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La ley 200 de 1995 representó un hito en la legislación colombiana, por

tratarsedel primer intento de reforma de la normatividad disciplinaria


para conformar uncuerpo único que comprendiera el régimen de faltas,
sanciones y procedimientoscomo medio de corrección en el ejercicio de la
función pública del Estado.E s t e i n t e n t o l e g i s l a t i v o r e s u l t ó u n
g r a n a v a n c e , h a c i a u n a v e r d a d e r a reglamentación jurídica de lo
contemplado en el artículo 6 de la Carta Magna, alreglamentar por primera
vez las sanciones disciplinarias a los servidores públicos,que en el ejercicio
de sus funciones hiciesen un “mal trabajo” en el desempeño de sus funcione
LEY DE INSOLVENCIA BLOG
La ley de insolvencia y cómo usarla si no podemos pagar nuestras deudas
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Deudas
La ley de insolvencia económica es la última estrategia para salir de deudas. Si ya hemos
agotado las opciones que nos permiten recuperar nuestro flujo de caja, como el rediferido,
la compra de cartera, la consolidación de deudas, hacer una renegociación o una
reestructuración, y tampoco se pueda cumplir con las condiciones de una reparadora de
deuda, esta es nuestra opción final.

Qué es la ley de insolvencia para personas naturales


Es un procedimiento que nos permite negociar nuestras obligaciones mediante un acuerdo
con el sector financiero y personas a las que les debemos; validar ante un juez cualquier
acuerdo al que lleguemos con nuestros acreedores, o liquidar nuestro patrimonio y volver a
empezar desde cero nuestra vida financiera.

En este artículo no entraremos a revisar los detalles técnicos de la ley de insolvencia; sin
embargo, haremos la claridad de que el el término técnico de este procedimiento es
Insolvencia para personas naturales no comerciantes y está regulado por la Ley 1564 de
2012 en su título IV.

Qué es insolvencia económica


Como hemos explicado en nuestra Guía para salir de deudas, la insolvencia es la situación
en la que el total de las cosas que tenemos (nuestros activos) no alcanza para cubrir el total
de lo que debemos (nuestros pasivos). Si además, tenemos una situación crítica de iliquidez
-es decir, no tener el efectivo suficiente para cumplir con nuestros gastos y obligaciones-, lo
más probable es que no encontremos una solución para salir de deudas.

En este escenario, cuando ya no hay nada más que podamos hacer para normalizar nuestra
vida crediticia, es que podemos declararnos insolventes y volver a comenzar en nuestras
finanzas personales.

Quiénes pueden aprovechar el régimen de insolvencia en Colombia


Cualquier persona que no ejerza profesionalmente el comercio. Es decir, que no esté
registrado como comerciante ante entidades como la Dian o la Cámara de Comercio.
Agricultores o ganaderos que no se hayan organizado como empresarios.
Artistas, servidores públicos, abogados, médicos, personas que se dediquen a profesiones
liberales, pensionados, o amas de casa.
Cuáles son los requisitos para declararse insolvente como persona natural
Para poder declararnos en insolvencia es necesario cumplir los siguientes requisitos:
Haber incumplido el pago de dos o más obligaciones financieras(como deudor o codeudor).
Deberle a dos o más personas o entidades.
Haber dejado de pagar por más de 90 (noventa) días o tener dos o más procesos ejecutivos
en curso.
Si tenemos deudas en las que no nos hemos atrasado, es necesario que aquellas en las que
sí, representen al menos la mitad del total de todo lo que debemos.
Cómo funciona la ley de insolvencia
En términos muy resumidos, al declararnos en insolvencia, lo que hacemos es llamar a
nuestros acreedores (sin importar que sean personas o empresas) y pedirles que lleguemos a
un acuerdo de pago propuesto por nosotros.

Este acuerdo debe ser validado por un juez y aceptado, al menos, por los acreedores a
quienes les debemos más de la mitad del monto total. Es importante aclarar que cualquier
proceso judicial relacionado con el cobro de estos créditos se detendrá mientras hace curso
el trámite de insolvencia.

Si llegamos a lograr un acuerdo, estaremos en la obligación de cumplirlo. Si no lo


cumplimos podemos intentar una segunda negociación de deudas.

Sin embargo, si no llegamos a un acuerdo (en la primera o segunda oportunidad), el juez


podrá declarar la liquidación patrimonial y nuestros acreedores podrán pagarse con los
bienes de los que dispongamos (apartamentos, carros, etc.). Una vez nuestros bienes han
sido liquidados (aun si no tenemos bienes), las porciones de las obligaciones que no
alcanzamos a pagar no podrán volver a ser exigidas.

Cuándo acudir al trámite de insolvencia


En este caso la respuesta es una sola:

Cuando hemos intentado todo para pagar nuestras obligaciones, pero nuestra situación
financiera nos impide acceder o cumplir con cualquiera de las opciones que hemos revisado
anteriormente.
Puntos a tener en cuenta para considerar acogerse a la ley de insolvencia
Existen dos consecuencias que tenemos que tener en cuenta al acudir a un proceso de
insolvencia:

Se nos cerrarán, al menos por un tiempo prolongado, las puertas del sistema financiero en
lo relativo a productos de financiación (lo cual, en ocasiones puede terminar siendo una
gran ventaja también).
Nuestro patrimonio puede estar en riesgo si no llegamos a un acuerdo con nuestros
acreedores.
Vale la pena aclarar que para poder acceder al trámite de insolvencia no podemos haber
cedido ningún bien en los seis meses anteriores al mismo; de lo contrario, el mismo podría
sernos negado.

Ley de insolvencia, dónde acudir


Para que las personas puedan acogerse a la ley de insolvencia, nuestra recomendación es
que contacten a un asesor financiero para que conozca su caso con más profundidad y
pueda ayudarles a preparar el caso.

Ten en cuenta que el trámite de insolvencia puede realizarse en las notarías y en los centros
de conciliación autorizados por el Ministerio de Justicia y del Derecho.

El objetivo de esta ley es permitirle a un deudor negociar con sus acreedores la posibilidad
de pagar sus deudas en las condiciones que sus finanzas personales le permiten, a través de
una conciliación. Se trata de un procedimiento que busca proteger al deudor, sobre la base
de su buena fe, para permitirle normalizar su vida crediticia y lograr, eventualmente, la
condonación total de los intereses de sus préstamos, los gastos de cobranza, los honorarios
de abogados, entre otros.

La ley dispone que no tener dinero para pagar un abogado no debe ser obstáculo para
iniciar el trámite de insolvencia. En este sentido, es posible ir directamente a un centro de
conciliación autorizado y obtener la asesoría necesaria para evitar caer en "las garras" de
personas y empresas que pueden ofrecerse a adelantar este tipo de acciones buscando
únicamente sacarle dinero al deudor.

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