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1. Nada existe
2. En caso de que existiera, no podría ser conocido
3. En caso de que existiera y pudiese ser conocido, no podría ser
comunicado a los demás.
(Chávez Calderón, 2004, pág. 67)
Son muchos los pensadores reconocidos los que pueden ubicarse dentro de una
corriente más o menos racionalista por su fe en la razón como fuente originadora
de todo conocimiento. Es el caso de Platón, por ejemplo, en la Antigüedad, quien
admite como único conocimiento legítimo el que proviene del mundo de las
esencias1; en la Edad Media, Plotino y San Agustín mostraron una tendencia
racionalista-platónica en sus reflexiones, y en la Edad Moderna, Descartes
puede ser considerado su más importante defensor (Basanta, 2013).
En el empirismo, por su lado, se entiende que el sujeto nace como “tabula rasa”,
sin ningún tipo de idea innata, y que el conocimiento se va adquiriendo a través
de la experiencia y los sentidos, siendo el conocimiento empírico (obtenido a
través de la experiencia) el único conocimiento legítimo y posible.
1
Conocido comúnmente como “mundo de las Ideas”. Platón propone que existe un mundo en el que
todo lo conocido se halla de manera esencial y que lo que vemos en nuestro mundo son solo copias de
aquellas esencias (Platón, 2002).
1.3 Esencia del conocimiento
En el problema del conocimiento se da por sentado que el conocimiento es una
relación que se da entre sujeto y objeto, sin embargo, dependiendo de cómo se
considere esta relación en función de la producción del conocimiento, se tejen
algunas corrientes filosóficas, que veremos a continuación. Además se da el
problema de la esencia del conocimiento respecto a si lo que percibimos es en
realidad el objeto, si existe una realidad independiente del sujeto que la piensa,
o si lo que creemos real es así porque existe un sujeto que así lo cree.
Realismo: este guarda una estrecha relación con el objetivismo, dado que
entiende que hay una realidad independientemente de cómo la piense un sujeto.
Los objetos están ahí y pueden ser conocidos por los sujetos, pero si no hubiera
un sujeto que los aprehenda, que los perciba, aun seguirían ahí.
Bibliografía
Hessen, J. (1992). Teoría del conocimiento. Bogotá: Panamericana Editorial.
Chávez Calderón, P. (2004). Historia de las doctrinas filosóficas. México: Pearson Educación.