del Trabajo. Esta exigencia está determinada por el
texto legal expreso, porque la ley ha circunscrito a esas hipótesis la eventual
actuación de o¿cio. Parece razonable cuestionarse acerca de cuál podría ser
la razón que se tuvo en vista para restringir la actuación de o¿cio exclusiva-
mente a las causales del artículo 478 del Código del Trabajo. Una explicación
posible para esa limitación sería que tales causales comportarían para los
legisladores la con¿guración de vicios o errores –que están detalladamente
especi¿cados en la ley– de una entidad tal que les habría llevado a adoptar las
precauciones necesarias para impedir su consumación de¿nitiva, amplián-
dose las posibilidades de reparación. Esto sería coherente con las hipótesis
que en derecho comparado y en el propio ordenamiento nacional (procesal
penal), son designadas como “motivos absolutos” de nulidad, para denotar
la idea de la gravedad que encierra el vicio, pero en el entendido que se
trata de vulneraciones catalogadas o especí¿cas del debido proceso. Es más,
la doctrina asume que en tales casos concurriría una suerte de presunción
legal sobre la relevancia del defecto que haría ineludible la invalidación300.
Sin embargo, a diferencia de las materias procesales penales, el Código del
Trabajo contempla en el artículo 478 causales que se apartan de esa matriz
uniformadora del debido proceso (como es posible advertirlo en el artículo
374 del Código Procesal Penal), toda vez que se incluyen causales que no

300 Con todo, la jurisprudencia ha hecho notar que, sin embargo, la propia ley que instituye
tales motivos relativiza su carácter absoluto (como indicativo de anulación ineludible) al dispo-
ner una regla que señala que los defectos que carecen de influencia en lo dispositivo no causan
nulidad, como acontece con el artículo 375 del Código Procesal Penal y con el penúltimo inciso
del artículo 478 y con el inciso 3º del artículo 482, ambos del Código del Trabajo.
256 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

están directamente relacionadas con ese derecho fundamental, como es el


caso de los motivos relacionados con la infracción de las reglas de la sana
crítica y el referido a la cali¿cación jurídica de los hechos. Así las cosas,
no queda muy claro el criterio seguido para incluir las causales aludidas o
para excluir las del artículo 477, de una eventual anulación de o¿cio;

2.4. Debe favorecer a quien recurriera y en función de la pretensión plan-


teada en el recurso desestimado. Esto comporta una limitación implícita y
está relacionada con el sentido rogativo de los recursos. Son las partes las
que deben o pueden promover la actividad de los tribunales y éstos, a su
vez, sólo están legitimados para ejercer sus atribuciones en función del per-
juicio que ellas lleguen a manifestar. Por consiguiente, no estaría permitido
actuar más allá de lo que se ha pretendido plantear al tribunal de nulidad,
ni que éste lo haga en bene¿cio de quienes no ejercieron los derechos que
el ordenamiento jurídico les franquea301. En consecuencia, ha de existir
algún nexo entre la anulación de o¿cio del tribunal de nulidad y lo que se
ha denunciado o reclamado por el recurrente.

3. ACTUACIÓN ENTERAMENTE OFICIOSA

Existen determinadas reglas de procedimiento a las que se asigna el


carácter de orden público, vale decir, aquellas en cuyo establecimiento
se reconocen consideraciones de interés general que, como tales, son
inclusive superiores al interés de los propios litigantes y que, por lo mis-
mo, no resultan disponibles, no son susceptibles de convalidación por las
partes ni menos por el tribunal. En relación con ello, se habla también
de ciertos antecedentes o condiciones indispensables para que el proceso
pueda considerarse como válido y e¿caz, señalados por la dogmática
como “presupuestos procesales”, cuya denominación y tratamiento pio-
nero se atribuye al jurista Oskar Von Bülow302. Al margen que la doctrina

301
Desde luego, lo que se afirma deja a salvo la situación prevista en el inciso cuarto del
artículo 480 del Código del Trabajo, aunque en sentido estricto esa no es una actuación de
oficio, porque allí no se trata del ejercicio de una facultad sino que del cumplimiento de un
mandato legal, imperativo.
302 En esencia, el profesor alemán pone el acento en la naturaleza pública del Derecho pro-

cesal. En lugar de lo que hasta entonces (1868) se asumía como una serie de actos del juez y de
las partes, el autor citado considera que el proceso es una relación jurídica de derecho público
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 257

parece no ponerse totalmente de acuerdo acerca de cuáles son, sobre su


naturaleza y sobre sus efectos con relación al proceso (particularmente
si pueden ser considerados como requisitos de existencia), lo cierto es
que se los caracteriza como condiciones ineludibles para su validez. En-
tre ellos se cuentan y, en lo que interesa para estos ¿nes, los relativos a
la competencia absoluta, la capacidad de las partes y la observancia de
formalidades esenciales303. Siendo ese el caso, lo que se pretende dejar
únicamente planteado son las facultades/deberes de control que tiene
el tribunal de nulidad para velar por la regularidad del proceso y de la
relación procesal, respecto a las circunstancias esenciales para legitimar
y validar la sentencia. En concreto, asumiendo que las partes no lo han
planteado ni lo postulan, la cuestión se re¿ere a la posibilidad de anular
de o¿cio lo actuado –al margen del recurso o prescindiendo del mismo
e inclusive contra lo que pueda plantearse a través suyo– cuando estén
comprometidos aspectos tales como la incompetencia absoluta o la dele-
gación de facultades (falta de inmediación), por ejemplo. Por las razones
que quedaron precedentemente expresadas, pareciera que la anulación
de o¿cio a que se re¿ere el artículo 479 inciso tercero del Código del
Trabajo no lo permitiría, toda vez que supone la existencia de un recurso
que, aunque defectuoso, tiene la virtud servir como medio para que el
litigante denuncie de algún modo la de¿ciencia al tribunal. Para el caso
de estimarse que dicha facultad no lo hace posible, quedaría entonces por
de¿nir cuál sería el alcance que tendrían para estos ¿nes los artículos 429
del Código del Trabajo y 84 del Código de Procedimiento Civil, en cuanto
ordenan al juez (cualquier juez) “corregir de o¿cio los errores que observe
en la tramitación del juicio” (“…del proceso”). A este respecto, existe
doctrina en orden a que la nulidad de los artículos 83 y 84 del Código de

Continuación nota 302


cuyos elementos constitutivos designa como “presupuestos procesales”. VON BÜLLOW, Oskar,
La teoría de las excepciones procesales y los presupuestos procesales, traducción de Miguel
Ángel Rosas, ARA Editores, Lima, 2008.
303 CARNELUTTI, Francesco, Instituciones…, ob. cit. p. 458; COUTURE, Eduardo J., Fundamen-

tos…, ob. cit., pp. 84 y ss.; ROMERO SEGUEL, Alejandro, “El Control de O¿cio de los Presupuestos
Procesales y la Cosa Juzgada Aparente. La Capacidad Procesal”, Revista Chilena de Derecho
Nº 4, volumen 28, PUC, Santiago 2001, pp. 781-789; GANDULFO R., Eduardo, “Presupuestos
Procesales y su Decaimiento en los Juicios Personalísimos: La Capacidad Procesal en el caso
Quezada Arias con Farías Luri”, Revista de derecho Universidad del Norte, año 18, Nº 1, año
2011, pp. 281-299, disponible en www.scielo.cl.
258 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

Procedimiento Civil sólo puede ser decretada por el tribunal ante el cual
está radicada la causa, porque la atribución correlativa para el tribunal
superior estaría dada por la casación de o¿cio304. Sin embargo, aunque
escasas o excepcionales, existen situaciones en que tanto las Cortes de
Apelaciones como la propia Corte Suprema han ejercido dichas atribucio-
nes correctoras, al amparo del artículo 84 del Código de Procedimiento
Civil, cuando el vicio o defecto no es susceptible reconducir a alguna
hipótesis de casación o cuando ese vicio es anterior o previo al examen
de los recursos que pueda haberse deducido, porque un pronunciamiento
sobre ellos supone o exige la concurrencia de esos presupuestos procesa-
les, en la medida que su ausencia deslegitima cualquier decisión, la torna
inviable305.

B. LA NULIDAD PARCIAL

1. PREÁMBULO

Como se sabe, un proceso puede estar compuesto de diversos objetos o,


más precisamente, puede comprender el planteamiento de varias pretensio-
nes a través de una misma demanda. De similar manera, es dable también
que el litigio contenga el enfrentamiento de multiplicidad de personas, ya
sea que actúen como demandantes o demandados.

Ahora bien, esas formas de pluralidad –por consideraciones de con-


centración y de economía procesal–, traen consigo que todos los aspectos
involucrados en el debate deban ser resueltos a través de una misma y única
sentencia. Sin embargo, ello no siempre implica que el destino de unos y
de otros deba ser idéntico. Así, el hecho que no prospere una determinada
petición del actor no signi¿ca que, de suyo, deban desestimarse todas las
demás, o la circunstancia de haberse acogido o rechazado la demanda res-
pecto del demandado principal no siempre va a signi¿car que se acepte o
que se niegue lugar a ella respecto del demandado solidario o viceversa.

304
COLOMBO CAMPBELL, Juan, Los Actos Procesales, Editorial Jurídica de Chile, Santiago,
1997, Tomo II, p. 507.
305 V. gr., Corte Suprema, Rol Nº 716-2011, sentencia de 31 de marzo de 2011; Rol Nº 5.288-

2008, sentencia de 11 de noviembre de 2008, y Rol Nº 4.153-2009, sentencia de 10 de junio de


2011, entre otras, disponibles en www.poderjudicial.cl.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 259

Dependerá de cada caso y, en particular, del modo en que se haya propuesto


la pretensión, del alcance y naturaleza de las excepciones o defensas acep-
tadas o de las razones que se han tenido en cuenta para decidir a¿rmativa o
negativamente tales extremos, entre otros factores a sopesar.

2. CONSIDERACIONES PRELIMINARES

El dilema que surge en esta materia concierne a la posibilidad de disponer


una nulidad parcial o limitada y, más precisamente, si ello resultaría proce-
dente cuando se trata de invalidar únicamente la sentencia de¿nitiva, desde
que la ley es inequívoca en lo que se re¿ere al procedimiento, al facultar
a la Corte para de¿nir el alcance de la invalidación y la determinación del
estado en que queda el proceso. Un ensayo para acercarse al tema supondría
atender a ciertas consideraciones preliminares, sucintamente enunciadas.
Entre ellas:

2.1. En cuanto al carácter de los recursos

Habría que reiterar que los recursos expresan un derecho de parte, de


modo que corresponde al interesado decidir su ejercicio y de¿nir el agravio/
perjuicio en virtud del cual va a reclamar la intervención del tribunal al cual
acude. Desde esa perspectiva, esto es, si depende de la parte circunscribir
el ámbito de su reclamación, acotar el aspecto de la sentencia que le resulta
perjudicial, tendría que signi¿car también que puede existir una sección de
la sentencia que el recurrente no disputa, la que, por ende, integra aquello
que los litigantes –incluyendo al recurrido– aceptan o consienten del fallo.
Es lo que los autores designan como la “cosa juzgada parcial”, signi¿can-
do con ello que el fallo puede contener una o más disposiciones de modo
que aquellas que no son impugnadas pueden tornarse irrevocables, salvo
que tengan alguna conexión esencial con los aspectos cuestionados. Esto
que se dice no resulta del todo extraño en materias laborales, si se atiende
–por ejemplo– al principio que subyace en la regla del artículo 453 Nº 1
del Código del Trabajo, en cuanto posibilita el pronunciamiento de una
sentencia de¿nitiva parcial y ejecutable, cuando ha mediado allanamiento
sobre una parte de la demanda y oposición al resto. La ley manda cumplir
irrestrictamente lo aceptado y continuar el procedimiento con aquello en
que hubo oposición.
260 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

2.2. En cuanto a las limitaciones del tribunal de nulidad

Lo que va dicho hasta ahora es también concordante con las restriccio-


nes a la competencia que se asigna al tribunal de nulidad que –según se
ha visto– está limitada por la con¿guración de la causal de nulidad que se
hace valer, por los efectos que de ella derivan y por el necesario ajuste o
coherencia que ha de observar con relación a lo que ha sido planteado y
solicitado por el recurrente.

Siempre en esta línea de razonamiento, no parece tan desacertado sostener


que la condición de relevancia inherente a la procedencia de la nulidad ex-
presa también, de alguna manera, lo que se viene sugiriendo. En efecto, sólo
los vicios y errores sustanciales o que tienen inÀuencia en lo dispositivo de
la sentencia son aquellos que autorizan su invalidación. Consecuentemente,
signi¿ca que pueden existir otros que son tolerados y que no permiten anular
la resolución. Si es así, tratándose de una sentencia que contiene más de
una decisión, parece entonces atendible cuestionarse sobre la pertinencia
de una nulidad total, cuando los vicios o errores detectados no atañen a las
demás disposiciones del fallo.

En un sentido similar, el artículo 480 del Código del Trabajo permite a


la Corte extender los efectos favorables de su decisión a las otras partes que
no recurrieron, a menos que los fundamentos (de la invalidación) fueren
exclusivamente personales del recurrente. Esto querría decir que resulta
posible mantener subsistente e intocada alguna sección del fallo, que es
precisamente la que concierne a quienes no han recurrido, cuando las razones
de la nulidad no les favorecen.

2.3. En cuanto a los efectos de la nulidad en general

El recurso de nulidad es uno de los tantos instrumentos que la ley concibe


para privar de sus efectos a un acto determinado o a una secuencia de actos.
En su caso, el proceso y/o la sentencia. Como tal, tendría que responder
también a los principios o características generales de cualquier nulidad y,
dentro de ellos, al de su efecto extensivo o de comunicabilidad.

El artículo 83 del Código de Procedimiento Civil, aplicable en la especie


por mandato de los artículos 432 y 474 del Código del Trabajo, dispone
a ese respecto que “La declaración de nulidad de un acto no importa la
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 261

nulidad de todo lo obrado”. Conforme a ello, la nulidad sólo alcanza en sus


consecuencias sancionatorias a aquellos actos o actuaciones que tengan una
estrecha conexión y dependencia con el acto que se reprocha como viciado u
erróneo, pero también signi¿caría que ese nexo debe producirse igualmente
con el vicio u error, porque ése es el mal que los afecta.

3. SOLUCIONES POSIBLES

Efectuada esa introducción, y a partir de esos lineamientos preliminares,


podría aventurarse un campo posible de actuación. Como se dijo en su mo-
mento, dentro de los defectos susceptibles de producir en la conducción y
resolución de un asunto, se enseña la clásica distinción entre los errores de
actividad (“in procedendo”) y los errores de derecho material o de decisión
(“in iudicando”), a los que tendría que agregarse la consideración de algu-
nas situaciones especiales. Entendemos que una manera de aproximarse al
tema pasa por distinguir esos tipos de situaciones:

3.1. Errores de decisión o de fondo: En términos generales, da la im-


presión que esta hipótesis representa menos complicaciones. Resultaría
entonces aceptable la posibilidad de disponer una invalidación parcial y,
aparentemente, las líneas jurisprudenciales se orientarían en dicho sentido.
Nos referimos especí¿camente a las causales del artículo 477 parte ¿nal
y a la del artículo 478 letra c), ambos del Código del Trabajo. En su caso,
teóricamente pudiera incluirse también la causal del artículo 477, primera
parte, cuando la vulneración se contiene en la sentencia de¿nitiva y con-
cierne a los aspectos de fondo de la decisión.

Al margen de las razones que ya se han dado para admitir la posibilidad


de una invalidación parcial, entre los antecedentes normativos que pudieran
contribuir a la formación de un criterio como el propuesto, son citables los
artículos 785 del Código de Procedimiento Civil y 385 del Código Proce-
sal Penal. En dichas reglas legales se permite, expresamente, reproducir y
mantener la parte no afectada de la sentencia, tanto en sus reÀexiones como
en sus decisiones. Dicho en otros términos, las normas señaladas autorizan
una invalidación parcial.

3.2. Errores de actividad: Como se anticipó en su momento, en aquellos


casos en que las consecuencias de la nulidad importan dejar sin efecto el pro-
cedimiento y la sentencia no se produce la di¿cultad porque, en tal evento, la
262 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

ley prescribe que el procedimiento puede ser anulado total o parcialmente y


que toca a la Corte de¿nir el estado en que queda el proceso. Es lo que sucede
tratándose de las causales del artículo 477, parte primera, cuando la vulnera-
ción se ha cometido en la sustanciación del procedimiento y de las previstas
en las letras a) y d) del mencionado artículo 478 del Código Laboral.

3.3. Situaciones especiales: El asunto se torna mucho más discutible


y complejo en casos limítrofes, esto es, aquellos que participan de un ca-
rácter compuesto o cuya naturaleza no está claramente de¿nida en la ley,
en especial por los efectos que ella le asigna. Se alude a causales que, en
principio, son de carácter indudablemente formal –como la del artículo
478 letra e) del Código del Trabajo– pero en que el mandato legal es dictar
sentencia de reemplazo; u otras que podrían asumirse como de índole más
sustancial, aunque directamente emparentadas con el establecimiento de
los hechos, como el motivo de invalidación del artículo 478 letra b) del
mismo Código, que también da lugar al pronunciamiento de una sentencia
de reemplazo. No parece posible entregar fórmulas generales o uniformes.
La solución que se adopte es esencialmente casuística y estaría muy de-
terminada por el punto de partida, es decir, por la concepción que pueda
atribuirse a la causal de nulidad, a las razones que se hayan aceptado para
hacer lugar a su con¿guración y al contexto concreto en que se produce el
defecto evidenciado, en términos de de¿nir la vinculación que pueda tener
la decisión afectada con las demás decisiones del fallo. Así, habrá casos
en que sea factible efectuar la correspondiente disgregación, de modo que
no existiría obstáculo para una invalidación parcial; u otros en que el vicio
compromete al fallo en su integridad, de manera que la invalidación total
resultaría ineludible. Sólo a modo de ejemplo, es perfectamente posible
que la excepción de cosa juzgada concierna sólo a una de las diversas
pretensiones del actor, por lo que no se observa razón para que ello traiga
consigo la anulación de las restantes decisiones no comprendidas en esa
excepción; o que la falta de consideraciones del fallo se re¿era únicamente
al pago de grati¿caciones, en una sentencia que se pronuncia y decide sobre
el carácter injusti¿cado del despido y la procedencia de las indemnizaciones
derivadas del mismo, situación en la que tampoco logra verse la necesidad
de invalidar totalmente la sentencia. Ahora, si el vicio o error tiene que ver
con el establecimiento de la relación laboral discutida, seguramente ello
va afectar a todas las decisiones del fallo, de manera que el único remedio
posible sería la invalidación integral.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 263

3.4. La forma del fallo en caso de nulidad parcial: Para el caso que sea
procedente la invalidación parcial y la subsecuente sentencia de reemplazo,
tomando como criterios orientadores los vertidos en los artículos 785 del
Código de Procedimiento Civil y 385 del Código Procesal Penal, un posible
esquema de las sentencias sería el siguiente:

a) La sentencia de nulidad debiera disponer la invalidación de la sen-


tencia impugnada, precisándose la decisión, extremo o aspecto que resulta
invalidado. V. gr.: “se acoge el recurso de nulidad interpuesto por la
parte…, únicamente por la causal del artículo… del Código del Trabajo.
Consecuentemente, se invalida la decisión I. de la sentencia de¿nitiva de
fecha…, recaída en la causa RIT…, del …Juzgado de Letras del Trabajo
de esta ciudad, caratulada…, en cuanto por ella se decide… Por lo tanto,
se reemplaza la parte afectada de la sentencia con (el error de derecho
establecido o el vicio determinado), por la que se dicta a continuación, en
forma separada y sin nueva vista”.

b) A su vez, la sentencia de reemplazo podría sujetarse a la nomenclatura


que se pasa a referir: i. en la sección relativa a la fundamentación, debieran
eliminarse las consideraciones del fallo impugnado que no sean compatibles
con lo decidido (la parte afectada por el vicio o error de derecho, en su caso)
y reproducirse todo lo restante de ese fallo, incluidos los fundamentos de la
sentencia de nulidad que puedan servir de sustento a la nueva decisión; ii.
en la sección dispositiva del fallo de reemplazo, sería aconsejable declarar
que se mantienen las decisiones no afectadas con la invalidación y consignar
la decisión que reemplaza a la anulada. Ello, de acuerdo con una fórmula
como la que se pasa a indicar:

“De la sentencia anulada se reproduce su parte expositiva y considerativa,


con las siguientes modificaciones: …

Considerando lo expresado en los motivos décimo tercero a décimo sexto


de la sentencia de invalidación que antecede, los que han de tenerse por
reproducidos para estos efectos, y teniendo presente, además, las siguientes
razones: …

Por estos motivos, lo previsto en…, manteniéndose las decisiones no afectadas


por la invalidación, signadas con los números II. y III., de la sentencia de fe-
cha… se declara que… (la nueva decisión que reemplaza la anulada)”.
264 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

C. LA CORRECCIÓN DE OFICIO
DE LA SENTENCIA, QUE NO IMPORTA NULIDAD

1. PREÁMBULO

Las reglas que contemplan esta posibilidad están contenidas en los ar-
tículos 478 y 482 del Código del Trabajo cuyo tenor, en lo pertinente, es el
que se pasa a referir:

“Artículo 478… No producirán nulidad aquellos defectos que no influyan en


lo dispositivo del fallo, sin perjuicio de las facultades de corregir de oficio que
tiene la Corte durante el conocimiento del recurso…”.

“Artículo 482… Si los errores de la sentencia no influyeren en su parte dis-


positiva, la Corte podrá corregir los que advirtiere durante el conocimiento
del recurso…”.

Cabe hacer hincapié en algunas cuestiones más bien evidentes que sur-
gen del texto de las normas. En lo inmediato, que se trata de una atribución
conferida al tribunal de nulidad, de modo que su ejercicio queda entregado
a la discrecionalidad de la Corte, y, enseguida, que atañe a una situación
radicalmente distinta de la que consulta el inciso ¿nal artículo 479 del Có-
digo del Trabajo, sobre anulación de o¿cio, porque en la hipótesis que se
examina no se dispone la nulidad del fallo, sólo su mera recti¿cación, desde
que aun cuando se está en presencia de defectos o de errores, los mismos
carecen de inÀuencia sustancial en la parte dispositiva, esto es, no tienen
toda la entidad o relevancia que permita su anulación.

El carácter lacónico de las normas señaladas, unido a su infrecuente


aplicación jurisprudencial y escaso tratamiento doctrinario, hacen inseguro
el derrotero para discernir las realidades a las que pueda estarse haciendo
referencia. Para acercarse a ello, cabe reiterar que la eventualidad analiza-
da parte de ciertos supuestos: a) que exista un error o defecto; b) que ese
error o defecto no inÀuye en lo dispositivo de la sentencia, y c) que el error
o defecto sea susceptible de corregir, sin que importe alterar la decisión
(puesto que se habla de impropiedades que no inÀuyen en lo dispositivo).
A lo expresado tendría que añadirse un requisito implícito d), esto es, que
la de¿ciencia debe estar contenida en el fallo, con lo que quedarían exclui-
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 265

dos los defectos de actividad acaecidos en la prosecución del juicio –antes


de la sentencia– desde que no logra advertirse el interés para recti¿carlos,
si va a mediar un fallo que se mantendría intacto, en su integridad. Ahora
bien, dentro de esa sentencia, las incorrecciones pueden estar presentes en
cualquiera de sus partes, esto es, en su sección expositiva, considerativa e,
inclusive, dispositiva, esta última con la salvedad que será oportunamente
formulada. Teniendo como directrices esos componentes esenciales y de-
jando a salvo otras hipótesis que puedan surgir de la práctica, sería factible
inferir algunos casos posibles. A saber:

2. RECTIFICACIÓN DE ERRORES
O DEFECTOS EN LA PARTE EXPOSITIVA DEL FALLO

El artículo 478 letra e) del Código del Trabajo dispone que habrá lugar
a la nulidad cuando la sentencia se dicta con omisión de “cualquiera de
los requisitos” establecidos en sus artículos 459, 495 ó 501, inciso ¿nal.
El enunciado legal tiene una formulación que parece hacer irrestricta la
invalidación, sugiriéndose que siempre y en todo caso debiera anularse la
sentencia, sin importar el tipo o entidad de la condición faltante. Ocurre que,
entre los requisitos de posible omisión o incorrección están algunos cuya
ausencia o enunciación defectuosa puede resultar inocua en determinadas
circunstancias, tales como el lugar y fecha de expedición de la sentencia,
la individualización de los litigantes o la síntesis de los hechos y alega-
ciones de las partes, por ejemplo. Así las cosas, esa proclamación inicial
absoluta (“cualquiera de los requisitos”) se ve morigerada en el mismo
artículo 478, atenuación que luego corrobora el artículo 482, normas que,
de acuerdo con lo que se ha visto, disponen que no producen nulidad los
defectos o errores que no inÀuyan en lo dispositivo del fallo, sin perjuicio
de la posibilidad de corregirlos de o¿cio. Por lo tanto, sería dable concluir
que de¿ciencias de esa índole son susceptibles de remediar a propósito
del recurso de nulidad, sin que para ello deba invalidarse la sentencia.
V. gr., si en el fallo hay una equivocada referencia a la identi¿cación de
quienes litigaron o si derechamente no se consigna su identidad. No es un
error que pueda cali¿carse de baladí porque, como se sabe, es capaz de
tener incidencia en el efecto de cosa juzgada. Por ende, una de¿ciencia
de ese tipo pudiera justi¿car una intervención en la sentencia impugnada,
sin que importe su anulación. Sólo completarla o enmendarla, según fuere
conveniente.
266 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

3. RECTIFICACIÓN DE ERRORES O
DEFECTOS EN LA PARTE CONSIDERATIVA DEL FALLO

Entendemos que las de¿ciencias de este tipo pueden corresponder tanto


a errores de derecho sin inÀuencia sustancial como a simples de¿ciencias
de carácter más evidente.

3.1. Errores de derecho


sin influencia en lo dispositivo del fallo

Cabe recordar que dentro de las funciones esenciales que es dable atribuir
al recurso de nulidad está la de servir como instrumento para el control de
la legalidad de las sentencias jurisdiccionales, por la vía de reparar (anular)
la inobservancia o equivocada aplicación de la ley sustantiva. Se dejó igual-
mente consignado que una condición indispensable, para que se provoque
ese efecto inmediato de invalidación, es que la ilegalidad detectada alcance a
la decisión, en una relación de causa a efecto. Consiguientemente, se indicó
también, pueden existir errores o infracciones de ley que, siendo tales, no
autorizan para anular el fallo, precisamente, porque carecen de inÀuencia
en su parte dispositiva.

De lo expresado se sigue que una clase de imperfecciones susceptibles


de corregir en virtud de lo establecido en los artículos 478 y 482, son
aquellos errores de derecho que no rebasan la motivación de la sentencia
impugnada, es decir, las elucubraciones de derecho en torno a alguna norma
legal que quedan en el plano de la mera teorización, porque no son funcio-
nales a la decisión adoptada306, pero que, además de sobreabundantes, son
equivocadas; también estarían incluidas las disquisiciones jurídicas que
siendo erróneas y funcionales, no son las únicas que sirven de soporte a
la resolución de manera que resultan prescindibles y que por desacertadas
no deben mantenerse (por ejemplo, que se asevere que el aviso de despido
no satisface las exigencias del artículo 162 del Código del Trabajo, lo que
pudiera ser erróneo, pero que al mismo tiempo en el fallo se analice la

306 En el estudio de la jurisprudencia a este tipo de argumentaciones se las identifica bajo

la expresión latina “obiter dictum” (“dicho al pasar”), esto es, razones que no determinan la
decisión y que frecuentemente se anuncian en la sentencia como fundamentos dados “a mayor
abundamiento”.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 267

prueba para concluirse que la exoneración no fue justi¿cada); o la cali¿ca-


ción inexacta de la responsabilidad que se asigna a uno de los demandados
(v. gr. empresa principal, contratista o subcontratista), que no incide en su
condena, entre otras situaciones.

En ese contexto, habría que entender que esta clase de corrección es


un mecanismo destinado a evitar que permanezca indemne o incólume
una equivocada inteligencia de la norma, a pesar que no se mani¿este en
la decisión. Sería una especie de actuación en el solo interés de la ley, con
dos efectos colaterales: a) Explicitar de un modo inequívoco que el recha-
zo del recurso no signi¿ca que el tribunal de nulidad comparta todas las
reÀexiones contenidas en la sentencia recurrida, es decir, evitar un silencio
que signi¿que complicidad con el error307, y b) Dejar también señalado,
de una manera expresa, cuál es el sentido correcto de la norma implicada,
de modo que el error no pase inadvertido, contribuyéndose de esa manera
a la acertada resolución de asuntos futuros308.

En términos concretos, la corrección pudiera traducirse en la eliminación


de los respectivos considerandos de la sentencia impugnada, acompañada
de la consignación, en el fallo de nulidad, de motivos especí¿camente
orientados a hacer patente el error advertido y la explicación de por qué
tienen ese carácter equivocado.

3.2. Simples deficiencias

Otra clase de imperfecciones de eventual corrección a través de esta vía


puede estar relacionada con aspectos más evidentes de la parte considerativa,
tales como los errores de simple trascripción, al modo de las hipótesis más
básicas que contempla el artículo 182 del Código de Procedimiento Civil,
para los ¿nes de la aclaración, recti¿cación o enmienda.

307 DE LA RÚA, Fernando, ob. cit., p. 270.


308 Sin que mediara un texto legal que lo dispusiera expresamente, en algunas de sus senten-

cias de rechazo de los recursos de casación en el fondo, por falta de inÀuencia de la infracción
de ley acusada, la Excma. Corte Suprema ha señalado lo correspondiente en el sentido que se
re¿ere. V. gr., fundamento séptimo de la sentencia de 3 de mayo de 2010, Rol Nº 1.286-2010,
disponible en www.poderjudicial.cl.
268 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

4. CORRECCIÓN DE ERRORES O DEFECTOS EN LA PARTE DISPOSITIVA DEL FALLO

Se hizo notar en su momento que la razón de ser de esta clase de recti¿ca-


ción es la existencia de errores o defectos susceptibles de corregir, sin que la
intervención signi¿que alterar la decisión. Sin embargo, ello no puede llegar
al extremo de asumir una suerte de intangibilidad irrestricta o a cualquier
precio de la sección dispositiva del fallo. Es evidente que, de no mediar la
invalidación de la sentencia, no hay legitimidad ni autorización para cambiar
el sentido de lo resolutivo. Con todo, lo que se está pretendiendo explicar
apunta a algo diferente y hasta más sencillo, si se quiere. El supuesto in-
manente en toda sentencia es la debida conexión entre sus diversas partes,
que han de formar un todo coherente, en términos que lo dispositivo sea el
resultado o consecuencia directa y necesaria de las fases que le anteceden.
En ese contexto, no se ve inconveniente para la eventual corrección de in-
consistencias, errores de cálculo o de referencia que sea dable advertir en
lo dispositivo del dictamen, en la medida que esa de¿ciencia surja como
tal, del análisis integral de la resolución. De ese modo, puede ocurrir –por
ejemplo– que en la sentencia se discurra, concluya y asiente de un modo
inequívoco que la remuneración que ha de servir de base de cálculo para
las prestaciones asciende a un monto determinado y, no obstante, se mande
pagar sumas mayores o menores que las anunciadas. Cabría preguntarse si
en una situación como la descrita, advertida en el conocimiento del recur-
so, debiera mantenerse una condena así de injusta, así de mani¿estamente
errónea. Podría aseverarse, para la solución negativa, que acá no hay exac-
tamente un defecto que inÀuya en lo dispositivo, porque se trata de un error
que está exclusivamente en la decisión. Es efectivo que las reglas legales
permiten corregir los errores o defectos que no inÀuyan en la decisión, de lo
que pudiera seguirse alguna restricción para mantener intocado lo disposi-
tivo fuera de esa hipótesis, pero cuando la ley ¿ja esa cota lo hace como un
límite para disponer la nulidad del fallo, en el entendido que la disposición
reÀeja una expresión concreta de la voluntad manifestada en la sentencia.
Si ese no es el caso, pareciera factible su corrección, en la medida que no
importe variar su verdadero sentido sino más bien aclararlo o situarlo en su
dimensión exacta. Las otras alternativas serían perseverar en el error, lo que
no parece aceptable; o repararlo a través de la invalidación de la sentencia,
lo que pudiera resultar francamente desproporcionado e innecesario309.

309 DE LA RÚA, Fernando, ob. cit., pp. 269 y 270.


CAPÍTULO VIII
EL CONTROL DE LOS HECHOS A TRAVÉS DEL RECURSO DE NULIDAD

SUMARIO: 1. Introducción. 2. Fase preliminar de estudio. 3. Separación de los


hechos del derecho. 3.1. Generalidades. 3.2. Identi¿cación de los hechos.
4. Análisis crítico del fallo. 5. Formas de impugnación de los hechos. 5.1. Impug-
nación indirecta (artículo 478 letra e) del Código del Trabajo). 5.2. Impugnación
directa (artículo 478 letra b) del Código del Trabajo). 5.2.1. Proposición de la
causal del artículo 478 letra b).

1. INTRODUCCIÓN

Es relativamente común o frecuente que en nuestros fallos se consignen


aseveraciones en orden a que “La facultad de apreciación de las pruebas
conforme a las reglas de la sana crítica se corresponde con atribuciones
exclusivas del juez de la instancia”; que “en el sistema de apreciación
conforme a las reglas de la sana crítica los jueces son soberanos para
valorar las pruebas”; o que “en un recurso de derecho estricto los hechos
son ajenos al control del tribunal de nulidad”.

Contrariamente a las ideas que parecen residir en a¿rmaciones como las


reseñadas, en diversos pasajes de este documento se ha puesto el acento en
las posibilidades que comporta el recurso de nulidad, a los ¿nes de actuar
como un instrumento de control sobre los hechos probados. Partiendo de
la base que el acometimiento fáctico de la sentencia tiene anclaje en este
recurso y que dentro de sus potencialidades está comprendida la refutación
de los hechos asentados, en las líneas que siguen procurará esbozarse una
suerte de método para materializar ese control y eventual revisión.

2. FASE PRELIMINAR DE ESTUDIO

Como cualquier actividad analítica profesional, es evidente que un em-


prendimiento como el aludido no puede partir de una simple lectura sino
necesariamente por un estudio serio y acucioso tanto del juicio como de la
sentencia recaída en él. Por cierto, el análisis no puede prescindir del cabal
entendimiento de la institución jurídica involucrada en el caso concreto.
Con bastante rudeza alguien expresó en alguna oportunidad que, antes de
decidir, el abogado y el juez deben partir por conocer y estudiar la ley.
270 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

Ahora bien, sin perjuicio de las particularidades del examen que cada
quien estime pertinente efectuar, pareciera que ese estudio tendría que
enfocarse –cuando menos– en los aspectos que se pasa a reseñar en los
párrafos siguientes.

3. SEPARACIÓN DE LOS HECHOS DEL DERECHO

3.1. Generalidades

Si de lo que se trata es de someter a examen el material fáctico de la


sentencia, quiere decir que resulta esencial distinguir los hechos del dere-
cho. Mucho se ha escrito sobre el particular y hay quienes sostienen que
esa empresa involucra un esfuerzo inútil por lo irrealizable de tal disgrega-
ción, ya que cuando se trata del ejercicio de la jurisdicción los hechos son
inescindibles del derecho, desde que los hechos que se invocan, prueban
y deciden, lo son en función de un enunciado legal determinado. Dicho
en otras palabras, los hechos a probar no atañen a un puro juicio factual
porque siempre van a tener directa relación con los supuestos de alguna
norma jurídica. Por lo tanto, se dice, el juicio jurisdiccional se compone de
hechos y de derecho, de modo que no subsiste sin ambos elementos. Tanto
es así, que se ha llegado a sostener que una equivocada determinación de
los hechos importa un error de derecho, en su forma de falsa aplicación de
la ley, desde que la norma terminaría siendo aplicada a un hecho inexistente
o que no está debidamente acreditado310. En similar sentido, ROXIN reseña
que la opinión dominante asevera que es imposible la separación lógica
entre las comprobaciones fácticas y la valoración jurídica311. Inclusive
existen opiniones en orden a que esta manera dualista de enfrentar el tema
tendría como único norte mantener al recurso de casación en una función
limitada al conocimiento de las cuestiones de derecho, porque de otro modo
signi¿caría convertirla en una simple apelación312.

310 CHIOVENDA, Giusseppe, ob. cit., volumen III, pp. 468 y 477.
311
Con todo, Roxin también re¿ere posiciones doctrinarias en sentido contrario y la
que denomina como jurisprudencia de “cambiante intensidad” que, a través de la casación,
llega al examen de las comprobaciones fácticas del juez de mérito. ROXIN, Claus, ob. cit.,
pp. 470-474.
312 NIEVA FENOLL, Jordi, El Hecho y el Derecho…, ob. cit., p. 95.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 271

Con todo, para los ¿nes que se indaga, como punto de partida, debiera
asumirse que dicha distinción es exigida por la ley, particularmente tratán-
dose de aquellas causales destinadas a velar por la correcta aplicación del
derecho. En efecto, soslayando la frondosa discusión dogmática313, nuestro
ordenamiento procesal laboral contiene múltiples manifestaciones de la
necesidad de esa disgregación. El artículo 446 Nº 4 del Código del Trabajo
requiere de la demanda una exposición clara y circunstanciada de los he-
chos y, de otro lado, las consideraciones de derecho en que se fundamenta;
el artículo 452 impone la exigencia equivalente para la contestación, con
el añadido inequívoco de tener que pronunciarse en ella sobre los hechos
contenidos en la demanda, aceptándolos o negándolos; el artículo 453, regla
1), prevé la posibilidad de estimar como admitidos los hechos no negados
en la contestación y ordena al juez establecer los hechos sobre los que existe
conformidad, cuando ha mediado allanamiento y le manda ¿jar los hechos
a probar; el artículo 459 en sus numerales 4 y 5 obliga al juez a reseñar los
hechos del juicio y a determinar aquellos que ha estimado probados, entre
otras muchas disposiciones.

Han pasado ya más de dos siglos desde que se dijo que para “asegurarse
de que actúa conforme a la ley, el juez, en todas las ocasiones, tiene que
considerar dos puntos: el uno es la cuestión de hecho; el otro es la cuestión
de derecho. El primero consiste en cerciorarse de que tal hecho ha existi-
do en un determinado lugar y en un tiempo cierto. El segundo consiste en
asegurarse que la ley contiene una disposición de esta o de aquella natu-
raleza, aplicable a ese hecho individual”314. ROSENBERG, citado por DEVIS
ECHANDÍA, de¿ne los hechos, en cuanto objeto de prueba, como “todo lo
que pertenece a la tipicidad de los preceptos jurídicos aplicables y forma
de proposición menor del silogismo judicial”, es decir, “todo lo que el
derecho objetivo ha convertido en presupuesto de un efecto jurídico”315.
Se tendría, entonces, que la norma expresa una regulación referida a con-

313 Sobre esa discusión, consultar reseña de GUASCH FERNÁNDEZ, Sergi, ob. cit., pp. 177-203.
314 BENTHAM, Jeremías, ob. cit., p. 25.
315 Por su parte, Devis Echandía particulariza la noción, señalando que comprende las
conductas humanas, los hechos de la naturaleza, las cosas u objetos materiales y los aspec-
tos de la realidad material, la persona humana y, en ¿n, los estados o hechos psíquicos o
internos del hombre. DEVIS ECHANDÍA, Hernando, Teoría General…, ob. cit., Tomo Primero,
pp. 150-157.
272 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

ductas, eventos o situaciones considerados en forma abstracta o supuesta,


lo que sería identi¿cable con el derecho; en tanto que la concreción de esos
supuestos en un caso determinado, correspondería a los hechos. Por ende,
habría que concordar que, en términos generales, lo atingente a los hechos
corresponde a un juicio de existencia y que, por lo mismo, se re¿ere al pro-
ceso de veri¿cación de la verdad o falsedad de algún enunciado o de alguna
proposición fáctica relevante316. Señalado en términos todavía más simples
y directos, los hechos se identi¿can esencialmente con el producto que surge
en la sentencia, como principal derivado de la actividad de valoración de
las pruebas producidas en el juicio, la reconstrucción histórica de la que
hablan algunos autores. Se alude a los “hechos establecidos” en el fallo, el
marco fáctico en torno al cual se realiza el ejercicio de aplicación de la ley
y a partir del cual se toma la decisión del caso.

3.2. Identificación de los hechos

En términos prácticos y generales, la identi¿cación en la sentencia de


los hechos que se ha tenido por probados no debiera representar mayores
di¿cultades, porque los jueces acostumbran a dejar en evidencia en sus fallos
(o tendrían que hacerlo) cuáles son los hechos que tienen por establecidos,
consignando a ese efecto:

a) Los hechos que tienen el carácter de no controvertidos, caso en el que


normalmente transcriben o hacen referencia a lo señalado sobre el particular
en la audiencia preparatoria;

b) Los hechos que tienen por demostrados, anunciándolos bajo fórmulas


tales como “que con los medios de prueba… se puede tener por acredita-
do…” u otras semejantes, y

c) Los hechos que estiman no acreditados.

En relación al reconocimiento o identi¿cación de los hechos, cabe hacer


la advertencia que no es infrecuente que en los fallos se incorporen aseve-
raciones de hecho, supuestamente derivadas de la prueba, en las secciones

316 La importancia del suceso va a estar determinada por los presupuestos fácticos que exija

la norma jurídica para hacer procedente su aplicación al caso.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 273

destinadas a contener las reÀexiones jurídicas. Lo que se quiere signi¿car


es que los hechos establecidos no siempre se sitúan exclusivamente en la
parte destinada al análisis de las pruebas, cuestión de particular importancia
cuando no se trata de una simple repetición de lo que ya se ha tenido por
comprobado sino que de la inserción de hechos distintos, que normalmente
pueden corresponder a inferencias derivadas de los hechos probados, lo que
debe tenerse en cuenta al momento de estudiar y decidir la posibilidad de
impugnar el fallo.

Volviendo a un ejemplo ya usado con anterioridad, en relación al artículo


183 D del Código del Trabajo, la prescripción normativa está constituida
por “el ejercicio del derecho/deber de información” que tiene la empresa
principal. Los hechos o supuestos fácticos que ella considera –que deben ser
objeto de prueba– están conformados por el entero de las remuneraciones
y cotizaciones en el período respectivo y, en su caso, la existencia de la
retención o no pago de estados de avance ante los incumplimientos corres-
pondientes o para asegurar su cumplimiento. La efectividad o inefectividad
de tales hechos será la base a partir de la cual pueda construirse la a¿rma-
ción –jurídica– de si dicha empresa ejerció o no ejerció el derecho/deber
de ¿scalización que le asigna la ley y, con ello, el tipo de responsabilidad
que pueda atribuírsele.

Otra situación, planteada a vía ejemplar, relativa a una demanda por


despido injusti¿cado tendría que posibilitar la comprensión de lo que se
señala: 1. El trabajador ingresó a prestar servicios para la demandada, como
guardia de seguridad, con fecha 1 de noviembre de 1997; 2. El 1 de enero
de 2005, las partes suscribieron un anexo del contrato de trabajo en el que
indicaron que su objeto era que el trabajador prestara servicios como guardia
de seguridad en dependencias de la empresa mandante (una municipali-
dad) y mientras subsistiera la relación contractual entre la empleadora y la
entidad edilicia. Se añadió en esa enmienda que las partes acordaban que,
terminado el contrato celebrado entre la mandante y la empleadora, esta
última se reservaba el derecho de dar término al contrato de trabajo, por
la causal del artículo 159 Nº 5 del Código del Trabajo; 3. Con fecha 31 de
diciembre de 2009 la empleadora despidió al actor por la causal del artículo
159 Nº 5 del Código del Trabajo, aduciendo que no le fue adjudicada la
licitación para la prestación de servicios a la municipalidad, para el año
2010.
274 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

Esos son los hechos. Sucesos históricos, asépticos, neutrales, sin juicios
de valor ni opiniones.

El derecho aplicable concierne en ese caso a las normas y reglas legales


que permitan de¿nir la naturaleza del contrato celebrado (por obra o inde¿-
nido) y, según ello, la procedencia o improcedencia de las indemnizaciones
reclamadas por el trabajador.

4. ANÁLISIS CRÍTICO DEL FALLO

Una vez conocido (estudiado) el derecho que regula el asunto sobre el


que versa la causa y de¿nido que sea el material fáctico del fallo, tendría
que llevarse a cabo un análisis crítico de la sentencia, con el propósito de
encontrar en ella la respuesta a los cuestionamientos que puedan abrir es-
pacio a una hipotética impugnación de los hechos probados. Para ese efecto
resulta necesario:

a) Identi¿car la controversia o debate de los litigantes, poniendo el énfasis


en sus aspectos decisivos o relevantes, en función de la norma que regula
el asunto y de la resolución adoptada en el caso concreto;

b) Discernir cuáles de esos hechos relevantes o decisivos se han tenido


por probados y cuáles de ellos se han considerado como no probados;

c) A continuación, precisar cuáles fueron los medios probatorios de los


que se ha servido el juez para la ¿jación de los hechos que entiende acre-
ditados. Esta parte del estudio implica, por su parte, escrutar los aspectos
que se indica:

i) Examinar si esas pruebas fueron “legítimamente” producidas, esto es,


se trata de corroborar o de descartar alguna de las hipótesis de ilicitud;

ii) Examinar si esas pruebas fueron “legalmente” producidas, vale decir,


el tamiz al que se somete el proceso consiste en veri¿car si la realización de
dichas probanzas se ejecutó con observancia o inobservancia de las formas
legales previstas para su producción;

iii) Examinar si existen otras pruebas de carácter relevante que no hayan


sido tomadas en cuenta en la sentencia;
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 275

iv) Examinar si en el procedimiento o en la sentencia fueron “excluidas”


o desestimadas otras pruebas que contradicen o desvirtúan el mérito de las
aceptadas o valoradas;

d) Relevar el soporte racional de las decisiones probatorias contenidas en


la sentencia. Acá el foco del estudio se orienta a la esencia de la reÀexión
judicial, el fundamento de la sentencia, es decir, las razones que se vierten
para justi¿car cómo y por qué se acepta o desestima determinados medios
de prueba; cómo y por qué se concluye que los hechos fueron probados o
no fueron probados. Para esos ¿nes debiera analizarse:

i) Si existen razones;

ii) Si no existen razones;

iii) Si las razones son su¿cientes;

iv) Si las razones son insu¿cientes;

v) Si las razones son correctas;

vi) Si las razones son incorrectas.

Sin perjuicio de lo indicado, cabe añadir que, como toda obra escrita,
destinada a la justi¿cación y persuasión, la sentencia debiera seguir una
estructura determinable. El desafío del recurrente –y del tribunal de nulidad
en su caso– está en elucidar ese esquema. Por lo tanto, en el estudio de la
motivación fáctica del fallo habrá que de¿nir –como se hace al examinar
un recurso– el tipo de argumentación empleada por el sentenciador, esto es,
si existe un solo argumento que sustenta la decisión probatoria, si existen
varias razones dotadas de autonomía, de modo que cada una de ellas es capaz
de servir de soporte a la resolución; o si hay varios motivos encadenados
que se sostienen recíprocamente, de manera que la posibilidad de refutar
uno hace que los demás no puedan sostenerse; o que sea uno solo el que
sostiene a los restantes.

El fruto de ese análisis podría marcar el camino para la eventual impug-


nación, puesto que ello puede condicionar lo que deba cuestionarse y la
manera de llevar a cabo la refutación.
276 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

5. FORMAS DE IMPUGNACIÓN DE LOS HECHOS

Un vez concluido el examen aludido, toca al recurrente decidir si es


posible impugnar los hechos y, en su caso, de¿nir cuál de las vías que pone
a su disposición el recurso de nulidad es la más idónea para el control de
los hechos establecidos en la sentencia de¿nitiva, en términos que se haga
posible su impugnación, sea en forma directa o indirecta.

5.1. Impugnación “indirecta” de los hechos

A propósito del modo de hacer valer las causales de nulidad, se aseguró


en su oportunidad que lo más adecuado sería postular, en primer término, las
causales atingentes a las formas y, después de ellas, las relativas al fondo,
ocasión en que se indicó que parecía más lógico tachar el continente y sólo
después el contenido. Consecuentemente, en el análisis crítico del fallo sería
preciso con¿rmar o descartar si las pruebas valoradas son legítimas, si se
han producido del modo que la ley dispone, si se dan razones probatorias
y, luego, si esas razones son su¿cientes.

En ese orden de ideas, siendo coherentes con lo expresado, habría que


decir que, en la medida que el estudio realizado así lo aconseje, para el caso
que las de¿ciencias detectadas se re¿eran a la ilegitimidad de las pruebas o
a la ilegalidad de su producción, una de las posibilidades sería esgrimir la
causal del artículo 477, primera parte, por infracción sustancial del debido
proceso, bajo el supuesto que la exclusión hipotética de esa prueba ilícita
o ilegalmente producida, tendría la relevancia necesaria como para alterar
el resultado.

Otra manera indirecta de impugnar los hechos sería cuestionar la mo-


tivación fáctica cuando se hayan incumplido los requisitos de la sentencia
de¿nitiva, esto es, por la causal del artículo 478 letra e), en relación a los
artículos 459 Nº 4 y 456 del Código del Trabajo, obviamente bajo el en-
tendido que el fallo examinado no satisface las exigencias respectivas y,
nuevamente, que esa omisión sea relevante. Esta actividad de control no se
agota en el examen puramente externo de la sentencia, como si se tratara
de constatar la existencia de un acto escrito. Desde luego lo comprende,
pero también supone analizar si las conclusiones alcanzadas en el fallo
están debidamente razonadas y justi¿cadas y si las mismas derivan de un
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 277

análisis completo de la prueba. Por expresa precisión legal, el requisito


aludido demanda del juez un análisis “de toda la prueba”, lo que impone la
necesidad de un examen integral de las probanzas, esto es, tanto en cantidad
(todas y cada una) como en sus diversas dimensiones y en la relación que
tengan entre sí (aspectos de contradicción, versiones alternativas, etcétera).
Una fundamentación cabal exige reseñar y describir el material probatorio
del que se vale el juez y, luego, demostrar cómo o por qué esos elementos
pueden conducir a la conclusión, a¿rmativa o negativa, que convence al
sentenciador317.

Es preciso remarcar que este camino de impugnación supone un control


formal y, a lo más, de su¿ciencia de la fundamentación. En de¿nitiva, de
lo que se trata es de analizar la estructura de la motivación, el modo en
que ella fue construida, sin que se llegue a cali¿car su contenido. Por lo
tanto, se traduciría en veri¿car si en la sentencia se cumple con el deber de
fundamentación, si en esa argumentación se han observado las reglas de la
lógica y, en ¿n, si se vierten razones probatorias y, enseguida, si ellas son
bastantes para servirle de sustento. En palabras de CHIOVENDA, “es anulable
el juicio de hecho que sea ilógico, contradictorio, incompleto; en suma:
todo convencimiento que no da sus razones, de tal modo, que cualquiera
pueda decir, sin necesidad de examinar los hechos a¿rmados, que el ra-
zonamiento no conduce necesariamente a a¿rmarlos como existentes o
inexistentes…”318.

Consecuentemente, esta manera de “ataque” del fallo comporta un aná-


lisis del mismo en varios niveles:

317 Conforme se anticipara en el capítulo respectivo de este documento, Daniela Accatino


explica tres modalidades de configuración del vicio aludido, esto es: 1. Ausencia de fundamen-
tación, que supone: a) Falta de identificación total o parcial de los enunciados probatorios (cada
uno de los hechos que se tienen pro probados); b) Falta de identificación de los elementos de
juicio que justifican cada enunciado probatorio; 2. Fundamentación incompleta, conformada
por: a) Insuficiencia interna al texto de la sentencia (falta de expresión de la relación de corro-
boración entre los elementos de juicio y el enunciado probatorio); b) Insuficiencia en relación
al proceso, por omisión absoluta de algún medio de prueba o por su análisis parcial, y 3. Funda-
mentación Defectuosa, constituida a su vez por tres tipos de imperfecciones: a) Defectos lógicos
(contradicciones e inconsistencias); b) Defectos en el uso de las máximas de la experiencia, y
c) Defectos relacionados con los conocimientos científicos afianzados. ACCATINO, Daniela, El
Modelo de Justificación…, ob. cit., p. 143.
318 CHIOVENDA, Giusseppe, ob. cit., volumen III, p. 476.
278 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

a) un nivel propiamente procesal, es decir, como expresión inequívoca de


la ausencia de alguno de los requisitos que la ley o que el derecho positivo
han instituido como imperativos para toda sentencia. Por ejemplo, que en
el fallo no se analice toda la prueba rendida o que derechamente se omita
entregar las razones para su valoración;

b) un nivel atingente al respeto de la lógica, en cuanto a la observación


de sus principios y reglas, que, a pesar de no estar explicitados en el derecho
positivo, se consideran como inherentes a la expresión de todo razonamiento
formalmente correcto, y en cuanto esquema a seguir para la ordenación de las
ideas, de modo que una lleve a la otra. Por ejemplo, no es aceptable la mani-
festación de razones probatorias vertidas sobre un mismo punto, que no son
congruentes entre sí; tampoco puede aceptarse que la línea de razonamiento
expresada tenga “¿suras”, esto es, siempre es preciso que una a¿rmación o
conclusión conduzca a la que le sigue, de manera que su recta ordenación y
encadenamiento ¿je debidamente las ideas, entre otros aspectos, y

c) un nivel que supone un grado de rigor mayor, aunque igualmente re-


lacionado con la estructura del fallo, atañe a la necesidad de su¿ciencia de
las razones dadas en la sentencia. De lo que se trata es de veri¿car que en
su sentencia el juez logre expresar, poner de mani¿esto las reglas de expe-
riencia, los conocimientos jurídicos, técnicos o cientí¿cos que sustenten la
valoración, o que cuando menos sean susceptibles de extraer319, y, asimismo,
que contenga las respuestas a los cuestionamientos razonablemente posibles,
en función de las hipótesis planteadas en el caso.

Recapitulando, esta modalidad de cuestionamiento de la sentencia puede


adquirir expresiones diversas, dependiendo de la situación producida en
cada caso. Así, la valoración de prueba ilícita “decisiva”, sería impugnable
por la causal del artículo 477 del Código del Trabajo, primera parte, sobre
vulneración de derechos y garantías constitucionales; la falta de valoración
de prueba relevante, por la causal del artículo 478, letra e), en relación a su
artículo 459 Nº 4; la inexistencia o insu¿ciencia de razones que expliquen
la valoración, en los términos que se ha tratado de explicar en las líneas que

319 Recordando que, por la razón que fuere, lo más frecuente es que esas reglas formen parte

de la “motivación implícita” de la sentencia, cuestión que la dogmática acostumbra a reprochar,


pero que no por ello deja de ser menos real.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 279

preceden, por la causal del artículo 478 letra e), en relación al 459 Nº 4,
ambos del Código del Trabajo, entre otras posibilidades.

5.2. Impugnación “directa” de los hechos

Sin perjuicio del mecanismo antes referido, esto es, bajo el predicamento
que la sentencia satisface los condicionamientos formales para su extensión
y que el procedimiento se ha conducido por sus cauces debidos, resta todavía
la alternativa de cuestionar las decisiones probatorias en razón de eventuales
yerros cometidos en la determinación de los hechos, como consecuencia de
haberse dejado de aplicar o de haberse aplicado indebidamente las reglas del
conocimiento común, empírico y cientí¿co que, aunque de un modo inde-
terminado, la ley ha considerado como derroteros a seguir para asegurarse
que las decisiones probatorias conducirán a la correcta solución del asunto.
En efecto, una cosa es que la ley no predetermine el resultado probatorio
y otra, muy distinta, es que entregue parámetros al juez, destinados a guiar
su actividad de valorar las probanzas. De no observarse esos lineamientos,
se franquea al litigante la causal del artículo 478 letra b), en relación a su
artículo 456, ambos del Código del Trabajo.

En este caso el análisis crítico de la sentencia debe veri¿carse desde


una perspectiva propiamente jurídica e importa, por lo tanto, un juicio de
valor sobre lo acertado o desacertado de las razones dadas en el fallo para
sustentar la valoración probatoria efectuada. Es un examen intrínseco y no
simplemente extrínseco de dichas razones. Expresado en otros términos,
corresponde a un control sobre la sustancialidad, materialidad o contenido
de los motivos que sirven de soporte al establecimiento de los hechos. Cabe
hacer especial hincapié en que no se trata simplemente que el lector no se
esté “de acuerdo” con la decisión. El cuestionamiento ha de basarse en que
existen buenas y mejores razones disponibles, para resolver el asunto de un
modo diferente y que los yerros son mani¿estos o evidentes.

GUASCH re¿ere las distintas posiciones que existen en la materia, desde


quienes asimilan las reglas de la sana crítica y, en especial las máximas,
a reglas de derecho no escrito, que harían controlable su infracción como
un error in iudicando hasta los que consideran que la vulneración de las
máximas de experiencia supone un vicio de motivación y no una infracción
de norma jurídica. Para refutar su carácter jurídico, se dice que las reglas de
280 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

la lógica y de la experiencia tienen la apariencia de proposiciones del ser


y que no se presentan como proposiciones del deber ser. Sin embargo, lo
cierto es que sirven a la apreciación de la prueba y, por lo mismo, quedan
vinculadas a los “juicios históricos” como una cuestión de derecho320.

Esta forma de revisión de las cuestiones de hecho –que puede conducir a


su eventual modi¿cación– opera en el entendido que si la ley ha considerado
ciertas reglas del conocimiento humano que deben actuar como límites o
guías para los ¿nes de la valoración de la prueba (los conocimientos jurí-
dicos, técnicos o cientí¿cos, las reglas de la experiencia y, en su caso, de
la lógica), signi¿ca que se está en presencia de reglas jurídicas, las que, en
cuanto tales, deben ser respetadas por el juez. El establecimiento del motivo
de nulidad del artículo 478, letra b) es lo bastante elocuente para sostener
lo que se dice, en la medida que contempla la posibilidad de invalidar un
fallo, precisamente cuando se veri¿que “una infracción” (mani¿esta) de
las normas sobre apreciación de la prueba conforme a las reglas de la sana
crítica. En esa línea de pensamiento, la doctrina ha postulado que cuando
una norma de derecho (positivo) contiene una remisión explícita o implí-
cita a las reglas de la sana crítica, debe ser considerada como un mandato
señalado al juez para su modo de actuación y que ello quiere decir que es
posible su control casacional321. En nuestra doctrina se ha precisado también
que “Las máximas de experiencia son… normas jurídicas de valoración de
los hechos y no normas destinadas a averiguar los hechos”322 y que “En
de¿nitiva, la vulneración de las normas de las máximas de experiencia y
de las reglas de la lógica, importa una vulneración de ley”323. Jordi NIEVA
plantea que constituyen una pauta de conducta para el juez y que son de-
recho porque constan en la sentencia. Negarles su carácter jurídico podría
conducir a negárselo a todo el derecho en general. Las máximas obligan al
juez, disciplinan su conducta, enfatizando que se trata de preceptos dirigidos
al juez, que tienen carácter jurídico por inserirse en sus juicios de valor324.

320 GUASCH FERNÁNDEZ, Sergi, ob. cit., pp. 505-507.


321 PAVANINI, Giovanni, “Massime di esperienza e fattinotori in Corte di Cazzazione”, citado

por GUASCH FERNÁNDEZ, Sergi, ob. cit., p. 505; de un modo semejante (no exactamente idéntico),
FERRAJIOLI, Luigi, Los Valores de la Doble Instancia…, ob. cit., p. 451.
322 PRAMBS JULIÁN, Claudio, ob. cit., p. 392.
323 NÚÑEZ OJEDA, Raúl, ob. cit., pp. 199-223.
324 NIEVA FENOLL, Jordi, El Hecho y el Derecho…, ob. cit., pp. 170 y 171.
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 281

No obstaría a ese carácter jurídico que se les atribuye la circunstancia de


que tales reglas no estén explícitamente señaladas o codi¿cadas en el de-
recho positivo, al modo de una suerte de catálogo. STEIN manifestaba que
“El cúmulo inagotable y sin cesar renovado de las relaciones vitales es
irreductible a la catalogación, al sometimiento a la medida y al número, del
mismo modo que la torrentura Àuyente del arroyo se resiste a la sumisión
a cualquier soberanía y derecho”325. Es verdad que no lo están, pero ese
carácter no taxativo no les resta esa cualidad sino que se presenta determi-
nado por su naturaleza Àexible, mutable y temporal, de modo que cualquier
ejercicio de consagración nominativa, en reglas de derecho positivo explí-
cito, amén de inútil, resultaría contraproducente, ya que entrañaría retornar
a un sistema de prueba legalmente tasada. Nuestra jurisprudencia todavía
no ha sostenido esto de un modo generalizado ni persistente, pero existen
atisbos en la dirección que se sugiere, de momento que ya se ha manifestado
sobre el particular que: “Resulta incuestionable el hecho que el legislador
¿jó su atención en dotar de garantías a las reglas de la sana crítica, con el
objeto que fueran fácilmente observables. Pero del mismo modo, el aspecto
fundamental queda determinado en precisar en la sentencia ‘las razones
jurídicas, los principios de la lógica, las máximas de la experiencia y los
conocimientos cientí¿camente a¿anzados’ en cuya virtud le asignan valor
o desestiman las pruebas rendidas en el proceso. Es el legislador el que se
remite a tales parámetros, es él quien integra la ley con razones, principios,
máximas y conocimientos. Por lo mismo su inobservancia, transgresión,
equivocada aplicación o errónea interpretación puede dar origen a la in-
terposición de los recursos que contempla la ley, puesto que cuando no se
los cumple, no solamente se desobedecen sus determinaciones, sino que,
además, se quebranta la ley, vulnerando las garantías que el legislador
concede a las partes, con lo cual se contraviene el ordenamiento jurídico
en general, ante lo cual el mismo legislador reacciona privando de fuerza
y efectos a la determinación así alcanzada…”326. Por lo tanto, asumiendo
que las reglas de experiencia tienen ese carácter normativo, su infracción
importa un error o infracción de derecho susceptible de corregir a través
del recurso de nulidad “…el juez es el destinatario de las máximas de la

325 STEIN, Friedrich, ob. cit., p. 23.


326Prevención suscrita por el Ministro de la Excma. Corte Suprema, don Sergio Muñoz
Gajardo, en sentencia de 11 de agosto de 2011, recaída en recurso de casación Rol Nº 249-2010.
Disponible en www.poderjudicial.cl.
282 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

experiencia y también es el único que realmente puede infringirlas. El juez


tiene que interpretar las leyes con lógica. Tiene que observar los hechos
que las partes le traen al proceso, valorándolos de acuerdo con las reglas
de la sana crítica. Y si así no lo hace su sentencia será anulada…”327.

5.2.1. Modo de proposición de la causal del artículo 478, letra b)

Es bastante usual que en sus recursos los litigantes se limiten a efectuar


simples aserciones genéricas en orden a que el fallo sería contrario a reglas
de lógica y de experiencia, sin precisar cuáles serían ellas; o que en la sen-
tencia no se habría tomado en cuenta los criterios de multiplicidad, gravedad,
precisión, concordancia y conexión de los antecedentes probatorios, sin
fundamentar ni demostrar esas a¿rmaciones; o se contenten con aseverar
simplemente que su contraparte no habría probado determinados hechos o
que, por su lado, habrían logrado acreditar otros hechos, lo que tampoco va
acompañado de la necesaria argumentación demostrativa. Se acostumbra
a hacer ese tipo de planteamientos, en lugar de dirigir la impugnación a
las razones vertidas en el fallo, sea que esas razones se re¿eran a tener por
acreditados o por no acreditados determinados hechos.

Como señal de partida, habría que reiterar que la causal del artículo 478
letra b) del Código del Trabajo tiene como objetivo o ¿nalidad propiciar la
modi¿cación de los hechos asentados en el fallo, desde que lo impugnado
es el resultado de la valoración probatoria efectuada en la sentencia, a lo
que debe agregarse que ello sólo puede tener lugar cuando se produzca una
infracción mani¿esta de las reglas de la sana crítica. Por lo tanto, brevemente
expuesto, debiera entenderse que una ¿nalidad como ésa exige del recurren-
te, a lo menos, el señalamiento de las reglas supuestamente vulneradas, la
demostración del modo en que ellas habrían sido contrariadas, los medios
probatorios comprendidos en ese error y, especialmente, la identi¿cación
de los hechos que cuestiona. De esta manera, sería posible postular que, al
asilarse en este motivo de invalidación, el litigante tendría que desarrollar
los fundamentos de su recurso de acuerdo con el esquema siguiente328:

327 NIEVA FENOLL, Jordi, El Hecho y el Derecho…, ob. cit., p. 171.


328 LLINÁS SILVA, María Viviana, “El Error de Hecho”, Tesis de Magistratura de Derecho,

Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Jurídicas, Bo-


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 283

a) Indicar el contenido del o de los medios de prueba analizados en el


fallo, cuya apreciación se cuestiona;

b) Mencionar o referir el razonamiento probatorio contenido en la senten-


cia, relativo a esa prueba, cuya motivación se discute, esto es, la inferencia
que extrajo de ella el sentenciador, el hecho que se tuvo por demostrado;

c) Identi¿car la regla de sana crítica especí¿camente contrariada, esto es,


la regla de experiencia, el conocimiento cientí¿co (y, en su caso, la ley de la
lógica) que considera infringida, explicando el modo en que se produce dicha
infracción, sea porque el juzgador tomó en cuenta una que no es tal, porque
dejó de aplicarla, debiendo hacerlo o porque, derechamente, la vulnera;

d) Demostrar lo inaceptable del razonamiento probatorio cuestionado329,


precisando cuál debiera ser la valoración correcta, en función de la regla de
la sana crítica vulnerada o que debió tomarse en consideración;

e) Poner de mani¿esto la incorrección de la inferencia o conclusión


probatoria contenida en el fallo;

f) Justi¿car cuáles debieran ser los hechos correctos y de qué manera


habrían dado lugar a una decisión opuesta a la impugnada.

En resumen, debe repetirse una vez más, el motivo de nulidad contem-


plado en el artículo 478 letra b) del Código del Trabajo, ha sido concebido
para revisar y, en su caso, alterar “el juicio de hecho” de la sentencia cues-
tionada, lo que puede tener lugar cuando se han vulnerado las reglas que el
juez está llamado a observar y respetar para su actividad de apreciación o
de valoración de las probanzas producidas en el juicio. Para que haya lugar
a esa posibilidad de revisión de los hechos debe insistirse en que resulta

Continuación nota 328


gotá, 2011, p. 76, basándose en jurisprudencia de la Corte Suprema de Colombia. Disponible
en www.bidigital.unal.edu.co.
329 Lo “inaceptable” puede corresponder, por ejemplo, a un hecho “increíble” o “imposible”,

que tiene el carácter de tal dado que así lo hemos aprendido de la experiencia y no porque sea
“ilógico”, como suele entenderse. V. gr., si en un accidente del trabajo, en labores realizadas
en altura, en un segundo piso, se concluyera que el trabajador trastabilló, perdió el equilibrio
y cayó en el tercer piso, es un hecho que no puede aceptarse, porque sabemos que la fuerza de
gravedad de la tierra hace que los cuerpos “caigan” y no que se “eleven”.
284 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

preciso que en el recurso se identi¿que debidamente la norma o regla de


apreciación de la prueba que se estima vulnerada, el hecho involucrado en
ese error, el modo en que se produce esa vulneración, la manera en que esos
hechos, ¿jados equivocadamente, quedarían correctamente determinados
de observarse las reglas aludidas y cómo esa alteración sería capaz de hacer
variar el sentido de la decisión.

Es también ineludible enfatizar otra vez que, por expresa precisión legal,
para que haya lugar a una eventual modi¿cación de los hechos es preciso
que la vulneración acusada sea mani¿esta, vale decir, que tenga notas de
algo evidente, inocultable y, además, que esté dotada de una entidad tal que
alcance a inÀuir en la parte dispositiva del fallo, que sea capaz de variar
la resolución del caso. En de¿nitiva, se trata de situaciones muy particu-
lares, cuestiones que ya fueron expuestas en el capítulo respectivo de este
trabajo.
CAPÍTULO IX
PALABRAS FINALES

Habría que comenzar mencionando que el modelo de procedimiento


laboral impresiona diseñado para que –en principio y sólo en principio–
las decisiones sean adoptadas de¿nitivamente en la instancia respectiva,
de modo que las eventuales impugnaciones queden reservadas para los
errores o vicios de entidad que justi¿quen y legitimen la hipotética invali-
dación. Existen grados de restricción evidentes, pero ello no implica que
la revisión esté proscrita. Lejos de eso, se pone a disposición de las partes
un instrumento poderoso y multifacético de control. La labor del litigante
está en identi¿car los aspectos susceptibles de recurrir en función de los
errores relevantes. Consecuentemente, podrán existir situaciones en que deba
circunscribir su impugnación a determinados extremos del fallo, aceptando
o consistiendo esos otros que –eventualmente– no resulten susceptibles de
cuestionar. Esa de¿nición y la subsecuente elección de la causal o de las
causales pertinentes, de un modo razonado y con uso racional del recurso,
adquieren ribetes neurálgicos en la actividad profesional. De hecho, rara-
mente prosperan aquellos recursos que, amén de excesivamente pródigos
en el uso de las causales (invocando prácticamente todas las que consulta el
Código del Trabajo), pretenden modi¿car todas y cada una de la decisiones
del fallo, sin discriminación.

En diversas secciones de estos apuntes se ha sugerido la tesis que el re-


curso de nulidad ofrece posibilidades de impugnación inclusive mayores de
las que la experiencia ha señalado hasta la fecha. Empero, los profesionales
que nos desempeñamos en el área jurisdiccional, incluyendo por cierto a los
abogados litigantes, no debemos perder de vista que cuando no se tiene la
razón, no existe instrumento de impugnación que sea el adecuado ni que otor-
286 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

gue la posibilidad de satisfacer expectativas infundadas. Si alguna ¿nalidad


se ha perseguido con este trabajo es evitar la situación inversa, vale decir,
que a pesar de tener el derecho de su lado, el litigante resulte únicamente
vencido porque no supo plantear correctamente sus argumentos.

Desde luego, la visión menos rigorista del recurso de nulidad, que se


ha insinuado en diversos párrafos de este documento, se inspira en la idea
de tratarse de un mecanismo de impugnación situado en un modelo inter-
medio, pero no busca propiciar estrategias poco responsables de litigación
o de ejercicio abusivo que miran al recurso como un instrumento para
“ganar tiempo”. Resulta francamente impresentable que durante el 2011,
en un universo de 1086 recursos resueltos por la Corte de Apelaciones de
Santiago, 260 de ellos, es decir, un 23,9% de ese total, fueran declarados
abandonados330.

En los tiempos que corren, el recurso de nulidad laboral sigue recibiendo


embates y críticas por todos sus Àancos. Ataques que, solapada o desem-
bozadamente, persiguen restablecer el recurso de apelación (y suponemos
que con ello el recurso de casación). Al tiempo de escribirse estas notas
ese acometimiento puede cobrar un renovado vigor con motivo de la actual
discusión del proyecto de Código Procesal Civil, por su condición de cuerpo
normativo matriz y supletorio, donde también estamos siendo testigos de un
debate similar. Sin perjuicio de reconocerse la necesidad impostergable de
esa reforma y de la encomiable labor de los académicos que han participado
en esa tarea descomunal, es inevitable sacar a la luz algunos aspectos atin-
gentes al régimen de recursos. En un eufemismo que nos resulta tan propio
como nación y en otra manifestación de la forma ambigua en que debemos
generar nuestras normas –para buscar equilibrios bipartitos– se concibe allí
un recurso de “apelación” que combina en un mismo instrumento expresio-
nes de impugnación propiamente dicha, destinadas a controlar la validez
de los actos del proceso, considerando en ello a la sentencia de¿nitiva y,
simultáneamente, expresiones de gravamen –que conducen a un reexamen
directo y renovado de todo cuanto se haya obrado en primera instancia–, o
sea, implementando derechamente una segunda instancia e, inclusive, con la
posibilidad de ejecutar prueba nueva en sede de recurso. En lo que debiera

330 Ver Anexo Nº 3. Fuente: Registro de sentencias de recursos de nulidad, año 2011, Corte

de Apelaciones de Santiago, Secretaría Especial.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 287

entenderse como el fundamento principal para esta forma de regresión en


nuestro sistema recursivo, se indica en el mensaje del proyecto que ello
respondería al “cumplimiento del mandato contenido en los tratados interna-
cionales y la interpretación de las cortes internacionales sobre el contenido
del denominado ‘derecho al recurso’, y que para ese ¿n “se consagra un
recurso de apelación amplio, con revisión por el tribunal superior tanto de
los hechos como del derecho…”331. Como no se indican las fuentes para
esa a¿rmación, habría que suponer que se alude a la Corte Interamericana
de Derechos Humanos y, en particular, al pronunciamiento recaído en el
emblemático “Caso Herrera Ulloa con Costa Rica”. Las cosas por su nom-
bre. En dicho fallo no existe ninguna admonición que pueda ser leída en
clave de apelación. Por lo pronto, las decisiones deben ser interpretadas en
su contexto. En tal sentido, es preciso acotar el marco fáctico en el que se
pronunciara dicha sentencia. En Costa Rica se siguió un procedimiento penal
contra el periodista Mauricio Herrera Ulloa. El hecho imputado consistió en
que dicho profesional había escrito diversos artículos publicados en el diario
“La Nación”, que a su vez correspondían a reproducciones de reportajes de
la prensa belga, a través de los cuales se imputaba la comisión de hechos
ilícitos graves a un diplomático. El juicio tuvo la siguiente secuencia: el
primer fallo fue absolutorio para el imputado; el respectivo tribunal superior
acogió un recurso de casación e invalidó dicha sentencia absolutoria; en el
segundo juicio el fallo fue condenatorio; recurrido que fuera de casación
ese segundo fallo (condenatorio), el respectivo tribunal superior (integrado
por los mismos jueces que conocieran de la primera casación), rechazó el
recurso por razones “formales”. Es en ese escenario que la Corte Interame-
ricana desarrolla su análisis sobre el derecho al recurso que contempla el
artículo 8.2 de la Convención Americana de Derecho Humanos, en torno a
sus dos ejes: a) las condiciones y características que debe cumplir el recurso
allí contemplado, y b) las condiciones y características que ha de reunir “el
tribunal superior” a que alude dicha norma. Para los efectos de este breve
análisis nos ocuparemos de ese primer extremo, sin perjuicio de indicar
que la Corte Interamericana concluyó que hubo una violación al artículo
8.1 de la Convención Americana, en relación a su artículo 1.1 (por falta de
imparcialidad de los magistrados de la Sala Tercera de la Corte Suprema

331 Mensaje Presidencial que inicia un proyecto de ley que establece un nuevo Código

Procesal Civil, Capítulo IV, “Ejes Centrales y Principios que inspiran el nuevo Código”, punto
5, p. 23, Boletín Nº 8.197-07, consultable en www.bcn.cl.
288 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

de Justicia, puesto que fueron los mismos jueces los que fallaron ambos
recursos de casación). En lo que atañe al recurso, la Corte Interamericana,
en lo pertinente, expresó que:

“165. Independientemente de la denominación que se le dé al recurso existente


para recurrir un fallo, lo importante es que dicho recurso garantice un examen
integral de la decisión recurrida.

166. Al respecto, el Comité de Derechos Humanos concluyó

[…] que la inexistencia de la posibilidad de que el fallo condenatorio y la


pena del autor fueran revisadas íntegramente, como se desprende de la propia
sentencia de casación […], limitándose dicha revisión a los aspectos formales
o legales de la sentencia, no cumple con las garantías que exige el párrafo 5,
artículo 14 del Pacto. Por consiguiente, al autor le fue denegado el derecho a
la revisión del fallo condenatorio y de la pena, en violación del párrafo 5 del
artículo 14 del Pacto.

167. En el presente caso, los recursos de casación presentados contra la sen-


tencia condenatoria de 12 de noviembre de 1999 no satisficieron el requisito
de ser un recurso amplio de manera tal que permitiera que el tribunal superior
realizara un análisis o examen comprensivo e integral de todas las cuestiones
debatidas y analizadas en el tribunal inferior…”332.

Como es fácil advertir, lo relevante no es el instrumento de impugnación


(“Independientemente de la denominación que se le dé al recurso exis-
tente…”) sino que el hecho que se garantice la posibilidad de un “examen
integral de la decisión recurrida”. Desde ahí no es mucho el esfuerzo a
realizar para comprender que el recurso de nulidad implementado en Chile
es capaz de satisfacer tales exigencias, en la medida que –en palabras de
la misma Corte Interamericana– no quede sometido a “restricciones o re-
quisitos que infrinjan la esencia misma del derecho de recurrir del fallo”
(Apartado 161 de la sentencia citada). Es la praxis, el alcance y e¿cacia que
asignemos al recurso lo que ¿nalmente importa. El propio tribunal inter-
nacional cita en su párrafo 166 una comunicación del Comité de Derechos
Humanos de la ONU (Comunicación Nº 1007/2001, de 19 de septiembre de
2003, recaída en el caso “Manuel Sineiro con España”), que efectivamente

332 “Caso Herrera Ulloa…”, www.corteidh.or.cr.


EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 289

responde a una situación similar a la del Caso “Herrera Ulloa”, inclusive


“confesada” por el Tribunal Supremo Español, al indicar –conforme se
re¿ere en el párrafo 7 de dicha comunicación– que “la realización de una
nueva valoración del material probatorio en el que se basó el juzgador de
primera instancia para dictar su fallo de condena no forma parte de sus
funciones…”. Con posterioridad a ello, el Tribunal Supremo ha evidenciado
innovaciones en la concepción de su rol, en torno al mismo recurso, lo que
ha dado pié para que posteriores reclamos o denuncias hayan sido decla-
rados inadmisibles por el Comité de Derechos Humanos, aduciéndose que
los tribunales españoles “examinaron a fondo la alegación del autor en el
sentido de que los indicios eran insu¿cientes para condenarlo, discreparon
de la opinión del autor y expusieron con todo detalle sus argumentos para
llegar a la conclusión de que las pruebas, aunque fuesen indicios, bastaban
para justi¿car su condena” (Comunicación Nº 1356-2005 Parra Corral con
España); o que “con respecto a la presunta violación del párrafo 5 del art.
14, del fallo del Tribunal Supremo se desprende que éste examinó con gran
detenimiento la valoración de las pruebas hecha por el Juzgado de primera
instancia. A este respecto, el Tribunal Supremo consideró que los elementos
de prueba presentados contra el autor eran su¿cientes para contrarrestar la
presunción de inocencia, de conformidad con los criterios establecidos por la
jurisprudencia a ¿n de determinar la existencia de pruebas su¿cientes para
el enjuiciamiento de determinados delitos, como la agresión sexual” (Co-
municación Nº 1399-2005, Cuartera Casado con España), entre otras333.

El derecho, la historia y su evolución, parecen circulares. Todas las


críticas que se oyen en relación al recurso de nulidad laboral traen a la
memoria las polémicas que acompañaron el nacimiento del Derecho del
Trabajo. Hace noventa años, Georges Scelle manifestaba su satisfacción
por la oportunidad de contemplar un derecho en pleno crecimiento “más
felices que los romanistas que disecan un cadáver, o que los civilistas que
a menudo cuidan un viejo, nosotros podemos estudiar el desarrollo de un
adolescente”334. Prescindiendo de la dureza retórica de esas palabras, ¿je-
mos la mirada en la esencia del mensaje que transmiten: Tenemos a nuestro

333 Comunicaciones disponibles en el sitio de United Nations Human Rights www.unhchr.ch.


334 Citado por Héctor-Hugo BARBAGELATA, en El Particularismo del Derecho del Trabajo y
los Derechos Humanos Laborales, Fundación de Cultura Universitaria, Primera Parte, Mon-
tevideo, 2009, p. 14.
290 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

alcance la oportunidad única de consolidar y optimizar un recurso que, de


todos los medios disponibles, es el que mejor puede funcionar en la prác-
tica, porque las potencialidades de control y las formas de llevarlo a cabo,
que le resultan inherentes, compatibilizan adecuadamente con las reales
virtudes de la oralidad, sin que ésta llegue a transformarse en un obstáculo
o en un impedimento para la necesaria revisión integral de las cuestiones
verdaderamente importantes.

A riesgo de incurrir en reiteraciones que pueden resultar a estas alturas


innecesarias, cabe señalar una vez más que este trabajo no ha tenido otro
norte que aportar elementos preliminares de discusión, porque nada está
más alejado de su propósito que la pretensión de entregar verdades irrefu-
tables. Es inclusive muy posible que en la interrelación, en la interacción
que puede producirse a través de los fundamentos que contengan futuros
recursos, se trasporte también la persuasión que pueda modi¿car muchas
de las impresiones vertidas en este documento.
ANEXO Nº 1
RESULTADO RECURSOS DE NULIDAD ADMITIDOS A TRAMITACIÓN
(Enero de 2011 a mayo de 2012)

EN ACOGE UNA ABANDONADO


TRANSACCIÓN/
CORTE EN OMITE ACUERDO/ PARTE/ UNO/
ACUMULADOS ABANDONADOS DESISTIDOS AVENIMIENTO/ ACOGIDOS RECHAZADOS TOTAL
APELACIONES TRAMITACIÓN PRONUNCIAMIENTO EN RECHAZA RECHAZADO
CONCILIACIÓN
ESTUDIO OTRA PARTE OTRO
ARICA 1 0 1 1 1 1 0 10 34 2 0 51
IQUIQUE 1 2 4 2 4 1 2 22 88 1 0 127

ANTOFAGASTA 0 9 47 3 11 0 4 52 147 5 4 282

COPIAPÓ 0 10 7 2 1 7 0 11 22 0 0 60

LA SERENA 0 30 24 4 1 0 0 33 102 0 0 194

VALPARAÍSO 0 47 68 9 2 5 0 71 335 0 0 537

SANTIAGO 0 785 346 66 5 19 0 112 871 21 0 2225

SAN MIGUEL 1 46 19 3 0 1 0 17 75 0 0 162

RANCAGUA 1 17 43 0 5 0 3 38 118 2 1 228


ANEXOS
CAPÍTULO X

TALCA 4 12 29 6 3 0 0 26 134 2 0 216


CHILLÁN 0 18 19 0 1 0 5 25 60 0 0 128

CONCEPCIÓN 0 5 53 12 13 8 0 46 283 0 0 420

TEMUCO 0 16 40 7 3 0 0 52 242 0 0 360


VALDIVIA 0 7 24 2 3 0 1 21 123 0 0 181
PUERTO
MONTT
1 20 10 2 0 1 7 25 143 1 0 210

COYHAIQUE 0 0 0 0 1 0 0 9 26 0 0 36

PUNTA ARENAS 0 0 3 0 1 0 0 17 33 5 0 59
TOTAL 9 1024 737 119 55 43 22 587 2.836 39 5 5.476

Recursos Terminados: 4.430 (100%) Rechazados : 2.836 (64%) Desistidos : 119 (3%)
Acogidos : 587 (14%) Transigidos : 55 (2%)
Abandonados : 737 (17%)
292 OMAR ASTUDILLO CONTRERAS

ANEXO Nº 2

RECURSOS NULIDAD LABORAL FALLADOS

IC SANTIAGO 2011

DESGLOSADOS POR CAUSAL

CAUSALES ESGRIMIDAS RECURSOS PORCENTAJE

Art. 477 (Ley) 481 65,7%

Art. 477 (Garantía) 103 14,1%

TOTAL Art. 477 559 76,4%

Art. 478 2 0,3%

Art. 478 a) 2 0,3%

Art. 478 b) 447 61,1%


Art. 478 c) 112 15,3%
Art. 478 d) 2 0,3%
Art. 478 e) 53 7,2%
Art. 478 f) 4 0,5%

TOTAL Art. 478 558 76,2%

TOTAL DE RECURSOS 732

CAUSALES ESGRIMIDAS
EL RECURSO DE NULIDAD LABORAL. ALGUNAS CONSIDERACIONES TÉCNICAS 293

ANEXO Nº 3

TÉRMINO DE RECURSOS NULIDAD LABORAL

IC SANTIAGO

2011
RESULTADO DEL RECURSO RECURSOS PORCENTAJE

ACOGIDO 101 9,3%


RECHAZADO 625 57,6%
ABANDONADO 260 23,9%
DESISTIDO 70 6,4%
INADMISIBLE 29 2,7%

ANULA DE OFICIO 1 0,1%

TOTAL RECURSOS 1086 100%

RESULTADO DEL RECURSO


ANEXO Nº 4
294

RECURSOS DE UNIFICACIÓN DE JURISPRUDENCIA


(Enero 2011 a junio 2012)

Total Tipos de Término


Casa de Otros Total
Mes Ingreso Acogidos Deserciones Desistidos Inadmisibles Rechazados No Terminados
O¿cio Motivos general
2011
1 8 2 6 2 24 3 2 47
2 3 1 9 2 29 1 1 46
3 2 1 6 2 23 1 35
4 3 6 14 1 2 26
5 3 6 26 2 2 39
6 7 4 25 4 40
7 4 4 23 1 32
8 4 7 1 30 1 2 4 49
9 4 6 25 3 6 44
10 5 22 1 7 35
11 7 1 29 2 4 43
12 4 1 31 8 44
2012
1 3 21 2 10 36
2 14 36 10 60
3 5 20 5 30
4 8 20 4 32
5 8 35 6 49
6 5 1 33 39
Total general 38 4 113 9 434 13 18 97 726
OMAR ASTUDILLO CONTRERAS
CAPÍTULO XI
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