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1.- RESUMEN DEL TEXTO LEIDO.

Leer y escribir en un mundo cambiante, un texto que alude a los siglos transcurridos desde la
primera incursión de la letra; la lectura y la escritura eran sinónimo de agentes profesionales
dedicados exclusivamente al arte de ser letrados, como un oficio al cual pocos ciudadanos tenían
el privilegio de acceder y al cual dedicarse durante toda su vida.

Entonces desde ese enfoque, no existía este concepto acuñado a la educación llamado “fracaso
escolar”, específicamente por que los sujetos letrados eran seres rigurosamente escogidos para
llevar a cabo esta labor; tal como lo plantea el artículo, eran escogidos para ser “seres perfectos”.
Pero al pasar de los años esta labor fue radicalizando su función, ahora leer era un acto
democratizador, en el cual todos los individuos de la sociedad debían participar obligatoriamente
para hacerse parte del sistema. Ahora el lector no sería un erudito, un sabio, sino más bien la
lectura pasaría a ser parte de una función más acuñada a un ser desarrollado (democratizado),
como una herramienta más de participación social de este nuevo ciudadano.

Ahora la obligatoriedad de la escuela pública se conformaba como una práctica para formar
ciudadanos conscientes de sus derechos y obligaciones sociales. Pero aun así estos resultados no
han sido los esperados, los satisfactorios, ya que lejos de su objetivo, la lectoescritura obligatoria
en el sistema público aún no genera una solución para el analfabetismo, y los factores que
provienen de la realidad vivida en cada país, en cada región, no hace sino vulnerar esta
posibilidad de alfabetizar, debido a las problemáticas dadas como la pobreza, la malnutrición, la
mortalidad infantil, etc.

A pesar del tiempo transcurrido y la escolaridad obligatoria en diversos países, que cada vez
alarga más el proceso de escolaridad, los estudiantes no generan ese interés por la lectoescritura.
Diversas consecuencias develan que finalmente este proceso no ha hecho más que generar el
término llamado “fracaso escolar”, ya sea por falta de interés de los estudiantes o por
incapacidad del profesor para llamar la atención de los mismos.

A pesar de las diversas estrategias implementadas, los estudiantes aún no comprenden cómo
utilizar esta herramienta, y los organismos a su vez van implementando cada vez más medidas
para terminar con esto, ya sea a través de la tecnología o incorporando el uso del internet en las
aulas. Pero este hecho no ha generado sino un fracaso patentado, que no es capaz de eliminarse.
Esta globalización impuesta por el editor, que busca lectores ávidos, pero que no los encuentra.
El internet no va a simplificar las dificultades del analfabetismo.

Finalmente, la autora plantea que la lectura y escritura debe buscar ciudadanos libres, capaces de
desarrollar habilidades lingüísticas y culturales, y que con estas herramientas ellos serán capaces
de desarrollar un conocimiento más amplio sobre las distintas lenguas y sistemas de escritura
existentes. Buscar en la lectura el gusto por vivenciarla, y no la obligación, buscar personas
ávidas de cultura, para su desarrollo social e individual.
 

2.- Análisis del texto leído.

“Leer y escribir” en un mundo cambiante para democratizar el quehacer social, para entregar una
especie de “igualdad de condiciones” entre los ciudadanos del mundo, se ha transformado en la
patología de la educación elemental, en el ejercicio del sistema para justificar su proceder, en una
búsqueda por forjar un ser humano que exprese su derecho en igualdad de condiciones con
respecto al desarrollo del mundo, no ha hecho sino justificar las injusticias impuestas por grupos
que buscan el control de lo que existe.

Concuerdo totalmente con el artículo ya que se ha desvirtuado esta posibilidad de vivir en


igualdad de condiciones y no ser avasallados intelectualmente al carecer de la posibilidad de
“comprender” lo que realmente ocurre y qué herramienta utilizo para apropiarme de esta
comprensión.

Los estudiantes en las aulas ya están aburridos de esta imposición, de este marco curricular que
regula y segmenta a través de la competición y la obligatoriedad, limitando a aprender lo que
debes aprender, y no lo que quieres aprender, obligándote a seguir una línea que finalmente
reprime esta necesidad de adquirir un conocimiento determinado solo por necesidad propia, y no
por obra de lo que el sistema quiere que hagas.

Estamos enfocados en enseñar contenidos sin tomar en cuenta que para forjar un ciudadano
primero debemos enseñarle a definir y conceptualizar lo que siente, lo que expresa y lo que
explaya; dicho de otro modo, la educación actual busca consumidores de sistema, no forjadores
del mismo, lo que tácitamente limita al ciudadano a malentender el concepto de “democracia”.

Con esto volvemos a lo que socializamos acerca del libro “Leer y escribir en la escuela”, por
Delia Lerner.

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