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Esta deuda puede generarse por circunstancias propias de sus actividades económicas, como
la obtención de resultados negativos, pero en ocasiones estas pueden tener su origen en un
descuido, desconocimiento, negligencia de la administración o contabilidad de la empresa, o
en algunos casos en una determinación de deuda tributaria arbitraria y sin sustento legal como
consecuencia de la fiscalización de funcionarios de la Administración Tributaria, amparados
en normas exageradamente formalistas, que imponen sanciones y desconocen gastos
aplicando criterios muy rigidos.
Ante esta situación, la empresa puede encontrarse frente a una deuda imposible de pagar, por
lo menos durante los años que quedan de vida a sus socios. La pregunta que surge es ¿que
hacer frente ante esta difícil situación?
Lo primero es mantener la calma y hacer un análisis objetivo de la situación real. Una vez
que se se tiene un diagnostico claro, lo recomendable es tomar decisiones prácticas. ¿Puede
hacer frente a las deudas con los ingresos que tiene proyectados con su negocio?
Si la respuesta es negativa, entonces hay que preguntarse si la Sunat podrá cobrarse la deuda,
es decir si la empresa tiene bienes con los que Sunat puede hacerse cobro. En esta situación
complicada hay solo dos caminos posibles: pagas la deuda o, la segunda, no la pagas ( no hay
otra posibilidad, si no hay dinero no se puede pagar).
Esto implica llevar a cabo un proceso de disolución y liquidación, que terminará con la
declaración de quiebra judicial, cumpliendo las exigencias legales, pero sobre todo, teniendo
presente su situación tributaria.
Cabe señalar que las acciones recomendadas en este artículo no solo son legales, sino que
además es lo que todo empresario responsable debe hacer, si la empresa no puede cumplir el
pago de sus obligaciones y no es posible revertir esa situación lo que corresponde es liquidar
la empresa y en ese momento solicitar la declaración judicial de quiebra de la
empresa. Aclaramos esto porque en alguna oportunidad hemos recibido comentarios adversos
y en tono de crítica de parte de funcionarios de Sunat sobre nuestra actividad, al asesorar a
empresas en la quiebra judicial, como si se tratara de un acto al margen de la ética empresarial,
para lograr que se suspenda las cobranzas coactivas; ante este comentario, nuestra respuesta
fue la siguiente: Nosotros no quebramos empresas, no la llevamos a una situación de
insolvencia, sólo nos encargamos de “enterrar” las empresas que ustedes “matan”, y así
evitamos más perjuicios a los empresarios. Con esto no queremos decir que la quiebra de las
empresas sea culpa de Sunat, pero a veces si.
Nótese que solicitar la declaracion de quiebra judicial es una obligación del liquidador, no es
una alternativa. Esto se evidencia cuando la Administración Tributaria notifica a los
liquidadores requerimientos en los que solicita que se acredite el pago de la deuda o en su
defecto se acredite haber solicitado la declaración de quiebra judicial conforme lo establecido
en el mencionado artículo.
Efectos de la quiebra:
A través de la quiebra, el juez declara legalmente extinguido el patrimonio del deudor así
como la incobrabilidad de los créditos pendientes de pago.