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Resumen de Logica y Argumentacion

Lógica y Argumentación Jurídica (Universidad Católica de Salta)

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Resumen de Lógica y
Argumentación -Filosofía II
UNIDAD I: Problemáticas sobre el conocimiento

1.1.- Reflexión filosófica sobre el conocimiento.

La Teoría del Conocimiento -también llamada Gnoseología- es una disciplina que pretende
explicar filosóficamente el conocimiento humano. Si bien desde los inicios de la filosofía
diversos pensadores intentaron explicar el conocimiento humano, su alcance y su esencia, se
puede decir que recién en la Edad Moderna comienza propiamente como disciplina filosófica
independiente.
Es muy importante conocer estas teorías porque son las que influyen más directamente en el
desarrollo de la ciencia moderna. Tanto el racionalismo como el empirismo marcarán el
entorno filosófico en el cual se desarrollarán.

Análisis fenomenológico del conocimiento.

Para empezar a tratar acerca del conocimiento es posible realizar un análisis fenomenológico
del mismo. El objetivo es comprender “lo que ocurre” cuando se conoce, antes de abordar
cualquier teoría al respecto. Es decir, a partir de una rigurosa observación, se intenta describir,
explicar e interpretar el fenómeno del conocimiento.

Se aspira a “aprehender la esencia general en el fenómeno concreto”. Procediendo de esta


manera, se descubre que en el conocimiento se hallan frente a frente el sujeto y el objeto.
Existe una correlación entre ambos, ello significa que el sujeto es sujeto para un objeto y
viceversa, el objeto solo es objeto para un sujeto. Es decir, el sujeto supone un objeto de
conocimiento y a su vez este objeto supone un sujeto que lo conozca. De igual manera, se debe
agregar que esta correlación es irreversible, es decir que el sujeto que conoce no puede
convertirse en el objeto conocido y viceversa.

El objeto siempre es trascendente respecto al sujeto, es decir que permanecen separados. La


trascendencia implica la independencia del objeto respecto a la conciencia cognoscente. El
conocimiento supone una salida del sujeto para apropiarse del objeto, por supuesto que no se
trata de una apropiación material, pero sí de una captación de su esencia y propiedades, una
posesión intencional del objeto.

Ahora bien, aquí aparece un tercer elemento que es la imagen, aludiendo al término mental a
través del cual el sujeto conoce al objeto. Quien se ve determinado en este proceso de
conocimiento es el sujeto, sin embargo, quien recibe la determinación no es directamente el
sujeto, sino la imagen del objeto. La imagen es en definitiva “el instrumento mediante el cual la
conciencia cognoscente aprehende su objeto”.

IMAGEN

Aquí surge el concepto de verdad. El conocimiento es esencialmente verdadero, pues si


tengo un conocimiento falso en realidad carezco de conocimiento, estoy en el error, en una
ilusión, en la ignorancia.

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Problemas en torno al conocimiento.

Una vez realizado el análisis fenomenológico se puede profundizar la reflexión del co-
nocimiento planteando tres problemas:

• La posibilidad del conocimiento.


• El origen del conocimiento.
• La esencia del conocimiento.

Respecto al primer problema, acerca de la posibilidad del conocimiento. La pregunta que se


plantea es si es posible conocer, si realmente el sujeto puede conocer adecuadamente al
objeto, a la realidad.

Cuando el planteo es acerca del origen del conocimiento, la pregunta gira en torno a la fuente
del conocimiento; el objetivo es saber de dónde proviene el conocimiento: de los sentidos, de
la razón o quizás de ambos.

Por último, se puede preguntar qué es lo que se conoce, es decir, cuál es la esencia del
conocimiento. Aquí se reflexiona si realmente el sujeto se conduce receptivamente en el
conocimiento o si lo hace activa y espontáneamente; es decir, si el sujeto es quien se ve
determinado en el acto de conocer, o si simplemente él es quien construye su objeto de
conocimiento.

Estos planteos tendrán diversas respuestas que serán analizadas a continuación

Posibilidad de Conocimiento: Escepticismo y Criticismo .

Frente al problema de la posibilidad del conocimiento, dos grandes respuestas: el dogmatismo


y el escepticismo, existiendo además una postura crítica, intermedia entre las dos propuestas
anteriores

Dogmatismo

Se entiende por dogmatismo una actitud intelectual para la cual “no existe todavía el problema
del conocimiento”. No toma conciencia aun del hecho que el conocimiento constituye una
relación entre un sujeto y un objeto y que entre ambos hay una distancia. Existe una total
confianza en la razón en su capacidad de conocer la realidad.

“El dogmatismo es la posición primera y más antigua tanto psicológica como históricamente”.
En este sentido, se puede observar en los niños cierto dogmatismo, pues no pusieron aún en
tela de juicio la posibilidad de conocer; para ellos no cabe duda que lo que se conoce es de la
manera en que se lo percibe. Históricamente se encuentran a los presocráticos (considerados
los primeros filósofos) como autores dogmáticos.
Existen diferentes tipos de dogmatismo, tales como el dogmatismo ético, metafísico, religioso.

Escepticismo

El escepticismo es contrariamente al dogmatismo, una actitud intelectual que desconfía de la


posibilidad humana de llegar a conocer la verdad con certeza. El escéptico toma conciencia que
el conocimiento es una relación entre un sujeto y un objeto y centra su atención en las
limitaciones del sujeto para llegar al conocimiento.

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Al igual que el dogmatismo, puede existir escepticismo en diversos aspectos del saber y en
diferentes momentos de la vida. En los períodos de escepticismo, es donde se produce un
mayor crecimiento histórico y personal, siempre y cuando se entienda como una actitud de
desconfianza ante lo conocido o establecido, que moviliza la duda y estimula la búsqueda de la
verdad. Cuando el sujeto se instala en el escepticismo, convirtiéndose éste en radical,
inmoviliza la conciencia e imposibilita el juicio.
Desde un escepticismo radical, se afirma que es imposible llegar a conocer la verdad con
certeza, por ende, hay que suspender el juicio, abstenerse de juzgar. Sin embargo, la afirmación
del escéptico radical ya constituye en sí misma una verdad que se enuncia como cierta,
cayendo de esta manera en una contradicción. Esta postura radical, termina anulándose a sí
misma. Esta perspectiva radical es sostenida sobre todo en la antigüedad por Pirrón de Elis
(360-270).

En René Descartes se puede encontrar, por ejemplo, un escepticismo metódico, es decir la


duda se convierte en un método de trabajo en la búsqueda de la verdad. Descartes decide
dudar de todo, hasta alcanzar un conocimiento claro y distinto, un conocimiento que fuese
indudable, de esa manera descubrirá como primera verdad indudable al “cogito”.

En el caso de los sofistas (Edad Antigua), el escepticismo que sostienen no es radical sino
probabilista, al cual se puede llamar relativismo. El relativismo considera que no es posible
conocer verdades absolutas y objetivas, pero sí verdades probables.

Por otro lado, autores empiristas como David Hume sostendrán un escepticismo metafísico.

Criticismo

Sería posible, por supuesto, una postura crítica intermedia, que, si bien comparte con el
dogmatismo la capacidad humana de conocer, analiza críticamente, poniendo en tela de juicio
todo conocimiento determinado, con el objetivo de alcanzar la verdad.

Origen del Conocimiento: Racionalismo, Empirismo y Posturas intermedias.

Racionalismo

“Posición epistemológica que ve en el pensamiento, en la razón, la fuente principal del


conocimiento humano”. Según el racionalismo un conocimiento solo merece este nombre
cuando es “lógicamente necesario y universalmente válido” Un conocimiento sobre una
determinada realidad será lógicamente necesaria, cuando lo predicado de la misma constituya
una nota esencial. Por ejemplo, si se dice: el triángulo es una figura de 3 lados, se ve que lo
predicado acerca del triángulo constituye una nota esencial que si se le negara se cometería un
grave error.

Entre los autores racionalistas que se pueden encontrar cabe mencionar a Platón. Este autor
plantea la famosa teoría de los dos mundos, donde describe la existencia de una realidad
sensible, que está en un constante cambio, que posee un carácter apariencial. A esta realidad
la denomina Mundo Sensible o Mundo de las Sombras. Por otro lado, se encuentra una
realidad inmutable y permanente donde se encuentran las ideas de todas las cosas; a este
mundo lo denomina de las Ideas.

Según este autor, el alma humana se encuentra originariamente en el Mundo de las Ideas
contemplando la verdadera realidad de las cosas. Pero que Según Platón el alma cae del
Mundo de las Ideas al Mundo Sensible (a causa de una culpa originaria) quedando encerrada

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en un cuerpo. En este Mundo Sensible el hombre conoce indirectamente las ideas a través de
una reminiscencia, o sea un recuerdo. En este proceso, las realidades del mundo sensible
funcionarán como un estímulo que le permite recordar la verdadera idea que una vez conoció
mientras estuvo en el Mundo de las Ideas.

Es posible apreciar que en Platón el objeto sensible, al cual se accede a través de mis sentidos,
no constituye objeto de conocimiento sino, simplemente, un estímulo que me permite
recordar mi verdadero objeto de conocimiento que es la idea. Se ve claramente cómo prioriza
la razón sobre la experiencia sensible.

Se puede encontrar otro representante del racionalismo en San Agustín. Este autor coloca las
ideas en el pensamiento de Dios. El conocimiento se produce cuando el espíritu humano es
iluminado por Dios.

Ya en la Edad Moderna, se encuentra un racionalismo fuertemente representado por René


Descartes, como así también por Leibniz. Descartes plantea la existencia de ideas innatas en el
pensamiento, las mismas “re- presentan un patrimonio a priori de la razón”.

Los autores racionalistas plantean de diferente modo la existencia de un conocimiento


intuitivo, es decir, directo, capaz de otorgar un conocimiento cierto. En este sentido cabe
recordar la visión directa de las ideas en Platón, la iluminación en San Agustín y la captación
directa del yo en el acto de pensar en Descartes.

Empirismo

Desde la perspectiva empirista “no hay ningún patrimonio a priori de razón” Los conocimientos
provienen exclusivamente de la experiencia. En esta teoría se parte de los hechos y se niega la
existencia de ideas innatas. Se considera que no hay nada en el entendimiento que no
provenga de la experiencia.

Los empiristas provienen en general del ámbito de las ciencias naturales y por lo general
reconocen una doble experiencia, interna y externa. Por ejemplo, John Locke diferencia una
experiencia interna (reflexión), constituida por las diferentes actividades de nuestra propia
mente y una externa (sensación), de donde se origina el mayor número de ideas que tenemos.
Existen para este autor ideas simples y complejas. “El pensamiento no agrega ningún nuevo
elemento, sino que se limita a unir unos con otros los distintos datos de la experiencia”.

Otro autor empirista es David Hume, el cual diferencia las impresiones e ideas. La diferencia
entre ambas radica en la mayor vivacidad que caracteriza a la impresión. Así, no es lo mismo
poner la mano en el fuego y quemarse que recordar el dolor que sentí cuando puse la mano en
el fuego y me quemé. Para él, “las impresiones poseen un grado mayor de fuerza y vivacidad y
comprenden todas nuestras sensaciones, pasiones y emociones: las ideas en cambio son las
débiles imágenes que las impresiones dejan en el pensar y razonar”.

Cabe mencionar además a John Stuart Mill (1806-1873), quien da un paso más respecto de
Locke y Hume “reduciendo también el conocimiento matemático a la experiencia, como única
base del conocimiento”.

Se puede finalizar diciendo que el empirismo conduce a un escepticismo metafísico. En el


análisis realizado por Hume acerca del conocimiento, se manifiesta la negativa a aceptar como
válido todo concepto o idea que no tenga un correlato evidente en la experiencia sensible. En

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este sentido, por ejemplo, Hume critica la idea de una Ética Normativa, pues considera que la
idea de un deber ser al que se refiere la norma, es incognoscible.

Posturas intermedias

Frente a estos análisis diametralmente opuestos es posible distinguir dos posiciones


intermedias, una representada principalmente por Aristóteles y otra por Kant. Las podemos
llamar “intelectualismo y apriorismo” respectivamente.

Según las posturas intelectualista y apriorista el conocimiento proviene tanto de la experiencia


como de la razón. “Ahora bien, el intelectualismo considera (de la misma manera que el
racionalismo) que es posible llegar a juicios lógicamente necesarios y universalmente válidos
sobre objetos reales; sin embargo, niega la existencia de contenido a priori de nuestra razón y
deriva todo conocimiento de la experiencia”

En cambio, el intelectualista considera que los sentidos son las puertas y ventanas por las
cuales ingresa el conocimiento al sujeto. De esta forma, las ideas son obtenidas de la
experiencia, a través de un proceso de abstracción. La abstracción es, según Aristóteles, un
proceso connatural de la inteligencia humana que permite captar un concepto universal a
partir de la experiencia sensible.

La postura apriorista representada por Kant considera que hay en el sujeto factores a priori, es
decir, independientes de la experiencia. Estos factores, son en realidad formas a priori que
reciben su contenido de la experiencia y entre ambos se construye el objeto de conocimiento.
“Los factores a priori semejan en cierto sentido recipientes vacíos, que la experiencia llena con
contenidos concretos”.

El apriorismo sostiene que el sujeto construye el objeto de conocimiento con dos elementos
fundamentales: las formas a priori que no provienen de la experiencia. sino que son parte
constitutivas del sujeto y las sensaciones provenientes de la experiencia sensible.

Esencia del Conocimiento:Realismo e Idealismo.

Es una “posición epistemológica según la cual hay cosas reales, independientes de la


conciencia”. Es posible distinguir tres modalidades dentro del realismo:

 Realismo ingenuo: considera que la realidad es tal como la percibimos. No se toma


conciencia aún de la distancia existente entre el objeto percibido y la percepción de
dicho objeto. Todo lo percibido conviene a la realidad del objeto, tal como lo
percibimos.
 Realismo natural: ingresan en él ciertas reflexiones críticas acerca del conocimiento. Se
toma conciencia que hay una distancia entre el objeto y el objeto percibido, el cual es
un contenido de conciencia. En esta postura se encuentra Aristóteles, el cual plantea
claramente en el proceso de abstracción cómo el sujeto a partir de la realidad concreta
del objeto va separando lo accidental y particular hasta llegar a la idea.
 Realismo crítico: considera que las propiedades captadas por un solo sentido como el
color, sonido, olor, sabor, existen solamente en nuestra conciencia y que no se dan en
el objeto de la misma manera que las percibimos. El sabor dulce, por ejemplo, no se
encuentra en el azúcar sino en mi degustación de esta.

Más allá de las diversas posturas dentro del realismo, todas sostienen que existe una realidad
objetiva independiente de mi conciencia y mi voluntad y que esta realidad existe, aunque yo no

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la conozca. Por otro lado, el sujeto tiene la capacidad de conocer la realidad, de aproximarse a
ella. Para poner un ejemplo se puede decir que desde una postura realista el valor no es una
realidad que uno inventa o construye, sino una realidad con la que uno se encuentra.

Idealismo

Esta postura sostiene que no hay cosas reales independientes de la conciencia. “Ahora bien,
suprimidas las cosas reales, solo quedan dos clases de objetos, los de conciencia (las
representaciones, los sentimientos, etc.) y los ideales (los objetos de la lógica y la matemática),
el idealismo ha de considerar los pretendidos objetos reales como objetos de conciencia o
como objetos ideales”.

Se pueden distinguir el idealismo subjetivo o psicológico y el idealismo objetivo o lógico.

El idealismo subjetivo o psicológico considera que la realidad es, en definitiva, un contenido de


conciencia. El ser del objeto consiste solamente en su ser percibido por nosotros. La realidad
no es independiente de nuestra conciencia.

Por otro lado, se encuentra el idealismo objetivo o lógico, el cual considera que el contenido de
la conciencia “no es un complejo de procesos psicológicos, sino una suma de pensamientos, de
juicios”.

“Mientras que el idealismo subjetivo ve en el objeto del conocimiento algo psicológico, un


contenido de conciencia, y el realismo lo considera como algo real, como un contenido parcial
del mundo exterior, el idealismo lógico lo tiene por algo lógico, por un producto del
pensamiento”.

Desde una perspectiva realista se sostiene que el objeto existe, es y posteriormente es


pensado, mientras que la postura idealista considera que el ser pensado es lo que constituye al
objeto. Es decir, el objeto es un contenido de conciencia. El pensar es lo que crea, constituye al
objeto. El acto de pensar el objeto es el acto de objetivarlo, de concebirlo como tal. De esta
manera el idealismo logra eliminar la “cosa en sí”, es decir, la afirmación de que existe algo en
sí, independientemente de la conciencia. En este ámbito cabe mencionar a Kant, y
posteriormente a Fichte, Schelling y Hegel.

Los ámbitos del conocimiento.

El conocimiento consiste en la adquisición o incorporación de algo que no se tiene


(información, datos, realidades, vivencias, personas, etc.). Al afirmar que es incorporación
implica una acción y, en consecuencia, la presencia de facultades que realizan dicha acción: en
el caso del hombre se tratan de los sentidos y de la inteligencia.
Esto genera dos maneras distintas pero complementarias de conocer: el conocimiento sensible
y el conocimiento intelectual.

El conocimiento sensible: el conocimiento sensible externo e interno.

El conocimiento es una acción vital dirigida hacia un objeto. Vinculado a lo corpóreo


hablamos del conocimiento sensible, el cual supone la presencia de los sentidos. Éstos, a su
vez, se apoyan en los órganos físicos; por eso decimos que los sentidos necesitan y están
condicionados por el cuerpo: si estamos enfermos, si estamos afectados por alguna dolencia, si

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un órgano sensorial está temporal o permanentemente afectado, la función del conocimiento


sensible se verá limitada.

Este conocimiento que se realiza por medio de los sentidos y está dirigida hacia objetos que
son materiales, se realiza en un momento y lugar determinados, con respeto a materiales se
refiere a todo aquello que pueda ser captado por cualquiera de los sentidos. Entonces un olor
o un sabor o un sonido son objetos materiales porque son percibidos por los sentidos. Si no
tuvieran esta condición no podrían ser conocidos o captados sensiblemente.

Por lo tanto, todo lo que nos rodea es factible de que lo conozcamos sensiblemente. Toda la
realidad circundante es conocida por alguno de los sentidos, sea que intervenga un solo
sentido para conocerlo (se trataría de un objeto o sensible propio) o de que intervengan en
forma simultánea dos o más sentidos (sensible común).

Por ejemplo, cuando tenemos en nuestras manos un libro, éste se trata de un objeto o sensible
común pues el mismo es posible de ser conocido mediante la acción de dos o más sentidos, es
común a varios sentidos; en este caso intervienen el tacto y la vista para conocerlo.

Características.

De acuerdo con la constitución esencial del hombre (un ser corpóreo- espiritual y por lo tanto
partícipe de dos dimensiones: material y espiritual) ello permite sostener que el hombre tiene
un tipo de conocimiento que es sensible e intelectual. Todos los animales poseen el
conocimiento sensible, porque todos poseen los llamados sentidos; pero en el caso del
hombre (animal racional), posee además del conocimiento sensible, el conocimiento
intelectual (o intelección).

El conocimiento sensible externo

Primeramente, se distinguirá que en el conocimiento sensible externo intervienen tres


elementos: los sensibles, los sentidos y la sensación.

a.- Los sensibles constituyen el objeto de los sentidos, es lo que los sentidos van a conocer. Los
sensibles constituyen todo el universo material que nos rodea. Entre los innumerables objetos
que sentimos, éstos se pueden distinguir entre: objeto propio y objeto común.
El objeto propio o sensible propio es el que sólo es perceptible por un sentido (por ejemplo,
los sonidos, la música sólo los percibe el sentido del oído). El objeto o sensible común, es
aquella cosa que es captada por dos o más sentidos. Por ejemplo, el movimiento, es captado
por el sentido del tacto, de la vista.

b.- Los sentidos son una facultad por medio de la cual se conoce algo (los sensibles). La función
de ellos consiste en poner al ser vivo en relación con el medio físico en el que tiene que vivir, y
tiene que adaptarse. Todos los sentidos concurren a este fin. Es una potencia pasiva, en el
sentido de que comienza a funcionar cuando es impresionada por algo, por alguna cosa.
El sentido es una potencia pasiva: el sentido entra en actividad solamente si es movido, es
decir, estimulado desde el exterior.

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El sentido no es ni material ni espiritual: no es puramente material, no se reduce al órgano, a


lo meramente corpóreo. Tampoco es espiritual, sino que más bien el sentido se apoya en algo
corporal para poder funcionar.
Ya los antiguos distinguían cinco sentidos: el sentido de los colores: la vista; el de los sonidos: el
oído; el de los sabores: el gusto; el de los olores: el olfato; el de la resistencia: el tacto.

c.- La sensación es un fenómeno psíquico consistente en un acto de conocimiento. Los sentidos


conocen a los sensibles por medio de la sensación.
Como características de ésta podemos señalar:
• la sensación es un fenómeno psíquico.
• la sensación es un acto de conocimiento.
• la sensación es un conocimiento relativo.
Es relativo a la naturaleza de los sentidos, pues cada sentido conoce lo que lo corresponde. Así
la vista conoce una superficie coloreada, el oído los sonidos, etc.
• la sensación es una intuición.
La intuición puede definirse como el cono- cimiento inmediato de un objeto concreto presente:
Ej. un auto que se ve es concreto y está frente a los sentidos.

El conocimiento sensible externo puede esquematizarse de la siguiente manera:

El hombre está frente a todas las cosas que nos rodean (denominados “sensibles”). Frente a
ellas se realiza la acción del conocimiento (“sensación”) por medio de las facultades que posee
(los “sentidos”).

El conocimiento sensible interno.

Los sentidos externos para poder realizar su acción necesitan de la presencia de algo externo
que los impacte y de ese modo comience el proceso del conocimiento. La primera diferencia
que surge con los sentidos internos es que éstos no necesitan de la presencia de las
sensaciones provenientes de los sentidos externos, necesitan de aquello que los sentidos
externos captaron. Los sentidos internos son cuatro: el sentido común, la imaginación, la
estimativa y la memoria sensible.

1.- El sentido común (también llamado conciencia sensible) es el sentido que distingue y une
las distintas sensaciones provenientes de cada uno de los sentidos externos. Es el que
experimenta las diversas sensaciones y las compara; es decir, las recepciona y las distingue
(“sabe”, reconoce cuál proviene de cada sentido), pero uniéndolas a fin de formar nuevamente
ese objeto que se está conociendo.
2- La imaginación, su función es la representación de un objeto en su ausencia, es el sentido
que recibe las distintas sensaciones (luego del sentido común) y les saca una copia llamada
“fantasma” o “imagen”.
En este sentido se dan, además, dos funciones que son la conservación y la reproducción de las
imágenes. La conservación es lo que comúnmente se llama memoria; en ella se depositan las
imágenes, se "guarda" la copia o imagen sacada. La reproducción consiste en actualizar, traer al

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presente la imagen ya guardada; es reconstruir las distintas sensaciones, armar en el interior


del hombre lo sucedido mediante las sensaciones.
3.- La estimativa es un elemento de conocimiento implicado en el instinto. Es una función de
conocimiento que permite conocer la utilidad o la nocividad de las cosas percibidas (por
ejemplo, al percibir un animal irracional la cercanía de un peligro frente a otro animal más
robusto). Es decir que, a cada imagen elaborada, este sentido agrega una percepción sobre
cómo es esa imagen (si es útil o no, buena, mala, alegre, triste, etc.).
4.- La memoria es la facultad de conservar y de reproducir imágenes. Lo que especifica a la
memoria es su relación con el pasado. Su acto es el reconocimiento de los recuerdos, el
reconocimiento de una imagen en cuanto es referida al pasado.

En conclusión, primero se realiza el conocimiento sensible externo (allí intervendrán los


distintos sentidos conforme sea el objeto a conocer); luego de este primer paso toda esa
información es recibida por el conocimiento sensible interno (en esta fase intervienen cada
uno de los sentidos descriptos). Como finalización de este proceso cognoscitivo sensible se
elabora la denominada “imagen”, la cual es una copia de la realidad (que será más completa
mientras más información sensible se haya percibido). Esta imagen será transferida al
conocimiento intelectual en el caso del hombre.

El conocimiento intelectual o intelección: la intelección.

La inteligencia tiene como objeto el conocer. Este conocimiento supone que previo a él se
desarrolló el conocimiento proveniente de los sentidos. Si éste (el sensible) no se realiza,
tampoco puede realizarse el conocimiento de la inteligencia.

Por lo tanto, el conocer por la inteligencia se realiza a partir de los datos que aportan los
sentidos (es el llamado objeto directo de la inteligencia). Con ellos la inteligencia conoce “algo
más” de lo que los sentidos aportan.

La inteligencia capta algo más que esto. Abstrayendo lo que captó cada sentido y que le
pertenece de modo propio a cada objeto, la inteligencia puede descubrir algo que se puede
aplicar o predicar de todas las cosas. Descubre la esencia de cada cosa, esta esencia es de
características universales, vale para todo objeto.

Por los sentidos se podrá conocer al hombre que se llama Juan, es de tal altura, sus rasgos
físicos son tales: estos datos los conocemos mediante los sentidos. Pero trascendiendo a los
mismos la inteligencia descubre algo que escapa a los sentidos y vale para todo hombre: no es
la altura ni las dimensiones físicas, sino aquello por lo cual es hombre, descubre lo universal en
él, descubre la esencia. Y ésta es tan universal que es aplicable a todos los seres de la misma
especie.

Por eso el objeto de la inteligencia será el conocer lo que va más allá de lo material. De allí que
su objeto es algo espiritual porque ella misma es espiritual.

El conocimiento intelectual se realiza a partir de y en base al conocimiento sensible y, si bien


trabaja con los datos provenientes de los sentidos, abstraerá sólo los datos que necesita y
dejará de lado aquellos que no le sirvan.

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Este conocimiento se realiza por medio del ejercicio de la facultad de la inteligencia. De la


misma manera que se estudió en el conocimiento sensible, en esta fase se pueden reconocer
los siguientes elementos:
• La facultad, medio o instrumento de conocimiento: la inteligencia.
• El objeto del conocimiento: son los datos provenientes desde los sentidos. Éstos
serán denominados “inteligibles”.
• La acción realizada: la intelección.

El proceso del conocimiento humano posee dos partes: el conocimiento sensible y el


intelectual. Ambos se complementan: el sensible quedaría incompleto si no se continuara con
el intelectual y éste no se realizaría si antes no se concretó el sensible.

El modo de conocimiento intelectual es la forma propia que los hombres tenemos de captar la
realidad, o sea, sobre la base de lo que se percibe sensiblemente se realiza esta otra forma de
conocimiento. Esto implica que conocemos sensible e intelectualmente a todas las cosas del
mundo físico que nos rodean.

Por ello es que el conocimiento humano -desde este punto de vista- es superior al
conocimiento animal.

Conocer de esta manera es en cierta manera “apropiarse” de las cosas del mundo. Esta
apropiación significa que esas cosas u objetos forman parte de quien conoce desde ese
momento.

Ello genera en alguna medida lo que se denomina el conocimiento vulgar o natural. Así, lo que
el hombre percibe sensiblemente, es analizado racionalmente por éste, buscando las causas de
las cosas, este es otro punto diferencial con los animales irracionales, ya que mientras éstos no
superan el nivel del conocimiento sensible y por lo tanto no conocen el por qué o la finalidad
de cada una de las cosas, el hombre sí lo hace.

Todo lo que existe en el universo es captado por los sentidos y por la inteligencia. Entonces de
todas las cosas que están presentes el hombre puede tener dos apreciaciones.

• la obtenida por medio de la información que los sentidos proporcionan, y


• la que por medio de la inteligencia se elabora

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En el primer caso la información recogida es por medio de los sentidos: el color del objeto, su
forma, su tamaño, olor, etc. (estas son características particulares propias de cada objeto). En el
segundo caso, la inteligencia busca trascender lo simplemente material para hallar algo que sea
de característica universal y permanente: la esencia de cada una de las cosas.

La intelección es la acción que realiza la inteligencia con la finalidad de conocer los


denominados inteligibles. Si bien es una acción intelectual o espiritual, sin embargo, es
necesaria la presencia de un órgano físico sin el cual no se podría desarrollar esta acción.

Por medio de este órgano físico (el cerebro) se realiza el conocimiento intelectual; sin embargo
se debe aclarar que aunque decíamos que es necesaria la presencia del mismo, no obstante no
es totalmente dependiente del mismo (esto puede observarse con claridad pues muchos
animales poseen cerebro o masa encefálica pero no son inteligentes).

Por otro lado, la presencia de este tipo de manifestaciones es la que nos permite apreciar que
no todo lo que el hombre realiza es de características materiales, sino que efectúa acciones
inmateriales o espirituales. Ésta es su esencia: el ser material y espiritual.

La espiritualidad en el hombre no sólo le permite realizar acciones de este tipo, sino que es la
base para características que le son esenciales: la moralidad, la religiosidad, la capacidad
abstractiva. Es decir, es la apertura hacia otra realidad, de la cual no participan todos los seres
que habitan en el universo.

En conclusión: afirmamos que la inteligencia es una facultad espiritual exclusivamente


humana mediante la cual resuelve su manera de ser y actuar en el mundo.

Ésta (la inteligencia) tiene como objeto conocer las cosas, pero de una manera diferente a los
sentidos, trasciende la información que ellos le proporcionan para “buscar algo más”,
totalmente imperceptible a los sentidos. El cual es la esencia.

Por esta definición debemos entender lo siguiente: Todos los seres somos poseedores de una
esencia.

La esencia de los seres no es la misma. Por ejemplo, la esencia del ser humano no es la misma
que la esencia de un perro, ni está la misma que la de un gato.

Captar la esencia o darnos cuenta de ésta no obedece a una percepción sensible sino a una
acción superior, la intelectual. Este es el primer objeto que se capta y se logra mediante la
abstracción, la cual consiste en que, a partir de la imagen sensible formada por los sentidos, se
procede a despojar o dejar de lado todas aquellas características particulares (la forma, el
tamaño, el color, etc.) para que quede solamente lo universal (aquello que valga para todos los
seres que sean idénticos): es la esencia.

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El esquema precedente representa la acción del conocimiento humano y cómo en él se realiza
la denominada abstracción. Se debe recordar que es una acción que realiza la inteligencia, pero
partiendo de la imagen sensible y cuyo término (el de la abstracción) es formar el denominado
concepto.

Tanto la imagen como el concepto son elaboraciones: el primero por la imaginación sensible y
el segundo por el entendimiento o intelecto agente. Ambos representan la realidad, pero no
son la realidad, por ello la importancia de la sensación y de la intelección.

Por otro lado, la posesión de la inteligencia permite el desarrollo de otra capacidad que es el
habla. Es decir, por ser inteligentes tenemos la capacidad del habla, de haber desarrollado un
lenguaje.

El lenguaje.

La postura que sostenemos es que el lenguaje, proveniente del pensamiento, es una facultad
exclusivamente humana y se diferencia del lenguaje animal.

Ya que el lenguaje sirve a los animales irracionales para comunicar sus necesidades. En cambio,
en el caso del hombre el lenguaje no sólo comunica necesidades, sino que le permite expresar
su riqueza interior y todas sus manifestaciones: culturales, científicas, religiosas, etc.
El lenguaje animal está basado en un sistema de símbolos para transmitir la información
necesaria. Se trata de un lenguaje icónico. Se pueden marcar las siguientes diferencias entre
ambos tipos de lenguajes:

El lenguaje humano no resulta del instinto, sino que debe ser enseñado. Y allí interviene la
familia en primera instancia, luego el grupo de pares y luego, las instituciones escolares.
Entonces media el ámbito de lo cultural en sentido amplio. Todas las instituciones ayudan a la
transmisión del lenguaje, no es recibido genéticamente, en el caso de los animales, sí. Por ello
el valor de todas estas instituciones para la formación y enseñanza del lenguaje.

El lenguaje animal es icónico, es decir, hay una relación directa y simple entre el signo y el
mensaje, entre lo que se hace con lo que se quiere expresar. Lo que hace el animal con su
cuerpo es para transmitir un mensaje simple, basado en sus necesidades corporales
(alimentarse, protegerse, etc.). En el caso del lenguaje humano, éste no sólo sirve para la
transmisión de sus necesidades sino como medio expresivo de todas sus realizaciones (lo que
hace culturalmente, socialmente, etc.).

Se dice que el lenguaje es dígito: la relación entre el signo y el mensaje es convencional o


arbitraria. Los hombres, las distintas comunidades de habla fueron elaborando los distintos
lenguajes. Es decir, debemos distinguir entre la capacidad del habla y los distintos lenguajes. La
capacidad del habla es una condición natural mientras que el lenguaje es algo convencional.
Las distintas comunidades de habla fueron elaborando sus distintas maneras de expresarse
sobre la base de esta disposición natural al habla.

Al ser algo desarrollado convencionalmente, significa que también puede variar


convencionalmente, esta variabilidad está sujeta a las condiciones espacio temporales:
depende del lugar donde estemos será la lengua que se hable e incluso, estando en el mismo
lugar podemos ver cómo la propia lengua cambia a través del tiempo. Esta modificación es
exclusiva del lenguaje humano, mientras que el lenguaje animal permanece invariable a lo
largo del tiempo y en forma independiente al lugar donde se esté (un perro ladrará de la
misma manera en cualquier lugar del mundo).

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En función de estas características el producto final varía en ambos lenguajes. Es decir: el


número de mensajes del lenguaje humano es ilimitado, no así en el caso de los animales.

Cuántas cosas se puede decir mediante la combinación inteligente de sólo una veintena de
letras del alfabeto.

Cuestión que no sucede en el caso de los animales, que tienen pocos mensajes a transmitir.

En conclusión, no es lo mismo el lenguaje humano que el lenguaje animal. Uno (el lenguaje
animal) tiene una base fisiológica; mientras que el lenguaje humano tiene raíz intelectual o
espiritual. Decimos que son radicalmente diferentes, por cuanto no sólo la base o raíz son
diferentes sino también su contenido, su modo de transmisión y su finalidad son esencialmente
diferentes.

La abstracción.

La abstracción consiste en dejar de lado, en quitar, abstraer aquello que a la inteligencia no le


sirve para poder elaborar el concepto. Deja de lado (quedan retenidas en el plano sensible) las
características particulares, accidentales de las cosas conocidas. Se desarrolla de la siguiente
manera:

a. la inteligencia es una potencia pasiva, al principio es como una "tabla rasa" en la que no hay
nada escrito. Esta función Santo Tomás la denomina intelecto posible. Para que el intelecto
posible pase de la potencia al acto, necesita que le sea presentado un objeto inteligible.
Esta es la especie impresa, que proviene de la experiencia sensible, de los sentidos. Lo más
elevado en el plano sensible es el fantasma o la imagen. De este fantasma la inteligencia
obtendrá el concepto. Entonces, la imagen es de orden sensible, permanece en el orden
sensible. Al ser recibida por la inteligencia, recibe el nombre de especie impresa.

b. Para pasar del plano sensible al intelectual, la iniciativa debe provenir de la misma
inteligencia. Se admite entonces, en la inteligencia una función activa: el intelecto agente. Su
papel consiste en hacer al fantasma inteligible, es decir, que la inteligencia lo despoje de todas
sus características individuales o particulares. Realizado esto por medio de la inteligencia, lo
que se obtiene es el verbo mental, el concepto, o especie expresa

1.2.- Desarrollo histórico de la Ciencia Moderna. Ciencia y cristianismo.

Históricamente, este tipo de conocimiento tuvo sus orígenes en Grecia, hacia el siglo VI a.C., en
las colonias jonias de Asia Menor, primero en forma de conocimientos de matemáticas y
astronomía, y luego en forma de cosmologías nuevas que sustituyeron (en sus métodos, pero
no en sus objetivos) a las viejas cosmogonías, tanto griegas y egipcias como babilónicas y
hebreas. A este primer nacimiento se añadió, en el siglo XVII, el segundo y definitivo
surgimiento de la ciencia, gracias a la renovación del modelo astronómico del mundo por obra
de Nicolás Copérnico. Estos autores y quienes siguieron apoyándose en su modelo de
investigar dieron origen a lo que se denominó entonces “ciencia nueva” y posteriormente
“ciencia moderna”, la cual, con la síntesis posterior de la mecánica clásica de Newton, que
supuso su culminación, se constituyó en modelo de conocimiento científico, o de ciencia, para
toda la civilización posterior.

Cuatro son los períodos que suelen destacarse como característicos de la aparición y
constitución histórica de la ciencia:

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1) El paso de las primitivas cosmogonías (babilónicas, egipcias, hebreas y griegas) a las nuevas
cosmologías, iniciadas por el pensamiento racional de los jonios del Asia Menor, hecho que
supone el surgimiento de la filosofía en el siglo VI a.C.;
2) la aparición de la tradición geocéntrica y geoestática por obra de Platón y Aristóteles y, sobre
todo, de la astronomía y la física aristotélicas;
3) la crisis y crítica (según algunos, gradual a partir de la Edad Media) de las ideas aristotélicas,
en la denominada revolución científica, a comienzos de la era moderna, con el establecimiento
del paradigma de la mecánica de Newton;
4) Las modificaciones de este mismo paradigma, y por lo mismo, de la mecánica clásica y del
modelo clásico de ciencia, por obra de la teoría de la relatividad especial de Einstein, en
cosmología, y la nueva física cuántica, en lo relativo a la constitución de la materia.

Las características básicas de que goza la ciencia son las mismas que se atribuyen al
conocimiento científico, ya que, en definitiva, el conocimiento científico es el resultado de la
actividad científica y esta es la actividad humana que lo produce.

Una ciencia es una agrupación o conjunto de conocimientos científicos organizados entre sí
sistemáticamente, es decir, ordenados de tal forma que unos se demuestran a partir de otros,
referidos a cierto objeto cuya identificación y cuyos límites dependen de la actividad científica.

Es un conocimiento que busca ser preciso, es decir, lograr claridad mediante la utilización de un
lenguaje propio y apropiado, como así también busca en lo posible medir los fenómenos a los
que se refiere (utilizando diferentes unidades: el gramo, el metro, la caloría, los grados, los
índices económicos, etc.). Asimismo, podemos decir que se trata de una actividad metódica
(recopila datos, contrasta y saca conclusiones) que busca asegurar la seriedad el trabajo
científico. La ciencia, como sistema, es la racionalización de lo real. La ciencia parte de que las
razones de las cosas están en las cosas, y el sabio las arrebata de las cosas por medio de la
abstracción.

Fiabilidad y límites de la Ciencia moderna. Principales preguntas en torno a la Ciencia y la


Religión.

Hoy en día es indudable el progreso de la Ciencia. Pero cabe realizarse las siguientes preguntas:
¿todo progreso de la ciencia implica necesariamente un avance en la Humanidad? ¿Puede
haber algo que se considere progreso que de hecho suponga un retroceso en la humanidad del
ser humano?

Hay que tener en cuenta que todo progreso que haga posible la evolución de la humanidad
solo tendrá lugar si se admite la existencia de límites éticos que nos permiten buscar la verdad.
El doble objetivo de la ciencia tiene un carácter ético. Es decir, el objetivo teórico
(conocimiento de la naturaleza en toda su amplitud: la naturaleza propiamente dicha, como así
también quienes habitan en ella) se relaciona con la búsqueda de la verdad y exige una actitud
de objetividad, y el objetivo práctico (dominio controlado de la naturaleza) se relaciona con la
consecución de medios que hacen posible una vida más humana, o sea, con el servicio a la
humanidad.

La pregunta que surge es acerca de la relación existente entre los valores científicos y los
valores humanos que dan sentido a la vida, y, por ende, allí se habla, entonces de la dimensión
ética en torno a la ciencia.

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Una de las corrientes de pensamiento considera que la ciencia es algo independiente a los
factores personales y subjetivos que se asocian con los valores; por tanto, la actividad científica
es una empresa libre de valores. Sin embargo, como actividad humana dirigida hacia objetivos,
debe incluir algún tipo de valores: al menos, aquellos que se refieren a sus objetivos y a los
medios necesarios para alcanzarlos.

Una segunda postura es la Responsabilidad social de la actividad científica; en dicha postura se


busca poner actitud crítica toda práctica científica. Es importante tener en cuenta que los
sujetos científicos son sujetos morales y por lo tanto, no pueden desligarse de la
responsabilidad moral que se tiene al momento de implementar métodos y técnicas científicas
en el estudio de las relaciones humanas.

1.3.- Epistemología y Gnoseología.

En la actualidad la gnoseología y la epistemología son las disciplinas que desde la filosofía se


ocupan del problema de cómo conocemos, del origen, las condiciones y los límites de nuestro
conocimiento. Desde el siglo XVII se denominó "gnoseología" a la disciplina filosófica que se
ocupa de los problemas relativos al conocimiento.

En cuanto al término "epistemología", en alguno de sus usos significa lo mismo que


gnoseología o teoría del conocimiento. Pero hay otro uso muy difundido que entiende por
epistemología algo más restringido, circunscribiendo su temática a todo lo referido al
conocimiento científico. Se trata en este sentido de un subconjunto de problemas dentro de la
gnoseología. Debido a su referencia a la ciencia, su lenguaje y su metodología se fueron
acercando en muchos aspectos a los modos de trabajo científico, sin por eso confundirse con la
ciencia, y fue tomando distancia simultáneamente del lenguaje filosófico más tradicional.
Algunos autores han considerado que la epistemología forma parte de lo que se denomina
"ciencia de la ciencia”.

Ya sea que se la considere parte de la filosofía o como ciencia de la ciencia, desde ambas
perspectivas resulta ser una disciplina metateórica, puesto que no refiere a un dominio
determinado de la realidad, sino que reflexiona y teoriza sobre el conocimiento mismo. Un
modo generalizado de ver la epistemología, que va desde Aristóteles hasta el presente,
considera centrales las cuestiones relativas a la estructura interna de las teorías. En algunas
orientaciones contemporáneas se ha puesto especial énfasis en cuestiones relativas a las
prácticas científicas y a su contexto, en los aspectos psicológicos, sociológicos e históricos.

Para Esther Díaz la Epistemología es a la ciencia lo que la crítica de arte al fenómeno no


estético. El artista produce obra de arte, el crítico la analiza. El científico produce teorías y
practicas científicas, el epistemólogo reflexiona sobre ellas.

Dentro del ámbito de la Epistemología coexisten dos importantes corrientes o líneas de


pensamiento sobre la ciencia:

1.- “Línea fundadora”. Denominó “línea fundadora” a los primeros epistemólogos modernos y a
sus seguidores. También utilizo la expresión “concepción heredada”, denominación acuñada
por Hilary Putnam. Esta corriente sostiene la ahistoricidad, forzocidad, universalidad,
formalización y neutralidad ética del conocimiento científico. Escuela Anglosajona

2.- “Línea crítica” o Epistemología alternativa o critica. Es la corriente que afirma la


responsabilidad moral, el origen epocal, contingente, sesgado, interpretativo y atravesado por
lo político-social de ese conocimiento. Escuela Francesa

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Conocimiento científico: sus características.

El conocimiento científico es una modalidad de conocimiento cuyos orígenes se remontan a la


antigüedad del siglo VI a.C. con las matemáticas de Thales y Pitágoras, la física y biología de los
jónicos, la historia de Herodoto y Tucídides. Un florecimiento importante ocurrió en el
denominado período helenístico, en la Alejandría de los siglos III a.c. a III d.c. que permitió la
confluencia del pensamiento especulativo y teórico de los griegos con los conocimientos
prácticos de otras culturas como la egipcia. Tuvo grandes figuras como Arquímides, Euclides,
Herón en física y en matemáticas y des- tacados biólogos y astrónomos.
Pero la ciencia moderna surge con figuras tan significativas como Galileo y Torricelli, en el siglo
XVII. Su característica principal fue la confluencia del pensamiento teórico con la observación y
experimentación empírica.

Lo que caracteriza a la ciencia es la búsqueda de la verdad, esto significa que cualquier otro fin
estará subordinado a este fin principal que es el acceso al conocimiento.

Para continuar con las características del conocimiento científico vamos a adherirnos a los
enunciados presentados por Esther Díaz quien al respecto considera los siguientes rasgos de la
ciencia:
“I- CLARO Y PRECISO
El conocimiento científico se expresa mediante proposiciones que deben cumplir con ciertos
requisitos, que lo distinguen del conocimiento de la vida cotidiana. El lenguaje debe ser claro y
preciso, sin vaguedades, valoraciones ni ambigüedades.

II- PROVISORIO
Otra característica del conocimiento científico es la provisoriedad (...) Ello corrobora
que el éxito de una teoría no está asegurado a futuro.

III- OBJETIVO
No obstante, se pretende que el conocimiento científico es objetivo, en el sentido de que
obtiene acuerdos intersubjetivos. Sin embargo, según los supuestos teóricos desde los que se
considere, la objetividad existe y vale por sí misma, o es construida y se la debe vigilar.

IV- CONTROLABLE
Las teorías deben someterse a contrastaciones empíricas, siempre y cuando el objeto de
estudio lo permita. De lo contrario, el control se realiza buscando analogías con estados de
cosas similares o construyendo argumentos contundentes.

V- DESCRIPTIVO
Describir significa enunciar los rasgos esenciales de un estado de cosas absteniéndose de
formar juicios de valor.

VI- EXPLICATIVO Y PREDICTIVO


Explicar es deducir consecuencias a partir de un sistema de leyes.

VII- METÓDICO Y SISTEMÁTICO


Se exige asimismo que el conocimiento científico sea metódico, que se pliegue a una sucesión
de instancias coherentes y reguladas para alcanzar un objetivo.

VIII- VIABLE
Los métodos y los sistemas colaboran en la viabilidad de un proyecto científico. La

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viabilidad es la posibilidad de concretar un Proyecto.

IX- CRÍTICO Y ANALÍTICO


Criticar es analizar; dicho de otra manera, la crítica está relacionada con el análisis. Analizar es
separar en partes los elementos de un todo para someterlos a estudios rigurosos. Las
conclusiones que se obtienen de ese proceso son críticas

X- LOGICAMENTE CONSISTENTE
De este tipo de conocimiento también se espera robustez lógica, esto es, coherencia y
falta de contradicción entre los enunciados de las teorías.

XI- UNIFICADO
Se aspira a que las diferentes disciplinas científicas logren acuerdos de base en cuan- to a sus
objetos de estudios, sus métodos y su simbología para que el conocimiento resulte fértil.

XII- FECUNDO
La fecundidad reside en la capacidad de poder seguir investigando y construyendo a partir de
conclusiones anteriores. Los conocimientos, en interacción con las prácticas, se reproducen y
multiplican. Cada respuesta puede suscitar una nueva pregunta”.

Metodología de la ciencia.

La metodología de la ciencia puede considerarse como un subconjunto de problemas dentro


de la epistemología, ocupada de evaluar los procedimientos utilizados por la ciencia y, en su
función normativa, prescribiendo los procedimientos que se consideren más conducentes y
confiables.

La metodología de la investigación científica es una disciplina “reconstructiva” que busca


extraer y hacer explícitos ciertos componentes del proceder que rige la práctica de la
investigación científica. Es decir, que la función es identificar ciertas regularidades, ciertos
comportamientos invariantes en esa forma peculiar de producción de conocimiento que es el
conocimiento científico. Desde esta perspectiva, la metodología no es una disciplina normativa
o prescriptiva, encargada de legislar y sancionar el quehacer científico, como lo han pretendido
algunas epistemologías. Se la puede concebir más bien como una disciplina reconstructiva ya
que retorna sobre una práctica una vez que esa práctica esta consumada.

Teorías, disciplinas, modelos y paradigmas.

La idea de teoría la podemos referir a un saber o conocimiento que aún no se ha demostrado;


es decir es una hipótesis cuyo resultado es aplicable a una ciencia. También podemos
considerarla como un conjunto de leyes que permiten establecer relaciones entre distintos
fenómenos o sucesos.

Una teoría científica se forma por abstracciones y conceptos que, respetando ciertas reglas
lógicas, permiten expresar los vínculos existentes entre aquellas observaciones que se
realizaron de los conceptos en cuestión. Una vez construida la teoría, puede ser propuesta
como un principio que permita explicar diferentes fenómenos.

El proceso de construcción de una teoría científica suele comenzar con una hipótesis: un
científico, por sus conocimientos, cree que cierto fenómeno sucede de una determinada forma
y, por lo tanto, se dispone a realizar observaciones regidas por el método científico para
comprobar si su hipótesis es válida o errónea. La sistematización de las observaciones y de los

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datos empíricos recolectados, finalmente puede derivar en una teoría científica que explique el
fenómeno analizado.

Esto demuestra que una teoría científica equivale a un conocimiento que fue contrastado de
diversas formas. De esta manera resulta diferente a la idea de teoría que suele emplearse en el
lenguaje cotidiano, donde el concepto se vincula a una suposición.

Uno de los componentes fundamentales, y el producto terminado de todo proceso de


investigación científica, lo constituye una teoría científica. Vista desde su organización interna,
una teoría científica es una estructura lógico-lingüística que expone coherentemente una
explicación razonable sobre un determinado objeto, fenómeno o situación de estudio, la cual
se sujeta a los criterios y procesos de validación de una comunidad científica mediante un
consenso normado. Ahora desde un punto de vista epistemológico, existen diversos modos de
enfocar y analizar un objeto de estudio, situación que genera el desarrollo y la competencia
entre diversas explicaciones que pretenden convertirse, cada una de ellas, en la “explicación
objetiva” de tal objeto. Así, una teoría científica puede transformarse en un “modelo”
provisional de investigación para una disciplina o campo determinado de la ciencia.

Un Paradigma es una teoría o modelo explicativo de las realidades físicas. Con el significado de
paradigma científico, se usa hoy en la investigación científica y fue introducido por Thomas
Kuhn (1975) para explicar o los cambios o “revoluciones científicas”. Según Karl Popper, las
teorías mueren cuando se descubre una nueva teoría que falsifica a la anterior, ese sería el
motor del progreso científico. Para Thomas Kuhn el motor es simplemente el “cambio de
paradigma” en la explicación de los fenómenos naturales; la nueva teoría no tiene por qué
falsificar a la anterior, puede ser una alternativa, un nuevo modelo o teoría modelo, un
paradigma nuevo.

Contexto de descubrimiento, de justificación y de aplicación.

En el proceso de investigación podemos distinguir dos aspectos conocidos tradicionalmente


como contexto de descubrimiento y contexto de justificación. Pese a sus detractores de las
últimas décadas, entendemos que la distinción sigue siendo un útil instrumento para el
análisis, aunque la denominación de los contextos no sea del todo feliz. Preferiríamos llamarles
contextos de producción y de evaluación, respectivamente. (...) Por no tener presente la
diferenciación de contextos frecuentemente aparecen desacuerdos y confusiones que, de otro
modo, serían evitables. El punto interesa especialmente en las discusiones relativas a la
metodología en las ciencias sociales y humanas.

CONTEXTO DE DESCUBRIMIENTO (PRODUCCIÓN)


La fase del contexto de descubrimiento refiere a la gestación del conocimiento científico, ya sea
la formulación de una teoría, la articulación de una hipótesis, la conceptualización de una idea,
etc.
Esta es una etapa donde el científico haciendo pie en el cuerpo de conocimientos de su
disciplina, desarrolla su imaginación y creatividad manejando recursos que no difieren
demasiado de los que utilizan el músico, el literato o el artista. Aquí resulta clave resaltar la
interdependencia de su trabajo respecto de las circunstancias psicológicas, sociológicas,
políticas, culturales, económicas, etc., en las que está inmerso

CONTEXTO DE JUSTIFICACIÓN (EVALUACIÓN)


La cuestión acerca de cómo se le ocurre una idea nueva a una persona - ya sea un tema
musical, un conflicto dramático o una teoría científica- puede ser de gran interés para la
psicología empírica, pero carece de importancia para el análisis lógico del conocimiento

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científico. Sus preguntas son del tipo siguiente: ¿puede justificarse un enunciado?; en caso
afirmativo ¿de qué modo?; ¿es contrastable?; ¿depende lógica- mente de otros enunciados?;
¿o los contradice quizá? (Popper, Lógica de la Investigación Científica, pp. 30/31).
Estas interrogantes que menciona Popper son del tipo de las que se plantean en el contexto de
justificación o validación. Se trata aquí de “justificar”, de evaluar, de aceptar o rechazar, de
declarar verdadero o falso al resultado a que ha arribado la investigación (hipótesis, ley, teoría,
etc.)

CONTEXTO DE APLICACIÓN
Klimovky propone también reconocer un tercer contexto, que marca diferencias importantes
entre los aspectos propiamente teorético cognitivos del conocimiento científico y sus
aplicaciones. Lo llamaremos contexto de aplicación y será el ámbito adecuado para la discusión
de las aplicaciones del conocimiento científico, su utilidad, su beneficio o perjuicio para la
comunidad o para la especie humana. Cobra particular relevancia reparar en esta distinción en
una época como la nuestra signada por el impresionante desarrollo, con sus luces y sombras,
del proceso científico-tecnológico.
A la hora de intentar modificar la realidad mediante una acción racional, se debe recurrir a las
pautas generales que gobiernan la estructura de lo real, más allá de los hechos singulares y
aislados. Actuar de otra manera posiblemente nos conduzca a resultados catastróficos.

UNIDAD II: Lógica Clásica

2.1.- Razonamiento.Estructura del razonamiento.

Entendemos por razonamiento un conjunto de proposiciones con ciertas características.

En este sentido sólo nos importa la concepción de razonamiento propia de la lógica. Es por esto
que el razonamiento considerado desde el punto de vista de la psicología y biología no
importan a pesar de que poseen una gran importancia.

Una definición muy general de razonamiento, que luego iremos afinando, señala que éste es un
conjunto de dos o más proposiciones, una de las cuales –la conclusión– se pretende quede
justificada por las demás, llamadas premisas. Esta pretensión de que la conclusión esté
justificada por las premisas se suele explicitar mediante las expresiones derivativas, que son
términos tales como “por lo tanto”, “por ende”, por consiguiente”, etc. Así, los componentes
del razonamiento son: las premisas, la conclusión y las expresiones derivativas.

La temática referida a los razonamientos versa sobre la posibilidad de obtener conocimiento,


preocupación principal de la ciencia.

En ciertos ámbitos de la epistemología, todas las polémicas parecen agotarse en torno a la


legitimidad de una u otra forma de razonamiento, fundamentalmente entre los inductivos y los
deductivos. En esta parte desarrollaremos algunas nociones sobre cuatro formas de inferencia:
la analogía, la abducción, la inducción y la deducción.

Es muy importante establecer (ya que suele prestarse a confusión) que debe distinguirse con
toda claridad los razonamientos o las formas inferenciales de los métodos, fundamentalmente
establecer la diferencia entre razonamiento inductivo y método inductivo y entre razonamiento
deductivo y método hipotético deductivo. Si bien la similitud en los nombres se presta a
equívoco, debe decirse que las formas inferenciales corresponden a estructuras o esquemas
del razonar, en tanto que los métodos corresponden a procedimientos para establecer un

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conocimiento fáctico sobre objetos propios, tanto del ámbito de las ciencias sociales como de
las ciencias naturales.

Debemos tener presente que el conocimiento es posible porque se encuentra en nuestra


forma de conocer el conjunto de capacidades que nos impulsan a producir algún tipo de
explicación sobre lo que nos interesa, ya sea que se trate de fenómenos externos o internos.
Una vez que ese “algo” ha inquietado nuestro “espíritu”, ya es imposible que espontáneamente
dejemos de intentar una comprensión de los fenómenos. Esos intentos “vagos”, “imprecisos”,
“inseguros”, “dudosos” por hallar una respuesta, nos impulsan a “inventar” una explicación, a
construir un modelo. Esta precomprensión modelizante (como la define Samaja) que es “la
teoría en pañales”, es el primer intento por ordenar en un modelo lo que frente a nosotros
aparece disperso y lleno de enigmas. En este transitar a tientas en la búsqueda del
conocimiento no operaría la deducción ni la inducción. La precomprensión modelizante es la
praxis que permite el conjunto de capacidades innatas, vivencias, conocimientos previos, surja
la conexión entre ese acontecimiento llamativo y desconocido y otro no llamativo y conocido,
estableciendo entre uno y otro una analogía.

En la estructura del razonamiento se distinguen tres elementos. Por un lado, las proposiciones
de que se parte, una o más, y que se denominan premisas. En algunos casos, las proposiciones
que ofician de premisas están encabezadas por expresiones como “puesto que”, “porque”,
“pues”, “ya que”, “dado que”, “como”, etc. Por otro lado, la proposición a la que se arriba, que
se denomina conclusión. El tercer elemento, que señala la vinculación entre las premisas y la
conclusión, es el relacionante o relación de consecuencia, que puede estar tácito o indicado
por expresiones como “luego”, “por lo tanto”, “en consecuencia”, etc. En lógica se utiliza
habitualmente, para cumplir esta función, un símbolo especial: una barra horizontal u oblicua
que separa las premisas de la conclusión.

Ejemplo:
Premisa 1: No hay político que sea idealista.
Premisa 2: Los ministros del gabinete son políticos.
Relacionante: En consecuencia.
Conclusión: Los ministros que integran el gabinete no son idealistas.

Diagramas e identificadores de argumentos.

Un diagrama de argumentación es la representación gráfica del razonamiento.


Al diagramar un argumento pretendemos modelar de manera adecuada, su estructura básica,
determinada por sus elementos básicos: premisa (as) y conclusión (es) y la manera en que
están relacionados.
El primer paso para construir un diagrama es construir un diccionario de interpretación. En el
diccionario de interpretación se enlistan tanto la(s) premisa(s) como la(s) conclusión(es) del
argumento y se les asigna un “nombre” o “etiqueta”. El diccionario de interpretación es un
elemento indispensable para hacer una interpretación adecuada del diagrama

Verdad y validez.

El vínculo que la lógica establece entre las premisas y la conclusión de un razonamiento se


llama “consecuencia lógica”. Decir que un enunciado (conclusión) se sigue de otros (premisas)
significa que la afirmación o la negación del enunciado de la conclusión es una consecuencia

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lógica de las premisas. Si es posible deducir la consecuencia a partir de lo que enuncian las
premisas, se establece que el razonamiento es válido; en caso contrario, el razonamiento es
invalido.

Para entender la validez, debemos servirnos de las nociones de “verdadero” y de “falso”. Son
los enunciados los que son verdaderos y falsos, y es su relación lógica la que es válida o no. Es
importante notar que la verdad y la falsedad intervienen aquí sólo como un medio para
determinar la validez. Es decir, no es la lógica quien define si un enunciado es verdadero o no,
pues eso depende de los hechos que esos enunciados describen. Lo que la lógica le interesa es
la conexión, es decir, la relación lógica (válida o invalida) entre los enunciados, no sus
relaciones con los hechos.

La lógica establece que un razonamiento es lógicamente válido siempre y sólo siempre que si
las premisas son verdaderas, la conclusión también debe serlo. O, dicho de otra manera, la
única combinación que la lógica califica como inválida o lógicamente inconsecuente es la que
permite que cuando las premisas son verdaderas, la conclusión pueda ser falsa. La sola
posibilidad de esta combinación indica que el razonamiento considerado es inválido. Los
siguientes ejemplos ilustraran lo expuesto:

RAZONAMIENTO VALIDO
Premisas:
1) Si Mario comió pescado, está descompuesto.
2) Mario comió pescado.
Conclusión:
Mario está descompuesto.

RAZONAMIENTO INVÁLIDO
Premisas:
1) Si Mario comió pescado está descompuesto.
2) Mario está descompuesto.
Conclusión:
Mario comió pescado

En principio, no sabemos quién es Mario, si existe o, en caso de que exista, si comió pescado y
si está descompuesto. Pero, aun ignorando la verdad o la falsedad de todos estos enunciados,
sabemos que la conexión que se establece entre ellos en el primer razonamiento es válida
desde un punto de vista lógico, e inválida en el segundo. ¿Cómo lo sabemos y por qué
podemos afirmarlo con certeza?

Para determinar la validez o la invalidez de un razonamiento se asigna la verdad o falsedad a las


premisas, lo que suele llamarse “valores de verdad”, que es la forma abreviada usual de escribir
“valores de verdad o falsedad”.

Si se da la combinación de valores de verdad que nos interesa, esto es, si la conclusión puede
ser falsa cuando las premisas son verdaderas, sabemos que el razonamiento es inválido; y si, en
cambio, comprobamos que no puede darse esta conclusión falsa a partir de premisas
verdaderas, nos habremos asegurado de que el razonamiento es válido.

Veamos este funcionamiento en los razonamientos del ejemplo. En el que evaluamos como
válido, no es posible que los valores de verdad de sus premisas sean verdaderos cuando su
conclusión es falsa, pues si es verdad que cuando Mario come pescado se descompone, y

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sabemos que en esa ocasión comió pescado, entonces estamos obligados a concluir que Mario
se descompuso en esa ocasión.

En la primera premisa de ese razonamiento, debe entenderse que es suficiente que Mario
coma pescado para que se descomponga, entonces, si en una ocasión Mario como pescado
(segunda premisa), debemos concluir que se descompone, pues la primera premisa estableció
una condición suficiente para que Mario se descomponga y la segunda premisa afirma que esa
condición se satisfizo, esto es, que Mario comió pescado.

El segundo razonamiento, a pesar de que puede dar la impresión de ser válido y que
represente un modo muy frecuente de razonar, es inválido, pues es posible que Mario no haya
comido pescado y su descompostura obedezca a otros factores. Sabemos esto porque la
primera premisa de este razonamiento es la misma que la primera del razonamiento anterior, o
sea que fija la condición suficiente que ya comentamos. Pero la segunda premisa afirma la
consecuencia de esa condición, no la condición misma.

Es decir, según ella, Mario está descompuesto, pero eso no nos permite estar seguros de que
comió pescado, pues la primera premisa no dice que sólo al comer pescado Mario se
descompone, sino simplemente que, si come pescado, se descompone. Quizá se descomponga
también cuando come salsa de tomate y en la ocasión del ejemplo comió eso y no pescado.
Existen diversos tipos o formas de razonamiento, cuyas diferencias obedecen a los distintos
modos en que las palabras lógicas pueden relacionarse entre sí. En la primera forma de
razonamiento conocida desde la Antigüedad griega y denominada con la expresión latina
“modus ponens”, que significa “modo que afirma”, se “pone” o afirma el consecuente de un
enunciado condicional a partir de afirmar su antecedente.

En los condicionales de la forma “si tal y tal cosa, entonces tal y tal otra” – donde “tal y tal” es
una expresión que utilizamos para indicar cualquier enunciado y “si” y “entonces” son las
palabras lógicas -, se llama “antecedente” del condicional a las expresiones que figuran a la
izquierda de la coma, y se llama “consecuente” del condicional a las expresiones que siguen a
“entonces”. Aquí, “antecedentes” y “consecuente” están usados en un sentido lógico, no
temporal, ya que no es necesario que primero aparezca el antecedente y luego el consecuente

Otra forma igualmente conocida de razonamiento valido es el llamado “modus tollens”, es


decir, “modo que niega, pues en esta forma de razonamiento se niega el antecedente de un
enunciado condicional a través de la negación de su consecuente. Podemos ejemplificarlo de la
siguiente forma:

RAZONAMIENTO VALIDO
Premisas
1) Si Mario comió pescado, está descompuesto.
2) Mario no está descompuesto.
Conclusión:
Mario no comió pescado.

Se trata de una forma de razonamiento muy utilizada para expresar la refutación de una
conjetura o suposición hecha a los efectos de dar una explicación o justificar un curso de
acción. En la primera premisa del ejemplo, el antecedente del condicional expresaría la
conjetura de que Mario comió pescado, y el consecuente es la consecuencia esperada si es
verdadera la conjetura. Como la segunda premisa niega ese consecuente, queda refutada la
conjetura inicial.

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Como se dijo, un razonamiento es válido o inválido solamente en virtud de su forma, y los


elementos de esa forma son ciertas palabras lógicas. Todos los ejemplos que vimos hasta aquí
dependían de la forma de un enunciado condicional: la expresión “si...entonces...” y su
combinación con la afirmación o la negación del antecedente o del consecuente. Esta forma
ejemplifica cómo se combinan los valores de verdad para determinar la validez y la invalidez
lógica. En este sentido, lo que importa tener en claro es que la estimación lógica de los
razonamientos vistos seguiría siendo la misma, sean cuales fueren los enunciados que
coloquemos en los puntos suspensivos. Esto es lo mismo que decir que la estimación lógica
utiliza la verdad y la falsedad sólo para calcular la validez o la invalidez, y no por sí mismas

Inferencias inmediatas y mediatas.

A continuación, es importante tener en cuenta que existe una clasificación de razonamientos o


también denominados inferencias.

Los razonamientos pueden calificarse según los siguientes criterios:

1. por el número de premisas.


2. Según el tipo de conexión entre premisas y conclusión.

A partir de los criterios señalados existen razonamientos o inferencias por el número de


premisas de dos tipos: MEDIATOS (una sola premisa) e INMEDIATOS (dos o más premisas); y
según el tipo de conexión pueden ser DEDUCTIVOS e INDUCTIVOS.

En la inferencia inmediata se deriva la conclusión sobre la base de una sola premisa. Ejemplo:
todo rueda; luego, la tierra rueda.

En la inferencia mediata la conclusión se deriva sobre la base de dos o más premisas.

Ejemplos:

- Todos los cuerpos tienen peso; la molécula es un cuerpo; por consiguiente, la molécula tiene
peso.
- Si hubieras querido ser sincero, habrías dicho la verdad, o al menos, habrías callado. No dijiste
la verdad. Tampoco guardaste silencio. Luego, no quisiste ser sincero.

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Inferencia inmediata por conversión

La conversión es un tipo de inferencia inmediata que se caracteriza por obtener como


conclusión un juicio cuyo sujeto y predicado son idéntico al predicado y el sujeto de la premisa,
respectivamente. La premisa se llama convertiente, la conclusión se llama conversa.

Ejemplo:

(proposición A) “Todos los profesores son tímidos”, puede deducirse (proposición I) “Algunas
personas tímidas son profesores”

Todo S es P (A)
---------------------
Algún P es S (I)

La proposición A se convierte en proposición I. No es licito convertir la proposición A en A, pues


en muchos casos la premisa podría ser verdadera y la conclusión ser falsa, es decir, ser un típico
razonamiento inválido. La conversión de la A en I se llama “conversión por limitación”, pues es
necesario restringir la extensión del sujeto.

En resumen, por conversión se obtiene:

Inferencia inmediata por oposición

Se llama oposición, en sentido amplio, a las relaciones que en cuanto a su verdad y falsedad
guardan entre sí las proposiciones que, teniendo el mismo sujeto y el mismo predicado,
difieren en cuanto a la cualidad, a la cantidad o a la cualidad y cantidad simultáneamente.

A fin de visualizar estas relaciones, se suele disponer estos cuatro tipos de proposiciones en los
vértices de un cuadro, llamado “cuadro de la oposición”, de la siguiente manera.

La relación existente entre las proposiciones A y E se denominan de contrarias; la establecida


entre I y O subcontrarias; entre A y O, por una parte, y E e I, por la otra, hay relación de
contradicción; y entre A e I, por un lado, y E y O, por el otro lado, hay relación de
subalternación.

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Contrarias: dos proposiciones contrarias pueden ser simultáneamente falsas, pero no


verdaderas. Esta es la ley que rige a las contrarias. Si una es verdadera, la otra es falsa; por
ejemplo, si es verdadero que “Todos los peces viven en el agua”, es falsa la proposición
“Ningún pez vive en el agua”. Pero si una de las contrarias es falsa, nada se puede establecer
acerca del valor de la otra. Habrá casos en que una es falsa y la otra también, y casos en que
una será falsa y la otra verdadera. Por ejemplo, la proposición “Todos los argentinos son
trabajadores” es falsa y también lo es “Ningún argentino es trabajador”, pero es falsa que
“Todos los perros vuelan” y es verdadera que “Ningún perro vuela”. En resumen

Subcontrarias: Dos proposiciones subcontrarias pueden ser simultáneamente verdaderas, pero


falsas. Esta es la ley que rige a las subcontrarias. Si una es falsa, la otra es verdadera
necesariamente; por ejemplo, si es falso que “Algunos argentinos son africanos”, es verdad que
“Algunos argentinos no son africanos”. Pero si una de las subcontrarias es verdadera, nada se
puede establecer acerca del valor de la otra. Habrá casos en que una es verdadera y la otra
también, y casos en que una será verdadera y la otra falsa. Por ejemplo, la proposición
“Algúnos hombres no son mendocinos” pero es verdadero que “Algunos hombres son
mortales” y es falso que “Algunos hombres no son mortales”. En resumen

Contradictorias: dos proposiciones contradictorias no pueden ser ni simultáneamente


verdaderas, ni simultáneamente falsas. Esta es la ley que rige a las contradictorias. Si una es
falsa, la otra es necesariamente verdadera, y si una es verdadera, la otra es falsa
necesariamente. Así, por ejemplo, de la falsedad “Todos los astronautas son norteamericanos”
se infiere la verdad de “Algunos astronautas no son norteamericanos”; y de la verdad “Todos
los argentinos son americanos”, la falsedad “Algunos argentinos no son americanos”. En
resumen

Subalternas: se llama, subalternante a la proposición universal y subalternada a la particular


correspondiente. Si la subalternante es verdadera, la subalternada es verdadera, y si la
subalternante es falsa nada se puede inferir para la subalternada. Esta es la ley de las
subalternas que suele complementarse con la siguiente cláusula que regla la relación de
subalternanda a subalternante: si la subalternada es falsa, la subalternante es falsa, y si la
subalternada es verdadera nada se puede inferir para la subalternante.

En resumen:

Subalternante Subalternada

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Inferencias por obversión

La obversión, también llamada equipolencia, es una inferencia que consiste en deducir de una
proposición categórica mediante el cambio de la cualidad de la proposición y la negación del
término predicado. La premisa se denomina obvertiente y la conclusión se denomina obversa.

Todos los canastos son redondos (A)


Conclusión: puede deducirse “Ningun canasto es no redondo” (E)

Ningún colectivero es pisciforme (E)


Conclusión: puede deducirse Todo colectivero es no pisciforme (A)

Algunos profesores de lógica son mentirosos (I)


Conclusión: Algunos profesores de lógica no son no mentirosos (O)

Algunos psicofármacos no son nocivos (O)


Conclusión: puede deducirse: Algunos psicofármacos son no nocivos (I)

En resumen

Razonamiento deductivo.

Un razonamiento es deductivo si la conclusión se sigue necesariamente de las premisas.


Cuando se deriva necesariamente de las premisas es válido y, si es válido, significa que, siendo
las premisas verdaderas, las conclusiones, también lo serán. El razonamiento deductivo es
proposicional, de tipo silogístico, de relaciones. De este tipo de razonamiento, se pueden
obtener razonamientos válidos e inválidos. Son válidos si, cuando son las premisas verdaderas,
las conclusiones también lo son. De lo contrario, los razonamientos serían inválidos. Un
argumento es válido cuando es imposible que su conclusión sea falsa, siendo sus premisas
verdaderas. Véase como ejemplo, el siguiente silogismo:

Premisa: Todos los artistas son banqueros.


Premisa: Todos los banqueros son cantantes.
Conclusión: Todos los artistas son cantantes

Razonamiento inductivo.

inducción es una forma de inferencia que va de lo particular a lo universal mediante una


generalización. Por ejemplo, si es el mejor de los pilotos y de los cocheros el que mejor
desempeña su oficio, podrá decirse en general también que el mejor es el que hace lo mejor.
La inducción es más persuasiva y más clara, más accesible a la sensación y más conocida del
vulgo; el silogismo es más poderoso y más vigoroso para refutar a los contradictores. En el
silogismo (forma clásica del razonamiento deductivo) se identifican dos términos o conceptos
(el sujeto y el predicado de la conclusión) con un tercer término o concepto (el término medio,
que se encuentra en las premisas solamente). En la inducción, en cambio se establece una
relación entre individuos y un concepto universal. Es decir que ‘saltamos’ del plano sensible al
plano inteligible, del plano de los hechos particulares al plano de las leyes.

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El esquema de la inducción

Este esquema podría indicarse de la siguiente manera:

Si tengo una gran cantidad de A y todos los A tienen sin excepción la propiedad B, luego
podemos afirmar que todos los A tienen la propiedad B.

Este esquema vacío puede ser llenado con cualquier contenido, como, por ejemplo:
Si he observado una gran cantidad de cuervos y todos los cuervos sin excepción poseen la
propiedad de ser negros, entonces podemos concluir que todos los cuervos son negros.
En la mayoría de los libros de lógica aparece el ejemplo de los cuervos negros o de los cisnes
blancos. En ese sentido no nos hemos mostrado muy originales, pero podemos poner el
contenido que se nos ocurra, porque lo que está en juego es la forma inferencial y no los
contenidos. Estos razonamientos no pertenecen a zoólogos, sino a lógicos. Por eso podemos
usar cuervos, cisnes, letras o cualquier otra cosa. Si verdaderamente estuviéramos
preocupados por los cuervos y su color, si estuviéramos en la función de zoólogos, entonces
estaríamos razonando inductivamente pero dentro de un propósito metodológico, esto es
averiguar cómo es cierta parte de la realidad.

Razonamiento por analogía.

La analogía se conforma a partir de un “sistema de reglas” que permitirán luego otra forma de
razonamiento: la abducción. Esta última tiene una “historia de negaciones”, pero Peirce la
reivindica en su estatus de forma inferencial lógica, autónoma y legítima.

La analogía es una inferencia que va de un Todo–orgánico (conocido) a otro Todo–


orgánico (desconocido) por mediación de ciertas proporcionalidades o semejanzas
con su forma o estructura orgánica (SAMAJA).

Las inferencias por analogía son tipos de razonamientos que en sus premisas comparan cosas,
hechos o individuos observando sus semejanzas, similitudes o analogías. Si dos o más cosas,
son parecidas en diversos aspectos, se puede concluir que lo son también probablemente en
algún nuevo aspecto no conocido. La estructura de un argumento por analogía podría ser:

El bisabuelo, el abuelo y el padre de Juan todos han tenido ácido úrico alto
El bisabuelo y el padre de Juan han sufrido de gota.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------
Es muy probable que siendo la gota una enfermedad hereditaria, Juan tenga gota.
Veamos la relevancia de las propiedades en que se fundamenta la analogía; cuanto más
relevantes son las propiedades más fuertes es la analogía y, por lo mismo, la inferencia.
Diremos que una propiedad (de las premisas) es relevante cuando aumenta la probabilidad de
que exista otra propiedad nueva (la que se induce por analogía en la conclusión).

Razonamiento por abducción.

La abducción, por otro lado, no parte del caso (particular) para luego ir al rasgo (lo común) y
finalmente establecer la regla (el supuesto universal) como en el caso de la inducción ni parte
de la regla, como la deducción, sino que va al caso y obtiene finalmente el rasgo. La abducción
busca en la regla (armada en torno a vivencias y experiencias pasadas, o inventada ad hoc) los
atributos del rasgo, para entonces dictaminar o diagnosticar el caso.

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La abducción, como se ve es el proceso de conectar modelos preexistentes con


configuraciones de hechos y, de ese modo, acotar enormemente ́los espacios de búsqueda ́.
Es la única operación lógica que introduce alguna idea, ya que la deducción desarrolla
meramente las consecuencias de una idea ya establecida como verdadera y válida para una
cierta esfera de fenómenos (es decir, de los que ya se sabe que ́son casos de la teoría ́ ) y la
inducción sólo se limita a com- probar, si una aplicación puede o no ser evidencia a favor o
en contra de una teoría (SAMAJA)

Desde el punto de vista lógico la abducción carece de valor formal dado que de premisas
verdaderas no es seguro obtener una conclusión verdadera (cosa que es requerida para la
validez formal de un razonamiento). Pero es cierto que no existe ni disciplina científica ni
hombre alguno que no se mueva con razonamientos abductivos dado que lo que tenemos
frente a nosotros no son los procesos sino los resultados de esos procesos, que obran como
indicios para considerarlos como caso de una determinada regla aprehendida por nosotros.

Por lo general, frente a un hecho ‘sorprendente’ recurrimos a nuestros conocimientos previos


(enciclopedia) y buscamos entre las reglas que posee aquella que lo explique. Hay casos,
aunque son los menos y por lo general se trata de problemas científicos, en que la regla no
existe y hay que ‘inventarla’ como dice Peirce. Este proceso de invención también es abductivo.

Sin la abducción el sistema de inferencias se vuelve irremisiblemente paradójico. La misma


deducción se torna imposible porque ella presupone que la mente está en condiciones de
proveer las premisas, y una de sus premisas exige la afirmación del caso [..] ¿Cómo se
obtiene el caso? ¿Cómo sabe el hombre común o el empleado de migraciones que está frente
a un inglés? [...] del saber de la especie (la regla) y de los indicios particulares (el resultado)
se infiere el todo substancial o la esencia formal que da sentido a este singular (el caso).

Samaja plantea que las cuatro formas de argumento participan de un modo rico y complejo en
la producción de conocimiento.

Silogismo Categórico.

Es un tipo de inferencia mediata que consta de dos premisas y una conclusión; estas contienen
a su vez sólo tres términos o conceptos, cada uno de los cuales aparece solo en dos de los
juicios (en una sola premisa y en la conclusión o en las dos premisas). Los términos son: el
MAYOR, que figura en la conclusión como predicado y en una de las premisas (que se llama
premisa mayor y se escribe en primer lugar) ya sea como sujeto o como predicado, el MENOR,
que figura en ambas premisas, pero no en la conclusión. Según la ubicación del término medio,
encontraremos 4 figuras y según la cualidad (afirmativo o negativo) y la cantidad (universal o
particular) de los juicios que lo componen, encontraremos para cada figura 64 modos, lo que
hace un total de 256 formas distintas, de las cuales sólo algunas son válidas (correctas).

Tipos de Juicios

Tipos de silogismos según su figura

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Nombres de los silogismos

Reglas del silogismo


Regla 1 Todo silogismo consta de tres términos (término menor, termino mayor y termino
medio)
Regla 2 El término medio no debe figurar en la conclusión.
Regla 3 El término medio debe estar distribuido o tomado en toda su extensión por lo menos
una vez.
Regla 4 Ningún término puede estar tomado en toda su extensión en la conclusión si no lo está
en la premisa respectiva.
Regla 5 De dos premisas negativas no puede obtenerse (válidamente) conclusión.
Regla 6 De dos premisas particulares no puede obtenerse (válidamente) conclusión.
Regla 7 Dadas dos premisas afirmativas, la conclusión debe ser afirmativa.
Regla 8 La conclusión sigue la parte más débil (se entiende por parte más débil la particular
con respecto a la universal y la negativa con respecto a la afirmativa)

Silogismo irregulares

El silogismo irregular comprende las variantes del silogismo regular. La argumentación


ordinaria por exigencias de su frecuente uso, busca a un mismo tiempo facilidad- practicidad, y
capacidad- claridad lógicas, generando de este modo el silogismo irregular con su gama de
variantes. La irregularidad reside en su forma, en ninguna manera en su proceso lógico.

Las variantes de silogismo irregulares son:

Entimema: significa “lo que ya reside en la mente”. Se trata de lo que está sobreentiendo. Por
eso, el entimema es un tipo de silogismo al que se le ha quitado alguna de las premisas o la
conclusión, por considerarse obvias o implícitas en el enunciado.

Ej: Los hombres son racionales. Luego, Sócrates es racional.


Se sobreentiende que Sócrates es hombre (como premisa menor).

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Epiquerema: significa “argumentación”. Razonamiento en el cual, al menos una de las premisas


va acompañada de su prueba o razón (explicación).

Ej: Todo joven es propenso a la amistad.

Luis es joven, porque no ha cumplido todavía los 35 (explicación). Luego, Luis es propenso a la
amistad.

Polisilogismo: significa “muchos/varios” silogismos. Es un silogismo compuesto por varios


silogismos simples, en el cual la conclusión del primer silogismo va a formar la premisa mayor
del segundo, etc.

Ej: Sócrates es hombre. El hombre es compuesto. Lo compuesto es divisible. Lo divisible es


mortal, luego entonces Sócrates es mortal.

Sorites: significa “montón”. Se trata de un silogismo compuesto, de al menos tres premisas,


configuradas según el criterio de transitividad, que consiste en que el predicado de la primera
pase a ser sujeto de la segunda premisa, y el predicado de la segunda pase a ser sujeto de la
primera premisa. La conclusión se forma con el sujeto de la primera premisa y el predicado de
la última.

Ej: El hombre es un animal racional.


El animal racional es libre.
El que es libre es dueño de sus actos.
El que es dueño de sus actos es responsable. /. : Luego, el hombre es responsable.

Dilemas: es un razonamiento compuesto en el cual la mayor de las premisas es una disyunción


completa, la menor o las menores son condicionales formadas con algunas de las alternativas
ofrecidas por la premisa disyuntiva, y la conclusión invariablemente se sigue de las premisas.
En el dilema la disyunción completa es categórica, sacando de cada uno de los miembros de la
disyunción la misma consecuencia.

La forma lógica del Dilema es:


A es o B, o C
Si es B, es D
Si es C, es también D
/:. A sea B, o sea C, siempre es D

2.2.- Falacias, dilemas y paradojas.


Razonar incorrectamente puede ser algo bastante frecuente, y muchas veces ocurre a causa de
confusiones o imprecisiones que se originan en el uso del lenguaje. Estos fenómenos que se
vinculan al uso del lenguaje están en el origen de un conjunto muy amplio y variado de formas
de razonamiento que la tradición ha denominado falaces.

El término “falacia” proviene del latín fallacia, que quiere decir “artificio, ardid, ilusión,
engaño”. Entonces, se dice de un razonamiento que es falaz cuando genera la ilusión de
consecuencia lógica por medio de ciertos recursos que, según se los interprete, pueden
resultar lógicamente incorrectos.

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Las falacias y el discurso persuasivo. Falacias de atinencia y de ambigüedad. Modos de evitar


las falacias. Dilemas y contradilemas. Paradojas. La paradoja del mentiroso y sus variantes.
Contra-argumentos.

¿Qué es una paradoja?

Etimológicamente “paradoja” proviene del griego “parádoxa” y significa, literalmente,


“contrario a la opinión”. Por lo tanto, a un nivel etimológico podemos decir que la paradoja se
opone a la opinión común o heredada. De aquí que Cicerón dijera “Lo que ellos [se refiere a los
griegos] llaman paradoja nosotros lo llamamos `cosas que maravillan ”́ . Bajo la perspectiva
etimológica las afirmaciones de Platón de que los hombres y las mujeres debían de poder
gobernar, por igual, en la ciudad ideal resultaban paradójicas en el contexto social en el que se
hicieron.

Un uso diferente del término paradoja es el de “antinomia”. Una antinomia se produce cuando
dos proposiciones son contradictorias entre sí, pero las razones que las apoyan son igualmente
válidas y fundamentadas. Las antinomias fueron un recurso habitual entre los escépticos y los
sofistas para mostrar la inutilidad de la razón del hombre para conocer la verdad.

Un tercer uso de “paradoja” es el que señala como paradójico un conflicto entre criterios de
clasificación. Cuando un elemento no cae dentro de ningún sistema clasificatorio se puede
decir que es un objeto paradójico. En un primer momento, por ejemplo, el ornitorrinco fue un
animal paradójico ya que no entraba, aparentemente, en ninguna clasificación taxonómica
conocida.

En cuarto y último lugar nos encontramos con el significado lógico-semántico del término
paradoja. Una paradoja, en este sentido, se produce cuando una correcta formulación
matemática o lingüística, lógicamente formalizadle, lleva a una contradicción o a la
imposibilidad de que se le atribuya algún valor de verdad. La paradoja del mentiroso es un
típico ejemplo de esta clase de paradoja que se encuentran ya desde la Antigüedad y Edad
Media. Este cuarto tipo de paradoja se puede clasificar a su vez en varias categorías. Quine, sin
ir más lejos, distingue entre “paradojas verídicas” y “paradojas falsidicas”. En las primeras lo
que se propone establecer es verdadero y en la segunda, falso. La distinción entre “paradojas
falsídicas” y falacias es que las falacias pueden conducir tanto a conclusiones verdaderas como
falsas. Otra distinción de las falacias lógico-semánticas es: “paradojas lógicas”, “paradojas
semánticas” y “paradojas de la confirmación”.

La paradoja del mentiroso:

Parece ser que la primera formulación de la paradoja del mentiroso tal y como la conocemos
hoy en día se la debemos a Eubúlides de Mileto, de la escuela megárica, que floreció hacia el
350 antes de nuestra era (a Eubúlides se le atribuyen la formulación de otros argumentos
sofísticos y paradojas como el sofisma del cornudo, la paradoja del calvo o la del montón). La
formulación de la paradoja del mentiroso que se le atribuye es la siguiente:
” Si afirmo que estoy mintiendo, ¿miento o digo la verdad?”
Analizando esta frase observamos que:

 Si lo que la oración “estoy mintiendo” dice es verdadero, entonces es verdadero lo que


afirma y lo que afirma es que está mintiendo. Por lo tanto, tendríamos que concluir
que si suponemos que la frase “estoy mintiendo” dice la verdad incurrimos en una
contradicción.

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 Si suponemos que la oración “estoy mintiendo” es falsa, entonces es falso lo que


afirma y como lo que afirma es que está mintiendo tendríamos que concluir que di- ce
la verdad. De nuevo, si suponemos que la frase “estoy mintiendo” es falsa caemos en
una contradicción.

La paradoja preocupó mucho a los antiguos y la tradición dice que Teofrasto, el discípulo de
Aristóteles, escribió tres libros sobre el tema y que Crisipo de Soli, filósofo estoico del siglo III
a.C., la estudió en numerosos tratados.

Existen formulaciones mucho más sencillas de esta paradoja, por ejemplo: “esta oración es
falsa” o “estoy mintiendo”. También se puede construir esta paradoja de modo que una
afirmación no se refiera directamente a su propio valor de verdad, esto es importante ya que
cuestiona los intentos de resolución de la paradoja a través de la distinción entre lenguaje y
metalenguaje. Un ejemplo de estas construcciones sería las dos frases que vienen a
continuación: “La siguiente oración es cierta. La anterior oración es falsa”.

Resolución posible de la paradoja del mentiroso:

La solución de Pablo de Venecia tiene que ver con la solución más aceptada hoy en día basada
en la teoría de los lenguajes y metalenguajes. Esta teoría distingue entre un lenguaje, el
metalenguaje de este lenguaje, el metalenguaje de este metalenguaje y así sucesivamente. La
paradoja de la oración “esta frase es mentira” queda eliminada cuando consideramos que “es
verdadera” o “es falsa” no pertenecen al mismo lengua- je en el que está escrito “esta frase es
mentira” sino a su metalenguaje. Por esta razón la paradoja del mentiroso y las paradojas
análogas reciben el nombre de paradojas metalógicas.

El problema de esta solución es que, por un lado, tiene la apariencia de construcción ad hoc
para librar esta paradoja. Se crea un metauniverso para salvar la coherencia lógica de este
universo, pero esta solución es arriesgada (pensemos en la crítica aristotélica al mundo de las
Formas de Platón) y arbitraria. Este metalenguaje es una construcción teórica que es criticada
por muchos lingüistas ya que parece que más que resolver la paradoja la escamotea con esta
construcción “meta”.

Por otro lado, aun cuando esta hipótesis fuera correcta podría servir para disolver la paradoja
de afirmaciones como “miento” pero no para otras formas de la paradoja como las
formulaciones no autoreferenciales de la paradoja del mentiroso o paradojas como la del
barbero que tampoco hacen referencia a sí mismas.

Esta paradoja que parece, en principio, tan intrascendente a efectos prácticos ha tenido
consecuencias importantes en la axiomatización de las matemáticas en el siglo XX. Analizando
los sistemas axiomáticos dependientes del programa de Hilbert, Gödel descubrió que en
cualquier formalización consistente de las matemáticas lo suficientemente amplia para
contener los números naturales Gödel mostró que se puede construir al menos una afirmación
que ni se puede refutar ni demostrar dentro del sistema. De hecho, lo que consiguió Gödel es
construir dentro de un sistema formal una declaración p que enunciaba “esta declaración no se
puede probar”; obviamente, una versión de la paradoja del mentiroso en donde no puede
tener valor de verdad alguno; esto tiene como consecuencia que los proyectos consistentes de
axiomatización de las matemáticas que sean tanto o más complejos como para contener los
números naturales sean incompletos. El primer teorema de Gödel tiene importantes
consecuencias teóricas y prácticas y es, probablemente, uno de los aportes más interesantes a
las matemáticas en el siglo XX.

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UNIDAD III: Lógica Proposicional

3.1.- Lógica proposicional. Proposiciones: tipos. Asignaciones de valores de verdad. Tablas de


verdad.
Tautologías, contingencias y contradicciones. Consistencia e independencia. Conceptos de
consecuencia lógica y equivalencia lógica. Análisis de argumentos.

3.2.- Elementos de un sistema formal. Axiomas y reglas de inferencia. Concepto de


deducción.

UNIDAD IV: Argumentación en general y argumentación jurídica

4.1.- La Argumentación en el lenguaje natural.

Etapas y reglas del diálogo argumentativo.

Demostración y argumentación.

La presentación de un argumento.

La impugnación de los argumentos.

Argumentaciones generales, filosóficas, científicas, jurídicas.

Dimensión analítica, dialéctica y retórica de la argumentación.

4.2.- Argumentación jurídica.

Tipos y teorías de argumentación jurídica.

El lenguaje jurídico.

Metodología de la argumentación jurídica.

Argumentación y constatación de hechos en la decisión judicial.

El hecho judicial.

La verdad acerca de los enunciados sobre los hechos.

La cuestión de la posverdad.

La verdad procesal.

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